tema 16-la responsabilidad en el codigo civil

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TEMA 16 LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Y POR HECHOS PROPIOS 1-LOS ACTOS ILICITOS COMO FUENTE DE LAS OBLIGACIONES Estipula el art 1089 que “las obligaciones nacen de la ley, de los contratos, de los cuasicontratos, y de los actos y omisiones ilícitos o que intervenga cualquier género de culpa o negligencia”. Así, cualquier acto ilícito que ocasione un daño a otro traerá como consecuencia la obligación de reparar o indemnizarlo. Esta es la responsabilidad extracontractual. Junto a este también se utiliza la expresión “responsabilidad aquiliana”, derivada de la Lex Aquilia que en Roma sancionaba esta modalidad de responsabilidad civil. En ocasiones, también se utiliza el término culpa dando lugar a las expresiones: culpa extracontractual y culpa aquiliana, atendiendo más que a la consecuencia (deber de responder) a la causa originaria del mismo, a la reprochabilidad de la conducta del mismo (a la culpa). Finalmente, el término puede aún acotarse más utilizándose el de responsabilidad civil extracontractual, en contraposición a la responsabilidad penal y a la responsabilidad civil contractual. La expresión responsabilidad civil, utilizada de modo riguroso, engloba tanto la que deriva del incumplimiento del contrato (responsabilidad contractual) como la que nace al margen de una previa relación contractual (responsabilidad extracontractual). Sin embargo, es frecuente utilizar la expresión responsabilidad civil para referirse solo a la responsabilidad extracontractual 2-RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Una persona mediante un simple ilícito civil puede ocasionar un daño a otra en dos circunstancias diferentes. Por un lado, el daño puede ser consecuencia del incumplimiento de un pacto, de un convenio o contrato que al cumplirse mal, o tarde o no cumplirse origina un daño al que esperaba la realización de la prestación debida, por lo que el incumplidor será responsable de ese incumplimiento, quedando obligado a reparar el daño ocasionado. Se trata de un daño contractual que dará lugar a la responsabilidad contractual de los art 1101 y ss. del CC. Pero puede suceder que la producción del daño no descanse en una previa relación contractual entre las partes, o que no provenga el perjuicio por el incumplimiento de un pacto. Estaremos ante un caso de responsabilidad extracontractual regulada en los art 1902 y ss. del CC. Su breve contemplación en nuestro código no ha sido suficiente para solventar los numerosos conflictos surgidos, lo que ha dado lugar a numerosísimas sentencias. Existe pues abundante materia jurisprudencial sobre la responsabilidad extracontractual que complementa esta regulación y también la LRJAPPAC. 3-RESPONSABILIDAD CIVIL Y PENAL Los actos ilícitos pueden ser civiles o penales. Los penales son clasificados en delitos o faltas atendiendo a la gravedad y a la lesión. El Ordenamiento Jurídico tipifica y sanciona las conductas delictivas con medios propios contemplados en el C.P. dejando aparte el hecho de que la responsabilidad extracontractual puede ser accesoria de la responsabilidad penal. El art 1092 del CC establece que “las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las disposiciones del CP y en el 1093 dice que la responsabilidad extracontractual derivada de los actos u omisiones en que intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley, se regularán por los art. 1902 y ss. del CC”. Este planteamiento requiere ciertas precisiones: a) En caso de que el proceso penal acabe con sentencia condenatoria, ésta deberá pronunciarse sobre la responsabilidad civil dimanante del ilícito penal, salvo si el querellante se reservó el posterior ejercicio de la acción civil para reparar el daño. b) Si el proceso penal termina con sentencia absolutoria, comenzará a correr el plazo de prescripción de la posible acción civil de

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La responsabilidad objetiva en el codigo civil español

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Page 1: TEMA  16-lA RESPONSABILIDAD EN EL CODIGO CIVIL

TEMA 16

LA RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Y POR HECHOS PROPIOS

1-LOS ACTOS ILICITOS COMO FUENTE DE LAS OBLIGACIONES

Estipula el art 1089 que “las obligaciones nacen de la ley, de los contratos, de los cuasicontratos, y de los actos y omisiones ilícitos o que intervenga cualquier género de culpa o negligencia”. Así, cualquier

acto ilícito que ocasione un daño a otro traerá como consecuencia la obligación de reparar o indemnizarlo.

Esta es la responsabilidad extracontractual. Junto a este también se utiliza la expresión

“responsabilidad aquiliana”, derivada de la Lex Aquilia que en Roma sancionaba esta modalidad de

responsabilidad civil. En ocasiones, también se utiliza el término culpa dando lugar a las expresiones:

culpa extracontractual y culpa aquiliana, atendiendo más que a la consecuencia (deber de responder) a

la causa originaria del mismo, a la reprochabilidad de la conducta del mismo (a la culpa). Finalmente, el

término puede aún acotarse más utilizándose el de responsabilidad civil extracontractual, en

contraposición a la responsabilidad penal y a la responsabilidad civil contractual. La expresión

responsabilidad civil, utilizada de modo riguroso, engloba tanto la que deriva del incumplimiento del

contrato (responsabilidad contractual) como la que nace al margen de una previa relación contractual

(responsabilidad extracontractual). Sin embargo, es frecuente utilizar la expresión responsabilidad civil

para referirse solo a la responsabilidad extracontractual

2-RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

Una persona mediante un simple ilícito civil puede ocasionar un daño a otra en dos circunstancias

diferentes. Por un lado, el daño puede ser consecuencia del incumplimiento de un pacto, de un convenio

o contrato que al cumplirse mal, o tarde o no cumplirse origina un daño al que esperaba la realización de

la prestación debida, por lo que el incumplidor será responsable de ese incumplimiento, quedando

obligado a reparar el daño ocasionado. Se trata de un daño contractual que dará lugar a la

responsabilidad contractual de los art 1101 y ss. del CC. Pero puede suceder que la producción del daño

no descanse en una previa relación contractual entre las partes, o que no provenga el perjuicio por el

incumplimiento de un pacto. Estaremos ante un caso de responsabilidad extracontractual regulada en

los art 1902 y ss. del CC. Su breve contemplación en nuestro código no ha sido suficiente para solventar

los numerosos conflictos surgidos, lo que ha dado lugar a numerosísimas sentencias. Existe pues

abundante materia jurisprudencial sobre la responsabilidad extracontractual que complementa esta

regulación y también la LRJAPPAC.

3-RESPONSABILIDAD CIVIL Y PENAL

Los actos ilícitos pueden ser civiles o penales. Los penales son clasificados en delitos o faltas atendiendo

a la gravedad y a la lesión. El Ordenamiento Jurídico tipifica y sanciona las conductas delictivas con

medios propios contemplados en el C.P. dejando aparte el hecho de que la responsabilidad

extracontractual puede ser accesoria de la responsabilidad penal. El art 1092 del CC establece que “las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las disposiciones del CP y en el 1093 dice que la responsabilidad extracontractual derivada de los actos u omisiones en que intervenga culpa o negligencia no penadas por la ley, se regularán por los art. 1902 y ss. del CC”. Este planteamiento

requiere ciertas precisiones: a) En caso de que el proceso penal acabe con sentencia condenatoria, ésta

deberá pronunciarse sobre la responsabilidad civil dimanante del ilícito penal, salvo si el querellante se

reservó el posterior ejercicio de la acción civil para reparar el daño. b) Si el proceso penal termina con

sentencia absolutoria, comenzará a correr el plazo de prescripción de la posible acción civil de

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resarcimiento de los daños a partir de que sea firme. La sentencia penal no genera pues el efecto de

cosa juzgada respecto de la responsabilidad civil, ni la existencia de un ilícito penal implica la

inexistencia de una responsabilidad extracontractual que puede ser exigida. c) Si la causa penal es

sobreseída, puede ejercitarse la acción civil con posterioridad. d) El perjudicado por un ilícito penal

puede ejercitar la acción penal, y reservarse las acciones civiles para posteriormente reclamar la

reparación por vía civil. Esta reserva conlleva una dilación en la reparación del daño que no quedará

resuelta hasta que sea ventilada ante los Tribunales civiles. Esto incrementa su importancia por la Ley

5/2000 de responsabilidad penal de los menores, conforme a la cual cabe “exigir la responsabilidad de las personas mayores de 14 años y menores de 18 por la comisión de hechos tipificados como delitos a faltas en el CP o las leyes penales especiales “( Art. 1.1). Existiendo responsabilidad penal en dicha franja

de edad, en la mayor parte de los casos se derivará de aquélla la consiguiente responsabilidad civil, a la

que también hace referencia la L.O. 5/2000. El responsable penal menor de edad implicará en la

consiguiente responsabilidad civil a sus representantes legales, a los que la LO 5/2000 condena a asumir

solidaria y objetivamente la posición de responsables (padres, tutores, acogedores y guardadores

legales o de hecho, por este orden). Cuando éstos no hubieran favorecido la conducta del menor con

dolo o negligencia grave, su responsabilidad podrá ser moderada por el juez según los casos.

4-FUNDAMENTO Y SISTEMAS DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

La responsabilidad extracontractual radica en la producción de un daño que debe ser objeto de

reparación, la obligación de reparar no surge del incumplimiento de una obligación previamente

existente, sino del mero hecho de haberse producido un daño. El art. 1902 del CC, establece: “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado”. Este precepto establece un sistema de responsabilidad subjetiva, que aparece como regla

general, en el que figuran como presupuestos ineludibles para generar responsabilidad extracontractual

un resultado dañoso para uno derivado de la actuación u omisión culposa de otro. En otras disposiciones

normativas se establece un sistema de responsabilidad objetiva en la que la responsabilidad se genera

por la existencia de un nexo causal entre la actuación de uno y el daño producido a otro, sin tener en

cuenta cualquier elemento de intencionalidad. En la sociedad actual, la regla general para determinar la

responsabilidad está dando un giro ya que existe la convicción de que la responsabilidad civil es un

concepto jurídico indeterminado que depende del conjunto de valores de cada sociedad y ello se debe a

que importa más la naturaleza reparadora de la responsabilidad extracontractual que la determinación

del sujeto responsable de los daños causados.

5-LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA O CULPOSA POR HECHOS PROPIOS

El art. 1.902 CC, que condena a la reparación del daño a todo aquel que provoque daños a otro, pero sólo

y cuando haya intervenido culpa o negligencia. Se trata de una responsabilidad de carácter subjetivo o

culposo.

6-LOS PRESUPUESTOS DE CARÁCTER OBJETIVO

La acción u omisión dañosa. La responsabilidad extracontractual presupone la existencia de una acción

u omisión de una persona, siendo indiferente a efectos de generar la responsabilidad si la falta se realiza

por medio de un hecho activo (culpa in comittendo) o por una simple abstención (culpa in

omittendo).Tanto el 1902 como el 1903 se refieren a la conducta omisiva del agente. La acción del

causante del daño puede consistir tanto en un acto propiamente dicho, consciente y voluntario, como en

un hecho involuntario.

La ilicitud o antijuridicidad. Para que la acción u omisión produzca obligación de reparar el daño es

necesario que sea ilícita o antijurídica, contraria a Derecho. El 1902 no recoge indicación alguna sobre

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dicho presupuesto, requiriendo sólo que en la conducta del agente intervenga cualquier género de culpa

o negligencia. La razón de este silencio es porque en principio, todo acto u omisión que cause daño a otro,

se presume que es antijurídico, y sólo dejará de serlo cuando concurra a favor del sujeto responsable

alguna de las causas que excluyen la antijuridicidad, quedando exonerado de responsabilidad el sujeto

actuante, estas causas serían las siguientes:

a) Casos de legítima defensa o estado de necesidad. El art. 20.4 C.P. identifica la legítima defensa con

la actuación de cualquiera “en defensa de la persona o derechos, propios o ajenos, siempre que concurran los requisitos de: 1-Agresión ilegítima. 2-Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla y 3- Falta de provocación suficiente por parte del defensor. En el 20.5 se considera como

causa eximente de la responsabilidad penal la actuación de quien “en estado de necesidad se haya quien, para evitar un mal propio o ajeno, lesione un bien jurídico de otra persona o infrinja un deber, siempre que concurran los siguientes requisitos: 1-Que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar.2-Que la situación de necesidad no haya sido provocada intencionadamente por el sujeto.3-Que el necesitado no tenga, por su oficio o cargo, obligación de sacrificarse”..

b) Consentimiento o culpa exclusiva de la víctima. Tampoco existirá responsabilidad extracontractual

cuando el daño se causa con consentimiento de la víctima o a causa de la denominada culpa exclusiva de

la víctima; siempre que dicho consentimiento no sea contrario a una prohibición legal, o a las buenas

costumbres, o no sea eficaz por cualesquiera otras razones.

c) El correcto ejercicio de un derecho. Cuando el sujeto responsable obra o adopta una conducta omisiva

en virtud de un derecho, cuyo ejercicio comporte un daño o cualquier tipo de perjuicio para un tercero

tampoco existirá responsabilidad extracontractual. No podrá alegarse el ejercicio de cualquier derecho,

no se permitirá el abuso del derecho para alegar exención de responsabilidad extracontractual, y así lo

expresa el art. 7.2 del CC dice que “todo acto u omisión que... sobrepase manifiestamente los límites

normales del ejercicio de un derecho, con daño para un tercero, dará lugar a la correspondiente

indemnización”.

El daño: referencia al daño moral. El art. 1902 y jurisprudencia reiterada exige la existencia y

prueba del daño para determinar la procedencia de la indemnización de daños y perjuicios. La prueba

del daño corresponde al demandante (que suele coincidir con la propia víctima) El daño debe ser ante

todo real, cierto y existente, pues un daño hipotético equivaldría a enriquecer sin causa a la víctima. No

obstante, la sentencia puede tener en cuenta los daños futuros si éstos pueden cuantificarse y

constituyen una derivación o prolongación inevitable, directa y cierta del daño ya acaecido. En cuanto a

la naturaleza de los daños resarcibles, los daños materiales o (patrimoniales) deben ser objeto de

reparación de forma indiscutible, pues son susceptibles de reparación tanto específica como pecuniaria;

los daños morales, aquellos que afectan a los bienes o derechos inmateriales de las personas y que no

repercuten de modo inmediato sobre el patrimonio, son indemnizables siempre que sean reales y

demostrados. En materia de responsabilidad extracontractual los daños morales serán plenamente

indemnizables y así se plasma en nuestro Ordenamiento Jurídico con la L.O. de Protección Civil del

Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia imagen, que se pronuncia abiertamente

a favor de la indemnización de daños y perjuicios en los casos de daño moral. También lo hace la Ley de

Propiedad Intelectual. La cuestión doctrinal se centra en determinar si el daño moral y el material

responden a dos conceptos diferentes o se pueden englobar bajo un mismo concepto, y consideran que

sólo los daños patrimoniales pueden ser objeto de resarcimiento los daños morales son compensables. Por ello, el TS ha declarado que la pretensión de indemnización del daño moral cuando tiene por objeto

el pago de una cantidad de dinero, más que una función reparadora, cumple la finalidad de ser una

compensación de los sufrimientos del perjudicado. Respecto a la cuantía de los daños causados, se estará

al criterio del juzgador, y en todo caso dependerá de las circunstancias del caso y de la gravedad de la

lesión.

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7-EL PRESUPUESTO SUBJETIVO: LA CULPA O NEGLIGENCIA

Para que haya obligación de reparar el daño causado, es preciso que éste sea atribuible al agente, bien

porque tuviera intención de causar el daño; bien porque, pudiendo y debiendo preverlo, no previó las

consecuencias dañosas de su conducta por negligencia inexcusable. Este elemento de culpabilidad se

recoge en el art 1902 ya que la acción u omisión debe verse acompañada de “culpa o negligencia”. Los

presupuestos o requisitos básicos de la culpabilidad en el comportamiento dañoso son dos: la

imputabilidad del autor y la conducta culposa o dolosa por parte del agente.

La imputabilidad del autor del daño. La acción u omisión ha de ser imputable a una determinada persona

que será la obligada a reparar el daño causado a la otra. Imputar significa atribuir a alguien la culpa o

responsabilidad. Ser imputable equivale a tener capacidad de entender y querer o tener conciencia del

alcance de la propia actuación. Hay personas que pueden ser inimputables penalmente, pero exista

responsabilidad civil. Así, conforme el art. 118 C.P., la responsabilidad civil generada a causa de actos

llevados por quienes sean penalmente inimputables, se exigirá conforme a las siguientes reglas: 1-

Respecto de quienes sufran enajenación mental persistente, serán responsables “quienes los tengan

bajo su potestad o guarda legal o de hecho, siempre que haya mediado culpa o negligencia por su parte

y sin perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a los imputables”. 2- El ebrio

y el intoxicado (por drogas u otras circunstancias psicotrópicas) habrán de responder por sí mismos. 3-

En el supuesto de estado de necesidad, serán responsables civiles directos las personas en cuyo favor

se haya precavido el mal. Por otro lado, serán responsables civilmente de los menores con edades

comprendidas entre 14 y 18 años y de los disminuidos psíquicos, los padres y guardadores de forma

solidaria, aunque no haya habido culpa o negligencia alguna de aquéllos, responsabilidad que será

moderada cuando no hubieran favorecido la conducta con dolo o negligencia grave.

El carácter doloso o culposo de la conducta. El CC menciona en los art 1902 y 1903 a la culpa como

elemento característico de la conducta del responsable. Se entiende esta como una conducta descuidada

o poco cuidadosa que debe ser sancionada tanto en el caso de que genere el incumplimiento de una

obligación contractual como en el supuesto de que origine un daño que hará nacer la responsabilidad

extracontractual. No será tenida en cuenta la graduación de la culpa porque se atiende al daño causado.

Aunque el C.C. se refiera sólo a la culpa, no se excluyen las conductas dolosas, intencionadas, como

determinantes de la responsabilidad extracontractual. Dada la mayor gravedad del dolo, conducta

deliberada y consciente dirigida a producir un daño a otro, con respecto a la culpa, la obligación de

reparar el daño tiene mayor fundamento; por lo que la referencia a la “culpa” en el artículo 1902 debe

ser interpretada en sentido genérico, englobando al dolo.

La prueba de la culpa. La jurisprudencia de forma reiterada desde la publicación del Código ha

establecido que ha de probarse la culpabilidad del demandado, aunque se ha derogado el art del CC que

recogía la carga de la prueba, que correspondía al demandante. En las últimas décadas, se ha producido

un giro y el TS ha terminado por establecer que sea el sujeto supuestamente responsable quien haya de

acreditar haber actuado sin culpa, se ha invertido la carga de la prueba, pues ya anteriormente la

doctrina consideraba que era injusto que la víctima, además de haber sufrido un daño, debiera soportar

la carga de la prueba.

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8-EL PRESUPUESTO CAUSAL: LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD

Planteamiento: causas y concausas. Entre el comportamiento humano y el daño ocasionado a la víctima

debe existir un nexo causal, una relación de causa-efecto que se conoce con el nombre de relación de

causalidad. En la práctica, si bien a veces el nexo causal es nítido, la determinación de la relación de

causalidad origina numerosos problemas, sobre todo cuando concurren distintas circunstancias capaces

todas ellas de provocar el daño de cuya reparación se trate. Son los supuestos de concurrencia de

causas o concausas, en los que en la producción del daño coinciden diferentes acontecimientos, cada uno

de ellos debido a una persona diferente y concatenados unos con otros, planteándose por una parte

determinar cuál de ellos ha sido el determinante en el daño causado y por otra que de haberlos sido

todos hasta dónde puede llegar el perjudicado demandando la indemnización de daños. Para resolver la

cuestión la doctrina ha propuesto algunas teorías.

Tesis doctrinales sobre la causalidad

a) Teoría de la equivalencia de las condiciones: Se tendrán en cuenta todas y cada una de las diversas

concausas que hayan contribuido a la producción del resultado dañoso, siempre y cuando éste no hubiera

sucedido de faltar algunas de las condiciones o circunstancias que hayan estado presentes en el supuesto

de hecho. Se identifica con la fórmula de la conditio sine qua non, que establece que sólo se tendrán en

cuenta aquellas circunstancias cuya concurrencia ha sido determinante en el resultado dañoso.

b) Teoría de la causa adecuada: La causa origen del daño sólo puede determinarse atendiendo a la

adecuación entre la causa y el daño. Si el daño objetivamente contemplado era de esperar como una

derivación natural del curso de los acontecimientos, podrá hablarse de relación causal. Seguida por la

mayoría de los autores.

c) Teoría de la causa próxima: Necesidad de que entre el daño y las diversas causas haya una relación

de proximidad, de forma tal que las posibles causas de origen remoto deber ser desechadas.

d) Teoría de la causa eficiente: La jurisprudencia española prefiere hablar en algunos casos de causa

eficiente, más que de próxima, para evitar la exclusión de causas menos próximas que sean las

verdaderamente determinantes del resultado dañoso.

La relación de causalidad desde la perspectiva jurisprudencial. El TS se inclina por afirmar que la

existencia de varias causas generadoras del daño habrá de ser valorada en cada caso por los jueces,

aclarando que no sólo la causa última e inmediata puede tenerse en cuenta en la producción del daño.

Caso fortuito, fuerza mayor y relación de causalidad. En más de una ocasión, ha tenido oportunidad

el Tribunal Supremo de señalar que la presencia en cualquier supuesto de hecho de un caso fortuito

determina la inexistencia de responsabilidad extracontractual por falta de la correspondiente relación

de causalidad. En la práctica, sin embargo, no es extraño que los pretendidos casos fortuitos alegados

por los litigantes (rotura de máquinas, lluvias torrenciales convenidas, etcétera) suelen ser eventos

previsibles que no habrían originado daño alguno a terceros en caso de que el sujeto responsable hubiera

demostrado la debida diligencia.