sartre universal-singular parte 1

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Conferência no evento "Kierkegaard Vivo" em 24/04/1964. Texto publicado em Situations, IX, 1966.

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El ttulo de este coloquio es el siguiente: .. ierkegaard vivo . K S .mejante ttulo posee el mrito de introducirnos en el corazn de Ia paradoja, y el mismo Seren habra sonredo ai conocerlo. Pues si nos hubiramos reunido aqu para hablar, por ejemplo, de Heidegger, nadie habra pensado en denominar a tal coloquio Heidegger vivo I ierkegaard vivo significa, por tanto: .. ierkegaard muerto . Y no sl K .sto. Significa que exi te para nosotros, que es el objeto de nuestro razonarnentos, u 1a un in' o de nu estI'O ensar. Pero lesde este punto de vista, se podra ernplear Ia misma expresin para lesignar a cualquier muerto que haya ingresaclo en Ia cultura. Decir, por ejernplo, -Arcimboldo vivo .., dado que el surrealismo permite recuperar a este pintor e iluminarlo con una luz nueva, es hacer de l un objeto en 10 que Kierkegaard llarnaba 10 histrico-mundial. Mas, cabalmente, si Seren es para nosotros como un objeto radioactivo, cualesquiera sean su eficacia y su virulencia, no es ya ese ser vivo cuya subjetividad, en cuanto vivida, se presenta necesariamente como distinta de 10 que nosotros sabemos de ella. En resumen, Kierkegaard s hunde en Ia muerte. Este escndalo histrico, provocado por Ia desaparicin de 10 subjetivo en un sujeto de Ia histeria, y por el devenir-objeto de 10 que fue agente, se da a propsito de todos los desaparecidos. La historia est agujereada. Pero en ningn sitio resulta esto ms manifiesto que en el caso del .. aballero ele Ia subjetividad ... Kierkegaard es el hombre que se c plante Ia cuestin dei absoluto histrico, que subray Ia paradoja escandalosa de Ia aparcn y desaparicin de este absoluto en el tiem-

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po de Ia historia. Si I mrtir de Ia int ri ridad I o pu ' I ' S .r r .su .itado por nosotros ms que en forma de un objeto le c n irnicnto, p rei ,_ mos para siempre una determinacin de su praxis. el esfuerzo vivo de escapar, por Ia va reflexiva, aI saber, su pretensin de ser, en su singularidad, en el corazn de su finitud, el absoluto-sujeto, definido como interioridad por su relacin absoluta con el ser. Dicho de otro modo: si Ia muerte es, histricamente, el simple paso de 10 interior a Ia exterioridad, el ttulo -Kierkegaard vivo .. no se justifica ya. Y si para nosotros permanece algo de esta vida que qued aniquilada en su tiempo, en su lugar, entonces Kierkegaard mismo es el escndalo y Ia paradoja. AI no poder ser comprendido ms que como esa inmanencia que no dej durante cuarenta afios de designarse a s misma como tal, o bien Kierkegaard huye para siempre y el mundo en 1856 se vaci de nada o bien Ia paradoja denunciada por este mue'rto consi~te en que, ms all~ de su abolicin, un ser histrico puede comunicarse todava, en cuanto no-objeto, en cuanto sujeto absoluto, con Ias generaciones que siguen a Ia suya. Lo que va a retener nuestra atencin no es, pues, el problema dei Cristo encarnado, ni el problema metafsico de Ia muerte, sino Ia paradoja estrictarnente histrica de Ia supervivenca: examinaremos nuestro saber sobre Kierkegaard, para encontrar 10 que, en un muerto, escapa ai saber y sobrevive, para nosotros, a su desaparicin; nos preguntaremos si esa presencia inaccesible ai conocimiento propiamente dicho, Ia subjetividad de otro, se nos da a nosotros, sin embargo, por algn otro medio. O Ia hi toria se vuelve a cerrar en saber de muerto, o Ia supervi vencia histrica de 10 subjetivo debe cambiar nuestra concepcin de Ia historia. Con otras palabras: Hoy, este 24 de abril de 1964, o Kierkegaard queda disuelto por Ias diastasas deI saber, o contina manifestando para nosotros el escndalo siempre virulento de 10 que podramos llamar Ia transhistoricidad dei hombre histrico. Kierkegaard plante Ia cuestin fundamental en estos trminos: iSe puede obtener de Ia histeria una certeza eterna? iSe puede encontrar, en ese punto de partida, un inters distinto deI histrico? iSe puede fundar una felicidad eterna sobre un saber histrico? ... No olvidemos que a 10 que Kierkegaard se refiere aqu es a Ia escandalosa paradoja deI nacimiento y de Ia muerte de Dios, de Ia historicidad de ]ess. Pero es preciso ir ms lejos, pues si Ia respuesta es afir-

ti 'r' 'h qu a li' li, , ,I Slll\'ll, MI 1\':-.llgn, y a 110S0tros, I ).'1 sobrinos s gundos de Seren. ',I'()ltll) 'I 11IiSIl\O di", 10 I .'I somos ont mporneos. En cierto sentido l'Slo -qulva!c a ha . 'r saltar Ia historia. La historia existe, sin embargo, '.'I 'I hornbre I qu Ia hace. De este modo, Ia posterioridad y Ia 10111 -mporan i lael se implican mutuamente y se contradicen. Por el IIH)lI) .ruo re ulta imposible ir ms lejos. Es preciso, pues, volver a I I 'ri gaarel e interrogarle como a testigo privilegiado. iPor qu privilej..\ia lo? Pienso en Ia prueba cartesiana de Ia existencia de Dios, basada ('11 'I hecho de que yo existo con Ia idea de Dios. Kierkegaard es testigo singular o, como l dice, -extraordinario .., por Ia reduplicacin en l d ' Ia actitud subjetiva: es para nosotros objeto de saber en cuanto tesIig subjetivo ele su propia subjetividad, es elecir, en cuanto existente lU anuncia Ia existencia mediante su propia actituel existencial. .onsttuye as el objeto y el sujeto de nuestro estudio. Debemos tomar .ste sujeto-objeto en cuanto que manifiesta una paradoja histrica que le sobrepasa, interrogaremos a su testimonio en cuanto ste, en su historicidad -dijo tal cosa en tal fecha-, se supera a s mismo y hace estalIar en Ia historia Ia paradoja dei sujeto-objeto. Integrando sus palabras n nuestro lenguaje aI traducirlas con Ias nuestras, iva el saber a encontrar sus limites y, por una retorsin paradjica de Ia significacin, va a indicar ai significante como su fundamento silencioso? En principio podemos conocer todo de Kierkegaard. Sin duda l guarda bien sus secretos. Pero se los puede seguir de cerca, podemos arrancarle confesiones e interpretarias. El problema se precisa as: Cuando se sabe todo de Ia vida de un hombre que reduza ser objeto de saber, y cuya originalidad reside precisamente en ese rechazo, hay ah algo irreeluctible. iCmo se 10 puede aprehender y pensar? La cuestin tiene dos caras: es prospectiva y retrospectiva. Se puede preguntar: iqu es haber vivido cuando se saben todas Ias determinaciones? Pero tambin: iqu es vivir cuando 10 esencial de estas determinaciones ha sido previsto? Pues Ia singularidad de Ia aventura kierkegaardiana consi te en que, en el momento en que acontece, se descubre a s misma como conocida de antemano. Por tanto, vive en el saber y contra l. Es preciso darse cuenta de que esta oposicin entre 10 previsto y 10 vivido se encarna, hacia 1840, en Ia oposicin de Hegel y Kierkegaard. Hegel ha desaparecido; pero el sistema permanece. Haga 10 que haga,111.11 V,I, 1.1 11.111

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1\1\'I'II'~.I,lIdvivo, 1"1,11\"\111 Id\'I.l111111 una decisin de autenti idad: 's 'I r~ haz de 1;1huldn y Ia voluntad ti ' volver a s. En este sentido el saber no puede dar uenta de > os L1r e inflexible movimiento por el cual determinaciones dsper as quedan elevadas hasta el ser y son reunidas en una tensin que les otorga, no una significacin, sino un sentido sinttico: pues Ia estructura ontolgica de Ia subjetividad se escapa, en Ia medida en que, como ha dicho muy bien Heidegger, el ser subjetivo est en cuestin en su ser, en Ia medida en que no es nunca ms que teniendo que ser su ser. Desde este punto de vista, el momento de verdad subjetiva e un absoluto temporalizado, pero transhistrico. La subjetividad es Ia tempora!izacin misma; es 10 que me acontece, aquello que no puede ser ms que aconteciendo, soy yo en Ia medida en que no puedo nacer ms que a Ia aventura -y, como deca Merleau-Ponty, en Ia medida en que, por breve que sea mi vida, tiene que acontecerme al menos el morir-. Pero Ia subjetividad es tambin yo en Ia medida en que intento reconquistar mi propia aventura, asumiendo -Iuego volveremos sobre esta-- su contingencia original para convertirla en necesdad, en una palabra: en Ia medida en que yo me acontezco. Habiendo sido tratada antes por Hegel, Ia subjetividad se convierte en un momento dei espritu objetivo, en una determinacin de Ia cultura. Mas aunque nada de 10 vivido puede escapar ai saber, su realidad permanece irreductible. En este sentido, 10 vivido, como realidad concreta, se pone como no-saber. Pero tal negacin del saber implica Ia afirmacin de s rnisrno. Lo vivido se reconoce como proyeccin en el medio de Ia significacin, pero al rnismo tiempo no se reconoce ah, porque en ese medio se constituye que, en vano, tiende a los objetos y porque, cabalmente, 10 vivido no es objeto. Y, sin duda, una de Ias preocupaciones constantes deI siglo XIX consiste en distinguir el ser dei conocimiento que de l se tiene, dicho de otro modo: en rechazar el idealismo. Lo que Marx reprocha a Hegel no es tanto su punto de partida cuanto Ia reduccn dei ser ai saber. Pero para Kierkegaard -y para nosotros, que hoy consideramos el escnda10 kierkegaardianose trata de una cierta regin ontolgica en que el ser pretende, a Ia vez, escapar ai saber y alcanzarse a s mismo. Waelhens elice muy bien: -Dejando de ser una explicacin a distancia, Ia filosofa (en Kierkegaard, Nietzsche y Bergson) pretende ser ahora idntica con Ia experienca, no contenta con arrojar luz sobre el hombre y su vida, aspira a convertirse en esa vida elevada a Ia perfecta con-

1111111 ,ti "lllltI,11 I'I I, 111 1.1dt' " , 1',111'\ \1Cjlll' ',l.I .uubklon lmpl] ':lIl.I, para 'I nl)s 1'0, Ia 1 "I,II~ .11 1111 i 1('IIlIII(l.u .rl l I ':t11 absoluto pretendido es, ciertamente, el que existe, pero, que tan (')1' nto como Kierkegaard quiera establecer Ia relacin del hombre histrico con Ia transhistoricidad, esa relacin queda desviada, se pierde, a pesar de ella msrna, en el cielo dei atesmo. Tanto en un caso como n el otro, el intento es denunciado como un fracaso. Hay algo ms: el fracaso es explicado. De modo distinto, desde luego, pero por aproximaciones convergentes. Mesnard, Bohlen, Chestov, jean Wahl estn de acuerdo en subrayar el espritu psicosomtico dei ..aguijn en Ia carne". Esto significa que, en este muerto, 10 vivido mismo es impugnado: comparada con el concepto, Ia vida se convierte en 10 inautntico. Kierkegaard ha vivido mal -esto quiere decir: oscurarnente, bajo disfrace - determinaciones que nosotros fijamos mejor que l. En resumen: para el saber histrico se vive para morir. La existencia es una pequena agitacin de superficie que se calma en seguida, para dejar aparecer el desarrollo dialctico de los conceptos, y Ia cronologa se funda en Ia homogeneidad y, finalmente,

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I krk 'g,l:lItI vlvu, 1111,1 11'11111 ItI"III'11111 en Ia aternporalidad. Toda cmpr .sa vivida s 'pa~,1 Ia sencilla razn de que Ia hi tora c ntina,

I I 11111\1 li .I" """ I '1"11I I qll\' 1'.,11'.\',1 11\'11), I' IVp '111\',(','1.1pm.ill id~1I r -lativa S' d 'sd I1 I 11.1i ,1,111,1 dVI>( 1 IIl!1v 10 '1" ' ningun sal> 'r p I '