sabiduría
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El libro de la Sabiduría hace parte el Antiguo Testamento. Se encuentra dentro de los libros sapienciales.TRANSCRIPT
Libro de la
NOMBRESegún la tradición griega, el libro se titula, conalgunas variantes, Sophia Salomonos, “Sabiduría deSalomón”, si bien en la traducción latina se conocesin más como Liber Sapientiae, “Libro de laSabiduría”. Si nos atenemos al contenido de la obra,que nunca menciona explícitamente a Salomón –elcual se esconde tras un anónimo yo-, el testimoniolatino es más adecuado.
Según la tradición griega, el libro se titula, conalgunas variantes, Sophia Salomonos, “Sabiduría deSalomón”, si bien en la traducción latina se conocesin más como Liber Sapientiae, “Libro de laSabiduría”. Si nos atenemos al contenido de la obra,que nunca menciona explícitamente a Salomón –elcual se esconde tras un anónimo yo-, el testimoniolatino es más adecuado.
CANONICIDADEl libro comparte el destino de los libros
deuterocanónicos. Aunque los LXX hacen distinción entre canónicos y
deuterocanónicos, y se sabe que éstos recibieron el respaldo de “literatura sagrada”
en las juderías de Alejandría, la ortodoxia judía palestina de finales del s. I d.C. no
aceptó los deuterocanónicos en la lista de inspirados.
Sin embargo, dada la relación temática de algunos textos del NT con Sabiduría –especialmente Juan, Romanos, 1 Corintios, Colosenses y Efesios- y el uso indiscriminado que de nuestro libro hicieron los primitivos escritores eclesiásticos – p.ej. Clemente Romano-, posibilitó sin duda el reconocimiento de su canonicidad (Trento), a pesar de su exclusión de la tradición judía.
AUTORComo ocurre con otras obras de la tradición sapiencial (Proverbios y Qohelet) y con el Cantar, la autoría salomónica debe ser entendida como pseudoepigrafía
Si se examinan con detenimiento la lengua, el estilo, las ideas religiosas y el pensamiento
filosófico subyacente, está claro que el autor tuvo que ser un judío de lengua griega, probablemente nacido y educado en la
diáspora, piadoso, orgulloso de la tradición en la que ha sido educado. Pero resulta
imposible, aparte de irrelevante, pretender identificar el autor.
Si se examinan con detenimiento la lengua, el estilo, las ideas religiosas y el pensamiento
filosófico subyacente, está claro que el autor tuvo que ser un judío de lengua griega, probablemente nacido y educado en la
diáspora, piadoso, orgulloso de la tradición en la que ha sido educado. Pero resulta
imposible, aparte de irrelevante, pretender identificar el autor.
FECHASi tenemos en cuenta que la obra manifiestacierta dependencia de los LXX, el término de sucomposición debería ser establecido hacia el200 a.C. Por otra parte, si aceptamos que Rom1,8-32 y Ef 6,11-17 parecen utilizarla, nuestraobra debió ser escrita antes que dichas cartas.De ahí que la mayoría de los especialistas seinclinen por la última mitad del s. I a.C.Además, no faltan quienes apunten a la segundamitad del s I d.C.
LUGARSi tenemos en cuenta el profundo
conocimiento de las ideas griegas de la época por parte del autor, su cultura amplia y
cosmopolita y la atención que presta a Egipto en los cc. 11-19, es razonable suponer que el
libro fue escrito en Alejandría, un importante centro judío de la diáspora y decisivo foco
intelectual del mundo antiguo.
PRIMERAS IMPRESIONESQuizá lo más sorprendente del libro de la Sabiduría sea su vocabulario. La persona
habituada a leer otras páginas del AT queda desconcertada ante la cantidad de términos
ajenos a la literatura bíblica, independientemente de la lengua en que
fueron transmitidos: expresiones y adjetivos de nuevo cuño, términos compuestos, léxico
de características filosóficas.
Pero, sobre todo, es el mundo de ideas el que llama la atención. La afirmación de la
inmortalidad no supone un desliz o una mención pasajera, pues tanto athanasia como athanatos aparecen en lugares claves del libro
(1,15; 3,4; 8,13.17; 15,3).
En este punto, el libro de la Sabiduríaabandona la teología de Ben Sira al respecto:“no hay hombre inmortal” (Eclo 17,30). El autorde la Sabiduría habla de un juicio en el que lasalmas de los justos brillarán y juzgarán a losreinos impíos de la tierra, mientras losmalvados recibirán el castigo de sus accionescriminales. Ideas del esquema teológico de laliteratura apocalíptica judía.
La figura de la Sabiduría es clave para la comprensión del libro.
Sin embargo, su origen divino y su relación con la creación cuentan con textos previos
como Prov 1,20ss; Job 28, Eclo24. También la identificación de la Sabiduría con la Ley se debe a Ben Sira (24,23). Pero el libro, al propio tiempo que acepta este sistema especulativo, rompe decididamente con sus tintes
nacionalistas.
Por otra parte, al mencionar la presencia y la actividad de
la Sabiduría en la historia del pueblo, pone de manifiesto
su carácter soteriológico (salvador). Esta relación
entre sabiduría y salvación, tímidamente sugerida por
Ben Sira (44,1 – 50,24), recibe la carta definitiva de
ciudadanía en nuestro libro.
ESTRUCTURA LITERATIA1. Parte (1-5) trata de las relaciones entre la sabiduría y la justicia y opone el destino de los justos al de los impíos que los persiguen. Exhorta a practicar la justicia que “es inmortal” (1,15) y a quienes la practican, es decir a los justos, les reserva la inmortalidad.
2. Parte (6-9) es un magnífico elogio de la sabiduría, puesto en boca de Salomón, que ofrece a los gobernantes (c. 6) y a todos los mortales (c.7) una completa descripción del
origen, naturaleza y propiedades de la sabiduría y de los dones que la acompañan.
Estos capítulos representan la fase más desarrollada en la reflexión bíblica sobre la
sabiduría.
3. Parte (10-19) se distingue de las anteriores por la desaparición de escena de la sabiduría. En conjunto es una amplia meditación sobre el éxodo, en estilo cercano a los comentarios
que hacían los rabinos judíos sobre los pasajes de la Sagrada Escritura y que reciben el
nombre de midrashim.
Dos series de contrastes sobre la distinta suerte israelita y egipcios con ocasión de las plagas, enmarcan una polémica contra los ídolos (cc. 13-15) y mantienen un mismo esquema: lo que provoca el castigo de los enemigos sirve, a su vez, de salvación para
Israel. Dios demuestra así su justicia, el gobierno de la historia y el cuidado del
pueblo.