santificacion. cual es la posición de nuestra iglesia sobre la santificación?
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SANTIFICACION
Cual es la posición de nuestra iglesia sobre la santificación?
Declaracion del manualArticulos de Fe
Manual 2005-2009
Esta experiencia se conoce también por varias expresiones representando sus
diferentes frases, tales como
"La Perfección Cristiana," "El Amor Perfecto," "La Pureza de Corazón," "El Bautismo del Espíritu Santo,"
"La Plenitud de la Bendición" y "La Santidad Cristiana".
Que dice la Biblia
1. La Entera Santificación Sigue a la Regeneración
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son; santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que
han de creer en mí por la palabra de ellos (Juan 17:9, 17, 20).
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de
la renovación de vuestro enten dimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Rom. 12:1-2).
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo
vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible
para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os lla ma,
el cual también lo hará
(1 Tes. 5:23-24).
Vemos que los creyentes necesitan una experiencia posterior, en pasajes tales como Lucas 24:49; 1 Corintios 3:1-3;
Gálatas 5:17; Efesios 4:20-24; Santiago 4:1-8, tanto como en muchas
exhortaciones y mandatos, oraciones y ruegos que aparecen en las cartas del Nuevo Testamento todas dirigidas a
creyentes.
2. La Santificación es la Obra del Espíritu
La obra del Espíritu Santo comienza con nosotros antes de convertirnos. En la
regeneración somos "nacidos del Espíritu," "tenemos" el Espíritu y somos
guiados por El como cristianos (Romanos 8:9, 14-17). La entera
santificación es el subsecuente bautismo del Espíritu o el ser "llenos del Espíritu"
(Efesios 5:18).
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os
bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se
apa gará (Mateo 3:11-12).
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos
amados por el Señor, de que Dios os haya es cogido desde el principio para salvación,
mediante la santifica ción por el Espíritu y la fe en la verdad, a la cual os llamó me diante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Se ñor Jesucristo (2 Tesalonicenses
2:13-14).
Repase nuevamente Juan 14:15-17 y note lo que Jesús les dice a sus
discípulos acerca de "conocer" al Espíritu y de que estaba con ellos, en
relación con la promesa más completa de que el Espíritu Santo
sería "en" ellos, para permanecer con ellos para siempre.
Aunque estas palabras tienen un lado histórico o dispensacional, todo el
conjunto muestra que también representan la experiencia cristiana
personal. Nótese también que el versículo 23, al compararlo con el 17, muestra que "con" y "en" no deben ser
tomados
como que significan un contraste espacial entre "fuera de" y "dentro de". Más bien describen distintas re laciones
con el Espíritu Santo. El mismo Espíritu que es fuente de nuestra vida
también ha de volverse el Manan tial de pureza y poder.
3. La Santificación Resulta en la Limpieza de Pecado
Por definición, santificación quiere decir apartar para los propósitos divinos y liberación del pecado.
Ahora dedicaremos nuestra atención a probar que la entera
san tificación implica la limpieza completa del corazón.
Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la
nieve (Salmos 51:7).
Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia
hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus
corazones (Hechos 15:8-9).
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, ha biéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tu viese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que
fuese santa y sin mancha (Efesios 5:25-27).
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comu nión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de
todo pecado (I Juan 1:7).