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  • GLOBALIZACION:

    TRANSNACIONALIZACION DE LA ECONOMIA

    El reto de la mundializacin

    Samir AminThierd Wordl Forum, Dakar

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    La mundializacin, coartada del capitalismo salvaje

    El discurso dominante hace de la mundializacin una "obligacin absoluta, una"ley incuestionable" contra la que no se puede hacer nada. An ms, la mundializacinslo tendra un aspecto, la que se nos propone en su nombre, siendo todas las demsforzosamente utopas.

    Ahora bien, la historia nos muestra exactamente lo contrario. La historia no estdirigida por el despliegue infalible de las "leyes de la economa pura" tal como loimaginan los idelogos del sistema. Se construye por las reacciones sociales a lastendencias que estas leyes expresan, las cuales definen a su vez las relaciones socialesconcretas en el marco en que estas leyes operan. Este rechazo organizado, coherente yeficaz de la sumisin unilateral y total a las exigencias de estas supuestas leyes modelala verdadera historia as como la lgica "pura" de la acumulacin capitalista. Dirigenlas posibilidades y las formas de la expansin que se desarrolla por tanto en aquellosmarcos en que imponen su organizacin.

    Los retos a los que los pueblos se enfrentan hoy da son, sin duda, diferentes a losde ayer. Hay novedades. Son el resultado del conjunto de las transformacin que hansufrido las relaciones sociales y las relaciones internacionales. Estas relaciones habansido construidas al finalizar la segunda guerra mundial sobre la base de la derrota del

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  • fascismo. En Occidente, esto haba creado una relacin de fuerzas considerablementems favorable para la clase obrera como no lo haba sido nunca en la historiaprecedente. Esta nueva relacin constituye la clave que permite comprender elcompromiso histrico capital-trabajo del Estado socialdemcrata.

    Igualmente, la victoria de la Unin Sovitica y de la revolucin china crearonunas condiciones que estimularon el desarrollo obligando precisamente al capital aajustarse al compromiso histrico socialdemcrata. El debate sobre la naturalezasocial de este desarrollo -socialista o no- y sus contradicciones internas en el origen desu derrumbe no debe hacernos olvidar este efecto estimulante de la competenciapoltica Oeste-Este. Simultneamente el ascenso de los movimientos de liberacin enel Tercer Mundo -la liquidacin de la colonizacin- y la capacidad de los regmenessalidos de estas victorias para movilizar en su provecho los conflictos Este-Oeste hanfavorecido el crecimiento de las economas del Sur, crecimiento prodigioso en muchosde sus aspectos.

    Por lo tanto, la expansin de la postguerra se produjo por el reajuste de lasestrategias del capital ante las condiciones sociales que las fuerzas democrticas ypopulares le imponan. Justo lo contrario de las llamadas polticas de reajuste denuestra poca. Pero el perodo posterior a la guerra (1945-1990) es tambin el de laerosin progresiva de los equilibrios sobre los que se asentaba su sistema. Por unaparte es, en efecto, el de la industrializacin de las periferias, y por la otra, eldesmantelamiento progresivo de los sistemas productivos nacionales centralizados ysu recomposicin en tanto que elementos constitutivos de un sistema productivomundial integrado.

    Esta doble erosin es la nueva manifestacin de la profundizacin de lamundializacin. Esta ha carcomido progresivamente la eficacia de las gestiones de lamodernizacin por el Estado nacional a la vez que aparecan nuevas dimensiones delproblema, mundiales de golpe (el desafo del medio ambiente a escala planetaria). Elsistema mundial ha entrado entonces en una fase de crisis estructural a partir de1968-1971, crisis de la cual no ha salido an un cuarto de siglo ms tarde,expresndose por la vuelta masiva y tenaz del paro en Occidente, la cada de losregmenes del sovietismo, graves involuciones en ciertas regiones del tercer mundogeneralmente acompaadas por una endeudamiento exterior insoportable.

    Es as como se han recreado unas condiciones favorables para la puesta en marchade la lgica unilateral del capital. La mundializacin es hoy da la coartada detrs dela cual se esconde esta ofensiva del capital, que quiere aprovecharse de las nuevasrelaciones de fuerza que le son ms favorables para aniquilar las conquistas histricasde las clases obreras y de los pueblos. Lo que aqu decimos sobre la mundializacin seaplica igualmente al proyecto europeo porque tambin se nos presente el proyectoeuropeo bajo un aspecto exclusivo, el de un "mercado comn" privado de cualquierdimensin social progresista. En estas condiciones, este proyecto sirve igualmente deexcusa para desmantelar el orden social producido por las socialdemocraciasnacionales sin que le sustituya un compromiso capital/trabajo anlogo a escalaeuropea.

    La gestin capitalista de la crisis mundial

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  • La crisis se expresa por el hecho que los beneficios obtenidos de la produccin noencuentran salidas suficientes en unas inversiones rentables financieramentesusceptibles de desarrollar las capacidades de produccin. La gestin de la crisisconsiste entonces en encontrar "otros mercados" a este excedente de capitalesflotantes, para evitar su desvalorizacin masiva y brutal, tal como ya se produjo en losaos 30.

    La mundializacin exige que la gestin de la crisis opere a este nivel. Laliberacin de las transferencias internacionales de capitales, la adopcin de cambiosflotantes, las tasas de inters elevadas, las polticas de dficit sistemtico de la balanzade pagos americana, la deuda exterior del tercer mundo, las privatizaciones,constituyen en conjunto una poltica perfectamente racional que ofrece a estoscapitales flotantes la salida de una huida hacia delante en la inversin financieraespeculativa, descartando por ah mismo el peligro mayor, el de una desvalorizacinmasiva del excedente de capitales. Se puede hacer una idea de la enormidad de lagrandeza de este excedente uniendo dos cifras: la del comercio mundial, que es delorden de 3.000 millones de dlares por ao y el de los movimientos internacionales decapitales flotantes, que es del orden de 80 a 100.000 millones, o sea, treinta veces msimportante.

    En este marco de gestin de la crisis las instituciones internacionales soninstrumentalizadas, para servir especialmente para controlar las relaciones Oeste-Sur ylas nuevas relaciones Oeste-Este. Los programas de reajuste estructural impuestos eneste marco no son pues en absoluto lo que su nombre quisiera sugerir. No se trata detransformar las estructuras de una manera que permitiera seguidamente un nuevoimpulso general y la expansin de los mercados. No se trata ms que de adaptacionescoyunturales sometidas a las lgicas a corto plazo de gestin de la crisis, en particulara las exigencias de la garanta de la rentabilidad financiera de los capitales excedentes.

    Las exigencias de la gestin de la crisis estn en el origen de la "financiarizacin"del sistema. La proteccin prioritaria de la rentabilidad de las inversiones financieras,sea en detrimento de las inversiones productivas, agrava la desigualdad en lareparticin de los beneficios tanto en las escalas nacionales como en la mundial, yencierra en una espiral de estancamiento que hace difcil la salida de la crisis. Por elcontrario, eso implicara la modificacin de las reglas sociales que dirigen el repartodel beneficio, el consumo, las decisiones de inversin, la gestin financiera, es decir,otro proyecto social distinto al que prevalece actualmente.

    Otros aspectos de la mundializacin son necesarios y posibles

    El capitalismo es un sistema mundial y la ofensiva del capitalismo salvaje tambin

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  • lo es. La respuesta a esto, la solucin del problema por tanto debe serlo tambin. Peroel socialismo mundial -la nica respuesta humana al desafo- no es para maana, hayque actuar desde ahora mismo en un sentido que favorezca una evolucin favorable ams largo plazo, saber insertarse en los mrgenes de accin posibles -por tenues quesean- para reforzar las capacidades de eleccin en un futuro. Sin duda estasposibilidades son diferentes en cada pas, pero se inscriben en una misma perspectivaporque, en definitiva, las polticas del capital son las mismas al Norte que al Sur, entodas parten producen el paro, la pobreza y la exclusin, incluso si la herenciahistrica y la posicin ocupada en la jerarqua mundial dan dimensiones ms o menosdramticas a la catstrofe social. Existe pues una base objetiva sobre la cual puede ydebe erigirse el internacionalismo de los pueblos, frente al del capital.

    Si el mundo no puede gestionarse como un "mercado mundial", el hecho de lo quela mundializacin representa no puede ya ser rechazado y negado. Nunca es posible"remontar hacia atrs" el curso de la historia. Volver a los modelos de la expansin depostguerra implicara regresiones econmicas y de otros tipos insostenibles. Es por loque las ideologas del pasado que niegan el carcter irreversible de la evolucinrecorrida, necesariamente son llamadas a funcionar como fascismos, es decir, asometerse de hecho a las exigencias de las nuevas condiciones impuestas por lamundializacin mientras que se pretende liberarse de las mismas. Estn puesfundadas sobre el engao y la mentira, y es por lo que nicamente pueden funcionarmediante la negacin de la democracia. Por lo tanto, ellas estn abocadas a movilizar alas sociedades sobre falsos problemas -la emigracin, la pureza tnica, la sumisin aleyes supuestamente religiosas- y a instrumentalizar estos mtodos para imponer susdictaduras mediante el terror o la manipulacin del chovinismo.

    Por tanto, ahora el reto consiste en conciliar la interdependencia que lamundializacin implica y las desigualdades de poder frente a esta mundializacin que,como se dice, caracterizan los diferentes "compaeros sociales" y los diferentes"compaeros nacionales". Hay que partir de esta evidencia banal: el mundo es a la veznico y diverso. Pero cuidado, la diversidad no es nicamente -o inclusoprincipalmente- cultural. El acento puesto sobre esta ltima relega a un segundo planola diversidad mayor, la de las posiciones ocupadas en la jerarqua econmica delcapitalismo mundializado. Es a esta ltima a la que hay que combatir en primer lugar.No solamente sta se manifiesta en las desigualdades entre los pueblos sino tambinen las desigualdades sociales internas. No habr solucin a la crisis en tanto que nosean reforzadas las posiciones de todos los "dbiles" del sistema: los pueblos de lasperiferias, las clases sociales dominadas en todos los pases de los centros y de lasperiferias. Dicho de otra manera, salir del "colonialismo global" y de los mitosliberales, rechazar los repliegues neo-fascistas ilusorios. Tales son los grandesprincipios a partir de los cuales se puede desarrollar una reflexin til para laconstruccin de un contra proyecto humanista, universalista y preocupado por respetarlas diversidades (pero no las desigualdades), democrtico.

    La realizacin de un proyecto tal implica la construccin de un sistema poltico

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  • mundial, no "al servicio" del mercado mundial sino definiendo el marco de operacinde ste, como el Estado nacional ha representado histricamente no el campo dedespliegue del mercado nacional sino el marco social de este despliegue. Un sistemapoltico mundial que tendra pues mayores responsabilidades en cada uno de loscuatro dominios siguientes:

    (I) La organizacin de un desarme global en los niveles apropiados, liberando a lahumanidad de la amenaza de holocaustos nucleares y otros.

    (II) La organizacin de un acceso equitativo, cada vez menos desigual, en el usode los recursos del planeta, y la puesta en marcha de sistemas mundiales de decisinen este terreno, incluido un arancel de los recursos que imponga la reduccin deldespilfarro y el reparto del valor y de la renta asignada a estos recursos, iniciando porah incluso los elementos de un sistema fiscal mundializado.

    (III) La negociacin de relaciones econmicas flexibles, abiertas pero controladasentre las grandes regiones del mundo; desarrolladas desigualmente, reduciendoprogresivamente los monopolios tecnolgicos y financieros de los centros.

    (IV) La organizacin de negociaciones que permitan una gestin correcta delconflicto dialctico mundial/nacional en los terrenos de la comunicacin, de la culturay de la poltica. Esta gestin implica la creacin de instituciones polticas quepermitan la representacin de los intereses sociales que operan a escala mundial, dealguna manera el inicio de un "Parlamento mundial", dejando atrs el concepto de lasinstituciones inter-Estados en vigor hasta ahora.

    Resulta ms que evidente que los objetivos del proyecto humanista evocado noconstituyen el centro inmediato de los conflictos en curso. No nos asombra e inclusonos sorprendera si fuera as. La erosin del antiguo sistema de la mundializacin noprepara por s misma su propia superacin y no puede desembocar en lo inmediatams que en el caos. Las fuerzas dominantes inscriben su accin en este caos, buscandonicamente obtener la cobertura para su beneficio a corto plazo, agravando por esomismo el caos. Las respuestas inmediatas de los pueblos a la degradacin de suscondiciones no son ya necesariamente positivas; en el desconcierto de las respuestasilusorias, como son los repliegues fundamentalistas o chovinistas, pueden movilizarfuerzas importantes. Nos toca construir en la teora y en la prctica las condiciones dela respuesta humanista al desafo. A falta de ello y hasta que sea as, involucionesregresivas -y criminales- seguirn estando dentro de lo posible.

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