sentencia de apelaciÓn - poderjudicialmichoacan.gob.mx · recurso de apelación, con fundamento en...
TRANSCRIPT
1
SENTENCIA DE APELACIÓN. Morelia, Michoacán, a treinta de junio
de 2016.
1. Identificación del tribunal de apelación. Este tribunal de
apelación integrado por los magistrados Pedro Ramírez
Martínez, Víctor Barragán Benítez y Gilberto Alejandro
Bribiesca Vázquez, con el carácter de Presidente, primer y
segundo relatores, respectivamente, nos pronunciamos por
escrito para resolver el recurso de apelación dentro del toca
número XI-13/2016, interpuesto por la fiscalía y los asesores
jurídicos de la víctima XXX, en contra de la sentencia definitiva
de data trece de mayo del actual (2016), dictada por un
tribunal de enjuiciamiento que se conformó en la región de
Morelia, Michoacán, dentro del proceso penal número
81/2015, instruido por el delito de secuestro agravado contra
XXX.
2. identificación del acusado y la víctima. El nombre del
acusado es XXX, de quien se reservan los demás datos de
identidad, conforme a los numerales 54, 106 y 309 del Código
Nacional de Procedimientos Penales. En tanto que tiene la
calidad de víctima directa XXX, de quien –en atención a su
solicitud– se reservan los demás datos de identidad, y quien
además, con fundamento en el artículo 20 apartado C,
2
fracción V, en lo sucesivo, se le identificará con sus iniciales
(XXX).
3. Deliberación. Este tribunal de apelación, después de haber
inmediado la intervención de los sujetos intervinientes en la
audiencia pública de aclaración de agravios, celebrada el
veintisiete de junio de la presente anualidad, ha deliberado y
consensuado, primero, que sea redactor de esta sentencia el
primer relator, magistrado Víctor Barragán Benítez, y en
segundo lugar, por mayoría, resolver el recurso de apelación
interpuesto conforme al contenido que será expuesto a
continuación.
4. Del mismo modo, se anota que el segundo relator de este
tribunal de apelación, magistrado Gilberto Alejandro Bribiesca
Vázquez, formula voto particular disidente por separado.
5. Determinación sobre la competencia. Ese tribunal de
apelación es competente para conocer y resolver el presente
recurso de apelación, con fundamento en los artículos 16, 17
y 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, así como los numerales 133 fracción II, 471, 474,
475, 477, 478 y 479 del Código Nacional de Procedimientos
Penales, y los diversos numerales 26 fracción I, y 28 fracción I
de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado de Michoacán
3
de Ocampo, en razón de que la sentencia impugnada fue
dictada por un Tribunal de Enjuiciamiento de la ciudad de
Morelia, Michoacán, en cuyo caso corresponde a los
magistrados del ramo penal sustanciar y resolver el recurso de
apelación erigidos en tribunal colegiado de alzada; así como el
acuerdo del Consejo del Poder Judicial del Estado, de fecha 20
veinte de abril del presente año, que establece los
lineamientos para la integración y funcionamiento del tribunal
de alzada, en el sistema de justicia penal acusatorio y oral.
6. Antecedentes del recurso. En fecha 13 de mayo del año en
curso el tribunal de enjuiciamiento de Morelia, Michoacán,
dictó, por unanimidad de votos, sentencia absolutoria, ante la
insuficiencia probatoria y existir duda razonable en cuanto a
la intervención de XXX en la ejecución del secuestro agravado,
perpetrado en agravio de XXX, bajo las siguientes
consideraciones de hecho y de derecho:
6.1. Consideraciones de hecho sobre el delito:
6.1.1. El tribunal de enjuiciamiento determinó que a
raíz del desfile probatorio tuvo por
acreditado el siguiente hecho:
6.1.2. “Que la víctima XXX fue privado de su libertad
el diecisiete de junio de dos mil quince,
alrededor de las veintidós horas con treinta
4
minutos, cuando acudió a encerrar su
camioneta marca Toyota, línea sienna, color
gris oxxford, modelo 2004, al domicilio
ubicado en calle XXX, de la colonia XXX, en
esta ciudad, donde fue interceptado por dos
sujetos, uno de ellos portando un arma de
fuego, con la cual amagó a la víctima, en
tanto que el otro sujeto lo esposó de la mano
derecha y le quitó las llaves de su camioneta,
subiéndolo a dicho vehículo cubriéndole el
rostro con una prenda de vestir, así como le
pidieron su teléfono celular y su cartera,
trasladándolo al “parque lineal” de esta
ciudad, donde lo bajaron de su camioneta y
lo subieron a otro vehículo, para trasladarlo
hasta el inmueble ubicado en la calle XXX
número XXX, de la colonia XXX de esta
ciudad, donde lo condujeron hasta el área del
baño, preguntándole por un número
telefónico y les proporcionó el de su casa,
permaneciendo en dicho lugar.
6.1.3. Siendo alrededor de las 23:40 horas de la
misma fecha, una persona del sexo masculino
llamó a la casa de la víctima, entablando
conversación con XXX, solicitándole un
rescate de la suma de quinientos mil pesos,
para respetar la vida de la víctima y liberarlo.
5
6.1.4. Por la mañana del día 18 de junio del 2015,
después de un rato la víctima comenzó a
escuchar como la persona que lo cuidaba se
había quedado dormido puesto que
escuchaba que roncaba muy fuerte, optando
por emprender su escape, saliendo del baño
y percatándose que la persona que lo
cuidaba se encontraba acostado y
durmiendo, tratando de salir por la puerta
principal, empero, como se encontraba
cerrada, se quitó la prenda que traía camino
al patio de servicio, por donde se escapó.
6.1.5. Una vez que se encontró la víctima fuera del
domicilio donde se encontraba privado de su
libertad, se dirigió hacia una base de taxis
denominada “XXX”, donde realizó una
llamada a su hija XXX, aproximadamente a las
once horas con cuarenta minutos,
informándole que se había escapado y
pidiéndole le avisara a XXX, quien arribó a la
base de taxis en compañía de los agentes de
investigación de la Policía Ministerial XXX,
XXX, XXX; le prestaron ayuda y lo subieron a
la camioneta.”
6
6.2. Consideraciones de derecho respecto al delito. El
hecho delictivo fue subsumido a las hipótesis
normativas de los artículos 9 fracción I, inciso a), y 10
fracción I, incisos b), c) y d), de la Ley General para
prevenir y sancionar los delitos en materia de
secuestro, reglamentaria de la fracción XXI del
artículo 73 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, denominado como secuestro
agravado del que resultara agraviado XXX.
6.3. Consideraciones de hecho y de derecho sobre la
responsabilidad del acusado. Al respecto, el Tribunal
de Enjuiciamiento, por unanimidad, determinó dictar
fallo absolutorio, al decidir que había insuficiencia
probatoria y duda razonable, respecto a la
participación de XXX en el hecho acreditado
(secuestro agravado en agravio de XXX). Lo anterior,
bajo los siguientes lineamientos:
6.3.1. La víctima incurrió en contradicciones
sustanciales que generan duda en cuanto a
las circunstancias que le permitieron
identificar al chofer del vehículo donde fue
trasladado. Especialmente, porque en
relación a la prenda o prendas que refiere le
fue sobrepuesta y le cubrieron el rostro, en
7
juicio no se logró acreditar cuál fue dicha
prenda, no se justificó la idoneidad de la
prenda recolectada e incorporada a juicio,
con la que él refiere como suéter de
estambre, ni se acreditó la existencia de un
suéter de estambre oscuro, menos aún que
cubierto del rostro con una prenda haya
estado en condiciones de identificar a XXX
como la persona que conducía el vehículo.
6.3.2. En un primer momento refirió la víctima –en
juicio–, que cuando fue privado de su libertad
lo subieron a una camioneta y le pusieron en
el rostro un suéter de estambre oscuro, que
cuando fue trasladado a otro vehículo,
debido a la textura del suéter al ser de
estambre y encontrarse la luz interior del
vehículo encendida, a una distancia de quince
centímetros aproximadamente identificó a
XXX como la persona que conducía el
vehículo, y en ese momento le colocaron otra
prenda a la que denomina sudadera. Cuando
lo ingresaron al domicilio del cautiverio, sus
captores colocaron esa sudadera en el suelo
para que se sentara o hiciera lo que quisiera,
en el transcurso de la noche en ocasiones se
bajaba el suéter y observaba por una
ventana; al día siguiente, al escuchar que
8
roncaba la persona que lo cuidaba, decidió
escapar, se dirigió al patio de servicio, y en
ese trayecto se quitó el suéter y lo aventó
para poder escaparse. Mediante técnica de
evidencia de contradicción, se dio lectura a
una parte de la entrevista que rindió la
víctima posterior a una inspección del lugar
de cautiverio, en la que señaló: “cuando
salimos del baño, yo mencioné que cuando
me quité el suéter que me tapaba la cabeza y
el rostro, lo deje cerca del baño, fue que
comenzamos a buscarlo, enseguida fue que
yo mismo vi el suéter y pude reconocerlo
como el mismo que me pusieron desde el
momento que me privaron de la libertad”.
6.3.3. De lo que se advierte que la víctima identifica
de manera indistinta a la prenda que le
cubría el rostro como suéter, sudadera o
chamarra, no obstante que al efecto de
rehabilitarse, haya agregado en el mismo
contradictorio que era una de las dos
prendas que le pusieron para cubrir el rostro.
6.3.4. Esa contradicción debilita la veracidad en ese
aspecto de su testimonio, máxime que se
advirtió que en dicha inspección y de la cual
declaró el perito XXX, se recolectó e
9
identificó todo lo señalado por la víctima,
esto es, una botella de agua bonafont y la
sudadera, no así el suéter de estambre a que
hizo referencia la víctima.
6.3.5. Al relatar la forma en que se escapó, afirmó
que la prenda que traía se la quitó y la
aventó, y como se pudo observar de lo
narrado por el perito XXX así como las
fotografías que tomó al momento de la
inspección y recolección de indicios,
efectivamente se encontró una prenda en un
área cercana al baño, empero, esta fue justo
la sudadera o chamarra que incorporó la
fiscalía, en tanto que en el baño no se
encontró ninguna prenda como lo había
señalado la víctima que la sudadera o
chamarra se encontraba en el piso del baño.
Se obtuvo que esa prenda no tiene las
características de suéter de estambre que
refirió la víctima, aunado a que como lo
evidenció la defensa es la misma que refirió
le pusieron desde el momento en que fue
privado de la libertad, y respecto de la cual se
pone en duda la visibilidad que pudo tener
para identificar al conductor del vehículo al
cual lo subieron.
10
6.3.6. También le restó credibilidad al dicho de la
víctima, al haberse evidenciado en el juicio
que al señalar la forma en que se escapó del
lugar donde se encontraba cautivo, señaló
una forma diversa a la que se evidenció con
el testimonio del perito XXX, puesto que la
víctima indicó que escapó subiendo a un
lavadero y enseguida trepando la pared y
unas láminas, en tanto que el perito refirió
que la víctima le manifestó que escapó por
una escalera que se encontraba en el patio
de servicio, la cual el tribunal de
enjuiciamiento observó en audiencia al ser
reproducidas las imágenes que fueron
tomadas el día de la inspección; y que resulta
contrario a la lógica que encontrándose una
escalera en el lugar donde escapó la víctima,
que haya optado por trepar el lavadero; lo
que advierte que si para declarar sobre las
circunstancias de su escape, varió la forma en
que lo hizo, más aún pone en duda la
veracidad de su dicho inherente al
señalamiento que hace contra del acusado
cuando refiere se encontraba cubierto con
una prenda de vestir.
6.3.7. Por ello, concluye el Tribunal de
Enjuiciamiento, no existe certeza respecto a
11
la intervención de XXX, en el plagio de la
víctima, tomando en consideración que la
víctima no proporcionó algún otro dato que
le permitiera identificarlo, como su voz, o
haber escuchado que alguno de sus plagiarios
lo llamara por su nombre. Además, del
testimonio de XXX, se evidenció que el
acusado no era el propietario del vehículo,
sino otra persona distinta con distinto
domicilio, tampoco la fiscalía justificó que el
acusado tuviera acceso al mismo.
6.3.8. Las testigos XXX, XXX, XXX y XXX, nada
refirieron en relación a la intervención del
acusado. Únicamente la última de ellas,
refirió que su padre (víctima) le dijo que la
persona que condujo el vehículo en el cual lo
trasladaron hasta la vivienda donde
permaneció cautivo, era XXX, sin haberle
especificado las circunstancias que le
permitieron identificarlo. Por tanto, tomando
en cuenta que la fuente de información de
ese señalamiento lo fue XXX, el cual ya se dijo
que con relación a la identificación e
intervención de XXX, no resultó creíble, lo
señalado por la ateste en mención corre la
misma suerte.
12
6.3.9. Que en base a lo anterior, la declaración de la
víctima XXX, rompió con el principio lógico de
no contradicción.
6.3.10. Hizo referencia el Tribunal de Enjuiciamiento,
a las demás pruebas desahogadas, e indicó,
que de éstas no se deprende dato sobre la
responsabilidad de XXX en la comisión del
delito.
6.3.11. Finalmente, no se tomaron en cuenta los
testimonios ofertados y desahogados a
petición de la defensa, a cargo de XXX y XXX,
atendiendo a que su dicho debe partir de una
coartada expuesta por el propio acusado, y
en el presente caso el acusado decidió
reservarse el derecho a declarar, por tanto,
no se podía establecer esa relación y justificar
coartada defensiva alguna.
6.4. Interposición del recurso. La fiscalía y los asesores
jurídicos de la víctima, inconformes con la
determinación de absolución del acusado XXX, el día
veintisiete de mayo de dos mil dieciséis, por escrito, y
dentro del plazo otorgado, presentaron recurso de
apelación, en el cual arguyeron los agravios que
consideraron les causaba aquella decisión. Se corrió
traslado al acusado y a sus defensores, y estos
13
últimos dieron contestación oportuna a esos agravios;
una vez lo anterior, se remitieron los registros
respectivos a la autoridad de alzada, por cuestión
aleatoria tocó conocer –como magistrado presidente-
a la Tercera Sala Penal del Supremo Tribunal de
Justicia, quien se avocó al conocimiento y admitió el
recurso, el día 13 de junio de la presente anualidad.
Asimismo, se señalaron las 18:00 horas del día
veintisiete de los actuales, para la audiencia de
aclaración de agravios, la que se desahogó en los
términos legales respectivos, correspondiendo ahora,
a través de ésta resolución escrita, exponer su
contenido, como lo disponen los numerales 16
Constitucional, 67 y 478 del Código Nacional de
Procedimientos Penales.
7. Determinación de la litis. En los escritos de agravios firmados
por los apelantes, se puntualizó lo siguiente (sin que resulte
necesaria la transcripción de los agravios1, pues únicamente
se hará una extracción de los temas que se debaten a través
de ellos):
7.1. Respecto a los emitidos por los asesores jurídicos,
encontramos:
1 Se sustenta ello en la jurisprudencia 2ª/J.58/2010, de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de rubro: «CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS. PARA CUMPLIR CON LOS PRINCIPIOS DE CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD EN LAS SENTENCIAS DE AMPARO ES INNECESARIA SU TRANSCRIPCIÓN».
14
7.1.1. El Tribunal de Juicio Oral, realizó una inexacta
valoración de los medios, elementos y
órganos de prueba que fueron desahogados
en el juicio.
7.1.2. Existe una falta de motivación y
fundamentación en cuanto a los
razonamientos que motivaron una duda
razonable, no se explicaron los parámetros
de la sana crítica, ni de la experiencia que
tomaron en cuenta, ni cuales reglas de la
lógica utilizaron para determinar su
resolución.
7.2. En relación a los expresados por la fiscalía, se obtiene:
7.2.1. Causan agravios los argumentos expresados
por el Tribunal de Enjuiciamiento, con los
cuales decretaron la libertad del acusado.
7.2.2. Se violaron los artículos 20 Constitucional
apartado A, fracción I, III, V y IX, así como las
contenidas en el apartado C; el artículo 7 de
la Ley General de Víctimas, así como los
numerales 109 fracciones II, IX y XIV, 265,
359 y 402 del Código Nacional de
Procedimientos Penales.
15
7.3. De los agravios expuestos por los apelantes, así como
de los argumentos que vierten en sus respectivos
escritos, se obtiene, que son acordes en dolerse de
cuestiones atinentes a la valoración que de la prueba
realizó el Tribunal de Enjuiciamiento.
8. Consideraciones a priori sobre los alcances del recurso de
apelación interpuesto y la determinación de inaplicabilidad
del artículo 468 fracción II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales. Antes de dar respuesta a los
agravios expresados por los apelantes, determinando si éstos
son fundados o infundados, procedentes o improcedentes,
operantes o inoperantes, o cualquier otra calificación que se
les pueda otorgar, es menester, como requisito previo,
verificar si esos agravios cumplen con el requisito de
procedibilidad –según su contenido– que los hace revisables o
no, ante ésta segunda instancia.
8.1. Los artículos 458, 461, 471, 477 y 479 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, establecen las
reglas esenciales de la apelación, y de éstos se
desprende que el recurso de apelación es un medio
ordinario de defensa previsto para las resoluciones
que pudieran causar agravio a las partes. Asimismo,
que el recurrente deberá expresar los agravios en el
escrito de interposición, en los cuales exprese las
16
razones por las cuales le causa perjuicio la resolución
combatida.
8.2. De igual forma, que el tribunal revisor sólo podrá
pronunciarse sobre los agravios expresados por los
recurrentes, quedando prohibido extender el examen
de la decisión recurrida a cuestiones no planteadas en
ellos o más allá de los límites del recurso, a menos
que se trate de un acto violatorio de derechos
fundamentales del imputado, o en su caso, de la
víctima, como se justificará a continuación bajo este
acápite (7).
8.3. También se prevé, como regla procesal, que en la
apelación contra la sentencia definitiva sólo se
podrán analizar las consideraciones distintas a la
valoración de la prueba siempre y cuando no
comprometan el principio de inmediación, o bien
aquellos actos que impliquen una violación grave del
debido proceso.
8.4. Al respecto, se concluye que al hacer una
interpretación literal y sistemática de los artículos
mencionados, la segunda instancia en el nuevo
sistema procesal penal, se abre preponderantemente
para resolver agravios, es decir, es de litis cerrada,
respecto de los cuales la autoridad de apelación tiene
la obligación de pronunciarse, sin ir más allá de los
límites del recurso, con la única salvedad de que
17
advierta un acto violatorio de derechos
fundamentales, pues en este caso, está obligada a
pronunciarse a pesar de que no medie agravio.
8.5. Respecto a los actos violatorios de derechos
fundamentales a que hace mención el numeral 461
del Código Nacional de Procedimientos Penales, este
tribunal de apelación es sabedor que puede efectuar
ex officio el control difuso de la constitucionalidad.
8.6. Lo anterior encuentra sentido en la reforma
constitucional, publicada en el Diario Oficial de la
Federación el 10 de junio de 2011, a través de la cual
se modificó la denominación del Capítulo I y se
reformó el artículo 1º de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, para quedar como
sigue: “Capítulo I. De los derechos humanos y sus
garantías. Artículo 1. En los Estados Unidos
Mexicanos todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución
y en los tratados internacionales de los que el Estado
mexicano sea parte, así como de las garantías para
su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las
condiciones que esta Constitución establece. Las
normas relativas a los derechos humanos se
interpretarán de conformidad con esta Constitución
18
y con los tratados internacionales de la materia
favoreciendo en todo tiempo a las personas la
protección más amplia. Todas las autoridades, en el
ámbito de sus competencias, tienen la obligación de
promover, respetar, proteger y garantizar los
derechos humanos de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia,
indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el
Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y
reparar las violaciones a los derechos humanos en
los términos que establezca la ley” (lo resaltado es
de este tribunal).
8.7. De esta disposición constitucional se pueden derivar
—de entre otros— los siguientes tópicos:
8.7.1. El principio de igualdad.
8.7.2. Una interpretación conforme a la
Constitución y con los tratados
internacionales mediante una protección
amplia en favor de la persona y a través de
los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y
progresividad.
8.7.3. La obligación inexorable de todas las
autoridades mexicanas, en el ámbito de sus
19
respectivas competencias, de proteger y
garantizar los derechos humanos.
8.7.4. Por todas las anteriores razones, se debe
prevenir, investigar, sancionar y reparar las
violaciones a los derechos humanos en la
forma que lo establezca la ley.
8.8. Estos tópicos son principios rectores del sistema
jurídico mexicano, inderogables y de cumplimiento
inexorable, tal y como lo ha precisado la Suprema
Corte de Justicia de la Nación dentro del expediente
varios número 912/2010, en la resolución del día 14
de julio del 2011, en cumplimiento de la sentencia
emitida por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Radilla Pacheco vs. los Estados
Unidos Mexicanos, de fecha 23 de noviembre de
2009. La Suprema Corte de Justicia de la Nación
precisó, a saber: a) efectuar un control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas
que se aplican en los casos concretos y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos2; b) la
competencia contenciosa de la Corte Interamericana
Derechos Humanos y de sus criterios vinculantes y
orientadores derivada de los artículos 62.3, 67 y 68 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
2 Lo cual en realidad fue una reiteración de lo que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ya había dispuesto en los casos Almonacid Arellano y otros vs Chile, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 26 de septiembre del 2006, serie C, número 154; y, caso Trabajadores cesados del congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006, serie C, número 158.
20
de tal manera que en esta tarea los poderes
judiciales deben tener en cuenta no sólo el tratado
sino también la interpretación que del mismo ha
hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la
Convención americana; y, c) un control de
convencionalidad ex officio en un modelo de control
difuso de constitucionalidad, adoptando una
interpretación más amplia y favorable al derecho
humano de que se trata, lo que se entiende en la
doctrina como el principio pro persona, incluso dejar
de aplicar una norma de derecho interno en caso de
contrariar la Constitución y los tratados en la materia
de que se trate.
8.9. Ahora bien, el artículo 20, apartado C, de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, establece en favor de los ofendidos o
víctimas del delito, de entre otros derechos, los
siguientes: a) recibir asesoría jurídica; ser informado
de los derechos que en su favor establece la
constitución y, cuando lo solicite, ser informado del
desarrollo del procedimiento penal; b) coadyuvar con
el ministerio público; c) a que se le reciban todos los
datos o elementos de prueba con los que cuente,
tanto en la investigación como en el proceso, a que se
desahoguen las diligencias correspondientes, y a
21
intervenir en el juicio; y, d) a interponer los recursos
en los términos que prevé la ley.
8.10. Por su parte, la Ley General de Víctimas del Delito
amplía estas prerrogativas, para establecer que
además tienen derecho: a) que se garanticen a su
favor los derechos humanos reconocidos en la
constitución, tratados internacionales celebrados y
ratificados por el Estado mexicano, y otras leyes en
materia de víctimas; b) el derecho a la reparación
integral a través de medidas de restitución,
rehabilitación, compensación, satisfacción y garantías
de no repetición, en sus dimensiones individual,
colectiva, material, moral y simbólica; c) derecho a la
asistencia, atención, verdad y justicia, entre otros.
8.11. En ese sentido, la igualdad que recoge el artículo 1 de
la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, y el principio de contradicción que rige
para el sistema procesal penal acusatorio y oral en el
primer párrafo del artículo 20 de la ley fundamental
citada, exige un equilibrio entre los derechos del
imputado y la víctima dentro del proceso.
8.12. Ambos gozan de las prerrogativas constitucionales y
procesales, de acuerdo a sus intereses respectivos,
22
permitiéndoles que tengan acceso a los actos iniciales
de investigación, intervenir en las audiencias
preliminares y en el desahogo de pruebas, así como
concediéndoles el derecho al recurso efectivo. Pues al
final de cuentas el objeto del proceso3 se encuentra al
servicio del imputado y de las víctimas: igualdad ante
la ley y ante las partes. Máxime que conforme a lo
establecido en el artículo 459 fracción II, de la ley
procedimental nacional de la materia, la procedencia
del recurso interpuesto por la víctima no distingue y
la impugnación se hizo valer en contra de una
sentencia que impacta en sus derechos, a la
reparación del daño, verdad y justicia.
8.13. De esta manera, cuando el artículo 461 del Código
Nacional de Procedimientos Penales se refiere a
subsanar aquellos actos violatorios de derechos
fundamentales que se adviertan, debe ser tanto para
el imputado cuanto para la víctima.
8.14. Estas afirmaciones se sustentan en el derecho
humano de igualdad, reconocido en el artículo 2 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así
como en la Declaración sobre los Principios
3 El objeto del proceso se establece en el apartado A, fracción I, artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la siguiente manera: "I. El proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen;"
23
Fundamentales de Justicia para las Víctimas de
Delitos y del Abuso de Poder de 1985, adoptados por
la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas, dentro de la resolución 40/34,
sobresaliendo el derecho a que se les facilite, dentro
de Procedimientos judiciales y administrativos, sus
necesidades, el derecho al resarcimiento equitativo
de los daños causados, el derecho a la indemnización
y a la asistencia.
8.15. Consecuentemente, la tutela judicial efectiva que
establece el artículo 17 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, la igualdad y las
garantías del debido proceso, entre las cuales se
encuentra el derecho a un recurso efectivo, es un
derecho humano al servicio de las partes del proceso
penal.
8.16. Por la misma razón, las garantías judiciales que
consagra el artículo 8.1 y de protección judicial
previsto en el diverso numeral 25.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, se encuentran
en el mismo plano de igualdad.
8.17. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha
establecido que la participación de las víctimas debe
24
ser garantizada por el Estado en todas las etapas de
los respectivos procesos, para que puedan formular
sus pretensiones y presentar elementos probatorios,
y que éstos sean analizados de forma completa y
seria por las autoridades, antes de que se resuelva
sobre hechos y responsabilidades, penas y
reparaciones. La corte ha reiterado que toda persona,
incluyendo a los familiares de las víctimas de graves
violaciones de derechos humanos, tiene el derecho a
conocer la verdad y deben ser informados de todo lo
sucedido con relación a dichas violaciones. Este
derecho se ha venido desarrollando por el derecho
internacional de los derechos humanos, de tal
manera que las víctimas por violaciones de los
derechos humanos o familiares deben también contar
con amplias posibilidades de ser oídos y actuar en los
respectivos procesos, tanto en procura del
esclarecimiento de los hechos y del castigo de los
responsables, como en busca de una debida
reparación. Consecuentemente, la Corte ha recalcado
que los artículos 8.1 y 25.1 confieren a los familiares
de las víctimas el derecho a que se siga un proceso y
se impongan las sanciones pertinentes, se reparen los
daños y perjuicios que dichos familiares han sufrido.4
4 Cfr. Caso de la masacre de la Rochela vs. Colombia, fondo violaciones reparaciones y costas. Sentencia de
11 de mayo de 2007, serie C, número 163; caso de las hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador, fondo reparaciones y costas. sentencia de 1 de marzo de 2005, serie C, número 120; caso García Prieto y otros vs. El Salvador, excepciones preliminares, fondo reparaciones y costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007, serie C, número 168; caso 19 comerciantes vs. Colombia, fondo reparaciones y costas. Sentencia de 5 de
25
8.18. Por lo tanto, en términos del artículo 25.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, el
ofendido o víctima de un delito, tienen derecho a un
recurso eficaz, sencillo y rápido o a cualquier otro
recurso ante los jueces o tribunales competentes
contra actos que violen sus derechos fundamentales
reconocidos por la Constitución, la ley o la
convención.
8.19. Ahora bien, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo
468 fracción II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales, la apelación en contra de
una sentencia definitiva debe ser sobre cuestiones
distintas a la valoración de la prueba, ni comprometer
la inmediación.
8.20. En este caso, la parte civil y el ministerio público
coinciden substancialmente en que la apreciación de
los hechos realizada por el tribunal de enjuiciamiento,
absolviendo al sentenciado es incorrecta, partiendo
julio de 2004, serie C, número 109; caso Baldeón García vs Perú, fondo reparaciones y costas. Sentencia de 6 de abril del 2006, serie C, número 147; en el caso Bulacio vs. Argentina, fondo reparaciones y costas. Sentencia de 18 de septiembre 2003, serie C, número 100; y, caso Myrna Mack chang vs. Guatemala, fondo reparaciones y costas. Sentencia de 25 de noviembre 2003, serie C, número 101.
26
de la base que realizó una incorrecta valoración de la
prueba.
8.21. Por lo tanto, los apelantes solicitan que sea revisable
la valoración de la prueba y que se controle la
inmediación a través del recurso. Mientras que por
otra parte la defensa se opone.
8.22. Si se aplica literalmente —a rajatabla— este
precepto, no es posible admitir este recurso.
8.23. Sin embargo, este tribunal de alzada ha consensuado,
por mayoría, inaplicar el artículo 468 fracción II, del
Código Nacional de Procedimientos Penales, porque
no es compatible con el sistema constitucional y
convencional en materia de derechos humanos.
8.24. Efectivamente, después de seguir los pasos indicados
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación dentro
del expediente varios número 912/2010, en la
resolución del día 14 de julio del 20115; esto es,
5 La Corte hace hincapié en que, previo a inaplicar una ley, deben realizarse dos pasos, a saber: a) interpretación conforme en sentido amplio, que significa interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos establecidos en la constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado mexicano se parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia; y, b) interpretación conforme en sentido estricto, que implica la existencia de varias interpretaciones jurídicamente validas, en cuyo supuesto debe preferirse aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos en la constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos, y después de lo cual debe efectuarse la inaplicación.
27
realizando una interpretación conforme en sentido
amplio y en sentido estricto, respecto del artículo 468
fracción II del Código Nacional de Procedimientos
Penales, se determina que esta disposición legal debe
ser inaplicada, porque no encuentra cabida en el
concepto de recurso efectivo, amplio y sencillo: antes
bien, es limitativo y absoluto; no brinda ninguna
posibilidad de que por conducto del recurso de
apelación puedan ser estudiados los temas básicos de
la sentencia o trinomio procesal: fácticos, probatorios
y jurídicos.
8.25. Expliquemos con mayor detalle.
8.26. De acuerdo a las disposiciones generales que
establecen los artículos 456, 457, 458 y 461 del
Código Nacional de Procedimientos Penales, así como
de las disposiciones particulares que precisan los
artículos 471, 472, 474 a 483 de la legislación en cita,
el recurso de apelación es un medio de impugnación
de carácter vertical que debe ser resuelto por un
órgano jurisdiccional con el carácter de superior
jerárquico a aquél que pronunció la resolución
impugnada, sobre la base de los agravios expresados
(a menos que se trate de actos violatorios de
derechos humanos en cuyo supuesto pueden
28
abordarse y repararse de oficio). Su propósito es
revisar y controlar la motivación y fundamentación de
la decisión jurisdiccional sobre los temas de la
sentencia impugnada.
8.27. En el sistema jurídico mexicano la fundamentación y
motivación de las resoluciones jurisdiccionales se
analizan a la luz de los artículos 14 y 16 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
y comprende, de entre otros temas, el análisis
exhaustivo de los puntos de la litis, las circunstancias
especiales, razones particulares o causas inmediatas
tomadas en consideración para la emisión del acto y
la adecuación entre los hechos y el derecho, lo cual
no puede ser determinado sin la valoración de la
prueba6. Dicho de otro modo, la fundamentación y
motivación equivalen al continente tríadico
conformado por hechos, derecho y prueba,
inherentes a toda resolución judicial que se precie de
cumplir con la ley, y cumplir con el deber de justificar
la decisión.
6 Véase la jurisprudencia 1ª/J.139/2005, Novena Época, p. 162, diciembre de 2005, de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de rubro y contenido: “FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN DE LAS RESOLUCIONES JURISDICCIONALES, DEBEN ANALIZARSE A LA LUZ DE LOS ARTÍCULOS 14 Y 16 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, RESPECTIVAMENTE.”
29
8.28. De modo que si el recurso de apelación en materia
penal es incapaz —conforme a lo establecido en el
artículo 468 fracción II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales— de facilitar el control de la
sentencia definitiva emitida por el tribunal de
enjuiciamiento en los tópicos fácticos, jurídicos y
probatorios, la motivación y fundamentación quedan
incólumes, fuera del alcance del tribunal de alzada.
Un recurso así es defectuoso, inútil y no cumple con
el propósito de la doble conformidad judicial (caso
Barreto Leiva vs. Venezuela, párrafo 89, y caso Norín
Catrimán y otros [dirigentes, miembros y activista del
pueblo indígena mapuche] vs. Chile, párrafo 270).
8.29. Si a través del recurso de apelación sólo se revisara y
controlara la logicidad o sentido común de los
argumentos de la decisión impugnada, sin permitirle
al tribunal de alzada un pronunciamiento sobre la
determinación de los hechos y la valoración de la
prueba, el recurso quedaría reducido a una quimera,
sería ineficaz y obstaculizaría el acceso a la justicia.
8.30. Este tribunal de alzada considera, por mayoría, que la
limitación establecida para el recurso de apelación en
el artículo 468 fracción II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales, se origina por una falsa
30
apreciación del sistema procesal penal acusatorio y
oral.
8.31. Falsa apreciación que incluso es de carácter histórico,
porque en un sistema procesal penal acusatorio puro,
es cierto que los recursos pueden ser concebidos con
un carácter anómalo o irregular, porque el juicio se
desarrolla bajo dos conceptos a priori a cualquier
conocimiento: tiempo y espacio, irrepetibles, que
transcurren concomitantemente en el desahogo y
valoración de la prueba. En un sistema así los órganos
de prueba aparecen, informan y desaparecen.
Además, considérese que en este tipo especial de
juzgamiento existe una separación entre los hechos
del caso y la aplicación del derecho. Los hechos son
determinados por una asamblea o por un Jurado, a
quienes se les adscribe la característica de jueces
legos, juzgan por íntima convicción y por lo tanto no
tienen el deber de justificar la decisión, en tanto que
al juez le corresponde la aplicación del derecho.
8.32. En ese contexto es obvio que no podrá existir un
recurso vertical y jerarquizado, que permita controlar
la decisión de esos jueces legos.
31
8.33. En un sistema judicial de esa naturaleza, la
legitimación de la función jurisdiccional se justifica
con la participación de los individuos en los temas de
justicia (jurados), tomando en consideración que el
ciudadano participa activamente en la decisión. En
cambio, en un sistema jurídico como el nuestro,
donde la función jurisdiccional no recae en jueces
legos sino en uno de carácter técnico, cuyo
conocimiento versa sobre la determinación de los
hechos y la aplicación del derecho, el sistema se
legitima a través de los recursos.
8.34. De aquí que, la incorporación del sistema procesal
penal acusatorio y oral, con motivo de la reforma del
18 de junio de 2008, dentro de un sistema de
tradición romano-germánica, sustenta su legitimidad
en un sistema de recursos verticales, como es el
nuestro. Pero sobre todo, considerando que el
órgano jurisdiccional que resuelve un caso se
pronuncia sobre los hechos y el derecho; que además
el progreso de la ciencia, a través de los registros de
audio y video, permiten verificar la inmediación en el
desahogo de la prueba con un alto grado de fidelidad
retrospectiva, no cabe duda que es factible efectuar
un control de la decisión jurisdiccional impugnada,
más allá de la logicidad y sentido común de sus
32
argumentos, sin perjuicio de la inmediación y de la
litis cerrada. Pues no existe la necesidad de un nuevo
juicio y de su desfile probatorio, porque el audio y
video son parte integrante de las constancias, sin
necesidad de oferta y admisión ante el Tribunal de
alzada, con fundamento en los artículos 61 y 474 del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
8.35. En el mismo sentido se ha pronunciado el Primer
Tribunal Colegiado en Materias Penal y
Administrativa del Décimo Séptimo Circuito, en el
amparo directo 191/2014. Sentencia del día seis de
marzo de dos mil quince, de donde surgió la tesis
XVII, 1°, P.A.18.P, libro 18, mayo de 2015, tomo III,
página 2224, décima época, de rubro:
“INMEDIACIÓN, ESTE PRINCIPIO NO IMPIDE REVISAR
SU RACIONALIDAD EN CUANTO A LAS PRUEBAS
APORTADAS POR LAS PARTES AL JUICIO YA SEA EN
LOS RECURSOS DE ALZADA O EN EL JUICIO DE
AMPARO COMO CUMPLIMIENTO ENTRE OTROS AL
DERECHO DE MOTIVACIÓN.”
8.36. Apoya también nuestro criterio, la jurisprudencia
1ª./J.43/2013, de la décima época, emitida por la
Primera Sala, localizable en el libro XXIII, agosto de
2013, tomo 1, página 703, de rubro:
33
“VIDEOGRABACIONES DE AUDIENCIAS CELEBRADAS
EN PROCEDIMIENTOS PENALES DE CORTE
ACUSATORIO Y ORAL CONTENIDAS EN ARCHIVOS
INFORMÁTICOS ALMACENADOS EN UN DISCO
VERSÁTIL DIGITAL (DVD). SI LA AUTORIDAD
RESPONSABLE LAS REMITE COMO ANEXO O
SUSTENTO DE SU INFORME JUSTIFICADO ADQUIEREN
LA NATURALEZA JURÍDICA DE PRUEBA DOCUMENTAL
PÚBLICA, Y DEBEN TENERSE POR DESAHOGADAS SIN
NECESIDAD DE UNA AUDIENCIA ESPECIAL.
8.37. La redacción del artículo 468 fracción II del Código
Nacional de Procedimientos Penales es primitiva,
anacrónica y arbitraria. Es primitiva porque su
contenido corresponde un contexto histórico
superado; ignora los avances de la ciencia y de la
tecnología como medios para registrar la inmediación
y su control a través del recurso por parte del
superior jerárquico; es anacrónica porque no puede
coexistir en el amplio universo lingüístico del derecho
convencional; y, arbitraria, porque no permite el
control de las decisiones pronunciadas en primera
instancia, negando con ello el acceso a la justicia y el
derecho a la doble conformidad judicial. De no ser
corregida esa lectura no pasará mucho tiempo en que
34
también será nugatorio el derecho al juicio de
amparo: nuestro apreciado juicio de amparo.
8.38. Los Derechos Humanos deben ser interpretados en
sentido amplio, remover los obstáculos de acceso a la
justicia, adscribir juicios de valor a los razonamientos
de conformidad con un sentido común, otorgando
sentido a lo justo, proporcionado y equitativo.
8.39. La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
interpretado las garantías de la Convención a la luz de
los estándares establecidos en otros instrumentos
internacionales, no en sentido literal, sino a través de
una interpretación sistemática según la cual las
normas deben ser interpretadas holísticamente como
parte de un todo y deben ser interpretadas en
función del sistema al que pertenecen; una
interpretación teleológica, que busca desentrañar el
propósito de las normas involucradas; y, principio de
efecto útil, que implica tener presente la especificidad
de los tratados de Derechos Humanos, cuyo objetivo
tiene que ver con la creación de un orden legal en el
cual los Estados asumen obligaciones, no en relación
con los Estados, sino hacia los individuos bajo su
jurisdicción.
35
8.40. Todo lo anterior se encuentra sustentado en el caso
Apitz Barbera y otros vs. Venezuela, excepción
preliminar fondo reparación y costas. Sentencia de 5
de agosto de 2008, serie C, número 182. Así como en
el asunto González y otras (campo algodonero) vs
México, excepción preliminar fondo reparaciones y
costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009, serie
C, número 205.
8.41. Una interpretación literal del artículo 468 fracción II,
ni remotamente puede ser concebida dentro del
contexto social y jurídico actual erigido sobre la base
de los derechos humanos y sus garantías para
hacerlos efectivos.
8.42. En el imaginario ideal es cierto que los recursos no
debieran existir para extender los reclamos de
Justicia, porque al final de cuentas representan una
extensión de un interés jurídico no satisfecho ante un
órgano de Justicia inmediato. Los recursos retardan el
acceso a la justicia, promueven la burocracia estatal y
desalientan la participación del individuo en los temas
de la justicia, a no ser por interés propio. En este
imaginario, para que no procedieran los recursos,
sería necesario que los tribunales de Justicia dieran
cuenta inmediata y efectiva de los reclamos de
36
insatisfacción, de tal manera que el ciudadano no
tuviera la necesidad de activar la extensión de su
derecho en otra instancia.
8.43. Pero la realidad está lejos de esta ideación. El sistema
de justicia en México se ha consolidado gracias a los
recursos ordinarios y extraordinarios (Juicio de
amparo, acciones de inconstitucionalidad y
controversias constitucionales) para remediar los
errores judiciales, de tal manera que en la
historiografía jurídica muchos casos de injusticias no
se resuelven en los tribunales ordinarios que
establece el derecho interno, sino en instancias
internacionales para hacer efectivos los Derechos
Humanos, tal y como es el caso de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, que a través
de sus sentencias ha tenido una intervención
trascendental para moldear nuestro sistema jurídico
mexicano, en aras de proporcionar herramientas para
un juicio justo.
8.44. Éstas son las razones principales por las cuales debe
ser inaplicado el artículo 468 fracción II, del Código
Nacional de Procedimientos Penales. Por lo tanto,
este recurso de apelación debe ser analizado con
toda la amplitud que establecen las sentencias de la
37
Corte Interamericana de Derechos Humanos en los
casos Herrera Ulloa vs. Costa Rica, sentencia del 2 de
julio de 2004 (excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas) y Norín Catrimán y otros
(dirigentes, miembros y activista del pueblo indígena
mapuche) vs. Chile. Sentencia de 29 mayo 2014
(fondo, reparaciones y costas; y, caso Mohamed vs.
Argentina. Excepción preliminar, fondo, reparaciones
y costas. Sentencia de 23 noviembre 2012 serie C.,
número 255, bajo las siguientes directrices:
8.44.1. Debe ser bajo la óptica de un recurso
ordinario cuyo propósito es evitar que quede
firme una decisión adoptada con eventuales
errores que ocasionarían un perjuicio debido
a los intereses de la persona;
8.44.2. debe ser accesible, sin mayores
complejidades que tornen ilusorio el derecho
recurso; las formalidades deben ser mínimas
y no deben constituir un obstáculo para que
el recurso cumpla con su fin de examinar y
resolver los agravios sustentados por el
recurrente;
8.44.3. debe ser eficaz, porque debe constituir un
medio adecuado para procurar la corrección
de la decisión impugnada;
38
8.44.4. debe permitir un examen o revisión integral
de la resolución impugnada sobre cuestiones
fácticas, probatorios y jurídicas;
8.44.5. debe estar al alcance de cualquier persona en
cumplimiento de la igualdad; y,
8.44.6. debe respetar las garantías procesales
mínimas en los términos del artículo 8 de la
Convención, pertinentes y necesarias para
resolver los agravios planteados por el
recurrente.
8.45. La inaplicación del artículo 468 fracción II, del Código
Nacional de Procedimientos Penales, tal y como lo
resolvió este tribunal de alzada por mayoría, ya ha
sido puesto en práctica en otras instancias a nivel
Federal, así por ejemplo, el Segundo Tribunal
Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito por
unanimidad de votos, al resolver el juicio de amparo
directo número 702/2015 declaró inaplicable el
artículo 468 en su fracción II, del Código Nacional, con
la mismas razones (mutatis mutandis) que este
tribunal de alzada ha determinado hacerlo.
9. Calificación de fondo de los agravios. Son fundados los
agravios del ministerio público y de los representantes de la
39
parte ofendida e infundados los argumentos de la defensa en
la vista de agravios, respecto de la solicitud de que este
tribunal de apelación ejerciera el control convencional e
inaplicara el artículo 468 fracción II, del Código Nacional de
Procedimientos Penales, así como aquellos que versaron
sobre el tópico de la valoración de la prueba, determinación
de los hechos y aplicación del derecho en torno a la
culpabilidad penal del sentenciado XXX.
9.1. Este tribunal no hará pronunciamiento en torno a los
hechos acreditados por el tribunal de enjuiciamiento
sobre la acreditación del delito y su calificación
jurídica, tampoco cuestionamientos de los testigos de
coartada, porque siguiendo los lineamientos del
recurso de apelación, los agravios de los apelantes
fueron dirigidos a cuestionar la decisión de los jueces
respecto de la absolución del sentenciado XXX.
9.2. Efectivamente, el núcleo fundamental de la
resolución impugnada parte de la idea de que la
narración de la víctima, en aquella parte donde
identificó al hoy sentenciado como el chofer del
vehículo donde fue trasladado, no fue corroborada
con la existencia del suéter de estambre obscuro con
el que dijo fue cubierto de la cara cuando llevó a cabo
esa identificación, sin que exista la inoperancia de los
40
agravios a que aluden los defensores, porque
satisfacen la exigencia de los artículos 457 y 458 del
Código Nacional de Procedimientos Penales, en
cuanto a que los asesores jurídicos de la víctima y la
representación social, en sus respectivos escritos,
indican específicamente la parte impugnada de la
resolución, sustentan la afectación del acto
impugnado y expresan las razones fácticas y jurídicas
del porqué de la causación del agravio, tal cuál se
desarrollará a lo largo de este fallo, de suerte que no
hay impedimento para el pronunciamiento de fondo
sobre lo que constituye la materia de la
inconformidad.
9.3. Recapitulando, esas razones pretenden encontrar
justificación en las máximas de la experiencia.
Precisaron los jueces que la declaración del ofendido
no zanjó el principio lógico de contradicción, porque
no fue encontrado el suéter de estambre que
permitió infiltrar la luz y favorecer la visibilidad de la
víctima para identificar a XXX como la persona que
condujo el vehículo Tsuru, marca Nissan, que porta la
leyenda “XXX”: en suma, si no existió el suéter de
estambre no hay la probabilidad de que el ofendido
haya identificado a XXX.
41
9.4. A contrario sensu, la mayoría de este tribunal de
apelación resuelve –respetando el arbitrio judicial del
tribunal de enjuiciamiento– que la falta de
demostración por la fiscalía de la existencia del
suéter, contra lo alegado por la defensa, es un
aspecto accidental-no sustancial, que no puede tener
una relevancia extraordinaria que afecte la
credibilidad del testimonio de la víctima, tanto por su
asociación con otros elementos de prueba (botella,
sudadera, automóvil, etc.), como porque la víctima
conocía a sus secuestradores, especialmente al
imputado XXX, por ser persona de su conocimiento y
además vecino, pues le divide una barda con su
vivienda, tal cual se estableció en la causa.
9.5. A mayor abundamiento, discrepando de la defensa
sobre la afirmación de que no tiene credibilidad el
testimonio de la víctima, porque dicen afecta su
verosimilitud la ubicación del lugar donde se dejó su
camioneta para que la recogieran sus familiares, sin
dificultad para su localización en el parque lineal, no
obstante su extensión; que el cadáver de XXX,
presentara huellas de esposas en las manos, así como
de tortura; la sospechosa actitud de los familiares de
la víctima para inculpar a sus vecinos. Dicen que
conforme a las reglas de la lógica, cuando una
42
persona miente en un punto o más, genera
incertidumbre sobre la veracidad de todo el
contenido de la declaración. Pues bien, en contra de
esos argumentos, para quienes aquí decidimos, el
testimonio del ofendido genera seguridad y
confianza, con una validez preponderante, por su
asociación con los elementos de prueba a que se ha
hecho alusión, mereciendo fiabilidad, sin merma
crediticia, por la exactitud con que relata el
acontecimiento, lo que es consistente de inicio a fin.
Además, no tiene fisuras que rompan la secuela del
evento y afecten su credibilidad, como ya se ha
puntualizado.7
9.6. Precisemos con mayor detalle.
9.7. La obligación que impone a los jueces el artículo 20,
apartado A, fracción VIII, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, de sólo condenar
cuando exista convicción de la culpabilidad del
7 Cfr. jurisprudencia sostenida por el tercer tribunal colegiado del segundo circuito, correspondiente a la
Octava Época de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Núm. 72, Diciembre de 1993, Tesis: II.3o. J/65, Página: 71, de rubro y contenido: "OFENDIDO, VALOR DE SU DECLARACION. La imputación del ofendido merece credibilidad en proporción al apoyo que le presten otras pruebas recabadas durante el sumario, de tal suerte que si su versión esta adminiculada con algún otro medio de convicción, debe concluirse que adquiere validez preponderante para sancionar al acusado.”
43
procesado, es consecuencia de la observación de
otras dos garantías del debido proceso situadas en el
mismo rango: la carga de la prueba sobre la
demostración de la culpabilidad que corresponde a la
parte acusadora (Artículo 20, apartado A, fracción V,
de la ley fundamental del país) y la presunción de
inocencia a favor del imputado (Artículo 20, apartado
B, fracción I, ibídem).
9.8. La correspondencia entre la obligación de probar la
culpabilidad y la presunción de inocencia de una
persona dentro del proceso, tiene relevancia a través
de la valoración de la prueba, que debe ser de
manera libre y lógica (Artículo 20, apartado A,
fracción II, de la ley fundante básica).
9.9. Ese valor que se otorga a los medios probatorios
constituye la base del juzgamiento para el
establecimiento de los hechos y la aplicación del
derecho, a partir de lo que establece el artículo 402
del Código Nacional de Procedimientos Penales, a
través de la convicción de que, más allá de toda duda
razonable, el acusado es responsable de la comisión
del hecho por el que siguió el juicio.
44
9.10. En ese sentido, la condena en el proceso penal se
desarrolla dentro de un binomio conceptual
antagónico: entre creer y dudar.
9.11. Sin embargo, creer y dudar de algo en sentido
procesal jurídico implica corroborar, justificar,
razonar o comunicar según las circunstancias y
pruebas de un caso.
9.12. Condenar con plenitud de convicción es realizar un
proceso intelectual en el que se expongan las buenas
razones, derivadas de los elementos probatorios que
justifiquen una conclusión sobre las hipótesis de la
acusación.
9.13. En sentido adverso, la duda razonable sobre la
culpabilidad del acusado, obliga al juzgador no sólo a
exponer que duda de la culpabilidad (del imputado)
en sentido lato, sino a argumentar las razones,
justificaciones y corroboraciones que se desprendan
del material probatorio del proceso.8 Esto es, tal
ejercicio permite identificar si las intervenciones de la
defensa en el desahogo de las pruebas de cargo (o de
8 Cfr. Tesis emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte Justicia de la Nación, número de registro 26359, publicada el viernes diecisiete de junio de la presente anualidad (dos mil dieciséis), de rubro: PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO ESTÁNDAR DE PRUEBA. CONDICIONES PARA ESTIMAR QUE EXISTE PRUEBA DE CARGO SUFICIENTE PARA DESVIRTUARLA”
45
descargo) cuestionaron la credibilidad de las pruebas
de cargo que sostienen la hipótesis de la acusación y
corroboraron la hipótesis de inocencia alegada.9
9.14. Sobre la declaración de la víctima, los jueces
efectuaron una división. Por una parte, la tornaron
creíble (respecto la acreditación del delito y otras
circunstancias) y por otro lado inverosímil (en
relación a los medios mediante los cuales se llevó a
cabo la identificación del sentenciado), pues respecto
a esto último, dijeron los jueces en esencia “que
existía insuficiencia probatoria y duda razonable
respecto a la intervención de XXX, en la ejecución del
delito de secuestro en detrimento de XXX., toda vez
que se rompió el principio lógico de no contradicción,
en la declaración de la víctima, tanto en su contenido
como al confrontarse con las pruebas desahogadas en
juicio, fue contradictorio su dicho, entre la prenda que
afirmó fue cubierto del rostro con la que fue
asegurada en el lugar que estuvo cautivo”.
9.15. Sin embargo, a juicio de la mayoría de este tribunal
de apelación, desestimando las alegaciones sobre el
tema por los defensores, si bien no fue incorrecto
haber determinado esa división en la valoración
9 Ibídem.
46
positiva por una parte y negativa por la otra, lo que
resultó desafortunado fue haber establecido que la
identificación del imputado no se encontraba
corroborada con el resto del material probatorio,
pues contrario a lo que ellos determinaron, este
tribunal de alzada, por mayoría, determina que de la
narración efectuada por la víctima sí se corrobora, y
de ésta se obtienen cuando menos cuatro momentos
a saber:
a. El primero, consistente en el momento mismo de la
privación material de la libertad, cuando dos
sujetos arribaron al lugar donde el pasivo guarda
su camioneta, uno de ellos lo amagó, lo subieron a
su propio vehículo y se lo llevaron.
b. Un segundo momento, donde la víctima del delito
fue obligada descender de su camioneta y fue
subida a un vehículo blanco tipo Tsuru donde
presentaba como características que tenía la
leyenda de “XXX” en el parabrisas, y es aquí,
donde se narran circunstancias particulares que el
tribunal de enjuiciamiento dijo que no se
encontraban corroboradas. Y estas circunstancias
consisten en que lo taparon con un suéter de
estambre, que con la luz pudo ver que quien
manejaba el vehículo Tsuru es el hoy sentenciado
47
XXX, a una distancia de quince centímetros, a
quien conoce por más de veinte años porque son
vecinos.
c. Un tercer momento, donde la víctima fue
trasladada al domicilio donde lo mantuvieron
cautivo y cuidado por el hoy fallecido XXX,
precisando que en una de las ocasiones que vio
hacia el exterior, a través de una ventana, pudo
localizar al hijo del hoy sentenciado de nombre
XXX, a XXX es sobrino de XXX e hijo del señor XXX y
una mujer desconocida para él.
d. Y finalmente, un cuarto momento, que está
relacionado con la forma del escape y las
circunstancias posteriores, que permitieron su
auxilio por su familia y elementos policiales.
9.16. A partir de esta declaración y efectuando un proceso
retrospectivo de reconstrucción fáctica, se pudo
corroborar en el juicio lo siguiente:
9.16.1. La existencia del inmueble donde se mantuvo
cautivo a la víctima, de donde escapó; lo cual
se evidencia con el dicho de la propia víctima,
lo narrado por el perito XXX, pues fue quien
realizó la inspección de ese lugar en
compañía incluso del ofendido, y lo señalado
48
por los policías ministeriales XXX, XXX y XXX,
éstos últimos quienes acudieron a ese
domicilio y lo observaron por fuera, una vez
que auxiliaron a la víctima momentos
posteriores a que se había escapado.
9.16.2. La localización de uno de los hechores, ahora
fallecido de nombre XXX, quien llevaba
consigo un arma de fuego y con la incluso
enfrentó a los policías, con independencia de
que se hubiera probado que haya disparado
o no, empero, aquí el hecho importante
ahora y para efectos de esta causa penal, es
que traía un arma de fuego, coincidiendo de
esta manera con la narración del pasivo.
9.16.3. La existencia de un vehículo blanco tipo Tsuru
con la leyenda de “XXX” propiedad de XXX,
como se acredita con el testimonio de XXX,
quien aseguró haber vendido ese vehículo al
primero de los mencionados.
9.16.4. La existencia de la botella de agua marca
bonafont, que se localizó en el inmueble
donde fue consumado el secuestro y de
donde escapó la víctima.
9.16.5. La existencia de la sudadera negra qué dijo la
víctima le entregaron sus captores para que
se sentara.
49
9.17. De tal manera que esta valoración conjunta y
armónica que tiene una base cuantitativa (porque
tiene un número considerable de indicios) y otra
cualitativa (porque son de una calidad relacionada
con el objeto de los hechos investigados), merece una
mención especial para producir la convicción de que
la falta del suéter de estambre por donde dice la
víctima que identificó al sentenciado, es un elemento
material accesorio, secundario o periférico, y no
esencial como pretende establecer la defensa.
9.18. De tal manera que el tribunal de enjuiciamiento para
arribar a su conclusión, lo hizo a partir de la falta de la
existencia de un elemento secundario, en tanto que
la conclusión que sostiene este tribunal es a partir de
la asociación de los elementos probatorios que
fundan la hipótesis de culpabilidad de XXX dentro del
contexto en que se produjeron los hechos, y no en
forma aislada e individual cómo se hizo en primera
instancia y como pretende se haga quien asiste al
imputado.
9.19. Además, para valorar este testimonio el tribunal de
enjuiciamiento no tomó en consideración:
50
- Que la víctima conoce desde hace más de veinte
años al acusado XXX, sólo los divide una barda;
- No existe ningún motivo ajeno a los hechos
relacionado con odio, rencor o animadversión de
cualquier otro tipo, que reflejara la parcialidad de
su testimonio.
9.20. De tal manera que aunque en este caso nos
encontramos en presencia de un testigo único, es
suficiente para fundar una sentencia condenatoria,
porque se encuentra corroborado razonablemente
con las pruebas materiales precisadas con
anterioridad. Al efecto tiene aplicación la
jurisprudencia XX.2°.J/16, registrada con el número
174830, emitida por el Segundo Tribunal Colegiado
del Vigésimo Circuito, junio de 2006, de rubro:
“TESTIGO ÚNICO. REQUISITOS QUE DEBE REUNIR
PARA FUNDAR UNA SENTENCIA CONDENATORIA.”
9.21. Además, se deben considerar las siguientes
circunstancias, también corroboradas:
9.21.1. La localización del hijo del sentenciado de
nombre XXX cerca de donde se encontraba el
vehículo propiedad del ofendido, donde se lo
llevaron secuestrado; lo cual se desprende
51
del testimonio de su esposa XXX y que
corroboró el dicho de XXX, pues éste
acompañó a la primera a que recogiera la
camioneta, e indicó que efectivamente vio
llegar una persona en motocicleta, y
enseguida XXX le dijo que los hechores eran
los “cabrones de sus vecinos” (sic).
9.21.2. La localización nuevamente de otro de los
hijos del acusado de nombre XXX donde se
encontraba secuestrada la víctima; pues en
una de las ocasiones lo observó a través de
una ventana, y se encontraba en compañía
de XXX, XXX y de una mujer desconocida.
9.21.3. El parentesco del señor XXX en cuanto
propietario del vehículo Tsuru con la leyenda
“XXX”, con el hoy acusado XXX, así como otro
de los señalados como intervinientes en el
plagio, de nombre Santos, éste último al ser
hijo del primero. Ese vínculo familiar, aunque
es parte de una cuestión accesoria, es
importante porque conjugada lógicamente
con el resto del material probatorio y con la
dinámica de los hechos es incorporada en el
mismo sentido para la reconstrucción de la
culpabilidad del hoy acusado XXX.
52
9.21.4. También se corrobora la versión de la víctima,
una vez que logró escapar, puesto que se
acreditó con el testimonio de XXX, que
efectivamente llegó aquel a la base de taxis a
pedir ayuda, y que ella le permitió hacer una
llamada telefónica.
9.21.5. Que efectivamente se encontraba lesionado,
como se justificó con el testimonio del perito
XXX; lo que guarda congruencia con su dicho,
en el sentido de que para poder escapar,
saltó de la azotea hacia un lote.
9.21.6. Y para los mismos efectos, que posterior a
ello, y a raíz de la llamada que realizó la
víctima, es que llegó su esposa XXX, junto con
los policías XXX, XXX y XXX, y le brindaron
ayuda.
9.21.7. Y, finalmente, que la víctima condujo a los
policías y esposa, al lugar donde lo tenían
cautivo, observaron ese lugar desde la calle, y
enseguida unas cuadras más adelante se
encontraron a XXX, quien señaló la víctima
como quien lo estaba cuidando en aquel
domicilio, los policías trataron de abordarlo,
pero éste les disparó por lo que repelieron la
agresión con los resultados ya conocidos (su
muerte); sin embargo, como ya se dijo en
53
párrafos anteriores, este evento, consolida
más la declaración de la víctima sobre los
sucesos que narró, pues son acordes con lo
sucedido.
9.21.8. En conclusión, es errada la postura del
tribunal de enjuiciamiento, así como de la
defensa y acertado el agravio de los asesores
jurídicos de la víctima y la Fiscalía al
cuestionarla, en cuanto a la conclusión por
los primeros de que no existía certeza
respecto de la intervención de XXX, en el
plagio de la víctima, porque dicen no se
proporcionó algún otro dato para
identificarlo como la voz, o que le llamaran
los plagiarios por su nombre, así como que se
demostró que no era dueño del automóvil en
el que se le trasladó e intervino en la
conducción XXXX o que éste tuviera acceso al
mismo.
9.21.9. Es así, porque, tal y como se indicó y se
agravian los apelantes, el testimonio de la
víctima es fiable, por el conocimiento
personal que tiene de sus secuestradores,
particularmente de su vecino XXX, de suerte
que no es razonable exigirle justificación
irrefutable de ese conocimiento y
54
credibilidad, y supeditarlo a su vez a las
apreciaciones subjetivas que se han indicado
del tribunal de enjuiciamiento, o la defensa
cuestionando el modo de la identificación al
ver de espalda al imputado, pasando por alto
que su testimonio está asociado con la
demostración de la existencia de los
automóviles en que fue trasladado luego de
ser privado de su libertad, especialmente la
del automóvil Tsuru con la leyenda (XXX), que
también es de su conocimiento, por ser
utilizado previamente por sus vecinos,
familiares y agresores; la del inmueble y
características, en el que se le retuvo en
cautiverio; los objetos que señala (la botella
de agua “bonafont y sudadera color negra,
encontradas en el lugar de la retención); la
localización de uno de los secuestradores
señalados y quien se encargaba, armado, de
su custodia a inmediaciones del lugar donde
estuvo en cautiverio; así como el hecho
probado, no cuestionado, sobre auxilio
recibido luego de que la víctima se fugó.
9.21.10. Y se concluye de ese modo, porque el sentido
de la vista es idóneo para el reconocimiento e
identificación de una persona a quien se
conoce, sin necesidad de otro requisito o
55
dato, de modo que es injustificada la
conclusión de que no existe certeza por el
tribunal de enjuiciamiento, porque en
opinión de la mayoría de integrantes de este
tribunal, no se ha generado una duda
razonable que tienda a la absolución del
imputado.
9.21.11. Por el contrario, es infundado el alegato de
los defensores en cuanto a que existe
insuficiencia probatoria basada en el
testimonio del sujeto pasivo, para el
establecimiento de la responsabilidad penal.
Esto es, los registros permiten establecer que
existe suficiencia probatoria por la fiscalía,
determinado a la luz del alto grado de
probabilidad, en cuanto a la certeza de
culpabilidad, sobre el hecho imputado, que
merecen los medios aportados, los que
analizados en forma conjunta resultaron con
un alto grado de corroboración, que enerva
la presunción de inocencia inicialmente
favorecedora del imputado XXX, cuya
defensa no logró destruir la credibilidad de
las pruebas de cargo que sostuvieron la
hipótesis de la acusación, además de que su
versión de coartada no fue probada.
56
9.21.12. Por lo demás, la postura asumida por el
tribunal de enjuiciamiento sobre la
inexistencia de certeza respecto de la
intervención de XXX, en los términos
apuntados, implica un estándar de prueba de
alta exigencia, equivalente a certeza
absoluta, toda vez que la prueba de la
existencia del delito y la responsabilidad de
una persona sólo puede establecerse con
cierto grado de probabilidad y en el caso a
estudio, los elementos de prueba analizados,
eran a juicio de la mayoría decisora,
conforme a lo dispuesto en los artículos 261 y
359 del Código Nacional de Procedimientos
Penales, suficientes para arribar a una
conclusión cierta sobre los hechos materia de
la acusación, más allá de toda duda
razonable, por el alto nivel de corroboración
que ha merecido el testimonio incriminatorio
de la víctima, base de la acusación por la
fiscalía y que confrontadas con la versión de
coartada de la defensa, no probada, dieron
lugar a la enervación del principio de
presunción de inocencia.
9.21.13. A mayor abundamiento, la postura de
quienes integraron el tribunal de
enjuiciamiento, no parte de una verificación
57
del material probatorio disponible, para
dudar, con validez de la culpabilidad del
imputado, porque, a su parecer, era
necesario demostrar que la víctima les
proporcionara algún otro dato para
identificarlo como la voz, o que le llamaran
los plagiarios por su nombre, así como que se
demostró que no era dueño del automóvil en
el que se le trasladó e intervino en la
conducción XXX o que éste tuviera acceso al
mismo.
9.21.14. Esa posición lleva al establecimiento de que
se les presentó una duda psicológica asociada
a su íntima convicción, sobre la
responsabilidad del sujeto, más no duda
razonable como se alega por los defensores,
pues aquellos no la expresaron o
confrontaron con las pruebas que
corroboraban la versión de la víctima, vista
en el contexto, no como un accidente (la falta
de demostración del suéter), así, esa posición
resultó en una incertidumbre racional sobre
la demostración de la hipótesis delictiva
invocada por el órgano acusador, que como
se ha visto, estaba suficientemente
confirmada
58
9.22. Así las cosas, con base en la declaración del ofendido
y la corroboración como se ha expresado con
anterioridad, este tribunal de apelación por mayoría
determina los siguientes hechos sobre la
responsabilidad y aplicación del derecho:
9.22.1. La víctima XXX fue privado de su libertad el
diecisiete de junio de dos mil quince,
alrededor de las veintidós horas con treinta
minutos, cuando acudió a encerrar su
camioneta marca Toyota, línea sienna, color
gris oxxford, modelo 2004, al domicilio
ubicado en calle XXX, de la colonia XXX, en
esta ciudad, donde fue interceptado por dos
sujetos, uno de ellos portando un arma de
fuego, con la cual amagó a la víctima, en
tanto que el otro sujeto lo esposó de la mano
derecha y le quitó las llaves de su camioneta,
subiéndolo a dicho vehículo cubriéndole el
rostro con una prenda de vestir, así como le
pidieron su teléfono celular y su cartera,
trasladándolo al “parque lineal” de esta
ciudad, donde lo bajaron de su camioneta y
lo subieron a otro vehículo marca Tsuru,
color blanco, con la leyenda en el parabrisas
de “inquieto”, y que quien tripulaba esa
59
unidad era el ahora acusado XXX, pues la
víctima lo pudo ver a través de una prenda
de vestir que le colocaron en la cara, lo
trasladaron hasta el inmueble ubicado en la
calle XXX número XXX, de la colonia XXX de
esta ciudad, donde lo condujeron hasta el
área del baño, preguntándole por un número
telefónico y les proporcionó el de su casa,
permaneciendo en dicho lugar.
9.22.2. Siendo alrededor de las 23:40 horas de la
misma fecha, una persona del sexo masculino
llamó a la casa de la víctima, entablando
conversación con XXX, solicitándole un
rescate de la suma de quinientos mil pesos,
para respetar la vida de la víctima y liberarlo.
9.22.3. Por la mañana del día 18 de junio del 2015,
después de un rato la víctima comenzó a
escuchar como la persona que lo cuidaba se
había quedado dormido puesto que
escuchaba que roncaba muy fuerte, optando
por emprender su escape, saliendo del baño
y percatándose que la persona que lo
cuidaba se encontraba acostado y
durmiendo, tratando de salir por la puerta
principal, empero, como se encontraba
60
cerrada, se quitó la prenda que traía camino
al patio de servicio, por donde se escapó.
9.22.4. Una vez que se encontró la víctima fuera del
domicilio donde se encontraba privado de su
libertad, se dirigió hacia una base de taxis
denominada “XXX”, donde realizó una
llamada a su hija XXX, aproximadamente a las
once horas con cuarenta minutos,
informándole que se había escapado, que
uno de sus secuestradores era su vecino
XXX, y pidiéndole le avisara a XXX, quien
arribó a la base de taxis en compañía de los
agentes de investigación de la Policía
Ministerial XXX, XXX, XXX; le prestaron ayuda
y lo subieron a la camioneta.
9.23. Esa así, que la historia del delito se construye a partir
de la versión creíble del ofendido corroborada
además con los otros medios probatorios que se han
mencionado y que fueron verificados en audiencia de
juicio oral.
9.24. En base a lo determinado ahora, se desprende que se
encuentra acreditada la responsabilidad penal de
XXX, en la comisión del delito de secuestro, previsto
en los artículos 9 fracción I, inciso a), y 10 fracción I,
incisos b), c) y d), de la Ley General para prevenir y
sancionar los delitos en materia de secuestro,
61
reglamentaria de la fracción XXI del artículo 73 de la
Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, del que resultara agraviado XXX que fue
acreditado, en términos del artículo 13 fracción III del
Código Penal Federal, en razón de que intervino
conjuntamente con otras personas en la ejecución del
delito.
10. No obsta para lo ya determinado, el contenido de los
testimonios de descargo rendidos por XXX y XXX, pero no por
las razones que mencionó el Tribunal de Enjuiciamiento, sino
que, en razón de que no logran engendrar credibilidad, y
mucho menos resultan suficientes para demeritar el valor que
se les ha otorgado a las pruebas mencionadas en la presente
resolución. En tal virtud, estos testigos no lograron acreditar
una coartada en favor del acusado, y debilita su apreciación
convictiva el hecho de que guarden relación de parentesco
con el acusado, a más que declararon mucho posterior a los
hechos, lo cual infiere una posible preparación en sus
señalamientos.
11. Bajo estas directrices, es que como se adelantó, son
fundados los agravios expresados por los recurrentes, por las
razones anotadas, lo cual orilla a este tribunal de segunda
instancia a modificar el fallo redargüido, emitido el día trece
de mayo de dos mil dieciséis, por el Tribunal de
62
Enjuiciamiento de la Región Morelia, dentro de la causa penal
número 81/2015, instruida contra XXX, por el delito de
secuestro, en perjuicio de XXX; para ahora, considerar al
acusado XXX, como responsable en la comisión del delito de
secuestro en detrimento de la víctima dada a conocer.
11.1. Tomando en consideración que conforme al artículo
405 del código Nacional de Procedimientos Penales al
dictarse sentencia absolutoria se levantó la medida
cautelar de prisión preventiva, se ordena al tribunal
de enjuiciamiento que una vez generadas las
condiciones, es decir, la forma de conducción del
acusado al Juicio, así como definidas las cuestiones
que señalan los numerales 153, 154 y 155 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, continúe con las
etapas subsecuentes a la emisión del fallo
(individualización de las sanciones y demás
consecuencias legales).
11.2. Notifíquese la presente resolución a las partes.
11.3. Devuélvase los registros al tribunal de enjuiciamiento,
para los efectos anotados.
12. Puntos resolutivos:
12.1. Este tribunal de alzada es competente para conocer y
resolver el recurso de apelación interpuesto.
63
12.2. Este tribunal resuelve que el redactor de la sentencia
sea el primer relator, magistrado Víctor Barragán
Benítez.
12.3. Por mayoría se declaran fundados los agravios
expresados por los apelantes y se aprueba el
contenido y sentido de esta sentencia.
12.4. En ejercicio del control difuso de constitucionalidad,
se declara inaplicable el artículo 468, fracción II, del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
12.5. Se modifica el fallo del Tribunal de Enjuiciamiento,
para declarar acreditada la responsabilidad penal del
acusado XXX en la comisión del delito de secuestro
agravado en perjuicio de XXX.
12.6. Devuélvase los registros al tribunal de enjuiciamiento
respectivo, para que actúe de conformidad con lo
determinado en el párrafo 11.1 de esta resolución.
12.7. Notifíquese a las partes.
Con fundamento en las disposiciones legales invocadas en esta
resolución, pero además en el diverso numeral 478 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, por mayoría, resolvieron el
recurso de apelación los integrantes del tribunal de alzada,
magistrados Pedro Ramírez Martínez y Víctor Barragán Benítez, con
el carácter de Presidente y primer relator, respectivamente,
habiendo sido redactor el último de los nombrados; en la
64
inteligencia de que el segundo relator, Magistrado Gilberto
Alejandro Bribiesca Vázquez, formuló voto particular disidente, por
separado.
65
Voto particular que formula el magistrado Gilberto Alejandro
Bribiesca Vázquez, en el recurso de apelación identificado como toca
XI-13/2016, resuelto por el Tribunal de Alzada Colegiada, el 30 treinta
de junio de 2016 dos mil dieciséis.
I. Antecedentes.
Con fecha 13 trece de mayo de 2016 dos mil dieciséis, un
Tribunal de Enjuiciamiento de Morelia, Michoacán, dictó por
unanimidad de votos, sentencia absolutoria ante la insuficiencia de
probatoria y existir duda razonable en cuanto a la intervención de XXX,
en la ejecución del Secuestro agravado, en detrimento de XXX.
Inconformes con esa determinación, con fecha 27 veintisiete de
mayo del actual, los asesores de la víctima y la fiscalía, interpusieron
recurso de apelación.
II. Determinación de la litis. Como se desprende del artículo
461 del Código Nacional de Procedimientos Penales, el Tribunal de
Alzada debe circunscribirse a los planteamientos hechos por los
recurrentes, salvo que se adviertan violaciones a derechos humanos.
En el caso, como se fija en el punto 7 del fallo en que me
pronuncio en disidencia, en los apartados 7.1. y 7.2, se establece que:
a) Respecto a los disensos emitidos por los asesores jurídicos de
la víctima, encontramos:
- Se realizó una inexacta valoración de los medios, elementos y
órganos de prueba que fueron desahogados en el juicio.
- Existe una falta de motivación y fundamentación en cuanto a
los razonamientos que generaron una duda razonable, al no
explicar los parámetros de la sana crítica ni de la experiencia
66
que tomaron en cuenta ni cuáles reglas de la lógica utilizaron
para sostener su resolución.
b) En relación a los expresados por la fiscalía, se desprende que:
- Causan agravio los argumentos por los que decretaron la
libertad del acusado.
- Se trastocaron lo artículos 20 Constitucional, apartado A,
fracciones I, III, V y IX, así como los contenidos en el
apartado C; el artículo 7, de la Ley General de Víctimas y los
diversos 109, fracciones II, IX y XIV, 265, 359 y 402 del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
De lo que se advierte que se duelen de cuestiones
atinentes a la valoración de la prueba que realizó el Tribunal de
Enjuiciamiento.
III. Decisión de mayoría. En el presente recurso de apelación
el Tribunal de Alzada determinó declarar fundados los planteamientos
de los recurrentes, al determinar, por un lado, la inaplicabilidad del
artículo 468, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos
Penales (apartado que se identifica con el número 8) y, al entrar al
estudio de fondo, se declaran fundados al advertir que la imputación
de la víctima contra el sentenciado se encontraba corroborada con
otros medios de convicción para sostener su responsabilidad (apartado
que se identifica con el número 9 y siguientes).
Sobre el tema de la inaplicabilidad (apartado 8.23 y siguientes),
la mayoría sostiene que ese numeral no es compatible con el sistema
constitucional y convencional en materia de derechos humanos, por lo
que, realizando una interpretación conforme, se determinó que no
tenía cabida con el concepto de recurso efectivo, amplio y sencillo
67
porque no abre la posibilidad de estudiar temas básicos de la
sentencia: fácticos, probatorios y jurídicos.
Al ser la apelación un recurso vertical, en la que un superior
jerárquico revisa el fallo combatido y que el objeto es examinar y
controlar la motivación y fundamentación de esa decisión, lo que no se
podría hacer sin la valoración de la prueba porque se compone de
hechos, derechos y prueba, cumpliendo con el deber de justificarla.
Entonces, el contenido de ese dispositivo deja fuera de ese
control los tópicos fácticos, jurídicos y probatorios, quedando
incólumes la motivación y fundamentación; razones por las que se
consideró defectuoso e inútil y que no cumplía con el propósito de la
doble instancia. Citando casos de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
Añadiendo que, si a través del recurso de apelación sólo se
revisara y controlara el sentido común de los argumentos de la
decisión impugnada, sin permitirle al tribunal de alzada un
pronunciamiento sobre la determinación del hecho y la valoración de la
prueba, sería ineficaz y obstaculizaría el acceso a la justicia.
Se considera que esa limitación se asigna por una falsa
apreciación del sistema procesal penal acusatorio y oral, aludiendo a
las características del sistema puro; añadiendo que, el nuestro es un
sistema de recursos vertical, considerando que el órgano jurisdiccional
que resuelve el caso se pronuncia sobre hechos y el derecho; en
consecuencia, el sistema se legitima a través de los recursos.
Que se tiene un progreso en la ciencia, a través de los registros
de audio y video, permitiendo verificar la inmediación en el derecho de
la prueba con un alto grado de fidelidad retrospectiva, por lo que se
puede efectuar un control de la decisión jurisdiccional, sin perjuicio a la
inmediación y de la litis cerrada. Añadiendo rubros de tesis en las que
soportan esas conclusiones.
68
Por lo que, no hay necesidad de la oferta y admisión de otros
medios de prueba ante el tribunal de alzada, con fundamento en los
artículos 61 y 474 del Código Nacional de Procedimientos Penales y se
calificó la redacción del numeral que se inaplicó, como primitiva,
anacrónica y arbitraria.
Se apoya en que los derechos humanos deben ser interpretados
en sentido amplio, remover los obstáculos de acceso a la justicia,
adscribir juicios de valor a los razonamientos de conformidad con el
sentido común, otorgando sentido a lo justo, proporcionado y
equitativo.
Refiriendo bajo qué parámetros han de interpretarse, a la luz
de la Convención Americana de Derechos Humanos y los casos en que
los sustentan. Argumentando que una interpretación literal de ese
dispositivo no puede ser concebida dentro de ese contexto.
Que en el imaginario ideal, los recursos no deberían existir para
extender los reclamos de justicia, porque retardan el acceso a ésta,
promueven la burocracia estatal y desalientan la participación del
individuo en esos temas y, para que no existieran sería necesario que
los tribunales dieran cuenta inmediata y efectiva de los reclamos de
insatisfacción.
Mas ese ideal, se explica, no existe, porque el sistema de justicia
mexicano se ha consolidado gracias a los recursos para remediar los
errores judiciales, lo que incluso ha llegado hasta los tribunales
internacionales.
Así, sobre esas razones, se determinó su inaplicación porque el
recurso de apelación debía ser analizado con toda la amplitud que
establecen las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (los que invocaron), bajo las siguientes directrices:
- Bajo la óptica de que es un recurso ordinario, que tiene como
propósito evitar que quede firme una decisión adoptada con
69
acentuados errores, que ocasionarían un perjuicio debido al
interés de las personas.
- Debe ser accesible, con las formalidades mínimas y no debe
constituir un obstáculo para que cumpla con el fin de
examinar y resolver los agravios.
- Ser eficaz porque debe ser el medio adecuado para procurar
la corrección de la decisión impugnada.
- Debe permitir el examen o revisión integral de la resolución
combatida sobre cuestiones fácticas, probatorias y jurídicas.
- Debe respetar las garantías procesales mínimas, pertinentes y
necesarias para resolver los agravios planteados y que se
encuentran establecidas en el artículo 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos.
Finalizan, ese apartado invocando el precedente emitido por el
Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito al resolver,
por unanimidad de votos, el juicio de amparo directo número
702/2015.
Tema respecto del cual la mayoría sustenta un criterio que no
comparto toda vez que he sostenido en diversa colegiación y asunto10,
la inadmisibilidad del recurso de apelación cuando se combata la
valoración de la prueba, siempre y cuando no se comprometa el
principio de inmediación.
IV. Argumentación del voto particular que ahora emito.
Improcedencia de la inaplicación del artículo 468, fracción II,
del Código Nacional de Procedimientos Penales, debiendo
declararse inadmisible el recurso.
10 Toca penal XI-10/2016, cuya resolución se emitió el 23 veintitrés de mayo de 2016 dos mil dieciséis.
70
El sistema acusatorio adversarial es el resultado de
combinar varios principios: primero, un sujeto distinto al juez propone
la acusación; segundo, hay paridad entre el acusado y el acusador;
rigen los principios de publicidad y oralidad, la exclusión de la libertad
del juez en la recopilación de pruebas y el de alegación de las pruebas
por las partes.
Se configura un triángulo en que se entrevé en la cúspide
al juez y a los lados al acusador y a la defensa en posición
contrapuesta, sobre un plan paritario de facultades y derechos (nullum
indicio sine accusatione).
El proceso es esencialmente público y la decisión del juez
se fundamenta sobre las pruebas aportadas por las partes y se limita a
valorarla (nulla accusatio sine probatione); por tanto, se presenta
como una contienda entre dos partes contrapuestas, que es resuelta
por un órgano superior a ambas y, por lo tanto, está caracterizado por
la clara distinción entre las tres funciones fundamentales: la acusación,
la defensa y el juicio:
“La garantía de la separación, así entendida, representa, por una parte, una condición esencial de la imparcialidad (terzieta) del juez respecto a las partes de la causa, que, como se verá, es la primera de las garantías orgánicas que definen la figura del juez; por otra, un presupuesto de la carga de la imputación y de la prueba, que pesan sobre la acusación, que son las primeras garantías procesales del juicio.”11
El rito acusatorio se caracteriza por una máxima
simplificación en el desarrollo del proceso; método oral; igualdad de las
partes; libertad del defensor para ejercer su estrategia; se tutelan los
derechos para el imputado; en otras palabras:
11 Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del Garantismo Penal, Madrid, Trotta, 1995.
71
“…Es espectáculo dialéctico, tensión competitiva, juego abierto, cargas, auto responsabilidad: formas y términos señalan una remota ascendencia a los iudicia Dei (duelli e ordalie)…”12
Entonces, se basa en la aplicación del principio
contradictorio, llamado también acusatorio o adversarial; el proceso es
mediante el sistema de audiencias y cualquier decisión debe tomarse
con citación de las partes; no existe técnicamente el concepto de
expediente, sino de carpeta de investigación; además de que es
público y transparente; es garantista, se respetan los derechos
fundamentales de ambas partes; hay equilibrio e igualdad procesal;
hay una separación de funciones: función investigadora y la
formulación de la imputación; la función juzgadora y la función de
ejecución de la pena; la libertad es la regla general y la excepción es la
prisión preventiva; es público; el juez basa su decisión únicamente en
el juicio público; se incorpora el sistema de libertad probatoria; admite
un sistema alternativo de solución de conflictos y la aplicación del
principio de oportunidad.
Sobre ello Miguel Carbonell y Enrique Ochoa Reza destacan
que en este sistema la función de acusar y juzgar se encuentran
separadas; a más de que, en cada etapa intervienen autoridades
distintas (juez de control, de juicio oral y de ejecución), por lo que
ninguno de ellos participa en el proceso de investigación, ni el fiscal
juzga la culpabilidad o inocencia del acusado, debido a que cada
institución tiene su esfera de responsabilidad:
“Como bien lo resume Guillermo Zepeda Lecuona, “la distinción fundamental entre ambos modelos es que el órgano de acusación y el que juzga estén separados (acusatorio) o se concentren en una sola entidad (inquisitivo).”13
12 Botero C., Martin Eduardo. El Sistema Procesal Penal Acusatorio “El Justo Proceso”. Ediciones Andrés Morales, Colombia, 2008. 13 Carbonell, Miguel y Ochoa Reza, Enrique. ¿Qué son y para qué sirven los juicios orales? 7 ed, Porrúa, México, 2011.
72
En ese contexto, el proceso penal acusatorio y oral
contemplado en el artículo 20 Constitucional se rige por los principios
de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación
y tienen como propósito:
Publicidad: es el derecho que tiene el procesado a ser
juzgado en audiencia pública por un juez o tribunal.
Contradicción: se traduce en el derecho del procesado a
que se le informe desde su comparecencia ante el ministerio público o
el juez de control, de los hechos que se le imputan y a que se le
faciliten todos los datos que solicite para su defensa; la recepción de
pruebas y rebatir los de la fiscalía.
Concentración: este tiene como finalidad lograr el debate
procesal en pocas audiencias con el fin de llevar a cabo el mayor
número de cuestiones en un menor número de actuaciones.
Continuidad: limita las interrupciones del proceso.
Inmediación: que implica que todas las audiencias se
desarrollen en presencia del mismo juez, sin que pueda delegarse en
ninguna persona el desahogo y la valoración de las pruebas.
También es cierto que se considera a la apelación como un
recurso judicial ordinario y devolutivo14, que obliga a la revisión de los
hechos y del derecho, convirtiéndolo en un instrumento jurídico
importante para hacer efectivo el derecho de tutela judicial efectiva.
Eso nos lleva a suponer que quien apela está alertando de
la existencia de un vicio cometido en primera instancia o, un defecto
en la tramitación del juicio y, que algunas ocasiones tiene como fin la
nulidad o invalidez de la primera, por lo que sirve tanto para denunciar
los defectos de la actividad procesal como para evidenciar y corregir
14 Existe una clasificación sobre los recursos, entre los que encontramos aquellos que tienen que ver con el
objeto y la autoridad que resuelve. Así, son ordinarios porque se interponen contra la resolución que aún no es cosa juzgada, se puede denunciar el vicio que contiene el fallo, lo que permite examinar todo el proceso; en otras palabras, la ley no señala limitación alguna en cuanto a la fundamentación jurídica, permitiendo analizar la motivación. Es devolutivo porque es resuelto por un tribunal distinto y superior del que dicta la resolución, surtiéndose una nueva instancia pero dentro del mismo juicio (doble instancia).
73
los errores de hecho como de derecho,15 abriendo la posibilidad de que
el tribunal de alzada se pronuncie sobre la totalidad de las cuestiones
que fueron objeto de debate ante los jueces primarios.
Lo que pone en claro que con su incorporación se sale al
paso de falibilidad humana y pretende corregir los errores en los que
hubiese podido incurrir el juez, de modo que se acabe con esos
defectos y su decisión se ajuste a la ley, respetando los derechos
fundamentales de las partes.
Entonces, lo que caracteriza la apelación es que el fallo sea
impugnable; que el recurrente esté facultado legalmente para
inconformarse; que el órgano de segunda instancia se encuentre en la
misma situación que el a quo al momento de fallar; se presenta ante el
tribunal de enjuiciamiento y tiene implícita la finalidad de modificar,
revocar, la reposición del procedimiento o la nulidad del acto
combatido.
En el caso, en el punto 7.21 del fallo en cita, se indica que
los apelantes solicitaron que sea revisable la valoración de pruebas y
que se controle la inmediación a través del recurso y, así, como se
explica en el punto 7.24, se realizó una interpretación conforme.
Al respecto, como ya lo sostuve en diverso asunto, los
tribunales federales recién han establecido que son inatendibles –en
este caso– los agravios que se limitan a invocar el nuevo modelo de
control de constitucionalidad, sin cumplir con parámetros mínimos para
la eficacia de la solicitud.16
Mas, en el caso los asesores jurídicos de la víctima afirman
que es violatorio de derechos humanos porque la segunda instancia
fue creada con el objeto de hacer una revisión exhaustiva del trabajo
15 Véase Moreno Catena. El Recurso de Apelación y la Doble Instancia Penal. Consultado en el sitio www.
http://www.icjsinaloa.gob.mx/medios/publicaciones/recurso_apelacion.pdf, el 19 de enero de 2016. 16 Sirve de aplicación la jurisprudencia con rubro: CONCEPTOS DE VIOLACIÓN INOPERANTES EN EL AMPARO
DIRECTO. LO SON AQUELLOS QUE, ADEMÁS DE NO CONTROVERTIR EFICAZMENTE LAS CONSIDERACIONES DE LA SENTENCIA RECLAMADA, SE LIMITAN A INVOCAR LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO PRO PERSONA O DEL NUEVO MODELO DE CONTROL CONSTITUCIONAL, COMO CAUSA DE PEDIR, PERO NO CUMPLEN CON LOS PARÁMETROS MÍNIMOS PARA LA EFICACIA DE ESTA SOLICITUD. Tribunales Colegiados de Circuito, jurisprudencia de la décima época de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Libro 24, Noviembre de 2015, tomo IV, página 3229, con registro 2010532.
74
del juzgador en primera instancia y eso es parte del derecho
fundamental de seguridad jurídica y de acceso a la justicia, de ahí que
el tribunal de apelación tiene la obligación de revisar todo lo actuado
dentro del juicio oral y pronunciarse respecto a ello, apoyándose en las
grabaciones de audio y video (alude al derecho a un recurso efectivo);
en tanto que, la fiscalía se limita a indicar que se trastocan el
contenido de los artículos 109, fracciones II, IX y IV, 265, 359 y 402
Código Nacional.
Establecido ello, diré que la disposición tildada de
inconstitucional o inconvencional, lejos de serlo, como ya lo he
sostenido y lo anticipamos en el anterior punto, es acorde con los
derechos de acceso a la justicia y recurso efectivo, invocados por los
recurrentes como constreñidos, por las razones siguientes:
En efecto, el derecho de acceso a la justicia con relación al
derecho a un recurso efectivo, de acuerdo a la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, constituye la prerrogativa que tiene toda
persona a ser oída con las garantías procesales y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos. Por tanto, la inexistencia de un recurso
efectivo es una transgresión a la Convención.
En ese sentido, para que tal recurso exista, no basta con
que esté previsto en la Constitución o la ley o que sea formalmente
admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para
establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos
y proveer lo necesario para remediarla17.
Adicional a ello diré que debemos partir, como así lo ha
sostenido la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación18, de que la tutela judicial efectiva, consagrada como derecho
17 Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Fondo. Resolución de
la Corte de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 47 consulta realizada el once de mayo de 2016 en la página: http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia/ficha.cfm?nId_Ficha=311&lang=es. 18 Véase la tesis de rubro: “TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. LOS ÓRGANOS ENCARGADOS DE ADMINISTRAR JUSTICIA, AL INTERPRETAR LOS REQUISITOS Y LAS FORMALIDADES ESTABLECIDOS EN LA LEY PARA LA ADMISIBILIDAD Y PROCEDENCIA DE LOS JUICIOS, DEBEN TENER PRESENTE LA RATIO DE LA NORMA PARA
75
humano en los artículos 17 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 8, numeral 1 y 25, numeral 1, de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, en su vertiente de recurso
efectivo, nos impone la obligación de resolver sin obstáculos o
dilaciones innecesarias y evitando formalismos o interpretaciones no
razonables que impidan o dificulten el enjuiciamiento de fondo y la
auténtica tutela judicial, por lo que al interpretar los requisitos y las
formalidades procesales legalmente previstos, se debe tener presente
la ratio de la norma; por lo tanto, son de interpretación estricta, con
apoyo en los principios pro homine e in dubio pro actione, sin
soslayarse los presupuestos esenciales de admisibilidad y procedencia
de los recursos intentados.
En ese tenor, ese órgano jurisdiccional19 ha sostenido que
el simple establecimiento de requisitos o presupuestos formales
necesarios para el estudio de fondo de los alegatos o agravios
propuestos por las partes no constituye, en sí mismo, una violación al
derecho referido, pues en todo proceso existen en el orden normativo
amplias garantías judiciales, entre ellas, las formalidades que deben
observarse para garantizar el acceso a aquéllas.
Lo que se justifica, por ese órgano jurisdiccional, por
razones de seguridad jurídica, para la correcta y funcional
administración de justicia y para la efectiva protección de los derechos
de las personas, que se establezcan presupuestos y criterios de
admisibilidad, de carácter judicial o de cualquier otra índole, de los
recursos internos.
EVITAR FORMALISMOS QUE IMPIDAN UN ENJUICIAMIENTO DE FONDO DEL ASUNTO.” Época: Décima Época. Registro: 2007064. Instancia: Primera Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 9, Agosto de 2014, Tomo I. Materia(s): Constitucional. Tesis: 1a. CCXCI/2014 (10a.). Página: 536. 19 Véase la jurisprudencia de rubro: “DERECHO FUNDAMENTAL A UN RECURSO JUDICIAL EFECTIVO. EL HECHO DE QUE EN EL ORDEN JURÍDICO INTERNO SE PREVEAN REQUISITOS FORMALES O PRESUPUESTOS NECESARIOS PARA QUE LAS AUTORIDADES DE AMPARO ANALICEN EL FONDO DE LOS ARGUMENTOS PROPUESTOS POR LAS PARTES, NO CONSTITUYE, EN SÍ MISMO, UNA VIOLACIÓN DE AQUÉL.” Época: Décima Época. Registro: 2005917. Instancia: Primera Sala. Tipo de Tesis: Jurisprudencia. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 4, Marzo de 2014, Tomo I. Materia(s): Constitucional. Tesis: 1a. /J. 22/2014 (10a.). Página: 325.
76
Por lo que, no siempre y, en cualquier caso, cabría
considerar que los órganos y tribunales internos deban resolver el
fondo del asunto que se les plantea, sin que importe verificar los
presupuestos formales de admisibilidad y procedencia del recurso
intentado.
Entonces, el hecho de que, se indica por la referida Primera
Sala, el orden jurídico interno prevea requisitos formales o
presupuestos necesarios para que las autoridades jurisdiccionales
analicen el fondo de los argumentos propuestos por las partes no
constituye, en sí mismo, una violación a dicho derecho fundamental.
En ese contexto jurisprudencial-convencional, el derecho
del enjuiciado a recurrir la sentencia definitiva ante un tribunal revisor
en un plazo razonable, se encuentra garantizado, al ser impugnables
las decisiones emitidas por el tribunal de enjuiciamiento, mediante el
recurso de apelación previsto en el título XII, capítulo II, sección II, del
Código Nacional de Procedimientos Penales.
De igual forma, el recurso de apelación así planteado por el
legislador, es idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación
a los derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla, tan es
así que impone la revisión integral de las consideraciones de la
sentencia apelada –razones y motivos– lo que permite revocar,
modificar o confirmar la resolución recurrida.
Además, este recurso contempla un catálogo de supuestos
en los que el tribunal de alzada debe pronunciarse ante la vulneración
de derechos fundamentales y debido proceso, a efecto de reponer los
actos procesales que hayan limitado derechos de las partes, siendo
que las determinaciones del tribunal de enjuiciamiento son recurribles,
atendiendo a la literalidad del artículo 468 del Código Nacional de
Procedimientos Penales, en dos supuestos: el desistimiento de la
acción y la sentencia definitiva. Será ésta última de la que nos
ocuparemos enseguida:
77
El referido numeral, en su fracción II, del Código Nacional
de Procedimientos Penales, que es el motivo de mi disenso, a la letra
establece:
“[…] Artículo 468. Resoluciones del Tribunal de enjuiciamiento apelables. Serán apelables las siguientes resoluciones emitidas por el Tribunal de enjuiciamiento: […]
II. La sentencia definitiva en relación a aquellas consideraciones contenidas en la misma, distintas a la valoración de la prueba siempre y cuando no comprometan el principio de inmediación, o bien aquellos actos que impliquen una violación grave del debido proceso […]”
De la interpretación literal de este apartado de ese
precepto legal, se desprende que existen dos supuestos, además del
establecido en su fracción I, para admitir la apelación contra una
sentencia definitiva:
a) Que sea relativa a cualquier consideración contenida en
la misma, distinta a la valoración de la prueba siempre y cuando no
comprometan el principio de inmediación; y,
b) Aquellos casos que impliquen una violación grave al
debido proceso.
En lo que aquí interesa, la interpretación literal del primer
supuesto consiste en que las consideraciones de la sentencia distintas
a la valoración de la prueba, sólo son impugnables cuando no
comprometan el principio de inmediación, lo que nos lleva a
cuestionarnos en qué supuesto se encuentra el caso que nos ocupa.
De inicio debemos establecer que la inmediación debe ser
entendida como la actividad propia del juzgador de presenciar de
manera directa y personalísima la recepción o desahogo de pruebas y
de los alegatos de las partes, lo que significa que el órgano
jurisdiccional obtenga el conocimiento a través del contacto con los
sujetos de la relación procesal, para así adquirir el material necesario
78
que le permita pronunciar una resolución del caso y, éste se actualiza
en la fase del juicio oral, que es cuando los jueces en forma directa y
sin intermediarios conoce las pruebas y está en condiciones de juzgar
con mayor plenitud.
Entonces, la inmediación del tribunal con las pruebas
constituye un pilar fundamental de la legitimidad del juicio; de ahí que,
por disposición del artículo 20, párrafo primero, Constitucional, es un
principio propio del proceso y que puede ser calificado de trilateral,
debido a que: con relación al juez le permite realizar una efectiva
valoración de las pruebas y demás actos de las partes; con relación al
acusado, hace efectivo su derecho de defensa; y, con relación al resto
de los intervenientes, permite la publicidad al recibir de manera
directa, la información que se produce; según se desprende de las
discusiones sobre la reforma que le dio origen, en donde se asentó:
“….El principio de inmediación presupone que todos los elementos de prueba que son vertidos en un proceso y que servirán para la toma de decisiones preliminares en el proceso y la determinación de la responsabilidad penal de una persona, sean presenciados sin mediaciones o intermediarios por el juez en una audiencia, de modo tal que éste esté en aptitud de determinar, previa una valoración libre de la prueba ofrecida, la decisión en cuestión. Este método eleva enormemente la calidad de la información con la que se toma la decisión, toda vez que además de permitir un contacto directo con la fuente de prueba, la resolución se adopta después de escuchar a las dos partes...”.20
De lo que se sigue que se vincula con la oralidad en razón
de que la presencia del juez debe ser física y no remota; además de
continua, ya que de lo contrario todo lo actuado será nulo, con eso se
busca rescatar la posición del juez como el operador ideal para dirigir
la audiencia y resolver las incidencias que se susciten, que es la
20 Consultada en el texto “REFORMA CONSTITUCIONAL EN MATERIA DE JUSTICIA PENAL Y SEGURIDAD
PÚBLICA. (PROCESO LEGISLATIVO). (18 de junio de 2008)”, página 36. visible en la página de Internet:
ww.diputados.gob.mx/sedia/biblio/archivo/SAD-07-08.pdf.
79
esencia del contenido de la fracción II del apartado A, del artículo 20
Constitucional; es aquí donde lo vemos ligado a los principios de
oralidad y concentración, ya que se actualiza la inmediación cuando se
obliga al juzgador a estar presente, a escuchar las alegaciones de las
partes y ver de manera directa la incorporación y desahogo de las
pruebas, para valorar su alcance.
En otras palabras, supone formalmente que el tribunal de
enjuiciamiento que dicta sentencia es el que actúa por sí mismo, de ahí
que tenga que proceder a la práctica de las pruebas, y materialmente,
que tiene que extraer los hechos de las fuentes inmediatas; esto es,
para tener contacto directo con la fuente de prueba, para valorarla y
ponderarla bajo el método de la libre apreciación, lo cual constituye
una de las formalidades esenciales del procedimiento que establece el
artículo 14, párrafo segundo, de la Carta Magna.
Más, este principio tiene una doble dimensión, según se
desprende de la interpretación sistemática de los artículos 9°, 359 y
402 del Código Nacional de Procedimientos Penales, que por su orden
establecen:
“Artículo 9o. Principio de inmediación. Toda audiencia se desarrollará íntegramente en presencia del Órgano jurisdiccional, así como de las partes que deban de intervenir en la misma, con las excepciones previstas en este Código. En ningún caso, el Órgano jurisdiccional podrá delegar en persona alguna la admisión, el desahogo o la valoración de las pruebas, ni la emisión y explicación de la sentencia respectiva…”.
“…“Artículo 359. Valoración de la prueba El Tribunal de enjuiciamiento valorará la prueba de manera libre y lógica, deberá hacer referencia en la motivación que realice, de todas las pruebas desahogadas, incluso de aquellas que se hayan desestimado, indicando las razones que se tuvieron para hacerlo. La motivación permitirá la expresión del razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones contenidas en la resolución jurisdiccional. Sólo se podrá condenar al acusado si se llega a la convicción de su culpabilidad más allá de toda duda razonable. En caso de duda razonable, el Tribunal de enjuiciamiento absolverá al imputado.”
“…Artículo 402. Convicción del Tribunal de enjuiciamiento. El Tribunal de enjuiciamiento apreciará la prueba según su libre
80
convicción extraída de la totalidad del debate, de manera libre y lógica; sólo serán valorables y sometidos a la crítica racional, los medios de prueba obtenidos lícitamente e incorporados al debate conforme a las disposiciones de este Código.
En la sentencia, el Tribunal de enjuiciamiento deberá hacerse cargo en su motivación de toda la prueba producida, incluso de aquella que hubiere desestimado, indicando en tal caso las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo. Esta motivación deberá permitir la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia…”.
Al enlazarlos, encontramos un elemento objetivo y un
elemento subjetivo:
a) La percepción sensorial de la prueba (elemento objetivo
y que se desprende del artículo 9°); y,
b) La motivación y fundamentación que el juzgador debe
dar al momento de emitir la valoración que hace de a esa prueba y
que sirve de fundamento al fallo que se emite dentro del juicio oral
(elemento subjetivo, derivado de los artículos 359 y 402).
Lo que se complementa con el contenido del dictamen del
Código Nacional de Procedimientos Penales21, en el que se lee que el
tribunal de enjuiciamiento deberá referir en la motivación que realice,
a todas las pruebas desahogadas, incluso de aquellas que se hayan
desestimado, lo cual permitirá conocer el razonamiento utilizado,
arribar a las conclusiones contenidas en la resolución jurisdiccional y
asimismo, el Código prevé que en caso de duda razonable, el tribunal
de enjuiciamiento absolverá al imputado.
Cumpliendo así con las reglas de la motivación de la prueba
que obliga al juzgador a justificar el valor que se les asignó, aportando
21 Gaceta Parlamentaria, año XVII, número 3954-III, martes 4 de febrero de 2014. Consultada en http://gaceta.diputados.gob.mx/. En cuyo apartado se establece: “…VIGÉSIMO SÉPTIMO. Las disposiciones generales sobre la prueba son contempladas dentro de un capítulo IV, en el que se hace referencia a la libertad probatoria con la que podrán ser probados los hechos y circunstancias aportados para la adecuada solución del caso sometido a juicio. Asimismo se prevé que la prueba no tendrá valor si ha sido obtenida por medio de actos violatorios de derechos fundamentales, y el momento procesal oportuno para su presentación será durante la audiencia de debate a juicio, salvo las excepciones que marca el Código. En ese tenor, para la valoración de la prueba, el Tribunal de enjuiciamiento deberá referir en la motivación que realice, todas las pruebas desahogadas, incluso de aquellas que se hayan desestimado, lo cual permitirá conocer el razonamiento utilizado arribar a las conclusiones contenidas en la resolución jurisdiccional. Asimismo, el Código prevé que en caso de duda razonable, el Tribunal de enjuiciamiento absolverá al imputado…”
81
las razones sobre las que sostienen como correcta la decisión judicial;
a explicitar las pruebas usadas y el razonamiento que le permite pasar
de los datos probatorios a los hechos probados, según las reglas de
inferencia aceptadas; hacer una valoración individual de las pruebas y
luego en su conjunto; explicando de manera razonada por el por qué
no se atendieron las probanzas incorporadas y desahogadas por la
fiscalía; ello, porque explica Marina Gascón Abellán22:
“…si la motivación no es directamente una garantía de verdad, sí lo es indirectamente, en la medida en que permite un control sobre ese aspecto de discrecionalidad que es el ámbito de la libre valoración.”
De lo que se sigue que el caso de excepción para admitir la
apelación contra una sentencia definitiva, al tratarse de
consideraciones distintas a la valoración de la prueba, es cuando se
compromete la inmediación en alguno de sus dos aspectos o en los
dos, y de no ser así, atendiendo al principio de taxatividad23 y estricta
aplicación de la ley, se torna inadmisible de conformidad con lo
previsto en el numeral 470, fracción II, del referido código.
Visto así, es claro que la inmediación, como uno de los principios
rectores del sistema acusatorio, es la que permite a los juzgadores la
apreciación directa de las pruebas desahogadas en la audiencia de
debate, prueba y juicio, percibiendo de manera directa toda la
información que se desprende de las mismas, lo que se hace
indispensable para la toma de decisiones, puesto que en ésta se
incluye no solo la información verbal, sino también el lenguaje corporal
de testigos y peritos, lo cual proporciona mayor sustento y fiabilidad a
la valoración de la prueba; lo que no puede ser sustituido por el
tribunal de alzada que conoce del recurso de apelación, por razón de
que éste no percibe de forma directa el referido desahogo y, si
22 Confróntese La Prueba Judicial. Centro de Estudios Jurídicos Carbonell, A.C., México, 2015. 23 La taxatividad indica que la procedencia de la impugnación extraordinaria está dada sólo por las causales
consagradas en la normatividad vigente.
82
permitiera recurrir la valoración de la prueba, se haría nugatorio tal
principio.24
Ello, es así porque lo explica Juan Igartúa Salaverría25, el juez
debe formar su criterio con materiales de primera mano; el juez tras
dejar constancia de algunos datos percibidos ha de convertirlos
después en signos de algo imperceptible es decir, interpretarlos; por lo
que, necesita de un criterio lógico, científico o de la experiencia para
hacerlo y eso, sólo se extrae de la culta y la experiencia previa.
Así lo recoge Claudio Fuentes Maurira26, quien asegura que ahora
predomina un sistema gobernado por un régimen probatorio libre y la
sana crítica, lo que se traduce que quien está en mejores condiciones
de decidir acerca de la culpabilidad o inocencia de una persona es el
juez frente a quien se presentó la prueba ya que la vio sin
intermediario y pudo juzgar su credibilidad, siempre con respeto a los
límites de las máximas de la experiencia, las reglas de la ciencia y la
lógica.
Lo anterior evidencia que la acción desplegada por el
juzgador en esa fase es lo que legitima la decisión judicial
fundadamente con relación a la valoración de la prueba y, es aquí en
donde su libre valoración deber ser con base en la sana crítica,
observando las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicos.
De esa manera, el juez le asignará libremente el valor que
corresponda a los datos y pruebas, con aplicación estrictamente a las
aludidas reglas, justificando adecuadamente el valor otorgado, con
base a la apreciación conjunta, integral y armónica de todos los
elementos probatorios, debiendo explicar las razones que le permiten
arribar al hecho que se considere probado o no; ello se justifica porque
24 Código Nacional de Procedimientos Penales Comentado, Betancourt Ruiz, Apolonio y otros, Primera Edición,
México, abril 2014, Editorial Artes Gráficas. P. 486 y 487. 25 El razonamiento de las resoluciones judiciales. Pensamiento Jurídico Contemporáneo. 26“Derecho a un recurso y el estándar fijado en el fallo Herrera Ulloa: una lectura hacia su compatibilidad con los sistemas procesales penales acusatorios”. Revista CEJIL. Debates sobre Derechos Humanos y el Sistema Interamericano.
83
es incontrolable la valoración de las pruebas en aquellos aspectos que
dependan esencialmente de la inmediación, o sea, de la percepción
directa de las declaraciones prestadas en presencia del tribunal de
instancia.
Lo que evidencia que el control de la valoración por parte
del tribunal de alzada se torna complejo27 porque se generaría una
falta de seguridad en el acierto de las decisiones posteriores, al
encontrarse los juzgadores más alejados de la práctica del medio
probatorio que quieren valorar de un modo distinto del juez ante quien
se practicó; de ahí la importancia que cobra la inmediación como un
instrumento para preservar un mayor acierto en la sentencia.
Así, de admitir la apelación contra la valoración de la
prueba, se vería, indica Víctor Moreno Catena, amenazada sobre todo
en el caso de las pruebas personales que consisten en la manifestación
oral de una persona ante el tribunal, trasladando una declaración de
conocimiento sobre los hechos, o un criterio emitido por un perito;
entonces, explica ese autor, sólo la apreciación inmediata, directa y
completa que hacen los jueces que integran el tribunal de
enjuiciamiento, forman esa convicción.
Siendo que, a pesar de los avances tecnológicos, las
imágenes que contiene la videograbación, expone Víctor Moreno
Catena, sólo nos permiten conocer el escenario, pero no las vivencias
directas e intransferibles de los protagonistas, en el caso de las
aludidas pruebas personales e incluso, se corre el riesgo de sacar de
contexto los pasajes de la prueba.
En todo caso, concluye ese autor, podrá ser revisado el
resultado valorativo a que llegó el tribunal de enjuiciamiento cuando
ese resultado se evidencia contrario a las reglas de la lógica y la sana
crítica, que es uno de los aspectos que comprende la inmediación.
27 Véase Moreno Catena, Víctor. El recurso de apelación y la doble instancia penal. Consultable en http://www.icjsinaloa.gob.mx/medios/publicaciones/recurso_apelacion.pdf. 30 de junio de 2016.
84
Aunado a que, de la lectura de los artículos 456 al 484 del
Código Nacional de Procedimientos Penales, si bien establece un
catálogo de recursos que pueden anular aquellos actos procesales que
se encuentren viciados, creemos que el legislador dejó intacta la
valoración de los hechos, porque la inmediación legitima esa decisión.
Lo explica Claudio Fuentes Maurira, porque:
“…la revisión integral de todo lo obrado no es un fin en sí mismo, sino que debe ser visto desde la perspectiva a de que el Tribunal Revisor pueda cautelar cualquier injusticia o afectación del “juicio justo” que ha afectado al interesado.”
Luego, si bien se exige la revisión de todo aquello que
contenga la sentencia pero, privilegiando el principio de inmediación,
se excluye lo que esté reservado a quienes han estado presentes como
jueces en el juicio oral; por lo que el criterio del examen integral no
exige que el Tribunal de Alzada pueda por sí mismo evaluar
nuevamente la prueba y dar por acreditados otros hechos distintos o
nuevos con las mismas garantías que el juicio oral posee por medio de
la contradictoriedad y la inmediación, debido a que no son producto de
un proceso de depuración de calidad de información.
Por tanto, de conformidad a lo establecido en el artículo
461 del Código Nacional de Procedimientos Penales, que dispone que
el tribunal de alzada únicamente podrá pronunciarse sobre los agravios
expresados por los recurrentes y al ser esa la materia de la apelación
que nos ocupa resulta en mi concepto inadmisible el recurso de
apelación, conforme a lo dispuesto en el artículo 470, fracción II, en
relación con el numeral 468, fracción II, de esa normatividad.
En suma, en divergencia a lo sostenido por la mayoría en el
fallo que se recurre, el recurso de apelación previsto en la norma
instrumental penal nacional cumple con los parámetros de protección a
85
los derechos de acceso a la justicia, con relación al derecho a un
recurso efectivo, previstos en el Pacto de San José.
Sobre ello, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, ha determinado que la obligación de proteger, respetar y
garantizar los derechos humanos, entre ellos el derecho a un recurso
efectivo, lo que no significa que en cualquier caso el órgano
jurisdiccional deba resolver el fondo del asunto, sin que importe la
verificación de los requisitos de procedencia previstos en las leyes
nacionales para la interposición de cualquier medio de defensa, ya que
las formalidades procesales son la vía que hace posible arribar a una
adecuada resolución, por lo que tales aspectos, por sí mismos, son
insuficientes para declarar procedente lo improcedente.28
Por tanto, no se advierten limitaciones en los derechos de
acceso a la justicia y a un recurso efectivo, pues como se anticipó, sólo
nos encontramos en presencia de un requisito necesario para que la
autoridad jurisdiccional analice el fondo de los argumentos propuestos
por las partes; por ende, no es procedente inaplicar lo dispuesto en el
artículo 468, fracción II, del Código Nacional de Procedimientos
Penales; en consecuencia, no era factible entrar al estudio de fondo de
la sentencia impugnada, al actualizarse el supuesto previsto en la
fracción II del artículo 470 del Código Nacional de Procedimientos
Penales, por lo que no era admisible el recurso de apelación planteado.
Por esas razones y por considerar que el artículo 468 del
Código Nacional de Procedimientos Penales contiene un sistema
cerrado de procedencia de la apelación contra sentencias dictada por
el tribunal de enjuiciamiento tratándose de la valoración de pruebas,
siempre y cuando no se comprometa el principio de inmediación, es
claro que no fue creada ni diseñada para controlarla, por lo que en el
caso la apelación que nos ocupa debió ser inadmitida.
28 Sirve de apoyo la tesis de rubro: “PRINCIPIO PRO PERSONA Y RECURSO EFECTIVO. EL GOBERNADO NO
ESTÁ EXIMIDO DE RESPETAR LOS REQUISITOS DE PROCEDENCIA PREVISTOS EN LAS LEYES PARA INTERPONER UN MEDIO DE DEFENSA.” Primera Sala, décima época de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, libro 3, febrero del 2014, tomo I, página 487, registró 2005717.