tendencia en la ocurrencia y resolución de las crisis de alto riesgo
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La mayoría de los hechos que atiende la policía, tienen en alguna medida la tendencia oculta a convertirse en una crisis. Una llamada por un vagabundo, un altercado de violencia familiar, un accidente de tránsito, etc. Estos episodios llevan en el fondo esa cuota de incertidumbre que en pocos segundos puede convertir un procedimiento rutinario en una crisis de escasa incidencia o de magnitud inesperada: Ese vagabundo que se resistió a su arresto y lesionó al oficial; aquella discusión conyugal que acarrea ataques de histeria, lesiones y hasta involucró un homicidio pasional o este accidente que termina con el linchamiento del conductor que arroyó a un menor.En realidad esa tendencia se manifiesta o se disipa, en muchos de los casos de acuerdo al grado de preparación del policía que toma el primer contacto para saber manejar la situación.TRANSCRIPT
42 Revista TEMA’S Año III - Número 20 — Mayo de 2014
R E V I S T A D I G I T A L D E C R I M I N O L O G Í A Y S E G U R I D A D
TENDENCIA EN LA OCURRENCIA
Y RESOLUCIÓN DE LAS CRISIS DE ALTO RIESGO
Dr. “H.c.” Osvaldo A. Cuello Videla
(Argentina)
Licenciado en Criminalística (UDA)
Profesor titular de la cátedra de “Mediación y Negocia-ción con Rehenes” en la Licenciatura en Seguridad Ciu-dadana, Profesor de “Criminología” en la Licenciatura en Criminalística y Profesor de “Secuestros y Tomas de Re-henes” en la Diplomatura de Perfiles Criminales en la Universidad del Aconcagua, Mendoza, Argentina.
Se retiró con el grado de Comisario Inspector en el año 2012 de la Policía de Mendoza – Argentina, en donde fue co-fundador y luego “Negociador y Jefe de Negociado-res” (1999-2006) del Grupo de Resolución de Incidentes y Secuestros (G.R.I.S.).
Se capacitó en “Negociación para la Liberación de Rehenes” en el Instituto Universitario la Policía Federal Argen-tina. Recibió entrenamiento en “Tácticas para el Rescate de Rehenes” y como “Sniper” con el S.W.A.T. de las Ciu-dades de Mesa y Phoenix en el Estado de Arizona (USA).
Organizó y participó del “Cónclave Internacional sobre Operaciones Estratégico-Tácticas ante Secuestros Extor-sivos, Toma de Rehenes e Intentos de Suicidio” llevado a cabo en Mendoza, Argentina.
Es autor del “Manual de Negociación con Rehenes” (Gerenciamiento y Administración de crisis de alto riesgo y Negociación para la Liberación de Rehenes), en proceso de edición. Autor de varios trabajos de investigación y monografías referidos al tema entre los que se destacan: Negociación con Rehenes: Teoría y Realidad, El Valor de la experiencia en la Negociación con Rehenes, El Aislamiento del Punto Crítico, El Perfil del Negociador, Nego-ciación en Situaciones no Negociables, El Impacto Psicológico del Secuestro Extorsivo, Las Huellas del Secuestro, entre otros.
Colaborador como autor en el libro: Criminalidad Organizada: Estudios Internacionales con la coordinación de Juan José Martínez Bolaños con el tema: “Razones y fundamentos para el estudio regional y temporal de la delin-cuencia organizada. Caso: El Secuestro Extorsivo”. 2014 Criminología y Justicia Editorial.
Ha dictado distintos cursos de formación de negociadores y entrenamiento en crisis de alto riesgo para policías, personal penitenciario y de las Fuerzas Armadas Argentinas. Ha participado como orador en distintos seminarios y congresos relativos a la Negociación para la Liberación de Rehenes y Secuestros Extorsivos.
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R E V I S T A D I G I T A L D E C R I M I N O L O G Í A Y S E G U R I D A D
Una publicación de WATSON CONSULTORES
INTRODUCCIÓN La mayoría de los hechos que atiende la policía, tienen en
alguna medida la tendencia oculta a convertirse en una crisis. Una llamada por un vagabundo, un altercado de violencia familiar, un accidente de tránsito, etc. Estos episodios llevan en el fondo esa cuota de incertidumbre que en pocos segundos puede convertir un procedimiento rutinario en una crisis de escasa incidencia o de magnitud inesperada: Ese vagabundo que se resistió a su arresto y lesionó al oficial; aquella discusión conyugal que aca-rrea ataques de histeria, lesiones y hasta involucró un homicidio pasional o este accidente que termina con el linchamiento del conductor que arroyó a un menor.
En realidad esa tendencia se manifiesta o se disipa, en mu-chos de los casos de acuerdo al grado de preparación del policía que toma el primer contacto para saber manejar la situación.
En la mayoría de los casos, esa preparación, depende sobre todo de tres factores: Su experiencia, el conocimiento y el entre-namiento. Pero es el primero el más fundamental a veces, porque casi todas las policías de Latinoamérica, resignan su habilidad pa-ra manejar episodios de distinta naturaleza en conocimientos empíricos antes que científicos o doctrinarios.
¿Pero qué ocurre cuando ese episodio no es tan sencillo pa-ra ser solucionado por la patrulla que llega al lugar?, ¿Qué suce-de cuando la magnitud de incidente a tratar involucra de manera cierta y actual el peligro de vida para las personas?, ¿Qué hacer cuando el sospechoso está ahí, y amenaza con matar a alguien si no se satisfacen sus demandas? Hablamos entonces de las “Crisis
de Alto Riesgo”.
Dentro de ese concepto; que involucra una serie de inciden-tes de distinto tipo; se encuentran los problemas policíacos de es-tos tiempos y que están cobrando cada vez más víctimas, no solo por el peligro que en su esencia entrañan, sino también por la fal-ta de experiencia para encontrar una solución adecuada: Son los casos de toma de rehenes, motines carcelarios, intentos de suici-dio, situaciones de atrincheramiento de sospechosos armados, inclusive algunos allanamientos mal planificados o mal ejecutados pueden transformarse en una crisis de alto riesgo.
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La delincuencia común en Argentina, no
es la misma que en Brasil, ni de Colombia o
México, sin embargo estos estudios, les
darán una idea de qué es lo que el Equipo de
Administración de Crisis deberá ir evaluan-
do a medida que sume experiencia en su
haber e inicialmente qué es lo que debe ir
observando cuando haga estudios de casos.
En suma las tendencias que aquí vamos a
ver, son las características comunes de cada
hecho, que nos lleva a afirmar -siempre ba-
sado en las probabilidades- éstos hechos
pueden resolverse de uno u otro modo.
Este es el resultado de aquello que en la
doctrina se conoce como la proferencia, la
prospectiva y la comparación. La experien-
cia nos dice que algunas crisis tienen una
tendencia determinada, conforme a quien
es el causador de la misma.
Es decir, llamamos tendencia a la simili-
tud que arrojan determinadas crisis porque
tienen cierta predisposición a seguir un
curso determinado y que –esto es lo impor-
tante- se repite en otros hechos similares.
Esto nos permite hacer un pronóstico de
cómo se desarrollarán los mismos y nos
puede ayudar sobre lo que podemos hacer
para resolverlos.
De hecho la clasificación que en otros
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No hay una regla que nos permita asegu-
rar que cada crisis se va a resolver de tal o
cual manera o que va a durar tanto tiempo.
Sin embargo, los estudios de casos y la
experiencia nos permite estimar cuál es la
tendencia de cada tipo de crisis, intuir cuá-
les pueden ser más peligrosas que otras y
que puede pasar en ellas, lo que sin dudas
estará condicionado por las características
de todo orden de cada comunidad.
“...De esta manera, episodios rodeados de dramatismo, pueden remediar-se mediante la aplicación de una doctrina que ha arrojado como resultado la recuperación de muchas vidas que, de otra manera, hubieran engrosado las
largas listas de víctimas fatales en todo el mundo. Su aplicación hoy en día es indiscutible por las agencias policíacas más importantes del planeta y su ela-boración, producto de largos años de estudios, ha sintetizado de una manera
más científica el abordaje experimental y rutinario que aún hoy seguimos aplicando cuando aparecen estas crisis que causan desconcierto por su gra-vedad y que, por esos mismos motivos, debemos preguntarnos si nosotros;
los encargados de hacer cumplir la ley, no hemos agravando más todavía…”
DESARROLLO
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artículos he publicado sobre los sospecho-
sos, se basa en que cada uno de ellos causa
una crisis que tienen similitudes en cuanto
a su devenir y estos son:
♦ Las tomas de rehenes por delincuentes
comunes.
♦ Los Atrincheramiento de sospechosos.
♦ Los incidentes con trastornados menta-
les.
♦ Los intentos de suicidio.
♦ Los motines carcelarios y
♦ Los incidentes terroristas.
Hemos agregado también, porque lo con-
sideramos de utilidad, una pequeña incur-
sión en los hechos generados por psicópa-
tas, ya que éstos si bien es cierto no tienen
trastornos mentales, ameritan sea conside-
rada su posible conducta debido a su peli-
grosidad.
Tomas de rehenes por delincuentes comunes
Generalmente son situaciones espontá-
neas, sin planificación previa y ocurren
cuando son sorprendidos en el
curso de otro delito.
Por lo general la situación
puede ser explosiva al comien-
zo.
En el inicio de la crisis hay
un peligro real y concreto so-
bre la vida de los rehenes, ya
que los sujetos actuarán aloca-
damente, sin embargo el paso
del tiempo permitirá que dis-
minuya la tensión.
Mientras más dura la crisis, más se redu-
cen las posibilidades de muerte de los re-
henes salvo que los sujetos tengan una con-
ducta ya comprobada de violencia o se den
aquellas circunstancias que se conocen co-
mo indicadores de violencia, como por
ejemplo el consumo de alcohol o drogas o
cuando sus demandas son exigencias cam-
biantes o exageradas. Hay que considerar
cuando se trata de delincuentes de los de-
nominados ladrones de gatillo fácil y esto es
digno de tener en consideración por el Co-
mandante, de ahí la importancia de conocer
los antecedentes de éstos lo ante posible.
La mayoría de los hechos devienen de
asaltos frustrados con persecución policial
y en algunos casos enfrentamientos arma-
dos, de ahí que al inicio sean crisis muy vio-
lentas y de gran peligro.
Se debe actuar con prontitud, pero sin
presiones por el paso del tiempo.
La policía debe permitir a los sospecho-
sos que descarguen su ira. Si ellos gritan,
amenazan, insultan, esto debe considerarse
algo normal, ya que pretenden asustar a la
policía en la posición que actualmente se
encuentran y se proponen obtener que la
policía se aleje y los deje tranquilos bajo
amenaza de dañar a los rehenes.
TENDENCIA DE LAS CRISIS
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{ Artículo} TEMA’S
Lo que ocurre a veces, es que los sospe-
chosos se sienten frustrados por su incapa-
cidad para conseguir lo que ellos quieren,
porque la situación ha sobrepasado los re-
sultados que esperaban. Ellos estaban com-
prometidos por otros delitos originalmente
de menor cuantía y han perdido el control y
están a un paso de ser capturados.
Los sujetos, creen que tienen el control
sobre las decisiones de la policía y que
están en una posición en que pueden exigir
lo que les venga en gana y que la policía va
a concederles todo porque ellos tienen el
poder de matar a los rehenes.
Inicialmente, sin asumir una actitud de
desesperanza y sumisión la policía debe
permitirles que se desahoguen emocional-
mente, esto facilitará que se desgasten y va-
yan bajando los niveles de tensión.
La adrenalina que los individuos desalo-
jan en los primeros minutos es mucha y es-
to hace que al paso de los minutos decaigan
la agresividad y la violencia.
A medida que la policía refuerza su posi-
ción frente a la crisis va produciéndose la
transferencia del control. El cambio de po-
der y mando debe ser paulatino, ya que la
situación no debe ser forzada, porque los
primeros minutos son realmente peligro-
sos, los sujetos se sentirán poderosos, a pe-
sar de su frustración interior.
En los Estados Unidos es conocido un ca-
so, donde un negociador desafió a un cap-
tor, que le exigía que hiciera lo que él pedía
porque el tenía todo el poder. El sujeto se
quería imponer a toda costa y el negociador
lo subestimó diciéndole: “Demuéstrame que
tienes poder” y el sospechoso mató un
rehén. El negociador se sintió culpable por
el triste episodio que causó y renunció a su
trabajo.
La mejor postura al inicio de la crisis y
mientras se desarrolla el preludio de la ne-
gociación es que se les debe hacer saber
que la policía no los dañará si los rehenes
no sufren daños.
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Salvo sus problemas culturales, intelec-
tuales y tendencia a la violencia, general-
mente son individuos que con el tiempo
piensan de una manera racional.
Generalmente toman rehenes para nego-
ciar su libertad y los medios de escape. Sus
demandas en casi todos los casos se con-
centran en un vehículo, más armas, chale-
cos antibalas, la presencia del juez, las ga-
rantías de las cámaras o cosas similares. No
tienen un plan.
Sus ilusiones de escape pasan por subir-
se a un vehículo y salir por la calle como si
nada hubiera pasado.
Aunque no lo demuestran, son indivi-
duos que en el fondo se sienten temerosos
de que la policía ingrese al lugar y los mate
o los capture y ellos no quieren un enfren-
tamiento.
Ese temor, no debe ser aumentado con la
presencia de muchas patrullas o policías en
el lugar, porque el miedo puede llevarlos a
cometer algún acto de violencia.
Estos incidentes normalmente duran de
2 a 8 horas.
Cuando estos episodios prolongan su du-
ración más de ese tiempo, deberá evaluarse
y reevaluarse el curso de la negociación
porque sin dudas o hay otros intereses
ocultos o el negociador no tiene el poder de
persuasión suficiente frente al sujeto.
Es imprescindible conocer los anteceden-
tes de violencia de los sospechosos sobre
todo con el uso de armas.
Si en los primeros minutos hay indicado-
res de violencia, debe valorarse seriamente
el uso de la fuerza. No hay que ser, ni teme-
rarios, ni temerosos en el uso de la fuerza,
por lo menos al inicio de la crisis en los pri-
meros 15 a 45 minutos que son los momen-
tos en que la tensión está en su mayor apo-
geo.
Con el paso del tiempo la tarea del nego-
ciador, si tiene experiencia, le resultará re-
lativamente accesible.
Por esta razón, son más fáciles de nego-
ciar que otras crisis, dado las características
de los hechos.
Atrincheramiento de sospechosos
Cuando hay atrincheramiento de sospe-
chosos, no hay rehenes, por lo tanto los su-
jetos, suelen ser reticentes a la negociación.
Las situaciones de atrincheramiento de
sospechosos, generalmente se dan cuando
se realiza un allanamiento que es resistido
o cuando debe procederse a la captura de
algún sujeto en su domicilio y el individuo
valiéndose de su condición de encontrarse
en un lugar de difícil acceso y con el empleo
de armas se resiste.
También pueden ocurrir luego de una
persecución, cuando los individuos alcan-
zan un lugar donde se ocultan luego de co-
meter algún delito.
Es muy importante hacer inteligencia so-
bre el lugar, si el sujeto lo conoce o no. Si
tiene disponible alimentos en el interior. Si
hay otras personas que eventualmente pu-
diera tomar como rehenes, aunque sean fa-
miliares. Toda información es útil. Se de-
berá determinar qué tan peligrosos son los
sujetos y evaluar el tipo de armas que los
mismos tienen o argumentan tener.
Es necesario cortar los servicios básicos
de luz, agua, gas, teléfonos, etc., como pre-
sión clandestina y condicionarlos a la nego-
ciación.
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Por lo general son individuos que actúan
en solitario.
Estos sujetos, casi siempre se concentran
en los medios de escape o que la policía se
aleje del lugar y actúan irracionalmente pa-
ra lograr escapar, ya que saben que si se lo-
gra su detención, su libertad se verá com-
prometida por algún otro delito que motiva
su captura.
Por esta razón deben evitarse las nego-
ciaciones cara a cara, por cuanto es un ries-
go innecesario en estos casos. Lo mejor es
realizar una negociación a la distancia con
megáfono y bajo cobertura.
No es conveniente negociar por teléfono,
porque entonces no sabremos qué es lo que
hacen, ni los estamos forzando a que se
muestren a la autoridad que es lo mejor. De
otro modo, reforzarán su posición de atrin-
cheramiento colocando muebles y objetos
detrás de las puertas, etc.
Los francotiradores pueden actuar cuan-
do tengan la oportunidad de desarmar al
sujeto con un disparo certero en sus miem-
bros superiores, o arrebatarle un arma de
las manos.
Son crisis que suelen terminar con una
irrupción en el lugar. Pos eso es una buena
estrategia entretenerlos con la negociación
para planear un ataque al lugar si se pre-
senta la oportunidad.
Por lo general ven a la policía y al nego-
ciador como sus enemigos acérrimos.
No hay que apresurarse, si el sujeto no
tiene rehenes, puesto que no dañará a nadie
y no escapará.
A veces en estos episodios la presencia
de terceros vinculados al sospechosos pue-
de favorecer la situación, pero es muy difícil
controlar lo que ellos hablan, lo mejor es
que el negociador haga de interlocutor en-
tre uno y otro, para que el sospecho sepa
que esta persona esta ahí y que le pide que
sea razonable.
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En Arizona se produjo un caso donde el
Comandante autorizó a un hermano a
hablar con un captor bajo la promesa de
que él tenía cierta ascendencia sobre el her-
mano y que lo podía convencer. Cuando le
permitieron el diálogo el tercero invitado le
dijo: “Sigue, sigue, nosotros hemos visto lo
que sucede por televisión y estamos contigo”.
Se podrán imaginar el retroceso que esta
declaración del hermano tuvo sobre el inci-
dente, al ayudar al sospechoso a sentirse
respaldado por los suyos.
No hay que pedirle que se entregue por-
que el sujeto probablemente reforzará su
posición. Hay que hacerles saber que la po-
licía está ahí para actuar y que está dispues-
ta a utilizar la fuerza en caso necesario,
haciéndole ver la situación desventajosa en
que se encuentra, pero sin forzar la situa-
ción. El negociador deberá convencerlo de
las ventajas de aceptar las razones de la po-
licía.
No se deben utilizar amenazas que no se
cumplirán, ni establecer plazos fatales, pero
se le debe hacer ver que la policía lo supera
en número y que su ventaja está en evitar el
enfrentamiento. El negociador debe actuar
para ganarse la confianza del sujeto en el
sentido que está allí para
ayudarlo a evitar ese des-
enlace.
Cuando el hecho se pro-
longa en el tiempo, suelen
finalizar con una irrupción
en el lugar. En este caso las
negociaciones deben estar
orientadas a facilitar las
operaciones tácticas y ga-
nar tiempo para que los
tácticos se preparen para
ejecutar un plan bien ela-
borado.
Hay que ser cuidadosos cuando éstos in-
sinúan que no tienen nada que perder, por-
que pueden cometer suicidio, o provocar a
la policía para que los mate. Muchos indivi-
duos prefieren estar muertos antes que ir a
la cárcel, porque sus valores están altera-
dos y su propia vida está por debajo de su
libertad y su autoestima.
Trastornados mentales
Los casos de trastornados mentales pue-
den ser de diverso tipo. Las personas con
trastornos mentales pueden venir de una
crisis reciente o presentar un problema psi-
cológico de larga data.
Muchas personas con alteraciones men-
tales no ejercen el autodominio, es decir no
están razonando. Algunos tienen una acti-
tud peligrosa hacia ellos mismos, la socie-
dad y todos sus miembros. Muchos no
aprenden de la experiencia, son refractarios
a las amenazas y al castigo. A veces no com-
prenden la situación en la que se encuentra,
y no comprenderán de ninguna forma que
la policía los supera en número.
Algunos pueden tener una actitud de
súper hombre, pensando que son invenci-
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bles, y que la policía no podrá dañarlos por-
que ellos pueden vencer cualquier fuerza.
Con respecto a la negociación, suele ser
muy difícil tratar de hacerlos pensar en co-
sas razonables: Lo quieren ahora y no pue-
den esperar. Si piden un auto, no hay argu-
mento válido para hacerles entender que
eso es muy difícil de conseguir.
Puesto que no pueden controlar su con-
ducta, si en la situación hay rehenes esta es
una experiencia frustrante. Más bien moles-
ta. Evaluando su proceder, se los puede
convencer que les conviene más salir de
ésta situación ahora que pueden y que na-
die les ha hecho daño todavía.
Los argumentos sobre las violaciones pe-
nales, no tendrán ningún efecto porque no
comprenden de qué se trata eso. Los suje-
tos no se dan cuenta que están haciendo
mal las cosas.
Todo el mundo siempre ha estado contra
ellos, con mofas, marginándolos, molestán-
dolos, por lo tanto la situación no es muy
distinta ahora: El mundo sigue contra ellos.
Tienden a simplificar el conflicto.
No están acostumbrados a tener el poder
y su conducta será errática, desorientada y
con peticiones vagas. En estos casos no es
un indicador de violencia que cambie sus
demandas a cada instante. Posiblemente
cuando el negociador esté dispuesto a satis-
facer una demanda, el sujeto ni siquiera re-
cuerde que había pedido eso.
Por eso tratando con estos individuos es
muy importante tener una actitud com-
prensiva, a menudo son personas que no
han tenido éxito en la vida. Siempre se han
sentido carentes de cariño y comprensión.
Para otros el rehén es una “cosa” más
que un medio de escape. Así como desper-
sonifican al rehén, y no lo tienen en consi-
deración, la situación puede tornarse peli-
grosa si el sujeto no tiene conciencia del va-
lor de la vida o del poder destructivo de las
armas.
Para ellos el rehén es su último esfuerzo
por demostrar que puede lograr algo y que
es valiente. El rehén se transforma en algo
simbólico de su gran oportunidad en la vi-
da.
Una buena evaluación psicológica basada
en los antecedentes del sujeto es importan-
te.
Otros sufren tanta frustración por lo que
les pasa en la vida, o cómo los trata la gente
o se burlan de su condición y tienden a diri-
gir su agresión interiormente y cometen
suicidio o guardan la esperanza de que la
policía los mate.
Por eso hay que ser cuidadosos cuando
se muestran desafiantes ante la policía,
puede que tengan la intención de provocar
para que los maten, pero en esas provoca-
ciones pueden cometer actos realmente
crueles contra los rehenes. Esto en los Esta-
dos Unidos se llama “suicidio por policía” o
suicidio a través de la policía. El sujeto pro-
voca para que lo maten porque ese es su
deseo interior.
Hay que ser cuidadosos con los brotes de
los esquizofrénicos, porque generalmente
estos no tienen evolución favorable. Son en-
fermos que en cada crisis se empeoran y no
hay retroceso. En cada crisis el esquizofré-
nico se puede volver más violento aún.
Por tanto, tratando con esquizofrénicos,
puede tratarse de sujetos que tenían un
problema mental, pero eran queridos en su
barrio, en la escuela, porque eran muy bue-
nos, inclusive cariñosos, dulces, pero a me-
dida que se va agravando su condición se
vuelven más violentos y no hay marcha
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atrás en su enfermedad, con cada crisis se
vuelven más peligrosos.
El esquizofrénico puede sentir cierto pla-
cer incluso de su propia dificultad o por el
contrario sentirse muy frustrado, su con-
ducta será incierta ahora que es importante
y es el centro de atención; él sentirá que
está en una posición que es única en su vi-
da.
Las crisis con enfermos y trastornados
mentales, suelen ser más difíciles de nego-
ciar. Generalmente representan muchas
horas de trabajo y negociación. Mientras los
sujetos no estén amenazando o pendiente
de los rehenes, la crisis se puede manejar.
El dialogo permite que desaloje mucha
energía física y psíquica y en el futuro ba-
jará sus niveles.
La respuesta apropiada de la policía es
contener, pero a su vez minimizar la pre-
sencia de policías frente al agresor para evi-
tar las situaciones de enfrentamiento, él de-
safiará a la policía porque no es conciente
del peligro que enfrenta.
Psicópatas
Los psicópatas pre-
sentan un perfil distin-
to, por lo general son
sujetos inteligentes, y
tienen conservado el
juicio crítico.
Cuando al negocia-
dor le digan que está
frente a un psicópata,
no debe pensar que
está tratando con un
enfermo mental, de
ningún modo. El psicó-
pata no tiene ninguna
enfermedad mental.
Los psicópatas comprenden perfecta-
mente la diferencia entre el bien y el mal,
pero no tienen remordimientos. Tampoco
sienten culpa. Al carecer de empatía, no
suelen compadecerse de lo qué les está pa-
sando a otras personas.
Algunos tienen una maldad innata.
Pueden tratar de jugar con el negociador,
haciéndose pasar por locos, pero por lo ge-
neral todas sus palabras, movimientos y ac-
titudes están perfectamente calculados.
Son individuos que piensan con mucha
frialdad, pero eso no los hace menos inteli-
gentes, al contrario, muchos de ellos suelen
ser individuos con una inteligencia superior
a la media, por lo tanto especulan con todo
lo que sucede alrededor para sacar partido.
Como son calculadores, no tienen miedo
y no sufren los problemas que otros sospe-
chosos tienen con el estrés. Pueden pensar
todo lo que harán con perfecta consciencia
de sus actos y las consecuencias. No actúan
a tontas y a locas. No actúan por instinto,
sino que su proceder es el resultado de un
plan muy bien elaborado.
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Por ningún motivo se les debe mentir o
tratar de engañarlos, porque eso los pondrá
furiosos.
No todos los psicópatas son delincuentes,
hay psicópatas en todas partes, pero cuan-
do un psicópata está dispuesto a cometer
un acto delictivo, su comportamiento puede
ser atroz.
Es muy difícil, sino imposible, llegar a sus
sentimientos, porque son refractarios a las
emociones básicas, no tienen sentido de la
solidaridad, del amor, ni de la compasión.
No son empáticos.
Son emocionalmente inestables y pueden
tornarse muy violentos, pero no están ac-
tuando producto de una locura. Pueden ser
sujetos muy irritables o por el contrario es-
peculadores y esperarán el momento justo
para hacer una maldad.
Un psicópata que está en silencio o mide
muy bien sus palabras y actúa tranquila-
mente es tan peligroso como un sujeto que
está gritando y actuando violentamente,
porque su mente puede estar elaborando
un plan macabro que lo llevará a cabo cui-
dadosamente en el momento oportuno.
Se debe ser cuidadoso con eso. Que el
psicópata no esté actuando bajo la presión
de la tensión, con nerviosismo ni violencia
externa, no es un indicador de que el sujeto
no cometerá un acto violento extremo.
Generalmente son individuos solitarios,
no tienen vínculos afectivos.
El negociador deberá ser racional y espe-
culador en la negociación. Para convencerlo
deberá ofrecerle algo que razonablemente
importe una ventaja para el sujeto, porque
él hará sus cuentas y evaluará si realmente
se le ofrece una salida interesante.
Amenazas de suicidio
Las amenazas de suicidio constituyen las
crisis más difíciles de manejar desde el pun-
to de vista de la negociación, aunque no in-
volucren peligro para terceros.
Una persona que quiere suicidarse es
porque no quiere vivir más, porque no tiene
motivos para vivir y es muy difícil encon-
trar un punto de motivación cuando ellos
ven que toda su vida se ha derrumbado por
cualquier causa.
El estudio de la psiquis del suicida es
muy importante y es imprescindible cono-
cer los antecedentes del caso, el equipo de
inteligencia deberá ubicar y entrevistar a
los familiares, su mejor amigo o amiga,
compañeros de trabajo, y hacer una breve
historia de vida del sujeto para tratar de co-
nocer qué es lo que lo lleva a tomar esta de-
terminación. El psicólogo deberá entrevis-
tarse también con éstas personas para for-
marse una idea de cuál es la situación del
sujeto.
Aquí el negociador deberá ser empático y
ponerse en los zapatos del sujeto para tra-
tar de entender qué es lo que pasa por su
cabeza ahora y esto puede hacer que el ne-
gociador se vea afectado emocionalmente
también.
En el punto en que se haya llegado a los
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SEGURIDAD
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sentimientos del potencial suicida, el nego-
ciador deberá hablar francamente acerca
de la muerte. Preguntarle al sujeto que
piensa que ocurrirá si él se muere, qué pa-
sará con sus seres queridos, hacerle enten-
der que ese camino no tiene marcha atrás.
¿Qué piensa él sobre lo que pasa con las
personas que mueren?, ¿Porqué huye de
sus problemas?, ¿Por qué no los enfrenta?,
¿Porqué no intenta otra solución para se-
guir adelante?, antes de esto el equipo de-
berá haber recabado el máximo de informa-
ción posible porque también pueden ser
temas que enciendan aún más sus emocio-
nes.
Deberá orquestarle una historia de casos
similares que se han resuelto de alguna ma-
nera, para poderle abrir las puertas a en-
contrar una solución a sus problemas tam-
bién.
Es necesario actuar con mucha empatía
para tratar de comprender porqué la perso-
na se encuentra en un callejón sin salidas.
Son eventos de larga duración y difíciles
de resolver.
Motines y Conflictos Carcelarios
Por otro lado tenemos los conflictos car-
celarios, los cuales pueden ser de diverso
tipo.
Estas crisis o conflictos ocurren en casi la
mayoría de las cárceles y a veces son extra-
ordinariamente peligrosos.
Tienen su inicio por diversos motivos,
algunos ocurren con un grado significante
de advertencia, con señales de inquietud
entre los presos y otros “indicadores tradi-
cionales”. Por ejemplo algunos presos de
confianza les avisan al personal penitencia-
rio o le dicen que se tomen alguna licencia o
permiso porque habrá problemas.
Otros ocurren impensadamente como un
juego de tirar bolas de nieve, donde un epi-
sodio insignificante comienza a enfervori-
zar y exaltar los ánimos hasta terminar en
una batalla campal.
Finalmente están aquellos que no tienen
aviso previo, y que han sido cuidadosamen-
te planeados.
En 1995 el Instituto de Justicia Delictiva
de los Estados Unidos, clasificó los conflic-
tos carcelarios en dos grandes tipos, según
involucren episodios sin o con armas.
Dentro de los primeros tenemos los epi-
sodios de Alborotos, que consisten en des-
orden, peleas o reyertas y desobediencias
de la comunidad carcelaria. También en-
cuadra en ésta clasificación los disturbios
carcelarios, que involucran además de lo
anterior daños en las instalaciones con
atrincheramiento de los presos y dificulta-
des para controlarlos por su resistencia físi-
ca a la acción de la autoridad.
Los conflictos con armas (generalmente
de fabricación artesanal) involucran los
motines donde hay una toma del mando
momentánea por parte de los revoltosos, y
que involucran lesiones e incluso muertes.
En ésta clasificación tenemos los motines
con rehenes, donde se verifican intentos de
fuga y la exigencia de demandas con la ame-
naza condicionante del uso de la fuerza so-
bre los mismos.
Los conflictos generalmente evolucionan
de una manera muy similar.
Hay un conflicto que se mantiene latente,
permanece estable pero hay un clima de pe-
ligro que se puede desatar en cualquier mo-
mento. Pequeños grupos que se aíslan y se
enfrenta con otro o cosas por el estilo.
54 Revista TEMA’S Año III - Número 20 — Mayo de 2014
{ Artículo} TEMA’S
Luego se inicia la crisis, que puede ser
cualquiera de las ya mencionadas.
Producida la misma hay una búsqueda de
equilibrio del poder, muchas veces por el
uso de la fuerza, ya que muy pocas veces se
utiliza la negociación y de ello deviene la
resolución con pérdidas a veces irreversi-
bles.
No obstante, debemos decir que el uso de
la fuerza no es en todos los casos la mejor
solución. La aplicación de la negociación
depende de las condiciones del conflicto.
Pero aún cuando haya muertes y lesiones
graves, este siempre será el mejor camino
para encontrar la solución.
Son muchos los ejemplos de crisis que
han sido mal administradas y terminaron
con resultados fatales. El más conocido en
Sudamérica que inclusive dio lugar a una
película, es el de la prisión de Carandirú
ocurrida en 1992 en Sao Pablo, Brasil, con
más de un centenar de muertos.
En la Argentina, hubo un caso conocido
como “los doce apóstoles” en la cárcel Sierra
Chica, que incluyó casos de canibalismo en-
tre la comunidad penitenciaria, luego de
haber tomado rehenes, mataron algunos
internos y los hicieran empanadas para dis-
tribuirlas entre la población penitenciaria.
No obstante los ejemplos abundan, por lo
tanto la primera respuesta apropiada es in-
tentar por todos los medios establecer una
negociación y evitar el enfrentamiento con
los revoltosos.
Para poder administrar adecuadamente
éstas crisis, es necesario tener planes pre-
establecidos sobre la responsabilidad de
actuación de las fuerzas. Esto evitará los
conflictos de mando que pudieran surgir
entre las fuerzas penitenciarias y la policía,
si es que se requiere la ayuda de ella.
Ya habíamos dicho que los conflictos de
mando poco ayudan en la resolución de una
crisis de alto riesgo.
Una buena política es elaborar un plan
por cada unidad penitenciaria. Cada cárcel
debe tener su propio plan para aplicar ante
cada caso en particular. Esto es así porque
cada establecimiento tiene su propia confi-
guración edilicia, distribución de internos
por categorías, etc.
Hay motines cuya resolución puede re-
querir varios días. Generalmente en los días
de festividades y a fines de año se incre-
mentan las posibilidades de motines.
Nuestro grupo actuó en un motín ocurri-
do en la Provincia de Mendoza, Argentina,
conocido como el Motín Vendimial, que se
produjo cuando se llevaba a cabo en el cen-
tro de la ciudad una festividad popular muy
conocida y donde algunos reclusos tomaron
más de 20 rehenes entre agentes peniten-
ciarios y civiles.
El hecho ocurrió cuando algunos artistas
concurrieron a dar un espectáculo a la co-
munidad penitenciaria en el patio de la
cárcel, y esto fue aprovechado por varios
reclusos que tomaron como rehenes a estas
personas y a los agentes penitenciarios en-
cargados de la seguridad interna. El episo-
dio duró 56 horas continuas donde actué
como negociador principal, y logramos res-
catar a todos los rehenes ilesos.
Siempre los motines son casos muy difí-
ciles de negociar, ya que la negociación se
ve afectada por el gran número de interlo-
cutores. A veces se forman distintos frentes
con demandas distintas, mientras algunos
intentan obtener los medios de escapes,
otros demandan solo mejoras en el trato o
el cumplimiento de los requisitos legales o
condonaciones de penas, etc.
55
SEGURIDAD
ESCRÍBANOS A [email protected]
El paso del tiempo puede jugar un doble
papel, por un lado permite organizar a los
revoltosos y pedirles que formen una comi-
sión y entreguen un petitorio escrito que
podrá considerarse o no; pero también per-
mite que a medida que pasa el tiempo re-
fuercen su posición, se fortifiquen, se orga-
nicen para resistir y vayan aumentando sus
demandas paulatinamente.
Deben utilizarse procesos de búsqueda
del equilibrio del poder de manera no coer-
citiva, para producir los ajustes que desem-
boquen en un convenio razonable.
En estas situaciones los daños a las insta-
laciones son inevitables, pero se debe ser
cauteloso cuando los reclusos han tomado
rehenes, porque en ocasiones pueden ser
realmente inhumanos en el trato con los
mismos. No solo pueden producir la muerte
de las personas, sino someterlos a torturas
realmente espantosas.
En la Argentina, se produjo aquel san-
griento motín en la Unidad Penal Nº 2 de
Sierra Chica que como ya dijimos incluyó el
canibalismo y que duró más de una semana.
Este motín ocurrió en Semana Santa el
sábado 30 de marzo de 1996, en horas de la
tarde, cuando trece presos intentaron fu-
garse por la entrada principal y se enfrenta-
ron con la guardia.
En ese intento uno de los internos murió,
por lo que los restantes fueron conocidos
desde entonces como los “doce apóstoles”.
En la refriega tomaron rehenes, entre los
que se contaban 13 guardias y dos pastores
evangélicos, y más de 1.000 reclusos se ple-
garon al levantamiento.
El primer error en la Administración de
la Crisis se evidenció cuando la Juez en lo
Criminal y Correccional de Azul, la Dra.
María Mercedes Malére y el secretario in-
gresaron para negociar y ambos fueron to-
mados como rehenes también.
Al poco tiempo, se originaron conflictos
en establecimientos penitenciarios de Ol-
mos, Azul, La Plata, Dolores, Batán, Los Hor-
nos, Bahía Blanca y San Nicolás.
De todas formas las escenas más violen-
tas se vivieron en Sierra Chica. Ocho perso-
nas fueron asesinadas y luego incineradas
en el horno del penal y sus cuerpos no han
sido hallados.
También hay testimonios que los cuer-
pos fueron picados y se hicieron empana-
das con las cuales alimentaron a los re-
henes para hacerlos desaparecer.
En estos casos tenemos tres alternativas
de actuación: La resolución táctica, la nego-
ciación y la solución de espera.
A) La Resolución Táctica
La primera de ellas significa el enfrenta-
miento directo con los revoltosos, e involu-
cra un gran peligro de muerte o lesiones
por parte de ambos sectores, ya que habrá
resistencias. En estos casos hay que ser cui-
dadosos en considerar los “principios es-
tratégicos de superioridad y oportunidad”,
ya que si la comunidad amotinada supera
en número a las fuerzas policiales, ésta de-
be responder con una gran preparación,
planes y ensayos sobre las tácticas a aplicar
para paliar la situación.
La acción debe ser rápida, decidida y pre-
cisa.
B) La Solución Negociada
La segunda es la alternativa de la Nego-
ciación.
56 Revista TEMA’S Año III - Número 20 — Mayo de 2014
{ Artículo} TEMA’S
En algunos casos, inclusive cuado han su-
cedido algunas muertes, la negociación to-
davía puede ser la alternativa más viable
para solucionar estos conflictos, ya que se
evitan los enfrentamientos.
Deben existir condiciones que permitan
ir tomando paulatinamente el poder de la
situación para ir ganando terreno sobre las
instalaciones.
En estos casos la negociación debe ir
apoyada por acciones que presionen la re-
solución del conflicto como así de gestiones
políticas para satisfacer algunas demandas.
C) La Solución de Espera
Por último la solución de espera, que por
lo general involucra grandes pérdidas
económicas por los daños que pueden cau-
sar los presos.
Aquí la actuación de las autoridades se
limita a la contención, y la espera que el
conflicto se solucione por sí solo. General-
mente se aplica cuando no hay rehenes y
están asegurados los dispositivos para evi-
tar fugas masivas.
Casos de Terrorismo
En los casos de terrorismo, diremos que
según el FBI el terrorismo es considerado
como “El uso ilegal de la fuerza o violencia
contra personas o propiedad para intimidar
o coercer a un gobierno, población o cual-
quier segmento de este, en ventajas de metas
políticas o sociales”. Los terroristas, por lo
general organizan ataques a personas, si-
tuaciones o eventos de interés nacional o
internacional.
Por lo general en los episodios donde hay
rehenes el deseo del terrorismo, en cual-
quiera de sus formas, es enfocar la atención
de los medios de comunicación y obtener
publicidad sobre sus motivaciones o el apo-
yo popular.
Los sospechosos toman rehenes con el
intento de conseguir publicidad para su
causa y en algunos casos, para exigir la li-
bertad de miembros del grupo encarcela-
dos y utiliza todos los medios para crear
una certera cobertura de los medios de co-
municación inclusive a nivel mundial.
En las operaciones de éste tipo hay que
considerar la posibilidad de apoyo moral y
operacional externo.
De acuerdo a Dwayne Fuselier y Gary No-
esner del FBI en su trabajo “Confrontando
con el secuestrador terrorista”, ellos opinan
que una vez que el asunto ha estado lejos
de un sistema de apoyo durante días o se-
manas y el agotamiento emocional y físico
comienza, esa persona puede aceptar más
la razón presentada por el negociador.
Por su parte Thomas Strenz Afirmaba en
un boletín del FBI del año 1987, que el per-
fil psico-social del terrorista había cambia-
do desde los años ‘80, en alusión a que no
eran sujetos tan inteligentes en elaborar
sus tácticas del terror; situación que cam-
bio dramáticamente a partir de los episo-
dios ocurridos el 11 de septiembre de 2001
en los Estados Unidos.
57
SEGURIDAD
ESCRÍBANOS A [email protected]
Ellos habían subestimado a los terroris-
tas a raíz de algunos episodios de secues-
tros de aeronaves que evidenciaban una es-
casa preparación e inteligencia de sus cau-
sadores, como por ejemplo un episodio
donde secuestraron un avión Boing y al lle-
gar a la punta del avión para reducir a la tri-
pulación se encontraron con que no había
nadie, ya que estas tienen el puesto de man-
do en un segundo nivel que los secuestra-
dores ignoraban; o casos donde exigían a
las naves en vuelo desviarse a lugares don-
de debían prever que por la cantidad de
combustible disponible para el destino ori-
ginal, no podrían llegar y culminaban como
muchos casos con la exigencia hecha a la
tripulación de amarizar un avión de pasaje-
ros, pensando que eso era posible.
Episodios como estos llevaron a los ana-
listas antes del 11-S a considerar que el
perfil del terrorista había cambiado.
De acuerdo a John Stratton, en su obra
“El acto terrorista de toma de rehenes: Una
vista de la violencia y los perpetradores”,
afirma que los terroristas sociales, políticos
o religiosos son los más difíciles de trabajar
debido a su compromiso, “sin embargo la
negociación con captores políticos y religio-
sos ha tenido éxito….”.
A niveles del terrorismo doméstico o na-
cional, en cualquier país, deben efectuarse
estudios de casos y análisis de inteligencia
para determinar planes y causas, como así
establecer un “modus-operandi”, que por lo
general es particular de cada región.
En Latinoamérica por ejemplo la modali-
dad más aplicada por estas organizaciones
delictivas consiste en el Secuestro y ya
prácticamente han abandonado la toma de
rehenes como medio de coerción.
Cualquier sea el caso en los incidentes
terroristas es imprescindible conocer la
ideología.
En algunos casos los episodios puede re-
querir gestiones diplomáticas.
Son incidentes de duración incierta como
ocurrió en el Perú con la toma de la Emba-
jada de Japón, resuelta con la operación
Chavín de Huantar.
La intencionalidad es causar impacto en
la sociedad. Por lo general hay que asumir
que los incidentes han sido bien planeados.
Los grupos seleccionan un blanco como
rehén que los ayudará a publicitar su causa.
Usan armas y explosivos para potencial-
mente tener éxito y demostrar también su
poderío y organización.
Muchos fanáticos tienen convicciones
profundas sobre la rectitud de su causa. Los
terroristas religiosos piensan que sus actos
les aseguran premios en el cielo y si matan
lo consideran una causa santa.
Si se utiliza la fuerza, estas operaciones
generalmente terminan con muertos de
ambos lados, como ocurrió con la organiza-
ción Septiembre Negro en 1972 en las
Olimpíadas de Munich o en el Aeropuerto
de Malta donde actuó un grupo de la orga-
nización Abu Nidal, o recientemente en el
Centro comercial de Nairobi, Kenia en
2013; todos ellos ejemplos clásicos de lo
complejo que resulta planificar operaciones
de rescate mediante el uso de la fuerza y
que tuvieron como resultado grandes canti-
dades de muertos y heridos. Incluso en la
Operación Chavín de Huantar en la Embaja-
da de Japón, en el Perú, que fue obra de un
sobresaliente plan, pero que también tuvo
víctimas que lamentar a pesar de lo exitoso
de la operación según la prensa internacio-
nal.
58 Revista TEMA’S Año III - Número 20 — Mayo de 2014
{ Artículo} TEMA’S
Desde el punto de vista de la negociación
son episodios difíciles de manejar. El nego-
ciador no deberá discutir sobre las motiva-
ciones y la causa de los terroristas, porque
seguramente el sospechoso sabrá más que
él sobre eso. Las negociaciones deben cen-
trarse en atender algunas demandas y pro-
curar obtener información sobre qué es lo
que piensan hacer.
Los plazos fatales deben evitarse, ya que
muchas veces los terroristas están dispues-
tos a utilizar la fuerza contra los rehenes
para obtener concesiones y establecen un
ultimátum. Ocurrió en Malta, donde comen-
zaron a ejecutar rehenes cada quince minu-
tos para obtener más combustible para po-
der salir de allí.
Lejos de lo que opinaba el FBI, hay que
considerar que los terroristas tienen mucha
habilidad para manejar la negociación, por-
que ellos saben qué pueden esperar de las
autoridades.
Muchos fanáticos tienen convicciones
profundas sobre la rectitud de su causa, pe-
ro en algunos casos es posible crear dudas
sobre sus medios o las circunstancias pue-
den permitir enfrentar un miembro contra
otro para influir negativamente en el grupo.
Los terroristas son especulativos que los
medios de comunicación son más sofistica-
dos. Son conscientes que la violencia traerá
publicidad. Como estrategia aumentarán
más las dificultades para liberar un rehén,
que a los ojos de ellos es un representante
del Estado digno de morir si no se cumplen
sus demandas. El rehén es una cosa, pero
tiene importancia para causar impacto.
No asuma que la muerte de un rehén im-
plicará el uso de la fuerza inmediata, esto
no es así. Las negociaciones deben conti-
nuar después de una matanza terrorista,
esta todavía puede ser la mejor manera de
lograr éxito, sobre todo si se están conside-
rando acciones de asalto o se está prepa-
rando el rescate táctico.
El aislamiento absoluto es la mejor ga-
rantía de evitar cualquier tipo de apoyo mo-
ral u operacional. Con el paso del tiempo la
resolución de morir por su causa disminuye
y ocurren errores.
Hasta aquí he desarrollado cual es la ten-
dencia en algunas crisis que se han presen-
tado.
Es importante considerar lo que hemos
dicho sobre los delincuentes comunes y los
casos de suicidio que son los casos más co-
munes que se pueden presentar. Sin embar-
go es recomendable que cada administra-
ción de policía realice estudios retrospecti-
vos de casos similares para ir determinan-
do cuál es la tendencia de las crisis que se
presenten en su localidad.
Esto permitirá elaborar una estrategia de
trabajo, anticiparse a los resultados y deter-
minar cuánto puede durar y sobre todo
cómo resolverlas.
Sin dudas habrá muchos casos más de
similares características donde la negocia-
ción pueda tener aplicación práctica, por lo
tanto también es recomendable que cada
policía identifique cuáles son las crisis que
se han ido presentando en su ciudad, para
de ésta manera poder elaborar una estrate-
gia de trabajo más acorde a lo que se presu-
me que puede ocurrir.
A MODO DE CONCLUSIÓN
ANÁLISIS DEL TATUAJE BALÍSTICO
Lic. Gustavo Micha
TEMA’S Revista Digital de Criminología y Seguridad
Watson ConsultoresWatson ConsultoresWatson ConsultoresWatson Consultores
DESTACADOS
¿Es posible vincular los casos de justi-
cia por mano propia en la Argentina
con la carencia del ejercicio de la co-
acción física legítima por parte del Es-
tado?
Tendencia en la ocurrencia y resolu-
ción de las Crisis de Alto Riesgo.
La Criminología Mediática, a propósito
del caso Michoacán, donde lo único
cierto son sus muertos.
La Criminología del Fenómeno Policial.
Investigación Criminal. Los medios de
prueba y la Criminalística.
Mayo de 2014
REV
ISTA
DIG
ITAL
DE
CR
IMIN
OLO
GÍA
Y S
EGUR
IDAD
Año III Nro. 20
ISSN 2314-1166
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CON REHE ES