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Párrafos seleccionados de algunas encíclicas sociales de la Iglesia Católica, Guía de lectura: Lo que sigue es una muestra de algunos párrafos de las grandes encíclicas sociales que ha historia (Rerum Novarum, Gaudium et Spes, Populorum Progressio) de algunas de las encícl tres Papas más recientes! Podrás notar en estos te"tos originales algunos aspectos que mencionado en la clase# los autores se inspiran en el $vangelio para responder a las situa enfrenta la humanidad, pero usan argumentos racionales que cualquier persona puede entende fieles a la &radici'n, pero aplican sus principios a la realidad de su momento% se atreve asuntos más allá de la religi'n, pero siempre reconociendo sus límites, sin otra pretensi' iluminar orientar! Los títulos vienen de las primeras pala*ras de la encíclica en latín, lo son numerados para facilitar que se citen independientemente de ediciones traduccione te"tos universales! RERUM NOVARUM (“Cosas nuevas”, de León XIII, 1891) 31 !o" #o $ue "es%e&'a a #a 'u'e#a de #os enes de# &ue"%o * e+'e"nos, #o %" e"o $ue s # "a" a #os %o "es o "e"os de #a &"ue#dad de #os a & osos, $ue a usan de #as %e"sonas s &o o s .ue"an &osa %a"a su ed"o %e"sona# O sea, $ue n #a /us' & a n #a -u an dad de un "end en'o 'a#, $ue e# es% " 'u se e o'e %o" e# e+&eso de '"a a/o * a# s o ' " nda a #a .a' 0a 2 4 5e -a de "a" %o" e##o $ue #a /o"nada d a" a no se %"o#on0ue %e" 'an #as .ue"7as A-o"a en, &u6n'o de a se" e# n'e"va#o ded &ado a# des&anso, #o de'e" &#ase de '"a a/o, #as & "&uns'an& as de ' e %o * #u0a" * #a &ond & ón s a de #os o%e" 2 4 en &uan'o a #os n os, se -a de ev 'a" &u dadosa en'e * so "e 'odo $ue en'"en en 'a##e"es an -a*a dado e# su. & en'e desa""o##o a su &ue"%o, a su n'e# 0en& a * a su a# a 2 4 Es $ue se d: a #os o "e"os 'odo e# "e%oso ne&esa" o %a"a $ue "e&u%e"en #as ene"0 as &onsu d 2 4 En 'odo &on'"a'o &on&#u do en'"e %a'"onos * o "e"os de e &on'ene"se s e %"e es'a &on o '6& 'a 2 4 %ues no se" a -ones'o %a&'a" #o &on'"a" o, *a $ue a nad e es # & 'o e+ 0 " a andono de #as o # 0a& ones $ue e# -o "e ' ene %a"a &on ; os o %a"a &ons 0o s o 3< A'a&a os a$u un asun'o de #a a*o" %o"'an& a, * $ue de e se" en'end do "e&'a en' $ue es es'a #e& da #a &uan' a de# sa#a" o %o" # "e &onsen' en'o, *, se0=n &onven do, %a"e&e $ue e# %a'"ono -a &u %# do %o" su %a"'e * $ue nada 6s de e 2 4 Un / $ue a' enda a #a "ea# dad de #as &osas, no asen' "6 .6& # en'e n en su 'o'a# dad a es'a no es &o %#e'a en 'odas sus %a"'es> #e .a#'a a#0o de ve"dade"a %o"'an& a ?"a a/a" es a#0o &on e# o /e'o de ad$u " " #as &osas ne&esa" as %a"a #os usos d ve"sos de #a v da *, %"o% a &onse"va& ón@ “?e 0ana"6s e# %an &on e# sudo" de 'u ."en'e” ( en 319) Lue0o e# '"a a/o %# &a %o" na'u"a#e7a es'as dos a odo de no'as@ $ue sea %e"sona#, en &uan'o #a ene"0 a $ue o%e" #a %e"sona * %"o% a en a so#u'o de# $ue #a e/e"&e * %a"a &u*a u' # dad #e -a s do dada, * %o" &uan'o e# ."u'o de su '"a a/o #e es ne&esa" o a# -o "e %a"a #a de.ensa de su v da o# 0a #a na'u"a#e7a s a de #as &osas, a $ue -a* $ue %#e0a"se %o" en& a de 'odo !u e# '"a a/o e+&#us va en'e en su as%e&'o %e"sona#, es nduda #e $ue e# o "e"o es # "e %a" "e'" u& ón una &an' dad &o"'a> '"a a/a vo#un'a" a en'e, * %uede, %o" 'an'o, &on'en'a"se &on una "e'" u& ón e+ 0ua o nu#a Mas -a* $ue %ensa" de una ane"a u* d s' n'a &uando, /un'a e &on e# as%e&'o %e"sona#, se &ons de"a e# ne&esa" o, se%a"a #e so#o &on&e%'ua# en'e de# %" en #a "ea# dad En e.e&'o, &onse"va"se en #a v da es o # 0a& ón &o =n de 'odo nd v duo, * e n&u %# "#a ;e a$u #a ne&esa" a &onse&uen& a de# de"e&-o a us&a"se &uan'o s "ve a# s * #a %os # dad de #o0"a" es'o se #e da a &ua#$u e" %o "e nada 6s $ue e# sue#do 0anado !ase, %ues, $ue o "e"o * %a'"ono es':n # "e en'e de a&ue"do so "e #o s o, * &on&"e'a &uan' a de# sa#a" o> $ueda, s n e a"0o, #a'en'e s e %"e a#0o de /us' & a na'u"a# su%e" # "e vo#un'ad de #as %a"'es &on'"a'an'es, a sa e"@ $ue e# sa#a" o no de e se" en ane"a %a"a a# en'a" a un o "e"o ."u0a# * o" 0e"ado !o" 'an'o, s e# o "e"o, o # 0ado %o" #a ne&es a&osado %o" e# edo de un a# a*o", a&e%'a, aun no $ue" :ndo#a, una &ond & ón 6s du

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Prrafos seleccionados de algunas encclicas sociales de la Iglesia Catlica, p. 6

Gua de lectura:Lo que sigue es una muestra de algunos prrafos de las grandes encclicas sociales que han marcado la historia (Rerum Novarum, Gaudium et Spes, Populorum Progressio) y de algunas de las encclicas de los tres Papas ms recientes. Podrs notar en estos textos originales algunos aspectos que hemos mencionado en la clase: los autores se inspiran en el Evangelio para responder a las situaciones que enfrenta la humanidad, pero usan argumentos racionales que cualquier persona puede entender; son fieles a la Tradicin, pero aplican sus principios a la realidad de su momento; se atreven a meterse en asuntos ms all de la religin, pero siempre reconociendo sus lmites, sin otra pretensin que la de iluminar y orientar. Los ttulos vienen de las primeras palabras de la encclica en latn, y los prrafos son numerados para facilitar que se citen independientemente de ediciones y traducciones, ya que son textos universales.

RERUM NOVARUM (Cosas nuevas, de Len XIII, 1891)

31. Por lo que respecta a la tutela de los bienes del cuerpo y externos, lo primero que se ha de hacer es librar a los pobres obreros de la crueldad de los ambiciosos, que abusan de las personas sin moderacin, como si fueran cosa para su medro personal. O sea, que ni la justicia ni la humanidad toleran la exigencia de un rendimiento tal, que el espritu se embote por el exceso de trabajo y al mismo tiempo el cuerpo se rinda a la fatiga. [.] Se ha de mirar por ello que la jornada diaria no se prolongue ms horas de las que permitan las fuerzas. Ahora bien, cunto deba ser el intervalo dedicado al descanso, lo determinarn la clase de trabajo, las circunstancias de tiempo y lugar y la condicin misma de los operarios. [.] Y en cuanto a los nios, se ha de evitar cuidadosamente y sobre todo que entren en talleres antes de que la edad haya dado el suficiente desarrollo a su cuerpo, a su inteligencia y a su alma. [.] Establzcase en general que se d a los obreros todo el reposo necesario para que recuperen las energas consumidas en el trabajo [.] En todo contrato concluido entre patronos y obreros debe contenerse siempre esta condicin expresa o tcita [] pues no sera honesto pactar lo contrario, ya que a nadie es lcito exigir ni prometer el abandono de las obligaciones que el hombre tiene para con Dios o para consigo mismo.

32. Atacamos aqu un asunto de la mayor importancia, y que debe ser entendido rectamente [.] A saber, que es establecida la cuanta del salario por libre consentimiento, y, segn eso, pagado el salario convenido, parece que el patrono ha cumplido por su parte y que nada ms debe. [.] Un juez equitativo que atienda a la realidad de las cosas, no asentir fcilmente ni en su totalidad a esta argumentacin, pues no es completa en todas sus partes; le falta algo de verdadera importancia. Trabajar es ocuparse en hacer algo con el objeto de adquirir las cosas necesarias para los usos diversos de la vida y, sobre todo, para la propia conservacin: Te ganars el pan con el sudor de tu frente (Gen 3.19). Luego el trabajo implica por naturaleza estas dos a modo de notas: que sea personal, en cuanto la energa que opera es inherente a la persona y propia en absoluto del que la ejerce y para cuya utilidad le ha sido dada, y que sea necesario, por cuanto el fruto de su trabajo le es necesario al hombre para la defensa de su vida, defensa a que le obliga la naturaleza misma de las cosas, a que hay que plegarse por encima de todo. Pues bien, si se mira el trabajo exclusivamente en su aspecto personal, es indudable que el obrero es libre para pactar por toda retribucin una cantidad corta; trabaja voluntariamente, y puede, por tanto, contentarse voluntariamente con una retribucin exigua o nula. Mas hay que pensar de una manera muy distinta cuando, juntamente con el aspecto personal, se considera el necesario, separable solo conceptualmente del primero, pero no en la realidad. En efecto, conservarse en la vida es obligacin comn de todo individuo, y es criminoso incumplirla. De aqu la necesaria consecuencia del derecho a buscarse cuanto sirve al sustento de la vida, y la posibilidad de lograr esto se le da a cualquier pobre nada ms que el sueldo ganado con su trabajo. Pase, pues, que obrero y patrono estn libremente de acuerdo sobre lo mismo, y concretamente sobre la cuanta del salario; queda, sin embargo, latente siempre algo de justicia natural superior y anterior a la libre voluntad de las partes contratantes, a saber: que el salario no debe ser en manera alguna insuficiente para alimentar a un obrero frugal y morigerado. Por tanto, si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta, aun no querindola, una condicin ms dura, porque la imponen el patrono o el empresario, esto es ciertamente soportar una violencia, contra la cual reclama la justicia. Sin embargo, en estas y otras cuestiones semejantes, como el nmero de horas de la jornada laboral en cada tipo de industria, as como las precauciones con que se haya de velar por la salud, especialmente en los lugares de trabajo, para evitar injerencias de la magistratura, sobre todo siendo tan diversas las circunstancias de cosas, tiempos y lugares, ser mejor reservarlas al criterio de las asociaciones de que hablaremos despus, o se buscar otro medio que salvaguarde, como es justo, los derechos de los obreros, interviniendo, si las circunstancias lo pidieran, la autoridad pblica.

33. Si el obrero percibe un salario lo suficientemente amplio para sustentarse a s mismo, a su mujer y a sus hijos, dado que sea prudente, se inclinara fcilmente al ahorro y har lo que parece aconsejar la misma naturaleza: reducir gastos, al objeto de que quede algo con que ir constituyendo un pequeo patrimonio. Pues ya vimos que la cuestin que tratamos no puede tener una solucin eficaz si no es dando por sentado y aceptado que el derecho de propiedad debe considerarse inviolable. Por ello, las leyes deben favorecer este derecho y proveer, en la medida de lo posible, a que la mayor parte de la masa obrera tenga algo en propiedad. Con ello se obtendran notables ventajas, y en primer lugar, sin duda alguna, una ms equitativa distribucin de las riquezas. [.] Los hombres, sabiendo que trabajan lo que es suyo, ponen mayor esmero y entusiasmo. Aprenden incluso a amar ms a la tierra cultivada por sus propias manos, de la que esperan no solo el sustento, sino tambin una cierta holgura econmica para s y para los suyos. [.] Los hombres sentirn fcilmente apego por la tierra en que han nacido y visto la primera luz, no cambiaran su patria por una tierra extraa, si la patria les da la posibilidad de vivir desahogadamente. [.] El derecho de poseer bienes en privado no ha sido dado por la ley, sino por la naturaleza, y, por tanto, la autoridad pblica no puede abolirlo, sino solamente moderar su uso y compaginarlo con el bien comn. [.]

GAUDIUM ET SPES (Gozos y esperanzas, Concilio Vaticano II, 1965)

1. Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discpulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazn. [.] La Iglesia [] se siente ntima y realmente solidaria del gnero humano y de su historia.

16. En lo ms profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que l no se dicta a s mismo, pero a la cual debe obedecer, y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los odos de su corazn, advirtindole que debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal: haz esto, evita aquello. Porque el hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazn, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual ser juzgado personalmente. La conciencia es el ncleo ms secreto y el sagrario del hombre, en el que este se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto ms ntimo de aquella. [.] La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los dems hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. [.]

21. [.] La Iglesia, aunque rechaza en forma absoluta el atesmo, reconoce sinceramente que todos los hombres, creyentes y no-creyentes, deben colaborar en la edificacin de este mundo, en el que viven en comn. Esto no puede hacerse sin un prudente y sincero dilogo. Lamenta, pues, la Iglesia la discriminacin entre creyentes y no-creyentes que algunas autoridades polticas, negando los derechos fundamentales de la persona humana, establecen injustamente. [.]

25. La ndole social del hombre demuestra que el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia sociedad estn mutuamente condicionados. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social. La vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental. Por ello, a travs del trato con los dems, de la reciprocidad de servicios, del dilogo con los hermanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cualidades y le capacita para responder a su vocacin. [.]

28. Quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, poltica e incluso religiosa, deben ser tambin objeto de nuestro respeto y amor. [.] Esta caridad y esta benignidad en modo alguno deben convertirse en indiferencia ante la verdad y el bien. Ms aun, la propia caridad exige el anuncio a todos los hombres de la verdad saludable. Pero es necesario distinguir entre el error, que siempre debe ser rechazado, y el hombre que yerra, el cual conserva la dignidad de la persona incluso cuando est desviado por ideas falsas o insuficientes [..]

POPULORUM PROGRESSIO (Progreso de los pueblos, Pablo VI, 1967)

6. Verse libres de la miseria, hallar con ms seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupacin estable; participar todava ms en las responsabilidades, fuera de toda opresin y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de hombres; ser ms instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener ms para ser ms: tal es la aspiracin de los hombres de hoy, mientras que un gran nmero de ellos se ven condenados a vivir en condiciones que hacen ilusorio este legtimo deseo. Por otra parte, los pueblos llegados recientemente a la independencia nacional sienten la necesidad de aadir a esta libertad poltica un crecimiento autnomo y digno, social no menos que econmico, a fin de asegurar a sus ciudadanos su pleno desarrollo humano y ocupar el puesto que les corresponde en el concierto de las naciones.

14. El desarrollo no se reduce al simple crecimiento econmico. Por ser autntico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. [.]

15. En los designios de Dios, cada hombre est llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocacin dada por Dios para una misin concreta. Desde su nacimiento, ha sido dado a todos, como en germen, un conjunto de aptitudes y de cualidades para hacerlas fructificar; su floracin, fruto de la educacin recibida en el propio ambiente y del esfuerzo personal, permitir a cada uno orientarse hacia el destino que le ha sido propuesto por el Creador. Dotado de inteligencia y libertad, el hombre es responsable de su crecimiento, lo mismo que de su salvacin. Ayudado, y a veces estorbado, por los que lo educan y rodean, cada uno permanece siempre, sean los que sean los influjos que sobre l se ejercen, el artfice principal de su xito o de su fracaso; por slo el esfuerzo de su inteligencia y de su voluntad, cada hombre puede crecer en humanidad, valer ms, ser ms.

19. [] El tener ms, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el fin ltimo. Todo crecimiento es ambivalente. Necesario para permitir que el hombre sea ms hombre, lo encierra como en una prisin desde el momento que se convierte en el bien supremo, que impide mirar ms all. Entonces los corazones se endurecen y los espritus se cierran; los hombres ya no se unen por amistad, sino por inters, que pronto les hace oponerse unos a otros y desunirse. La bsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstculo para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza; para las naciones como para las personas, la avaricia es la forma ms evidente de un subdesarrollo moral.

20. Si para llevar a cabo el desarrollo se necesitan tcnicos, cada vez en mayor nmero, para este mismo desarrollo se exige ms todava pensadores de reflexin profunda que busquen un humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a s mismo, asumiendo los valores superiores del amor, de la amistad, de la oracin y de la contemplacin. As podra realizar, en toda su plenitud, el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas, a condiciones ms humanas.

23. Si alguno tiene bienes de este mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entraas, Cmo es posible que resida en l el amor de Dios? (1 Jn 3,17). Sabido es con que firmeza los Padres de la Iglesia han precisado cul debe ser la actitud de los que poseen respecto a los que se encuentran en necesidad: No es parte de tus bienes as dice San Ambrosio lo que t des al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, t te lo apropias. La tierra ha sido dada para todo el mundo y no solamente para los ricos. Es decir, que la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razn para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los dems les falta lo necesario. En una palabra: el derecho de propiedad no debe jams ejercitarse con detrimento de la utilidad comn, segn la doctrina tradicional de los Padres de la Iglesia y de los grandes telogos. Si se llegase al conflicto entre los derechos privados adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales, toca a los poderes pblicos procurar una solucin con la activa participacin de las personas y de los grupos sociales (Gaudium et spes n. 71, 6).

76. Las diferencias econmicas, sociales y culturales demasiado grandes entre los pueblos provocan tensiones y discordias y ponen la paz en peligro. Como Nos dijimos a los Padres conciliares a la vuelta de nuestro viaje de paz a la ONU, la condicin de los pueblos en va de desarrollo debe ser el objeto de nuestra consideracin, o, mejor an, nuestra caridad con los pobres que hay en el mundo y estos son legiones infinitas debe ser ms atenta, ms activa, ms generosa. Combatir la miseria y luchar contra la injusticia es promover, a la par que el mayor bienestar, el progreso humano y espiritual de todos, y, por consiguiente, el bien comn de la humanidad. La paz no se reduce a una ausencia de guerra, fruto del equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye da a da, en la instauracin de un orden querido por Dios, que comporta una justicia ms perfecta entre los hombres (cf. Encclica Pacem in Terris).

CENTESIMUS ANNUS (Centenario, Juan Pablo II, 1991)

1.El centenario de la promulgacin de la encclica de mi predecesor Len XIII, de venerada memoria, que comienza con las palabras Rerum novarum, marca una fecha de relevante importancia en la historia reciente de la Iglesia y tambin en mi pontificado. A ella, en efecto, le ha cabido el privilegio de ser conmemorada, con solemnes documentos, por los sumos pontfices a partir de su cuadragsimo aniversario hasta el nonagsimo: se puede decir que su ter histrico ha sido recordado con otros escritos que, al mismo tiempo, la actualizaban.Al hacer yo otro tanto para su primer centenario, [] deseo ante todo satisfacer la deuda de gratitud que la Iglesia entera ha contrado con el gran Papa y con su inmortal documento. Es tambin mi deseo mostrar como la rica savia, que sube desde aquella raz, no se ha agotado con el paso de los aos, sino que, por el contrario, se ha hecho ms fecunda. Dan testimonio de ello las iniciativas de diversa ndole que han precedido, las que acompaan y las que seguirn a esta celebracin; iniciativas promovidas por las Conferencias Episcopales, por Organismos internacionales, Universidades e Institutos acadmicos, Asociaciones profesionales, as como por otras instituciones y personas en tantas partes del mundo.

3. Quiero proponer ahora una relectura de la encclica leoniana, invitando a echar una mirada retrospectiva a su propio texto, para descubrir nuevamente la riqueza de los principios fundamentales formulados en ella en orden a la solucin de la cuestin obrera. Invito adems a mirar alrededor, a las cosas nuevas que nos rodean y en las que, por as decirlo, nos hallamos inmersos, tan diversas de las cosas nuevas que caracterizaron el ltimo decenio del siglo pasado. Invito, en fin, a mirar al futuro, cuando ya se vislumbra el tercer milenio de la era cristiana, cargado de incgnitas, pero tambin de promesas. Incgnitas y promesas que interpelan nuestra imaginacin y creatividad a la vez que estimulan nuestra responsabilidad, como discpulos del nico maestro, Cristo (cf. Mt 23,8), con miras a indicare el camino, a proclamar la verdad y a comunicar la vida que es l mismo (cf. Jn 14,6). De este modo no solo se confirmara el valor permanente de tales enseanzas, sino que se manifestara tambin el verdadero sentido de la tradicin de la Iglesia, la cual, siempre viva y siempre vital, edifica sobre el fundamento puesto por nuestros padres en la fe y, singularmente, sobre el que ha sido transmitido por los apstoles a la Iglesia (cf. San Ireneo, Adversus Haereses), en nombre de Jesucristo, el fundamento que nadie puede sustituir (cf. 1 Cor 3,11).Consciente de su misin como sucesor de Pedro, el papa Leon XIII se propuso hablar, y esta misma conciencia es la que anima hoy a su sucesor. Al igual que l y otros pontfices anteriores y posteriores a l, me voy a inspirar en la imagen evanglica del escriba que se ha hecho discpulo del Reino de los Cielos, del cual dice el Seor que es como el amo de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas (Mt 13,52). Este tesoro es la gran corriente de la tradicin de la Iglesia, que contiene las cosa viejas, recibidas y transmitidas desde siempre, y que permite descubrir las cosas nuevas, en medio de las cuales transcurre la vida de la Iglesia y del mundo.De tales cosas, que, incorporndose a la tradicin, se hacen antiguas, ofreciendo as ocasiones y material para enriquecimiento de la misma y de la vida de fe, forma parte tambin la actividad fecunda de millones y millones de hombres, quienes, a impulsos del magisterio social, se han esforzado por inspirarse en l con miras al propio compromiso con el mundo. Actuando individualmente o bien coordinados en grupos, asociaciones y organizaciones, ellos han constituido como un gran movimiento para la defensa de la persona humana y para la tutela de su dignidad, lo cual, en las alternantes vicisitudes de la historia, ha contribuido a construir una sociedad ms justa o, al menos, a poner barreras y lmites a la injusticia.La presente encclica trata de poner en evidencia la fecundidad de los principios expresados por Leon XIII, los cuales pertenecen al patrimonio doctrinal de la Iglesia y, por ello, implican la autoridad del magisterio. Pero la solicitud pastoral me ha movido adems a proponer el anlisis de algunos acontecimientos de la historia reciente. Es superfluo subrayar que la consideracin atenta del curso de los acontecimientos, para discernir las nuevas exigencias de la evangelizacin, forma parte del deber de los Pastores. Tal examen, sin embargo, no pretende dar juicios definitivos, ya que de por s no atae al mbito especfico del magisterio.

CARITAS IN VERITATE (El amor en la verdad, Benedicto XVI, 2009)

9. El amor en la verdad caritas in veritate es un gran desafo para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalizacin. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interaccin tica de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano. Slo con la caridad, iluminada por la luz de la razn y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carcter ms humano y humanizador. El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el autntico desarrollo, no se asegura slo con el progreso tcnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien (cf. Rm 12,21) y abre la conciencia del ser humano a relaciones recprocas de libertad y de responsabilidad.La Iglesia no tiene soluciones tcnicas que ofrecer (cf. Gaudium et Spes 36, Octogesima adveniens 4, Centesimus Annus 43) y no pretende de ninguna manera mezclarse en la poltica de los Estados. No obstante, tiene una misin de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocacin. [.] La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la nica garanta de libertad (cf. Jn 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral. Por eso la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la reconoce all donde se manifieste. [.]

48. El tema del desarrollo est tambin muy unido hoy a los deberes que nacen de la relacin del hombre con el ambiente natural. Este es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad. [.]

58. El principio de subsidiaridad debe mantenerse ntimamente unido al principio de la solidaridad y viceversa, porque as como la subsidiaridad sin la solidaridad desemboca en el particularismo social, tambin es cierto que la solidaridad sin la subsidiaridad acabara en el asistencialismo que humilla al necesitado. Esta regla de carcter general se ha de tener muy en cuenta incluso cuando se afrontan los temas sobre las ayudas internacionales al desarrollo. [.]

61. [..] El fenmeno del turismo internacional [] puede ser un notable factor de desarrollo econmico y crecimiento cultural, pero [] en ocasiones puede transformarse en una forma de explotacin y degradacin moral [.] como en el caso del llamado turismo sexual, al que se sacrifican tantos seres humanos, incluso de tierna edad. Es doloroso constatar que esto ocurre muchas veces con el respaldo de gobiernos locales, con el silencio de aquellos otros de donde proceden los turistas y con la complicidad de tantos operadores del sector. [.]

67. Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y tambin en presencia de una recesin de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organizacin de las Naciones Unidas como de la arquitectura econmica y financiera internacional, para que se d una concrecin real al concepto de familia de naciones. [.] Urge la presencia de una verdadera Autoridad poltica mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, el Beato Juan XXIII. [.]

EVANGELII GAUDIUM (La alegra del Evangelio, Francisco, 2013)

58. Una reforma financiera que no ignore la tica requerira un cambio de actitud enrgico por parte de los dirigentes polticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinacin y visin de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. El dinero debe servir y no gobernar! [.]

59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que se reviertan la exclusin y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos, ser imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresin y de guerra encontraran un caldo de cultivo que tarde o temprano provocar su explosin. Cuando la sociedad local, nacional o mundial abandona en la periferia una parte de s misma, no habr programas polticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reaccin violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y econmico es injusto en su raz. As como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia daina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema poltico y social, por ms slido que parezca. Si cada accin tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolucin y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos lejos del llamado fin de la historia, ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en paz todava no estn adecuadamente planteadas y realizadas.

60. Los mecanismos de la economa actual promueven una exacerbacin del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente daino del tejido social. As la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolvern jams. Solo sirven para pretender engaar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiramos que las armas y la represin violenta, ms que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los pases pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solucin en una educacin que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todava ms irritante si los excluidos ven crecer ese cncer social que es la corrupcin profundamente arraigada en muchos pases en sus gobiernos, empresarios e instituciones , cualquiera que sea la ideologa poltica de los gobernantes.

210. Es indispensable prestar atencin para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos aporte beneficios tangibles e inmediatos: los sin techo, los txicodependientes, los refugiados, los pueblos indgenas, los ancianos cada vez ms solos y abandonados, etc. Los migrantes me plantean un desafo particular por ser Pastor de una Iglesia sin fronteras que se siente madre de todos. Por ello, exhorto a los pases a una generosa apertura, que en lugar de temer la destruccin de la identidad local sea capaz de crear nuevas sntesis culturales. Que hermosas son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integracin un nuevo factor de desarrollo! Que lindas son las ciudades que, aun en su diseo arquitectnico, estn llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro!