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2 3 Página 8/LA NACION Jueves 28 de octubre de 2010 Espectáculos TEATRO Sebastián Irigo y Marcelo Cosentino Historias de swingers en tres actos Pasado mañana, en El Cubo, se estrenan estos relatos de intercambio de parejas en una curiosa propuesta, con un elenco de nueve actores Swingers ¿qué sacrificarías por amor? es la historia de tres parejas en crisis. En la primera, Roco, un cirujano plás- tico que ronda los 50, y Luz, una joven de 26, deciden comenzar a atravesar nuevas experiencias a partir de un pro- blema personal que conecta a él con la finitud de su vida… y las ganas de ella. En la otra está Ernesto, un empresa- rio superexitoso, casado con María de las Mercedes, que se termina haciendo cargo de una homosexualidad latente que no se atrevía a aceptar. María de las Mercedes lo ayudará en el proceso, y en lugar de romper su pareja juntos deciden incorporar a su relación a un tercero, y luego a otras parejas. La ter- cera es una pareja joven. Alejandro es un profesor de psicología que está em- pezando a consolidarse en su profesión y trabaja en una tesis sobre la práctica swinger. Mariana es médica, y si bien en un comienzo se presentan como la pareja más “estándar” de las tres, los conflictos que desata un viaje de ella a San Pablo los llevarán a coincidir en el encuentro swinger con las demás. A punto de estrenar el próximo sá- bado en El Cubo, Marcelo Cosentino (autor y director) y Sebastián Irigo (coautor) aseguran que Swingers invi- ta al espectador a observar por el ojo de la cerradura la privacidad de estos personajes. “Estamos echando luz so- bre lo más privado, y no me refiero a lo sexual solamente, sino a aquella in- timidad que es imposible de mostrar, que no se la contás ni a tu mejor ami- go”, asegura Cosentino (Codicia; Clo- ser; Poder se puede; Pirañas). Antes de sentarse a escribir, los auto- res relatan que hicieron un exhaustivo trabajo de investigación y entrevistaron a muchas parejas adeptas a esa prác- tica –que, a su vez, fueron invitadas a presenciar los ensayos– y a una psicó- loga. Incluso visitaron un club swinger para conocer un poco el ambiente. De allí nació esta obra estructurada en tres actos, que hacen foco en tres mo- mentos diferentes que atraviesan esas tres parejas: antes del encuentro swin- ger; el encuentro propiamente dicho (en clave musical) y el después, cuan- do ya nada será lo que parecía. “Creo que las sociedades occidentales como la nuestra cada vez profundizan más el voyeurismo. Con las redes sociales co- mo Facebook o Twitter todo el tiempo se trata de mirar, de espiar, de enterarte de qué le pasa al otro, pero sin meterte. Por eso, la manera de empezar a traba- jar este tema fue a partir de mirar por el ojo de la cerradura la intimidad de estas parejas, poner el ojo en el lugar que nadie lo permitiría”, dice Sebas- tián Irigo (Ninfas). –¿Qué fue lo que los llevó a escri- bir sobre la práctica swinger? M.C.: –Lo primero que tratábamos de entender era cómo estas parejas deciden cruzar ciertos límites. En qué momento exacto se atreven a pegar el salto. Y nos encontramos con que los disparadores son muy comunes a las parejas que no son swingers: es gente como toda la gente. S.I.: –Nos dimos cuenta de que no es un mundo ni bi- zarro ni extraordi- nario ni retorcido. Son parejas como cualquier otra, con hijos, que se levantan a la ma- ñana para traba- jar, pero que viven su sexualidad así. No bajamos línea. Lo que hacemos es mirar el trabajo de esas parejas para ir corriendo los lími- tes preestablecidos y así crear su propia estructura, más allá de los estandartes sociales. Y en esa divergencia entre lo que se hace y lo que se quiere hacer para ser uno mismo, ahí es donde nos encontramos. El elenco de Swingers está integra- do por Fabio Aste, Jonatan Arioli, Ke- vin Cass, Florencia Carreras, Natalia D’Alena, Ana Luna, Marité Molina, Javier Saquín y Leticia Vota. FERNANDO MASSOBRIO Alejandro Rapetti Sebastián Irigo y Marcelo Cosentino investigaron sobre esta práctica cuestionada Petróleo Del dramaturgo suizo Lukas Bärfuss, dirigi- da por el alemán Georg Tielmann, con elen- co de varias nacionalidades: Carlos Kaspar, Carla Sandrini, Cecilia Bassano, Joaquín Berthold y Loren Acuña. Jueves, a las 20.30, en Timbre 4, México 3554 (4932-4395). De 25 a 35 pesos. Quisiera quererte, querido Comedia de Federico Roca, dirigida por Pa- tricia Pisani, con Hernán Gariglio, Martín Mata, Silvina Ajmat, María Florencia Rubi- netti y Martín Aguilar. Domingos, a las 20, en el Terraza Teatro Bar, Paseo La Plaza, Co- rrientes 1660. Cosas que pierden al ser pintadas Teatro de imagen, dirigiida por Fernando Schor, con Sol Berzgal, Juliana Bettinelli y Matías Gómez. Sábados, a las 20. 45, en En- rique Martínez 1427 (4554-0087). De 20 a 25 pesos. Biblioteca Fútbol Club Madres futboleras en una obra de Juan Igna- cio Fernández, dirigida por Néstor Romero. Sábados, a las 22.30, en el Teatro de la Fábu- la, Agüero 444 (4862-6439). $ 30. La última rebelión Una historia de amor en un geriátrico. De Raúl Garavaglia, dirigida por Miguel Iglesias. Domingos, a las 19.30, en Korinthio Teatro, Junín 380 (4951-3392). Halley o el último día de nuestras vidas Seres que esperan el fin del mundo, de Luci- la Garay. Sábados, a las 20.30, en Timbre 4, Boedo 640 (4932-4395). $ 30. Swingers (Ver nota aparte.) Estrenos Siete novedades. La escena alternativa diferentes propuestas LA NACION en Uruguay Experiencia teatral comunitaria La ciudad diamantina es una obra gestada por un grupo de investigación COLONIA DEL SACRAMENTO, Uruguay.– El río está inquieto, el viento es fuerte. El sol, al cabo del último fin de semana se va impo- niendo. En Colonia los turistas van llegando a lo largo del día con una única expectativa: conocer el bello casco histórico, detenerse a observar un horizonte que se va limpiando de nubes y valorar esas construccio- nes coloniales que aun posibilitan reconocer un fuerte cruce de tradi- ciones históricas. En el otro extremo de la ciudad, un pequeño shopping aporta una imagen muy contraria. Detrás de él, un enorme galpón ha sido total- mente acondicionado por un grupo de artistas de Buenos Aires, Colonia y Montevideo. Y allí aparecerá otra historia. Se trata del estreno de La ciudad Diamantina de la graciosa recompensa ¿Quiénes son ellos?: se autodefinen como actores aficiona- dos. En verdad son parte del grupo teatral Ideah y de Aedih (Asociación para la Educación y el Desarrollo Integral Humanos). Ellos explican: “Nos dedicamos al estudio y la in- vestigación del proceso educativo a través del arte, la ciencia, la religión y la filosofía. Nos interesa el teatro como instrumento para comunicar valores porque une distintas ma- nifestaciones artísticas y, a la vez, filosóficas”. Y debido al amor que pusieron en este trabajo es que de- cidieron invitar a LA NACION a Colo- nia, para presenciarlo. La ciudad Diamantina… es una creación colectiva de la que parti- ciparon cerca de 40 personas. La experiencia se construyó durante siete años debido que la mayoría de los integrantes poseían poca expe- riencia teatral. Y, como los encuen- tros grupales se daban sólo los fines de semana en Colonia, el trabajo se fue programando de acuerdo a las posibilidades de reunión de los par- ticipantes. La actuación, por ejem- plo, se fortaleció en ensayos que se realizaron en cada ciudad y los re- sultados eran expuestos los fines de semana cuando se reunían (una o dos veces por mes), se evaluaban y se proponían cambios o no. La escenografía se construyó par- te en Buenos Aires y parte en Uru- guay. Según explican: “El método de trabajo contempla y respeta las capacidades individuales de los par- ticipantes en cada una de las áreas creativas (texto, actuación, esceno- grafía, música, vestuario, etc). La representación, en dos actos, y tres horas de duración, tiene un valor extra. En un bello y amplio es- pacio los espectadores son recibidos con café, té, vino y unas exquisitas comidas preparadas también por los integrantes del grupo. En La ciudad Diamantina de la graciosa recompensa el protago- nista es el príncipe Fu-Hai quien, conmovido por las contradicciones del mundo que habita, decide salir a buscar un verdadero espacio de bienestar personal y también so- cial. Para lograr su objetivo debe- rá atravesar complejos obstáculos hasta que, finalmente, su ambición se verá recompensada. En el espectáculo se conjugan teatro, música, danza, máscaras, un dispositivo escenográfico y un vestuario de muy depurada estéti- ca. El trabajo se aproxima mucho a ciertas expresiones intercultura- les desarrolladas por Peter Brook o Ariane Mnouchkine en la década del 70. Y, aunque desde lo actoral el elenco es muy heterogéneo, el valor mayor de la propuesta reside en esa sostenible capacidad de producir un hecho creativo bajo una única consigna: “Podemos trabajar jun- tos y el mérito es colectivo”. Cerca de 500 espectadores valoraron este hecho colectivo. CARLOS PACHECO ENVIADO ESPECIAL La ciudad diamantina de la graciosa recompensa cuenta la historia de un príncipe conmovido por las contradicciones del mundo Los Cometabrás: un elenco de diez artistas integrales hacen Colón, el huevo conquistador, de Leandro Rosati, una obra musical sobre la conquista, los sueños y las mentiras. Sábados, a las 21; y domingos, a las 20, en 1/2 Mundo Varieté, Hipólito Irigoyen 2148, Dto. “C”. De 30 a 40 pesos. Seis universos públicos y privados para mirar Disfrutable trabajo de la dupla Cuculiansky-Coulasso Encontrarse con otros, interactuar con desconocidos, sufrir apretujones en el subte, compartir silencios y res- piraciones en un ascensor, aceptar gustoso, o no, el calor de otros cuer- pos son sólo algunas de las situa- ciones que cada uno debe afrontar cada día frente a la –aparentemente mínima– decisión de salir a la calle. A partir de esta decisión parece ser que la coreógrafa Daniela Cuculians- ky y director de teatro Juan Coulasso crearon (de mi), un espectáculo emi- nentemente teatral que está atrave- sado por la danza, pero de manera sutil, alegórica. Es así que esta obra –que no pue- de estar mejor ubicada como está, en uno de los espacios que ofrece IMPA La Fábrica con el ruido del tren de fondo– es un viaje a lo largo del día de seis personajes que tratan de afe- rrarse a sus individualidades a pesar de la masa humana que se le enfrenta en cada movimiento. Esas individua- lidades que se filtran por pequeñas rendijas en los espacios públicos se explayan con gusto en los espacios privados desde los que ellos parten y a los que vuelven a refugiarse. La confrontación entre los dos ám- bitos es el que le permite al especta- dor conocer los pensamientos y los deseos que se ponen en juego, o no, de estos seres que se transforman cuando la realidad los enfrenta, pero a los que se les puede ver la hilacha. Una pista que dice quiénes son, qué quieren, adónde van, que insinúa lo mucho que hay detrás de cada cara pública, de cada cara seria, indife- rente, ensimismada. El trabajo de la dupla Cuculiansky- Coulasso logra una suave ecuación entre poesía y humor en donde nada es abrupto, aun el delirio o el absur- do. De qué otra manera se pueden vis- lumbrar los sueños más recónditos. El trabajo musical de Lucas Kohan y Matías Coulasso tiene un nivel de intervención altísimo y sumamente eficaz en esta propuesta, en la que el juego de luces diseñado por Ma- riano Arrigoni suma mucho a una puesta estética que por momentos es pictórica. Es cierto que las luces de la noche que entran por los enor- mes ventanales del lugar es de una belleza prestada que está muy bien aprovechada por los directores. Los seis actores/bailarines apor- tan no sólo la detallada creación de sus criaturas sino un juego corporal de mucha entrega que –de la mano de una eficaz dirección– otorga a la propuesta una particular sensibili- dad. Es imposible escindir el lugar donde se construye el espacio escé- nico del resultado que se obtiene. Sólo se puede llegar a objetar cierto desvanecimiento final en la energía que no se condice con lo que se vie- ne viendo. Apenas un detalle en un buen trabajo. Seis actores que se prestan a un juego de contrapuntos Verónica Pagés Buena (de mi). Idea y dirección general: Daniela Cuculiansky y Juan Coulasso. Intérpretes: Eugenio Davide, Gabriela Fiorentini, Laura Lebedinsky, Laura Tugentman, Daniela Cuculiansky y Sergio Calvo. Iluminación: Mariano Arrigoni. Vestuario: Betanha Almendra. Escenografía: Augusto Latorraca y Diego Manso. Música original: Lucas Kohan y Matías Coulasso. En IMPA La Fábrica, Querandíes 4290. Sábados, a las 20.30. Duración: 45 minutos. Un buen debut como director y adaptador Facundo Ramírez enriqueció un texto del siglo XIX Facundo Ramírez, talentoso actor y músico, escogió un vode- vil de Guy de Maupassant nunca estrenado en Buenos Aires para su debut en la dirección. Fue escrito en 1893 y transcu- rre en el París de la posguerra franco-prusiana, pero la adapta- ción de Ramírez indica que podría ocurrir en cual- quier sitio y has- ta en el momento actual. La temá- tica lo permite, así como el ritmo que el dramatur- go francés le im- puso a esta pe- queña comedia. Ella está a pun- to de fugarse con su amante, justo en el momento en que su marido está decidido a reconquistar ese matrimonio resquebrajado. Es así como se teje este entramado de relaciones, aspecto en el que se encuentra el alma de esta pro- puesta. Y en ese punto, Facundo Ramírez tiene un amplio mérito como adaptador. Haber encontra- do el corazón de esta propuesta, el aspecto más sensible e inte- resante para hurgar. Qué pasa cuando una relación arriba a un instante de su historia en el que el amor se sostiene con hilos (sin llegar a evanescerse), cuando la pasión se dispara hacia otros ob- jetivos o se fuerza para evitar el fin. O cómo sobrellevar el fin y decidirse o no por lo nuevo. En resumidas cuentas encontró as- pectos muy interesantes en este pequeño vodevil. Todo se vuelve perverso, carga- do de ironía y de trazos gruesos. Esa es la línea que eligió Ra- mírez para con- ducir a sus acto- res. Ellos juegan con las hipérbo- les y hacen tran- sitar a sus cria- turas tanto por estados exacer- bados como por un intimismo ca- si dibujado. Esa entrelínea en el estilo de actua- ción enriquece sobremanera el trabajo final. Por su parte, tanto Eugenia Capizzano, co- mo Gustavo Chantada y Carlos Lipsich siguen muy bien los li- neamientos de la propuesta y encarnan a estos personajes tan vulnerables con convicción. Pablo Gorlero Buena La paz del hogar, de Guy de Maupasant. Versión y dirección: Facundo Ramírez. Intérpretes: Eugenia Capizzano, Gustavo Chantada y Carlos Lipsich. Escenografía y vestuario: Marcelo Pont. Diseño de luces: Roberto Traferri. Viernes, a las 21, en el Payró, San Martín 766. Duración: 60 minutos. Lipsich, Capizzano y Chantada PARA AGENDAR Swingers, ¿qué sa- crificarías por amor?, de Marcelo Cosentino y Sebastián Irigo. El Cubo, Zelaya 3053. Sábados, a la medianoche. $ 30.

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2 3Página 8/LA NACION Jueves 28 de octubre de 2010Espectáculos

TEATROSebastián Irigo y Marcelo Cosentino

Historias de swingers en tres actosPasado mañana, en El Cubo, se estrenan estos relatos de intercambio de parejas en una curiosa propuesta, con un elenco de nueve actores

Swingers ¿qué sacrificarías por amor? es la historia de tres parejas en crisis. En la primera, Roco, un cirujano plás-tico que ronda los 50, y Luz, una joven de 26, deciden comenzar a atravesar nuevas experiencias a partir de un pro-blema personal que conecta a él con la finitud de su vida… y las ganas de ella. En la otra está Ernesto, un empresa-rio superexitoso, casado con María de las Mercedes, que se termina haciendo cargo de una homosexualidad latente que no se atrevía a aceptar. María de las Mercedes lo ayudará en el proceso, y en lugar de romper su pareja juntos deciden incorporar a su relación a un tercero, y luego a otras parejas. La ter-cera es una pareja joven. Alejandro es un profesor de psicología que está em-pezando a consolidarse en su profesión y trabaja en una tesis sobre la práctica swinger. Mariana es médica, y si bien en un comienzo se presentan como la pareja más “estándar” de las tres, los conflictos que desata un viaje de ella a San Pablo los llevarán a coincidir en el encuentro swinger con las demás.

A punto de estrenar el próximo sá-bado en El Cubo, Marcelo Cosentino (autor y director) y Sebastián Irigo (coautor) aseguran que Swingers invi-ta al espectador a observar por el ojo de la cerradura la privacidad de estos personajes. “Estamos echando luz so-bre lo más privado, y no me refiero a lo sexual solamente, sino a aquella in-timidad que es imposible de mostrar, que no se la contás ni a tu mejor ami-go”, asegura Cosentino (Codicia; Clo-ser; Poder se puede; Pirañas).

Antes de sentarse a escribir, los auto-res relatan que hicieron un exhaustivo trabajo de investigación y entrevistaron a muchas parejas adeptas a esa prác-tica –que, a su vez, fueron invitadas a presenciar los ensayos– y a una psicó-loga. Incluso visitaron un club swinger para conocer un poco el ambiente. De allí nació esta obra estructurada en

tres actos, que hacen foco en tres mo-mentos diferentes que atraviesan esas tres parejas: antes del encuentro swin-ger; el encuentro propiamente dicho (en clave musical) y el después, cuan-do ya nada será lo que parecía. “Creo que las sociedades occidentales como la nuestra cada vez profundizan más el voyeurismo. Con las redes sociales co-

mo Facebook o Twitter todo el tiempo se trata de mirar, de espiar, de enterarte de qué le pasa al otro, pero sin meterte. Por eso, la manera de empezar a traba-jar este tema fue a partir de mirar por el ojo de la cerradura la intimidad de estas parejas, poner el ojo en el lugar que nadie lo permitiría”, dice Sebas-tián Irigo (Ninfas).

–¿Qué fue lo que los llevó a escri-bir sobre la práctica swinger?

M.C.: –Lo primero que tratábamos de entender era cómo estas parejas deciden cruzar ciertos límites. En qué momento exacto se atreven a pegar el salto. Y nos encontramos con que los disparadores son muy comunes a las parejas que no son swingers: es

gente como toda la gente.

S.I.: –Nos dimos cuenta de que no es un mundo ni bi-zarro ni extraordi-nario ni retorcido. Son parejas como cualquier otra, con hijos, que se levantan a la ma-ñana para traba-jar, pero que viven su sexualidad así. No bajamos línea. Lo que hacemos es mirar el trabajo de

esas parejas para ir corriendo los lími-tes preestablecidos y así crear su propia estructura, más allá de los estandartes sociales. Y en esa divergencia entre lo que se hace y lo que se quiere hacer para ser uno mismo, ahí es donde nos encontramos.

El elenco de Swingers está integra-do por Fabio Aste, Jonatan Arioli, Ke-vin Cass, Florencia Carreras, Natalia D’Alena, Ana Luna, Marité Molina, Javier Saquín y Leticia Vota.

FERNANDO MASSOBRIO

Alejandro Rapetti

Sebastián Irigo y Marcelo Cosentino investigaron sobre esta práctica cuestionada

PetróleoDel dramaturgo suizo Lukas Bärfuss, dirigi-da por el alemán Georg Tielmann, con elen-co de varias nacionalidades: Carlos Kaspar, Carla Sandrini, Cecilia Bassano, Joaquín Berthold y Loren Acuña. Jueves, a las 20.30, en Timbre 4, México 3554 (4932-4395). De 25 a 35 pesos.

Quisiera quererte, queridoComedia de Federico Roca, dirigida por Pa-tricia Pisani, con Hernán Gariglio, Martín Mata, Silvina Ajmat, María Florencia Rubi-netti y Martín Aguilar. Domingos, a las 20, en el Terraza Teatro Bar, Paseo La Plaza, Co-rrientes 1660.

Cosas que pierden al ser pintadasTeatro de imagen, dirigiida por Fernando Schor, con Sol Berzgal, Juliana Bettinelli y Matías Gómez. Sábados, a las 20. 45, en En-rique Martínez 1427 (4554-0087). De 20 a 25 pesos.

Biblioteca Fútbol ClubMadres futboleras en una obra de Juan Igna-cio Fernández, dirigida por Néstor Romero. Sábados, a las 22.30, en el Teatro de la Fábu-la, Agüero 444 (4862-6439). $ 30.

La última rebeliónUna historia de amor en un geriátrico. De Raúl Garavaglia, dirigida por Miguel Iglesias. Domingos, a las 19.30, en Korinthio Teatro, Junín 380 (4951-3392).

Halley o el último día de nuestras vidasSeres que esperan el fin del mundo, de Luci-la Garay. Sábados, a las 20.30, en Timbre 4, Boedo 640 (4932-4395). $ 30.

Swingers(Ver nota aparte.)

EstrenosSiete novedades. La escena alternativa diferentes propuestas

LA NACION en Uruguay

Experiencia teatral comunitariaLa ciudad diamantina es una obra gestada por un grupo de investigación

COLONIA DEL SACRAMENTO, Uruguay.– El río está inquieto, el viento es fuerte. El sol, al cabo del último fin de semana se va impo-niendo. En Colonia los turistas van llegando a lo largo del día con una única expectativa: conocer el bello casco histórico, detenerse a observar un horizonte que se va limpiando de nubes y valorar esas construccio-nes coloniales que aun posibilitan reconocer un fuerte cruce de tradi-ciones históricas.

En el otro extremo de la ciudad, un pequeño shopping aporta una imagen muy contraria. Detrás de él, un enorme galpón ha sido total-mente acondicionado por un grupo de artistas de Buenos Aires, Colonia y Montevideo. Y allí aparecerá otra historia. Se trata del estreno de La ciudad Diamantina de la graciosa

recompensa ¿Quiénes son ellos?: se autodefinen como actores aficiona-dos. En verdad son parte del grupo teatral Ideah y de Aedih (Asociación para la Educación y el Desarrollo Integral Humanos). Ellos explican: “Nos dedicamos al estudio y la in-vestigación del proceso educativo a través del arte, la ciencia, la religión y la filosofía. Nos interesa el teatro como instrumento para comunicar valores porque une distintas ma-nifestaciones artísticas y, a la vez, filosóficas”. Y debido al amor que pusieron en este trabajo es que de-cidieron invitar a LA NACION a Colo-nia, para presenciarlo.

La ciudad Diamantina… es una creación colectiva de la que parti-ciparon cerca de 40 personas. La experiencia se construyó durante siete años debido que la mayoría de los integrantes poseían poca expe-riencia teatral. Y, como los encuen-tros grupales se daban sólo los fines

de semana en Colonia, el trabajo se fue programando de acuerdo a las posibilidades de reunión de los par-ticipantes. La actuación, por ejem-plo, se fortaleció en ensayos que se realizaron en cada ciudad y los re-sultados eran expuestos los fines de semana cuando se reunían (una o dos veces por mes), se evaluaban y se proponían cambios o no.

La escenografía se construyó par-te en Buenos Aires y parte en Uru-guay. Según explican: “El método de trabajo contempla y respeta las capacidades individuales de los par-ticipantes en cada una de las áreas creativas (texto, actuación, esceno-grafía, música, vestuario, etc).

La representación, en dos actos, y tres horas de duración, tiene un valor extra. En un bello y amplio es-pacio los espectadores son recibidos con café, té, vino y unas exquisitas comidas preparadas también por los integrantes del grupo.

En La ciudad Diamantina de la graciosa recompensa el protago-nista es el príncipe Fu-Hai quien, conmovido por las contradicciones del mundo que habita, decide salir a buscar un verdadero espacio de bienestar personal y también so-cial. Para lograr su objetivo debe-rá atravesar complejos obstáculos hasta que, finalmente, su ambición se verá recompensada.

En el espectáculo se conjugan teatro, música, danza, máscaras, un dispositivo escenográfico y un

vestuario de muy depurada estéti-ca. El trabajo se aproxima mucho a ciertas expresiones intercultura-les desarrolladas por Peter Brook o Ariane Mnouchkine en la década del 70. Y, aunque desde lo actoral el elenco es muy heterogéneo, el valor mayor de la propuesta reside en esa sostenible capacidad de producir un hecho creativo bajo una única consigna: “Podemos trabajar jun-tos y el mérito es colectivo”. Cerca de 500 espectadores valoraron este hecho colectivo.

CARLOS PACHECOENVIADO ESPECIAL

La ciudad diamantina de la

graciosa recompensa

cuenta la historia de un príncipe

conmovido por las contradicciones

del mundo

Los Cometabrás: un elenco de diez artistas integrales hacen Colón, el huevo conquistador, de Leandro Rosati, una obra musical sobre la conquista, los sueños y las mentiras. Sábados, a las 21; y domingos, a las 20, en 1/2 Mundo Varieté, Hipólito Irigoyen 2148, Dto. “C”. De 30 a 40 pesos.

Seis universos públicos y privados para mirarDisfrutable trabajo de la dupla Cuculiansky-Coulasso

Encontrarse con otros, interactuar con desconocidos, sufrir apretujones en el subte, compartir silencios y res-piraciones en un ascensor, aceptar gustoso, o no, el calor de otros cuer-pos son sólo algunas de las situa-ciones que cada uno debe afrontar cada día frente a la –aparentemente mínima– decisión de salir a la calle. A partir de esta decisión parece ser que la coreógrafa Daniela Cuculians-ky y director de teatro Juan Coulasso crearon (de mi), un espectáculo emi-nentemente teatral que está atrave-sado por la danza, pero de manera sutil, alegórica.

Es así que esta obra –que no pue-de estar mejor ubicada como está, en uno de los espacios que ofrece IMPA La Fábrica con el ruido del tren de fondo– es un viaje a lo largo del día de seis personajes que tratan de afe-rrarse a sus individualidades a pesar de la masa humana que se le enfrenta en cada movimiento. Esas individua-lidades que se filtran por pequeñas rendijas en los espacios públicos se explayan con gusto en los espacios privados desde los que ellos parten y a los que vuelven a refugiarse.

La confrontación entre los dos ám-

bitos es el que le permite al especta-dor conocer los pensamientos y los deseos que se ponen en juego, o no, de estos seres que se transforman cuando la realidad los enfrenta, pero a los que se les puede ver la hilacha. Una pista que dice quiénes son, qué quieren, adónde van, que insinúa lo mucho que hay detrás de cada cara pública, de cada cara seria, indife-rente, ensimismada.

El trabajo de la dupla Cuculiansky-Coulasso logra una suave ecuación entre poesía y humor en donde nada es abrupto, aun el delirio o el absur-do. De qué otra manera se pueden vis-lumbrar los sueños más recónditos. El trabajo musical de Lucas Kohan y Matías Coulasso tiene un nivel de intervención altísimo y sumamente eficaz en esta propuesta, en la que el juego de luces diseñado por Ma-riano Arrigoni suma mucho a una puesta estética que por momentos es pictórica. Es cierto que las luces de la noche que entran por los enor-mes ventanales del lugar es de una belleza prestada que está muy bien aprovechada por los directores.

Los seis actores/bailarines apor-tan no sólo la detallada creación de sus criaturas sino un juego corporal de mucha entrega que –de la mano de una eficaz dirección– otorga a la propuesta una particular sensibili-dad. Es imposible escindir el lugar donde se construye el espacio escé-nico del resultado que se obtiene. Sólo se puede llegar a objetar cierto desvanecimiento final en la energía que no se condice con lo que se vie-ne viendo. Apenas un detalle en un buen trabajo.

Seis actores que se prestan a un juego de contrapuntosVerónica Pagés

Buena

(de mi). Idea y dirección general: Daniela Cuculiansky y Juan Coulasso. Intérpretes: Eugenio Davide, Gabriela Fiorentini, Laura Lebedinsky, Laura Tugentman, Daniela Cuculiansky y Sergio Calvo. Iluminación: Mariano Arrigoni. Vestuario: Betanha Almendra. Escenografía: Augusto Latorraca y Diego Manso. Música original: Lucas Kohan y Matías Coulasso. En IMPA La Fábrica, Querandíes 4290. Sábados, a las 20.30. Duración: 45 minutos.

Un buen debut como director y adaptadorFacundo Ramírez enriqueció un texto del siglo XIX

Facundo Ramírez, talentoso actor y músico, escogió un vode-vil de Guy de Maupassant nunca estrenado en Buenos Aires para su debut en la dirección.

Fue escrito en 1893 y transcu-rre en el París de la posguerra franco-prusiana, pero la adapta-ción de Ramírez indica que podría ocurrir en cual-quier sitio y has-ta en el momento actual. La temá-tica lo permite, así como el ritmo que el dramatur-go francés le im-puso a esta pe-queña comedia. Ella está a pun-to de fugarse con su amante, justo en el momento en que su marido está decidido a reconquistar ese matrimonio resquebrajado. Es así como se teje este entramado de relaciones, aspecto en el que se encuentra el alma de esta pro-puesta. Y en ese punto, Facundo Ramírez tiene un amplio mérito

como adaptador. Haber encontra-do el corazón de esta propuesta, el aspecto más sensible e inte-resante para hurgar. Qué pasa cuando una relación arriba a un instante de su historia en el que el amor se sostiene con hilos (sin llegar a evanescerse), cuando la pasión se dispara hacia otros ob-jetivos o se fuerza para evitar el fin. O cómo sobrellevar el fin y decidirse o no por lo nuevo. En resumidas cuentas encontró as-pectos muy interesantes en este pequeño vodevil.

Todo se vuelve perverso, carga-do de ironía y de trazos gruesos.

Esa es la línea que eligió Ra-mírez para con-ducir a sus acto-res. Ellos juegan con las hipérbo-les y hacen tran-sitar a sus cria-turas tanto por estados exacer-bados como por un intimismo ca-si dibujado. Esa entrelínea en el estilo de actua-ción enriquece sobremanera el trabajo final.

Por su parte, tanto Eugenia Capizzano, co-

mo Gustavo Chantada y Carlos Lipsich siguen muy bien los li-neamientos de la propuesta y encarnan a estos personajes tan vulnerables con convicción.

Pablo Gorlero

Buena

La paz del hogar, de Guy de Maupasant. Versión y dirección: Facundo Ramírez. Intérpretes: Eugenia Capizzano, Gustavo Chantada y Carlos Lipsich. Escenografía y vestuario: Marcelo Pont. Diseño de luces: Roberto Traferri. Viernes, a las 21, en el Payró, San Martín 766. Duración: 60 minutos.

Lipsich, Capizzano y Chantada

PARA AGENDAR

Swingers, ¿qué sa-crificarías por amor?, de Marcelo Cosentino y Sebastián Irigo.

El Cubo, Zelaya 3053. Sábados, a la medianoche. $ 30.