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Semblanza Histórica del Agua en México

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  • Semblanza Histrica del Agua en Mxico

  • Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Noviembre de 2009

    www.conagua.gob.mx

  • ADVERTENCIA

    Se autoriza la reproduccin sin alteraciones del material contenido en esta obra, sin fines de lucro y citando la fuente.

    Esta publicacin forma parte de los productos generados por la Subdireccin General de Programacin cuyo cuidado editorial estuvo a cargo de la Coordinacin General de Atencin Institucional, Comunicacin y Cultura del Agua de la Comisin Nacional del Agua.

    Ttulo: Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Autor: Comisin Nacional del AguaInsurgentes Sur No. 2416 Col. Copilco El BajoC.P. 04340, Coyoacn, Mxico, D.F.Tel. (55) 5174-4000www.conagua.gob.mx

    Editor: Secretara de Medio Ambiente y Recursos NaturalesBoulevard Adolfo Ruiz Cortines No. 4209 Col. Jardines de la Montaa, C.P 14210, Tlalpan, Mxico, D.F.

    Impreso en MxicoDistribucin gratuita. Prohibida su venta.Queda prohibido el uso para fines distintos al desarrollo social.

  • Introduccin

    Las obras hidrulicas en las pocas prehispnica y colonial Teresa Rojas Rabiela

    De la tradicin a la modernidad.Cambios tcnicos y tecnolgicos en los usos del agua Martn Snchez Rodrguez

    Legislacin en torno al agua, siglos XIX y XX Diana Birrichaga

    Manejo del agua en Mxico.Bosquejo de la evolucin institucional federal 1926-2008 Antonio Escobar Ohmstede

    Bibliografa

    ndice de ilustraciones

    Contenido

    7

    9

    27

    43

    61

    75

    79

  • 4

  • 6

  • El libro que tiene en sus manos muestra una panormica de los usos del agua, tanto los considerados consuntivos (riego y abastecimiento de agua) como los no consunti-vos (generacin de energa elctrica y recreacin), desde antes del arribo de los espaoles (poca prehispnica), pasando por las diversas formas y usos que se adoptaron en los casi 300 aos de que el actual Mxico fue cono-cido como un reino y colonia de Espaa, as como por las continuidades y los cambios acaecidos en el siglo XIX y los procesos de modernizacin del siglo XX. Sin embargo, el tema de la modernizacin no se puede entender sin observar los procesos y los momentos histricos en que se legisl en torno al agua y sin que se vean las condiciones en que evolucion la administracin del vital lquido hasta nuestros das. De esta manera, el texto muestra la riqueza de las variadas tcnicas hidrulicas que se desarrollaron en Mxico desde pocas tempranas, la adaptacin y la adop-cin de las que trajeron los espaoles, as como el desa-rrollo que se dio en los siglos XIX y XX hasta lograr una mayor captacin de agua por medio de presas, cajas de agua, entarquinamiento y otros sistemas hidrulicos, todo ello con el fin de expandir las tierras de cultivos y generar la energa elctrica necesaria para un pas que entraba en la etapa de la modernidad industrial a pasos acelerados.

    Es as, que lo que el lector tiene en sus manos es una obra que cuenta con cuatro captulos realizados por etno-historiadores e historiadores que han elaborado estudios en torno a la temtica hdrica en Mxico. El primer cap-tulo cubre la historia hdrica de Mesoamrica (que casi

    corresponde al actual Mxico) hasta la llegada de los espa-oles, mencionando los cambios y continuidades en teco-nologa hidrulica. El segundo, muestra las innovaciones y esfuerzos tecnolgicos para un mejor aprovechamiento del agua en la agricultura e industria en los siglos XIX y XX. El siguiente es un recorrido del tipo de legislacin que se realiz desde el siglo XVI hasta nuestros das por parte de las diversas formas de gobierno; y finalmente, el cuarto, es un visin general sobre las instancias administrativas que se formaron para la administracin y gestin del agua en los siglos XIX y XX, que se complementa tanto el tercero como el segundo captulo.

    La Comisin Nacional del Agua (CONAGUA), como rgano desconcentrado de la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), presenta esta publicacin con el fin de mostrar que al recuperar la memoria histrica grfica y escrita, los seres humanos y las instituciones podremos entender mejor nuestros pasado, presente y futuro, lo que, sin duda, es de vital importan-cia para la toma de decisiones y las polticas pblicas. La CONAGUA refrenda este compromiso social y lo estimula por medio de la conservacin de los documentos que res-guarda el Archivo Histrico del Agua (AHA). En convenio realizado desde 1994 con el CIESAS, el AHA recupera, conserva y concentra la documentacin en torno a la ges-tin del agua desde el periodo colonial hasta la dcada de los ochenta del siglo XIX en Mxico y es uno de los pocos archivos de su gnero en el mundo.

    Introduccin

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  • Desde sus orgenes, las sociedades humanas encontraron la forma de procurarse alimento, agua y abrigo acordes con las caractersticas de los hbitats que colonizaron en el planeta azul. Las primeras formas de subsistencia tuvie-ron larga duracin en la historia de la humanidad, basadas en la caza, la recoleccin y la pesca, y con una vida errante. Las formas agricultoras que siguieron, fundamentadas en la produccin artificial de alimentos, tienen tan slo unos milenios, sin que esto signifique que las formas cazadoras-recolectoras-pescadoras nmadas o seminmadas hayan dejado de existir como hasta el presente. Y as como varia-ron los modos de produccin, igualmente sucedi con las formas de procurarse el agua necesaria, desde aquellas ms antiguas en que stas se us directamente en las fuentes mismas, sin modificacin alguna, hasta las muy elaboradas actuales, que permiten captarla y conducirla desde fuentes muy lejanas hasta las viviendas, pasando por su empleo como fuerza motriz y otros muchos y varia-dos aprovechamientos.

    Las obras hidrulicas en las pocas prehispnica y colonial

    Entre los habitantes que poblaron Amrica, y particu-larmente el territorio del Mxico actual, la relacin con el agua sigui caminos similares a los del resto de la huma-nidad. La primera domesticacin de una planta y el inicio del cultivo tuvo lugar hace 10 mil aos (Cucurbita pepo, calabaza). Ms tarde, en una poca an no determinada pero que seguramente tuvo lugar en el curso del desa-rrollo de la actividad agrcola, los cultivadores incipientes ensayaron y perfeccionaron los mtodos y tcnicas para asegurar el suministro de agua para beber, para irrigar los campos y muchas otras que cristalizaron en el curso de los siglos y que hoy conocemos parcialmente gracias a las investigaciones arqueolgicas e histricas realizadas sobre todo a partir del siglo XX.

    Enseguida se presenta una sntesis de los tipos de obras hidrulicas que existieron en la antigua Mesoam-rica (superrea cultural que en el siglo XVI abarcaba el centro y el sur de Mxico y gran parte de Centroam-rica), as como las fuentes de agua utilizadas, haciendo

    Teresa Rojas Rabiela

  • 10 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    notar que son tipos ideales, puesto que casi siempre las instalaciones tuvieron ms de una funcin y se vincularon con ms de un tipo de agua (pluvial y de manantial, por ejemplo):

    Captacin, conduccin, almacenamiento y distribu-cin de agua para usos domsticos, de aguas pluviales, perennes superficiales y subterrneas.

    Conduccin, control y drenaje de aguas pluviales para evitar inundaciones.

    Conduccin y drenaje de aguas de desecho (negras) de las poblaciones rurales y urbanas.

    Provisin de agua para la irrigacin agrcola. Control, aprovechamiento y desage de zonas lacus-

    tres y pantanosas. Recreacin y ritualidad.

    Obras hidrulicas para usos domsticos

    Agua de lluvia. La recoleccin y el almacenamiento de agua pluvial fueron prcticas comunes en Mesoamrica desde tiempos muy antiguos, fuera en recipientes en depsitos subterrneos, o a cielo abierto. El agua se captaba mediante canales y zanjas, aprovechando el agua rodada (en patios y casas, o en el campo, en jageyes, mediante bordos, entre otros), o bien, conducindola desde los techos de las

    viviendas y edificios por medio de canoas o canjilones de madera o pencas o canalitos, a los depsitos. En las vivien-das el agua se almacen en recipientes de barro, enterra-dos o no, as como en pilas o piletas de barro, cal y canto, piedra, excavados en el suelo, recubiertos o no con piedra o argamasa y estuco.

    Entre los almacenes subterrneos domsticos de mayor antigedad en el rea se encuentran los de San Jos Mogote (1000 a.C.) y Tierras Largas (1000-900 a.C.), Oaxaca (Marcus 2006:233). Otros depsitos subterrneos son los chultunes o cisternas mayas, que se cuentan por miles en la pennsula de Yucatn, que fueron vitales para los asentamientos prehispnicos y que persis-ten hasta el presente (Zapata 1982).

    En lo que respecta a los depsitos pluviales a cielo abierto, destacan los jageyes, que fueron muy comunes en el centro y el sur de Mxico, en especial en las zonas ridas y semiridas donde el nivel fretico estaba muy bajo o el suelo era rocoso y resultaba muy difcil alcan-zarlo mediante la excavacin de pozos someros. A los jageyes, hechos artificialmente o acondicionados apro-vechando hondonadas naturales, situados en terrenos cercanos a cerros y lomeros, se canalizaba el agua de las pequeas corrientes pluviales o de los escurrimientos de los cerros y techos aledaos. Otro tipo de depsito pluvial prehispnico, recientemente identificado por el arque-logo Lorenzo Ochoa en la Huasteca meridional, y a dife-rencia de los jageyes que son de tierra, est recubierto con piedra basltica columnar. Se trata de al menos cuatro

    Vestigios de tres antiguos chultunes y tres pozos ocultos en una aguada, Yucatn, 1844

    rea de recoleccin de agua de un chultn o cisterna maya. Yakal Xiv, Yucatn, 1888

  • 11Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    grandes depsitos situados en la antigua poblacin-mer-cado de Tzicoac-Cacahuatenco (Veracruz), que provean de agua a sus pobladores durante todo el ao.

    As como hubo asentamientos que nicamente tuvie-ron acceso al agua de lluvia para abastecerse, otras se sur-tieron de fuentes permanentes. De acuerdo con Doolittle (1990), la construccin de acueductos en el Mxico antiguo pas por las siguientes tres etapas: 1) acueductos de tierra, bajos y cortos (como el de Loma La Coyotera, Oaxaca); 2) acueductos hechos de varas y troncos entre-tejidos con piedras, tierra y cspedes, que servan para rellenar y atravesar algunos barrancos y, 3) acueductos sobre taludes hechos de cal y canto y estucados.

    Los tres acueductos prehispnicos mejor conocidos por las fuentes histricas y parcialmente por la arqueo-loga son del Posclsico, de la cuenca de Mxico, y corresponden al tercer tipo: Chapultepec, Acuecuexco (Coyoacn) y Tetzcotzinco (Acolhuacan). Los dos pri-meros abastecieron a la gran urbe insular de Tenochtitlan, mientras que el tercero, conocido popularmente como los baos de Nezahualcyotl, combin varias funciones (irrigacin, recreacin y agua para usos domsticos), y es el nico cuyos restos se conservan en buen estado hasta la fecha.

    Aguas subterrneas: pozos verticales. La perforacin de pozos verticales para alumbrar aguas fue un procedi-miento comn para surtir a las poblaciones y en ocasiones tambin para irrigar. Sin embargo, se conoce poco sobre sus caractersticas, antigedad y distribucin, con la excep-cin de uno de los ms antiguos, que tiene 4.7 metros de profundidad y fue identificado por Neely en San Marcos Necoxtla, Puebla, fechado nada menos que en 7900 a.C. (Marcus 2006:236).

    Otros pozos artesianos, an sin fechar, fueron localiza-dos en la Mesa de Metlaltoyuca, en la Huasteca meridio-nal, Veracruz, por Ochoa. Uno de ellos, por ejemplo, muy bien conservado, es de forma rectangular con paredes per-fectamente forradas con lajas y cuenta con una escalera de acceso hecha con el mismo material y que llega hasta el espejo de agua, situado actualmente a unos tres metros de profundidad.

    En las tierras bajas mayas se han localizado varios pozos de una profundidad mayor a los 13 metros en el sitio de Dzibilnocac, a unos 50 kilmetros de Edzn

    (Campeche) (Marcus 2006:237); pero el perfil de otros, junto a los de varios chultunes, se puede observar en una lmina de Catherwood, correspondiente a un punto entre Ticul y Bolonch (Yucatn 1844, en 1978, lm. XVIII). De otra imagen del mismo artista proviene una impor-tante pista sobre la posible forma de extraer el agua de los pozos en Mesoamrica, dado que todo parece indicar que la polea no se utiliz.

    Obras hidrulicas para la irrigacin agrcola

    Si el agua de lluvia fue durante milenios la fuente primor-dial que aliment los cultivos, esto no impidi que tal agricultura de temporal (posible de practicar con hasta

    Irrigador con su uictli o coa de hoja en un posible derramadero, Cdice Florentino, siglo XVI / Extraccin de agua sin auxilio de polea. Saba-ch, Yucatn, ca. 1844

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    600-700 milmetros de lluvia promedio anual) se com-binara desde pocas muy antiguas tambin, con alguna forma de riego y que, con el tiempo, ste fuera adqui-riendo cada vez ms importancia. De hecho, los restos de sus obras son, en forma similar a los de las plantas domes-ticadas, una clara evidencia del desarrollo civilizatorio alcanzado por las antiguas sociedades mesoamericanas.

    El riego cumpli dos fines bsicos: 1) incrementar los rendimientos tanto de las plantas cultivadas (productivi-dad agrcola) como del trabajo humano (productividad del trabajo, las horas-hombre invertidas por superficie cultivada) y, 2) servir como instrumento para ampliar la frontera agrcola, dado que la irrigacin permiti coloni-zar ms tierras (cada vez ms altas o ms bajas, ms ridas y con lluvia errtica o insuficiente o sujetas a heladas y granizadas) y dar lugar al cultivo continuo de la tierra.

    Esto sin mencionar que con las obras hidrulicas fue posi-ble aprovechar los enormes depsitos de agua representa-dos por los humedales existentes en diversas regiones del rea, al abrirse zanjas para controlar los flujos, desecar y cultivar en los terrenos rescatados, construir plataformas artificiales para establecer viviendas y contar con vas de navegacin, de gran importancia en estas sociedades sin animales de trabajo.

    Desde el punto de vista de su distribucin, la irrigacin en Mesoamrica puede caracterizarse como dispersa y las obras como de pequea y mediana escalas. Entre las excepciones destaca la cuenca de Mxico, con un con-junto de estructuras hidrulicas monumentales que los espaoles encontraron en funcionamiento cuando llega-ron a la regin. Pero es un hecho que antes del periodo tardo existieron obras de grandes dimensiones en otras regiones, como por ejemplo el canal y la presa de Teopan-tecuanitlan (Guerrero), sitio olmeca poblado entre 1400 y 600 a.C.

    En todo caso, la predominancia de la pequea y la mediana escalas se vincula con el tamao de los ros exis-tentes en las zonas ridas y semiridas de la Meseta cen-tral y la vertiente del Pacfico, mientras que los grandes ros se localizan en las zonas ms hmedas y con altas pre-cipitaciones, donde el riego es por lo general innecesario. El primer estudio panormico sobre la distribucin de los regados en Mesoamrica se lo debemos a ngel Palerm (1954, en 1972), quien document la existencia de 382 puntos con mencin de riego prehispnico diseminados en diecisis estados del Mxico actual, que resultan de la suma de 292 pueblos con dichas referencias, ms las correspondientes a Las huertas y el regado y a El cul-tivo de cacao y el regado.

    Palerm observ, con razn, que el rea de distribucin de la irrigacin en Mesoamrica coincide, y no por azar, con la de mayor concentracin demogrfica, urbana, poltica y militar del momento previo a la conquista. Tuvo especial densidad e importancia en la cuenca de Mxico, el valle de Morelos (ros Atoyac y otros tributarios del Balsas), los valles de Tlaxcala y Puebla (ros Atoyac y Nexapa), la Mixteca baja (Ro Salado), Hidalgo (ros Tula y Grande de Tulancingo), Guerrero (ros Balsas y Tepalca-tepec), valle de Oaxaca, cuenca de Ptzcuaro, varios ros y cuencas en Colima y Jalisco, Veracruz y Campeche.Acueducto monumental de Teopantecuanitlan, Guerrero, 2008

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    Sistemas de riego con instalaciones permanentes o temporales

    La irrigacin permanente tuvo como base el agua de manantiales, ros y arroyos de caudal constante, sobre todo en los tributarios ms que en ros mayores, debido sobre todo a la naturaleza de las intrincadas topografa e hidrografa de Mesoamrica. Los caudales de los grandes ros pocas veces pudieron utilizarse en sistemas de riego continuo debido a su gran variacin estacional y a su des-nivel respecto a los terrenos adyacentes. As, casi todos los casos conocidos de riego a partir de manantiales y ros y arroyos pequeos y medianos contaron con presas derivadoras temporales destinadas a irrigar durante la temporada de secas. Estas presas, hoy lo sabemos, cons-tituyen un recurso tcnico antiguo muy extendido y con pervivencia hasta el presente.

    Las instalaciones bsicas para el riego consistieron en presas, de las que fundamentalmente hubo dos tipos distintos: almacenadoras permanentes y derivadoras ef-meras o temporales; as como canales (de tierra, piedra, madera, barro, piedra con estuco, argamasa-calicanto), acueductos sobre taludes de tierra para conectar vanos entre barrancas, lomas, montaas y otros accidentes topo-grficos y, posiblemente, depsitos o embalses secunda-rios cuya finalidad era la de regular el flujo enviado por los canales y elevar el nivel para irrigar mayor cantidad de tierra.

    En lo que respecta a la conduccin, diversos autores afirman que el riego llegaba a las parcelas de cultivo en

    forma directa desde las fuentes de agua por medio de tomas y redes de canales que recolectan el fluido en los cursos de los ros permanentes. Las evidencias ms deta-lladas indican que las tomas se hacan encauzando las corrientes con bordos-cortinas hechos de tierra, piedras, estacas, ramas y cspedes, es decir, con presas derivadoras flexibles y, luego, con canales de tierra o recubiertos.

    Las formas de los canales desarrollados en Meso-amrica fueron, en orden cronolgico, las siguientes: en corte y en forma rectangular (Teopantecuanitlan, Gue-rreo); trapezoidal (Santa Clara Coatitln, Mxico); en U (Tlaxcala) y escalonado (Xoxocotln, Oaxaca). Ms tarde apareci la forma de V (Otumba, Mxico y Tula, Hidalgo) (Doolittle 1990:8).

    La existencia de compuertas es materia de contro-versia, si bien por lo general se admite el uso de formas incipientes de algn mecanismo para abrir y cerrar el flujo, consistente en meras obstrucciones con tierra y piedras (echar presa) o bien de compuertas principales y des-lizantes. He propuesto que al menos uno de los tipos de compuertas antiguas habra sido a manera de entarimado de tablones que girara sobre su eje superior. Los registros en fuentes pictogrficas son tres: uno en la Matrcula de tributos, otro idntico en el Cdice Mendocino y el tercero, algo dife-rente, en el Cdice Cozcatzin, todos procedentes de la cuenca de Mxico.

    Entre los sistemas hidrulicos de riego permanentes ms clebres y antiguos de Mesoamrica estn

    Canal petrificado de Hierve el Agua, Oaxaca, 1993 Dos compuertas en glifos de dos lugares situados en la cuenca de Mxico. Cdice Mendocino y Cdice Cazcatzin, siglo XVI

  • 14 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    los de Cuicuilco (Distrito Federal); Teopantecuanitlan (Copalillo, Guerrero), con un canal monoltico que pudo haberse empleado para riego, y una presa almacenadora cuya relacin con el canal an se investiga; Xoxocotlan, Monte Albn (Oaxaca), que cuenta con una presita alma-cenadora de cal y piedra recubierta con una capa de cal, de la que parte un canal que corre por ms de dos kilme-tros e irriga las laderas. Un tercer sistema antiguo es el de Santa Clara Coatitlan (Estado de Mxico), formado por la canalizacin de una corriente temporal, que se extiende por dos kilmetros y que luego se ramifica en canalitos. Un cuarto, quizs el ms clebre, es el de la presa Purrn o Maquitongo (Tehuacn, Puebla), una de las ms antiguas y monumentales, en realidad un complejo de obras hechas en la boca de la caada del arroyo Lencho-Diego. La presa se empez a construir en el Formativo medio (ca. 750-600 a.C.) y se utiliz durante 900 aos, hasta alrededor de 200 d.C. (referencias en Rojas Rabiela 2009).

    Gracias a la combinacin de los estudios arqueolgi-cos e histricos se conocen otros muchos casos de este tipo, alimentados con fuentes permanentes, destinados al riego o que tuvieron usos combinados, entre los que estn los siguientes: sistemas hidrulicos del valle de Tehuacn (Puebla); sistema hidrulico del Tetzcotzinco (Estado de Mxico); sistemas hidrulicos de Hierve el Agua y la Caada de Cuicatln (Oaxaca); sistema de riego perma-nente del ro Teotihuacan (Estado de Mxico); sistema de riego permanente del ro Tula, Teotlalpan (Estado de Mxico e Hidalgo); sistema de riego permanente del valle de Cuernavaca (Morelos); sistema de riego permanente

    de la cuenca del ro Nexapa (Puebla), entre otros muchos (referencias en Rojas Rabiela 2009).

    Sistemas de riego con presas derivadoras transitorias

    Ya me refer a estas estructuras flexibles y transitorias construidas para represar arroyos y ros con objeto de irri-gar las tierras adyacentes durante el estiaje aprovechando la gravedad. Ampliamente distribuidas en las regiones agr-colas del centro, el sur y el Pacfico de Mesoamrica, estn an parcialmente en uso en Mxico y otras partes del mundo. Estos embalses, presones o azudes (trmino de origen rabe para estructuras similares en el Viejo Mundo) se forman al represar el agua con bordos o empalizadas hechas con troncos, cauela o varas entretejidas, piedras, tierra y cspedes, en el cauce de alguna corriente, para obli-gar a las aguas a desviarse a un canal previamente cons-truido (Obras hidrulicas en la Amrica colonial 1993:240) e irrigar las parcelas situadas en las riberas, aguas abajo, aprovechando la fuerza de gravedad. El agua repre-sada se ha utilizado por lo general durante la temporada de secas y sus estructuras son arrastradas y destruidas durante el siguiente temporal veraniego cuando los ros aumentan su caudal y el riego es ya innecesario. Hay algunos ejemplos arqueolgicos, como los del ro (permanente) Xiquila y el arroyo del Can Tecorral (temporal) (Oaxaca), y otros varios provenientes de fuentes histricas como los del ro Tacuba (Prez Rocha 1982), Cuautitln (Rojas Rabiela

    La presa para almacenar agua ms importante de las encontradas hasta ahora es la presa Maquitongo-Purrn, Tehuacn, Puebla, 2005

    Presa temporal o efmera, Putla, Oaxaca, 1984

  • 15Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    1974; Strauss 1974) y Cholula (Reyes 1976). Su posi-ble registro pictogrfico puede observarse en el Lienzo de Zacatepec nmero 2 (Mixteca de la Costa).

    Sistemas de riego con agua pluvial

    Estos sistemas de riego por inundacin o avenidas, cono-cidos como derramaderos, son una especie de presas efmeras en miniatura cuyos bordos o cortinas se constru-yen en las laderas montaosas con materiales locales tales como palos, ramas, tierra y piedras, con el fin de distribuir los escurrimientos pluviales sobre un rea mayor que la que cubriran en forma natural; en ocasiones cuentan con canalitos de tierra. El agua y los sedimentos (aluvin, lama) se encauzan a las parcelas adyacentes con el objetivo de asegurar las cosechas del ciclo de temporal, convirtindose poco a poco en un tipo de terraza agrcola llamada, preci-samente, presa, atajadizo, lama-bordo o trinchera. Sus restos antiguos se encuentran en Tepeaca, el valle de Oaxaca, la Mixteca Alta, el Ro Salado, el valle de Teotihua-can y Tepetlaoztoc, as como en Chihuahua, entre otros (Rojas Rabiela 1988:120).

    Sistemas de humedad/riego en lagunas estacionales, arenales y vegas

    La agricultura de humedad se ha practicado en terrenos naturalmente hmedos que no requieren riego ni lluvia. Su distribucin fue dispersa y relativamente limitada en tr-minos de superficie y comprende una gama relativamente amplia de tipos, desde aquellos en lechos y playones de ros, hasta otros en lagunas que se secan parte del ao, zonas con alto nivel fretico o con suelos que retienen la humedad (especialmente en laderas montaosas des-montadas para la agricultura), as como en hoyas hme-das. Los conocemos mediante documentos histricos y ejemplos etnogrficos, habida cuenta de su pervivencia, sobre todo en el estado de Guerrero. Los mejor descritos se ubican en Tepecuacuilco; Comelagarto, Totolapa, donde se denominan huertos en bajiales (Armillas 1949); Oapan y Tetelcingo, donde se elaboran tecalis en los are-

    nales del ro; a todo lo largo del Balsas, desde Tlacozotitlan y Mezcala, en donde existen huertos de humedad y en los arenales del ro Tlapaneco y sus tributarios, en donde se construyen terrenos artificiales conocidos como trompe-zones, tlachiquihuites o tequichiquihuites (referencias en Rojas Rabiela 2009).

    Sistemas hidrulicos y formacin de lagunas artificiales

    La capacidad de los prehispnicos para realizar obras hidrulicas con fines mltiples (agrcolas, cra de plantas y animales acuticos, navegacin) una vez ms queda de manifiesto al conocer algunos casos de formacin artificial

    Plano de la vega irrigada de Tlalcosautitlan, Chilapa, Guerrero, siglo XVI

  • 16 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    de lagunas, en realidad embalses o presas. Por lo pronto pueden citarse tres casos: el de la laguna-presa de Totoltepec, en el norte de la cuenca de Mxico, vinculado con el sistema de riego del ro Cuautitln (Rojas Rabiela 1974); el de Coatepec-Tula (Hidalgo) y el de Amanalco (Estado de Mxico). A propsito de esta habilidad para formar cuerpos de agua artificiales, lo mismo que para deshacer cuerpos de agua naturales mediante el drenaje y su uso productivo, puede afirmarse que se manifest no slo en las regiones altiplnicas del centro, sino por igual en los humedales de las tierras bajas tropicales, en donde la intensa sequa estacional fue el detonador que impuls la construccin de camellones agrcolas que al mismo tiempo servan para conservar el agua de esos importan-tes depsitos naturales, que para habilitar vas de navega-cin mediante canales y para aprovecharse de la fauna y la flora en la caza, la pesca y la recoleccin (Siemens 1998).

    Sistemas de riego con agua subterrnea

    Riego manual o riego a brazo. La irrigacin manual se practic en poca antigua utilizando agua de pozos, lagunas, canales y embalses en gran variedad de parcelas agrcolas, sobre todo en aquellas sometidas a cultivo inten-sivo como las chinampas, los campos drenados, terrazas y arenales, entre otros, como riego de auxilio o bien para producir una segunda o una tercera cosechas anuales en la misma parcela. Los recipientes utilizados han sido cnta-ros, bateas, jcaras, tecomates, cucharones, prtigas con bolsas (zoquimaitl), remos y otros. Su prctica representa una forma muy eficiente de usar el agua, si bien implica una alta inversin laboral, ya que adems del trabajo nece-sario para sacarla del depsito, est el de su aplicacin planta por planta o en los canalitos de las parcelas.

    Las evidencias arqueolgicas de pozos someros para riego datan del ao 1000 a.C. y proceden de dos sitios del Formativo: Abasolo y Mitla, en el valle de Oaxaca, y probablemente tambin de otros lugares de ese valle: Zaachila, San Lzaro Etla y San Jos Mogote, donde su prctica puede observarse hasta el da de hoy (Flannery 1983, en Marcus 2006:233).

    Obras hidrulicas para la conduccin, el control y el drenaje de aguas pluviales

    La mayora de las antiguas ciudades mesoamericanas cont con desages subterrneos que corran por sus edifi-cios y patios y que, en ocasiones, se conectaban con redes de acequias externas en las orillas y ms all, para irrigar parcelas agrcolas. Entre los casos ms antiguos estn La Venta (Tabasco) y San Lorenzo Tenochtitlan (Veracruz), dos sitios olmecas, pero que no fueron los nicos dado que urbes posteriores como Teotihuacan, Tula, Tajn o Cem-poala contaron con desages. Tratamiento aparte merece un edificio monumental del Tajn, conocido como la gran

    Irrigacin manual con cntaro. Cdice Florentino, siglo XVI

    Ductos de piedra con tapa procedentes de San Lorenzo Tenochtitlan, Veracruz, 2008

  • 17Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Xicalcoliuhqui, cuya funcin para controlar inundaciones en su interior parece plausible.

    En San Lorenzo Tenochtitlan, que floreci entre 1500 y 500 a.C., se emplearon alcantarillas, tuberas de barro hechas de piezas ensambladas, as como acueductos subterrneos de piedra basltica labrada, cuyos tramos se unieron con chapopote o mezcla. Estas instalaciones hidrulicas se combinaron con pozos, cisternas, estanques y otros depsitos de agua, superficiales y subterrneos (Coe 1968). En La Venta, por su lado, hubo canales y alcantarillas de piedra (Heizer 1968).

    Obras hidrulicas para el control de los niveles de agua en zonas lacustres, pantanosas e inundables

    Las lagunas interiores y los humedales jugaron un papel primordial en la historia mesoamericana. Prdigas en agua y recursos naturales, fueron foco de atraccin para las poblaciones humanas desde el principio de la colonizacin del continente. As ocurri en la serie de cuencas endo-rreicas localizadas a lo largo del Eje Volcnico Transversal y en otros humedales existentes en las tierras bajas de Mesoamrica.

    De todas las cuencas y todos los humedales ninguno ha sido ms estudiado que la cuenca de Mxico, por muchas razones; la primera de ellas es su antigua, cons-tante y exitosa ocupacin humana. Durante el periodo Formativo fue el escenario de la aparicin del sedenta-rismo antes de que se practicara la agricultura, raro fen-meno en la historia de la humanidad, que en este caso se relaciona directamente con su riqueza biolgica, tal como

    lo demostr en su estudio de Zohapilco (Tlapacoya, sub-cuenca sur), la arqueloga Niederberger (1976, 1999). Mucho ms tarde, la cuenca de Mxico fue la sede de dos de las grandes urbes prehispnicas, Teotihuacan, en uno de los valles del oriente durante el Clsico, y Tenochtitlan, en plena rea lacustre durante el Posclsico.

    Para enfrentar la paradoja de la desecacin-exceso de agua, vinculada con la estacionalidad climtica y las fluctuaciones en las estaciones mismas, los habitantes de esta enorme cuenca realizaron una serie de obras hidru-licas monumentales, especialmente durante el periodo tenochca y en el marco de una organizacin poltica estatal, que conocemos gracias a numerosas fuentes. La fundacin de Tenochtitlan en plena zona lacustre y su vertiginoso ascenso poltico influyeron de manera directa en el proceso de transformacin ambiental que incluy obras hidrulicas orientadas al control de los niveles de agua para manejar el binomio inundacin-desecacin de los canales, las chinampas, los asentamientos insulares, peninsulares y de las orillas, hasta aquellas encaminadas a proveer de agua a las poblaciones; irrigar los campos agr-colas en las laderas y los valles de su entorno, los jardines y casas de placer; formar lagunas-presas artificiales, entre las ms importantes. El conjunto hidrulico que obser-varon los espaoles a su arribo era especialmente denso, intrincado e interconectado en la seccin del lago de Mxico. Lo podemos apreciar mejor en el Mapa de Upsala o bien de manera sinttica en los elaborados por Palerm (1973, adicionado por Doolittle 1990) y Gonzlez Apa-ricio (1973), compuesto por diversos diques (albarradas o albarradones); calzadas-dique (con esa doble funcin); canales de navegacin, riego y drenaje de distintas dimen-siones y formas y diversos materiales; presas almacenado-

    Desages en la antigua ciudad de Cempoala, Veracruz, 1890-1891 Presa-laguna artificial de Cohuatepec-Tula, Cdice Durn, siglo XVI

  • 18 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    ras y derivadoras; cajas de agua; puentes de entarimado; compuertas y embarcaderos, entre los principales. La infraestructura hidrulica permiti la vida urbana, la comunicacin lacustre y, gracias a los puertos de canoas, la interconexin entre la propia cuenca y el exterior, el resto del imperio. Pero, sobre todo, sent las bases para la construccin de chinampas, suelo artificial para el cul-tivo intensivo y para la habitacin, mediante tcnicas que combinaban drenaje y creacin de suelo (adicin de tierra y materia orgnica palustre), que permiti incrementar la base productiva y la sostenibilidad urbana del Estado mexica.

    Pero si las chinampas son las parcelas artificiales ms clebres en su tipo, no fueron las nicas en Mesoamrica ni tampoco en la Amrica precolombina. As lo revelan diver-sos vestigios a manera de configuraciones o huellas impre-sas en el terreno, que hablan de su antigua presencia en zonas que en el pasado contaron con humedales denomina-

    dos campos elevados o levantados, o bien, camellones, chinampas de tierra adentro o campos drenados, y se han registrado en Mxico, Surinam, Venezuela, Colombia, Ecuador, Per y Bolivia, en tierras bajas tropicales lo mismo que en valles altiplnicos (Denevan 1970, 1980, 1982).

    En Mesoamrica, los vestigios de este tipo se con-centran en las tierras bajas, desde Belice hasta el norte de Veracruz (desembocadura del ro Nautla, Veracruz); llanura aluvial del ro Candelaria, Campeche; regin del ro Bec, Campeche y Quintana Roo; El Petn, Guatemala; ro Motagua y Ula, Guatemala y Honduras. En los altipla-nos se tiene a Teuchitln, Jalisco; Teotihuacan, Mxico, suroeste de Tlaxcala y valle de Toluca, Estado de Mxico y tierras levantadas o melgas se reportan en Tenango del Valle y Tuxtla, Estado de Mxico (referencias en Rojas Rabiela 2009).

    Para concluir esta seccin sobre las obras hidrulicas prehispnicas es oportuno mencionar, en primer lugar, la

    En las chinampas se practic una de las agriculturas ms intensivas de Mesoamrica, Tlhuac, Distrito Federal, 1579

  • 19Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    relativa diversidad de soluciones tcnicas empleadas por los mesoamericanos para manejar el agua y satisfacer sus necesidades, en condiciones ambientales que fluctuaban entre la aridez de valles como el de Tehuacn y la extrema humedad de la cuenca lacustre de Mxico o de las tierras bajas mayas, y en el contexto de un desarrollo tecnol-gico especfico. Este desarrollo debe entenderse como la conjuncin de las tcnicas y las formas de organizacin socioeconmicas y polticas prevalecientes en la poca histrica que aqu abordamos, de tal manera que proble-mas como el de los instrumentos de trabajo en Mesoam-rica, todos manuales, de madera, piedra y, en ocasiones, metal (cobre duro), deben ser entendidos en el marco especfico de la sociedad en la que se empleaban, conco-mitantes con una fuerza laboral polticamente organizada por el Estado. Nos referimos sobre todo a los sistemas orientados a la aplicacin del trabajo a gran diversidad de tareas colectivas, incluyendo las obras pblicas y, por supuesto, las hidrulicas. Este tipo de organizacin de la sociedad corresponde, desde el punto de vista tipol-gico, y guardadas las diferencias del caso, a las que auto-res como Marx y Wittfogel denominaron orientales o hidrulicas del Viejo Mundo. Esta forma de analizar a las sociedades mesoamericanas nos permite entender mejor el tipo de desarrollo tcnico que observamos en el rea, sin aplicacin de la rueda en mquinas, ni animales de tra-bajo ni hierro, por ejemplo. Lo anterior significa, sin lugar a dudas, que las sociedades mesoamericanas desarrollaron una serie de soluciones tcnicas de carcter ingenieril para aprovechar los recursos hidrulicos disponibles, siempre en el marco de las condiciones de la poca.

    Desde el punto de vista tcnico podemos resumir de la siguiente forma lo bsico en materia hidrulica: el agua se condujo y se desaloj por medio de canales de tierra, de argamasa (cal y arena) y de cal y canto (estuco) exca-vados o sobre acueductos fundados en terraplenes; por canales de piedra o barro ensamblados o pegados, con o sin tapa, o por canales porttiles de madera (troncos ahuecados), pencas de maguey u otros materiales. El agua se guard, se condujo y canaliz con presas; las primeras, almacenadoras; las segundas, temporales o efmeras, hechas con tierra, piedras, estacas, csped, ramas y arena. El agua se almacen temporalmente para formar lagunas con una doble funcin: agrcola y de cra de plantas y ani-

    males acuticos. El agua se repres y separ en comparti-mentos con diques o calzadas-dique y, simultneamente, se canaliz y dren por medio de alcantarillas y compuer-tas para conseguir el control de los niveles estacionales en lagos y humedales (para hacer posible el asentamiento, el cultivo, la navegacin, el acceso a agua para beber y la cra de productos biolgicos acuticos). El agua se capt y almacen en la superficie o en el subsuelo para dar de beber a la poblacin por medio de cisternas y otros depsitos; asimismo, se busc en el subsuelo mediante pozos para abastecer a pueblos y ciudades y para irrigar. El agua se encamin y guard temporalmente para amai-nar su fuerza y proteger a las poblaciones. Los conductos

    Los tlalhuicas y sus tierras de riego segn los informantes de Sahagn, Cdice Florentino, siglo XVI / Los almcigos de lodo en las chinam-pas de la cuenca de Mxico se hacan con el zoquimaitl o zoquicuero, Tlaxialtemalco, Xochimilco, 1995

  • 20 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    del agua se cerraron y abrieron con compuertas forma-les, o bien, temporalmente con materiales del entorno inmediato (lodo, piedras, ramas). Al agua excedente de presas, depsitos u otros se le daba salida por vertedores de demasas. En la agricultura, el agua se distribua inun-dando la parcela con derramaderos, o bien por medio de canales, zanjas, bordos, surcos, camellones, pozas, cajetes, terrazas y metepantles (bancales).

    Y llegaron los espaoles las obras hidrulicas en la poca novohispana

    Lo ocurrido en materia hidrulica a partir de la llegada de los espaoles a Mesoamrica fue mucho ms all de un mero cambio tcnico en el que se sustituyeran unos artefactos y materiales (de madera y piedra) por otros (metlicos), y se introdujeran mquinas y especies por completo desconocidos, como las anorias, los molinos o los animales de trabajo. Estas innovaciones significaron una verdadera revolucin tecnolgica en el sentido de que vinieron acompaadas de un nuevo sistema sociopo-ltico y cultural que dio sentido distinto a esas cosas y desencaden nuevos fenmenos. Esto no niega que las herramientas permitieron excavar los pozos y los dep-sitos de agua (jageyes, cisternas, pozos, acueductos subterrneos) a mayor profundidad, que la rueda hidru-lica, la palanca, el torno y la polea, aligeraron el trabajo de extraer y elevar el agua, que los animales, solos o en com-binacin con la rueda (carretas, carretillas), incrementa-ron la eficiencia del transporte terrestre y liberaron a los tamemes/cargadores humanos, y que el arco en acueduc-tos y puentes permiti conducir el agua a mayores distan-cias y conectar los caminos con mayor eficiencia.

    Pero igual: los cambios de fondo, los que revolucio-naron el estado de cosas en materia tcnica, se dieron en los mbitos sociopoltico, econmico y cultural. As, en el terreno jurdico, uno de los cambios ms profundos se dio en el terreno de los derechos sobre el agua; en lo socio-organizativo, en el coatequitl (corve) o sistema de trabajo colectivo y obligatorio aportado en la poca prehispnica por la gente comn para la construccin y el mantenimiento de las obras hidrulicas y pblicas en general. Unos y otros produjeron infinidad de conflictos

    judiciales y cotidianos entre los europeos y los pueblos de indios. Los molineros y dueos de trapiches, ingenios y batanes, dotados con mercedes reales adquirieron la pro-piedad de la tierra y el derecho de uso del agua para mover su maquinaria o irrigar sus campos, lo que, ms tarde o ms temprano, trastoc el funcionamiento de los siste-mas hidrulicos mesoamericanos desde el punto de vista tcnico, pero no slo eso, tambin cambi el sentido todo de la organizacin sociopoltica que los haca funcionar (construccin, mantenimiento), nutrida por su sentido de utilidad colectiva y de reciprocidad social.

    En los inicios de la poca novohispana, la mayora de los sistemas hidrulicos prehispnicos fue utilizada por los espaoles sin mayores modificaciones, pero pronto trans-formaron tcnicamente estos sistemas con la incorpora-cin de las nuevas mquinas, tanto como por la necesidad de irrigar porciones territoriales continuas y de mayores dimensiones, al irse consolidando la propiedad territorial en sus manos, en detrimento de la de los pueblos (y en el contexto de la baja demogrfica indgena). Pero las conti-nuidades fueron tambin muy importantes y significativas hasta el punto en que muchas de ellas han pervivido hasta el presente.

    Otros elementos y estructuras hidrulicas existieron por igual en el Viejo Mundo que en Mesoam-rica (paralelismos), si bien con sus diferencias, entre ellos: acueductos, canales, presas de almacenamiento, presas derivadoras, pozos vertica-

    Molino y batn en un documento pictogrfico, Cdice de Tepetlaoz-toc, siglo XVI / Dos hombres se ocupan de irrigar con ayuda de bim-baletes, 1908

  • 21Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    les, diques y calzadas-dique, superficies de recoleccin de agua de lluvia (impluvio) en patios y techos de edificios, con sus correspondientes conductos (tubos, canalitos) y depsitos de almacenamiento (aljibes, cisternas, pilas, albercas); compuertas; vertederos; ductos subterrneos y alcantarillas para el drenaje de aguas negras.

    Las innovaciones tcnicas ms significativas del periodo en materia hidrulica son, en un apretado resu-men, las siguientes:

    Palancas. Hasta donde nuestro conocimiento alcanza, stas no fueron empleadas en la poca prehispnica con fines hidrulicos. A la Nueva Espaa llegaron en la forma de un instrumento muy sencillo, originario del antiguo Egipto, el bimbalete (bambilete, cigeal, shadouf), que permite a un solo hombre extraer y elevar el agua de pozos, lagunas y ros con una prtiga colocada sobre una horqueta o caballete que tiene en un extremo un reci-piente y en el otro una piedra que le sirve de contrapeso. Lleg a la Nueva Espaa en fecha no determinada, pero su presencia se registra en Ro Verde (San Luis Potos); Lago de Chapala y Guadalajara (Jalisco), Guanajuato e Irapuato (Guanajuato). Otra palanca manual estuvo en uso hasta no hace muchos aos en el lago de Ptzcuaro, que se com-binaba con un cucharn de madera con el fin de irrigar las parcelas contiguas.

    Rueda. Sabido es que la rueda fue conocida y empleada en Mesoamrica, en juguetes, rodillos y malaca-tes para hilar, entre otros, pero no en mquina alguna. En la colonia se hizo presente en diversas formas, entre las que destacamos ahora las utilizadas para elevar el agua y para mover maquinaria con fuerza hidrulica: las ruedas hidrulicas (norias, anorias: verticales y horizontales), las poleas (para sacar agua), los tornos (para lo mismo), los molinos (para trigo, caa de azcar y otros, y para batanes de paos) y, ms tarde, los tornillos (de Arqumedes) y los sifones invertidos.

    Los acueductos sobre arqueras, para librar los acci-dentes topogrficos por donde corra la atarjea o tubera, pronto sustituyeron a los acueductos prehispnicos sobre terraplenes. El arco se hizo igualmente presente en los puentes que complementaron o sustituyeron paulatina-mente a los prehispnicos (colgantes o fijos, de troncos o entarimados).

    Las cajas para el control de flujos o cajas repartidoras dotadas con datas (aberturas con dimensiones basa-

    das en la vara, que iban de la paja y el surco hasta el real y el buey de agua, pasando por el limn y la naranja) fueron un nuevo e importante instrumento en lo que toca a los mtodos de distribucin tanto como a los derechos sobre el agua (Galvn 1998:252-260).

    Las compuertas de tablones y deslizantes (Doolittle 1990) sustituyeron a las prehispnicas, sobre las que sabemos muy poco.

    Los animales de trabajo que, al lado de las carretas y carretillas, facilitaron el transporte de materiales y perso-nas, las tareas agrcolas, artesanales, de albailera, entre otros; jugaron por igual un importante papel en algunas de las mquinas basadas en la rueda, para extraer el agua de diversas fuentes como pozos y lagos.

    El establecimiento de molinos, batanes y otros inge-nios mecnicos movidos por agua, antes desconocidos, modific profundamente el uso de los ros y los sistemas hidrulicos indgenas al cambiar de funcin, bsicamente porque, para poder contar con la fuerza necesaria, los nuevos edificios se colocaron en las cabeceras de los ros.

    Otras innovaciones fueron las presas construidas con piedra cortada, ajustada y cementada; presas con contrafuertes y presas de almacenamiento sobre corrien-tes perennes (Doolittle 1990:162), adems de otros elementos arquitec-tnicos como cornisas, remates de los muros o caballetes, sardineles y gr-golas.

    Noria empleada durante la construccin de la primera catedral de la Ciudad de Mxico, Cdice Osuna, siglo XVI / Dos molinos en trmi-nos del pueblo de Tacuba, 1587

  • 22 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Obras hidrulicas novohispanasAnte la imposibilidad de tratar con la amplitud debida la historia de todas las obras hidrulicas de la poca novo-hispana, de las nuevas y de las mesoamericanas que persistieron, recurriremos a exponer algunos ejemplos. As, en materia de aprovisionamiento de agua potable a las poblaciones, pueden citarse en primer trmino los acueductos sobre arqueras. Entre stos, el ms anti-guo y portentoso es el de los arcos de Tembleque, situado entre Zempoala y Otumba (Hidalgo), construido por el franciscano Francisco de Tembleque entre 1553 y 1570, cuya atarjea, que mide 45 kilmetros, corre en partes subterrnea y en partes a flor de tierra. El acue-ducto est compuesto por tres arqueras, con 47, 13 y 67 arcos, respectivamente, el ms alto de los cuales alcanza 1.02 metros y cuenta con alcantarillas para el uso de los pueblos comarcanos (Acueductos de Mxico 1996:97-101; Toussaint 1974:15). Los ejemplos de acueductos son muy numerosos, algunos de los cuales cuentan con arquera sencilla, otros con doble o triple, testimonio de que la provisin de agua era esencial en el extenso pro-grama de fundacin y refundacin de poblados y ciudades emprendido por la corona espaola desde el arribo mismo de Corts a las costas de Veracruz. Pero los acueductos superficiales no fueron el nico recurso empleado con ese fin, puesto que las condiciones locales impusieron otros modelos de aprovisionamiento (recoleccin de agua plu-vial, por ejemplo).

    Las poblaciones coloniales contaron, adems de acue-ductos, con sus complementos, las pilas y fuentes a las que acudan los usuarios a proveerse, incluidos los aguadores que llevaban el agua a los domicilios. Entre las fuentes ms notables y antiguas estn: la elaborada con ladrillo, estilo mudjar, de Chiapa de Corzo (Chiapas), terminada en 1569; la de Tochimilco (Puebla), con sus varios sur-tidores; y la hoy destruida de Texcoco, de perfiles gti-cos, de esbeltos arcos que conducan el agua para varios surtidores (Toussainnt 1974:15-16). Otras muchas se construyeron en conventos, iglesias y santuarios, algu-nas complementadas con aljibes que almacenaban el agua pluvial recogida en los techos y conducida por caos (Toussaint 1974:16), otras surtidas por los acueductos. Las haciendas y ranchos contaron tambin con acueduc-tos, pilas y fuentes para surtir a los campos, el ganado y las personas, cuyo tratamiento sera materia de un estudio especial (Romero de Terreros 1949, en: Acueductos de Mxico 1996:109-128).

    Otro servicio urbano de aparente nuevo cuo fueron los lavaderos colectivos, algunos situados en espacios pblicos, otros en la privacidad de conventos, colegios, hospitales, haciendas y ranchos. Uno de los ms antiguos, del siglo XVI, es el de Xalitic, Xalapa (Veracruz).

    Los acueductos subterrneos o foggaras, cuyo origen es an materia de controversia, se utilizaron desde tiempos muy antiguos en China, el Cercano Oriente y el norte de frica y se difundieron ampliamente en los reinos islmicos de la pennsula Ibrica, lo mismo para

    El acueducto novohispano ms antiguo es el de Zempoala, Hidalgo, 1553-1570 (2005)

    Acueducto de Cuernavaca, Morelos, ca. 1930

  • 23Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    irrigar que para conducir agua para beber. Estos ductos subterrneos reciben nombres como qanat (lanza o con-ducto, en rabe), viajes o minas de agua, y pocera o tajos, y pueden describirse como un conjunto de tneles y pozos que se excavan hasta encontrar agua fretica atrapada, por lo general en suelos de travertino. En Parras (Coahuila, Mxico), por ejemplo, el sistema consiste en un tnel o galera horizontal que funciona como canal subterrneo y capta agua por filtracin del manto fre-tico. Posee una pendiente mnima pero suficiente para conducir el agua por gravedad hasta el exterior en donde es encauzada hasta un depsito y de all se distribuye a las parcelas mediante canales. Los pozos verticales que conectan el canal sirven para excavar la galera y luego para ventilarla y realizar labores de limpieza (Eling y Mar-tnez Garca 2008).

    Las escasas foggaras estudiadas por arquelogos en Mxico, si bien sin fechar, se sitan en el norte (Parras, Viesca y Saltillo, Coahuila) y el occidente (La Venta del Astillero, La Gotera, La Ocotera), y se suman a las de

    Lavaderos del siglo XVI en Xalitic, Xalapa, Veracruz, 2008 / Lavaderos mexicanos, ca. 1908

  • 24 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Tlaxcala y Puebla (en Tehuacn existen 80 en funciona-miento; en los municipios de Tepeaca y Acatzingo, ms de 30; en Valsequillo 130) (Rojas Rabiela 1988:153-154).

    En materia de presas, y como ya se dijo, los espao-les trajeron tipos similares a los mesoamericanos, si bien con algunas diferencias, en particular en las de almace-namiento. Las presas de derivacin eran prcticamente iguales.

    La creacin de lagunas no fue ajena al quehacer hidrulico de los espaoles en tierras americanas, como no lo fue para los mesoamericanos. El caso mejor documen-tado es el de la laguna de Yuriria[pndaro] (Michoacn), producto del ingenio del fraile agustino Diego de Chvez, fundador del convento del lugar en 1544 y que, de hecho, fungi como el primer vaso regulador del ro Lerma. El cronista Basalenque describi la obra que el fraile realiz, e hizo notar que el vaso no se hizo cavando sino apro-vechando algunos bajos y cinegas existentes, que se secaban estacionalmente, en donde se procedi a exca-var una acequia muy ancha y honda por donde condujo

    al Ro Grande hasta formar la laguna (Snchez y Eling 2007:110-111).

    Pero la accin hidrulica contraria tambin tuvo lugar: la desecacin. El programa ms complejo fue el de la cuenca de Mxico, cuyo destino se sell cuando el conquistador Hernn Corts tom la decisin geopoltica de fundar la ciudad de Mxico en el mismo sitio que el de la capital imperial tenochca, la urbe lacustre de Mxico-Tenochti-tlan, basada en la concepcin de una ciudad seca. La ciudad se concibi, se plane y se construy como un asentamiento seco, compacto y reticular, con slidos edificios y rectas calles, en parte por incomprensin del funcionamiento del sistema lacustre prehispnico, en parte como resultado de la concepcin urbana europea de la poca. Esta historia se conoce con todo detalle y es de mucho inters porque la ciudad y la cuenca de Mxico fueron el escenario de los primeros ensayos de nuevas tcnicas y mquinas. Pero es un hecho que inicialmente los espaoles descansaron en la infraestructura hidrulica y en la estructura socio-organizativa que la sustentaba,

    Noria horizontal movida por un caballo, empleada para irrigar, Guanajuato, 1907

  • 25Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    pero cuatro desastrosas inundaciones (1555, 1579-1580, 1604 y 1607) afectaron gravemente a la Ciudad de Mxico, con lo que las autoridades se vieron precisadas a buscar un remedio definitivo: emprender el drenaje de la cuenca mediante la apertura del desage por Huehuetoca (luego convertido en tajo) a principios del siglo XVII.

    En cuanto a las norias, las poleas, los tornos, las palancas, los molinos y dems mquinas, cuyo funcio-namiento se basa en la rueda, su historia est por escri-birse con detalle, pero sin duda fueron utilizadas desde los primeros aos de la colonia en los establecimientos de los espaoles y fuera de stos tambin. As se constata en numerosos documentos, incluyendo algunos pictogrficos, especialmente en tres cdices de la cuenca de Mxico del siglo XVI: Osuna, Aubin y de Tepetlaoztoc. Otras fuentes como son los documentos de archivo, imgenes fotogr-ficas (desde finales del siglo XIX) y registros etnogrficos (siglo XX), nos hablan del uso de norias, poleas, tornos, bimbaletes y molinos lo mismo en haciendas y ranchos,

    que en pueblos de indios. Un sorprendente estudio reciente de Seele (2006) abre una nueva perspectiva sobre la adopcin de las anorias por los campesinos del Ro Balsas, as como de su pervivencia hasta el siglo XX, al que se suma otro breve de Doolittle (1996).

    Las norias verticales con rueda de engranes movidas por ganado caballar, se registran en fotos del periodo por-firiano en Aguascalientes, Guanajuato, Puebla y valle del Mezquital, entre otros. Las norias con cubos de traccin humana, en la Mixteca Alta (Puebla) y en Guanajuato. Las norias de cubos con rosario y traccin animal, en el Lago de Chapala. El torno movido por burros y mulas para extraer agua de pozos, en los valles centrales de Oaxaca, Cuevillas, Hidalgo, Tepeyahualco (Puebla).

    Todo lo aqu consignado, y mucho ms, constituye la materia de nuevas investigaciones actualmente en curso, que darn pistas ms certeras sobre los cambios y conti-nuidades que en materia de tecnologa hidrulica tuvieron lugar del periodo prehispnico al colonial.

    Noria vertical movida con fuerza humana, Mixteca Alta, Puebla, 1908

  • 26 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

  • A lo largo del tiempo, el elemento tcnico y el tecnolgico han sido factor importante por destacar en el uso y el manejo social del agua, as en Mxico como en el resto del mundo. Desde la agricultura hasta la industria, pasando por el abastecimiento urbano y la utilizacin del agua como fuente de energa, diversas son las coyunturas y diferentes los procesos de cambio. En todos ellos destaca un componente comn: la coexistencia de elementos tra-dicionales y modernos en el manejo del agua.

    Los usos agrcolas del agua

    Un lugar comn en la historiografa agraria mexicana es la afirmacin de que durante el periodo colonial y primera mitad del siglo XIX, la agricultura careci de innovaciones tecnolgicas. Que a diferencia de Europa, donde el cambio tcnico y tecnolgico haba ocurrido entre los siglos XVII y XVIII, en Mxico la produccin agrcola haba descansado en la expansin de las zonas de cultivo, en el crecimiento de la frontera agrcola.

    En apariencia, los hechos confirman estas aseveraciones. La llegada de los espaoles y su expansin hacia el norte y el sur de la Nueva Espaa, la depresin demogrfica de la poblacin indgena producto de las epidemias, la existencia de amplias regiones del Nuevo Mundo poco pobladas pero ricas en minerales o con suelos frtiles para la prctica de la agricul-tura y la ganadera, dan la razn a esta postura. Sin embargo, una lectura ms cuidadosa de los procesos agrarios mexicanos nos revelara la existencia de importantes cambios en las regiones ms productivas del territorio. Frente a la falta de desarrollo o de aplicacin de nuevas tecnologas en la Nueva Espaa en las primeras tres cuartas partes del siglo XIX: prcti-cas de barbecho, fertilizantes, rotacin de cultivos, el elemento tecnolgico ms importante de la agricultura estuvo relacio-nado con la administracin del agua (Van Young 1989:234). En otras palabras, la expansin de la produccin agrcola, en particular del trigo, se logr mediante la innovacin tcnica y tecnolgica del riego.

    Uno de estos cambios se sita a mediados del siglo XVIII, ocurre en los valles irrigados por el ro Lerma y tiene que ver con la prctica de una tcnica de manejo de los

    De la tradicin a la modernidad. Cambios tcnicos y tecnolgicos en los usos del agua

    Martn Snchez Rodrguez

  • 28 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    recursos naturales (tierra y agua) semejante a la que se desarroll en Egipto, denominada entarquinamiento en cajas de agua y que consiste en el control artificial y tem-poral de la inundacin con aguas torrenciales mediante la construccin de presas de derivacin, canales y bordos. Esta tcnica ha tenido tanto xito en trminos econ-

    micos y sustentables que an hoy en da agricultores de tres importantes regiones la siguen practicando. De hecho, frente a su desaparicin como tcnica en Egipto y despus de siete mil aos de prctica, su permanencia en Mxico constituye un patrimonio cultural intangible, pues su combinacin con el riego por aspersin, goteo o ferti-irrigacin, permite conservar los beneficios agronmicos y ecolgicos que la caracterizan (Mollard 2008).

    Sin lugar a dudas, uno de los elementos principales en el manejo del agua para las actividades agrcolas y gana-deras, fue la presa. Construidas de ramas, tierra, piedra o mampostera durante el Mxico prehispnico, colonial y hasta finales del siglo XIX, su presencia caracteriz el paisaje rural. En cuanto a su funcin y su diseo, las haba de diferentes tipos: la ms sencilla era conocida como palizada o estacada y consista de una hilera de estacas fijas en el fondo del ro o arroyo atravesadas con ramas o morillos toscos de tal manera que las hojas y la tierra acu-

    Cuenca Lerma-Santiago, 2008

  • 29Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    muladas retuvieran el agua para su derivacin. Este tipo de presa poda medir poco ms de dos metros de alto y su extensin dependa de lo ancho del ro, arroyo o avenida. Debido a su fragilidad, estos artificios con frecuencia des-aparecan en poca de lluvias, pero se volvan a construir gracias a su sencillez y economa.

    Las presas de tierra por lo regular se construan fijando estacas de madera en el fondo del ro o arroyo, que des-pus se cubriran con tierra. Diseadas para resistir mayor presin hidrulica, las presas de mampostera y piedra fueron elemento importante en el manejo del agua para riego. Su trazo y su construccin implicaron una alta especializacin por la forma de utilizar el material, los instrumentos, los equipos, las herramientas y el trabajo humano y animal. Sus muros se hacan con piedra y mor-

    tero; cuando la presa era de contrafuertes se deba tener especial cuidado con los ngulos, ya que la piedra debera tener otro tratamiento. Su diseo y el tipo de material empleado daban no slo mayor resistencia sino tambin mayores altura y longitud.

    La mayor parte de las presas construidas en Mxico hasta finales del siglo XIX se agrupa en la categora de presas de derivacin, en la medida en que su principal fun-cin era desviar agua de una corriente principal para su uso agrcola o industrial. Por lo mismo, un componente impor-tante eran los canales de conduccin, que podan llegar a tener varios kilmetros de longitud dependiendo de la inclinacin del terreno; a menor pendiente mayor longitud y viceversa. Era comn que los primeros metros del canal principal, es decir, los que se desprendan inmediatamente

    Antiguas cajas de agua en Celaya, Guanajuato, ca. 1945 Entarquinamiento en Michoacn, 2002

    104 gto104 gto

    Presas en el Mxico colonial, Irapuato, Guanajuato, 1792

  • 30 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    despus de la presa, fueran tambin de mampostera; el resto se cavaba en la tierra hasta llegar a los campos de cul-tivo donde se bifurcaban para formar los distintos canales de distribucin.

    Debido a su importancia, muchas de las presas de mampostera construidas durante la poca colonial y el siglo XIX an se conservan y son parte fundamental en el manejo del agua en el Mxico contemporneo. No es casual que en diferentes momentos del siglo XX, la Secre-tara de Agricultura primero, la Secretara de Recursos Hidrulicos despus, la Secretara de Agricultura y Recur-sos Hidrulicos posteriormente y ahora la Comisin Nacio-nal del Agua, hayan considerado el mantenimiento, la rehabilitacin o la conservacin de estas obras. Las presas histricas en Mxico, las que se encuentran todava en uso y las que por diferentes motivos han quedado obsoletas,

    permanecen tambin como parte del patrimonio cultural de los mexicanos que es posible disfrutar.

    Otra herramienta, el bimbalete, shadouf o picota, indispensable por su versatilidad en zonas agrcolas mar-ginales o en comunidades de riego con pocas posibilidades de acceder a grandes recursos de agua, si bien su eficiencia era limitada, tuvo un uso extendido en la agricultura de riego mexicana desde la llegada de los espaoles en el siglo XVI hasta la segunda mitad del XX. En un estudio elaborado en 1927 para la regin del Bajo se calcul que un trabajador poda extraer agua 29 veces por minuto. Despus de operar durante cierto tiempo, descansaban un tiempo igual. Se calcula que con este mtodo no se extraan ms de diez litros por golpe, de manera que, contando el tiempo de descanso, cada bimbalete extraa 150 litros por minuto o 2.5 por segundo (Snchez Rodrguez 2005).

    Presa de la Hacienda de Santa Catarina, San Luis Potos, 2005

  • 31Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Los usos urbanos del agua

    Si bien en el sector agrcola mexicano se distingue una diferencia tecnolgica sustancial con relacin al europeo, el uso del agua para abastecimiento urbano y para el movimiento de maquinaria no parece diferenciarse en lo esencial. La presencia del sistema clsico de agua potable en los distintos contextos geogrficos as lo demuestra. Caracterizado por su consumo per cpita mnimo (entre 5 y 10 litros por persona al da), por la diversidad de solucio-nes tecnolgicas para garantizar el suministro (acequias, acueductos, pozos, aljibes), por lo limitado de su alcance, los problemas de calidad y por estar inmerso en un sistema donde el predominio agrcola (riego) es casi absoluto sobre otros usos o consumos, este sistema de abasteci-miento urbano prevaleci sin mayores modificaciones hasta el siglo XIX (Mats Barco 1999:38). En trminos sociales, el sistema clsico de distribucin de agua potable se distingue por presentar un orden preferencial en cuanto a los grupos sociales hacia los que se diriga (para mayor informacin sobre este tema consulte las obras de Loreto 1994, Lipsett-Rivera 1993, Surez y Birrichaga 1997).

    En la Ciudad de Mxico, por ejemplo, los ingenie-ros indgenas idearon un sistema en lnea o clsico con-sistente en la construccin de un acueducto doble que aprovechaba los manantiales de Chapultepec y distribua el agua dentro de la ciudad (Palerm 1973). Con la llegada de los espaoles y hasta finales del siglo XIX esta infra-estructura fue adecuada y complementada con fuentes pblicas. Muchos y variados han sido los acueductos que en Mxico caracterizaron el paisaje urbano. Su monumen-talidad requiri la destreza humana y una fuerte inversin de capital; quiz por esta ltima razn, las ciudades medias y grandes fueron su escenario: Ciudad de Mxico, Morelia, Quertaro, Guadalajara, Zacatecas, Oaxaca, son algunos ejemplos. Como complemento a esta infraestructura esta-ban las cajas, pilas y fuentes que podan localizarse en las terminaciones de los acueductos, plazas pblicas, jardines, claustros, patios de casa, huertas, entre otros.

    Las ciudades que no contaron con acueductos para satisfacer sus necesidades de agua y aun las que tuvieron la posibilidad de construirlos, recurrieron a la captacin del agua de lluvia y al servicio de aguadores. De hecho, estas dos formas de abastecimiento perduraron hasta mediados

    del siglo XX, y en lugares ms marginados hasta la dcada de los aos setenta del propio siglo. Frente a la limitada oferta de agua, los habitantes de Guanajuato, Zacatecas o Mrida, por slo citar tres casos, adecuaron las azoteas de las casas para captar y conducir el agua de lluvia a todo tipo de depsitos: barriles, ollas, aljibes, cajas de agua, pozos. Aun y cuando el consumo per cpita era reducido, esta forma de abastecimiento no satisfaca del todo las necesi-dades y la poblacin tena que recurrir a los aguadores para acarrearla.

    Estos personajes, tan comunes en Mxico, fueron igualmente importantes en el Viejo Mundo desde tiempos antiguos (Malissard 2001:28). Con carretas, a lomo de mula o con su propio cuerpo como medio de transporte,

    Proyecto para acueducto de Ptzcuaro, Michoacn, siglo XVIII / Fuente pblica y aguadores en Guadalajara, ca. 1908

  • 32 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    los aguadores cumplieron durante siglos con la funcin bsica de abastecer a los centros urbanos.

    Otra forma de abastecimiento de agua para las reas urbanas fueron las acequias. Igualmente centenaria, por no decir milenaria, esta forma de dotar de agua fue carac-terstica compartida por ciudades grandes y chicas. Como ningn otro sistema, el uso de canales o acequias en poblaciones estuvo fuertemente vinculado a las prcticas agrcolas y, en especial, a la horticultura. Mltiples son las referencias textuales a la existencia de canales que atrave-saban todas y cada una de las casas de pueblos o ciudades como Uruapan, Jacona, Tanctaro y Atapan en el estado de Michoacn; Parras y Mzquiz en Coahuila; Valle de Allende en Chihuahua; Colotln, Jalisco y Quertaro por citar unos casos (Snchez Rodrguez 2002 y 2005).

    Los usos industriales del aguaComo toda sociedad preindustrial, durante siglos la mexi-cana utiliz la fuerza animal y la hidrulica como fuentes de energa para las actividades textiles, molineras, para la produccin de papel, de azcar, la minera o la siderurgia. Registrados desde el siglo I en el Viejo Mundo y difundido su uso a lo largo del tiempo, el molino hidrulico para el procesamiento del trigo lleg a Amrica con los espao-les desde los primeros tiempos del descubrimiento y la conquista. Uno de tantos ejemplos que se podran citar es el del molino de Santa Mnica que aprovechaba las aguas del ro Tlalnepantla en el actual Estado de Mxico y del que se tienen referencias de su funcionamiento desde 1553 (Lpez Mora 2002:65-66).

    Uruapan, Michoacn, ciudad alegre, 1897

  • 33Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Lo cierto es que desde la invencin de la rueda hidru-lica, hasta finales del siglo XVIII con la mquina de vapor, pocos fueron los cambios en la tecnologa molinera. Si bien a finales del siglo XVIII haba aumentado su efica-cia, la invencin de la mquina de vapor revolucionara la produccin de harinas hasta la primera mitad del siglo XIX. Mxico no fue la excepcin, pero los cambios a partir del siglo XIX en la industria harinera llegaron mucho ms lentamente. La inestabilidad poltica caracterstica de las tres primeras cuartas partes del siglo XIX, sumada a las constantes crisis y penurias econmicas, limitaron las pol-ticas de fomento y la inversin en infraestructura para la produccin.

    A pesar de los cambios ocurridos hacia finales del siglo XIX y principios del XX, el uso del agua como pro-ductora de energa mecnica segua ocupando un lugar

    importante en la industria molinera nacional. De acuerdo con un estudio de la Secretara de la Economa Nacional, fechado en 1934, la fuerza motriz empleada para la pro-duccin de harina era originada por 450 mquinas con capacidad de 14 764 caballos de fuerza, clasificadas de la siguiente manera: 39 mquinas con 2 396 caballos de fuerza correspondan a motores y turbinas de vapor; 78, con 3 104 caballos de fuerza a motores de combustin interna; 152, con 2 637 caballos de fuerza a turbinas y ruedas hidrulicas y 181, con 6 627 caballos de fuerza a motores elctricos. En trminos porcentuales, la fuerza motriz empleada por los molinos tena las siguientes pro-porciones: mquinas de vapor, 16%; mquinas de com-bustin interna, 21%; turbinas y ruedas hidrulicas, 18% y motores elctricos, 45% (Secretara de la Economa Nacional 1934:68).

    Trapiche de Pantitln y cultivo de caa en Morelos (Oaxtepec, Yautepec, 1795)

  • 34 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    La industria azucarera no difera mucho de la harinera en cuanto al uso de tecnologa. La apropiacin de las inno-vaciones producidas a partir de finales del siglo XVIII en el mbito mundial, incluye: incorporacin del vapor como fuente de energa, introduccin de molinos verticales equipados con ruedas catarinas, entre otros. El proceso de modernizacin tecnolgica en esta rama de la econo-ma mexicana se desarrolla a partir de mediados del siglo XIX y hasta principios del XX. Ejemplo de esta situacin de atraso es el hecho de que hasta el ao de 1833 se intro-dujo el primer trapiche accionado por vapor que existi en Mxico, para la hacienda El Mirador en la zona central de Veracruz (Crespo 1988:482).

    A pesar de los esfuerzos modernizadores, la introduc-cin de maquinaria en el proceso de elaboracin de azcar no necesariamente se orient al cambio de la energa utilizada. De los 45 molinos existentes hasta 1890, 17 eran accionados con ruedas hidrulicas, 12 con vapor, cuatro con traccin animal y de 12 no se sabe con certeza (Crespo 1988:484). En resumen:

    Reconocido el fenmeno de la modernizacin azucarera efectivi-zada entre 1850 y 1910, cabe sealar que fue un proceso lento y no integral, con fuertes disparidades entre las diversas unidades productivas y tambin con sorprendentes yuxtaposiciones tcni-cas entre lo tradicional y lo moderno (Crespo 1988:498).

    La segunda revolucin industrial y el manejo del agua

    Si bien podramos destacar las innovaciones tcnicas y tecnolgicas en el manejo del agua antes del siglo XIX, el

    cambio radical en ste y otros muchos aspectos de la vida del hombre ocurri con el proceso conocido como segunda revolucin industrial. Para el caso que nos ocupa, la inven-cin de nuevos materiales de construccin y conduccin: cemento Portland, hierro forjado, acero, fue til por ejem-plo, en la construccin de presas mucho ms altas y resis-tentes, en la introduccin del sistema de red en la dotacin de agua para las poblaciones, la ampliacin de los sistemas de comunicacin y transporte martimo, fluvial y areo. Son stos solo algunas muestras de las transformaciones radicales que ocurrieron desde mediados del siglo XIX.

    El desarrollo de nuevos usos del agua (generacin de energa elctrica sobre todo) posibilit el crecimiento de zonas industriales y la dotacin de satisfactores materia-les que con el tiempo fueron considerados indicadores de progreso y del desarrollo econmico de los Estados-nacin. La invencin del motor de combustin interna y de maquinaria especial para la construccin facilit la desecacin de cinegas y pantanos o el uso sistemtico de las aguas subterrneas.

    La modernizacin de los usos agrcolas del agua

    A finales del siglo XIX, la agricultura comercial mexicana fue objeto de un impulso privado y pblico importante. Adems de su mecanizacin, la aplicacin de nuevos fertilizantes, de tcnicas de cultivo, de mejoras en las semillas, entre otros, los nuevos usos del agua que posibilitaron la generacin de energa elctrica y el desarrollo de la bomba hidrulica, hicieron posible el uso sistemtico del agua subterrnea para riego. Baste recordar que el motor elctrico que usaba corriente alterna fue inventado en 1888 por Nicola Telsa y fabricado en Estados Unidos de Amrica por Westinhouse, pero el uso de la electricidad para el movimiento de mqui-nas no se generaliz sino hasta principios de 1900. Mien-tras esto ocurra, las mquinas de vapor, los motores de combustin interna, los de gas y los de aceite pesado contri-buyeron a la explotacin del agua con fines de riego como se difunda en diferentes medios impresos.

    Este impulso se vinculaba a una particular visin de la naturaleza prevaleciente a finales del siglo XIX y principios del XX y a diferentes ideas de cmo solucionar los proble-mas del campo en Mxico, de la necesaria expansin de las

    Detalle de pgina 300

    Motor de vapor para bombas centrfugas en el ro Lerma, 1898

  • 35Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    tierras de riego y del papel que debera cumplir el Estado en el desarrollo econmico en general y de la agricultura en particular. Mltiples fueron las personas y variados los libros dedicados a los problemas de la irrigacin en el mbito mundial. Reveladores son los trabajos que se publi-caron con motivo de las obras de ingeniera hidrulica para el control de las aguas del ro Nilo y paradigmticos son los estudios de Sir William Willcocks al respecto (Willcocks 1889, 1899, 1913).

    En algunas regiones de Mxico, como los distintos valles del Bajo en la cuenca del Lerma, la tecnologa del pozo profundo y la bomba hidrulica inicialmente comple-ment la disposicin de agua superficial que permiti el mantenimiento de la frontera agrcola de riego y posible-mente una pequea expansin. De forma sistemtica, y en cuanto el desarrollo tecnolgico y las posibilidades eco-nmicas lo permitieron, los agricultores que hacan uso de los bimbaletes y las norias para la extraccin de agua, fueron sustituyndolos por locomviles (bombas a vapor) y motores de distinto tipo. No obstante estos avances, en zonas agrcolas marginales el uso del bimbalete para el riego se prolong hasta la dcada de 1960 (Gallegos 2002:275-291).

    En trminos regionales, uno de los cambios ms espectaculares en lo que al uso de la tecnologa de la bomba y el pozo profundo para las actividades agrcolas se refiere, ocurri en el noroeste del pas. Por ejemplo, hasta antes de 1945, en la regin de Hermosillo, en Sonora, se extraan las aguas de los primeros 100 metros del acufero mediante norias y calderas de vapor (Moreno 2006:107). Despus de esta fecha y hasta 1949 ya se haban per-forado 70 pozos profundos que cubran la necesidad de agua de 17 500 hectreas con apoyo del Gobierno Fede-ral (Moreno 2006:172).

    La perforacin de pozos y la extraccin y distribucin del agua del subsuelo han cambiado significativamente desde finales del siglo XIX cuando la tecnologa fue comer-cializada mundialmente, hasta el presente siglo XXI en que se cuenta con bombas mucho ms potentes que pueden extraer agua a varios miles de metros de profundidad. En un principio, las bombas hidrulicas funcionaron con motores de vapor y de combustin interna, pero en la medida en que la disponibilidad de energa elctrica iba en aumento, el uso de motores elctricos fue abrindose

    paso entre los usuarios. Por ejemplo, para 1913, la Com-paa Hidroelctrica e Irrigadora de Chapala anunciaba en las pginas interiores del Boletn de la Cmara Agrcola Nacional Jalisciense, la venta de fuerza motriz elctrica para el funcionamiento de las bombas de irrigacin. La imagen propagandstica que acompaa al anuncio es elocuente: en la parte alta de la pgina se muestra a un prspero propietario de tierras, bien vestido y en actitud relajada, sentado con la pierna cruzada. Esta persona observa tranquilamente cmo el agua que sale de la bomba elctrica irriga un campo frtil. En contrapartida, y en un segundo cuadro, un par de agricultores trabaja afanosamente en un campo semidesrtico tratando de extraer agua de un pozo con un cigeal (Boletn 1913). En la misma publicacin, la representante tapata de la empresa Siemens anuncia la existencia de generadores

    Noria con mecanismo metlico, 1914 / Modelo tipo de instalacin de bomba movida con locomvil, 1914

  • 36 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    y motores elctricos, motores de gas pobre y de aceite crudo para irrigacin, y ofrece presupuestos gratis (Bole-tn 1913).

    Sin embargo, el uso de la energa elctrica en las reas rurales fue concentrndose en sitios especficos. Entre 1943 y 1950 este uso se localiz en zonas como La Laguna, servida por la Compaa Agrcola y de Fuerza Elctrica del ro Conchos; la regin de Chapala, por la Nueva Compaa de Chapala; la zona del Bajo servida por el sistema interconectado de Guanajuato; las plantaciones de Veracruz y otras de menor consideracin (Lara 1953:194). El uso de la energa elctrica para la extraccin de agua con la bomba ha recibido una activa promocin de parte del Gobierno Federal durante los ltimos cien aos por medio del financiamiento, la construccin y la reha-

    bilitacin de pozos profundos. De hecho, una variante de la gran irrigacin estatal posrevolucionaria fue la creacin de los distritos de riego a partir del uso del pozo (Moreno 2006).

    Acerca del financiamiento pblico por medio del Banco Ejidal (1935-1986), para la perforacin de pozos, uno de sus directores gerentes dej en claro la posicin oficial en los siguientes trminos:

    Una de las ramas ms importantes de prstamos (...) en el caso del Banco Ejidal, est constituida por las pequeas obras de riego, sobre todo aprovechamientos de agua subterrnea por bombeo. Se ha hecho sin duda, con estos prstamos mucho bien a la agri-cultura del pas y a la economa ejidal (Herrera 1954:14-15).

    Segn datos del Banco Ejidal, entre 1936 y 1956 se financi la construccin de 1 296 obras; 57% estaba concentrado en la Comarca Lagunera, con un valor de 84 millones de pesos que significaban 73% de los recursos canalizados (Herrera 1958:54-55). Con datos del propio Banco, un autor de la poca afirm que el nmero de pozos operados por ejidos en todo el pas haba pasado de 1 369 en 1945 a 2 137 en 1948 (Alans Patio Las tierras de riego, citado en Aboites 1998:172). No olvide-mos que a estos nmeros les debemos sumar los alumbra-mientos financiados con capital privado.

    Por otra parte, debido a la perforacin indiscriminada de pozos para todos los usos sociales del agua, a media-dos del siglo XX las autoridades mexicanas tuvieron que intervenir para reglamentarla, y dispusieron que los inte-resados en efectuar obras de alumbramiento estaban obli-gados a dar aviso a la Secretara de Recursos Hidrulicos (SRH) de las fechas de inicio y trmino de las obras y su localizacin. A partir de estas atribuciones, la SRH y sus sucesoras desplegaran una intensa actividad para declarar zonas vedadas e intentar controlar la perforacin de pozos. Los decretos sobre vedas iniciaron en el ao de 1948 en la zona de Len, Gto., y en 1949 siguieron Zumpango, Mx., Abasolo, Gto., San Miguel de Allende, Caada del Marqus, Quertaro (Andrade 1962).

    Complementaria a esta febril actividad de vedas, durante el gobierno de Adolfo Ruz Cortines (1956) se reform la ley reglamentaria en el prrafo quinto del Artculo 27 cons-titucional donde se estableci el principio de dominio sobre la gestin que se haba dictado con las aguas superficiales, es Agricultura moderna vs. agricultura tradicional, 1913

  • 37Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    decir, que para poder explotar las aguas del subsuelo seala-das como de propiedad nacional, se debera solicitar conce-sin o permiso a la Secretara de Recursos Hidrulicos.

    Pero el uso de las aguas subterrneas no fue el nico elemento en el crecimiento de la frontera agrcola de riego mexicana. La construccin de presas chicas, medianas y grandes; para riego, hidroelctricas o control de avenidas, como parte de los programas de desarrollo del Gobierno Federal, tambin ha jugado un papel importante, por no decir preponderante.

    En lo que a las presas toca, el uso de los avances tec-nolgicos en los materiales de construccin (cemento Portland), sistema de transporte (ferrocarril), maquinaria pesada (dragas, gras) y herramientas (taladros) fueron inicialmente incorporados por empresarios privados, hacen-dados y rancheros. El sistema del ro Necaxa, compuesto de cinco grandes presas para la generacin de energa elctrica es el comienzo de este tipo de obras en Mxico. Iniciadas en 1903 y concluidas en 1910, la energa elctrica gene-rada fue fundamental para la explotacin minera de El Oro en el Estado de Mxico. La Boquilla, presa de tipo de grave-dad, construida para aprovechar las aguas del ro Conchos en Chihuahua, se inici en 1909 para atender la demanda de la minera (Aboites 1998:60-61).

    Pero pasado el movimiento ms convulsivo de la revo-lucin mexicana, el Gobierno Federal, por medio de la Comisin Nacional de Irrigacin (CNI) (1926), inici un programa sistemtico de diseo y creacin de distritos de riego, grandes proyectos sociales que tenan como funda-mento el reparto agrario entre la masa campesina organi-zada en ejidos; la creacin de instituciones financieras de apoyo al campo (Banco Ejidal, primero, y Banco Nacional de Crdito Ejidal, despus) y la construccin de infraes-tructura hidrulica (presas, canales, bordos, pozos).

    La primera obra proyectada con fines agrcolas por la CNI fue la presa Plutarco Elas Calles, que dio origen al Sistema de Riego Nm. 1 Presidente Calles, planeada para el beneficio de 22 600 hectreas en el estado central de Aguascalientes (Comisin Nacional de Irrigacin 1930). Durante el periodo de 1926-1931 se iniciaron los trabajos para otros seis sistemas de riego (El Mante, Tamaulipas; Tula, Hidalgo; Don Martn, Coahuila y Nuevo Len; Deli-cias, Chihuahua; San Carlos, Coahuila y Meztitln, Hidalgo), todos a cargo de la constructora J. G. White Engineering

    La irrigacin como smbolo nacional. Presa Presidente Calles, Aguas-calientes, 1933 (2007) / Presa La Angostura, Sonora, 1941

  • 38 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Corp. (Comisin Nacional de Irrigacin 1940:21). Al fina-lizar esta poltica, se constituyeron en Mxico 112 distri-tos con una superficie de riego de 3 496 902 hectreas y 39 492 unidades de riego con una superficie de 2 956 032 hectreas. En otras palabras, en 1926, ao en que comenzaron los trabajos de parte de la CNI, el pas con-

    taba con 750 mil hectreas de riego; en la actualidad son 6.46 millones de hectreas (Comisin Nacional del Agua 2008:66).

    Hoy en da, la nueva poltica hidrulica que redefini el papel del Estado en materia de agua y que busca la concurrencia de la participacin privada y social, no slo econmica sino tambin en la gestin, la construccin y el manejo del agua, ha impulsado diferentes programas de modernizacin del riego en Mxico. La preocupacin por el medio ambiente, por el ahorro y el uso ms eficiente del recurso en el campo est involucrada en el cambio tecnolgico del Mxico del siglo XXI. Sin olvidar nuestro pasado, reconociendo la herencia milenaria en el manejo del agua, hoy podemos ver en Mxico la convivencia de lo viejo y lo nuevo, lo tradicional con lo moderno, la vieja y la nueva tecnologa produciendo para los mercados locales, nacionales y mundiales.

    La construccin de grandes presas contina en el Mxico contemporneo. Las presas deben ahora disearse

    Aprovechamiento hidrulico en el ro Zanatenco, Tonal, Chiapas, 1939 / Presa de La Amistad, Frontera, 1966

  • 39Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    con mltiples propsitos, tanto agrcolas como de genera-cin de energa elctrica y abastecimiento de agua a las cre-cientes ciudades del pas.

    Los modernos usos urbanos del agua

    Desde la segunda mitad del siglo XIX, las poblaciones de Mxico y el mundo han visto cambiar sus condicio-nes materiales. As, en el mbito del agua potable y el saneamiento, las diferencias entre el sistema antiguo y el moderno son notables. A finales del siglo XIX, las defi-ciencias en el servicio junto con las nuevas ideas sobre salubridad, higiene y modernizacin urbana impulsadas por el crecimiento econmico, provocaron una febril acti-vidad para mejorar la fisonoma de los servicios urbanos (Goubert 1989; Birrichaga 1998:187-192).

    En materia hidrulica, los ingenieros consideraban que el sistema antiguo no garantizaba el suministro de

    agua para una creciente poblacin urbana, era insalubre, limitado y predominantemente rural. As pues, propusie-ron y modernizaron el sistema de agua potable: elevar el consumo per cpita (de cinco-10 litros a 250-300 litros diarios por habitante), el uso de la red a partir de tuberas interconectadas, posibilidad de generalizacin del servi-cio, calidad controlable y posibilidades de especializacin en el suministro (Mats Barco 1999:41-49). Creado y aplicado originalmente en Londres, Inglaterra, a media-dos del siglo XVIII, el sistema en red se perfeccion con la generalizacin en el uso de tubera de hierro que facilit las reparaciones, permiti mantener el agua a alta pre-sin para que llegara a los pisos superiores de las casas y mejorar sus condiciones higinicas (Birrichaga 1998:194; Derry y Williams 1997:609-610).

    En el Mxico decimonnico y contemporneo, la acti-vidad desarrollada para el abastecimiento de agua potable a partir del sistema moderno ha sido enorme. Frente a la insolvencia econmica para la construccin de los nuevos

    Equipamiento para los manantiales Los Colomos, Guadalajara, Jalisco, 1905

  • 40 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    sistemas de agua potable en sus primeras dcadas (1887-1930), la mayora de las ciudades y poblaciones en el pas opt por arrendar o ceder los derechos de agua a empre-sas privadas o semipblicas. A decir de Diana Birrichaga, en Mxico, las empresas privadas de agua potable pueden dividirse de acuerdo con la clase de servicio que prestaban: las dedicadas al ramo de agua potable; las que adems controlaban el sistema de drenaje y las que aparte de lo anterior vendan el agua para usos urbanos, industriales y agrcolas (Birrichaga 1998:211).

    Pero fue a partir de la dcada de 1940 cuando la dotacin de servicios de agua potable y alcantarillado se increment en Mxico. La poltica de industrializacin, va sustitucin de importaciones aplicada en el pas, y el pau-latino proceso de urbanizacin producto de la migracin rural aumentaron las demandas de agua que no podan ser cubiertas con la infraestructura instalada. Basta recordar que las obras ms modernas se haban construido en las postrimeras del porfiriato, por ejemplo, el aprovecha-

    Tanque elevado, Gonzlez, Tamaulipas, 1970 / Hidrante para servicio pblico, Yojovi, Oaxaca, 1970

    miento de los manantiales de Los Colomos en Guadala-jara, la presa Chuvscar para dotar de agua a Chihuahua (1908), la captacin de agua subterrnea para Monterrey (1909) o el aprovechamiento de las de Xochimilco en la Ciudad de Mxico (1913) (Aboites 1998:159).

    Hasta antes de 1933, el manejo del ramo de agua pota-ble haba estado exclusivamente en manos de los gobiernos

  • 41Semblanza Histrica del Agua en Mxico

    Hidrante y placa en el monumento, Necaxa, Puebla, 1959 / Programa de trabajo de la Comisin del Ro Grijalva, 1964

    estatales y de los ayuntamientos que haban construido o concesionado la construccin y la administracin de la infraestructura hidrulica con resultados poco satisfacto-rios. No es casual que el censo general de poblacin de 1940 registrara que 62% de las 3.8 millones de viviendas del pas careciera de agua y drenaje (Aboites 1988:160). La situacin en Mxico comenz a cambiar a partir de la intervencin del Gobierno Federal en el ramo de agua pota-ble y saneamiento. Parte importante de esta intervencin fue la creacin del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras Pblicas fundado en febrero de 1933, con el prop-sito de impulsar la construccin de obras de equipamiento urbano: agua, alcantarillado, mercados, rastros.

    Ms trascendente fue el hecho de que la Secretara de Recursos Hidrulicos (SRH), creada en 1947 para sus-tituir a la Comisin Nacional de Irrigacin, concentrara esfuerzos y recursos econmicos en materia de obras de agua potable y alcantarillado, y les diera cause por medio de la Direccin de Pequeas Obras de Agua Potable. Para el periodo de 1946 a 1952, la SRH inform que las obras construidas en 310 poblaciones haban beneficiado a 2 143 860 habitantes en todo el pas, y que en otras 79 poblaciones con 1 898 041 habitantes se estaban eje-cutando obras de agua potable (Secretara de Recursos Hidrulicos 1952: 45). El informe de la propia Secreta-ra correspondiente a 1959-1960 es ms detallado en lo tocante a la campaa emprendida para dotar del servicio de agua potable y alcantarillado a las poblaciones del pas. De acuerdo con sus cifras, se haba introducido agua pota-ble para abastecer a 2 074 000 habitantes y esperaban ese beneficio otros 637 000. En cuanto al alcantarillado, se haban iniciado 22 obras y se continuaba la construc-cin de otras 26 para favorecer a un total de 1 210 000 habitantes (Secretara de Recursos Hidrulicos 1961:11).

    La cobertura de agua potable y alcantarillado en el pas para finales del siglo XX y principios del XXI presenta una situacin totalmente distinta. En el censo de 1990 se registr que 89.4% de la poblacin urbana y 51.2% de la rural tenan cobertura de agua potable. Quince aos despus, en el conteo de 2005, la cifra se haba elevado a 95.0% y 70.7%, respectivamente (Comisin Nacional del Agua 2008:79).

  • 42 Semblanza Histrica del Agua en Mxico

  • Hasta mediados del siglo XIX el manejo y control del agua era un asunto local; los gobiernos estatales y municipales, junto con los particulares,