teoría iluminista de san agustín de hipona
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El iluminismo o teoría iluminista
San Agustín de Hipona
¿Qué es la iluminación? Si pensamos literalmente en la palabra
“iluminación” esta se refiere a la cantidad de luz que hay en un lugar, así
decimos que la iluminación es buena o mala, si hay un apagón pues, ni
modo, no hay iluminación, es decir, lo opuesto sería la oscuridad.
Para San Agustín de Hipona “iluminación” es el esclarecimiento interior o
la verdad infinita al alcance de la mente por gracia divina. Dijo: “Todas las
luces creadas deben encenderse en su fuente primordial, pues, necesitan
de ella para brillar. La razón humana, como luz, tiene la misma condición;
no es luz por sí misma, y necesita ser alumbrada por la primera verdad,
para poder llegar a la sabiduría y a la justicia”. (San Agustín, El maestro,
1951).
“El maestro”, se discute, se investiga y se muestra que el maestro no es el
que enseña al hombre las ciencias, sino Dios, según esta escrito en el
Evangelio".
Para superar la limitación de la mente humana (porque la mente humana
es finita, temporal, mudable, etc) y poder alcanzar estas verdades
inmutables y eternas, el ser humano precisa de Dios para ser iluminado
con esa luz divina y así ser capaz de aprehender, captar lo que trasciende
de nuestras mentes. Una vez que haya recibido de Dios la luz natural
estará capacitada para ver las verdades esenciales y necesarias.
“No vayas fuera, entra en ti mismo: en el interior habita la verdad, esa es
la iluminación que procede de Dios”. –San Agustín.
San Agustín de Hipona perteneció a la corriente histórica y filosófica del
platonismo. Pero al mismo tiempo intentó profundizar en esto su
comprensión del dogma cristiano.
Como buen platónico, consideraba que el conocimiento es la aprehensión
de un objeto que no cambia. Las verdades a las que accedemos por el
pensamiento son inteligibles (es decir, claras y evidentes).
Como buen cristiano, Agustín decidió explicar la presencia de estas
verdades en el alma humana. Si afirmamos que nuestro conocimiento
proviene de las sensaciones, ¿cómo explicar que de la percepción de estos
objetos pasajeros obtengamos verdades inmutables y eternas? Incluso
nosotros mismos no podemos ser el origen de estos conocimientos
verdaderos, porque también somos pasajeros. Por otro lado, sería
contrario a la fe cristiana recurrir —como lo hacía Platón— a la afirmación
de la preexistencia del alma, sosteniendo que el alma contempla las ideas
antes de su unión con el cuerpo. (Fedón, Platón). Se puede decir que San
Agustín cristianizó la teoría de las ideas de Platón. El primer autor
neoplatónico cristiano, es San Agustín.
Características principales de la teoría iluminista
1. Dios como fundamento del conocimiento humano.
2. Rechazo al mundo sensible.
3. Las ideas como modelos eternos. (Ya que afirmaba que existían
verdades eternas y universales que no estaban fundamentadas en
las cosas creadas, que son cambiantes y pasajeras, sino que están
en un ser inmutable y eterno, es decir, en Dios).
Iluminación es la ayuda sobrenatural concedida por Dios al hombre para
practicar el bien y alcanzar la bienaventuranza. Mediante ella volvemos al
estado de inocencia que Dios concedió a nuestros primeros padres (Adán
y Eva). El ser humano tiene la posibilidad de elegir entre el bien y el mal; y
teniendo la posibilidad de elegir el mal, el mal no puede ser atribuido a
Dios.
Sólo aquellos que elijan hacer el bien, serán los iluminados y llegarán a la
contemplación de las verdades, que es la que le aportará la verdadera
felicidad. Estas verdades han sido depositadas por Dios en la mente
humana. Dios es como el sol platónico e ilumina nuestras mentes. De este
modo, la búsqueda en el interior del ser humano encuentra por las
verdades eternas algo que trasciende al alma hacia Dios.
Como Platón, se pregunta San Agustín: ¿cómo puedo yo juzgar que esa
cosa es bella si no tengo un conocimiento de la belleza en sí misma? Las
sensaciones son privadas, individuales (lo que a uno le parece frío, a otro
le parece caliente) pero las verdades universales son comunes a todos,
han de existir. Platón las colocaba en el mundo de las Ideas, San Agustín
como pensamientos de Dios que están en la mente divina. Pero ¿cómo las
puede conocer el hombre? o ¿cómo alcanzamos un conocimiento de
verdades que son necesarias, inmutables y eternas?
No podemos conocer la verdad inmutable a menos que esté iluminada
como por un sol, ese sol es Dios. La luz que ilumina la mente humana
procede de Dios.
La mente humana, mutable, no puede captar la verdad inmutable, que es
superior a nuestra mente. Necesitamos la iluminación divina para poder
captar lo que trasciende nuestra mente. Estas verdades no pueden ser
captadas por los sentidos; hay que buscarlas en el interior del espíritu.
Si Dios es la verdad y el conocimiento humano es posible por la
iluminación divina, se comprende que para San Agustín no haya colisión
entre fe y razón, sino perfecta armonía, y la razón puede asistir a la fe:
comprende para creer, cree para comprender. La fe no se opone a la
razón como algo irracional, la fe orienta e ilumina a la razón, y esta a su
vez aclara los contenidos de la fe. Ahora bien, la razón debe seguir a la fe,
he aquí de nuevo, la filosofía como servidora de la fe.
Comentario personal
Todo tiene un proceder y para San Agustín, todo procede de Dios. Si
quiero saber cómo fue construida mi casa ¿A quién le pregunto? Al
arquitecto, no puedo fiarme de mi percepción, así mismo, Dios como
creador, es la primera consulta para el conocimiento humano.