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Edición Nacional Nº 1.160 - del 26 de marzo al 1 de abril de 2020 Semanario Católico de Información www.alfayomega.es Mundo El «desastre humanitario» se cierne sobre Moria El hacinamiento, los problemas de higie- ne y la ausencia de un plan médico realis- ta ante un posible brote de COVID-19 en Moria y los demás campos de refugiados de las islas griegas suponen una nueva amenaza para 42.000 personas, que lle- van años viviendo en condiciones infra- humanas. Editorial y págs. 8/9 España Entrevista al cardenal Omella «No perdamos la esperanza. Dios nos acompaña siempre» El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal atiende a Alfa y Omega desde la distancia por la crisis del coronavirus. Confinado en su casa, afirma que la labor de la Iglesia en estos momentos es la de iluminar el camino y dar consuelo, y hace un llamamiento a no olvidar a los más débiles. Págs. 10-12 Más que vecinos Cada tarde a las 20:00 horas, con una puntualidad inaudita, muchos españoles salen a sus ventanas y balcones para aplaudir al personal sanitario que está dejándose la vida estos días intentando vencer al coronavirus y acompañando a quienes lo pade- cen. Los ciudadanos de a pie aparcan diferencias y saludan a vecinos en los que, hasta ahora, no ha- bían reparado. Conscientes también de que cerca de ellos, en estos duros momentos, muchos están solos, hay quienes incluso se ofrecen para ayudarlos con tareas fundamentales como ir a la compra o a recoger las medicinas en la farmacia, o simplemen- te para charlar un rato. En Italia, que también está siendo muy castigada por el COVID-19, han surgido iniciativas similares. Editorial y págs. 6/7 y 14/15 AFP / Louisa Gouliamaki EFE / Mariscal Ricardo Rubio / Europa Press

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Page 1: Semanario Católico de Información Más ... · el restaurado retablo de San José en la iglesia de Miguel Esteban. A un lado, el Sagrado Co-razón de Jesús y al otro, el Sagrado

Edición NacionalNº 1.160 - del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Semanario Católico de Informaciónwww.alfayomega.es

MundoEl «desastre humanitario» se cierne sobre Moria

El hacinamiento, los problemas de higie-ne y la ausencia de un plan médico realis-ta ante un posible brote de COVID-19 en Moria y los demás campos de refugiados de las islas griegas suponen una nueva amenaza para 42.000 personas, que lle-van años viviendo en condiciones infra-humanas. Editorial y págs. 8/9

EspañaEntrevista al cardenal Omella

«No perdamos la esperanza. Dios nos acompaña siempre»El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal atiende a Alfa y Omega desde la distancia por la crisis del coronavirus. Confinado en su casa, afirma que la labor de la Iglesia en estos momentos es la de iluminar el camino y dar consuelo, y hace un llamamiento a no olvidar a los más débiles. Págs. 10-12

Más que vecinosCada tarde a las 20:00 horas, con una puntualidad inaudita, muchos españoles salen a sus ventanas y balcones para aplaudir al personal sanitario que está dejándose la vida estos días intentando vencer al coronavirus y acompañando a quienes lo pade-

cen. Los ciudadanos de a pie aparcan diferencias y saludan a vecinos en los que, hasta ahora, no ha-bían reparado. Conscientes también de que cerca de ellos, en estos duros momentos, muchos están solos, hay quienes incluso se ofrecen para ayudarlos

con tareas fundamentales como ir a la compra o a recoger las medicinas en la farmacia, o simplemen-te para charlar un rato. En Italia, que también está siendo muy castigada por el COVID-19, han surgido iniciativas similares. Editorial y págs. 6/7 y 14/15

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2 Opinión del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

En la exhortación Querida Amazonia, Fran-cisco afirma que «a las operaciones económi-cas, nacionales o internacionales, que afec-

tan la Amazonia y no respetan el derecho de los pueblos indígenas a su territorio y su delimitación, a la autodeterminación y al consentimiento previo, hay que llamarlas con el nombre debido: injusticia y crimen».

Solamente en Brasil hay más de 800 territorios indígenas aún no reconocidos y demarcados, y la mayor parte de ellos se encuentra en la Amazonia. El Estado está obligado constitucionalmente a demar-carlos y, con ello, reconocer la pose de ese territorio y el usufructo exclusivo de los bienes naturales por parte de las comunidades indígenas que lo habi-tan. Pero se niega a cumplir esta obligación, porque pesan más los intereses económicos que avanzan sobre estas tierras (madereras, petroleras, empresas mineras, minería ilegal de oro, …) y que tienen ros-tro de capital nacional e internacional, de algunas de esas grandes empresas en las que confiamos la estabilidad de nuestro crecimiento; eso es lo que Francisco llama «injusticia y crimen».

En una de las asambleas preparatorias al Sí-nodo un indígena tomó la palabra y, después de relatar cómo esos grandes proyectos invaden los

territorios de los pueblos y los obligan a despla-zarse, concluyó con una expresión severa: «Somos una región de territorios robados». Expresión que quedó citada, textualmente, en la exhortación de Francisco, en el número 11.

¿Qué tiene esto que ver con la misión? Tiene que ver, porque la transforma radicalmente. El docu-mento final del Sínodo afirma lo que la Iglesia ya viene confirmando hace décadas: «Para la Iglesia, la defensa de la vida, la comunidad, la tierra y los derechos de los pueblos indígenas es un principio

evangélico, en defensa de la dignidad humana: “He venido para que los hombres tengan vida y la ten-gan en abundancia” [Jn 10, 10]» (DF, 47). Una presen-cia eclesial en la Amazonia que no pase, necesaria-mente, por la defensa de la vida, los derechos y los territorios de los pueblos indígenas, denunciando como crimen la lógica de mercado, estará dando la espalda al principio que la sustenta: el sueño de Jesús de Nazaret.

*Matrimonio laico, misioneros de la Consolata. Roraima (Brasil)

Hace unos días se instalaba el restaurado retablo de San José en la iglesia de Miguel

Esteban. A un lado, el Sagrado Co-razón de Jesús y al otro, el Sagrado Corazón de María. En medio, el pa-dre de Jesús bendice a los migueletes que comprueban que ya está allí, que nada ha cambiado, que todo vuelve a ser igual: «Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Jesús, José y María, asistidme en la última agonía. Jesús, José y María, muera yo en paz en vuestra compañía».

Cuando era niño recuerdo que, con la llegada del mes de marzo, las madres y abuelas se iban llamando de puerta en puerta. Poco después de comer, un buen grupo de vecinas se juntaban en una casa para «hacer el mes de san José». Ante una imagen del santo y con un viejo libro en la mano, una de las más jóvenes ini-ciaba el rezo con una jaculatoria en la que se reconocía a san José como «patrón del linaje humano, auxilio y dulce consuelo de los desamparados y acompañante en el trance hacia la eternidad». A continuación se leía una breve meditación seguida de un ejemplo de cómo la fe en san José obró un milagro (la tradición popu-

lar gusta de los milagros, como ya recogió en el siglo XIII Gonzalo de Berceo en Milagros de Nuestra Se-ñora). Tras el ejemplo, una oración para cada día y, después, el rezo del rosario con las letanías de san José. A las abuelas les gustaba llevar a los nietos para que leyeran las oracio-nes y presumir de lo bien que leían.

Los años han pasado y, aún hoy, las vecinas se siguen reuniendo en algunas casas del pueblo. El viejo y ennegrecido libro de los años 50, ya desencajado y desencuadernado, si-gue cumpliendo su misión. Unas po-cas personas en una labor silenciosa siguen pidiendo por las vocaciones, por las familias y por todas las nece-sidades que nos agobian. Y ahora por los enfermos de coronavirus, sus fa-milias, el personal sanitario... «Al pa-triarca san José, para que sea nuestro abogado en la vida y en la muerte».

El mes de marzo también es del seminario y los sacerdotes. A día de hoy, nueve han salido de nuestra pa-rroquia. La oración de esas mujeres que se juntan a rezar en las casas el mes de san José sigue dando fruto.

*Laico de la parroquia de SanAndrés Apóstol.

Miguel Esteban (Toledo)

Estos días las llamadas te-lefónicas se suceden. Han sustituido a los encuentros

personales. Un padre de familia de Venezuela me dice que su mujer e hijos están preocupados por él. Desde allí le preguntan a menudo cómo está. Todos los días sale a la ventana a las ocho de la tarde. En el piso de enfrente otro compañero, de Marruecos, comenta que su ma-dre está asustada. Las noticias que llegan de España no son buenas. Una mujer de Colombia cuida de sus dos hijos de 7 y 1 año. Llevan una semana en la ciudad. No tie-nen juguetes ni dibujos, ni colores. Un chico de Guinea me pregunta por qué tenemos tanto miedo a mo-rir. «La vida no está en nuestras manos, sino en las de Dios». Una mujer de El Salvador acude todos los días al domicilio de una per-sona mayor que necesita cuidados y acompañamiento. Un joven de Ghana se ofrece para hacer mas-carillas de tela. Era modisto en su país.

Cerca de las dos de la tarde ha-blo con un chico de Mali. Responde enseguida. Apenas habla español. Lleva casi un año en España, pero

en su país nunca fue al colegio. Se está preparando para ir a trabajar. Hace una semana le contrataron en una empresa donde preparan productos cárnicos. Forma parte de la cadena de producción. Ocho horas de pie. Llega a casa sobre las doce de la noche. Está contento por la oportunidad que le han dado de tener un trabajo. En la empresa coincide con un amigo de Came-rún. —¿Tienes miedo?—¿Miedo? [Parece que ríe un poco]. No, estoy bien. Me lavo mucho las manos. —Cuídate. Y gracias por tu trabajo.

Vuelve a reír. Colgamos y le ase-guro que le llamaremos todos los días para saber cómo se encuentra.

En el aplauso vespertino me acuerdo de estos chicos y chicas. Jóvenes, padres y madres, aislados de sus familias desde hace meses. O años. Invisibles para una gran parte de la sociedad. Rechazados por otra. Eso no les condiciona. Y hoy salen sin mascarilla. A cuidarnos. Apor-tando también su granito de arena. Con su trabajo, con su valentía, con sus mensajes de ánimo.

*Hija de la Caridad

Mes de san José Héroes silenciosos

Territorios robados

Periferias

Patricia de la Vega*

Desde la misiónLuis Ventura

y Esther Tello*

Hospital de campaña

Matías Lucendo Lara*

Conselho Indígena de Roraima - CIR

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Opinión 3del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Un Papa en streaming

Desde el domingo 8 de mar-zo, el Papa Francisco habla a los fieles tan solo en strea-

ming a través del canal de YouTube del Vaticano y todos los medios de comunicación, televisiones inclui-das, que distribuyen en tiempo real el ángelus, la audiencia general y la Misa de las siete de la mañana en la capilla de Santa Marta.

Paradójicamente, la pandemia de coronavirus que ha obligado a cerrar la plaza de San Pedro ha multiplicado la presencia del Papa en todos los rincones del planeta. Decenas de millones de personas obligadas a guardar la cuarentena en casa tienen ahora la posibilidad de verle en la pantalla del ordena-dor, la tableta, el teléfono móvil o el televisor.

Aunque la plaza de San Pedro está desierta y vacía, el Papa sale a su ventana para bendecirla cada domingo después del ángelus en streaming. Es una bendición a las personas que hubieran querido es-tar allí pues –igual que la basílica, ahora también vacía– esa plaza es el lugar de encuentro de Francisco con el pueblo de Dios.

En la audiencia general de los miércoles, el Santo Padre dedica-ba a recorrer la plaza en papamó-vil –para que todos pudieran verle de cerca– y a saludar a los enfer-mos casi tanto tiempo como a la lectura de su discurso. El afecto con que besaba a los niños y abra-zaba a los enfermos resultaba siempre conmovedor. La plaza se llenaba de aplausos y de lágrimas de alegría.

Francisco ha anunciado que este viernes, 27 de marzo, a las seis de la tarde, presidirá «un momento de oración en el atrio de la basílica de San Pedro con la plaza vacía. Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica y ado-raremos al Santísimo Sacramento, con el que daré la bendición urbi et orbi, asociada a la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria».

El Papa estará solo en la expla-nada pero no en la plegaria, pues ha invitado a todos los cristianos «a participar espiritualmente a través de los medios de comunicación». Y esa plegaria de millones de almas se alzará de modo unánime.

Como dijo Francisco hace unos días, «a la pandemia del virus que-remos responder con la universali-dad de la oración, de la compasión y de la ternura». Y también con nue-vos modos de comunicarse, que se-guirán siendo muy útiles después de la pandemia.

2-4 Opinión y editoriales 5 La foto 6-9 Mundo 10-17 España: La Iglesia ofrece sus edificios para paliar los efectos de la pandemia

(pág. 13). La doble condena de los presos (pág.16). La simbólica cua-rentena de la cruz de Lampedusa (pág.17) 18-22 Fe y vida: Creativi-

dad pastoral ante el confinamien-to (págs. 20-21). Testimonio de una enfermera (pág. 22) 23-26 Cultura 27 Receta 28 La Contra

Sumario Nº 1.160 del 26 de marzo al 1

de 2020

El análisis

Juan Vicente Boo

Enfoque

«Dios no nos va a abandonar»

Los obispos de Ávila, monseñor José María Gil Tamayo, y de Palencia, monseñor Manuel Herrero Fernán-dez, OSA, fueron ingresados el fin de semana con sendos cuadros de neumonía causada por el coronavi-rus. Al compartir esta información, sus diócesis han mostrado su agradecimiento al personal sanitario y han reiterado la invitación a rezar por ellos, además de por todos los afectados y cuantos trabajan para contener la pandemia. Antes de caer enfermo, monseñor Gil Tamayo, también ex secretario general de la Conferencia Episcopal Española, aseguró que «Dios no nos va a dejar de su mano. Confiemos en él». Nos unimos a las plegarias por su pronta recuperación.

Vidas entregadas en África

Murieron el día de su patrón. Las siervas de San José Yolanda Bocanegra Mendoza, colombiana, e Immaculée Maloba Lusa, congoleña, perdieron la vida el 19 de marzo en un accidente de coche en Zambia. Maloba Lusa estaba al frente de una nueva comunidad, la de Solwezi, fundada hace apenas unos meses. Ante esta pérdida –aseguran desde la congregación– «Dios nos sostiene con su infini-to amor y acoge su vida entregada». Pocas horas después fue asesinada en Gabón sor Lydie Oyanem Nzoughe, de las Religiosas de Santa María, entrega-da a la atención a ancianos abandonados, pobres y sintecho. Descansen en paz.

Oración mundial contra el COVID-19

Al mediodía del miércoles, cristianos de todo el mun-do se unieron a la convocatoria del Papa de rezar un padrenuestro por el fin de la pandemia de COVID-19. «Queremos responder a la pandemia del virus con la pandemia de la oración, la compasión, la ternura», había invitado el domingo Francisco. Pocas horas después el patriarca de Lisboa consagró en Fátima toda la península ibérica al Inmaculado Corazón de Maria con esta misma intención. La plegaria mundial tendrá otro momento fuerte este viernes a las 18:00 horas, cuando el Santo Padre presida en la plaza de San Pedro una oración con adoración al Santísimo y bendición urbi et orbi.

Fotos: CEE

Siervas de San José EFE/ EPA / Vatican Media

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4 Editoriales del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

El coronavirus golpea a buena parte del mundo y, con es-pecial fuerza, a Italia y a España, donde las muertes dia-rias se cuentan por centenares. Sin saber a ciencia cierta

cuándo se alcanzará el pico de casos, los dos países mediterrá-neos estamos paralizados, con toda la población confinada, los hospitales colapsados y la actividad económica reducida a la indispensable para garantizar el abastecimiento de los hogares.

En medio de este drama, que para casi todos ha pasado ya de las cifras a los rostros concretos, hemos convertido en rutina salir a las ventanas a mostrar nuestro apoyo al personal sani-tario. También hay música y conversaciones hasta hace poco impensables. Hay quizá un deseo de sentirse menos aislados y, por qué no, de decirle al vecino que él tampoco está solo. Que somos más que simples vecinos, que podemos ser un apoyo.

Este recordatorio es importante para los mayores, que son un alto porcentaje de la población en Italia y en España, dada la

esperanza de vida. Repugna leer cuando muchos quitan hierro a la pandemia porque se ensaña especialmente con los que, a su juicio, ya han vivido demasiado. Preocupa también que otros tantos solo vuelvan la vista hacia ellos ahora, después de tener-los olvidados durante demasiado tiempo por puro utilitarismo.

El Papa Francisco subrayaba hace unos días –como ha hecho en numerosas ocasiones a lo largo de su pontificado– que los ancianos son una fuente de sabiduría, de historia, de vida, y pe-día que rezáramos por ellos ahora que sufren «con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo». También de-bemos echarles una mano en la medida de nuestras posibilida-des, igual que están haciendo italianos y españoles como los que aparecen esta semana en Alfa y Omega. Quizá podamos ayudar a un vecino con la compra, quizá hacer esa llamada tantas veces pospuesta… Pero hagámoslo antes de que sea tarde.

El mundo que sobreviva a esta pandemia va a ser un mundo muy diferente: probablemente más consciente de su fragilidad y más reflexivo, pero también con nuevos descartados y con limitaciones antes inexistentes. Ojalá, en palabras del Sucesor de Pedro en el programa de Jordi Évole, todo esto sirva también para «rescatar la convivencia humana, la cercanía».

42.000 personas se hacinan en los campos de refugiados de las islas griegas, en condiciones insalubres, mientras los Estados miembro miran para otro lado. En Moria, donde

malviven 20.000, «no hay un plan de emergencia» si llega el co-ronavirus y puede producirse «un desastre humanitario», según advierten las pocas ONG que permanecen sobre el terreno.

El Papa ha pedido estos días que no olvidemos este drama. Y el presidente de la COMECE, el cardenal Jean-Claude Hollerich, afirma en Alfa y Omega que la situación «es una deshonra y

una vergüenza para Europa», que «contradice totalmente los valores» sobre los que se ha construido el continente.

Al leer estas palabras resuena aquel grito de «Europa, vuelve a encontrarte, sé tú misma», pronunciado por san Juan Pablo II en Santiago en 1982. El Pontífice polaco recordaba que la histo-ria europea se había escrito peregrinando y asumiendo como propios valores como la dignidad de la persona, el sentimiento de justicia y libertad, el respeto a la vida, el deseo de cooperación y de paz… ¿Dónde los dejamos? ¿Retomamos ese camino?

Cercanía frente a utilitarismo

Europa, ¿dónde dejaste tus valores?

Etapa II - Número 1.160

Edita:Fundación San Agustín.Arzobispado de Madrid

dirEctor dE MEdios dE coMunicación:

Rodrigo Pinedo TexidorrEdacción:

Calle de la Pasa, 3 28005 Madrid.

[email protected]éls: 913651813Fax: 913651188

intErnEt y rEdEs socialEs:www.alfayomega.es

@alfayomegasem Facebook.com/alfayome-

gasemanariosubdirEctora:

Cristina Sánchez AguilardirEctor dE artE:Francisco Flores

DomínguezrEdactorEs:

Juan Luis VázquezDíaz-Mayordomo (Jefe de sección),

José Calderero de Aldecoa,María Martínez López,Fran Otero Fandiño yVictoria Isabel Cardiel C.

(Roma)docuMEntación:

María Pazos CarreterointErnEt:

Laura González Alonso

Imprime y Distribuye:Diario ABC, S.L.

ISSN: 1698-1529Depósito legal: M-41.048-1995

t Quizá podamos ayudar a un vecino mayor con la compra, quizá hacer esa llamada pospuesta… Pero hagámoslo antes de que sea tarde

El rincón de DIBI

Cartas a la redacciónCartas a la redacción

Humildad, sencillez y alabanza

¿Ha pasado el kairós? ¿Ha pasado el momento favorable del Señor? No.

Dios muestra su misericordia a tra-vés de las catequesis, sacramentos… pero ahora nos habla en los aconte-cimientos históricos que vivimos. «Discernir los signos de los tiempos» es no frivolizar, pero tampoco deses-perarse. He visto signos en estos días con las personas que continuamente encuentro. Experimentan humildad;

estos acontecimientos les hacen entrar en la verdad de sus vidas, quieren en-contrar el sentido de su existencia, se reconocen pecadores, quieren reconci-liarse... También experimentan senci-llez; las medidas de prevención hacen que abandonen cosas banales y super-fluas que hacían antes. Ahora van a lo esencial, a la simplicidad. Finalmente, experimentan alabanza: reconocen, bendicen y agradecen a Dios todos los dones que reciben en la gratuidad, vida, salud, familia..

Manuel Capa de TocaTurín (Italia)

La Anunciación

El día de la Anunciación, /santa María estaba orando /con el alma y corazón. /¿Cómo no iba a ser así /si toda la vida suya, /por ser criatura más santa, /era continua oración? /Con anhelo vehemente, /parecía que aguardaba /del ángel la aparición. /

Cuando pronunciara el fíat /

EFE /EPA / Will Oliver

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La foto 5del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

La visión debió de ser formidable y bella. Esa bahía, que pasaría a la posteridad con el nombre tupí-guaraní de Guanabara, era

perfecta para los navíos. Brasil, donde Pedro Al-vares Cabral había llegado en 1500, era un inmen-so bosque, la mata atlántica la siguen llamando en la actualidad, con una vegetación tan frondo-sa que apenas era posible penetrar en ella. Las carreteras, aún hoy, deben contar con el riesgo de que las raíces las partan con el transcurso de los años.

Aquel lugar no mostraba la grandeza del hom-bre, sino la grandeza de Dios. La montaña y el

mar se abrazaban al pie del cerro del Corcovado y frente al Pan de Azúcar. No hay cerro de nombre más feliz en toda América. Un nombre que vatici-na el frenesí etílico de la cachaça, el aguardiente de la caña, la feliz dulzura de la piña y la entroni-zación de la glucosa en la pizza brigadeiro: cho-colate, crema de chocolate, fideos de chocolate y dulce de leche. Casi nada.

También el nombre de Jesús es dulce. Quizás por eso solo Él puede dominar esta bahía pro-digiosa a la que han llegado, desde hace más de un siglo, millones de seres humanos de todo el mundo para iniciar una nueva vida. A la bahía de Todos los Santos, con sus iglesias rebosantes de oro y sus mercados de frutas coloridas, llega-ban los esclavos víctimas de un comercio infame que escribió páginas terribles en la historia de la humanidad (mejor dicho, de la inhumanidad). A Río de Janeiro llegaban los barcos llenos de gente

en busca de una nueva oportunidad. Brasil, como escribió Stefan Zweig, era un país de futuro.

En este tiempo de dolor y miedo por la pande-mia que azota el planeta, el Cristo del Corcovado se ha iluminado, de noche, con todas las banderas del mundo en un acto religioso sin público para orar por todos los enfermos. Lo ha presidido el obispo de Río, el cardenal Orani João Tempesta, que ha explicado el sentido de la oración: «Re-zamos y le pedimos a Dios que las autoridades encuentren los caminos y que todos colaboren para que podamos superar lo antes posible este tiempo difícil».

Por eso, en estos días en que estamos sufriendo por nosotros, por los que amamos y por tantos a los que vemos enfermar, tiene sentido volver la vista a este Cristo que redime al mundo, que lo abraza y carga sobre sí todos los pecados y vence a la muer-te. Él sigue vivo entre nosotros. Él no se ha ido.

Cristo no se ha ido Ricardo Ruiz de la Serna

@RRdelaSerna

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Las cartas dirigidas a esta sección deberán ir firmadas y con el nº del DNI, y tener una extensión máxima de diez líneas. Alfa y Omega se reserva el derecho de

resumir y editar su contenido.

el Verbo eterno asumió /la naturaleza humana /y en su seno se formó /alma racional y cuerpo /de Jesucristo, el Señor, /Dios y Hombre verdadero /en un prodigio de amor. /Santa María, estaba orando /el día de la Anunciación.

José María López FerreraCorreo electrónico

Reuters / Sergio Moraes

María Pazos Carretero

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6 Mundo del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Victoria Isabel Cardiel C. Roma

Amelia acaba de cumplir 81 años y vive sola. Pasa los días más volcada en sus recuerdos que

en un futuro incierto. La operaron de la cadera hace un mes medio y todavía no se atreve a caminar sin el andador. La soledad es una presencia sombría y melancólica en su vida. No tiene mari-do ni tampoco hijos. Solo un hermano que vive a las afueras de la capital, con el que habla de vez en cuando por telé-fono. Ve mucho la televisión –en la que «están continuamente actualizando la cifra de contagios y muertos»– y esto le genera cierta ansiedad. Todas las tardes se asoma puntual a su bal-cón para no perderse la cita musical que alegra su vecindario en tiempos de restricciones de abrazos y besos. Antes eran perfectos desconocidos y ahora cantan juntos para aliviar el aislamiento. «¡Qué le vamos a hacer! La situación es la que es. Y tenemos que convivir con ella. No podemos salir de casa, pero la música me ale-gra el día. Es bonito sacar la cabeza por la ventana y saludar a los vecinos, aunque sea a lo lejos», explica. Uno de ellos, un joven estudiante universita-rio que estos días de confinamiento sigue online las clases, se ha ofrecido a hacerle la compra y a bajarle la ba-sura.

En otro barrio de la periferia sur de Roma, Renato vive solo en un quinto piso. Es viudo. A pesar de ser diabéti-co, tener hipertensión y sufrir graves

problemas respiratorios, es un hom-bre lleno de vitalidad. «Bueno, esta-mos bloqueados, pero es por nuestro bien y el de toda la sociedad. No tengo miedo. He visto cosas peores en esta vida. Me pongo siempre gel desinfec-tante en las manos y trato de salir lo menos posible a la calle. Esto pasará antes o después», dice convencido. Su relato sereno es un antídoto a la histe-ria generalizada que ha arramplado con las provisiones de los supermer-cados. Vive la pandemia –de la que sabe que es un sujeto de riesgo– con resignación: «Hay que verlo todo con cierta perspectiva. Tengo 72 años y no voy a vivir siempre». Lo que peor lleva es no poder ver a sus nietos, «mi

salvación», como él los llama. En estos momentos no puede salir a comprar sus medicinas, pero Claudia, que vive en el portal de lado y está trabajando desde casa, lo hace por él. Estas son pequeñas historias de solidaridad que se multiplican en otros patios de ve-cinos para demostrarnos que el virus originado en China no es lo único que se contagia estos días.

El COVID-19 pone a las personas mayores de 65 años con patologías previas en su diana mortífera. Un ca-taclismo virológico que gana terreno precisamente en países con socieda-des envejecidas, como la italiana. «Ita-lia es, después de Japón, el país más viejo del mundo. Los últimos datos

Una red de solidaridad con los ancianos solos t El COVID-19 gana terreno en países con sociedades

envejecidas, como la italiana. Pero, para muchos, la soledad es la más terrible de las condenas. Por eso vecinos u organizaciones como Ayuda a la Persona, una red de asistencia domiciliaria a mayores a través de voluntarios, se ponen al servicio de los mayores

Unos jóvenes tocan instrumentos desde los balcones para animar a sus vecinos en Milán (Italia), el 13 de marzo

Claudio Furlan / LaPresse via ZUMA Press / dpa

REUTERS/Alberto Lingria

«Todo irá bien», en un balcón de Roma

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Mundo 7del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

de 2020 evidencian que el 7,5 % de la población tiene más de 80 años. Esto tiene un enorme impacto. La letalidad del coronavirus, al igual que sucede con otras enfermedades respiratorias, aumenta con la edad: el porcentaje de muertes entre los enfermos menores de 50 años es del 0,5 %. Pero esto au-menta gradualmente y llega al 3,6 % en las personas que tienen entre 60 y 70 años; al 8 % entre 70 y 80 años, y al 14,8 % en personas con más de 80 años», asegura el demógrafo italia-no Massimo Livi Bacci. El experto también asevera que la alta tasa de ancianos hace que el brío del sistema sanitario quede en entredicho ante una emergencia sanitaria de estas ca-racterísticas. Aunque la saturación no es solo cosa de las salas de emergen-cias de los hospitales. Las cámaras funerarias están colapsadas, apilando a diario decenas de féretros que no pueden tener una sepultura funera-ria por las restricciones que prohíben las ceremonias de cualquier tipo. En Bérgamo, una de las provincias más afectadas, se ha movilizado el Ejército para sacarlos a las afueras de la ciu-dad y quemarlos sin riesgo y sin que sus seres queridos puedan llorarles.

La condena más terribleEl virus castiga con más saña a los

ancianos. Pero la soledad es la más terrible de las condenas. Son muchas las residencias de personas mayores que se han blindado de forma preven-tiva, para evitar la entrada del virus en sus centros, y han llegado a prohi-

bir las visitas de los familiares. Y son muchos también los que viven solos, rodeados de un silencio insoportable.

Luca Murdocca nunca se ha olvi-dado de los ancianos, ni tampoco de su soledad. Es el coordinador del ser-vicio Ayuda a la Persona, una red de asistencia domiciliaria a mayores a través de voluntarios, dependiente de Cáritas, cuyo servicio continúa a pe-sar de las circunstancias. «Es difícil pedir a los ancianos que se encierren en casa, sin tener en cuenta que son personas que están solas, sin una red familiar que pueda suplir las necesi-dades cotidianas que antes hacían de forma autónoma, como ir a comprar o pagar una factura», explica. Su la-bor consistía antes en organizar visi-tas a las casas de estas personas, que duraban unas dos horas, y en las que los voluntarios acababan trabando con ellos profundas amistades. Pero el coronavirus les ha obligado a cam-biar de método. «Seguimos ofrecien-do asistencia, pero con inteligencia y con precaución. Si hay algo claro es que para abatir al coronavirus hay que guardar las distancias. Los ancianos están un poco asustados. Saben que son un grupo de riesgo y tienen miedo de contagiarse. Por eso, incluso ellos mismos nos han pedido que no vayamos a sus casas y que los acompañemos telefónicamente», de-talla. También se han activado para ir al supermercado en su lugar o com-prarles las medicinas que necesiten, siempre con mascarillas y guantes de látex. Desde su posición llama a no estigmatizarlos: «Ni todos están contagiados ni todos son igualmente vulnerables. No es lo mismo un an-ciano solvente económicamente que uno que recibe una pensión mísera que le llega justa para pagar el alqui-ler y la luz».

«Ahora alzamos la vista»De hecho, muchos de los volun-

tarios de Cáritas son precisamen-te personas de más de 65 años. Por eso no hay que poner solo el foco en ellos. En todo caso, Murdocca ve el lado positivo de esta situación: «To-dos estamos viviendo en nuestras carnes lo que supone la soledad de la reclusión forzada. Y creo que por eso están surgiendo tantas iniciativas de ayuda al prójimo. Antes estábamos encerrados con la mirada posada en el teléfono de forma perenne, y ahora alzamos la vista para buscar la mira-da del de al lado».

En las oraciones del Papa está a diario este colectivo más vulnerable al patógeno, como también la sole-dad y el miedo que experimentan ante este enemigo invisible. En una de las Misas matutinas que celebra cada día en la capilla de Santa Mar-ta, Francisco pidió oraciones por las personas ancianas. «Me gustaría que hoy rezáramos por los ancianos, que sufren este momento de manera es-pecial, con una soledad interior muy grande y a veces con mucho miedo. Nos han dado la sabiduría, la vida y la historia. Estamos cerca de ellos con la oración», reclamó.

Un anciano asomado a la terraza de su casa en Amalfi (Italia), el 19 de marzo

«Si me ingresan en un hospital, que salven antes a los jóvenes»

V. I. C.

La psicóloga Sonia Ambroset trabaja desde hace años en la Fundación Vidas, que se ocupa de dar apoyo a ancianos. Lo primero que señala esta experta en planificación social gerontológica es que la crisis del coronavirus está sacando también el lado bueno de la gente: «Nos estamos dando cuenta de que podemos contar con los vecinos. Que las relaciones humanas no son únicamente las relaciones familiares. Esto nos hace sentirnos menos solos y más conectados». Su experiencia le avala para señalar que los ancianos son, en estas trágicas circunstancias, un ejemplo de resiliencia: «Son unos maestros en esto de levantar el ánimo». «En Italia, muchos de ellos han vivido una guerra o incluso la epidemia de la gripe española, por lo que afrontan con más serenidad esta situación. Saben que habrá un fin y un nuevo inicio. Además, también son capaces de aceptar sin rechistar el enclaustramiento que impone esta situación. Para ellos estar en casa no es tan problemático como para los jóvenes», evidencia. En su opinión, la condición de fragilidad a la que se enfrenta este sector de la población proviene de la difícil aceptación que supone resignarse a que «si pillan el coronavirus será la última enfermedad a la que tendrán que hacer frente en su vida». No obstante, avisa de que la fragilidad biológica no es equivalente a la fragilidad psicológica: «Son personas muy fuertes y sabias. Tiene una dimensión espiritual muchos más desarrollada que muchos jóvenes, lo que hace que no les dé tanto miedo el final. Además, son más capaces de generar pensamientos generosos. Algunos incluso llegan a afirmar: “Si ha llegado mi hora y tengo que irme ya, lo acepto”; o “Si me ingresan en un hospital, que salven antes a los jóvenes”», relata. Y concluye sin dudar: «Tenemos muchos que aprender de los ancianos. Por eso no hay que verlos solo como una pieza débil, sino como un modelo del que aprender».

Reuters/ Ciro De Luca

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8 Mundo del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

María Martínez López

Para luchar contra la pan-demia de COVID-19 «se han cancelado los encuentros multitudinarios. Pero Moria es una multitud las 24 horas del día». Peter Casaer, porta-voz de Médicos Sin Fronteras (MSF), habla con calma a pe-sar de lo tenso de la situación en este campo de refugiados de la isla griega de Lesbos, di-señado en su día para 3.000 personas y en el que ahora se hacinan más de 20.000. La ONG ha hecho saltar la voz de alarma: si el coronavirus llega a semejante aglome-ración humana, sería «una catástrofe».

De momento, la entidad ha redistribuido sus barra-cones para permitir mayor

distancia entre las personas e incluir en la primera acogi-da la detección de síntomas de la nueva enfermedad. También están en continuas conversaciones con las au-toridades sanitarias locales. De momento, el protocolo ofi-cial determina que los casos sospechosos se aíslen en el hospital de Mitilene, la ca-pital, mientras las pruebas se procesan en Atenas. Pero ese hospital, preparado para apenas 86.000 habitantes, se-ría incapaz de responder si hubiera que hacer 100 o 200 pruebas al día y aislar a los enfermos, ya sean solicitan-tes de asilo o locales.

Si la pandemia llega a Mo-ria, «lo único que se ha anun-ciado es que intentarán ce-rrarlo del todo», como ya se

ha hecho de forma preventiva en las islas de Leros y Kos. «A día de hoy no hay un plan de emergencia» para prevenir y detectar los contagios y aislar y tratar a los enfermos, inclui-dos los más graves. Más allá de las dos consultas médicas oficiales y de los tres médicos de MSF, a Casaer no le consta que ahora mismo haya más personal sanitario. En estas condiciones, «confinar el campo ante un brote sin tener una respuesta médica sería un desastre humanitario».

«La gente tiene miedo», comparte el portavoz de MSF. De momento, en el campo se ha restringido la labor de las ONG no esenciales y solo pue-de salir del mismo una per-sona por familia para hacer compras indispensables. «Se

habló de poner vallas», pero se rechazó la idea.

Una «bomba de relojería»A estas escasas medidas

se suma una campaña de concienciación que roza lo

surrealista. «Por los altavo-ces, que no se oyen desde to-dos los sitios, se pide que te quedes dentro (por no decir “en casa”), que no te muevas

mucho, que te laves las ma-nos con frecuencia...», relata Casaer. Miembros de MSF recorren el campo explican-do, cara a cara y en distintos idiomas, el mismo mensaje. Y se tragan la frustración de no poder dar respuesta a las preguntas airadas de la gen-te: «“¿Cómo me voy a lavar las manos si no hay jabón y tengo que caminar 15 minu-tos y hacer cola durante horas rodeado de más gente?”. En algunas partes del campo no hay duchas ni agua; en otras, un solo grifo para 1.300 per-sonas», un inodoro para 167 o una ducha para 242... «Hay familias viviendo en dos me-tros cuadrados bajo plásticos, ¿cómo se van a aislar si tienen síntomas? ¡Es imposible!».

Para la entidad humanitaria, la ú n ic a soluc ión realista es eva-cuar el campo, «empezando por los más vulnera-bles». No es una reivindicación nueva. «Llevamos a ñ o s p i d i e n d o que se vacíe. Esto

es una bomba de relojería, cualquier epidemia se puede expandir como el fuego», sin importar sus esfuerzos por realizar campañas de vacu-

«¿Cómo quieren que nos lavemos las manos?»t A día de hoy, «no hay un plan de emergencia» si el COVID-19 llega al campo de refugiados de

Moria, en Lesbos, donde se hacinan 20.000 personas. Solo está previsto «cerrar el campo. Sería un desastre humanitario» que se lleva incubando años, advierten desde Médicos Sin Fronteras

Restos del incendio de la semana pasada en Moria. La escasez de baños (al fondo) y el hacinamiento (derecha) hacen imposible prevenir el contagio del coronavirus

42.000 personas se concentran en condiciones insalubres en los campos de las islas griegas de Lesbos, Samos, Quíos, Leros y Kos

AFP / Manolis Lagoutaris MSF

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Mundo 9del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

nación. No se trata solo del riesgo de una epidemia o de que se produzcan accidentes como el incendio (el tercero en seis meses en campos de las islas) que la semana pasa-da acabó con la vida de una niña de 6 años. El mismo día a día es insostenible. «Hay adultos y niños con enferme-dades crónicas que necesi-tan tratamientos que aquí no

hay. Por la noche hace frío, y la gente está debilitada. Hay mucha sarna» por la falta de salubridad.

Estas condiciones tam-bién agravan los problemas de salud mental y estrés pos-traumático que muchos de los habitantes arrastran a causa de la guerra, la pérdida de se-res queridos o una huida que se prolonga años. Incluidos niños «que se autolesionan o tienen pensamientos suici-das». De hecho, MSF dedica a la atención psicológica gran parte de su labor, tanto en Mo-

ria como en su clínica de Miti-lene. La situación se repite en los campos de Samos y Quíos (donde también está MSF), Leros y Kos. En total, suman en la actualidad 42.000 habi-tantes.

«La UE creó este caos»Casaer es contundente:

incluso vaciándolos todos, la solución no está en «llevar a la gente a otro lugar en las mismas condiciones». El pro-blema de fondo se retrotrae al acuerdo entre la UE y Tur-quía de 2016, que contempla-ba que las personas llegadas de ese país solicitaran asilo desde las islas griegas, para poder devolverlas a Turquía si eran rechazadas. Al prin-cipio funcionó, y hubo gente que continuó su viaje hacia la Europa continental después de una temporada en esos campos. Por aquel entonces, «la población era muy abierta. Realmente luchó por los refu-giados».

Pero pronto aparecieron dos obstáculos: la falta de capacidad y recursos de los puestos de tramitación de so-licitudes, y la «ausencia de vo-luntad política. El acuerdo se basaba en un mecanismo de solidaridad entre los estados europeos» para repartirse a los solicitantes de asilo; un mecanismo que lleva tiempo bloqueado. «Los campos cre-cían continuamente sin una solución a la vista». Entre la población antes acogedora «surgió el miedo», y algunos grupos de extrema derecha lo aprovecharon para hacer ca-lar su mensaje de xenofobia.

Así se llegó a las últimas semanas, en las que los acon-tecimientos se han precipita-

do: la apertura temporal de las f ronter a s p or par te de Tur-quía; la decisión d e l G o b i e r n o griego de para-lizar el proceso de asilo (y por lo tanto consi-derar a quienes

llegan a las islas inmigrantes ilegales y enviarlos a centros de detención); los ataques por parte de la población ha-cia migrantes, periodistas y miembros de las ONG; la marcha de algunas de estas entidades... Y, ahora, el CO-VID-19 «sin que haya un plan de respuesta médica». Mien-tras tanto, desde la Unión Europea, «la única respuesta que escuchamos es el silencio. Ellos crearon este caos y al-guien tiene que tener el valor de reconocer que fue un error. Pero cierran los ojos».

M. M. L.

El cardenal Jean-Claude Hollerich, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) y arzobispo de Luxemburgo, espera que el miedo al COVID-19 anime a tomar medidas para solucionar el hacinamiento y bloqueo de la situación en Grecia... pero teme que no será así.

¿Qué responsabilidad tiene la UE en la situación en las islas griegas?

Es una deshonra y una vergüenza para Europa. Me causa una impresión muy negativa que la UE inmediatamente da dinero para proteger las fronteras, pero no puede hacer nada sobre el terreno por esa gente. Contradice totalmente los valores europeos. No veo mucha diferencia con el muro de Trump.

Una situación relacionada con el acuerdo de 2016 con Turquía.

Se critica que Turquía use a los refugiados como instrumento político. Sin embargo, lo hemos hecho posible nosotros. Se parece a cuando los padres dan dinero a sus hijos para que no les molesten. Nosotros, para que no nos molesten los refugiados. Entiendo que debe haber una entrada controlada a Europa y que la gente puede estar en Turquía un tiempo; mejor allí que en Libia. Pero que se vea a los refugiados como un problema y no como personas que nos piden ayuda es un error terrible. También el buen samaritano dio dinero al dueño de la posada para que asistiera al hombre herido. Pero luego volvió y asumió su cuidado.

¿Qué lectura hace de los episodios de violencia en Lesbos?

Puedo comprender a la gente de Mitilene. Los refugiados son muy

numerosos, y en los campos la mayoría de gente es buena, pero también puede haber quien cause problemas. Pero es imposible justificar estos ataques contra los refugiados o los periodistas. Con todo, en vez de señalar a esos atacantes con el dedo, debemos preguntarnos si los hemos ayudado. ¿Dónde está la solidaridad de Europa con Lesbos?

¿Cree que la amenaza del COVID-19 en el campo será un acicate para resolver esta emergencia humanitaria?

Ojalá. Esta enfermedad debería abrirnos a la solidaridad hacia todos los que sufren. Pero a veces nuestra miseria nos hace aislarnos y no vemos que hay gente con una miseria y un peligro mucho mayor. Rezo para que mucha gente en Europa responda abriendo su corazón a la gente que sufre en los campos de refugiados de Grecia. Pero me temo que la realidad será más dura. Tenemos que estar atentos y denunciar lo que ocurra.

Más allá de la toma de medidas urgentes, ¿cuáles son las soluciones a largo plazo?

Solo veo los corredores humanitarios. Estas iniciativas permiten a Europa elegir a los más débiles. He estado hablando mucho por teléfono con el ministro de Exteriores de Luxemburgo. Nuestro país estaba dispuesto a acoger a diez menores y mujeres jóvenes. Pero ahora por la crisis del COVID-19 no se puede hacer (la capacidad de acogida está completa y se teme que haya un brote en las instituciones para solicitantes de asilo). El ministro está sufriendo por ello. Lo entiendo, pero lo siento mucho. Esos chicos y chicas jóvenes tienen el mismo derecho a ser felices que el resto.

«Es una vergüenza para Europa»

@ Entrevista completa en alfayomega.es

El cardenal Hollerich con una refugiada en Moria (Lesbos), en mayo de 2019

Restos del incendio de la semana pasada en Moria. La escasez de baños (al fondo) y el hacinamiento (derecha) hacen imposible prevenir el contagio del coronavirus

1.300 habitantes de Moria tienen que compartir un único grifo de agua. En otras zonas, ni siquiera hay

CNS

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10 España del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Fran Otero

¿Cómo es el día a día de un cardenal en tiempos de confinamiento?

Estoy confinado en casa, tal como nos piden el Gobierno y las autorida-des sanitarias. ¿Qué hago en casa? Aprovecho para rezar un poco más, celebrar la Eucaristía por toda la gen-te: sanitarios, enfermos, familiares, por los que no pueden trabajar o ven peligrar su trabajo… Respondo a los correos y llamadas de teléfono. Tam-bién hago llamadas para acompañar a los que están solos… y respondo a los medios de comunicación social que siguen trabajando sin parar, tal como hacéis vosotros, el equipo de Alfa y Omega.

La Comisión Ejecutiva ha publi-cado varias notas estos días, ¿cómo ejerce la presidencia de la Conferen-cia Episcopal en tiempos de corona-virus?

Los nuevos estatutos de la Confe-rencia Episcopal Española nos piden que tratemos de trabajar más en co-munión, sinodalmente. Por eso he tra-tado de que los comunicados emitidos desde la Conferencia Episcopal fuesen consensuados por todos los miembros de la Comisión Ejecutiva y no única-mente por el presidente. Entiendo que es eso lo que pidieron los obispos al elegirme.

Cuando suceden cosas imprevi-sibles y dolorosas como esta crisis, siempre surge la pregunta: ¿dónde está Dios?

El coronavirus nos ha cambiado la vida y nos hace entrar en una si-tuación de incertidumbre, de miedo y de cansancio: unos estresados por combatirlo y otros agotados por estar encerrados en casa.

Esta situación me hace pensar en los apóstoles viviendo una situación similar de angustia: la barca zaran-deada por las olas en medio del lago Tiberíades. Despiertan a Jesús porque estaba durmiendo y Él les dice: «Hom-bres de poca fe, ¿por qué dudáis?». Y calmó la tempestad.

Sí, nos toca pasar por este momen-to difícil. Parece que Dios está ausente o dormido, pero no dudemos de que Él nos acompaña y comparte nuestros miedos, nuestras angustias, nuestro cansancio y nuestro dolor. Él nos ama

y nos ayudará a salir de esta situación, como ayudó a los apóstoles a salir de la tempestad.

Pidamos insistentemente que ayu-de a los especialistas a encontrar el remedio a esta epidemia. Pidamos que nos ayude a todos a ser solidarios con los que más sufren.

Y no olvidemos que después de la tempestad llega siempre la calma. Que después de esta vida nos espera Dios con los brazos abiertos para ofrecer-nos una casa y un lugar en el que no habrá llanto ni dolor, donde seremos felices con Él y con todos los santos. No perdamos la esperanza. El Señor nos acompaña siempre y estará con noso-tros hasta el fin del mundo. Así nos lo prometió y yo lo creo firmemente.

¿Cuál debe ser la misión de la Igle-sia en estos momentos?

Tratar de iluminar el camino in-cierto y doloroso que atravesamos. Dar consuelo y esperanza. Y me ale-gra ver cómo hay tantas y tantas ini-ciativas que se han puesto en marcha para acompañar a la gente a través de las Misas televisadas y radiadas. Es curioso cómo se ha puesto en marcha en muchos lugares esta cercanía a la gente a través del streaming.

Es muy importante ayudar a vi-vir la relación con Dios a través de la oración. Y es necesario acompañar a la gente que sufre cansancio, mie-do, soledad, que no tiene medios de subsistencia. Cáritas, que es la misma Iglesia, trata de llegar al mayor núme-ro posible, con los sencillos medios de los que dispone. Pero están también los comedores de las parroquias y otras iniciativas de comunidades reli-giosas o de personas particulares que ayudan a resolver muchos problemas de sufrimiento. Y algo que siempre ha hecho la Iglesia, ofrecer personas y dependencias, si fuese necesario, para ayudar en esos momentos de colapso en los hospitales.

¿Es duro para un obispo tener que decidir la dispensa e incluso la sus-pensión de las Misas públicas?

La Eucaristía es el centro de la vida de los cristianos y, por supuesto, de los sacerdotes. Duele enormemente no poder ofrecer ese gran regalo que nos dejó el Señor de poder participar en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Pero, gracias a Dios podemos hacerlo a través de la televisión y de internet.

Cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española

«Si somos tan poca cosa, ¿por qué vivir el enfrentamiento y la insolidaridad?»t Alfa y Omega tenía pendiente conversar con el nuevo

presidente el episcopado español desde su elección a principios de mes. En esta entrevista a distancia, debido al Estado de alarma, habla de la pandemia del coronavirus, de sus consecuencias sociales y de la presencia de Dios en estos momentos

María Pazos Carretero

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España 11del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

De esta manera las casas se convier-ten en Iglesia doméstica, donde se ala-ba al Señor, se escucha su Palabra, se ora personal y familiarmente.

Eso me recuerda que, en Japón, cuando llegaron los misioneros des-pués de la gran persecución contra los cristianos en Hiroshima y Nagasaki, donde se habían quedado sin sacer-dotes cerca de 200 años, encontraron pueblos en los que había cristianos, gente que rezaba el rosario, sabía re-citar el credo, conocían la doctrina cristiana y el mensaje del Evangelio. ¿Quién y cómo habían conservado y trasmitido la fe? Gracias a las fami-lias. En las familias, durante años y años se había rezado y se había trans-mitido la fe a sus hijos. Es hermoso ver que los cristianos de fe recia saben hacer de sus hogares, de sus propias vidas, un lugar sagrado para alabar y bendecir a Dios, tal como se hace en las iglesias.

Como dice, han surgido numero-sas iniciativas para rezar, para se-guir la Eucaristía. ¿Es una oportu-nidad para la creatividad y para la evangelización?

Es cierto. Como indicaba, hay ini-ciativas de diócesis, de parroquias, de particulares… Parece que todos hemos asumido esa petición que nos hace el Papa Francisco, la de ser Igle-sia en salida, Iglesia más misionera.

El tiempo de Cuaresma parece propicio para vivir esta situación.

No esperábamos que la Cuaresma de este año iba a ser de otra manera a como la vivimos siempre. Sabemos, y así tratamos de vivirla cada año, que la Cuaresma es tiempo de conversión, un tiempo para tomar conciencia de que somos frágiles, de que la fuerza viene de Dios; un tiempo para inten-sificar la oración, la mirada amorosa a Dios, que es Padre de todos y que nos ama tanto que nos ha entrega-do a su Hijo que ha dado la vida por salvarnos; un tiempo en el que se nos recuerda que no solo de pan vive el hombre; tiempo en el que tenemos que aprender a descubrir la caridad, la solidaridad, y por lo tanto, para re-descubrir que el otro es un hermano y no un enemigo y que lo mejor que podemos hacer es perdonarnos tal como el Señor nos perdona a noso-tros; un tiempo en el que aprenda-mos a hacernos más samaritanos y cireneos de los más necesitados. Y, asombrosamente, el coronavirus nos ha forzado a entender más todo eso que tratamos de vivir cada año en Cuaresma.

Ojalá sepamos aprovechar bien este tiempo de confinamiento en nues-tras casas para interiorizar este modo de vivir la Cuaresma.

A nivel social, hay mucha gente que se está quedando sin trabajo, muchos mayores solos, migrantes... ¿Le preocupe que esta crisis aumen-ta la lista de descartados de nuestra sociedad?

Me preocupa y ojalá eso preocu-pe a todos. Tendremos que hacer un

esfuerzo para no olvidar a los más pobres y descartados de la sociedad, para no olvidar a los nuevos pobres que surgirán de esta crisis porque, además de epidemia sanitaria, es también una epidemia que ataca a la sociedad del bienestar. Tendremos que hacer lo posible por ser todos más solidarios y no descuidar a los que saldrán perjudicados por la crisis económica.

¿Dónde deberían poner el foco la Administración y la sociedad en ge-neral?

Como nos recuerda el Papa Fran-cisco, siguiendo las enseñanzas de Jesús en el Evangelio, deberíamos po-ner la mirada en los más pobres y de-beríamos mirar desde los ojos de los más pequeños. Ojalá sea siempre así. Es más importante la persona que las

cosas y es muy necesario estar pen-diente del débil y necesitado. Poner el centro en la persona, y en particular, en la más frágil y necesitada. De esta manera podremos construir una so-ciedad más humana y humanizadora.

¿Han mantenido contactos con el Gobierno central y autonómico para analizar la situación u ofrecer la ayu-da de la Iglesia?

Sí, es necesario, sobre todo en mo-mentos como este, el sumar y colabo-rar. No sirven de nada el recelo y la confrontación.

La respuesta solidaria también está siendo un factor muy impor-tante. Como dice una campaña de Cáritas Diocesana de Madrid, la cari-dad no cierra. ¿Cómo fomentarla en tiempos donde se limita el contacto?

La caridad, el amor, es siempre creativo. En cada Cáritas saben cuándo, cómo y de qué manera lle-gar a los más necesitados. Tienen una gran experiencia en ello y la sociedad confía mucho en el buen hacer de Cá-ritas. Ayudemos a que no se paralice esta cadena de caridad.

Estos días, hablando con las Her-manas de la Caridad, las de la madre Teresa de Calcuta, me comentaban: «Se nos ha agotado el almacén de comida. Necesitamos alguien que nos ayude a ir a los supermercados a reponer la comida y necesitamos furgonetas y voluntarios. Seguro que Cáritas podrá ayudarnos». Mi res-puesta fue que eso era evidente. Y les pregunté: «¿Pero disponen de dinero para la compra?». La respuesta fue: «Sabe que vivimos de la providencia y siempre nos sorprende, hoy mismo hemos recibido la cantidad suficiente para comprar la comida que necesi-tamos para varios días».

Emociona ver la solidaridad de la gente. En los momentos de mayor crisis surge ese fondo de amor y de humanidad que maravilla, asombra y nos hace reconocer que hay más bondad que maldad en el corazón humano.

¿Cree que esta crisis es una cura de humildad para el hombre de hoy, fundamentalmente para el que vive en Occidente?

Ciertamente. Conviene recordar lo que dice san Pablo en una de sus cartas: que todo concurre para nues-tro bien (Rm 8, 28-30). No podemos olvidar que de todo podemos sacar provecho. Y una gran lección que podemos aprender es que somos frágiles y no somos tan importan-tes como, a veces, creemos. Expe-riencias como estas nos sirven para recordar que en este mundo esta-mos de paso y que vamos camino de otra vida en la que nos espera Dios, nuestro Padre que nos ama. Es una ocasión para abrirnos más a la fe en Dios.

Podemos descubrir que esta epi-demia nos iguala a todos. El virus no distingue estamentos sociales, ataca por igual a pobres y a ricos, a asiá-ticos y a europeos. Es cierto que al-gunas personas y edades son de alto riesgo, pero todos somos susceptibles de contraer la enfermedad. Si somos tan poca cosa y tan parecidos, ¿por qué vivir el enfrentamiento, la des-unión, las peleas y la insolidaridad? Es una invitación a recuperar el valor de la fraternidad.

Esta situación también nos pue-de ayudar a vivir más la solidaridad. Nos necesitamos todos y de manera especial los más vulnerables. ¿Se-remos capaces de replantearnos la sociedad del bienestar? El Papa nos recuerda muchas veces que esta economía en la que se ha instalado nuestro mundo es una economía que mata. ¿No llega el momento de abrir-nos a una economía más solidaria, más de comunión?

El cardenal Omella bendice los ramos en la Sagrada Familia, en marzo de 2018

«Emociona ver la solidaridad de la gente.

En los momentos de mayor crisis surge ese fondo de

amor y de humanidad que maravilla»

«Tendremos que hacer un esfuerzo para no olvidar a los nuevos pobres que surgirán de esta crisis»

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EFE / Marta Pérez

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12 España del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

¿Qué mensaje lanza la Iglesia a tantas personas que están sirviendo a la sociedad ahora?

No estáis solos. Os acompañamos con nuestra cercanía y afecto. Os acompañamos también con nuestra oración. Gracias de todo corazón.

A los poderes públicos…Gracias por vuestro enorme esfuerzo en

atender esta emergencia producida por la pandemia del coronavirus. Soy consciente de que no siempre es fácil tomar decisiones impopulares pero, a veces, lo exige el bien común de todos los ciudadanos. Hoy, más que nunca, las autoridades necesitáis de nuestra oración intensa para que el Señor os ilumine y os dé la necesaria serenidad para tomar las decisiones que sean oportunas.

A los trabajadores de los centros sanitarios y farmacéuticos…

Quiero agradecer de todo corazón la labor inmensa que estáis realizando tantos médicos, enfermeros, farmacéuticos, auxiliares y personal administrativo y de limpieza de los centros hospitalarios. Vosotros estáis regalando todo vuestro saber, vuestra energía y vuestro tiempo por atender a nuestros hermanos y hermanas enfermos. Lo hacéis conociendo el riesgo de contagio de este virus. Algunos de vosotros os habéis infectado durante vuestra atención a los contagiados. Gracias por todo este servicio y por el amor con el que atendéis a los enfermos y acompañantes.

A los contagiados por el virus y a los que estáis en cuarentena…

Vosotros estáis siendo los primeros en padecer los efectos de este virus. Nos dicen los expertos que tarde o temprano muchos de nosotros pasaremos este mismo proceso. Gracias por vuestro testimonio de entereza, gracias por vuestros detalles con las personas que os atienden y cuidan de vosotros con tanta entrega generosa. Gracias por poner todo lo que está de vuestra parte para evitar nuevos contagios. Todos vosotros estáis presentes en nuestras oraciones, pedimos por vuestra pronta recuperación.

A otros os toca pasar por la incertidumbre de la cuarentena. No os encontráis mal, pero os toca

seguir estas medidas de prevención. Gracias por vuestra paciencia. Aunque no os lo parezca, puede ser un tiempo ideal de retiro personal y espiritual. Vais a tener tiempo libre. Que no os roben todo el tiempo las tecnologías. Sí, dedicad tiempo para pensar, para repasar vuestra vida, para pensar hacia dónde y cómo queréis orientar el resto de vuestras vidas en este mundo, a la espera del encuentro definitivo con Dios.

A las personas de riesgo: mayores, niños y enfermos crónicos…

Este tiempo de incertidumbre puede ser para vosotros de una mayor preocupación y angustia al ser conscientes de vuestra fragilidad. Debéis saber que no estáis solos, que contáis con nuestra oración y con la cercanía atenta de todos los fieles de esta diócesis. No dejéis de pedirnos ayuda, atención, escucha, etc.

Por favor, os pido que sigáis con atención y responsabilidad todos los consejos e indicaciones de nuestras autoridades. Ellos velan por todos nosotros y, de una manera particular, por cada uno de vosotros. Os invito encarecidamente a quedaros en casa y a participar en la Misa diaria o dominical a través de la televisión o de la radio.

Los niños y niñas seguro que os habéis dado cuenta de que vivimos un momento singular. Pueden parecer unas vacaciones, pero bien sabéis que se trata de un tiempo que va a poner a prueba vuestra paciencia. Puede ser un tiempo ideal para dejar que crezca vuestra creatividad. Os pido que ayudéis mucho a vuestros papás y mamás. Ellos necesitan de vuestra colaboración. La mejor manera es que seáis obedientes, que les ayudéis en las tareas de la casa, que sepáis distinguir los momentos de hacer deberes de los de jugar. Y, en estos días, que, seguro que van a ser bastante largos, no os olvidéis de Jesús y de la Virgen María. En familia y personalmente rezad, hablad con Dios, confiaos a los ángeles de la guarda.

A los padres y madres y a los profesores…No siempre somos conscientes de la hermosa

labor de los padres que cuidan y educan a sus hijos. Gracias por la entrega generosa que tenéis hacia los hijos. Ellos son el futuro de la sociedad y de la Iglesia. A pesar de que a veces os toca sufrir, los hijos son la alegría de padres y abuelos. Son un regalo que Dios os confía.

Estos van a ser tiempos de roces y de pasar mucho tiempo juntos. No va a ser fácil, pero

os animo a seguir educando a vuestros hijos, no abandonéis esa misión tan hermosa que, en primer lugar, os corresponde a vosotros en beneficio de toda la sociedad. ¡Cuánto debemos a nuestros padres y abuelos! Este tiempo que nos toca vivir es también una gran oportunidad para el diálogo profundo en familia, para repensar nuestros esquemas de valores. Pidamos a Dios que os ilumine y que os guarde siempre en su paz.

Y agradezco también a los profesores la paciente y exigente labor de formar a los alumnos. Seguid haciendo este apasionante trabajo en conexión directa con los padres. Esta crisis a buen seguro va a generar muchas preguntas profundas en nuestros niños y jóvenes. Será una gran oportunidad para ir a fondo, para promover los valores humanos, éticos y espirituales. Recordadles que no consiste todo en saber mucho para ganar mucho dinero. Ayudadles a descubrir los valores de la solidaridad, de la fraternidad, de la convivencia, de la tolerancia y del respeto a la diversidad.

A los presbíteros, diáconos, consagrados, consagradas y agentes de pastoral…

Gracias por la labor impresionante que realizáis en las distintas parroquias, lugares de culto, en los distintos ámbitos de la pastoral. También a vosotros os preocupa la situación que estamos viviendo por causa de esta pandemia.

Procurad estar cerca de quienes sufren y lo pasan mal, aunque solo sea porque sienten la soledad y la angustia del contagio de la enfermedad. Estad disponibles en todo momento para acoger y atender a todos. A veces basta simplemente escuchar, dar una palabra de consuelo y de ánimo. Durante estos días, aprovechad de una manera particular el teléfono, internet y las nuevas tecnologías para estar muy cerca de vuestros feligreses.

A los trabajadores de supermercados y de servicios de limpieza…

Compartimos vuestra preocupación y vuestros miedos. Pedimos con vosotros y por vosotros para que no os falte lo necesario para vivir y que podamos salir pronto de esta situación de angustia y dolor. ¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda a todos su paz!

Por último, no quiero olvidar a tantísimos autónomos y pequeños empresarios que afrontan esta situación con tanta inseguridad y preocupación. Recemos por ellos, demos a conocer su situación a las autoridades y ayudémosles en lo que esté en nuestras manos.

«No estáis solos»

Viene de la página 11

El cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, durante la rueda de prensa tras ser elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española, el pasado 3 de marzo

Guillermo Navarro

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España 13del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

F. O.

La Iglesia en España está arrimando el hombro ante la pandemia del coro-navirus. Solo hay que ver la labor de acompañamiento espiritual que siguen desarrollando distintos agentes de pastoral y, en el plano social, la de las Cáritas diocesanas, así como asocia-ciones, fundaciones y grupos católicos. Un apoyo que se hace extensivo a los recursos habitacionales con los que cuenta la Iglesia y que se han ofrecido a la Administración, bien para atender a enfermos de COVID-19, bien para dar alojamiento a personas sin hogar en un contexto de confinamiento.

La archidiócesis de Valladolid ha respondido ofreciendo el centro dio-cesano de espiritualidad y el seminario diocesano. En el primero hay 50 habi-taciones que se han puesto a disposi-ción de los responsables de Sanidad de la Junta de Castilla y León, así como un albergue anexo que gestionará Cá-ritas para acoger a familias que sufran desahucios o hayan tenido que dejar pensiones y hoteles.

En el seminario vallisoletano, Cári-tas también está habilitando las plan-tas segunda y tercera para acoger a personas sin hogar con un alto grado de deterioro o con problemas añadidos como la drogadicción, el alcoholismo o la enfermedad mental.

En el País Vasco, la diócesis de San Sebastián ha cedido a las autoridades

Villa Betania, un edificio en el que los últimos 25 años se ha atendido al co-lectivo de enfermos terminales de VIH sin familia y que había quedado libre hace unos meses. Según ha informado la propia diócesis, ya han sido trasla-dados hasta la casa varios residentes del centro sociosanitario de la Cruz Roja, de modo que se liberen plazas para los afectados por coronavirus.

También en Vitoria, una de las zonas donde más fuerte ha golpeado el virus, la diócesis ha mantenido contacto con los servicios sociales forales para explo-rar la posibilidad de que el seminario acogiese a personas con coronavirus. Una opción que, pese a la disponibilidad de la Iglesia alavesa, se ha desestimado por el momento, pues este ala del edifi-cio disponible requeriría una reforma en profundidad. Con todo, la diócesis reitera su disposición a colaborar «en lo que puedan para evitar» el colapso de la red sanitaria y se ofrece a las adminis-traciones para «explorar la posibilidad de instalar habitáculos sanitarios en esta u otra ubicación que cuente con unos mínimos requisitos para ello, o que sean subsanados por las autorida-des desplazadas para ese fin».

Instalaciones junto a hospitalesEn los casos de Albacete y Sigüenza-

Guadalajara, los ofrecimientos tienen más valor si cabe, pues las instalacio-nes –la casa de ejercicios y la casa de espiritualidad María Madre, respecti-

vamente– están junto a hospitales de la zona. Cada recurso cuenta con un total de 50 camas.

En la Comunidad Valencia, la dióce-sis de Segorbe-Castellón también se ha sumado a esta ola de solidaridad y ha puesto a disposición de las autoridades sanitarias y del Ayuntamiento de Cas-tellón la parte residencial del semina-rio, con 133 camas, para atender a en-fermos de COVID-19. La archidiócesis de Valencia, por su parte, ha ofrecido «las casas de ejercicios y los templos que fuesen necesarios», además de do-nar material sanitario a través de la Universidad Católica de Valencia.

En Urgel el seminario acoge ya a 18 mayores que se encontraban en la Fun-dación Sant Hospital para proteger al máximo a estas personas de la propa-gación del virus, y para tener más ca-mas disponibles en el complejo hospi-talario y estar mejor preparados para afrontar la pandemia. Un gesto que el propio centro ya ha agradecido a la diócesis a través de las redes sociales.

A estas iniciativas se han sumado otras muchas como la de la diócesis de Cartagena (tres casas de espiritua-lidad), Palencia (Seminario Menor), Calahorra y La Calzada-Logroño (casa de espiritualidad del seminario), Oren-se (casa de ejercicios), Coria-Cáceres (casa de ejercicios y un edificio). Hay otras que, aunque ya han ofrecido al-gunas de sus dependencias, todavía no lo han hecho público.

La Iglesia ofrece sus edificios para paliar los efectos de la pandemia

t Numerosas diócesis han puesto a disposición de la Administración una serie de recursos habitacionales para que puedan ser atendidos enfermos de coronavirus o acogidas personas sin hogar y mayores Los amigonianos

ceden al Gobierno 189 camas

La respuesta también ha llegado desde la vida religiosa. Destaca el ofrecimiento de la congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos, más conocidos como amigonianos, que ha puesto a disposición del Gobierno un total de 189 camas de sus casas de Málaga, Navarra y Valencia, para que enfermos de coronavirus puedan ser tratados allí.En Málaga han ofrecido la casa de Benagalbón, donde hay nueve camas. En Navarra, la residencia Lagún Etxea, en Mutilva Baja, con 20 camas. Y en Valencia, en el seminario de San José de Godella, 160 camas, repartidas entre la casa de espiritualidad (68) y el albergue (92).Según ha informado la propia congregación, el superior provincial, Jesús María Etxetxiquía, ya ha enviado toda la información al Gobierno para que pueda disponer de ellas.

El Seminario de Urgel acoge ya a 18 personas mayores procedentes del centro sanitario Fundación Sant Hospital. En la imagen, preparativos en el centro

Obispado de Urgel

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14 España del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Fran Otero

Decía la madre Teresa de Calcuta que «la más terrible pobreza es la soledad y el sentimiento de no ser amado». A ella se enfrentan en estos momentos más de 4,7 millones de personas que, según Cruz Roja, viven solas en nues-tro país. De ellas, dos millones tienen más de 65 años. Un colectivo, este últi-mo, que además de verse amenazado por los efectos de la soledad y el aisla-miento, es el más vulnerable frente a la pandemia del coronavirus.

La otra cara de la moneda es la res-puesta que la sociedad está dando a este problema. No es raro ver en nues-tros portales o ascensores carteles de vecinos, muchos con el membrete de Cáritas, que se ofrecen a hacer la com-pra, a llevar medicamentos o a paliar cualquier otra necesidad urgente de nuestros mayores. También son nu-merosas las iniciativas –de entidades eclesiales, ONG o particulares– que dedican las horas de encierro a llamar a otras personas para interesarse por

ellas, o simplemente para ofrecer un sencillo rato de conversación. O las religiosas que llevan en su carisma el acompañamiento a enfermos y perso-nas vulnerables.

Entre las entidades que están tra-bajando en este sentido está Cáritas Diocesana de Madrid a través de la Fundación Aisama, dedicada espe-cialmente a acompañar a mayores y a personas con necesidades de apo-yo. Sus voluntarios están acostum-brados a hacer un acompañamiento telemático, pues debido al la exten-sión del territorio que abarcan no po-drían hacerlo de manera presencial; un método que han reforzado en las últimas semanas. «No hemos dejado de trabajar a través del teléfono mó-vil, que es una de las herramientas que más usamos. Hemos resuelto la imposibilidad de ir a los domicilios con llamadas diarias y esto nos per-mite saber, en un momento dado, las necesidades que les puedan surgir», explica Cristina López, que dirige la fundación y, además, un proyecto de

Cáritas Madrid de asesoramiento a personas mayores y con necesidades.

En una de sus visitas a la residencia de mayores de Cáritas Diocesana de Madrid, Fundación Santa Lucía, se le ocurrió, ahora que el centro iba a estar cerrado a cal y canto por el coronavi-rus, facilitar el contacto entre los 75 residentes y sus familiares a través de dos tabletas y otras tantas cuentas de Skype. Empezaron dos personas a contactar con sus familiares y ahora son muchos más los que se han su-mado a esta iniciativa. «Son los técni-cos que trabajan en la residencia –en estos momentos solo se mantiene el personal estructural, nada de volun-tarios– los que ayudan a los mayores. Les dimos unas pautas para que limi-taran estas conexiones a un número de horas al día, pero están conectados permanentemente. Estoy convencida de que para todos es insuficiente po-ner un horario de dos o tres horas al día», explica López.

Lo que busca esta acción es pro-piciar que, en el confinamiento que

vivimos en estos momentos, estas personas puedan ver a sus familias. «Es un momento de distracción y de motivación para ellas y las ayuda a romper el aislamiento, que es lo que más nos preocupaba», explica.

La labor de los religiososTambién la vida religiosa está dan-

do lo mejor de sí en estos momentos. Congregaciones grandes como los je-suitas, que han lanzado un proyecto de acompañamiento y conversación telefónica para estos momentos [ver recuadro], y también otras congrega-ciones más pequeñas, como las Sier-vas de María o las Siervas de Jesús, que incluyen dentro de sus carismas el acompañamiento a los enfermos y personas mayores, han puesto en marcha diversas iniciativas.

Soledad Carrascal es sierva de Ma-ría y vive en la comunidad de Segovia junto con otras cinco hermanas. Ella y otra religiosa son las únicas menores de 65 años, y por eso son las encarga-das de atender por las noches a los re-sidentes de la casa sacerdotal, donde viven sacerdotes mayores y ancianos con una media de edad de 80 años y numerosas patologías.

Estos días Soledad no puede acu-dir a la residencia; la cubre la otra

Contra el virus y la soledadt Son numerosas las iniciativas de Cáritas, congregaciones religiosas, ONG y particulares

que trabajan en estos días de confinamiento para paliar los efectos de la soledad y el aislamiento en personas mayores

Una anciana ve a su familia a través de una tableta en la residencia de mayores de Cáritas Diocesana de Madrid

Cáritas Madrid

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España 15del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

hermana cada noche, una labor que se hace todavía más importante en estos momentos. «Nuestro trabajo es asistir a los enfermos y llevar el mensaje de Jesús. Nos piden hablar y les gusta nuestra presencia porque muchos están solos. Es una misión muy bonita y un carisma precioso. Nosotras intentamos ser un reflejo de la bondad e imagen de Dios», aña-de la religiosa.

Para María Jesús Ramos Martín, sierva de Jesús en Ferrol, su tarea es triple. Su comunidad está dentro de un centro sanitario católico, el Hospi-tal de Caridad Juan Cardona. Las cua-tro religiosas que viven allí ocupan la cuarta planta y se encargan fun-damentalmente de la atención pas-toral en el hospital y de gestionar el albergue para personas sin hogar que hay en un anexo. Este último era un centro solo para cenar, dormir y de-sayunar hasta que se decretó el Esta-do de alarma. Ahora está al completo –tiene 47 plazas– todo el día. Además, María Jesús está muy implicada en la parroquia de la zona, Santa María de Caranza, y en Cáritas.

«Solo quieren hablar»En el hospital, la actividad pasto-

ral se ha limitado mucho para evitar contagios por coronavirus, pero las hermanas no dejan de bajar una plan-ta para atender a algún enfermo que solicita su presencia. «Si sabemos de alguien que necesita algo, sí vamos a visitarlo, sobre todo para que no esté solo. El sacerdote, que también vive en el hospital, ofrece asistencia reli-giosa, pero otras veces las personas que llevan ya un tiempo hospitaliza-das solo quieren hablar y nos llaman a nosotras».

Lo que más está haciendo ahora esta religiosa [nos costó encontrar su teléfono libre] es llamar a gente ma-yor de la parroquia que está sola. Ella es la que llama la mayor parte de las veces, pero también recibe llamadas. Y los mayores lo agradecen e incluso, comenta María Jesús, se van más tran-quilos cada noche a la cama.

También desde casa, Milagros Vicente, voluntaria de la ONG Nadie Solo (Fundación Desarrollo y Asis-tencia), acompaña a varias personas mayores a las que, antes de esta crisis sanitaria, visitaba en sus casas. Tam-bién coordina a las voluntarias de la entidad. Estos días su teléfono echa humo. «Por las mañanas oigo la Misa a las 11:00 horas y después me pongo a llamar. Me suelo proponer un número de personas al día. Se trata de que las usuarias no se sientan solas, que se-pan que estamos con ellas, y también de que nos trasladen las necesidades que tienen. Nosotros en estos momen-to no podremos atenderlas [la mayor parte del voluntariado son mujeres mayores], pero sí contactar con gente de su entorno –el portero de su edifi-cio, vecinos...– para que estén en todo momento abastecidas y cuidadas», explica.

Milagros, que lleva ya 25 años cola-borando con la ONG, reconoce que su acompañamiento engloba todas las

dimensiones de la persona. También la espiritual. Aunque la entidad es aconfesional, ella es católica y si una usuaria quiere rezar el rosario, no lo duda: «Yo encantada». Y resume así su labor: «Es como ir a ver a una amiga. Damos cariño porque las queremos».

Su compromiso con las personas mayores va más allá de su voluntaria-do y también lo pone en práctica en su entorno más cercano. Ella fue una de las muñidoras, las semana pasada, de

la fiesta de cumpleaños que le orga-nizaron a un vecino que cumplía 100 años. «Entre todos los vecinos le com-pramos una tarta y salimos al patio a cantarle el cumpleaños feliz», narra con orgullo.

Milagros, María Jesús, Soledad o Cristina son solo la punta del ice-berg de una ola de solidaridad hacia los más vulnerables, por salud y cir-cunstancias personales, en esta situa-ción: los mayores. «Espero que este

confinamiento nos sirva al resto de la población para recuperar valores como la empatía y la solidaridad, y para escuchar más a nuestro mayo-res», concluye Fran Olavarría, gerente del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia y editor de Qmayor Magazine. Porque, como dice el Papa Francisco, «si un pueblo no respeta a sus ancianos pier-de su memoria y, por lo tanto, carece de futuro».

Más de 80.000 cartas para los hospitalizadosBegoña Aragoneses

«En el hospital donde yo trabajo la situación es bastante mala». Así empezaba el audio que Cristina Marín, cirujana del hospital de la Princesa de Madrid, envió a su familia la semana pasada y que se hizo viral en minutos. En él planteaba, para paliar la situación de aislamiento extremo de los pacientes con coronavirus, el envío de cartas de ánimo desde el exterior. Después de que el Colegio Oficial de Médicos de Madrid auspiciara esta campaña de Cartas con alma, al cierre de edición había recibido más de 80.000 mensajes de apoyo para los enfermos.La doctora explicaba que estos pacientes están «completamente solos. Muchos de ellos saben que sus familiares están en otras habitaciones solos o intubados en la UCI, o que incluso se están muriendo». Uno de ellos pudo recibir una de las primeras cartas, la de Susana, una mujer de 43 años residente en Madrid y cuya tercera hija nació con una enfermedad rara y muy grave que le obligó a pasar en el hospital los primeros años de su vida. «Sé lo que es sentirte solo en una habitación –contaba esta madre– y preguntarte una y mil veces: “¿por qué a mí?”». Pero animaba al paciente en su carta «porque tengo clara una cosa: todo lo que nos pasa es para bien. Que esto que estás viviendo te sirva para valorar después todo lo que tienes, tu familia, tus amigos, tu vecindario… Todo es maravilloso».Las cartas se pueden enviar a [email protected]; otros hospitales de Madrid se han sumado a la iniciativa, como el Ramón y Cajal ([email protected]) o la Clínica Universidad de Navarra (hé[email protected]).

M. M. L. / F. O.

Para responder a la soledad en la que viven muchas personas y que se ha intensificado por la crisis del COVID-19, los jesuitas han puesto en marcha la iniciativa No estás solo. La idea es poner en contacto a voluntarios y personas que necesiten un poco de acompañamiento a distancia y «generar un vínculo», de forma que el beneficiario reciba siempre las llamadas de un mismo voluntario. Este se compromete a llamar una o dos veces al día a una, dos o tres personas, según su disponibilidad. «Tiene que ser proactivo. No es estar dispuesto a que la otra persona te llame, sino llamarla tú cada día, para que no sienta que molesta», explica el jesuita José María Rodríguez Olaizola.La iniciativa ha sumado en pocos días un total de 1.300 voluntarios –entre ellos hay religiosos, profesores, psicólogos y universitarios–, por lo que ya se ha cerrado la inscripción.Según explica a este semanario el jesuita Álvaro Lobo, el mayor reto es ahora «salvar la brecha digital» para llevar a todos los rincones que tengan necesidad y que nadie se quede al margen. Por ahora están atendiendo a 140 personas, pero tienen capacidad y voluntarios para llegar a muchas más. Por eso, además de poder pedir ayuda por internet (a través de la web noestassolo.es), se ofrece un número de teléfono para que se difunda en los medios y para que cualquiera que conozca a una persona sola se lo pueda ofrecer. El número es el 667 54 88 54, y el horario de atención es de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 horas a 20:00 horas.

¿Estás solo? Llama al 667 548 854 y te acompañarán

Un anciano se prepara una infusión en su casa de La Coruña

EFE / Cabalar

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16 España del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«Hay un ejército de voluntarios que está de-seando escribir cartas a los internos, y hay multitud de presos a los que les encantaría recibir esas cartas», afirma Alfonso Vargas, un voluntario de Pastoral Penitenciaria que está impulsando la iniciativa Escribe una carta a un preso, para poner en comunica-ción a los internos con el mundo exterior, ya que el confinamiento forzoso se acentúa en el caso de la población reclusa.

Cuando estalló la pandemia y se decretó el aislamiento, se suspendieron las visitas de capellanes y voluntarios en todos los cen-tros penitenciarios en Madrid y Cataluña, las comunidades más afectadas por el coronavi-rus, una medida que se ha ido extendiendo rápidamente al resto de prisiones del terri-torio nacional.

A la última Eucaristía dominical que se pudo celebrar acudieron menos presos que de costumbre, y las medidas cada vez más res-trictivas han ido impidiendo que en el patio se puedan mezclar de distintos módulos. En algunos centros se ha optado por establecer más turnos de patio pero con menos gente, para que el contacto sea el menor posible, pero lo más habitual es que los presos pasen la ma-yor parte del tiempo en sus celdas sin poder salir. Además de todo ello, las visitas de los fa-miliares se han suspendido, así como los per-misos de salida, aunque algunos centros han aumentado el número permitido de llamadas telefónicas para que los internos puedan estar en contacto con los suyos.

Todo esto está sirviendo, como afirma el mercedario José María Carod, responsable del Departamento de Pastoral Penitenciaria en la CEE, «para que podamos entender un poco más lo que es la privación de movimien-tos a la que habitualmente están sometidos los internos. Y eso que nosotros seguimos en libertad; imagínate lo que es estar encerrado en una celda, sin móvil, sin poderte comuni-car con nadie, ni siquiera con tu familia, sin conexiones ni ocio que te ayuden a sobrelle-var la situación».

Por este motivo, «todos los capellanes y voluntarios sentimos un dolor infinito por no poder estar al lado de aquellos con quienes compartimos la fe». Pero al mismo tiempo «es momento de ser fuertes y pensar que todo esto nos va a llevar a pensar en los presos como un colectivo que está sufriendo esta crisis de una manera especial».

«Nuestro abrazo a través de las cartas»Para Alfonso Vargas, los internos están

viviendo «una doble prisión», una situación «que también nos está haciendo mucho daño a los voluntarios que vamos a verlos habi-tualmente, porque no poder dar ese abrazo

físico a nosotros también nos duele, y por eso estamos estos días bastante flojos y des-inflados, y no dejamos de pedir ante Jesús por todos esos rostros que conocemos»; de ahí que «intentemos ahora hacerles llegar nuestro abrazo a través de las cartas».

Alfonso confiesa junto a todo esto que «ahora la gente está más sensibilizada con la situación en las cárceles. Ha habido varias personas que me han escrito: “Ahora entien-do mejor lo que deben de sufrir dentro”. Y eso

que nosotros estamos en una celda de lujo comparada con la suya. Dentro, la situación debe ser muy delicada. Y, como entre el virus con fuerza en una cárcel, va a ser un proble-ma muy serio».

La doble condena de los presost Voluntarios de Pastoral Penitenciaria solicitan

la ayuda de Alfa y Omega para llegar dentro de las cárceles y ponerse en contacto con los internos, «un colectivo que está sufriendo esta crisis de una manera especial»

«Todo es tristeza y soledad en el patio»

Uno de los pocos internos con los que ha podido seguir en contacto Alfonso estos días es un preso de Herrera de la Mancha, con 15 años de condena, de los cuales lleva cumplidos siete sin haber gozado todavía de ningún permiso. En una de sus cartas confiesa al voluntario que «esta situación nos está provocando mucho estrés, pues al menos cuando vienen los voluntarios sentimos como un soplo de aire sin olor a cárcel, el abrazo cariñoso y consolador de gente desinteresada». Sin embargo, «ahora todos son caras de tristeza y soledad en el patio. Es verdad que los funcionarios son mucho más amables y comprensivos, pero a todos nos preocupa la situación de nuestros hijos y familia. Yo no sé porque está pasando esto, pero no puedo ahora tener ni el consuelo de la Eucaristía semanal».

Cómo llegar hasta los internos

La iniciativa Escribe una carta a un preso tiene el objetivo de llegar a todos esos internos que estos días apenas tienen contacto con el exterior, pero, como explica el voluntario responsable, Alfonso Vargas, «tenemos la dificultad de que las cartas enviadas a prisión deben tener el remite completo, con nombre y apellidos, y son pocos los voluntarios que recuerden esos datos de los internos, más allá de su nombre de pila. Podemos mandar aluviones de cartas a las cárceles, pero sin datos de presos concretos no llegan a nadie».Por eso solicitan la ayuda de Alfa y Omega, «porque sabemos que vuestro semanario entra en la prisión y se distribuye en los módulos». Así, los internos que lean estas líneas pueden escribir a C.N. L16, en la calle Lenguas 16, 28021 de Madrid, donde «tenemos un buzón para todos aquellos internos que quieran recibir cartas de fuera. Solo tienen que decirnos su nombre y apellidos y dónde están, para poder hacerles llegar cartas», dice Alfonso. Otra posibilidad es que «funcionarios creyentes y otros de buena voluntad puedan llevar Alfa y Omega dentro, para que los internos puedan participar en esta iniciativa y no se sientan tan solos».Por otro lado, todos aquellos que se sientan llamados a escribir a un preso lo pueden hacer a la misma dirección o al email [email protected], «y nosotros nos encargamos de ponerles en contacto», dice Alfonso.

Preso en el patio del centro penitenciario de Navalcarnero (Madrid)

Ángel de Antonio

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España 17del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Fran Otero

«Un signo del Señor de protección y ayuda». Así explica Sergio García, superior de la comunidad de los pa-dres trinitarios de Algeciras, que la declaración del Estado de alarma por el coronavirus haya pillado a la cruz de Lampedusa en su parroquia. Una circunstancia que ha hecho que este madero –realizado con restos de pa-teras, regalado al Papa Francisco y que ahora viaja por todo el mundo– se quede custodiado de momento en la capilla de esta pequeña comunidad trinitaria, formada por cuatro reli-giosos.

«Una Diosidencia», añade García en conversación con Alfa y Omega, porque Algeciras y toda la provin-cia de Cádiz viven muy de cerca el drama de los migrantes que bus-can en nuestro país una vida mejor, y porque en su casa, además de la comunidad y la parroquia, hay un centro de acogida –de la ONG trini-taria Fundación Prolibertas– para personas en exclusión social, la ma-yoría migrantes.

Sin embargo, que la cruz esté con-finada por tiempo indeterminado no

quiere decir que esté aislada, pues gracias a estos religiosos y a las redes sociales se puede seguir rezando ante ella. De hecho, todos los días a través

de Facebook se transmiten las distin-tas oraciones: por la mañana, laudes y meditación (09:00 horas); por la tarde exposición del Santísimo con rosario

y vísperas (18:30 horas), y Eucaristía (20:30 horas). Los domingos la Misa es a las 12:30 horas.

Hasta un concurso de croquetasEsta cruz de madera, signo del su-

frimiento de tantas personas, se hace carne en la casa de acogida donde vi-ven más de 20 personas de doce paí-ses distintos. Ellas fueron las últimas que pudieron reunirse en torno a la cruz, antes de que esta se alojara en la capilla de la comunidad religiosa. Una sencilla celebración en la que partici-paron incluso los que profesan otras religiones y muchos que habían lle-gado a España en patera. Fue, según narra el padre Sergio García, un mo-mento de oración, de silencio y tam-bién de testimonio de aquellos que, al ver la madera de otras pateras hecha cruz, recordaron su viaje.

Ahora permanecen en el centro, confinados como toda la población, y atendidos por los trinitarios y por otras dos personas cada día –se re-parten entre las 14 que allí trabajan, debido a las restricciones sanitarias– para que pasen lo mejor posible este tiempo de encierro. «Estamos vivien-do estos momentos con mucha fe, y también con responsabilidad, pues nos toca concienciar a los chavales de que hay que respetar la cuarentena. Estamos haciendo todo que está en nuestra mano para que estén cómo-dos: les hemos facilitado juegos del centro juvenil, y hemos programado actividades de ocio, como un taller de flamenco o un concurso de croquetas, aprovechando que la casa es también escuela de hostelería», explica el supe-rior de la comunidad.

Los chicos que viven allí son los cautivos de nuestra época, y traba-jar por ellos es una de las señas de identidad de los trinitarios; son la Orden de la Santísima Trinidad y de los Cautivos. «Ellos son los preferidos del Señor», dice el padre García. Y por eso trabajan en la prisión y en la ci-tada casa de acogida para personas en exclusión social, una dedicación que no debe parar en estos momentos de crisis: «Hay gente que no se puede quedar en casa porque no la tiene, o migrantes cuya situación ha pasado a un segundo plano y no sabemos qué ha sido de ellos». En su opinión, todas estas «pruebas» deben servir «para ay udarnos a ser más humanos, a querernos más, a construir una sociedad más fraterna». De hecho, ellos mismos están siendo partíci-pes de esa solidaridad con produc-tos de higiene y alimentos.

Los religiosos tienen un mensaje que dar, ahora que vivimos en una especie de cautividad. «En estos mo-mentos hay que tener fe y confianza en Dios, porque Él es el que nos libe-ra. Debemos aceptar estas pruebas y luchar juntos para superarlas. La fe es un arma fundamental en estos momentos: nos ayuda a ser buenos ciudadanos, a aceptar las normas y a confiar en que lo mejor está por llegar, pero hay que confiar en el Señor. Dios nos quiere libres y hay que unirse para construir esa libertad».

La simbólica cuarentena de la cruz de Lampedusat A la cruz de madera hecha con restos de pateras que recorría estos días España le

sorprendió el Estado de alarma en la parroquia de los trinitarios, en Algeciras. Ahora está custodiada en la capilla de la comunidad religiosa, que en la puerta de al lado gestiona un centro de acogida para personas en exclusión, la mayoría migrantes

Que la cruz de Lampedusa esté en Algeciras y en un edificio de la Orden Trinitaria –que incluye comunidad religiosa, parroquia y centro de acogida– es una buena oportunidad para poner en valor el trabajo que los trinitarios realizan en la zona, ya sea a través de los religiosos o de su ONG. Uno de los programas que más alegrías les estaba dando hasta que llegó el coronavirus es el de empleo. Solo el año pasado consiguieron 268 inserciones laborales después de que pasasen por sus programas cerca de 600 personas. Esto significa que su tasa de empleabilidad se encuentra en torno al 45 %. La clave de estas buenas cifras es su trabajo en coordinación con las empresas de la zona: hablan con ellas para preguntarles qué perfiles necesitan y forman a los chicos para que puedan trabajar con ellas. Uno de los casos paradigmáticos fue el de KFC. Querían contratar a 15 personas para la apertura del primer restaurante de esta cadena en Algeciras y al final contrataron a los 30 que hicieron el curso con el programa de la Fundación Prolibertas. «Se trata de dar una oportunidad a migrantes que están en la calle sin nada y tienen un potencial y un talento enormes. Así que hacemos de intermediarios con las empresas, les formamos y ya están listos para trabajar», afirma Sergio García, superior de la comunidad trinitaria.

Dar la oportunidad al talento

La cruz de Lampedusa, en el centro de la imagen, preside estos días las oraciones de los religiosos trinitarios de Algeciras

Trinitarios Algeciras

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18 Fe y vida del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Probablemente no existe en el mundo un impulso más fuer-te que el deseo de vivir. Somos

testigos de cómo la naturaleza y tam-bién el hombre buscan la vida. Sin embargo, sabemos que nos vamos a morir. Si no es antes, será después. Y esto es un drama para todos nosotros, que anhelamos la vida. Se podrá pro-longar la vida un tiempo, pero nada detiene el día en que llega. Nuestra reacción primera es rebelarnos con-tra ello, intentando quitar realismo a esta certeza de varias formas:

La primera es convirtiendo la muerte en un tabú, tratando de ocul-tarla, no pensando en ella. Sin em-bargo, es inútil cuando la muerte nos toca de cerca. Nadie puede dejar de llorar la muerte de seres queridos. De hecho, esto es natural y no significa falta de fe, sino que amamos a las per-sonas. Jesús mismo lloró la muerte de su amigo Lázaro. También causa des-concierto y gran dolor cuando ocu-rre de improviso. Pero habitualmente cada familia gestiona el dolor indivi-dualmente. Por el contrario, cuando golpea al conjunto de una sociedad es más difícil silenciar esta incómoda realidad, y muchos al mismo tiempo nos interrogamos sobre el sentido de la vida y nos aferramos más a ella, va-lorando aspectos que habitualmente pasan desapercibidos.

El segundo modo de afrontar la partida de seres queridos es expre-sando con imágenes nuestro deseo de que el final no sea un estado definiti-vo. Así ocurre cuando, por ejemplo, afirmamos que alguien no muere por-que permanece en nuestro recuerdo o corazón. Pero sabemos que se trata de expresiones de cariño y de intentos de consuelo que solo confirman lo que ven nuestros ojos. En definitiva, aun-que queramos someter la muerte, no podemos.

La acción de Dios supera nuestras expectativas

Cuando las hermanas de Lázaro, enfermo, llaman a Jesús, están pi-diendo una curación temporal para su hermano. Piensan que eso es lo máximo que podría hacer Jesús: de-volverle la salud temporalmente, ya que no concebían una vida más allá de una prolongación limitada de la misma. De hecho, Lázaro volvió a morir. Sin embargo, debemos girar el foco hacia Jesús, que en su vida realizará el verdadero milagro. No es casualidad escuchar este texto una semana antes de la narración de la Pasión del Señor. De hecho, este signo fue una de las causas que adelantó el

proceso de condena a muerte contra Jesús. Paradójicamente, también pre-cipitaría su victoria definitiva sobre la muerte. Y únicamente a partir de la Resurrección de Jesucristo pode-mos descifrar lo que significa «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá». Así de claras y de tajantes son las palabras de Jesús. Evidentemente, el Señor ya no se está refiriendo a una vida de carácter meramente biológi-co, como la que tenemos ahora, sino a una vida nueva y de mayor fuerza que la actual, porque es eterna e incorrup-tible. La escena de Lázaro saliendo de la tumba hace, sin duda, referencia al sepulcro vacío al que acuden las mu-jeres el primer día de la semana. Así pues, este episodio está preparando el gran acontecimiento que llevará el Señor a cabo días después y que nosotros celebraremos en algo más de dos semanas: que Jesucristo vive

para siempre para no morir más y que nosotros disfrutaremos de esa vida. Esto es lo que el Evangelio nos pide creer. No se trata, por lo tanto, de una vida imaginaria, de una narración mitológica o legendaria, sino del fun-damento de la fe y del ser de la Iglesia, a la cual nosotros nos incorporamos desde que hemos sido bautizados. Es a través de la unión con Cristo como nosotros vamos recibiendo gradual-mente esa vida verdadera que no co-noce la corrupción del sepulcro y que ha impulsado a tantos cristianos a lo largo de los siglos a afrontar la pro-pia muerte como el último paso que hay que dar para estar junto al Señor definitivamente. Nunca debemos ol-vidar que el don de Dios supera siem-pre nuestras expectativas.

Daniel A. Escobar PortilloDelegado episcopal de

Liturgia de Madrid

V Domingo de Cuaresma

Jesucristo, camino a la vida auténtica

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro le mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, el que Tú amas está enfermo». Jesús, al oír-lo, dijo: «Esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Solo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Ju-dea». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado.

Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuen-tro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resu-citará en la resurrección en el último día». Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

Jesús se conmovió en su espí-ritu, se estremeció y preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?». Le contestaron: «Señor, ven a ver-lo».

Jesús se echó a llorar. Los ju-díos comentaban: «¡Cómo lo que-ría!». Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que este muriera?». Jesús, con-movido de nuevo en su interior, llegó a la tumba. Era una cavidad cubierta con una losa. Dijo Jesús: «Quitad la losa». Marta, la her-mana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal porque lleva cuatro días». Jesús le replicó: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gra-cias porque me has escuchado; yo sé que Tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». Y dicho esto, gri-tó con voz potente: «Lázaro, sal afuera». El muerto salió, los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo y dejad-lo andar». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en Él.

Juan 11, 3-7. 17. 20-27. 33b-45

Evangelio

Resurrección de Lázaro. Mosaico en la iglesia de San Aloisio, Glasgow (Escocia)

Lawrence OP

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Fe y vida 19del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

En una Cuaresma mar-cada por el corona-virus, el 25 de marzo

celebramos la Jornada por la Vida. En los materiales para ese día, preparados antes de que estallara la pandemia, la Conferencia Episcopal Espa-ñola invitaba a ser sembra-dores de esperanza, a «llenar de esperanza el momento de la muerte, acoger y sostener a su familia y seres queridos e iluminar la tarea de los pro-fesionales de la salud». En las dolorosas circunstancias que estamos viviendo, esto parece más importante si cabe.

A los creyentes se nos dice en las Escrituras: «Tienes ante ti la muerte y la vida, es-coge la vida». Nuestro Dios es un Dios de la vida. Sabemos que la vida es un don del que no podemos disponer y, por

ello, la Iglesia se hace prego-nera de los derechos funda-mentales de cada persona.

Una oportunidad de gracia

En estos días de confina-miento y contagios que crecen sin parar, estamos viviendo de un modo especial lo que supone ser extremadamente vulnerables y sentirse a la in-temperie. Emocionalmente es durísimo no poder despedir a un ser querido fallecido como quisiéramos, o simplemente no poder abrazarnos y be-sarnos. Solo nos queda poner nuestra vida confiadamente en manos de Dios. En medio de la desolación, tenemos una oportunidad de gracia: abrir-nos a Dios con todas las con-secuencias. Abrámonos todos a Dios. Él, solo Él, es quien da

el verdadero sentido a la vida. Él nos invita a ser guardia-nes de nuestros hermanos y a custodiar con delicadeza entrañable la vida en toda su extensión. Os lo pido en unos momentos nada fáciles. Ten-gamos hoy la valentía de aco-ger, proteger y cuidar la vida. Más que nunca, tenemos que permanecer abiertos a la vida en todas las dimensiones. También la trascendente, la que está en el centro del autén-tico desarrollo humano inte-gral. Solo aquí encontraremos la motivación y la energía para esforzarnos en favor del ver-dadero bien del hombre.

Dejémonos renovar por el amor de Dios al hilo de esta Jornada de la Vida. El amor de Dios puede cambiar des-de dentro la existencia del hombre y de toda la sociedad.

Dios es sobre todo amor. Nos ama a cada uno de nosotros en nuestra condición y en nuestra realidad, y nos ense-ña que el perdón dado a toda la humanidad ha de ser el pan nuestro de cada día. Sí, ese es el Dios de rostro humano, el Dios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la Cruz. Per-mitidme que diga que donde Dios está ausente –el Dios de rostro humano, Jesucristo–, estos valores no se muestran con toda su fuerza. No quiero decir que los no creyentes no puedan vivir una moralidad elevada y ejemplar. Sencilla-mente digo que, en una socie-dad en la que se aparta a Dios, no se encontrará el consenso necesario sobre los valores morales y la fuerza para vi-virlos aún en contra de los propios intereses.

Grandeza y sufrimientoLa grandeza de la humani-

dad está determinada esen-cialmente por su relación con el sufrimiento y con todos aquellos que sufren. Esto es especialmente válido en estos momentos. Aceptemos, que-ramos a los que sufren y con-tribuyamos mediante nuestra compasión y nuestra entrega a que el sufrimiento sea com-partido y minimizado.

Recorramos en esta Cua-resma un camino de pu-r if icación y maduración y, sobre todo, labremos un camino inédito de esperan-za. ¡Qué bueno es defender la vida en estas circunstan-cias en las que nos sentimos tan frágiles! Descubramos que no vivimos unos al lado de los otros por casualidad. Todos estamos en idéntico camino como hermanos y hermanas. Todos estamos embarcados en la apasio-nante aventura de vivir y asegurar la vida de los de-más. ¡Qué bien lo estamos aprendiendo cada día! De-fiende la vida desde quien es la Vida y descubrirás que no somos un mero agregado de seres humanos. Nuestro fundamento trascendente, el que nos da Dios, nos ayuda a experimentar con gozo que ¡somos comunidad de her-manos!

+Carlos Cardenal Osoro Sierra Arzobispo de Madrid

t Dios nos invita a ser guardianes de nuestros hermanos y a custodiar con delicadeza entrañable la vida en toda su extensión. Os lo pido en unos momentos nada fáciles. Tengamos hoy la valentía de acoger, proteger y cuidar la vida

Carta semanal del cardenal arzobispo de Madrid

Quien ama a Dios, ama la vida

Alfa y Omega

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20 Fe y vida del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

José Calderero de Aldecoa @jcalderero

Es tiempo de confinamiento, y, por lo tanto, también es tiempo para la Iglesia de desarrollar el

ingenio con el objetivo de poder se-guir celebrando la fe junto a los fie-les, a pesar de la distancia. En estas circunstancias, las plataformas on-line se han convertido en una herra-mienta imprescindible para alentar a los creyentes en su vida de oración, para seguir difundiendo la palabra de Dios y, por supuesto, para facilitarles la participación en la Eucaristía.

Desde Alfa y Omega hemos selec-cionado varias propuestas de entre la infinidad de recursos que la Iglesia en su conjunto –obispos, sacerdotes, con-gregaciones, laicos, movimientos…– ha lanzado desde la aplicación del Estado de alarma. Este listado aspira a ser paradigma de la extraordinaria «creatividad pastoral» que la Iglesia ha puesto en marcha «para ayudarnos unos a otros a vivir la Cuaresma y la Semana Santa de una manera nueva», como pedía el expresidente de la CEE y arzobispo de Valladolid, cardenal Ricardo Blázquez, en un texto con orientaciones ante el coronavirus.

1. Blázquez youtuberEl cardenal Blázquez no ha que-

rido quedarse solo en las palabras y a sus 78 años ha comenzado un vi-deoblog en YouTube. En la primera entrega el prelado asegura que, «en estos días, tenemos la oportunidad de leer más asiduamente el Evange-lio, de rezar juntos y de conectar con tantas charlas, celebraciones, en-cuentros… a través de los medios de comunicación social». Blázquez pide que la «Cuaresma no sea un tiempo en blanco», sino «un tiempo para profundizar en los lazos familiares y ahondar en la solidaridad de unos hacia otros». Al arzobispo se le han sumado un nutrido grupo de sacer-dotes diocesanos que utilizan Twit-ter, Facebook, YouTube o WhatsApp para ayudar a los fieles a seguir vi-viendo su fe y para evangelizar.

2. Una parroquia virtualEl caso de La Rioja es atípico.

Cuando un alto porcentaje de las pa-rroquias españolas están cerradas, en esta diócesis han hecho justo lo contrario: han abierto un templo, al que, además, invitan a que acudan todos los fieles. Se trata de la parro-quia virtual Virgen de la Esperanza, «para mantener la experiencia de la comunión y para brindaros peque-ños servicios que nos ayuden a todos a mantener esa tensión en el corazón», explica en el vídeo de presentación el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Manuel Escribano. La parroquia cuenta, como cualquier otra iglesia, con templo, salón parro-quial, coro, campanario o un espacio de escucha. La web es webdiocesana.wixsite.com/esperanza.

3. Recursos misionerosSi hay algo aparentemente contra-

dictorio es el confinamiento y la mi-

sión. Pero es solo una apariencia. Lo demuestra Obras Misionales Pontifi-cias, que ha habilitado un espacio en su página web –omp.es– «en el que se recoge un amplio catálogo de iniciati-vas para vivir el confinamiento, pero abiertos al mundo», explican. Los más pequeños pueden descargase la revis-ta Gesto de forma gratuita, o distintas manualidades, recetas, láminas para colorear, pasatiempos… Los adultos tienen su propia sección de entreteni-miento, donde podrán disfrutar de los programas que OMP realiza en radio y televisión. Y todos ellos están invi-tados a rezar el rosario misionero o escuchar el podcast diario –también accesible a través de WhatsApp– con

un breve comentario del Evangelio realizado por el director de OMP, José María Calderón.

4. La Pilarica 24 horas al díaEl Arzobispado de Zaragoza y la

Corporación Aragonesa de Radio y Televisión han instalado dos cámaras en la capilla de la Virgen del Pilar para «que todo el mundo, en cualquier mo-mento y desde cualquier lugar, pueda dirigirle sus plegarias». La iniciativa seguirá haciendo válida la frase latina que está escrita en grandes letras e incrustada en el pavimento de la plaza del Pilar: «Tenemos como guía una Columna que jamás faltó a su pueblo ni de día ni de noche». La imagen se

puede ver a través de una web especí-fica, 24horasconlavirgendelpilar.es, a través de la cual también se puede seguir la Misa diaria.

5. Adoración instagramerLa diócesis de Jaén ha puesto su mi-

rada en los más jóvenes, a los que invita con la iniciativa Sal de ti a dedicar diez minutos de oración ante el Santísimo «para orar por los que sufren y por el fin de esta pandemia». La conexión diaria –en Instagram a las 20:30 horas y en Facebook a las 20:45 horas– está orga-nizada por el Secretariado de Infancia y Adolescencia de la diócesis de Jaén, se realiza desde la parroquia Nuestra Señora de la Natividad de Villanueva de

Creatividad pastoral ante el confinamiento

Giuseppe Corbari

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Fe y vida 21del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

la Reina, y está dirigida por el sacerdote Jesús Díez del Corral.

6. #EnCasaConDiosLa vida religiosa se suma a la ora-

ción ante el coronavirus. Los jesuitas ofrecen con el hashtag #EnCasaCon-Dios materiales y propuestas para la oración, la celebración y la solidari-dad desde sus plataformas pastorales, centradas en tres temas: el desierto sobrevenido, el cuidado del otro y este nuevo ayuno de rutinas y hábitos.

7. Maratón… de oracionesTambién los laicos alientan en la

oración ante el confinamiento. Ma-yfeelings, la red social que reza para cambiar el mundo fundada por San-tiago Requejo, Joaquín de los Ríos y Bosco Ybarra, ha lanzado el maratón de oración #PrayParaSTOPelCorona-virus, para rezar «por los enfermos y por los sanitarios que los cuidan, las autoridades y por todos los que trabajan para asistir a los pacientes y frenar el contagio». Ya se han sumado personas de los cinco continentes.

8. Desde Misa hasta mecanografíaHakuna insta a sus seguidores

a quedarse en casa con el hashtag #HKNSeQuedaEnCasa. El único que «no se queda en casa», aseguran, es «Dios», que «¡viene a las nuestras!». Por eso, «durante esta cuarentena, va-mos a aprovechar. Dios nos espera y se nos entrega en nuevas circunstan-cias. ¡Su Amor no hay quien lo pare!».

Así, tienen Misa y hora santa diaria a través de YouTube e Instagram, y ofrecen a través de su web behakuna.com tutoriales para aprender a tocar la guitarra, recetas de cocina e incluso un curso exprés de mecanografía.

9. Liturgia de las horas en casaAnte la imposibilidad de partici-

par en la celebración eucarística, el Secretariado de Liturgia de la CEE recuerda que «es posible para cual-quier cristiano, individualmente o en familia, celebrar la liturgia de las horas, sobre todo los laudes y las vís-peras». Así ha preparado un material titulado Para la oración durante el tiempo de epidemia, disponible en archimadrid.es.

Fuera de España

10. Oración por la unidadPara una comunidad ecuménica

como Taizé, cuyo carisma es la uni-dad, la situación de confinamiento y de cierre de iglesias que se vive en prácticamente toda Europa es algo que viven con tristeza, que quieren combatir con la oración. De esta for-ma, transmiten en directo a las 20:30 horas su oración de la tarde. Es una sencilla oración compartida por cua-tro o cinco hermanos que está dispo-nible en la cuenta de Facebook y a tra-vés de la página web de la comunidad, taize.fr.

La catequesis no para

La creatividad también se ha extendido al campo de las catequesis, donde las diócesis han implementado recursos online para «que los padres, abuelos y / o hermanos mayores puedan responder a la llamada de la Iglesia a recuperar en primera línea la responsabilidad de la catequesis de sus hijos, nietos o hermanos, compartida ordinariamente durante el año pastoral en las parroquias y colegios, con sus pastores y catequistas», como explican desde la Delegación de Catequesis del Arzobispado de Madrid. Estas son algunas de las propuestas

Madrid: Catequesis familiar Jesús me quita todo temor. Accesible en la página web de la Delegación de Catequesis, catequesis.archimadrid.es.

Oviedo: Catequesis online diaria de cinco minutos a las 12:25 horas. Accesible desde el Facebook de Catequesis Asturias.

Galicia: Catequesis virtual semanal. Accesible desde la web catequesisdegalicia.com.

Santander: Catequesis familiar sobre el perdón. Accesible desde su página catequesis.diocesisdesantander.com.

Arguments: Es una iniciativa de laicos que ofrece todo tipo de recursos digitales para catequesis. Accesible desde arguments.es.

«Dios puede darnos la gracia a través de la comunión espiritual»J. C. de A.

Con gran parte de las iglesias de España cerradas, la mayoría de las celebraciones públicas suspendidas por culpa del coro-navirus y con los fieles sin poder recibir la comunión sacramental, se ha puesto de manifiesto la importancia de la comu-nión espiritual. Esta pequeña oración, que «consiste en el deseo de recibir al Se-ñor sacramentalmente en la Eucaristía», surgió precisamente «en el contexto de grandes epidemias» –y también «de con-traversias en torno a la presencial real de Cristo en la Eucaristía»– durante la Edad Media, tal y como explica Daniel Escobar Portillo, delegado de Liturgia de la archi-diócesis de Madrid.

Desde entonces, «la Iglesia siempre nos ha recordado que debemos fomentar el deseo constante del sacramento euca-rístico», y por ello son muchos los santos maestros de la vida espiritual que han di-fundido la práctica de la comunión espi-ritual. Por ejemplo, santa Teresa de Jesús «hablaba del grandísimo provecho de esta comunión», asegura Escobar.

Además, «Dios puede darnos la gracia a través de la comunión espiritual», por-que esta oración «va unida al deseo firme y sincero de recibir la comunión sacra-mental». «Y si por nuestra parte hacemos lo posible para recibir este sacramento, Dios tiene el modo, para nosotros des-conocido, de darnos su gracia», explica el también colaborador de Alfa y Omega.

11. Misa para los selfisGiuseppe Corbari, sacerdote de una parroquia al norte de Milán, pidió a sus parroquianos que le enviasen sus

fotografías. «Les pedí que me mandaran selfis o fotos de toda la familia y les dije que después yo las imprimiría. Me costaba dar Misa sin gente», asegura en conversación con Alfa y Omega. Desde ese día, en los bancos de la iglesia están pegadas las fotografías de todos sus parroquianos: «Esto ha provocado en mí una reflexión sobre la necesidad de estar en comunidad y de estar juntos en este periodo tan difícil».

Victoria Isabel Cardiel C.

Una mujer reza la comunión espiritual durante la Misa televisada

María Pazos Carretero

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22 Fe y vida del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

Enfermera en un hospital madrileño en plena pan-demia de COVID-19, Gema está en casa estos días con febrícula, a la espera de hacerse la prueba que confirme si se ha contagiado del coronavirus o no. Lo dice con serenidad, porque «estoy viviendo esta situación con el Señor». Y espera que los resultados

sean negativos, «porque si no me van a aislar, y yo lo que quiero es trabajar. Los sanitarios sabemos que tenemos más riesgo, pero yo no lo vivo con miedo. Si vas de la mano de Dios, el miedo desaparece».

Gema afirma gozar de «mucha paz y tranqui-lidad, muy sostenida por las oraciones de todo el mundo. Todas estos rezos que se hacen por noso-tros nos sostienen, nos unen, nos dan fuerza, nos

motivan, nos hacen salir de nosotros mismos y ha-cen que no tengamos miedo. A todos los sanitarios les llegan, crean o no en Dios». En su entorno pro-fesional, advierte un deseo de «estar ahí», y desvela que las enfermeras «nos animamos mucho entre nosotras, se respira un ambiente de querer estar en primera línea».

Sin embargo, al principio para ella no fue así, porque «el primer día fue muy gordo». «Mi hospital se había convertido en un hospital de campaña, y el protocolo para atender a estos enfermos impre-siona».

Una vez superada esa primera fase, lo que más le duele a Gema ahora es comprobar que los pacientes aislados están solos las 24 horas del día, porque no pueden recibir visitas: «Ves mucha tristeza cuando el paciente no puede estar con su padre, su madre, su marido… y no pueden abrazarlos. Y en sus fami-liares ves mucha impotencia al no poder siquiera estar ahí para alcanzarles un vaso de agua cuando tienen sed. Solo tienen permiso un rato cuando el paciente se va a morir… Es muy duro ver tanta sole-dad y desamparo, y no poder hacer nada».

«¿Quieres que rece por ti?»Por eso, como creyente, Gema intenta ofrecer

un plus: «Hay situaciones muy duras y tenemos que ir un paso más allá. Yo a algún paciente o a algún familiar le he dicho: “¿Quieres que rece por ti?”. La gente está muy sola, no ya porque no tengan apoyo familiar, sino porque no tienen al Señor. A otra mujer le pregunté que si necesitaba confesarse, podía llamar al capellán. A otros les he ofrecido la comunión. Y en ninguna ocasión me he encontrado nada de rechazo, sino al contrario: hay mucha sed de Dios, mucha necesidad de Él». De ahí que pida a los profesionales sanitarios católicos «que no sea-mos tibios, que llevemos a Dios y ofrezcamos a los enfermos el servicio de capellanía».

Esto no es «vender enciclopedias», sino dar a «Quien lo sostiene todo. Dios está deseando que le pidamos sin descanso porque quiere concedernos todo. Y ese todo es Él mismo».

«Vuestras oraciones nos llegan»t Los profesionales sanitarios están estos días corriendo más riesgos que

nadie por contagio de coronavirus, pero «vuestras oraciones nos sostienen», y «nosotros queremos estar en primera línea», dice Gema, una enfermera de un hospital madrileño que está a la espera de que le confirmen si tiene o no la enfermedad. «Si vas de la mano de Dios, el miedo desaparece», afirma

J. L. V. D.-M.

Durante estos días de confi-namiento por coronavirus estamos viviendo en casa mi mujer y yo el mayor desafío de nuestra vida juntos. Con seis niños menores de 10 años, dos de ellos bebés, el más pequeño de apenas 2 meses, la vida dia-ria se hace muy cuesta arriba. Y si además tienes que teletra-bajar, como es mi caso, la cosa se complica, pero con Dios no hay nada imposible.

Nuestro horario marca una rutina. Por la mañana, mientras yo aprovecho para meterme en el ordenador a trabajar lo que puedo, mi mu-jer compagina la atención a los deberes con tareas de la casa. Estando en el ordenador no pasan diez minutos sin que venga algún niño a deman-dar algo de la atención de su padre. Yo intento neutralizar la situación haciendo que tra-

bajen conmigo en la mesa del salón, cada uno con su tarea, o los más pequeños haciendo sus garabatos. Así, cada día escribo mis artículos mien-tras escucho a Martín leer el cuento de los tres cerditos, o paro un momento para dibu-jarle a Íñigo una pistola láser, o me pongo encima de las rodi-llas a Santiago, de 2 años, que viene llorando por no sé qué motivo. Es raro que pase más de media hora sentado ante el ordenador o enfocado en un texto, porque siempre hay algo que hacer en casa, algún pañal que cambiar, o un biberón que dar, o bien otras cosas tan im-portantes como las cosquillas que me ha pedido esta maña-na que le hiciera uno de mis hijos, aburrido ya del confina-miento. ¡Cómo me voy a negar!

Es un milagro, pero de momento nos estamos orga-nizando así y las cosas están saliendo. Hay incluso alguna

situación cómica, como cuan-do el otro día estaba escribien-do sobre la Unidad Militar de Emergencias mientras uno de mis hijos me decía algo desde otra habitación. En lugar de responderle: «¡Vale!», le grité: ¡«UMEEEEEEEE!».

Me acuerdo a menudo estos días de la frase de Pío XII en Mystici Corporis Christi: «Mis-terio verdaderamente tremen-do que la salvación de muchos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, singu-larmente los padres y madres de familia». Estos días, hay multitud de familias que tie-nen bastante que ofrecer, y eso Dios no lo desperdicia. Lo está sembrando, y en terreno bueno.

Teletrabajando con seis hijos en casa

«No estamos de vacaciones, esto es una prueba»

@ Testimonio completo en alfayomega.es

Familia Vázquez Quílez

Reuters / Sergio Pérez

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Cultura 23del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Antonio R. Rubio Plo

La dedicación de Inglate-rra como dote de María tuvo lugar en la abadía de

Westminster el día del Corpus Christi de 1381. La efectuó un monarca de 14 años, Ricardo II, conocido sobre todo porque una de las tragedias de Shakespeare lleva su nombre. En la obra este rey no sale bien parado, porque el gobierno de sus últimos años degenera en una tiranía y es de-rrocado por su primo Enrique de Lancaster. Esto me lleva a pensar que estamos acostum-brados a un tipo de relatos en los que un monarca, poco menos que santo, hace la consagración de su país a la Virgen. Sin em-bargo, el escenario del 1381 in-glés poco tiene de edificante y es muy turbulento: una guerra civil, iniciada por una revuelta de campesinos encabezada por Wat Tyler, en la que la ola de violencia se cobra las vidas del arzobispo de Canterbury y de otros dignatarios de la corte. El caos se extiende por una Ingla-terra que no se ha recuperado todavía de los efectos sociales y económicos de la peste negra. Pero el joven Ricardo consigue sofocar la revuelta y lo atribuye a la protección de María.

La consideración de Inglate-rra como dote de María no es de finales del siglo XIV. Se atribuye a un rey santo, Eduardo el Con-fesor (1042-1066), el ser el prime-ro en usar dicha expresión. Pero la devoción mariana también está ligada a Alfredo el Gran-de, rey de Wessex (871-899). Se cuenta que este monarca anglo-sajón obtuvo la ayuda de María para vencer a los vikingos. Aquí se mezclan historia y leyenda, pero la épica funciona así. Bien lo sabía Gilbert Keith Chesterton en su poema La balada del caba-llo blanco (1911), que cambió el auténtico escenario de la batalla por otro más sugerente, aunque la presencia de María sigue ju-gando en el relato un papel tras-cendental.

En el elenco de santos ingle-ses devotos de María, no pode-mos olvidar a Thomas Becket (118-1170), el santo arzobispo de Canterbury defensor de la in-dependencia de la Iglesia fren-te a Enrique II. Huyendo de la persecución de este monarca, antiguo amigo suyo, encontró refugio en la abadía francesa de Pontigny. Allí compuso dos antífonas marianas, Imperatrix gloriosa y Hodierna lux Dei, que se difundirían por toda Europa durante la Edad Media.

Devoción del pueblo

Pero no solo los santos eran marianos. La devoción a María estaba muy arraigada entre el pueblo inglés. Lo demuestran los Cuentos de Canterbury, un conjunto de 24 relatos escri-tos por Geoffrey Chaucer entre 1387 y 1400. Chaucer, hijo de un comerciante de vinos, ocupó puestos de responsabilidad en la corte de Ricardo II. En un cuen-to, el narrado por un jurista, la joven Constanza salva su vida en un azaroso viaje por mar tras invocar a María. Además, Chau-cer fue el autor de un poema mariano en el que leemos estas palabras: «Oh, Virgen, luces un atavío tan noble, que nos guía a la torre más alta del Paraíso». Chesterton dedicó en 1932 una peculiar biografía a este escritor medieval y hace de él un alegre burgués católico, muy diferente a esa imagen de anticlerical que difundió la Reforma. Incluso considera su devoción mariana muy superior a la de san Bernar-do y Dante.

Ricardo II empleó la siguien-te fórmula para dirigirse a la Virgen: «Dos tua pia haec est, quare leges, Maria. Esta es tu dote, oh, piadosa María, rei-na en ella». En 2020 se trata, ante todo, de una consagra-ción personal, y supone un abandono confiado y filial, la manifestación decidida de una espera contra toda esperan-za. Todo está unido además a la devoción de nuestra señora de Walsingham, un santuario que se remonta al siglo XI, y que fue llamado el Nazaret in-glés. Arrasado en el siglo XVI, Walsingham resurgió de sus cenizas cuando los católicos ingleses lograron su emancipa-ción. Hoy conviven allí el culto católico y el anglicano. María une siempre a los cristianos. Pueden hacer suyo lo que dijo en 1399 Thomas Arundel, arzo-bispo de Canterbury, sobre los católicos ingleses, «siendo los servidores de su herencia espi-ritual y de su propia dote, tal y como nos llaman comúnmente, tenemos que superar a otros en el fervor de nuestras plegarias y devociones».

Descubrir a María tiene el frescor de lo inesperado. A un joven músico de 17 años, Benja-min Britten, gran compositor del siglo XX, le premiaron con un libro de poemas escritos en el Oxford medieval. De entre ellos sacó un poema dedicado a la Virgen María para un coro de ocho voces que canta en latín y en inglés.

Inglaterra, dote de Maríat La Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales

ha elegido el domingo 29 de marzo para volver a consagrar a Inglaterra como la dote de María. Es un hecho que enlaza con las raíces históricas del reino de Inglaterra, en concreto con toda la riqueza de su cultura medieval, y supone una llamada a la nueva evangelización de una sociedad en apariencia poscristiana y muy influenciada por lo políticamente correcto

Nuestra Señora de Walsingham. Pintura bendecida por el Papa Francisco en febrero de 2020

CNS

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24 Cultura del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Los clásicos

Matar a un ruiseñor1962

Suspense. Público: +16Director: Robert Mulligan

En alquiler en muchas plataformas

Adaptación de la novela homó-nima de Harper Lee sobre un viudo padre de familia que ejer-ce de abogado de un acusado negro en Alabama en la época de la Gran Depresión. Impre-sionante retrato de un hombre íntegro, padre de familia ejem-plar y de profundas conviccio-nes morales. Inolvidable Gre-gory Peck, que recibió el Óscar por este trabajo.

El apartamento1960

Comedia. Público: +13Director: Billy Wilder

Filmin, Movistar+

Una de las grandes comedias de su maestro, Billy Wilder. La historia de un ciudadano normal, que vive para su tra-bajo y cuyo horizonte son los datos y las estadísticas. Pero un día descubre que la vida es

algo más y que hay cosas más importantes que el éxito. Unos magníficos Jack Lemmon y Shirley MacLaine.

Historias de la radio1955

Comedia. Público: +10Director: J. L. Sáenz de Heredia

Alquiler en Atres Player

Entrañable película que nos cuenta tres historias muy dis-tintas que giran en torno a un concurso radiofónico. Un ho-menaje a la radio, a su influen-cia en las personas y su enorme función social. Divertida, emo-tiva y con un impresionante reparto encabezado por Paco Rabal.

Tiempos modernos1936

Comedia. Público: TodosDirector: Charles Chaplin

Prime Video

Un trabajador de una fábrica pierde su empleo en tiempos de crisis económica. Enamo-rado de una vagabunda, vivirá su vida solo preocupado por hacerla feliz, aunque sea más pobre que las ratas. Una de las cumbres del cine humanista de

Chaplin, y una obra maestra del cine cómico. Luminosa Paulet-te Goddard.

Los clásicos modernos

Náufrago2000

Drama. Público: +13Director: Robert Zemeckis

Vodafone TV

Ton Hanks encarna a un em-pleado de DHL que acaba en una isla desierta tras el acci-dente de su avioneta. Aprende-rá las cosas importantes de la vida, descubrirá lo absurdo de una vida frenética, y la necesi-dad del otro. Ya nunca volverá a ser el mismo. Toda una lección de antropología.

Al encuentro de Mr. Banks2013

Drama. Público: +13Director: John Lee Hancock

Disney+

Esta cinta reconstruye la difí-cil negociación entre Walt Dis-ney y Helen Lyndon, la autora de Mary Poppins. Tom Hanks

y Emma Thompson encarnan este duelo lleno de encanto, de refinamiento diplomático y de inteligencia. Un episodio des-conocido por muchos que nos muestra la caballerosidad de un personaje a menudo maltra-tado, como fue Walt Disney.

Blade Runner1982

Drama. Público: +13Director: Ridley Scott

Netflix

Mítico título de la ciencia fic-ción, que ha pasado a la histo-ria como la mejor película de su director, como una cumbre estética y como cinta de im-portante calado filosófico. Las grandes preguntas del ser hu-mano, envueltas en una inquie-tante distopía que nos habla de los peligros del mal uso de la ciencia.

Cine reciente

Diecisiete2019

Drama. Público: +13Director: Daniel Sánchez Arévalo

Netflix

Emotiva historia de amor fra-terno entre un adolescente que está en un reformatorio y su hermano, que trata de ayu-darle a toda costa. Una película sencilla, pero con hondura que nos habla de los lazos familia-res de personas maltratadas por la vida. Llena de humor y sensibilidad.

El irlandés2019

Drama. Público: +18Director: Martin Scorsese

Netflix

Scorsese nos ofrece un resu-men de su carrera con esta historia basada en hechos reales y que vuelve a indagar en la maldad humana, pero con un punto de esperanza y reconocimiento del bien. Un elenco de altura donde se ven las caras algunos de los rostros clásicos del cine de Scorsese.

Lion2016

Drama. Basado en hechos reales. Público: +13

Director: Garth DavisAmazon Prime Video

Películas para la cuarentenat Ahora que tenemos que permanecer aislados y que los cines están cerrados y se han pospuesto todos los estrenos,

vamos a recomendar una serie de películas interesantes para ver en casa, que nos ayuden a afrontar estos días difíciles. Las hemos dividido en categorías y tocamos todos los géneros y épocas

Por Juan Orellana

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Cultura 25del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Un niño, adoptado por acci-dente, cuando se hace adulto decide buscar a su madre par-tiendo prácticamente de cero. Una conmovedora historia real, que nos habla de los vínculos de la maternidad, y también de la belleza de una adopción que no censura las raíces biológicas del adoptado.

Películas españolasactuales

Dolor y gloria2019

Drama. Público: +18Director: Pedro AlmodóvarFilmin Premium, Netflix,

Vodafone, Movistar+

A l mo dóv a r ha c e c uent a s consigo mismo sin censurar sus miedos, vacíos, heridas y sufrimientos. Una película cuyo valor reside en la auten-ticidad de sus propuestas y en la interpretación sincera de Antonio Banderas. Lo intere-sante no es la trama, sino el personaje.

La trinchera infinita2019

Drama. Público: +18Director: Jose Mari Goenaga,

Aitor Arregi y Jon GarañoFilmin Premium, Netflix

Dura historia basada en he-chos reales, que nos lleva al mundo de las dos Españas para hablarnos de la necesi-dad de mirar hacia adelante, de no vivir encerrados en los propios miedos y rencores, de dejar que las nuevas genera-ciones hagan su camino de es-paldas al odio. Impresionan-te el trabajo de Antonio de la Torre.

Buñuel en el laberinto de las tortugas

2019Drama. Animación. Público: +13

Director: Salvador SimóMovistar+

Esta curiosa cinta de anima-ción nos lleva a lo que fue el rodaje del documental Tierra sin pan, de Buñuel, que refle-jaba la situación de las Hurdes a principio de los años 30. Inte-resante, incluso emotiva y llena de hallazgos.

Las películas de TRECE

Las sandalias del pescador1968

Drama. Público: +10Director: Michael Anderson

Viernes 22:10 horas

Superproducción llena de in-teresantes vaticinios. Difícil no encontrar ecos de san Juan Pablo II y del Papa Francisco en esta historia sobre un sacerdote prisionero de los soviéticos, que es elegido Papa. Una deliciosa película llena de detalles dignos

de ser saboreados. Uno de los mejores trabajos de Anthony Quinn.

Family man2000

Drama. Público: +16Director: Brett Ratner

Sábado 14:50 horas

Al estilo de ¡Qué bello es vivir! de Capra, un hombre se ve vi-viendo lo que hubiera sido su vida si hubiera tomado otras decisiones. La cinta critica la cultura del éxito a cualquier precio, y exalta la vida familiar y las relaciones verdaderas. Hasta Nicolas Cage está bien.

Centauros del desierto1956

Western. Público: +13Director: John Ford

Domingo 22:35 horas

Una de las cumbres del wés-tern de la mano de su maestro, Ford. John Wayne interpreta a un hombre cansado que vuelve de la guerra y se encuentra con que los indios se han llevado a su sobrina. Una cinta épica, antropológicamente sólida, con el ritmo y los planos de un wés-tern maduro y profundo. Puro cine.

Las flores de la guerra2011

Drama. Público: +18Director: Zhang Yimou

Sábado 01:20 horas

Una impactante historia de sacrificio y redención. Por un lado, un farsante que se hace pasar por sacerdote. Por otro, unas prostitutas dispuestas al mayor sacrificio. Una película que, desde lo más abyecto del ser humano, nos lleva a la no-bleza y dignidad mayores. No es apta para menores.

07:00. Santa Misa desde Santa Marta10:55. Palabra de vida y Santa Misa11:40. Adoración euca-rística11:50. El Papa al día12:00. Ángelus12:05. Rex (+12)14:00. Tiempo de oración15:00.Congo Crossing (+7)16:40. El imperio del ga-nado (TP)18:30. Cueva de bandole-ros (+7) 20:02. Santa Misa desde Santa Marta (Rd.)00:00. Oraciones para encomendar el nuevo día00:30. Tiempo de oración

07:00. Santa Misa desde Santa Marta10:55. Palabra de vida y Santa Misa11:40. Adoración euca-rística11:50. El Papa al día12:00. Ángelus12:05. Rex (+12)14:00. Tiempo de oración15:00. La esclava del de-sierto (TP)16:35. Johnny Reno (+7)18:20. Forajidos en Car-son City (+7) 20:02. Santa Misa desde Santa Marta (Rd.)22:10. Fe en el cine: Las sandalias del pescador (TP)00:40. El club de fe en el cine

09:10. Misioneros por el Mundo (Rd.) 10:20. Tú eres misión (Rd.) 10:55. Palabra de vida y Santa Misa11:35. Rosario por las víc-timas del coronavirus12:00. Ángelus12:05. Siete pistolas para los Mac Gregor (+7)13:45. Crónica de Roma (+7) (Redifusión)14:50. Family man (TP)17:00. Open Range (+ 12)19:25. Robin Hood (TP)22:10. Broken Arrow: alar-ma nuclear (+ 18)23:50. Caza humana (+18)01:20. Las flores de la gue-rra (+ 12)03:10. Los cuatro implaca-bles (TP)

07:45. El lado bueno de las cosas (+7) (Rd.) 09:35. Perseguidos pero no olvidados (+7) (Rd.) 10:10. La llanura roja (TP)11:55. Palabra de vida y Santa Misa 13:10. Periferias (+7) (Rd.)13:45. Misioneros por el mundo (Rd.) 14:00. Tiempo de oración14:50. Vientos del páramo (TP)15:45. Una monja y un Don Juan (+12)17:15. La llamaban La ma-drina (TP)18:55. Río sin retorno (+12)20:30.Sargento negro (+12) 22:35. Centauros del de-sierto (+12)

07:00. Santa Misa desde

Santa Marta

10:55. Palabra de vida

(con Jesús Higueras) y

Santa Misa

11:40. Adoración euca-

rística

11:50. El Papa al día

12:00. Ángelus

14:00. Tiempo de oración

y reflexión

20:02. Santa Misa desde

Santa Marta (Rd.)

00:00. Oraciones para

encomendar el nuevo día

00:30. Tiempo de oración

y reflexión

07:00. Santa Misa desde

Santa Marta

10:55. Palabra de vida

(con Jesús Higueras) y

Santa Misa

11:40. Adoración euca-

rística

11:50. El Papa al día

12:00. Ángelus

14:00. Tiempo de oración

y reflexión

20:02. Santa Misa desde

Santa Marta (Rd.)

00:00. Oraciones para

encomendar el nuevo día

00:30. Tiempo de oración

y reflexión

07:00. Santa Misa desde

Santa Marta

10:55. Palabra de vida

(con Jesús Higueras) y

Santa Misa

11:40. Adoración euca-

rística

11:50. El Papa al día

12:00. Ángelus

14:00. Tiempo de oración

y reflexión

20:02. Santa Misa desde

Santa Marta (Rd.)

00:00. Oraciones para

encomendar el nuevo día

00:30. Tiempo de oración

y reflexión

Jueves 26 de marzo Viernes 27 de marzo Sábado 28 de marzo Domingo 29 de marzo Lunes 30 de marzo Martes 31 de marzo Miércoles 1 de abril

Programación de Del 26 de marzo al 1 de abril (Mad.: Madrid. Información: trecetv.es; Tel. 91 784 89 30)

A diario:l 08:00. Teletienda l 10:55. (Salvo S- D) Al día, avance informativo (TP) l 13:00. (Salvo S- D) Al día, avance informativo (TP) l 13:40. La Lupa de la mañana (+ 16) l 14:30. (S-D) Al día fin de semana l 19:00. Al día, Avance informativo (TP) l 20:30. TRECE al día (+7) l 22:00. (Salvo V-S-D) El Cascabel

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26 Cultura del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

Novela

Maica Rivera

Título: La leyenda de Sleepy Hollow y otros cuentos fantásticosAutor: Washington IrvingEditorial: Alianza

Nos adelantamos con esta publicación al natalicio en abril de Washington Irving (1783-1859). Conocido en España por sus Cuentos de la Alhambra (igualmente en esta colección), el romántico estadounidense es también

padre del famoso jinete sin cabeza, «La leyenda de Sleepy Hollow» que tanto Disney, en los años 40, hasta Johnny Depp, abriendo el nuevo milenio, han hecho suya. Es el cuento fantástico que inaugura esta recopilación, nacido del corazón de una de las vastas ensenadas de la orilla oriental del Hudson donde los anti-guos navegantes holandeses «siempre recogían las velas y se encomendaban a san Nicolás cuando lo cruzaban». Ahí, en medio de la naturaleza, se sitúa el valle soñoliento, una recóndita cañada invadida de supersticiones locales de cuyos estragos no se libra el maestro de la escuela, Ichabod Crane, porque «no había historia, por burda o monstruosa que fuera, que no creyera a pies juntillas» con el único recurso en momentos de pánico de «ponerse a cantar salmos». Será tras una fiesta con la flor y nata de la región, tras deleitarse con las viandas mientras se imagina yerno heredero del adinerado anfitrión, el granjero Baltus van Tassel, cuando sus peores pesadillas se harán realidad. De regreso del baile, cegado por la gula y la ambición, humillado por la joven a la que corteja, Katrina van Tassel, y autosugestionado, caerá del caballo inten-tando huir ni más ni menos que del supuesto espectro del jinete descabezado. El desenlace de la aventura quedará sumido en el misterio, reducido a la no-ticia, al día siguiente en el pueblo, de la repentina desaparición del pedagogo, que dejará el camino libre a su rival, el bravucón Brom Bones, con la casadera Katrina (muy sospechoso este último, por tanto, de haber tramado la espantada del asustadizo Ichabod Crane).

A este relato de cabecera, «leyenda hallada entre los documentos del difunto Diedrich Knickerbocker» (juego metaficcional, intertextual y paródico, repre-sentativo del autor), le sigue, en los mismos términos, el de Rip van Winkle. El segundo cuento, con la mitad de extensión, está protagonizado por un aldeano, vecino ejemplar y, sin embargo, un cafre como padre de familia. Durante uno de sus paseos de huida del hogar, acaba metido en una extravagante reunión de personajes silentes con quienes bebe un licor que le sume en un largo sueño de 30 años. Al despertar, tiene que readaptarse a la nueva comunidad, acogido, sin rencor, por su hija.

Completan el volumen, manteniendo la parodia, «El novio cadáver» y «El dia-blo y Tom Walker». El penúltimo cuento, muy influenciado por el romanticismo inglés, es «un relato de un viajero» que se hace eco de una original historia de amor escuchada junto al fogón en una posada flamenca. Para el cierre, el último cuento describe cómo un individuo vende su alma al diablo para establecerse como ruin prestamista en Boston y termina sus días muy lejos de la salvación «con la Biblia sobre el escritorio, enterrada bajo la hipoteca que estaba a punto de ejecutar: nunca pecador alguno fue tomado más por sorpresa».

Caricaturas que enseñanTestamento de un católico

Solo un intelectual de primer ni-vel podía ser capaz de escribir un sólido y profundo tratado

sirviéndose de la fina ironía. Jean Guitton lo consiguió a través de Mi testamento filosófico, en el que pone forma y contenido a su propio entie-rro a través de diálogos con persona-jes a los que trató –san Pablo VI o el general Charles de Gaulle– con otros a los que por obvias razones biológi-cas no pudo conocer, como El Greco, Dante Alighieri o Blaise Pascal. Y lo hace con un doble objetivo: explicar con rigor al gran público las grandes cuestiones de la existencia a través del hilo conductor que siempre guió la suya: la fe incondicional en Dios y en la Iglesia. Pero no lo hace como lo haría un moralista rígido, sino como un pedagogo. Un estilo que se perci-be nítidamente en su conversación. Cuando el matemático convertido en filósofo le pregunta por la indiferencia religiosa de nuestro tiempo, Guitton responde que el hombre «es al mis-mo tiempo un animal religioso y un animal materialista. Es naturalmente religioso y naturalmente materialista. Por lo que tiene tendencia a fabricar materialismos religiosos y religiones materialistas». Guitton prolonga este argumento cuando Pascal quiere sa-ber su opinión acerca de la agresivi-dad antirreligiosa, otro de los rasgos característicos de hoy en día. Guitton articula su respuesta en dos partes. En primer lugar, que es «menor que en su juventud» (nacido en 1901, vivió la dura puesta en marcha de la laici-dad a la francesa) para puntualizar a continuación que dicha agresividad se explica de la misma manera que la indiferencia: «El hombre está resen-tido con Dios por no estar a la altura de los técnicos. Se siente humillado por haberse visto obligado a pedirle antaño lo que hoy podemos conseguir nosotros mismos», por lo que «ya no soporta la idea de un ser superior, en el que ya no ve la utilidad material».

Estas frases contundentes, senci-llas, comprensivas a la vez que rea-firman claramente las verdades de la fe, se bastan a sí mismas para ex-plicar por qué Guitton es uno de los pilares de la intelectualidad católica contemporánea y por qué san Pablo VI hizo de él uno de sus interlocutores de referencia. Lo cual no significa que Guitton estuviese libre de todo repro-che: sus coqueteos durante la Segun-da Guerra Mundial con el régimen de Vichy o su imprudencia al colaborar con científicos de dudosa credibilidad como los hermanos Bogdanoff man-cillan levemente su trayectoria. Mejor quedarse con el grueso de su obra, en la que destaca Mi testamento filosófico.

José María Ballester Esquivias

De lo humano y lo divino

Fran Otero

Desde el martes 17 de marzo y al menos hasta el 4 de abril, un grupo de músicos católicos ofrecerá concier-tos diarios a las 20:00 horas, a través de las redes so-ciales, para acompañar a todas las personas que lo de-seen en estos momentos de confinamiento. Es el festival #YoMeQuedoEnCasa.

Promovida por Católicos en Red y con el apoyo de la Subcomisión de Juventud e Infancia de la Conferencia Episcopal Española, a la iniciativa se han sumado ar-tistas como Athenas, César Hidalgo, Aaira, El Árbol de Zaqueo, Marcelo Olima y Jesús Cabello, entre otros.

«El objetivo no es solo entretener, sino lanzar un men-saje de unidad, de esperanza, de que no estamos solos, de que nos podemos sentir acompañados en comunión unos con otros tanto en el mundo católico como fuera», explica César Hidalgo, que fue el encargado de dar el pistoletazo de salida a este peculiar festival.

El formato que seguirán los artistas es muy sencillo: realizarán una breve meditación o reflexión previa a la interpretación de los temas que hayan elegido. Las ac-

tuaciones serán ofrecidas a través de los perfiles de cada artista –Facebook, Instagram, YouTube...– y tendrán una duración de 30 minutos.

Se puede consultar el programa de conciertos, así como disfrutar de las actuaciones pasadas, en la web yomequedoencasa.red.

Música católica para quedarte en casa

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Cultura 27del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

José Calderero de Aldecoa @jcalderero

La entrevista de Alfa y Omega con la mercedarias descalzas de la Purísima Concepción se

produce el 19 de marzo, fiesta de san José. A pesar de la festividad, la receta de las religiosas es sencilla: pollo con patatas. En otras circunstancias, el menú hubiera sido distinto. Incluiría, seguro, algún detalle que hiciera pen-sar a las ocho religiosas del convento en el esposo de la Virgen y el padre de Jesús. Pero el coronavirus ha modifi-cado incluso al día a día de las monjas contemplativas, que han decidido no proveerse de más alimentos y celebrar a san José con lo que ya tenían en la despensa.

La pandemia también ha provo-cado que las religiosas hayan tenido que cerrar el colegio La Merced. En él atienden a cerca de 130 alumnos, des-de los 2 años hasta 6º de Primaria, de 23 nacionalidades diferentes. «Es una obra de apostolado. Enseñamos va-lores humanos y cristianos, y busca-mos que todos tenga una vida lo más digna posible», explica la superiora de la comunidad, sor Luz Divina, al mismo tiempo que subraya la «entre-ga del profesorado», que «lucha todo

lo que puede por sacar a estos niños adelante».

Un ejemplo de aislamientoPero más allá de su labor en el co-

legio, la forma de vida de las monjas de clausura también puede servir de ejemplo para todos los que permane-cemos en el cenobio en el que se ha convertido nuestro hogar a causa del coronavirus.

Las mercedarias descalzas de la Pu-rísima Concepción, conocidas como

las Góngoras –por el caballero de la Or-den de Alcántara, Juan Felipe Jiménez de Góngora, quien encargó el diseño del convento al arquitecto fray Manuel de San Juan Bautista y Villarreal–, aconsejan a los españoles «paciencia y rezar un poquito más». Es un buen mo-mento, asegura sor Imelda, «para que los hijos vean que los padres también rezan. A veces los niños piensan que únicamente rezan las monjas porque, por las circunstancias de la vida, no ven a sus padres en oración».

Además, es un tiempo propicio «para pedirle al Señor fuerza y paz, y también para encontrar un sentido a la vida, para darse cuenta de que no todo son carreras, no todo es trabajo, no todo es estar a las cosas del mun-do», afirma sor Imelda. «Todo hace falta, hace falta trabajar, el ocio y tam-bién unirnos como familia y rezar».

Por último, las monjas, con una amplia experiencia en el sector de la enseñanza, sugieren a las familias «buscar juegos adecuados a las eda-des de los niños para que puedan es-tar entretenidos».

Caridad y feLas religiosas pertenecen a la rama

femenina de la Orden de la Merced, fundada medio siglo después de la rama masculina, en el año 1265, por santa María de Cervellón. El carisma es el mismo para ambas ramas: «la caridad al servicio de la fe», explica sor Luz Divina. «Originalmente, se ponían al servicio de los cristianos presos por el islam. Para que no per-dieran la fe, incluso entregaban sus vidas y se intercambiaban por ellos».

En la actualidad «nuestro carisma se hace efectivo en el colegio» pero «la prioridad es la vida de contempla-ción», concluye la superiora.

Entre pucheros también

anda el Señor

HO

Y

conPollo al vino blanco

patatasSe pone el aceite a calentar y se pochan la cebolla y el ajo. A continuación, se retira todo y se tritura. En el mismo aceite, se pasa el pollo para que coja el color dorado y se retira. En otra olla, con la salsa que ha salido, se introduce el pollo y se deja cocer. Por último, se pelan las patatas, se parten en cuadraditos y se fríen. Al final, se introduce todo en la misma olla para que se mezcle bien y se sirve.

Preparación

l Ocho muslos o contramuslosl Un vaso pequeño de vino blancol Una cebolla grandel Dos dientes de ajol Un pizca de colorantel Sall Dos hojas de laurell Aceitel Cuatro patatas

Ingredientes

Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción. Convento de Nuestra Señora de la Concepción (Madrid)

La comunidad, junto al obispo auxiliar Santos Montoya, en una visita pastoral

Fotos: Mercedarias Descalzas de la Purísima Concepción

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¿Cómo están afrontando los equipos sanitarios esta si-tuación?

Los equipos sanitarios, con el apo-yo de otros profesionales (limpieza, cocina, mantenimiento…) están de-mostrando, una vez más, su gran capacidad de trabajo, y un espíritu de entrega y abnegación realmente admirables. Su labor es siempre im-portante y, en estos momentos tan sensibles, los necesitamos más que nunca. Todos vemos en ellos la espe-ranza personificada; su mera presen-cia transmite confianza y seguridad.

¿Qué transmiten?Están transmitiendo orden, cal-

ma, empatía y profesionalidad. Son un ejemplo a seguir y un modelo de comportamiento. Personalmente, me llama mucho la atención cómo se res-

pira un ambiente de paz y serena ale-gría, incluso en momentos como este.

¿Hacen un plus estos días para promover la tranquilidad de los en-fermos?

Así es. Por ejemplo, como están res-tringidas las visitas en las residen-cias y centros hospitalarios, el equipo ha creado un sistema para facilitar que los residentes contacten por vi-deoconferencia con sus familiares. Todos disfrutan: los mayores, porque ven y charlan con su familia de una forma diferente, y sus familiares se quedan tranquilos al ver lo bien que están... Facilitar que los familiares puedan no solo oír, sino también ver a sus mayores, es especialmente impor-tante en el caso de personas con dete-rioro cognitivo, porque su capacidad a veces es más limitada.

¿Cómo se concilia la cercanía con llevar guantes y mascarilla, y estar a dos metros de distancia?

Al principio, los profesionales que mantienen una relación más próxima con los pacientes se veían raros utili-zando los equipos de protección, sobre todo por el efecto que pudieran causar en ellos, pero enseguida se acostum-braron todos. Como ha sido una me-dida de carácter general y la hemos interiorizado con gran naturalidad, la sensación de cercanía y confianza no se ha visto afectada.

¿Cómo se motiva al equipo a pesar de las circunstancias difíciles?

La gran categoría humana de los profesionales hace muy fácil el tra-bajo, me atrevería a decir incluso que su motivación es incombustible, que se crecen ante la adversidad. Todos

los equipos médicos están desarro-llando generosamente su trabajo durante estas semanas, a costa de su descanso, de su tiempo libre y de sus preferencias... hay turnos, estrés, difi-cultades, incertidumbre, etc. Tenemos que facilitarles su labor y allanarles el camino para que puedan sentirse respaldados.

Para el equipo sanitario, no tener contacto con familiares, evitar a sus hijos pequeños... debe ser complicado.

Los equipos sanitarios están vi-viendo esta situación de un modo in-tegral; su preocupación y dedicación les ocupa las 24 horas del día. Nues-tras recomendaciones para ellos son: nunca bajar la guardia con las medi-das de protección, pedir la ayuda y los medios necesarios para desarrollar su trabajo eficientemente, asegurar los momentos de descanso, y mantener los turnos propicios para conciliar, en la medida de lo posible, la vida perso-nal y profesional.

¿Alguna familia o paciente le ha trasladado algún agradecimiento?

Hace apenas unos días un pacien-te decía a una de nuestras médicos: «Doctora, gracias por atenderme siempre con una sonrisa. Hoy la más-cara no me deja verla, pero puedo sentirla». Otro de nuestros enfermos quería llamar a su hija, porque con esta situación estaba muy preocupa-do, y no recordaba el pin del teléfono. El hombre se fue poniendo cada vez más nervioso. Su enfermera pidió a recepción que por favor hiciera lo po-sible por localizarla. Lograron con-tactar con ella, y la hija, en vista de cómo estaba su padre, decidió que era mejor venir con todas las medidas de seguridad (guantes, mascarilla, hi-giene extrema...) el paciente estaba tan agradecido que quiso llamar a la enfermera y presentarle a su hija, y los dos le dieron un aplauso en la ha-bitación. También es impresionante escuchar los aplausos del barrio de Lucero. Eso para un profesional, que se está dejando todo, es realmente emocionante y anima mucho.

Alfa y Omega agradece la especial colaboración de:

David Rodríguez-Rabadán, director de un hospital de cuidados paliativos

«En los profesionales sanitarios vemos la esperanza»

Nunca es tarde Ana PérezDirectora de comunicación de Fundación Vianorte-Laguna

En el hospital de cuidados paliativos que dirige David Rodríguez-Rabadán superan estos días con empatía y profesionalidad, para hacer que los pacientes se sientan lo mejor posible. «Todo es gracias a la entrega de los equipos sanitarios, de limpieza, de cocina, de mantenimiento… son admirables»

Fotos: Ana Pérez

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Madrid 17del 26 de marzo al 1 de abril de 2020

El oratorio de las esclavas

Los antiguos conventos del viejo Madrid han corrido una suerte muy diversa. Algunos,

como las Descalzas Reales, la En-carnación, las Trinitarias o San Plácido, se han conservado hasta hoy con ciertos cambios o recons-trucciones de mayor o menor re-lieve. Hay asimismo iglesias, como San José, el Carmen o la castrense, que formaron parte de conjuntos conventuales ya desaparecidos. Un caso diferente es el del convento y la singular iglesia, casi desconocida, de las Esclavas del Sagrado Cora-zón de la calle de Cervantes, en el bullicioso barrio de las Letras.

El convento se edificó tras la re-forma de Joaquín Sáinz de los Te-rreros de un palacio de finales del XIX, donado a la congregación de religiosas por el marqués de Vélez en 1920. En ese lugar se alzaba an-tes un monasterio de franciscanos capuchinos, San Antonio del Pra-do, mandado edificar por el duque de Lerma una vez que, destituido como valido de Felipe III en 1609, fue nombrado cardenal.

Por su parte, la entrada a la igle-sia estaba en la actual plaza de las Cortes, lo cual da idea de la enver-gadura del conjunto. Allí estuvie-ron durante un tiempo los restos de san Francisco de Borja, antepasado de Lerma, y tuvo comienzo, pocos años antes de la demolición del cen-tro, la Adoración Nocturna Españo-la, por iniciativa de Luis de Trelles, seglar dedicado a tareas humani-tarias, jurista, diputado y promotor de la implantación del principio de presunción de inocencia.

La placa conmemorativa de la antigua fundación, en la fachada del oratorio de las esclavas, se en-cuentra en el lugar que ocupaba el huerto de San Antonio.

A mediados del pasado siglo, el arquitecto José Yarnoz trazó la ca-pilla neorrenacentista, con toques modernistas, con una sola nave de planta rectangular y una llamati-va cúpula en el ante altar mayor, con claraboya de cristal en tonos azules, verdes y oro formando rom-bos enfrentados –obra del taller de Maumejean–, de la cual pende una gran lámpara neomudéjar. A su vez, el predominio de la madera en el artesonado de casetones, el revesti-miento del coro, los pilares y el fon-do del retablo, junto a la decoración de motivos vegetales, configuran un espacio que invita a la intimidad y el recogimiento.

De Madrid al cieloConcha

D’Olhaberriague

Infomadrid / R. Pinedo

Desde la capilla de su casa, donde tanto tiempo está pasando es-tos días de confinamiento por

la pandemia del coronavirus, el car-denal Carlos Osoro ha querido man-dar un vídeo de agradecimiento a los sacerdotes y a Cáritas Diocesana de Madrid por seguir haciendo presente el amor de Jesucristo en la diócesis.

A pesar de que se ha suspendido el culto público, el arzobispo de Madrid subraya que los presbíteros siguen siendo «testigos de la esperanza» y recuerda que están «arriesgando la vida por estar junto a la gente», hasta el punto de que algunos incluso están contagiados por el COVID-19. Valo-ra en ellos «una forma eucarística de entender la vida»: «identificados de tal manera con Jesucristo, damos la vida por amor a todos sin excepción» y así viven «la comunión».

Ahora que «la misma vida nos está llevando a tener muchos más ratos de oración y mucho más tiempo de encuentro con el Señor», recuerda a sus sacerdotes la necesidad de «no caer en el activismo», sino de «llevar a los hombres a Cristo» y, delante del sagrario, poner a todos «en Sus ma-nos». «Que nuestra vida se convierta permanentemente en oración y en adoración», asevera.

Con Cáritas «el amor del Señor está a pie de calle»

En la misma línea, el purpurado agradece a Cáritas Diocesana de Ma-drid «todo el trabajo que está hacien-do». «No es una Cáritas teórica, no es una Cáritas abstracta, sino que va en concreto y está implicada un montón de gente […]. El amor del Señor está a pie de calle», concluye.

La entidad caritativa de la Iglesia está recordando estos días que es tiempo de solidaridad. Además de

animar a los vecinos a apoyarse por-que #LaCaridadNoCierra, mantiene sus proyectos abiertos, atendiendo a las normas fijadas por las autorida-des sanitarias y supliendo el trabajo que realizaban voluntarios mayores más expuestos al virus por otros que se han sumado a través de un formu-lario web.

El cardenal Osoro agradece a los sacerdotes que sean «testigos de esperanza»

Monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid

En estos días de miedo y su-frimiento por la pandemia del coronavirus, surge también la pregunta: «¿Cómo puedo amar ahora?». «Amando a Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todo nuestro ser, y a nuestro prójimo como a no-sotros mismos, el reino de Dios, la presencia de Dios, está muy cerca».

Monseñor José Cobo, obispo auxiliar de Madrid

«Seguro que alguien te necesi-ta, bien por teléfono, bien alguno de tus vecinos, bien alguien que sabes que lo está pasando mal y necesita la luz que Cristo te ha dado. Es momento, si tienes que seguir trabajando, de afrontar tu trabajo de otra manera, sabiendo que todos dependemos de todos y que es un precioso servicio a la sociedad».

José Luis Segovia, vicario para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación

«Nos toca dar el sí de pecho y testimoniar, como los primeros cristianos, el sentido y la convic-ción que da la fe, la fuerza que nos regala la esperanza y la pa-sión que ponemos en la caridad. Estamos ante una oportunidad que Dios ha puesto en nuestra vida para que brille su santidad a través de la nuestra».

Palabras para este tiempo de coronavirus

El cardenal en un vídeo dirigido a los sacerdotes y a Cáritas Diocesana de Madrid

@ Vídeo disponible en alfayomega.es

Archimadrid

Archimadrid / José Luis Bonaño María Pazos Carretero María Pazos Carretero