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¿Soloamigos?

AnaÁlvarez

1.ªedición:septiembre,2015

©2015byAnaÁlvarez©EdicionesB,S.A.,2015ConselldeCent,425-427-08009Barcelona(España)www.edicionesb.com

ISBNDIGITAL:978-84-9069-174-8

Maquetaciónebook:Caurina.com

Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenelordenamientojurídico,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelostitularesdelcopyright,lareproduccióntotaloparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,comprendidoslareprografíayeltratamientoinformático,asícomoladistribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblicos.

AJesús,quemeenseñóqueenlasfacultadesexisteunahabitaciónllamadaAuladecultura,yqueconsuentradaenlaUniversidadme

provocótalenvidiasanaquedecidíviviryotambiénelambienteestudiantilatravésdeestahistoria.

Contenido

PortadillaCréditosDedicatoria

PrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16

Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25Capítulo26Capítulo27Capítulo28Capítulo29Capítulo30Capítulo31Capítulo32Capítulo33Capítulo34Capítulo35Capítulo36EpílogoAgradecimientos

Prólogo

Barcelona.Abrilde2006Sentada en sudespachograndey luminoso,Susana respiró tanhondo

que casi le dolió, permitiendo que por un momento la emoción y losrecuerdosseapoderasendeella.Cuandounratoantessujefe,elabogadoJoanRius,habíaentradoensu

despachoparapedirleunfavorpersonal,pocoseimaginabaaloqueestelaobligaría,nicómolapeticiónibaaafectarle.Aunasí,nopodíanegarse.Su jefe no era dado a solicitar favores. Exigía trabajo y dedicación ypagabaporello,peronunca,enlostresañosquellevabatrabajandoparaél,lehabíapedidonada.Ella iba a viajar a Sevilla aquel fin de semana para conocer a su

sobrino,elprimerhijodesuhermanaMerche,nacidohacíaapenassietedías y a cuyo parto no había podido asistir, inmersa en un casocomplicado y muy atareada durante toda la semana. No obstante no lehabíannegadolaposibilidaddefaltaraltrabajoaquelviernesparapoderacoplarsealosvueloshastalaciudaddondevivíasuhermana,yportantono pudo negarse a entregar en mano, en un bufete sevillano, unosdocumentossobreunaempresadelaque«BonetyRius»llevabaalgunosasuntos.Habíaaceptadogustosaenunprincipio,elproblemasurgiócuandose

enteródequeelbufetesevillanoera«Figueroaehijo».Hacía mucho que no se permitía pensar en Fran... Los comienzos en

Barcelonasinélhabíansidoduros;lasoledad,abrumadora,compensadaamediasporuntrabajointeresanteyunacuidadnuevaybellaporexplorar.Susana, solitaria por naturaleza, se había refugiado en su trabajo sinescatimar esfuerzo ni horas, había ido ganándose el respeto de suscompañerosyjefes,yhabíaidocosechandounéxitoprofesionaltrasotro,hastaelpuntodequeenlaactualidaderaconsideradaunaauténticaexpertaenmuchostemas,yconsultadapormuchoscompañerosdelbufeteinclusoconmásañosdeprofesiónyexperienciaqueella.Lapalabraempollona,quelehabíaresultadohumillanteenelcolegioyenelinstituto,laseguía

acompañando, pero ahora sus conocimientos y la perfección con que legustabahacerlascosasleerareconocida.También era considerada implacable en los tribunales, aunque justa y

cuidadosa con los adversarios. Había perdido su inseguridad deadolescenteyesoselodebíaaFran.Élhabíaconseguidoquelachiquillatímida, insegura y vulnerable de hacía años, llegara a convertirse en laSusanaactual:unamujerbrillante, llenadeoratoriayrecursos,capazdeimprovisarydedeslumbrarparaconvencerajuecesyjurados.Ypocoapoco,conelpasodeltiempo,losrecuerdosdeFransehabían

convertido de dolorosos en agridulces, y podía contemplar las fotos desusañosdecarrerasinsentirquelapenalaahogaba.Pero su corazón no le había olvidado y su cuerpo tampoco. Había

tenido dos breves aventuras, una con un vecino de sumismo bloque deapartamentosyotraconuncliente,peroningunahabíaduradonidejadohuella.NingunodeelloseraFran,ySusananohabíavueltoa intentarlo,consciente de que aún pasaríamucho tiempo antes de que otro hombrepudiera ocupar el lugar vacío que él dejó. Y quizás este no se ocupasenunca;despuésdeloqueFranyellahabíansidoelunoparaelotro,noseconformabaconmenos.Ellistón,ledecíaMerche,estabademasiadoalto.Aun así, creía tenerlo controlado, hasta aquella mañana. Hasta que

escuchósunombreenbocadesujefeysupoquetendríaqueverloaquelfindesemana.Sedijoquehabíapasadomuchotiempo,quelosdoshabríancambiado

y que probablemente su encuentro se limitaría a un intercambio dedocumentos, que quizás él tendría novia, o incluso podía estar casado.Siemprefuetanatractivo,tanencantador,queeracasiimposiblequeaúnpermaneciera solo.Ycomprobóalarmadaqueesa idea ledolía...Aún ledolía.Yempezabaapensarqueledoleríasiempre.Quizáshubieraacabadoenrollándoseconlahijadeaquelclientedesu

padre, que fuemotivo de su primera pelea. No habían discutidomuchoFran y ella, su carácter tranquilo le permitía dejar pasar los exabruptosbruscos de él, que por otra parte no duraban más que segundos, paraacabardisculpándoseluegoyhaciendolaspacesapasionadamente.Y el sexo con él había sido tan especial... Nunca había sentido nada

parecidoconningunodelosdoshombresconlosquesehabíaacostadodespués.Ningúnotrolahabíahechotemblarsolocontocarla,conrozarle

unamanocomohabíapasadoconFran.Enterró la cara entre las manos, totalmente descompuesta por los

recuerdos, fuertemente amarrados durantemucho tiempo, y se dijo quedebía controlarse, que no podía presentarse en Sevilla con aquellasimágenesensumenteporquetodoellopertenecíaalpasado.Pero ella estaba allí con el número de teléfono del bufete Figueroa

sobrelamesa,eincapazdemarcar...

Capítulo1

FacultaddeDerechodeSevilla.Noviembre,1998Sentada en el aula, como cadamañana, y apenas el profesor abrió la

boca,Susanasupoqueseibaaenfrentarunavezmásalgranproblemadesuvida:elrechazo.Cuandoaquelhombresecoymalencaradodijoquetendríanqueformar

gruposde trabajopara realizarunadefensahipotéticay llevaracabo lainvestigaciónydespuéslaexposiciónpráctica,ellasabíaqueunavezmásibaaquedarexcluidadetodoslosgruposdeformanatural,yqueobientendría que realizar su trabajo sola o bien sería introducida por elprofesorconcalzadorenalgunodelosgruposyaformadosporgentequese caíabienentre sí.Pero ellano le caíabienanadie; esahabía sido latónicadesuvidaescolardesdepequeña.Primeroenelcolegio,luegoenelinstituto,ylafacultaddederechonohabíasidounaexcepción.Todoslarechazaban tanto por su físico delgado y poco atractivo como por sucapacidadintelectualmuyporencimadelamedia.Yasehabíahabituadoaserlaempollona,laaburrida,laquenuncaera

invitadaacumpleaños,niexcursiones,nifiestasylaquenuncateníahuecoenningúngrupodetrabajo.Yapesardequehabíacargadoconellotodasuvidayestabaacostumbrada,aúndolía.Siempredolía.Suhermana,cincoañosmayorqueella,ysuúnicaamigayconfidente,

la que en verdad sabía cómo se sentía, le había asegurado que en lafacultadesocambiaría.Peronohabíasidoasí,ylapruebalateníadelantede sus narices, viendo cómo todos se iban acercando unos a otros yconsolidando losgrupos,quesegúnelprofesordebían tenerunmínimode dos miembros y un máximo de seis. Pero nadie se acercó a ella. YSusanaestabaconvencidadequenisiquierasehabíandadocuentadequenoteníagrupo.Cuandoalfinlasvocessecalmaronyempezaronadaralprofesorlos

nombresde loscomponentesde losdistintosgrupos,unavezmásen suvida,Susana,latímidaSusana,tuvoquelevantarlamanoydecir:—Profesor... Yo no tengo grupo. ¿Puedo hacer el trabajo sola? —

preguntóconfiandoenquelepermitiríahacerloynolaobligaríaaentrarenungrupodondenolaquisieran.Perosusesperanzassedesvanecieronpronto.—No,tienequeentrarenalgunodelosyaformados.Estetrabajonoes

soloparaevaluarconocimientos,sinoparavercómosecomportaneneltrabajoenequipo.Enelfuturo,cuandotrabajenenunbufete,tendránquehacerlo muchas veces. Procure acoplarse en alguno de los grupos yaexistentes.Susana se mordió los labios. Había sido peor de lo que esperaba, ni

siquieraelprofesorhabíadichodóndeseteníaquemeter,alpareceribaadejarquefueraellalaquesolicitaraelfavordequelepermitieranentrarenalgúnsitio.Miróasualrededoresperandoquealguienlehiciesealgúngesto,pero

solo vio miradas bajas y desviadas evitando encontrarse con sus ojos.Tragó saliva sin saber cómo iba a salir de aquella situación cuandoescuchóasusespaldasunavozmasculina,agradableybientimbrada,queconocíabastantebien,aunquenuncaantessehubieradirigidoaella,quedecía:—Enmigruposolosomosdos...Puedesunirteanosotrossiquieres.Volvió la cabeza y se encontró con unos ojos pardos que lamiraban

desdetresmesasmásatrás.—Deacuerdo—aceptótratandodenomirarlacaraincréduladelchico

que se sentaba al lado del que había hablado y que, siendo su amigo,probablementeseríaelotromiembrodelgrupoquetendríaquecompartir.—Bien—continuó hablando el profesor—.Solucionado este pequeño

problemapodéisentregarmelosnombresdefinitivosdeloscomponentesdecadagrupoyenlapróximaclaselesdarélainformacióndeloscasosque tendránque investigar y presentar antemí, al final del cuatrimestre.Debo decirles que todos serán casos reales, algunos cerrados ysentenciados y otros en curso aún, pero no quiero que sus líneas dedefensa tengannadaquevercon laqueen sumomento se siguióen lostribunales.Yquieroquereseñentodosycadaunode lossitiosdedondesaqueninformación.Lesesperaundurotrabajo,sobretodoalosgruposformados por pocos miembros, pero también quiero añadir que lacalificacióndeeste trabajosupondráunsesentaporcientodelanotadelcuatrimestreyharámediaconladelexamenteórico.Buentrabajoynos

vemosmañana.Susanarecogió losapuntesdesperdigadossobre lamesay losguardó

en la enorme bolsa de lona de fabricación casera que había hecho ellamisma y que siempre la acompañaba. Era un sello de identidad comomuchasdesusotrascosas:susjerséishechosamanoporsumadrequeseaburríaenelpueblo,lalargamelenacastañarecogidaenunacoletaenlanucaparaquenolemolestaraenclase,suszapatosdedeporteysuponchoazuldelanatambiénhechoencasa.Nopodíapermitirsegastarmuchodineroen ropa,nienzapatosnien

bolsos: sobrevivía a base de una beca y los autobuses, los apuntes y elciberparabuscar informaciónenInternetse llevabanunabuenapartedeella.El añoanterior, elprimerode la carreradeDerecho,había sidopeor

porque había tenido que pagar una residencia que le costaba bastante yjamás había comido tantos bocadillos en su vida, pero este año,afortunadamente, su hermanaMerche había encontrado un trabajo en laciudad, en una tienda de ropa y ganaba lo suficiente como para poderalquilarunpequeñoapartamento,apenasunsalón,undormitoriodedoscamas, un aseo con ducha y una cocina diminuta, pero que les permitíasobrevivirmejorysobretodoprepararsuspropiascomidas.ConloqueMerche ganaba y con su beca iba saliendo adelante un poco másdesahogada que el año anterior. Además, Merche, a pesar de ser cincoañosmayor,erasuúnicaamigayelañoanterior,solaenSevilla,lahabíaechadomuchodemenos.Muytímidapornaturalezalecostabahacernuevasamistades,situación

que se agravaba por el hecho de que era un auténtico cerebrito y laprimera de cualquier clase donde estuviese. Esto la hacía ser rechazadaportodosloscompañerossinsiquieradarleocasióndequelaconocieran,yexcluidadecualquiercírculodeamistad.Habíapasadoel primer añode carrera sola, y amediadosdel primer

cuatrimestredesegundollevabaelmismocamino.Lehabíaextrañadomuchoqueaquelchicolahubierainvitadoaformar

parte de su grupo de trabajo, algo que nunca ocurría. Siempre era elprofesorelqueteníaquedecirdóndesedebíaagregar.Tendríaquearmarsedevalorydarle lasgracias,yesoibaacostarle,

porqueelchicolegustaba.

Sehabíafijadoenélyaelañoanterior,aunquenuncalehabíadirigidola palabra. Él había estado saliendo con una chica terriblemente pija ytambiénguapaarabiar,habíaquereconocerlo,peroestecursonoparecíaqueestuvieranjuntos.Cuando ella entró en la carrera, él cursaba segundo con algunas

asignaturas de primero, y aunque habían coincidido en tres asignaturascomunes, su contacto se había limitado a cruzarse en clase o en lospasillossinquemediarasiquieraunsaludoentreellos.Cuandonoestabaacompañado de la chica, siempre iba con Raúl, su amigo, el quepresumiblemente iba a compartir grupo de trabajo con ellos, un chicodelgado y guapito al que se rifaban las mujeres y que siempre estabarodeadodevarias,adulándoleytonteando,mientrasélsedejabaquerer.A Susana le caía fatal, no así su amigo Fran, al que consideraba

tremendamenteatractivoconsupelolargoyrubio,susojospardosysucuerpodelgadoy fuerte,vestido siempreconvaquerosdemarcay ropadesenfadada,aunquecara.Según había escuchado en la facultad, ambos amigos eran hijos de

prestigiosos abogados y estaban destinados a incorporarse al bufetefamiliarencuantoterminaranlacarrera.Ojaláellapudieradecirlomismoysupieradeantemanoqueibaatener

unpuestodetrabajointeresanteybienremuneradoalterminar,perocontodaseguridadleibaaresultarbastantemásdifícil.Tendríaquesermuybuena para lograrmeterse en algún sitio, sin contactos ni amigos en elmundodelderecho,yparacompensartodoestoestudiabacomounalocaparasernosolobuena,sinolamejor.Habíaconseguidoaprobarprimeroíntegro,conunochoymediocomo

notamásbajayhabíaconseguidodosmatrículasgratisparasegundo.Terminóderecogerysediocuentadequeestabasolaenelaula,todos

habían salido encaminándose a las otras clases. Si no se daba prisa seperdería la siguiente, porque el catedrático era un hombre bastantequisquillosoquenodejabaentraraningúnalumnounavezélestuvierayaen el aula. Fran y Raúl no estarían allí, ellos no tenían esa asignatura,habíanaprobadodosdesegundoelañoanterioryesaeraunadeellas.Sedirigiórápidaalaclaseolvidándosedeélyaparcandodemomento

sudecisióndedarlelasgraciasporadmitirlaensugrupo.

NadamássalirdelaulaytrasasegurarsedequeSusananoibadetrásdeellos,Raúllesoltóasuamigodemalhumor:—¡Joder! ¿Por qué le has tenido que decir que semetiera en nuestro

grupo?—Porquesolosomosdosynosvendríabienunmiembromás.—Podíamos habernos metido nosotros en aquel otro equipo donde

estabanaquellascuatrotíastanbuenas,eneldeMaikaeInma...Seguroquenonoshubierandichoqueno.—Seguroqueno—admitiósabiendocómomiraban lasmujeresde la

claseaRaúl.—¿Entoncesporquéaesta?—Tengoqueconfesartequemehadadolástima.Seveíaallítantímida,

tancortada,esperandoquealguienletendieseunamano.YCastelohasidouncabrónaldecirlequefueraellalaquesemetieraalafuerzaenalgúngrupo.Lapobre lo estabapasandomal.Además, la tuve en clase el añopasadoenunpardeasignaturasylatíaesuncerebrito.Nonosvendrámalalguienasíenelgrupo,aversiconseguimossubirunpoco lanotaesteaño.Mipadreestáqueechalechesconmigodespuésdelosresultadosdeseptiembre.NohaqueridocomprarmeelcochequemeprometióysigoconelviejoPeugeotquesoltómimadrehacedosaños.—Macho,esquedecincohasaprobadouna.—Elveranoesmuymaloparaestudiar,yalosabes.Yconestodeirme

a Gran Bretaña todos los meses de julio para perfeccionar el idioma,pierdo la mitad del verano. Y tú no has aprobado ninguna, así que nohables.—Peroyosoloteníatres.Apesardetodotellevounadeventaja.—Ya.—Peroaunasínohasdebidodecirlequeseunaanosotros.¡PorDios!

¿Lahasmiradobien?¡Conesaropayesepelo!Yesasgafasdemonturanegraquellevasiempre.¡Noesmásfeaporquenoseentrena!—¿Yatiquemásteda?Notenemosqueacostarnosconella,soloque

prepararuncaso.—¡Ah,no,deesonada!Yonopiensoarrastrarlapor lasbibliotecasy

bufetes.Cadaunoqueprepareunapartedeltrabajoporseparadoyluegoloponemosencomún.—Sabes que eso no va a ser posible, que tenemos que hacer algunas

cosasjuntos.—Tuya ha sido la idea, carga tú con ella. Haciendo un esfuerzo yo

podré reunirme con ese espantajo en algún lugar donde nadie nos vea,peronovoy apasearlapor ningún sitio.Si hayque realizar trabajosdeinvestigación conjunta, te los mamas tú, que para eso vas de buensamaritano.Nopiensodejarqueesaniñameespantealastías.Aunquesies tancerebritocomodicesyademásnos tienequeestaragradecidaporhaberlesalvadoelculo,alomejorlapodemosconvencerdequeellahagatodoeltrabajoynosrepartamoslanota,¿verdad?—¡Quécabróneres!—Nolosoy,peroyonolehepedidoqueseunaalgrupo.Tevaatocar

aticargarconella,macho.—Nomeimportasiconsigosubirlanotayquemipadremecompreel

cochealfinaldecurso.Raúlsoltóunacarcajada.—¡Ymedicescabrónamí!Sinoquisierasesemalditocoche,contoda

probabilidadsehabríamuertodeascoesperandoquealguienlainvitaseaentrarenalgúnsitio.—Esonoesverdad,selodijesinsiquierapensarenelcoche.Esoseme

ocurriódespués.Realmentemediomuchapenaverlaallíesperandoyquenadie se decidiera a decirle nada. Era evidente que hubiera tenido quesuplicarparapoderacoplarse.—Esavenatuyadequijotealgúndíatedaráproblemas.—Creoqueenestaocasiónmebeneficiará;nosbeneficiaráalosdos.—Enlasnotasquizás,peroyasabesqueamíesomeimportauncarajo.

Yono tengoamiviejo todoeldíapegadoamiculocomo tú.Mientrasvayaaprobandoalguna,nosemeteennada.—Sí,peroatinotecuestatantoaprobarcomoamí.Nologroentender

los tecnicismos legales, ni me gusta el Derecho, ni nada. Pero trata dehacérseloentenderamiviejo...—¿Yporquéestásestudiandoestosinotegusta?—Tampoco me gusta ninguna otra cosa, así que da igual. De todas

formasteníaquehacerunacarrera.Loquemejodeesesamaníaquetienemipadredequedeboserelmejorentodo,elnúmerouno.Simedejarairamiairecomotepasaati,alomejoracababahastaporgustarme.

—Atiloquetegustaespasearteporlafacultadtonteandoconlastías.—¡Toma,yatino!Ambosseecharonareíryentraronenelaulaparaasistiralasiguiente

clase.

Amediodía,cuandosedirigíaalasalidaparacogerelautobús,Susanavio a Fran y se armó de valor para acercarse a él. Apretó el paso y lellamóintentandolevantarlavozparaquelaoyese.—¡Figueroa!Élvolviólacabezaysedetuvoesperándola.Susanaseacercójadeantey

lesoltódegolpe:—Perdona que temoleste, ya imagino que tendrás prisa, pero quería

dartelasgraciasporadmitirmeenvuestrogrupo.Élseencogiódehombrosconindolencia.—Nome tienes que dar las gracias, dos personas somosmuy pocos

para un trabajo de tanta envergadura. Siempre es bueno contar con unmiembromás.—Aunasí,sinollegaaserportimehubieravistoenladifícilsituación

detenerquepedirquemedejaranentrarenalgúnsitio.Yahasvistoquenadiesehapeleadoprecisamentepormí.—Ynoloentiendo.Contusnotasytucapacidaddeestudiodeberíasser

muybienacogidaencualquiergrupo.Susanasemordióloslabiosantelaveladaindirecta.—Comprendo—dijo.—¿Quéesloquecomprendes?—Que lo que esperáis es que yo haga el trabajo y nos repartamos la

notalostres.—¡Por supuesto que no! —protestó incómodo—. Al menos por mi

parte. Yo estoy dispuesto a trabajar como el que más, pero tengo quereconocer que no poseo tu capacidad, queme cuesta bastante todo esto,sobretodoalahoradeorganizareltrabajo.—No, si no me importa. Ya estoy acostumbrada. No soy ninguna

ingenuay sé queno soypopular, que si alguienmeofrece entrar enungrupo solo puede ser por dos cosas: por lástima o porque esperaaprovecharse de mi trabajo. Y, sinceramente, prefiero que sea por esto

último.Él se sintióaúnmás incómodoalversedescubierto,ydijo sinmucha

convicción:—No quiero aprovecharme de tu trabajo, ya te he dicho que estoy

dispuestoatrabajarduro,perosínosvendríamuybienparaeltrabajotucapacidaddeorganización.NiRaúlniyosomosmuybuenoseneso.Yoestoydispuesto adejarte dirigir esto, yharé loque túmedigas.Quieroconseguirnotacomosea,meestoyjugandouncoche.—Bien,entoncesnosentenderemos.Túquieresconseguirnotaparaun

coche y yo para conservar la beca, pero prepárate a trabajar duro. Soymuyexigente,nomeconformoconuncinco...Nisiquieraconunsiete.—Me parece estupendo. Así me meteré a mi padre en el bolsillo,

últimamentenoandamuybienconmigo.—¿Tuamigotambiénpiensaigualquetú?Franseencogiódehombros.—Bueno, quizás él no esté dispuesto a trabajar tanto, pero también

quierelanota.—¿Yestádeacuerdoenqueyoformepartedelgrupo?—preguntóal

recordarelceñofruncidodeRaúlcuandoFranlainvitóaunirseaellos.—Sí,claro...LavozdeSusanasevolvióunpocomásduraaldecir:—Si quieres ser un buen abogado vas a tener que aprender a mentir

mejor.Peronotepreocupes,sinoquiereunirseanosotrosledejaremoscompartirlanota.Ynoteentretengomás,sitienestantahambrecomoyo,estarásdeseandollegaracasa.Hastamañana.—Hastamañana.SusanaleviodirigirsealPeugeotgrandey ligeramenteanticuadoque

estabaaparcadoalfinaldelcampus.Ellagiróhastalaparadadelautobús.Sinosedabaprisa,Merche llegaríaantesqueellayseextrañaríadenoverlayaorganizandolacomida.Cuando llegóa laparada laencontróvacía,pruebaevidentedequeel

autobúsacababadeirse.Aguardóduranteveintelargosminutos,segurayadequesuhermanallegaríaantesqueella,yenefecto,cuandoentróenelpequeño salóndel pisoque compartían, el olor depasta reciénhecha lehizosentiraúnmáselhambrequetenía.

—¡Hummm...pasta!—exclamósoltandolapesadabolsallenadelibrossobrelaestanteríadelrincón.—Estamosafindemes,cariño—dijosuhermanadesdelacocina.—Sinomeimporta.Meencantalapasta.—Hasllegadomuytardehoy.¿Otravezunatasco?—No,perdíelautobús.Meentretuvehablandoconuncompañero.—¡Vaya! Con un compañero, ¿eh? ¿No será ese con el que nos

cruzamosaquelfindesemanaenelcineyalquetecomíasconlosojos?—Sí, ese —dijo sonriendo—. Y no te lo vas a creer, pero me ha

invitadoaformarpartedesugrupodetrabajoparapresentarunadefensaenunaclasepráctica.—Entoncesestaráscontenta.—Sí, aunque no me hago ilusiones. Sé que no lo ha hecho por mi

atractivofísicosinobuscandomimenteprivilegiada,peromedaigual.Almenostendréocasióndeestarcercaytrabajarconélamenudoduranteuntiempo. Creo que nos puede llevar un par de meses. Tenemos un durotrabajopordelante.—De momento lo que tienes por delante es el plato de macarrones.

Come,ydejaelamorparaluego.—No seas exagerada, que el chicome guste no quiere decir que esté

enamorada. ¡Sería imbécil si lo estuviera! Francisco Javier Figueroa esguapo,popularycreoqueconmuchodinero.Nomemiraríadosvecessinoquisieraquesupadrelecomprarauncochenuevo.Nomehainvitadoamíaformarpartedesugrupo,sinoamicerebro.—Notesubestimes,cariño.Algúndía,unhombredescubriráelpedazo

demujerquehayenti.—Esposible,peronoseráeste,deesoestoysegura.Pormuybuenoque

estéymuybuenagentequeparezca.Nopuedeevitarserunniñomimadopor la sociedad,por suspadresypor lasmujeres.Comocomprenderás,yoahínotengonadaquehacer,esolotengomuyclaro.Peroséqueseráagradabletrabajarconél.Consuamigoyanoestoytansegura,séqueleha tocado bastante las narices que yo esté en el grupo, aunqueprobablementeconseguiráunsobresalienteamicosta.—Eresdemasiadoduracontigomismayconlagente.—Soy realista, Merche... Tú no puedes entenderlo. Tú eres guapa y

tienes tetas y cintura estrecha y un culo respingón y monísimo. Yo notengonadadeeso,ningúntíomemiradosveces;yalotengoasumido.—Bueno,yotengocuerpoytúcerebro.Yonuncahepodidosuperarel

bachillerato,ymehubieragustado.Cadaunadebeconformarseconloquelavidaleda,Susanita...—Si no me quejo, pero soy realista. Francisco Figueroa no va a

volverse loco por mis huesos y yo tengo que tener cuidado de novolverme loca por los suyos—dijo dando buena cuenta de un enormeplatodemacarrones.—Tequejasdetufísico,perosiyocomieraloquetúpesaríacienkilos.—Alguna ventaja tiene que tener estar tan delgada. Bueno —dijo

levantándose de la mesa—, voy a descansar media hora y después mepondréaestudiar.Recogetúyyoprepararélacenaestanoche.

Capítulo2

Con el pequeñomontón de foliosmecanografiados y sujetos por unagrapa que el profesor les había entregado como parte del material detrabajo,ydespuésdeecharleunvistazo,Fran sealegró sobremaneradehaber admitido aSusana en el grupo.Sabíaque aquella asignatura iba aresultar difícil y aquel trabajo práctico mucho más, pero no habíaimaginadocuánto.El trabajo en cuestión consistía en un caso abierto aún, y que llevaba

enredadoeneljuzgadounpardemesesytraíadecabezatantoajuecesyabogados como a la opinión pública. Investigar aquello y ademáspresentarunalíneadedefensadiferentealaqueseseguíaenlaactualidad,lesibaadarmuchosquebraderosdecabeza.Yteníaquereconocerqueélnosabríanipordóndeempezar,yRaúlmuchomenos.AlcruzarsesumiradaconladeSusana,levantólascejasyesbozóuna

muecadedesagradodirigidaalospapeles.Raúlnisiquierasemolestóenmirarla limitándoseagarabatearpequeñosdibujosenel folioenblancoqueteníasobrelamesa.El profesor, desde la pizarra, explicaba en términos generales lo que

esperabadelostrabajos,yaunquecadagrupoteníacasosdiferentes,todosdebíanseguirunaspautascomunesalahoradepresentarlos.AFrannosele escapó que Susana tomaba notas frenéticamente, y él hizo lo propio,confiandoenqueentre losdosconsiguieranquenose lesescapasenadaquelespudieraayudarenlacomplicadatareaqueteníanpordelante.Cuando el profesor se marchó, Susana se levantó rápidamente y se

acercó, ansiosapor saberel contenidodel fajodepapeles,y tambiéndetenerunaexcusaparahablarconFran.Durantelostresdíastranscurridosdesde que se habían formado los grupos hasta la entrega de ladocumentación,nohabíanintercambiadoniunasolapalabra,aunqueellanohabíadejadodemiraralosinseparablesamigoscuandoestabancerca,esperandoqueFransedirigieraaellaparahacerlealgúncomentario.—Hola...—saludó.—Hola—respondió él.Raúl ni semolestó en levantar la vista de los

papelesquesuamigolehabíatendidoyojeabadistraídamente.—¿Quénosha tocado?—preguntó—.A juzgarpor tu caranoparece

nadabueno.—El caso Ferrer. No sé si habrás oído hablar de él, no se le está

haciendopublicidad,peroporloqueleheescuchadoamipadre,llevadecabezaatodounprestigiosobufete.—Sí,claroqueheoídohablardeél.Aunquemipadrenoseaabogado,

procuro mantenerme informada de todos los casos abiertos en laactualidad, aunque no salgan en los medios de comunicación. Un casointeresante.Elchicolevantólascejasdenuevo.—¿Interesante?Unaputada,diríayo.Susanasonrióconunamuecaqueconferíaunairegraciosoasucara,

habitualmenteseria.—No creo que sea para tanto. Además, con uno fácil no íbamos a

conseguirmuchanota.—Perotendremosqueecharlemuchashoras.—Sí,esoescierto—dijosintiéndosemuycontentadequeasí fuera—

.Ypiensoquedeberíamosempezarcuantoantesparaquenonospilleeltoro. Lo primero será hacernos con una información lo más detalladaposibledeloshechos.SedirigióaRaúlquenisiquierasehabíamolestadoenmirarla:—¿Medejaslospapelescuandolosleas,porfavor?Avercuántosdatos

nosdanenellos.—Son todo tuyos—dijo este largándoselos—, pero si esperas hacer

algoconellosvasapañada.Nohaymásdetreslíneasparadarelnombredelacusado,eldelavíctimayunabrevísimareseñadeloshechos.Susana cogió los folios que el chico le tendía y comprobó que tenía

razón. Ella sabía más del caso de lo que ponía en aquel papelmecanografiadoque,supuestamente,ofrecíaunaayuda.—¿Quéopinas?—lepreguntóFran.—Es peor de lo que esperaba. Habrá que trabajar duro. Creo que

deberíamosempezarareunirnosestatardeparaponernosdeacuerdoenlalíneadetrabajoquevamosaseguirycómonoslovamosarepartir,¿noosparece?

—Yohoynopuedo—dijoRaúl—.Dehechotengoocupadastodaslastardes de esta semana —añadió, pensando en la pelirroja que habíaconocidoelsábadoanterioryconlaquehabíaquedado.—No podemos perder toda una semana. Si necesitamos libros de la

biblioteca y los demás grupos se nos adelantan en sacarlos, no lospillaremosnuncaporqueselosiránpasandodeunosaotros.—Puestendréisqueempezarsinmíentonces.Susanareprimióunamueca,aunqueenrealidadnoestabasorprendida,

ymiróaFran.—¿Ybien?¿Quéhacemos?Élhabíapensadoiralgimnasioaquellatarde,perocuandoseenfrentóa

los ojos de Susana que le exigían una respuesta y le preguntaban «¿tútambiénmevasadejartiradaconeltrabajo?»,dijo:—Amímevienebien.Podemosirechándoleunvistazo,aunquehoyno

podrédedicarlemásdeunpardehoras.Tengoalgunosapuntesquepasaryvoyunpocoperdido.Ytendráquesertemprano.—¿Cómodetemprano?—preguntóSusanaintuyendoquesualmuerzo

ibaairsealgareteytendríaqueconformarseconunbocadillocomidoenelcéspeddelcampus.—Alascuatroymediaolascincocomomuytarde.—Bien,entoncesqueseaalascuatroymedia—dijoresignada.—¿Enlabiblioteca?—Allínosepuedehablaryademáshaymuchagente.Mejornosvamos

al aulade cultura, allí disponendeunapequeña sala de estudioque casinadieconoce,niusa.—¿Elauladeculturatieneunasaladeestudio?—Esapenasunamesaydoso tres sillas, pero se está tranquilo,yno

tienes que estar callado. Yo la he utilizado algunas veces, está adisposicióndetodos,solohayquepedirla.—Bien,entonces,¿túteencargas?—Deacuerdo,yomeencargo—dijotendiéndolelospapelesdenuevo.—No,mejorquédatelostú.Yonotengonipuñeteraideadepordónde

meterlesmano.—Deacuerdo.Hastaluego.

Cuando las clases finalizaron a las dos de la tarde, Susana sacó elmóvil, grande y anticuado, que le había pasado una prima después decambiarlo por otro más moderno y le puso un mensaje a Mercheavisándoladequenoiríaaalmorzar,ymiródentrodelbolsoavercuántodinerollevaba.Noteníasuficienteparaentrarenelcomedordelafacultad,asíquese

dirigióalsupermercadocercanoysecompróunbocadilloyunabotellade agua y se sentó en un rincón solitario y semioculto del campus,dispuestaasaciarsuhambreacuciante.Despuéssedirigióalauladecultura,unlugarsituadoenelentresuelo

delafacultad,parapedirlallavedelasaladeestudio,regresóysesentóen un banco del patio al sol a esperar a Fran. Mientras, leyó otra vezdetenidamente los folios con las pautas e instrucciones a seguir, y acontinuaciónsepusoaestudiar.A las cuatro y veinte empezó amirar a su alrededor esperando ver a

Fran,peroestenoaparecióhastalascuatroycuarenta.Veníarápidoyconelgruesochaquetónenelbrazo.Susanaselevantóalverlellegar.—Perdonaelretraso,peroteníaeltiempomuyjustoymehapilladoun

atasco al venir. ¿Y a ti, te han echado la comida directamente desde laventanaalabocaovivescerca?Ellasonrió.—Yo me he quedado aquí. Vivo lejos y dependo de un autobús, no

hubierallegadoatiempo.—Podías habérmelo dicho y me hubiera quedado contigo—dijo sin

muchaconvicción.Ella hizo una mueca; ni por asomo hubiera querido que él viera el

pequeñobocadilloquehabíaconstituidosualmuerzoyqueapenashabíadadounatreguaasuestómago.—Nohacíafalta,estoyacostumbradaacomeraquísola.Yelcomedor

delafacultadnotieneunaestrellaMichelínprecisamente.—Nohecomidonuncaenél.—Puesnolohagassipuedesevitarlo—añadió.—¿Hasconseguidolasaladeestudio?Susanalemostrólallave.Franlasiguióescalerasabajoyentraronenel

auladecultura.Al fondode lamismasedivisabaunapuertaqueSusanaabrió entrando ambos en una sala pequeña, amueblada apenas con una

mesa,unascuantassillasazulesrígidaseincómodasyunaestanteríagrisllenadearchivadores.—Noquierenquenosquedemosmuchorato,¿eh?Noesmuyacogedor

quedigamos.—No me han puesto hora. No nos echarán mientras esté la facultad

abierta.—¿Y tú crees que mi espalda aguantará tanto? Es imposible estar

sentadoenestassillasmuchoratosinsufrirunalumbalgia.—¡Ah,lodicesporeso!Bueno,yohesobrevividoamásdeunatardede

estudioaquí.—¿Tequedasmuyamenudo?—Solocuandotengoquesacarlibrosdelabibliotecaydevolverlosel

mismo día. No me compensa ir y volver, pierdo mucho tiempo en elautobús. Y una vez que he tenido que hacer un trabajo en grupo, comoahora, por obligación. No puedo reunirme en mi casa porque es muypequeñaylacomparto,asíquealguienmehablódeestasala.Susanasequitóelgruesojerseyquellevabasobreotrodecuellovuelto

másfinoysesentóenunaesquinadelamesa.Franlohizoenelotrolado,juntoaella.—¿Solounavezhashecho trabajosengrupoel añopasado?Yocreo

queenprimerohiceporlomenoscuatro.—Amímedejaronhaceralgunossola.—¿Yeso?¿Notegustatrabajarengrupo?—La gente no se pelea por formar grupo conmigo, ni siquiera para

sacarnota.Ytodoelmundonoquiereconseguiruncochenuevo.Éltratódetomarseabromasuobservación,evidentementeincómodo.—¿Taninsoportableeres?Ellasiguiólabroma.—Nocreo.Yomeaguantoyllevohaciéndoloyaunosañitos.—¡Vaya,tienessentidodelhumor!Nadielodiríaviéndoteenclasetan

seria.—Haymomentosparaestarseriosymomentosparalasbromas.Yyoa

clasevoyaestudiar,nopuedopermitirmeperdereltiempoconbromasyperderelhilodelasexplicaciones.Estudiocontrarreloj.—¿Porqué?¿Acasoquieresbatiralgúnrécord?

—Estudioconbecaymifamilianosepuedepermitirpagarasignaturasdosveces.Deboiracursoporaño.—Perotúhacesmásqueeso,sacasnotasmuyaltas.—Lasmatrículasdehonorsoncréditosquenotengoquepagaralaño

siguiente,yesomepermitedisponerdeunpocomásdedineroparavivir.—Mehasdichoquecompartespisoconotrachica.—Conmihermana.Ellatrabajaenunosgrandesalmacenes.—ElCorteInglés.—No,C&A.—Bueno,másomenoslomismo.—Sí,enefecto.Entrelasdospagamoselalquilerynosapañamos.—Dicen que los pisos alquilados para estudiantes son una verdadera

mierda.—Bueno, este no está demasiado mal. Es pequeño, solo tiene un

dormitorio y un comedor minúsculo, un baño y una cocina casi dejuguete,perolosmueblesestánbienynoesmuycaro.Elúnicoproblemaesqueestáunpocolejosytantoellacomoyonospasamosmuchotiempoenlosautobuses.—¿Dóndeestá?Bueno,sinoesmuchopreguntar.—¡No,quéva!EnSanJerónimo,muycercadelcementerio.—¿Ynotedayuyu?—Estoy estudiando Derecho, probablemente tendré que ver algún

cadáver, y con seguridad en nomuy buen estado. Nome importa vivircercadeunoscuantosfiambres,sonlosvivoslosquehacendaño.—Oye, eso que dices de que tendremos que ver muertos es verdad...

Nuncamelohabíaplanteado.—¿No?¿Piensasespecializarteacasoenderechocivil?¿Omercantil?—Noséenquémevoyaespecializar.Demomentomeconformocon

aprobarlomásquepuedaestecurso.—Paraquetecomprenuncoche.—Esoes.—Bien, puesmás vale que dejemos la charla, tenemosmucho trabajo

pordelante.Sino,loúnicoquetevanacompraresun600dehacetreintaaños.—Deacuerdo,empecemos.Yoheconseguidoalgodeinformación.Le

hepreguntadoamipadrealahoradealmorzarymehacontadounpocodequévaelcaso.Aunquetampocosehaextendidomucho,todohayquedecirlo.Esde losquepiensanqueuno tienequebuscarse la vidapor símismo, y con el mínimo de ayuda posible. Solo así demostrará lo quevale.—Noesmaloeso.Tehaceesforzarte.—Lodicesporquenotienesquevivirlo.—Esposible.—Bueno,pues,alparecer,MarianaFerrer,lavíctima,eraunaseñorade

sesenta y cinco años que apareció muerta una mañana en su cama.Aparentementesetratabadeuninfarto,perocuandolehicieronlaautopsiadescubrieronqueelcontenidodelestómagoconteníamatarratas.Susanayasabíatodoeso,perolealegrócomprobarqueFransehabía

molestadoenbuscarinformación.Élsiguióhablando.—Vivíaconunahermana,queeralaquecocinaba,yunsobrino.Ambos

sonsospechosos.—Bien,yopuedoañadiralgomás.Lainvestigaciónfinancieramuestra

quenohaydineroqueheredar; laancianavivíadesupensiónynoteníaahorros. La casa estaba a nombre de las dos hermanas y solo tras elfallecimientodeambaspodríaheredarlaelsobrino.—Vaya,tútambiénhashecholosdeberes.—Ya os dije estamañana queme gusta estar informada de todos los

casosabiertosenelmomento.Sueloiraljuzgadocuandotengotiempoalosjuiciosqueestánabiertosalpúblico.—¿Ycuándotediviertes?—Cuandoterminelacarrera,espero.—Peroaúntefaltanañosparaeso.Yonopodría.—Quizásporquenuncatehasvistoenlanecesidad.Yelderechopuede

sermuyentretenidoaveces.Fran bajó la cabeza y la miró a los ojos que ella mantenía bajos,

clavadosenlospapeles.—Realmentetegustaesto,¿verdad?—Por supuesto.Noestaría amásde cienkilómetrosdemi casaymi

familia,pasandoapurostodoslosfinesdemes,sinomegustara.Esmás,meapasiona.

—¡Ojaláyopudieradecirlomismo!Amínohaynadaquemeapasione.—¿Yentoncesporquéestudiasderecho?—Mipadreesabogado,mimadretambién,amboshijosdeabogadosa

suvez.Esloqueseesperademí…yenrealidadtampocohayotracosaquemegusteespecialmente.¿Porquéno?Laabogacíaesunaprofesióntanbuenacomocualquierotra.—Si lo ves así… Yo no podría dedicarme a algo que no me

entusiasmase,ymuchomenossacrificarcincoañosdemividaporello.—Tengo que confesar que yo nome sacrifico demasiado. Estudio un

poco,mediviertootropoco…Notengoprisaporterminarlacarrera,loquemeesperadespuésnoesningunamaravilla.Unpuestoenelbufetedemipadre,bajoelpesodesunombreydesufama.SiempreseréelhijodeFigueroa.—¿Yporquénolointentasportucuenta?—¿Abrirmipropiobufete,quieresdecir?No.Nocreoquesirvapara

eso. Y tampoco soy tan ambicioso como para luchar contra mi padre.Trabajarenelbufeteestarábien.Yvolviendoanuestrotema,¿cómonosvamosaplanteareltrabajo?—¿Tienesalgunaidea?¿Algunapropuesta?—¿Quién,yo?No.Túereslaquedominaeltema,lodejoentusmanos.

Yoharéloquememandes.—Bueno, loprimeroserá recopilar toda la informaciónquepodamos

sobreeljuicio,yversiconseguimosalgosobrelosacusadosylavíctima.Algunodeberáiralabibliotecaparainvestigarenlaprensadeestosdosúltimos meses y tomar notas, o sacar fotocopias. Nos ayudaría muchoacudir a algunode los juicios que se celebran estos días. Para hacernosuna idea del perfil de los acusados. Quizás tú podrías conseguir de tupadre el permiso para entrar en alguna de las vistas. El acceso esrestringidoynosepermitelaentradaamásdediezoquinceestudiantes.Ytuamigotambiéndeberíahaceralgo—añadiófrunciendoelceño.Fransonrióydijo:—Aélpodríamosenviarlealbufetedelosabogadosquellevanelcaso,

paraqueseenrolleconlasecretariayconsigalainformaciónquenitúniyo,nisiquieramipadre,podríaobtener.Susanasepusomuyseriaanteelcomentario.—Nocomparto laopinióndequeel fin justifica losmedios.Dilea tu

amigoquemantengalabraguetacerradaenesto.Esuntrabajodeclaseynosjugamoslanotadeuncuatrimestre.Siaélesoledaigual,amíno.—Mujer,notepongasasí,solobromeaba.—Nomegustanesetipodebromas.Eltrabajoesmuyserioparamí.Franclavó lavistaenellaySusanaenrojecióhasta laraízdelcabello

ante la insistencia de su mirada. Se maldijo interiormente. Odiaba esafacetasuyadesonrojarseportodo,yteníaquereconocerquelamiradadeFran,posadasobreelladeesamanerainquisitiva,estabahaciéndolasentircomositodalasangredesucuerpohubierasubidoasucara.—Bueno,yalebuscaremosalgunaotratarea—dijoFran.DuranteunbuenratoSusanadiseñóunplandetrabajocongráficosde

losdíasylashorasdisponiblesyFransequedóalucinadodelacapacidaddesíntesisydeorganizacióndeaquellachica.—¿Teparecebien?—dijoellacuandoterminó.—Sí,estupendo.—Bueno, pues no te entretengomás.Ya dijiste que tenías planes para

hoy.—Noeranadaimportante,notepreocupes.Selevantaronyrecogieronlospapelesdesperdigadosporlamesayse

marcharondespuésdeentregarlasllavesenconserjería.Susana estaba deseando llegar a su casa y atacar las sobras del

almuerzo,aunquefueralasseisdelatarde.Enlapuertadelafacultadsesepararon,élhaciaunPeugeotazulyella

hacialaparadadelautobús.

Susanallegóasucasacansadayhambrienta,yantelamiradadivertidadesuhermana,sesentóadarbuenacuentadelplatodelentejasquenosehabíacomidoalmediodía.—¡Loquehaceelamor!—dijoMercheburlona.—Noteburles.Estodehoynotienenadaqueverconelamor.Tenemos

quehaceruntrabajoyélnopodíaquedarmástarde.Yyonoteníadineromásqueparaunbocadillo.—Si el otro chico no podía quedar hoy, comome has dicho, podíais

haberlodejadoparaotrodía.—Eltrabajoeslargoycomplicado,nopodemosperdertiempo.

—Y tampoco podías perder la oportunidad de estar a solas con él unrato,¿noesverdad?Susanaesperóaterminardemasticarlacucharadadecomidaquetenía

enlabocaparacontestar.—Bueno,quizásesohayainfluidotambiénunpoquito.—¿Yqué?¿Quétallaexperienciadequedarasolasconunchicoquete

gusta?—Eraparaestudiar…perobien…muybien.Esmuysimpáticocuando

noestáconeldesagradabledesuamigo.Hemosencajadobienalahorade trabajar juntos, peropiensoque el otropuede ser unproblema, si esqueapareceamenudo,claro.Aunquelodudomucho.Ojalásepierdaporahí y no aparezca más que para firmar el trabajo, aunque Fran y yotengamosquehacerlotodosolos.—¿Vais a quedarmañana otra vez? Lo digo por prepararte algomás

consistenteyquetelolleves.—No creo. De momento tenemos trabajo que hacer por separado.

Cuando los dos lo tengamos listo, entonces quedaremos. ¿Qué hay depostre?—Soncasilasochodelatarde,nena.Sitecomestambiénelpostreno

cenarás.—¡Quetecreestúeso!

DurantetresdíasSusanavagóporlasbibliotecassacandofotocopiasdelosperiódicos,conlaescasainformaciónqueestabanpublicandosobreelcaso Ferrer. Decepcionada y desistiendo de conseguir nada por aquelmedio,elviernesseacercóaFranyaRaúl,cuandoambossalíandeunaclase.—¿Hasconseguidoalgo,Figueroa?—Porfavor,dejaelFigueroa…Eseseñoresmipadre.YosoyFran.—De acuerdo, Fran… ¿Has conseguido algo? Yo llevo tres tardes

prácticamente perdidas en la biblioteca hurgando en los periódicos, yapenastengonada.—He hablado conmi padre y ha llamado al bufete que lleva el caso,

paraquenosdenunaentrevistaynosdejenaccederalainformaciónqueno sea confidencial. Siempre y cuando no la utilicemos más que para

realizareltrabajoynolafiltremosalaprensa.—Esoesmagnífico.¿Ycuándoseráesaentrevista?—Pasadomañana.Ytambiénhainsistidoendarmealgunasestructuras

básicasde cómoplantearunadefensa, por si queremosutilizarlas comoorientación.Tambiénme ha dado algunas pautas para investigar cuandonosenosdainformación.—Vaya,vaasertodaunaayudacontarcontupadre.—No creo que nos démuchomás, pero está contento de que le haya

preguntado.Dicequealfinmeinteresoporlacarrera.—¿Cuándovamosaquedarparaponerencomúnloquetenemos?—Yo tengo una hora libre a la una. No sé cómo tienes tú hoy el

horario…—Terminoalaunaymedia.SevolvióhaciaRaúlqueestaba juntoaFrancomosi laconversación

notuvieranadaqueverconél.—¿Ytú?—Yonopuedoquedarmehoy,tengoqueestarencasaalasdos.Susanafruncióelceñoescéptica.—Bueno,siprefieresporlatarde…—Esquetampocovoyapoderporlatarde.SevolvióhaciaFranesperandosurespuesta.—Yo prefiero quedarme un rato a mediodía. Quisiera estudiar esta

tarde. Las dos últimas clases de Derecho Internacional las tengoatravesadas y no consigo verlas claro. Ya sabes que el profesor es unpetardo, y debería ponerme a buscar información en Internet a ver siconsigoaclararme.Simepierdoahoranopodréseguirelritmo,vamuydeprisaconeltemario.—Yolollevobien.Heconseguidounosapuntesmuyclarosymeestoy

guiandoporellos.Lellevoladelanteraalprofesoryyanomepierdoenclase.Siquierestelospasoyteexplicounpocoestasdosúltimasclasesparaquetepongasaldía.—¿Loharías?—Claro…Yotambiéntengoqueestudiarloysiteloexplico,haráque

meafianceen losconocimientos.Peroparaesonecesitaremosalgomásque una hora a mediodía. No podremos avanzar en el trabajo y en la

asignaturacontanpocotiempo.—Entoncesquedemosmejordespuésdecomer.¿Aquéhora?—Unpocomástardequeelotrodía,sipuedeser.Quemedétiempode

iracasaacomeryarecogerlosapuntes.—Alahoraquetúquieras.—Decincoymediaaseis.Nosécuántotardaráelautobús.Elprimero

quelleguequepidalallavedelauladecultura.

AquellatardeSusanasebajódelautobúsalascincoydiezdespuésdecorrer mucho y se encontró a Fran esperándola en el banco que habíajuntoalaescalera.—¿Hacemuchoqueestásaquí?Nohepodidovenirantes.—Unrato.Heintentadocogerelauladecultura,peroalparecertienen

unareuniónallíynoestálibreestatarde.Vamosatenerquebuscarotrositio.—Hace una tarde agradable. Si quieres podemos irnos al patio o al

césped.Hayunsitiodetrásdeledificioquesueleestartranquilo.Sinoteimportasentarteenlahierba,claro.—Sinproblemas.Echaron a andar uno junto al otro hasta el sitio indicado por Susana.

Estasedejócaerenlahierbayabriólacarpeta.Duranteunratoestuvieroncomparandolainformaciónconseguidapor

Susana y la aportada por el padre de Fran y decidieron una línea dedefensaparaplantearaunjurado,queestaríaformadoporelrestodelaclase.Luego,cuandoacabaronconeltrabajo,SusanalemostróaFranlosapuntesdeDerechoInternacionalysededicóaresolverlelasdudassobrelamateriaqueyahabíandado.De pronto todo encajó en la mente del chico bajo las claras

explicacionesdeella,ycuandocontinuóleyendolamateriaquedebíandareldíasiguiente,nosupusoparaélningúnproblemacomprenderla.—¿Teimportasilesacofotocopiasaesto?Esoropuro.¿Dóndelohas

conseguido?—Rebuscando en las bibliotecas. Quédatelo y ya me lo devuelves

mañanaopasado.—Pasaré por el bufete de mi padre antes de ir a casa y sacaré las

fotocopiasestamismatarde.Telodevolverémañanasinfalta.—Ellunes.Mañanaessábado.—Sí,nomeacordaba.Bueno,puesellunes.Yahoraserámejorquenos

marchemos. Habrás quedado para salir y yo te tengo aquí enredadaexplicándome el Derecho Internacional una tarde de viernes. No tengoperdón.—Paramíelviernesesundíacomootrocualquiera.—¿Nosaleslosviernes?Todoelmundolohace.—Yono.Yotambiénestudiolosviernes.—Perohayquedivertirseunpoco,mujer.—Sí, como tu amigo, que ya dudo de que aparezca alguna vez para

trabajarconnosotros.—Notelotomesamal.Raúlestáunpocomimadoensucasa.Eselmás

pequeñodelafamiliayseloconsiententodo.Notieneningunaprisaporterminarlacarrerayparaél,ladiversiónesloprimero.—Yaloheobservado.Peroesmásqueeso.Yonolecaigobien,creo

quenolehagustadonadaquemeinvitarasaunirmeavosotros.—Nopienseseso.—¡Vamos,Fran!Notratesdedisimular,esbienevidente—dijoconla

resignaciónque leprovocabaelnocaerlebiena lagente—.Además,yaestoyacostumbrada.FranapoyóunamanoamistosasobreelbrazodeSusanaquesosteníala

carpeta.—Nolodigasasí…enesetono.Comprendocómotesientes,yamehe

dado cuenta de que te gusta.Ya desde el año pasado lemirabasmucho.Siemprequepasábamosjuntoatitequedabasmirándole.SusanasesintióconfusayenrojecióantelaideadequeFransehubiera

dadocuentadequelesmiraba…soloquenoeraaRaúlsinoaél.—Yo…noesverdad…yonunca…Habrásidocasualidad—tartamudeó

sinpoderevitarlo.—Notienesqueavergonzarte,todaslasmujeressevuelvenlocasporél.

Leencuentrasmuyatractivo.«Peroyonosoycomolasdemásmujeres»,ibaadecir,peroselopensó

mejor.SiempreerapreferiblequeFrancreyeraqueelquelegustabaeraRaúl y no él. Porque con toda probabilidad no volvería a verle si lo

averiguaba. Los hombres, que se sentían animados al descubrir que unamujerguapaibatrasellos,corríanyponíandistanciasilachicaeramásbienfeayempollonaademás.Bajólosojosymurmuró:—Yaséquesoismuyamigos,peroteagradeceríamuchoquenoselo

dijeras.Noquieroquepiensequeestoyintentandopescarlecadavezqueledirija la palabra. Y con esto del trabajo tendré que hacerlo en algunaocasión.Nadamáslejosdemiintenciónqueintentarligarconél.—Nocreoquepienseeso.—Por si acaso.Hagamos un trato.Yo te ayudaré a estudiar, creo que

despuésdeesta tardeloentiendestodounpocomejor,peroporfavor,acambiotúguárdameelsecreto.—Tusecretoestáasalvoconmigo,nosoyningúncotilla.—Gracias. Y ahora serámejor que nos vayamos. Se hace tarde y yo

vivolejos.—Yyohequedadoparasalirytodavíatengoquehacerlasfotocopias.—Nocorreprisa,hastaellunestienestiempo.—Silasnecesitasantes,medasuntoqueytelasacercoatucasa.—Noseránecesario.Tengootrasmuchascosasqueestudiarestefinde

semana.

Aquella noche, sentados ante lamesa de un bar de copas, ymientrasesperabanaunasamigasqueibanareunirseconellos,RaúllepreguntóaFran:—¿Qué tal esta tarde con la empollona? ¿Tenéis ya medio trabajo

hecho?—Nohemosadelantadomuchoeltrabajohoy;haestadoexplicándome

algunascosasdelDerechoInternacional.—¿Yqué?¿HaconseguidometerteenesacabezalasleyesEuropeasal

completo?—Búrlate,perosilahubierasoídoexplicando…Derepentetodoestaba

claro como el agua para mí. Ojalá fuera ella y no el catedrático quiendieralasclases.—¡Lástima que no seamás guapa! Podrías tirártela para que te diera

clasesgratis.—Oye,lodelasclasesnoesmalaidea.

—¡Fran, tío,queesuncallo!Pormuchoquequierasuncochenuevo,meterlecuelloaeso…—Noseasburro.Quierodecirpagarlelasclases.Seguroqueamiviejo

noleimportasoltareldineroacambiodequeapruebe.—¿Yporquéno tebuscasotraprofesoramásguapa?Seguroque las

hay.Yasíyoiríatambiénadarclasecontigo.—Puedesvenir,siquieres.Tusnotasmejoraríanmuchosinesfuerzo.—¡Paso!Uf,conesasgafasyesepelo…Ytandelgada.Seguroquesi

intentarasmeterlemanotepincharíasconloshuesos.—¡No seas cabrón, tío! No está tan delgada. Y yo estoy hablando de

clasesparticulares,nodeotracosa.—Con estas tías tan feas y empollonas además, a las que nadie ha

mirado nunca, tienes que tener cuidado. En cuanto hablas con ellas dosveces seguidas se te pegan como una lapa y no te las puedes quitar deencima.—NocreoqueSusanaseaasí.—¿Yalallamasporsunombre?Malhasempezado.—¡Joder, tío! ¿Cómo quieres que la llame? ¿Romero? Es una

compañeradeclase.—Tencuidado.Laslapassonmuydifícilesdedesprenderunavezque

setehanpegado.—No hay cuidado. Y tú…No estaría de más que echaras una mano,

¿eh?Eltrabajoeslargoycomplicado.—Es viernes por la noche, no hablemos de trabajo. Y ahí vienen ya

Maika yLucía.Con esas dos teníamos que estar haciendo el trabajo, noconlaempollona.—EllasyateníanformadosugrupoconInma.—AunasclasesparticularesconInmanoleharíayoascos.¿Porquéno

habrávenidoestanoche?Miraquelespedíquelatrajeran.—CreoqueInmatieneideaspropiasdeadóndequiereir.—Conseguiré que la convenzan. Y ahora, la noche es joven.

Divirtámonos.

Capítulo3

Sevilla.Enero,1999Durantemesymedio,SusanayFranyeventualmenteRaúl,sereunieron

casi todas las tardes preparando el trabajo. Incluso en las vacaciones deNavidad Susana regresó a Sevilla durante unos días para continuar eltrabajo,quedebíanentregarpocodespuésdeincorporarsedenuevoalasclases.El padre de Fran les había proporcionado material y un ordenador

portátilquesuhijosellevabaaclase,yseconvirtieronenasiduosdelaulade cultura donde podían trabajar con tranquilidad. Y con frecuencia,despuésdededicaraltrabajoeltiemponecesario,FranlehacíaconsultasyempleabanalgúnratoaqueSusanaleayudaseenunpardeasignaturasqueélllevabamal.Yaquellatarde,porfin,habíanterminadoeltrabajo.—Bueno,estoyaestá—dijoSusana.—Nomepuedocreerqueyohayaterminadountrabajotresdíasantes

delafechatope—añadióélriendo.—Siemprehayunaprimeravezparatodo.—Anocheseloenseñéamipadreymehadichoqueesmuybueno,y

quesinonosdanunabuenanotaporél,quereclamemos.—Nos la darán, ya lo verás. Este profesor es una persona justa. Sabe

valoraruntrabajobienhecho.—¿Tienesprisa?Susanasonrió.—¿Tienesmásdudas?—Muchas,peronoesesoloquequierohablarcontigo.—¿Ah,no?EsalgodeRaúlentonces...—dijoella.Eracasihabitualque

en sus conversaciones saliera a relucir el nombre de aquel, y FranmostrabamuchointerésencontarlecosasdesuamigoqueaSusananoleinteresaban,peroquealmenosalargabael tiempoquepasabanjuntos.Yquelespermitíahablardealgoquenofuesetrabajoyasignaturas.

—Tampoco.—Puestúdirás.—Aquí no. Te invito a tomar algo y lo hablamos. Además,

celebraremosquehemosterminadoeltrabajo.—De acuerdo—dijo Susana—. Pero cada uno paga lo suyo, nada de

invitaciones.Susananoteníauneuro.LosregalosdeNavidadhabíanesquilmadosu

economíay el dineroque llevaba en la cartera teníaquedurarle toda lasemana.Yeralojustoparacomeryelbonobús,peroteníaquereconocerque era muy estricta en lo de no dejarse invitar por nadie, sobre todoporquenuncapodíadevolverlasinvitacionesymuchomenosalnivelqueFransepodíapermitir.Élnegó.—Setratadeunainvitación,esonoserechaza.—Noesun rechazo,esunanorma.Sino teparecebien,dimeaquí lo

quesea.—Estábien,pagalotuyo...Nomeapetecehablaraquídeltema.Vamos.Entraronenunodelosbaresquehabíacercadelafacultad,aunqueFran

cuidómuchodenoelegiraquellosenlosquelapandillasolíareunirseaveces.Noqueríaquenadielesinterrumpiera.Seacomodaronenunadelasmesasmásapartadasypidióunacerveza,

mientrasSusanasedecidióporunté.Élsacóunpaquetedetabaco.—¿Fumas?—leofreció.—No,gracias.Esunvicioquenotengo.—Entonces yo tampoco —respondió guardándolo de nuevo en el

bolsillodelacazadora—.Estoyintentandodejarlo.—Saldrásganando.—Bueno,tepreguntarásparaquétehetraídoaquí.—Tengoqueconfesarqueestoyunpocointrigada,sí.—Setratadeltrabajo...Yasehaterminado.Susana asintió. No hacía falta que se lo recordara, llevaba dos días

diciéndose a sí misma que aquello se acababa, que probablemente novolveríaaveraFranmásqueenlospasillos,queyanotendríaningunaexcusaparaacercarseaélniparaverleasolas.—Tengoqueconfesartequetuayuda,almargendeltrabajo,enloque

serefierealasdemásasignaturasmeharesultadomuyvaliosa.Tienesuna

forma de explicarme las cosas que hace que las entienda perfectamente.Inclusohasconseguidoquemeempieceagustaresto.—Mealegro.—Heestadopensandosiquerríasdarmeclases.—¿Darteclases?—Sí,unaodostardesporsemana.Yaséqueestásmuyocupadacontus

propiosestudios,perodarmeclasesamípodríaservirteparaafianzartuspropiosconocimientos.Tepagaríaloquepidas,porsupuesto.—Claroqueno,somoscompañeros.Novoyacobrarporecharteuna

mano. Podemos quedar un par de tardes y estudiar juntos, y yosolucionarétodastusdudascomohemoshechohastaahora.—Quieroalgomásqueaclarardudas.Necesitounpardehorasdoso

tres veces por semana. Pero si nome cobras, no hay trato. Yo tambiéntengomisnormas.Franlamiróalosojos.Intuía,aunqueellajamásselohabíadicho,que

sueconomíaerabastantemásprecariadeloquedecía,yhabíaaveriguadoquecuandosequedabaacomerenlafacultad,lamayoríadelasvecesseconformaba con un bocadillo. No iba a obligarla a hacer un gastoadicionalparaqueleayudaseaél.—Esunfavorquetepido.—Razóndemás,Fran.Losfavoresnosepagan.—Pero la dedicación exclusiva, sí. Por favor, Susana, tú y yo

enganchamosmuy bien como compañeros de estudio. Si no aceptasmeveré obligado a buscar a otra persona que me dé clases... y queprobablementemecobrarámuchomásquetúymeayudarámenos.Élapoyólamanosobresubrazotratandodeconvencerlaconelgesto,

ySusanasintióelcalordesusdedosatravésdelalanadeljersey.Eralaprimeravezqueunchicolatocabaenungestoamistosoyunasensacióncálidalarecorrióentera.Levantólosojosparamirarle.—Deacuerdo—admitió—.Tedaré clasesypermitiréquemepagues

porello.Peropreciodeamigo—añadiósintiendolainmensaeuforiadesaberquenoibaadejardeverle.Eldinerotambiénlevendríamuybien,peroesoeralodemenosparaella.—Pontúelprecio—dijoélsinretirarlamano.—Notengoniidea,nohedadoclasesnunca.¿Cincoeuros?

—¿Estás loca?Algunos amigosmíos dan clases y la tarifa está entreveinteytreintaeuroslahora.Tepagaréporlomenoselmínimo.—Novoyacobrartetreintaeuroslahora,Fran.Nisiquieraveinte.—Bueno,¿quéteparecetreintapordía,tardemosloquetardemos?—Estábien,perosiguepareciéndomedemasiado.—Noesnadacomparadoconelfavorquetúmehacesamí.Además,no

pagoyo,sinodonFranciscoFigueroa,yteaseguroqueélcobrasuhoramuchomáscara.Siquieresserabogadotendrásqueaprenderacobrarlemucho a los que puedan pagar, para atender gratis a los que no puedanhacerlo.Yalaeconomíademipadrenovaahacerleningunamellaloquetú cobras. Y te aseguro que estará loco de contento de que su únicovástagoapruebeconbuenasnotas.—Bueno,túdiráscuándoempezamos.—Hoyesmartes.¿Teparecesiponemoscomodíasfijos losmartesy

losjueves?—Amímevabien.—Sialgúndíaunode losdosnopuede, locambiamosyyaestá.Con

flexibilidad.—Deacuerdo,conflexibilidad.—Dametuteléfonoporsitenemosqueavisarnosdealgoyyotedaréel

mío.Fransacóunmóvildeúltimageneracióndesubolsilloyesperóaque

Susana le diera el número.Lo incluyó en la agenda y esperó a que ellasacaraelsuyo.ElmóvildeSusana,noseparecíaniporasomoaldeél,perotuvobuen

cuidadodenoburlarsecomohacíanotrosalverlo.Seintercambiaronlosnúmerosyellaselevantódispuestaamarcharse.—Tengoqueirme.Sipierdounautobúsllegarétardísimo.—Siquierespuedoacercarte.—Nohacefaltaquetemolestes.—Notengoprisa,mispadresestándeviajehoy,asíquecenarésolo.Y

detodasformastengoqueconducirhastaMairena.—CreíquevivíasenLosRemedios.—Antessí,peromipadrecompróunacasaenSimónVerdeeinstalóel

bufeteennuestroantiguopiso.Y lomejoresquemediouncochepara

moverme. Es el viejo demimadre, pero si apruebo este veranome haprometidounonuevo.Ymepermitiráescogerlo.Anda,sube,hacemuchofríoestatarde.—Bueno,siteempeñas...FranabrióelcocheySusanaseacomodóenél.Nuncahabíasubidoaun

cocheconunchico,lasúnicasvecesquelohabíahechoeraconsupadre,y se sintió cómoday agradablemente envueltaporuna intimidadquenohabía disfrutado antes en ningún sitio donde se habían reunido paraestudiar.Franseinclinósobreelaparatodemúsicayloconectó.—¿Quétipodemúsicategusta?—Menos el ruido, cualquiera. Pero si lo que tienes es ruido, también

vale.Encimaquemellevas,novoyaponercondiciones.Él se inclinóunpocomáspara llegara laguanterayalhacerlo rozó

porunmomentolarodilladeSusanaconelcodo.Estacontuvoelaliento.ÉlsacóunCDylopusoenelaparato.Unamúsicasuaveyagradablesedejóoíralinstante.—¿Tegusta?—Perfecto.—Amí me gusta el ruido, como tú dices, pero siempre tengo otros

tiposdemúsicaparacuandollevocompañía.Susananoquisopensarenlacompañíaqueélpudierallevar.Sesentía

demasiadofelizenaquelmomento.Fran se abrochó el cinturón y arrancó. Susana le observaba conducir

porelrabillodelojo,muyserioymuyatentoatodoloquesereferíaaltráfico.CuandoseacercabanalbarriodeSusana,ledijo:—Túmedicespordónde...—Sigue recto esta avenida y la tercera a la derecha. Después a la

izquierda,peropuedesdejarmeen laesquina.Micasaestáamitadde lacalle.—Estetaxiofreceserviciopuertaapuerta.—En ese caso, el número cuarenta. Es una casa grande dividida en

pequeñosapartamentos.Elnuestroestáenelbajo.Él siguió las indicaciones y poco después se detenía ante una casa de

aspectoantiguoperorestauradarecientemente.

—Bueno,muchasgracias.Mehasahorradoalmenosmediahora.—Denada.Nosvemosmañana.—Adiós.Se quedó unosminutos allí paradamientras él arrancaba y giraba en

una de las calles y luego entró. Merche la saludó desde la minúsculacocina.—Hola...—Hola.—¿Quétaleltrabajo?¿Habéisterminadoporfin?—Sí.¿Yaquenoteimaginasqué?—Nosé,sinomelodices...—Franmehapedidoqueledéclasesparticularesdosdíasalasemana.

Yvaapagarmeporellas.—¡Vaya,esoesestupendo!—Por supuesto que lo es. Y además nos hemos tomado algo juntos

despuésdesalir...ymehatraídoacasaencoche.Merche se giró y contempló a su hermana, parada en la puerta de la

cocina con los ojos brillantes y lasmejillas encendidas,más feliz de loquelahabíavistoenmuchotiempo.—¿Sabesloquesignificaeso,Merche?—¿Qué,cariño?—Que tengo un amigo... ¡Que por fin tengo un amigo!Y no importa

quenomeveadelamismaformaqueyoaél.—Yateimportará...—No, nunca va a importarmemientras pueda verle y hablarle, y sea

amable conmigo.Hasta ha escogido unamúsica queme gustara para elcamino.—Eso está bien—dijo volviendo a su tarea y pensando: «Si le haces

daño,Fran,tearrancaréloshuevos».

Capítulo4

Susana entró en la clase aquella mañana con la hora justa y, comosiempre,loprimeroquehizofuemiraralamesadeFranyRaúl.Todoslos días su primera mirada era para él, aunque no pudiera acercarse asaludarle.Con frecuencia, unode losdos llegaba con lahora justaparaempezar la clase. Ella porque dependía de autobuses y él porque se lepegabanlassábanasamenudo.Yaqueldíanoeraunaexcepción:susillaestabavacía.El profesor entró y se preparó para tomar apuntes, consciente de que

luegoselostendríaquepasaraFran.Perolaclaseterminóyélseguíasinaparecer.YRaúltampoco.Aguardótodalamañanasinsaberquéhacer,porqueteníanclaseaquella

tardeynosabíasiquedarseenlafacultadono.Lellamóalmóvil,perolotenía desconectado, así que se acercó a Maika, una chica que formabapartedesupandillaylepreguntó.—Oye...¿SabesporquéFranyRaúlnohanvenidohoyaclase?—¿Quesilosé?—dijoriéndose—.Vayasilosé.Peronoañadiónadamás.—Perdona que insista, no pienses que soy una cotilla... Es que había

quedadoconFranparaestudiarjuntosestatardeenelauladeculturaynosésisevaapresentar.Elmóvillotieneapagado.—Silotieneapagadonocreoquevenga.Esoscabronesestarántodavía

dejuerga,ofollando.Ysino,laresacanolesdejaránisiquieraabrirlosojos.Anochesalimosalaboleraunratoyseenrollaronconunastíasquehabíanidosolas.NosfaltabagenteparaunequipoyRaúllasreclutó.FranllamóasucasaparadecirquesequedabaencasadeRaúlysefueronconellasalsalir.Esloúltimoquesé.—Bueno… —dijo sintiendo que el mundo se le venía encima—.

Entoncestúpiensasquenovaavenir...—Cuandohayuna tíapormediono son los estudios loprimeropara

esosdos.—Gracias.Entoncesnomequedaréymeiréacomeracasa.

—Eslomejorquepuedeshacer.Profundamenteabatidasemarchóycogióelautobús,llegandoatiempo

para comer con su hermana antes de que esta se fuera al trabajo, en elturnodetarde.—¿Quéhacesaquí?¿NoteníashoyclaseconFran?—AlparecerFran tienecosasmás importantesquehacerhoyquedar

clase.—Detectountonodemalhumorentuvoz.—Malhumor,no.—¿Entonces?Susanaseencogiódehombrosmientrasseapartabalacomida.—Alparecerayersalióalabolerayseenrollóconunatíaqueconoció

allíysefueconella.Aúnnohaaparecidonidaseñalesdevida.Elmóvillotieneapagado.—Losiento,nena.—Supongoquedeboacostumbrarme.Probablementelohacetodoslos

fines de semana, solo que yo nome he enterado hasta ahora porque hacoincidido con un día de clase. En realidad debía haberlo imaginadoporque es muy simpático y está buenísimo. El que no tenga una noviareconocidanoquieredecirquenoseenrolleconnadie.Soyyolaestúpidaque ha estado imaginando que vivía solo para estudiar y, comomucho,tomar unas copas los fines de semana. No pasa nada, es cuestión deasimilarlo.Merchefruncióelceñoyguardósilencio.Conocíaasuhermanaysabía

que estaba muchomás afectada de lo que pretendía aparentar, pero eramejordejarlaconversación.Comieron en silencio y después Merche se fue al trabajo. Susana se

esforzóen concentrarseypasó la tarde estudiandoaunquependientedelteléfono,esperandounallamadaquenoseprodujo.Alamañanasiguiente,élyaestabaenlaclasecuandollegó.Seacercó

rápidohaciaellaysedisculpó.—Siento mucho haberte dado plantón ayer. Espero que no te haya

fastidiadolosplaneselqueyonoviniera.¿Tequedasteenlafacultad?—No,sabíaquenoibasavenir.—¿Cómolosabías?

—LepreguntéaunachicadevuestrapandillaamediodíaymedijoqueRaúlytúoshabíaisenrolladoconunastíasqueconocisteisenlabolera—dijosinpoderevitarque lavoz le temblaraunpoco.Fran lamiróyviocómosemordíaloslabios.—No se lo tengas en cuenta... a los tíos nos ponen un rollo fácil por

delanteynosabemosdecirqueno.—Ya...—Raúlnoesmaltipo...quizássiteconocieramejor...¿Porquénosales

connosotrosalgunavez?—Déjalo,Fran,noteesfuerces.Yaestoyacostumbradaaquelotíosque

megustansevayanconotras,avecesinclusodelantedemisnarices.Noimporta, de verdad. Él no tiene ninguna obligación conmigo, no somosnada.Nisiquierasabequemegusta...—Quizásiyoselodijera...—¡No!—dijoalzandolosojosporprimeravezhaciaélaquellamañana

—.Niseteocurradecirlenada;novolveréahablartesilohaces.—Estábien,comoquieras.De todas formasmedisculpopor loquea

míserefiere.—¿Tedisculpasconmigoporhaberteidoconunatía?¿Porqué?—Noporeso,sinopordejartetiradasinsiquieraavisarte.Perocuando

memarchéeramediamañanaypenséqueestaríasenclase.Mefuiacasaadormirunratoy lohice tanprofundamentequenodespertéhastapor lanoche.Yaerainútilavisarte.—Nopasanada.Mefuiacasaaalmorzaryestuveestudiando.Tepasaré

losapuntes.—Gracias,Susana,erescojonuda.Ellaseencogiódehombrosfingiendoindiferencia.—Denada.Esperoqueelpolvohayamerecidolapenalasclasesquete

perdiste.—Noestuvomal.Semordió los labios para no preguntarle si iba a volver a verse con

aquellachica,peroporfortunalallegadadelprofesorpusofinalacharla.YpusosuscincosentidosenolvidarlaconversaciónylasimágenesqueleveníanalacabezadeFranenbrazosdeotramujer,paraatenderloqueelcatedráticodecía.

Capítulo5

Sevilla.Febrero1999Susanamiróelreloj.Frantodavíatardaríaunratoyeldolordecabeza

quelahabíaacompañadotodalamañanaseestabahaciendomásfuerteyuna sensación de malestar se estaba apoderando de ella por momentos.Probablemente él ni siquiera había salido de su casa aún. Sería mejorllamarleparaquenoviniera,eldolordecabezaeratanfuertequeinclusoleimpedíapensar.Noledaríaunaclasemuybrillanteaquellatardeynoqueríacobrarporunashorasqueélnoibaaaprovechar.BuscóelnúmerodeFranenelmóvilylellamó.Desde que daba clases con él siempre tenía saldo, e incluso podía

permitirsealgúnpequeñocaprichoyropanueva.LesaltóelbuzóndevozdiciendoqueelmóvildeFranestabaapagado

osincobertura,tendríaquequedarseydarlelaclasecomofuera,noibaahacerlevenirdesdeSimónVerdeparanada.Lopeoreraquelapastillaquesehabíatomadoconelalmuerzonole

habíahechoningúnefecto.Entró en la facultad porque hacía frío y decidió esperarle dentro del

auladeculturaenvezdehacerlofuera,comosolía.Elcalorde lahabitaciónnolequitóelfrío,perosesentóaesperarle,

confiandoensentirsemejorcuandoFranllegase.Tres cuartos de horamás tarde, él se presentó. Se quitó el chaquetón

acolchadoylabufandaysesentójuntoaella.—Hola,yaestoyaquí.¿Esmuy tarde?Mehaextrañadonoverteen tu

rincóndelcésped.—Teníaunpocodefríoyhepreferidoesperarteaquí.—¿Pordóndeempezamos?—Nosé...mejormediceslasdudasquetengasytelasresuelvo.Nome

encuentrodemasiadobienyquisiera irmeprontoacasa.Elpróximodíadamosmástiempo.—Si no estás bien lo dejamos. La verdad es que no tienesmuy buen

aspectoestatarde.

—Meduelemucholacabeza.—¿Porquénomehasavisadoparaanularlaclase?—Loheintentado,peroteníaselmóvilapagadoosincobertura.Franlomiró.—Sehaquedadosinbatería.Losiento.HealmorzadoencasadeRaúly

nolohemiradoentodoelrato.Andavamos,quetellevoacasa.Susanaselevantódelasilla.—Hoy no te voy a rechazar la oferta, sino que te la agradezco

profundamente. La sola idea de meterme en un autobús atestado me daescalofríos.Se pusieron los chaquetones y salieron al exterior. El aire de la calle

aumentóelmalestardeSusanaylahizotemblardeformaincontrolada.—¿Quétepasa?—lepreguntóélmirándola.—Tengomuchofrío.Franlepusolamanoenlafrente.—¿Tienesfiebre?—Nocreo.Élseparóenmediodelacalleylemetiólamanopordentrodelcuello

del jersey. Susana sintió la frialdad de sumano en contacto con la pielcalienteyseestremeció.—¿Queno?Ymucha,diríayo.SearrebujómásenelchaquetónyFranlequitólabolsaconloslibros

quellevabacolgadadelhombro.—Trae,yotelallevaré.Siestásquenotetienesenpie...Nohasdebido

esperarme.Habíanllegadoalcoche.—Entra.Sedejócaermareadayexhaustasobreelasientosindejardetiritar.—Enseguidaestarásencasa.—Gracias.Peroeltrayectoselehizomuylargo.Cuandoalfinllegaronalapuerta,

Franlepreguntó:—¿Estátuhermanaencasa?—No,estasemanatrabajadetarde.Nollegaráhastalasnueveymedia,

porlomenos.—Entoncesvoyaaparcar.—¿Paraqué?—Voy a quedarme contigo hasta que llegue o al menos hasta que te

sientasunpocomejor.—Nohacefalta,Fran...Loquenecesitoesecharmeunratoytomarme

algoparalafiebre,nadamás.—Deacuerdo,peroyoestaréallíporsiacaso.No insistas,porqueno

vasaconseguirquememarcheytedejesola.—Comoquieras.Fran localizó un sitio libre un poco más abajo de la calle y ambos

bajarondelcoche.SusanasetambaleólevementeaturdidaymareadaporlafiebreyFranlerodeólacinturaconunbrazoparasostenerla.Entraronenelportalycruzaronelpatiohastalacasa.Franseencontróenunsalónpequeñoamuebladoconunsofádetresplazascubiertoporunamantadecoloresyalotroextremodelahabitaciónunamesaycuatrosillas.Enelotro lado, una mesa pequeña con un televisor de catorce pulgadascompletaba el mobiliario de la habitación. Encima del sofá había unestanteconlibros.—Siéntate—invitóSusana.Voyaponermeunpocomáscómoda.—¿Novasaacostarte?—Meecharéenelsofá.—Yomepondréaestudiarenlamesasinoteimporta.Asínopierdola

tardeytampocotemolestoati.—¿Cómovasamolestarme?Teagradezcomuchoqueestésaquí.Susanaentróeneldormitorioy sepusounchándalcómodo.Después

salióysetendióenelsofá.—¿Notienesuntermómetro?—Sí,creoqueenelarmariodelbañohayuno.—¿Dóndeestá?Yotelotraeré.—Esesapuerta.Enelestantedearribahayunbotiquín.Fran desapareció en la habitación y poco después regresó con un

pequeñobotiquíndeviajeenlamano.El antiguo termómetro de mercurio marcó treinta y nueve grados y

medio.

—¿Quésuelestomarparalafiebre?—Nada,nuncatengofiebre.—Yosuelotomarparacetamol,¿tienes?—Creoquesí.—Sí, aquí hay una caja—dijo él mirando dentro del botiquín—. Te

traeréagua.—Esapuertaeslacocina.Enelarmariohayvasos.Obediente,Susanasetragólapastillaconunossorbosdeaguaysedejó

caerenelsofádenuevo,cubriéndoseconlapartedelamantaqueestabaechadasobreelrespaldo.—Nodebesabrigartetanto.—Esquetengomuchofrío.—Yalosé,peronoesbueno—dijoélacercándoseyretirandolamanta

hastacubrirlesololaspiernasylascaderas—.Asíestámejor.SusanatiritóduranteunratomientrasFran,sentadoenlamesafrentea

ella, la observaba impotente. Después, se quedó dormida con un sueñoinquietoy alterado.Él empezó a estudiar sindejar demirarla devez encuando. Al rato vio que empezaba a sudar copiosamente y, dando unaligerapatadaalamantaquelacubría,sacóunpiepequeñocubiertoporuncalcetínblancoconpentagramasynotasmusicales.Sonriópensandoenloadorable que parecía aquel pie, y contemplarlo le hizo sentir másintimidadporhaberlovistoquesilehubieramostradolaropainterior.Seacercóy sacóunpaquetedepañuelosdepapelde subolsillo, le secó lacaracubiertadesudorsinqueSusanasepercataradeello.Volvió a colocar lamano en el cuello para tomarle la temperatura y

encontró la piel más tibia que por la tarde, y extremadamente suave.Muchomássuavequelasquehabíaacariciadoconanterioridad.Contuvolas ganas de acariciar aquel cuello que sobresalía por encimadel bordedelchándalyretiró lamano,peronopudoevitarquedarseduranteunosminutosensilencio,observándolasinservisto,mirándolacomonuncalohabíahechoantes.Susanasehabíaquitadolasgafasysinellas,sucaraparecíamásfinay

redondeada. La montura negra le daba una dureza a sus facciones queahoranotenía.Parecíaunaniñaindefensa,enabsolutolaestudianteseguradesímismaqueera.Yvulnerable...muyvulnerable.Sedijoqueresultaríabastanteatractiva,aunquenounabelleza,sin las

gafas, conunpocodemaquillajeyquizásotropeinado.Elpronunciadoarcodelascejasy labocadelabiosfinos juntoconlaeternacoletacondosmechonescaídosquesolíallevar,hacíasucaramásalargada.El sudor había hecho que la tela del chándal se le pegara húmeda al

cuerpo y los pechos pequeños y redondos dejaban transparentarligeramentelospezones.Franseapartódelsofáaldarsecuentadequeseestabaexcitando,yde

que deseaba volver a tocar aquel cuello suave, y no precisamente paracontrolarlafiebre.Sesentódenuevoalamesadándoleligeramentelaespaldayseesforzó

por concentrarse en estudiar.La fiebre estababajandoyyano tenía queestartanpendientedeella.Duranteunpardehorasestuvosumergidoenloslibros,hastaqueunas

llaves en la cerradura lo sobresaltaron. La chica que entró pegó unrespingo al verle.Después sumirada se posó en Susana, dormida en elsofá.—Hola...soyFran,uncompañerodeSusana.—Sí,séquiéneres.Elchicoalquedaclases.—Sí.Teextrañaráqueestéaquí,peroSusanasehaencontradomalesta

tarde,hatenidomuchafiebreynohequeridodejarlasola.Laacompañéacasa yme he quedadohasta que tú llegaras. Porque tú eres su hermana,¿no?—Sí,yosoyMerche.Yteagradezcomuchoquetehayasquedado.—La fiebre le ha subidomucho, casi a cuarenta. Pero ahora ya le ha

bajado un poco. Lleva durmiendo un buen rato—dijo él empezando arecogersuscosas—.Comoyaestásaquí,memarcho.—¿Noquierestomarnada?¿Cenarconnosotras?—No,gracias,deboirme.Salídemicasaestamañanaalassieteyaún

nohevuelto.Nisiquieratengobateríaenelmóvil.Sialguienhaintentadolocalizarme,nohabrápodido.—Comoquieras.Sepusoelgruesochaquetónrojoynegro.—Despídemedeellaydilequenosepreocupeporlosapuntes,queyo

selospasaré.Meacercarémañanaporlatardeyasíveocómosigue.—Gracias.Sivienesmequedarémuchomástranquila.Yahasvistoala

hora que llego.Y Susana casi nunca está enferma, pero cuando cae, laspillabuenas.—Siquierespuedovenirmetempranoylehagocompañíatodalatarde.—Noquisieraabusardeti.—Enabsoluto;puedoestudiaraquí,comohehechohoy.—Puessilohacesteloagradecería.—Vendrédespuésdealmorzar.—Gracias.—Denada.FransemarchóyMerchesonriócuandolapuertasecerrótrasél.—Cariño—susurróvolviéndoseamirarasuhermana—.Creoqueal

finhasencontradoaalguienquesabeapreciarte.Esperoque lohagadeltodo.

CuandoSusanasedespertóunratomástarde,encontrólaluzdelsalónapagada y a su hermana sentada en una silla viendo la televisión con elvolumenmuybajo.—¿Merche?—Sí.—¿Quéhoraes?—Tarde.—¿Fran?—Sehamarchado.Nopretenderías tenerle toda la noche sentado a tu

lado,¿eh?—Perohaestadoaquí.—Sí,haestadoaquí.—Esquenoestabaseguradequenohayasidofrutodelafiebre.—Elchicoqueestabasentadoalamesacuandolleguéeramuyreal.—Me trajo a casa y no quiso marcharse porque me encontraba muy

mal.Perocreíquesemarcharíacuandomebajaralafiebreunpoco.—Esperóaqueyollegara.Yhadichoquevolverámañanaatraertelos

apuntesyahacertecompañíadespuésdealmorzar.—¿Enserio?—Salvoquesearrepienta...

—No,Frannoesdeesos.Sihadichoquevendrá,lohará.—Bien, entonces procura ponerte mejor para mañana. ¿Cómo estás

ahora?—Mejor,aunqueunpocomareada.—¿Quierescomeralgo?—Quizásunpocodelechecaliente.—Telaprepararé.

Almediodíasiguiente,cuandoterminaronlasclases,RaúllepropusoaFran:—Mehanllamadolasdostíasqueconocimosenlabolerayhequedado

parairalNerviónPlazaapatinar.—Yonopuedo.—¿Cómoquenopuedes?Losmiércolessalimossiempre.¡Nomedirás

quehoytambiéntienesclase!—No,perotengootrosplanes.—¿Quéplanes,cabrón?—Hequedadoconunachavala.—¿Quéchavala?¿Laconozco?Sabiendoquesiledecíalaverdadtendríaqueaguantarunsermónpor

partedesuamigo,dijo:—No.—Oye, ¿no será aquella niña, la hija del cliente de tu padre que este

queríaqueconocieras?—Sí,esa.—¿Yestábuena?—Yonodiríaqueseaunatíabuena,peroesmuysimpática.—¿Perotieneunbuenpolvo,almenos?—Nomeheplanteadoecharleunpolvo,Raúl.Solovoyadarunavuelta

conellayquizáconocerlamejor.—Entoncespodemosquedarlostresyasímelapresentas.—No.—¿No?Seguroqueesfeacomoundemonio.Últimamentepareceque

tevanloscocos.

—Notepases—dijoFranponiéndoseserio—.Sinoquieroquevengasesporquenoquieroqueaestamelapises.—¡Eh,tío,ahoranotepasestú!Sabesqueentrenosotroscualquiertía

queintereseaalgunoesterrenovedadoparaelotro.Jamásmehemetidopormediocuandotehagustadoalguien.—No te estoy acusando de meterte por medio, pero tienes que

reconocerquelamayoríadelasmujeressevuelvenlocasportiencuantoteven—dijoconuntonomásagriodeloquepretendía—.Hastalasmásinteligentes.—Bueno,tío...memantendréalmargen.Perotienesquepresentármela

silacosamarcha,¿eh?—Deacuerdo.Yahoramevoyacomer,hequedadotemprano.—Puesquetengasunbuenpolvo,macho.¡Nosvemosmañana!Ysila

cosanova,estaremosenlapistadepatinaje.Raúl se marchó y Fran se sentó al volante, perplejo. ¿Por qué había

dicho aquello? ¿Por qué le había acusado de forma tan desagradable depisarle lasmujeres?Raúl teníarazón,él jamássehabíainterpuestoentreningunaque legustara,ynuncahastaesemomentoélhabíapensadoasí.Pero tenía que reconocer que le molestaba que Susana estuvieraenamoradadeélyRaúlseburlaratantodeella.Élsesentíaenmediodelos dos y a veces tenía la sensación de que traicionaba a uno de elloscuandoestabaconelotro.¡OjaláaSusanaselepasaraeseenamoramientoqueteníaconRaúl!Todoseríamásfácilentonces.Podríaseramigodelosdossintenerquementiraninguno.PorqueenningúnmomentoselepasóporlacabezalaideadequeRaúlcambiaradeopiniónrespectoaSusana.Eso no sucedería, conocía a su amigo. Por alguna extraña razón él laaborrecíayesonoibaacambiar.Llegóacasaycomió rápidamente,yavisandodeque llegaría tardea

cenar,semarchó.Llegó a casa de Susana a las cinco y cuarto. Ella le abrió la puerta

vestida con un chándal abrigado y aspecto de estar a punto de caerseredonda.—Hola.¿Cómoestás?—Mejorqueayer—dijocerrandolapuertaasusespaldas.El salón estaba caldeado y el sofá presentaba signos evidentes de que

ellahabíaestadoechadaenél.

—¿Te ha visto elmédico?—preguntó Fran poniéndole de nuevo unamanoenelcuelloparatomarlelatemperatura—.Tienesfiebreotravez.—Noterminadequitarsedel todo.Elmédicovinoestamañanaydijo

quesetratadeunavirosisyporesolafiebrenocede.Queescuestióndeunos días. Espero que nomuchos, porque no quiero perder demasiadasclases.—Notepreocupesporeso,yotehetraídolosapuntesdelamañanay

seguiréhaciéndolotodoslosdíashastaqueestésencondicionesdeiralafacultad.—Gracias.Pontecómodo—añadióviendoqueFrannosehabíaquitado

elchaquetón—.¿Otemarchas?—No, me quedaré contigo hasta que venga tu hermana —dijo

quitándoseloycolgándoloenelpercherodelaentradajuntoalanorakdeSusana.Ellaretirólamantaquehabíaenelsofáyleinvitóasentarsejuntoaellaviendoqueélsedirigíaalassillas.

—Siéntateaquí,esassillassonmuyincómodas.—No,sigueechada.Daiguallasilla,noespeorquelasdelafacultad.—Notengoganasdeestarechadayhaysitioparalosdos.¿Quieresun

café?Merchehadejadopreparadaunacafeteraporsiteapetecía.—Nolediréquenoauncafé,peronotelevantes.Yoloprepararésime

daspermisoparahurgarentucocina.—Estodatuya.—Laasistentadecasa,Manoli,noquierequenadieentreen lacocina

másqueella,dicequeluegolodejamostodomangaporhombro.Bueno,conmimadreacierta,peroyosoyordenado.Puedesestarseguradequelodejarétodorecogido.—CreoqueMerchelohadejadotodopreparadoenlaencimera.Incluso

hacompradoalgunosdulcesparamerendar.—Noteníaisquehaberosmolestadopormí.—Es lomenos que puedo hacer para agradecerte que hayas venido a

verme.Fransevolvióhaciaellayleacariciólamejillaenrojecidaycalientea

causadelafiebre.—Lasgraciasselesdanalosextraños,alosamigos,no.Porlomenos,

amíno.Susana agradeció el calor de la fiebre quedisimuló enparte el rubor

que cubrió su cara, no sabía muy bien si a causa de sus palabras o deaquellamanoquesehabíaposadoconsuavidadycariñoensumejilla.Sinañadirnadamás,Fransevolvióysedirigióalacocina.—¿Tútambiénquierescafé?—No, prefiero una lechemanchada.Nome apetece tomar nada, pero

debo tragarme una enorme pastilla que no se debe ingerir sin comida.Tengo que tomar una cada seis horas para que la fiebre no subademasiado.Pocodespués,ambosestabanmerendandosentadosenelsofá.Después,

Franllevódenuevolabandejaalacocina.—Noséquétepodríaofrecerparadistraerte,loúnicoquetengoesla

teleylibrosdeDerecho—dijoSusanaunavezinstaladoFranasuladodenuevo.Ymetemoquecomocompañía,noestoymuyparlanchinahoy.Meduelemucholagargantaymehadichoelmédicoquenohabledemasiado.—Peroyopiensoentodo—dijoél—.Hetraídolibrosparaestudiarsi

tú estabas dormida, y también he cogido el portátil demi padre y unaspelículas por si te apetecía distraerte un poco. Aunque no sé si habréacertado,noconozcotusgustos.—Hoy me gustará cualquier cosa que me pongas. Lo único que me

apetece es recostarme en el sofá y dejar que la caja tonta me metaimágenes por los ojos sin tener que hacer ningún esfuerzo paraasimilarlas.Metragaríahastaalgunapelículapatrioteraamericana.Francogiólamochila,quehabíadejadojuntoalsofá,ysacóelportátil

yunestucheconCDs.—Eligelaquequieras,yolashevistoyatodas.Susana pasó uno a uno lo diferentes compartimentos de plástico y se

detuvoenuno.—¿Unadejuicios?—Mipadretieneunabuenacolección...penséquequizástegustaría.—Estanolahevisto.¿Estábien?—Sí,muybien.—Ponlaentonces.Megustavercómoestaremosdentrodeunosaños.FrancolocóelordenadorsobrelamesaySusanaapagólaluzdeltecho

dejando solo una pequeña lámpara de sobremesa colocadaestratégicamenteparaquenodierareflejoenlapantalla.Serecostócontraelrespaldodelsofáyseconcentróenlapelícula.También Fran se recostó, y trató de hacer lo mismo, pero no lo

consiguió. Él había visto la película varias veces, casi se la sabía dememoriaysuatenciónseibaporotrosderroteros.Primerosupensamientoledijoquesabíadeantemanoquépelículaiba

a escoger Susana. Luego, sumente derivó hacia Raúl y no pudo evitarsonreír al imaginar lo que su amigo diría si pudiera verle en aquelmomento.Noleimportaba,élseencontrabademasiadoagustosentadoenaquelsofá.Sintióqueleinvadíaunaenormesensacióndepazybienestarydeseó que la película no terminara nunca. Luego su pensamiento volóhacia Susana.No entendía por qué todos sentían esa especie de rechazohaciaella,sieraunachicaencantadora...YnoeratanfeacomoRaúldecía.Noesquefueraunabelleza,perosucaraeraagradableygraciosa,sobretodocuandosequitaba lasgafas.Esamonturaconferíaunadurezaasusfaccionesqueno teníaen realidad.Y restabandulzuraa sumirada.Franpensó que le gustaría que lemirase sin las gafas, intuyendo que podríallegaral fondodesualmaa travésdesusojososcuros.SiRaúlpudieraperderseensumiradaseguroquecambiaríalaopiniónqueteníadeellayhastainclusoenamorarse.TeníaquesermuyfácilenamorarsedeSusana.Era tan dulce, tan ingenua... Raúl era un imbécil por aborrecerla de esaforma.Girólacaraunpocoyobservósucuerpo.Tampocoestabatandelgada

como hacía creer la ropa que habitualmente se ponía. La tarde anterior,con la camiseta pegada al cuerpo a causa del sudor, él había podidoapreciarquesuspechosnoerantanpequeñoscomoparecíaasimplevistayademáseranfirmesyredondeados.Apartó lavista, temerosodequeellasedieracuentadeque losestaba

mirandodenuevo,aunqueestavezcubiertosporunasudaderamásgruesayholgada.Perolaimagendelatardeanteriorpersistíaensumenteyalgoledecíaqueseguiríaahíduranteuntiempo.Tratódeconcentrareenlapelículaconscientedequepisabaunterreno

peligroso.NodebíaveraSusanadeesaforma,entreellosloquehabíaeraunabuenaamistad.Yademás,ellaestabaenamoradadeRaúlycuantomásla conocía, más se daba cuenta de que Susana no era una persona que

cambiarafácilmentedeafecto,pormuchasgilipollecesquehicieraRaúl.Enaquelmismomomentotomópartidoydecidióqueibaahacertodo

lo posible para que Raúl se enamorase de ella. Si alguien merecía sercorrespondida,erasindudalachicaencantadoraquesesentabaasulado.Tomadaestafirmedecisión,seesforzóporapartardesumentetodolo

quenofueranideasparahacerquelosdoscoincidieranhastaqueafuerzadetratarse,Raúlsefijaraenella.La película terminó, y a esa siguió otra, hasta que llegó Merche.

Después,Fransemarchóquedandoenregresartambiénaldíasiguiente.Enesaocasión,Susanaseencontrabamejoryestudiaronjuntosunrato,

como cualquier día que dieran clase, solo que no en el aula de culturacomosolíanhacerlo.Fransemarchótempranoyelviernessepasóparadejarlelosapuntes

despuésdesalirdeclaseysequedósoloel tiempodepreguntarlecómoestaba.HabíaquedadoconRaúlyesteseestabaponiendomuypesadoconsu«citasecreta»,demodoqueibaapasarlatardeconél.

Capítulo6

SusanagarabateabadistraídamenteunosfoliosmientrasesperabaenelauladeculturaaqueFranllegaraparadarclase.Seestabaretrasando,cosapocofrecuenteenél,ymenosfrecuenteaún

eraquenolahubieraavisadodequellegaríatarde.Yapasabauncuartodehora,esperabaquenolehubieseocurridonadamalo.Depronto lapuerta se abrióy ellagiró la cabeza aliviada, esperando

verleentrar,perosusonrisasehelóensucaracuandovioapareceraRaúl.—Menos mal que estás aquí todavía —dijo este—. Temía que ya te

hubierasmarchado.—Nomehemarchado,hequedadoconFranparadarclase.—Yalosé.Meha llamadoparadecirmequenopodíaveniryqueme

acercarayoensulugar.—¿Queteacercarastúensulugar?—dijoincrédulamientraselchico

entrabayhacíaintencióndequitarseelchaquetón—.Noloentiendo.Sinopodía venir, ¿por qué no me ha llamado a mí para anular la clase?¿Pretendequetedélaclaseati?—No, pero al parecer debes darle unos apuntes que le hacen mucha

falta. Me ha pedido que te los pidiera y luego pasará él por casa arecogerlos.Susana parpadeó. Era cierto que iba a darle unos apuntes, pero en

absolutoeraalgourgente,hubierapodidoesperara lamañanasiguienteparatenerlos.—¡Oye,nomemiresasí, comosi teestuvieramintiendo!—dijoRaúl

molesto—.Amímejodeestotantocomoati,peroFranmehapedidounfavor y no iba a negárselo, así que dame los malditos apuntes yterminemosdeunavez.Quiereestudiarlosestanoche.

—Bien, pero si quiere estudiarlos esta noche tendría que explicarlealgunascosasantesdequeempiece.—Puesexplícamelasamíyluegoyoselotrasmitiréaél.

—Esquenosési...—Mira,tía,quizásyonoseaunalumbreracomotú,peroaentenderuna

explicación de Derecho Penal llego, ¿vale? Y si Fran la entiende, teaseguroqueyotambién.—Yonoestoyponiendoendudatucapacidaddecomprensión,essolo

queme ha sorprendido un poco queFran te hayamandado aquí—dijo,pero de pronto empezó a comprender. Fran no había podido ir y habíamandado a su amigo para que ella pudiera verle a solas. Y se sintióprofundamenteirritada.—Bien,siéntateyteexplicarédequéva.RaúlsesentóasuladoySusanacogióunasfotocopiasqueacababade

hacerylasextendióanteelchico.—Mira, dile que esta página tiene una reseña que debe sacar de los

foliosque le di la semanapasadapara ampliar la información.Si no lohacesearmaráunlíoypensaráquesoncosasdiferentes,peronoesasí.Yo iba a refundírselos en una sola hoja, pero no me ha dado tiempo.Además,estepárrafodeaquídebesuprimirloporqueelprofesornoestádeacuerdoconlateoríadelautordeestelibrosobreeso.Siloponeenelexamen la cagará, seguro. Y además estos cuatro puntos tiene queampliarlosalmáximo.—Vamos,quetienequeestudiartodoslosapuntes.—Esoes.—Puesparaeseviajenonecesitoalforjas.—Yopensabaproponerleque lohiciéramos juntosesta tarde,peroen

vistadequenohapodidovenirylosnecesitaya...Noobstanteyolovoyahacer luego en casa y si quiere ya se los pasaré mañana refundidos.Díselo.—Oseaquelepasaslosapuntesyamascaditos,ahíestáelsecreto.—¿Quésecreto?—Dequesemuerapordarclasecontigo.—Fran da clases conmigo porque le explico lo que no entiende y

estudiayaprueba.Nohayningúnsecretoenello.—Yomeentiendo.Susanahizounamuecadedesagradoantelafraseydiolaexplicación

porterminada.

—Bueno,puesesoestodo.Nonecesitoexplicartenadamás.YsivesaFranestanoche,dilequelapróximavezmeaviseamídirectamenteynotemolesteatihaciéndoteveniralafacultadarecogernada.—Esmiamigo,tía,noesningunamolestia.—Bien,puesentoncesyomemarcho.Tengomuchoquehacertodavía.

YesperoqueloquelehaimpedidoaFranvenirnoseanadamalo.—Hadichoalgodequelamadrenecesitaelcoche,aunquealomejor

esquehavueltoaquedarconlahijadelosclientesdesupadreconlaquesalió hace poco. Está muy misterioso con eso —dijo con malicia ymirándola fijamente para ver su reacción.PeroSusana se tragó la frasesindemostrarningunaemociónysinañadirnipreguntarnadamás.—Bien,entoncesnosvemosmañanaenclase.—Hastamañana.UnavezenelautobúsSusanatratódecontrolarsumalhumor.Esperaba

que realmente lamadre de Fran necesitara el coche y también esperabaque no se convirtiera en una costumbre el que Fran enviara aRaúl conexcusas tontas para que ella pudiera verle. Realmente había sido muydesagradableélratoquehabíapasadoconél.Llegóacasaysepusoatrabajarconlosapuntestratandodeapartarde

lacabezaaaquellahijadeunosclientesdelpadredeFran,conlaquealparecer él salía. Con fuerza de voluntad lo logró, y casi se sobresaltócuandosobrelasochoymedialesonóelmóvil.Comosuponía,eraFran.—Hola,Fran,¿tehadadoRaúllosapuntes?—dijosinhacermencióna

suposibleestratagema.—Sí,acaboderecogerlos.—¿Tehaexplicadoloscambiosquetienesquehacer?—Sí,ytambiénquetúestástrabajandoenellosestatarde.—En efecto. Te los hubiera pasado mañana por la mañana, pero al

parecertecorríanmuchaprisa.Élseechóareír.—No me corrían ninguna prisa, pero pensé que sería una buena

oportunidadparaquetúyélosvieraisunratoasolas.—Yameimaginabaquesetratabadealgoasí.—¿Yquétal?—Fatal.

—¡Nomedigaseso!¿Sehapuestobordecontigoacaso?—No, borde no, pero se notaba a leguas que no deseaba estar allí.Y

realmentenohasdebidohacerlevenirhastalafacultadpararecogerunosapuntesquenonecesitas...Nohaestadobien.—Élibaaircercadetodasformas.Lapandillasereúneenunbarque

está solo a un par de calles más abajo. Y lo he hecho por ti, a ver sitratándoteunpocomás...—Gracias,Fran,teloagradezcodeveras...peronovuelvasahacerlo,

¿vale?Nohasidoagradableparamí,nitampocoparaél.Pormuchoquetúquierascambiarlo,lecaigomalaRaúlyelhechodequeleobliguesatratarme no va a hacer que las cosas cambien en absoluto. Yo prefieromantenerme lejos... y no te preocupes, ya seme pasará. Siempre semepasa.—Losiento,deverdad.—Yalosé,peronoteesfuercesenarreglarloquenotienearreglo.Y

hablandodeotra cosa, ¿quieres quedemosmañana la clasede ayer?—preguntóesperanzadaaunquesabíaqueavecesélsalíaconlapandillalosmiércoles.Oquizáconaquellachica.—Megustaría,sinotevienemal.—No,amímevienemuybien.Aunquetalveztútengasplanes.—Ningúnplan.Avecesvoyalabolera,peroesopuedeesperar.—Entoncesnosvemosmañana.Yatendrélosapunteslistosypodremos

usarlos.—Adiósentonces.—¿Ocurre algo? —le preguntó Merche cuando apagó el móvil y

permaneciómirándolofijamente.—Fran,quenohapodidovenirhoyadarclaseymehamandadoaRaúl

arecogerunosapuntesquenonecesita,esperandoquesefijeenmí.Yhasidoundesastre,hemosestadodelomásdesagradableelunoconelotro.—¡Peroqué idiotas son loshombres!Noven loque tienendelantede

lasnaricesenabsoluto.—Mejorquenolovea,Merche.Seríaterriblesilodescubriera.—Creoquetútambiéneresunpocoidiota.—Nolosoy.Yoséloquedigo.

Capítulo7

Comocada tardedespuésdedar clase,FranySusana se quedaronunratocharlandotranquilamente.Siempresurgíaentreellosalgúntemaquenadateníaqueverconlosestudios.Alprincipiosehabíatratadodecincoodiezminutos,peroúltimamentehabíanllegadoasuperarlamediahora.Aquellatardehabíanempezadoporcomentarunanoticiadeltelediario,

yalfinal,Franlecomentó:—Vamosahacerunbotellónelviernes,¿porquénotevienes?Susanaluchóconlasganasdeaceptaryseexcusó:—¿Esteviernes?Nocreoquepueda.—¿Porqué?¿Tienesalgomejorquehacer?—Tengo que estudiar, para variar. Y tú también deberías hacerlo,

todavíanosquedanexámenesdelcuatrimestre.—Precisamente por eso nos hace falta relajarnos un poco y calmar

tensiones.—¿Cómo?¿Conalcohol?Éllamirófijamente.—¿Tienesalgocontraelalcohol?¿Eresabstemiaacaso?Ellaseechóareír.—No,solopobre.Elalcoholesmuycaroyencasanonoslopodemos

permitir,almenosdeformahabitual.EnNavidadoenalgunacelebraciónespecial,peroyaestá.—Losbotellonessonlasolucióndelospobresparapoderbeberalgo.

Tevendrádeperlas,contamoscontigo.—No,Fran,creoqueno.—¿Pero por qué? Solo irá gente de la clase, para relajarnos antes de

queempiecenlosexámenes.Esunatradicióndelafacultad.Conocerásatodosloscompañerosdealgomásquedeestarsentadosenunasmesas.—Nocreoquenadiequieraqueyovaya.—Claroquesí,estáinvitadotodoelmundo.Hanpuestounanotaenel

tablóndeanuncios,¿nolohasvisto?

—No,nosueloleermuchoeltablóndeanuncios.Notengodineroparacomprar las cosas que se anuncian allí. Pero aunque hayan puesto uncartel,seguroquenolohanhechoparainvitarmeamí.Amínadiemehadichonada.—¿Cómoqueno?Teloestoydiciendoyo,¿acasonoessuficientepara

ti?—Sí,peronocreoquemegusteir.—¿Cómolosabessinohasidonuncaaninguno?—Túmedijisteunavezquenotegustaban.—Elquenomeentusiasmenamínoquieredecirqueati tesucedalo

mismo.Anda,ven...Serábarato,solohayqueponerdoseuros,ysiesporeldinero,yoteinvito.—Noesporeldinero,desdequetedoyclasesandomenosapurada.Es

porlagente;yasabesquenolecaigobienanadie.Fran se volvió hacia ella y la agarró por los hombros mirándola

fijamente.—Daleslaoportunidaddeconocerte.Estoysegurodequesilohicieras,

las cosas cambiarían. Todo el mundo piensa que eres tú la que seconsiderasuperiorynoquieresmezclarteconellos.—¿Yo?¿Queyomeconsiderosuperior?PeroporDios,sinomehabla

nadiemásquetú.Sihastadejédesaludaralentrarenclaseporquenadiemedevolvíaelsaludo.Yesmuyhumillante,¿sabes?Serinvisible,quelagentepaseportuladocomosinoexistieras.—¿Saludabaslobastantefuertecomoparaqueteoyeran?Alomejores

eso.Estástancondicionadaporloquetepasabaenelinstitutoquepiensasqueaquíes igual.Dales laoportunidaddeconocerteyapreciarte...comohicisteconmigo.Franagachólacabezayseacercómucho...tantoqueSusanaempezóa

temblarlevementeyaenrojeceralsentirsuproximidad.—Antes de empezar aquel trabajo yo pensaba como ellos. Dime que

vendrás—dijoacercándoseotropoco.—Lo intentaré —respondió deseando que él dejara de mirarla de

aquellaforma,comosiestuvieraahondandoenelfondodesualma.FranlasoltóySusanaseapresuróaponersedepie.—Serámejorquemevaya,seestáhaciendotarde.

—Deacuerdo,yahablamosmañana.Se separaron, pero en contra de lo que Fran creía, Susana estaba

convencidadequenoiría.

Durante toda lamañanadelviernes leestuvoevitandoparanodecirleabiertamentequenoibaair.Cuandoibaenelautobúscaminodesucasa,éllepusounmensaje:«AlasdiezenLaAlameda,esquinaconFeria.Nofaltes.Devueltayotellevaréacasa».Esperóhastaestarensupisoparacontestarle.«Lo siento, no puedo ir.Me ha surgido un imprevisto.Otra vez será.

Queosdivirtáis».Noobtuvorespuesta.Durante toda la tarde estuvo nerviosa y sin poder concentrarse ni en

estudiar ni en ninguna otra cosa. Por una parte agradecía que Fran nohubierainsistido,peroporotranopodíadejardesentirciertatristezadeque se hubiera rendido tan fácilmente. Eso probaba que no teníademasiadointerésenquefueraysoloselohabíapedidoporcompromiso.También tenía que reconocer que la tentación era fuerte: salir con él,

verle y tratarle fuera del entorno de clase, aceptar su oferta deacompañarlaluegoacasa...Perosuinstintoledecíaquenoerabuenaideair, por mucho que le apeteciera, que volvería a sentirse excluida yrechazada,noporFran,sinoportodoslosdemás.Alasnuevedelanoche,cuandoibanasentarseacenar,sonóeltimbre

delapuerta.Mercheacudióaabrir.—Hola,¿estáSusana?—escuchólavozdeFrandesdelacocina.Seapresuróasaliryleencontróenelsalónmuyabrigado.Llevabaun

chaquetóndelosqueseusanparaesquiar,ungruesopantalóndepana,yungorronegroenlacabeza.Merchesonreíaburlona.—¿Quéhacesaquí?—Vengoabuscarte.Nopensaríasqueteibasalibrarconunaexcusatan

tonta.Meprometistequevendrías.—No,teprometíquelointentaría.—Puesinténtaloconmásfuerzayven.—No,Fran,nomeobligues;yoséloquevaapasar.Seráhorrible,todo

elmundopasarádemí.

—Yonopasarédeti.—Puesentoncespeor,porqueteobligaréaestarpendientedemítodala

noche.Dejaquemequedeencasaestudiando.—Estudiamañana.Si no te emborrachas, no tendrásningúnproblema

enhacerlo.—Noquieroir,nopuedesobligarme.—Bien,entoncestampocoiréyo.Mequedaréestudiandocontigo—dijo

quitándoseelchaquetónysentándoseenelsofá.—¡Nomehagasesto,Fran!—Yopuedo ser tan cabezota como tú.No saldré por esa puerta si no

vienesconmigo.—Peroestoyenpijama,tengoqueducharme,arreglarme.—Tenemostiempo.Ynocreoquetúseasdeesasmujeresestúpidasque

necesitan dos horas para arreglarse. Pero si lo eres, da igual. Esperaré.Allí no se cierra, no tenemos por qué estar a las diez en punto. Yo sédóndesereúnen.—Fran... —añadió en tono suplicante, y él supo que la estaba

convenciendo.Decidióañadiralgoqueacabaradehacerlo.—Además,estaráRaúl.Daleaél también laoportunidaddeconocerte

mejor.—Nocreoqueélquieraconocermemejor.Noleagradaránipizcaque

vaya.—Claroquesí.Atodoslesparecebienquevayas.—¿Leshasdichoqueyoiría?—Sí,ysinolohaces,elluneslestendrásquedarunaexplicaciónmejor

quelaquemehasdadoamí.—Está bien, dame un cuarto de hora para ducharme. Pero que conste

quesivoynoesniporRaúlniporlosdemás,sinoporquetúquieresquelohaga.Yporquetehasmolestadoenvenirabuscarmeyconvencerme.Élsonrió.—Asímegusta.—Yo terminaré de preparar la cena mientras—dijo Merche—. ¿Has

cenado,Fran?—No, había pensado ofrecerle a Susana tomar algo juntos antes de

reunirnosconlosdemás.

—Cenaconnosotrasyosmarcháisluego.—Noquisiera...—Insisto—cortóella.—Bueno,deacuerdo.Susanasaliódeldormitoriodondehabíaentradoacogerlaropa.—¿Cómohayquevestirseparaunbotellón?—Informal y sobre todo, abrigada. Esta noche hace un frío de mil

demonios.

Trescuartosdehoramástarde,vestidaconungruesopantalóndepana,un jersey de cuello vuelto y el anorak, salía con Fran y entraron en sucoche.Él no había mentido, la temperatura había bajado mucho desde el

mediodíaySusanaagradecióelcalorque leproporcionóel interiordelvehículo.—Has debido coger bufanda y guantes—dijo élmientras enfilaba la

prolongacióndeTorneo.—Me agobian las bufandas, si hace demasiado frío puedo subirme el

cuellodelchaquetón.Ynosoportotenernadaenlasmanos.—Bueno,cuandotetomesunpardecopasentrarásencalor.—Novoyabeber.—¿Nada?¿Nisiquieraunrefresco?—Bueno, quizás un refresco para que no me miren con caras raras,

peronomegustaelsaborásperodelasbebidasfuertes.—Siemprequehacemosunbotellónsolemoscompraralgodulcepara

losquenoquierencosasfuertes...lasmujeresporlogeneral.CreoqueelMalibúconpiñapodríagustarte.—¿Quieresemborracharme?—Paranada.Soloquieroqueteintegresyquelosdemásveanqueeres

como todo el mundo. Haz un esfuerzo y tómate una copa. Yo te laprepararémuysuave,apenassinalcohol.—Noestoyacostumbradaabebermásquealgunacervezaenverano,el

champánenNavidadyesascosas.Memarearéyharéelridículo.—NocreoqueenesodelridículonadiesupereaRaúlniaCarlos.Me

temoquelaimagendetuamadopuedequedarmuydeterioradaestanoche—dijoFranenbroma,perosintiendounregustillosecretoalhacerlo.—Noesmiamado—seapresuróadecir,peroluegosearrepintióante

lamiradadeFran—.Solomegustaunpoco.Paraamaraalguiennecesitomuchomásqueverledelejoseintercambiarunascuantasfrasesconél.—Peropodríasllegaraamarlesitedieralaoportunidad.Luchóconloquenoqueríadejarescapardesuboca,ydijo:—Esposible.—¿Hasestadoenamoradaalgunavez?—Nunca me he acercado a un chico lo suficiente como para estar

enamorada.Gustarmesí,varios.—¿Ygustartemucho?—Gustarmemucho,también.Uno.—¿Ytúaél?—No.Yonuncalehegustadoanadie,nisiquieraaltonto,algordooal

feo.—¿Puessabesquétedigo?Queellosselopierden.—Quizás también sea culpamía, siemprehe estadomuyocupada con

misestudios.Yreconozcoquenohededicadomuchotiempoaaprenderesasarmasqueusanlasotrasmujeresparagustaraloschicos.Ytampocomeinteresa.Piensoquesialgunavezlegustoaalguien,queseaporloquesoyynoporloqueaparenteser.Nisujetadoresconrelleno,nimaquillajequedisimulemicaraalargada.Soyloquesoy,yestáalavista.Sialguienestáinteresadonuncapodrádecirqueleengañé.—Teequivocas.Loqueeresnoestáalavista.Lomáshermosodetilo

tienes muy escondido, y no es fácil llegar a verlo. Y si hay alguieninteresado,comotúdices,seloestásponiendomuydifícil.—¿Qué es eso tan hermoso que tengo escondido? —preguntó ella

intrigada.—Túmisma—dijoFran, sinpoder evitarque su recuerdoacudiera a

suspechos.Susana enrojeció en la penumbra del cochey se sintiómuyhalagada.

Noobstante,añadió:—Lamayoríadeloshombresnoestáispreparadosparaapreciareso.—Yosí.

—Ya...—TerefieresaRaúl,¿no?Éltambiénteapreciaríasiteconociera.Susana ya estaba empezando a cansarse deRaúl.Últimamente Fran le

aludíaconstantementeyleirritabamuchoquesiemprelosacaraarelucircuandolaconversaciónsehacíamáspersonal.—OlvidaaRaúl—dijoconciertabrusquedad.—Tediréloquevamosahacer.Tevasasentarasuladoestanochey

vasadarleconversación.Y,¿quiénsabe...?—¡No,Fran,no!Nomehagasesto.Estanoche,no.Prométemeque te

quedaráscercademí.SimesientoalladodeRaúlodecualquierotroséquemequedarétodalanochecallada,sinhablarconnadie.—Deacuerdo,mequedarécercadeti,peronotenieguesahablarcon

losdemás.Songenteestupenda,yaloverás.AmedidaqueseacercabanaLaAlameda,elcorazóndeSusanaempezó

a golpear con fuerza y se arrepintió de haberse dejado convencer y deestarallí.Franbuscóunsitiodondeaparcarydespuésdedarunavueltapor las

callejasdelosalrededores,dejóelcocheaunadistanciarelativadedondehabían quedado. Ambos se dirigieron a paso rápido hacia el lugar. YaestabanallílamayoríadeloscompañerosdeclaseyalgunosqueSusanasoloconocíadevistadeotroscursos.—¡Dios,cuántagente!—dijoalacercarse.Fran leapretó lamanopor

unmomento para darle ánimos, y Susana pensó que por qué no podíanseguirellosdossolos,paseandoycogidosdelamano,enlugardetenerqueintegrarseenaquellareunióndegenteconlaquenodeseabaestar.Antesdequelesvieran,Franlesoltólamano.Cuandoyaestabanmuy

cerca,alguienlesviollegarytodosvolvieronlacarahaciaellos.Susanapensó que la mirarían y la analizarían, pero solo Raúl la escudriñó dearriba abajo. Todos los demás tomaron su presencia allí como si fueraalgohabitual.—Hola, tío, ¿dónde os habíais metido? —preguntó un chico—. Ya

pensábamosquenovendríais.—MeheretrasadounpocoenrecogeraSusanayluegomehacostado

encontrar aparcamiento—mintió Fran—.Vosotros, como no tenéis quesoltarelcocheenningúnsitio...Una chicamorena con el pelo largo que Susana había oído nombrar

comoMaika,sedirigióaella.—Te has decidido a venir al fin... Fran dijo que no estabas segura de

poder.—Hepodidoarreglarlo.Otra chica, rubia con el pelo largo también, semovió un poco en el

bancodondeestabasentada,dejandounsitiolibre.—Siéntate aquí. Parece quehacemenos frío si nos rodean los demás.

Quenosprotejanloshombresdelfríoydemuestrenquesirvenparaalgo.Raúlsaltódeinmediato.—Los hombres servimos para mucho más que hacer de pantalla. Si

quieres,yotequitoelfríoahoramismodemaneramuchomásagradable.—No,gracias.Sigueahídepie,queestásmásmono.Todosrieronlaocurrencia.FranseinclinósobreSusana,quesehabía

sentadoenunaesquinadelbancoconotrastreschicas,ylepreguntó:—¿Quévasatomar?¿Malibúconpiña?—PiñaconMalibú.—Deacuerdo.Se volvió a las bolsas que contenían las bebidas y poco después le

entregóunvasodeplásticoconunlíquidoamarillento.—¿Hielo?—No.Susanaselollevóaloslabios.Eradulzónyagradable.—¡Hum...estábueno!—Tencuidadoconeso...échaleunpocodehieloaunquehaga frío—

dijolachicarubiasentadaasulado—.Estádulceysecuelaquenoveas.Amí,laprimeravezmepegófuerte.Ymeparecequetúeresdelasmíasyestáspocoacostumbradaabeber.Susanasevolvióhaciaella.—¿Túnobebes?—Muy poco —dijo la chica levantando el vaso—. Zumo de piña.

Algunasvecessímetomounacopa,peronocuandotengoqueestudiaraldía siguiente. Sufro de cefaleas y el alcohol las potencia mucho. Y noestoy dispuesta a sufrir una crisis para resultar muy chulaemborrachándome.Además,nomefíoniunpelodelamitaddelosqueestánaquí.Seguroqueestánesperandocomobuitresqueunasepongaun

pocochispaparameterlemano—dijomirandofijamenteaRaúl.Estesedefendió:—Eh,nena,queyono lemetomanoaninguna tíaquenoquiera... las

tengodesobraquesíquieren.—Mejorparati.Susana sintió sobre ella la mirada de Fran, y sonrió para darle a

entenderquenoleimportabanlaspalabrasdeRaúl.—Noestácargado—dijoalnotarquetodoshabíanvistolamiradaque

intercambiaron—.Solounpocoparaqueentresencalor.—No te fíes de él tampoco, esa cara de niño bueno oculta unamente

perversa.—Esonoesverdad,ytúlosabes.NolehagascasoaInma,odiaalos

hombres en general y a Fran y a Raúl en particular —dijo un chicollamadoCarlos.—Ahora eres tú el que se equivoca. No odio a los hombres,

simplementeosveocomoloquesois.—¿Quésomos?—Mejornolodigo,onosaldrévivadeaquí.Soismayoría.Susanacomprobóque tenía razón.Solohabía cuatromujeres, lasque

estaban sentadas en el banco. Maika, Inma, otra que conocía de clase,Lucía,yella.Ycontódiezchicos,deloscualesconocíaaFran,aRaúl,aCarlos,aMiguelyaotromásdelaclaseperocuyonombrenosabía.Elrestoerandeotroscursos.MaikaintervinoenlaconversióndirigiéndoseaSusana.—¿YquétalesnuestroFrancomoalumno?—No es mal alumno. Quizás debería estudiar más los días que no

tenemosclase,peroengeneral,cuandoestáconmigotrabaja.—Esquelaboleraletiramucho.ÉlyRaúlsepicanyalfinalacabamos

pasando allímás tiempodel quepretendíamos. ¿Has ido algunavez?—preguntóMaika.—No.—Pues deberías probarlo. Descarga tensiones que no veas —dijo

Carlos.—Sí, deberías probarlo —intervino Inma—. Cuando quieras que te

mirenelculounmontóndesalidos,estosporejemplo,notienesmásque

agacharte a tirar la bola. Sentirás todas sus miradas fijas en tu traserocomosituvieraunimán.—Esquetienesunculitodeexposición,cariño—dijoRaúlllenándose

denuevoelvaso.Susanafueadecirquedudabamuchoquesefijaranprecisamenteenel

suyo,peroguardósilencio.Raúl tenía razón, Inmaeramuyguapa, teníauncuerpoesculturalyeralógicoquetodoslamirasen,peroaellaseguroquenoibaasucederleigual.Ysediocuentadequeloprefería,quenolegustaría en absoluto que los hombres vieran en ella solo un buen culo.Aunqueparavariar,tambiénlegustaríaqueselomirasenalgunavez.SintiódenuevolamiradadeFransobreellaesperandosureacciónante

las palabras de Raúl, pero ella se limitó a beber de su vaso connaturalidad.Realmentenoestabafuerte,erapocomásquezumodepiña,pero empezó a sentir un agradable calorcillo interior provocadoprobablementeporlabebida.Depronto,ysinsabercómo,Susanasevioenvueltaenlaconversación

general,yempezóasentirsebienyrelajada.Todossustemoresdeunratoantes se evaporaron como por ensalmo y perdió su habitual reserva ytimidez,nosabíamuybiensidebidoalacopaquecasihabíaterminadooa la gente que la rodeaba. Todos le hacían preguntas y respondía connaturalidad,yporprimeravezensuvidasesintióintegradayagustoenungrupodegente.Eran catorce y solo había un banco donde sentarse. A medida que

trascurríalanoche,lasmujeres,sentadasenunprincipio,fuerondejandosus puesto a los chicos para que todos pudieran sentarse en algúnmomento.Susana observó que Fran mantenía su primera copa durante mucho

tiempo,yrechazócuandoCarlosintentóllenárseladenuevo.—No, he traído el coche. Y ya sabes que me tocará llevar a algún

borrachoasucasa,comosiempre.Además,heprometidoaSusanaquelallevaría,vivemuylejosparairseandando.—Entonces,sitenemoschoferpuedotomarmeotracopitamás,¿no?—

preguntóRaúlechándoleelbazoporencimadelhombroasuamigo.—¡Joder!¿Yavaaempezaresteconlasmariconadas?—dijoMiguel—.

¡Amínomevaatocarestavezaguantarlosbesitosylacoñas,¿eh?!Todosseecharonareír.MaikaleexplicóaSusana:

—Es que la última vez Raúl se emborrachó y le dio por decirle aMiguelque loqueríamuchoyapedirleque ledieraunbeso.Lohizoapropósito, porque sabe que odia todo lo relacionado con lahomosexualidad, pero él se lo tomó en serio y no veas cómo se puso.Estuvodíassinquererhablarle.Franintervino.—NoquisocreermispalabrasdequeaRaúlnolevanlostíos.—Nuncasesabe—dijoelchico—.Muchasveceslosqueparecenmás

machostelapegan.Todoesparadisimular.—Raúl no, te lo digo yo —dijo Lucía—. Tendrías que oír lo que

cuentandeélporlafacultad.—¿Quécuentan?—preguntóelaludido.—Notelodigo,quetevasaponermuygordo.Loúnicoquediréesque

todaslaquesehanacostadoconélquierenrepetir.—¡Puesque lo digan, coño!—dijo el interesado convoz ligeramente

pastosa—.Queunotambiénpasaépocasdesequía.—¿Sequíatú?Meextraña,sihastadebesdarcita—dijoInmadespectiva.—Noesparatanto.—Esperoqueno,portubien.Se hizo un breve silenciomientras Raúl se llenaba el vaso de nuevo.

CarloscogiólabotelladeMalibúyleofrecióaSusana.—Tómateotracopita,Susi,cariño.—No,yavale.—Nada de eso. ¿No has oído que Fran te va a llevar a casa? De él

puedesfiarte.SifueradeRaúlodemí,quebebomucho...Franlamiró.—¿Quieresotra?—Bueno...Él cogió la botella y le sirvió de nuevo.Amedida que iba bebiendo,

Susanasesentíamásligeraymásdesenfadada,tantoqueinclusoseunióaunaexcursiónquehicieronlaschicasaunrincóndelaenormeplazaparahacerpis.A lavuelta, todasse reíanante loscomentariosdeLucíaque,bastante

achispada, no paraba de decir que se había meado en las botas de sumadre.Franlaobservóreíryleguiñóunojo.

Alastresdelamañana,sequedaronsinexistencias,ycomoelfríoeraacuciante,decidieronmarcharseacasa.—¿Vasallevarme?—lepreguntóRaúl.—Si no te importa que deje primero a Susana. Ella vive en San

Jerónimo.Devueltapuedodejarteentucasa.—No te preocupes, Raúl, cogeremos un taxi entre varios. Dejamos a

InmaenBarqueta,yomequedoenTrianaytúsigueshastaLosRemedios.El lunes hacemos cuentas. Los que viven en ReinaMercedes que cojanotro.—Bueno, pues entonces nosotros nos vamos—dijo Fran—. ¿A quién

hayquepagarle?—Amí—dijoCarlos—.Doseurosymedioporcabeza.Raúl,cuatro.—Muygracioso.Susana intentó desabrocharse el chaquetón para sacar el dinero que

llevabaguardadoenelbolsillodelpantalónysediocuentadeque teníalasmanostanentumecidasquenolerespondían.—¿Quétepasa?—lepreguntóMaika.—Quenopuedomoverlosdedos.Lostengohelados.—Aver,dejaqueteayude.Entre las dos consiguieron abrir la cremallera y Susana sacó los dos

eurosymediodelbolsillo.Después,volvióacerrarla,tratandodequeleentraralamenoscantidaddeaireheladoposible.Se despidieron besándose uno a otros y Susana escuchó más de un

«esperamosvertelapróximavez»,y«tellamaremoscuandovayamosalabolera».Después, ella yFran se encaminaron a donde habían dejado el coche.

Susana se metió las manos debajo de los brazos tratando de que leentraranencalor.Fran,percatándosedeello,lasagarró.—Dios mío, sí que están heladas. Ya te dije que debías haber traído

guantes.—Notengo,nuncalosuso.Élretuvolasmanosentrelassuyasylasfrotótratandodecalentarlas,y

Susanasintióqueseleaflojabanlasrodillas,nosabíasiporelalcoholoporelcontacto.—¿Mejor?

—Unpoco.—Ten,pontemisguantes.—Nihablar.Setecongelaránlasmanosatiynopodrásconducir.—¿Notienesbolsillos?—No,esteanoraksolotieneunointerior.—Bueno,tediréloquevamosahacer...—dijoélquitándoseelguante

derecho y tendiéndoselo—. Nos ponemos un guante cada uno y tu otramanoquevengadevisitaalbolsillodemichaquetón—dijocogiéndoselaymetiéndolajuntoconlasuyadentrodelbolsillo.Franmanteníalamanoagarrada, masajeándola para darle calor. Susana se sentía como en unanubeydeseóqueelcaminohastaelcochefueramáslargodeloqueera.Una vez en el coche, Fran encendió la calefacción y le tendió el otroguante.—Ahorasoyyoelquenolonecesita.Nopuedoconducirconguantes.Susana se lopuso,máspor el hechodeque era suyoquepor el frío.

Duranteel camino, al sentir lamanodeFran rodeando la suya, lehabíainvadidouncalorquenadateníaqueverconlacalefacción.Antesdearrancarelcoche,élsevolvióhaciaSusanaylesonrió.—Bueno... ¿Te lo has pasado bien? ¿O ha sido tan terrible como

pensabas?—Hasidoestupendo.Nuncamehabíasentidotanbienconungrupode

genteextraña.—¿Túvescomoteníasquehacermecaso?Sinollegoairporti,telo

hubierasperdido.—Sí,esverdad.YelMalibúconpiñaestabamuybueno.—Casinoteníaalcohol,eraprácticamentezumodepiña.—Sí,losé.Sinofueraasíestaríatiradaporlasaceras.Mehetomado

tres.Encambiotúnotehastomadomásqueuna.—YsoloCoca-cola,guárdameelsecreto.LeprometíaMerchellevarte

acasasanaysalva.YluegotengoquellegaraSimónVerde.Esacarreteradenocheesunpocojodida,haymuchocabrónsueltoyborracho,además.—Si quieres puedes quedarte en el sofá de casa. No es demasiado

incómodoyaMerchenoleimportará.—No, gracias, será mejor que me vaya a la mía. Además, ya estoy

acostumbrado,hagoelcaminotodoslosfinesdesemana.

—Comoquieras.Fran arrancó y condujo por las desiertas calles. Susana se miró las

manos, envueltas en los enormes guantes. Se las llevó a la cara paraapartarseunmechóndepelo,peronopudohacerlo.Franapartóunamanodel volante por unmomentoy, agarrando elmechón rebelde, lo colocódetrásdelaorejaylerozólamejillaconeldorsodelamano.Susanaseestremecióyseencogióenelasiento.—¿Aún tienes frío? —dijo él retirando la mano y subiendo la

calefacción.Llegaron a la puerta de la casa de Susana, y a su pesar, se dispuso a

despedirse.Hubiera dado cualquier cosa por alargar la noche, para queaquellonoseacabara.Perodespaciosequitólosguantesyselostendió,yluegosedesabrochóelcinturóndeseguridad.—Buenasnoches.—Hasta el lunes. Descansa y no te levantes temprano a estudiar. La

carreranosetevaairalgareteporunpocodediversión.—No, mañana me permitiré el lujo de ser perezosa. Merche trabaja

hastamediodía,asíquenoiremosaAyamontehastadespuésdecomer.Ytúconduceconcuidado.—Loharé.SusanabajódelcocheyFranpermanecióallíhastaquelavioentraren

elportal.Luego,arrancóyseperdióenlacalle.

Capítulo8

Sevilla.Marzo,1999Susana se sentó con su bocadillo y su lata en su rincón preferido del

campus, situado detrás del edificio de la facultad. Eramartes, tenía quedarle clases a Fran y habían quedado a las cinco ymedia en el aula decultura,comosiempre.Hacíaunbuendíadeprimaverayaprovechóparaalmorzaralairelibre.

Seacomodócontraungruesoárbolysedispusoacomeryadisfrutardeltibiosoldemediatardemientrasesperaba.Apenasllevabaallíuncuartodehoraycasihabíaterminadodecomer

cuando oyó voces al otro lado de la pared del edificio, provenientes deunodelosbancos.NolecostótrabajoreconocerladeRaúl,entrelasdevariaschicasque

nosupoidentificar.LeparecióoíreltonososegadodeLucíayelfuerteyáspero de Maika, entre otras que no conocía. Sonrió. Siempre estabarodeadodemujeres, las chicas acudían a él comomoscas a lamiel pormuymalquelastratase.Noloentendía.—¿Vamosairestatardealabolera?—preguntóunadelaschicas.—Sí,tengoreservadapistaalaseis—respondióRaúl.—¿VendráFran?—Nolocreo,últimamentenosalemuchoentresemana.—¡Nomedigasqueseencierraensucasaaestudiartodaslastardes!—

dijounavozdesconocida—.Frannoesdeesos.—Puesúltimamentevamuybienenlosestudios—añadióLucía.—Está dando clases con Susana Romero —dijo el chico y ella se

mordióloslabiosaldetectareltonodespectivodesuvoz.—¿Laempollona?—Sí.—¡Joder,quéfuerte!Síquetienequeestardesesperadoporaprobar.—¿Ycómolaaguanta?—Comopuede, elpobre.Estádeellahasta loshuevos,no sabecómo

quitárseladeencima.—¿Yporquédaclasesconellaentonces?—preguntóMaika.—Empezópreguntándoleunasdudasmientrashacíanuntrabajoylefue

bien,y luego ledioapuroseguirpreguntándolesinpagarle.Estudiaporbecayandabastantemaldedinero.—Sí,esosenota—dijounachica—.¿Nooshabéisfijadocómoviste?

Demercadillo,seguro.—Fransedecidióapedirlequeledieraclasesporquetambiéntieneasu

viejobastantecabreadoconlasnotasdelañopasado.—Pues ha sido todo un acierto, porque está sacando unos pedazos de

notas,eltío.—Sí, pero con lo queno contaba es conque ella se lo tomara tan en

serioque lo tiene teladeagobiado.No sabecómoquitárseladeencima.Lashoras de clase se prolongan a casi toda la tarde, le pasa apuntes, seempeñaenquevayanjuntosalabiblioteca...enfin,unauténticocoñazo,latía.SelehapegadocomounalapayesteFran,queesgilipollas,letienelástimaynoseatreveadecirlequeledejeenpazyqueyanonecesitalasclases.Dicequeestáfaltadeamigos,quenoserelacionaconnadie...Fíjatesiestontoquehastaselatrajoundíaaunbotellón,aversipillabacachoyledejabaenpaz.—¿Cómovaapillarcachoconlofeaquees?—dijounachica.—Esquesi fueraguapa,Franno leharíaascos... ¡Buenoes!Entonces

seríaélelqueselepegaríacomounalapa.—Yo no la veo tan fea —dijo Maika—. Y la noche del botellón la

encontrésimpáticayagradable.—¡Cómosenotaquenoeresuntío,Maika!¡Yquenolatienespegadaa

titodoeldíacomoFran!¡Conesepeloyesasgafasespantosas...!Pornotenernotieneniculo;nohaypordóndemeterlemano.—Ya...silotuvierayalehabríametidomanoFran,¿no?Otú.—Nomevanlasempollonas,perosiestánbuenashagounsacrificio.—¡Quécabronessoislostíos,joder!Meestásponiendoenferma.¡Ojalá

algúndíatedendetupropiamedicinayyoteveababeandodetrásdeunatíaquenotehaganiputocaso!—Noosalteréis,chicos...Esapavanomerecequeosacaloréisporella.

Ytú,Raúl,llamaaFranydilequeseunaanosotrosestatarde,queledé

esquinazo.¡Todoelmundosepuedeponerenfermo,digoyo!Susana,apoyadacontraeltroncodelárbolsentíacómoelbocadilloque

sehabíacomidoalegrementeunratoantesserevolvíaensuestómagoylasantiguas lágrimasvolvíanaquemarleen losojoscomocuando teníadoceaños.Soloqueahoradolíamuchomás;conFrandolíamuchomás.Selevantóycolgándosedelhombrolabolsadelonadondesolíallevar

loslibrossemarchódandounrodeoparaquenoladescubrieraelgrupoqueestabadetrásdeledificio,yseprecipitóalosserviciosdondevomitóviolentamenteloqueacababadecomer.Salióyseenjuagólacaraenellavabo.Inmaentrabaenaquelmomento

ysequedómirándolafijamente.—¿Teencuentrasbien?—preguntóalversucarapálida.—Sí,solomehasentadomallacomida.Yaestoybien.—Siesquealcocinerodelafacultaddeberíancolgarlo.Cualquierdía

nosvaamataratodos.Lachicaentróenunode losserviciosycuandoSusanasequedósola

sacóelmóvilysintiéndoseincapazdeenfrentarseaFranaquellatarde,lepusounescuetomensaje:«Nopuedodarteclasehoy.Susana».«¡Quetelopasesmuybienenlabolera!»,añadióparasímismacuando

elmóvilleindicóqueelmensajehabíasidoenviado.Después,semiróalespejoyencontrándoseconmejoraspectodecidiómarcharseacasaantesdequelaslágrimasquesabíaqueacabaríanporestallarlohicierandondealguienpudieraverla.Salió por una puerta lateral evitando encontrarse con el grupo al que

Inma ya se habría unido. Como una zombi cogió el autobús queafortunadamente iba casi vacío y llegó a casa.Una vez que se encontrósegura entre los muros de su pequeña vivienda, se derrumbó, yacurrucándose en el sofá volvió a sumirse una vez más en la vieja yconocida sensación de soledad y humillación que la había acompañadotoda su vida. Solo que ahora estaba unida al desengaño porque, porprimera vez en sus veinte años, Susana había bajado la guardia y habíapermitidoaalguienacercárselelobastanteparahacerledaño.CuandoMerche llegó del trabajo a media tarde la encontró llorando

aún.Había intentado serenarse un poco, para que no se preocupara, pero

cuando sonó el móvil un rato antes y leyó el mensaje de Fran: «No te

preocupes.Esperoquenoseanadamalo.Nosvemosmañana.Fran», laslágrimas volvieron a aparecer hasta el punto que no fue capaz deresponderle como hubiera querido: «Guárdate tu hipócrita amabilidad»,porque ni siquiera veía las teclas para marcarlas. Al final desistió,llegandoalaconclusióndequeeramejornorespondersiquiera,comosino le importara. No pensaba darle la satisfacción de saber que le habíahechodaño.Cuando escuchó las llaves de Merche supo que no iba a poder

ocultárseloyqueestaibaatenerqueconsolarlaunavezmás.—¿Susana?—Sí.—¿Notienesclasecon...?¡Diosmío,¿quétepasa?!—Nadanuevo—dijolevantandohaciasuhermanaunacarahinchaday

cubiertadelágrimas—.Lamismaviejahistoriadesiempre.Merchesesentóasulado.—¡Perocariño...!Creíaqueesoyaestabasuperado.Yanotienesquince

años.Hacíamuchoquenotelotomabasasí.—Esqueahoranoeslagenteengeneral,niloscompañerosdeclase...

ahora...ahoraesFran—dijoentresollozos.—Comprendo—dijoMercheyabrazóasuhermanacomocuandoera

pequeñayllegaballorandodeclaseporquenadiequeríajugarconella,ocomocuandoeraadolescenteporqueloschicosseburlabandesufaltadepechoydesubrillanteinteligencia.Cuandonadielainvitabaasalir,nialas fiestas de cumpleaños, cuando ni siquiera la invitaron a la cena dedespedida del Bachillerato. Susana se había enterado de que se habíaorganizadounacenacuandoestayahabíapasado.Entonceslahabíapodidoconvencerdequeeserechazonosedebíamás

que a envidia y que algún día, desde una posición privilegiada, podríadesquitarseyburlarsedemuchosdeellos.PerosiahoraeraFranelqueleestabahaciendodañonosabíacómoconsolarla.Ladejóllorarunpocoyluegopreguntó:—¿QuéhapasadoconFran?¿Tehadichoalgoquetehayadolido?—Élno...Nisiquierahatenidohuevosparadecirmeloquepiensademí

alacara.—Anda,cuéntamelo.Alomejornoestanmalocomopiensas.

—Estaba comiendo en el césped, en mi rincón favorito y escondido,cuandoescuchéapocosmetrospordetrásdeledificiohablaraRaúlconvarias chicas. Estaban haciendo planes para ir a la bolera esta tarde yqueríanqueFranfueseconellos.PeroRaúldijoquenopodía,queteníaquedarclaseconmigo.Yqueestabahartodemí,queyoeraunapesada,quemeenrollabadespuésde las clasesyqueno sabíacómo librarsedemí.Queya nonecesita las clases, pero queno las deja porque amímehacefaltaeldineroysobretodoporqueledoylástima,porquenotengoamigos... que nadie me aguanta... que me llevó al botellón para queconocieraaalguienyledejaraenpazaél...PorDios,Merche,yopenséque cuando prolongábamos las clases y nos quedábamos un ratocharlandoélestabaagusto.Hubierajuradoqueéltambiénlopropiciaba.Pero no podía imaginar que lo hiciera por lástima. Parecía a gusto...parecía estar bien charlando conmigo. Joder, y todo el tiempodeseandoque me marchara... sin saber qué hacer para librarse de mí. Dime laverdad, Merche, ¿tan difícil resulta aguantarme? ¿Por qué nadie puedehacerlo?¿Quéesloquefallaenmí?Dime.—Nofallanadaenti,cariño.Quizásesenlosdemás.—Esoquedicesnotienelógica.—Losé,peroeslaverdad.—Merche, yo soy realista, no pido nada que no pueda conseguir. No

soy ninguna belleza, joder, pero tampoco un monstruo, y nunca heesperado que Fran se enamore de mí a pesar de que yo sí me estoyenamorandodeélapasosagigantados.Cadatardequeestoyconélsientoquelequierounpocomás...peronuncasemehapasadoporlacabezalaidea de que a él le ocurra lo mismo. Pero pensé que al menos podíaconsiderarlemiamigo.¿Porquénisiquierapuedesermiamigo?Yyonopretendotenermillonesdeamigoscomootragente,yomeconformoconuno... Solo uno... Él. ¿Por quéme ha dejado creer que lo era, si nomeaguanta?¿Sisolosiente lástimapormí?Nopuedosoportareso...de losdemástalvez,perodeFran,no...Lástimano.Sihayalgoquemesobraesorgullo.Merche lo sabía. Sabía que el orgullo de Susana le había permitido

pasar entre la gente con la espalda erguida y la cabeza alta, vestida deindiferencia,aunqueenrealidadestuvieradestrozada.Inclusoaparentandosentir desdén por los demás, cuando no era cierto. Aunque luego se

derrumbasealllegaracasa,comoleestabapasandoahora.—¿QuévasahacerconFran?—Estatardelehemandadounmensajediciéndolequenopodíadarla

clase, sin especificar elmotivo.Y cuando le veamañana le diré que nopuedoseguirdándolas.Siélnotieneelvalornecesarioparadecirmequeno quiere seguir, seré yo quien le dé la oportunidad de irse de formahonrosa.—¿Yquéexcusavasaponerle?—Nolosé,yasemeocurriráalgo.Esmarteshoy,notengoclaseconél

hastaeljueves,tengotiempodepensarlo.Ahorano.—¿Porquénohablasconél?A lomejornoesdel todocierto loque

has oído. En realidad no se lo has escuchado a él. La gente a vecestergiversaloqueoye,sobretodocuandovadebocaenboca.—Raúl es su mejor amigo, se lo cuentan todo. Si hay alguien que

conoceloqueFransiente,esél,estoysegura.—¡Lástima!Meestabaempezandoacaerbienesechico.—Escomotodos,Merche,inclusopeor,porquelosdemásmegritansu

desprecio a la cara y él lo hace por detrás, burlándose de mí a misespaldasyponiéndomebuenacara.Esoes loquenoleperdono... loquemenospuedosoportar.—Vamos,nena,tranquilízate.Tepreparounatila,¿vale?—Biencargada.—Biencargada.Merchedejóasuhermanaacurrucadaenelsofáysemetióenlacocina

aprepararlainfusión.SituvieraaFrancercaenaquelmomentoeracapazde estrangularle. Y ella que creía que realmente aquel chico estabaempezando a conocer y apreciar a la verdadera Susana. Pero algún díaalguien lo haría, de eso estaba segura, y ese alguien solo tenía queacercarse losuficienteparaverenellaa travésde lamáscaraprotectoraconquesecubría.Ysuperaríaesto,lohabíasuperadosiempre,inclusoenépocasmás difíciles como la adolescencia. Susana era fuerte, la habíanhechofuerteabasedegolpes.Preparóla tilay leañadióungenerosochorrodelabotelladewhisky

que les habían regalado en la cesta de Navidad de su empresa y queninguna de las dos tomaba habitualmente. Si había algo que Susananecesitabaenaquelmomentoeradormir.Despuéssalióalsalóndesdela

minúsculacocina.—Anda,cariño,bebeesto.Despuéstesentirásmejor.A la mañana siguiente, Susana se despertó con un fuerte dolor de

cabeza. Siempre le ocurría cuando lloraba mucho, y ella había lloradomucho la tarde anterior, y parte de la noche. Pero cuando se levantódecidióqueyaerasuficiente.Sediounaducharápidaparaentonarelcuerpoysemiróalespejo.No

presentaba peor aspecto que después de haberse pasado toda la nocheestudiandoparaunexamen.Ydetodasformasnadieibaafijarseniensusojeras ni en sus párpados hinchados. Y por una vez las gafas serviríanparadisimularlo.Antesdemarcharse,Merchelehabíapreparadouncafébienfuerteyse

lo tomóantesde irseaclase.CuandosaliódesucasasesentíacapazdeenfrentarseacienFranssieranecesario.Nadie,ymuchomenosél,ibaasabercómosesentíapordentro,nicuántolahabíanafectadolaspalabrasquehabíaescuchadolatardeanterior.Aquellamañanasoloteníanencomúndosdelasclases,latercerayla

cuarta, y Susana esperaba llegar al aula con el tiempo tan justo que nisiquierapudieransaludarse.Efectivamente,cuandoentrótuvoquedisculpareporqueelprofesorya

estaba empezando. PeroSusana siempre era puntual y el hombre aceptósusexcusasylepermitióentrar.Sesentó,evitandocuidadosamentemirarendirecciónalamesadeFran

y Raúl y se concentró en tomar apuntes. Esta tarea siempre le permitíadejarlamenteenblancodeotrascosasycentrarsealcienporcienenloqueestabahaciendo.Cuandoterminólaclase,envezdedirigirseaFrancomohubierahecho

enotraocasión, permaneció en su sitioguardando los folios escritos, yrebuscandoenelficherolosdelapróximaasignaturasinsiquieravolverlacabezaparamirarle.Aun así no se extrañó cuando le vio a su lado. Percibió su presencia

antesdeverleyoírle.Fransesentóenlasillavacíajuntoaella.—¡Hola!—Hola—contestóescueta.—¿Teencuentrasbien?

—Perfectamente.—Parecescansada...Esperoque loque te impidiódar laclaseayerno

seaalgomalo.—Mesurgióunimprevisto.Yteníamuchoqueestudiar.—¿Estudiar?¿Qué?Creíaqueíbamosaldía.¿Hayalgoquesemeesté

olvidando?Susana no contestó tratando de no dejarse engañar por su falsa

amabilidad.—Bueno,entonces,¿podemosrecuperarlaclaseestatarde?Susanaclavólavistaenlosapuntesydijoconvozfría:—Losiento,perometemoquenovoyapoderseguirdándoteclases.Élfruncióelceño.—¿Porqué?—Tengo mucho que estudiar. Llevo mis asignaturas demasiado

abandonadas.Debodedicarlesmáshoras.—¿Máshoras?Perosienelcuatrimestre lo llevas todoaprobadoyla

notamásbajaesunochoymedio.—Noessuficiente...quieroirapormatrículas.—Sabesquenotevanadarmatrículaentodo.—Tengoqueintentarlo.—¡Vamos, Susana, eso no te lo crees ni tú misma! Si quieres ser un

buen abogado tienes que aprender a mentir mejor. ¿Qué pasa? Ayer amediodía tedespedistedemí tannormalquedandopara la tardey luegomeponesunmensajeparadecirmequenopuedesdarlaclase.Hastaahívale,puedoentenderquetesurgieraalgo.Perohoy...Estásmuyrarahoy.Yquieresdejarlasclases,perosabesquenopuedeshacerlo:necesitaseldinero.Susanalevantólavistafuriosadelosapuntesquefingíaojearyclavóen

Franunamiradallenaderabia.—No necesito el dinero. Siempre vienen bien unos ingresos extras,

pero hasta ahora me las he apañado sin tu dinero y voy a seguirhaciéndolo.Paramíhayotrascosasmásimportantes.Misestudiossonloprimero.—¿Deayerahoy?Nomelocreo.¡Coño,dimedeunavezquétepasa!

Mira, el profesor ya entra. Me quedo a comer contigo y hablamos

tranquilamentedeesto,¿teparece?Estenoesnielsitionielmomento.—No hay nada que hablar, Fran. No tengo tiempo para seguir

dedicándoteyesoestodo.—Nosvemosalasalida—dijoéllevantándoseysentándoseensusitio

habitualsindarseporvencido.Pero al finalizar las clases, cuando volvió la vista hacia la mesa de

Susana, esta había desaparecido: se habíamarchado justo al terminar laclase.Salióprecipitadamentepensandoquenopodíaestarmuylejos,perono

lavioporningúnsitio.Él teníaunaclasedespués,peroSusanayahabíaterminadoaqueldía,asíquedecidiópasardelaclaseybuscarlaantesdequesemarchase.Corrióa laparadadelautobús,peroaunque llenadegente,Susanano

estabaentreellos.Volviósobresuspasosylabuscóenlabiblioteca,enelauladeculturayenelcomedor,perosinningúnresultado.Finalmentelallamó al móvil, pero este sonó y sonó hasta desconectarse sin que ellacontestase.Obienteníaelsonidoquitadoonoqueríacogerlo.Se desesperó, ¿qué podía haberle pasado? Había rehusado mirarle

durantetodalaconversaciónycuandolohabíahechohabíasidoconunafuriaqueélnuncahabíavistoenella,siempretandulceysonriente.Algole había ocurrido desde el día anterior y nadie iba a convencerlo de locontrario.Impotentesemarchóasucasaacomer,decididoaintentarlomástarde.Durante todo el almuerzo intentó localizarla con el móvil, pero este

seguíasinresponder.Regresóa la facultadyvolvióabuscarlaenelauladeculturayen la

bibliotecasinningúnresultado,yya,alascincodelatarde,sedecidióapresentarseensucasa.UnaMerche vestida aún con la ropa del trabajo le abrió la puerta.A

Fran no le pasó desapercibido que la expresión de esta se endureció alverle.—Hola.¿EstáSusana?—No,aúnnohallegado.—Mira,Merche...llevohorasbuscándola.Siestáahídilequesalga,por

favor.

—Yatehedichoquenoestá,quenohallegadoaún.—¿Y no sabes dónde puedo encontrarla? Porque lo he intentado dos

vecesenlafacultad,enlosrestaurantesycafeteríasdelazonayyanosemeocurredóndemáspuedobuscarla.Deverdadquenecesitohablarconella.—Llámalaalmóvil—continuódiciendoseca.—Nolocoge,nosésiporquelotieneensilencioynolooyeoporque

noquierehacerlo.—Nopuedocontestarteaeso.—¿Sabesquequieredejarlasclases?—Medijoalgoayer.—Tengoqueverlaparaquemeexpliqueelporqué.—¿Notehadichoporqué?—Mehadichounaidiotezquenosecreeniellamisma.Peroestámuy

rara,¿nocrees?—Conmigono.—Pero conmigo sí. Y no me cuadra que quiera dejar las clases de

buenas a primeras. Ayer estaba entusiasmada y hoy de pronto no tienetiempo. Susana no es de las que cambian de opinión de la noche a lamañananihacelascosassinunmotivo.Peronoquieredecírmelo,ycreoquetengoderechoasaberlo.Porfavor,dimedóndeestá.—Nolosé.—Entoncesdéjamequepaseaesperarla.Tardeo temprano tendráque

aparecer.—No.SiSusananoquiereverteyteestáevitandoyonopuedodejarte

pasar.Soysuhermanayestoydesuparte.—Desuparte...Hablascomosiestofueraunaguerra.—Soncosasvuestras,Fran.Arregladlasvosotros.—Está bien, pero nome iré sin hablar con ella. Si llega y por algún

motivoyonolaveo,dilequeestoyenelbardeahíenfrente.Porfavor...—Deacuerdo,selodirésinolaves.Durante hora y media, Fran aguardó con un café delante y la vista

clavadaenelportaldeSusana.DespuésdeverlaactituddeMerche,hoscayfría,ellaquesiemprehabíasidoamableconél,seconvencióaúnmásdequedebíallegaralfondodeaquello.

Al fin, ella bajó del autobús y cruzó la calle hacia el portal. Fran selevantó precipitadamente y la alcanzó mientras buscaba las llaves en elbolso.—Susana...Ellasevolvió.—¿Quéhacestúaquí?—Esperarte.Ytehashechoderogar;novoyadormirentresdíascon

loscafésquemehetomado.—¿Quéquieres?—Hablar.Tedijeestamañanaqueteníamosqueaclararlodedejarlas

clases y tu llevas todo el día evitándome. No pienso moverme de aquíhastaquemedigasquépasa.—Fran,estenoeselsitionielmomento.—Elmomentoesperfecto,ysielsitionotegustavamosatucasaoala

cafeteríaoadondesea.Peronovasalibrartedemícomoestamañana—dijoagarrándolaporelbrazo.—Estábien,pasa.Hablaremosdentro—dijoabriendoelportal.Fran la siguió. Merche, que estaba viendo la televisión, abandonó el

salónalverlesysemetióenlacocina,cerrandolapuertaasusespaldas.—Bueno, ya estamos aquí. Y solo puedo repetirte lo que te dije esta

mañana:quenotengotiempodeseguirdándoteclases.—Yyotambiénvuelvoarepetirtequenomelocreo.Además,tuactitud

no es la de alguien que no tiene tiempo, sino la de alguien que estáenfadado.Ysiestásenfadadaconmigocreoquetengoderechoasaberporqué.Queyorecuerde,nohehechonadaquehayapodidomolestarte.—Noestoyenfadada.—¿Que no? Pues entonces quedemos para dar clase mañana como

siempre.—No.—¿Porqué?—Está bien, te hablaré claro: porque tú ya no necesitasmis clases, ni

quieresseguirdándolas.—¿Ah,no?¿Ysepuedesabercómohasllegadoaesaconclusión?Susanaempezóaenfadarseenserio.—¡Vamos,Fran,nofinjasconmigo!Eresperfectamentecapazdeseguir

contusestudiostúsolo,hassalidodelbachequetenías.Yestáshastalasnaricesdeaguantarme.—Esonoesverdad.—Noloniegues,losé.—¿Losabes?¿Ycómolosabes,eh?—PorqueseloescuchéaRaúlayer.—¿Qué fue lo que le escuchaste? —dijo él frunciendo el ceño y

empezandoacomprender—.¿Tehadichoalgo,elmuygilipollas?—No,nomehadichonada.Almenosnoamí.Seloestabadiciendoa

unaschicasqueestabanconél,ynosabíaqueyoestabaenterándome.—Susana,yonuncalehedichoaRaúlnadadeeso,teloaseguro.—¡Joder, Fran! ¿Crees que soy una cría?Si hay alguien en elmundo

quesabeloquesientesyloquepiensas,esRaúl,yserátodologilipollasquequieras,peronovaa inventarsealgoasí.Loqueme jodeesquenohayastenidohuevosdedecírmeloamí.Perocomotúnoerescapaz,yoteestoyayudando.Esmuy fácil, ¿sabes?Novoyacortarme lasvenasni aecharmeallorarninadadeeso.Bastacondecir«Susana,yanonecesitomásclases».—Esquelasnecesito.—Bien, pues hay otra fórmula: «Susana, limítate a dar tu clase y

márchate.Nopuedoperder toda la tardecontigo».Uotramejor:«Estoyhasta loscojonesdeaguantarte,eresunapesadayunaplastaymecargaqueestéstodoeltiempotrayéndomeapuntesydándomeelcoñazo».Yyaestá. Todo eso hubiera sido mejor que el hecho de que hayas estadoaguantándomepor lástima. ¡Maldita sea, sihayalgoquenoaguanto sonlasmentiras y la lástima!No estoy desesperada como pareces creer, hevivido sin amigos todami puta vida y puedo seguir haciéndolo. Puedopasarsintudineroysinlaamistadqueteesforzabasenfingirme.—Susana,nadadeesoescierto,debehaberunmalentendido...—Cállateya,Fran,nointentesarreglarlo.Yasabesloquehasvenidoa

averiguar.Ahoramárchateydéjameenpaz.Vetealaboleraoapasártelode puta madre con tus amigos, yo tengo mucho que estudiar —dijoentrandoeneldormitorioycerrandolapuertatrasella.—Susana...Alescucharelportazo,Mercheapareciódenuevoenelsalón.

—Déjala,Fran.Serámejorquetevayas.Estesevolvióhaciaella.—Túnolocrees,¿verdad?—Ayerpensabacomoella,hoynoséquécreer.—Soysuamigo.Deverdad.—Entoncesdemuéstraselo.—¿Cómo?Sinomedeja.—Ten paciencia. Ahora está dolida, nada de lo que le digas va a

convencerla.Noconfíaennadie,hapasadoporestodemasiadasveces.—Deacuerdo.Esperaré.—Sisiguesahíellanodejarádeapreciarlo.—Bien...Memarcho.—Mañanaestarámejor.—Esoespero.Fran salió del piso y subió al coche profundamente impresionado.

JamáslehabíaescuchadoaSusanaunapalabrota,niuntonodevozalto,jamás la había visto tan alteraday estaba segurodeque el brillo que seveíaenelfondodesusojosnoeraderabia,sinodelágrimascontenidas.Raúlibaatenerquedarlemuchasexplicaciones.Sinpensárselodosvecessedirigióalbarcercanoa la facultaddonde

solíanreunirsealgunastardes,esperandoencontrarleallí.Cuando entró le divisó en la barra, con el resto de la pandilla.

Impulsadoporlafuria,seacercóaélylegritódegolpe:—¿Sepuedesaberdequécoñovas?¿Quiéntecreesqueeresparairpor

ahíponiendoenmibocapalabrasquejamáshedicho?—Noséaquéterefieres...—¡¿Ahno?!¿NoandabasayerdiciendoqueyoestabahartodeSusanay

quenosabíacómolibrarmedeella?—¡Ah,eso...!—Sí,cabrón,eso.¿Mehasescuchadoamídeciralgoparecido?—Sí,claro...—¿Cuándo?¿Cuándo?—añadiósubiendoeltonodevoz.—Bueno,alomejornoconesaspalabras...—Niconesasniconninguna,porquenoesverdad.

—Vamos,Fran...¡Noirásadecirmequetelopasasbombadandoclasescon esa tía!Y enrollándote hasta las tantas después.Hacemuchoquenoaparecesporaquíunatardeentresemanaporqueterminasmuytardeconella.—¿Y no se te ha ocurrido pensar que si no aparezco por aquí, a lo

mejor es porque estoy estudiando? ¿O simplemente porque no quieroaparecer?—¡Venga, tío, no intentes decirme que prefieres estar con esa plasta

antesqueaquí!Sinovienesesporquelatienespegadaalculocomounalapatodoslosdías.—¿Yqué?¿Teimportaatiacaso?—Puesclaroquemeimporta,eresmiamigo.Yveomuyclaroloque

esatíapretende.—¿Quéesloquepretende?¿Hacermeaprobar?¡Quétragedia!—No... Eres tú el que no lo ve. Lo que pretende es primero darte

lástima, y luego... Joder, esa niña está desesperada por que le echen unpolvoyquierequeseastúelquelohaga.¡Yquiénsabedespués!Esmuylista,alomejorselasapañaparaqueladejespreñada.¡Conlasonrisademosquitamuerta...!Raúl no pudo continuar porque el puño de Fran salió disparado y se

estrelló contra su boca haciéndole cortarse con el diente y haciéndolemanarsangreenabundancia.—¡Estásimbécil...!Puesnomehaspegado...—dijolanzándoseasuvez

contraFranyderribándoleenelsuelo.ElpuñodeRaúlleacertódellenoenlacejadondetambiénseprodujounabrechaqueempezóasangrardeinmediatoempañándolelavista.Todos losdemásmiembrosde lapandilla,quehabíanpermanecidoal

margendeladiscusión,seabalanzaronsobreellosparasepararles.Les costó trabajo. Fran estaba fuera de control, golpeando a ciegas y

Raúlnoestabadispuestoadejarsepegarporculpadeunamanipuladora.Al fin consiguieron separarles.Carlos yMiguel lograron inmovilizar aFranyMaikaeInmasellevaronaRaúlhaciaelotroladodellocal.—¿Pero estáis locos? Vamos, chicos, que sois amigos desde hace

muchosaños.Limpiándoselasangredelacara,FranseencaróconRaúldesdelejosy

legritó:

—Novuelvasadirigirmelapalabrasinotedisculpasconella.—¡Vetealcarajo!

Despuésdeunasegundanocheespantosa,Susanaselevantócondolorde cabeza y haciendo un esfuerzo se duchó y se fue a clase. Se sintióaliviada cuando estas empezaron y Fran no apareció. Quizás hubieradecidido no asistir esamañana, o simplemente llegaba tarde, pero fuesecualfueseelmotivo,sealegró.Peroalahoradesalir,Lucíaseacercóaellaylesoltódegolpe:—¡Menuda la que liaste anoche, chica! Hoy ninguno de los dos ha

podidoveniraclase.Susanasesintiómolestadequelaacusarandealgodeloquenoteníani

idea.—¿Yo?¿Quéhehechoyo?—Quizás hacer, no hayas hecho nada... Pero Raúl y Fran se pegaron

anocheportuculpa.Yacabaronambosenurgencias...—¿Qué?¿Cómoquesepegaron?Viendosucaradeconfusiónlachicalecontótodalahistoria.—Bueno,estábamostomandounacervezaenelbardesiemprecuando

entróFranhechounafuriaacusandoaRaúldehaberdichoalgosobretique no era verdad. Se enzarzaron en una fuerte discusión que acabóllegandoalasmanos.Alfinalterminamostodosenurgencias.Raúltieneun diente roto y la boca reventada y a Fran le tuvieron que dar unoscuantospuntosenlaceja.—¡Diosmío!Noteníaniidea.MaikaeInmasehabíanunidoaellas.—Mesientofatal—añadióSusana.—Nolohagas.Yasabescómosonlostíosdebrutos.YesoqueFranno

loparecía.—Raúlnoselopodíacreercuandolelargóaquelderechazo.Yclaro,

notuvomásremedioqueresponder,porqueFraneracapazdematarleconlarabiaquetenía.—Graciaspordecírmelo...voya llamarle.Ytratarédearreglarlo...yo

tengolaculpadeesto.EscuchéloqueRaúldijoayeramediodía,queporcierto,graciasMaikapordefenderme.YmeenfadéconFrancreyendoque

realmentepensabaasí.Inmaintervino.—¿Cuandoteencontréenlosservicios?—Sí,acababadeoírlo...yhabíavomitadoelbocadillo.—Raúlesungilipollas.YteaseguroqueFrandejómuyclaroanoche

queenabsolutopensabaasí.—Graciaspordecírmelo.—Denada.—Voyallamarle.Se separó de las chicas y se dirigió a un sitio tranquilo y conmano

nerviosamarcóelnúmerodeFran.Peroelmóvilsonóysonósinqueélrespondieraalallamada.«¿Nomeestaráshaciendolomismoqueyoatiayer,verdad?Nopuedes

tenertanmalaleche...PorfavorFran,cógelo...»,dijoparasímisma.Lo intentó en varias ocasiones en el camino a casa y ya en ella se

decidióaponerleunmensaje,conscientedequeno ibaaresponderasullamada. Esperaba que no lo borrase sin leerlo: «Siento no haberteescuchadonicreídoayer.Siaúnsiguesqueriendodarclasedimecuándo.Estoyencasa.Porfavor,llámame».Aguardó impaciente una respuesta, pero esta no se produjo.

Preocupada, apenas almorzó y se sentó a intentar estudiar con elmóvilsobrelamesa,peroeraincapazdeconcentrarse.Lacabezalevolabaunayotraveza la frasedeMaikadiciéndolequeFranestabahechouna furia,quehabíaacusadoaRaúldedeciralgoquenoeraverdadysobretodoaque habían tenido que darle unos cuantos puntos de sutura. ¿Y si no lerespondía noporque estuviera enfadado, sinoporque su estadode saludnoselopermitiera?Sialdíasiguientenoibaaclasenisabíanadadeél,selasapañaríaparairasucasaaunquelaecharandeallí.Éllohabíahechopor ella el día anterior. Tenía que haber comprendido que su interés enbuscarlayhablarconellaestabareñidoconloquehabíadichoRaúl.Teníaquehaberledejadohablar,explicarse... teníaquehaberlehechocasoasucorazónyhaberlecreído.Desesperadaenterrólacaraenlasmanosydesistiódeestudiaraquella

tarde.El timbrede lapuerta la sobresaltó.Miróel reloj.Eran las cinco,Mercheaúntardaríaenllegarunbuenrato.Selevantóyfueaabrir.UnFranconmediacarahinchadayamoratada

y un apósito que le cubría parte de la frente le sonrió al otro lado delumbral.—Nomehasespecificadohora...Esperoquetevengabien.Sino,puedo

volverenotromomento.Susana se apartó un poco para dejarle pasar y cerró la puerta a su

espalda.Despuéssevolvióhaciaélyalargandolamanolerozóelpómulocuyahinchazónlemanteníaelojomediocerrado.—Losiento...—susurró. Ibaaseguirhablando,disculpándose,pero la

vozselequebróydeprontoysinsabercómo,seencontróenvueltaenlosbrazosdeFran.Enterró lacaraensucuelloy llorósuavementedejandoescaparlatensiónacumuladadurantetodalamañanaytambiéndurantelosdosdíasanteriores.Despuéslevantólacaraylemiródenuevo.—Losiento—volvióarepetir.—Túnotieneslaculpa.Fuiyoelqueselióahostias.—Pormiculpa.—Porti,quenoeslomismo.—¿Teduele?—Molestamásqueduele.Tenerunojotanhinchadoquenolopuedes

abrirnoesagradable.Peronotepreocupes,noesnadaserio,labrechaesenlaceja.Estamañanaheidoaloftalmólogoymehadichoqueelojonoestá dañado. Recibí allí tu mensaje y tus llamadas, por eso no las hedevuelto. Y después pensé que era mejor venir a verte. Lo que tú y yotenemos que decirnos no es para hablarlo por teléfono. ¿No estás deacuerdo?—Sí.Frannolahabíasoltado,continuabaabrazándolaconsuavidadySusana

empezóasentirse incómodadespuésdelprimer impulsodearrojarseensusbrazos.Temíanosercapazdecontrolarseyhacerodeciralgodeloquemás tarde se arrepintiera.El olor de la colonia le llegabade formamuypenetrante,elpelodeFranlecaíaporelcuellorozándolelacara,ylasganasdelevantarestaybesarle,aunquesolofueraenlamejilla,seleestaban haciendo insoportables. Aquel abrazo estaba durando yademasiado,aunqueloúltimoqueellaqueríaerasepararse.TambiénFrancomprendióquedebíasoltarlaantesdequesucuerpole

traicionarayaflojóelabrazo.Seprodujounmomentodeturbaciónentreambos,queélrompióconunabroma:

—Detodoestosacoenlimpioquenitúniyoestamospreparadosaúnparaserabogados.—¿No?¿Yporqué?—Puesporquesesuponequeyodeberíahaberteconvencidoayercon

argumentosytúdeberíasconocerlapresuncióndeinocencia.—Cierto... «Todo acusado es inocente mientras no se demuestre su

culpabilidad»,yyotejuzguéytecondenésinsiquieraescucharte.—Tendrásquehacerloahora.—¿Despuésdelaclase?—Hoynovamosadarclase.Vamosacharlarcomodosbuenosamigos.

¿Meinvitasauncafé?Loscalmantesmetienenunpocoadormilado.—Enseguida.Pontecómodo.Uncuartodehoradespuésseencontrabanacomodadosenelsofácon

sendastazasdecaféenlamano.TambiénaSusanalevendríabientomaruno.Teníaelestómagocasivacíoylasdosnochessindormirleestabanpasandofactura.Bebióunsorbo,ysintiéndoseligeramenteincómodaalapretujarselos

dosenelsofá,despuésdelabrazo,volvióarepetir:—Losiento.—Esoyalohasdicho.—Esquenosemeocurrequéotracosadecir.—¿Quéteparecesiempiezasporexplicarmequéhepodidohacerque

tehicierapensarque loquedecíaRaúlesverdad?¿Mehasvistoalgunavez impaciente por marcharme después de una clase o molesto con tupresenciaocualquierotracosaparecida?—No.—¿Entonces?Comprendoquetehapodidoafectarmuchooírtodoeso

enboca deRaúl, que tiene que resultar doloroso que el tío que te gustahable así de ti, y que quizá preferirías que fueran palabras mías y nosuyas...¿Eseso?—No.—Susana, aunque sea mi amigo, aunque te guste, tenemos que

reconocerqueRaúlesungilipollas.—Noquierohablardeél.—Yalosé;yotampoco.Hoyhevenidoaquíparahablardenosotros.

Susanasesobresaltó.—¿Denosotros?—preguntóconunligerotemblorenlavozqueaFran

nolepasódesapercibido—.¿Quéquieresdecirconnosotros?Élsonrióyleapoyóunamanoamistosasobreelbrazo.—Tranquila... No voy a hacerte una declaración de amor que te haga

sentirincómoda.Nohaynadadeeso.Mereferíaanuestraamistad.—¡Ah,ya...!—dijoconunsuspirodedecepción,queéltomóporalivio.—Porquesomosamigos,¿verdad?Almenosyosímeconsideroamigo

tuyo.Ydespuésdevertureacciónayer,séquetúsienteslomismo.FranbajólamanoporelbrazodeSusanaylaapoyósobresumano,en

ungestocariñosoantesdeseguirhablando.—Yquieroquesepas,oigasloqueoigasaRaúloacualquierotro,que

eresimportanteparamí,yqueteapreciomucho.Susananopudoevitaremocionarseyquelaslágrimasasomaranasus

ojos.Hizounesfuerzopormantenerlasallíysusurró:—Nomeimporta loquepienseRaúl,séquenisiquiera lecaigobien.

Perosíesimportanteparamíloquemeacabasdedecirporque...—lavozle tembló—, porque eres el primer amigo que tengo en mi vida. Y noquiero perderte... Aun así, esto de la amistad es muy nuevo para mí ypuedo resultar agobiante y pesada. Es porque me siento tan a gustocontigo...másdeloqueheestadonuncaconnadie,ytalveznosécuándodespedirmeocuándomipresenciaresultapesada.Siesasí,dímelo...perodímelotú.Medoleríaenterarmeporbocadeotros.Esoesloquemásmedolió, ¿sabes? Y daba igual que fuera Raúl o cualquier otro el que lodijera.Prométemequeentrenosotrossiemprehabrásinceridad.Quesiundíaestáshastalasnaricesdeaguantarmemelodirássinproblemas.—Teloprometo.Ylomismotepido.Estoycogiéndolegustoaestode

estudiar, está empezando a gustarme elDerecho y probablemente voy aabusardetiydetutiempo.Sialgunaveztienesotrosplanesotansolonoteapetecequedarconmigoparaestudiar,dilo.—Deacuerdo.—Yahora,unavezqueestátodoaclaradomegustaríaquemehablesde

ti.—¿Demí?—Sí,deti.Losamigosdebenconocerseafondo,¿nocrees?

—Nomegustahablardemí.—Quizás no estés acostumbrada a hacerlo, pero sienta bien, ¿sabes?

Despuésde tuestallidodeayercreoque tienesmuchascosasdentroquenecesitassoltar.¿Yparaquéestánlosamigossino?—dijoapretándolelamano,quenohabíasoltado—.Anda...¿Ayudarásitehagopreguntas?—Deacuerdo,lointentaré.Pregunta.—¿Deverdadnuncahastenidounamigo?—No.—Terefieresaamigosíntimos,¿no?—Ni íntimos ni de ninguna clase. He sido una niña solitaria todami

vida.—¿Porquehasquerido?—Nadie quiere estar solo, Fran. Simplemente porque nunca me han

aceptadoenningúnsitio.Siemprehesidounaniñalarguiruchaydelgada...bueno,delgadalosigosiendo.Ysiempremehagustadoestudiar,sacabamuybuenasnotassinesfuerzoyesomolestabaatodosmiscompañeros.En el colegio había una niña muy mona y muy simpática, y todos semoríanpor seramigos suyos.Peroera la segundaenclase,nuncapudosuperarmisnotasynome loperdonaba.Seencargódequenadie fueraamigomío;sialguiensemeacercabaeraexcluidodesucírculo,asíqueyomepasétodalaprimariasola.Mellevabaunlibroymesentabaenunbanco a leer. Luego, en el instituto me encontré con otro problemadiferente: mi físico. En una edad en la que la mayoría de las chicasempezabanatenerpechoycaderas,yoseguíasiendounpalo.Yaunaedadenlaquetodosintentabanligar,aloschavalesyonolesinteresaba,ylaschicas iban donde estaban los chavales... y yo sola de nuevo. Entoncesdescubrí que me gustaba el Derecho y que necesitaba mucha nota paraconseguir una beca porque sin ella no podría estudiar. Mi padre espescador en Ayamonte y apenas sobrevive con su trabajo. No puedepagarmeuna carrera ymuchomenos fuera de casa, así quedediqué losañosdebachilleratoaestudiarcomounaburraytratabadedecirmeamímismaquenoteníatiempoparaamigosyparasalirlosfinesdesemana.¿Sabes?,nuncahabíaidoaunbotellónhastaquetúmellevastealvuestro,ni aunadiscoteca,ni auna fiesta.Mis finesde semana se limitabana irconMerchealcinealgunaqueotravezya leeroescucharmúsicaenlaplaya,sola.Yaserunestorbocuandoellasalíaconalgúnchico,asíque

dejédehacerloponiendocomoexcusamisestudios.Saquématrículaenbachillerato yme concedieron la beca, y si tenía esperanzas de que lascosascambiaranenlafacultad,nohasidoasí.Sigosiendodelgadaypocoatractivayalparecereseesunrequisitomuyimportante,noyasoloparaquelagenteteaprecie,sinoparaquetedejeacercarteasucírculo.—Porque no lo has intentado. ¿O ya no te acuerdas de la noche del

botellón?—En la facultad si lo intenté al principio, pero todo el mundo me

ignoraba... ni siquiera me dirigían la palabra, así que desistí pronto.Todavíameestabacurandodeladecepciónquesupusoparamíelquelacenaqueseorganizóparadespedirelbachilleratome laocultaranhastadespuésdecelebrada.MemetíenunaburbujallenadelibrosdeDerecho...yahísigo.—No... ya no. Ahora yo he entrado en ella y te aseguro que voy a

hacertesalir.Yesmás,voyaintentarqueRaúlsefijeenti.Susanasonrió.—Fran,Raúl seenrollacon las tíasmásguapasde la facultad...puede

elegir, y no va a elegirme a mí. Déjalo, ¿quieres? No me montes másencerronasconél,comoaqueldíaquelemandasteaporunosapuntesentulugar.—Raúl no esmal tipo, simplemente no te conoce.Cuando te conozca

comoyo,seguroqueempiezaavertedeotraforma.—No,Fran.Prométemequenovasa intentarnadamás.Llevo toda la

vidaenamorándomedetíosquenisiquierameven.Noimporta...paramíesmuchomásimportanteestaamistadnuestra...deverdad.Ynoquisieraque lo de ayer haga que te enfades con Raúl. Prométeme también quearreglaráslascosasconél.—Claroqueloarreglaremos,élyyosomosamigosdesdepreescolary

noshemosenfadadomuchasveces...inclusonoshemoszurradoenalgunaotraocasión.Estaremosunosdíasdemorrosyluegopasará.—Mealegro.—Bien, prometo no intentar liarte más con Raúl, pero tú tienes que

prometerme que vendrás más veces a los botellones y harás todo loposibleporintegrarteennuestrapandilla.—Iré, pero si en alguna ocasión detecto que a alguien lemolestami

presencia,seacabó.Ysolocuandonotengamuchoqueestudiar.

—Tratohecho.Yaveráscomocuandotodosteconozcanmejorsedaráncuentade la chicamaravillosaqueeresyempezaránaapreciarte... igualqueyo.—No sigas diciéndome esas cosas o vas a conseguir que llore.Estoy

muysensiblehoy.Mesientofatalcadavezquetemiroyteveolacara...yséquehasidopormiculpa.¿Cuántospuntostehandado?—Creoquetresocuatro,nolorecuerdomuybien.—¿Tequedarácicatriz?—Es posible que parezca queme he hartado de unpiercing. Pero yo

quedarédeputamadrecuandodigaquefuepordefenderaunachicaquevalíalapena.Las lágrimas volvieron a empañar los ojos de Susana al oírle y se

mordiólolabios.—¡Eh, venga, ya me callo! No quería hacerte llorar —dijo Fran

abrazándoladenuevo.Susana sintió los labios rozándole la cara enunacariciasuaveyelllantocesódandopasoaotracosa,aunasensacióndeintimidad que no había sentido un rato antes cuando se habían abrazadotambién.No oyeron las llaves en la cerradura y se separaron sobresaltados

cuandoescucharonlavozdeMerche.—¡Vaya,veoquehabéissolucionadolodeayer!Antes de que su hermana fuera a seguir hablando y metiera la pata,

Susanaexclamó:—¡Eh,queestonoesloqueparece!Novayasacreerte...—Yonomecreonada,chicos...Soloquehabéishecholaspaces,¿noes

cierto?—Sí,asíes.—¿Yatiquétehapasadoenlacara?ParecesunCristo.—Queayernose leocurrióotracosamásque irseabuscaraRaúly

liarseamamporrosconél.—¡Joder! Bueno, yo me voy a la ducha, podéis seguir haciendo las

pacestranquilos.—Susana tiene razón,Merche.Esto no es lo que parece... Solo estaba

consolándola,estámuylloronahoy.—Sioscreo,notenéisporquédartantasexplicaciones...Peroyotengo

queducharmeysupongoquevosotrosquerréisseguircharlando—añadióentrandoeneldormitorioydejándolossolos.PeroFanselevantódelsofáenseguidaydijo:—Yotengoqueirme,leprometíamimadrequeestaríaencasaparala

cena.Simeretrasopensaráquemehevueltoapegaroalgoasí.Además,medueleunpocolacabeza...Susanaselevantótambiényleacompañóalapuerta.—Nosvemosmañanaenclase.Tengolosapuntesdehoy,telospasaré.—Gracias.—Cuídate.Y lapróximavezcuentahastadiezantesdedar laprimera

hostia.—Lointentaré,perosoyimpulsivo.Noteprometonada.Hastamañana.—Adiós.SusanacerrólapuertayFranbajólasescalerasdespacio.Lacabezale

palpitabaynoestabasegurodequefueraaconsecuenciadelaherida.Elabrazoquelehabíadadonohabíasidoamistosoprecisamente.Seestabaponiendo como una moto de tenerla abrazada y si Merche no hubierallegado en aquel momento no estaba seguro de no haber hecho algunatontería.YconSusananosepodíanhacertonterías...Ellasetomaríamuyenseriocualquiergestocariñoso,yélhabíaestadoapuntodebesarla.Silo hubiera hecho, Susana se habría sentidomuy incómoda con él en elfuturo y eso habría acabado con su amistad. Y no podía estropear laamistad con Susana, ella no tenía a nadie más que a él. Tenía quecontrolarsemejorenelfuturo.Entróenelcocheyporunratoseobligóaponertodasuatenciónenel

tráfico,perocuandollegóasucasadenuevoyseencontrósolo,seechóen la camay tratóde analizar lo que le había ocurrido, no solo aquellatarde,sinotambiénlaanterior.Aunque fuera impulsivo, él no era de los que se lían a tortas a las

primeras de cambio, y mucho menos con Raúl. Pero se había puestorealmente furiosoante la ideadequeeste lehabíahechodañoaSusana.Cuando la vio tan alterada y queriendo cortar toda relación con él, sevolvió ciego. Sus acusaciones le habían dolido más de lo que le habíadolido nada en mucho tiempo... desde que era pequeño e intentabadesesperadamente atraer la atención de su madre y solo conseguía unacariciadistraídayun«déjametrabajar,Fran».

Lehabíandolidosuslágrimasysuspalabras,quepensaraqueélpodíaestarburlándosedeellaasusespaldas.HubierasidocapazdemataraRaúlsilehubierandejado.Después,sumentevolvióaaquellatarde.Enlasdosocasiones en que la había abrazado no se había sentido un amigoprecisamente, y eso le hacía sentirse muy confundido porque él habíacreídoqueesoeraloquesentíaporella,uncariñoyunaternuraespecial,pero amistosa. Tenía que controlar aquello, tenía que verla como a unaamiga,porqueaSusanaquien legustabaeraRaúlyél intuíaquenoeraunamujerquecambiasedeafectosfácilmente.«Es una amiga, Fran, solo eso», se dijo. Pero por si acaso, tendría

cuidado con los contactos físicos. Aunque le iba a costar, él era muyexpresivoyelafectoyelcariñolosdemostrabaconbesosyabrazos.Eramuy«tocón», comodecía sumadre.Ella siempre se estaba quejandodequeladespeinabaydequelearrugabalaropa...hastaquedejódehacerlo.Susana,encambio,seguroqueeraunamujerdelasquelegustabaquelaabrazaran y la acariciaran. No había protestado esa tarde y parecíaencontrarse agusto con sugesto. «ParaFran», volvió a repetirse, «soloamigos».

CuandoMerchesaliódeladuchaencontróasuhermanasentadaenelsofáabsortaypensativa.—¿YFran?¿Sehamarchado?—Sí,teníaqueestarprontoensucasa.—Nena,lamentodeverashaberosinterrumpido.—Deverdadquenohasinterrumpidonada.—¿Cómoqueno?Estabaisabrazados.—Unabrazodeamigos.—Deloquesea,peroabrazo.—Sí,esosí.—Ytúestabasenlagloria,nodigasqueno.—Nolodigo.Eslaprimeravezquemeabrazaunchicoquemegusta.

Aúntengometidoelolordesucoloniaenlanariz.—HugoBoss—puntualizóMerche.—¿Cómolosabes?—Trabajéenperfumeríaunatemporada,¿recuerdas?Ylesechémucha

deesacoloniaalostíosquepasaban.—Meencantacómohuele.—Sí,huelemuybien,peroescaradenarices.—Élpuedepermitírselo,suspadrestienenbufetepropio.—Puesmetemoquesiquiereshacerleunregalotendrásquepensaren

otracosa,porqueestáfueradenuestropresupuesto.—Si alguna vez le regalo algo, será simbólico. Él sabe que mi

presupuestoesmuylimitado.—Loagradeceráigual,cariño.—Sí,esocreo.—¿Ytú?¿Cómotesientes?—Muchomejor, aunque debería estar destrozada porque tiene la cara

fatal pormi culpa. Pero no puedo dejar de sentirmehalagada de que seliaraapuñetazosconsumejoramigopormí.Ynosabecómodisculparle,cree que estoy destrozada porqueRaúl dijo todo eso, queme duele quehablaraasídemí.Nosabequepormí,Raúlpuedeirsealdiablo.—¿Yporquénoselodices?—Porquesedaríacuentadequeelquemegustaesél.Yprobablemente

novolveríaaverleelpelo.Quizásmásadelante,cuandoestémásseguradesuamistad.—¿Notebastalodeayerparaestarsegura?—No.Nome fíodequeestono seamásqueunanovedad.Teneruna

amiganueva,unacolega...Nocreoqueestéacostumbradoaseramigodeunamujer,aéltambiénlopersiguenlastías.NotantocomoaRaúl,perotambién.—Susana, ¿de verdad piensas que era un amigo el que te estaba

abrazando?—Porsupuesto.Yporsiteníaalgunaduda,éllohadicho.—¡Ah!¿Ytúhassentidoqueeraasí?Porqueesosenota.—No sé quéhe sentido.Nuncamehabía abrazadoningúnhombre, ni

amigoniamante.Portantodebofiarmedeloqueélhadicho.Ysolohahabladodeamistad.Peronopidonadamás,Merche.Solosersuamigayestarcercadeél,verleyhablarle,sentirqueleimporto.Nadamás.—Bien,siestásconvencidadeeso,disfrútalo.

Capítulo9

Unasemanamástarde,Susanasaliódeclaseyseencaminóalaparadadelautobús.EralaunadelatardeynoteníaclaseconFran,yesamañananolehabíavistotampoco.Sabíaquehabíaidoaquelequitaranlospuntosde lacejaydespuésnohabíaaparecidopor la facultad.Estabadeseandollegaracasaparallamarleysabercómoestaba.TodavíaélyRaúlnosehablaban a pesar de que ella había tratado de convencerle de quearreglaran las cosas, consciente de losmuchos años de amistad que lesunían.PeroFransehabíanegadorepetidamenteaello.—Siquierequelascosasseancomoantes,tendráqueserélquiendéel

primerpaso.Oalmenosdarunapruebadebuenavoluntad.—¿Quépruebadebuenavoluntad?—Éllosabe.—¡Noseascabezota!Sileechasmuchísimodemenos.—Escierto,peroélselohabuscado.—Fran,lascosasentretúyyoestáncomosiempre.Hazlomismocon

él.—Déjalo,Susana.Novoyacederenesto.Nopuedodejarquedirijami

vida como si fuera la suya. Él y yo no somos iguales ni queremos lasmismas cosas, al menos ahora. Tiene que comprenderlo de una vez, ymientrasnolohaga,novolveréadirigirlelapalabra.—¡Quécabezotassoislostíos,porDios!Esta conversación y otras parecidas se habían repetido varias veces

entreellosen losúltimosdías, sinningún resultadopositivo.Poresoseasombró mucho cuando Raúl se acercó a ella después de salir da lafacultad.—¡Oye!¿Puedohablarcontigounmomento?—Sí, claro —dijo parándose en medio de la calle. Raúl presentaba

evidentes signos de nerviosismo, como si no supiera cómo empezar ahablar.Envistadequenosedecidía,Susanaleapremió:—No tengo todo el día, ¿sabes? Debo coger un autobús y luego me

esperaunlargocaminohastamicasa.

—Sí,yalosupongo.Yotambiéntengoprisa,pero...esquenosécómoempezar.Bueno,loquequeríadecirteesqueloqueescuchasteelotrodíaes cosamía... palabras e ideasmías, queFran no tiene nada que ver.Yojamás le oí nada queme hiciera presuponer lo que le dije a las chicas.Creíaqueloestabaspresionandoyquesesentíaagobiado,soloporqueyoloestaríaensulugar.Susanalemirófijamentealosojos.—Todoesoya losé.Franyyo lohablamosy todoquedóclaroentre

nosotros.Yvosotrosdeberíaishacerotrotanto.—Sí,piensohacerlo,peroantesdebíahablarcontigo.Tambiénquería

decirte que siento haber dicho todas esas cosas de ti, que quizás estoyequivocadocontigoyqueFrantienerazón.Quizásestoyunpococelosode las horas que pasa contigo y de que ya no tenga tanto tiempo paradedicarmeamíyalapandilla.—Raúl,Frannopasatantotiempoconmigo.Damosclasedostardesala

semanayfuimosjuntosdebotellónunanoche.Larelaciónquehayentrenosotros no vamás allá de las paredes del aula de cultura. El resto deltiempodebeestarestudiando,sinolopasaconvosotros.Peroteaseguroqueconmigo,no.Salvolosdíasqueestuveenfermaymellevóacasalosapuntes,peroesofuehacesemanasysoloduranteunosdías.Élyyosolosomos compañeros de estudio, amigos quizás, pero te aseguro que elgradodenuestraamistadnopuedecompararseconlavuestra.Ymesabefatalqueélytúestéisenfadadosporalgoquetienerelaciónconmigo.Heintentado de todas las formas imaginables convencerle de que arreglaralascosascontigo,peroesuncondenadocabezota.Dicequetútienesquedarleunapruebadebuenavoluntad...—Sí,losé.Yyalohehecho.—Mealegro.Aversiahoralascosasvuelvenasercomoantes.—Ytú,¿aceptasmisdisculpas?—Sí,claroquesí.Yahoradeboirmeoperderéelautobús.—Antes de que te vayas... Mi cumpleaños es la semana que viene y

organizaréunafiestadentrodedossábadosparacelebrarlo.Healquiladounasalaenunadiscotecaparahacerunafiestaprivada.Estásinvitada.—¿Enserio?—Sí,enserio.Ymegustaríaquevinieras.—IrésitambiénvaFran.

—Porsupuesto.Yaloarreglaréconél.—Aquelesmiautobús...—Bien,nosveremosenclasemañana.Susana echó a correr hacia la parada llegando justo a la vez que el

autobús.EncuantollegóasucasacogióelmóvilyllamóaFran.Estecontestóal

momento.—¿Cómoestás?—lepreguntó.—Bien. Con una interesante cicatriz que me favorece mucho y que

probablementetodaslaschicasdelafacultadquerránbesar,segúnManoli.—¿YquiénesManoli?—Laasistenta,omejordichomisegundamadre.Oquizásmásqueella,

porquemehacriado.ParaManolisoyelmásguapo,elmásbueno,elmáslisto...Tendríasqueoírla.Noseexplicaquetodaslasniñasdelafacultadnoesténlocaspormishuesos.YsemosqueacuandoledigoquenopuedocompetirconRaúl,queesmuchomásguapoymássimpáticoqueyo.Dicequelasmujeresdehoydíasontontas.—Dile que no se preocupe, que yo besaré tu cicatriz mañana. Se lo

debo,estáahípormiculpa.—Nodigastonterías,estáahíporculpadeRaúl.Élfuequienmelahizo.—HablandodeRaúl...estemediodíahavenidoapedirmedisculpas.—¿Enserio?—Sí,yadecirmequeseloinventótodoyquetúnoteníasnadaquever.

Tambiénmehadichoquequeríaarreglarlascosascontigo.Fran,dalelaoportunidaddehacerlo.—Sí se ha disculpado contigo, todo cambia.Me acercaré a verle esta

tarde.—También me ha invitado a su fiesta de cumpleaños dentro de dos

sábados,yhainsistidoenquevaya.LavozdeFranlesonóaSusanaunpocoraracuandocontestó:—¡Vaya...!Québien,¿no?Estarásmuycontenta.—Sí que lo estoy, pero de que vosotros dos volváis ser amigos. La

fiestanomeimporta.Dehechonoirésinolohacestú.—Claroqueiré,aunquesoloseaporti.Llevasesperandoalgoasídesde

hacemuchotiempo.

—Esonoesverdad,yonoestoyesperandonada.Sehizounbrevesilencio,queSusanarompióalfin.—Bueno, te dejo que aún tengo que comer. Solo quería saber cómo

estabas.Dileatucicatrizquelabesarémañana.—Te reservaréelprimer turno—dijoél con su tonodevozhabitual,

amableyjovial—.Hastamañana.

Aquella tarde Fran se presentó en casa de Raúl. No le encontró y sedirigió al bar donde solían reunirse. Hubiera preferido encontrarle asolas,peronoqueríadejarpasarmástiemposinhablarconél.Al llegar vio el grupo formado por Maika, Lucía, Raúl, Carlos y

Miguel.Seacercóaellos.—¡Hombre! —exclamó este último—. ¿Tendremos espectáculo hoy

también?—¡Dios no lo quiera!—dijoMaika—.No tengo ganas de pasarme la

veladaenUrgencias...—Solo he venido a hablar con Raúl. ¿Te importa salir conmigo un

momento?—dijomirando a su amigo. Este no contestó, pero le siguiófuera.SeapoyaronenelcostadodelcochedeFran,aparcadoaunoscuantos

metrosdelapuertadelbar,lejosdemiradasydeoídosindiscretos.—Susanamehadichoqueestamañanahasidoapedirledisculpas.—Esaeralacondiciónparaquevolvierasahablarme,¿no?—No era una condición, sino una prueba de buena voluntad. De que

aceptasmiamistadconella.Yonoquierotenerqueelegirentreellaytú,puedoseramigodeambos.—Bien,puesyaestá.AceptotuamistadconSusana.—Ahorasoyyoelquedebedisculparse—dijoFranacontinuación—.

Sientohabertegolpeado.Séquedebítratardeconvencertehablando,peronopudeevitarponermefuriosoyquelamanosemedisparase.—Tambiényotedifuerte.Amíeldentistamearreglóeldiente,peroa

titequedaráesacicatrizquizásparasiempre.—Dentrodepoconosenotará,quedarádisimuladaconlaceja.—Esperoqueellalovalga.

Franlevantólosojosylemiróhoscootravez.—No, no voy a empezar de nuevo. Esta vez te lo estoy diciendo en

serio.Ylaheinvitadoamifiestadecumpleaños.—Melohadicho.Legustarámuchoiryquelaaceptéisenelgrupo.—Noteconfundas,nolohehechoporellasinoporti.Esaniñategusta

unmontón,¿verdad?Franlomiróyadmitió:—Síquemegusta.Muchomásdeloquemehagustadonadieantes.A

pesar de que a ti pueda parecerte poco atractiva... no lo es para mí.Tendrías que verla sin gafas... Y dormida. Dormida está preciosa... almenosparamí.—¿Yatehasacostadoconella?Estemediodíamehadichoquevuestra

relaciónselimitaalosestudios.—Yescierto.Nomeheacostadoconella;nisiquieralahebesado.La

vidormidaundíaquelaacompañéasucasaporqueestabaenferma.Teníauna fiebre muy alta y no quise dejarla. Me quedé hasta que llegó suhermanaysequedódormidaenelsofá.Pudemirarlaamisanchas.—¿Solomirarla?—Solomirarla.—Notereconozco,tío.¿Yaquéesperas?Porqueellavaporti,siempre

telohedicho.—No, Raúl, te equivocas. Yo soy solo un amigo para ella. Resulta

irónico, ¿verdad?Tú siemprepensandoqueSusana ibapormíy resultaque soy yo el que está loco por ella, y no me hace ningún caso. Estáenamorada de otro tío, y yo solo soy el hombro sobre el que llora suamornocorrespondido.—¿Conocesalotro?—Devista.—¿Ytehabladeél?—Aveces.Cuandoestáhechapolvoporquenolehacecaso.—¡Joder,quéfuerte...!¿Cómoloaguantas?—Porquetengolaesperanzadequeafuerzadehacerleputadas,ellalo

olvideyunbuendíasedécuentadequeyoestoyahí.—Quizás si aprovecharas un día en que esté de bajón para meterle

cuello...

—NopuedohacerleesoaSusana.Yaséquelohehechootrasveces,ytútambién...Peroaellano.—Avecesfunciona.—Yo no quiero que funcione a costa de aprovecharme de un mal

momentoquepuedatener.Quizásalgúndíaloentiendas.—¿Ycómoconsiguesestarahísabiendoqueestáenamoradadeotro?—Lamayorpartedeltiempoconsigoolvidarlo.Soloavecessaleenla

conversaciónylaverdadesquelodisimulocomopuedo.Susananodebesaberlocelosoqueestoy.Nosabesloquemecuestafingiryanimarlaaque tengaesperanzascuando loquedeverdadquisieraesdecirlequeseolvidedeél,quenolamerece,yqueyodaríacualquiercosaporestarensulugar.—¡Joder,macho!Estáspeorde loquepensaba.Yasabíaqueeraserio

cuandoteliasteahostiasconmigo,peroesto...noséquédecirte.Fransacudiólacabezaysonrió.—No digas nada y vamos a tomarnos algo. Hay que celebrar que

volvemosaseramigos.—Nuncahemosdejadodeserlo,tío.¿Quésonunoscuantospuñetazos

anteunaamistadcomolanuestra?—Anda,vamosdentro.Yoinvito.

Capítulo10

Elcatedráticoterminólaclaseunpocoantesdelahorahabitual.Comosetratabadelaúltimadelamañana,todosempezaronarecoger,peroelhombreseapresuróadecir:—Nosemarchenaún,porfavor.Voyaencargarlesuntrabajo.Se oyó resoplar y ahogadas exclamaciones de fastidio.La verdad era

queyaandabanbastanteapretadosde trabajocomopara tenerquehacerfrente a algo más. Aun así, permanecieron en el aula esperando lasentencia,probablementedemuerte,delprofesor.—Nosepreocupen,noesnadamuycomplicadoynotienequevercon

eltemario.Engeneral,losabogadoscreenqueconsaberlaleyyaplicarlaes suficiente, pero sobre todo en los juicios con jurado que se estánimponiendoennuestropaís,avecesesnecesarioutilizarlapersuasiónyel sentimentalismo. Hoy día es difícil encontrar letrados que expresensentimientos, el Derecho tiende a hacerse cada vezmás frío, y por esoquiero proponer un ejercicio un poco especial. Deseo que hagan untrabajo en el que expresen sentimientos, y por supuesto que resulteconmovedor,oalmenosconvincente.Eltema,elargumentomedaigual,asícomoqueseaverdadoficción.Puedenescribirunahistoria,unacarta,una confesión, expresar amor, odio, arrepentimiento... lo que quieran.Perotienequeresultarconvincente,tienequellegaralosdemás.—¿Esobligatorio?—preguntóalguien.—No,no loes.Perosino loentregan, restarédospuntosdelexamen

del cuatrimestre de esa persona. No tienen que firmarlo, basta con unseudónimo o una clave identificativa. Deberán entregármelo en sobrecerrado y yo anotaré el nombre de quien lo presenta, y no influiránegativamenteenlanota.Losquenopasenmicriterio,contaránsoloconla nota del examen, no les bajaré la puntuación, pero los que lo haganbien,contaráncondospuntosadicionales.—Y si están firmados con seudónimo, ¿cómo sabrá a quién poner la

nota?—Yo diré los seudónimos en clase y pediré a esas personas que se

ponganencontactoconmigoenprivado.El anonimatoestágarantizado,perosiaunasínoquierendarsunombrey renuncianaesosdospuntosextra,almenosnoseránpenalizados.—¿Ycuándodeberemosentregarlo?—Mañana.Ydebeteneralmenosunacarilla,escritaadobleespacio,o

amano.Elmáximolodecidenustedes.Elprofesorsaliódelaclaseyunmurmulloseextendióporelaula.—Yonopiensohaceresamariconada—dijoRaúl.—Puesyonomepuedopermitirellujodenohacerlo—exclamóFran

—.Nollevolaasignaturacomoparaperderdospuntos.Probablementeloque yo escriba no conseguirá conmover a nadie, pero almenos nomerebajaránlanota.—Amímedaigual,lallevotanmalquenidecoñalavoyaaprobar.OyendolaconversacióndeFranyRaúlasuespalda,Susanasedijoque

ella iba a ir por esos dos puntos aunque tuviera que volver a matar aChanquete. La asignatura le estaba resultando muy difícil y no iba adesaprovecharlaoportunidaddesubirlanotadelexamen.

Aquellatardeseesforzócondiversostemas,perocuandoselosdabaaleeraMerche,ningunoconsiguióconmoverla,apesardequesuhermanaeramuysentimental.—No,Susana...—ledecíainvariablemente—.Losiento,perono.Yellavolvíaaintentarlounayotravezconidénticoresultado.Desesperada,llegóalanocheylostemasseleagotaron.—Dime algo sobre qué escribir, por favor... Se me ha agotado el

repertorio.—Me temo que si quieres conmover a alguien tendrás que escribir

sobretimisma,sobrealgoquetelleguemuyhondo.—¿Cómoqué?¿Lomalquelohepasadodeniña?Meniegoarecordar

esoahora...—¿PorquénoleescribesunacartaaFran?—¡Nidecoña!¿Ysialprofesor se leocurredecirlealgo?Aunque la

firmeconunseudónimo,élpodríaadivinarlo.—Bueno, pues entonces escribe una carta a un desconocido... solo tú

sabrás que es él. Ni siquiera pongas que eres una mujer... una carta de

desconocidoadesconocido.Veráscomoasítesalemuyconmovedora.—Nosé...—Notienesnadaqueperder.Sino teconvence, siemprepuede ira la

papeleraconelrestodelascosasquehasescritoestatarde...oalcajóndetumesilladenoche.—Supongo que puedo intentarlo.Vamos a cenar primero y luegome

pondrémanosalaobra...perometemoqueesanolaleerás.—Nohacefalta,estoyseguradequeconmoveráalaspiedras.—¿Tandesesperadameves?—No, solo enamorada. Y cuando el amor se tiene que guardar en

secretoyoculto,estádeseandoencontrarunresquicioparaexpresarse.Yuna carta es un buen método, sobre todo si se está segura de que lapersonaaquienvadirigidanolavaaleer.

Aquellanoche,SusanaesperóaqueMercheseacostaraysesentóenelsalón a escribir su carta.Durante la cena había estadodándole forma, ypárrafosenterosseformaronensumentesinque tuvieraqueesforzarselo más mínimo. Por eso, cuando cogió el bolígrafo, este se deslizóprácticamentesolosobreelpapel.Aunafraseseguíaotra,yotra,palabrasquejamáshabíasoñadoquepudieradecirle,cosasquenisiquierasehabíadadocuentadequesentía.Deseosquenosehabíapermitidoadmitir.Ylacarta,quehabíapensadohacerhablandodeél,seconvirtiósinquesedieracuenta en una declaración de amor. Y cuando la firmó, dándola porterminada,sintióunaemociónhondadentrodeella,comosienrealidadlehubieradichotodoloquesentía.La leyó cuidadosamente y quedó satisfecha. Cuando el profesor la

leyera no sabría quién la había escrito, y aunque tuviera que decirle sunombreparalanota,nosabríanuncaaquiénestabadedicada.Nisiquieraque era una carta para otro alumno. Una carta que le saliómuchomásdesesperadayemotivadeloquehabíapretendido.«Cartaaunamorimposible»,lahabíatitulado.Sonabamuycursi,pero

teníaquereconocerqueeraesoynootracosa.«Holaamor:Loprimeroquequierodecirteesqueestacartanollegaráatusmanos

porque túnuncadeberás saber loque siento. Si lo supieras, todohabría

acabadoparamí, yaquenunca tendría el valor suficienteparadirigirtesiquieraunapalabra,yesoesalgoenloquenoquieronipensar.Yonecesitoestarcercadeti,necesitovertecadadía,yhablartecuando

lascircunstanciaslopermitan.Decosasintrascendentes,deltiempo,odecualquier otra chorrada, pero hablarte. Me basta con eso, aunque solosean unas cuantas palabras. Paramí es como una declaración de amor,porqueyoteestoydiciendoquetequieroencadafrase,encadagestoquehagoyencadamiradaquetededico,aunquetúnoloveas.Porquetúnomeves,nomevesaunquememires,ylohacesmuyamenudo,peronovesloquesoyniloquesiento,yyotengomuchocuidadoenocultártelo.Séqueno tegustaríasaberque tequiero,poresome limitoaponerlo

aquí, sobre un papel que ni siquiera leerás, pero yo necesito decirlo,necesitogritarlo,aunqueseasoloporunavez,aunqueseasobreunpapelque se va a llevar el viento sin que llegue a tus manos... y que aunquellegasetúnuncasabríasqueesparati.Porquenoimaginasqueesapersonaquepasaportulado,quesesienta

juntoa ti a veces, solo viveparaamarte;queesapersonaque te saludacon una sonrisa al cruzarse contigo se desgarra por dentro si te ve conotrapersona.Peroaunqueséquenuncaserásparamí,nopuedodejardeamarteen

silencio y de lejos, aunque estés cerca, ocultando todo lo que mi amorquerríagritarte,conteniendotodoloquemicuerpoquerríadarte.Yelúnicoconsueloquemequedaesestacartaqueescriboprecisamente

porque sé que nunca la leerás, y que aunque llegaras a leerla,mi amor,nuncasabríasqueesparati.»Yfirmabacomo«Picapleitos».

Aldíasiguiente,ensobrecerrado,laentregóalprofesor,aligualquelamayoría de los alumnos, Fran incluido. Al salir de la clase, este lepreguntó:—¿Hasentregadounbuentrabajo?—Metemoqueno—mintió—.Nocreoqueconsigalosdospuntos,no

estabamuyinspiradaanoche.Peroalmenosnomequitaránnota.¿Ytú?—Tampocoheconseguidograncosa.Heescritounacartaalhermano

quemehubieragustadotener,peronoresultamuyemotivaquedigamos.

—¿Tehubieragustadotenerhermanos?—Sí,estodeserhijoúnicoesterrible.—Notequejes,todoslosjuguetesparati,ylosmimosylasatenciones...—Nocreasquehetenidomuchodeeso.Juguetessí,ydinero,peroyo

hubieraqueridoalguienconquiencompartirlos.—La verdad es que yo no sé qué hubiera hecho sinMerche. No me

imaginolavidasinella.Sesepararontomandocadaunoelcaminodesucasa.Tresdíasmástarde,elprofesoranunciónadamásentrarenelaula:—Señores, he leído y corregido los ejercicios que me entregaron el

otrodíaydeboconfesarquemehandecepcionadobastante.Lamayoríano logra emocionar a nadie, aunque hay tres muy buenos. No pensabaleerlosenclase,perovoyahacerloparaqueelrestosepacómosepuedeemocionaraunjurado,oaunpúblicocualquierasinquenecesariamenteesté relacionado con un tema. No voy a decir nombres ni seudónimos,pero ruego a las personas que los hayan escrito, se pongan en contactoconmigoestatardeenmidespachoparaeltemadelanota.Susanaseencogióenelasiento,rogandomentalmenteparaqueelsuyo

no fuera uno de los elegidos, aunque perdiera los dos puntos.De habersabidoqueibaaleerlosenpúblico,jamáslohabríaescrito.Con alivio comprobó que tanto el primero como el segundo le eran

desconocidos, pero sin embargo, cuando escuchó la primera línea deltercero y reconoció sus palabras se sintió enrojecer. Por suerte, Franestabaasusespaldasynopodíaverlelacara.Clavólavistaenelfolioenblancoqueteníadelanteytratódequenadiesepercatasedesurubor.Escuchó cómo sus propias palabras y su alma desnuda quedaban

expuestas enpúblicoy se estremeciódepánicoante la ideadequeFranadivinase.No se atrevió amirarle para averiguar qué le parecía porquesabíaquesedaríacuentadetodosilemiraba.Alfinelsuplicioterminó,ySusanacreíahaberpodidocontrolarseysu

carapresentabaunaspectonormal.—Bien,señores...Esperoquesehayansentidoconmovidos.Yquesepan

aquéme refierocuandopidoun trabajoemotivo.A losafortunados losespero en mi despacho de cinco a seis. Si no aparecen, entenderé querenuncian a la nota en alas de la privacidad. Sea como sea, misfelicitaciones.

Laclasecontinuó,yalasalida,Franlallamó.EstabacontodoelgrupoySusanahubieraqueridoescaparse,perocomprendióqueresultaríamuyevidentequesemarcharaeignoraseunallamadadirecta.—¿Nohahabidosuerte?—lepreguntó.—Me temoqueno,ya tedijequenomehabía salidomuybien...Y tú

tampoco,¿eh?—No.—Almenosnonosrebajaránlanota.—Los trabajos seleccionados están muy bien; mi carta no se podía

compararconellosenabsoluto.—¡Bah!Menudacursilada...—dijoRaúl.—Amínomehaparecidounacursilada—protestóInma—.Laúltima

cartaalmenosmehagustadomucho.—Un tema muy manido ese del amor imposible y en la sombra.

Escribir algo así es jugar sobre seguro. Quien lo haya escrito se lo hadebidopasarengrandequedándoseconelpersonal.Seguroqueselohainventado todo. A la niña que estaba sentada a mi lado hasta se le hansaltadolaslágrimas.—Alomejorerasuyalacarta—dijoSusana.—Oalomejorpensabaqueselahabíanescritoaella—dijoCarlos.—¡Joder!Si amímeescribieranunacartaasímeestaríapartiendoel

culoderisaduranteunmes.—Anadieseleocurriríaescribirteunacartadeamorati,Raúl—dijo

Inmamordaz—.Atiloúnicoquepuedenescribirteesunacitadecincoaseisparafollar.Eselúnicosentimientoqueinspiras.—Ymesobraconél.—Bueno,yotengoqueirme—dijoFran—.¿Quedamosparadarclase

estatarde?—No, hoy no puedo.He quedado en salir conMerche a comprarnos

algoderopa.Sinoteimportalodejamosparamañana—dijoSusana.SiteníaqueiraldespachodelprofesorareclamarlanotanoqueríaqueFrananduvieraporlafacultadylaviese.—Bien,mañanaentonces.¿Vasparacasa?—Sí.—Teacompañounpoco,hedejadoelcochecercadelaparada.

Echaron a andar uno junto al otro y cuando estuvieron fuera de losoídosdelosdemás,Franlepreguntó:—¿Yatiquétehaparecidolacarta?Nohashechoningúncomentario.

¿TambiénpiensascomoRaúlqueesunatrola?—Nosé...esposible.—Yo creo que no, que estaba escrita con el corazón.No sé por qué,

perohaconseguidoemocionarme.Susanasedetuvoenlacalleylemiró.—¿Enserio?Eramuybonita,desde luego—añadió tratandodequitar

énfasisasuspalabras.—Eraalgomásquebonita.Creoqueeltíoalquehanescritoesacarta

esmuyafortunado.—¿Cómosabesque se lahanescrito aunhombre?Yonohe captado

nadaeneltextoquedéaentendersieraaunhombreoaunamujer.—Unacartaasísololapuedeescribirunamujer.—¿Cómo puedes estar tan seguro? —volvió a peguntar repasando

mentalmente la carta por si se le había escapado algo que le indujera ateneresaseguridad.—Porquesolo lasmujeressoncapacesdeamarasí,en lasombra,sin

decirnada,sinesperarnada...ysincabrearse.Susanasonrió.—¿Sincabrearse?Notecomprendo.—Cuando un tío se enamora o le gusta una chavala no se resigna

aunque ella no le corresponda. Lucha, se le insinúa con más o menoshabilidad,ysirealmentevequeesimposibleyellanuncavaaquererle,secabrea.—¿Secabrea?—Sí.Aunquenoquiera,aunquesedigaqueellanotienelaculpadeno

amarle, aunque no quiera cabrearse... lo hace. No puede evitarlo. Ytampocoseresigna.Sigueahí,esperandoeintentándolo.—A lo mejor esta chica, supongamos que lo es, también está ahí

esperandoeintentándolo.—Nosé,mehaparecidobastanteresignada.Susanatratódesesperadamentededesviarlaconversaciónqueseestaba

haciendodemasiadopeligrosa.Perosicambiababruscamentede temaél

podíadarsecuentadesumaniobra.Decidióenfocarlodeotraformamásgeneralizada.—Entonces,¿túnopiensascomoRaúlqueesunacursilada?—Por supuesto que no. ¿Lo piensas tú? ¿A ti no te gustaría que te

escribieranalgoasí?—Amínomehaescritounchiconisiquieraunacartadefelicitación

pormicumpleaños,¿cómovoyaesperarquemeescribanalgoasí?—Nohedichoqueloesperes,sinositegustaría.—Supongoquesí.—¿Suponesquesí?Vamos,Susana,queeresunachicadulceysensible.

Tederretirías.«Claroquemederretiría»,admitióellamentalmente,«peronolovoya

reconocerdelantedeti».—Siunamujermeescribieraalgoasíamí,melacomeríaabesos.—¡Qué exagerado!—trató de bromear, pero la voz le salió un poco

rara.—No,lodigoenserio.—Eso sería si la chica tegustase tambiéna ti, pero sino fuera ese el

caso,lomásprobableesquetesintierasmuyincómodo.—¿Túcrees?—Estoysegura.Susananohabíapodidoevitarquesucarafueratiñéndosedenuevode

rojo a medida que la conversación volvía una y otra vez a rondar lopersonal. Deseaba dejar de una vez aquel tema, pero Fran seguíaempecinadoenél.—¿Dequiéncreesqueeslacarta?—Nosé,haymuchaschicasenlaclase.—Sí, pero no todas son tan sensibles. Estoy seguro de que no la han

escritoniInmaniMaika.TalvezlachicaquehalloradoalladodeRaúloLucíapodríanser,perocreoqueestatienenovioensupueblo,noencajaenlodelamorimposible.FransecallódegolpeySusanalemiró.Sehabíaparadoenlacalley

clavabaenellasusojospardosconfijeza.—¡Joder!—exclamó.Antesumiradapenetrante,Susanaenrojeciómás.Sentíaelcalornoya

soloenlacara,sinoextendiéndoseporelcuelloyloshombros.—Estuya,¿verdad?—No,claroqueno—tratódenegar.—Sí,claroquesí.EstuyaparaRaúl.Susanaestuvoapuntodedecir:«No,noesmíaparaRaúl... espara ti.

Cómemeabesos»,perodesviólavistaydijo:—Porfavor,noselodigas.—Lamentoquehayasescuchadolodelacursilada...ytodolodemás.—Noimporta.—Por esome ha impactado tanto y encontraba en ella algo familiar,

cercano...Porqueteconozco.—Porfavor,dejemosyaeltema.Noquieroseguirhablandodeeso.Fran se volvió hacia ella y le colocó las manos sobre los hombros

apretándoselosconfirmeza.—No teavergüences.Esmuyhermoso loquesientes,aunqueélno te

corresponda.—Ya...—¡Joder,quécapulloes!—Olvídalo, no sigas hablando de eso. Si hubiera sabido que lo iba a

leerenpúblicojamáslohabríaescrito.—¿Puedopedirteunacosa?—Sí,claro.—Si algún día decides escribirle una carta a tu mejor amigo, me

gustaríaquemeladedicarasamí.Yquemelaenviaras.—Sialgunavezlaescribo,teprometoqueseráparati.Fran la soltó con un suspiro y ambos continuaron caminando en

silencio en dirección al coche, aparcado unos metros más adelante. Sedetuvieronanteél.—Hastamañana.—Adiós.SusanacontinuócaminodelaparadayFransequedóallíunosminutos

mientraslaveíaalejarse.Ynopudoevitarsusurrarmuybajito:—¿Porqué tienesqueseguirenamoradadeél?Sinosabeapreciarte...

Había pensado que le estabas olvidando, pero... ¡Joder, si me hubieras

escritoesacartaamí...!Entróenelcocheypisóelaceleradorafondo.

Capítulo11

Sevilla.Abril,1999SusanaseacercóaFranantesdequeélsemarcharaaotraaula.Sentía

enelalmaloqueibaadecirle,anadie lecostabamástrabajoqueaellaperderseunaclaseyportantounatardeconél.Elúnicotiempoquepodíadisfrutardesucompañíaasolas,ysobretodo,deeseratodecharlaquesiempreseproducíacuandoyaestabanrecogiendo.Avecesinclusoibanatomarse algo juntos en uno de los bares cercanos a la facultad. Fransiempreescogíaunodelosquenofrecuentabalapandilla,probablementeparaqueellanovieracómoRaúlseestabaenrollandoconalguien.Pobree ingenuoFran, aún seguíaconvencidodequeella estabaenamoradadeRaúl y todavía intentaba buscar excusas para que se encontraran ycharlaranasolas.Aunqueesasocasioneserancadavezmenosfrecuentes,quizáseestuvieracansandooquizásellalehubieraconvencidoalfindequelodejaraestar.Fueracualfueralacausa,Susanaloagradecía,porqueademás de producirle mucho embarazo los torpes intentos de Fran, lefastidiabamuchoesosmomentosqueteníaquededicarleaRaúlyperdersedeestarconél.—Hola —saludó Fran cuando la vio acercarse—. ¿A qué hora

quedamosluego?—No voy a poder darte clase hoy, ¿te importa si lo cambiamos para

mañana?—No,amímedaigual.Cuandoquieras.—YaséquelosmiércolessuelessalirconRaúlyvaisalabolera,pero

hayqueentregarlosresúmenesmañanaynolostengoterminados.—¿En serio no los tienes terminados? ¿Tú?—bromeó Fran—. ¿Has

estadomuriéndoteoalgoasí?—No,nohasidoculpamía.Esqueelciberdondesueloirapasarlosa

ordenadoryabuscardatosenInternethaestadosinservicioporreformasynohepodido tenerlosaldía.Ayeryaestaba funcionandoymepasé latardeallí,yhoymetemoquemeesperaotrotanto.—¿Tevasaunciberapasarapuntes?

—Notengoordenador,yalosabes.¿Dóndepensabasquelohacía?—Nosé,quizásencasadealgúnvecino...—No,notengotantaamistadconlosvecinoscomoparaeso.—Peroloscibersonmuycaros.—Hellegadoaunacuerdoconeldueñoyleechounamanoasuhijo

cuando tiene dudas con los estudios. Me cobra solo la primera horaaunqueechetresocuatro,yavecesnieso.—¿Por qué nome lo has dicho? Podrías venirte a casa.Allí hay tres

ordenadorespor lomenos.Elmíoydosportátilesdemispadres.¿Oesquetampocotienesconfianzaconmigocomoparausarmiordenador?—Parausar tuordenador sí,peronoparametermeen tucasapor las

buenas.Nuncamehasinvitadoairallí.—Porque está muy lejos y te supondría un tremendo follón de

autobuses.Noporqueyonoquieraquevengasamicasa.Dehecho,estatardecuentocontigo.Niseteocurrairtealciber,¿eh?Quemeenfadaré.—Bueno,siquieres.Perotendrásquedarmeladirección.—Mejoraún...comemosaquílosdosenlafacultadyluegotellevoen

elcoche.Yteindicodóndeestálaparadaparaqueenotraocasiónpuedasvenirtúsola.—Deacuerdo,avisaréaMerche—dijocogiendoelmóvil.Leviotambiénaélcogerelsuyoyapartarseunpocoparahablar.Algo

seencogióensuinterior.Sindudaestabaanulandoalgunacitaquetuvieraparaantesodespuésdelaclase.—Yaestá—dijocuandoseacercódenuevo—.LeheavisadoaManoli

paraquepreparealgobuenodemerienda.Susanarespiróaliviada,aunqueesonosignificaranecesariamenteque

notuvieraalgunacitalastardesquenoseveíaconella.Almorzaronjuntosenelcomedordelafacultad.—¿Comesestotodoslosdíasquedamosclase?—Amenudo.—Lacomidadejamuchoquedesear.—Otras veces comobocadillos, pero eso es aún peor.Los bocadillos

soloestánbuenosenelcampooen laplaya.Peronomecompensa iracasayluegovolver,pierdodemasiadotiempo.—Lomejorenlaplayaeslatortilladepatatasolosfiletesempanados.

—Cierto. Me encantan los filetes empanados. Bueno, en realidad meencantacomer...apesardelodelgadaqueestoy,tragocomounalima.—PuesdeberíasprobarlascroquetasdeManoli.Undíaquemispadres

no coman en casa te invitaré y le pediré que nos prepare todas lasporquerías insanas que mi madre no le deja cocinar, pero que estánbuenísimas.—Miraquemiestómagoesmuysensible.Simeacostumbrasalabuena

comidanomeecharásdetucasa.—Pormí...Asíseríaagradableestarallí.—¿Notegustatucasa?—Tengoquereconocerquemegustamáslatuya.—¡Vengaya!—La mía es grande y bonita, arreglada por un decorador muy

prestigioso, con todo coordinado y conjuntado, siempre ordenada ylimpia... pero terriblemente fría. Salvo enmi cuarto, parece quenovivanadie allí. Y en realidad no vive nadie,mi padres solo van a cenar y adormir. Manoli limpia y cocina y por la noche se va a su casa, y yotambién paso la mayor parte del día fuera. Y cuando estoy allí apenassalgodemicuarto.Noescomoentucasa,queserespiravidanadamásabrirlapuerta.—PuestendríasquevermicasadeAyamonte...Esgrandeysoleada,y

aunquenodaalmar,estesehueleencadarincón.Yallísíquehayvida.Miabuelaviveconnosotrosynoparadehablarentodoeldía,ysiemprehayalgúnprimooprimaquevieneaverla.YcuandoestamosallíMerchey yo los fines de semana, es una fiesta. Mi madre cocina cantidadesenormes de comida pensando en que no comemos aquí lo suficiente,siempre prepara nuestros platos favoritos, mi hermana invita a susamigos...enfin,quemicasasiempreestállenadegente.—Me gustaría vivir algún día una experiencia parecida... una familia

grande y bulliciosa... Yo soy hijo único y tampoco tengo primos niprimas...Raúlesloúnicoquetengo.—Osea,queeldíademañanaseráspadredefamilianumerosa.—Nosé,nuncameheplanteadoelfuturoenesesentido.Dehechono

meveodepadredeningunaforma.Elúnicofuturoqueveopordelanteestrabajarenelbufetedemifamiliacuandoterminelacarrera.—¿Yesotegusta?Trabajarparalafamiliaesdifícilaveces.Lospadres

estánbiencomopadres,perocomojefes...—¡Cualquiera ledicealSeñorFigueroaquenovoya trabajarconél!

Supongoqueprobaréysinofuncionayaveréloquehago.Demomentoloprimeroesterminarlacarrera.—Sí,esoesverdad.Ycreoqueyavasiendohoradequenospongamos

enmarcha,somoslosúltimosyyanosestánmirandoconmalacara.SalierondelcomedorysedirigieronalaparcamientodondeFranhabía

dejadoelcoche.SubieronaélyFrancondujoporlacarreteraquellevabahastalaurbanizacióndelujosituadaalaafuerasdeSevilladondevivía.Apenas entraron en la primera rotonda de la misma, empezaron a

desfilaraderechaeizquierdaenormescasasdistribuidasirregularmente,de distintos estilos arquitectónicos, pero indudablemente muy caras. Alfin, Fran detuvo el coche ante unmuro blanco. Bajó delmismo y sacóunasllavesdelbolsilloparaabrirunapuertaenormedehierronegro.Estaseabriósinsiquieraunchirridoyvolviendoalcocheentróenungarajecon capacidad para varios vehículos, pero vacío en aquel momento.AparcóaunladoysevolvióaSusana.—Baja.Abrióotrapuertasituadaalfondoysalieronaunjardínllenoderosas,

distribuido en dos niveles separados por tres escalones. En el nivelsuperiorhabíaunapiscina.Susanasequedóparadacontemplándolo.SabíaquelospadresdeFranteníandinero,peroaquellacasalaestabadejandoapabullada. ¡Y ella haciéndose ilusiones de que quizás algún día Fran laviera como algomás que a una amiga!Ella y su familia jamás podríanentrarenelcírculosocialdeél.—No te dejes impresionar—le escuchó decir—. Pormuy bonita que

seaesunrollodisfrutarlasolo.YosiemprevoyabañarmealMercantil.—¿Noinvitasatusamigosaquesebañenaquí?—Mimadreesunamaniáticadelalimpiezayelorden.Semoriríaantes

que permitir que una panda de descontrolados, como dice ella,mancillaransucasa.Demodoquecomopuedesver,vivoenunacárceldeoro.—¿Nosupondráunproblemaqueyoestéaquí?—Tu eres solo una y pacífica. Y es un respiro ver a alguien de mi

entorno en esta casa, para variar. Anda, ven dentro y te presentaré aManoli,estádeseandoconocertedesdequeledijequebesastemicicatriz.

—¿Ynoledijistequeyofuilacausantedeella?—Sí,yesolehizointeresarseaúnmásporti.—Querrásdecirodiarme.—Claro que no, está encantada de que yo tenga una amiga como tú.

DicequelacompañíadeRaúlnoesunabuenainfluenciaparamí.Fran evitó la entrada principal y dando un pequeño rodeo abrió una

entradalateralyentróenunacocinagrandeycuadrada,llenademueblesoscuroscoronadosporunaencimerademármolblancoqueSusanasuposinningunadudaquehabíacostadomuchodinero.Todoenaquellacasahabíacostadomuchodinero.Unamesaredondademaderapulidaybrillantecomounespejoycuatro

sillasajuegoytapizadasdepielestabancolocadasenunadelasesquinasynisiquieralamesaprincipaldelcomedordesucasaenAyamontepodíacompararsealadeestacocina.Una mujer de unos cuarenta y tantos años, delgada y vestida de

uniformedecolorverdeydelantalcrudoseseparódelhornoysecándoselasmanosseacercóaellos.—Manoli,estaesSusana,unabuenaamigadelafacultad.Lehehablado

tantodetureposteríaquehavenidoaprobarla.—Encantada.Esperoqueleguste.Franesmuyexageradocuandohabla

demiscomidas.—¿Cómoqueencantadayesperoque leguste?Manoli,esamigamía,

nodemimadre.Puedestutearlayhastadarleunbeso.¿Noesasí,Susana?AellanoleimportaqueseasmiTata.—Laasistenta.—MiTata—repitióélpasándoleunbrazopor loshombros—.Ahora

noestámimadreencasa.LamujermiróaSusanaquelesonrióyseacercóaofrecerlelamejilla.

Aquellaleestampódossonorosbesos.—Encantadadeconocerte,Manoli.Franmehahabladodeti.—Amítambiénmehahabladodeti.—Esperoquebien...—Muybien.¿Habéiscomidoya?—Sí,enlafacultad,ynomuybienporcierto.Lacomidaesdesastrosa.

YlapobreSusanacomemuyamenudoallí,ycasisiemprepormiculpa.

—Puesyasabesloquetienesquehacer.—Por supuesto, la invitaré a probar tus empanadillas y tus croquetas.

Algúndíaquemispadresesténdeviaje.—No hace falta que tus padres estén de viaje, casi nunca vienen a

almorzar.—Yalosé,peroprefieroquemimadrenopuedaaparecerporaquíde

improviso.Séquenoquierequepreparesciertascomidas,ylabroncatela llevarías tú. No te preocupes, ya lo arreglaremos. ¿Qué nos haspreparadoparamerendar?—Unasorpresa.—Bien, ahora nos vamos a mi cuarto a estudiar, tenemos mucho

trabajo.Bajaremossobrelascincoymediaolasseis,¿teparecebien?—Perfecto.Fran la hizo salir por otra puerta que desembocaba en un amplio

vestíbulo demármol negro y gris claro al que se debía acceder por lapuertaprincipal.—¿Quieres que te enseñe la casa o prefieres subir directamente ami

habitación?—Prefiero empezar a estudiar cuanto antes, si no te importa. No

quisierairmemuytarde.Talvezluego,sitenemostiempo.Cruzaron delante de la puerta abierta de un impresionante comedor

lleno de muebles oscuros y brillantes, y la precedió por una escaleracubiertadeunaalfombracolormelocotónhastalaplantaalta.—Supongoqueporaquísepodrácogerunautobús...—Sí,hayunaparadacerca,peronotepreocupesporeso,tieneschófer

particular.—No voy a permitir que vayas hasta Sevilla a llevarme y tengas que

volverotravezhastaaquí.—Mi coche ya se sabe el camino de memoria. Y a mí me gusta

conducir.Entraron en una habitación grande y rectangular, mayor que todo el

piso que Susana compartía conMerche. Una de las paredes más largasestaba ocupada casi en su totalidad por tres ventanas cubiertas por unosestoresverdeoscuro,quecontrastabanconeltonoverdemanzanadelasparedes. Losmuebles eran demadera clara y una cama individual pero

grande,dealmenosdosmetrosdelargopormásdeunodeanchoestabacolocada en un ángulo de la estancia. Un mueble corrido que hacía demesilladenoche,ymesadetrabajopartíadeellayrecorríalaotraparedhastaterminarenunarmario.Alolargodetodalaparedhabíaestanteríascon discos, libros y algún que otro trofeo de fútbol. Pero ni una solafotografíadelniñoquehabíasido,ytampocodelhombrequeera.—¿No tienes fotos?Mi cuarto, tanto el deAyamonte comoel de aquí

estállenodefotos.—¿Delafamilia?—Sí,claro...Yasabesquenotengoamigos.—Noteníasamigos.Ahorasítienes.—Bueno,sí,peronotengofotosdeellos.—Esotienefácilarreglo—dijoFranabriendounapuertadelarmarioy

sacandounacámaradigital.Manipulóenellay lacolocósobre lamesa,tratandodeveratravésdelvisor—.Siéntateenlacama.Ahí,perfecto.Notemuevas.Seseparóde lacámaraysesentóasu lado,pasándoleelbrazosobre

loshombros.Encuestióndesegundoslacámarasedisparósolayélfueacomprobarelresultado.—Muyseria...Parecequevoyacomerte.Otra.Volvióacolocarseasulado.—Sonría,porfavor.Susana giró a medias la cara hacia él y sonrió tratando de que no

parecieraqueselocomíaconlosojos.Franvolvióalevantarse.—Estaestámejor.Detodasformastesacaréunacopiadelasdos.ConectólaimpresorayenpocossegundosSusanateníaenlamanodos

copiasenpapelfotográficoquenadateníanqueenvidiarlealasdelmejorestudio.—Bueno, ya tienes fotos de amigos para ponerlas en tu habitación si

quieres.—Gracias.Porsupuestoquelaspondré.—Yo las colocaré enmi álbum.No tengo fotos a la vista porque no

quieroquemimadrehurgueenmividaprivada.—Pues es una pena, porque la habitación ganaría mucho con unas

cuantasfotos.—¿Notegustamihabitación?—Síquemegusta,aunquetengoquereconocerquenomelaimaginaba

así.—¿Cómotelaimaginabas?—No sé, diferente. Más pequeña, quizás. Y por supuesto no con una

camatanenorme.Pareceunacamadematrimonio.—Sí,estáhechaamedida.Memuevomuchocuandoduermoynome

gusta encontrarme con que me falta espacio. Caben perfectamente dospersonas.—¿Suelestraerinvitadasadormircuandonoestántuspadres?—No, jamás.Mimadre lo averiguaría y ya te he dicho que prefiero

dejarmividaprivada fuerade su control.PeroRaúlyyo si noshemostumbadomuchasvecesenellaaescucharmúsica.Tengounsistemamuychulo de altavoces conectados alrededor de la cama y parece que lamúsicateenvuelve.Luego,cuandoterminemos,teloenseñaré.Ahoraserámejorqueempecemos.LevantólosestoresparaqueentrasemásluzySusanavioquedesdela

ventanasedivisabaeljardínylapiscinaentodosuesplendor.Juntoalapiscina había un templete de lona lleno de tumbonas a rayas azules yblancas y una mesa a juego. Sobre una barra había una toalla puesta asecar.FransediocuentadequeSusanalamiraba.—Mipadrenadatodoslosdíasunahoraantesdeiraltrabajo,tantoen

inviernocomoenverano.Acercóunasillaalamesaysesentóenella,ofreciendolagiratoriaque

habíadelantedelordenadoraSusana.—Siéntate,elordenadorestodotuyo.—¿Lasilladehonorparamí?—Porsupuesto.Ella se quitó el poncho de lana que llevaba puesto y se sentó. Hacía

calor en la habitación, el invierno ya estaba llegando a su fin y el solentrabaaraudalesporlasventanas.Susanasacóundisquetedelamochilay lo introdujo en la disquetera. Después de cargar el trabajo sacó losapuntes.Franlaveíahacerensilencio.—No quiero interrumpirte, supongo que tú tendrás que estudiar

también.¿Oquizánecesitaselordenador?¿Talveztútampocotieneslosapuntesterminados?—Síquelostengo.Peromegustaríavercómolostienetú.Yparauna

vez que tengo visita, no voy a ponerme a estudiar. Si quieres puedoayudarteati.¿Tedicto?Asíterminaremosantes.—Deacuerdo.Duranteunpardehorasambostrabajaronjuntosconlabuenaarmonía

que lescaracterizaba.Susanaera laúnicapersonacon laqueFranhabíapodido trabajar sin distraerse y aprovechando el tiempo. Cuandoterminarondepasarlosapuntes,élmiróelreloj.—Soncasilasseis.¿Teparecesibajamosamerendar?—Deacuerdo.Peronoirásametermeenesecomedorenormequehe

vistoalsubir,¿verdad?—Claroqueno.Cuandomimadrenoestáyohagotodasmiscomidas

enlacocina,conManoli.—Esmuysimpática.—Yo sabía que te iba a gustar.Ella es quienme ha criado.Mimadre

siempre ha trabajado fuera de casa y cuando volvía seguía estandoocupada.Ellahasidomimadre,mipadre,mishermanos...Ymemimadeformaescandalosa.Cuandonoestámimadre,claro.La mesa de la cocina estaba puesta con un alegre mantel de flores

anaranjadasydoscubiertos.—¿Túnomeriendasconnosotros?—preguntóFran.—Hoyno,tienesunainvitada.—Tenemosunainvitada—dijoabriendouncajónysacandocucharilla

ytenedoryademásunatazayunplatodelaalacena.—¡Estatequieto!Dejamicocina.Esoescosamía.PeroFrannolehizocasoycontinuócolocandocosassobrelamesa.ManolileseñalóunasillaaSusana.—Siéntate,chiquilla.¿Quétomas?¿Café?¿Té?¿Leche?¿Chocolate?—Cualquiercosa.—Haydetodo,puedeselegir.—¿Quétomastú?—lepreguntóaFran.—Nolodiréhastaqueelijas.—Unvasodeleche.

—¿Sola?—Conazúcar,porfavor.Franquitólapequeñatazadecaféquehabíasobrelamesaycolocóen

sulugardosenormestazonesazules.Luegolosllenódelechecaliente.—¿Quieresquedartequietoydejarmeamí?—lerecriminóManoli.—Déjatedetonterías,lohagotodoslosdías.—Hoytenemosunainvitada.—Susananoesunainvitada,esunaamiga.En uno de los tazones echó una generosa cantidad de Nesquik y lo

removió.Manolisesirvióuncafésoloysacóunabandejaconuna tartaoscuracubiertadeazúcaryunafuenteconrosquillascaseras.Fran cogió un cuchillo y empezó a cortar porciones de la tarta. Y,

metiendo un buen trozo de la suya en el tazón de Nesquik, empezó acomerlo.—Míralo, parece un crío. Siempre hamerendado así, desde que tenía

cincoaños.—Nosiempre,cuandoibaacasadelosamigosdemimadretomabaté

conpastas.¡Concuchilloytenedor,figúrate!Yyoodioeltéytodavíamáslaspastas.—Esta tarta estámuybuena—dijoSusanaprobandoun trozo.Noera

excesivamentedulceyteníaunagradablesaboranueces.—¿Aquesí?EsunadelasmejoresdeManoli,latartadecalabacines.—¿Decalabacines?—Sí,enefecto.—Nadielodiría.Peroestáriquísima.—Bueno,teguardaréuntrozoparaquetelolleves.—Nohacefalta.—Claro que sí. Si no Fran se la comerá toda en un día y pillará una

indigestión.—¿Tevasacomertúsolotodoeso?—Mispadresnocomendulces...engordan.—Esodeengordartienequeserunrollo.Yocomotodoloquequieroy

noengordoniungramo.Enelcolegiomedecíanespagueti...ypalito.Franlamiróysonrió.

—Entucolegioerangilipollas.Ytúsalesganando.Anda,empiezaconlosrosquitos.Susanacogióunoyselocomiócasideunbocado.—¡Hum,sabenigualquelosdemimadre!—Esqueestaesunarecetacasera.Nadadebolleríaindustrial.FranvolvióarellenarsutazónconNesquik.—¿Quieresmásleche?—No,paramíyabasta.Yseguroqueestanochenocenaré.Terminaronlameriendayluegoselevantaron.—Fran,yovoyamarcharmeya.—¿Ya?Nosonmásquelasseisymedia.—Peroyaheterminadoloqueteníaquehacer.Ynoquiero...Élseechóareíracarcajadas.—Ya,noquieresmolestar,¿noeseso?—Sí.—Manoli,¿atitemolesta?—Porsupuestoqueno.—Yamítampoco,demodoquevuelveasubiramicuartoyponemos

unpocodemúsica,¿vale?Osiloprefieresvemosunapelícula.Peronovoyadejarqueunavezquevienesamicasanohagasmásquetrabajar.—Tambiénhemerendado.—Yahoravamosapasarunratoagradable.Se dejó conducir de nuevo hasta la habitación y allí Fran abrió un

armariollenodeCDs.—¿Quéprefieresoír?—Cualquiercosaquenosearuido.Megustanespecialmentelasbandas

sonorasdepelículas.¿Tienesalguna?—Sí, varias. ¿Te gusta esta? —dijo mostrándole la de Memorias de

África.—Meencantaesa.—Bien, pues prepárate —dijo bajando los estores de las ventanas y

dejandolahabitaciónenpenumbra.—¿Quéhaces?—Ambientandoestounpoco.Yaverás...

Colocó el disco en un equipo colocado junto al ordenador y la hizosentarseenelbordedelacama.—Tiéndete.—¿Qué?—Quetetumbesenlacama.—¿Paraqué?—preguntóellanerviosa.—No te voy a meter mano, tranquila. Solo quiero que disfrutes del

efecto.Tiéndete.Ella le obedeció echándosehacia atrás en la camayFran le quitó los

zapatosylelevantólaspiernas.—Relájateymiraaltecho.Alavezquelamúsicaempezóasonar,eltechoreflejóunosefectosde

luces y sombras que semovían al ritmode lamúsica.E inclusoSusanatuvolasensacióndequelacamasemovía.—Caray...—¿Aqueeschulo?Hazmesitio,cabemoslosdos.Él se tendió a su lado, rozándola apenas y Susana contuvo la

respiración.Elcorazónempezóagolpearleconfuerzaenelpecho,quizásesperandoqueélseacercaraylaabrazara,peroFranpermanecióquietomirandoaltechoyellacomprendióquedeverdadélsoloteníaintenciónde escuchar música. Y se relajó, sintiéndose decepcionada a la vez.Concentrósuatenciónen loscírculosverdesyámbarquegirabansobresu cabeza, dejando su cuerpo laso y abandonado, como si de verdadvagaraporlasabanadeÁfrica,esosí,conFranasulado.Amedidaquelatardeseconvertíaennochelahabitaciónquedabamás

enpenumbraylosefectosluminosossehacíanmásnítidoseneltechoylasparedes.Susanapensóque teníaqueserungustazohacerelamorenaquellacamaquesemovía,coneljuegodelucesbailandoasualrededory sentir el cuerpodeFran abrazado al suyomás cerca aúnde loque lotenía en aquelmomento. La cama conservaba los restos de su olor, eseolorqueSusanaidentificaríaencualquierlugar.—Estásmuycallada—leescuchódecirbajito—.¿Notehabrásquedado

dormida?—No.Estoydisfrutandodelamúsica—respondióenelmismotonode

voz.

—¿Aqueesmuyrelajante?—Sí, mucho. ¿La cama se mueve al ritmo de la música o es mi

imaginación?—No,no es tu imaginación.Semueve.Y tendrías quever cómobota

conlamúsicacañera.—¿Cómolohasconseguido?—Me ayudó a montarlo un colega del colegio que se metió en

electrónica.Él tieneunsistemacomoesteensucasayconseguíquemeayudaraahacermeuno.Diceeltíoqueesflipantehacerelamorasí.—¿Tú no lo has probado?—preguntó con cautela, pero ansiosa por

saberlo.—No,nuncahehechoelamorenmicasaconnadie.Además,estosolo

lotengodesdehaceunosmeses.—PeroRaúlytúosenrolláisconchavalasaveces.Almenosesoeslo

queheoídodeciralaschicasdetupandilla.—La mayoría de las veces son estudiantes que comparten piso y

entoncesvamosasucasa.Sinoesasí,haysitiosdondesepuedeconseguirunahabitaciónparaunashoras.—Ya...—PeronocreasqueestanfrecuentequeRaúlyyonosenrollemoscon

alguien. Al menos yo tengo que haber bebido mucho o llevar muchotiempo sin sexo para hacerlo. No me gusta hacer el amor condesconocidas.—Pero el curso pasado estuviste saliendo con una chica, me parece

recordar...—Sí, Lourdes. Estuvimos juntos siete u ocho meses, pero no

terminábamosdeencajar.Ellapresentabaungranproblemaparamí,yeraquenoteníamosnadadequéhablar.Enlacamanoestabamal,peroluegosurgíaelsilencioyyonoquierounarelaciónensilencio.Yasabescuántomegustahablar...Ytú,¿hassalidoalgunavezconalguien?Susanadejóescaparunabreverisa.—Si te consta que ni siquiera he tenido amigos, ¿cómo voy a tener

novio?—Nuncasesabe,alomejorteníasalgúnadmiradorenelcolegiooun

vecino...

—No,nuncahesalidoconnadie.Noséloqueesqueunchicomemirealosojosymedigaquelegusto,niquecojamimano.Elúnicohombrealqueheabrazado,apartedemisprimos,hassidotúeldíadespuésdequetepegarasconRaúl,¿recuerdas?—Síquelorecuerdo,¿cómoibaaolvidarlo?—Puesporquetúhasabrazadoamuchaschicasyparamítúhassidoel

primero...elúnico—dijotratandodequenosenotaraemociónensuvoz.Noloconsiguió,ytratódearreglarlo—.Perolonuestrofueunabrazodeamigosyesonocuenta,enrealidadnuncamehaabrazadounchicoalqueyolegustara.Franrespiróhondoysemordió los labiosparanodecirlequeaél le

gustabayqueseestabamuriendodeganasdeabrazarladenuevoenaquelmomento.—Fuemuyagradableabrazarte—dijo—,eresmuysuave.Susana se volvió a medias hacia él quedando de costado y le miró

divertida.—¿Soymuysuave?¿Enserio?—Síqueloeres...—dijoélalargandolamanoyacariciándolelacara

—.Tienes lapielmás suavequehe tocadonuncayaqueldía también laropa que llevabas era suave... el jersey rosa, tu pelo... Eso es lo querecuerdodeaqueldía—añadiólevantandolamanoydeslizándolaporunmechónquehabíaescapadodelacoleta.—Quesoysuave...—Sí.Franalargó lamanopor sucabezay soltó lagomaque le sujetabael

peloy lodesparramópor laalmohada,acariciándole lacabezay lacaradenuevo.Larespiracióndeambossehizomásagitadayseperdieronunoenlosojosdelotroporunmomento.Susanaempezóatemblarsinsaberquéveíaen lamiradadeél.Franparecióreaccionary trasparpadearunpardeveces,lepreguntó.—¿Tienesfrío?—Unpoco—mintió.Nopodíadecirlequefríoprecisamenteeraloque

notenía,sinoquesuscariciashabíandespertadoenellaunasensacióndecalorsofocanteyunaagitaciónqueleimpedíacontrolarsupropiocuerpo.Dejódeacariciarlae incorporándosesobreuncodoextendió lamano

porencimadeellaygiróunpocoeltermostatodelacalefacción.Susana

contuvolarespiración,silefallabaelbrazocaeríaencimadeellaysiesoocurríanosabíaquepodríapasar.Habíaunaatmósferamuyextrañaenlahabitación en ese momento, algo que no podía identificar y que nuncaanteshabíaexistidoentreFranyella.¡Dios,ojaláélnosedieracuentadecómo se estaba excitando y de que deseaba con toda su alma que laabrazaraylabesara,yquiénsabíaquémás!PeroFranvolvióarecostarsede espaldas mirando al techo como en un principio, y no siguióacariciándola. Permaneció quieto escuchando lamúsica y sumido en unprofundo silencio que le hizo recordar a Susana las palabras que habíadichohacíaunratosobresuantiguanovia.Deprontoelsonidometálicodeunapuertalessobresaltó.Franselevantódelacamadeunbrincoyseacercóalaventana.—Sonmispadres—dijoabriendo losestoresyencendiendo la luz—.

Ven,serámejorquenoslevantemos.EncuantomimadreentreencasayManoli le diga que estoy con alguien, subirá a conocerte y entrará sinllamar.Paraella la intimidadnoexiste.Serámejorquenosveasentadosenelordenadoropensaráloquenoes.Susanaselevantóyrecuperandolagomilladelpelo,serehízolacola

mientrasFranalisabalacolchaborrandotodahuelladequehabíanestadoechadosenlacama.Sesentóanteelordenadordelqueyaélrecuperabaeldocumentoenelquehabíanestadotrabajandounratoantes.Efectivamente,diezminutosmástardelapuertaseabriódespacioyuna

mujer de unos cuarenta y cinco años, delgada, elegante y atractiva, conunamelenacaobayuntrajepantalónverdeoscuro,entróenlahabitación.—Hola, Fran. Ya estamos en casa. Me ha dicho Manoli que estabas

estudiandoconunacompañera...—Sí,mamá.EstaesSusana.Eslachicaquemedaclasesyformaparte

demigrupodetrabajoesteaño.—Lodijodeunaformaescuetayfría,sinaludirparanadaasuamistad,comohabíahechounratoantesconManoli.—YosoyMagdalena,lamadredeFran.—Encantada—dijoSusanalevantándoseparasaludarla.—Notemuevas,seguidconloqueestáishaciendo.—Estamospreparandounadefensaque tenemosqueentregarmañana.

Yacasilotenemos.—Bien,yovoyabajoaverquénoshadejadoManoliparacenar.LamujersemarchódespuésdedirigirleaSusanaunamiradaanalítica

y escrutadora. Ella se miró como si hubiera sido cogida en falta y sepreguntó si su aspecto delataba lo que había pasado en la habitación unratoantes.Cuandolapuertasecerró,Franledijoentonoserio.—Notepreocupes,estásestupenda.Tiene la facultaddehacersentirse

asía todoelmundocuando lomiraporprimeravez.Esmortal con lostestigos, los apabulla de forma impresionante con solo mirarlos. Nopermitasquehagalomismocontigo—añadióagarrándolelamano—.Túnoeresuntestigo,sinounabogadoigualqueella.—Aúnno.—Peroloserás,ymejor.Mimadrenoestaninteligentecomotú,esmi

padre el que tiene que dictarle las líneas de defensa en los casoscomplicados. Pero ella se dedica casi siempre a casos de divorcio y asacarmuchodineroenpensionesymanutención.Enesoesespecialistaydespiadada—dijo,ydeprontocambióbruscamentede tema—.Tambiénessuave.—¿Qué?—Tumano...tambiénessuave.—Ah...SusanacolocósuotramanosobreladeFran.—Latuyaesenorme.Ambosseecharonareír.—Creoqueeshoradeirme—dijoSusana.Franguardóeldocumento

enundiscoyselotendió.—Toma,llévatelo.—Yalohemosimpresoymelollevoenpapel.Noesnecesario.—Siempreesbuenotenerunacopiadeseguridad.—Bueno,gracias.Cogió el poncho del perchero donde Fran lo había colgado y se lo

puso.—VoyadespedirmedeManoliydetumadre.—Manoliyasehabrámarchado,lohacesiemprealasocho.Mimadre

estará en la cocina calentando en elmicroondas lo quenoshayadejadopara la cena—dijo bajando la escalera. Un leve vistazo a la mesa delcomedoralpasarlemostróaSusanaqueestabapreparadaparasentarseaella.

SiguióaFranhastalacocina.Magdalenasehabíaquitadolachaquetaysehabíapuestoundelantalsobreelpantalónytrasteabaconelmicroondascomohabíapredichosuhijo.—Yamemarcho—dijo.Lamujersevolvióhaciaella.—¿Tanpronto?—Sí, ya hemos terminado y yo tengo aún que coger un par de

autobuses.—Deesonada,yoteacercoaSevillaenunmomento—dijoFran.—No,queva.Tumadreyaestápreparandolacena.Acompáñamesolo

hastalaparadadelautobús.—Queno,quetellevo.Enseguidavengo,mamá.—Frantienerazón,nopuedesirtesola.Tardarásmuchísimoenllegara

casa.MejortequedasacenaryluegoFrantelleva.—No,deverdadquenoesnecesario.Nosemoleste.—No es molestia.Manoli lo ha dejado ya todo preparado y siempre

hacecomidademás.VamosFran,convéncelatú.Susana se volvió a mirarle, pero él se encogió de hombros,

aparentementetanasombradocomoella.—Quédate—dijo—.YaveráslobienquecocinaManoli.—Vamos,nosehablemás.Fran,colocauncubiertoparatuamiga.—Susana.—Bien,paraSusana.Esperoquetegusteellenguadoalhorno.—Megustatodo,notengoproblemaconlacomida.—Esoesbueno.FrancogióunserviciodeplatosyleentregóaSusanaloscubiertosde

pescadoparaqueleayudaseallevarlosalcomedor.Alentrarenlaenormehabitación,Susanasequedóapabullada.Desdela

puertanosedivisabanieltamañodelamismaniellujoconelqueestabadecorada. Tuvo la sensación de encontrarse en un museo. El suelo demármol blanco con unmosaico en el centro demármol de colores; lagran mesa donde los tres servicios de porcelana colocados se perdíansobre losmanteles individuales; los juegosde cubiertos cuidadosamentecolocados alrededor de los platos y las tres copas diferentes para cadacomensal.

—Fran,¿cenáisasítodaslasnoches?—Metemoquesí.Susanarecordólanochedelbotellónquecenóconellayleofrecieron

unatortilladepatatassimplementecortadaenunplatocentraly todossesirvieronconlasmanos,yunafuentedeensaladaenlaquelostreshabíanpinchadoconeltenedor.Sesintiósumamenteavergonzadaalrecordarlo.Franlonotó.—¿Quépasa?¿Noquierescenarasí?Yotampoco,peroes loquehay.

Mimadreesinflexibleenesto.—Noeseso,esquemepreguntoquépensaríasdelacenaquetedimos

lanochedelbotellónMercheyyo.—Mesupoagloria.Yamediodía lamayoríade losveces comocon

Manolienlacocina.Estedesplieguesolosemontacuandoestámimadreencasa.—Yo...nosésivoyasabermanejartodoesto.—Puesclaroquesí.Cubiertodepecado,decarneydepostre—dijoél

señalándolos—.Yestanocheyatehadichomimadrequehaylenguadoalhorno...oseapescado.Este.Ysitepierdeslocogesconlosdedos,joder...Memoriréderisaviendolacarademimadre.—Noseasidiota,¿cómovoyahacereso?—Notepreocupes,nosecomeanadie.Ysupongoquesivasaseruna

abogada famosa, de lo que no tengo ninguna duda, tendrás queacostumbrarteatodoesto.—Sí, supongo. Pero lo que yo no quiero es que esta noche te

avergüencesdemídelantedetuspadres...Noteníaquehaberaceptado.Fran se pusomuy serio y detuvo lamano que colocaba los cubiertos

sobrelamesa.Lamiróydijo:—Jamásme avergonzaréde ti... sime avergüenzode algo es de todo

este tinglado para cenar en familia.Me encantaría quemis cenas fuerancomolaquetuveconvosotrasentucasa,relajadayamigable.Megustaríapoder ponerme cómodo y tener con mis padres una conversacióndistendida, que nos preguntáramos cómo nos ha ido el día y noscontáramosanécdotas,peronoesasí.Nuestramesaesunaprolongacióndesujornadadetrabajoymiparticipaciónselimitaacómoyoenfocaríalos distintos casos... Un examen, más o menos disimulado. Esta nochesupondráunaexcepción,espero.

LavozdeMagdalenalesllegódesdelacocina.—Lacenayaestálista,avisaatupadre.Fran desapareció en una de las puertas del fondo y poco después

regresó con un hombre que indudablemente era su padre. El parecidofísicoerafuerte,salvandoladiferenciadeedadyelpelogrisycortodeaquel.SeacercóaSusanayletendiólamano.—SoyFranciscoFigueroa,elpadredeFran.—YosoySusana,unacompañeradefacultad.—Susanaesquienmedaclases,papá.—Ah,estupendo.Encantado.Yateníaganasdeconoceralapersonaque

haconseguidoquemihijoapruebe.—Yo no he conseguido nada... Fran ha trabajado mucho para

conseguirlo.—Nolodudo.Peroelañopasadonoestabamuymotivado.Mealegra

quehayashechounbuentrabajoconél.—Yonohagotanto,soloaclararlealgunasdudas.—Yhacermeestudiar,enesomipadretienerazón.Esunatirana,nome

dejanirespirarenlashorasdeclase.Soloestudiar,estudiaryestudiar.—Losempollonessolemoshacereso.LamadredeFranaparecióconunasoperaenlasmanosyesteleindicó

una silla a su lado en una esquina de la gran mesa. Susana se sentó yempezóparaellaunauténticosuplicio.—¿Tus padres también son abogados?—le preguntóMagdalena nada

máscomenzarlacomida.—No,mipadreespescadorymimadreamadecasa.Enmifamiliala

únicaqueestáenlauniversidadsoyyo.Mihermanatrabajaenunatiendaderopa.—Ah.¿Ydóndevives?—EnAyamonte.—¡NovendrásdesdeAyamontetodoslosdíasaclase!Susanaenrojecióunpocoantesuevidentedesliz.—Noclaro...enSevillavivimosenSanJerónimo,peroyonoconsidero

esamicasa.Latenemosalquiladaconmueblesmihermanayyo.Lamujerfruncióligeramenteelceño,ySusanasesintiómolestaanteel

gesto.Nopudoevitarañadir.

—Ya sé que no es un barrio muy señorial, pero los alquileres sonbaratos. Demomento no podemos permitirnos otra cosa; sobrevivimosconmibecayconloqueganaMerche.—¿Tupadrenotrabaja?—Trabaja muchísimo, pero no gana lo suficiente para mantener dos

casasyunacarrera.—Comprendo.TútemetisteenDerechoparasalvaratufamilia.Susanasemordióloslabiosparanodecirquesufamilianonecesitaba

sersalvadamásqueladeella,perosecontuvoporFran,quetambiénteníaloslabiosapretados.—No,señora.YomemetíenDerechoporquemegustamuchísimo.Es

elsueñodemivida,loquesiemprehedeseadohacerdesdequeeraniña.Ynoporeldinero.—Perosupongoquetendrásplanesparaelfuturo.—Por supuesto. Mis planes consisten en terminar la carrera con las

mejoresnotasposiblesyencontrartrabajo.—¿Dóndequierestrabajar?—Me temo que donde pueda. Yo no tengo padres abogados que me

allanenelcamino.Franintervino.—Nilosnecesitas.Contuexpedientemásdeunbufetesepelearáporti.—Yo no quiero que nadie se pelee por mí, solo quiero trabajar, ser

buenaenmiprofesiónyporsupuestopodermantenermeamímisma.ElpadredeFrantambiénentróenlaconversación.—SierestanbuenacomodiceFranyaveremossipodemoshaceralgo

porti.Tengomuchasamistadesyconozcotodoslosbufetes.Susanalevantólabarbillaorgullosa.—No hace falta que semoleste, señor Figueroa. Espero ser capaz de

encontrartrabajopormímisma.—Unpocodeayudanuncavienemal.Susanasabíaqueelhombreteníarazón,peroalgoeneltonodesuvoz

ledecíaquenopretendíahacerleunfavoralofrecerleayuda.Magdalenahablódenuevo.—¿Ytienesnovio?¿Quizásenelpueblo?Fran, que había guardado silencio durante casi toda la conversación,

saltóbrusco:—Mamá,Susanaesuna invitadayestamoscenando tranquilamenteen

casa,nonosencontramosenlostribunales.Lamujerparpadeóypresentóunasonrisaencantadorayfalsa,ydijo:—Losiento,perdona.Esdeformaciónprofesional.Avecesolvidoque

soyabogado.—No importa, señora —dijo adivinando por fin el porqué del

interrogatorio—.Contestaréasuúltimapregunta.Síquetengonovioenelpueblo.Unchicoencantadordelqueestoymuyenamorada.Llevoconéltresaños—dijocon la imagendeunodesusprimosen lacabeza—.SellamaRodrigoyestudiaveterinaria.Ysinoencuentrotrabajoenningúnbufeteabriréuno juntoa suconsulta en losbajosde laque seránuestracasaenHuelva.Ylosdelincuentescompartiránsaladeesperacongatosyperros,cabrasycaballos.CasiseatragantóalverqueFransecubríalabocaconlamanotratando

decontenerlarisa,yaliviandoasí la tensiónquereinabaenelcomedor.Sintiéndoseanimadaporestegesto,añadió.—¿Quieresaberalgomás?—No, claro que no. No pretendía convertir esta cena en un

interrogatorio.Yatehedichoqueeslacostumbre.El postre lo tomaron en silencio y después Susana se despidió

educadamente.—Yomemarcho,noquiero entretenerlesmás.Muchasgraciaspor la

cena.El matrimonio se levantó. El padre de Fran le tendió la mano y

Magdalena le ofreció unamejilla fría que Susana apenas rozó.DespuéscogiósuponchoysalióacompañadaporFran.Apenassubieronalcoche,estedijo:—Losiento.—No,soyyolaquesedisculpacontigo.—¿Tú?¿Porqué?—Erauna invitadaen tucasa,nodebíresponderleasí.Yademáses tu

madre.—Selomerecía.—Yañadióentonodebroma—.Esperoquesialgún

díatengoungatopodréllevarlogratisalaconsultadetumarido.

—Porsupuesto.—Y como seré abogado no tendré inconveniente en sentarme en la

mismasalaquelosdelincuentes.Se hizo un prolongado silencio mientras el coche se deslizaba hacia

Sevilla y más tarde enfilaba la calle de Susana. Cuando ya Fran habíadetenidoelcocheantelapuerta,dijo:—Espero que dejando a un lado la cena, el resto de la tarde lo hayas

pasadobien.Ellasonrió.—Elrestodelatardehasidoestupendo.Ylacenanohasidotanmalasi

ignoro el hecho de que a tus padres no les caigo bien. Pero eso no esnuevoparamí,nosuelocaerlebienanadie.Fransegiróunpocohaciaellayleacariciólacara.—Amímecaesdeputamadre,¿tebastaconeso?—Sí.Élseinclinóylabesóenlacara.—Buenasnoches.—Hastamañana,Fran—dijoapresurándoseasalirdelcoche.Yconel

corazóngolpeandoconfuerzaenelpechocruzólospocosmetrosquelaseparabandelapuerta.Unavezhuboentrado,Franarrancóelcocheyregresóasucasa.Estabafuriosoconsumadreyesperabaquenosehubieraacostadoaún

cuandollegara,porqueteníaquehablarconellamuyseriamente.NohabíaqueridohacerlodelantedeSusanaparanohacerlasentirsemásincómodaaún,peroélconocíaaMagdalenaysabíaeltotalalcancedesuactitudydesuspalabras.Como esperaba, ella estaba sentada en el salón esperándole. Se sintió

disgustadoalcomprobarque,comosiempre,nohabíaquitadonisiquieraun plato de la mesa, todo estaba allí para cuando llegase Manoli a lamañana siguiente. Y las primeras palabras que escuchó de sus labios leenfurecieronmásaún.—Esperoquenoandesenredadoconesaniña.—EsaniñasellamaSusanaynoandoenredadoconnadie.—Túmeentiendes.—YatehadichoquetienenovioenAyamonte.

—Yyonomelocreo.Peroaunqueasífuera,esonoquieredecirquenopiquemásaltoqueunsimpleveterinariodepueblo.—Tranquilízate. Realmente está enamorada de ese tipo, no viene a

pescarme.—Eres un ingenuo, Fran. Sabe que tus padres son abogados, que

tenemosunbufetepropio.—Mamá,Susanaesunacompañeradeclasequenotieneordenadorya

laquehehechounfavorprestándoleelmío.Yonisiquieralaheinvitadoacenar, has sido tú, ¿recuerdas? Y más vale que no lo hubieras hechoporqueme he sentidomuy avergonzado de tu actitud. Ni Susana quierepescarme ni yo quiero amarrarme a nadie, ni a ella ni a ninguna otra.Tampocoalahijadeeseclientevuestrocomotegustaría.Amomuchomilibertad.—Bien,esometranquiliza.—Pero si algunavez traigo a casa a algunaotra amiga esperoque te

comportes adecuadamente con ella o me liaré con la primerazarrapastrosaqueencuentre.Yahoramevoya lacama,estoycansadoymañana tengoquemadrugar—añadiósubiendo laescalera.Sumadre lemiróconelceñofruncidomientrasélseperdíaenlaplantaalta.

Capítulo12

Después de terminar las clases, Franguardó los apuntes en la carpetadondelosolíahacerysedirigióaSusanaqueestabaasulado.—ElotrodíaMaikaviolosapuntesquemedisteylegustaronmucho.

Mehadichoquetepreguntesiquerríasvenderleunacopia.—¿Venderleunacopiademisapuntes?—Sí.Dicequelefacilitaríamuchoeltrabajo.Yasabesquetrabajapor

horasenelMcDonald‘s.—Nopiensovendermisapuntes.Daleunacopiasinmás,Fran.—Ya le dije que no te importaría, pero aun así quiso que te lo

preguntara.—Dáselosaellayacualquieradelapandillaquetelospida.

Variosdíasmás tarde,Maika se acercó aSusanamientrasbajaban lasescalerasdelafacultad.—Susana,Frannoshapasadolosapuntes.Sonfantásticos.—Gracias,esperoqueossirvan.—Lasgracias te las tenemosquedarnosotrasa ti.¿Deverdadqueno

quieresque tepaguemosnadaporellos?Todassabemosque lavidadelestudianteesdura.—Novoyacobrarosporellos,nihablar.Somosamigas.—Bien. Entonces te diré lo que solemos hacer entre nosotras cuando

nos debemos un favor. Normalmente nos reunimos un día por semanaparaalmorzar,«chicassolas»,yasabes.Paracharlarycotilleardelostíossinqueesténdelanteytambiéndecosasquenolesimporta.Ycuandounadenosotrashacealgoporlasdemáslainvitamosundía.Asíqueyasabes,estásinvitadaacomerconnosotrasestasemana.—Notenéisporquéhacerlo.Deverdadquemegustapoderserútilen

algo.—Yaséquenotenemosporquéhacerlo,peroqueremos.Dimequédía

tevienebienati.Nosotrassolemosreunirnoslosmiércolesolosjueves.

—Los jueves tengo clase con Fran. Si os da igual, a mí me vendríamejorelmiércoles.—Puesquedamoselmiércolesentonces.

ElmiércolesSusanasereunióconInma,MaikayLucíaenlapuertadelafacultad.Raúlselesacercó.—¡Vaya,hayconsenso!Mayoríaabsoluta.¿Dóndevais?—Acomer.—Yotambién.—Connosotrasno.—Peroquedamosparairluegoalabolera,¿no?MaikasevolvióaSusanaylepreguntó.—¿Vamosalaboleraluego?—Yonopuedo.Mihermana trabaja esta semanade tardey tengoque

compraryprepararlacenaparacuandovuelva.Peropodéisirvosotras.—Bueno,supongoqueparalasseishabremosterminado.—Entoncesenelbaralasseis.Raúlsemarchóylascuatrochicasecharonaandarporlacalle.—¿Tienesalgunapreferenciaporlacomida?—lepreguntóLucía.—No,queva.Comodetodo.—EsqueInmaesvegetarianaynosuelecomercarne.Nosotrassiempre

vamosapizzeríasoaalgúnsitiodondeellapuedapedirverdura.—Amímegustanlasverduras.—Bien, pues entonces vamos a enseñarte un sitio muy chulo y que

comonoloconocenloschicos,nohaypeligrodetoparnosconellos.—¿Noqueréisqueosvean?—Noqueremosquenosoigan.—¿Lesponéisverdes?—No, pero hablamos de ellos sin disimulos y sin trabas.No siempre

mal, ¿eh? Y tú, antes de entrar en conversación, debes prometer nochivarte.—¿Yo?Soyunatumba.—PerotienesmuchaamistadconFran.—Perojamáslediríanadaquemehayacontadonadiesobreél.

Inmaletendiólamano.—Bienvenidaalclubde«chicassolas».Susanaselaestrechóconfuerza.Maikapuntualizó:—Y que conste que no somos lesbianas. Que nos gustan los tíos a

rabiar.Nopiensesquelode«chicassolas»tieneotraconnotación.Perodevezencuandoesungustazoreunirnosanuestrasanchasyhablardeellossinqueesténdelante.¿Túnolohacesnunca,Susana?—Todos losdías.Vivoconunahermanacincoañosmayorqueyo,y

todas las noches cuando nos reunimos sale alguno en nuestraconversación.—Fran,supongo.—Entreotros.Nosolohablamosdeél.Después de caminar un buen trecho llegaron a una calle estrecha y

entraronenunbarpequeñoyescondido.Sesentaronaunamesaapartadaaunqueellocalnoestabamuyconcurrido.—¿Quétomas,Susana?—Nosé,¿quémerecomendáis?—Aquí todoestábueno.La carne, el pescado, lasverduras...Nosotras

unasvecespedimosporseparadoyotrasunsurtidoytodasprobamosunpocodecadaplato.¿Lohacemosasí?—Pormíperfecto.En cuestiónde unosminutos escogierony encargaron la comiday la

bebida.—Bueno,Susana,yatehemosdicholaprimeranormadelclub.Ahora

vienelasegunda.—¿Haymuchas?—Importantes,soloestasdos.—Bien,dime.—Nadadementirasentrenosotras.—¿Mentiras?—Si te hacemos alguna pregunta que no quieras responder o surge

algún tema del que no quieras hablar, simplemente dilo. Pero nada dementiras.Aunqueteaseguramosquedeloqueaquísehablenosaldránimediapalabradeningunadenuestrasbocas.Todastenemoscosasquenoqueremosquesesepa.

—Perocomprendemosquetúeresnuevayquedemomentotecostarásincerarteconalguienaquiennoconocesmucho.Respetamostuposiblereserva,perononosmientas.—Meparecebien.—Yahoralasúltimasnoticias...¿Quétal,Maika?¿Tehasliadoyacon

tuvecino?—preguntóInma.—¡Ojalá!Peroqueva.Esdeuntímido...Lucíaaclaró:—Maikayyocompartimospisoyeneldealladoviveunchicoquela

tieneloca.Elchicoselacomeconlosojosysevealeguasquelaesperayvigila cuandoentray cuando saleparahacerse el encontradizo,peronopasadeahí.Yoestoyhartadedecirlequesiquierealgoconélvaatenerquemeterle cuello ella, pero esta dice que es de las tradicionales y quetienequeserélquiendéelprimerpaso.—Yasíllevanyameseshaciendoeltonto—añadióInma.—Pero es muy divertido —respondió la aludida—. Me acompaña a

menudo hasta la parada del autobús y se queda dándome conversaciónhastaquellega.MeofrecelasúltimaspelículasquesedescargadeInternet.Siemprenostienebiensurtidasdecosasparaver.—Peroyatedigoquenopasadeahí.HastalamadrelesueltaaMaika

algún que otro pildorazo alabando a su vástago. Algún día tienes quevenir,Susana,paraverlo.—Sí, y entre las tres le vamos a dar un empujón para que se caiga

encimadeMaikaaversilarozadeunapuñeteravez.—Niseteocurra,Inma,niseteocurra.—¿Ytú,Susana?¿Quétecuentasdetodaesahistoriaquesemontaron

RaúlyFranhacepocoporti?—No me hables, que pocas veces lo he pasado tan mal en mi vida.

CuandoLucíamecontóquesehabíanpegadopormiculpayqueamboshabíanacabadoenurgencias...—No es culpa tuya si los tíos son unos imbéciles que solo saben

solucionarsusproblemasahostias.Fransobretodotienelospuñosmuyligeros.Ahídondeleves,conesacaritadeniñobueno,queparecequenoharotonuncaunplato,sealteraconmuchafacilidadytieneunprontodeaúpa.

—Sí,ycuandoestácabreado,másvalequitarsedeenmedio.Supongoqueesoyahabráspodidocomprobarloalgunavez.—Conmigonosehaenfadadonunca.—¿No?Pueschica,hastenidosuerte.PeroélyRaúlsonmuyamigosy

muycoleguitas,nosécómosecabreótantocomoparairapegarle.—Yo tuve la culpadeeso.Meenfadémuchoconélporqueescuchéa

Raúl decirle a alguien que Fran no me soportaba, pero que me teníalástimayporesoseguíadandoclasesconmigo.—Meloestabadiciendoamí—dijoMaika.—Noséexactamenteaquiénera,peroparamísupusounpaloporquesi

hayalgoquenosoportoeslalástima.Nilasmentiras.LedijeaFranquenoqueríaseguirdandoclasesconélycuandoaveriguóelmotivosefueabuscaraRaúl.Yonoteníaniideadeloqueibaahacer,delocontrariolohubieraimpedido.—¡Estoshombres...!—Bueno,ytúconFran¿quétal?—Despuésdeesobien,hemosvueltoaseramigosotravez.—¿Amigos?—preguntóInmaburlona.—Sí, Inma, amigos y nada más. Yo le aprecio mucho porque es el

primeroquehe tenidonunca.Leayudocon lasclases,pero loqueélhahechopormínotieneprecio...Mehacetenerconfianzaenmímisma,mehahechosalirconvosotrosysentirmeagusto.—¿Yporquénoibasasentirteagusto?—volvióapreguntarInma.—Túnopuedesentenderlo; túeresguapay simpática.Noes fácil ser

una empollona y fea además. Lo que decía Raúl aquel día no es nadanuevoparamí,llevoescuchandocosascomoesastodamivida.Yanomesueleafectar.—NolehagascasoaRaúl,eselmayorgilipollasdelahistoria.—Yalosé,ynomehubieraimportadosinohubieracreídoquerepetía

palabrasdeFran.Sirealmentelashubieradichoél,símehabríandolidomucho.—Comprendo.—Perobueno,esoyaestásolucionado,Raúlinclusomehainvitadoasu

cumpleañoselsábado.—Mealegro.Creoquehamontadounafiestaportodoloalto.

—Sí,hastahaalquiladouna salaenunadiscoteca,paraquenadienosmoleste.—Puedepermitírselo,tienecantidaddepasta—añadióMaika.—Supadreesabogado,igualqueeldeFran.Losdosestánforrados.—YoestuveencasadeFranelotrodía.Esinmensa.TodaslasmiradassevolvieronconcuriosidadhaciaSusanadespuésde

escucharsuspalabras.—¿HasestadoencasadeFran?¿Enserio?Estasesintióligeramentecortada.—Sí...¿Porquémemiráisasí?—PuesporqueFrannohallevadoanadieasucasajamás.SoloRaúlla

conoce.—Bueno,amímellevóporquenecesitabaunordenadorparahacerel

trabajodeDerechoCivildelotrodía.Yllegaronlospadresymeinvitaronacenar...Lopaséfatal,tengoquereconocerlo.MesentaronenuncomedorquenieldelPalacioReal.—Sí,diceRaúlquetieneunpedazodecasa.—Noesunacasa,esunmuseo.Loúnicoquesesalvaessuhabitación.—¿CómoeslahabitacióndeFran?—Grande.Mayorque todoelapartamentoquecompartimosMerchey

yo.Ytieneunsistemadealtavocesmuychulo...Cuandosuenalamúsicaseven lucecitas de colores en el techo y... —De pronto se quedó calladaconsciente de que si decía lo de la cama todas iban amalinterpretar suspalabras.—¿Yqué?—Nada.—¿Cómo que nada? Te has puesto colorada como un tomate. Venga,

suelta...—Bueno,quelacamasemuevealcompásdelamúsica.—Demodoqueprobasteislacama.—Noenelsentidoquetúpiensas...solonosechamosaescucharmúsica.—Ya... Vamos, que conocemos a Fran y tiene las manos largas de

cojones.—Conmigono,osloaseguro.Soloestuvimosescuchandomúsica.ViendoelapurodeSusana,Maikacambiódetema.

—Dejemos eso y volvamos a la fiesta de Raúl. Decíamos que estámontandounafiestaportodoloalto.—Sí, hay que reconocer que generoso sí es—dijo Inma torciendo el

gesto.—¿Y a ti que te pasa con él? —preguntó Susana—. La noche del

botellónnodejastededarlecañatodoeltiempo.—Quiere ligar conmigo y yo no estoy por la labor, eso es todo.Me

molestamuchoqueuntíometratecomosifuerauncoñoconpatas.—¡Joder,Inma,quéfuerte!—dijoLucía.—Eslaverdad.Llevaintentandometermecuellounpardemesesyno

sedaporaludidoniconmiindiferencianiconmisdesprecios.—Esquenoestáacostumbradoaqueningunamujerpasedeél.—Algunaveztienequeserlaprimera.—¿Deverdadquenoteinteresa?—Porsupuestoqueno.—¿Nisiquieraparacomprobarsiesverdadloquedicen?—Estoyseguradequeesverdad.Todascoincidenynohaymásquever

lacaradegilipollasqueselesponealas tíascuandohablandel tema.Ybabeanporrepetir.—¿Quédicen?—preguntóSusanaintrigada.—Quetieneunapollaenormeyquesabeusarlademaravilla.—Creo que hasta tiene que comprarse condones especiales—añadió

Maika—. No hay una sola mujer que haya estado con él que no hayadisfrutadodelorgasmodesuvida.—¿Enserio?—Porlovistosí.Almenosesoesloquecuentan.—Un buen paquete sí que tiene—añadióMaika—. ¿No te has fijado

cuandollevalosvaquerosajustados?—Puesclaroquemehefijado—dijoInma—¿Yquiénno?Paraesose

lospone,elmuycapullo.—¿Túnotehasfijado,Susana?—preguntóLucía.—No,laverdadesqueno.—No,ellasolotieneojosparaotropaquete.Susanaenrojeció.

—¿Yo?Yonuncalehemiradoelpaqueteauntío.—¿Nisiquieraa«tuamigo»?—Nisiquieraaél.Memoriríadevergüenzasisedieracuentadequele

miroahí.—Pues deberías echarle un vistazo cuando ande distraído. Tampoco

andamalapañadoelchaval—dijoInma.—A Fran si le vi yo el año pasado en bañador —dijo Maika—, y

tambiénestábuenodecojones.—¡Oye!¿YtuJavi?—QuemegusteJavinoquieredecirqueestéciegaparaelrestodelos

hombres. Igual que el hecho de que Susana solo sea amiga de Fran noquitaquesedécuentadelobuenoqueestá.¿Verdad?—Prefieronohablardeeso—dijolaaludida.—Vale.Y volviendo a Raúl, Inma... ¿De verdad no te gustaría probar

con él? Está muy solicitado, pero parece que últimamente te dapreferencia.—¿Preferencia?Memira como si fuera un pastelito quemás tarde o

mástempranosecomerá.Yteaseguróquenovaacomerme.—¿Notegustaríatenerun«superorgasmo»?—Esosepuedeconseguirtambiénconunbuenconsolador.—Noeslomismo.—Porsupuestoqueno.Elconsoladornotraeunimbécilincorporadoal

quetienesqueaguantarlasveintipicohorasrestantes.Todasseecharonareír.InmamiróaSusana.—Noteestaremosescandalizando,¿verdad?—No, me estáis divirtiendo. ¿De esto hablan las mujeres cuando se

reúnenasolas?—Nosotrassí.—Ahoracomprendolodelsecreto.Alprincipiomechocóunpoco.—Es normal que hoy estés sorprendida pero poco a poco te

acostumbrarás y no te costará trabajo entrar en la conversación. Inclusohablar de cosas de las que hoy no quieres. A todas nos ha pasado alprincipio.—¿Queréisquecomaconvosotrasmásveces?Creíquelodehoyera

porlosapuntes.

—Porlosapuntestevasalibrardepagar,perosiadmitimosaalguienenelclubde«chicassolas»,esparasiempre.Nosgustaríamuchocontarcontigotodaslassemanas.—Bueno,comoveoqueunadelasnormaseslatotalsinceridad,voya

serfrancaconvosotras,aunqueenestetemanosuelohacerloymelimitoaponerunaexcusa,sobretodoconFran.Noandomuybiendedineroynosésivoyapoderpermitirmecomerfueradecasaunavezporsemana.Aunque desde que Franme paga las clases estoy algomejor, no puedoconsentirquemihermanacargueconlamayoríadelosgastosdelacasa.Quizáspuedapermitírmelounaodosvecesalmes,peronomás.—Túmisma.Teavisamosydecidessiteunesanosotrasesedíaono.

Perodeverdadquenosencantaráquevengas.—Tambiénamí.—Y te advierto que conseguiremos que hables de todo lo que no

quieres.Susanaseechóareír.—Yaveremos.Lucíamiróelrelojqueteníaenlamuñeca.—Chicas,vamosaterminardecomerononosdarátiempoallegara

casaysoltarlascosasantesdeirnosalabolera.

Capítulo13

—Este sábado estoy invitada a una fiesta—le dijo Susana a Mercheaquellanochecuandoambassesentaronacenar.Acababa de llegar de dar la clase con Fran y ambos habían estado

hablandodelafiesta.RaúlhabíaalquiladounasalaenladiscotecaGaudíycomenzaríasobrelasdocedelanoche,despuésdelacena.Maika se estaba encargando de recoger dinero para comprarle un

regaloytodoshabíancontribuidocondiezeuros.Habían quedado en reunirse en Plaza deArmas para cenar y darle el

regalo antes de ir a la discoteca, que estaba cerca. La cena sería en elMcDonald‘s demodoqueSusanapodía permitírselo, pero de lo quenoteníaideaeradequéibaaponerse.—¿TehainvitadoFran?—lepreguntóMerche.—No,suamigo.—¿Raúl?¿Eseporelquesesuponequeestásloca?—Sí,ese.—¿Yquévasaponerte?—Nolosé,laverdad.Supongoquecualquiercosaqueencuentreenel

armario.—Entuarmarionotienesnadaapropiado,Susana.—Puesalgotendráquevaler,porquenohaymaneradequenadatuyo

mequedebien.Nopuedopedirtenadaprestado.—No,esonohayformadearreglarlo.Yotengotrestallasmásquetú

decaderaydosdepecho.—Rebuscaréenelarmarioaverqueencuentro.—Nihablar,nopuedesirconlosjerseysquetehacenmamáylaabuela.—¿Yquéquieresquehaga?—¿CuántodinerotienesdelasclasesdeFrandeestasemana?—Sesentaeuros.—Pueshaztealaideadequehaestadoenfermoynohabéisdadoclase,

y pásatemañana por la tienda. Te buscaré algo apropiado y que no sea

muycaro.—¿Tú crees que debo gastarme todo ese dinero en ropa para una

noche?—Porsupuestoquedebes.VasairaunafiestaconFran.Laocasiónlo

merece.Yademás,¿cuántotiempohacequenotecomprasnada?—Desdeelverano.—Puesyaeshora.

El viernes por la tarde, Susana se fue directamente a los grandesalmacenesdondetrabajabasuhermana.—Ven,tetengoreservadasalgunascosas.Entraron en un probador y Merche sacó un montón de prendas del

almacén. Susana se las fue probando y al fin se decidió por llevarse unpantalón negro ajustado, una camiseta de lycra de cuello vuelto sinmangas azulina y una rebeca de encaje negro abrochada con un únicobotón.—Estásmuysexy,cariño—ledijosuhermana.Ellanosabíasiestaba

sexyono,perolaimagenqueledevolvíaelespejonoseparecíaennadaalaSusanadetodoslosdías.—¿No crees que el pantalón está demasiado ajustado? ¿Y demasiado

bajodecintura?Encuantomemuevounpocoenseñoelombligo.—Estáperfecto.Tuombligoesrealmentebonitoynotienesdemasiado

culo,perolotienesbienpuesto,puedespermitirtelucirlo.Noescondastusatractivos comohaces siempre, saca partidode lo que tienes. ¿Tequedaalgodedinero?—Diezeuros.—Vamosaversiencontramosunsujetadorconunpocoderelleno.—Puedopasarsinél.—Nihablar.Haydiseñosmuychulosqueteaumentanelpechounatalla

omás.Además,necesitasunpocoderellenonosoloporeltamañosinoporqueesacamiseta,conlossujetadoresqueusashabitualmente,temarcalospezonescomosifuerasdesnuda.Yvasatenermaloamásdeunotodalanoche.—No lo creo.Si fueran los pechos de Inma… ¡Son espectaculares!Y

estandoellanadievaafijarseenlosmíospormuchoquesemarquenlos

pezones.—Bueno, si quieres correr el riesgo… O quizás es eso lo que

pretendes…—No,tampocoeseso.Deacuerdo,vamosaversiencontramosalgo.Llegaronalaseccióndelenceríaybuscaronentre lasperchas.Pronto

Merche encontró un sujetador negro de encaje, con aros y un poco derellenodelatalladeSusana.Costabaunpocomásdeldineroquetenían,perolocogióigualmente.—Pruébateeste.Su hermana se había quedado mirando un camisón malva

semitransparente con el cuerpo de encaje y una falda corta de gasa ybraguitasajuego.—Merche,¿hasvistoesto?Esprecioso…—Síqueloes.—¿Túcreesquealgúndíapodréyoponermealgoasíparaalguien?—Puesclaroquesí,tonta.YalomejorhastaparaFran.—Esolodudo.¿SabesloprimeroquemedijocuandolecontéqueRaúl

mehabíainvitadoalafiesta?Puesquedeberíaestarcontentadequealfinsehayafijadoenmí.Sigueensustrecequeriendoenrollarmeconél.Soloesperoquenohaganingunatonteríaenlafiesta.—¿Cómoqué?—Comoponerleenuncompromisoparaquebaileconmigooalgoasí.—Oliarseamamporrossilohace…—Nolocreo.—No te preocupes.Ya verás como esta fiesta va a salir demaravilla,

estoysegura.

El sábado, el pequeño cuarto de baño de Susana y Merche era unhervidero de actividad. Después de ducharse y vestirse, su hermana seempeñóenpeinarla.Lerecogióelpelohaciaatrásconunaspinzasenunmoñoconlaspuntassobresaliendoporloslados,ydespuéslamaquillóunpoco.—Ydéjatelasgafasencasa—leaconsejó—.Nolasnecesitasparavera

laspersonasyenlasdiscotecassonunlatazoconelhumo.Imagínatequeestásenlaplaya.

—¿Túcrees?—Sí,hazmecaso.—¡Comotengaqueleeralgo…!—Losrótulosdelasdiscotecassonenormesyreflectantes,yFraneslo

bastantegrandecomoparaquenoloconfundasconningúnotro.—NoconfundiríaaFranconnadie,nisiquieraaoscurasyenmediode

unamultitud.Conozcosuolorperfectamente.—¿Ves?Másamifavor.Seapartóunpocoparamirarasuhermana.—Estásguapísima,nena.Noseastontaydaleaentenderdeunavezque

suamigoteimportaunrábano,yqueesélquientegusta.—Nopuedohacereso,loperdería.—Allátú…Perocreoqueteestásequivocando.Anda,dameunbesoy

vete,novayasallegartarde.SedespidiódeMercheysalióa lacalle sintiéndoseextraña,comoun

niñoconzapatosnuevos…Comounamujernueva.Se reunió con los demás en la puerta de Plaza de Amas, el centro

comercialmáscercano.AllíMaikaestabaenseñandoatodoselregaloquehabía comprado, un disco y unas gafas de sol, carísimas, que él estabapensandoencomprarse.Susanasepreguntócómopodíaalguiengastarsetantodineroenunasgafas,ellaspodríancomerquincedíasconlomismoytalvezlessobraríaalgo.Frannoestabaallí,llegódelosúltimos,yseparósorprendidoalverla.—¡Vaya!¿Ylasgafas?—Encasa.—¿Ynotendrásproblemassinellas?—Nolocreo.Lasnecesitoparavermuydelejosymuydecerca.Para

lasdistanciasmediasnotengoproblemas.Enlaplayanuncalasuso.—Estásmejorsinellas.—Todoelmundomelodice,peroprefieroveraestarmásfavorecida.—Quizássicambiaraslamontura…—Mis cristales son demasiado gruesos y todas las monturas no les

valen.Ylasquelesvalenysonbonitassondemasiadocarasparamí.Peroloprimeroqueharécuandoseaabogadoyganeunapastaseráoperarmelavisa,yadiósalasgafasparasiempre.Apartedebonitasofeas,sonun

latazo.SesentaronacomerenelMcDonald‘s.ASusanalehubieragustadoque

Fran se colocara a su lado, pero cuando todos se acomodaron él cayójustoenelotroextremodelamesa,entreLucíayCarlos.Comieronrápidamenteydespuéssedirigieronaladiscoteca.Talcomo

le había dichoMaika un par de días antes, allí el calor era asfixiante ySusanasealegródenohaberidoconunodesusjerseys.Ysabíaademásquea lo largode lanoche ibaa tenerquequitarse la rebecadeencajeyquedarsesoloconlacamiseta.Seacercaronalabarradondeteníandosconsumicionesgratispagadas

porRaúl,ySusanavolvióapedirseunMalibúconpiña.Teníaseddespuésde la pastosa hamburguesa con queso que se había comido y se bebiómediovasodeunsolo trago. Inmediatamentesediocuentadequeaquelno era como los que le había preparado Fran en el botellón, sino queestaba bastantemás cargado.Decidió seguir bebiendo conmás cuidado.Noqueríaemborracharseyestropearlanoche.Conelvasoenlamano,miróasualrededorbuscandoaFran,ylovio

al otro lado de la habitación hablando conMiguel. Se había quitado lacazadora ligera de entretiempo, quedándose con una camisa abierta decolorrojooscuro.Susanasequedósinalientoalverloguapoqueestaba.Ella nunca le había visto con una camisa, a la facultad siempre iba conjerseysocamisetasylanochedelbotellónestabaforradoderopayconungruesojerseydecuellovuelto.Tampocoleconocíaelpantalónnegroajustadodecortevaqueroquellevaba.Bebió lentamente otro sorbo de su vaso, dudando si acercarse a él o

integrarse en otro de los pequeños grupos que se habían formado en elinterior de la sala. Fran no parecíamuy deseoso de hablar con ella esanoche,apenaslehabíadirigidolapalabradeformamuysuperficialenelcamino, y durante la cena se había sentado lejos de ella, no sabía sivoluntariaoinvoluntariamente.En el centro de la pista se había empezado a formar un grupo que

bailabaunamúsicapegadiza,quehacíaqueselefueranlospies.Manu,unchicogrande,vecinodeRaúl,que lehabíanpresentadoen la cena, se leacercó.—¡Quésolitaestás!¿Nobailas?—Sí,ahora…estababebiendounpocoprimero.

—Comprendo.Necesitascogerunpocoelpuntoparahacerelgansoahíenmedio,¿no?—Másomenos.—A mí me pasa lo mismo. Pero creo que ya es suficiente, ¿no te

parece?Venabailar.Susanasesintióhalagada.Eralaprimeravezensuvidaqueunchicose

leacercabaylasacabaabailarsinquesetratasedealgunodesusprimos.Lesiguióhastalapistayseunieronalgrupoquesemovíaalritmodelamúsica.Sesintióenvueltaporellos,protegidayaceptadacomo lehabíaocurridolanochedelbotellón.Duranteunbuenratobailóconelvasoenlamano,tomandopequeños

sorbosytratandodenohacerdemasiadocasoasusedybebérselotododeuntrago.Decidióquesusegundacopalapediríasinalcoholeintentaríacalmar

su sed con ella. Jamás volvería a comerse una hamburguesa con quesoantesdeirabailar.Un rato después, Fran se unió al grupo de los que bailaban, pero se

colocó de nuevo muy lejos de ella. Susana se preguntó si la estabaevitandoosiellahabíahechoodichoalgoquehubierapodidomolestarle.Repasó mentalmente su escasa conversación de aquella noche y noencontró nada que pudiera haber dado motivos para su actitud. Y se leocurrió pensar queFranno era quien la había invitado a la fiesta y quequizásélnodeseabaqueellaestuvieraallí.Ysintiócomosiun jarrodeaguafríalehubiesecaídoencima.Suentusiasmoporelbaileseapagóyapesardeloquehabíadecidido,

cuando se acercó a la barra a por su segunda copa, volvió a pedir otroMalibúconpiña.Se sentó un poco a descansar, esperando en el fondo que Fran

aprovechaselaocasiónyseacercaraahablarleviéndolasola,peronolohizo.EncambiofueRaúlquiensesentóasulado.—Mealegraquehayasvenido.—Gracias.—¿Teloestáspasandobien?—Sí,bastante.—ElqueestáunpocoraroestanocheesFran,¿nocrees?

—No sé. Yo no tengo ni idea de cómo se comporta cuando va dediscoteca.Yatedijequesololetratoenelambientedeclase.Perositúlodices…Túeressumejoramigo,leconocesmásqueyo.—Está raro, sí.Lleva toda lanochehablandocongentecon laqueno

suelehacerloyunpocoalejadodenuestrogrupohabitual.Ytambiéndeti.Lanochedelbotellónestuvotodoelratopegadoaticomounsello.—Quizásporqueaquellanocheyonoconocíaanadieyselopedí.Alo

mejornoleapetecíahacerlo.—¡Cómonolevaaapetecer…!Élteapreciamucho,midienterotolo

confirma.—Ya,peroesonoquieredecirquedeseeestaramiladotodoeltiempo.

Alomejorinclusolemolestaquemehayasinvitadoporquehayaalguienaquíquelegusteynoquieraqueleveahablarmuchoconmigo.—¿Terefieresaalgunachica?Susanatratódetomárseloabroma.LaspreguntasdeRaúlnoleestaban

haciendo mucha gracia, le estaban haciendo pensar en cosas que nodeseaba.—A lo mejor un chico… No le conozco tanto como para saber sus

gustosenelterrenosexual.Raúlsoltóunasonoracarcajada.—Legustanlastías,teloaseguro.Ymucho.—Amíesomedaigual…—mintió.—¿Yatiquétegusta?Ynomedigasqueloslibrosporqueesoyalosé.

Además…—Amímegustanloshombres.—¿Algunoenparticular?Susanaenrojecióunpocoylemirótratandodeaveriguardóndequería

llegar.¿LehabríadichoFranalgoyestabatratandodetirarlelostejos?—Ningunoenparticular—volvióamentir—.¿Porquélopreguntas?—Curiosidad.Por la facultadcorre el rumordequevasporFran,yo

mismolocreíahastaqueélmedijoquetegustabaotro.SusanamaldijoaFranensuinterior.Loúltimoquequeríaeraqueaquel

niñato estúpido se creyera que estaba loca por sus huesos, e intentaraenrollarseconella.Aspiróunabocanadadeaireypreguntó.—¿Tehadichoquéotro?—preguntóconcautela.

—No.Dicequenoleconocepersonalmente,solosabedeélloquetúlecuentas.—Escierto—volvióamentir,suspirandoaliviada.Ella,quedetestabala

mentira, se estaba convirtiendo en una embustera empedernida—. Es unchicodemipueblo.Leveolosfinesdesemana.—Tambiéndicequeélpasadetiyquelollevasfatal.Susanasesintiómolesta.—¡Vaya,veoquetehacontadotodamivida!—No te enfades con él, es la costumbre. Somos amigos desde hace

muchosaños.—Esonoledaderechoacontartemisintimidades.—Melocontóporqueyocreíaquetegustabaél.—¿Quién,Fran?—dijonerviosa.—Sí,esloqueparece.Susanavolvióatragarsalivaytratandodeaparentarnaturalidad,dijo:—Fransoloesmiamigo.Elprimeroquehetenidoenmividayesoes

muyimportanteparamí.Quizásporesoparezcaotracosa.—Bien—dijo él dándole una palmadita suave en el brazo y dejando

luego la mano apoyada con negligencia en el mismo—. Puedesconsiderarmetambiénamíunamigo.Veoquemeequivoquécontigo.—¿Queteequivocaste?—Desde el principio pensé que le habías echado el ojo a Fran y que

utilizabaselrollodelasclasesparaengatusarle.—Nohaynadadeeso—dijosintiendolabocasecadenuevo.Bebióun

largotragodesuvasoyrezóparaqueRaúlsemarcharadeunapuñeteravez. No le gustaba nada la mano que apoyaba sobre su brazo. HabíaobservadoqueFranlesmirabadesdelapistaconmuchaatención,comosiestuvieraesperandoquesuamigosemarcharaparaacercarse.Elgrupoquebailabasehabíaidodisolviendopocoapocoylapistase

habíaquedadoprácticamentevacía.Raúlmiróelreloj.Eralaunaymediadelamadrugada.—Estoestádecayendo.Voyahablarconeldisk-jockeyparaquecambie

unpocolamúsica.Creoqueestállegandolahoradelasparejitas—dijoguiñándoleunojo—.Pormuchoqueahoranoestédemoda,nohayfiestaquesepreciesinunoscuantosachuchonesalcompásdelamúsica,¿note

parece?Ytuchicoestálejosynoteve,aprovéchateunpoco.Susanasesintióenormementealiviadacuandosemarchó.Miróhaciael

grupodondeFrancharlabayesperó impacienteque seacercara, aunquesolofueraparapreguntarleporsuconversaciónconRaúl,peroélno lohizo.«Joder,Fran¿porquépasasdemíestanoche?Mehegastadoundinero

quenomesobraencomprarmeesta ropapara ti,hedejadoqueMerchemeacartonelacaraconmaquillajeyelpeloconlaca,ytúnisiquieratehas acercado a hablarme desde que entramos en la discoteca. ¿Hayrealmentealguienaquíquenoquieresqueteveaconmigo?»,pensó.Apuróelvasoyfuealservicioaquitarseunpocodeenmedioparano

dar la sensación de que estaba sentada sola a una mesa, esperando quealguienseleacercase.Conocíadesobraesasensacióndelasfiestasdesupueblo.YestabaclaroqueFrannoteníaintencióndevenirensuayuda.Lanoche no estaba resultando tan prometedora como había pensado en unprincipio.Y si iba a empezar lahorade lasparejitas, comohabíadichoRaúl,ellanoestabadispuestaaquedarsesentadamirandocómobailabanlos demás. Pondría una excusa y se marcharía. Aunque Fran le habíaprometido la tarde anterior que la llevaría a casa cuando la fiestaterminara,Susanadecidióqueno ibaaesperarhastael final si lanocheseguíaasí.Habíavistounaparadadetaxisenlaesquina,apocosmetrosdeladiscoteca.Porunavezestabadispuestaapermitirseeselujo.Permanecióenelserviciomástiempodelnecesario,escuchandocómo

lamúsicahabíacambiadoyempezabanasonarbaladas,unadetrásdeotra.Cuandoleparecióqueyasuausenciapodríaresultarpreocupantepara

alguien que se hubiera dado cuenta de sumarcha, salió. Pero en la salanadieparecíahabernotado su falta.Raúlbailabaenactitudcariñosaconunachicaquenoconocía,ytambiénFranestababailandoconMaika.Ibaasentarse en el mismo sitio que había ocupado antes, pero Manu se leadelantóyagarrándoladelbrazolasacóalapista.—¡No,no,no,no…!Unachicanopuedepermanecersentadamientras

hayatíossinparejaenunafiesta.Eslanorma.—¿Ah,sí?Nolosabía.—Puesyalosabes.Laagarróporlacinturayempezaronamoverseporlapista.ASusana

lebastódar tresocuatropasosparacomprenderporquéManuno tenía

pareja.Nosolonosabíabailar,ellatampocoesquesupieramucho,peroalmenosteníasentidodelritmo,queeramásdeloqueteníaél.Suspiesempezaron a tropezar con frecuencia y algún que otro pisotón con susenormespieslehicieronarrepentirsedehaberaceptadosuoferta.—Losiento—sedisculpabaélencadaocasión.—Noimporta.—Séquenobailomuybien,perosolonecesitopráctica.Perosinadie

quierebailarconmigo,¿cómovoyaconseguirlo?Susanaseloimaginópidiéndolebailesalaschicasysiendorechazado

una y otra vez, y sintió lástima. Aquel chico era su contrapartidamasculina, e intuyó que si Fran no lo remediaba, iba a ser su pareja debaileparatodalanoche.Mientraslasacaraabailarellanoseríacapazdenegarse.Sabíademasiadobiencuántodolíaelrechazodelosdemás.—Nolohacestanmal—mintió—,solotienesquetratardeescucharla

músicayseguirla.Olvidalospasos.Peroerainútil,pormuchoquelointentabasuspiesseguíanchocando.Despuésdecuatroocincocancionesledijoqueteníaqueiralbañode

nuevo y le dejó en la pista confiando en que hubiera encontrado otraparejacuandoellavolviese.Regresó después de un par de canciones más, pero él parecía estar

esperándola y volvieron a bailar otras tres veces. Por el rabillo del ojoveía a Fran bailar con unas y con otras, y en un momento en que secruzaronmuy cerca él le sonrió con un gesto que ella interpretó como«¿te loestáspasandobien,¿eh?Nomenecesitasypuedodisfrutarde lafiestasintenerqueocuparmedeti».Sintió un regusto amargo subirle por la garganta y apretó los labios.

Manulonotóyledijo:—¿Tehevueltoapisar?Nomehedadocuentaestavez.—No, es que estoy un poco cansada.Me he levantadomuy temprano

estamañanaparaestudiar.NosésiRaúltehadichoquesoylaempollonadelaclase.Manulamiródearribaaabajo,conunamiradaqueningúnhombrele

habíalanzadoantes.Aunasílemolestómásquelahalagó.—Notienespintadeempollona—dijo.—Esqueestenoesmiaspectohabitual.Hoyvengounpocodisfrazada,

comoCenicienta.Peroalasdoceseacabarálamagiayvolveréaserladesiempre.—Lasdoceyahaceratoquepasaron.—Quiendicelasdoce,dicelascincodelamadrugada.Mañanavolverá

a aparecer la chica de la cola de caballo, las gafas y los vaquerosdesgastados.—Bueno, pues deja alguna prenda por aquí para que el príncipe te

localice.—EstudioDerecho, como comprenderás no creo en los príncipes.Mi

mundoestállenodedelincuentes.—Ydepijos—dijoManumirandoasualrededor.—Sí,tambiéndeesoshayunoscuantos.Peroenrealidadestenoesmi

mundo,yosoloestoyaquídeprestado.—EstásaquíporqueRaúltehainvitado.—Sí,claro,peronolohahechoporqueyopertenezcaasumundo.—¿Porquéentonces?—Esunalargahistoriaquenomeapetececontarahora.Un nuevo pisotón la hizo encogerse sobre sí misma y su ánimo se

desinfló. Fran seguía bailando sin parar cambiando de parejacontinuamente,ignorándola,ySusanasupoquenisiquieraibaadedicarleunapiezaaella.Cuandoterminólacanciónsesintióincapazdecontinuaren la pista viéndole abrazar a otras. Fran bailaba muy pegado a susparejas, no comoManu que guardaba las distancias, y ella imaginó loagradable que sería dejarse envolver por sus brazos, aspirar el olor aHugoBossquetantolegustaba,yapoyarlacabezaenesacamisarojaquetanbienlesentaba.SeseparódeManu.—Necesitodescansarunpocoybeberalgo,¿sabes?—¿Quieresquetetraigaunacopa?Yoinvito.—Notepreocupes,aúnmequedaunaconsumicióndelasquepagaRaúl

—mintió. Si le aceptaba una copa se sentiría en la obligación de seguirbailandoconél,yaesasalturasdelanochehabíadecididoqueyahabíatenidosuficientedeManuparaelrestodesuvida—.Yoiréporellaycreoquemelatomaréenelbañotranquilamente.Allíhaymenoshumoyhacemenoscalorqueaquídentro.—Comoquieras.Peronoirásamarchareya,¿verdad?Apenassonlas

dosymedia.Susanapensóqueesoeraloquedeseaba,deslizarsehastalaparadade

taxis sigilosamente ymarcharse a su casa, a rumiar su decepción en suqueridaalmohada,laviejaamigadesusmalosmomentos.Perosabíaquea esa hora probablemente Merche estaría despierta aún y no se sentíacapazdecontarleasuhermanaelchascoquesehabíallevadoconlafiestayeldineroenropatiradoalabasura.Despuésdeiralabarrayencargarun tercerMalibú con piña, se salió discretamente de la habitación y sesentó enuna especiedebloquedemaderaquehabía en el vestíbuloqueseparaba las dos salas. Como había esperado, el lugar estaba un pocomenosdensodehumoyelruidodelamúsicallegabamásamortiguado.Sequedóallíasolasybebiótranquilamentesucopa,dejandopasarel

tiempo y esperando que nadie la hubiera visto salir, y sobre todo que aManunose leocurriera irabuscarla.Noqueríaseguirbailandoconél,los pies doloridos por tanto rato de estar de pie y por los muchospisotones, ya no daban más de sí. Se quedaría allí un rato hasta quecalcularaqueMerchesehabíaacostado,yluegosemarcharía.Habían pasado poco más de veinte minutos cuando decidió que ya

estababiendepermanecerallí sentadacomounagilipollas,conunvasovacíoen lamano,haciendotiempo.Losojos leescocíandelhumode lasala y de llevar tantas horas sin las gafas, y quizás de algomás que senegabaaadmitirinclusoanteellamisma.Selosrestregóunpocoparaevitarlaslágrimasysedispusoaentrary

pedirleaMaikalafichadelguardarropaparasacarelbolsoylachaqueta.EsperabaquenoestuvierabailandoconFranenesemomentoporquenoquería que él se diera cuenta de que se iba. No tenía ganas de darexplicaciones.SinoestababailandoconMaika,nilonotaría.Peroantesdequeselevantaradesuasientoimprovisadolevioaparecer

enlapuertadelasalayavanzarresueltohaciaella.—¿Qué haces aquí? —le preguntó deteniéndose a su lado—. Estaba

preocupado, llevasmucho rato fuera.Hemandado aLucía al servicio abuscarteyyanosabíadóndepodríasandar.—Estoydescansando.—¿Yporquénolohacesahídentro?Aquífuerahacefrescoyademás

enlasaladealladohayunmontóndetíosborrachosyempastillados,nodeberíasestaraquísola.

—Nosemehaocurrido,perosimehubierasentadoahídentro,Manuhabríavueltoapedirmequebailaseconélymispiesyano lo soportanmás.Mehapisadodetodaslasformasposibles.—¿Yporquénoledicessimplementequenoquieresbailarmásconél?—Nopuedohacer eso. Simepide volver a bailar, aceptaré. Sé cómo

dueleelrechazodelosdemás.Fransonrióyseagachóunpocoamirarla.—¿Esporesoquellevastodalanochebailandoconél?—¿Porquésino?Nosoymasoquista.Peromesiento identificada,no

puedodecirlequeno.—Demodoqueloqueestásaquíesescondida…—Másomenos.Franlaagarródelamanoytiródeellahaciéndolalevantarse.—Ven,esotienefácilarreglo.—¿Noirásadecirlenada,verdad?Tematarésilohaces.—No le diré nada, pero bailaré contigo el resto de la noche y así no

tendráocasióndeacercarseati.¿Tepareceunabuenasolución?ElcontactodelamanodeFrantirandodelasuyalatentóaaceptar,pero

suorgulloysucorazónsedolierondequeélquisierabailarconellasoloparaprotegerladeManu,demodoquelorechazó.—Nopuedohacereso,Fran.Enrealidadestoycansada,quiero irmea

casa.Peroélnisiquieradiomuestrasdehaberlaoído;siguiótirandodeella

hacialapistadebaileyallílaenlazóporlacinturaconambasmanos.Ytodos susdeseosdeesanoche sehicieron realidadal fin.LosbrazosdeFranrodeándola,susmanosabiertasapoyadasen lacurva inferiordesuespalda.Sentíalosdiezdedos,unoauno,presionandopuntosvitalesdesucuerpo en la zona que quedaba al descubierto entre el pantalón y lacamiseta, que se subía ligeramente almoverse. El olor aHugoBoss lerodeabayeltactodesucamisaerasuavebajosusdedos,cuandolecolocósuspropiasmanosenloshombros.Podíasentirlosmúsculosfuertesbajola camisa y tuvo que contener el impulso de deslizar los dedos por laespalda y acariciarle.Respiró hondo.Las tres copas deMalibú parecíanempezarahacerleefectoenaquelmomento.NohabíasentidonadadeesobailandoconManu…peroesqueaellanolegustabaManu.Lasprimeras

canciones las bailaron en silencio. Susana disfrutó cada segundo de lasmismasydelaproximidaddeFran,muchomáscercainclusoquelatardequehabíanescuchadomúsicaensucama.ElpelodeFranlerozabalasmanosylehacíacosquillasenlosdedos.Y

supo que si iban a bailar durante el resto de la noche como él habíaprometido,probablementeellaibaacometerunatontería.Ylaideanoleimportódemasiado.Cuando la canción terminó, Fran no la soltó, y continuó abrazándola

esperandolasiguiente.

Después de dejar a Susana y cuando empezó a sonar lamúsica lenta,Raúl buscó a Inma. Esta bailaba con Carlos en aquel momento y él seacercóaLucía.Duranteunratoestuvobailandocontodaslaschicasdelapandilla,sin

lograracercarseaellayalfinviosuoportunidad.FranbailabaconInmaperonodejabademirarhacialosserviciospor

dondeun rato anteshabíadesparecidoSusana.Estuvoalquite, y cuandoterminólacanción,élseencontrabajuntoaellosyposólamanosobreelhombrodesuamigo.—¿Melacedes?—dijo.—Porsupuesto.Inmasevolvióylemiróconfijeza.—¿Algúninconvenienteenbailarconelhomenajeado?—Ninguno,simelopidesadecuadamenteynomerepartísentrelosdos

comosifueraunacosa.—Noeramiintención…—dijoFran.Raúlletendiólamanoyledijodeformaencantadora.—¿Ladamamásbelladelareuniónmeharíaelhonordeconcederme

unbaile?—¡Quépayasoeres!Deacuerdo,teconcederéunbaile.—¿Ymásdeuno?—Sitecomportas.—Loprometo.Lecolocólasmanoscomedidamenteenlacinturamientrasveíacómo

Fransalíadelasala.RaúlcentrósuatenciónenInma.—¿Cómoloestáspasando?—Bien,¿ytú?—¡Joder,niña!Esosuenaarespuestadecortesía.—Esloqueesperabasquedijera,¿no?—Claroqueno,sitelohepreguntadoesporquedeverdadmeinteresa

quete lopasesbien.Túytodoslosdemás.Soyyoelquehaorganizadoestoyquieroquetodoelmundolodisfrute.—¿Hubierasaceptadounacrítica?—Porsupuesto.¿Noteloestáspasandobien?—Todo lo bien que me lo puedo pasar en una discoteca. Tengo que

reconocerqueprefierolossitiosabiertosaloscerradosylostranquilosalosruidosos.—Ya.Yyo,comodiceSerratprefierounbuenpolvoaunrapapolvo.—Pues me temo que conmigo, lo único que vas a encontrar es un

rapapolvo.—¿Notienestérminomedio?—Quizás.—Puesmequedoconél.—¿Lodejamosenunosbailesyunpocodecharla?—Pormíperfecto.RaúldeslizóunpocomáslasmanosporlaespaldadeInmaylaacercó

aél.Encontrade loqueesperaba,ellanoprotestóysiguióbailandoensilencio. De pronto levantó la cabeza cuando vio que Raúl soltaba unacarcajada.—¿Dequéteríes?—Deesosdos.Inma siguió sumirada y vio a Fran y a Susana bailandomuy juntos,

mejillacontramejilla.—¿TútetragasesodequeSusanaestácoladaporuntíodesupueblo?—¿Quiéndiceeso?—Fran.Alpareceresloquelehadicho.Yellaacabadeconfirmármelo

amí.—Síesoesverdadlodisimulamuybien.Oaltíodelpueblolequedan

dostelediarios,sinouno.—Esoscaenestanoche.—A lomejor solobailanasíporqueestánagustounoconelotro.A

vecesunacanciónbonitateinduceaponerteunpocomelosaconalguienporquiennoestásloca.Lamúsicaemborrachaavecescomoelalcohol.—Túnocreesloqueestásdiciendo.—Puesclaroquesí.—Demuéstramelo.—¿Cómo?Éllerodeólacinturaconlosbrazosylaapretóunpocomás.—Bien, tómalo como un regalo de cumpleaños —dijo apoyando la

cabezaenelhombrodeélysedejóllevarporlamúsica.Animado,Raúlempezóadeslizarloslabiosporellóbulodelaorejaydescenderhaciaelcuello.—Ellímiteestáenlamejilla.Silorespetas,todoirábien.Raúlapoyólos labiosenelpómuloylosmantuvoallídurantemucho

tiempo. Inma permaneció quieta, con los ojos cerrados y el corazóndesbocado,deseandomandaraldiablosufirmepropósitodenoliarseconRaúl,ysalvarellalospocoscentímetrosqueseparabansusbocas.Peronolohizo.Continuóquietabailandounacancióndetrásdeotra.

A mediados de la tercera canción, Fran se inclinó sobre la oreja deSusanaylesusurróconunavozcargadadeintimidad:—Estásmuyguapaestanoche…Susanasintióque la saliva se le secabaen lagarganta,no soloporel

piropo,sinoporlaformaacariciadoraenquelohabíapronunciado.—¿TehasarregladoasíporqueeslafiestadeRaúl?Susanalevantólosojosylemiró.Losdeél,deesecolorentreverdey

marrón,teníanunbrilloextraño,comosidespidieranchispitasdoradasalaluzdelasala.—Nome he vestido así por ser la fiesta deRaúl, sino porque es una

fiesta—dijomolestadequesacaraasuamigoenlaconversaciónenaquelmomento.EljodidoRaúlsiempreestabaenmediodelosdos.—Entonces,¿notehasvestidoasíparaél?

—No me he vestido así para nadie. Bueno, sí, para mí misma. Parasentirmebien,parasentirmecomolasdemás.—¿Ylohasconseguido?—Sí,loheconseguido.¿Sabes…?Manumehadichohaceunratoque

notengopintadeempollona.ÉlriobajitoantelasalidadeSusanayconfirmo:—Nolatienes.Estásmuyguapaymuysexy.—¿Sexy?¿Yo?—Sí,sexy.—Vaya…gracias. Ese cumplido viniendo de ti, queme ves todos los

díasconlasgreñas,estodounhalago.Franno contestó, pero cuando la siguiente canción sehizomás lenta,

Susana sintióqueapretabaunpocomás suabrazo, tantoque suspechosempezabanarozarse.Sintióquelaspiernascomenzaronatemblarleyquenocontrolabalospasos,yrogópornoserahoraellalaqueempezaraadarpisotones.YtambiénporqueFrannoaflojasesuabrazo.—TehevistohablandoconRaúl.—Sí, ha venido a decirmeque se alegraba de que hubiera venido y a

ofrecermesuamistad. ¡Noséquébicho lehabrápicado!—dijo tratandodequitarleimportanciaydequeelmalditoRaúlnoacaparaseelrestodela conversación. Porque a esas alturas se sentía tan embriagada por lascopas como por la proximidad de Fran, y no sabíamuy bien ni lo quehacíani loquedecía.Noobstante,élseseparóunpocoparacontestarySusanasupoquehabíadichoalgoequivocado.—¡Québien,¿no?!Estarásmuycontenta.Quisogritarlequeestabacontenta,peronoporqueelimbécildeRaúlle

hubieradichodos frasescorteses.Noobstanteseencogiódehombrosydijo:—¡Bah,nomeimpresiona!Nosonmásqueunpardefraseshechasy

estoyseguradequenolassiente.Yestavezfueellalaqueseacercóhastacolocarsecomoestabanantes.Franvolvióacerrarlosbrazosentornoasuespaldayapoyólabarbilla

contralasiendeSusanayporunmomentolerozóconloslabioslafrente.Siguiendounimpulsoelladeslizólosbrazoshastasucuelloyhundiólosdedos en el pelo de la nuca, acariciándosela. Fran agachó la cabeza un

poco,almismotiempoqueellalevantabalasuyaparamirarle,ysinsabercómo,susbocasseencontraronySusanasintiócómolalenguadeFranseabríapasoentre sus labios.Ysedejó llevar.Seolvidódelmundo,de ladiscotecayde lagenteque lesrodeaba,desucuidadoendemostrarlesatodos, Fran incluido, que eran solo amigos. Respondió a su beso,torpementealprincipio,conelalmadespués.No supo si duró poco o mucho, solo era consciente de la sensación

cálidaque recorría todo su cuerpo, que él apretaba con fuerza contra elsuyo,delsabordesubocaquesemovíasobre ladeellaydesu lenguaquelaacariciabaconsuavidadyfirmezaa lavez,haciéndolatemblardepiesacabeza.Alfin,cuandoyacreíaqueibaaasfixiarseporfaltadeaire,él dejó de besarla, pero la mantuvo fuertemente apretada mientras elcorazóndelosdosgolpeabaconviolenciaensusrespectivospechos.Susananoqueríapensaren loque ibaasucederacontinuación,en lo

queibaadecirleél,nienloqueresponderíaella.SiguióabrazadaaFran,conscientedequesecaeríaalsuelosisesoltaba.Depronto,laparejaformadaporRaúleInmapasómuycercadeellosy

lamiradasocarronadelchicolehizocomprenderquehabíansidoinútilessusintentosdeunratoantesparaconvencerledequeFranyellasoloeranamigos.EstenotóunaligeratensiónenelcuerpodeSusanayabriólosojosque

mantenía cerrados. Siguió la trayectoria de los de ella hacia Raúl y unsabor amargo sustituyóal dulcey cálidoque sentía en suboca en aquelmomento. Aflojó el abrazo y le colocó lasmanos a ambos lados de lacintura,comohabíaestadohaciendoManutodalanoche,comosifuerandos extraños. Angustiada, Susana levantó los ojos hacia él, miró laexpresiónseriadesusojos,ysintióganasdellorar.—Losiento—leescuchódecirconvozroncaalavezqueseparabasu

cuerpodeldeella,limitándoseabailardemodoformal.—Yotambién…—balbuceótorpemente.Élcontinuódandoexcusas.—Perdóname… por favor, no te enfades conmigo. No sé qué me ha

pasado…mehetomadounpardecopasy...tevestandistintaestanoche...Tejuroquenoeramiintenciónbesarte…SoloqueríalibrartedeManu,ydepronto levantaste lacabezay tubocaestabaahí…simplementeestabaahí...Loentiendes,¿verdad?Susanasintióquelaslágrimasnublabansusojosyadeporsíirritados,

yparpadeóbajandolacabezaparaqueFrannoloviese.—Claro que lo entiendo… amíme ha pasado igual. Solo estábamos

bailandoydepronto…pueseso,quetubocaestabaahí.Yotambiénmehepasado con elMalibú y esta noche ha sidomuy extraña paramí.Me hahablado gente que nunca antes lo había hecho,me han invitado a bailarhombresquenosondemifamilia…nuncahabíabailadoconnadiecomolohehechocontigoestanoche…—Notepreocupes,nopasanada.Ningunodelosdostenemosnadaque

reprocharlealotro.Terminarondebailar lacanciónyantesdequeempezaraotra,Susana

seapartó.Sentíaqueseahogaba,que ibaa rompera llorarencualquiermomento.—Estoy muy cansada, Fran, y los ojos me escuecen de llevar tanto

tiemposinlasgafas—añadióporsiélhabíaadvertidoelenrojecimientodelosmismos—.Creoquevoyairmeacasaya.Éllamirófijamenteylasoltó.—Bien,siquieresirte,tellevo.—No,noporfavor,nolohagas.Hayunaparadadetaxisenlaesquina;

cogeréuno.—Nihablar,tedijequetellevaría.—Esoenelcasodequeyoaguantasehastaelfinal,perolafiestaaúnno

haterminado.—Es igual, Susana, yo también estoy cansado. Y mañana quiero

estudiar.—Nomehagasesto,porfavor...quédate—suplicó.YFransupoqueno

setratabasolodecansancio,sinoquenoqueríaquelaacompañase.Quelohabíajodidotodoalbesarla.—Estábien,comoquieras.Peroteacompañaréhastaeltaxi.—Nohacefalta,estáaquímismo.—Claro que sí, hay mucho gilipollas suelto en la puerta de las

discotecas.JuntossedirigieronalguardarropaysecruzaronconRaúl,quevenía

delabarracondosvasosenlamano.Susanasesintióenlaobligacióndeexplicarle:—Yamemarcho,Raúl.

Franseapartóunospasosyesperóaquesedespidierasoportandoconexpresiónhoscalamiradadivertidadesuamigo.—¿Tan pronto? ¿Y vais a perderos el chocolate con churros del

amanecer?—Metemoqueyosí.Franselotomaráporlosdos.—Bueno,comoqueráis—dijocomosinohubieraescuchadolaúltima

frase.—Graciasporinvitarme.—Denada,chica,hasidounplacer.Nosvemos.Seacercóadarleunbesoenlacaraycontinuósucamino.En un silencio ligeramente incómodo, Fran y Susana recogieron las

chaquetasysalieronalacallecruzandoelpequeñovestíbulodondeellasehabíarefugiadounratoantes.Unnutridogrupodechicosychicasestabanapoyados en los coches aparcados junto a la acera yFran la agarró delbrazoparahacerlapasarentreellos.Apenas unos metros más allá, estaba la parada de taxis, y Susana se

dirigióalprimerodelafila.—Buenasnoches—dijoFranabriéndolelapuerta.Ellasevolvióhaciaélymirándoleantesdeentrarlesuplicó:—Fran... esto… lo que ha pasado ahí dentro no cambiará nuestra

amistad,¿verdad?—Claroqueno.Estoesalgoquesuelepasaraveces,inclusoentrelos

mejoresamigos.Notienemayorimportancia,siningunodelosdosseladamos.—Estupendo…Hastaellunesentonces.—Hastaellunes.Ydameuntoquecuandoestésencasaparaasegurarme

dequehasllegadobien.—Deacuerdo.FranviocómoSusanaentrabaenel taxiyestegirabaen laesquinay

luego,sintiendoquelanochetambiénhabíaacabadoparaél,sedirigióasupropiococheysemarchóasucasa.

Susanaaguantóeltipocomopudoenelinteriordeltaxiycuandollegóasucasaabriólapuertayentrósigilosamente.

Buscó a tientas sus gafas y se las puso para darle el toque a Fran, ycuandoestelodevolvióenseñaldequelohabíarecibido,apagóelmóvily al fin, libre de miradas indiscretas y curiosas, se permitió romper allorar.Sinembargo,sumenteysucaráctermetódicoycontroladolahicieron

entrar en el cuarto de baño, quitarse la ropa para ponerse un camisóncómodoydesmaquillarseacontinuación.CogióunadelastoallitasdesmaquilladorasdeMercheyserestrególa

caraconfuerzasintiendoquelaslágrimasquecorríanabundantesporsusmejillasayudabanalimpiarelmaquillaje.Selavólacaraysecepillóelpelosindejardelloraryregresóalsalón

y se dejó caer en el sofá sin querer entrar en el dormitorio para nodespertarasuhermana.Peroapesardesusesfuerzos,lapuertadelahabitaciónseabrióyesta

apareció en el salón a oscuras. Se acercó a ella y se sentó a su ladocogiéndolelamano.—Mehaextrañadoquenoentrarasaacostarte.¿Quéhapasado,cariño?

¿Eslomismodesiempre?Susananegóconlacabeza.—No,estavezno.Esalgomuchopeor.—Nomeasustes,nena.—Loheestropeadotodo,Merche.¡PorDios,hehechounaestupidez!—¿Quétipodeestupidez?—Lehebesado.—¿AFran?—¿Aquiénsino?—Esonoestangrave.Yodiríaqueesestupendo.—¡Quévaaserestupendo!Esterrible.—Vamos a ver, Susana…Tú le has besado, pero eso es cosa de dos.

¿Quéhahechoél?—Mehabesadotambién.—Hija,entonceslaestupidezlahabéiscometidoamedias.—No loentiendes…Élpiensaqueha sidoculpa suya,peronoesasí.

Estábamos bailando, muy juntos…yo levanté la cabeza porque queríabesarle…ydeprontosucedió.

—Nena,creoqueestáshaciendoundramadealgoquenoloes.¿Acasonotegustó?—Claroquemegustó.Loqueesterribleesquedespuésseapartódemí

como si le quemara y me pidió perdón. ¡Joder, Merche… me pidióperdón!Hasidoalgo tanespecial, tanbonito.Miprimerbeso,yademásconalguienquemegusta.¡Ymepidióperdón!EstallóensollozosmásfuertesyMerchelaacunócomocuandoerauna

niña,yladejóllorar.—¿Ytúquéhiciste?—Pedirleperdóntambién.¿Quéotracosapodíahacer?Mercheesbozóunabrevesonrisaquesuhermananovio.—¡Vayaparqueestáishechoslosdos!—Yoloquenoquieroesqueestoafecteanuestraamistad.Estaba tan

raro después… tan serio. Aceptó sin rechistar cuando le dije que mevendríaenuntaxi...MiamigoFrannomehabríadejadovenirsola.Estabaincómodoyarrepentido,senotaba.Yyonovoyapodervolveramirarlealacaranuncamás,Merche,nunca...—Vamos,mujer,quenoesparatanto.Yaveráscomoelluneslascosas

estáncomosiempre…oquizámejor.—Novanaestarmejor.¡Sihubierasvistosucara!Estabahorrorizado

porloquehabíaocurrido.Merche no compartía la opinión de su hermana, pero la dejó llorar

consciente de que nada de lo que le dijera la iba a hacer cambiar deopinión.Ytampocoqueríahacerleconcebirdemasiadasesperanzasporsise equivocaba. Aunque creía que a los dos les estaba haciendo falta unempujoncito.Cuandoestuvomás tranquila la llevóhasta lacamacomosi fuerauna

niñapequeñayladejódormirhastamediodía.

TambiéneramediodíacuandoRaúlllamóaFran.Este,mediodormidoaún, pegó un brinco de la cama y contestó sin llegar a mirar quienllamaba.—Hola,tío.—Ah,hola—dijosinpoderocultarsudecepción.—¿Tepilloenmalmomento?

—Mepillasdormido.¿Quéhoraes?—Lasdos.Creíqueyatehabríasdespertado.—Medormímuytardeanoche.—Oye…¿Estássolo?Fransoltóunabrevecarcajadallenadeironía.—¿Conquiénquieresqueesté?—ConSusana,claro.Osvibesarosymarcharosjuntos.—Nomehablesdeeso.Todavíanomehedespertadodeltodo.—Entonces…¿Nohapasadonada?—Raúl…ahorano.—Bueno,puesquedamosparacomeryhablamos,¿vale?—Vale,damemediahora.

Media hora más tarde, sentados ante sendos platos de pasta en supizzeríafavorita,Raúlvolvíasobreeltema.Fran había esperado que no lo hiciera, no tenía muchas ganas de

recordar lo ocurrido la noche anterior, pero su amigo solo esperó eltiempoprudencialdequelessirvieranlacomida.—¿Quépasóayer?—Yatelohedicho:nada.—Nadano,osvibesaros.—Sí,perofueunerror.Interpretémallasseñales.—Explícatemejor.—Estábamosbailando,habíaquímicaymearriesguéabesarla. Jamás

hecometidounerrormásgrandeentodamivida.—¿Por qué lo dices? Os besasteis durante mucho tiempo y ella

respondía...Esosenotaba.—¡Vaya, qué bien te fijaste!—dijomalhumorado.Contra su voluntad

habíaestadoodiandoaRaúldurantetodalanoche.—Puesclaro.Lahabíainvitadoparaesoymealegróverquemisplanes

habíanfuncionado.—Nohabían funcionado.Susana respondió, pero no era amí a quien

estababesando.—¿Aquiénsino?

—Altíoquelegusta.—¿Tedijoeso?—No, pero lo leí en sus ojos cuando nos separamos. Su primer

pensamientofueparaél,losé.—Nopuedesestarsegurodeeso,amigo.—Síqueloestoy,Raúl.Túnosabeslocoladaqueestáporesetío.—¿Yquéhiciste?—Medisculpécomopude,leechélasculpasalascopasquemehabía

tomado y ella aceptó mis excusas. Pero estaba nerviosa e incómodadespués.Dehecho,losdosloestábamos.Dijoquequeríairseacasaynisiquiera aceptó que yo la acompañase. Se fue en un taxi. Esperosinceramentenohaberlo jodido todo. ¿Tú crees quedebería ir hoy a sucasaparahablarconellaytratardeexplicárselo?—¿Explicarlequé,tío?Loúnicoquepuedesexplicarleesqueestásloco

porellayquelabesasteporeso.Perosi loquequieresesquelascosascontinúencomoantes,creoqueconlasexcusasdeanochebasta.Ymañanatrátalacomosinadahubierapasado,comosinisiquierateacordaras.—¿Túcrees?—Porsupuesto.Hablandoenbasto, lamierdacuantomásse remueve,

máshuele.—Sí, quizás tengas razón. ¿Y a ti cómo te fue con Inma? También

estabaisbailandomuytiernos.—Nomejorquea ti.Parecíaque seestabaanimandoybailamosmuy

acarameladosduranteunrato.Dijoqueeramiregalodecumpleañosyyotenía la esperanza de que en realidad fuera algomás, pero a la hora demarcharnos se despidió demí con un besito en la mejilla y se largó adormir a casa de Maika, dejándome con dos palmos de narices y uncalentóndeldemonio.—¡Joder,vayados!—Ah,peroyacaerá...—Nosé,Raúl...MeparecequeconInmalotienesunpococrudo.—Quizásresulteunpocomáslargoymelotengaquecurrarmás,pero

aúnnohanacidolatíaqueledecalabazasaRaúlHinojosa.Teapuestoloquequierasaqueestáenmicamaantesdelverano,ocomomuchoantesdequeempieceelcursopróximo.Ymepagarácarotodoeltiempoquele

hetenidoquededicar.—¿Yporquétomartetodoesetrabajo?Hayunmontóndetíasdeseando

liarsecontigo,macho.—Seguirán ahí después. Pero conseguir a Inma es una cuestión de

orgullo.Yacaerá.—Joder...síqueparecemosdosamargados.—Anda, termina de comer que tú y yo siempre hemos sabido cómo

quitarnosdeencimalaspenasdeamor,¿verdad?—¿Conotraverde,comolamanchadelalasmoras?No,Raúl,novaa

funcionarconmigoestavez.Noquieroaotra.—Nomereferíaaeso,sinoalabolera.Vámonoslosdossolosatirar

bolashastadestrozarnoselbrazoylaespalda,yaecharfueratodalarabiayloscelos,ylaadrenalina.Sinculosdetíasninadaquenoslosrecuerde.—Acepto—dijoFransintiendoquelesentaríabiendescargarunpoco.

Ellunesporlamañana,Susanallegótemerosaaclase.Durantetodoeldomingo había esperado que Fran le mandase algún mensaje, o que lallamaraparavolveradisculparseoparapreguntarlecómoestaba,oalgo...algo que le dijera que se acordaba de ella y de lo ocurrido. Pero pormuchoquefueporlacasacomounazombisinsepararsedelmóvilynoquisosaliradarunavueltaconMercheporsi ibaaverla, transcurrióeldía sin ninguna noticia de Fran. Esperaba que no estuviera enfadado ysobretodoquenosesintieraincómodoconellaporloocurrido.Sehabíaacostumbradotantoasupresenciaque leresultabamuydolorosa la ideadequequisieracortarsuamistad.También leaterraba la ideadequehubieraestadodándolevueltasa la

cabeza y hubiera adivinado la verdad y deseara alejarse de ella, aunquefueraparanohacerledaño.Perocuandollegóaclase,FranestabayaallíconRaúlyseacercóaella

comosiempre.—Buenosdías.—Hola.—Tienescaradedormida.—Comotodosloslunes—añadióella.—Sí,esoesverdad.

—EsperoquenotepasarasayerconelDerechoCivil.—SoyunaadictaalDerechoCivil,yalosabes.—¿Tetraigouncafédelamáquina?—Bueno,aversiconsigodespejarme.Élsedirigióalamáquinadecafésituadaenelvestíbulojuntoaltablón

deanunciosySusana respiróaliviada.AlparecerFranno lehabíadadoimportancia a lo ocurrido y por lo tanto todo seguía igual que antes.Aunquenoparaella.Yanadavolveríaaserigualparaella.

Capítulo14

InmaseacercóaSusanaaquelmiércoles.—Susana,vamosaalmorzarhoyjuntas,¿tevienes?A pesar de lo mucho que le apetecía, recordó que solo tenía cuatro

eurosenlacarterayqueelbonobúsnoleduraríatodalasemana.—Losiento,megustaría,peronopuedo.Mihermananoseencuentra

muybienyquisierairyoaprepararlacomidaparacuandollegue.Nohabíamentido,Mercheestabaconlareglaynolopasabamuybien

en esas ocasiones. Cuando llegaba del trabajo solo deseaba ducharse yechaseunrato.Aunqueesonolahubieraimpedidoirsihubieratenidoeldineronecesario.—Es que los chicos están planeando hacer un viaje antes de que

empiecenlosexámenesyqueremoshablardeltema.—Tambiénlosiento,peroyonopuedohacerunviaje.—Será solo un fin de semana y a un sitio barato. No nos costará ni

muchotiemponimuchodinero.—No dispongo de ninguna de las dos cosas, por muy poco que sea.

Podéisdecidirloquequeráissinmí.—Entoncesnosvemosmañana.Yatecontaremos.Susanacogióelautobússintiendoporprimeravezensuvidaperderse

algo.Seríaestupendoirdefindesemanaconellosypasarmuchashorascon Fran, pero la situación económica de su familia no estaba paradespilfarros. Y si no iba a poder ir prefería quedar al margen de losplanes.

Al día siguiente, después de la clase, estaba segura de que Fran iba asacar el tema. No se equivocó. Estaban recogiendo los papelesdesperdigadossobrelamesadelauladeculturacuandoledijo:—Esperoquenotengasprisa;quierohablarcontigo.—Esonoesnuevo—dijoellariendo—,siemprelohacemos.—¿Vamosatomaralgooprefiereshablaraquí?

—Mejoraquí,noquisieraentretenermedemasiado.—Entoncesiréalgrano.Inmamedijoayerquetehabíacomentadolo

delviajeaElBosqueyquehabíasdichoquenopodíasir.—NodijoquefueraaseraElBosque,perosí,melocomentó.—¿Yporquénoquieresir?—Noesquenoquiera.—¿Entonces?No irás a decirme que tienes tanto que estudiar que no

puedesperderdosdías…—Puedo permitirme perder dos días de estudio, lo que no puedo

permitirmeespagarelviaje.—Vamos,Susana,nohablesantesdesabercuántocuesta.Hemoshecho

uncálculo.Elautobúsyelalojamientonosuperanloscieneurosyhemoscalculadounoscincuentamásparacomida.Pormuchoqueasuorgulloledolierareconocerlo,sabíaqueconFran

teníaquesersincera.Élnoibaaadmitirotracosaysedaríacuentasilementíayleponíaunaexcusafalsa.—Nodispongodeesacantidad.Puedequeparatinoseanada,peropara

míesmuchodinero.—No me digas eso, ya hemos acordado que durante la época de

exámenes daremos más clases. En un par de semanas lo habrásconseguido de sobra. Si no lo tienes ahora yo te lo prestaré y me lodescuentasdelasclases.—Aun así no puedo—admitió—.Las cosas enmi casa no estánmuy

bien. Mi padre ha tenido una avería en el barco y la reparación no esbarata.Yademás,estásintrabajo.Sinotrabajanogananada.Mercheyyoestamosmandandodineroacasasinqueéllosepa;creequemimadreselas está apañando con algunos ahorros… Pero no hay ahorros. Yo lesenvíotodoeldinerodetusclasesyMercheestáhaciendohorasextrasylosturnosacompañerosqueseloofrecenparaayudar.Deverdadquenopuedodisponerdeesedinero,Fran.Élleagarrólamano.—¿Deverdadessoloporeldinero?¿Noesporlagente?—Noesporlagente.Porprimeravezenmividaséquemelopasaría

muybien.Peronoimporta,supongoqueyahabráotrasocasiones.Franapretósumanoconmásfuerza.

—Déjamequeteinvite.—No.—Susana,comobienhasdichoantes,paramíesacantidadnoesnada.

Puedogastármelosenunoszapatos.—Pero paramí esmucho, no puedo aceptar. Prefiero que tengas los

zapatos.—Yono.Yoquieroquevengas.—Noinsistas,Fran.—Noseascabezota,noesmásquedinero.Yotedeboatimuchomás.

Mehassalvadoelcurso,voyaconseguiruncochenuevo,hashechoqueme enamore de mi carrera. Por favor, déjame invitarte o prestarte eldinero.Yamelodevolverássinoesteaño,elpróximo.Cuandolascosassearreglenentucasa.—No.—¡Joder,quécabezotaeres!—Síquelosoy,loreconozco.—¿Quépuedodecirparaconvencerte?Irá…Susanalecolocóunamanosobrelaboca.—No lo digas… por favor, no lo digas. Ya sé que estará, pero te

aseguroquesideseoirnoesporRaúl,sinoportiyportodoslosdemás.Por unmomento semiraron con intensidad y Fran estuvo tentado de

decir: «Pues hazlo por mí, y ven. ¿No comprendes que yo te necesitoallí?»,pero lamanodeSusanaseguía tapandosuboca.Despuésdeunossegundoslaretiró.—Elviajenoserálomismosinti.Ellasonrió.—Graciaspordecireso.Eslomásbonitoquemehandichoenmucho

tiempo.—Eslaverdad,almenosparamí.Agitada y nerviosa Susana se concentró en terminar de recoger sus

cosas y las guardó en el bolso de lona. Fran permaneció en silencio.Después se levantaron y juntos salieron a la calle. En la puerta de lafacultadsedespidieron.—Hastamañana.—No tehabrás enfadado, ¿verdad?Teagradezcoenormementeque te

hayas ofrecido a prestarme el dinero, pero comprende que no puedoaceptarlo.—Nolocomprendo,perotampocoestoyenfadado.Yametemíaqueno

querríasnioírhablardeello,peroteníaqueintentarlo.—Hastamañana—dijoella,yporprimeravezdesdequeseconocían,

seadelantóadarleunbesoenlamejilla—.Gracias.

Mercheestabacolocandoperchasconconjuntosdesujetadoresybragasdeencajecuandoalguienseleacercópordetrás.GirólacabezacreyendoquesetratabadeunclienteysesorprendióalencontraraFran.—¡Vaya!¿Comprandobragas?¿Algunatallaenespecial?Élnegóconlacabeza.—Teestababuscando.Herecorrido todas lasseccionesdeesta tienda.

Tengoquehablarcontigo.—¿DeSusana?—Sí.—¿Ocurrealgo?—Nadaquenopodamossolucionarentrelosdos,espero.—Nopuedohablarahora—dijoellamirandoasualrededor.—Losupongo.¿Aquéhorasales?—Alasnuevedelanoche.Hoyhagoturnodoble.—Teestaréesperando.Fransemarchó.Aquellanoche,cuandoMerchesalióleencontróenla

puerta.Nohabíadejadodedarlevueltasalacabezadurantetodalatardealoqueéltendríaquedecirle.¿Iríaacasoapreguntarleporlossentimientosdesuhermana?Paraellalosdeélestabancadadíamásclaros.—Hola—saludó.—Hola.Setevecansada.—Entréestamañanaalasnueveymedia,yllevodepietodoeldía.—Susanamehadichoqueestásechandohorasextras.Ellaseencogiódehombros.—Hacefalta.Esalgotemporal.—Subealcoche,tellevoacasa.—¿Enserio?Nosabescómoteloagradezco.Aestashoraselautobús

valleno.—Asípodremoshablarconmástranquilidad.SubieronalcocheyFranarrancó.—Me tienes sobre ascuas. No se me ocurre qué tienes que decirme

sobremihermana.Notendráalgúnproblema,¿verdad?—Noeseso.Nosésitehabrácomentadoqueestamosorganizandoun

viajeparapasarunfindesemanaenElBosqueantesdequeempiecenlosexámenes.—Nomehadichonada.—Noquierevenir,dicequenotienedinero.—Yesverdad.—Ya sé que es verdad, pero quizás haya alguna forma de arreglarlo.

Ellaseniegaenredondoahacerlo.—Nosé,Fran…—Noesmuchodinero,setratasolodecientocincuentaeuros.—Puedequenoseamuchoparati,peroparanosotras…—Es lo mismo que me dijo Susana. Y me explicó lo del barco de

vuestropadre.Yomeofrecíaprestarleeldineroeinclusoapagárselosinmás,peronoquierenioírhablardeello.—Sí,esmuypropiodeella.—Tienesqueconvencerlaparaqueacepte.Susanatienequevenir.—Nadamegustaríamás,Fran,peromihermanaesmuycabezota.—¿Y si te presto el dinero a ti? No hay ninguna prisa en queme lo

devuelvas.Nisiquieratienesquedevolvérmeloaunqueledigasaellaquesí.Yoestaríaencantadodepagárselo.—Nopuedomentirlesobrealgoasí.Susanaesmuyorgullosayjamás

loaceptará.—Porfavor,Merche,ellatienequevenir.—¿Puedopreguntarteporquétienestantointerésenquevaya?Frandesvióporunmomentolavistadelacalleylamiró.—¿Y tú lo preguntas? ¿Hay alguien que se lomerezcamás que ella?

Estudiacomounaburraparaseguirconlabeca.Ynuncahapodidohacernadaasí,túsabesquenuncahaidonideviajenideexcursión.Ahoratieneamigosyellaquiere ir.Ysoloeseldinero loquese lo impide,malditasea.Noesjusto—dijoconvehemencia.

—No,noloes.Perohaymuchascosasquenosonjustas,Fran,ySusanaestodaunaexpertaeneso.—Yalosé,peromeresistoaaceptarlo.Sobretodopordinero.Yotengo

dinerodesobraymeharíamuyfelizpoderinvitarla.Además,elviajenoseríalomismosinella.Merchesonrió.—Estábien.Tratarédepensarenunaformadequeloacepte.Frantambiénsonrióconvencidodequeteníaunaaliada.—Hazlo,porfavor.Nomeobliguesasecuestrarla.—Dameunpardedías,seguroquesemeocurriráalgo.¿Tengounpar

dedías?—Tienescasitressemanas,aunquelasreservashayquehacerlascuanto

antes.—Dametuteléfono,tellamarépronto.Habíanllegado.—Graciasportraerme.—Nohaydequé.Creoqueyaelcochesabevenirsolo.Noledigasa

Susananadadeesto,¿eh?—Porsupuestoqueno.Merchebajódelcocheysonriómientrascruzabalacallehaciasucasa.—Cariño,vasairaeseviajeaunqueyotengaqueempeñaralgo.

Capítulo15

Sevilla.Mayo,1999Susanaestabaestudiandocuandoescuchólasllavesdesuhermanaenla

cerradura. Sonrió. Era su cumpleaños y había visto en el frigorífico lacomidaespecialqueMerchehabíapreparadoparaella.—Felicidades,cariño—ledijoalentrar.—Gracias,Merche.—Enseguidacenamos.—Yahevistoquehaspreparadolasañaytartadechocolate.—Porsupuesto.Tienesqueapagarveintiunavelas.—Yasoymuymayorparaeso.—¡Quetelocreestú!Yasabesquesoymuytradicionalyconmigonote

valen excusas. ¿Y qué pintas son esas? —dijo mirando el pijama quellevaba puesto—. Ya puedes arreglarte un poco para cenar. Es tucumpleaños.—¿Peroquémásda,siestamoslasdossolas?—Amínomedaigual.Pasodequenohayasqueridoquetehagauna

fiestaeinviteatusamigos,peronovoyacenarcontigoenpijama.—¿Peroquéquieresquemeponga?—Guapa.—¡Caray,Merche!Notengoganasdecambiarme.Imaginaquellevoun

vestidopreciosoydéjameestarcómoda.—¡Venga! Yo me he molestado en hacerte tu comida favorita esta

mañanaytúvasacomplacermeenesto,¿verdad?—Deacuerdo.—Ytepeinasunpocoytodoeso.Tienesquesalirguapaenlafoto.—¿Fotostambién?—Porsupuesto.—Estábien,comoquieras.Ahorasalgo.Vecalentandolacomida,estoy

muertadehambre.Entróen lahabitacióny sepusounpantalón rojoyunacamisanegra

quesehabíacompradonohacíamuchodetelasuaveyagradable.Desdelatarde en que Fran le dijo que era suave, procuraba que toda su ropatambién lo fuese.Secepillóelpelodejándolo suelto.SiMerche le ibaahacerfotos,loutilizaríaparataparseunpocolacara,comohacíasiempre.Noerafotogénicanisalíabienenlasfotos,pormuchoquesuhermanaseempeñaraenlocontrario.Despuésvolvióalsalón.LoprimeroqueviofueaFranayudandoaMercheaponerlamesa.Se

quedóparada.—¿Quéhacestúaquí?Élsonriómientrascolocabalasservilletasjuntoalplato.—Estoyinvitadoacenar.Susanamiróasuhermanaquesonreíaconpicardía.—Medijistequenoqueríasunafiesta,peronodijistenadadeinvitara

unamigo,¿verdad?—No, pero yo no quería que nadie se enterase de que era mi

cumpleaños.Franseacercóhastaella.—¡Vamos,noerestanviejacomoparaeso!¿Cuántos?—Veintiuno.—¿Ves? Yo soy un año más viejo que tú. Felicidades —añadió

inclinándoseybesándolaenlamejilla.—Gracias —respondió sonrojándose y maldiciéndose por ello. Para

disimular su turbación se puso a ayudar a colocar los cubiertos. Y sesentaronlostresacenar.—¿Porquénoqueríasunafiestadecumpleaños?—Merchesabeporqué.—Una vez cuando era muy pequeña le preparamos una y no vino

nadie...fueterrible.—Peroeso fuehacemucho tiempo.Ahora teconstaque lapandillasí

vendría.—Sí,esposible.Peroademásesquemedamuchocorteserelcentrode

atencióndetodoelmundo.Noestoyacostumbrada,Fran.—Puesmetemoquedeestanotevasalibrar.Yaselohedichoatodo

elmundoyestánpreparandounbotellónparaelsábado.—¡PorDios!¿NoiréisahacermealgocomolodelcumpleañosdeRaúl

conregalosytodo?Yonopuedoorganizarunafiestacomoaquella.Porfavor,encárgate túdequesoloseaunbotellóncomolosdemás.Quenomecomprennada.Fransonrió.—¿Quévoyahacercontigo?Notepreocupes,nohabráregalosenel

botellón,teloprometo.—Gracias.Susanasediocuentadequehabíaperdidotodoelapetitoquetenía.Lo

último que esperaba era tener a Fran sentado a su mesa aquella noche.Merchenolehabíadichonimediapalabradelasuntoyalgoledecíaquesuhermananohabíaterminadoconlassorpresas,porsucarapicaronaysumiradachispeante.Después de la cena encendió las veintiuna velas y sacó la cámara de

fotos.YSusanasoplócontodassusfuerzastratandodeapagarlastodas.Lecostótresintentosconseguirlo,peroalfinpudieroncomerlatarta.Eralatartadechocolatequesumadresiemprelepreparabaparasucumpleaños,sufavorita.Susanasediocuentadequeamedidaqueelpostreibaterminando,una

ligeraexpectaciónseibaapoderandotantodesuhermanacomodeFran.—Bueno,yahoraelregalo—dijoeste.—¿Regalo?Dijiste...—Dije que no habría regalos en el botellón, pero supongo que no te

dará corte abrir uno delante de mí, ¿verdad? Es uno solo, de parte detodos.—Fran...—Serámejorquelasientesenelsofá—aconsejóMerche.Franlacogiódelamanoylasentóenelsofá,haciéndoloélasulado.

Levantóelcojínquehabíacontraunodelosbrazosysacódedebajounacajacuadradaqueparecíadebombones.—Ten.Con mano temblorosa rasgó el papel azul brillante y abrió la caja.

Dentro encontró un sobre con elmembrete de una conocida agencia deviajes.Levantólavistahaciaelchicoquelesonreía.—Ábrelo.Susana logró levantar la solapa del sobre, que no estaba cerrada del

todo,ysacóunosbilletesdeautobúsyunareservadehotel.—¿Qué...quéesesto?—LosbilletesparaelviajeaElBosque.—Fran...—dijosintiendoqueunaslágrimasemocionadasempezabana

asomar en sus ojos. Él le puso dos dedos sobre los labios para hacerlacallar.—Calla... Sé lo que vas a decir.Que esmucho dinero, que no puedes

aceptarlo.Antesdehacerlo,leelatarjeta.Nosehabíadadocuentadequeademáshabíaunatarjeta.Leyó:«Elviajenoseríalomismosinti.Carlos»«Nopuedesfaltar.Maika»«ArmaremosladeDios,notelopuedesperder.Raúl»«Hayquecogerfuerzasparalosexámenes.Lucía»«Laschicassolasnosepuedenquedarcojas.Inma»«Unviajedefindecursonoestalsinsuempollonaparticular.Miguel»«Si no aceptasme castigarás amí también, porque yomequedaré en

Sevillacontigo.Fran».LevantóhaciaélunacaraarrasadadelágrimasyFranlarodeóconlos

brazos y la apretó con fuerza.Merche se levantó discreta y salió de lahabitacióndiciendo:—Voypormiregalo.—Todoestoescosatuya,¿verdad?—preguntóconlacaraenterradaen

suhombroymientrasélleacariciabaelpelo.—¡Puesclaro!Nopensaríasquemeibaairdeviajesinti.Comobien

dice Carlos, no sería lo mismo—susurraba Fran en su oído—. Nadiesabíaquécomprarte,asíqueatodoslesencantólaideacuandoyopropusereunireldinerodetodosypagarteelviaje.—Peroelviajeeraunapasta,seguroquenohabréisreunidotanto...—Reunimosbastante,yelresto...—Elrestolohaspuestotú—dijolevantandolacabezaymirándole.—Pues claro.Yo soymás amigo tuyoque losdemás,mi regalo tiene

que ser también mayor que el de los demás. No puedes quitarme esasatisfacción.—Gracias—susurróbajito.—De nada. El regalo es también para mí. Y para todos. A nadie le

apeteceirsinti.—¡Noexageres!—dijosonriendoentrelágrimas.—Bueno,diréqueamínomeapeteceirsinti.—¿Porqué?—Pues porque eresmi amiga y te lomerecesmás que nadie.Hemos

trabajadodurocodoconcodoytambiénquieroquenosdivirtamosjuntos.—CuandodijistequetequedaríasenSevillasiyonovoy,nolodecías

enserio,¿verdad?Franhizounamuecadivertidaconlabocaycontestó.—Estabadudandoentrequedarmeosecuestrartedirectamente.Perono

mehubieraidosinti.—¿Porqué?—Porque no me apetece. Tengo que reconocer que estoy celebrando

comouncríotuprimerviaje.Comosifueraelmío.—Soymuyaburrida,teloadvierto.—Esoyaloveremos.UnadiscretatosanunciólaentradadeMercheenelsalón.Franlasoltó.

LachicatraíaunaenormecajaenvueltaenelpapelderegalodeC&A.—Ten,esteesmiregalo.Tambiénparaelviaje.Susanarasgóelpapelyabrió lacajablanca,ysurespiraciónseparó,

incrédula.Levantóhaciasuhermanaunosojosqueechabanchispas,peroaquellasonreíaburlona.—¿Nolosacas?Tragandosalivasacóuncamisónentonomalvaconelcuerpodeencaje

y la falda corta y transparente y unas braguitas de encaje a juego. Elmismo que habían visto cuando se compró el sujetador para elcumpleañosdeRaúl.—PorDios,Merche...—logróbalbucear—,voyairaunviajedefinde

curso,noaminochedebodas.SuhermanaclavólamiradaenFran,queteníalasuyafijaenlaprenda,

conlosojosmuyabiertosynomenosasombradoqueSusana.—¿No sabes, nena, que el ochenta por ciento de los jóvenes tiene su

primeraexperienciasexualenlosviajesdefindecurso?—Quizásotros,peronoyo.Terecuerdoquenohayprecisamenteuna

cola de tíos esperando que haya un viaje de fin de curso para acostarse

conmigo—dijoalgobruscaparadisimularlavergüenzaqueleproducíaqueFranvieraaquellaprendaysobretodoloqueimplicabanlaspalabrasdesuhermana.—Mira,cariño,nuncasesabe.Amímepasó.—¿Ati?—Sí,amí.Enelviajede findecursodel instituto.Habíaunchicode

otraclasequemegustabamuchísimo,yélnuncahabíademostradofijarseen mí, pero sin embargo durante el viaje charlamos y nos tratamosbastanteylaúltimanochesepresentóenmihabitación.Diosmío,Susana,cuandoyoabrílapuertaconelcamisóndefraneladecuelloaltoquenoscompraba mamá por aquella época, quise morirme de vergüenza, asícomocuandoélentróymeloquitóymequedéconlasbragasdealgodóndeflorecitas.Enmividamehesentidotanmal.Noquieroqueesotepaseati.Telollevasalviajeysinosetepresentalaocasión,puesloguardaspara otra vez y ya está. Pero si alguien llama a tu puerta, te encontrarásumamentesexyyatractivaconél.Susanasecabreó.Nopodíacreerquesuhermanaleestuvierahaciendo

aquellodelantedeFran.—¿Quién va a llamar a mi puerta, joder? Parece mentira que no lo

sepas.—No lo sabes —dijo encogiéndose de hombros—, a lo mejor Fran

sabe de alguien que esté interesado y le susurra al oído que tienes uncamisónpreciosopararecibirle.Aterradasevolvióhaciaél.—Fran...¡Noseteocurradecirleestoanadie,¿meoyes?!—Claroqueno—dijoélconvozextraña.—¡PorDios,yaRaúlmenosqueanadie!Tematarésialguienseentera.—Noselodiréanadie, te loprometo.PeroMerchetienerazón,¿por

quénopuedehaberalguieninteresadoenllamaratupuerta?—Porquenolohay,ytúlosabestanbiencomoyo.Además,yonovoy

alviajealigar.—Claroqueno,peroaunasí,deberías llevártelo.Yno teenfadescon

Merche,elcamisónesprecioso.Seguroqueestásguapísimaconél.—Pero...—Pero nada—cortó su hermana—. Está decidido. Y ahora vamos a

tomarnosunacopitaparaquetetranquilices.—Yotengoqueconducir—dijoFran.—Unrefrescoentonces.Susana colocó la caja sobre lamesay sirvióunasbebidas.Cuando le

dio a Fran el vaso con coca-cola le sorprendió mirando la caja conexpresión ausente. Y hubiera dado cualquier cosa por saber qué estabapensando.—¡PorSusana!—dijoFran.—Porqueestreneelcamisón—añadióMerche.Lamiradaasesinaqueledirigióhizoreírasuhermana.Franbebiósu

vasocasideungolpe,sinhacerningúncomentario.Despuéssemarchó.Apenas se cerró la puerta tras él, Susana se volvióhaciaMerchemás

furiosadeloqueestalahabíavistonunca.—¿Porquémehashechoesto?¿Estásloca?¿Porquénolehaspedido

directamentequemeecheunpolvo?—¿Notegustaelcamisón?—Claroquemegusta.PeropodríashaberesperadoaqueFransefuera

paradármelo.¡PorDios,memuerodevergüenzasolodepensar...!—¿Qué?¿Queteimagineconélpuesto?Paraesolohehecho.Quería

queéllovierayseloimaginara.—YseguroqueahorairáacontárseloaRaúlytratarádeconvencerlo

dequellameamipuerta.—Nolocreo.—¿Queno?Todavíasigueempeñadoenquemeenrolleconél.Menos

malqueRaúlesuncapullo,peronolegustoynocreoquelohaga.AndadetrásdeInma.—Túllévateloyyaveremosquiénsepresenta.—Nopiensohacerlo.—Claroquesí.—No.Novoyaponermeesecamisónyesperarcomounagilipollasa

alguien que no vendrá. Es como si le pones a una caja de bombonesrancios un lazo brillante esperando que alguien pique y se los coma.¡Joder,no!—Nena,tevasallevaresecamisónalviajetelopongasono,porquesi

nolohacesvoyallevárteloalautobúsylosacaréallíparaquetodoslo

vean.—¿Y qué más da que todos lo vean, si el que yo no quería que lo

hubieravistoyalohahecho?Nomeatrevíaniamirarlealacara.—Peroyosílohemirado.¿Yquieressaberloquehevisto?—¡No! No me digas nada más, ¿quieres? Porque lo que tú estás

pensandonovaasucederyyonoquieronisiquierahacermeunapizcadeilusión.—Vale,yamecallo.Perolometerásenlamaleta.—Deacuerdo,peronocuentesconquemeloponga.

Capítulo16

TalcomoFran lehabíaanunciado,elsábadosiguienteseorganizóunbotellónpara celebrar el cumpleañosdeSusana.Era la primeravezqueestacelebrabaunofueradelentornofamiliaryestabaunpoconerviosa.Esperaba que la noche no acabase como el cumpleaños de Raúl, que

tantailusiónhabíadespertadoenellaalprincipio,yalfinalnadafuecomoesperaba.Paraempezar,Frannosehabíaofrecidoarecogerlacomootrasveces

quehabían salido juntospor lanocheySusanahabía supuestoque teníaalgo que hacer, aunque le había asegurado que estaría allí a la horaprevista,ytambiénquelallevaríaderegresoasucasa.Cogió el autobús hastaLaAlameda, donde habían quedado, y cuando

llególamayoríadeamigosyaestabaallí,conlaúnicaexcepcióndeFranyCarlos.Todoslafelicitaroncomosieldíadesucumpleañosnohubierapasado

ya,ylabesaron.—¿Tehagustadoelregalo?—Claro queme ha gustado, pero es demasiado, no teníais que haber

gastadotanto.—En realidad no sabíamos qué comprarte.No conocemos demasiado

tusgustos,asíquenosencantóqueFranpropusieralodelviaje.—¿De verdad queréis que yo vaya? ¿No es cosa de Fran? Se ha

empeñadoenbuscarmeamigosatodacostaysehatomadomuyenseriointegrarmeenlafacultad.Siemprehesidobastantesolitaria.—De verdad. No te habríamos comprado el billete si no fuera así.

Aunque hay que reconocer que él está entusiasmado. No sé qué habríahechosinohubieraspodidovenir.SusanaignorólafrasedeMaikaycontinuóenlamismalínea.—Noquisieraqueéloshubieraforzadoaaceptarmipresencia.—No seas tonta, no tenemos cinco años. Nadie impone a nadie, por

muchoqueFraninsista.Miguelmiroelreloj.

—Bueno,aversivienenyaesosdos,queyoestoydeseandotomarmeunacopa.—Puestómatela...—dijoSusana.—Nomedejan.Dicenqueelprimerbrindistenemosquehacerlotodos.

Eslanormadeloscumpleaños.—Puesesraroquenoestényaaquí.Franporlomenosessiempremuy

puntual.—Teníaalgoquehacerestatardeantesdevenir—dijoRaúl.Al final los dos chicos aparecieron. Fran llevaba una gran caja en la

manoySusanasealarmó.—Noseráotroregalo,¿verdad?Meprometiste...—Noesunregalo,eselpostre.TodoelgruposeapartóparadejarsitioenelbancoyFrancolocó la

caja, que en el centro tenía estampado el membrete de una conocidapastelería. InmacogióaSusanade lamanoy lahizo sentarse juntoa lacaja,y todos,unoporuno,se fueronacercandoabesarlay felicitarleelcumpleaños.—Ahoratocasoplarlasvelas.—¡PorDios,no!—dijomirandoaFranconojossuplicantes.—PorDios,sí.—dijoCarlos.Fran,quenolahabíafelicitadoaún,seinclinósobreellaparabesarlay

lesusurroaloído:—Losiento,nohepodidoevitarlo.Hasidocosadeellos.Lesadvertí

quenoqueríasnadadeesto,peroseempeñaron.Dicenquenohayfiestadecumpleañossinsurespectivatarta.Abrieron la caja y colocaron las veintiuna velas en círculo sobre la

mismaybastanteseparadasparaquelecostaraapagarlas.Alfin,ycomoSusanase temía, lecantaronelcumpleañosfelizagritosenmediode laplaza,haciendovolver lacabezaa todos losdemásgruposcongregadosen losalrededores.Conel rostroencendidodevergüenza,Susana soplócon todas sus fuerzas, tratandode acabar cuanto antes con todo aquello.Perolasmalditasvelasnoseapagaron.Niuna.—Eso es porque no has pedido ningún deseo—dijo Lucía—.Venga,

cierralosojosypiensauno.Susananoteníaquepensar.Solohabíaundeseoensuvidadesdehacía

tiempo. Y era el mismo que había pedido dos noches antes en sucumpleañosreal.«Quevuelvaabesarmealgunavez»,pensóconlosojoscerrados.«Me

conformoconeso».Soplólasvelasdenuevo,perotampocoseapagaron.—¿Quéhaspedido,chica?—Algo muy difícil, seguro —dijo Raúl—, por eso las velas no se

apagan.—Sifuerafácil,notendríaquepedírseloaunasvelas,¿noteparece?—

lecontestóalgobrusca.SusanasentíaclavadaenellalamiradadeFranysupoqueélcreíaque

sudeseoestabarelacionadoconRaúl.Volvióasoplarotravez,confuerza,yconsiguióapagaroncedelasveintiunavelas.—Venga,otroesfuerzo.Sino,eldeseonosecumplirá.—Seguroquenosecumpledeningunaforma.Peroenfin,allávamos

otravez.Volvió a hacer acopio de aire en los pulmones y en esta ocasión

consiguió terminar con las que aún quedaban encendidas. TodosaplaudieronyFrancortólatartaconunanavajadebolsilloyrepartieronbebidasparabrindar.—¡PorSusana!—¡PorSusanayelviaje!Entrechocaron los vasos y bebieron. Luego,mientras comían la tarta

servidaentrozosdeunrolloabsorbentedecocinaquealguiensacódeunbolso,Lucíapreguntó:—Bueno ahora di qué has pedido, porque nos tienes sobre ascuas a

todos.—Los deseos no se pueden decir, si no, no se cumplen—dijo Fran

saliendoensudefensa.—¿Cómoque no?Precisamente amí seme cumplen cuando lo digo,

másquecuandolocallo.—No la obliguéis—intervino Inma—. Probablemente ella no quiera

decirlo,¿verdad?—Verdad.—Al menos tienes que darnos tres pistas —continuó Maika sin

resignarse.—¿Cómotrespistas?—Tehacemospreguntasytútienesquecontestaratresdeellas.—Bueno,peropuedonegarmeacontestar,¿verdad?—Sí,peroteharemosotra.—Adelante. Pero no seáis muy indiscretos, por favor. Soy una chica

tímida.—¿Tudeseotienequeverconunchico?Porquesino,nomeexplicoel

secreto—dijoLucía.—Sí.—¡Vaya,vaya...!Susiestáenamorada—dijoCarlos.—¿Qué te crees,que las empollonasno tenemoscorazoncito?Loque

pasaesquelotenemosguardadoentrelashojasdeloslibros,envezdeenelpecho—dijoSusanabromeandoparaqueolvidaranlaspreguntas,peronofueasí.EnestaocasiónfueRaúlquienpreguntó:—¿Yeltíodetudeseoestáaquí?Susana enrojeciómucho y esperó que la oscuridad ayudara a que los

demásnosedierancuenta.—Meniegoacontestaraesapregunta—dijo—.Otra.—Bueno,bueno...¿Yquéharíassitudeseosecumpliera?—Pues sentirme muy feliz, supongo. Aunque no tengo muchas

esperanzasdequeesoocurra.—Peropodríacumplirse...—Sí,claroquepodríacumplirse.Todoslosdeseossepuedencumplir,

pormuydifícilqueparezca.—¿Tudeseotienequeverconalgunodetusregalosdecumpleaños?—

le preguntó Fran con una voz extraña. Susana no quiso mirarle,adivinandosuspensamientos.—No exactamente... Mi deseo no llega a tanto... Me conformo con

muchomenos.—¡Eh,eh...!¿Dequéhabláis?¿Quésabestúquenosotrasignoramos?LacaraaterradaconqueSusana lomiróhizocomprenderaFranque

habíametidolapata.—Losiento...nohedebidopreguntarteeso.Semeescapó.—Nopasanada.

—¿Tudeseopodríacumplirseestanoche?—volvióapreguntarRaúl.—Sí,podría.Yyaheterminado.Nopiensocontestaraningunapregunta

más—dijobebiendounlargotrago—.¿Eh,quiénhapreparadoesto?—Yo—dijoCarlos.—PueselpróximoquemeloprepareFran.Esteestádemasiadofuerte.—Siteemborrachasnopasanada.—No,quecuandomeemborrachohagomuchastonterías.—Como todo el mundo. Además, es tu cumpleaños. ¿Verdad que no

pasanadasiseemborracha?—Claroqueno...Venga,Fran,sírveleotra.—No,quelaúltimavezquemeemborrachéestuvoapuntodecostarme

muycaro.—¿Quéhiciste?—Casipierdoaunamigo.Inma volvió a repartir tarta y la conversación se olvidó por un rato,

atendiendo todos a la nata que se escurría entre los dedos pegajosos.Después, Fran se sentó junto a Susana y le limpió un resto de nata queteníajuntoalacomisuradeloslabiosconunclínex.—Losiento—dijo—.Noqueríaponerteenunaprieto.Deverdadquese

meescapó.—Notepreocupes.Nocreoquenadieseacuerdemañanadenadadelo

quehedicho.Yaestánbastantetrompa.Raúl se había apartado un poco y se sentó junto a Inma y empezó a

pedirle que le dejara beber de su vaso. Ella le dijo que se limpiara lasbabasprimeroyelchicosacóunpañuelodispuestoahacerlo.Susanalesmiraba divertida, viendo cómo la chica lo mantenía a raya y por unmomentonosupoaquésereferíaFrancuandoledijo:—¿Quieresquefinjaestarmareadoyquetelleveélacasa?—¿Él?¿Quién?—Raúl,porsupuesto.Tambiéntienecarnédeconduciryhacogidomi

cochealgunasveces.—No, no quiero queme lleve Raúl a casa. Prefiero que lo hagas tú.

Perosinoteapetece,puedocogeruntaxi.Tengodinerodetusclasesdeestasemana.Yaséqueesunlatazodesviartetantodetucamino.—Noesunlatazo.Lodecíaparaquetengasalgoespecialquerecordar

deldíadetucumpleaños.Aunquetudeseonosecumplaalcienporcien...almenosquetelleveacasa.—Olvídalo, ¿vale?No intentes nada, Fran, que te conozco.Aparte de

quesehatomadounascuantasdecopasya,yqueaquienquierellevarasucasaesaInma.¿Noloves?—Noestáborrachoysiyolepidoquetelleveati...—¡Déjaloya,Fran!Noquieroirmeconél.Fran respiró aliviado. Sabía que cuandoRaúl se tomaba dos copas se

enrollabaconlaprimerachavalaqueselepusieraatiro,sinimportarlesilegustabaono.Conquetuvieradostetaslebastaba,yélestabasegurodeque si acompañaba a Susana a su casa, intentaría liarse con ella por elcamino,aunquesolofueraparasacarselaespinitadequeInmapasaradeél.PeroestabadecididoanopermitirquesuscelosleestropearanaellalaoportunidaddeteneralgoconRaúl,aunquesolofueraunescarceoenuncochedecaminoacasa.Nopudoevitar recordar lacaradeella la tardeque habían escuchadomúsica tumbados en su cama.Cuando le dijo quenunca la había abrazado un chico que le gustara. La tristeza con que lodijo. Él había tenido que hacer un gran esfuerzo para no abrazarlaentoncesydecirlequeaéllegustabaymucho,peroSusananosereferíaaél, sino aRaúl, así como había sido a aquel a quien había besado en ladiscotecapocosdíasdespués,aunquesolofueraconlamente.—Fran, ¿qué te pasa? Te has puesto muy serio. ¿Te molesta que no

quieraqueRaúlmelleve?Terepitoquepuedoirmeenuntaxi...—No,claroqueno.Yotellevarécomosiempre.Soloestabapensando...—¿Puedopreguntarenqué?Parecequequierasasesinaraalguien.—No, qué va... Me estaba acordando... Cuando antes hablabas de tu

última borrachera, ¿te estabas refiriendo a la noche del cumpleaños deRaúl?—Sí.Fran alargó el brazo y colocó la mano sobre la que Susana tenía

apoyadaenelmuslo.—Sipiensasqueestuvisteapuntodeperdermeesanoche,teequivocas.

Ynoteatormentes,nohicistenadaquenohicierayotambién.Todosigueigualentrenosotros,¿noesverdad?Susanaquisogritar«no,noesverdad.Yomemuerodeganasdebesarte

otravez.Cadavezmecuestamás fingir que solo eresmi amigo», pero

dijo:—Sí,esverdad.—Entonces...Lasvocesde InmayRaúl,discutiendoalotro ladodelbanco leshizo

desviar laatenciónyseenfrascaronen laconversacióngeneral.Frannoretiró lamano y Susana temió inclusomoverse para que él no se dieracuentadequeaúnlateníaapoyadasobrelasuya.A las tres y media de la madrugada, el grupo se dispersó y Fran la

acompañóacasa.EnestaocasiónMaika,RaúleInmasubierontambiénalcoche para que Fran los llevara después de dejarla a ella. Raúl estababastante borracho y rehusó el ofrecimiento de Susana de sentarse en elasientodelantero,acomodándosedetrás,entrelasdoschicas.Apenashuboarrancado,escuchólavozdeInma,alterada:—Raúl,quitalamanodemipiernaotelacorto.—Esquenecesitoagarrarmeaalgo.PierdoelequilibriocuandoFran

cogelascurvas.—¡Yunamierda!—¿Quénecesitasparaponertecariñosa,niña?—Algomásquedoscubatas,yporsupuestoalguienquenoseastú.—Notienesideadeloquetepierdes.—¿Aguantaraunborracho?¡Puesvayapérdida!—No estoy borracho, solo achispado lo justo para perder las

inhibiciones y hacer locuras en la cama. Invítame a subir y no tearrepentirás.El chico empezó a subir lentamente lamanopor elmuslode Inma, y

esta, sin decir palabra, le agarró la mano y llevándosela a la boca, lamordióconfuerza.—¡Joder!Puesnomehasmordido...—Ibasavisado.¿Quieresmás?Puesnotienesmásqueseguir.—¡Mehashechosangre!—Notevasadesangrarporahí,notepreocupes.Además,llevastanto

alcoholdentrocomoparaquenoseteinfecte.—Algúndíatearrepentirásdeesto.—Lodudo.—Chicos,tengamoslanocheenpaz—dijoMaika.

Susana y Fran guardaban silencio escuchando la conversación delasientotrasero,yprontollegaronasucasa.Éldetuvoelcocheenlapuertayledijo:—Esperoquelohayaspasadobien.—Muybien—dijoellaquitándoseelcinturón.Hastaellunes.Ymuchas

graciasatodos—añadiódirigiéndosetambiénalosdelasientotrasero—Hastaellunes—respondierontodos—.Ynotepreocupes,mañanate

locobraremosenapuntes.—Deacuerdo.Meparecejusto.Susanaabrióconlallaveyseperdióenelportal.Franarrancóelcoche

dispuestoahacerdetaxistaunavezmás.

Capítulo17

DespuésdedespedirsedeMerche,Susanacogióuntaxiquelallevaríaala estación de autobuses del Prado, donde había quedado con todos loscompañeros.ElautobúsparaElBosquesalíaa lasoncede lamañana,yellallegabaconmuchotiempo.Tantoqueenelandénsoloestabaunchicodelaclasequeapenasconocía,porquenuncasehabíareunidoconellosenlassalidas.Élpertenecíaalequipodelabolera.Aunasí,Susanaseacercóylesaludó:—Hola.Parecequehemosllegadotemprano.—Yosí,porquevivoenunpuebloymehatraídomipadreantesdeiral

trabajo.Ya llevo aquí un rato.He aprovechado para buscar el andén dedondesaleelautobús.Esesedeallí.Carlosfueelsiguienteenaparecer.—¿Qué?¿Dispuestosparapasarlobomba?—Porsupuesto.—VeoqueyaconocesaSamuel.—Sí,delaclasesí.—Peroélesunchicoligth,nuncavienelosfinesdesemana.Poco a poco fueron llegando también las chicas yMiguel. Susana no

dejabademirarhacialapuertadelaestación,impacienteporveraFran,yalfin,yapróximalahoradesalidadelautobús,levioaparecerconRaúl.Tuvo que contenerse para no salir corriendo a su encuentro. Aguardóquietamientrasleveíaacercarse,consuandarrápido,tirandodeltrolleyyconunamochilaalhombro,vestidoconzapatosdedeporte,unpantalónpiratadelonetagrisyunacamisetaazulmarino.También ella se había puesto unos pantalones pirata blancos y una

camiseta sin mangas turquesa. Y cuidadosamente doblado y escondidodebajodetodalaropa, llevabaelcamisónqueMerchelahabíaregaladoporsucumpleaños.Hubierapreferidodejarloencasa,perosabíaquesuhermanacumpliríasuamenazadellevárseloalautobúsysacarlodelantedetodossilohacía.—¡Vayahoras!—dijoMaikaalverlesllegar—.Yapensábamosquenos

íbamosatenerqueirsinvosotros.Raúlprotestó.—Échalelasculpasalamadredeeste...Quedamosenqueellaleibaa

traerymerecogíanamí.Yollevopreparadoyesperandounbuenrato.—¡Nomehables,quellevomediahorametiéndoleprisa!Mimadreno

es puntual más que para los juicios. Menos mal que no nos ha cogidoningúnatascoporquesino,nollegamosatiempo.Ylaestrangulo...Elautobúsabriólaspuertasytodosseprecipitarondentroenunalegre

barullo.FranfuedelosprimerosensubirySusanatemióquealguiensesentaraasulado,perocuandoavanzóporelpasillodelautobús,vioqueélhabíacolocadolamochilaenelasientocontiguoysololaquitócuandolaviopasar.Alargóelbrazoyagarrándolelamanotiródeella.—Ven,siéntateaquí.Tengoalgoparati.Ellasedejócaerasuladoycolocólabolsadelonadondesolíallevar

loslibros,yahoracargadaconcosasparaelviaje,asuspies.—¿Paramí?—Sí.Fran sacóel reproductordemúsicade lamochilaycolocóesta en la

rejilladeltecho.DespuésvolvióasentarseyletendióaSusanaunodelosauriculares, mientras él se colocaba el otro. Manipuló los botones yempezó a sonar la banda sonora de Memorias de África, la mismamelodíaquehabíanescuchadolatardequeestuvieronestudiandoencasadeFran.—Supuseque tegustaríaunpocodemúsica.Amí,por lomenos,me

encantaparalosviajes.—Sí,mucho—dijoella.Aunqueloquedeverdadleapetecíaeraestar

así con él, tan cerca. El compartir los auriculares hacía que ambostuvieranqueinclinarseligeramentehaciaelotro.Susbrazosserozabanysuscabezasseapoyaronunaenlaotraparahacermáscómodalapostura.YSusanadeseóqueleviajefueramuylargo.Permanecieroncallados,escuchando,aisladosdelbulliciodelrestodel

autobús,ycuandolamúsicaterminó,Frannopusootra,perotampocosequitóelauriculardelaorejaniseseparó.Soloempezóahablar.—¿Estáscontentadevenir?—¡No sabes cuánto! Es mi primer viaje de fin de curso...Mi primer

viajeconamigos.Séquesuenaridículoamisveintiúnaños,peroasíes.Ynoselodigasanadie,perotengoqueconfesartequenohepodidodormiren toda lanoche.Mercheha tenidoquehacermeuna tila.Comosi fueraunacría.—Yaveráslobienquelovamosapasar.Elsitioesprecioso.—¿Túloconoces?—Sí, estuve allí de campamento hace unos cuantos años. El albergue

ademásdehabitaciones, tieneunazonadeacampada.Me lopasébombaallí.—¿Cómoeselhotel?—Bueno,notienecincoestrellas,peronoestámal.Estábiensituadoy

limpio.Tieneunaenormepiscinayjustoalladohayunrestaurantedondesecomenlasmejores truchasdelmundoaunpreciomásquerazonable.¿Tegustanlastruchas?—Mipadreespescador,todoelpescadomegusta,inclusoelderío.—Puesnosésilosdemásseapuntarán,perotúyyonosvamosacomer

unatrucha,¿eh?—Cuentaconmigo.El autobús sedetuvoenel centrodeunpueblopequeño, enunaplaza

circulary todos sebajaron rápidamente.Ycargadosconsus respectivosequipajes, enfilaron la carretera de dos kilómetros que llevaba hasta elalbergue.Alfin,abrasadosdecalor,entraronenlaexplanada,desiertaaaquella

horadelmediodía.Raúl,quesehabíaencargadodelasreservas,seacercóa la Recepción, mientras los demás se sentaban en los largos bancos ymesasdemadera,agradeciendolasombraquelesofrecíalatechumbredecañasyelpodersoltarenelsuelolasbolsasymacutos.Fran,habíacolocadoencimadesutrolleylabolsadeviajedenailonde

Susana y la pequeña maleta de Lucía, y en un gesto caballeroso, habíatirado de ellas, sudando copiosamente bajo el sol abrasador que caía aplomosobre lacarretera.Acambio, lasdoschicassehabíanrepartidoatrechoslamochiladeél,nodemasiadopesada,yhabíanayudadoaInmaconunbolsodemano,tambiénlleno.—¿Osimagináisqueahoranosdiganquenotenemoshabitaciones,que

elencargadodehacerlasreservasnolohahechobienyquetenemosquevolveracruzaresacarreterasinpodernosquedar?

—¡Lomato!—dijoInma.—Yoacampoenunaesquina;amínomequitanadieestefindesemana.Peropocodespuéselchicoregresóconunmanojodellavesenormes

enlamano.—Macho,pareceselcarcelerodelaInquisición.—Bueno, a ver cómonos repartimos...Hay una habitación cuádruple,

dosdoblesyunaindividual.Heintentadoquenosdieranunatriple,peropor lo visto no tienen.Y las habitaciones son demasiado pequeñas paracolocarunacamasupletoria,asíquealguientienequedormirsolo.—La cuádruple para nosotras, ¿no?—preguntó Inma—.Que estamos

justas.—¿Eneseplanvenís?¿Laschicascon laschicasy loschicoscon los

chicos?—protestóRaúl—.¿Dóndehabéisdejadolaliberacióndelamujerytodoeso?—¡Olvídate,queaquínotevasacomerunarosca,tío!—Yopensabaquetúyyopodríamosconocernosmejorenesteviaje—

susurrómirandoaInmaconojostiernos.—Puesyahaspensadomásdelacuenta.Siquieresrollovasatenerque

ligarteaalguiendelalbergue.—Lamuestraquehevistosentadaenelsalónnoesmuyprometedora

quedigamos...Viejasyniñas.—Bueno,¿quéhacemosconlasotrashabitaciones?—preguntóMiguel

queestabadeseandocambiarsederopayponersemásfresco.—Nosotroscogemosunadoble,¿noFran?—preguntóRaúlasuamigo.—¡Nidecoña!Puesandaquenotienesmorro.Laindividualsesorteay

luego ya nos podemos repartir las otras dos.Yo nome acuesto solo sipuedoevitarlo—protestóCarlos.—Yoquierolaindividual—pidióFran.—No,tío,noesjusto.Sesortea.—Nomeimporta.LoquenovoyesadormirconRaúlniloco.Sinoes

Inma,seráotrayyameveocomootrasvecesmendigandounsitiodondepasarlanoche.Prefierotenermicamaasegurada.—¿Enserioquieresdormirsolo?¡Conloaburridoquees!—Si se monta una juerga en alguna habitación, allí estaré. Pero a la

horadedormir,¿quémásdasolooacompañado?

—¡Nomepuedocreerquehayasdichoeso,tío!—seescandalizóCarlos—.¿Cómoqueesigualdormirsolooacompañado?—Hombre, si te estás refiriendo a alguna chavala, vale. Pero estoy

hablandodedormir,macho.Cerrar los ojitos y dejarte llevar al país deMorfeo.Yparadormirconotrotíoquesetirepedosyalquelehuelanlospies...—¡O sea que Raúl se tira pedos y le huelen los pies...! De lo que se

enterauna...—dijoMaika.—Yatelodije,quenoesorotodoloquereluce—añadióInma.—Nomereferíaaél,hablabaengeneral—sedisculpóFran.—Macho,aestepasomevasadejarlaimagentiradaporlossuelos.—Mira, dejaros de tonterías. Fran que se quede con la habitación

individual,queyodormiréconRaúl.Ysitengoquebuscardóndepasarlanoche,yamelasapañaré,seguroquenomedejaréis tirado.Peroloqueahora quiero es quitarme esta ropa sudada y darme un refrescón —protestóMiguelcogiendounadelasllaves—.Quecadaunoduermacomoleparezca.—¿Pero quién coño quiere dormir en un sitio como este? ¿Alguien

duermeacasoenlosviajesdefindecurso?—LahermanadeSusanatieneunateoría...—dijoFran.Estalevantólosojoshaciaél,asustada.¡Noiríaacontarnadamás!—Fran...—leadvirtió.—¿Quéteoría?—Quelagentevieneaestosviajesafollar.—Yonoloqueríadecir,perolaverdadesquetuhermanatienerazón

—confirmóRaúl.—Ya sabemos que tú vienes a eso, pero los demás solo queremos

divertirnos. Así que cuanto antes te busques a una «titi» con quienenrollarte y nos dejes a los demás en paz, mejor—dijo Inma, que noperdíaocasióndedarlecaña.—Si tú te animaras, no tendría que buscar. Tienes preferencia, ya lo

sabes.Ynadie se va a enterar, ¿verdad?De lo quepase en este viaje, ellunes,borrónycuentanueva.—Vetealamierda.—Tútelopierdes.

—Meparecequeno,queelqueselopierdeerestú.Mientrashablabansehabíanpuestoenmarchahacialashabitaciones.Pasaronporunsalóngrandellenodemullidossofásyvariasmesasde

centroyunaenormepantalladetelevisión.Enélestabaninstaladosvariasparejasdeinglesesdemedianaedad.Unavezcruzadoeste,seencontraronen otra habitación llena de mesas y sillas, donde unos cuantos niñosestabanenfrascadosenjuegosdemesa.—¿Veisloqueosdecía?—preguntóRaúl.—Pues con este personal, lo llevas claro —dijo Inma soltando una

carcajada.Subieron una escalera y las chicas se quedaron en su habitación,

mientrasellossubíanunaplantamás.Laestanciaerapequeñayespartana,yenellaseapretujabandosliteras

demaderarústicacubiertasporcolchasacuadrosazulesyamarillas.Unarmarioempotradocompletabaelmobiliario.Maikaseasomóalapuertaquedabaalbañoysilbó.—Joder,tienehastajacuzzi.—¿Nomedigas?—preguntóLucíasiguiéndolayencontrándoseenuna

minúscula habitación de apenas dos metros cuadrados en la que seapretujaban un water, un lavabo y una placa de ducha tapada por unacortinadeflores.—Ylaotraselocree...—dijoInmaacarcajadasdesdelahabitación.—Yomepidounadelasliterasdearriba—dijoSusana.—Todatuya.Deshicieronlosequipajesycolocaronlaropaenlastablasdelarmario.

Despuéssereunieronconlosdemásenelcomedor,queestabayaapuntodecerrar.Sesentaronaunamesalargaalaqueañadieronotramáspequeñapara

poder acomodarse todos y comieron con apetito los dos platos queconstituíanelmenú.Después regresaron a las habitaciones a ponerse los bañadores para

bajaralapiscina.SusanavioaInma,preciosayesculturalensubikiniderayas,lacintura

estrecha,loscaderasredondeadasylospechosaltosyfirmes.Ynoquisonimirarsuimagenenelempañadoymanchadoespejoquehabíasobreel

lavabo.—Raúlsetevaatirarencimaencuantoteveaasí—ledijoMaikaasu

amiga.—Yasecuidarámuymucho.Sabequemuerdo.Susanaseenvolvióenlatoallaparasalir,peroLucíalepreguntó:—¿Quéhaces?—Taparme.—¿Porqué?Aquítodoelmundobajaalapiscinaenbañador.Nadiese

escandaliza.—Nomegustalucirmeenbikini,estoydemasiadodelgada.Inmalediountirónylequitólatoalla.—No digas pamplinas, estás estupenda. Si tuvierasmollas o algo así,

comprenderíaquetetaparas,peroporqueestésdelgada...—Lo dices porque a ti todos te contemplan admirando lo buena que

estás.—Vamos, que haymuchos hombres a los que les gustan las mujeres

muydelgadas.—Yonomeheencontradoningunoenveintiúnaños.—¿Seguro?—Ytanseguro.—¿Hacemosunexperimento?—¿Quétipodeexperimento?¡PorDios,quemeasustáis!—Bajasasí, sin taparte...Y si en todoel caminoy luegoen lapiscina

nadietemirasiquiera,yoteregalounblusóndegasamonísimoquetengoen la maleta para que te lo pongas el resto del viaje, pero si alguien,aunqueseaunasolapersona,temiraembobadoymantienelamiradamásdeveintesegundos,entonces tú teolvidasde tuscomplejosy te lucesenbikinitodoelrato.¿Hecho?—Hecho...Peroyatepuedesirolvidandodelblusón.—Yaveremos.Bajaronynosecruzaronapenasconnadie,ninadiereparóenellas.Al

llegaralapiscinavierondelejosaRaúlyaFran,queleshacíanseñasconla mano. Ambos amigos estaban de pie en la entrada. Susana lamentóhaberlehechocasoaInmaydeseóirbienenvueltaenlatoalla,peroesta,paraevitarletentacionesselahabíaquitadodelamanoylallevabajunto

conlasuya.—Esperad un segundo, que voy a comprar agua—dijo Lucía—. No

entréis sin mí, que quiero comprobar el resultado del experimento yotambién.Lamiradadelastreschicasseposóenlosdosamigosqueesperabanen

laentrada.Fran,conunbañadorazulyrojolargohastalarodilla,yRaúlconunocortonaranjafosforescente.—Andaquecomoparanoverle...PeroSusananoleveía.SoloteníaojosparaFran,ahoraqueestabalo

bastantelejosparamirarlesinqueélsedierademasiadacuenta.Sehabíarefugiado detrás de Inma, ocultándose parcialmente de la vista de loschicos. Sumirada se recreó en el cuerpo de él, los hombros anchos, elvientreplano,losmúsculosfuertesapenasmarcados,sinunsolopeloenelpecho,comoaellalegustaba,laspiernascubiertasapenasporunligerovello rubio.Deseócon todas susganaspoderacariciarlas,yabrazarseaesaespaldaysentirlosmúsculosdurosbajolosdedoscomolanochequebailaronjuntos.LavozdeInmaasuladolasobresaltó.—Estánbuenos,¿eh?—Sí,síqueloestán—dijoapartandolavistaparanoserdescubiertay

mirando también a Raúl, más delgado que su amigo pero con losmúsculosmásmarcados.—¿Concuáltequedas?—preguntóMaikamaliciosa.—Nomeheplanteadoquedarmeconninguno.—¿Seguro?—Seguro.—Queseteveelplumero,chica.—Maika,no...—Notepreocupes,yocalladita.Ya ti tambiénse teveelplumero—

dijoaInma,quenoapartabalavistadeRaúl.—Que sea un gilipollas no quita que esté como un tren, y yo no soy

ciega.—Lo malo es que con esos bañadores tan anchos no se les marca

muchoelpaquete.YoqueesperabacomprobarsilodeRaúlescierto.—Siquierescomprobarlo,cuandoestésenelaguabuceaycomoquien

noquierelacosa,haztelaencontradizaytantéale.Nocreoqueprotesteni

sequeje.Luegotedisculpasdiciendoquedebajodelaguanoseve,yyaestá.—Quétretamásburda.—Será todo lo burda que quieras, pero se usa mucho. A mí me han

cogidolastetasmásdeunavezasí.—¿Ytútehasquedadocalladita?—Bueno, tengomipropia formadedesquitarme.Alecharanadar, es

bastante frecuentequenocontroles losmovimientosyque tupiegolpeeinadvertidamenteloshuevosdelagresor.Tambiéntedisculpasylisto.Todasseecharonareír.—Ya estoy aquí. Por Dios, cuánta historia para vender una simple

botelladeagua...Lascuatroamigasecharonaandarhacialapiscina.—Susana,túdelante.—Porfavor...—Vamos.Nomehagastirartedelbrazodelantedeellos.Apretóelpasoysecolocólaprimera.Tratódecontrolarelcolordesu

caraymiróalsuelo,peroaunasísintiólamiradadeFranclavadaenellamientrasavanzaba.Noquisomirarleparanoverlaposibledecepciónensucara,peroescuchóasuespaldarisitasycomentariosenvozbaja.—¿Ves?Elblusónsiguesiendomío.Hayunoquenotequitaojo.—¿Quién?—¿Quiénvaaser?¿Esquenoloves?SeobligóalevantarlavistayseencontróconlasonrisadeFranaun

pardemetros.—Yaerahora.¿Quéhacíaisahíparadastantotiempo?—Lucíahaidoabuscaragua.Laestábamosesperando.—Losdemásyaestáncogiendositio.Entraron en el recinto y se reunieron con Carlos, Miguel y Samuel,

sentados en una esquina, bajo la sombra de un árbol. Extendieron lastoallasyseacomodaronasuvez.—¿Oshabéisfijadoquetodalapiscinaestávacíasalvoaquellaesquina

dondeseconcentrantodoslosbañistas?—preguntóSamuel.—Síqueesverdad.—Bien,asímedejanamíelrestoparanadaramisanchas—dijoRaúl

—.¿Alguienseanimaadarseunbaño?—Yotodavíano.—Anda,nadaatusanchas.Elchicoselanzódecabezaynadamásentrarenelagua,exclamó.—¡Joder!—¿Quépasa?—Queestácongelada.Unachicacontestódesdeelagua:—Aquí,dondedaelsol,estámáscalentita.Todosestallaronencarcajadas.—Ahorasecomprendelaaglomeración—dijoMaika.—Puesconmigonocontéis.Nopiensobañarmeenunaguacongelada.—Esoesestupendoparaloscalenturientos.Sialguienestámáscaliente

delacuenta,queselance—dijoLucía.—Haymejoresformasdequitarselacalentura,niña—añadióCarlos.—¿Esunaproposición?—Porsupuesto.—¿Otroquevienealomismo?—No es que venga con esa única idea como Raúl, pero no le voy a

hacerascosaunbuenpolvetesisepresentalaocasión.—Aversivaa tenerrazónlahermanadeSusana.¿Tútambiénvienes

dispuestoatirarteaalguien,Fran?—Amídejadme,queyoestoymuycalladito.—Ya,peroelquecalla,otorga.—Esoesmuyfácildeaveriguar.Aver,contestadmeaunapregunta.La

verdad,¿eh?¿Algunodevosotroshavenidosincondones?Loscuatrochicosguardaronsilencio.—Oseaquetodosveníspreparados.—Y el que está en el agua no te digo... Ese traerá dos cajas por lo

menos.—Oye, no es justo que nos acuséis. ¿Yvosotras? ¿Acaso vosotras no

traéis?—Yonohevenidoaquíaeso.Perosítraigo,siemprellevoalgunoenel

bolso—confesó Inma—. Pero como a alguien se le ocurra decírselo a

Raúl,lecortoelcuello.Nomedejaríavivirsiseenterase.—¿Nadiemástrae?—preguntóMiguelburlón.—Yono—dijoMaika—.ElchicoquemegustaestáenSevilla,yyosi

noesconél...—Yosí traigo—dijoLucía—,peropor costumbre, comose llevaun

pañueloounascompresas.—Ya,igualqueunpañuelo.—¿YtúSusana?Nopiensesquetevasalibrar.—Yonotraigo—dijo—.Nocreoquelosvayaanecesitar.—Notepreocupes,sitehacenfaltalosdemástedaremosalguno.Porlo

visto entre todos traemos para que folle un regimiento —dijo Samuelprovocandolarisageneral.—Estaconversaciónmeestásubiendolatemperatura.Creoquemevoy

adarunbaño—dijoMaika.—Voycontigo—dijoSusana.Sindecirpalabra,Franseunióaellasyselanzaronlostresalapiscina.Se reunieron conRaúl y durante un rato nadaron y juguetearon en el

agua.Despuéssalieronysesentaronasecarse.—¿Quévamosahacerestanoche?—Cadaunoloquepueda.—Merefieroalacena.—Aquí al lado hay un restaurante donde se comen unas truchas

estupendas—dijoFran.—Ya está el de las truchas—dijo Raúl—. Cuando estuvimos aquí de

campamentosediounatracón.Yopropongomejoriralpuebloporalgodecarne.Ahídetrás,enlazonadeacampada,hayunabarbacoaymesasybancoscomolosdelaexplanadaderecepción.—Yomeapuntoaeso—dijoCarlos.—¿Yvosotrasquéqueréis?—Amímeda igual, loúnicoquedigoesqueyonohevenidoaquía

cocinar.—Enmipueblo,lasbarbacoassoncosadehombres—añadióSusana.—Osea,quesiqueremoscarne,latenemosqueprepararnosotros.—Asíes.

—Amínomeimporta—dijoFran—.Megustaprepararbarbacoas.—Puesvamosentonces.—Yo me ofrezco a ir por la carne—dijo Raúl—. Conozco un sitio

dondelavendenestupenda.¿Teacuerdas,Fran?—Sí,sitodavíasigueabierto.Perosiyococino,noiréacomprar.—YovoyconRaúl—seofrecióMiguel.—YoprefierococinarconFran—dijoCarlosqueseencontrabamuya

gustotiradoenelcésped.—Venga,Samuel,vetúconellos.—Sí, porque también habrá que traer bebidas digo yo. Después de

hartartedecarnenohaynadacomouncubatita.—De acuerdo.Hagamos un fondo común de diez euros por cabeza y

vayamosacomprar.Lostreschicosseducharonyfueronalpuebloacomprarylosdemás

permanecieronaúnunratoenlapiscina.Cuandoestacerrósefueronalashabitaciones a darse también una ducha y se reunieron en la parte deacampadaparaprepararlabarbacoa.InmaySusanafregaronaconcienciaunadelaslargasmesasdemadera

mientrasFranyCarlossededicabanahacerlomismoconlarejilladelabarbacoa. Poco después llegaron sus amigos con la compra yMaika yLucíapusieronlamesaconlosvasosyplatosdeusary tirarquehabíantraído.Se repartieron el trabajo: Fran encendió el fuego mientras Carlos

preparabalacarne;Raúlseencargóderepartircervezasypreparartintosdeverano,Susanacortóelpan.Prontoempezaronaaparecerplatosconcomidaquesequedaronvacíoscasialinstante.Susana,viendoqueCarlosyFranestabantrabajandoenlabarbacoasin

siquierabeber,selesacercócondosvasosdecervezaenlamano.—¿Loscocinerosnotomannada?—Seagradeceeldetalle.Estamossecos,yconestecalor...Francogióelvasoyloapuródeuntrago.—Es una delicia esto de poderme tomar una cerveza sin tener que

conducir.—¿Quieresmás?—Ahora,cuandocomaalgo.

—Enseguidaostraigoalgodecomer,porquecomoosdescuidéisnoosdejannada.Estándevorandocomolimassordas.Susanasemarchóyregresópocodespuéscondosbocadillosdefiletes.—Tomatú,yaqueestáaquí...—ledijoFranmetiéndoleen labocaun

trozodesalchichaqueacababaderetirardelfuego—.Vasaserlaprimeraquelaspruebe.¿Quétal?—Deliciosa.Durante un rato Susana se encargó de llevar comida y bebida a los

cocineros,ydespuésdequetodoshubieransaciadoelhambre,yyaconelfuegoapagado,sesentaronenloslargosbancosyRaúlsacólasbebidasfuertes.Susana remoloneó un poco esperando a que Fran se sentara para

hacerloasulado,perosinsabermuybiencómoseencontróaunextremodel banco, junto aRaúl,mientras Fran estaba sentado al otro lado de lamesa,muylejosdeella.Raúl se hizo cargo de las bebidas, y cogiendo el vaso de Susana, le

sirvióuncubataderonbastantecargado.—¡Esonoseráparamí!—Porsupuestoquesí.—No,yoprefierounMalibú.—Hoynohaypijaditas.Cubatasparatodoelmundo.Noteníamosmás

manosparatraercosas.—Bueno,peroponmeotromenoscargado.—No, nenita... Esta noche tienes que animarte un poco. Es tu primer

viaje,¿no?Puesquenosediga.—¿Intentasemborracharme?Raúlseencogiódehombros.—Nadie se va a enterar. Quizás así pierdas las inhibiciones un poco.

Eresdemasiadoseria,Susanita...—dijomirándolafijamenteyguiñándoleunojo.Ellasintióquesequedabaparalizada.¿Estaríaintentandoligarconella

envista dequeno conseguía a Inma? ¿AcasoFran le habíadicho algo?¿Por eso se había sentado tan lejos? Levantó la cabeza y lemiró, peroFran parecía distraído. También se había servido una copa y mirabafijamente su vaso, del que bebía pequeños sorbos en silencio, con

expresiónextraña.También ella bebió en silencio, no queriendo darle pie a Raúl a

proseguirloquetuvieraenmente,perocuandoyallevabamediovasoesteseinclinóhaciaellaylepreguntóbajito,paraquenadiemásleoyera.—¿YtúquétalconFran?—Bien.¿Porqué?Comosiempre.—Has estado toda la noche yendo a la barbacoa a llevarle comida y

bebida.—TambiénaCarlos.Losteníaisabandonados.Nadieseacordabadeque

ellosnotomabannada.—Ya...¿Élytúseguíssiendosoloamigos?—Pues claro, ¿qué quieres que seamos?—preguntó temerosa y cada

vez más convencida de que Raúl le estaba tirando los tejos, quizás encomplotconFran.—Amínomeladas...Tehevistomirarleenlapiscinaestatarde.Telo

comíasconlosojos.Yesodequeestáslocaporuntíodetupueblopuedescolárseloaél,peroamíno.Susana se relajó en parte comprendiendo que Raúl no estaba ligando

con ella, sino que simplemente intentaba sonsacarla como había hechootrasveces.Ysupoqueestavezleibaaresultarmuydifícilconvencerle.Y probablemente se lo diría a Fran. Enrojeció violentamente y trató deevitaratodacostaquelohiciera.—¿Québobadasestásdiciendo?Raúl se inclinó aúnmás sobre ella y apoyando la boca en su oído le

susurró:—Anda, tonta... No disimules conmigo. Mírale, está ahí solo en un

extremodelbanco.¿Porquénotevasallíconélyledasunmuerdoaverquépasa?Ella levantó la cabeza y le dijo al oído también, temerosa de que sus

palabrasllegaranalosdemás.—Por favor, Raúl. Cállate. No digas aquí esas cosas. Si alguien se

entera...Él se echóa reírbajitoyvolvióahablarle con labocaprácticamente

metidaenlaoreja.—Sialguien seentera, ¿qué?Siaquí lo saben todos.Todosmenosél,

joder,quenosepuedesermástonto.—Yquieroquesigaasí.—¿Porqué?—Porquesí.Tengomismotivos.—¿Yquémotivossonesos?Laconversaciónseguíaensusurros,conlasbocaspegadasalasorejas

deunoyotra.Depronto,yporelrabillodelojo,SusanavioqueFran,quelos había estado observando a hurtadillas, se levantaba del banco conciertabrusquedadyhacíaintencióndemarcharse.—¿Yatiquétepasa?—lepreguntóMaika,mientrassealejaba—.¿Te

hapicadounescorpión?Sin detenerse y mientras caminaba en dirección al edificio del hotel,

respondióbrusco:—¡Joder!¿Yanosepuedenimearsinrellenarunformulario?Susanalemirófijamentemientrasseperdíaenlaoscuridad,laespalda

rígida y tensa, el paso rápido como si le persiguiera alguien. Escuchórisaspor lobajoy sintióunagran incomodidad,undesasosiegoquenosabíaidentificar.—¿Porquénoleacompañas,Susi?—lepreguntóCarlos.—¿Que le acompañe?Carlos, va al baño. Supongo que sabrá hacerlo

solo...—Alomejornecesitaqueselasujeten...—dijoMaika.—Notienegracia,¿eh?Bebióunlargotragoynopudoevitarquesumiradasefueraalfondo,

hacialaoscuridadquesehabíatragadoaFran,esperandosuregreso.Perolosminutospasabanyestenoaparecía.Furtivamentemiró el reloj, eran las doce y cuarto. Siguió esperando,

peroFrancontinuabasinregresar.Alaunamenoscuartoestabarealmenteinquieta,peronoquisodecirnadaporqueseguramentetodosibanareírsedeellasilohacía.PeroFranllevabaunratomuyraroysumarchahabíasidomásextrañaaún.Aguantóhastalaunayyaentoncesnoleimportóloquedijeran,nilas

burlasdelosdemás.Preocupada,dijo:—¿NocreéisqueFrantardademasiado?Creoquealgunodevosotros

deberíairaversiestábien.

—¿Nosotros?¿Yporquénovastú?—Porquenomevanadejarentrarenelbañodeloshombres,poreso.—Seguro que no le pasa nada. A lo mejor es que ha ligado por el

camino...Yseríaunpuntazoiracortarleelrollo—dijoRaúlmalicioso.—Nodigas tonterías,Frannoharíaeso.Nose iríaconnadiesinmás,

dejándonos a todos aquí plantados —dijo convencida. Luego lo pensómejoryañadió—:Almenosavisaría.Yocreoquelepasaalgo...suformademarcharsehasidomuybrusca.Alomejor labebidanolehasentadobien.—Yo sé lo que no le ha sentado bien—dijoMaika con una risita—.

Perocreoquesídeberíasirabuscarle.—¿Ysiestáenelbañodelostíos?—Sinoleencuentrasporelcamino,nienlossalones,melodicesyya

iréyoaver—dijoRaúl.Se levantó de un salto y salió presurosa, hacia el edificio del hotel,

escuchandorisasasuespaldaylavozdeRaúldiciendo:—Diezeurosaquenovuelve.—Hecho.No tuvoqueandarmucho,ni siquiera llegóaentrarenelhotel.Nada

mássalirdelazonadeacampada,leviosentado,soloyenpenumbra,enuno de los bancos que había en la entrada, frente al comedor. Tenía laslargas piernas estiradas y la espalda recostada contra el respaldo delbanco, el reproductor de música conectado y una expresión sombríamientrasclavabalavistaenalgúnpuntoinexistentedelcampo.Nosediocuentadesupresenciahastaqueestuvoasulado.Sesentójuntoaél.—¿Quétepasa,Fran?Élnegóconlacabeza.—Nada...meapeteceescucharunpocodemúsica.Allíhaydemasiado

ruido.—Creíqueteencontrabasmal.—No, claro que no... Solo fui al baño y al regresar preferí sentarme

aquíadisfrutardelatranquilidadunrato.Susana lomiró fijamente sin creer ni una palabra. Sabía que algo le

pasaba,aunquenoquisieradecirlequé.Frandesviólavista,rehuyendosusojos,ylaclavóenelsuelomientrasdecía:

—Yavesqueestoybien.Vuelveahíyaprovechatuoportunidad.—¿Quéoportunidad?¿Dequéhablas?—Raúlestabamuyamableycariñosocontigoestanoche.Quizápuedas

estrenarelcamisónqueteregalótuhermana.—Yo no quiero estrenar el camisón con Raúl esta noche, por muy

amablequeesté.—Buenoquizásnoestanoche...Peropuedeempezaraconocertemejor

yquién sabe simásadelante...Teestaba tirando los tejosyesoyaesuncomienzo.Nodesperdicieslaoportunidad,Raúlnosueledarunasegunda.Susana trató de ver su cara en la semioscuridad, porque su voz había

sonado muy extraña, como desgarrada. Como si le costara muchoesfuerzo pronunciar las palabras. Pero el rostro de Fran permanecíaocultoporlassombras.—Raúlnomeestabatirandolostejos.—Teestabacomiendolaoreja,entonces...—Tampoco.Soloestabadiciéndomealgoquenoqueríaqueoyeranlos

demás.Algoqueélintuyequeyonoquieroquesepan,aunqueporlovistoesdedominiopúblico.—¿Quécosa?—Tampocoquieroquelosepastú.—Si es de dominio público, ¿qué hay de malo en que lo sepa yo

también?Susanano contestó.Era conscientedequehabíahabladodemasiadoy

noqueríaseguirconaquellaconversación.Paraevitarlo,alargólamanoylepidió:—¿Medejasunauricular?Tambiénamímeapeteceescucharunpoco

demúsica.—¿Novasavolverentonces?—No, amenos que prefieras estar solo. Si es así, y no te apetecemi

compañía,porsupuestoquemeiré.Élletendióelauricularmientrasdecíaconvozmuysuave:—Tucompañíaeslaúnicaquemeapetece.Susanaseacercómás,comohabíahechoaquellamañanaenelautobús

paraqueloscablesnoquedarantirantes,yapoyólacabezacontralasiendeFran,quesequedómuyquieto,sinacercarseaella.

Sedabacuentadequeélnoeraelmismodeaquellamañana,nisiquierade la barbacoa de la noche. Algo le había cambiado, algo que habíaensombrecidolavelada.Lenotabarígidoytensoasuladoynosabíaporqué.—Fran...¿Estásenfadadoconmigo?—No.¿Porquéibaaestarlo?—Nosé.Tenotoraro,comosimeevitarasdespuésdelacena.—Imaginacionestuyas.PeroSusanasabíaquenoeraasí.Leconocíademasiadoparanodarse

cuenta.—Si he hecho o dicho algo que te haya podidomolestar... te aseguro

quehasidosinquerer.Élgirólacaraylamiródesdemuycerca.Porprimeravezentodoel

rato pudo verle la cara y Susana se quedó prendida en su mirada. Elauricular se le escurrió,y él alargó lamanoyvolvió a colocarlo en susitio,mientrassusurraba:—Túnotieneslaculpadeloquemepasa,Susana...Deverdadqueno.Despuésdeasegurarsedequeelpequeñoaparatoestababiencolocado,

susdedossedeslizaronporelbordedelaorejahaciéndolaestremecerdepiesacabeza,enunacariciasuaveycálida.—Perotepasaalgo...—siguiópreguntandoconvoztemblorosa.Sindejardemirarla,Fransalvólosescasoscentímetrosqueseparaban

suscarasyposóloslabiossobrelosdeSusana,besándolaconsuavidad.Ellaseestremecióconmásviolencia.Él lonotó,ynosabiendosieradeplacerodesorpresa,seseparóun

poco,sololojustoparapodermirarla.—¿Entiendesahoraloquemepasa?Los ojos de Susana brillaban y sus labios se habían quedado

entreabiertos.—Noestoysegura.—¿Noestássegura?—preguntó incrédulo.Y levantando laotramano

sujetóconfuerzasucaraentreambasylabesóconfuerza,deslizandolalenguadentrodesubocaantesdequeellapudieracerrarlaybuscótodoslos rincones,mientras susmanos impedían que pudiera separarse. PeroSusananoqueríasepararse.Sedejóbesar,aturdida,incapazdereaccionar

anteloqueFranleestabadandoaentender,incapaztambiénderesponderasubeso.Cuandomuchoratodespués,él lasoltó, lavozsenegabaasalirdesu

garganta.—Eso es lo que me pasa —dijo él con voz ronca—. Que me estoy

muriendodecelos,quemehetenidoquevenirdeallíparanovercómooscomíais la oreja el uno al otro y os hablabais en susurros, con unaintimidadqueyoquisieraparamí.QuesoyunputoembusteroquefingesertuamigoyayudarteaqueRaúlsefijeenti,peroesmentira,quesoyuncabrón,quenopuedoevitaralegrarmecuandonotehacenicaso,yquequisiera que te hiciera algo tan doloroso que te permita olvidarle, pormucho que sufras por ello. Que no soy tu amigo, que me muero porbesarte, y por tocarte...Que no puedo evitar quemismanos se disparenhacia ti cuandoestáscerca.Quecuandohecomprendidoquequizásestanochetusueñosepuedehacerrealidad,nohesidocapazdesoportarloymehevenidoaquíporquenoquieroestropeartelaposibilidaddeestarconél,aunqueseaunavez.Porqueaunqueséqueestásenamoradadeél,yotequieroparamí.Esoes loquemepasa...Losiento,me juréamímismoquenuncatelodiría,quenoestropearíalaamistadquehayentrenosotrosconfesándote mis sentimientos, pero no puedo más. No te sientas mal,Susana,túnotieneslaculpa.Fran había hablado de un tirón, atragantándose casi con las palabras,

deseandosoltarlotodoantesdequeellaleinterrumpiera.Despuésguardósilencio.Susana tragó saliva varias veces para asegurarse de que la vozibaasalirlecuandohablara,yapoyandolamanosobreladeFran,dijo:—YonoestoyenamoradadeRaúl.—Perotegustamuchísimo.—Nuncamehagustado.Elquemegustaerestú...Siemprehassidotú.FrangirólacaraylamiródenuevoyestavezfueSusanalaquecogió

la cara de él entre susmanosy le besó.Él la rodeó con los brazos contantafuerzaqueelreproductorcayóalsueloconunpequeñoestrépitosinqueningunodelosdoshicieranadaporrecuperarlo.Sebesaron largamente.Susanabajó lasmanosde lacaradeFrany le

rodeó laespaldamientraselbesoseprolongabamuchorato.Después,ysin aliento, se separaron. Se quedaron mirándose durante un largomomentosinquehicierafaltadecirnada,leyendocadaunoenlosojosdel

otro.Después,FranlaabrazódenuevoySusanaenterrólacaraensucuello,

aspirando por fin de forma intensa el aroma a Hugo Boss que tanto legustaba.—¿Deverdadquenotegusta?—preguntóél,incréduloaún.—Deverdad.—¿Nunca?—Nunca. Siempre has sido tú. Desde el año pasado, cuando todavía

salíasconLourdes.Franlaabrazómásfuerteaún,tantoquelecostabarespirar.—¿Yporquémehashechocreerquesí?—Porquepensabaquesisabíasquemegustabastútealejaríasdemí,y

teperdería.Quenisiquierapodríaverteyhablarcontigo.Nosabesloquesignificó para mí que me invitaras aquel día a hacer el trabajo convosotros, laposibilidadde tenerte cerca,dehablarte.Tuvebuencuidadode que no notaras cuántome gustabas. Luego empezaste a creer que setratabadeRaúlypenséquenolehacíadañoanadiepordejartecreerlo.Esomepermitíaestarunpocomásrelajada,ysobretodoestarcercadeti.Éllebesólasiensusurrándoleconvozronca:—Chiquillatonta...¿Tienesideadeloquemehashechopasar?¿Delos

celosquesentíacadavezquelemirabas?¿Deloterriblequeeracuandoteinvitabaairaalgúnsitioysoloaceptabasdespuésdequetedijeraqueélestaríaallí?¿Tienesideadecuántohellegadoaodiaramimejoramigosoloporquetúlepreferías?—Siemprehepensadoqueesuncapullo.Franenterró lacaraenelcuellodeSusanaydeslizó la lenguaporél,

subiendohasta el lóbulode laorejay lo chupócon suavidad.Susana seestremecióyseapretócontraélexhalandounlevegemido.Yleescuchósusurrarjuntoasuoído:—¿Hastraídoelcamisón?—Sí.—Pónteloparamí—suplicó—.Esetrozodetelamehaquitadoelsueño

desdequelovi.Nopiensoenotracosamásqueenvértelopuesto...Nomedigasqueno,porfavor...Necesitotenerteestanoche.—Merchecompróelcamisónparati...poresoteloenseñó.Yocreíque

memoríadevergüenzacuandolohizo,peroellasabía...—¿Entoncessí?¿Pasaráslanocheconmigo?—Sí.—Vamos.—Elcamisónestáenlahabitaciónconmiequipaje.Maikatienelallave.—Veapedírsela.—Medacorte... ¡Noquieronipensaren loquevanadecirmecuando

lescuentequevoyapasarlanochecontigo!—Iréyo.Espérameaquí.Fran se alejó y Susana le vio marcharse. Y solo entonces su cuerpo

empezóatemblarviolentamenteyocultólacaraentrelasmanos,incapazde asimilar lo que estaba ocurriendo. Respiró hondo, intentandodominarse,peroestabatanabsortaeneltorbellinodesusemociones,enellocogolpeteodesucorazón,quenosediocuentadequeregresaba.Solocuandoleescuchóasuladolevantólacabeza.—¿Arrepentida? —preguntó él con suavidad. Susana negó con la

cabeza.—Solonerviosa.Fran sonrió en la oscuridad y agarrándole lamano, tiró de ella para

ayudarlaalevantarse.—Ven.Susanaselevantó,peroaldarelprimerpasoalgocrujióbajosupie.—¡Mierda!Elreproductor.Franseagachóylorecogió.—¿Estároto?—Solo un auricular —dijo mostrándole el pequeño artilugio,

literalmentemachacado—.Estenuncavolveráaponérselonadie.Peronotepreocupes, tengomásencasa.Cadavezquemipadreva aMadrid setraedosotresdelAVE.—¿Yelreproductor?¿Funciona?—No pienso ponerme a comprobarlo ahora. Pero si no funciona,

tambiéndaigual.Lerodeólacinturaconunbrazoyechóaandarasulado.Lasrodillas

deSusanatemblabantantoqueacadapasoquedabayacadaescalónquesubía,sentíaqueibaacaerse.

Sin decir palabra llegaron a la puerta de la habitación que compartíaconsusamigasyFranletendiólallave.—Tráetetodastuscosas,notelimitesalcamisón.Asípodrásducharte

después.—Deacuerdo.Élpermanecióenlapuertamientrasellarecogíarápidamentetodassus

pertenencias y las colocaba de nuevo en la bolsa de viaje, para podertransportarlashastalahabitaciónquealpareceribaacompartirconFranelrestodelviaje.Cuando salió, cerró cuidadosamente a su espalday juntos subieron el

otro tramo de escaleras hasta la planta superior. Fran se detuvo ante lanúmero210ylaabrió.—Entraacambiarte...YomientrasbajaréadevolverlelallaveaMaika.—¿Quétehandichocuandohaspedidolallave?Élsonriódivertido.—Muchasburradas.Perono te preocupes, al parecer se lo esperaban.

Hanhechoapuestasytodo.Seinclinósobreellaylerozólabocaconloslabios.—No tardaré —dijo marchándose. Susana entró en la habitación y,

colocandolabolsasobreunabanquetaquehabíajuntoalarmario,rebuscóen su interior. Sabía perfectamente dónde estaba el camisón, escondidobajotodalaropa,envueltoenvariascapasdebolsasdeplásticoopacasydiferentesparaquenadiepudieraadivinarquécontenían.Locogióyentróenelbaño.Noestabaseguradeloquedebíahacer,nosabíasiducharsedenuevo.

Hacíaapenasunashorasque lohabíahechoy lanocheerafresca,nosesentía sudada.Decidióqueno, queFranquerría que estuviera preparadacuandovolviera.Noqueríaqueélpensaraqueestabatratandodeposponerelmomentoconunaexcusa.Sedesnudóysemiróenelespejo,tratandodeverseconlosojosdeél,

ynocon lossuyos,peronopodía.Sepusoelcamisóny lasbraguitasajuego, se soltó el pelo y lo cepilló haciéndolo brillar. Sus ojos tambiénbrillaban,ylasmanosletemblabantantocomolaspiernas.Cerrólosojosy suplicómentalmente: «PorDios, que le guste... que no se decepcione.Quemiinexperiencianoloestropeetodo».Selavólosdientesporquelabocalesabíaaalcoholynisiquierasele

ocurriópensarqueyasehabíanbesadoenelbanco.Seestabaenjuagandolabocacuandolesintióllegarymoverseporla

habitación. Fran no dijo nada, no la apremió ni lemetió prisa. CuandoSusanadejódeescucharruidosenlehabitación,seechóunúltimovistazoalespejoysalió.Franestabasentadoenelbordedelacamavestidosolamenteconunos

bóxernegrosyajustadosque seceñíana susmusloscomouna segundapiel. La cama estaba abierta, con la colcha de cuadros azules quitada ysobrelamesilladenochehabíaunacajadepreservativos.Menosmalquea él se le había ocurrido traer, ella jamás hubiera pensado que losnecesitaría.Laluzcentralestabaapagadayladelamesillaencendida,conunaluz

cálidaysuavequellenabalahabitacióndeclarosysombras.La mirada de Fran se hizo más intensa cuando la vio y tragó saliva

como si le costara asimilar lo que estaba viendo. Probablemente, leocurríacomoaella,quenoterminabadecreérselo.Susanaparpadeóyavanzómuydespacio,hastaqueélextendiólamano,

invitándolaaacercarse.—Ven—susurró.La recorriócon lamiradamientras seacercaba, comograbandocada

detalledesucuerpoen las retinasySusanapudodarsecuentadequesurespiraciónsehabíaacelerado,ysupoquenoteníanadaquetemer,quesucuerpolegustaba.Noentendíaporqué,perolegustaba.Cuandoestuvodelante,Franlerodeólacinturaconlosbrazosyenterró

lacaraensuestómago,cubiertodegasamalva,ylabesósobrelatelaconlos labios abiertos. Susana empezó a temblar de forma incontrolada. Éllevantólacabeza.—Estástemblando,¿tienesfrío?—No.¿Todavíanotehasdadocuentadequenuncatiembloporelfrío,

sinocuandotúestáscerca?Cuandometocas...—Pues vete acostumbrando...—dijo enterrando la cara de nuevo, esta

vezentrelossenos,enlapartedepielquedejabaaldescubiertoelescotedelcamisón.Deslizó los labiosporelbordedelmismoysubióhastaelcuelloyacaricióconlapuntadelalenguaelhuecoentrelaclavículaylagarganta.Susanaseestremeciódepiesacabezayélselevantóyapretándolacon

fuerza, buscó su boca y la besó. También Susana le rodeó la espaldadesnudaconlosbrazosyseapretócontraél,sintiendolaereccióncontrasu vientre. Lasmanos de Fran bajaron hasta sus nalgas y la apretó confuerza, moviéndose contra su vientremientras Susana empezó a jadear,sintiendoporprimeravezensuvidaloqueeraperderelcontrol.Después de un beso largo e intenso, Fran se separó un poco y

colocándole las manos sobre los hombros, le bajó los tirantes y elcamisóncayóalsuelo.Susanasoportólamiradadeélsobrelapartedesucuerpoquemenosle

gustaba,lospechos,peroFrannoparecíadarsecuentadesupequeñez,yalargandolamanosobreunodeellos,loacariciódespacio.Ellasintióqueuna fuerte sensación la recorría entera y se detenía entre sus piernas,haciéndola sentir una excitación y un deseo que jamás habíaexperimentado antes. Con la otra mano, él bajó las bragas y Susanalevantólaspiernasparalibrarsedeellas.Ymetióasuvezambasmanosalosladosdelbóxerdeélylobajótambién.Franvolvióaapretarsecontraella,estavezsinelestorbodeninguna

tela,yenterrólacaraensucuello,acariciándolodespacioconla lenguadesdeelhombrohastalaoreja.Susanaenterrólasmanosenlamelenarubiaylebesólacabeza,unay

otravez,hastaqueFransedejócaersobrelacama,arrastrándolaconél.La tendió de espaldas y se colocó sobre ella, besándola con fuerza,mientras sus manos le recorrían los muslos y las caderas a la vez queSusanaenterrabalassuyasenlasnalgasredondasyduras.Después,élsefuedeslizandohaciaabajohastaalcanzarlospechosyse

metióunpezónen labocamientras sumanobuscabaelhuecoentre suspiernas.Susana lanzó un gemido ahogado al sentir sus dedos buscando,

explorandoyacariciándola.—Fran... —susurró. Iba a decir algo, pero lo olvidó al instante. Su

menteeraincapazdeconcentrarsemásqueenlosdospuntosdesucuerpoque él estaba acariciando: los pechos y el clítoris. Semordió los labiosparanogritar,ycuandoéllevantólacabezayapartólamano,sintiócomosi la vida le faltara.Abrió los ojos y le vio erguido, con las rodillas aambos lados de sus caderas y alargando la mano hacia la caja depreservativos.Selatendióaella.

—Ábrelatú.Yotengolamanoempapada...Susanalemirólamanohúmedaybrillanteysintióqueseexcitabamás

aún. Abrió la caja con manos temblorosas y rasgó el sobre de unpreservativo.Después,seinclinóhaciaélyselopuso.Mientraslohacía,le acarició el pene, la piel suave y cálida, y esta vez fue él quien seestremeciódepiesacabezayexhalóunlargogemido.Después, y contra lo que Susana esperaba, no la penetró, sino que

volvióatumbarsesobreellayvolvióabesarleelpechoyacariciarlaentrelaspiernascomohabíaestadohaciendoantesdedetenerse.Peroestavez,tantosubocacomosumano,imprimieronunritmomásrápido,ytambiénla respiración de Susana empezó a hacerse más acelerada. Entonces, élapartólamano,yalfin,ellalesintióentrar.Despaciotemiendolastimarla,entrandosolounpocoyretrocediendounayotravez,sinentrardeltodo,y sumanobuscóde nuevo el clítoris y la acarició rápido, rápido, hastaqueSusanasintióqueibaaestallar,yentoncesFranempujóyeldolorsemezclóconelplacerdeunaformatan increíble,queSusanaera incapazdediferenciarunodelotro.Arqueólascaderaspararecibirloysemoviócontraél,convulsae incontrolada,mientrassusmanosseclavabanen laespaldadeFran,ylesintiótemblar,jadearyestremecersesobreella,hastaquealfin,cuandoyacreíaquesucorazónnoaguantaríamásyqueibaaromperse allí mismo enredada en el cuerpo de él, las sensacionesempezaronamenguaryvolvióanotarqueelaireentrabadenuevoensuspulmones.Ysedejócaerexhaustacontralaalmohada,temblandoaúnsincontrolysinaliento.Fran también se dejó caer relajado sobre ella y durante un buen rato

solo se pudo oír en la habitación la respiración de ambos. No podíanmoverse. No querían moverse, admitir que había terminado.Permanecieron quietos mientras sus cuerpos volvían lentamente a lanormalidad, en silencio, sintiendo cada uno el cuerpo del otro, con lasensibilidadaflordepielaún.DespuésFranseincorporóysalióalfin,ytendiéndoseasuladolepasó

el brazo por debajo de los hombros para atraerla a su costado y queSusanapudierarecostarlacabezaensuhombro.Ylabesóenelpeloyenlafrente.—¿Tehehechomuchodaño?Ellanegó.

—No...Séquehubounmomentoenquedolió,peronisiquierasabríadecirte cuándo ni cuánto. El dolor se perdió en medio de otrassensaciones.—Tambiénparamíhasidounaprimeravez—admitióél.—No seasmentiroso. Te acostabas conLourdes y además sé que has

tenidoalgúnqueotrorollodefindesemanaestecurso...inclusoRaúlmehablódelahijadeunclientedetupadreconlaqueteveías...—¡Caray con Raúl! Ya te hablaré de ella en otro momento y nos

reiremos juntos. Pero no te he mentido. No he dicho que fuera virgen,perojamáshabíasidoasíantes.—Élgirólacabezasobrelaalmohadayclavóenellasusojosmáspardosyprofundosquenunca—.Telojuro.Yellanopudoevitardejarescaparlaemociónacumuladadurantetoda

la noche y sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas. Él frunció elceño.—¿Qué pasa? ¿Vas a llorar? ¿No puedo decirte nada bonito sin que

salgasllorando?—No cuando estoy sensible... soy muy llorona cuando estoy

emocionada.Fran se volvió de costado y la rodeó con ambos brazos y empezó a

besarleelpeloylacara.—Chiquilla,¿porquéteponesasí?Hasidobonito,¿no?—Sí.—¿Entonces?—Esquenuncapenséqueestopodríapasarentrenosotros.Jamáshasta

quemebesasteestanocheenelbancosemeocurriópensarqueyofueraparatialgomásqueunaamiga.—¿NisiquieracuandotebeséenelcumpleañosdeRaúl?—Nisiquieraentonces.Yomehabíatomadodosotrescopasypensaba

quelaquetehabíabesadoerayo.Élsonrió.—Bueno,ahoraquelodices,yotampocolotengomuyclaro.Creoque

fuimoslosdos.—Peroteseparastetanbrusco...Yopenséqueestabasespantadoantelo

queyohabíahecho.Tuvequemarcharmeacasaporquemesentíaincapazdecontinuarallícontigo.Creíquetehabíasdadocuentadeloquesentía

portiynosabíascómoasumirlo.Penséquenoquerríasvolveraverme.Estabastanhosco,tanfrío...—Claroqueme separébruscoy estabahoscoy frío.Loprimeroque

hicistecuandonosseparamosfuemiraraRaúl.—Porque le había asegurado un rato antes que tú y yo solo éramos

amigos y quería averiguar si nos había visto besarnos. Creo que élsiemprehasabidoquetúmegustabas,yteníapánicodequetelodijera.—Yestanoche,¿vasadecirmeahoraloqueteestabacomentandocon

labocapegadaatuorejaylaactitudmásíntimaquehevistoenmivida?Tuvequemarcharmeparanolevantarmeypartirlelacara,porqueélsabeloquesientoporti.—Yapuedes saberlo.Me estaba diciendo que no se tragaba lo de que

éramossoloamigosytratabadeconvencermeparaquemefueracontigoatuladodelamesaytedieraunbeso.—Deberías haberlo hecho, has estado a punto de romper

definitivamentenuestraamistad.Siestanochetehubierasidoconél,yonohabríavueltoadirigirlelapalabra.Élsabequetequieroynolehubieraperdonadoquesemetierapormedio.Contigono.

Susanaguardósilencio.Franhabíadicho«tequiero»,unaspalabrasqueella llevaba toda la noche tratando cuidadosamente de evitar, incluso enlosmomentosenquemásdifícil lehabía resultadocontrolarse.Peronolas había dicho.Ambos pertenecían amundos diferentes y ella eramuyconscientedeello,sobretododespuésdelanochequehabíacenadoensucasa.—Fran... —susurró—, te quiero son palabras demasiado grandes...

demasiadoimportantes.Acabamosdedescubrirnoselunoalotro.Esmuyprontoparaeso.Vamosadejarloen«yotegustoytúmegustas»,¿vale?Élsonrióylamirófijamente,mientrasSusanaenrojecía.Habíapodido

leer sus pensamientos. Sabía que ella era precavida y que necesitabatiempo para asimilar lo que él sentía por ella. Que no acababa decreérselo,queeradesconfiadaporqueelmundoylavidalahabíanhechoasí,ynoquisoapabullarla.—De acuerdo. Yo te gusto y tú me gustas. Pero te advierto que me

gustasmuchísimo.

Ellasonriótambién.—Ytúamí.Se abrazaron y se besaron con suavidad. Después Susana se levantó

mirándoselosmuslosmanchadosdesangre.—Creoquedeberíairalbaño.Estoyhechaunasco.Yapuedocontrolar

elmovimientodelaspiernas.—Sí,yotambién.Entróenelbañoysemiróalespejo.Aúnteníalosojosbrillantes, las

mejillasencendidasylaexpresiónmásfelizquesehabíavistojamás.Se lavó cuidadosamente y regresó a la habitación. Y ambos se

apretujaron en la pequeña cama individual para continuar besándose yacariciándose uno al otro, incapaces de echarse a dormir por si aldespertardescubríanquetodohabíasidounsueño.Apagaronlaluzcuandoescucharonenelpasillodelhotellasrisasylas

vocesdesuscompañeros,entrandoensusrespectivashabitaciones.AcontinuaciónelmóvildeFransonóyenmudecióinmediatamente.—Esuntoque—dijoFran,quesehabíaincorporadoamirarlo—.Del

cabróndeCarlos.VolvióaacostarseyaabrazaraSusanadenuevo.Yacontinuaciónsonó

elmóvildeella.Tambiénlomiró.—Maika.Pocosminutosdespués,unmensajeeneldeFran.Loleyó.«Lostoques

seresponden.Esoessagrado».Francogióelmóvilytecleó:«Yuncarajo»,yacontinuaciónloapagó.

Susanahizolomismoconelsuyoyvolvieronaabrazarse,estavezconlaluz apagada para evitar que los demás supieran si estaban despiertos odormidos.Ysiguieronbesándose.

Unos golpes en la puerta de la habitación, fuertes y repetidos, leshicieron despertar bruscamente. El sol entraba por la rendija de lascortinascorridas,deunazuldesvaído,ydabaenlacama,iluminandoconunafranjadoradalosmuslosentrelazados.Unasensacióndecansancioysopor,hizoprotestarlosmúsculosentumecidos.SusanaluchópordespertarseycomprendióqueFranintentabahacerlo

mismo,mientraslosgolpessemezclabanconvoces.

—¡Eh,tortolitos!¿Estáisvivos?Franlogrópreguntar:—¿Quécoñoqueréis?—Ningúncrimen,macho.Guárdatelasborderías.Solotraerosalgode

comer,queoshabéissaltadoeldesayuno.Sonlasonceymedia.Susanamiró elmóvil, que estaba apagado.Fanya había encendido el

suyoydijo:—Esverdad.Raúlgritóalotroladodelapuerta.—Nosotros nos vamos a hacer la ruta del río. Si queréis venir tenéis

quelevantarosya.Ysino,nosvemosluego...siquedaalgodevosotros.FransevolvióhaciaSusanaquesehabíasentadoenlacamaytratabade

alcanzarlaropainterior.—¿Quéquiereshacer?—Me hacía ilusión hacer la ruta, pero tengo que confesar que estoy

hechapolvo.Perosinovamos,luegonosvanadarunalataincreíble.—La ruta no es demasiado dura. Si te apetece podemos ir y luego

regresar nosotros en autobús, si te sientes muy cansada. Hay una líneadesdeBenamahoma hastaElBosque. Ellos que se den el pateo de ida yvuelta.—Deacuerdo.Fran,desnudo,seacercóalapuertaydijoasuscompañeros:—Vamosconvosotros,esperadnosunsegundo.Enseguidasalimos.—Deacuerdo.Abajoestamosconvuestrodesayuno.Semetieronjuntosadarseunaducharápida,apretujadosenlapequeña

placa,enlaqueapenassepodíanmover.Susanasediolavueltamientrasseenjabonaba,peroFranlaagarródelosbrazosylahizogirarparaquequedaradefrente.—¿Quépasa?—lepreguntó.—Nada.—¿Porquétevuelvesentonces?—Porquemedacortequememires.Élsoltóunasonoracarcajada.—¿Quetedacortequetemire?¿Aestasalturas?

—Esquenoeslomismodenoche,enpenumbra,queahoraaplenaluz.—Porsupuestoqueno.Ahorapuedovertemejor.Recrearmeen todos

losdetallesqueanochesemeescaparon.—Noquieroquelohagas.Medavergüenza.—¿Quétedavergüenza?—Noquieroqueveas...lodelgadaqueestoy.Suspirando, Fan la abrazó con fuerza, apretándola contra su cuerpo

enjabonadoyresbaladizo.—Sélodelgadaqueestás...Noolvidesqueanocheterecorrícentímetro

acentímetro.Megustóloquetoqué.Yahoraquieroverlo.¿Medejas,porfavor?—susurróensuoído.—Siinsistes...Peroluegonodigasquenoteavisé.Se separó un poco, lo máximo que les permitía el rincón estrecho

donde estaba instalada la ducha y la miró largamente, centímetro acentímetro,conunamiradaqueSusanasupoibaaquitarleelpudordeunavezyparasiempre.—Me gusta tu cuerpo.Me vuelve loco tu cuerpo, y te lo demostraría

ahoramismosinofueraporqueyanosestánesperando.Perosiquierespuedollamarlesydecirlesquesevayan.Ella negó con la cabeza, comprobando que él volvía a excitarse solo

conmirarla.—No, bajemos. Necesito ese desayuno del que han hablado. Lo

dejaremosparalasiesta.Terminarondeducharserápidamenteysevistieronconropaycalzado

cómodo. Fran preparó la mochila con algunas cosas y cogidos de lamano,bajaronareunirseconlosdemás.Estaban sentados en el mismo banco donde la noche antes se habían

sentadoellos.—¿Preparada?—lepreguntóFran.—¡Quéremedio!Todos estaban pendientes de ellos, mirándoles fijamente mientras se

acercaban y cuando estuvieron a su ladoMaika les tendió una bolsa deplásticollenadepanconmantequilla,croissantsyunascajasdezumo.—Elcafénohemospodidobirlarlodelcomedor,losiento.—Esigual,estoestábien.

—Seagradece.—Hemos comprado también unos bocadillos para comerlos por el

camino,sisenoshacetarde.Aestashoras...Quedanparavosotrosunodesalamiyotrodechorizo.Os los repartíscomoqueráis.Aunque tambiénpodéiscompartirlos...¡Comoyahabéisintercambiadofluidos!—No iréis a empezar, ¿verdad? Ya tuvo bastante poca gracia el

numeritodeanocheconlosmóviles.—¿Interrumpimosalgúnmomentoespecialmentedelicado?—Interrumpisteis,simplemente.Ydabaigualelmomento.—Noos quejéis, que esperamos un tiempoprudencial, almenos para

dejarosecharelprimero.Huboquienqueríallamarosmuchoantes.Franmiróasuamigoconcaraasesina.—¡Eh,nomemires,queno fuiyo!Conel trabajoquemehacostado

queosdejaraisdememecesyosmetieraismanodeunavez.En poco tiempo dieron buena cuenta del contenido de la bolsa, y

cogidosdelamamoemprendieronelcaminohastaelcercanopueblodeBenamahoma,siguiendolarutadelríoMajaceite.Llegaronalahoradelmediodíaysesentaronenunaplazaacomerlos

bocadillosque llevabanyabeberaguaenunafamosafuentedeaguademanantial.—Susanayyovamosaregresarenautobús,estamosmuycansados—

dijoFran.—Todosvamosavolverenautobús.Hacemuchocalor—dijoCarlos

—,yyoyaestoyviejo.Subieronal autobúsque recorría los cuatrokilómetrosque separaban

los dos pueblos y cuando llegaron a la explanada del albergue, LucíacogióaSusanadelamanoyledijo:—¿Dóndevas?—Adescansarunrato.—Deesonada.Loquequeréisesmeterosafollarotravez,peronoos

vamosadejar.Guardadlasganasparalanoche,chicos.—Ahora vamos a darnos un baño en la piscina para refrescarnos...

todos.—Yonoquierobañarme,quierodescansar.—Razóndemásparanoirtealahabitación.Tiéndeteenelcésped.

FrancruzólamiradaconSusana,yalzóloshombros,impotente.—Está bien, cabrones. Pero yame la pagaréis si algún día os toca a

vosotros—dijoFranresignado.—Vamosaponernoslosbañadores.Sedirigieronalashabitaciones.—Vosotrosdos...Siendiezminutosnoestáisabajo,osvamosamontar

una cencerrada que hasta tu madre en Sevilla va a saber que estáisfollando.—Estaremos abajo en diez minutos. Os dedicaremos la tarde y

esperaremos.Perosiaalgúncabrón,ocabrona, se leocurreestanochedar por culo con el móvil, probará el modo vibración del mismo a lobestia. Y ya sabéis que cuando me cabreo, no me pienso las cosas dosveces.—Dímeloamí.EntraronenlahabitaciónySusanaabriólabolsaparacogerelbikini.—Lo siento—dijo Fran acercándose a Susana y abrazándola por la

cintura.—No importa.Laverdadesque tampoconosvendrámaldescansary

dormirunrato.Asíestaremosenplenaformaparalanoche.—Mealegraquetelotomesasí.Susanasealzóunpocosobrelapuntadelospiesylediounbesocorto

enloslabios.—Unaperitivo.Ydespuéssesoltóysecambióderopa.Bajaronareunirseconlosdemásyseinstalaronenlapiscina.SusanasetendióenlatoallayFranlohizoasulado,mientrasquelos

demás se metieron en el agua. Casi inmediatamente se quedó dormida,bocaabajo,conlacaradobladahaciaunladoenunánguloextraño.Fransequitó la camisetay ladoblócuidadosamentey levantándole la cabezaconcuidado,lacolocódebajoparaqueestuvieramáscómoda.Despuéssesentó a contemplarla, embobado, sin terminar de creer lo que habíapasado en las últimas horas.Apenas veinticuatro horas antes, él todavíapensaba que Susana estaba enamorada de Raúl. ¿Cómo no había sabidoverlo? Ahora recordando, se daba cuenta de que había habido tantosmomentosenquelosdossehabíandelatado...

Raúl salió del agua y se sentó junto a su amigo. Pareció adivinar suspensamientos.—Siemprehesabidoqueestabalocaporti,aunquetúinsistierasenque

ibaporotrotío.Nohabíamásquevercómotemiraba.—Mehizocreerquelegustabastú.—¿Yo?Joder,Fran,eresmástontodeloqueaparentas.ASusananunca

lehecaídonimedianamentebien.—Yopensabaquesolo lo fingíaparaqueno tedierascuenta.Yaquel

puñetazoquetedinoerasoloporloquedijistedeella,sinoporqueellateprefería.Loscelospuedenllegarasermuymalos,Raúl.Teconfiesoquehellegadoaodiarteenalgunosmomentos.Anoche,porejemplo.Sinomehubieraido,creoquemehabríaliadoahostiascontigootravez.Creíqueleestabastirandolostejossinimportarteloqueyosentíaporella.—¿Ycreesquenolosé?¿Quenoteveíalacara?Peromacho,sinote

llego a pinchar para que saltaras, todavía estaríais haciendo el tonto losdos,jugandoalratónyalgato.—¿Lohicisteapropósito?—Puesclaro.Fran alargó lamano hacia Susana, dormida a su lado, y le apartó un

mechóndepeloquesehabíadeslizadoconelaireylehacíacosquillasenla cara.Nopudo evitarlo ydeslizó la palma abierta por el hombroy laespalda.—Tehadadofuerte,¿eh?—Estoy enamorado como un colegial. Esta noche ha sido algo

increíble,¿sabes?Notienecomparaciónconnadaquehayavividoantes.Ojaláalgúndíapuedassentirlotútambién.—Mira,macho,pontelasogaalcuellotúsiquieres,perodéjameamí.

Estoymuybienasí.Franriobajito.—Esodecíayohaceunosmeses,yahorasoloquieroestarconella.Y

podrásdecirquenoesningunabelleza,queestámuydelgada.Perotejuroqueparamínoexisteningunamásbonita,nimásperfecta.Ynoessolosexo,aunqueladeseocomounburro.Joder,ahoramismoladespertaríay...bueno,másvalequemecalmeometendréquemeterenlapiscinadeltirón.

Raúlseechóareír.—Macho,quémalteveo.Meparecequetehanenganchado.—Me temo que sí. Esto es serio,Raúl, paramí y sé que para Susana

también,aunque losdoshayamosdichoqueno loesyquesimplementenosgustamos.—Atuspadresnolesvaahacermalditalagracia.—Yalosé,peroporprimeravezenmividame importauncarajo lo

quediganmispadres.Aunquedemomentocreoquelomejoresquenolosepan.Almenoshastaquepaseuntiempoylascosasesténmásasentadasentrenosotros.Lojoderían.UnatardevinoSusanaaestudiaracasaymimadre la invitó a cenar. Y no te puedes imaginar qué mal rato. Se lasapañódetodaslasmanerasposiblesparahacerlasentirincómoda.Cuantomástardeseenteredequeestamossaliendojuntos,mejor.—¿YquépiensaSusanademantenerloensecreto?—Supongoqueestarádeacuerdo.Nocreoquesevuelvalocaporira

comeramicasalosdomingos.Ambosamigosseecharonareír.—Tío, si necesitas que te cubra las espaldas, que cuente alguna trola

para que podáis estar juntos, ya sabes que puedes contar conmigo.Siempre lohemoshechoy ahora conmásmotivo.Creoque te lodebo,aunquesoloseaporloscelosquehaspasadopormiculpa.—Gracias.—Yahoracreoquedeberíasdormirunratotútambién.Probablemente

ellaesperaqueestésdescansadoestanoche.—Sí, debería dormir. Lo que no sé es si lo conseguiré. Todavía no

terminodecreérmelo.—Anda, inténtalo. Yo me vuelvo al agua y procuraré que nadie os

moleste,niahoraniluego.Raúl regresóa lapiscinayFran se tendió juntoaSusana,ycontra lo

queesperaba,tambiénsequedódormidocasialinstante.

Lesdespertaronalahoradecerrarlapiscina.—¿Quévamosahacerestanoche?—preguntóCarlosmientrassubían

hacialashabitacionesaducharse.—Estosdos,follar...—dijoRaúl—.Losdemás,loquenosdejen.

—Peroantestendránquecomer,digoyo.—Susanayyovamosatomarunastruchasaquíallado—dijoFran—.

Elquequieraqueseapunte—añadiósinmuchasganas.—¿Quédicesunas truchas?Yaquíal lado,además—protestóRaúl—.

Yoquieroiralpueblo;quieromarcha.—ElpueblonoesLasVegas,precisamente—dijoMiguel—.Comono

subasybajeslascuestascorriendounascuantasveces...—Medaigual.Yoquieromarcha.Sinolahay,lamontamosnosotros.

Quedaos vosotros a comer trucha si queréis. Y luego, si os apetecereuniros con nosotros, nos dais un toque y ya os decimos por dóndeandamos.—Sí,enlacalleunoolacalledos,porquenohaymás.—Demarcha...forzada—bromeóInma.—Entonces,quedamoseneso.Queosaprovechelatrucha,yelpolvo.Laschicasentraronensuhabitaciónyélcerrólapuertaasusespaldas.—Tútampocoqueríasirconellos,¿verdad?—Prefierocenarcontigoasolas,tengoquereconocerlo.—Ymevasadejarinvitarte.—Hoytevoyadejarloquequieras—dijoellarisueña.—¿Todoloquequiera?—Todo.Él se acercóy la abrazó.Susana levantó la caray se encontró con su

boca,ávidayexigente.Después,ellaleadvirtióriéndose:—Mehasprometidounatrucha.—Y pienso cumplirlo. Pero llevo todo el día sin besarte. Es mucho

tiempo.—Síqueloes.Sebesarondenuevo,peroelsonidodelmóvilloshizosepararse.—¡Seráncabrones...!Susanaleechóunvistazoalapantalla.—EsMerche—dijocogiéndolo—.¡Hola!—¡Vaya,por lomenoscontestas!Estásviva.Estamañananieso.¿Tan

ocupadaestásquenoteacuerdasdelrestodelmundo?—Losiento.Laverdadesque sí he estadomuy liada.Noparamos.Y

anochetuvequeapagarelmóvilporqueestoscabronesnoparabandedartoquesynomedejabandormir.—Ah,¿perohasdormido?Enlosviajesdefindecursonoseduerme.—Algo...nomucho.—¿Por culpa de alguien en particular? ¿Hay algo que quieras

contarme?—Merche,noestoysola.Nopuedohablar.—¿Quiereesodecirquesí?¿Hasestrenadoelcamisón?—Merche,ahorano.Tellamoluego,¿vale?Omañana.—¿Quiénestáahícontigo?Noseescucharuido...Franlequitóelmóvildelamanoyselollevóalaoreja.—Merche...—¿Fran?—¿Quiénsino?Oye,graciasporelregalo.—¿Quéregalo?—Elcamisón.Eraparamí,¿no?—Porsupuesto.¿Lohasdisfrutado?—Enormemente.Ytuhermanatambién.—¡Nosabescuántomealegro!Anda,pásamela.Letendióelmóvildenuevo.—Dime,Merche.—¿EsverdadloqueinsinúaFran?—Sí,esverdad.—¡Ytúquecasimepegasporquelosaquédelantedeél!Siyosabíaque

ibaacausarefecto.—Tepidodisculpas.—Oye,nohabréinterrumpidonadaahora...—No,íbamosaducharnosparairacenar.—Pues antes de hacerlo, llama amamá, que está que se sube por las

paredesporqueno tienenoticias tuyas.Luegopuedesvolveraapagarelmóvil.—Síqueloharé.Amínomevuelvenadarelcoñazoalascuatrodela

madrugadaparainterrumpir.—¡Quécabrones!Bueno,nena.Hastamañana.

—Hastamañana,Merche.—DaleunbesoaFrandemiparte.—Loharé.Después,ysinsoltarelteléfono,volvióamarcar.—Tengoquellamaramimadre.Dijequeibaahacerloestamañanayse

mepasó.Y silencio, ¿eh?Noquieroque sepaque estás aquí.Ella no loentendería.Fran se sentó en la camay la contempló en silenciomientrashablaba

con sumadre, comentándole lo bienque se lo estabapasandoy todo loquehabíanhecho,aunquesinmencionarleaél.TambiénqueibanacenartruchayterminódiciendoquelallamaríaaldíasiguientecuandollegaranaSevilla.Despuéscolocóelmóvilsobrelamesilladenocheydijo:—Misióncumplida.Yahoraaladucha,quememuerodehambre.Seducharonjuntosdenuevoysefueronalbarquehabíasituadojusto

alladodelalbergue.Estabaprácticamentevacíoyseacomodaronaunadelasmesas,desdelaquesedivisabalacarreteraylapiscifactoríadondesecriabanlastruchas.Susana se sentó frente a Fran y le dijo señalando sus vaqueros y su

camiseta.—Lamentonohaber traídomásquevaquerosy chándals.Nopensaba

queibaadisfrutardeunacenaromántica.—Ytampocopensabasqueibasadisfrutardeotrascosas...—Esomenosquenada.Aúnmecuestaasimilarlo.Elcamareroselesacercó.—¿Truchafritaoalhorno?—Alhorno.—¿Yparabeber?—Cerveza.Porunavezquenotengoqueconducir...¿Ytú,Susana?—También.—Averporquéteda.—LaúltimavezquemeachispéenelcumpleañosdeRaúlmediopor

comertelosmorros.—Pues bebe toda la cerveza que quieras, que yo me dejaré comer

entero.

—Bien.Prometoserhoyunpocomásparticipativa.Anocheestabatannerviosaquedejéquetúlohicierasprácticamentetodo.Esperonohabertedecepcionado.Franapoyólamanosobreladeella,quereposabasobrelamesa.—Vuelvo a repetirte que fue algomuy especial.Y espero que para ti

tambiénlofuera.—Síquelofue.—Nosiemprelaprimeravezesagradable.—Losé.Peroparamísílofue...Muchomásqueagradable.—Mealegro.Susana,hayunacosaalaqueleheestadodandovueltas

esta tardemientrasdormías...Aquellacartaquehicisteparaclase, laqueyopensabaquelehabíasescritoaRaúl...¿Eraparamí?—Síqueloera.—Nolarecuerdomuybien.Supongoquetendrásunacopia.—Tengoeloriginal.Lacopiafuelaqueentregué.—Laquiero.—Tienemuchostachonesyborrones.—Daigual.Silaescribisteparamí,esmía.Ellasonrió.—Deacuerdo.Teladarécuandovolvamos.Comocomprenderásnola

tengoaquí.—Dámelaenprivado,porquetecomeréabesosdespués.Loprometido

esdeuda.—Fran...¿Quévaapasarmañana?—QuevolveremosaSevilla.—¿Ydespués?—Que empezaremos los exámenes y estaremos hasta el cuello de

trabajo.—Nomerefieroaeso.—¿Terefieresanosotros?—Sí.—Puesquevamosaempezarasalirjuntosytútendrásquedejarquete

inviteacomeryalcineyatodasesascosas.—¿Estássegurodequeesesoloquequieres?

Élfruncióelceño.—¿Acasotúno?—Sí,claroquesí.Peronoquieroqueestotehagasentirobligadopara

conmigo.Séquetegustoy túamí también,peronoencajoentuvidaysoyconscientedequeestonopuededurarmucho.Pertenecemosamundosdiferentesyestotendráqueterminarmástardeomástemprano.Noquieroqueeldíaqueocurra tesientasmalpormí.Yoserémuyfelizel tiempoquedure;perosoyconscientedequetendráunfinal.Franapretósumanoconfuerza.—Estamosempezando,noquierohablardefinales.Yrespectoa lode

que no encajas en mi mundo, yo no pretendometerte en él. No piensodecir en casa que estoy saliendo contigo, al menos de momento. Mispadreslojoderíandealgunamaneraynovoyapermitírselo.Nopiensesque me avergüenzo de ti, es de ellos de quienes me avergüenzo. Sucomportamientolanochequecenasteenmicasafueimperdonableyesonoesnadacomparadocon loqueharíansisupieranqueestamos juntos.Poresoynoporotracosa,voyamantenerocultanuestrarelaciónamifamilia.Aunquesíse lodiréaManoli.Ellasealegrará.Halamosmuchodeti,¿sabes?Siempremepreguntacómoteva.—Yotampocoquierodecírseloamispadres.Eldíaquelespresentea

un chico tiene que ser mi fututo marido. No entenderían otro tipo derelación.—Mirándolobienesotienesusventajas.—¿Quéventajas?—Quenotendréquecompartirteconnadie.Ycome,quelatruchasete

estáenfriando.Yyotengoquereconocerquemeestoymuriendodeganasdeterminardecenaryvolveralahabitación.—Yotambién.—¿Pasamosentoncesdereunirnosconlosdemás?—Pasamos.Terminarondecenarysevolvieronalalbergue,dispuestosadisfrutar

desuúltimanochedeviaje,estavezsinnervios,sinmiedosysinreservas.Ambos eran conscientes de que les esperaba una época dura de

exámenes,demuchotrabajoyenlaqueprobablementenodispondríandetiempoparaverseasolasymenosenunacamayaprovecharonhastaelúltimominutodeaquellanoche.

Susana se esforzó en dominar su timidez y no limitarse a dejarseacariciarcomohabíahecholanocheanterior.AceptólamiradadeFranapesardesuscomplejosyempezóacomprenderquerealmentelegustabasucuerpodelgadotantocomoaellalegustabaeldeél.Disfrutódelplacerde acariciar además del de ser acariciada, de excitar a la vez que eraexcitada,ycuandoalfinsedurmieronalamanecer,sentíaquemásquedosnoches,Franyellallevabanjuntostodaunavida.Porlamañana,yapesardequeapenashabíandormidotreshoras,no

hubo necesidad de que nadie les llamase. Susana se despertó sola ycontemplóelrostrodeFrandormidobocaabajoyconlacaravueltahaciaella.Éldormíaenuna incongruenteposturaen laqueparecía imposiblesentirse cómodo, pero ya ella se había dado cuenta de que se durmiesecomo se durmiese, siempre acababa así.Dudó si llamarle, pero decidiódisfrutarunratodeverleasí,dormidoyrelajadocomounniño.Alargólamanoyacaricióunavezmásaquellanocheelpelorubiooscuroalqueelsolhabíasacadoalgunosmechonesmásclaros,aspiróunavezmáselolora Hugo Boss que había pasado a formar parte de Fran de formapermanente. Olía él, olían sus ropas... incluso después de bañarse en lapiscina,seguíaoliendo.Luegodeslizólamanoporlaespalda,tocandolosmúsculosmarcados

peronoabultadosybajóhastalasnalgasdurasyredondeadas.Sintióqueempezabaaexcitarseal recordarcómopor lanochesehabíaaferradoaellasmientras hacían el amor, para empujarle hacia su interior. Por unapartedeseóquesedespertarayporotraqueríacontinuarasí,teniéndoleasumerced, para ella sola. Se incorporó un poco y empezó a besarle laespalda. De pronto comprendió que Fran ya estaba despierto, peropermanecíaquietoyconlosojoscerrados,dejándolahacer.—¿Estásdespierto?—preguntó.—Porsupuesto...nosoydepiedra.—¿Porquénomehasdichonada?—Porquesabíaqueibasadejardeacariciarme;comoefectivamentehas

hecho.Ysoyuncoscóndemildemonios.Anda,¿porquénosiguesotropoco?—Deacuerdo.Susanacontinuóconlascariciashastaqueeldespertadordelmóvilles

anuncióquehabíallegadolahoradelevantarse.

Sereunieronconlosdemásenelcomedoryestavezpudieronhartarsedecafécalienteytostadas.

Después,yaunqueteníanquedejarlahabitaciónalasonce,decidieronhacerunabarbacoaparaalmorzarymarcharseporlatarde.—¿Quiénvaairporlacomida?—Yoestoycansado—sedisculpóFran.—¡Ah,no!Ahoranotevasa librar—dijoCarlos—.Siestáscansado,

haberfolladomenos.—¡Québastoeres!—Esta vez vamos a ir todos los tíos. Hoy no vengo muerto por esa

cuestaaplenosol,conlacomida,lasbebidasytodolodemás—sequejóRaúl.—Yopreparoluegolacomida.—Queno.Yateveovenir,túloquenoquieresesseparartedeSusana.

Pero no se te va a largar con otro porque la dejes sola media hora,¿verdadchica?—Porsupuestoqueno.—¿Ves?Siestádeseandoqueladejesrespirar,macho.—Anda, sí, lleváoslo—dijoMaika—.Quenosotrasestamosdeseando

teneraSusanaunratitoparanosotras.—Deacuerdo.Peroqueconstequesinosotrosvamospor lacarne, la

preparáisvosotras.—Quesí,pesado,quetelarguesya.Loscincoamigossemarcharonylaschicassequedaronsolassentadas

enloslargosbancosdelfondodelazonadeacampada.—Bueno,cuenta...Susanaseechóareír.—¿Quéqueréisquecuente?—Todo,porsupuesto—dijoLucía.—Nopiensodardetalles.—Puesélseguroqueloestácascandotodo.—Nolocreo.—¿Queno?ARaúlseguroqueselocuenta.Ayer,mientrasdormíasen

lapiscina,estuvieroncharlandomuchorato,enplanconfidencias.—¿Túoísteloquedecían?—No,peromeloimagino.—Puesnoimaginestanto.Amí,porlomenos,novaisasacarmenada.—¿Nisiquieracómolatiene?—¿Cómolavaatener?Comotodos.—¿Mayoromenorquelamedia?—¿Y yo que sé? No he tenido ocasión de comparar. Fran ha sido el

primero.—YocuandolovilaotranochemirandocómoRaúlytúoshablabaisal

oído, con la cara demala leche, pensé que se iba para él y lomolía ahostiasotravez.—Lefaltópoco,¿eh?—¿Dóndeestaba?—Enelbancoquehaydelantedelcomedor.Escuchandomúsica.—Rumiando,querrásdecir.—¿Yquétedijocuandoteviollegar?—QuevolvieraymeliaraconRaúl.Quenosemeibaapresentarotra

oportunidad.—¿Yquélehacíasuponerquetúqueríasliarteconél?—YolehabíahechocreerqueRaúlmegustaba.—Asíosmiraba...¿Ydespués?—Después llegamosa la conclusióndequenosgustábamoselunoal

otro.—¿Yyaestá?—Elrestoesprivado.—Raúllohizoapropósito,desdeluego.ParaqueFransaltara.Nuncale

hubierahechoesoaFran.—Raúl le tira los tejos a todo lo que tenga dos tetas y un coño y le

importa una mierda que le guste a su amigo. Con tal de conseguir unpolvo...—No estás siendo justa, Inma. Yo nunca he visto a Raúl meterse en

mediodeunaparejaqueyaestéformada.—Yodeélmeesperocualquiercosa.

—Sigueintentándolocontigo.—Pormí,yapuedeirsealdiablo.—Dimeuna cosa, Inma...La verdad. Si no fuera tan buitre, ¿te liarías

conél?—Escomoesyesonolopuedecambiarnadie.—Perosinolofuera,¿nopodríallegaragustarte?—Vamosadejarclaraunacosa,ypor supuestoqueno salgadeaquí.

Raúlmegustaymucho.Peronovoyaliarmeconél.Nomedalaganaserunamuescamásensucinturón,niunacaraqueapenasserecuerda.Unatarde que estábamos en la bolera nos encontramos con una niña que lemirabamucho.Yomedicuentayse lodije,yél,mirándolaasuvezdepasadadijoquelacaralesonaba.Quealomejorsehabíaliadoconellaenelinstitutooenvacaciones,norecordababiencuándonidónde.Yonovoyaserunacaraqueapenasserecuerda...¡Antesmegrapoelchichi!Todasseecharonareír.—¡Chica,quédrástica!—Esloquehay.Ytú,Susana,deberías tenercuidadotambién.Franes

igual. Quizás él sí recuerde dónde y cuándo se lió contigo, pero nopiensesquevaenserio.—Esoyalosé;yotampocovoyenserioconél—mintió.—Sabes lodeLourdes, ¿no?Estuvieron saliendo juntos todoel curso

pasado y en verano él se fue aGranBretaña, todos los años lo hace, yluegoaCantabria.Suspadresveraneanallí.Puescuandoempezóelcursoelveranohabíaborradotodorastrodelarelación,ysitehevistonomeacuerdo.—Yprobablemente conmigo pasará lomismo.Nome importa, estoy

preparada.Enningúnmomentohepensadoqueestovayamásalládealgotemporal.Perovoyadisfrutarloatopemientrasdure.Nuncahesalidoconnadie, ni me han dicho cosas bonitas. Tengo que confesar que ahoramismoestoycomoenunsueño.Peroséqueessoloesoyquemetendréquedespertar.—Hayvecesquesepagamuycarounpocodefelicidad.—Correréelriesgo.—Siesasí,allátú.—Vamos, Inma, no seas aguafiestas. ¿No ves lo feliz que está? Será

mejorquedejemoslacharlayvayamospreparandolascosasparacuandovenganestos.Susanaclavólavistaenlasbrasasqueempezabanaencenderse.«Noesasí»,pensó.«Yoquisierapasarconélelrestodemivida,pero

como sé que eso es imposible, viviré estomientras dure y ya afrontaréluegoloquevenga.Peronadiepodráquitarmeestashorasdefelicidad,lasúnicas que he tenido enmi vida.Y quizás las únicas que tendré. Sé queFranseráalguienmuyimportanteparamí.Aunquenodure».Los chicos regresaron y después de comer cogieron al autobús de

regresoaSevilla.CuandoSusanasesentójuntoaFran,esteledijo:—Metemoquenopuedoponertemúsicaahora.—Noimporta.Probablementemedormiréencuantoelautobúsempiece

aandar.Siempremeduermoenloscoches,ymásahoraqueprácticamentenohedormidoendosdías.—Puessivasadormir,pontecómoda—ofrecióéllevantandoelbrazo

einvitándolaaapoyarlacabezaensuhombro.SusanaserefugióenalhuecoqueFranleofrecíayserecostócontraél.

Elsuaverodardelautobús,elcalordelcuerpodeFranylaslevescariciasde su mano en su brazo hicieron que se quedara dormida casiinmediatamente.NisiquieraviolafotoqueRaúlleshabíasacadodesdeelasientodelantero.DespertócuandoFranlasacudióligeramente,cercayadesudestino.—Susana...serámejorquetedespiertes.Yaestamosllegando.Estasesacudióelsueñoyseincorporó.—¿Hedormidomucho?—Todo el camino. Mi padre me ha puesto un mensaje diciendo que

vendráarecogerme.Lepediréqueteacerqueatiacasa.—No,por favor...Noquiero ir con tupadre.Me iréenun taxi, como

vine.—Nopermitiréquetevayassola.—Esdedía,Fran.Yno irásaponertemandón,¿verdad?Enserio,no

quiero ircon tupadre.Noquieroqueni siquierasospechequehayalgoentrenosotros.Yahoraesmuyevidentequelohay.Creoquechorreamosmiel,comodiríanenmipueblo.

Él la miró sonriente y le acarició la cara con la palma de la manoabierta.—¿Vesloquedigo?Serámejorquenosdespidamosaquí.—Deacuerdo.Despidámonos—dijobesándolaconsuavidad,mientras

elcochedejabaatráslaavenidadeLaPalmeraygirabaparaentrarenlaestacióndeautobuses.—Hastamañana.—Hastamañana.Uncuartodehoramástarde,ambosbajabandelautobús,ycomosino

fueranmásquesimplescompañeros,semarcharoncadaunoporsulado.Susananisiquieramiróhaciaatrás,temerosadequeelabogadoFigueroa,opeoraún,sumujer,lasorprendieramirandoaFran.

Capítulo18

Sevilla.Junio,1999Aquel viernes habían terminado el primer examen, uno de los más

difícilesdesegundo.ElDerechoConstitucionalsehabíaconvertidoenunaauténticaespinaenlacarrera,enparteporlaasignaturayenparteporelprofesor.Después del viaje habían unido fuerzas para prepararlo y habían

formadoungrupodeestudioencasadeMaikayLucía,capitaneadoporSusana.Habían establecido un fondo común para comida y habían acampado

literalmenteenelsalóndelaschicas,turnándoseporhoraslascamasyelsofáparaecharunascabezadas.Habíasidoelmásdifícilyelquemenostiempodisponíanparapreparar.Pero al finhabían salidode él, algunoscon mejores expectativas de aprobar que otros, pero para celebrarlohabíandecididotomarseunanochelibreydesahogarseenunadiscoteca.—Nosotros solo nos quedaremos un rato —había dicho Fran—. La

hermanadeSusanavaasalirestanocheynosdejalacasalibre.Hayqueaprovechar,quedesdequevolvimosdeElBosqueestamosunpocoapanyagua.—QuerrásdeciraDerechoConstitucional,comotodos—confesóRaúl.Habían cenado en una pizzería y luego se habían ido a su discoteca

habitual.Durante un buen rato bailaron y liberaron adrenalina, descargando

tensiones,músculosentumecidosynervios.Después,Raúlseacercóa labarra y, para desagrado de Inma, cuando regresó no venía solo. Unapelirrojaespectacularleacompañabacharlandoyriéndosedealgoqueélacababadedecirle.Ysesumóalgrupoquebailaba,colocándoseal ladodelchico,nosesabíasiporiniciativapropiaoporinvitacióndeeste.TantoSusanacomolasdemáschicasmiraronfurtivamenteaInma,que

continuóbailandosindemostrarningunareacción.ProntosehizopatentequelachicaleestabatirandolostejosaRaúl,en

uncoqueteoincesanteyqueestesedejabaquerer,yparatodosempezóa

estarclarocómoibaaterminarlanoche.Alaunaymedia,FranmiróelrelojylesusurróalgoaSusanaaloído.

Ambosseapartarondelcírculodebailarines.—Nosotrosnosvamos.Yahemosbailadobastanteporestanoche.Inma hubiera querido irse también, pero sabía que si decía algo Fran

insistiríaenllevarlaacasayellasabíalasganasqueteníanSusanayéldeestar solos. Decidió quedarse un poco más, pero desde luego no iba apermanecer allí el tiempo suficiente como para ver a Raúl liarse conaquellatíaniirseconella.SusanayFransemarcharonyelcírculosecerróentornoalhuecoque

habíandejado.RaúlysupelirrojaquedabanahorajustoenfrentedeInmayesta continuó bailando, mirando impasible cómo la chica le cogía lasmanosyleponíacaritastiernas.Despuésdeun rato, asqueada, se inclinóhaciaLucíay ledijo algoal

oído, y a continuación se separódel grupoy se acercó al rincóndondeguardabanlaschaquetasylosbolsos.—¿QuélepasaaInma?—lepreguntóCarlosaLucía.—Semarcha.Estácansadayleduelelacabeza.Estosdíashansidomuy

durosparatodos.—Habráqueacompañarla,supongo.—Dice que va a coger un taxi en la puerta.Además, ya sabes que no

vivelejos.Raúl,quehabíaescuchadolaconversación,sedisculpóconlapelirroja

yseacercóalrincóndondeInmaseestabaponiendounachaquetaligera.Ellaloviovenirconincredulidad.—¿Quéteocurre?DiceLucíaquenoteencuentrasbien.—Me duele la cabeza. Esta noche no he dormido, estuve estudiando

hasta las cuatro. La falta de sueño y el ruido que hay aquí me hanprovocadounapequeñamigraña.Sinomemarchoymetomoalgoprontoirá en aumento, y puede llegar a sermuy fuerte.Yamehapasadootrasveces.—Teacompaño.Inmamiróalapelirrojaquecontinuabaenlapista,esperándole.—Nohace falta,hayunaparadade taxis en lapuerta.Ysi temarchas

ahoraperderáslaoportunidad.Estanochetienesrolloseguro.

—Daigual.Novoyadejarquetevayassolasintiéndotemal.—Gracias—respondiómirándolefijamenteysintiendoqueuninmenso

alivioseapoderabadeella.También él se puso la cazadora y juntos salieron a la calle.No había

ningúntaxienesemomentoenlapuertadeladiscoteca.—Nohaytaxis,¿quéhacemos?¿Esperamosunoovamosandando?—La noche está agradable y mi casa no está lejos. Si no te importa

preferiríairandando.Esposiblequeelairefrescomedespejelacabeza.Echaronaandarunoalladodelotro.—Lamentoquehayastenidoquerenunciaraesatíabuenaparavenira

acompañarme.—Bah...Tampocoestabatanbuena.Yeraunpococortita.—Paraloquetúlaquieres,¿quémásda?Paradarunadisertaciónsobre

leyes ya nos tienes a nosotros. Susana, sobre todo, te podría recitar elCódigoPenaldecaboarabo.—SusanatieneotrascosasenquépensarestanocheademásdelCódigo

Penal.Ynocreoqueanadieleapetezcahoyhablardeleyes,nisiquieraaella.—Amíno,desdeluego.Micabezaesloúltimoquenecesita.—¿Yhacemuchoquepadecesdemigraña?—Sí,bastante.Eshereditario,mimadrelaspadecíatambién.—¿Sehacuradoya?—Murióhaceunosaños.—¿Delasmigrañas?—No...uncáncer.—Losiento.—Gracias. En realidad yo no debería ir a sitios ruidosos y cerrados,

peroavecesesdifícildeevitar.Nopodríairaningúnsitio.—Cuandotesientasmalenunlocalruidoso,melodicesynosvamos

losdosaunsitiotranquilo.—¿Ircontigoaunsitiotranquilo,conelpeligroquetienes?Élseechóareírynocontestó.Ysehizounpequeñosilencio,mientras

caminaban por las calles poco transitadas a aquellas horas de la noche,peronodesiertas.La temperatura era agradable, e Inma aflojó el paso para alargar el

camino. Se sentía muy extraña; era la primera vez que Raúl y ellamanteníanunaconversaciónquenofuerauntirayaflojaverbal,ytambiénmuyasombradadequeélhubieradejadoaunapelirrojadespampanantealaqueteníasegura,paraacompañarlaaellaacasa.Aunquesabíaquenoeramásqueunaestrategiaparaconseguirla,nopodíadejardesentirseunpococonmovida.Yagusto.No era verdad que le doliera la cabeza, aunque sí era un mal que

padecía a veces. Si aquella noche se había marchado era porque no sesentíacapazdeseguirviendocómoaquellapelirrojacoqueteabaconRaúlynoqueríavercómomástardeomástemprano,seibanjuntos.ElsilencioseprolongóhastallegaraBarqueta,dondeInmacompartía

pisocondoscompañeras.Ellaavanzóhaciaelportalyabrióconlallave.Yseencontródiciendo:—Voyaprepararmeunainfusiónparaaliviarlasedyelescozordela

garganta.Elhumomesientafatal.¿Quieressubirytomaruna?Raúlsoltóunacarcajada.—¿Una infusión? Estoy acostumbrado a queme inviten a entrar para

tomarlaúltimacopa,perounainfusión...Nuncamehabíapasadoantes.—Bueno,yonotengoalcoholencasa,loúnicoquepuedoofrecertees

una infusión. Pero si no te apetece... O quizás prefieras volver a ladiscoteca,apenashanpasadoveinteminutosdesdequesalimos.Quizástuamigaaúncontinúeallí.—No,creoquemetomarélainfusión.Siatuscompañerasdepisono

lesmolesta.Ahorafueellalaqueseechóareírmientrasentrabanenelpiso.—Es viernes por la noche, no volverán hasta el amanecer, eso si

vuelven.Raúl lasiguióal interiordeuna típicacasaalquiladaparaestudiantes,

conmueblesdepocacalidadymuchodesordenenelsalón.Habíaropaylibrossobrelassillas,variosvasosusadosenlamesayunaligeracapadepolvocubriendolosmuebles.—Perdona el desorden, pero salimos todas de estampida esta tarde.

Hasta el domingo por la mañana no toca limpieza general y comocomprenderásaestasalturasdelviernes,yenépocadeexámenesademás,estátodomangaporhombro.—Tendríasquevermihabitaciónsipiensasqueestoestádesordenado.

Voyacargarmeamimadredeuninfarto,yalaasistentatambién.—Mi cuarto está ordenado, son las zonas comunes las que no

conseguimosmantenerbien.Carmenestremendamentedesordenada.Estoessuyo—dijocogiendounsujetadordel respaldodeunade las sillasyllevándoselohaciaelinteriordelpiso.—Vaya,yopensabaqueeratuyo.—¿Tengoyoaspectodeirdejandolaropainteriortiradaporahí?—La verdad es que no —dijo Raúl mirándola—. Tienes aspecto de

tenerlotodocontrolado.—¿Qué infusión quieres? —dijo cambiando de tema—. Tengo tila,

menta,poleo,té...—Nosé;loquetútomes.Noentiendomuchodeinfusiones.—Cuandoregresodenocheysobretodocondolordecabeza,mesuelo

preparar una mezcla de menta, tila y melisa. Es relajante y refrescaademás.Elhumodelasdiscotecasmeirritalagarganta.—Niña,noestáshechaniparaelvientoniparaelagua.Elruidoteda

dolordecabeza,elhumoteirritalagarganta.—Tengoquereconocerqueparalasdiscotecasnoestoyhecha.Prefiero

veintevecesestaralairelibreycharlarenuntonodevoznormal.—Bueno,ahoraestamosaquísinruidoypodemoscharlarenuntonode

voznormal.Ytomarélomismoquetú.—Enseguidavengo.Pontecómodo.Seperdióenelinteriordeunahabitaciónyvolvióasalirpocodespués

conlachaquetayloszapatosquitados.YsonrióalverquetambiénRaúlsehabía quitado la cazadora ligera que llevaba y se había desabrochadoalgunosdelosbotonesdelacamisa,ylaesperabacómodamenteinstaladoenelsofá.«No teprepares tanto»,pensó. «Novas a cambiar aunapelirrojapor

unarubia».Sesentójuntoaélenelsofá.—Yahepuestoahervirelagua.Enseguidaestarálista.—¿Qué tal tu dolor de cabeza?—peguntóRaúl solicito, aunque Inma

vioenlasencillapreguntaunasegundaintención.—Mejor.El aire frescome ha despejado y quizás ahora que ya estoy

tranquila en casa, acabe de desaparecer y no tenga que tomar nada. Las

medicinas,cuantasmenostomes,mejor.—Sí,yoopinolomismo.Unligeropitidoprovenientedelacocina,hizoqueInmaselevantara.—Nuestra agua ya está.Voy a echarle las hierbas y la dejaré reposar

unosminutos.Salióyregresópocodespuésconunabandejaenlaquehabíadostazas,

unaextrañacafeteradeaceroinoxidable,unazucareroyunbotedemiel,espesayoscura.—¿Quéartilugioesese?—preguntóélseñalandolacafetera.—Esunhervidorparainfusiones.Echaslashierbasdentroconelagua

hirviendoycierraslatapa.Luego,alservirloestahacedecoladorysolodejapasarellíquido.—Veoqueestáspreparada.—Soyunaentusiastadelasinfusiones.Mimadreteníaunaherboristería

ysiemprehesentidomuchafascinaciónporlasplantasysuspropiedades.Mezclando plantas puedo hacerte una infusión para cualquier cosa quedesees.—¿Inclusounaafrodisíaca?Inmasoltóunacarcajada.—¿Porquéesloprimeroquesiemprepreguntáislostíos?Siesloque

menosnecesitáis;siempreestáissalidos.Almenostú.—¿Ytú,lanecesitas?—No,sieltíomegustalosuficiente.Ysinomegustanohabráhierba

niafrodisíacoquemehagaperderlacabeza.Tengomisemocionesymisapetitos siempre controlados. Soy lo que podría decirse una dama dehielo.—Elhielosepuedederretir.—Porsupuesto,conlallamaadecuada.Notodosloshielosnecesitanel

mismotipodecalorparaderretirse.Aalgunoslesbastaunasimplellamitayparaotrosesnecesariaunagranhoguera.—Perotodosacabanporderretirsealgunavez.—Notodos.LaAntártidallevamilesdeañosahí—dijoellasirviéndole

unatazahumeantellenadelíquidooscuroquedesprendíaunolorextrañoydulzón,desconocidoparaRaúl—.¿Azúcaromiel?—Nosé.¿Cómotegustaati?

—Yoloprefieroconmiel.Esmássuave.—Puesadelante.Confíoentugusto.Inma levantó levemente lacejamientrasdejabacaerunacucharadade

mielenlatazadelchico.—Notelapondrámuydulce.Silaencuentrasamarga,siemprepuedes

añadirlemás.—Amí lasquemegustandulcesson lasmujeres.Lasbebidasmedan

igual.—Puesentonces la infusiónestaráa tugusto—dijosindarseñalesde

habercaptadolaindirecta.Raúlcogiólatazaylaprobó.—¿Quétal?—Muycaliente.—¿Quéesperabas?Llevaaguahirviendo.Déjalaqueseenfríeunpoco.

¿Otienesprisa?—¿Prisa?Ninguna.Hasdichoquetuscompañerasnollegaránhastael

amanecer.—Y si llegaran antes tampoco habría problemas. Ellas también traen

amigosacasaaveces.—Estupendo.Inmabebióunpocodesutazaconcuidado.—¿Notequemas?—Megustanlasbebidascalientes.—¿Yloshombres?—También;enelmomentoadecuado.Animado,Raúlseinclinóhaciaellaybuscósuboca,peroInmacolocó

lamanosobreladeél,apartándoloyempujándolosuavementehaciaatrás.—Tranquilo,chico...Teheinvitadoatomarunainfusión;nadamás.Élpusocaradeenfurruñado.—¿Aquéjuegasconmigo?—Yonoestoy jugandoanada,Raúl.Simplemente teestoyagradecida

porque has dejado un rollo seguro en la discoteca para acompañarme acasa.Siempremetomounainfusióndespuésdevolverdemarchaypenséque también a ti podría apetecerte. En ningún momento he pensado ensustituiralachicaquehasdejadoallí.Nicreohaberhechoodichonada

queteinduzcaapensarloati.—Me has invitado a entrar...Normalmente cuando las tías hacéis eso,

esperáisalgomás.—Yono.Ylamentoelequívoco.Soydelasquepiensanqueunhombre

yunamujersepuedentomaralgojuntossinquetenganqueacabarenlacama—dijoellamuyseria.—Bueno...perdona.Nohequeridoofenderte.Yosolopenséqueeralo

queesperabas.—Pensastemal.—Losiento.Interpretémallasseñales.—Aceptotusdisculpas.Raúl cogió la taza, ahoramás templadaybebió.El líquido sedeslizó

porsugarganta,conunsaborextrañoysuaveyélnosuposilegustabaono.Perosítuvolafacultaddeamortiguarsuenfado,ysedijoqueelhechode que Inma le hubiera rechazado, no significaba necesariamente quetuvieraquemarcharse.Aunasí,lepreguntó:—¿Quieresquemevaya?—No,sinovuelvesaintentarbesarme.—Bien,porquequedamuchomejunjedeeseyyoaúnnohedecididosi

me gusta o no. Y me apetece seguir charlando contigo y conocerte unpoco mejor. Porque me estoy dando cuenta de que no te conozco enabsoluto.«Ytúparamíerestransparente,chaval»,pensóella.«Notehasrendido

en absoluto, solo estás cambiando de táctica. Bien, nos divertiremos unpoco».Raúlseechóhaciaatrásenelsofáysereclinóindolentementesobreel

respaldoenunaposeunpocoestudiada.—¿Puedohacerteunapreguntaquizásunpocodirecta?—Puedespreguntar loquequieras,pero te adviertoquea lagenteno

siemprelegustanmisrespuestas.—Mearriesgaré...¿Porquénotegusto?Todaslasmujeressevuelven

locaspormíyatinotehagoningúnefecto.—Quizás sea porque yo nome vuelvo loca fácilmente.No niego que

eres guapo, tienes un tipo aceptable, aunque a mí particularmente megustanmás altos ymás anchos de espalda, y eres simpático y divertido.

Siempremeríomuchocontigo,tienesunasocurrenciasincreíbles.—Peronotegusto.Inma se encogió de hombros, decidida a nomentirle pero tampoco a

confesarlequelegustabaymucho.—¿Quéesloquetedesagradademí?—Noesquemedesagrades,estansoloquenomeimpresionas.Nome

emocionan tusgestosestudiadosparaagradara lasmujeres,ni tu formadehablarlescomosilesestuvierashaciendounfavor,nilaformaesatantonta,aunquetúpiensesqueessexy,deapartarteelflequillodelacara.—¡Eh,esonoesestudiado!Essimplementequememolestaenlosojos.—¡Puescórtatelo,joder!—Esquetengolafrenteunpocoabombada.Elflequillolodisimula.—¿Ves lo que te digo?Todo lo haces para gustar a lasmujeres. Si a

alguna legustasdeverdad ledará igualcómo tengas la frente.Aver—añadióalargandolamanoyretirándoleelflequillohaciaatrás—.Puesnoestátanmal.Tehaceparecermáshombre.Peroesosí,tequitaunpocoeseairedeniñotraviesoquetienesahora.Buenotútendrásquedecidirloquequieresparecer.—Ya...Inma dejó caer el flequillo de nuevo sobre la frente y con dedos

expertoslodesparramóparavolveradejarlocomoestaba.Raúlcontinuóconlaspreguntas.—Ysinoteatraigo,¿puedopreguntarquéopinasdemícomopersona?

Laverdad.Ellasemordióellabio.—¿Laverdad?¿Seguro?—Sí,seguro.—Queeresuncapullo.—Uncapullo...—dijoélserioypensativo.—Túhaspreguntado.—Ya.Yyoteagradezcoquehayasrespondidotansinceramente.Ysite

parezcouncapullo,¿porquéestoyaquí?«Buenapregunta»,pensóella.Perodijo:—Porquemehasacompañadoacasa.—¿Yporquébailasconmigocuandotelopido?

—Porquepertenecesamigrupodeamigos,yporqueeressimpáticoydivertido,yatelohedicho.—Ademásdecapullo.—Sí,además.Oye,noteenfades.—Noestoyenfadado.Essoloque...nomeloesperaba.—Ya.Túteesperabasentraraquíyliarteconmigoyqueyoacabaratan

locaporticomolasdemás.—Tengoqueconfesartequesí.Unpoco.—Pueslosiento.Yonosoycomolasdemás.—Bueno,supongoquepodemosseramigos.—Nolocreo.—¿Nolocrees?¿Porqué?—Porque tú no puedes ser amigo de una mujer. Siempre estarías

pensandoentirártela.—Yamehasdejadoclaroquetúnoestásinteresada.—Perotúnuncaacabaríasdecreértelo.Teparecetanincreíblequeuna

mujernoquieraliarsecontigoquesiempreestaríasintentándolo.Además,túnopuedesseramigomásquedeFran.—Esonoesverdad.Además,miamistadconFrannuncavolveráaser

comoera.Ahoraéltieneotrasprioridades.EstálocoporSusana.—¿Ytúcómollevaseso?—Ahora bien. Le veo feliz. Pero volviendo a nosotros, ¿y si te

demuestroquesípuedo,quesípodemosseramigos?—Entoncesquizáspiensequenoerestancapullocomopareces.Élseechóareír.—Bien,entoncesvolveréotrodíaparaseguirprobandotusinfusiones.

¿Tienesdeotrossabores?Porqueesta...—¿Noteacabadegustar?—Nodeltodo.—Bien, seguiremos probando. Puedo hacerte todo tipo de

combinacionesparaencontrartufavorita.—De acuerdo. Ahora me marcho. Es tarde y aún me queda un buen

pateohastamicasacomonoencuentreuntaxi.Inmaselevantóyleacompañoalapuerta.

—¿Salesmañana?—No,metemoquetengoqueestudiar.Ytúdeberíashacerlomismo.—Sí,debería.Hastaellunes.—Hastaellunes.Raúlseinclinóylediounbesoenlamejilla.—Que sepas que es la primera vez que beso a una tía en la cara al

despedirme.—Por algo se empieza —dijo ella riéndose y permaneciendo allí

mientrasélsealejabaescalerasabajo.

AlasnuevedelamañanaelmóvildeFransonóestridenteenelsilenciodelahabitación.Sedesprendiócomopudodelsueñoylocogió.—Fran.—¿Raúl?—Oyetío...¿Soyuncapullo?Fransacudióincrédulolacabeza—¿Qué?—¿Quesisoyuncapullo?—¡Joder,macho...!¿Quétehasfumado?Dijistequelodejarías...—Nohefumadonada.Contéstame.—¡Puesclaroqueloeres,coño!Soloauncapulloseleocurrellamara

lasnuevedelamañana,cuandomeheacostadoalasocho,parapreguntargilipolleces.—Perdona,nosabíaquetehabíasacostadotantarde.Yo...nomepuedo

dormir.—YayporesodecidesdarleporelculoatuamigoFran.Pregúntalea

tuamigalapelirrojaconlaquefuisteanoche.—Nomefuiconella,sinoconInma.—¿ConInma?¿Enserio?¿Ycayó?—Aúnno.Charlamosymeinvitóatomarunainfusión.—¿Unainfusión?¿Tú?Demaría,claro...poresoestásasí.—¡Quéva!Mentaynoséquémás.—Mira,macho, cuéntaleesoa tumadre.Llámame luegocuandose te

paseelmorao,¿quieres?,ahoranoestoyparacoñas.

Capítulo19

Ayamonte.Julio,1999Susanasedespertóprontoapesardequenohabíapuestoeldespertador.

ElsolaúnnofiltrabaningunaclaridadenlaventanayMerchedormíaenlacamajuntoalasuya.Cogió elmóvil al que había quitado el sonido,miró la hora y vio el

pequeño signo a la izquierda de la pantalla que indicaba una llamadaperdida.Pulsóelbotónyaparecióelnombrede«Fran».Comoéllehabíaprometido,lehabíadadountoqueantesdesubiralavión,ydeesohacíaya más de media hora. También le había prometido darle otro cuandollegaseaLondres.DespuésaúntendríaquecogeruntrenhaciaEscocia,ysolocuandoestuvieseallíhabíaquedadoenllamarlaparacontarlecómole había ido el viaje.No sabía la combinación de trenes y por tanto notenía ni idea de a qué hora llegaría, pero ella le había dicho que noimportaba lo tarde que fuese. No iba a dormirse hasta hablar con él.Acababade irseyya le estabaechandodemenos.La sola ideade saberqueibaaestardosmesessinverle,eraterrible.Nunca imaginó que iba a acostumbrarse tanto a Fran, no solo a su

compañía,sinotambiénasusbesosyalosratosquepasabanjuntosenlacama, que por desgracia y debido a los exámenes, no habían sido nimuchosnidemasiado largos.Aunqueeso sí, sehabíandesquitadoeldíaanterior,cuandolospadresdeélsehabíanmarchadoaCantabriaapasarsus vacaciones. Susana se había ido a casa de Fran para pasar juntos lanoche y también el último día que él iba a estar en Sevilla, antes demarcharseaEscociaapracticarelinglés,comohacíatodoslosveranos.Ese fin de semana iba a ser sus pequeñas vacaciones juntos, y desde

luegolohabíanaprovechado.Habíanhechocosasquenuncahabíanhechojuntos, como cocinar, ver la televisión, bañarse en la piscina y habíanhecho el amor a todas horas y en todos los sitios posibles, incluidas lacamaquesemovíaylapiscina.AunqueSusanasabíaquenuncapodríaolvidarel findesemanaenEl

Bosque,tampocoolvidaríaaquelenquehabíatenidoaFanparaellasola

treintaycincohorasseguidas.Al principio se había sentido algo recelosa de que por cualquier

circunstancia imprevista los padres de Fran pudieran regresar y lessorprendieran allí. Él había convencido a Manoli de que no fuera atrabajar esos días para estar completamente solos, y la mujer habíaaccedido, a sabiendas de que se enfrentaba a un problema si lesdescubrían.Peroamedidaquelashorasavanzaban,Susanasehabíatranquilizado,

sobre todo cuando a la hora de la cena habían llamado desde Madrid,dondeibanahacernoche.ElpadredeFransiemprehacíalosviajeslargosendosetapasparanocansarsealvolante.ApartirdeentoncesSusanaserelajóydisfrutódelacenaalaluzdelas

velasenlapiscina,ydelbañonocturnoysinropaquevinodespuésyenelque, inevitablemente, terminaron haciendo el amor dentro del agua.Susanaseexcitóalrecordarlo,habíasidounadelasmejoresexperienciasque habían tenido juntos y Fran le había prometido que la repetirían enotraocasión.DespuéssehabíansecadoysehabíanidoalacamayFranhabíapuesto

en el aparato de música la banda sonora de Memorias de Africa pararecordar la tarde que habían estado escuchándola juntos, tendidos en lacama, y empezaron a recordar aquella tarde en la que ninguno habíasabidovereldeseoylossentimientosdelotro.Habíanhechoelamordenuevo,despacioyalcompásdelamúsica,mientraslacamavibrababajoellos.SusanaseencogiósobresímismarecordandolasmanosdeFranysus

labiosrecorriendosucuerpo,ytambiénel tactodelapieldeélbajosusdedos,yserepitióunavezmásquedosmesespasabanpronto,aunqueniellamismaselocreía.Sabíaquelosdosmesesqueselepresentabanpordelantesele ibana

hacermuylargosyquelasdudasyel temoribanahacersuapariciónamedidaquepasaranlosdías.AunqueFransoloibaaestarenEscociaunmes,desdeelunodejulioal

treinta,despuéscogeríaunaviónhastaBarcelonaydesdeallí,iríaentrenhastaLaredo,dondeestabansuspadres.NosevolveríanaverhastaelunodeseptiembreenqueregresaríaaSevilla.Por suerte, los dos habían aprobado todo y podrían disfrutar de un

verano relajado y sin agobios. Pero también el no tener ningunaobligación la haría sentirse más sola, teniéndole lejos. ¡Cómo le iba aechardemenos!Yeltemor,siempreagazapadoensuinterior,yloscelos,yaestabanempezandoahacersesentirahoraqueestabasola,ahoraqueélsehabíaido.El temor a que conociera a alguien en Gran Bretaña o en Laredo, o

simplemente a que descubriera que ella ya no le gustaba tanto en ladistancia.Tratódecalmarsusdudasdiciéndosequeelfindesemanaqueacababan

depasarjuntoshabíafortalecidosurelación,queellalegustabamuchoaFran, y que no era probable que la olvidara en tan poco tiempo, que surelaciónnoibaamorirporunaseparaciónsinoporelhastío,yellosaúnnohabíanllegadoaeso.Trató de quitarse esos pensamientos de la cabeza y volvió a recordar

todoslosbuenosmomentosquehabíanpasadojuntosyseadormeciódenuevo,conscientedequenoteníaprisaydequeFrantardaríamuchoaúnenllamarla.Despertóalsentirasuhermanaqueselevantaba,peroremoloneóenla

camatodavíaunrato.Noteníaprisa.Porprimeravezenmuchosmesesnoteníanadaquehacer.Solopreparar el equipajey coger el autobúsde latardeaAyamonte.Le había mentido a su madre diciéndole que tenía unos papeles que

entregarenlafacultadantesdeirse,parapoderestarconFranlosúltimosdíasdespuésde losexámenesyporsupuestono lehabíadichonimediapalabra de su relación con él. Para sus padres una relación implicabamatrimonioynoentenderíanqueellaestuvieraconalguienconquiennotenía ni la más mínima esperanza de casarse. Sus padres no tenían quesabernadadeFran,yenesoMercheestabadeacuerdoconella.A las doce de la mañana recibió un mensaje: «Estoy en Londres. Te

echodemenos.Recuerdatupromesa.Fran».Susanasonrió.Éllehabíahechoprometerlatardeanteriorquenoibaa

enamorarse de nadie durante las vacaciones. Lo había dicho en tono debroma y Susana se lo había prometido solemnemente, con el juramentoqueMercheyellasolíanusarenlainfancia:«PalabritadelNiñoJesús».Pensóquepocolaconocíasipensabaqueellaibaadejardequererleen

dosmeses,ymuchomenosquepodríaenamorarsedeotro.Enlosmeses

que llevaban siendoamigosy sobre todoenel últimomesymedioquellevaban saliendo juntos, sus sentimientos se habían disparado de unaforma que la asustaba, y no quería ni pensar en cómo lo iba a llevarcuandoseacabara.Respondió al mensaje y se decidió al fin a preparar el equipaje y

marcharseacasa.En lamaleta llevaba unmontón de libros que le había prestado Fran

para que se distrajera leyendo, una de sus ocupaciones favoritas cuandoestabaenlaplaya,ynodescartababuscaralgúnempleoporhorasquelepermitieraganarunpocodedineroparano tenerquedependerdeFrancuando empezara el curso. Y que la ayudara a hacer más llevadero elverano.Mercheaúnteníaque trabajarcuatrodíasmásy luegosereuniríacon

ellaenAyamonteparadisfrutardesusvacaciones.Lehabíapropuestoquesequedaraconellahastaentonces,peroSusana

noqueríahacerlo.Mercheestabaempezandoasalirconuncompañerodetrabajoyellasentíaquedebíadejarlaesosdíasunpocoasuaireparaquelaamistadacasoseconvirtieraenalgomás.Veíaasuhermanailusionadacon Isaac; y ella necesitaba descansar. Se sentía agotada tanto por laslargashorasdeestudiocomopor losacontecimientosocurridosduranteelúltimomesymedio,enelquehabíasidomásfelizquenuncaantesensuvida.Cuandocogióelautobúsaquellatardeseguardóelmóvilenelbolsillo

delpantalónpensandoquequizásFranlallamaraduranteelcamino,perollegó a su casa sin haber tenido noticias suyas. Tampoco en las horassiguientesquecompartióconsuspadres.Encuantopudoseacostódeseandoestarasolasparaatenderlallamada

cuandoestaseprodujera,perosequedódormidademadrugadasintenerningunanoticiadeFran.Su mente barajó uno y mil motivos por los que no hubiera podido

llamarlaysedijoqueyatendríanoticiasaldíasiguiente.Perotampocofueasí,apesardequenoseseparódelmóvilenningún

momento,llevándoseloinclusoalaplaya,cosaquenosolíahacer.Pasóeldía incapazdeconcentrarseennada,ni leer,nihablaryprocurópasarasolas todo el tiempo que pudo, temerosa de que su madre notara lonerviosayangustiadaqueestaba.

Pero a medida que transcurrían los días siguientes sin noticias, suangustia se fue convirtiendo en una fatal certeza, y su inquietud ypreocupación en la triste aceptación de algo que ya sabía. O bien Franestabamuyocupadoparaacordarsedeellaobienerasuformadedecirlequetodohabíaacabado.Porqueestabacompletamenteseguradequesinolahabíallamadoencuatrodías,noibaahacerloelrestodelverano.CandoMerche llegó el viernes por la tarde, ya con las vacacionesde

verano,notóinmediatamentequealgonoibabienylepropusounpaseoporlaplaya.Encuantoestuvieronsolasseapresuróapreguntar.—¿Quépasa,cariño?—Nopuedoengañarte,¿eh?—Puesclaroqueno.Amí,no.¿Quéocurre?—Frannomehallamado.—¿Cómoquenotehallamado?¿Hoy,quieresdecir?—Me puso unmensaje el lunes desde Londres y quedó en llamarme

cuandollegaseaEscociaaquellanoche.Ynolohahecho.—¿Piensas que ha podido pasarle algo? ¿Un accidente, o que esté

enfermo?—No locreo.Si lehubieraocurridoalgoRaúl lo sabríaymehabría

llamado. No, es algomuchomás simple,Merche. Ha vuelto a pasar lomismoqueconLourdes,lachicaconlaquesalíaelañopasado.Elveranolo cambia todo.Y por lo visto a Fran le sucede amenudo, que cuandocambiadeambiente,olvidatodoloanterior.Inmameloadvirtió.—Mecuestacreerlo,Susana.Realmenteparecíaestarlocoporti.—¡Quéme vas a decir a mí! Pero quizás al salir del ambiente de la

facultadymetersedenuevoenelsuyo,sehayadadocuentadelerrorquesuponelonuestro.—Losientomuchísimo.—Máslosientoyo,peronomecogedesorpresa.Yoyasabíaqueesto

no iba a ser para siempre, pero tengo que confesar que no pensaba quedurase tan poco. En fin, fue bonito mientras duró —dijo tratando deaparentar una indiferencia que no sentía, y aunque sabía que no iba aengañaraMerche,elintentarmantenereltipodelantedeellalaayudabaanoderrumbarse.—Loúnicobuenodeestoesquetengounpardemesespordelantepara

hacermealaidea,antesdevolveraverle.—Bueno,yoyaestoydevacaciones.Noestarássola,almenos loque

quedadejulio.—Heencontrado trabajo enelTelepizza tresnoches a la semana.Eso

meayudaráadistraermey tambiénaahorrarunpocodedineroparaelaño próximo. Había pensado comprarle algo a Fran, que siempre hatenido tantos detalles conmigo, pero supongo que eso ya está fuera delugar.—Tecomprasalgoparati,quetambiéntelomereces.—Bueno,yabastadehablardemí.¿YtúquetalconIsaac?—Bien.Henos quedado todos los días después de salir del trabajo.Y

ayernosfuimosalcineydejamosdeverlapelículaalamitad.—Esoesestupendo.—Mehaprometidoveniravermeelpróximofindesemana.—Melotienesquepresentar.Yasabesqueyotengoquedarleelvisto

bueno.—Faltaríamás.

Juliotranscurriólentoymonótono.Susanatrabajólosviernes,sábadosydomingosporlanocheenelTelepizza,agradecidanosoloporeldineroqueganaba,sinotambiénportenerunaocupaciónqueduranteunashoraslaayudaraasobrellevarelverano.Elrestodeltiempolibrelopasabaenlaplaya,yhabíavueltoasucostumbrededejarelmóvilencasacuandoibaallí.AcadadíayacadahoraquepasabaestabamásconvencidadequeyaFrannoibaallamarla,yelhechodetenerelmóvilconellasolohacíaque las esperanzas siguieran agazapadas en el fondo de su mente, y sesorprendíasacándolodelabolsaunayotravez,paracomprobarquenoteníaningunallamada.Porlotantohabíaoptadopordejarloencasaconlaesperanzaderelajarseydisfrutardelmarcomohabíahechosiempre.Se había hecho un nudo en el corazón, ocultando allí lo ocurrido

duranteelúltimomesymediodecurso.Guardóenunamaletaloslibrosde Fran sin leerlos, y entre sus páginas ocultó las fotos del viaje a Elbosqueparanomirarlas,ylediolallaveaMerche.Enaquelmomentonosesentíacapazdeverlassinderrumbarseynoqueríahacerlo.Noqueríacompadecerseasímisma.Erafuerte,siemprelohabíasido,ypodríacon

estoigualquehabíapodidoconotrasmuchascosas.Loúnicoquehubieraquerido era que Fran hubiera sido capaz de decírselo a la cara, y nocortara el contactodeaquella forma.Sacó librosde labibliotecay leyófrenética tarde tras tarde.Despuésdealmorzar se ibaa laplayaconunatoallayunlibroypermanecíaallísolahastaelanochecerenquevolvíaacasa, y los días que no trabajaba, salía con Merche a dar una vueltatratandodeadaptarseasupandilla,aunquesinconseguirlodeltodo.Perosu hermana se negaba a dejarla sola en casa como había hecho otrosveranos. Merche sabía que a pesar de su serenidad aparente, estabadestrozada.SabíacuántoqueríaaFranyloimportantequehabíallegadoaserensuvidaaquelescasomesymedio.Sin embargo, no derramó ni una lágrima; el dolor era demasiado

intenso, demasiado profundo para llorar, y en esta ocasión llorar noaliviaría. Solo serviría para hacer público su sufrimiento, y Susana noquería. Deseaba guardarlo dentro, para ella sola, como un recuerdopermanentede loquehabíahabidoentreFranyella. Igualqueguardabasusbesosysuscaricias.Leíafrenéticaunlibrotrasotroparanopensar,paranopermitirquelos

recuerdossalieranaflote.Yarecordaríacuandonodolieratanto,cuandolosrecuerdosfueranalgodulceyhermoso...Quizásalgúndíapudiera.El único recuerdo que se permitía de Fran tenía que ver con su

reencuentro en la Facultad y la actitud que debía adoptar ella. Se estabapreparandodíaadíayhoraahoraparaacercarseaélysaludarlecomosifuerauncompañeromás,sinmencionarlallamadaquenohabíahecho,nilos besos de despedida, ni la promesa de ambos de no enamorarse denadiemásduranteelverano.LosdomingosIsaacveníaaveraMerche,yestaselohabíapresentado,

y para toda la familia, pasaban los tres el día en la playa, juntos. Perodespuésdealmorzar,Susanaseibaadarunlargopaseo,detresocuatrohoras,paradejarlessolos.Otrasveceseraalrevés,eranellosquienesseibanenelcochedeIsaacaunacalacercanayescondida,dedifícilaccesoyquemuypocagenteconocía.El tercer domingo de julio, cuando solo le quedaba a Merche una

semanadevacacionesydespuésdemarcharseIsaac,ledijoasuhermanaque él iba a tener libre elmiércolesde esa semanayque ella iba a ir aSevillaconlaexcusaderenovarelcontratodelpiso,cosaquefácilmente

podríahacerenAgosto,parapasareldíaconél.ASusanaselevinoalacabezasuúltimofindesemanaenSevillaconFran,cuandoamboshabíanmentidoasusrespectivasfamiliasparaestarjuntos.Sintióunapunzadadepena y que las lágrimas quemaban en sus ojos al pensar que eso habíaocurrido apenas un mes antes, aunque a ella ese tiempo se le hubierahechoeterno.Sacudiólacabezayenterródenuevolospensamientosylosrecuerdos

de Fran donde habían estado las últimas semanas, donde solía guardartodoloquedolía.Elmiércolespor lamañana, temprano,Merchecogióelautobúshacia

SevillaySusana ledeseócon toda sualmaqueeldía le fuerabieny loaprovechara al máximo. Al encontrarse sola, se dio cuenta del enormeconsuelo que había sido su hermana para ella durante todo el mes, ysintiéndoseinvadidaporunasúbita tristeza,sepreparóunbocadilloysefuealaplayaacomerloyapasarelrestodeldíasumergidaenunlibroydispuestaanoregresarasucasahastaelanochecer,aunahoraenqueyasuhermana estuvierade regreso.Por eso, cuando amedia tarde levantólosojosdellibroylaviovenirhaciaellasesorprendióunpoco.Porlacara de su hermana, sonriente al acercarse, comprendió que tenía algoimportantequecontarledesudíaconIsaac,ysepreparóparauna largaseriedeconfidencias.PeroMerchenodijonada,solometióunamanoensubolsodeplayaysacandounsobrealargado,seloarrojóenelregazo.—Parati.Estabaenelbuzón.Susana miró el sello inglés y la letra apretada y conocida con su

nombreysudirección,yenelreversosolounapalabra:Fran.—Elmatasellosestabafechadoelcincodejulio—ledijoMerche—.Y

yomevuelvoacasa.Seanbuenasomalasnoticias,querrásleerlasasolas.Susanaasintió.Elnudoqueteníaenlagargantaleimpidiócontestar.CuandoMerche se alejó, rasgó el sobre conmano temblorosa y tres

foliossedesparramaronporlaarena.Losrecogióyrespirandohondo,sedispusoaleer:«Hola,amormío.El alivio hizo que los ojos se le llenaran de lágrimas y el resto de la

carta se le borró durante unosminutos. Con el borde del blusón que seponíaparabajaralaplayalosenjugóycontinuóleyendo.Lo primero, pedirte perdón por no haberte podido llamar como te

prometí,perocuandolleguéaEscociamimóvilhabíadesaparecido.Nosésiloperdíomelorobaronsinquemedieracuenta,peroelcasoesquenoestaba. Y ya sabes que no tengo memorizado ningún número del listín.Siempretecleoelnombreyelpuñeteroaparatomarcasolo.Nisiquierahepodido llamarte desde una cabina ni a ti, ni a Raúl ni a nadie que mepudieradar tunúmero.Amis padres lesmandéunapostal al hotel paradecirlesquehabíallegadobien,perotampocosétudirecciónenAyamonte.La única salida que me queda para ponerme en contacto contigo esescribirteaSevillayconfiarenquemicartatellegueantesqueyo.EsperoqueMerche trabaje en verano y te lleve la carta un fin de semana o almenoste llameytedigaqueteheescrito.Noquieronipensarenloquepasará si no es así, ni en lo que pensarás de mí si no tienes noticias.Conociéndote,séqueloprimeroquesetepasaráporlacabezaesquenoquierosabernadadeti,oquemeheliadoconalgunainglesaoquéséyo.Yaséloinseguraqueestásconrespectoalonuestro.Perotejuroquenotienesnadaquetemer,quenopasaunminutosinquemeacuerdedeti,quelasinglesasmeparecenmásfeasquenuncayquesolodeseovolverparaestarcontigodenuevo.Megustaríaqueestuvierasaquí,enseñarteestospaisajesmaravillososy

reírnos con las costumbres y supersticiones locales, que son muchas.Quizásalgúndíapodamosvenirjuntos,porquetodoloquemerodeapierdesuencantosinotetengocerca.TodoestomerecuerdaaElBosque,aunquemásverdeymásgrande,perotengoqueconfesartequetodomerecuerdaElBosqueyati.Estoyenunparajemuyapartado,unaespeciedecolegiomayor,ynohe

podido ir antes a echar la carta porque tenemos clases todos los días ydependemosdeunautobúsquepasaporlamañanayregresaporlatarde.Pero mañana sábado, que no hay clases, cogeré el autobús temprano yecharélacartaalcorreoconelenvíomásrápidoquepueda.Lasclasessonintensivasymemantienentodoeldíaocupado,perolas

nochessonterriblessinti.Losrecuerdosvienenamíunayotravez,ysacotufotoysupongoqueyateimaginasloqueocurremientrastemiro.Esperoquetútambiénmeechesdemenosyquehayascumplidotupromesadenoenamorartedelprimertíobuenoquesecruceentucamino;yotejuroqueteestoysiendofielhastaconelpensamiento,quenisiquieramiroaotrasyqueeltiempoquemefaltaparaestarcontigootravezsemehaceeterno.Si recibes esta carta pronto, cosa que espero, escríbeme. Al final te

mandoladireccióncompleta,peroteadviertoqueelcorreosoloseraparteaquíunavezalasemanayquedesdequelaenvíestardaráporlomenosdiezdíasenllegarme.Yyomemarcharéeldíatreinta.Te prometo que lo primero que haga cuando llegue a Cantabria será

intentar localizar a Raúl o a alguien que me pueda dar tu número ycomprarmeunmóvilnuevoparapoderponermeencontactocontigo.Memuerodeganasdeoírtuvoz,yaquenopuedoabrazarte,demomento.Perotejuroquecuandoteveatevoyaestrujartanfuertequetevoyaromper.Esperosinceramentequemicartatelleguepronto,ynomeodiessinoesasí.Teprometoquetecompensarécuandotevea,miamor.Recibeunfuerteabrazosimbólico,desdemilesdekilómetrosdedistanciaynoolvidesquemesymediomáspasapronto.Tequiero.Fran.»Susana dobló la carta que se estaba humedeciendo.No se había dado

cuentadequeseguíallorandomientraslaleía,yenterrandolacaraenlasrodillas,continuóderramandolágrimashastadesahogaral fin la tensiónacumuladaduranteveinticuatrointerminablesdías.NoledaríatiempoaescribirleaFran,peroestabaseguradequecuando

regresaraaEspaña, él encontraría la formade llamarla.Apartirdeldíatreinta,sellevaríaelmóvilatodaspartes.Despuésde llorarunbuen rato,y sintiéndose ligeray feliz, sedioun

bañoparaborrartodahuelladellantoyvolvióasucasamásprontodeloquepensaba.TeníaquedecírseloaMerche,sabíaquesuhermanasehabíaquedado preocupada sin saber si la carta de Fran eran buenas o malasnoticias.Comohabíapensado,suhermana laestabaesperandoy lasiguióasu

habitación cuando Susana entró a dejar la bolsa de playa. Una vez allí,Susanasevolvióconunasonrisaradianteylaabrazóconfuerza.Mercheleacaricióelpeloyledijo:—Estabaspensandomal,¿eh?—Muy mal. Perdió o le robaron el móvil en Londres y no se sabe

ningún teléfono.Me ha escrito una carta preciosa.Dice queme echa demenos,queestádeseandoverme.—Mealegro,cariño,nosabescómomealegro.Mecaíabien,notenía

demasiadasganasdecortarleloshuevos.—¿YtúconIsaacquétal?—Muybien.Merecogióenlaestaciónyleheinvitadoacomerencasa.

—¿Soloacomer?—Curiosa...esonosepregunta.—Bien,veoquehasidoundíafelizparalasdos.Susanatendiólamano.—Dame la llave de la maleta que te pedí que me guardaras. Tengo

muchasganasdeecharleunamiraditaamirubio.

Eldíatreinta,fechaenqueFrandebíaabandonarGranBretaña,Susanalopasósumidaenunestadonerviosoyde impacienciapocohabitualenella. Sabía que Fran estaría durante todo el día de viaje, y quepresumiblemente llegaríapor lanocheaLaredo,yestabacasiseguradeque en cuanto pisara la ciudad se las apañaría para ponerse en contactoconelladealgunaforma.Teníaquehacerlosiestabatanimpacientecomoella.Alahoradelacenasesentíatannerviosacomocuandoerapequeñay

esperaba la llegada de los Reyes Magos, y al igual que entonces, suestómagosecerróysenegóaadmitircomida.Sumadre,preocupada,laobligóaponerseeltermómetropensandoqueestabaenferma.Merche la miraba sin decir nada, y después de su patético intento de

cenar, se la llevó al paseo marítimo a dar una vuelta para distraerla yhacerle comprender que quizás Fran lo seguía teniendo difícil parallamarla.Mercheconsiguióquesetomarauncubatacargadoconlaesperanzade

quesedurmieraprontoyesperaseconcalmaalamañanasiguiente.CuandoregresaronasucasapasabalaunadelamadrugadaySusanase

encontróconmás sueñodelquedeseaba,no lequitóel sonidoalmóvilporsiestesonabadurantelamadrugada,quepudieraoírlo.Perocuandosetendióenlacama,yhabiendodadoapenasunacabezadademediahora,se encontródenuevodespiertaymirandoal techo,barajandomilyunaposibilidades de por qué Fran no la había llamado. La idea de que noconseguía encontrar su número, que era la primea opción que habíapensado, fue haciéndose poco a poco la última, y su mente angustiadaacabócreyendoquedespuésdeescribirlacartaélsilahabíaolvidado.Laluzdelalbalasorprendiósinhabercerradolosojosyelsonidoque

leindicabaquelabateríadelmóvilsehabíaagotadolahizosentirsemuy

deprimida. El modelo, antiguo, necesitaba cuatro o cinco horas derecarga, y lo que era peor, no le permitía recibir ninguna llamadamientras tanto.Debería haberlo apagado, debería haber sabido queFranno la iba a llamar a altas horas de la noche por muy impaciente queestuviera, que tampoco era seguro que fuera así. Lo dejó conectadomientras iba a la compra, como solía hacer cada día sin permitir queMercheocuparasulugar,comohabíasugerido.Sisequedabaencasa,sumadre, que lamiraba con preocupación ante sumala cara y continuadafaltadeapetitodeaquellamañana,noladejaríaenpaz.Ydetodasformas,si Fran la llamaba, no lo sabría hasta que se terminara de recargar elteléfono,paraloquelefaltabaunbuenratotodavía.Se tomó su tiempo para comprar, con la esperanza de que cuando

regresara ya pudiera conectar el aparato, pero Merche le salió alencuentro.—Nena, tu móvil ha terminado de cargar. Lo he conectado y han

aparecidounmontóndellamadasperdidas.Unnúmeroquenoapareceenellistíntehaestadollamandoconmuchainsistencia.—¿Enserio?—Sí,yalfinalhabíaunmensaje.Nohequeridoleerlo.Susanacorrióhaciasuhabitaciónyleyóelmensaje:«SoyFran.Tengo

unmóvilnuevo.Porfavor,dameuntoqueparaquepuedallamarte.Estoyconduciendo».Conmano temblorosamarcó la tecladecontestar laúltima llamaday

cortódespuésdeescucharunpardetimbrazos.Aguardóimpacienteloquele pareció una eternidad y apenas cinco minutos después recibió lallamada.—¿Diga?—Hola...—dijolavozsuaveyligeramenteroncaalotrolado.—Hola...Los dos se quedaron en silencio durante unos segundos. Después, él

preguntó:—¿Cómoestás?—Bien,¿ytú?Franseechóareíralotrolado.—¡Dios mío! Parecemos dos extraños. Tenía tantas ganas de hablar

contigoqueahoranoséquédecir.Tehellamadonosécuántasveces.—Yoesperabaquequizás llamarasayerpor la tardeopor lanochey

dejé el móvil encendido. Al final se quedó sin batería y lo he estadocargando.Yasabesquenosuenamientrasestáenchufado.—Cuandopudelocalizartunúmeroeratantardequenoquisellamarte

anoche.—¿Cómoloconseguiste?—Inmamelodio.Menosmalqueesbuenagenteynoseenfadóporque

lamolestaraalaunadelamadrugadaparapedírselo.—¿LlamasteaInmaalaunadelamadrugada?—Nolallamé,recuerdaquenomesédememorianingúnnúmero.—¿Entonces?—Fuiaverla.—Noloentiendo.Élseechóareírydijo:—Hedadoun«pequeño»rodeo.AyerenelaeropuertodeLondres,ya

puntodecogerelvuelohastaBarcelona,viquehabíaotroquesalíadoshorasmástardeparaMálaga.Yquédemonios,penséquemeibaacostarmucho trabajo localizaraalguienquemediera tu teléfonoyquequizásdebería pasar otromes hasta que pudiera ponerme en contacto contigo,pornohablardedarteunabrazo.SabíaqueInmaestabaenSevillayquelacombinacióndetrenesdesdeMálagaeramuybuena.Lesdijeamispadresquehabíaperdido el avión aBarcelonayquehabía tenidoque coger elotro. Llegué a Sevilla casi a la una yme fui directamente a tu casa.Nohabía nadie y me acerqué a ver a Inma.Me dio tu teléfono y de cenarademás, pero ya era demasiado tarde para llamarte. Lo he hecho estamañanaencuantomehedespertado,peronohepodidolocalizarte,asíquehedecididoarriesgarmedetodasformas.—¿Arriesgarte?—Nopensarás que le he dado un rodeo aEspaña para estar apenas a

cienkilómetrosdetiynoverte,¿verdad?Hecogidoelcocheyvoyhaciaallá.AcabodepasarHuelva,nocreoquetardemuchoenllegar.—¿Quieresdecir...?—Quiero decir que en media hora más o menos voy a darte tal

achuchón que te van a doler todos los huesos del cuerpo durante una

semana.—Diosmío,québrutoeres.—Sinoquieres,doymediavuelta...—Claroquequiero,essoloquemehacogidotandesorpresa...—¿Dóndepodemosvernos?¿Entucasa,enlaplaya...?—Enmi casa no. Simimadre te ve, aunque vengas como amigo, no

podremoshablar solosni dospalabras seguidas.Dameun toque cuandolleguesymereunirécontigoalaentradadelpuebloenelrestaurantequehayjuntoalagasolinera.Podemospasareldíaenlaplaya.—Deacuerdo.Hastaahora,vida...Ponteguapa.Susanasalióconunamediamentirapreparada.—Mamá, me han llamado unos compañeros de la facultad. Vienen a

pasareldíaenlaplaya.Nocomeréencasa.—¿Vaisacomerenlaplayaconelcalorquehace?¿Porquénoosvenís

acasa?Puedoprepararalgo...—No,quierenpasarelmayortiempoposibleenlaplaya.Seguramente

tomaremosunosbocadillos.—¿Tepreparounatortilla?—Bueno...sinoesmuchamolestia.Decalabacines—sugirió—.Voya

cambiarme.Merchelasiguió.—¿Nomedigasquevaavenir?—EstáenHuelva.Voyadarmeunaducha.Intentaentreteneramamá,si

sedacuentadequemeestoyduchandoantesdeiralaplaya,seoleráalgo.—Notepreocupes.Tecubriré.Entróenladuchayseapresuróenarreglarse.Sepusounbikiniatado

con lacitosy encimaunpantalónpiratayuna camisa roja sinmangasytrasmeterapresuradamenteenlabolsadeplayalafiambreracontortillaque su madre le había preparado, salió sin esperar el toque de Fran, ycaminódespaciohacialasalidadelpuebloysulugardereunión,incapazdequedarseensucasaniunminutomás.Llegó al lugar de la cita antes de que Fran la llamase, y se paseó

nerviosa arriba y abajo por los alrededores de la gasolinera, mirandocadacochequepasaba,esperandoveraparecerelPeugeotazul.PerofueunOpelcorsacalderametalizadoelqueentróenelsolitario

aparcamiento, y en su interior, Susana pudo ver lamelena rubia y salióprecipitadamenteasuencuentro.Fransebajódelcocheytambiénavanzóhacia ella fundiéndose ambos en un fuerte abrazo en medio delaparcamiento.—¡Chiquilla...!LosbrazosdeFran,elolorsuaveaHugoBossacabaronconlaentereza

deSusana,queenterró lacaraen sucuelloyempezóa llorar la tensiónacumuladaduranteesosdosúltimosdías.Éllelevantólacarayempezóabesarla.Ellaalzólosbrazosylesujetólacabezaparaquenosesepararayse besaron como dos locos, intentando recuperar el tiempo perdido.Después,Susanarecordóqueestabanensupuebloyqueallícasitodosseconocíanyseseparó.—Vamosaalgúnotrositio.—¿Dóndesepuedeiraquíparaestarasolasunrato?—En el pueblo imposible. Todo está lleno de veraneantes. Pero si

cogemoselcocheylacarreterapordondehasvenido,MerchemehablódeunsitioalquehaidoellaconIsaacestosúltimosfinesdesemana.Dicequeestásiempredesiertoporqueesdedifícilaccesoynohaychiringuitosniserviciosninada.Subieronalcochequetodavíaolíaareciénestrenado.—Alfinelcochenuevo,¿eh?—Sí,loentregaronestandoyoenEscocia.Loestamosestrenando.Fran salió del pueblo y enfiló la carretera. En una recta, desvió la

miradahaciaSusanaylepreguntó:—¿Recibistelacarta?—Sí,haceseisdías.—¿Seisdías?¿Ytodoestetiempohasestadosinsabernada?—Sí.—¿Ynomeodias?—Yano.Estásaquí.Franapartólamanodelvolanteyleacaricióelmuslo.—Losiento.Solodepensar loquehas tenidoquepensar... loquehas

tenidoquesufrir...Siyohubieraestadotodounmesesperandonoticiasysin saber de ti me hubiera vuelto loco. Ahora comprendo que te hayasechado a llorar en el aparcamiento. Imagino las lágrimas que habrás

echadoentodosestosdíassinsabernadademí.Susanasonrióvolviéndoseamediashaciaél,mirandosulargamelena

rubiaysuperfilfijoenlacarretera.—Nomeconocestantocomopiensas.Soyunachicafuerteynolloro

por las cosasmalas...Solocon lasbuenas,quizáporquea esasnoestoyacostumbrada. Quizá te sorprenda con lo llorona que soy, pero no hederramadoni una lágrimahasta que recibí la carta.Entonces sí.Ladejéhechaunapena...Yahoraquealfinhepodidoabrazarte.La carretera estaba prácticamente desierta y Fran deslizó la mano,

subiendoporelmusloySusanasintióqueunestremecimientolarecorríade pies a cabeza. Él sonrió sintiendo el temblor de la pierna bajo susdedos.—¿No hay un sitio más discreto que la playa? ¿Un hotel o pensión

dondepodamoscogerunahabitación?—Metemoqueno,queesveranoytodoestálleno.Yademás,sientro

contigo en un hotel o pensión de la zona, antes demedia hora lo sabrátodo el pueblo, incluida mi madre. Me temo que nos tendremos queconformarconlaplaya.Peronotepreocupes,diceMerchequeesbastantesolitaria.Probablementetendremosmásintimidadallíqueenunhotel.MihermanahaidovariasvecesconIsaacduranteestemes.—¿Isaac?—Sí,Merchesehaechadonovio,uncompañerodetrabajo.—Vaya, esperoquea ti no se tehayaocurrido sustituirmeenvistade

quenosabíasnadademí.—Soy una chica fiel—dijo ella tratando de bromear—. ¿Y tú? ¿Has

ligadoconalgunainglesa?—Porsupuestoqueno.Nohetenidotiempo.—No seas mentiroso. Seguro que no te has pasado todo el mes

estudiando.—No, claro que no. Las horas libres me he dedicado a buscar algo

bonitopara traertedeEscocia.Algoque tedéuna ideadecuántomeheacordadodeti.—¿Mehastraídoalgo?—Puesclaro.Yaloverás,estáenelmaletero.Susanasegiróylemiróelperfil,atentoalacarretera,llenadecurvas

enaquellazona.Ynopudoevitarpreguntarle:—¿Deverdadmehasechadodemenos?—Terriblemente.Tantoqueheurdidounmontóndementirasparaestar

aquí.Ycuandopuedasoltarelvolanteyatevasaenterardecuántoteheechado de menos. No te van a quedar dudas, te lo aseguro —dijo élacariciándolelapiernadenuevo.Susana sonrió ante la perspectiva y dijo señalando un desvío a la

derechaformadoporunacurvapronunciada:—Entraporahí.Élretirólamanoygiróaladerechaentrandoenunsenderodetierra

estrecho y mal asfaltado. Tras recorrer un par de kilómetros llenos decurvasycuestasempinadas,elcaminoempezóadescenderbruscamenteyseencontraronenunpequeñobosquecilloqueterminabaenlaarenadelaplaya. Fran aparcó el coche bajo la escasa sombra y echó el freno demano. Inmediatamente se quitó el cinturón y volviéndose hacia Susanaempezóabesarlacomounloco.Ella,apenaspudolibrarsedesupropiocinturónque lamanteníaatadaalasiento,y leecho losbrazosalcuello.LasmanosdeFranseenredaronenlosbotones,incapacesdesoltarlos,ypreso de una impaciencia que llevaba demasiado tiempo conteniendo,levantólosbordesdelablusayselaquitóporlacabeza,sindesabrochar.Y hundió la cara en el cuello con una intensidad que Susana supo quedejaría huella, mientras las manos subían hasta los pechos tratando desoltarloslazosdelbikini.Ydeprontoelcocheempezóamoverse.—¡Fran…elcoche!Élseseparóytiródelfrenodemanoconfuerza.Ambosseecharona

reírviendocómounárbolhabíaquedadoapocadistanciadelmorro.—¡Joder!Casimecargoelcocheelprimerdíaquelocojo.—Será mejor que nos vayamos a la playa —dijo Susana—. No hay

nadie. Y si viene alguien y ve el coche aquí se dará media vuelta. Alparecereslaregladeestelugar.—Sabesmuchodeestelugar.¿SeguroquesolotelohadichoMerche?—Mihermanaesmuyguapa.Ellahasalidoconotroschicosantesde

Isaac y conoce bien el sitio y sus reglas. ¿Nome irás a decir que estásceloso?—Muyceloso.Yteconfiesoquemealegrodequehayasdedicadotoda

tuvidaaestudiarynohayastenidotiempoparatontearconotrostíos.Me

gustasaberquehesidoelprimero,queningúnotrotehahechosentirlasmismascosasqueyo.—Me estás resultando un poco machista tú… No sé si voy a

aguantarlo…—dijoellariéndose.—Tecompensaré…Anda,vamosalaplaya.Bajaron del coche cargados con la enormebolsa de playa deSusana,

perodejandootraconlatortillayunaslatasenelcoche,bajolasombradelosárboles.Cruzaron la pequeña arboleda y salieron a la arena que, como había

predichoSusana,estabadesierta.Soloelsol,laplayayellos.—No se te ha ocurrido traer una sombrilla, ¿verdad? —preguntó

Susana.—Nopensabavenirapasarundíadeplayaprecisamente.—¿Ah,no?¿Yaqué,entonces…?—Venaquíyteloexplicaré.—Bueno,cuandonoaguantemoselcalornosmetemosenelaguaoen

el coche. Yo lo siento por ti, que vienes muy blanquito —dijo Susanalevantando la camiseta y poniendo su mano morena sobre el pecho deFran—.Yoyaestoymorena.Dehechomemantengomorenatodoelañoporquevengoalaplayatodoslosfinesdesemana,inclusoeninvierno.—¿Cómoquieresquevenga,sinohevistounrayodesolenunmes?Se quitó la camiseta y Susana se pegó a él sintiendo el calor de su

cuerpo y cómo susmanos le rodeaban la espalda. Fran le susurró justoantesdebesarla:—¡Quéganasteníadesentirteasí!Susana sintió la boca cálida y exigente apoderarse de la suya y

respondióde lamisma forma.Se ledoblaron las rodillascuandoél tiróhacia abajo y se encontró tendida sobre la arena abrasadora. Fran ladesnudó tirando con dedos impacientes de los lazos del bikini, tanimpacientesqueellatemióquelosarrancase,yellahizolomismoconsuspantalones.Labocade él se apoderóde la suya conuna ansiedadqueno le dejó

ningunadudadecuántolahabíaechadodemenos,lacubrióconsucuerpopara librarladelsolydeslizóunamanoentreambosparaacariciarleunpecho.Susanaseestremecióantelacariciaynopudoevitarsusurrarle:

—Conlaboca...Frannosehizorogar.Habíasoñadoduranteunmesconelsabordesus

pechos. Se deslizó hacia abajo y tironeó de uno de los pezones con losdientesmientrasacariciabaelotroconelpulgar.Susanaenterrólosdedosen la arena tratando de calmar la ansiedad. Por una parte deseabadesesperadamente sentirlodentrodeella,yporotra se sentía incapazderenunciaralplacerqueestabasintiendoenaquellosmomentos.Fran la conocíabien, supo loque ella estaba sintiendoy lamanoque

acariciaba el pecho sedeslizóhacia abajoy seperdió entre suspiernas,hundiendo los dedos todo lo que pudo. El jadeo que escuchó le hizocomprender que había acertado, y empezó a mover la mano al mismoritmoque laboca.Susanaestaba tanexcitadaqueno tardóencorrerseyentoncessí,élsacólosdedosysehundióenellaincapazdeaguantarpormástiempoeldeseoquellevabaconteniendodesdequedecidióiraverlalatardeanterior.Tratódemoversedespacio,peronopodíacontrolarsepormástiempo

ylaspalabrasdeellanoleayudaronenabsoluto.—Másfuerte—gimió.Se enterró más profundamente y se movió como un loco contra su

cuerposintiendolassensacionesdesbordarseensuinterioryprecipitarseen un orgasmo simultáneo que le hizo temer por la integridad de sucorazón. Cuando pudo alzar la cabeza ymirarla, lamirada brillante deSusanalehizosusurrarconlavoztodavíaentrecortada:—Noirás...allorarahora...—Ni por asomo —sonrió ella perdiéndose en los ojos que la

contemplabanconadoración.—Séquehasidounpocorápido...peroquédemonios,tenemostodoel

díapordelante.—¿Podrásaguantartodoeldía?—lepreguntóretadora.Franlesonrióconpicardía.—Unmessinverteypordelanteotromesdelomismo,¿túquecrees?Después, acalorados y sudorosos, se metieron en el agua para

refrescarseyquitarselaarenaqueteníanpegadaalcuerpo.Yseabrazarondenuevoyempezarona tocarsey acariciarse comono lohabíanhechoantes, durante mucho rato, y acabaron haciendo el amor de nuevo,despacioestavez,conlacariciadelasolasasualrededorysaborasalen

los besos. Después, se arrastraron hasta la orilla y se dejaron caer allí,abrazadosy exhaustosmientras lasolas cubrían sus cuerpos cadapocossegundos. Pasado un rato salieron del agua y ambos se secaron con latoalladeSusanayellavolvióaponerseelbikini.—Yonohetraídobañador.Tendréqueponermeelpantalónoalmenos

loscalzoncillos.Nomeapetecesentarmeenlaarenasinnadaderopa.—Tequemaríaselculo.Estáardiendo.Peroveniralaplayaynotraerse

bañador…—Noloibaanecesitarparaloqueteníaenmente.—Eresunobseso.—Yatiteencanta.—Porsupuesto.Perotambiénhabráquecomer.¿Notieneshambre?—Mucha.Ysed.—Enlabolsaquehayenelcochetengoaguayrefrescos,ademásdetu

tortillafavorita.Perometemoquelasbebidasnoestaránmuyfrías.—Noimporta.Yesa tortilladespuésdeunmesdecomida inglesame

sabráagloria.Vamosacomeralcoche,estaremosmásfrescosqueaquí.Al menos tendremos sombra —dijo él levantándose, y poniéndose lospantalones la cogió de la mano y volvieron sobre sus pasos hacia elbosquecillo. Entraron en el coche en la parte de atrás para no correrriesgosconelfrenodemanoydieronbuenacuentadelacomidaypartedelasbebidas.Aunqueelcocheestabaalasombra,latemperaturaseguíasiendoabrasadora.—Vamosa tenerquedarnosotrobaño.Estoyempapadadesudorotra

vez.—Ahorano.Ahoravienenlosregalos.—¿Regalos?¿Enplural?—Sí,enplural.Yaloverás.Esperoquetegusten.—Seguroquesí,peronoteníasquehabertemolestado.Túereselmejor

regalo.—Esperoquedespuésdeverlossigaspensandolomismo—dijoFran

saliendodelcocheparaabrirelmaletero.Regresóconunabolsadelonacomo la que ella usaba para llevar los libros, roja y con unas letrasgrandesenazul.—¿Tegusta?Esparaquecambiesdevezencuandolaquetienesahora.

Llevamuchosbolsillos,tantoexteriorescomointeriores.—Sí,meencanta.—Ábrela,dentrohaymáscosas.—PeroFran…—Ábrela.Ella levantó la tapayparpadeóalverencontenido.Habíade todoallí

dentro. Una carpeta, un estuche para gafas, un pañuelo de cuello, unoscalcetinesblancosconnotasmusicalesyhastaunreproductordemúsica.—Todoestonoesparamí,¿verdad?—Síqueloes.—¿Perotúestásloco?—¿Ahoratedascuenta?—Fran,yonopuedoaceptartodoesto.—¿Cómoquenopuedes?Averparaquiénvaasersino…¿Oquieres

queseloregaleaotra?—No,esono.—Es para que te acuerdes de mí en cada momento del día. Cuando

estudies, cuando te quites las gafas, cuando tengas los pies fríos... Loscalcetinesfueunimpulsoirresistible,tuvequecomprarloscuandolosvi,porque el día que estuviste enferma tenías puestos unos parecidos ycuando sacaste unpie por el ladode lamanta yo sentí quenunca enmividahabíavistonadatanadorablecomoaquelpie.—Perosonmuchascosas,conunahubierasidosuficiente.—¿Sabesporquéhaytantas?Porqueteheechadomuchísimodemenos,

ycadavezqueestabafatalpornopoderhablarcontigo,salíaacomprartealgoymehacíasentirmejor.Eldineroquenomegastabaenllamartelogastabaencomprartecosas.Susanalecogiólacaraentrelasmanosylobesóenloslabios.—¡Diosmío,yyopensandotanmaldeti…!Éllerodeólacinturaconlosbrazos.—Novuelvasahacerlo.Yaséqueenestaocasiónhastenidomotivos,

peroquieroquesepasqueeresmuyimportanteparamí.YaunqueahoramevoyaCantabriayteprometoquetellamarésiemprequepueda,siporcualquiermotivonopudierahacerlo,nodudesdemiamor.Quieroqueteconvenzasdequeestoylocoporti.

—¿Enserio?—Enserio.Tengodebilidadporlasempollonascongafas.Sobretodo

cuando están en bikini —dijo levantándola por la cintura y sentándolasobresuspiernas.Despuéssubiólasmanosporlaespaldaytiródellazoquesujetabaelbikini.SusanalerodeóelcuelloconlasmanosyacercólacabezadeFranhastasupechodesnudo.

Alasdosdelamadrugada,SusanabajódelcochedeFranenlaesquinadesucasa,despuésdebesarlolargamenteporúltimavez.ÉlregresaríaaSevilla para dormir unas horas y después saldría al día siguiente endirección a Laredo. Susana sabía que deberían haberse despedido antes,quehacíaratoqueellatendríaquehaberestadoensucasa,peronohabíasido capaz de decirle adiós por otro largomes sin darle otro beso, sinhacerelamorunavezmás.Antesdegirarlaesquinasevolvióhaciaélyagitólamanoconunleve

gestodedespedidaydespuésentróensucasa,conscientedequehastaquenolohiciera,Frannopondríaelcocheenmarcha.Abrió la puerta con sigilo esperando librarse de la bronca, almenos

poresanocheyavanzósinhacerruidohastalahabitaciónquecompartíaconMerche.Estaestabaacostadaydespierta.—Alfinapareces…—Losiento.—¿Tienesideadelahoraquées?—No exactamente, pero muy tarde. La última vez que miré el reloj

pasabandelasonce.—Sonmás de las dos. Y no puedes imaginarte cómo está mamá. Ya

sabesquecuandopapáestáenelmarseponemuynerviosasinoestamostemprano en casa.Yno puedes recogerte a las diez de la noche durantetodoelveranoydebuenasaprimerassaliramediamañanayregresardemadrugada.—Ya lo sé.Y lamentoquehayas tenidoque aguantar tú todoel rollo,

pero es que después de este mes tan horrible nos ha costado tantosepararnos… Volveremos a estar otro mes sin vernos. Fran venía tancariñoso,tan…Merchesoltóunacarajada.

—Osea,quelleváistodoeldíafollando.—Másomenos…—Más bien más que menos, diría yo. ¿Te has visto el cuello? Vas a

tenerqueusarbufandaunoscuantosdías.—Nomeextraña.EsqueesunauténticoDrácula…lechiflamicuello.—Bueno, pues ve pensando en una buena excusa para mañana. A las

once fingíuna llamada tuyay ledijeamamáquehabíasavisadodequecenaríasfuera.Sino,nosehubieraacostado,ysupongoqueloúltimoquedesearíasalllegareraunabroncaounsermón.SusanaseacercóaMercheylediounbeso.—¿Quéharíayosinti?—Noseaspelota.Yatetocaráaticubrirmelasespaldas.—Cuentaconello.

Capítulo20

Sevilla.Agosto,1999Inmaestabatendidaenelsofáconlosapuntesenlamanoytratandode

concentrarse, pese a la temperatura sofocante de la calurosa tarde deagosto.Había suspendido dos asignaturas, Derecho administrativo y Derecho

constitucional, y las estabapreparandopara septiembre.El añopróximotendríaqueapuntarseaestudiarconSusana,comohabíahechoFran.Elloseranlosúnicosquehabíanaprobadotodo.AunqueInmanololamentabadel todo. Esas dos asignaturas le habían dado el motivo suficiente paraquedarseenSevillaynoirapasarelveranoconsupadreysumadrastra.Cosaquenoleapetecíaenabsoluto.Solohabía pasado con ellos una semana al terminar el cursoy luego

había regresado con la excusa de que debía estar en Sevilla para poderusarloslibrosdelabibliotecaafindeprepararlosexámenes.Nadiehabíapuestoningunaobjeciónyellaintuíaqueasufamilialeapetecíatanpococomo a ella tenerla allí. De modo que había vuelto a Sevilla y habíaencontradotrabajoporlasmañanasenunacafetería.EsoylosestudioslamanteníanocupadaenunaSevillasolitaria,enlaquenoquedabanadiequeella conociera. Susana la había invitado a pasar unos días enAyamonte,peroeltrabajoseloimpedía.Nonecesitaba trabajar, su padre le enviaba un generoso cheque todos

losmesesquebastabanparapagarelalquilery tambiénsusgastos,peroInma quería empezar a independizarse y ganar dinero por sí misma,aunquesabíaquehastaquenoterminaselacarreraesonoseríaposibledeltodo.No obstante, el pequeño sueldo que ganaba en la cafetería la hacía

sentirsemuybienylepermitiríatenerunospequeñosahorrosparalibrosymatrícula. Este año quería pagar ella lamatrícula, aunque su padre lesiguieraenviandodineroparasumanutención.Peroaquella tardedeagosto, terriblementecalurosacomosolopuede

serlo una tarde de verano en Sevilla, le costaba mucho trabajo

concentrarseenelpuñadodefoliosmecanografiadosqueteníadelante.Elsoporde lahorade lasiestayelhechodequehacíavariasnoches

que no dormía bien a causa de las altas temperaturas, hacía que se lecerraranlosojosacadamomento.Peronoqueríadejarlo.Sehabíahechounplandeestudiosyquería cumplirloa rajatablaparaqueno le faltasetiempodespués.YquizásparaaceptarlainvitacióndeSusanaelúltimofindesemanadeAgosto,antesdelosexámenes.Elsonidodelmóvillasacódelpozodenegruradeunanuevacabezada

yseincorporóenelsofáparamirarquiénlallamaba.FruncióelceñoalcomprobarquesetratabadeRaúl.—¿Sí?—¡Hola!Lavozalegredelchicoalotrolado,lahizoponerseenguardia.—Hola —respondió con cautela—. ¿Cómo es que los que están

tostándoseenlaplayaseacuerdandelospobresquesequedanestudiandoenSevilla?¿Tanaburridoestás?—Quémalpensadaeres.Claroqueno,yomeacuerdodetisiempre.—Sí,seguro…—Además,noestoyenlaplayasinoenSevilla.—¿Yeso?CreíaqueibasaestartodoelveranoenMarbella.¿Otehas

liadoconlahijadeunmafiosoyhastenidoquesalirporpatas?—¡Joder, qué concepto tienes de mí! No es nada tan melodramático,

solo que mi padre ha tenido que hacerse una revisión médica y yo heaprovechadoparavenirconélycomprarunascosasquequería.Nonosiremos hasta mañana por la tarde y he pensado que quizá podríamosquedarparairalcineoalgo.Inmanoestabaseguradesiéllahabíallamadoporqueeralaúnicadela

pandillaquequedabaen laciudadoqueríaaprovecharqueestabasolayaburridaparaversiconseguíaligárselaalfin.SabíaqueélyFranhabíanhechounaapuestaeldíadesucumpleañosde

queselallevaríaalacamaantesdequecomenzaraelnuevocurso.Noibaaconseguirlo,porsupuesto,perodecidióaceptar.Despuésdemesypicoencerradaensucasanochetrasnoche,leapetecíamuchísimosalirunrato,aunque se tuviera quepasar la nocheparándole los pies, o lasmanos, aRaúl. Y también tenía que reconocer que tenía ganas de verle, aunquejamásselohubieraconfesadoanadie.

—Bueno—contestó—.La verdad es que estoy harta de estudiar y noestaríamalsalirunrato.Podemosquedarparairalcine,sinalgo.—Noentiendo.—Claro queme entiendes.Cine, cena comomucho y nadamás. Si te

conformasconeso,quedamos,ysino, llamaaotrapersonaparaque tedistraiga.—¡Uf,nena,cómoestáshoy!Sevequenecesitassalirurgentemente.De

acuerdo,cenaycine.¿Aquéhora?—Dametiempoparadarmeunaduchayarreglarmeunpoco.—¿Teparecealasnueve?—Deacuerdo.—¿Terecojo?—Nohacefalta,nosvemosenPlazadeArmas,amediocaminodelos

dos.—¿Enterrenoneutral?—Digamosquesí.—Allíestaré.Inmasedesperezóenelsofá.Eranlassiete,teníatiempodesobrapara

arreglarse. Ella no era de las que dedicaba mucho tiempo aemperifollarse.Sumadresolíadecirlequeno lonecesitabayquizáseracierto.Sabíaqueeraguapayqueteníaunbuentipo,peronoleinteresabasacar partido de ello ni realzarlo más. Eso solo serviría para que loshombrespensaranqueibadetrásdeellos,cosaquenoeracierta.YmuchomenosibaaarreglarseparaRaúl.Seduchóyselavóelpelo,pegajosoacausadelsudor,dejandoquese

secara al aire, y se puso la ropa menos favorecedora que tenía, unpantalónpiratayunacamisetademangacortadelasqueseponíaparairaclase, comosino le importaraenabsolutoconquién ibaa salir.Queríaqueélcomprendieraquenoloconsiderabaunacita,sinounaoportunidaddesalirdesuencierro.Después cogió el autobús que la dejó en Plaza de Armas. Aunque el

camino desde Barqueta no era largo, el intenso calor hacía que no leapeteciera caminar hasta allí.Y tampoco quería llegar sudada.Una cosaera que no se hubiera arreglado especialmente para la ocasión y otrapresentarseconunaspectolamentable.

Cuando bajó del autobús cruzó la calle hacia la puerta del centrocomercial y no tardó en verle en el sitio habitual donde solían quedarcuando se reunía allí la pandilla.Vestía unpantalónnegroyuna camisablanca con rayas azules, ancha y fresca, y lo que le sorprendiómás, sehabíacortadoelpeloynolucíasufamosoflequillocaídosobrelosojos.Su nuevo aspecto le quitaba atractivo por un lado, pero le daba un airediferente,másmayor,másmaduroyaellalegustómuchomásasí.SeacercóyantesdequeRaúllaabrazaraparasaludarla,Inmaledioun

rápidobesoenlamejillayseseparóinmediatamente.—Hola —dijo—. Veo que te has cortado tu fabulosa melena. Vas a

perdermuchospuntosantelasmujeres.—Quizá,peroselosheganadoalcalor.Esmuycómodo,sobretodoen

laplaya.Yademás,elpelocrece.—Porsupuesto.Raúlindicóconungestoelinteriordelcentrocomercialypreguntó.—¿Entramosaquíaverquéponenonosvamosaotrositio?—Amímedaigual.—¿Quéquieresver?—Cualquiercosaquenoseadetiros,puñetazosyviolencia.—Osea,unamoña.Inmasonrióconpicardía.—Notieneporquésermoña,bastaconquetengaargumento.—Lasdeaccióntienenargumento.—Perdona,perodiscrepodetuopinión.—No,siyatengoasumidoquemevasallevaraverunrollo.—Queno,hombre.Seguroqueencontramosalgoquenosgustea los

dos.—Lodudo.Peroenfin…Entraronenlazonadeloscinesyprontoquedóbienclaroquenoibana

encontrar nada a gusto de ambos. Se decidieron por una comediaromántica,queporlomenos,opinóRaúl,lesharíareír.Lasalaestabacasivacíaynadamásentrar,Inmasearrepintiódehaber

aceptado. Le estaba dando el marco perfecto para que intentarameterlemano.Cargadosconunenormepaquetedepalomitas,sesentaronalfinaldelasala.

Las lucesseapagarony lapelículacomenzó,peroInmanoconseguíarelajarse. No dejaba de mirar por el rabillo del ojo la mano de sucompañero,seguradequeanotardarmucho,estasedeslizaríahaciaellaconmayoromenordisimulo.Élse removía inquietoen labutaca,másnerviosoquesi leestuvieran

picandounmillóndehormigasyalfin,apenasveinteminutosdespuésdequelapelículahubieracomenzado, loqueInmatemía,sucedió.ElbrazodeRaúlselevantósobresuespaldaysedejócaercomoaldescuidosobresu hombro. Antes de que acabara de posarse, Inma le cogió lamano ylevantándolasobresucabeza,ladejócaersobrelaentrepiernadelchico,alavezqueseinclinabasobresuoídoylesusurraba:—Creorecordarquedije«cinesinalgo».—Perdona,nomehedadocuenta—sedisculpósinmuchaconvicción

—.Supongoqueeslacostumbre.—Pues olvida la costumbre si quieres terminar de ver la película

conmigo. Y si tu mano no puede estarse quieta, mantenla ocupada ahídondelatienesahora.Raúlsuspiróydijo:—Teestásequivocando.—Lodudo.—Yosoloquería…—Metermemano.—No.—Demuéstramelodejándomeverlapelícula.Raúlnoreplicóytratódeconcentrarseenlapantalla,enelargumento

simpleytrilladoquesedesarrollabaanteél,yenpensarenelcuerpodelachicaqueteníaasulado,ensubrazoquerozabaelsuyocuandosereían,nienlafuerteexcitaciónquesentíayqueporprimeravezensuvidanopodíasatisfacer.Alfin,logrómeterseenlapelículayserelajó,ynofueconscientede

lasmiradasqueInmaledirigíaporelrabillodelojo,nidelosesfuerzosqueellahacíaasuvezparanorecostarlacabezaensuhombro,nicogerlela mano. Por una vez, su instinto de cazador le falló y dejó pasar unmomento vulnerable en que a ella le pesaba la soledad del verano y laatracciónquetambiénsentíaporél.

La película terminó y ambos salieron del cine. Algunos locales decomidaestabancerrando,peroaúnhabíaunpardeellosabiertos.—Vamosacomeralgo—propusoRaúl.—Notengomuchahambre.Yestáncerrando.—Peroyosí.ElMcDonald’syelTelepizzaestánabiertosaún.Inmanocontestó,peroRaúllanotabareaciaacomerconél.—Noestarásenfadadaporlodeantes,¿verdad?—No.Loesperaba.—¿Enserio?—Erestransparenteparamí,Raúl.—Deverdadquenotehetraídoalcineparametertemano.Deverdad

quemiintencióneraverunapelícula…peroestástanguapaestanoche…—¿Guapa? Pero si ni siquiera me he arreglado. Me he limitado a

ducharmeyponermeloprimeroquehepilladoamano.—Aunasí.Enserio,soloqueríasentirteunpococerca.Esdifícilestara

tu lado y no desear tocarte, acariciarte… Pero no volverá a pasar,cenemostranquilamente.—Porsupuestoquenovolveráapasar,porquenovolveréaircontigo

alcine,losdossolos.—No digas eso. El resto de la película me he comportado, ¿no es

verdad?—Sí,peronomefío.Creoqueeresdelosquenuncadejadeintentarlo.—Anda,teinvitoacenarparaquemeperdones.—Soy vegetariana, no me gustan las hamburguesas y tampoco me

apetece pizza. Cena tú si quieres, yo cogeré el autobús hasta mi casa.Seguro que aún encuentras quien te alegre la noche—dijomirando ungrupodechicasquepasabanriendoasulado.—Nihablar,tellevaréhastatupuerta.Ysinoteapetecepizzaentremos

en el Foster ’s Hollywood y te tomas otra cosa. Hay unas ensaladasestupendas.¡Nopensarásquevoyametertemanoenelrestaurante!—Nosé…Nocreoqueseabuenaidea.Nodeberíahaberaceptadosalir

contigoasolas.Raúllacogiódelbrazoylahizoentrarenellocal,acercándoseauna

mesajuntoalabarra.—Nossentaremosaquí,alavistadetodoelmundo.¿Teparecebien?

—Deacuerdo.InmapidióunaensaladayRaúlunapizzafamiliar.—¿Cómotepuedescomertodoeso?¿Dóndeloechas?—Quemomuchasenergías.—Nomedigascómo,nohacefalta.—Noibaporahí.Mereferíaalfútbol.—Ya.Éllevantólacabezaylamiróporunmomento,elpelorubiocayéndole

por loshombros, losojosazulesclavadosen laensaladaque teníaenelplato, totalmente indiferente a su presencia, cosa que jamás le habíapasado con ningunamujer.Normalmente, cuando invitaba a una chica asalir,estasepasabatodoelratomirándoleembobada.YRaúlsediocuentadequeeramuyagradablecomersintenerquepreocuparsedeestartodoelrato manteniendo una pose ante alguien, ni preguntándose cuál sería elmomentomásadecuadoparalaproposiciónqueteníaenmente.Inmalevantólosojosylepreguntó,alverseobservada.—¿Quémiras?—Nada.Esdivertidovertecomer.—¿Porqué?Lohagocomotodoelmundo.—Como todo el mundo, no. Escoges minuciosamente los pedazos y

siguiendounordendeterminado.Lechuga,zanahoria,pollo,cebolla,col,yvueltaalalechuga.—¿Enserio?Nomehabíadadocuenta.—Puesasíes.PorunlargomomentosemiraronyRaúlsepusomuyseriodepronto.

Ynopudoevitarpreguntar:—Sigosiendouncapulloparati,¿verdad?—Enefecto.—Losiento.—Noimporta.Eresloqueeresyyaestá.Teacepto.Sitúaceptasqueyo

noestoylocaporliarmecontigo,nosllevaremosbien.—Deacuerdo.¿Yvolverásaveniralcineconmigo?—Yaveremos.Habíanterminadodecomer.SelevantaronypasearonhastalaBarqueta,

donde Inma vivía, sintiendo el ligero frescor que la noche había traído

sobre la ciudad.Ninguno de los dos hablómucho durante el camino deregresoyprontoseencontraronantelacanceladehierronegrodelportaldelachica.—Bueno,hemosllegado.—Supongoquenoquerrásinvitarmeaunainfusión…—insinuóRaúl,

sinningunaganadedespedirsedeellatodavía.—Hacedemasiadocalorparainfusiones.Ynotengootracosa.—Quizásunvasodeagua.Estempranoaún.—No tanto. Pasa de la una ymedia y yo tengo que trabajar mañana.

TrabajoduranteelveranoenunacafeteríadelacadenaSanBuenaventurayentroalassieteymedia.—Bien,entoncesnoteentretengomás.Buenasnoches.—Buenasnoches,Raúl.—NosvemosenSeptiembre.—Hastalavuelta.

Capítulo21

Sevilla.Septiembre,1999Susana se estaba arreglando para asistir al primer botellón del curso.

Oficialmente este no empezaría hasta el lunes, pero ya aquel sábadodiecisietedeseptiembre, todosestaríanenSevillayhabíanquedadoparasalir.Franhabía regresadodeCantabriael treintayunodeagosto,cargado

otra vez de regalos para ella. También Susana, con el dinero que habíaganadoenlapizzería,lehabíacompradounacamisetayunllaveroconunjuegodeingenio.DurantetodoelmesqueélhabíaestadoenCantabriasehabíanllamado,

yeldosdeseptiembresehabíapresentadoenAyamonteparapasareldíacon ella. Y desde entonces se las habían apañado para verse con ciertaregularidad.AvecesFranseescapabahastalaplayayotrasveceseraellaquienvolvíaaSevillaconlaexcusadelamatrículaylostrámitesparaelnuevocurso,ypasabanundíayunanochejuntos.EnunaocasiónhabíansalidoconInma,queeralaúnicaqueestabaenla

ciudad.Susanahabíavueltodefinitivamenteeldíaquinceparainstalarseypreparartodolonecesario.DesdeelcuartodebañoescuchóeltimbredelapuertaysupoqueFran

ya había llegado a recogerla. Los dos días que ella llevaba en Sevillahabían pasado prácticamente todo el tiempo juntos, ambos teníannecesidaddelacompañíadelotrodespuésdelaseparacióndelverano.Terminó de peinarse y semiró al espejo. Se veía fresca y arreglada,

aunque eso no duraríamucho. El calor aún apretaba y los efectos de laduchanoeranmuyduraderos.Conlafaldaylacamisetadetirantessentíamenoscalorqueconpantalones,peroaunasíellahabíaacusadomucholadiferenciadetemperaturaquehabíaentreAyamonteySevilla.Cuando salió del cuarto de baño, Fran yMerche estaban poniendo la

mesa,sobrelaquedescansabanunpardepizzas.Susanaseacercóaél,lebesóydijoseñalandolamesa.—¿Yeso?

—Meheautoinvitadoacomer—dijoél.—Yhatraídolacena,asíquedeautoinvitarse,nada—añadióMerche.—Hacemuchocalorparaqueosmetáisenlacocina—dijoFran.Susana había aprendido a aceptar ese tipo de gestos de Fran. Al

principio, su orgullo le impedía hacerlo, pero poco a poco él le habíahecho comprender que disfrutaba enormemente invitándola a comer, alcine y a todas las cosas que ella no se podía permitir.A cambio ella leinvitaba a comer en su casa siempre que podía, aunque Fran nunca sepresentabasinlabebida,oelpostre,oenocasionescomoaquellanoche,con la totalidad de la comida. Y por mucho que ambas hermanasprotestaran,élpasabadeellasycontinuabahaciéndolo.Sesentaronacomer.—¿Cuándo va a aflojar este calor?—preguntóSusana sirviéndose un

trozodepizza.—Yapronto, supongo.No es normal a estas alturas de septiembre—

añadióFran.—Tengomuchasganasdeempezar,deveratodoelmundo…—Yotambién.Noesquememueradeganasdeestudiarcomounloco,

pero sí por tener ami profe particular disponible todos los días—dijoguiñándoleunojo.—Tenemos que hacer un plan de trabajo, y las horas de estudio son

sagradas.Nocreasquenoslasvamosasaltarcadavezquetengasganasdeecharun«quiqui».Élsoltóunacarcajada.—¡Ah…Queyotengaganas…!¿Ytúqué?Porquesinorecuerdomal,

túnotequedasatrás,cariño.Susana se echó a reír también. Fran tenía razón. Después de veintiún

años sin sexo se había sorprendido al descubrir una pasión y unasexualidad que incluso a ella misma la había impresionado. No podíapasar mucho tiempo cerca de Fran sin querer tocarle, besarle y casisiempreacababanenlacamadespués,ycuandonodisponíandelpisoparaellos,enelasientotraserodelcocheenalgúnlugarapartado.—Bueno, pero eso es en vacaciones. A partir de ahora las horas de

estudiosonlashorasdeestudio.—Túmandas.

—Yotracosa.Esteañonovoyacobrarteporlasclases.—¿Cómoqueno?Unacosanotienenadaqueverconlaotra.—Si tú vas a continuar invitándome a comer, al cine y a todo, yo te

invitaréalasclases.Eslojusto.Sino,noconseguirásllevarmeaningúnsitioqueyonopuedapagar.Franvioen losojosdeSusanaunadeterminaciónqueconocíabieny

supoquenoibaaconseguirhacerlacambiardeopinión.—Deacuerdo.Yaencontraréalguna formadepagartequeno seacon

dinero—dijohaciendoungestopicarescoconlascejas.—Eso no te lo rechazaré —dijo ella terminando el último trozo de

pizza,antelamiradadeMerchequeasistíadivertidaalaconversación—.Yserámejorquenosmarchemosyaollegaremostardeytengoganasdeveratodoelmundo.—Raúlmellamóestamañanaacasa,peroyonoestaba.Supongoque

mellamaríatambiénalmóvil,peroyasabesqueloteníaapagado.Susanasonrióalrecordarlamañanaquehabíanpasadojuntosmientras

Merche estaba en el trabajo. Los dos habían apagado los móvilesintuyendo que todos empezarían a llamarles para quedar para la noche.Fran la había sorprendido al presentarse a las nueve y media, cuandoMerche sehabíamarchado al trabajo, conunpapelónde churros reciénhechosparadesayunar.Ydespuéssehabíanidoalacamatodavíadesechayellahabíaolvidadotodoslosplanesqueteníaparaaquellamañana.Nohabía ido a comprar los zapatos que necesitaba, ni tampoco alsupermercadoparallenarladespensaantesdeempezarlasclases.Tendríaqueirellunesdespuésdesalir.—Nosvamos,Merche—dijodespidiéndosedesuhermana.—¿Aquéhoravasavolver?—Nosé.Tarde,supongo.¿Porqué?—Isaactrabajahastalasnueveyvaavenirdespuésdecenar.—¿Quieresquetedemosuntoqueantesdesalirparaacá?—Eso estaría muy bien. Así nos dará tiempo para estar presentables

cuandolleguéis—dijoMerchesonriente.—Bien.Hastaluego,entonces.Queosdivirtáis.—Tútambién.Salieronysubieronalcoche.

Cuando llegaron a LaAlameda, ya estaban allí Carlos,Maika, Lucía,InmayMiguel.Se abrazaron todos con fuerzay se preguntaronpor lasvacaciones.—¿Cómohaidoelverano?—Demaravilla—dijoLucía—.Minoviohaestadotrabajandodeforma

temporalenunaempresadondehacíaprácticas,yesposiblequedentrodeunosmesesvuelvanallamarloylehaganuncontratofijo.—Esoesestupendo.—¡Ytanto!—¿Ytú,Carlos?—Puesyo,comomehanquedadotres,mehehartadodeestudiarysolo

mehepodidodivertirlosfinesdesemana.—Puesesteañoteaplicaselcuentoyestudiaeninvierno—dijoFran—.

Yonohecogidounlibroentodoelverano.—Esquetútienesayuda,cabrón.—Siqueréis,yonotengoinconvenienteenformarungrupodeestudios

yecharunamanoatodos—dijoSusana—.Podemosquedarenelauladeculturaunaodostardesporsemana.—¿Enserio?¿TumentenoesdelapropiedadexclusivadeFran?—Claro que no. Yo me conformo con que me dé en exclusiva otras

cosas—dijoeste.—¿YRaúldóndeanda?—preguntóMiguel—.¿Noviene?—Síqueviene.Yohehabladoconélestatarde.—SehapasadotresmesesenMarbella.Nadielehavistoelpeloentodo

elverano.—Yosí—dijoInma.Lastresamigaslemiraron.—¿Ah,sí?—Sí.VinoaSevilla con supadreauna revisiónmédicaoalgoasí,y

comoestabaaburridomellamó.Fuimosalcine.Markaabriómucholosojos.NopodíacreerqueInmahubieraidocon

Raúlalcine.—¿Losdossolos?—Sí,losdossolos.Hubierapreferidoquevinieraisconnosotros,pero

estabaisdesperdigadosportodaEspaña.

—¿Yqué?—¿Cómoyqué?Fuimosalcine.—Esoyalohasdicho.—Sehacortadoelpelo.—Nomerefieroaeso.¿Quépasóenelcine?—Puesnada,¿quéibaapasar?Esosí,tuvequepararlelamanitatonta,

peroloaceptóydespuéssecomportó.—Demodoquevinoaverte.—No vino a verme. Ya te he dicho que acompañó a su padre a una

revisiónmédica.YmellamóamíporquenohabíanadiemásenSevilla.Silohubierahabidonisehabríaacordadodequeexisto.—Mira,hablandodelreydeRoma.Raúlseacercabahaciaelgrupoagrandeszancadas.Franyélsedieron

lamano.—¿Quétal,tío?Estásestupendo.¡Cómosenotaquenohasdadounpalo

alaguaentodoelverano!—¿Ytú?¿Hasaprobadoenseptiembre?—Dosdelastres.—Noestámal.—¿Cómoquenoestámal?Miviejoestáencantado.Silocomparascon

elañopasado…Siguiósaludandoatodoslosdemás.LediounfuerteabrazoaMaika,a

LucíayaSusana.—¿Puedo,no?—dijopreguntándoleaFran—.Yaquedóclaroqueno

ibapormí.Nomepartiráslosmorrosotravez…—Claroqueno.Seacabaronloscelos.ContinuóestrechandolasmanosaCarlosyaMiguel.Inmaestabaenun

extremoyseacercóaellaenúltimolugar.—¿Yati?¿Puedodarteunabrazocomoalasdemás,odebolimitarme

aestrechartelamanoparaquenoteofendas?Inmasonrióclavandoenélunamiradadivertida.—¡Noseascapullo,Raúl!¿Porquénoibasadarmeunabrazocomoa

lasdemás?Éllaabrazóconfuerza,perolaretuvounpocomástiempoquealresto.

Inmanoprotestó.Estabacontentadequeempezaraelcurso,aunqueello

significara tener que estar en guardia con Raúl en todas las salidas.Aunquequizásaélselehubierapasadoelencaprichamientoqueteníaconella y la dejara en paz.Aunque tuviera que prepararse por volver a vercómoRaúlempezabaa tontearconotras.Yquizásalgomásque tontear.Sehabía sentidomuy soladurante todoel veranoy teníaque reconocerque había pensado mucho en la noche que había salido con Raúl enAgosto.Quizáporquehabíasidolaúnicadistraccióndelverano.—Bueno…—dijoRaúlunavezhuboterminadolossaludos—.¿Quién

empiezaaponercopas?Hayquebrindarporelnuevocurso.¡Tercero!Carlos repartió bebidas y todos brindaron. Después se acomodaron

alrededordesubancohabitual.FransesentóconSusanasobrelasrodillasyRaúlseacercóaInmaysesentóasulado,enunextremodelbanco.—Hevistoenlaslistasquehasaprobado—ledijo.—Sí.Pasolimpia.Yteaseguroqueesteañovoyaintentarportodoslos

mediosaprobarenjunio.SiloconsigomeirédeInterrail.—¿Sola?—Másvale solaquemalacompañada.Aunquea lomejorconvenzoa

algunodeestosparaquesevengaconmigo.—Yomedejaríaconvencerfácilmente.—Nome refería a ti precisamente. Pero primero tengo que aprobar.

Susanasehaofrecidoaecharnosunamano.—Oseaquenosvaavolverempollonesatodos.—¡No seas ganso! A mí me encantaría que me llamaran también

empollonaypodersacarunasnotascomolassuyas.Inmasehabíapuestounvestidorojo,cortoyconungenerosoescote.

Raúlleechóunvistazodescaradoalospechosylepreguntó:—Estás muy guapa esta noche. ¿Te has vestido así para seducir a

alguien?—Paraburlaralcalor,diríayo.—Lanocheque salimos juntoshacíaaúnmáscalory te tapastecomo

unamonja.—Simehubiera puesto este vestido aquella nochemehabrías saltado

encima apenas se hubieran apagado las luces del cine. Casi lo hicistevestidademonja.—No fue par tanto,mujer. Entonces, no te has puesto tan guapa para

nadie.—Paranadie.Inmavioqueelpelolehabíacrecidounpocodesdelaúltimavezquele

vio,peroaúnseguíacorto.—Ytú,¿vasadejartecrecerelpelootravez?—Nosé.¿Cómoloprefieres?Ellaseechóareírdivertida.—¿Yo?Raúl,amímeimportaunbledocómolleveselpelo.—Notelotomesasí.Yosoloteestoypreguntandotuopinión.—Miopiniónyateladijeunavez.Conelpelolargoparecesunchico

malo.Yasídigamosqueestásmásinteresante,másmaduro.—Esodemadurosuenafatal.Solotengoveintidósaños.—Delaotraformaaparentasdiecisiete.—Yacomprendo.Yatienparticular,¿quéaspectotegustamás?—Pormí,puedesafeitartelacabezaoponerteuncasco.—Bien, veo que no quieres colaborar. Entonces creo que probaré a

llevarlo corto una temporada. A ver cómo se me da. Siempre puedodejarlocrecersinomeconvence.—Si lo que te preocupa es ligar menos, no temas. No te faltarán

mujeres.Tufamanotienenadaquevercontupelo.—¿Quéfama?—Vamos,notehagaseltontoconmigo.Noirásadecirmequenosabes

loquesedicedetienlafacultad.Tehasacostadoconlamitaddelastíasde segundo y una buena parte de las de primero y lasmujeres tambiénpresumencuandosellevanalacamauntíobuenoyquefollabien.Eresunaleyenda.—Noesparatanto.Nocreoquehaganadaquenohaganotros.—Túsabrás.Yosolotedigoloqueheoído.—¿Ynotegustaríacomprobarlo?—Por supuestoqueno.Todas las leyendas tienen lospiesdebarro,y

más tarde o más temprano se dan el batacazo. No quiero estar cercacuando ocurra.Y tampoco pienso engrosar la lista de las gilipollas quepresumendehaberechadoelpolvodesuvidacontigo.—¿Pororgullo?Inmasonrióysoltóunacarcajadaquelesonóextraña.

—¡Quémásquisierastú!Porquenomeinteresa.Heechadomuybuenospolvossinti.—Pero a lo mejor no son el de tu vida. A lo mejor para ese, sí me

necesitasamí.—Dudo que yo eche el polvo de mi vida con un tío superficial y

guaperascomotú.Paraesonecesitounhombre,Raúl,ytúnoloeres.—Eres muy dura conmigo. Pensé que después de nuestra salida del

veranonuestrarelaciónhabíacambiado.—¿Quérelación?Túyyonotenemosningunarelaciónnilatendremos

jamás.—Mereferíaanuestraamistad.—¡Ah, ya no quieres echarme un polvo, ahora quieres que seamos

amigos!¿Enquéquedamos?—Bueno,sinopodemosteneralgomás,almenossomosamigos¿no?—No.Nolosomos.—¿Yquésomosentonces?—Compañerosdeclase.Compañerosdebotellones.—¿Yamigosno?—Paramíunamigoesalgomásqueuntíoconelquetomounacopay

compito en la bolera. Es alguien en quien puedo confiar y que sé queestaráahíhagayo loquehagaopiense loquepiense.Conquienpuedocontar siempre que le necesite. Algo así como tú y Fran, y tienes quereconocer,Raúl, queyono soypara ti igual queFran.Ni tú paramí lomismoqueMaika.—No,peropodríasllegaraserlo.—Nomelocreo.—¿Y si te demuestro que sí? ¿Que puedo ser tu amigo, que puedes

confiarenmíyquepuedescontarconmigosiempre?—Eso siempre se irá a lamierda en cuanto se te cruce un rollo por

delante;yanosconocemos.—Noesverdad,meestásjuzgandomal.Sipiensasesodemí,esqueno

meconoces.Sipuedodemostrartetodoeso,¿dejarásdepensarquesoyuncapulloymeconsiderarástuamigoynotucompañerodebotellones?—Si consigues convencerme de todo eso, por supuesto que dejaré de

pensarqueeresuncapulloyteconsiderarémiamigo.Peronocreoquelo

logres.—Yaveráscomosí—dijoRaúlentonoserio,yellaempezóapensar

queestabaconvencidode loquedecía.Tratandodequitarsolemnidadalmomento,Inmapreguntóentonoburlón:—¿Ysepuedesaberquépiensashacerparaconseguirlo?—Paraempezar,tellevaréacasaestanoche.—Tendrásquedesviartebastantedetucamino.—Noimporta.—Ynovoyainvitarteaentrar.—Yalosé.Inmalevantólacejairónica.—¿Estásdispuestoadarteunpateodelcarajodemadrugada,acambio

denada?—Acambiodetuamistad.—Ya…—dijoescéptica.—¿Notelocrees?Ellasonrióylerevolvióelpelo,dejándoleelflequillodepunta.—Teconozco,Raúl.Nodurará.Tecansarásdeeste juegoantesdeun

mes, cuando comprendas que no vas a lograr llevarme a la cama deningunaforma.—Yaloveremos.Yyatehedichoquenoquierollevartealacama,solo

sertuamigo.—¡Eh, vosotros dos!—DijoCarlos ofreciéndole a Inma la botella—.

¿Quétramáishablandoahítanbajito?¿Noqueréisotracopa?—SoloCoca-Colaparamí.Yahetomadomicopadeestanoche.—Tambiénparamí—dijoRaúl.Inma reprimió una sonrisa. Carlos frunció el ceño y preguntó a su

amigo:—¿Coca-Cola?¿Sinron,niwhiskyninada?¿Tienesdiarreaoalgo?—Tienediarreamental,diríayo—dijoInmariéndose.—Yaveremos.Durante toda la noche,Raúl permaneció junto a Inma y solo se tomó

otrocubatamásynomuycargado.Después,a lahoradedespedirse, secolocóasuladoysindecirpalabraempezóacaminar juntoaella,para

cruzar La Alameda y entrar por la calle Calatrava, en dirección aBarqueta.—Noseastonto,Raúl.CogeréuntaxiconMaikayLucíaolepediréa

Fran queme deje en casa antes de llevar a Susana. Además, estoymuycerca.—Hedichoqueteacompañaría.Además,quierohacerlo.—¿Por qué? ¿Por qué estás dispuesto a hacer tantos sacrificios para

caermebien?Hayunmontóndetíasa lasquelescaesdeputamadre talcomoeres.—Porquetúmegustas.—Esonoesverdad.Soloquieresliarteconmigoynoaceptasqueyote

rechace.Perovuelvoareiterarte,antesdequetemetasenesto,quenovasaconseguirlo.Novoyaliarmecontigo,hagasloquehagas.YapuedesserSanRaúldeAsís,lomásquepuedesllegaraseresmiamigo.—Perfecto.—Luegonodigasquenoteadvertí.LacalleCalatravallegabaasufin,acercándoseaBarqueta.Lacancela

negradelapuertadeInmaaparecióanteellos.Ellasacólallavedelbolsoy se volvió hacia él, desafiante, quizás esperando que desmintiera suspalabrasdeunratoantesylepidieraqueleinvitaseaentrar.PeroRaúlnolohizo.Selimitóainclinarlacabezaydarlelasbuenasnoches.—Buenasnoches.—Buenasnoches.Inma abrió la puerta y entró dejándole en la calle.Mientras subía las

escaleras, sacudió la cabeza pensando: «¡Dios, eres como un críoportándose bien antes de los Reyes Magos! Bien, veremos hasta dóndellegas.Notelovoyaponerfácilparaganartemiamistad».

Capítulo22

Sevilla.Noviembre,1999El curso empezó de forma intensa, sin casi darles tiempo para

acostumbrarsealritmofrenéticodeclasesytrabajo.Inma,SusanayFranhabían pasado a tercero sin asignaturas de cursos anteriores y habíanpodido matricularse en el turno de mañana. Todos los demás teníantambiénclasesporlastardesalgunosdías.Susanahabíaformadoungrupodeestudioyseadueñabandelaulade

cultura,enlaqueCarlosparticipabaactivamentetrestardesalasemana,ytodosse iban incorporandoaellaamedidaquesalíandesusrespectivasclases.Semarchabancuandoyaestabaapuntodecerrarlafacultad,alasnuevedelanoche.Amenudo,FranacercabaaInmadecaminoquellevabaaSusanaasu

casa.Los dos días restantes, Susana yFran los reservaban para ellos.Aveces salían a dar una vuelta—Fran se dedicó a enseñarle rincones deSevilla que ella no conocía— y otras se iban a casa de ella a estudiar,segúnestuvierandetrabajoydependiendotambiéndesiMerchetrabajabadetardeodemañana.Lamayoríadeesastardesempezabanestudiandoyacababanenlacama.Losfinesdesemana,Susanasalíaconlapandillalosviernes por la noche y casi siempre, salvo que hubiera alguna cosaespecialcomouncumpleañosounafiesta,seibaaAyamonteelsábadoamediodíaynoregresabahastaeldomingoenelautobúsdelatarde,osiMercheeIsaaclaacompañaban,enelcochedeestedespuésdecenar.Yenesasocasiones,ellayFrannoseveíanhastaellunesenclase.Los miércoles habían reanudado los almuerzos de «chicas solas»,

aunquedebidoalascircunstanciasdelamayoríayloshorariosdeaquelaño, habían tenido que dejar la bolera para las tardes de los sábados ovísperasdefiestas.Cumpliendo su promesa, Raúl se había convertido en la sombra de

Inma. Siempre que salían estaba junto a ella buscando su compañía,charlando divertido y encantador, sin intentar ligar y cuidando de norozarlasiquiera.

En la facultad se veíanmenos, porque los horarios y las asignaturasoptativas que había escogido él le separaban un poco del resto decompañeros.Aunasí,habíaalgunasclasesenlasquecoincidíanytambiénseuníaalgrupodeestudiosdelauladeculturasiemprequesusclasesselopermitían.EnelaulaseguíasentándoseconFranylaschicaslohacíantodasjuntasunafilapordelantedeellos.Duranteunpardemeses,élnohabíamiradoaningunamujer,almenos

delante de Inma y parecía ser un Raúl completamente distinto del quetodosconocían.Aquel día, de finales de noviembre, en su habitual comida de «chicas

solas»,Maikalocomento:—¿CómovalotuyoconRaúl?—¿QuémíoconRaúl?Nohaynadaentrenosotros.—Porquenoquieres.—Exacto.—¿Siguespensandoigualqueelañopasado?—Porsupuesto.—Peroélhacambiado.Llevadesdeelprincipiodecursoapicoypala

contigo.—De hecho lleva así desde el curso pasado, desde la fiesta de su

cumpleaños.Yasecansará.—Peroesteañoesdistinto,hacambiadomucho.—No creo que haya cambiado, solo ha variado de táctica. Solo está

intentandoconseguirmedandounrodeo.—No,Inma, tienesquereconocerquenoeselmismodelañopasado.

No se ha emborrachado ni una vez, ni hace el tonto, ni el chulito, ni elligón.Ynoselehaconocidoningunatíaenestosdosmeses.Ynoesquelefaltenpropuestas,yasabesquetieneaalgunasdelaschavalasdelaclasedetrásdeélcomolocas.Estáesaquelepidefuegoveintevecesaldía,ylaque se sienta a su lado, Alba, que no puede ponerse unos escotes másgrandes sin que se le vea el ombligo los días que él tiene clase connosotros.Ynolehacenicaso.Ymuchasdelasqueseliaronconélalañopasado no paran de decirle: «A ver si quedamos», cada vez que noscruzamosconalguna.Ypasadeellas.Nolonegarás,tútambiénhastenidoquedartecuenta.

—No loniego.Aparentementeesasí,peroyonoestoy seguradequecuando no estoy delante no se vaya con alguna. No paso con él lasveinticuatrohorasdeldía.—Tambiénestudia.Estáaprobando.Yaesoletienequededicartiempo.

¡Sihastasehacortadosufamosoflequillo!—Soloestájugandoaserelniñobuenoparallevarmealhuerto.Pero

nolovaaconseguir.—Tía,quéduraeres.Sitegustaarabiar,yahoramásqueantes.Nolo

niegues.—No lo niego, pero nome va a conseguir. Nome engaña con esos

trucostanviejos.—¿No te dan ganas de comerle losmorritos cuando temira con esa

caraadorabledeniñomalo?Nopierdeocasióndehacerteuncumplido,nidedarteunmimito…y túnunca lecorrespondes.Siempre tan fríay tandistante.Envezde ser amigos conderecho a roce, vosotros sois parejaconderechoanada.—Nosomospareja.Vamoscaminodeseramigos,nadamás.—Claroquesoispareja.Siempreossentáis juntosenlascenas,enlos

botellones,enelauladeculturasiempreestáreservadaparaéllasillaquehayjuntoati.—Soisvosotroslosqueladejáis,pormípuedesentarseallícualquiera.—Esonoesverdad,siundíaélnosesentaraallíolaocuparaotro,te

molestaría.InmatuvoquereconocerqueLucíateníarazón.Leencantabalaactitud

solícitadeRaúldurantelosúltimosdosmeses.Ysabíaquesiéldejaradecomportarse así, lo echaría de menos. Que a pesar de que ni ante ellamismaloqueríareconocer,estabaganándosesuconfianza.Perojamásloadmitiríaantenadie.—No quiero seguir hablando del tema. Raúl no ha cambiado ni va a

cambiar por muchas atenciones que me dedique y muy formal queaparenteserdeuntiempoaestaparte.Dehechoestoyseguradequesiunsábado yo no saliera, se las apañaría para irse con alguna otra,discretamente,claro,ysinqueyopuedaenterarme.—¿Porquénoloponesaprueba?Yoestoydispuestaaapostarporél—

dijoMaika.—Yyotambién—añadióSusana.

—Yyo.—De acuerdo. El viernes no saldré. Y ya veréis cómo se larga con

algunaexcusaysevaabuscarrollo.—Deacuerdo.Yatecontaremos.—Laverdad,¿eh?—Porsupuesto.Nosjugamoselalmuerzodelpróximomiércoles.

Cuandoelviernessiguiente,RaúlllegóaLaAlameda,seencontróconqueInmanoestabaallí.—¿DóndeestáInma?—Novaavenir—dijoMaika—.Mehallamadojustoantesdesalirpara

decirmequeteníadolordecabezayquesevaaquedarencasatranquila.—¡Vaya!—murmuródecepcionado—.Podíahabérmelodichotambién

amí.—¿Paraqué?¿Acasohubierascambiado tusplanesde saberque Inma

no saldría esta noche?—preguntóLucía temiendo que su amiga tuvierarazón.—Esposible.Almenosmehubieraacercadoaverlaantesdevenirpara

sabercómoestaba.Suscompañerasdepisosalenlosviernesporlanocheysequedasola.—Todavíaestásatiempo—dijoCarlos—,vivemuycercadeaquí.—Sédóndevive.Yquizáslohaga.Sí,creoquemepasaréunmomento.—¿Vasairaverla?—preguntóFran—.Alomejorestátanmalquese

haacostado.Inmanoesde lasquesequejanporgusto,nidejandesalirporunmalestarpasajero.—Precisamenteporesomepreocupa—dijoya totalmenteconvencido

—.Llamarésolamenteunavez,ysinocontesta,memarcharé.—¿Yvolverásaquí?—preguntóLucía.—Sí,claro,¿adóndeibaair?—Nosé.Raúlignoróelcomentarioysedespidió.—Bueno,chicos,memarcho.Hastaluego.

InmahabíaterminadodecenaryhabíapuestounapelículaenelDVD,

cuandolellegóunmensajedeMaika:«Acabademarcharse.Dicequevaaverte».Porunmomentosequedópensativamirandoelmóvil.¿Seríaverdad?

¿Oacasosetrataríadeunaexcusaparairseyhacerplanesporsucuenta?Deprontosearrepintiódeaquellaapuesta.Preferíalasdudasalacerteza,y si Raúl no aparecía pronto en su casa, ella estaría segura de sussospechas. Incapazdeconcentrarseen lapelículaqueestabaempezando,selevantóinquietaysedirigióalaventanadelacocina,desdelaqueseveía la calleyelportal.El corazón legolpeaba fuerteenelpechoy lasmanosselecrisparonenunatensaespera.Sinembargo,nohabíanpasadodiezminutoscuandoviolafiguradeRaúlaparecerdentrodesucampodevisión, con la cazadora abrochada hasta el cuello y las manos en losbolsillos, andando apresuradamente y dirigiéndose hacia su cancela. Einmediatamente sonó el timbre. Alargó la mano hasta el teléfono delporteroelectrónicoycontestó:—¿Sí?—¿Inma?SoyRaúl.Ellaapretóconfuerzaelbotónyescuchóelsonidodelmecanismoque

abría la cancela. Abrió también la puerta de su piso y miró el oscurohuecodelaescalerahastaqueviolacabezadeRaúlapareceranteella.—¿Quéhacesaquí?—preguntó.—Maikamedijoqueteencontrabasmal.Quevolvíasatenerunodetus

doloresdecabeza.—Sí,asíes.—Séquetuscompañerassalenlosviernesyhequeridoasegurarmede

queestabasbien.—Estoy un poco mejor. Me tomé una pastilla y estaba sentada

tranquilamenteviendounapelícula.Élseencogiódehombros,dubitativo.—Bien, entonces no temolesto.Ya he comprobado que estás bien—

dijomirándolaconojosbrillantesperosinmoverse.—¿Noquierespasar?—sesorprendióInmapreguntándole.—Sí que quiero, pero seguramente tú no tendrás ganas de visita. No

quieromolestarte.Ellasehizoaunladofranqueándolelaentrada.

—Anda,entra.Nomolestas.Esmuyagradablequeseacuerdendeunacuando está enferma. Claro que si prefieres marcharte y continuar lamarcha…Yoloúnicoquepuedoofrecerteesunapelículayunbrasero.—Esperfecto.Inma le precedió al salóndondehabía dejado la película funcionando

sola. Raúl se sentó en el sofá y ella, antes de acomodarse a su lado, lepreguntó:—¿Teapetecetomaralgunainfusión?Yoibaaprepararmeunadespués

delacena.—Bueno…peronohacefaltaquetemolestespormí.—Noesmolestia.Amítambiénmeapetece.¿Dequélaprefieres?—Daigual.Yasabesquenoentiendomuchodehierbas.Todasmesaben

igual.Inmasonrióyentróenlacocinaparaponeraguaahervir.LlevabapuestounpijamacómodoyabrigadoyelmensajedeMaikale

había cogido tan de sorpresa que no había caído en cambiarse de ropaantesdequeRaúlllegara.Ahora,yanoteníasentido.Regresóalsalónllevandoenunabandejalateteraydostazas.—Tehepuestomiel,comolaotravez—dijosoltandosucargasobrela

mesacamillaysentándoseasulado.—Vale.Inmaparólapelículayapagóeltelevisor.—Graciasporvenir—susurró.—De nada. Si me hubieras llamado a mí en vez de aMaika hubiera

venidodirectamentedesdecasa.—Noqueríaestropeartelosplanes,niquetesintierasobligadoavenir.—No tengo ningún plan, y es estupendo estar aquí calentito.Hace un

fríodemildemoniosestanoche.—Elfríosequitaconunpardecubatas.—Oconunainfusión—dijoRaúlcalentándoselasmanosconlataza—.

Teconfiesoquehoymeapetecíaalgoasí.—¿De verdad? No quiero que te sientas obligado a estar aquí

haciéndomecompañía.—Estoy aquí por mi propia voluntad, ¿no? Nadie me ha pedido que

venga.Yestoyunpococansado.Meheestadoacostandotardeestasemana

estudiando el examen de Derecho Procesal. Me ha enganchado todo lorelacionadoconlosprocesosyestuvebuscandoinformaciónenInternet.Mefascinalaactuacióndelosjueces.—¿Tetiralajudicatura?—Quizás.—Hayqueestudiarmuchoparaeso.—Aúnnosabesdeloquesoycapaz.Inmatorcióelgestoynodijonada.—¿Yaquéveníatodoesto?Ah,sí, teestabadiciendoquehedormido

pocashorasestasemana,yademásestatardeFranyyohemosjugadounpartido de fútbol en el colegio donde hicimos el bachillerato. Antiguosalumnoscontralosactuales,ycomocomprenderásteníamosquedejarelpabellónbienalto.—¿Yquiénhaganado?—¿Tienesquepreguntarlo?—No,claro.Franytújuntos,aburrosnoosgananadie.—Élyyo juntos somos invencibles.Peroesosí,noshemosdadouna

paliza de muerte, amén de codazos, patadas y todo tipo de agresiones.Mira—dijolevantándoseelpantalónymostrándolelaespinilladondeseestabadesarrollandounfeomoretóndeltamañodeunanaranja.—¿Tehaspuestoalgo?—Hielo y crema antiinflamatoria a toneladas.AunqueFran vamucho

peor.Aéllehandadounbalonazoenloshuevosylehandejadofueradecombateelúltimocuartodehoradelpartido.SiSusanaquieremarchaestanochelovaallevarclaro.YodiríaquevaaestarK.O.porlomenosdosotresdías.—Lodicesmuyseguro,comosisupierasdeloquehablas.Élseencogióligeramentedehombros.—Todos los tíos hemos pasado alguna vez por un golpe en los

testículos,porunmotivooporotro.—Por tu forma de decirlo intuyo que en tu caso no fue un balonazo.

¿Unnoviocelosoquizás?—Unalesbianaofendida.—Ah.—Estábamos bailando, y yo no sabía que no le iban los hombres.Al

parecersehabíaenfadadoconsuchicayquisocabrearlabailandoconuntío. Se pegó mucho, yo me animé un poco… ya sabes… y no debiógustarle loquenotóporque levantó lapiernaymedio tal rodillazoquemedejófueradecombatedurantevariosdías.Nisiquierapodíaponermevaqueros.Inmaserioconganas.—Yadecíayoquedebíadehabersidoporhacerelgamberro.—El gamberro no, pero uno no es de piedra. Si una tía se te pega…

bueno, es inevitable que el cuerpo reaccione, al menos para mí. Y teaseguroquefueella,¿eh?Noyo.—Sí,ya,túeresunsanto.—No,peroesaveznoempecéyo,teloaseguro.Ytú,¿hastenidoque

darmuchosrodillazos?Supongoquesí,conesacarayesecuerpo...—Sitedigolaverdad,ninguno.Loshombressiempremehanrespetado

cuandohedicho«no».—Sí,esomelocreo.Avecestienesunamiradaquelehielalasangrea

uno.Inmasonrióantelaquejaypreguntósocarrona:—¿Setehielalasangreaticuandotemiro?—Noprecisamente…peronohablemosdeeso.Hoyhevenidoaquíde

amigosolidario.—Dispuestoamorirtedeaburrimiento.—Yatehedichoqueno,queloúltimoquehoymeapeteceespasarme

horasdepieenunbotellón.Sinohubierasidoporti,porqueteníaganasdeverte,nohubierasalidoestanoche.—Amímevestodoslosdías.—Peroraramentepuedohablarcontigoasolas.Solocuandosalimosy

te acompaño a casa tengo esa oportunidad, y no estoy dispuesto adesaprovecharlaporningúnmotivo.—Pensaba que salías porque no te pierdes un botellón por nada del

mundo.Elañopasadovinisteaunoconmuletas.—Sí,cuandometorcíuntobillo,lorecuerdo.—¿Otropartidodeantiguosalumnos?—No,saltéloscuatroescalonesdemiportaldegolpeycaímal.Estuve

bastantejodidodurantequincedías.

—Perosaliste.—Sí,peroesofueelañopasado.Ahoraséapreciarunacharlatranquila

enunamesacamilla.Inmasonrióclavandoenélsusojosazules.—Hacesmalenirpor la judicatura.Sirvesparaabogado: tuspalabras

convenceríanacualquierjurado.—Peronoati.—Yonohedichoeso.Creoquehoyestássiendobastantesincero,que

deverdadteapeteceestaraquí.Quizásporqueestáshechopolvo.Raúlseestiróenelsofá.—Estoyviejo.Inmasonrió.—Sí,estáshechounabueletedeveintidósaños.¡Síqueestamosbuenos

esta noche los dos!Yo con un dolor de cabeza terrible y tú dolorido ymagullado.—Podemosmimarnosmutuamente.Inmasepusoenguardia.—¿Aquétipodemimosterefieres?—Nosaltescomosi tehubierapicadounaavispa.Estabahablandode

apoyomoral.—Ah,bueno,sieseso…—¿Quécreías?¿Todavíanotefíasdemí?—Nodeltodo.—Peroalmenosunpocosí,¿verdad?Sino,noestaríaaquí.—Unpocosí—admitióella.Raúlvolvióabeberuntragodesutaza.—¿Sabes que me está gustando esto? Estar aquí los dos sentados

tranquilamente tomando algo y solos… charlando… ¿Crees quepodríamosrepetirloalgunavez?¿Sinnecesidaddequetúestésmaloyocansado?Prometoportarmebien.—¿Porquéno?Supongoquepodríamos.—Últimamentenotendrásquejademí,¿no?—No.—¿Meconsiderasyaalgomásqueuncompañerodebotellón?

—¿Túquécrees?Hasdejadoelbotellónpormí.—Yteheprivadodevertupelícula.—Noimporta.—Ponlasiquieres.—Esromanticona.—Daigual.Ponla.Inmacogióelmandoymanipulóenélparaponerlapelículadesdeel

principio. Ambos se recostaron en el sofá uno al lado del otro. Ellasustituyó la luz del techo por una de pie que daba una luz indirecta yevitabareflejosenlapantallaysedispusoadisfrutardelapelículaydelacompañía.Porunmomento temióqueRaúl interpretaramal sugestodereducirlaluz,peroélselimitóaclavarlavistaenlapantallaconlatazaen lamano, dando pequeños sorbos a su contenido.Después, cuando lohubo terminado, la colocó cuidadosamente sobre la mesa y volvió aecharseenelsofásindecirpalabra.Duranteunratopermanecieronasí,ensilencio,conlavistafijaenlas

imágenesqueeltelevisorproyectabaanteellos,muycerca,perosinllegararozarse.Inma estaba más pendiente del cuerpo de Raúl junto a ella que de la

película,delarespiraciónligeramenteagitadadeélalprincipio,yquesefue haciendomás suave y relajada amedida que iba pasando el tiempo.Después,unligeromovimientoasuladolasobresaltóylehizovolverlacabeza.Raúl se había dejado caer sobre los almohadones que había junto al

brazodelsofá,ysemanteníaallíenunaposiciónextraña.Sonrióaldarsecuenta de que se había dormido y su cuerpo se había deslizado delrespaldo.Lecogió lacabezaconcuidadoyse laacomodósobreunodeloscojinescolocándoloenunaposiciónmáscómoda.Aunque la infusión que le había preparado era suave y ligeramente

relajante, realmente debía de estarmuy cansado para quedarse dormidosentado en un sofá. Raúl era el tío con más marcha que ella conocía.Cuandosalían,pormuypocashorasquehubieradormidoeldíaanterior,siempreprotestabacuandolosdemásdecíandeirseacasa.Nopudoevitarolvidarsedelapelículaymirarledormido.Laluzdela

lámparaproyectabaunasombrasobresucaray le resaltaba laspestañasoscurasylalíneadelascejas,curvadaligeramentehaciaarriba.Laboca

de líneas suaves aparecía ligeramente entreabierta, como dibujando unasonrisa.Teníacaradeangelito,denohaberrotonuncaunplato.Sintió unos deseos enormes de alargar lamano y tocarlo; rozarle el

pelo, acariciar lamejilla y sobre todo rozar la boca entreabierta con lasuya. ¡Joder! ¿Por qué era tan atractivo? ¿Por qué no podía resultarleindiferente? Todo sería mucho más fácil si a ella no le gustara. Habíaocasiones,yaquellanocheeraunadeellas,enquedeseabasucumbirasuencanto,dejarsearrastrarporsumudaadmiraciónysucortejosolapado,y arrojarse en sus brazos, pasara lo que pasara después. Pero no debíaengañarse.Aunquetendidoamediasenelsofáparecíaunniñoagotadoyvulnerable,noloera.Eraunhombrequeusabaalasmujeresylastirabadespuéscomosifueranobjetosinservibles.Erauncabrón.Peroapesardesaberlo,aellalegustabamásdeloquelehabíagustadonadiejamás.Másdeloquequeríaconfesar.Alargó lamanoy lequitóunmechóndepelodel flequillo,queahora

llevabapeinadohaciaatrásyqueselehabíadeslizadosobrelafrente.Elflequillo que había sacrificado porque ella se burló de él el veranoanterior.Oalmenosesoqueríapensar.Raúlnohizoningúnmovimiento,nidemostróhabersentidoelrocede

su mano. Animada, alargó el dedo índice y lo deslizó despacio por sucara,porlalíneadelamandíbula,labarbillacuadrada,yrozósuavementeloslabios,sintiendoquetodosucuerposeencendíaconellevecontacto.Retiró la mano como si le quemara. No debía continuar. Si él se dabacuentadequeloestabaacariciando,yanohabríavueltaatrásparaningunodelosdos.Tratódeconcentrarlamiradadenuevoenlapantalla,peroleresultaba

imposible.El leve ronquidoquebrotabade suboca entreabierta captabamássuatenciónquelasconversacionesdelapantalla.Volvióamirarledenuevo, esta vez cuidando de mantener las manos firmemente agarradassobreelregazo.¿Seríaposiblequelaschicastuvieranrazón?¿Queellalegustaratantoqueestuvieradispuestoaolvidarelchicoligónysuperficialquehabíasidoymadurar?Elhechodequeestuvieraallídormidoensusofá, en vez de enLaAlameda con los amigos, ya indicaba un cambio.CuandoaceptólaapuestadeMaikaparaponerleapruebaniselepasóporlacabezaquesepresentaríaensucasaenvezdequedarseenelbotellón,en el caso de que no se fuera a buscar a alguna amiga con la queenrollarse, y que pillaría una de sus habituales borracheras. Pero jamás

pensóquecambiaríaloscubatasporunainfusiónensucasasentadoenelbrasero.Esospensamientoslainquietaronprofundamente.«Tencuidado,Inma»,

se dijo. «Estás bajando la guardia, y no debes hacerlo.No dejes que secueleentucorazón.Eselmismocapullodesiempre,soloqueconelpelocorto».Peronoloera.ElantiguoRaúlnuncasehubieradormidosinmás,sinsiquieraintentaraprovecharlaoportunidaddelsofáydelapocaluzdelahabitación.La película había terminado. Inma, incapaz de despertarle para que se

marchase,pusootrayseesforzóenseguirla.Cuandotambiénestaacabó,Raúlseguíaenlamismaposiciónydecidiódejarledormir.Selevantóconsigilo, le quitó los zapatos, y levantándole las piernas con cuidado, lotendióenelsofá.Élapenassemovióparaacomodarlaposturaycontinuódurmiendo.Fue hasta su habitación y quitando el grueso edredón de su cama, lo

cubrióconél.—Duerme.Seríauncrimenhacerte iraestashorasymediodormido,

andandohastaLosRemedios.Seechóunamantamásligerasobrelaqueaúnquedabaensucamayse

acostóa suvez,atentaacada ruidoprocedentedel salónque le indicaraquesehabíadespertado.

UnaluzcegadorasobresusojosyungritoahogadodespertaronaRaúlde un sueño profundo. Una chica alta y morena le miraba fijamentemientrassequitabaungruesochaquetónacolchado.—¿Quiéncoñoerestú?—lepreguntó.Luchó por sacudirse el sueño y se incorporó. Solo entonces se dio

cuentadequeestabaenelsalóndeInma, tendidoenelsofá.Levantó lasmanos.—Tranquila…SoyamigodeInma.Alescucharlasvoces,estasalióprecipitadamentedesuhabitación.—Escierto,Carmen,esamigomío.Nohesalidoestanocheporqueme

dolíalacabezayhavenidoaverme.Sequedófritomientrasveíamosunapelículaydecidídejarledormirenelsofá.—No,siamínomeimporta…Peromehapegadounsustodemuerte.

Menos mal que me ha dado por encender la luz antes de sentarme aquitarmelasbotas.YosoyCarmen—dijotendiéndolelamano.—Raúl—dijoélmediodormidoaún—.¿Quéhoraes?—Lassieteymedia.—¡Uf!Horadequemevaya.—No tienes que irte —dijo la chica—. Sigue durmiendo. Y si estás

incómodo en el sofá, mi habitación tiene dos camas. Te presto unaencantada—dijoechándoleunasignificativamirada.Inmasintióqueseleencogíaelestómagoanteladescaradaproposición

desucompañera.—No,muchasgracias.Yahedormidolosuficiente.Deboirmeacasa.

Noheavisadodequedormiríafuera,yúltimamenteregresotemprano.—Teprepararéuncafé—dijoInma—.Estászombi,para irteandando

hastatucasa.—Notepreocupes.Yafuncionanlosautobusesylascafeteríastambién

—dijoapartandoeledredónylevantándosedelsofá—.MetomaréuncaféenunodelosbaresdelaesquinadeTorneoycogeréallíel6,quemedejaenfrentedemicasa.Vuelvealacama.

Estirólaspiernasdoloridasyentumecidas.Alargólamanoyleacariciólabarbilla,enungestoíntimoytierno.—Graciasporprestarmeelsofá.Realmenteestabaagotado.—Denada.Cogió la cazadora y poniéndosela y abrochándola hasta el cuello, se

dirigióalapuerta.Inmaleacompañó.—Buenasnoches,obuenosdías,oloquesea—dijo—Adiós—respondió ella viéndole bajar las escaleras. Y cerrando la

puertaacontinuación.

Capítulo23

Sevilla.Noviembre,1999El timbre de la puerta arrancó a Inmadeunprofundo sueño.Miró el

reloj: las siete ymedia de la mañana. Una de sus compañeras debía dehaberseolvidadolasllavesotravez.Demalhumorselevantó.SusanayFransehabíanidohacíaapenastres

horas,despuésdehaberterminadountrabajodegrupodeDerechoCivilque tenían que entregar el lunes, antes de que su amiga se fuera aAyamonteapasareldíaconsufamilia.Descolgóelporteroelectrónicodemalaganaypreguntó:—¿Quiénes?—Raúl—dijo una voz apagada al otro lado—.Ya sé que no es hora,

peroporfavor,necesitohablarcontigo.Despertándoseinmediatamente,pulsóelbotónyabriólacancela.Nose

leocurríaquédemoniospodríaquereraesashoras.Segúnhabíanhabladola tarde del viernes, nadie iba a salir aquel fin de semana porque todostenían exámenes y trabajos que preparar. Cuando abrió la puerta de supiso, se encontró frente aunRaúlpálidoyojeroso,vestidocon la ropaquesolíausarparasalirdenoche,arrugadaymaltrecha,yelpelorevueltoydespeinado.—Raúl,¿quéhacesaquítantemprano?¿Quépasa?Élrehuyósumiradayagachandolacabeza,susurró:—Séquenoeshora,perotengoquecontarteunacosa.Hecometidouna

estupidez…ElsueñodeInmaacabódedisiparsedeltodoysintiócomosiunagarra

heladaseapoderasedesusentrañas,apretándolasconfuerza.—Nopodíairmeacasasinhablarantescontigo—añadióél.—Bien,pasa.—Seechóaunladoydeseócontodasualmanotenerque

escucharloqueibaadecirle—.Prepararécafé—dijoavanzandohacialacocina.PeroRaúllaagarródelbrazoyleimpidióseguircaminando.—No, no prepares nada. Probablemente ni siquiera me darás la

oportunidaddetomármelo.Meecharásantes.

Inmasegiróyenfrentóalfinlosojososcuros,quelamirabanllenosdeculpabilidad.Raúlempezóahablar:—Anoche salí conCarlos.No iba a hacerlo, tenía que estudiar como

todoelmundo,perome llamósobre lasonceymedijoqueestabamuydeprimido,queestápasandounamalaépocayquenecesitabaunpocodedistracción. Me pidió que le acompañara a tomar una copa, solo unarecalcó,paraanimarseunpoco,yacepté.Fuimosaunpubdemibarrio,de verdad que no pensaba más que en tomar una copa y volverme aestudiar.Alfinal,ycomosuelepasaracabamostomándonosunascuantasy diciendo gilipolleces. Cuando ya estábamos los dos bastante trompas,entró en el local Alba, la que se sienta a mi lado en DerechoConstitucional,¿sabesaquiénmerefiero?Rubiaymuymona…Inmaasintióconlacabezaydijo:—Sí,séquiénes.—Iba con unas amigas. Se acercó a saludarnos y Carlos las invitó a

sentarse con nosotros. Desde el primermomento empezó a tirarme lostejos.Adarmeconlapiernapordebajode lamesa,ametermeelescoteporlosojos,acoquetearconmigo…Porunmomentosecallóyagachólacabezaevitandosumirada.Inma

nonecesitóquecontinuara,sabíaloqueibaadecirle,yleagradecióquenolamirase.Nohubierapodidoenfrentarsusojosconindiferencia.Raúlcontinuó:—Hacía meses que no estaba con una mujer, desde las vacaciones…

estabamuchomásborrachodeloquepensaba...Ymefuiconella.Inma poseía un fuerte control de sus emociones, lo que le permitió

responderconvozcalmadayfría:—¿Y se puede saber por qué vienes a despertarme amí a las siete y

mediadelamañanaparacontármelo?—Porquequierosersincerocontigo.Levantólacarahaciaél,peroevitócuidadosamentesusojos,consciente

de que si le miraba él leería en ellos el dolor y la decepción que suspalabrasseempeñabanenocultar.—Raúl,entre túyyonohaynadamásqueuna incipienteamistad.No

tienesquedarmeningunaexplicación.Élleacaricióelbrazoquenolehabíasoltadoyellacontrolólasganas

de zafarse bruscamente, porque sabía que de hacerlo delataría sus

emociones,yesoeraloúltimoqueibaapermitirse.—Yaséquenohaynada,yqueyoacabodejoderlaposibilidaddeque

lohayaalgunavez,peronopuedoocultártelo.Nopodríavolveramirartealacarasilohiciera.—Vuelvoarepetirteque…—No,novuelvasarepetirmenada;séloquedigo,ysétambiénquete

estoyhaciendodañoconesto,aunquetúinsistasenquenoteimporta.Séquesoyuncapulloquepiensaconlapollayquelohejodidotodo…Losé.Peroquieroquesepasquelolamentoprofundamente,yquesipudieravolveratrás,noloharía.—Claroqueloharías.Loscapullosnocambian,ylosquepiensancon

lapolla,menos.Élnocontestó.—Elcafésigueenpie,siteapetece—dijohaciendounúltimoesfuerzo

pormostrarsefríaeindiferente.—No,gracias,nopodríatragarlo.Solomequedadecirteunacosamás,

yyamemarcho.Inmatratódesonreírypreguntó:—¿Ah,peroaúnhaymás?—Quiero que sepas que a pesar de la gilipollez que he hecho, me

importasmás de lo queme ha importado nunca unamujer.Aunquemehayaidoconlaprimeraquesehayacruzadoenmicamino.Yqueaunquehaya estropeado la oportunidaddeganarme algúndía ese corazón tuyo,queocultasentremilplieguesdefrialdad,esperoquenomeapartesdetuladocomoaunperro,ymepermitasalmenos seguiracompañándoteacasa,ymesigasinvitandodevezencuandoaunainfusión.Aunquenomelomerezca.—Nuncaleniegounainfusiónauncolega…Pormuycapulloquesea.Raúlalargólamanoycogiéndolelabarbillalaobligóalevantarlacara

y mirarle, y ella, cogida por sorpresa, no fue lo bastante rápida paradesviarlavista,ysusmiradasseencontraroneltiemposuficienteparaqueRaúl advirtiese las lágrimas contenidas a duras penas, y a fuerza devoluntad,enelfondodelaspupilas.Desarmado, decidió dejarla en paz al fin y dejó caer la mano,

susurrandoalavezquesedabamediavueltaparasalir.

—Deverdadquelosiento.—Yo también—admitió ella al fin, abriéndole la puerta para que se

marchara—.Nosvemosellunes.Sin contestar, Raúl cruzó el umbral y ella cerró a sus espaldas, y

permaneció allí con la frente apoyada en la madera, temblando ypermitiéndoseporfinque las lágrimasrodarancálidasysilenciosasporsusmejillas.Raúl,sinnecesidaddeverla,sabíaloqueestabaocurriendoalotrolado

delapuerta,ysintiéndoseelmayorhijodeputadelahistoria,hundiólasmanosenlosbolsillosdelacazadora,ysalióalamañanaqueempezabaadespuntarporelhorizonte,sintiéndosetanheladopordentrocomolafríaescarchaquecubríalosadoquinesdelaacera.

SusanaentróenclaseaquellunesysereunióconInmayMaika.Ambasestabancontrastandounosapuntes,apoyadasenelbancocomún.—Buenosdías—saludó.—Hola,Susana.¿Quétalelfindesemana?—Bien. Preparando el trabajo hasta el sábado demadrugada, ¿verdad

Inma?Nosdimosunapaliza,peroalfinalloterminamos.AyerestuveenAyamonteparaveramispadres.¿Yporaquíquétal?—Yohepasadoelfindesemanaencerradaencasa,estudiando.—Yotambién—comentóInma.Un grupo ruidoso entró en la clase y las tres amigas volvieron la

cabeza.Alba,rodeadaporungrupodechicas,sesentómuycercadeellas.—¿Deverdadtehasacostadoconél?—preguntóunadeellas.—Deverdad.—Jo,tía,quésuerte.Conlobuenoqueestá.—Peromehacostado,¿eh?Llevotirándolelostejosdesdequeempezó

elcurso,peroRaúlhaestadomuyesquivoúltimamente.SusanayMaikagiraronlacabezaalunísonoendirecciónaInma,que

permanecióimperturbable.Sololoslabioslevementeapretados,ungestoimperceptible para quienes no la conocieran bien, les hizo comprenderquehabíaescuchadolaspalabrasdelachica.—¿Yestanbuenoenlacamacomodicen?—preguntóotra.—Esmejoraún.Fueincreíble,mecorrítresvecesseguidasyélseguía

yseguía,incansable.—¿Yhabéisquedadoparaelpróximofindesemana?—Dijimosquenosllamaríamos.—Vamosatomarnosuncaféalamáquina—dijoMaikacogiendoasu

amigadelbrazoyempujándolahacialapuerta.Susanafuetrasellas.Cuandoestuvieronfueradelalcancedelosoídosdelgrupo,dijo:—Probablementenoesverdad,Inma.Solopresumía.—Esverdad—dijoestaescueta.—¿Cómopuedesestartansegura?Alomejorsoloqueríaunminutode

gloriaantesusamigas.—Raúlsepresentóayerenmicasaalassieteymediadelamañanapara

decírmelo.—¡Joder!¡Serácabrón…!—Noquierohablardeltema.—Claro que tienes que hablar del tema, pero no aquí ni ahora.

Quedamosparacomerjuntas.Lareuniónde«chicassolas»delmiércolessetrasladaahoyensesiónurgente.¿Estásdeacuerdo,Susana?—Sí,porsupuesto.—Nohacefalta,estoybien.—¡Yunamierda!FranyRaúlaparecieronalfinaldelcorredoryalverlassedirigieron

haciaellas.—Ahíviene, el cabronazo—dijoMaikaapretandoelvasodeplástico

delcaféconfuerza.—Maika…niunapalabra—cortóInmatajante.—No,no ledirénada,peromepareceque semevaa ir lamano sin

darmecuenta,yunhijodeputavaairseasucasahoyconunahermosamanchadecaféenlospantalonesylapollaescaldadacomounasalchicha.—Niseteocurra.Nohahechonadaquenohayahechosiempre.—¿Yencimaledefiendes?—Noledefiendo,peroloquenovoyahaceresdarleaentenderqueme

importa.Déjamesalirdeestocondignidad.Susanaintervino.—Inmatienerazón,Maika.Dejaqueellalolleveasumanera.

—Deacuerdo,mecontendréporti.Perolecortaríaloshuevos.—Yotambién,peroesonovaasolucionarnada.Los dos amigos llegaron hasta lamáquina del café. Fran se acercó a

Susanaylaagarróporlacintura.Estasegiróylebesóenlamejilla.—¿QuétalporAyamonte?—Muybien,estuveenlaplayaunrato.¿YporSevilla?—Estudiando,yasabes.Inma,paraevitarenfrentarsealamiradadeRaúl,seestabasacandoun

café.Franlepidió:—Dameuncaféamítambién,mehacefalta.—¿Lecheyazúcar?—Sí,porfavor.Manipulóenlosbotones,ysinvolverse,preguntó:—¿Ytú,Raúl?¿Quieresuno?—Sí,gracias.Porunmomentosusmiradassecruzaroncuandoellaleentregóelvaso

deplástico,peroyaInmahabíacontroladoférreamentesusemocionesynada delató el hervidero de rabia y dolor que sentía.Cualquiera que nofueransusamigasnohubierapodidovermásqueindiferencia.

Maika abrió la puerta dejando en brazos de Susana las pizzas y lasbolsasconbebida.Entraronyseinstalaronenlamesadelacocina.Habíandecididocomprarunaspizzasycomerensucasaporqueelsitiohabitualdonde solían reunirse cerraba los lunes y no querían encontrarse connadiedelafacultadnidelapandillamientrashablaban.—Bueno,chica,empiezaalargar.Suéltalotodo.—¿Quéquieresquesuelte?Nohaynadaquecontar.SimplementeRaúl

se presentó enmi casa el domingo por lamañana con aspecto contritopara decirme que se había emborrachado la noche anterior y se habíaacostadoconAlba.—¿Asídesopetón?—Asídesopetón.—¿Ynoledistedoshostias?—Calla,Maika—tercióSusana—,noseasburraydéjalahablar.¿Qué

hiciste?—Puestratardedisimularquemeimportabaydecirlequenoteníaque

darmeningunaexplicación.Yleofrecíuncafé.—¡Encima!—¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me hubiera echado a llorar o le

hubieragritado?Esohabríasidomuyhumillanteparamí.Además,yonosoyasí.Yhayquereconocerquenuncalehedadoningunaesperanzadeque entre nosotros pudiera llegar a haber algo. Raúl no tiene queguardarmefidelidad.Dehechoyonuncahepensadoquelohiciera,yalosabes.—Esosíquenomelocreo.Reconocequedesdelanochequedurmió

entusofá,sílopensabas.—Bueno, quizás un poco. Pero está comprobado que mi primera

impresióneralacorrecta.¡Nosécómosemeocurriópensarsiquieraquepasaramesessin liarseconunamujer!Ymuchomenospormí.Solohaestadointerpretandoelpapeldedonjuánreformado.Susanaintervino:—No, Inma. Si hubiera estado representando un papel y se hubiera

estadoacostandoconotras,notendríasentidoquesepresentaraentucasaconfesandoesto.—Quizás porque esta vez sabía que iba a enterarme. Si se lía con

alguiendelaclase,lomásprobableesqueelrumorsepropague.Loqueno esperaba es que fuera tan pronto. Joder, le ha faltado tiempo paracontarloaloscuatrovientos,alatía…—Esquetodoslosdíasnoseacuestaunaconalguienquetehace…SusanaclavóelcodoenlascostillasdeLucíaparahacerlacallar,pero

Inmasediocuenta.—Déjala, Susana. Si yo también lo he oído, que la hizo correrse tres

veces seguidas.Esodemuestra quenoha perdido la práctica—dijo conamargura.—¿Deverdadpiensasqueestabafingiendo?—Puesclaro.Pormuyarrepentidoquepareciera,noeramásqueteatro.—A lo mejor es verdad que solo fue un error provocado por una

borrachera.—¿AtitevaldríacomoexcusaqueFrantedijeraqueunadelasnoches

quepasasenAyamonteseemborrachóyselioconotra?—No,tienesrazón.Ysécómotesientes,vayasilosé.Antesdequeély

yoempezáramosa salir juntos,Maikamecontóundíaque sehabía idoconunachicaynollegóaclase.Creíquememoríadepena…yesoqueentoncesélyyono teníamosnadayyo intuíaque tenía sus rollos.Perounacosaesintuirloyotralacerteza.Entiendoqueestéshechapolvo.—Noestoyhechapolvo,solodecepcionada.—Ya.—Oye,queestamosen«chicassolas».Nadadementiras.—No miento. Bueno, quizás sí había llegado a pensar que estaba

cambiandounpocoymesentíahalagadaporesaconstanteatenciónyesosesfuerzosporagradarme.Peroyaseacabó.Heabiertolosojosatiempo.Mealegrodequeestohayapasadoantesdequeseamástarde.Novolveréafiarmedeél.—Losiento.—Daigual.Soyunamujerfuerte.—¿Yquévasahacerahora?¿Evitarle?—No, le trataré como siempre. Me pidió que le dejara seguir

acompañándomeacasaynoveoporquénohacerlo.Soloqueyanomefiarédeélnuncamás.El timbre de la puerta sonó interrumpiendo la conversación. Lucía y

Maika se miraron, y la primera se dirigió a la puerta, regresandosegundosdespués.—Creoquedebesabrir tú.Quienestáalotro ladonovieneavermea

mí.—¿EsJavi?—Ajá.—Nosotrasnosvamos—dijoInma.—¿Quédices?No seránada importante.Vienedoso tresvecesaldía

portonterías.Selevantóyfueabrir.Desdelacocinaescucharonlabreveconversación.—Hola.—Hola—respondióunavozsuaveyagradable—.Perdonasimolesto,

peromimadresehaquedadosinsalymehapedidoqueospreguntesime

podéisdejarunapoca.—Claro.Pasa.Poco después Maika entró en la cocina seguida de un chico alto,

morenoyfuerte.—Estábamoscomiendoconunasamigas.InmaySusana.ÉlesJavi,un

vecino.—Encantadas.—Sientohaberinterrumpido.—No te preocupes, no pasa nada. Íbamos a tomarnos un café—dijo

Lucía—.¿Quieresunirteanosotras?—No,quéva.Esunacomidaentreamigas…noquieromolestar.—Nomolestas—dijoInma.—No…otrodía.—Comoquieras.Maikalediounsalero.—Dileatumadrequecojalaquenecesite.—Noesnecesario,damesolounapizca.—Llévatelo.Nolonecesitamoshastalanoche.—Bien,lotraeréantes.Ygracias.—Denada.Maikaloacompañóalapuertayregresóalmomento.—Oye,esmuyguapo—dijoSusana.—¿Aquesí?—Sí,hija,perodeuncansino...—protestóLucía—.Sepasatodoeldía

yendoyviniendo,peronosedecideadarunpasomás.—Todollegará.ElmóvildeSusana sonóduranteunos segundosdentrodelbolsoque

había colocado en el sofá, y luego enmudeció. Se levantó paramirar elnúmero,aunquesabíamuybienquiénera.—EsuntoquedeFran.—¡Nomedigas!Nonoslopodemosniimaginar.—Noosburléis…Hemosquedadoparaestudiarestatardeenmicasa.

Merchetrabajadetardeestasemana.—Paraestudiar,¿eh?¿Qué?¿Anatomía?

—Pues también.Nonoshemosvistoeste finde semanamásqueparaestudiar,Inmalosabe.Apenasnosdimosunachuchónelsábadoantesdeentrar enmi casa. Y ayerme fui a Ayamonte y llegué a las doce de lanoche.—Pues corre, no se te vaya a impacientar.Y otro día te tenemos que

tirardelalenguaati,quenuncasueltasprenda.SusanaseechóareírmientrassecolgabadelhombrolabolsaqueFran

lehabía traídodeEscociaysedirigíaa lapuerta.Eracierto,siempresesalíaporlatangentecuandolehacíanpeguntassobreellayFran,pormuydirectasquefueran.—Hastamañana.—¡Queteaprovecheelpolvo!Bajóalegrelasescaleras.EstabaimpacienteporveraFranyporestar

conél.EltrabajodeDerechoCivilleshabíaimpedidoestarasolasdesdehacíamásdeunasemana,yesoeramuchoparaellos.Él la estaba esperando dentro del coche, aparcado en doble fila, y

cuandoellaabriólapuertayseacomodóasulado,seinclinóparadarleun beso ligero en los labios que a Susana le supo a gloria, y la hizosentirseimpacienteporllegarasucasa.—¿CómoestáInma?—Estábien.—Esonoesverdad.Siempreosreunísacomerlosmiércolesyhoyes

lunes.Sihabéiscambiadoeldíaesporquealgoandamal.YdespuésdelodeRaúl el sábado,nohayque serun lincepara adivinarque se tratadeInma.—Fran,yasabesquedeloquehablamosennuestrascomidasnovasa

sacarmenada.AunqueRaúlestépormedio.—No pretendo sacarte nada, solome intereso por ella.Debe de estar

pasándolomuymal.YosécómomesentíacuandopensabaquetegustabaRaúl.Susanalemiróladeandolacabezaconunasonrisapicaronaydijo:—Te sentirías fatal, pero te llevabas todo el día hablándome de él y

tratandodequenosviéramosasolas.Amímeirritabamucho,sentíaquesiempreestabaentrenosotros.—Soloalprincipio.YvolviendoalodeInma…

Susanaemitióunabreverisa.ConFrannolefuncionabaesodedesviarlaatención.Éleracomounperroquenosueltaunapresaunavezquelahaagarrado.Perotambiénellaeraterca.—Novoyadecirtenada.—Yalosé.Yosoloqueríadecirtequeéltambiénestáhechopolvo.—¿Enserio?Nomelocreo.—Puescréetelo.Ayer,despuésdesalirdecasadeInmamellamó,ylevi

tanmalquemefuiadesayunarconél.Estácolado,¿sabes?Muchomásdeloqueélmismoimaginaba,ynosehadadocuentahastaahora.Elpensarqueellanoleperdoneletienedesesperado.—Esodebíahaberlopensadoantes,¿noteparece?—Sí,porsupuesto,pero los tíossomosasí.Nopodemosestarmucho

tiemposinunamujer.—¿Tútambién?¿Tútambiéntevasalacamaconotracuandoestamos

separadosmucho tiempo?Durante el verano estuvimos lejos dosmesesenteros.—Claroqueno,perotúyyoestamossaliendojuntos.Yyotesoyfiel

porquehayalgoentrenosotrosyporquenomeapeteceestarconningunaotraquenoseastú—dijoacariciándoleligeramentelapierna.—¿Deverdad?—Deverdad.—¿Aunqueestéscomounamoto?¿Aunqueteemborraches?—Aunqueestécomounacuba.—PeroRaúlnoescomotú.—Claro que lo es, solo tiene que enamorarse lo suficiente. Y lleva

camino,teloaseguro.—Inmapiensaquetodoesteatro.—Noloes.—Pueslohajodido,porqueellanoselovaacreerdespuésdeesto.—Losabe,yporesoestátanmal.—¡Joder! ¿Por qué tienen que ser tan capullos algunos tíos, que en

cuantosetomandoscopassolopiensanenmeterladondesea?—Amínomeincluyas.Yoconcopasosinellas,solopiensoenestar

contigo.Yhablandodeeso,Merchenoestá,¿verdad?—No,entradetarde—dijosonriendo

—Ynovamosaestudiartodoeltiempo…—Deberíamos—dijoparapicarle.Sin decir palabra Fran deslizó lamano que tenía en la rodilla por el

muslo y aprovechó un semáforo en rojo para avanzar un poco más eintroducirla entre los muslos, frotando con suavidad. Susana ahogó ungemidoyseestremecióuninstante.—Eresmalo…—Soloestoytratandodequitartelasganasdeestudiar.—No tenía intención de hacerlo, al menos de momento. Quizás más

tarde.—Esoestámejor—dijoélvolviendoacolocarlamanoenelvolantey

arrancandoalcambiarelsemáforo.

Capítulo24

Durante toda la semana, Inma había tratado a Raúl como siempre lohabía hecho, con excepción del último mes. Tenía que reconocer quedespués de la noche que él durmió en su casa se había sentido másinclinada a ser amable y a buscar su compañía y no dejar que fuera élquiensiemprefueratrasella.PerodespuésdequeseenrollaraconAlba,habíadadomarchaatrás,yaunqueno le rehuía, tampocopropiciabasusencuentros ni sus charlas. Limitaba su relación a lo indispensable, ysiempre en guardia, firmemente decidida a que no se volviera a abrircaminoniensuafectoniensuperdón.DurantelasclasesdelamañanadelvierneshabíaestadomuypendientedesiélquedabaconAlba.Ella teníaqueestudiar,nopodíapermitirseellujodepasartodalanocheenlacalle,y estar cansada por lamañana, pero sabía que si se quedaba en su casatampocoibaapoderconcentrarsesinsabersiRaúlsalíaconlapandillaoseibaconAlba.Cuandolasclasesterminaron,sucorazónseparalizóaldarsecuentade

que la chica se acercaba a Raúl y no pudo evitar quedarse un pocorezagadaparaversiescuchabalaconversación.—¿Vasasalirestanoche?—lepreguntóella.—Sí,supongo.—Podemosquedar,siteparece.—Mira,Alba.Yadejamosclaroelsábadopasadoqueloqueocurrióno

ibaavolverarepetirse.—Yalosé,perobueno…quizáhayascambiadodeopinión—Nohecambiadodeopinión.Loquepasófueunerror.Yoestabamuy

borracho y tú también. No quiero que te sientas ofendida, estuvo bien,pero…peroyoestoyenamoradodeotrayyalojodíbastanteconloquepasó.Losientositehashechoilusiones,pero…nopuedeser.—Estábien,comoquieras.InmaapresuróelpasoendireccióncontrariaantesdequeRaúlsediera

cuentadequehabíaescuchado.

Aquellanochese reunieronparacenarydespuésdecidieronentrarenunadiscoteca.—Yocreoquemevoyairacasa—dijoInmadespuésdelacena—.No

puedo quedarme toda la noche, ando muy retrasada con el examen deDerechoConstitucional,ysimequedomuchoratomañananomepodrélevantartempranoparaestudiar.—Notepreocupes,entrayquédatesoloel tiempoquequieras.Luego,

cuando decidas marcharte, yo te acompaño a casa —dijo Raúl, que sehabíasentadoasuladoenlacenayhabíapermanecidoensilencio.—Noquierocortartelanocheporlamitad.—Nome cortas nada. Será un placer acompañarte, si todavía quieres

quelohaga,claro.—¿Porquénohabríadequerer?FranySusanasedespidieronysemarcharon,pretextandoqueMerche

salíaesanocheylesdejabalacasaparaellosytodoslosdemásentraronenladiscoteca.InmasentíalosesfuerzosdeRaúlparaacercarseaellaypermanecera

su ladopeseasu indiferencia,peroellase integróenelgruposindarleoportunidaddeentablarunaconversaciónasolas.Dehecho,nosehabíanvistonihabíanvueltoahablarasolasdesdeeldomingoanterior.Aunasí,sabíaquelaocasiónsurgiríacuandoéllaacompañaraaquellanoche,peroestabapreparadaparaafrontarlo.Alaunaymediayaestabahartadediscoteca,peronoquisodecirnada

parapermitirleaélseguirallíunratomás.Fuealbañoyalregresarnoseunió al resto que bailaba, sino que pidió un refresco y se apoyó en laparedatomarlo,confiandoenqueRaúlnosedieracuenta.Peroélhabíaestadopendiente,yencuantolavio,seacercó.—Parecescansada.—Loestoy.Ha sidouna semanadura.Losprofesores están apretando

con el temario antes de las vacaciones de Navidad y he encontrado untrabajoporhorastresnochesalasemana.—¿Untrabajoporlasnoches?—Sí.Mivecinadearriba,unaseñoramayor,sehapartidolacaderay

debeguardarcama.Loshijosse turnanparaquedarseconelladenoche.Perounodeellosnopuedeonoquiere,ymepagaamíparaqueocupesulugar. Losmartes, jueves y domingos paso las noches en su casa yme

ocupo de darle la cena, la ayudo a acostarse y le hago compañía.Nadacomplicado,ylaseñoraesmuyeducadayagradable.Perotieneelsueñoligerocomotodoslosancianosymellamavariasvecesenlanocheparaque le dé agua o le ayude a cambiar de postura. Yo lo que hago esaprovecharparaestudiar.—¿Ynodescansas?—Duermounratoporlastardes.Detodasmanerasyosiempreestudio

de noche. Es un trabajo cómodo y lo pagan bien.Muchomejor que lacafeteríadondetrabajéesteverano.—Hoyesviernes.¿Llevassindormirdesdeelmiércoles?—Hedadounacabezadaestatarde.—Vámonosentonces.Yprométemequeestanochevasadescansar.—Caerérendidaencuantopillelacama—mintió.Nopodíadecirleque

encuantoseacostabaélsemetíaensupensamientoyleimpedíadescansarmuchomásquelasnochesdetrabajo.Se despidieron del resto y salieron juntos de la discoteca. Por suerte,

aquella noche habían ido al Buda, que no estaba demasiado lejos de sucasa.InmanohubierasoportadounalargacaminataencompañíadeRaúlaquellanoche.—¿Quieres que cojamos un taxi? —le preguntó él al pasar por la

parada.—No,micasaestácerca.Cogeeltaxiparairtetúluego,siquieres.Echaronaandarunoalladodelotro,yRaúl,trasunbreveeincómodo

silencio,dijo:—Graciaspordejarqueteacompañe.—Soyyoquien tienequedargraciasporeso.Túmehacesel favora

mí.—Yotemíaquedespuésdelodelsábadonoquisierasquetevolvieraa

acompañar.Inma reconoció que en realidad no quería. No quería que volviera a

acompañarla, ni estar a solas con él. No quería tener que fingir unaindiferencia que no sentía.Estaba dolida y enfadada y le costabamuchomantenerunaconversacióninsustancialcuandoenrealidadloquedeseabaera gritarle y escupirle su dolor a la cara. Pero sobre todo lo que noqueríaeraquevolvieraaganarsesuconfianza.Ycuandoveíasumirada

arrepentida y su actitud contrita, tenía que repetirse una y otra vez queestabafingiendo,quetodoeramentira,yteníaquerecurriralasimágenesquepoblabansusnochesdeRaúlabrazandoaAlbaparaquesucorazónnosintiera la tentación de perdonarle. Pero no lo dijo. Estaba decidida amantener esa actitud indiferente pormucho que le costara. Era su únicadefensa, el único consuelo de su orgullo herido, el conseguir que él nosupieracuántodañolehabíahecho.—Raúl,loquepasóelfindesemanapasadoentretúyAlbanoesasunto

mío,nicambianadaentrenosotros.Noséporquéteimaginasquesí.Elhechodequemeacompañesacasanosignificaparamímásqueeso:queme acompañas a casa para que no me vaya sola. Y yo te estoyprofundamenteagradecidaporello.Ylamentosienalgúnmomentotútehas hecho ilusiones de algo más. Las cosas entre tú y yo están comosiemprehanestado.El tono de dureza que había en el fondo de sus palabras no le pasó

desapercibidoaRaúl,untonoqueélnohabíaescuchadoensubocadesdehacía algún tiempo, y desde luego, no después de la noche que habíapasadoensusofá.—Ysigosiendouncapulloparati,¿verdad?—Puessí.Tampocoesohacambiado.—Máscapulloqueantes.—Tienesquereconocerqueelhechodequetehayasliadoconalguien

soloporqueestabasborrachonoayudaamejorartuimagen.—Ya…Ymenossilaquemeimportaesotra.—Yonocreoqueteimporteotra.Almenosnolobastantecomopara

apartartedelacamadeunatíabuena.—Tienestodoelderechoapensarasí.—No, Raúl, te equivocas, no tengo ningún derecho especial a pensar

nada.SimplementelohagocomopodríapensarlodeFranodeCarlos.—¿Quétengoquehacerparademostrartequeestásequivocada?—Nada.Noquieroquehagasnada.—Supongoquepodréseguiracompañándoteacasa.—Porsupuesto.—¿Ymeinvitarásainfusiones?—Cuandosetercie.

—¿Estanoche?—preguntóesperanzado.Ellanególevementeconlacabeza.Aunquesabíaqueesoafirmaríasus

palabras,estabademasiadodolidaydecepcionadaparaprolongarelratodeintimidad.—Hoyestoydemasiadocansada.Otrodía.—Bien.Conseguiréquevuelvasaquererinvitarme.Ytambiénquedejes

deconsiderarmeuncapullo.Inma no contestó. Ella dudaba de que lo consiguiera. No estaba

dispuestaabajarlaguardiaotravez.Ensilenciollegaronalapuertadesucasayallísedespidieron.—Buenasnoches,Raúl.Graciasporacompañarme.—Hasidounplacer.—Hastaellunes.—Hastaellunes.

Capítulo25

Sevilla.Diciembre,1999SeacercabanlasvacacionesdeNavidadyporprimeravezensuvida,

Susana sabía que esas fiestas iban a ser un poco tristes. Tendría quepasarlas en Ayamonte, y como no le había mencionado a su familia laexistenciadeFran,nipensabahacerlo,ytampocoélhabíahabladodeellaalossuyos,nohabríaposibilidaddepasarjuntoslasfiestasimportantes.Tendríanqueconformarseconllamarseporteléfonoyfelicitarse.Peronoqueríapensarenesoenaquelmomento.Estabaesperándoleparaestudiarjuntos,ycomosiemprequeMerche trabajabade tarde,distraeríanalgúnratoparaotrascosasmásagradables.Mercheyellaserepartíanlaúnicahabitación del pequeño piso para estar con sus parejas. Los fines desemanaseturnabanparasalirysellamabanmediahoraantesderegresar,paraevitarpillaralaotraenunasituaciónembarazosa.PeroapesardequeFranyellaformabanlaparejaoficialdelapandilla,

Susananoterminabadeconsiderarlecomoalgosuyo,nisurelaciónconélcomoalgoserioydefinitivo,aunqueyallevasenjuntosnuevemeses.Sabía que lo que tenían juntos era algo hermoso y especial, pero en

ningúnmomentohabíapensadoquefueraalgoserio.Franyellanoteníanmásfuturoqueeldeestarjuntosmientrasestuvieranenlacarrera,duraseeltiempoquedurase.Yellaestabadispuestaaaprovecharhastaelúltimominutodeesetiempo,quesabíatendríaunfinal.Aquella tarde de viernes, sin clases ya desde hacía dos días, le estaba

esperandotempranodespuésdealmorzar.Pensabanestudiartodalatardeyluego,porlanoche,cuandoMerchee

Isaac salieran, tendrían el piso para ellos hasta el amanecer. Susana semarcharíaaAyamonteeldíasiguienteporlamañana,ysuhermana,quetrabajaba el sábado y el domingo debido a las fiestas, se quedaría enSevillaAlmorzó temprano y se puso a estudiar mientras Fran llegaba, pero

cuando se dio cuenta y miró el reloj pasaba de las seis y él no habíallegado. Le extrañó, porque para ellos después de almorzar, significaba

comomuytardelascuatroolascuatroymedia,yFransiempreeramuypuntual.Miróelmóvilporsilehabíaenviadoalgúnmensajequeellanohubiera

visto,peronohabíanada.Noquisollamarleporsiestabaconduciendoytratódecontinuarestudiandoperoyanopudoconseguirlo.Eracasilassietecuandoélllamóalapuerta,yentrócongestohoscoy

arrojandolamochilasobrelamesa.—Sientoelretraso—dijomalhumorado.—Noimporta.¿Quéhaocurrido?—Hahabidomovida en casa.Mi queridamadreme ha organizado la

nochedelsábado.Susana sonrió sabiendo cuánto le desagradaban a Fran las comidas

familiares y los compromisos de sus padres con amigos, y a los que lehacíanasistiraveces.—¿Reuniónfamiliar?—Peor—dijo sentándose en el sofá—. Ha invitado en mi nombre a

cenarysaliralahijadeunimportanteclientesuyoqueestabaestudiandoenLondresyhavenidoparalasvacacionesdeNavidad.Conelpretextodeque lleva dos años fuera de Sevilla y que ha perdido todos sus amigosanteriores,hadecididoqueyoladivierta.Susana sintióque se le encogíael estómago,conscientedel interésde

Magdalena de emparejar a Fran con las hijas de sus amigos y clientes.Peronuncahabíallegadomásalládelasinsinuaciones.—Llevodoshorasdiscutiendoconella;noshemosdichodetodo.—¿Yquiénhaganado?—preguntóintentandotomárseloabroma.—Tablas…Mimadreesmuytozuda,yyotambién.Susanarespiróhondoypreguntótemerosa:—¿Yvasair?Esa sencilla frase pareció hacer estallar la furia latente que llevaba

dentro.Sevolvióhaciaellaylamiróconlosojosinyectadosderabia.—¿Cómoquesivoyair?¿Quépreguntaesesa?¡¿Acabodedecirteque

llevo dos horas discutiendo con mi madre y tú me preguntas si voy air…?!¿Esoesloúnicoqueseteocurredecir?—¿Y qué quieres que diga? —preguntó bajito, temiendo enfurecerle

más.

—Quiero que te enfades, joder, y que me prohíbas ir, y no que mepreguntessivoyahacerlocomosinoteimportara.—Esqueyonomeconsideroconderechoaprohibirtenada.Siquieres

irono,esalgoquedebesdecidirtú.—¿Queno teconsiderasconderechoaprohibirmesalir conotra tía?

¿Entonces qué coño hago yo aquí desde hace nueve meses? ¿Quieresdecírmelo?Estabaintimidada.AunqueconocíaelfuertecarácterdeFran,hastaese

momentoellanuncahabíasidoobjetodesuenfado.Tratóderazonarconél.—Fran, ya séque llevamos saliendo juntosnuevemeses, pero esono

significaqueyo…Éllainterrumpióbruscamente.—¿Quépasa?¿QuetúsalesconotrostíoscuandoestásenAyamontey

poresonoteimportaqueyolohagatambién?—Claroqueno.YonosalgoconotroscuandoestoyenAyamonte.—Entonces es que no te importa que lo haga yo.Bien, pues entonces

perfecto.Mimadresepondrámuycontentayyolopasarébombaporquelatíaestáfrancamentebuena,¿sabes?Esunbomboncito.Quedaréconellamañanayvariaréunpoco.Laverdadesqueatiyatetangomuyvista.Ysisepresentalaocasión,laaprovecharé.—Fran,yonohequeridodecireso…—¿Entoncesquéhasqueridodecir?—Queyonosoyquiénparadecirteconquiénpuedessalir.—¿Quenoeresquién?Eresminovia,joder—¿Losoy?—¿Aestasalturasmepreguntaseso?¿Quépiensasquesomosentonces?—Nosgustamos,estamosbienjuntos,nosacostamos.Perosoyrealista

y sé que tú y yo no podemos pensar que esto vaya en serio. Los dossabemosqueseacabarácuando…Éllainterrumpiódenuevo,másenfadadoaún.—¿Cuándoseacabará?—Nolosé…cuando…—Cuandoyomecansedeti,¿noesesoloquepiensas?Ellanocontestó.

—Llevas todos estosmeses esperando y temiendo a la vez que yo temandealdiablo,mirándomecon lupa,analizando todosmisgestosparaversiyaestásucediendo,¿noesverdad?Bien,puesyaestá:seacabó.Loquetantotemeshaocurridoporfin.Estoyhartodepasarunexamencadadía,deanalizartodoloquedigoyloquehagoparaquetesientassegurademí.Ytampocotendréquementircontinuamenteencasaparaquenoseenterendelonuestro.Esmuyfatigoso.Selevantódegolpeycogiendolamochilasedirigióhacialapuerta.—Fran…¿Dóndevas?—Amicasaadecirleamimadrequeno llameparaanular lacitade

mañana.Y a pasármelo de putamadre con la niña, que está paramojarpan,dichoseadepaso.Saliódandounportazo.EnelpatiosecruzóconMerche.—¿Dóndevas,cuñado?Creíque…—Yonosoytucuñado—gruñoélsindetenerse—.Solosoyeltíoque

sefollaatuhermana.Merchecorrióa sucasayal entrar encontróaSusanaencogidaenel

sofállorando.—¿QuélepasaaFran?Ibahechounafuria.—Sehaido.—Esoyalohevisto,pero¿porqué?¿Oshabéispeleado?—Hemosterminado.Hadichoqueseacabó.—Nopuedeser,soloestáenfadado,mujer.—Hadichoqueseacabó,queestáharto.—Perosiestálocoporti,tonta…Daleunashorasparaqueselepaseel

cabreoyyaveráscomomañanatodosearregla.Cuandoseestáenfadadose dicenmuchas tonterías. Se dará una vuelta para desahogarse y luegovolveráparahacerlaspaces.—¿Túcrees?—Claro que sí. Fran esmuy impulsivo, recuerda el puñetazo a Raúl.

Peroluegoselepasarápido.—Sí,esoesverdad.—Andacálmate.¿Quieresquemequedecontigoestanocheynosalga?

AunquesiFranregresalomejoresqueestéssola.—No,veteconIsaac.Yoestoybien.

Merche se arregló y se marchó, y Susana permaneció esperandoinútilmentequeFranvolvieraosimplementelallamase,peronolohizo.El sábadopor lamañana semarchó aAyamonte como tenía previsto,

sinhabertenidoningunanoticiadeFran.Apenashabíadormidoentodalanoche y lo último que le apetecía era ir a su casa con aquel estado deánimo, pero sabía que si anulaba el viaje a última hora, sumadre y suabuelasepreocuparíanylaagobiaríanapreguntassobreelmotivo.Ydetodasformas,siFranqueríaponerseencontactoconellapodíahacerloatravéselmóvil,yestelollevabacargadoyalavista.Cuandollegóasupueblo,sinnoticiasyaterradaantelaideadequeél

pudiera cumplir su amenaza y salir y enrollarse con aquella chica, sedecidió a llamarle ella.Estabadispuesta a suplicarle, aprohibirley a loquehicierafaltaparaquenolohiciera.Lasolaideadesaberloconotralaatormentabahastamásalláde lo imaginable.Ysediocuentadequepormuchoquesecreyerapreparadaparaunfinal,noloestabaenabsoluto.YtambiénentendíaaInmamuchomejorqueantes.Marcó el número de Fran, pero el contestador le comunicó que el

teléfono no estaba disponible. Lo intentómás tarde en varias ocasionesconelmismoresultadoyya,pasadaslassietedelatarde,comprendióqueno iba a poder localizarle, que Fran no quería hablar con ella y o bienhabíaapagadoelteléfonoohabíadesviadolasllamadasalbuzóndevozpara no tener que contestar. O seguía muy enfadado o bien estabaaprovechandoaquelloparacortar.Nerviosa,llamóaMercheylepreguntósiFranhabíaidoporsucasaa

buscarla,perosuhermanaledijoquetampocosabíanadadeél.Alasochoymedia,desesperada,llamóaRaúl.—Diga—contestóestecasideinmediato.—Raúl,soySusana.—Ah,hola…¿Quépasa?—preguntóextrañado.Susananuncalehabía

llamadoaél.—Mira, tengo que hablar con Fran, y tiene el móvil apagado o sin

batería,nosé…ynomeatrevoa llamara sucasa,ya sabesquenosoymuy bien recibida allí… ¿Podrías llamarle tú y darle un recado de miparte?—¿AFran?Estáaquí, estamosen labolera.Le toca tirar a él,pero si

quiereslellamoytelopaso.

—Esque…noestoyseguradequequierahablarconmigo.Creoquehaapagadoelmóvilparanotenerquehacerlo;andamosunpocoenfadados.—Vale,¿quéquieresquelediga?Susana pensó si suplicarle, pero al final decidió que no, que la tarde

anteriorélhabíahabladodeprohibir.—Dile…dilequesisaleconesatíalecortoloshuevos.—¿Qué?Susana,¿erestú?—Sí,soyyo.Díselotalcomolohasoído,palabraporpalabra.—Deacuerdo…deacuerdo,chica.Raúlapagóelmóvilyseacercóasuamigoquesepreparabaenaquel

momentoparalanzarlabola.—Fran, creo que Susana se junta demasiado con Maika y con Inma

últimamente…Ynoséquélehabráshecho,peroestáhechaunafiera.—¿Susana?EstáenAyamonte.—Sí,ya,acabadellamarme.Dicequetú tieneselmóvilapagadopara

nohablarconellaymehaencargadoque tedigaquesisalesconnoséquétíatecortaloshuevos.Así,talcomosuena.LadulceSusanita…Franlanzóunasonoracarcajadayarrojólabolacontodassusfuerzas

tirandolatotalidaddelosbolos,alavezqueexclamaba.—¡Bien!Esaesmichica.—¿Puedosaberdequévaesto?¿Tehasliadoconotratía?—No,claroqueno.Ytampocopensabahacerlo.Soloqueríaquemelo

prohibiera.—¿Queríasqueteloprohibiera?Noteentiendo,tío.—Esigual…Cosasnuestras.—¿Esverdadquetieneselmóvilapagadoparanohablarconella?—Lo tengo apagado, sí, peroparaquemimadrenome localicey se

busquealgunatretaparaobligarmeasalirconlahijadesucliente.—¡Ah,vadeeso!—Sí,vadeeso.Meorganizóunacitaamisespaldasyyolehedadouna

excusaylahedejadoplantada.Laúltimavezquelavi,enunareunióndeabogados, me tiró los tejos descaradamente, con el beneplácito de miqueridamadre.Novoyaarriesgarmeasalirconellanisiquieraenplandeamigos.Aunquequizásquierasacudirtúalacita.Esmuymona…cenapagadaenunrestaurantedelujoyunextraparagastos…ypolvoseguro

siteapetece.—Nogracias,tío.Pasodeunacitaaciegas.—¿Desdecuándo?—preguntóFranburlón.RaúlvolviólacabezaymiróaInma,sentadajuntoaLucía.—Desdequemeaficionéaloshierbajos.—¿Sigueenfadada?—Dice que no está enfadada, pero sí. Enfadada y dolida, y yo la

comprendo.—¿Creesqueselepasará?Raúlseencogiódehombros.—Nolosé.Espero,porquesinoestovaaacabarconmigo.Noconsigo

quemeintereseningunaotramujer,yapuedeser«MissMundo»,queparamí,ahora,nohayningunamásqueella.Aunquepasedemí.—Bienvenido al gremio, macho. ¿Y cómo llevas el tema del sexo?

Porquetúantesnopodíaspasarmuchotiempoadosvelas…—¿Cómo quieres que lo lleve?A punto de pillar una tendinitis en la

mano.Siundíamevesconunaescayola…Franseechóareír.—Notepreocupes,siteveoconunaescayolayameencargarédeque

llegueaoídosdeInmaelmotivo.—Es igual… supongo queme lomerezco, por gilipollas.Hacesmuy

bienennoquererarriesgarteasalirconesachavala,nuncasesabecómopuedesacabar.—Nocreoquepasaranada,sémuybienhastadondepuedollegar,pero

ni siquierame apetece quedar para cenar o tomar una copa con alguienque no sea Susana. No, tío, yo, al igual que tú, estoy pillado hasta loshuevos.Ymuyfelizdeestarlo,además.Raúlseechóareír.—Espero poder decirlo pronto, yo también. De momento, yo estoy

pillado,perofeliz,no.Bueno,ahorametocaamílanzarlabola.—Déjame tu móvil, voy a ponerle un mensaje a Susana. No quiero

arriesgarmeaencenderelmío.—Nolepongasunmensaje,llámala.—Noquieroabusar.—Noseastonto,nomevoyaarruinar.

FrancogióelmóvilyseapartóunpocodeRaúlydelapista,ymarcóelnúmerodeSusana.Estarespondióinmediatamente.—¿Selohasdicho?—Melohadicho.—Erestú—dijoaliviada.—Sí,soyyo.Notepreocupes,novoyaponerteloscuernos,almenos

estavez.Perotenemosquehablar.—Vale.—¿Puedesvenirtemañanaenelautobúsdelascuatro?—Sí,deacuerdo.—Hasta mañana entonces. Te estaré esperando en la estación. Y no

temas…voyasalirconestagenteyprobablementemequedaréadormiren casa de Raúl. Mi madre me despellejará cuando vea que he dejadoplantadaaSonia,asíquecuántomástardemepille,mejor.—Gracias.—Nohaydequé.Hastamañana.

Como había prometido, Susana cogió el autobús de las cuatro y talcomo solía hacer, le dio un toque aFran cuando este arrancó. Se sentíaligeramente inquieta. Fran había dicho que tenían que hablar y ella noquería hablar. Ella lo que quería era abrazarle, y sentir que todo estabacomosiempre,despuésdeesasuprimeradiscusiónseria.Cuandosaliódelaestación,élestabaaparcadoendoblefila.Seacercó

aélylebesóenlamejilla,comocualquierotrodía,comosinohubierantenido una terrible discusión dos días antes. Fran no le dijo nada;respondióasugestomecánicamenteysubióalcoche.Ellaleimitóconelcorazónencogidoporsufrialdad.Franarrancóelcocheycondujodespacioyensilencioporel intenso

tráficodelatardedeldomingo.—¿Qué tal con tumadre?—preguntó por romper el hielo de alguna

forma.—Esta mañana cuando regresé hemos tenido una bronca fenomenal,

peroesoeraalgoconloqueyacontaba.Noimporta.—Losiento.—Yaselepasará.

Fran aparcó el coche en una zona tranquila de la Palmera, donde eltráficoeramásfluidoycirculabapocagenteporlacalleysevolvióhaciaSusana, con la expresiónmás seria que Susana le había visto enmuchotiempo.—Siguesenfadado.—No, no estoy enfadado, pero sí es cierto que tenemos que hablar.

Quieroaclararalgunascosas.—¿Quécosas?—peguntóconundejedeaprensión.—Quieroquemedigasquésignificalonuestroparati.—Notecomprendo…Estamossaliendojuntos,¿no?—Sí,desdehacenuevemeses.Pero¿porqué?¿Porquesientesalgopor

míosimplementeporquesoyelprimertíoquetelohapedido?¿Oporquenoquieresperderalamigo?¿Eseso?—Claroquesientoalgoporti.¡Nopensarás…!—Noséquépensar.Hastaelviernesestabaconvencido,peroahora…

¿Quéesloquesientes?Haymuchostiposdesentimientos.EnElBosque,laprimeranoche,tedijequetequeríaytúrespondistequeamoreraunapalabrademasiadoimportante,quelodejáramosenquenosgustábamos.Pero desde entonces han pasado nuevemeses y yo necesito saber si lascosassiguenigualparati…Dime,¿mequieres?Ella sonrió y respondió poniendo en las palabras todo el énfasis que

pudo.—¡Contodamialma!Fran sonrió a su vez y por fin le dio el tan esperado abrazo. Susana

enterró la cara en su cuello y le rodeó la nuca con los brazos, sinimportarle que se estuvieran clavando la palanca de cambios en elestómago.—¿Ytú…mequieres?—preguntóasuvezconlabocaenterradaenel

cuellodeél.—Másqueanadieenelmundo.Franlasoltó,incapazdecontinuarenaquellaposturatanincómodayle

cogiólamano.—¿Meprometesdejardepensarconstantementequevoyadejarte?—Noloentiendes…Noeseso.—¿Quéesentonces?

—Noesqueyopiensequevasadejarme,sinoquesoyrealista.Ahoratú y yo somos iguales, somos compañeros de facultad, compartimosmuchas cosas, pero probablemente eso cambiará con el tiempo.Pertenecemos amundos diferentes, a ambientes distintos. Tus padres nome tragan, ya lo sabes y esos intentos de tu madre de emparejarte conchicasde tuclasesabesquenosonmásque intentosdeseparartedemí.Aunqueoficialmentenosabennadadelonuestro,yoestoyseguradequeno lo ignoran. Ya aquella noche que cené en tu casa debió imaginarsealgo;todassuspreguntasibandestinadasaponermeenmisitio.—¿Tusitio?¿Ycuálestusitio?¡Noirásasentirteinferiorporloquete

dijo!—Claroqueno.Ymeconsiderotanbuenacomocualquiera,comoella

misma, y probablemente seré un abogado incluso mejor, pero,desengáñate,Fran,ellosnuncavanaaceptarestarelación.Túlosabestanbiencomoyo.Sinolopensarasnoinsistiríasenmantenerlaensecreto.—Silamantengoensecretoesporquenomeapeteceunabroncapara

cenar y otra para desayunar todos los días, no porque seas pocoimportanteparamí,niporquepiensedejartealaprimeradecambio.Perosielhechodequenolosepantehacesentirquelonuestronovaenserio,selodigoestamismanoche.—No…no.Yotampocoquieroqueestosesepa,demomentoalmenos.

Nituspadresnilosmíos.—Bien.Peroelhechodequenolosepannoquieredecirqueyonote

consideremi novia con todos los derechos. Incluido el de cortarme loshuevos si nome comporto. Porque yo te arrancaré los ojos si miras aotro.—Jamáshemiradoaotro…Jamás,desdeque teconozco.Nisiquiera

cuando pasabas demí—dijo ella alargando lamano y acariciándole lacara.—También quiero que dejes de sentir que te estoy haciendo un favor

porsalircontigo.Esalrevés,erestúquienmeestáhaciendoelfavoramí.Nuncahesidotanfelizcomoahora,entodamivida.Nuncanadiemehaquerido como tú. Y te pido perdón por mi reacción de la otra tarde.Seguramentefuemuyexagerada,peronuncahesentidoqueleimportaseanadiedeverdad.Amispadres solo les interesademíque sea la tercerageneracióndeabogadosFigueroa.No les importani loquepienseni lo

que sienta; ni siquiera les importo yo. Por unmomento creí que a ti tepasaba lo mismo. Por eso me enfurecí tanto… Sé que te dije cosasterribles…yaconocesmigenio.¿Meperdonas?—Claroquesí.Élsonrióylebesólosdedos.—¿BuscamosunsitiodondepoderhacerlaspacescomoDiosmanda?—Sí,porfavor.AunqueMercheestaráencasaprobablemente.—Notepreocupes,encontraremosalgo.—Voyallamarlaparadecirlequetodoestábien,yquenomeesperea

cenar.—Niadormir.—Niadormir.

Capítulo26

Sevilla.Febrero,2000Eneldescansodemediamañana, laschicassereunieroncomoyaera

habitual en torno a lamáquina de café. Lucía, nadamás llegar Inma, ledijo:—HoyinvitaMaika,quetienealgoquecelebrar.—¿Estucumpleaños?—Mejorqueeso.EsperaaquevengaSusanaylocuento.—¿Susana?Esapasahoydelcafé.¿NosabesqueesSanValentín?Lahe

vistohaciéndosearrumacosconFranenelbancoquehayjustoalladodelaescalera.Porlovistolahainvitadoacenarestanoche.Yasabes,algorománticoconvelitasypolvoalfinal.—Esechicovaporbuencamino.—¡Nocomootros…!—añadióInma.—¿LodicesporRaúl?—Por supuesto que no. A ese no se le ocurre una idea romántica ni

loco.Yasabesqueparaéltodoesosonmariconadas.Élseapuntaalpolvodelfinalypunto.LodecíaporJavi.—Ah,Javi.PuesveporSusanaytecontamos,queestotienequevercon

él.—¿Enserio?Ahoramismovuelvo.Se separóde lamáquinadel café y se dirigióhacia la escalera.En el

bancoquehabíajuntoaella,SusanayFran,cogidosdelamano,charlabanenactitudíntima,ajenosalagentequepasabaasualrededor.—¡Joder,tengoquetenercuidadoparanocarme!Losdoschicoslevantaronlacabezayseenfrentaronaella.—¿Porquévasacaerte?—lepreguntóFran.—¡Conlamielqueoschorreaportodoslosporos,coño!—Ah,eso…EsqueeslaprimeravezquecelebroeldíadeSanValentín.—Ya,yestanochevaisdecenitayetc.,etc.—Enefecto.

—Pues deja algo para entonces y ven conmigo, Susana, que haycotilleosfrescos.—¿Enserio?—preguntóFranriéndose.—Sí,Maikatienealgoquecontar.—¿Maika?ÉlySusanaintercambiaronunamiradacómplice,yellaselevantó.—Bien,ahoravuelvo.—Sí,notevayasmuylejos,queenseguidateladevolvemos.—No pasa nada. Mientras no me la acaparéis esta noche... Yo voy a

buscaraRaúl.—Tranquilo—dijo Susana dándole un beso en el pelo—. Esta noche

nadaninadiepodráevitarquecenemosjuntos.Dejaron a Fran y se dirigieron hacia la máquina de café, y cuando

llegaron,Lucía,excitada,dijo:—Venga,Maika,díseloya.—¿Quépasa?—Estamañanacuandohemossalido,Maikahaabiertoelbuzóncomo

cadadíayhabíaunatarjetadeSanValentíndeJavi,pintadaamanoytodo.—¿Enserio?—Sí,elchicoesunartista,ylahainvitadoasalirestatarde.—¿Tambiéncenitaromántica?—Demomentomerienda—dijolainteresada.—¡Uf,cómoestáelpersonal!ElmóvildeInmavibródentrodesubolso.—Perdona,tengounmensaje.Nocuentesnadamáshastaquelovea.—¿Otroquesehavueltoromántico?—Nocreo.Seríapedirperasalolmo.Inmamiróelnúmero.—Quéraro,esdemicompañeradepiso.Sabequeestoyenclase,ydice

quelallameencuantopueda.—Bueno,llámalayahoraseguimoshablando.Inmaseapartóunpocodelbulliciode lamáquinadecaféymarcóel

número.—Dime,Carmen,¿quépasa?

Alotroladodelteléfonolachicalepreguntó:—¿Tehepilladoenclase?—No,estabaeneldescanso,¿porqué?¿Haocurridoalgo?—Perdona si te he preocupado, pero no me he podido contener, no

podíaesperaraquellegarasacasaparadecírtelo.—¿Decirmequé?—Puesquealguientehamandadounramodefloresenorme.—¡¿Qué?!—Lo que oyes. Hay rosas, gladiolos, orquídeas y yo que sé cuantas

más…Estangrandequenocabíaenel jarrónquetenemosencasayhetenidoquebajaracomprarotro.—Esperaaversiheentendidobien…¿Estásdiciéndomequehallegado

unramodefloresparamí?—Sí.—¿Seguroqueesparamí?¿NoseráparaMaría?Ellatienenovio.—Puestútienesunadmiradorysehagastadounapasta.—¿Traetarjeta?—Sí,peroestácerrada.¿Quieresquelaabra?—No,mejorqueno.Yaloharéyocuandollegue.—Oye,¿tienesideadequiénpuedehaberlasmandado?—Sí,tengounaidea.—¿Quizáselchicodelsofá?—Esposible.—Joder,yyotirándolelostejos…Losiento.—Nopasanada.Graciasporllamar,iréencuantopueda.Apagóelmóvilysequedópensativaconelpequeñoaparatoenlamano

yregresójuntoasusamigas.—¿Quépasa,Inma?¿Algúnproblema?—No, solo algo insólito.Creo queRaúlme hamandado un ramo de

flores.—¿Raúl?¿Estássegura?Inmaseencogiódehombros.—No, segura no, porque la tarjeta está cerrada.Mi compañera no ha

queridoabrirla,perosinoesélnotengoniideadequiénpuedeser.

—No te hagas demasiadas ilusiones, él siempre ha pensado que esascosassonmariconadas.—Nomehagoilusiones,peronohaynadiemásquepuedatenerinterés

enmandarmefloresamí.—Eres muy guapa, cualquiera puede haberte mandado flores en San

Valentín.—Sí,peroellaprefierequeseaRaúl,¿verdad?—dijoSusana.—No, claro que no.Y si en realidad fuera cosa suya, sémuy bien el

motivo.—Puesclaro,ytodas.—Sicreequemevaacomprarconunascuantasfloresvaapañado.—Dejadedecir tonteríascon labocachica,que tebrillan losojosde

unaforma…Inmasepusoseria.—Losojospodránbrillartodoloquequieran.—Perotúnotevasadejarablandar,¿noesverdad?—Enefecto.—Eresdehieloodegranito,yalosabemos.Bueno,allátú.Susanaleagarróelbrazoconsuavidad.—Creo que te estás equivocando esta vez. Raúl no te hamandado un

ramodefloresparaengatusarte.Vinoapreguntarmesiyosabíaquétipodeflorestegustaban.—¿Túlosabías?—Sí. Y también sé de algomás que hay en las flores. Quizás eso te

ablandeunpocomás.—Lodudo.—No, no se dejará ablandar ni aunque le mande su corazón hecho

trocitosdentrodeunacaja.Inmasoltóunarisaforzada.—Raúlno tienecorazón.Seguramente sería eldeuncervatillo, como

enelcuento.—Sihubierasdichoesohaceunosmeseshubierasonadoconvincente,

ahora,nitúmismatelocrees.Podrásdecirloquequieras,inclusopensarloquequieras,peroenelfondodetucorazónsabesqueestácoladoporti.Ynoescatimamediosparahacértelosaber.

—SeacostóconAlba.Eslamejorformadehacérmelosaber.—Esofuehacetresmesesyteconstaqueporqueestababorracho.—¿Ydeboperdonarleypasarme lavidacruzando losdedosparaque

noseemborracheyseacuesteconlaprimeraqueselecrucepordelante?No,gracias.Ydejemosestetema,eshoradevolveraclase.Conunpocodesuertenisiquierasonsuyaslasflores.—Síloson—dijoSusana.—Bueno, pues ya le llamaré más tarde para darle las gracias. De

momento,nosénada.Tiraron los vasos de plástico del café en la papelera y entraron en el

aula.Noquería reconocerlo,peroapenaspudoconcentrarseen lasclasesy

corrió todo lo que pudo para llegar a su casa lo antes posible. Cuandoabrió la puerta un fuerte olor a rosas lo invadía todo. Su compañera leseñaló la mesa del comedor, donde un enorme ramo en el quepredominabanlasrosasrojasocupabalamayorpartedelamesa.Seobligóaavanzardespaciohaciaélyfingiendoindiferenciacogióla

tarjeta aunque ella sabíamuy bien que le temblaban lasmanos. Era unacartulinagrandeycuadrada,nounasimpletarjetadevisita.Abrió el sobre con cuidado de no romperla, y leyó en una caligrafía

pequeñayapretada:

«Delopocodevidaquemeresta,dieracongustolosmejoresañosporsaberloqueaotrosdemíhashablado.Ydeestavidamortal...ydelaeternaloquemetoque,simetocaalgo,porsaberloqueasolasdemíhaspensado.»

«Noesmía,queconste.Mehubieragustadoescribirteyoalgo,perolosiento,no soypoeta.Yhepreferido copiar a alguienque lohacemejorqueyo.Detodosmodos,hagomíassuspalabras.Raúl.»Inmapermanecióunratoconlatarjetaenlamanoymirandolasflores.

¿Yahoraquédebíahacer?Seguramenteélesperaríaquelellamase,pero

no sabía si quería hacerlo. Y tampoco qué podría decirle. ¿Darle lasgracias por las flores? ¿Quizás invitarle a cenar o a tomar algo? Esosignificaríadarleaentenderquelasfloreshabíanconseguidosupropósitoyquelehabíanhechoolvidarsuconducta.Quizásélsecreyeraperdonadoyaceptado.Noqueríaeso,perotampocopodíaignorarelgesto.Decidióllamarleporteléfonoydarlelasgraciasdelaformamásfríaquepudiera.CogióelmóvilymarcóelnúmerodeRaúl.Élparecióestaresperandolallamadaporquecontestóenseguida.—Diga.—Soy Inma.Graciaspor las flores—dijoescuetay tratandodedar a

suspalabrasuntonolomásfríoposible.—Denada.¿Tehangustado?—Sonmuybonitas.—Yaséquesonbonitas,pero loque teestoypreguntandoessia ti te

hangustado.—Atodaslasmujereslegustanlasflores.—Siguessincontestaramipregunta.Ellaadmitióalfin.—Mehangustado.—¿Ylatarjeta?—¿Terefieresalapoesía?EsdeBécquer.—Sí,losé.Intentéescribirtealgoyomismo,perotuvequedesistir.Me

pasé un par de tardes en las bibliotecas tratando de encontrar algo quepudiera aplicarte a ti, pero eres bastante difícil de definir. Al final medecidíporesaporquereflejaalgoqueyosiento.Ella rio relajándose a través del hilo. Por fin empezaba a sentirse

cómodaconlaconversación.—Siquieressaberloquehablodetialosdemás,puedespreguntárselo,

no es ningún secreto.Y lo que piensode ti tampoco, te lo he dicho a timismomuchasveces.—Nomereferíaaloquemedicesamí,sinoaloquepiensasenlomás

hondodetuspensamientos,esosquenisiquierateconfiesasatimisma.—Yo soy una mujer consecuente conmigo misma y con mis

pensamientos.—¿Estássegura?

—Porsupuesto.Sehizounbrevesilencio.Inmanosabíaquémásdecir.Leparecíafatal

despedirse sin más y Raúl no parecía tener intención de continuar lacharla.Alfinsuspiróydijo:—Bueno,supongoqueahoraloquepegaesqueyoteinviteaalgo.Si

quierespodemosquedarparatomarunacopaouncafé.—No.Inmasesorprendióantelorotunodelarespuesta.—¿Noquieresveniratomaruncafé?Bueno,uncubatasiloprefieres.

Telohasganado.—Noquieroquemeinvitesatomarnada.—Noloentiendo.¿Porqué?—Porqueno tehemandado las floresparaablandar tucorazoncitoni

paraforzarteasalirconmigo.—¿Paraquéentonces?—Simplementeparaquesepasqueapesardetudurezaydetufrialdad

hayenelmundoalguienqueestáenamoradodeti.—¿Enamorado?Vamos,Raúl…—Enamorado,sí,aunquenotelocreas.Sehizounbrevesilencio.DespuésRaúlhabló.—Mealegrodequetehayangustadolasflores.Hastamañana,Inma.—Hastamañana,Raúl.Tedebounacopa.—Nomedebesnada.Adiós.

FranllamóalapuertadeSusanaalasnueveenpunto.Ellayallevabaunratoarreglada.Sehabíapuestolaropaquesecompróparaelcumpleañosde Raúl, esperando que a él le trajera recuerdos de su primer beso.Tambiénsehabíapeinadoigualqueaquellanoche.Fran vestía un pantalón negro y un jersey verde oscuro, que hacía

resaltar sus ojos pardos. Estaba tan guapo que Susana sintió que podíasaltarsedelacenaypasardirectamenteal«después».PeroFrannoibaapermitírselo,eraunrománticoempedernido.SepusoelabrigoytrasdespedirsedeMerche,salieron.—Estanochenotepediréperdóncuandotebese.

—Tematarésilohaces.Subieronalcoche.—¿Dóndevamos?—Amicasa.—¿Atucasa?PorDios,Fran¿estásloco?Noleshabrásdichonadade

lonuestroatuspadres…—No,noleshedichonada.Mispadresestándeviaje,noregresanhasta

dentro de tres días. La verdad es que he estado devanándome los sesosdecidiendodónde llevarte,peroconestodeSanValentín todos lossitiosespecialesestánllenos.Ytampocomeapetecedemasiadocompartirteconunmontóndegenteestanoche,tequierotodaparamí.Demodoquehablécon Manoli y ella me ha ayudado a organizarlo todo. La cena la hepreparadoyo,consuayuda,claro.—¿Enserio?¿Hascocinadoparamí?Franextendióunamanomostrandounalevequemaduraenlayemade

unodelosdedos.—¿Essuficienteprueba?—Sí… bueno, al igual que hice con la cicatriz, tendré que besar tu

quemadura.—Vete preparando, porque vas a tener que besar muchomás quemi

quemaduraestanoche.—Mesacrificaré.Llegaronalacasa.Franencendiólaslucesylacondujodirectamentea

su habitación.En el centro de lamismahabía unamesa cubierta conunmantel rojoy servilletas artísticamente dobladas en formade flor sobrelosplatosdeporcelanablancos.Enelcentrodelamisma,unflorerolargoy estrecho de cristal con una única rosa roja. Varias velas repartidasestratégicamenteporlahabitacióndieronaestaunairerománticocuandoFranlasencendió,apagandolaluzcentral.Retiróunadelassillas,invitándolaasentarse.—Señora…Abrióunabotelladevinoylasirvióenlascopas.Alzóunadeellas.—PorelprimerodemuchosSanValentínjuntos.Susana sintió un nudo en la garganta y deseó que fuera así,mientras

bebía.

Fransirviólacena,unasucesióndelosplatospreferidosdeella,ydepostreunpudindemanzanaexquisito.Sehabíapasadotodalatardeenlacocina,perohabíamerecidolapena.Despuéspusomúsicayagarrándoladelamanolasacóabailar.Susana

recostó la cabeza en su hombro y se dejó llevar, mientras empezaba abesarleelcuello.EloloraHugoBosssehizomáspenetrante,yellasupoque ese olor iría ligado a los buenos recuerdos y a los momentosespecialesduranteelrestodesuvida.Alfin,Franbajólacabezayempezóabesarla.Ellahundiólasmanosen

el pelo de él y respondió con toda su alma. En pocos minutos estabandesnudos,bailandocuerpoacuerpo.Despuésdevariascanciones,Franpusoenelequipodemúsicalabanda

sonoradeMemoriasdeÁfricaylallevóhastaacama.Latendióenellayregresóalamesaparacogerlarosa.—Tu regalo de cumpleaños. Iba a comprarte un ramo enorme, pero

conociéndotepenséquetegustaríamásunasolarosa...roja...perfecta.Susanalesonriódesdelacama.—Meconocesbien.Lacogióylaolió,yselavolvióaentregar.—Vuelveacolocarlaeneljarrónparaquenoseestropee.Melallevaré

mañana,ycuandosesequelacolocaréentrelaspáginasdeunlibro.—Nosésiaguantará...tengoplanesparaestarosa.—¿Planes?—Ajá.Lovienunapelículaymeencantó...eselmomentoprefectode

ponerloenpráctica.Cierralosojos.Sesubióalacamaysecolocóderodillasconlaspiernasaamboslados

de las caderas de Susana y empezó a deslizar la flor sobre su cuerpodesnudo con delicadeza, apenas un suave roce. La cara, la garganta...rodeó los pechos con ella entreteniéndose largo rato en los pezones.Luegodescendióhastaelombligoybajóporelvientrehastadetenerseenelsexo.Conlaotramanoseparólevementelosplieguesyrozóelclítorisunayotravez.—Fran...—susurróellaconvozentrecortada.—¿Sí?—Nopuedomás...

—Yotampoco.Colocó la rosa en la almohada, junto a su cabeza y la cubrió con su

cuerpo. La penetró despacio, ignorando los ruegos para que fuese másdeprisa, tomándose su tiempo acercándola al orgasmo una y otra vez,hastaquealfinSusanatomóelmandoycolocándolelasmanossobrelasnalgas se movió frenética contra él para alcanzar la liberación quenecesitaba.Después,mirándolealosojoslesusurró:—ElmejorregalodeSanValentínquepodíashacerme.Larosarojaes

miflorfavorita.—Tendrásunacadaaño,teloprometo—dijoantesdevolverabesarla.

Capítulo27

Sevilla.Marzo,2000Laboleraestabacasivacíaaquelmiércoles.Entresemananormalmente

había poco público, pero aquel día de finales de febrero estaba mástranquila incluso que otras veces. La tarde era fría y desapacible y lospronósticos del tiempo habían dado la alerta por viento y lluvia. Estaúltimahabíaempezadoacaeramediatarde,aunquedeformaleve,peroelvientoarreciabayeradesuponerqueempeoraríaalolargodelanoche.Susana, Inma,Maika y Lucía se habían reunido a comer como otros

miércolesyluegohabíanidotodosadesahogarsealaboleraunrato.Eldíaanteriorhabíanterminadoelúltimoexamendelcuatrimestreyalfinsepodíanpermitirunatardedeocio.Sentadaensusitiohabitual,Inmaveíacómoelequipodeloschicosles

estabaganandounavezmás.—¡Quépaliza!Otraveznosvaatocarpagarlacenaanosotras—dijo

Maika.—Sí,esometemo.—Raúlestáquesesalehoy—añadióSusana—.Nohafalladoniuntiro.—Sí, desde que no folla su puntuación ha mejorado de forma

escandalosa…Alguiendeberíahaceralgoalrespectoonosarruinará.MaikamiróporelrabillodelojoaInma,quenosedioporaludida.—Loquedeberíamoshacerescambiar losequipos.Nadadehombres

contramujeres,sinomezclados.SiRaúlestáenunequipoyFranenotrolasfuerzasseigualarán.Juntossoninvenciblesloscabrones.—Sí, pues intenta decirles a los dos amiguitos que han jugado juntos

todalavida,queseseparen.Yaverásdóndetemandan…—añadióInma.—¿Porquénolointentáislasdos,Susanaytú,cadaunaporsulado?A

lomejor les convencéis y aunque sea por una vez no nos toca pagar anosotras.—YonopiensoconvenceraRaúldenada,noseaque luegosequiera

cobrar—dijomientraslemirabaagacharseyarrojarlabola,queretumbóconestrépitocontraelsueloysaliódisparadaderribandounavezmásla

mayoríadelosbolos.—¡Joder, otro tiro genial!—se lamentó Lucía—. ¿Por qué no te vas

haciaéllapróximavezquetireyleponesunpoconervioso?—¿Queréis dejarme en paz? Ya está lo bastante convencido de que

acabaréporecharmeensusbrazoscomoparaqueyoleanimeademás.—Ytúsiguestanduradepelarcomosiempre,¿no?—Por supuesto —dijo bajito y con menos convicción de lo que

pretendía.Susanaintervino.—¿Nopiensasperdonarle?—¿Otravezconlomismo?Notengonadaqueperdonarle,peronovoy

aenredarmeconél.—DiceFranquellevamesescomouncartujo.Inmahizoungestoescéptico.—¿Notelocrees?—Sí, puede que sea verdad.Loque no creo es que dure.Más tarde o

mástempranoacabaráporcaer.—Puesquecaigacontigo,joder…Siloestásdeseando.—Esonoesverdad.—Vamos,quetecreesquenotehevistohaceunmomentomirándoleel

culo.—Nosoyciegayestabaagachadojustodelantedemí.¿Quéqueréisque

haga,taparmelosojos?—No,peroFrantambiénestabaahíagachadohacepocoytienemejor

culoqueRaúlynoselohasmirado.—¡Eh,queelculodeFrantienedueña!—protestóSusana.MaikaignorólaprotestadesuamigaysiguiódirigiéndoseaInma.—¿NotegustaríaapoyarlamanoenelculitodeRaúlyapretarlecontra

ticonfuerzayaveriguarsiesciertoloquedicen?—Escierto—dijoSusanariéndose—.SelopreguntéaFranundíayme

dijoquesí,quelatieneenorme.—Puesparaquienlaquiera—murmuróInma—.Yahorahacedelfavor

de callaros que viene para acá. La partida ya ha terminado y con losmismosresultadosdesastrososdesiempre.—Bueno,chicas…Unavezmás,campeones.—¡Idosalamierda!

—Bueno, ¿dónde tenemos que soltar la pasta hoy? ¿McDonald’s,pizzeríaoqué?—Hemos pensado que la noche se está poniendo muy desagradable.

Serámejorquenosmarchemosacasaydejemoslacena.Porestavezosvaisalibrar.Susanamiróelreloj.Eranapenaslasnuevedelanoche.—LlamaréaMercheparaquecuenteconnosotrosparalacena.Porque

tequedarás,¿noFran?—Simeinvitas…Cuandosalieronde labolera la lluvia seguíacayendoconmás fuerza

quealentrar.—Lanochesevaaponerterrible,miraelcolordelcielo.Sedespidieronenlaesquina.Inmasedirigióalaparadadelautobúsy

Raúllasiguiócomocadamiércoles.—No hace falta que me acompañes, hoy es temprano. La noche está

fatal,serámejorquetevayasacasacuantoantes.—Siempreteacompañoyhoytambién.—Simellevasacasaprobablementeperderáselúltimoautobúsparala

tuya.Yestálloviendomucho.—Llevoparaguas.—Estábien,comoquieras.Juntossedirigieronalaparada.Apenasuncuartodehoradespuésllegó

elautobúsysubieronaél.Eltrayectoeralargoyelautobúsibarepletodegente que salía de los trabajos y estaba deseosa de llegar a su casa.Tuvieron que apretarse en la parte trasera. Inma nunca había estado tancerca deRaúl, ni siquiera las pocas veces que habían bailado juntos. Elvehículoibatanllenoqueloteníaprácticamentepegadoasuespalda.Él se había agarrado a la barra superior, pero Inma,más baja ymás

lejosnollegabahastaellayalprimerbandazodiountraspiéquelaarrojócontralamujerqueteníadelante.—Perdone—susurró,maldiciendomentalmente loque llevaraaquella

señoradentrodelbolsoyquesehabíaclavadoenlascostillas.Miróasualrededortratandodeencontraralgoaloqueagarrarse,pero

todoquedabademasiadolejos.Raúlsediocuenta.—Notereocupes,yotesujetaré—dijopasándoleelbrazopordelante

delacintura,ysujetándolaconfirmeza.—Gracias.Estuvieron así durante un rato, hasta que tres o cuatro paradas más

adelante el autobúsquedómásvacíoypudoagarrarse al extremodeunasiento.InmacreyóqueRaúlcontinuaríasujetándola,perocuandocomprendió

queellapodíasostenersesola,dejócaerelbrazoprovocandoenInmaunamezcladealivioydedecepciónalavez.AmedidaqueseacercabanalaparadadeBarquetalalluviaempezóa

arreciaryaconvertirseenunauténticoaguacero.—¿Por qué no sigues en el autobús y luego enlazas con el seis en

cualquierparadaenlaquecoincidan?—Nihablar.Tevoyallevarhastalapuerta.Comosiempre.Se bajaron en la parada yRaúl se apresuró a abrir el paraguas, pero

pronto comprendieron que era insuficiente para los dos. Al girar unaesquinaelparaguassevolvióquedandoambos totalmenteempapadosenuninstante.Élluchóporcolocarlodenuevoensuposiciónperoelfuertevientoseloimpedíaunayotravez.Alfinallocerró.—¡Uncarrerón!—dijoyambosecharonacorrerhastaelportal.Inmaabrióconlallaveylosdosserefugiarondentro.—Serámejorquesubasunratoaversiescampa.Detodasformasyano

haymuchasposibilidadesdequepillesunautobús.—Gracias.Hacíameses que ella no le invitaba a subir.Desde la noche en que él

habíadormidoenelsofádelsalón,nohabíavueltoaestarenelpiso.UnadelascompañerasdeInma,Carmen,estabasentadaalamesadelacocinacenando.—Vaya, vienes acompañada. ¡Hola, bello durmiente!Hace tiempo que

noteveíamosporaquí.—Heestadoocupado.—¿Enviandoflores?Élseechóareír.—Quizás…Inmaintervino.—Vaaesperarunratohastaversilalluviaamainaunpoco.

—¡Oye,queamínometienesquedarexplicaciones!Mealegravolvera verte, Raúl. Y no tengas prisa por marcharte, yo ya he terminado decenarymevoyamicuarto.DentrodediezminutostendréaminovioenelMessenger,asíqueelrestodelpisoestodovuestro.Aliciahallamadodiciendo que la noche está muy mal y se queda a dormir en casa deAlberto.Se levantó y, colocando el plato y el vaso en el fregadero, salió

haciéndolesunguiño.—Yarecogerémañana.Inmasonrió.—Están tan poco acostumbradas a que traiga a alguien a casa que

piensanqueeresunrollo.Sobretododespuésdelasflores.Yesoquenolesdijequeerantuyas.MevaacostarDiosyayudaconvencerlamañanadequesoloeresunamigo.—Ya.Inma se quitó el chaquetón empapado y le animó a que hiciera lo

mismo.—Quítateesoypontecómodo.Te traeréuna toallaparaque teseques

unpoco—dijomirandoelaguaque legoteabadelpeloy lecaíapor lacara.Seperdiódetrásdeunapuertaysalióconunatoallaenlamano.—Ten.Yovoyacambiarme.Enseguidavuelvo.Volvió a salir y regresó poco después vistiendo un chándal seco.

Tambiénellasehabíasoltadoelpeloyselohabíasecadounpoco.—¿Tieneslaropamuymojada?—lepreguntó.—No, el chaquetón es impermeable y llevo botas. Los bajos del

pantalónesloqueestápeor,peronoimporta.Aquíhacecalor,sesecarárápido. Pero sime invitas a una infusión caliente te lo agradeceré—seatrevióapedir.Inmasonrió.—Haré algomejor que eso. Prepararé algo para cenar. Son las once

pasadas y creo que la lluvia tiene para rato. Tengo unos champiñones,puedohacerunrevuelto.¿Teapetece?—Claroquemeapetece.—Ylainfusióndepostre.—¿Puedo ayudarte en algo? No es que sea muy buen cocinero pero

puedocortarpanoalgoasí.Aesollego.—Nohacefalta,estarálistoenunmomento.Enesecajónhaycubiertos,

veponiendolamesa.Un cuarto de hora después estaban sentados a la mesa de la cocina

comiendoconapetito.InmalevantólacabezaymiróaRaúl,conelpeloalborotadodespuésde

habérselo secado con la toalla y recordó la sensación agradable que lehabía producido sentir su brazo alrededor de la cintura en el autobús.TambiénrecordólaspalabrasdeSusanaunratoantesenlaboleracuandoledijoquellevabamesessinestarconunamujer.Yporprimeravezdesdeque se había acostado con Alba sintió ganas de perdonarle. Tenía quereconocerqueseloestabaganandoapulso.Lahabíaacompañadoacasanochetrasnocheycadaunadeellasaldespedirse,susojosledecíanqueestabaesperandounainvitaciónaunquesolofueraparatomarunainfusiónycharlar.Ellasehabíaresistidoahacerlohastaesanoche,temerosadesuspropios sentimientos y de dejarle de nuevo acercarse lo bastante comopara quevolviera a ganarse su confianza.Pero aquella noche le parecíainhumanodejarle irandandohastaLosRemediosconaquella trombadeagua. Ni siquiera había paradas de taxis por las cercanías, él debería irhasta La Alameda para encontrar una, y en una noche como aquella lamayoríadelostaxisestabanocupadosofueradeservicio.Aunasísabíaqueeraunerrordejarlesubir,queRaúllotomaríacomo

unpasohaciaelperdón.Peroellanoteníaintencionesdeperdonarlepormuchoqueenesemomentodesearahacerlo.Sehabía juradoasímismanobajarlaguardiadenuevo,yesoincluíaverlesolorodeadosdegenteyhuirdelosmomentosdeintimidadasolascomoaquel.Perosuconcienciano le hubiera dejado en paz si le hubiera hechomarcharse empapado yconaquellalluvia.—¿Enquépiensas?—lepreguntóél—.Estásmuycallada.—Enlabolera—mintió—.Maikasiempresequejadequenosganáis.

Creoquealgúndíadeberíaisdejarnosganarparaquesesaquelaespinita.—¿Ytú?¿Noquieresganar?Ellaseencogiódehombros.—Amímedaigualganaroperderenunjuego.—¿Nisiquieraaunquetetoquepagarlacena?—Notengoproblemasconeldinero.Ydesdequecuidoamivecinapor

las noches, menos. Mi padre me envía lo suficiente. Está encantado detenermelejos.—Esonoseráverdad.—Metemoquesíloes.Peronoimporta,yotambiénquieroestarlejos

deélydesucasa.—Queeslatuya.—No,estaeslamía.Aquellaeslasuyayladesunuevamujer.—Quenoestumadre.—No. Mis padres se separaron hace cinco años. Mi madre estaba

enferma,teníauncánceryélsebuscóotrasanaymásjoven.Cuandomimadremurióhacecuatroaños,yoestabaaúnenelinstitutoytodavíaeramenordeedad.Tuvequevivirconélañoymedio,hastaquecomencélacarrera.LedijeamipadrequequeríaestudiarlafueradeAlmería.Estabadeseando salir de allí.Ya él lepareció estupendo.Mujernueva, familianueva. Y le encanta tener lejos todo lo que le recuerde a la antigua,incluidayo.Apenaslehevistodosotresvecesdesdeentonces.Mepagabienporlibrarsedemí.—Hablasconmuchaamargura.Ellaseencogiódehombros.—Vivosolaeindependiente.Esotienesusventajas.Peroechodemenos

amimadre.Ellateníaunaherboristería,creoqueyatelodije.Cadavezquemetomounainfusiónmeacuerdodeella, laverdadesquecadadíame acuerdo de ella. También solía preparar unos platos de verdurasestupendos.Lograbahacerqueesascomidastanpocoatractivasresultarandeliciosaspreparadasporella.—¿Cómoesterevuelto?—Esterevueltoesunainvenciónmía,unaimprovisacióndeestanoche.

Noesperabatenerinvitados.—Puesestámuybueno.—Gracias.—¿Yatupadre?¿Noleechasdemenos?—Intentoborraramipadredemispensamientosydemisafectos.—¿Porqué?Estupadre.—Élnomeconsiderasuhija.—¿Estássegura?Elquesehayacasadootraveznoquieredecirqueno

tequiera,Inma.—Noloentiendes.Eresuntíoypiensascomotodoslostíos.—Explícamelo.—Es duro ver que tu padre, el héroe de tu infancia, tiene los pies de

barroysedesmoronaalaprimaradificultad.Yoentiendoqueunaesposacon cáncer es duro de llevar, que el sexo se corta bruscamente, y queconvives continuamente con una persona enferma. Que dejas de tenermujer.Pero joder,él sabía,ambossabíamos,queelcáncerdemimadreera terminal y que no iba a durarmás de un año. Podía haber esperadoparalibrarsedeellahastaquehubieramuerto.Ymimadrehubieramuertofelizyarropadaporsufamilia,notiradacomountrastoviejo.Yoeralaúnica que estaba junto a ella cuandomurió. Le llamé pero no vino. Sunueva mujer se hubiera puesto celosa de mi madre, dijo. Nunca se loperdoné,niaélniaella.Yfuemuyduroirmeavivirasucasadespués.Ninguno de los dos quería tenerme allí, así que aproveché la primeraocasiónparalargarme.Ynopiensovolver.Sicuandoterminelacarrerano encuentro trabajo pronto como abogado, limpiaré escaleras si hacefalta,peronovolveré.Yahorabastadehablardemipadre,¿quieres?Noesuntemagratoparamí.Se hizo el silencio, que ambos aprovecharon para comer. Inma sentía

clavadaenellalamiradadeRaúldurantetodoelratoyellapodíaadivinarsus pensamientos. Sabía que se estaba preguntando si aquella invitaciónerasolodebidaalalluviayteníaquereconocerquetambiénellaseestabapreguntandolomismo.Porprimeravezenmesessentíaquenoleodiaba,que volvía a ser para ella elRaúl del día antes de que se enrollara conAlba. ¡Ojalá la lluvia cesaraprontoy él semarchara! ¡Ojaládijera algoquelahicieraenfadarseconéldenuevo!PeroRaúlseguíaallí,comiendoy mirándola en silencio y sonriéndole cada vez que sus ojos seencontraban.«¡Maldito seas, no me sonrías así…! Di una capullada, haz algo que

muestrealRaúldeantes,aldesiempre»,pensó.Terminaron de cenar e Inma preparó una infusión que tomaron

calentándose lasmanos con ella.Después, llevó lo vasos y los platos alfregaderoyempezólavarlos.Raúlseasomóalaventanaycontemplóelaguaquegolpeabacon furia loscristales, impulsadapor fuertes ráfagasde viento y permaneció allí sin saber qué hacer, sin saber qué decir,

sintiendoquedebíamarcharsey,sinembargo,esperandoqueleinvitaraaquenolohiciera.Sintió la presencia de Inma a su lado sin que sus pasos la hubieran

anunciado.—Siguediluviando…—Sí.Másqueantes,diríayo.Ella guardó silencio, luchando contra las ganas de pedirle que se

quedara.RespiróhondoyRaúlpareció leerle elpensamiento,porque sevolvióhaciaellayalargandounamanoleacariciólamejillaconeldorsode los dedos, muy despacio, temiendo que en cualquier momento ellaprotestara.Inma quiso permanecer impasible, pero no pudo evitar un ligero

estremecimiento, que a Raúl no le pasó desapercibido. Se quedó quietamientras veía la cara de él acercarse a la suya, inclinarse sobre ella, yesperóconelcorazóngolpeándolefuriosoenelpechoelcontactodesuslabios, pero apenas estos rozaron los suyos, volvió a ser dueña de suvoluntad y apartó la cara.Él se quedó quieto a pocos centímetros de suboca,aúnconlamanoapoyadaensumejilla.—¿Porquéerestanduraconmigo?—lepreguntóenunsusurro—.Tú

tambiénlodeseas,losé…Inmano lonegó.Solodijo,apartándoseunpocomásy retirándole la

manodesucara:—Yame destrozaron el corazón una vez. No permitiré que vuelva a

pasar.Raúl se volvió de nuevo hacia la calle y fijó la mirada a través del

cristalempañadoporlalluvia.—¿Quiénfue?—¿Quéimporta?—Amímeimporta.—Unchicodelinstituto.Yoteníadiecisieteañosynisiquieramehabía

fijadoenélhastaquemisamigasmedijeronquememirabamucho.Mepersiguió,meacosó,meloencontrabaentodoslossitiosdondeiba,mellamaba por teléfono. Consiguió queme fijara en él, queme gustara yempezamosasalirjuntos.Mispadresacababandesepararse,yomehabíaidoavivirconmimadreyellaestabamuyenfermaya.Yomesentíamuysola,conmifamiliarota,sinafecto.Mimadrebastanteteníaconsuperar

eldolor…Meenamorécomounaloca,comosolounaadolescentepuedehacerlo.Mevolquéenél,leentreguémialmaymicuerpo,missueños,mividaentera…yundía,de repente,medijoquesehabíaacabado,quesehabíacansadodemí.Quenuncapasabamuchotiempoconlamismachicay que ya estaba harto de las rubias, que ya le tocaba una morena.Estábamosenelmismoinstituto,vivíamosenelmismobarrio.Tuvequeverleconsumorenadíatrasdíayconunapelirrojapocodespués.SevolvióamediashaciaRaúlyañadió:—Nomevolveráapasar.—Inma,todosloshombresnosoniguales.Ellaclavóenélunamiradadura.—Yonoheconocidoaningunoqueseadiferente…aún.—Ya sé que tienes motivos para pensar así… que yo no te he

demostrado precisamente lo contrario, pero Inma, la gente cambia… ymadura.Ellaapoyólafrentecontraelfríocristalynocontestó.Raúlsuspiró.—Bien, es tarde. Es hora de que me vaya. Por mucho que espere la

lluvianovaaamainar.—Puedesquedarteenelsofásiquieres.ACarmennoleimportará.—No,esmejorquemevaya.—Mesabemalquetemarchesconestetiempo.—No te preocupes, no esmás que agua.Y el agua no le hace daño a

nadie.Cogió el chaquetón que había dejado sobre la silla y se lo puso. En

silencio,Inmaleacompañóhastalapuerta.—Graciasporlacena.—Graciasatiporacompañarme.Yporcomprender…—No comprendo nada, solo espero. Espero a que seas tú la que

comprendaloquesignificasparamí.Buenasnoches—dijoagachándoseybesándolaenelpelo.Acontinuaciónabriólapuertaysalióalanochedesapacibleylluviosa.

Inmavolvióalaventanaylevioalejarse,perdiéndoseenlaneblinaylaoscuridad. Se llevó unamano a la cara cortando el paso a una lágrimasilenciosa. Había estado a punto de ceder, pero afortunadamente en elmomentoenquesuslabiosserozabanhabíalogradorecobrarlaimagen

deRaúllanochequeleconfesóquesehabíaenrolladoconAlba.Yhabíasido suficiente. Había hecho lo que debía; lo que quería. Pero se sentíaterriblementedesgraciada.

Capítulo28

Elprofesorentróenlaclaseytodos,unpoconerviosos,seprepararon.Duranteunasemanahabíanestadotrabajandoyurdiendounaautodefensade tema libre, y no sabían a quién le iba a corresponder presentarla enpúblico.La clase iba a representar un juicio y uno de ellos, tendría queasumir supropiadefensadelantedel resto,que constituiría el jurado.Elprofesorselimitaríaaactuarcomomoderador.—Bien,señores…—dijoelhombre—.Ibaaecharasuertesquiéndebía

saliralestrado,perohayunvoluntario.¿Estándeacuerdooprefierenquesealasuertequiendecida?LamayoríadelasmiradasseconcentraronenSusana,quenegóconla

cabeza, mientras un murmullo de alivio se extendió por toda el aula.Estaban saturados de trabajo y casi nadie había podido preparar bien eltrabajo.—Bien,envistadequenohayningunaobjeción,lepediréalseñorRaúl

Hinojosaqueproceda.SusanayFransemiraron.¿Raúl?¿Élsehabíaofrecidovoluntariopara

exponeruntrabajocomoaquel?Elaludidoselevantóycolocándosefrentealapizarra,seenfrentóala

clase.Inmasintióquelamirabafijamenteantesdecomenzar.—¿De qué delito se le acusa? —preguntó el profesor antes de que

iniciarasucharla.Muyserio,Raúlcontestó.—Meenfrentoaunademandadedivorcioporadulterio.—¡Joder!—exclamóMaikabajito.Lucíalediouncodazoparahacerla

callarantelamiradaseveradelprofesor,quedijo:—Eljuradodebepermanecerensilencio.Inma,quehabíaestadomirandoaRaúldesdequesubióalestrado,bajó

lavistaylaclavóenlosfoliosenblancoqueteníadelante.—¿Sedeclaraasímismoculpableoinocentedelaacusación?InmaescuchólavozclarayfirmedeRaúl,contestando.—Culpable.Soyculpable.Peroquisieraalegaralgunosatenuantes.

—Bien.Diríjasealjurado.RaúlavanzóunospasosysecolocójustodelantedeSusana.—En primer lugar explicaré los hechos, pero quiero hacer constar

antes,quequieroamimujer.Perodesdehacealgúntiempoestamosalgodistanciados.Duranteunaseriedemeseshemossidomásdosamigosqueunaparejaynohahabidosexoentrenosotros.Paseó la mirada entre todos los miembros de la clase como hubiera

hechoconunjuradodeverdadysiguióhablando.—Llevabamesesasícuandounanochesalíconunamigoatomarunas

copas, a decir verdad, bastantes.Me emborrachéyme encontré conunaconocida.Llevabasin sexomucho tiempoycuandomequisedarcuentameencontréenlacamaconella.Alregresaracasaselocontéamimujery ella… ella presentó una demanda de divorcio. Esos son los hechosescuetos y no tengo ninguna justificación para ello. Solo diré en midefensa que mi debilidad fue debida al alcohol y que sin él no habríasucedidojamás.Deestohanpasadoyavariosmesesysigosiéndolefielamimujerapesardetodo,apesardelademandadedivorcioyapesardeque mi infidelidad parece haber terminado con la posibilidad de unareconciliaciónentrenosotros.Yposiblementecreeránqueestoyaquíparalibrarme de pagar la pensión, pero no es así. Si el divorcio llegara ahacerseefectivoledaréloquepida.Soloestoyaquíparadecirleloquenoquiereescucharenprivado.Paraconvencerladequelaquieroydequeloquehicenotienenadaqueverconelamor.Quenuncahequeridoanadiemásqueaellayqueleseréeternamentefielsimeperdona.Inmalevantólosojosdelpapelsobreelquegarabateabaylosclavóen

Raúl por un momento. Sus miradas se encontraron, los ojos de élbrillantesyapasionados,losdeellafríoseirritados.Inmateníaagarradoel bolígrafo con tanta fuerza que los nudillos estaban blancos por latensión.Deseabasalirdelaclase,escapardeallí,delaspalabrasdeRaúl,desutonodevozsinceroyconvincente.—Yonoquieroeldivorcio—continuóél—.Yosoloquieroarreglarlas

cosas.Séquenoesfácilperdonarymuchomenosolvidar,perosiellameda laoportunidaddehacerlo, ledemostraréquesoysinceroyqueestoyprofundamentearrepentido.Quedesdequelaconozconohahabidootramujerparamí,apesardequehayatenidounaaventura.Solounaydeunanoche, y que el alcohol hizo que no comprendiera el alcance de lo que

hacíanide loquepodíaperder.Séquepodríahabercalladoymimujerquizás nunca hubiera llegado a saberlo y con el tiempo hubiéramosarregladonuestrasdiferencias,peronopodíaniqueríamentirle.Siemprehe sido sincero con ella y esa aventura hubiera pesado entre los dos,aunquequizásparamíhubierasidomásfácilyprobablementenoestaríahoy aquí tratando de defenderme. Pero no quería añadir lamentira a latraición.Laquieroylarespetodemasiadoparaeso.Inmaapretólosojosconfuerzatratandodecontenerunaslágrimasque

empezabanaquemarleenlosojos.Recurrióatodasufuerzadevoluntadya larabiaparahacerlo,yconsiguiódominarse.Tratódedesengancharsede las palabras de Raúl, pero no pudo. Él continuaba hablando y cadasílabalagolpeabaenelcerebroimpidiéndoleevadirse.—Sé que le he hecho daño —continuó él—, y no espero que me

perdone sinmás, como si nada hubiera pasado. Sé que tengo que pagarpor lo que hice y estoy dispuesto. Solo le pido queme dé una segundaoportunidad, que no se aleje cada día más de mí, que no cierre leposibilidaddequeestopuedaarreglarsealgúndía.Séquenecesitatiempoy yo estoy dispuesto a darle todo el que quiera, a seguir ahí, a seguirsiéndole fiel hasta que decida perdonarme. Solo pido que todo esto sedetengayquenoactúemovidaporlarabiayeldolorqueahorasiente.Raúlrespiróhondoyretomóelhilodesuacusación,olvidadoporun

rato.—Sé que el jurado piensa que todo esto lo digo para conseguir un

atenuante que me ahorre dinero en la pensión, pero no es así. No meimporta el dinero; daría todo cuanto tengo para borrar lo que hice yconseguirquemimujervuelvaaconfiarenmí,comoséquealgunavezconfió,aunqueahoraseempeñeennegarlo.Hizounapausayelprofesoraprovechóparaavisarle:—Lequedancincominutos.—Yahedicho todo loque teníaquedecir.Solomequedaañadir,una

vezmás,quelaquiero.—Bien, señor Hinojosa. Una buena exposición. El jurado tiene diez

minutosparadeliberar.Puedeesperarfueramientrastanto.Salió de la clase y escuchó un murmullo a sus espaldas mientras lo

hacía.AlpasarjuntoaInmaclavólavistaenella,peroestamanteníalosojosbajosyunaexpresiónabsorta,comosiestuvieramuylejosdelaulay

decuantolarodeaba.Cuando volvió a entrar, diez minutos más tarde, volvió a subir al

estradopararecibirelveredicto.—Elportavozdeljurado,queproceda.MaikaselevantóymirandofijamenteaRaúldijo:—Puestoqueelacusadonohaalegadoinocenciaenningúnmomento,

seledeclaraculpabledeadulterio,peroconsideramoselalcoholylafaltadesexo,así comoelhechodeque las relacionesentreély sumujernofueranóptimasenelmomentoenqueseprodujo,comoatenuantes.Esteveredictohasidounánime—añadiómirándolefijamente.RaúldirigiósumiradahaciaInma,queseguíarehuyendolasuya.Elprofesorselevantóysedirigióalaclase.—Lacuantíadelapensiónylospagoslosdesignaráeljuez.Bien,señor

Hinojosa, una defensa brillante—y añadió sonriendo—. Si yo fuera sumujer,leperdonaría.—Gracias,señor.—Venga conmigo al despacho, quisiera hacerle algunas indicaciones

respecto a la exposición. Hay algunos defectos de forma que deberíacorregirparaunapróximavez.Raúl vio cómo Inma ya tenía recogidas sus cosas y salía

precipitadamentedelaclase.—Tengouna clase a continuación, señor—dijodeseando librarsedel

profesor.—Seránsolounospocosminutos.—Bien—dijoresignado.Acompañóalhombreydiezminutosdespuéscuandoregresó,Inmaya

noestaba.SeacercóaMaikaylepreguntó.—¿DóndeestáInma?—Sehamarchado.—¿Asucasa?¿Yanotienemásclases?—Sí,peroledolíalacabeza—lemirófijamenteyañadió—.Estavezte

has superado, tío. Jamás creí que te oiría decir en público tantas«cursiladas»juntas.—Esuntrabajodeclase.—Paraelprofesorquizás.PeronoparaInma.¿Cómosetehaocurrido

haceralgoasí?Siloquepretendíaseraimpresionarla,lohasconseguido.Nuncalahevistotanafectada,nisiquieracuandoteliasteconAlba.—Yonopretendíaimpresionarla,soloqueríadecirleloquesiento.Pero

ellanomeda laoportunidad, insiste enqueno tengoquedarleningunaexplicación y que no le importa. Pero todos sabemos que no es así. Almenos,yolosé.Deverdadquenoséquéhacerparallegaraella.Penséque si le pedía perdón en público de una formamás omenos discreta,comprenderíaquehecambiadoycuántomeimporta.—Nosé,Raúl,sihasidobuenaidea.Cuandosehamarchadoibamuy

pálidaymuyseria.—¿Hadichoqueibaasucasa?—Sí,esohadicho.—Iréahablarconella.—¿Quieresqueteacerque?—lepreguntóFran.—Nohacefalta,cogeréuntaxi.

UncuartodehoramástardellamabaalporteroautomáticodeInma.Nosabía si ella había llegado ya, o si ni siquiera había ido a su casa. PeropocosminutosdespuéselporterocarraspeóylavozdeInmaalotroladolellegóclara.—¿Sí?—Soyyo.Sehizounbrevesilencio.—Vete.—Nohastaquehablemos.—Yonotengonadaquehablarcontigo.—Siestásenfadadaabreydéjameentrar.Dímeloalacara.—Noquierohablarcontigo,yatehedichoquetelargues.—Nome iré.Apoyaré los dedos en el timbre y fundiré el portero si

hacefaltahastaquemeabras.Un segundo después el chasquido de la puerta le dejó el paso libre.

SubiólosescalonesdedosendosyalllegarantelapuertadeInmaestaseabrióyélpasóalinterior.Losojosdeellacargadosdefurialeesperabanalotrolado.

—Estás enfadada… No es eso lo que pretendía. ¡Joder, no aciertocontigohagaloquehaga!Inmacerró lapuerta trasellos.No le invitóapasar,permanecióenel

recibidorylesoltódegolpe.—¡Pues claro que estoy enfadada! ¿Qué te crees? ¿De qué coño vas?

¿Cómo crees que me he sentido en medio de la clase viendo nuestrasdiferencias y nuestros problemas expuestos ante los ojos de todos,Albaincluida,desmenuzadospúblicamente,yademásmostrándomeamímismacomolamaladeestapelícula?—Yo en ningún momento he dicho que fueras tú la mala de esta

película.Soyyoelquesehadeclaradoculpable.—Sí,túeresculpabledeadulterioconatenuantes,yyosoyculpablede

noperdonartesinatenuantes,¿noeseso?Yosoylafría, la insensible, lahijadeputaqueno teperdona…y túereselpobrecitoRaúl, elqueestásufriendo.Terecuerdo,cabrón,quefuistetúelqueselioconAlba,noyo—dijocon losojos llenosde lágrimasporprimeravez,delantedeél—.Yo estaba en mi casa, estudiando como una gilipollas, mientras tú teemborrachabasytelatirabas,alatíamásputadelaclase…yteesmerastedelolindo,malditoseas,todalafacultadsabequehicistequesecorrieratresvecesseguidas.Sielalcoholylafaltadesexosonunatenuanteparati,correyvuelveabeberhasta caerte redondoy tíratelaotravez… loestádeseando…ydéjameamíenpaz.Raúlentornólosojosydijobajito.—Bien,sueltaporfintodoloquellevasdentro,teestáhaciendodaño.

Nosestáhaciendodañoalosdos.—Dejadehablardenosotrosenplural.—Nopuedohablardeotraforma,yahoramenos.Alfinadmitesquete

hicedaño,quesientesalgopormí.Aunquesolohayaservidoparaesto,mealegrodeloquehehechohoy.—¿Tealegras?Puesyono.Noteníasderechoadecirpúblicamente lo

quehasdicho.Niapedirmeperdón,niaforzarmeaconcederteatenuantescomopartedeljurado.—Nadietehaobligadoaeso.—¿Ah, no? Joder, serás un abogado condenadamente bueno, has

logradoimpresionaratodalaclase,elprofesorincluido.Todoelmundotehadadolosatenuantes…mehabríanapedreadosiyonohubieraestado

de acuerdo. Y lo que es aún peor, hijo de puta: me has hecho sentirterriblementemalpornopoderperdonarte.—Losiento.Solopretendíadecirteloquesignificasparamí.Yanosé

quéhacerpara llegarhasta ti.Estoydesesperado, te siento cadadíamáslejosytemoperderte.Deverdadquenoséquéhacer.—Nada.Noquieroquehagasnada.Nopuedesperdermeporquenunca

mehastenidoynuncametendrás.—Nomedigaseso…porfavor,no.Teprometoquenovolveréahacer

nadaquetehagasentirmal,quenuncavolveréaponerteenunasituacióncomoladehoy,quedeverdadmeconformaréconsertuamigo.—¿Mi amigo? —trató de bromear ella, luchando por seguir

conteniendolaslágrimasquepugnabanpordesbordarsedesusojos—.Túnoquieressermiamigo,túloquequieresesmeterteenmicama.—No...—¿Queno?Siyoahoramismotedijeraqueteacostarasconmigo,¿lo

rechazarías?—Sisupieraquenoesloquerealmentequieres,sí,lorechazaría.—¡Vamos,Raúl,tujamáslediríasquenoaunpolvo!Ymenosviniendo

de mí. Sé que has hecho una cuestión de orgullo conseguirme. Y estenúmeroquehasmontadohoyesotroburdointentoparalograrlo.—Teequivocas.Lodehoysolohasidounaformadedecirlealmundo

enteroloquesientoportiydeintentarquetúcomprendasquenosoyelqueera.ElantiguoRaúljamástehubierapedidoperdónenpúbliconi tehabría dichoque te quiere. Perdóname, no volveré a hacerte daño, te lojuro.UnalágrimaescapóalfinalférreocontroldeInmaysedeslizóporsu

mejilla. Raúl alargó la mano y la limpió con el pulgar. Contra lo queesperaba,Inmanorechazólacaricia.—¿Que no me harás daño? No has hecho otra cosa desde que te

conozco.Raúldiounpasoparacubrirladistanciaquelesseparabayalargando

losbrazoslarodeóconellos.Porunmomento,Inmaenterrólacaraensuhombroylloró.—Losiento.Deverdadquenuncahequeridohacertedaño.Queharía

cualquiercosaporborrarloquehice.Nollores,porfavor…Nollores.

Labesóenelpeloyenlasien.Lasmanosleacariciaronlaespaldaconsuavidad.—Perdóname.—Nopuedoperdonarte,noquieroperdonarte.Séqueloharásotravez,

quenuncapodríaestarseguradeti.—Dameunaoportunidad.—No, no quiero… Todos los que quiero me hacen daño… hasta mi

madre,laúnicapersonaquedeverdadmequería,tuvocáncerymedejósolacuandomás lanecesitaba.Mipadre, Jose…y tú, también túcuandoestabaempezandoaconfiarenti.Éldeslizóloslabiosporlamejillaconsuavidad.—Nopuedocambiareso…loharíasipudiera,telojuro.Loúnicoque

puedoprometerteesquenovolveráapasar.—Nopuedocreerte…—dijoconvozahogada.Raúl ignoró su observación y siguió descendiendo por su cara hasta

alcanzarsuboca.Inmanoseapartó,entreabrióloslabiosypermitióqueRaúl deslizara la lengua en su interior. La besó lenta y profundamente,deslizando lamanopordetrásde lanucade Inmayacariciándoselaconsuavidadconlayemadelosdedos.Conelotrobrazolerodeabalacinturasinapretar, sinexigir, comososteniéndolamientras su lenguaexplorabasubocaconsuavidadenunamudapromesadeseguridad,deloquepodríallegaraserunarelaciónentreambos.Inmasintióganasderenunciar,dedejarsellevar,perocuandoéldejóde

besarlay lamiróa losojos,algose revolvióensu interiory se separóbruscamente.—¡Déjameenpaz!—pidiólimpiándoselaslágrimasdeunmanotazo—.

Olvídatedemí.¿Cómotengoquedecirtequenoquieronadacontigo?—No sientes lo que estás diciendo—dijo Raúl alargando las manos

para volver a abrazarla, pero ella dio un salto hacia atrás colocándosefueradesualcance.—¡Nometoques!—dijoconunanotahistéricaenlavoz—.¡Entératede

unavez…quieroquesalgasdemivida,quedejesdeacompañarmeamicasa,quedejesdemojartepormí,quedejesdeseramableycomprensivo!¡Quieroquevuelvasaserelcapullodeantes!—Nopuedocomplacerteeneso,porquenosoyeldeantes—dijoélcon

vozapagada,dándoseporvencido—.Hecambiado,yhecambiadoporti,

tanto si te gusta como si no. Con respecto a lo demás, de acuerdo. Tedejaréenpaz si es eso loquequieres.Sientohabertedadoestedisgustohoy,deverdadquenoerami intención.No tediréque también lamentohaberte besadoporque esono lo lamento en absoluto.Yamevoy, no temolestomás.Inma abrió la puerta y le invitó a marcharse en silencio y Raúl dio

media vuelta y se perdió escaleras abajo. Ella se quedó con la espaldaapoyada contra la puerta cerrada y el corazón golpeándole con fuerzadentrodelpecho,yconelalmadivididaentrelaangustiaporlasensaciónde pérdida y la satisfacción de haber conseguido hacer lo que debía. Serepitióasímismaunayotravezquehabíahecholocorrecto,queRaúllehabíafalladounavezyvolveríaahacerlosilepermitíaentrarensuvida.Queloshombrescomoélnuncacambiaban.Quevolveríaahacersufrirasu corazón pormucho que unosminutos antes lo hubiera hecho correrdesbocadoconsubeso.

Raúlcumpliósupromesa.Duranteelrestodelasemana,Inmaapenaslevio en la facultad más que de forma ocasional, y siempre rodeados decompañeros.CuandoMaika le preguntó al día siguiente si él había ido a verla le

mintióy ledijoquesí,peroqueno lehabíaabierto lapuertay lehabíamandadoaldiablo.Noqueríaquenadiesupieralocercaquehabíaestadode aceptarle, de perdonarle, ni lo sola y vulnerable que se sentía enaquellosmomentosporque sabíaque sus amigas trataríande comerle elcoco para que lo hiciera, y ella no estaba segura de poder soportar esapresiónyseguirpasandodeél.Porquenoqueríapasardeél,enrealidad.Quería que volviera a abrazarla, que la besara otra vez, y sobre todoquería creerle cuando le juraba que no volvería a fallarle. Pero en elfondodesualma,sabíaquenopodíafiarse,quenodebíahacerlo.El viernes estuvo tentada de no salir, de quedarse en casa para

demostrarleaRaúlquehablabaenseriocuandoledijoquequeríaalejarlodesuvida,peroapesardequeélparecíahaberaceptadosudecisiónysehabíamantenidoapartadodurantetodalasemana,noestabaseguradequesinosalíaélnosepresentaraahacerlecompañía.YsiRaúlaparecíaporsucasa,estabaperdida.Suenfadosehabíaidoevaporandodesdeelmartesyel recuerdodelbesoydelabrazoquehabíancompartidosehacíamás

presenteacadadíaquepasaba.Demodoqueconsideróqueerapreferibleverlerodeadosdelosdemás.AlahoraderegresarlepediríaaFranquelaacompañaraconelcocheconcualquierexcusa.Noqueríavolveraestarasolas con Raúl, su resistencia se estaba resquebrajando por momentos,aunquejamásloadmitiríaantenadie.Habíanquedadoparacenar,ysereunieronenPlazadeArmas.Cuando

Inmallegó,conlahorajustaporqueaúltimahorahabíatenidoquehacerunas compras y la cola del supermercado había sido terrible, sesorprendiódequeniFranniRaúlhubieranllegadoaún.—¡Uf!—exclamó—.Menosmalquenosoylaúltima.Yatemíaqueme

estuvieraisesperandosoloamí.—Teestamosesperandosoloati.FranyRaúlnovienenestanoche.Inma sintió como si le acabaran de echar un jarro de agua fría por

encima.—¿Yeso?—preguntóconfingidaindiferencia.—A Fran le han quitado el bozal y la correa hoy, y han decidido

recordarviejostiemposycorrerseunabuenajuergalosdossolos—dijoCarlos.—¡Nolehagascaso!—intervinoMaika—.Franmellamóparadecirme

quelamadredeSusanaestáencamacongripeyellasehaidoalpuebloamediodía, en cuanto terminó las clases. Y como va a ser pronto sucumpleaños,vaabuscarunsitioespecialdondellevarlaparacelebrarlo.YRaúlvaaacompañarle.—Paraquenosedesmande,¿no?—dijoMiguelriéndose.—Oparadesmandarselosdosjuntos,veteasaber…—corrigióCarlos.—Que no, tío… —les defendió Lucía—. Solo van a buscar un

restaurante.Yquizásunsitiodondetomarunacopa.Inma se sintió molesta. En el pasado ella habría sido la primera que

hubieraseguidolabroma,peroahoramalditasilehacíagracia.Carloslamiróyledijo:—Losiento,chica,hoytequedassinacompañante.Estavezeldichode

que «dos tetas pueden más que dos carretas», no vale. Pero no tepreocupes,yotellevaréacasa,siquieres.Inmaprotestó:—No hace falta. Siempreme he ido a casa sola antes de queRaúl se

empeñara en llevarme.Maika, Lucía y yo siempre cogíamos un taxi lastres.Nuncahenecesitadoauntíoparaquemelleveacasa.—Bueno,quizásnohagafalta.Alomejorencuentranprontoloquevan

buscandoysereúnenconnosotros.—Esposible—dijo,perosabíaquenoseríaasí.Dehechoestabasegura

de que Fran ya tenía decidido donde iba a llevar a Susana para sucumpleaños.Si aquella nocheningunode losdos amigos estaba allí eraporqueRaúlestabatomándosemuyenseriosupeticióndedejarlaenpazydemantenerseadistancia,comohabíahechotodalasemana.Ydeprontosintióquenopodíasoportarlo;queechabademenossupresenciajuntoaella, su sonrisa y sus bromas.Como si le leyera el pensamiento,Maikadijodepronto:—Seechademenosaesosdos,¿verdad?SinRaúltodoestádemasiado

tranquilo.Inmanodijonada,selimitóaseguircomiendoensilencio.Despuésse

fueronpaseandopor laorilladel ríohasta lasescalerasdelCapote,ysesentaron allí a tomar una copa. Inma se pidió un cubata para tratar dequitarsede encima la sensaciónde soledady la inexplicable tristezaquesentía.Se la tomó con tragos lentos, notando casi a cada momento que

transcurría, la necesidady el deseode queunode losmóviles sonara yFranoRaúlpreguntasendóndeestabanparareunirseconellos.—Estásmuycalladatúestanoche—dijoCarlossentadoasulado.—Claro,notieneanadieaquiendarlecaña…—dijoMiguel.—Noeseso.Medueleunpocolacabeza.Noibaasalir,peropenséque

mevendríabiendespejarmeunrato.—Creoquedescansaspoco.Lucíamehadichoqueestáscuidandoauna

ancianaporlasnoches.—Solotresnochesalasemanayduermoporlatarde.—Cuídate,¿eh?Seteveapagadaytristonaúltimamente.—Solo cansada. Y me temo que eso no va a solucionarse hasta que

terminenlosexámenes.—Sí, eso es verdad. ¡Uf…! Solo de pensar en lo que nos espera me

entranescalofríos.Sehizounsilenciogeneralquenadiesabíacómoromper.Inmapensó

quesiRaúlestuvieraallíesonohabríasucedido.Élsiempreteníaalgoquedecir, era el alma que animaba las noches aunque solo fuera diciendogilipollecesparaquelosdemásrespondieran.Bebió otro trago de su vaso, consciente de que no había dejado de

pensarenélnisiquieraunminutoentodalanoche.YalgoensuinteriorseencogiócuandoseleocurrióquequizásRaúlsetomaratanenseriosuspalabrasdelmartesquenovolvieraaquedarconellosysalieradesuvidadeverdad,deformatotalydefinitiva.Semordióloslabios.«¿Quéesloquequieres,Inma?»,sepreguntó.«Acláratedeunavez».Porque estaba segura de que no quería empezar una relación ni una

aventura con Raúl, pero tampoco quería no volver a verlemás. Queríaseguirteniéndolealmenoscomoamigo.LavozdeMaikalasacódesuspensamientos.—¿Lesponemosunmensajeaesosparaverpordóndeandan?—¿Ysilescortamosalgúnrollo?—Que no, tío. Fran no va a ponerle los cuernos a Susana. Y Raúl

tampoco. Ya no van de eso ninguno de los dos. ¿Quieres ponerle elmensajetúaRaúl,Inma?AlomejorFranvaconduciendo.—No,hazlotú.Yamehecoladoconelmóvilestemes.Maika cogió el pequeño teléfono y tecleó: «¿Dónde andáis? ¿No os

estáismuriendodeaburrimientosinnosotros?».Pocosminutosdespués,lesonóelmóvil.Inmapegóunrespingo.—EsRaúl.—Ponelmanoslibres—dijoLucía.—Hola—contestó.—Hola—respondióelchico.—¿Dóndeestáis?—PuesmegustaríadecirtequeenTurquía,enunharénconcincuenta

tías en pelotas bailando para nosotros, pero la verdad es que estamosperdidos por la sierra deHuelva, conun frío de cojones ymás hambrequeunmusulmánenelRamadán.—¿PeroquécoñohacéisenlasierradeHuelva?¿Noibaisbuscandoun

restaurante?¿AcasoenSevillanohay?—¡Ojalá fuéramos buscando solo un restaurante! Este, que se quiere

follar a Susana delante de una chimenea el día de su cumpleaños, y no

quiere admitir que a primeros de mayo no pega una chimenea. Haencontrado un sitio por Internet con cabañitas y chimeneas y todo esoaquí,cercadeAracena,yquierecomprobarcuántobajalatemperaturaenlaSierraydenocheparasabersipodráencenderelfuego.—Bueno,dicesquehacefrío.Aquílatemperaturaesbastanteagradable

paraMarzo.—Sí,perodeaquíaltresdeMayopuedehaceruncalordemuerte,ya

conocesSevilla.Lacriaturasevaaescaldarvivaparasatisfacerlafantasíadelsalidoeste.QuenoselepodríahaberocurridotraerlaenEnero,digoyo.—A Susana no le importará. A las mujeres nos encantan ese tipo de

cosas,aunquepasemoscalor.—Las mujeres sois más raras que un perro verde. En fin, que aquí

estamos, buscando el sitio desde hace dos horas por lo menos. Hemosdejadolacarreteraprincipal,peronologramosencontrarelsitio,onoslohemospasado,nolosé.Elcasoesquehacemuchoratoquenovemosniunaputacasa,ymuchomenosuncomplejohotelero.Loúnicoqueséesquenohacemosmásquedarvueltasporcarreterasoscurascomobocadelobosincomerysinnada.Estodelaamistadesunacosamuydura.—Puesnosotroshemoscomidopizzayahoranosestamostomandoun

cubatitaenelCapote.—¡Nomelodigas,quesemeestánliberandotodoslosjugosgástricos

solo de oírlo! Este me prometió invitarme a un churrasco ibérico y loúnico que me ha dado hasta el momento es aire. Si mañana no hemosaparecidollamaamipadreyquemebusqueporloscalabozosdelazona,porque como nos encontremos con una fábrica de jamones, por mismuelasquelaasaltoymelíoamordiscoscontodoloqueencuentre.—¿Incluidoelguarda?—preguntóCarlos.—Siestárollizo,tambiéncae.Hombre,allísevenunasluces.Avessi

con un poco de suerte encontramos un sitio civilizado donde nos denaunqueseaunbocata.—Bueno, que haya suerte. Llamad cuando volváis, ¿vale? Para que

sepamosqueestáisbien.—Yoestarébien,peroaestemelocargoencuantosuelteelvolante.—Hastaluego.Maikacortólallamadaytodosseecharonareírantelasituacióndesus

amigos.—DesdeluegoqueesteFrantieneunascosas…—¿Túcreesquevaallevaradelantelodelachimenea?—Faltaríamás, con lo cabezota que es.Aunque tenga que sobornar a

SanPedroparaquemandeunanevadaenMayo.—PobreRaúl,conlomalquellevaelnocomer.PerosisetratadeFran,

siempreleapoya.—Sí,protestaygruñe,perosiempreestáahí.—La verdad es que Raúl será todo lo que quieras, un capullo y un

bocazasaveces,peroalahoradedemostraramistad,nolegananadie—dijoCarlos.—EsqueélyFransonamigosdesdepequeños.Hanpasadojuntospor

elcolegio,elinstitutoyahoralafacultad—dijoInma.—NosetratasolodeFran,sinodecualquiera—añadióCarlos—.Amí

nomeconocemásquedesdeelañopasadoycuandohaceunosmesestuveun problema con una chica… bueno estuvo ahí todo el tiempo,llamándome,saliendoconmigo,inclusoquedándoseadormirenmicasaeinvitándomealasuyahastaquelosuperé.Siconsiguessuamistad,estaráahísiempre.—Esperoqueconsigasuchurrasco.Continuarontomándosesucopatranquilamenteya lasdosymediase

dispusieronairseacasa.Inma,MaikayLucía ibanenel taxicuandorecibieronuna llamadade

RaúldiciendoqueestabandevueltayquehabíancomidounosbocadillosyquealfinFransehabíadesengañadodebuscarunachimeneaparaMayo.Quedaronenversealdíasiguiente.Inma se sintió ligeramente decepcionada de que ni siquiera hubiera

preguntadopor ella. Se limitó amandar un saludogeneral para todosynadamás.Cuandollegóasucasaestabatristeydeprimida,sintiendoquelanoche

habíasidouncompletofracasoyconscientedequepocasvecesensuvidasehabíasentidotansolacomoaquellanoche.

Aldíasiguienteporlatarde,sereunieronenlapuertadelabolera.Inmatrató de parecer indiferente, pero sus ojos no hacíanmás que desviarse

haciaelfinaldelacalle,paraversiRaúlapareceríaono.Aunquelanocheantes él se había despedido conun«hastamañana», no estaba seguradequenofueraatomarsealpiedelaletralodealejarsedeella,ylohicieradeformatotal.Ysesentíaaterradadequepudierahacerlo.Al fin le vio llegar y respiró aliviada. A partir de ese momento, su

mutismoseconvirtióenalegrecharla,apesardequeélnohizoelmenorintento de acercarse a ella como hacía siempre. Ni siquiera repartió suhabitualrondadebesosatodaslaschicas,sinoqueselimitóasaludar.Se formaron los equipos, hombres contra mujeres, como siempre, y

comenzaronajugar.Raúllaignorótotalmente,comosinoestuvieraallí,comosifuerandosextraños.Sededicóacharlarcontodosmenosconellaycuandoterminólapartidaysefueronacenar,ignorólasillavacíaquehabíaasu ladoysesentó lomáslejosposibleal ladodeLucía.Aquellanoche,MaikahabíaconvencidoaJaviparaquesalieraconellos,yRaúl,queloteníasentadoenfrente,sededicóadarleconversación.Cuando salieron del McDonald’s y de camino a La Alameda para

celebrarsubotellónhabitual,InmateníamuyclaroquenoqueríapasarelrestodelanochesinqueRaúlledirigieralapalabrayseacercóalgrupoqueformabanél,FranyLucía.Estosdosúltimos,sequedaronrezagadosdiscretamente,dejándolessolos.Raúlguardósilenciomientrascaminaban.—Raúl,megustaría hablar contigo sobre elmartes…sobre lo que te

dije.—¿Te refieres a lo de que te dejara en paz y que saliera de tu vida?

¿Qué pasa, que tampoco eso lo estoy haciendo bien? Creo que estoycumpliendo lo queme pediste, ¿no?Nome he acercado a ti, nome hesentado a tu lado y tampoco voy a llevarte a casa esta noche. ¿No essuficiente? ¿O lo que quieres es que deje de salir con vosotros para noverme?Sieseso,notienesmásquedecírmeloynisiquierallegaréaLaAlameda.Nodeseoestardondenomequieren.—No, no es eso. Quisiera que olvidaras mi… no sé cómo llamarlo.

Solo quiero decirte que yo no soy la Inma llorona y quejumbrosa queviste. Tenía la regla y era el aniversario de lamuerte demimadre.Mepillasteenunmaldía.—¿Tratasdedecirmeque la Inmaverdaderaes la reinade loshielos?

¿Quelaquedejasteasomarelotrodíanoesreal?—Sí.

—Bien,comoquieras.Aunqueyopreferiríaquedarmeconlaotra.—Esaotranoexistemásqueentuimaginación.—Sitúlodices,seráverdad.—¿Estásenfadadoconmigo?Éllamiróporunmomentoyellapudoveramabilidadensumiraday

unasonrisacansadaensuboca.—No,noloestoy.—Quisieraquevolviéramosaseramigos…—Nuncahemosdejadodeserlo.—¿Volverásaacompañarmeacasa?—Porsupuesto.Eldíaquedeseesexpresamentequelohaga,notienes

más que decírmelo. Tenías razón el martes, este acoso mío no tienesentido.Tedejaréenpaz,ysialgúndíatienesalgomásqueamistadqueofrecerme,solodímelo.Yoestaréahí.Inma sintió que unas lágrimas estaban a punto de escapársele, y se

mordióloslabiosconfuerza.—De acuerdo—dijo.Y se volvió hacia Fran yLucía que venían tras

ellos—.¿QuésabesdeSusana?—preguntó.—Haciendodeenfermera,esperoquenopilleelvirusellatambién.Sereunieronloscuatroylaconversaciónsehizogeneral.Alahorade

marcharse,Raúlnodijoniunapalabradeacompañarlaylastresamigastomaronuntaxicomolanocheanterior.

Capítulo29

Sevilla.Abril,2000SusanavioacercarseaFranconelmóvilenlamanodespuésdehaberlo

usadoycaradeenfado,ysinhaberleescuchadoaún,supoquelesibanaamargarlatarde.—¿Qué ocurre? —le preguntó. Él, con gesto de enfado, le saltó al

instante.—Me ha llamado mi madre porque el coche la ha dejado tirada en

Carmona.Lo ha llevado al taller pero tengo que ir a recogerla y luegollevarlaanosédónde.Metemoquenuestrosplanesdecomerenelparqueyregresarluegoalafacultadparaestudiarsenoshanidoalamierda.Susanaseesforzóporsonreírcomohacíasiemprequelessurgíaalgún

inconvenienteytratódecalmarle.Elcarácter impulsivodeFranlehacíaenojarse mucho con cualquier contratiempo, sobre todo si les hacíacambiarlosplanesqueteníanjuntos,ySusanatratódecalmarlelomejorque pudo. Sabía que si iba enfadado conduciríamuy brusco ymorderíaliteralmentecuandosereunieraconsumadre.Ynoqueríaincrementarlaanimadversión que Magdalena sentía por ella. Por mucho que ledisgustaratambiénnopoderdisfrutarelansiadoalmuerzocampestre.Noledijoquesehabíalevantadomediahoramástempranoparaprepararlatortilla de calabacines que a él tanto le gustaba, en vez de comprar losbocadillos en la tienda cercana, comohabíanplaneado, y tratódequitarhierroalasunto.—Bueno,¿quélevamosahacer?Notepreocupes,otrodíaserá.—Joder,esqueesmalasuerte.Llevamossemanasdemaltiempoyhoy

podríadecirsequeeselprimerdíabuenodelaprimavera.Susana levantó las manos y dirigiéndolas hacia la boca de Fran, le

levantólacomisuradeloslabiosqueteníaapretadosenunaduralínea.—Nopasanada.Sonríe…Habrámásdíasbuenos,yaverás.—Es que es jueves y este fin de semana te vas el viernes después de

claseyyanoteveréhastaellunes.—Mevendréeldomingoenelautobúsdelascuatro,¿vale?Mercheque

sequedeconIsaachastadespuésdelacenasiquieren.Élsonrióylepellizcólacara.—Tieneslafacultaddequitarmelosenfadossiempre.¿Cómolohaces?—Porquenoestás realmenteenfadado, solocontrariado.Anda,olvida

eltemayveabuscaratumadre.Ynotepreocupes,comeremosjuntosellunes,sinoenelparqueencualquierotrositio.Ydejaréquemeinvites.Franlanzóunabrevecarcajada.—Tetomolapalabra.Seagachó,labesóligeramenteenloslabios,ysedespidió.Cuando Susana le perdió de vista, apretó los labios y se dispuso a

intentar superar su propia frustración. Apretó la bolsa que contenía eltupperconlatortillacontraelcostadoypensóqueyateníancena.CuandosalíadelafacultadseencontróconInma.—¿QuélepasaaFran?Creíaqueibaisacomerjuntos,perolehevisto

saliratodapastillayapenasmehasaludado.¿Estáisdemorros?—¡No,quéva!Sumadre,quesehaquedadosincocheylehallamado

para que la recoja y le haga de chófer toda la tarde.Nos ha jodido losplanesunavezmás.—¿Unavezmás?—No es la primera vez que ocurre algo parecido, y yo tengo la

impresión de que no es una casualidad.No creo que Fran se haya dadocuenta, pero yo estoy casi segura de que lo hace a propósito. Íbamos acomerenelparque,haceundía tanbonito…Yyohabíahechohasta sutortilladecalabacinespreferida.Menosmalquenolehedichonada,sinosehubieracabreadomuchomás.Melavolveréallevaracasayladejaréparalacena.¡Quélevamosahacer…!Inmaseencogiódehombrosysusurró.—Bueno,yonosoyFran,yyaséquenoeslomismo,perositeapetece

comerenelparqueyquierescompartirlatortillaconmigo…LacaradeSusanaseiluminó.—¿Enserio?¿Teapetece?—Síquemeapetece.—Puesvamosentonces.Sacaronunaslatasdelamáquinaysefueronendirecciónalparque.Se

internaron en la espesura rehuyendo los lugares más concurridos y se

sentaronenelcésped,enunrincónmullidoyagradablementesombreado.Susanasacólafiambrera,uncuchillo,dospiezasdepanyacortadoparameterlatortillaylasservilletasdepapel.—Chica,veoquevienespreparada.—Enveranomegustamuchoiracomeralaplaya.LetendióaInmaunbocadilloyapreparado.—Oye,estoestábuenísimo.Tienesquedarmelareceta.—Esunatortilladepatatasnormal,soloquellevaademásuncalabacín

grande.SelainventómihermanaunanochequeinvitéaFranacenarsinacordarmede que teníamos pocas patatas.Le echamos el calabacín paraaumentarla, y resultó tan buena que desde entonces siempre la hacemosasí.Élnosabeelmotivo,creequeesunarecetadelafamilia.—Teguardaréelsecreto.Oye,¿enseriopiensasquelamadredeFran

intentaestropearoslosplanes?—Síquelopienso.Probablementeesverdadqueselehaestropeadoel

coche,pero también loesquese lashubierapodidoapañarsin llamarle.Contodaseguridadhubierapodidoconseguirunodecortesíaountaxioalgo de eso. La última vez que Fran llevó su coche al taller, que es elmismo que el de sumadre, le cedieron uno todo el tiempo que duró lareparaciónporquesabenqueviveenlaafueras.Ysilohicieronconél,notedigoconMagdalena,queesquienpagalasfacturas.—Esoesverdad.—Aellanolehacegraciaqueestésaliendoconmigo.—¿Perolosabe?Creíaquelomanteníaisensecreto.—Oficialmente, damos clase juntos y formamos parte de la misma

pandilla.Peronoes tontayseguroquese lo imagina.Franpasamuchasnoches en mi casa y aparece por la mañana. Finge no saberlo porqueconoceaFranysabequetratareltemaabiertamentesoloserviríaparaqueél seafianceen supostura.Yocreoqueesperaconpacienciaaqueestoacabe por sí solo. Pero no desperdicia la ocasión de estropear nuestrosencuentrossipuede.Comohoy.—Esfuerteeso.¿YFrannosedacuenta?—Nolosé.Silohaceamínomelohadicho.Aunquequizáseaporno

disgustarme. La verdad es que desde que dejó plantada a la hija de sucliente,lascosasentreFranysumadreestánchungas…Yséqueéltrataportodoslosmediosdequesumadrenolosepacuandosalimoslosdos

solos.—¿Yatinotemolestaeso?—Tengo que reconocer queme gustaría que las cosas fueran de otra

forma, sobre todo porque soy una persona a la que no le gustan lasmentiras ni los secretos, pero soy consciente de que es mejor así. Yotampoco leshehabladoamispadresdeFran.Cuando llego los finesdesemanaacasahablodemisamigosengeneral.YFranesunomásentrevosotros.—Peroalgúndíatendrásquehacerlo.—No sé si algún día habrá necesidad de hacerlo, pero de momento

estamosbienasí.Ynuncasesabecómoacabaráesto.Noquierobuscarmecomplicacionesinútilessinosonnecesarias.—¡Noteentiendo,hablasdeacabar!¿Acasonovanbienlascosasentre

vosotros?—Vandemaravilla;estamoscoladoselunoporeloro.—¿Entonces?—La familia deFran y lamía están en dosmundos distintos. Para su

madreesunatragediaqueseleestropeeelcocheoqueselerompaunauñaporqueempañasuimagendedamaperfecta.Nosalealacalleconunaropa que no esté perfectamente conjuntada.Yo la he vistometerse en lacocina con un traje demarca y si se lemancha da igual, lomanda a latintorería o lo tira y se compra otro. Mi madre cocina en bata yprobablementeaguantaráelabrigoviejootroañomásydejaráeldineroguardado por si viene una mala época, como el año pasado cuandoMerche y yo tuvimos quemandar a casa parte del dinero que teníamos.Allínotenemoscoche,loúnicoquesepuedeestropeareselbarcodemipadre y si sucede eso no comemos. Así de simple. No sé si algún díapodremosuniresosdosmundosFranyyo,pormuchoquenosqueramos.O si querremos hacerlo. Pero no quiero pensar en eso; ahora soymásfeliz de lo que he sido nunca. Y pienso disfrutar de esta relaciónmaravillosahastaelúltimominuto,mientrasdure.—¿Piensasquenodurará?—Nolosé.QuizásMagdalenatengarazónyestosevayaenfriandocon

eltiempo.Nosé,Inma,yatedigoquenoquieropensarenesoahora.Soloquierovivirloyserfeliz.Inmalediounfuertebocadoasucomidayañadió:

—Esestupendoquelotengastodotanclaro.Yoloestoypasandofatalúltimamente.—¿PorRaúl?Inmaasintió.—¿Porqué?Alfinsehadadoporvencidoytedejaenpaz.Esloque

querías,¿no?—Sí,esloquequería—dijoabatida.—Comprendo…Yanoloquieres.—Estoyhechaunlío,Susana.Niyomismaséloquequiero.Nodejode

repetirme que es lomejor, que bajo ningún concepto quiero tener nadaconél,pero…—¿Peroqué?Puedes contármelo.Teaseguroque loquemedigasno

saldrá de aquí. El que esté saliendo con Fran no significa que vaya acontarlenadadeloquemeconfíes.—Yalosé.Essoloque…sitelodigoescomosiloadmitieraantemí

misma.—Hagas lo que hagas es absurdo que te mientas a ti misma, Inma.

Venga.Desahógate.Quizásluegolotengastodomásclaro.—Tengo que reconocer que le echo terriblemente demenos.Echo de

menosque esté siempre ami lado,que intente convencermeparaque leperdone,queintentedemostrarmecontinuamentequeleimporto.Aunqueséquesilohace,quesicontinúaasíacabaráporconvencerme.—Ytúnoquieresqueteconvenza.¿Osí?—Nolosé.Yoloúnicoqueséesquecuandopasanlosdíassinhablar

conél,ylasnochesquesalimossinquemedirijalapalabramásquedepasada,mepongomuytristeymesientomuysola.—Pues eso tiene fácil solución. Acércate tú y dale conversación.

Demuéstralequenotemolestansusatencionesnisusintentosdeganarsetuconfianza.Loestádeseando,¿sabes?Selenotaaleguas.—Nopuedohacereso…Ahorano.—¿Hapasadoalgoquenosepamos?Laverdadesquesuactitudnosha

sorprendidounpocoatodas;noentendemoselporquédeesecambiotanbrusco.—El día de la autodefensa me sentí muy afectada. Yo estaba muy

sensible porque tenía la regla y era el aniversario de la muerte de mi

madre.Además, llevabaunosdías sintiéndomemuymal, desde lanochequellovíatantoynosfuimostempranodelabolera,¿teacuerdas?—Sí.—Seempeñóenllevarmeacasa…Cuandollegamoscaíaunaauténtica

trombadeaguayleinvitéasubirparaversiaminoraba.Cenamosy,porprimeravezdesdelodeAlba,empecéasentirganasdeperdonarle.Creoqueél lonotó,porquecuandoterminamosdecomernosacercamosa laventanaamirarcomollovía…Latensiónerafuerte,senotabaquelosdosestábamos deseando echarnos en los brazos del otro, yo queríaperdonarle,deverdad.Perofueabesarmeyyomeaparté.Yte juroquedeseabaesebesomásquenadaenelmundo.Peroenelmomentoenquenuestroslabiosserozaronunapartemalvadademicerebromesusurróaloído que yo no era para él más que otra Alba, y que cuando meconsiguieramemandaría al diablo.No pude permitirle siquiera quemebesara.Seapartósininsistir.Quizássilohubierahechoyohabríacedido.Porunaparteleagradecíquerespetaramisdeseos,yporotra…porotrahubieraqueridoquepasarademíymehubierahachocambiardeopiniónafuerzadebesos.Ysinembargoyoloquieromáspornohaberlohecho.Esirónico,¿verdad?Séquenohayquienmeentienda.—Claroqueteentiendo.¿Yquépasódespués?—Llovíadeuna forma indecente, y leofrecí quedarse adormir en el

sofá, pero no quiso. Semarchó bajo una lluvia torrencial y amí semepartióelalmacuandolovidesdelaventanaperderseenaquellatrombadeagua. Pero no fui capaz de llamarle para que regresara, aunque queríahacerlo.Me sentímal durantemucho tiempoporquenomehizoningúnreprocheapesardequeestuvounosdíasresfriado.Siguiócomosiempre,amable,complaciente,yomeestabaagobiandoporquesentíacadavezmásganasdeperdonarle,peroluegollegóeldíadelaautodefensa.Comoyatehe dicho, me pilló de bajón. Cuando le vi allí en medio de la claseconfesándose en público, pidiéndome perdón de aquella forma tanimpensableenelRaúldeantes…Mefuiamicasacompletamentehundidayenfadadaalavez,odiándoleporestardenuevoganándosemiconfianza.Ysepresentóallí.Noesverdadloqueosdijedequenoleabrí.Subióyhablamos. Mi estado de ánimo hizo que me derrumbara, y admití porprimeravezquemehabíahechodañoconlodeAlba,quemeimportaba,que sentía algopor él.Volvió apedirmeque le perdonara,me abrazóynosbesamosyyo…yoqueríahacerlo,queríaperdonarle,telojuro.Pero

no fui capaz. Hace años tuve una relación que me hizo daño; salí conalguien comoRaúlymedejó.Elmiedopudomás,Susana, ymeapartébruscay ledijequemedejaraenpaz,quesalierademivida.Loquenohabían conseguido mis desdenes ni mis borderías lo pudieron mislágrimas. Cuando pocos días después empecé a comprender que iba ahacerme caso, me sentí aterrada y traté de que olvidara lo ocurrido yvolviéramosadondeestábamos,peromedijodeformamuyamablequenovolveríamosa lode antes, que eramejorque las cosas siguieran asíhastaqueyopudieraofrecerlealgomásqueamistad.Yasíestamos.—¿Ytúquéquieres?—Yatehedichoquenolosé.—Sílosabes.Yesmuyfácil,Inma.Sinoquierestenerunarelacióncon

él, simplemente deja pasar el tiempo. Pero si quieres perdonarlo, porfavor,Inma,hazloya.Opuedequecuandoquierashacerloseatarde.—¿Quieresdecirquepuedeenrollarseconotra?—Nocreoqueseenrolleconotra,Frandiceque llevavidademonje

últimamente. Te estoy hablando de algo peor: puede dejar de estarenamorado de ti. Inma, el amor es algo que hay que alimentar si no…Decideloquequierashaceryhazlopronto.—Séloquequierohacer,peronosésiserécapaz.Quieroperdonarley

que vuelva a besarme, quiero que sea mío. Me duele en el alma verleindiferente,cogerun taxiparavolveracasaconMaikayLucíacomosino le importase. Quiero echarme a su cuello y decirle que lo necesito,perohastaahoranohepodidohacerlo.Cadasábadomedigoqueloharé,quelepediréquemeacompañeacasayquecuandoestemossoloslediréloquesiento…perocadasábadocuandollegaelmomentovuelvoasentirpánicodeestarequivocándomeydeque lodeAlbavuelvaapasar,ydequeyosoloseaunamásparaél…yvuelvoatomarelmalditotaxi.—Noeresunamásparaél.YnocreoquelodeAlbavuelvaarepetirse.—Yotampocolocreo.Ahora.Perocuandollegaelmomento…nosé

quémepasa.—¿Por qué no te tomas un par de copas antes? Te aseguro que se

pierden todas las inhibiciones. La noche del cumpleaños deRaúl yomehabíatomadotresMalibúconpiñayapesardelmiedoquemedabaqueFran supiera que me gustaba, acabé comiéndole los morros de formaindecente.Ymeimportabaunamierdaqueseenteraseelmundoentero.

—Quizásesoayude.Melopensaré.—Hazlo.Ysinecesitasayuda…cuentaconmigo.—Gracias. Pero no digas nada de esto. No quiero que nadie me

presione.—Porsupuesto.Terminaron de comer y se tendieron en el césped hasta la hora de

volveralafacultad.

Capítulo30

Después de salir de la bolera, y como ya era normal, las mujerestuvieronquepagar lacena. Javi,que sehabíaunidode formahabitualasussalidas,habíaresultadoserunbuenfichajeparaloschicos.EntraronenelMcDonald’syunavezmásInmatuvoquevercómoRaúl

se sentaba lejos de ella. Tras haberlo pensado mucho durante toda lasemana,decidióseguirelconsejodeSusana,ysepidióunacervezaconlacena.Suamigalesonriódesdelejosyellasededicóabeberdesujarrarápidamente,comosideunamedicinasetratase.Carlos,conlacopaenlamano,propusoelbrindisdecostumbre.—¡Porelmejorequipodebolosdetodoslostiempos!—Sí… ¡Yabadabaduuuu! Parecéis los Picapiedra —dijo Maika que

llevabafatallodeperdersiempre.—MásbiendeberíamosbrindarporFranyporJavi,quesonloshéroes

delanoche.PorqueRaúlnohadadounahoy.Sevequeteníapuestatodasu atención en el tanga rojo de Inma, que se le veía por encima delpantalóncadavezqueseagachaba.—Probablementese lohapuestoparaeso,paraponerlenervioso,¿no

Inma?Aversiasínosganáisalgunavez.—Noseasganso.Amímeda igualganaroperderen labolera.Yno

creo que Raúl se impresione con un elástico rojo que sobresalga porencimadeunpantalónhastaelpuntodefallarlostiros.—Sielelásticovaunidoatuculo…—Déjaloya,Carlos—intervinoRaúl—.Noestabaenmuybuenaforma

hoyporqueestoycansado.TerminarondecenarysefueronaLaAlamedaacelebrarsubotellón.

CuandoRaúlsepusoarepartirbebidas,yleibaatenderaInmasuCoca-Cola,estalepidió:—Échaleunpocoderon,hoymeapetece.Sin rechistar, él cogió la botella y empezó a dejar caer el líquido

transparenteenelvaso.—Túmedices…

—Yavale.—¿Noestámuycargadoparatugusto?—preguntóélcuandoledioun

sorbo—.Siesasídéjameloamíytepreparootro.—No,estábien.Sesentóacharlarcomocadasábado,yseesforzóentomarseelvaso,y

cuandoloterminópidióotro.Hacíacaloryellíquidosecolabafácilporsugarganta,aunquenolegustaraelsabor.Cuandoempezóelsegundolecostómenos bebérselo.No pudo evitar sonreír un poco al recordar losevidentesesfuerzosdeRaúlportomarselasinfusiones,ysinembargolashabía bebido sin rechistar. Sí, tenía que reconocer que se había tomadomuchasmolestiasporagradarleenaquellosmeses.Lemiródesdelejosysediocuentadequeestabaobservándola.Lajarradecervezayelcubataymedioque llevabaencima ledieronánimossuficientespara levantarseyacercarseaél.—Déjame sitio, Carlos —dijo haciéndole a un lado—. Tengo que

preguntarleunacosaaRaúl.El chico se levantó y le cedió su asiento. Se acomodó a su lado y le

miróconlosojossonrientesyRaúlsupoqueyaleestabahaciendoefectolo que había bebido. Inma nunca tomaba alcohol y si lo hacía, nuncapasabadelprimercubataynomuycargado.Yaquellanochellevabaunajarradecervezayelcubataqueéllehabíaservidoestababastantefuerte.HacíamásdeunmesqueInmanosesentabaasuladoyquenohablabanmásquedeformageneral.—¿Quéquieressaber?—lepreguntónerviosodequeellaalfinhubiera

rotoelalejamiento.Inma le sonrió con picardía y le preguntó ladeando la cabeza

ligeramente:—¿Deverdadhasperdidoporquemeestabasmirandoeltanga?Eltonodevoz,coquetoydivertidocorroboraronaRaúlsussospechas

de que Inma estaba ya bastante achispada. Decidió seguir en tono debroma.—Todo el mundo te ha mirado el tanga esta noche, preciosa. Ese

elástico rojo, como tú dices, ha atrapado las miradas hasta de los dosnovios de la pandilla. Pero aun así, no habéis podido ganarnos. Lapróximaveztendrásqueponerteademásunbuenescote.—¿Debodeducirquesolotehahechoefectoati?—dijocoqueta.

—Alomejoryohefalladoapropósito…—¿Piensaspediralgoacambio?—¿Ofrecesalgoacambio?—¡Quiénsabe!—¡Huy, huy, huy…! Esto se está poniendo interesante—dijoMiguel.

Maika miró a su amiga incrédula y Fran miró a Susana con el ceñofruncido.Raúlcontinuódirigiéndosea Inmasinhacerningúncomentariosobre

laúltimafrasedelachica.—Estás un poquito chispa hoy, ¿eh? ¿Cómo ha podido pasar que tú

pierdaselcontroldeloquebebes?—Teníacalor.Peronocreasqueestoyborracha.—No,perotampocoestásnormal.—Solo un poquito contenta… A gusto, como solías decir tú cuando

llevabasunpardecubatas.—Metemoquetúestásalgomásqueunpoquitocontenta.Mañanateva

adolerlacabeza,¿losabes,verdad?—Probablemente me va a doler de todas formas… No puedo estar

siempresindivertirmeportemoramismigrañas.Yametomaréalgoquemealivie.FranleestabarellenandoelvasoaLucíaydeformamecánica,Inmale

alargóelsuyotambién,queyaestabamediovacío.—Echaunpocomás,queyasemeestácalentando.Averporquéme

da…—¡Aquísevaaverestanocheunejemplar,contangaincluido!—dijo

Carlosmuertoderisa.Raúlmiróasuamigoynegóconlacabeza.—Noledesmás,Fran.Yahabebidobastante.Inmasevolvióhaciaélconunamiradapícara.—¿No quieres averiguar por qué me da? ¿O tienes miedo de lo que

puedahacer?—Miedono,pánicomedas.—¡No irás a decirme que tienesmiedo de una tía! ¿Tú?Venga, Fran,

rellenaelvaso.Fran cogió la botella y le echó apenas un chorrito y terminó de

rellenarloconCoca-Cola.—Elúltimo,¿eh,Inma?—dijo—.Dejaalgoparalosdemás.—¡Échale también a Don Aburrido! —dijo mirando a Raúl—. Tiene

caradepaloestanoche.—No,amíno.—Elmundoalrevés.InmatrompayRaúlrechazandouncubata.Menos

mal que no te has ido a Ayamonte este fin de semana, si el lunes tecontamosestonotelohubierascreído.—Raúlestáenfermo,fijo—dijoMiguel.Inmalecolocólamanosobrelafrenteyañadió:—Noestáenfermo,loqueestáescaliente.Necesitaurgentementeun…—Vale,Inma.Bastaya—dijoelaludidoquitándolelamanoqueestaba

deslizando por su cara—. Creo que será mejor que te lleve a casa. Omañanatedaráunpatatúscuandotodostecuentenesto.—No seas aguafiestas, tío, con lo que nos estamos divirtiendo—dijo

Carlos.—Yonomeestoydivirtiendoenabsoluto.Notienemalditalagracia.—Sí,Raúl—dijoSusana—.Llévatelaacasaantesdequesepongapeor.—¿Lallevamosenelcoche?—preguntóFran.—No,elairefrescoladespejaráporelcamino.Aversiconunpocode

suerteeldolordecabezanoesdemasiadofuerte.Sepusodepie.—¿Túmevasallevaracasa?—Sí,yo.¿Algúnproblema?Ellasonrió.—No,ninguno.—Vamos.Hastaellunes,chicos.—Adiós—dijoInmadeformageneralagitandolamano.—Joder,cómova…Sinoloveonomelocreo—dijoLucía.Inma empezó a caminar de forma vacilante y Raúl la agarró por la

cinturaparaayudarleamantenerelequilibrio.PorunmomentodudódesidebíallamaraFranyquecogieraelcoche,peropensóqueelmovimientopodíahacerqueInmavomitara.Laapretóconfuerzaparasostenerlayellasoltóunarisitatonta.

—Oye…¿Deverdadmehasestadomirandoeltanga?Élsuspiróruidosamente.—¡Quesí,coño!—admitió.—¿Ytegustaba?—Megustaba.—¿Sabes?Lagentetienerazón…melopusepensandoenti.Y…—Inma, déjalo.Mañana te vas a arrepentir de todas las tonterías que

estásdiciendohoy.—Mañanaesmañanaytodavíanohallegado.—Perollegará,nolodudes.—Nome importa loquepasemañana.Estoymuycontentaestanoche

porquetúmeestásllevandoacasaotravez.—Bueno,siesotehacefeliz,tellevaréacasamásveces.Inmaseabrazóconfuerzaasucintura.—Estásmuyguapoestanocheconesacamisa.—Tambiéntúestáspreciosaestanoche.—¿Todavíategusto?—Todavíamegustas.Se hizo un breve silencio que Raúl agradeció en vista del cariz que

estabatomandolaconversación.¡Ojalálahubieranmantenidoestandoellasobria!Peroenaquelestadonosabíaloquedecíayélnoqueríahacerladecirnadaquelahicierasentirseavergonzadadespués.Afortunadamente,llegaronprontoasucasa.Antelacancela,Inmasacólasllavesyabrió.—¿Quieressubiratomarunainfusión?—Noquierounainfusión,peroentraréparaasegurarmedequellegas

bienatucasa.Noestásencondicionesdesubirsolalosdospisosdeesasescalerastanempinadas.Entraronenelportalysiguiósosteniéndolamientrassubíanlainclinada

yestrechaescalerademármol.Entraronenelpisoyellacerrólapuertaasusespaldas.—¿Puedes arreglártelas sola? —preguntó Raúl. Había tenido la

esperanzadequeunadelascompañerasdeInmaestuvieraencasa,peroelpisoparecíasolitarioysilencioso.—Claro que puedo, pero a lo mejor tú quieres ayudarme… —dijo

mirándolea losojosenunaclarainvitación.Ysealzósobrelapuntade

lospiesylerozóloslabios.—Claroquequiero,peronovoyahacerlo.—¿Porqué?Hasdichoque todavía tegusto…Yno loniegues, llevas

muchotiempoesperándolo.—Sí,peronoasí.Anda,entrayyahablaremosmañana.—Noquieroesperaramañana,quierohablarestanoche.Ahora—dijo

echándolelosbrazosalcuelloybesándoleenlaboca.Era más de lo que Raúl pudo soportar. Le rodeó la cintura con los

brazos y respondió a su beso. Inma se pegó a él con todas sus fuerzas,sintiendo que su bruma se disipaba y que recuperaba la lucidez. Leacariciólanucaconlosdedosyabriómáslabocahaciendoelbesomásintensoyapasionado.Cuandosesepararon,éldiounpasoatrás.—¿Sigues sin querer esa infusión? —preguntó Inma, que seguía

colgadadesucuello.Raúlleagarrólasmanosconlassuyasysesoltó.—Esmuytarde,tengoqueirme—dijohaciendoelmayoresfuerzode

suvida—.Tellamarémañanaparavercómoteencuentras.—Quédate…—No… hoy no. —La acarició la barbilla y susurró—: Acuéstate y

duerme.Se dio la vuelta y salió de la casa perdiéndose escaleras abajo. Inma

cerró la puerta y se dejó caer en el sofá. ¡Con el trabajo que le habíacostadodarelpaso!Ynoestabatanborrachacomoélpensaba…¿TendríarazónSusanayhabíaempezadoadejardegustarle,aunquehubieradicholocontrario?¿Yquéibaahacerahora?¿Cómopodríamirarlealosojos?No podía pensar, tenía las ideas confusas y el cuerpo agitado. Decidióhacerlecasoyecharseadormir,quizásaldíasiguienteloveríatodomásclaro.Quizásaldíasiguienteéllallamara,comohabíaprometido.

Loprimeroque sintióal abrir losojos a lamañana siguiente fueunalacerantepunzadaenlassienesyenlanuca.—¡Mierda!—susurróbajito,yapesardeellosupropiavozletaladró

elcerebro.Seincorporóenlacamaymiróelmóvilporsituvieraalgunallamadayparaverlahora.Lasonceymedia,yningunallamadaperdida.Sedejócaerenlacamaprofundamentedeprimida.Alterribledolorde

cabeza se sumaba una sensación abrumadora de haber hecho el ridículo

delante de todos, pero sobre todo delante de Raúl. Aunque ahora lecomprendíaalgomejor, ahora sabía loque se sentíaal ser rechazado,ytenía que reconocer que ella le había rechazado a él muchas veces.Demasiadasquizásparaqueélpudieraolvidarlo.Bueno,ahoranopodíahacernada.Habíamovidofichaysolopodíaesperarqueélrespondiera.Ysino lohacía,pasarpáginadeunavez.Noera laprimeravez, lohabíahecho antes. Por lo menos esta vez su orgullo estaba intacto. O casiintacto, porque la noche anterior… Bueno, si Raúl no la llamaba, loolvidaría.Selevantócomopudoysesirvióunvasodelecheydospastillas.Con

undolor de cabeza comoaquel no le serviría denadauna infusión, y acontinuaciónvolvióalacamaysetapólacabeza,tratandodeamortiguarlossonidosquellegabanprocedentesdelacalle.Teníaquealiviarseantesdelanoche,porqueeradomingoyletocabacuidardesuvecina.Cuando sonó el móvil pegó un brinco en la cama y se giró

precipitadamentehacialamesilladenocheparacontestar.Enfocólavistaparaverquiénllamaba,yelnombredeSusanaapareciódesdibujadoantesusojos.—Hola…—dijobajitoyconvozpastosa.—¿Esmuypronto?—preguntósuamiga—.¿Tehepilladodormida?—No,haceyaunratoqueestoydespierta.—¿Yacompañada?—No,sola,jaquecosaydeprimida.—¡VayaporDios!¿Nofuncionó?—No, no funcionó.Hice el tonto enLaAlameda,me tiré a su cuello

aquíencasacandollegamos,lepedíquesequedara,peropusounaexcusaysemarchó.—Losiento.—Máslosientoyo.Queademásdesentirmecomounaimbécil,apenas

puedotenerlosojosabiertosdeldolordecabezaquemehaprovocadolaresaca.—Voy camino de Ayamonte, si lo hubiera sabido antes habría puesto

alguna excusa ymehubiera quedado enSevilla para ir a verte. Pero noquisellamartemástempranoporsinoestabassola.—Gracias, Susana, pero no es necesario. Me quedaré en la cama

rumiandomidolordecabezaymihumillación.

—¿QuieresquellameaMaikaoLucía?—No, no le digas nada de esto a nadie, por favor.Que todos piensen

quesimplementemetrajoacasa.—Deacuerdo.Siquieresestanochecuandovuelva…—Esta noche trabajo. Y no te preocupes, para entonces ya estará

superado.—Deacuerdo.Descansaentonces.Unbeso.—Unbeso,Susana.Graciasporllamar.Volvióarecostarse,sintiéndoseunpocomejor.Nohabíapasadomedia

horacuandoelmóvilsonódenuevo.—Joder,¿todoelmundovaallamar?PeroenestaocasiónelnombredeRaúl lehizogolpearcon fuerzael

corazónenelpecho.—¿Sí?—Buenosdías.¿Tehedespertado?—No.—¿Quétaltucabeza?—Vatirando—mintió.—¿Hastomadoalgo?—Sí,hacerato.Yasevaaliviando.—Mealegro.¿Hascomidoalgo?—No,aúnno.—Puesdeberías.Tesentarábienalestómago.Ytómateeldíalibre,pasa

de estudiar hoy. Pormucho que lo intentes no te cundirá. Te lo dice unexpertoenresacas.Inmatragósalivayabordóalfineltemaquelepreocupaba.—Oye… supongo que hice muchas tonterías ayer con la borrachera,

¿verdad?—Bueno,algunas…comotodos.Nocreoquenoshayassuperadonia

Carlosniamí.Tenemoselrécorddelasgilipollecesbajolosefectosdelalcohol. No te preocupes, ya sabes que es norma de la pandilla norecordarloquesehaceodiceestandoborracho.Todoelmundoloolvida.—¿Ytú?¿Loolvidarás?—¿El qué?Yo también estaba ayer borracho, aunque no lo pareciera.

Norecuerdonadadeloquepasóapartirdelmediodía.—Vale… gracias—susurró sintiendo que el corazón le pesaba como

unalosa.—¿Quieresquevayaytellevealgo?¿Decomerodebeber,o…?—No,gracias—le interrumpió—.Loúnicoquenecesitoesdormir,y

Carmenhallegadoya.Ellaprepararáelalmuerzo.—Vale,teveoellunesentonces.Quetealivies.—Gracias.Cortólallamadaydesconectóel teléfono.Noqueríamásllamadas,ni

más preguntas. Raúl había pasado de ella, y había que pasar página. Sehabíaacabado.Enelfondoeramejorasí,ellasaldríaganadoalalarga.Giró la cabezay la enterró en la almohada,dejandoqueunas cuantas

lágrimassalieranlibremente.Eranlasúltimas,seprometióasímisma.NovolveríaaderramarniunamásporRaúlniporningúnhombre.

Capítulo31

Sevilla.Mayo,2000CuandoInmallegóalaclaseel lunessiguiente,parócualquierintento

de broma con un seco: «Ni mencionar el sábado. Todavía me duele lacabeza, así que más os vale no recordármelo», y todos, sus amigasincluidas,respetaronlaadvertencia.El fin de semana siguiente, el domingo iba a ser el cumpleaños de

Susanayella ibaamarcharseaAyamonte,peroelviernes lapandillaalcompletoibaacelebrarleunafiestasorpresaencasadeMaikayLucía.Por la tarde Fran la había llevado a los baños árabes, situados en el

barriodeSantaCruzydespuéshabíancenadoenelSanMarcoquehabíacerca, quedando enque se reunirían como siempre enLaAlamedaparacelebrarsubotellón.FranlehabíadichoqueantesteníanquerecogeraLucíaensucasa,que

ellanopodía ir temprano.Demodoquea lasonceymedia llamaronencasadesuamiga.Enelcuello,SusanalucíaelcolgantequeFranlehabíaregalado,unaSdeoroblancocolgandodeuncordóndelmismomaterial.CuandoLucíalesabriólapuerta,Susanalepreguntó:—¿Hemosvenidomuy tarde?Enel restaurantehan tardadomuchoen

servirnos.—No,notepreocupes,esunahoraestupenda.Pasadunmomento.—Notardes.FranySusanaentraronenelsalónaoscurasynadamáshacerloél la

agarróporlacinturadesdeatrásyempezóabesarlaenelcuello.—Estatequieto.¿Notepuedesesperaraluego?—No.Ellaalargólamanoparaencenderlaluz,peroFranleagarróelbrazo

paraevitarlo.—Nosvaapillar…yluegoseremoselcachondeodelagentedurante

todalanoche.PeroFrannolehizocasoylegirólacaraparadarleunbeso.

Absortacomoestabanosediocuentadeldébilresplandorqueavanzabadesde la cocinahastaqueescuchócantar elCumpleañosFeliz justo a sulado. Se separó brusca y vio aMaika con una tarta con veintidós velasencendidasenlasmanos,yatodoelrestodelapandillaalrededor.Cuandoencendieronlasluces,miróaFran.—¿Túsabíasesto?—Pues claro—dijoMaika—.Y lo de la nata en la tarta ha sido cosa

suya,quedicequeelañopasadosequedóconlasganasdequitartelanatadelaboca,yateimaginascómo.—Venga,soplalasvelasdeunavez,queseestánderritiendo.Susanasoplólasvelasconfuerzayestavezlasapagótodasdegolpe.—¿Haspensadoundeseo?—Sí,peronovoyadecirlo.Quecuandonolodigosemecumple.Estabancortandolatartacuandollamaronalapuerta.—SeráCarlos,quedijoquellegaríamástardeporqueteníaquerecoger

delaestaciónaunprimosuyoquevieneapasarunosdías.MaikasalióaabriryCarlosentróacompañadodeunchicoalto,rubioy

conbarba.—EsteesmiprimoMateo—dijoentrando,yenseguidasedirigióalbar

dejando al chico para que se las apañara como pudiera. Todos sepresentaronyFranlediounacopayluegosereunióconSusana.InmahabíaestadopreparandolafiestaconMaikayLucíayenningún

momentoellayRaúlsehabíanencontradosolos.Habíavistolamiradadeél persiguiéndola durante toda la noche, pero ella le estaba evitando,sintiendoqueaúnleescocíaelrechazodelsábadoanterior.Cuandoreparóen Mateo solo en medio del salón, vio una oportunidad de seguirescapandodeRaúl.—¿Quépasa?¿Tuprimo teha abandonadoa tu suerte?—lepreguntó

acercándose.—Yaves.Hadichoqueibaasaludaralachicadelcumpleaños.Porque

estoesuncumpleaños,¿no?—Sí,enefecto.—Puessehalargadoynohavuelto.—Venytedaréunpocodetarta,¿teapetece?—¿Eresladueñadelacasa?¿Olachicaelcumpleaños?

—Ningunadelasdoscosas,perocomosilofuera.Latartalahehechoyo.Entraron en la cocina en cuya mesa estaban colocadas las bebidas y

tambiénlatartayalgunascosasparapicar.—Sírveteloquequieras.—Solounpocodetarta.Alguienmehadadounacopa.Permanecieron en la cocina un rato mientras que Mateo tomaba su

racióndetartay luegosalieronalsalón.Nadamásaparecer,Inmasintióque Raúl les miraba con el ceño fruncido y una evidente expresión deenfadoy sintióun cierto regustillo.Bien, eso le serviríapara sacarse laespinitadel sábadoanterior.Ydecidióno separarsedeMateoen toda lanoche. Que aquel gilipollas se enterara de una vez que ni era de suexclusivapropiedadnilenecesitabaparanada.Se volvió hacia su acompañante y le sonrió, sentándose juntos en un

rincóndelsofáacharlar.Durantemuchoratoaguantóestoicamentelavidadelchico,suinfancia,

suadolescencia,susestudiosysusaficiones,conunasonrisafingidayuninterés que no sentía. Por el rabillo del ojo veía a Raúl, apoyado en lapared, charlando con Javi, con un vaso que no bebía en la mano y sinquitarleslamiradadeencimaaellayaMateo.Cuandoalguien,yabastantetardepusomúsica,estelepreguntó:—¿Bailas?—Sí,¿porquéno?Se sumaron a los que habían empezado a bailar, y perdió a Raúl de

vista.DesdeelrincóndondehablabaconJavi,RaúlseguíaobservandoaInma

bailarconMateo.Apenaspodíaprestarleatenciónalchico,yesperabaqueélnosedieracuentadequehablabaprácticamenteparalapared.Desdeelsábadoanteriorydurantetodalasemana,Inmayélapenassehabíanvistoyenningúnmomentoasolas.Parecíacomosiellaleevitase,yeseeraelsíntomamás evidente de que lo que había ocurrido la nochedel sábadohabíasidomotivadoporelalcoholynoporqueellahubieracambiadodeopinión.Aunasí,habíaesperado impacienteasaliraquellanochecon laesperanzadepoderhablarconellaypreguntarlesobreeltema,aunquenofueraalgomuycaballerosopor suparte.Pero Inmano lehabíadado lamenoroportunidad.SehabíapegadocomounalapaalprimodeCarlosy

noseseparabadesulado,probablementeparaevitarleaél.Pocoapoconotabacómounanegradepresiónseapoderabadeélyla

fiestase leestabahaciendo insoportable. Inmaestababailandoconaqueltíoalqueacababadeconocermuchomásdeloquehabíabailadoconélenelañoymedioquehacíaqueseconocían.MientrasescuchabadistraídoaJavi,nopudodejardepensarquetenía

que aceptar de una vez que lo de Inma nunca iba a funcionar, que noimportaba lo que hiciera para lograrlo.Y a pesar de que sabía que ellasentía algopor él, nunca iba a querer quehubiera alguna relación entreellosmásalláde la amistad.Era tercacomounamulayhabíahechodeaquellounacuestióndeorgullo.Noimportabaqueseestuvieramuriendopordentro,niquenecesitaradesesperadamentealguienasulado.Jamáslepermitiría que fuera él, y no era solo porque se hubiera acostado conAlba,aunqueesohabíacontribuidoaaumentarsudesconfianza.AquellanochemásquenuncateníalacertezadequeInmajamásibaa

sersuya.Pormuchoqueelladejaraavecesaflorarsussentimientoshaciaél, siempre se volvía atrás después, y cada vez que eso sucedía,Raúl lasentíamáslejosymásinaccesible.Esos negros pensamientos se iban apoderando de su ánimo cada vez

más.Depronto, sintió unas ganas terribles de emborracharse hasta caerredondosinimportarleloquepudierahacerdespués.Sinimportarlenada.YdejarqueFranlellevaseacasahechounpingajo,comohabíasucedidoalgunaqueotravezenelpasado.Algoquenoocurríadesdequesehabíapropuesto conquistar a Inma. ¡Dios, qué lejos quedaba aquello! Elconquistadohabíasidoél,ydequéforma…Pero aquella noche lo necesitaba. Necesitaba algomás que un par de

cubatas.LeharíacasoyvolveríaalRaúldeantes.YseolvidaríadeInmadeunavez,pormuchoquelecostara.Dejaríalapandilla,seguroquenoleibaa faltargenteconquiensalir.Dejaríadeverlaydemorirsedeceloscada vez que la viera hablar o bailar con otro tío… como le estabapasando esanoche.Dejaría deverla comoalgo suyo, cosaquepor otrapartenuncahabíasido.MiróaJaviylesusurró,intentandolibrarsedeéldeunaformaqueno

resultarademasiadoevidente:—CreoquedeberíassacarabailaraMaika.—¿Túcreesquelegustaría?

—Pues claro que le gustaría, chico… Está deseando que lo hagas. Yalgomásquebailar,diríayo.Javisuspiróhondodándosevalor.—Lo sé, pero es que soymuy tímido…No sé cómo decirle queme

gustamucho.—Nohacefaltaqueselodigas,bastaconqueselodemuestres.Sácalaa

bailarydaleunbeso.Eseesunlenguajequeentiendentodaslasmujeres.Sinoteacepta,tedaráunahostia,perosi tedevuelveelbeso,yanohaynadamásquedecir.OnoconozcoaMaikaoellalodirátodo.—Bien,vamosallá.Aversimeatrevo.Le vio acercarse a ella y pocos minutos después se unían a los que

bailaban.Élseencaminóa lacocina,dondeestabasituadoelalmacéndelasbebidas,ycogióunabotelladeJBsinabrir.Sabía que había sidoMaika quien se había encargado de comprar las

bebidas,demodoquecogióunbilletedeveinteeurosylocolocódentrode uno de los muebles de la cocina. Abrió la botella y salió con ella,deslizándosedespacioymedioaescondidas,hacialaterraza.Estaestabaaoscuras, iluminada apenas por las luces de la calle. Solo distinguió unasillamediorota,alaquelefaltabaunapata,ysesentóenelsuelo,ocultoalasmiradasdequienpudieraapartarlacortinablancaymirarhaciaallí.Yempezóabeberdirectamentedelabotella,apequeñossorbos,comosideaguasetratara.Apenas habían pasado diezminutos cuando la puerta de la terraza se

abrióySusanaseacercóysesentóenelsueloasulado.—¿Quésesuponequeestáshaciendo?—lepreguntó.—Tomarme una copa tranquilo. ¿Y tú? ¿También quieres tomarte un

descansodemiqueridoamigo?—No,tehevistosalirylehedichoaFranquequeríahablarcontigo—

yañadióseñalandolabotella—.Yesoesalgomásqueunacopa.—LehedejadoaMaikaveinteeurosacambio.Novoyaquitarlenadaa

nadie.—Nosetratadeeso.Vaasentartemal.—Meimportauncarajo.—Demodo que estás decidido a ser tú el que monte el número esta

noche.

—Nopiensomontarningúnnúmero.Mebeberélabotellaymequedaréaquí,enesterincóndelaterrazadondenadiesabequeestoy,adormirlamona. Y cuando todos se hayan marchado me largaré a mi casa… ydesapareceré.Susana lemiró alarmada.La fría determinacióndeRaúl, sus palabras

amargas,laestabanasustando.—¿Quéquieresdecirconquedesaparecerás?—Quenovolveréasalirconvosotros.—¿Yesoporqué?—Yasabesporqué.—Estásborracho,Raúl.Nosabesloquedices.—Noestoyborracho…aúnno.—Damelabotella,porfavor.—No.Esmía…lahepagado.—Nosetratadeeso.Cuandosebebetantosepierdeelcontroldeloque

sehace.—¡Nomedigas!Soytodounexpertoeneso.Lohesufridodetodaslas

formasimaginables.Hastalaprincesitadehielopierdelospapelescuandosetomadoscopasdemás.—TerefieresaInmaelsábadopasado,¿no?—Demodoquelohacontado.Bueno,esunconsuelosaberquenoes

tanperfectacomoparece.Oshabréisreídodelolindocuandoosdijoquela respeté a pesar de que se lanzó a mi cuello, porque no quiseaprovecharmedesuestadodeembriaguez…—Nolohacontado.Yolosabíaporquefuiyoquienleaconsejóquese

tomaraunpardecopasparaperderlasinhibiciones.Raúlsoltóunacarcajada.—¿Tú?¿TúleaconsejasteaInmaqueseemborrachara?—Queseemborracharano,soloquesetomaraunpardecopas…pero

ella no bebe casi nunca y se le subió a la cabeza más de la cuenta. Ytampocoestabatanborrachaquenosupieraloquehacía.—¿Queno?Joder,semeechóencimanadamásentrarensucasayme

pidióquemequedaraadormirconella.—Lediootrotragoalabotella—. Ojalá lo hubiera hecho, porque no se me va a presentar otraoportunidad.Melargarédelaputapandillasinhabérmelafollado.

—Nosientesloquedices.Sisevolvieraarepetir,volveríasahacerlomismo.—Probablemente.Soytangilipollascomoparaeso.—Raúl,¿nosetehaocurridopensarqueInmanotebesóytepidióque

te quedaras porque estuviera borracha, sino que fue al revés? ¿Que seemborrachóparatenerelvalordehacerlo?—¿Noeslomismo?—No,noloes.—Y si tienes razón, si quería de verdad que me quedara ¿por qué

cuandolallaméaldíasiguienteestabatanbordeconmigo?Ledijeporquéme había ido, pero pasó demí.Me pidió que la dejara en paz. ¿Y estanoche?¿Tambiénestanochequiereestarconmigo?Noseseparadeltipoese, ni siquierame hamirado. No, Susana, gracias por intentarlo, perodéjame con mi botella. Es la única compañía que necesito esta noche.Vuelve ahí dentro, no desperdicies tu fiesta de cumpleaños conmigo.Además,tunoviotienelospuñosmuyligeros,noquieroacabarlanocheconvariosdientesmenos,ademásdeborracho.—Estábien,comoquieras.Susanaselevantóysaliódelaterraza.

Inma bailaba con Mateo cuando vio a Susana que se acercaba haciaellos.—Perdonad,perotengoquehablarcontigounmomento,Inma.Esta se separó sorprendida. Susana era demasiado prudente para

interrumpirunbaileasícomoasí.—¿Quépasa?—Raúlestáenlaterraza.SehaatrincheradoallíconunabotelladeJB,y

selaestábebiendoapaloseco.Inmapermanecióensilencioporunmomento,yluegopreguntó:—¿Yquéquieresquehagayo?—Quesalgasyseloimpidas.—Raúl esmuymayor ya, Susana. Si se ha empeñado en beberse una

botelladewhiskynadieselovaaimpedir,yyomenosaún.—Estásequivocada.Solotúpuedeslograrlo.Yohesalidoahablarcon

él y le he visto bastante deprimido y amargado. Dice que se va a

emborracharporquetúpasasdeél.—¡Joder! ¿Que yo paso de él? ¿Quién coño está pasando de quién?

Haceunmesquecasinomedanilosbuenosdías,yelsábadopasadocogíunacogorzademuertequemehatenidotresdíascondolordecabeza,ymelancéasucuelloylebesé.Yhastalepedíabiertamentequepasaralanocheconmigo…yselargó.¡Yahoramevieneconestas!Puesbien,quemonteélelnúmeroestasemana,siquiere.Eldomingopasado,despuésdellorarmucho,meprometíamímismaqueRaúlseacabó.Susanalepusounamanosobreelbrazo.—Inma…Estáishaciendobastanteeltontolosdos.Túteemborrachas

para tener el valor de decirle que te mueres por él, él se emborrachaporquecreequetúnolequieres.¿Porquénodejáislabotelladeladodeunavezyoshabláisclaramente?Yahoranoestamoshablandodeunpardecopas…Si se tomaesabotellacasi sincomer sevaaponermalodeverdad.Anda, no seas tonta, deja de lado elmaldito orgullo y sal ahí yacabaconestodeunavez.Inmaseencogiódehombrosydijo.—Estábien,verésipuedoconseguirquedejedebeber.Sedirigióhacialaterraza.Apartólacortinablancaqueestabacorriday

salió a la oscuridad. Tuvo que acostumbrar un poco la vista para verlesentadoenelsueloyacurrucadoenunrincón,conlabotellaenlamano.—Raúl.—¡Vaya…!La reinade lasnieves sehadignadoabandonar la fiestay

salirareunirseconunsimplemortal.Ella le fulminó con la mirada, pero no hizo ninguna réplica a sus

palabras.—¿Quésetehaperdidoaquí?Ellasesentóasulado,acomodandolaminifalda,yleagarrólabotella.—Meapeteceuntrago.Raúlnoseladejóarrebatar,ydijo:—Noteloaconsejo.Luegoteduelelacabezayteponesmásbordeaún

delohabitual.—Tambiéntedoleráatisitelatomas.—Daigual.Yotengolacabezamuydura.—Esoesverdad,tienesunadelascabezasmásdurasqueconozco.

—Hayquienmegana.Inmasonrióanteeltonoenfurruñadoysintióqueelenfadoquesentía

haciaél,seevaporaba.—Esposible—admitió—.Anda,damelabotella.—Noquiero,esmía.Lahepagado.—Tevaasentarmal.Hacemuchoquenobebestanto.—Cierto. Últimamente me he visto obligado a tomar solo unas

asquerosas infusiones…Yestoyhasta loshuevosde infusiones.Hoymevoyahinchardewhisky.—¿Notegustanlasinfusiones?—¿Aalguienlepuedegustaresomásqueati?—¿Yentoncesporquételasbebíasyhastarepetías?Raúlclavóenellaunamiradafijaydura.—Nofinjasquenosabesporqué.Dejadejugarconmigo,hoynoestoy

dehumor.—Noestoyjugandocontigo,Raúl.Nuncalohehecho.—¿Ah, no? ¿Para qué has salido aquí entonces? ¿Para atormentarme,

quizás?Porquenoquerráshacermecreerqueesporqueteimporto…—Claro queme importas.Además, el sábado pasado túme llevaste a

casa cuando consideraste que estaba rebasando el límite de lo quedebíabeber, y yo voy a hacer lo mismo contigo esta noche. Aunque tú noquieras.—De modo que has salido a devolverme el favor. Olvídalo, no me

debesnada.Elsábadopasadohiceloqueconsideréquedebíahacer…entodomomento.—Yotambiénestoyhaciendoahoraloqueconsideroquedebohacer.Raúlclavóenellaunosojosbrillantesycargadosdeamargura.—Solohayunacosaquepuedeconseguirqueyonomebebalamaldita

botella estanoche,yesqueadmitasdeunavezque sientesalgopormí.Queteimportodeverdad,yqueestásdispuestaaperdonarmeyaolvidartodoelpasado.El tuyoyelmío.Sinoesasí,vuelveahídentrocon«elbarbas»ydéjameamíemborracharmeenpaz.—Creí que todo eso había quedado claro el sábado pasado cuando te

beséytepedíquetequedaras…Mecostómuchohacerlo,admitirqueloquesientopor tiesmás fuerteque todo lodemás.Ysimalno recuerdo

fuistetúelquepasódemíentonces.—Noquieresentenderlo,¿verdad?Marcharmefuelomásdifícilquehe

tenidoquehacerenmivida.Peronoqueríaacostarmecontigo sinestarsegurodequeeraeso loque túdeseabas realmente.Noqueríacorrerelriesgodequetearrepintierasaldíasiguiente.—Lediounnuevotragoalabotella. Inma alargó la mano y se la quitó al fin, sin que Raúl pusieraresistencia esta vez, y la colocó fuera de su alcance.Él siguió hablandoconamargura.—Nadiemejor que yo sabe cuánto puedes arrepentirte de algo al día

siguiente de una borrachera. Llevo meses pagando por ello un preciodemasiadoalto.—¿Yentoncesquépretendeshacerestanochetomándoteunabotellade

whisky?¿Lomismo?Nolopermitiré.—¿Quéesloquenopermitirás?—Que hagas algo de lo que mañana te arrepientas. Con una vez fue

suficiente.Nocreoquepuedavolverapasarporello.—¿Quéestás tratandodedecirme?¿Quevasaperdonarme?¿Quehas

olvidadoloquehice?—Estoytratandodedecirtequedejesdehacerelimbécilymebesesde

una vez, capullo. Que no puedo más… Te quiero… y te juro que heintentadoportodoslosmediosposiblesnoenamorarmedeti,peroereselcapullomásadorable…Raúl no la dejó continuar.Alargó lamano por detrás de su cabeza y

sujetándolafirmementeparaquenosearrepintieraenelúltimomomento,labesóconfuerza.Laboca le sabíaawhiskyyanata,yella saboreóambascosasensus

labios y su lengua. Le rodeó la cintura con los brazos y le atrajo haciaella, desesperada por sentir su cuerpo cerca. El beso suave y lento seconvirtióenpurofuego.Inmaseacercóaúnmásybuscósuespaldabajola camisa a rayas negras y grises. Raúl, con unamano dio un violentotirón a los botones, desabrochando algunos, arrancando otros, para queella pudiera acariciarle, y después deslizó la mano sobre uno de lospechosdeInma.Ellaseseparódesubocayenterrólacaraenelcuellodeél,dándoleunchupetóncontodassusfuerzas.Raúlseriobajito.—¡Vaya,vaya…!La reinade lasnievesno es tan fría comoaparenta,

¿eh?Meparecequeesohadejadomarca.

—¿Teimporta?—Meencanta—dijometiendolamanobajoel jerseydeInma.Ellase

estremecióyvolvióabesarleenelcuello—.Megustaquerespondasasíamiscaricias.—Nosoyfría…Ponmeaprueba…—Esoestáhecho—dijoéldándoleconelpiealasilladesvencijaday

colocándolacontra lapuertaparaquenadiepudieraentrar en la terraza.Después,ysinqueInmatuvieratiempodereaccionarlaabrazóconfuerzaylahizotenderseenelsuelo,echándoseencimadeella.—¿Aquí?¡PorDios,Raúl,estásloco!—Nadiepuedeentrar,lapuertaestátrabada.—Aun así. Si abren la cortina lo suficiente pueden vernos. Y los

vecinos…Raúlnolehizocasoyempezóamorderlelaoreja.—Aquíno,porfavor.—Esoteníasquehaberlopensadoantesdemordermeelcuello.Esees

unpuntoqueparamínotieneretorno.—Vámonosamicasa.Seguiremosallí.Él suspiróyseapartóvolviendoasentarseenel rincóndondehabían

estadoantes,másocultoaposiblesmiradasquetendidosenelsuelodelaterraza.—Nopuedoentrarahíasí—dijoagarrándolelamanoycolocándosela

sobrelabragueta.—¡Joder!Raúllamiróalosojosylesonriópicarón.—Vasatenerquehaceralgoparasolucionarlo.¿Unaperitivoquizás…?Inmasoltóunacarcajada.—De acuerdo —dijo abriéndole la cremallera del pantalón y

empezandoaacariciarle.Raúlvolviólacaraylabesómientrasdeslizabasupropiamanobajo laminifaldade Inma, abriéndosepaso a travésdeltanga.Sebesarondurantelargorato,acariciándosemutuamente,yluegoInma

enterró la cara en el cuello de Raúl, con la atención dividida entre losmovimientosdesumanoylassensacionesquelosdedosdeRaúl,dentrodeella,leprovocabanasuvez.Ambosllegaronalorgasmocasialapary

sequedaronallíquietosyapoyadosunocontraelotro,sinsiquierapoderhablar.Despuéséllepreguntó:—¿Tienesunclínex?—No…MibolsoestáeneldormitoriodeMaika.¿Ytú?—Enmicazadora.TambiéneneldormitoriodeMaika.—¡Mierda! ¿Y ahora qué hacemos? —preguntó ella mirándose las

manoshúmedasypegajosas.—Supongo que aguantar el tipo hasta el baño y rezar para que esté

vacío.Porquecomosedencuentadeesto,vamosatenercachondeoparatodo lo que queda de carrera. —añadió Raúl mostrando sus manostambién—.Nocreasquelasmíasestánmejor.Concuidadoyusandosolodosdedos,seabrochólacremallerayestiró

cuidadosamentelacamisasobreellaysedispusieronasalirdelaterrazaydirigirselomásdiscretamenteposiblealbaño.—Esperoquenohaya llegadonadienuevoyme loquieranpresentar,

porquetendréquedarledosbesossiesuntío,aunquedespuésMiguelmetachedeloquesea.Salieron de la terraza y nadie pareció haber notado su ausencia.Raúl

observóqueMaikayJavibailabanmuyabrazaditos,enactitudinequívocadehabersuperadolafaseamistosa.SoloSusana,quetambiénbailabaconlacabezaapoyadaenelhombrodeFran,levantólacaraylesmiró.InmalesonrióyRaúlleguiñóunojo,yambosseperdieronenelpasilloquedabaalbaño.Unavezenél,Raúlcerrópordentroysedesabrochóelpantalónpara

limpiarse. También Inma se lavó las manos, y le dirigió una mirada atravésdelespejo.Éllesonrió.—Loscalzoncillossehanmanchadounpoco,perosupongoquepodré

disimularlo en casa. Últimamente he tenido algunos problemillasnocturnos,asíquecolará.—Cuandolleguemosalamíapuedeslavarlos,siquieres.Porlamañana

yaestaránsecos.Porquesupongoquetequedarás,¿no?Él terminó de lavarse y abrochándose de nuevo, se acercó a ella por

detrásylerodeólacinturaconlosbrazos,mirándolaatravésdelespejo.—Porsupuestoquemequedaré.Yteaseguroquecuandolleguemosa

tu casa seme ocurriránmuchas cosasmejores que hacer que lavar loscalzoncillos.

Deslizóunamanohaciaarribayleacariciólacara.—¿Sabesqueestáspreciosaahora?Siempreloestás,porsupuesto,pero

esebrilloquetienesenlosojosenestemomento…Susmiradasseencontraronatravésdelespejo.—Estoylocoporti—dijoenunsusurro.—Eresunzalamero.—Nosonzalamerías,eslaverdad.Estoyenamorado.Inmalevantolaceja.—¿Durantecuántotiempo?—Durante mucho, espero. —La apretó con fuerza contra él—. No

tengasmiedo.Noteharédaño.Inmasedejócaercontraél.—No tengo miedo… solo estoy aterrada. Pero supongo que no hay

formade evitarlo.Ya es tarde…si también tepierdo a ti undía, sufrirémucho, pero la sola idea de no tenerte nunca, de dejarte marchar sinhabertetenido,esmásinsoportableaún.Raúllediolavueltaylaabrazóconfuerza.—No eres la única que tiene miedo, ¿sabes? Yo también estoy

acojonado.Measustaloquesientoporti,loquequierodeti.SientoqueelRaúlquefui,elquequeríaser,estámuylejos.Yquecuandomiroalfuturoteveoconmigo.Quierogritarlealmundoqueestamosjuntos,quieroqueteconozcamifamilia,quemeconsiderespartedetiydetuvida.Raúl la mantenía fuertemente abrazada con una mano y con la otra

empezó a acariciarle la mejilla con el pulgar, muy despacio, comosiguiendo cada línea de su cara, como si quisiera aprendérsela dememoria.—Quierodesprendercadaunadelascapasdefrialdadconqueproteges

tucorazónyllegarhastaelfondodetualma.Séquenoseráfácil,queaúnno confías en mí del todo… pero lo conseguiré, amor. Tengo muchapaciencia.Ellasonriómirándolealosojos.—Querrásdecirqueeresmuycabezota.—Llámalocomoquieras—dijoriéndose—,peroloconseguiré.Inclinólacabezaylabesóconsuavidad.Unbesolargoydulce,unbeso

queInma jamás lecreyócapazdedar.Cuandosesepararon, Inmasintió

queunadesuscapasdefrialdad,comoél lashabía llamadoantes,habíacaído.Ysuposinningunadudaqueaquelcapulloibaarobarleelcorazóncomojamáslohabíahechonadieantes.—Creoqueserámejorquesalgamos—dijoél—.Seguroqueahífuera

hay una cola de gente esperando a entrar en el baño. ¿Quieres que nosmarchemos ya a tu casa o prefieres seguir un rato más en la fiesta?Bailandoconmigo,porsupuesto.Lejosdelbarbas.—Megustaríabailarunratocontigo,capullo.Yverlascarasqueponen

losdemás.—¿Sigosiendouncapullo?—Esosiempre…peroahoraeresuncapulloadorable.—Bien.Megusta—dijoabriendolapuerta.Encontradeloqueesperabannohabíanadieenelpasillo.Salieronal

salónyRaúllerodeólacinturaconlosbrazos,mientrasqueelladeslizabalos suyos por detrás de su cuello y apoyó la cabeza en su hombromezclándose con el resto de las parejas que bailaban, y tratando deignorarlasmiradasdesorpresadetodossusamigos.

Capítulo32

Sevilla.Junio,2002Porprimeravez en suvida,Susanano teníanadaquehacer.El curso

habíaterminado,elpapeleoestabaarregladoyyasololequedabaesperara que al día siguiente, en una ceremonia pública y oficial, el decano leentregaraeltítuloyfueraademáscondecoradaconunamenciónespecialdebidoasuscalificaciones.Elsueñodesuvida,desdequeeraunaniña,sehabíacumplidoalfin.Latogarojooscuroconquedeberíaacudiralactoestabaplanchaday

colocada enunapercha, colgadade la puertadel dormitoriopara evitarquesearrugaseenelpequeñoarmario.TambiénFran ibaagraduarseconellaaldíasiguiente.Tansoloellos

doseInmahabíanterminadolacarrera.Alrestoaúnlesquedabanalgunasasignaturas que debían aprobar en septiembre o quizás volver amatricularse de ellas al año siguiente. A Carlos aún le quedaba todoquinto.Y ella tenía sobre el mueble la carta de un bufete de Barcelona

ofreciéndole trabajo. Un bufete grande e importante, con muchosabogados en nómina, y que le ofrecía un sueldo de dos mil eurosmensualesmás porcentaje de las indemnizaciones que consiguiera, paraempezar. Toda una fortuna para ella, acostumbrada a sobrevivir con lamiseriadelabeca.Ylaincorporacióninmediata,enquincedías.Una carta de la que no le había hablado a nadie, porque no la quería

aceptarpormuybuenaofertaquefuese,yqueromperíasinpesarsoloconqueFranlehablasedeunfuturoencomún.Peroélnosolonohabíahabladodenadadeeso,sinoqueestabamuy

raroúltimamente,evasivoyhuidizo.Yenabsolutoilusionadoconelfinalde lacarrera,aunquefingiera locontrario.Aellanopodíaengañarla.Ytemía que el fin de su relación, aquello que siempre había sabido quellegaría,estabamuycerca.LosuyoconFranseibaaterminarjuntoconsuépocadeestudiantes.Merchellegódeltrabajoylaencontrópensativadenuevo.

—¿Otra ven enBabia?Nena, a ti eso de no tener que estudiar te estásentandomuymal,¿eh?—No es el no tener que estudiar, aunque me siento muy rara de no

sentirlashorastotalmenteprogramadas.Loquemepasaesquecreoqueestoseacaba.—¿Quéseacaba?¿Lacarrera?—No,lomíoconFran.—¿LotuyoconFran?¿Otravezconlomismo?Susanalleváistresaños

ymedio juntos, y llevo escuchándote decir eso a cada pelea que habéistenido.—Sí,ya losé,peroahoraesdistinto.Ysiemprehesabidoquetendría

unfinal.—Notieneporquéserasí.—Vamos,Merche…Entresañosymedionuncahahabladodefuturo,

nisiquieraleshadichoasuspadreslonuestro.—Tútampocolohasdichoencasa.—SiFranlohubierahechoprimero,hacetiempoqueélseríaminovio

oficialdelantedetodoelmundo,ynouncompañeromás,mezcladocontoda lapandilla.Mira Inma.Ellahace tiempoque formapartede lavidafamiliardeRaúl,asisteacomidas,celebracionesylaconsideranunamásde la familia.Y yo…Fran todavía tiene que decirmentiras para quedarconmigo. Nunca hemos pasado juntos unas navidades, siempre locelebramos todo a escondidas. Y últimamente está muy raro…Malhumorado y evasivo. Seguro que está pensando en cortar y no sabecómohacerlo.—Susana,yatehasmontadoparanoiascomoestaotrasvecesysiempre

tehasequivocado.Franestámuyenamoradodeti.—Losé,peroesonosignificaquenocomprendaqueestonuestrovaa

ser muy difícil fuera de la facultad. Y no estoy segura de que quieraenfrentarsealoquesignificaríaseguirconmigo.Suspadresnuncavanaaceptarme,sutrabajoenelbufeteseveráafectado…Nolosé,Merche.Noestoyseguradequeélquieraopuedarenunciaratodopormí.Nopuedopedirleeso,porqueséqueyojamásrenunciaríaamifamilia…nisiquieraporél.—¿Lohabéishablado?Creoquedeberíasdecirletustemores.—No puedo. Estoy tan asustada, tengo tanto miedo de perderle…

Siemprehesabidoqueseacabaría,peroahoraquequizáshayallegadoelmomento,comprendoquenoestoypreparadaenabsoluto.—¿Peropor qué estás tan seguradequequiere cortar? ¿No serán tus

propiostemoreslosquetehacenverfantasmas?—Yatehedichoqueestámuyraro.Pensativo,ausente…Yestanoche

mehapedidoquelapaseconél.Nuestraúltimanochedeestudiantes,hadicho. Quiere que me ponga el camisón de nuestra primera vez. ¡Nisiquierasésimeentrará,desdequetomolapíldoraheengordadodosotreskilos!Quizáquieraterminarcomoempezamos.—¿Yquévasahacersiesasí?—Disfrutardeestanochesinpensarennada.Yluego,siquierecortar,

leayudaréahacerlo.—¿Leayudarásahacerlo?¡Susana,measustas!¿Enquéestáspensando?Cogiólacartadelbufetecatalányselaenseñóasuhermana.—¿Nohabrásaceptadoesto,verdad?—No, ni lo aceptaré si él quiere seguir. Tengo quince días para

pensármelo. Pero si insinúa algo de dejarlo, ahora o después de lagraduación de mañana, le diré que ya he tomado una decisión y heaceptadoelpuesto.YmemarcharéaBarcelona.—¿Así? ¿Sin siquiera ponérselo difícil? ¿Como si fueras tú quien

rompe?—Franme ha hechomás feliz de lo que nunca pensé que podría ser.

Solopuedoestarleagradecidaporestosaños,Merche.Yséquetampocoseráfácilparaél…perojoder,tengoquereconocer,aunquemeduela,quequizánotengamosotrasalida.Sí,siintuyoquequierecortar,leayudaréahacerlo, y después me temo que te tocará otra vez a ti ayudarme asuperarlo,hermana,antesdeirmeaBarcelona.—¡Dios, mío, Susana… a Barcelona, tan lejos de todos nosotros,

sola…!—Tendréun trabajomaravillosoenelquerefugiarme.Ysicortocon

Fran, no podría quedarme cerca, verle, quizá con otra mujer de suentorno…—Nena, nena, para. Estás presuponiendo demasiadas cosas. Y que yo

sepa,esenovio tuyonohadichonimediapalabrade todoesoqueestásimaginando.Noprecipiteslosacontecimientos.Loquetienesquehaceresolvidarte ahora de todo eso y ponertemuy guapa para salir con él esta

noche.Notardaráenllegar.Ydisfrutarcomounaloca.Mañanaesundíamuyimportanteparati.Paralosdos.—Cierto.Semeechalahoraencima.

Unahoradespués,Fran,vestidoconpantalón,camisaychaqueta,llamóa la puerta. Susana se había puesto una falda negra y una camisa rojooscuro que Merche la había regalado por la graduación, sus primerasropaselegantesdeabogado.Salióaabrir.—¡Dios,mío...!¿Quétehashecho?—preguntóalverle.La melena rubia que le caía sobre el cuello la tarde anterior, había

desaparecido.—Mehedisfrazadodeabogado.Metemoqueesloquesoyapartirde

ahora.Ellaalargólamanoyleacariciólanuca,desnuda,sintiendounaextraña

sensacióndevacíoensuinterior.—Elcortedepelosignificaelfindeunaetapa.Ahorasomosabogados

yesosuponetenerquedejaralgunascosasenelcamino.Susanasintióquealgoseleencogíaenelpecho,ysupoquesuintuición

noibadescaminada.—Tútambiénestásmuyguapa.—También me he disfrazado de abogada —dijo, y dirigió una

significativamiradaasuhermana—.Bueno,Merche,hastaluego.—Hastamañana—lacorrigióFran—.Nonosespereshastalahorade

desayunarporlomenos.—Nolatraigasmuytarde,quemispadresllegaránparalagraduación

sobre lasnueveymediao lasdiez.Ynoquisiera tenerqueexplicarporquémihermananohallegadoacasaaesashoras.—Notepreocupes,vendremosantes.Susana subió al Opel corsa ya tan familiar para ella, y mientras se

ajustabaelcinturón,Franlepreguntó:—¿Hastraídoelcamisón?—Sí.Estáenelbolso.—¿Tepasaalgo?Tenotorara.—Será el no tener nada que hacer…O quizás el hecho de que ya el

sueñodetodamividasehacumplido.Supongoquetengoqueadaptarmealcambio.—Comprendo. A mí también me pasa algo parecido, es cuestión de

tiempoqueloasimilemos.—Sí,supongo.Fran colocó la mano sobre el muslo de Susana mientras conducía,

comosabíaqueaellalegustaba,ylaacariciósuavemente.Comosiempre.—Peroloscambiosapartirdemañana,¿eh?Ahorano—añadió.Susanasonrió.—No,ahorano.ÉltomólasalidadeSevillaendirecciónaTomares.—¿Dóndemellevas?—Nuestraprimeravezfuealgomuybonito,perotienesquereconocer

queelsitioeraunpococutre.Hoytenemosalgoquecelebrar.—¿Ah,sí?—preguntóellaesperanzada.—Puesclaro.Somosabogadosporfin.—Sí,porfin.Peronomehasdichodóndevamos.—Aunsitiobonito.Yestavezvasadejarquemegasteunapastayte

inviteatodoloqueyoquiera.¿Verdad?Novasaprotestarpornada.—Pornada.Fran cogió el camino que conducía al hotel Alcora y aparcó. La

condujo hasta un comedor situado al fondo, con una pared acristaladadesdelaquesedivisabaunpaisajefantástico.Lesllevaronhastaunamesasituadaalbordemismodelmiradoryencargaronlacomida.Susana apartó de su mente todo lo que la había estado rondando y

disfrutódelacomidamirandoaFran,sentadofrenteaella,consunuevoaspecto.—¿Estásnerviosoporlodemañana?—lepreguntó.—Unpoco.Sesuponequetenemosquedecirunaspalabrasalrecibirel

título,yesonadatienequeverconlosejerciciosderetóricadeclase.—Tú no tendrás problemas con eso, eres muy extrovertido. Para mí

será un pocomás difícil, pero si en el futuro tengo que hacer frente ajuecesyjurados,tengoqueacostumbrarme.—Loharásdemaravilla,comotodo—añadióél—.Yluegomispadres

han organizado un almuerzo en mi casa y han invitado a amigos y

clientes,todosrelacionadosconelmundodelderecho.—También yo me iré a comer a un sitio especial con mis padres,

MercheeIsaac—admitióella.SintióunapunzadadetristezaalrecordarqueInmaibaacelebrarsugraduaciónconRaúlysufamilia,mientrasqueellayFranibanahacerloporseparado.Perodesechóesospensamientos.Ellosloestabancelebrandoesanoche.—¡Ojalá mis padres se hubieran contentado con algo tan sencillo y

familiar! Pero han montado un circo del demonio. Y tengo que ir,supongo que se lo debo. Aunque solo sea porque me han pagado lacarrera.—Yporquesontuspadres,Fran.Tienenqueestarmuycontentosdeque

hayasterminadoalfin.Élsonrióescéptico.—Sí, ya tienen un abogado más en la familia para que continúe la

tradición.OtroFigueroayRoblesqueañadiralaplacadelapuerta.SusanaguardósilencioantelaamarguradelaspalabrasdeFran.Élse

rehízoenunminuto.—De lo último que quiero hablar ahora es de mis padres y de la

celebracióndemañana.Esta noche es nuestra y novan a estropeármela.Raúl me ha llamado y me ha dicho que él y toda la panda van a estarmañana en la graduación, y quiere que nos hagamos unas fotos todosjuntos.—Seráunbonitorecuerdo.Continuaron comiendo y charlando animadamente, como si se tratase

deundíamás,deunamásdelascenasquehabíancompartidodurantelostresañosymedioquehabíaduradosurelación.Susanaesperabaqueéldijeraalgo sobreel futuro, sobre loqueellos

dos iban a hacer a partir de ahora, en un sentido o en otro, pero él selimitabaacomerycharlar,deltiempo,delosamigos,delacomidaydemiltemasintrascendentes.Cuandoterminaronelsegundoplato,élpidióalcamareroquecargaralacuentadelacenaalosgastosdelahabitación.—¿Yelpostre?—preguntóSusanaquejamásrenunciabaaellos—.¿Te

loquieresahorrar?—bromeó.—Elpostrearriba,enlahabitación—dijoFranlevantándose.—¿Túereselpostre?—preguntórisueña.

—Yosoypartedelpostre.Recogieronlas llavesenrecepciónysubieronhastalasegundaplanta.

Lahabitacióneragrandeyestabadecoradacongusto,entonosazules.AFranleencantabaelcolorazul.Unaenormecamadematrimonioocupabaunabuenapartedelespacio.Sobrelaalmohadahabíaunarosaroja.—Una cama grande… Nunca nos hemos acostado en una cama

grande…—Y también tiene un jacuzzi en el cuarto de baño. ¿Recuerdas aquel

primer verano en mi casa, en la piscina? Te prometí que algún díavolveríamos a hacer el amor en una piscina. No ha podido ser, peroespero que esto lo compense. Quiero que esta noche sea algo querecuerdessiempre.Nuestraúltimanochedeestudiantes.—¿Ymañana?—preguntóellaconvozligeramentetemblorosa.—Mañanaseráotrodía,yotromundo.Susana recorrió la habitación con la mirada y al fin sus ojos se

detuvieron en lamesa llenadebombones, caramelosyuna tartadenataconalgoescrito:

RomeroyFigueroa.Abogados

Promoción2002

Tambiénhabíaunabotelladechampán.—Diosmío,Fran…Unatartaytodo.—¡Denata!¿Sabesquésignificaeso?—No.—Puesquecuandotequiteelcamisóntelavoyauntardelacabezaa

lospiesymelavoyacomertoda.—Nihablar.—¡Quenolodudes!—Losiento,perono tevoyadejarusar toda lanata.Unaparteme la

reservoparahacerlomismocontigo.—Bien, si es así… ¿Vas a ponerte el camisón mientras yo sirvo el

champán?—Deacuerdo,notardo.

Susana entró en el baño y sacando el camisón del bolso, se desnudó.Cuandoselopusoysemiróalespejo,nopudoevitarrecordarseanteotroespejomanchadodehumedad,dondesehabíamiradohacíaaños,rogandoque a Fran le gustase lo que iba a ocurrir y que no se sintieradecepcionado. Ahora sabía que le iba a gustar. Sabía todo lo que legustaba,aunquelodelanatanolohabíanprobadonunca.Elcamisónlequedabaunpocomásestrechoqueentonces,peronose

notabademasiado.Cuandosaliósabíaloqueibaaencontrar.Igualqueaquellanoche,Fran

estaba sentado en el borde de la cama con unos calzoncillos muyparecidos a los que había llevado en El Bosque. Tenía dos copas dechampánenlamano.—Venaquí—ledijoalverla.Seacercó,tomóunadelascopas,ydespuésdechocarligeramentecon

la de él, ambos bebieron de un trago hasta la última gota del líquido.Después,Franlaagarróporlacinturaysedejócaerenlacamagirandoalavezparacolocarseencima.Yempezóabesarlasinpronunciarpalabra,conunbesourgenteyapasionado,comolabesabacuandovolvíadespuésdelosveranosyllevabanmuchotiemposinverse.YSusanaseolvidódetodossuspresentimientosysustemoresyrespondióasubesoexigenteyasuscaricias.Talcomohabíaprometido,éllequitóelcamisónyhundiólosdedosen

lanatadelatartayleuntóloslabiosylospechosyacontinuaciónelrestodel cuerpo y empezó a lamerla haciendo que Susana se estremeciera depiesacabeza.Después,cuandoyanoquedabanirastro,leagarrólasmanosyselas

sostuvo por encima de la cabeza, y le hizo el amor con fuerza,penetrándolaenunsolomovimiento,ySusanagritóahogandounsuspiroy semoviócontraél con todas las fuerzasque lepermitían suscaderas,hastallegaraunorgasmocasisimultáneo,fuerteysalvaje.Susanacreyóqueélsedetendría,peronolohizo;continuómoviéndoseyellasintióquelas sensaciones, en vez de disminuir, volvían a subir de intensidad,llegandoaunnuevoorgasmo,ydespuésaotro.Hastaqueal finsedejócaer,exhausta,conlacabezaechadahaciaatrás,jadeanteyagotada.—Fran…Fran,paraporDios,quenopuedomás.Él se dejó caer sobre ella y hundió la cara en el cuello. Después se

tendióasuladoyseestirócuanlargoera.—Hummmestodetenerunacamaenormeesungustazo,¿verdad?—Sí.—Venaquí—dijogirándoseyapretándolaconfuerza—.Tehagustado,

¿eh?—¿Tienesdudas?—Ninguna. Esto de la nata es un invento. Si ya estás buena

habitualmente,connatanotedigo…Susanaseechóareír.—Meloestáspintandotanbienqueahoratendréqueprobarteyoati.—Yomedejo.—Primero tengo que recobrar el aliento. Todavía casi no puedo

respirar.Yademásestoytodapegajosa.—Ahídentrohayunjacuzzimuyhermosoparadarnosunremojón,si

teapetece.—Creoquesímeapetece.Desnuda, saltóde la camayentró enel cuartodebañopara abrir los

grifos.Franlasiguió.—Estotardaráunratoenllenarse.Mientraspodríasirtomandounpoco

de«Franconnata…».—Estodaunaidea—dijosaliendoyvolviendoconlasmanosllenasde

nata,queempezóarestregarportodoelcuerpodeél.Después, cuando el jacuzzi estuvo lleno, entraron en el agua y se

dedicaronaenjabonarseunoalotroconlasmanos.Permanecieron en el agua mucho rato, hasta que esta se enfrió,

besándose y acariciándose de nuevo. Después se secaron mutuamente,envueltosenlosesponjososalbornocesdelhotel,ysalierondenuevoalahabitación.—Creoqueeslahorademásbrindis.Ydelpostrereal.Aúnnohemos

probadolatarta…sololanata.—Sí,peroantesquierohablarcontigo—dijoéltomándoladelamano

ytendiéndolaenlacama,asulado.Segiróparamirarla,peroSusana,alescucharlavozgravedeél,nofuecapazdeenfrentareasusojos,yclavólavistaenlalámparaquecolgabadeltecho.—¿Noquieresmirarme?

—Noesquenoquiera…Esquetehaspuestotanserio…—Loquetengoquedecirteesmuyserio.Afectaanuestrofuturo.Susanasintióqueseleencogíaelestómagoylasrodillasempezarona

temblarle.—Quizástúyaadivinasdequésetrata.—Esposible.—Sabesqueunaetapadenuestravidaseacaba…—Sí,claroquelosé.—Yquenuestrarelaciónnopuedeseguircomohastaahora.Ellaguardósilencio.—En realidad te he traído aquí como una especie de despedida

apoteósicay triunfalpara loquehemossidoelunoparaelotrodurantetresañosymedio.—Sí,imaginabaalgoasí.—Hasta ahora hemos podido ser nosotros mismos, metidos en una

burbuja formada por la carrera, la facultad, los amigos… Hemosmantenidonuestrarelaciónalmargendetodolodemás:delafamilia,deconvencionalismos…solo túyyo,y loquesentimoselunoporelotro.Quieroquesepasquehansidounosañosmuyfelices,yséqueestetipodefelicidadnose repetiránuncamás.Quizáshabráotra,deotro tipo,peroestano.Susanaapartó lamirada tratandodemantener lacalmay laserenidad.

Ellasabíatodoaquello,selollevabarepitiendodurantetresañosymedio,y creía estar preparada, pero oírlo de su boca dolía mucho. Aun así,respondió.—Sí,Fran, losé.Mañana todoserádiferentey losdos tendremosque

enfrentarnosacosasnuevasydesconocidas.—Tendremos que ganarnos la vida, y que contar con los demás. Y

tenemosquetenermuyclaroloquequeremosparaelfuturo—siguióél—. La burbujamaravillosa ha estallado por fin, y debemos decidir quévamosahacerdeahoraenadelante.Eselmomentodetomardecisiones.SusanasentíalamiradaFranclavadaenella,mientrasmanteníalasuya

fijaenlalámpara,incapazdehablar.—¿Nodicesnada?—Tú lo estás diciendo todo, Fran.Yo pienso igual que tú, aunque no

puedoevitarsentirunpocodepenaportodoloquedejamosatrás.—¿Ycreesqueyono?—Leagarrólamanoylaapretóconsuavidad—.

Perootraetapanuevaymaravillosaseabreantenosotros,aunquenoseajusteexactamenteanuestrossueños.Susanasintióqueelmundosederrumbabaasualrededor,peroaguantó

eltipo.—¿Puedo preguntarte cuáles son tus planes para el futuro? —siguió

preguntandoFran.—¿Mis planes...? Trabajar. Ya se acabó la beca y no puedo seguir

viviendodemispadres.Tengoveinticuatroañosyeshoradequemeganeelpan.Ytútambién,aunquelostuyostenganmuchapasta.—Esopor supuesto.Nopienso seguirviviendodemipadreniundía

más.—Tengounaofertadetrabajo—dijoella.—¿Ya?—preguntóFran,frunciendoelceño.—DeBonetyRius.—¿DeBonetyRius?Peroesoestá…—EnBarcelona.Recibíunacartahaceunpardedías.Meofrecendos

mileurosalmesmásporcentaje, incorporacióninmediatayalojamientogratisenunhotelduranteunmes,mientrasencuentropiso.—¿Yvasaaceptarla?«Dímelotú»,ibaadecir.Peroselopensómejor.—Nolosé.Eslaúnicaofertaquetengo.Noesquemevuelvalocapor

irme a Barcelona, pero… si tuviera otra oferta, aquí en Sevilla, o máscercaalmenos,jamásmeiría.Aunqueganasemuchomenos.Eldineronomeimporta,puedovivirconpoco.Fran permaneció pensativo, sin hablar, durante unos larguísimos

minutos que a Susana se le hicieron interminables. Luego, haciendo unesfuerzo,dijo:—Peronosería justo,has trabajadomuchoparaeso.Nodebesperder

unaoportunidadcomoesta,Susana.Quizásnuncase tepresenteotra.Temerecestriunfar—leescuchódecirconvozextrañayronca.Susanaguardósilencio.Noeraesoloquequeríaoírledecir,sinoquele

pidiera que se quedara. Que la animara a buscar un trabajo en Sevilla,cercadeél.

—Barcelonanoestátanlejos—añadió,alverlacaraimpasibledeella—.Unanocheentren,unpardehorasenavión.Seguiremosencontacto.—No, Fran, sabes que eso no es cierto. Quizás al principio nos

llamemos con frecuencia, y nos veamos de vez en cuando, pero poco apoco el trabajonos lo impedirá, el vivir enmundosdiferentes nosharáalejarnos cada vez más. No quiero estar en Barcelona, esperando unallamadaquequizásundíanoseproducirá,ypreguntándomemilveceselporqué.Oqueseaalrevés.No,tienesrazón,laburbujahaestalladoynadalareparará.Ylonuestronopodrásobrevivirfueradeella.Sitenemosquesepararnuestroscaminos,prefieroqueseaaquíyahora.Cuandotodavíasomosfelicesynosqueremos.Queestanochesealoúltimoquerecuerdedeti.Yotambiénhesidomuyfelizcontigoestosaños,yséquenuncateolvidaré.Quierorecordartecomoalgohermoso,antesdequeladistancialoestropee.Nosdespediremoshoyalamanecer,yyomemarcharéporlanoche aAyamonte conmispadres, a descansar unpoco antesde irme aBarcelona. Y tú te irás pasado mañana a Londres como está previsto.Como todos losveranos, soloqueestaveznome llamarás,nihabráunregreso.Cuandovuelvas,yoyaestaréenBarcelonayhabrésalidode tuvida…Quizásundíanosencontremosenunjuzgado,ynostomemosuncaféjuntospararecordarlosviejostiempos.—Deacuerdo—dijoFrancon lavozvelada.Sevolvióhaciaellay la

abrazóconfuerza—.Peroaúnnohaamanecido…Hagamoselamorunavezmás…Unamás…—añadióconvozahogada.Susanasemordióloslabiosparanolloraryseaferróasuespaldacon

ladesesperacióndesaberqueseríalaúltimavez.Hicieron el amor lentamente, alargando los minutos, sintiendo cada

segundo,cadamovimiento,hastaquealfinal,incapacesdecontenerse,semovieron frenéticos uno contra otro, besándose como locos,mordiéndoseloslabios,clavándoselasuñasenlaespalda.Cuandotodohuboterminado,Fransedesplomósobreella,yhundióla

caraensucuello,conungemidoahogado,apretandoloslabioscontraélpara reprimir un sollozo. Susana levantó la mano, y se enjugódiscretamenteunalágrimaquelerodabaporlacarayquenohabíasidocapazdecontrolar.Después,permanecieronquietos, incapacesdehablardurantemuchorato.Franseseparóysetendióasulado,estrechándolaconfuerzacontrasu

costado, y cerró los ojos, fingiendo dormir. Susana le imitó, ypermanecieroncalladosyquietos,losdossabiendoqueelotronodormía,hastaqueunadébilluzblanquecinaempezóaasomarporlaventana.—Creoqueeshoradeirnos—dijoFran,soltándola—.Noquieroque

tengasproblemascontuspadres,sillegamostarde.—Sí,esmejormarcharnosya.Se vistieron en silencio y salieron del hotel cogidos de la mano.

Subieron al coche, y mucho antes de lo que Susana hubiera querido,llegaronasupuerta.SusanaalargólamanoparaabrirlaportezueladeOpelCorsa,incapaz

dehablarle,incapazhastademirarlo,tratandodeaguantareltipo.Sehabíaestadoprometiendodurantetodoeltrayectoquenoibaallorar,perosilemirabanoestabaseguradeconseguirlo.PeroFrannoladejóirsesinmás.Laagarróporelbrazoylesusurró:—Susana,sialgunavezmenecesitas,noimportalolejosqueestés,niel

tiempoquehayapasado…prométemequemellamarás.—Porsupuesto—admitióellasabiendoquenoeraverdad.Sinsoltarla,élalargólaotramanoyleacariciólacaraconlayemade

losdedos,comosiquisieragrabarlaparasiempreensumemoria.—Cuídate,¿eh?EnBarcelonahacefrío.Cómprateunabufandayunos

guantes.Ellasonrióantelasalida,yconlosojoshúmedos,lesusurró:—HastasiempreFran.Graciasporestosaños.Élinclinólacabezahaciaellaparabesarlaporúltimavez,peroSusana

seapartó,conscientedequesilohacía,ibaaagarrarseaélcontodassusfuerzasyasuplicarlequenoladejara.Susojosseencontraron.—No,porfavor…no.Él seapartóy le soltóelbrazoal fin.Susanabajódelcochemientras

susurrabaenvozapenasaudiblenisiquieraparaellamisma.—Vuelveatumundo,amormío.Franpermaneció, como solía hacer,mirándolamientras entraba en el

portalyseperdíaenelinterior,peroestavezconlamiradaempañadaporunvelodelágrimas,quealfinpodíadejarescapar,yunmontóndeplanesy propuestas para el futuro que ni siquiera había llegado a pronunciar.Después de la oferta que ella le había contado, ¿cómo iba a hablarle de

pedir un préstamo y abrir un bufete juntos en un pueblo, donde lainfluencia de su padre no pudiera afectarles? ¿Cómo iba a pedirle quecompartieraconélunavidallenadeprivacionesydificultades,conunossuegros que habían amenazado con joderle la vida profesional ycondenarlaatrabajarelrestodesusdíasencasosdepocamontaymenosdinero,despuésdelosesfuerzosquelehabíacostadohacerlacarreraconunabeca?SiseibaaBarcelona,llegaríamuyalto.Eramuybuena,muchomejor abogado que él, y en el bufete de Bonet y Rius no eran tontos.AunquesabíaqueJoanRiushabíaestudiadoconsupadreylaofertateníatodo el sello de que Francisco Figueroa estaba detrás, los catalanes noerantontosylapromocionarían,conscientesdesubrillantez.Prontoseríauna de lasmejores abogadas del país, estaba seguro. ¿Cómo coño se lehabíaocurridoenterrarsutalentoenunpuebloperdido,pormuchoquelaquisiera?Arrancóelcoche,conlaamarguradesentirquesussueñosdelatarde

anteriordeunfuturojuntos,sehabíanevaporadocomoelhumo,yensulugarsololequedabaladesesperacióndesaberquelahabíaperdidoConunafríadeterminación,arrancóelcocheyregresóasucasa.Cuandosubíaa suhabitación, lade suspadres seabrióy sumadre le

salióalencuentroenbata.—¿Dóndehasestado?¿Tienesideadelahoraquees?¿Nisiquierauna

nochecomoestapuedesllegaracasaaunahoradecente?¡Yvayaunacaraque traes! ¿Cómovas a ir así a la ceremonia?Espero almenos, quenovendrásborracho…Fran ignoró todas sus palabras y le preguntó señalando la puerta del

dormitorio.—¿Estádespierto?—Puesclaroqueloestá.Ningunodelosdoshemospodidopegarojo

pensandoenquequizánoapareceríasatiempo.FranentróeneldormitorioseguidodeMagdalena.Supadreestabaen

la cama, recostado contra las almohadas con un libro entre las manos.Clavóenélunosojosfríosyacusadores.—Enhorabuena.Hasganado.Medescubroanteti,abogadoFigueroa—

dijo con voz helada, tratando de no olvidar que aquel hombre era supadre,ycontrolandolosdeseosdedirigirsehaciaélymachacarlelacaraapuñetazos.

—¿Dequéhablas?—preguntóelhombrecerrandoellibroysentándoseenlacama.—BonetyRius…Unadelasjugadasmássuciasdetodatucarrera.No

meextrañaqueseastanrico,sitecomportasdeunaformatanrastreraenlostribunales.—Fran,nolehablesasíatupadre—dijoMagdalenaagarrándoleporel

brazoconbrusquedad.Élsesacudióconfuerza,soltándose,ylamiróporencimadelhombro.—¡Cállate!Estoesentreélyyo.FranciscoFigueroaclavóensuhijounamiradaasombrada,comosile

vieraporprimeravez.Fransiguióhablandoconunprofundodolorensuvoz.—PorDios, que no quisiera ser tu enemigo, si eres capaz de hacerle

estoatupropiohijo.—¿Quétehahecho,sipuedesaberse?—siguiódiciendosumadre.Fran

laignoróycontinuóhablandoasupadre,conunamiradadurayfríadesusojospardos.—Has ganado, he cortado conSusana.Y la he animado a aceptar ese

trabajoquelehasconseguidoenBonetyRius.—Hizounapausa,tratandodecontrolarsusemociones,ycontinuóconvozalterada—.Anocheibaapedirlequesecasaraconmigo.Inclusohabíacompradounosanillos…Ibaadesafiarte,apasardetubufeteenvistadequenoaceptabasmirelaciónconSusana,yautilizarlacasadelpuebloquemedejólaabuelaparaabrirun pequeño bufete en algún lugar pequeño y alejado, lejos de tuinfluencia…yempezarjuntos.—Lavozseleahogó,peroserehízoconunesfuerzo—.Peronocontabacontuastucia.Lajugadadeofrecerleeseempleo impresionante en Bonet y Rius ha sido magistral. A nadie queacabadeterminarlacarreraselepresentaunaoportunidadasí.Nohesidocapazdepedirlequerenunciaraaeso.—Nohubiera renunciado—dijoMagdalena—.Nopara irsecontigoa

morirsedehambreenunpueblo.—Síquelohubierahecho,soloestabaesperandounapalabramíapara

renunciar,peroyonolahepronunciado.Hesidotancabrónquenolahepronunciado. No he sido capaz de condenarla a seguir pasandoprivacionesyaenterrar su talentoysucarreraenun trabajoaburridoytedioso.Hasidounajugadamagistral,abogado.Meconocesbien,hijode

puta…Nuncateloperdonaré.Sumadreseinterpusodenuevoentrelosdos,diciéndolefuriosa:—¡Fran…!¡Vuelvoarepetirtequenolehablesasíatupadre!Élnoha

hechonadamásqueprotegertedeuna…EstavezFransedirigióhaciaellaconlosojosinyectadosdeunacólera

tal,queMagdalenaseasustó.—¡Cállate!Nolodigas.Nodigasunapalabrasobreellaonorespondo.Ellanolehizocasoycontinuó.—Esamujersolobuscatudinero,tuapellido…Noesnadie,pormucho

quetúdigasqueesunaestudiantebrillante.Sabequenollegarálejosellasola,quenecesitatuinfluencia.—Cállate, mamá. No puedes entenderlo. Tú necesitas dinero e

influencia,túhasvividotodatuvidaalasombradelapellidodetupadreydetumarido.Esossonlospuntalesdetuvida.Eresincapazdequerer,nisiquiera tienes sentimientos maternales, algo que toda mujer posee porinstinto…Nopuedes,nopodéisentenderloquehayentreSusanayyo.Yonohesabidoloqueesserqueridodeverdadhastaquelaconocí…Noteatrevasahablardeellaporqueolvidaréqueeresunamujeryqueeresmimadre.Noquierofaltartealrespeto,perositúselofaltasaSusana,tejuroquesaldréporesapuertaymeiréconella…yaldiablo todo lodemás.Novolverásaverme.—Vete,Magdalena,sal…—dijosumarido—.Elchicotienerazón,eso

esentreélyyo.Franintervino.—No,quieroquesequede,peroqueestécallada.Quieroquesepacómo

estánlascosas.—Apretólospuñosconfuerza,ysiguiódirigiéndoseasupadre—. Como te dije antes, has ganado. Ya tienes tu maldita tercerageneración de abogados Figueroa. Puedes añadirmi nombre a tu placa.Peronotrabajaréparati.Nuncamásmedirásloquetengoquehacer,nicómo.Nuncamásplanearásnadaparamí.Apartirdeahoramividamepertenece.Ymitiempo,misamistades…todo.Quieromipropiodespachoymispropioscasos,ylosllevaréamimanera,túnointervendrásenellos.Ymepagaráslosuficienteparapoderindependizarme,hastaquemehagaunnombreypuedadecidirmispropioshonorarios.Asistiréa tumalditacomidadegraduacióny seréamableyencantadorcon todos tusamigosabogados y clientes, y admitiré, aunque no lo sienta, que eres un padre

cojonudoyqueestoyorgullosodeti,talcomotodosesperan.Ysiemprelo haré así delante de todo el mundo. Os daré apariencia, ya que tanimportante es para vosotros. A cambio, quiero que dejes en paz aSusana…quelepermitasprogresarenelmundodelDerecho,yquenuncale pongas trabas… Ha trabajado muy duro toda su vida para llegar adondeestáynopermitiréquedestroces todossussueños,ni todosestosañosdeesfuerzo.Estassonmiscondiciones.Lastomasolasdejas.Sinoaceptas,asistiréalaceremoniadegraduación,pasarédetumalditafiestayrecogerémis cosas yme largaré dondenunca puedas encontrarme, y tejuro que nunca habrá una tercera generación de abogados Figueroa,aunquetengaquededicarmeavenderlibros.—Hijo,eresduroconnosotros…Lohicimosportubien.—Hetenidounbuenmaestro.Lotomasolodejas—añadiócortante.—Deacuerdo,aceptotuscondiciones.—Bien. Nunca volveremos a hablar de esto. Pero si tengo la más

mínimasospechadequehashechoalgocontraSusana…—Tedoymipalabra…ymipalabra…—Fransonrióirónico.—Sí,losé.Eresunhombredepalabra,aunqueamímehubieragustado

tenerunpadreconmenospalabraymásamor.Sediolavueltayañadiómientrassalíadelahabitación.—Voy a dormir un par de horas, me espera un día muy duro.—Se

volvióhaciasumadre—.DileaManoliquemellamealasdiez.—Notedarátiempoadarteunaducha,laceremoniaesalasdoce,pero

tienesqueestaralasonceymediaenlaFacultad.—Yameheduchado—dijocortante.—¿Dónde?—Noteimporta.Nadadeloquehagaapartirdeahora,teimporta.Salió de la habitación. Su padre le miró con aspecto abatido, pero

Magdalenasesentóenelbordedelacamayledijo:—Ya se le pasará. Solo está ofuscado.Ya sabes cuánto lemolesta no

salirseconlasuya.—Esoespero.—¡Bah,soloestáencoñadoconesaniñata!Encuantolatengalejosyse

vealibreeindependienteycondinero,estaráenlagloria.Laolvidaráendosdías,yestoyseguradequealfinalnosloagradecerá.

—¡Ojalá!

SusanaentróenelpisoyMerchelesalióalencuentro.Lacarallenadelágrimasdesuhermanaledijoloqueibaapreguntar.Sindecirpalabra,laabrazó y la acunó como cuando era pequeña. Pero Susana ya no erapequeña y siempre había sabido superar el dolor. Tras unos brevesinstantes de fuertes sollozos, se recobró lo suficiente para contarle aMerche loocurridoyparaestarserenacuandollegaransuspadres.Paraellos ese día era importante y especial, y también para ella, aunque sucorazónestuvierahechopedazos.Setomólatilaquesuhermanalepreparó,escribiólacartaaceptandoel

empleo de Bonet y Rius, y cuando sus padres llegaron, les recibiósonrienteyanimosa,preparadaparasudíaespecial.Habíadecididoquedespués,aquella tarde,semarcharíaconellosa la

playa para descansar, y sobre todo para no tener cerca la tentación dellamaraFranyverleporúltimavez.

Capítulo33

Alasonceymedia,sereuniósonrientecontodossuscompañerosquesegraduaríancomoellaenelpatiodelafacultad.Enesepatio,bordeadodecolumnas,quehabíasidodíaadíaescenariodesurelaciónconFran,enesepatiotanllenoderecuerdosyqueveíaporúltimavez.Secontroló.Noibaaderrumbarseallí,nodelantedetodos.Bromeó con sus compañeros, especialmente con Inma, que estaba

guapísimaconsutogaroja,conelpelorubiocayéndolesobrelaespalda.Franbrillabaporsuausencia.Alfinllegó,apenasdiezminutosantesdequeentraranalsalóndeactos.

Guapoe imponentecon su toganegra, el rostrogravey sereno, sinesachisparisueñaquesiemprebrillabaensusojospardos.Noseacercóaellade inmediato, sino que se entretuvo en saludar a otros compañeros. Elfotógrafolesreunióatodosparaunafotoengrupo,ydespués,mientrassedirigíanalsalóndeactosdondeseibaacelebrarlaceremonia,Fransecolocóalfinasuladoyledijobajito:—Estásguapísimaderojo…Esecolortedaunairemajestuoso.Lleva

algo rojo cuando estés en los tribunales y no habrá nadie que puedacontigo.—Loharé.—¿Hasdescansado?—Sí—mintió—.¿Ytú?—También.Ydespuésentraronalsalónysesentaronaambosladosdelescenario,

los hombres a un lado, las mujeres en el otro, dividiéndolo en dosmanchasdecolor,rojoynegro.SusanasesentójuntoaInma.Alfondodelescenario,entrebastidores,

veía a Raúl, cámara en mano, y al resto de la pandilla, que se habíancoladoparapresenciarlacelebracióndesdeunlugarprivilegiado.Se esforzó por mirar al decano y atender a su discurso y a sus

felicitaciones,peronopodíaevitarqueconstantementesumiradasefuerahacia Fran, que estaba sentado casi enfrente de ella y que estaba

aparentementependientedeldiscurso.EstefinalizósinqueSusanaapenashubieraescuchadosucontenido,yacontinuaciónempezaronanombraralos alumnos por orden alfabético, que desfilaron ante el estradorecogiendoeltítuloydirigiendounaspalabrasalpúblicoqueabarrotabaelsalón.Franfuedelosprimeros,ySusanasesintióorgullosacuandoleviolevantarse,imponente,yavanzarhaciaelcentrodelescenario.—Estáguapo,¿eh?—lesusurróInma.Ellaasintió,incapazdehablar.Fran recogió la cartulina simbólica y estrechó lamano del decano, y

después se dirigió hacia el público dispuesto a pronunciar su pequeñodiscurso.—Noreiterarélaspalabrasdemiscompañerosdiciendoqueesteesun

día importante en mi vida; eso es obvio. Pero sí quiero hacer constarpúblicamente, que debo este título que hoy recojo a una compañera quetambién se gradúa hoy—dijo volviendo la cara hacia el grupo que seencontrabaasuizquierdayfijándolaenSusanaporunosinstantes—.Sinsuayuda,apoyoypaciencia,nuncalohabríaconseguido.Inmalediounligerocodazoylesusurró:—¡Vaporti!Susananocontestó,yconlosojoslevementeempañadosdelágrimas,le

viovolverasituarseensusitioyesperópacientementeelturnodeInma.Este se produjo dos chicos y tres chicas después. Susana le apretó la

mano levemente justo antes de que la nombraran, y sintió la pequeñaagitaciónentrebastidoresyvioaRaúl,haciendofotossinpararmientrassunoviaseacercabaaldecano,recibíaelapretóndemanosypronunciabasudiscurso.—Hasidounlargocaminoparamíelllegarhastaaquí,peroalfinsoy

abogado. Es la primera cosa difícil que he tenido que hacer en la vida,perohecontadoconelapoyoyelcariñodemuchagente.Atodosellos,gracias.Un estruendoso aplauso, proveniente del fondo del escenario, hizo

sonreíraSusana,quesepreparóparasernombradadespuésdelchicoquesiguióaInma.Cuando escuchó su nombre y la mención especial de haber sido la

primeradelapromociónyoyó,aligualquecuandosalióInma,elfuerteaplauso que sus compañeros le dedicaban, se levantó con los ojoshúmedos y una intensa emoción oprimiéndole el pecho, y con paso

temblorososedirigióhaciaeldecano.SentíaclavadaenellalamiradadeFran y sabía que él se sentía tan orgulloso como ella minutos antes alverleaél.Recogióeltítuloyseenfrentóalmicrófonoyalasalallenadegente,y

murmuróconvozvelada:—Aunquesuenerepetitivo,hoyesundíaimportanteparamí.Hesoñado

conserabogadodesdequetengousoderazón.Quierodedicarmitítuloamis padres que han tenido que hacer muchos sacrificios para que loconsiga.—LavozselequebróysumiradasecruzóconladeFranquelesonreía con una expresión de orgullo en la mirada—. También se lodedicoa toda lagentequehahechodemividaen la facultadunaépocafeliz.Yati…—añadióbajitoconlavistaclavadaenFran,yasindisimulo,apenasunlevemovimientodeloslabios,quesupoqueélhabíaentendido,porquesucarase relajóporprimeravezesamañanaparadedicarleunasonrisaabiertaycálida.Regresó a su sitio y fue incapaz de prestar atención al resto de la

ceremonia.Comounazombiviodesfilaralosalumnosquefaltabanporgraduarseysepreparómentalmenteparalosmomentosfinales.SabíaquesumadreyMercheestarían llorandoamoco tendido, todas

eranmuylloronasensucasayseemocionabanfácilmente.Cuando el acto terminó, y antes de que pudieran bajar del escenario

parasaludarasus familiares, toda lapandillasaliódesuesconditey lesrodeó,felicitándolos.RaúllehabíadejadolacámaraaCarlosyseabrazófuertementeaInma,levantándolaenvilo.—Estoyorgullosodeti,preciosa—ledijobesándolaenlacara—.Yte

prometoqueenseptiembreyoestaréaquí.—Mástevale.—Unafotodetodosnosotrosconloshomenajeados,porfavor—dijo

Carlos entregándole la cámara a un chico, antes de que se bajara delescenario.MaikaseacercóaSusanayledijo.—Undiscursoprecioso,Susana.YeldeFrannodigamos,¿eh?—Sí.—Venga,lafoto—apremióCarlos.Fran se colocó entre Inma y Susana, y Maika y Lucía se situaron a

ambos extremos. Delante, agachados en el suelo, se colocaron Raúl,

CarlosyMiguel.Unavezelflashsehubodisparado,elgruposedisolvióyempezarona

felicitarlesatropelladamente,hastaqueSusanasintióquenopodíamásytratódeescabullirsecomopudo,antesdequenadiesedieracuentadequeFranyellanisiquierasehabíanhablado.Enaquelmomentonosesentíacapazdecontarallíenmedio,ysobretododelantedeél,quelarelaciónhabíaterminado.Bajabalosdosescalonesqueseparabanelescenariodelasaladondela

aguardabasufamilia,cuandoRaúlsediocuentadequesemarchabaylasiguiócogiéndolaporelbrazo.—Eh,eh…Noteescapes…¿Dóndevas?—Aabrazaramifamilia.—Esperaunsegundo,tienesquehacerteunafotoconFran.Luegoserá

muydifícilpillarosalosdosjuntos.—No,Raúl,noquierohacermeunafotoconél.Yatenemosunadetodo

elgrupo;conesaestábien.—¿Que no quieres hacerte una foto con Fran? ¿Por qué? ¿Estáis de

morrosquizá?Vamos,nodejesqueunadiscusiónevitelaposibilidaddetenerunafotodelosdosenundíacomohoy.Cuandoseospaseelenfado,tearrepentirás.Susanatragósalivaydijo:—Una foto mía y de Fran ya no tiene sentido, Raúl. Él y yo ya no

estamosjuntos.—¿Qué?Estásdecoña,¿no?—No.—¿Desdecuándo,joder?Sianocheteibaa…Susana le interrumpió antes de que dijera algo que le produjeramás

dolordelqueyasentía,ydijo.—Ayerfuimosacenarjuntosyhemospasadounanocheinolvidableen

elhotelAlcora.Enunasuiteincreíble.Perohemoscortadodespués…estamañana.—¿Tehadejado?Serácabrón…—No, lo hemos hablado y hemos decidido cortar los dos, de mutuo

acuerdo.YoheencontradounmagníficotrabajoenBarcelonayeshoradesepararnuestroscaminos.Hemosquedadocomoamigos,yyo lequiero

mucho… pero no deseo hacerme una foto con él; una foto de pareja,porqueyanosomospareja.¿Loentiendes?—¡No,quécoñovoyaentender!Siestáiscoladoselunoporelotro…

Siayerélpensaba…—Calla,nodigasnadamás,porfavor.Noquierosaberlo.Hoyesundía

difícilparamí, tengoqueaguantarel tipoysisigueshablandonopodréhacerlo—ledijo—.Tambiénesdifícilestoparaél.Túeressuamigo…ayúdaleasuperarlo—añadióconlosojosbrillantes.—Loquevoyesadarledoshostias,almuyimbécil.—No lo hagas, es lo mejor para los dos. De verdad que lo hemos

dejadodemutuoacuerdo.Raúlmoviólacabeza,dubitativo.—DespídemedeInmaydilequeyalallamaré.Yahora,simedisculpas,

voyaabrazaramifamilia.Llevanunratoesperando.Se alejó rápida hacia las butacas donde sus padres,Merche e Isaac la

esperabanimpacientesyemocionados.Comohabíaesperado,sumadrelloróconfuerzacuandolaabrazóyle

dijoentrelágrimas:—Estoymuyorgullosadeti,cariño.Después abrazó a su padre, y al fin recibió el abrazo cómplice y

confortador deMerche. Pero esta se separó bruscamente y le hizo unaseña con la cara de quemirase hacia atrás. Susana se dio la vuelta y seencontróconFran.—Enhorabuena, empollona… —dijo acercándose y abrazándola con

fuerzatambién,sinqueleimportasequesuspadresestuvierandelante.SusanaaspiróporúltimavezelaromaaHugoBoss,ysintiendoqueno

podíaaguantarmás, llorósuavementesobresuhombro,mojando la teladelatoganegra.—Eres una condenada llorona —dijo Fran en su oído, con una voz

también ronca y emocionada—. Tienes que controlar eso, no puedesecharteallorarenlostribunales.—Locontrolaré,perohoynopuedo…Hoyesundía…—Losé—dijoacariciándoleelpelo.Lerozólacaraconloslabios,en

unacariciatiernaysuaveydespuéslasoltó,volviéndosehacialospadresdeSusana.

—Disculpenque haya interrumpidouna escena familiar. SoyFran, uncompañero de Susana. Ellame ha dado clases durante toda la carrera yhemos formado parte del mismo grupo de estudios. No podía irme sinfelicitarlamuy especialmente. Yo sé lo importante que es para ella estemomento.—Tambiénparatiloserá—dijolamujer.—Sí, claro, también para mí. Bueno, no les entretengo más, ya me

marcho.Disfrutendesucomidafamiliar,amímeesperamipantomima.Adiós,Susana,hastasiempreyduroconloscatalanes.—Hastasiempre,Fran.PorunmomentosusmiradassequedaronprendidasySusanatuvoque

darselavueltaparamantenereltipo.—Vamos, nena, anda —le dijo Merche agarrándola del brazo y

empujándolasuavementehaciaelpatio—.Vámonosacomerquemeestoymuriendodehambre.Se dejó llevar, sin volver la vista atrás, tratando de contener las

lágrimasqueseguíanquemandoensusojos.Fran sehabíaquedadoen el salón.Suspadres estaban saludandoaun

profesorquerecordabandesuépocadeestudiantes,yélseunióaellos,seguramente para escuchar una vez más que era la viva imagen de supadrecuandoerajoven.Ypensóquedemayor,élnoseconvertiríaenelhombredesalmadoqueteníadelante.Yquecuandotuvierahijos,seríaunpadrecompletamentedistinto.Susanasalióalpatio,yallevantarlavistasesorprendióalverlafigura

deunamujeralta,quesalíaapresuradamenteymedioaescondidasentrelascolumnas.—Esperad un momento —le dijo a su familia y se apresuró a

alcanzarla.—Manoli…—dijocolocándoleunamanosobreelhombro.Lamujersevolvió,yellaseencontróconsumirada,llenadeemoción.—Hola,niña.Enhorabuena.—Gracias.¿Dóndeestabas?Notehevistoenelsalón.—Estabaalfinal,escondidadetrásdelapuerta.—¿Escondida?¿Porqué?—Aellos no les parecería bien que yo estuviera aquí. Pero nome lo

podíaperder…Esniniño.Yesteesundíamuyimportanteensuvida.Yenlatuya.—Sí que lo es. Pero no has debido esconderte. ¿Fran sabe que estás

aquí?—No,ynodebesdecírselo.Sesentiríamuymalsisupieraqueheestado

ocultándome,peroesmejorasí.Nosquitamosproblemaslosdos.Yyamevoy,tengounaenormecocinaqueterminardeorganizarparaelalmuerzodehoy.Nopuedocorrerelriesgodequelleguenantesqueyo.—AFranlegustaríasaberquehasestadoaquí.—No,niña,noselodigas.Yatienebastantesproblemasencasacomo

paraquesepeleeconsuspadresademásporesto.Prométemequeno ledirásnada.—Nopodría aunquequisiera.Élyyoyanoestamos juntos,novoya

verlemás.—Demodoquealfinlohanconseguido…—¿Quéhanconseguido?—Quetedeje.—Frannomehadejado.Lohemosdecididodemutuoacuerdo.—Comprendo.—Aligualquetú,yotambiénlequieromuchoyloúltimoquedeseoes

serunproblemaparaél.Manoliclavóenellaunosojosllenosdecariño.—Túnoeresunproblema,ereslomejorquelehapasadoensuvida.El

problemaselogeneranlosdemás.Peroél tambiéntequiere,¿sabes?Tequiere mucho. Ha luchado por ti con uñas y dientes. Esa casa es uninfiernodesdehaceunpardemeses.Broncas,amenazas…Llevasemanascomiendosoloenlacocinaysinsalirdesuhabitación.Casinosehablaconsuspadres.—¿Pormí?—Porsupuesto,por ti.Dejarondedarle laasignación, leamenazaron

connodejarle trabajarenelbufete,sino tedejaba,yhastaconusarsusinfluencias para que tú no encontraras trabajo en la ciudad, ni en losalrededores.Hatratadodesesperadamentedehacerlescomprenderquetúereslamujerdesuvida,peroveoquealfinhanganado.Susana sintió que aquellas palabras ayudaban amitigar su dolor y su

tristeza,yledabanfuerzasparaseguiradelante.—Gracias por decírmelo. Yo no quiero que sea desgraciado por mi

culpa. Él también ha trabajadomuy duro para conseguir el título. Tienederechoasupuestoenelbufetedesufamiliayatenerunavidatranquila.Y probablemente lo nuestro no hubiera funcionado fuera de la facultad.Estoquemehasdichomedafuerzasparairmelejos,paradejarlelibre.Lamujerlaabrazó.—Tengoqueirme,notardaránensalir.Tengountaxiesperándomeen

lapuerta.—Yotambién,mispadresmeesperan.Cuidadeél,¿vale?Yonoestaré

aquíparahacerlo.—Siempre…Esminiño.Ymehubieragustadoque tú fuerasminiña

también.—Amímehubieragustadoquefuerasmitata.Adiós.—Adiós,niña.Vio cómoManoli se perdía entre la gente que salía de la facultad. Se

reunió con su familia con nuevas fuerzas. La conversación la habíaconvencido aúnmás de que debía terminar conFran, pormucho que lecostara.Pormuchoquelescostaraalosdos.Teníaquereconocerqueporunmomento había flaqueado cuando él la había abrazado unosminutosantes,yestuvotentadadellamarleaquellanocheydecirlequequeríaquesiguieranencontactoaunqueellasemarcharaaBarcelona,queintentaranseguirconsu relaciónaunque fueraamilkilómetros.Peroahoraestabamás convencida que nunca de que eramejor no hacerlo.De que debíancortar y tratar de pasar página y seguir con sus respectivas vidas porseparado.Esta convicción le dio ánimos para estar animada en el restaurante y

disfrutardelacomidafamiliar,aunquenopudoevitaracordarsedeFranydesentirlástimaporél,quenopodíaahogarsudolornisutristezaenlacalidez de su familia. Él solo tenía aquella tarde un frío almuerzo deabogadosyunatensarelaciónconsuspadres.LavozdeMerchellenandosucopayproponiendounbrindislasacóde

sumomentáneaabstracción.Lesonrióagradecidaybebió.Cerrólosojosy se prometió a sí misma empezar a olvidar a Fran desde ese mismomomento.Nadadeacordarsedeél,nadadenostalgianirecuerdosdeesostres años y medio. De ahora en adelante, familia y trabajo… mucho

trabajo.

Incapazde reunirse con sus amigasparaunaúltima sesiónde«chicassolas»,comoteníanpensadohacereldíasiguiente,yvolveracontarydarexplicacionesdesurupturaconFran,lasllamóporteléfonoysedespidiódeellasesamismanoche,yaldíasiguientesemarchóconsuspadresaAyamonte, permaneciendo allí diez días más, hasta que tuvo queincorporarsealtrabajo.

Capítulo34

Barcelona.Abrilde2006Sumidaenlosrecuerdos,nosediocuentadequeeltiempopasabayse

acercabalahoradealmorzar.Teníaquesobreponerseyllamar.Nopodíaarriesgarseaqueelbufetecerraraynoledierancitaparaeldíasiguiente.Podía solventar el tema simplementepidiéndolehora a la secretariay

limitándose a dejarle a ella el sobre que Joan Rius le había dado, sinmencionarsiquierasunombre;peroteníaqueserhonesta.NopodíapasarporelbufeteFigueroasinsaludaraFran.Siélseenterabapodíacreerqueleguardabaalgúntipoderencor,ynoeraasí.Solo tenía miedo, pánico de volver a verle. Toda su fortaleza, su

desenvoltura se había hecho añicos un rato antes al escuchar el apellidoFigueroa.NosabíanadadeFrandesdejuniodel2002.SolohabíallamadoaInma

varias veces al principio de irse a Barcelona y ambas habían evitadocuidadosamente el tema de Fran y su repentina ruptura. Y últimamentehabía estado tan ocupada que había perdido el contacto con todos susantiguoscompañeros,aunquequizásestosedebieraamiedoasaber,másqueaotracosa.Alfinsedecidióallamar.Ellanoeraunacobarde,nuncalohabíasido,

ymenostratándosedeFran.Teníaquellamarleaél.Selodebía.Sesirvióunvasodeaguadelabotellaquehabitualmenteteníasobrela

mesa ymarcó el número con dedos temblorosos. Sin embargo, su vozsonófuerteyseguraalhablar.—BufeteFigueroa—dijounavozagradabledemujeralotroladodel

hilo.—Buenos días. Llamo desde Barcelona, del bufete Bonet y Rius.

QuisierahablarconelseñorFigueroa,porfavor.—¿Padreohijo?—Hijo…aserposible.—Enseguidalepaso.Trasunosbrevessegundosdeespera, lavozsuaveybientimbradade

Franlagolpeóconfuerza,ahondandoensusrecuerdos.—FranciscoFigueroaalhabla.—Hola,Fran.Sehizounsilencioqueduróapenasunossegundos.—¿Susana?¿Erestú?—Vaya,mehasreconocido.—Porsupuestoquetehereconocido.¿Cómopodíasdudarlo?Sehizootrabrevepausa.Susanatomófuerzasparaseguirhablando.—¿Cómoestás?—Muybien.¿Ytú?—También.—Yameheenteradodetuséxitosporesastierrascatalanas.Yasabíayo

queteibasacomerelmundo,chiquilla.—¡NoirásadecirmequemifamahallegadohastaSevilla!Miéxitono

hallegadoatanto.—Alguienmeenseñóhacealgúntiempoqueconvieneestarinformado

de los casos que se juzgan en la actualidad. Siempre se puede aprendermuchodeellos.—¿EstásaltantodeloscasosquesejuzganentodaEspaña?—Solo algunos. Los importantes. Seguí tu actuación en el caso

Maqueda,haceunpardeaños.Fuegenial.Mesentímuyorgulloso.ElcasoMaquedahabíasidoelprimercasoimportantequeSusanahabía

llevado sola, y había ganado cuandonadie pensabaquepudiera hacerlo.Habíaconseguidounaindemnizaciónmillonariaquehabíadadounbuenempujón a su cuenta corriente, y había hecho saltar su nombre delanonimato.Desdeentonces,elascensohabíasidocontinuo.—Gracias.Sehizootro silencio queSusana rompió exponiendo elmotivode su

llamada.—TehellamadoporquevoyairaSevillaestefindesemanayJoanme

haencargadoqueoslleveunosdocumentossobrelaempresaMinotyCia.—Sí,sonclientesdemipadre,losestáesperando.Peropensábamosque

losenviaríanpormensajero,comootrasveces.—Estavezserápormensajera.Aprovechanqueyovoya irmañanay

quieren que los entregue en mano. ¿Podríais darme hora? Sé que eso

probablemente lo hace la secretaria, pero he querido aprovechar parasaludarte.¿Debohablarloconella?—Por supuesto que no. Tú no necesitas pedir hora para venir aquí,

Susana.Enelmomentoenquepiseselbufete,serásrecibida.—Gracias.Tancumplidocomosiempre.¿Osvienebienalascinco?—¿Delatarde?Notrabajamoslosviernesporlatarde,nosvamosalas

dos.Perosinopuedespor lamañana,yopasaréa recogerlosdondemedigas.—No te preocupes. El avión llega a las doce y media. Isaac estará

esperándome y le diré que me lleve directamente al bufete desde elaeropuerto.¿Seguísenelmismositio?—Sí.—Bien,calculoquesobrelaunaolaunaymediaestaréahí.Esperoque

nonosencontremosconningúnatasco.—Notepreocupes.Siteretrasas,teesperaré.—Deacuerdo.Hastamañana.—Hastamañana.Colgó.Lasmanosletemblabancomosifueraunacríacuandosevolvió

aservirotrovasodeagua.Suvozcálidalehabíatraídotantosrecuerdos...HabíahabladoconFrancomosiacabaradeverleeldíaanterior,comosino hubieran pasado tres largos años desde que se despidió de él en elsalóndeactosde la facultad,ambosvestidosconsus flamantes togasdeabogado.

Capítulo35

Sevilla.Abrilde2006Eralaunayveintecuandoempujólapuertaenlaquefigurabaunaplaca

conlosrótulos:

FranciscoFigueroaLuqueMagdalenaRoblesdeFigueroaFranciscoJavierFigueroaRobles

Abogados

Con un elegante traje pantalón rojo oscuro, camisa salmón y unportafolios negro de bandolera a juego con los zapatos, la Susana queentróenelbufeteenpocoseparecíaalachicaalaquesiempreselehabíanegadoelaccesoalmismo.Sinembargo,yapesardequenuncalohabíavistopordentro,eratalycomoseloimaginaba.En una entrada, amueblada con el estilo sobrio y lujoso que

caracterizaba el gusto de Magdalena, la recibió una mujer de medianaedad que rezumaba eficiencia y tenía el aspecto físico pulcro y pocoatractivo, como si hubiera sido elegida porMagdalena en persona paraquenolehicierasombra.—Buenos días—saludó—. Soy Susana Romero, de Bonet y Rius. El

señorFigueroameestáesperando.—Sí, en efecto. Ha dicho que la hiciera pasar en cuanto llegase. Por

aquí,porfavor.Lasiguióporunlargopasillohastaunapuertaqueabriódespuésdedar

undiscretogolpeenella.Fran,sentadodetrásdelamesa,yvestidoconunpantalónnegroyuna

camisablancacondiscretas rayasgrises,conelcuellodesabrochado,selevantórápidoparasalirlealencuentro.—Susana…—Hola,Fran.

La secretaria se marchó dejándoles solos y cerrando la puerta a susespaldas.Fransedetuvoanteellaymirándolaintensamenteconsusojospardos,

lepreguntó:—¿Debotendertelamano,opuedodarteunabrazo?—Claroquepuedesdarmeunabrazo.Él la abrazó con fuerza durante unminuto, y el olor aHugoBoss le

llenólossentidos.Sinembargonosepermitiósucumbiralaemoción,yal separarse comentó lo primero que se le ocurrió, para romper elembarazosomomento:—VeoquesiguesusandoHugoBoss…—Soyunclásico.Perotúsiestásmuycambiada—dijocogiéndolelas

manosycontemplándoladepiesacabeza—.¿Ytusgafas?—Ya tedijequecuandoganasedinero,unade lasprimerascosasque

ibaahacereraoperarmelavista.Adiósalasgafasparasiempre.—Estásguapísima…Siempretehasentadobienelrojo.—Tengomucharopadeesecolor.Túmeaconsejastequelousara,yyo

siempre he confiado en tu buen gusto. En realidad, ahora tengo mucharopa de todos los colores. El bufete es muy exigente en lo tocante alvestuariodesusempleados.Esloqueseesperadeunabogado.—Sí,dímeloamíqueodio los trajesy losusosiemprepara trabajar.

Pero no me siento cómodo con ellos. Siempre que puedo, me quito lachaqueta y la corbata—dijo señalando ambas prendas, colocadas en unpercheroenunaesquinadeldespacho.Susanaclavólamiradaen lasmanosdeFran,queaúnteníaagarradas

lassuyas,dededoslargosysuavesypudoverquenohabíaningúnanilloenellas.Aunqueesonosignificabanecesariamentequenotuvierapareja,respiróaliviada.Aldarsecuentadesumirada,lasoltó.—Siéntate—dijoseñalandounasillafrentealasuya,alotroladodela

mesa.—Nopuedoquedarmemuchorato.Isaacestáabajoesperándomeconel

cocheendoblefila.Yasabescómoesaparcarporaquí.—¿SigueconMerche?—Se casaron hace dos años y ahora han tenido un niño.Yo vengo a

conocerlo.—Esoesestupendo.Dalesrecuerdosdemiparte.Ytú,¿estáscasada?—Notengotiempo,trabajodíaynoche.Ningúnmaridoaguantaríami

ritmodetrabajo.¿Ytú?—preguntótratandodequesuvozsonaranormal.—Tampoco.Susanaabrióelportafoliosysacóunacarpetallenadedocumentos.—Estoesparati.—Enrealidadesparamipadre.Élsehamarchadoya.Bueno,tengoque

confesartequenolehedichoqueibasatraerlos,queríarecibirteyo,sinqueél estuvieradelante.Supongoque teda igualdármelos amí.Yomeencargarédehacérselosllegarellunes.—Yo también prefiero hablar contigo sin que él esté delante.

Compruebasiestátodo.—Seguroqueestará.Eresmuyconcienzuda.—Compruébalo.Tendrásquefirmarmeunrecibo.—Deacuerdo.Siguessiendolamisma.—Haycosasquenocambian,aunqueteopereslavista.Genioyfigura.Durante unos minutos Fran revisó los papeles. Después cogió el

teléfono.—Maite,preparaelreciboparaBonetyRius,porfavor,ypásameloala

firmaencuantoestélisto.Colgó.—Notardará.Maiteesmuyeficiente.¿Quierestomaralgomientras?—No,gracias.Esunahoraunpocorara.—¿Rara?Eslahoraperfectaparatomarunacerveza.Nomedirásque

yanolohaces…—No,allínoescostumbre.—¿Cómotellevasconloscatalanes?—Bien.Sonserios,peroyotambiénlosoy.—Túnoeresseria.Bueno,quizássí,paralosquenoteconocen.—Eneltrabajolosoy.—Sí,imaginoquesí.—¿Yportucasaquétal?¿Tuspadres?—Estánbien.Mimadreyanoviene tantoporelbufetecomoantes.Y

solo se ocupa de los casos que le apetece, pero entre mi padre y yologramossacareltrabajoadelante.—¿Tehasadaptadobienatrabajarconél?—No, no trabajamos juntos.No se puedemezclar el agua y el aceite.

Cada uno lleva sus propios casos y el otro no suele intervenir, salvoalgunaconsultaoalgomuyespecífico.—¿Ylagente?¿Sabesalgodeellos?—Por supuesto. Inma y Raúl se fueron a vivir juntos al terminar la

carrera,Ambos trabajan en el bufeteHinojosa, aunqueRaúl solo por lamañanaporqueestápreparandolasoposicionesalajudicatura,quesalenelañopróximo.Voyconfrecuenciaacenarasucasa.—¿YMaika,Lucía…?—TodoserandefueradeSevilla,yunavezquesemarcharon,perdíel

contacto.Tengoquereconocerquefueculpamía,peroInmaséquesigueencontactoconalgunos.Puedespreguntarleaella,siquieres.Tedarésuteléfonoporsiteapetecellamarles.Sealegraránmuchodesaberdeti.Lasecretariaentróllevandoundocumentoenlamano.Franlofirmóy

selotendióaSusana.—Turecibo—yañadiómirandolahora—.Puedesmarcharte,Maite,ya

sonlasdos.Yocerraré.Buenfindesemana.—Gracias,señorFigueroa.Igualmente.—Yotambiéntengoqueirme—dijoSusanalevantándose—.Nopuedo

seguirteniendoaIsaacaparcadoendoblefila.Sileponenunamultapormiculpanomeloperdonaré.Ahoratienenotrabocaquealimentar.—Bien. —Se levantó a su vez y se acercó a ella para despedirse—.

Oye… ¿Crees que podrías alejarte de tu sobrino por unas horas paraalmorzar o cenar conmigo? Me gustaría que charláramos con mástranquilidad.—Claroquesí.—¿Cuándotevienebien?—Amímedaigual,cuandotúquieras.—¿Estanoche?—Bueno.—¿Teparecebienalasochoymedia?—Deacuerdo.¿Dónde?

—Dameladirecciónyyo iréabuscarte.PorquesupongoqueMerchenoviveenelmismositio.—No, se compraronuna casa enBormujos.Peronohace falta que te

desplaceshastaallí,hayunabuenacombinacióndeautobuses.—Nihablar.Iréabuscarteyasíaprovechoparasaludarlesyconoceryo

tambiénaesenuevomiembrodelafamilia.—Deacuerdo.Telaapuntaré—dijocogiendounadelashojasdelbloc

denotasquehabíasobrelamesa.—Ytuteléfono,porsiacasomeretrasara.—Deacuerdo,tambiénmiteléfono.—Tentúelmío.Esteeselmóvilyesteelfijo.—¿Yanovivesenelmismositio?—preguntómirandoelprefijo.—No. En cuanto empecé a trabajar me independicé. Ahora tengo un

áticoenTrianaconunaterrazaincreíble.—¿Paratisolo?—Nopudoevitarpreguntar.—Para mí solo. Manoli viene una vez por semana para limpiar y

cocinaryluegoyovoycalentandotodoloquedejaenelcongelador.—¿Siguessinsaberfreírunhuevo?—Tantocomoeso,no,perococinar,cocinar,tampoco.Lomíosonlas

barbacoas,yalosabes.SusananopudoevitarrecordarelviajeaElBosque,dondeseencargó

deprepararlacarne.—AManolileencantacuidarme.Yohetratadodequemedejecontratar

aotrapersonaparaque limpie,perosiempremesaltaconquesiquierolibrarmedeella.Yenrealidadamímegustaquevenga.Comemosjuntosesedíaycharlamos.Deti,aveces.Mecontólodeldíadelagraduación.UnaligerasombracruzóporlosojosdeSusanaalrecordaresedía,y

Fran,dándosecuenta,cambiódeconversación.—Bueno,noteentretengomás.Teveréestanoche.—Hastaluego.Laacompañóhastaelascensoryluegoseasomóalaventanaparaverla

salir del edificio, cruzar la calle y subir al pequeño Toyota que habíaaparcadoenlaaceradeenfrente,endoblefila.Eldespachosehabíallenadoconsupresencia,yélsesentíasumamente

alterado. El breve abrazo, tocar sus manos, escuchar su voz, habían

activado recuerdos que jamás se habían borrado y sacado a la luzsentimientos que siempre habían estado ahí, aunque hubiera logradoesconderlosenunrincónapartadodesualmaydesumente.Cogió la carpeta de documentos y la llevó hasta el despacho de su

padre, dejándola sobre la mesa vacía. Fran se había alegrado de quetuviera que ocuparse de un asunto que le había hecho salir a mediamañana.NoqueríaqueseencontraraconSusana,yélnopensabadecirlequeellahabíaestadoallí.No le había perdonado que se interpusiera entre ellos y le hubiera

obligadoasepararsedeellaparanodestrozarsucarrera.Nuncahabíantenidounarelaciónfuertepadreehijoantes,perodesde

aquel momento, la poca que había se había terminado. Él se habíamarchado de casa inmediatamente. Cuando sus padres regresaron deLaredoaquelverano, él ya sehabíamudadoaunpiso alquiladoypocodespuéssehabíacompradoeláticodondeahoravivía.Ydesdeentoncesletratabamáscomoauncompañerode trabajoquecomoaunpadre,ysurelación se limitaba a temas estrictamente profesionales. Se presentabapuntual el lunes en el despacho y se marchaba el viernes, sin hacercomentario algunode cómo, dóndeo conquién pasaba su tiempo libre.Ibaa comer conellos enNavidadoen los cumpleaños, comosideunavisitadecumplidosetratara.Miróelreloj.Pasabandelasdosymedia.Cerróeldespachoysefuea

sucasa.

Susanaentróenlaalegrecasadesuhermanamientrassucuñadosacabalapequeñamaletadelcoche.EllaestabaimpacienteporabrazaraMerche,en cuyo parto no había podido estar presente por asuntos de trabajo, yconocerasusobrino.Unacositapequeña,muymorena,yelvivoretratodesupadre.—Caray, Isaac… ¡No podrás decir que mi hermana te ha puesto los

cuernos!Erestúenenano.—Ya te lo dije —comentó Merche—. Otro cabeza dura con el que

bregar.Cógelosiquieres.—Estádormido.Luego,cuandosedespierte.—No lo hará. Duerme todo el tiempo. Lo cojo, le doy el pecho, lo

cambioyantesdequehayaterminadoyaestádormidodenuevo.

—Tequejaríassinolohicieraysepasaralavidallorandocomohacíamiprimopequeño—riosumarido—.Nosteníadesesperadosatodos.—¿Ytúcómoestás?—lepreguntóasuhermana,quepresentabamuy

buen aspecto, aunque con algún kilo demás, los pechos hinchados y elvientreaúnsinhaberperdidodeltodolaformadelembarazo.—Muybien.Tratandoderecuperareltipopocoapoco.¿Yati,cómote

haido?—Muybien.Elvuelohasidotranquiloycorto…—Nomeestoyrefiriendoalvuelo.—Ya…bientambién.—¿Solopiensasdecirmeeso?¿CómoestáFran?—Muy guapo. Demasiado para mi paz espiritual. Y tan encantador

como siempre.Peropuedes comprobarlopor timisma.Hemosquedadoparacenarestanoche.Vendráarecogermealasochoymedia.—¿Enserio?Cariño,esoesestupendo.—Merche,Merche… para, que te conozco. No se te ocurra lanzar al

vuelotuimaginación,nisacarteningunaconclusióndelamanga.—Claroqueno.Solomeestoyalegrandodequevuestroencuentrono

sevayaalimitaraunsimpleyfríointercambiodepapeles.—Sí, yo tambiénme alegro.Me hubiera dolido que hubiera sido así.

Franyyocompartimostantascosas…Lonuestrofuetanespecial…Un leve gemido procedente de la cuna cortó la conversación. Susana

cogióasusobrinoylebesó,yseolvidódeFranporelmomento.

A las ocho, Susana terminaba de arreglarse sintiéndosemás nerviosaquenuncaantesensuvida, incluyendoelprimerdíadefacultad,cuandoescuchóeltimbredelapuerta.Semiróalespejoylaimagenledevolvióloqueesperabaver.Unamujeratractiva,aunquenoguapa,yseguradesímisma,ynoelmanojodenerviosqueeraenrealidad.Habíapasadounpocodeapuroparaarreglarseporquesuintenciónera

meterenlamaletaropacómoda.PeroalsaberqueibaareunirseconFranpara entregarle los documentos, había decidido meter también unvestido…soloporsiacaso.Peroaquellatardesehabíadadocuentadequeerademasiado ligeroparaponérselo sinnadaencima,y la chaquetaquellevabano lecombinabaenabsoluto.PeroMerche lehabíaprestadouna

pañoletaparaechárselasobreloshombrosencasodequehicierafríoporlanoche.Cuando bajó, Fran estaba sentado con Merche en el salón y ambos

charlaban,porsupuesto,delpequeño.—Noledejescriarsesolo—decíaFran—.Nohaynadamástristeque

unhijoúnico.Telodigoporexperiencia.Siempreenvidiéesaamistadycamaradería que teníais Susana y tú. Hubiera dado cualquier cosa portener un hermano o una hermana con quien poder hablar. O con quienpelearme,comoRaúlconsushermanos.—Hablandodehermanos.Mira,Susanayabaja.Fran se levantó.Vestíaunpantalóngris clarodecorte informalyuna

camisanegrademangalarga,porfueradelmismo.Lesonrió.—Tienesunsobrinoprecioso.—NoseteocurradecirlocontrariooMerchetematará.—Nosoyyolaúnicaquelodice,¿eh?Todoelmundoopinalomismo.—Claroquesí,eslaverdad—añadióFran.—Miraloquelehatraído—dijoMerchecogiendounacajaquehabía

sobrelamesaymostrandounsonajeroconunosdadosdecoloresunidosenuntroncocomún—.Yolehedichoquenoteníaquehabersemolestado,pero…—Esunplacer.Quieroquetengaunregalomío.—Nosvamoscuandoquieras—dijoSusanadeseandosalirdeallíantes

de que Merche dijera algo que no debía—. Volveré pronto. Quieroayudarteconelpequeñomañana.—Nolehagascaso,Fran,yhazquesedivierta.EnBarcelonanohace

másquetrabajar.Puedoarreglármelasperfectamenteyosolaconelniño.—No te preocupes.Haré que se divierta y luego te la traeré a casa…

comosiemprelohehecho.—Hastaluegoentonces.Yhasidoestupendovolveraverte,Fran.—Lomismodigo.Susanacogiólapañoletayelbolso.AlsaliralacalleinstintivamentebuscóelOpelCorsacaldera,perono

lovio.FransedirigíaaunAudinegroyloabrióconelmandoadistancia.—Cochenuevo…—Sí.Elcorsaempezóadarproblemas.Ysupongoqueestelepegamás

aunabogado.—Esmuybonito.YotengounBMWmetalizado.—¡Nomedigas!Noteimaginoconduciendo.—Noesquemegusteespecialmente,peroenBarcelona lasdistancias

son enormes. No ganaría para taxis. Además, vivo en un barrio de lasafueras.Allílospisossonmásbaratosyesmástranquiloqueelcentro.—¿Vivessola?—Sí.Compartí piso conunachica al principioparano sentirme sola.

Pero acostumbrada como estaba a Merche, no pude adaptarme a otrapersona.Yencuantopudealquiléunapartamentopequeñoymemudéallí.Habían subido al coche y Fran enfilaba la autovía que bajaba hasta

Sevilla.—Ynuncahevueltoacompartirmicasa—siguióhablando—.Mehe

dadocuentadequeparavivirconalguientienesqueconocerlemuybienoquererlemucho.—Oestarmuyenamorado.—Esovaincluidoenquerermucho.—¿Tienespareja?—lepreguntóélmirándoladereojo.—No…¿Ytú?—Tampoco.Susana,sinsaberporquésevioenlanecesidaddeaclarar.—Lo intenté un par de veces, pero no funcionó. Ninguna de las dos

llegóalostresmeses.—¿Culpatuyaodeellos?—Mía,supongo.Sigosiendounaempollona,aunqueahoradeltrabajo.

Ynopuseenlarelacióntodoloquedebía.¿Ytú,hastenidoalgunanovia?—No…solo encuentros esporádicos.Losmíos ni siquiera llegaron a

tustresmeses.—¿Dóndevamosairacenar?—preguntóellacambiandodetema.La

conversaciónseestabahaciendodemasiadoíntima,demasiadopeligrosa.—He reservado mesa en Manolo León, en una de las bocacalles de

Torneo.Secomemuybien;elproblemavaaseraparcarporallí.—Puedesbuscardondeaparcarenotrositioypasearhastaallí.Siempre

mehagustadopasearporSevilla,yhacemuchoquenolohago.—TodalazonadeTorneoesmalaparaaparcar.Peropodemosdejarel

coche en el garaje demi casa y caminar hasta el restaurante. Así sabesdónde vivo ahora. La verdad es que la noche está muy agradable parapasear,ytenemostiempo.Ysinosretrasamostampocosuponeproblemas.Mis padres son clientes habituales, y como la reserva está a nombre deFranciscoFigueroa,nopuedensaberquenoesparaél.Tratodeevitarlossitiosquefrecuentanellos,peroestaesunaocasiónespecial.—¿Poralgúnmotivo?¿Nollevasbientrabajarcontupadre?—Llevomalamipadre.Amicompañerodetrabajo,bien.—Nocomprendo.—Tuvimosunproblemahace algún tiempo,ymemarchéde casa.La

relación padre e hijo se deterioró mucho, y nunca se ha recuperado.Trabajo con él porque el bufete erademi abuelo, no suyo, y consideroquetengotantoderechocomoélahacerlo.Ycuandosejubile,serámío.—LatercerageneracióndeabogadosFigueroa,¿no?—Enrealidadlasegunda.Elbufeteerademiabuelomaterno,Roblesen

un principio. Mi padre entró a trabajar allí y acabó casándose con mimadre.Avecespiensoquefueunbraguetazo.Aunquehayquereconocerquemipadreesmuybueno.Muydespiadado,peromuybueno.—Noseasduro.—Nopuedopensarotracosa.Nocreoquesequieran,soloseutilizan.

Almenos no comonos quisimos nosotros.Conviven, se soportan ymetuvieronamíparaperpetuarelapellidoyelbufete.Nadamás.Esoesloúnicoquelesimporta.Susanalemiróconcuriosidad.—Siempre tequejastedequeno teechabandemasiadacuenta,perode

esoalaamarguraqueahoraperciboentuspalabras,hayunmundo.Algomuyterribledebiópasarentrevosotrosparaquedigaseso.—Mepusieronentre laespaday lapared,y tuvequeelegir laespada.

Pero no quiero hablar de eso… aún duele. Y en el despacho nosentendemos.Élllevasuscasosyyolosmíos.PorsuertemeespecialicéenDerechoMercantil,untemaqueélnodominademasiado,asíquenuestroscaminosnosecruzanmásquealentrarysalirdeltrabajo,ynosiempre.Elrestodelarelaciónconmispadresescasiinexistente.LascomidasdeNavidad,cumpleañosyalgunaqueotraocasiónseñalada.Ytodossomosmuyamablesycorteseslosunosconlosotros.—Diosmío,quépenamedas…¿dequéossirvetantodinero?Yoecho

tantodemenosamifamilia…yaprovechocualquierpuenteofiestaparaveniracasaypasarunosdíasconellos.—¿VienesmuyamenudoaSevilla?—No, a Sevilla no.Casi siempre nos reunimos enAyamonte.Merche

sigueyendotodoslosfinesdesemana.Enestaocasiónhevenidoyoaquíporque ella hace apenas una semana que dio a luz y no quieremeter alniñoenunviajetanpronto.Ytampocoesaconsejableparaella.Íbamosareunirnos todos aquí, pero mis padres han estado unos días en Sevilladesdequesepusodepartohastaquenacióyledierondealtaymipadrenoha trabajado,y sino salealmar,nogana.Asíque sehan tenidoquequedarencasa.Perohubierasidounafiestareunirnos todos.Siempre loes. Isaac también disfrutamucho con esos encuentros. Él ymi padre sellevanmuybien,salenjuntosalmarapescarcuandoestáenAyamonte.—Tus padres parecían estupendos. Yo nunca tuve la ocasión de

conocerles.ProbablementeamímehubierapasadocomoaIsaac.—Estoyseguradeello.Miabuela,sobretodo,tehubieracogidomucho

cariño…Yosiemprehesidosunietafavorita,ysiempremeestáazuzandoparaquemeechenovio.Dicequenoquieremorirsesinhaberledadoelvistobuenoamihombre.—¿Viveaún?—Sí.—Entoncesquizásaúnpuedasalirseconlasuya.—Estámuymayor,ymuydelicada.Nosé…—Cuandohablabasdetuabuelasiempremeparecióencantadora.—Todamifamilialoes.—Yyodejépasarlaoportunidaddeperteneceraella…—Soncosasquepasan.Se produjo un silencio mientras Fran enfilaba la ronda de Triana, y

entraron en una zona completamente cambiada según los recuerdos deSusana.Amitaddelaavenidasedetuvo,yconunmandoadistanciaquesacódelaguantera,abriólapuertadeungarajesubterráneo.—Micasaestáarriba,enelático.Tengoundúplexconunaterrazade

treintametros.Esunamaravilla.Manolilatienellenadeplantas.—Tiene que ser estupendo vivir en un sitio así. A mí siempre me

encantaronlasplantas,peroahoranotengotiempodecuidarlas…quizás

algúndía.—Tampoco yo paso mucho tiempo en mi casa. Durante la semana

trabajoylossábadosydomingosmesueloiralcampo.Meheaficionadoal senderismo y me voy a vagar por los montes con un grupo deexcursiones organizadas.Nome gusta pasarmucho tiempo solo, semecaelacasaencima.—Amíencambiomeencantadedicareldomingoavaguear.Mequedo

en casa, en pijama, con el pelo recogido con una pinza, sin peinar, sinmaquillar y comiendo lo primero que encuentro en el frigorífico.Leyendooviendopelículas.Fran había aparcado el coche en una esquina entre dos líneas con el

número14yambossalierondeél.—¿Quieres subir a ver mi choza?—preguntó Fran.Miró el reloj—,

aunque vamos un poco justos, si tenemos que ir andando. Quizás a lavuelta.Susana no respondió, deseando subir para averiguar si su piso se

parecería a su habitación de la casa de sus padres, con el sistema demúsicaconectadoaunaslucesyaunacamaquesemovía.Quizáledijeraen el tipodehombre enque sehabía convertido, aunque ellano leveíademasiadocambiado.Másserioquizás,menosimpulsivo,máscomedidoensusgestos.ElFranqueellarecordabaeramuyexpresivoensusgestos,siempre estaba alzando las manos cuando hablaba, siempre le ponía lamano en el brazo o en la espalda, incluso cuando no estaban saliendojuntos. En los primeros tiempos en que solo eran amigos ella se poníamuynerviosasiemprequelatocabayéllohacíacontinuamente.Peroyallevabanjuntosmuchoratoyélnohabíaperdidoelcontroldesusmanosenningúnmomento.GraciasaDios,porquesiélempezabaatocarlaellanosabíacómoreaccionaría.Supresencialeestabaafectandofísicamentemuchomásdeloquequeríaadmitir.Fran cerró el coche y la acompañó en el ascensor hasta el portal y

salieronalacalle.—¡Cómo ha cambiado toda esta zona en tres años! Debe de haberse

revalorizadomucho.—Ysiguehaciéndolo.Amíelpisomecostóundineral,peroaproveché

unacasaquemedejómiabuelaenelpuebloparapagar laentrada.Ellahubieraentendidoquelavendiera.Dehecho,séquemeladejóparaeso.

Cuandomurió,yoaúnnoteníaclarolodeserabogadoyquisodarmelaoportunidaddeelegirotracosa,sin tenerquedependereconómicamentedemispadres.Lefastidiababastantelapresiónqueejercíansobremíconesodelatercerageneracióndeabogadosenlafamilia.Nuncaleestarélobastante agradecido por ello, porqueme dio la oportunidad de irme deaquellacasaenlaquenopodíaseguir.—Perotrabajascontuspadres.—Sí.Hubounmomento en el quepensé abrirmipropiobufete, pero

luego llegamos a un acuerdo para mantener nuestras carrerasprofesionalesporseparado,ydecidíusareldineroparalacasa.HabíanempezadoacaminarunojuntoalotroporlarondadeTrianaen

direcciónalPuentedelCachorro,ydespuésgiraronporTorneohaciaelrestaurante.—Pero ya basta de hablar de mí. Cuéntame cómo te llevas con los

catalanes.—Bien.Nosrespetamosmutuamente.—Habrásaprendidoelcatalán,supongo.—Sí,unpoco.Aver,quéremedio.—Conociéndote,eseunpocosignificaquelohablasperfectamente.—Tengo que defender a gente en catalán, no puedo permitirme

desconocerlosmatices.—¿Vas a los juicios? Antes esa idea te aterraba, eras más bien de

preparar el trabajo de campo. Cuando hacíamos los trabajos en equiposiempredejabasqueyolosexpusiera.—A todo se acostumbra una. Ya no soy tan tímida como cuandome

conociste.Aunqueavecestodavíahaycosasquemecuestanunpoco.Peromeesfuerzoensuperarlas.—También has cambiado físicamente. Ese peinado te da un aire

diferente.Ahorafueellaquienseechóareír.—Cuandovieronmipelo,miscompañerasdetrabajosehorrorizarony

me recomendaron un centro de estética. Allí hicieron un estudio de micara y me hicieron este corte de pelo, me pusieron unas mechas, ybueno…todoloquevesahora.Ycreoqueacertaron,quemesientabien.—Tesientamuybien.Aunqueamímeencantabamichicadelacoletay

lasgafas—dijoélconunacentonostálgicoenlavoz—.Yloscalcetinesmusicales.Susananoquisomirarlecuandodijo:—Esa chica ya no existe, así como tampoco el Fran de la melena al

viento. Pero los calcetines aún los tengo, tanto los que me regalaste túcomolosotros.Melospongoencasa,cuandoquierosentirmeagusto.Seprodujounsilencioprolongadomientrascruzabanlaanchaavenida.

Cuandoyaseacercabanalrestaurante,Susanahablódenuevo.—Fran,megustaríapedirteunfavor.—Porsupuesto.Loquequieras.—Déjamepagaramíestanoche.—Deesonada.Yoteheinvitadoyheelegidoelsitio…—Ysilofrecuentantuspadresdebesermuycaro,¿no?—Esoesasuntomío.HoynadadehamburguesasenelMcDonald’sde

PlazadeArmas.—Notienesquepreocuparteporelprecio,puedopagarlo,ahoragano

muchodinero.Yonuncapude invitarteanada, siempreeras túelque lopagabacasi todo.Almenos todo loespecial.—Sevolvióhaciaélyestavezfueellaquiencolocólamanosobresubrazo—.Porfavor,déjame.Esimportanteparamí.Élsonrió.—Deacuerdo.Simelopidesasí,¿quiénpuedenegartenada?¿Esuna

tácticaaprendidaenlostribunales?—Nuncaruegoenlostribunales;simplementeexpongohechos.—Yganas.—Aveces.Otraspierdo.—Seránlasmenos,seguro.Habían llegado al restaurante y les colocaron en un comedor casi

privado. Solo había otra mesa pequeña detrás, ocupada por cuatropersonas. Encargaron la comida. Nada más echar un vistazo a la cartasupoloqueellaibaapedir.Ensaladadepastaalaalbahaca,rodaballoalhornoyheladodepistachoparapostre.Élsonrió.—Sabíaqueibasapedireso.—¿Enserio?¿Yporqué?—Porqueteconozco.Afortunadamente,aúnteconozco.

—Siempre me han encantado los postres, y el pescado no me gustacomolococinanenCataluña.Locondimentandemasiado.—Yelhelado.Sihayunheladodepostre,túlopedirás.—Enefecto.Aversiadivinoloquevasapedirtú.Carneporsupuesto.—Porsupuesto.—¿Elchuletón?—Elchuletón.—Yunrevueltodeprimero.—También.¿Ydepostre?—¿Lamacedoniadefrutaallicor?—Esloquemegustaríapedir,perotengoqueconducirparallevartede

vueltaaBormujos.Lafrutaconellicorpega,yporaquíloscontrolesdealcoholemia se han puestomuy serios.En todas las salidas y entradas aSevilla se pone la guardia civil los fines de semana. Pediré una de lastartas,preferentementedenata.Meencantalanata.Susana lo miró, recordando bruscamente la última noche que habían

pasadojuntos,cuandoambossehabíanllenadodenatatodoelcuerpoysehabían lamido uno al otro antes de meterse en el jacuzzi. Cuando susmiradas se cruzaron supo que también Fran se había acordado de lomismo, aunque su intenciónalhablarde lanatanohubiera sidohacerlerecordaraquello.Lestrajeronlacomidayporunratoselimitaronacomerlaensilencio,

haciendo solo algún comentario sobre la calidad de los platos y de labebida. Luego, Fran le preguntó por sus casos, y ella le contó algunasanécdotas y después Fran le dijo que Inma yRaúl se habían ido a vivirjuntos y que seguían colados el uno por el otro. Cuando acabaron decomer,Susanasacólatarjetadecréditoypagóconellasinmirarsiquieraelimportedelacuenta.—¿Qué tal sienta eso de pagar sinmirar siquiera el precio de lo que

pides? —le preguntó Fran, recordando cómo ella, años atrás, habíamiradocuidadosamente lascartasparapediralgoquepudieracostearse,cuandoinsistíaenquecadaunopagaralosuyo.—Estupendamente.Algunacompensaciónhabíadetenerelestarsola,a

másdemilkilómetrosdelostuyos.Aunqueamínomecompensa.—¿Porquésiguesallíentonces?

No quiso decirle que a causa de él. Que el día que le olvidara,regresaría a Sevilla, o a Huelva, o a algún otro sitio más cerca de sufamilia, peroque aúnno se sentía capazdevivir cercayno llamarle, ymucho menos saber que tenía otra vida al margen de ella. Y decidiódecirleelotromotivoporelquepermanecíaenBarcelona.—Porqueprofesionalmenteestoydisfrutandomucho.Enunbufete tan

grandecomoBonetyRius,sepresentancasosqueniremotamentesevenenunopequeño.Perodesdeluego,miestanciaenBarcelonaestemporal.Cuando considere que ya he visto los suficientes casos interesantes,volveréamitierraybuscarétrabajoaquí.Cercadelosmíos.Losañoroterriblemente, y no quiero ni pensar ahora que tengo un sobrino. Meencantanloscríos.Yoserésumadrina,¿sabes?—¿Yelpadrino?—AlgúnprimodeIsaac,supongo.Élnotienehermanosyamipadreno

legustanesascosas.—Bueno,dilequesinotienepadrinoparaelniño,aquíestáeltíoFran.—No se lo insinúes siquiera a Merche o te tomará la palabra. Los

primosdeIsaaclecaenfatal.—Yotampocolehedadomotivosparacaerlemuybien.—Mercheteníadebilidadporti.—Ya,peroseguramenteahoranopiensalomismo.Hoyhaestadomuy

amableconmigo,perosupongoquesetratasolodecortesía.Susanaseechóareír.—Merche no es una persona cortés.De hecho, durante el tiempo que

estuvimossaliendojuntos,amenazóconcortarteloshuevosvariasveces,aunquetúnuncateenteraste.—Debióhacerlo.Despuésdecómotedejé.—Nodigaseso,túnomedejaste.Lonuestroterminóporqueteníaque

acabar. Porque había llegado el momento, y tanto ella como yo lohabíamossabidosiempre.Regresabanpaseando,desandandoelcaminoporlascallesiluminadasy

coneltráficoescaso.AlllegaralcentrocomercialPlazadeArmas,queenmuchasocasioneshabíasidolugardereunióndelapandilla,Frandijo:—Túhaspagadolacena.Dejaqueahorayoteinviteaunacopa.—Hasdichoquenopodíasbeber,quetienesqueconducir.

—Tomaréalgosinalcohol.Ounainfusión.Inmameestáaficionandoalas hierbas.Voy con frecuencia a su casa y siempre acabamos tomandoalgunainfusiónalfinaldelavelada,porqueyodebocogerelcochepararegresar.—¿Vivenmuylejos?—EnMontequinto.¿Qué?¿Aceptaslacopa?—Porsupuesto—respondióencantadadealargarlanocheyretrasarel

momentodedespedirse.Hacíamuchotiempoquenosesentíatanfeliz.—EntremosenelBuda.¿Túllegasteaconocerlo?—Sí,aunquecreoquesoloestuveunavez.—¿Prefieresdiscotecaozonadecopas?—Zonadecopas…quierohablarsintenerquedargritos.Entraronellocalybuscaronunrincóntranquilodondesentarse,aunque

nohabíamuchositiolibre.Sesentaronenunbancoadosadoalapared,enunazonatenuementeiluminada.—¿Quévasabeber?—CreoqueunMalibúconpiña.Haceañosquenolotomo.—¿Allínoloponen?—Nolosé.Nuncalohepedido.EsunabebidaqueasocioconSevillay

con la gente de Sevilla, y no me apetece tomarlo allí. Además, allíconduzco,ynuncabebocuandotengoquecogerelcoche,queessiempre.—Seguroqueeresunabuenaconductora.—Soyprudente.Elcamarerose lesacercóypidieronunMalibúconpiñayuna tónica

paraFran.—Lamentoqueestéssinbeberpormiculpa.Siquierespuedocogerun

taxi,notienesquellevarmeaBormujos.Élsonrió.—Siempre te he llevado a casa, y eso no va a cambiar porque ahora

seasunaabogadafamosa.—PorDios,nosoyfamosa.Susanadiounlargotragoasuvasoyelsabordulzóndelabebidahizo

quelosrecuerdoslaasaltaranconmásfuerzaaún.PaladeólabebidaysuslabioscasiesperaronsentirelsabordelosdeFranacontinuación,comotantasotrasveces.Élsolíabesarladespuésdebeber,decíaqueleencantaba

cómosabíaelMalibúconpiñaensuboca.—¿Sabeigualquesiempre?—lepreguntóalnotarcómoellasaboreaba

eltrago.—Sí,igualquesiempre.Franseinclinóunpocosobreella,acortandoladistancia,ylepreguntó

mirándolafijamentealosojos,comosiintentaraleerensualma:—¿Puedopedirtetambiényoatiunacosa?—Claro…—dijomientraspensaba:«nomemiresasí,porfavor…No

memiresasí».—CuandovengasaSevillaaveratuhermanaoaAyamonte,¿querrías

llamarmeparatomaraunqueseauncaféconmigo?—Ya te he dicho que apenas vengo a Sevilla, pero a Ayamonte voy

siempre en los puentes y en todas las fiestas. ¿Irías hasta allí solo paratomaruncafé?—Sí,iría.—Entonces,teprometoquetellamaré.YalgunavezquevengaaSevilla

podríamosquedarconInmayRaúl.Megustaríamuchovolveraverlos.—¿Quieresquelesllameparaestefindesemana?—Nosésipodré.Lotengounpococomplicado,quieroacercarmeen

algúnmomentoaveramispadrestambién.Teníapensadoirmañanaporlanocheoquizáseldomingoporlamañanatempranoyregresarporlatarde.—¿Aquéhoratieneselvuelo?—Alasnuevedelanoche.Medaríatiempodeiryvolvereneldía.—Estefindesemanavaasuponerparatiunapaliza.«Nosabestúcuánto,sobretodoemocional»,pensó,perodijo:—No es paliza para mí ver a mi gente. Lo malo es cuando regreso.

Sientomuchomássufaltaqueantesdevenir,ysiempremellevaunosdíasadaptarme.—Cuandotedecidasaregresar, tambiénmegustaríaquemellamaras.

Ahoratengoalgunainfluenciaenelmundillojudicialypodríaayudarteaencontrartrabajo.Siquieres,claro.—Teprometoqueseráselprimeroaquienllamaré.—Y…¿Teimportaríasitellamoalgunavez?Ahoraquehemosvuelto

aencontrarnos,noquisieraperderelcontactodenuevo.

—Meencantaráquemellames.Yo…tellaméunavezparasaberdeti,pero me salió un buzón de voz diciendo que tu antiguo número ya noexistía.—Perdí el móvil y quienquiera que lo encontrara, lo dio de baja.

Cuando me compré otro, me dieron un número distinto. Tu númerotambiénesdiferente…yotambiéntellaméunavez.—Laempresamediounodeúltimageneración.Tienenuncontratode

esos especiales para empresas, y todos los números están relacionadosentre sí con tarifas planas. No pude elegir el número, y me parecíabastante tonto mantener dos teléfonos. Y pensé que si alguien queríaponerseencontactoconmigo,siemprepodíalocalizarmeenelbufete.Elnúmeroestáenlaguía.—Sí,escierto.Quizásdebíintentarloallí.—Es raro que nunca hayamos coincidido, teniendo nuestros bufetes

casosencomún.—Esmipadrequienlosllevaynuncasueloinmiscuirmeensuscasos.

Hastaahora,claro.Nopodíapermitirquevinierasalbufeteyleentregarasaéllosdocumentos,sinhablarsiquieraconmigo.—Nuncahubieraestadoenelbufetesinsaludarte,Fran.Nunca.ÉldiounsorboasuvasoysepercatódequeeldeSusanaestabavacío.—¿Quieresotro?—No,memarearía.—Túnotienesqueconducir.—Además,yaestarde,sonmásdelasdos.Noquierohacertellevarme

alastantas.—Amímedaiguallahora.Notengoningunaprisa.—No, es hora de irnos.—Suspiró—.Merche le da de comer al niño

sobre las tres de la mañana. Sería una buena hora para llegar y nomolestaranadie.—Comoquieras.Franpagóyambossalierondenuevoalacalle.EnestaocasiónSusana

seechólapañoletasobreloshombros,sintiendounpocodefríoalsalir.Fran se colocó a su lado y caminaron despacio, cruzando el Puente delCachorro con pasos lentos y perezosos, alargando el camino de formaevidente.

—¿Sabes?, me siento muy raro paseando contigo sin cogerte de lamano. Siempre íbamos de la mano a todas partes, ¿te acuerdas? Nosllamabanlostórtolosdelafacultad.—Puedes cogerme de lamano si quieres—dijo ella deseando que lo

hiciera.AlmomentosintiólosdedosdeFranbuscarlossuyosylaantiguasensaciónseapoderódeella.Eralaprimeravezquelarozabaentodalanoche.—Siguesteniendolamanotansuavecomosiempre.Susana no contestó. Caminaron en silencio por la puerta de Triana y

enfilaronlaRondahacialacasadeFran.Susanasepreguntósilainvitaríaasubirparaconocersuterraza,comohabíahechoantesdecenar,ysupoquesipisabaaquellacasa,noibaadormirenBormujos.Alolargodelanochelasensacióndeintimidadhabíaidoenaumento,elpasadosehabíaido acercando y los tres años de separación se habían hecho casiinexistentes. En aquel momento, paseando de la mano, se sentía laestudiantequepaseabaconsunovioesperandoimpacientellegaraunsitiodonde pudieran estar a solas. Y en aquelmomento, ella deseaba estar asolasconFrandesesperadamente.Elsilencioentrelosdoserapesado,opresivoySusanasabíaqueélle

estaba leyendo los pensamientos. Siempre había sido así. Fran siemprehabíasabidocuándoellaledeseaba,aunqueestuvieranrodeadosdegente,aunque no se hubieran dicho una palabra. Y aquella noche no era unaexcepción, por mucho tiempo que hubiera pasado. Quizás por eso éltambiénestabatancallado.Alfinllegaronalportal,yFranlesoltólamanoparaabrir.Cruzaronel

portal a oscuras y se dirigieron al ascensor, Susana conteniendo larespiraciónyesperandoquelainvitaraasubir.Élalargólamanohaciaelbotóndel sótanoy sedetuvoantesdepulsarlo.Sevolvióhaciaellay lepreguntóconvozroncaysuplicante:—¿DeverdadquieresquetelleveaBormujos?Susananegóconlacabeza,incapazdehablar.Élleagarrólacaraentre

las manos y pocos segundos después se besaban como locos. Susanadeslizó los brazos por los costados de Fran hacia la espalda, tocó losmúsculosdurosbajolateladelacamisayseembriagóconelperfumeaHugo Boss. Él tanteó a ciegas con los dedos sobre la botonera delascensor,apretandoelúltimo,ylamáquinaempezóasubirconunlentoy

perezosomovimiento,mientrasellosseguíanbesándose.Sesepararonalllegararriba,alsentirlaspuertasautomáticasabrirseasusespaldas.Fran la agarró de la mano y tiró de ella hacia la única puerta de la

planta, que abrió con mano temblorosa, y la hizo entrar rápidamente.Susanaapenasvioellugarenqueseencontraba.Sinsiquieraencenderlaluz,con lahabitación iluminadapor lapocaclaridadqueentrabaporunbalcónentreabiertoalaperfumadanochesevillana,Franvolvióabesarlacon lamisma intensidadquesiempre lehabía invadidodespuésdepasaruntiemposinverse.Susana sintió cómo le quitaba la pañoleta de los hombros y le

desabrochaba la cremallera del vestido, y, sin dejar de besarla, lalevantaba con un brazo llevándola en vilo hasta una de las habitaciones.Después la soltó en el suelo y se dirigió hacia una enorme cama casicuadrada, y de un brusco tirón quitó la colcha que la cubría. Se volvióhaciaelladenuevoysemiraronporunmomentoen lapenumbra.Fransusurróconvozemocionada:—Tequiero…Nuncahedejadodequererte.—Yotampoco.Se abrazaron de nuevo y él enterró la cara en su cuello, besándolo,

chupándolo y mordiéndolo, como había hecho en el pasado. Susanaempezóadesnudarle,impacientetambiénporsentirsucuerpocontraella,mientrasFranacababadedespojarladelvestido,yluegosedejaroncaerenlacamasinterminardeabrirla.LasmanosdeFran,tanhábilesenelpasado,sevolvierontorpesensu

prisapor terminardedesnudarla,desgarrando lasbragasyarrojándolasal suelo sin ningúnmiramiento.Y su boca, ansiosa, la recorrió deprisa,comosiquisieradevorarlatodaenteraalavez.Tampoco Susana podía esperar. Llevaba toda la noche conteniéndose,

llevabaañosesperándole,ycuandovioqueélbajabalacabezadesdesuspechoshaciaelombligo,leagarródelpeloconsuavidadylehizosubirhastasubocaybesarla.Enroscólaspiernasentornoasuscaderasyeselevemovimiento fue suficiente para queFran entrara en ella sin ningúnesfuerzo.Los tres añosde separación seborraronde inmediato, los cuerpos se

reconocieronrecuperandoelantiguoritmoquenohabíanolvidado.Seamaronconpasión,condesesperación,comosilesfueralavidaen

ello.Susanavolvióaexperimentarsensacionesquenohabíasidocapazdesentir con ningún otro hombre y se movió contra el cuerpo de Franalzando las caderas, queriendo fundirse con él y que jamás pudieransepararse.Cuando todo acabó, cerró las piernas impidiéndole salir, intentando

retenerle en su interior, quizás para siempre. Y sintió que una cálidahumedad se deslizaba por su cara cuando Fran se relajó sobre ella,mojándoletambiénaélenlamejilla.Éllevantólacabezayleenjugólaslágrimasconbesos.—Nollores,vida…no.Hoyno.—Ylabesóconsuavidadenloslabios.

Susanaentreabriólossuyosysebesarondespacio,recreándoseelunoenel otro, largamente.Después, ella le sonrió entre lágrimas y le susurró,acariciándolelacara:—Miamor…miúnicoamor.Élseincorporóysetendióasulado,encendiendoalfinlalámparaque

habíaenlaparedjustoencimadesuscabezas.SoloentoncesSusanaviolarosarojacolocadasobrelamesilla.—¿Dóndevas?—lepreguntóFranalarmado—.Noirásairte,¿verdad?

Lanochenohahechomásqueempezar…Tengonata—añadiótentador.—Yunarosaroja.—También.Susanalemirósonriendo.—VoyaponerleunmensajeaMercheparaquenomeespere.Cogió elmóvil y tecleó durante unos segundos: «Nome esperes;me

quedoenSevilla».Pocodespuésrecibiólarespuesta:«Noteesperaba».Lanzóunacarcajadaysoltandoel teléfonosobre lamesilla,sevolvió

haciaFran,quelaobservabatendidodecostado,conojosbrillantesyunasonrisaenloslabios.—¿Dequéteríes?—Miqueridahermanitayadabaporhechoqueibaaquedarmecontigo

estanoche.—¿Y tú no? Porque yo también tenía la sospecha… desde que nos

abrazamos estamañana en el bufete y después aceptaste rápidamentemiinvitaciónacenar.Comprélarosaporsiacaso.

—Y si lo sabías desde el principio, ¿por qué me has hecho esperartanto,alargandolacenaytomándonosunacopadespués?Élsonrió.—Tenía la sospecha, no la seguridad. Podía equivocarme, que mis

deseosme hicieran ver algo que no existía.Y antes de invitarte a subir,quería hablar contigo, saber más cosas de tu vida durante todos esosaños…ysobretodoasegurarmedequetodavíahayalgoentrenosotros.Yahora,venaquí—añadiócogiéndolaporlacinturayhaciéndolatenderseasulado—.Tenemosmuchoquehablaraún.—¿Hablar? Como bien has dicho, llevamos hablando toda la noche.

¿Noseteocurreningunaotracosa?—Se me ocurren muchas cosas, pero luego. Ahora déjame

recuperarme.Nohetenidounorgasmocomoestedesdehacetresaños.Ysí,esciertoquellevamoshablandotodalanoche,peroahoraquieroquemecuenteslaverdad.—¿Laverdad?Notehedichoningunamentira.—Ya lo sé.Almenos no del todo.Llevamosmucho rato diciéndonos

cómonoshaidolavidaenestosaños,perosoloenlosuperficial,enloquetodoelmundove.Ahoraquieroquemecuentescómotesentías…Yajuzgarporloqueacabadeocurrir,nomeparecequeestuvierasmuyfeliz.Susanaseperdióenlosojospardos.—No—susurró.—Tampocoyo.Bueno,¿quiénempiezaacontar lapartemalade todo

esto?—Nosé,Fran,noséquécontarte.—Bien,empiezoyo.Yosíséquédecirte.Lomejorquemehapasadoen

estos tres años, ha sido escuchar tu voz ayer en el teléfono. Antes mepreguntastequémehicieronmispadresparaquemehayaalejadotantodeellos.Bien…nunca he podido perdonarles que nos separaran.Mi padrefuequienterecomendóparaesetrabajoenBarcelona.—Losé.Loprimeroquemedijeronalllegareralobienrecomendada

que iba. Pero yo ya lo sabía antes de irme. Era absurdo pensar que unbufete de esa categoría viniera a buscarme a mí, a una estudiantedesconocida a la otra punta de España, para ofrecerme un contrato tanfantástico,pormuybuenascalificacionesquehubierasacadoenlacarrera.Habíaunamanodetrásdeaquello,ylaúnicaposibleeraladetupadre.

—Élqueríaponertierraentrenosotros.—Pero fuimos nosotros los que cortamos, Fran, no puedes culparle

soloaél.Yohubierapodidorechazarlaoferta.Lohubierahechosimelohubieraspedido.—Noloentiendes.Nofuesoloeso.Cuandoelcursoseestabaacabando,

habléconély ledije lonuestro.Noquisehacerlodelantedemimadre,ellasiemprehabíasentidomuchaanimadversiónhaciati.Preferítratareltemaconél,dehombreahombre.Penséque loentendería,que lograríahacerlecomprenderloimportantequeerasparamí.Inclusolepedíquetecontratara, o que te ayudara a encontrar un trabajo. Pensé, como uningenuo,queelhechodequefuerasunaabogadabrillante,lanúmerounode la promoción, haría que olvidara el resto. Él siempre ha valoradomuchoelesfuerzopersonalyeltrabajo,améndequeesungranabogado,eso hay que reconocerlo. Yo quería que al menos te aceptara comominovia,peromedijoquejamásteadmitiríaenelbufetedelafamilia,niteayudaría a encontrar trabajo. De hecho, me amenazó con hacer que noencontraras ninguno si seguía contigo, con arruinar tu carrera. Y conhacer que nadie te encargara un caso jamás. Podía hacerlo, Susana…Tienemuchainfluencia,yelmundodelDerechoesmuycerradoenestaciudad. Todos se ayudan, todos se cubren las espaldas unos a otros. Lopaséfatalduranteunassemanas…Nosabíacómosalvartede la furiademipadre.Inclusosemeocurrióutilizarlacasademiabuelaenelpuebloparaabrirunbufeteruraltúyyo.Casarnosyempezarjuntosdecero.Noera lo que siempre habíamos soñado, pero pensé que ante los hechosconsumados,mi padre se ablandaría con el tiempoy sería una solucióntemporal.Ibaaproponértelolaúltimanochequeestuvimosjuntos,inclusohabía comparado unos anillos para pedirte que te casaras conmigo…Todavía los tengo.Perohabíasubestimadoamipadre.Élnose limitóaamenazarme con no dejarte trabajar en Sevilla, sino que te abrió laspuertasaunaoportunidadprofesionalmaravillosa.EltrabajoenBonetyRius.Amuypocosabogadosreciénsalidosdelafacultadselespresentauna oportunidad así. Era tu sueño de toda la vida, y comprendí que nopodíaenterrarteenunpuebloperdidoycondenartealegalizarhipotecasyaredactartestamentosduranteañosesperandoqueelenfadodemipadrepasara.Nofuicapazdepedirtequerenunciarasa todopormí.Demodoquenotehablédemisplanesni tepedíque tecasarasconmigo.Cuandocomprendíquetúpensabasaceptareltrabajosiyonodabaningúnpasoen

nuestra relación… simplemente callé. Te dejé ir, y no he dejado dearrepentirmeniunsolodíadesdeentonces.Susanasevolvióhaciaél.—¿Por qué?—dijo acariciándole la cara—. ¿Por qué lo hiciste? Yo

hubiera sido feliz registrando hipotecas y legalizando testamentoscontigo, Fran. Eres lomás importante queme ha pasado nunca.Muchomásquelacarrera,muchomásquetodo.—Déjame seguir, aún no he terminado. Estaba tan enfadado con mi

padrequedudésidejarelbufete,perocomoyatehedichoantes,decidíque tenía derecho a él, que no era suyo sino de mi abuelo, y entré atrabajar allí. Busqué un piso alquilado al principio y me fui de casa, yluego, cuando supe con certeza que la relación laboral con mi padrefuncionaba,vendílacasademiabuelaymecompréestepiso.—¿Larelaciónlaboralfuncionó?—Sí; le obligué a que me tratara como a un igual, a que me dejara

decidirmispropioscasosymispropioshonorarios,comosideunsociosetratara.—¿Ylohizo?Siempretuvotendenciaadecidirloquedebíashacer.—Sí, tengo que reconocer que sí. Jamás ha interferido en mi vida

profesional,nienlaprivadadesdeentonces.Podríadecirsequesomosdoscortesescompañerosdetrabajo.Esaesmirelaciónconmispadres.—¿Tambiéncontumadre?—Sí, también. Sé que ella estaba detrás de todo. Mi padre hubiera

transigido tardeo temprano,sobre todosiendotúabogada,peroellano.Ella estuvo en tu contra desde aquella noche que cenaste en casa, y seencargódeconvenceramipadreparaquehicieraloquehizo.Mealejédeellosmásaúndeloqueyaloestaba,ynohevueltoapermitirlesquememanipulen,niquedecidanpormí…niquemehagandaño.Susanasegiróhaciaélylebesóenelpechodesnudo.—No,vida,aúnno…Haymáscosasquequieroquesepas.Quieroque

lo sepas todo.Todo el infiernoqueha sidomi vida estos años.Durantemuchosmesesme sentí perdido sin ti.Me aborrecía por haber cortadocontigo,pormuchoquemedijeraqueeralomejorparati,queteestabaprotegiendodemipadre…Nopodíaolvidartucaradeaquellanoche,nituslágrimaslaúltimavezquehicimoselamor.Nituabrazodesesperadoel día de la graduación.Me sentía el tíomás cabrón delmundo a ratos.

Otras veces me autoconvencía de que había hecho lo único que podíahacer.Aunquesabíaquetútambiénloestaríaspasandomal,meconsolabael saber que al menos profesionalmente, estabas cumpliendo tu sueño.Sabíaqueerasunachica fuerteycontabaconquemeolvidaríaspronto.Rogaba que fuera así para sentirme mejor, pero la sola idea dedesaparecerdetuvidaydetusafectosmehacíamuchodaño.Imaginartecon otro me volvía loco, ya sabes lo celoso que soy... Y no podíareprochartenada,yotratédeolvidartetambiényparaellomeacostécontodaslasmujeresquesemepusieronatiro.Dabaigualquefuerarubiaomorena,gordaodelgada, jovenomadura…Elcasoerano irmesoloacasa.Lasnochesasolasdolíandemasiado.Ylasotrastambién,tengoquereconocerlo.Trabajabacomounburroduranteeldíaysalíaatomarunacopaporlanoche,cuandonolesdabaelcoñazoaInmayaRaúl,queseportarondeputamadreconmigo,aguantándomelosbajonesylasneuras.Pero no podía estar siempre dándoles la lata, ellos trabajaban y yo, lamayorpartedelasveces,salíaatomarunacopaysihabíasuertenomeibaalacamasolo.Cuandoamanecíaenunacamaextraña,mesentíacomouncabrón,comositeestuvieraponiendoloscuernos,ymeprometíaamímismo que sería la última vez. Pero cuando se acercaba la noche, mesentía incapaz de irme a casa solo, a recordarte y añorarte, y volvía ahacerlo.Lasnochesasolaseranterribles,llenasderecuerdos,decelosydepesadillasenlasquetúmeodiabas.Unanoche,habríapasadounañooquizás un poco más, una chica sacó un bote de nata. Me volví locorecordandonuestraúltimanoche…Yaconocesmicarácter…Seloquitédelasmanos,yloarrojécontraelsuelo.Lapresiónhizoquereventara,ylanata sedesparramópor la alfombra.Alver elbote tirado, algohabíaestalladodentrodemí…Sentíquehabíatocadofondo,quehabíallegadoallímite.Medisculpécomopude,ledejédineroparaunaalfombranueva,ymemarchéacasa.Habíatomadounadecisión.Cogíelmóvilytellamé.Necesitaba oír tu voz, saber de ti, de tu vida.Quería decirte que seguíalocoporti,suplicartequevolvierasconmigo,sitodavíamequerías…Elteléfononodabatono,unavozmetálicamedijoqueelnúmeromarcadoyanoexistía.LlaméainformacióndeBarcelonaymedierontunúmero.Erancasilascuatrodelamadrugada,peroaunasítellamé.Ycontestóunhombre.Pensandoquemehabría equivocado, preguntépor ti ymedijoque estabas durmiendo. Sentí que el mundo se hundía bajo mis pies.Conociéndote,elhechodequehubieraunhombreentucasaalascuatro

delamadrugadasolopodíasignificarqueera tuparejayquemehabíasolvidado. Que habías pasado página. Traté de borrar la huella de millamada y me inventé una historia sobre la marcha. Dije que era uncompañerotuyodelsupermercadoyélmedijoquetúnotrabajabasenunsupermercado,quedebíahaberteconfundidoconotraSusanaRomero.Medisculpéporlahora,ycolgué.Ylloréaquellanoche.Llorétodoloquenohabía llorado durante todos esos meses. Por la mañana, incapaz deenfrentarmeamipadre,llaméalbufeteyledijequenecesitabaunosdíaslibres.Cogíel cocheyme fui sin rumbo.Medetuveenunpuebloymealojéenelhostal.Durantedíasmedediquéavagarsoloporloscamposynotéqueaquellomecalmabaymerelajaba.Tambiénelcansanciofísicohizoquepudieradormirmejorporlasnoches.Descubríelsenderismo,alque me he aficionado desde entonces. Cuando regresé una semanamástarde,lohiceresignadoymáscalmado,menosenfadadoconelmundoyconmigomismo.Elhechodesaberquealmenostúyanosufríaspormí,calmóunpocomiscelosymehizocomprenderquealgúndíayotambiénlosuperaría.Aceptéquetúhabíaspasadopáginaytratédeseguiradelanteconmi vida.Cerré unapuerta quehasta esemomento solohabía estadoentornada.Pocoapocomehicealaideadevivirsinti.Ybásicamente,esahabíasidomividaduranteestosaños.Hastaquemellamasteayer.Cuandoescuchétuvoz,ysupequevenías,todoloquehabíaconseguidoenestostresaños,sehizoañicosymiamorportivolviócontodasufuerza.Sobretodo cuando te abracé y pude comprender que todavía existía entrenosotros lamismaquímicade siempre.Eso solopodía significarque tútodavía me seguías queriendo. Decidí que si había una segundaoportunidadparanosotros,noladesaprovecharíaotravez.Clavóensusojosunamiradallenadeamorydijo:—Nometengasencuentalasnochesquehepasadoenbrazosdeotras

mujeres,Susana.Nuncahansidonada.Solohequeridoaunamujerenmivida,yhassidotú.Ellalemirómuyseria,ydijo:—Bueno,supongoqueahorametocaamí.—Nohacefalta,sinoquieres…Yonecesitabacontártelo,peroamíme

bastaconqueestésaquí.—Yo tambiénquiero hacerlo.Nuncahe habladode esto connadie, ni

siquiera con Merche. —Respiró hondo, permitiendo que los recuerdos

volvieran a su mente. Recuerdos dolorosos, que había enterradoprofundamente hacía tiempo—. Yo me encontré sola en una ciudadextraña, tuvequeaprenderun idiomanuevo,haceramigosnuevos.Todami vida se truncó. Sin amigos, sin familia… sin ti. Trabajé como unaburra,estudiefrenéticamenteelcatalánparallenarcadaminutodeldía,yme moría de angustia por las noches, deseándote desesperadamente,incapaz de dormir. Para colmo compartía piso con una chica ruidosa ydesordenada.Echaba terriblementedemenosaMerche,porprimeravezenlavidanolateníaamiladoparaconsolarme,yteaseguroquenuncahabíanecesitadotantosuconsuelo.Meencerréenmímismaunavezmás.Miantiguafamadesolitariaydetrabajadoraincansablemeperseguíadenuevo. Nunca he logrado encajar del todo en el bufete. Me aceptan,reconocenmitrabajo,peronuncameheintegradoentreellos.Isaacdiceque es porque los catalanes sonmuy suyos, pero yo sé que tampoco hepuestodemasiadodemiparte.Yatehedichoquemiideasiemprehasidovolveralgúndíaalsurynoqueríaencariñarmedenuevocongentealaque tendré que dejar. Pronto me di cuenta de que no podía seguircompartiendopiso,ymefuiaviviraesteenelquevivoahora.Comoyate he dicho, las noches eran terribles. Cuando los recuerdos meabrumaban,habíavecesquepasabahorasllorando.Midormitoriodaaunpatiointerior,yundía,unchicomeparóenlasescalerasymepreguntóqueporquéeratandesgraciada,quemeescuchaballorarporlasnoches.Suventanaquedabajustoenfrentedelamía,yyoduermoconlaventanaabierta. Empezamos a cruzarnos, yme llamaba «la andaluza triste».Mehacía gracia su preocupación pormí, y un día queme invitó a un café,acepté.Mepidióquelecontaramispenas,cosaquenohice,peroporunratologróquemesintieramejor.Seconvirtióenunacostumbretomaruncafé juntospor la tardeyunacosa llevóa laotra…Empezamosa salir.Fue él quien contestó al teléfono la noche que tú llamaste. Nunca hadormidoningúnotrohombreenmicasa.Peronofuncionó…Noerastú.Mesentíabienconélcharlando,paseando,yendoalcine,peroelsexoeradiferente.Nuncamehizotemblar,nuncatuveunorgasmoconél.Ylleguéa sentirmemuymal, porque él lo entendía, peroyonopodía darlemásquemicuerpo,ynisiquieraesototalmente.Lodejamosalosdosmeses.Despuésempezarona llegar loséxitosprofesionales, loscasoscadavezmáscomplicados,elreconocimientogeneral.Hubouncasoespecialmentecomplicadohaceunosochomeses,habíaunaposibilidadentremuchasde

ganar…ylogané.Paraprepararlopasémuchashorasconmicliente.Eraunhombreagradable,atractivo…ochoonueveañosmayorqueyo.Paracelebrar el haber ganadome invitó a cenar. Salimos unas cuantas vecesdespués,ypenséquepodríafuncionar,perocuandomeacostéconélmedicuentadequeno.NoquisearriesgarmeaquemepasaralomismoqueconJordi,aqueélesperasedemíalgomásydejédeverle.Apartedeesosdosepisodioshetenidounavidaprácticamentedemonja.Franleacariciósuavementelacadera.—Pobrecita…túquenuncaaguantabasmásdedosotresdíassinhacer

elamor.—Puesyaves.Hacemásdeochomesesquenadadenada.—Eso hay que remediarlo—dijo él besándola otra vez—. Ya hemos

habladosuficienteporahora.Seamarondespaciootravez,tocándose,acariciándose,reconociéndose

unoalotrodenuevo.Volviendoapaladearalsabordesuscuerpos,desuslabios, recobrando posturas y movimientos, experimentando mil y unasensacionesantiguasynuevasalavez.Yalfinal,Susanasedurmióensusbrazoscomohabíasoñadohacerdurantemuchasnochessolitarias.Sedespertarontarde,conelcuerpolánguidoyperezoso,yelalmallena

depazyfelicidad.Permanecieronaúnunratoenlacama,charlandoysinganasdeperder

elrocedesuscuerposdesnudosunojuntoalotro.Peroalfinunmensajeen elmóvil de Susana les hizo levantarse: «Invita aRomeo a almorzar.Dilequeprepararésutortilladecalabacinesfavorita,sitodavíalegusta».Susanaselomostró.—Dile que acepto encantado. Y tú, ¿Volverás esta noche conmigo a

Sevilla?—Simeinvitas…—¿Si te invito?—preguntó él acercándose por detrás, y apretándose

contrasuespalda,hundió lacaraensucuello—.Sino fueraporquehasrecorridomildoscientoskilómetrosparaver a tu sobrino,no tedejaríasalir de esta casa en todo el fin de semana. Le apartó el cabello parabesarlamejordebajodelaorejaysusurró—:Losiento,metemo…Susanasoltóunabrevecarcajada—Quevoyatenerqueusarpañuelodecuelloduranteunoscuantosdías,

¿no?ComosiemprequevolvíasdeGranBretaña.

—Lolamentodeveras…Esquemegustatantotucuello…ydespuésdeestarmuchotiemposinvertemecuestacontrolarme.—Daigual.Almenosnoestamosenagosto.—Yahorateprepararéalgodedesayunar,paraqueveasquenosoyun

inútiltotalenlacocina.—Ymeenseñarás lacasa,¿no?Anochemellevasteaoscurasycasia

rastrashastaeldormitorioyaúnnohepodidoveresamaravillosaterrazaquedicesquetienes.—Ven,desayunaremosenella.—Esperaaquemevista,otendrássobretuconcienciaunaccidentede

tráfico.Sepusoel vestido arrugadoydesechó todaposibilidaddeutilizar las

bragasdesgarradas.—Será mejor que conduzcas con cuidado. No quisiera tener que

explicarenningúnsitioporquévoysinbragas.—Notepreocupes,aquícercahayunatiendadelencería.Bajaremosa

comprar algunas, y podrás dejarlas aquí para posibles emergenciasfuturas.—¿Piensasrompermemuchasbragasenelfuturo?—Todaslasquepueda.Sesentaronadesayunarenlaterraza,grandeycuadrada,ymásaltaque

la mayoría de los edificios colindantes, lo que les permitía una ciertaintimidad.Francolocóanteellaunabandejaconsendastazasdecaféyunplatocontostadas,mantequillaymermelada.—Veoqueestáshechotodounhombrecitodetucasa…—Necesidad obliga. Durante la semana desayuno en el bar de ahí

enfrente, El Viale, antes de ir al trabajo, pero los fines de semana mesientoperezosoymepreparoalgoaquí.Tambiénheaprendidoausarelmicroondasparacalentar, la freidoraymesédememoriaelnúmerodePizzaHutySloppyJoe.Susanaserioconganas.—Puessíquecomesbien.—Aprenderéacocinareldíaquetengaparaquienhacerlo.Susanalemirósinatreverseapreguntarsileestabahaciendoalgúntipo

deproposición.Francontinuóhablando.

—Anoche dijiste que no querías quedarte enBarcelona para siempre,que tu intención era regresar al sur cuando hubieras tenido suficientescasosimportantes…¿Puedopreguntartecuántotiempomáspiensasquetellevaráeso?Susana sonrió divertida, adivinando lo que vendría a continuación.

Contestóevasiva.—Esodepende.Ahorallevouncasomuyinteresante,ycalculoqueme

llevaráunos tresmesesmásomenosdejarlo terminado.Ysupongoquecon él podría dar por terminado mi cupo de casos importantes enterritoriocatalán.Desdeluego,nomevendríasinteneruntrabajoquemepermitamantenermeytambiéntendríaquebuscarunsitiodondevivir.Fransonrióylamiróconojospícaros.—¿Quétepareceríavivirenunáticoconterraza?—Noestaríamal.—Yrespectoaltrabajo,teaseguroquetendrásunocuantoterminescon

tucaso,aunquetengaquellamaratodaslaspuertasqueconozcoycobrarcadaunodelosfavoresquemedebenmiscolegasabogadosdeSevilla.—¿Ytupadre?¿Novolveráaintentarevitarlo?—No lo creo. Ahora yo soy influyente también, no soy el chiquillo

reciénsalidodelacarreradehacetresaños.Entoncespudoconvencermedequedejarteeralomejorparati,peroahoranielcieloylatierrajuntospodránhacermeperderteotravez.Hablaré conély leharé saberque sihacealgoparaevitarqueencuentrestrabajo,serálaúltimavezensuvidaquemevea.No, no creoque lohaga.Estavez aceptará lo inevitable, elviejoleónvaperdiendosusgarras.—Esoespero,noquisieraquelascosasseponganentrevosotrospeor

aúndeloqueestán.Lafamiliaesimportante,Fran,aunquenoseaperfecta.Yacadaunoletocacargarconlasuya,aunquenoleguste.—Siestavezaceptalonuestro,tratarédehacerborrónycuentanueva,

yolvidarelpasado.Perosino,romperédeltodoconellosyolvidaréqueundíatuvepadres.Nopermitiréquenosseparendenuevo.Susanaalargólamanoporencimadelamesayleapretólosdedos.—Nadani nadie va a separarnos otra vez, Fran.Aunqueno encuentre

trabajoenSevilla,aunquetengaquegastarmetodoeldinerodemisueldoenbilletesdeavión.Teloprometo.—No hará falta, ya verás como no. Y hablando de familia, ¿sigues

pensandoeniraAyamonteaveratuspadres?—Sí, aunque si túme invitas a dormir aquí esta noche,me levantaré

tempranoycogeréelprimerautobúsdelamañana.—Me gustaría ir contigo.Creo que ya es hora de que conozca amis

suegros.Susanasonrió.—Yalesconocisteeldíadelagraduación.—Estaba tan destrozado ese día que apenas les vi. Ni siquiera puedo

recordarquédije.—Algosobrequeyotehabíadadoclases.—Prometoquesimedejasircontigo,ahoradiréotracosa.—Te advierto que lo primero que te van a preguntar, sobre todo mi

abuela,essitevasacasarconmigo.Ycuándo.Sientequeestámayorysehaempeñadoenvermecasadaantesdemorirse.Te loadviertoparaqueestéspreparado…Nodebesecharledemasiadacuenta.—Claro que le echaré cuenta.Y ahora que lomencionas… espera un

minuto. Se levantó de la silla y se perdió en el interior del piso. Pocodespuésreaparecióconunacajapequeñaenlamanoylarosarojaenlaotra.Susanalacogióyaspirósuperfume.DespuésdeldeHugoBoss,erasuolorfavorito.Fransesentódenuevo,estavez juntoaellaen lugardehacerloen la

silladeenfrente,ycogiéndolelamano,lepreguntó:—Contresañosderetraso,¿quierescasarteconmigo?—Contresañosderetraso,sí.Franabriólacajaycogióelmáspequeñodelosanillosyselopusoen

eldedo.—¿Esenesededo?Noestoymuyseguro.—Daigual.Ahíestáperfecto.Susanacogióelotroanilloyselopusoaél.—Comprometidosoficialmente.Ya está solucionado lode laboda.El

cuándo,cuandotúquieras.—Cuandovuelva deBarcelona, lo prepararemos todo tranquilamente,

sinprisas…paraquenosdétiempoaconviviruntiempoyestarseguros.Franlaabrazóconsuavidadylesusurróaloído.—Yojamásheestadomássegurodealgoentodamivida.

—Yotampoco.—Yahoraserámejorquenosdecidamosairnos,porquemetemoque

siseguimosasí,levamosadejarplantadalatortillaatuhermana.—Sí,esoparece.SesepararonySusanaselevantódelamesa.—Me gustaría compartir esto con Raúl y con Inma… Ellos se han

tragadotodosmismalosmomentos,misbajonesymiscrisis.¿Creesquepodríamospasarporsucasaestanocheunratoparadecírselo?—Meencantaría.Mehacemuchísimailusiónverles.—Lesllamaré.

Pocodespués, llevandounasbragaselegidasporFran,sedirigieronaBormujosparapasareldíaconMercheysufamilia.

InmayRaúlllegarondelacomprayencontraronunmensajedeFranenelcontestadordel teléfono:«Pasaréestanocheacenarconvosotros.Nopreparéisnada,llevaréunaspizzas».—Quéraro…—dijoInmamirandoaRaúlfijamente—.¿Quélepasará?

¿Túcreesquelehabrádadoelbajónotravez?—No lo sé. Creía que lo tenía superado, hace ya tiempo que no se

comportabaasí.—Bueno,cenemosconél—dijoInma—.Yohabíaesperadocenaralgo

ligeritoymeternosprontoenlacama.Hasidounasemanadura.—Si quieres le llamoy le pregunto si puede dejarlo para el próximo

sábado.Esodemeternosprontoenlacamametientamucho.—No.Sabequeandamosmuyliadosytenemospocotiempoparaestar

juntos. No se presentaría de buenas a primeras sin unmotivo.Vamos arecogerestoantesdequellegue.Alasnueveymedia,eltimbredelporterosonóconfuerza.Raúlacudió

aabrir.—¿Quiénes?—Sloopy.—Es Fran —dijo a Inma, que estaba en la cocina, sacando vasos y

bebidas—.Ynoparecetriste.

DejólapuertaentreabiertayacudióaayudaraInmaconlamesa.Inmacolocabaunasservilletascuandosintió lospasosdesuvisitante.Levantólacabezayahogóungrito,mientrascorríahaciaSusana.—¡Susana!Ambasamigassefundieronenunfuerteabrazo.—Dios mío, lo último que pensaba era que tú vendrías con él. Estás

estupenda.—Tútambién.LuegofueRaúlquienlaabrazó.—¡Qué callado te lo tenías! —le dijo a su amigo, mirándole con

reproche.—Eraunasorpresa—dijoFransonriendo.InmasedirigióaSusana.—¿Hasvuelto?—Aúnno,demomentosoloestoydevisita.—¿Hayqueconvencerte?¿Poresotehantraídoaquíestanoche?—No…Franllevaconvenciéndomedesdeayer…yseestáesmerando

tantoquemetemoquenovoyapodernegarme.—Yvoyaseguir,queconste.—Regresaré en unos meses, cuando termine un caso en el que estoy

trabajandoactualmente.—Mealegrasaberquetodovuelveaestarbien—dijoRaúl.Fran le pasó a Susana un brazo por los hombros y le dio un fuerte

apretón.—Todoestácomotienequeestar.—Déjatedeachuchonesyayudaaponerlamesa.Memuerodehambre

ylaspizzassevanaenfriar.Todossepusieronenmarcha.—¿Y vosotros qué tal?—preguntó Susana. Inma extendió los brazos,

señalandoasualrededor.—Puesyaves…Hipoteca,muchotrabajo…—Nomereferíaaeso,sinoavosotros.—Eso de putamadre.A pesar de que tenemosmucho trabajo y poco

tiempoparaestarjuntosúltimamente—dijoRaúl.

—Tenemos que salir adelante hasta que Su Señoría apruebe lasoposiciones.Raúlseacercóaellaylerodeólacinturaconunbrazo.—Tecompensarédespués,teloprometo.Ellalevantólasdejashaciendounligeromohín.—Puedesempezaracompensarmeestanoche.—¡Alaorden!—Noospreocupéis—dijoFran—.Nonosquedaremosmuchorato.Yo

tambiéntengomuchoquecompensar.—Haytiempoparatodo—cortóInma—.Noseosocurrairospronto;

tenemosmuchascosasquecontarnosdespuésdetodosestosaños.Habíanterminadodeponerlamesaysesentaronacomer.Durantelacena,charlaron,rieronyrecordaronviejostiempos.Susana

contósuaventuracatalana,laparteamable,yRaúllapusoalcorrientedecómo le iba a los demás miembros del grupo. Después del helado detiramisú que Inma sacó para el postre, se sentaron en el sofá con losantiguos álbumes de fotos, y los cuatro se dejaron llevar por losrecuerdosylaemoción.SusanateníaagarradalamanodeFranmientrassusojossedeslizaban

por las fotos de su pasado en comúny se sintió como si esos tres añostranscurridoslejosdeFrannohubieranexistido.Pocodespuésde las doce, se despidieron con la promesadevolver a

reunirse lapróximavezqueSusanavinieraaSevilla,ysemarcharondenuevoalpisodeFran.Enelmaletero,Susana llevabaelequipajecon laintencióndedejar allí algode ropapara futurasvisitas.Aldía siguienteambosteníanpensadolevantarsetempranoparasuexcursiónaAyamonte.Encuantolapuertasecerrótrasellos,Raúlechóelcerrojoysevolvió

haciasunovia.—Alfinlascosasestáncomodeben.Ellasonrióyseacercóaél,abrazándoleporlacintura.—Sí.EslaprimeravezqueveoaFranfelizdesdehaceaños.—Susanatampocohadebidopasarlonadabien.—No.Conociéndola,séquehadebidoserterribletambiénparaella.—Me hubiera gustado pasar con ellos un rato más, pero tengo que

confesarquemealegrodequesehayanmarchadotemprano—dijoRaúl

deslizandolamanoporlascaderasylasnalgasdeInma.—Terecuerdoqueessábadoytetocarecogerlacocina.Él se inclinó y rozó sus labios con suavidad. Inma abrió la boca y el

beso se prolongó durantemucho rato. Cuando se separaron, ella ya norecordabasusúltimaspalabras.Raúlselasrecordó.—¿Estásseguradequequieresquerecojalacocinaahora?—¡Eresuntramposo!Mañanaserádomingoymetocaráamí.Élsonrióconpicardía.—¡Túmandas!—dijosoltándolayhaciendointencióndevolverse.—¡RaúlHinojosa!Noseráscapazdedejarmeplantadaahora…—Lacocina…Inmaleechólosbrazosalcuelloylebesó.—Mañana.Perolarecogerástú,teloadvierto.—Loprometo.Yademás te llevaréeldesayunoa lacamayvolveréa

metermeenelladespués.Vaguearemoshastaelmediodía.—¿Ahorasellamaasí?—preguntóInmasonriendomientrassedirigían

aldormitorio.

DespuésdepasareldíaenAyamontedondelafamilia,yespecialmentela abuela de Susana, acogió a Fran con grandes muestras de cariño,regresaronaSevillaalatardecerparaqueellapudieracogerelvuelodelasnueveaBarcelona.Sedespidieronenelaeropuertodelantedelapuertadeembarque.—Llámamecuandolleguesacasa—lepidióél.—Serátarde.—Razóndemás.Yahabréempezadoaechartedemenos.Susanasonrió.—¿Cuándovolveréaverte?YonopuedodejarBarcelonaalmenosen

dosotressemanas.Empiezaeljuicioyprobablementetendréquetrabajarlossábados.—Dentro de una semana empieza la feria, y ya sabes que aquí nos

tomamos eso muy en serio. Adelantaré trabajo y me daré un salto aBarcelona.—¿Todalasemana?—dijoellaconlamiradaradiante.

—Sitecreescapazdeaguantarmetantotiempo,sí,todalasemana.—¿Puedestomartetantotiempo?—Soymipropiojefe.Esotienesusventajas.Solotengoqueinformara

mipadredequenoiréatrabajar.—¿Yvasadecirledóndevas?—Porsupuesto.Nopiensoempezarcontapujosysecretosotravez.Voy

ahablar con élmañana en cuanto tengaocasióny le dejaré claro cómoestánlascosas.Yestaveztendráqueaceptarlo.—¿Ysinolohace?—Te lo diré para queme busques trabajo enBarcelona. Pero de una

formaodeotra,deaquíaunosmesestúyyoestaremosviviendojuntos.Esoesloqueimporta,¿no?Daigualellugar.—Sí…daigualellugar.Lamegafonía anunció el vuelo de Susana. Esta se dirigió al torno y

antesdecruzarlo,seabrazaronporúltimavez.Conloslabios,FranapartóelpelodelcuellodeSusanaylediounchupetónjustodebajodelaoreja.—Nomehepodidoresistir—lesusurróaloído.Ellasonrió.—Veoquevoyatenerquecompraralgunospañuelosyalgunaropacon

cuello vuelto. No estaría bien que me presentara en el juzgadoasiduamenteconelcuellollenodemoretones.Sesepararon.—Cuídate…—Tambiéntú.—Hastapronto,amor.—Hastapronto.Tellamaréestanoche.Susana cruzó el torno hacia la puerta de embarque con el calor del

cuerpo de Fran todavía en los brazos y el olor penetrante aHugoBossinundandosussentidosdenuevo.

Capítulo36

Ayamonte.Marzode2007Franestiróunavezmásdelbordedelamangadelachaqueta.Hacíaun

calor terrible para tratarse del mes de marzo, pero Andalucía era así,imprevisibleencuantoaltiempo.MiródenuevohaciaelfinaldelacalleesperandoveraparecerelcochequetraeríaaSusanayasupadrehastalapuertadelaiglesia.Eransolotrescalleslasqueteníaquerecorrer,perohastaquenolavierallegarnoibaaquedarsetranquilo.Merche,asulado,ejerciendodemadrina,letocósuavementeelbrazo

paratranquilizarle.—Respira, Fran. No va a dejarte plantado en la puerta de la iglesia.

Desdeeldíaenquetevioporprimeravez,mihermanahavividosoñandoconestemomento.—Ya.—Mira,ahíllega.Sumiradaseclavóenelinteriordelcocheysonriócuandoelpadrede

Susana se acercó a abrir la puerta a su hija menor. Fran tragó saliva.Estabapreciosa, con el pelo recogido en lanucayunvelo cortoque lecaía sobre la espalda. Sabía que Susana no era considerada ningunabellezaporlamayoríadelagente,peroparaélnohabíaningunamujernilamitaddeatractiva.Susmiradassecruzaronyenunsegundosedijeronmuchascosas.La

emociónaflorabaensusojos,tantocomoenlosdeél.Agarradadelbrazodesupadre,Susanapasópordelanteparaentraren

la iglesia y tuvo que hacer un soberano esfuerzo para no inclinarse abesarla.Mercheseagarródesubrazoylesusurró:—Tranquilo, Romeo, ahora no es el momento. Ya la tendrás para ti

solitoestanoche.—Yel restodemivida—dijomientrasenfilabael largopasillobajo

losacordesdelamarchanupcial.—¡Jajaja! eso es lo que tú te crees. Solo hasta que empiecen a llegar

niños. Desde ese momento tanto tú como ella seréis esclavos de los

pequeñostiranos.Fran sonrió recordando cómo el hijo de Merche, de once meses

monopolizabalaatencióndetodoslosadultos,incluidalasuya.LapequeñaiglesiadelpueblodondeSusanahabíasidobautizada,yque

estabasiendo testigodesuboda,estabarepletade la familiadeella.PorpartedeFran, solo suspadresestabanpresentes, sentadosal finalde losbancos.Magdalenahabíarehusadoserlamadrinadesuhijosilabodanosecelebrabasegún loqueellaconsiderabaapropiadoasurangoynivelsocial, pero tanto Fran como Susana habían preferido algo íntimo yfamiliar.Padres, tíos,primos,suabuelaquehabíaabandonadolacamaysentada en una silla de ruedas contemplaba emocionada como su nietafavorita daba el «sí quiero».Y enun ala lateral, todos sus amigosde lafacultad, presididos por Raúl, que estrenaba título de juez al fin. Niabogadosderenombre,niclientes,nicompromisossociales,solofamiliayamigosdelosdeverdad.YManoli,quesesentabajuntoalamadredeSusana, ocupando un lugar del primer banco, el banco destinado a lafamilia. En esta ocasión, le había dicho Fran, nada de ver la ceremoniadesdeatrás,niescondida.Susana,alregresardeBarcelona,habíaaceptadounaofertadetrabajo

del padre de Raúl, ocupando el puesto que este había dejado libre alaprobarlasoposiciones,habíaformadoequipoconInmayjuntaseranuntándem casi invencible. Fran solía burlarse de ellas diciendo que no legustaríatenerlasencontraenuntribunal.Despuésdelaceremonia,celebraríanunabarbacoaeneljardíndeuno

delostíosdeSusana,algoinformalyqueprobablementeseprolongaríahasta bien entrada la madrugada. Fran estaba seguro de que sus padresapenasharíanactodepresenciaenella,siesquelohacían.Magdalenanoosaríaponerlospiesenunacelebracióntanpocoortodoxa.LaceremoniaselehizoaFraneterna.Yencuantoacabó,aunqueenlas

bodasespañolasnosolíausarseel«yapuedebesara lanovia»,nopudocontenerseyagarrándolelacaraconambasmanoslabesóenelaltarconuna pasión que a ella le hizo desear escaparse de la barbacoa lo másprontoposible.EloloraHugoBoss le inundó lossentidosunavezmásmientraslebesaba,ajenosambosalossilbidosylasbromasdeprimosyamigosdequedejasenalgoparalanoche.—Ya eres mía, empollona… solo mía. Bueno, hasta que lleguen los

enanos.—Tequiero,Figueroatestarudoycabezota.—Benditalahoraenquetequedastesingrupoparahaceraqueltrabajo.—Lomismodigo.Salierondelaiglesiadelbrazo.Asualrededorsearremolinabancaras

sonrientes, rostros queridos, pero ellos solo veían el futuro feliz yprometedorqueteníanpordelante.Besos,abrazos, todosqueríanfelicitarlesyduranteunratonisiquiera

fueronmuy conscientes de a quién saludaban. Raúl se quedó el último,abrazóasuamigoconfuerzaylecomentó:—Telodijedesdeelprincipio,tío,quelaempollonaqueríapescartey

nomequisistehacercaso.Ahora,yanotieneremedio.Susanasoltóunacarcajada,yañadió:—Siemprequisepescarlo,peroelquemegustabaerastú,noloolvides.—Yestegilipollasqueriendoemparejarnos.—¿Gilipollas,yo?¿Yladeinfusionesquetútetragasteparaquenote

llamarancapullo?—¡PorDios,quétiempos!—Losqueestánporvenirseránmejores,yaloverás.

Entraron al coche, mientras los invitados se dirigían al lugar de lacelebración.Apenaslapuertasecerrótrasellos,Franlaabrazódenuevoyvolvióabesarla,ignorandoalprimodeSusanaqueconducía.Luego,lamirófijamenteylesusurróaloído:—Voyadedicarcadadíademividaahacertefeliz.—Yotambién,Fran.—Y…paraquetevayasacostumbradoalaidea…—Quieresfamilianumerosa…losé.—¿Losabes?—Por supuesto que sí. Nunca he olvidado una vez que me dijiste lo

tristequeeracriarsesolo.—¿Y?—Tendrástufamilianumerosa.Labesóotravez.

—Peronoempecéisabuscarlaahora,esperadaluego,chicos—saltóelprimodesdeelasientodelantero.Franseseparódemalagana.—¿Tenemos que estar mucho tiempo en la barbacoa? —preguntó

buscandolamiradadesumujer.—Hastaqueseacabe.—Joder…Ellaseechóareír.—Bueeeno,sisealargamuchonosescapamos.Franlecogiólamanoypermanecieronasíhastaquellegaronallugar

delacelebración.EltíodeSusanavivíaenlasafueras,enunacasaconunampliojardín

quesehabíaconstruidoélmismo,ayudadodehijos,hermanosysobrinos.Al bajar del coche, les recibieron con sendas copas de cava, para

brindarporlafelicidadfutura.Encontradeloqueesperaban,lospadresdeFranseencontrabanpresentes,Magdalenasubidasobreunosaltísimostaconestotalmenteinapropiadosparaelterrenoquepisaban,enunrincónconunacopadevinoenlamano;FranciscohablabaconRaúl.Se habían dispuesto unas mesas bajo un toldo en las que estaban

sentadoslosmayores,elrestocirculabaysemovíaconplatosdecomiday bebidas en las manos. Fran y Susana se separaron, atendiendo ycharlandoconamigosyfamiliares.Enunmomentoenquesequedósola,Susana sintió una mano tocarle suavemente el hombro. Se volvió y seencontrócaraacaraconalpadredeFran.Teníadoscervezasenlamano.—¿Túnocomesnibebesnada?—lepreguntó—.Estudía.—Estoy ocupada. Precisamente porque esmi día, debo atender amis

invitados.—Deja que cada uno se busque la vida y tú disfruta un poco. ¿Una

cerveza?—dijoofreciéndoleunodelosvasos—.¿Oprefieresotracosa?—Lacervezaestábien;hacecalor.—Aceptóelvasoylediounlargo

trago—.Gracias.—Megustaríahablarcontigounmomento,asolas.—Claro—dijoapartándoseunpocodelosdemásycolocándosebajo

lasombradeunárbol—.Usteddirá,Francisco.—Tú, por favor, yFrancisco esmi nombre de abogado.Mis amigos,

losdeverdad,mellamanPaco.—Vale.—Susana… quiero pedirte perdón por el daño que os he hecho ami

hijoyati.Ellaparpadeóporunmomento.—Amíno…esaFranaquientienequepedírselo.—Yalohice.Anochecenéconélyestuvimoshablando.Yatitambién

tengoque pedírtelo, claro que sí.Mi hijo siempre tuvo razón, yo nuncaentendí el tipo de relación que os unía…Yo nunca tuve algo así enmimatrimonio. Os envidio, chiquilla… sanamente, pero os envidio. Y megustaría que me dejéis participar de eso, de vuestra vida y de vuestrafamilia… No seré un suegro pesado, lo prometo; algún café, algunacomidajuntos…disfrutardemisnietossiundíatenéishijos…—Puesclaroquesí,Paco.Siempreserásbienrecibidoennuestracasa.—¿Unabrazo?Susanasedejórodearporlosbrazosabiertosdesusuegro.—Bienvenidaalafamilia,Susana.—Gracias.Esteeselmejorregalodebodaquenadiemehahecho.Que

Franrecupereasufamilia.—Notehagasdemasiadas ilusionesrespectoaMagdalena.Ellaquería

irsedespuésdelaceremonia,peroyoledijequesemarcharasola,queyonoibaaperdermelabodademiúnicohijopornadadelmundo.Yahora,¿puedoponermeunpocomáscómodo?Todoelmundoseestáquitandolachaquetaylacorbatayyomeestoyasandoconellaspuestas.—Claro,dámelasytelasguardarédentro.Conlachaquetaylacorbatadesusuegroenelbrazo,Susanaentróen

lacasa,dispuestaellatambiénaponerseunpocomáscómoda.Entróenlahabitaciónhabilitadaparaguardar la ropaybolsosde los invitadosysedispusoaquitarseelvelo.LapuertaseabriódandopasoaFran.—Tehevistohablandoconmipadre.Ydándoleunabrazo.—Sí,mehapedidoperdónymehadadolabienvenidaalafamilia.—Anochecenamosjuntos.—Melohadicho.Mealegromuchísimo,Fran,dequehayasrecuperado

atupadre.—Yotambién.

—¿Puedesayudarmeaquitarmeesto?—dijotocándoseelvelo—.Dauncalorterrible.Se dio la vuelta y Fran hurgó durante unosminutos con horquillas y

alfileres hasta que logró desprender la prenda. Luego, siguió con lacremalleradelvestido.—Elvestidono,soloelvelo.—Elvestidotambién…,memueroporverloquehaydebajo.—Pocacosa.—Poresomismo.Seacercóalapuertayechóelpestillo.—¡Fran!—Losiento,nena…nopuedoesperarhastalanoche.¿Unorapidito,y

luegovolvemosalabarbacoa?—Deacuerdo—dijodejandoquelequitaraelvestidoycolgándosede

sucuello.Franlaempujócontralaparedyempezóabesarlaconurgencia.Ellale

aflojólacorbatayledesabrochólacamisa,sacándoseladelospantalones.Veinte minutos después, reaparecían con la ropa arrugada y los ojos

brillantes, para mezclarse con los invitados de nuevo. Dispuestos aempezarsuvidadecasados,unavidaqueestabansegurosestaríaplagadademomentos buenos ymalos, fáciles y difíciles, pero que ellos sabríansobrellevarporquejuntoserancapacesdecomerseelmundo.

Epílogo

Sevilla.Mayo2011SusanaaparcóelcochedelantedelacasadondevivíaenEspartinas.En

elasientodeatrás llevabaasusdoshijosmayores,a losqueacababaderecogerdel colegioy laguardería respectivamente. Javi,decuatroañosera un crío rubio como su padre y con la complexión delgada de ella,tranquilo y reposado.Probablemente en el futuro también se convirtieraenelempollóndelaclase,porquesentíaunansiainnataporsabercosas.Era infatigable haciendo preguntas cuando cogía un tema que leinteresaba.Raúllellamaba«DonPorqué».A su lado, en otra silla infantil, se encontraba Sergio, un añomenor.

Este era un auténtico diablillo, simpático, cariñoso y zalamero como élsolo. Físicamente no se parecía a ninguno de ellos, Fran se burlabadiciendo que se lo habían cambiado en el hospital, pero en su carácter,Susanaveíamuchodesupadre.Siempreestabainventandodiablurasylestraíadecabeza tantoaelloscomoaManoliquehabíacambiadodecasacuandoSusanasequedóembarazadadeJavi.Sergio,aligualquelepasabaaFran,eracapazdeconseguirhacerseperdonarcualquiercosaabasedebesosyabrazos.ErafrecuentequesepresentaraencasaconundibujoounaflorparasuspadresoparaManoli,quelosteníatodospegadosenlosmueblesdelacocina.YelpequeñoHugo,todavíaencasaalcuidadodelaTata,apenastenía

dieciochomeses.EseeraindudablementehijodeSusana.Susmismosojososcuros, sumismo pelo y sumisma complexión delgada. Y cabezota ytestarudocomotodossushermanos;enesosuspadresdiscrepabanycadaunodecíaqueeserasgodesucaráctereraheredadodelotro.Susanadecíaque eran Figueroa de pura cepa y Fran añadía que la testarudez eraRomero.SusanaentróconsushijosenlacasayencontróaManolienlacocina

conelpequeñosentadoenlatronaconuntrozodepanenlamano.—¡Mmmma!—Hola, cariño. ¿Cómo ha ido hoy la mañana?—dijo acercándose a

besarasuhijo.Elpequeñoleechólosbrazosalcuello,yellalocogióylediounfuerteachuchón—.¿Tehasportadobien?—Muybien—dijoManoli—.Hadesayunadodosveces.Menosmalque

saleatiynoengorda.—Sí,menosmal.Esunpequeñotragón.¿Quéhayparacomer?—Macarrones.—Deja que adivine… viene Marta a almorzar con nosotros —dijo

conscientedequelosmacarroneseranelplatofavoritodelahijadeInmay Raúl, una preciosa niña de la edad de Sergio. Ambas amigas habíanestado embarazadas a la vez y los niños apenas se llevaban once días.Martapasabaconellosmuchosfinesdesemanacuandosuspadresteníanguardia en el juzgado, disfrutandode la piscinade losFigueroayde lacompañíadelostresniñosquelaadoraban.—Enefecto.HallamadoFrandiciendoquelarecogíaantesdevenir.—¿VieneMarta?—preguntóSergioconunasonrisa.—Sí.—¡Bieeeennnn!—Pero hoyme toca amí jugar con ella el primero—dijo Javimuy

serioensupapeldehermanomayor.—Nooo,Martaesmiamiga…tenemoscasielmismocumpleaños.—Peroyosoymayorycuidodeella.—¡Madtamía,mía,mía!—añadióelpequeño.—Bueno, bueno, va a estar todo el fin de semana.Habrá tiempopara

quejuegueconlostres.Ymejoraún,podéisjugartodosjuntosconella.Loshermanossemiraronunosaotrosnomuyconvencidos.—Venga,chicos,lavaoslasmanosycambiarosderopa,queencuanto

lleguenpapáyMartavamosacomer.Yovoyahacerlomismo.Subióasuhabitaciónybajóunosminutosdespués,trascambiareltraje

de chaqueta que solía usar en el trabajo por un pantalón corto y unacamiseta.—¿Quépuedoirhaciendo?—preguntóaManoli.—Está todobajocontrol, relájate.Teesperaun finde semanaagitado

contodoslosniños.—Nocreas—dijoacercándoseal frigoríficoyabriendodoscervezas

leacercóunaaManoliylediountragoalaotra—.HacecaloryFranlos

tendrátodoeltiempoentretenidosenlapiscina.Hugo,quehabíavueltoalatrona,alargólasmanospidiendocervezaél

también.—¡Quiedo!Susanaleacercósubotelladeagua,elniñoeraincapazdevercomero

beberaalguiensinpedir.—Voyhaciendolasalsa—dijoManoli.—Yoiréponiendolamesa.La cocina, enorme, tenía forma de u y al otro lado de uno de los

lateralesteníaunamesadondesolíancomeramediodía.Enaquelmomentosintieronabrirselapuertadelpequeñojardínylos

doshermanosquepermanecíanenlaplantadearribabajaronlaescaleraentrombaysalieronarecibirasuamiga.Desdelaventanadelacocina,Susanavioalosdosniñostratardeacapararlaatencióndelachiquilla.FranentróenlacocinaybesóasumujeryacontinuaciónaManoli.—Macarrones,supongo.—Enefecto,contomateparalosniños,carbonaraparanosotros.—¿Yanosestásmalcriandootravez?Bastaconquehagasunacomida

paratodos.—Esohehecho…macarronespara todos.Ynoprotestabas cuando te

hacíacroquetasaespaldasdetumadre.—¡Touché!—dijoquitándoleaSusanalacervezadelamanoytomando

unlargotrago.—¡Haymásenelfrigorífico!—Estaestámásbuena.¿Quétaleldía?—Complicado.Eneljuzgadotodalamañana,¿yeltuyo?—Muchotrabajodecampo,perotranquiloysinprisas.Losniñosentraronenlacocina.—Madtaaaa,toma—dijoHugoalargándolelabotella—.Comopapá.Javiercogióunabotellanuevayselaalargóalaniña.—Estaesparaellasola,Hugo.—Notengosed.—Yotampoco—dijoSergiosituándoseasulado.—Vamos arriba y yo te llevo la mochila —dijo Javi de nuevo,

intentando coger la pequeña mochila con una muda de ropa queMartateníacolgadaenlaespalda.—Selallevoyo,quesoymásfuerte.—Peroyosoymayor.—Lallevoyosola.Soymuyfuerteynonecesitoanadiequemellevela

mochila.Seperdieronporlaescaleraendirecciónalaplantaaltadondeestaban

losdormitorios.—Madtaaavennn.Notevayas—dijoHugoqueriendobajardelatrona

élsolo.Franlocogióparallevarloarribaconelresto.—Creo que en el futuro podéis tener un pequeño problema con estos

niños—dijoManoli.—Esome temo…Miedomeda la idea de tres Figueroa adolescentes

llenosdehormonasylapreciosaMartaenmedio.—Bueno…hayunaposiblesolución—dijoFranguiñandounojo.—¿Quésolución?Fran,queconozcoesamirada…—Si vamos a por la niña, se hará lamejor amiga deMarta y ella se

despegaráunpocodeloschicos.—Hugo vino buscando la niña. Dijimos familia numerosa y ya la

tenemos.—Bueno,pero…unaniña…¿Notegustaríacomprarvestidosademás

depantalonesypeinarcoletasyesascosas?—Anda,subeycámbiate.Consuhijopequeñoenbrazos,Fransubiólasescaleras.Susanalomiró

mientraslohacíaysintióquesucorazónrebosabafelicidadunavezmás,al contemplar la maravillosa familia que tenía. Manoli, a su lado, lepreguntó:—¿Qué,niña…tevasadejarconvencer?Susanamiróalamujeralaqueprofesabaunentrañablecariño.Manoli

eraunamásdelafamilia.—Probablemente. Hay pocas cosas que ese diablo demaridomío no

consigademísilopidedelaformaadecuada.Yelmuyladinosabebiencómohacerlo.Apartedequeamítambiénmegustaríapeinarcoletas…—Simiopinióncuentaparaalgoenuntematanpersonal…tambiényo

estaríaencantadaconunaniñaenlafamilia.

—Puesclaroquecuenta.Nosécómosobreviviríamossinti.Ysinoteapeteceseguircambiandopañales…—Meencantacambiarpañales,Susana.Franfueminiñoytushijosmis

nietos, Sois mi familia. Y peinar coletas estaría genial, aparte de quepodríahacerlevestidosenmisratoslibres.—Entonces, dejaremos que Fran se salga con la suya…, pero no le

digasnimediapalabradeestaconversación.Quierohacerqueseesfuerceenconvencerme.—Soyunatumba.Susanaterminódeponerlamesayseacercóalaescaleraparallamara

sufamiliaacomer.Despuéspasaríanlatardeenlapiscina,dondeFranseocuparíadelosniñosyjugaríaconelloshastacaerextenuado,peronuncahastaelextremodedormirsesin«buscar»alaniña.Susanaestabaseguradequeunavezcon la ideaen lacabeza,nopararíahastaconvencerla,yFransabíaqueelmejorsitioparaconvencerasumujerdealgo,eraenlacama.

Agradecimientos

Quieroagradeceratodosaquelloschicosychicasquepasaronpormicasamientrasescribíaestanovelayquemeayudaronahacermeunaideadelmundo juvenil y estudiantil, de su formade hablar, de divertirse, decomportarse.Deesa formaespecialdeentender la amistadque luego sepierdeconlosañosylosentresijosdelavida.