suma y narracion de los incas que los indios llamaron capaccuna que fueron senores de la ciudad del...

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  • S U M A Y N A R R A C I N D E L O S I N C A S

  • S PROPIEDAD.

    Torno V di la BiilioUca Hispano-Ultramarina.

  • BIBLIOTECA HISPANO-ULTRAMARINA.

    SUMA Y N A R R A C I N

    L O S I N C A S QUE LOS INDIOS LLAMARON CAl'ACCUNA,

    QUE FUERON SEORES DE LA CIUDAD DEL CUZCO Y DE TODO LO ELLA SUB.IF.TO,

    escrita por

    J U A N D E B E T N Z O S .

    P I ' B L I C A I .

    M A R C O S J I M E N E Z D E L A E S P A D A .

    MADRID. I M P R E N T A D E M A N U E L O H E R N N D E Z .

    Libertad, I duplicado. ( 8 8 o

  • Desde que por los aos de 1607 e^ erudito domi-nico fray Gregorio Garca dio noticia en el proe-mio y cap. V I I del libro ltimo de su Origen de los indios de la historia hecha por Juan de Betnzos del principio, descendencia y sucesin de los Incas y de sus guerras y sucesos hasta la entrada de los espaoles en el Per, aadiendo que la tenia en su poder y le habia ayudado mucho para aquel su escrito, no creo que nadie se haya ocupado en ella ni dado cuenta de su paradero con posterioridad la muerte de Garca, acaecida en su convento de Baeza. Salvo la ligera mencin que les merece Len Pinelo y Nicols A n -tonio, y esa de referencia lo que dijo el dominico, el libro de Betnzos no vuelve sonar hasta nuestros das, citado dos tres veces, y no con distincin, por Prescott en su Conquista del Per, entre los materiales de que se sirvi para recomponer fantasear el pasa-

  • do de aquella vastsima monarqua. Pero el ttulo bajo el cual hace sus cortas citas, demuestra que el manus-crito que tuvo la mano no es el de fray Gregorio, original copia, sino un traslado de la que existe en el mismo cdice L j 5 de la biblioteca del Escorial que guarda annima la Segunda parte de a crnica del Per de Cieza de Leon, y que el clebre historiador norte-americano recibira probablemente con otro tras-lado de esa segunda parte, endosada por quien lo sac de los papeles del lord Kingsborough Juan de Sar-miento, y remitido de Londres por M r . Rich; y l a copia del libro de Betnzos existente en el Escorial, le falta mucho, por desgracia, para estar completa. Por lo menos, tal como yo la hall el verano de 1875 en un grueso volumen encuadernado largos aos atrs y con todos sus foliosy presumo que de igual suerte la hallara el que sac la copia para Kings-boroughconstaba solamente de los principios y de los diez y ocho primeros captulos, el ltimo incompleto.

    Y no es eso lo peor, sino que, en mi entender, dicho fragmento, aunque considerable, es lo nico que hoy se conoce de la SUMA Y NARRACIN DE LOS INCAS. El

    silencio de los biblifilos y de los cronistas dominica-nos, por una parte, y por otra el ningn resultado de mis gestiones en busca del MS. que tuvo y aprovech ray Gregorio, y que seguramente legaria al convento donde muri, son indicios de mal agero.

  • Ahora, lo que conviene examinar, con vista de estas fatales presunciones, es si aquellos principios y captu-los valen la pena de ser publicados antes y con tiem-po, si ser preferible esperar que parezca lo res-tante, y, con todo junto, formarse cabal idea de la im-portancia de la obra y mrito del autor y decidir en-tonces si merecen el honor de la estampa.

    No negar que en estas cosas, como buen espaol, peco de impaciente; pero, y si Betnzos tuviera que aguardarse por los siglos?, que bien pudiera suceder. Adems, por lo que hace los restos de su tratado, yo los creo de verdadera importancia y de no poca utili-dad para el estudio de las antigedades peruanas; y no tan slo por las noticias nicas que en ellos se consig-nan, y por la inestimable circunstancia de haberse re-cogido y averiguado todos los datos que contienen desde los primeros aos de la Conquista hasta el de 1 5 5 1 , sino muy especialmente por su estilo, que los hace sin par. Nadie como B^tnzos, al referir las obras, hechos, acciones y pasiones de los indios peruanos, retrata con ms verdad el carcter de esta gente, su flema, su calma, y los sbitos arranques de crueldad, alegra, tristeza miedo que con ella contrastan; las cosas, en su historia, suceden lo indio, no como en Cieza y Garcilaso y otros las leemos, la espaola, quiz la romana y la griega. Cuando habla un per-sonaje habla y se produce como en su tierra, discur-

  • riendo prolijamente, remachando los conceptos, repi-tiendo, sin necesidad, unas mismas frases, escaseando los sinnimos. Bien se le puede creer Betnzos lo que dice en la dedicatoria don Antonio de Men-doza: que para hacer su historia verdadera tuvo que traducir como ello pasaba y guardar la manera y orden de hablar de los naturales.

    Pues un trabajo de estas condiciones no debe conti-nuar indito.

    En cuanto lo que atae la personalidad de su autor, siquiera no fuese ms que porque se sepa que compuso antes que la SUMA Y N A T A C I N DE LOS INCAS una doctrina cristiana y dos vocabularios quichuas, los primeros, quizs, que se han escrito, era buen pretex-to la publicacin de aqulla, supliendo as las omisio-nes de Pinelo, Nicols Antonio, del mismo fray Gre-gorio, que es lo ms extrao, y del erudito bibligrafo gallego don Manuel Murgua, el cual da como senta-do que Betnzos es paisano suyo, fundndose, sin duda, en el apellido, que no siempre es fundamento bastante en ese gnero de deducciones. L o cierto y averiguado acerca de la persona de este escritor oscu-recido, es que pas la conquista del Per con Fran-cisco Pizarro, y que habindose consagrado, sin des-cuidar otros intereses, al estudio del idioma quichua, fu nombrado lengua intrprete oficial del goberna-dor y despus de la Audiencia y de los vireyes sucesi-

  • vos. Avecindse en el Cuzco, aunque no de los prime-ros, y tenia sus casas al barrio de Carmenca, no lejos de las que fueron de Diego de Silva, hijo del famoso no-velista Feliciano de Silva. Muerto el marqus don Francisco Pizarro, cas con una de sus mancebas, lla-mada Aas, segn creo, en su gentilidad, y al bau-tizarse doa Angelina, usta princesa real, her-mana de Atahuallpa y madre de don Francisco Pi-zarro, tercero hijo del marqus y nico que muri sin legitimar. Este casamiento y su reputacin de gran lenguaraz le valieron ser nombrado el ao de 1558 por el marqus de Caete, intrprete y negociador con fray Bautista Garca en la conversin y reduc-cin de Inca Xairi Tupac Yupanqui, retirado en los Andes, las cuales se llevaron cabo felicsimamente. Tambin hubo de intervenir despus, en tiempo del gobernador Lope Garca de Castro, en las primeras negociaciones que se entablaron con el otro inca re-belde Titu Cusi Yupanqui. Ignoro cuando Betnzos falleci; slo s que su muerte, y antes la del virey Mendoza, que le mand escribir la SUMA Y NARRACIN

    DE LOS INCAS, terminada en el ao de 155 1 (*), impi- * dieron que este libro se publicase.

    Al hacerlo yo, sigo la misma norma que he adopta-

    (*) Vase la pgina 1 0 0 , al Cu.

  • do en la edicin de la SEGUNDA PARTE DE LA CRNICA DE CIEZA; esto es, limitarme la restauracin del M S . que es de la misma letra y calidad que el otro, y excu-sar en lo posible observaciones crticas tocantes al fondo del tratado, as porque su extensin las haria impro-pias de unas notas, como porque semejante trabajo tendria que ser, por fuerza, defectuoso, causa de hallarse inditos todava muy mal traducidos, otros libros donde se historia largamente de los antiguos monarcas peruanos y las cosas de su monarqua.

    M . JIMNEZ DE LA ESPADA.

  • N D I C E DE C A P T U L O S .

    CAPTULO I.Que trata del Con Tici Viracocha, que ellos tienen que fu el Hacedor, de cmo hizo el cielo tierra las gentes indios destas provincias del Per

    CAP. I I . E n que se trata cmo salieron las gen-tes desta tierra por mandado de Viracocha asmesmo de aquellos sus viracochas que para ello enviaba; y cmo el Con Tici Vira-cocha ansmesmo se parti, los dos que le quedaron, hacer la mesma obra, y cmo se junt, al fin de haber esto acabado, con los suyos, y se meti por la mar, adonde nunca ms le vieron

    CAP. I I I . E n que trata del sitio y manera en que tenia el lugar do ora dicen y llaman la gran ciudad del Cftzco, y del producimiento de los Orejones y segn que ellos tienen que produ-cieron y salieron de cierta cueva

    CAP. I V . E n que trata cmo Ayar Mango se descendi de los altos de Guanacaure vivir otra quebrada, donde, despus de cierto tiempo, de all se pas vivir la ciudad del Cuzco en compaa de Alcaviza, dejando

  • en el cerro Guanacaure su compaero Ayar Oche hecho dolo, como por la historia ms largo lo contar

    CAP. V . E n que trata cmo muri Ayar Auca, compaero de Mango Capac, y cmo hubo un hijo Mango Capac, el cual se llam Sinchi Roca; cmo muri Mango Capac, y cmo muri despus desto Aleaviza despus; y de los Seores que deste Sinchi Roca sucedieron hasta Viracocha Inca, y de los casos y cosas que acaecieron en los tiempos destos hasta Viracocha Inca

    CAP. V I . E n que trata de cmo habia muchos Seores en la redondez del Cuzco, que se in-titulaban reyes y Seores en las provincias donde estaban; de cmo se levant de entre estos un Seor Chanca que llamaron Usco-vilca, cmo hizo guerra l y sus capitanes los dems Seores, los sujet, cmo vino sobre el Cuzco tiniendo noticia de Vira-cocha Inca, de cmo Viracocha Inca le in-vi dar obediencia, despus se sali Vira-cocha Inca cierto peol, llevando consigo todos los de la ciudad

    CAP. V I I . E n que trata cmo despus de que-dado Inca Yupanqui en la ciudad, Uscovilca invi sus mensajeros Viracocha Inca como supo que se habia retrado al peol; y cmo ansmismo, sabido que Inca Yupanqui se quedaba en la ciudad y al fin que se queda-ba, y cmo le invi sus mensajeros ansmis-mo al Inca Yupanqui; y cmo Inca Yupan-qui envi pedir socorro su padre y las dems provincias en torno de la ciudad, y lo que entre ellos pas

    CAP. V I I I . E n que trata del ser y virtudes de Inca Yupanqui, de cmo, apartado que fu de sus compaeros, se puso en oracin; cmo tuvo, segn dicen los autores, revela-

  • Pginas.

    (a) T o d o lo que en este epgrafe se anuncia desde la vuelta de Inca Yupanqui al Cuzco, falta en el texto del captulo. Debi ser distraccin de Betnzos; porque, segn su historia, Viracocha no muere ni debe morir hasta el cap. X V I I .

    cion del cielo; cmo fu favorescido y dio batalla Uscovilca y le prendi y mat en ella, y de otros casos y cosas que acaecieron. 33

    CAP. I X . E n que trata cmo Inca Yupanqui, despus de haber desbaratado y muerto Uscovilca, tom sus vestidos y ensinias de Seor que traia, los dems capitanes pri-sioneros que habia traido, y las llev su padre Viracocha Inca, y las cosas que pas con su padre, cmo orden el padre de lo matar, y cmo se volvi Inca Yupanqui la ciudad del Cuzco; cmo desde cierto tiempo muri Viracocha Inca, y de las cosas que entre ellos pasaron en este medio tiempo; de una costumbre que entre estos Seores te-nan en honrar los capitanes que de la guer-ra venian victoriosos (a) 39

    CAP. X . E n que trata de cmo Inca Yupanqui hizo juntar su gente y les reparti el despojo; y lo que se hizo de la gente que el Viracocha le diera por la oracin que l hiciera; y cmo tuvo nueva de la gente que hacan los capitanes de Uscovilca, y de cmo fu sobre ellos y los venci, y cmo, despus de esto, torn otra vez partir el despojo que en esta batalla hubieron; y de las cosas que en este tiempo pasaron 53

    CAP. X I . E n que trata de cmo Inca Yupanqui hizo la Casa del Sol, y el bulto del sol, y de los grandes ayunos, idolatras y ofrecimien-tos que en ello hizo 62

    CAP. X I I . E n que trata cmo Inca Yupanqui hizo juntar los seores de toda la tierra que

  • Pginas.

    hasta all l eran subjetos, y cmo fortale-ci hizo repartir las tierras en torno de la ciudad del Cuzco; y cmo hizo hacer los pri-meros depsitos de comidas otros provei-mientos que para el bien de la repblica en el Cuzco eran necesarios 72

    CAP. X I I I . E n que trata de cmo se juntaron, despus de un ao pasado, los seores caci-ques, y cmo Inca Yupanqui hizo reparar los dos arroyos que por la ciudad del Cuzco pasan; y cmo cas los mancebos solteros que habia, y cmo dio orden en el provei-miento de comidas que en la ciudad del Cuzco eran necesarias y repblica del 79

    CAP. X I V . E n que trata cmo Inca Yupanqui constituy y orden la orden que se habia de tener en el hacer de los orejones, y los ayunos, cerimonias sacrificios que en el tal ordenar se habian de hacer, constituyendo, en este tiempo que esto se hiciese, una fiesta al sol, la cual fiesta y ordenamiento de ore-jones llam y nombr Raymi 89

    CAP. XV.-En que trata de cmo Inca Yupanqui seal el ao y los meses y los puso nom-bre, y de las grandes idolatras que consti-tuy en las fiestas que ans orden que se hiciesen en los tales meses; de cmo hizo relojes de sol por los cuales viesen los de la ciudad del Cuzco cuando era tiempo de sem-brar sus sementeras 1 0 1

    CAP. X V I . E n que trata cmo Inca Yupanqui reedific la ciudad del Cuzco, cmo la re-parti entre los suyos 106

    CAP. X V I I . E n que trata de cmo los seores del Cuzco quisieron que Inca Yupanqui to-mase la borla del Estado, viendo su gran saber valerosidad, y l no la quiso rescebir, porque su padre Viracocha Inca era vivo, sino fuese por su mano, que no la pensaba

  • Pginas.

    rescebir; cmo vino su padre Viracocha Inca y se la dio; de cierta afrenta que des-pus desto hizo su padre Viracocha Inca, de la fin muerte de Viracocha Inca 1 1 6

    CAP. X V I I I . E n el cual se contiene cmo Inca Yupanqui Pachacuti junt los suyos, en la cual junta les mand que todos se aderezasen con sus armas para cierto dia, porque queria ir buscar tierras gentes que ganar con-quistar sujetar al dominio servidumbre de la ciudad del Cuzco; cmo sali con toda su gente amigos, gan conquist muchos pueblos y provincias, de lo que en la tal jornada le acaeci l y sus capi-tanes 1 3 0

  • SUMA Y NARRACIN DE LOS INCAS que los indios llamaron C A P A C C U N A , que fueron Seores en la ciudad del Cu\co, y de todo lo ella subjeto, que fueron mili leguas de tierra, las cuales eran desde el rio de Maule, que es delante de Chile, hasta de aquella parte de la ciudad del Quito; todo cual poseyeron y seo-rearon hasta que el marqus don Francisco Pi-tarra lo gan conquist puso debajo del yugo dominio real de Su Magestad, en la cual

    S U M A se contiene la vida y hechos de los INCAS CAPACCUNA pasados. Agora nuevamente

    traducido recopilado de lengua india de los naturales del Per por Juan

    de Betn\os, vecino de la gran ciudad del Cu\co. La cual

    S U M A y historia va

    dividida en dos partes.

  • TABLA

    de los Incas y Capaccuna, Seores que fueron

    des tas provincias del Per.

    i . M A N G O C A P A C [Manco Capac]. 2.- C H I N C H E R O C A [Sinchi Roca], su hijo. 3 . 0 L L O Q U E Y U P A N Q U E [Llcque Tupanqui], su hijo. 4 . 0 C A P A C Y U P A N Q U E [Capac Tupanqui], su hijo. 5 . 0 M A V T A C A P A C , su hijo.

    6 . Y N G A R O C A I N G A [Inca Roca Inca], su hijo. 7 . 0 Y A G U A R G U A C A C I N G A Y U P A N Q U E [Tahuar

    Huacac Inca Tupanqui], hijo mayor. 8 . V I R A C O C H A I N G A [Huiracecha Inca], su hijo. 9 . 0 Y N G A Y U P A N Q U E P A C H A C U T I Y N C A [Inca Tu-

    panqui Pachacutec Inca], hijo menor. i o . Y A M O U E (a) Y U P A N Q U E [Inca Tupanqui]. I I . T O P A I N G A Y U P A N Q U E [Tupac Inca Tupanqui]. i 2 . G U A Y N A C A P A C [Huaina Capac], 1 3 . 0 A T A G U A L P A [Atahuallpa], su hermano?

    (a) Yompte YamguiKS nombre que equivalen ttulo de alta y rancia

    nobleza; pero aqu creo que lo puso el copiante por equivocacin en lugar

    de Inca.

  • Los que despus de la muerte de A T A G U A L P A nombr el marqus Yngas:

    T O P A G U A L P A [Tupac Huallpa], M A N G O Y N G A [Manco Inca].

    El que nombraron los capitanes de M A N G O I N G A :

    S A I R E T O P A [Xairi Tupac], que agora est en las montaas.

  • Al Illustre y Excelentissimo Seor Don Anto-nio de Mendoza, Vissorey y Capitn general por Su Magestad en estos reinos y provincias del Per.

    LUSTRSIMO Y E X C E L E N T S I M O S E O R : Acabado de traducir y recopilar un libro que Doctrina chripstiana se dice, en el cual se contiene la doctrina chripstiana y dos Vocabularios, uno de vocablos, y otro de noticias y oraciones enteras y coloquios y confisionario, qued mi juicio tan fatigado y mi cuerpo tan cansado, en seis aos de mi mocedad que en l gast, que propuse, y habia determinado entre m, de no componer ni tradu-cir otro libro de semejante materia en lengua india, que tratase de los hechos y costumbres destos indios naturales del Per, por el gran trabajo que delo vi que se me ofrecia y por la variedad que hallaba en el informarme destas cosas, y ver cuan diferentemente los conquistadores hablan dello, y muy lejos de lo que los indios usaron; y esto creo yo ser, porque entonces, no tanto se empleaban en sabelio, cuanto en sujetar la tier-

  • ra y adquirir; y tambin, porque, nuevos en el trato de los indios, no sabran inquirillo y preguntailo, fal-tndoles la inteligencia de la lengua, y los indios, rece-lndose, no sabran dar entera relacin. Fcil cosa po-dra parecer escribir semejantes libros, y muy difcil contentar al lector; porque los ojos, contenanse con que sea bien legible la letra, mas, el delicado, y experi-mentado juicio de V U E S T R A I L U S T R S I M A S E O R A requera estilo gracioso y elocuencia suave, lo cual ya, para presente y servicio que yo V U E S T R A E X C E L E N -CIA hiciese, en mi falta, y la historia de semejante ma-teria no da lugar, pues para ser verdadero y fiel tradu-cidor, tengo de guardar la manera y orden del hablar de los naturales. Y viniendo al propsito, digo, que en esta presente escriptura algunos ratos emplear V U E S -T R A E X C E L E N C I A los ojos para leella, la cual, aun-que no sea volumen muy alto, ha sido muy trabajoso; lo uno, porque no le traduje y recopil siendo informa-do de uno solo, sino de muchos, y de los ms antiguos y de crdito que hall entre estos naturales; y lo otro, pensando que haba de ser ofrecida V U E S T R A E X C E -L E N C I A . Hme sido tambin muy penosa, por el poco tiempo que he tenido para ocuparme en ella, pues para el otro libro de la Doctrina era menester todo; y sobre todo, aadise al trabajo haber de dar fin este libro en breve, agora que V U E S T R A E X C E L E N C I A me lo man-d. Los nombres de los Ingas que los indios llamaron C A P A C C U N A , que su entender quiere decir, que mayor no lo hay ni puede haber, cuyos hechos y vidas aqu escribo, la tabla de los cuales se hallar en fin de este prlogo, si alguno me quisiere redargir que en la ma-

  • teria deste libro hay algo suprfluo que dej algo de decir por olvido, ser sin motivo, dicho de indios co-munes que hablan por antiojo por sueos, que ans lo suelen hacer, porque los tales reprendedores les pareca, cuando se informaban, que los indios co-munes queran decir lo que ellos agora afirman con-tando estas cosas, no lo entendiendo retamente. Ni aun las lenguas, en los tiempos pasados, no saban in-quirir y preguntar lo que ellos pretendan saber y ser informados. Bien veo ser nieras y vanidades lo que estos indios usaban y yo escribo aqu; mas, relatarlas yo siendo mandado, tengo de traducir como ello pasa-ba; y por tanto este libro resciba favor de V U E S T R A E X C E L E N C I A .

    E X C E L E N T S I M O S E O R : La vida y estado de V U E S T R A E X C E L E N C I A , Nuestro Seor prospere con mucha felicidad.

  • CAPTULO PRIMERO.Que trata del Con Tici Viracocha (a), que ellos tienen que fu el Hacedor, de cmo hi\o el cielo tierra las gentes indios destas provincias del Per.

    E N los tiempos antiguos, dicen ser la tierra pro-vincia del Per escura, y que en ella no habia lum-bre ni dia. Que habia en -este tiempo cierta gente en ella, la cual gente tenia cierto Seor que la mandaba y quien ella era subjeta. Del nombre desta gente y del Seor que la mandaba no se acuerdan. Y en estos tiempos que esta tierra era toda noche, dicen que sali de una laguna que es en esta tierra del Per en la pro-

    ( ) Aunque en todo el M S . que nos sirve de origina] se halla este nom-

    bre escrito constantemente Contitiviracocha, nosotros seguimos la ma-

    yora de las autoridades en la materia, que escriben tizi, tici, ticci, tizci y

    ticsi. Bien es verdad que la segunda t del /7 de Betnzos, puede ser una fe

    i suave, como la de los vascongados ingleses.

  • 2 Suma y narracin de los Incas.

    vincia que dicen de Collasuyo, un Seor que llamaron Con Tici Viracocha, el cual dicen haber sacado con-sigo cierto nmero de gentes, del cual nmero no se acuerdan. Y como este hubiese salido desta lagu-na, fuese de all un sitio ques junto a esta lagu-na, quest donde hoy dia es un pueblo que llaman Ta-guanaco, en esta provincia ya dicha del Collao; y como all fuese l y los suyos, luego all en improviso dicen que hizo el sol y el dia, y que al sol mand que andu-viese por el curso que anda; y luego dicen que hizo las estrellas y la luna. E l cual Con Tici Viracocha, dicen haber salido otra vez antes de aquella, y que en esta vez primera que sali, hizo el cielo y la tier-ra, y que todo lo dej escuro; y que entonces hizo aquella gente que habia en el tiempo de la escuridad ya dicha; y que esta gente le hizo cierto deservicio este Viracocha, y como della estuviese enojado, torn esta vez postrera y sali como antes habia he-cho, y aquella gente prfnera y su Seor, en cas-tigo del enojo que le hicieron, hzolos que se tornasen piedra luego.

    As como sali y en aquella mesma hora, como ya hemos dicho, dicen que hizo el sol y dia, y luna y estrellas; y que esto hecho, que en aquel asiento de Tiaguanaco, hizo de piedra cierta gente y manera de dechado de la gente que despus habia de produ-cir, hacindolo en esta manera: Que hizo de piedra cierto nmero de gente y un principal que la gober-naba y seoreaba y muchas mujeres preadas y otras paridas y que los nios tenan en cunas, segn su uso;

  • Capitulo I. 3

    todo lo cual ans hecho de piedra, que lo apartaba cierta parte; y que l luego hizo otra provincia all en Tiaguanaco, formndolos de piedras en la manera ya dicha, y como los hobiese acabado de hacer, mand toda su gente que se partiesen todos los que l all consigo tenia, dejando solos dos en su compaa, los cuales dijo que mirasen aquellos bultos y los nombres que les habia dado cada gnero de aquellos, sealn-doles y dicindoles: "stos se llamarn los tales y sal-drn de tal fuente en tal provincia, y poblarn en ella, y all sern aumentados; y stos saldrn de tal cueva, y se nombrarn los fulanos, y poblarn en tal parte; y ans como yo aqu los tengo pintados y hechos de piedras, ans han de salir de las fuentes y rios, y cuevas y cer-ros, en las provincias que ans os he dicho y nombra-do; iris luego todos vosotros por esta parte (sea-lndoles hacia donde el sol sale), dividindoles cada uno por s y sealndoles el derecho que deba de llevar." "

  • 4 Suma y narracin de los Incas.

    CAP. II.En que se trata cmo salieron las gentes desta tierra -por mandado de Viracocha asmesmo de aquellos sus viracochas que para ello enviaba; y como el Con Tici Vira-cocha ansimesmo se parti, los dos que le quedaron, hacer la mesma obra, y cmo se junt, al fin de haber esto acabado, con los suyos, y se meti por la mar, adonde nunca ms le vieron.

    E ans se partieron estos viracochas que habis oido, los cuales iban por las provincias que les haba dicho Viracocha, llamando en cada provincia, ans como llegaban, cada uno de ellos, por la parte que iban la tal provincia, los que el Viracocha en Tia-guanaco les seal de piedra que en la tal provincia haban de salir, punindose cada uno destos viracochas all junto al sitio do les era dicho que la tal gente de all habia de salir; y siendo ans, all este Viracocha decia en alta voz: "Fulano, salid poblad esta tierra que est desierta, porque ans lo mand el Con Tici Viracocha, que hizo el mundo." Y como estos ans los llamasen, luego salan las tales gentes de aquellas partes y lugares que ans les era dicho por el Viraco-cha. Y ans dicen que iban estos llamando y sacando

  • Captulo II. b

    las gentes de las cuevas, ros y fuentes altas sierras, como ya en el captulo antes dste habis oido, y po-blando la tierra hacia la parte do el sol sale.

    E como el Con Tici Viracocha hobiese ya despa-chado esto, y ido en la manera ya dicha, dicen que los dos que all quedaron con l en el pueblo de Tiagua-naco, que los envi asimismo que llamasen y sacasen las gentes en la manera que ya habis oido, devidien-do estos dos en esta manera: Que envi el uno por la parte y provincia de Condesuyo, que es, estando en este Tiagu anaco las espaldas do el sol sale, la mano izquierda, para que ansmismo fuesen hacer lo que haban ido los primeros, y que ansmismo llamasen los indios y naturales de la provincia de Condesuyo; y que lo mismo envi el otro por la parte y provincia de Andesuyo, que es la otra manderecha, puesto en la manera dicha, las espaldas hacia do el sol sale.

    Y estos dos ans despachados, dicen que l ansmis-mo se parti por el derecho hacia el Cuzco, que es por el medio destas dos provincias, viniendo por el camino real que va por la sierra hacia Caxamalca; por el cual camino iba l ansmismo llamando y sacando las gentes en la manera que ya habis oido. Y como llegase una provincia que dicen Cacha, que es de indios Canas, la cual est diez y ocho leguas de la ciu-dad del Cuzco, este Viracocha, como hobiese all lla-mado estos indios Canas, que luego como salieron, que salieron armados, y como viesen al Viracocha, no lo conociendo, dicen que se venan l con sus armas todos juntos le matar, y que l, como los viese venir

  • 6 Suma y narracin de los Incas.

    ( - ) A s por Cacha.

    ans, entendiendo lo que venan, luego improviso hizo que cayese fuego del cielo y que viniese que-mando una cordillera de un cerro hacia do los indios estaban. Y como los indios viesen el fuego, que tu-vieron temor de ser quemados y arrojaron las armas en tierra, y se fueron derechos al Viracocha, y como llegasen l, se echaron por tierra todos; el cual, como ans los viese, tom una vara en las manos y fu do el fuego estaba, y dio en l dos tres varazos y luego fu muerto. Y todo esto hecho, dijo los indios cmo l era su hacedor; y luego los indios Canas hicieron en el lugar do l se puso, para quel fuego cayese del cie-lo y de all parti matalles, una suntuosa guaca, que quiere decir guaca adoratorio dolo, en la cual guaca ofrecieron mucha cantidad de oro y plata stos y sus descendientes, en la cual guaca pusieron un bulto de piedra esculpido en una piedra grande de casi cinco varas en largo y de ancho una vara poco menos, en memoria de este Viracocha y de aquello all subcedido; lo cual dicen estar hecha esta guaca desde su antige-dad hasta hoy.Y yo he visto el cerro quemado y las piedras del, y la quemadura es de ms de un cuarto de legua; y viendo esta admiracin, llam en este pueblo de Chaca (a) los indios principales ms ancianos, pregnteles qu hobiese sido aquello de aquel cerro quemado, y ellos me dijeron esto que habis oido. Y la guaca de este Viracocha est en derecho desta que-

  • Captulo II. 7

    madura un tiro de piedra della, en un llano y de la otra parte de un arroyo que est entre esta quemadu-ra y la guaca. Muchas personas han pasado este arro-yo y han visto esta guaca, porque han oido lo ya dicho los indios, y han visto esta piedra: que pre-guntando los indios que qu figura tenia este Vira-cocha cuando ans le vieron los antiguos, segn que dello ellos tenan noticia, y dijronme que era un hombre alto de cuerpo y que tenia una vestidura blan-ca que le daba hasta los pies, y questa vestidura traia ceida; que traia el cabello corto y una corona hecha en la cabeza manera de sacerdote; y que andaba des-tocado, y que traia en las manos cierta cosa que ellos les parece el dia de hoy como estos breviarios que los sacerdotes traan en las manos. Y esta es la razn que vo desto tuve, segn que los indios me dijeron. Y pregnteles cmo se llamaba aquella persona en cuyo lugar aquella piedra era puesta, y dijronme que se llama Con Tici Viracocha Pachayachachic, que quiere decir en su lengua, Dios hacedor del mundo.

    Y volviendo nuestra historia, dicen que despus de haber hecho en esta provincia de Cacha este mila-gro, que pas adelante, siempre entendiendo en su obra, como ya habis oido, y como llegase un sitio que agora dicen el Tambo de Urcos, que es seis le-guas de la ciudad del Cuzco, subise un cerro alto y sentse en lo ms alto del, de donde dicen que mand que produciesen y saliesen de aquella altura los indios naturales que all residen el dia de hoy. Y por-que este Viracocha all se hubiese sentado, le hicieron

  • 8 Suma y "narracin de los Incas.

    (a) Entindase reparto del botn.

    ( ) Estos captulos I y II traslad, mudando el estilo, el P . Gregorio

    en aquel lugar una muy rica y suntuosa guaca, en la cual guaca, porque se sent en aquel lugar este Vira-cocha, pusieron los que la edificaron un escao de oro fino, y el bulto que en el lugar deste Viracocha pusie-ron, le sentaron en este escao; el cual bulto de oro fino, en la parte (a) del Cuzco que los chripstianos hicieron cuando le ganaron, [vali pes] diez y seis diez y ocho mili pesos. Y de all el Viracocha se par-ti y vino haciendo sus gentes, como ya habis oido, hasta que lleg al Cuzco; donde llegado que fu, dicen que hizo un Seor, al cual puso por nombre Alcaviza, y puso nombre ansmesmo este sitio, do este Seor hizo, Cuzco; y dejando orden como despus qul pasa-se produciese los orejones, se parti adelante haciendo su obra. Y como llegase la provincia de Puerto Vie-jo , se junt all con los suyos que ante l inviaba en la manera ya dicha, donde como all se juntasen, se meti por la mar juntamente con ellos, por do dicen que andaba l y los suyos por el agua ans como si andu-vieran por tierra. Otras muchas cosas hobiera aqu ms escripto deste Viracocha, segund que estos indios me han informado del, sino, por evitar proligidad y grandes idolatras y bestialidad, no las puse; donde le dejaremos y hablaremos del producimiento de los orejones de la ciudad del Cuzco, que ansmesmo van [usan] y siguen la bestialidad idolatra gentlica y br-bara que ya habis oido (F).

  • Captulo III. 9

    CAP. III.En que trata del sitio y manera en (as) que tenia el lugar do ora dicen y llaman la gran ciudad del Cuco, y del producimiento de los Orejones y segn que ellos tienen que producieron y salieron de cierta cueva.

    E N el lugar y sitio que hoy dicen y llaman la gran ciudad del Cuzco, en la provincia del Per, en los tiempos antiguos, antes que en l hobiese Seores Ore-jones, Incas, Capaccuna, que ellos dicen reyes, habia un pueblo pequeo de hasta treinta casas pequeas pa-jizas y muy ruines, y en ellas habia treinta indios, y el Seor y cacique de este pueblo se decia Alcaviza; y lo dems dentorno deste pueblo pequeo, era una cinega de junco, [y] yerba cortadera, la cual cinega causaban los manantiales de agua que de la sierra y lu-gar do agora es la fortaleza salan; y esta cinaga era y se hacia en el lugar do agora es la plaza y las casas del marqus don Francisco Pizarro, que despus esta ciudad gan; y lo mismo era en el sitio de las casas del comendador Hernando Pizarro; y asimismo era

    Garca, en el captulo V I I del libro ltimo de su Origen de los indios del

    Nuevo Mundo.

  • io Suma y narracin de los Incas.

    cinaga el lugar y sitio do es en esta ciudad, de la par-te del arroyo que por medio della pasa, el mercado tinguez, plaza de contratacin de los mismos natura-les indios. Al cual pueblo llamaban los moradores del desde su antigedad Cozco; y lo que quiere decir este nombre Cozco no lo saben declarar, mas de decir que ans se nombraba antiguamente.

    Y viviendo y residiendo en este pueblo Alcaviza, abri la tierra una cueva siete leguas deste pueblo, do llaman hoy Pacaritambo, que dice Casa de product-miento; y esta cueva tenia la salida della cuanto un hombre poda caber saliendo entrando gatas; de la cual cueva, luego que se abri, salieron cuatro hom-bres con sus mujeres, saliendo en esta manera. Sali primero el que se llam Ayar Cache y su mujer con l, que se llam Mama Guaco; y tras ste sali otro que se llam Ayar Oche, y tras l su mujer, que se llam Cura; y tras ste sali otro que se llam Ayar Auca, y su mujer, que se llam Ragua Ocllo; y tras stos sali otro que se llam Ayar Mango, quien despus lla-maron Mango Capac, que quiere decir el rey Mango; y tras ste sali su mujer que llamaron Mama Ocllo; los cuales sacaron en sus manos, de dentro de la cueva, unas alabardas de oro, y ellos salieron vestidos de unas vestiduras de lana fina tejida con oro fino, y los cue-llos sacaron unas bolsas, ans mismo de lana y oro, muy labradas, en las cuales bolsas sacaron unas hondas de niervos. Y las mujeres salieron asimismo vestidas muy ricamente, con unas mantas y fajas, que ellos llaman chumbis, muy labradas de oro, y con los prendederos

  • Captulo III.

    de oro muy fino, los cuales son unos alfileres largos de dos palmos que ellos llaman topos; y ans mismo sa-caron estas mujeres el servicio con que habian de ser-vir y guisar de comer sus maridos, como son ollas y cntaros pequeos, y platos y escudillas y vasos para beber, todo de oro fino. Los cuales, como fuesen de all hasta un cerro quest legua y media del Cozco, Guanacaure, y descendieron de all, las espaldas deste cerro, un valle pequeo que en l se hace, donde como fuesen all, sembraron unas tierras de papas, comida destos indios, y subiendo un dia al cerro Gua-nacaure para de all mirar y devisar donde fuese me-jor asiento y sitio para poblar; y siendo ya encima del cerro, Ayar Cache, que fu el primero que sali de la cueva, sac una honda y puso en ella una piedra y tirla un cerro alto, y del golpe que dio, derrib el cerro y hizo en l una quebrada; y ansmismo tir otras tres piedras, y hizo de cada una una quebrada grande en los cerros altos; los cuales tiros eran y son, desde donde los tir hasta donde el golpe hicieron, segn que ellos lo fantasean, espacio de legua y media y de una legua.

    Y viendo estos tiros de honda los otros tres sus compaeros, parronse pensar en la fortaleza deste Ayar Cache, y apartronse de all un poco aparte, y ordenaron de dar manera como aquel Ayar Cache se echase de su compaa, porque les presela que era hombre de grandes fuerzas y valerosidad, y que los mandara y subjetaria andando el tiempo, y acordaron de tornar desde all las cuevas donde habian salido;

  • 1 2 Suma y narracin de los Incas.

    y porquellos al salir haban dejado muchas riquezas de oro y ropa y del ms servicio dentro de la cueva, or-denaron, sobre cautela, que tenan necesidad deste servicio, que volviese lo sacar Ayar Cache; el cual dijo que le placia, y siendo ya la puerta de la cueva, Ayar Cache entr agatado, bien ans como habia sali-do, que no podan entrar menos; y como le viesen los dems dentro, tomaron una gran losa, y cerrronle la salida y puerta por do entr; y luego, con mucha pie-dra y mezcla, hicieron sta en toda [entrada?] una gruesa pared, de manera que cuando volviese salir, no pudiese y se quedase all. Y esto acabado, estuvi-ronse all hasta que dende cierto rato oyeron cmo daba golpes en la losa de dentro Ayar Cache, y viendo los compaeros que no podia salir, tornronse al asiento de Guanacaure, donde estuvieron los tres juntos un ao y las cuatro mujeres con ellos; y la mujer de Ayar Cache, que ya era quedado en la cueva, dironla Ayar Mango, para que le sirviese.

  • Capitulo IV. i3

    CAP. IV.En que trata cmo Ayar Mango se descendi de los altos de Guanacaure d vivir otra quebrada, donde, despus de cierto tiempo, de all se pas vivir la ciudad del Cu\co, en compaa de Alcaviza, dejando en el cerro Guanacaure su compaero Ayar Oche hecho dolo, como por la historia ms largo lo contar.

    Y el ao cumplido que all estuvieron, parescindo-les que aquel sitio no era cual les convenia, pas-ronse de all media legua ms hacia el Cuzco, otra quebrada, questuvieron otro ao, y desde encima de los cerros desta quebrada, la cual se llama Matagua, miraban el valle del Cuzco y el pueblo que tenia po-blado Alcaviza, y paresciles que era buen sitio aquel do estaba poblado aquel pueblo de Alcaviza; y des-cendidos que fueron al sitio y ranchera que tenan, entraron en su acuerdo, y paresciles quel uno dellos se quedase en el cerro de Guanacaure hecho dolo, que los que quedaban, fuesen poblar con los que vivan en aquel pueblo y que adorasen ste que ans quedase hecho dolo, y que hablase con el sol, su pa-dre, que los guardase y aumentase y diese hijos, y los inviase buenos temporales. Y luego se levant en

  • 1 4 Suma y narracin de los Incas.

    pi Ayar Oche y mostr unas alas grandes y dijo qul habia de ser el que quedase all en el cerro de Guana-caure por dolo, para hablar con el sol su padre. Y lue-go subieron el cerro arriba, y siendo ya en el sitio do habia de quedar hecho dolo, dio un vuelo hacia el cielo el Ayar Oche, tan alt, que no lo devisaron; y tornse all, y djole Ayar Mango, que de all se nombrase Mango Capac, porque l venia de donde el sol esta-ba, y que ans lo mandaba el sol que se nombrase; y que se descendiese de all y se fuese al pueblo que habian visto y que le seria fecha buena compaa por los moradores del pueblo; y que poblase all; y que su mujer Cura, que se la daba para que le sirviese, y qul llevase consigo su compaero Ayar Auca.

    Y acabado de decir esto por el dolo Ayar Oche, tornse piedra ans como estaba, con sus alas, y luego se descendi Mango Capac y Ayar Auca su ranche-ra; y descendidos que fueron, vinieron donde el dolo estaba muchos indios de un pueblo de all cercano, y como vieron el dolo hecho piedra, que le habian visto cuando el vuelo dio en lo alto, tirronle una piedra y desta piedra le quebraron al dolo una ala; de donde, como ya le hubiesen quebrado una ala, no pudo volar ya ms; y como le viesen hecho piedra, no le hicieron ms enojo.

    Y volvindose estos indios que esto hicieron ans su pueblo, Mango Capac y su compaero Ayar Auca salieron de sus rancheras, llevando consigo sus cuatro mujeres ya nombradas, y caminaron para el pueblo de el Cozco, donde estaba Alcaviza. Y antes que llegasen

  • Captulo IV. i5

    al pueblo, dos tiros de arcabuz, estaba poblado un pue-blo pequeo, en el cual pueblo habia coca y aj; y la mujer de Ayar Oche, el que se perdi en la cueva, lla-mada Mama Guaco, dio un indio de los deste pueblo de coca un golpe con unos ayllos y matle y abrile de pronto y sacle los bofes y el corazn, y vista de los dems del pueblo, hinch los bofes soplndolos; y visto por los indios del pueblo aquel caso, tuvieron gran temor, con el miedo que haban tomado, luego en aquella hora se fueron huyendo al valle que llaman el dia de hoy Gualla, de donde han procedido los in-dios que el dia de hoy benefician la coca de Gualla. Y esto hecho, pasaron adelante Mango Capac y su gente, y hablaron con Alcaviza, dicindole que el sol los in-viaba que poblasen con l all en aquel pueblo del Cozco; y el Alcaviza, como le viese tan bien aderezado l y su compaa, y las alabardas de oro que en las manos traan, y el dems servicio de oro, entendi que era ans y que eran hijos del sol, y djoles que poblasen donde mejor les paresciese. Y el Mango Capac agra-desciselo, y parescindole bien el sitio y asiento do agora es en esta ciudad del Cuzco la casa y convento de Santo Domingo, que antes solia ser la Casa del Sol, como adelante la historia lo dir, hizo all el Mango Capac y su compaero, y con el ayuda de las cuatro mujeres, una casa, sin consentir que gente Alcaviza les ayudase, aunque los querian ayudar; en la cual casa se metieron ellos dos y sus cuatro mujeres. Y esto he-cho, dende cierto tiempo el Mango Capac y su com-paero con sus cuatro mujeres, sembraron unas tierras

  • i6 Suma y narracin de los Incas.

    de maiz, la cual semilla de maiz dicen haber sacado ellos de la cueva, la cual cueva nombr este Seor Mango Capac, Pacarictambo, que dice, Casa de produ-cimiento; porque, como ya habis oido, dicen que salie-ron de aquella cueva. Su sementera hecha, holgbanse y regocijbanse Mango Capac y Alcaviza en buena amistad y en contentamiento.

    CAP. V.En que trata cmo muri Ayar Auca, compaero de Mango Capac, y cmo hubo un hijo Mango Capac, el cual se llam Sinchi Roca (a); cmo muri Mango Capac, y cmo muri despus de esto Alcaviza despus; y de los Seores que deste Sinchi Roca sucedieron hasta Viracocha Inca, y de los casos y cosas que acaecieron en los tiempos destos hasta Vi-racocha Inca.

    D ENDE dos aos que all vino Mango Capac, mu-ri su compaero Ayar Auca, y qued la mujer en compaa de las dems de Mango Capac, sin que en ellahobiese habido hijo ninguno de Ayar Auca, y ans, qued solo Mango Capac con su mujer y las otras tres

    (a) E n n. orig. se halla escrito constantemente Chincha Roca.

  • Captulo V. 7

    de sus compaeros ya dichos, y sin que tuviese que ver con ninguna dellas para en cuanto tenellas por mu-jeres propias, sino con la suya propia; en la cual, dende poco tiempo hubo un hijo, al cual hizo llamar Sinchi Roca. Y siendo ya Sinchi Roca mancebo de hasta quince diez y seis aos, muri su padre Mango Capac, sin dejar otro hijo sino fu este Sinchi Roca. E dende cinco aos que muri Mango Capac, muri Al-caviza. Y como fuese ya de edad de veinte aos este Sinchi Roca, hijo de Mango Capac, us por mujer una seora llamada Mama Coca, hija de un cacique Seor de un pueblo quest una legua del Cuzco, que llaman Zau, en la cual seora hubo Sinchi Roca un hijo lla-mado Lloque Yupanqui. Este Lloque Yupanqui naci con dientes, y luego que naci, anduvo, y nunca quiso mamar; y luego habl cosas de admiracin, que mi parescer debi de ser otro Merlin, segn que las fbu-las dicen. Y ans como este naci, que tom una piedra en las manos y tirla otro muchacho descendiente de Alcaviza, que al presente por all pasaba, el cual iba por agua una fuente con cierta vasija en las manos, de la cual pedrada Lloque Yupanqui, el recien nacido, quebr una pierna al muchacho de Alcaviza ya dicho, del cual caso los agoreros dijeron, que los que descen-dieren de este Lloque Yupanqui serian grandes Se-ores, y que seorearan aquel pueblo; y que los des-cendientes de los de Alcaviza serian echados de aquel pueblo por los descendientes de Lloque Yupanqui; lo cual as fu, como la historia lo dir adelante, segn que lo dijeron los que dieron razn dello. Y porque este

  • 1 8 Suma y narracin de los Incas.

    Lloque Yupanqui no hizo cosas ms notables questa ya dicha, en el tiempo que vivi, le dejaremos.

    Y despus de los dias de ste sucedi en su lugar un hijo suyo, que se llam Capac Yupanqui, del cual se dice no haber procurado (a) ms ser que su padre Lloque Yupanqui le dej. Y despus de los dias de ste, sucedi en su lugar un hijo suyo que se dijo Mayta Capac, el cual dicen no haber procurado ms ser que sus pasados. Y despus de los dias de ste, sucedi en su lugar un hijo suyo que se dijo Inca Roca Inca, del cual dicen haber habido en seis muje-res que tuvo, treinta hijos y hijas. Y despus de los dias deste, sucedi en su lugar un hijo suyo y mayor de los otros, que se llam Yaguar Guacac Inca Yupan-qui. Dste dicen que naci llorando sangre, y por eso-le llamaron Yaguar Guacac, que dicen, llorar sangre. Deste dicen que tuvo veinte mujeres, en las cuales hubo cincuenta hijos y hijas; del cual dicen no haber procurado ms ser que le dejaron sus pasados.

    Y despus de los dias deste, sucedi en su lugar un hijo suyo que llaman Viracocha Inca, porque era muy amigable los suyos y afable y los gobernaba en mucha quietud, dndoles siempre ddivas y hacindo-les mercedes. Y como ste fuese ans, ambanle los suyos con gran voluntad; y levantndose un dia por la maana, sali alegre los suyos, y preguntndole los suyos que de qu se regocijaba, dicen que les res-

    ( a ) Pagada, en n. orig.

  • Capitulo VI. i9

    pondi que el Viracocha Pachayachachic le habia ha-blado aquella noche, diciendo que Dios le habia ha-blado aquella noche (as); y luego se levantaron todos os suyos y le llamaron Viracocha Inca, que quiere de-cir, Rey y Dios; y desde all se nombr este nombre.

    CAP. VI.En que trata de cmo habia muchos Seores en la redondea del Cu\co, que se intitu-laban reyes y Seores en las provincias donde estaban; de cmo se levant de entre estos un Seor Chanca que llamaron Uscovilca, cmo hi^o guerra l y sus capitanes los dems Se-ores, los sujet, cmo vino sobre el Cu^co, tiniendo noticia de Viracocha Inca, de cmo Viracocha Inca le invi dar obediencia, despus se sali Viracocha Inca cierto peol, llevando consigo todos los de la ciudad,

    E N el tiempo deste Viracocha Inca habia ms de dos-cientos Seores caciques de pueblos y provincias, cincuenta y sesenta leguas en la redondez desta ciudad del Cuzco, los cuales se intitulaban y nombraban en sus tierras y pueblos Capac Inca, que quiere decir Se-ores reyes; y lo mismo hacia este Viracocha Inca, intitulbase, como arriba diximos, Dios; de donde vie-ron los dems Seores ya dichos, que se intitulaba de

  • 20 Suma y narracin de los Incas.

    ms ser que ninguno dellos. Y como un Seor destos, de nacin Chanca, que se decia Uscovilca, el cual era seor de mucha suma de gente tenia seys capitanes muy valerosos, sus sujetos, que se llamaron Malina (#), y otro Rapa, y otro Yanavilca (b), y otro Teclovilca, y otro Guamanguaraca, y otro Tomayguaraca; y este Uscovilca, como tuviese noticia que en el Cuzco resi-da Viracocha Inca y que se intitulase de mayor seor que l, siendo l ms poderoso de gente intitulndo-se l Seor de toda la tierra, parecindole bien ver qu poder era el de Viracocha Inca, y para ver esto, estan-do este Uscovilca en el pueblo de Paucaray (c), que es tres leguas de Preos, entr en consulta con los su-yos qu orden debiesen tener para este hecho; y vien-do que su poder era grande, acordaron en su acuerdo que deban ir sus capitanes descubrir por las partes de Condesuyo provincias, ansmismo por la parte de Andesuyo lo mismo, y que l ansmismo, con dos capitanes de los suyos y con la gente que le que-dase, fuese por medio destas dos provincias derecha-mente la ciudad del Cuzco, y que desta manera seria Seor de toda la tierra, y que l de su mano sujetaria Viracocha Inca. Y ans, sali de su acuerdo; y des-que hobo salido, mand que para un dia sealado se juntase toda su gente en aquel lugar llano de Pau-

    Macma.

    Yanalvica, en n. orig.

    l'acauray, en n. orig.

  • Captulo VI. 21

    caray (a), donde l era natural; y ans se juntaron todos los suyos el da que les fu mandado. Y siendo ans juntos, mand sus capitanes que hiciesen tres partes toda aquella gente; y siendo ya apartados y hechas las tres partes, mandlos proveer de armas todos, que fueron lanzas, alabardas y hachas, y porras, y hondas y ayllos y rodelas; de las cuales, siendo ya provedos deste menester, mandles proveer de muchos mante-nimientos para su camino, como es carne seca, y maz, y pescado seco y de las dems comidas, hacindoles la gracia y merced de todo el despojo que en la guerra hobiesen de ganado, ropa y oro y plata mujeres y otras piezas anaconas que ans en la guerra hobiesen. Y dando una parte destas gentes los capitanes de los suyos, que se llamaron Malma y Irapa (>), los cuales mand que luego se partiesen, y que fuesen conquis-tando por la provincia de Condesuyo hasta donde gen-te no hallasen que conquistar pudiesen. Y ans se fue-ron estos dos capitanes ya dichos, llevando la gente ya dicha; y al tiempo que se despidieron del Seor, di-ronle grandes gracias y loores, ans los capitanes como la dems gente, por la merced que les fu hecha del despojo. Y ans fueron conquistando estos dos capita-nes Malma y Irapa por la provincia de Condesuyo, lle-vando gran poder de gente; y fu tanta la ventura des-tos dos capitanes, que ganaron sujetaron yendo des-

    ( a ) Pucaray, en n. orig.

    ( ) Antes Rapa; la forma de ahora debe ser efecto de la conjuncin y.

  • 22 Suma y narracin de los Incas.

    (a) Antes Teclovilca. Este Toqutllo no ser Tocllo Tullu:

    ( ) Obtuviese, en n. orig.

    del pueblo de Paucaray por la provincia de Condesuyo, hasta llegar las dichas cincuenta leguas ms all de los Charcas.

    Dejaremos estos capitanes y hablaremos de los otros dos que invi ansmismo Uscovilca por la parte de Andesuyo, los cuales se llamaron Yana Vilca y To-quello Vilca ()\ los cuales como les diese su Seor Uscovilca la otra parte de gente, partieron de all de Paucaray; los cuales, al partir, les fue mandado por Uscovilca que no llegasen al Cuzco con diez leguas, sino que pasasen apartados del, porquel Uscovilca quera esta empresa del Cuzco para s. Y ans, se apartaron estos dos capitanes, metindose por la provincia de Condesuyo, ganando y conquistando provincias hasta llegar los Chiriguanes, donde los dejaremos y hablaremos de Uscovilca.

    E l cual, como hobiese despachado sus cuatro capi-tanes en la manera que ya habis oido, y tuviese (b) gran voluntad de por su persona ir sujetar al Cuzco y al Viracocha Inca, tomando la otra tercia parte de gente que le qued, dejando su tierra y pueblo con el recaudo y guarda necesaria, para que si alguno sobre l se viniese le avisasen para volver en su guarda y reparo; ans, ya hecho esto y provedo, se parti con su gente, y llevando consigo sus dos capitanes, en busca demanda de Viracocha Inca. E l cual estaba

  • Captulo VI. 23

    muy quieto de aquella zozobra, porque l no hacia guerra nadie ni procuraba tomar ni quitar nadie lo suyo,

    Y estando ans quieto desta guerra que sobre l venia, llegaron l dos mensajeros que le inviaba Uscovilca, por los cuales le inviaba decir que la diese obediencia, como Seor que era, donde n, que se aparejase, quel le iba hacer guerra, que pensaba dalle batalla sujetalle; que le hacia saber qul que-daba en Vilcacunga, que es siete leguas de la ciudad del Cuzco, y que seria bien breve con l. Y como V i -racocha Inca viese la tal embajada que el Uscovilca le invi, y que traia gran poder, y que todo lo que atrs dejaba l quedaba sujeto, invile decir que le placa de le dar obidiencia, y que quera comer y beber con l. Y salidos que fueron estos mensajeros de la ciudad del Cuzco con esta embajada de Viracocha Inca, hizo juntar sus principales y entraron en su acuerdo para ver lo que debian hacer, porque fueron tan breves los mensajeros de Uscovilca, que no le dieron lugar que con los suyos tomase parecer en lo que debia res-ponder; y ans, respondi lo que habis odo; y des-pus entr (a); y estando en ella, consideraron que Uscovilca venia con gran poder de gente, y que venia soberbio y que, dndosele ans tan fcilmente, que serian tenidos en poco, y acordaron, para con l mejor capitular las cosas que ms les hacan su con-

    (a) A q u falta algo, como en su junta congregacin.

  • 24 Suma y narracin de los Incas.

    servacion, y aunque quedasen subjetos, no quedaran tanto cuanto si fcilmente se diesen,de se salir desta ciudad del Cuzco el Viracocha con toda la gente de la ciudad, y con los ms de los comarcanos que se-guirlos quisiesen, irse un peol quest siete leguas desta ciudad del Cuzco, por cima de un pueblo que se dice Calca, el cual peol y fuerte se llama Caca Xaqui Xahuana (a).

    Viracocha Inca en esta sazn tenia siete hijos; tenia uno de ellos menor de todos, el cual se llamaba Inca Yupanqui; y en aquel tiempo que Viracocha Inca se quera salir del Cuzco, este su hijo Inca Yupanqui, aunque era menor, era mancebo de gran presuncin y hombre que tenia en mucho su persona; y parecindo-le mal que su padre Viracocha Inca hacia de desmam-parar su pueblo y quererse dar subjetacion, as como ya se haba ofrecido, parecile que era mal caso y gran infamia para las gentes que desto tuviesen noticia; y viendo questaba acordado por su padre y los dems seores del Cuzco de se salir, prosupuso en s de no salir l y juntar la gente que pudiese, y ya que Uscovil-

    (a) E n n. orig. Cagua xaquc xaguana. Y o interpreto Cagua Caqua,

    Caca, piedra, peasco, peol, risco; aunque ms adelante (cap. I X j lo es-

    cribe de modo que hace dudosa esta interpretacin, y es ms posible que

    la primera parte de la palabra sea V-ucai, y el autor se refiera, por tanto,

    los edificios que en el valle de este nombre dice Garcilaso que construy

    Huiracocha.

    Puede ser tambin Cahua Xaquixakuana, pero no he leido ni oido

    nunca este nombre de pueblo. T a m p o c o me extraara que dijese Calca

    Xaqui Xaguana, en razn de estar el peol junto Calca.

  • Captulo VI. 25

    ca viniese, l no darle tal obidiencia, sino morir antes que decir que vivia en subjecion; y que por ventura podria juntar tanta gente y su ventura ser tal que venciese al Uscovilca, y ans se libertaria su pueblo.

    Y prosuponiendo lo que ans haba pensado, fuese en busca de tres mancebos, hijos de seores y amigos suyos, y hijos de aquellos seores con quien su padre habia entrado en consulta para se salir y dar obidiencia al Chanca,los nombres de los cuales mancebos eran, el uno Vica Quirao (a), y el otro Apo Mayta, y el otro Quilescachi Urco Guaranga;y juntndose Inca Yupanqui con estos tres mancebos seores, consult con ellos lo que tenia pensado, y djoles que antes se debia presuponer y holgar de recebirse la muerte, que no vivir en tal subjecion infamia, no habiendo sido nacidos subjetos. Y estando todos cuatro ans juntos, los mancebos holgaron de que Inca Yupanqui les dijese aquello, dironle palabra de hacer lo que l hiciese; y siendo todos cuatro de una opinin y parescer, Vira-cocha Inca salia ya de la ciudad para su peol llevando consigo la gente del Cuzco, y la ms de los comarca-nos que pudo llevar consigo. Inca Yupanqui y los tres seores mancebos ya dichos, quedronse en la ciudad con cada sendos criados que quedarse quisieron con ellos, los cuales criados se llamaban Pata Yupanqui, y Muru Uanca (), y Apo Yupanqui, Uxuta Urco

    ( a ) A q u Viquirao; pero ms delante Vicaquirao, que creo es su v e r -

    dadero nombre. Otros escriben Vecaquroa.

    () Muro Uonga en n. orig.

  • 26 Suma y narracin de los Incas.

    CAP. VILEn que trata cmo despus de que-dado Inca Yupanqui en la ciudad, TJscovilca invi sus mensajeros Viracocha Inca como supo que se habia retrado al peol; y cmo ansimismo, sabido que Inca Yupanqui se que-daba en la ciudad y al fin que se quedaba, y cmo le invi sus mensajeros ansimismo al Inca Yupanqui; y cmo Inca Yupanqui envi pedir socorro su padre y las dems pro-vincias en torno de la ciudad, y lo que entre ellos pas.

    S ABIDO que fu por el chanca Uscovilca lo que ha-bia hecho Viracocha Inca, acord de le enviar un capitn suyo que se decia Guarnan Guaraca, para que con el Viracocha Inca concertase lo que le paresciese y bien le tuviese; el cual capitn lleg, y el Viracocha

    Guaranga; los cuales quedaron solos, que no qued con ellos otra persona ms destos criados suyos. Y visto por Viracocha Inca que su hijo Inca Yupanqui se que-daba con aquel propsito, rise mucho y no hizo caso del, porque llev consigo sus seis hijos, y con ellos el mayor y ms querido suyo, que se llamaba Inca Urco, en quien pensaba dejar el lugar y nombre de su per-sona.

  • Captulo VIL 27

    Inca le recibi muy bien en el peol d estaba. Y des-pachado este capitn por Uscovilca Viracocha Inca, supo cmo se habia quedado en el Cuzco Inca Yupan-qui con los tres seores ya dichos, y con cada un criado que le sirviese, y con el propsito de morir no ser sub-jetos; y sabida esta nueva por Uscovilca, holgse mu-cho, porque le paresci, que venciendo este Inca Y u -panqui, hijo de Viracocha Inca y los tres seores que con l eran, que podria triunfar, y ms tomndolos den-tro en el Cuzco, dondl venia encaminado. Y un ca-pitn deste Uscovilca, llamado Tomay Guaraca, sabida la nueva deste propsito de Inca Yupanqui, pidi Uscovilca, su Seor, que le hiciese merced desta em-presa; qul quera ir al Cuzco y prender y matar Inca Yupanqui y los que con l eran. Y Uscovilca le res-pondi, que semejante empresa que aquella, que para s la quera, y que por su mano la quera l acabar; y luego invi un mensajero suyo Inca Yupanqui, por el cual le invi decir que se holgaba mucho de saber que con l quisiese probar sus fuerzas y nimo de man-cebo, que se aderezase l y los suyos que con l estaban, que de all tres meses se quera ir ver con l; que porque del no se quejase, le queria dar espacio de tres meses para que con l mejor se pudiese ver, y ans mis-mo aderezarse de las armas y gente que le paresciese. Porque, como el Uscovilca hobiese sabido que Vira-cocha Inca se habia salido huyendo de la ciudad del Cuzco, y llevado consigo toda su gente, y la ms que pudo llevar de los dems pueblos comarcanos la ciu-dad del Cuzco, tuvo este Uscovilca que no le acudira

  • 28 Suma y narracin de los Incas.

    (a) As en n. orig.; pero evidentemente debe decir Inga Inca Inca

    Yupanqui.

    nadie al Inca Yupanqui que parte fuese resistir el poder que el traia. Y visto por Inca Yupanqui lo que le inviaba decir Uscovilca, respondile qul era presto de morir peleando antes de ser subjeto, por qul libre habia nascido y seor, y si su padre daba obi-diencia, que la podia dar por s y por los que con l tenia all en el peol do estaba, y que l no estaba en aquello, sino que si l habia de ser Seor del Cuzco intitularse de tal, que peleando con l y vencindole, ternia la tal nombrada; y que se holgaba que su padre hobiese desmamparado la ciudad del Cuzco y saldose de ella, siendo de opinin de se rendir, lo cual el Cuzco nunca tal habia hecho ni sido vencido por nadie, desde que Mango Capac lo habia fundado. Y oida su emba-jada y respuesta, se sali del Cuzco, y fu su Seor Uscovilca, que estaba en aquella sazn holgndose con los seores que traia consigo, all en el asiento de Vil-cacunga; y oido por Uscovilca la respuesta que Inca Yupanqui le inviaba con su mensajero, holgse della, porque pensaba triunfar del Cuzco, como ya habis oido.

    E l changa (a) entr en su acuerdo con los tres se-ores que consigo tenia, y acordaron de inviar cierto mensajero Viracocha Inca su padre, por el cual le inviase decir, que mirase la deshonra que le venia y que el Cuzco nunca habia sido subjeto desde que

  • Captulo VIL 29

    Mango Capac lo haba poblado; que le parescia, si l le paresciese, que debian de defender su ciudad, y que no permitiese que del se dijese semejante cosa que hobiese desmanparado su pueblo, y despus se diese y rindiese sus enemigos; que se viniese su ciudad, que l le prometa, como su hijo que era, de morir delante de su persona, si l ans volviese, y de-fendella, por qul tenia presupuesto de morir antes que del se dijese que se habia dejado subjetar siendo seor y habiendo nacido libertado.

    Y luego fu uno de los cuatro mozos que all te-man, al cual se le dijo que llevase la embajada que ya habis oido; el cual mensajero se parti y lleg donde estaba Viracocha Inca, y djole su embajada de parte de Inca Yupanqui. Y oido por Viracocha Inca lo que su hijo le inviaba decir, rise mucho de la tal em-bajada y dijo: "Siendo yo hombre que comunico y "hablo con Dios, y sabido por l he sido avisado que "no soy parte para resistir Uscovilca, y siendo ans "avisado me sal del Cuzco para mejor poder dar r-"den cmo Uscovilca no me haga deshonra y a los "mios maltratamiento, y ese muchacho Inca Yupan-'qui quiere morir y presumir que yo he sido mal

    "acordado? Volved y decilde que me rio de su moce-"dad, y que se venga l y los suyos que consigo tiene, "y si no lo quiere hacer, que me pesa, porqus mi "hijo y quiera morir desa manera." E l mensajero le respondi estas palabras que le decia Viracocha Inca, que su seor tenia presupuesto aquello, y que en nin-guna manera dejaba de morir vencer l y los que

  • 3o Suma y narracin de los Incas.

    con l estaban antes que venir en subjecion. Y esto le respondi Viracocha Inca, que se volviese, y pues era aquella la opinin de su seor y voluntad suya, que pelease hiciese todo su poder, que lo quenten-dia que haba de ser al fin de su batalla, que seria ser preso muerto mozo y sin entendimiento; que les dijese sus seores, qul no pensaba ir all y que en ninguna manera le tornase inviar con embajada se-mejante. Y esto oido por el mensajero, se parti con su respuesta donde su seor estaba, y llegado que fu, djole lo que su padre Viracocha Inca le inviaba decir en respuesta de su mensaje. Todo lo cual oido por Inca Yupanqui, rescibi pesar de la tal respuesta, porque pens que su padre le inviara algn socorro, y que como viesen los comarcanos de los pueblos ques-tn en torno de la ciudad del Cuzco que su padre V i -racocha Inca le socorra con algn favor y ayuda, que ans mismo le acudiran y daran favor los tales co-marcanos.

    Y estando as triste l y los suyos por lo que ya ha-bis oido, parescile que era bien inviar sus mensajeros los caciques de los pueblos comarcanos, hacindoles saber en la necesidad en questaba y cmo habia invia-do sus mensajeros su padre, el cual no le habia que-rido inviar ningn socorro; que les rogaba que le fa-voresciesen con sus poderes y gente. Y esto ans pen-sado por Inca Yupanqui, llam aquellos cuatro mozos que all tenia, los que les mand, y cada uno por s, que fuesen con la embajada que habis oido los caciques y Seores que ans eran en torno de la ciudad

  • Captulo VIL 3i

    en espacio de tres leguas; y siendo divididos (as) por Inca Yupanqui estos mensajeros, se partieron cada uno por s los pueblos y caciques con la embajada que ya habis odo; donde, como hobiesen llegado los caci-ques y Seores, do su seor los inviaba, y oido por los tales caciques la embajada y ruego que les inviaba Inca Yupanqui, respondironles estos mensajeros en esta manera: "Volved, hermanos, y decid vuestro seor Inca Yupanqui, que nos llamamos (a) de corazn y voluntad, que holgaremos de le hacer esa ayuda que nos pide y socorrerle con nuestras gentes y poder; mas, que nos paresce que el poder de Uscovilca Chan-ca, que sobre l y sobre nos viene, que es mucho y muy grande, y que como l [no] tenga ms gente de su persona y sus compaeros, y que el poder que ellos le podan dar y ayudar era ansmismo poco, y que no le podian socorrer, y que si acaso fuese aque-llos le socorriesen, no finiendo l ms poder del que hasta all tenia, seria echarse perder l y ellos,por-que ansmismo ellos estaban en dar obidiencia al Chan-ca, como su padre pensaba hacer, cada y cuando que por el Chanca se les fuese pedida, lo cual hasta all no les haba sido por el Chanca inviado pedir cosa; mas que lo [que] ellos haran con l era, que como l bus-case de alguna parte por alguna via tuviese algn tanto de poder de gente, que ellos ansmismo estaban prestos de le ayudar en semejante necesidad resis-

    (a) N o dira hallamos en el original?

  • 32 Suma y narracin de los Incas.

    tencia que quera hacer, cosa que no solamente l solo tocaba, sino ellos ansimismo, y cada uno por s; y que ansimismo inviarian las dems provincias y pueblos que con cada uno confinaba (a), pedir sus so-corros y favor, y que con sus gentes y con las tales ayudas, aquellos le prometan de le ayudar y socorrer, cada y cuando aquellos viesen que l tenia alguna par-te de gente para ponerse en la tal resistencia; la cual le agradecan y rogaban que ans lo hiciese, que ellos ansimismo lo haran lo que dicho tenan." Todo lo cual odo por los mensajeros, se volvieron donde su seor estaba, al cual dijeron la respuesta que ya habis odo. Y oido por Inca Yupanqui, rescibi muy grande pena por verse solo, viendo la voluntad y ofrecimien-tos que los caciques le hacian, considerando en s que tenian junto () y pedian lo que era razn, quel tuviese alguna gente, con la cual la de los tales caciques y ayuda que le fuese hecha [se juntase], Y estando en esta pena, dicen que seria ya hora del sol puesto y que ya oscurecia la noche, y como fuese anochecido, que dijo sus compaeros y los dems sus criados, que se quedasen todos all juntos como estaban, que ningu-no saliese con l; y ans se sali del aposento solo sin llevar otro ninguno consigo.

    (a) Confiaba, en n. orig.

    () Parece que debera decir: era justo

  • Captulo VIII. 33

    CAP. VIII.En que trata del ser y virtudes de Inca Yupanqui, de cmo, apartado que fu de sus compaeros, se puso en oracin; cmo tuvo, segn dicen los autores, revelacin del cielo; cmo fu favorescido y dio batalla Us-covilca y le prendi y mat en ella, y de otros casos y cosas que acaecieron. I NCA Yupanqui era mancebo muy virtuoso y afable en su conversacin; era hombre que hablaba poco

    para ser tan mancebo, no se rea en demasa de ma-nera, sino con mucho tiento; y muy amigo de hacer bien los pobres; y que era mancebo casto, que nunca le oyeron que hobiese conocido mujer; y que nunca le conocieron los de su tiempo decir mentira que pusiese cosa que dejase de cumplir. E como l tuviese estas partes de virtud y valeroso seor, aunque mancebo, y fuese de grande nimo, considerando su padre este ser de Inca Yupanqui su hijo, rein envidia en l y aborresciale, porque quisiera que un hijo mayor suyo, que se decia Inca Urco, tuviese este ser de Inca Y u -panqui; y como l viese que esta virtud reinase en Inca Yupanqui, no consenta que se pusiese delante del, ni daba ocasin para que nadie conosciese del que le ama-

    3

  • 3 4 Suma y narracin de los Incas.

    ba; porque, como viese que tenia tan grandes partes, temia que despus de sus dias los seores del Cuzco la dems comunidad le alzasen este por tal Seor, que aunqul dejase Inca Urco por tal Seor, los tales seores le privaran deste estado, por ver en l que era algo simple que no reinaba en l aquella capacidad ser que en Inca Yupanqui; al cual amaban todos de gran voluntad, como ya habis odo.

    E como el Viracocha quisiese Inca Urco dejarle en su lugar despus de sus dias, hacia que le hiciesen los seores de la ciudad del Cuzco y la dems gente aquel acatamiento y respeto que hacan su persona; y ans, le hacia servir que le sirviesen los seores del Cuzco con las insinias reales que su persona hacan; que eran, que delante del no parescia ninguno, por se-or que fuese, ni ninguno de sus hermanos, con zapa-tos en los pies, sino descalzos y las cabezas bajas todo el tiempo que delante del estuviesen hablando que le trujesen algn mensaje; comia solo, sin que nadie osase meter mano en el plato qul comia; traase en andas y hombros de seores; si salia la plaza, sentbase en asiento de oro; tenia tirasol hecho de pluma de aves-truces teidas de colorado; bebia en vasos de oro, y ansmismo eran las dems vasijas del servicio de su casa, de oro; tenia muchas mujeres; de todo lo cual era muy ageno Inca Yupanqui, por ser, como ya habis oido, aborrecido de su padre, y tener amor Inca Urco. Y ans, cuando vido Viracocha Inca que se habia quedado Inca Yupanqui en la ciudad del Cuzco, hol-gse dello, pensando que all acabara sus dias, y cuan-

  • Captulo VIII. 35

    do le invi pedir el socorro que ya habis oido, no lo quiso socorrer.

    E apartndose Inca Yupanqui de sus compaeros la noche que ya la historia os ha contado, dicen que se fu cierta parte do ninguno de los suyos le viesen, espacio de dos tiros de honda de la ciudad, que all se puso en oracin al Hacedor de todas las cosas, que ellos llaman Viracocha Pachayachachic, y questando en su oracin, que deca en esta manera: "Seor Dios que "me hiciste diste ser de hombre, socrreme en esta "necesidad en que estoy; puesto eres mi Padre, y t "me formaste y diste ser y forma de hombre, no per-"mitas que yo sea muerto por mis enemigos; dame "favor contra ellos; no permitas que yo sea subjeto "dellos; y pues t me hiciste libre y slo t sub-"jeto, no permitas que yo sea subjeto destas gen-"tes que ans me quieren subjetar y meter en ser-"vidumbre; dame, Seor, poder para podellos resis-"tir, y haz de m tu voluntad, pues soy tuyo." E cuando (a) estas razones decia, las deca lloran-do de todo corazn. E que estando en su oracin, se cav dormido, siendo vencido del sueo; y questan-do en su sueo, vino l el Viracocha en figura de hombre, y que le dijo: "Hi jo , no tengas pena, que yo "te enviar, el dia que batalla estuvieres con tus ene-"migos, gentes con que los desbaratar y quedes victo-arioso."

    ( o ) Quien, en n orig.

  • 36 Suma y narracin de los Incas.

    E que Inca Yupanqui, entonces, record deste sue-o que seria ya hora que quera amanescer, y como es-tuviese deste sueo alegre, tom nimo, y que se fu los suyos, y que les dijo que estuviesen alegres, porque l lo estaba, que no tuviesen temor que no serian vencidos de sus enemigos, que l ternia gente cuando menester la hobiese; y no les quiso decir ms, ni otras cosas de qu, ni de cmo, ni de dnde, aunque ellos se lo interrogaron. Y que de all adelante, cada noche se apartaba de sus compaeros se iba al sitio do su oracin habia hecho, do siempre la continu hacer ni ms ni menos que la primera vez lo hizo, y no para que le viniese cada noche el sueo que la pri-mera.

    Mas de que, la postrer noche, questando l en su oracin, que torn l el Viracocha en figura de hom-bre, y estando despierto, y que le dijo: "Hi jo , maana "te vernn los enemigos dar batalla, y yo te socorre-r con gente, para que los desbarates y quedes victo-r i o s o . " Y otro dia de maana, dicen que descendien-do Uscovilca con su gente por Carminga [Carmenca] abajo, que es un cerro que estaba la descendida la ciudad del Cuzco, yendo de la ciudad de Los Reyes, y como descendiese este Uscovilca con todo su poder y gente, que asomaron veinte escuadrones de gente no vista ni conoscida por Inca Yupanqui ni los suyos, la cual gente asom por la parte de Collasuyo, y por el camino de Acha, y por el camino de Condesuyo; y como llegase esta gente do Inca Yupanqui estaba, el cual estaba mirando con sus compaeros cmo deseen-

  • Captulo VIII. 3?

    dian l sus enemigos, y que como l llegasen los que en su favor venan, que le tomaron en medio dicin-dole: Apu Capac Inca aucaccata atipullac chaymiccanqu hia (?) punchaupi (a); que dice: " Vamos, solo rey, y "venceremos tus enemigos, que hoy en este dia ter-c a s contigo prisioneros." Y que ans se fueron la gente de Uscovilca que venia con todo hervor los cer-ros abajo, y encontrndose, trabaron su batalla y pe-learon desde la maana, que fu la hora que se junta-ron, hasta medio da; y fu de tal suerte la batalla, que de la gente de Uscovilca muri muy mucha cantidad de gente, ninguno fu tomado mano que no mu-riese. E n la cual batalla el Uscovilca fu preso y muerto; y como los suyos le viesen muerto y viesen la gran matanza que en ellos se hacia, no acordaron de aguardar ms, y dando la vuelta por el camino por do haban venido, huyeron (b) hasta llegar al pueblo de Xaquixaguana, donde se tornaron recoger y re-hacer.

    Y escapando deste desbarate algunos capitanes de Uscovilca, enviaron hacer saber esta nueva luego su tierra, y que les inviasen socorro; y ansimismo in-viaron hacer saber esta nueva los capitanes Malma y Rapa, capitanes que haban ido conquistando por las provincias de Condesuyo hasta la de los Chichas, como ya la historia lo ha contado; los cuales volvan ya vic-

    i a ) Con duda interpretamos lo que se lee en n. orig.: Acticapa yuga

    aucaguita atixullac xaymocran quihenia punchacpi.

    (o) Huyendo, en n. orig.

  • 38 Suma y narracin de los Incas.

    toriosos y triunfando de las provincias que en esta jornada habian sujetado y conquistado, y venan muy prsperos, y traian grandes despojos. Y ansimismo inviaron sus mensajeros los capitanes desbaratados que en Xaquixaguana hacan junta, los otros dos capita-nes que ansimismo habia inviado Uscovilca desde su pueblo de Paucaray descubrir y conquistar las pro-vincias y pueblos que hallasen; los cuales habian en-trado por la provincia de los Andes y habian ido con-quistando hasta aquella parte de los Chiriguanaes, que es doscientas leguas y ms, donde llegaron desde este Paucaray; los cuales capitanes se llamaban Yana Vilca y Teclo Vilca, los cuales toparon los mensajeros, que venan ya de vuelta victoriosos y con grandes [despo-jos?]. Y como los unos y los otros supiesen la muerte de su seor Uscovilca, y cmo le hobiesen desbaratado y de la manera, dironse toda la ms brevedad que pudie-ron, ans los unos como los otros, con los capitanes que del desbarate de Uscovilca habian escapado, que hacan juntas en Xaquixaguana, como ya habis oido; donde siendo ya todos juntos, los dejaremos y volveremos hablar de Inca Yupanqui, que estaba victorioso.

  • Captulo IX. 39

    CAP. IX.En que trata cmo Inca Yupanqui, despus de haber desbaratado y muerto Us-covilca, tom sus vestidos y ensinias de Seor que traia, los dems capitanes prisioneros que habia trado, y las llev su padre Viraco-cha Inca, y las cosas que pas con su padre, cmo orden el padre de lo matar, y cmo se volvi Inca Yupanqui la ciudad del Cu\-co; cmo desde cierto tiempo muri Viraco-cha Inca, y de las cosas que entre ellos pasa-ron en este medio tiempo; de una costumbre que estos Seores tenan en honrar los capita-nes que de la guerra venan victoriosos.

    E L cual, despus de haber muerto Uscovilca, man-d tomar sus vestiduras insignias que en la guerra traia, ans de oro y plata, [y] joyas que sobre l traia, como de ropa de plumas, plumajes y armas y arreos de su persona; y metindose en unas andas, se parti para do su padre Viracocha Inca estaba, llevan-do consigo sus amigos, los tres que con l haban quedado, como ya la historia os lo ha contado, Vica-quirao, Apu Mayta y Quiliscach Urcoguaranga, y dos mili hombres de guerra que guardaban su persona.

  • 4o Suma y narracin de los Incas.

    Donde, llegado que fu donde su padre estaba, le hizo el acatamiento que su Seor y padre debia, y an-simismo le puso delante las insignias, armas y vestidos del chanca Uscovilca, que l habia ya vencido y muer-to; y rogle que se las pisase aquellas insignias del ene-migo que habia vencido, y ansimismo le rog que le pisase ciertos capitanes de Uscovilca que presos l all llevaba, hacindoselos echar por tierra. Porque, habrn de saber, que tenan una usanza estos Seores, que cuando algn capitn y capitanes venan victoriosos de la guerra, traan las insignias y adornamentos de los tales seores que en la guerra mataban y prendan; y como entrasen los tales capitanes por la ciudad del Cuzco victoriosos, traan delante de s las insinias y prisioneros, poninlas delante de sus Seores, y los Seores, viendo el tal despojo insinias y prisioneros delante de s, levantbase el tal Seor, pisbalo daba un paso por encima de los tales prisioneros. Y esto ha-can los tales Seores, en seal de que rescibian los tales que lo traan triunfo y favor del Seor, y era acetado en servicio el trabajo que ans habian pasado en suje-tar y vencer los tales enemigos. Y ansimismo, el Seor quien era pedido que pisase las tales cosas y prisione-ros, reciba y habia, haciendo aquello, posesin y se-oro de las tales tierras que ans eran ganadas y va-sallos que en ellas vivan.

    Y al fin de aquesto, queriendo tener Inca Yupan-qui todo respeto su padre, aunque no le habia queri-do dar favor, le trujo delante del todas las cosas que habis oido, para que su padre del rescibiese aquel ser-

  • Capitulo IX. 4 i

    vicio y aprendiese la posesin de los tales enemigos por sus vasallos, sujetados por capitn suyo. E l cual, como viese las tales insignias delante de s, y los capi-tanes que ans le traia presos en seal de su victoria, y qul le pidia que se los pisase como tal su Seor y pa-dre, en esta sazn tenia consigo el Viracocha Inca un principal del Uscovilca que le habia sido enviado por el Uscovilca, para que con l concertase de la manera que se le habi a de dar y las condiciones que con l quera poner; y como hasta aquella hora no hubiese dado or-den, tenale l consigo, y no habiendo l sabido lo que le habia pasado con el Uscovilca, Viracocha Inca no tuvo por cierto ser aquello que el Inca Yupanqui traia delante del, de Uscovilca, y que l le hubiese muerto y desbaratado; y como l no estuviese satisfecho de lo que via, mand que paresciese all delante aquel prin-cipal que con l estaba, el cual se llamaba Guarnan Gua-raca, que es el que Uscovilca inviaba para hacer los conciertos, como ya habis oido; y como cosa que te-nia por sueo, pregunt el Viracocha Inca al Guarnan Guaraca: "Dme, t conoces estos vestidos y insinias que sean de tu seor Uscovilca?" Y como los viese el Guarnan Guaraca, y conociese y viese los capitanes de su Seor echados por tierra, puso los ojos en el suelo y comenz llorar, y echse all en tierra con ellos.

    Y como esto viese Viracocha Inca que era verdad que hubiese habido victoria de sus enemigos Inca Y u -panqui, su hijo, tom gran pesar y envidia dello, por gran odio que le tenia, como ya os he contado; todo lo cual conoci en l Inca Yupanqui su hijo, con gran pe-

  • 42 Suma y narracin de los Incas.

    sar. Y no tiniendo respeto aquello, sino que era su padre y Seor, tornle rogar Inca Yupanqui que le pisase como su Seor y padre; lo cual respondi Vi -racocha Inca, que lo mandase meter en cierto aposen-to y que lo pisase primero su hijo Inca Urco, que era el hijo qul ms quera, en quien l pensaba dejar des-pus de sus dias su estado y lugar de su persona, como ya hemos contado. A lo cual respondi Inca Yupanqui, que l, como su padre, rogaba que se lo pisase, que l no habia ganado victoria para que se lo pisasen semejantes mujeres como eran Inca Urco y los de-ms hermanos; que se lo pisase l como persona quien l tenia por su Seor su padre; sino que se ira.

    Y estando en esto, hizo llamar Viracocha Inca un seor de los que consigo tenia, y hablndole solas, le dijo que sacase secretamente la gente de guerra que consigo tenan, que la llevase cierta quebrada de monte y paja alta donde estuviese secretamente; y que tan de mientras qul iba, qul ternia en palabras Inca Yupanqui en cierto aposento, mientras l embos-case all la gente; y que dentro del aposento, si l pudiese, manos le matara; y que si de all escapase, que le matase l en la quebrada del monte por do habia de tornar volver el Inca Yupanqui. Y esto concertado, salise aquel seor hacer lo que le man-daba Viracocha Inca.

    Viracocha Inca volvise Inca Yupanqui comen-zle de hablar con buenas palabras y mostrarle rostro alegre. Y a que le paresci que habra hecho

  • Captulo IX. 4 3

    aquel capitn suyo lo que le habia mandado, levantse el Viracocha Inca y rog Inca Yupanqui que metie-se aquellas cosas que llevaba de Uscovilca dentro del aposento do antes le habia rogado que las mandase meter, para que las pisase su hijo Inca Urco y que luego se las pisase l. Tornle responder Inca Y u -panqui que las pisase l, si quisiese, y si no que se iria, como ya le habia dicho. Y viendo Viracocha Inca que no podia acabar con l que las pisase Inca Urco, pen-sando de le matar dentro del aposento, dijo que lo mandase meter dentro del aposento, questando ellos solos, lo pisara delante del. Y estando en esta porfa, llegronse Inca Yupanqui sus tres buenos amigos, y sospechando la traicin que Viracocha Inca queria hacer, no consintieron que Inca Yupanqui entrase en el aposento.

    Y estando en esto, lleg Inca Yupanqui un capi-tn suyo de los que l con la gente de guarda traia, y djole que habian visto salir cierta gente de guerra de all del peol, los cuales habian salido uno uno y de dos en dos, y que era mucha cantidad de gente la que habia salido, y que algunos de ellos llevaban lan-zas y alabardas, que iban por el camino do ellos habian venido; que sospechaba que aquestos fuesen tomar algn paso para desque volviesen, que fuesen tomar y robar lo que ellos en la cibdad del Cuzco tenan, y tomrsela. Y como aquesto le dijese aquel su capitn delante de sus tres buenos amigos, rise Inca Yupanqui de ver que su padre le queria matar de aquella manera, v de conocer que reinaba envidia en

  • 44 Suma y narracin de los Incas.

    l, y estndole l rogando que se sirviese de todo ello y que se lo acetase en servicio. Y como hubiese oido lo que aquel capitn le decia, dijo los dos de aquellos sus tres amigos que tomasen la mitad de la gente que l en su guarda all habia trado, y que ans como ha-ban salido los del peol le hacer traicin, que ans los inviasen ellos uno uno dos dos, los cuales fuesen en siguimiento de los que por Viracocha eran inviados, y que mirasen si los tales se emboscasen en algunos montes quebradas, y si iban al Cuzco; y con lo que ans viesen y entendiesen, volviesen el le avisar de lo que ans pasaba, para que l, teniendo en-tendimiento siendo avisado de lo que era, diese or-den en lo que habia de hacer con los que quedaban; si caso fuese que los tales tuviesen hecha alguna em-boscada, que all do tuviesen razn y entendimiento dello, hiciesen alto, no avisando ni ponindose de ma era que los enemigos tuviesen entendimiento que los haban entendido; y que se fuesen luego con toda brevedad, porque l concluira en breve con su padre, y con lo que ans hiciesen luego se volveran.

    Y ans, sus buenos dos amigos, rogndole [rogron-le] que por ninguna via entrase solas en el aposento con su padre, porque no le matasen en alguna traicin; y lo mismo encargaron Apu Mayta, que quedaba con l, que mirase por su seor; y ans salieron estos dos seores y mandaron entrar dentro do Inca Yupanqui estaba docientos indios con sus hachas en las manos, los cuales mandaron que se pusiesen en torno de don-de Inca Yupanqui estuviese, y que le mirasen y guar-

  • Captulo IX. 45

    dasen, no le fuese hecha alguna traicin. A la dems gente que all quedaba, mandaron que se quedase la puerta do Inca Yupanqui estaba, y que si sintiesen al-gn estruendo de gente dentro, entrasen de golpe to-dos, y que mirasen por su seor.

    Y esto hecho, tomaron la gente que Inca Yupanqui les haba mandado, y echando delante cincuenta in-dios, uno uno, dos dos, cubiertas sus mantas (as), muy disimuladamente, bien as como habian salido los que habia mandado Viracocha Inca que delante salie-sen; los cuales cincuenta indios fueron descubriendo y mirando por sus enemigos. Y como fuesen derramados y grande espacio unos de otros, un indio destos que delante iba, ya que llegaron junto la quebrada de la lea y arroyo do la paja alta era, vio los enemigos que estaban emboscados; los cuales, como los viesen aso-mar, dejronse todos caer sobre la paja, pensando que los habian visto. Y este indio, como los viese, sentse en el suelo y hizo que se pasaba atar cierta atadura de sus zapatos, la cual disimulacin era sea y aviso para sus compaeros que detras del venian; al cual, como le viesen en la manera que habis oido, de uno en otro volvi la nueva los dos seores que detras dellos venian, los cuales, como entendieron que era emboscada, mandaron todos los suyos que se reco-giesen juntasen all do la voz les habia tomado, ex-cepto los cincuenta que delante habian salido; los cuales mandaron que se anduviesen por all mirando 6 descubriendo los que estaban en la emboscada si sa-lan pasaban delante, y avisasen al que ataba los za-

  • 46 Suma y narracin de los Incas.

    patos, llegando un indio bajamente l, el cual le di-jese que mostrase que ataba y desataba sus zapatos y otras cosas de su traer, con lo cual mostrase disimula-cin de lo que all entenda.

    Y dejando esto en este estado, volvamos Inca Y u -panqui, el cual, como hobiese provedo en lo que ha-bis oido, rog su padre que le pisase aquellas insig-nias de prisioneros que all le habia trado de Usco-vilca, al cual respondi Viracocha Inca, que no que-ra, si no lo pisaba primero Inca Urco; y esto dijo Inca Yupanqui, que por ser l su padre y por le tener respeto y dalle obidiencia como tal su Seor, habia l venido all su pueblo que le pisase aquello, y ansmismo le rogar que se volviese su pueblo ciudad del Cuzco; pues l, como su padre y en su nom-bre le habia ganado aquel empresa, que quisiese salir de all y irse la ciudad del Cuzco y entrase triunfan-do con aquellos capitanes y cosas de Uscovilca, por-que aquella habia sido su intencin lo cual habia venido all; que otra manera, que no tenia l que traer lo qul habia ganado que lo pisase semejante Inca Urco, su hijo mayor. Y acabado de decir esto Inca Yupanqui su padre Viracocha Inca, mand to-mar las vestiduras y lo dems de Uscovilca, y mand levantar los prisioneros del suelo, que hasta aquella hora haban estado tendidos en tierra, ans se sali Inca Yupanqui, enojado y corrido de que su padre no hubiese querido pisarle sus prisioneros lo que ya habis oido. Y pesbale que su padre mostraba estar tan mal con l que le quisiese matar procurar la

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    muerte, viendo l en s que no le habia dado causa para que del hobiese enojo del tuviese malqueren-cia, sino que antes procuraba y habia procurado ha-cerle todo servicio, y hacerle todo placer y contenta-miento; y como conociese que el enojo y pasin que del tenia era por invidia de ver quel escedia todos sus hermanos, tenia algn tanto de pasin por ello.

    En ans se sali de donde su padre estaba, conside-rando estas y otras muchas cosas; y cmo llegase do sus dos buenos amigos estaban con su gente espern-dole y tinindole avisado de la traicin que le tenian armada, pensando de le tomar descuidado, dijo all sus capitanes que hiciesen tres partes aquella gente, y que las dos dellas fuesen divididas, la una por la parte del camino, y la otra por la otra, y la otra que fuese all con l; y que estas dos partes que ans iban divididas, fuesen encubiertas lo ms que ser pudiesen,' y que l entrara por el camino y por medio del mon-te, y que diesen por do la emboscada; y como sus capitanes dijesen: C ac'ayac'ayaque, que dice: A ellos, ellosl (a), que luego su gente saliese, la que ans iba cercando el monte, y que diesen en los enemigos, y que sin tener respeto ninguno, no dejasen ninguno vida. f

    Y esto ans hecho y provedo, parti esta gente de guarda en la manera que ya habis oido, Inca Y u -panqui con la que ans qued, yendo por el camino

    ( a ) E n los diccionarios quichuas esta voz de ataque es Chaya-Chaya.

  • 48 Suma y narracin de los Incas.

    derecho; y llegando la quebrada, Inca Yupanqui, do el monte estaba y la emboscada le era hecha, ya que iba al medio de ella, llevando su gente apercibida y avisada de lo que sospechaban, tirronle (a) de dentro de la montaa una piedra Inca Yupanqui y no le acertaron, mas de que dieron uno de los que las an-das llevaban; y visto esto por Inca Yupanqui y sus tres buenos amigos, dijeron en alta voz: A ellos, ellosl; y como su gente, que ya tenian el monte cerca-do, oyesen la voz, dieron en los de la emboscada de tal manera, que no se les escap hombre.

    Y llegado que fu Inca Yupanqui la ciudad del Cuzco, mand su amigo Vicaquirao que volviese su padre Viracocha Inca, y que le dijese que viniese su ciudad, que le tenia guardadas las cosas ya dichas para que dellas triunfase; y ans mand que saliesen con l tres mili hombres que le guardasen y acompa-asen. Y ans, se parti Vicaquirao; y llegado que fu al peol do Viracocha Inca estaba, halllo que estaba en grande llanto l y los suyos por la muerte de los que Inca Yupanqui les matara en la emboscada, en la cual habian sido muertos muchos seores principales de los que con l tenia; y como tuviese nueva Viracocha Inca que de hacia el Cuzco venia gran golpe de gente de guerra, tenia que volva su hijo sobre l le matar l y los suyos que consigo tenia, y entr all en breve consulta con los suyos, en la cual acordaron,

    (a) Tirndole, en n. orig.

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    que si de guerra venia su hijo sobre l y caso fuese que pltica viniesen de algn concierto otra cosa en que fuese pedille vasallaje, que hiciese todo aquello que por l le fuese pedido demandado. E para saber quin venia, en qu demanda venia el que all venia, mand Viracocha que saliese un seor de los que con l estaban puesto de luto y llorando, y que ans mis-mo con l otros diez indios en la misma manera, que saliesen del peol uno en pos de otro, y queste seor fuese delante y que los indios que detrs del iban, mirasen de qu arte los reciban la gente que ans v e -nia, si les prenda hacian algn enojo, y de lo que ans viesen le volviesen avisar.

    Y ans, sali este seor en la manera ya dicha; y como llegasen do Vicaquirao venia y llegasen l, hizo su acatamiento, y lo mismo l Vicaquirao; y como le viese ans venir llorando, preguntle que qu pasin habia habido, aunque l bien sospechaba lo que era, porque l le habia muerto por sus manos un hermano suyo en la emboscada. E l seor le dijo que lloraba por un hermano suyo que en la embosca-da habia muerto; todo lo cual el Vicaquirao le ri y le dijo ser mal hecho y acordado. E l seor le respon-di que l no era culpante e