saint andre de la reunion - miracolieucaristici.org

1
SAINT-ANDRÉ DE LA RÉUNION ISLA DE LA RÉUNION, 1902 ilagro Eucarístico de El escenario de este Milagro se desarrolló en la isla de La Réunion (colonia francesa), y más precisamente en la iglesia parroquial de la ciudad de Saint-André. Era un 26 de enero de 1902 cuando el abad Henry Lacombe, párroco de la iglesia, fue testigo directo del Milagro que luego él mismo pudo narrar ante miles de personas durante el Congreso Eucarístico de Angoulême, en 1904. Así mismo dio testimonio ante un grupo de sacerdotes reunidos para un retiro espiritual en la pequeña ciudad de Périgueux. En la Hostia apareció el rostro de Jesús durante muchas horas. Esto fue visto por miles de personas, quienes dieron testimonio del hecho. eamos, pues, la narración del mismo Abad Lacome: “Era un 26 de enero de 1902. Celebrábamos la fiesta de la adoración perpetua (las Cuarenta horas), y el Santísimo Sacramento había sido expuesto en el tabernáculo. Comencé la Misa. Luego de la elevación, en el momento del Padre Nuestro, mis ojos se elevaron hacia la Hostia y vi una aureola luminosa que circundaba los rayos de la Custodia. Continué recitando las oraciones de la Misa llegando a dominarme porque sentía una fuerte turbación en el alma. En el momento de la Comunión, miré de nuevo la Custodia. Esta vez vi en la Hostia un rostro humano, con los ojos hacia abajo y una corona de espinas en la frente. Aquello que más me conmovió fue la expresión dolorosa reflejada en el rostro. Las pestañas de los ojos eran largas y delgadas. Traté de disimular ante los presentes la inquietud que se agitaba dentro de mí. Concluida la celebración me dirigí a la sacristía y mandé llamar a los chicos más grandes del coro. Pedí que fueran al altar y observaran atentamente la Custodia. Ellos regresaron corriendo y me dijeron: “Padre mío, vemos la cabeza de un hombre en la Hostia”. ¡Es nuestro buen Dios que se muestra! Entendí, entonces, que la visión era auténtica. Llegó un chico de dieciséis años, Adam de Villiers, que había estudiado en un colegio en Francia. Le dije también a él: “entra también tú en la iglesia y mira y observa algo extraordinario en el tabernáculo”. El joven estudiante se dirigió al santuario y regresó inmediatamente. Me dijo: “Padre, es el buen Dios que se ha aparecido en la Hostia, veo su rostro divino. Desde ese momento han desapare- cido todas mis dudas”. Poco a poco, todo el pueblo se volcó a la iglesia para ver el Milagro. Llegaron también periodistas y gente de la capital, Saint Denis. El rostro de la Hostia se animó de improviso y la corona desapareció. Usé todas las precauciones posibles porque temía el efecto de algún reflejo de luz. Por eso apagué todos los cirios e hice cerrar las ventanas. Entonces, el fenómeno apareció aún más nítido. Es más, en la oscuridad, los rasgos del rostro emanaban verdaderos destellos. Entre los presentes estaba una joven pintora quien reprodujo fielmente el rostro de la Hostia. Más tarde, la visión siguió cambiando, apareciendo en la Hostia un crucifijo que cubría todo el diámetro de la Hostia. Después de la bendición eucarística y la oración del Tantum Ergo las visiones desaparecieron”. V Isla de la Réunion Grabado antiguo con la representación del Prodigio © 2006, Edizioni San Clemente

Upload: others

Post on 29-Jul-2022

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: saint andre de la reunion - miracolieucaristici.org

SAINT-ANDRÉ DE LA RÉUNIONISLA DE LA RÉUNION, 1902

ilagro Eucarístico de

El escenario de este Milagro se desarrolló en la isla de La Réunion (colonia francesa), y más precisamente en la iglesiaparroquial de la ciudad de Saint-André. Era un 26 de enerode 1902 cuando el abad HenryLacombe, párroco de la iglesia,fue testigo directo del Milagroque luego él mismo pudo narrarante miles de personas duranteel Congreso Eucarístico deAngoulême, en 1904. Así mismodio testimonio ante un grupo desacerdotes reunidos para un retiroespiritual en la pequeña ciudadde Périgueux. En la Hostia apareció el rostro de Jesús durantemuchas horas. Esto fue visto por miles de personas, quienesdieron testimonio del hecho.

eamos, pues, la narración del mismo AbadLacome: “Era un 26 de enero de 1902.Celebrábamos la fiesta de la adoración

perpetua (las Cuarenta horas), y el SantísimoSacramento había sido expuesto en el tabernáculo.Comencé la Misa. Luego de la elevación, en elmomento del Padre Nuestro, mis ojos se elevaronhacia la Hostia y vi una aureola luminosa que circundaba los rayos de la Custodia. Continuérecitando las oraciones de la Misa llegando adominarme porque sentía una fuerte turbaciónen el alma. En el momento de la Comunión,miré de nuevo la Custodia. Esta vez vi en laHostia un rostro humano, con los ojos haciaabajo y una corona de espinas en la frente.Aquello que más me conmovió fue la expresióndolorosa reflejada en el rostro. Las pestañas de losojos eran largas y delgadas. Traté de disimular

ante los presentes la inquietud que se agitabadentro de mí. Concluida la celebración medirigí a la sacristía y mandé llamar a los chicosmás grandes del coro. Pedí que fueran al altar yobservaran atentamente la Custodia.

Ellos regresaron corriendo y medijeron: “Padre mío, vemos la cabeza de unhombre en la Hostia”. ¡Es nuestro buen Diosque se muestra! Entendí, entonces, que la visiónera auténtica. Llegó un chico de dieciséis años,Adam de Villiers, que había estudiado en uncolegio en Francia. Le dije también a él: “entratambién tú en la iglesia y mira y observa algo extraordinario en el tabernáculo”. El joven estudiante se dirigió al santuario y regresóinmediatamente. Me dijo: “Padre, es el buenDios que se ha aparecido en la Hostia, veo su

rostro divino. Desde ese momento han desapare-cido todas mis dudas”. Poco a poco, todo el pueblose volcó a la iglesia para ver el Milagro. Llegarontambién periodistas y gente de la capital, Saint Denis.El rostro de la Hostia se animó de improviso y lacorona desapareció. Usé todas las precaucionesposibles porque temía el efecto de algún reflejo deluz. Por eso apagué todos los cirios e hice cerrarlas ventanas. Entonces, el fenómeno apareció aúnmás nítido. Es más, en la oscuridad, los rasgos delrostro emanaban verdaderos destellos. Entre lospresentes estaba una joven pintora quien reprodujofielmente el rostro de la Hostia. Más tarde, lavisión siguió cambiando, apareciendo en la Hostiaun crucifijo que cubría todo el diámetro de la Hostia.Después de la bendición eucarística y la oracióndel Tantum Ergo las visiones desaparecieron”.

V

Isla de la Réunion

Grabado antiguo con larepresentación del Prodigio

© 2006, Edizioni San Clemente