sociologÍa y cultura - pierre bourdieu

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  • 7/28/2019 SOCIOLOGA Y CULTURA - PIERRE BOURDIEU

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    SOCIOLOGA Y CULTURA

    Pierre Bourdieu

    Traduccin:

    Martha Pou

    Grijalbo-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

    Mxico, D. F.

    Los noventa

    Pone al alcance de los lectores una coleccin con los ms variadostemas de las ciencias sociales. Mediante la publicacin de un librosemanal, esta serie proporciona un amplio espectro del pensamientocrtico de nuestro tiempo.

    Sociologa y cultura

    Titulo original en francs: Questions de sociologie

    Traduccin : Martha Pou

    De la edicin de Les editions de Minuit, Pars, 1984.

    1984, Les Editions de Minuit

    D. R. 1990 por EDITORIAL GRIJALBO, S.A.

    Calzada San Bartolo Naucalpan nm. 282

    Argentina Poniente 11230

    Miguel Hidalgo, Mxico, D. F.

    Primera edicin de la coleccin Los noventa

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    Coedicin: Direccin General de Publicaciones delConsejo Nacional para la Cultura y las Artes / EditorialGrijalbo, S. A.

    La presentacin y disposicin en conjunto y de cada pgina de

    SOCIOLOGA Y CULTURA, son propiedad del editor, quedaestrictamente prohibida la reproduccin parcial o total de esta obrapor cualquier sistema o mtodo electrnico, incluso el fotocopiado,sin autorizacin escrita del editor.

    ISBN 968-419-825-6

    IMPRESO EN MXICO

    Esta obra se termin de imprimir en el mes de febrero de 1990 en losTalleres Grficos de la Nacin. Se tiraron 17,000 ejemplares mssobrantes para reposicin.

    NDICE

    Introduccin: La sociologa de la culturade Pierre Bourdieu

    Por: Nestor Garca CancliniPrlogo

    1. Clase inaugural2. Una ciencia que incomoda3. Los intelectuales estn fuera del

    juego?4. Para una sociologa de los socilogos5. Cmo liberar a los intelectuales

    libres?6. Lo que quiere decir hablar7. Algunas propiedades de los campos

    8. El mercado lingstico9. La censura10. La juventud no es ms que una

    palabra11. El origen y la evolucin de las

    especies de melmanos12. La metamorfosis de los gustos13. Cmo se puede ser deportista?14. Alta costura y alta cultura15. Y quin creo a los creadores?

    16. La opinin pblica no existe

    http://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Introduccion.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Prologo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/1Clase.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/2UnaCiencia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/3Intelectuales.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/3Intelectuales.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/4UnaSociologia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/5ComoLiberar.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/5ComoLiberar.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/6LoQueQuiere.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/7Algunas.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/8Mercado.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/9Censura.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/10Juventud.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/10Juventud.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/11Origen.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/11Origen.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/12Metamorfosis.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/13ComoSePuede.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/14Alta.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/15YQuienCreo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/16LaOpinion.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Introduccion.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Prologo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/1Clase.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/2UnaCiencia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/3Intelectuales.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/3Intelectuales.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/4UnaSociologia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/5ComoLiberar.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/5ComoLiberar.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/6LoQueQuiere.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/7Algunas.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/8Mercado.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/9Censura.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/10Juventud.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos1-10/10Juventud.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/11Origen.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/11Origen.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/12Metamorfosis.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/13ComoSePuede.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/14Alta.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/15YQuienCreo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/16LaOpinion.doc
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    17. Cultura y poltica18. La huelga y la accin poltica19. El racismo de la inteligencia20. Espacio social y gnesis de las

    clases

    Bibliografa seleccionada

    PRLOGO

    No quisiera que un largo prembulo escrito precediera los textos queaqu se reproducen y que son todas transcripciones de discursosorales dirigidos a gente que no es especialista. Sin embargo, creo

    que es necesario expresar al menos por qu me pareci til y legitimoofrecer as, con una forma ms fcil, aunque tambin ms imperfecta,las exposiciones que para algunos lectores tratan temas que ya heconsiderado de manera sin duda ms rigurosa y completa.1

    La sociologa difiere de las dems ciencias al menos en un aspecto:se le exige una accesibilidad que no se pide a la fsica o an a lasemiolgica o la filosofa. El lamentar la oscuridad es quiz una formade expresar que uno quisiera comprender, o estar seguro decomprender, cosas de las que presiente que merecen la penacomprenderse. De cualquier manera, no hay un campo donde el

    poder de los expertos y el monopolio de la competencia seams peligroso e intolerable. La sociologa no merecera una sola horade esfuerzo si fuera un saber de especialista reservado aespecialistas.

    No debera sealar que ninguna ciencia compromete interesessociales de manera tan evidente como la sociologa. Esto es lo quecrea la dificultad particular tanto de la produccin como de latransmisin del discurso cientfico. La sociologa afecta intereses quepueden ser vitales. No se puede contar con los patrones, los obispos

    o los periodistas para alabar el carcter cientfico de los estudios querevelan los fundamentos ocultos de su dominio, ni para trabajar en ladivulgacin de los resultados. Aquellos que se dejan impresionar porlos certificados de cientificidad que se complacen en atribuir losPoderes (temporales o espirituales) deben saber que, en la dcadade 1840, el industrial Grandin agradeci en la tribuna de la cmara dediputados a los verdaderos sabios que haban mostrado que elemplear nios constitua con frecuencia un acto de generosidad. Antenemos a nuestros Grandin y nuestros verdaderos sabios.

    En su esfuerzo por difundir lo que ha aprendido, el socilogo tampoco

    puede contar con todos aquellos cuyo oficio es producir da tras da,semana tras semana, y sobre todos los temas obligados del

    http://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/17CulturayPolitica.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/18HuelgaAccionPolitica.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/19Racismo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/20EspacioSocial.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/20EspacioSocial.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Bibliografia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/PortadaIndice.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/17CulturayPolitica.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/18HuelgaAccionPolitica.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/19Racismo.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/20EspacioSocial.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Capitulos11-20/20EspacioSocial.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/Contenido/Bibliografia.dochttp://fayl.uh.cu/intra/other/BORDIEU,%20PIERRE.%20SOCIOLOGIA%20Y%20CULTURA/PortadaIndice.doc
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    momento como la violencia, la juventud, la droga o elrenacimiento de la religin, discursos que no son ni siquierafalsos y se convierten hoy en da en los temas que se imponen paralos ensayos escolares. Sin embargo, le hara mucha falta algunaayuda para cumplir con esta tarea. En efecto, la idea verdadera no

    posee una fuerza intrnseca y el propio discurso cientfico estatrapado en las relaciones de fuerza que revela. Adems, la difusinde este discurso est sometida a las leyes de la difusin cultural quel denuncia y los poseedores de la competencia cultural necesariapara apropirselo no son aquellos a quienes ms interesa hacerlo.En suma, en su lucha contra el discurso de los altoparlantes, lospolticos, ensayistas o periodistas, el discurso cientfico tiene todo encontra: estn las dificultades y la lentitud de su elaboracin, que porlo general lo hacen llegar despus de la batalla; su complejidadinevitable, que desalienta a las mentes simples a prejuiciadas o,sencillamente, a los que no poseen el capital cultural necesario paradescifrarlo; finalmente, est su impersonalidad abstracta, quedesalienta la identificacin y todas las formas de proyeccingratificantes, y, sobre todo, su distancia con respecto a las ideaspreconcebidas y las convicciones primarias. Solo puede conferrselealguna fuerza real si se acumula sobre l la fuerza social que lepermita imponerse. Esto puede requerir que, por una aparentecontradiccin, uno acepte jugar los juegos sociales cuya lgica(d)enuncia. Tratar de evocar los mecanismos de la moda intelectualen uno de sus templos, utilizar los instrumentos de la mercadotecniaintelectual para obligarlos a transmitir precisamente aquello que

    ocultan, en especial su propia funcin y la de sus usuarios, a tratar deevocar la lgica de las relaciones entre el partido comunista y losintelectuales en uno de los rganos del propio partido dirigido a losintelectuales, es una forma que trata de devolver contra el poderintelectual las armas de poder intelectual, aceptando de antemanoque se sospechar un compromiso, al decir lo menos esperado, loms improbable, lo ms fuera de lugar all donde se dice; es unaforma de negarse a predicar para los conversos, como lo hace eldiscurso que es tan bien recibido porque no dice a su pblico ms quelo que l quiere or.

    INTRODUCCIN: LA SOCIOLOGA DE LA CULTURA

    De: Pierre Bourdieu

    Nstor Garcia Canclini

    Muy pocos de los principales socilogos, los que producen un sistemaoriginal de interpretacin de la sociedad, han puesto como Bourdieu,en el centro de su trabajo, las cuestiones culturales y simblicas.Para entender esta eleccin, que le ha permitido renovar laproblemtica terica y el conocimiento emprico en los estudios sobre

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    cultura, hay que tener en cuenta su peculiar insercin en elpensamiento contemporneo.

    Comparti el auge estructuralista de hace dos dcadas, y produjo unode los usos ms creativos del mtodo en el homenaje a Levi-Strauss

    por su 60aniversario,2 pero vio ese tipo de anlisis como lareconstruccin objetivista por la que hay que pasar para acceder ainterpretaciones ms completas y ms complejas3 de los procesossociales. Encontr en la teora marxista esa interpretacin msabarcadora, pero en los mismos aos en que casi todo el marxismofrancs y buena parte del europeo conceba su renovacinintelectual como un esfuerzo hermenutico y especulativo,althusseriano primero, gramsciano despus, Bourdieu busco eninvestigaciones empricas la informacin y el estmulo para replantearel materialismo histrico. No intent esta renovacin en las reasdeclaradas estratgicas por el marxismo clsico, sino en la que laortodoxia economicista haba excluido a subvalorado: el arte, laeducacin, la cultura. Dentro de ellos, analizo, ms que las relacionesde produccin, los procesos sobre los que el marxismo menos hadicho: los el consumo.

    Por qu un socilogo elige como tema de investigacin la prctica dela fotografa a la asistencia a los museos?4 No hay en la vida socialcuestiones ms centrales, ms propicias para plantearse lasrelaciones entre la sociologa y la antropologa, la articulacin entre loobjetivo y lo subjetivo en el proceso de investigacin, la manera en

    que se constituyen las experiencias de clase? Veremos ms adelanteque lo que un grupo social escoge como fotografiable revela qu es loque ese grupo considera digno de ser solemnizado, como fija lasconductas socialmente aprobadas, desde qu esquemas percibe yaprecia lo real. Los objetos, lugares y personajes seleccionados, lasocasiones para fotografiar muestran el modo en que cada sectordiferencia lo pblico de lo privado. Tales descubrimientos hacenpatente que para el socilogo no hay temas insignificantes oindignos: son precisamente estos temas los que ayudan a entendercmo en cada sociedad la jerarqua de los objetos de estudio, lasestrategias del prestigio cientfico pueden ser cmplices del orden

    social.

    Su manera de investigar y exponer es as cuestiones tambin seaparta de los hbitos acadmicos dominantes. Cuntos autorescombinan reflexiones esttico-filosficas con encuestas, estadsticas yanlisis etnogrficos? No es frecuente que un socilogo dediquecentenares de pginas a discutir las condiciones de cientificidad de sudisciplina y a la vez procure incorporar, en el centro de su discurso,descripciones casi fenomenolgicas del mundo vivido, y agreguefotos, entrevistas, fragmentos de diarios y revistas. La ambicinfilosfica de construir el sistema total, pero con el rigor minucioso delcientfico? Por eso se apropia de teoras divergentes Marx,Durkheim, Weber para explicar conjuntamente el sentido social de

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    Proust y Levi-Strauss, de Ravel y Petula Clark, del whisky y losmuebles Knoll, hasta las variantes con que diversas clases ejercen elgusto gastronmico y la cosmtica femenina?

    A la complejidad conceptual y expositiva de la obra de Bourdieu y

    de sus colegas del Centro de Sociologa Europea, coautores de variostextos se agregan en espaol otros obstculos. Falta traducir lamayor parte de sus libros, notoriamente la mejor sntesis terico-emprica de su obra, Le sens pratique. El otro gran texto quesistematiza muchas de sus investigaciones, La distincin5, acaba deser traducido, una dcada despus de su aparicin en francs, y suestructura desarticulada vuelve difcil a veces seguir el hilo conductorde su teora social. De los otros libros disponibles en nuestra lengua,La fotografa, si bien tiene gran inters metodolgico y como anlisisde esa prctica, ofrece una versin parcial de la teora bourdieuana;El oficio de socilogo6 es importante epistemolgicamente, pero noda cuenta de los aportes de Bourdieu y su grupo a la teora de losimblico; en cuanto a Los estudiantes y la cultura y lareproduccin,7 adems de circunscribirse al sistema escolar,presentan sobre todo el segundo la versin ms rgidamentereproductivista de su teora sociolgica y en una prosa por momentosintransitable. Se explica la malevolencia de aquel critico sorprendidoporque, siendo este libro uno de los que mejor desmontan el elitismode la educacin francesa, su comprensin parece requerir que loslectores hayan pasado primero por la Escuela Normal Superior.8

    Los escasos ttulos sobre sociologa de la cultura publicados enespaol solo muestran una imagen resumida y fragmentaria delenorme trabajo terico que Bourdieu ha cumplido en relacin con elarte y otras formas de consumo esttico, sobre la religin, la ciencia,la politica, el lenguaje. Dicen muy poco de las maneras en queorganiza un material emprico denso, como discute las condiciones deobtencin y exposicin de los datos. Questions de sociologie, el libroque estamos presentando ahora en castellano bajo el ttuloSociologa y cultura; rene un conjunto de textos claves(conferencias, artculos y entrevistas) en los que el socilogo francssintetiza las tesis principales de sus obras, aclara sus posiciones en

    relacin con criticas y debates suscitados por ellas, y habla de lo quegeneralmente los libros ocultan: como l dice, dan el productoacabado, pero no las operaciones. AquBourdieu nos proponeingresar en las cocinas de la ciencia.

    Para cumplir mejor estos fines, con acuerdo del autor remplazamostres captulos de la edicin francesa (Lart de rsister aux paroles,Le sociologue en question y Le paradoxe du sociologue) por dostextos ms recientes, que elaboran de un modo ms avanzado laconcepcin bourdieuana sobre la sociologa como ciencia y sobre lasclases sociales: La clase inaugural que dio al ingresar al Colegio deFrancia el 23 de abril de 1982, y el artculo Espacio social y gnesis

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    de las clases, publicado por la revista Actes de la recherche ensciences sociales, nm. 52-53, en junio de 1984.

    Nuestra introduccin es tambin un intento de situar este libro en laperspectiva general de la obra de Bourdieu, especialmente en

    relacin con los textos tericos y de sociologa de la cultura notraducidos al espaol. Asimismo, proponemos algunas preguntaspolmicas acerca de la utilizacin de este autor en la prcticasociolgica y antropolgica de Amrica Latina.9

    Un marxismo weberiano?

    Como muchos estudios basados en encuestas, los que Bourdieudirigi sobre la educacin francesa y sobre el pblico de museoscomienzan registrando con rigor estadstico lo que todos ya saben: laasistencia a los museos aumenta a medida que ascendemos de niveleconmico y escolar, las posibilidades de acceso y de xito en laescuela crecen segn la posicin de clase que se ocupa y lasprecondiciones recibidas de la formacin familiar. Por supuesto, laconclusin de estos datos ser obvia: El acceso a las obrasculturales es privilegio de laclase cultivada.10 Bourdieu usa lasencuestas para elaborar una problemtica que no surge de lascifras. Desde sus primeras investigaciones en Argelia, desde esosestudios sobre la escuela y el museo, trat de construir una teoramulti-determinada de las relaciones sociales. Busco informacinemprica para no reincidir en las especulaciones esttico-filosficas

    sobre el gusto ni en las afirmaciones meramente doctrinarias con quecasi todo el marxismo vincula lo econmico y lo simblico, pero a lavez someti los dates a un trabajo epistemolgico capaz de llevarlosa conclusiones menos superficiales que las que suelen recolectar losestudios de la opinin pblica y de mercado.

    La opinin pblica no existe se titula una conferencia suya en1972, incluida en este volumen, en la cual discutemetodolgicamente las encuestas que pretenden encontrar el sentidoque los mensajes tienen para los receptores a travs de la solaadicin de opiniones individuales. Lo que ocurre con el pblico en un

    cierto memento, dijo, es resultado de un sistema de fuerzas, detensiones, y no hay nada ms inadecuado para representar el estadode la opinin que un porcentaje.11 Las encuestas y las estadsticasson necesarias para evitar las reflexiones impresionistas o laaplicacin mecnica de principios derivados de la estructura delmodo de produccin o de la lucha de clases. Pero a la vez, paraevitar la sacralizacin emprica de los dates, que suele reducir lasinvestigaciones a una confirmacin de nuestra sociologaespontnea, hay que situar la informacin emprica en una teoradel sistema social y de las condiciones en que se produce suconocimiento.12

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    Podramos decirlo de un modo aparentemente paradjico: si bien laobra de Bourdieu es una sociologa de la cultura, sus problemasbsicos no son culturales. Las preguntas que originan susinvestigaciones no son: cmo es el pblico de los museos? ocmo funcionan las relaciones pedaggicas dentro de la escuela?

    Cuando estudia estos problemas est tratando de explicar otros,aquellos desde los cuales la cultura se vuelve fundamental paraentender las relaciones y las diferencias sociales. Cabe aplicar aBourdieu lo que l afirma de la sociologa de la religin de Weber:su mrito consiste en haber comprendido que la sociologa de lacultura era un captulo, y no el menor, de la sociologa del poder, yhaber visto en las estructuras simblicas, ms que una formaparticular de poder, una dimensin de todo poder, es decir, otronombre de la legitimidad, producto del reconocimiento, deldesconocimiento, de la creencia en virtud de la cual las personas queejercen la autoridad son dotadas de prestigio.13

    Las preguntas fundadoras de casi todos sus trabajos, aunque nuncalas enuncia expresamente, son dos:

    1. Cmo estn estructuradas econmica ysimblicamente la reproduccin y la diferenciacinsocial?

    2. Cmo se articulan lo econmico y lo simblico en losprocesos de reproduccin, diferenciacin y construccindel poder?

    Para responderlas, Bourdieu retoma dos ideas centrales delmarxismo: que la sociedad est estructurada en clases sociales y quelas relaciones entre las clases son relaciones de lucha. Sin embargo,su teora social incorpora otras corrientes dedicadas a estudiar lossistemas simblicos y las relaciones de poder. Por esto, y por supropio trabajo de investigacin emprica y reelaboracin terica, surelacin con el marxismo es polmica al menos en cuatro puntos:

    a. Los vnculos entre produccin, circulacin yconsumo.Aunque algunos textos tericos del marxismo,empezando por la Introduccin general a la crtica de laeconoma politica, proponen una interaccin dialcticaentre los tres trminos, sus anlisis del capitalismo se hancentrada en la produccin. En los ltimos quince aosalgunos socilogos marxistas, especialmente losdedicados a la cuestin urbana, tratan de teorizar elconsumo e investigar sus estructuras, pero sus trabajosse ven limitados por seguir subordinndolo a laproduccin: lo ven nicamente como un lugar necesariopara la reproduccin de la fuerza de trabajo y laexpansin del capital. Al no reconocer que el consumo

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    es tambin un espacio decisivo para la constitucin de lasclases y la organizacin de sus diferencias, y que en elcapitalismo contemporneo adquiere una relativaautonoma, no logran ofrecer ms que versionesremodeladas del economicismo productivista tradicional

    en el materialismo histrico.14 Bourdieu no desconoce laimportancia de la produccin, pero sus investigaciones seextienden preferentemente sobre el consumo. Las clasesse diferencian para l, igual que en el marxismo, por surelacin con la produccin, por la propiedad de ciertosbienes, pero tambin por el aspecto simblico delconsumo, a sea por la manera de usar los bienestransmutndolos en signos.15

    b. La teora del valor trabajo. Una gran parte de los anlisisde Bourdieu sobre la constitucin social del valor seocupa de procesos que restringen al mercado y alconsumo: la escasez de los bienes, su apropiacindiferencial por las distintas clases y las estrategias dedistincin que elaboran al usarlos. Cuando desarrolla unaconcepcin ms estructural sobre la formacin del valor apropsito del proceso de produccin del arte, dice queno debe entendrselo como la suma del Costa deproduccin, la materia prima y el tiempo de trabajo delpintor: la fuente del valor no reside en lo que hace elartista, ni en como lo hace, ni en la decisin delmarchante a la influencia de tal galera; es en el campo

    de produccin, como sistema de relaciones objetivasentre estos agentes o estas instituciones y lugar deluchas por el monopolio del poder de consagracin, dondese engendran continuamente el valor de las obras y lacreencia en este valor.16

    c. La articulacin entre lo econmico y lo simblico. ParaBourdieu las relaciones econmicas entre las clases sonfundamentales, pero siempre en relacin con las otrasformas de poder (simblico) que contribuyen a lareproduccin y la diferenciacin social. La clasedominante puede imponerse en el plano econmico, y

    reproducir esa dominacin, si al mismo tiempo lograhegemonizar el campo cultural. En la reproduccindefini la formacin social como un sistema derelaciones de fuerza y de sentido entre los grupos y lasclases.17

    d. La determinacin en ltima instancia y el concepto declase social. Puesto que son indisociables lo econmico ylo simblico, la fuerza y el sentido, es imposible que unode esos elementos se sustraiga de la unidad social ydetermine privilegiadamente, por s solo, a la sociedadentera. Frente a esta concepcin causalista (una causalo econmico determinara el efecto lo simblico),Bourdieu propone en varios textos una definicin

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    estructural de las clases y de sus relaciones. Es en Ladistincin donde mejor la formula y discute lasimplicaciones metodolgicas. La clase social no puedeser definida por una sola variable o propiedad (ni siquierala ms determinante: el volumen y la estructura del

    capital), ni por una suma de propiedades (origensocial + ingresos + nivel de instruccin), sino por laestructura de las relaciones entre todas las propiedadespertinentes que confiere a cada una de ellas y a losefectos que ella ejerce sobre las prcticas su valorpropio.18 Es necesario romper con el pensamientolineal, que no conoce ms que las estructuras de ordensimple de determinacin directa y tratar de reconstruiren cada investigacin las redes de relacionesencabalgadas, que estn presentes en cada uno de losfactores. Decir que esta causalidad estructural de unared de factores es irreductible a la eficacia simple deuno o varios de ellos no implica negar que los hechossociales estn determinados: si a travs de cada uno delos factores se ejerce la eficacia de todos los otros, lamultiplicidad de determinaciones conduce no a laindeterminacin sino al contrario a lasobredeterminacin.19

    Qu consecuencia tiene todo esto al estudiar las clases sociales?Significa que para conocerlas no es suficiente establecer comoparticipan en las relaciones de produccin; tambin constituyen elmodo de ser de una clase o una fraccin de clase el barrio en queviven sus miembros, la escuela a la que envan a sus hijos, los lugaresa los que van de vacaciones, lo que comen y la manera en que locomen, si prefieren a Bruegel o a Renoir, el Clave bien temperado o elDanubio Azul. Estas prcticas culturales son ms que rasgoscomplementarios o consecuencias secundarias de su ubicacin en elproceso productivo; componen un conjunto de caractersticasauxiliares que, a modo de exigencias tcitas, pueden funcionar como

    principios de seleccin o de exclusin reales sin ser jamsformalmente enunciadas (es el caso, por ejemplo, de la pertenenciatnica o sexual).20

    De la estructura social al campo cultural

    Adems de concebir la sociedad como una estructura de clases y unalucha entre ellas, cules son para Bourdieu las partes constitutivas,estructurantes, de la vida social? Cmo delimitar los espacios en losque debe localizarse cada investigacin? Dado su modo de afirmarla indisolubilidad de lo material y lo cultural, su teora de la sociedadno organiza los hechos a partir de la divisin entre estructura y

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    superestructura. Si hay que encontrar un gran esquema ordenador,ser ms bien su teora de los campos.

    Uno de los aspectos ms atractivos del concepto de campo loencontramos precisamente en su utilidad para mediar entre la

    estructura y la superestructura, as como entre lo social y loindividual. Ha contribuido, por ejemplo, a evitar el deductivismomecnico empleado en tantos anlisis sociolgicos del arte y laliteratura. En efecto, no es posible deducir del carcter general delmodo de produccin el sentido de una obra particular: tienen pocovalor explicativo afirmaciones tales como que el arte es mercanca oest sometido a las leyes del sistema capitalista mientras noprecisemos las formas especificas que esas leyes adoptan paraproducir novelas o pelculas, de acuerdo con los medios y relacionesde produccin de cada campo. Por omitir estas mediaciones, lossocilogos de la cultura son vistos a veces como incapaces de percibirlo peculiar del arte. Recordemos aquella irona sartreana: elmarxismo demuestra que Valery era un intelectual pequeo burgus,pero no puede explicarnos por qu todos los intelectuales pequeoburgueses no son Valery.21

    No hay ms remedio, entonces, que admitir el carcter nico decada obra de arte, la inexplicabilidad de la creacin cultural? Enuno de sus primeros textos, Campo intelectual y proyecto creador,Bourdieu observa que para dar su objeto propio a la sociologa de lacreacin intelectual22 hay que situar al artista y su obra en el

    sistema de relaciones constituido por los agentes socialesdirectamente vinculados con la produccin y comunicacin de laobra. Este sistema de relaciones, que incluye a artistas, editores,marchantes, crticos, pblico, que determina las condicionesespecificas de produccin y circulacin de sus productos, es el campocultural.

    La autonomizacin metodolgica, que trata al campo cultural comoun sistema regido por leyes propias, se justifica por lo que sucedi enla historia occidental desde el surgimiento del capitalismo. El campoartstico se integr con independencia relativa y criterios internos de

    legitimidad a partir de los siglos XVI y XVII. La complejidad delproceso productivo fue diferenciando las reas del trabajo, separandolos aspectos de la actividad humana el cultural, el poltico, eleconmico, la vida cotidiana y liberando a cada uno de ellos delcontrol religioso. Con el desarrollo de la burguesa se forma unmercado especifico para los objetos culturales, en el cual las obrasson valoradas con criterios propiamente estticos, y nacen los lugaresnecesarios para exponer y vender las mercancas: los museos y lasgaleras. Mientras en otros sistemas econmicos la prctica artsticaestaba entremezclada con el resto de la vida social, la burguesa creainstancias especificas de seleccin y consagracin, donde losartistas ya no compiten por la aprobacin religiosa o el encargocortesano sino por la legitimidad cultural.23 El escritor es valorado

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    en los salones literarios, luego en las editoriales; el pintor abandonalos grandes muros yse reduce al lienzo, que adems encierra en unmarco; el escultor ya no busca adecuar su obra a las proporciones deun espacio pblico, sino a las exigencias autnomas de su exhibicinprivada. De este modo, el campo artstico se configura como si fuera

    un orden independiente en el que los objetos circulan con unaautonoma desconocida en cualquier otra poca.

    Dado que en las sociedades modernas la vida social se reproduceen campos (econmico, poltico, cientfico, artstico), que funcionancon una fuerte independencia, el anlisis sociolgico debe estudiar ladinmica interna de cada campo. En vez de deducir del carctergeneral de la lucha de clases el sentido particular de losenfrentamientos polticos o artsticos, indagar cmo luchan por laapropiacin del capital que cada campo genera los grupos queintervienen en l. La sociedad, y por tanto, la confrontacin entre lasclases, es resultado de la manera en que se articulan y combinan lasluchas por la legitimidad y el poder en cada uno de los campos.

    Qu es lo que constituye a un campo? Dos elementos: Laexistencia de un capital comn y la lucha por su apropiacin. A lolargo de la historia, el campo cientfico o el artstico han acumuladoun capital (de conocimiento, habilidades, creencias, etctera)respecto del cual actan dos posiciones: la de quienes detentan elcapital y la de quienes aspiran a poseerlo. Un campo existe en lamedida en que uno no logra comprender una obra (un libro de

    economa, una escultura) sin conocer la historia del campo deproduccin de la obra. Quienes participan en l tienen un conjunto deintereses comunes, un lenguaje, una complicidad objetiva quesubyace a todos los antagonismos;24 por ese, el hecho de interveniren la lucha contribuye a la reproduccin del juego mediante lacreencia en el valor de ese juego. Sobre esa complicidad bsica seconstruyen las posiciones enfrentadas. Quienes dominan el capitalacumulado, fundamento del poder o de la autoridad de un campo,tienden a adoptar estrategias de conservacin y ortodoxia, en tantolos ms desprovistos de capital, o recin llegados, prefieren lasestrategias de subversin, de hereja.

    Con esta estructura funcionan los campos ms autnomos, loshabitualmente llamados culturales (la ciencia, la filosofa o el arte) ytambin otros en apariencia muy dependientes de la estructura socio-econmica general. As lo comprobamos en el campo de la altacostura.25 Lo dominan quienes detentan el poder de constituir elvalor de los objetos por su rareza o escasez, mediante elprocedimiento de la marca. Pese a que Bourdieu reconoce lasdeterminaciones mercantiles sobre la moda, y su relacin con losestilos de vida que se forman en otras reas de la organizacin social,sostiene que la oposicin estructuradora de ese campo es la queenfrenta a los modistos consagrados con quienes les disputan eselugar. Dior y Baimain han establecido durante dcadas los estilos de

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    vida capaces de distinguir a las clases altas: sus cambios no seprodujeron por adaptaciones funcionales destinadas a adecuar losobjetos a su uso, sino por alteraciones en el carcter social de losobjetos para mantener el monopolio de la ltima diferencia legitima.En su lucha contra ellos, Courrges no habla de la moda; habla del

    estilo de vida, dice que se propone vestir a la mujer moderna, quedebe ser prctica y activa, que necesita mostrar su cuerpo. Retomanecesidades de una nueva burguesa, o pequea burguesa, yproduce un cambio en el gusto. Pero esa polmica para Bourdieuencubre la manera que encontr de dar su competencia por lahegemona del campo.

    Al querer explicar la estructura de todos los campos segn la lgicade su lucha interna por el poder, entre la distincin de los que tieneny lapretensin de los que aspiran,26 Bourdieu deja dos problemasafuera. El primero: lo que sucede especficamente en cada campo.No hay diferencias esenciales entre el campo cientfico y el artstico,debido a que en uno los contendientes buscan producirconocimientos y en otras experiencias estticas? Perdemos laproblemtica intrnseca de las diversas prcticas al reducir su anlisissociolgico a la lucha por el poder. Queda sin plantear el posiblesignificado social de que ciertos grupos prefieran un modo msabstracto o ms concreto, una prctica ms intelectual o mssensible, para su realizacin simblica.

    La otra cuestin tiene que ver con la relacin entre los campos y la

    historia social. No parece posible explicar a Courrges solo por subsqueda de legitimidad dentro del campo. Su uso de exigenciassociales (la vida prctica y activa de la mujer actual, la necesidadde mostrar el cuerpo) sugiere interrelaciones entre moda y trabajo,que evidentemente contribuyeron al xito de ese modisto y a lareformulacin de su papel en el campo de la moda.

    Los modos de produccin y consumo cultural

    Incest is fine, as long as its

    kept in the family.

    Playboy

    Si bien en algunos textos Bourdieu extrema el papel de lasconfrontaciones internas de cada campo, sus trabajos ms extensosprecisan que las disputas en cada rea cultural o politica especificanel sentido general de la reproduccin social y el conflicto entre lasclases. Los campos se vinculan en la estrategia unificada de cadaclase.

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    Esta oscilacin entre un enfoque estructural y otro clasista es patenteen la caracterizacin de los modos o niveles en que se organiza lacultura. En El mercado de bienes simblicos, texto cuya primeraedicin data de 1970,27 prevalece un anlisis estructural basado en laoposicin objetiva entre el campo de produccin restringida y el

    campo de gran produccin. La distincin, en cambio, se centra enlas prcticas culturales; describe la estructura de lo campos, peromuestra a las clases y los grupos, a los sujetos sociales, operando lacorrelacin y complementacin entre los campos. Por eso, esteltimo libro, adems de ampliar a tres los niveles culturales, losdenomina gustos, o sea con una expresin que incluye el aspectosubjetivo de los comportamientos: distingue el gusto legitimo, elgusto medio y el gusto popular.28

    Queremos decir que encontramos insatisfactoria la designacin degusto legitimo, pues convierte en concepto descriptivo unapretensin de las clases dominantes. Preferimos, entre las diversasdenominaciones empleadas por Bourdieu, la de gusto burgus oesttica burguesa, porque identifican ese modo de produccin yconsume cultural por su carcter de clase. Diremos, por lo tanto,tomando en cuenta la obra total de este autor, que el mercado debienes simblicos incluye, bsicamente, tres modos de produccin:burgus, medio y popular.29 Estos modos de produccin cultural sediferencian por la composicin de sus pblicos (burguesa/clasesmedias/populares), por la naturaleza de las obras producidas (obrasde arte/bienes y mensajes de consumo masivo) y por las ideologas

    poltico-estticas que los expresan (aristocratismoesteticista/ascetismo y pretensin/pragmatismo funcional). Pero lostres sistemas coexisten dentro de la misma sociedad capitalista,porque sta ha organizado la distribucin (desigual) de todos Losbienes materiales y simblicos. Dicha unidad se manifiesta, entreotros hechos, en que los mismos bienes son, en muchos cases,consumidos por distintas clases sociales. La diferencia se establece,entonces, ms que en los bienes que cada clase apropia, en el modode usarlos.

    1. La esttica burguesa. La primera gran investigacin sobre el

    gusto de elite la realiz Bourdieu con el pblico de museos.Quiz sea en ellos donde aparece ms exacerbada laautonomizacin del campo cultural. En los museos el goce delarte requiere desentenderse de la vida cotidiana, oponerse aella. La disposicin esttica y la competencia artsticaexigidas por el arte moderno y contemporneo suponen elconocimiento de los principios de divisin internos del campoartstico. Las obras se ordenan por tendencias segn sus rasgosestilsticos, sin importar las clasificaciones que rigen los objetosrepresentados en el universo cotidiano: por ejemplo, lacapacidad de distinguir entre tres cuadros que representanmanzanas, uno impresionista, otro surrealista y otrohiperrealista, no depende del conocimiento ordinario de la fruta

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    sine de la informacin esttica que permite captar los tres tiposde tratamiento plstico, la organizacin sensible de los signos.

    La estructura del museo y la disposicin de las muestrascorresponden a esta ideologa estetizante: El carcter

    intocable de los objetos, el silencio religioso que se impone alos visitantes, el ascetismo puritano del equipamiento, siempreescaso y poco confortable, el rechazo casi sistemtico de todadidctica, la solemnidad grandiosa de la decoracin y deldecore contribuyen a hacer de esta institucin un recursodiferencial de quienes ingresan en ella y comprenden susmensajes.30 Las estadsticas sobre visitantes y la observacindel comportamiento en esos temples cvicos demuestranque el inters por los objetes artsticos es resultado de lacapacidad de relacionarlos con el conjunto de obras de las queforman parte por su significado esttico. As lo revela la mayorproporcin de visitantes de clase alta y educacin superior,pero tambin la forma en que usan el museo: el tiempodestinado a la visita, la dedicacin a cada obra, aumentan enaquellos que son capaces, por su nivel de instruccin, de captarmayor variedad de significados. Quienes hacen un uso msintense del museo son los que ya poseen un largoentrenamiento sensible, informacin sobre las pocas, losestilos e incluso los periodos de cada artista que dan sentidosparticulares a las obras.31

    En los siglos XIXyXX las vanguardias agudizaron la autonomadel campo artstico, el primado de la forma sobre la funcin, dela manera de decir sobre lo que se dice. Al reducir lasreferencias semntica de las obras, su contenido anecdtico onarrativo, y acentuar el juego sintctico con los colores, lasformas y los sonidos, exigen del espectador una disposicincada vez ms cultivada para acceder al sentido de laproduccin artstica. La fugacidad de las vanguardias, elexperimentalismo que renueva incesantemente sus bsquedas,alejan an ms a los sectores populares de la prctica artstica.Se reformula as tanto el lugar del pblico como el papel de los

    productores, la estructura entera del campo cultural Los artistasque inscriben en la obra misma la interrogacin sobre sulenguaje, que no solo eliminan la ilusin naturalista de lo real yel hedonismo perceptivo sine que hacen de la destruccin oparodizacin de las convenciones representativas su modo dereferirse a lo real, se aseguran por una parte el dominio de sucampo pero excluyen al espectador que no se disponga a hacerde su participacin en el campo una experiencia igualmenteinnovadora. El arte moderno propone una lectura paradojal,pues supone el dominio del cdigo de una comunicacin quetiende a cuestionar el cdigo de la comunicacin.32

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    Esttica incestuosa: el arte por el arte es un arte para losartistas. A fin de participar en su saber y en su goce, el pblicodebe alcanzar la misma aptitud que cites para percibir ydescifrar las caractersticas propiamente estilsticas, debecultivar un inters puro por la forma, esa capacidad de apreciar

    las obras independientemente de su contenido y su funcin.Quienes lo logran exhiben, a travs de su gustodesinteresado, su relacin distante con las necesidadeseconmicas, con las urgencias prcticas. Compartir esadisposicin esttica es una manera de manifestar una posicinprivilegiada en el espacio social, establecer claramente ladistancia objetiva y subjetiva respecto a los grupos sometidos aesos determinismos.33

    Al fijar un modo correcto y hermtico de apreciar lo artstico,supuestamente desvinculado de la existencia material, el modoburgus de producir y consumir el arte organizasimblicamente las diferencias entre las clases. Del mismomodo que las divisiones del proceso educativo, las del campoartstico consagran, reproducen y disimulan la separacin entrelos grupos sociales. Las concepciones democrticas de lacultura entre ellas las teoras liberales de la educacinsuponen que las diversas acciones pedaggicas que se ejercenen una formacin social colaboran armoniosamente parareproducir un capital cultural que se imagina como propiedadcomn. Sin embargo, los bienes culturales acumulados en la

    historia de cada sociedad no pertenecen realmente a todos(aunque formalmente sean ofrecidos a todos). No basta que losmuseos sean gratuitos y las escuelas se propongan transmitir acada nueva generacin la cultura heredada. Solo accedern aese capital artstico o cientfico quienes cuenten con los medios,econmicos y simblicos, para hacerlo suyo. Comprender untexto de filosofa, gozar una sinfona de Beethoven o un cuadrode Mondrian, requiere poseer los cdigos, el entrenamientointelectual y sensible, necesarios para descifrarlos.

    Los estudios sobre la escuela y los museos demuestran que

    este entrenamiento aumenta a medida que crece el capitaleconmico, el capital escolar y, especialmente en la apropiacindel arte, la antigedad en la familiarizacin con el capitalartstico.

    Las clases no se distinguen nicamente por su diferente capitaleconmico. Al contrario: Las prcticas culturales de laburguesa tratan de simular que sus privilegios se justifican poralgo ms noble que la acumulacin material. No es sta unade las consecuencias de haber disociado la forma de la funcin,lo bello de lo til, los signos y los bienes, el estilo y la eficacia?La burguesa desplaza a un sistema conceptual dediferenciacin y clasificacin el origen de la distancia entre las

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    clases. Coloca el resorte de la diferenciacin social fuera de locotidiano, en lo simblico y no en lo econmico, en el consumoy no en la produccin. Crea la ilusin de que las desigualdadesno se deben a lo que se tiene, sine a lo que se es. La cultura, elarte y la capacidad de gozarlos aparecen como dones o

    cualidades naturales, no como resultado de un aprendizajedesigual por la divisin histrica entre las clases.

    2. La esttica de los sectores medios. Se constituye de dosmaneras: por la industria cultural y por ciertas prcticas, comola fotografa, que son caractersticas del gusto medio. Elsistema de la gran produccin se diferencia del campoartstico de elite por su falta de autonoma, por someterse ademandas externas, principalmente a la competencia por laconquista del mercado. Producto de la bsqueda de la mayorrentabilidad y la mxima amplitud del pblico, de transaccionesy compromisos entre los dueos de las empresas y loscreadores culturales, las obras del arte medio se distinguen porusar procedimientos tcnicos y efectos estticosinmediatamente accesibles, por excluir los temascontrovertidos en favor de personajes y smbolosestereotipados que facilitan al pblico masivo su proyeccin eidentificacin.34

    Con frecuencia Bourdieu describe las prcticas culturales de lossectores medies recurriendo a metforas. Para explicar la atraccinde la gran tienda, dice que esla galeria de arte del pobre;35 encapas ms pretenciosas, observa que el Nouvel Observateurescomo el Club Mditerrane de la cultura.36 Las clases medias, ylas populares en tanto tienen como referencia y aspiracin el gustodominante, practican la cultura a travs de actos metafricos,desplazados. Un gnero tpico de la esttica media es la adaptacin:pelculas inspiradas en obras teatrales, orquestaciones popularesde msica erudita o, al contrario, orquestaciones pretendidamenteeruditas de temas populares.37 La adhesin a estos productos es

    propia de la relacin vida y ansiosa que la pequea burguesatiene con la cultura, de una buena voluntad pura, poro vaca ydesprovista de las referencias o de los principios indispensables parasu aplicacin oportuna.38

    En pocas ocasiones subraya tan rotundamente la dependencia de lacultura media, su carcter heternomo, como cuando afirma que estconstituida por las obras menores de las artes mayores (laRapsodia en Blue, Utrillo, Buffet), las obras mayores de las artesmenores (Jacques Brel, Gilbert Becaud), y los espectculoscaractersticos de la cultura media (el circo, la opereta y lascorridas de toros).39 Quiz lo ms especifico de esta tendencia loencuentra al estudiar la fotografa, art moyen en el doble sentido

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    de arte de los sectores medios y de arte que est en una posicinintermedia entre las artes legitimas y las populares.

    Cmo entender la multiplicidad de funciones cumplidas por lafotografa: decoracin de paredes, registro de las vacaciones y de

    acontecimientos familiares, documento periodstico, objeto esttico,mensaje publicitario, ofrecimiento ertico o fetichista, smbolo polticoo religioso? Es extrao que la fotografa alcance tanta aceptacin,dado que no es promovida por la escuela, no permite obtener rpidasganancias, ni va acompaada del prestigio cultural que suponen lafrecuentacin de museos o la creacin artstica. Uno podra pensarque esta actividad sin tradiciones y sin exigencias, donde lasdecisiones parecen abandonadas a la improvisacin individual, es unobjeto poco apto para la indagacin sociolgica. Justamente por esapretendida arbitrariedad subjetiva, es una de las prcticas que mejortransparentan las convenciones que rigen en cada ciase surepresentacin de lo real. Cmo no ver un sistema bien codificadoen las normas que establecen qu objetos se consideranfotografiables, las ocasiones y los lugares en que deben ser tomados,la composicin de las imgenes? Esas reglas, a menudoinconscientes para el fotgrafo y el espectador, delatan lasestructuras ideolgicas del gusto.

    En el origen de la mayor parte de las fotografas estn la familia y elturismo. Por su capacidad de consagrar y solemnizar, las fotos sirvenpara que la familia fije sus eventos fundadores y reafirme

    peridicamente su unidad. Las estadsticas revelan que los casadosposeen mayor nmero de mquinas fotogrficas que los solteros, ylos casados con hijos superan a los que no los tienen. El uso de lacmara tambin es mayor en la poca en que la familia tiene hijos ymenor en la edad madura. Hay una correspondencia entre la prcticafotogrfica, la integracin grupal y la necesidad de registrar losmomentos ms intensos de la vida conjunta: los nios fortalecen lacohesin familiar, aumentan el tiempo de convivencia y estimulan asus padres a conservar todo esto y comunicarlo mediante fotos. Otromodo de comprobarlo es comparando la fotografa de lo cotidianoefectuada sin intenciones estticas con la fotografa artstica y la

    participacin en foto-clubes: la primera corresponde a personasadaptadas a las pautas predominantes en la sociedad, la otra aquienes estn menos integrados socialmente, sea por su edad,estado civil o situacin profesional.40

    Las vacaciones y el turismo son los periodos en que crece la pasinpor fotografiar. Se debe a que en esas pocas se incrementa la vidaconjunta de la familia, pero tambin a que las vacaciones y laactividad fotogrfica tienen en comn la disponibilidad de recursoseconmicos.41 Prctica extra-cotidiana, la fotografa solemniza locotidiano, subraya la superacin de la rutina, el alejamiento de lohabitual. Nadie fotografa su propia casa, salvo que la hayareformado y quiera testimoniar un cambio; por lo mismo, nos

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    asombra el turista que se detiene a sacar una fotografa de lo quevemos todos los das. La fotografa es una actividad familiardestinada a consagrar lo no familiar.

    La prctica fotogrfica es, entonces, tpica de los sectores medios.

    Adems, esposible para ellos, porque requiere cierto podereconmico. Y es necesaria, como prueba de la visita a centrostursticos y lugares de distraccin. Signo de privilegios, es uninstrumento privilegiado para investigar la lgica de la diferenciacinsocial, cmo los hechos culturales son consumidos a dos niveles: porel placer que proporcionan en si mismos y por su capacidad dedistinguirnos simblicamente de otros sectores. Ni elitista niplenamente popular, la fotografa sirve a las capas medias paradiferenciarse de la clase obrera exhibindose junto a los paisajes ymonumentos a los que sta no llega, consagrando el encuentroexclusivo con los lugares consagrados. Tambin para remplazar,mediante este registro de lo excepcional, el goce frecuente de viajescostosos, para tener un sustituto de prcticas artsticas y culturales,de mayor nivel que les resultan ajenas. (Hoy esta funcin se desplaza la televisin y el video, pero Bourdieu casi no se ocupa en susestudios de las nuevas tecnologas comunicativas.)

    3. La esttica popular. Mientras la esttica de la burguesa,basada en el poder econmico, se caracteriza por el poder deponer la necesidad econmica a distancia, las clasespopulares se rigen por una esttica pragmtica y

    funcionalista. Rehsan la gratuidad y futilidad de los ejerciciosformales, de todo arte por el arte. Tanto sus preferenciasartsticas como las elecciones estticas de ropa, muebles omaquillaje se someten al principio de la eleccin de lonecesario, en el doble sentido de lo que es tcnicamentenecesario, prctico, y lo que es impuesto por una necesidadeconmica y social que condena a las gentes simples ymodestas a gustos simples y modestos.42 Su rechazo de laostentacin corresponde a la escasez de sus recursoseconmicos, pero tambin a la distribucin desigual de recursossimblicos: una formacin que los excluye de la

    sofisticacin en los hbitos de consumo los lleva a reconocercon resignacin que carecen de aquello que hace a los otrossuperiores.

    Miremos el interior de la casa: no existe en las clases populares,segn Bourdieu, la idea, tpicamente burguesa, de hacer de cadaobjeto la ocasin de una eleccin esttica, de que la intencin dearmona o de belleza intervengan al arreglar la cocina o el bao, enla compra de una ola o un mueble. La esttica popular se hallaraorganizada por la divisin entre actividades y lugares tcnicos,funcionales, y otros especiales, propicios para el arreglo suntuario.

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    Las comidas o los vestidos de fiesta se oponen a los vestidos y a lascomidas de todos los das por lo arbitrario de un corte convencionallo que corresponde es lo que corresponde, hay que hacer bien lascosas, como los lugares socialmente designados para serdecorados, la sala, el comedor o living, se oponen a los lugares

    cotidianos, segn una antitesis que es aproximadamente la de lodecorativo y de lo practico.43

    Pertenecer a las clases populares equivaldra a renunciar a losbeneficios simblicos y reducir las prcticas y los objetos a sufuncin utilitaria: el corte de cabello debe ser limpio, la ropasimple, los muebles slidos. Aun las elecciones aparentementesuntuarias tienen por regla el gusto de la necesidad. Dice Bourdieu,con irona simultnea hacia los economicistas, hacia la estticaaristocrtica y hacia la popular, que el gusto por las bagatelas defantasa y los accesorios impactantes que pueblan las salas de casasmodestas se inspiran en una intencin desconocida por loseconomistas y los estetas ordinarios, la de obtener el mximo efectoal menor costo (esto impresionar mucho), formula que para elgusto burgus es la definicin misma de la vulgaridad (ya que una delas intenciones de la distincin es sugerir con el mnimo efecto posibleel mayor gasto de tiempo, dinero e ingenio).44 Los especialistas enpublicidad recurren a este sentido puritano de lo necesario cuandotratan de convencer a los consumidores de que no es derrochecomprar el silln pasado de moda, cuyo color debe ser olvidado,porque el precio lo justifica y porque es exactamente aqul con el que

    uno sonaba desde hace tiempo para poner ante el televisor.45

    La distintin acumula ejemplos semejantes para demostrar que elconsumo popular se opone al burgus por su incapacidad de separarlo esttico de lo prctico. Se opone, pero no deja de estarsubordinado. La esttica popular es definida todo el tiempo porreferencia a la hegemnica, ya sea porque trata de imitar los hbitosy gustos burgueses o porque admite su superioridad aunque nopueda practicarlos.46 Incapaz de ser como la dominante e incapaz deconstituir un espacio propio, la cultura popular no tendra unaproblemtica autnoma. Por eso afirma Bourdieu que el lugar por

    excelencia de las luchas simblicas es la clase dominante misma.47En cuanto a las clases populares, sin duda no tienen otra funcin enel sistema de las tomas de posicin esttica que la de aquello que esrepelido, el punto de referencia negativo en relacin con el cual sedefinen, de negacin en negacin, todas las estticas.48 Puesto quela estructura simblica de la sociedad est determinada por estaoposicin, fijada por la burguesa, entre el mbito de la libertad, eldesinters, la pureza de los gustos sublimes y el de lanecesidad, el inters, la bajeza de las satisfacciones materiales, lasclases populares que no controlan y a veces ni comprenden estadistincin estn condenadas a una posicin subalterna.

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    En escasas pginas admite que los sectores populares cuentan conalgunas formas de proto-resistencia, manifestaciones germinales deconciencia autnoma. El arte de beber y de comer queda, sin duda,como uno de los pocos terrenos en los cuales las clases populares seoponen explcitamente al arte de vivir legitimo.49 Estas formas

    propias de los sectores dominados, debido a que se basan en lasantitesis fuerte/dbil, gordo/delgado, sugieren que la configuracin delos hbitos populares en la alimentacin se relaciona con laimportancia de la fuerza fsica. La preferencia por los alimentos ybebidas fuertes (lo salado frente a lo dulce, la carne frente a laleche) correspondera a un modo de valorizar la fuerza muscular, lavirilidad, que es lo nico en que las clases trabajadoras pueden serricas, lo nico que pueden oponer a los dominantes, incluso comobase de su nmero, de este otro poder que es su solidaridad.50

    Un socilogo brasileo, Sergio Miceli, que aplico este modelo alestudio de la industria cultural en su pas, observa que talsubordinacin de las clases populares a la cultura dominantecorresponde, hasta cierto punto, a los pases capitalistas europeos,donde hay un mercado simblico unificado. En Brasil, en cambio, yen general en Amrica Latina, el modo de produccin capitalistaincluye diversos tipos de produccin econmica y simblica. Noexiste una estructura de clase unificada y, mucho menos, una clasehegemnica [equivalente local de la burguesa] en condiciones deimponer al sistema entero su propia matriz de significaciones.51Encontramos ms bien un campo simblico fragmentado que,

    agregaramos nosotros, implica an mayor heterogeneidad culturalen las sociedades multi-tnicas, como la misma brasilea, lasmesoamericanas y andinas. Aunque la modernizacin econmica,escolar y comunicacional ha logrado una cierta homogeneizacin,coexisten capitales culturales diversos: los precolombinos, el colonialespaol, en algunos la presencia negra y las modalidadescontemporneas de desarrollo capitalista.

    Por otra parte, esos diversos capitales culturales no constituyendesarrollos alternativas solo por la inercia de su reproduccin.Tambin han dado el soporte cultural para movimientos polticos

    nacionales, regionales, tnicos o clasistas que enfrentan al poderhegemnico y buscan otro modo de organizacin social. Aun fuera delos conflictos explcitos es imposible reducir los variados sistemaslingsticos, artsticos y artesanales, de creencias y prcticasmdicas, las formas propias de supervivencia de las clases popularesa versiones empobrecidas de la cultura dominante o subordinadas aella. Necesitamos reformular la concepcin de Bourdieu, en muchossentidos til para entender el mercado de bienes simblicos, a fin deincluir los productos culturales nacidos de los sectores populares, lasrepresentaciones independientes de sus condiciones de vida y laresemantizacin que hacen de la cultura dominante de acuerdo consus intereses.

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    Una ltima cuestin polmica en esta parte es la escisin radicalentre la esttica pragmtica y funcionalista de las clases popularesy la capacidad, que Bourdieu restringe a la burguesa, de instaurarun campo autnomo de lo simblico y lo bello. Desde los criteriosestticos hegemnicos puede costar descubrir la intencin de

    armona o de belleza cuando una familia obrera compra una ella odecora su cocina, pero la observacin de sus propios modelos deelaboracin simblica demuestra que tienen maneras particulares decultivar lo esttico, no reductibles a la relacin con los modeloshegemnicos ni a la preocupacin utilitaria, que tambin suelen estarpresentes. As lo testimonian muchos trabajos dedicados al estudiode las clases populares. En Inglaterra, la admirable investigacin deRichard Hoggart sobre la cultura obrera, The Uses of Literacy(traducida al francs en una coleccin dirigida por Bourdieu yprecedida por un prologo de Passeron): la exuberancia de las artes ylas fiestas populares, el fervor por el detalle y la opulencia de coloresque registra lo hacen hablar de los den actos barrocos de la vidapopular.52 Podramos alejarnos un largo rato del propsito de estetexto evocando los estudios de antroplogos e historiadores italianos,sin duda los ms sensibles dentro de Europa a las manifestacionesestticas populares (pienso en Alberto Cirese, Pietro Clemente yLombardi Satriani). Pero mencionemos que en el pas analizado porLa distincin, en 1983, las sociedades de Etnologa y Sociologarealizaron conjuntamente un coloquio sobre las culturas populares:una seccin entera, dedicada a los sistemas de expresin de esasculturas demostr con anlisis de casos la peculiaridad y

    especificidad de las prcticas dominadas, la necesidad de superarla perspectiva legitimista que define la cultura popularexclusivamente por referencia al gusto dominante, y por tantonegativamente, en trminos de desventajas, limitaciones,exclusiones, privaciones, y construir, en cambio, el espacio socialde los gustos populares a partir de sus mltiples variaciones yoposiciones53 (especialmente las intervenciones de Claude Grignony Raymonde Moulin).

    Si me dejan introducir referencias a un universo diferente del queexamina Bourdieu, podemos decir que en los pases

    latinoamericanos una amplia bibliografa antropolgica hadocumentado la particularidad de las estticas populares, incluso ensectores sociales incorporados al mercado capitalista y al estilourbano de vida. Por ejemplo, en las fiestas religiosas en que se realizaun gasto suntuario del excedente econmico: el gasto tiene unafinalidad esttica relativamente autnoma (el dinero se consume enel placer de la decoracin urbana, las danzas, los juegos, los cohetes)o se invierte en la obtencin del prestigio simblico que da a unmayordomo la financiacin de los eventos.54

    Coincidimos con Bourdieu en que el desarrollo capitalista hizoposible una fuerte autonomizacin del campo artstico y de los signosestticos en la vida cotidiana, y que la burguesa halla en la

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    apropiacin privilegiada de estos signos, aislados de su baseeconmica, un modo de eufemizar y legitimar su dominacin. Perono podemos desconocer que en las culturas populares existenmanifestaciones simblicas y estticas propias cuyo sentido desbordael pragmatismo cotidiano. En pueblos indgenas, campesinos y

    tambin en grupos subalternos de la ciudad encontramos partesimportantes de la vida social que no se someten a la lgica de laacumulacin capitalista, que no estn regidas por su pragmatismo oascetismo puritano. Vemos all prcticas simblicas relativamenteautnomas o que solo se vinculan en forma mediata, eufemizada,como dice Bourdieu de la esttica burguesa, con sus condicionesmateriales de vida.55

    Consumo, habitus y vida cotidiana

    En este anlisis de los modos de produccin cultural se vuelveevidente que la estructura global del mercado simblico configura lasdiferencias de gustos entre las clases. Sin embargo, lasdeterminaciones macro-sociales no engendran automticamente loscomportamientos de cada receptor. Cmo podramos reformular laarticulacin entre ambos trminos para evitar tanto el individualismoespontaneista corno los determinismos reduccionistas? Las dosprincipales corrientes que tratan de explicarla, la teora clsica de laideologa y las investigaciones conductistas sobre los efectos,

    carecen de conceptos para dar cuenta de la mediacin entre lo socialy lo individual. El marxismo sobrestim el polo macro-social laestructura, la clase o los aparatos ideolgicos y casi siemprededuce de las determinaciones, sobre todo bajo la teora delreflejo, lo que ocurre en la recepcin. (Es la ilusin que est en labase de la concepcin del partido como vanguardia.) El conductismosimplific la articulacin al pretender entenderla como un mecanismode estimulo-respuesta, y por eso cree que las acciones ideolgicas seejercen puntualmente sobre los destinatarios y pueden generarprcticas inmediatas. (Esta ilusin est en la base de casi todas lasinvestigaciones de mercado.) Ambas concepciones necesitan una

    elaboracin ms compleja de los procesos psico-sociales en que seconfiguran las representaciones y las prcticas de los sujetos.

    Bourdieu trata de reconstruir en torno del concepto de habitus elproceso por el que lo social se interioriza en los individuos y logra quelas estructuras objetivas concuerden con las subjetivas. Si hay unahomologia entre el orden social y las practicas de los sujetos no espor la influencia puntual del poder publicitario o los mensajespolticos, sino porque esas acciones se insertan ms que en laconciencia, entendida intelectualmente en sistemas de hbitos,constituidos en su mayora desde la infancia. La accin ideolgicams decisiva para constituir el poder simblico no se efecta en lalucha por las ideas, en la que puede hacerse presente a la conciencia

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    de los sujetos, sino en esas relaciones de sentido, no conscientes, quese organizan en el habitus y solo podemos conocer a travs de l. Elhabitus, generado por las estructuras objetivas, genera a su vez lasprcticas individuales, da a la conducta esquemas bsicos depercepcin, pensamiento y accin. Por ser sistemas de

    disposiciones durables y transponibles, estructuras predispuestas afuncionar como estructuras estructurantes,56 el habitus sistematizael conjunto de las prcticas de cada persona y cada grupo, garantizasu coherencia con el desarrollo social ms que cualquiercondicionamiento ejercido por campaas publicitarias a polticas. Elhabitus programa el consumo de los individuos y las clases,aquello que van a sentir como necesario. La que la estadsticaregistra baja la forma de sistema de necesidades dice Bourdieuno es otra cosa que la coherencia de elecciones de un habitus.57

    La manifestacin aparentemente ms libre de los sujetos, el gusto, esel modo en que la vida de cada uno se adapta a las posibilidadesestilsticas ofrecidas por su condicin de clase. El gusto por el lujode los profesionales liberales, basado en la abundancia de su capitaleconmico y cultural, el aristocratismo asctico de los profesores ylos funcionarios pblicos que optan por los ocios menos costosos y lasprcticas culturales ms serias, la pretensin de la pequeaburguesa, la eleccin de la necesario a que deben resignarse lossectores populares, son maneras de elegir que no son elegidas. Atravs de la formacin de habitus, las condiciones de existencia decada clase van imponiendo inconscientemente un modo de clasificar

    y experimentar lo real. Cuando los sujetos seleccionan, cuandosimulan el teatro de las preferencias, en rigor estn representando lospapeles que les fijo el sistema de clases. Las clases revelan a lossujetos como clasificadores clasificados por sus clasificaciones.

    Al mismo tiempo que organiza la distribucin de los bienes materialesy simblicos, la sociedad organiza en los grupos y los individuos larelacin subjetiva con ellos, las aspiraciones, la conciencia de lo quecada uno puede apropiarse. En esta estructuracin de la vidacotidiana se arraiga la hegemona: no tanto en un conjunto de ideasalienadas sobre la dependencia o la inferioridad de los sectores

    populares como en una interiorizacin muda de la desigualdad social,bajo la forma de disposiciones inconscientes, inscritas en el propiocuerpo, en el ordenamiento del tiempo y el espacio, en la concienciade lo posible y de lo inalcanzable.

    Sin embargo, las prcticas no son memas ejecuciones del habitusproducido por la educacin familiar y escolar, por la interiorizacin dereglas sociales. En las prcticas se actualizan, se vuelven acto, lasdisposiciones del habitus que han encontrado condiciones propiciaspara ejercerse. Existe, por tanto, una interaccin dialctica entre laestructura de las disposiciones y los obstculos y oportunidades de lasituacin presente. Si bien el habitus tiende a reproducir lascondiciones objetivas que lo engendraron, un nuevo contexto, la

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    apertura de posibilidades histricas diferentes, permite reorganizarlas disposiciones adquiridas y producir prcticas transformadoras.

    Pese a que Bourdieu reconoce esta diferencia entre habitus yprcticas, se centra ms en el primero que en las segundas. Al

    reducir su teora social casi exclusivamente a los procesos dereproduccin, no distingue entre lasprcticas (como ejecucin oreinterpretacin del habitus) ylapraxis (transformacin de laconducta para la transformacin de las estructuras objetivas). Noexamina, por eso, cmo el habitus puede variar segn el proyectoreproductor o transformador de diferentes clases y grupos.

    De cualquier modo, si bien esta interaccin dialctica es apenastratada en los textos de Bourdieu, parece til su aporte paradesarrollarla. Por lo menos tres autores lo han intentado. MichelPinon, quien usa ampliamente el esquema bourdieuano paraestudiar a la clase obrera francesa, sugiere hablar de prcticas deapropiacin,58 para evitar la connotacin de pasividad. La prcticano es solo ejecucin del habitus yapropiacin pasiva de un bien oservicio; todas las prcticas, aun las de consumo, constituyen lassituaciones y posiciones de clase. Y el propio Pinon recuerda que en

    Algerie 60 Bourdieu describe el habitus como una estructuramodificable debido a su conformacin permanente con los cambiosde las condiciones objetivas: refirindose a los migrantes que debenadaptarse a una economa monetaria, dice que eso exige unareinvencin creadora, que el habitus tiene una dimensin histrica

    y que es en la relacin inevitablemente contradictoria [...] que sepuede encontrar el principio de todo cambio.59

    Sergio Miceli, a su vez, propone considerar el concepto de habituscomo una recuperacin controlada del concepto de conciencia declase.60 Dado que el habitus incluye el proceso por el cual losdistintos tipos de educacin (familiar, escolar, etctera) fueronimplantando en los sujetos los esquemas de conocimiento y accin,permite precisar mucho mejor que la nebulosa nocin de conciencialas posibilidades de que un grupo sea consciente, sus trayectoriasposibles, sus prcticas objetivamente esperables. Pero, quines son

    los portadores del habitus? Son los grupos que especifican en cadacampo la posicin de las clases. Con lo cual, observa Miceli,mediante una reformulacin de la teora weberiana de laestratificacin social, y acercndose notablemente a Gramsci,Bourdieu sita la concepcin marxista de las clases en lascondiciones particulares que le fijan los diversos campos. Los camposregionales de produccin simblica tienen una autonoma relativa,entre otras razones, por la singularidad del trabajo realizado en ellospor agentes especializados (funcionarios, segn leemos en Losintelectuales y la organizacin de la cultura).61 Bourdieu desarrollala idea de Granisci de que tales agentes, aunque corresponden aintereses de clase, no pueden ser entendidos solo desde esacategora. Sus diferencias y divisiones ideolgicas se deben tambin

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    a necesidades internas de carcter organizativo, de darcoherencia a un partido, a un grupo, al inters de estos agentes poralcanzar una posicin hegemnica o preservarla.62

    Por nuestra parte, asombrados de la frecuencia con que Bourdieu no

    cita a Gramsci, siendo una de las referencias ms naturales de susestudios sobre la dominacin,63 tratamos de pensar en otro texto64qu ocurrira si lo que llamamos el paradigma Bourdieu fueracomplementado con el paradigma gramsciano. Decimos all que losestudios de Bourdieu, al mostrar cmo las estructurassocioculturales condicionan el conflicto poltico entre lo hegemnico ylo subalterno (que l llama dominante y dominado), ayudan a ver lapotencialidad transformadora de las clases populares baja los limitesque le pone la lgica del habitus y del consumo, ese consenso interiorque la reproduccin social establece en la cotidianeidad de lossujetos. El solo registro de manifestaciones de resistencia, comosuele hacerse en las descripciones gramscianas de las clasespopulares, tiende a sobre-valorar la autonoma, la capacidad deiniciativa y oposicin. Sin embargo, el examen unilateral delconsume, al estilo de Bourdieu, acenta la pasividad delcomportamiento popular, su dependencia de la reproduccin social.Pareciera, por eso, que la combinacin de ambos paradigmas losque proceden de la teora de la reproduccin y del habitus con losgenerados por la teora de lapraxis seria una de las tareas clavespara comprender la interaccin entre la inercia de los sistemas y lasprcticas de las clases.

    La teora sociolgica de los smbolos

    En los aos recientes, la obra de Bourdieu ha desplazado su eje: losprimeros estudios sobre reproduccin social, los posteriores acerca dela diferenciacin entre las clase, desembocan en una teora del podersimblico. Un texto clave para entender la ubicacin de estatemtica en el conjunto de su trabajo es el balance de un conjuntode investigaciones sobre el simbolismo que hizo en el curso dada en

    Chicago en 1973, y sintetiz en un articulo publicado enAnnales en1977.65

    Se ha estudiado los sistemas simblicos como estructurasestructurantes, como instrumentos de conocimiento y construccinde lo real. El origen de esta tendencia est en la tradicinneokantiana (Humboldt, Cassirer) y se prolonga en el culturalismonorteamericano (Sapir y Whorl), pero culmino en Durkheim, segnBourdieu, en tanto para l las formas de clasificacin dejan de serformas universales, trascendentales, para convertirse en formassociales, es decir arbitrarias [relativas a un grupo particular] ysocialmente determinadas.66

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    La tendencia estructuralista desarroll una metodologaaparentemente opuesta. Para Lvi-Strauss, en vez del proceso deproduccin del mito, interesa desentraar su estructura inmanente,no refirindolo ms que a s mismo. Tampoco le preocupa lautilizacin social de los objetos simblicos, con lo cual lo simblico

    queda reducido a una actividad inconsciente del espritu queignora la dialctica de las estructuras sociales y de las disposicionesestructurantes en la cual se forman y se transforman los esquemasde pensamiento.67 Pero si unimos esta concepcin a la anterior,propone Bourdieu, vemos el poder simblico como un poder deconstruccin de la realidad que tiende a establecer un ordengnoseolgico.68 El simbolismo potencia la funcin de comunicacinestudiada por los estructuralistas con la de solidaridad social, queRadcliffe-Brown basaba sobre el hecho de compartir un sistemasimblico. Precisamente por ser instrumentos de conocimiento ycomunicacin, los smbolos hacen posible el consenso sobre elsentido del mundo, promueven la integracin social.

    En el marxismo se privilegian las funciones polticas de los sistemassimblicos en detrimento de su estructura lgica y su funcingnoseolgica. Hay tres funciones primordiales:

    a. La integracin real de la clase dominante, asegurando lacomunicacin entre todos sus miembros ydistinguindolos de las otras clases;

    b. La interpretacin ficticia de la sociedad en su conjunto;

    c. La legitimacin del orden establecido por elestablecimiento de distinciones a jerarquas, y por lalegitimacin de esas distinciones. Este efecto ideolgico,seala Bourdieu, es producido por la cultura dominanteal disimular la funcin de divisin baja la decomunicacin. La cultura que une al comunicar estambin la que separa al dar instrumentos dediferenciacin a cada clase, la que legitima esasdistinciones obligando a todas las culturas (o subcultura)a definirse por su distancia respecto de la dominante.

    Podemos articular los descubrimientos de las tres corrientes sipartimos del hecho de que en las sociedades donde existendiferencias entre clases o grupos la cultura es vivencia simblica.No hay relaciones de comunicacin o conocimiento que no sean,inseparablemente, relaciones de poder. Y las relaciones culturalespueden operar como relaciones de poder justamente porque en ellasse realiza la comunicacin entre los miembros de la sociedad y elconocimiento de la real. As ve Bourdieu la posiblecomplementacin entre los estudios marxistas, estructuralistas ydurkheimianos sobre el simbolismo.

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    Su elaboracin ms personal aparece en el siguiente momento. Nobasta decir que los sistemas simblicos son instrumentos dedominacin en tanto son estructurantes y estn estructurados; hayque analizar cmo la estructura interna de esos sistemas, o sea delcampo cultural, se vincula con la sociedad global. Es aqu donde se

    vuelve decisivo investigar el proceso de produccin y apropiacin dela cultura.

    A diferencia del mito, producido colectivamente y colectivamenteapropiado, la religin y los sistemas ideolgicos modernos sondeterminados por el hecho de haber sido constituidos por cuerpos deespecialistas. Las ideologas expresan desde su formacin la divisindel trabajo, el privilegio de quienes las formulan y la desposesinefectuada a los laicos de los instrumentos de produccinideolgica.69 Y Estn, por eso, doblemente determinadas: Debensus caractersticas ms especificas no solo a los intereses de clase ade fracciones de clase que ellas expresan, sino tambin a losintereses especficos de aquellos que las producen y a la lgicaespecifica del campo de produccin.70

    Por eso, Bourdieu ha dado importancia en su anlisis del campoartstico y el campo cientfico tanto a la estructura esttica de lasopciones artsticas y a la estructura lgica de las opcionesepistemolgicas como a laposicin que quienes realizan esasopciones tienen en el campo en que actan. Cada toma de posicinde los intelectuales se organiza a partir de la ubicacin que tienen en

    su campo, es decir, desde el punto de vista de la conquista a laconservacin del poder dentro del mismo. Las opciones intelectualesno son motivadas nicamente por el inters de aumentar elconocimiento sobre el mundo social; tambin dependen de lanecesidad de legitimar la manera cientfica, esttica de hacerlo,diferenciar el campo propio del de los competidores y reforzar lapropia posicin en ese campo. Al estudiar, por ejemplo, los prlogos,las reseas criticas, los grados de participacin en organismosdirectivos y consultivos del mbito acadmico, y las formas denotoriedad intelectual (ser citado, traducido), descubre cmo searticulan los procedimientos de acumulacin de capital intelectual y

    como condicionan la produccin cultural.

    En varios textos, pero sobre todo en su libro Homo Academicus,Bourdieu examina estos procedimientos, la confrontacin entrediversas posiciones dentro del campo cientfico y sus efectos en lasobras, los temas y los estilos. Cunto del desarrollo de unadisciplina depende, adems de las obvias exigencias epistemolgicasa cientficas, de las condiciones sociales en que se produce elconocimiento y de las que nunca se habla: las relaciones desolidaridad y complicidad entre los miembros de un claustro a unainstitucin, entre quienes pertenecen al comit de redaccin de unarevista o a los mismos jurados de tesis? Cunto depende de lasrelaciones de subordinacin entre alumnos y maestros, entre

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    profesores asistentes y titulares? La lgica que rige esosintercambios sociales entre los miembros de cada campo intelectual,el sistema de tradiciones, rituales, compromisos sindicales y otrasobligaciones no cientficas en las que hay que participar, es elfundamento de una forma de autoridad interna relativamente

    independiente de la autoridad propiamente cientfica.71

    Sin embargo, la autonoma de los campos culturales nunca es total.Existe una homologa entre cada campo cultural y el campo de lalucha de clases. Gracias a esta correspondencia, el campo culturallogra que sean aceptados como naturales sus sistemas clasificatorios,que sus construcciones intelectuales parezcan apropiadas a lasestructuras sociales. La accin ideolgica de la cultura se cumpleentonces mediante la imposicin de taxonomas polticas que Sedisfrazan, a se eufemizan, baja el aspecto de axiomticas propias decada campo (religiosas, filosficas, artsticas, etctera). En el podersimblico se transfiguran las relaciones bsicas de poder paralegitimarse.

    Bourdieu no concibe estas taxonomas nicamente como sistemasintelectuales de clasificacin sino arraigadas en el habitus, encomportamientos concretos. No obstante, hay en sus textos unatendencia creciente a la formalizacin del proceso. Se observa, porun lado, en la preocupacin cada vez mayor por examinar laestructura lgica de los sistemas clasificatorios. Tambin en elescaso anlisis institucional, que permitira comprender los diversos

    modos en que se organizan socialmente las normas, como lo hizocuando estudio por separado las escuelas y museos. En ciertamanera, esta tendencia prevaleciente en su ltima dcada esmoderada por el anlisis institucional del campo universitario francsque incluye en el libro Homo Academicus.

    Como parte de su deficiente tratamiento de las estructurasinstitucionales, hay que decir que no sita el poder simblico enrelacin con el Estado. La ausencia del papel del Estado va junto conla sobrestimacin del aspecto simblico de la violencia y el desinterspor la coercin directa como recurso de los dominadores. Por ms

    importante que sea la cultura para hacer pasible, legitimar ydisimular la opresin social, una teora del poder simblico debeincluir sus relaciones con lo no simblico, con las estructuras econmicas y polticas en que tambin se asienta la dominacin.Uno de los mritos de Bourdieu es revelar cunto hay de poltico enla cultura, que toda la cultura es politica; pero para no incurrir enreduccionismos, para construir adecuadamente el objeto de estudio,es tan necesario diferenciar los modos en que lo artstico, lo cientficoa lo religioso se constituyen en poltico como reconocer los lugares enque lo poltico tiene sus maneras especificas de manifestarse.

    Finalmente, el carcter formalista de su planteo es patente cuandodescribe la posible solucin. La destruccin de este poder de

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    imposicin simblica fundado sobre el desconocimiento supone latoma de conciencia de lo arbitrario, es decir el develamiento de laverdad objetiva y la aniquilacin de la creencia: es en la medida enque el discurso heterodoxo destruye las falsas evidencias de laortodoxia, restauracin ficticia de la doxia, y as neutraliza el poder de

    desmovilizacin, que contiene un poder simblico de movilizacin ysubversin, poder de actualizar el poder potencial de las clasesdominadas.72

    Para nosotros, la opresin no se supera solo tomando conciencia desu arbitrariedad, porque ninguna opresin es enteramente arbitrariani todas lo son del mismo modo. La dominacin burguesa, porejemplo, es arbitraria en el sentido de que no est en la naturalezade la sociedad, de que es un orden constituido, pero no podemosconsiderarla arbitraria si la vemos como consecuencia de undesenvolvimiento particular de las fuerzas productivas y lasrelaciones socioculturales. Por la tanto, la superacin de la cultura yla sociedad burguesa requieren la transformacin de esas fuerzas yesas relaciones, no apenas tomar conciencia de su carcterarbitrario.

    Recordar a Marx por sus olvidos

    Bourdieu ha escrito que Weber realizo la intencin marxista [en elmejor sentido del termino] en terrenos donde Marx no la habacumplido. Ms an: Dio toda su potencia al anlisis marxista delhecho religioso sin destruir el carcter propiamente simblico delfenmeno. Con Weber hemos aprendido a construir el objeto deinvestigacin, a plantear problemas con pretensin universal apropsito del estudio de casos concretos.73

    Es fcil reconocer en dicho balance el horizonte del proyectobourdieuano. Podemos afirmar que hay tres sentidos en los quetambin Bourdieu prolonga el trabajo del marxismo. Si suponemos

    que el mtodo marxista consiste en explicar lo social a partir de basesmateriales y tomando como eje la lucha de clases, hay que reconocerque libros como La reproduccin y La distincin la hacen al descubrirlas funciones bsicas de las instituciones, las que se disfrazan bajosus tareas aparentes. La escuela parece tener por objetivo ensear,transmitir el saber; el museo simula abrir sus puertas cada da paraque todo el mundo conozca y goce el arte; los bienes, en fin, estnah para satisfacer nuestras necesidades. Al situar a estasinstituciones y los bienes que ofrecen dentro de los procesos sociales,revela que las funciones exhibidas estn subordinadas a otras: laescuela es la instancia clave para reproducir la calificacin y lasjerarquas, el museo selecciona y consagra los modos legtimos deproduccin y valoracin esttica, los bienes existen y circulan para

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    que el capital se reproduzca y las clases se diferencien. Con estetrabajo de develamiento en las ms diversas zonas de la vida social,en prcticas aparentemente inesenciales, Bourdieu confiere alanlisis marxista una coherencia ms exhaustiva: porque al descuidarel consumo y los procedimientos simblicos de reproduccin social el

    marxismo acepto el ocultamiento con que el capitalismo disimula lafuncin indispensable de esas reas. Cuando la sociologa de lacultura muestra cmo se complementan la desigualdad econmica yla cultural, la explotacin material y la legitimacin simblica, lleva eldesenmascaramiento iniciado por Marx a nuevas consecuencias.

    Un segundo aspecto en el que Bourdieu profundiza el trabajomarxista es investigando las modalidades concretas de ladeterminacin, la autonoma relativa, la pluralidad einterdependencia de funciones. La escuela cumple las funciones quele asigna la reproduccin econmica (calificar la fuerza de trabajopara incorporarla al mercado laboral), las que requiere lasocializacin o endo-culturacin (transmitir la cultura de unageneracin a otra), las necesarias para interiorizar en los sujetosaquellos hbitos que los distingan de las otras clases. Pero tambinrealiza las funciones que derivan de la estructura interna del campoeducativo. Por eso, la escuela, que sirve a tan diversas demandassociales, no es el reflejo de ellas. Tampoco es un simple instrumentode las clases dominantes. Se va constituyendo y cambiando segncomo se desenvuelve la lucha de clases, y tambin losenfrentamientos entre grupos internos que, al disputarse el