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SIN DERECHO A LA DIGNIDAD en los territorios palestinos ocupados Noviembre de 2007

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SIN DERECHO A LA DIGNIDADen los territorios palestinos ocupados

Noviembre de 2007

Una familia palestina cruza el puesto de control de Huwara, una de las dos entradas situadas en la carretera principal, que une Naplusa al resto de Cisjordania. Los vehículos privados no están autorizados a pasar por este puesto de control, a menos que el propietario tenga un permiso especial.

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Comité Internacional de la Cruz Roja19, Avenue de la Paix1202 Ginebra, SuizaTel.: + 41 22 734 60 01 Fax: + 41 22 733 20 57Correo electr.: [email protected]© CICR, diciembre de 2007

CICR Tel Aviv A 185 Hayarkon St. 63453 Tel.: + 972 (0) 3 524 52 86 Fax: + 972 (0) 3 527 03 70Correo electr.: [email protected]

CICR Jerusalén A Nabi Shu’aib St. 8 Sheikh Jarrah District PO Box 20253Tel.: + 972 (0) 582 84 45 Fax: + 972 (0) 581 13 75 Correo electr.: [email protected]

Sin derecho a la dignidad en los territorios palestinos ocupados 1

"Ser palestino significa hacer frente a limitaciones en todos los aspectos de la vida. Tropezamos con obstáculos por doquier: perdemos el trabajo, no podemos viajar libremente, nos separan de nuestras familias. Ser palestino significa verse privado de muchas cosas que para otros son normales."

Mohammed, jerosolimitano

Ocupación

En todos los territorios palestinos ocupados, en la franja de Gaza, así como en Cisjordania, los palestinos tropiezan continuamente con dificultades para llevar, simplemente, una vida normal: se les impide hacer lo que hace parte del diario vivir de la mayoría de la gente. En el plano humano, los territorios palestinos sufren una grave crisis. Se niega la dignidad humana a millones de personas, y esto no ocurre de forma ocasional, sino a diario. Nada es previsible para los palestinos. Las reglas pueden cambiar de un día para otro sin aviso o explicación. Viven en un entorno arbitrario, adaptándose continuamente a las circunstancias sobre las que no tienen influencia alguna y que reducen cada vez más las posibilidades que tienen ante sí.

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En 2006, la barrera de Cisjordania dividió en dos la localidad de Abu Dis, donde viven 30.000 personas, separando a las familias entre sí y a los campesinos de sus campos. Abu Dis era antiguamente un poblado próspero, en la carretera que une Jerusalén oriental a Jericó. Desde que la carretera está bloqueada, aproximadamente la mitad de los 187 comercios situados a lo largo de la carretera han tenido que cerrar.

Sin derecho a la dignidad en los territorios palestinos ocupados2

Atrapados en la franja de Gaza

La franja de Gaza está cercada, mientras que el conflicto entre militantes e Israel continúa inexorablemente. Los militantes palestinos lanzan cohetes casi todos los días en dirección de Israel. El Ejército israelí efectúa incursiones en zonas en el interior de la franja, ataques aéreos y desde el mar. La población civil permanece atrapada, sin posibilidad de escapar, y se ve aún más afectada por los continuos enfrentamientos entre palestinos.

Desde los violentos enfrentamientos entre Hamás y las fuerzas asociadas a Al Fatah, y la toma del poder por Hamás en junio pasado, los cruces permanecen cerrados para casi todos los habitantes de Gaza. Hoy es prácticamente imposible estudiar o recibir atención médica en Cisjordania, Jerusalén oriental, Israel o en el extranjero, y se hace una excepción cuando se trata de pacientes que pueden morir si no reciben atención médica, aunque a veces tampoco a ellos se les permite salir.

Desde que se retiró unilateralmente en 2005, Israel ha establecido paulatinamente, a lo largo de la valla que rodea Gaza, una zona de amortiguación que se adentra en la franja, ya exigua y superpoblada, lo que tiene graves consecuencias para los habitantes. Se pierden cada vez más tierras agrícolas a lo largo de la superficie mal definida de esa zona de amortiguación, lo que, por lo demás, supone un peligro para quien se aproxima demasiado a ella. De hecho, es frecuente que se mate, se hiera o se arreste a los habitantes de Gaza que se acercan a la valla.

"Tampoco nos dejaron solos después de la retirada. Vuelven de vez en cuando, allanan nuestras tierras, arrancan nuestros árboles y destruyen nuestras viviendas. Además, la gente se percata de que está en una zona de amortiguación cuando comienzan a dispararle."

Saleh, un agricultor de Gaza

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AFP

El equipo del CICR cruza a pie el puesto de control de Erez para evacuar a un civil herido de la franja de Gaza a Israel, donde espera una ambulancia. Julio de 2007.

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Suficiente pArA SObrevivir, perO nO pArA vivirLa angustia invade a los residentes de Gaza a medida que las estanterías de las tiendas de comestibles empiezan a quedarse vacías a causa del cierre. Los precios han subido vertiginosamente, y lo poco que llega a Gaza es prácticamente prohibitivo. En los últimos cuatro meses, los precios de muchos alimentos, como el pollo, se han duplicado cuando menos, mientras que las existencias disminuyen sin que haya un nuevo abastecimiento.

Según el Programa Mundial de Alimentos, unos 80.000 habitantes de Gaza han perdido el empleo desde junio de 2007, incrementando la ya elevada tasa de desempleo: el 44% de la población activa está sin empleo. Muchas industrias locales han cerrado y despedido a los trabajadores, pues el 95% de la producción local depende de la importación de materias primas de Israel. Israel ha limitado las importaciones a lo que considera "artículos de primera necesidad", casi todos productos alimentarios básicos, y se impide que entren en la franja de Gaza otros suministros esenciales para el funcionamiento de la industria o para reparar las infraestructuras.

reducción de lA prOducción AGrícOlALos agricultores de Gaza recuerdan el verdor y la fertilidad que hasta hace poco había en sus tierras. Los abundantes frutos que recogían de las cosechas de los olivos y los cítricos se exportaban a Cisjordania e Israel. Hoy, la mayor parte de sus tierras han sido allanadas y los árboles arrancados durante las frecuentes incursiones militares.

Unos 5.000 agricultores que consiguen el sustento de la familia con la exportación de tomates, frambuesas y claveles están a punto de perder la totalidad de las ventas. La cosecha comenzó en junio pasado pero, debido al embargo a las exportaciones, los productos cosechados se están pudriendo en los contenedores que permanecen en los puntos de cruce.

"No es fácil conseguir algunos medicamentos, como los antibióticos. Ya nos quedamos sin cereales, y últimamente es muy difícil encontrar leche en polvo para bebés. La que se consigue cuesta un dineral, pues los precios han aumentado muchísimo."

Doctor Salah, farmacéutico en Gaza

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"Al comienzo, tomaron tierras para hacer la carretera y, después, más tierras para establecer la zona de seguridad a lo largo de la carretera. Posteriormente, destruyeron mi casa porque estaba demasiado cerca de la zona de seguridad y ahora allanan otra vez las tierras. Me he quedado sin nada."

Abdul, Gaza

Una mujer busca sus pertenencias personales entre las ruinas de su casa, destruida durante una operación militar israelí, en la franja de Gaza, el mes de septiembre de 2007.

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infrAeStructurA deSmOrOnAdA El estado de la infraestructura en la franja de Gaza es decadente. Hace unos ocho meses, se rompieron los diques de una laguna de aguas residuales, ubicada en el norte de Gaza, que contenía cientos de miles de litros de aguas residuales brutas. Las aguas inundaron una aldea beduina, causaron cinco muertos y 16 heridos y destruyeron las viviendas de miles de personas. Desde entonces, no ha sido posible hacer reparaciones sustanciales debido a la falta de fondos y a las actuales restricciones de Israel a las importaciones de piezas de recambio.

Los servicios básicos, como los hospitales, las redes de abastecimiento de agua y los sistemas de alcantarillado sólo funcionan si están conectados a la red eléctrica. Si se interrumpe el suministro de electricidad, todos los servicios básicos se verán afectados.

Desde que los ataques aéreos de Israel destruyeron gran parte de la central eléctrica en junio de 2006, ésta funciona a la mitad de su capacidad inicial. En el estado actual, el suministro de electricidad en la franja de Gaza no es sólo precario, inestable y dependiente de fuentes externas sino que tampoco basta para satisfacer las necesidades de la población.

Por consiguiente, es indispensable utilizar generadores de apoyo para el funcionamiento de los hospitales, de las redes de abastecimiento de agua y de los sistemas de alcantarillado. Pero el hecho de depender de los generadores constituye un riesgo, pues crea nuevas dependencias de combustible y de piezas de recambio, por no mencionar los precios corrientes, que son más altos. Las actuales restricciones a las importaciones impiden el suministro del carburante y de las piezas de recambio que tanta falta hacen y el peligro es que se produzca un colapso total de los servicios esenciales.

"No sabemos cuándo acabará esto. Los hospitales luchan por conseguir el combustible necesario. Si éste se acaba, los primeros racionamientos se harán en las lavanderías de los hospitales. Después será el turno de los equipamientos médicos. Y ese será sólo el comienzo de un terrible fin."

Abu Hassan, Gaza

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IRC

Cinco personas murieron y 250 viviendas fueron destruidas al romperse los diques de una laguna de aguas residuales en Beit Lahia, en la franja de Gaza.

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restricciones a la vida en cisjordania

AcceSO A lAS tierrASLa situación en el ámbito humanitario en Cisjordania se deteriora también día a día. Los palestinos miran, sin poder hacer nada, mientras les confiscan la tierra. Con el paso de los años, los asentamientos y las carreteras israelíes se han ampliado, ocupando cada vez más tierras que las mismas familias han cultivado durante generaciones.

Desde la construcción de la barrera de Cisjordania, que se adentra en el territorio palestino, muchos terrenos han quedado fuera del alcance de los agricultores, dado que el trazado de la barrera separa muchas aldeas de sus tierras. El verano pasado, los agricultores miraban, indefensos, cómo violentos incendios destruían los olivos aislados detrás de la barrera. Estaba excluido que entraran en la zona porque no era la hora de apertura de la puerta o porque no tenían el permiso requerido. Algunos árboles tenían cincuenta años, y dos generaciones de trabajo y cuidado desaparecieron en una sola noche.

"Antes trabajaba en el mercado de Naplusa, pero, en 2002, cuando cerraron la ciudad, tuve que trasladar mi tienda al mercado de Beita, que queda a 12 km de mi casa. Como hay un cruce de control, llegar a la tienda me podía tomar dos horas; por consiguiente, decidí mudarme a Beita, y sólo voy a ver a mi familia los miércoles, cuando el mercado está cerrado. Extraño mucho a mis hijos."

Murad, distrito de Naplusa

"Nos despertó el resplandor de las llamas. Salimos corriendo y vimos cómo ardían nuestros olivos. La puerta de la barrera estaba cerrada, así que los bomberos no podían llegar a los campos, que están detrás de la barrera de Cisjordania y, como no tenemos acceso a ellos todos los días, no pudimos limpiar bien la tierra. Esa noche, lo único que pudimos hacer fue mirar cómo se quemaban los olivos, porque la puerta estaba cerrada."

Agricultores de Beitunia, distrito de Ramalá

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Un agricultor palestino espera en la barrera de Cisjordania que le separa de sus olivares, situados detrás de la barrera, en la zona del asentamiento de Ariel.

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Para obtener los permisos que dan acceso a sus propias tierras, los agricultores deben pasar por un laberinto burocrático, donde se les pide que presenten una multitud de documentos que prueben que son los propietarios de las tierras y su lugar de residencia. Casi todos los agricultores pasan horas en las oficinas de la Administración Civil de Israel para solicitar esos permisos. Al final, se rechazan muchas solicitudes por razones de seguridad, por ejemplo, porque un pariente estuvo una vez detenido en una cárcel de Israel.

AcceSO A lAS cArreterASMuchas carreteras de Cisjordania que antes comunicaban las aldeas palestinas con las ciudades circundantes están ahora obstruidas con bloques de hormigón, zanjas, terraplenes o puertas de hierro. Estos obstáculos separan a los palestinos de sus tierras, de los lugares donde pueden recoger agua y de los vertederos. Separan también una comunidad de otra, las aldeas de las ciudades y un distrito de otro.

En Cisjordania, la gente ve desde sus casas cómo los israelíes pasan por las carreteras recién pavimentadas, construidas en tierra palestina, que comunican los asentamientos israelíes unos con otros y los conducen sin tropiezos a Jerusalén y Tel Aviv. Entre tanto, los palestinos sólo pueden viajar utilizando enlodados senderos, siguiendo largas desviaciones para llegar a las escuelas, los lugares de trabajo, los hospitales, los lugares de culto o, simplemente, para visitar a parientes y amigos.

Los 177.000 habitantes que viven en Naplusa, ciudad ubicada en el norte de Cisjordania y próspera en el pasado, sólo tienen dos carreteras de salida. No se pueden desplazar al sur en sus propios vehículos y tienen que coger taxis, lo que reduce aún más los ya limitados recursos económicos.

Palestinos haciendo la cola en el puesto de control de Huwara, una de las dos entradas situadas en la carretera principal, que une Naplusa al resto de Cisjordania. Los vehículos privados no están autorizados a pasar por este puesto de control, a menos que el propietario tenga un permiso especial.

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"Tuve que construir una valla alta alrededor de mi casa para proteger a mis hijos, pues antes, cuando jugaban afuera, los colonos los apedreaban. Nos lanzan piedras sólo porque seguimos viviendo en nuestras tierras y no nos queremos marchar."

Anwar, Hebrón

HOStiGAmientO pOr pArte de lOS cOlOnOS No sólo se desposee de sus tierras a los palestinos que viven cerca de los asentamientos israelíes, sino que además sufren el hostigamiento de los colonos. Los ataques contra las personas civiles en Cisjordania aumentan con el tiempo. Según los datos recabados por el CICR sobre el terreno, el número de delitos se ha triplicado con creces en los últimos cinco años, pero es poco frecuente que se emprendan investigaciones policiales, y casi siempre concluyen con un "no fue posible identificar a los culpables".

Olivos talados por colonos en Wadi al Hussein / Hebrón, el año 2005. Aún hoy, los colonos siguen entrando sin autorización a estas tierras que pertenecen a familias palestinas.

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Sin derecho a la dignidad en los territorios palestinos ocupados8

llamamiento en favor de una vida dignaSe pisotea día a día la dignidad humana de los palestinos, tanto en Cisjordania como en Gaza.

Las severas medidas de seguridad impuestas por Israel significan un ingente costo humanitario, pues las personas que viven bajo la ocupación apenas consiguen lo suficiente para sobrevivir, pero no para vivir con decoro y dignidad.

Israel tiene el derecho de proteger a su población civil. Sin embargo, debería haber siempre un equilibrio racional entre su interés por la seguridad y la protección de los derechos y libertades de los palestinos que viven bajo la ocupación. Hasta la fecha, no se ha logrado un equilibrio entre el interés legítimo de Israel por la seguridad y el derecho del pueblo palestino a llevar una vida normal.

El 1,4 millón de palestinos que vive en la franja de Gaza continúa pagando con su salud y sus medios de subsistencia el precio del conflicto y de las restricciones económicas. El hecho de cortar el suministro de electricidad y combustible agrava aún más su difícil situación y es contrario a los principios humanitarios fundamentales.

En Cisjordania, el establecimiento de asentamientos israelíes afecta todos los aspectos de la vida de los palestinos, ocasiona la pérdida tanto de extensas superficies de tierra como de ingresos, y provoca repetidos actos de violencia por parte de los colonos. Las agobiantes restricciones a la circulación obstaculizan el acceso al trabajo y han conducido a índices de desempleo y pobreza sin precedentes.

Únicamente mediante medidas políticas inmediatas, innovadoras y valientes se podrá cambiar la dura realidad de esta larga ocupación, se restituirá a los palestinos una vida social y económica normal, y se les permitirá vivir con dignidad.

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Una anciana de Budrus, en el distrito de Ramalá, espera a que abran la puerta para poder llegar a su olivar. Perdió la mayoría de sus olivos en los incendios, pues no pudo acceder a sus tierras lo suficientemente a menudo como para arrancar la hierba seca. Las llamas la despojaron, a ella y a su familia, de su principal fuente de ingresos.

Una familia palestina cruza el puesto de control de Huwara, una de las dos entradas situadas en la carretera principal, que une Naplusa al resto de Cisjordania. Los vehículos privados no están autorizados a pasar por este puesto de control, a menos que el propietario tenga un permiso especial.

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Comité Internacional de la Cruz Roja19, Avenue de la Paix1202 Ginebra, SuizaTel.: + 41 22 734 60 01 Fax: + 41 22 733 20 57Correo electr.: [email protected]© CICR, diciembre de 2007

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