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CMJUNIO13 Leonor Ruiz Sanar con mindfulness

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CMJUNIO13 Leonor Ruiz

Sanar

con

mindfulness

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INTRODUCCIÓN

El Mindfulness entró en mi vida como un tema a leer, reflexionar y compartir

con los compañeros de la formación de terapeuta transpersonal; en ese

momento me pareció interesante, pero quedó en eso, “tema interesante”.

Posteriormente, leyendo el libro de Jon Kabat-Zinn: “Vivir con plenitud las

crisis”, sentí que el mindfulness podía ser el camino que andaba buscando. En

aquel momento… mi sueño era poder contribuir a que los hospitales fueran

lugares donde recuperar la salud perdida, no de lucha contra la enfermedad.

Más adelante, participé en talleres de Reducción del Estrés basados en Mindfulness (MBSR. Método creado por el Dr. Jon Kabat-Zinn). En aquel momento creía que era una buena herramienta para mi trabajo; y descubrí, que fue importante para mi salud. Hoy tengo claro que, el Mindfulness, es un modo de recorrer el Camino de la Vida, y que es el Camino que elijo para Vivir, Sanar y Acompañar a otros seres en su sanación. Desarrollo mi actividad profesional en un hospital, en la rama asistencial; es decir cuidando de aquellos que están enfermos. Durante muchos años hice cuanto estuvo en mi mano para luchar contra la enfermedad; tantos años de lucha, m e llevaron a vivir en permanente estado de alerta, viendo enemigos por todos los lados y con una gran confusión mental y desórdenes físicos (contracturas musculares, glaucoma). Este fue un punto importante, ya que pude darme cuenta de que algo no funcionaba bien y que necesitaba ayuda. No sabía que era lo que no funcionaba y entonces eché la culpa al trabajo (era estresante – trabajaba en una Unidad de Cuidados Intensivos-, mal remunerado, y me ocupaba todo el tiempo – tenía la sensación de que solo trabajaba y subsistía-), él era el responsable de que no pudiera ser feliz. Mi modo de pedir ayuda fue asistir a un taller de Fidel Delgado (Psicólogo clínico, con especial interés en el tema “cuidar al cuidador”); él podría entender cuál era el problema – el trabajo- y enseñarme a llevarlo lo mejor posible. Cuando salí de aquel taller, que llevaba por título “Déjate en Paz”, algo había cambiado en mí; lo principal: la guerra no estaba fuera, no era el mundo el que estaba contra mí, sino que era yo la que estaba en guerra y la proyectaba en el mundo; y lo mejor es que, estaba en mi mano el poner fin a este sinsentido. Durante muchos años me entrené para ser una excelente profesional: actualizando conocimientos, aplicando nuevas técnicas, investigando y compartiéndolo con mis compañeros. Como decía mi mejor amiga, era un “ratoncito de biblioteca”, solo tenía que tener una duda para que enseguida estuviera buscando respuestas; así que, el hábito de buscar ya está interiorizado, lo único que cambiaba era la dirección a mirar: la salud no se consigue luchando contra la enfermedad, sino …..

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Dice Alan Cohen (1):

“Todas las lecciones de la vida nos conducen hacia la curación. La salud es lo más fácil del mundo, y la enfermedad lo más difícil. No es necesario añadirle nada a la vida para sanar, solo necesitamos establecer contacto con nuestra propia corriente vital – la misma que Dios nos sopla continuamente al oído. La salud es nuestra condición natural y se manifestará por si sola cuando los pensamientos y acciones están en armonía y dispuestos a escuchar el consejo de esa pequeña voz interior que nos llama hacia la Paz.

Existe una leyenda de un carnicero que había utilizado el mismo cuchillo durante veinte años sin afilarlo una sola vez. Los lugareños estaban perplejos, así que un vecino le preguntó un día: ¿Cómo te las arreglas para cortar tanta carne y mantener el cuchillo afilado?

- Muy sencillo respondió el maestro-. Tengo cuidado de no cortar el hueso o el cartílago. Si noto que el corte me opone resistencia, muevo el cuchillo y hago los ajustes necesarios. El cuchillo me habla y yo coopero con él.

El cuerpo físico también nos habla, y si estamos dispuestos a escuchar los mensajes que nos envía, evitaremos enfermar. La enfermedad no es un castigo, sino el mensaje procedente de un Dios amante que nos comunica lo que necesitamos hacer para mantener la salud y la felicidad”. Mi camino siempre ha sido el mismo; es como si siguiera la luz de un faro ; unas veces es claro el recorrido y sencillo de realizar, en otras… reina la oscuridad y la duda, en otras… la curiosidad puede hacer que me desvié; pero la luz del faro, es tan potente, que no hay duda. Como si de una espiral se tratara, el paisaje… a veces… es el mismo, más… nunca se repite la situación; aunque en apariencia, lo parezca. Estas páginas que vienen a continuación, mostraran un tramo este Camino. (1) Autor: Alan Cohen. Libro: El dragón ya no vive aquí. Capítulo: Salud, plenitud y santidad

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Para Comenzar…. UNA HISTORIA Todo comenzó… el día que Bruji llegó a casa.

Había tenido otras mascotas, pero nunca un perro; si alguien me hubiera dicho que iba a tenerla, antes de Agosto del 2009, le hubiera dicho “jamás”. Desde que era pequeña tenía pánico a los perros y además, exigían un compromiso de cuidados que no iban bien con mi ritmo de vida (viajes, trabajo,…); pero cuando tuve en mis brazos a Bruji y mi familia me dijo que ellos se harían cargo de ella en mi ausencia, no pude negarme.

No sabía lo que se venía encima. En algunas ocasiones, era como si estuviera en el infierno (pasaba muchas horas sola en casa y arremetía contra muebles, cojines, todo lo que pillaba: rompió y mordió de todo); otras veces era el paraíso (su amor, sus juegos, sus ganas de vivir, que eran contagiosas). Tuvimos que aprender a convivir y creo que lo hicimos bastante bien. Llegamos a tener un grado importante de complicidad. ¡Aprendí… tantas cosas! Junto a ella, volví a sentir alegría por vivir, me ayudó a conectarme al hilo de la vida; ella ponía la vivencia y yo la consciencia. Pude, por resonancia con su comportamiento, ser consciente de episodios de mi pasado, olvidados y necesarios para poder ser integrados y facilitar la integración de mi personalidad. Mi vida se trastocó totalmente. El orden y mi disciplina diaria (meditación/ taichí) tuvieron que cambiar, para adaptarnos a la nueva situación. Vivía sola, y estaba acostumbrada a llevar un ritmo de vida bastante organizado: Me levantaba una hora antes de salir hacia el trabajo, para realizar la meditación zazen o taichí durante media hora y la otra media para desayunar, ducharme, etc. Trabajaba como enfermera en un hospital de 8 a 15 h, y a veces de tarde o de noche (bastante esporádico: como máximo 3 días al mes) y libraba los fines de semana. Por las tardes y los fines de semana los dedicaba, casi en su totalidad a continuar aprendiendo/creciendo: taichí, yoga, Reiki, terapia transpersonal, viajes, atender a la casa y descansar Todo esto sufrió un vuelco cuando ella llegó a casa: ella demandaba todo el tiempo y la atención del mundo. El primer encontronazo fue el tener que salir por la mañana a pasear, para que caminara y realizara sus necesidades. Tenía que levantarme media hora antes para este menester, si quería seguir realizando mi meditación de la mañana. Cosa imposible, ya que no me dejaba (si dejaba puerta abierta, quería jugar y se subía encima de mí y si cerraba la puerta se ponía a llorar o ladrar – hablamos de las 5 de la mañana-; así que me vi obligada a buscar una nueva estrategia Después de varios intentos, de probar distintas formas (no hacer meditación y solo pasear y jugar, cambiar las horas de meditación) llegue a la actual: unir ambas cosas ¿Por qué no meditar paseando con ella? Y decidí cambiar el tipo de

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meditación, buscando aquel que se adaptara mejor a nuestras circunstancias. Meditación caminando, prestando atención a la respiración, a los pasos, a los pensamientos, a las emociones, a las sensaciones, a Bruji, al entorno… Se convirtió en una meditación que iba adaptándose al momento e incluyendo todo lo que iba aprendiendo. Así transcurrieron los años hasta que falleció. Al crecer ella, crecimos juntas; Las barreras que había ido levantando para protegerme del mundo, fueron cayendo. Ambas nos acompañamos en nuestra sanación. Al finalizar el año 2013, Bruji comenzó a sentirse mal: vomitaba y parecía uno de sus cuadros de gastroenteritis (por comer alguna “guarrería” que pillaba en la calle). Con el tratamiento no evolucionaba como en otras ocasiones; además, algo muy extraño en ella, no quería comer; y cuando lo hacía se tiraba por el suelo y terminaba vomitando. Este duró más de 15 días, parecía que se recuperaba, pero retrocedía, de nuevo. Por la noche, antes de acostarnos, me quedaba un rato (en su sofá) y le daba un masaje de Shiatsu y aplicaba Reiki. Los últimos dos días me miraba y parecía pedirme permiso para irse; yo recuerdo que con lágrimas pero sabiendo que lo mejor que podía hacer por ella y por mí, era permitirle irse, recuerdo que se lo dije con palabras “si crees que debes partir, te doy permiso”; luego la dejaba durmiendo y me iba a la cama. Le hicieron una radiografía y vieron que tenía un objeto extraño en el estómago; así que le hicieron endoscopia para extraerlo. Esa misma noche Bruji hizo una parada cardiorrespiratoria y murió. Muchas personas me han dicho “¿Por qué?” ,”No tenía que haber pasado”… Esto no me ha ayudado mucho, ya que me llevaba a buscar culpables y no solo no aliviaba mi dolor, sino que me llenaba de rabia, culpabilidad y dolor. Comprobé que lo que si me ayudaba era vivir en el presente (la vida continua; como dice un amigo: disfruté con ella mientras vivió y ahora puedo disfrutar de otras cosas), también, recordar los momentos que compartimos, dar gracias por estos maravillosos 4 años que vivimos juntas y permitirme llorar y expresar mi tristeza y dolor. Quizá, lo que nos tocaba vivir juntas, era este periodo de entusiasmo, ganas de jugar y vivir. Junto a ella recuperé las ganas de jugar, aprender y disfrutar de la vida. Ella se marchó, pero quedó en mi corazón; a veces, cuando olvido, ella reaparece, para recordármelo.

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CAMINOS Curar Gabrielle Roth, una “chamán urbana”, enseña su estilo de curación en Estados Unidos y Europa. En su libro “Mapas para el éxtasis” enseña a conectar con ese saber primordial donde la vida se experimenta en toda su plenitud. Ella dice: “Este libro es en sí un viaje, una iniciación. Te llama a descubrir y explorar tu poder creativo para transformarte. Te exige escuchar el ritmo de tu corazón, encontrar tu ritmo, cantar tus blues, escribir tu historia, representar tus fantasías y ver tus visiones. Es una oportunidad para liberar tu cuerpo, expresar tu corazón, vaciar tu mente, despertar a tu alma y encarnar a tu espíritu”. De la inercia al éxtasis (nuestro estado natural de ser: vibrante, atento, quieto en el interior, flexible en el exterior, dichoso más allá de la dicha). El camino del éxtasis sube por las 5 capas de la conciencia, los cinco planos o niveles por los que fluye muy naturalmente la energía, desde la pura existencia física hasta su potencial espiritual más elevado. Las capas ofrecen una perspectiva reveladora desde la que podemos ver nuestro yo, nuestras relaciones, nuestra historia personal, las organizaciones en que participamos, los altibajos de la vida diaria, etc.

1. La primera capa es la inercia, el nivel o plano de no movimiento y total inconsciencia. El movimiento y el cambio se temen, porque se consideran dolorosos y perjudiciales. Dejar las cosas como están parece ofrecer un refugio de seguridad. Realmente uno es una flor del empapelado en el baile de la vida, negándose a toda invitación a moverse, por miedo a lo desconocido y a hacer el ridículo; no se hace ningún esfuerzo. Pero este refrenarse, este mantener la rigidez en todo, en especial en el cuerpo, que se convierte en depósito de todos nuestros sentimientos, pensamientos y actos reprimidos, agota toda nuestra energía física, emocional y mental. Dado que no nos atrevemos a inspirar vida y dejar salir vida, vivimos con una provisión de energía muy restringida.

2. Imitación: Es una parte esencial del camino, una manera de aprender; un activador del cambio. Lo importante es no quedarse atascado en la imitación, no creer que el objetivo del desarrollo espiritual es tomar caminos trillados y cumplir las reglas.

3. Cuando las limitaciones de la imitación comienza a constreñir nuestra necesidad de expresar nuestra voz, nuestro estilo, nuestra manera, tenemos que dar el salto y zambullirnos en la Intuición, aventurarnos más allá de los hábitos seguros infantiles de seguir la dirección de otros y tantear nuestro camino entrando en el caos de la creatividad personal.

4. La Imaginación une nuestras energías física, emocional y mental en una armonía dinámica que hace posible una expresividad espontánea y apropiada. Es el nivel o plano donde entendemos la vida como teatro y donde nuestra personalidad o ego es simplemente una serie de personajes que representamos. Nos convertimos en el director consciente de estos personajes participando con libertad o integridad en las múltiples escenas de la vida

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5. Inspiración: en el que trascendemos el esfuerzo consciente y comenzamos a proyectar y a actuar con creatividad espontanea, desde nuestro centro espiritual. Vivimos en un plano inspirado, extático, en que nos viene toda la formación y descubrimientos sin esfuerzos ni inhibición.

Cada vez que lo he leído ha resonado algo distinto en mí. Tras asistir a un taller de sus 5 ritmos y leer por primera vez su libro, sentí como si fuera la descripción de un viaje a realizar; una aventura a experimentar. Hoy vuelve a mí con el siguiente mensaje: “Encarnar el espíritu para experimentar el poder de curar; sanar, integrar el yo y todo lo que entraña el yo: cuerpo, corazón, mente, alma, espíritu…” Señala, para mí, un mapa para llegar a la integración, a la sanación. El que ella vivió y que puede ser útil mientras recorremos un territorio que desconocemos y vamos trazando nuestro propio mapa. Quizá resuene en mí por plantearlo como “un viaje”, como “una aventura”. Mi parte “aventurera” es la que me ha permitido llegar hasta este momento y seguir con entusiasmo yendo más allá, atravesando los distintos estados y experiencias, para continuar viaje por el Gran Camino del Descubrimiento.

Integración /Vinculación - Jon Kabat-Zinn- La sanación consiste en una transformación de la visión en vez de una cura. Entraña reconocer nuestra integridad intrínseca y, al mismo tiempo, nuestra vinculación con todo lo demás. Por encima de todo, significa volver a encontrarnos en paz con nosotros mismos. En todos los niveles de organización, desde la biología molecular de nuestras células hasta el funcionamiento de órganos completos y de sistemas más complejos, nuestra biología está reglamentada por un flujo informativo que conecta cada parte del sistema con las demás partes importantes para su funcionamiento. Esta increíble red de interconexiones mediante la que el sistema nervioso controla y regula todas las funciones del organismo, la infinidad de hormonas y neurotransmisores emitidos por las glándulas y por el propio sistema nervioso que envían mensajes químicos a objetivos situados por todo el cuerpo a través de la corriente sanguínea y las fibras nerviosas, y las células especializadas del sistema inmunológico, representan, todas ellas, papeles diferentes y cruciales para organizar y regular ese flujo de información en el cuerpo con el fin de que podamos funcionar como seres completos, integrados y coherentes. Si la vinculación es crucial para la integración y salud físicas, lo es también psicológica y socialmente. Nuestros sentidos nos permiten ponernos en contacto con la realidad exterior además de con nuestros estados internos. Nos proporcionan información básica sobre el entorno y sobre otras personas que nos permite organizar una impresión coherente del mundo, funcionar en el espacio psicológico, aprender, recordar cosas o razonar. Existe en cada uno de los niveles de nuestro ser, una integridad que forma parte de una integridad mayor.

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La red de intervinculaciones va más allá del yo psicológico de cada uno de nosotros. Mientras seamos nosotros mismos enteros como individuos, formamos también parte de otro entero mayor, intervinculado, a través de nuestra familia, amistades y conocidos, a la sociedad más amplia y, en último lugar, a la humanidad y vida enteras existentes en el planeta. La capacidad de percibir la intervinculación y la integridad puede cultivarse mediante la práctica de la atención plena. Son numerosos los estudios con animales que sirven de apoyo a la idea de lo importante para la salud que es la vinculación. Parece ser que las caricias y los mimos sirven para mejorar la salud de las personas y de los animales. El tacto constituye una maravillosa manera de comunicar nuestros sentimientos, pero no es la única. Contamos con más canales para conectarnos con los demás. Nos relacionamos utilizando los sentidos , nuestro cuerpo y nuestra mente. Todos ellos son nuestras puertas de conexión con el mundo y con los demás; si el contacto se lleva a cabo con conciencia puede tener un extraordinario significado. “La calidad de las conexiones que tenemos entre nosotros, dentro de nosotros y el mundo exterior determina nuestra capacidad de autorregulación y sanación, y que la calidad de estas conexiones se mantiene y puede restablecerse si prestamos atención a las retroalimentaciones pertinentes” (Dr. Schwartz). La atención conduce a la conexión; la conexión a la regulación; la regulación al orden, y el orden, a la naturalidad (salud) La mayoría de nosotros no somos especialmente sensibles a los procesos de nuestro cuerpo ni de nuestro pensamiento, lo que se hace evidente cuando comenzamos a practicar la atención plena. Nos sorprende lo difícil que es escuchar el cuerpo, o tratar nuestros pensamientos como sucesos. Cuando trabajamos de forma sistemática para prestar toda nuestra atención al cuerpo (exploración corporal, meditación, yoga), hacemos más intensa nuestra conexión con el cuerpo y mejoramos el conocimiento que tenemos sobre él. Confiamos más en él, leemos sus mensajes y sabemos lo bien que nos sentimos cuando estamos en total unidad con nuestro cuerpo y en un estado de profunda relajación. Aprendemos a regular su nivel de tensión de una forma que sería imposible sin tener conciencia de ello. Lo mismo ocurre con nuestros pensamientos, nuestras sensaciones y las relaciones que tenemos con nuestro entorno. Cuanta más conciencia tengamos de la intervinculacion de nuestros pensamientos y sensaciones, de nuestras opciones y de nuestras acciones en el mundo, mas podemos ver con los ojos de la integridad y más eficaces seremos cuando nos enfrentemos a obstáculos, retos y estrés. Relaciones Muchos hemos desarrollado estrategias para enfrentarnos a los conflictos personales y encuentros interpersonales, que muchas veces forman parte de la herencia que recibimos de nuestros padres. Hay personas que se sienten tan

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amenazadas por el conflicto o por los sentimientos negativos provenientes de los demás que harían cualquier cosa por evitar una bronca. Si somos así, seremos propensos a no mostrar o decir a la gente lo que sentimos de verdad, e intentaremos evitar el conflicto a cualquier precio, mostrándonos pasivos, calmando al otro, cediendo siempre, echándonos la culpa, disimulando y haciendo lo que haga falta. Hay quienes se enfrentan a sus sentimientos de inseguridad creando conflictos allí donde estén. Experimentan todas sus relaciones en términos de poder y control. Cada relación se convierte en una ocasión de ejercer el control de una manera o de otra, de salirse con la suya sin pensar ni preocuparse por los demás. Pueden mostrarse, abusivas e insensibles por pura costumbre, su habla suele ser desabrida, tanto por el vocabulario que utilizan como por el tono, y actúan como si las relaciones con los demás fueran solo oportunidades para pelearse o para afirmar su dominación. Como resultado de todo ello, suelen dejar a los demás con mal sabor de boca. El impulso inconsciente de luchar o huir influye en nuestro comportamiento, aun en el caso de que nuestras vidas no peligren. Cuando tenemos la sensación de que nuestros intereses o nuestra posición social están amenazados, podemos reaccionar de forma inconsciente para protegernos o defendernos sin darnos cuenta de lo que hacemos. También puede ocurrir que actuemos de forma sumisa, ignorando nuestros puntos de vista, nuestros sentimientos y el respeto que nos debemos a nosotros mismos. Pero tenemos la capacidad de reflejar, pensar y tener conciencia y contamos con una amplia gama de diferentes opciones que van más allá de nuestros instintos más inconscientes y más profundamente arraigados. Lo que pasa es que tenemos que cultivar esas opciones conscientemente, porque no aparecen por arte de magia, en especial si la forma de relacionarnos con otras personas se ha visto dominada por un comportamiento automático agresivo o preparado para la defensa, sobre el que nunca hemos reflexionado. Se trata de optar por una respuesta y no permitir ser arrastrados por la reacción. Las relaciones se basan en la vinculación. Cuando nos comunicamos, se produce un intercambio de puntos de vista que puede llevarnos a nuevas formas de ver las cosas y de estar junto a otras personas. Incluso cuando nos sentimos amenazados, tenemos miedo o estamos enfadados, contamos con la posibilidad de mejorar nuestras relaciones si aportamos atención plena al terreno de la propia comunicación. Cuando nos encontramos absortos en nuestros sentimientos, en nuestros puntos de vista y en nuestro orden de preferencias, es prácticamente imposible que podamos tener una autentica comunicación. Nos sentimos amenazados con facilidad por cualquiera que no vea las cosas como nosotros y tenderemos a relacionarnos nada más que con aquellos cuya visión del mundo coincida con la nuestra. Encontraremos muy estresante cualquier encuentro con personas que tengan puntos de vista opuestos a los nuestros. Cuando reaccionamos sintiéndonos amenazados personalmente, es muy fácil que preparemos nuestras líneas de combate y que la relación degenere hacia un “ellos” contra “nosotros”, lo que convierte las posibilidades de comunicarnos en algo francamente difícil. Cuando las dos partes de una relación amplían el terreno de su forma de pensar,

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se muestran dispuestas a tener en cuenta el punto de vista del otro y consideran el sistema como un todo, surgen nuevas posibilidades y desaparecen las fronteras mentales. La posibilidad de alcanzar una armonía en la comunicación puede aplicarse a grandes grupos de personas como a individuos aislados. Cuando nos mostramos dispuestos a escuchar lo que los demás tengan que decir y a contemplar las cosas sin pasar de inmediato a reaccionar, objetar, discutir, luchar, resistirnos por creernos en posesión de la verdad, los demás se sentirán escuchados, bienvenidos y aceptados. Así será mucho más probable que también escuchen lo que nosotros tengamos que decir, cuando las emociones vayan perdiendo intensidad. Se producirán más posibilidades de comunicarnos, de que nuestras mentes se acerquen y de que reconozcamos las diferencias nos adaptemos a ellas. De esta manera, nuestra práctica de la atención plena puede producir un efecto sanador en nuestras relaciones. Las relaciones pueden ser objeto de sanación al igual que nuestros cuerpos y nuestras mentes. La forma básica de lograrlo es mediante el amor, la amabilidad y la aceptación. Sin embargo, para promover la sanación en las relaciones, o para generar una comunicación eficiente, tendremos que cultivar la conciencia de la energía de las relaciones, teniendo en cuenta las mentes y cuerpos, pensamientos, sensaciones, palabras, gustos y disgustos, motivaciones y objetivos, no solo de los demás, sino también los nuestros, a medida que vayan apareciendo en cada momento. Las relaciones son el tablero de este gran juego de la vida en el que, jugada tras jugada, la gran apuesta es nuestra felicidad y la posibilidad de disfrutar de una vida plena. ¿Qué significa lo anterior para mí? He podido comprobar que cada vez es más amplio e incluyente lo que entiendo por Sanar; en un primer momento sanar, para mí, era integrar la personalidad (cuerpo, pensamientos y emociones), es decir que todos fueran en la misma dirección como un único cuerpo. En un segundo tiempo, se amplió el marco y apareció el concepto de “alma”. Hay una frase de Pierre Teilhard de Chardin, que dice: “No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana”. Como tal seres espirituales que están aprendiendo, la enfermedad será un síntoma de que es lo que vinimos a aprender. Todavía hay un peldaño más; algo que cuando realizo la meditación Reiki siento; Todos los seres somos células de un mismo cuerpo y como tal colaboramos en el buen funcionamiento del todo (Espíritu/Alma Universal) Que mejor manera de aprender y desarrollarnos que a través de nuestras relaciones: con nosotros mismos, con los demás, con lo Divino Mis defensas levantaron tantas murallas, para evitar el sufrimiento y el estrés, que llego un momento en el que estaba aislada y añorando el poder amar y ser amada; más, ¿Cómo confiar, cuando has perdido la confianza? Y sobre todo

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¿Cómo cambiarlo?. Esto comenzó a perder fuerza cuando el nivel de estrés disminuyo (tras el programa de MBSR) y pude comenzar a ver un mundo diferente. Y sobre todo, gracias a la disciplina (meditación) y tenacidad, ante la Intención de que esto cambiara. Actualmente, resuena en mí una nueva forma de redescubrir mi potencial; algo que une la Meditación Zen y el Mindfulness: “EL Camino del Gran Corazón”. Con la meditación se calma la mente; va aumentando la claridad que permite no identificarnos con las nubes y las tormentas. Aplicando la vía de la conciencia (Atención Plena, Mindfulness) sanamos nuestra sombra. Es la unión entre el desarrollo espiritual y la transformación personal. Los Maestros Zen Shishin Roshi y Shinko Sensei lo describen como un viaje de autodescubrimiento y dicen: “El Camino del Gran Corazón es una vía de empoderamiento personal, un enfoque positivo hacia la autorrealización que ayuda a los individuos a redescubrir su potencial completo. Puede ser aprendido por cualquiera que quiera asumir la responsabilidad de su vida. Solo necesitas ejercer la voluntad de ir mas allá de tu zona de comodidad y explorar territorios no familiares. Estamos tan condicionados por la forma en que creamos nuestras vidas que creemos que no tenemos ningún control sobre ellas. Hemos sido condicionados para creer que el mundo exterior es más real que el mundo interior. Pero a través de una cuidadosa introspección podemos descubrir lo que muchos estudios científicos han constatado: lo que sucede dentro de nosotros, crea lo que está sucediendo afuera. Dirigir y resolver nuestros asuntos internos transformará nuestro mundo exterior. Cuanta más gente trabaje en la resolución de sus asuntos internos más contribuiremos a crear un planeta saludable”. Proceso de sanación, siguiendo los pasos del Camino del Gran Corazón Procede, al menos durante 20 minutos (incrementando a 30 si puedes) a practicar la meditación sentada, precediendo a estos ejercicios. Después prosigue con tus ejercicios de la siguiente manera: si no tienes mucho tiempo simplemente realiza un ejercicio al día. Recoge tu respuesta en tu diario inmediatamente; o reflexiona sobre este ejercicio a lo largo del día, recogiendo entonces tu respuesta. Asegúrate de mantener tu conexión entre el corazón y la mente. Recomendamos trabajar con tus imágenes mientras sostienes la postura de meditación sentada. Esta postura ayuda especialmente porque soporta la mente mientras se concentra en asuntos ocultos durante la meditación. Puedes enfocar tu atención sobre cualquier imagen que pueda aparecer, y preguntarte a ti mismo, que conclusión alcanzaste en aquel momento.

1. Observa tus patrones de comportamiento, como niño y como adulto. Por ejemplo, como niño, ¿escondías tus verdaderos sentimientos por miedo a que otros te rechazaran? ¿Accedías a hacer cosas simplemente por agradar a los demás, incluso si no querías en absoluto? ¿Tratabas de dominar a otros para evitar confrontarte con tu vulnerabilidad?

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a. ¿Qué patrones encuentras? b. ¿Puedes recordar las creencias que subyacían tras esos patrones? c. En el momento presente ¿eres principalmente asertivo o

principalmente pasivo? d. ¿Actúas desde la distancia como forma de protegerte a ti mismo? e. ¿Qué cosas te provocan un enfado incontrolable? ¿Qué es lo que

más odias? Escribe tus observaciones. No trates de juzgarte a ti mismo. No hay nada malo en nada de lo que descubras. Simplemente estas descubriendo cosas que te has venido escondiendo a ti mismo.

2. Hazte consciente de pensamientos, sentimientos y reacciones familiares y repetidas, que te producen incomodidad o dolor. Cuando las encuentres pregúntate a ti mismo: ¿Cuándo experimenté esto por primera vez? ¿En qué circunstancias surgió esto en mi vida?. Siente todas las emociones en tu cuerpo. Si tienes unos minutos siéntate en meditación y continua experimentando tus emociones. No tienes que contar tus respiraciones o enfocar tu atención en la inhalación y la exhalación. Tu concentración debería estar conectada con tu corazón mientras sientes tus sentimientos. No importa lo que surja, permite a tus sentimientos aflorar, sin identificarte con ninguno de los pensamientos que pudieras tener acerca de ellos. Registra tu experiencia.

3. ¿Qué recuerdos surgen tras sentir tus emociones en profundidad? Si algún viejo recuerdo vivido, aparece, esta es la imagen. Podría haber muchas capas de sentimientos no sentidos. Si durante un largo periodo de tiempo has permanecido adormecido a tus sentimientos podría llevar más tiempo llegar a encontrar una imagen. ¡Está bien así! Simplemente siente lo que estas sintiendo, sin expectativas. Haciendo este trabajo una y otra vez tu cuerpo se volverá sensible de nuevo. Eventualmente sin presión, una imagen aparecerá en tu mente consciente.

4. Cuando una imagen aparece, encuentra la creencia emocional y la conclusión errónea que surgió de ella. Para hacer este proceso pregúntate a ti mismo ¿Qué me dije a mi mismo en el momento en que ocurrió este suceso? Luego escribe las palabras exactas que te dijiste a ti mismo. Si no puedes recordar las palabras exactas, solo continúa tratando de llegar a ellas haciéndote las mismas preguntas una y otra vez hasta que la respuesta se manifieste. La imagen fija está grabada con una afirmación que te hiciste hace mucho tiempo acerca de tu realidad y el mundo exterior. Para liberar la imagen, deberás traer a tu mente consciente la afirmación interiorizada.

5. Sana la imagen, visualizándote a ti mismo en la época en la que sucedió este acontecimiento. Cierra tus ojos, siéntate derecho en tu cojín de meditación o tu silla. Visualízate entregando a tu niño interior todo el apoyo emocional, mental y físico que hubiera necesitado y que no obtuvo.

Recuerda: No importa cuánto tiempo lleve, una imagen aparecerá. Para algunos puede llevar algo más de tiempo que para otros, pero a través del proceso permanecerás en contacto con tus emociones y te sentirás más vivo. Son tiempo y esfuerzo bien invertidos.

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Al abrir nuestros corazones, aprendemos como orar. Un corazón abierto es como una primavera de compasión que siempre fluye. Desde este espacio, una oración a la paz nació. Shishin y Shinko escribieron esta oración tras el ataque al World Trade Center el 11 de Septiembre de 2001, y lo cantan cada día en el Centro Zen (Great Mountain Zen Center. Colorado):

Todos los budas, bodhisattvas, Protectores del dharma y de los Tres Tesoros

Con todos los seres sintientes, Abro mi corazón para transformar

La ignorancia, la violencia y el sufrimiento. Que la sanación y la paz prevalezcan

En los Mundos del Dharma Maha Prajna Paramita

Primero invocan la presencia de todos los seres iluminados y guardianes a estar presentes y oír la oración. Los Tres Tesoros representan la unidad, la diversidad de creaciones y su relación armoniosa. Los Mundos del Dharma significa: en cualquier lugar que podamos imaginar y que no podamos imaginar. El Dharma representa todos los fenómenos. La línea final literalmente significa “La gran sabiduría que nos lleva de la orilla de la ilusión a la orilla de la iluminación”. Es una forma budista de decir Amén. Me parece una bella oración… y por eso quería exponerla. Resuena en mí, igual que la que utilizo en la Meditación de sanación Reiki: “Que todos, como células de un mismo cuerpo, llevemos a cabo el plan divino” El Proceso de la Presencia - Michael Brown-:

1. Identificar al mensajero: Una vez activamos la conciencia del instante presente mediante la conexión consciente de la respiración, iniciamos un viaje que nos saca del estado inconsciente físico y mental de la vida en el tiempo para despertarnos en la experiencia emocional consciente que nos permite percibir nuestro propio flujo de energía. Cualquier suceso de nuestra vida que nos dispare emocionalmente de un modo negativo es siempre un mensaje del pasado que se nos comunica en el presente; al acontecimiento desencadenante le denominaremos el mensajero. Una reacción es un comportamiento inconsciente en el cual nuestra energía se dirige hacia fuera , hacia el mundo, en un intento de defendernos de otra persona o bien de atacarla. El tema central de todo comportamiento reactivo es la culpa o la venganza. Una respuesta es la decisión consciente de contener e interiorizar constructivamente nuestra energía con la intención de utilizarla para integrar y liberar nuestra inconsciencia. El tema de todo comportamiento de respuesta es la responsabilidad. Identificar a los mensajeros a medida que aparezcan en nuestra experiencia vital. Si somos capaces de llevar a cabo esta tarea, estaremos activando una forma de ver que nos permitirá percibir a la larga lo que está ocurriendo realmente por debajo de la superficie de las circunstancias físicas del mundo. Solo si somos capaces de llevar a cabo la tarea de identificar eficazmente a los

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mensajeros en nuestra experiencia vital estaremos preparados para conjurar a los fantasmas de nuestro pasado.

2. Captar el mensaje: ¿Qué reacción emocional concreta ha desencadenado dentro de mi este acontecimiento o esta persona?. Respondemos a esto diciendo: “Estoy (o me siento)…..” ¿Cuándo fue la última vez que experimente exactamente la misma reacción emocional? “Y antes de este instante ¿Cuándo experimenté una reacción emocional exactamente igual a esta? (hasta llegar al origen del acontecimiento) ¿A que me recuerda esto?, o bien ¿Quién habituaba a comportarse así conmigo, o con otros en mi presencia?

3. Para sanarlo hay que sentirlo Cuando nos referimos a “el dolor y el malestar” (estado energético en nuestro cuerpo emocional que percibimos mental y físicamente como malo, desagradable, improductivo, molesto, perjudicial, dañino o antinatural), nos estamos refiriendo a todos los estados de desequilibrio, tanto si se manifiestan físicamente, como si lo hacen mental o emocionalmente. Se nos invita a considerar el dolor y el malestar como nuestros amigos, no como enemigos, y que han venido a ayudarnos, no a perjudicarnos.

a. Postura que favorezca el estado de alerta (sentados, espalda recta, ojos cerrados) y asegurarnos que no vamos a pasar frio

b. Conectamos conscientemente con nuestra respiración c. Ponemos nuestra atención en cualquier dolor o malestar

que estemos experimentando, sea físico, mental o emocional. No lo juzgamos; lo contemplamos compasivamente con nuestra atención.

d. Nuestra intención es vivenciar plenamente nuestro dolor o malestar

e. Puede dar la impresión de exacerbarse al principio, consecuencia de poner la atención en la situación

f. Mantener respiración conectada Es saludable y beneficiosa dedicar unos momentos cada día a situar nuestra atención sobre aquellos aspectos de nuestra experiencia que percibimos como dolorosos o desagradables. Cada vez que nos nutrimos de esta manera, se incrementa el poder de nuestra atención y nuestra intención. Esta herramienta activa automáticamente nuestra capacidad para alimentarnos a nosotros mismos.

4. Activar la compasión interior Latente en el interior de todos los seres humanos se encuentra la trinidad del padre (la dirección), la madre (la nutrición) y el hijo (la inocencia, la alegría y la creatividad) No es nuestra experiencia adulta la que precisa sanar, sino nuestra infancia. El yo infantil es nuestro refugio de inocencia, de alegría y de creatividad. Si ignoramos su estado de desequilibrio, se nos escapará su inocencia, su alegría y su creatividad inherentes.

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A menos que estemos preparados para remontarnos en el tiempo y en el espacio con el fin de rescatar a nuestro yo infantil y traerlo a la seguridad del instante presente, donde le daremos el amor incondicional y la atención que nos está pidiendo, a menos que hagamos esto, nosotros, como adultos, jamás experimentaremos una autentica paz. En el momento en que nos volvemos hacia dentro y comenzamos a prestarle atención sincera a nuestro yo infantil con el amor incondicional, la compasión y la devoción que se merece, nuestros estados de desequilibrio físico, mental y emocional comienzan poco a poco a remitir.

5. Reducir nuestra carga emocional negativa Cada vez que estemos emocionalmente perturbados, aplicar proceso de limpieza emocional:

a. Paso 1: despedir al mensajero. Reconocer que la persona o situación que nos pone a prueba no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo en realidad, es simplemente el mensajero. El mensajero está reflejando un recuerdo que está saliendo a la superficie desde nuestro pasado no integrado. Interiormente, podemos agradecerle el gran servicio que nos ha hecho y dejarle seguir su camino.

b. Paso 2: captar el mensaje. Volvemos la atención hacia nuestro interior, describiéndonos a nosotros mismos la naturaleza de la reacción emocional que experimentamos cuando se nos puso a prueba. Hemos de encontrar una palabra que capture nuestra reacción emocional. Nos decimos en voz alta. “Estoy enfadado. Estoy triste. Me siento herido. Me siento solo….” Buscamos hasta encontrar la palabra que resuene físicamente con nuestra reacción emocional

c. Paso 3: sentirlo. Interiorizar conscientemente la experiencia y contenerla; no confundir con reprimirla. La decisión consciente de interiorizar la prueba para que podamos aprender de ella no es represión: es descubrimiento. Se le llama también contención. La represión es el acto de pretender que no ha ocurrido.

d. Paso 4: dejar pasar. Es importante que recordemos que la reacción emocional que el mensajero desencadeno dentro de nosotros no tiene nada que ver con nuestra vida adulta actual; es un llanto de nuestro yo infantil. Es un eco del pasado, que está llamando nuestra atención porque solo nuestra atención puede restablecer el equilibrio. De ahí que cerremos los ojos y nos imaginemos a nuestro yo infantil sintiendo exactamente lo mismo; abrazándole simbólicamente activaremos la compasión. Le decimos: ”Puedes venir a mí, y yo te

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amare incondicionalmente hasta que pase lo que te asusta, lo que te enfurece o te pone triste”

6. Activar la paz mental mediante el perdón: Todas las personas con las que nos encontramos, sin excepción, con independencia de como pueda parecernos su comportamiento en la superficie, está buscando la experiencia del amor incondicional

7. Restablecer el equilibrio emocional:¿Cómo termina siempre el asunto? (de qué modo terminan siempre o se amargan nuestras relaciones íntimas) “Yo siempre termino…..” ¿Cómo me siento? “Cada vez que se rompe una de mis relaciones íntimas, me quedo con una sensación de….” ¿Se observa en mi familia el mismo patrón? ¿Qué es lo opuesto de mi definición inconsciente? Dar es recibir (a nosotros y a los demás)

8. Vivir con un propósito o liberarnos del drama para cambiarlo por el dharma

Programa MBSR de ocho semanas El programa MBSR del centro médico de la Universidad de Massachusetts, fue creado por el Dr. Jon Kabat-Zinn hace 30 años. Es un curso experimental e interactivo que se puede realizar en distintos formatos con un total de 28 horas lectivas. Se imparte a grupos reducidos de 10-30 personas e incluye métodos de relajación y meditación junto con técnicas de yoga y estiramientos suaves. Las sesiones equilibran periodos de relajación y exploración interior con momentos de dialogo y exploración en grupo. Se presentan también las nociones básicas para reconocer el estrés, sus causas y consecuencias, siempre buscando aplicaciones prácticas de uso personal en la vida diaria. Las primeras sesiones se basan en el desarrollo de la calma física y mental, como base necesaria para responder efectivamente a los desafíos diarios. Tanto las sesiones como el trabajo personal entre las mismas van a cultivar la capacidad de parar y ver La segunda parte del curso es para perfeccionar estas habilidades y desarrollar la capacidad para aplicarlas eficazmente en el trabajo y la vida diaria. Se centra principalmente en la comprensión de uno mismo, de los demás y aprender a desenvolverse en situaciones interactivas, complejas y cargadas emocionalmente. Aprendiendo a elegir adecuadamente la respuesta más adecuada a las situaciones. El curso requiere de una dedicación personal diaria de unos 45 minutos, para la que se aporta material de apoyo en audio para trabajo en casa y un libro de ejercicios. La parte más importante del trabajo de la atención plena es mantener viva la práctica. La forma de hacerlo es haciéndolo. Necesita llegar a formar parte de nuestra vida, igual que el comer o el trabajar. Buscar tiempo para la práctica formal (meditación) todos los días es como comer cada día. Las técnicas que utilicemos no son tan importantes. La esencia de la atención plena es estar atentos de forma consciente, así que mantener la práctica informal significa prestar atención, estar despiertos, ser dueños de nuestros momentos. Puede ser sumamente divertido. Hay numerosas estrategias para aportar atención plena a nuestra vida diaria.

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Podemos sintonizar con pasear, escuchar, hablar, comer, trabajar; con nuestros pensamientos, estados de humor y emociones, con nuestras motivaciones para hacer cosas o sentir de determinadas maneras y, por supuesto, con las sensaciones de nuestro cuerpo; también podemos sintonizar con otras personas, con su lenguaje corporal, sus tensiones, su forma de hablar, sus actos,… y con nuestro entorno más amplio, con la sensación del aire sobre la piel, con los sonidos de la naturaleza, la luz, el color, la forma, el movimiento. Al practicar, desconectamos el piloto automático y vivimos más en el presente Las siete bases para cultivar la conciencia plena -Andrés Martin Asuero-

1. Viva su vida momento a momento La realidad se desarrolla momento a momento, cada instante aporta algo distinto al anterior, cada momento es único: vívalos sin dejarlos escapar pensando en fantasías sobre el futuro o en recuerdos del pasado. Aunque es evidente que la vida requiere una cierta capacidad de planificar y prepararse para el futuro, en ocasiones empleamos demasiados esfuerzos en anticipar el futuro explorando sin parar posibles escenarios.. Esta tendencia no es sana y suele producir ansiedad o estrés, por lo que es conveniente regularla. De la misma manera, la reflexión sobre hechos pasados nos permite aprender para el futuro, pero dificultamos la capacidad de resolver problemas si deriva hacia una excesiva fumigación. La rumiación tampoco es sana, ya que facilita la depresión, por lo que también hay que regular esta tendencia. La conciencia plena resulta muy adecuada para prevenir la ansiedad, el estrés y la depresión porque ayuda a centrar la mente en el momento actual.

2. No juzgue tanto, no se juzgue Todo juicio produce una cierta tensión emocional que posiciona al individuo frente al acontecimiento en uno de estos tres sentidos: a favor, en contra o indiferente. Estas posiciones predisponen nuestras actuaciones y orientan la atención posterior. Cultivando una cierta imparcialidad ante las situaciones podemos suspender los juicios o evitar juzgar y así poder conocer mejor la realidad sin tener que vincularnos tan emocionalmente con ella. Recuerde que todos los acontecimientos se producen por una serie de causas, que a su vez son producidas por otras, y así hasta el infinito. Poder experimentar un acontecimiento sin tener que juzgarlo obligatoriamente es el primer grado de libertad. Los juicios son una de las mayores fuentes de estrés. La mente que está constantemente estableciendo juicios y categorías, limita la percepción de la realidad, al quedar condicionada esta por las emociones correspondientes.

3. Confíe en sus capacidades, en su sabiduría y en sus recursos Que nadie intente ser distinto a sí mismo, ni piense que la felicidad depende de factores externos. Intente en la medida de lo posible ser usted mismo y busque la felicidad en lo que la realidad le ofrece aquí y ahora, que es la única posibilidad real. Algunos sabios han propuesto que nuestra tarea en esta vida es simplemente llegar a ser lo que en realidad somos, liberándonos de todo lo que no pertenece a esta identidad esencial.

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Confiando en uno mismo, en su sensibilidad y en su sabiduría, cada persona asume su propia responsabilidad y puede vivir plenamente su vida. Esta confianza en uno mismo es lo que nos permite escuchar y abrirnos de todo corazón a la realidad del momento.

4. Cultive la mente de principiante, abierta, interesada Prestando atención al momento presente, se evita interpretar la realidad mediante situaciones pasadas, lo que le permitirá aprovechar todas las oportunidades que se presenten. Toda situación siempre tiene algo nuevo, cada momento es único, aprovéchelo. En situaciones difíciles intente cultivar la curiosidad en vez de dejarse llevar solo por las preocupaciones. De toda circunstancia se puede aprender algo, si tenemos suficiente curiosidad para verlo con mente de principiante.

5. No busque solo resultados, fíjese en el proceso e intente hacer lo que tenga entre manos lo mejor que pueda Todo deseo desequilibra la mente, ya que dirige nuestra atención en una dirección y genera unas expectativas que nos ponen en deuda con el futuro, creando cierta tensión. Esto no significa que debamos renunciar a los objetivos, pero si debemos poner más énfasis en el proceso, que es donde se crean las causas para que se den los objetivos que deseamos. Recuerde que una persona casi nunca puede alcanzar por si misma todo lo que se propone. Es imprescindible que se den ciertas circunstancias favorables para todo éxito. No obstante, una persona si es responsable de su motivación, intención y atención a un proceso. Por otro lado, obsesionarse con un objetivo puede impedir ver otras oportunidades que quizá sean más interesantes.

6. Acepte la realidad como es, conozca sus límites y aprenda a soltar Lo que resistes persiste y lo que aceptas se transforma. Solo aceptando las cosas, podemos intentar cambiar algo. Aceptar los límites de cada cual es fundamental para ser realista en los objetivos. Así y todo, tener límites es una circunstancia de la persona, no una característica de su identidad. No se identifique con sus limitaciones, ni limite a otros. La paciencia es una forma de sabiduría. Lo contrario, la impaciencia, es querer que las cosas vayan al ritmo que uno desea, que suele ser distinto a cómo van en realidad. Otra fuente de problemas es nuestro intento de cambiar a otros. Como dijo Gandhi: si quieres cambiar el mundo, debes cambiarte a ti mismo. Experimente dejando que algunas cosas sean tal y como son, y fíjese, mientras tanto, en que es lo que ocurre con usted. Aceptar no se debe confundir con conformarse, pero hay cosas contra las que no se puede luchar y otras solo se corrigen si primero se aceptan. Recuerde la plegaria: “Señor, dame fuerzas para cambiar lo que puede cambiar, paciencia para aceptar lo que no se puede cambiar, y sabiduría para distinguir entre ambos”

7. Cuídese, trátese con amor y cariño Para poder practicar la conciencia plena, es necesario establecer una relación positiva con uno mismo; de esta forma se adquiere la suficiente flexibilidad mental para poder cultivar una visión de la realidad más acertada y saludable. Esta relación incorpora aceptación, amor, apertura, paciencia y diligencia, con objeto de cambiar la relación que el individuo establece consigo mismo y el entorno.

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Cualidades del Mindfulness Interpersonal. Si las cultivamos, nuestras relaciones mejoraran:

1. Apertura: abrirse interiormente y contemplar a la otra persona y nuestra relación con ella, de un modo nuevo y limpio; con mente de principiante.

2. Empatía: meterse en la piel del otro. Solo después de haber reconocido y experimentado los propios sentimientos, podremos hacerlo con los de los demás.

3. Compasión: combina la empatía, la comprensión de la situación en la que se encuentra otra persona y el deseo de aliviar su sufrimiento.

4. Bondad: se trata de desear realmente el bien del otro. 5. Regocijo por el bienestar ajeno: disfrutar con la felicidad y la

alegría de los demás. 6. Ecuanimidad: surge de la sabiduría, serenidad y estabilidad mental

que entiende la naturaleza del cambio. Proporciona el equilibrio y el sosiego necesarios para entender la profunda interrelacion que existe entre todas las cosas.

Aunque el Camino sea el mismo, hay tantas descripciones como personas que lo describen. Si pudiéramos comunicarnos desde el centro, con el corazón… hablaríamos el mismo lenguaje y estaríamos “en casa”; a medida que nos vamos hacia la periferia y la gran diversidad de manifestaciones, caminos… es más complicado poder comprendernos. Como decía Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”; cada uno, construimos nuestro camino, único, en la colaboración de los demás. Agradezco la presencia y honro, a los seres que me han aportado, algún aspecto o me han dado pistas importantes a lo largo de mi recorrido, “en ese momento y en ese lugar”.

PLAN DE ACOMPAÑAMIENTO

Cuando empezaron mis dudas sobre si sería capaz de cuidar de Bruji, mi mejor amiga me dijo: “Lo único que necesita es amor, y eso, a ti te sobra; lo demás… lo iréis aprendiendo”. Hoy creo que fueron y continúan siendo unas sabias palabras y que pueden aplicarse a todos los aspectos de la vida y, en especial, a sanar las relaciones, ya sean con uno mismo, con los demás o con lo divino. Si acompañara a otro ser humano en su Camino, seguiría las “Cualidades del Mindfulness Interpersonal”: apertura, empatía, compasión, bondad, regocijo por el bienestar ajeno y ecuanimidad. Creo que el ejemplo es el mejor maestro. Ahora, en este momento, si tuviera que acompañarte a ti o a mí (¿hay diferencia?), se me ocurren dos propuestas:

o La primera… “Un punto para comenzar”. Como por ejemplo: participar en un programa de 8 semanas, como el propuesto en el programa MBSR.

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Un equipo de psiquiatras del Hospital General de Massachusetts ha realizado el primer estudio que documenta como afecta al cerebro el ejercitar la meditación. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatri Research, la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud. Será una manera de comenzar con un entrenamiento diario, que vaya transformándose en hábito e ir creciendo y desarrollándose hasta alcanzar una manera particular de meditación. Si la meditación está dentro de sus hábitos, convertirlo en un acto sagrado de conexión

o La segunda… “Jugar”. ¡Y si jugamos a estar presentes en lo que hagamos! Según mi experiencia: poder sacar a la niña interior, la creativa (alegre, con ganas de vivir, aprender, disfrutar) y la vulnerable (la que fue herida… pero con la presencia de la adulta, que comprende, cuida, protege, mima), es sanador. Un ejemplo de esta segunda propuesta: “Cultivando Conciencia Plena”: Tomamos las 7 bases para cultivar la conciencia plena y jugamos cada día de la semana a poner una en práctica; así: El lunes vivimos en el presente… ese día no hay fin de semana pasado, ni semana por venir… solo estar atento a lo que hacemos en cada momento, poniendo toda nuestra energía en ello… estando presente. El martes… la consigna: “no juicios”… no juzgar o ser consciente del juicio que hagamos en ese momento, sin culpa, con ternura y celebrando el descubrimiento. El miércoles… la consigna “confía” en tus intuiciones, aunque te equivoques… quizá te sorprendas. El jueves… “mente de principiante”… ¡todo es nuevo, no sabes nada, pregunta, investiga! El viernes… “si lo fuerzas, se rompe”, el resultado no importa, solo el proceso. El sábado… “la vida dispone…, acepta y suelta”. El domingo… descansó… “cuídate, mímate”… puede ser un buen día para dedicártelo y permitirte hacer cosas que te nutran… Otro ejemplo: ¿Qué regalo nos trae hoy la vida?. Tomar una carta de cualquier tarot o las de la Escuela y preguntarte: ¿Qué resuena con lo que veo, leo…? ¿Qué mensaje tiene para mi, en este momento?, al final del día ¿ha ocurrido algo sincrónico?.

o Y por supuesto… llevar un diario

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Bibliografía Brown, M. “El proceso de la presencia”. Barcelona. Ediciones Obelisco, S.L. 2010 (3ª edición) Cohen, A. “El dragón ya no vive aquí”. Málaga. Sirio. 2002 Kabat-Zinn, J. “Vivir con plenitud las crisis”. Barcelona. Editorial Kairos. 2010 (4ª edición) Martin Asuero, A. “Con rumbo propio”. Barcelona. Plataforma Actual. 2011 (5ª edición) Roth, G. “Mapas para el éxtasis”. Barcelona. Urano. 2010 Shinko Pérez, I y Shishin Wick, G. “El Camino del Gran Corazón”. (pendiente de editar versión en español). Artículos de prensa:

8 semanas de meditación pueden cambiar el cerebro (ABC Ciencia. De Jorge, J. 2011)

Ayudo a que cada uno sea su propio terapeuta (Psychologies. Martin, A. 2009)

Una vida sin estrés (Mente sana. Kabat-Zinn, J. 2006) Artículos científicos:

Mindfulness y psicología: presente y futuro (Informació psicológica. Simón, V .2010)

Herramientas para el autocuidado del profesional que atiende a personas que sufren (FMC. Benito, E y otros. 2011)

Material de apoyo del curso “Instructor Programa MBSR” y “Formación Mindfulness de la EEDT- Experto-”