storyboard: trazo vegetal que une a la obra de ciudad abierta
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storyboard: trazo vegetal que une a la obra
javiera ulzurrún | taller 7°etapa 04.04.2014
momento 1:Aparece el título acompañado con la primera capa del trazo vegetal.
godofredo iommi | alberto cruz1983
godofredo iommi | alberto cruz1983
godofredo iommi | alberto cruz1983
godofredo iommi | alberto cruz1983
godofredo iommi | alberto cruz1983
godofredo iommi | alberto cruz1983
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por reflejo– se demuestra. Se piensa, también, que la utopía puede operar como modelo, al punto que la «realidad», que tiene lugar mundano, se hace tanto más sí misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
godofredo iommi | alberto cruz1983
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por reflejo– se demuestra. Se piensa, también, que la utopía puede operar como modelo, al punto que la «realidad», que tiene lugar mundano, se hace tanto más sí misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por reflejo– se demuestra. Se piensa, también, que la utopía puede operar como modelo, al punto que la «realidad», que tiene lugar mundano, se hace tanto más sí misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un
modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por
reflejo– se demuestra.
Se piensa, también, que la utopía puede operar
como modelo, al punto que la «realidad», que
tiene lugar mundano, se hace tanto más sí
misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que
por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un
modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por
reflejo– se demuestra.
Se piensa, también, que la utopía puede operar
como modelo, al punto que la «realidad», que
tiene lugar mundano, se hace tanto más sí
misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que
por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
Se dice que la prueba de un sistema puede ser un
modelo. Si éste está bien constituido, aquél –por
reflejo– se demuestra.
Se piensa, también, que la utopía puede operar
como modelo, al punto que la «realidad», que
tiene lugar mundano, se hace tanto más sí
misma, cuanto más se aproxima a la utopía, que
por definición no tiene «aún» ese tipo de lugar.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.
A veces puede entenderse que ese «no-lugar» de la utopía caracteriza a ciertos arquetipos orientadores cuya propiedad, de suyo, sería precisamente no ser «reales», sino modos a los cuales la realidad mundana se atiene. En general: una suerte de no-lugar que da lugar. Inversamente al modelo matemático o lógico, lo propio de la utopía es su no-estar para servir de prueba a lo que va estando.