tema 2. revolución industrial

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T T E E M M A A 2 2 . . L L A A R R E E V V O O L L U U C C I I Ó Ó N N I I N N D D U U S S T T R R I I A A L L H H I I S S T T O O R R I I A A D D E E L L M M U U N N D D O O C C O O N N T T E E M M P P O O R R Á Á N N E E O O 1º BACHILLERATO

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Tema de Historia del Mundo Contemporáneo de 1º de Bachillerato. La Primera Revolución Industrial

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TTTEEEMMMAAA      222...      LLLAAA      RRREEEVVVOOOLLLUUUCCCIIIÓÓÓNNN      IIINNNDDDUUUSSSTTTRRRIIIAAALLL      

HHHIIISSSTTTOOORRRIIIAAA      DDDEEELLL      MMMUUUNNNDDDOOO      CCCOOONNNTTTEEEMMMPPPOOORRRÁÁÁNNNEEEOOO      

1º  BACHILLERATO  

 

  2  

Tabla  de  contenido  1.  Introducción.......................................................................................................................3    2.  La  Revolución  Industrial.  Concepto  y  factores. ......................................................4    3.  La  Primera  Revolución  Industrial  en  Gran  Bretaña. ............................................5    3.1.  La  Revolución  Demográfica. ............................................................................................... 5  3.2.  La  Revolución  Agraria .......................................................................................................... 6  

 4.  El  desarrollo  del  comercio  y  los  transportes ..........................................................8    5.  El  papel  del  capital  y  la  banca.......................................................................................9    6.  Las  transformaciones  de  la  industria  británica:  innovaciones  técnicas  y  fuentes  energéticas............................................................................................................ 11    6.1.  La  industria  textil  del  algodón.........................................................................................12  6.2.  La  siderometalurgia............................................................................................................13  

 7.  La  industrialización  en  Europa ................................................................................. 14    7.1.  La  industrialización  en  Bélgica .......................................................................................14  7.3.    La  industrialización  en  Francia......................................................................................15  7.4.  La  industrialización  en  Alemania...................................................................................16  

 

  3  

1. Introducción

La primera revolución industrial tuvo su origen en Gran Bretaña durante

la segunda mitad del Siglo XVIII y convirtió a este país en el “taller del

mundo”. Una serie de cambios en la agricultura, un notable crecimiento de la

población y la aparición de máquinas movidas por nuevas fuentes de energía

transformaron las formas de producción y multiplicaron la eficacia y la

productividad del trabajo.

A lo largo del siglo XIX, la industrialización se difundió por otros países

de Europa (Bélgica, Francia, Alemania...) y por los Estados Unidos. En

general, significó el paso de una economía básicamente industrial en la que el

crecimiento del producto y de la población era mucho mayor, más sostenido y

más regular en el tiempo.

La industrialización se fundamentó en una nueva doctrina económica, el

liberalismo, y consolidó el sistema económico que conocemos como

Capitalismo. A partir de entonces, las sociedades industrializadas asumieron

los principios de la libertad de empresa y de mercado, y consolidaron la

división entre la propiedad y el trabajo.

Por último, la sociedad quedó dividida en dos grandes clases sociales: los

que sólo poseían su capacidad para trabajar a cambio de un salario y los

propietarios de los medios de comunicación.

  4  

2. La Revolución Industrial. Concepto y factores.

La expresión Revolución Industrial se refiere al conjunto de

transformaciones económicas, basadas en la aplicación de la máquina a la

producción, que promovieron un enorme crecimiento de los diversos sectores

de la economía. Se considera no como un acontecimiento puntual, sino como

un proceso que se inició en Gran Bretaña durante el siglo XVIII y se extendió

por Europa continental, Estados Unidos y Japón a lo largo del siglo XIX.

Sin embargo, este término se reserva para los países que pusieron en

marcha el proceso, para los que fueron importando las nuevas técnicas se

utiliza mejor el de industrialización.

Por tanto, la Revolución Industrial aunque supone un cambio radical con

respecto a la economía y a la sociedad del Antiguo Régimen, se produce

progresivamente. De hecho, en ciertas regiones europeas se dio un proceso de

industrialización previo denominado protoindustrialización.

Este conjunto de transformaciones acabará con las sociedades

predominantemente agrarias y en las que pervivían estructuras señoriales,

para dar paso a un capitalismo industrial con un marcado predominio urbano.

Los factores de la Revolución Industrial se dividen en endógenos y

exógenos. Los primeros son los internos, sin los cuales no sería posible el

proceso. Son importantes los inventos e innovaciones, empresarios

dinámicos, acumulación de capital y políticas adecuadas. Los segundos,

externos, son los condicionantes: papel de la educación, de los transportes,

disponibilidad de fuentes energéticas, aumento poblacional y

transformaciones agrícolas.

  5  

3. La Primera Revolución Industrial en Gran Bretaña.

La Revolución Industrial tuvo su primer escenario en Gran Bretaña entre

1780 y 1860, fue un conjunto de cambios que permitieron que este país se

convirtiera en el centro industrial y financiero del mundo. Por primera vez en

la historia de la Humanidad fue posible el crecimiento ininterrumpido de la

renta por habitante al mismo tiempo que se producía un elevado aumento de

la población.

3.1. La Revolución Demográfica.

El paso de una economía preindustrial a una fase de industrialización

vino precedida por un crecimiento sostenido de la población y de los índices

de producción. En el siglo XVIII, en varios países de Europa, entre los que

figuraba Gran Bretaña, se observa una tendencia a la reducción del índice de

mortalidad y, consecuentemente, un incremento poblacional favorecido por

las altas tasas de natalidad. En el caso inglés ese crecimiento fue espectacular,

el mayor en términos relativos de toda Europa Occidental, debido a la menor

incidencia de la mortalidad y al incremento de la fertilidad.

A principios de este siglo, el Reino Unido contaba con 5,8 millones de

habitantes, y en el transcurso del siglo casi los duplicó. Estos datos no son

absolutamente fiables puesto que hasta el segundo cuarto de siglo no se

incluyeron los nacimientos y las defunciones en el registro civil.

A comienzos del siglo XVIII (1710-1740) el crecimiento fue lento pero

ininterrumpido, aunque nada espectacular. Pero a partir de 1740-1760 el

ritmo de crecimiento se disparó y el incremento demográfico fue el mayor

que permite una estructura demográfica tradicional. El salto espectacular se

produjo desde 1760 a 1800 y puede calificarse ya de revolución demográfica.

Se mantuvieron altas las tasas de natalidad a la vez que se produjo un brusco

  6  

descenso de las tasas de mortalidad, con lo que se iniciaba un fuerte

crecimiento natural de la población. Entre las causas a las que cabe atribuir

esta revolución demográfica se pueden señalar la siguientes:

a) El mantenimiento de altas tasas de natalidad (matrimonios más

tempranos y, por tanto, mayor fertilidad), gracias al dinamismo de la

agricultura y al desarrollo de la protoindustrialización.

b) Las transformaciones agrarias (incremento de la producción agrícola y

ganadera) mejoraron considerablemente la alimentación e hicieron descender

rápidamente los índices de mortalidad.

c) La menor incidencia de la mortalidad debida a la desaparición de la

peste y a los progresos tanto higiénicos como sanitarios.

d) La revolución agrícola y la posterior industrialización apuntalaron el

proceso como se demuestra en la interrelación e interdependencia entre la

revolución demográfica, las transformaciones agrarias y la revolución

industrial.

Las consecuencias de esta revolución demográfica fueron: el incremento

del número de productores y de consumidores y; por otro lado, la abundancia

de una mano de obra barata en Gran Bretaña, que protagonizará la transición

del putting-out system (protoindustrialización) al factory system

(industrialización).

3.2. La Revolución Agraria

Las transformaciones agrarias en el Reino Unido, a partir de 1750, se

debieron a la generalización de los nuevos sistemas de cultivo, a los

cercamientos o enclosures que transformaron los métodos agrícolas

tradicionales, a la orientación de la producción agraria hacia el mercado y, en

menor medida, a los progresos técnicos.

Una de las claves principales de la revolución agraria radicó en eliminar

los barbechos mediante la introducción y generalización de nuevas

  7  

rotaciones que alternaban la tierra arable y la destinada a los pastos, e

incorporaban nuevas plantas. También se logró aumentar la cantidad de

abono y obtener mayores rendimientos por hectárea. En los suelos más

ligeros, el conocido como sistema Norfolk se desarrollaba en cuatro años (en

el primero trigo; en el segundo tubérculos forrajeros como el nabo; en el

tercero cebada y en el cuarto alfalfa o trébol).

La progresiva implantación de plantas que fijaban el nitrógeno al suelo

transformó radicalmente el campo inglés. Estas plantas forrajeras

contribuyeron a la extensión de los cultivos así como al aumento de la

cantidad de alimentos disponibles para el hombre y al mismo tiempo

permitieron el desarrollo de una ganadería estabulada en granjas.

Anteriormente, el ganado pastaba libremente en las tierras comunales y en

los pastos naturales; ahora, en las granjas, el ganado estabulado estaba mejor

alimentado con lo cual se incrementó la producción de carne y de leche.

Los cercamientos desempeñaron un papel importante en el crecimiento

de la producción agraria aunque no tan esencial como los nuevos sistemas de

cultivo. Esta remodelación de la propiedad, significó la consolidación de las

grandes propiedades cercadas. El proceso se aceleró entre 1760 y 1830 con

las Enclosures Acts o leyes de cercamiento, que los grandes y medianos

propietarios consiguieron del Parlamento para permitirles cercar todas las

tierras, incluidas las comunales y los baldíos del municipio. Estos

cercamientos también se extendieron a los bosques y a los terrenos

pantanosos, lo que supuso la ampliación de la tierra cultivable.

El propósito de la gentry (pequeña y media nobleza terrateniente) era

lograr constituir grandes propiedades cercadas y cambiar los métodos agrarios

tradicionales de los openfields por los de la nueva agricultura. Las enclosures

fueron el instrumento para conseguir ese objetivo. De este modo los grandes

propietarios (nobles y burgueses) concentraron y acapararon en sus manos las

mejores tierras y fincas. Pero con los cercamientos se intensificó la

proletarización de los campesinos: los pequeños propietarios y los

campesinos pobres, cuyos medios de vida se basaban en el derecho al libre

  8  

uso del pasto de los terrenos comunales, pasaron a ser jornaleros sin tierras o

bien emigraron a las ciudades.

Todas estas transformaciones y el aumento de la población urbana

originaron una agricultura muy integrada en el mercado. Desde comienzos del

siglo XIX creció la productividad. Pero fue sobre todo a partir de 1830, con la

agricultura mecanizada y los abonos químicos, cuando los rendimientos

aumentaron de forma notable, y se pudo afirmar que la agricultura británica

tenía ya una estructura capitalista.

4. El desarrollo del comercio y los transportes

El comercio constituyó un factor clave para la Revolución Industrial. Ya

desde mediados del siglo XVIII, antes de la mecanización del trabajo y del

triunfo del sistema fabril, se intensificaron los intercambios comerciales

entre el campo y la ciudad. El aumento de los ingresos de los campesinos y de

los trabajadores de la industria rural doméstica como consecuencia de la

revolución agraria y de la urbanización, permitió aumentar la demanda de

productos industriales.

También el comercio internacional favoreció el desarrollo económico de

Gran Bretaña. Le permitió el acceso a los mercados exteriores donde vender

su producción industrial y acceder a unas materias primas más baratas

(especialmente, el algodón norteamericano e indio).

Este aumento del comercio, especialmente interior, explica el temprano

desarrollo de los medios de transportes. Los cambios en la red de transportes

británica fueron fundamentales para la especialización de la agricultura, la

mecanización de la industria textil y de la minería (carbón y hierro). A partir

de 1750, el gobierno británico permitió la construcción de carreteras de peaje a

los particulares.

Pero más decisiva resultó la ampliación de una red fluvial de canales que

  9  

permitieron el transporte, más rápido y barato, de mercancías pesadas como

el hierro y el carbón. De este modo quedaron conectadas las regiones

industriales (textiles, minería y siderurgia) con las grandes ciudades y los

puertos más importantes.

En una segunda fase de la industrialización británica, ésta se vería

potenciada por una nueva etapa de revolución de los transportes: el

nacimiento del ferrocarril. En 1769 se patentaba la máquina de vapor de

James Watt, que iba a desplazar a la fuerzas de energía tradicionales tanto en

la industria como en el transporte. Hacia 1804 se realiza una primera

aplicación de la máquina de vapor a la tracción que será mejorada por

Stephenson. En 1830 la primera línea de ferrocarril propiamente moderna, la

de Manchester a Liverpool.

El ferrocarril contribuyó a movilizar una gran acumulación de capital

que halló en él una rentabilidad asegurada. La construcción de la red británica

fue confiada a la iniciativa privada. Dicha construcción generó una gran

cantidad de empleos e impulsó una gran demanda en la metalurgia y en la

construcción de maquinaria. Estimuló las industrias base: carbón, hierro y

acero. Relanzó la revolución industrial en el momento en que ésta había

cumplido su primer ciclo, el de la industria textil algodonera, desarrollando el

sector de la maquinaria especializada y de precisión.

Cuando se finalizó el grueso del tendido ferroviario británico, empezó la

construcción mundial de los ferrocarriles. Ésta se hizo en parte, con

materiales, capitales y técnicos británicos.

5. El papel del capital y la banca

En la economía industrial el capital se convirtió en un bien esencial para

el funcionamiento de las empresas. En la industria textil, las inversiones

necesarias eran relativamente pequeñas y los beneficios muy altos. La

principal aportación de capital procedió del ahorro individual o familiar

  10  

(autofinanciación) y de las propias industrias. Se puede concluir diciendo que

la industria británica financió ella misma sus transformaciones, al menos en

lo fundamental.

Pero la aparición de nuevos sectores como la minería, la siderurgia o los

ferrocarriles hizo necesarias inversiones más fuertes. Fue preciso recurrir a

una fuente de financiación externa: las empresas se transformaron en

sociedades anónimas y emitieron acciones y obligaciones. Pequeños,

medianos y grandes ahorradores colocaban sus depósitos bancarios en la

compra de títulos de la deuda, en acciones de las compañías de ferrocarriles o

de las nuevas industrias.

Por otro lado, Gran Bretaña contaba, entre otras ventajas, con la de

poseer un sistema monetario y bancario muy desarrollado que propició la

distribución de capitales. Otra característica fundamental de todo el período

de la industrialización fue el uso del papel moneda y la paulatina desaparición

de las acuñaciones en oro y plata. La estructura bancaria de Gran Bretaña en

la década de 1820 estaba integrada por un Banco Central, el Banco de

Inglaterra, que guardaba las reservas de oro y plata de la nación. Suministraba

dinero al Gobierno y a cambio podía participar en los negocios de compañías

comerciales que poseían determinados monopolios. Por otro lado, había más

de 800 bancos privados.

Las medidas del Gobierno tendieron a fortalecer el sistema bancario, en

general y el del Banco Nacional, en particular. Se concedió al Banco de

Inglaterra con la Bank Charter Act de 1844 el monopolio de la emisión de

billetes. Esta ley permitió ajustar los billetes en circulación a las reservas de

oro depositadas en el Banco de Inglaterra. Surgió así el patrón oro (Gold

Standard) en la década de 1870.También se impuso el uso del cheque como

instrumento de pago así como la letra de cambio, que contribuyeron a que el

país dispusiese de la liquidez necesaria.

La Bolsa se desarrolló a partir del siglo XVIII y canalizaba la inversión de

capitales procedentes del ahorro o los negocios mediante la compra y venta de

  11  

acciones y obligaciones de las principales empresas.

6. Las transformaciones de la industria británica: innovaciones técnicas y fuentes energéticas

Actualmente se considera que la revolución industrial británica fue un

proceso lento e irregular y que el crecimiento industrial se produjo a

diferentes escalas. De hecho, se pueden señalar, al menos, dos grandes

etapas:

Una primera que ha sido denominada la “era de las manufacturas” ,

hasta 1820, en la que predomina el desarrollo de una industria rural o

industria a domicilio, libre de las trabas gremiales y basada en el llamado

putting-out system. La gran revolución de la producción en esta primera fase

residió en una mano de obra abundante, en una división del trabajo y en la

invención de máquinas sencillas.

Sólo después de 1820 comienza la “era de la fábrica” (factory system),

concentrando a los trabajadores en centros fabriles, ampliando la división del

trabajo e introduciendo máquinas más eficientes. Además, esta segunda fase

de la industrialización se vio potenciada, a partir de 1830, por la construcción

del ferrocarril.

Tradicionalmente se ha identificado revolución industrial con los

avances técnicos y la aparición de una nueva forma de organización de la

producción, la fábrica basada en el uso de las máquinas. Con la Revolución

Industrial se empezó a fabricar usando máquinas movidas por una nueva

fuente de energía, la máquina de vapor.

El desarrollo inicial de la mecanización se dio en la industria textil,

particularmente en el sector de los tejidos de algodón. El tejido experimentó

un gran avance con la primera invención: la lanzadera volante de John Kay

(1733) que provocó un desequilibrio entre el hilado y el tejido lo que fomentó

  12  

nuevas invenciones en el hilado.

En 1764, James Hargreaves, un artesano tejedor, inventó la spinning

jenny, una máquina de hilar manual que permitía que una sola persona,

haciendo girar un volante, moviese a la vez varios husos. En 1769, Richard

Arkwright, inventó la water frame, una máquina que utilizaba ya la fuerza

motriz del agua en lugar de la humana. Con esta máquina se producía una

mayor cantidad de hilo y más rápidamente, abaratando los costos. Hacia 1779,

Edmund Crompton ideó la mule jenny, que combinaba las características de

la las máquinas anteriores y producía un hilo más fino, resistente y de mayor

calidad.

Los telares mecánicos y los primeros telares automáticos que se

difundieron después de 1830, y la aplicación de la máquina de vapor como

fuerza motriz, completaron el proceso de mecanización y provocaron la ruina

de los artesanos y de la industria doméstica. Gran Bretaña al sobrepasar el

estadio de la manufactura, fue el primer país que estuvo en condiciones de

producir tejidos más abundantes, baratos y de mayor calidad.

La Revolución Industrial comportó el desarrollo de nuevas fuentes de

energía. Pero la aplicación de la fuerza del vapor a las máquinas en todos los

sectores productivos (algodón, siderurgia, ferrocarril, navegación) fue lenta al

principio.

6.1. La industria textil del algodón

A principios del siglo XVIII parecía imposible que la manufactura del

algodón desplazase en Inglaterra la tradicional industria artesanal lanera. El

éxito de la industria algodonera debe buscarse en la existencia de una mano

de obra abundante y barata; en la máquina de hilar spinning-jenny,

disponibilidad de la materia prima, el algodón; en la dureza, resistencia y

homogeneidad de la fibra del algodón que facilitó su pronta mecanización; en

el aumento de la demanda interna (crecimiento de la población y de las

  13  

rentas) y la exterior (desarrollo de los mercados coloniales). Este sector es el

mejor ejemplo de lo que fue el proceso industrializador británico. La

introducción del sistema fabril fue gradual. Hasta la década de los años 1820 e

incluso de 1830, el crecimiento de la producción algodonera se debió sobre

todo a una multitud de pequeños manufactureros, quienes proporcionaron a

esta industria sus propias instalaciones (talleres) y maquinaria, sin el

concurso de grandes capitales.

Desde comienzos del siglo XIX, con la generalización de las innovaciones

tecnológicas ya puede decirse que éstas fueron el factor desencadenante del

despegue industrializador. El sistema fabril se extendió a toda la industria, se

hicieron grandes edificios funcionales y se arrinconó la producción artesanal.

La importancia de la industria algodonera en la Revolución Industrial

británica radica en que fue la primera en la que se iban a producir los factores

propios de la industrialización: mecanización, mano de obra abundante y

especializada, concentración geográfica, rápida acumulación de capitales y

producto final destinado preferentemente a la exportación.

Así, en pocos años, Gran Bretaña fabricó tejidos de algodón baratos, en

mayor cantidad y calidad que el resto de Europa. Y gracias a las

transformaciones en la red de transportes, se produjo una concentración

geográfica intensa, sobre todo en la región del Lancashire con los dos centros

fabriles de Manchester y Liverpool.

6.2. La siderometalurgia

Las primeras innovaciones se iban a producir en la extracción del

mineral y en la producción de hierro. La sustitución del carbón de madera por

el carbón mineral, una vez convertido en coque, fue obra de Darby. Esta

innovación se vio favorecida porque las reservas de hulla en Inglaterra eran

abundantes y además proporcionaban un mayor poder calorífico. John

Wilkinson en 1776 introdujo en un alto horno la máquina de vapor. Con el

  14  

sistema del afinado o “pudelado” inventado por Henry Cort y las laminadoras

movidas a vapor se podía producir un hierro más fuerte y en mayor cantidad.

La nueva industria siderúrgica fue concentrándose cerca de la minas de

carbón y, dado el desarrollo de la red de canales, sus productos era

rápidamente distribuidos. Las dos grandes regiones siderúrgicas estuvieron

situadas en los Midlands (Sheffield y Birminghan) y en el sur del País de Gales

(Cardiff).

En las primeras décadas del siglo XIX coexistió el trabajo artesanal con la

fábrica. A partir de 1840-1850 se impone la fábrica (factory system) en la

producción de hierro y de máquina-herramientas como consecuencia del

enorme tirón de la demanda para la construcción del ferrocarril, la

mecanización de un gran número de industrias y el rápido proceso de

urbanización.

7. La industrialización en Europa

En el resto de Europa y en otros países como Estados Unidos o Japón, el

desarrollo industrial fue posterior y siguió vías muy diferentes a la británica.

En la Europa continental la industrialización y el desarrollo del capitalismo

industrial ofrecen enormes disparidades tanto en el proceso como en su

cronología. Podemos distinguir, de un lado aquellos países cuya

industrialización tuvo lugar entre 1850 y 1914, a los que denominamos países

adelantados (Francia, Bélgica y Alemania); y, de otro, aquellos que siguieron

un modelo de industrialización diferente y muy tardía como Italia, el Imperio

Austro-Húngaro, España o Rusia, cuya industrialización se inició

tímidamente en las últimas décadas del siglo XIX .

7.1. La industrialización en Bélgica

Bélgica contaba con una serie de factores que la colocaron entre los

países adelantados en la industrialización europea: sus recursos carboníferos y

  15  

sus relaciones comerciales con Francia y con la zona comercial alemana. El

carbón atrajo al capital francés y el desarrollo industrial de la extracción de

este mineral impulsó la creación de otras industrias (siderurgia y metalurgia).

En las dos décadas que siguieron a la independencia de Bélgica en 1830 se

completó el proceso de implantación del capitalismo industrial, en el que el

papel del Estado fue muy importante puesto que el gobierno orientó sus

esfuerzos a impulsar la construcción de la red ferroviaria a partir de 1834 y el

comercio exterior. El banco Société Genérale dinamizó el sector industrial al

facilitar inversiones.

7.3. La industrialización en Francia

Aunque algunas regiones de Francia presentaban claras posibilidades de

transformación industrial similares a la británica, su crecimiento industrial

fue lento y modesto. El retraso de la industrialización francesa, hasta

mediados del siglo XIX, se debió a una serie de obstáculos, entre ellos el

escaso dinamismo de su población que explica el lento desarrollo de la

demanda y del mercado. Por su parte, la agricultura en Francia permaneció en

una situación estacionaria hasta la década de 1840. Los rendimientos agrarios

fueron bajos y los progresos técnicos lentos.

Como en Gran Bretaña, la industrialización francesa, hasta mediados de

siglo, descansó en la expansión de la industria textil, que se aceleró entre

1820 y 1830. Muchas familias británicas se establecieron en Francia como

hiladores o tejedores. Pero la permanencia del sector artesanal hizo que el

crecimiento francés fuera más lento que el británico.

Pero a partir de 1850 se aprecia un crecimiento acelerado, una difusión de

los modernos sectores industriales, una modernización del sistema bancario y

de los medios de transporte así como una favorable actitud del Estado hacia la

industria. Durante estos años se desarrollan las instituciones bancarias

(fundación del Crédit Mobilier en 1852, del Crédit Industriel et Commercial,

  16  

en 1859) que resolverían el problema de la financiación industrial y del

ferrocarril.

Entre 1840 y 1870 se produce un auge en la construcción de los

ferrocarriles, que unificó el mercado interior. Igualmente, la siderurgia y la

metalurgia moderna experimentaron un rápido crecimiento que implicó,

además, un proceso de concentración geográfica.

Sin embargo, un importante obstáculo provenía de la pobreza del carbón

mineral francés. Además, el Banco de Francia no favoreció la inversión

industrial sino que canalizó sus recursos hacia el extranjero y, por último, en

Francia se practicó durante mucho tiempo el proteccionismo.

7.4. La industrialización en Alemania

Más tardía fue la industrialización alemana. Alemania antes de su

unificación en 1871 estaba constituida por un conglomerado de Estados

independientes. No obstante, en la primera mitad de siglo se produjeron una

serie de factores que impulsarían la industrialización entre 1850 y 1870.

Uno de ellos fue el impresionante crecimiento de su población. El ritmo

de su crecimiento demográfico, especialmente a partir de 1870, fue muy

superior a cualquier otro país. Este factor favoreció la expansión de la

industria y de la agricultura, puesto que la demanda y la oferta aumentaron

simultáneamente.

Los cambios en la agricultura con la abolición de la servidumbre y la

supresión del régimen feudal se completaron en 1850. Tales cambios

beneficiaron, sobre todo en el este de Alemania, a la antigua nobleza

terrateniente (los junkers).

Pero dos factores son los que se suelen considerar como esenciales en el

éxito de la industrialización alemana: la constitución de una zona de

  17  

librecambio, la Unión Aduanera (o Zollverein) en 1834 y la construcción del

ferrocarril. Entre las causas que explican el establecimiento de la Zollverein se

halla una mezcla de intereses y motivos económicos o consideraciones

dinásticas y políticas, cuyo objetivo principal fue favorecer a Prusia frente a

Austria. Así, bajo el impulso del reino de Prusia, a comienzos de 1834, se

suprimieron las barreras aduaneras entre ese reino y algunos Estados del

centro y del sur. Otros Estados se integraron en la Unión entre 1834 y 1867.

De este modo se creó una amplia zona de librecambio y un gran

mercado de unos 26 millones de habitantes, en el que cada uno de sus

miembros conservaba su independencia política. Se aplicó una política

comercial común de protección moderada de la industria frente a los

intereses de los exportadores agrícolas.

A partir de la década de 1840 y hasta la de 1880 fue un período de grandes

inversiones y los ferrocarriles se convirtieron el medio de transporte

fundamental para el tráfico de mercancías a larga distancia. Los Estados y en

especial el de Prusia proporcionaron, hasta 1850, la mitad de la inversión.

Otro factor favorable fue la abundancia de carbón y de hierro. También

aquí el papel del Estado prusiano fue esencial, al liberalizar la explotación del

subsuelo (carbón y hierro) a la iniciativa privada. En la región del Rhur la

producción de carbón era de gran calidad.

Entre 1870 y 1913, la Alemania unificada en 1871 se convirtió en una

gran potencia industrial gracias a la construcción de una densa red

ferroviaria, al impulso de las industrias de bienes de equipo (siderurgia y

metalurgia, a la construcción naval y a la protección del Estado. Pero en el

nuevo Estado alemán el poder económico seguía siendo dual: una influyente

aristocracia gran propietaria de la tierra (los junkers) y una poderosa

burguesía industrial renana del carbón y del acero.