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Sobre criollos y criollismo Explicar cómo funciona una socie- dad, describir la lógica de su dinámi- ca interna, conduce necesariamente a estudiar su organización y esto su- pone, también, preguntarse acerca de los intereses últimos de sus miem- bros que a veces son comunes y otras, contrapuestos. Historiadores y soció- logos encuentran respuestas muy va- riadas sobre cuáles son los vínculos por los que los hombres se unen y se enfrentan. No. 1, julio 1984 Antonio Acosta LA VALLE, Bernard, Recherches sur l'appa- rition de la conscience créole dans la vice- royau té du Perou: l'antagonisme hispano- créole dans les ordres réligieux (xvieme- XVIleme siecles), A té/ier de Réproduction de Théses. Université de Lil/e 1//, 1982. 1. 312 p.. (Apéndices y mapas). Por encima de los debates sobre esta cuestión, lo que se puede avan- zar es que los miembros de una co- lectividad se unen por razones de las que, a veces, son conscientes, pero de las que otras no lo son. Además, en el primer caso no siempre coincide la conciencia del grupo con los verdade- ros motivos de la vinculación de sus miembros. En ambas situaciones, consideradas históricamente, encon- trar las causas últimas de las agrupa- 73

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Sobre criollos y criollismo

Explicar cómo funciona una socie­dad, describir la lógica de su dinámi­ca interna, conduce necesariamente a estudiar su organización y esto su­pone, también, preguntarse acerca de los intereses últimos de sus miem­bros que a veces son comunes y otras, contrapuestos. Historiadores y soció­logos encuentran respuestas muy va­riadas sobre cuáles son los vínculos por los que los hombres se unen y se enfrentan.

No. 1, julio 1984

Antonio Acosta

LA VALLE, Bernard, Recherches sur l'appa­rition de la conscience créole dans la vice­royau té du Perou : l'antagonisme hispano­créole dans les ordres réligieux (xvieme­XVIleme siecles), A té/ier de Réproduction de Théses. Université de Lil/e 1//, 1982. 1.312 p .. (Apéndices y mapas).

Por encima de los debates sobre esta cuestión, lo que se puede avan­zar es que los miembros de una co­lectividad se unen por razones de las que, a veces, son conscientes, pero de las que otras no lo son. Además, en el primer caso no siempre coincide la conciencia del grupo con los verdade­ros motivos de la vinculación de sus miembros. En ambas situaciones, consideradas históricamente, encon­trar las causas últimas de las agrupa-

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ciones y enfrentamientos de los hom­bres implica una dificultad considera­ble para el observador, al tiempo que es de una importancia vital para com­prender el sentido del funcionamien­to de la sociedad de que se trate.

En la historia de Hispanoamérica, y del Perú en particular, existe lo que podríamos llamar un vínculo que ha estado y sigue presente en gran canti­dad de estudios que abordan diversos aspectos de la vida colonial, funda­mentalmente desde el lado europeo. Este se refiere al lugar de nacimiento de los individuos, produciendo la di­visión en dos sectores del ámbito social blanco de la colonia: los crio­llos de un lado y !os peninsulares del otro. En la moderna historiografía es posible hallar el tema en obras de autores de las más diferentes tenden­cias, entre los que se pueden citar como ejemplos, Guillermo Lohmann Villena, J onathan Israel o Richard Konetzke (l ).

La presencia de la oposición crio­llos-peninsulares en los. estudios his­tóricos no ha resultado de la elabora­ción analítica de los historiadores. Por el contrario, la existencia de este antagonismo ha sido "denunciada" insistentemente, es una constante, por decirlo así, en la documentación existente en los archivos. Fuentes do­cumentales relativas a los momentos más diversos del período colonial han facilitado a los historiadores un recurso tan accesible como, aparente­mente, fructífero para sus trabajos. Ante esto , muchas veces los investi­gadores no han hecho más que reco­ger lo que la documentación les pro­porcionaba y, desde luego, la explica­ción que en ella se daba de los he-

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chos ocurridos, sobre la base de dicho enfrentamiento. Otras veces, los análisis "a posteriori" han con­cluido por confirmar la interpre­tación que ofrecían los documentos. En el estado actual de nuestros cono­cimientos parece más que probado , que el mencionado antagonismo tuvo lugar: sin embargo, lo que puede po­nerse en duda es la validez de recurrir a él para comprender la lógica de tan­tos conflictos en los que éste intervi­no. ¿Cómo cerrar los ojos, cabe pre­guntarse, a la fácil oferta que hace la documentación de los archivos a los historiadores para explicar multitud de hechos? El antagonismo entre criollos y peninsulares ha servido a muchos autores para explicar desde pugnas en torno a la perpetuidad de las encomiendas a fines del siglo XVI, hasta los orígenes de la Independen­cia americana, pasando por conflic­tos sociales en lugares o momentos particularmente agitados. Pero, ¿es tan eficaz como para todo esto? En suma, se está ante una especie de llave maestra sospechosamente útil, quizás demasiado útil, y esta utilidad puede ocultar mecanismos que no re­sulten visibles a primera vista.

En 1982, la Universidad de Lille III (Francia) editó en dos volúmenes la tesis del profesor Bernard Lavallé, t itulada Recherches sur l'apparition de la conscience créole dans le vice­royauté du Pérou : l'antagonisme his­pano-créole dans les ordres réligieux (XVI eme-XVII eme siecles)*, pre-

("') N. de R.: Investigaciones sobre la aparición de la conciencia criolla en el vi"eynato del Perú: El antagonismo hispano-criollo en las órdenes religiosas (s. XVI-XVII).

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sentada en 1978 en la Universidad de Burdeos. El profesor Lavallé es cono­cid<;>, entre otras razones, por haber publicado diversos trabajos sobre his­toria del Perú, en los que ha aborda­do aspectos relacionados con la Igle­sia colonial y con conflictos existen­tes en su seno. En particular ha dedi­cado atención a fenómenos tan deba­tidos como la alternativa o la doctri­na de indios, así como a distintas facetas del fenómeno criollo. La tesis publicada por la Universidad de Lille trata con gran amplitud el problema descrito en el título, siendo por lo tanto un trabajo que se puede califi­car como de historia social, "lato sensu".

El trabajo del prof. Lavallé es am­bicioso tanto en su planteamiento temporal como en el geográfico. Por una parte, la tesis cubre todo el espa­cio del virreinato del Perú, desde Panamá a Chile, lo que significa un ámbito inmenso con variedades socia­les y económicas enormes; por otra, abarca qcsde las primeras manifesta­ciones en las que intervienen los an­tagonismos entre criollos y peninsu­lares, esto es, desde mediados del siglo XVI aproximadamente, hasta fines del siglo XVII. Además, en el contexto de la Iglesia, institución donde se centra el estudio, la obra comprende las distintas órdenes reli­giosas y sus relaciones con el sector secular de la institución, así como con las autoridades civiles de la colo­nia.

Es importante resaltar este enf o- . que primeramente porque, a pesar de su amplitud y la dificultad que ello supone para un tratamiento correct<;>, la tesis no se resiente, como podrta

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temerse, en el terreno de las fuentes. Por el contrario, el grado de comple­mentación, tanto documental como bibliográfico, es notable y muy rico. El autor ha consultado 30 .archivos diferentes de Italia, España, Francia, Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador, consiguiendo con ello una visión plural y enriquecida de los proble­mas. De la misma forma, la biblio­grafía utilizada es, salvo en algunos aspectos muy específicos, más que abundante y adecuada a los distintos terrenos en los que la tesis incursio­na. Es de destacar, particularmente, el gran despliegue · de fuentes impre­sas manejadas, con gran profusión de crónicas, descripciones y memo­riales de la época. Justamente, esta riqueza en el tratamiento de los pro­blemas hace pensar en las dificulta­des que hubiera debido afrontar el autor de haberse visto en el caso de reducir el texto si hubiese sido edita­do en forma de monografía en vez de su versión original en tesis. Tanto en el texto como en las notas, el ni­vel de información es alto y, á veces de una prolijidad notable.

A pesar de estas circunstancias, el autor considera que ha elegido el planteamiento más reducido al mo­mento de desarrollar la tesis, frente a otro, de mayor alcance según él, que habría abarcado el estudio del crio­llismo desde su nacimiento hasta la Independencia, en un área geográfi­ca más limitada. Precisamente la elec­ción de esa opción confiere a la tesis una característica que se relaciona con el análisis de fondo que más ade­lante se hará de ella. Se trata de que, con el enfoque seleccionado, el autor consigue dar una visión panorámica,

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general, rica y sintética de los proble-' mas existentes en determinados ám­bitos sociales y mentales en torno a la oposición criollos-peninsulares, pero no puede profundizar en los di­ferentes espacios geográficos y socia­les por los que ésta discurre para ha­cer ver desde allí lo que, a nuestro juicio, se esconde muchas veces de­trás de dicha oposición. La elección efectuada, en suma, se dirige a ofre­cer una visión integradora y compren­siva de la problemática general, antes que penetrar especialmente en el estu­dio de un número determinado de casos. Aun así, se puede decir que el autor conoce el contexto histórico general en que se desarrolla ~u inves­tigación con una profundidad extra­ordinaria.

Cuanto acabamos de expresar se puede ilustrar con un caso significa­tivo: el problema de las doctrinas, que es esencial en la tesis. El control y acceso al puesto de doctrinero eran disputadísimos por prácticamente to­dos los sectores de la Iglesia colonial, entre otras razones, porque posibili­taban el control directo de buena parte de los recursos económicos de las comunidades indígenas. La pro­blemática en torno a esta cuestión engloba, por otra parte, elementos de carácter económico de primera importancia. Pues bien, Lavallé pre­senta un capítulo de índole general en la Parte I de su obra ("Etude pre­liminaire"), dedicado a "Les proble­mes des doctrinas" , donde con una buena elaboración trata los proble­mas económicos que rodeaban a la institución; pero, al pasar a estudiar el desarrollo de las relaciones y en­frentamientos dentro de las órdenes

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en lugares y fechas concretas, como en Lima hacia 1600 (2), o en Ecua­dor hacia 1620-30 (3), en los que se sabe --porque él mismo lo mencio­na- que intervenían las disputas por las doctrinas, el grado de conocimien­to de factores importantes, como el nivel de la población indígena, por ejemplo, la atención concedida es ne­cesariamente menor. No cabe duda de que las dos posibilidades de enfo­que que aquí se han mencionado, y que el propio autor considera en su tesis, tienen sus ventajas e inconve­nientes, pero lo evidente es que am­bas no podían ser resueltas en un solo trabajo, y menos con el grado de competencia con que Lavallé resuel­ve su tesis.

Pero, ¿cuál es en definitiva su te­sis? Está de más decir que no resulta sencillo resumir en breves líneas la tesis sustentada a lo largo de 1.235 páginas de texto. Cualquier idea que entresacásemos se encuentra desarro­llada con gran riqueza y matizada a través del despliegue cronológico, es­pacial e institucional realizado; aun­que sintetizando el núcleo del traba­jo se puede señalar lo siguiente: 1) Las manifestaciones conventuales

del criollismo del virreinato fue­ron: - Uno de los primeros y más im­

portantes marcos de desarrollo de dicho criollismo.

- Una expresión del mismo, en cuanto vasto movimiento de to­ma de conciencia, de puesta en cuestión y de reivindicación en términos políticos, que alcanza­ba a todos los aspectos de 1~ vi­da colonial.

2) En el desarrollo del criollismo fue

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esencial la elaboración de cons­trucciones ideológicas sobre lo "criollo", tanto por la parte me­tropolitana como por el propio sector americano, con rasgos espe­cíficos en ambos casos, que afecta­ba a la participación de sectores de población en el combate crio­llista y a la función misma de los sectores criollos en sus relaciones con la metrópoli y con el exterior. Bernard Lavallé desarrolla esta

tesis en seis partes tituladas suce­sivamente: "Etude préliminaire", "La naissance des problemes" , "Le rapport des forces en présence", "Contenu et contours du sentirnent anticréole", "Affirmation créole et argumentation antiespagnole" y "Por­tée et limites de la revendication créole". Cada una de estas secciones se subdivide en capítulos, oscilando entre tres y seis cada una de ellas.

Pero, al considerar el conjunto, se observa que el contenido puede vol­ver a dividirse en dos bloques como mínimo, o tres si se separa el "Etude préliminaire" del verdadero desarro­llo de las fricciones en las órdenes religiosas, tratadas en las Partes II y III. No es nuestra intención analizar aquí con detalle el Indice de la tesis en su integridad; dado su alcance, esa tarea escaparía a las dimensiones en una reseña de este estilo. Pero, antes de entrar en el comentario de fondo que más adelante se efectuará, permí­tasenos un rápido repaso de los blo­ques en que se divide la obra.

La especie de introducción que constituye la Parte I incluye capítu­los de verdadera importancia para un adecuado encuadre del trabajo. Se puede destacar el estudio sobre de-

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mograf ía conventual, que da idea del ritmo de crecimiento de la población religiosa en las órdenes del virreinato, a pesar de las diferencias de intensi­dad en el estudio según las distintas zonas geográficas. Igualmente , mere­ce resaltarse el capítulo, ya mencio­nado. sobre "Les problemes des doc­trines" , y los dos finales destinados, con excelente juicio y resultados, a enmarcar los problemas de las órde­nes religiosas en Hispanoamérica en el contexto de los que ya vivían las mismas en el ambiente europeo, tan­to en sus dimensiones regionales como nacionales, logrando así un engarce histórico que sirve, después, para hacer resaltar lo verdaderamente característico del mundo colonial. Frente a ello, digamos que es en el capítulo dedicado a "Les revenus des couvents" donde cabe señalar una de las escasas debilidades de la tesis, al tratar un tema muy específico, aun­que con una gran importancia de fondo: el crecimiento de la propie­dad rural en manos de las órdenes religiosas. El tratamiento de esta cuestión adolece de una cierta caren­cia de información bibliográfica , así como de la ausencia de una clarifica­ción de la repercusión que tuvo este fenómeno en los intereses de los dis­tintos sectores afectados por el mis­mo y que, en última instancia, se ha­llaban involucrados en las disputas que rodearon el desarrollo del crio­llismo.

El segundo bloque de la tesis está compuesto por las Partes ll y lll, en las que se aborda el marco, las condi­ciones y el proceso de los choques entre los frailes criollos y los penin­sulares. El prof. Lavallé comienza

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con dos capítulos de carácter básico y no escasa importancia, sobre "A propos de quelques termes du voca­bulaire colonial" y "De !'esprit colon a la revendication créole". Del prime­ro nos ocuparemos más adelante cuando nos refiramos a la idea y al­cance del concepto "criollo", y en el segundo encontramos lo que se pus­de considerar una clave en el desarro­llo de la expresión criolla cuando, al tratar de las disputas por el acceso a las encomiendas, se afirma que: " ... l'essentiel de la revendication créole naissante portait sur les encomiendas ... " ( 4 ). En otras palabras, y es im­portante poner énfasis en esta cues­tión, que el nacimiento de lo que se llama sentimiento criollo estuvo es­trechamente ligado a la disputa por las fuentes de riqueza y de poder en la colonia y continuaría estándolo posteriormente; y esto fue así tam­bién en el caso de la Iglesia.

En el resto de capítulos de estas dos partes se describe, con lujo de de­talles y haciendo resaltar la variedad casuística, el desarrollo de las dispu­tas hispano-criollas en las distintas órdenes. Es de destacar la abundante información acumulada que permite al autor establecer la intensidad de los conflictos y elaborar un esbozo de su periodización en los diferentes institutos religiosos, comenzando por los dominicos de Lima y terminando por los jesuitas. Asimismo, estudia el funcionamiento del mecanismo de la alternativa como recurso que se im­ponía, a manera de relación de fuer­zas aceptable e incluso deseable, si las dos partes en lucha eran de im­portancia numérica parecida ; al con­trario, dicho recurso se hacía injusto

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e inadmisible para los más numerosos cuando uno de los dos grupos en dis­puta se convertía claramente en ma­yoritario, cambio que parece que ocurrió en favor de los criollos, de forma más o menos generalizada, a partir de los aflos 1620. Finalmente, se estudian también otras maniobras efectuadas por ambas partes en liti­gio para intentar limitar la influencia y el poder de los contrarios, tal como controlar el ingreso en las órdenes a miembros de la facción opuesta.

Por fin, en lo que hemos conside­rado como tercer bloque de la tesis, que comprende las Partes IV, V y VI, Lavallé sobrepasa la esfera social de las órdenes religiosas, penetra en el mundo de las mentalidades y, con gran acierto, traza en la Parte IV las líneas maestras del universo ideológi­co, edificado sobre bases culturales europeas, las cuales dieron albergue al sentimiento anticriollo . Comenzan­do por la asociación entre los criollos y la naturaleza americana, pasando por el origen de aquéllos y conclu­yendo con el estudio de sus supues­tos "vicios", el autor analiza, de ma­nera sistemática y con gran dominio de las fuentes impresas, la argumen­tación metropolitana y la línea de fuerza de sus prejuicios contra los criollos.

En la Parte V pasa a exponer, por el contrario, bien desde el espacio ideológico ("Défense et illustration du créole"), bien desde el terreno de la actividad social y política, cuáles eran las bases de lo que se denomina "afirmación criolla y argumentación antiespaflola", siendo de interés el paralelo que se establece, dentro de los rasgos específicamente coloniales

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del caso, entre "le patriotisme créole d'Amérique" y el sentimiento proto­nacional del que habla José Antonio Maravall y que se despertaba en Euro­pa a comienzos de la Edad Moder­na (5).

Finalmente, ante esta oposición cuyos rasgos han sido contrastados en las dos partes anteriores, se llega a presentar las consecuencias que, en el contexto del imperio español podía tener tal conflicto, es decir, la dimen­sión social del problema, las disputas por la cuestión de la prelación, las impresiones que causaba en distintos observadores del mundo colonial, etc. Lavallé concluye evidenciando la ambigüedad del mundo criollo frente al fenómeno nacional, cómo el crio­llo, sobre todo en un entorno como el peruano, se desenvolvía en un mundo social abigarrado en que era difícil que cristalizara una conciencia nacional al estilo europeo, lo cual condicionaría el papel de los sectores criollos en los acontecimientos que, un siglo más tarde, conducirían a la ruptura con la metrópoli española.

A esta altura es indispensable de­cir que se está ante una gran obra. Se trata de un esfuerzo más que notable, uno de los más ambiciosos llevados a cabo hasta ahora, por abordar el de­sarrollo del fenómeno criollo en la colonia, en los siglos XVI y XVII, especialmente en su manifestación dentro de la Iglesia. El programa del trabajo, en general, resulta bastante completo y , a lo largo del texto, son tratadas todas las cuestiones impor­tantes que rodean el antagonismo hispano-criollo en la colonia. El tra­bajo está lleno de novedades, desde el terreno de la información hasta el

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de las elaboraciont)s parciales, válidas tanto para el estudio del problema en cuestión, como para otros de historia colonial. A no dudar, muchas de es­tas aportaciones serán pronto agrade­cidas por estudiosos del Perú colonial y lo son desde este momento por el que escribe.

Dejando esto sentado y siendo evi­dente que un comentario en detalle de una obra de tal envergadura se sal­dría de nuestras posibilidades, a con­tinuación nos limitaremos a efectuar algunas consideraciones que, a nues­tro modo de ver, caben hacerse sobre ciertos aspectos del libro, partiendo de las siguientes preguntas relaciona­das con lo que se expresaba al co­mienzo : - ¿En qué medida es útil la oposi­

ción criollo-peninsular para expli­car el funcionamiento de la socie­dad colonial y, en concreto su ni­vel de conflictividad en el sector europeo?

- ¿Hasta qué punto es operativa esta oposición y en qué grado puede llegar a ocultar relaciones basadas en otros vínculos que pueden ayu­dar a comprender mejor los con­flictos? Para comenzar, parece necesario

volver a un tema que tiene carácter previo en la tesis de Bernard Lavallé, pero es esencial en la misma. Sobre éste se establecen determinados su­puestos que, posteriormente, darán una dimensión específica al conjun­to de la obra y es en estos supuestos en los que nos queremos detener. El tema en cuestión se refiere al concep­to de "criollo", a lo que se alude en el capítulo I de la Parte II del libro ("La naissance des problemes") y

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que se titula "A pro pos de quelques tennes du vocabulaire colonial".

Tras efectuar, con su experiencia de hispanista, un análisis semántico, haciendo alarde de un buen conoci­miento de los autores de la época y de su formación filológica, el prof. Lavallé retiene de su análisis el si­guiente significado de "criollo" con las debidas matizaciones: "descen­diente de español nacido y criado en América", por oposición a los naci­dos en la Península. En este aparta­do el autor alcanza a señalar, com­plementariamente, la utilización del término "criollo" para designar, en ciertos contextos, a mestizos y mula­tos, lo que le valdrá, posteriormente, para enlazar con su estudio de los prejuicios adscritos por los españoles al concepto "criollo", aproximándo­se también a los atribuidos a los indios.

Pero, más allá de la esfera del aná­lisis semántico y del sentido filológi­co del término, situándonos en el terreno sociológico, "criollo" tenía un significado mucho menos nítido que el mencionado, incluso teniendo en cuenta el señalado deslizamiento de los prejuicios. Tal como ha apun­tado Guillermo Céspedes en una obra reciente, " ... la distinción real entre criollos y peninsulares" no se debe al lugar de nacimiento, "aunque en esto se base la diferencia, porque hubo 'criollos' nacidos en España y 'penin-sulares' nacidos en América" (6 ). En este mismo sentido se expresa J ac­ques Lafaye _en un párrafo. que es recogido por Lavallé en su hbro, en el apartado titulado "Les racines de l'esprit colon", del capítulo "De

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l'esprit colon a la revendication créole":

"L'esprit créole a precédé la naissance du premier créole 'stric­to sensu'; par la suite, on verra des Espagnols créolisés venus de la pe­ninsule, souvent alliés a des f ami­lles créoles, s'identifier spirituelle­ment a la societé créole ... c'était la connaissance du pays et surtout l'adhésion a une éthique coloniale de la societé qui definissait le crio­llo, glus que le lieu de sa naissance . . . (7)

Ambas observaciones citadas tie­nen una importancia extrema para entender correctamente la dinámica de los hechos en los que la oposición criollo-peninsular intervino. Bien es cierto que, precediendo a la cita de J. Lafaye, el autor escribe:

"Au dela des apparences, etre criollo était plus lié a un etat d'esprit, a une adhésion a des inte­rets locaux, qu'a la naissance en terre américaine ... " (8),

y que cuatro páginas antes, vinculan­do acertadamente el fenómeno colo­nial con lo criollo, tema en el que se insiste a lo largo de la obra, había precisado :

" ... }'esprit créole fut d'abord une realité psychosociale secretée par les fondements memes du mon­de colonial, ses ambitions, la natu­re de ses liens avec l'Es{>agne, la conception que les lointauis sujets des contrées de l'Empire se firent des la Conquete du bien fondé et de l'étendue de leurs droits face aux conceptions metropolitaines ... ,, (9).

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Sin embargo, a largo plazo, se tie­ne la sensación de que esta fonna de entender el problema se diluye en la obra, a lo largo del trabajo no se po­ne más énfasis en ella y, por el con­trario, se vuelve a reducir el significa­do del ténnino "criollo" al origen geográfico de los "-individuos que , lo ostentaban. Así, en cierto momento, Lavallé afirma:

"Soulignons que le criollisme ne voyait pas s'opposer, comme c'était le cas en métropole, des ressortissants de tel royaume de la couronne contre ceux de te] autre, mais les· créoles a lénsem ble des péninsulaires, un pays arnéricain contre toute l'Espagne" ( 10),

o, al comienzo de la Parte IV estable­ce :

"Les deux parties précedents ont examiné dans quelles conclitions, et selon quel processus, se proclui­saient les heurts entre les freres originaires d'Espagne et ceux nés en Amérique" (11 ).

Pero es sobre todo en la Parte III de la obra, "Les relations de forces en présence", donde, a lo largo de la descripción de los mecanismos que regularon los conflictos entre los dos bandos, los matices desaparecen y el enfrentamiento queda reducido a los grupos de religiosos criollos, en el sentido geográfico del ténnino, fren­te a los de religiosos metropolitanos. Es por esto por lo que quizás no esté de más acentuar la idea de que el antagonismo criollos-peninsulares encierra, con mucha frecuencia, mo­tivos de lucha que hacían que las

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facciones enfrentadas no respondie­ran. literal y exclusivamente, a las denominaciones adoptadas.

Por otra parte, el autor analiza en la Parte 1 V de la tesis la analogía entre los prejuicios asociados a "crio­llo" , "mestizo", "mulato" y la apro­ximación al concepto de "natural" y. finalmente, "indio", lo cual resul­ta extremadamente útil para poder desvelar el mundo ideológico criollo tal como se vio desde el lado metro­politano. tendiendo a desprestigiarlo ; pero, además. esto sirve para darse cuenta de que, como consecuencia, el término "criollo" podía ser utili­zado en las contiendas políticas co­mo arma arrojadiza, con objeto de descalificar al adversario ante el po­der oficial, la Corona o el Consejo de Indias. Y, de hecho, así o.currió en no pocas ocasiones. Estas considera­ciones es imprescindible tenerlas en cuenta cuando se estudian enfrenta­mientos entre criollos y peninsulares, y los textos que hablan de estas lu­chas han de ser leídos a la luz de estas reflexiones, de otro modo. se corre el grave riesgo de distorsionar la realidad.

De todo ello se deriva una conse­cuencia que quizás obligue a replan­tearse el sentido último ele una idea que aparece expresada en diversos autores y, como ejemplos, podemos mencionar al propio Bernard Lavallé y a Guillermo Céspedes, en la obra ya mencionada. Nos referimos al "oriollismo" que, además Je otras formas, es presentado como un movi­miento de reivindicación. Así, Lava­llé escribe:

"Les manifestations conventuels

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du criollismo de la viceroyauté ne furent q'une expression - una expression sans aucune doute pri­vilegiée- d 'un vaste mouvement de prise de conscience, de remise en question et de revendication qui atteignait et concemait taus les aspects de la vie coloniale . .. " (12).

En un sentido muy parecido, Cés­pedes define recientemente el crio­llismo como:

" . . . complejo fenómeno cultural ( ... ) nuevo régimen indiano ca-racterizado por un intenso prota­gonismo histórico del vasto con­glomerado social formado por cuantos se sienten y llaman a sí mismos 'criollos' ... " (13 ).

Pero, si ha quedado claro que hu­bo "criollos" nacidos en España y "peninsulares" nacidos en América, el movimiento de "reivindicación" o de "intenso protegonismo histórico" al que se llama criollismo representa, en definitiva, intereses que podían ser compartidos por individuos de ambos lados del Atlántico ; en otras palabras, si la base de dicho movi­miento, los "criollos", no era en ab­soluto homogénea y en ella podían mezclarse personas nacidas en el Nuevo y en el Viejo Mundo, el crio­llismo resultaba ser una manifesta­ción común de elementos que, su­puestamente, tendrían que estar en­frentados. ¿Cómo resolver esta con­tradicción? Para ello, en última ins­tancia, quizás lo verdaderamente operativo en el análisis social fuera llegar a definir esos intereses, para llegar a saber por qué un determina­do grupo de individuos adoptaba una

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actitud específica y qué se escondía detrás del hecho de "sentirse y lla­marse a sí mismos criollos".

Comprobemos el riesgo de distor­sión mencionado más arriba y esta apreciación sobre el criollismo con un ejemplo que pertenece al ámbito general de la sociedad colonial, que no se limita al mundo eclesiástico.

A lo largo del trabajo el autor menciona dos veces el caso concreto de un conflicto social ocurrido en la colonia y, a pesar de que en una de ellas se refiere sólo a lo que se podría considerar un aspecto marginal en lo que tiene que ver con el antagonismo hispano-criollo ( 14 ), no sucede así en la otra ( 15). Nos referimos a las con­frontaciones que tuvieron lugar en la década de 1.660 en el asiento minero de Laicacota. Es en el capítulo IV, "Le criollisme face a son avenir", de la Parte VI del libro ("Portée et limi­tes de la revendication créole"), ocu­pándose de la dimensión social de los enfrentamientos hispano-criollos y su repercusión en los órganos de gobierno peninsulares, cuando se trae a colación el problema de Laicacota para ilustrar las situaciones de injus­ticia de que eran víctimas los criollos a manos de grupos metropolitanos. Sin embargo, cuando se estudia a fondo el conflicto de Laicacota se tiene ocasión de comprobar que los hechos están lejos de responder a un esquema tan fácil como el propuesto por Lohmann en su obra El Conde de Lemos, vi"ey del Perú, que redu­cía el asunto a un enfrentamiento entre mineros vascos y andaluces, o el que denuncia el anónimo citado por Lavallé, que lo transforma en una situación de criollos dominados

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por vascos ( 16 ). Sin excluir eventuales choques

entre algunos criollos y peninsulares, lo cierto es que los grupos que man­tuvieron sucesivos enfrentamientos a lo largo de varios años fueron muy heterogéneos y estuvieron compues­tos por peninsulares de diferentes regiones aliados de manera aleatoria, más criollos, mestizos e indígenas. Estos grupos alteraron su composi­ción durante los aüos que duró el conflicto y modificaron sus relacio­nes con las Audiencias de La Plata y Lima; sucesivamente, eran las faccio­nes que gozaban de la confianza del poder virreinal, o que querían asegu­rarla, las que acusaban de "criollos", entre otras cosas, a sus enemigos. en­tre los que se encontraban con fre­cuencia individuos nacidos en la Pe­nínsula, incluyendo vascos. Esta con­fusión de términos y composición social ocultaba y era debida a dispu­tas que tenían como objetivo básico, en último término, el control de la producción minera, y apoya la idea de que es arriesgado interpretar lite­ralmente, sin más, los conceptos "criollo" y "peninsular", por muy contundentes que parezcan las afir­maciones de los protagonistas de los hechos (17).

Quede claro que no se trata de negar la existencia del antagonismo estudiado en la tesis, lo cual podría parecer absurdo, y, menos aún , de restar importancia a todo el mundo de ideas construido alrededor del fe­nómeno criollo y tan bien estudiado por Lavallé. De lo que se trata es de matizar el alcance de ese enfrenta­miento tal como aparece en los docu­mentos, de hacer ver que no consti-

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tuia la "variable independiente" de los mismos (expresándonos en térmi­nos estadísticos), y que los bandos en discordia se hallaban . en muchas ocasiones compuestos y estimulados por principios que no tenían que ver con el lugar de nacimiento de sus miembros.

Pero, centremos nuestra atención únicamente en el ámbito eclesiástico, en general, y confrontemos esta hipótesis con lo que ocurría en el arzobispado de Lima en un período que rios es conocido y que el autor estudia: las primeras décadas del si­glo XVII. Como en otros lugares y momentos, en Lima en esta época el clero secular, dirigido por el nuevo arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero , pretendía disputar a las órdenes reli­giosas el control de las doctrinas, instituciones esenciales en las relacio­nes entre el mundo español y el indí­gena. Como el propio Lavallé señala:

"C'est dans les debuts de cette controverse qu'apparaissent, por la prcmiere fois a l'intericur de l'Eglise coloniales suda;nericaine, les manifestations de l'antagonis­me entre Espagnols créoles et metropolitaines ... " ( 18)

Sobre el papel, los obispos, ade­más de reivindicar un control juris­diccional referente a los frailes doc­trineros ( visita "de vita et rnoribus" , examen, etc. . . ), aducían que un número creciente de "hijos de la tierra" , buenos ''lenguas" ( es decir , que hablaban las lenguas indígenas), "beneméritos" y de buenas costum­bres ( en estos casos, desde América se defendía la anti-imagen del criollo elaborada por los europeos; más

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adelante se dirá quién lo hacía) se hallaba sin beneficios. Para solucio­nar esto exigían que fueran retiradas las doctrinas a las órdenes religiosas y acusaban a los frailes que las regían de explotar a los indios y de no saber las lenguas autóctonas, supuestamen­te y por oposición a los clérigos, por­que en su mayoría eran peninsulares. Como señala Lavallé, estos argumen­tos fueron utilizados desde muy tem­prano en México, cuando los oríge­nes geográficos de los eclesiásticos quizás los fundamentaban, pero se prolongaron hasta muy entrado el si­glo XVII y en todos los lugares, cuando la composición social de se­culares y regulares había variado muchísimo. Estos eran los argumen­tos que, hacia 1610, Lobo Guerrero esgrimía ante el Consejo de Indias en memoriales presentados contra las órdenes religiosas (19). Independien­temente de lo relativo de sus afinna­ciones, que podían ser aplicadas a los dos sectores en pugna, sobreentendi­do está que las posiciones de los frai­les se aproximaban bastante a las antagónicas.

De entrada, lo que hay que hacer constar es que este enfrentamiento entre obispos y órdenes religiosas ha contribuido a proyectar, de mane­ra amplificada, la dicotomía criollo­peninsular en la documentación de archivos, de forma que ha sido reco­gida en estos mismos términos en muchos trabajos. En el fondo, sin embargo, entender el problema así no es correcto, puesto que la oposi­ción criollo-peninsular no era equiva­lente a clero secular-clero regular. De hecho, en ambos bandos había crio­llos y peninsulares y, para colmo de

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paradojas, los intereses de los supues­tos criollos, asociados al clero secu­lar, eran defendidos en multitud de casos por un obispo peninsular, co­mo sucedía en el que hemos tomado como ejemplo, protagonizado por Bartolomé Lobo Guerrero. Para com­prender esta aparente confusión en­tre los componentes del cuadro ex­puesto, lo cual es esencial para enten­der la razón última de este enfrenta­miento, es conveniente aclarar qué se escondía en el trasfondo del pro­blema.

En primer lugar, recordemos algo que queda claro en la tesis y es que la facultad de nombrar doctrineros confería un poder social y económi­co extraordinario al que no estaban dispuestos a renwiciar los obispos, de una parte, ni las órdenes, de otra. Y añadamos, además, que unos y otras no pugnaban como bloques monolíticos; lo mismo que sabemos que en el seno de las órdenes había facciones, algo similar puede distin­guirse en el interior de los equipos diocesanos que regían los obispados al lado de los prelados, en 1os que per­sonajes de tanta importancia como los Jueces Provisores condicionaban en buena medida la actuación de las sedes.

Pero, junto a esto, es esencial no olvidar que la disputa clero secular­clero regular se fue agudizando a me­dida que las órdenes religiosas incre­mentaban sus propiedades rurales y que, consiguientemente, los cabildos diocesanos, con los obispos a la cabe­za, veían disminuir. sustancialmente sus ingresos por los diezmos. Lavallé se refiere a este proceso, a modo de alusión, en un apartado del capítulo

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IV de la Parte I ("Etude preliminai­re") tratando de "Les revenus des couvents" y, en concreto, de "La proprité terrienne", destacando que el principal afectado era el rey y, después, los cabildos catedrales, di­ciendo sólo que entre ambos se re­partían los diezmos "en novenos" (20). Al plantear la cuestión de este modo resulta difícil relacionarla con el enfrentamiento criollos-peninsula­res dentro de la Iglesia, pero es nece­sario hacerlo porque el grado en que los cabildos fueron afectados por la expansión de las órdenes era muy alto; concretamente, como es sabido, el reparto de los diezmos se hacía dividiendo la "gruesa" en dos mita­des, una de las cuales iba destinada íntegra al obispo y cabildo, mientras que de la otra, únicamente dos nove­nas partes iban destinadas a la Ha­cienda Real.

En resumidas cuentas, la polémica clero secular-clero regular, sin negar otros móviles en juego, escondía

· unos intereses económicos muy fuer­tes y en ella el enfrentamiento crio­llos-peninsulares no fue más que una excusa hábilmente utilizada por los principales afectados económicamen­te, esto es, los obispos.

Pero, reduzcamos aún más el enfo­que y fijemos nuestra atención en el ámbito más restringido de las órde­nes religiosas para observar que tam­poco en ellas los enfrentamientos se producían entre grupos perfectamen­te definidos. Tomemos para ello algu­nos ejemplos sacados del mismo li­bro que comentamos. Refiriéndonos primero a los "españoles", el primero corresponde a Nueva España donde, según palabras de Lavallé, en la déca-

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da de 1590 un grupo de religiosos franciscanos vascos "s'étaient consti­tués une sorte de monopole de pou­voir dans la province". Durante años "le probleme basque ... vient com­pliquer l'antagonisme 'normal' entre Espagnols et créoles et lui donner ici une allure original". Los vascos, de un lado, "étaient loin de faire l'unanimité des métropolitaines" , aunque de otro "se faisaient les champions de l'anticriollisme le plus virulent" (21 ). Este ejemplo aislado se puede unir a los mencionados en el apartado del capítulo VI de la Par­te I, titulado "Les prolongements américains des regionalismes espag­nols", que se refieren casi en su tota­lidad al espacio del virreinato perua­no. En estos casos, facciones de reli­giosos de distintas zonas peninsulares mantenían conflictos entre sí, a se­mejanza de lo que ocurría en la pro­pia España antes del Descubrimiento, evidenciando que los grupos de pe­ninsulares en las órdenes distaban mucho de ser uniformes.

Algo s1milar puede decirse de los nacidos en América. En el mismo ca­pítulo de la Parte I ("Etude prelimi­naire") , el autor incluye otro aparta­do titulado "Les régionalismes créo­les". En él se d~ por supuesto que se produjeron disensiones entre los crio­llos y se cita como ejemplo un caso ocurrido entre los agustinos de Chile hacia 16 71. Para intentar defenderse de las probables acusaciones de un visitador enviado a aquella zona a investigar determinados sucesos, F. Carlos de Melina, instigador de los problemas, denunció a sus oponen­tes y al visitador. Al leer una de sus cartas, dice Lavallé, se podría creer:

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" . . . qu'on l'est en présence d'un affrontement classique entre mé­tropolitaines et Américains. On retrouve sous la plume tous les topiques , antiespagnols. N'accuse­t-il pas, entre autres, le visita­dor, F, Antonio de la Encina d 'antipathie envers les créoles? Pourtant, une étude moins super­ficielle revele que le visitador, les Principaux adversaires ( , . . ) ainsi que le provincial nommé par le général pour rétablir l'ordre ( . . . ) étaient tous, eux aussi, créoles, mais de la province de Lima . . . et non point de pénin­sulaires" (22).

Los ejemplos citados, que es difí­cil pensar que fuesen excepciones, demuestran que también en la esfera de las órdenes religiosas y, tanto en lo que se denomina el sector de los peninsulares, como en el de los crio­llos, existían fisuras que producían divisiones y alianzas que no respeta­ban la clasificación de los individuos según su lugar de nacimiento.

Independientemente del hecho de la criollización creciente de la socie­dad colonial, es decir, del aumento del número de los nacidos en Améri­ca, independientemente de que el ser criollo pudiera constituir una bande­ra en torno a la cual cabía defender intereses institucionales o particula­res indianos, frente a medidas toma­das en los centros de decisión políti­ca que tendieran a beneficiar a inte­reses peninsulares; considerados tam­bién institucional o particularmente;

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independientemente de todo esto, in­sistimos, en muchos casos en que la documentación de archivos refleja enfrentamientos entre criollos y pe­ninsulares, la base de estas pugnas no era el lugar de nacimiento de los indi­viduos, sino las alianzas de intereses, de sectores heterogéneos en cuanto a su origen, relacionados con frecuen­cia con el acceso a las fuentes de ri­queza y poder coloniales. Paralela­mente a ello, la utilización en estas pugnas de argumentos ideológicos sobre criollos o peninsulares consti­tuian un recurso a veces eficaz por el conjuro que producían de los pre­juicios elaborados por uno y otro bando sobre los contrarios.

De aquí se deriva la convicción de que, tanto la aparición del antago­nismo criollos-peninsulares en con­flictos sociales en la colonia, como el papel de lo que se conoce como "criollismo'' son claves históricas que es preciso manejar con extremo cui­dado, si no se quiere llegar a conclu­siones erróneas en los análisis que se realicen. En muchas más ocasiones de las que pudieran parecer, ambas claves esconden realidades difíciles de ser percibidas por el historiador a primera vista, realidades que son las que, en última instancia, hay que es­forzarse por definir. En esta tarea y en lo que se refiere particularmente al virreinato de1

, Perú, no cabe la menor duda de que la tesis del profe­sor Bernard Lavallé rinde un extraor­dinario servicio.

Antonio Acosta José Alexandre 16,

Sevilla - España

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NOTAS*

Cfr. G. Lohmann, Los ministros de la Audiencia de Lima (1700-1821). Sevilla, 1974; J. Israel, Race, class and politics in Colonial Mexico (1610-1670). Oxford, 1975; R. Konetzke, "La condición legal de los criollos y las causas de la Indepen­dencia", Estudios Americanos, vol. 11, No. 5 (Sevilla , 1950), pp. 31-54.

(2) B. Lavallé, R~es ... ,obra citada en texto, p. 409 (Vol. 1).

(3) lbid, p. 504 (vol 1).

(4) lbid. p. 367 (vol I). " ... lo fundamental de la reivindicación criolla naciente versaba sobre las enco­miendas ... "

(5) José Antonio Maravall, Estado Moderno y mentalidad social. Madrid, 1972. 2 vols. La comparación se establece en Recherches ... , p. 983 (vol. 11).

(6) G. Céspedes, Am&ica Hispinica (1492-1898). Madrid, 1983, p. 284.

(7) Recherches ... , p. 359 (vol I), apud. J. Lafaye, Quetzalcoatl et Guadalupe, la formation de la conscience nationale au Mexique. Paris, 1974, p. 20.

"El sentimiento criollo ha precedido 'stricto sensu' al nacimiento del primer criollo; así veremos a Españoles 'acriollados', lle~dos de la península, a menudo vinculados a familias criollas, identificarse espintualmente con la sociedad crier lla . .. más que el lugar de nacimiento era el conocimiento del país y sobre todo la adhesión a una ética colonial de la sociedad lo que definía al criollo . . . "

(8) Recherches ... , p. 359 (vol. 1). "Más allá de las a.(>ariencias, ser criollo estaba más vinculado a un 'estado de espí­ritu', a una adhesión a los intereses locales que al nacimiento en tierra america­na ... "

(9) lbid. 355 (vol. I). " . .. el espíritu criollo fue, ante todo1 una realidad psicosocial oculta por los fundamentos mismos del mundo colonial, sus ambiciones, el tipo de sus lazos con España, la concepción que los sujetos lejanos de las comarcas del Imperio se hicieron desde la conquista de la legitimidad r, del entendimiento de sus derechos frente a las concepciones metropolitanas . . . '

(1 O) lbid, 317 (vol I). "Subrayemos que el criollismo no oponía como era el caso de la metrópoli, a los naturales de tal reino de la corona con los de algún otro1 sino, a los cnollos con el conjunto de los peninsulares y a un país americano contra toda España".

(11) Ibid. 747 (vol. 11). "Las dos partes precedentes han examinado en qué condiciones, y ~n qué proceso se .(>roducían los choques entre los hermanos originarios de España y 1ouellos nacidos en América".

• Revi1ta A ntfina ha considerado conveniente traducir las citas.

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(12) Ibid . 1.111 (vol. 11). "Las manifestaciones conventuales del criollismo del virreynato no fueron más que una expresión -expresión, sin ninguna duda, privilegiada- de un vasto mo­vimiento de toma de conciencia, de cuestionamiento y de reivindicación que trataba lo concerniente a todos los aspectos de la vida colonial . .. "

(13) G. Céspedes, op. cit. , p. 292.

(14) Recherches ... , p. 305 (vol. I).

(15) Ibid. 1.211 (vol. II).

(16) G. Lohmann, El Conde de Lemos, virrey del Perú. Maddif, 946, pp. 151-227; y Recherches . . . , p. 1.211 (vol. II).

( 17) Cfr. A. Acosta, "Conflictos sociales y políticos en el sur peruano (Puno, La Paz, Laicacota. 1660-1668), Primeras Jornadas de Andalucía y América, Huelva, 1981, pp. 29-51.

(18) Recherches ... , p. 190 (vol. 1). "Es en los inicios de esta controversia que aparecen, al interior de la Iglesia colonial sudamericana por vez primera, las manifestaciones del antagonismo entre Españoles criollos y metropolitanos . . . "

(19) Cfr. Informaciones promovidas por el arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero sobre las doctrinas de los religiosos, en Archivo General de Indias, Lima; 301.

(20) Recherches ... , p. 216 (vol. I).

(21) lbid. pp. 434-5 (vol I). "habían constituido una suerte de monopolio de poder en la provincia". Durante años, "el problema vasco . . . complica el ant~gonismo 'normal' entre Españoles y cnollos, dándole un carácter original". Los Vascos, de un lado, "estaban lejos de plantear la unanimidad de los metropolitanos", aunque de otro "eran los cam­peones del anticriollismo más virulento .. . "

(22) lbid. pp. 312-3 (vol. I). " ... que e~tamos en presencia de un _enfrentamiento clásico en.tre men:opolita­nos y_ Amencanos. Reencontramos baJo la pluma todos los tópicos anttespaño­les. El visitador, F. Antonio de la Encina, ¿no muestra entre otras antipatía para con los cnollos? Sin embar~o, un estudio menos superficial revela que el visitador, los principales adversanos ( ... ), así como el_provincial nombrado por el general {>ara restablecer el orden ( ... ) eran todos, ellos también, criollos pero de la provincia de Lima ... y no peninsulares". '

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