simbologÍa de la violencia verbal · palabras clave: interaccionismo simbólico, compren-sión,...
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SIMBOLOGÍA DE LA VIOLENCIA VERBAL
Víctor InciarteEditor
EDITORIALINVER-E-GROUP VENEZUELA C.A
Maracaibo – Venezuela
©Marlyn Martínez - 2015.
ISBN: 978-980-7723-17-6Deposito Legal: lfi0612016600342
Arbitrado por el Dr. Geovanni Urdaneta
Producto del I° Simposio Internacional de Metodología de la Investigación en las Ciencias Sociales
Centro de Investigación IPROSOCOGUA Semillero SERENDIPITYUNIGUAJIRA
Editor: Víctor InciarteE-mail: [email protected]: +584124191740Maracaibo – Venezuela
Editorial INVER-E-GROUP VENEZUELA C.A.Maracaibo – Venezuela.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADO.
ÍndIcE
INTERACCIONISMO SIMBÓLICO Y LA NE-CESIDAD DE COMPRENDERNOS
Víctor Inciarte Martínez 11
SÍMBOLO, SOCIEDAD Y CULTURA
Belkis Vanegas Sprockel 43
VIOLENCIA, SOCIEDAD Y SU SIMBOLOGÍA
Marlyn Martínez Manotas 75
VIOLENCIA VERBAL EN RIOHACHA, UNA EXPERIENCIA DE LOS CENTROS DE PRÁC-TICA
Ledis campos Rivadeneira 107
11
INTERACCIONISMO SIMBÓLICO Y LA NECESIDAD
DE COMPRENDERNOS
Víctor Inciarte MartínezMédico Cirujano
[email protected] del Centro de Investigación en
Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales - URBE
12 13
InTROdUccIÓn
Los símbolos, son parte del estu-
dio de las relaciones sociales especial-
mente por las capacidades del hombre
para utilizar su significado y signifi-
cante de manera abierta, para ello se
vale de la comunicación como herra-
mienta para establecer las conexiones
requeridas con las cuales en conjunto
con el entorno instaurar un proceso
de individualización, si se quiere co-
lectiva hasta generar una interacción.
Para ello, el interaccionismo sim-
bólico enfocada como corriente para
la psicología social enmarcada como
tradición sociológica, es capaz de di-
ferenciar las interacciones emergen-
RESUMEn
El presente documento, busca reflexionar sobre el inte-raccionismo simbólico como herramienta para compren-der los procesos de las relaciones sociales, especialmen-te desde la óptica de la comunicación como mecanismo de conexión entre los seres humanos y su contexto. Para ello se realizó una investigación documental. Den-tro de los hallazgos, el interaccionismo simbólico desta-ca la naturaleza y relación simbólica de la vida social; de allí, el propósito principal de los estudios realizados bajo esta perspectiva fue analizar la interpretación por parte de los actores de los símbolos nacidos de sus ac-tividades interactivas. Asimismo, lo que se comprende y lo interpretado no se encasilla en una sola posición, allí intervienen otros elementos como la experiencia, la cual es utilizada posterior a la introspección del fenóme-no, por tanto, pudendo tener el mismo significado, su significante dependerá de aspectos como, interacción a priori, cultura, capacidad societal, entre otros; todos en su conjunto le otorgará a la forma de comprender una visión propia revestida de subjetividad valorizada por el entendimiento de la realidad, así como de los otros actores. Finalmente, como reflexión queda que el hecho comprensivo se circunda de habilidades reflexivas y creativas que le otorgan mayor poder en el ciclo propio del pensamiento, por cuanto, al establecer el interaccio-nismo simbólico de los diferente fenómenos sociales, se está caracterizando el proceso mismo del pensamiento junto con su dinámica cultural, y como estos modifican positiva o negativamente la conducta del actor, incluso hasta el mismo entorno.
Palabras Clave: Interaccionismo Simbólico, Compren-sión, Relaciones Sociales.
14 15
la relevancia de la cultura dentro de la
dinámica simbólica. En consecuencia,
con la finalidad de reflexionar sobre
como el interaccionismo simbólica in-
terviene en el proceso de compresión
en el proceso social, se realiza este es-
tudio documental
InTERAccIOnISMO SIMBÓLIcO, UnA TRAdIcIÓn BASAdA En LA cOMUnI-cAcIÓn.
El fin de la Segunda Guerra Mun-
dial, demarcó una serie de cambios en
la forma como la comunicación modeló
los Estados Unidos de América desde
1910, la cual por sus bases empíricas
es vinculada al proyecto de construc-
ción de una ciencia social en la famo-
tes por la naturaleza de los grupos
así como de los fenómenos colectivos,
develando el impacto bilateral entre
individuo y sociedad, permitiendo al
investigador delimitar los distintos
símbolos que se interpretan en cada
grupo así como la manera como estos
transforman el procesos comprensivo
del pensamiento.
De esa manera, contextualizar la
realidad para establecer planteamien-
tos de problemas de investigación
en los estudios sociales, permitiendo
comprender como este realimente in-
terviene en el proceso de socialización
de los fenómenos que conforman los
complejos problemas que agobian al
hombre dentro de su contexto, por ello
16 17
tencias entre individuos de la misma
cultura y buscan la interacción entre
ésta; igualmente, se evidencian las di-
vergencias tanto sociales como cultu-
rales los cuales hacen a cada ser al-
guien diferente; aspecto fundamental
de Park, Burguess y McKenzie (1925),
cuando intentaron sistematizar a par-
tir del esquema teórico de la ecología
vegetal y animal al insertarlo en el es-
tudio de las comunidades humanas.
No obstante, dichos autores en
búsqueda de la relación entre los fe-
nómenos y los procesos de comuni-
cación desde el punto de vista teórico
establecen que no permite delimitar
aspectos claros entre lo biótico y lo
social. A tal efecto, ya Cooley (1909) a
sa Escuela de Chicago; esta última, se
caracterizó por fundamentar su cam-
po de observación en la ciudad como
“laboratorio social”, cuyo contexto se
detallaba por sus signos de margina-
lidad, desorganización, aculturación,
asimilación, configurando la ciudad
como un lugar de “movilidad”.
Así para la época, Robert Ezra
Park (1864-1944) elaboró el construc-
to “ecología humana”, aseverando que
éste era la ciencia donde las relacio-
nes del organismo con su entorno, de-
finían las condiciones de existencia,
siendo uno de sus componentes el te-
rritorio, así como los medios que in-
teractúan dentro de éste. Desde esta
perspectiva, se consideran las compe-
18 19
ción de los comportamientos de los
otros individuos, modelando no solo
símbolos propios, además compar-
tidos por afinidad cultural, aunque
posteriormente, estos fueron capaces
de transformarse cuando esta vincu-
lación se enfrentaba a individuos de
otras culturas.
De esa manera, el interaccionis-
mo simbólico destaca la naturaleza y
relación simbólica de la vida social; de
allí, el propósito principal de los estu-
dios realizados bajo esta perspectiva,
orientada a analizar la interpretación
por parte de los actores de los sím-
bolos nacidos de sus actividades in-
teractivas. Para ello, Blumer (1968)
establece las tres premisas básicas de
través de estudios etnográficos, anali-
zó las interacciones simbólicas de los
actores, siguiendo los pasos de George
Herberd Mead, utilizando el término
“grupo primario”, para quienes parti-
cipan tanto en una asociación como
cooperación íntima cara a cara.
Sin embargo, pese a lo antiguo de
la terminología el mismo Mead (1934)
considera que es el proceso de indivi-
duación donde interviene la construc-
ción del sí mismo; por cuanto este,
es capaz a través de una experiencia
única, singular, emergente de su his-
toria vivida, traducir y someterla al
mismo tiempo a las fuerzas de inte-
racción social donde coexisten tanto
la nivelación como la homogeneiza-
20 21
En consecuencia, los estudios de
Mead (1934) y Blumer (1968) permi-
ten afirmar que las palabras son sím-
bolos, dado que se utilizan para signi-
ficar cosas, haciendo posible todos los
demás signos. De tal forma, los obje-
tos, actos, y palabras existen y tienen
significado porque han sido o pueden
ser descritas mediante el uso de las
palabras.
Asimismo, Mead (1934) plantea
que el proceso de individualización
del sí mismo está envuelto en un me-
canismo reflexivo devenido de la ca-
pacidad del hombre de considerarse
un objeto y sujeto al mismo tiempo,
presuponiendo la comunicación como
proceso social imperante entre los
este enfoque, la primera de ellas con-
sidera que el hombre actúa de acuer-
do a las significaciones que el fenóme-
no le ofrece, por cuanto este le otorga
significado a los objetos y situaciones
de su entorno.
La segunda, se basa en que las
significaciones emergen de la interac-
ción social, de manera que, la tercera
se fundamenta en la interpretación y
modificación posterior según la rela-
ción en el proceso de individualiza-
ción. Por tanto, este se concibe como
un modelo dinámico donde la comu-
nicación aporta un vasto sistema sim-
bólico entre el hombre y su entorno,
quien interpreta tanto su mundo so-
cial como así mismo.
22 23
no tan efectiva para atender gran-
des sectores de la problemática so-
cial; adicionalmente, consideran que
los presupuestos de interaccionismo
simbólico como enfoque metodológi-
co por lo coherente con la concepción
de la realidad social construida por el
hombre, a través de sus significados,
emergidos estos a través de sus expe-
riencias y la forma como interactúan
entre ellos, declarando tanto las pers-
pectiva de los actores como la realidad
provista por sus actos.
Es así que, para estos autores el
interaccionismo simbólico busca sig-
nificados en la interacción de los in-
dividuos y los grupos, no solo en los
símbolos utilizados también en cómo
seres humanos, además de la habili-
dad de introspección empírica no solo
de lo que ocurre con él sino con los
otros, en aquel fenómeno de alteridad,
a partir del cual el Yo, Mi y otros se
dinamizan en la interacción simbólica
según Blumer (1968).
EL InTERAccIOnISMO SIMBÓLIcO cOMO METOdOLOGIA cUALITATIVA
Autores como Styker (1997) y
Gil-Lacruz (2007), han cuestionado la
manera en como la metodología de la
investigación en la psicología social ha
sido asociada al conocimiento a partir
de experimentos, así como de estu-
dios de procesos intrapsíquicos, úti-
les para la investigación básica pero
24 25
e intentando comprender a las perso-
nas dentro de su marco de referencia,
de allí que se recojan sus respues-
tas literales; por tanto, la perspectiva
de las personas implicadas tiene un
valor esencial, ya que permitirá una
comprensión profunda del fenómeno
investigado, según las apreciaciones
de Gil-Lacruz (2007).
No obstante, desde su aparición
el interaccionismo simbólico plantea-
do por Herbert Blumer y George Her-
bert Mead ha generado tres ramifica-
ciones, el acercamiento estructural,
el interaccional y el microinteraccio-
nista; las cuales se caracterizan por
la importancia diferencial que otorgan
a los diferentes elementos implica-
los cambios de símbolos modifican
el comportamiento de las personas.
De tal forma que, sus métodos prefe-
rentes se basan en la extracción del
significado de símbolos, contenidos y
palabras, análisis de contenido, cate-
gorización de respuestas; observación
participante en los mismos escenarios
donde acontecen las interacciones de
la vida social; entrevistas, grupos de
discusión o análisis documentales.
En consecuencia, el estudio em-
pírico se orienta a analizar los datos
a partir de las propias palabras de los
sujetos, lo cual implica un modo de
desarrollar conceptos sustentado en
la verbalización de los sujetos, sin par-
tir de catálogos de respuestas a priori
26 27
lor histórico otorgado por el entorno,
no condicionado por su propia elec-
ción; de allí, las estructuras sociales
no solo se limitan por sus caracterís-
ticas, también el grado en el cual los
roles se «construyen», incluso el grado
en el que se «adoptan».
Con respecto al acercamiento in-
teraccional, Ralph Turner (1970) se
fundamenta en la idea estructuralis-
ta, en cómo se transfieren a los ac-
tores desde la estructura social, los
roles aprendidos, haciendo énfasis en
la importancia de la participación de
estos actores por lo que este modelo
subraya cómo se crea la cultura y la
sociedad por los actores interactuan-
tes. Está afirmación, supone una ela-
dos en la interacción simbólica, con
el aporte teórico suficiente para ser
consideradas en sus propias pecu-
liaridades atendiendo los aportes de
Klein y White (1996) y Álvaro y Garri-
do (2007).
Por una parte, está el acercamien-
to estructural formulado por Sheldon
Stryker (1964, 1980) quien apalanca
el papel de la sociedad en la deter-
minación de los roles sociales, plan-
teando que las estructuras significan-
tes sociales definen límites, barreras
y facilidades para la interacción, por
tanto, la estructura no determina,
pero sí impone construcciones; de
tal manera, los hombres promueven
la sociedad, pero como actores de va-
28 29
sión de ellos en los otros, fundamen-
tado esto en que si la realidad social
se construye simbólicamente en la in-
teracción, esta se puede manipular y,
de hecho, se manipula para presentar
una imagen lo más favorable posible
de uno mismo, de tal forma, cada per-
sona trata de influir en la definición
de la situación a ser realizada por los
otros. Así, toda persona podrá ejercer
influencia en esa definición hecha por
los demás, expresándose de tal forma
que dé a los otros la impresión preten-
dida. Una vez creada esa impresión,
los otros actuarán voluntariamente
influidos por la imagen ofrecida por
esa persona y viceversa.
boración del rol a través de la interac-
ción con los otros y con el contexto,
donde los individuos no solo toman la
iniciativa de asumir roles también de
comunicar a los otros el rol desempe-
ñado por ellos; considerando que, la
estructura social está estrechamente
relacionada con la cultura, modelan-
do así la conducta.
La tercera es el acercamiento mi-
crointeraccionista, acuñado por Go-
ffman (1959) pretendiendo examinar
dos elementos; por una parte, la for-
ma en la cual los individuos se pre-
sentan a sí mismos ante los demás
en las circunstancias ordinarias de la
vida, la otra consiste en el modo en
el cual tratan de controlar la impre-
30 31
LOS PRIncIPIOS BÁSIcOS dEL InTE-RAccIOnISMO SIMBÓLIcO Y SU cA-RÁcTER cOMPRESIVO
Hasta ahora, se han expuesto las
diferentes posturas que condicionan
al interaccionismo simbólico dentro
de las metodologías cualitativas que
abordan la realidad social y como el
hombre influye en ella, sea a través
de la delimitación del fenómeno, como
este lo afecta directamente, el proceso
de introspección del hecho empírico,
la socialización del modelaje simbóli-
co, la interacción con los otros como
elemento de alteridad propia del ser,
el reconocimiento por parte de los
otros y la subsecuente confirmación
de la validez del significante por esa
Sin embargo, para Goffman
(1959) sus estudios sugieren que exis-
te una realidad oculta y otra en el es-
cenario; en este sentido, los roles son
asumidos en función de estar en el
escenario o fuera de él asumiendo un
carácter eventual en las interacciones
con otros actores, de esta manera, se
organizarán por sistemas de reglas,
con lo cual además se va definiendo el
contexto interaccional así como la for-
ma como la persona enmarca o com-
prende el contexto y las reglas.
32 33
raccionismo simbólico.
El primero de ellos sostiene, que
a diferencia de los animales el hombre
está dotado de la capacidad del pensa-
miento, sin embargo, está se encuen-
tra influida por el segundo principio,
el cual establece que esta capacidad
está modelada por la interacción so-
cial, de tal manera, los procesos so-
ciales, comunicación, así como los
símbolos utilizados están en estre-
cha relación. A tal efecto, el tercero le
agrega a estas dinámica, la habilidad
de aprender los significados así como
sus significantes al poder relacionar-
los con el contexto, donde entra la
cultura como pilar fundamental.
realidad cuyo objetivo primordial es
asumirlo o modificarlo según sus ne-
cesidades.
En consecuencia, es importante
delimitar aquello que dentro del hom-
bre sucede por cuanto la compresión
no solo ocurre como un proceso aisla-
do en el actor, también es un eslabón
clave en la interpretación del inves-
tigador quien busca comprender por
qué un fenómeno es asumido de de-
terminada manera y como este afec-
ta la realidad vivida por el sujeto, de
esta forma, el investigador forma par-
te a manera de trilogía como otro más
dentro de la interacción, así, Blumer
(1968) postula una serie de principios
bajo los cuales se fundamenta el inte-
34 35
con lo cual puede elegir uno.
Por último, el séptimo principio
asegura que las pautas entretejidas
de acción e interacción constituyen
los grupos y las sociedades, las cua-
les estructurarían el nivel máximo
de compresión de un fenómeno. Sin
embargo, como parte del proceso del
pensamiento, comprender el fenóme-
no es parte de la generación del cono-
cimiento en el cual participan además
otros elementos como la reflexión,
donde habilidades como la creativi-
dad son importantes para alcanzar un
acercamiento a aquello que interpre-
tan los otros.
De esa manera, lo que se com-
prende y lo interpretado no se encasilla
Con respecto al cuarto, Blumer
(1968) plantea como fenómeno comu-
nicativo, los símbolos, especialmente
como sus significados y significan-
tes interactúan entre los hombre, de
tal manera que, basados en el quinto
principio, el hombre es capaz de mo-
dificar o alterar los significados con
la finalidad de organizar los símbolos
utilizados en la acción así como en la
interacción de su interpretación de la
realidad. Así, el sexto sustenta que las
personas son capaces de introducir
estas modificaciones y alteraciones,
debido en parte a su capacidad para
interactuar con el mismo, permitien-
do examinar aquellos posibles cursos
de acción, para valorar sus ventajas
36 37
REFLEXIOnES FInALES
La metodología cualitativa, por
razones que van más allá de la vali-
dación de sus datos o la forma como
se interpreten para alcanzar un obje-
tivo o propósito; representa una forma
de acercarse a la realidad; en el caso
particular del interaccionismo simbó-
lico y sus ramificaciones, le permiten
al investigador no solo evidenciar el
comportamiento de determinado fe-
nómeno, además contextualizarlo to-
mando en cuenta las posibilidades
de representación desde el sí mismo
devenido del proceso de individualiza-
ción del símbolo, hasta el impacto de
las relaciones sociales, dinamizados
en una sola posición, allí intervienen
otros elementos como la experiencia,
la cual es utilizada posterior a la in-
trospección del fenómeno, por tanto,
pudendo tener el mismo significado,
su significante dependerá de aspectos
como, interacción a priori, cultura,
capacidad societal, entre otros; todos
en su conjunto le otorgará a la forma
de comprender una visión propia re-
vestida de subjetividad valorizada por
el entendimiento de la realidad, así
como la interaccion de los otros acto-
res.
38 39
Así, el hecho comprensivo se
circunda de habilidades reflexivas y
creativas que le otorgan mayor poder
en el ciclo propio del pensamiento, por
cuanto, al establecer el interaccionis-
mo simbólico de los diferente fenóme-
nos sociales, se está caracterizando el
proceso mismo del pensamiento junto
con su dinámica cultural, y como es-
tos modifican positiva o negativamen-
te la conducta del actor, incluso hasta
el mismo entorno.
REFEREncIAS BIBLIOGRÁFIcAS
Álvaro, J., y Garrido, A. (2007). Psi-
cología social: Perspectivas psico-
lógicas y sociológicas. Madrid: Mc-
por la cultura y la comunicación.
A ese respecto, es claro que el
acto comunicativo del hombre, forma-
liza la posibilidad de definir las dife-
rentes estructuras bajo las cuales la
interpretación simbólica se adjunta
a la culturización del fenómeno, mas
allá de un hecho fenoménico, situán-
dose entonces en una particular posi-
ción fenomenológica, donde el orden
social le aporta características modi-
ficables y que el actor puede ajustar
de acuerdo a sus intereses y necesi-
dades; a la vez le confiere, capacida-
des cognitivas propias, bajo las cuales
la comprensión del símbolo potencia
el incremento del conocimiento social
hasta afectar el entorno.
40 41
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SÍMBOLO, SOCIEDAD Y CULTURA
Belkis Vanegas SprockelTrabajadora Social
[email protected] de IPROSOCOGUA -
Semillero SERENDIPITY- UNIGUAJIRA
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pectives on mind society. Cambrid-
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Turner, R.H. (1970). Family interac-
tion. Nueva York: Wiley.
44 45
RELAcIÓn SOcIEdAd Y SÍMBOLOS
Sistematizar las conductas hu-
manas revela el conocimiento de in-
ducción del fenómeno cultural en el
que se generan nuevas visiones que
muestran el dinamismo y la relativi-
dad de los procesos de la sociedad, a
ello la ciencia debe re-contextualizar-
se y proyectar alternativas de solución
en complementariedad con aquellos
elementos que identifican y diferen-
cian una colectividad humana. Asi-
mismo, la historia de los pueblos es
siempre el resultado de procesos cul-
turales y sociales de enorme compleji-
dad, donde su conocimiento se vuelve
un imperativo necesario en la vida de
RESUMEn
En la actualidad, las personas se desarrollan en socie-dades o grupos sociales con el cual se identifican según sus patrones de conductas, asociaciones ideológicas o creencias, así como por su lenguaje e idioma, pero di-chas señales y actividades son señaladas de manera innata, al momento que el niño interactúa con los pa-dres, en sus primeros días de vida. Por su parte, al cre-cer, la familia le genera niveles diferenciadores el cual se adaptan a un contexto estructurado que le permite involucrarse en rangos culturales determinados, que lo-gran ubicarlo a lo largo del tiempo. Es por ello que el pre-sente artículo determina los símbolos necesarios para identificar la intersubjetividad con el cual el hombre se incluye en una sociedad específica y a su vez le gene-ra una cultura prolongada con el paso del tiempo. Ante ello, se logró evidenciar que las actividades son inter-pretadas por los adultos desde la niñez el cual le abren las puertas al hombre para la interpretación de señales, signos y símbolos para desarrollarse y desenvolverse en su entorno. Por su parte, este desempeño, está sus-tentado con base a la educación familiar y la educación moral o social, impartida durante su crecimiento, permi-tiéndoles así un desarrollo permanente.
Palabras clave: Símbolo, Sociedad, Cultura, Intersubje-tividad
46 47
En este caso, todo hecho históri-
co pertenece a un marco propio irre-
petible; sin embargo, de ese espacio,
o marco, escapan consecuencias que
alteran las costumbres y el accionar
de otra gente o pueblo. La memoria
histórica de los pueblos es la que en-
cierra la historia en un todo único que
integra los elementos, hechos y fenó-
menos ocurridos en tiempos pasados
los cuales identifican a los grupos.
PARTIcULARIdAdES SIMBÓLIcAS dE LA SOcIEdAd
Partiendo de lo señalado con an-
terioridad, es necesario para identi-
ficar los elementos simbólicos de la
sociedad, comenzar definiendo la cul-
los hombres, en cuanto su historia,
las huellas de su pasado que permi-
ten el acercamiento a sus raíces, con-
fieren identidad cultural y reafirman
el sentido de pertenencia a una socie-
dad determinada.
En este sentido, la posibilidad
de que el historiador llegue a la com-
prensión del presente, la confieren los
archivos históricos, los cuales se con-
virtieron en uno de los sitios donde se
resguarda la memoria de los pueblos.
En ellos, testimonios e informaciones
evidencian la experiencia humana.
Toda historia es una sucesión de per-
sonajes y acontecimientos que han in-
tervenido negativa o positivamente en
el proceso evolutivo de una sociedad.
48 49
establecida por Vygotsky (1979); asi-
mismo Trevarthen (1975) quién fo-
mentó el termino, el cual lo refiere
como el acceso a la subjetividad del
otro, donde se fundamenta bajo una
motivación principal de carácter social
para la comunicación y en una moti-
vación compartida para comprender e
interpretar al otro.
Asimismo, el planteamiento indi-
cado por el autor sobre la intersub-
jetividad, resalta una base cultural
y social, ya que el “entiendo que en-
tiendes que entiendo” solo se posibi-
lita ante la interacción de las mentes
y el compartir significados. A su vez,
dicha conceptualización se vincula
con la noción de Peirce (1978-1986)
tura, el cual es un sistema de signi-
ficados vehiculados por todos y cada
uno de los signos, cuyas represen-
taciones son de carácter social. A su
vez, dichos signos representan cons-
trucciones tipificadas comunes de los
miembros de un mismo circulo o mis-
ma cultura, erigidas mediante la base
de acuerdos interpretativos; tal como
lo señalan Sadurní y Perinat (1994),
quienes indican que la posibilidad de
referirse a elementos del mundo natu-
ral o social, incide necesariamente lo
que Habermas (1981) idéntica como
estructura de intersubjetividad.
En este caso, para Perinat (2002)
la intersubjetividad representa la ver-
sión moderna de la inter-mentalidad
50 51
dre tienen una intención comunica-
tiva, agregándole una predisposición
a sintonizar con el resto de las per-
sonas que le brindan atención, don-
de la intuición responde a las pautas
comunicativas por parte de una moti-
vación biológica, el cual se encuentra
predeterminada en la mente para la
comunicación, como lo indica Perinat
(2002) , empero Trevarthen (1975) se-
ñaló que estos encuentros comunica-
tivos primerizos, son conocidos como
intersubjetividad primaria.
Por su parte, entre los nueve y
diez (9-10) meses los niños confirman
la predisposición para incluirse en la
cultura; sin embargo, durante la in-
tersubjetividad secundaria, el niño
sobre el signo, el cual lo señala como
un algo que se refiere a otro algo para
alguien más, donde lleva implícito un
destinatario; en este caso, para Vy-
gotsky (1979), bajo estas característi-
ca, se estaría refriendo a la inter-men-
talidad.
En este sentido, para Trevarthen
(1975) citado por Perinat (2002) estu-
dió la intersubjetividad desde la obser-
vación de las interacciones existentes
entre madre e hijos en los primeros
meses de vida; en el cual observó que
a temprana edad, nace una regula-
ción típica de la interlocución para la
madre y su bebe; dicho esto, le permi-
tió concluir que en el niño se crea una
intuición donde los gestos de la ma-
52 53
las redes de significado el cual estruc-
turan todas las representaciones so-
cioculturales que van incorporando e
involucrando al niño a la sociedad.
De igual forma, el comienzo a la
intersubjetividad es producida desde
el momento que se cruzan las mira-
das de la madre e hijo, quien poco a
poco le atribuye intencionalidad a los
movimientos, gorjeos y miradas del
infante. A su vez, el niño percibe la
emoción en el tono de la madre e imi-
ta al vocalizar, donde al momento de
sintonizar se logra coincidir lo obser-
vado. Por su parte Trevarthen (1975)
citado por Perinat (2002) sostiene que
al momento que el niño interactua
con la madre, se genera una coinci-
para interactuar con adultos, se vale
de los objetos, el cual, desde esta in-
teracción aprende de los mismos y del
mundo o sociedad que lo rodea du-
rante ese período.
Con respecto a lo señalado, Per-
inat (2002) indica que no existe un
acuerdo sobre los orígenes de la inter-
subjetividad, ya que algunos estudios
y autores señalan que es una capa-
cidad innata representada como una
predisposición natural para compartir
significados con otros; asimismo, des-
de otra perspectiva se tiene que son
los adultos los que interpretan el ac-
cionar de los niños, cuyas representa-
ciones sobre las actividades desplega-
das a temprana edad, se configuran
54 55
Por otro lado, algunos autores
coinciden que la atribución de inten-
ciones a los bebes, representa la fuente
primordial del desarrollo del mismo y
la guía de sus verdaderas intenciones
comunicativas; igualmente, la actitud
del adulto al sobreestimar al infante
en los propósitos comunicacionales,
proporciona al niño tener acceso a los
significados culturales de su entorno
social propio, donde dichos significa-
dos, el adulto lo atribuye a gestos, vo-
calizaciones y llantos del bebe, en el
cual el bebé lo interpone en un segun-
do momento o cultural.
Asimismo, los planteamientos se
basan en la idea de Vygotsky (1979)
sobre las funciones psicológicas repre-
dencia sobre la intención implícita en
los gestos o expresiones de la misma,
en el cual existe una intención autén-
tica de comunicación pero en estado
embrionario.
En este sentido, las conductas
que realizan los bebes en sus prime-
ros meses de vida, no poseen inten-
ción propiamente dicha, sin embargo,
de la compilación amplia de activida-
des, muchas son interpretadas por el
adulto, principalmente por los padres,
como expresiones de afecto, necesida-
des y sentimientos; a su vez, las ma-
dres se motivan al establecer un en-
tendimiento mutuo con el hijo o hija,
según lo señala Newson (1978) citado
por Serra et al (2000).
56 57
Varela (2004), cuyos aportes destacan
que la apropiación de dominios cogni-
tivos son complejos y se fundamenta
con la interacción biológica-social; sin
embargo, apropiarse de instrumentos
cognitivos y de comportamientos so-
ciales, es un hecho evidente del hom-
bre.
cULTURA Y SÍMBOLOS SOcIALES
Es la urgencia y necesidad de la
cultura humana, la que permite hacer
la perspectiva de la creación por par-
te del hombre, de una representación
simbólica, de las relaciones que man-
tiene con el mundo, como lo estable-
ce Bruner (2000). Asimismo, desde la
sentadas como elementales hacia las
superiores, donde las actividades son
esencialmente humanas, en el cual,
las funciones se adquieren exclusiva-
mente mediante el contacto humano,
que implica la creación y elaboración
de espacios intersubjetivos de carác-
ter inter-mental y de manera progre-
siva, será interiorizado en la misma
matriz social, por el hombre con un
carácter intra-mental.
Igualmente, se puede decir que
desde el comienzo de la vida, al desa-
rrollo del niño se le incluye un con-
texto por excelencia social, con base
a un sustrato biológico particular de
la especie humana, el cual coincide
con la teoría señalada por Maturana y
58 59
nante la función del pensamiento y el
lenguaje en el aspecto simbólico vital,
generado en la conexión entre los se-
res humanos, con el fin de transitar
los niveles mencionados por Brunner
(2000), la interpretación del código,
así como el afinamiento social pro-
ducido en la comunicación no verbal
entre madre y bebé humanos, al co-
menzar la sincronía entre los patro-
nes gestuales y vocales en las prime-
ras interacciones intersubjetivas.
Asimismo, la inserción del hom-
bre en entorno social va gestionándo-
la negociación de significados com-
partidos a través de las actividades
comunicativas, permitiéndole estable-
ce transacciones cognitivo-social, lo-
culturización humana, el autor presu-
pone formas de considerar el cambio
del funcionamiento simbólico primate
o antecesor al humano.
En primera instancia, el autor
enfatiza sobre la capacidad humana
particular e individual de captar rela-
ciones simbólicas de representación
por medio de códigos simbólicos ar-
bitrarios; por su parte, una segunda
concepción, establece el autor que el
funcionamiento es más intersubjeti-
vo, el cual se centra en cómo se desa-
rrollan las capacidades para conocer
los pensamientos, creencias, estados
mentales e intenciones del ser huma-
no o entre los miembros que lo rodean.
En este sentido, parece determi-
60 61
acciones humanas a través del uso de
estrategias de autorregulación y pla-
nificación.
Con respecto a lo anterior, como
lo señaló Vygotsky (1979), se interio-
rizó la cultura y las funciones psico-
lógicas superiores, ya que permiten
la contribución al ordenamiento de la
realidad de una forma compleja, es-
tructurando la información del medio
con el objeto de facilitar la interpreta-
ción y su comprensión.
Es por ello, que el lenguaje re-
presenta el instrumento especializado
y adaptado a los distintos agentes y
contextos culturales; a su vez, cada
interacción comunicativa es produci-
da en escenarios culturales precisos
grando abarcar una definición común
y aspectos convergentes, generados
mediante medidores semióticos, como
elementos en la construcción de la
perspectiva referencia favorecedores.
En este caso, las herramientas
básicas dentro del contexto sociocul-
tural para promover la construcción
de representaciones formales es el
lenguaje, el cual de manera inicial, es
un instrumento de apoyo de los pro-
cesos intersubjetivos, que posibilita la
comunicación verbal y lingüística del
ser humano con el resto de ellos en
el entorno; sin embargo, el lenguaje
constituye un instrumento útil para
fomentar los procesos intersubjetivos,
así como también, permite regular las
62 63
argumentos sobre el mundo para po-
der alimentar su proceso cognitivo;
por tanto, realiza representaciones
cercanas a la realidad que preside, es-
tructurando su resumen de represen-
tación ajustada a las demandas situa-
cionales y metas personales, dentro
de un contexto de prácticas definidas
por la cultura.
Ante esta realidad, el escenario
vital genera al hombre una serie de
pautas peculiares, sobre el cual se
puede plantear lo que estableció Peir-
ce, Goodman y Gadner, citado por Pé-
rez (2002) al destacar el dominio de
la capacidad simbólica uniendo tres
fundamentales elementos, que son la
sintaxis, la semántica y la pragmáti-
que implican un grado de especiali-
zación o cualquier formato lingüístico
el cual es conocido como discurso, en
el cual los distintos o específicos ti-
pos de géneros discursivos, permiten
la construcción de herramientas fun-
damentales en la comprensión de la
acción humana.
De igual forma, las experiencias
medidas por el lenguaje como símbolo
cultural y social, permiten al ser, tan-
to organizar como recoger información
debido a que es quién se vincula en el
entorno y debe hacer frente a las de-
mandas del mismo, así como pensar,
actuar y decidir entorno a éste entor-
no, el cual necesita contar con inter-
pretaciones de los fenómenos y tener
64 65
nación, capaces tanto de portar como
estimular el pensamiento en diferen-
tes formas.
Seguidamente, Pérez (2002) in-
dica que la semántica se refiere a los
significados que se encuentran explí-
citos o las connotaciones y denotacio-
nes de símbolos, a las relaciones entre
los referentes y sus significantes, en el
cual las elecciones de algunos signifi-
cantes y no de otros, la secuencia y
su encadenamiento, representan una
forma de comunicación el cual corres-
ponde a una intención comunicativa y
a un comunicante.
Asimismo, Pérez (2002) señala
que la pragmática es referida al uso
y función de los símbolos, donde se
ca.
Por su parte, Pérez (2002) seña-
la que la sintaxis como dimensión de
cualquier proceso de comunicación
formal, se refiere a la estructura ex-
terna que funciona de vehículo para
la transmisión de alguna informa-
ción a las distintas especificidades de
los signos convencionales agrupados
como unidades significativas, el cual
se ajusta a la normativa consensua-
da con anterioridad; asimismo, las re-
laciones sintácticas descritas dentro
del lenguaje, poseen una determina-
da estructuración lógica y operacio-
nes como implicaciones, referencias,
inclusiones, relaciones de coordina-
ción, comparaciones y hasta subordi-
66 67
a través de la observación del compor-
tamiento del resto. Por tanto, el ser
realiza representaciones de la realidad
donde interactúa, estructura su sín-
tesis propia de las representaciones
que se ajustan a las metas personales
y las demandas situacionales, dentro
de un contexto de prácticas definidas
por el entorno y la cultura.
En este sentido, Vygotsky (1979)
establece que la internalización es el
proceso de formación de la mente me-
diante la interacción social, donde se
conserva el carácter de las funcionas
desde una perspectiva social externas
al hacerse internas; asimismo, hace
énfasis que las funciones denomina-
das psicológica superiores son inter-
intenta comprender la relación exis-
tente entre los signos, el ser humano,
la información transmitida y los des-
tinatarios; sin embargo, resulta claro
que el intercambio comunicativo efec-
tuado, adopta intencionalidades di-
versas el cual implica un intercambio
de representaciones, empero también
una intencionalidad subyacente.
Igualmente, lo que el lenguaje
permite es construir y elaborar la red
común de expectativas que, Brunner
(2000) constituye la matriz donde se
elabora o nace la cultura, que junto
a las experiencias directas se encuen-
tran con base a la construcción de las
representaciones, bien sea comparti-
das o no con otros, o si son obtenidas
68 69
Por su parte, la construcción de
esquemas y significados de represen-
tación de cada ser, nace de los esbo-
zos y acciones que son legítimas en el
entorno cultural, donde la permanen-
cia de este acervo cultural representa
el resultado de apropiaciones simbóli-
cas individuales del caudal de repre-
sentación simbólica colectiva.
En este caso, el intercambio den-
tro del plano social, se identifica como
un toma y dame de elementos comu-
nes, que favorecen la comunidad hu-
mana, consensuados tanto por la co-
municación como el entendimiento;
además, sus aportes particulares e
irrepetibles, perteneciente a los rasgos
propios de cada ser humano, se agre-
nalizadas desde lo social.
A su vez, las relaciones que esta-
blece el hombre y los grupos sociales
a los que pertenece, el cual se refleja
en los marcos o perspectivas de refe-
rencia efectuado y compartidos por
miembros del mismo circulo como
requisito de supervivencia y entendi-
miento; sin embargo, la construcción
del sentido resulta un proceso cotidia-
no, el cual representa una experiencia
colectiva e individual de percibir tanto
la realidad como de entender la mis-
ma; empero, la configuración de dicho
sentido es un proceso donde las per-
sonas desarrollan una visión común y
hasta la noción del nosotros.
70 71
tran enmarcados en figuras normati-
vas o morales que le brindan una vi-
sión optima del deber ser.
Dichos códigos normativos con-
figuran las relaciones conceptuales o
interpersonales de los fenómenos y el
ser en la sociedad con objetivos atri-
buidos a características particulares,
donde las formas de construir dichas
relaciones, segregan fenómenos socia-
les referenciados de existencia parti-
cular del conjunto de relaciones tanto
colectivas como individuales que so-
portan, estabilizando anclados dentro
de la cultura, así como preservar ór-
denes simbólicas funcionales al ejer-
cicio de la denominación u omisión
que los colectivos sostienen como des-
ga a la vivencia particular. Finalmen-
te, se expresa la calidad del hombre
en la intersubjetividad, la posibilidad
de manejarse en pautas comunes y la
permanente interpretativa que elabo-
ra.
cOnSIdERAcIOnES FInALES
Es por ello, que los símbolos
culturales y sociales que se encuen-
tran intrínsecos en el ser durante su
formación, crecimiento y aprendizaje,
representan las estrategias de super-
vivencia, comportamiento o actitud
ante un momento determinado; sin
embargo, consigo se evalúan dichos
comportamientos el cual se encuen-
72 73
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Asimismo, que para el crecimien-
to humano, es necesario reivindicar
las representaciones sociales y men-
tales de cada una de las personas, el
cual se considera desde sus procesos
intramentales, las formas de consen-
suar, interpretar y negociar las herra-
mientas culturales, el conocimiento,
las creencias, las prácticas sociales y
el lenguaje, en la cual se ve involucra-
do el ser por la cultura a la que perte-
nece según su grupo social.
74 75
VIOLENCIA, SOCIEDAD Y SU SIMBOLOGÍA
Marlyn Martínez ManotasPsicologa
[email protected] de IPROSOCOGUA -
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76 77
LA VIOLEncIA cOMO cOnSTRUcTO SOcIAL
La violencia es un fenómeno
tanto social como culturar que es pre-
sentada en la mayoría de las activida-
des humanas con mayor o menor gra-
do y acompaña al ser desde su origen,
siendo parte de su instinto pero, aun-
que la realidad parece darle la razón a
dicha afirmación, es importante seña-
lar que existe otra concepción sobre
los orígenes y desarrollo de la violen-
cia que tiende a buscar la explicación
en cierto balance entre los factores
psicológicos innatos en el hombre y
los adquiridos tanto por la educación
como por la cultura, es decir, abordar
la violencia como un constructo so-
RESUMEn
En la actualidad, la forma más común de violencia con-tra la mujer es la violencia en el hogar o en la familia. Las investigaciones demuestran sistemáticamente que una mujer tiene mayor probabilidad de ser lastimada, violada o asesinada por su compañero actual o anterior que por otra persona. Sin embargo, la naturaleza de la violencia contra la mujer en el ámbito familiar colom-biano ha propiciado comparaciones con la tortura. Las agresiones están destinadas a lesionar la salud psicoló-gica de la mujer al igual que su cuerpo y suelen ir acom-pañadas de humillación y violencia física. Al igual que la tortura, las agresiones son impredecibles y guardan poca relación con el comportamiento de la mujer. Asi-mismo, la violencia en las familias se da principalmente porque no se tienen respeto los integrantes de esta, por el machismo, por la incredulidad de las mujeres, y/o por la impotencia de estos. Es por ello que el presente estudio, valida define e identifica la violencia de género y el impacto en la sociedad ya que se puede presentar en cualquier familia, de cualquier clase social, una for-ma de prevenirla, es alentando a toda la comunidad a que hay que tenerse respeto, que tenerse respeto, que debe prevalecer la igualdad y que a pesar de todos los problemas, la familia es la única que siempre apoyará y ayudará en todo momento.
Palabras clave: Violencia, Agresión, Símbolo, Sociedad, Género
78 79
van de tales actos, es empleada para
dominar o eliminar y es aplicable en
contra de las personas en forma físi-
ca, psicológica y/o ideológica, contra
el ambiente o contra la propiedad.
Existen formas socialmente
aceptadas de canalizar la violencia,
el propio Freud, citado por Alonso
(2006) sostiene la idea de que esta
puede presentar válvulas de escape
sin llegar a ser perjudicial, haciendo
catarsis, lo que implica despojarse
de los sentimientos de culpa y de los
conflictos emocionales, llevándolos al
plano consciente.
cial.
A favor de esta teoría se manifies-
ta el hecho de que no todas las so-
ciedades presentan el mismo grado
de intensidad de la violencia, e inclu-
so una misma sociedad analizada en
diferentes momentos varia su mani-
festación. En este caso, para Barudy
(2009), la violencia es una desviación
de la conducta que implica utilización
de la fuerza y anulación de la voluntad
del otro, mediante ella se amenaza o
hiere a alguna persona, representan-
do una respuesta que se fundamen-
ta en el miedo e impone el criterio del
agresor, sometiendo por la fuerza la
voluntad de los demás sin tomar en
cuenta las consecuencias que se deri-
80 81
violencia de género (maltrato, viola-
ción, abuso, acoso,…) Desde diversos
organismos internacionales se ha re-
saltado que este tipo de violencia es la
primera causa de muerte o invalidez
para las mujeres entre 15 y 44 años.
Por su parte, la Organización de
las Naciones Unidas en su 85ª sesión
plenaria, el 20 de diciembre de 1993,
ratificó la Declaración sobre la elimi-
nación de la violencia contra la mujer,
en la que se la reconoce como un gra-
ve atentado contra los derechos hu-
manos e «insta a que se hagan todos
los esfuerzos posibles para que sea [la
declaración] universalmente conocida
y respetada». Define la violencia con-
tra la mujer en su primer artículo:
SÍMBOLOS dE LA VIOLEncIA dE GÉ-nERO
La violencia contra la mujer pre-
senta numerosas facetas que van des-
de la discriminación y el menosprecio
hasta la agresión física o psicológica
y el asesinato, produciéndose en di-
ferentes ámbitos (familiar, laboral,
formativo,..), adquiere especial dra-
matismo en el ámbito de la pareja y
doméstico, en el que anualmente las
mujeres son asesinadas a manos de
sus parejas por decenas o cientos en
los diferentes países del mundo, como
lo establece Donoso (2004).
Sin embargo, al menos una de
cada tres mujeres en el mundo ha pa-
decido a lo largo de su vida un acto de
82 83
zaciones internacionales y diferentes
colectivos, fundamentalmente femi-
nistas, destinan numerosos esfuerzos
para erradicarla. La violencia de gé-
nero en todas sus manifestaciones es
un problema constante, incluso en el
mundo industrializado. Según las Na-
ciones Unidas (2002) la violencia con-
tra la mujer tiene un alcance mundial
y se presenta en todas las sociedades
y culturas, afectando a la mujer sin
importar su raza, etnia, origen social,
riqueza, nacionalidad o condición
Asimismo, la violencia contra la
mujer comienza en la infancia y es
en la familia donde principalmente se
ejerce esa violencia. La infancia es es-
pecialmente vulnerable a la violencia
- A los efectos de la presente De-
claración, por “violencia contra la mu-
jer” se entiende todo acto de violencia
basado en la pertenencia al sexo fe-
menino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físi-
co, sexual o psicológico para la mujer,
así como las amenazas de tales actos,
la coacción o la privación arbitraria de
la libertad, tanto si se producen en la
vida pública como en la vida privada. -
También las Naciones Unidas, en
1999, a sugerencia de la República
Dominicana con el apoyo de 60 países
más, aprobaron declarar el 25 de no-
viembre Día Internacional de la Elimi-
nación de la Violencia contra la Mujer.
En la actualidad, Estados, organi-
84 85
mujeres es la más desigual del mun-
do, a su vez, en Pakistán y Bangla-
desh existen parecidos desequilibrios
y en regiones de China el infanticidio
femenino está generalizado. Una per-
cepción de la mujer devaluada, cos-
tumbres discriminatorias, considerar
la educación de las niñas como una
carga y los deseos del padre de perpe-
tuar el apellido mediante un varón se-
rían las causas de estos infanticidios.
En China, la imposición del hijo único
en 1978, en un país con una marcada
y ancestral preferencia por la descen-
dencia masculina, multiplicó este tipo
de infanticidios.
En la actualidad, la posibilidad de
detectar el sexo durante el embarazo
y la niña sufre un plus añadido por
su condición femenina. A la ablación,
generalizada en determinadas comu-
nidades e ineludiblemente ligada al
sexo femenino, el comercio sexual
que puede arrancar ya en el seno de
la familia con la venta de la niña, o
el infanticidio y los abusos sexuales,
más frecuentemente ligados al sexo
femenino, se une una más estricta
autoridad paterna, ejercida también
por hermanos, y una educación dis-
criminatoria que limita sus expectati-
vas vitales, como lo establece Brisset
(2006).
El infanticidio femenino es habi-
tual en determinadas culturas, en la
India la proporción entre hombres y
86 87
finalidades, pero el lucrativo negocio
de la prostitución, las enfermizas in-
clinaciones sexuales de clientes, uni-
do a la miseria en la que se ven su-
midas muchas familias han extendido
el comercio de niñas, menores de diez
años en muchos casos, destinadas a
la explotación sexual.
Se puede señalar, que es un pro-
blema limitado a determinados paí-
ses no occidentales, pero es occidente
desde donde parten los clientes en un
«turismo sexual» que está adquirien-
do auge. El llamado “turismo sexual
es una de las formas contemporáneas
del saqueo al que viven sometidos los
países pobres. Según la UNICEF exis-
te en torno a doscientos mil adeptos
ha venido a agravar el problema con
abortos selectivos. Más del 80% de las
violaciones las perpetran miembros
de la familia de la víctima, y mayori-
tariamente a edades muy tempranas,
cuando esta no pasa de ser una niña.
Adultos en los que ella confía pasan a
ser sus agresores. Este es un proble-
ma mundial que en muchas ocasio-
nes no trasciende más allá de los lími-
tes de la propia familia, la niña sufre
la violencia en silencio, avergonzada
y con sentimientos de culpa, como lo
señala Legardinier (2006).
En este sentido, la venta de ni-
ñas sería otra violencia sufrida por la
mujer en la infancia y en la familia.
Estas ventas pueden tener diversas
88 89
te más frecuente entre las modalida-
des de violencia contra la pareja. Así
lo atestiguan estudios rigurosos como
los realizados por Medina-Ariza y Bar-
beret (2003), Calvete (2007), evaluan-
do la violencia con la Conflict Tactic
Scale de Strauss. En la misma línea
se manifiestan, con una muestra de
2015 mujeres, se reveló que el mal-
trato con una mayor incidencia era
el psicológico. El 14% de la muestra
era víctima de maltrato, apareciendo
el psicológico con una frecuencia del
57,73%, siendo maltrato psicológico
severo en el 15,21% de los casos.
En este sentido, la violencia psi-
cológica es el tipo de violencia que
siempre acompaña a las otras formas
del turismo sexual (cuatro de cada
diez turistas que visitan Tailandia lo
hacen solos).
A estas violencias, aún habría
que sumar otras muchas de menor
carácter que irían desde un mayor
autoritarismo paterno y familiar, a
los matrimonios forzosos. La violencia
ejercida contra la mujer, sea cual sea
su naturaleza, tiene como marco pre-
ferente la familia.
LA SOcIEdAd Y LOS SÍMBOLOS dE LA VIOLEncIA dE GÉnERO PSIcOLÓ-GIcA
La Violencia de género psicológica,
el maltrato emocional hacia la pareja
por razones de género, es la varian-
90 91
continuo y sistemático, a fin de pro-
ducir en ella intimidación, desvalori-
zación, sentimientos de culpa o sufri-
miento. Es por ello, que la atención
a la violencia psicológica aumenta,
quizá porque en muchos casos las ex-
presiones de maltrato emocional son
previas a las físicas y la emergencia
de indicadores de violencia psicológi-
ca, se considera una señal de alarma
de aparición de cualquier tipo de vio-
lencia.
De igual forma, el autor estable-
ce que la violencia psicológica inclu-
ye maltrato verbal en forma repetida,
acoso, reclusión y privación de los re-
cursos físicos, financieros y persona-
les. Para algunas mujeres, los insultos
de violencia como la física o la sexual,
está en las razones de emergencia y
en las consecuencias; a su vez, puede
ser el primer peldaño de la escalada
de violencia, y en muchos casos tiene
entidad y produce consecuencias des-
tructivas por sí misma. Por su parte,
la Organización Mundial de la Salud
- OMS en 1998 ya afirmaba, que el as-
pecto más dañino del maltrato es la
tortura mental y el vivir con miedo y
terror.
En este caso, una definición de la
violencia psicológica, para Mc. Allister
(2000) se refiere como cualquier con-
ducta física o verbal, activa o pasiva,
que atente contra la integridad emo-
cional de la víctima, en un proceso
92 93
alguna vez y hay muchas parejas que
desarrollan la costumbre de lanzarse
mutuamente una sarta de insultos. A
menudo es difícil determinar ¿quién
hizo a quién? primero, especialmente
si el daño se hace de una manera su-
til.
Por otro lado, para NiCartthy
(2003), algunos ejemplos de violen-
cia psicológica o mental son: ignorar
los sentimientos de la pareja, dejar
en ridículo o insultar a las mujeres
como grupo, ridiculizar o insultar sus
creencias más valiosas, como su re-
ligión, raza, herencia o clase, negar-
le la aprobación, la comprensión, o
el un afecto como castigo, criticarle
constantemente, insultarle, gritarle,
incesantes y la tiranía que constitu-
yen el maltrato emocional quizá sean
más dolorosos que los ataques físicos,
porque socavan eficazmente la segu-
ridad y la confianza de la mujer en sí
misma. Un solo episodio de violencia
física puede intensificar enormemente
el significado y el impacto del maltra-
to emocional. Se ha informado que las
mujeres opinan que el peor aspecto
de los malos tratos no es la violencia
misma sino la tortura mental y vivir
con miedo y aterrorizada.
En ocasiones la violencia psicoló-
gica o mental (también llamada mal-
trato emocional), resulta más difícil de
definir y de admitir que los abusos se-
xuales. Casi todo el mundo lo comete
94 95
muy difícil ordenar los puntos desde
los diferentes tipos de comportamien-
tos, porque la sutileza y la frecuencia
pueden hacer de ellos menos desaires
o terribles humillaciones. Si existen
circunstancias por las que una mujer
ha estado sometida y corresponden
con los ejemplos mencionados, sería
bueno intentar una auto-reflexión.
Si la mujer ha hecho alguna de
las cosas mencionadas a su pareja, el
cuadro familiar parecería confuso. Si
se desea encontrar culpables, tal vez
la diferencia pueda estar en ¿quién
empezó?, ¿quién hizo qué?, de qué
forma y en qué proporción. Pero lo
primero que se debe reconocer es si
la mujer ha sido maltratada; una vez
insultar o ahuyentar a sus amigos
o familiares, humillarle en público o
en privado, no aceptar salir con ella,
privarle de trabajar, tomar todas las
decisiones, amenazarle a menudo con
irse o decirle que se vaya, amenazarle
con hacerle daño a ella o a su fami-
lia, castigar o privar de algo a los ni-
ños cuando estaba enfadado con ella,
amenazarle con raptar a los niños si
lo abandona, maltratar a las masco-
tas para hacerle daño, contarle sus
aventuras amorosas, agobiarle con
supuestas aventuras amorosas que él
se imaginaba que ella tenía, manipu-
larle con mentiras y contradicciones.
Asimismo, la lista de ejemplos
podría tener infinidad de páginas y es
96 97
Este maltrato emocional abarca
desde lo no punible legalmente (como
la humillación), hasta el acoso, asedio
o negación de los sentimientos de la
pareja, dañando la estabilidad emo-
cional de quien la recibe.
En resumen, el maltrato emocio-
nal implica:
1. Rechazar: involucra conductas de abandono. Las personas recha-zan las expresiones espontáneas del otro, sus gestos de cariño; desaprue-ban sus iniciativas y no lo incluyen en las actividades familiares.
2. Aterrorizar: Amenazar a una per-sona con un castigo extremo o con un siniestro, creando en ella una sensación de constante amenaza.
3. Ignorar: Se refiere a la falta de disponibilidad de las personas para con otros. El agresor está preocu-pado por sí mismo y es incapaz de responder a las conductas de los de-más.
que se haya analizado esto, se podrán
evaluar las consecuencias.
Cuando una mujer sufre de mal-
trato emocional, con frecuencia duda
de su sano juicio o se pregunta cons-
tantemente si está loca, tiene miedo
de su pareja a menudo y expresa su
opinión cada vez menos libremente,
empieza a tener miedo a los demás y
a ver menos a otras personas, se está
mucho tiempo pendiente de su buen
o mal humor antes de sacar un tema,
pide permiso para ir a clases o salir
con amigos, ha tenido miedo de ha-
cer algo incorrecto o de meterse en
problemas, pierde la confianza en sus
aptitudes, se deprime más y se siente
atrapada e impotente.
98 99
presenten.
cOnSIdERAcIOnES FInALES
La violencia contra las mujeres
no es exclusiva de ningún sistema po-
lítico o económico; se da en todas las
sociedades del mundo y sin distinción
de posición económica, raza o cultura.
Las estructuras de poder de la socie-
dad que la perpetúan se caracterizan
por su profundo arraigo y su intransi-
gencia. En todo el mundo, la violencia
o las amenazas de violencia impiden
a las mujeres ejercitar sus derechos
humanos y disfrutar de ellos.
Fueron las organizaciones femi-
nistas las que en la segunda mitad
4. Aislar: Privar a las personas de las oportunidades para establecer relaciones sociales.
5. Someter a las personas a un me-dio donde prevalece la corrupción: Impedir la normal integración de alguien, reforzando pautas de con-ductas antisociales.
En este caso, la auténtica educa-
ción tiene como fin el desarrollo inte-
gral de la persona; por eso debe pro-
porcionar, además de conocimientos,
valores, creencias y actitudes frente a
distintas situaciones, donde la comu-
nicación es prevención porque posibi-
lita encontrar un espacio, ser protago-
nistas, el aprender a respetar al otro;
posibilita la capacidad de aceptar el
error como incentivo para la búsque-
da de otras alternativas válidas y ayu-
da a superar las dificultades que se
100 101
sido una de las regiones del mundo
que mayor atención ha prestado a la
lucha contra la violencia hacia la mu-
jer, mostrándose especialmente activa
en la consolidación de redes sociales,
sensibilizando a los medios de comu-
nicación, adquiriendo compromisos
institucionales y legislando para erra-
dicar un problema que afecta al 50%
de la población mundial limitando y
conculcando sus más elementales de-
rechos humanos.
En aquellos tiempos costó hacer
ver que las agresiones hacia las muje-
res no eran producto de momentos de
frustración, tensión o arrebatos, con-
tingencias de la vida en común; sino
que eran consecuencia de los intentos
del siglo XX dieron visibilidad plena al
problema de la violencia contra la mu-
jer. Es curioso que en muchos países
se confeccionasen estadísticas sobre
accidentes de tráfico al tiempo que se
ignoraba la incidencia de feminicidios
y violaciones. En Francia, un artícu-
lo de Janna Hanmer, aparecido en la
revista Questions Feministes, dirigido
por Simone de Beauvoir, se pregun-
taba por qué no se elaboraban esta-
dísticas sobre la incidencia de la vio-
lencia contra la mujer en el seno de
la familia; «encontraba la respuesta,
precisamente, en que el fenómeno era
considerado como un problema parti-
cular y no un hecho social».
América Latina y el Caribe ha
102 103
Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra la Mujer y en
1980 se celebró en México la I Con-
ferencia Mundial de la ONU sobre la
Mujer, activándose al año siguiente la
Convención para Erradicar la Discri-
minación contra la Mujer (CEDAW).
Estos acontecimientos impulsaron
toda una serie de medidas legislativas
y modificaciones de códigos penales
que en los diferentes países se han
venido produciendo desde entonces.
En 1993 las Naciones Unidas ratifi-
caba la Declaración sobre la Elimina-
ción de la Violencia Contra la Mujer y
en 1995, en Belem do Para (Brasil), se
adoptó la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar
de mantener la subordinación de la
mujer, de la consideración ancestral
de la mujer como un objeto propiedad
del hombre; y, por lo tanto, deberían
dársele una consideración especial.
1975-1985 se declaró Decenio de
la Mujer. Especial importancia tuvo
la celebración del Tribunal Interna-
cional de Crímenes contra las Muje-
res en Bruselas en 1976, siendo la
primera vez que se tipificaron como
crímenes diferentes tipos de violencia
cometidos contra las mujeres, creán-
dose la Red Feminista Internacional
con programas de apoyo y solidari-
dad. Consecuencia de su resonancia,
en 1979, la Asamblea de las Naciones
Unidas aprobó la Convención sobre la
104 105
portables. También, habiendo sido las
sociedades occidentales las pioneras
en esta lucha, siendo en estas socie-
dades donde los movimientos por los
derechos de la mujer antes y más se
han desarrollado, en otras muchas
sociedades, esta lucha se encuentra
sensiblemente retrasada.
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Hoy en día numerosos países
cuentan con estrategias específicas
para combatir la violencia contra la
mujer. Estos países han modificado
su legislación incluyendo en ella leyes
contra la violencia hacia la mujer, di-
señan planes generales y sectoriales
para combatirla y promueven cam-
pañas para interesar a los diferentes
ámbitos de la sociedad en este pro-
blema. Estas estrategias han servido
a su vez para sensibilizar a Estados
y Sociedad ante otras formas de vio-
lencia: contra la infancia, ancianos,
minusválidos, colectivos minoritarios;
no obstante, la violencia contra la mu-
jer sigue produciéndose en tasas inso-
106 107
VIOLENCIA VERBAL EN RIOHACHA,
UNA EXPERIENCIA DE LOS CENTROS DE PRÁCTICA
Ledis campos RivadeneiraTrabajadora Social
[email protected] de IPROSOCOGUA -
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PrenticeHall
108 109
APROXIMAcIÓn AL cOnSTRUcTO dE VIOLEncIA VERBAL
Es difícil pensar en un estudio de
la agresividad o la violencia como ti-
pos de comportamiento humano, sin
hacerlos sobre las dimensiones dis-
cursivas y comunicativas que suelen
acompañar a tales comportamientos,
el cual por un lado, la violencia nece-
sita contar, de manera obligada, con
un discurso que la legitime, como lo
señala Sabucedo et al. (2004) y, por
otro, es habitual que la violencia física
se vea acompañada por violencia ver-
bal y a la inversa, según Cervantes,
Cantera y Blanch (2008).
En este sentido, la agresión pue-
de ser física y simbólica; la física está
RESUMEn
La violencia se ha desarticulado en como los grupos sociales reproducen y elaboran significados; asimismo dicha vinculación generó valoraciones desde lo sim-bólico en los estudios de las expresiones de violencia, en sociedades cuyas características es por niveles de conflictividad. En este caso, los análisis efectuados de la violencia y en las causas que han sido observables, determinan que han constituido un enfoque dominante, dejando de lado razones de sistemas simbólicos exis-tentes el cual pueden contribuir tanto a la comprensión como explicación de la normalización o estabilización de la violencia, así como los sistemas de exclusión que son inseparables. De esta manera, la violencia verbal, representa en su ámbito psicológico, el inicio de los de-más traumas y problemas a futuro, el cual involucran las personas, ya que son ellos quienes son víctima de las mismas. Dicha violencia conlleva a consecuencias negativas que desde el plano psicológico, afecta el pla-no social, cultural y particular del hombre. Asimismo, el objetivo del presente estudio es identificar los elementos de violencia verbal que persisten en la región de Rioha-cha desde la perspectiva y experiencia de los centros de práctica, donde los resultados arrojaron que los es-tudiantes presentan diversas fuentes de violencia pero pueden ser controladas desde los propios centros, evi-tando la continuación desfavorable.
Palabras clave: Violencia Verbal, Valoración, Violencia, Psicología
110 111
ne-Grieco (2000), razones psicopato-
lógicas y, finalmente, la deficiencia en
habilidades argumentativas, tal como
lo señalan Infante y Wigley (1986).
Igualmente, en la actualidad, los
niños son los que principalmente pre-
sentan situaciones de violencia verbal
debido a la problemática que presen-
ta el núcleo familiar y el entorno so-
cial, conllevando a manifestaciones de
comportamientos agresivos, disminu-
ción del rendimiento académico y has-
ta el aislamiento con los compañeros
con quienes se desenvuelve. En este
caso, muchas veces dicha violencia
constituye amenazante e irreparables
a la integridad tanto personal como
familiar.
relacionada con el enfrentamiento
corporal, en tanto que la simbólica
tiene un perfil, semio-comunicativo.
La interrelación entre agresividad físi-
ca y verbal es intensa, ya que en oca-
siones la agresión verbal, por ejemplo,
puede servir como catalizadora de la
agresión física, como lo indica Rancer
(2009).
Un tema de interés en el estudio
de la agresividad verbal es la identifi-
cación de los motivos por los cuales
puede aparecer la agresividad verbal.
Éstos son los cuatro que con mayor
frecuencia son mencionados: la frus-
tración de quien habla, los modelos
de aprendizaje social seguidos, en el
seno familiar como lo indica Spilla-
112 113
Por otra parte, Argueta (2009)
plantea que los efectos psicológicos en
niños por problemáticas pueden ser
permanentes e inciden en el compor-
tamiento bien sea en el hogar, escue-
la, comunidad o entorno donde desa-
rrolla sus actividades cotidianas; a su
vez, afirma que los niños que son víc-
timas de violencia, en un futuro pue-
den generar violencia en su entorno
familiar.
En este caso, Erikson (2003)
plantea que al animar y reforzar los
niños por la iniciativa de protección,
se generan trabajadores conlleván-
dolos a tener confianza en las capa-
cidades que poseen para alcanzar las
metas; dicha iniciativa no es animada
Ante ello y dentro del contexto, se
debe comprender que la actitud per-
sonal resulta el conjunto de actos ex-
hibidos por el hombre en determinada
cultura, actitudes, valores, emocio-
nes, ética, persuasión coerción, rela-
ción y genética. Asimismo, el compor-
tamiento humano siempre ha tratado
de aprovechar para comprender sus
características dentro del desarrollo
de actividades que le permitan vivir de
una forma mejor, bien sea observando
su formalismo, perfeccionando su as-
pecto ante el resto como tratando de
disminuir las debilidades, generando
un nivel de atención mayor ante los
puntos que generalmente el ser hu-
mano suele fallar.
114 115
familias en las que se vive de manera
activa. La violencia social representa
la falta de oportunidades, bajos suel-
dos, desigualdad y hasta el maltrato
previo.
Con base a lo planteado, se puede
establecer que la violencia es una pro-
blemática social en la que todo hecho
social resulta complejo, ya que inter-
vienen en él diversas variables, desde
lo político, educacional, familiar, eco-
nómico hasta los límites, espacios y
el respeto, ya que la mayoría no cono-
ce que los derechos comienzan don-
de termina el del otro. De igual forma,
como acontecimiento social, se pre-
senta en distintos niveles sociales y
se trata de relaciones que involucran
ni restringida por las personas que lo
rodean, ya que puede sentirse inferior
a los demás, en el cual duda de sus
capacidades y por tanto, no puede al-
canzar su potencial en su totalidad.
Es por ello que Piaget (2003) ma-
nifiesta que el mundo es violento por
naturaleza, en el cual a diario se viven
situaciones violentas, agregándole los
medios de comunicación con noticias
de muerte, guerra, pobreza y progra-
mas que en sí incitan a la violencia, el
cual forman parte de los hogares de
cada una de las personas, haciéndo-
se presente en el núcleo familiar y los
lazos afectivos; sin embargo, la violen-
cia social donde los actores conviven
de manera pasiva, se hace presente en
116 117
dad o muerte provocada por la violen-
cia es del 2 hasta el 3%, en Colombia
se presentaba sobre el 25%, pero hace
un tiempo, en la ciudad de Medellín,
solo se contabilizó un poco mayor al
50%.
De igual forma, en las regiones
rurales, el peso de las muertes por
violencia son mayor que las presen-
tadas en las zonas urbanas; a su vez,
las muertes violentas es la segunda
causa de muerte en Colombia, con
una tasa de cada 100.000 habitantes,
63 mueren de manera violenta según
el censo del 2010, mientras que por
enfermedades cardiovasculares es la
primera causa, la tasa de muertes de
cada 100.000 habitantes, 74 mueren
el abuso de poder por quien lo ejercer.
EXPERIEncIA dE LA VIOLEncIA En cOLOMBIA
La Organización Mundial de la
Salud, define Violencia, como el uso
deliberado de la fuerza física, así como
el poder, con una amenaza de hecho,
contra uno mismo, un grupo, comu-
nidad u otras personas, que cause
o tenga alta probabilidad de causar
muerte, lesiones, trastornos del desa-
rrollo, privaciones o daños psicológi-
cos; asimismo, la violencia es un pro-
blema de salud pública importante
en Colombia, mientras que en el resto
del mundo, el porcentaje de vida salu-
dable perdidos cada año por incapaci-
118 119
vez, Medellín, la tasa también supera-
ba la calculada de manera nacional,
ya que de cada 100.000 habitantes,
se dieron 103 muertes. Sin embar-
go, desde 1992, se registró en Mede-
llín y Antioquia la mayor disminución
de muertes por violencia, así como la
mayor de la ciudad que integran el
hemisferio occidental, ya que pasó de
384 casos por cada 100.000 habitan-
tes contabilizado para 1991, a un total
de 35 por cada 100.000 para el 2005.
Asimismo, en el país no solo se
presenta el homicidio como forma
aguda de violencia, como se evidencio
en la encuesta efectuada por el pro-
grama PREVIVA para el 2003-2004,
donde las personas que residen en
por tal motivo.
En este caso, al desagregar estas
causas de muerte, por una parte las
enfermedades isquémicas del cora-
zón, cardiopulmonares y enfermeda-
des hipertensivas y por la otra los ho-
micidios o suicidios, la última pasan a
ocupar el primer lugar con resultados
de cada 100.000 habitantes, 56 mue-
ren por tal causa, seguidos por las en-
fermedades isquémicas que son 52 de
cada 100.000.
En este sentido, en el departa-
mento de Antioquia para el mismo
año, supera la tasa nacional de 33
muertes por violencia, es decir que
presentó una tasa de 89 por cada
100.000 habitantes en la región; a su
120 121
la población representado en un 5%,
indicó haber sido víctima de violencia
sexual, mientras que los desplazados
de manera forzada representan un
3%.
Por su parte, la nación ha dedica-
do esfuerzos por mucho tiempo para
solucionar la confrontación armada
que vive desde hace más de medio
siglo; dicha violencia insurgente, se
une por muchos caminos al narcotrá-
fico, así como a muchas y diferentes
maneras a la delincuencia organiza-
da. Sin embargo, diversos autores es-
tablecen que los homicidios no están
directamente relacionados con el con-
flicto armado, sino a la violencia in-
terpersonal; a su vez, la violencia oca-
el valle del Aburrá, manifestaron que
para el último año vigente, un 88% de
las personas habían presenciado vio-
lencia verbal, el 64% de ellos fue víc-
tima de tal agresión y el 52% fue el
precursor de la agresión verbal.
Igualmente, luego de la agresión
verbal, se ubicó el engaño o la esta-
fa como una segunda causa de agre-
sión, sigue por las amenazas y las
agresiones físicas. En consonancia
con las estadísticas, los datos que de-
muestran la magnitud de tal violencia
o agresión, se logró ubicar personas
que expresaron ser víctima de amena-
za con arma, robo sin arma, amena-
za severa y agresión física con arma,
así como un no despreciable sector de
122 123
tado que el comportamiento agresivo,
se presenta en los niños a temprana
edad y llega a su pico a los dos años
de edad, cuando alrededor del 80% de
los mismos, alguna vez fueron agre-
didos de manera física por otros. En
este sentido, el comportamiento cró-
nicamente agresivo, se relaciona con
algunos otros problemas de compor-
tamiento, como el fracaso escolar,
las prácticas sexuales inseguras y el
consumo de sustancias psicoactivas a
temprana edad.
Sin embargo, no es nuevo que
se considere ni reconozca la violencia
como un problema de salud pública,
ya que el primer pronunciamiento so-
bre el tema para establecer lineamien-
sionada por el crimen organizado, el
Estado ha venido teniendo resultados
exitosos.
Además, la solución a la situación
de violencia en Colombia, requiere de
esfuerzos mayores en la prevención
de la violencia interpersonal, con el
fin de evitar que en el país se presente
una situación similar a la que ocurrió
en países centroamericanos, donde se
firmaron acuerdos de paz con las gue-
rrillas, pero incrementó tanto la vio-
lencia como la inseguridad.
En lo tocante, la agresión y el
comportamiento antisocial temprano
en niños, son los que predicen de ma-
nera clara la agresión y criminalidad
en la vida adulta; así, se ha documen-
124 125
reflexiones acerca de las formas como
se enlaza la vida socio cultural me-
diante medios masivos de comunica-
ción, la potencia de la influencia tanto
de estos medios como de otros meca-
nismos, el cual tienen sobre la cons-
trucción de una vida comunitaria, así
como el reforzamiento de práctica so-
ciales excluyentes.
En este sentido, el accionar me-
diático se ha constituido con base a la
capacidad del mercado para elaborar
asignaciones automáticamente, para
resolver los problemas tanto colecti-
vos como individuales principalmen-
te; a su vez, los medios de instancias
de socialización, han logrado repre-
sentaciones dentro de las directrices
tos o tratamientos de salud pública
para la agresión en el país, se dio en
1929, efectuado por el Dr. Jorge Be-
jarano Martínez, quien ocupaba el
cargo de Primer Ministro de Higiene,
en Colombia, el cual ya para la fecha,
abogaba para la práctica de la medici-
na preventiva para lograr la profilaxis
del crimen; de igual forma, en el 1er
Congreso Colombiano de Salud Púbi-
ca para 1962 en Medellín, se presentó
una ponencia que proponía el estudio
epidemiológico de la violencia.
dIScUSIÓn dE RESULTAdOS.
Los estudios que reflejan la vio-
lencia en Colombia se desligan de las
126 127
Por su parte, la mezcla de re-
curso refleja las construcciones in-
tertextuales a través de las cuales se
realizan diálogos en los que se orga-
nizan los elementos para sustentar
el desarrollo de estrategias, desde la
construcción de narrativas sobre los
mecanismos de intervención y la ins-
titucionalidad. En este caso, los re-
cursos cuantificadores, focales y me-
tafóricos, son organizados para llevar
a cabo estrategias de vociferación y
ocultamiento, con el fin de reforzar y
legitimar dicha estrategia.
En este caso, en Riohacha para
orientar la concertación tanto de re-
cursos como voluntades a escala local
para la disminución progresiva de la
de la ideología del capital mercantilis-
ta, por tal motivo, al cubrir los asun-
tos de relevancia para la vida nacional
Colombiana, se realiza desde la óptica
del espectáculo mediático.
De igual forma, dicha lógica su-
pone un eficiente uso de los recursos
semióticos de los que disponen los me-
dios de comunicación para propiciar
interacciones donde la imagen, el so-
nido, los gráficos, las líneas, colores,
formas, formatos, posiciones y varia-
das utilizaciones de la lengua, conju-
gado todo ello, configuran estrategias
discursivas para validar, persuadir y
legitimar la realidad del hombre, re-
presentando un símbolo de identifica-
ción efectivo.
128 129
que han padecido este u otro tipo de
violencia.
Por su parte, debe coexistir un
deseo y compromiso por parte de la
sociedad para modificar o apoyar pro-
gramas establecidos con tal fin, en
el cual se involucre la voluntad para
generar pautas de vida y comporta-
mientos favorables, para que las co-
munidades locales y las administra-
ciones municipales, puedan generar
espacios de crecimiento y tratamiento
a los pacientes o personas que hayan
sido víctimas de violencia, generán-
doles información necesaria para la
toma de decisiones con el que se pue-
dan crear sistemas de prevención y
control.
violencia en Colombia, se toma como
referencia las características estable-
cidas sobre las políticas que han ser-
vido a la salud pública nacional, cuya
formulación y puesta en marcha, ha
mostrado resultados favorables en el
campo de la saludo, desde una in-
teracción positiva de componentes
adaptados a la violencia.
El primer componente que iden-
tifica dichas políticas o modelos de
disminución se refiere a los datos
científicos que son elaborados con
base administrativa para la toma de-
cisiones, en el cual se crea un sistema
de información con las personas iden-
tificadas y centros de ayuda especia-
lizados para orientar a las personas
130 131
país y en específico en la región, ad-
miten modelos involucrado de perso-
nas interesadas al aporte favorable de
elementos necesarios para controlar
situaciones de traumas en los indivi-
duos que han sido víctimas de ello; to-
mando en cuenta lo señalado por los
autores, se hace énfasis que la violen-
cia verbal conlleva a la violencia física,
maltrato psicológico y hasta la muerte
en personas que poseen un carácter
sumiso o débil ante la sociedad.
REFEREncIAS BIBLIOGRÁFIcAS
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Graw Hill
Asimismo, la estrategia social
o planes donde se aplica tanto el co-
nocimiento como la voluntad política
para iniciar o mejorar programas, se
ha considerado como una adaptación
a las condiciones socioculturales que
posee la región, así como la posibili-
dad económica de tener iniciativas
exitosas de prevención o control de
la violencia que se haya desarrollado
en Colombia o bien sea en algún otro
país; sin embargo, la decisión de asig-
nar recursos tanto físicos, humanos
como económicos son necesarios para
el adecuado funcionamiento de las
entidades.
En este sentido, los programas
para el manejo de la violencia en el
132 133
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