sforzi unas realidades ignoradas (2008)

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 43 UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI Fabio Sforzi 1 1 Universidad de Parma. 1. Un poco de historia... y de geografía El concepto de «distrito industrial» se ha configurado en Italia a partir de la obra del economista florentino Giacomo Becattini. Bien es cierto que los fundamentos intelectuales del distrito se encuentran en el pensamiento socioeconómico del economista inglés Alfred Marshall (1842-1924). Pero sin la relectura que de él ha hecho Becattini -desde los años 60 del pasado siglo (Becattini, 1962) hasta la reciente recopilación de la voz «Industrial district and development economics» por la Elgar Companion to Alfred Marshall  (Raffaelli, Becattini y Dardi, 2006)-, hoy no existiría ningún debate sobre los distritos industriales, ni como modelo de industrialización (Becattini, 2003), ni como paradigma del desarrollo local (Becattini et alii , 2003).  Algunos de los a utores q ue han alimentado la vasta li teratura internacio nal que, bajo el impulso de la escuela italiana, se ha desarrollado en los últimos años en torno al distrito indus- trial, y que después han sentado cátedra, consideran oportuno remontarse directamente a la obra de Marshall para «restaurar» la formulación originaria de la noción de distrito. De ello ha derivado una distinción que, según los intereses teóricos o prácticos de cada autor, ha contra- puesto el «distrito marshalliano» a su «variante italiana» (Markusen, 1996) o a los «distritos de la T ercera Italia» (Staber, 1998). Este trabajo se ocupa del proceso de configuración del concepto de distrito industrial; un proceso que, c omo es unánimemente reconocido, se ha desarrollado en Italia. Su objetivo es, por un lado, intentar esclarecer hasta qué punto la noción de distrito industrial está diseñada a medida para explicar la realidad industrial italiana, como sostiene una parte de la literatura internacional; y, por el otro, hasta qué punto su «italianidad» deriva de una interpretación original del sistema marshalliano en la obra de Becattini, el economista florentino que ha vuelto a traer a Marshall a la memoria colectiva de la disciplina. Precisamente, uno de los éxitos de dicha interpretación es la noción de distrit o industrial; tal vez el más importante, y ciertamente el más conocido. Intentaremos argumentar que el modo utilizado en algunas comunidades locales en Italia y en España, y quizá en otros cuantos países, para organizar la producción y para producir una determinada categoría de bienes que satisfacen y orientan necesidades de mercado, hoy conocido con el nombre de «distrito industrial», no se habrí a dado a conocer si Becattini no hubiese reconducido a sus fundamentos ideológicos el modelo lógico que subyace en el sistema teórico marshalliano. RESUMEN  ABSTRACT This p aper examines how the c oncept of industr ial distric t, widely recognised as an Italian construct, took shape. It assesses to what extent the concept was tailored to fit the  peculiar trait of t he It alian economic developm ent, as is claimed by some international authors, and to what extent it is the product of an original interpr etation of the thought of  Alfre d Mars hall. The conce pt of «indus trial distr ict» is  probably the mos t impor tant an d is c ertainly best-k nown idea of Giacomo Becattini, the Italian economist thanks to whom Marshall has been brought back to the collective memory of economists. Industrial district constitutes a model of production organised by local communities in order to  produce go ods to meet and steer market wants, in Italy and Spain and other countries too. But this paper contends that without the work of Becattini in tracing the ideological foun- dations of Marshall's economic thought, the industrial district would proba-bly today be ignored.    A   r    t    í   c   u    l   o   p   u    b    l    i   c   a    d   o   e   n   e    l   n    ú   m  .    1    3    d   e    l   a    C   o    l   e   c   c    i    ó   n    M   e    d    i    t   e   r   r    á   n   e   o    E   c   o   n    ó   m    i   c   o   :    "    L   o   s    d    i   s    t   r    i    t   o   s    i   n    d   u   s    t   r    i   a    l   e   s       C   o   o   r    d    i   n   a    d   o   r   :    V    i   c   e   n    t    S   o    l   e   r      I    S    B    N   :    9    7    8      8    4      9    5    5    3    1      4    0      7      D   e   p    ó   s    i    t   o    L   e   g   a    l   :    A    L      7    2    8      2    0    0    8    E    d    i    t   a   :    C    A    J    A    M    A    R    C   a    j   a    R   u   r   a    l  ,    S   o   c    i   e    d   a    d    C   o   o   p   e   r   a    t    i   v   a    d   e    C   r    é    d    i    t   o      P   r   o    d   u   c    i    d   o   p   o   r   :    F   u   n    d   a   c    i    ó   n    C   a    j   a   m   a   r

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  • 43

    UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINIFabio Sforzi 1

    1 Universidad de Parma.

    1. Un poco de historia... y de geografa

    El concepto de distrito industrial se ha configurado en Italia a partir de la obra deleconomista florentino Giacomo Becattini. Bien es cierto que los fundamentos intelectuales deldistrito se encuentran en el pensamiento socioeconmico del economista ingls Alfred Marshall(1842-1924). Pero sin la relectura que de l ha hecho Becattini -desde los aos 60 del pasadosiglo (Becattini, 1962) hasta la reciente recopilacin de la voz Industrial district and developmenteconomics por la Elgar Companion to Alfred Marshall (Raffaelli, Becattini y Dardi, 2006)-, hoy noexistira ningn debate sobre los distritos industriales, ni como modelo de industrializacin(Becattini, 2003), ni como paradigma del desarrollo local (Becattini et alii, 2003).

    Algunos de los autores que han alimentado la vasta literatura internacional que, bajo elimpulso de la escuela italiana, se ha desarrollado en los ltimos aos en torno al distrito indus-trial, y que despus han sentado ctedra, consideran oportuno remontarse directamente a laobra de Marshall para restaurar la formulacin originaria de la nocin de distrito. De ello haderivado una distincin que, segn los intereses tericos o prcticos de cada autor, ha contra-puesto el distrito marshalliano a su variante italiana (Markusen, 1996) o a los distritos de laTercera Italia (Staber, 1998).

    Este trabajo se ocupa del proceso de configuracin del conceptode distrito industrial; un proceso que, como es unnimementereconocido, se ha desarrollado en Italia. Su objetivo es, por unlado, intentar esclarecer hasta qu punto la nocin de distritoindustrial est diseada a medida para explicar la realidad industrialitaliana, como sostiene una parte de la literatura internacional; y,por el otro, hasta qu punto su italianidad deriva de unainterpretacin original del sistema marshalliano en la obra deBecattini, el economista florentino que ha vuelto a traer a Marshalla la memoria colectiva de la disciplina. Precisamente, uno delos xitos de dicha interpretacin es la nocin de distrito industrial;tal vez el ms importante, y ciertamente el ms conocido.Intentaremos argumentar que el modo utilizado en algunascomunidades locales en Italia y en Espaa, y quiz en otroscuantos pases, para organizar la produccin y para produciruna determinada categora de bienes que satisfacen y orientannecesidades de mercado, hoy conocido con el nombre dedistrito industrial, no se habra dado a conocer si Becattini nohubiese reconducido a sus fundamentos ideolgicos el modelolgico que subyace en el sistema terico marshalliano.

    RESUMEN ABSTRACTThis paper examines how the concept of industrial district,widely recognised as an Italian construct, took shape. Itassesses to what extent the concept was tailored to fit thepeculiar trait of the Italian economic development, as isclaimed by some international authors, and to what extent itis the product of an original interpretation of the thought ofAlfred Marshall. The concept of industrial district isprobably the most important and is certainly best-knownidea of Giacomo Becattini, the Italian economist thanks towhom Marshall has been brought back to the collectivememory of economists. Industrial district constitutes a modelof production organised by local communities in order toproduce goods to meet and steer market wants, in Italy andSpain and other countries too. But this paper contends thatwithout the work of Becattini in tracing the ideological foun-dations of Marshall's economic thought, the industrial districtwould proba-bly today be ignored.

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  • LOS DISTRITOS INDUSTRIALES

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    Los pasajes de Marshall citados para ilustrar los rasgos distintivos del distrito son, invaria-blemente, extractos del famoso Captulo X del Libro IV de los Principles of Economics (1920),titulado La concentracin de industrias especializadas en localidades particulares.

    Sin querer restarle importancia al cuarto libro de los Principles, donde Marshall habla delas organizaciones industriales, imprimindoles una evidente curvatura territorial a travs de laelaboracin del concepto de economas externas, hay que decir, sin embargo, que en aquellaspginas el uso del trmino distrito industrial tiene un valor puramente descriptivo2.

    Es sabido que en la Inglaterra del siglo XIX, como tambin en la Inglaterra contempor-nea, en los Estados Unidos o en la Canad anglfona, el trmino distrito era de uso corrientepara indicar un rea geogrfica genrica, donde se reagrupaban actividades industriales o pro-fesionales de la misma especie, bien en el interior de una ciudad o bien en determinadasregiones del pas.

    Un ejemplo conocido se encuentra en el manual de Economa Poltica del economistairlands William E. Hearn (1826-1888): Plutology. Theory of the Efforts to Satisfy Human Wants(1863). En el Captulo XVII, dedicado a las organizaciones industriales de la sociedad un ttulo,por otra parte, emblemtico del modo en el que algunos economistas de la poca vean loshechos econmicos, Hearn ofrece una detallada descripcin de los distritos de Londres espe-cializados en las diversas actividades, desde los abogados hasta los editores, de los sastres alos zapateros, utilizando una larga enumeracin extrada del Companion to the Almanac de 1855(Hern, 1864; pp. 305-306). Hern sita en la economa del coste de produccin la causa principalque determina la distritualizacin de las actividades econmicas.

    2. La especificidad del distrito respecto al cluster

    Despus de que Becattini contribuyese a recuperar el inters por Marshall, no slo atravs de la nocin de distrito industrial, aunque sta haya hecho de remolque, casi todos loseconomistas que han redescubierto la importancia de la concentracin geogrfica para la teoraeconmica, lo han hecho reconociendo en Marshall su antecedente histrico e intelectual.

    2 Existen, al menos, dos corrientes interpretativas principales de la obra de Marshall, y el que escribe se reconoce en aqulla queTiziano Raffaelli llama de los cuarto-libristas. Es decir, de aqullos que sitan en el cuarto libro de los Principles el ncleo delmensaje marshalliano, en particular entre aqullos que centran su atencin en los temas de la organizacin industrial. Estalectura se contrapone a otra interpretacin ms tradicional, segn la cul el punto de apoyo del pensamiento marshalliano estconstituido por el Libro V de los Principios, en el que estn formuladas todas las innovaciones tericas marshallianas que puedenincluirse en la corriente del marginalismo (Raffaelli, 1998; pp. 144-145). Por ejemplo, Walter Isard, el fundador de la RegionalScience, que escribi en una poca en la que predominaba esta ltima interpretacin, basa en la misma su crtica a Marshallporque, anteponiendo la importancia del tiempo a la del espacio, habra impedido la evolucin espacial de la economa (Isard,1956). Sobre este punto vase tambin Capello (2004).

  • 45

    UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO SFORZI

    Qu deduce finalmente Krugman de la lectura de Marshall? Una nueva Teora de laLocalizacin Industrial, que busca dar coherencia a intuiciones de anteriores economistas ygegrafos econmicos que no haban sido formuladas de modo adecuado para satisfacer loscnones de la economa -esto es, formalizadas con lenguaje matemtico-, razn por la que nohabran tenido calado en la disciplina. El xito de esta operacin es conocido: la propuesta deuna nueva Geografa Econmica3.

    Pero es el paralelismo entre distrito y cluster el que tiene una particular relevancia para losfines del argumento que aqu se discute, en tanto que en la literatura internacional se ha abiertocamino la conviccin -apoyada por Porter, como se ha visto- de que la nocin de cluster escomprensiva de la de distrito. O bien, de que entre las dos nociones existe una cierta sustituibilidad,ya que que ambas indicaran en lo sustancial el mismo fenmeno: que las actividades econmi-cas tienden a concentrarse en el territorio, y que las ventajas para las empresas reagrupadas(clusterizadas o distritualizadas, como quiera decirse) son significativas, con respecto aaqullas otras aisladas. La referencia comn al antecedente terico marshalliano (el Libro IV delos Principles) sirve para apoyar esta tesis. Asimismo, el hecho de que la concentracin geogr-fica pueda estar constituida por diferentes modos de organizar la produccin (bien por una o unaspocas empresas junto a sus proveedores dependientes, bien por pequeas-medianas empresasespecializadas en diversas fases del mismo proceso productivo), es considerado un aspectosecundario, til slo para elaborar una taxonoma del distrito (Murkusen, 1996) o cluster (Meyer-Stamer y Harmes-Liedtke, 2005), o en todo caso para subrayar la existencia de peculiaridadesnacionales en las concentraciones geogrficas.

    stas ltimas toman el nombre de distritos industriales italianos cuando en ellas predo-minan pequeas y medianas empresas especializadas en los bienes para la persona y para elhogar, as como en los respectivos bienes instrumentales para producirlos, y estn:

    Unidas entre s por una misma cultura (incluso por vnculos familiares o amistosos) as como pordinmicas endgenas de desarrollo y por una estrecha colaboracin entre las comunidades locales y lasempresas (DATAR, 2002; pp. 14-15).

    No volver a repasar aqu la evolucin de la nocin de cluster: del industrial (Porter,1990) o localizado o regional (Enright, 1992 y 1993), al cluster sin adjetivos (Ketels, 2003).Es suficiente con volver a llamar la atencin sobre el hecho de que la definicin tambin haincorporado progresivamente entre sus elementos constitutivos la proximidad geogrfica que,inicialmente, era slo una entre las posibilidades de existencia del cluster.

    3 Como ya le haba ocurrido en el pasado a Walter Isard, que haba utilizado la expresin Ciencia Regional para denominar supropuesta de una reorientacin de la economa en sentido espacial, tampoco Krugman logra encontrar una expresin que siteinequvocamente su propuesta dentro de la disciplina econmica. La idea de una nueva Geografa Econmica (NEG), parecems una propuesta de renovacin de la Geografa Econmica que de la Economa y, por ello, concierne ms a los gegrafos quea los economistas. Sobre la acogida que la NEG ha tenido entre los gegrafos, vase Ron Martn (1999). Sin embargo, se reconoceque las ideas de Krugman han alimentado un intenso debate, sea en el campo geogrfico, sea en el econmico, y han ganadoadeptos. Lo anterior depende del hecho que la Geografa Econmica est basada sobre el principio de distribucin espacial, y estemodo de observar los hechos econmicos en relacin con el territorio es congnito al modelo lgico sobre el cual se funda la teoraeconmica estndar.

  • LOS DISTRITOS INDUSTRIALES

    46

    Como puntualiza Michael J. Enright (1996), uno de los colaboradores histricos de Porter,lo que distingue la nocin de cluster de la de distrito es la presencia, en la definicin del distrito,de la comunidad local que desarrolla -aado yo, con Becattini y Bellandi (2002)- el papel defactor de modificacin de la productividad.4

    sta es la clave. El distrito codificado por Becattini y por la escuela italiana es, ante todo,una comunidad local, el medio socio-cultural e institucional dentro del cual operan las empre-sas individuales y que constituye la condicin de vida de las mismas.

    Sera, pues, sta la peculiaridad del distrito industrial a la italiana que hace al distritobecattianiano distinto del distrito marshalliano, as llamado originalmente? O, ms bien, loque los autores antes citados indican con el nombre de distrito marshalliano no es otra cosaque un modelo de aglomeracin industrial que se introduce perfectamente en la tradicin econ-mica? Esta segunda hiptesis se sostiene por confrontaciones textuales, y es coherente con elmodo en el que el economista estndar integra el territorio en la teora econmica; es decir, atravs de la teora de la localizacin. Krugman docet!

    Queda ahora por aclarar hasta qu punto esta peculiaridad es solamente becattiniana,o es tambin marshalliana. Dicho de otro modo: si la peculiaridad del distrito a la italiana y,por consiguiente, la nocin de distrito industrial, ha sido confeccionada a medida para adaptarlaa la especificidad de la experiencia italiana de industrializacin, y por esta razn no encuentracorrespondencia en una lectura terica, o sea prescindiendo de los hechos, del cuarto librode los Principles 5.

    3. De la industria localizada al lugar industrializado

    Entremos en la cuestin y preguntmonos por qu donde otros estudiosos han vistoempresas aglomeradas, spillover tecnolgicos, etc., Becattini ha visto, en cambio, una comu-nidad local especializada en el modo de organizar la produccin de una determinada categorade bienes.

    4 La posibilidad de que una parte del incremento de la productividad del trabajo derive del modo en el que la comunidad local seempalme al aparato productivo, puesto que le abastece del clima social y el factor humano (Becattini y Coltorti, 2004), dependede la capacidad de difundirse en el aparato productivo del sistema de valores y de conocimientos de la poblacin. sta es elevadacuando el aparato productivo est constituido por grupos de empresas especializadas que se coordinan entre ellas; y viceversa,es muy limitada o incluso nula, cuando est constituido por una o pocas grandes empresas y por sus proveedores dependientes.

    5 En un trabajo de hace 15 aos -publicado con xito en castellano-, Becattini afirmaba que tambin para el distrito se puedendistinguir dos formas: un distrito propiamente marshalliano y un distrito ms prximo a la experiencia italiana de la posguerra(Becattini y Rullani, 1993; p. 101). Esta distincin hace referencia a que entre los distritos industriales de los que se hablabaentonces en Italia haba algunos que derivaban del esquema terico becattiano-marshalliano, y otros para los cuales la expresindistrito industrial se usaba impropiamente, con la intencin de hacer un upgrading semntico de las tradicionales aglomeracionesindustriales.

  • 47

    UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO SFORZI

    La respuesta, creo yo, depende del hecho de que los otros estudiosos buscaban confir-maciones a sus propias convicciones cientficas dentro del surco de la tradicin econmica ydentro de los confines disciplinarios. Becattini, por el contrario, buscaba entender qu es lo quequiso decir Marshall en aquellas pginas. En este modo de acercarse a la organizacin indus-trial, Becattini tena la vista educada por el conocimiento de la filosofa social y del mtodocientfico de Marshall, que haba sometido a una continua e intensa excavacin terica (Becattini,1962, 1975 y 1981).

    Esto ha llevado a Becattini a leer entre lneas y a atribuir un significado no metafrico afrases como aqullas en las que Marshall afirma querer seguir los casos de grupos de operariosespecializados que se han reunido en un determinado lugar; o cuando afirma que son grandeslas ventajas que las personas dedicadas al mismo oficio especializado obtienen de la recprocavecindad, explicando despus las repercusiones que este hecho tiene sobre la organizacinindustrial y el cambio del lugar.

    La primera vez que Becattini se mide con el sistema marshalliano no lo hace con el fin deexplicar la competitividad de las pequeas y medianas empresas italianas, sino con el objetivode afrontar un tema esencialmente terico: el problema del concepto de industria en relacin conla teora del valor (Becattini, 1962).

    Becattini se acerca al sistema terico marshalliano desde una perspectiva completamen-te distinta de aqulla tradicional que privilegiaba los aspectos puramente lgico-formales endetrimento de los ideolgicos, perdiendo de este modo la posibilidad de tomar las aportacionesms originales del pensamiento marshalliano:

    Ahora, puesto que es nuestra conviccin -escribe Becattini- que el sistema terico marshalliano nopuede ser comprendido, en sus aspectos ms originales, si se olvida reconducir el modelo lgico a susfundamentos ideolgicos, hemos decidido recorrer un camino completamente distinto. Intentaremos ante todoperfilar la filosofa social marshalliana [...]; consideremos, pues, brevemente el mtodo cientfico...(Becattini, 1962; p. 89).

    Del anlisis de Becattini se deduce que el punto de apoyo de la filosofa social de Marshallest constituido por el modo en el que l concibe el trabajo: no una mercanca, ni un puro mediode existencia, sino el fin de la vida; mejor dicho, ms an: la vida misma.

    De este modo, Marshall destaca de la doctrina clsica que:

    Llev a considerar el trabajo simplemente como una mercanca sin intentar penetrar en el punto devista del trabajador; sin dejar lugar a sus sentimientos dehombre, a sus instintos y hbitos, a sus simpatas yantipatas, a sus celos y solidaridad de clase, a su deseo de conocimiento y a las ocasiones de accin originalvigorosa (Marshall, citado por Becattini, 1962; pp. 44-45).

  • LOS DISTRITOS INDUSTRIALES

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    El conjunto de problemas que se relacionan con la alienacin del trabajo asalariado es percibido porMarshall con notable claridad, [pero] a esta realidad histrica de difusa alienacin humana, Marshall opone susociedad ideal centrada en el trabajo como fin esencial de la vida []. El trabajo, en su mejor sentido, el salubreejercicio energtico de las facultades humanas, [...] es el fin de la vida, es la vida misma [...]. El trabajo no es uncastigo por una culpa: es una necesidad para la formacin del carcter y por consiguiente para el progreso [].Ello comprende -escribe ahora Becattini- la profunda poesa implcita en los programas socialistas segn loscuales el trabajo de cada hombre es elegido por l mismo, y prefigura una condicin en la cual los hombrestrabajarn no menos, sino ms de cuanto lo hagan ahora; slo que [...] ser un trabajo que, pagado o no,ejercitar y educar sus facultades humanas. (Becattini, 1962; p. 91).

    Sobre estos fundamentos ideolgicos -o, si se prefiere, sobre esta interpretacin filosficade la realidad social- Marshall implanta su sistema terico.

    Por eso, en los Principles define la economa como una parte del estudio del hombre ensociedad, ms importante que la parte que estudia la riqueza; y, describiendo los factores de laproduccin (en el Captulo I del Libro IV), afirma que por trabajo se debera entender a lostrabajadores, junto a sus conocimientos y capacidad de organizarlos con fines productivos6, paraconcluir que el hombre est plasmado en gran parte del lugar en el que vive.

    El estudioso que se acerca a las pginas de Marshall sobre la organizacin industrial igno-rando este antecedente ideolgico, o infravalorando su influencia, no logra penetrar en los plieguesde su discurso. Esta limitacin lo lleva (inevitablemente) a dar importancia a algunas frases msque a otras, coherentemente con su propia ideologa, o bien con su propia impostacin terica.

    Si, por el contrario, el estudioso comparte incluso con Marshall la misma ideologa -contal de que no la esterilice separndola del propio esquema terico, por respeto a un malenten-dido sentido de pureza disciplinaria-, tendr ventaja para comprender el significado de cier-tas frases, y podr disponerlas segn un orden lgico distinto de aqul que se desprende de susentido literal.

    La lectura del Libro IV de los Principles mediada por el conocimiento de la filosofa socialde Marshall, ofreci a Becattini la posibilidad de interpretar la organizacin industrial desde ellado de la comunidad local, en lugar que desde el lado de la empresa que se localiza y de laindustria que se concentra sobre el territorio7

    6 De ah la importancia del aprendizaje, ya sea a travs de la instruccin, ya a travs del trabajo para acrecentar las capacidadeshumanas. A estos argumentos Marshall dedica todo el Captulo VI del Libro IV que, por lo tanto, precede a los captulos sobre laorganizacin industrial.

    7 Becattini, entrevistado por Emiliano Duch con ocasin de la Conferencia Anual del TCI (The Competitiveness Institute) en Lyon(grabada en Florencia el 19 de octubre de 2006), y preguntado sobre los diversos orgenes de los conceptos de distrito y de cluster,respondi que:

    El distrito industrial nace como una comunidad local que se especializa en un cierto tipo de producto; el cluster nace como aglomeracin territorial de empresasque se dedican a una cierta produccin [...]. En el primer caso vemos la transformacin de una sociedad local; en el segundo, la distribucin espacial de empresasque producen bienes correlativos [el texto en ingls est disponible en http://www.competitiveness.org/article/view/814].

  • 49

    UNAS REALIDADES IGNORADAS: DE MARSHALL A BECATTINI / FABIO SFORZI

    En este caso especfico, sta es la aportacin original de Becattini a la relectura deMarshall, que llev al economista florentino a conceptuar aquella comunidad local, y su industria,a travs de la nocin de distrito industrial; pero tambin a calificarlo como marshalliano (Becattini,1987). Dicha calificacin responda a una doble exigencia:

    - Apartarse del equvoco de que el distrito industrial pudiese ser confundido con la banalcodificacin de una particular fenomenologa industrial, la de los sistemas de pequeasempresas difusos un poco por todas partes en Italia (Sforzi, 2000; p. 21).

    - Reconocer la propia deuda intelectual hacia Marshall, a partir de cuyas reflexionessobre la organizacin industrial (pero no slo, como se ha dicho) Becattini elabor laidea de distrito industrial como unidad de investigacin (Becattini, 1979).

    El distrito industrial, para Becattini, representa la entidad intermedia entre el sujeto econ-mico singular y el sistema econmico general, que asume la descripcin de una comunidadlocal junto con la propia industria; esto es, una industria definida a travs de la comunidad local(lo que sta produce y el modo en el que organiza la produccin), en lugar de a travs de latecnologa productiva. Esto equivale a un vuelco del enfoque terico tradicional de la investigacineconmica: en lugar de proceder desde la industria hacia su localizacin, se procede desde ellugar (donde propiamente se desarrolla la vida de las personas) hacia su industrializacin.

    4. La relacin entre la reflexin terica y la observacin de los hechos

    Si es verdad que el conocimiento cientfico no surge nunca de la bsqueda emprica pura,es igualmente cierto que el mismo no desciende tampoco de la elaboracin terica pura. Lo queha impedido que el distrito se quede en una frmula abstracta ha sido la posibilidad de encontraruna base emprica que permitiese su contextualizacin en la realidad social. Esta condicinse cumpli cuando el concepto demostr ser adecuado para explicar los hechos.

    Los hechos en cuestin se referan a la especializacin de algunas comunidades localesde la Toscana en el modo de organizar la produccin de una especfica clase de bienes parasatisfacer y orientar necesidades de mercado (Prato con los productos textiles; Santa Cruzsobre el Arno con los de piel; Poggibonsi con los muebles, etc) (Becattini, 1969 y 1975). Estasrealidades sociales, que segn el enfoque econmico tradicional (es decir, la teora de la locali-zacin) habran sido clasificadas como aglomeraciones industriales (clusters), desde la pers-pectiva distritual eran, en cambio, clasificadas como comunidades industriales.

    Recientemente, Becattini ha vuelto sobre este argumento, recordando una de sus prime-ras experiencias de investigacin sobre la industrializacin de la Toscana, concretamente sobrela llanura de Lucca (Becattini, 1966), para llamar de nuevo la atencin sobre el modo en el que eleconomista se puede acercar a los hechos:

  • LOS DISTRITOS INDUSTRIALES

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    Altopascio se puede ver, alternativamente, como uno de los lugares donde se va a localizar la industriaalimenticia, o como una comunidad de la llanura de Lucca, que trata de proveerse de lo que no produce,especializndose en aquello que sabe hacer mejor. En el primer caso, la unidad de anlisis es la industriaalimenticia, de la que se estudia la distribucin espacial, encontrndose as en Altopascio; en el segundo caso,la unidad de anlisis es la comunidad de Altopascio, de la que se estudia la estructura productiva, encontrndoseas en la industria alimenticia. En el primer caso, la realidad socioeconmica aparece como una red de sectoresinterconectados; en el segundo, como un mosaico de lugares (Becattini, 2007; p. 117-118).

    El acercamiento al estudio de los hechos econmicos y sociales desde la perspectiva deldistrito postulaba, por lo tanto, el lugar de vida de la comunidad local como unidad de anlisis, yasignaba a la bsqueda econmica la tarea de definirla para poder conducir a un anlisis siste-mtico de la realidad social, esto es, no limitado a singulares estudios de caso.

    La consolidacin terica del distrito industrial se habra producido algunos aos mstarde, cuando definida la comunidad local a travs del instrumento operativo del sistema localdel trabajo (Sforzi, 1987), fue posible probar su capacidad general de clasificar la realidadproductiva italiana, haciendo emerger dentro de ella las numerosas comunidades distritualesque la constituan.

    La cartografa de los distritos industriales constituy la base emprica que finalmentecontextualiz el distrito en la realidad social italiana, ya sea como unidad de investigacin de laeconoma industrial, ya como posibilidad de una va distritual a la industrializacin.

    La conviccin de que la va distritual a la industrializacin fuese un fenmeno tpicamen-te italiano -es decir, correspondiese a la va italiana a la industrializacin, en lugar de a unmodo de organizar la produccin distinto del sistema de produccin en masa, y como tal recono-cible tambin en la realidad industrial de otros pases-, ha impedido durante aos que el distritoindustrial fuese reconocido como un instrumento terico de alcance general, apto pues parainterpretar la organizacin industrial de realidades productivas distintas a la italiana. Todo esto hacontribuido a difundir la falsa opinin de que el distrito es una construccin terica hecha amedida para explicar la realidad industrial italiana.

    La demostracin de la falsedad de esta opinin se ha conseguido recientemente, cuan-do se han creado las condiciones tcnicas (la disponibilidad de datos estadsticos adaptadosal fin y la posibilidad de utilizarlos) y polticas (la voluntad del Gobierno espaol de formularpolticas industriales sobre base territorial), para que tambin en Espaa se pudiese repetir elanlisis llevado a cabo en Italia para cartografiar los distritos industriales (Boix y Galletto,2005). Ahora se ha visto que tambin en la realidad productiva espaola estaban presentescomunidades locales de tipo distritual, como las individualizadas en Italia (vase, en estamisma obra, el artculo de R. Boix).

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    Este resultado demuestra, de manera definitiva, que el distrito industrial es un instrumentoterico apto para el estudio de la realidad productiva de un pas, y que su italianidad, si estaexpresin tiene algn sentido, deriva del hecho de que se trata de un esquema terico y de unaprctica de investigacin que han sido elaborados en Italia, en el contexto de la ciencia econ-mica, para estudiar los problemas relativos a la organizacin industrial. Su originalidad consisteen la manera en la que define la industria: en lugar de hacerlo a travs de la tecnologa produc-tiva (los sectores tradicionales de la estadstica), lo hace a travs del lugar de vida de unacomunidad local (los sistemas locales del trabajo). El xito final no es una reorientacin ensentido territorial de la disposicin econmica tradicional, sino una inversin de aquellaimpostacin, que se realiza a travs de la introduccin del lugar (o comunidad local) entre losconceptos econmicos.

    5. A modo de conclusin

    Los estudiosos que distinguen entre un presunto distrito marshalliano y un distrito a laitaliana -concebido, ste ltimo, bien como una variante terica, bien como una adaptacin a larealidad industrial italiana del primero-, habran debido seguir la enseanza de Marshall sobre larelacin entre teora y hechos antes de embarcarse en una operacin de restauracin de laoriginalidad marshalliana del distrito. Sostena Marshall, que la teora carente de los hechos essolamente crtica; y que los hechos, por s solos (sin la teora), son mudos.

    Aqullos han cometido la equivocacin de separar la teora de los hechos, lo que les haimpedido comprender el ubi consistam del distrito industrial. Esto no corresponde al elenco delas caractersticas socio-econmicas de una determinada comunidad local (Markusen, 1996),sino a la posibilidad que el distrito ofrece de clasificar la realidad productiva de un pas a travs dela comunidad local como unidad de investigacin. Si los estudiosos hubiesen prestado atencinal modo en el que han sido definidas individualmente las comunidades distrituales (Sforzi, 1990),un modo que es consustancial a la nocin de distrito industrial (en este sentido, si no hubiesenseparado la teora de los hechos), el distrito se les habra presentado bajo una luz diferente:como una construccin terica original de escuela italiana, que se encuadra en el sistemamarshalliano, pero cuya definicin no le pertenece.

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