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Sabiduría, del ser ciudadano al Druída de todos los días. ________________________Aldo Suárez.

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Su versión papel se terminó de imprimir en julio de 2007

Su versión digital en Junio de 2012

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SabiduríaDel ciudadano al Druída de todos los días.

Aldo Suárez

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Introducción.

Resulta muy difícil entre tanta literatura de autoayuda y realización personal, entre tanta parafernalia de terapias, mancias y hasta horóscopos por celular, introducirse desde el plano de los ciudadanos comunes en el mundo de los conocimientos “elevados” que desde siempre han acompañado al ser humano y al que muy pocos han accedido.

Surgen en el campo espiritual, año tras año diversos materiales de estudio. Muchos genéricos, algunos otros más técnicos y complicados, pero que en lo particular me han enseñado diversos temas que no podía ni remotamente explicar. Sobretodo porque mi formación, como la de la mayoría, es la de la tabla raza: un único programa educativo, misma formación científica, cultural y social. Esto suponiendo que todos tenemos la misma oportunidad de acceso a estas pocas opciones.

¿Por qué dirigido al ciudadano?

Porque usted como yo, como habitantes de la ciudad, estamos sumidos en situación de víctimas de lo que a veces denominamos Sistema. En el lugar donde todo se concentra, por donde todo pasa y desde donde “todo sale”; aún cuando lo que se realice no parta precisamente de la ciudad. Con su otrora, bien

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pensada ubicación desde el punto de vista geográfico y militar, cuando había que defender intereses.

Porque al bicho ciudadano, naturalmente le encanta la ciudad, ha nacido crecido y morirá en la ciudad. Si viaja a un lugar alejado o de camping a las afueras, quiere vivir tal y como se vive en la ciudad; con sus reglas, sus costumbres, su funcionamiento y así se comporta con todo lo que toca, usa y abusa. Porque es invasor, le gusta amucharse y por ende ser una amalgama dentro de la sociedad.

¿Qué puede apreciar el ser de ciudad de las bondades de la tierra y la naturaleza si ésta, está apenas en un metro cuadrado donde un árbol lucha por desperezarse terminando por levantar las veredas con sus raíces? Es nulo lo que se puede disfrutar en esas condiciones, y en cambio si, acumular ansiedades que poco se explican pero que tienen directa relación con la falta de contacto con la Naturaleza, además de la convivencia con muchos artefactos que lo dañan poquito a poquito, imperceptiblemente, pero -como esa paciente gota de agua que orada los materiales más sólidos- efectivamente.

El estrés, por ejemplo es una enfermedad típicamente ciudadana y lo padecen millones. La Bulimia y la Anorexia y la Obesidad y los diversos trastornos psicológicos como la Agorafobia, Vértigo, Pánico y muchísimas dolencias que se “ponen de moda”, también son ciudadanas. Las primeras víctimas

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de los sistemas económicos, los seres “libres” que viven entre rejas y encerrados a más de una tranca, vigilados, filmados y registrados de todas formas y variantes desde un cajero automático hasta el propio trabajo; son los ciudadanos.

En la ciudad existen escalas de valores y estructuras piramidales de gran raigambre y que de generación en generación se trasmite en nuestra información neuronal como en nuestro ADN. Le damos tanta trascendencia a esas estructuras que en el ámbito laboral, por ejemplo, si vemos al patrón con la escoba, corremos de inmediato a “socorrerlo”, más por la “vergüenza ajena” de que alguien lo vea barriendo que por una cuestión de gentileza. Se vive y se cultiva una sobre valorada escala de roles, cuando el Rol se debe cumplir siendo preciso y se debe exigir y defender del mismo modo que se respete el nuestro. Los roles no son estatus que valorizan a las personas, son una generalidad de funciones a cumplir que tienen que ver muchas veces con la preparación, bueno, en algunos casos.

Pero desde luego que no son para imponerse sobre el otro y comportarse -como pasa literalmente- sintiéndose más que el otro, más que el de menor rango o responsabilidad. Se olvida que los roles en la mayoría de los casos se trasmutan, dado que, en el caso del maestro siempre aprende, permanentemente de su alumno y cuando se ejercita esta práctica conscientemente, la riqueza de ambos es aún mayor.

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La sociedad, en este sentido es sumamente estructurada y por eso tienen éxito las telenovelas románticas que casan al patrón con la empleada o a la sirvienta con el hijo heredero de la familia acaudalada. Plantean una utopía, un ideal colectivo que es sin más, una verdadera estupidez peligrosamente aceptada por todos; como si tuviera importancia el rol que se cumple, contraponiéndolo al amor entre dos personas. Pero estos son tan solo unos aspectos de la conducta ciudadana.

En la ciudad, mi estimado, competimos encarnizadamente entre la belleza y el talento. Es tan difícil sobresalir que cuando se tiene un Don debe ir acompañado por el afán de ganar dinero de otra persona que lo financie. O con la recomendación de tal o cual persona influyente, para explotarlo. En cambio el que triunfa por méritos y solvencia propia, sin mecenazgo comercial es sospechoso de embaucador, trepador, etc.

¿Dónde cree usted que se vive con el temor permanente a atentados, a las fluctuaciones monetarias y variables económicas? ¿Dónde se cree que le han dado a la peor palabra “especulación” y al valor que ella representa, un venerado sitial?

No hay que pensar demasiado ¿no?¿Cómo cree que se siente el ciudadano

cuando va al campo y trata con los lugareños valiéndose de su “cultura”?

Exacto, sobrevaluando su rol.

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Entonces le hago una última pregunta: ¿No es el bicho ciudadano una pobre víctima, el más expuesto y la carne de cañón de quienes la dirigen?

Pero no se aflija, esta Escuela no es para atormentarlo ni agobiarlo con lo que usted ya conoce que no está muy bien, pero que sin embargo entiende que es así como son las cosas. Créame, hay una luz detrás de esta situación.

Éste libro va dirigido a ese ser que busca la verdad dentro de la jaula de laboratorio, que sin lugar a dudas es la metrópoli. Porque cuando aprenda a mirarse desde lo alto, figurada y literalmente, podrá observar qué aprisionado vive.

Las cosas no han cambiado mucho desde que el humano se instauró en el conglomerado ciudadano. Pero sepa usted que al Sabio no le pasan las cosas por el costado, y que jamás cree de buenas a primeras todo lo que ve por TV o escucha y lee en los medios; lo que éstos deciden qué es noticia. No señor, lo toman por sorpresa. Porque la información lo hace libre y la libertad se gana preguntando, entendiendo, cuestionando y sobre todo optando. Algo que hacemos, lamentablemente cada vez menos.

“[la pasada noche regresé solo, fatigado del viaje y bajo la luz de las estrellas...] [Mi breve estancia en Florencia me ha desconcertado y confundido. Pero hoy veo con claridad como esa

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magnífica agitación intelectual de la ciudad no es sino el brote de la fiebre provocada por un insondable vacío de fe... (espiritualidad) Esos hombres nobles, muchos de ellos amigos míos y compañeros de estudio de antaño, compiten para superar al otro y proclaman un conocimiento acerca de cosas de las cuales hablan largamente con total ignorancia.] [...les proporcioné una gran diversión, pues a sus ojos me había convertido en un aldeano supersticioso que continúa aferrándose a ciertas fábulas en esta época de cambios de costumbres y descubrimientos audaces. Si estos hombres van a dar forma a los años futuros, mi corazón llora...] Mañana al fin, partiré hacia mi retiro.” (Rev. Ego Magnalucius, año 1490. “Tras el

diente del Dragón”)

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Puesta a punto.

Teórico.

Bienvenida Señora, Señor Iniciado. De aquí en más me referiré a usted en forma genérica, aunque parecerá que es dirigido -tal el sistema genérico que utilizamos- a los hombres, pero no es así. Le hablo a usted alumna, alumno.

Póngase cómodo por favor, acaba de entrar al templo sagrado de la palabra, óigala retumbar dentro de usted, trátela con respeto.

Largo camino transita quién busca la sabiduría. Indefectiblemente termina topándose con historias fantásticas de magos, profetas, sabios y druídas de lejana tierras perdidas en los tiempos. Rescatando una historia que, no es común a todos pues se ha cuidado meticulosamente que su conocimiento no llegara a los “profanos”. Por eso se instituyeron Logias, Órdenes, Hermandades, Religiones, Sectas y un sinnúmero de corrientes, para hablar de lo mismo; del humano y su interior.

Hoy día se manejan muchas denominaciones respecto de estos bienaventurados seres que lograron sobresalir por capacidades, dotes, dones o una nutrida capacitación y estudio en campos que para nuestro volumen de conocimiento, es o era superior. Curiosamente hoy día nos topamos con muchos de ellos por las calles sin

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advertirlo. También es cierto que hay muchas áreas en las que se puede ser un genio, hoy día. Muchas más que en la antigüedad, limitándonos estrictamente al campo espiritual.

El ciudadano común, integrante de una manzana, tal vez en un pueblito, villa o comarca de algún Estado; ese ser tenía nulas posibilidades –a no ser que fuera un paje o tuviera un mecenas que lo insertara en alguna abadía, cerca de algún investigador- prácticamente inexistentes chances de convertirse en verdadero sabio. Con verdadero me refiero al ser que ha traspasado la frontera de lo material y ha penetrado en el mundo inmaterial que nos rodea, pero no nos adelantemos; le propongo analizar al sabio del montón en esas épocas primeras.

Era un sabio aquel que reunía muchos conocimientos en varias temáticas. Tenía un poco de conocimiento en hierbas, por ende algo de química básica, matemáticas, un poco de astronomía y poco de medicina. Esto lo convertía en un superdotado dadas las características del limitado conocimiento del resto de sus coterráneos y paisanos. Eran más bien científicos que poco y nada creían de lo que predicaba la iglesia o los antiguos sistemas de creencias y, si en algo coincidían era para sacar provecho de lo beneficioso que significaba en algunas regiones.

Los sabios algo más espirituales combinaban conocimientos religiosos con sabiduría empírica, o sea sentido común. Combinaban también sus interpretaciones de

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los fenómenos que resultaban de la práctica, y repetían al pie de la letra lo que las santas escrituras le ofrecían para auxiliarlos. Una miñanga ser sabio.

Más tarde los conocimientos se hacían más plausibles de estudio, de análisis y luego de varios meses y hasta años de anotaciones y experimentación se llegaba a resultados que asustaban al más mentado. La iglesia u organización dogmática, por su parte, era la primera en cerciorarse de que estos no contradijeran lo escrito o no atentara contra la dominación intelectual que ejercía sobre los “civiles”. En la historia de la humanidad hay miles de casos que por esta vía muchos conocimientos han sido relegados en el tiempo hasta que por su propio peso, terminaban por perforar el delgado velo que los cubría. Los secretos mejores guardados estaban en los monasterios, micro mundos donde todo sucedía con una impunidad majestuosa. Entonces, todo pasaba por sus ojos y dedos inquisidores.

Es consabido que muchos sabios se han convertido al cristianismo para protegerse y poder seguir con sus obras, también magos, espagiristas y alquimistas. Investigadores libres, como el citado filósofo, Alquimista, Kabalista: Ego Magnalucius, que en el año 1490, se “disfrazaba” de monje para acceder a información que era imposible obtener de otra forma y para moverse con cierta libertad por puertos y fronteras.

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Los alquimistas tenían un conocimiento de mineralogía y química capaz de hacer que el cobre se haga plata y la plata oro puro. Desde luego que en pequeñísimas cantidades y luego de trabajosos procesos en hogueras eternas donde la paciencia, meticulosidad, la fe en la realización y dedicación “todo tiempo” a la labor, consistían en sí mismo un verdadero temple.

Sin dudas las preguntas que se formulaban estos sabios, más elaboradas y con mayor verborrágia eran las mismas que de elemental manera se hacía y se hace la gente común: ¿qué somos? ¿Por qué somos lo que somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Porque no es cuestión de soltar bichitos en un ambiente y ver qué pasa con ellos. Si hay superpoblación habrá conflictos por espacio, por alimento, por machos procreadores...

Pero los conceptos hoy son otros, aunque la lógica que los motiva siga siendo la misma. Quizá lo que nos diferencia en el tiempo es el menor contacto con la naturaleza, un detalle nada menor, por cierto. Cambiamos piso de tierra por monolito, bosques cercanos por plazoletas, o en el mejor de los casos parques polucionados que luchan por dar un poco de oxígeno a la fábrica de hollín y gases tóxicos.

El hombre común debe rescatar su instinto transmutador, porque lo fue desde esos tiempos: de semilla a planta, de planta a fruto, de fruto a harina, de harina a pan. Y hasta aquí lo quiero llevar, hasta los elementos naturales

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que trasmuta el hombre pero que, cada vez más alejado de lo básico, perdió contacto con ello y piensa que las cosas surgen por ósmosis, olvidando que todo lo que realizó, fue de la mano de la Naturaleza. ¿Acaso la naturaleza no hizo y hace todos los procesos que sabios y comunes ensayan diariamente? Desde luego que sí. ¿Y la naturaleza tiene conocimiento? Sí. Y se toma todo el tiempo para ensayar, probar, descartar, transmutar, lo cual la convierte en sabia. Entre otras cosas porque como buena sabia posee el Don de la Conciencia y actúa bajo una ley tácita, la energía del Respeto, valor fundamental a la hora de interactuar con otros elementos.

Sabio no es el que más sabe, sino el que aplica lo que sabe con el criterio de dar a cada cosa su tiempo y su lugar. Y la Natura “esa”, lo es y lo hace.

Hemos perdido el criterio de imitarla, aún cuando –al formar parte de ella- somos ella misma; por aquello de: “Del polvo venimos y al polvo vamos”. Pero, pero... lo más elemental es invisible a la gran mayoría de los ojos.

¡Bueno, ya tenemos alguna respuesta! Por lo menos en lo que respecta a nuestra configuración física, es una respuesta sólida y contundente.

Ya va camino a la sabiduría, pero es una gragea, no festeje. Vayamos anotando lo que descubrimos:

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SABIDURÍA = Capacitarse + Paciencia y Temple + Manejar la energía del Respeto + Reconocer y

reconocerse Naturaleza.

¿Pero qué pasa con nuestro ser, nuestro interior? ¿Voz interna, Espíritu o Alma? Aquí entramos en el tema que en nuestras sociedades lleva varios estigmas. El ciudadano común desestima cada vez más la espiritualidad. Estamos asistiendo tristemente, al vacío espiritual. Las voces religiosas se han apartado del I-pod y el Play Station y la juventud, ya ni digo la niñez, está nula de contenido, siquiera humanitario. La pasión domina la razón y todo pasa por lo que debo obtener para mi satisfacción, cada vez más superflua, como fugaz.

Pero señor mío, tenemos un Espíritu o Alma, llámele como le guste. Y la sabiduría luchó duramente con estos conceptos, combatió a muerte y se percató que después de ésta aún podía seguir combatiendo. ¿Qué pasó acá? Llegamos a un concepto que los sabios manejaron más secretamente que cualquier cosa, desde siempre. La existencia del Alma y que el Alma no muere. Lo más controversial, lo improbo...

Se dice que los alquimistas lograban vivir unos cuantos años más del doble de lo que comúnmente se vive; ¡y eso es muchísimo! Los egipcios bien sabían de ello. Los budistas Zen japoneses también. ¿Cómo lo hacían? Hay variadas técnicas químicas y físicas que van

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desde cuidados integrales con todas las hierbas conocidas hasta técnicas magnéticas para rejuvenecer y reproducir células y neuronas, que se pensó durante muchísimo tiempo que no se regeneraban. Se habló del Prana, una energía universal que subyace sobre la Tierra, como su propia Aura. Pero eso era y es un secreto develado solo para quienes se interesan en vivirlo en su cuerpo sin necesidad de comprobarlo de otra manera, que por otra parte resulta imposible.

¿Pero si ellos sabían que el alma no se muere, por qué luchaban contra la muerte? Porque cuesta encontrar el motivo de nuestra vida, pareciera que nunca logramos saberlo, tal vez sea el transcurrir de la misma, tal vez sea un pequeño tema que ya resolvimos en nuestra infancia o tal vez nuestra manera de morir sea el verdadero “motivo de vida”. Hay que remarcar que, lo lograban gracias a la vida que llevaban, mas que al afán de conseguir vida eterna. Esa es la clave. Para el alquimista no es importante el oro, sino el proceso por el cual se obtiene, y la contundente verdad de que se puede transformar, transmutar la materia, no solo por procesos químicos, sino combinándolos con procesos espirituales. Para el ser espiritual, capas que no le importa si hay otra existencia o no, la cosa es lograr que ésta sea la mejor.

Cada cultura, cada corriente de pensamiento, creencia y religión, sabe que ese espíritu-energía, debe pasar por varios procesos

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para adquirir la sabiduría. El concepto se repite, una y otra vez.

Conocimiento: antes, conociendo el funcionamiento del Universo se era digno de merecer la horca. Usted conoce alguna cosita más, así que si alguna puerta dimensional lo traslada a algún lugar del pasado, ¡cuídese! No salga hablando del microondas porque, primero lo internarán con los locos o le darán el fin de éstos o en el mejor de los casos será condenado a sufrir lo que los brujos.

Sí, puertas dimensionales o portales. Hay místicos de nuestro tiempo que los pueden crear. Éstos portales, junto a otros misterios naturales acompañaron a los seres humanos desde siempre. Claro que en un mundo donde no atravesaban los campos gigantescas líneas eléctricas de alto voltaje y las ciudades y pueblos no producían ninguna forma de contaminación a gran escala y en persistencia temporal. En las condiciones ideales, los viajeros y andantes tuvieron mil historias que contar de fenómenos naturales inimaginables. Éstas iban desde apariciones de seres de diversos tipos y tamaños, a seres alados, no alados, vestidos, desnudos, mezcla animal-humano, lo que para nosotros serían monstruos y, hadas; de todo.

Antes, eran naturales los sucesos de estos fenómenos y se manifestaban con mucha frecuencia. Existía la voluntad –primero por curiosidad y luego por interés de interactuar- de establecer contacto con el humano, habitante de esta dimensión o vibración.

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Aunque son contadas las ocasiones aún se siguen dando, solo que para ello se debe tener el Conocimiento, que no es más que saber encontrar su propio centro y sintonizar con esas frecuencias. Para no asustarse ni asustar, para dar y saber pedir o para recibir y saber compensar. Claro que aquel que tiene una experiencia por el estilo está, poco menos que obligado a callarla porque la sociedad es implacable con “los volados del cerebro y crédulos baratos”. La ridiculez tomó un valor muy fuerte en ese fenómeno de no ser distinto, de no sobresalir al menos si no me trae beneficios sociales.

Para todo ello se requiere Sabiduría y aquí van algunas otras claves para usted. (Deténgase en cada palabra, como si las leyera por primera vez en su vida)

SABIDURÍA = Buscar el Conocimiento + Prudencia + Ser más Ridículo de vez en

cuando.

Vaya, anímese. Ya puede comentar con el vecino algunas cosas. Pero no se sorprenda si no lo entiende o lo mira raro y se mete en su casa a mirar la TV. Por eso es que el buscador del Conocimiento no comenta. No tira verdades a los cuatro vientos, no le da margaritas a los chanchos; con el perdón de estos últimos que no tienen por qué saber que le damos un

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interés crucial a las margaritas. A medida que el sabio crece sabe qué y con quién comentar, pero mientras tanto vaya haciendo lo que le dicten sus ansias. Sorprendentemente aparece siempre alguien que de la nada comenta justo lo que estamos necesitando comentar. ¿Qué le parece? Ahí dé rienda suelta a sus investigaciones, seguramente se habrá abierto un portal, una brecha de Empatía para que se desarrolle y se propague el Conocimiento.

Volvamos hacia atrás, es necesario ir a las fuentes y nuestras fuentes son los contextos históricos. Le hago a usted una pregunta. ¿Qué tenían los buscadores de conocimiento de antaño que no tenga un investigador de hoy? R: Tiempo.

Antes no había que pedir hora en un laboratorio para contar con tal o cual aparato, no había que fijarse si el tiempo corría para no perder el transporte hacia la casa, no necesitaba estar al día con la tarjeta de crédito ni precisaba de los billetes para hacer fotocopias, comprar materiales, pedir permisos, traslados, carpetas para almacenar, cyber café para seguir recolectando material, escaneo de documentos, etc, etc.

El buscador de antaño tenía todo al alcance de la mano porque lo creaba, lo que más tenía era tiempo. Nada de plazos. Así se llegaba a grandes cosas. Fundidos, fulminados porque los agarró la noche y las velas ardían a más no dar, anotaban lo que habían descubierto a último momento, temiendo que al otro día se

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fueran a olvidar. Era improbable que sucediera pero había que ser Meticuloso, quién no lo era corría riesgos y la paciencia y el tiempo tienen límite cuando el esfuerzo entra en juego, de modo que la meticulosidad y la prolijidad para manejar el tiempo les era fundamental.

Pareciera que el investigador de hoy, ya ni digo investigador, el ciudadano de hoy, no tiene Tiempo. El Tiempo pasó a ser un ente más, una dificultad a atravesar. Lo usa como excusa, lo malgasta, lo manosea pero no lo domina, sino todo lo contrario. El Tiempo es su enemigo.

Antes había que hacer trabajar la cabeza, movilizar las neuronas tener abierta la mente. Tomarse su tiempo. Para cada cosa su lugar: cuando se come, se come, cuando se trabaja, lo mismo. Administrando la energía se aprovecha el tiempo, porque la mente no para de trabajar pero mientras pensamos en lo que estamos haciendo cuando es debido, lo otro pasa a un segundo plano. ¿Nunca le pasó de ir conversando con alguien y comentar ambos algo en particular habiendo un detalle que ninguno recuerda y por más que lo piensen no logran dilucidarlo? En verdad muchas veces. Hasta que en un determinado momento, cuando menos se lo espera, ¡zas! Aparece la respuesta. Funcionó el inconsciente extrayendo información de un plano que no estaban utilizando y no era del todo necesario remover. El inconsciente se toma el atrevimiento de seleccionar la información que necesitamos y nos la suministra cuando la conversación se dirige al punto que deseamos. Lo que considera

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trivial lo almacena en segundo plano porque pensar y mantener “a mano” todo lo que precisamos para accionar, conlleva mucho gasto de recursos energéticos y el cerebro las administra con solvencia. Sabe cuando activar lo que conlleva energía de empatía. ¡Observe en cuántas cosas interviene nuestro cerebro!

El buscador entonces, se tomaba su tiempo y aprendió que para rendir más hay que darle a todo su lugar. Usaba los recursos de su pensamiento y memoria para discriminar la información en las áreas que exactamente se referían al tema en cuestión. No había posibilidad de tener muchos borradores. Muchas veces eran peligrosos, además de costosos de conseguir y elaborar. Las claves que tenían ellos eran las que les sugiero a todo buscador de la verdad.

Descanse, coma, trabaje y después; trabaje descanse y coma.

Cuando hablamos de trabajo, claro está nos referimos al trabajo de la búsqueda del conocimiento o aquello que realmente remueve nuestras fibras íntimas. El aspirante debe dejar sudor y lágrimas en la tarea de alcanzar aquello que más desea.

SABIDURÍA = Manejo del Tiempo + Prolijidad + Meticulosidad en el manejo de la alimentación + Reconocer la mente de segundo plano + Descanso y meditación.

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Hasta aquí una reseña. Posiblemente muchas cosas había escuchado o las sabía, otras no. De todos modos lo que intento es establecer un punto en el cual manejemos cierta información básica. A partir de aquí usted deberá ser consciente de que lo que aprenda será material fundamental para su yo interior. Será solo para usted. Le insisto, solo para usted. La búsqueda de su más profundo yo. En la espiritualidad el camino es INDIVIDUAL.

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Iniciación. Primer paso.

Teórico práctico.

Ahora si, sírvase, esta es la túnica de aprendiz. Adopte una posición... (no esa solemne no) De actitud, simple actitud.

Hay un paso fundamental en la vida de un individuo que algunos, solo algunos pocos lo dan. Otros, lamentablemente jamás lo darán en esta existencia. Usted dio ese paso, créame que las cosas no se dan porque sí. No olvide que la naturaleza es sabia y tanto usted como yo somos La Naturaleza. Muchos factores se ponen en marcha para acompañarnos en la realización de nuestros objetivos, y salir en búsqueda del conocimiento es el Gran Paso. Piense en los hechos que han precedido a la lectura de este libro, en cómo llegó a él, piense que no es una serie de casualidades, sino las consabida causalidades que vienen a socorrernos en los momentos cruciales. A mí me gusta denominarlas sincronicidades, las hay a montón, todo el tiempo, présteles atención.

No hay vuelta atrás. Es un Click en el engranaje porque un diente del disco en su maquinaria interna se quebró. Usted lo quebró cuando cayó en la cuenta que el sentido de la vida golpeó a su puerta buscando respuestas y sin querer parecernos a los libros de auto ayuda, le decimos que usted está en el camino,

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en la senda correcta. Finalmente abrió sus ojos y dijo: bueno, ¿qué está pasando? ¿Qué es lo que debo hacer con mi vida?

Tal vez usted conduce una familia, tal vez es un profesional o está estudiando para lograr vivir de su vocación. Tal vez solo viva de rentas o es un negociante o un vendedor ambulante; lo importante es que usted se dijo interiormente, tal vez inconscientemente: ¿y qué sentido tiene todo esto que estoy haciendo? ¿Para qué? ¿O es qué envejeceré en la misma rutina habiendo cumplido el ciclo tal y como lo hacen las plantas? Desde luego que es muy loable lo que hacen las plantas; pero usted es un Ser Humano y vino a aprender a esta existencia. ¿No desea saber en qué etapa está en el aprendizaje? ¿Si su realización es o será fruto en relación con lo que ya tiene vivido? ¿Cuántas veces fue hombre y cuántas mujer? Ahí lo maté...

Tal vez solo le interese saber que hacer con su potencial humano y dejar de ser una simple pieza del sistema, una pequeña bolita que se desliza a su libre arbitrio para servir a los que elaboran las estadísticas. Bueno, capaz usted elabora estadísticas, en cuyo caso deberá descubrir si su verdadera vocación es ser el mejor elaborador de estadísticas a las cuales, sin dudas dotará de un valor humano, con miras a revertir lo negativo y entonces los mecanismos de la búsqueda de la sabiduría lo acercarán a su meta.

No hay soluciones mágicas, sino que existe la magia para buscar soluciones. La magia, mi

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amigo, llega a nosotros porque nosotros la pedimos, la deseamos, nos atrevemos a contradecir las flechas que nos marcan un solo rumbo.

No se ahogue en un vaso de agua, nada puede ser tan fatal como para que usted se anquilose y se deprima, se enferme más y le otorgue su vida a los fármacos que le darán un buen pasar artificial y allí entrará en la noria sin salida. Hasta la vida de la persona que más depende de nosotros goza del libre albedrío universal, recuerde bien esto, nuestra vida particular es Nuestra Vida. Nada de lo que hagamos irá contra lo que ya tiene designio, y lea bien, no le digo “destino”, sino designio.

Haga un alto, un Parate real.

Primer paso.

Práctico.

Lo primero es lo primero para un iniciado. Y si no se encuentra consigo mismo, es casi imposible que la unión requerida entre cuerpo y alma se cumpla en su caso.

Como primera tarea de iniciación -a la cual se deberá sin miramientos y restricciones- tendrá que tomar real conciencia que debe realizar acciones que emprendan el viaje, por tanto, si entiende que es de importancia lo que

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le planteo, tómelo en serio. Es necesario el peregrinaje, la ascensión a la montaña, donde las revelaciones tienen lugar, donde todos los líderes de todas las corrientes espirituales, donde todos los maestros e iniciados han encontrado sus respuestas. Ellas han arribado a su ser individual, a “Su Lugar”.

Este fin de semana vaya hacia el mar, o al río, o a ése pequeño arroyo que conoce. O vaya al parque o a la reservación forestal. Pero eso sí, vaya en soledad, escápese. Deje las cosas en orden: coloque a los niños, mande a su cónyuge con sus amigos y hágase un lugar para usted. Sólo para usted. Nada de amigos y compañeros fieles tipo mascotas.

Esto es importante. Comienzos tienen las cosas y este es el comienzo de su camino espiritual, su “yo” interior. Independientemente de la religión que profese, y el Dios que ame. El Amor es universal y tiene su punto medio en todas las corrientes, donde está plenamente ligado al espíritu de cada ser. Hay personas que para hacer lo que les sugiero, tendrán prácticamente que pedir permiso. ¡Se podrá creer! Bueno, ahí tiene un aliciente, tiene un motivo por el cual usted dejó de ser usted hace tiempo.

¿Qué? ¿Qué no tiene un río ni arroyo

cerca? Bueno, elija un parque o una zona alejada de la ciudad como ya le mencioné. ¡No puedo pensar en todo, caramba! Resuélvalo. La condición sine qua non es que no haya más que

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naturaleza. Y donde si los hay, que los ruidos sean menos potentes que el canto de las aves o el ruido del agua.

Haga una cita con usted mismo, haga de ese lugar “su lugar”, su espacio individual, su montaña sagrada, su retiro espiritual.

No, no imagine al actor de película que se va a pensar al mar o a la casa de campo, mientras una melodía de violines suena de fondo. Usted no tiene esa imagen, se lo aseguro. Usted es como es, con más o menos edad, con más o menos quilos, con más o menos formación, pero es usted; con su postura corporal algo alicaída, tal vez, con su espíritu decolorado, sin fuerza, con esa cosa que lo hace igual a todos los ciudadanos. Bichitos que deambulan de un lado a otro. (Un secreto: ni los actores son como aparecen en el cine, no diga nada, se asombraría si los ve a las 8 de la mañana)

Conduzca o transpórtese como le plazca y pueda, hacia ese lugar, a la hora que le quede bien. Eso sí, sin apuros. Tenga margen; si entre ida y vuelta le lleva dos horas, que la estadía en “su lugar” sea por lo menos el doble de tiempo.

No debe estar preocupado por el tiempo. Si le es posible, guarde el reloj.—Bueno, ya entendí ¿y qué corno hago en “mi lugar”?

No sea ansioso. Si logra concretar una cita consigo mismo sin secretarios ni agendas, entonces no hay nadie que lo pueda molestar. Apague el celular si es que tiene, la alarma del

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reloj, la agenda electrónica y todo lo que pueda joder... ¿Me entiende lo que le digo, no?

Los sabios no poseen mucha cosa, pero su posesión más preciada es su lar. Su espacio físico que bien puede cambiar y mudarse cuando las condiciones requeridas se han alterado. Pero le es muy fácil encontrar otro para estar solo cuando le sea necesario. Porque guiados por su instinto, la tierra y los elementos naturales le indican cual es el mejor lugar para usted, aunque piense que es usted quien lo elige. Si le taparan los ojos y se lo hacen buscar de nuevo, usted lo hallaría sin ningún problema.

No hay sabio, que pueda cultivar su sabiduría, si no tiene un lugar de recogimiento.

Bien, es sumamente necesario que cuando se sienta realmente deprimido, o falto de energías, o con bronca, o impotencia por algo que “lo supera”, “lo puede”, entonces recurra allí. Ese lugar es usted mismo.

Respire, se va a sentir muy cansado después, ese aire le va a resultar pesado. Es mucho oxígeno para lo que acostumbra a respirar. Pero respire hondo, pausado. Ya sea que cerró los ojos o aún no tiene confianza en el entorno o tiene miedo al ridículo, no los cierre, hágalo cuando lo sienta. Verá, cuando lo haga, como de forma mágica sus oídos le parecerán gigantes parabólicas de audio y

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sentirá tantas cosas a la vez que le parecerá increíble.

Despójese de lentes, gorras, aflójese los zapatos, cuellos, mangas, guantes. Esté liviano, recuerde que está en una postura de aprendiz ¡no me desobedezca! No empiece de nuevo a conspirar contra usted, ¡sáquese esa maldita costumbre!

Aquí no le será difícil hallar algún ingrediente, ni encontrará un paso de la receta que deba pasar por alto. Si lo hace es porque aún no dejó de ser un simple y común mortal. Ese que conspira contra sí mismo y nunca realiza nada por la batería de excusas que antepone para engañarse. Dé el segundo paso.

Si las excusas ciudadanas vienen en su búsqueda frenética diciéndole, “no tienes tiempo, ¿dónde va a dejar a la abuela? ¿Y tus hijos? ¿Qué le dirás a tu marido, tu esposa...? Es su yo abúlico que clama por seguir en la misma postura frente a todo. Es más fácil desesperarse y quedarse sentado complaciéndonos y compadeciéndonos de nosotros mismos, poniendo mil y una excusas siempre: ”Fulanita, no te pude escribir un sms porque estoy “a mil”; hay no fui porque justo se me rompió un caño y tuve que llamar al plomero...” Y con esas frases ridículas justificamos nuestra impuntualidad y nuestra informalidad. Repito, dé el paso.

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SABIDURÍA = Hacer un Parate + Tener una Cita consigo + Iniciar el peregrinaje a nuestra montaña sagrada. Nuestro Lugar.

Ya ni le aviso, le voy dando claves, pero pronto usted mismo lo hará, no deje todo al maestro, adelántese, siempre hay tiempo de revertir los pasos mal dados, de todas formas éstos serán una experiencia y siempre suman. Ese es un concepto que debería aplicar en todos los órdenes de la vida:

Haré de aquí en más cosas que aporten, que sumen.

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“Su Lar”

Los acontecimientos se dan porque nosotros los buscamos consciente o inconscientemente y los propiciamos, la magia viene a nosotros, llamada por nosotros. Vayamos pues a “Nuestro Lar” y

allí recibiremos las claves para seguir andando.

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La práctica en sí misma.

Una vez en “su lugar”, piense, ejercite

ese mazacote que tiene adentro de la cabeza. ¿Qué? ¿Que lo conoce por fotos? Bueno, es

hora de que se presenten mutuamente: cerebro, yo, yo, el cerebro, mucho gusto.

Bien, hechas las presentaciones formales, demos paso a la comunicación con dicho órgano. Nada del otro mundo por ahora, más adelante estaremos accediendo a sus archivos. Es hora de hacer un balance, aplacar esos reflejos que hacen que la mano tiemble como un abuelito apenas la dejamos un rato levantada. Es hora de respirar, sostener el aire y exhalarlo lentamente tomando conciencia del reposo que eso nos otorga, experimente. Tranquilícese. Vamos a sintonizar el receptor en potencia que somos, donde nuestra mente se eleva y logra abrirnos paso hacia nuestra alma.

Varias corrientes chamánicas llaman a lo que le voy a recomendar “recapitulación”. Resulta muy interesante llevarla a cabo de vez en cuando. Es como una “limpieza” del alma y la mente.

Recuéstese, siéntese cómodo, piense en lo que hizo desde que tenía 20 años a la fecha. Desde luego que considero que usted en este preciso instante no está en “Su Lugar”. Pero le doy las pautas de lo que debe hacer cuando lo esté. Si es un aprendiz precavido, tomará nota

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y luego lo aplicará al pie de la letra. Deténgase el tiempo que sea necesario en cada pregunta.

En ese balance usted va a ser duro consigo mismo. Piense: ¿de quién he dependido desde los 20 a los 26 años? ¿He realizado todo lo que me propuse? ¿Me propuse algo? ¿Cómo fueron mis parejas? ¿Me aportaron cosas, actué bien con ellas? ¿Cómo terminé?

¡No, noo! No tiene arreglo; no conteste como un loco, tómese el tiempo, repase fechas, sonríase con acontecimientos que ha vivido, revívalos. Y luego vuelva a ser duro. ¿Cuántas cosas he hecho por mi individualidad? ¿Me he comprado ropa para mí? ¿Me he hecho gustos? ¿He viajado por placer? ¿He ahorrado dinero? ¿Me puse a pensar alguna vez en la felicidad o he dicho: “qué feliz que soy”? ¿O me la pasé diciendo que siempre todo se me puso complicado y difícil?

Vaya hasta los 26 años, no se adelante, repase lentamente los años. Vea si conoció personas por sus propios medios y contactos, si hizo negocios, si alquiló una vivienda y se mudó con alguien. Repase su desempeño en esta sociedad en ese período.

¿Quedó alguna deuda moral? No interesan las económicas, el dinero va y viene. ¿Qué pasó con sus padres? ¿Los tenía, aún los tiene? ¿Cómo es esa relación? No olvide que después devienen los años cercanos a los 30 y las cuestiones sobre la vida y la existencia comenzaron a plantearnos retos.

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Súmele 5 o 6 años más a la experiencia y haga lo mismo. Recuerde que esa es la primera vez que va a “Su Lugar”. Luego no tendrá que agobiarse con esas cuestiones y son otras las tareas que habrá que encarar. No se distraiga con el señor del perro y la chica del deportivo multicolor, no sea inmaduro y cumpla con el cometido. Si se distrae, comience de nuevo. Usted padece el síndrome de la falta de concentración, la que sufrimos todos los bichitos, estamos acostumbrados a que los medios nos den todo cocinado, digerido, lo que se ve es lo que es. No, aquí es distinto. O mejor dicho, de aquí en más será distinto. (Apague el MP3, nada de musiquitas new age, no por ahora)

Recuerde con prioridad las cosas feas o poco felices que pasaron y cómo las resolvió. Verá que tuvo la maestría de superarlas, hoy las ve tan solo a la distancia. ¿La resolvió bien? Bárbaro, a usted no le costará tanto el camino. ¿Las resolvió como el culo? Bueno, para eso está acá mi amigo. Relájese y tome ese momento para usted como “El Momento” de su vida. No olvide, hizo un Click y está en la otra senda. Comenzó su peregrinaje y está limpiando su alma, aunque aún no la conozca, aunque aún solo le parezca que está rememorando el pasado.

De ahí en más, hasta la fecha. Verá que lo que vivió no cambió demasiado. Lo que usted es, es gracias a lo que vivió en esos años. La

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matriz espiritual de sus experiencias, tiene el basamento en esos años. Vamos a cambiarlo. Vamos a dar vuelta la máxima que reza: “palo que nace doblao, jamás su tronco endereza”.

Tenga un momento de recogimiento, si no es crítico consigo, poca cosa de sabio será. Si justifica sus actos y se los atribuye a factores externos a usted, estará siendo cómodo y por tanto condescendiente. Horrible para la primera experiencia de conocimiento propio.

Pero confío que no lo hará, que en cambio, luchará por cruzar el sendero.

Segundo Paso.

Teoría.

Lo primero entonces era despojarnos de los pesos materiales para alivianarnos, reconciliarnos con nuestro cerebro, ponerlo a trabajar. Recuerde que de aquí en más él será una herramienta fundamental para el aprendizaje.

¿Qué? ¿Que descubrí América? No, bueno, pero por si acaso se lo aclaro. Además verá después que no me equivoco y tiene sentido lo que digo.

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Lo segundo es despojarnos de los pesos conceptuales, es decir, todo aquello que afloró de los recuerdos y vimos que determinó nuestro futuro, que es nada menos que el presente en que vivimos.

¿Vio? Tiene historia, su propio historial, entonces haga que su biografía pegue un vuelco.

Primer peso conceptual: el orgullo.

¿Que de donde saqué que es un concepto? Digamos que lo inventé por capricho, si a usted le interesa saber sobre definiciones, vaya y averigüe, de lo contrario, sepa que de su orgullo nada le va a quedar, así que será al ñudo, en vano que lo averigüe.

Para comprender acerca del desprendimiento del orgullo, le plantearía el caso hipotético sobre el engaño de pareja; que si usted comprueba que lo han engañado ¿de quién se vengaría?

Pero no, no le plantearé el caso, porque si me dice que: del “tercero”, le aconsejaría que dejara de leer inmediatamente porque no va a entender nada. Si dice: “de los dos”. Me desilusionaría mucho mi alumno y si dice...

Bueno, para qué seguir si no le voy a plantear el caso ¿no? Si es perspicaz, sabe por donde viene la mano.

El orgullo no debe ser confundido. Usted lo sabe, se siente orgulloso de “fulano”

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por lo que es. Correcto. El otro orgullo es ése que no nos deja reconocer el error. Que le pone una coraza al ego y lo reviste de un material aceitoso muy difícil de decantar, por lo tanto, se ciega uno y no encuentra la salida hacia la solución. Llega uno a pensar que jamás comete errores. Ese orgullo que nos hace pensar que el daño que nos provocan los demás merece ser vengado sin comprender que cuando el que daña se está haciendo un daño a sí mismo. Recuerde: quien mal anda...

Nada más a saber sobre el orgullo, un buen aprendiz sabe dónde más se presenta. Pero recuerde que si lo ve por ahí, mándelo al corno.

El remanente de cada “problema” vivido es generalmente el orgullo, el enojo, la frustración. Cuando usted aprende a salir lo más rápido posible del terreno post “problema”, menos tiempo pierde en retomar la normalidad.

¡Ups! Otra vez el Tiempo. —Hola Tiempo, le presento a mi aprendiz... ha, ya se conocían, (¿que no lo administra mucho? Bueno, téngale paciencia, estamos en eso)

Muchas veces nos vamos a cruzar con el tiempo y veremos que es el hilo conductor en toda esta trama. Por favor, relea todo el párrafo anterior hasta la palabra “normalidad”.

Bien, gracias. Vea que ya nos hemos metido en su intimidad. Verá que cuanto más individuales seamos menos intimidad

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tendremos. Esta paradoja le resultará solo un juego de palabras, pero verá más tarde que la intimidad tal cual la concebimos, ocupa un lugar ínfimo en la vida de un sabio, sin toda esa serie de cuidados rituales que le llamamos vida íntima y que reparar en ello es una pérdida de tiempo. Usted solito comprobará que la intimidad, lo que usted entiende como intimidad, es muchas veces orgullo, recelo de que los demás conozcan sus carencias. Con el tiempo estas cuestiones dejarán de tener importancia y lo que hoy son carencias mañana serán nuestras más apreciadas y propias posesiones humanas y estaremos deseosos de compartirlas con los demás, porque en ellas hay claves para que se conviertan en abundancia.

Despójese del enojo. ¡Es una orden! Establezca una sencilla gráfica mental y anote cuántas veces se enoja en el día y cuánto tiempo dura el remanente. Súmelo en la semana y en el mes. Résteselo a los días que tiene de descanso y verá que es un despropósito perder tanto tiempo.

¿Que se enoja muchas veces y se le va como vino? Usted está mal, evidentemente. Menos mal que va a hacer un Parate en su vida, si no...

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Segundo Paso.

Práctico.

Sin dudas una vez que se haya encontrado con usted, se sentirá como una persona nueva. Tal vez aquella que una vez fue y que por las circunstancias de velocidad que tomó su vida había dejado de ser. Bueno, no se olvide que tuvo que hacerse solo. Nadie le dijo “ahora crezca, hágase adulto y échese a volar”. No, todo lo contrario. En el devenir de los hechos usted se encontró siendo un adulto, teniendo que resolver problemas y complicaciones laborales, de pareja, económicas y para qué seguir enumerando la cantidad de variables que tiene vivir en la ciudad, devoradora de personas y seres pensantes. Lo más trágico que le sucede a los seres embebidos en la vorágine de la vida que parece que se desliza por una pendiente, es la pausa en la que se preguntan ¿cómo llegué yo a esto? Evitaremos que le vuelva a pasar.

Llegue a su casa. Prenda una cámara virtual y obsérvese en su entorno. Sí, haga de cuentas que es un “voyeur” de sí mismo o asiste a su propio “Reality Show”. Vea las cosas rutinarias que hace. Dónde deja las llaves, qué es lo que hace siempre cuando entra a su casa, qué es lo primero que mira.

No, no empiece, no mire lo que hay para arreglar que hace meses o años que está y no lo solucionó. ¡Qué nos importa eso ahora! Mírese

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a usted. Qué es lo que pasa con usted. Reconózcase. Vea qué cosas hace que no aportan nada y déjelas de hacer, tróquelas por algo que sí aporte.

Cuando se olvide, llévese la mano al pecho y dígase: “aquí estoy, ¿donde había quedado? ” Esta es mi casa, éstas son mis cosas... Bien, ¿vio que es necesario bajar las revoluciones y mirar todo con más detenimiento. ¿Ver que lo que realmente nos gusta de la casa, de los seres queridos, de los vienes materiales que son buena cosa y nos han hecho feliz durante todo este tiempo? No sea pesimista, mire lo que realmente lo hace feliz. Verá -si es un ser nuevo- que se podría prescindir de muchas cosas, porque son muy pocas las que lo hacen realmente feliz, entonces usted tiene más razones para estar conforme. Verá que lo que adicione -porque no es cosa de quedarse como está y conformarse con todo- será provechoso y lo sabrá disfrutar.

Ahora inclúyase en ese entorno y observe que usted es una pieza fundamental.

¿Qué me dice? ¿Qué no es tan fundamental? Me estará hablando de un plano de inferioridad que no se soporta. Y yo no le estoy inflando el ego. Si a usted no se le infló o no siente que un poco de aire tiene y es consiente de que hace falta visitar alguna otra vez “su lugar”, y seguir aprendiendo, tampoco entiende nada. Le repito que no espere nada mágico. Ah, leí unos párrafos y quiero ver cambios. No señor, si tomó nota o se llevó el libro a “Su Lugar”, usted está en el camino

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correcto y aprenderá poco a poco que tiene una voz interior, la de su propia mente que dialoga con su alma y le muestran su realidad. Descúbrala. (Una buena herramienta es un remarcador flúo)

Si usted es de los que piensan que la felicidad y la vida ideal es la que carece de problemas discusiones y complicaciones, usted vive en una burbuja y evidentemente está esperando trucos mágicos. La práctica que le propongo se construye en el día a día. Cuando se enfrente a un problema, discusión o entredicho y tenga la voluntad expresa de salir lo más rápido posible, lo más velozmente que se pueda de la molestia que causa dicho altercado, usted tiene un orgullo que se ablandó, que se puede tocar y se comporta como una gelatina. Usted tiene toda la pasta de un sabio.

SABIDURÍA = Voyeur de sí mismo + Orgullo de gelatina + Diálogo con su alma.

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Tercer Paso.

Teórico.

La espiritualidad propiamente dicha.

Uno se topa con un montón de dificultades a la hora de abordar el tema de la existencia humana y su espiritualidad. Y hay tantas teorías como seres vivientes. Pero casi todas se encuentran en un mismo punto de fuga y muchas pasan por los mismos lugares.

Hay quienes siguen creyendo en el Gran Ser celestial de barba blanca y gruesa voz, padre de Jesucristo que dicta las directrices y juzga uno por uno a cada individuo.

Algunos se califican “de avanzada” a la hora de establecer los orígenes del hombre, otros siguen con Darwin y su teoría de la evolución y la selección natural, otros le atribuyen a los ovnis nuestra estadía en este mundo. Mucho de verdad hay en cada una de estas corrientes de pensamiento aunque no lo pueda creer, y lo avalan numerosos siglos de estudios. Ya lo veremos, o mejor dicho, ya lo verá.

Aquí abordaremos el punto de fuga donde convergen todas las líneas y lo que todas tienen en común. El espíritu o alma. O el espíritu y/o alma. Esa que tal vez invocó alguna vez en el Juego de la Copa o la Tabla Ouija, esa que se entera que mucha gente la presiente o la ve en las “casas embrujadas”. O esa propia que se

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accede desde nuestra mente, una vez “sintonizada”.

Comienzos tienen las cosas, y arranquemos desde los escépticos, esos que nos cuestionan y que, por si acaso no nos habíamos tomado la molestia de analizar nuestras pasiones, nos las recuerdan.

¿Qué es y qué piensa un escéptico?

Escéptico: Desconfiado, aprensivo, suspicaz, prevenido, receloso, temeroso, irreligioso, impío. (Sinónimos)Escéptico: Dado al escepticismo Escepticismo: Doctrina que sostiene la imposibilidad de conocer la verdad o la realidad de las cosas. (Pequeño Capeluz)

Vale la pena definirlo, porque todos somos en esencia escépticos. Algunas de estas características tenemos y yo quiero que usted las conserve como yo conservo las mías. Para que se tome con pinzas toda la información que de aquí en más estoy seguro que no parará de buscar. Porque el que cree simplemente, se ciega, está atrapado en un orden cerrado, sin posibles puertas a más visiones y enseñanzas. No crea, descubra, busque, pregunte y busque pruebas.

Dicen el Feng Shuí, el Tantra, el Reiki, el Tai Chi y otras tantas corrientes espirituales, que el cuerpo humano debe balancearse entre el exceso y la falta. La Armonía, el Equilibrio. El

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concepto de la salud, una búsqueda infinita que nunca se encuentra en esta vida corpórea. Dicen estas técnicas, que para avanzar hay que hacer un movimiento que nos desequilibra y otro para equilibrarnos y así sucesivamente. Es como caminar o como nos mantenemos parados o erguidos, en un constante, aunque a veces imperceptible balanceo.

Estas corrientes espirituales tienen como filosofía la Armonía en toda su expresión. Jamás gritan a los cuatro vientos recetas para vivir mejor y divulgan los más caros rituales de saludable vida. Bueno, si ya sé, me dirá: “hay de todo” y le doy la razón.

Por eso es que hay que acercarse a ellas y con avidez ir descubriendo, siempre tan deprisa como nos marca el contexto en el que vivimos y nunca con el debido tiempo, acorde a los milenios de evolución que éstas sabidurías poseen. Pero bien vale, aunque a un ritmo que desafía nuestros más caros escepticismos, investigar y experimentar. En diversas universidades existe ya un post grado en “medicinas alternativas” y muchos médicos vuelven a recetar hierbas. Parece que al fin nos dimos cuenta que todo parte de ahí, ¿no?

Sigamos.La máxima del escéptico es, tal vez: “Todo

esta en la mente”, afirma que un humano es capaz de ver, hacer, protagonizar y sentir determinadas cosas porque la imaginación es poderosa y las muchas imágenes, películas y libros que hemos leído nos ofrecen los

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escenarios para situar nuestros pensamientos e imaginaciones, para que el ego –creador de las más fantásticas historias- se encargue de pintárnoslas.

Y tal vez sea cierto, de hecho nos valemos de estos estímulos para alcanzar la máxima concentración. Pero quiero ir por partes, contar las cosas desde mi punto de vista que es además una óptica tan particular que tendría que nombrarla como una disciplina nueva o como parte de todas. Punto de vista al que le agregará el suyo y creará su propia doctrina.

Recuerde usted que está en una sesión de aprendizaje, ¿está cómodo, relajado? ¿Está leyendo en un lugar adecuado? Sigamos.

Diversos estudios sitúan a las energías del cuerpo en directa asociación con el espíritu y dependiendo del estado de éste es en definitiva el estado de las primeras. (muy a grosso modo, quiero ir despacio que estoy apurado)

“Todo está en la mente”. Una gran verdad desde una particular percepción. Entiendo que por “mente” se refieren al cerebro y sus capacidades múltiples y entonces les doy la razón a los escépticos y les paso a explicar lo que se ha experimentado con La Mente.

Le reitero por si acaso, que no pretendo que usted se despoje de su escepticismo con lo referente a lo paranormal y lo inexplicable. Que crea que lo que no se sustenta con una explicación basada en el método científico, no es del todo de fiar. Somos varios. Y le aclaro por otra parte, que dicho Método aleja, en el punto

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de elaborar las teorías, el factor de lo desconocido y lo poco factible de comprobar, como lo son muchos campos que la ciencia reniega. Para ser más claros, sería como intentar comprobar la existencia del Amor. Todos podemos sentirlo, saber que existe, pero ¿qué método puede emplearse para comprobar fehacientemente que el Amor, en el cual todos sin excepciones creemos, debe su existencia a causas comprobadas de factores científicos? Es, en definitiva, la experiencia espiritual y no la prueba lo que confirma o no la existencia de éstas y muchas otras cosas. Y para aclarar este concepto sobre lo poco comprobable de alguna de ellas, citaré el siguiente ejemplo:

“Flatland, era un mundo de dos dimensiones, una superficie llana sobre la que seres de diversas formas geométricas se deslizaban, sin abandonar nunca ese mundo o imaginar siquiera que pudiera existir algo distinto. La vida transcurría plácidamente en Flatland hasta que, un día, un habitante común, un cuadrado, tuvo una experiencia paranormal: una visita de un ser del Más Allá. Lo que estaba viendo era un cuerpo tridimensional, una esfera, pero cuando el objeto penetró en Flatland sólo percibió su sección transversal, es decir, un círculo. El visitante abrió los ojos al cuadrado haciéndole ver la superficie llana en que vivía y la posibilidad de la existencia de una tercera dimensión. Cuando el cuadrado volvió a casa nadie quería creerle y fue encarcelado por considerársele una amenaza para la sociedad.

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Muchos científicos medievales y no pocos investigadores modernos han pasado por situaciones semejantes. (Hace casi un siglo. Reverendo Edwin Abbott “Flatland, A Romance of Many Dimensions". País llano, una novela de muchas dimensiones)

¿Quién nos dice que nosotros no estamos en un estado similar a los pobladores de Flatland? Nos cuesta aceptar que muchas cosas que no nos explicamos con el uso del concienzudo raciocinio, puedan realmente existir aunque no podamos llegar a ellos utilizado teorías en base a lo tangible y conocido. (¿Ya vio el video “Qué corno sabemos” o algo así? Búsquelo)

Muchas civilizaciones han encontrado en sus Dioses y ritos de adoración, (su espiritualidad) las mismas respuestas y, desde luego, han arribado a un mismo lugar. Un único Dios, el Dios que deberíamos conceptualizar, El Universo.

Y me da hasta miedo hablar con términos gastados, manoseados y vaciados de sus puros contenidos, pero me esforzaré en que se entienda lo que intento explicar. El Universo es el todo, tal vez a alguien que oye hablar del Universo le condiciona pensar en el Espacio y los Planetas. Pero no, el Universo parte desde la conformación de lo mínimo que conocemos, el Átomo y sus adentros, -lo que nos conforma a usted, a mí y al papel de este libro- y lo máximo, el mencionado Espacio. Pasando claro está, por el ADN que es la estructura básica de la conformación física humana, animal y

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vegetal. Y todo el Universo, nuestro interior universo es una fuerza de equilibrios, es energía. ¿Llegamos a un punto? ¿Me sigue? Bien, le relataré mi descubrimiento sobre al energía y vea que no fui ningún superdotado.

Yo fui ese niño, que gran parte de su niñez estuvo desarmando los juguetes para saber que había adentro. Actitud que era vista por mis padres como de destrozona y dañina, pero esa es harina de otro costal y le correspondía a ellos analizar. Yo veo ahora que es una actitud que tienen casi todos los niños, por curiosidad, por asombro, en busca de respuestas.

Descubrí entonces que un autito que me regalaron, se le apretaba un botón y andaba hacia adelante y con el botón de al lado lo hacía hacia atrás. Otro autito de un amigo, mucho más caro y sofisticado, tenía la capacidad de vencer obstáculos, esquivándolos una vez que los hubo chocado sucesivamente. Al primero lo desarmé con un cuchillo y al otro, más tarde, roto y casi desarmado lo pude ver desde adentro.

Arribé a una simple conclusión, luego de una también simple observación de patrones: “El funcionamiento se efectuaba sí sólo si, en el compartimiento de las pilas estaban éstas”.

Medio en broma, medio en serio esto que describo es una verdad y una realidad que tanto los niños como los adultos pueden discernir con claridad. Pues bien, una vez que uno deja de destrozar cosas para saber que hay dentro (bueno, algunos jamás abandonan estas

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prácticas y espero que mis aprendices lo hagan) descubrimos que estos patrones se repiten. Sin energía las cosas no funcionan. Un ¡eureka! para mí, un “chocolate por la noticia” para otros. Lo cierto es que para arribar a este estado de comprensión elemental en nuestro sistema físico, nuestro Universo interior, hay que andar un camino. Aunque parezca mentira muchos niños hoy no tienen ni idea de cómo funcionan las cosas.

Uno ve como un pintor “tira baldazos” de pintura o “mancha” con distintos pinceles una tela. ¡Qué fácil! Se puede decir, pero bien sabemos que para lograr la esencia de las cosas hay que recorrer un largo camino de aprendizaje.

Bien, estará pensando: ¿dónde esta la parte que describe su viaje a la India? No, es mucho más simple de lo que nos pueda parecer encontrar respuestas del Universo. Y se compone, mi amigo, de todo lo que hemos visto: nuestro yo, nuestra energía, la tierra y todo nuestro entorno.

Entendí luego de varios años que yo me encontraba en la búsqueda, que mis amigos y todos los que yo conozco, anduvieron siempre en la búsqueda, tal vez de algo en concreto o de “un todo”, pero en esa búsqueda en la que nos detenemos en determinado momento de nuestras vidas. Previo al paso. Ya sea ocasionada por una experiencia fuerte, un accidente, la pérdida de alguien querido, una conmoción, algo fuera de nuestro alcance. Algo la origina porque comenzamos a necesitar

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respuestas. También pasa que descubrimos algo que nos hace emerger esa adormecida búsqueda en la que no sabíamos que estábamos.

¿Y la India, para cuándo?No, no hay India, hay curiosidad. Esa que

usted tiene y espero esté quitando ese velo que la cubría. Porque se encuentra en la cima de su propia montaña y las verdades le serán reveladas.

La espiritualidad.

Práctica.

La segunda vez que visite “su lugar”, deberá poder invocar su propio espíritu, su centro de energía. Hay zonas desequilibradas en su cuerpo, en las que tiene que trabajar. Ojo, no es que usted se tenga que convertir en un Gurú, ni tenga que comenzar a usar atuendos raros, ni le pediré que haga ritos extraños. El único rito que le pediré, o los únicos que le pediré, serán los relacionados con su propio ser interior. Tampoco me creo el adivino que le indica que está desequilibrado. ¿Acaso todos no lo estamos? ¿O existe la Salud? Es como que yo le dijera, la Verdad es mía.

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Tómelos en serio, tómese en serio. Si usted quiere jugar a cambiar su vida es problema suyo, pero si usted realmente quiere experimentar otra percepción de la realidad, ahí entra en juego la seriedad con la que tome estas líneas. Vaya por pasos. Tómese su tiempo. No sea como esas personas que salen a realizar cosas, hacer todo a la vez, devoran libros, compran cursos y no entienden nada. La cosa no está en deglutir, engullir conocimientos sino en aplicarlos con dedicación y respeto, haciendo un balance en cuanto al tema que vamos a incorporar a nuestro bagaje de aprendizajes. Sabremos discernir con la práctica si nos serán útiles o serán pura supercherías y actividades en qué ocupar el tiempo. Si no entendió algo de este libro, repáselo nuevamente, si aún así le quedan dudas, investigue, hay mucha literatura sobre estos temas. Está escrito de una forma en la que tendrá si o sí repasarlo para buscar los pasos. Sea crítico, por favor se lo pido. De nada servirá que usted lea sobre estas cosas sino lo experimenta como es debido. Muchas cosas que leeremos hoy recién nos serán útiles cuando deban serlo, casi nunca de inmediato. Recuerde: principios tienen las cosas. Bien, sigamos.

Siéntese en “su lugar”, con la ropa suelta y que no le tironee de ningún lado. Si puede descalzarse y apoyar los pies sobre el pasto o la piedra, en caso de que esté en el mar, mucho

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mejor. Buscamos el cable a tierra. ¿Cuánto hace que no se descalza? ¡Qué cosa! ¿No?

Despójese de criterios sociales. O me va a decir que le interesa lo que piensa una persona que eventualmente pasa por allí y lo ve. Seguramente seguirá su camino y no pasarán más que algunos minutos y se le borrará su imagen, no se preocupe por el “qué dirán”. Esa persona es una bolilla más deslizándose en el cajón, un número para las estadísticas. Es su prójimo, si, pero de él nos referiremos más adelante.

Respire hondo, pausado. Disfrute el aire purificado que le envían los elementos naturales. Sienta el agua u oiga las aves y cierre los ojos. Piense en usted y que la mayor posesión que tiene es nada más y nada menos que usted mismo. Piénselo, sin usted no existe nada ni nadie que lo rodee en este plano, usted es la existencia. Me dirá: pero si yo no estoy lo demás sigue andando, el mundo sigue andando. Y lo que usted en esencia me diría con esas palabras, es nada menos que: lo que vive y aprende es fruto de su existencia. Antes que fuera creado, no existía nada de este mundo, al menos para usted. Independientemente del resto de sus coterráneos, antecesores y demás; le repito: USTED ES LA EXISTENCIA. Su propio templo y su propio Dios.

Concéntrese. ¿Qué? ¿Que qué es concentrarse? Vamos, no es nada más que poner atención únicamente en lo que estamos haciendo, intentar dejar “la mente en blanco” o

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acallar los ruidos. Visualice mentalmente su anatomía, siga respirando hondo y rodee a esa, su imagen, como con una atmósfera. Esa es su atmósfera, hay quienes le llaman Aura. Nuestro convencionalismo, el suyo y el mío, nos lleva a elaborar nuestro propio vocabulario, por eso convengamos en llamarle atmósfera, véase dentro de una aureola de cristal, de protección.

Nuestro cuerpo irradia y recibe energía que simplemente no vemos. ¡Hay tantas cosas que no vemos! Diría que todo lo que conocemos es muchísimo menos de lo que no vemos. Para que se haga una idea nomás, incluso, vemos menos de lo que realmente podríamos ver de nuestro entorno. Tenemos cinco sentidos, aceptados hasta ahora y apenas nos dan para percibir algunas particularidades de los elementos que conocemos. Observe.

Sentidos: Elementos:Olfato. Tierra.

Gusto. Agua.

Tacto. Aire.

Audición. Fuego. Visión. Éter.

Éste último elemento, el Éter que muchas enumeraciones lo dejan fuera, es el más común de los “elementos ocultos” con los que

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convivimos. Disfrutamos de él en todos los aparatos receptores de radio, TV, microondas y radiofrecuencias de celulares. (que por cierto no son nada buenas) En ciertos estados de meditación podemos “atravesarlo” y percibir su particular interferencia en el organismo que solo lo apreciamos en forma de zumbido en nuestros oídos. Sigamos.

Su atmósfera se puede fotografiar, habrá oído hablar de las famosas fotografías Kirlian. Incluso hay quienes la pueden ver. Usted si se lo propone, al atardecer, cuando la ciudad toma ese color ensombrecido y el cielo ese rojizo resplandor, puede ver sobre las cabezas de las personas su atmósfera, pruébelo. Pero pruebe muchas veces, no pretenda verlas de primera.

Siga respirando y sienta como cada uno de sus miembros se aflojan. Ahora usted más que nunca es una parte viva y consiente de la naturaleza, siéntalo y disfrútelo. Su atmósfera y energía se funden con la de la tierra y el mar, las piedras y los árboles. Note el latido de la Madre Natura. Siéntalo, por favor. Esfuércese en intentar sentirlo.

¿De dónde cree que tomó el creador material para alojar su espíritu? ¡Exacto! De la Tierra. De la Naturaleza. ¿Le queda alguna duda de que usted ES LA NATURALEZA?

Ahora le hago otra pregunta, para que le quede “picando” nomás: ¿Usted se ensuciaría? ¿Provocaría daños irreparables en usted? ¿Derrocharía su energía si sabe que eso le acortaría la vida, más aún cuando quienes lo

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quieren y lo necesitan dependen de que usted esté en óptimas condiciones?

SABIDURÍA = Ser La Existencia + Ser la Naturaleza + Ser crítico + Visualizar y convivir

conscientemente con su atmósfera + no contaminarse ni dañarse.

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“Expanción”

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Hacia el Sabio de la ciudad.

Teórico, anecdótico, práctico.

Es bastante más fácil de lo que pueda parecer convertirse en un Sabio Ciudadano. ¿Qué esperaba? ¿Mudarse al monte y vivir en una casa de palos? ¡Qué bueno sería! Pero bueno, caigamos a la tierra. Irremediablemente usted vivirá y morirá en la ciudad. Y la sociedad tiene los mecanismos para que su cuerpo y funeral tengan el destino de todos. En un féretro más o menos lujoso, en una pompa velatoria más o menos concurrida, con más o menos caros arreglos florales. ¿Qué importancia tiene todo eso? ¿Define eso su calidad de humano? No. En absoluto. Entonces empecemos por establecer los criterios con los que se mueven las piezas en la ciudad.

Todo está estructurado para que tanto usted como los que rigen las reglas de juego “convivan en la mayor armonía posible”. Si, se lo entrecomillo porque es la paradoja más grande con la que convivimos, al igual que los primeros artículos de la constitución de todos los países del mundo. El tema es que le “yerran al bizcochazo” porque todo pasa por lo económico. Los sistemas sociales en el mundo entero, salvo raras y cuestionadas excepciones, son de corte y perfil netamente económicos. Se nos terminará arrastrando hacia el dinero virtual, donde literalmente gastaremos lo que

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no tengamos y la sensación de estar produciendo para “nada”, será aún más frustrante. Donde la delincuencia se tecnificará, en el mejor de los casos y como lo viene haciendo, falsificando tarjetas de crédito, creando personas virtuales o “reviviendo muertos”. O se volverá aún más cruel en el trato con el resto puesto que ni siquiera podrán vender los bienes materiales que roben. Más caos. Como para que después nos digan que los sistemas orientados al Mercado nada tienen que ver con la delincuencia, las superpoblaciones carcelarias y los ladrones infanto-juveniles. Las políticas sociales y culturales son las menos tenidas en cuenta en las plataformas políticas, sean cuales fueren las orientaciones y ellas son las que prevén las carencias sociales.

Pero parece ser que lo principal es la economía. Y usted me dirá: sin dinero no podría llevar adelante la vida que llevo. Y tiene razón, cuando la tiene no soy quién para contradecirlo. Lo que nos dice a ambos es que en la medida que nuestros conductores sociales no comiencen a revertir esta tendencia “dinerezca” todo pasará irremediablemente por el vil metal. La noria seguirá girando y nada romperá su ensimismada inercia. Al menos que usted comprenda el trasfondo de hacia donde vamos y verá que todo es cuestión de saber vivir.

La otra vez, me dejó boquiabierto un participante de un juego televisivo, donde con grandes premios económicos éste individuo

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debía escoger entre opciones ocultas que van desde prácticamente la nada a sumas más que interesantes. El hombre actuó con sabiduría, sin lugar a ninguna infinitesimal parte de dudas ante lo económico, vea usted:

Comenzó a jugar y conforme iba escogiendo opciones las sumas ideales salían en su desmedro. Siempre tenía una opción beneficiosa si se retiraba cuando lo viera conveniente, pero había tenido tanta mala racha que todas las cifras grandes le salieron primero, siguió jugando a pesar de las protestas de los presentes en el plató y muchos televidentes como mi compañera y yo. Y nos hizo pasar un momento muy divertido a todos a pesar de que no se llevó ni para desquitar el traslado hacia el canal.

Quedamos comentando con mi compañera, lo bien que había estado el participante y lo realmente divertido que se lo veía. La reflexión era la siguiente: llegó al juego sin un centavo. Con el devenir del mismo, pudo llevarse una gran suma o simplemente, en el peor de los casos quedar como estaba. Si se divertía y ganaba, fenómeno, pero si no ganaba, se habría divertido y eso es un premio más que suficiente en estos tiempos que corren. Para lo fortuito también debemos estar preparados, de nada nos servirá recibir una fortuna de sopetón, porque no sabremos actuar con sabiduría frente a ella, esto en un hecho.

Actuar sabiamente en la vida es hacer esos balances sin remordimientos ni orgullo. ¿Recuerda lo del orgullo? Así es.

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Cada vez lograremos detectar con más premura la decisión sabia ante una situación. Comenzamos por evaluar y “bajar la pelota al piso” después de un determinado acontecimiento, eso es lo primordial. Luego, cada vez que tengamos la oportunidad de optar estaremos ejercitados para resolverlo más tempranamente hasta lograrlo al instante. Todo es un ejercicio, un deporte. Y no hay nada, preste atención, no hay nada que no podamos hacer si realmente estamos convencidos de que es lo queremos hacer con pasión y desde el alma. Aquello en lo que usted se pregunte, ¿qué hago yo acá? Deséchelo, salga inmediatamente, no aguante un segundo más. Magia o nada.

Le narraré un episodio que tiene que ver con la pérdida de criterios que tenemos los ciudadanos.

Uno de los empleos que tuve, era de portero en una institución privada de educación preescolar. Resulta que los viernes era casi moneda corriente que algún padre llamara reclamando algún útil u objeto que podía ser un juguete preciado para el niño y que se lo olvidó. Cuando en su casa constataba su ausencia, los berrinches y protestas intuyo que causaban en los padres situaciones de desespero. “Intuyo” porque llamaban al colegio en horas inconcebibles para reclamar dichos objetos. En una ocasión, una joven madre, me llamó dos veces para reclamarme un estuche

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metálico de su hijito de cinco años, que tenía forma de autito. Como el papá del niño que era quién vendría a buscarlo se retrazó en el trabajo, no podía pasar antes de la hora límite en la que yo me encontraría en mi labor. Esto era sobre las 21 horas. La joven llamó a su marido para que coordinara alguna forma de retirarlo sí o sí. El esposo habló conmigo y combinamos en dejárselo al sereno. Fíjese usted, que a la hora que el niño se reuniera con el estuche, casi seguro estaría durmiendo...

Para esa simple acción que rodea a un niño ciudadano en particular, vea usted que se gastaron cuatro llamados telefónicos, el traslado cruzando dos veces la ciudad en automóvil y el tiempo y coordinación, mínima, pero coordinación en sí, de dos funcionarios del colegio, más los padres; cuatro mayores.

Usted dirá: bueno, no es para tanto, no cuesta nada complacer a un niño. No. ¡De ninguna manera! ¿Qué valores estamos inculcando en esa criatura? ¿Qué autoridad podemos tener el día de mañana cuando nos exija cosas mayores, cuando quiera hacer lo que le plazca porque “papí y mami” me solucionan todo. Porque jamás me enseñaron lo que es la austeridad?

Apunto, con este ejemplo, al sentido transformado que por suerte usted tiene ahora. Apunto a que cada ciudadano tenga criterio a la hora de manejarse con situaciones comunes que son un atentado al futuro. Porque esta situación era buena ocasión para educar al niño de cinco años sobre el criterio de “en

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ausencia de”. Para educarlo con los valores de austeridad y de plan “B”. Sobre el criterio de buscar alternativas y decirse: no, este tema lo tenemos que solucionar usando el cerebro, el raciocinio. Equilibrar nuestro universo familiar. Y sobre todo ponerle un gran “No” al derroche. Si a los cinco años los padres son títeres de sus niños ¿qué autoridad piensan tener cuando sea un adolescente con sus propias maneras de entender su alocado mundo?

¡Ah, ciudadanos! Usemos más el cerebro.

Una persona mayor estaba con su nieto al cual se le había caído la pelota para abajo de un auto. El niño, inconsciente metió sus piernitas para intentar alcanzarla sin ver que la carrocería estaba apoyada sobre unos tacos de madera. Con el movimiento provocado al tomarse de él, los tacos delanteros se movieron y el auto le apretó una de sus piernas. La señora desesperada atinó a pedir ayuda mirando a su alrededor. Sin la presencia de personas que la pudieran auxiliar, se asió firmemente del parachoques del auto levantándolo para que el niño pudiera salir. Nada más que unos machucones, por el apretón sufrió el niño en una pierna y ganó una abuela heroína que veneraría toda su vida. Ahora, la señora que tenía los problemas lumbares propios de la edad no se podía explicar cómo hizo semejante cosa. ¿Acaso no es un poder que está en todos nosotros? Un

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levantador de pesas, en frío, no podría levantar dicho peso -como lo hizo la señora- sin provocarse una lesión.

Lo que tenemos para rescatar de esta anécdota es el poderío que nuestro ser tiene, la capacidad de nuestro cerebro de bloquear, trabar y fortalecer al instante tanto músculos, tendones, terminaciones nerviosas y articulaciones que entran en juego para permitirnos hacer proezas del estilo. Tenemos el potencial, usémoslo. No para levantar autos, sino en el día a día, en pensar en los deseos y poner toda nuestra atmósfera en esa dirección y llevar a cabo todos los pasos para lograrlos.

SER SABIO = Reconocerse un ser especial. + Escoger la mejor opción siempre,

concienzudamente. + Utilizar el potencial de nuestro cerebro. + No derrochar. + Cuidar

nuestra atmósfera fundiéndola de cuando en vez con el entorno. + Cuidar nuestro universo

personal y familiar.

Estoy bien yo, estarán bien los que me rodean. Estoy como el culo ¿cómo pretende que estén los demás? Simple y sencillo, usted es el hacedor del estado frente a lo que lo rodea. O no comprobó nunca que cuando está bien, se ve rodeado de “amigos” y cuando esta mal...

¿Individualismo? No.

Apostar a lo individual para aportar más y mejor en el colectivo.

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Un mal viviente o un “Plancha” –por opción o por condición- lo mira con desaprobación y despecho, a usted que tiene la posibilidad de acceder este libro, por ejemplo, u otras cosas más caras, o tal vez se acaba de bajar de su automóvil último modelo. Usted inmediatamente le hecha una mirada temerosa y despectiva por como está vestido, por los elementos que lleva. Es un acto tan común, que es “normal” en la ciudad. Probablemente sus ropas no tengan el estado sanitario acorde a su forma de vivir. Él también lo margina a usted porque ve su miedo y desconfianza, su actitud huidiza y porque no, su despecho orgulloso.

¿Qué pasa acá? ¿Acaso no son seres de una misma sociedad? No olvide que usted era un número como él, una hormiguita que desde los altos edificios vidriados los poderosos observan, mientras sonrientes y bien habidos dirigen su futuro y el de él.

No le pido que le dé un abrazo y le diga “hermano”. No le pido que le dé una limosna ni le ofrezca un empleo. No tiene por qué hacer algo por él, a menos que se lo solicite y usted, como buen sabio ciudadano escogerá la opción adecuada para ayudarlo. Pero, por lo menos, no lo mire con despecho. No le grite a su niño “rescatándolo”, si se le acerca, como si fuera a las fauces de un horrible monstruo. Probablemente trate mejor al niño de lo que cualquier persona pueda hacer, pero tal vez le ofrezca o le regale algo que puede contener -de

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hecho contiene- gérmenes con los que ellos conviven y a los que son inmunes y su niño no, entonces evitando con una sonrisa y actitud benevolente, que se den situaciones que no hacen más que demostrar desaprobación y despecho, el momento pasará a ser una anécdota para todos, o cuanto menos un simple instante. Como ve, todo pasa por usar bien el cerebro.

SER SABIO = No discriminar + No ayudar con más de lo que esté a nuestro alcance y a los extraños, al menos que nos soliciten y en cuyo caso optaremos + Reconocer que todos

somos humanos más allá de condiciones sociales y con idénticas problemáticas +

Reconocer que todos somos bichos ciudadanos.

Y para muestra de que somos mucho más que conciudadanos veamos lo siguiente:

[Todo el mundo tiene dos progenitores, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, 16 tatarabuelos, etc. Por cada generación que retrocedamos tendremos el doble de antepasados directos.][...si, por ejemplo, cada 25 años surge una nueva generación, entonces 64 generaciones atrás serán 64 X 25 = 1.600 años. De este modo cada uno de los que ahora vivimos tenía en el año 400 unos 18,5 trillones de antepasados directos..., o así parece. Y eso sin hablar de los parientes colaterales. Ahora bien, esa cifra supera con creces la población de la Tierra en

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cualquier época; es muy superior incluso al número acumulado de seres humanos nacidos a lo largo de toda la historia de nuestra especie. Algo falla en nuestro cálculo. ¿Qué es? Bueno, hemos supuesto que todos esos antepasados directos eran personas diferentes, sin embargo no es ése el caso. Un mismo antepasado se encuentra emparentado con nosotros por numerosas vías diferentes][Sí retrocedemos lo suficiente, dos personas cualesquiera de la Tierra encontrarán un antepasado común][En cualquier caso, las relaciones están claras: todos los habitantes de la Tierra somos primos] Carl Sagan “Miles de Millones”

Energía en la ciudad.

Cuando se logra observar más allá de nuestros ojos, percibir más allá de nuestros sentidos, vemos el “dulce hacinamiento” en el que vive el ciudadano.

Y sinceramente, no sé si aconsejarle que lo haga, porque entonces usted verá que ha crecido en cautiverio como un animalito de zoológico y no piensa en que su jaula es tan amplia que no es capaz de sentir su existencia. Aprendió a soportar las adversidades de vivir amontonado, presa de la violencia, las enfermedades, la pésima alimentación, la pésima atención médica, la inseguridad; donde

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en cinco metros cuadrados viven hasta ocho, diez o cuantas familias puedan caber en cada piso. La privacidad, aquella tan defendida, es algo que ha quedado atrás. A pesar que se vive en un mismo edificio la mayoría de las veces ni se saludan las personas al cruzarse, como tampoco saben con quiénes exactamente se comparte el consorcio. La polución sonora de las ciudades merecería todo un libro aparte. Pero, ¿sabe cuántas neuronas mata un portazo? Seguramente no, un susto causado por un fuerte sonido inesperado mata grandes cantidades de neuronas. Un bocinazo, el ruido del tráfico, lo hacen en igual proporción que mover la cabeza durante horas pegado a un altoparlante en una discoteca.

Y el ciudadano piensa que realmente eso es vida, está convencido de que eso es realmente vivir. Intercambiando virus y bacterias por doquier. Y no le hablo de lugares públicos de mediana calidad, le hablo de un hotel cinco estrellas, si quiere: donde una persona estornuda en un ascensor y ocho o más que vengan detrás entran en contacto con esos virus que en un ambiente natural es disipado pero en una caja cerrada, ¿cómo se decanta? Le hablo del viento que sopla en la ciudad que arrastra todas las porquerías que andan por las esquinas, inclusive de los contenedores de basura que no se caracterizan por atrapar gérmenes, precisamente. De los barrios más lujosos que se imagine o viva y miles de ejemplos más. No mencionaré las otras poluciones, como la lumínica que casi

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ninguna Municipalidad toma en cuenta y sus ciudadanos ¡no ven las estrellas! Tampoco voy a mencionar el tema de la soledad, otra paradoja social que merece varios volúmenes. Los suicidios por miles en pocos meses, en fin...

Entonces, coincidirá conmigo en preguntar si el ser elige o no, vivir como vive. No porque ve lo que es mejor para él mismo o los suyos, sino que ignora que se puede vivir más y mejor. Y no le hablo de renunciar a las comodidades ni los hábitos básicos (los benignos) sino, de ganar en calidad de vida. Otra de las tantas frasecitas puesta de moda pero tan poco hecha carne, que no se la cree nadie, o lo que es peor no la asimila nadie.

Las energías hogareñas.

Si usted tiene en su habitación o en la de los niños, atrapa sueños, colgantes, móviles o ventiladores de techo nuevos, habrá visto que se mueven sin percibirse una leve brisita. ¿Qué, son fenómenos poltergeist, paranormales? No, ésos no precisamente. Le diré que la Tierra se extiende más allá de los límites de las ciudades. La tierra es mucho más que una bola de barro suspendida en la nada dando vueltas cada veinticuatro horas. Si usted se piensa que su existencia se reduce a la altura de las nubes y cuatro metros por debajo de sus pies; en los estacionamientos, los

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sótanos y cloacas. Está equivocadísimo. La Tierra debido a que es una masa geoide y la gravedad ejerce su fuerza pareja, concentra todo ese peso, toda esa presión en el centro mismo del planeta. De modo que, su núcleo es un cúmulo de constantes fricciones y explosiones que generan grandes, inmensas descargas de energías telúricas. A través de grietas o vetas, la energía emana desde las profundidades y se eleva hasta unos dos mil metros de altura a campo abierto y poco menos de mil en las ciudades. Vea los datos de los estudiosos en radiestesia de su ciudad. Hay muchísimas vetas de energía en todo el planeta. ¿Qué cree que hacen las ciudades, enormes macizos monolitos que tapian la tierra? Obstaculizar el natural pasaje de energías benignas. Pero aún así, atravesando todos los elementos que componen a los edificios y calles, que son los mismos que atraviesan durante su viaje a la superficie, pero en otro estado, menos densificados, menos compactos. Las vetas, muchas malignas, se manifiestan causando que ciertos objetos livianos se muevan. ¿Dónde cree usted que están colocados los altares de las iglesias? Exacto, sobre las vetas de energía, donde confluyen fuerzas telúricas que energizan al humano ayudándolo en su sanación espiritual.

Las energías existen. Como no se ven son indiferentes al humano, pero lo cierto es que convivimos con ellas. Se sabe de casos que no explica la medicina tradicional, de personas que al mudarse de vivienda al poco tiempo

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sufren de descompensaciones orgánicas de todo tipo. Muchas derivan, casi seguro en la muerte, si no son tratados con medicinas que equilibren las energías trastocadas severamente por el cambio de exposición a ellas. Ya sea que residía o dormía sobre una veta o pasó a vivir o dormir sobre una. La medicina tradicional evidentemente no tiene poder sobre este tipo de trastorno. No hay medicamento químico que contrarreste la falta o la sobre exposición energética de una persona, porque éstos van dirigidos a calmar síntomas específicos. Los impulsos eléctricos del cerebro hacen llegar al órgano afectado las órdenes para que éste se regule, pero hay un verdadero cortocircuito que impide que dichas órdenes se efectúen. La meditación profunda, el Yoga, el Chikún, la Acupuntura, la Gemoterapia, etc., son las armas para combatir dichos desequilibrios.

El Ser humano convivió con estas realidades desde siempre. Hay conocimientos que por ser tan elementales frente a nuestra capacidad de información hoy día, ya dejaron de ser secretos que en la antigüedad eran guardados y encriptados con celo. Hoy todo se sintetiza y para producir en masa, se baja la calidad de algo que pudiera resultar altamente beneficioso, todo por el afán de dinero, únicamente por y para ese fin. (Pero cómprese un gatito y fíjese donde duerme, ahí es un buen lugar para poner su cama. Ellos jamás se acuestan en una veta de energía)

La mala vibración.73

Estamos expuestos a radiaciones de energías de todo tipo. Sin mencionar la de los aparatos electrónicos, la vibración que de hechos cotidianos recibimos o emanamos es importante considerar. La energía agresiva que acumulamos luego de ver una contienda de boxeo, es sin dudas una ejemplar forma de cargar esa batería negativa que en la primera oportunidad descargaremos con actos que muchas veces, a la postre, no resultan felices. El miedo y la inseguridad nos cargan de una mala adrenalina que tiene los mismos resultados. Cuando oímos discutir acaloradamente o protagonizamos riñas familiares, también cargamos esa batería de energía negativa que al reconocerlas y dominarlas las podemos usar en nuestro provecho. Lo más aconsejable en éstos casos es evitar dichas cargas, desde luego. El sabio ciudadano sabrá sacarles provecho, dando un paseo o practicando cierto deporte que las libere.

Ya ve usted, estimado lector, que no es necesario ser un iluminado para ser un sabio ciudadano. Lo que maneja el sabio a ultranza son los criterios básicos de conducta que tiene que ver con un patrón de comportamiento equilibrado. Porque usted encontró cómo equilibrar su espíritu. Por tanto es una persona critica, que ama la vida y vive

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permanentemente buscando equilibrar su Universo, trayendo paz donde hay conflicto, llevando sanidad donde hay enfermedades, buscando esperanzas donde hay desasosiego. Convertido en un Ser Recto.

Lo que debe hacer un ciudadano usted lo sabe, pero le daré una lista de las cosas que no debe hacer.

Hablar agresivamente, no reconocer errores, discutir interminablemente, maltratar a los niños, a los animales, a las personas adultas, sacar ventajas sobre el otro, ser envidioso, orgulloso, arrogante. Tirar basura por la ventanilla del coche, en la calle, en el metro, derrochar y malgastar todo: energía, bienes, tiempo, recursos humanos. Hablar de los demás fuera de un ámbito coloquial con cualquiera y de cualquier persona, pero por sobre todo negativamente.

Lo que, en cambio hace un sabio:

Administrar su energía, sus bienes, su tiempo. Es un ser especial por tanto reconoce el desequilibrio de los otros y obra de acuerdo a su conveniencia sin que el otro resulte dañado, perjudicado, timado o frustrado. Cero enojo. Cero orgullo. Reconoce la virtud de los suyos y ajenos, aún éstos sean “enemigos”. Se regocija con el contento de los demás. Comprende el manejo que tienen ciertas personas en el círculo en que se mueven y entiende que su analogía de los hechos que comparten es muy

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diferente, de modo que se adapta a su criterio e intenta interactuar de la mejor manera.

Un sabio desencaja con el resto, porque ya no encuentra placer llevando chimentos, entre otras cosas porque aprendió que los demás no tienen la culpa de ser como es usted, un ser inquieto que busca las verdades en la letra chica de las cosas. A usted no lo van a entender cuando lo vean brindándole tributo a la Tierra, cuando lo vean pidiéndole permiso a una planta o un árbol para podarlo. Esos seres “blancos”, por lo “sin color”, no por lo que significa el color blanco, el albedo de los alquimistas. Están convencidos de que son los administradores de los recursos de la Naturaleza, se creen dueños del Planeta porque no hay otra especie pensante que lo defienda; quizás por ahora.

La tierra, estimados timadores, bien se las ingenió para subsistir millones y millones de años, solita, creando y adaptando cada cosa que sobre ella vive. Es tan abominable el comportamiento humano que ha dividido la tierra, la ha parcelado, alambrado y despojado de los derechos sobre ellas a los primeros ocupantes. No hay prácticamente a éstas alturas comunidad indígena que conserve sus originales posesiones, ¿pueden concebir eso? Salvo alguna comunidad que sobrevive -en alguna espesa selva impenetrable cuyos márgenes también han sido y siguen siendo talados indiscriminadamente creando estados alarmantes de deforestación-podríamos ir

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despidiéndonos en unas décadas de los indígenas.

Aunque no se haga más daño por parte de las industrias polucionadoras que impunemente siguen proliferando en el mundo, aunque nos detuviéramos en éste instante de producir gases tóxicos, agroquímicos, radiación en las aguas, chatarra espacial, etc., etc., sería imposible revertir el daño ya hecho.

Con esos seres, tanto los que saben lo que hacen como los que ignoran pero participan siendo cómplices silenciosos, están perdidos, mi amigo.

No se aflija, mire a los demás con el respeto de siempre, pero no se deje permear por la mala atmósfera de ellos. Reconózcase en ellos como parte de su pasado, son “usted hace un tiempo”. Personas que se merecen toda su estima y consideración pero, que lamentablemente no han dado el paso. No se sienta tentado a dar conocimientos atroche y moche, no. Usted no es un mecías, ni está llamado a ser el salvador de los demás a menos que conozcan su naturaleza y se lo pidan. El sabio sabe cuidar su fuente. Hay que tironear bastante su toga para que afloje algo, en cuentagotas, dejando que el trabajo lo hagan los demás, como lo hizo usted buscando la sabiduría. Déjese tironear de la toga, no se tiente.

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“Despertares”

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Usted logró mantenerse en pie, mientras los demás se deslizan y caen por el agujero del embudo. No lo vea como algo fatal, véalo por el lado de: quién elige salvarse, finalmente se salva. ¿Salvarse de qué? Buena pregunta, de vivir un no-vivir, de morir sin haber sido uno en conciencia. Yo he visto cadáveres en vida, veo a gente derrotada antes de pelear. ¿No es eso el colmo?

Porque hablando de salvación, debo mencionar que ese era el discurso de alguna que otra religión. No se asuste, no le voy a preguntar, como me preguntaron una vez: -¿Vos sos “salvo”? Aparentemente se refería a que el sí era salvo. Estaba salvado.

Lo único que conservo de alguna religión es el rezo. Pero no se asuste, no le voy a pedir que rece. Sin embargo, tal vez usted lo haga frecuentemente y no esta mal, por el contrario, hay muchas formas de rezar. Rezar no es más que un mantram en el que concentra energía positiva en agradecimiento y deseos.

El tema es que el rezo no debe generarle deudas como les genera a algunas personas. Deudas ante Dios, que como buenas personas que son, quiere saldar y allí entran el verdadero laberinto de la culpa. Pareciera que ese Dios, que tiene la capacidad de cobrarle las deudas individualmente a más de 400.000 millones de mortales en el mundo, le encantara que sus fieles se embadurnen de culpas. Casi no pueden vivir, fumar, emborracharse alguna vez,

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hacer el amor antes de casarse, o por placer; (esto si no es un predicador de la palabra. Para ser más concretos, sacerdotes o sirvientes de Dios...)

¿Qué?¿Que me dice que algunos se casan? Bueno, en algo tiene que empezar a ceder algunas creencias, porque hacen agua por todos lados. Con la cantidad de sacerdotes homosexuales que siquiera pueden confesarlo porque su fe en Dios es inaceptable ¿de qué prédica de la palabra me habla?

Ya sé, ya sé... No tengo derecho ni intención de ir contra sus más íntimas creencias. Me disculpo si lo ofendo y le menciono que por ser crítico, me alejo de las incoherencias y me aferro a la fe en lo que compruebo. Por que sobre todo, prepondero el valor humano que le damos a los pensamientos. El espíritu colectivo en el que estamos inmersos está conformado por todas las personas de todos los orígenes, de todas las “razas”, de todas las orientaciones, sean étnicas, espirituales, sexuales, etc. Si salvamos al mundo lo hacemos todos, no solo los que creen en Dios, a pesar de discriminar y anquilosar ideas en el tiempo. No solo los que conciben a Dios como un tercero. Entienda que somos como una gota que se separó en la rompiente. Somos parte de ese mar del cual provenimos, tenemos nuestra individualidad mientras nos dura la caída, la rodada por la piedra y el regreso al mar, al todo, a Dios. Entiéndalo. Usted está momentáneamente separado de ese todo-mar al que pertenece bajo

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el criterio del libre albedrío y equilibrio universal, cada ser tiene su espacio y su lugar, su tiempo y su forma de encontrarse y buscar la ascensión. Y cuando se “funda” con el todo seguirá siendo usted, fundirse es un simbolismo, como todos los que manejan todas las creencias.

Los recovecos de la mente.

¿Todo está en la mente? Veremos: cierta persona, una vez, fue al mismo terapeuta de siempre, para intentar encontrarle o encontrar la salida a algunos temas un poco difícil de llevar en su vida. El profesional intentó con todas las disciplinas académicas que creyó conveniente y ciertos asuntos, luego de muchas sesiones aún seguían causando problemas a su paciente. Intentó entonces probar con la técnica de hipnosis. Su propósito con ello era llegar a su infancia para determinar allí algún hecho trascendente que haya derivado en sus trastornos. Hasta allí todo “normal”.

Resulta que todo comienza como de costumbre hasta que en determinado momento, su paciente recordó tal y como se hace en hipnosis regresiva, con totales sensaciones vívidas, hechos que no pertenecían a su infancia, sino a una adolescencia que a su

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vez tampoco correspondía a la suya ¿cómo es esto? Bueno, resulta que la adolescente que ella describía vivía hacía más de 500 años en una región remota muy alejada de su país actual. Jamás había sentido nombrar siquiera el lugar y su paisaje, sus gentes y costumbres. Se veía a ella misma, claro que con otro aspecto y con extrañas ropas que describía al detalle.

El asombro y escepticismo del profesional lo llevaron a ser cauto con los resultados y tras varias investigaciones, incluso con diversos pacientes, le llevó a la conclusión que en efecto lo que se experimenta son vidas pasadas. Le he resumido miles de casos, situaciones y sensaciones de los pacientes, años de investigación y estudio de los profesionales en unas cuantas oraciones. Le exhorto a que investigue usted y saque sus propias conclusiones. En lo particular trabajo hace 5 años en el tema.1

El punto es que somos espíritus que intentan perfeccionar sus conocimientos en todos los ordenes de la vida. Somos espíritu tratando de vivir una vida humana y no humanos tratando de vivir una vida espiritual. Cuando morimos tenemos un registro en el cual se llevan los avances, se planifica una nueva vida y se regresa. Tal vez tenga su opinión formada con respecto al tan mentado tema de la reencarnación. Pareciera que tantas controversias tuvo que los maestros (Jesús, Buda, etc.) buscaron la forma de que accedamos a nuestros registros con el fin de 1 Ver La Máquina del Tiempo, del autor.

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poder enmendar los errores “en vida”. Es decir, poder ascender con la posibilidad de haber conocido cómo nos hemos conducido y lo qué hemos aprendido. No olvide que esta contribución divina hace que más rápido alcancemos el nivel deseado de aprendizaje colectivo para ascender como especie.

Hoy, peligrosamente se comienza a difundir el tema, por lo cual debemos ser muy precavidos a la hora de afrontarlo. Recuerde el axioma quién mal anda, mal acaba y que debemos afrontar estas disciplinas con limpieza en el alma, de quien profesa y quién se somete. Sabido es que de ante mano los grandes acontecimientos de nuestra vida están de alguna manera establecidos. El cómo y el momento es cuestión de la causalidad y el libre criterio de vivir como nos demos cuenta. Porque es cuestión de saber si estamos viviendo como nosotros queremos, para crecer más y más o lo estamos haciendo de acuerdo al patrón de conducta humana, del consenso, donde no hay nada más que esta vida y donde siquiera nos preocupamos por gozarla al máximo.

Siguiendo el ejemplo de las gotas del mar: usted proviene del agua de una determinada playa, y se relaciona con las gotas de la misma ola de la que surgió. Bien, con los espíritus acontece la misma cosa, se agrupan por afinidad, por pertenecer a la misma ola, o a la misma playa. Vivimos nuestra caída por las piedras y elegimos fusionarnos con otras para llegar más rápido y mejor al mar, para volver a vivir la experiencia de salirnos de el, pero con la

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capacidad de aprender que cada vez que estemos “fuera”, volveremos mejores en valores y sabiduría. Cuando cambiamos las gotas por espíritus vemos que nuestro padre en esta existencia tal vez sea un hermano en la otra, un buen amigo o quizás seamos uno de sus progenitores indiferentemente del género. Esto explica por qué reconocemos en las regresiones a vidas pasadas a muchos seres que nos han acompañado en varias vidas muy cercanamente.

Hay familiares que solo cumplen un rol secundario en nuestras vidas, concretamente individuos que formaron parte activa de nuestro núcleo pero luego por razones naturales se han alejado sin afectar en lo más mínimo. Esto explica que no estamos obligados a sentir apego artificial por quienes no los sentimos naturalmente. Simplemente ese espíritu guía, nos ha secundado en una etapa importante y nada más. Algunos otros seres vienen para quedarse, otros para encaminarnos cuando vamos mal y otros para complementarnos en la búsqueda, esa alma gemela que nos acompañará a lo largo de muchas existencias. La gota con la que elegimos fusionarnos para llegar al Mar, al Todo, a Dios. ¿Le queda alguna duda de que usted es Dios?

La idea, la gran idea de vernos y sentirnos eternos nos hace reflexionar acerca del rol que cumplimos en ésta existencia. Nos hace tener otra percepción sobre la propia muerte, que

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también tenemos predestinada cuando ya cumplimos con las tareas que como espíritus tenemos asignadas. Nada como experimentar estos sentimientos uno mismo, para lo cual le recomiendo investigar sobre terapias de regresión a vidas pasadas. Donde encontrará mucho escepticismo también, pero muchas opiniones a favor de la eficacia comprobada sobre trastornos de comportamiento y enfermedades que se curan definitivamente luego de estas regresiones. Porque las mismas se hacen a través de una hipnosis profunda en la que usted no pierde el criterio de nada que lo circunda y puede evaluar y juzgar lo que experimenta. El solo hecho de relajarse y bajar los niveles de aceleración que llevamos, ya es una gran conquista. Piérdale el miedo, relájese más a menudo, verá que después su cuerpo se lo pide solo, cuando usted a prendió a escucharlo.

Nada más de este tema por ahora.

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Su Objeto.

Es poco probable que algún sabio se haya

aferrado a algún objeto o fetiche, pero los objetos muchas veces encierran un simbolismo en sí mismos o algún significado por lo que vale la pena conservarlos; por ello, yo recomendaría que usted se hiciera de alguno. Además de “Su Lugar” es bueno tener “Su Objeto” que puede ser cualquier cosa que usted tal vez ya posea. Ya sea esa medallita, un anillo o una alhaja de una abuela. Ese objeto que usted se encargará de energizar, para tenerlo como una suerte de amuleto y a su vez le servirá de nexo entre usted y “Su Lugar”. Debe ser de un material noble y lo más puro posible, desde madera, piedra hasta metales preciosos.

Vamos a tener en él un cable a tierra. Vamos a tener de qué asirnos cuando una circunstancia nos sobrepase y no sepamos con certeza como escapar de ella. Será para acortar ese gran período de dolor que cumplen los problemas, aunque con la sabiduría de dejarlos madurar, transcurrir y no por aferrarnos al objeto intentar pasarlos por alto. Porque duelo se hace con todas las cosas y uno no debe rehuir a ello, uno debe asirse al duelo y no por una cuestión de auto infringirse castigo, sino para formar la “callosidad” tal y como lo necesita la bailarina en sus pies y el músico en las manos, con su instrumento. La callosidad del espíritu es lo que nos permite crecer, sin que ello signifique endurecernos y dejar de ser

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sensibles. Ellos nos curan de los dolores, de los enojos, de las malas energías, de la revolución que se ha generado en nuestro equilibrio por haber atravesado un momento, sea cual fuere su naturaleza, que no esperábamos o, cuanto menos, que no deseábamos.

Ese amuleto, entonces, lo vamos a llevar con nosotros cada vez que tengamos que atravesar un período de duelo, ya sea que discutamos bruscamente con alguien querido y lamentamos mucho las consecuencias que esa disputa genera o por el caso extremo por el cual uno hace duelo que es la pérdida de un ser.

La idea del objeto es simplemente una ayuda, nada más que un símbolo de nuestra individualidad. De ninguna manera debe ser una compañía determinante de estados de ánimo y equilibrio emocional. No debe ser nuestro motivo de vida. Si se nos perdiera, simplemente lo sustituimos por otro al cual energizaremos para que cumpla la misma función. Recuerde que es un amuleto que pasará a ser un escudo de protección contra las malas fuerzas que sin dudas, usted que inicio el camino de la sabiduría, se va a enfrentar. (Se va a acordar de mí) Las disciplinas que se basan en la energía de los elementos materiales íntimos son la radiestesia, rabdomancia y videncia, entre otras.

Energizar Su Objeto.87

Práctico.

Deberá trasladarse a un lugar donde sepa que haya una veta de energía o hacia una catedral. Parado descalzo, si es posible -en el caso que sea una veta natural- o simplemente frente al altar de la iglesia, por eso no lleve medias ni nada que le impida descalzarse en unos pocos movimientos. Usted deberá sostener el objeto o amuleto sobre la palma de la mano derecha, con la izquierda debajo, a la altura de su Chakra inferior debajo del ombligo para que, de esa forma la energía que le demos al objeto sea la propia nuestra además de la que reciban de la Tierra.

Preguntará: ¿por qué una catedral? La antigua orden de los Templarios, construía las catedrales de acuerdo con la orientación del Sol para que sus vitrales y los detalles de éstos iluminaran puntos precisos de la construcción, como así también los puntos de energía terrestre donde erigían el altar. De modo que hay muchas en su ciudad que cumplen con este patrón constructivo y se asegurará que la energía se impregnará en usted y su objeto. Pida ayuda al sacerdote si así lo desea, aunque lo mire raro. Asimismo puede recurrir a un centro holístico o centros de medicina alternativa. Las personas sin religión que allí concurren le dan una impronta muy especial a los locales.

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Usted cerrará los ojos e invocará su espíritu al mismo tiempo que imaginará o visualizará una corriente que emana de sus pies hacia el objeto. Véalo como rodeado de una potente luz y dígase hacia adentro, con sus palabras:

“Espíritus guías, seres de Luz del Amor absoluto y del poder de Dios, hagan de este objeto mi escudo protector y mi llave para acceder al conocimiento noble y puro. Por Cristo y para cristo, que así sea”. Reitero, con sus palabras, sus sistemas, sus invocaciones, poco importa lo que se diga siempre y cuando se digan con el corazón.

Respire hondo, y su atmósfera que se irá cargando, también lo hará con el objeto. Sepa que es sumamente importante que el acto se realice en tranquilidad, con paz interior y sin apuros. Sienta fluir la energía y no se esfuerce por sentirla. Se cargará de igual forma aunque no sienta los típicos fríos en la columna, o las palpitaciones fruto de las emanaciones energéticas que por primera vez y en forma masiva recibe nuestro cuerpo.

En cuanto a su postura, ya hablamos de la vergüenza y demás, así que no lo repetiré. Es su acto individual y las personas lo verán como un típico rezo frente al altar.

Cada vez que usted salga de su casa, es

bueno que se tome unos segunditos y así como se perfuma y se acicala, energícese apoyando

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su Objeto en todos sus Chakras. O si le queda cómodo, el símbolo de la cruz y salga protegido. Es muchísima la mala vibración que hay en la ciudad. Simplemente como si se persignara, tocará con su objeto los puntos mencionados y bastará para protegerse y cargar las baterías. Hágalo a solas si no le cuadra que los demás lo vean. Pero es su ritual, respételo y las fuerzas del otro lado no lo molestarán. Con esto ayudará a su inconsciente a grabar su estado de permanente alerta.

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“Energizando”

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Proceder de Sabio.

Teórico Práctico.

Es de vital importancia que una vez ejercitada la actitud crítica frente a todas las cosas, usted comience a descubrir esos modismos, costumbres o muletillas que utiliza al hablar o que advierte en los otros. Son como “nuevas ondas” que arrasan como oleadas de quién sabe qué punto de la ciudad y se comienzan a generalizar. En determinada época todos los ciudadanos se contagian de esa escasa verborrea que pasa primero por los adolescentes -los más vulnerables a este tipo de patología ciudadana- luego por los mayores citando a éstos últimos y luego se instalan en el colectivo. Usted debe salirse de esas corrientes, debe ser muy observador acorralándose y no permitirse caer en esas modas tan dañinas de frases hechas y palabras que se repiten hasta el cansancio que terminan por dañar severamente el rico lenguaje con el que nos comunicamos a diario. La misma lucha debe afrontar con las cábalas supersticiosas y rituales enfermizos que nos convierten en seres autómatas de nula espiritualidad. Verá que su veta de comunicador saldrá a flote y tendrá que llevarla a cabo correctamente.

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Es imprescindible entonces que usted se escape de las fórmulas, de los moldes que una y otra vez impone la sociedad. Aprenda a observar a las personas que sí están estigmatizadas, encasilladas en lo que respecta al cumplimiento de su propio rol y que no son capaces de salirse más allá del círculo en el que están inmersos. Todo lo traducen en la forma y temática que están acostumbrados a manejar. El periodista futbolístico, con frases de las reglas del deporte, el analista informático, con términos técnicos de computación, etc., etc. Sea más rico y global en sus alocuciones.

Crecer, en parte, significa tener el

conocimiento de la gran bastedad del universo en el que nos movemos. Es muy importante que el Sabio aprenda a destacarse, para poder observar el contexto de la época en la que está viviendo. No es lo mismo estar parados hoy frente a la sociedad que nos rodea, que hace cientos de años atrás. Es más, los valores han ido cambiando. Pero de todos modos hay algunos que están asidos fuertemente como el caso del rol de la mujer, como uno de los más importantes. Rol menospreciado y ubicado en segundo plano sin excepciones en el ceno familiar, en el ámbito laboral y en los más diversos círculos. Voy a extenderme particularmente a este Rol. Estamos sin dudas en la gran era del machismo. La era que, por suerte, estaría llegando a su fin, aunque todavía seguimos educando para el machismo, todavía seguimos recreando esa primitiva

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función del hombre cazando fuera y la mujer alimentando a sus críos, adentro. Si bien esto puede resultar algo lejano a alguna persona, yo le afirmaría que este concepto aún, lamentablemente sigue pernoctando. Si no, podemos recurrir a las cifras sobre la violencia doméstica y los abusos sexuales a menores y no precisamente por parte del género femenino, sino que en su gran abrumadora mayoría son cometidos por el género masculino, para ver que aún se siguen dando.

Todavía la sociedad sigue cultivando la cultura en torno al macho, donde si el intelecto no puede, que domine la fuerza. Las propagandas, así sean de bujías para automóviles, van acompañadas de figuras femeninas que representan el ideal, antes con cuerpos nutridos y deportivos, hoy casi huesudas como una mujer africana pobre. Pero de todas maneras, la figura femenina como símbolo sexual sigue apareciendo cada vez más osadamente, pero lo que es peor aún, es que a veces propiciado por las propias mujeres publicistas. Las propagandas casi ya sin criterio adoptan esta modalidad de publicidad porque “el mercado lo exige”. De esa manera, retrógradamente, se sigue apostando a la figura ideal, la rubia de ojos claros, aun cuando las transformaciones universales del mundo que corren apuntan a la diversidad de orientaciones sexuales y razas.

Muchos ríos de tinta han corrido desde los setenta hasta la fecha en todos los ámbitos de discusión sobre el bombardeo erótico al que

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van apuntadas todas las campañas publicitarias. ¿Será que sigue vendiendo? ¿Será que el hombre sigue deseando, codiciando el cuerpo perfecto de la mujer de la TV y no la suya, esa compañera que escogió, más que por su belleza física, por su riqueza interior? Sí, claro que sí. Pero porque lo seguimos incentivando, propiciando, no hay cinco minutos en una programación que no aparezca el sexo como arma de seducción comercial o artística.

Es imprescindible educar contra el machismo, pues educamos a favor cuando permitimos que el varón de la familia estire sus piernas en la mesa ratona con el control remoto en la mano, mientras la niña pasa la aspiradora y ayuda a la madre a ordenar la casa. Mientras los hombres siguen disfrutando de una larga sobremesa y las mujeres lavan la loza y levantan los trastos del almuerzo.

Mientras sigamos haciéndole soporte al hecho que las niñas deban tener impecable su habitación y tomemos como normales los olores y desórdenes de la de los varones, estaremos educando para el machismo.

Cuando prohibimos a un hijo y damos privilegios a otros por una diferencia de género, estamos educando a favor del sexismo y es algo que se paga muy caro en la edad en que la independencia llama a nuestras individuales puertas y no sabemos para donde tomar cuando los roles del sexo opuesto nos faltan.

Claro que debemos cultivar la pulcritud, claro que debemos cultivar la belleza, porque es

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lo que nos hace sentir bien con nosotros y ante los demás. Pero la belleza es un todo, al igual que el Universo y éste es equitativo, yo diría justo, pues da a aquel de un género un don que el otro lo complementa.

Con un enfermizo ego poco podemos compartir con el otro, con orgullo y sentimiento de autosuficiencia, no contribuimos a la belleza integral. Nos hace falta madurar, sin dudas, para que ese Amor se cumpla.

Muchas facetas nos presenta la vida en las

ciudades. Ya ve que son muchas cosas, muchos temas con los que tenemos que lidiar. Muchas de las razones del pánico masculino tienen que ver con esta temática de educar para el machismo. Cuando llegan a la vida real, a convivir con su pareja, se ven abrumados por la entereza, confianza y encare de ésta, frente a las muy pocas armas adquiridas en la familia a la hora de afrontar un hogar.

No se desanime, no lo vea como el gran enemigo contra el que no puede luchar y por ende no tiene más remedio que unírsele. La lucha es en el día a día y está en nosotros formar parte, ser cómplices, o ser distintos y combatirlas por nuestro propio bien y el de los demás.

Las claves están dadas, cada quién es dueño de su estado espiritual, donde el conocimiento hace la diferencia. Recuerde, haga su vida y ayude a aquel que se lo solicita. Usted ya tiene las claves. Sea un SABIO.

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Graduación.

Felicitaciones a todos los que en este acto solemne reciben el título de SABIO CIUDADANO. No es un diploma para colgar en la pared, no es para ensanchar su currículum vitae. Es afortunadamente para usted mismo. Me alegra que no haya invitado a sus familiares a esta entrega porque sino no sería una logia de druídas, sino un patético aquelarre. Nos veríamos forzados a tener que exponer nuestros conocimientos haciendo demostraciones que echarían por tierra lo aprendido. Usted tiene ya las nociones básicas para emprender su peregrinaje instructivo, ensanchándolas y enriqueciéndose sin límites.

Quedarse sin saber más acerca de muchas puntas que sobre diversos temas hemos repasado, sería un crimen. De todos modos tiene ya una base excelente para comenzar.

Aquí está su diploma. Que lo disfrute.

Beso.

Abrazo.

Adiós... que la Luz del Amor absoluto te guíe y te acompañe.

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Epílogo.

Bien, lo engañé. Se lo confieso, no soy un Sabio. ¿Quién puede autoproclamarse Maestro, Sabio? Apenas seré un aprendiz como lo era usted al empezar a leer estas páginas. Soy un bicho de ciudad, más concretamente un bichito de apartamento que creció, se desarrolló y vivió en la ciudad y, espero poder escapar de ella algún día. Creo, no obstante, que al adquirir esta actitud crítica, cada día me fui escapando un poco de la vorágine ciudadana y aprendí a mirarla con recelo. Tal vez por conocer otras urbes enormes donde la gente sí es apenas un numerito con el que se mueve y por el cual obtiene créditos e identidad. O los que buscan refugio en salones esotéricos cargados de energías de cualquier especie, escuchan un poco de música, respiran unos sahumerios y vuelven al humo de la calle y al trajín diario, sin ese contacto con la Tierra con la que hemos sido creados y con la que hemos venido a convivir.

Espero que estas reflexiones, ya sin la pretensión de “enseñanzas”, le puedan ser de utilidad como me han sido a mí, como le dije, un simple ciudadano que dedicó su vida a superarse, buscando sin cesar insertarse en una sociedad que suele dar la espalda al distinto. Le debo agradecer que no me hizo la

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vida fácil, porque de allí saque fuerzas para crecer.

Ojalá pueda adquirir y hacer carne estos conocimientos, y si con ello somos SABIOS, nuestro camino continúa y debemos tener uno o, a lo sumo, dos “alumnos” para pasar las enseñanzas, sino, tampoco servirá de nada haber adquirido el conocimiento y no aplicarlo.

Seguiremos en la misma huella buscando la Sabiduría, pero por sobre todo el Conocimiento.

Aldo Suárez.

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Agradecimientos:

Quiero agradecer en primerísima instancia a mi hija Arián, la verdadera luz en mi vida. A mis maestros, los amigos que han leído los manuscritos.

Gracias.

Ilustraciones: Natalia Chás.Diseño de portada TresPie

Contacto: [email protected]

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mailto:[email protected]


Estimado lector:

Este es el primer volumen de una trilogía temática. No fue para nada a drede, solo que las circunstancias que lo llevan a uno a decidirse a publicar –semejante responsabilidad- no tiene más que establecer un punto de partida. Este, mi primer ensayo, estaba destinado a terminar en un cajón como buen ejercicio pero, hete aquí, que al compartirlo, tímidamente, resultó que a esas personas les ha servido. ¡Qué más incentivo para uno que tamaño éxito!

Por lo tanto, y decidido a terminar otras ideas que la experiencia me fue ayudando a crear, he seguido dándole forma a una manera de hacer llegar El Conocimiento, tal y como me ha llegado a mi.

Soy un tipo feliz, no se si lo que viví es “la receta”, no creo dar recetas. Si a alguien por ahí le interesa cómo llegué a sentirme así, este trabajo es una buena forma de ir adentrándose en este largo pero hermoso camino.

Gracias por permitirme compartir contigo algo de mi vida.

Los títulos que conforman la trilogía son: Sabiduría, del ciudadano al Druída de todos los días. La Espiritualidad como Conocimiento, una investigación rioplatense. La Máquina del Tiempo, una invención tan vieja como nosotros.

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sabiduria, del ciudadano al druida de todos los días - aldo suarez_ediciones_trespie

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