¿somos latinoamericanos?...nación américa latina o latinoamérica fue término ya empleado en...
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¿Somos latinoamericanos?
JUAN M. LOPE BLANCH
En verdad, no lo somos. Americanos sí,
en cuanto nativos o residentes de América; pero latinos, no, puesto ~ue no ha
blamos latÍn. Hablamos, sí, una lenguaneolatina, la española, de manera que podríamos denominarnos "neolatinoamericanos".Pero eso no nos definiría verdaderamente, nonos distinguirla de otros grupos humanos quetambién son neolatinoamericanos, como losfrancohablantes de Québec, de HaitÍ y de laGuayana francesa, o los grupos de italianos ode rumanos residentes en América. Todosellos hablan una lengua neolatina o románica:francés, italiano, rumano. Pero si lo que queremos es definirnos como habitantes de algunode los países que se extienden al sur del ríoBravo, hasta llegar a la PatagoIÚa, habremos dellamarnos hispanoamericanos o iberoamericanos, pero no latinoamericanos, como tanimpropiamente nos denominan otros pueblosy nosotros mismos hemos aceptado denominarnos. Lo cual es, desde el punto de vistaIingíüstico e histórico, un solemne desatino.
En efecto, Latinoamérica sería el conjunto de territorios americanos en que se hablealguna lengua neolatina -no específicamenteel latÍn. Pero cuando hablamos de latinoamérica, nadie piensa en la zona francófonadel Canadá --esto es, en Québec-, IÚ enHaitÍ IÚ en las pequeñas Antillas -Martirúcay Guadalupe--, IÚ en la Guayana francesa, nimucho menos en los amplios barrios de losEstados UIÚdos en que la lengua italiana es elidioma materno de gran parte de su población. Cuando hablamos de Latinoaméricapensamos, precisa y específicamente, en elconjunto de países en que se habla españoloportugués, esto es, en todos los pueblos quevan desde el norre de México hasta el sur de laArgentina, pasando por ese gigantesco país dehabla portuguesa que es el Brasil. Naciones,pues, hablantes de españolo de portugués, esdecir, hablantes de las dos lenguas iberorománicas, las dos lenguas neolatinas --descendientes del latÍn- que se generaron en laantigua Hispanía. Somos, pues, hispanoamericanos o iberoamericanos, no sólo, ambiguamente, "neolatinoamericanos", como losfranceses o aun los italianos y rumanos queviven en América.
Hagamos un poquito de historia, paraprecisar y justificar estas afirmaciones.
Aunque hay quien sostiene que la denominación América Latina o Latinoamérica fuetérmino ya empleado en 1850 por el colombiano Torres Caicedo, su nacimiento "oficial" parece ser obta de un francés, el sefiorTisserand, según ha sefialado John L. Phelanen un imporrante trabajo:
L. M. Tisserand... realizó la ceremonia de'cristianización' en 1861 [en la Revue desRam Latines]. Antes de 1860 [la denominación] I'Amérique Latine, hasta dondellegan mis conocimientos, no se habíanusado nunca en la prensa francesa. 1
y precisa el profesor Phelan que "antesde 1860 los términos usados comúnmenteen Francia para Hispanoamérica eran Nouveau monde, l'Amérique du Sud y les Républiques hispanoaméricaines", pero nunca
. hasta entonces el de Latinoamérica. Estadenominación fue empleada entre .1861y 1868, por seis autores franceses y dos hispanoamericanos residentes en Francia. Eltérmino Latinoamérica tiene, pues, su cunaen la patria de Napoleón. Y responde a "intereses particulares" de gobernantes -Napoleón III, sobrino del Gran Corso-- yde políticos -Michael Chevalier- franceses precisamente. Tan gálico nombre
no fue creado de la nada. Latinoamérica fueconcebida en Francia durante la década de1860, como un programa de acción para incorporar el papel Ylas aspiraciones de Franciahacia la población hispánica del NuevoMundo.2
El emperador Maximiliano de Habsburgofue punta de lanza de esos intereses, loscuales fueron causa de la intervención francesa en México. Aunque inicialmente talesintereses hayan sido sobre todo políti-
I Véase su ensayo sobre "Panlatinismo, la intervención francesa en México y el origen de la idea deLatinoamérica", en la revista lAtinoamirica: Anuariode Ertudios lAtinoamericanos, Núm. 2, México, 1969,pp. 119-141. (Véase, en especial, p. 138 y nota 39.)
2 John H. Phelan, art. cit, p. 141. La idea de"Latinoamécica" fue propia del f.unoso economistapolítico Michel Chevalier pero no fue él quien acuñóel nuevo nombre.
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cos, posteriormente se han ido extendiendo a los planos cultural, histórico, social y-como hemos sefialado- lingüístico.
En épocas anteriores a la aquí consignada, el nombre de estas tierras "de la Américaingenua que tiene sangre indígena, / que aúnreza a Jesucristo y aún habla en español", según las defmió Rubén Darío en el apasionadopoema dedicado A Rooseve/t, había sido,además del d~ Indias occidmtaks, el de América española, o Hispanoamérica o, simplemente, el de América a secas. Durante los siglospasados, en efecto, el nombre de América seaplicaba precisamente a la América de lenguaespañola, no a la angloparlante. América era,por antonomasia, la hispánica; la del noneera la que necesitaba todavía de una especificación delimitadora: la América inglesao anglosajona. Una de las más insignes figurasde nuestra cultura hispanoamericana, donAndrés Bello, al escribir su famosa Gramática,la destinaba "al uso de los americanoS', que noeran los anglohablantes de los Estados Unidos de Noneamérica, sino precisamente sus"hermanos americanoS' de los países de hablaespañola, que integraban lo que para él -ypara otros muchos hombres de su tiempoera la América por antonomasia. Y antes deque naciera en Francia ese nombre de Latinoamérica, ya había empleado el propio AndrésBello -como lo hicieron orros eruditos de sutiempo- el nombre de Hispanoamérica, máspreciso y acorde con la realidad geográfica ylingüística que se trata de designar.
Desde el punto de vista filológico --esdecir, lingüístico, literario e histórico conjuntamente-, no cabe duda de que el nombreLatinoamérica es totalmente inapropiado paradesignar, específicamente'; a los territoriosamericanos de lengua española (y portuguesa); no lo sería -como antes he indicadosi se tratara de incluir en él los territorios enque se habla francés (e italiano). Así pareceseñalarlo Leopoldo Zea en el número fundacional de la revista Latinoamérica (1968): "ElBrasil, urúdo a Hispanoamérica, da origen a lallamada América Ibérica o Iberoamérica... Ladenominación América Latina pretende sermás amplia, y descansa en el origen latino delos pueblos que la colonizaron, incluyendoel francés." Pero da la casualidad de que-como antes apuntaba- cuando se hablahoy de Latinoamérica nadie alude -IÚ nadieinduye- a los territorios americanos en quese habla francés, sino únicamente a los paísesde lengua espafiola o portuguesa.
Suele hablarse también de la literaturalatinoamericana y de su enorme éxito durantelas últimas décadas, tanto en América comoen Europa. Pero ¿es que existe, en verdad,una literatura latinoamericanti? Cienamenreque sí: yes la que, en lengua latina, se escribióen América durante los siglos XVI a XVIII.
Literatura verdaderamente latinoamericana,
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puesto que estaba escrita en 1atIn, por humanistas ammcanos, la cual a1canz6 sorpren
dente esplendor durante aquellas centurias, y
ha sido esrudiada ya por especialistas comoGabriel Méndez Plancane o Ignacio Osorio.3
Pero no se puede calificar como latinoammcana a la literarura escrita es espafiol porGabriel Garela Márquez, Rubén Darío, Juan
Rulfo, Jorge Luis Borges o Sor Juana Inés dela Cruz. Lo que estos grandes escritores hacenes Iiterarura hispanoammcana.
Cieno es que los tres nombres que hoy
se barajan -Latinoamérica, Iberoamérica eHispanoamérica- tienen su razón de ser y
son, todos, válidos. Pero deberíamos em
plearlos adecuadamente. Sólo deberemosusar el vocablo Latinoamérica si queremosdar cabida en su alcance a todos los pueblos
o territorios americanos de habla neolatina:espafiol, porrugués y también francés, einclusive los islotes italohablantes. Es decir,
Latinoamérica frente a Angloamérica y también frente a Indoamérica e indoammcanu;que a los pueblos aborígenes les corresponde
esta denominación específica. En lo que respecta a Iberoamérica, frente a Hispanoamérica, cabe hacer algunas precisiones.
No son pocos quienes piensan que elúnico nombre adecuado para todos los países de América simados al sur del río Bravo
es el de Hispanoamérica, por considerar que laantigua Hispania romana abarcaba también
la Lusitania, es decir lo que es el Ponugal de
nuestro tiempo. Así, el uruguayo José EnriqueRodó, aunque defensor del nombre Iberoamérica como el más adecuado para designaral conjunto de países de lengua espafiola yportuguesa, no dejaba de considerar viable la
posibilidad de llamar Hispanoamérica a todo
ese conjunto,
ya que siendo el nombre de España, en susentido original y propio, un nombre geográfico, un nombre de región, y no un nombrepolítico o de nacionalidad, el Porrugal de hoytiene, en rigor, tan cumplido derecho a panicipar de ese nombre geográfico de Españacomo las panes de la península que constiruyen la acruaI nacionalidad española.4
Rawnanúento éste coincidente con elexpuesto por el portugués Almeida Garretsobre el hispanismo de sus compatriotas: "Somo Hispanos e devemos chamar Hispanos acuantos habitamos a península hispánica."
3 Del primero, cabe recordar el libro sobre elHumanismo maicano tÚl riglo XVI (UNAM, México,1946) o el dedicado a los HumanistaJ del siglo XVIII
(UNAM, 1941); del segundo, el estudio sobre Janoo la Iiterarura neolatina de México (UNAM, 1981) Yla Flomta tÚ grarruitica, poltica y retórica en NuroaEspaña, 1521-1767(UNAM, 1980).
4 Véase su articulo "Ibero-América" incluido enEl mirador tÚ Próspero, vol. 11, Editorial América, Madrid, 1920, pp. 112-114.
Cosa que había hecho ya el gran poeta lusitano Luis de Camoens, al llamar a los porru
gueses "huma gente fonissirna de Espanha".5
También el fundador de la moderna filología espafiola, don Ramón Menéndez
Pida!, consideraba que el Btasil queda perfec
tamente integrado en el nombre Hispanoamérica, ya que "el nombre de España ruvo
siempre en nuestra lengua el sentido amplio
dellarin Hispania desde que en la Crónica tÚ
España de Alfonso el Sabio, se incluyó la historia de Porrugal hasta hoy".6 Y así RaúlGrien sostiene que no debe hablarse de Iberoamérica, sino sólo de Hispanoamérica, por
que no existe como lengua ibera que justifique ese nombre derivado de ella:
La América Española, la porruguesa. la francesa, etc. lo son porque hablan esas lenguasoficialmente, no porque pertenezcan a España, PorrugaI o Francia. En este ¿OnteJCto, elesquema se destroza metiendo a los iberospot medio, puesto que no existe hoy unalengua íbera.?
Sin embargo, no cabe olvidar que el
español y el portugués -así como el catalán- son lenguas iberorrománicas, y asíse denominan científicamente en la lingüística románica y en la Lingüística general,
por cuanto que son lenguas neolatinas --esdecir, románicas- habladas en la antigua Iberia, la tierra de los pueblos que losgriegos llamaron íberos. Creo, además, que
conviene mantener, por razones prácticas,
la distinción entre Hispanoamérica e Iberoamérica. En efecto, aunque históricamente,
como parte del Imperio romano, Hispaniaera el nombre de toda la península, no esmenos cieno que el derivado directo, por
normal evolución fonética, de la voz latina
Hispania ha sido el actual nombre deEspaña,8 el cual no incluye ya a Porrugal. Yla lengua de Espafia es el espafiol, no el
portugués. De manera que para el sentirlingüístico de nuestros días, el gentilicio español no incluye, de ninguna manera, a losporrugueses. Los cuales, no obstante ello, síson, como los espafioles, habitantes de laPenínsula Ibérica. De ahí que, en lingüística,
j Así lo recuerda José A Calderón Quijano en sucomunicación sobre la "Vigencia del término Hispanoamérica", CSle. Sevilla. 1973. pp. 5-24 (cfr. p. 19).
6 Citado por Francisco Sánchez Castañer, "Amanera de prólogo", Anales tÚ Literatura Hispanoamericana, 1, 1972, pp. IX-XXVIII.
7 Cfr. "No a Iberoamérica". en El Paú, 15 deoctubre de 1980, pp. II -12.
a La Ir inicial era ya muda en dladn clásico;había dejado de pronunciarse, y por ello desapareció de la ortografía española. La i breve delladn setransformó siempre, en castellano, en e, corno enel caso de pilu>pelo. Y la secuencia ni se resolviónormalmente en ñ, corno en sania>saña.
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las lenguas ibmJrrománicas sean el espafiol yel porrugués, así como el catalán.
En síntesis, debería usarse el términoHispanoamérica cuando se haga referencia alos diecinueve países americanos de lenguaespafiola, y emplearse la voz Iberoaméricacuando a ellos quiera sumarse el Brasil.9 Eluso inadecuado de ésos y Otros términos
emparentados con ellos desemboca enverdaderos galimatías lingüísticos, étnicos ysociales, como es el de llamar hispanos a losamericanos de habla espafiola residentes enlos Estados Unidos, otorgando al calificativohispano un alcance que no le corresponde.En efecto, los límites del vocablo hispanocoinciden con los del territorio espafiol, yson mucho más estrechos que los propios deladjetivo hispánico, que rebasa las fronteras deEspaña y se extiende por el inmenso mundoamericano. La voz hispano debe entenderse,estrictamente, como sinónimo de españo~ ylos emigrantes de los países hispanoamericanos residentes en los Esrados Unidos deNorteamérica -en especial mexicanos,puertorriqueños y cubanos- no son población hispana -ya que no son espafioles-sino hispánica. Inadecuado manejo de la
lengua se hace asimismo cuando se habla delos mexicano-americanos para referirse a losestadounidenses de ascendencia mexicana,como si los mexicanos de México no fueranamericanos... Preferible es, sin duda alguna,el término específico -y ya dignificado-
de chicano.Por lo general, los tres rérminos que
aquí he comentado -Latinoamérica, lbero
américa, Hispanoamérica- se empleanmuchas veces como sinónimos perfectos,sin establecer entre ellos diferencias con
notativas de imporrancia. Pero no deja dehaber personas para quienes los términosHispanoamérica e hispanoamericano resultan antipáticos, por la referencia tan clara yprecisa que a lo hispano o español implican.Creo que ya va siendo hora de superar talesprejuicios. No creo que debamos renegarde ninguno de nuestros orígenes, ni delespañol ni del indoamericano.
Escribo estas líneas lo consciente de suinutilidad. Por desgracia, creo que se seguirá hablando de la América Latina y node la América española o de Iberoamérica,porque en este malhadado mundo nuestrono siempre se impone la razón a la cosrum
bre, por torpe que ésta sea.•
9 País constitutivo de lo que podría llamarseLusoamlrica o Amlrica lusitana, de manera paralelaa Hispanoamlrica o Amlrica apafio!a.
10 Que corresponden a precisiones ya hechasalgo más pormenorizadamente en la ponencia queleí en el X Congreso de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina (!), celebradoen Veracruz el mes de abril de 1993.