tema 1 (4 del libro): la célula - biología 3º e.s.o. · Úvula o campanilla: es una especie de...
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Tema 2: Función digestiva y respiratoria 2
ESQUEMA DE LA UNIDAD
1.- La nutrición humana.
2.- El aparato digestivo.
2.1.- El tubo digestivo.
2.2.- Las glándulas anejas.
3.- La función digestiva.
4.- El aparato respiratorio.
4.1.- Las vías respiratorias.
4.2.- Los pulmones.
5.- La respiración externa.
5.1.- El intercambio de gases.
5.2.- La ventilación pulmonar.
6.- La salud y el aparato digestivo.
6.1.- Hábitos saludables.
7.- La salud y el aparato respiratorio.
7.1.- Hábitos saludables.
1.- LA NUTRICIÓN HUMANA
La nutrición es el proceso mediante el cual los seres vivos obtienen las sustancias que
necesitan para que funcione su organismo (nutrientes y oxígeno) y eliminan los desechos
que producen.
Los organismos unicelulares, al estar en contacto directo con el
medio que les rodea, obtienen los nutrientes y el oxígeno directamente
de él y a él vierten los desechos que producen. Esta entrada y salida de
sustancias tiene lugar a través de la membrana plasmática.
En los organismos pluricelulares como nosotros, la mayoría de las células no
están en contacto con el exterior, por lo tanto no pueden intercambiar sustancias
directamente con él, de modo que la función de nutrición se realiza gracias a la
acción coordinada de distintos aparatos y sistemas que sirven de intermediarios
entre el exterior y las células. Estos aparatos y sistemas son:
El aparato digestivo. - El sistema circulatorio.
El aparato respiratorio. - El aparato excretor.
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2.- EL APARATO DIGESTIVO
El aparato digestivo está formado por) que se llama tubo digestivo, y por una serie de glándulas
llamadas glándulas anejas o digestivas que vierten las sustancias que producen en el tubo
digestivo.
2.1.- El tubo digestivo
El tubo digestivo es un conducto largo (de más de ocho metros de longitud) por donde va
pasando el alimento desde que lo incorporamos al organismo a través de la boca hasta que
expulsamos las sustancias no digeridas en forma de heces fecales a través del ano.
Las paredes de este tubo están formadas por varias capas de distintos tejidos:
Mucosa: es la capa más interna formada por
tejido epitelial glandular.
Submucosa: es la siguiente capa formada por
tejido conectivo.
Muscular: se trata de una doble capa de
tejido muscular liso, una de ellas formada por fibras
circulares y la otra por fibras longitudinales.
Serosa: es la capa más externa formada por
tejido conjuntico.
Los órganos que forman el tubo digestivo son:
BOCA: cavidad a través de la cual entran los alimentos al organismo. La
boca está sostenida por dos mandíbulas (una superior y otra inferior) que son
unas estructuras óseas en las que están incrustados los dientes.
Los dientes sirven para cortar, trocear y triturar los alimentos. A lo largo de su vida el hombre
tiene dos denticiones:
Una dentición temporal formada por veinte dientes conocidos como
dientes de leche (cuatro incisivos que sirven para cortar el alimento, dos
caninos o colmillos que sirven para desgarrar los alimentos, y cuatro molares
o muelas que sirven para triturar el alimento, todo ello en cada mandíbula).
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Una definitiva que consta de treinta y dos piezas. En cada
mandíbula habría cuatro incisivos, dos caninos, cuatro premolares y
seis molares.
Dentro de la boca encontramos también las siguientes estructuras:
Paladar: es la parte superior de la boca. La que está más cerca del exterior se llama paladar
duro y la parte más interna del paladar se denomina paladar blando.
Labios: son los bordes de la boca y están formados por músculos gracias a los cuales
podemos abrir y cerrar la boca.
Lengua: también es un órgano musculoso que mueve el alimento y lo mezcla con saliva. La
lengua contiene abundantes papilas gustativas gracias a las cuales percibimos el sabor de
los alimentos y también interviene en la emisión de sonidos jugando un papel importante
en el habla.
Úvula o campanilla: es una especie de prolongación que cuelga del paladar blando y que se
eleva cuando tragamos los alimentos para impedir que estos vayan hacia las fosas nasales.
Al igual que la lengua, también interviene en la emisión de sonidos.
FARINGE: Es un conducto común a los aparatos digestivo y respiratorio por el
que pasa el alimento desde la boca hasta el esófago. La faringe posee una
pequeña válvula llamada epiglotis que impide que el alimento pase a las vías
respiratorias.
ESÓFAGO: Es un tubo musculoso de unos 25 cm de largo que comunica la
faringe con el estómago y por el que desciende el alimento hasta el estómago. Las
paredes de este órgano realizan unos movimientos llamados peristálticos que
ayudan al alimento a avanzar hacia abajo.
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ESTÓMAGO: Es un ensanchamiento del tubo digestivo con forma de
judía. Sus paredes, en vez de tener dos capas de tejido muscular tiene tres
(ya que su acción digestiva es más intensa que la del resto de los órganos).
Tiene un orificio de entrada llamado cardias por el que se comunica con el
esófago y que está siempre abierto, y uno de salida llamado píloro que
permanece cerrado mientras el alimento se descompone en su interior y que
comunica el estómago con el intestino delgado. La capa más interna del
estómago posee glándulas que segregan una sustancia necesaria para la
digestión de los alimentos llamada jugo gástrico.
INTESTINO DELGADO: Es un tubo que mide entre 7 y 8 m de longitud que se encuentra
plegado en el abdomen. En el interior de sus paredes tiene unos pliegues llamados vellosidades
intestinales que contienen gran cantidad de vasos sanguíneos que se encargan de recoger los
nutrientes cuando pasan por este órgano para que puedan ser repartidos por
todo el organismo. Se distinguen tres partes: duodeno (es la zona más
cercana al estómago y es la más corta), yeyuno (es la parte intermedia del
intestino delgado y la más larga) e íleon (es la parte del intestino delgado
más próxima al intestino grueso). El intestino delgado segrega una
sustancia necesaria para la digestión de los alimentos llamada jugo
intestinal.
INTESTINO GRUESO: Es un conducto dos o tres veces más grueso
que el intestino delgado pero más corto (puede medir
aproximadamente 1,5 metros). En el intestino grueso nuestro
organismo forma las heces con las sustancias alimenticias que no se
han digerido. Se distinguen tres partes: ciego (del que sale una
prolongación llamada apéndice vermiforme que cuando se inflama
produce la apendicitis), colon y recto.
ANO: Es la parte final del tubo digestivo a través del cual son expulsadas las sustancias no
digeridas en forma de heces fecales.
2.2.- Las glándulas anejas
Se trata de una serie de glándulas que producen sustancias que intervienen en la digestión de los
alimentos. Estas glándulas son las salivales, el hígado y el páncreas.
GLÁNDULAS SALIVALES
Son tres pares de glándulas (es decir, seis glándulas en total), las parótidas
que son las más grandes y están situadas debajo y delante del oído, las
sublinguales que son las más pequeñas y están situadas como su nombre
indica debajo de la lengua, y las submaxilares que están en la parte más
profunda de la boca. Estas glándulas segregan aproximadamente un litro y
medio al día de una sustancia llamada saliva que se vierte directamente a la
boca.
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El principal componente de la saliva es agua (el 98%), aunque también contiene
otras sustancias como sales minerales, mucina (que entre otras funciones facilita el
paso de los alimentos al estómago), y enzimas como la amilasa que participa en la
digestión de los glúcidos, y la lisozima que ataca las posibles bacterias que entren por
la boca o estén presentes en los alimentos.
HÍGADO
Es el órgano más grande del cuerpo, puede pesar aproximadamente un kilo
y medio y está situado en la parte derecha del abdomen cubriendo
parcialmente el estómago. Segrega varios tipos de sustancias, entre ellas
proteínas y una sustancia llamada bilis que el organismo va almacenando en
una especie de bolsa llamada vesícula biliar que vierte su contenido en el
duodeno.
Además de ayudar a digerir el alimento (fundamentalmente las grasas), el hígado ayuda a
eliminar del organismo sustancias tóxicas como el alcohol y los medicamentos, y también
almacena hierro y algunos tipos de vitaminas entre otras sustancias.
PÁNCREAS
Está situado en una zona profunda del abdomen detrás de otros órganos
como el estómago. Se trata de una glándula mixta que segrega sustancias
como el jugo pancreático, que es vertido directamente al duodeno, y también
hormonas como la insulina y el glucagón, que controlan la cantidad de azúcar
presente en la sangre.
El jugo pancreático está formado a su vez por una serie de sustancias entre las que destacan
determinadas enzimas que participan en la digestión de los alimentos, o bicarbonato de sodio, que
neutraliza y suaviza la acidez del quimo impidiendo que a su paso por el intestino las células
intestinales puedan resultar dañadas.
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3.- LA FUNCIÓN DIGESTIVA
El aparato digestivo participa en la función de nutrición realizando una serie de procesos que
transforman los alimentos, previamente ingeridos, en sustancias más sencillas para extraer de ellas
los nutrientes que necesitan las células del organismo, y eliminan los restos de los alimentos que
no han sido digeridos. Estos procesos constan de varias etapas:
1. Ingestión
La ingestión es la incorporación de los alimentos al aparato digestivo y la preparación de estos
para ser digeridos. Esta fase tiene lugar en la boca y en ella tienen lugar la masticación, la
insalivación y la deglución:
Masticación: consiste en desgarrar, cortar y triturar los alimentos que han sido
ingeridos a través de la boca. La lleva a cabo los dientes y el movimiento de la
mandíbula inferior.
Insalivación: consiste en mezclar los alimentos ya triturados con la saliva gracias a los
movimientos de la lengua. En este punto de la digestión el alimento se habrá convertido en una
masa espesa llamada bolo alimenticio.
Deglución: consiste en tragar y hacer avanzar el bolo alimenticio por la faringe y
el esófago con la ayuda del movimiento de las paredes del esófago (movimientos
peristálticos) hasta llegar al estómago.
2. Digestión
La digestión es un proceso químico en el que los alimentos, gracias a las sustancias digestivas
que producen los distintos órganos del aparato digestivo, se convierten en los nutrientes que
necesitan las células del organismo. La digestión química de los alimentos empieza en la boca,
continúa en el estómago y finaliza en el intestino delgado, más concretamente en el duodeno.
En la boca: durante la formación del bolo alimenticio, la amilasa presente en la saliva
empiezan a descomponer los glúcidos complejos en sustancias más sencillas.
En el estómago: al llegar el bolo alimenticio al estómago se mezcla con el
jugo gástrico que segregan las glándulas que tiene el estómago en sus paredes
formando una especie de papilla semilíquida llamada quimo alimenticio.
Una enzima llamada pepsina contenida en el jugo gástrico empieza a descomponer las
proteínas.
Además de pepsina el jugo gástrico contiene otra sustancia llamada ácido clorhídrico que entre
otras cosas destruye las bacterias que puedan contener el alimento.
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En el duodeno: el quimo que se ha formado en el estómago pasa en pequeñas dosis al
intestino delgado a través del píloro y ahí se mezcla con los jugos intestinales, la bilis y el jugo
pancreático producidos respectivamente por las glándulas del intestino, hígado y páncreas. Estos
jugos terminan de descomponer los glúcidos complejos en glúcidos sencillos o monosacáridos, las
proteínas en aminoácidos y los lípidos en sus componentes (glicerol y ácidos grasos),
transformando el quimo alimenticio en un líquido blanquecino llamado quilo alimenticio cuyos
principales componentes son agua, los nutrientes resultantes de la digestión química y otras
sustancias no digeridas.
3. Absorción de nutrientes
Consiste en el paso a la sangre de los nutrientes contenidos en el quilo. Excepto el agua, las
sales minerales y los productos resultantes de la digestión de las grasas,
el resto de nutrientes pasan a la sangre cuando llegan al intestino
delgado, fundamentalmente en el yeyuno e íleon cuyas paredes poseen
como ya sabemos unos repliegues llamados vellosidades intestinales
rodeados de vasos sanguíneos que facilitan esta absorción. El agua y las
sales minerales se absorben en el intestino grueso, y los productos
resultantes de la digestión de las grasas son recogidos por capilares del
sistema linfático (que se estudiará más adelante) desde los que pasan
luego a la sangre.
4. Egestión
Los restos de alimentos no digeridos ni absorbidos pasan al intestino grueso
donde son transformados en heces fecales por un conjunto de bacterias beneficiosas
para el hombre que habitan en el intestino grueso (la flora intestinal o bacteriana) y
expulsadas al exterior a través del ano.
4.- EL APARATO RESPIRATORIO
Las células de nuestro organismo, además de nutrientes, necesitan también oxígeno con el que
"queman" los nutrientes para obtener la energía que necesitan para realizar las funciones vitales.
En este proceso se producen, además de energía, sustancias de desecho, como el dióxido de
carbono que debe ser eliminado del organismo.
El aparato respiratorio se encarga de tomar el oxígeno del aire, llevarlo a la sangre
para que esta lo reparta por el organismo y eliminar el dióxido de carbono procedente
de las células.
Está formado por las vías respiratorias y los pulmones.
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4.1.- Las vías respiratorias
Las vías respiratorias son un conjunto de órganos o conductos por los que pasa el aire desde que
entra al organismo hasta que llega a los pulmones: fosas nasales, faringe, laringe, tráquea,
bronquios y bronquiolos.
FOSAS NASALES: son dos cavidades situadas encima de la boca cada una de las
cuales tiene un orificio que se comunica con el exterior (son los llamados orificios
nasales). A través de ellas entra el aire al organismo. Las paredes de las fosas nasales
están cubiertas por una mucosa en la que se distinguen dos regiones: la pituitaria roja
y la pituitaria amarilla.
La pituitaria roja: es la parte inferior de las paredes de las fosas nasales que contiene una
gran cantidad de vasos sanguíneos por los que circula mucha sangre, y se encarga de calentar,
humedecer y limpiar de microorganismos el aire que respiramos antes de que llegue a los
pulmones.
La pituitaria amarilla: es la parte superior de las paredes de las fosas nasales en la que se
encuentran numerosas células llamadas olfativas que son las que se encargan de captar los
olores.
FARINGE: es un conducto musculoso que también forma parte del aparato digestivo y que
conduce el aire a la laringe. La faringe está comunicada con la boca, el esófago, las fosas nasales y
también con el oído a través de una estructura llamada trompa de Eustaquio. A los lados de la
faringe se localizan las amígdalas (órganos del sistema linfático) y al final de la faringe se
encuentra la epiglotis, que es una especie de válvula que impide que el alimento entre en las vías
respiratorias.
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LARINGE: es un tubo corto que une la faringe con la tráquea, y en cuyo interior
están las cuerdas vocales que al vibrar nos permiten emitir sonidos. Son dos y en
realidad no tienen forma de cuerda, sino que se trata de pliegues.
TRÁQUEA: es un tubo de unos 12 cm de largo formado por la unión de unos
anillos hechos de cartílagos y conduce el aire a los pulmones. Está situado delante del
esófago. Las paredes internas de la tráquea segregan una sustancia
protectora llamada mucus que atrapa las partículas extrañas presentes
en el aire y poseen cilios que se mueven para desplazar esas partículas
extrañan hacia la faringe, desde donde es conducido hacia el esófago y
el estómago. Cuando este mecanismo para eliminar sustancias extrañas
presentes en las vías respiratorias resulta insuficiente, el organismo cuenta con otros
dos mecanismos para expulsarlas: la tos y el estornudo.
BRONQUIOS: son dos conductos también hechos de anillos cartilaginosos
en los que se ramifica la tráquea y cada uno de los cuales penetra en un pulmón
para que el oxígeno llegue a ellos.
BRONQUIOLOS: son ramificaciones de los bronquios. El bronquio izquierdo se
divide en dos bronquiolos y el derecho en tres. Estos a su vez continúan
ramificándose dando lugar a conductos cada vez más finas que terminan en una
especie de sacos diminutos llamados alvéolos pulmonares, donde se
produce el intercambio de gases. Los alvéolos están rodeados de muchos
vasos sanguíneos que captan el oxígeno procedente del exterior para
repartirlo por el organismo y liberan el dióxido de carbono que
transporta la sangre para ser expulsado al exterior.
4.2.- Los pulmones
Son dos órganos situados en la caja torácica y que se encuentran protegidos por
las costillas y separados del abdomen por un músculo llamado diafragma (del que
hablaremos más adelante).
Cada uno de ellos está envuelto por una doble membrana llamada pleura
rellena de un líquido llamado líquido pleural, gracias al cual los pulmones se
adaptan al movimiento que realizan cuando respiramos y ayuda también a
amortiguar los golpes y a proteger los pulmones del roce con la caja torácica.
El pulmón derecho es más grande que el izquierdo, está dividido en tres
lóbulos mientras que el izquierdo solo tiene dos. Todo ello se debe a que el
pulmón izquierdo es el que le deja sitio al corazón.
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5.- LA RESPIRACIÓN EXTERNA
El término respiración engloba en realidad a dos procesos diferentes: la respiración celular o
interna y la respiración externa.
La respiración celular o interna es el proceso que tiene
lugar dentro de las mitocondrias de las células eucariotas en el
que las sustancias captadas por las células se transforman en
energía gracias al oxígeno, proceso en el que se forma una
sustancia de desecho en estado gaseoso llamada dióxido de
carbono.
La respiración externa es el proceso mediante el cual el organismo
capta el oxígeno presente en el aire para que a través de la sangre llegue a las
células y de ellas recoge el dióxido de carbono producido que producen y lo
expulsan al exterior.
5.1.- El intercambio de gases
Es el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre el medio y el
organismo. Este intercambio se produce en los alvéolos pulmonares por
difusión (los gases pasan desde donde se encuentran en mayor
concentración hacia donde están en menor concentración hasta que se
igualan las concentraciones):
1. El aire que llega a los alvéolos pulmonares procedente del exterior tiene mucha cantidad de
oxígeno y poca cantidad de dióxido de carbono, lo contrario de lo que sucede con la sangre que
llega a los capilares que rodean los alvéolos, que presentan un contenido bajo en oxígeno y alto en
dióxido de carbono.
2. El oxígeno pasa desde donde se encuentra en mayor proporción (desde los alvéolos) hacia
donde se encuentra en menor proporción (hacia la sangre de los capilares) y lo mismo sucede con
el dióxido de carbono que pasa desde la sangre de los capilares sanguíneos hacia los alvéolos, todo
ello hasta que la concentración tanto de oxígeno como de dióxido de carbono se iguala en ambas
partes.
3. El oxígeno con el que se ha enriquecido la sangre de los capilares que rodean los alvéolos
pulmonares es transportado hasta el corazón que se encargará de distribuirlo por todo el
organismo, y el dióxido de carbono que ha quedado depositado en los alvéolos será expulsado al
exterior durante la espiración.
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5.2.- La ventilación pulmonar
La ventilación pulmonar es el proceso mediante el cual el organismo renueva continuamente el
aire que entra y sale de los pulmones. El aparato respiratorio realiza este proceso en dos etapas: la
inspiración y la espiración. En este proceso juegan un papel muy importante el diafragma y los
músculos intercostales.
El diafragma es un músculo en forma de bóveda que separa la caja torácica
(que es donde se encuentran los pulmones) del abdomen. Este músculo está
siempre moviéndose hacia arriba y hacia abajo, lo que provoca la entrada y
salida de aire de los pulmones.
Los músculos intercostales son los músculos que unen unas costillas con otras
y que lo que hacen al moverse es desplazar las costillas hacia dentro y hacia
fuera.
La inspiración: es el movimiento respiratorio mediante el cual el aire entra en los
pulmones. Por un lado los músculos intercostales se contraen haciendo que las
costillas se eleven, y por otro lado también se contrae el diafragma haciendo que se
aplane y baje, todo ello provoca que la caja torácica aumente de tamaño y así los
pulmones se agrandan para ocupar todo el espacio y al hacerlo se llenan de aire.
La espiración: es el movimiento mediante el cual el aire sale desde los pulmones
hasta el exterior. Por un lado los músculos intercostales se relajan y así descienden
las costillas, por otro lado también se relaja el diafragma y se eleva, todo ello
provoca que la caja torácica se haga más pequeña obligando a los pulmones, que
deben adaptarse al tamaño de la caja torácica, a achicarse y como consecuencia el
aire que hay en su interior sale.
Al volumen máximo de aire que se pueden almacenar en los pulmones se le llama capacidad
pulmonar. En general la capacidad pulmonar de los hombres es mayor a la de las mujeres, y está
en torno a los 5 litros.
6.- LA SALUD Y EL APARATO DIGESTIVO
Enfermedades que afectan a la boca
El sarro: en la boca habitan de manera habitual distintos tipos de bacterias, algunas de ellas
adheridas a los dientes que forman lo que se conoce con el nombre de placa
bacteriana. Los minerales que se acumulan en los dientes endurecen la placa
bacteriana y la convierten en una sustancia dura y amarillenta que es el sarro.
Aunque se suele formar en el borde de las encías, también pueden formarse
debajo de ellas irritándolas. El sarro proporciona a la placa
bacteriana una superficie más extensa donde crecer y más
pegajosa donde adherirse, lo cual favorece la aparición de
otros problemas bucales como caries y enfermedades de las encías. El sarro se
elimina haciéndose una limpieza dental.
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La caries: es la destrucción progresiva de los dientes causada por los
ácidos que producen las bacterias que acuden a los restos de comida que
quedan entre ellos, fundamentalmente a los azúcares. Para evitarla hay que
cepillarse los dientes después de cada comida.
Enfermedades que afectan al estómago
La gastritis: es la irritación e inflamación de la mucosa del estómago. Existen
diversas causas que provocan esta enfermedad, las más comunes son un exceso de
secreción de ácido clorhídrico por parte de las glándulas gástricas y el consumo de
algunos medicamentos, de alcohol o comida muy picante.
La Gastroenteritis: es una inflamación de las membranas internas
del estómago y del intestino causada principalmente por bacterias y virus,
aunque pueden existir otras causas. Las provocadas por virus se contagian a
través del agua, de alimentos contaminados o de persona a persona. Los
síntomas son vómitos, diarreas y dolor abdominal y suelen durar 3 ó 4 días.
El tratamiento consiste en seguir una dieta blanda, para reponer el agua y las
sales perdidas, y si ha sido provocada por bacterias se administran
antibióticos.
Las Úlceras Gástricas: son heridas abiertas que se producen en las paredes internas del
estómago. Entre las causas que suelen originar estas úlceras están la excesiva producción de
secreciones gástricas o la presencia de determinadas bacterias en el
organismo, como por ejemplo la Helicobacter pylori. El consumo de alcohol,
de tabaco, de ciertos medicamentos y el estrés favorecen esta lesión. A veces
no producen ningún síntoma y a veces se produce acidez de estómago, malas
digestiones, pérdida de peso, dolor después de comer, vómitos… Se trata con
medicamentos (antibióticos, antiácidos…) y en casos graves con cirugía. Si la
úlcera no se trata puede ocasionar hemorragias y la perforación de la pared del
estómago.
Enfermedades que afectan al hígado
La Cirrosis Hepática: es una enfermedad crónica (no tiene cura) que consiste en la
destrucción progresiva del tejido del hígado, que provoca que este vaya encogiéndose y
endureciéndose, lo que conlleva un mal funcionamiento del mismo. Gran parte de los casos de
cirrosis se deben a un consumo excesivo de alcohol. Con una alimentación adecuada y
medicamentos se puede retrasar el avance de la enfermedad y controlar algunos síntomas como la
retención de líquidos en el cuerpo... En casos críticos se plantea la posibilidad de realizar un
trasplante de hígado.
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La Hepatitis: se trata de una inflamación del hígado que puede estar
provocada por diversas causas, principalmente virus, bacterias, toxinas, agentes
químicos y drogas. Entre los síntomas de esta enfermedad destacan la ictericia
(que es presentar color amarillento en los ojos y en la piel), vómitos y pérdida de
apetito. Existen distintos tipos de hepatitis.
Enfermedades que afectan al intestino
La apendicitis: es la inflamación del apéndice vermiforme producida por una infección.
Los síntomas más habituales son dolor en la parte derecha del abdomen, vómitos, fiebre y pérdida
de apetito. Para curarla hay que extirpar el apéndice, ya que puede romperse y provocar que la
infección se extienda por el abdomen provocando lo que se conoce como peritonitis, pudiendo
ocasionar incluso la muerte.
La diarrea: consiste en la defecación frecuente de heces semilíquidas.
Normalmente está causada por infecciones bacterianas o víricas, por trastornos
nerviosos o por sustancias químicas. Se tratar ingiriendo abundantes líquidos para
evitar la deshidratación y con dieta blanda.
El estreñimiento: consiste en la disminución del número de
deposiciones (menos de tres por semana). Las causas son diversas, entre
ellas una dieta pobre en fibra y líquidos, una vida sedentaria y algunas
enfermedades digestivas.
Las hemorroides: son dilataciones de las venas que se encuentran en los márgenes del
ano. La causa más frecuente es el estreñimiento. Se pueden tratar con medicación, realizando
cambios en la dieta, y en casos graves operando.
6.1.- Hábitos saludables
Para garantizar un buen funcionamiento del aparato digestivo hay que cuidar la dieta y tener
conductas saludables y de higiene que nos ayuden a prevenir enfermedades. Algunos hábitos
saludables que nos pueden ayudar a conseguirlo son estos:
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Lavarse las manos antes de las comidas para evitar que si tocamos los
alimentos que vamos a ingerir estos se contaminen con posibles microorganismos
que podamos tener en las manos.
Realizar cinco comidas al día, de tal
modo que no sean comidas pesadas que
dificulten la digestión.
Evitar el consumo excesivo de alimentos grasientos o muy picantes.
Masticar bien los alimentos, comer despacio y sentarse correctamente para
tener una buena digestión y evitar atragantamientos.
Limitar el consumo de alimentos dulces (pasteles, golosinas…) y bebidas
muy azucaradas para prevenir la caries.
Cepillarse los dientes, las encías y la lengua después de cada comida, como
mínimo durante tres minutos.
Evitar la deshidratación. Cuando se pierden líquidos corporales por diarreas,
vómitos, ejercicio físico u otras causas, se deben recuperar tomando bebidas isotónicas.
Consumir diariamente alimentos ricos en fibra, como frutas, hortalizas o
cereales, ya que facilitan la expulsión de las heces y previenen el estreñimiento.
No abusar del alcohol, puede dañar gravemente a órganos como el hígado o el
páncreas.
No automedicarse. En caso de tener síntomas de alguna enfermedad hay
que acudir al médico, quien determinará el tratamiento más adecuado para tratarla.
7.- LA SALUD Y EL APARATO RESPIRATORIO
7.1.- Trastornos y enfermedades respiratorias
Enfermedades que afectan a las vías respiratorias
Resfriado común o catarro: el resfriado común se confunde a menudo
con la gripe, pero son enfermedades diferentes. En este caso se trata de la
inflamación de las membranas nasales, generalmente provocada por infecciones
víricas. Los síntomas del refriado son mucho más leves que los de la gripe,
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siendo los más característicos el aumento de la secreción de mucosa, congestión nasal, dolor de
garganta, estornudos y tos.
Gripe: la gripe es una infección provocada por virus. Sus síntomas son
fiebre, estornudos, tos, irritación de garganta, dolores musculares y de cabeza. La
fiebre suele desaparecer a los pocos días y por lo general en una o dos semanas
como mucho lo hacen el resto de los síntomas. Es una enfermedad contagiosa.
Sinusitis: es la inflamación de la mucosa de los senos
nasales (que son una serie de cavidades que tienen los
huesos de la cara), generalmente provocada por infecciones
víricas o bacterianas.
Amigdalitis o anginas: es la inflamación de las amígdalas debido a una
infección provocada por virus o bacterias. Esta infección puede provocar
también la formación de placas de pus en la garganta. Si esta enfermedad se
hace crónica, se extirpan las amígdalas.
Faringitis: consiste en la inflamación e irritación de la faringe debida a una infección causada
principalmente por virus.
Laringitis: es la inflamación de la laringe que suele provocar afonía o
pérdida de voz que remite cuando desaparece la inflamación.
Bronquitis: es la inflamación de la mucosa de los bronquios producida principalmente por
infecciones víricas o bacterianas, aunque puede haber otras causas asociadas a
la enfermedad (como el tabaco, la contaminación, un resfriado mal curado…).
Esta enfermedad se caracteriza por presentarse dificultades respiratorias,
producción de abundante moco y tos pudiendo ir todo ello acompañado de
fiebre. Se suele hacer crónica en los fumadores y cuando esto sucede el
paciente puede necesitar oxígeno habitualmente.
Asma: es la dificultad para respirar debido a que los bronquios se inflaman y las vías
respiratorias se estrechan impidiendo o dificultando el paso del aire. Sus síntomas son, entre otros,
dificultad para respirar, silbidos y opresión en el pecho, tos… Entre sus
causas están las alergias a determinadas sustancias (polen, polvo, etc.), el
ejercicio físico intenso o las infecciones respiratorias. Se trata con
broncodilatadores y evitando el contacto con las sustancias a las que se
tiene alergia.
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Enfermedades que afectan a los pulmones
Enfisema: es una enfermedad que no tiene cura y consiste en la destrucción
progresiva de las paredes de los alvéolos que terminan rompiéndose ocupando
así un espacio mayor que le quitan a los pulmones, por lo que llega menos
cantidad de oxígeno a ellos y a la sangre. La principal causa de esta enfermedad
es el consumo de tabaco.
Neumonía: es una infección de los pulmones provocada
fundamentalmente por virus y bacterias que provoca la inflamación del tejido
pulmonar. Es una enfermedad muy contagiosa cuyos principales síntomas
son dolor en el pecho, tos, dificultad respiratoria… Si no se trata puede
provocar complicaciones y llegar a causar la muerte.
Cáncer de pulmón: es un tumor maligno que hace que los pulmones dejen de funcionar. Una
de las principales causas de esta enfermedad son las sustancias que contiene el tabaco.
Tuberculosis: es una enfermedad que consiste en la destrucción del tejido del pulmón
provocada por una bacteria. Es una enfermedad contagiosa que puede pasar de una persona a otra a
través del aire (cuando el enfermo estornuda, tose o escupe). Entre sus
síntomas están la tos con flema durante más de 15 días y a veces con sangre,
fiebre, sudoración por la noche, mareos momentáneos, escalofríos y pérdida de
peso. También puede afectar a otros órganos como al cerebro o los riñones. Si
no se trata adecuadamente, esta enfermedad puede ser mortal.
7.2.- Hábitos saludables
Algunas medidas que podemos adoptar para prevenir enfermedades respiratorias son las
siguientes:
Inspirar por la nariz para que la mucosa nasal limpie, humedezca y caliente el
aire para que llegue a los pulmones en óptimas condiciones.
Evitar beber líquidos muy fríos que puedan irritar la faringe.
Taparse la boca y la nariz al toser o al estornudar para evitar que otras personas
puedan contraer alguna enfermedad respiratoria infecciosa que tengamos.
Utilizar pañuelos de papel para limpiar las secreciones nasales y tirarlos
después de usarlos.
Tema 2: Función digestiva y respiratoria 18
No fumar y evitar estar en lugares donde se fume.
No acudir a lugares donde haya mucha contaminación, humo, polen o
polvo.
Practicar ejercicio físico moderado, ya que aumenta la capacidad pulmonar.
No automedicarse. En caso de tener síntomas de alguna enfermedad
respiratoria hay que acudir al médico, quien determinará el tratamiento más
adecuado para tratarla.
FIN DEL TEMA