sistema acusatorio y psicologia forense

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SISTEMA ACUSATORIO Y PSICOLOGÍA FORENSE Gustavo Morales Marín Una de las principales herencias que ha dejado el sistema inqui- sitivo ha sido, sin duda alguna, la poca disposición de los aboga- dos para interactuar con profesionales de otras disciplinas cientí- ficas. Con el advenimiento del sistema acusatorio, la utilización de este tipo de conocimientos será algo imprescindible en el diario acontecer de los juicios en materia penal, y uno de ellos será precisamente el de la Psicología Forense. Con la ayuda de esta ciencia, a través de sus diversas ramas, el autor —ex Fiscal Gene- ral de Colombia— considera que se podrán conocer con mejores fundamentos no sólo las intenciones del hombre que delinque, sino también los criterios y alcances psicológicos contenidos en las normas de Derecho y, en especial, el examen del compor- tamiento y los objetivos de los principales actores del juicio penal. A penas ahora, con el advenimiento del sistema penal acusatorio, nos estamos percatando, seriamente, que el ejercicio del Dere- cho requiere de otros conocimientos que están más allá de la mera comprensión de la norma jurídica. Hasta el momento actual, nos habíamos preocupado más por el examen especulativo y exegéti- co de los códigos, discriminando otros saberes sin los cuales no podrí- amos entender, en su totalidad, la conducta del hombre. En realidad, estábamos perdidos porque si el Derecho es conducta en relación intersubjetiva, como dice Legaz y Lacambra, entonces, tenemos que admitir que esa conducta que sólo tiene sentido en la existencia humana, logra su máximo nivel de entendimiento con el auxilio de otras ciencias, tales como la Física, la Química, la Biología, la Medici- na, la Psiquiatría y la Psicología. En efecto, estas ciencias que también son existenciales, colaboran en la explicación total de la conducta del hombre. En consecuencia, el ejercicio judicial de la justicia logra ple- 121

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Con el advenimiento del sistema acusatorio, la utilización de este tipo de conocimientos será algo imprescindible en el diario acontecer de los juicios en materia penal, y uno de ellos sera precisamente el de la psicología forense. con la ayuda de esta ciencia, a treaves de sus diversas ramas, el autor considera que

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  • Siguiendo los postulados hegelianos, el Estado es la mxima con-crecin de la idea en la realidad, por lo que ste es la representacinms acabada del proceso dialctico y, por ende, el fundamento de laorganizacin social. Sin embargo, cabra preguntarnos si en el contex-to de globalizacin en el que vivimos en la actualidad, es posiblehablar todava del Estado como el ente jurdico y poltico denomina-do Estado-nacin.

    La pregunta podra antojarse atrevida. Sin embargo, voy a aportaralgunas evidencias para sostener mi posicin. Vivimos en un mundoglobalizado.2 Desde finales del siglo pasado hemos presenciado unatransformacin a escala mundial, que ha trascendido en prcticamen-te todos los mbitos de nuestra vida. Los procesos democratizadoresen diversas partes del mundo, as como la preeminencia de un mode-lo econmico de libre mercado, han sido las tendencias dominantesde los ltimos aos.

    Estos cambios han producido diversas consecuencias. En lo econ-mico, hemos presenciado una transicin hacia un esquema de libremercado en que las empresas han cobrado una fuerza e importanciaque excede los lmites geogrficos y culturales. Hace treinta aoshubiera sido imposible ver el logo de Macdonalds en plena Plaza Rojade Mosc, o el uso masivo del internet y la telefona celular.3

    Estos cambios igualmente han implicado la necesidad de revisar elpapel que juega el Estado como concepto jurdico-poltico, al gra-do de que se ha llegado a hablar de la desaparicin del Estado-nacin.Se piensa en el Estado como un simple garante de las condicionesptimas de inversin y seguridad para las empresas, y para mantenerel control social para que la economa siga su juego.

    Sin duda, los avances cientficos y tecnolgicos son un referenteobligado para poder entender este proceso de globalizacin. Los avan-ces en telecomunicaciones, en la Medicina y la Gentica han lite-ralmente transformado al mundo. En lo social ha sucedido otro tan-

    68 LA REFORMA AL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL EN MXICO

    poca de la globalizacin, Tendencias del Derecho Penal y la Poltica Criminal del Ter-cer Milenio, Instituto Nacional de Ciencias Penales, Coleccin Memorias N 1, Mxi-co, 2002, p. 42.

    2 Vase Bauman, Zygmunt, La Globalizacin. Consecuencias Humanas, Fondo deCultura Econmica, Mxico, 2003, p. 7 y ss.

    3 Vase Garca Silva, Gerardo, La reforma de la Poltica Criminal en Mxico", enIter Criminis, Revista de Ciencias Penales, N 14, Tercera poca, INACIPE, noviem-bre-diciembre 2007, pp. 131-142.

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    SISTEMA ACUSATORIO Y PSICOLOGA FORENSE

    Gustavo Morales Marn

    Una de las principales herencias que ha dejado el sistema inqui-sitivo ha sido, sin duda alguna, la poca disposicin de los aboga-dos para interactuar con profesionales de otras disciplinas cient-ficas. Con el advenimiento del sistema acusatorio, la utilizacinde este tipo de conocimientos ser algo imprescindible en eldiario acontecer de los juicios en materia penal, y uno de ellosser precisamente el de la Psicologa Forense. Con la ayuda de estaciencia, a travs de sus diversas ramas, el autor ex Fiscal Gene-ral de Colombia considera que se podrn conocer con mejoresfundamentos no slo las intenciones del hombre que delinque,sino tambin los criterios y alcances psicolgicos contenidos enlas normas de Derecho y, en especial, el examen del compor-tamiento y los objetivos de los principales actores del juicio penal.

    Apenas ahora, con el advenimiento del sistema penal acusatorio,nos estamos percatando, seriamente, que el ejercicio del Dere-cho requiere de otros conocimientos que estn ms all de la

    mera comprensin de la norma jurdica. Hasta el momento actual,nos habamos preocupado ms por el examen especulativo y exegti-co de los cdigos, discriminando otros saberes sin los cuales no podr-amos entender, en su totalidad, la conducta del hombre. En realidad,estbamos perdidos porque si el Derecho es conducta en relacinintersubjetiva, como dice Legaz y Lacambra, entonces, tenemos queadmitir que esa conducta que slo tiene sentido en la existenciahumana, logra su mximo nivel de entendimiento con el auxilio deotras ciencias, tales como la Fsica, la Qumica, la Biologa, la Medici-na, la Psiquiatra y la Psicologa. En efecto, estas ciencias que tambinson existenciales, colaboran en la explicacin total de la conducta delhombre. En consecuencia, el ejercicio judicial de la justicia logra ple-

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  • Otros investigadores, que utilizaron la Psicologa para beneficio delDerecho, como Gonzalo Rodrguez Labora, analizaron los aspectosde la inimputabilidad, las circunstancias atenuantes, la peligrosidad yel peritaje psicolgico. Por su parte, Quintiliano Saldaa centr susestudios en la Biotipologa criminal, para montar la tipificacin deldelincuente sobre datos morfolgicos, endocrinos y psicolgicos. Supropuesta, al tiempo que incluye la dimensin constitucional-endo-crina, aade otros niveles que sera preciso construir: el mecanismoafectivo del delito, el mecanismo mental del delito y el valor moral deldelito, punto este ltimo donde se inscribiran las cuestiones de lalibertad, el determinismo y la responsabilidad.

    Ms cerca de nosotros se plantea la existencia de un determinadogrado de libertad, limitado por el determinismo relativo que condicio-na la actividad humana. Aqu la grave enfermedad mental es una con-tingencia de la naturaleza, que puede llegar a infiltrar la personalidadhasta el extremo de sustraerle sus cualidades ms esenciales, en loscasos ms extremos, y tan slo mermarle de las mismas en otras pato-logas de menor incidencia en lo que sera el ncleo cognitivo e inten-cional de la personalidad. Actualmente, el estudio de los neurotrans-misores cerebrales y la correspondiente accin que sobre talessustancias bioqumicas ejercen los psicofrmacos, vienen a completarlas principales fuentes de conocimiento que hoy nos ofrecen lascorrientes organicistas o biologistas, entre las que tambin debemosun tributo a las revolucionarias tcnicas de exploracin cerebral, quenos permiten acceder a un conocimiento muy aproximado del com-plejo funcionamiento del sistema nervioso central.

    De la doble perspectiva de comprender lo psicgeno y de explicarlos sustratos orgnicos de la conducta, la Psicopatologa y la Crimino-loga han venido a enriquecerse con un amplio acervo de aportacio-nes que las ciencias biologistas y las orientaciones psicosociales hanllegado a imprimirles. El hombre nace con una dotacin gentica queva a determinar una amplia dimensin de su realidad antropolgica,y a lo largo de su biografa interacciona con un medio social de conte-nidos tico-culturales en el que constituir su naturaleza propiamen-te humana con un significado existencial. Sin la impronta del apren-dizaje social, no existira una vida simblica e inteligente tal como hoyla entendemos.

    Los estudios que he venido enunciando, y otros relativos a la Psico-patologa, estn dirigidos especficamente, en el campo de la Psicolo-

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    nitud cuando conocemos la conducta que se juzga, en todos los ele-mentos que la estructuran, ya que de este modo se evita el error ju-dicial.

    Entre nosotros, aqu en Colombia, ha existido desidia frente al estu-dio de la Psicologa Forense. En gran parte, porque los profesores quehemos lidiado con esa rea del conocimiento no hemos despertado elvivaz inters que dicha ciencia comporta. En otras ocasiones, porquelos textos que se han escrito son tan pesados en su estilo, tan impreci-sos por lo abstractos y anfibolgicos, tan alejados del mtodo exposi-tivo de la neurociencia, como el caso de un opsculo publicado porlvaro Orlando Prez Pinzn, que ms valiera a la ciencia que no sehubieran producido.

    La Psicologa Forense tiene una vasta trayectoria en su funcin deservicio al Derecho. Los desarrollos de la Psicologa profunda, funda-dos primero en la investigacin clnica de Sigmund Freud, y continua-da por sus discpulos segn inspiraciones mltiples no siempre admi-tidas por el maestro, dejaron sentir su influencia en el mundojurdico. En verdad, dicha Psicologa present un cuadro completo dela motivacin humana, y ha ofrecido explicaciones de la conductaque no podan dejar de atraer la atencin de los criminalistas y, engeneral, de los estudiosos del Derecho. Son motivos conscientes losque impulsan al delito? Son causas inconscientes las que habranms bien de explicarlo? Qu es el sentimiento de justicia? Qu oquin es un criminal? Qu ha de hacer la sociedad con l?

    En un estudio realizado hace algn tiempo se pudo establecer laactiva presencia de las ideas psicoanalticas en la obra de algunos juris-tas europeos, en unos casos con fin divulgativo y didctico, en otroscon la pretensin de elaborar una sntesis entre aquellas tesis y losprincipios jurdicos vigentes. As Luis Jimnez de Asa, en sus obrasPsicoanlisis criminal y Tratado de Derecho Penal, explica que el delin-cuente se mueve y acta sobre la base de una actitud de desalientoante el mundo social circundante. El delito tiene, pues, que ser escla-recido desde el horizonte de la existencia en el mundo, desde las varia-bles de personalidad, y sobre todo desde la interaccin entre stas yaquel efecto de la minusvala, que es una desventaja, un complejo deinferioridad que desalienta al individuo y le mueve a buscar la solu-cin de sus problemas por la va de la agresividad y la transgresin dela ley.

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  • nalidad, huellas dactilares, residuo de diversas sustancias, ya sea sali-va o semen. Se trata de individuos que generalmente no toman pre-cauciones y sucumben a los interrogatorios de la polica.

    Con alguna frecuencia, estos delincuentes en serie son esquizofr-nicos paranoicos, que actan movidos por ideas delirantes y alucina-ciones, es decir, que oyen voces que les inducen a matar, que creenver en la cara de sus vctimas gestos o miradas provocativas, que expe-rimentan celos que van ms all de la lgica, que se sienten persegui-dos, que creen que son vctimas de un maleficio o bien que tienenuna funcin divina que ejecutar en la tierra. Otro grupo de crimina-les asesinos en serie lo constituyen aquellos que actan movidos porsus fantasas sexuales e impulsos erticos. Entre stos se encuentranpersonas sdicas, paidoflicas, gerontoflicas, necroflicas, fetichistas,etctera. Estos delincuentes escogen casi siempre vctimas similares,por ejemplo mujeres rubias, de una edad determinada, de una similarestatura y, por tanto, sus crmenes son casi siempre una repeticin delanterior. Este tipo de asesino evita dejar pistas que los delaten, aun-que en ocasiones desafan a la polica judicial dejando mensajes o unsello particular en sus acciones, como por ejemplo un descuartizadorespaol que dejaba a sus vctimas con las manos atadas a la espaldacon un nudo marinero.

    Algunos delincuentes son psicpatas y su especial modo de com-portarse, en el medio social, los delata ante la observacin de un psi-clogo criminal. El psicpata es un individuo que no pierde el senti-do de la realidad. Casi siempre se muestra tranquilo, da la impresinde ser persona fra a nivel emocional, es asesino impasible, como sifuera de hielo. Tiene un encanto superficial, gran don de gentes. Esincapaz de amar con autenticidad porque debido a su egocentrismoslo se ama a s mismo. Los psicpatas no experimentan ningn tipode remordimiento por sus actos criminosos y buscan excusas para jus-tificar el delito que han cometido. Si no encuentran excusas, culpana los dems, e incluso se muestran como vctimas de la situacin. Sonmentirosos para dar la impresin de ser personas grandiosas o paraseducir o manipular a los dems, como en muchos casos de la estafa.Cuando sus mentiras son descubiertas, no sienten apuro y cambiande historia o retuercen su versin para otorgarle verosimilitud.Recuerdo un caso narrado por Borrs Roca, en su libro sobre asesinosen serie, en el cual un psicpata asesino lloraba falsamente delantedel tribunal haciendo ver que estaba arrepentido del delito cometido,

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    ga Criminal, a conocer, sealar e identificar los diversos comporta-mientos del hombre que delinque. Ahora bien, la escena del delitomuestra vestigios de esos comportamientos y a travs de ellos se lograel descubrimiento de autores y partcipes. Por otra parte, la caracte-rizacin de los comportamientos del autor del delito, o de sus partci-pes, tambin puede derivar de la informacin que obtenga la policajudicial. Es en estos casos, precisamente, en los que se requiere laactuacin del psiclogo especialista en esta rea, para que orientesobre las pesquisas y mtodos investigativos que conduzcan al estable-cimiento de la identidad de esos actores del crimen.

    Estas realidades vivenciadas en la experiencia generalizada me per-mitieron incluir, dentro de la normatividad que regula nuestro siste-ma penal acusatorio, la actuacin de estos cientficos, pues de esemodo se entiende cuando en el artculo 207 de la respectiva normati-vidad, relativo al programa metodolgico de la investigacin, se dispo-ne que el fiscal ordenar la realizacin de todas las actividades quesean conducentes al esclarecimiento de los hechos, entre otros, a laindividualizacin de los autores y partcipes del delito. Por su parte, elartculo 213 de la misma obra indica que en el lugar del hecho se reco-ger la evidencia fsica que tienda a sealar al autor y partcipes deldelito. Si esas evidencias tienden a sealar y, por consiguiente, a des-cubrir a los actores de la conducta criminosa, resulta imprescindibleque dentro de sus anlisis se incluya a un psiclogo criminal, el cualprecisar, con fundamento en patrones de comportamiento, los hilosconductores que faciliten el hallazgo requerido.

    En nuestra ley procesal penal, que recoge el sistema acusatorio, nospermitimos consagrar, en el artculo 251, los mtodos de identifica-cin, para lo cual sealamos que en la consecucin de este fin sepodrn utilizar los diferentes mtodos que el estado de la cienciaaporte. Es decir, los que entre otros aconseje el psiclogo criminal, yaque de acuerdo con el segundo inciso de la disposicin citada, selograr esa finalidad teniendo en cuenta el patrn de conducta delin-cuencial registrado en archivos de polica judicial. Y, en relacin aestos tpicos, valga la siguiente referencia: un agente del F.B.I., exper-to identificador y capturador de delincuentes, observ que algunoscriminales en serie son fcilmente detenidos porque ejecutan sus cr-menes de una forma mal planificada, dejando pistas en la escena deldelito, tales como lazos y artefactos utilizables para situar en indefen-sin a la vctima, armas apetecidas por un determinado tipo de perso-

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  • el observador. La estimacin de estos fenmenos humanos se hacerefirindola a un ideal terico en el que hay general coincidencia.

    Si alguien nos cuenta que escucha voces que lo insultan (como sue-le ocurrir en la esquizofrenia), o no recuerda cul es su edad o si vivensus padres (como sucede en la demencia aterosclertica), no dudare-mos en decir que ese sujeto es un enfermo mental. Aparecen aqu ele-mentos radicalmente diferentes a los que pueden encontrarse en lageneralidad de las personas. Un individuo con esos sntomas vive des-conectado del mundo cultural. El hombre normal vive en sintonacon el entorno. Hay una relacin comprensible entre el hombre nor-mal y su mundo. En cambio, un enfermo mental tiene rota la relacincon el mundo de todos. Vive en un mundo propio, que al resto se lehace incomprensible, por ms que se intenten interpretaciones antro-polgicas o se construyan modelos tericos segn lo sugiera la escue-la psicopatolgica en la que el investigador se haya matriculado. Men-cionemos, como ejemplo de vivir en un mundo propio, la enfermedadde Alzheimer. El mundo del enfermo alienado es inasequible para elobservador.

    En este caso aparece una complicacin. A diferencia de la Medici-na, que se maneja entre dos valores: salud y enfermedad; o la justiciapenal, que lo hace entre culpabilidad e inocencia, la Psicopatologareconoce tres posibilidades. Una de ellas es la salud (o normalidad);otra es la enfermedad (o psicosis), y la tercera es la anormalidad ps-quica.

    En el grupo de anormalidades psquicas estn las neurosis y las per-sonalidades anormales. No hay en las anormalidades una ruptura conel entorno. En estos cuadros se conserva la capacidad para entenderlas cosas. Se mantiene la conexin con el mundo, pero con pocaarmona. Es el caso, por ejemplo, de una persona que por haber sufri-do una desgracia, ha respondido con una intensa depresin quemenoscaba sus rendimientos sociales (esto se llama neurosis); o deotra persona habitualmente tmida, con falta de firmeza, con miedos,que por tener una personalidad con esas caractersticas lleva una vidasufriente (esto es una personalidad anormal). En estos casos, los fen-menos psquicos son entendibles, comprensibles, pero desmesurados.Tan desmesurados que inciden negativamente en las relaciones so-ciales, sin que se llegue a la fractura. Anomala es desmesura, no rup-tura. Tener claro estos conceptos es de capital importancia en la jus-ticia, porque, digmoslo ya, los normales y los anormales son, en

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    pero al salir del juicio se rea de la sentencia condenatoria que le ha-ban impuesto y, an, de los propios miembros del jurado.

    De la Psicologa Criminal, como primera clasificacin de la Psico-loga Forense, pasamos a la Psicologa Jurdica, que nos permitirentender los criterios psicolgicos expresados en las normas del Dere-cho. En los procesos judiciales se requiere, con frecuencia, establecerlos trastornos de alguna de las esferas de la personalidad, que puedanafectar a inculpados, testigos, peritos, vctimas, etctera. Es en estemomento en el cual se requiere la pericia psicolgica. En el Cdigode Procedimiento Penal, que recoge el sistema acusatorio, inclu demi propia cosecha el artculo 210 que se refiere al informe del investi-gador de laboratorio. Obviamente, el psiclogo que asesora en estarea al mejor ejercicio de la justicia es un investigador de laboratorio.Se sabe, entonces, que la labor en los laboratorios experimentales dePsicologa consiste en medir y evaluar aspectos atomizados de la sen-sacin, la percepcin, la memoria, el lenguaje y las reacciones de laconducta. Tomando el punto de vista de ciencia emprica, la Psicolo-ga utiliza la observacin, la medicin a travs de tests, el experimen-to y el anlisis estadstico. Los laboratorios actuales, en los pases msavanzados, no slo cuentan con psiclogos sino tambin con neuro-psiclogos, que trabajan conjuntamente determinando el manejo querealiza el cerebro frente a ciertas funciones especficas, localizando lasimgenes propias en cada rea cerebral.

    Conviene en este punto adelantar algunos conceptos sobre lo nor-mal, lo anormal, lo enfermo. De la misma manera en que estadstica-mente hay gente con estatura considerada normal o con peso acepta-do como normal, tambin hay gente que es estimada mentalmentenormal, a pesar de que, a principios del siglo pasado, el profesor Ferrihubiese pregonado que no exista el hombre normal. Sin embargo,hoy se considera que los normales son personas bastante equilibradas,que suelen tomar con calma la mayor parte de los sucesos que les ocu-rren, que no tienen grandes problemas para decidir cuestiones impor-tantes, que se mantienen con cierta firmeza en sus convicciones, quetienen una buena capacidad para entender los problemas que se lespresentan, que sufren cuando les toca sufrir y toleran ese sufrimien-to. Los comportamientos de la generalidad de los humanos son,comnmente, bastante lgicos. Estas cualidades, aunque a vecesson difciles de definir, son vistas y valoradas con natural claridad por

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  • son capaces de distinguir un cuarto de tono, y tambin el daltonismoes ms frecuente de lo que suele pensarse. Prescindiendo de esto, laexactitud de nuestras percepciones se ve menoscabada por variadsi-mos influjos que la vician. En primer lugar, no es indiferente el esta-do de nimo en que se halla el observador: si est con nimo fresco osi se encuentra cansado. En este ltimo caso nuestra concepcin delo sucedido suele ser imprecisa y el recuerdo de lo percibido se desva-nece en seguida.

    Naturalmente, tambin importa si seguimos con verdadera aten-cin un fenmeno cualquiera, o bien si lo recibimos simplemente sinun verdadero inters, en el campo de nuestra conciencia. Tambin elafecto acta falseando nuestras percepciones. Especialmente la espe-ranza produce, incluso en las personas normales, alucinaciones quepueden llegar a ser verdaderamente abultadas en sus efectos. W. Sterninform en su colegio de la siguiente observacin:

    En una conferencia ante estudiantes dijo el profesor que quera en aque-lla ocasin observar cul era la rapidez con que se propagaban los olores.Abri con esta finalidad, entre muestras de repugnancia, un frasco con laadvertencia de que en el momento en que cualquiera de los presentes per-cibiese el desagradable olor lo comunicase. Despus de un breve momen-to lo manifest un alumno que se sentaba delante; el nmero de los queperciban el olor creci rpidamente; al fin, casi todo el auditorio fue vc-tima del mal olor, se sujetaban la nariz e incluso uno de ellos se mare. Enel frasco no haba sino agua pura.

    En este caso juega un papel importante no slo la esperanza, sinotambin la sugestin de masas; la esperanza colectiva aunque nosucede siempre puede falsear ms enrgicamente que la esperanzaindividual: si uno cree ver algo, el otro lo ve ya perfectamente. Insis-to, adems, que una percepcin no es algo subsistente por s; siemprecontiene algo de pensamiento; implica un juicio; presupone un con-cepto, y, por regla general, se trata de un volver a conocer. Al teneruna percepcin, no estamos libres de prejuicio, sino que sin darnoscuenta ordenamos las impresiones sensibles en categoras determina-das, conocidas para nosotros, o, si tal no sucede, se ponen en relacincon otras impresiones parecidas. Entonces se manifiesta la tendenciaa acomodarlas a nuestras experiencias. En el maravilloso libro Sala dejurados, en el que se relata la historia de uno de los ms experimenta-

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    principio, responsables jurdicamente, y los enfermos alienados, no loson.

    La Psicologa Forense no slo brinda sus valiosas e innegables apor-taciones en los terrenos especializados de la Psicologa Criminal y dela Psicologa Jurdica, sino tambin en una rama de primersimaimportancia: se trata de la Psicologa Judicial. La valoracin del testi-monio, por ejemplo, se fundamenta en los conocimientos propios dela Psicologa Judicial. As qued consagrado en el artculo 404 delCdigo de Procedimiento Penal, que asume el sistema acusatorio.Dicha norma la redact para la comisin constitucional que estudila reforma y as qued, sin variacin alguna, en la norma citada. Dicedicha disposicin que: Para apreciar el testimonio, el juez tendr encuenta los principios tcnico cientficos sobre la percepcin y lamemoria y, especialmente, lo relativo a la naturaleza del objeto perci-bido, al estado de sanidad del sentido o sentidos por los cuales se tuvola percepcin, las circunstancias de lugar, tiempo y modo en que sepercibi, los procesos de rememoracin, el comportamiento del testi-go durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de susrespuestas y su personalidad. Como se infiere del texto citado, el juezdebe trabajar, en este plano, con un acervo de conocimientos psicol-gicos que debi asumir cientficamente.

    Se dice en el mencionado artculo 404, que en la valoracin del tes-timonio se deben tener en cuenta los principios tcnico cientficossobre la percepcin y la memoria. Aludir someramente, ms por vade informacin que por rigor acadmico, a algunos aspectos relativosa esos principios. La percepcin, como el sentimiento o la memoria,es siempre el resultado de complicados procesos nerviosos y cerebra-les. As, por ejemplo, en una percepcin no solamente toma parte elrgano sensorial por medio del cual ella tiene lugar, sino tambinnuestro pensamiento, nuestro juicio, nuestro sentimiento y la sumatotal de las experiencias logradas en el curso de nuestra vida. Ahorabien, digamos que todas las percepciones que asumimos en el cursode nuestra vida nos son proporcionadas por los rganos sensoriales.Sin ver, or, oler, gustar, y sin la excitacin que se nos transmite por lossensorios de la piel y de los msculos, la vida cognoscitiva sera impo-sible. Pero nuestros rganos sensoriales estn lejos de ser perfectos.

    Incluso los ms importantes para nuestra vida intelectual, el ojo yel odo, no siempre reproducen los estmulos que reciben de maneracorrecta; as, para citar solamente algn ejemplo, hay msicos que no

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  • terroga debe ser el de formarse una tcnica, de modo que excluya, almenos en cuanto sea posible, muchas de las fuentes de error. Nuestroproceso penal alude, en varias disposiciones, a los interrogatorios quedeben formularse tanto a informantes como testigos. Dichos interro-gatorios han de estar fundamentados en los principios de la Psicolo-ga, sin lo cual se tratara de una tarea emprica, carente de beneficio.Establecer la veracidad del testimonio, repito, es la funcin del inte-rrogatorio.

    Los vicios enunciados, y otros que se presentan, como considerarlas declaraciones de los menores como menos exactas que las de losadultos, se sitan en el campo de lo normal. Nuestras percepcionespueden estar perturbadas de muy distintas maneras. En primer lugar,hay alteraciones de intensidad: desde el punto de vista forense tieneuna gran importancia la infrasensibilizacin hacia el dolor (analgesiae hipalgesia) de los histricos; tambin se dan alteraciones cualitativas(por ejemplo, visin del amarillo en la intoxicacin por santonina).Asimismo son dignos de mencin los trastornos del sentido de locali-zacin, que en ocasiones se observan especialmente en los epilpti-cos. Los objetos aparecen anormalmente pequeos (micropsia) o des-mesuradamente grandes (macropsia), muy cerca o muy lejos; en laintoxicacin por mescalina aparece una sensacin de infinitud espa-cial. Tambin puede estar perturbado el sentido del tiempo: los fen-menos se suceden con una anormal rapidez o, por el contrario, conuna anormal lentitud. Aparte de estos trastornos, denominados ano-malas de la percepcin, aparecen otros sntomas que se designancon el nombre comn de seudopercepciones, tales como las ilusio-nes, las alucinaciones y las seudoalucinaciones.

    El conocimiento de estos fenmenos psicolgicos, y de muchsi-mos otros como los relativos a la memoria, al lenguaje y a sus trastor-nos psicopatolgicos o morbosos, deben ser estudiados y conocidospor los abogados que aspiran al xito en su ejercicio profesional, biencomo litigantes, como fiscales o como jueces. A esos fenmenos serefiere el artculo 404 de la nueva normatividad procesal penal, cuan-do encarece cada uno de los elementos cientficos que se deben ope-rar para una adecuada apreciacin del testimonio. En esta exposicinhe mencionado, con evidente superficialidad, algunos aspectos queconvienen al mejor entendimiento del asunto. Mas es necesario pro-fundizar en stos y en muchos temas ms, tales como los relativos a laactitud y comportamiento del testigo cuando declara; a las enferme-

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    dos penalistas de Nueva York, Samuel Leibowitz, primero litigante ydespus juez, se lee este ejercicio : dice el juez Leibowitz

    Ahora bien, ustedes, siendo abogados, es probable que sean buenos obser-vadores. Permtanme que les pregunte: Cuntos de ustedes fuman ciga-rrillos Camel? La cuarta parte de las personas levantaron la mano. El ora-dor que haba presentado al juez era uno de ellos. Leibowitz le pidi a l ya otros cuatro fumadores de Camel que se levantaran. Pregunt al maes-tro de ceremonias qu tanto fumaba. Fumo dos cajetillas por da, y lashe estado fumando durante 20 aos contest sonriendo. Entoncesusted fuma cerca de 700 cajetillas por ao, dijo el juez Leibowitz. En 20aos usted ha fumado cerca de 14 mil cajetillas de Camel. Cada vez quesaca usted un cigarrillo ve usted la cajetilla; es algo familiar para usted.Usted ha tenido una cajetilla de Camel en sus manos por lo menos mediomilln de veces en los ltimos 20 aos. Voy a hacerles a ustedes cinco unapregunta acerca del camello. Tomen un papel y escriban la contestacin ami pregunta. Listos? En la ilustracin de la cajetilla: va el hombre delan-te del camello o va sentado sobre su lomo? Despus de leer las respuestasexpres Leibowitz: dos dicen que el hombre va delante del camello; dosdicen que va sobre la espalda del camello y uno dice que no hay tal hom-bre. Caballeros, saquen por favor sus cajetillas de Camel y vean quin esten lo cierto. Hubo una mirada de asombro un poco avergonzada en cua-tro de los presentes. Han comprobado que cuatro han constado err-neamente, y slo uno contest con acierto. No hay tal hombre en la ilus-tracin, ri el juez Leibowitz. Cuatro hombres, ntenlo bien,entrenados en la jurisprudencia, sentados aqu libres de cualquier tensin,estaban equivocados acerca de lo que hay dibujado sobre una cajetilla decigarros que manejan todos los das. Sin embargo, en las salas de juradoaceptamos identificaciones hechas por testigos mal entrenados, tal vezprejuiciados, tal vez confusos.

    De tales vicios de la percepcin, unas veces, y otras de los vicios delrecuerdo, resultan las imprecisiones y faltas en las declaraciones de lostestigos, de las partes y tambin, incluso, de los acusados. En stos sedeben observar muchos factores, especialmente, cuando confiesan,pues en ellos inciden motivos pasionales, obsesiones, paranoias condelirios de grandeza, anestesia afectiva, su calidad de ncubo o descubo, etctera. Ahora bien, el filtro de la veracidad, en todos estoscasos, es el interrogatorio. El empeo de quien interroga o contrain-

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  • dades mentales y a la simulacin de esas enfermedades; a los mtodospara conocer la verdad, como el hipnotismo y la sugestin en estadode vigilia, amn del influjo de quien interroga o de los efectos produ-cidos por el ter sulfrico, la escopolamina, el pentotal, la mescalina.

    La Psicologa Judicial, en fin, incursiona, adems, en el examencomportamental del abogado, movido por las finalidades de su minis-terio, que lo impelen a ser a un mismo tiempo psiclogo y jurista,artista y dialctico, diestro y cauteloso, dotado con las virtudes de laelocuencia, improvisada o meditada, pero que en ocasiones se ve afec-tado, lastimosamente, con el fervor de la pasin que lo inspira y quequiz, debido a un proceso inconsciente, lo arrastra a errores. En estarea de conocimiento, tambin se escruta la psicologa del fiscal y deljuez. Del juez en las actitudes para juzgar frente al peligro del anli-sis demasiado minucioso o de la sntesis que esquematiza en exceso,y con los defectos del subjetivismo, alimentado por la introspeccin.

    Estudiando todos estos aspectos psicolgicos comprobamos cundifcil es la funcin del juez, y cun necesaria la honesta contribucinde los representantes de las partes. El trabajo cotidiano del dramajudicial no es un rido y montono mecanismo de investigacionescomunes, de frmulas jurdicas, de aplicaciones de penas. Todo pro-ceso es como un caso clnico, que requiere su diagnosis y su terapia.En esta noble tarea, a menudo angustiosa, la Psicologa Forense es unconsejo y una gua, una norma y una enseanza, una contribucin ala ciencia y un servicio a la justicia.

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