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LA PREDICACIÓN FRESCA Por Pastor Eliezer D. González Revitalizando el Ministerio Pastoral Pucallpa 18-25 de marzo, 2001

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Page 1: Taller de Predicación de APOYO

LA PREDICACIÓN FRESCA

Por

Pastor Eliezer D. González

Revitalizando el Ministerio Pastoral

Pucallpa 18-25 de marzo, 2001

TALLER DE PREDICACIÓN

1a. Sesión:¿Qué somos? Nuestro llamado:A) PastoresB) Maestros

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C) PredicadoresD) ProclamadoresE) Heraldos

¿Para qué?a) Para predicar la Palabrab) Anunciar el mensaje

2a. Sesión:¿Cómo nos preparamos?La preparación previa al mensaje:a) La oraciónb) El estudio de la Palabrac) El cuidado de la vida toda

La centralidad de la Palabra-El llamado a Ezequiel y Jeremías

3a. Sesión:¿Por qué lo hacemos?El motivo del mensaje: Lo que se busca lograrEl auditorio: Los que escuchan el mensajeMisceláneos: voz, ropa, sonido, ademanes, ambiente, luz, etc.

¿Cómo lo hacemos?La división del mensaje mismo:a) El cuerpo – sus puntos - - -modelos y prácticab) La conclusión - - -modelos y prácticac) La introducción

4a. Sesión:La práctica y la entrega del mensaje:- Elabore un mensaje a partir de este texto- Elabore un mensaje a partir de un texto escogido por usted- Presentación de mini-mensajes: Cada uno de los participantes elaborará y presentará

el bosquejo de ambos en 5 minutos delante de la clase o con algún compañero a su lado.

1a. Sesión¿Qué Somos?

Nuestro Llamado

A. Pastores:

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El llamado a ser pastor es un llamado específico. Es un llamado de parte de Dios.Creemos que Dios nos ha escogido para eso y lo hacemos, no porque hemos sido entrenados para eso, sino escogidos para ello.

El término “pastor” significa, uno que pastorea, que dirige, que alimenta, que cuida, que busca, etc. Es un llamado amplio y estrecho al mismo tiempo. Amplio porque sus ramificaciones son variadas, por el cúmulo de ministerios que realiza el pastor; estrecho, porque lo que se hace está determinado por una vocación singular: pastorear.

Sin duda, el término viene de la vocación pastoril, de aquellos que estaban al frente de los rebaños, como David, a quien Dios escogió de ser un pastor de ovejas a ser el “dulce pastor de Israel”___

Dios se presenta como el pastor por excelencia. Así lo presenta el mismo David en el Salmo del Pastor (o de la oveja), el Salmo 23. Dios provee y “nada nos faltará”, él nos conduce a “delicados pastos” para comer y descansar, nos “pastorea” junto a “aguas de reposo” para beber y reposar, nos “guía por sendas de justicia”, es decir, nos enseña lo que es agradable a Dios, nos acompaña cuando andamos “en valle de sombra de muerte”, en aquellos momentos en que la vida es tan oscura, tan difícil, tan imposible, que parece que morimos, nos alienta con su mano firme, él “unge nuestra cabeza con aceite”, nos adereza las heridas del camino, las suaviza, y finalmente nos conducirá al hogar eterno, celestial, para mostrarnos su amor inquebrantable.

Por supuesto que ningún pastor humano se acercará a la perfección del amor y del cuidado de Dios, pero ese es nuestro modelo. Queremos parecernos a Dios en su relación con sus ovejas.

Si podemos tomar tres de esos aspectos y categorizarlos como los más importantes para el pastorado serían: guía, alimenta y corrige. Todas esas cosas las debemos realizar a la luz de la Palabra.

B. Maestros:

La segunda parte de nuestro llamado es ser maestros. El maestro enseña. Ese es el llamado básico de ser maestro. Qué enseñar y cómo enseñar será parte de nuestra preocupación en este taller.

Nuevamente, el modelo perfecto es Dios en sus tres divinas personas. Dios el Padre enseña, Jesucristo el Hijo recibe la enseñanza de su Padre y también enseña, el Espíritu Santo, toma de Jesucristo y también enseña. Somos enseñados por Dios en toda su manifestación___ Como creyentes nunca dejamos de aprender! En todo tiempo debemos estar abiertos a la enseñanza de Dios. Si resistimos algo, no pasaremos a la próxima lección.

Como maestros nuestro objetivo es pasar la enseñanza con fidelidad. La pregunta clave es: Qué es lo que Dios enseña con respecto a esto. Nuestra vocación debe ser

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conocer a fondo y con detalles todo lo que Dios quiere que sus hijos sepan, que el hombre entienda, y enseñar justamente eso. La agenda de la enseñanza tiene que venir de Dios. Debemos enseñar todo el consejo de Dios.

Además, como maestros debemos enseñar con nuestras vidas mismas. La enseñanza no puede estar divorciada de nuestra vida (teología y praxis tienen que ir juntas!). Hablaremos más de eso más adelante.

C. Predicadores:

Como predicadores anunciamos el mensaje en cierta forma que sea atractiva y que comunique bien el contenido de nuestro mensaje. No es solo que tenemos algo que comunicar, es cómo lo comunicamos. Los pastores predicamos las Buenas Nuevas de salvación, y todo el resto del mensaje de Dios a la Iglesia y al mundo.

Las Escrituras están llenas de modelos de predicadores tales como Juan el Bautista, Habacuc, Isaías, Jeremías, etc. En la era moderna también hemos tenido tremendos predicadores tales como Dwight Moody, Billy Graham, John Stot, etc.

D. Heraldos:

Como heraldos predicamos con autenticidad, dignidad, autoridad, etc. Hablamos en nombre de Dios, sus palabras, no osamos usar ni nuestras ideas ni nuestros pensamientos, por lo menos no conscientemente. Somos embajadores de Dios y mostramos la dignidad del cargo.

E. Proclamadores:

Esto es mas de lo de arriba, pero aquí el énfasis está en el hecho de que proclamamos el mensaje, es decir, lo anunciamos con fortaleza, con claridad, con fuerza, con urgencia, etc. No es un mensaje más, es el mensaje de Dios y debe ser oído por propios (la Iglesia) y extraños (el mundo). No meramente entregamos el mensaje, lo “proclamamos”, lo lanzamos, lo hacemos oír por encima de las voces del mundo, de la filosofía, de las ciencias sociales o políticas de la hora.

F. Siervos:

Todo lo anterior no tiene ningún sentido sino lo encerramos en esta actitud: siervos. Ese es nuestro título genérico por excelencia (en lo que se refiere a nuestro ministerio). Somos “siervos del Dios Altísimo”. Como siervos no tenemos ningún privilegio especial, ninguna clasificación extraordinaria, ninguna posición de honor (intrínsicamente hablando). Somos solo esclavos (doulos), vendidos irremediablemente al Señor, nos hemos hecho horadar la oreja derecha?___ No buscamos reconocimiento, posición, honores, privilegios, nada!Nos entregamos a nuestra tarea con singularidad en nuestra mente y nuestro corazón, los cuales son de Dios. No miramos hacia atrás___ No buscamos lo que fue o esperamos lo

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que será. Dejamos todo en las manos de nuestro Señor, y cuando aparezca “el príncipe de los pastores” dará a cada uno como se lo ha propuesto desde la eternidad. Punto.

Para Qué Somos Todas Esas Cosas

Para Predicar La Palabra!La tarea más grande, sublime y excelsa que tiene el siervo del Señor es predicar la Palabra. La Palabra de Dios. Hoy hay muchos púlpitos desde los cuales se escucha la palabra del hombre.Si, se habla de la Palabra, alrededor de la Palabra, se cita la Palabra (muchas veces para afirmar las nuestras), pero, se predica POCO la Palabra de Dios.

¿Qué es predicar la Palabra?Predicar la Palabra es darle a ella la centralidad que merece y tiene. Es sacar de ella, destilar, la voluntad de Dios para el hombre en toda y cada instancia. Es proclamar su contenido sin reservas, gústele a quien le guste y duélale a quien le duela. Es poder decir, como los profetas del Antiguo Testamento; “así dijo Jehová.” Predicar la Palabra es decir lo que la Palabra dice, alentar cuando alienta, exhortar cuando exhorta, rogar cuando ruega, infundir temor cuando infunde temor, llamar al arrepentimiento cuando llama al arrepentimiento, etc.

Predicar la Palabra es tomarla como la base de nuestro mensaje, acompañándola con el mínimo de nuestras interpretaciones, de nuestros sentimientos, ideas o razones.La exhortación de Pablo a Timoteo fue: “que prediques la Palabra”. Ese debe ser nuestro reto, hoy. Especialmente cuando están floreciendo una cantidad de interpretaciones descabelladas que han nacido de un verdadero desconocimiento de la Palabra, salpicadas por emociones puramente humanas, que se esconden detrás de la falta de confianza en Dios y en Su Palabra.Hay una cantidad de formas cúlticas, de ritos, de experiencias, que solo se basan en eso, la experiencia del líder, del “profeta”, del pastor, del maestro, del “apóstol.”Hay iglesias que comenzaron bien, pero que se han ido alejando más y más del centro, de la Palabra de Dios, de su primer amor. Muchas no pueden ni verdaderamente llamarse iglesias cristianas evangélicas. Eso es triste!

El reto que tenemos, repito, es volvernos a la Palabra de Dios. Necesitamos un Avivamiento de la Palabra en miles de iglesias en Latinoamérica y el mundo.Ayúdanos Señor a volver a abrazar tu Palabra, confesamos nuestro pecado de querer ser oídos nosotros. Llénanos Señor de tu Palabra.

Segunda Sesión¿Cómo Prepararnos?

La Preparación Previa A La Entrega Del Mensaje:

1. La Oración:

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No podemos enfatizar demasiado este punto. Es imprescindible la preparación de nuestro corazón en la oración. ¿Porqué? Porque somos por naturaleza auto-centrados, duros, rebeldes, ofuscados, etc. Si no presentamos nuestro corazón primeramente, el enemigo puede usar una o varias de esa cosas para empañar el mensaje. Por supuesto que Dios puede utilizar el mensaje de Su Palabra aún a pesar del mensajero, pero, la voluntad de Dios es que seamos “vasos de bendición” para otros, a través de los cuales fluya la Palabra de Dios.

Por supuesto, siempre nos sentiremos indignos de la tarea, incompetentes, “y para esto, ¿quién es competente?”___ Si hay pecado inconfeso en nuestro corazón, el enemigo se encargará de recordárnoslo y llegaremos menos que osados al púlpito, no tendremos la misma autoridad, no habrá la misma fluidez, habrá pesadez en nuestro espíritu y vacilaremos en la proclamación. “Pero, si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” Dios quiere hacer esto principalmente con nosotros.

La oración también contrarrestará el orgullo en nuestras vidas (pero, no se ponga de rodillas en la iglesia si usted no lo hace en su casa, usted puede estar dejándose dominar por un espíritu de orgullo espiritual). Bañe en oración la lectura, la interpretación y la aplicación de la Palabra. A cada paso, pídale al Señor que limpie su corazón, aclare sus ideas y ponga Su interpretación en usted. Recuérdele al Señor que usted es un vaso de barro, frágil, vil, que solo él puede usarle para Su honra, para que Su Palabra corra y sea glorificada, para tocar los corazones.

Ore que el Señor aplique en las vidas Su Palabra. Algunas veces él enfatizará en la vida de alguien algo que usted apenas mencionó al pasar, él afirmará alguna otra verdad que se desprende de algo que usted tocó solo ligeramente, él traerá al corazón de algún oyente algo que usted no tocó del todo, él hará que Su Palabra no vuelva vacía sino que cumpla Su voluntad. Pídale al Señor esas cosas.

Ore que el Señor ate a Su voluntad las voluntades de los presentes, que él ate todo espíritu contrario a Su Palabra, que él mantenga los ojos y los oídos abiertos de los que necesitan escuchar Su Palabra (hay algunos que con solo pasar el predicador se le “caen” los ojos de sueño, y no siempre por cansancio o por aburrimiento).

Ore y dele la gloria a Dios, antes y después del mensaje. Resista todo intento del enemigo de levantar su ego o su personalidad. No se rebaje a los halagos, ni a las palabras dulces, usted no es el protagonista. El Señor no comparte Su gloria con nadie!

2. El Estudio De La Palabra:

Tampoco podemos subestimar la necesidad del estudio intenso, sistemático y profundo de la Palabra de Dios. Insisto que mucho de lo descabellado de lo que pasa en algunas iglesias hoy, tiene que ver con la falta de estudio de la Palabra de Dios.

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Tal parece que muchos pastores están tan ocupados, haciendo una infinidad de cosas que el Señor no les mandó a hacer, que no tienen tiempo para el estudio serio y sosegado de la Palabra. Si usted no tiene suficiente tiempo para leer, estudiar y meditar su Biblia, usted está invirtiendo su tiempo en lo que no merece y lo va a pagar caro en su vida, la iglesia y ministerio.

Tomemos un par de minutos para ver algunos de los obstáculos. Hay pastores que se han dejado intimidar por algún grupito de la iglesia que lo que quiere es ser atendidos como “babies”, algunos de ellos ya debían ser maestros pero han sido mal educados. Estos son los que quieren controlar el tiempo del pastor y usarlo para su propio beneficio, “venga acá y vaya para allá”. No les hacemos ningún bien manteniéndonos en el jueguito. Usted va a tener que rendir cuentas a Dios de su mayordomía. Tenga cuidado.

Hay algunos que hasta amenazan con irse de la iglesia. Es posible que su iglesia gane, en vez de perder, si pierde a algunos de éstos.

El tiempo ha llegado en que usted se reúna con los líderes de la congregación y les anuncie que va a dedicarse a lo que el Señor le ha llamado: A prepararse para predicar la Palabra. ¿Teme esto? Es preferible temer y servir al Señor, que temer y servir al hombre. Si el Señor es su autoridad, él va a hacer “más de lo que usted pide o entiende”. Créale a Dios.

Cuando se levantó la controversia en la Iglesia Primitiva, los apóstoles dilucidaron de una vez por todas ese problema para nosotros. Ellos lo expresaron así: “no es justo, dejar de servir al Señor para servir a las mesas…Mas nosotros persistiremos en la oración y en el estudio de la Palabra.”___

Su agenda tiene que estar marcada con las prioridades de Dios. ¿Cuánto tiempo le esta dedicando en estos días a la oración?, ¿Cuánto tiempo al estudio de la Palabra? Sea honesto consigo mismo. ¿Ha sufrido su predicación por falta de tiempo para el estudio? ¿Cree usted que Dios mira eso con buenos ojos?

Ya hablamos de la oración como una prioridad, vamos ahora a hablar del tiempo en el estudio de la Palabra.

Todo pastor, líder, maestro, debiera leer la Biblia por lo menos una vez al año. Y releerla, y re-leerla una y otra vez. La principal herramienta de su trabajo es ella. ¿Se imagina a un astrónomo sin telescopio? ¿o un capitán sin barco? ¿o un pastor sin Biblia, o que teniéndola no la lea? ¿se imagina a un capitán ocupándose en barrer las bodegas?Haga un tiempo diario para leer su Biblia. No tenemos que ser dogmáticos en eso. Todo tiempo del día es bueno. ¿Puede hacerlo en la mañana? Bien. ¿En la tarde? Bien. ¿En la noche? Bien. ¿En la madrugada? Bien. Pero, tiene que hacerlo! ¿Puede hacerlo en la mañana, en la tarde y en la noche y en la madrugada? ¡Mejor!

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Un pastor debe estudiar su Biblia sistemáticamente de tapa a tapa. Pero, pregúntele al Señor cual debe ser su énfasis para el año, para el mes, para la semana, y dedíquese a estudiarlo. Usted nunca podrá agotar el material de la Biblia, nunca! Usted tal vez pueda agotar los tópicos/temas de la Biblia, pero nunca sus enseñanzas.

Si usted solo predicara sobre un Salmo cada domingo, ¡tendría material para 150 domingos! (casi 3 años!) Si predicara unos 10 sermones sobre cada libro de la Biblia tendría material para unos 6 años y medio. Si predicara un sermón sobre cada capítulo de la Biblia, ¡no le alcanzaría la vida para predicarlos todos!

Lo más óptimo es hacerse un plan anual de predicación. Si esto le parece demasiado, determine un plan de por lo menos 3 meses a la vez y dele a esos pasajes tiempo y consideración extras. Cubra libros completos en su predicación (especialmente si son cortos). Vaya cubriendo sistemáticamente en su predicación todos aquellas doctrinas, temas, necesidades, que usted sabe que su iglesia necesita conocer. Lleve un registro de sus predicaciones para no repetir innecesariamente las enseñanzas y para cubrir lo que falta.

Acostúmbrese a escribir las ideas que el Espíritu le trae a su corazón mientras lee. Anótelas en un cuaderno (o en su computadora si la tiene). Regístrelas bajo diversos encabezados y vuelva a ellas cada vez que sea necesario. Las ideas hay que madurarlas con el tiempo. Mastíquelas y mastíquelas (haga como los rumiantes!) Sáquele el jugo a la Palabra! No la entregue medio-cruda, déjela más tiempo en el horno si es necesario!

Estudie las palabras que no entienda bien. Trate de entenderlas en nuestro contexto de hoy día. Estudie las palabras en su contexto. Nunca finalice una interpretación sin ver el pasaje en su contexto anterior y posterior. Examine sus conclusiones a la luz de todas las Escrituras. Las enseñanzas e interpretaciones tienen que armonizar con toda la revelación de Dios. Si tiene dudas de un punto, no lo enseñe, continúe examinándolo y preséntelo solo cuando esté seguro de que se ajusta a toda la revelación de Dios.

Estudie las diferentes figuras del lenguaje y discierna como usarlas en su mensaje. Dele a cada cosa su tratamiento adecuado. No se intimide, el Señor le va ayudar en todo el proceso porque él está más interesado que usted en que Su Palabra haga el efecto deseado.

3. La Preparación Personal:

La predicación es un ejercicio riguroso para el cual debemos prepararnos concienzudamente. Cuando predicamos proclamamos la Palabra, pero también resistimos al enemigo y a sus hordas. Algunas veces, hay gente en el auditorio que está resistiendo deliberadamente la Palabra. Es por eso que señalé la importancia de la oración antes. Es también por eso que a veces terminamos completamente agotados en el cuerpo y en la mente, sino en el espíritu. Cuando predicamos entramos en una lucha espiritual. Nuestro cuerpo y nuestra mente deben estar tan descansados como sea posible. Usted estará más descansado si comienza la preparación temprano en la semana.

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En mi caso particular, yo prefiero descansar completamente el lunes y comenzar a darle vuelta al pasaje o tema el martes por la mañana. Para el miércoles usted debe tener un bosquejo sin mucho detalles el cual irá afinando poco a poco; ya para el jueves usted debería tener el mensaje en su forma mas o menos acabada. El viernes el mensaje debiera estar listo o solo faltándole ligeros detalles. El sábado usted debería poder descansar de su actividad mental y espiritual en lo que al mensaje se refiere. Esto le ayudará grandemente, no solo a usted sino también a su familia. En lo que a mi respecta, yo me suelo acostar con mi mensaje el sábado por la noche. Sueño con el mensaje, lo repaso mentalmente, le agrego alguna otra ilustración, etc. Usted debe encontrar su propio ritmo!

No se engañe, usted no es un super hombre. Su cuerpo y su mente deben descansar! Por lo menos una vez al año usted debería de ser capaz de tomar unas vacaciones o por lo menos poner a un lado sus responsabilidades en la iglesia. Su cuerpo, su mente y su familia se lo agradecerán.

La Centralidad De La Palabra

Cuando Dios llamó a los profetas del tiempo antiguo, les encargó el ministerio de Su Palabra. Las palabras humanas tal vez podrán desafiar el proceso pensante del hombre, pero solo la Palabra de Dios podrá crear vida en el hombre..

El pueblo de Dios estaba desterrado en Babilonia, cuando Dios llamó a Ezequiel y le envió a los hijos rebeldes de Israel. Ezequiel 2.2,4

Dios profetizó que el pueblo de Israel iba a desobedecer Su Palabra, pero, Ezequiel debería seguir predicando aún a pesar de la respuesta negativa de la gente. Ezequiel 2.7

La predicación no debe ser ejercida para buscar la aprobación de la gente, ni al mensaje ni a nosotros mismos. Ese estilo de predicación ofende a Dios.

La Palabra debe ser comida, digerida, antes de ser entregada. La Palabra debe salir del corazón del predicador, no solo de sus cuerdas vocales. Ezequiel 3.1-3

La Palabra de Dios siempre ha sido el campo de batalla. En el Edén, el ataque de Satanás se centró acerca de lo que Dios había dicho. El enemigo quiso que ellos especularan sobre la Palabra. Hasta hoy, muchos se detienen en las especulaciones y pasan por alto la verdad claramente revelada de la voluntad de Dios.

El predicador tiene que poner su mejor esfuerzo para no quitar ni añadir a la Palabra, sino en presentarla tal y como ha salido de la boca de Dios.

La tentación del enemigo a Jesús fue básicamente la misma: pon en duda la Palabra, violenta la Palabra, interpreta la Palabra para tu propia conveniencia, enseñoréate por la Palabra (Lucas 4).

La Palabra de Dios trae vida. Ella crea vida aún donde no la hay (Isaías 55.8-11).

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Muchos todavía piensan que el éxito en el ministerio depende de la elocuencia. En realidad a Dios poco le interesa eso (la excusa de Moisés dramatiza eso, Éxodo 4.10-12). El sabe que nada de lo que decimos, o la forma como lo decimos, podrá cambiar el corazón humano. Sólo Su Palabra puede cambiar el corazón humano (Jer.1.7-9).

De hecho, Dios se apresura a poner Su Palabra por obra (Jer.1.11,12).

Jeremías predicó por cuarenta años sin ver ningún resultado. Lo que le mantuvo fue su fidelidad y su confianza de que Dios iba a cumplir lo que se propuso hacer a través de Su Palabra. Dios cumplirá Su Palabra a Su debido tiempo!

3a. Sesión¿Porqué Lo Hacemos?¿Cómo Lo Hacemos?

1. El Motivo del Mensaje:

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Predicamos porque es nuestro llamado, nuestra vocación. Dios nos ha escogido para eso. Predicamos porque no podemos callar el mensaje que hemos recibido, “quema por dentro”___

Predicamos para anunciar las Buenas Nuevas de salvación. Creemos de todo corazón que las almas están irremediablemente perdidas sin ellas.

Predicamos porque es necesario anunciar “todo el consejo de Dios”.

Predicamos porque nos han sido encomendados “los misterios de Dios”, y debemos presentarlos a los hombres.

Nuestra predicación no busca entretener, emocionar, exaltar al hombre o sus experiencias, atemorizar (por el sólo hecho de hacerlo), etc. Nuestra predicación busca presentar las verdades de Dios tan vívidamente como sea posible, hacer conocida la voluntad de Dios, aclarar los misterios de Dios, urgir a los hombres que se reconcilien con Dios, anunciar los planes de Dios con el hombre.

Los resultados los dejamos en las manos de Dios.

Aunque creemos, de todo corazón, que Dios se encarga de aplicar Su Palabra en el corazón de los oyentes, todavía debemos ser sabios al presentar nuestro mensaje.Un mensaje demasiado largo, predicado a gente cansada, dará como resultado el aburrimiento y la falta de concentración que es necesaria para entender la Palabra.No se puede decir que hay un tiempo exacto para cada mensaje. Cada expositor, debe “calibrar” a su auditorio. Con todo, un mensaje debe encuadrarse dentro de 30 a 45 minutos. Si el pasaje ha sido bien escogido y cada parte del mensaje se ajusta al texto, se podrá terminar la exposición dentro de lo previsto y la gente quedará con el gusto en la boca.

Usted no tiene que decir todo lo que sabe en un solo sermón. Lo ideal sería dividir su pasaje/tema y predicarlo poco a poco.

Algo que conspira en contra del predicador en esta cultura de “bocaditos de información”, es que mucha gente se acostumbra a “desconectarse” bien rápido. Usted sólo tiene tanto tiempo para tomar y mantener su atención. Lo que va a hacer, hágalo pronto!

¿Cómo lo hacemos? El Mensaje en su totalidad:

Cuando hablamos del mensaje, hablamos de lo central en este taller. Nos preparamos para el mensaje, estudiamos para el mensaje, oramos por el mensaje, entregamos el mensaje.

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Por mensaje entendemos lo que Dios quiere comunicar a Su pueblo, o a los oyentes en general, acerca de Su voluntad y Sus propósitos que son eternos.

La Biblia en su totalidad contiene el mensaje de Dios. Ese mensaje es singular, pero, sus ramificaciones son vastas. Al estudiar la Biblia para un mensaje en particular, necesitamos tomar una porción del gran mensaje para comunicar a los oyentes. Para entregar ese mensaje de una manera ordenada y concreta, preparamos un bosquejo. Un bosquejo es una síntesis de lo que vamos a dar. Es una guía para el que predica. Es el esqueleto, la radiografía del mensaje. Es una guía para recordar el mensaje que debemos entregar. La mayoría de nosotros necesita un bosquejo para predicar, unos pocos afortunados, pueden recordar todo su mensaje sin ver un solo apunte o nota. Bienaventurados ellos! Los otros del montón necesitamos algunas muletillas.

El bosquejo debe ser lo suficientemente elaborado para que no se nos olviden ninguna de las verdades esenciales del mensaje, pero al mismo tiempo, escueto para que no nos amarre. Aún con bosquejo, hay que darle libertad al Espíritu, quien algunas veces nos conduce por un camino que no habíamos trazado.

El bosquejo debe salir de una exégesis amplia del pasaje a tratar. Exégesis es lo que sacamos del texto. Es el texto el que debe darnos la guía y la carne del mensaje. Tenemos que llegar al texto con las menores presuposiciones posibles. Tenemos que dejar nuestras ideas en la puerta o ellas se escurrirán hasta opacar el texto. La exégesis debe tomar en cuenta el contexto, es decir lo que precede y sigue al texto en cuestión. Hay un famoso aforismo por ahí que es verdadero: un texto fuera de contexto es un pretexto…para decir cualquier cosa.

Escoja su pasaje temprano en la semana y estúdielo a fondo. Estudie el libro completo en el cual se encuentra (el propósito del libro dice mucho de este pasaje en particular), el capítulo en que se encuentra, y la división menor del capítulo, si es un pasaje corto. Si fuera posible, usted debiera tener bosquejos a medio hacer de aquí y de allá, que irá puliendo según venga la necesidad. ¡Nunca tire los bosquejos que ha usado! Revíselos después de un tiempo y verá como ha progresado en su arte o como ha desmejorado.

Haga cuántos bosquejos sean necesarios para afinar su mensaje. No tema destruir algún bosquejo que no cuadre con su propósito principal.

Usted debe ser capaz de enunciar en pocas frases, no más de tres o cuatro, el propósito de su mensaje. Esto debe hacerlo al comenzar, no al terminar. Ese propósito será su norte que lo mantendrá en el curso, más o menos exacto, de su mensaje. No tenga miedo, al final, de eliminar algún punto que no se ajuste a su propósito original. Su propósito original debe concordar con el propósito del Espíritu que inspiró ese pasaje. Ese es el mayor reto: descubrir el propósito de Dios para predicar lo que Dios quiere que sea conocido, escuchado y hecho.

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Los puntos de su bosquejo pueden ser más de dos, aunque su mensaje sea sólo uno. No tienen que ser siempre la misma cantidad. Los puntos deben ser tan naturales, que cuando sean expuestos no hagan tan obvio el esqueleto del mensaje. No se olvide, el mensaje es un todo. Cada punto debe tener una razón de ser y debe tener una parte del texto que le apoye. El bosquejo se hace a fin de presentar con mayor claridad el mensaje en el pensamiento del que escucha. Si su bosquejo no está claro, su mensaje tampoco lo será.

Vocabulario: trate de usar un vocabulario que sea expresivo, rico, pero que se ajuste al nivel de comprensión del auditorio. No use palabras rebuscadas, altisonantes; ellas suenan bonitas pero no comunican nada al oyente. Las palabras deben comunicar con claridad meridiana el mensaje. Nadie debe salir del lugar sin entender lo que Dios quería decirle.

Repase su bosquejo varias veces en la semana. Póngalo boca arriba y boca abajo. Tráigalo y llévelo. Rúmielo? (como las vacas!). No tema hacerle cambios de última hora y añadirle una ilustración fresca de último minuto (¡las noticias no esperan!).

Deje la introducción para el final! La introducción tiene que ser afectada por el cuerpo del mensaje. Al tener el cuerpo listo, ¡póngale la cabeza! La Introducción tiene que ser precisa y concisa, tiene que dar un vislumbre de todo el mensaje y preparar al oyente para lo que viene. Si puede escribirla palabra por palabra, mejor! No debe pasar en su presentación de 3 a 31/2 minutos. Si usted falla en su introducción, muy posiblemente fallará en su mensaje.

La conclusión también debe ser cuidadosamente escogida. Debe expresar en pocas palabras, el contenido del mensaje, refrescarlo y aplicarlo. La conclusión debe dejar claramente establecido como se aplica este mensaje en la vida del oyente, de lo contrario, este se irá sin saber como lo escuchado se ve en su propia vida. Recuerde al joven rico, él se fue triste porque entendió el mensaje perfectamente.

Tipos de mensajes: El mensaje puede presentarse o enfocarse de varias formas y debe ajustarse al auditorio y a las circunstancias que le rodean. Si usted hubiese estado en Roma, mientras la ciudad ardía por la crueldad de Nerón, un tema como “Las Aguas Tranquilas del Espíritu en Reposo”, no hubiese sonado muy bien a sus oyentes. Tal vez un tema más apropiado entonces hubiese sido, “¡Apagando Las Llamas de Fuego del Maligno!”

Déjese llevar por el Espíritu, pero observe a su alrededor y si es necesario pregunte a propios o a extraños acerca de las preocupaciones de su vecindad o parroquia. Dios tiene algo que decir en cada circunstancia particular.

Mensaje Expositivo: Este es el mensaje que va directamente a un pasaje específico de las Escrituras para sacar los puntos, las aplicaciones y las explicaciones. En el se deja a la Biblia explicarse por sí misma. Hay gran necesidad de este tipo de mensaje hoy en nuestros púlpitos.

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Mensaje Temático: En este es un tema bíblico o tópico lo que lo ocupa. Ese tema puede estar repartido en varias lugares de las Escrituras y se va a esos pasajes para encontrar lo que Dios dice de ese tema en particular.

Mensaje Biográfico: Este mensaje usa la vida de un personaje bíblico como su inspiración. Por medio de esto, se explica como la respuesta del personaje ilustra el llamado de Dios y la respuesta del hombre. La aplicación debe hacerse sobre la vida en nuestros días.Mensaje de Persuasión: Su motivación es especialmente tomar un punto de difícil comprensión o aceptación y hacerlo entendible utilizando la persuasión de los pasajes bíblicos y la presentación adecuada. Este tratamiento es especialmente útil en temas doctrinales, o temas conflictivos como el aborto.

Mensaje de Contraste: Este mensaje resalta el contraste entre dos cosas, conceptos, personajes, ideas, etc., para presentar con más fuerza el mensaje de Dios. Por ejemplo: la luz y las tinieblas, la arena y la roca, Dios y las riquezas, etc.

Con esto no se agota la variedad de mensajes que se pueden presentar. La cantidad y la variedad de ellos dependerá de su propia creatividad y de la apertura hacia el Espíritu de Dios. No tema hacer algo nuevo o sorpresivo; si su motivación es correcta esto es bueno. La motivación debe ser que la gente esté atenta al mensaje y que la Palabra tome el pensamiento, la imaginación y el corazón de los oyentes.

Use metáforas, símiles, rompecabezas, acertijos, haga preguntas, etc. La predicación no tiene porque ser aburrida, ¡Dios no es aburrido!

Use el buen humor. Un chiste apropiado aquí o allá no le hace mal a nadie. Pero, no se deje vencer por la tentación de hacerse el payaso en todo tiempo. Algunos predicadores son como comediantes que se esfuerzan para que la gente salga contenta. Si salen contentos porque Dios les habla y ellos responden, bien. Todo buen mensaje tiene algo de humor, algo de drama, algo de emoción, una verdad presentada desde un nuevo ángulo, etc. Deje que Dios use todo eso para la bendición de los oyentes.

Las ilustraciones son como las ventanas del mensaje. Ellas dejan ver más allá de las palabras (una ilustración vale por 10.000 palabras!), las iluminan, las hacen asequibles. Hay buenos libros de ilustraciones y listas disponibles de ilustraciones aún en el Internet, pero, las mejores ilustraciones son las que usted recoge en el vaivén de la vida diaria. La gente se sentirá más relacionada con su mensaje si usted habla de cosas que le han tocado personalmente. No tema hacerse vulnerable, presentar “su lado flaco”; a la gente le hace bien saber que el que predica es uno como ellos, no un “semi-dios”. Esté atento a las situaciones, experiencias, eventos, humoradas, etc., que se presentan a diario. Anótelas y úselas. Use las ilustraciones para “ilustrar” sus puntos, aclararlos; pero, también para darle un respiro a los oyentes!

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Trate de hacer sus propios bosquejos y predicar lo que usted mismo ha masticado, sin embargo, cuando sea apropiado y necesario use algún otro bosquejo que ha llegado a sus manos pasándolo primero por el tapiz de su propia experiencia y palabras. No use un bosquejo que no haya hecho suyo primero. No se ponga “una chaqueta de fuerza” al usar un bosquejo que no entiende o que, para usted, no es claro o específico. No tema hacerle los cambios necesarios a cualquier bosquejo, asegurándose de que el creador original no este en la concurrencia!

Escogiendo el pasaje a predicar:Escoger el pasaje apropiado, es el primer gran reto que enfrenta el predicador; de toda la Biblia delante de él, él debe escoger un pedazo/porción apropiado que se convertirá en el mensaje de Dios para esta hora. Nuevamente, si el predicador ha sido previsivo, él tendrá una lista de pasajes, tópicos o enseñanzas escogidos por adelantado. De todas formas, cada semana, él debe escoger la porción adecuada para cada servicio y oportunidad de predicación. Esa no es una tarea fácil o ligera. Más de un predicador ha soñado con que llega al púlpito sin mensaje! ¡Qué pesadilla!

El pasaje debe ser cuidadosamente escogido, en tal forma que el mensaje se encuadre dentro de él. No que no se puedan usar otros pasajes, pero éste debe ser la principal preocupación del mensaje. Un texto muy largo no conviene, ni tampoco demasiado corto si los pensamientos a extraer se escapan de él.

Escogiendo el título del mensaje:La escogencia del título demuestra de antemano la creatividad del predicador y tal vez el tratamiento que dará a su pasaje/tema. Este debe ser suficientemente descriptivo del mensaje, atractivo, pegajoso?, que tome la atención. No anuncie un tema y predique después de cualquier cosa! No! Sea honesto, predique de lo que muestra en su título.Un título atractivo debiera ser corto, pero, otra vez, depende de la creatividad del predicador. “Pecadores en las Manos de un Dios Airado” podría parecer un título largo, pero es el título de un famoso sermón por uno de los más famosos predicadores de la colonia americana (Jonathan Edwards). No se vaya por el primer título que le venga a la mente, escójalo con cuidado!

No tema grabar y oír su mensaje! Sabemos que esto es agonizante para algunos predicadores, pero cuanto bien hace. No tema dejar la grabación en manos de un colega para su evaluación. Cuánto bien puede hacer un colega (o una esposa) bien intencionado!

No tema repetir un buen mensaje (los cantantes repiten y repiten sus temas). Nuestra experiencia es que cada vez lo afinamos mas y las ideas se aclaran en nuestra mente. Hay mensajes que necesitan ser repetidos en diversas formas para finalmente tomar la mente y el corazón de los que escuchan.

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Notas Misceláneas:

Siempre hay algunos detalles que demos cuidar al subir al púlpito. Algunas son de sentido común, otras se aprenden por los años: Cuide su vestuario, o terminará llamando más la atención sobre sí mismo que sobre

su mensaje, Use, por favor, su tono de voz “natural”, aumentándole unos decibeles, por supuesto,

pero que sea su voz, No haga más ademanes de los que sean necesarios. Evite las exageraciones. Use el sonido para su ventaja. No tiene que gritar si el sonido está haciendo su trabajo

de amplificar su voz. Asegúrese de que el volumen es el correcto. Trate de tener su bosquejo (si lo usa) en la forma más inconspicua posible. No traiga

al púlpito “los Rollos del Mar Muerto.” Esté preparado para toda eventualidad. Si está en un sitio donde se suele ir la luz,

mantenga a mano una linterna!

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Page 17: Taller de Predicación de APOYO

Cuarta Sesión

La Práctica y la Entrega del mensaje

Esta sesión es una sesión de trabajo donde se espera que cada uno de los participantes trabaje en la elaboración y presentación de diferentes tipos de mensajes/bosquejos.

Dinámica a ser usada:

Cada participante elaborará un bosquejo a partir de un texto dado: El bosquejo no pasará de una página y tendrá todas sus partes El bosquejo incluirá la introducción y la conclusión completamente escritas El bosquejo incluirá el propósito del mensaje escrito Se trabajará en parejas y el bosquejo será revisado por el otro participante

El bosquejo presentado en un mini-mensaje para su evaluación por el resto de los participantes, si el tiempo así lo permite.

Se usarán dos pasaje diferentes, uno que le daremos y otro que usted escogerá libremente.

Pasaje dado:_____________________________

Pasaje Personal:__________________________

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BOSQUEJO DE MENSAJE

Fecha:

Lugar:

Texto:

Propósito:

Introducción:

I. Punto No. 1:

II. Punto No. 2:

III. Punto No. 3:

IV. Punto No. 4:

Conclusión:

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Hoja de Evaluación de Mensajes/Bosquejos

Nombre del Predicador:

Parte del Contenido: 1Excente 2muy bn 3bueno 4regular 5deficiente

Título/Tema 1 2 3 4 5

Pasaje Bíblico 1 2 3 4 5

Introducción 1 2 3 4 5

Claridad del Propósito 1 2 3 4 5

Propiedad de los Puntos 1 2 3 4 5

Conclusión 1 2 3 4 5

Tratamiento del Tema 1 2 3 4 5

Vocabulario 1 2 3 4 5

Ademanes/Postura 1 2 3 4 5

Voz 1 2 3 4 5

Ilustraciones 1 2 3 4 5

Entusiasmo 1 2 3 4 5

Otras Observaciones:_______________________________________________

Recuerde: Nuestro propósito no es avergonzar a nadie ni mal poner el esfuerzo de nadie.Solo buscamos hacerlo mejor cada vez y afilar nuestra hacha con el hierro de nuestro colega. No rebusque sus conclusiones, note solamente lo que está, a su entender, claramente establecido. Todos necesitamos ayuda y todos queremos hacerlo mejor para la gloria de Dios.

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Page 20: Taller de Predicación de APOYO

PALABRAS FINALES:

Como pastores, predicadores y maestros, tenemos delante de nosotros una responsabilidad enorme, un privilegio enorme, ser los portavoces, los heraldos del Dios del cielo, Aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable. Ese mismo Dios ruega a través de los hombres e invita a los pecadores a reconciliarse con Él y a Sus hijos a andar en Su amor y en Su voluntad.

Nosotros somos llamados, especialmente en esta hora, a levantar nuestra voz para dejar escuchar la voz de Dios. No podemos ser suficientemente fuertes, es NECESARIO volver a las Escrituras. Ellas son las que dan testimonio de Jesucristo, el Señor. Es necesario ser hombres y mujeres de la Palabra. No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído!

Que el Señor le ayude al regresar a su campo a poner en práctica todo lo que haya aprendido a fin de ser un siervo más eficaz en la Palabra, que Dios le dé gracia y tenga misericordia de usted y de los suyos. Que Él sea visto y oído a través de usted, que nadie pueda resistir el poder de la Palabra del Dios vivo.

Para nosotros, sus siervos, ha sido un privilegio servirle. Somos parte de su propia familia espiritual, estamos montados en el mismo barco y solo anhelamos, como usted, ver la Gloria de Dios, al calmar el viento, el mar, nuestras comunidades, nuestras familias, y nuestro mundo.

“Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores él dará a cada uno según haya sido su obra”________

Que Dios le siga bendiciendo!

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