teshentala: la educaciÓn yurucarÉ en la prÁctica...

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACION DEPARTAMENTO DE POST GRADO PROGRAMA DE EDUCACION INTERCULTURAL BILINGÜE PARA LOS PAISES ANDINOS PROEIB Andes TESHENTALA: LA EDUCACIÓN YURUCARÉ EN LA PRÁCTICA CULTURAL DE LA CAZA Arminda Justina Sánchez Camacho Tesis presentada a la Universidad Mayor de San Simón, en cumplimiento parcial de los requisitos para la obtención del título de Magister en Educación Intercultural Bilingüe con la Mención Planificación y Gestión Asesor de tesis: Mgr. José Antonio Arrueta Cochabamba, Bolivia 2005

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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMON FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACION

DEPARTAMENTO DE POST GRADO

PROGRAMA DE EDUCACION INTERCULTURAL BILINGÜE PARA LOS PAISES ANDINOS

PROEIB Andes

TESHENTALA: LA EDUCACIÓN YURUCARÉ EN LA

PRÁCTICA CULTURAL DE LA CAZA

Arminda Justina Sánchez Camacho

Tesis presentada a la Universidad Mayor de San Simón, en cumplimiento parcial de los requisitos para la obtención

del título de Magister en Educación Intercultural Bilingüe con la Mención Planificación y Gestión

Asesor de tesis: Mgr. José Antonio Arrueta

Cochabamba, Bolivia

2005

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La presente tesis TESHENTALA: LA EDUCACIÓN YURUCARÉ EN LA PRÁCTICA CULTURAL DE LA CAZA fue aprobada el ............................................

Asesor Tribunal

Tribunal Tribunal Jefe del Departamento de Post-Grado Decano

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In memoriam: A los antiguos:

Marcelo Herbas Orozco Pëpë y Adula de la familia Herbas Orozco Victoria Roca Suárez Mëmë de la gran familia Roca Vilche. Ismael Herbas Pëpë de la familia Herbas

Que su Recuerdo avive el Fuego de la Memoria

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Dedicatoria: Al abuelo Tirri y a los Dueños del monte y de todo lo existente en él: Los yurujjreu. A las niñas y niños yurujjreu presentes y por nacer. Para que sigan gozando del azul del cielo, la caza familiar en el monte, la pesca, las visitas, los viajes por río, los chapapeaos, la chicha de yuca, el amor de sus padres y la enseñanza de los Dueños del monte y de los animales. Para que nunca desparezca la felicidad de Ser y vivir como Yurujjre.

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Agradecimientos

A Fortunato Guzmán yurucaré del CONIYURA y Secretario de salud de la CIDOB

(2002) por el respaldo y recomendación a las organizaciones y autoridades indígenas

yurucares de Cochabamba.

A Don Ángel Javivi presidente de la CPITCO gestión (2002-2003) a Iván Égido y Julio

Tagle técnicos de la CPITCO por sus aportes teóricos y reflexiones personales.

A la Asamblea Yuqui-Yuracaré del Plan de Manejo Yagua – Samu, quiénes aprobaron

la propuesta de investigación, autorizaron y definieron el lugar de la misma.

A Don Severino Parada Herbas Cacique Mayor del CIRI quién creo las condiciones

para que ingresara a territorio indígena CIRI y a la comunidad de Tres Islas.

A Jhony Herbas Tamayo Cacique Comunal por su apoyo y recomendaciones durante

el tiempo de investigación, a Zulma Vásquez su esposa y a sus pequeños hijos David,

Jhony y “peloncito”, “objeto” de mis prolongadas observaciones.

Mi más grande agradecimiento a la Familia Rodríguez Herbas. Alejandrina Herbas O.

y su esposo Sergio Rodríguez, a los niños “Tico” (Alfredo), “Chunta” (Asunta), “tenol”

Sergito, con quiénes viví, viaje, compartí diferentes momentos y fui considerada como

parte de la familia. A Ronald y Ademar Parada hijos mayores de doña Alejandrina

Herbas a todos ellos por su amistad, comprensión y confianza.

A Don Marcelino Herbas Orozco (+) por sus consejos, su amistad y Bella Borda su

esposa por su humildad y afecto hacia mí.

A Prudencia Vilche “negra” y su esposo Norland “loco” sus hijos: mona, mushi,

Robertito, Saida y Melina por su amistad y afecto.

A la familia Soria: Esther, Ayly, y Rosa Chao, quiénes me hicieron sentir en casa, me

brindaron su apoyo en el transporte por el río e hicieron llevadera mis caminatas con

sus actitudes amables y sus atenciones.

A la familia Fernández: a Don Ernesto Fernández y sus hijos Freddy, Laida, Alicia,

Milka, A María Rodríguez y sus hijas Rita, Emerita, Carlos por su amistad y confianza.

A don “Chingo” e Israel (su hermano) por su apoyo en el transporte.

A la gran familia Vilche del Isiboro Sécure: A Victoria Roca Suárez (+) la más tierna y

hermosa anciana yurucaré con quién compartí momentos familiares de la vida

yurucaré y su experiencia personal. A “arico” y Jorge sus hijos, por su acogida en la

casa, sus largas conversaciones, momentos de comer y tomar chicha de yuca.

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A Asterio Parada y su esposa Rosaria Herbas O. mis compadres, por su apoyo y a los

momentos más felices de compartir y ser parte de la familia yurucaré.

A Claudina y Arminda Parada por su amistad y hermandad.

A Teyo Herbas y su esposa Noemí Copagira por su apoyo en alimentación y

transporte y por la gran hermandad que cultivamos.

A todos los niños en especial a Jaky Herbas la niña que me acompaño en las noches,

a “Chonta”, “Mushi”, “shantojlo”, “Mona”, “Tico”, Sergito, Israel “kuni”, Jossué, con

quiénes compartimos, conversamos, dibujamos y jugamos especialmente al fútbol.

A las familias de Hugo Cabrera, su esposa Salustiana e hijos (especialmente Irsa y

Marioly), Carlos Urapuca su esposa Erika e hijos, a mi comadre Margarita Herbas y su

esposo mi compadre Marcial, a Ayda Herbas y sus hijos especialmente Pablo Paz.

A Daniel Chávez y su esposa Edith Ballivián por su apoyo en la elaboración en idioma

yurucaré, y en todo lo referido al manejo del idioma sus aportes al resultado final de

este trabajo son invalorables.

A todos y cada uno de los pescadores del río Ichilo en cierta forma anónimos, quienes

me transportaron en sus pontones sin cobrarme un solo centavo río arriba o río abajo,

sin ellos la investigación simplemente hubiera sido imposible dado los elevados costos

de transporte. Al pontón “Chapare export” o “Berlín” medio de transporte de muchos

yurucarés e indígenas y cuyos empleados “collitas” apoyaron a mi traslado a Tres Islas

quién sabe sin saberlo, gracias a todos ellos.

A mis docentes del PROEIB Andes: Pamela Calla, Pedro Plaza, Fernando Prada,

Gustavo Gottret, José Antonio Arrueta, Inge Sichra por compartir sus conocimientos y

valiosas experiencias. En especial a Carmen López cuyo apoyo y motivación en la

fase inicial de la investigación fueron determinantes.

A José Antonio Arrieta mi tutor por sus reflexiones y valiosas orientaciones

conceptuales y metodológicas.

A mis compañer@s y amig@s de la segunda y tercera promoción del PROEIB Andes,

compartir visiones, experiencias y reflexiones fue la mejor familia de socialización de

conocimientos y aprendizajes.

A mi principal apoyo sin cuya confianza y aval no estaría en el PROEIB Andes al Dr

Ph.D. Gonzalo Alfaro Renus Director de VOSERDEM.

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Al Dr.Ph.D. Steven Romanoff Director Internacional de USAID Bolivia (2003) por sus

orientaciones metodológicas, consejos prácticas y aspectos a considerar en la

investigación etnográfica con pueblos indígenas amazónicos.

Sin embargo, nada de esto hubiera sido posible sin las oportunidades de formación en

EIB creadas en el ámbito nacional. Mi mayor agradecimiento al Dr. Luis Enrique López

por su amor y compromiso con la causa indígena.

Un particular agradecimiento a la Dra. Inge Sichra cuyo aliento, motivación, impulso

fueron la fuerza, la energía, que alimentó las jornadas de elaboración de esta tesis.

A Sarela Paz, su experiencia personal en el tema, sus reflexiones personales, críticas

y orientaciones teóricas fueron altamente valiosas para la coherencia del presente

documento.

A mi familia: mi abuelito Santiago Camacho fuente de inspiración de muchas de mis

acciones, mi mamá Julia y mi tía Flora, mi papá y mis hermanas por proteger, cuidar y

velar a mis hijos -Santiago, Camila Matilda, Mariana Alejandra- en mis largas y

prolongadas ausencias y por sobre todo a mi esposo, amigo y compañero J. Félix Arce

M.

Finalmente y lo más importante al abuelo Tirri, y a los Dueños del agua, de los

animales, del tigre, de la víbora y los árboles, por su cobijo y enseñanzas en mis

largas caminatas acompañadas y solitarias, por darme un soplo suficiencia de

fortaleza y valor, por la paciencia y el silencio que cultivaron en mi, por dejarme

escuchar su voz, la sabiduría del silencio, la paciente espera, y porque nunca me pasó

un percance del cuál me lamentara o sufriera, más por el contrario me hicieron sentir

en Casa, protegida, cómoda y feliz.

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vi

Resumen

La investigación describe los procesos educativos en la práctica sociocultural de la

cacería desde la perspectiva indígena amazónica yurucaré. El concepto de educación

desarrollado en esta investigación parte de comprender la educación como práctica

social y relacional que le permite al Pueblo Indígena Yurucaré producir, reproducir,

apropiarse y recrearse constantemente.

El objetivo de la investigación fue sistematizar elementos de la educación yurucaré a

partir de la práctica sociocultural de la caza. Con este propósito la investigación hace

énfasis en la descripción etnográfica de los conocimientos, valores, habilidades,

destrezas, costumbres, sistema de creencias, normas y reglas transmitidas por la

familia yurucaré a las nuevas generaciones en su relación constitutiva y significativa

con el monte o territorio.

La temática está inscrita en el marco de la Reforma Educativa y la Educación

Intercultural Bilingüe buscando que la educación escolar desarrollada en territorios

indígenas ergo: yurucaré, además de construir el concepto de nacionalidad boliviana

construya la condición de yurucarés bolivianos.

Con este trabajo se pretende contribuir a la reflexión curricular de la Reforma

Educativa boliviana desde el horizonte cultural propio yurucaré y el de una de sus

facetas: la condición de sociedad recolectora y cazadora.

El estudio de características etnográficas, se realizó en la comunidad yurucaré de Tres

Islas de la TCO Yuqui-CIRI municipio de Chimoré, Cochabamba-Bolivia. La misma fue

apoyada por la máxima organización indígena CIDOB (gestión 2002) y la organización

indígena regional CPITCO (Gestión 2002).

Se utiliza la expresión “yurucaré” comúnmente usado por los adultos en la comunidad

de Tres Islas como expresión legítima de ellos y como recurso pedagógico para llamar

la atención sobre el origen y significado de la expresión castellana “yuracaré”.

Las palabras claves son: Educación - Indígena – Caza – Familia - Territorio.

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Resumen en lengua yurucaré

ANUTA SHUNÑEJTI YURUJRE ASEHUEJSHA

Iyepentu Amashijtitila yurujare

1. Abësëya cailejti sehueñu

Avisiutina dechetaya abësë abësë cailejti amashcuta cushiniti atontola, atata bëjtaya

dulantajti atonte. Nish caile dulati bëjtaya atataja candulajti, atomte.

Atomte candulati atata cundyeteya majayashijti atiba talipau, coyoshou, lajlajlau, atiba

chajmu atiba majyashiya caile bobojti latiji lëtëmëibëshë dujnë.

Atata dujnëtebeti lachuta caladëhuijti asehue, lachamatijsha abashti mujushiti, abaja

dulajti tometeñu, latidulaya cajanbushajti adalta ajanai inñunishiti. Atata ajuimalamatajti

latishticuta pënchi. Shunñeya lëtëmëtebeshtatila aëtëjñu. Matata bëjtaya latijshcuta

dulajtiu nëinëtë lachuta mandyërërëjtiu sehueu.

Latijsha abisiu apaao huihuiuti abësëya dulajtiu masibñu mapojore cuta, lati mansati

attimuja masibeñui litütüu atimuja mapojorei litütüu chajtiu, achuta inbëtëya masibëi

litütüpsheja, anënëjti, mapojorei abësëpheuja ajuyanijtiu, achuta abesejtiu sehueu.

Sehueuja nish masibejti litütüjtiu dechetaya. Matatau mammeu libaliuchi maaptautina

dechetaya atimuja matometeu, mubësëu, atimuja machipchiu mubësëu chajtiu. Achuta

inbëtëjtiu sehueu manmeu masahuatai muyudaya limaetati.

Nish matatajti bejtaya mailejtiu sehueu nëinëtë ma aptau cusati mabiciu, mabëjtaya

lachuta cürüs dulajtiu sehueu.

Sehuennuja masehuejsha itibajtiu sisirru irishqui ishete matatau lëtëmëjsha

mamamhuihuiuti. Lachuta mantibaya maile mannepejtiu lëtëmibësheu.

Shehuenñuja lëpsha año catütüya bëstëjti cuimalujti. Lachuta abësë abësë caile dulajti

latiji candala asibëñu atomte letamash nish cuyudatisha, lachuta candala dulaya lij

lishudyejti latiji sehueñu.

Mimanchijsha abësëya ujhuacham huoure lëttamash nish amashmetishta, mipiiu,

miyeeutisha nish mijhuashtu. Mammui sehueuja a nacai beeya neinete dulajtiu.

Samachi baliya aushpeu, chama abashtishcuta inbëtëu, chama cunmëu matajtashcuta

inbëtëu chajtiu sehueu lëpsha año catütüya.

2. Tëilishtanaja amashcuta malaniti lëtëmëchi

Cheti año catütüija tëile dalajti titomte. Latisha cumalajti lacha titata, cuijatala cudauchi

sehueja cumalajti atata.

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Armadilla libushanishtati, cumalaitisha pojorei lijantütüjti. Ajuculëchi batati cumalajti

aëtëjñu. Atataja ajuculëi decheti yoppore curato cajamalajti amashtu, atata yoppore

camboboti asehueja candayujti.

Sehueja 6 año catütüya caile calaushëjti latiji amumui bichu lëtëmëibëshë, iyepejti

shuye, sisiru, yopore caile calaushe chajti latiji. Atataja candyujajti amumui amashcuta

ashëtimaj tiutila bichu lëtëmëbëshëu.

Achaya candala caile huinanicha cuyata asehue atataja camalajti lëtëmëchi latisha

cudauchi camalaya ashcutajti consono ujta huinanicham achaya nish mimëtacha

huoure cutajti latisha candyajujti lacha, cudahuai huinaniya pojorei ujachan lacha

mocho achaya nish limipërujpëcha cutajti. Lijapërujtati caile catebejti latiji sehue.

Aëtëjñu apënëte caile candala malati lëtëmechi candyujujti, lishetaya lëtëmei ujachau

puini amajsha otoya anchi yupajtilila cutajti aëtëjñu.

Cheti año catütüya caile candala ajuya lëtëmëchi mala chajti lacha matisha nish malajti

huijhuilëchi asibësha.

3. Tëilë malajti lëtëmëchi tindala

Tibanti año catütüya tëilë cushijti salonla. Lacha matijsha nis itëlejtilacha tionda,

tiondala ashai batanitijsha turumajti boloshtushu, tüjüsala madulajti tibolau tisurmayui

madayujti tibolaa.

Lëtëmëchi tindala malaya mabobojti tisalonla yuticheu, caratu, sisiru cuta. Tëlëhuilati

huejshe lidecheya tënbiu matantiu macheti, cushushaya bobojti lacha. Lati boboya

cundyete camalojti tisibëchi. Attadii lëtëmëchi bataya camalajti tichoo abonto.

Lëtëmëchi baliya ti choo abontotina mabobotijti yoppore shuyeu cuta. Lachuta

lëtëmëchi tindala malai sahuatai tïjuculëi chaya bëbëjti latiji sahuata atachi. Lachuta

huinaniya musahuatajti latiji carai ipodejpoj bëshë. Lachuta huilë sahuataya malajtilatiji

cuartelchi 15 año catütüya cuartelsha ottoya.

Asibëchi huitaya abashtijti latiji, nish achantaya cahuitajti caraijye abashtini. Lachuta

huilë sahuata huinaniti atatauja nish amashcutajtiu latiji abashtishtati. Lachuta

abashtiya, abashtitina asibëchi huitaya, latija bëbëjti dujnë amumui abisiu matebeni.

4. Yijñuja caile malajtilacha lëtëmechi

Yijñuja 8 año catütüya cumalajti lëtëmëchi atata. Atata camanboboti sisirru yoppore

ayijñuja camandayujti adujnëu. Aëtejnu camlajtilacha, lachamatijsha aëtëjñujti

candyujujti amumui düjnë boboshtaya. Anuta bobochan shuye cutajti aëtëjñu.

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ix

Ayijñu camlatijsha nish candyuyujti amashcuta boboniti dujnë asipchi huitaya adyama

atomte casetati cudyojlojti atata, nish mëë mitëbë tometë cutajti ayijñu. Nish atata

adyamatina cudyojlojti attima abisiuja cudyojlojtiu lacha bëjtaya. Caile ajuya, cailë

samma catebë chajti lacha, asijtau mamütaya manënëjti candala, cusuti amemejja

camamnënëjti, matata sahuatati ayijñuja ajuyaya mahuihuijtiu petcheu masibëchi.

Teshentala balitu lëshie semanala tammui. Litesheshtatuchi huihuiya dulatijti tateshe,

lati tateshe tansati titata lëtëmëchi batauti mumalajti lacha. Mumalaitisha nish itonte

nish isalon mumlajti. Lëmmui dujnëjtiu madayushtitila mumalajti sëë.

Lanuta tisehuejsha titata cuinaniya tëilejti lacha amashcuta bobojtiutila dujnë. Latijsha

tëile malaushëjti lacha tolombeu. Titata attachi malati timemetina litütüya malajti

lëtëmechi, titibau chajmu manlaya dechejti yoppore shuyasha cuta latiu timunbaliuti

mamambobojti.

Lachuta titata tëdyojlotisha nish calaushe, lachuta cütütüj tëilejti amashcuta cushiniti

tometela. Caile ajuya, cailë samma catebë chajti lacha, asijtau mamütaya manënëjti

candala, cusuti amemejja camamnënëjti, matata sahuatati ayijñuja ajuyaya

mahuihuijtiu pepcheu masibëchi.

5. Dujnë boboya nish dëhuitijti

Shunñe lëtëmëchi malaya emme cahuitati tuhuaja mamcayatijti tineshu tichoo latijsha

atimau tibisiu. Shuñe dujnë ñuñujlë boboti nish mancayatijti tabisiu, huejshe cusuti

huenche boboti shuñe mancayatijti tabisiu shuñe emme boboti nish mamcayati dëhui

tutajtiu, nish achantaya attadia yaru tamannësëjtiu tutuma matatai.

Shunñe emme boboti tabisiuja litajhuanijtiu tasibëchi achaya tamcayachau emme taya

talayupatajtiu, nish achanta masehue bachejtiu.

Tabisi tandëhuiti nish cancayatijti lacha shunñe emme bobotisha. Tabisijtiuja mamcaya

tijti nish achantaya atasha taapta talayupatati cancayatijti lacha ñuñujlë achaya attadii

tancayacha cutaya cancayatijti.

Shunñe lëshcapëni dujnë boboti asalonla nish achantaya atontela oshpe cayashiti nish

mancayatijti tabisiu, bëjtan atima tabisiuja nish consono ujaya calayeëjtiu maosheu,

atila shuñe lëshcapeni boboti dujne caujtatijti.

6. Lëtëmë ayurujre latisha dujnë ayurujre

Shunñeja lëtëmëchi malaya nish yancala bobojti dujnë tütüjti lacha létëmë ayurujre.

Dujnëuja iyurujrejtiu lacha, idojdolë mabobouti limashechejti lëtëmëi cusuti mancütajti,

achamati tëjtëshamaja nish bachejti abba idojdolë.

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x

Lëtëmëchi balia nish malibajti boboniti dujnë naa maushpëtë litütüti. Cani huitati bobo

ibajtiu, dujnë, apenne aushpëtëi lideleti nish bobo ibajtiu, atii bobouti malijorejti ayurujre

latijsha attoya malati boboibajtiulacha.

Tolombeu madecheya nish mabobojti bemeu, mabobojtiu macha tatëbeni. Tolombeuja

iyurujrejti, matata lihuitajti, ati bejtaya nish bobojtiu mamui yurujreu ati, bobouti

malijorejti cusuti mansiyajtiya.

Atila nish ibajti mañu ñuñujulëti boboshtaya yancala dujnë cubësëuti, masehueja

caladechejti, cusuti dyulujtajti.

Tejñuja chichite año cajsha cailejti latiji dujneu mayurujre, ameme atatajja candyujujti.

Latijsha sehueja shuñeya lëtëmëchi malaya consono huinanijti.

7. Shij shinamajsha tuhua taelela

Shinama yurujreuja cundyete tütüjtiu, cani huihuiuti collau. Dujnëu petchetisha bëmëjtiu

shinama.

Collauja huihuiuja taelechi yupatauja ijuculëuja cujajti yupapau, matata ijuculë

pecheutisha mampëlëu, dujnëutisha manpëlë mabendeu, cumëutisha mabendejtiu

yupataya nish ujajtiu atiu.

Lëtëmë bëjtaucha amumui manpëlë ijuculëjtiu collau, naa nish mapënëtë tütüjtiutila,

nish colonojti achajti ipodejpoj bësheja huitajti lacha taelechi.

Yurujreuja shij shinama tütüuya sacabai atijtiya shinama mapueblo yurujreu, atijsha

mabacheuya colonouja tappeshamu. Caidema ijashumash aticachi tabacheu tishile.

Lachamatijsha majusubela yupataniuti taelechi. Gobierno tanquiatisha taele nish

tanrespetantubëla, lachamatisha nish manlelesh tatunaja tajtapenete, ati taeleja

tasehueu matebeshta.

Shij shinamacasha yurujreja itoyojtila lëtëmë, ijuculetisha nish matata ijucule nish

bende chajti. Dujnë cusuti maboboya nish mabendejti, mabobojti achata tebeni cusuti

abisiu matebeni.

Atila tütübela yurujreu maele, cummëu tütüu, bujnëu pepcheu tütüu chamabela

machatani. Tajuculëtëi tabalatala huihuijtiu dujnëu cusuti ati limantütüya mabobotijti

dujnëu. Yurujreuja nish lëtaiti bëbëjtiu dujnë adtachi adtachi balijtiu teshentala, nish

shuñejtija malajti lëtëmëchi, cusuti teshentala malajti amumui abisiutina asehueutina.

Teshentala balia nish balijtiu lëtta puinila, cusuti balijtiu lëtta semana. Majusuti balijtiu

huilëchi dujnë tütüchi. Majusuti mabisi lijhuanish balijtiu teshentala, dechetaya

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xi

cuibalijtiu amti puini baliniuti teshentala, ati majmailejtiu sehueu amashcuta baliya

boboniti dujnë.

Attachi baliya cütütüya mailejti atta besheë mabisiu cusuti shilata, cusuti majulucujti,

mabai, matëjtëi.

8.- Shijshinamacashbache canleletubela Tata Tirri

Tirrijtiya shinama tappeshamu ma Dios ati canlelejtiuya shinama, peshe tabisiuja

canlelejtiubela, atija tasehuehuëya tuhua yurujretu.

Tishile canlelejtiu bëla Tirri tuhuaja amalatu ulejsha atija tatataya, atiuja tütüjtiuya

letëmëchi, atiuja dulauya letëme, dujnëu amumui lëtëmëi tütupshe.

Pëpëshamuja mandyujujtiu maleleu, masehueu shinama aenseya, cusuti dechetaya

mabisiutina. Tishilecashbache tütüubëla mailej bëshëu atiuja mandyujujtiubëla

masehueu dechetaya masibei.

Nish yancola mamdujutiu ana tappeshamu mahuinanishama, yeejtija mandyujujti

asehueu candala numma, cusuti abisiu dechetaya mandyujujti aenseya, pëpëu tejteu.

Tütüjtiu peshe sehueu mamcucujti cuento, ati mancucujbëshë sehueu dechetaya

bëbëjtiu sunñe cusuti yee cailejbëshe achaya tandyujucha cutaya.

9. Shunñe abashtijbeshe

Shunñeja abashtiya candala dulajti asibë ati litütüuti abashtitina. Abashtiya shunñeja

emme bëbë, ajuyani, sahuata chajti. Abashtija asehueu mauja mannënë chajti abba

sahuatala malata. Shunñeja caj cancucush bëbëjti dujnë cancucush ajuya chajti.

Tappëshamu lachuta dujnëtebeutila, lachuta dujnëtebeubela attimu tabisiu.

Shunñeja ajuyanishtaya camlajti lacha asalon, achaya dujnë calaushëya caimalajti. Lati

caimalaya yopporejti lidecheya bobojti, asibëchi cahuitaya nish aemejti chejti,

ahueshshuta camijti, consono cantoyojti achaya huoure mëtati atila adyajujti.

Nish adujnë tebejti asalon, ati asalonla bobojti atumi caimalati, atila mantoyojti asehueu

abashti atibau cuta.

Nish mammui isalontiu, pesheuja tometeu cainanijtiu lëtëmëchi batishtaya, latijsha

attimuja perestajtiu salon lëtëmëchi batishtaya, tibisi asalon camalaya lëtëmëchi, dujnë

boboya campishojpijti amujumujui. Lëtëmëchi dujnë bëbështaya lëjlëi camlajti amashtu

ajuchilu asalon cuta, latisha numma bëbështaya dujnë cabalijtiu amashtu ajuchilu

alinterna asalon cuta.

Dujnë bëbështaya lëtta puini balijti cusuti lëtta semanala, dujnë bëbështaya nish ujatijti

amashtaba acheuteba yancala puini balitijti. Shinama bëjbëmëu dujnëu cani huihuiuti

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xii

carai ipodejpojbëshe, latiuja mabobojti, lachamatijsha majinau malamtatila huil lechi

baliunaja dujnëu. Amumüi lëtëmëi tütüjti dujnë latijsha amumui cudahuai tütüjti

petcheu.

Anuta mabobotijti dujnëu:

Cummëla dulatijti tarampa yoporetebe

Shopshoj tarampala bobotijti lacha rinchu yoppore

Tarampaj salonla bobotijti amumui dujnë

Tarampaj tometela bobotijti yoppore

Cuculëi cucculëtëi tütüjti yopore shuyasha, sisiru

Lëtëmëi tütüjti huejshe, huenche, yoppore, shuiye, yutiche, sisiru

Abüsüjtai cusuti cudahuai tütüjti pepcheu yanore dyalala tushu enñe sijta attimu

petcheu

Püüla tütüjti ishete shuyasha

Bannutai tütüjtiu tosoro dajni tumushi pochobola, sarapu.

Loscoi tütüjtiu tumushi dajni pasuji ol-lo.

Sammala tütüjtiu ayajtila, muturu, lipilpi, enñe.

Salonla bobotijti amumui dujnë latijsha tometeula bobotijti lacha

Ma ushpëtëi limantünia nish boboti ibajti dujnë inelei aushpëtëi lisëti

Abashti oshpe iñumati tolombeu madecheya nish rebebëya ibajti, calijorejti

asehue

Amumui dujnëu mabobotijti tachatatebeni

Shunñe dujnë camboboti abashti yeeja uja ibajti anënë, nish calayee ibajti

ahosheu

Nish calashojto ibajti samu, calashojtoya calitatta baliuti mumlaya machejti.

Anajajti tatomete

Tamümta

Toñola bobotijti samu, huenche, huejshe, tolombe

Cujala bobotijti shuye sisiru

Turumala bobotijti sirimñu

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xiii

Huetela bobotijti enñe tosoro, ishpaña, pasuji

Possela bobotijti sirimñu

Tatomete dulashtaya bëbëtijti: Tëmbi, chënche, yaniya, poshpoto, shishi, tëpëche,

tulushi, bëë cuta.

Amumui anala dulatijti tatomete.

10. Amumui anaja mailejti lëtëmëchi batishtaya

I. Lëtëmëchi bataya cancajti amashtu ajuchilu, asalon cuhuejti lacha, lati

amumui cuhueya abalau mapuya malajti lëtëmechi, cusuti atimuja cabalijtiu

masurmayu.

II. Shunñe lëtëmë tebeja caile huinani ibajti lëtëmëi achaya nish lishetajti

III. Caile calaushe ibajti amumui dujnë, ati calausheya bobojti dujnë latisha

caile calachië ibajti tëtëj dujnë malatila, latijsha calaushe

IV. Nish shojto huinani ibajti lëtëmëi

V. Camishe huinani ibajti lëtëmëi

VI. Consono huinani ibajti lëtëmëi achiya nëinëtetisha nish amasmutajti,

consono ujaibajtiu huoure samu, tujruncu cuta, atija mametaya mansiyajti

VII. Dujnë lijantüniya numannumaii madula ibajti achappau ashaai lëtëmëi

lijantütüshtaya nish mandyerërëibajtiu dujnëja malausheya malajti.

VIII. Caile libusha ibajti armadilla salonla, caile dula ibajti trampa cummeula,

caile dula, ibajti trampaj tomete.

IX. Caile lijuilele ibajti lacha amumui dujnë, ati lijuileleti dujnëja calausheya

caimalajti bobojti.

X. Dujnë boboya caile shübüjtaya iba atehuei, latisha caile lidayu iba dujnë

XI. Caile danda ibajti cummëla, achaya atumi caimalati curata caladandaya

calapuchujti atumi.

XII. Imejmesh caile cushiibajti salomla achaya nish idojojti dujnë, lachuta caile

cushi ibajti lacha tometela, achaya nish idojojti petche, cusuti dujnë.

XIII. Dujnë boboya salonla, cusuti tometela nish calaye ibajti dujnë lati calayeuti

nish bobojti yancola dujnë

XIV. Caile catebe ibajti lacha samma achiya yancala huinaniya pojorei

lijaperujtati nish camlajti samma.

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xiv

XV. Caile camërumë caile capita ibajti pojorei, latijsha caile dula ibajti apojre.

11. Consejo CIRI latisha comunidad Tres Islas dulatu ana teremtë

Amumui ana teremtë lidulatijtiti, dulatu tabisiu 3 islai tütüjbëshëutina, ana comunidadja

tütüu Consejo CIRI.

Ana CIIRIJA tütü TCO YUQUI-CIRI.

Yurujreuja de la TCO YUQUI-CIRI tütüu Nor Este del departamento de Cochabamba.

Consejo CIRI tütüu yurujre Trinitario, movima, cuta.

Lëtta Lic. Arminda Sánchez malaja mütütüja dula ana teremtë, amashcuta shuñejtila

yurujre.

Leshcapeni yupash taja mudyerërë CIDOB-CPITCO latijsha Consejo CIRI, latishbache

atiuja canquiyau letta teremtëtë, atila malaja sahuata.

Ana Lic. Arminda Sánchez malaja cütütü tabisi Alejandrina Herbas, lati cütütüja

musahuata attimu tabisiu.

Ana Lic. Arminda Sánchez mütütü huij huile 8 shuhui limütütü latti, lachamatijsha lihui

añoti campelë dula. Lachamatijsha yurujreutija musahuata, emejmesh cailemtaja mala

CONIYURA-CONISSUR-CIRI.

12. Yurujreu nish mamcucujbeshe

a. Profesorja interino

b. Profesorja quechua latisha aimara

c. Nish iyepeu tabuibu, amashcuta tütütutila, profesorja latijsha peshe buitau,

attima genteu tütüpshe puebloi

d. Mammui buitau nish maile amchi tütütutila.

e. Lëmmui Tropico cochabambajti iyepeu, atila yurujreutisha cujatebeu

tutajtiucajatebeu tatajti.

f. CEAMJA mandyuju peshe tabisiu técnico indígena lachamatijsha lettujutajtija

mandyuju, lachamatijsha bajbannabëla.

g. Amumui libru tambachejtiti Reforma Educativa quechuala, aymarala,

castellanola.

h. Atta escuelachi mandyujujti profesorja quechuala aimarala, castellanola.

i. Tuhua tabuibu nish iyepeu carai

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xv

13. Tuhua yurujretu tajusulacha caraishcuta inbetentuti

I. Yurujreja profesor latisha normalistau

II. Tajusu colejgio medio

III. Tajusu dulantuti amashiutila yurujre

IV. Tajusu teremtëntuti tabuibu

V. Tajusu taileniti mapa taeleibeshe

VI. Tajusu tandyujuniuti tabuibula

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Índice

Agradecimientos.......................................................................................................... iii Resumen....................................................................................................................... vi Resumen en lengua yurucaré.................................................................................... vii Índice .......................................................................................................................... xvi Abreviaturas y Siglas ................................................................................................ xix Introducción................................................................................................................ 21 CAPÍTULO I ................................................................................................................. 24 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA......................................................................... 24 1. Problema de investigación .................................................................................... 24 2. Objetivo general...................................................................................................... 41

2.1 Objetivos específicos .......................................................................................... 41 3. Justificación del problema .................................................................................... 41 CAPÍTULO II ................................................................................................................ 43 CARACTERÍSTICAS METODOLÓGICAS DEL ESTUDIO ......................................... 43 1. Tipo de investigación ............................................................................................. 43

1.1 Investigación cualitativa con características etnográficas................................... 43 2. Metodología utilizada ............................................................................................. 45

2.1 Unidad de análisis............................................................................................... 45 2.2 Observación........................................................................................................ 46

2.2.1 La descripción .............................................................................................. 49 2.3 La entrevista........................................................................................................ 50 2.4 Indagación documental ....................................................................................... 54 2.5 Técnica genealógica ........................................................................................... 55

3. Instrumentos........................................................................................................... 55 4. Medios auxiliares.................................................................................................... 57 5. Procedimiento de recolección............................................................................... 57

5.1 Organización, presentación y aceptación ........................................................... 57 5.2 Fase trabajo de campo ....................................................................................... 58

6. Consideraciones éticas.......................................................................................... 64 CAPÍTULO III ............................................................................................................... 66 FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA .................................................................................. 66 1. La educación indígena........................................................................................... 66 2. Los fines de la educación indígena ...................................................................... 70 3. Conocimiento indígena .......................................................................................... 72 4. La educación escolar ............................................................................................. 73

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5. La práctica cultural de la caza en la amazonía .................................................... 78 6. Interculturalidad: Hacia una geopolítica del saber.............................................. 80 7. La cultura: Lo propio y lo ajeno y la teoría del control cultural ......................... 83 CAPÍTULO IV............................................................................................................... 86 MARCO CONTEXTUAL............................................................................................... 86 I. El Pueblo Indígena Yurucaré .................................................................................. 86 1. Ubicación................................................................................................................. 86 2. La historia y los procesos de cambio de la sociedad yurucaré......................... 87

2.1 Contactos tempranos entre la sociedad andina y los yurucaré .......................... 87 2.2 Las primeras experiencias misionales y de colonización de los yurucaré .......... 87 2.3 “Las tierras baldías”, la educación indigenal yurucaré y Nuevas Tribus ............. 90 2.4 La Colonización y el desmebramiento territorial yurucaré .................................. 94

3. La organización indígena y el derecho al territorio........................................... 100 4. La lengua Yurucaré, Yurujjure o Yurujjre........................................................... 102 II. Características de la comunidad de Tres islas.................................................. 103 1. Tierra Comunitaria de Origen (TCO) YUQUI –CIRI ............................................ 103 2. Tres Islas y Tres Historias de vida...................................................................... 106 3. Algunas características socioculturales de los yurucarés de Tres Islas........ 109 4. La práctica cultural de la cacería ........................................................................ 116

4.1 La carne y la chicha: símbolos de la diferenciación de género......................... 116 4.2 Características de la cacería cultural en Tres Islas .......................................... 117 4.3 Escenarios de la cacería................................................................................... 125 4.4 Instrumentos de cacería.................................................................................... 126 4.5 Normas del cazador .......................................................................................... 126 4.6 Etnografía del arco y la flecha........................................................................... 127

CAPÍTULO V.............................................................................................................. 129 RESULTADOS........................................................................................................... 129 A. El Monte, la familia y la cacería cultural ............................................................ 129 1. Vamos a cazar - Teshentala................................................................................. 130 2. Paseo o visita familiar - Malayupata avisiu ........................................................ 131 3. Vámonos - Vaitu.................................................................................................... 133 4. El monte y la TCO: Tensiones entre la lógica yurucaré y carray..................... 136 B. Transmisión social del conocimiento en la práctica cultural de la caza ........ 140 1. Jugando aprendo................................................................................................. 140 2. Estoy aprendiendo para ir al monte.................................................................... 150 3. Ya sé ir solo al monte........................................................................................... 157 4. Conocimiento, habilidades y destrezas para la cacería ................................... 166

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C. Los conocimientos de la cacería: valores y normas familiares ...................... 169 1. Las mujeres también vamos al monte................................................................ 169 2. Cuando cazamos, no mezquinamos................................................................... 175 3. El monte y los animales tienen “su Dueño” ...................................................... 179 4. Nosotros creemos en Ulê y Tirri. ........................................................................ 183 CAPÍTULO VI ............................................................................................................. 190 CONCLUSIONES....................................................................................................... 190 CAPITULO VII ............................................................................................................ 196 PROPUESTA ............................................................................................................. 196 Bibliografía ................................................................................................................ 207 Anexos....................................................................................................................... 226

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xix

Abreviaturas y Siglas

APCOB

CEAM

CEPO´s

CEDES

CERES

CEP

CIDOB

CIDDEBENI

CINEP

CIRI

COSUDE

COICA

CONIYURA

CONISUR - TIPNIS

CPITCO

CIYSS

CIYRI

CIYU

CIRIS

CITSM

CIOP

CSUTCB

DAI-CONCADE

EMACO

EIB

GANPI

ILV

IWGIA

INS-EIB

IESE

INRA

INSPOC

Apoyo Para el Campesino-Indígena del Oriente Boliviano

Consejo Educativo Amazónico Multiétnico

Consejo Educativo de Pueblos Originarios

Centro de Desarrollo Social

Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social

Centro de Estudios de Población

Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia

Centro de Investigación del Desarrollo del Beni

Centro de Investigación y Educación Popular

Consejo Indígena Mayor del Río Ichilo

Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación

Confederación de Pueblos Indígenas de la Cuenca Amazónica

Consejo Indígena Yuracaré del Río Chapare

Consejo Indígena del Sur - Territorio Indígena y Parque Nacional

Isiboro Sécure

Coordinadora de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba

Consejo Indígena San Salvador

Consejo Indígena Río Ivirgarzama

Consejo Indígena Yuracaré Uriyuta

Consejo Indígena Sajta Yuracaré

Consejo Indígena San Marcos

Consejo Indígena Progreso

Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia

Development Alternatives, Inc. Consolidation of Alternative

Development Efforts

Empresa Maderera de Cochabamba

Educación Intercultural Bilingüe

Gran Asamblea Nacional de Pueblos Indígenas

Instituto Lingüístico de Verano

Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas

Instituto Nacional Superior de Educación Intercultural Bilingüe

Instituto de Estudios Sociales y Económicos

Instituto Nacional de Reforma Agraria

Instituto Normal Superior Politécnico para el Oriente y el Chaco

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xx

MACA

MENT

MES

MNR

MEC y D

OIT

PDDI´s

PATC

PIEB

PAEIB

PRAEDAC

PRODES

PROEIB-Andes

POA

PEI

RE

SEDUCA

SEDES

TIM

TCO´s

TIPNIS

SEDEGES

UMSS

TICH

TIM

TIS

TIWM

UGTI

USAID

VEIPS

VOSERDEM

Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios

Misión Evangélica Nuevas Tribus

Misión Evangélica Suiza

Movimiento Nacionalista Revolucionario

Ministerio de Educación Cultura y Deportes

Organización Internacional del Trabajo

Planes de Desarrollo de los Distritos Indígenas

Programa de Apoyo al Trópico de Cochabamba

Programa de Investigación Estratégica para Bolivia

Programa Amazónico de Educación Intercultural Bilingüe

Programa de Apoyo a la Estrategia de Desarrollo Alternativo en el

Chapare

Programa de Desarrollo

Programa de Educación Intercultural Bilingüe para los Países Andinos

Programa Operativo Anual

Proyecto Educativo Indígena

Reforma Educativa

Servicio Departamental de Educación

Servicio Departamental de Salud

Territorio Indígena Multiétnico

Tierras Comunitarias de Origen

Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure

Servicio Departamental de Gestión Social

Universidad Mayor de San Simón

Territorio Indígena Chimoré

Territorio Indígena Multiétnico

Territorio Indígena Sirionó

Territorio Indígena Weenhayek

Unidad de Gestión Territorial Indígena

United States Agency for International Development

Viceministerio de Educación, Inicial, Primaria y Secundaria

Voluntarios al Servicio de los Demás

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Introducción

Esta investigación se desarrolló en la comunidad de Tres Islas ubicada en la TCO

Yuqui-CIRI sobre el río Chimoré-Ichilo aproximadamente a 30 Km de Puerto Villarroel

Provincia Carrasco, municipio de Chimoré, departamento de Cochabamba. En el

ámbito organizativo la comunidad de Tres Islas es parte del Concejo Indígena Mayor

del Río Ichilo (CIRI), que forma parte de Coordinadora de Pueblos Indígenas del

Trópico de Cochabamba (CPITCO), máxima organización representativa de los

pueblos indígenas yurucaré, Yuqui y Trinitario de Cochabamba.

La historia colonial y los estudios realizados sobre los yurucarés, los ubican y

reconocen como población originaria y ancestral del “Trópico cochabambino”. En la

actualidad los yurucarés han sido reconocidos por la Ley 1715 o Ley INRA con la

titulación de dos Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y están en demanda y proceso

de titulación ocho de ellos. Si bien existen avances en materia de reconocimiento

territorial, resta por trabajar los derechos en el campo de la educación, que no han

sido atendidos al presente y no se han abordado especialmente en materia curricular.

Esta investigación se realizó en mérito a la Reforma Educativa boliviana y la

Educación Intercultural Bilingüe, las que junto a un marco jurídico y político de apoyo a

los pueblos indígenas y originarios, han creado condiciones para reflexionar sobre el

estado de la educación en Bolivia y contribuir a la construcción de una educación

boliviana representativa y legítima de su condición multicultural y multilingüe.

Este estudio se sitúa en el campo de la educación cultural o la educación propia. Tiene

como objetivo sistematizar elementos de la educación yurucaré de la práctica cultural

de la cacería en su dimensión relacional. A partir de un panorama etnográfico de la

práctica social de la caza, se identifica un conjunto de conocimientos, saberes,

creencias, normas y valores que son transmitidos por la Familia a las nuevas

generaciones.

Los elementos conceptuales base de este trabajo, parten por la caracterización de las

formas propias de educación que no necesariamente tienen que ser las de las

sociedades dominantes criollo mestizas de Occidente. Los sistemas de conocimientos

propios están construidos sobre los propios valores, la identidad, el modo de ser de las

sociedades indígenas y su sistema mítico religioso. En este sentido la cultura es

educación, la cultura es la “escuela”, la educación es práctica social. Al mismo tiempo

se hace una diferencia entre educación escolar y “otras educaciones” refiriéndose al

hecho de que cada sociedad tiene un sistema de educación cuyas finalidades están

dadas por su naturaleza sociocultural.

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Sobre la base de este marco conceptual, se describe y sistematiza el desarrollo de

capacidades, competencias, conocimientos, habilidades y valores en los niños de 0-15

años adquiridos con base en la práctica social y cultural de la caza. Subdividido en 3

etapas o períodos se muestra cómo desde la más temprana infancia, los niños y las

niñas van adquiriendo saberes, conocimientos en la interacción con la Familia Grande

y el Monte. Se describe también cuáles son las normas ético morales, los roles

sociales, la gestión del territorio y los sistemas de creencias vinculados a la práctica

social de la cacería como elementos constitutivos de la educación yurucaré.

Finalmente se plantea una propuesta de un currículo intercultural sobre la base de tres

dimensiones o componentes a considerar: el monte, la familia y las creencias. Se

realiza en cada caso una descripción de las problemáticas que las atinge y

posteriormente se especifica un conjunto de conocimientos propios yurucarés para la

construcción de un currículo intercultural sobre la base de las propuestas del Tronco

Común curricular nacional.

El enfoque investigativo fue cualitativo, de características etnográficas y desde una

lectura relacional, estructural. Las estrategias de recolección de datos fueron la

observación, la entrevista, las historias de vida, y la técnica genealógica. Se tomó

como unidad de análisis las relaciones e interrelaciones intra e Interfamiliares de la

familia Rodríguez Herbas en la comunidad, en la TCO y en otras TCO’s y territorios a

los que se desplazó en diferentes momentos. La investigación de campo se realizó por

el tiempo de 8 meses de manera discontinua entre los años 2002 (julio) hasta el año

2004.

Este documento contiene las siguientes partes:

Capítulo 1: Planteamiento del problema.- En él se hace referencia a la situación

educativa escolar en la Tierra Comunitario de Origen Yuqui-CIRI, los avances en la

implementación de la Reforma Educativa, las limitaciones emergentes, el énfasis de la

Reforma y el Consejo Educativo Amazónico Multiétnico en el componente de la

participación popular a través del fortalecimiento de las juntas escolares y la casi o

total desatención al componente curricular en particular los referidos a la realidad

sociocultural propia yurucaré, sus conocimientos y sus saberes. Se pone particular

énfasis a la práctica sociocultural de la cacería las percepciones yurucarés y no

yurucarés sobre su uso y el conjunto de valoraciones vinculadas en torno a la

concepción civilizado/bárbaro. A su vez da cuenta de la problemática territorial

indígena y las visiones y concepciones dominantes que se dan sobre ella y que

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contrastan con las visiones propias del pueblo indígena yurucaré. Finalmente

desemboca en una propuesta de objetivos de la investigación y su justificación.

Capítulo 2: Aspectos metodológicos.- Describe la metodología cualitativa y etnográfica

utilizada en la investigación. Hace referencias a cómo se utilizaron las técnicas de

investigación, las ventajas, desventajas, dificultades y logros de cada una de ellas

como técnicas de recolección de datos. Contiene un conjunto de reflexiones y

hallazgos sobre la experiencia etnográfica y el proceso de inserción en la comunidad y

la familia Rodríguez Herbas.

Capítulo 3: Fundamentación teórica.- Contiene conceptos de educación indígena, fines

de la educación indígena, conocimientos indígenas, la práctica cultural de la caza en la

amazonía y conceptos sobre interculturalidad y cultura. Plantea a su vez la necesaria

diferenciación entre educación escolar y “educaciones” haciendo referencia a que la

multiculturalidad entraña la existencia de sistemas educativos propios o procesos de

reproducción social del conocimiento de todas y cada una de sociedades

socioculturalmente diferentes.

Capítulo 4: Marco contextual.- Contiene una primera parte de contextualización donde

se hace una relación histórica del pueblo yurucaré desde la precolonia hasta los

tiempos actuales. Una segunda parte presenta información referencial de la TCO

Yuqui-CIRI y de la comunidad de Tres Islas. Un tercer aspecto referido a la práctica

social de la cacería, roles de género, escenarios de la cacería, normas del cazador y

etnografía del arco y la flecha.

Capítulo 5: Presentación de Resultados.- En este capítulo se desarrollan el concepto

de monte o territorio yurucaré, las instituciones culturales asociadas a ella y los

procesos de transmisión social del conocimiento en la cacería desde los 0 a los 15

años de vida de una persona (aprox.), así como las normas, valores y creencias

asociados a la práctica de la cacería.

Capítulo 6: Conclusiones.- Se mencionan un conjunto de conclusiones a partir de los

hallazgos y resultados, los objetivos de la investigación y el marco teórico planteado.

Capítulo 7: Propuesta.- Plantea las bases para la construcción de un currículo

intercultural yurucaré que tenga como componentes el territorio, la familia y las

creencias. En una primera parte se justifica la necesidad de un currículo intercultural, y

en una segunda parte se desarrolla los tres componentes partiendo de una

especificación de las problemáticas que las atingen para finalmente desembocar en un

conjunto de conocimientos propios a considerar en el diseño del currículo intercultural.

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2002. Josué y Juanito Parada Herbas. Tres Islas. Río, Chimore - Río Ichilo. “Estamos jugando con flechitas”.

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24

CAPÍTULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1. Problema de investigación

Antes de ingresar al estudio de los conocimientos, saberes normas y valores propios

de los yurucaré en RE boliviana, se hará referencia a un conjunto de situaciones

problema, avances y limitaciones en la educación escolar y la implementación de la

EIB en los territorios indígenas yurucarés y en particular en la TCO Yuqui-CIRI lugar

de la presente investigación.

En la primera parte, se observará lo referido a los procesos de incorporación de los

conocimientos locales, étnico, culturales, regionales al currículo troncal de la Reforma

Educativa, en territorio indígena yurucaré. En una segunda parte, se analizará la

situación de la sociedad yurucaré, la práctica ancestral de la cacería y el uso de la

flecha en un contexto de alta discriminación, exclusión, marginación y negación por su

condición de sociedades diferentes. En una tercera parte se describirá la problemática

territorial indígena y las visiones de desarrollo dominante que se ciernen sobre ella. El

capítulo concluye con la enunciación de los objetivos y la justificación de la

investigación.

- La EIB, su implementación y los conocimientos propios del Pueblo Yurucaré en la RE

La Reforma Educativa boliviana (RE) y la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) desde

el año 1995 constituyen una de las líneas de transformación estructural que asumió el

Estado boliviano junto a un conjunto de políticas de reconocimiento a la diversidad

multiétnica y pluricultural1 de Bolivia. En el caso particular de la amazonía boliviana la

RE funciona con el Programa Amazónico de Educación Intercultural Bilingüe (PAEIB)

proceso a través del que son atendidas las demandas educativas de las escuelas de

los pueblos indígenas de esta región.

Para el caso de la amazonía sur, el Trópico de Cochabamba y el pueblo indígena

yurucaré asentado en la TCO Yuqui-CIRI2 la implementación de la RE en el núcleo

1 La Constitución Política del Estado boliviano (Ley 1615 de 1995 artículos 1 y 171), la Ley 1565 de Reforma Educativa de 1995 (Art. 1,2,3 de las bases, fines, objetivos y políticas del Sistema Educativo Nacional) y el D.S. 23950 del Reglamento de Organización Curricular, Capítulo II. Del Currículo (Art. 8, 9, 10 y 11). Para una información más amplia COSUDE (2001:25); Arnal, Caparrós, Getino (1996:34). 2La TCO Yuqui-CIRI, es reconocido como territorio multiétnico con la presencia de los pueblos indígenas Yuqui, Yuracaré, Trinitario y Movima. Por la predominancia yurucaré en el territorio su denominación legal es territorio Yuqui-Yuracaré. Está integrada por 6 comunidades y dos Consejos: El consejo Indígena Yuquí en representación de la comunidad de Mbiá Recuaté y el Consejo Indígena del Río Ichilo (CIRI), sigla que representa a los yurucarés, trinitarios y movimas de cinco comunidades. De las 5 comunidades a las que representa actualmente el CIRI tres comunidades son yuracarés: 3 Islas, Puerto Las Flores y Tres Bocas (cf: Prefectura del departamento de Cochabamba 2001; FUNDFORMA 1999).

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“Walter Salinas Rojas” más conocido como núcleo de “Santa Isabel”3 a significado

cambios en la estructura de organización curricular (nivel de educación pre-escolar,

primaria y secundaria), la constitución de Juntas escolares de participación popular, la

dotación de los módulos de la Reforma (de lenguaje y matemáticas en castellano y

quechua), la implementación de las bibliotecas de aula (con literatura nacional y

universal con poco o ningún material sobre el pueblo indígena Yurucaré4) y el conjunto

de guías didácticas de las áreas curriculares de la Reforma para los maestros.

Sin embargo, la implementación de la RE en la TCO Yuqui-CIRI, es parte de un

proceso en el que se visualizan avances y dificultades. Un informe sobre la situación

de la EIB en territorios indígenas de Cochabamba da cuenta que “El proceso de

implantación de Reforma Educativa hasta la gestión 2000 avanzó muy poco, continúa

vigente el método memorístico-repetitivo con el que se formaba anteriormente a los

educandos. No se implementó hasta la fecha la Educación Bilingüe por diferentes

factores” (Prefectura del Departamento de Cochabamba 2001:31).

A nueve años de implementación de la RE, el núcleo de Santa Isabel de la TCO

Yuqui-CIRI se encuentra y mantiene en la fase de Mejoramiento con perspectivas de

iniciar la fase de Transformación la gestión 2005 dependiendo de cómo se aborden

varios factores insalvables en los nueve años transcurridos. Entre los factores

mencionados por la dirección del núcleo de Santa Isabel están: la falta o insuficiente

formación de los maestros en las bases teóricas y las estrategias pedagógicas de la

Reforma Educativa, el conocimiento insuficiente de la lengua yurucaré por parte de los

maestros que están en función docente y la inexistencia de maestros indígenas

hablantes de la lengua yurucaré5.

En este conjunto de debilidades identificadas en relación a la situación educativa del

territorio indígena Yuqui-CIRI, el tratamiento de los conocimientos, saberes y

3 El núcleo W.S.R. del Ichilo más conocido como ‘núcleo de Santa Isabel’ es uno de los siete núcleos del distrito educativo del municipio de Chimoré, provincia Carrasco Dpto. de Cochabamba. Cinco unidades asociadas son parte del éste núcleo establecido en la comunidad de Santa Isabel de la TCO Yuqui-CIRI. Estas unidades educativas asociadas son: Tres Islas, Capernaún, Santa Isabel, Puerto Las Flores y Tres Bocas. Todas ofertan educación primaria desde 1ero (en algunos casos también educación inicial o kinder) hasta 3ero y 5to año bajo la modalidad de multigrado. (cf: CEDES 2001:52-53). 4 Esta denominación es bastante usual entre las familias yurucarés de Tres Islas, especialmente Herbas y Fernández, quiénes rechazan la expresión “yura” por su connotación peyorativa y despectiva. Otros yurucarés, por ejemplo, del CONISUR TIPNIS sostienen que la expresión correcta es yurujjure y yurujjre. En este documento utilizamos la expresión “yurucaré” utilizada por los sujetos de nuestra investigación y reconocida como expresión legítima. La denominación ”Yura” además de ser conocida como abreviatura referida a los yurucarés es como apunta Aguiló (1991) el nombre de un pueblo originario Quechua-Aymara localizado en la región multiétnica de los Vivisa, en la Puna, frontera con los Quillaqas, a 150 Kms. de la ciudad de Potosí. 5 Conversación personal con el Director-Encargado del núcleo de Santa Isabel. Mayor información sobre el servicio docente y sus características en los núcleos “rurales” ver en CEDES 2001:63.

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competencias específicas y propias del pueblo yurucaré en el currículo de la escuela

es un tema de escasa o nula atención. Si bien al interior de la TCO y el CIRI existen

puntos de vista convergentes a incorporar el yurucaré como lengua de enseñanza y

aprendizaje, el tratamiento de las otras particularidades socioculturales constitutivas

del pueblo yurucaré en el currículo escolar es un tema latente, poco y

circunstancialmente atendido.

Se constata a su vez, que estas debilidades propias de las escuelas de la TCO Yuqui

– CIRI no son aisladas del contexto mayor de la realidad yurucaré. Esta realidad

guarda relación con lo diagnosticado por Rea (2002:79) sobre las limitantes del

proceso de implementación de la RE en la TCO yurucaré del río Chapare

(CONIYURA): “Inexistencia de personal docente calificado, presencia mayoritaria de

docentes interinos (bachilleres habilitados como docentes), caracterización desde el

Estado del pueblo yuracaré como ‘grupo étnico minoritario’ el que no le permite entrar

en el proceso de normalización de la lengua, la falta de docentes de origen indígena o

docentes que tengan conocimientos sobre la lengua y la cultura yuracaré”.

El Plan participativo para el desarrollo con identidad de los pueblos indígenas del

trópico de Cochabamba en su capítulo de diagnóstico de la educación escolar en

territorios indígenas Yurucaré, Yuquí y Trinitario confirma lo afirmado por Rea:

Existe un alto índice de maestros interinos, irregularidad que se refleja en un bajo rendimiento profesional, debido al nivel de formación que tienen, hecho que a su vez se refleja en una baja calidad en el proceso de transferencia de conocimientos, que provoca un deficiente aprendizaje en los educandos. En la zona Tropical del departamento los maestros interinos alcanzan un 76%.

Se puede apreciar en la región una excesiva movilidad en el plantel docente, por la posibilidad de aproximación a la ciudad y/o abandono de sus funciones por dificultades en la aclimatación de los maestros al medio tropical.

Existe una baja motivación del personal docente, por el pésimo tratamiento salarial que reciben los maestros interinos, debido a que la mayoría de los educandos del lugar pertenecen a esta categoría

Se evidencia un deficiente Sistema de Administración y Supervisión de las actividades educativas, hecho que se refleja en las laxas funciones que desarrollan los maestros en sus unidades educativas, al no existir control alguno de las actividades que desarrollan los maestros por parte de los Directores Distritales y los Técnicos en Planificación que dependen de SEDUCA. (Prefectura del departamento de Cochabamba 2001:25-26)

Con las mismas limitaciones que la TCO yuracaré del río Chapare, las escuelas en la

TCO Yuqui-CIRI están al margen de la propuesta educativa de los pueblos indígenas

de Tierras Bajas, las que entre sus principales líneas de acción plantearon:

Recuperación, ampliación y defensa de los territorios como base de pervivencia física y cultural integrado a los currículos.

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Fortalecimiento de la identidad cultural a través de la normalización de todos los alfabetos indígenas6 y en programas de alfabetización articulados a los requerimientos de los pueblos indígenas.

Diseño de una propuesta educativa propia, diseñada desde las organizaciones y comunidades indígenas

La extensión del PAEIB a los demás pueblos. (CIDOB 2000)

Una evaluación de la RE realizado por los Consejos Educativos de Pueblos Originarios

CEPO’s7 a nivel nacional y en particular sobre el implementado por el Programa

Amazónico de Educación Intercultural y Bilingüe (PAEIB)8, da cuenta de un conjunto

de deficiencias y debilidades:

No hay participación de los PPFF ni de las autoridades comunales en la elaboración de las ramas diversificadas

Poco/débil participación de juntas en lo curricular

El material impreso no refleja el contexto donde se aplica

Los currículos no reflejan la interculturalidad

Poco aprovechamiento de los recursos naturales en el contenido de los currículos

Falta la ejecución de las ramas diversificadas

No se aplican las transversales del currículo

No existen condiciones desde el MECyD para diversificación curricular. (PROEIB 2002:16-20)

Esta evaluación visibiliza la problemática del currículo diversificado en tanto su falta de

concreción y el papel que juegan las Juntas Escolares en la gestión de los mismos. “la

educación no va a mejorar si la gente no participa” expresa el Consejo Educativo

6 La normalización de las lenguas o alfabetos es un concepto de la Lingüística y hace referencia al proceso lingüístico, social y político por el que los hablantes de una lengua determinada convienen en uniformar el número de consonantes y vocales de un alfabeto, su escritura y su construcción sintáctica. La implementación de la EIB en la RE boliviana y la modalidad de la enseñanza bilingüe ha dinamizado la atención sobre los alfabetos indígenas, los que han cobrado mayor fuerza en el marco del Decreto Supremo No. 25894 del 11 de septiembre del 2000, que reconoce como idiomas oficiales a todas las lenguas indígenas de Bolivia así como la aplicación de éstas lenguas en el sistema educativo boliviano y la necesaria constitución de Academia de las Lenguas orientales, chaqueñas y amazónicas (cf: República de Bolivia 2001:355). 7 Según el Art. 6 inciso 5, de los mecanismos de participación popular de la Ley 1565 de Reforma Educativa: Los Consejos Educativos de Pueblos Originarios, que atendiendo al concepto de la transterritorialidad tendrán carácter nacional y están organizados en: Aymara, Quechua, Guaraní y Amazónico multiétnico y otros. Participarán en la formulación de las políticas educativas, lingüísticas y culturales y velarán por su adecuada ejecución, particularmente sobre interculturalidad y bilingüismo (Ministerio de Educación Cultura y Deportes 2001:14,288). 8 El año 1999 la RE amplía su área de acción a la amazonía el oriente y el chaco boliviano a través del Proyecto Amazónico de Educación Intercultural Bilingüe. Este Programa apoyado por DANIDA, la agencia de cooperación del Reino de Dinamarca fue gestado desde poco antes que se diera la Ley 1565 y comenzó a funcionar en 1996, primero con una fase piloto, y luego en 1998 con una programación quinquenal. Este proyecto busca extender la EIB a otros ámbitos socioculturales y sociolingüísticos distintos de los tradicionales (aimara, guaraní y quechua) con los que comenzó la EIB en la Reforma Educativa. Para ello ha llevado a cabo acciones diversas de preparación de la EIB, como la realización de estudios sociolingüísticos, el diseño de alfabetos, la capacitación de líderes comunitarios y de docentes, la atención con becas a estudiantes indígenas que estudian en bachilleratos pedagógicos y en institutos normales superiores y la formación de centros regionales de producción de materiales educativos. Luego de un primer quinquenio, a partir del año 2004 este programa continuará por otro período similar (López 1997).

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Amazónico Multiétnico (CEAM). Desde el punto de vista de la organización indígena,

el tema curricular (visión, enfoque, contenidos) en los territorios indígenas pasa por el

fortalecimiento de la Junta Escolar9.

Amparados en este razonamiento, técnicos indígenas yurucarés y yuquis (previamente

capacitados en Santa Cruz de la Sierra) organizado por la CEAM y apoyado por la

CPITCO han recorrido las comunidades de la TCO Yuqui-CIRI desarrollando talleres

con los padres de familia y las juntas escolares explicando la RE y los cambios en la

escuela así como la responsabilidad de la Junta Escolar y de los padres de familia en

la calidad del trabajo docente y educativo.

En estos talleres los técnicos indígenas han abordado diversos tópicos: violencia en la

escuela, funciones de las Juntas, calendario escolar, seguimiento y evaluación a los

maestros. En todos los temas discutidos y analizados, los conocimientos, saberes y

prácticas socioculturales propias yurucarés (referidos a su territorio, historia, religión

propia, economía, organización social, etc.) y la forma de su abordaje en las escuelas

de la TCO Yuqui-CIRI han estado ausentes (Observación en ocasión de la realización

del taller de capacitación a la comunidad y a la junta Escolar de Tres Islas/2003).

En consecuencia la realidad indígena yurucaré, su cosmovisión, conocimientos,

saberes, instituciones y procesos de gestión del conocimiento son los grandes

ausentes en la implementación de la RE en la TCO Yuqui-CIRI.

Para el CEAM y la CIDOB el eje central de la RE y la EIB y su consiguiente

tratamiento en territorios indígenas es la Junta escolar. Un representante indígena de

la CIDOB resalta su importancia con la siguiente expresión “La verdadera educación,

va llegar a los pueblos a través de una participación de nosotros, de los valores

culturales de cada una de nuestras culturas, nosotros tenemos que ser parte de la

elaboración del currículo en educación” (Testimonio/Reunión Nacional de Secretarios

de Educación de las Regionales de la CIDOB/Santa Cruz de la Sierra/12-

13diciembre2002).

Sin embargo, y contrariamente a la gran responsabilidad delegada a las Juntas, la

participación de ellas tiene sus limitaciones en el proceso de reflexión sobre las

9 Según la Ley de Reforma Educativa y el Decreto Supremo No. 23950 “Reglamento sobre organización curricular”. Art. 14.- La responsabilidad de la elaboración de las ramas complementarias diversificadas del currículo recae, en primera instancia en las Unidades Educativas, las mismas que, en interacción permanente con las Juntas Escolares y con el apoyo de los Asesores Pedagógicos, o los Directores de Núcleo, y de las Unidades Distritales de Servicio Técnico-Pedagógicos, identificarán las necesidades básicas de aprendizaje de la población de la comunidad o el barrio en el que se instale la Unidad Educativa, analizarán el tronco común curricular e identificarán y diseñaran las ramas complementarias del mismo (Ministerio de Educación Cultura y Deportes 2001:49).

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perspectivas propias de educación de los pueblos indígenas. Uno de los factores

condicionantes es la falta de recursos para encarar muchas de las demandas

educativas de la organización indígena con relación a la EIB. Las organizaciones

Regionales indígenas10 se preguntan ¿Cómo va funcionar la educación al interior de

las TCO’s y con qué recursos?

Las Secretarias de Educación de “las regionales” responsables de dinamizar y

operativizar la educación en sus territorios a través de sus Juntas escolares no tienen

recursos. El secretario de educación de la CPITCO gestión 2002 sobre este aspecto

refiere “a uno lo eligen autoridad y a uno lo dejan. No hay recursos para movilizarse,

uno sale a Cochabamba y uno no tiene recurso para comer, para caminar. Las

instituciones no apoyan a la educación, apoyan más a las secretarías de Tierra-

Territorio, saneamiento, economía, mujeres, el plan de manejo forestal, pero

educación nadie habla de eso” (Testimonio personal/Teófilo Blanco/Secretario de

Educación CPITCO/gestión 2002).

Para el CEAM, principal impulsor de la EIB en la amazonía y el oriente boliviano, la

distancia entre las propuestas indígenas y los avances logrados hasta el presente

dejan entrever algunas dificultades. Un alto dirigente indígena de la CEAM, en ocasión

del Encuentro nacional de Secretarios de educación de las diferentes regionales, el

año 2002 expresa:

Idealmente cada regional debería hacer su POA y desarrollar sus propios procesos de gestión educativa y reflexión en sus jurisdicciones, sin embargo, esto no acontece, los secretarios de educación no cuentan con recursos que les permitan desplazarse por los ríos y todo el apoyo técnico logístico y teórico que esto significa. Las secretarias idealmente estarían para hacer seguimiento a las Juntas, coordinar con los distritos, participar en lo curricular, sin embargo, mediante qué recursos se garantiza esto. A pesar de esto, se ha creado una línea de participación en cuanto a dotación de ítems, remoción de maestros o designación de maestros, representantes de talleres, a más de esto no existe nada. Hay mucho pero no se aplica, está el tema del respeto a la identidad que tiene mucho valor para nosotros, si perdemos podemos ser carayana o cualquier cosa menos indígena, pero qué vamos a hacer, no hay recursos. (Testimonio/Reunión Nacional de Secretarios de Educación de las Regionales de la CIDOB/Santa Cruz de la Sierra/12-13diciembre2002)

Para el CEAM en el conjunto de acciones a desarrollar en la RE y la EIB y las

limitaciones de diversa índole está pendiente el tema currículo intercultural. Si bien

10 La CIDOB máxima organización de los pueblos indígenas del oriente, el chaco y la amazonía boliviana representa a 34 pueblos indígenas localizados en las tierras bajas de 7 de los 9 Departamentos de Bolivia (Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija, Chuquisaca, Trópico de Cochabamba y Norte de La Paz). Las organizaciones regionales en torno a los que están aglutinados los 34 pueblos indígenas son: CPIB Central De Pueblos Indígenas del Beni, CIRABO Central Indígena de la Región Amazónica, CPESC Central de Pueblos Étnicos de Santa Cruz, APG Asamblea del Pueblo Guaraní, ORCAWETA Organización de Capitanías Weehnayek, CPILAP Central de Pueblos Indígenas de La Paz, CPITCO Central de Pueblos Indígenas del Trópico Cochabamba y CIPOAP Central Indígena de Pueblos Originarios de la Amazonía de Pando.

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está claramente visualizada la necesidad de trabajar en torno a la relación escuela,

territorio, cultura y participación, su conclusión sobre el grado sobre de avance en

torno a este eje en las regionales es clara:

Sobre el diseño curricular en todas las regionales no se trabaja como se quiere, la comunidad no sabe qué es diseño curricular, poco o nada se ha dado a la comunidad o junta escolar qué es diseño curricular, cuando hablan de diseño curricular estamos hablando a nivel grande pero no está de acuerdo a las expectativas de las comunidades, por eso lo diversificado está, tal vez podemos recuperar a través de eso la cultura. Las ramas diversificadas es el aporte de las juntas que se tome en cuenta la cultura en la educación boliviana, que los niños entiendan que no solo es inglés o quechua.(Testimonio personal/Reunión Nacional de los Secretarios de Educación de las Regionales de la CIDOB/Santa Cruz de la Sierra/12-13 diciembre 2002)

Las escuelas de la TCO Yuqui-CIRI, como una de tantas de la amazonía boliviana

participan parcialmente de las acciones transformadoras de la EIB en materia de

educación escolar. Este mínimo de participación y cambios en las escuelas se debe

también a la mínima cobertura de la EIB en la amazonía. A decir de la CIDOB entre las

resoluciones de la comisión de educación de la XIII GANPI “Actualmente se tienen

siete pueblos atendidos con el PAEIB y tres zonas localizadas, siendo que el CEAM

atiende a treinta y tres pueblos” (CIDOB 2002:5).

Uno de los pueblos que ha quedado fuera del PAEIB ha sido el pueblo indígena

yurucaré. El Proyecto Educativo Indígena (PEI), para el caso yurucaré, se encuentran

en proyecto y la normalización de la lengua yurucaré junto al ayoreo están en proceso

de elaboración11. La complejidad en cuanto al universo geográfico (grandes distancias

unas de otras) y diversidad sociocultural y sociolingüística de los pueblos indígenas

integrantes del CEAM (heterogeneidad y pequeño tamaño de cada grupo

sociolingüístico a decir de los autores) han sido los factores que han contribuido a esta

situación (Moya, Von Gleich y Ventíades, Albó1999:3). Esta falta de atención se

explica también por “el hecho de que las Tierras Bajas no han sido una prioridad para

el sector educativo, salvo a fines del gobierno 1993-1997. Así por ejemplo, en el

presupuesto de la Reforma Educativa (de alrededor de US$ 200 millones) no se

incluyen actividades especiales en las Tierras Bajas, en función de las necesidades

particulares del área” (DANIDA 1997:19).

En tanto persistan estas dificultades y limitaciones locales, regionales y nacionales, el

sistema educativo en la TCO indígena Yuqui-CIRI mantiene su perfil homogeneizante

11 Según un informe de la EIB en la Reforma educativa de Bolivia al presente se cuenta con 14 alfabetos normalizados (guías autoinstructivas) para los idiomas de las tierras bajas de Bolivia (Baure, Besiro, Cayubaba, Chacobo, Guarayo, Itonama, Mojeño-trinitario e Ignaciano, Mosetén, Movima, Sirionó, Yaminawa, Weenhayek,) 11 de los cuales se encuentran en proceso de impresión (Viceministerio de Educación Inicial, Primaria y Secundaria 2003:17).

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sin ninguna perspectiva de diferenciar al pueblo yurucaré en su especificidad

sociocultural.

La educación en el Territorio indígena yuracaré reproduce (…) la marginalidad y la discriminación étnica pese a una Reforma Educativa que incorpora el enfoque intercultural y la participación ciudadana. El Estado no logra considerar indicadores de tipo sociocultural que sean insertados en las currículas educativas. Los conocimientos que se transmite desde el ámbito formal, no se adecuan a la realidad indígena, son descontextualizados del ámbito y las condiciones de producción. (Rea 2002:78)

La atención insuficiente (por diversas razones entre ellas económicas) y el tratamiento

homogeneizante están asociados también al discurso de la cantidad y concentración

poblacional. La dicotomía culturas mayoritarias, culturas o etnias “minoritarias” o

“minorizadas”12 se ha convertido en un indicador de ciudadanía y/o de exclusión

sociopolítica. Los yurucarés al ser considerados por los colonos y algunos agentes de

desarrollo de las instituciones públicas y privadas como “grupo” y “pequeño poblado”,

no han ameritado hasta el presente esfuerzos de política educativa diferenciada

específica en concordancia con su condición de Pueblo Indígena Originario del Trópico

de Cochabamba, sus sistemas propios de vida y el ecosistema en el que están

asentados.

De manera dominante las escuelas en las TCO’s indígenas yurucarés muestran,

realidades y paradigmas de la población criolla, mestiza y andina13, el uso de

referentes locales y socioculturales yurucaré tiene muy poca aplicación en el contexto

áulico y escolar, hecho que está relacionado con el escaso conocimiento que tienen

los docentes sobre el contexto socio cultural de las TCO’s pero y sobretodo al

insuficiente o inexistente apoyo de la institución educativa pública.

12 Para Barbin (1991:100-108) “Cualquier análisis de la situación de las minorías políticas en América Latina debe enmarcarse en el fenómeno de la ‘sociedad fragmentada’ (...). La fragmentación de la sociedad es una estrategia del poder dominante y la sociedad fragmentada es la situación de gran parte de la población, que no sólo está alejada del poder, sino afectada en su propia capacidad de constituirse en mayoría con aspiraciones a lograr la hegemonía política (...). La fragmentación de la sociedad, como estrategia de poder, busca construir o fabricar grupos sociales aislados, ‘minorías’ y busca generar entre esas minorías, prácticas de ‘guerra’ (...). Una minoría es un grupo social, relativamente aislado de otros grupos sociales, con una imposibilidad absoluta de adquirir la hegemonía política en un contexto social determinado, con nula o muy escasa posibilidad de producir políticas sociales y que, por lo tanto, sufre, como sujeto pasivo, prácticas arbitrarias por parte de otros grupos sociales y es sometida a condiciones de vida por debajo del respeto a los derechos humanos fundamentales, sin posibilidades de obtener defensa o protección, por razón de su misma condición”. Gonzáles (1991:141-147) a su vez expresa “La inferioridad numérica de un grupo en el seno de una sociedad es condición necesaria, pero no suficiente, para que ese grupo pueda ser considerado como ‘minoría’, por lo menos en el sentido social de la palabra (...). La experiencia ha demostrado que las minorías se transforman realmente en tales en la medida que son consideradas diversas por el resto de la sociedad. Si esa diversidad se conserva por generaciones, la minoría en cuestión corre el riesgo de sufrir, por lo menos en ciertos períodos y circunstancias, el triste destino de discriminación y persecución que tantas otras han tenido que soportar”. Sobre el mismo tema revisar a Lema (Comp.) (1998:15-18). 13 Particularmente quechua. Los quechuas asentados en el trópico de Cochabamba provienen de regiones diferentes como son: Cochabamba, Oruro, Potosí y Chuquisaca.

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Las pocas iniciativas que intentan recuperar la lógica de conocimiento, las practicas y el saber yuracaré, conocimiento y su proceso de producción, reproducción transmisión y socialización son acciones fragmentarias, carentes de la visión que les da sentido, los que antes que fortalecer la sociedad yuracaré, la desvirtúan, no siendo más que estrategias que facilitan el camino de la castellanización y mejor transmisión de los valores de la cultura dominante. (op.cit:80-83)

Clara consecuencia de ello es que algunos programas y proyectos de apoyo a la RE

en el Trópico de Cochabamba hacen un tratamiento indiferenciado de “los habitantes

del trópico de Cochabamba” con una franca invisibilización de la existencia yurucaré.

La invisibilización es sutil bajo la forma de uso de un tipo ilustraciones, fotos, textos

que corresponden de manera dominante a las sociedad criollo mestiza occidental. A

manera de ejemplo, esta tendencia se observa en la elaboración de transversales en

medio ambiente, para las unidades educativas del trópico de Cochabamba (municipio

de Villa Tunari) donde no se discrimina escuelas de colonos quechuas, con las

escuelas del pueblo indígena yurucaré de las TCO’s tituladas dentro éste municipio,

más por el contrario se refuerza el papel dominante de la colonización quechua.

La influencia andina se refleja en lo expresado por un padre de familia de la TCO

Yuqui CIRI, “Los profesores enseñan a bailar y danzar como quechuas y aymaras, y

piden a los niños abarcas y ponchos, los materiales que manejan en la escuela hablan

de llamas y alpacas, los profesores deberían enseñar en bilingüe por lo menos una

vez a la semana porque enseñan todo en castellano”. Otro padre de familia expresa “A

veces me he negado que los profesores enseñen en otras culturas y yo siempre me

opongo, no sé qué estará haciendo la CIDOB, la CPITCO sobre el tema. Tres Islas,

Puerto Las Flores, Tres Bocas son puro yuracaréses, parece que nos están

abandonando, no queremos que se termina la idioma” (Testimonio de Orlando

Herbas/TI/2002).

La escuela estatal inserta en las comunidades es ajena a los procesos indígenas de

producción y transmisión social del conocimiento. El hallazgo de Ribera en los

asentamientos yurucarés del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure

(TIPNIS), es ilustrativo y confirma este hecho:

Actualmente los yuracarés tienen acceso a las escuelas subvencionadas por el Estado boliviano, pero ellas están ubicadas en sectores ocupados por los colonos quechuas. Pese a que están en pleno hábitat de los yuracarés, estas escuelas están en función de los colonos.

Estas escuelas cuentan con docentes de educación básica [que] son de habla quechua.

(…) Los Yuracarés adultos siempre comentan que sus hijos son menospreciados como personas por los quechuas, siempre tienen que sufrir las burlas con respecto a sus costumbres. (1983:62)

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A más de una década de lo afirmado por Ribera sobre la actividad educativa escolar

en el TIPNIS (territorio de presencia ancestral yurucaré) el diagnóstico de la realidad

educativa indígena actual constata que no se han implementado cambios cualitativos.

Las escuelas no toman en cuenta en su diseño curricular, las múltiples dimensiones

socioculturales del pueblo indígena yurucaré.

Por otro lado los diagnósticos de los PDDI’s referidos a la situación de la EIB y la RE

en las TCO’s yurucarés restringen el análisis de la EIB a la situación lingüística e

ignorando en el camino otras dimensiones estructurales constitutivas del pueblo

yurucaré.

La enseñanza es solo en castellano y aún no existe personal docente estatal que trabaje en esta zona aplicando uno de los principales postulados de la enseñanza bilingüe respondiendo a la composición pluriétnica existente en el territorio. Es más, en algunas de las escuelas compartidas con los colonizadores se imparte la enseñanza bilingüe, es decir que se enseña en castellano y quechua, siendo que los indígenas hablan el yuracaré. (Viceministerio de Participación popular y fortalecimiento municipal 1998a:55)

A pesar de las disposiciones contenidas en la Ley de Reforma Educativa, en el territorio que comprende la UGTI-YURACARÉ, no se han implementado reformas a no ser la modificación en los ciclos primario y secundario, este último inexistente en todo el territorio. La enseñanza en una gran parte de las escuelas todavía es en castellano.

Por esta razón también se debe considerar la existencia de la experiencia educativa bilingüe que ha sido conducida por la misión Nuevas Tribus, constituida por evangélicos que trabajan en el área desde hace 46 años, quiénes han formado cuadros de profesores indígenas bilingües, los que a su vez desempeñan formación en algunos ciclos de la escuela de Nueva Vida.

La Reforma Educativa ha declarado dicha experiencia como escuela piloto y a través de ello se promocionaran acciones de formación a los maestros indígenas, en combinación con la normal de Tomichucua, generando una revisión crítica del material educativo bilingüe impartido hasta la fecha. (Viceministerio de Participación popular y fortalecimiento municipal 1998b:49-50; 1998c:41)

Si bien la RE boliviana en el marco de diversas disposiciones legales de

reconocimiento a la diversidad multiétnica y pluricultural y a nivel nacional reconoce la

diversidad cultural y lingüística del país, una mirada más perspicaz y global de la

propuesta, devela una concepción citadina, urbana, criollo mestiza dominante toda vez

que los planteamientos curriculares no dan pie a pensar en prácticas socioculturales

legítimas propias donde estén ausentes los concepto de “profesionalización”, “la

cultura agrícola”, “lógica mercantil”, “medio ambiente”, “conservación”, “equilibrio”,

propias éstas de la sociedad urbana industrial dominante pero no de la sociedad

indígena yurucaré como vemos en el siguiente ejemplo referido a las competencias

del currículo troncal o común diseñadas para el ciclo primario y el área de Ciencias de

la Vida:

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Identifica las ocupaciones más comunes en su entorno (trabajo agrícola, artesanal, doméstico, comercio) y ubica las ocupaciones de sus grupos familiar y de cada uno de sus miembros.

Establece relaciones entre trabajos y profesiones y las posibilidades y oportunidades laborales para hombre y mujeres.

Profundiza sus conocimientos sobre los sectores de producción, los procesos de extracción, transporte y comercialización.

Participa y promueve acciones dirigidas a la conservación del equilibrio ecológico. (Ministerio de Desarrollo Humano-Secretaria Nacional de Educación 1997:35) 14

Se observa que si bien hay un reconocimiento legal de la diferencia cultural, hay a su

vez de parte de la sociedad mayor un desconocimiento, incomprensión y

desvaloración de la realidad sociocultural yurucaré y el conjunto de sus sistemas de

conocimientos que garantizan la reproducción generacional de éste pueblo.

Toda esta problemática esbozada no hace más que confirmar lo expresado por la

Coordinadora de las organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA):

a.- Los maestros de aula son en su mayoría mestizos que no conocen ni respetan a los pueblos indígenas. Los pocos maestros indígenas fueron formados bajo currículos marcadas por prejuicios religiosos o intereses políticos de los gobiernos de turno

b.- Si bien existe una amplia legislación para implementar la educación intercultural bilingüe ésta no se cumple

c.- Las currículas o contenidos educativos son básicamente los mismos que se aplican en las grandes ciudades. No hay interés ni investigación para adaptarlos o recrearlos según la realidad indígena.

d.- La historia desaparece a nuestros héroes indígenas. La lingüística de nuestros idiomas no importa. La complejidad de la ecología y la geografía del bosque de la selva amazónica nunca aparecen. Las matemáticas ignoran nuestras maneras de medir y de enumerar. El arte sólo existe en los museos y exponentes occidentales y lo nuestro sólo es artesanía folklórica.

e.- El producto de esta educación son jóvenes indígenas que pasaron los 10 años más importantes de sus vidas, olvidándose de su propia historia, idioma y cultura. Valorando exageradamente, y sin actitud crítica, la civilización occidental, pero aprendiendo de ella la parte más pequeña y mediocre que sólo le permitirá integrarse a ella para servir de mano de obra barata; y con una profunda crisis de identidad. (1993:2)

El manifiesto de la COICA hace suyas las conclusiones de las Asambleas de los

pueblos Achuar en el Perú “si la escuela sirve para que nuestros hijos se vuelvan

inútiles en la selva y lo nuevo que aprenden sólo sirve para una vía miserable en las

ciudades, entonces mejor cerraremos las escuelas hasta que logremos tener una

educación mejor y útil para vivir y progresar en la selva” (ibid).

14 Las negrillas son de la autora de la presente investigación.

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La situación de la educación escolar en la TCO Yuqui – CIRI y otras TCO’s yurucarés

o con presencia yurucaré como Isiboro Sécure y el río Chapare es parte de este

universo complejo de realidades, problemáticas, limitaciones, logros y desafíos.

- La práctica cultural de la caza y la condición civilizado/bárbaro

Los programas educativos implementados en las escuelas en el marco de la Reforma

Educativa no contemplan los conocimientos de los sistemas socioculturales y etno-

educativos de la sociedad yurucaré. Esta situación se hace crítica cuando los sujetos

de la diversidad, no son campesinos sino, constitutivamente cazadores o pescadores

como los yurucaré. En estos casos, como sostiene González (1991:146) la suerte de

estas “minorías” esta echada y virtualmente condenadas a desaparecer ideológica y

materialmente así como ha ocurrido ya con muchas de las poblaciones de las selvas

amazónicas.

A decir de Bartolomé (1995), hoy más que nunca cuando los estados nacionales

pregonan su condición pluricultural y el fomento a los derechos culturales y

lingüísticos, es cuando se observa mayores procesos de sustitución cultural y

lingüística que tienden a la desaparición de las singularidades étnicas. La lógica

económica imperante y los intereses económicos sobre los recursos mineros,

madereros, hidrocarburíferos de territorios indígenas hacen que formas de vida

alternas sean cada vez más dramáticas. Una de las alteridades más irreductibles es

aquella de la que son portadores los pueblos cazadores. Al respecto refiere el autor:

[Como pueblos cazadores] no me refiero sólo a las caracterizables como sociedades de bandas, sino a todas aquellas donde la cacería y la recolección forman parte integral de la vida económica. Parece común señalar que en este mundo ya no hay lugar para cazadores, para esa especial forma de relación con el medio basada en la apropiación de los recursos preexistentes. (1995:8)

Muchas veces los conocimientos y la práctica social de la caza por ejemplo, son

considerados por profesionales en educación como propios del pasado remoto y de un

período inicial del desarrollo evolucionista de la humanidad tal como ilustra la autora

“por mucho tiempo los libros escolares han brindado una imagen del aborigen

congelada en el tiempo, donde se los describe viviendo de la caza y de la pesca,

vistiendo plumas, usando arco y flecha y sólo viviendo en un pasado muy lejano.

Descripciones pobres y vagas, cargadas de estereotipos que evidencian el poco

conocimiento de sus realidades” (Ibáñez 2003:71).

El currículo de la Reforma Educativa boliviana, en lo referido a las competencias para

las cinco áreas (Ministerio de Desarrollo Humano - Secretaría Nacional de Educación

1997), hace mención marginal de la realidad indígena amazónica. Tampoco muestra

una faceta de la colonización amazónica que tiene que ver con el despojo de tierras, la

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violencia física ejercida contra los indígenas, el racismo, discriminación, y las formas

explícitas y veladas de esclavización y explotación (cf: Ribera 1983; Nordenskiöld

2003 [1922]:32-33; Flores y Blanes 1984:80; Aneiva 1991:24). La situación de la

educación escolar y la realidad sociopolítica general de Tierras Bajas en un

diagnóstico del sistema educativo boliviano realizado el año 1993 y que fundamentó la

implementación de la RE, así lo confirma:

Las condiciones generalizadas en el sistema educativo, se encuentran exacerbadas en las características de la oferta de educación formal del Estado a los pueblos indígenas de las Tierras Bajas. Esto se debe a factores como la extensión territorial y las dificultades de transporte y comunicación; las actitudes etnocentristas y autoritarias predominantes entre los maestros y autoridades del sistema educativo; las condiciones de tenencia de la tierra que determinan la pobreza material de las comunidades indígenas; los fenómenos de colonización interna por parte de quechuas y aymaras migrantes; y las relaciones de explotación económica que ganaderos, hacendados, empresas madereras, y otros, mantienen con las poblaciones indígenas de la región. (Sahonero 1997:158)

La educación escolar tampoco muestra las tensiones emergentes de visiones

encontradas entre colonos e indígenas. Fruto del proceso de colonización, las

relaciones cotidianas yurucarés y colonos están reflejadas en las dicotomías

“tierra/territorio”, “carray (gente, collas, colonos,“terceros”15)/yurucarés; ropa/desnudo;

catre/estera; idioma/dialecto; trabajo/colecta (arco y flecha), sedentario/andante;

escritura/oralidad; agricultura/colecta, civilizados/bárbaros (Riester 1993; Paz 2002:96-

99; Orellana 1998:143).

Una de las actividades que hacen evidente esta tensión entre la condición

“civilizatoria” y “salvaje”, por ejemplo, es el uso de la flecha y la práctica de la cacería.

El temor a ser juzgados y despreciados por su condición de cazadores se acrecienta

cuando la cacería está asociada al uso del arco y la flecha. Esta arma ancestral

yurucaré y amazónica está asociada a la condición de “bárbaro”. Un profesor de

Educación Física del Núcleo de Cesarsama (Isiboro Sécure) decía “ya no quieren

cazar mucho con flecha porque tienen miedo de lo que puedan decir de ellos”

(Testimonio/domingo/14/septiembre/2003). Esta estigmatización social de la flecha se

reproduce en las relaciones interétnicas entre yurucare, Mojeño-Trinitario, yuqui y

collas “existe el estigma de ser cazador ante los collas. Los yuracarés de esta zona

consideran que dedicarse a la caza por largos periodos los delataría como salvajes y

no están dispuestos a asumirlo” (Paz 1991:89).

En este marco el sistema de conocimientos, la formación de cazadores y la

reproducción social y cultural del cazador y los habitus de la caza, es un tema de

15 Se denomina “terceros” a aquellas medianas empresas y empresas agropecuarias (empresas madereras, plataneras, ganaderos) asentadas en el área de la TCO titulada. (Martínez 1999).

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reserva e intimidad de la familia yurúcaré. Su conocimiento y sus usos son discretos

ante al mirada del “blanco”, “el paisano”, “los técnicos”. Por ello no extraña escuchar

de los propios yurucarés expresiones como la siguiente “la caza con arco y flecha solo

es propio de los Yuqui que son ‘bárbaros’”. Castellón y Rea (2000) sobre el mismo

refiere “La caza (con arco y flecha) es una práctica que pertenece al pasado, es una

práctica de los antiguos y ahora todo es con armas de fuego”.

En las relaciones de indígenas y no indígenas (Pueblos Originarios, criollos, mestizos,

gente citadina o de pueblo), la reminiscencia de lo “bárbaro” asociado a la cacería y su

arma ancestral la flecha, se reproduce continuamente en diferentes escenarios

(escuela, medios de comunicación, relaciones laborales, instituciones religiosas:

católica, evangélica etc.), donde el grado de civilidad se revela según el mayor o

menor uso de esta arma ancestral y su práctica social16. Paz, confirma este hecho

cuando sostiene “los yuracarés que conviven con colonos casi no usan flecha, y no

porque su proceso de transformación sea tan fuerte que les hizo desconocer el

conocimiento de este arte, sino porque la presencia del colono es tan grande en sus

vidas que no se arriesgan a ser llamados ‘salvajes’ (Paz 1991:91).

La percepción del “bárbaro”, “salvaje” asociado a la flecha, por ejemplo, el “salvaje que

mata con flecha”, es la lógica y razonamiento de los sectores dominantes en la región

del Chapare que oculta, deshistoriza y parcializa la lectura de la realidad, e impide la

reconstrucción de los procesos históricos (cf: Prieto 1983a, 1983b) en el que se vieron

históricamente envueltos colonos e indígenas y que llevó a aquellos en ciertas

circunstancias, a la defensa de su territorio ancestralmente ocupado con su propias

armas.

En este sentido, las relaciones sociales en diferentes escenarios de la realidad local y

chapareña son discriminatorias y de marginación de los yurucaré. Como apunta

García (2001:24) “el racismo, la exclusión, la negación de sus derechos elementales a

los pueblos indígenas subsiste tanto en el aparato estatal como en el seno de la

16 La expresión “bárbaro”, entre los propios indígenas yurucarés es usado toda vez por ejemplo, que en algunas circunstancias los “collas” invaden su territorio. Una referencia sobre el uso histórico del término y los elementos que entraban en juego la da Bestard y Contreras (1987:53-54) “Los términos ‘bárbaro’ y ‘barbarie’ han sido utilizados desde antiguo para referirse al ‘otro’ y al comportamiento de ‘los otros’; o, dicho de otra manera, para referirse a los que son ‘diferentes’ de ‘nosotros’ o a los que no son ‘como’ nosotros. Consecuentemente, y teniendo en cuenta los diversos procesos de expansión y sometimiento de otros pueblos por parte de la ‘civilización’, así como las diferentes características sociopolíticas e ideológicas que les han acompañado en cada momento, el término ‘bárbaro’ se ha aplicado, según las circunstancias o las épocas, a grupos muy dispares (...)”. Existe, sin embargo, un elemento que permanece casi invariable en la antigüedad grecolatina y en la Europa y el Bizancio medievales, independientemente de cuáles sean los contenidos concretos y del pueblo al que se les aplique: la implicación de inferioridad, las caracterizaciones peyorativas (...). Por otra parte el término ‘bárbaro’ se constituye en un antónimo de los términos ‘civil’ o ‘político’, ambos derivados de las palabras civis y polis, aplicadas a las ciudades y al hombre como constructor de las mismas.

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sociedad dominante, pueblerina y citadina”. El presente diálogo con una señora

beniana de 65 años asentada en Puerto Villarroel, ejemplifica este hecho:

Arminda.- ¿Y usted bajó a Tres Islas?

Señora: ¡Uuuujuu! La otra vez bajé pueq, no tienen nada esa gente viven entre medio monte, ¡bárbaros netos!. Caminitos, así senditas. Lo único la construcción que han hecho nada más, todo es monte, ¡que gente más floja cazándose chupa para comer! y así, mezquinan el monte, no dejan que otra persona trabaje, yo eso le digo.

Arminda: ¿conoce todo el río?

Señora: Si conozco todo el río yo llevo plátano a Trinidad. Donde hay lugar frutas así, ahí quieren meterse, pero ellos a trabajar no trabajan, son una tropa de flojos y malos. Es una gente floja no producen nada, cómo vivirán pueq, cómo pasaran su vida sumamente floja, cochina, desaseada…….una casa allá, otra allá, otra allá y así toda la construcción, otra por allá, por allá, ¡entre medio del monte!

Arminda: Si pues, otra costumbre tienen ellos

Señora: Pero tienen un cacique deben mandar a hacer las casas en orden y que tengan patio por lo menos, tengan un jardín algo, ¿no?, todo es una cochinada, viven sobre la suciedad, yo les critiqué a ellos, les critique y les dije ¿cómo vivían así que eran animales? ¿Bárbaros? Les dije, porque hay uno que otro camba. (Testimonio/25julio/2002)

- Monte o Territorio indígena yurucaré y la visión de desarrollo dominante

Los conocimientos de la caza y todo su sistema de transmisión de conocimientos

normas y creencias y valores está también simbióticamente relacionado con el

territorio y la visión indígena sobre ella “los conocimientos tradicionales son parte

integral de un patrimonio colectivo, están estrechamente ligados a la noción del

territorio” (Oehlerich1999:28). Luego que el Estado boliviano amparado en la Ley

INRA, da curso a las demandas territoriales indígenas traducidas bajo el imperio de la

ley como TCO17, la sostenibilidad de las mismas, como propiedad indígena es frágil,

por cuanto la titulación no impide las permanentes incursiones y/o invasiones de

colonizadores (en su mayoría quechuas migrantes y cocaleros sindicalizados) de la

mano de una política agresiva de apertura de caminos como indicador de “desarrollo”

regional y nacional.

Luego que históricamente los yurucaré fueran desplazados de sus territorios fruto de

políticas estatales de fomento a la colonización asociado a la generación de un

mercado interno de tierras, la diversificación de la frontera agrícola y la sustitución de

17 Para algunos autores como Martínez (2001:387), las TCO están muy lejos de las demandas de reconocimiento a los territorios originarios indígenas, pues el Estado se guarda para sí los derechos sobre recursos de suelo y subsuelo quedando, en propiedad para los Pueblos Indígenas, el reconocimiento de la tierra como un tipo de propiedad agraria con sus recursos adyacentes (flora, fauna, agua) para fines de producción y reproducción sociocultural. Para otros (cf: Prada 1996:6), la figura jurídica de la TCO no hace más que negar el derecho originario sobre el territorio ancestral y expresar las formas de organización política y administrativa colonial y el punto de vista de la geografía, la oligarquía y el pensamiento de Occidente.

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importaciones entre otros factores (cf: Flores y Blanes 1984; Encinas 1993; Ordoñez

1995), el imperativo de desarrollo de la mano de la vertebración caminera amenaza el

habitat del pueblo yurucaré y con ella su reproducción sociocultural como pueblo. :

La situación de los Yuracaré, Yuqui es crítica, porque hay 3.000 colonos esperando invadir territorio Yuqui y Yuracaré y el que va a permitir eso es el camino directo a Chimoré que están haciendo abrir el empresario maderero Dono Villarroel junto a la alcaldía de Chimoré. (Testimonio/habitante del pueblo de Puerto Villarroel/25/julio/2002)

El proceso de invasión colona tiene que ver con el desconocimiento jurídico de la

propiedad territorial colectiva yurucaré, pero también con una actitud que refleja el

concepto dominante de “tierra” y explotación de ella, “hay harta tierra y ellos

mezquinan el monte”, “ellos no trabajan son flojos”, “la tierra es para quien la trabaja”,

dicen varias voces de Puerto Villarroel. Esta visión dominante de la relación hombre-

tierra-territorio se da en un contexto nacional de alta inmigración de población de

origen andino al Trópico de Cochabamba y el surgimiento del Movimiento Sin Tierra

que denota el fuerte problema de la tenencia de la tierra en Bolivia.

Al ser la TCO Yuqui-CIRI parte del Trópico de Cochabamba son parte también de las

políticas de Desarrollo Alternativo e interdicción de la droga, cuyo objetivo central es,

la sustitución de la economía de la coca y la generación de una economía alternativa

para el mercado externa y el mercado regional y nacional.

La política del Desarrollo Alternativo se enmarca en la lógica de la agricultura

intensiva, la productividad, el desarrollo tecnológico progresista y la inversión de

capital. Sobre esta tendencia económica dominante en la amazonía, la COICA

manifiesta “nosotros los Pueblos Indígenas Amazónicos, constatamos el deterioro de

los bosques tropicales, es consecuencia de las políticas neoliberales e intereses

privados, que tienen una visión de nuestros territorios, exclusivamente mercantilista”

(2003). Esta lógica mercantil, introduce el concepto de producción en escala,

mecanización, organización productiva bajo un control de calidad y cantidad, tiempos

óptimos con un fuerte énfasis en el mercado. Los actores de esta política son:

empresarios privados, agricultores y asociaciones productivas, en rubros que van

desde la hotelería asociada al turismo, hasta proyectos de fomento de la agricultura.

Esta lógica de desarrollo bajo la denominación de “sostenible” de las áreas afectadas

por el circuito “coca cocaína”, no solo entraña un profundo desconocimiento de la

realidad indígena, sino de expansión de la lógica del capital y con ella de las visiones

de “desarrollo”, y “competitividad”, bajo el constructo de la “pobreza” (cf: Rahnema

1996). Son estos patrones que orientan las acciones de la cooperación internacional y

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del Estado y convierten a los indígenas en productores de bienes y servicios de base

cultural, en el marco de la economía de mercado. Algunos autores muestran el

carácter etnocida de esta concepción cuando sostienen que:

las estrategias de desarrollo sostenible tienen una tendencia a desestructurar el potencial ecológico de las lógicas étnicas, implican imposición de un patrón criollo de explotación de recursos, adverso a las estrategias étnicas, se constituyen en proyectos de asimilación indígena que parten no solo de un sistema de valores ajenos, sino que, simultáneamente, ignoran la existencia de una rica diversidad de conceptos y prácticas ecológicas indígenas. Inspiradas en las lógicas analíticas occidentales, estas estrategias guardan una profunda disfuncionalidad estructural con los intereses materiales y espirituales de los grupos étnicos en cuyo hábitat se realizan. En ese sentido, coadyuvan, incluso, a la desestructuración de los espacios indígenas y a la destrucción del conocimiento íntimo de los grupos étnicos sobre la naturaleza, la ecología y la explotación racional y sostenida de los recursos naturales. (Schwarz 1996:10-14)

En conclusión, se puede decir que existe contradicciones entre las disposición de

preservación del bosque húmedo tropical a nivel internacional y las prácticas de los

programas de desarrollo nacional y regional que asociados a la producción

agropecuaria, comercial, turística, e hidrocarburífera entre otras.

En el marco de esta visión y práctica de economía dominante en la región del Chapare

y la TCO Yuqui-CIRI, el conocimiento y la práctica de la caza yurucaré en territorio

indígena, es un tema muy delicado. Existe múltiples flancos de presión sobre el monte

o territorio, por un lado la caza indiscriminada por parte de los “terceros”

especialmente empresas que trabajan con mano de obra contratada, la incursión de

cazadores furtivos y la explotación maderera que deteriora el hábitat de la fauna

silvestre y al mismo tiempo provoca mayor presión sobre el monte en términos de

requerimiento proteínico (cf:Towsend 1996).

Se suma a este cuadro los prolongados años de sedentarización18 de las familias

yurucarés en las comunidades por la presencia de la escuela y el incremento

población por incremento tasa de natalidad y migraciones. Así la cacería cultural de

“subsistencia”, puede convertirse a futuro en una amenaza para los recursos de la

biodiversidad, la reproducción de la fauna y por sobre todo el riesgo al propio

autoabastecimiento alimentario y de reproducción social y cultural yurucaré.

En este contexto, la presente investigación busca conocer los procesos de producción

social del conocimiento o educación cultural propia yurucaré en la práctica cultural de

18 Sobre el actual comportamiento espacial de los yurucarés, CONIYURA-CERES (1998) sostiene que los procesos de desplazamiento se dan ahora cada 10 años y el lapso de tiempo en un lugar se ha alargado.

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la caza en el marco de las concepciones, visiones y gestión del territorio, los valores,

las normas sociales y culturales de la familia.

2. Objetivo general

Sistematizar elementos de la educación yurucaré en la práctica sociocultural de la

caza para el diseño de una propuesta curricular en el marco de la Reforma Educativa

boliviana.

2.1 Objetivos específicos

- Describir las características territoriales y familiares de la práctica cultural de la

caza.

- Identificar los conocimientos, saberes, destrezas y habilidades transmitidos por la

familia en la práctica cultural de la cacería.

- Identificar las normas, valores y creencias transmitidos por la familia en la práctica

cultural de la caza.

- Diseñar una propuesta curricular para la educación escolar desde la cultura propia

y en el marco de la Reforma Educativa.

3. Justificación del problema

Con la presente investigación se busca:

- Conocer el sistema de conocimientos y formas de conocer de la sociedad yurucaré

en la práctica sociocultural de la cacería.

- Conocer, desde la perspectiva indígena, la relación inseparable entre

conocimientos y práctica social como base en la generación del conocimiento.

- Contribuir a la reflexión sobre el enfoque de la noción de currículo y su forma de

organización pedagógica a partir del conocimiento de formas contextuales y

culturales de organización del conocimiento y el saber yurucaré.

- Contribuir a una justa valoración de las lógicas y sentidos que subyacen en los

conocimientos y la práctica de la caza y la forma de gestionarla en relación con los

proyectos de desarrollo con pueblos indígenas.

- Contribuir al fortalecimiento socio-cultural del pueblo indígena yurucaré desde la

valoración y re-conocimiento de su sistema de conocimientos asentados en sus

prácticas ancestrales como es la práctica de la caza y la formación de cazadores.

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- Contribuir a un camino donde la lengua y los contenidos culturales indígenas

yurucarés sean el fundamento de una educación nacional con control social y

cultural de los yurucarés.

- Contribuir al mayor conocimiento del Trópico de Cochabamba como Territorio

Indígena, a partir de la mayor difusión de la existencia del Pueblos Indígena

Yurucaré. En particular al conocimiento del CIRI como territorio indígena ancestral

yurucaré asentada en la Tierra comunitaria de Origen Yuqui-CIRI del Trópico de

Cochabamba.

- Que las comunidades indígenas sean reconocidas por la sociedad boliviana no por

lo raro o “exótico” sino por lo real de su vida cotidiana. El mayor conocimiento y re-

conocimiento de la sociedad indígena deben ser de gran valor para la construcción

de una sociedad verazmente democrática con la valoración y legitimación de la

multiplicidad de conocimientos y saberes.

- Relativizar las pretensiones absolutas del pensamiento de Occidente con sus

normas y su visión del mundo.

- Las estrategias definidas por la CIDOB en materia de gestión del recurso fauna

(Townsend, Rivero, Peña y Linzer 2001), sumado al análisis socioeducativo de los

conocimientos y la práctica de la cacería (que aporte la presente tesis) contribuirá

a un trabajo interdisciplinario en propuestas de manejo sostenible e integrado de la

fauna silvestre para contribuir a la continuidad sociocultural del Pueblos Indígenas,

así como mantener la biodiversidad amazónica.

- Incorporar a las reflexiones desde la Biología, la Ecología y la economía, otra

dimensión de la práctica social de la cacería, que permita tener una comprensión

multidimensional, o multidisciplinar y humana.

- Enfrentar las visiones civilizatorias, euro céntricas, andino céntricas y

asimilacionistas que encubren desigualdades sociales y culturales al presentarse

como superiores u universales.

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2002. Salomón . Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy yendo a cazar al monte ”

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CAPÍTULO II

CARACTERÍSTICAS METODOLÓGICAS DEL ESTUDIO

1. Tipo de investigación

1.1 Investigación cualitativa con características etnográficas.

Por medio de la investigación cualitativa se buscó conocer de manera integral y

sistemática, el campo de la práctica social de la caza, los procesos de reproducción

social del conocimiento y los elementos que entraron en juego en su dimensión

relacional. Estos elementos estudiados fueron: percepciones de los diferentes sujetos,

niños y adultos, mujeres y varones, concepciones de la manera particular y específica

de comprender las cosas y los hechos, las elecciones propias de cada uno de los

actores, sentimientos, valoraciones, actitudes, hábitus y la relación de sus

percepciones con sus actuaciones (cf: Castro y Rivarola 1998).

La investigación tuvo a su vez características etnográficas en la perspectiva definida

por Bertely para quién “la etnografía educativa tiene que ver con el marco

epistemológico a partir del cual orientamos nuestras inscripciones e interpretaciones

así como el abordaje del objeto de estudio en sus tres niveles de reconstrucción

epistemológica: la inscripción e interpretación de la acción social significativa, el

análisis de los procesos históricos, sociales y culturales que contextualiza el objeto de

estudio y el trasfondo hegemónico del objeto de estudio (2000a:27).

Visto así, el trabajo etnográfico consistió en un proceso permanente y simultáneo de

registro de la información primaria, interpretación de los datos y construcción de

categorías de análisis a la luz de la información obtenida en el trabajo de campo, la

perspectiva de las familias involucradas y todo un conjunto de producción académica

sobre el pueblo yurucaré y sus características sociocultural19.

La sistematización de la educación en la práctica social de la caza llevó a “sumergirse

en la particularidad de una realidad empírica, históricamente situada y fechada con el

fin de captar la lógica más profunda del mundo social conducente a elaborar un ‘caso

particular de lo posible’” (Bourdieu 1997a:12-13).

19 Para Sánchez-Parga “más que cualquier otra técnica investigativa la observación presupone un conocimiento de la realidad investigada; y cuanto mayor y más profundo sea éste más completo y detallado será la observación y, consecuentemente podrá ser la interpretación de la realidad observada” (1989:22).

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Se estudió el campo de la cacería desde la perspectiva interpretativa y relacional. Se

abordó el conjunto de las prácticas, acciones y conocimientos y creencias yurucaré en

su dimensión relacional y no sustancialista y fragmentada20.

En este marco se definió la investigación en su perspectiva émic21. Lo émico fue el

enfoque teórico, metodológico e interpretativo. Lo émico como enfoque, llevó a

observar y escudriñar las diminutas, minúsculas y microscópicas relaciones que fluyen

en la cotidianeidad de las relaciones sociales pero que no son perceptibles a la mirada

común. “Lo etnográfico es lo que intenta llegar a lo émico a lo propio, descubrir el

sentido y el significado de lo propio” (Sichra 2002/Apuntes de clase).

Lo émico fue una herramienta técnica en la medida que permitió acceder a información

empírica, materia prima central del enfoque émico, pero a la vez fue una herramienta

teórico conceptual anclado en la valoración de las estructuras socioculturales propias,

el reconocimiento de las instituciones yurucarés como el territorio, las costumbres, las

creencias, las familias yurucarés. El enfoque émico también contribuyó a la reflexión

del campo educativo yurucaré desde el horizonte de la sociedad dominante y el propio

horizonte político estratégico del pueblo yurucaré. En esta perspectiva la permanencia

prolongada en el trabajo de campo fue una condición que contribuyó a una

aproximación émica del objeto de estudio. La investigación se realizó por el tiempo de

8 meses de manera discontinua en el lapso de dos y medio años.

Si bien hubo una fase de preparación metodológica22 a fin de recoger información

“fiable” y con la “menor influencia” del observador, fue necesario un proceso de

reflexibilidad23 permanente como método y actitud dada la inevitable influencia

producida en los sujetos investigados. El proceso de reflexividad permitió comprender,

20 Un modo de pensamiento sustancialista es aquella que conduce a tratar las actividades o las preferencias propias de determinados individuos o determinados grupos de una sociedad como propiedades sustanciales, inscritas de una vez y para siempre en una especie de esencia biológica o cultural (Bourdieu 1997a). 21 Lo Émic en contraposición a lo étic se refiere al modo de proceder en la investigación Es decir descripciones desde dentro, descripciones en primera persona o como teorías fenomenológicas. Una descripción émic es una descripción hecha en términos, utilizando distinciones y contrastes que los agentes descritos consideran significativos, con sentido, reales, verdaderos o, en cualquier caso, apropiados. Una descripción émic queda falseada si los agentes descritos se muestran disconformes con la misma o bien porque no admiten como real, significativo o adecuado lo que los etnógrafos concluyen, o bien si se demuestra que la descripción contradice el cálculo cognitivo por el cual los agentes informados llegan a establecer lo que es real, significativo o adecuado en general (Geertz 1996:27-28). 22 Sobre la importancia de una preparación previa al trabajo de campo consultar Hammersley y Atkinson (1994:41-42). 23Reconocimiento explícito del hecho de que el investigador social y el propio acto de investigación, son parte del mundo social, por tanto, objeto de la propia investigación. Antes que enzarzarnos en intentos fútiles de eliminar los efectos del investigador sobre los datos deberíamos preocuparnos por entenderlos. No hay ninguna forma que nos permita escapar del mundo social, para después estudiarlo ni, afortunadamente, ello es siquiera necesario (ibid 1994:29, 32, 253).

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relacionar, e interpretar las actitudes surgidas en el contacto de la investigadora con

las familias observadas y así mismo asumir estrategias de mayor socialización.

A fin de alcanzar niveles de credibilidad interna y externa, un recurso importante fue la

triangulación permanente, estrategia consistente en la confrontación de la información

obtenida en el trabajo de campo con las fuentes documentales, la perspectiva de los

propios actores y los de la propia investigación (Cerda 1993:50). En los términos de

Bertely ”La producción de un texto etnográfico constituye una fusión de horizontes el

del sujeto interpretado y el del intérprete. No es posible atribuir objetividad a uno y otro

horizonte significativo y como consecuencia, el texto etnográfico como objetivación de

subjetividades puede ser también reinterpretado de distintas maneras en diferentes

momentos históricos” (2000a:37).

2. Metodología utilizada

2.1 Unidad de análisis

Se definió como unidad de análisis las relaciones e interrelaciones establecidas por las

familias yurucarés24 en torno a la práctica sociocultural de la caza. Con éste propósito

me incorporé a la casa de la familia Rodríguez Herbas a partir de la cual realicé el

contacto con las 26 familias nucleares integrantes de las tres Familias Grandes

asentadas en la comunidad: las familias Herbas, Fernández y Soria.

Desarrollar la investigación a partir de la inserción en el seno de la familia Rodríguez

Herbas significó territorialmente trascender los límites de la comunidad y TCO, dos

constructos sociopolíticos apropiados y de corta historia entre los yurucarés. Los

viajes de la familia Herbas ha otros ríos, llevó a que la investigación se inscribiera en

el ámbito de la territorialidad yurucaré lugares donde la familia Herbas desplegó

multiplicidad de relaciones, sociales, culturales, económicas y de parentesco. Estos

espacios fueron: la comunidad de Tres Islas, las comunidades de Limo, Puerto Patiño

y Primero de Mayo del Parque Nacional y Territorio Indígena Isiboro Sécure

(CONISUR-TIPNIS).

La investigación también se inscribió en los pueblos urbanos Puerto Villarroel,

Ivirgarzama y Chímoré, pueblos con los que la familia yurucaré mantiene una intensa

relación social, económica, educativa y organizativa (Chimoré es en la mayoría de los

24 Se decidió como unidad de análisis las relaciones sociales al interior de la familia y entre familias porque la familia es la organización social básica de los yurucarés. La familia nuclear es la base de una red de relaciones, que empieza con las familias del entorno cuatro o cinco y se amplia a todas las familias del asentamiento espacialmente más alejados. A su vez estas relaciones se amplían a tras comunidades cuando las familias nucleares se desplazan por a lo largo de ríos de la TCO (cf: Díez y Murillo 1998:245).

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2002. Esposos, don Sergio Rodríguez Hurtado y Alejandrina Herbas Orozco. Tres Islas.

“Cosechamos maíz de nuestro chaco y ahora estamos desgranando”

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casos centro de realización de asambleas, reuniones, talleres de la organización

indígena yurucaré, trinitario y yuqui).

2.2 Observación

La observación25 fue la técnica de recolección de información más importante. Esta se

desarrolló inicialmente en las actividades cotidianas de la familia Rodríguez Herbas,

con el tiempo y según el grado de confianza adquirida se amplió la observación al

resto de las familias Soria y Fernández. La observación tuvo una dimensión integral,

contextual y otra localizada y focalizada en función a los objetivos trazados.

Si bien el abordaje de la observación partió de una guía general, el proceso de

observación se fue organizando, delimitando y encuadrando en el camino. En el

proceso se fueron definiendo metas de lo que debía observarse, priorizarse, y por

tanto prestar mayor atención, en ese sentido las observaciones posteriores fueron más

selectivas y priorizadas26. Según se iban estrechando los vínculos de confianza con

las familias se planificó momentos de observación, actores y escenarios privilegiando

la atención a los niños y niñas, a la relación adultos-niños(as) y la relación niño-niño

desde los 2 años hasta los 16 años aproximadamente.

Entonces se desarrollaron dos tipos de observación:

a) Observación general de todos los elementos socioculturales, económico productivos

y organizativos sucedidos en el diario vivir de las familias asentadas en la comunidad

de Tres islas y otras regiones a partir de las relaciones establecidas por la familia

Rodríguez Herbas.

b) Observación focalizada de la práctica social de la caza, referida a las acciones de

los niños y los jóvenes en su actividad diaria, en diferentes situaciones y contextos, ya

sea solos, con los padres, con los hermanos u otros familiares o parientes.

25 La observación supone una metodología de la mirada, una construcción de la mirada, y principalmente una mirada que construye, en cierto modo produce, la realidad observada (Sánchez Parga 1989:16). La observación exige una actitud, una postura y un fin determinado en relación con la cosa que se observa (Cerda 1993:237). La observación permite hacer descripciones detalladas tanto de las acciones y conductas de las personas como de la compleja trama de interacciones personales y procesos organizacionales que se pueden dar en la experiencia humana (Castro y Rivarola 1998:12). 26 “El proceso de observación exige tener un plan o por lo menos algunas directrices determinadas en relación con lo que se quiere o espera observar. Quiérase o no, la observación tiene un carácter selectivo” (Cerda 1993:237). Sánchez-Parga nos dice a su vez “observar, es elegir, es clasificar, es aislar en función de la teoría (…). De ahí se sigue que todo principio teórico debe poder traducirse en un método de observación, y que inversamente el observador tendrá que respetar de manera fiel las directrices del análisis conceptual” (1989:18).

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En general, el proceso de observación y registro transcurrió entre las observaciones

generales y focalizadas privilegiando el comportamiento de los niños en sus diversos

entornos.

El proceso de observación se realizó en la red de relaciones intra e Interclánicas de la

familia Herbas Rodríguez y en los diversos escenarios en los que interactuó y/o se

desplazó. Estos escenarios fueron: la casa de la familia, la huerta, el monte, el río, la

fiesta, el chaco, el barbecho, reuniones familiares, el viaje a otro río, interacción con

otras familias de la misma comunidad y de otros ríos, las reuniones, las asambleas,

durante el lavado de ropa, preparación de la comida, la pesca. El acceso a estos

escenarios fue gradual, se dio a medida que se fue ganando confianza y empatía al

interior de la familia y del resto de la comunidad.

Parte de la observación fue el registro de diálogos abiertos desarrollados de manera

espontánea al caminar por la senda que comunicaba una zona de la comunidad con

otra, al momento de lavar la ropa, viajar por el río, al cocinar, traer leña, plátano del

chaco, cosechar arroz, en las fiestas de los familiares, etc. En diversas ocasiones el

mejor recurso de investigación fue el silencio, en otros y ha solicitud de las señoras, se

respondió a las inquietudes planteadas por ellas y en otros a preguntar sobre un tópico

con el fin de profundizar en el mismo.

Es importante decir que estos momentos no sólo fueron strictu sensu de acopio de

información sino de empatía y compenetración con la vida social de la comunidad27. La

necesidad de generar un proceso de empatía y aceptación de las familias conllevó

también realizar ritos de reciprocidad. Cada viaje significó “hacer cambio” y apoyar a

las familias que no podían salir del río. “Me va traer dos latas de leche y yo le doy una

arrobada de chocolate”, “me va traer un pantaloncito azul y aquí se lo voy a pagar”, “va

traer mechillas de colores pa’ mis hijos”, “cuando vuelva me lo trae una lata de

manteca aquí se lo pago con arroz”, “va traer penicilinas”, “traiga algo pa’ mal de ojo”,

“traiga aspirinetas”, “me trae semillas de verdura”, “me trae balitas”, “me trae

anzuelitos para chupa”, “me trae balitas pa’ escopeta”.

El texto etnográfico construido y sistematizado para los objetivos de la investigación ha

sido el resultado de un proceso de triangulación continua de la información recogida

durante el tiempo del trabajo de campo, a la verificación o validación permanente de

27 “El enfoque cualitativo busca llegar al conocimiento ‘desde dentro’ por medio del entendimiento de intenciones y el uso de la empatía. Desde este punto de vista el enfoque cualitativo tiende a ser más inductivo que deductivo” (Barrantes 2002:68).

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los propios actores observados u otros parientes de otros ríos y la revisión de literatura

sobre el tema.

El proceso de observación conllevó una permanente revisión, relectura de los

cuadernos de campo, elaboración de esquemas, construcción de hipótesis, de niveles

interpretativos, reflexiones personales, categorización, esquematización, identificación

de estructuras, instituciones, sus características, los cambios sufridos a lo largo del

tiempo etc. Este ejercicio fue fructífero en la medida en que se trianguló la información

que se venía observando con otras existentes y publicadas.

Los primeros meses del trabajo de campo en la comunidad estuvo mediada por una

extrema y natural desconfianza a una persona considerada “extraña” y cuyos

propósitos –más allá de las explicaciones dadas y las autorizaciones de las

organizaciones indígenas –no terminaban de comprender28. Mi simple presencia

afecto las relaciones sociales cotidianas de las familias, creó entre ellas una mezcla de

sentimientos y actitudes: silencio, miedo, vergüenza, temor, molestia, alejarse del

lugar, evitar una relación de contacto, cambiar de tema de conversación, hablar solo

en yurucaré, callarse, ocultarse, irse al chaco, al monte o a pescar al río. Este conjunto

de actitudes llevó a concluir que no era suficiente un trabajo etnográfico de dos meses

como establecía la maestría. En este sentido la extrema desconfianza de los

yurucarés condicionó para que los ritmos, los tiempos y la imperiosidad definidos para

la investigación fueran modificados en acomodo a la realidad observada.

El paso de una condición de extraña e intrusa a la de ser considerada parte de la

comunidad se dio en un proceso lento, sostenido de socialización, donde entraron en

juego no solo elementos con la investigación sino actividades de otro género surgidos

en el camino29.

En el proceso de observación y a fin de enmarcarse en los patrones de conducta

familiar, se decidió andar con las mujeres y en todo caso detrás de ellas30. Junto con

ellas y a través de ellas se entabló relaciones de amistad con los varones, sean

esposos, hermanos, sobrinos y tíos. En especial se cultivó con los niños una amistad y

28 Sobre las “perturbaciones” que provoca la presencia del observador en el trabajo de campo y la importancia del principio de reflexividad ver en Sánchez-Parga (1989:23-25) y Hammersley y Atkinson (1994:28-31). 29 En este proceso de empatía y de construcción de acciones concretas se impulsó las ideas de Don Marcelino Herbas Orozco (+) “antiguo” y pëpë de la familia Herbas, sobre producción controlada de miel de abejas de monte más conocidas como “señoritas”. La concreción de esta idea fue el “PROYECTO UYPI YURACARÉ” que hoy (2005) funciona también en el río Chapare la comunidad de La Misión) (cf: Arce 2003). 30 La observación permitió ver que en su generalidad las mujeres solían andar por la senda o camino siempre detrás de los hombres, por analogía y como un principio de respeto a este criterio, se decidió andar detrás de ellas.

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2003. Teyo Herbas Borda y Felix Arce (Uypi). Tres Islas. “Estamos haciendo reunión con las socias del proyecto Uypi Yuracaré”

2003. Mujeres de la comunidad de Tres Islas. “Las mujeres estamos trabajando con el proyecto Uypi Yuracaré”

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2004. Nido de abejas nativas o señoritas en caja. Proyecto Uypi Yuracaré. Tres Islas. “Las abejas señoritas producen su miel en cantaritos”

2004. Nido de abejas nativas o señoritas en caja. Proyecto Uypi Yuracaré. Tres Islas.

“Estamos cosechando miel de los cantaritos con jeringa”

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una relación de afecto jugando al fútbol, cantando, bailando, contando cuentos y en el

caso de algunas niñas, acompañándonos en las noches.

El trabajo de observación tuvo también como escenario la ciudad de Cochabamba

toda vez que algunas familias salían de la comunidad por diversos motivos, entre ellos:

trámites de carnet de identidad, consultas médicas, visita a familiares y diversas

gestiones de la organización indígena con varias instituciones (DAI-CONCADE CINEP,

Prefectura, SEDEGES entre algunas).

Con el objetivo de contextualizar la investigación se realizó observaciones en reuniones/talleres de diversa índole realizados en la comunidad donde la familia

Rodríguez Herbas participó, eventos de naturaleza regional como talleres, reuniones

asambleas regionales de la CPITCO, dos eventos nacionales de la CEAM en la ciudad

de Santa Cruz de la Sierra. Se participó también a invitación expresa de las familias en

acciones de protección del territorio en la TCO yuqui-CIRI con viajes a zonas de

avasallamiento colono.

El proceso de observación fue también un proceso de reeducación de los sentidos, de

los valores y de las actitudes de los que uno es portadora. Observar implicó organizar

y agudizar la mirada, y el oído, desarrollar la capacidad de escuchar permitió dar

importancia y sentido a todos los elementos lingüísticos y ambientales. En un dicho

célebre, Hemingwey expresó “se necesitan dos años para aprender a hablar y 60

años para aprender a callar”, el trabajo etnográfico obligó más pronto de lo que

pronosticara Heminwey aprender “a callar” y privilegiar la capacidad de “escuchar” y

“observar”31.

En el proceso de observación, registrar la percepción de trinitarios, yuquis, colonos, y

“cambas” -quienes mantienen relaciones directas e indirectas con los yurucarés de la

TCO Yuqui-CIRI- contribuyó a inferir las diferencias y las particularidades propias de

los yurucarés con relación a estos pueblos.

2.2.1 La descripción

Una relectura de los cuadernos de campo llevó a concluir que no se estaba

observando con propiedad, que había falencias en la densidad, profundidad y detalle

de los hechos observados. Esta autorreflexión sobre la forma de describir o inscribir el

hecho observado llevó a hacer conciente también que detrás de acto de observar y

31 Bertely sostiene “es necesario aprender habilidades como observar, escuchar, callar, escribir y graficar con rapidez y agilidad, traducir lo escrito y graficado, ampliar las notas, recordar con precisión y, a fin de cuentas, saber cómo realizar un registro amplio de lo observado y escuchado en el cual se documente de modo detallado el contexto, el escenario, los actores y el comportamiento” (2000b:50).

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describir había no solo un problema de técnica o método, sino también de lenguaje, de

expresiones lexicales apropiadas que pudieran inscribir lo visto y lo oído.

Cómo describir por ejemplo la forma de armar el canasto para ir a cazar, la forma de

liar a un animal muerto luego de cazarlo y cargarlo a la espalda. Era evidente que

faltaban palabras para expresar ese hecho cultural, faltaba el conocimiento en los

términos que ellos le atribuían a ese acto, los nombres que le daban y finalmente el

registro especializado que tenían ellos para nombrar aquello. Por tanto, la calidad del

proceso de descripción más que ligado solo a una habilidad metodológica, fue

resultante de un proceso de socialización en la realidad sociocultural, el lenguaje y los

registros apropiados en cada caso.

Metodológicamente las deficiencias en el proceso de descripción encontradas en una

revisión de los cuadernos de campos llevaron a organizar y sistematizar el acto de

observar en el sentido de poner atención al sujeto, el momento, el entorno, los

diálogos y a realizar cortes ficticios que permitieran registrar con cierta fidelidad el acto

observado. Esto llevó a concluir que el procedimiento de inscripción se realiza en

mucho más tiempo que el tiempo que sucede el fenómeno social en cuestión y que

mientras uno registra la observación congelada, continuamente se siguen sucediendo

otros fenómenos que ya no es posible registrarlos o prestarles atención y

concentración como con el caso anterior.

Contrariamente a la etapa inicial de observación, el proceso de aceptación y de

socialización posterior entre las familias llevó a una dificultad en la descripción. La

confianza ganada y la participación en actividades y eventos familiares y comunales

resultaron acortando el tiempo de descripción que se venía realizando durante algunas

horas en el día (dos horas promedio). A fin de no perder información se simplificó la

inscripción en el cuaderno de notas apuntando símbolos, códigos y elementos

nemotécnicos que permitieran recordar el hecho, el proceso y en lo posible las frases.

Con esta ayuda memoria se dedicó gran parte de las noches a las descripciones en el

cuaderno de campo.

2.3 La entrevista

La entrevista32 ha sido una técnica complementaria y de profundización de la

información recabada en la observación. Esta técnica permitió indagar conocimientos,

32 “Las entrevistas son conversaciones con un propósito que es el de obtener un tipo especial de información. Las entrevistas son necesarias cuando no podemos observar directamente comportamientos, sentimientos, o la forma en que la gente interpreta el mundo a su alrededor. También para recoger información sobre hechos o eventos pasados” (Castro y Rivarola 1998:30).

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hechos, experiencias, creencias, opiniones que no surgieron en el proceso de

observación y en la mayoría de los casos para precisar, profundizar y, por sobre todo,

encontrar el sentido a los datos obtenidos a través de la observación. En la mayoría de

los casos la entrevista como resultado o producto se construyó en varias sesiones y en

diferentes tiempos.

En el proceso se fueron elaborando varias matrices de entrevistas según se iba

recogiendo información de la observación, de las dudas, preguntas que iban surgiendo

en el proceso investigativo.

En una mayoría de los casos exceptuando uno o dos, las entrevistas se realizaron

mucho después de transcurrido el trabajo de observación, en razón a que en un inicio

su sola posibilidad creaba en el entrevistado un estado de confusión y de malestar en

algunos casos33. El intento de realizar entrevistas en un primera etapa tuvieron como

respuesta “no sé”, “ya no recuerdo”, “no se como será yo trabajaba y no compartía con

mi familia”, “tengo problemas de memoria”34. Se dio también el caso de, ante mis

requerimientos el de “mirarse unos a otros entre sí, buscar en el otro un indicio de

aprobación o reprobación para saber si debían contar, decir algo o hablar,

preguntándose entre ellos si debían o no acceder a mis requerimientos35. Otra actitud

más radical fue “¡qué me quiere preguntar!, ¿Quiere saber? ¡Qué quiere saber!, niqta,

niqta, no hay información”. La otra tendencia eran respuestas limitadas y parcas.

Vistos los inconvenientes de realizar entrevista semiestructuradas antes de tiempo se

decidió realizar las mismas en una etapa posterior al proceso de observación.

La experiencia de observación permitió concluir además que no era conveniente

entrevistar en una primera etapa del trabajo no sólo por la falta de condiciones sino

fundamentalmente porque en este tipo de investigación, la entrevista exige de parte de

33 Un una ocasión y dado los límites de tiempo establecidos por el Programa de Educación Intercultural Bilingüe PROEIB-Andes marco en el cual se hizo esta investigación, decidí finalmente entrevistar, me acerqué a la casa del pëpë de la familia Herbas y luego de una introducción y preámbulo amistoso le expresé que me gustaría entrevistarle, le di explicaciones según mi sentido común, Don Marcelo me contestó entre preocupado, incomodo e irónico “y ahora que voy a inventar para usted”. Esto sumado a otros hechos que venían sucediendo me llevó a concluir que no tenía sentido alguno forzar los tiempos y condiciones de recolección de información, si bien ese día entreviste a Don Marcelino Herbas no volví a hacerlo más con nadie durante algún tiempo, sabía que no había llegado todavía el tiempo propicio para trabajar con esta técnica. 34 Sucedió que preguntado con la señora Alejandrina Herbas se rehusó y dijo “tengo problemas de memoria vamos a mi hermana Rosa Herbas, ella sabe”. Ya en el lugar y luego y en el proceso de entrevista resultó que quién sabía más y respondía con mucho fundamento era precisamente Alejandrina Herbas quién aducía no recordar nada. 35 Esto me sucedió con la familia Parada Herbas el hombre de la casa Don Asterio preguntó a su esposa si debía o no contarme, su esposa no dijo nada y su entenada (hijastra) que escuchaba dijo “si claro pueq tío porque ella está escribiendo la historia de Tres Islas, de todos nosotros y se va a publicar un libro de nosotros, nuestra historia, nuestra vida ¿no doña Armi? entonces hay que contar, luego él dijo “entonces te voy a contar”.

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quién pregunta un mínimo de conocimientos sobre el tema en cuestión a fin de que la

entrevista no sea un interrogatorio sino un diálogo de conocimientos,

complementaciones, acotaciones, aclaraciones, profundizaciones, detalles,

búsquedas, dudas etc. En síntesis, entrevistar consistía en estar preparado para la

entrevista, en conocer el campo sobre el que se quería entrevistar y conocer este

campo era contar con información sustanciosa del proceso de observación. Por otro

lado, una buena entrevista implicaba estar o por lo menos conocer y aproximarse a la

lógica del entrevistado, pues su desconocimiento sumado al tema de entrevista

acortaba y empobrecía los resultados de la entrevista.

Esto llevó a concluir que el acceso al conocimiento pasa necesariamente por estar en

la cotidianidad de los sujetos y no por forzarlos. Esta experiencia recordó aquella

expresada por Ribera (1983:72-73) sobre su experiencia de campo en el Isiboro

Sécure (TIPNIS).

Mis observaciones con respecto a la historia mitológica de los yuracarés han sido muy limitadas. No he podido obtener datos acerca de la existencia actual de este mito (…)

En mi estadía entre los yuracarés no he podido aclarar ni aumenta a lo anterior [a los aportes de D’Orbigny y Von Holten]. El marcado silencio de los yuracarés es una dificultad suma para el investigador (…).

Las veces que he intentado rebuscar en su tradición mitológica, no he conseguido avanzar mucho. Ellos mismos me han manifestado que no obtendré mayor información si es que no permanezco bastante tiempo con ellos, incluyendo mi participación en los trabajos cotidianos.

Salta a la vista la necesidad de cambiar el planteamiento en su perspectiva, ellos mismos no permiten que se los tome como objeto de burlas o en este caso, como objeto fijo de investigación. El caso exige una empatía más propia, que lleve a la conservación liberada de la etnia, con la intención de buscar su integración con el resto del país.

En fin acceder a un campo del saber, del conocimiento y de la historia implicaba ser

parte de la cotidianidad, de lo habitual de los sujetos. Forzar a las personas a

sustraerse de su realidad cotidiana para dar cuanto de hechos, acciones,

concepciones y prácticas de su vida no era el camino más adecuado. El conjunto de

acciones, visiones y concepciones había que verlos, vivirlos en su desarrollo cotidiano

y en los espacios y escenarios propios en los que interactuaba la familia.

Hubo dos modalidades de entrevista:

a) Entrevistas semi estructuradas.- Las entrevistas semi estructuradas se realizaron

con base en un conjunto de guías elaboradas en el proceso de observación. Las

mismas se desarrollaron en momentos de privacidad del entrevistado. Aunque estos

momentos no se dieron en la generalidad de los casos, hubo una tendencia a

desarrollar la entrevista en un ambiente de privacidad e intimidad familiar.

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Indudablemente fue muy difícil encontrar estos momentos y éste fue uno de los

factores, que sumados a otros, contribuyó a que las entrevistas se desarrollaran en

tiempos posteriores a la observación.

Estas entrevistas fueron una combinación de entrevistas grabadas en cinta

magnetofónica y apuntes en el cuaderno de campo. Todos los entrevistados elegidos

fueron padres y madres de familia con hijos varones y mujeres con edades que oscilan

entre 0 y 22 años aproximadamente.

Bajo esta modalidad se entrevistó a nueve padres de familia con referencia a la

práctica de la cacería. Los nueve padres de familia pertenecientes a dos familias

clánicas. Se entrevistó a su vez a 9 madres de familia pertenecientes a las tres

familias clánicas respecto a su percepción sobre las práctica de la cacería, los roles

que cumplían sus hijos varones y mujeres y las responsabilidades que iban dando los

padres a los hijos e hijas según la edad que tienen.

También se entrevistó a 8 niños de una familia clánica sobre su grado de participación

en los procesos de cacería, época del año, horarios, tipo de cacería, tipo de animal

cazado, actividades que realizaban en el proceso de cacería, instrucciones que

recibían de los mayores etc. Finalmente se entrevistó a la profesora de la escuela de

Tres Islas quien maneja 5 cursos de primaria bajo la modalidad de multigrado y trabaja

en la escuela de la comunidad por más de 5 años.

b) Entrevistas abiertas.- Esta modalidad de entrevista consistió en diálogos naturales

en circunstancias cotidianas donde se fue introduciendo una serie de preguntas que

como consecuencia, desencadenó una relación de hechos, narración de experiencias,

criterios, conocimientos etc. Este procedimiento fue interesante en momentos y

escenarios donde las familias conversan, charlan, ríen y surgen diversos temas de

conversación, se preguntan entre ellos, surge un diálogo donde el investigador es uno

más, y discurre con naturalidad.

Fue una combinación entre entrevistas abiertas y observación participante, y se

desarrollaron en forma de diálogos continuos e informales sostenidos con los

integrantes de las diferentes familias de yurucarés. Estas entrevistas se dieron en el

ritmo de las actividades diarias, fueron conversaciones desenvueltas en la mayor

naturalidad posible sin forzar diálogos, ni tiempos de conversación, ni lugares.

c) Relato de mitos y cuentos.- Un capítulo importante del trabajo etnográfico y la

entrevista fue el relato de mitos y cuentos cuya narración oral la hicieron cuatro

personas adultas, dos mujeres y dos varones yurucarés. La narración de los mitos

considerados como las historia de los “abuelos”, “los finaos”, “los antiguos” solo se

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logró luego de la confianza ganada. El valor de estos mitos en relación al objetivo de

investigación es incalculable y estuvo en el papel que juega la cacería o el hombre

cazador en la Creación y sentido de ser yurucaré.

La narración oral de los mitos y cuentos yurucarés exigió un lugar, un momento y

espíritu propicio. El lugar siempre debía ser aquel que garantizara un mínimo de

interferencia posible, el tiempo, en la noche en la mayoría y en el mejor de los casos

una condición anímica, espiritual de disposición a hacerlo. Es decir una apertura del

espíritu, del corazón, un momento de rememoración, de reflexión, remembranza, de

respeto a la vida de los antiguos.

El proceso de narración del relato implicó un proceso de preparación del narrador, de

reconstrucción del cuento o mito en idioma yurucaré que le permitiera contar con la

seguridad de que así debía ser. Este proceso de grabación y re-escuchar, que en

algunos casos llevó dos horas en la noche exigió el máximo de atención de los

narradores. Este proceso también estuvo acompañado del esposo, los hijos y nietos

de la familia quiénes cumpliendo el ritual, estuvieron presentes silenciosos y atentos al

relato.

Parte de la metodología fue la de hacer escuchar la grabación realizada, este proceso

que a veces se extendió por buen tiempo no fue motivo de cansancio más bien fue de

validación de lo contado. A medida que iban escuchando, iban asintiendo con

expresiones en castellano y en idioma de “bien”, “bien”, “¡ah! Ahí lo falle, le falta una

palabra pero…está bien” “es que no me preparé bien”, “a ver que lo traduzca [primero]

primo Daniel y me lo lee”.

Parte de este proceso fue la escritura en idioma yurucaré a cargo de un pariente y su

respectiva traducción al idioma castellano, finalmente se volvió a la comunidad y a la

familia para leer lo escrito a fin de si el autor de la narración oral validaba la escritura

en su idioma y la forma en que había sido traducido al castellano. Es importante

resaltar que este proceso de “escuchar lo escrito y lo traducido” fue solicitado por los

narradores.

d) Historias de vida.- Se realizaron catorce historias de vida, nueve de varones y cinco

de mujeres. Del total de las historias de vida una es de una niña de 13 años y el otro

de un niño de la misma edad.

2.4 Indagación documental

La investigación documental tuvo como objetivo acceder a información escrita sobre el

pueblo yurucaré, y la naturaleza temática de las publicaciones, particularmente las

referidas al campo de los conocimientos, saberes y la educación propia. El acceso y

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lectura de esta información fue resultante de un largo trabajo de búsqueda que se

inició antes de la concepción de la investigación y se prolongó por el tiempo que duró

la redacción final del documento.

El análisis de la documentación recopilada contribuyó a la contextualización

sociocultural del caso estudiado, a su localización en el universo mayor de los pueblos

indígenas de la amazonía y el Estado boliviano y al proceso de triangulación de los

datos recogidos en el trabajo de campo.

2.5 Técnica genealógica

El uso de la técnica consistió en el rastreo del árbol genealógico de las familias

Herbas, Soria y Fernández, sus relaciones de parentesco de primero, segundo y tercer

grado. Se recurrió a esta técnica con el propósito de conocer la procedencia y origen

de las familias de la comunidad, su filiación étnica, los procesos de lealtad étnica, y la

ocupación territorial histórica y actual de las mismas.

Con ese propósito se recurrió a las técnicas de observación y entrevista semi

estructurada. A través de éstas técnicas se reconstruyó las relaciones de parentesco

de las tres familias grandes. En orden de importancia, el proceso de observación, el

registro en los cuadernos de campo y las entrevistas semi estructuradas permitieron

estructurar las relaciones filiales y sus características sociales y económicas con cierta

validez y confiabilidad. Esta reconstrucción se hizo en un largo proceso de revisión de

la información, triangulación, validación con diferentes personas que conocían de las

familias en cuestión.

3. Instrumentos

Guía de observación y entrevista.- Durante el tiempo que duró el trabajo de campo, se

fueron diseñando varias guías de observación y entrevistas semi-estructuradas, las

que fueron modificadas a medida que se absolvía las interrogantes planteadas.

Cuaderno de notas.- El cuaderno de notas fue una libreta pequeña de bolsillo que se

portó en todo el proceso de trabajo de campo. La finalidad de esta libreta fue anotar en

el momento preciso la información surgida en las actividades cotidianas (cf: Cerda

1993:250).

El uso del cuaderno de notas fue inmediato y directo, guardado en un bolsillo estuvo

siempre a disposición. En su uso entraron en juego diferentes simbologías, uso letras

grandes o mayúsculas, abreviaturas personales, subrayado, pequeños croquis o

trazados de elementos observados. Un recurso importante fue la ejercitación de la

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memoria y el uso de la nemotecnia en la reproducción de las acciones y expresiones

verbales y sus secuencias.

En todos los casos, lo registrado en el cuaderno de notas fue escrito en el cuaderno de

campo en ese día especialmente en la noche de 12 a 3 de la mañana a la luz de una

linterna, sentada dentro del mosquitero, al amanecer 5, 6 de la mañana, en la tarde en

los momentos de descanso.

Cuadernos de campo.- Fue el instrumento en el que se registró las descripciones

minuciosas y periódicas de los hechos observados, de las experiencias vividas así

como las reflexiones propias (op.cit. 249).

De manera indistinta en el cuaderno de campo se anotaron las descripciones así como

las reflexiones personales, hipótesis, interrogantes sobre algo poco claro, punteo de lo

que era necesario ahondar, profundizar, necesidad de sacar fotos a determinadas

situaciones, dudas, síntesis de hechos etc.

A fin de facilitar posteriormente el uso de la información, cada cuaderno fue numerado

así como sus hojas interiores. El registro en el cuaderno se hizo luego de precisar el

día, la fecha, el mes, el año y la hora de las descripciones.

Dispositivos mecánicos.- Fueron el registro sonoro de diálogos o grabaciones de

conversaciones y el registros fotográfico. En relación al registro fotográfico se sacaron

dos tipos de fotos, unas generales de la cultural material de los yurucarés y el entorno

físico y medio ambiental, y un segundo tipo de fotos más selectivo y focalizado y

localizado referido a la relación niño-niño, niño-adulto, en momentos de socialización,

transmisión del conocimiento, juegos, interacción con los adultos, etc.

Dibujos.- En diferentes momentos diurnos, nocturnos y vespertinos los niños(as)

hicieron ilustraciones sobre su experiencia personal en la cacería. Se les proporcionó

a cada niño y niña los colores, marcadores, tajadores, borradores, cuadernos de dibujo

apropiados para tal fin. El total de niños que realizaron estas ilustraciones fueron

nueve entre cinco y doce años. De los nueve, cuatro fueron varones y cinco mujeres.

A través de los dibujos se recogió información ilustrativa sobre la práctica de la

cacería, importancia dentro la actividad familiar y los roles que se les asigna. Este

proceso de representación gráfica antecedió y al mismo tiempo fue parte del proceso

de entrevistas semi estructuradas. Estas ilustraciones a la posteridad fueron también

base para las entrevistas semi-estructuradas a los propios niños y a los adultos.

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4. Medios auxiliares

a) La grabadora.- La grabadora fue un valioso apoyo en una etapa en la que se había

logrado un grado mínimo de confianza. Gracias a ella se registró con fidelidad

testimonios y dialogos de diferentes personas en momentos diferentes. La grabadora

se usó en entrevistas a niños, niñas y adultos varones y mujeres.

Una dificultad con la que se tropezó fue el no haber trabajado inicialmente con

micrófono adicional. Las primeras grabaciones sin micrófono adicional conllevaron

muchas interferencias de sonidos del entorno y como consecuencia no pudo

recuperarse varias grabaciones sobre testimonios personales, historia de los antiguos

yurucarés y la experiencia de la invasión colona.

La inexperiencia en la previsión de condiciones mecánicas propicias llevó a esta

pérdida de información en cierta forma irreparable en razón de que lograr nuevamente

la aceptación de grabar, la certidumbre de un mínimo de interferencias, disposición de

ánimo del informante, el tiempo libre para hacerlo además de los recursos para

desplazarse, era difícil.

b) La cámara fotográfica.- Fue la más delicada de todas las herramientas, su uso sólo

fue aceptado en la medida en que se beneficiaba con eso a los niños o a los adultos.

5. Procedimiento de recolección

5.1 Organización, presentación y aceptación

La investigación tuvo el apoyo de la CIDOB (Fortunato Guzmán), y la CPITCO (Ángel

Javivi F.). Con la CPITCO se firmó un convenio en el que se definió los términos del

trabajo y los resultados esperados. El convenio fue resultante de un proceso de

consultas y consensos sobre la importancia y validez de la temática de investigación

en materia educativa indígena. Es así que el tema de investigación fue puesto a

consideración de la Asamblea del Plan de Manejo Forestal Yagua-Samu y del

Consejo Yuqui CIRI los que, con base en un conjunto de explicaciones y

documentación presentada aceptaron su realización y delegaron responsabilidades a

los caciques para su iniciación en la comunidad meta.

El Ingreso a la comunidad de Tres Islas (comunidad seleccionada por el Consejo

Yuqui-CIRI y el Plan de Manejo Yagua-Samu), la presentación a la comunidad y la

ubicación con la familia receptora, se realizó junto al Cacique Mayor de la TCO Yuqui-

CIRI Severino Parada. Ya en la comunidad y en la primera asamblea comunal se dio a

conocer la naturaleza de la investigación y el procedimiento que se había seguido para

estar allá. La aprobación de la asamblea implicó la asignación de un responsable

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2002. Don Angel Javivi Flores. Presidente de la Coordinadora de Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO). Gestión 2001-2002.

2003. Marcelino Herbas (+), Ernesto Fernández Vilche y don Eugenio Vargas. Tres Islas.

Antiguos y Jefes de las familias grandes de Tres Islas.

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yurucaré de acompañamiento en el proceso de investigación y la invitación a

integrarme a diferentes actividades de la comunidad.

5.2 Fase trabajo de campo

Ya en la comunidad ningún apoyo de la organización superior indígena, ni la

aceptación formal de la comunidad, podía lograr la confianza de la comunidad que no

fuera el tiempo, la utilidad de la investigación y mi actitud36. Ganar esta confianza llevó

su tiempo. Había todas las autorizaciones para entrar y estar en la comunidad pero no

para ser aceptada en ella y por las familias. Estaba ahí porque sus organizaciones

habían aceptado pero ellos no estaban obligados a satisfacer mis inquietudes a menos

que demostrara el beneficio que traería para la comunidad37.

La primera parte del trabajo de campo fue tan dura para la comunidad como para mí.

Por un lado la comunidad no comprendía por qué estaba una mujer “extraña” e

“intrusa” dentro la comunidad y por qué eran objeto de estudio y mucho más sin saber

qué tipo de provecho les traería. Las explicaciones dadas reiteradamente fueron

incomprensibles. “Quién es aquella mujer”, “qué quiere, qué hace”, “por qué está

estudiando [idioma] yura”, ¡qué hace, por qué no lo votan”, “eso es para que luego con

eso gane plata para que enseñe a la gente”, “aquí la gente viene y aprende sin pagar

un solo centavo y luego gracias a eso ganan la gran plata y se hacen famosos y ellos

no dejan ningún beneficio, sacan fotos de todo lado y luego no dejan ni una fotito para

la comunidad, gracias a eso tienen plata y fama”. Como muchas de mis explicaciones

tenían un componente de empoderamiento lingüístico, muchos me identificaron como

idiomista “ella quiere estudiar la idioma”, sin embargo, otras particularmente mujeres

concluyeron que “era una pobre mujer” que andaba sin rumbo y decían “qué será que

anda pueq”, “de dónde será pues, da lástima”. Mi presencia en un inicio causó un

extremo malestar y agresión a la intimidad familiar, esto solo se disipó con el paso del

tiempo, la actitud personal y el empeño de realizar diversas actividades en la

comunidad (especialmente junto con las mujeres y en el marco de sus roles y

responsabilidades) y afuera apoyando necesidades e intereses de la organización

indígena y las familias.

36 Montoya (1991:12) en un claro cuestionamiento a una práctica de investigación antropológica en la amazonía caracterizada como ‘antropología extractiva’ (tomar lo que se necesita, irse, no volver y no devolver nada) dice “para que un antropólogo o una antropóloga en el Perú estudien un grupo étnico de la amazonía deben contar con el permiso de la Asociación Inter-étnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) o de la Confederación de Nacionalidades de la Amazonía Peruana (CONAP), comprometiéndose a cumplir ciertas reglas”. 37 Tiempo después concluí que la organización indígena yurucaré tiene una lógica de doble vía en materia de decisiones. Por un lado está la necesaria aprobación de las organizaciones superiores con base en la utilidad y beneficio que pueda traer a las comunidades y familias y por otro las decisiones propias de las familias asentadas en la comunidad. a través de sus sistemas sociales de toma de decisión.

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El campo de la comunicación fue difícil. Pensar que con una explicación la gente

podía entender los propósitos que tenía la investigación no era suficiente. Había

explicado de diversas maneras pero sin ningún resultado, parecía ser que a la gente

no le interesaba escuchar explicaciones, en este clima me dejé ganar por mis miedos

y llegué a tener sentimiento de culpa sobre lo que hacia. Inicialmente había optado por

enfrentar la situación desde la perspectiva lingüística, parecía que podía ser lo más

comprensible, la valoración e importancia de la lengua, luego opté por no explicar

mucho pues no tenía ni el repertorio de palabras adecuadas ni los momentos propicios

para explicar lo que quería, finalmente opté por silenciarme.

yo hablo, hablo y parece que hablo al viento, no les interesa, nadie tampoco me pregunta y más por el contrario evaden el tema y mi presencia. Cuando hablo tengo sentimientos de frustración porque no se cómo lo van a tomar a bien o a mal. Mi comunicación con ellos está condicionada por razones históricas y evidencias empíricas, de confrontación indígena versus carayana. (Testimonio Arminda Sánchez C/TI/10febrero2003)

Era evidente el rechazo de la comunidad a toda práctica de investigación en su

territorio.. El momento culminante de esta relación tensa fue la llamada de atención del

cacique comunal sobre algunas entrevistas que estaba realizando, la revisión por parte

de éste de mis cuadernos de campo y una fase posterior de reflexión más amigable y

comprensible a la situación:

¡Haga entender!, ¡Explique! Ellos saben mucho, si usted les explica le van a contar, si usted está explicando así como a mi que no es igual escuela que educación y que lo que está investigando es educación yurucaré la gente muchas cosas le va contar, nosotros no somos malos, solo que hay toda clase de gente que viene y los indígenas somos así, porque yo también tengo miedo y temor, pero usted si lo que quiere es escribir la historia de la comunidad, no hay ningún problema, ¡no tenga miedo!. (Testimonio/Jhony Herbas Aramayo/15marzo2003)

Además de los elementos estructurales que entraron en juego también influyó otros

elementos como las variaciones dialectales del castellano, la utilización de una

terminología a veces común para nosotros pero incomprensible para ellos, la velocidad

del habla38, la prosodia, el contenido de lo hablado. En algunas ocasiones las mujeres

expresaron, luego de haber participado por ejemplo en reuniones y talleres de la

comunidad con gente que llegaba de diversas instituciones y proyectos, no haber

comprendido lo que se había hablado y por sobre todo el haber olvidado todo “qué

será mi cabeza que ya no me acuerdo” decía una de las mujeres. Cuando yo les

pregunté a algunas mujeres qué es lo que entendían, captaban o cómo entendían con

facilidad me dijeron “cuando nos hablan del chaco, del monte ahí si lo entendemos,

38 En varias oportunidades las mujeres aludieron a que la comprensión de un tema (en castellano) estaba asociado a la forma lenta y pausada y no rápido con que se explica un determinado tema “le entiendo bien porque habla lento y con calma”.

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también cuando nos hablan con calma”. Esta realidad guardaba coherencia con

aquello que don Norlan Herbas, el “loco” dijo en una ocasión a propósito de cómo

podía hacerse entender a las mujeres sobre los proyectos que se ejecutaban en la

comunidad “las señoras en castellano entienden dos palabras en cambio en idioma

entienden tres palabras”.

Varias personas habían realizado investigaciones en la comunidad pero ninguna que

refiriese hacer de educación pero no estaba en la escuela, como en mi caso. Este fue

un factor de crisis epistemológica entre los actores de la comunidad. La comunidad

veía con extrañeza el que la investigadora no hiciera ningún esfuerzo por comunicarse

con la profesora, ni la junta escolar ni aproximarse a la escuela. ¿Cómo es que está

estudiando la educación y no va a la escuela? La escuela como institución de

educación, además de transmisora de la educación dominante se había impuesto. Un

joven yurucaré sobre esta diferenciación decía “Antes la educación de los yurucarés lo

daban los abuelos ellos eran la autoridad, ahora que a aparecido la escuela la

educación lo dan los profesores”. Sin embargo, en diferentes momentos se observó

una clara diferenciación que hacían los propios yurucarés sobre la educación que

daban ellos y los que daba la escuela. Esto permitió concluir que referirse a la

educación propia yurucaré no era decirles o explicarles en que consistía sino en

reconstruir, sistematizar y reinscribir la noción de educación propia junto con ellos y la

manera en que históricamente se estaba transformando.

Mi presencia en la comunidad siempre estuvo marcada por elementos imprevisibles.

La incertidumbre fue un factor común a todas las acciones “¡puede ser!” “¡A ver

veamos como se pintan las cosas!” fue una expresión común. Dadas las

características medio ambientes la investigación estuvo condicionada a la situación del

tiempo, el comportamiento del río y el ritmo cotidiano de las propias familias.

El ingresar a la comunidad estuvo condicionado al apoyo de terceras personas, a la

existencia o no de un pontón, la arribada o bajada del “Chapare Export” pontón del

bananero Miguel Zambrana, de los pescadores, de una familia en su canoa, de un

“peque peque”, de una familia de Tres Islas que estuviera por Puerto Villarroel y

tuviera planes de bajar río abajo. En estas condiciones varias veces las

planificaciones, tiempos, cronogramas dejaron de tener sentido. Indudablemente

contribuyó grandemente a esto, la falta de recursos económicos y de apoyo para

realizar esta investigación, por tanto la investigación en materia de transporte por río

estuvo condicionada básicamente a los medios existentes en el entorno más que a los

recursos propios.

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Inserta en el seno de la familia Rodríguez Herbas la incorporación paulatina a las

actividades cotidianas de la familia y de otras familias fue lenta. En este tiempo se

participó en eventos que el esposo, la esposa y los hijos se fueron involucrando y en

los que permitieron involucrarme. Con el tiempo, la confianza y la amistad cultivada

llevaron a una apertura de la relación con el conjunto de las familias asentadas en el

lugar.

El trabajo de campo permitió ver también que el tiempo cronológico, la hora, el

concepto de retraso, la puntualidad, no cobran importancia en la regulación de la

conducta interna de las familias yurucarés. En cambio si cobran sentido en relación

con la valoración y control de la conducta de los extraños. Para ellos no hay nada más

molesto, cuestionado, criticado, reprobado y “castigado” que la impuntualidad ante los

compromisos contraídos, a las promesas realizadas. Con relación a los extraños la

fecha, el día y la hora cobran importancia.

Luego de un largo proceso de socialización con los yurucaré de Tres Islas se puede

decir que aceptaron más a la persona que a la investigadora. Esta aceptación tuvo que

ver con una interrelación permanente, propositiva y de intereses mutuos. La

investigación implicó también la socialización como madre de familia y esposa. Era

muy frecuente escuchar decir entre ellos “Y dónde eqtá su eqposo”, por qué no viene”

“y sus hijitos cuándo loq va traer”, “dónde eqtá su marido por qué anda sola”. La

presencia de mi esposo fue un factor que estrechó los vínculos de alianza, confianza y

lealtad al interior de la comunidad. La figura de la pareja y los hijos fundamental entre

los yurucarés abrió el camino a relaciones más sólidas y fructíferas.

El trabajo de campo implicó también familiarizarse con el lenguaje figurado,

metafórico, simbólico así como las bromas, los chistes, las ironías, muy propios en la

comunicación de los yurucarés. El lenguaje figurado y de doble sentido es una

constante en los diálogos y las conversaciones entre los yurucarés. Es común entre

ellos hacer analogías permanentes con los animales de monte ¡estaba flaco como un

sábalo”, “eqta ahí espiando como sucha”, “qué haceq mono martín”, “yo no quiero ser

amargo como la hiel de jochi”, “que será que los collas son como los monoq se

agarran de un palo y ya no lo sueltan” “loq collaq son los turiro del monte”, “no tengo ni

un peso, me han meleao”. Nunca he conocido a un yurucaré que ganada su confianza

y amistad haya estado por mucho tiempo serio sin hacer sus consabidas bromas y

chistes haciendo reír a todo el que está en su entorno.

La familia es la comunidad, la comunidad es la familia. La familia ampliada asentada

en un mismo espacio físico (hermanos, primos, sobrinos, cuñados, tíos) es una

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característica de la vida y organización social de los yurucarés. El desconocimiento de

esta realidad llevó a algunas autoridades a decir “¿una escuela para una familia?, ¡no

puede ser! es irregular” (Observación/domingo14/septiembre/2003). Una anécdota que

cuentan los yurucarés fue cuando a propósito del trámite de carnetización varios

fueron borrados de manera inconsulta de las listas, el motivo según lo expresaba uno

de los parientes era que ¡en la Corte departamental electoral llegaron a decir “¡no

puede ser tantos con el mismo apellido, no, no, aquí hay un error y borraron varios

nombres” (Observación/domingo14/septiembre/2003). Relativo a la escuela,

inicialmente las dos maestras trabajaban en las mañanas con todos los niños de la

comunidad. Actualmente por decisión de la comunidad (las familias) se ha decidido

que una profesora trabaje con los hijos de los Soria y los Fernández y otra profesora

con los hijos de los Herbas.

El tipo de investigación desestructuró la lógica de abordaje de la comunidad hacia los

investigadores circunstanciales. La comunidad tenía como costumbre escuchar a la

persona en cuestión, darle un delegado oficial que absolviera sus preguntas, dudas y

le permitiera “pasear”39 por un corto tiempo luego irse. Sin embargo, la presente

investigación no se realizó en el tiempo corto al que las familias estaban

acostumbrados ni tampoco requirió de un solo informante que absolviera sus

preguntas y necesidades. Las estrategias que la comunidad había configurado con

base en experiencias pasadas de investigadores en la comunidad dejaron de tener

sentido.

La preparación conceptual y metodológica fue fundamental para el trabajo de campo.

Si bien no se logró evitar las dificultades y los errores, sí se logró que los errores no

fueran mayúsculos, mucho más cuando ésta era una experiencia novel. La lectura de

tesis anteriores de graduados del PROEIB, prácticas de observación y descripción

antes de entrar al trabajo de campo, lecturas de información contextual sobre los

yurucarés, las sesiones de discusión y reflexión sobre la metodología cualitativa y

etnográfica desarrollados en el PROEIB fueron experiencias valiosas preparatorias del

trabajo de campo.

En todo momento la comunidad escudriñó la utilidad de lo que hacía, se me pidió que

sea profesora, que dé clases a los niños, que enseñe a los adultos, se me preguntó si

39 “¿Esta de paseo?” Es una expresión para dar cuenta de la presencia de un extraño en un lugar. El concepto de pasear podría en cierta forma ser el de investigar. Vamos a pasear, es el acto de inspeccionar, ir a otros escenarios, conocer nuevos lugares, nuevas relaciones, nuevos contactos, nuevos conocimientos. Por analogía con la investigación muy bien podría decirse estoy paseando que claro está no tiene la connotación agresiva de la investigación.

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vendía ropa, o qué cosas había traído para vender, cuando les respondía que no

había llevado nada para vender y que por ahora no podía trabajar como profesora,

decían, “¡entonces a qué ha venido!”. Esta experiencia me llevó a reflexionar sobre la

utilidad de la investigación, para quién o quiénes era útil y a tomar decisiones

personales de trabajo con ellos40.

La relación y el contacto vivencial durante el trabajo de campo revelaron diferencias y

particularidades culturales entre la investigadora y la comunidad, inevitables en la

medida en que cada uno de los actores es en sí mismo portadores de una cultura

impregnada al cuerpo, los rasgos físicos, los gestos, el andar, la risa, la prosodia y un

conjunto de prácticas socioculturales que nos distinguen como diferente y que fluyen

como naturales pero que sin embargo, son constructos socioculturales y sólo se

denotan, y visibilizan como diferentes, al entrar en contacto entre diferentes. A decir de

Bourdieu (1997a:19-20) somos portadores de unas posiciones sociales (relacionales),

unas disposiciones sociales (habitus) y de unas tomas de posición (elecciones) que

nos distinguen y diferencian de otros aunque hagamos el intento de pasar

desapercibidos41.

En algunas ocasiones llega a ser tan inevitable la presencia como factor perturbador

que la presencia de uno es factor de cambio de actitud en los otros en la medida en

que puede ser incluso interpretado como causa de malestares físicos. En una ocasión

cuando pregunté porque los yuquises se habían ido y ya no llegaban a la comunidad,

una parienta me contestó “según andan diciendo que una persona vino y trajo

enfermedá que por eso los yuquises se fueron corriendo, ¡pueq!, a uno de ellos le salió

sangre y no le paraba, que esa persona que trajo enfermedá está contagiando a

todingos”. Yo me preguntaba a mi misma si ¿Se referirían a mí? La única persona

40 Tiempo después de iniciada la investigación y viendo las necesidades y condiciones especialmente en el CIRI se impulsó, promovió y apoyó junto a Don Ángel Javivi F. Técnico inicialmente y luego Director del Programa de Apoyo a los Pueblos Indígenas del Trópico de Cochabamba (PATC-Prefectura de Cochabamba), el funcionamiento del Centro Integrado de Educación Indígena, brazo técnico educativo de los Consejos Yuqui y el Consejo Indígena Mayor del río Ichilo (CIRI). El Centro Integrado orgánicamente dependiente del Plan de Manejo Yagua Samu, actualmente está en su fase de construcción a cargo de la Prefectura de Cochabamba. Este Centro es parte de un proyecto mayor cuyos objetivos son: desarrollar iniciativas productivas, técnicas y de capacitación de los pueblos indígenas Yurucaré, Yuqui y Trinitaria de la TCO Yuqui-CIRI. 41 Muy especialmente el habitus como un principio generador y unificador retraduce permanentemente las características intrínsecas y relaciones de una posición en un estilo de vida unitario, es decir un conjunto unitario de elección de personas, de bienes y de prácticas (cf: Bourdieu 1997a:19).

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extraña en ese momento en la comunidad por todo lo que sabía era yo42. Esto quedó

confirmado por lo expresado después por un yurucaré sobre el mismo tema “a mis

parientes, no les gusta ver gente extraña, piensan que traen enfermedades”.

6. Consideraciones éticas.

Un proceso de permanente discernimiento.- No hacer valoraciones sobre los asuntos

internos de la comunidad y la familia, no posicionarse explícitamente, no intervenir ni

decidir por ellos. No atribuirse ni inmiscuirse en decisiones propias de la comunidad y

las familias. No hacer nada más allá de las propias decisiones de la comunidad. No

hacer nada que ellos no estén dispuestos a hacer.

Ganarse la moral.- Trabajar, con ellos, construir la moral de las acciones y no de las

palabras. La fuerza de las actitudes positivas, humildes tuvo más fuerza que la de las

palabras. Ninguna explicación tenía tanta fuerza como la coherencia de las acciones,

nunca fue suficiente explicar, había que demostrarla en la práctica, una practica vivida

y sentida.

Mantener un canal de comunicación permanente.- Mantener informados a la familia y

a la comunidad sobre lo que uno estaba haciendo, pedir permiso para hacer algo,

dónde cuándo y cuánto tiempo. Este fue un aspecto siempre demandado y uno de los

más delicados, no hay nada que fastidie más a los yurúcarés que llegar, hacerse

presente, sin avisar, sin comunicar con tiempo “cuando dentre llame por radio”

“cuando está yendo arriba o abajo avise, cuando va retornar, avise”, “sólo los ladrones

llegan sin avisar”, “cuando está dentrando tiene que llamar, avisar, decir que está

dentrando, para que lo esperemos”.

Lealtad y confidencialidad de la información.- Fue una política personal no decir nunca

lo que una persona había hablado o comentado sobre uno u otro asunto.

Considerando que entre las familias había una intensa comunicación a través de

largos conversaciones sobre temas, problemas, personas y otros, todo lo que una

persona hablaba en el otro extremo era suficientemente conocido por todos porque en

el permanente ir y venir al monte, tomar chicha de yuca, y hacerse las visitas, las

mujeres entablaban una red de conversaciones que mantenía a todos y todas

42 Esta actitud como parte de la memoria larga de los yurucarés es posible que este relacionada con aquello que entre otras llegó con la Conquista de América y provocó entre los originarios “terribles epidemias y enfermedades introducidas por los europeos (viruela, fiebre tifoidea, disentería, tuberculosis, sarampión, etc.) o por los esclavos negros importados (malaria y fiebre amarilla), hasta aquel momento del todo desconocidas en el continente americano. (...) la enorme mortalidad derivada de la introducción de todas esas enfermedades y las graves epidemias que se sucedieron es muy importante para comprender la realidad del “choque” entre los europeos y los americanos, ya se trate de portugueses, de los españoles o de los ingleses (Bestard y Contreras 1987:330-331).

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altamente comunicadas. De ahí que cuando alguien preguntaba y “qué dijo” “qué hizo”

etc. las respuestas eran positivas o generales que no comprometieran mayormente en

nada.

Lealtad a la familia con la que se compartió. Respeto y aceptación de las reglas de

convivencia de la familia con la que se había convivido. Correspondencia y

reciprocidad en la relación entablada.

Reserva de la información.- No utilizar la información recabada en propósitos que no

estaban previamente comprometidos y aprobados por el Consejo indígena.

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2003. Sergito Rodríguez Herbas. Tres Islas. “Este Jochi lo cazamos con mi papá”

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CAPÍTULO III

FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

1. La educación indígena

En las sociedades indígenas amazónicas la educación está construida y reproducida

sobre las propias instituciones socioeconómicas y los propios valores. Todos los

conocimientos desplegados están en estricta relación con esta premisa fundamental,

la educación está vinculada al modo de Ser (cf: Gustafson 1996). En este sentido la

“cultura es conocimiento”, el conocimiento es “identidad”, es “Ser”. Por tal, la

educación tiene que ver con la identidad, con la condición y el modo de “Ser indígena”.

Los conocimientos tradicionales abarcan todas las formas de vivir de los pueblos indígenas.

Los conocimientos son el ejercicio de prácticas culturales tradicionales y partes integradas de los contactos con el invisible mundo de los espíritus, el bosque, el monte, los animales, el suelo; todo lo que forma parte de la visión indígena del mundo y han sido guardados y transmitidos oralmente de generación en generación. Todos esos conocimientos emergen de la relación con la naturaleza. Hablan juntos el ser humano y la naturaleza, viven juntos, se respetan mutuamente. (Oehlerich 1999:28-29)

En este plano la cultura es la educación, la cultura es la escuela, hay lo que se llama el

aprendizaje cultural. Este binomio es inseparable en la medida en que los procesos de

transmisión del conocimiento no están desligados de la práctica cultural, ambos en

una unidad interdependiente dan cuenta de la reproducción continua de la sociedad

indígena. Para Gustafson (1996), educación es aprender a ser y prepara para un

entorno. Los fines y sentidos de la educación, la intencionalidad entraña o pone en

juego la lógica consecuencia de su identidad cultural y étnica. La validez y la

legitimidad del conocimiento indígena están en el marco de su universo étnico y

cultural.

La educación indígena trasciende la mecánica relación dual propia de la educación

estatal que se mueve en los constructos sujeto-objeto; educado-ignorante; educado-

letrado. La educación indígena es una educación integradora y holística donde los

conocimientos son parte sustantiva de la práctica social y cultural del pueblo.

en nuestras culturas puede ser que no hay una separación entre las dos ciencias. Toda es unificada en nuestro conocimiento. Los dos saberes funcionan juntos. Cuando usamos el arco también tenemos que saber los secretos de los animales, tenemos que saber los cantos, tenemos que respetar a los seres que no vemos. (op.cit. 94)

Para Trapnell (1987:226) la educación tradicional indígena responde a las

necesidades de reproducción y desarrollo de las sociedades indígenas amazónicas al

preparar a sus integrantes para desempeñarse en su medio social y ecológico en

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función de determinados patrones culturales. Al recaer la responsabilidad educativa en

los grupos familiares, depositarios de la herencia cultural de la etnia, se garantiza el

acceso generalizado e igualitario de todas las personas a la educación.

El grupo familiar educa a sus miembros a través de la vida misma. El hogar, el chaco,

el monte, las fiestas y las sesiones de narración donde se cuentan mitos y leyendas

que sintetizan de manera simbólica la concepción del mundo, son marcos

fundamentales a través de los cuales se realiza la formación integral del individuo en

los valores, conocimientos y habilidades propios de una cultura. Este tipo de formación

propicia una forma de saber y reflexión que percibe la realidad como una totalidad

inquebrantable.

Para Aikman (1995), el sistema de enseñanza indígena no distingue entre

conocimientos prácticos y teóricos o entre conocimientos religiosos y laicos, pero la

dimensión espiritual proporciona una correlación que establece una conexión entre

todos los conocimientos. En este marco la educación no consiste en aprender y

esforzarse continuamente por mejorar, “progresar” o “perfeccionarse”, sino aprender

para tratar de mantener un equilibrio entre los mundos visible e invisible de su

territorio, entre el mundo de los Arakmbut y el mundo de los espíritus que controlan la

salud y la alimentación de las personas y de la comunidad y el bienestar de la flora y

la fauna de su territorio.

El pensamiento y la filosofía indígena no admiten la fragmentación positivista de la

realidad como lo comprende el positivismo. Para la sociedad indígena la educación se

desarrolla en el universo total y complejo como entidad sociocultural. En ese sentido la

educación es cultura, “la educación es práctica social”, es reproducción y producción

creadora de la cultura y la sociedad. El conocimiento se corporeiza, se hace acto,

movimiento, se hace relación. La educación propia no está enmarcada en el

paradigma enseñanza aprendizaje sino en la práctica social, en la interacción

sociocultural de los niños con los adultos, de los ancianos con los adultos; trabajando,

cazando, pescando, viajando. Pero al mismo tiempo existen agentes especializados

en determinados campos como la salud, la caza, la representación, en este escenario

multidisciplinario los pueblos indígenas aprenden, adquieren conocimientos

habilidades y valores (cf: Gustafson 1996).

El conocimiento funciona con base en un cuerpo de prácticas y no bajo un sistema de conocimientos compartidos, independientes de todo contexto. El conocimiento local es una actividad compuesta por una historia cambiante de prácticas. Según esta ‘visión inactuada’43 de los conocimientos locales, se puede hablar de capacidades

43 Neologismo utilizado para referirse a la visión del conocimiento a partir de la práctica, de la acción.

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encarnadas en el desenvolvimiento de tareas en contextos sociales moldeados por lógicas culturales particulares. (Escobar 1999:227)44

Los espacios educativos y los agentes educativos en la educación indígena no son

unidades atomizadas y especializadas, son la sociedad misma. Existe una división

social del trabajo, muy diferente a la división social de clase, que lleva también a una

división social del conocimiento: conocimientos especializados y conocimientos

comunes (cf: Oehlerich 1999).

Un elemento indisociable de la práctica social como educación, como cultura, es la

oralidad. La oralidad es la forma de expresión que permite dar cuenta de la historia, el

pensamiento, la visión, filosofía de vida la identidad, la cultura de los pueblos

indígenas. Portocarrero (2002:204), citando a Mac Luhan, expresa: “la oralidad

supone el tacto, el nosotros inmediato, la tradición, la comunidad”.

Otro elemento constitutivo y estructurante del la educación indígena es la relación

indivisible entre el territorio, la filosofía y la visión indígena. No se puede comprender

independientemente una de la otra porque todas ellas están indivisiblemente unidas y

relacionadas entre sí. En esta unidad el territorio cobra importancia por cuanto es el

fundamento de la conceptualización del mundo, el contexto significativo de la práctica

social, de los procesos educativos culturales, constituyéndose en sí mismo materia de

enseñanza.

Los valores, creencias y competencias lingüísticas indígenas (…) se han mantenido durante generaciones a través de las prácticas y procesos de educación indígenas que el sistema de enseñanza occidental suele ignorar. Estos “sistemas” de enseñanza indígenas no se concentran en distintas unidades de espacio y de tiempo (edificio de la escuela y jornada escolar), sino que el aprendizaje y la enseñanza son partes integradas e indivisibles de las actividades diarias que se realizan en todo el territorio de un pueblo. (Aikman 1995:667)

Sobre la relación inseparable y la importancia entre territorio y enseñanza Aikman

sobre el pueblo Arakmbut sostiene que el sistema de enseñanza indígena se basa en

la distinción cosmológica entre un mundo visible y un mundo espiritual que a su vez

están arraigados en su territorio (cf: Aikman 1995).

La educación indígena está arraigada en el territorio. El territorio es la base

fundamental de la reproducción sociocultural. La oralidad es la fuente del conocimiento

histórico, político y cultural. La oralidad es el texto articulador de los procesos se

transmisión y reproducción social. La educación busca una relación equilibrada entre

el mundo y el hombre mediada por seres sagrados y cuya trasgresión es un factor de

enfermedad o muerte.

44 Escóbar, Arturo, El final del salvaje, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología-CEREC, 1999. Citado en Aristizábal, 2003:227.

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La filosofía y la visión indígena central en la compresión de la educación indígena solo

son comprensibles en el marco del sistema mítico. Los mitos son el sustento de la

sociedad, del conocimiento y del pensamiento indígena, son un elemento fundamental

en la explicación de las sociedades amazónicas y en una pertinente valoración de la

formación de los cazadores y su reproducción generacional (Trapnell 1991:224;

Riester 1990:50; Gustafson 1996). Los mitos son los textos sagrados comparables a

los textos del credo de los cristianos, la Biblia. Todas las creaciones son objeto de

mitos como se originaron las montañas, las aguas, la vía láctea, las estrellas,

fenómenos naturales como el frío, el viento, los animales, la gente, etc. son objetos de

mitos de creación (Riester 1990:50). Los mitos no tienen una única forma, no actúan

según una simple serie de reglas, ni de una época a otra ni entre culturas diferentes.

Los mitos y las prácticas culturales, solo pueden comprenderse en el complejo social,

en su totalidad (Hocart 1985:18).

Los mitos son la historia sagrada de cada cultura. “El mito designa una historia

verdadera, una historia de inapreciable valor porque es sagrada, ejemplar y

significativa (...) el mito es un hecho humano, histórico religioso, cultural, social, y

creación del espíritu humano, no un acto de salvajismo, incivilidad, bestialidad o

infantilismo como aboga algún sector de la sociedad (Eliade 1994:10 -16). El mito es la

unidad del hombre y del mundo en que vive, unidad no percibida intuitiva ni

intelectualmente, sino vivida realmente “en las fibras del ser” y “el comportamiento

(Meslin 1994:81).

Las sociedades donde el mito está vivo este es el principio de la historia, es la historia

de los antiguos que vivieron esos tiempos. El mito es por tanto el punto de partida de

la historia en esas sociedades. No hay un mito verdadero, todos los mitos son

verdaderos y todos son vida. En este sentido mito y realidad son una realidad unívoca.

El mito no es solo una historia sino una realidad vivida, el mito no es una creación

literaria de un hombre, sino es la expresión vivida socialmente por un conjunto de

hombres y mujeres que hacen vívido el mito y son constituidos por el mito (Widengren

1985:160-162).

Existen mitos que tienen status de universales en la medida en que se han difundido e

impuesto a través de proceso de dominación imperial y colonial de sus sociedades. Tal

es el caso de los mitos de la religión judeo cristianos que se dice tiene antecedentes

en los mitos mesopotámicos y babilónicos y, que se difundieron gracias al Imperio

Romano y luego fruto de la relación indivisible entre Estado y Religión durante la edad

Media y la Moderna con la colonización especialmente de América. En este contexto el

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poder de la religión cristiana aumenta y junto con ella todo el sistema de creencias que

ésta conlleva.

2. Los fines de la educación indígena

Desde la perspectiva indígena si bien el alcance de la investigación no pretende dar

cuenta de la educación yurucaré como una totalidad, interesa en este capítulo resaltar

la comprensión de la noción de educación desde su sentido teleológico, es decir como

factor de reproducción social y cultural, ya que el “cómo” (currículo, métodos, etc.) no

es suficiente para comprender el sentido de la educación.

Cabe fundamentalmente hacerse la pregunta “por qué” y “para qué” de esa educación

indígena (Rojas 2003). No es suficiente entender la educación sólo como un proceso

de socialización. Trapnell sostiene que por ejemplo, el proceso de formación de un

niño indígena incluye los principios, el perfil ideal o el ideal esperado, sus fines y

objetivos que van más allá de los procesos de socialización (1996:173). Por ello, una

comprensión acertada de educación es aquella necesariamente vinculada “hacia

determinadas finalidades” (Not 1994:9).

La finalidad fundamental de toda educación es la reproducción de aquellos factores y

elementos de la sociedad y la cultural que sus actores asumen como legítimo, normal,

y necesario para garantizar su continuidad sociocultural como pueblo. Por tanto, la

educación no puede pensarse al margen de las estructuras que la producen y que son

simultáneamente producidas por ella.

La pedagogía crítica con Giroux (1990:45-46) contribuye a este discernimiento a partir

de su cuestionamiento a la racionalidad imperante en la escuela tradicional por poner

énfasis en el “cómo” y no en el “por qué”. Su análisis realizado desde el seno de la

educación escolar sostiene que la ideología de la actual racionalidad escolar ante todo

se interesa por cuestiones relativas al cómo de las cosas, pero no pone en tela de

juicio, las cuestiones relativas al papel de la escuela como agente de reproducción

social y cultural en una sociedad clasista. Por ejemplo, los educadores tradicionales tal

vez pregunten cómo debería tratar la escuela de alcanzar una determinada meta fijada

de antemano, pero raramente preguntarán por qué la meta en cuestión va a resultar

beneficiosa para algunos grupos socioeconómicos y no para otros, o por qué las

escuelas, tal como están organizadas actualmente, tienden a bloquear la posibilidad

de que las clases sociales concretas puedan alcanzar una cierta medida de autonomía

económica y política.

Para (Neira 1999), los fines de toda educación estarán dados por la naturaleza

sociocultural, por la cultura a la que esta educación pertenece o corresponde. Toda

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educación tiene una matriz cultural que no necesariamente serán los perseguidos por

las sociedades y culturas de Occidente.

Todo sistema educativo está íntimamente ligado (...) a la cultura. Es esta una de las premisas básicas en función de la cual se instituye la legitimidad de la educación. La cultura es la materia con la que el trabajo educativo elabora sus obras y desarrolla sus cometidos. No sólo la actividad educadora son hechos culturales, sino que también es cultural aquello en lo que la actividad consiste, los contenidos que maneja y los logros que pretende alcanzar. Cuanto ocurra en la cultura, por lo tanto, repercutirá, directa e inmediatamente, en los procesos educativos, en todos sus ámbitos, en las situaciones por las que atraviesa y en el sentido que a la educación se asigne. (op.cit.17)

Palechor en una tentativa de definición de los fines de la educación en territorios

indígenas sostiene “El fin de la educación, en un territorio indígena, debe ser el de

formar a la persona de tal manera que se identifique como indígena perteneciente a su

pueblo y se desarrolle en los aspectos económicos, sociales, políticos, ideológicos,

culturales, morales y míticos que lo caracterizan” (2003:135).

La educación como un sistema de transmisión cultural, social e ideológica y política

tiene un conjunto de finalidades concordantes con la naturaleza de la sociedad a la

corresponde y a la que reproduce. En ese sentido se puede decir que toda sociedad

diferente a la sociedad occidental como la yurucaré, tiene una educación que

responde a sus propias finalidades la que sólo es dable conocer en el marco de su

propio sistema estructural y relacional.

Cada pueblo, cultura y sociedad tiene un modo de ver, interpretar e inscribirse en el

mundo. La realidad no es una realidad univoca ni sustancial sino una representación

cultural, social, histórica relacionalmente construida. Estas formas de inscripción e

interpretación del mundo están ancladas en las cosmovisiones, concepciones y

sistemas sociopolíticos y económicos que caracterizan y constituyen a las sociedades

indígenas y son altamente dinámicos y transformadores.

Las sociedades según su sistema ideológico y su sistema económico político tienen

definidas sus propias instituciones y sus propias formas de educación aunque estas

no necesariamente tengan una organización social clasista. En la sociedad indígena la

educación es parte del propio proceso cultural, la educación es parte integral de la

práctica social y cultural.

La educación indígena responde a sus finalidades propias en el marco de su capital

social, cultural político propio y su sistema simbólico acorde a las s sistemas religiosos,

políticos, sociales y económicos. Los espacios educativos y los agentes educativos

son la sociedad misma. El aprendizaje es continuo, está asociado a diferentes etapas

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de la vida y es diferenciado en función al sexo, la edad y los roles a asumir al interior

de la familia y la comunidad.

3. Conocimiento indígena

Cada cultura tiene un modo de conocer, ver, valorar, interpretar, describir el mundo, o

la realidad. Por tanto, la construcción del conocimiento en culturas diferentes como la

yurucaré, corresponde a otras formas de representación del mundo y a otros tipos de

interacción social donde la educación como un proceso de internalización,

socialización y transmisión de esos modos de conocer, ver valorar contribuirá a la

reproducción social y cultural de esa sociedad y esa cultura

Los modelos de conocimiento son “descripciones” del mundo que los individuos

aprenden a través del proceso de socialización. “La realidad o el mundo que todos

conocemos es solamente una ‘descripción’ aprendida en el grupo al cual

pertenecemos (…) inculcada desde el momento mismo del nacimiento (Aristizábal

2003:220).

Desde nuestra más tierna infancia nos han enseñado una determinada manera de ver y entender el mundo y hemos sido educados para observar como significativas sólo ciertas cosas de nuestro medio. A estas cosas les damos nombres y así construimos un lenguaje en torno a sonidos comunicativos y conceptos, los cuales por un consenso que establecemos nos sirven de punto de partida. El ardid de la socialización consiste en convencernos de que las descripciones que acordamos definen los límites del mundo real.

Aquello que perciben está condicionado no sólo por las cualidades de sus órganos sensoriales, y por los estímulos –los sonidos, los olores, etcétera- provenientes del mundo exterior que los excitan, sino también por las enseñanzas relativas a su uso, aprendidas en la sociedad a la que pertenecen.(op.cit. 221)

Desde esta perspectiva, la ciencia, la técnica, lo político, lo económico, lo social y lo

cultural son constructos sociales y simbólicos, históricamente producidos, inseparables

en su totalidad y en su desarrollo, de una forma particular de sociedad que las hace

posibles y las sostiene (cf: Aristizábal 2003:219; Mato 1994:13).

En este sentido el conocimiento indígena45 esta enmarcado en las relaciones

convenidas social y culturalmente. “Estas formas de conocimiento constituyen

diferentes modos de aprehensión del mundo, de apropiación de lo natural y están

estrechamente ligadas a las cosmovisiones propias de cada sociedad, así como a las

concepciones sobre los mismos procesos de conocimiento” (op.cit. 223). Estos

conocimientos no existen en estado puro, tampoco son estáticos; por el contrario, son

45 Especialmente los conocimientos de los Pueblos Indígenas son denominados también conocimiento tradicional, conocimiento local, “sistemas de conocimiento local” o “sistemas indígenas de conocimiento”.

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profundamente dinámicos y se encuentran en permanente transformación puesto que

existen dentro de complejas redes de relaciones.

El conocimiento indígena es un complejo dinámico y abierto compuesto por las prácticas, los símbolos, y las formas sociales de saber, saber hacer y saber ser; los cuáles son vividos, ejercidos, defendidos y reproducidos por los pueblos originarios. Estas prácticas de saber se encuentran situadas y reformadas en contextos diversos de lucha histórica frente a la expansión de los estados nacionales y el sistema económico del mercado. (Gustafson y Maurial 2002:1)

4. La educación escolar

Es difícil comprender las características naturaleza de la educación indígena sin hacer

una clara diferencia con la educación escolar. Una primera constatación es que de

manera dominante la institución escolar funge como un concepto universal de

educación. Dicho en otros términos, hay una globalización del concepto educación-

escuela. “Cuando hablamos de educación automáticamente pensamos en la escuela,

creemos que en este espacio es en el único lugar donde se educa ya que nuestra

noción de educación se reduce a conocimientos ‘que se reciben en el ámbito escolar’,

o de manera más común, se piensa que educación es ‘lo que se enseña en la

escuela’” (Ruiz 2002:125).

A través del sistema educativo oficial se ha llegado a crear la concepción de que la escuela es La Educación, en el sentido de que si no existe un “aula” un espacio físico para brindar la educación esta no existe. Desde este punto de vista, se cree que el aprendizaje solo es posible en la escuela, desconociendo el proceso de socialización propio de la cultura indígena a través del cual se transmiten los conocimientos, la lengua, la cultura en general. (Díaz 1990:143)

A lo largo de su historia la institución escolar ha patentado la expresión de educación y

hace un uso y usufructo de él con un sentido universal y hegemónico. Si hablamos de

otras educaciones (Garcés 2003), diferentes a la educación escolar necesariamente

debemos recurrir a adjetivos calificativos para denotar la diferencia “educación propia”,

“etnoeducación”, “educación indígena” y “educación étnica”. En algunas regiones y

comunidades indígenas [de Bolivia] esta construcción de la educación esta asociada a

la sociedad y la cultura karayana y colla (Gustafson 1994).

De-construir la concepción monolítica de la educación implica (re) conocer la

existencia de “educaciones” y sistemas pedagógicos ancestrales (cf: Garcés 2003,

Green 1996, De la Riva 1988) entendidos como otras educaciones no como una

modalidad de la educación escolar. Este nuevo constructo de educación visto desde la

perspectiva indígena debe interpretarse desde los sistemas socioculturales,

socioeconómicos, sociopolíticos y epistémicos propios de estos pueblos.

De Zutter en un claro cuestionamiento del perfil dominante de la institución escolar

como única depositaria del saber y de la educación plantea un conjunto de desafíos

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tendientes a “reconocer la existencia de un sistema educativo propio de los grupos

indígenas actualmente invisible. Apenas si logramos captar prácticas aisladas, indicios

dispersos (...) El reto consiste en aprender a reconocer la globalidad de la propia visión

étnica. Es decir, buscar entender la coherencia interna del otro, en lugar de comenzar

por hacer nuestra interpretación de lo suyo” (1991:71).

Esta perspectiva para De Zutter implica cuestionar la noción de lo “educativo” como

“sustantivo” y lo “étnico” simplemente como “adjetivo calificativo”, pues generalmente

se comprende la noción de educación étnica desde la definición educativa occidental

(conceptos, actividades, intenciones, métodos, profesiones, etc.), pensada para grupos

étnicos y no desde la mirada étnica (op.cit. 68-69).

La educación escolar busca ser reconocida como la institución especializada del saber

y la única agente legitimadora de transmisión un cierto tipo de conocimientos.

Socializada en una concepción pedagogizada, la educación impone la discusión en

torno a: currículo, organización escolar, organización interna formal, conocimientos

específicos a impartir, una organización curricular en disciplinas de alta especialización

y diferenciación, con agentes especializados: los docentes, con programas, contenidos

educativos y técnicas pedagógicas (Not 1994:9; Safa 1986:148).

La escuela como sistema educativo organizado y generalizado, se origina muy

vinculado a la formación de los Estados Nacionales en el siglo XIX y a la emergencia

del desarrollo industrial y de una nueva etapa del capitalismo (Safa 1986; Torres

2002). La educación escolar está relacionada y adecuada a diferentes modelos de

desarrollo estatal y del capitalismo industrial: La educación racionalista, la educación

popular, la educación indigenista, la educación integracionista. (Weinberg 1984; Getino

1989; Instituto Boliviano de Cultura 1979; 49-54; Sánchez 2002). Durante mucho

tiempo, el proyecto de la república criolla, liberal y burguesa recurrió al sistema

educativo como medio privilegiado de integración nacional y cultural bajo la

hegemonía de la sociedad y cultura criolla” (Lindenberg 1997:37). Sus tesis pueden

resumirse en:

unificación nacional en torno a la cultura criolla de corte occidentalista. Estado culturalmente criollo como sello de la unidad nacional. Desconocimiento y desaparición de la heterogeneidad cultural y étnica por atentar contra la unidad nacional y ser un resabio frente al progreso. La vía de la homogeneización (...). Multiplicación de las organizaciones sindicales en lugar de las organizaciones naturales y originarias (...). Reducción de las mayorías indígenas (...) en campesinas y las minorías en grupos indígenas o etnias. Énfasis en la teoría del mestizaje (...) que plantea la inexistencia de españoles e indios, sólo mestizos, ergo, Bolivia sería mestiza. Desconocimiento de cualquier forma de relacionamiento intercultural y desarrollo de distintas formas de imposición cultural criolla. (Cárdenas 1991:47-49)

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Las acciones de la educación escolar46, se inscriben en una época conocida como la

“era del conocimiento”, que no son más que “la era del conocimiento de Occidente”, de

las formas culturales, sociales e ideológicas de dominación hegemónica de las

sociedades de Occidente”. Si bien la revolución mediática y la globalización

informática permiten un amplio y vasto acceso a diversos conocimientos, el

conocimiento y la información de y desde Occidente son al mismo tiempo factores de

segregación, marginalidad y exclusión de realidades diversas, múltiples y diferentes a

las de Occidente (cf: Rivero 1999). Todo lo que es la educación desde perspectivas no

occidentales es desconocida, funcionalizada o asimilada en condición de realidades

atrasadas y pobres a la lógica social y económica dominante.

La educación-escolar tiene a su vez, en los parámetros definidos por la sociedad

dominante, una naturaleza civilizatoria y de superación de una condición de “no ser”, a

“ser”. Las educaciones o saberes culturales de otras sociedades, que no son las de

Occidente, son considerados como hechos pasados y atrasados que solo son posibles

de superar gracias a la posibilidad de tener educación escolar (cf: Gustafson 1994;

1996). Acceder a la condición de “civilidad”, “conciencia y condición humana” entraña

alinearse en la práctica disciplinaria (ciencias humanas y exactas), en el pensamiento

racionalista y abstracto, el conocimiento científico, la objetividad, la neutralidad y la

condición de letrado (cf: Aristizábal 2003).

La escuela reproduce el mito civilizatorio de Occidente (cf: Montoya 1990) y en sí

mismo, en su naturaleza, su concepción, se constituye en civilizatorio, al estar

asociada a la superación de la “ignorancia”, la pobreza. Esta concepción de educación

escolar está ampliamente difundida como un derecho, una oportunidad de mejorar las

condiciones de vida y el logro de una condición laboral favorable. Es usual escuchar

“Ahora la gente ya tiene conciencia, ya sabe leer y escribir”. La escritura como la

máxima condición civilizatoria, civiliza y humaniza a los “indios”, los “salvajes”, los

“bárbaros”, los “analfabetos” los “ignorantes” y los “campesinos”. La educación escolar

reproduce el imaginario del “progreso” según el cual, todas las sociedades evolucionan

en el tiempo -según leyes universales- al ultimo estadio o de progreso, el alcanzado

por las sociedades europeas (Castro-Gómez 2003).

Yolanda Bodnar en un análisis de la situación del sistema educativo colombiano antes

de la implementación de la política Etnoeducación en Colombia refiere:

46 En este trabajo entenderemos por educación o institución escolar al capital escolar que produce y reproduce las posiciones y situaciones de poder de una sociedad determinada.

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El sistema educativo oficial no solamente no tiene en cuenta las características y necesidades de las comunidades indígenas, sino las niega calificándolas como “inferiores”, “incivilizadas”, “salvajes”, como meras supervivencias de un pasado lejano que aún pesa como lastre ideológico. Todavía hoy en día los programas oficiales vigentes se refieren a los grupos aborígenes, resaltando algunas de sus características por lo “exóticas” o “artesanales” que puedan resultar pero sin relacionarlas con una forma de pensamiento particular que obedece a su vez a ciertos conocimientos y saberes, formas de organización, necesidades o intereses, que dan respuesta a un medio específico. (1990:44)

Para Bourdieu el sistema de la educación o la institución escolar contribuye a

reproducir la distribución del capital cultural y con ello la estructura del espacio social

con efectos conservadores (Bourdieu 1997b:108, 125, 157).

El sistema escolar mantiene la diferencia del espacio social47, el orden social

jerarquizado y diferenciado que de otro modo tendería a destruirse. El sistema escolar

mantiene el orden preexistente, es decir, la separación entre los alumnos dotados de

cantidades desiguales – o de tipos diferentes- de capital cultural. Mediante toda una

serie de operaciones de selección, separa a los detentores de capital cultural

heredados de los que están desprovistos de él. Como las diferencias de aptitud son

inseparables de las diferencias sociales según el capital heredado, el sistema escolar

tiende a mantener las diferencias sociales preexistentes

La educación escolar convertida en si misma como capital humano, prepara a las

nuevas generaciones para la incorporación en el mercado de trabajo, distribuyendo

“conocimientos” de acuerdo a jerarquías previamente establecidas, reproduciendo, de

esta manera, las desigualdades. Las escuelas no son las mismas para todos.

Tampoco se distribuyen los mismos conocimientos, y no son apropiados de la misma

manera. Bourdieu se encarga de develar las sutilezas de la dominación cultural al dar

cuenta que bajo la figura de la emancipación, liberación, promoción humanas y la

distribución de saberes equitativamente por encima de las diferencias sociales,

étnicas, estas esconden formas sutiles de dominación. “El sistema escolar aparece,

entonces como una instancia de reproducción de las relaciones sociales de

dominación y, por tanto, de las formas de conciencia y de representación ideológica

que les dan legitimidad” (Téllez 2002:98).

47 “El espacio social es aquella estructura, modelo o representación de la sociedad traducida en posiciones sociales (concepto relacional, ‘las clases sociales’ desde una perspectiva sustantivista), las disposiciones (o los habitus) y las tomas de posición, las ‘elecciones’ que los agentes sociales llevan a cabo en los ámbitos más diferentes de la práctica, cocina o deporte, música o política, etc. El espacio social se constituye de tal forma que los agentes o los grupos se distribuyen en él según los dos principios de diferenciación el capital económico y el capital cultural, de lo que resulta que los agentes tienen tantas más cosas en común cuanto más próximos están en ambas dimensiones y tantas menos cuanto más alejados” (Bourdieu 1997a:16-18).

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Para Giroux la noción educativa estatal se impone bajo las formas más sutiles a través

de la producción y reproducción de la cultura dominante que tácitamente confirma lo

que significa ser educado. La escuela funciona diseñada para reproducir la lógica de la

desigualdad y la dominación, poniendo énfasis en localizar las relaciones de poder

fuera de las escuelas (1995:111-119).

Para la teoría educativa crítica, cuyo máximo exponente es Giroux (1990:31) la

escuela es una institución de naturaleza ideológica y política, su función es la

reproducción de la lógica del capital a través de las normas ideológicas y materiales de

privilegio y dominación que estructuran las vidas de estudiantes de diversas

agrupaciones basadas en la clase social, el sexo y la etnia. Con base en argumentos

teóricos y pruebas empíricas la teoría educativa crítica demuestra que “las escuelas

son de hecho agentes de reproducción social, económica y cultural. En el mejor de los

casos, la enseñanza pública ofrece una movilidad individual limitada a miembros de la

clase trabajadora y de otros grupos oprimidos, pero en sí misma es un poderoso

instrumento para la reproducción de las relaciones capitalistas de producción y de las

ideologías dominantes que pretende legitimar a grupos que están en el poder” (op.cit.

32).

En síntesis a lo largo de la historia colonial y republicana existe la construcción social y

política de “la educación” desde una visión monolítica y civilizatoria reproductora de un

sistema social altamente diferenciado por su visión y enfoque evolucionista de las

sociedades. Visto así, la educación o sistemas educativos de otros pueblos o

sociedades indígenas son desconocidos en sus estructuras constitutivas y si se los

reconoce son abordados de manera fragmentaria, funcional, y no estructural y

relacional como un campo de transmisión, producción y reproducción social de sus

sociedades.

Por el contrario, las sociedades indígenas y sus sistemas de conocimiento son

considerados lastres, resabios de sociedades cuyas prácticas aún perviven. Con esta

mirada, los blancos, criollos, mestizos, una minoría política, cultural y económicamente

dominante en el país, ve a los otros, es decir a los “indios”, “campesinos” y “salvajes”

como los últimos en la escala social, cuya condición de inferioridad social, y cultural

(ignorancia, analfabetismo, postración y atraso) sólo es superable a través del paso

necesario por una de las instituciones civilizatorias: la escuela.

Desde la mirada indígena se busca dar cuenta que sociedades diferentes como la

yurucaré tienen una educación que de manera dinámica y transformadora ha

producido y reproducido un conjunto de instituciones y sistemas de conocimientos,

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creencias, valores y normas que le permiten dar cuenta de su existencia diferencial en

la sociedad posmoderna y el estado boliviano.

5. La práctica cultural de la caza en la amazonía

La práctica de la caza es propia de las culturas amazónicas.48 Indudablemente,

guardando diferencias unas de otras por: sus sistemas mítico-religiosos, el entorno

natural específico a cada pueblo, las relaciones interétnicas, la historia de contacto con

el mundo español-criollo e indígena andino, la influencia de las misiones (católicas y

evangélicas), las políticas de colonización, la presencia de empresas extractoras de

recursos naturales (caucho, quina, oro, piedras preciosas, petróleo, madera entre otras)

y el desarrollo de la actividades agropecuarias.

Lehm, en un análisis comparativo entre mojeños, sirionós y yurucarés sostiene “la

agricultura sobresalía como una actividad de mayor importancia para los mojeños y

guarayos, mientras que para los yuracaré y sirionó lo eran la caza, la pesca y la

recolección (…). Para los yuracaré y sirionó la caza es la principal actividad, y la

realizan juntos hombres y mujeres (…). Andan errantes por el monte y a lo largo de los

ríos buscando alimento la mujer que les acompaña como cocinera y como ayudante

carga a los animales cazados (…) ella hace la fogata, cocina la caza” (2002:5-6).

Los aportes más importantes al conocimiento y práctica de la caza se han dado desde

la economía, definidas como “economía de subsistencia”49 o “economía principal” en

combinación con la agricultura y la pesca50 o como “complementaria a la actividad

agrícola de subsistencia”51. Desde la misma disciplina, pero con una mirada émica,

Paz (1998) sitúa la caza como parte de un universo más complejo de relaciones entre

la lógica de la dispersión, la familia clánica, la disponibilidad, accesibilidad y

sostenibilidad de los recursos y el sistema de creencias y concepciones míticas. Se

suman a estos trabajos las investigaciones de Uberhuaga (1998), sobre la economía

Yuracaré y la valoración cultural a la actividad de la caza y el cuestionamiento a la

48 Para la amazonía sudamericana cf: COICA-OXFAM AMERICA 1995; para el caso de los pueblos indígenas de tierras bajas de Bolivia ver por ejemplo Mihotek (1996:57-138), Díez y Murillo (1998), para los pueblos Tsimane’ (Ellis y Araúz 1998:11-12; Riester 1993), Ayoreos (Velasco 1998:58-59), Lecos (Zalles 1991:383-395; 1993), Chácobos (Minoda 1991:109-110), sirionó (Holmberg 1978; Townsend 1996:35-49); Mojos (Denevan 1980:179-190), Yuqui (Firestone 1990:89-206), Tacana (Hahn y Hissink 2000) entre algunos. 49 Ley de “vida silvestre, parques nacionales caza y pesca” y el Decreto Ley No. 12301 del 14 de Marzo de 1975, Art.47.- “Se entiende por caza doméstica o de subsistencia la que se practica para cubrir las necesidades alimenticias, vestido y protección del cazador y sus familiares directos. Están involucrados en este beneficio las tribus nativas y los habitantes permanentes”. 50 Lema 1998; APCOB (1994:11-12); APCOB-CICOL (2000:14); Herbas y Martínez (1998:53-54); Ribera y Konig (1991:14). 51 En esta vertiente están las descripciones de los PDDI’s del territorio indígena Yuracaré del río Chapare, Yuqui y el del Territorio indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

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concepción de “economía de subsistencia” como una lógica derivada de la lógica de

economía occidental de mercado.

Otra lectura de la práctica de la caza, son los trabajos desde la Biología. La tesis de

Montaño (2002) con familias indígenas Movima de la Comunidad de Capernaúm del

río Ichilo (Departamento de Cochabamba) y el trabajo de Townsend (1996) con el

Pueblo indígena Sirionó. Estas investigaciones hacen un balance entre las diferentes

prácticas de cacería y las especies faunísticas más cazadas.

Los conocimientos y la práctica de la caza en las sociedades amazónicas son de una

importancia trascendental, no sólo por ser el medio de abastecimiento alimentario, o

strictu sensu, una actividad económica principal o de subsistencia, sino, porque

simbólicamente traduce la filosofía, el pensamiento y la cosmovisión de los Pueblos

Indígenas. A manera de ejemplo, para el Pueblo Indígena Arakmbut del Perú “la caza,

la recolección y la agricultura no son simplemente actividades de importancia

económica, sino que son fundamentales su filosofía de la vida y su identidad. Aprender

a cazar y a cultivar, informarse sobre las especies del territorio es aprender a ser

Arakmbut” (Aikman 1995:673).

Para los pueblos indígenas de la amazonía la condición de cazador y la práctica de la

caza son de naturaleza CULTURAL. La práctica de la caza tiene un sentido simbólico

y sacro que entraña una relación simbiótica con la naturaleza, “el monte”, “el bosque”,

“el territorio”. “La caza es una actividad practicada exclusivamente por los varones. Se

le otorga un alto prestigio, más por su valor simbólico que por su contribución real a la

dieta diaria” (Chase 1995b:162). En torno a la caza se convienen ritos, creencias,

normas, reglas que permiten acceder, disponer y gestionar los recursos del monte.

Esta inherencia al “ser” indígena es lo que confiere sentido a las acciones cotidianas.

“Un oficinista groenlandés disfrutará ir a cazar focas en un día soleado de julio, pero

nunca será un cazador. Quizá se pueda decir que la palabra cazador, además de ser

una profesión también expresa una cultura, en la cual la naturaleza y los animales de

caza funcionan como una variable que puede ser influida mental y socialmente”

(IWGIA 2000:47).

Para Chase (1995b:154) la economía de la caza inserta en la economía mayor de las

sociedades amazónicas no es una esfera separada del resto de la vida social; de

hecho, es un parte de la cotidianidad integralmente vinculada a la vida social, ritual y

política. Es a su vez el resultado de la interacción de la cultura con el mundo natural.

Un grupo familiar genera una economía local usando sus conocimientos, creencias,

estrategias y herramientas para aprovechar mejor la diversidad de recursos

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disponibles en su ecosistema local con tres propósitos fundamentales: satisfacer las

necesidades cotidianas, permitir la reproducción del grupo familiar local y de su cultura

y crear nexos de solidaridad dentro del asentamiento local.

La práctica de la caza como un campo fundamental de la realidad indígena amazónica

es una práctica social, cultural ritual y mítica no solo de abastecimiento o de

subsistencia. A partir de su conocimiento y sistematización se puede dar cuenta de las

características de la educación indígena, sus instituciones conocimientos, normas y

creencias.

6. Interculturalidad: Hacia una geopolítica del saber

La necesidad de empoderar los conocimientos y la educación indígena propia nos

llevan a revisar nuestro concepto de interculturalidad.

El concepto de interculturalidad nos remite primariamente al hecho histórico de las

relaciones y contactos entre sociedades y culturas, como un hecho permanente a lo

largo de la historia humana. No existen desde nuestra perspectiva, sociedades y

culturas aisladas, en tanto “lo relacional”, “lo intercultural” como proceso Inter-activo es

constitutivo de lo cultural y lo “plural” por cuanto define el “reconocimiento” de lo propio

y la producción, construcción o invención de lo “diferente” o ajeno. Así, creemos que

toda cultura es por naturaleza intercultural por cuanto toda cultura mantiene una

relación de alteridad y comunicación permanente con culturas diferentes, procesos

interculturales histórica y contextualmente pautadas por las relaciones de poder

(Sánchez-Parga 1997; Albó 1998).

En sociedad multi y pluriculturales como Bolivia, la interculturalidad en su sentido

prospectivo o el ideal intercultural, debe ir más allá del fomento al pluralismo cultural.

El reconocimiento a la diversidad y diferencia debe propender, hacia una

interculturalidad estructural del poder, donde lo diverso sea reconocido no solo como

“culturalmente rico sino socio políticamente legítimo”.

Esto nos lleva a plantear que transitar por los caminos de la interculturalidad, es

reconstruir la lógica colonial, la geopolítica del saber y las formas epistémicas de

Occidente que se señorean como universalmente válidas y únicas. Cuestionar la

colonialidad del saber significa, encumbrar y darle legitimidad a las formas de saber/

poder indígenas asentados en otros paradigmas.

Una manera de contribuir a esta legitimidad de las formas de saber, sistemas de

conocimientos y de sociedades como las amazónicas caso yurucarés, a decir de

Ansión es:

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Profundizando el conocimiento sobre las diversas entradas culturales, intentando llegar a sus aspectos menos espectaculares y, al contrario, más profundos y humanos. Hace falta penetrar en las sutilezas, en los debates, en las búsquedas y caminos también variados que han seguido quienes viven en perspectivas culturales distintas. Y, tratándose del tema de la diferencia, será entonces necesario conocer como grupos sociales distintos abordan el tema de la diversidad, cómo constituyen al Otro y cómo se relacionan con él; de qué manera se apropian e incorporan lo ajeno o más bien lo dejan a un lado; cómo lo transforman de mil maneras para crear también, desde su relación con el Otro, su propia identidad. (2002:336)

¿Con qué criterios articulamos experiencias que no solo son distintas, sino que se

piensan a sí mismas de manera distinta, en un contexto en el que solo algunas de las

formas de pensar y de pensarse se reconocen como legítimas? Para Ansión es

necesario entrar en el debate intercultural sobre los propios conceptos de ciencia y de

filosofía de racionalidad.

En esta perspectiva intercultural, Walsh cuestiona el hecho universal de un solo

proyecto político epistémico y propugna la construcción de una democracia de

cosmovisiones diversas que constituyan formas diversas de construcción, legitimación

y reproducción del conocimiento. Esta perspectiva cuestiona la tendencia del

capitalismo posmoderno de considerar como capital y elementos constitutivos de la

riqueza los conocimientos indígenas, la naturaleza y la gente y al “nuevo modelo de

dominación cultural posmoderna” que ofusca y mantiene a la vez la diferencia colonial

a través de la retórica discursiva del multiculturalismo y su herramienta conceptual de

la interculturalidad entendida de manera integracionista (cf: Walsh 2002:122).

La educación intercultural pasa por un reconocimiento político y epistémico de otras

formas de educación y gestión del conocimiento que respondan a proyectos

sociopolíticos propios de los pueblos indígenas en el marco de las sociedades

mayores. Desde esta perspectiva educativa, construir procesos de interculturalización

de vía múltiple, implica que la génesis de “las diferencias” no parte de la etnicidad sino

que ésta es consecuencia de una larga historia de subalternización social, política y

cultural de grupos y conocimientos. “procesos de desubalternización y

decolonialización, dirigidos a fortalecer ‘lo propio’ como respuesta y estrategia frente a

la violencia simbólica y estructural, a ampliar el espacio de lucha y de relación con los

demás sectores en condiciones de simetría, y a impulsar cambios estructurales y

sistémicos” (ibid).

Esta visión extiende la discusión sobre interculturalidad del enfoque identitario, hacia la presencia y la interrelación de distintas lógicas y formas de pensar. Tal enfoque no solamente cuestiona la noción de la universalidad dentro de la filosofía occidental sino que hace evidente la necesidad de considerar “las racionalidades y las bases científicas de las culturas nativas de la región, es decir, de desarrollar y promover la interculturalidad en algunas de las disciplinas”. (Walsh 1998:4)

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La interculturalidad en el campo del saber y el conocimiento, significa poner en

cuestión el pensamiento logocéntrico de las sociedades modernas, de sus

conocimientos y su visión de mundo, construidas a través de políticas de colonización

y estructuras socioeconómicas hegemónicas en detrimento de otras sociedades. La

filosofía intercultural es una crítica al pensamiento logocéntrico de las sociedades

modernas sobre las sociedades indígenas.

El reconocimiento y valoración de las otras culturas no puede reducirse a un discurso formal y hueco. Para ser tal, debe encarnarse en una práctica.

El tratamiento de los problemas debe hacerse reuniendo los aportes de Occidente y los grupos étnicos y no trasladando o extendiendo el saber Occidental a los otros pueblos.

Esta aparente oposición entre la llamada ciencia y el llamado saber tradicional o popular es una deformación interesada de la verdad para favorecer a Occidente cuyo saber sería “científico” mientras que el saber de los grupos étnicos del mundo no lo sería. Aquí los llamados científicos son juez y parte. Este es otro modo más de aparición del pensamiento etnocéntrico de Occidente. (Montoya 1990:204-205)

Cuestionar el pensamiento logocéntrico implica repensar la noción de conocimiento

oficial, decantada en el paradigma de la fragmentación, caracterizada por “dividir al

todo en sus partes y priorizar las partes que el todo como son: la disyunción y la

superespecialización, la reducción y la racionalidad”52. Esto ha llevado a reconocer la

existencia de un Sistema de conocimiento complejo53 caracterizada por el abordaje

contextual, holístico, multidimensional o multidisciplinario, desde el mundo de las

relaciones e interacciones de todo tipo (cf: Ramírez 2001; Rebellato 1999:20-37;

Patiño 2003; Gadotti 2002:81-132).

Esta tendencia está fortalecida en las últimas tres décadas con un movimiento de

reflexión teórica y metodológica en las ciencias sociales sobre la interpretación

exogenética y eurocéntrica de las realidades latinoamericanas, la universalidad de la

ciencia, el pensamiento único y el conocimiento euroamericano como único universal y

válido (Fals 1990). Este movimiento propugna el mayor conocimiento y respeto de la

realidad cultural y humana de las sociedades tropicales y subtropicales del Tercer

Mundo, y el rescate de la cultura popular indígena, dando cuenta a su vez de formas

epistémicas y de construcción de conocimientos distintos a las tradición cartesiana de

Occidente y al positivismo y capitalismo industrial de Occidente. A decir de Fals “se

abren surcos nuevos de comprensión del cosmos (…) se combate el monopolio

arrogante de la interpretación de la realidad que ha querido hacer la ciencia cartesiana

(1990:87).

52 Una mayor caracterización sobre las características paradigmáticas de Occidente ver en cf: Lander 2003; Aristizábal 2003; Torres 2002. 53 Conocida también como teoría de la complejidad o paradigma de la complejidad.

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Se suma a este movimiento epistémico la tesis de “la insurrección de conocimientos

subyugados” de Foucault que reacciona a la tendencia erudita de producir un solo

cuerpo unitario de teoría como si fuera la ciencia, olvidando otras dimensiones de la

realidad, especialmente las de las luchas populares no registradas ni oficiales ni

formalmente (Foucault 1980:82-86).

Se debe construir una educación intercultural que reconozca valore y respete las

distintas formas de pensamiento y generación del conocimiento de los pueblos

indígenas. El reconocimiento a la diferencia debe construirse también en el campo del

conocimiento y del saber desterrando toda pretensión logocéntrica y etnocéntrica

como formas dominantes del saber y de la institución escolar. El reconocimiento de

formas diferentes de ser, conocer y aprender debe pasar necesariamente por el

reconocimiento y valoración de sociedades diferentes a las de Occidente.

7. La cultura: Lo propio y lo ajeno y la teoría del control cultural

Lo propio y lo ajeno como constructos sociales y simbólicos se los interpretará en

función al concepto teórico-filosófico de estructura o sistema. Como hiciera notar

Bifani, lo propio y lo ajeno sólo es comprensible en tanto y en cuanto “toda sociedad

constituye un sistema interrelacionado de valores y creencias, estructuras

socioeconómicas y políticas y estructuras de personalidad. Es decir, representa un

conjunto o totalidad organizada. En este contexto ‘lo propio’ y ‘lo ajeno’ pasan a

definirse como tales en función de su pertenencia a un sistema determinado”

(1989:104).

La reproducción de lo propio y ajeno se da en lo relacional. La relación, la interacción

produce cultura. La historia de la humanidad es la historia de relaciones de fuerza y

simbólicas que permitieron la reproducción de una u otra cultura. Tyler dirá “la

verdadera naturaleza de las cosas no radica en ellas mismas, sino en las relaciones

que nosotros construimos y percibimos entre ellas (…) niega la autonomía del sujeto la

primacía del individuo en la explicación social de la construcción del conocimiento”

(Tyler 1996:134). Popkewitz (1994:30) expresa que no se trata de anclarse en las

variables individuales o discretas, perdiendo de vista lo social e histórico (…) se trata

de comprender lo relacional en su contexto social e histórico.

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En este marco podemos comprender la teoría del control cultural54. Bonfil reconoce la

existencia de cuatro ámbitos de la cultura: la autónoma, la apropiada, la enajenada la

impuesta. El expresa que no se puede definir a priori la educación étnica, no sin antes

conocer los elementos culturales y la toma de decisiones propias o ajenas que

confluyen en torno a ella “Los contenidos concretos de cada uno de los ámbitos de la

cultura pueden conocerse únicamente a través de la investigación empírica (...), pues

no son los mismos en todos los casos, ni están predeterminados teóricamente”

(1987:29). Así como “la ubicación de los elementos en uno u otro ámbito de la cultura

no es necesariamente unívoca sino que depende de relaciones concretas que sólo

pueden conocerse, en cada caso, mediante la investigación empírica” (ibid), dándonos

a comprender que “no son los elementos culturales por sí mismos, los que configuran

los cuatro ámbitos de la cultura55, sino la relación de control cultural la que los define”

(ibid).

La cultura no es una dimensión o ente autónomo de la actividad humana, es parte de

un sistema interrelacionado de valores y creencias, estructuras socioeconómicas y

políticas. Es decir es parte de un conjunto o totalidad organizada. Se trata por tanto

“de trabajar con este modelo analítico del control cultural que busca determinar

relaciones entre elementos culturales y ámbitos de decisión propios y ajenos, a

diferencia de otros sistemas de clasificación de la cultura que son descriptivos y cuyas

categorías definen en sí mismas sus contenidos concretos” (Bonfil 1987:29).

Para Salman (cf:1999), cultura no es una cosa, un ser sino un hacer, la cultura es viva,

dinámica, cambiante, por tal la cultura se renueva, se crea, se deja influir, es porosa y

permeable, expansiva y con poder de penetración a la vez. Las culturas no son

homogéneas, no existen como reservas intactas, sino como prácticas y creencias

resultantes de una larga historia. Por tanto, cultura es un proceso de redefinición

permanente de las fronteras internas y externas -más que una continuidad- donde

entra permanentemente en juego, la reinvención y la recreación.

La comprensión de cultura estará anclada en la perspectiva interpretativa y la

búsqueda de significados, y sentidos, de explicaciones e interpretaciones más allá de

la superficie de las expresiones sociales y culturales. (cf: Rosaldo 1996:198; Geertz

1990:20; Giménez 1999:32). Como expresa Guerrero:

54 “La teoría del Control Cultural, es el sistema según el cual se ejerce la capacidad social de decisión sobre los elementos culturales. Los elementos culturales son todos los componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego para realizar todas y cada una de las acciones sociales: mantener la vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y tratar de cumplir aspiraciones” (Bonfil 1987:27).

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La cultura entonces debe ser considerada como un sistema en el que por un lado encontramos los aspectos encubiertos de la cultura, esto hace referencia al campo de las representaciones simbólicas, de los imaginarios, de la racionalidad, de las cosmovisiones y las “mentalidades” que hacen posible la creación de un sistema de valores, de ideas, de creencias, de sentimientos, de sentidos, de significados y significaciones; mientras que por otro, está el campo de los aspectos “manifiestos” de la cultura, que es el campo de las manifestaciones que se expresan a través de hechos, prácticas, objetos, de discursos, de sujetos y relaciones sociales, de comportamientos, actitudes, entidades, frente a las cuales la cultura establece relaciones y regulaciones, que permiten ciertas formas de comunicación, de auto-comprensión, de identificación de un grupo, pero también de relación de alteridad y diferencia con los otros que son diferentes. (1996:5)

Si bien se ve que la noción de educación es un concepto usado con un criterio

universal es importante dar cuenta de sistemas educativos propios o educaciones con

fines, condiciones, sistemas de conocimientos y medios diferentes cuya función central

es la de reproducir esa sociedad de la que son parte en el marco de su territorialidad,

su cosmovisión y su sistema económico y sociopolítico.

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2003. Comunidad Tres Islas. Río Ichilo. “ ¡Qué lindos somos los Yuracarés! ”

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CAPÍTULO IV

MARCO CONTEXTUAL

I. El Pueblo Indígena Yurucaré

1. Ubicación

El Pueblo Indígena56 Yurucaré es ampliamente conocido por diferentes cronistas

historiadores, administradores públicos y cientistas sociales como el habitante

originario del hoy conocido como Trópico de Cochabamba, una región que es parte de

la amazonía sur boliviana57. La región ancestralmente ocupada por los yurucarés

comprende los departamentos de Cochabamba (provincias Chapare, Carrasco), Beni

(provincias Ballivián, Marban y Moxos) y Santa Cruz de la Sierra (Provincia Ichilo)

(D’Orbigny 1959, 2002 [1945]; Nordenskiöld 2003 [1922]; Ribera 1983; Paz 2002:34;

Lehm y Lijerón 1988:25).

En líneas generales se considera las nacientes del río Mamoré, afluente importante de

la cuenca Amazónica como el ámbito natural de desarrollo sociocultural y económico

político de los yurucarés.

En el pasado histórico el Trópico de Cochabamba o el “Chapare” como genéricamente

se la denomina también conocida como “Tierra de los Yuracares”, “Las Montañas de

yuracarés”, “el País de los yuracarés”, “El Nuevo Yunga” y “la Provincia Yuracaré”.

56 Los yurucarés se auto identifican como “Pueblo Indígena” habitantes de las Tierras Bajas de Bolivia y se diferencian de los habitantes de Tierras Altas a los que conocen y denominan como “originarios”. Es usual escuchar decir entre ellos “nosotros somos indígenas, los quechuas, aymaras son originarios”. Para Albó (1994:12-14) el término “indígena” fue acuñado y enarbolado por los pueblos indígenas orientales a partir de los años ’80 y se popularizó con la Marcha por el Territorio y la Dignidad de 1990 cuando la CIDOB como organización oriental adoptó el término, denominación que el gobierno legitimó con varios decretos que les reconocían territorios como ‘pueblos indígenas’ y una promesa de ‘Ley Indígena’ para las Tierras Bajas. A decir de Albó el contexto andino y general tendió siempre a asociar indígena con las “minorías de las tierras tropicales” y en cierta forma a rechazar por considerarla un concepto de marginalidad social y cultural. En el marco de los debates de “indio o indígena” refiere Albó que la CSUTCB y los aymaras acuñaron el termino “pueblos originarios o naciones originarias” como una expresión nueva, liberada de cargas negativas y escogida deliberadamente por ellos mismos. En términos genéricos se puede decir que la denominación de “Pueblos Indígenas” es un reconocimiento jurídico a las culturas diversas como sujetos colectivos y no como poblaciones o grupos en condición de minoridad o etnias. Al respecto (COICA 2003) expresa “Para nosotros, decir pueblos es aceptar que somos diversos y que cada pueblo tiene su propia historia, cultura y cosmovisión. Jurídicamente, implica un reconocimiento a nuestros derechos colectivos”. Una mayor ampliación y precisión conceptual ver Organización Internacional del Trabajo (1992); Cárdenas 2001; CIDOB: 1992; CEJIS-IWGIA (2002:21-23); Albó (1991:318). 57 APCOB (1994:4) divide la amazonía boliviana en: amazonía norte y amazonía Sur. Sobre esta última refiere “La mayoría de los pueblos indígenas están ubicados en esta región: Mojeño, Chimane, Sirionó, Baure, Kanichana, Kayubaba, Itonama, Moré, Movima, Takana, Yurakaré, Yuki y Mosetene”.

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2. La historia y los procesos de cambio de la sociedad yurucaré

2.1 Contactos tempranos entre la sociedad andina y los yurucaré

Investigaciones arqueológicas comparativas realizadas entre los valles de

Cochabamba (Pocona, Mizque, Aiquile y el Chapare (Chipiriri, Valle Ivirza,

Seguengas), dan cuenta de la existencia de contactos tempranos y mutuas influencias

desde el Periodo Formativo (1500 – 2000 A. d. C), entre la sociedad andina (quechuas

del valle de Cochabamba) y la sociedad yurucaré, así como contactos socioculturales

norte - sur en la extensa cuenca amazónica sur americana a. C. (cf: Pereira y

Brockington 1993).

Existen hallazgos arqueológicos58 de rutas camineras incaicas que penetran a

diferentes zonas del trópico de Cochabamba como el camino incaico de los Yungas de

Totora, el camino de San Jacinto en el sector de San Miguel y San Jacinto, y que es

parte de una red caminera que llega a Cristal Mayu, San José y el Río Ibirizu59, el

camino de Inca Chaka y el camino de Candelaria que se dirige a Tablas Monte. Estos

datos van a la par con documentación colonial existente sobre varios intentos de

penetración del Imperio incario a la amazonía boliviana (cf: Querejazu 1990).

Una de las razones de la presencia incaica en algunas regiones del los Yungas

yuracaré era el cultivo de coca que luego con la Conquista Española, proseguiría con

el establecimiento de haciendas cocaleras españolas en manos de sacerdotes

franciscanos (cf: Querejazu 1990:89; Rodríguez 1997).

2.2 Las primeras experiencias misionales y de colonización de los yurucaré

La Conquista de América y la incursión española en la vertiente oriental de lo que hoy

es Bolivia encontró a los yurucaré, según algunos autores como Kelm (1997 [1966])

aliados de la nación chiriguana junto con los Chuis, Tomacozies y Xores60, en feroz

resistencia a las acciones militares españolas de Toledo que intentaban acceso

expedito a la zona oriental boliviana en los siglos XVI y XVII. Se considera ésta como

58 Querejazu, Roy cita a Céspedes P. Ricardo. “camino Inca de San Jacinto, uno más dentro del sistema de penetración a la selva”. Suplemento “correo”. “Los Tiempos” 13/11/86. 59 Sobre el camino empedrado en el sector de San Miguel y San Jacinto que fue destruido por la maquinaria pesada de YPFB que trabajaba en la mencionada zona, localizada a 120 Km. De la ciudad de Cochabamba se dice que se hallaron los durmientes de un puente con mampostería y estilo típicos del incario. Los durmientes – construidos en base a grandes piedras unidas por argamasa de barro – miden aproximadamente 5 mts. de alto por 4 mts. de ancho. En cada lado lucen cuatro hornacinas típicas de las construcciones incaicas (Informe proporcionado por el señor Ricardo Céspedes citado por Querejazu L. Roy 1989:20). 60 José de la Fuente en su libro “Los límites Cochabamba - Beni” (s/a:189) sostiene que los Chuis vendrían a ser los que actualmente se conoce como los quechuas de Raqaypampa de las alturas de Mizque, los Tomacozies serían los chiquitanos y los Xores estarían relacionados con los Sirionós.

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la primera actuación bélica de los yurucarés en alianza interétnica con el objeto de

resistir la incursión española a Santa Cruz de la Sierra la Vieja.

Los siglos XVI y XVII se caracterizaron por una permanente incursión de los yurucarés

a diferentes Doctrinas y Provincias en los que causaban serios daños a los vecinos de

su territorio. “Durante el siglo XVII los yurucarés mantienen la inseguridad en la ruta

Mizque Santa Cruz mientras atacan periódicamente a los que bajan a los yungas de

coca: en 1615, en 1617, en 1620 y en 1629 matan a unos cuantos viajeros y deben a

su vez aguantar severas represalias” (Casevitz, Saignes y Taylor 1988 157:161). Estas

circunstancias llevan a que el Obispo de Santa Cruz propusiera al Rey la reducción61

de éstos y tuvo la siguiente respuesta del monarca:

El REY. En ocasión de la carta que escribió el Obispo de la Iglesia de Santa Cruz de Sierra (...) no había podido visitar la doctrina de los Yungas en la Provincia de Mizque por haber los indios Yuracarres muerto a los principales que estaban en las chacras de coca y los demás apuntándose de miedo así que quedo desierta la doctrina y pidió que por esta parte se hiciese entrada con soldados así para su reducción, como para poner freno a los gentiles que podían hacer irreparables daños. (AGI Charcas 417.-Machicado 2223:1690 citado en Ramírez 1998:56)62

El inevitable avance español, el debilitamiento de la resistencia chiriguana, llevaron a

los yurucaré a replegarse por largo período desde el sur hacia el oeste, alejándose en

lo posible de las cercanías de Santa Cruz de la Sierra evitando de esta manera ser

sometidos (cf: Kelm 1997[1966]:137-177).

En el siglo XVIII, la postura del sistema colonial hacia los yurucarés cambia de una

confrontación bélica a un propósito de integrarlos, a la sociedad colonial por medio de

la Reducción (Ramírez 1998:54-56). En este cometido una de las primeras acciones

de exploración de las “Montañas de Yuracarés” y que luego desencadenaría el

establecimiento de las primeras misiones de la mano de intereses económico

coloniales, fue la emprendida por el Obispo Francisco Ramón de Herboso de quién se

61 La palabra reducción proviene de un término de origen latino que emana de la frase adecclesiam et vital civiles essent reducti, es decir, la iniciación de la población indígena en la vida civil y religiosa“ a nuestra fe y a la obediencia del rey nuestro señor”, según las leyes y normas que imponía la Corona (Ramírez 1998:24). Para el caso de la amazonía y el chaco sudamericanos, las doctrinas y reducciones fueron instituciones de evangelización y civilización de los pueblos de vida itinerante. A través de las reducciones los jesuitas y los franciscanos formaron pueblos, asentamientos fijos, donde impartían la doctrina cristiana, además de transformarlos de cazadores, pescadores y recolectores en agricultores y artesanos. Con este propósito la Corona dictó numerosas ordenanzas a lo largo de todo el siglo XVI y puede decirse que el proceso reduccionístico fue general en América, tanto desde el punto de vista geográfico como cronológico (Dussel 1974:127; Tomiczek 1997). 62 C. José Vásquez-machicado. Catálogo descriptivo del material del Archivo de Indias referentes a la Historia de Bolivia (Sevilla 1933). La Paz. 1989.

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dice que su objetivo era buscar una vía de comunicación más directa entre

Cochabamba y Moxos, pero también y en particular establecer su hacienda cocalera63.

Estos esfuerzos de Conquista de las “Montañas de Yuracarés”, serían secundados por

el Intendente Francisco de Viedma a fines del siglo XVIII (1784 -1809), quién bajo el

influjo de las Reformas Borbónicas tuvo como objetivo abrir el trópico cochabambino al

mercado de tierras, abastecimiento regional de productos tropicales, la sustitución de

importaciones, ampliación del universo tributario y hacer expedito el camino Villa de

Oropeza – Moxos (cf: Pentimalli 1998). En estos cometidos jugó un rol estratégico el

concurso de los Misioneros franciscanos.

Unir al gremio de nuestra Santa Fe Católica[a] los infieles que habitan aquellas montañas y abrir las puertas un ramo de comercio, que él sólo es capaz de hacer feliz a esta provincia de Cochabamba, en los muchos plantíos de cacahuates, y algodonales que proporcionan aquellos fértiles terrenos, cuyo fruto es de mejor calidad que el de Mojos. (Rodríguez 1997:15)

Para fines del siglo XVIII, las “Montañas de Yuracarés” fueron escenario de la

fundación de varias reducciones franciscanas, donde convergieron congruentemente

los objetivos de la monarquía española y la iglesia católica.

Las Reducciones se convirtieron en un modelo de conquista espiritual. Las Misiones64

fueron una forma de conquista ideológica de los pueblos indígenas en las Tierras

Bajas y en el caso yurucaré, la misión tomó el camino de asimilación civilizatoria.

la evangelización asume un sentido eminentemente ‘civilizador’. En el marco de la concepción colonial dominante, que oponía lo ‘civilizado’ versus lo ‘salvaje’, los pueblos amazónicos constituían el prototipo más claro del salvajismo americano, inclusive en relación a sus vecinos de los Andes. Frente a las características de las sociedades indígenas amazónicas –alta dispersión y movilidad poblacional, gran diversidad cultural y lingüística, religión shamánica-, la ‘evangelización-civilización’ pasaba necesariamente por la reducción de los indígenas en núcleos poblados, la sedentarización de las poblaciones autóctonas y la homogenización lingüística de los indios reducidos. (Lehm 1992:135-136)

Los misioneros herederos y portadores de una época y una cultura europea que se

consideraba a sí misma como la verdadera y sólida civilización, emprendieron su

acción evangelizadora entre los “infieles” considerados en un estadio de desarrollo

63 Sobre los intereses económicos de los misioneros en particular los hermano Moscoso del convento de Tarata principales promotores de la apertura a la región del “nuevo Yunga” De la Fuente sostiene “no está demás aclarar que parte del interés en los planes de los religiosos Moscoso, por lo menos en el caso del cura de Tarata, principal patrocinador de la reducción, giraba alrededor del beneficio colateral a su hacienda llamada Itirapampa, que estaba emplazada a escasas leguas de la primera misión, La Asunción. Por ello, precisamente, fue esta hacienda productora de coca una de las primeras en constituirse y uno de las más adelantadas en el nuevo territorio en apertura” (s/a: 224). 64 Desde una perspectiva histórica y en el contexto colonial “las misiones” fueron ‘tierras de misión’ las que a decir de Gorsky (1995:157,161) “eran territorios sujetos jurídicamente a la romana congregación de la Propaganda FIDE (...) normalmente encargada por Roma a las congregaciones religiosas o institutos misioneros para realizar la cristianización de los pueblos paganos y la plantación de la Iglesia en las regiones tropicales de América Latina, África y Asia entre otras (Escandinavia, Canadá, Alaska)”.

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humano inferior. Para la sociedad europea y su modo de pensar dominante la vida

civilizada era la vida de los pueblos y ciudades con sus plazas y casas alineadas, la

disciplina en el trabajo y la subordinación a las autoridades, cultivo de la tierra, la

industria y el comercio. Había un modo de ser, vivir y vestir civilmente. El idioma

castellano era considerado como el mejor para ponerse en contacto con personas

inteligentes y cristianos ilustrados (cf: Berg 1990).

En este contexto la vida en las misiones resultó muy difícil para los yurucarés.

Acostumbrados como estaban a la caza y la pesca, a trasladarse permanentemente

por la selva, con creencias religiosas en estrecha relación con su vida en el bosque y

lo más valioso “su libertad”, estaban ahora afectados por éstas nuevas formas de

organización radicalmente opuestas a las suyas.

Los conversores trataron además de imponer una producción agrícola de tipo intensivo que tenía el defecto de obligar a la inmovilidad a los Yuracarés. Confinados así a los estrechos límites de la circunscripción misional, los indígenas se hallaron imposibilitados de recolectar de febrero a junio el tembé, fruto aceitoso de una palmera con el que se alimentaban y elaboraban chicha y cuya época de maduración era considerada sagrada y propicia por consiguiente para fiestas y borracheras rituales. En su transcurso, el grupo se cohesionaba al relacionarse con las fuerzas sobrenaturales. La caza, por su lado, se imbricaba con el sistema de jerarquía y de mando indígena. Los hombres más habilidosos y conocedores para desarrollarla eran los más respetados. Al prohibirse o disminuir la frecuencia e importancia de la caza, en beneficio de la agricultura, todo el sistema de estructuración social Yuracaré resultó seriamente amenazado. (Rodríguez 1997:26)

Bajo estas condiciones que amenazaban con destruir su estilo de vida y sistema

político, no les quedaba a los yurucarés otra cosa que huir y abandonar las misiones,

motivados por la nostalgia de la vida libre, sus costumbres, y también por la aparición

de enfermedades por ejemplo la viruela. La necesidad de trasladarse a otro sitio por el

motivo de que ya no encontraban caza ni pesca, la escasez de alimentos y a veces

por discordias entre las propias familias (cf: Soto, Lacueva, Fernández y Delgado

1912:253-282).

A lo largo de la historia colonial, las misiones franciscanas se convirtieron en las

formas organizadas y estratégicas para la colonización del trópico y la transformación

del indígena acorde al modelo civilizatorio dominante.

2.3 “Las tierras baldías”, la educación indigenal yurucaré y Nuevas Tribus

Con el advenimiento de la República en las postrimerías de la independencia boliviana

el Mariscal de Zepita, Don Andrés de Santa Cruz, a través del Decreto Supremo de

Enero de 1830 elevado luego a rango de Ley, autorizó a las misiones franciscanas

continuar con la conversión de “neófitos” e “infieles” yurucarés (Hermosa 1986:197-

199).

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El misionero y su visión europea dominante ve y considera a los indígenas como

“bestias feroces en figuras de hombres unos seres estúpidos, de aspecto repugnante,

sucios, casi desnudos, ociosos y sin modales” (Cardus 1886:180,181 citado en Berg

1990:40)65. En los círculos católicos del siglo XIX, los indígenas pertenecían a aquella

parte de la humanidad que se había degenerado a comienzos de la historia.

Algunos suponen que el salvaje es un hombre racional, dócil, sumiso y cumplidor de las relaciones instintivas de la naturaleza. Error grave, aunque creído por los llamados filósofos, que no conocen ni han tratado a los salvajes más que por las descripciones novelescas de poetas soñadores; que si se tomaran la pena de visitarlos en sus guaridas, en sus bosques en sus luchas de tribu a tribu, veían que estos entes desgraciados son lo más estúpido, lo más envilecido, por no decir lo más bestial de la degradada humanidad”. (Sans 1888:138 citado por Berg 1990:40)66

Las Tierras Bajas de Bolivia a lo largo de los siglos XIX y XX serán objeto de un

intenso proceso de colonización y venta de lo que se vino en llamar “tierras baldías”.

Bajo este concepto se promulgaron un conjunto de disposiciones legales que

establecían la adjudicación de las mismas, los requisitos y otros aspectos afines. Los

gobiernos bolivianos de Ballivián 1844, Melgarejo 1866, Morales 1872 darán en

concesión millones de acres de “tierras fiscales” y “baldías” en el sudeste, el oriente y

la amazonía boliviana con considerables ventajas, sin embargo, las mismas no

siempre se harán efectivas (Peñaloza 1953:306).

Si bien el año 1876 se prohíbe la adjudicación gratuita de tierras en el Chapare y de

manera general “se declara la propiedad de los terrenos en favor de los neófitos,

declaración que ha quedado escrita, pues éstos han sido continuamente despojados,

de la misma manera que los indios del Altiplano, y peor aún arrojados de sus tierras”

(op.cit. 310), éstas disposiciones en la práctica, quedaron sin efecto. La nueva Ley de

Tierras Baldías de 13 de noviembre de 1886 declara colonizables todas las “tierras

baldías” de los departamentos de Chuquisaca, Santa Cruz, Beni, Tarija, La Paz y

Cochabamba y al mismo tiempo expresa “se podrá acordar concesiones gratuitas y

ventas por el Ejecutivo, a: empresas nacionales y extranjeras que tengan por objeto

fundar poblaciones; a misiones religiosas de Propaganda Fide; y a nacionales que

quieran establecerse en las tierras baldías” (op.cit. 312).

Dando continuidad a la política estatal de venta de tierras, los gobiernos liberales

promulgarán en 1905 y 1915 leyes de Tierras Baldías (cf: Delgado 1918), con lo que

65 José Cardús. 1886. Las Misiones Franciscanas entre los infieles de Bolivia: descripción del estado de ellas en 1883 y 1884 con una noticia sobre los caminos y tribus salvajes. Barcelona. 66 Rafael Sans. 1888. Memoria histórica del Colegio de Misiones de San José de La Paz. La Paz. Imprenta La Paz.

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los territorios ancestralmente ocupados por los yurucaré serán entregados en

concesión a diferentes instituciones, organizaciones y personas particulares.

Con la Revolución Liberal de principio del siglo XX y fruto de la confluencia de un

conjunto de intereses (sentimiento anticlerical de la época, los intereses de

hacendados y las nuevas políticas del Ministerio de Colonización), se inicia en 1915,

durante el gobierno de Montes, los procesos de secularización de las Misiones

Franciscanas, y hasta 1947 durante el gobierno del Doctor Enrique Hertzog, es cuando

se consolida la secularización de las últimas misiones franciscanas en la República

(Hermosa 1986:333-347).

Una experiencia educativa que tuvo eco entre los yurucaré en el periodo Liberal de

Bolivia, en el marco del movimiento indigenista latinoamericano y las políticas

indigenistas del estado fue el núcleo indigenal de Warisata (Favre 1998). Durante el

gobierno del General Busch (1936-1939) y el Primer Congreso Indigenista Nacional

reunido en Warisata bajo la filosofía de “Cruzada Indigenista Boliviana”, varios

maestros en calidad de “pioneros” se movilizan a diferentes regiones del país creando

varios núcleos indigenales en los que participó personalmente Elizardo Pérez67.

varios maestros partieron para el altiplano en busca de los aimaras.- para los valles en busca de los quechuas, y para los llanos del oriente en busca de los bárbaros: los profesores Carlos Loayza Beltrán a la zona de los montes de CASARABE para reducir a los indios “sirionós”.- Artur Sánchez a la zona del CHAPARE en procura de los ‘yuracarés’.- Gonzalo Suárez Dorado a las cabeceras del MANIQUI donde estaban los ‘chimane’ y Luis Leigue Castedo a la BOCA DEL ITENEZ, frontera con el Brasil para catequizar a los ‘mores o ‘indios del Iténez’”. (Leigue 1957:181-182)68

El núcleo indigenal conocido como “Núcleo Selvícola Chapare” fue fundado en 1937

en la antigua Misión de San Antonio cerca de la confluencia entre los ríos Chapare e

Ichilo69. Un informe del director nacional de educación sobre las actividades educativas

en el distrito escolar de Cochabamba y el núcleo Silvícola Chapare expresa:

En este núcleo se ha hecho lo siguiente:

Sembradío de caña de azúcar

Chaqueo de nuevos campos de cultivo y sembrado de plátano, yuca y cereales.

Organización de un internado para niños salvajes yuracarés

67 A fines del año 1936 Elizardo Pérez fue el primer director de la Dirección General de Educación Indigenal creado ese año por el Ministerio de Educación. Fue creador y principal impulsor de la Escuela Ayllu Warisata junto a Avelino Siñani. 68 “En 1937 se introdujo el Núcleo Indigenal Moré, por obra del profesor Luis Leigue Castedo, quién se había propuesto realizar una “redención del indígena” que más allá de la buena intención del pedagogo y del recio espíritu y humanismo que empleó en la empresa, resultó ser un proceso civilizatorio forzado, pues según el recuerdo de algunos ancianos moré o de sus hijos que entonces eran niños, se persiguió a los moré por la selva, con apoyo del Ejército, para capturarlos y concentrarlos con mucha violencia en el Núcleo indigenal de Monte Azul” (Díez y Murillo 1998:163). 69 (cf: Pérez 1962; Donoso 1942; Consejo Nacional de Educación 1940; Ribera 1983; Sanzetenea 1955).

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Creación de nuevas escuelas seccionales del núcleo.

Compra de maquinarias para instalar un aserradero. (Donoso 1942:69)

Esta experiencia junto a Warisata y los otros 11 núcleos indigenales quedaron truncos

fruto de un juicio iniciado por el Ministerio de Educación, Bellas Artes y Asuntos

Indígenas a las Escuelas Ayllu acusados de “estar incitando a la prédica del odio

contra el resto de las clases sociales de la familia boliviana” (cf: Consejo Nacional de

Educación 1940). Sin embargo, la razones de fondo serán otras. Las escuelas

indigenales promovidas por el movimiento indigenista criollo de la época, se

constituirán en un boomerang contra los intereses de las clases dominantes en el país

al constituirse éstos en centros en irradiadores de ideología y acciones

antilatifundistas, y de liberación del “indio” centenariamente expoliado por la oligarquía

terrateniente.

Entre 1941 y 1952 se cierran los 13 núcleos indigenales creados en todo el país. No

existe información puntual sobre como fue el cierre del núcleo del Chapare, sin

embargo, se sabe la suerte que corrió otro similar en la amazonía sur. Salazar Mostajo

refiere que:

la feudal burguesía desmanteló y demolió las escuelas, persiguió a campesinos, alumnos y maestros. El episodio mas pavoroso y sangriento fue la destrucción del Núcleo de CASARABE, en la selva beniana, donde se llegó al exterminio de su población por el hambre, la tortura y el fusilamiento. ¡el gamonalismo beniano era tanto o más feroz que el del altiplano!. (1986:11)

Con la Revolución Nacional de 1952, y la Reforma Educativa de 1956 se implementa y

desarrolla la Educación Fundamental70, la misma que pasa a depender del Ministerio

de Asuntos Campesinos (MAC). Con el lema “la educación un derecho y obligación”,

se implementa la educación gratuita a nivel nacional. Este periodo como ningún otro

amplía la matrícula escolar a nivel rural nacional, sin embargo, para el caso que nos

ocupa no existe estadísticas para la zona del Chapare y menos una estadística

diferenciada de indígenas y no indígenas.

En el contexto de la Revolución nacional y la Educación Fundamental en Tierras altas

y Tierras Bajas en 1954 ingresa la Misión Evangélica Nuevas Tribus (MENT) a Bolivia.

Según Aneiva la MENT “realiza viajes de reconocimiento al río Chapare. Después de

un trabajo lingüístico para aprender su idioma, en 1957 fundaron la Escuela de Nueva

Vida, a pocas leguas de Todos Santos” (1991:26-30).

70 “La Educación Fundamental o educación campesina está orientada a la educación de los niños campesinos del área rural entre algunas de sus finalidades está: desarrollar en el campesino buenos hábitos de vida, alfabetizar, enseñarle a ser un buen trabajador agropecuario, estimular aptitudes vocacionales, técnicas, artesanales, desarrollar su sentido estético, prevenir y desarraigar las prácticas del alcoholismo, el uso del la coca, las supersticiones y los prejuicios dominantes en el agro mediante una educación científica” (Mendoza 1994:30-31).

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Se sabe que la MENT fue fundada en 1940 “con el propósito de ofrecer asistencia a

las etnias marginadas de la cultura nacional”. Trabaja en 27 países, de los cuales 7

son de América Latina. Los primeros misioneros de la MENT ingresaron a Bolivia en

1942, antes que el Instituto Lingüístico de Verano (ILV)71, y fueron reconocidos

oficialmente con personería jurídica mediante Resolución Suprema No. 881726 de

1959. Trabajan con 8 grupos étnicos: Araona, Ayoréo, Chimane, Ese Ejja, Trinitario,

Yuracaré, Yuqui y un grupo Quechua de Cochabamba (Castro 1997:65).

Los yurucarés no fueron parte del área de influencia del ILV, aunque autoras como

Castro considera que “existe una fuerte relación entre la Misión Evangélica Nuevas

Tribus y el ILV, como también con la Misión Evangélica Suiza (MES). Por sus objetivos

y estructuras de trabajo se tiene la impresión que ambas constituyeron una sola

institución. Lo único que las diferencia del ILV es que tanto la MENT como la MES

reconocen su misión evangelizadora, es decir que se reconocen como misioneros y su

principal propósito es el de la conversión (ibid).

Las misioneras de la MENT que iniciaron el trabajo evangélico y luego educativo -

evangélico fueron las hermanas Margarita Day, norteamericana y la Hermana

Florencia Ferrel cochabambina. Según algunos relatos de yurucarés que pasaron por

la Escuela Bilingüe de Nueva Vida “Margarita antes estaba en Isiboro, ahí dice que

aprendió el idioma, ella hablaba bien como un “neto yura”, después recién de ahí fue

para el río Chapare ahí vivía en Todos Santos ahí tenía su casa, ahí se conoció con

Florencia las dos solas bregaron, tenían su pontoncito con eso ellos recogían gente

del río para su escuela” (Historia de vida familia Herbas/2002-2003).

2.4 La Colonización y el desmebramiento territorial yurucaré

La aguda situación económica por la que atravesaba el país, su condición mono

productora de minerales, déficit económico, importación de productos esenciales72,

llevaron a generar cambios y transformaciones radicales en el país (Guevara 1955:14;

MNR 1960:XXX). El oriente boliviano con más del 50% del territorio nacional

considerado en estado vacante y “baldío” con el 0, 77 de población por km2 será el eje

central de éstos cambios.

71 Organización de naturaleza religiosa protestante ingresa a Bolivia el año de 1956 durante la presidencia del Dr. Víctor Paz Estensoro con quién se firma un Decreto Supremo que tuvo entre sus misiones “la educación de las poblaciones selvícolas del oriente boliviano”. 72 “Entre los productos que se importaban están: el arroz, azúcar, combustible, ganado productos lácteos, grasas comestibles, aceites vegetales, harina de trigo y trigo, algodón, maderas en general y petróleo, carbón y derivados” (cf: Guevara 1955:14).

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Varias estrategias asumirá el gobierno del MNR para lo que se vino en llamar la

Colonización del oriente boliviano. Para el caso que nos ocupa solo mencionaremos

dos: Apertura al tráfico de la carretera Cochabamba- Santa Cruz, y la implementación

del Programa de Diversificación Económica. La política de diversificación económica

pone en vigencia planes de desarrollo agropecuario consistente en fomentar la

inmigración extranjera y la migración interna (del altiplano-valles al trópico), con la

concesión de tierras, la mecanización agrícola, infraestructura productiva (silos,

refinerías de azúcar, peladoras de arroz, molinos de yuca, frigoríficos etc.) (cf:

Guevara 1955; Reye 1970; Kunimoto 1990:16-75).

En el marco de los objetivos establecidos por El Programa de Diversificación

Económica las décadas del ‘50 y ‘60 marcan un hito importante para los yurucaré. El

oriente o la región tropical de Bolivia será eje central de la colonización como

instrumento de la política de desarrollo regional impulsado por el gobierno del

Nacionalismo Revolucionario y apoyado, política y económicamente por el gobierno de

los Estados Unidos de Norteamérica. Bajo los paradigmas de la integración nacional,

la homogeneización cultural y el desarrollo del oriente boliviano, el Estado creará

condiciones para constituir un nuevo escenario de desarrollo económico social en el

país. Parte de ese nuevo escenario será el Chapare territorio ancestral yurucaré (cf:

Reye 1970).

El régimen revolucionario concentró su atención en los extensos territorios de los llanos y selvas orientales para implementar su objetivo de crear una burguesía agroindustrial en el país. Esta región estaba muy poco poblada por varias etnias locales (…) en consecuencia a partir de la década de 1950, el Estado aplicó en esta región oriental una serie de políticas económicas que subvencionaron la producción agraria de materias primas para la exportación y para su industrialización y venta en los mercados nacionales, distribuyó extensas propiedades a un sector de empresarios agroindustriales y promovió flujos migratorios de la población de los valles y del altiplano hacia el oriente. (Gordillo 2001:29)

El Nacionalismo Revolucionario y las reformas estructurales de 1952 extendieron

como nunca la idea de incorporar a los indígenas a la sociedad nacional y dejar su

condición “salvaje”. El análisis sociocultural de la época consideraba a Bolivia como

una sociedad de población mayoritaria indígena algunos de los cuales eran

considerados como grupos selvícolas de cultura primitiva. Por tal, el nacionalismo

revolucionario se trazó como misión atender a estos sectores, sacarlos de su

abandono e integrarlos a la nacionalidad y al movimiento cultural de la nación a través

de una educación nacional.

La Reforma Agraria de 1953 no estuvo exenta de la discusión sobre las “tierras

baldías”. Grupos conservadores y reaccionarios cuestionaban la Reforma Agraria y la

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acusaban de tener inspiración “comunista” y “marxista”, al mismo tiempo impelían al

gobierno para desplazar gente hacia las “tierras baldías” (cuya extensión se estimada

en 40.000.000 de hectáreas) tierras que a decir de ellos “requerían esfuerzos para

ponerlas en rendimiento” (Urquidi 1966:276).

Arturo Urquidi en una alocución histórica sobre los derechos territoriales de los

pueblos indígenas expresaba:

Aquello de las “tierras baldías” es un concepto convencional y arbitrario que emerge del sistema de “opresión” a que se hallan sometidos las nacionalidades indígenas, tribus y grupos étnicos orientales. Esas “tierras baldías” no son, pues, propiamente tales, sino que tienen dueño, porque constituyen el “territorio” inmemorial de dichas nacionalidades, tribus y grupos étnicos orientales. Y lo curioso es que los “antimarxistas”, aquellos que invocan el “respeto de la propiedad ajena” y se dicen representantes de la muy cristiana “Civilización Occidental”, no tienen ningún “respeto” por esas tierras “ajenas” al solo título de llamarlas convencionalmente “tierras baldías”. (op.cit. 277)

Como expresa Favre (1998:109), la legislación indigenista de esta época está

fundamentalmente concebida para los indios campesinos de las altas tierras que

desde el siglo XVI sufren la dominación de los blancos y de los mestizos. No toma

mucho en cuenta la situación de las poblaciones seminómadas de las tierras bajas

(…). Los grupos étnicos del Amazonas todavía se hallan privados de existencia legal.

En materia educativa estatal los núcleos escolares campesinos ubicados entre los

“grupos selvícolas” tienen como función la incorporación de los indios selvícolas a la

vida nacional, su conversión en agricultores independientes y su asentamiento

definitivo en un lugar. La Revolución Nacional trata al indígena desde la condición

económica y social de campesino asimilando al indígena en la lógica capitalista de

clases.

Concomitante con esta política macroeconómica la Educación Fundamental

campesina con los pueblos de las tierras bajas, el artículo 126 del Código de la

Educación boliviana expresa:

Es una función del Estado atraer a los campos de acción educativa y arraigar las tribus errantes de la selva por medio del núcleo silvícola. (…) Las instituciones de tipo misional podrán fundar centros de recuperación silvícola, previa autorización y bajo control del Estado. El núcleo silvícola para recuperar el material humano e incorporarlo a la vida nacional, empleará las técnicas de la educación fundamental. (Mendoza 1994:30)

Para Vidaurre (1977:24) el sistema de escuelas nucleares que viene funcionando va

con meridiana claridad, conduciendo a la incorporación de esas poblaciones indígenas

a la economía y a la cultura del país con la tendencia de lograr una adecuada

integración patria mediante la consecuencia de un idioma, una cultura y una forma

progresista del engrandecimiento de la nacionalidad. Las escuelas seccionales se van

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desarrollando con fervor y afán patrio en la búsqueda de la superación del indio de

nuestro país.

En el nuevo contexto histórico del nacionalismo revolucionario la educación se orientó

como un derecho de todos los bolivianos, como un irradiador de los beneficios de la

cultura a todas las clases sociales y no monopolio de una minoría, liquidando el

sentido de privilegio que tenía en el pasado. Esta concepción descansó en una visión

de universalidad y un sentido nacional para lo cual la educación estuvo llamada a

formar una conciencia nacional, un destino común, el cual era, incorporar a la vida

nacional mediante la alfabetización y la enseñanza básica a las grandes mayorías:

campesinos, obreros, artesanos y clase media (cf: Getino 1989:179-199).

La política integracionista del nacionalismo revolucionario dio pie a vastas y extensas

descripciones etnográficas, inversiones de recursos, políticas y estrategias llamadas a

“incorporar” a las mayorías “campesinas” al desarrollo nacional. En este marco, los

yurucarés vivieron una situación de agresión física, social y cultural de manera

constante. La expansión de la frontera agrícola, la explotación de los recursos

forestales y la apertura de nuevas vías de comunicación, afectaron enormemente el

hábitat de los yurucarés y pusieron en riesgo su propia reproducción como pueblo.

Como resultado de una política de colonialismo interno, esta población ha sido marginada de la legislación, sus territorios puestos a disposición para la colonización y explotación de los recursos naturales, y las políticas implantadas, lejos de reconocer sus particularidades y derechos como “minorías”, han buscado su integración a través de la homogeneización y la conculcación de sus derechos. (MACA 1990:8)

Hasta 1930, los yurucaré se articulaban al mercado de forma esporádica, siempre

huían al monte, la familia migraba y desaparecía semanas buscando alimentos para la

familia. Cuando ya no podían mantenerse, salían y buscaban algún tipo de

intercambio con la economía colona quechua asentada en la región. Asentamientos

como Chimoré, Villa Tunarí y regiones aledañas a Todos Santos que eran a principios

de siglo XX eminentemente poblados por los Yuracaré, en 1960 son poblados por

inmigrantes predominantemente quechuas del valle y altiplano boliviano.

Según Flores y Blanes (1984) el Trópico de Cochabamba se transformó con la

colonización impulsada fundamentalmente a partir de 1952 y cuyos actores

fundamentales son los campesinos pequeños productores parcelarios del valle y las

serranías de Cochabamba. Estos, en un nuevo escenario y bajo nuevos planes y

políticas macro productivas, se transforman en agricultores, colonos, productores,

cuya producción es principalmente orientada al mercado.

En 1954 se inaugura el camino carretero Cochabamba - Santa Cruz de la Sierra (por

el Chapare o Trópico de Cochabamba). Esta apertura permite la reducción de tiempo

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de los viajes de dos semanas a un día. A su vez provoca rápidamente el asentamiento

paulatino de colonizadores del valle y altiplano a lo largo del camino y el ingreso de

ingentes inmigrantes andinos hacia la zona norte de Santa Cruz de la Sierra (cf: Weil y

Weil 1993:28-33).

En 1964, USAID otorga créditos por más de 33 millones de dólares para la

construcción de una carretera pavimentada desde Cochabamba al Chapare, el fin

fundamental no es la comunicación sino la posibilidad de explotar vastos e ingentes

recursos renovables y no renovables. Esto solo es posible sobre la base de la apertura

caminera. El trópico de Cochabamba se convierte así en centro de los experimentos

de desarrollo al considerarla fuente de energía y recursos para el desarrollo

económico regional y del país.

Mientras que la actual carretera asfaltada Cochabamba-Santa Cruz de la Sierra Cruz cuenta extensas zonas poco o nada aprovechables para la explotación de recursos naturales, la carretera Cbba-Chapare trazada por TAMS, es 100% aprovechable porque atraviesa las zonas más fértiles del departamento de Cochabamba, siendo el cruce máximo de montaña 3.680 m.s.n.m. (huackanki). (Arce et.al. 1965)

Con la apertura caminera, los años siguientes a la década del ’60 marcan para los

yurucaré el funesto proceso de una mayor e intensa pérdida territorial. La presencia

masiva de colonos de origen andino predominantemente quechua, y empresas de

diferente tipo que bajo políticas de colonización dirigida y espontánea se hacen de los

vastos territorios ocupados ancestralmente por los yurucaré (cf: Reye 1970).

Las décadas del ‘70 y ‘80 marcan el auge de la presencia de ganaderos y madereros,

el auge de la venta de cueros de animales silvestres, la producción masiva de la hoja

de coca y el narcotráfico que modificará la economía regional y nacional y la propia

economía yurucaré (cf: CONIYURA-CERES 1998; Uberhuaga 1998; Claure 1994).

El incremento del cultivo de la hoja de coca de 5.430 Has. en 1971 a 27.704 has en

1980 en el trópico de Cochabamba (Salazar 2003:146) y la implementación de

políticas económicas de corte agropecuario y agroindustrial contrarias a las prácticas

económicas y a la cosmovisión yurucaré será para los yurucarés un factor

fundamental de invasión y desestructuración territorial y junto con ella la irrupción

dominante de prácticas socioeconómicas diferentes a las tradicionales de manejo del

monte (cf: Schwarz 1996).

El Proyecto de Desarrollo Chapare - Yungas PRODES (1973-1981), la primera

iniciativa de sustitución de cultivos de coca emprendidas durante el gobierno de

Bánzer apoyada y fomentada por el gobierno norteamericano, (cf: PRODES 1981;

Salazar 2003), pondrá los pilares fundamentales de la lógica económica dominante en

el trópico “la eliminación de la agricultura migratoria por medio del incentivo de cultivos

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de corto, mediano y largo plazo, para fijar al agricultor en su tierra, y en el desarrollo

de sus instituciones como base para la integración humana”. Esta economía

diversificada en materia agropecuaria será la antítesis a las prácticas yurucarés

tradicionalmente concebidas en relación al manejo del monte y del territorio y

significará el acelerado deterioro de sus cosmovisiones y practicas socioculturales

(Schwarz 1996:9-14).

El explícito desconocimiento de la existencia yurucaré se reflejará en el absoluto

“desconocimiento” de la posesión y pertenencia territorial yurucaré cuando el

diagnóstico de PRODES de los 2’470.000 has. de tierras cuantificadas en el

diagnóstico de la subregión del Chapare se hace la siguiente distinción:

Sub-región Chapare: Uso actual y potencial de las tierras 1 Tierra ocupada por colonos 147.000.00

2 Concesiones grandes públicas y privadas

Selva, con un 50% considerado como potencialmente

adecuado a la agricultura.

200.000.00

3 Parque Nacional Isiboro-sécure (incluye 150.000 hectáreas

para agricultura y pastoreo.

900.000.00

4 Tierras fiscales baldías (40% pastoreo, y cerca de 50.000 Has.

Para uso agrícola.

1.240.000.00

Fuente: PRODES. 1981:34

A fines del siglo XX, se continuará reproduciendo sin mayor cuestionamiento el

concepto jurídico de “tierras baldías” concebida por el Estado boliviano para colonizar

el “oriente boliviano” y en cuyo nombre se implementó diversas políticas

socioeconómicas.

En los últimos años el tema hidrocarburífero (las reservas petroleras y gasíferas) cobra

vigencia entre los yurucarés. Según De Vries (1998:44) “muchas TCO’s se ubican en

las zonas de gran potencial petrolero y en algunas las empresas ya han iniciado

actividades de exploración”. Para el caso del Chapare y las TCO’s indígenas

yurucarés las empresas petroleras adjudicadas son la Repsol y la Pan Andean

(Gavaldá 1999:81-83). Los territorios del CONIYURA y el Yuqui-CIRI tienen 100% de

potencial petrolero y el 38% ya han sido concesionadas. Resta por saber los impactos

que su explotación causará al ecosistema, a las comunidades indígenas asentadas y

el papel y las posibilidades de decisión que tendrán las organizaciones indígenas en la

definición de las características de explotación de estos recursos y el acceso a

beneficios.

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En síntesis el camino, la coca, el petróleo y los intereses económicos de “otros”

encarnados en el Estado, y las políticas de Progreso y Desarrollo, replantearán el

espacio territorial yurucaré obligando a este a su reconstitución territorial permanente y

a una estrategia cultural de relación con el mercado nacional y los nuevos actores

asentados en su territorio.

3. La organización indígena y el derecho al territorio

El año 1990 los yurucarés estuvieron en la Marcha por el Territorio y la Dignidad

impulsada por la Central de Pueblos Indígenas del Beni. Organizados en la Central de

Pueblos Indígenas del Beni (CPIB), los indígenas mojeños, sirionós, yuracarés, y

chimanes de la Amazonía, acompañados por representantes guaraníes, matacos,

chiquitanos y otros, recorrieron 650 Km. desde Trinidad hasta La Paz (desde los 400

hasta los 4.000 m.s.n.m.), en 32 días. Entre las principales demandas y denuncias que

motivaron esta histórica marcha estuvieron: El avasallamiento de sus territorios por las

empresas madereras y las haciendas ganaderas y, sobre todo pidiendo al gobierno el

reconocimiento legal de los espacios que ellos ocuparon desde siempre (cf: Contreras

1991; cf: Lehm 1999:97-131; Mercado 2004:56).

El año 1996 los yurucarés protagonizaron otra marcha pero con características

diferentes. Esta vez los yurucarés de Cochabamba estaban en pie de organizarse y

constituir una instancia regional que los represente (CIDOB 2000). Este año los

yurucarés del CIRI, CONIYURA e Isiboro sécure (Consejo del Sur-Cochabamba)

emprenden su marcha a la cabeza de una organización regional nueva y propia, la

CPITCO. Se puede decir para la historia de los movimientos indígenas de tierras bajas

y la yurucaré que para esta marcha los yurucarés por primera vez tomaron la decisión

política de organizarse como pueblo bajo las formas estructuras organizativas nuevas

y diferentes a la organización sociopolítica familiar, en defensa y protección del

territorio y demanda de sus derechos de propiedad colectiva sobre ellos.

A partir de 1997 (30 de abril) el pueblo yurucaré está organizado en torno a la

Coordinadora de los Pueblos indígenas del Trópico de Cochabamba (CPITCO). La

CPITCO representa además a los Pueblos Indígenas Yuqui y Moxeño-Trinitario. Como

organización Regional la CPITCO es parte de la Confederación de Pueblos Indígenas

de Bolivia CIDOB desde el año 1998, reconocida así en la Gran Asamblea Nacional de

Pueblos Indígenas de Bolivia GANPI 1998, realizado en la ciudad de Camiri Santa

Cruz de la Sierra (CIDOB 2000:21-22).

La CPITCO, orgánicamente está constituido por los cuatro Concejos Mayores que la

fundaron: el CONIYURA (Consejo Indígena Yuracaré del río Chapare), YUQUI

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(Consejo Indígena Yuquí), CIRI (Consejo Indígena Mayor del Río Ichilo), CONISUR-

TIPNIS (Consejo Indígena del Sur – Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro

Sécure).

A partir de las movilizaciones y demandas indígenas de 1990, 199673, 2000 y 2002 el

Estado con la Ley 1715 o Ley INRA reconoce al pueblo yurucaré su derecho ancestral

al Territorio a través de la figura jurídica de las Tierras Comunitarias de Orígen (cf:

Balza 2001:28-62). A la fecha las TCO’s tituladas, una como territorio indígena

yurucaré y otras con presencia yurucaré son:

- El Territorio Indígena Yuracaré del río Chapare con 244.335.85 has. en

Cochabamba,

- La TCO Yuqui-CIRI con 127.204,28 Has. Cochabamba. Reconocida a los pueblos

indígenas Yuquí, Yurucaré, Trinitario y Movima.

- El Isiboro Sécure TIPNIS con 123.296,33 Has. Beni. Reconocida a los pueblos

indígenas mojeño-trinitarios y yurucarés.

- El Territorio Indígena Multiétnico (TIM No.1) reconocida con el D.S. 22611, con un

total de 343.262 Has. Beni. Los pueblos indígenas reconocidos en esta última TCO

son Trinitarios, Ignacianos, Movimas, Chimanes y Yuracarés de las provincias de

Yacuma, Ballivián y Moxos (cf: De Vries 1998; CIDOB-CPTI 2000: 72).

Las dos TCO’s localizadas en el departamento de Cochabamba están en la

jurisdicción del municipio de Chimoré-provincia Carrasco (Territorio indígena yuracaré

del río Chapare CONIYURA y el Yuqui-CIRI), ambas forman los distritos municipales 7

y 8 respectivamente por Resolución Municipal No. 083/96 del 30 de julio de 1996.

Actualmente están en proceso de saneamiento y/o titulación los territorios

demandados por los Consejos Indígenas del Sur del Parque Nacional Isiboro Sécure

de Cochabamba (CONISUR-TIPNIS), San Salvador (CISS), Río Ivirgarzama (CIYRI),

Uriyuta (CIYU) Sajta Yuracaré (CIRIS) San Marcos (CITSM) y Progreso (CIOP). (cf:

Egido 2002:40-56; Prefectura de Cochabamba 2005). Estos territorios demandados

73 La marcha de este año es la más recordada por los yurucarés de Tres Islas quiénes vivenciaron las diferencias culturas, físico geográficas de su forma de ser y vida con la del mundo urbano y andino. De Vries (1998:12) sobre esta marcha expresa “Un momento clave en las negociaciones sobre la aprobación del concepto territorio indígena fue la presión ejercida por la organización indígena mediante la “Marcha por el Territorio, los Derechos de Participación Política y el Desarrollo”, al culminar el tratamiento parlamentario de la Ley de Servicio Nacional de Reforma Agraria (Ley INRA), en el año 1996. Los pueblos indígenas aprovecharon la coyuntura favorable a sus intereses e hicieron el esfuerzo de presentar demandas territoriales que englobaron la mayor cantidad posible de comunidades indígenas. Como consecuencia, la Ley INRA incorporó 24 territorios indígenas como TCO’s con plazos de ser tituladas; estas TCO’s se encuentran actualmente en proceso de titulación y representan aproximadamente a 50% de la población indígena en las tierras bajas”.

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corresponden a los municipio de Villa Tunari, Chimoré y Puerto Villarroel

pertenecientes a las provincias Chapare y Carrasco del departamento de

Cochabamba.

Existen a la vez, familias, comunidades y organizaciones indígenas yurucarés caso

Pallar, Tacuaral, Mónica en el departamento de Santa Cruz de la Sierra (sobre el río

Ichilo, en la provincia del mismo nombre) los que, a pesar de lo afirmado por

Schwarz74, están organizados como Consejo Indígena afiliado a su vez a la Central de

Pueblos étnicos de Santa Cruz (CPESC) de Santa Cruz de la Sierra (Entrevista a Don

Ángel Javivi/2004).

Al margen de las comunidades reconocidas o en proceso de demanda territorial,

existen las denominadas “comunidades o familias esclavas”. Estas familias son

aquellas que han quedado fuera de los territorios reconocidos o por reconocerse. Al

presente estas familias viven en medio de las comunidades colonas y bajo patrones

socioculturales quechuas, mestizos y criollos (cf: Egido 2001).

Actualmente los yurucarés mantienen su presencia en los siguientes ríos y

departamentos de Bolivia:

La región que abarca el pueblo indígena yuracaré es muy amplia y como es lógico, sus límites no son precisos aunque si las áreas de su expansión. La zona montañosa de la Cordillera de los Mosetenes y entre los ríos Ichilo (Santa Cruz) y Sécure (Beni), al unirse con la parte baja del río Isiboro en las nacientes del río Mamoré (Beni), se consideran el hábitat tradicional de los Yuracaré.

Los asentamientos de los Yuracaré se despliegan además en el Bosque de Chimanes (Provincia Ballivián, Beni), Río Ichilo (Provincia Ichilo, Santa Cruz y provincia Carrasco, Cochabamba), ríos Chimoré y Chapare (bajos; prov. Carrasco y Chapare). Ríos Isinuta, Isese, Moleto, Ichoa, Chipiriri; Puerto Aurora, San Jorgito; Santa Ana, Bolívar, San Pablo, Pto. San Francisco, Pto. Patiño, Sasama, Chimimita, Chajmita, Plantota, Tayota Lojojota y otros. Algunos de estos puntos representan asentamientos multiétnicos. (Diéz y Murillo 1998:243)

4. La lengua Yurucaré, Yurujjure o Yurujjre

La lengua ancestral de comunicación del pueblo yurucaré es la lengua del mismo

nombre yurucaré, Yurujjure o yurujjre75. Con base en investigaciones históricas,

74 “En el caso de los yuracaré la propia documentación del Proyecto de Protección de los Recursos Naturales en el departamento de Santa Cruz (PPRRNN) deja entrever abiertamente el carácter etnocida del Plan del Uso del Suelo (PLUS), al constatar que “esta etnia tiene sus principales áreas de vida a lo largo de los ríos del área limítrofe entre los departamentos de Cochabamba y el Beni. En el departamento de Santa Cruz, unas treinta familias aproximadamente tienen sus asentamientos en la margen derecha del Río Ichilo. El subproyecto de Protección de Etnias y Recursos Naturales del proyecto de la carretera Chimoré-Yapacaní (proyecto SENMA-BID) ha estudiado esta etnia, proponiendo una extensa área del departamento de Cochabamba para su uso. En función de ello, no se propone área de uso específico en el departamento de Santa Cruz. Es decir, la propuesta del PPRRNN al respecto es la deportación de los yuracaré” (1998:11). 75 Estas diferentes denominaciones son de uso común entre los yurucaré de diferentes ríos y fueron recogidas en el trabajo de campo.

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principalmente la de D’ Orbigny (1830), los hallazgos de Ribera (1983), De Lacueva

1893, y las propias de la investigación de campo, existe suficientes argumentos para

concluir que la expresión yurucaré proviene del vocablo yurujure o yurujre que significa

parafraseando a D’ Orbigniy “habitante, poseedor, señor. Por ejemplo, kumma

ayurujjure =habitante o señor del árbol=espíritu del árbol”. Este hallazgo de D’ Orbigny

2002 [1945] está constatada por la pervivencia actual entre los yuracarés

especialmente adultos o “antiguos”, del significado de la palabra yurucaré como

“dueño” del monte, de los animales, de las plantas, de los ríos, de los árboles, del

viento, de la canoa y de todo lo existente (para mayor detalle remitirse al capítulo de la

caza y los dueños del monte y de los animales).

Investigaciones sociolingüísticas la consideran como una “familia lingüística aislada al

no pertenecer a ninguna de las familias lingüísticas identificadas en el país (Ibarra

1964, Plaza y Carvajal 1985; Díez y Murillo 1998; Montaño 1989).

Al presente existen dos diccionarios bilingües yurucarés – castellano realizado por

Lacueva (1893); Ribera y Rocha (1991) y varios trabajos lingüísticos del misionero

Lasinger (1915). En particular la Misión Evangélica Nuevas Tribus cuenta con

publicaciones monolingües en Yuracare y bilingües Yuracare-castellano los cuales son

utilizados en la Escuela Bilingüe de “Nueva Vida” ubicada en la comunidad del mismo

nombre en el río Chapare.

II. Características de la comunidad de Tres islas

La comunidad de Tres Islas es una de las 6 comunidades de la TCO Yuqui-CIRI

titulada y reconocida por el estado boliviano a favor de los pueblos indígenas Yuqui,

Yuracaré, Trinitario y Movima.

1. Tierra Comunitaria de Origen (TCO) YUQUI –CIRI

La TCO YUQUI-CIRI, está ubicada al norteste del Departamento de Cochabamba en los

municipios de Puerto Villarroel y Chimore de la provincia Carrasco. La zona corresponde

a la cuenca amazónica. La TCO comprende una extensa área de 127 mil hectáreas con

bosque primario de tipo Bosque Húmedo Tropical.

La marcha por “el Territorio y dignidad” emprendido por los pueblos indígenas de la

amazonía, el oriente y el chaco boliviano el año 1990 durante el gobierno de Jaime

Paz Zamora, permitió la titulación por Decreto de ocho territorios indígenas (Decreto

Supremo No. 23111 del 09 de abril de 1992). Estos territorios fueron: Chimán (TICH),

Multiétnico No.1 (TIM), Sirionó (TIS), Weenhayek (TIWM), El territorio Indígena y

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Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el Territorios Indígena Yuqui76, Araona y

la Reserva de Biosfera Pilón Lajas (cf: Martínez 2001;IWGIA 2001:142-148).

La (inicialmente) TCO Yuqui fue el primer territorio indígena legalmente reconocido en

el departamento de Cochabamba, con una extensión de 115.000 hectáreas. Posterior

a la promulgación de la Ley 1715 se obtuvo el Título Ejecutorial de Tierras

Comunitarias de Origen N0. R-TIT-00-000006 en fecha 11 de abril de 1997 con una

superficie de 127.204 hectáreas, bajo la característica inalienable, indivisible,

irreversible, colectiva, inembargable e imprescriptible (cf: Dávalos 2002).

Inicialmente la TCO salió titulada como “TCO Yuqui”, posteriormente gestiones

realizadas por los yurucarés llevó a una revisión del título lográndose para el año 2003

la modificación del titulo a “TCO Yuqui-CIRI” testimoniando de esta manera que esta

TCO no solo es Yuqui sino fundamentalmente Yurucaré.

Sobre la TCO Yuqui-CIRI aprobado con la Ley INRA y la situación del indígena, dos

generaciones en Tres Islas refieren sus puntos de vista. Don Marcelino Herbas Jefe de

la Familia Grande Herbas, uno de los más antiguos y respetados expresa “Antes no

había nada de esto, nadie se acordaba del indígena, el indígena no existía, recién

hace 2-3 años con Paz Zamora77 que se reconoce a los indígenas y hay atención,

antes no, ¡el indígena era como el perro!”. El nieto de Don Marcelino Herbas, Pablo

Paz Herbas, un joven de 15 años dice sobre el mismo tema “antes este lugar era solo

TCO Yuqui es que entre indígenas se habían puesto de acuerdo para que se apruebe

sólo como Yuqui aunque aquí mayoría vivía como yuracares”

(Observación/domingo6/octubre/2002).

Para los yurucaré de Tres Islas, los Yuqui no son originariamente de este hábitat o

territorio. A decir de los antiguos de la comunidad como Don Marcelino Herbas (+) los

Yuquis llegaron a ésa región del Chimoré por la acción de la Misión Evangélica

Nuevas Tribus. Esta afirmación está corroborada por Encinas (1993:5); Aracena

(1991:175-181) y Ardaya y Miranda (1990:9); éstos últimos refiriéndose a los Yuquis

en el Chimoré manifiestan:

“Nuevas Tribus” ha procedido a “rescatar” a los yuquis, para lo que –contra todo lo que racional y elementalmente se entiende por respeto a los derechos humanos o de las personas, los responsables de esa entidad han procedido a “cazar” (hasta con perros) a los yuquis, para trasladarlos forzadamente al Chimoré.

76 La negrilla es de la autora del presente documento. 77 Se hace referencia al gobierno boliviano de Jaime Paz Zamora (1989-1994) en cuya gestión se realizó la histórica Marcha por el Territorio y la Dignidad de los Pueblos Indígenas de la amazonía, el oriente y el chaco boliviano y cuyo resultado más visible fueron los decretos-Ley de reconocimiento de Territorios indígenas, uno de los cuáles fue el “territorio yuqui”.

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No se trata de que el Chimoré sea parte o íntegramente de Cochabamba o del Beni, para que los yukis se hayan resistido a ese trasplante de hábitat, sino que ellos saben (…) que ese territorio pertenece a los yuracarés y, consiguientemente, respetan lo que es ajeno y se oponen a esa acción de sus “salvadores”. ¿Ese respeto se da entre los “civilizados”?.

Los yurucarés antiguos y jóvenes son conscientes de esta situación. Un joven

yurucaré que el año 2003 llegaría a ser Cacique Mayor del CIRI narra las

negociaciones con los Yuquis para que la titulación del territorio no solo reconozca a

los Yuquis sino fundamentalmente a los yurucarés, habitantes tradicionales y

originarios de ésa región.

sin que nosotros sepamos habían entregado nuestro territorio a los yuquis. Claro nosotros estamos en nuestras casas y los gringos habían hecho todo el trámite y los yuquis han aparecido con el título nomás, ahora la hemos peleado para que entre en el título como Yuqui-CIRI. Ha sido muy difícil cada vez que nos queríamos reunir para discutir el tema íbamos a Mbía Recuaté y no había nadie, los yuquis se iban al monte, nuevamente acordábamos otra reunión nuevamente se iban. Finalmente Jhonatan desde que es cacique ayudó. Ya con él pudimos reunirnos y quedamos que sería YUQUI-CIRI “con lo de CIRI nosotros también ya nos sentimos con derechos y si dicen algo ya lo decimos pues lo partimos y ellos se quedan con su comunidadcita “Mbía Recuaté” y nosotros con el resto. (Observación/José Blanco/viernes/15/noviembre2002)

Otro testimonio que da cuenta de la lucha por el reconocimiento de los yurucarés

como legítimos vivientes de la “TCO Yuqui” es la narrada por el corregidor de Tres

Islas Don Eguer Orihuela conocido como “Don Ciruelo”:

No quisieron los yuquis que se revise la titulación y se aumente CIRI como perteneciente a los yuracarés y trinitarios, por eso nosotros planteamos la división del territorio, los yuquis con Mbía Recuaté y el CIRI con sus 5 comunidades. Esto no le gustó a Jhonatan [cacique mayor de los yuquis] pidió cuarto intermedio fue a reunirse con su gente, ¡ta, ta, ta, ta, ta, ta,!, luego volvió y nos contestó “ya estamos de acuerdo, pero ustedes son nuestros entenaos”. (Observación/sábado/26octubre/2002)

Actualmente 6 comunidades constituyen la TCO Yuqui-CIRI. Mbía Recuaté es una

comunidad Yuqui corresponde al municipio de Puerto Villarroel (distrito 9) y está

organizado en el Consejo Indígena Yuquí; las cinco comunidades restantes (Tres

Islas, Capernaúm, Santa Isabel, Puerto las Flores y Tres Bocas) corresponden al

municipio de Chimoré (distrito 8) y están organizados en el Consejo Indígena Central

del Río Ichilo (CIRI).

En las 5 comunidades del CIRI están asentadas familias Yurucaré, Mojeño-trinitario y

Movima La comunidad de Tres Islas se autoidentifica y es identificado por el entorno

social como yurucaré junto a Puerto las Flores y Tres Bocas. Capernaun es una

comunidad Movima y Trinitaria y Santa Isabel predominantemente Mojeño trinitaria.

Para los yurucarés, el reconocimiento del CIRI en la titulación es de gran valor “no

importa dónde este (refiriéndose a la sigla CIRI) al principio o al final, la TCO no sólo

es Yuquí, es también de nosotros, lo importante es que diga CIRI porque CIRI somos

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los yurucarés” expresa un yurucaré de Tres islas. A decir de los yurucarés, el CIRI es

yurucaré, aunque en él están asentados también familias trinitarias y Movimas.

El Consejo Indígena del Río Ichilo (CIRI) como máxima organización indígena de las 5

comunidades de la TCO-Yuqui-CIRI fue reconocida con personería jurídica en fecha

16 de marzo de 1999 en estricta sujeción a la Ley 1551 de Participación Popular y a la

Constitución Política del Estado en su Art. 171 del 6 de agosto de 1994.

En la actualidad el Plan de Manejo Forestal y la Organización Yagua-Samu78 de la TCO

Yuqui-CIRI, es la pionera en toda Latinoamérica en lograr la Certificación Forestal o Sello

Verde del programa internacional SmartWood. Esta certificación forestal le permite a la

TCO el aprovechamiento sostenida de 15.000 has dedicadas a la extracción de madera,

el que redunda en el beneficio directo de las 190 familias indígenas asentadas en las 6

comunidades (Vega 2004:18A).

El CIRI recibe el apoyo gubernamental en servicios de educación y salud a través del

Programa de Apoyo al Trópico de Cochabamba (PATC) de la Prefectura de

Cochabamba.

Las instituciones que trabajan con el CIRI en coordinación con la CPITCO máxima

organización de los pueblos indígenas yuquí, yurucaré y trinitario son: DAI-CONCADE,

PRAEDAC, OIT y CINEP.

2. Tres Islas y Tres Historias de vida

En la comunidad de Tres Islas viven 31 familias nucleares (ver anexo), las cuales

guardan relación de parentesco en torno a tres grandes familias que definen la propia

denominación de la comunidad. Ubicados al norte están las familias

predominantemente vinculadas a la familia Herbas, hacia el sur la familia Soria, y al

centro la familia Fernández.

a) Familia Herbas

Los adultos mayores a los 40 años de la Familia Herbas Orozco en diferentes épocas

del siglo XX se establecieron en varios ríos, huérfanos de padre desde muy niños,

cuentan que en su larga existencia estuvieron en: San Antonio (hoy Villa Tunari),

Galilea, Patujusal (actualmente esta comunidad ya no existe por el desbarrancamiento

permanente del río) Todo Santos Viejo y Puerto San Francisco.

Posteriormente el mayor de los Herbas Marcelino Herbas, conocido también como el

“pëpë” de la familia los llevo a Puerto Villarroel, tiempo después a los asentamientos

78 Ambos términos significan tigre en castellano, están en yuquí y yurucaré respectivamente.

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2004. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. De izquierda a derecha: Joven Yuqui, Norlan,

“ Loco”, Carlos (sentado), Pablo, Jimmy, Marcelino (+), Sergio, Freddy. “ Estamos reunidos en Asamblea de la Comunidad ”.

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conocidos como Mónica, el Pallar para finalmente estar al presente en Tres Islas.

Algunos integrantes de la familia grande y en diferentes épocas del año viajan a

distintos regiones del trópico de Cochabamba sea territorio indígena o zona colona por

diferentes razones como cosecha de arroz, fin de año, carnaval, muerte de un familiar,

tiempo de caza, pesca, fiestas familiares.

La familia Herbas es parte de una familia extensa asentada a lo largo del río Chapare

e Isiboro Sécure. El matrimonio endogámico y exogámico ha hecho que la familia se

extienda ampliamente. Las nuevas generaciones son: Los Herbas Rodríguez (con

vínculos con Puerto Gretel y Yapacani), Paz Herbas (río chapare), los Parada Herbas

(rio chapare-Santa anita), los Herbas Villche (Isiboro Sécure), los Herbas Aramayo (río

Chapare-Chimore-Ichilo), los Herbas Orozco (Río Chapare-La misión; Mamorecillo). La

familia se amplía mucho más si se toma en cuenta la descendencia por parte de la

madre: los Orozco quiénes tienen presencia predominante en el río Chapare.

b) Familia Soria

La familia Soria según Adriana Soria (Tico) su referencia más antigua nos remite a sus

abuelos quienes según relata:

Mi abuela era de Vallegrande y en ese tiempo de la esclavitud se la llevaron al lado del Beni, esa época que los más tenían hacían agarrar gratis y dice que mi abuelo colombiano moreno y dice que era jugador que estaba allá por el Beni ahí dice que le conoció a mi abuela y se enamoró y tanto que decidió quedarse en Bolivia y casarse con colla. Vivieron en río Chapare (Santa Anita, Remanso), tuvieron 5 hijos un varón y 4 mujeres, el varón murió atacado por el tigre y tal fue la amargura de mi abuelo que decidió llevarse a sus hijos a Colombia y ahí vino el problema de la hija que no quiso entregar el compadre. Una de las hijas dio al padrino de ella, tanto que él insistía en tenerla, era un hombre que tenía barraca como todos en ese tiempo. Bueno, ya cuando mi abuelo quiso recogerla no pudieron porque el padrino no quiso a menos que le pagara con 5 hectáreas de terreno tumbado y chaqueado. Bueno, como dice que mi abuelo tenía intención de llevarse a mi abuela y a sus hijas a Colombia y no queriendo dejar a su hija decidió chaquear las 5 hectáreas, ya cuando estaba concluyendo la quinta hectárea murió ya que le cayó un palo encima, dice que el palo giró cayó donde no tenía que caer. De ese modo mi abuela se quedó sola, viuda con sus hijas y a pesar de todo recuperó a la hija pero ya no pudieron viajar. Mi madre era una de sus hijas de mi abuela, ya cuando fue joven conoció al que era mi padre, que era capitán de una embarcación y con él se juntó, se casó, él mi padre era yura del río Chapare de ese modo lo conoció”. (Historia de vida/familia Soria/2002-2003-2004)

Los padres de los Soria vivieron en la Boca de Santa Rosa del Chapare, de ahí un día

decidieron venirse para Puerto Gretel, Sajta, Tres Islas y Puerto Villarroel. La familia

una de las más antiguas de Tres Islas, un poco más que los Herbas fueron conocidos

como excelentes pescadores rubro al que se dedicaron padres e hijos y aún se

dedican actualmente en Puerto Villarroel (Historia de vida/familia Soria/2002-2003-

2004).

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c) Familia Fernández

La reconstrucción de la historia de vida de la familia Fernández Villche nos remite a

San Ignacio de Mojos y San Borja79. Cuentan los Fernández que ellos y muchos

yurucaré de San Ignacio de Mojos viajaron siguiendo a los trinitarios que caminaban

buscando la Loma Santa, fueron a Covendo Alto Beni, luego de estar un tiempo allá

partieron hacia el Isiboro Secure80. Jorge Villche quién recuerda como llegaron varias

familias al Isiboro Sécure, entre ellos los Fernández expresa:

Vivíamos en Popoy Alto Beni, allá vivía el padre Erick el vino detrás de la gente,

cuando todos se vinieron de allá sería 1978 llegaron a Ichoa, varios grupos vinieron,

nosotros vinimos un año después por otro lado, ellos vinieron por el Beni, nosotros por

otra senda, contando niños más seríamos unos 25, de éstos todos los antiguos ya han

muerto solo quedan mi mamá y don Ciprían hermano de Don Ernesto Fernández.

Bueno llegaron a todo lado: Ichoa, Santísima, Oromomo. Yo hasta mis 15 años debo

haber estado en Popoy, luego nos vinimos, ningún muerto se quedó en el monte, en

cambio entre los primeros que viajaron dice que varios ancianos murieron. (Historia de

vida/familia Fernández/2003-2004)81

Los Fernández dejaron el Isiboro Sécure (Puerto Patiño) cuando los colonos a través

del sindicato empezaron a presionar. Rodeados de colonos “no podíamos cazar

porque no querían que dentremos a sus chacos, no había pescado porque los colonos

pescaban directamente con dinamita, y más que todo era obligado afiliarse al

sindicato, ir a las marchas, bloqueos, pagar multas, es triste la vida del indígena”

expresa el hijo de Don Ernesto, Freddy Fernández. Actualmente los Fernández viven

en Tres Islas al cual llegaron luego de vender “sus lotes” a los colonos, sin embargo,

parte de la familia aún viven en el Isiboro Sécure rodeados por colonos quechuas.

79 El padre o pëpë de la familia Fernández de Tres Islas por parte de madre es Vilche. Según testimonio de un yurucaré la familia Vilche “los Roca [Vilche] son gente de Villa Tunari que fue a ese lado del Isiboro Sécure huyendo de las misiones, como los yuras son así no les gusta vivir entre colonos y como les gustaba antes vivir del río, en río de a dos años aquí, dos años allá, donde pillaba recursos ahí se quedaba, fue así que llegaron al Isiboro Sécure” (Observación/sábado/28febrero/2004). 80A decir de Lehm, Lijerón y CIDDEBENI (1988:26) “La huida de los indígenas trinitarios, se constituyó en un movimiento de resistencia con características mesiánicas, hacia 1887 se hizo evidente y se le conoció como la Guayochería. Desde entonces, la zona del Isiboro-Sécure es escenario de las migraciones de mojeños que buscan la Loma Santa. En la actualidad muchas de las comunidades que existen en el Parque son el resultado de estos movimientos que se caracterizan por una profunda recuperación socio-cultural étnica y de rechazo a los blancos mestizos”. 81Un valioso testimonio sobre la migración de mojeño trinitarios y yurucarés al sur del Isiboro Secure en la búsqueda de la Loma Santa, la actuación del sacerdote suizo Erick Winiguer y la constitución de la comunidad “Santísima Trinidad” conocida inicialmente como “La Pista”la dá Cortez 1987 (91-104).

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3. Algunas características socioculturales de los yurucarés de Tres Islas

Un día como cualquiera empieza a las 5 de la mañana o antes. La madre ya despierta

y aún desde el mosquitero manda a sus hijos o a uno de ellos a “juntar fuego”. El niño

o la niña corre hacia las casas vecinas poco tiempo después llega con un tizón

avivándola haciendo movimientos semicirculares con el brazo. Puesto el tizón dentro

el fogón, los niños y la madre acomodan en torno a la chispa y con mucha calma y

paciencia, pequeñísimas astillas, hojas y otros bejucos secos. Lograda una primera

torre de humo, soplan suavemente con la boca buscando que la chispa avive más,

finalmente cuando el fuego cede avivan con fuerza las llamas con un plumero o puptä.

Generalmente mientras la esposa y los hijos avivan el fuego y ponen la olla, el hombre

de la casa decide ir a pescar. Cuando el hombre decide ir a pescar va acompañado de

sus hijos varones generalmente los niños. El padre toma, los anzuelos, la “liñada” y se

dirigen al río, ya sobre su “casco” o canoa tienen dos opciones ir a “la Boca” (lugar

donde se unen las aguas de los ríos Chimoré e Ichilo) o a “la banda”(al frente) del río

Chimoré. La Boca es un poco lejos saben que tendrán pesca segura, se dirigen ahí. La

pesca como en este caso es una actividad realizada por los varones de la casa, el

esposo y los niños desde los 5 años, sin embargo, las mujeres, niñas y mujeres

adultas lo hacen ante la ausencia del esposo o su imposibilidad (enfermedad por

ejemplo). Es usual también el uso de la flecha para la pesca de sábalo en los

curichales y ríos viejos. Existe también la pesca con barbasco una resina letal para los

peces. También La pesca con la mano o cosecha de peces referida a los buchere o

tümushi del cual se tiene la creencia de que Dios los manda pues existen épocas del

año en que abunda en pozas con poquísima agua.

El medio de transporte de las familias yurucarés de la comunidad es la conoa o

“casco” a remo, el “coludo” y el “fuera de borda”. Sin embargo, no todos tienen su

“casco”. Unos se prestan de otros sea para pescar, cazar o para ir y volver a Puerto

Villarroel, al Ichilo, a San Marcos u otros lugares. Para los Herbas “la canoa a remo es

su taxi, para los Fernández “el coludo” y para los “Soria” el motor fuera de borda”, para

las tres familias los ríos son “sus carreteras”. Las familias se desplazan por el río a

diferentes lugares, aunque nunca falta una “jaladita” del “Chapare Export” pontón del

bananero Miguel Zambrana u otras embarcaciones que bajan río abajo o arriban a

Puerto Villarroel. La canoa no solo es un medio de transporte para viajar ir de caza o

pesca, es también el medio donde se lava ropa en el río y baña a los niños más

pequeños.

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En general, los varones yurucaré mayores de treinta años, tienen una larga historia de

navegantes al mando de embarcaciones. Se suma a esto su autopercepción de que

son los mejores constructores de canoa en la región y que ninguno iguala a sus

conocimientos y habilidades en este campo. La demanda de extraños y su

contratación como constructores evidencia esto. Ya Nordenskiold lo dijera en 1914

(2003) y lo confirmaría (Hoffmann 1998:3) “Navegantes por excelencia, los yuracarés

conocen el manejo de todo tipo de embarcaciones fluviales, desde los callapos de

balsa hasta los batelotes y pontones, pero su fuerte está en la elaboración y uso de

canoas. Fabrican ese tipo de botes utilizando como materia prima el tronco de

enormes árboles cortado a la dimensión previamente estipulada”.

Las canoas construidas por ellos son de alto aprecio y demanda en las regiones

circundantes. La época seca uno de los oficios es la construcción de canoa hecha de

palo maría, almendrillo, ochoo, y otros palos (maderas, árboles). Los beneficios de la

construcción de “cascos” están dirigidos a costear los estudios de los hijos, la salud de

algún integrante de la familia, y abastecimiento familiar (compra de colchas (frazadas),

mosquitero, linternas, pilas, utensilios domésticos entre otros). También hacen cascos

como jornaleros de las empresas madereros como EMACO u otras personas

particulares.

Los yurucarés afianzan su naturaleza, condición y características en la diferencia con

el resto. Ellos hacen una clara diferencia entre yurucaré y carayanas o carray

conocidos también como “gente”. Los carayanas, caray o “gente” pueden ser los

“paisanos” o cochabambinos, los colonos, los “collas”, los cambas, los profesionales,

sean estos pobres o ricos. Es decir todos aquellos que no son yurucaré.

En general los adultos suelen hablarse en idioma yurucaré alternando con castellano

principalmente en presencia de extraños. Algunas madres de familia mayores de 35-

40 años tienden a hablar a sus hijos en “idioma” especialmente de las familias Herbas

y Fernández. En los matrimonios jóvenes 15-18 años la comunicación predominante

es en castellano llegando a ser este idioma su lengua materna o L1 para muchos

niños.

Varios padres y madres de familia reconocen que ellos ya no les hablan en “idioma” a

sus hijos y que sus hijos observan con extrañeza el que les hable en “idioma”. Sin

embargo, estos datos se deben manejar con cuidado dado que la discriminación social

al idioma yurucaré considerado despectivamente por la gente de los pueblos de Puerto

Villarroel, Chimoré como “dialecto” modifica mucho el comportamiento lingüístico de

las personas adultas y niños. La subvaloración social de la lengua, la cultura y

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2002. Norland Herbas. Tres Islas. “Estoy ayudando a mi sobrino, picando su casco”

2002. Norland Herbas, Jhonny Herbas y Severino Parada. Tres Islas. “Estamos volcando el casco para picar su base”

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sociedad yurucaré lleva muchas veces a que los jóvenes y adultos nieguen conocer,

saber, hablar y expresarse en yurucaré aún sabiéndolo, toda vez que su

reconocimiento y manifestación se constituye en motivo de discriminación

sociocultural.

Las relaciones interétnicas de los yurucarés con los trinitario, yuqui y el quechua hacen

que las tres familias Soria, Fernández y Herbas tengan un buen nivel de conocimiento

y comprensión de los idiomas trinitario, quechua y yuqui, llegando en algunos casos a

observarse que tanto adultos como niños son bilingües y trilingües.

Con cierta fuerza una a dos familias (particularmente los Soria) sostienen que ya no

son “yuras puros” sino que “todos ya están entreveraos”. Postura que puede deberse a

una larga historia de matrimonios exogámicos de yurucarés con itonamas, tacanas,

trinitarios, y qhochalos. Sin embargo, si bien en el resto de las familias de tres islas se

reproduce de igual manera una tendencia a la exogamia, todos tienen bastante claro

que al integrarse a la familia yurucaré y al vivir en el territorio y los sistemas de

relaciones sociales y prácticas sociales yurucarés ellos son y llegan a ser yurucaré.

Los matrimonios con “collas” y yuquis en tanto el contraste en modos de ser, prácticas

sociales y costumbres se resuelve en la medida en que el “extraño” se asimila al modo

de ser de los yurucarés. En ese sentido se puede decir que la comunidad de Tres Islas

y las familias que las integran son yurucaré. Es claro también que entre yurucaré al

interior de la comunidad hay diferencias establecidas, las que responden de una

manera u otra al grado de asimilación y acomodamiento al mundo externo. También la

condición de “netos yurucarés” y “entreveraos” es un recurso de gestión de la

identidad permanente ante la presencia de extraños dependiendo de qué objetivos

persigan éstos últimos y del grado de interés que tengan los yurucarés de entablar una

relación de intereses con ellos.

Se observa también que en cierta manera los autoidentificados como “netos yurucaré”,

caso de las familias Herbas y Fernández son reservados y celosos de sus formas de

ser, extremadamente desconfiados y observadores. Los autoidentificados como

“entreveraos” caso de los Soria son más abiertos a los cambios especialmente

aquellos fuertemente articulados a la escuela, al sistema comercial de la región y a los

cambios que vienen de la sociedad urbana.

La comunidad está organizada en torno a un cacique comunal o zonal con varias

carteras, y un corregidor. Para aspectos referidos a la escuela cuentan con la Junta

escolar representada por varias personas pero visibilizada en la persona del

presidente de junta. La comunidad tiene instituida asambleas comunales los días 29

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y/o 30 de cada mes, las que por diferentes imponderables, no siempre se realizan. En

estas reuniones se analizan y deciden sobre propuestas, problemas internos y externos

atingentes a la comunidad y a la TCO.

Las decisiones comunales son la resultante de las decisiones tomadas en asamblea

comunal, un proceso de comunicación interna entre las familias y los puntos de vista

propios de los ancianos o más antiguos “pëpëu”82 muy especialmente de Don

Marcelino Herbas Orozco hombre yurucaré reconocido y respetado por las tres

familias.

Un medio de comunicación instalado en las comunidades de los diferentes territorios y

apropiado íntegramente por los yurucarés es la radio comunicación con panel solar.

Incorporado en la primera gestión de la CPITCO, cuyo presidente fue Don Gerónimo

Ballivián y el apoyo de la Prefectura de Cochabamba, las radios localizadas en todas

las comunidades indígenas son el medio fundamental comunicación diaria de los

yurucarés. Se puede decir que la radio ha generado una verdadera revolución entre

ellos, hace más eficiente su comunicación y mayor control de sus recursos. Para fines

de viaje, visita a otros ríos, enfermedad de los parientes, consejos sobre alguna

enfermedad, envío de alguna medicina natural, la arribada de los peces, localización

de los troperos, coordinación de reuniones, control información sobre determinados

temas, todo pasa por la radio comunicación. Si hasta hace 4-5 años los yurucarés

estaban informados sobre sus parientes sólo con la llegada física de algún familiar,

ahora la información es diaria y continua.

Las familias tienen vínculos comerciales con Puerto Villarroel y San Marcos

(comunidad yurucaré-trinitario al sud de Tres Islas). Los productos comerciados varían

según la época del año. En época seca 2-3 jóvenes yurucarés venden pescado a los

restaurantes de Puerto Villarroel o a los pescadores que andan en el río. En los meses

de enero, febrero, marzo la venta mayoritaria es de arroz, banano y en mucha menor

proporción chocolate en pepa y otros productos de monte como aceite de cusi, frutas

silvestres, semillas de árboles etc.

La crianza de gallinas y cerdos es una actividad doméstica importante entre las

mujeres yurucaré. La crianza del chancho tiene más un sentido ahorrativo y de

inversión para alguna necesidad, usualmente las familias bregan en su cuidado hasta

que llega el momento de venderla en Puerto Villarroel o a algún comerciante que viaja

por el río. Otro animal de crianza es la gallina. Parte del régimen alimentario de la

82 Tiene varios significados: abuelo, anciano, antiguo, jefe de la Familia Grande.

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familia junto con la carne de monte y la variedad de peces, es la carne de pollo y el

huevo. A los yurucarés les encanta el huevo muy especialmente a los niños, siempre

que pueden lo comen aunque se privan cuando la madre decide empollarlas.

La culinaria yurucaré es riquísima en su variedad por el acceso a diversos recursos de

monte y de río. Cada época del año, y lugar definen un tipo de recurso alimenticio de

alto valor proteínas y vitamínico. No hay nada más aburrido y pobre que una comida

solo de pollo o wacha dice un yurucaré. La variedad de carnes a las que accede el

yurucaré hace de ellos extremadamente exigente en su alimentación. Una infinita

variedad de peces, aves, animales de monte como los chanchos (chancho de monte y

tropero), una variedad de monos, y tatúces, los pajaritos, aves de río y laguna, y

animales mayores como el anta, el venado, el jochi, la calucha. A esto se suman las

petas de monte y las tatarugas de río junto a los infaltables huevos que son

saboreados en los meses de agosto septiembre. Se suman a esta variedad el disfrute

de las frutas silvestres.

Entre la variedad de alimentos preparados por los yurucarés están: el masaco de

yuca, masaco de plátano, chapapeao (diferentes variedades), sudao, yulula, chupe,

pan de arroz, chive, chicha de yuca, bubushi, payuje, cheruje, sancochado de charque

de pescado, harina de pescado etc. Para un yurucaré no hay más sabroso que comer

un chapapeado de tatu en su propio plato (en el propio caparazón del tatu). En la

preparación de su dieta alimentaria juegan un papel importante los productos

adquiridos en el mercado como: aceite, manteca, azúcar y la sal.

Sin embargo de la variedad de recursos existentes los yurucaré son extremadamente

sobrios con la alimentación, nada de excesos. Las mujeres sostienen que comer

demasiado hace mal al cuerpo y que los antepasados decían que la manteca, el

azúcar hacen mucho mal a la salud y que siempre sus padres les prevenían de eso

“no hay que comer mucho de eso mi’ja es mejor comerse un maduro con un poquingo

de sal nada maq” (testimonio/20agosto/2003). En general las familias comparten la

comida dos veces al día uno en la mañana entre un margen de 8 a 10 a.m. y en la

tarde de 18 a 21 o 22 horas p.m.

Las viviendas están ubicadas próximas a las orillas de los ríos, contando cada vivienda

con un puerto donde están ancladas canoas o “cascos”. Las casas yurucarés están en

base a tocos y orconos de pachuba, con una chapapa o girao y con techumbre de hoja

de palla. Las casas están generalmente ubicadas en medio de árboles frutales

sembrados y silvestres (mandarina, limón, plátano, pomelo o grey, naranja, chocolate,

pachio)

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2003. Victoria Roca Suárez (+), Puerto Patiño Isiboro Sécure. “Estoy chapapeando mi pescao”

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2003. Yumbari Herbas y Laida Fernández con sus hijos. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “Estamos construyendo nuestra nueva casa ”.

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La vestimenta se adquiere del mercado y según el ingreso monetario de cada familia

éste puede acceder a diferentes tipos de ropa. Las mujeres generalmente usan faldas,

poleras y blusas acompañadas de chinelas y zapatos. Los hombres usan pantalones y

camisas y/o poleras acompañados de chinelas, zapatos, tenis, botas de cuero o goma

(según las circunstancias). Sin embargo, para los yurucaré hombres mujeres y niños

no hay nada más usual, cómodo, práctico, ágil y espiritual que su desplazamiento

descalzo por el monte.

La comunidad mantiene relaciones interétnicas con otros pueblos indígenas como los

Movima, Mojeño-Trinitario y Yuqui.

Los yurucaré de Tres Islas con diferentes grados de intensidad alterna la medicina

hospitalaria con su propia medicina tradicional. Su acceso a la medicina hospitalaria se

hace más frecuente con la existencia de un Seguro Indígena que bajo subvención

estatal atiende a los niños y adultos en consulta y medicamentos aunque en la práctica

las medicinas siempre salen comprando de fuera. Más allá de la medicina hospitalaria

los yurucaré tienen un sistema de conocimientos de las bondades medicinales del

monte y sus diferentes usos “esa plantita que estaq pisando es medicina, cada plantita

tiene su uso sirve para algo” dice Don Marcelino Herbas (+). Para purgarse, para botar

bichos, para curar carachas, boro, puchichis, diarrea, disentería, espundia, picadura de

víbora, y otros existe una infinita variedad de plantas arbustos que son usados y cuya

forma de uso es permanentemente socializada entre las mujeres, aunque se observa

también un fuerte deterioro de su conocimiento y su transmisión a las jóvenes

generaciones.

La “educación -escuela” es una realidad univoca y está fuertemente asociada a “el

lugar donde funciona la escuela”, “la profesora”, o “la junta de auxilio escolar”. Los

niños y niñas ingresan a la escuela desde los cinco años y en algunos casos desde los

cuatro años. Los niños y niñas están en la escuela cuatro horas al día, más un tiempo

de dedicación de las tareas en la casa que diariamente no pasa de una hora. En la

escuela los niños desarrollan un conjunto de conocimientos y nuevas prácticas como:

un sistema de organización de horarios y actividades, criterios disciplinarios, fechas

cívicas, tareas y responsabilidades personales, una relación de autoridad (la figura de

la maestra y su relación con los alumnos), el acceso de expresiones culturales y

artísticas diferentes a las propias (música, instrumentos, bailes), el acceso a la

literatura impresa y a realidades socioculturales diversas. En la escuela los niños se

socializan en una nueva forma de comunicación, la escritura. La lengua castellana es

la lengua oficial de la escuela.

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Pero no solo los niños entran en un nuevo sistema, las familias de los hijos que está

en la escuela sufre otro tipo de transformaciones que tienen que ver con: ingresar a

una nueva y diferente relación de autoridad (maestro-padres de familia-director-padres

de familia), la necesidad de mantenerse viviendo cerca o próximos a la escuela,

limitaciones en viajes a otras regiones, inversión de su tiempo a las actividades de la

escuela, disminución de la disponibilidad de los hijos en tareas familiares como pescar,

cazar u otros definidos por el padre o la madre, realización de trabajos eventuales o

venta de algunos recursos como pescado, madera para cubrir las exigencias de la

escuela (materiales, ropa, guardapolvo, zapatos/chinelas, telas, hilos, mechillas,

agujas u otros para labores así como cuotas escolares) para inicios del año escolar y

fiestas cívicas como día de la madre y el 6 de agosto, la asunción de normas

disciplinarias en torno al cumplimiento o incumplimiento de tareas.

Sin embargo, la capacidad de convocatoria de la escuela no es omnipresente. La

escuela también se inscribe en aquello que Portocarrero, llama como “la guerra por los

niños” cuando hay una lucha de los padres por tener el máximo de tiempo al niño en

uno u otro lado. Recuerdo una vez que Don Sergio le dijo a su hijo Israel de 6 años “no

vas a ir a la escuela, vas a ir conmigo al chaco” y el niño le dijo “si no quería ir

siempre”. En otro caso un padre quién había llevado a su hijo por una semana a otro

lugar del río reclamaba a la profesora el por qué ella en su informe le llamaba la

atención sobre las faltas reiteradas de su hijo siendo que este nunca se había faltado,

cuando la profesora demostró sus aseveraciones con base en su registro de

asistencia, al padre no le quedó más que decir “¡qué pelao este mire su viveza!”. Los

maestros pugnan por tener a los niños en la escuela, los padres por socializarlos en

los secretos del monte.

Para la comunidad la continuidad escolar primaria (sexto a octavo) y secundaria está

asociada a los internados. Actualmente (para el año 2003) seis jóvenes, dos varones y

cuatro mujeres de las familias Herbas y Fernández van al internado de la Iglesia

Evangélica Pentecostal de Ivirgarzama. La misión del internado evangélico pentecostal

es acoger a jóvenes indígenas del río Ichilo que tengan interés en continuar sus

estudios de primaria o secundaria en Ivirgarsama. Los padres de familia pagan 20

Bs/mes a la dirección del internado y aportan mensualmente en especie para la

alimentación de sus hijos. Los jóvenes de este internado están inscritos al nivel

primario y secundario del colegio “Ebeneser” del mismo pueblo. Los hijos de la familia

Soria van al internado de Nueva Vida en el río Chapare.

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La comunidad es parte de El Plan de Manejo Forestal Yagua samu, al mismo tiempo

las familias participan en los proyectos “Uypi Yuracaré”, huertos familiares, y crianza

de gallinas, todas financiadas por el DAI-CONCADE USAID.

4. La práctica cultural de la cacería

En el presente acápite se describirá las características culturales de la práctica cultural

de la cacería como introducción a los procesos de reproducción social de los

conocimientos y saberes de la caza en la familia y en el territorio indígena yurucaré

YUQUI-CIRI de la comunidad de Tres Islas.

Las tres familias (tavisiu) dominantes en la comunidad de Tres Islas tienen una

economía basado en caza, la pesca, la colecta, el chaco83, la construcción y venta de

canoas, la artesanía, la producción de miel de señoritas, los, la explotación forestal

bajo el sistema del Plan de manejo, la venta de fuerza laboral como el jornaleo,

contratos de chaqueo por hectárea, ayudantes de cocina y cocineras en las empresas

bananeras y madereras de la región.

Una de las actividades, la más importante, no por su frecuencia o intensidad sino sus

sentidos y significación, es la caza. Se puede decir que la cacería como práctica social

y económica yurucaré es de larga tradición y pervive a lo largo de la historia como un

elemento propia del pueblo yurucaré84. La provisión de carne de monte sea de

mamífero, o de ave, es la responsabilidad central del hombre yurucaré. Los hombres

están social y culturalmente preparados para asumir este rol. El hombre yurucaré

desde su corta infancia es preparado para su condición de cazador.

4.1 La carne y la chicha: símbolos de la diferenciación de género

La carne y la chicha de yuca son dos elementos socioculturales que dan cuenta de la

relación complementaria y jerárqica entre el hombre (shunñe) y la mujer (yee)

yurucaré. Pueden los yurucarés contar con bastante pescado, banano, arroz pero la

carne de monte tiene un alto valor en tanto la comida sin carne no es comida, y en

cuanto fortalece los vínculos familiares y de alianza. La chicha como elemento

83 Es la parcela de producción agrícola donde los yurucarés siembran anualmente arroz, banano, maíz, yuca y hortalizas. A decir de Arrueta “un chaco además de ser un lugar de producción, es también un medio, un espacio y lugar de interacción social. Por lo tanto, se constituye no sólo en la tierra en donde plantar productos de sustento para la familia, sino también el lugar en donde por ejemplo, los niños aprenden y empiezan a relacionarse con el mundo que los rodea, con el monte y sus recursos” (s/a:17). La producción del chaco es en su generalidad destinada al autoconsumo familia y una mínima parte a su comercialización y trueque o “cambalache” con otros productos. Aquellas familias que tienen sus hijos fuera de la comunidad amplian su producción agrícola de arroz y banano para cubrir los gastos de sus hijos, este es el caso fundamentalmente de la familia Soria. 84 Ver Herman Von Holten “la tierra de los yuracarés y sus habitantes” 1877 En. Anotaciones sobre los yuracares 1997.

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complementario e infaltable en la casa es un elemento ritual de permanente

consagración de la vida y de la familia como unidad social. Dado los peligros en el

monte y la posibilidad de ser cazado y no cazar, la llegada del esposo de la cacería,

que siempre debe ser con algo, aunque sea un mono dicen los parientes es una fiesta,

es el permanente vínculo de alianza con la vida.

De manera ilustrativa un yurucaré al respecto expresa “Antes iban a cazar en grupo

los hombres por 2-3 días mientras iban, las mujeres se ponían de acuerdo cuando van

a llegar sus maridos y hacían y esperaban con chicha, cuando llegaban hacían fiesta

los hombres con la carne y las mujeres con la chicha,

(Testimonio/domingo/14/septiembre/2003/TI). (1).

La “fiesta”85 como actividad social de gran relevancia está claramente asociada a la

chicha, su más claro símbolo ritual y cuya elaboración es responsabilidad de las

mujeres. La elaboración de la chicha de yuca está simbólica y ritualmente asociado a

las mujeres, tanto así que la expresión “Tan yura como la yuca” expresa la actividad

central de ellas.

4.2 Características de la cacería cultural en Tres Islas

La práctica de la cacería es una actividad cotidiana de suministro de carne de monte a

la dieta familiar. Esta actividad cobra intensidad o se refuerza ante la proximidad de

acontecimientos especiales como: el matrimonio, “el echar agua” (bautizo), la fiesta de

cumpleaños, el nacimiento, la visita o llegada de algún familiar, la salud, la

enfermedad y la muerte.

Las armas de caza son la flecha y el rifle de salón. La flecha también es conocida

como “la arma silenciosa”. Hay circunstancias en las que se ve a los yurucarés

transitar con ambas armas o en unas ocasiones con una y en otras, con otra, según la

variedad a cazar, el lugar, la disponibilidad de balas, flechas y por sobre todo la

presencia de extraños. (2).

85 Debe entenderse fiesta no en la acepción criolla o mestiza de las sociedades urbanas asociado a fechas religiosa-patronales, cívicas, onomásticos. Los yurucarés entienden la “fiesta” como los momentos de expansión libre donde abunda la chicha de yuca, el tiempo de ocio, los momentos de interrelacion humana, de transmisión de conocimientos y de información donde se diverten, rien, se distensionan, hasta se pelean.

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El uso del rifle de salón86 está asociado a la comodidad y facilidad en la caza así como

al hecho de que según los yurucarés los animales son más “expertos, disminuidos,

más ariscos, y más leídos”, refiriéndose metafóricamente al hecho de que ya es más

difícil cazar por múltiples factores del entorno. Con los mismos argumentos un joven

yuracaré José Blanco (Cacique Mayor del CIRI) dijo sobre la pesca “los peces ya

saben leer y escribir, escuchan ruido y se van al fondo”

(Sábado/16/noviembre/2002/TI).

Preguntados algunos yurucarés por qué algunos cazan con arco y flecha y otros con

rifle de salón responden “Porque algunos no tiene voluntad de comprar arma”, “es que

no quieren comprar arma”, “ahorita los animales son más expertos, más ariscos, más

disminuidos”, “la gente se ha modernizado”, “¡por flojos!, ¡Somos flojos!, doble trabajo

tienen los que tiran con flecha porque donde caiga hay que ir a buscarlo”

(Entrevista/lunes/5/mayo/20003). (3).

El uso del rifle de salón se ha impuesto al uso de la flecha por varias razones: su

efectividad, su comodidad (luego de disparar no es necesario buscar como en el caso

de la flecha), por su aceptación social a diferencia de la flecha que ha sido altamente

estigmatizada y asociada a lo “salvaje”. El uso del rifle de salón se hace más necesario

por la presencia dominante del hombre sobre el monte lo que hace de los animales

extremadamente ariscos, si antes un yurucaré podía tener al animal a unos metros de

distancia para darle su flechazo, hoy es imposible cazarlo si no es con un salón de

larga alcance.

Según los casos se recurre al rifle de salón y/o flecha (tomete). Cada familia yurucaré

tiene su propia flecha no así su propio rifle de salón. Se constató que durante el tiempo

de estudio julio del 2002 - fines del 2004 de un total de 14 familias nucleares de la

Familia Grande Herbas asentados en la zona norte de de Tres Islas, sólo 5 familias

tenían rifle de salón, dos de ellos en mal estado. (4).

El uso del rifle de salón es una actividad concurrente y social. Hay una propiedad

individual pero no exclusiva ni privativa de las armas como de otros artefactos. Quien

se presta un rifle de salón retribuye esto con la mitad del producto cazado, quien se

86 Sobre la caza con rifle de salón refiere Richter “En medio de la región boscosa es prácticamente imposible ir a cazar con arma de fuego. A lo más se puede divisar algún mono o algún pájaro en las copas más bajas de los árboles y quizá se puede tener la suerte de alcanzarlos con el arma pero las piezas así cobradas y que van cayendo, difícilmente se pueden encontrar y cuando se lo hace es con grandes dificultades. Solamente la orilla de los ríos es el lugar de caza de los indios yuracarés que viven en estos bosques a las orillas del río Sécure. Allá en las orillas y en los lugares arenosos tienen posibilidad de caza sin mayor dificultad porque allá van los animales a tomar agua y están sin defensa ante las bien apuntadas flechas; es fácil también poder alcanzar las piezas cobradas en los árboles cercanos a la orilla” (1997c[1930]:110).

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presta una carretilla para traer yuca del monte retribuye con una porción de yuca al

dueño. En esta lógica también es común prestarse y prestar gaveta, carretilla,

cernidor, tacú, “casco” o canoa, malla, atarraya, chuperos (anzuelos), machete, entre

otros utensilios. (5).

El acto de cazar les permite a los yurucarés no solo acceder a la carne sino a otros

productos como ser plumas para las flechas y para el plumero (pupta), hueso para la

flauta, hiel de jochi para usos medicinales, y para otros usos.

El concepto de cazar para los yurucaré incluye también lo que en el mundo no

yurucaré se conoce como “pescar”. En algunas ocasiones se escucha decir “voy a ir a

cazar pescao” (cayashintu pëche). Esta relación está referida a que existe una

tecnología y una práctica ancestral y tradicional de cacería de flecha en relación a los

peces, especialmente sábalos de los “ríos viejos”, lagunas y remansos. Si nos

remitimos a la historia, tradicionalmente el acto de cazar implicaba cazar “bicho”

(animal) en tierra firme y peces en pozas, lagunas y remansos. La pesca y su

tecnología como la atarraya, malla, los anzuelos, introducida por la colonización han

sido apropiados por algunos yurucarés e incorporadas a su castellano coloquial. En

muchas ocasiones cuando algunos expresan “estamos yendo a cazar” y llevan su

flecha, no es que van por un mamífero sino van en la búsqueda de peces.

La lógica del río y la formación del hombre cazador se encuentran íntimamente

asociadas. Un hombre cazador debe tener dominio del río, tipo de río, manejo de la

canoa (casco) y el arte de remar. La caza en tiempos de lluvia entraña

fundamentalmente el manejo de la canoa pues “el monte se alaga”, la cacería exitosa

se da sólo si son diestros en el manejo de su principal medio de transporte, la canoa.

La canoa es una herramienta auxiliar muy importante en la práctica de la cacería. La

canoa les permite acceder a la “banda”, a las lagunas, a los ríos viejos o a lugares

donde solo es accesible por medio del río. En otros casos el desplazamiento al lugar

de cacería es por tierra. Estas dos formas de desplazamiento conllevan un vasto

conocimiento del monte y del río.

Los yurucaré viven en un hábitat donde los animales de mayor peligro y riesgo son la

víbora, el tigre americano (jaguar) y el puma o león americano. En menor proporción

son de temer el tropero, la tukandera, las hormigas cazadoras (cf: Monje 1977:67-71).

Esta realidad propia del hábitat amazónico hace que la práctica de la cacería yurucaré

esté asociada a la protección y defensa personal, la protección de la familia y la

protección de los animales domésticos: las gallinas, los cerdos, los perros, y otros

animales que la familia cría. (6).

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Podríamos decir que la cacería no tiene un horario establecido. Don Orlando “Tori”

sobre esto expresa “cualquier rato uno caza pava, jochi, taitetú, lo que se pilla”. Sin

embargo, el horario de caza influye en el uso de determinados medios auxiliares. Si la

cacería es de noche se hace necesario llevar en una especie de morral, una o dos

linternas, pilas, foquitos por si se queman, cuchillo para jochear!, agarrar tatuces,

yopore, chancho, calucha, y otros animales. El hombre que va de noche a la cacería

retorna a su casa a las 2:30, 3, 4:30, 5 de la mañana según la distancia que haya

caminado y el animal que haya cazado. La cacería en la noche es en cierta forma

previsible y al mismo tiempo algo al azar. Orlando “Tori” sobre el hecho fortuito de

cazar dice “si nos topamos con el bicho lo cazamos”.

La cacería de día implica en algunos casos el uso de canoa, perros de cacería y otros

medios auxiliares como el machete y un cuchillo87. A diferencia de la noche, la cacería

de día cuenta con el apoyo casi infaltable de los hijos menores que acompañan al

padre. La cacería de día exige conocimientos y tecnología diferente a la cacería de

noche dependiendo del animal que se caza. Los lugares de caza varían, el animal y la

forma de caza en la que se tiene que usar fuego, humo, para sacar a los animales de

sus cuevas.

Cada temporada del año tiene factores favorables y desfavorables a la cacería. Los

yurucarés sostienen que el tiempo de lluvia, la cacería es buena porque se “alaga el

monte” (se inunda) y los animales buscan refugio en los lugares altos donde es más

fácil encontrarlos. (7).

Dicen también los yurucarés que abril mayo es la mejor época porque es cuando los

animales están gordos porque es la época en que frutean algunos árboles

(Observación/28/febrero/2004). En general se puede decir que los yurucarés cazan

todo el año. Los lugares en los que se caza con mayor frecuencia son los chacos y los

barbechos. “Un chaco es también medio de cacería cuando se constituye en el lugar

de alimentación de algunas especies del monte que son aprovechadas por las familias

yurucaré. Los productos y algunos de los residuos de los productos del chaco, dejados

después de la cosecha atraen algunas aves y otro tipo de animales que se convierten

a su vez en provisión de carne a la dieta familiar” (Arrueta s/a:17).

El grado de complejidad de la cacería varía desde la mayor proximidad a la vivienda y

el entorno de la vivienda hasta la cacería en lugar distante que requiere horas de

87 “Los perros son muy raros entre los yuracarés, [así como] otros animales caseros. Fuera de los animales del bosque amansados, tienen solamente gallinas que han recibido de los blancos” (Nordenskiöld 2003 [1922]:53).

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caminata o viajes cortos de varios integrantes de la familia en canoa. En cada caso

entran en juego diversos medios auxiliares, habilidades, conocimientos y roles.

En muchas ocasiones la cacería se desarrolla y practica en el marco de otras

actividades económicas En muchos casos está asociada a la actividad de preparación

del chaco y al jornaleo temporal88. En estos casos el hombre yurucaré busca los

momentos propicios para cazar algún tipo de animal. Con el arma de fuego al hombro,

los yurucaré andan por la senda, viajan por el río y se introducen en el monte para

cazar y provisionar carne a su familia.

Un concepto presente entre los yurucarés y con mucha fuerza es el de trabajo. El

hombre y la mujer trabajadora es valiente o valienta. El concepto de valiente ha sufrido

una resignificación importante a lo largo del tiempo. Si antes era considerado valiente

aquel que era un excelente cazador, y jefe de la Familia Grande hoy este concepto se

usa en muchas ocasiones para designar a la persona trabajadora, diligente, obediente,

muy asociada a actividades de lógica mercantil que permitan un ingreso monetario a la

familia como ser: tener chaco, cultivar banano y vender el mismo. Un joven yurucaré

sobre el tema dice “los antiguos eran malos, bien que se han muerto, dice que cada

San Juan los waskeaban a todos para que sean valientes, en la mañanita los llevaban

al río y les decían ¡báñense! luego los waskeaban uno por uno, les waskeaban a los

niños dice, a los grandes los sunchaban con hueso en las piernas y los brazos en cada

San Juan, dice que así hacían” (Testimonio/lunes/24/febrero/2003).

El concepto de trabajo está asociado a las actividades del chaco, el jornaleo, la

explotación de madera, a la venta de la fuerza de trabajo en cierta forma a todo

aquello que tiene un sentido y rédito monetario. Entre los propios yurucarés en

algunas ocasiones se escucha decir “no seaq flojo trabaja pues, de echao nadie le va

dar plata”. Por ello ante el mundo externo, los yurucarés cazadores -además de

trabajadores- nunca se presentan como cazadores-colectores, sino como trabajadores

agricultores. (8).

Se observa también que los hombres en su condición de hombres cazadores de

monte y proveedores de carne, son “naturalmente” destinados a ocupar los cargos de

representación de la comunidad ante el mundo externo o carray. Ser cacique,

corregidor o representante de algún proyecto de desarrollo literalmente significa ser

hombre. Las mujeres no son socialmente reconocidas para ocupar estos cargos o

88 Las empresas donde generalmente los yurucarés venden su fuerza de trabajo en calidad de jornaleros son la empresa bananera “Chapare export” de Don Miguel Zambrana y la empresa maderera EMACO de Don Donaciano Villarroel más conocido como“Don Dono” maderero “tercero” asentado en la región.

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establecer contacto con el mundo externo. De ésta manera los nuevos sistemas de

autoridad y organización social apropiados por la comunidad, son ejercidos por

hombres respetados por su condición de buenos cazadores o por jóvenes cuyas

habilidades de interacción con el mundo externo son valoradas por la comunidad como

muy importantes.

Se observa así como, los niveles de jerarquización social al interior de las familias y de

la comunidad muestran la presencia predominante de la figura masculina: como jefe o

“tata” de las familias nucleares, como “antiguos” o pëpëu de las familias grandes, y

como especialistas interlocutores entre el mundo material y el mundo espiritual como

son los hechiceros, brujos y curanderos quiénes mantienen una relación de poderes

con los Dueños del monte, de los animales y los espíritus que moran en el monte.

Cuando un hombre va a cazar con la mujer siempre va por delante mientras que las

mujeres van por atrás. En general es usual observar, en una mayoría de los casos que

al andar los hombres siempre preceden a las mujeres. Esta actitud nos remite a un

acto de protección y defensa del yurucaré a su familia89.

Los yurucarés por norma cazan todo menos la sucha o buitre (sünu) por su relación

mitológico-religiosa con ella. “Se caza todo lo que se pilla menoq la sucha” dicen los

hombres yurucarés. Entre los animales más frecuentemente buscados y cazados

están: jochi amarrillo (ishete) y jochi pintado (yópore), el taitetú (wëjshe), el tropero

(tolombe), el anta, la comadreja, el tatu, tejón y mono. Entre las aves están: los patos

de río y laguna, la pava, los loros, las garzas, avecillas pequeños en su época y los

tojos (pospo).

89 El concepto de defensa y protección de la familia importante entre los hombres yurucarés era visible cuando una familia se desplazaba por el monte “He visto a una mujer caminar con una carga de más de un quintal con un chiquitín de cuatro años sentado sobre el fardo y otro de pechos en los brazos y el marido la precedía, empuñando su arco y sus flechas” (Pierini 1912:28). Alcides D’Orbigny en 1832 observaría lo propio. Asombrado de ver que las mujeres cargaban los bultos,(sus bultos cuando se iba de la Misión y habiendo convenido de favor que los yurucaré de la misión le ayudaran con sus enseres) en tanto que los hombres llevaban solamente su arco, sus flechas y su machete, y habiendo hecho notar a uno de ellos este hecho, recibió una respuesta grave ¿cómo podría encargarme de eso? ¿Quién protegería a mi mujer si nos encontrásemos con un jaguar? (D’Orbigny 1996:143-144). Un registro contemporáneo da cuenta de lo propio “El hombre sostiene el arco y una flecha lista para disparar, mientras que la mujer con increíble resistencia, carga en una especie de canasto grande sujeto a la frente por una lonja de tela, todos los enseres domésticos, la estera para dormir, el mosquitero, la bolsita con el tapice, el mechero, la botella con kerosene y el frasco de chiboro (alcohol) etc. Mientras lleva a la espalda toda esa carga, en las manos puede alzar al bebé o sostener en ellas alguna olla (Hoffman 1998:2). Lo que se saca de los campos lo transporta la mujer y es increíble el ver el tamaño de carga que ellas soportan; así un día, la nuera del cacique, una pequeña cosa de apenas 16 años; nos trajo bananas y yuca que pesaban por lo menos 120 libras; (…). Cuando íbamos de pesca, todo el personal femenino de la familia del cacique se ponía en movimiento para transportar las cosas a la canoa y desde las niñas de 4 años, todas tenían ya su red y la cinta para amarrar a la cabeza; de los hombres y de los jóvenes, nadie movía un dedo. Se ve que esta costumbre ya empieza desde muy niños (Von Holten 1997[1877]:21).

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Cuando los yurucarés dicen “carne” se refieren a la carne de animal de monte sea

mamífero o ave. No entra en su definición de “carne” la variedad de pescados que

consumen diariamente y que son considerados eso, pescado: sea chupa, palometa,

sardina, blanquillo, buchere, yayu, sabalina, sábalo, machete, etc. (9).

Mientras otras actividades como la pesca puede ser realizada desde temprana edad y

por mujeres y hombres, los conocimientos en la cacería se van especializando y

diferenciando de género, conforme hombres y mujeres van adquiriendo una edad

adulta. Una mujer no puede agarrar un rifle de salón o la flecha e internarse en el

monte así como agarra un anzuelo y su carnaza. Mientras en la pesca se observa la

participación activa de la mujer en el acceso al río, a los curichis, las lagunas y los ríos

viejos, la cacería es un rol y práctica cultural socialmente definida para los hombres.

La búsqueda de alimento es diaria, principalmente el recurso piscícola. La búsqueda

de mamíferos y aves, no necesariamente. El consumo del recurso pesca es más

amplio que el de mamíferos y aves. La pesca es una actividad familiar de

autoabastecimiento diario. Cuando va la pareja a pescar, mientras el hombre

“zabalea”, “pëchea” con la malla o con atarraya, la mujer timonea, dirige, hace retro,

etc. Muchas veces suele verse a las niñas en actividad de pesca, ellas (pueden ser

dos hermanas por ejemplo) agarran su canoa o “casco” prestado de algún familiar y se

van a la banda (al frente) a pescar o a la Boca del río (Observación/8agosto/2003/Tres

Islas). Del conjunto de familias nucleares de Tres Islas una a dos familias está

vinculada a restaurantes de Puerto Villarroel90. (10).

Se puede decir que en cantidad los yurucarés de Tres Islas consumen más carne de

pescado que carne de monte. En este sentido se puede afirmar hipotéticamente que

hay más presión sobre el escenario río, río viejo, arroyos, lagunas o pozas y

curichales. Tanto en tiempo seco como en tiempo de lluvia el pescado es un

ingrediente indispensable en la dieta diaria de la familia yurucaré.

Un factor que influye también en la presión sobre el monte son los hábitos alimenticios

de los yurucarés. Los yurucarés comen dos veces al día, algunas veces una sola vez y

por la presencia de extraños o algún familiar joven que viene de las ciudades, tres

veces al día. El primer alimento es en la mañana que puede ser desde 7, 8,9,10 a.m. y

otro en la tarde desde 6,7,8,9 de la tarde y/o noche. Los momentos de consumo

alimenticio, cuando los hijos y el esposo se sientan o acomodan más o menos en torno

90 Puerto Villarroel es el puerto de entrada al río Ichilo. Este es el medio de comunicación interfluvial y flujo comercial más o menos permanente entre los departamentos de Cochabamba y Beni. Una de las actividades comerciales es la pesca. Algunos yurucarés proveen pescado a los pesqueros comerciales o entregan directamente a los centros comerciales de comida en Puerto Villarroel.

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al fogón, son momentos de sumo placer por la exquisitez, variedad y riqueza de su

gastronomía. En el ínterin de la mañana y la noche, los niños y jóvenes se sirven,

payuje (refresco de plátano cocido o sancochado), bobushi o “maduro” (plátano de

freír cocido a la brasa) conocido como el pan o la marraqueta indígena, yuca

sancochada, chicha de yuca, frutas de la temporada, y otros.

En algunas ocasiones la tecnología como la radio comunicación contribuye a la

cacería, por ejemplo, cuando unos parientes de comunidades río abajo o río arriba

informan que están arribando o bajando troperos. Sin embargo, no se puede afirmar

que a mayor tecnología mayor eficiencia en la cantidad y calidad de la caza, pues los

yurucarés en términos cuantitativos (tiempo de dedicación y cantidad) le dedican más

tiempo a la pesca para el consumo familiar.

Esta situación puede deberse a: 1) una mayor facilidad y accesibilidad de toda la

familia al río y otras fuentes como pozas, arroyos, ríos viejos, 2) Menos riesgo a

peligros como la víbora, el tigre, la tucandera, la tarántula, 3) uso de una tecnología

sofisticada de pesca (uso de malla y atarraya) en el caso de algunas familias. 4)

disminución ostensible de animales de monte para la cacería 3) La cacería de

animales en el monte implica desplazarse en algunos casos grandes distancias y por

sobre todo de los varones 4) Los hombres requieren una tecnología especializada en

tipo de animal, lugar y momento de la cacería 5) La presión de instituciones externas

con proyectos de desarrollo, contrarios a la lógica del monte y de la colecta influyen en

la libre disponibilidad del tiempo para cazar 6) la sustitución del arco y la flecha por el

rifle de salón o escopeta ha hecho dependiente esta práctica de la disponibilidad de

balas en el mercado, toda vez que algunas familias creen que dada las

transformaciones del monte, y de la actitud de los animales es complicado y poco

eficiente el uso de la flecha 7) el consumo de productos del mercado, caso manteca,

sal, detergentes, ropa, utensilios domésticos, material escolar, medicinas en caso de

enfermedad obliga generalmente a los varones realizar trabajos cortos o jornales a

cambio de un pago monetario. Si bien los hombres aún trabajando en las empresas

suelen ir de noche a cazar, en su generalidad el jornaleo influye en la intensidad de la

cacería y de la presión sobre el monte.

Entre otras razones que limitan la acción de la cacería y en algunos casos son vistos

como un problema son la presencia de iglesias evangélicas, la época de siembra y

cosecha en los chacos, la cosecha de los chocolatales, las reuniones o asambleas y

actividades comunales, la convocatoria de la CPITCO o algunas instituciones de

desarrollo a reuniones, talleres, asambleas en Chimore o en Cochabamba etc. Este

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conjunto de factores hace que la presión sobre el monte no sea necesariamente diaria.

(11).

La familia Grande es el gran elemento articulador de las TCO’s. La visita de familiares

en otras comunidades de la TCO o de otras TCO’s son los momentos más intensos de

comunicación, socialización de experiencias, anécdotas, formas de hacer y pensar

entre ellos, tanto de hombres como de mujeres. Cuando la familia se reúne al calor de

la chicha de yuca se inicia un prolongado diálogo de saberes en torno a sus temas

favoritos: la cacería, el futbol, las mujeres. Los hombres reunidos entre hombres

hablan de sus incontables experiencias de cacería en el monte, de los animales, de

sus chacos, del fútbol, de los terceros, los caciques, las familias etc. En este espacio

se fusionan los saberes de los antiguos yurucarés y las nuevas generaciones. Las

reuniones familiares son un crisol de noticias, aprendizajes, saberes y experiencias.

Los yurucarés asumen una relación de coexistencia con el monte. Mientras los

colonos son considerados depredadores y temerosos ante el monte, los yurucarés

conocen y viven del monte “Para los colonos el monte es un peligro, ellos no cazan

porque además no conocen el monte, para ellos cuanto más descampado mejor”

(Testimonio/vienes/1/febrero/2003).

Sin embargo, al presente los procesos de gestión indígena del monte son rebasados

por los problemas estructurales que se ciernen sobre la TCO como ser: los intereses

de “terceros”, la presencia de empresas bananeras, los intereses de pescadores

furtivos que entran e intentan entrar a las lagunas, ríos viejos curichales propios de la

TCO. La presión ejercida por los ganaderos hacia el norte y los colonos cacaleros

hacia el sur, el ruido en el monte, los trabajos de los bananeros, los motores (barcos

grandes), el trabajo del plan de manejo forestal, la cacería indiscriminada de la

empresa bananera “banana exporta” de Miguel Zambrana, hacen del monte un

espacio más difícil de cazar. (12).

4.3 Escenarios de la cacería

Chaco y barbecho - Cuculëi cucculëtëi - El chaco y el barbecho son los lugares más

próximos o cercanos para la cacería. El avistar un animal en el propio chaco o el otro,

da pie a espiarlo para cazarlo o a poner algún tipo de trampa. El chaco es el lugar

donde con frecuencia se avistan animales porque ahí están los platanales, la yuca, las

papayas, el owe (papa yurucaré), frutos codiciados por los animales.

Son los lugares donde también llegan diferentes aves: pava, mutun, loros, tojos, los

que son parte de la dieta alimentaria “nosotros comemos todas las aves menos la

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sucha91, solo los yuquis comen todo lo que está a su paso” (Testimonio de Orlando

Herbas/2003).

- El monte (Lëtëmëi).- En el monte se puede cazar taitetu, tapir, jochi, pava, mutun,

mono, venado y otros.

- Río viejo Abusuytai y la laguna – Cudahuai.- En estos lugares se cazan más

surubís, palometas, sardinas, sábalo, bagre y otros.

- La senda o camino - Puüla.- En la senda se puede cazar jochi colorado, tatú,

venado, chancho. Estos animales a veces caminan por la senda

- Curichis - Bannutai.- Aquí se puede cazar palometa real, ayllu, simbao, pochobola

y otros

- Arroyo - loscoi.- en el arroyo se puede cazar simbao, ayllu, bentón, olo (bagre

pintado).

- El río (sammala).- En el río se puede agarrar bacalao, muturu, pacu, sábalo,

pacupeba, blanquillo, chupas.

4.4 Instrumentos de cacería

Entre los instrumentos de cacería están: Trampa de peso, el simbrador, la armadilla de

rifle de salón, la armadilla de flecha, el rifle de salón con linterna y la flecha.

4.5 Normas del cazador

- No se debe cazar cuando el animal está dentro el salitral

- Cuando el hombre que está cazando tiene un bebé pequeño y se va en busca de

tropero no se debe hacer sufrir ni dejar al animal herido.

- Se debe hacer una solicitud a los dueños de los animales especialmente del

tropero y del mono.

- La caza solo es para el consumo

- Si el hombre caza cualquier animal su esposa debe cuidar la olla evitando que ésta

rebalce.

- No se debe tener miedo al tigre ni darle la espalda. Cuando uno tiene miedo y se

da la vuelta intentando escapar, el tigre lo ataca y puede comérselo.

91 Si bien no consumen la sucha (buitre), la misma es grandemente valorada por dos razones una por sus propiedades medicinales reconstituyentes y fortificantes, y por su vínculo con la tradición mitológica y religiosa yurucaré.

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2003. Asterio Parada. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy haciendo mis flechitas pá ir al monte a cazar”.

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4.6 Etnografía del arco y la flecha

La flecha como arma de los yurucaré ha sido ampliamente descrita por diferentes

autores y en diferentes épocas92. En este apartado describiremos lo visto y oído en el

trabajo de campo.

La situación del uso de la flecha varía según la Familia Grande. Hay familias como la

Soria con una clara tendencia al uso del rifle de salón y familias como la Herbas con

un uso combinado de flecha y “salón”. En todos los casos existe la tendencia

dominante al uso del rifle de salón en detrimento del arco y la flecha por razones de

prestigio, mayor eficiencia en la cacería y menores dificultades en la caza. La flecha

habiendo sido identificado históricamente como un arma “salvaje” tiene grandes

dificultades y resistencias en su socialización. Los adultos son los que tienden a

mantener el uso de la flecha especialmente en la caza de mamíferos menores, aves y

caza de peces en los arroyos y pozas. Los jóvenes son socializados en la cacería de

peces y mamíferos menores con flecha y por lo general hay una tendencia dominante

al uso del arma de fuego por el prestigio asociado a ella. Esta tendencia está

influyendo en el deterioro de los procesos de transmisión de conocimientos en relación

al monte y sus recursos.

El arco y las flechas

La flecha es un conjunto que está compuesto por el arco y varios tipos de flechas. El

arco es faccionado de madera de chonta, pero son más flexibles, duros y resistentes,

los elaborados con madera de tembe, el tembe más maduro y viejo93. La pita o soga

es elaborada con la fibra trenzada de la corteza de ambaibillo. Tiene un largo

aproximado de un metro veinte centímetros a un metro y medio. La parte más ancha

en el centro tiene un grosor de uno y medio a dos centímetros.

Las flechas son de la flor de chuchio. El chuchio se debe cosechar en tiempo de

floración, en particular el chuchio blanco una variedad apropiada para las flechas,

estos se encuentran en los bajíos o lugares más bajos. El largo de la flecha es de un

metro exacto, con la “puga” o punta de la flecha se incorpora al chuchio aumentando el

largo de la flecha a más una cuarta (medida de índice y pulgar extendido). Las “pugas”

o punta de las flechas son de diferentes formas y cada una sirve para una especie

animal en particular.

92 (Ribera 1983; Richter 1997c[1930]:110-114; Hoffmann 1998; Kelm 1997[1964]:178-204). 93 Una referencia detallada sobre las características de las palmeras chonta y tembe y su relación con la vida social, económica y ritual de los yurucaré ver en Sánchez 2002.

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Existen diferentes variedades de flecha:

- El toño; es una flecha cuya puga es de tacuarilla, sirve para matar animales

grandes: tigre (samu), anta (wenche), tropero (tolombe), chancho de monte

(weshe o taitetú).

- Póse; sirve para matar pajarillos pequeños, tiene cuatro puntas.

- Turrumma; esta no tiene puntas. El pósse y turrumma es para

pajaritos chicos.

- Cuja: Es la flecha con garfio es para matar mono, pava, cuajo. Al

igual que el tomete sirve para cazar aves más grandes.

- Huëte; es una flecha con garfio y sin pluma, sirve para cazar peces

- Tomete, que es una flecha con garfio, sirve para cazar animales, peces, y aves

grandes, como la pava, el mutún, la perdiz, el tojo, la torcaza y otros.

Las plumas (pospoto) utilizadas en las flechas son de aves como: el mutún, pava

pintada, pava campanilla, pava guaracachi, águila, vato, vato cabeza seca, carcaña,

sucha, loro cenizo, paraba amarilla, paraba roja, garza, halcones. Se usan de

diferentes colores. Si una flecha es linda y bien valorada es porque tiene las mejores y

más bonitas plumas.

Las plumas se ponen al chuchio con la ayuda de un pegamento o cera especialmente

preparada para ese fin llamado “sïsi” de color rojizo oscuro. Este se prepara con la

resina de “mururë” y urucú (achiote), los cuales se mezclan o “entreveran” en un plato.

Esto sirve también para unir la tacuarilla al chuchio.

Según la costumbre yurucaré, las plumas se colocan a dos cuartas de distancia del

chuchio. Esta técnica es diferente a la del indígena Yuqui quién ubica las plumas en el

final del chuchio. Para hacer la ashänsa o las puntas de la flecha, se utiliza la tacuara

o tembe.

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2003. David y Jhonny Aramayo Vásquez. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “Estamos haciendo nuestra chocita”.

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CAPÍTULO V

RESULTADOS

A. El Monte, la familia y la cacería cultural

El monte es la condición estructural y fundamental de la reproducción social,

económica, religiosa y sociopolítica de la familia yurucaré. El Monte, conocido en el

ámbito nacional, estatal y público como Territorio es el escenario significativo y

constitutivo de los procesos de generación, transmisión, reproducción y recreación de

los conocimientos, saberes y creencias yurucarés. El monte como la Casa Grande de

los yurucarés, es el espacio natural, social y simbólico donde la familia, los Dueños y

los espíritus del monte se interrelacionan y dan sentido a la vida yurucaré.

El monte es la escuela del hombre cazador. Los conocimientos y saberes en la práctica

de la caza son la resultante de una interacción continua y activa entre el monte, todos

los seres espirituales que moran en él y la familia. A decir de Rea “el espacio más

amplio en el cuál se desarrolla el proceso de enseñanza aprendizaje es el ‘monte’

como el contenedor de múltiples espacios de aprendizaje” (2002:74).

La visión, la cosmovisión y el sentido de la vida del yurucaré cobran sentido con

relación al monte. No es posible comprender al hombre yurucaré, y a la familia

yurucaré sin comprender una de sus dimensiones fundamentales: la tradición y lógica

recolectora94 del monte, su gestión, uso y aprovechamiento. Entre las distintas

actividades de recolección realizadas por hombres y mujeres con una clara

diferenciación de roles están: la caza, la pesca, la recolección de frutos silvestres, de

semillas, las actividades forestales para distintos usos como construcción de canoas,

de la casa y de utensilios domésticos entre algunos.

Sin embargo, tampoco es posible comprender al yurucaré de hoy sin tomar en cuenta

los cambios producidos en más de 400 años de contacto, conquista, colonización, y

asimilación integracionista. Además de una lógica recolectora presente en la

cotidianidad y práctica social de los yurucarés, los yurucaré han ampliado y

resignificado su práctica tradicional de una agricultura itinerante, a lo que Rea (2002)

denomina la “lógica del productor".

94 La lógica de recolectores “se basa, sobre todo, en la mentalidad de acceso directo y aprovechamiento inmediato a los recursos naturales de acuerdo a un ciclo natural de producción y bajo un sistema de acceso determinado por las diferentes estructuras comunales de las poblaciones indígenas. Esta lógica recolectora estaba estrechamente vinculada a la capacidad de movilización espacial, lo que permitía contar con espacios territoriales amplios y extensos (Supertintendencia Forestal y Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación 2001:19).

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La práctica cultural de la caza y la formación de nuevas generaciones en ella, se da en

la inevitable conjugación de estas dos lógicas, la del recolector y productor. El monte

es el gran contenedor de la práctica agrícola familiar o chaco y el chaco como unidad

agrícola, es un espacio propicio y próximo para las prácticas de cacería.

Dentro de esta perspectiva tradicional y actual del monte, hay tres instituciones

sociales importantes y estructurantes de los conocimientos y aprendizajes en la

cacería:

• El teshentala cuando la familia va por un tiempo a cazar de una a dos, tres

semanas.

• La malayupata avisiu que es cuando se visita a un familiar por el tiempo corto

de uno, dos, o tres meses y

• El atachi valia tütü que es cuando una familia o un yurucaré va a vivir de una

comunidad o un río a otro; por dos o más años.

1. Vamos a cazar - Teshentala

Los yurucarés tienen la costumbre de desplazarse a diferentes lugares para cazar. A

esta práctica llamada teshentala va toda la familia de campamento para cazar

animales de monte por 2-3 días a una semana. “Un tiempo nos fuimos por 3 semanas

a cazar, Sergio dijo que habían visto troperos y toda la familia nos fuimos pueq”

(Observación/jueves 24 de octubre/2002).

En el desplazamiento territorial va toda la familia nuclear es decir padre, madre e hijos

en algunos casos algunos sobrinos y el abuelo o la abuela. Así es como los hijos,

internalizan una práctica social que trasciende el concepto de “comunidad”.

El desplazamiento por el territorio tiene que ver con el acceso a los recursos del monte,

lugares donde hay abundancia de caza, pesca, colecta y eventualmente lugares

propicios para el chaco. El teshentala no solo es ir a cazar sino también pescar,

embarbascar entendido en concepto amplio de cacería como entienden los yurucarés.

Un niño de 7 años relata su experiencia en el teshentala.

Israel.- Esa vez que fuimos pa’ San Juan por 3 días cazamos 5 jochis en un día. Cazamos, tatú, 3 chanchos también mataron, después cuando se fueron cazaron tatu jochi, calucha. (Entrevista/jueves1mayo/2003)

En estos viajes se reproduce los rituales de la cacería. De hecho una cantidad de viajes

que se realiza a otros ríos está fuertemente relacionada con la posibilidad de encontrar

“bichos” para cazar. Esta es la felicidad yurucaré. Cuando los parientes refieren que

hay posibilidad de ir a otros ríos inmediatamente aluden al factor de la abundancia de

animales que todavía hay por esos lugares.

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Una de las razones por las que las familias se desplazan de un río a otro o de un lugar

a otro es la escasez de bichos “Los animales adentro hay todavía y abajo allá hay más

bicho. Antes aquí los troperos salían al río, ahora no” (Testimonio/Norland

Herbas/19julio/2004).

El teshentala también se da cuando una familia va de visita a otra familia. Ya en el

lugar de visita y a falta carne se planifica el teshentala entre las familias visitantes y

visitadas, ahí es donde más aprenden los niños para ir al monte a cazar. El teshentala,

es una institución que en su práctica reproduce los lazos de parentesco, el

conocimiento y el principio de la territorialidad yurucaré, las creencias, los ritos y una

infinidad de conocimientos saberes y prácticas.

2. Paseo o visita familiar - Malayupata avisiu

Actualmente las familias se desplazan de territorio a territorio bajo la figura de “la visita

a los familiares” o “el paseo” asentándose temporalmente (dos a tres meses) en otro

lugar al suyo donde está parte de la familia. Si bien las políticas estatales de

colonización han cambiado bastante el manejo territorial de los yurucaré y su sistema

de caza, el desplazamiento espacial y la itinerancia no ha desaparecido como práctica

sociocultural entre las familias yurucaré de Tres Islas. Así esta práctica se da en el

marco de los nuevos sistemas de organización espacial, la organización comunitaria y

la TCO incorporados a partir de 1990. Cuando se les pregunta dónde se fueron, que

se perdieron tanto tiempo, dicen “nos fuimos de visita ande nuestros parientes”,

“fuimos a pasear”. La visita o el paseo (malayupata avisiu) -resignificado al tiempo

presente- se realiza al año una vez o después deld transcurso de más tiempo y

permite a los Yurucaré de Tres Islas mantener sus vínculos territoriales, familiares y su

práctica de caza en el marco de las nuevas unidades organizativas y espaciales:

Un joven de 15 años

En noviembre del 2000 nos vinimos aquí a 3 Islas. Aquí ya estamos dos años, solo vinimos a pasear y nos quedamos, estamos esperando que termine la escuela, nos vamos allá al Carmen, al Chapare a la tierra de los indígenas. Donde vivía antes era un lugar muy entreverao, ahí había guarani, guarayo, yuras, chimane, collas, cambas. Todos los familiares de mi mamá están en el Chapare aquí casi no tenemos familiares. (Pablo Paz Herbas/Testimonio/domingo/6octubre/2002)

El acto de pasear, es destinarle un tiempo al reconocimiento y conocimiento de las

cosas, al pasear se accede a un ingente campo de conocimientos. El acto de pasear

es el del reconocimiento de un lugar, de conocer nuevos recursos, la existencia de

animales de monte, lugares para hacer chaco etc.

Los yurucarés antes éramos pues andantes ahora también somos siempre, solamente que no tanto. Antes mis parientes estaban en un lugar un año, 2 años luego se iban a otro lugar y ahí cazaban, pescaban, hacían chaco, ponían yuca, maíz. (Prudencia Vilche Suárez/Testimonio15/dic/2004)

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2004. Zulma Vásquez Rodríguez. Tres Islas. “Estoy yendo de paseo a visitar a mi madre”

2002. Joven Yuracaré. El pallar Santa Cruz de la Sierra (la banda de Tres Islas). “Soy nieta de Don Ismael Herbas el finao, yo tengo mi familia más abajo en las Flores y también el río Chapare e Isiboro”

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La radio comunicación introducida en año 1994 es un factor tecnológico que ha

cambiado y acelerado las relaciones comunicación de los yurucarés entre sí de

diversos ríos. Si antes las familias yurucarés solo sabían noticias cuando alguien

arribaba, o bajaba o llegaba al lugar en su canoa o por otros medios, hoy la

tecnología de la comunicación ha hecho más fluida la comunicación entre los

yurucarés. Se puede decir que la radio comunicación y los medios de transporte han

hecho más vital y vigoroso el paseo. Si antes el único medio con que contaban era la

canoa y largas jornadas de caminata, hoy están los motores (los barcos) que bajan el

río Mamoré, las flotas y los taxis y los caminos que comunican un lugar distante con

otro en pocas horas. Ahora por radio llaman de Santa Anita del río Chapare a río Ichilo

y dicen “vengan cuñaos a pasar fin de año” y los otros agarran motor, hacen trasbordo

taxis y luego entran al otro río. Lo que antes no podían hacer”. La tecnología y los

diversos medios de comunicación entre los yurucarés organizada bajo criterios

comunitarios y con mayor tiempo de permanencia en un lugar, está fortaleciendo y

revitalizando una institución tradicional como es el paseo, intensificando las relaciones

sociales y vínculos familiares de los yurucarés establecidos en diferentes ríos. Varios

parientes refieren “Fui a visitar a mis familiares en Eterazama”, “fuimos a visitar a mi

papá allá abajo por Tres Bocas en el Mamoré”, “Fuimos a Santa anita a extrañar a los

familiares”.

El paseo está fuertemente vinculado al monte, es la búsqueda incesante del monte

alto. Mientras los colonos hacen esfuerzos por domesticar y desmontar el monte, los

yurucarés sufren ante su sola devastación. Los ruidos, “la gente”, el camino, son un

peligro para el monte. Pero también el paseo está vinculado a la posibilidad de trabajar

temporalmente y acceder a recursos monetarios. Una familia del río Chapare llega a

sus familiares del río Chimore durante el tiempo de la cosecha de arroz, lo propia una

familia del río Chimore va al río Chapare para la cosecha del banano. De esta manera

el paseo es también una estrategia económica familiar transterritorial que permite a los

familiares de diferentes ríos estar continuamente en contacto.

La caza en el monte es una práctica importante en el paseo. Una vez que las familias

están en contacto, los hombres planifican su cacería en grupo, socializan sus

conocimientos y se ponen al día sobre la situación del monte, los animales y todo lo

que afecta a los yurucarés. En este proceso los niños socializan entre sí sus saberes,

conocen nuevas historias, formas de vida, usos, costumbres y así el conocimiento de

la caza y del del conjunto de las prácticas sociales yurucarés circula al interior de la

familia.

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Los yurucarés circulan por su territorio ancestral aunque ahora lo hacen pasando por

muchas condiciones y requisitos propios de su comunidad como ser licencia a las

reuniones, multas por faltas por ausencia sin licencia y de la cultura urbana: el carnet

de identidad, los certificados de nacimiento, y otros. En este nuevo contexto el

yurucaré ha definido nuevas reglas para mantener el territorio y andar en él.

Ayda una mujer yurucaré sola con 5 hijos no quiso participar en la distribución comunal de ropa porque dijo “yo no soy del lugar” (quiso decir no estoy filiada, no me van a dar, no soy parte de). Ayda vino del Chapare, del Carmen de paseo a ver a sus familiares y parientes. “la asamblea y la filiación es un conflicto uno ya no puede ir de un lugar a otro como antes ahora para estar en un lugar y tener derecho hay que filiarse y si no quieres no tienes derecho a nada” expresa Ayda. (Observación/martes7enero/2003)

El trasladarse a otros ríos donde están sus familiares permite también a los yurucarés

crear y recrear sus prácticas y conocimientos ancestrales. Cuando una familia va de

visita a Lojojota (en el Isiboro Sécure) es seguro que allá participará de “la shilata”, y

“el culucuteo” que ya no se practica en la comunidad. La comunicación mantenida por

los yurucaré con sus parientes les permite mantener el conocimiento y la práctica

aunque estén en un territorio fragmentado.

Hugo Cabrera “Allá en Eterazama adentro los parientes viven entre colonos, ahora en todo lado los yuracarés viven mezclados con colonos, en Ivirgarsama también hay 40 familias de yuracarés que están reclamando TCO. Allá en Eterazama yo fui una semanita puro yuracaré hablan y todos dicen tío, tío aunque no sean tío. (Testimonio/lunes24febrero/2003)

3. Vámonos - Vaitu

Los que suelen irse de un lugar a otro por dos o más años son conocidos por el

conjunto de los parientes como “andantes”95. El ir de un lugar a otro a vivir tiene

muchas causas o razones, tiene que ver con la presencia del clan familiar en otros ríos,

la salud de algún familiar, el acceso a recursos naturales (pescado, animales de monte,

madera), la posibilidad de acceso a recursos monetarios, la muerte de algún familiar.

La búsqueda de nuevos lugares tiene que ver en mucho con un conjunto de creencias

yurucarés. De esta manera el irse a otro río se constituye en un campo estructurante

de la realidad sociocultural yurucaré.

95 Las descripciones de Ribera y Konig (1991:14) son elocuentes en relación con esta práctica en el territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure. La investigación realizada por Lara (2002:110-114) testimonia esta práctica aunque esta categoría es trabajada más desde el concepto de migración (migración, emigración). “Los yuracarés tenían la costumbre de cambiar de residencia cada par de años. Por eso las plantaciones eran muy poco desarrolladas” (Richter:1997b [1930]:109). “El yuracaré es sedentario, pero se mueve con frecuencia y busca nuevos suelos. Ya hemos escuchado como el viejo Aguirre se mudó cuando murió su esposa. También cuando la caza se vuelve infructuosa se trasladan” (Nordenskiöld 2003[1922]:48-50).

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Arminda.- ¿Su suegra, de dónde es?

Rosa Chao. Ella es del Chapare

Arminda.- ¿y de qué comunidad es?

RC.- Bueno es que antes no había comunidad, ellos iban en su casco se asentaban en un lugar veían que era bueno para la caza, la pesca, sembraban y cuando ya no les gustaba se iban o arribaban a otro lugar. (Testimonio/sábado1febrero/2003)

Cuando la familia decide irse a otro río deja su casa o choza bajo el cuidado de

alguien, no hay mucho que dejar pues los yurucarés no se hacen de bienes que

tengan que resguardar o cuidar. Llevan consigo lo más importante sus ropas, una

malla o atarraya pero nada más. La partida de una familia no es un hecho esporádico

sino largamente pensado, evaluado y finalmente decidido.

Sobre el movimiento de sus familiares un joven yurucaré dice “antes dice ellos

recorrían cada dos años, iban a un lugar hacían su chaco cazaban, pescaban, luego

iban a otro lugar y así, pero antes no había la tecnología, el transporte que hay ahora,

antes la gente para estar en otro lugar viajaba semanas, un mes, ahora hay los taxis,

la radio hasta en un día uno puede llegar si tiene dinero.

Arminda Parada sobre los planes de su familia expresa:

Mi padrastro está pensando irse por Estaño Palmito porque ese lugar es lindo hay monte para cazar, para pescar, él es pues trabajador. Mi esposo y yo también estamos pensando irnos por allá, vamos a poner chaco de plátano. Mi hermano también está pensando irse por allá. (Testimonio/20julio2004)

Los yurucarés son amantes del monte. El monte es su máxima felicidad. Para los

yurucarés el monte es monte alto, es decir bosque primario, un lugar donde hay

abundancia de árboles grandes y altos, variedad de animales, aves, loros, monos,

pavas, tatuces etc. El irse de un lugar a otro es en este sentido la posibilidad de

abundancia de animales, peces para cazar y un lugar para hacerse de chaco. Sin

embargo, sobre esta práctica las nuevas generaciones tienen percepciones diferentes.

Un joven yurucaré expresa sobre el movimiento de sus parientes “llegan se van, llegan

están 2 años luego se van ¡que huevada estamos como los cangrejos!”. Sin embargo,

las percepciones y opiniones no siempre guardan coherencia con la práctica social.

Una mujer yurucaré conocida como andante opina sobre otro pariente que se ha ido.

O (yerna): ¿Quién vivía aquí mami?

A: Aquí vivía primo se fue a Tres Bocas abajo, estaba bien, estuvo 2 años y se fue !qué encontrarán yéndose! (Testimonio/miércoles26febrero/2003)

Abordar la pertenencia del grupo a partir de la comunidad no es muy ajustado a la

realidad yurucaré porque en el transcurso del tiempo los yurucaré están en diferentes

ríos y su concepto no es de un terruño sino del vasto territorio en el que andan,

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pasean, por diferentes motivos. Un viviente de Puerto Villarroel quién mantiene

vínculos con la comunidad de Tres Islas expresa:

Los de abajo, ellos son como gitanos especialmente los mayores, son libres cualquier momento agarran sus cosas y se van, se pueden ir hasta 5-6 años no les importa dejan sus barbechos, sus barbechos se lo esta llevando el río. El río también va cambiando de curso y votando a la gente. Ahora no es tanto, ¡uff! Antes era pues un tiempo estaban aquí luego allá, ya ahora por lo menos se quedan en un lugar, pero no siempre, cualquier rato se van a ir, si así son, ya los niños están aprendiendo un poco a quedarse, pero los viejos no! si yo vivo desde mis 8 años aquí en Puerto Villarroel. (Testimonio/viernes/3/enero/2004)

Los yurucarés se desplazan como familia nuclear no como comunidad ni como clan. Un

anciano (pëpë) Ernesto Fernández sobre esta práctica de ser andante expresa “cuando

uno está vivo anda, cuado uno muere también anda”, de esta manera aún a pesar de

los grandes cambios que se ciernen sobre los yurucarés el acto de andar, parece ser

aún una característica de la identidad yurucaré96. Una de las razones de las varias que

hay es el número de familias asentadas en un lugar y el exceso de presión sobre el

monte. Cuando el número de familias aumenta tienden a buscar nuevos lugares pues

la abundancia de animal y aves disminuye o hay que ir muy lejos para cazar, pero

también porque muchas familias no quieren estar juntas. Por tanto, es necesario

buscar, y asentarse en otro lugar. En los últimos tiempos la institución escolar es uno

de los factores que contribuido a esto, las familias se desplazan a regiones-

comunidades donde los hijos pueden continuar sus estudios o los hijos que tienen ése

interés llevan a sus familias con ellos. Por ello el tema de las estadísticas y el concepto

de comunidad son sumamente relativos. En una ocasión varios caciques del TIPNIS

CONISUR se reunieron con un técnico-consusltor de la CPITCO para elaborar un

proyecto, tocaba referenciar información estadística poblacional por comunidades, a

ello un cacique de origen trinitario entre bromas y risas de todos dijo refiriéndose a los

yurucarés“¡se van, se vienen, a veces aparecen, ¡no sirve esos números, pero ponle

nomás! Ellos son enemigos del pueblo, ni bien hay una riña, un disgusto, una pelea,

agarran sus cosas y se van. Son fundapueblos, andan fundando pueblos en todo lado”

(Testimonio/20 de mayo/2004).

Teyo: Parece que Tres Bocas va desaparecer la gente se está yendo a otros lados”. El anterior esposo de tía está en Capernaum.

Noemi: Es siempre costumbre de los antiguos, por un tiempo están en un lugar y después van a buscar otro lugar. No es toda la comunidad que se va sino es que son

96 Tadeo Haenke (1974[1796]:154) entre otras se refiere “Dicen que después de su muerte pasan en un largo viaje a otros terrenos más felices; y por este motivo, se entierran con el muerto todas sus riquezas, hachas, chaquiras, arcos y flecha. Los indios neófitos en las misiones de la Asunción y del Coni abandonan poco a poco estas costumbres del gentilismo y veneran a sus misioneros, compartiendo con ellos los frutos de la pesca, de la caza y del cultivo de sus chacras; frecuentando además sin falta todos los actos de nuestra Santa Fe Católica en sus capillas”.

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familias porque también llegan al mismo tiempo otras familias. O sea unos están llegando y otros se están yendo. (Testimonio/28 junio/2003)

Desde el mundo externo existe una fuerte presión de la sociedad dominante hacia el

cambio. Un poblador de Puerto Villarroel expresa “Ellos tienen que prepararse para los

cambios, pronto estos lugares van a ser ciudades y ellos no pueden seguir así tienen

que cambiar, todo esta cambiando”. Sin embargo, quién sabe la pregunta más

importante es en qué dirección y en qué lógicas deben orientarse estos cambios y

cuánto pueden decidir autónomamente los yurucarés en el marco de las fuerzas

dominantes.

Si bien se tiene claro que el área de influencia geográfica de los yurucaré corresponde

a los territorios comprendidos entre los ríos Isiboro, Sécure, Chapare e Ichilo, no se

puede afirmar con la misma certeza que las familias yurucaré de este vasto territorio

tuvieran un “lugar de procedencia”, pues los yurucaré de principio fueron y siguen

siendo territoriales. Es decir, las familias tienen por costumbre de tiempo en tiempo

ocupar nuevos espacios territoriales97. En el caso de la familia Herbas la más remota

memoria remite como lugar de partida a Villa Tunari, Don Marcelino Herbas pëpë de la

familia Herbas expresa “De Villa Tunari nos vinimos a Todos Santos, ya con el tiempo

como ya no pudieron navegar por el Chapare porque bajó las aguas los barcos se

quedaban a medio camino y así nos vinimos al Ichilo, primero a Puerto Villarroel de ahí

vinimos aquí al Pallar y de ahí nos vinimos máq acá a Tres Islas” (Historias de vida

familia Herbas/ Entrevistas años 2002-2003-2004). Es probable que las anteriores

generaciones como las actuales llegaran en algún momento de algún otro lugar o río a

Villa Tunari. Es decir, las familias según diferentes razones y circunstancias han ido

haciendo al interior de su territorio el movimiento, o desplazamiento como una forma

de vida, y por tanto como una institución.

4. El monte y la TCO: Tensiones entre la lógica yurucaré y carray

La lógica del yurucaré está fuertemente vinculada al territorio ancestral perdido y al

territorio fragmentariamente reconocido (TCO’s) fruto de las nuevas leyes sobre

tierras.

97 Hace 5 años Paz (1994:3) expresaba sobre esta característica de los yurucares “la dispersión y la autonomía asumida por los yuracares es un rasgo sociocultural propio del grupo, tal vez el rasgo más característico de su identidad que preservan hasta el presente. El momento en que los clanes yuracares llegan a compartir un mismo espacio, ya no se sienten yuracares”. A su vez y en un claro cuestionamiento a la universalidad de las formas jerárquicas de organización social y en una valoración de formas de ocupación diferente del espacio decía “Se suele considerar que un pueblo tiene capacidad organizativa cuando centraliza actividades y opiniones. Nos es difícil imaginar una organización con estructuras dispersas. Considerar y respetar la dispersión de los yuracares y fortalecer a partir de ello la planificación de una estrategia del desarrollo, es asumir la racionalidad indígena yuracare. Esto, sin embargo, nos obliga a pensar diferentes formas de ejercer la planificación y administración del desarrollo, que pasaría por un fortalecimiento de las estructuras y capacidades locales que generen autogestión”.

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Los colonos, (“collas”, “cambas”, “terceros”) caray o la “gente” (ipodejpo besheya), son

los que en diferentes etapas de la historia yurucaré han significado una sola cosa:

permanente retroceso del territorio ancestralmente ocupado. Retroceso yurucaré hacia

tierras bajas. La metáfora de las empalizadas y la basura expresada por el pëpë Don

Marcelino Herbas al recordar el proceso de colonización del Chapare es lo más

esclarecedor en ese sentido “Los colonos como empalizadas arribaron y nosotros

como basura hemos venido bajando y sigue la empalizada hasta ahora. Los colonos

nos han ido empujando a este lado, si nosotros más antes mi abuelo vivía en Villa

Tunari”98(Testimonio/lunes28octubre/2002). Rosaria Herbas sobre el mismo tema

sostiene “Antes todo este lugar era de nosotros puro yurucareses vivíamos, los

colonos dentraron y nos quitaron ahora los yurucareses viven más adentro”

(Testimonio/Domingo18/Mayo/2003)99.

La gran preocupación de las nuevas generaciones, los jóvenes yurucaré es el futuro

del territorio. “Poco a poco la gente viene dentrándose, los del oriente llegan por el río

y los de occidente por el camino”. Un yurucaré haciendo referencia a como los colonos

vienen ingresando al territorio expresa:

Parece que lo van a charquear el monte con el tiempo. Los colonos ya están en Ivirgarzama ya se han entrado. Lindo fuera que se dentren en orden pero no, partes, partes, uno acá, otro allá, están dentrando y ni siquiera lo rozan un poco nomás y ahí están, creciendo los cocales será que unos 3 meses que se dentraron son cocales nuevos. Mansitos estaban los chanchos y las pavas, ahora no, los colonos han hecho escapar todo, arriba ya no hay para cazar, ya no hay caza. Aquí por Estaño Palmito poco a poco están entrando los colonos y ellos pura coca ponen. Ellos cuando entran hacen desaparecer el monte. (Testimonio/Sábado20/noviembre 2004)

Los jóvenes hacen evidente los cambios que ha sufrido el monte en los últimos

decenios. “Mi abuela mi abuelo finado nos contaba pues antes que, bichos había antes

como sucha dice pues! ¡Harto! ¡Harto!, dice que nuestros abuelos iban también al

baño con su flecha porque tigre, pava, mutun todo había harto dice pues

(Testimonio/Jueves 24/octubre/2002).

La memoria está asociada en extremo al avasallamiento los territorios ancestrales “el

Palmar, Villa Tunari, Chimore, Ivirgarzama, Isiboro, Sécure todo era “neto yurucaré”

expresa Ismael Herbas un pëpë antiguo. “Todo el Isiboro Sécure era antes territorio

98 Sobre el nombre yurucaré de la actual Villa Tunari encontramos esta referencia interesante “En tiempos lejanos, la aldea de los yuracarés junto al río Sécure, fue cruelmente masacrada e incendiada por los feroces guerreros Guaraníes, al mando del jefe Tai Guazú que venían desde la Chiquitanía. Frente a esta arremetida huyeron los sobrevivientes a un lugar llamado TEBE TEBE UTA (hoy Villa Tunari). Entre los que huían, estaba el hijo del cacique asesinado. Dicen que el pequeño era blanco de ojos claros y que a su escasa edad ya demostraba gran talento de líder. El niño de nombre TITONTELA, salió en busca de la ayuda de sus amigos los incas (cf. Cossio 2002:139). 99 La tesis de Paz (1991) sobre el impacto de la colonización colla y la presencia de los mojeño-trinitarios en territorio yurucaré es bastante ilustrativa al respecto.

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indígena yurucaré, eso si más al norte había trinitarios pero todo esta zona era

yurucaré ahora la gente se ha ido a Santo Domingo, Lojojota”. Esta lectura de los

yurucarés es confirmada por un colono asentado en la región que dice “ellos son pues

los verdaderos originarios de aquí, este es su lugar, siempre de los yurucarés, ellos

antes, vivían aquí”.

Los colonos no nos respetan, siguen avanzando más delante de la línea roja, ya están metidos en territorios de yuracarés ya están llegando a Santo Domingo. Tenemos los colonos que han entrado a nuestro territorio lo han parcelado todo. Siguen votando dinamita al río. En Santa fe grave están bombardeando y no nos dejan hacerle alto, los pescados también ya no hay. En secejsamma siguen votando dinamita. En pesca y cacería es muy conflictivo con colono, ellos quieren trancar en cacería. Nosotros no somos nadie para ellos porque ya no nos respetan, 780 Has ya colonizada desde 1996 después de ese año no se cumple porque sigue la colonización, si usted iría al terreno Limo del Isidoro ni siquiera los yurucares están en una Ha. Los colonos dicen “sea quién sea no nos importa hay demasiada tierra para trabajar”. (Testimonio/Sábado30/noviembre2002)

El problema de las tierras y la forma de concebirlas y gestionarlas pone en

desencuentro lógicas diferentes, la de los indígenas y las del resto. Los colonos a

decir de los indígenas quieren que se haga camino para entrar y poner coca, en

cambio los indígenas luchan por frenar las invasiones colonas y consolidar el

saneamiento de las tierras.

El problema de las tierras es grave aquí los colonos quieren que se haga camino que se siga en cambio los indígenas queremos que se haga primero el saneamiento. La Prefectura no piensa en los indígenas sino en su problema con Beni y como ganar conquistar territorio vía colonización por eso ha puesto camino, electrificación, colonización, escuelas, ítems porque de por medio también está el conflicto del petróleo hay mucho petróleo que está en juego, por eso el trabajo del chula que se obsesionó con el tema de los límites pero a ellos no les importa los indígenas porque los indígenas seguimos retrocediendo mientras los colonos avanzan. Antes los colonos como no había erradicación forzosa de coca, coca plantaban 4-5-7 has ahora como hay erradicación han acudido a la madera ya también, todos los árboles de mara lo han limpiado de aquí ya no hay por ejemplo en Isinuta hay dos aserraderos llenos de madera mara Los “turiro” están dejando el monte sin madera. (Testimonio/8miercoles27/noviembre2002)

Las diferencias que guardan los yurucarés de sí mismos en relación a los carrays son

varias. Una diferencia tiene que ver por las características de su organización

sociocultural. La percepción de un colono orureño es la siguiente:

ellos no están permanente como nosotros, ellos no se hacen de nada, como no tienen que llevar se van a otros lado donde tienen sus familias luego vuelven también, como viven de la caza y la pesca se van no están en un solo lugar como tienen familia en todo lado. Ellos cultivan chaco también poquito 1 Ha, ½ ha. No es como nosotros, en cambio nosotros le metemos 4-5-6—7 Has. Ellos por ejemplo cuando van a pescar lo hacen con su flecha, agarran 3-4 con eso se vienen contentos en cambio los collas le meten atarraya, dinamita, los collas pescan hasta terminar en cambio los yuras pescan 3-4 pescaditos. (Testimonio/miercoles27/noviembre2002)

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Ronald Parada un joven yurucaré haciendo diferencia de la gestión del territorio por

indígenas y colonos dice “nosotros criamos el monte en cambio los collas se

aprovechan y lo destruyen” (Observación/sábado/1febrero/2003).

antes esto no era así, ¡era lindo!, había harto pez, en el monte también jochi, pava, paraba, desde que ha entrado el colono ya no hay nada. En cambio los yurucarés desde mucho más antes lo cuidamos el bosque. Aunque hacemos chaco pero no en grande no para terminar el monte. Cazamos a los animales pero no es para vender y cuando cazamos siempre se reparte a los familiares. Por eso es que todavía existe el bosque de los yurucarés. Hay árboles, hay animales y hay pescado para el consumo de los yurucarés. En nuestros barbechos tenemos frutas sembradas y los animales llegan y vamos a cazar. El yurucaré no puede vivir sin el monte. En cambio el colono es enemigo del monte. (Testimonio/miercoles27/noviembre2002)

Los jóvenes desde sus 10-12 años son socializados por su padre en la TCO, diálogos

referidos quiénes viven en él, como fue el proceso de titulación, quiénes son unos

pícaros, Los niños que permanentemente acompañan a sus padres son iniciados en la

problemática de la TCO, los límites, naturales como ríos, lagunas y los puntos de

georeferenciación. Las nuevas generaciones se socializan en la nueva concepción de

TCO, las demandas y los conflictos que hay en torno a ella. Las acciones de

protección al territorio son acciones emprendidas desarrolladas por los adultos

jóvenes, de todas las comunidades del CIRI los que participan en demarcación de los

límites de la TCO, limpieza de la trocha en la zona sur límite de la TCO con los

colonos y lugar más débil y de mayor invasión permanente al territorio.

El cacique comunal de Tres islas envió a 5 jóvenes de la comunidad (entre 11 y 16 años) a las acciones de protección del territorio “ya son hombres, ya tienen que ir a abrir brecha” expresó, pero ya en el lugar no quiso el ingeniero recibirlos, a algunos al final los jóvenes entraron de cocineros y ayudantes de cocina. (Testimonio/Jhony Herbas Aramayo/viernes/15/noviembre2000)

Las nuevas formas de organización, la representación de la comunidad hacia afuera

son en gran modo asumida por los adultos jóvenes. Los “viejos”, “los antiguos”

reconocen que la realidad presente es una realidad diferente a la suya y que exige el

concurso de nuevas habilidades y conocimientos que solo los jóvenes cuentan como

el saber leer y escribir.

Con el logro de el reconocimiento jurídico a la superficie demandada (y en gran manera

mutilada por la larga historia de despojos), la reconstitución fragmentaria de los

territorios bajo la figura jurídica de la TCO, es considerada por los indígenas como la

última frontera “a dónde máq vamos a ir por todo lao se están dentrando los colonos,

tenemos que cuidar nuestra Casa”. La TCO se considera como la más importante de

sus instituciones.

Estas tres instituciones se dan en el marco de fuertes vínculos interétnicos entre

yurucarés, yuquis y trinitarios. Particularmente la comunidad de Tres islas por su

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proximidad con la comunidad de Mbía Recuaté mantiene una relación estrecha con los

yuquis. Una de las razones es la protección permanente del territorio y la explotación

de madera dentro del Plan de Manejo Forestal Yagua-Samu. A esto se suma los

vínculos generados por un matrimonio entre una joven yurucaré y un yuqui. Estas

condiciones hacen que los niños yurucarés y yuquis mantengan relaciones estrechas

comunicativas de socialización. Existen niños y niñas que conocen y saben el idioma

yuqui y juegan entre varones al cazador, el juego favorito de los niños yuquis.

B. Transmisión social del conocimiento en la práctica cultural de la caza

En esta relación de experiencias y aprendizajes del niño y joven yurucaré no es el

objetivo establecer etapas o periodos, sino dar cuenta de los aprendizajes y

conocimientos adquiridos por el niño y el joven en la cacería. En ese sentido, la

división realizada se acomoda a lo observado en el trabajo de campo y sobre todo a

los propios hitos de tránsito establecidos por los padres de familia, que con base en su

experiencia y la maduración física y psicosocial de sus hijos han diferenciado unos

tiempos de otros.

1. Jugando aprendo

La iniciación en la caza, se da desde el momento en que la familia (visi), ante un futuro

nacimiento augura la llegada de un varón para que sea cazador y valiente, y convierte

el acto del nacimiento en un hecho festivo100. Don Asterio Parada sobre esta

costumbre en torno al nacimiento de los niños expresa “Es costumbre festejar la

llegada o el nacimiento de un varón, la familia invita a su casa, también algunas veces

las mujeres festejan la llegada de un hija mujer” (Observación/miércoles31/julio/2002).

Así la más temprana infancia incluso la no recordada e inconsciente del niño se

constituye en momentos significativos de inscripción en la práctica de la caza. Un

padre de familia cuya esposa está embarazada y cerca de dar a luz talla una pequeña

flecha, cuando esté terminada la pondrá donde duerme su mujer junto a la cabecera

“pa’ que mi hijo sea hombre y flechero como su padre” expresa. Desde el momento de

la concepción y el nacimiento se inicia un conjunto de disposiciones en el padre y un

entorno familiar que privilegia el nacimiento de un varón.

100 Sobre este episodio Hansen (1964:X-XI) expresa “Se dá preferencia al sexo masculino por anhelo del padre de tener un hijo cazador que les traiga aves y pescado en su ancianidad, pero no se disgustan si nace una niña” y continúa parafraseando el testimonio de la familia Mendoza “cuando la mujer está en cinta, el padre trabaja para el hijo por nacer, un lindo arquito con su correspondiente aljába, que coloca en el lecho nupcial. Si el vástago es masculino no nace desarmado; si es femenino sólo la naturaleza puede armarla con las gracias que tiene a bien dotarle. Por tanto, son arqueros eximios y esa es su garantía suprema en el bosque”.

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Esta predesignación se refleja con claridad en este diálogo: En una conversación entre

un pariente yurucaré y un paisano (migrante quechua, colono y cochabambino)

empleado de la empresa exportadora de bananos -Chapare Export- en la casa de

aquél:

Pariente.- Yo tengo solo 3 hijos y los tres son varones Paisano.- pa’ el monte Pariente.- ¡Pueq!, para que sean cazadores (Observación/Domingo3/octubre/2002)

El recuerdo remoto del uso dominante de la flecha, las habilidades desarrolladas, el

dominio del monte y la condición de “netos cazadores” remite a los ancianos (pëpëu) a

expresiones metafóricas que dan cuenta de su experiencia, sus conocimientos y

dominio del monte. Un anciano de 65 años dijo “Yo desde que nací ya sabía flechear”

y otro de 70 años expresa “Yo también, yo ya flecheaba anta101”.

La internalización de las prácticas sociales dominantes de la familia se da a muy

temprana edad. Lilu un niño que aún no ha cumplido su año reproduce a través del

juego algunas prácticas sociales de su familia y su entorno “el niño juega con un banco

volcado al revés, le pone dentro algunos objetos luego se arrastra con la nalga y sus

piernas semienroscadas y empuja el banquito haciendo sonar al mismo tiempo su

boquita, ¡brr brrrrrr! -su padre dice- ya está jugando a la canoa”

(Observación/jueves1/mayo/2003).

Un niño a partir de los 3 años aproximadamente, inicia el largo proceso de

internalización de la práctica cultural de la caza102 a través del juego con la flecha

pequeña (tometeqñu) en el entorno de su casa o en las proximidades. Bajo la tutela de

sus padres y en compañía de sus primos, hermanos u otros parientes pequeños,

construye su arco y flecha y juega a la cacería. En una entrevista realizada a varios

yurucares sobre la edad en que los niños se inician en la práctica de la caza estos

contestaron “los niños desde sus 3 años ya manejan sus flechas, cuando su padre es

flechero le enseña a hacer flechitas”.

101 El anta o huenche en yurucaré, es un mamífero del órden Ungulados Perisiodáctilos (pezuñas impares) llamado tapir sudamericano o Anta (Monje 1977:68). Los yurucarés suelen decir de ella “la vaca de los indígenas”. Es la caza más apetecida por los yurucaré por la gran cantidad de carne que proporciona. Generalmente lo cazan en grupo. 102 Un proceso similar describe Trapnell (1996:172-173) en el caso peruano cuando hace referencia a la formación del “komintsaantisi” la iniciación del cazador ashanika alrededor de los tres o cuatro años cuando un niño practica puntería con el pequeño arco y flecha. Nordenskiöld sobre el juego de los niños refiere “En las orillas, por debajo de la cabaña de Aguirre, los niños retozan en la arena. Compiten disparando con arco y flecha; Juego y felicidad (…). Los muchachos tienen peonzas, “buzz”, escopetas de semillas de frutos, zumbadores y arcos de juguete. (…) Desde muy pequeños manejan la canoa. Aprenden prácticamente al mismo tiempo a andar que a remar. Disparan el arco con certeza (2003 [1922]:70).

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Sergito estaba durmiendo luego despertó, caminó en los alrededores de la casa levantó pequeños palitos delgados y cortezas de árbol, se sentó bajo el árbol de manzano y se puso a armar un arquito pequeño intentando amarrar con una corteza los extremos del mismo, jugó solo por una hora con su arco, apuntó a varias cosas: árboles, mariposas, al perro, luego llegó su primo, este igual que él tenia una flecha. Ambos jugaron dando vueltas a los árboles y caminando en diferentes direcciones para finalmente perderse en la senda hacia abajo. Tiempo después apareció de abajo el hermano mayor de Sergito portando una flecha pequeña. (Observación/Sábado/5octubre/2002)

Las primeras experiencias del niño son guiadas por el padre, las interpretaciones

perceptuales de éste inician un proceso de construcción de una membresía “todo el

que entra en contacto con el niño es un maestro que le describe incesantemente el

mundo, hasta el momento en que el niño es capaz de percibir el mundo según se lo

prescriben” (Aristizábal 2003:220).

El papá: ¡Jossue mira, tojo103, está comiendo el banano! Jossue. Hijo menor de 4 años: ¡Adónde que mis ojos no lo ven! El papá: ¡Allá, andá con tu flecha!

Jossue mira donde le señala el padre, levanta un arco pequeño y una flecha grande (la flecha de su padre) que está apoyado a uno de los orcones de la casa y entra a los platanales sigilosamente, hace el gesto corporal de disparar hacia la copa del árbol de banano, mientras nos mira y se sonríe encogiendo sus hombros e inclinando su cabeza a uno de los lados. (Observación/jueves/7/agosto/2003)

Los niños, a través de los juegos de cacería en grupo, reproducen actividades y

diálogos vistos y oídos en otros niños y en los adultos. El juego a la cacería no solo es

igual al manejo de la flecha sino otras formas de cacería como el de “encuevamiento

de los jochis” muy propia de la cacería de los adultos en los chacos, los barbechos y

en las orillas del río.

Sergito (4 años), juega a capturar jochi. El niño vio una hormiga en un agujerito de la playa del río y dijo a su primo “¡A. mira un jochicito!”, “¡un jochi ya lo cace!” -y lo agarró y lo metió al agua, luego se fue hacia los agujeritos en la arena y dijo “¡mira cuevitas de jochis!”, “¡y hay hartos jochicitos!” y así estuvo hurgando con su dedito agujeros de hormigas en la arena.(Observación/Lunes/5mayo/2003)

Sin embargo, el juego no es un asunto privativo de niños, los adultos juegan con ellos y

a través del juego como acto espontáneo y placentero enseñan a los pequeños las

artes peculiares de la caza.

Juanito (5 años) y Jossue (3 años) juegan cada uno con su arco y flecha. Apuntan hacia la copa de un árbol que está en medio de su patio, luego flechean al suelo. Un rato después se lo ve a Don Hernan con una flecha grande detrás de una gallina y a los dos niños detrás de él persiguiendo a una gallina. (Observación/Jueves 24/octubre/2002)

Cuando los niños juegan con sus flechas tienen como blancos las papayas en su

árbol, los bananos en el platanal, las gallinas, los perros, mariposas, chanchos

domésticos y otros. Un blanco preferido son las gallinas siendo sus consecuencias

103 Tojo, ave denominada en idioma yurucaré pospo. Existe en gran cantidad en los platanales y chaco.

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muchas veces dañinas. En una ocasión Alejandrina Herbas expresó “cada que volvía

a mi casa encontraba mis gallinas muertas y flechadas, era que los niños jugaban al

cazador”.

Si bien el niño de 3 años ya anda con su padre a lugares cercanos y al río, éste tiene

un mayor vínculo afectivo emocional con su madre104. La madre lo lleva de la mano, en

la espalda, por delante. En cierta forma se puede decir que está más tiempo con la

madre que con el padre. Sergito lamentando el no haber podido seguir a su padre dice

“yo debí haber ido”, “por qué yo no fui” y su mamá le dice “no, cómo va a ir al monte

hay espinos mi’jo” (Observación/lunes/5/mayo/2003). Sergito se resigna, juega con

otros niños de su edad y con otros más grandes. Cuando las madres de desplazan de

un lugar a otro es muy usual ver a los niños pequeños caminando delante de sus

madres y bajo la mirada atenta de las mismas. Mientras caminan por la vía de

comunicación de unas casas a otras la madre y ante la presencia de un animal, un

insecto, una planta, una víbora, un gusano interactúa con él, le explica sus riesgos y

los cuidados que debe tener. Caminar por el monte es para el niño una combinación

entre el silencio, la explicación y de-mostración de lo que hay. Cuando se desplaza la

familia el niño escucha silenciosamente a sus padres e interactúa con ellos según su

interés y curiosidad.

Mientras las mujeres sacamos la corteza de plátano, M. de 4 años con el cuchillo de cocina de su madre se pone a “machetear”; dice su mamá que está rozando pues se puso a cortar los arbustos pequeños que hay a su alrededor, luego se puso a cortar 2 palos con su cuchillo y los plantó en el suelo M. su prima dijo “¡esta haciendo sus arcos!” Su mamá que sigue sacando corteza de plátano y al mismo tiempo vigila de tiempo en tiempo los movimientos de su hijo dice “¡dónde está Sergito cuidao con la víbora no va entrar muy adentro!”. (Observación/Miércoles/2/octubre/2002/TI)

Es usual que la madre y el padre, donde van –a la vecindad, a las reuniones, al chaco,

al barbecho- lleven a los hijos pequeños. En estos múltiples escenarios, el niño

encuentra otros iguales o mayores a su edad y juega con ellos. Una madre, sobre las

actividades de su hijo pequeño de 4 años dice: “le gusta tirar como tiran los mayores

¡vamos al monte! dice y se va con todo lo que pilla, una tablita para él es salón, juega

104 Este hecho está testimoniado por la descripción de Richter, Hans “[los niños] siempre permanecían en la cercanía de la madre y le ayudaban con frecuencia en sus ocupaciones. Pero también a menudo se podía notar que las mujeres realizaban trabajos que muy bien podían haber sido hechos por los niños que estaban a su alrededor. Estos miraban sin hacer nada cómo la mujer se esforzaba y se dedicaban al juego y la mujer no había ningún intento de hacerlos trabajar. Parecían tener la más grande libertad, sin que sin embargo, abusaran de ella” (1997a[1930]:124). Sobre los niños Araonas, Ribero (1985:55), expresa “Desde el momento que nace hasta los 6 años aproximadamente, el cuidado y educación del niño es casi responsabilidad exclusiva de la madre (…). A partir del momento cuando el pequeño da sus primeros pasos éste comienza a ser atendido también por sus hermanos mayores, pero siempre esta la madre en el cuidado principal”. La investigación de Lisset (1999:33-53) para el caso de los niños del pueblo U’wa de Colombia muestra procesos de socialización y etapas o periodos muy similares al presente caso.

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2003. Alejandrina Herbas Orozco. Primero de Mayo Isiboro Sécure. “Estoy cuidando a mi ñetito”

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solito en veces para con mi sobrinita, o con su hermanito. El no va al monte, por ahí no

llega dice su papá, llega hasta río viejo pero no más”.

En un lugar descampado del chaco cerca de unas hamacas colgadas donde duermen varios niños pequeños, juegan Israel (7años), Sergito (4) y David (5), recogen ramas de los yucales y tiras de corteza de árbol. Israel se sienta en el suelo y amarra a los extremos de uno de sus palos una tira de corteza, luego les dice a los otros dos ¡mira mi arco! ¡A ver traé tu arco, aquí lo tengo ya! Deposita su arco en el suelo y hace el arco de David, intenta amarrar la corteza de un árbol al palo pequeño. Melina que ha estado observando lo que hacen los niños les interrumpe y les dice “de pita más mejor es” e Israel le contesta “vos que sabés”. Luego David le dice a Sergito “toma tu arco y flecha y vamos a cazar” e ingresan al yucal, ya dentro empiezan a lanzar sus pequeños bejucos o palitos con sus pequeños arcos, unos dirigidos hacia arriba y otros hacia el frente, luego sale David del yucal diciendo “maté un jochi y una pava”.

David, Jhony, Sergito sostienen cada uno en la mano 2-3 palos del mismo tamaño, luego de jugar al arco y la flecha todos se dirigen a uno de los árboles gruesos lo semi rodean, uno de ellos David dispara al árbol “pon, pon” mientras los otros miran y ríen viendo lo que hace su compañero. Luego David cambia la orientación de su palo apunta con el mismo hacia arriba, levanta las manos y pone el palo al nivel de sus ojos y dice puq, puq, y empieza un cruce de voces e intervenciones “lo colgue”, puq, puq, puq, “se voló” ¡pun, pun!, “lo mató”, “yo lo maté” pon, pon “mira de mi grandote es”, “es chancho”, “no es chancho”, ¡pon, pon¡

Jhony: titiq, titiq “parece que no mata bien” David: Voy a ir allá a buscar, a ver en el río viejo, ¡uff no hay casco! Jhony: Aquí hay casco, siempre hay agua Ambos niños se suben a un palo (un tronco de árbol caído cerca de donde estamos) David: ¡titiq, titiq¡ Aleja (tía de los niños): No suban al palo se van a caer Zulma (la mamá): David vengan aquí, ahorita, voy a ir... pero… (Observación/miercoles23/Febrero/2003)

Para los niños los días transcurren entre sus juegos favoritos y pequeñas

responsabilidades dadas por sus padres. Es usual que las tareas dadas por los

padres lleguen convirtiéndose en juego, en cierta forma se puede decir que su

actividad es un permanente juego o un hacer jugando. Entre estas responsabilidades

están: mecer la hamaca del hermano o hermana pequeña (ñuñujule), mientras la

madre está haciendo algo en un taller, una reunión o cosechando en el chaco.

También está el dar comida a los perros y obedecer los mandados de su madre y de

su padre, básicamente cosas pequeñas “pasame ésto”, “lleva ésto”, “trae aquéllo”.

Además de hacer los mandados de sus padres los niños juegan con su arco y flecha,

a la canoa con una palma de Pachuba, al fútbol, a veces lo hacen solos y a veces con

sus primos de las proximidades.

Para los niños todo es juego o motivo de juego (Panez y Ochoa citado por Rengifo

2001a:3)105. Sin embargo y a diferencia de las investigaciones de Rengifo (2001b) y

URPICHALLAY (2000) con niños andinos donde aprenden trabajando y jugando, en el

caso yurucaré amazónico y la iniciación en la caza no se puede afirmar lo mismo dado

105 Panez, Rosario y Socorro Ochoa Cultura recreacional andina. Lima: Panez&Silva Ediciones. 2000.

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que tanto la agricultura como la práctica de la caza corresponden a una base

económica con lógicas de manejo social, político y espacial diferentes. Mientras los

juegos de los niños inscritos en el modo de producción agrícola están altamente

asociados con el trabajo agrícola de los padres y en ciertas circunstancias llega a ser

una mano de obra coadyuvante, no se puede decir por analogía que el niño acompaña

a su padre a cazar al monte. Los juegos de los niños en la cacería tienen algunos

rasgos distintivos por ejemplo: a través del juego, el niño desarrolla un conjunto de

habilidades, destrezas, conocimientos, valores, creencias que lo preparan para

acceder al monte en la edad adulta, no antes, dado los riesgos en el monte, la

peligrosidad del arma de fuego o uso de la flecha y la necesaria madurez física.

Cuatro a cinco niños juegan con sus flechas en el patio de la casa de Aleja. Disparan sus flechas a diferentes objetivos, luego desaparecen por la senda que conecta la casa de la familia con la familia Parada Herbas. Tiempo después se escucha el llanto de uno de los niños, cuando fui y me acerqué para saber que había pasado uno de ellos yacía en el suelo agarrándose con una de las manos la pierna, era que entre juego y juego Sergito de 5 años le dio con su flecha a su primo un poco mayor que él. El niño lloraba de dolor mientras los padres del niño infractor reprendían hablando y al mismo tiempo revisando la herida y el grado de gravedad de la misma. Con este incidente los niños dejaron de jugar y se dispersaron. (Observación /20/Noviembre/2004)

Incidentes como éstos son relatados por algunos padres dando cuenta no de la

prohibición de jugar con sus flechas sino del cuidado que deben guardar de no utilizar

sus flechas contra sus hermanos u otros parientes.

En la educación de esta temprana infancia existen varios mecanismos de regulación

de la conducta de obediencia de los niños. Uno de ellos es el tigre. “te va comer el

tigre”,”cuidao que le asuste el tigre” es una expresión entre las mujeres que tienen

niños pequeños. La figura del tigre es un elemento de iniciación a los riesgos y

peligros del monte, las expresiones reguladoras y normativas en forma de relatos,

historias y cuentos de la madre referidas al tigre controlan de forma permanente la

conducta de los niños. Desde la corta infancia el tigre es un elemento presente en el

imaginario y en la vida real del niño como el enemigo central y natural de los yurucaré.

Los niños como parte de una Familia Grande están en todo lado sea porque juegan o

porque sus padres les mandan a hacer algo llevando carretilla, anzuelos u otros

mandados. El niño adquiere conocimientos, desarrolla habilidades y destrezas en su

andanza, muy particularmente en su andar con sus padres y hermanos, primos y

parientes pequeños. El niño observa la acción de sus padres y sus hermanos,

escucha, pregunta, imita. Los niños aprenden también por la enseñanza de sus

padres, ellos les explican cada cosa que van haciendo, nunca hay una enseñanza

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teórica, sino que la enseñanza se efectúa en el propio campo de los hechos106. En una

ocasión la familia Rodríguez Herbas junto a sus hijos de 14,8, 6,5 años

respectivamente, hicimos una visita a las familias de la zona sur de Tres Islas. En el

trayecto ocurrió lo siguiente:

Aleja (la madre), levanta del suelo un fruto verde largo y dice “Sílo doña Armi, silo, pacay, es pacay”, Israel el niño de 6 años se pone a recoger frutos de unas ramas caídas en el suelo y me dice “toda clase hay, los monos comen esto”. En el camino Aleja y su esposo Don Sergio fueron identificando frutos silvestres comestibles y variedad de árboles. Aleja levantó del suelo unos frutos verdes y pequeños “mururé se come doña armi”. Luego Don Sergio identificó un árbol y dijo “miren esa mara tiempo que la veo y nunca engrosa a lo que el hijo mayor le responde “eso es mara”, “así” dijimos todos y miramos. Más allá en el camino Don Sergio se puso a recoger frutos del suelo y dijo “totaí esto hay harto en el Beni” es un fruto verde pegajoso, le da uno a Israel, otro a sergito uno a Aleja y uno a mi. En el camino Don Sergio identificó otro árbol le mostro a su esposa diciendo “yeke-yeke”. Luego en la casa de una de las familias donde nos dirigíamos al ver un racimo de frutos Don Sergio nos dijo a todos “esto es mayaraí”.(Observación /sabado/2/octubre/2002)

En una entrevista una madre expresa “su papá se lo hace flechitas y ellos aprenden,

cuando ellos aprenden, solos hacen. Viéndole a su mamá ellos aprenden lo conocen y

de eso aprenden, siempre de su padre, de su madre”. A través de estos recursos el

niño continúa el proceso de internalización del habitus de la familia y su relación

indivisible con el monte. Se inicia así el complejo proceso de construcción y

reconstrucción del habitus como principio generador y sistema clasificador de las

prácticas sociales107 .

Sergito de 3 años sentado en un banco intenta por un buen rato armar un arco hasta que su padre que lo viene observando se sienta a su lado y le dice “traé mi machete” el niño va le alcanza el machete y con eso Don Sergio talla un palo y le pone una tira de corteza en sus extremos para que se forme el arco, luego talla otro palo pequeño hace la prueba con el arco y finalmente le alcanza, luego otro de sus hijos Israel de 6 años se le acerca en gesto de que quiere lo mismo, el padre vuelve a tallar dos palos hace la prueba y le entrega. Con sus flechas, Sergito e Israel juegan dándole a las mariposas que revoloteaban en el patio de la casa. (Observación /Jueves10/octubre/2002)

106 La experiencia de Urpichallay (2000), es un interesante ejemplo de las formas de construcción del conocimiento y aprendizaje en el caso andino peruano y que guardan similar relación con el presente caso descrito. 107 Los habitus son principios generadores de prácticas distintas y distintivas pero también son esquemas clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división, aficiones, diferentes. Establecen diferencias entre lo que es bueno y lo que es malo, entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que es distinguido y lo que es vulgar, etc., pero no son las mismas diferencias para unos y otros. De este modo, por ejemplo, el mismo comportamiento o el mismo bien puede parecerle distinguido a unos, pretencioso u ostentoso a otro, vulgar a un tercero. Pero lo esencial consiste en que, cuando son percibidas a través de estas categorías sociales de percepción, de estos principios de visión y de división, las diferencias en las prácticas, en los bienes poseídos, en las opiniones expresadas, se convierten en diferencias simbólicas y constituyen un auténtico lenguaje. Las diferencias asociadas a las diferentes posiciones, es decir los bienes, las prácticas y sobre todo las maneras, funcionan, en cada sociedad, a la manera de las diferencias constitutivas de sistemas simbólicos, como el conjunto de los fenómenos de una lengua o el conjunto de los rasgos distintivos y de las desviaciones diferenciales que son constitutivos de un sistema mítico, es decir como signos distintivos (Bourdieu 1997a:20).

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2002. Don Sergio Rodríguez y Sergito Rodríguez Herbas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Mi papá me lo está haciendo flechitas ”.

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Los niños arman solos sus flechitas o se las arman108. Un niño yurucaré de 8 años

quién vivió casi toda su vida en las ciudades de La Paz, Beni y Cochabamba,

preguntado sobre quién armó su flechita contesta “mi abuelo me lo armó mi arco”. Otro

niño de 4 años inquirido sobre lo mismo dice “yo no maq, yo solito he hecho”

(Observación/jueves/8/mayo/2003). Los procesos de socialización y resocialización

son permanentes. Niños de padres yurucarés que por diferentes razones viven en las

ciudades (trabajo de los padres en la ciudad, cambio de residencia por matrimonio con

un cochabambino, potosino u orureño) al estar por un tiempo en el territorio de sus

padres o uno de sus padres, adquieren conocimientos de cacería por influjo de los

familiares (primos), del entorno social y familiar de la comunidad. La presencia de

familias yuquis intensifica estos aprendizajes toda vez que entre los yurucarés, los

yuquis son conocidos como mucho más dados al manejo y juego con las flechas “los

yuquis no saben pescar y no saben nadar, son netamente cazadores, cuando se agota

los animales ellos se van a otro lao a buscar animales, en cambio los yurucarés no,

nosotros cazamos pero también pescamos, fabricamos casco (canoa) para pescar de

3-4 metros pequeñitos para entrar a los curichales, también de 10 metros”

(Testimonio/lunes11/agosto/2003).

Los niños se inician en las enseñanzas del padre y algunas de sus prácticas como la

pesca en el río cuando se han desarrollado mucho más física y emocionalmente.

Alrededor de los 3-5 años los niños acompañan a su padre a pescar al río, a cazar al

chaco y a las proximidades. En la medida en que vaya desarrollando sus capacidades

físicas, emocionales y sociales en esa medida ira accediendo a diferentes contextos y

espacios más amplios que la propios escenarios del entorno familiar, las vecindades y

el chaco.

2: 00pm

Hoy en la tarde Don Sergio se fue junto con Sergito (3 años) a pescar sardinas, llevó su anzuelo, llevo también su salón colgado al hombro, dice Chonta que va ir “abajo” por el río Ichilo a remo en su canoa. (Observación/Jueves1/julio/2002)

Desde sus 3 años aproximadamente, los niños inician sus primeros pasos en el acto

de nadar en el río, sambullidas prolongadas, pataleo con los pies, manejo de los

brazos todo en la orilla del río y ante la mirada paciente y casi control de los hermanos

y la madre. Los niños también se inician en la pesca. Los niños acompañan a sus

108 Lara en un trabajo etnográfico sobre dos comunidades yurucaré del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure sobre la cacería y los juegos expresa “Para la caza se utiliza la flecha y el rifle o “salón”. Estas armas están bajo la responsabilidad del padre. El “salón” sólo es utilizado por los hombres adultos y los jóvenes; en cambio, las flechas son de uso común en la familia. El padre fabrica arcos y flechas de juguete para que los niños practiquen la caza con animales menores como jausis (lagartijas) y pájaros (2002:118).

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padres y/o hermanos, tienen sus liñadas109 pequeñas y saben embarbascar110 en los

arroyos. Los padres también los inician en el manejo la canoa y los remos. Aprender a

remar será en el futuro una de las habilidades más desarrolladas por los yurucarés.

David juega al motorista, su casco (canoa) es el banco. “David ya va a pescar, su padre lo llevó desde sus 2 años, peor ahorita que es más grande ya no quiere quedarse. Su padre le deja en veces porque lo mece a su hermanito pero el llora cuando lo deja solito. Tiene su anzuelo su papá le hizo, chupa, paletitas y blanquillitos saca”. (Observación/jueves/1mayo/2003)

Luego de la cosecha nos vamos en casco (canoa). Llevamos arroz, estamos Don Jhon, Zulma con su bebé y David. Don Jhon le dice a David su hijo de 5 años que tiene un remo pequeño de madera. “David ¡reme, reme para eso tiene su remo pequeño!”. En el casco hay 2 cargas de arroz con sus espigas, pescados, una atarraya, y dos anzuelos o liñadas uno pequeño y otro grande. Nuevamente dice el padre “¡rema hijito, rema!” cuando ve que rema superficialmente y nada en serio le dice “¡profundo, adentro tienes que meter, no así!” David agarra el remo y agita el mismo como un ave agita sus alas luego lo mete dentro el casco y se pone a sacar agua con un frasco de mayonesa “¡reme, David, reme, no me esté jugando con agua!”. (Observación/miércoles26febrero/2003)

Los niños también aprenden de los animales del monte y crean un vínculo afectivo y

emocional con ellos. El niño desde muy temprana edad se habitúa con los animales,

juega con ellos, conoce y estudia su comportamiento. Una familia yurucaré tiene por

costumbre domesticar y criar animales de monte. Estos animales (lagarto, tatu, jochi,

picaflor, loro, mono, tortuga, aves de diferente especie) suelen habituarse y quedarse

en la casa y andan junto con la familia hasta que algo pasa (se va, se lo come algún

animal, lo venden a algún visitante circunstancial o lo regalan a alguien como signo de

afecto y amistad). Cuando se les pregunta a los niños por qué tienen al animal ellos

responden “pa’ cuidarlo”, “pa’ amansarlo”, “pa’ criarlo”. “Un niño juega en su patio con

un tatu111, lo agarra de la cola lo suelta deja que corra un poco y nuevamente lo alza

de la cola hace esto varias veces ante la mirada atenta de sus padres”

(Observación/Miércoles/9octubre/2002).

El juego a la caza como parte de un entramado social mayor no llega a ser el único

juego. Los niños también juegan a remar casco, manejar “motor” en el río, a la

construcción de chozas, a las cachinas112, la construcción de barcos, la cosecha de

arroz, al fútbol, al avioncito con el curucusi113, al muertito, al rozado de hierba, al

macheteado, al cuidado de los niños, a las zambullidas, al matrimonio, a subir a los

109 Es el hilo de plástico que se amarra o ata al anzuelo y sirve para pescar. 110 El barbasco es la resina del árbol de ochoo que sirve para envenenar a los peces en las posas o arroyos. También calma el dolor de la picadura de la raya, actuando como un analgésico: se pone la resina en la herida (Guzmán y Cruz 2000:8). 111 El tatú junto al kirkincho y armadillo son mamíferos de la familia Xenartros cuyo habitat va desde la zona andina altiplánica hasta las regiones Bajas de Bolivia. Otros parientes del armadillo o tatú son el pejichi (caparazón con pelos) y el peji o tatú gigante. 112 Pequeñas esferas de cristal usada por los niños en sus juegos. 113 Es una variedad de luciérnaga junto al tapiosí, corresponde al órden de los coleópteros.

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2003. “ Shantojlo” Melina Herbas Villche y “Tenor” Sergito Rodríguez Herbas. “Estamos arribando en lluvia”.

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árboles, molestar y agarrar petos114, a la motosierra, al fútbol, a la cuevita, a hachear

en el chaco, haciendo música con corneta de pachuba, a cortar leña, cortar árboles,

cantar, bailar y muchos otros. “Existe una unicidad entre el hacer y el jugar, nada está

separado ni aislado en torno al juego y al hacer. La vida del niño es un juego pero

también un aprendizaje constante, se diría que juego y aprendizaje es una unidad (...)

los niños aprenden jugando. (Savia Andina citado en Rengifo 2001a:4)115.

Es muy probable que contemporáneamente los juegos de los niños se haya

diversificado pues algunos adultos yurucare consultados sobre sus juegos favoritos

expresaron “antes, solo a la flecha, pura flecha, nuestro único juego favorito era a la

flecha, los chicos de ahora ya se están olvidando, ya juegan al camión, al motorista, a

la motosierra, todo está cambiando”.

Si bien el juego no define lo que será el futuro de un niño en tanto no necesariamente

debe concebirse al juego instrumentalmente como preparatorio para la posteridad, es,

a decir de los padres, los primeros pasos para ser un buen puntero y flechero, a decir

de Bourdieu son un sistema de disposiciones de pensar, actuar, ser, sentir que

marcarán fuertemente su vida y serán retomadas según las circunstancias y el

contexto116.

El niño yurucaré desarrolla sus primeros aprendizajes en un amplio espacio

descampado y carpido de las casas. Sus aprendizajes están signados por la alegría y

la libertad. La actitud de los niños no es ruidosa ni estridente, es la actitud serena,

alegre y tranquila117. Suele ocurrir que a los 5 años el niño acompaña a su padre al

chaco o al barbecho pero junto con la hermana o hermano mayor quien, además, de

hacer de mochilero(a), cuida del niño mientras el padre caza. Esta es una primera

entrada al monte bajo la tutela de un hermano o hermana.

114 Avispa o peto, del órden de los himenópteros. Existen varias variedades. 115 Asociación Savia Andina. 2000. “El asunto es paralelo, juegan y trabajan al mismo tiempo”. En Niños y Crianza de la Biodiversidad en la Chacra. Terre des Hommes. Alemania. Lima. 116 “El juego no constituye de ninguna manera una preparación para una acción futura Cuando los niños juegan imitando actividades llevadas a cabo por adultos, no se están preparando para dichas actividades futuras. En el momento de jugar los niños, son lo que el juego indica” (Maturana 1997:278-279). 117 Hans Richter hace una valiosa descripción sobre el temperamento de los adultos yurucaré, los niños y la relación de éstos con sus madres “en general los Yuracare estaban contentos con su existencia, esto lo mostraba su estado de ánimo casi siempre positivo, sus caras contentas y la alegría con que llevaban su vida, sin apresuramiento. Las explosiones temperamentales eran solamente de carácter alegre, una pieza valiosa de caza, un árbol gigante que caía después de un fuerte trabajo con las hachas e incluso también sucesos para nosotros insignificantes podían ocasionar gran algazara. Me llamó la atención en los niños de los indios que en comparación, ocasionaban muy poco ruido. Esta actitud era influida probablemente por la manera de vivir que no permitía que el hombre se hiciera notar con ruidos en un terreno de caza. Los niños se quedaban siempre en las proximidades de la casa y se veían que eran conscientes de los peligros que los amenazaban en el bosque; ellos obedecían a los adultos (…)” (1997a[1930]: 123-124).

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Sin embargo, la lección de mayor aprendizaje y conocimiento es la propia práctica

social de los yurucarés, sus padres y otros parientes. Existe épocas en que los padres

se dedican a jornalear, a hacer chaco, o a ganar dinero para las exigencias de la

escuela o alguna enfermedad, en este tiempo baja la intensidad de los juegos. Las

épocas en que se da la cacería y los padres preparan sus flechas buscan plumas para

sus flechas y hacen sus chozas donde solo los hombres se sientan a hacer sus

flechas, ahí los hijos emulan la acción de sus padres, les siguen, observan y

reproducen. De alguna manera se puede decir que disminuye el juego a la cacería

cuando disminuye la actividad de la caza.

2. Estoy aprendiendo para ir al monte

Más o menos de los 6 a los 10 años los niños (sehueñu) son iniciados por el padre en

el monte y las primeras artes de la cacería. Si bien los niños desde los 3 años ya van

en la canoa con los hermanos mayores y los padres a pescar en al río o a espiar jochi

en el chaco y/o barbecho, estas acciones no tienen aún la clara intención por parte del

padre de iniciar a su hijo en un conjunto de habilidades y destrezas en relación con el

monte. En cambio a partir de los 5-6 años el padre toma la decisión de iniciar a su hijo

en el monte. “A sus 8-9 años ya va detrás de su papá, ya carga el cuero o el mono que

sirve de trampa. Las mujeres no van se quedan en la casa” (Observación

/domingo/14/septiembre/2003/Isiboro Sécure).

La actitud consciente y sistemática del padre se inicia e intensifica cuando el niño

adquiere o está en un momento de mayor madurez física y emocional118. El niño es

capaz de aceptar y obedecer las reglas y las normas dictadas por su padre y tiene la

suficiente fuerza física para caminatas más o menos lejanas.

Israel 6 años: voy en la noche también hay veces se caza macuca, eq pajarito pa’ comer. Esoq que paran de noche si comen su ojo, si es amarga. Yo no tiro todavía cuando sea máq grandecito, ¡pesao también eq el salón! Las mujeres no pueden ir a cazar, en la casa paran, cocinan nomaq.

¿Qué te dice tu papá cuando van a cazar?

Me vaq a esperar aquí en el camino y yo voy a ir despacito y ahí le alumbra con la linterna, si muere se queda. La macuca no se caza de día, de noche nomaq.

Vamos despacingo allá, si eq tropero o chancho, wëshe es chancho, tolombe eq tropero.

118 Sobre la educación de los niños guaraníes de Bolivia en las armas y estrategias “A los siete años, y aún antes, el padre tiene un cuidado especial de su hijo varón, quedando las mujeres al cuidado de la madre; trabaja para su hijo el arco y las flechas, correspondientes a la edad y a las fuerzas, y comienza a adiestrarlo, enseñándole el manejo, el modo de atirantar y la manera de tirar. El padre lleva a su hijo al bosque, donde principia a cazar pajaritos, y si consigue prender algunos, los lleva con satisfacción a su madre y luego se lo cuenta a sus compañeros” (De Nino 1912:219).

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Wëshe con salón también, loq perroq lo corretean loq perroq lo metieron a su cueva ¡muerto había estado! su hijito de susto se habrá muerto, ¡grande la chancha! Hay veces anda en grupo, hay veces no, hay veces andan solitos.

El tico (su hermano mayor de 13 años) iba con choco (su primo un año mayor que su hermano) a cazar loro, ya manejaba salón.

(Entrevista a Israel Rodríguez H./jueves/1mayo/2003)

Los niños, a partir de esta edad (6 años) acompañan sistemáticamente a su padre119.

En esta etapa el niño tiene las primeras vivencias y experiencias de caza.

Generalmente las cacerías en las que participa son de animales pequeños, cercanos a

la casa, en los chacos y de día. Un niño de 6 años va detrás de su padre, le observa y

le ayuda, aprende en la vivencia directa experimentando y demostrando sus avances.

El conocimiento se desarrolla a través de la puesta en juego de todos sus sentidos: de

la variedad de los sonidos, las texturas, los colores y las formas. El niño con cierta

imaginación y recreación de la realidad vivenciada, narra con prolijidad historias de sus

experiencias en el chaco y el monte. Una madre sobre las habilidades de un niño de 6

años expresa “Así como el Israel, ya van al monte, van a espiar perdiz, digamos no

puede ir solito siempre tiene que llevar un compañero”

(Observación/Domingo/3/octubre/2002).

Pablo un niño del Carmen - río Chapare y de visita en Tres Islas: Desde mis 8 años ya iba cazar con mi papá, le acompañaba y llevaba el machete. Antes no le acompañaba. Cazábamos con salón: jochi anta, weshe [chancho de monte o taitetú], tropero, pava, mutun, loro, todo eso. No se usa flecha por allá. (Entrevista/Lunes7/octubre/2002)

Arminda: ¿Cuántos años tienes?

119 Para el caso del pueblo Araona de la amazonía norte boliviana Ribero da cuenta “Alrededor de los 6 años cuando el niño ya tiene ciertos conocimientos de la vida, el padre le fabrica arco y flecha para poder pescar y cazar –cuando se trata de varones- y le lleva de compañía y ayuda cuando sale al monte a conseguir carnes y frutas; a esta edad es cuando el Araona tiene una relación directa con la actividad productiva (1985:55). Sobre los conocimientos y habilidades desarrollados en diferentes etapas de la vida de un varón yurucaré (Haenke, 1974[1796]:154) expresaba“. Sus armas son el arco y la flecha que manejan con mucha destreza. Fabrican los arcos del tronco de una palma que se llama chonta, de un tamaño y recorte extraordinarios. Desde su niñez, es el manejo de estas armas y la pesca su único estudio; y, verdaderamente, fuera de algunos vegetales, la caza y la pesca son el mayor recurso para su manutención. No hay pájaro chico ni grande, ni en el agua pescado por veloz que sea, que no caiga presa de su flecha, cuando el indio se empeña en cogerlo. Con el arco y la flecha en la mano, no teme ni al tigre ni a la onza, animales muy comunes en estas montañas”. Este hecho esta confirmado por la descripción que hace Hans Richter cuando dice “Cuando los muchachitos habían alcanzado una edad de ocho a diez años, se apegaban cada vez más a los hombres y aprendían las actividades de ellos, especialmente la caza y la pesca. Con sus armas de niños se ejercitaban ya desde pequeños a disparar y un muchacho que por primera vez podía participar en una cacería ya era un flechero seguro. Pronto eran también incorporados al trabajo más permanente de los hombres. Sin embargo, la fabricación de armas, los tallados y otras actividades más artísticas, las aprendían recién en años posteriores” (1997a[1930]:125). Sobre el mismo tema Kelm Heinz expresa “desde su sexto año de vida, el niño recibe instrucción de su padre en una forma intensiva en la manera correcta de emplear el arco y la flecha. Estos son los únicos tipos de armas de que disponen el Yuracare y pertenecen a los medios de ayuda a la propia subsistencia, teniendo en cuenta el hecho de la fuerte dependencia de su economía, de los componentes de la caza salvaje” (1997[1964]:196-197).

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Rodolfo: 8 años

A: ¿tu vás a cazar con tu papá?

R: Si voy cazamos chancho, jochi, lo que pillamos

A: ¿ya sabes manejar salón?

R: No

A: ¿y qué haces cuando mata?

R: Yo lo recojo, lo amontono

A: ¿le ayudas?

R: Sí

A: ¿van de noche o de día?

R: De noche y de día hay veces nos sabíamos amanecer toda la noche caminando.

(Entrevista a Rodolfo Urapuca/miércoles/7mayo/2003)

En los momentos de expansión familiar (en el momento de las comidas y en la noche

antes de acostarse) el padre relata al resto de la familia (hermanos menores, mamá,

abuelos, tíos, hijos etc.) los pormenores de su experiencia en la cacería. Las niñas y

niños que no fueron parte de la misma escuchan expectantes, preguntan, ríen, narran

al mismo tiempo otras experiencias afines. El acompañar y ayudar a los padres en la

cacería es para los niños una experiencia significativa el que inevitablemente la narran

entre los suyos “mi papá ayer cazó un huaso (venado) grande más allá de los

bananeros”, “mi papá cazó un chancho de monte ahí por donde el riachuelo, primero le

dió una y lo hirió y el chancho se fue herido, después pasamos el riachuelo le

seguimos y le dio por segunda vez, ahí recién mi papá lo cargó. Yo llevé el ‘salón’, ‘el

salón’ era prestado de mi tío. También cazó jochi en el chaco, bien lo alumbró con

linterna y miró el jochi estaba sentado yo le dije a mi papá ¡mire papi ese jochi está

sentao! y estaba comiendo yuca, si, ellos vienen a la yuca” (Observación

/martes/5/agosto/2003).

En esta etapa el niño mantiene sus juegos de cacería y de hecho es el dinamizador de

juegos grupales y de afianzamiento en el manejo de la flecha. Un jóven yurucaré

recordando el juego de flechas a esta edad expresa “cuando jugábamos varios niños,

uno lanzaba al aire en forma de vuelo una toronja y teníamos que hacerlo agarrar con

la flecha. El que flechaba al vuelo, ¡ése era el mejor puntero!, ¡ése mandaba a todos!

Así practicábamos” (Testimonio/viernes/27febrero/2004).

Mientras varias familias esperan en la orilla del río un motor que los traslade a Puerto Villarroel, los niños Kuni (7años), Israel (6años) azujar (3años), juanito (6 años) y Jossué (4 años) juegan a la canoa con motor dentro una banqueta vieja volcada patas arriba. Los niños hablan:

-“Acá está prendido la manguera, allá también”

-“¡Vamos a Trinidad, apúrate!”

Juanito hace sonar su boca como si fuera ruído de motor

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Israel que se había alejado buscando algo, retorna con una botella no retornable llena de barro y dice “mira gasolina”

-“¡ejejejey” ríe kuni

Llenan de pequeños pedazos de madera cortada la banqueta que ahora hace de pontón.

Azújar trae una linterna vieja, kuni utiliza un combo viejo de motor, se sienta en una esquina de la banqueta volcada, agarra con su mano derecha el “motor” que es el combo y con su boca emite un ruido de motor y luego dice “se está entrando agua de allá, vayan a fijarse parece que hay un hueco”, los niños que están dispuestos sobre los maderos bajan del “pontón”, “descargan la madera” y simulan echar agua. Kuni les dice ¿ya está? “La madera no van a dejar”. Los niños salen de la banqueta que hace de canoa y se van a buscar objetos como pilas viejas, plásticos, botellas y nuevamente suben a la banqueta, tienen a los costados dos bancos rectangulares volcados al revés que hacen de canoas, uno de ellos dice “yo voy a remar”. Juan tiene un palo con el que va remando. “No hay gasolina échenle más” dice Kuni antes que le llame su madre del puerto. El “motor” que llevará a las familias a Puerto Villarroel ha llegado y todos los niños se dispersan buscando a sus madres. (Observación/domingo/3noviembre/2002)

De 6 años el niño no ha dejado de “jugar a tirotear a la calucha”120, y a las flechas en

los yucales y las proximidades, al mismo tiempo le encanta pescar, gusta de nadar en

el río y de seguir a sus hermanos y a su padre. Un padre sobre esta edad expresa:

¡Uf! Caramba, a esta edad los niños ya andan, la mayoría de los chicos andan por el monte, la mayoría aquí, a veces cuando no esta su mamá, su papá, se van con sus hermanos a campear, especialmente los hombrecitos son andantes. El va distrayendo, buscando bichos, frutas, le encanta. Por atrás siguiendo al padre, de mochilero, cargador, va embolzando lo que el padre va cazando. (Entrevista a Orlando Herbas “tori”/lunes/5/mayo/2003)

Esta es también una edad en que los niños ingresan a la escuela. Sobre ella los

padres de familia opinan que la escuela no es un mayor obstáculo o limitación en los

aprendizajes sociales de la cacería. Muchas veces se ve que los niños juegan con

flechas en los recreos de la escuela y a los 9 -11 años, edad en que están dejando la

escuela – por falta de la continuidad de otros ciclos- precisamente es cuando están

iniciándose en una etapa de influencia decisiva en su vida, la iniciación independiente

en la caza. Un padre de familia respecto a la influencia de la escuela en sus propósitos

de iniciar a su hijo en la caza dice “La escuela solo esta hasta 5to curso después no

influye mucho porque la mayor parte del tiempo, casi todo el tiempo están con

nosotros”.

La escuela, el monte y las prácticas y habitus que van construyendo los niños, son

realidades ineludibles que se imbrican e influencian íntimamemente. La escuela se

desenvuelve en un escenario mayor que es el monte y en el marco de las prácticas

sociales y culturales de la familia yurucaré.

120 Es el juego de cazar jochi con rifle de salón hecho de madera balsa.

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En una reunión de los padres de familia, la junta escolar y la profesora, ésta ultima hizo presente su queja de que los niños siempre llegaban atrasados a la escuela a lo que los padres dijeron “porque vienen distrayéndose, mirando y sacando frutitos, tirando a todo lao jugando a la flecha y a veces se les aparece un tigre, un león o un melero, se asustan y se vuelven”, “si el tigre, el león viene. El año pasado hizo corretear a las gallinas, aquí en la cancha, se les aparece también a los chicos pero no nos hace nada, huyen más bien”. (Observación/sábado/3mayo/2003)

En esta etapa se intensifica el reconocimiento de las señales naturales. Los niños

reconocen y diferencian huellas de distintos tipos de animales, cantos de aves y

mamíferos, diversos olores de animales y de plantas, movimientos y formas de

animales y plantas. Cuando íbamos por la senda del monte Juanito (6 años) dijo

señalando con el dedo “mire el camino de la perdiz” a lo que una niña añadió “en fila

de 4-5-6 caminan esos”. Abraham un niño de 11 años mientras recorríamos el trayecto

del Bananero Miguel Zambrana a la comunidad de Tres Islas dijo mirando entre la

espesura de los árboles “ahí hay un jochi”, yo miraba tratando de ver algo y no veía

nada. Un niño mientras viajábamos en canoa hacia Puerto Villarroel expresó “allá debe

haber una peta desovando”, “¡ése olor!, Hay petas por aquí”

(Observación/lunes/14/octubre/2002). Estos conocimientos del comportamiento animal

las adquieren en la interacción con los adultos, en los viajes con la familia, en la

observación, la diferenciación de unos indicadores con otros, en el dialogo con el

padre, la madre y otros parientes. La construcción de conocimientos sobre el entorno

natural, la variedad de animales y su comportamiento y características entraña en el

niño una permanente observación y experimentación vivencial.

Enfrentar al río y al monte exige un complejo de conocimientos y habilidades. Los

niños no solo se incorporan a la actividad de la cacería por decisión de los padres

sino piden ser parte de ellas. Por tanto, la relación es más interactiva e Inter-

estructurante. El aprendizaje del niño se da en la interacción con su familia y de ésta

con el monte.

El proceso de construcción del conocimiento está asociado por tanto a la familia y al

monte. Un padre de familia respecto a la relación íntima entre familia y monte expresa

“el indígena es del monte, siempre en el monte, es experto en el monte”

(observación/2octubre/2002). Cuando la familia se desplaza por el monte, por una

senda o por el río en canoa, el niño conoce a través del diálogo interactivo con sus

padres. “Al andar por la senda se escuchó vuelo de pájaros a lo que la madre le dijo a

su hijo ¡sh, sh! (silencio con el dedo en la boca) pava de monte, ushausha doña armi,

ushausha”, miramos en silencio en tanto Israel de 6 años le decía a su mamá en

forma de susurro “allá eqtá, vez su cola, allá eqta” (Observación

/sabado2/octubre/2002).

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Los niños no solo se socializan por el padre sino con el conjunto de la familia, la

madre, los hermanos, los abuelos, tíos, primos y otros parientes. Entonces existen

varios escenarios de socialización: el monte, el río, la familia nuclear y la familia

grande.

A cazar, a pescar aprendí de chico, de 9-10 años traíamos lo que sea, mono, pava y nosotros ayudábamos, cargábamos. Ahora ya no es como antes.

Los animales es más con salón pero algunos si cazaban con flecha mono, taitetú, anta porque no había, más antes arma. Ahora con flecha no se puede, porque los animales ya saben leer y escribir, ni bien sienten cualquier golpe de casco ya saben que hay peligro. (Entrevista/Jhony Norlan Herbas/octubre 2002)

Parte de los aprendizajes de esta edad es todo lo referido a la incertidumbre del

monte, sus riesgos, sus peligros y sus formas de cuidado y tratamiento. Entrar al

monte con el padre significa iniciarse en nuevos conocimientos como el saber caminar

y no perderse en el monte “nosotros para entrar al monte rompemos el palo hacia

atrás, vamos dejando señales en el monte, en cambio los yuquis al entrar al monte

rompen el palo adelante”, “le explicamos de la picadura de víbora, más

recomendación, a veces se va no más sin rumbo, el bicho huye, el tigre, la víbora no

huye se acomoda para picar”, “le recomendamos cuidarse del tigre, de los petos éstos

lo chapapean a uno, lo dejan hinchao el ojo” (Observación/Lunes/5mayo/2003). El

proceso de ir desarrollando un conjunto de habilidades y destrezas en relación al

monte será permanente para el niño hasta que llegada a una edad determinada,

pueda, convertido en un adulto (shuñe) valerse por sí mismo.

Tres padres de familia (Pablo Herbas, Orlando Herbas y Ernesto Fernández), sobre la

actitud de sus hijos ante el monte y sus nuevos aprendizajes y roles dicen:

Nos miran como andamos, qué cazamos podemos cazar algunos chanchos, huasos (venados), cotudo (mono maneche) “por qué yo no he de cazar” dicen. El chico va aprendiendo. “El padre no le enseña, mira, él aprende de por si, porque lo mira a uno, dice “algún día cuando sea grande así voy a ser, voy a cazar como mi papá”. “A veces el muchacho es pequeño, avanza, carga, se emputa y a veces no”. (Entrevista/Lunes/5mayo/2003)

En esta etapa los niños varones y los padres mantienen una estrecha relación. Hay

una intención evidente que devela la importancia de su presencia. La transmisión del

conocimiento en los dominios del monte se planifica desde su nacimiento y se

concreta en esta edad, llevar al niño al río, al chaco, en el que el guía facilitador es el

padre, el que en las acciones concretas va orientando, y enseñando al hijo. En este

sentido es frecuente ver canoas deslizarse por el río con la compañía infaltable de los

niños que hacen de timoneros.

Don Sergio con su hijo Israel cerca, limpia con diesel las piezas de su salón desarmado, luego de terminar y volver a armar le dice a su hijo “vamos a cazar a la banda en el casco”. Se van los dos, Don Sergio lleva el salón al hombro e Isreael le

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sigue. Se quedan Chonta y Sergito, Chonta pone la olla y plátanos para sancocharlos. (Observación/Sábado/27/julio/2002)

La lección para el hijo se da bajo la forma de comentarios, cuentos cortos de los

sucesos de la historia de vida del que cuenta, fábulas construidas, la vida se convierte

en una anécdota que en su forma y contenido y la manera en que se socializa hace

que el conocimiento sea ameno, agradable. Los conocimientos se dan en una

secuencia de observación, experimentación, reproducción.

Nos fuimos a pescar Don Sergio, sus tres hijos (Chunta, Israel y Sergito). y yo. DS. iba remando fuimos por la orilla luego pasamos al frente, lanzamos ahí el anzuelo, yo pesqué una chupa pequeña. Israel (6 años) me dijo “eso pica señora el bacalao y la chupa pican”, no le entendí, hasta que Don Sergio me dijo “tiene un arpón, pica y cómo duele fuerte, ¡Chunta mátalo y saca su arpón¡“. (Observación/martes1octubre/2002)

Aunque el momento de la pesca requiere silencio y concentración, los pequeños

espacios o intersticios entre pesca y pesca se convierten en momentos ricos en

aprendizaje. El momento previo y posterior a la pesca se convierten en escenarios de

aprendizaje.

Los conocimientos y su transmisión no están compartimentalizados o atomizados, no

se hace solo una cosa, se hace integralmente las cosas. Al mismo tiempo que se va a

pescar en algunas ocasiones también se va a cazar y a la inversa. Es así que el

hombre lleva no solo la carnaza, los anzuelos para pescar sino también lleva el rifle de

salón y la flecha.

Los niños que acompañan al chaco o al barbecho por la propia decisión de los padres

de llevarlos e iniciarlos en la práctica de la cacería, desarrollan la templanza, la

pérdida de miedo el coraje de matar a un animal.

Pablo: Desde mis 8 años ya pescaba, iba a cazar con mi papá desde los 11-12 años, le acompañaba a llevar machete, ladrillo. Antes no le acompañaba. Al bicho cuando lo pillamos se le suncha la espina y ahí nomaq se caen. Cazábamos con salón también con machete. Con Salón jochi, anta, hueshe, tropero, pava, mutún, loro, todo eso, con machete se le caza en su cueva y a lo que sale hay que machetearlo. No se usa flecha por allá. (Lunes/7/octubre/2002)

Israel (6 años): En el monte se caza. La calucha para en su cueva y ahí nomaq lo suncha con palo quiere salir afuera y ahí nomaq lo matan con salón, ahí muere el solito nomaq lo saco, el solito ahí nomaq paro nomaq después viene otra calucha y ahí lo sacan, sabe andar por ahí a mi chocolatal llega la calucha igual este, ¡Asunta! cómo se llama ¡ah! huaso también llega allá hay un barranquito. Cuando caza mi papá le ayudo lo traemos acá a mi casa, llegamos, después ahí comemos.

Arminda: ¿Cómo se caza un jochi?

Se hace chapapa, ahí se espera en la noche, llega ahí después, se lo pone plátano si es que paramos abajo nos ve pueq el jochi, los dos nos subimos a la chapapa, allá a nuestra chapapa venía un jochi no le habrá tirado bien, se fue, no espera.

(Entrevista/jueves/1mayo/2003)

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Un niño de 7 años sabe cómo hacer su chapapa y qué materiales se utiliza aunque

aún no tiene las condiciones físicas para hacerlo solo.

Una de las responsabilidades más significativas de los niños, permanentemente

encomendadas por los adultos es el de mantener el fuego en la casa. Cuando las

brasas del fogón no dan para avivar el fuego los niños y niñas tienen como misión

“juntar fuego”. En este cometido los niños van a las proximidades retornando

prestamente con un madero de brasa viva para nuevamente reavivir las cenizas de la

parrilla (sëppë).

Este conjunto de procesos llevará a que alrededor de los 10 años ya esté preparado

para agarrar un arma y realizar su primera caza solo, sin la tutela del padre.

3. Ya sé ir solo al monte

A partir de los 10 años –más o menos- hasta los 15-16 el hijo ya jóven (bonto) tiene un

conjunto de conocimientos, habilidades, fuerza física y actitud emocional para agarrar

un arma y cazar. El hijo inicia sus prácticas de caza con su padre, otro familiar o

pariente. “El padre entra con su hijo mayor (13 años) al monte, lleva colgado al

hombro derecho su rifle de salón y en la mano un cuchillo grande, el hijo le sigue, lleva

un arco colgado al cuello” (Observación/martes/30/octubre/2002). Una madre de

familia sobre la edad en que los jóvenes se inician en la cacería sostiene “12 años de

edad ya puede cazar, puede cazar mono, taitetu, salen a andar al monte, aprende

mirando a su padre, el padre ya le avisa el punto del salón como matar, esto es así le

dice” (Entrevista a Ayda Herbas/octubre/2002).

Acompañado de otros jóvenes de su edad el muchacho intensifica sus prácticas de

cacería. Empieza a manipular solo su flecha o salón. Caza aves en los alrededores de

la casa, jochis y tatuces en el chaco, aves en el río y las lagunas, pava y mutún en las

cercanías del monte. Lo cazado por el joven adulto (bonto) es su primer aporte en la

dieta familiar. El niño ya convertido en joven adulto, no solo acompaña al padre y

apoya, sino ya se anima a cazar solo.

Pablo Herbas: 11-12 años solo ya le gusta andar, ya buscan cuando su padre está enfermo ¡peor si son puntero de la arma!, ¡peor si es de flecha! Algunos lo dejan porque quieren ser un poco carayanas porque el yura es bien conocido, es bien conocido. (Entrevista/miércoles/21/mayo/2003)

Ya de los 14 años tiene ese coraje, agarra el arma de su viejo y se anima, lo primero mata a los pajaritos, dice que antes tigre tenía que matar, tenía que cazar harto para casarse”. (Entrevista/lunes/5mayo/2003)

Cuando se le pregunta al pëpë (abuelo, anciano, “antiguo”, el papá de toda la Familia

Grande) de las familias Herbas de Tres islas Don Marcelino éste dice con orgullo

“antes yo he cazado con pura flecha, mi padre finao pura flecha utilizaba, yo aprendí a

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cazar a los 10 años, a los 11 años mi padre me abandonó” [murió]

(Testimonio/lunes28/octubre/2002).

Teyo Herbas un joven de 23 años, casado sobre sus primeros aprendizajes de cacería

independiente expresa “A los 9 años hice mi primer disparo y a los trece años ya hice

mis primeras prácticas, mi papa me enseñó a cazar, pero he tenido más práctica con

mi tío Sergio, el es más dedicado a la caza, antes aquí cerquita nomás venía jochi,

anta, pero ahora hay que caminar kms. pa’ cazar un animal grande”.

Los aprendizajes en torno a la caza es parte de un proceso, de aciertos y dificultades.

Un jóven de 15 años dispara a un mono maneche que está en un árbol, 4 disparos

nada, 5-6 disparos y nada, hasta que llega su primo un poco mayor que él, apunta y

dispara, se yergue el mono y no cae. Los jóvenes proceden a tumbar el palo para

bajar al mono”. Otro jóven de 13 años sobre sus primeras experiencias de caza narra

“El otro día intenté cazar una pava con escopeta pero no le dí” sus parientes más o

menos de la edad de él que escuchan su relato en tono jocoso y reilón le dicen “Con

escopeta hasta un ciego le puede dar” (Observación/jueves1/mayo/2003).

Si hasta los 14-15 años los padres jugaron un papel importante toca ahora a los

jóvenes, con base en sus experiencias previas, tomar iniciativas propias sobre la

cacería formando grupos de dos o tres definiendo el lugar y el animal a cazar. Sin

embargo, a esta edad los jóvenes todavía no pueden cazar de noche como

testimonían las madres de familia. “A choco mi hijo (16 años) no lo dejo ir a cazar de

noche, tigre lo puede cazar, de día nomaq le dejo, una veq mono ya me trajo”

(Observación/15diciembre/2003).

Saida, Melina y Sergito se ponen a sacarle las plumas al pato silvestre que cazó Tico (16 años). Sumergen el pato en una olla con agua caliente, lo sacan y nuevamente le sacan las plumas, hacen esta operación riendo 2 a 3 veces “es lijma, pato del río” me dice Aleja la madre de Tico “tico lo cazó con salón en el río”.

¿Tico va a cazar de noche?

No, no lo dejo, el tigre lo puede atacar, de día nomaq va

¿Y qué es lo que ya sabe cazar?

Caza pava, mutún, también jochi, calucha, pato de río, garza va con su salón y caza con eso.

¿Va seguir en el internado al año?

No creo, no hay recurso a pesar de que su hermano nos ha pedido que siga estudiando, pero ya no hay como mantenerlo en el internado. Va ir al cuartel doña Armi.

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Los jóvenes entre 14-15 años o más cazan a los pajaritos en pleno vuelo. Cuando los

turiros121 (mülo), empiezan a volar y los pajarillos revolotean en pos de ellos como

alimento, inician los jóvenes la práctica de la cacería de pajarillos pecho blanco. Las

semillas de pachuba se usan como proyectil, los que juntan en una bolsa y la usan en

combinación con una honda. Esta es también una práctica de iniciación independiente

en la caza y de afinamiento de la puntería.

Algunos jóvenes se dedican a preparar proyectiles de greda amasadas en formas

redondas parecidas a las canicas “Alfredo un día hizo de arcilla unas bolitas

pequeñas como canicas grandes, las hizo secar en 4 hileras en una calamina al sol y

luego las utilizó como proyectil en combinación con su onda para cazar pájaros en

pleno vuelo”. Es interesante ver en determinada época del año (octubre) transitar

niños, jóvenes y adultos varones con una bolsa cruzada en el cuerpo cargada de

proyectiles vegetales (semillas de Pachuca) de la mano presta de una onda.

El padre intensifica la enseñanza metódica en el monte.

A los 10 años ya van a agarrar bicho. Cualquier rato, pava jochi, lo que se pilla, taitetú, los yuqui no perdonan nada hasta sucha cazan, lo que no se come pillan ellos, nosotros no somos yuqui, somos yurucare. (Entrevista/Orlando Herbas/Miércoles2/octubre/2002)

Estos mis hijos ya son grandes ya son jóvenes, y ya hacen su puga directamente. Este lo hace, ‘el patrón’ –niño de 12 años- pero no lo hace bonito, pero otros de 10 años lo hacen bonito, ¡caramba! van y lo insertan al bicho y aprenden a lanzar desde lejos 50- 60 metros y tienen arcos que tiran bien lejos, esos te traspasan por aquí. 11-12 años solos ya le gusta andar, ya buscan cuando su padre está enfermo, -o borracho le dice su esposa desde su cocina- ¡peor si son punteros de la arma!, peor si es de flecha. (Entrevista a Orlando Herbas/miércoles/21mayo/2003)

Un joven de 16 años ya tiene cierta autonomía en la caza, si es que ha sido iniciado

en la caza por su familia, porque no es suficiente el entorno. “Hasta los 13 entran al

monte depende del chico, a los 14 años puede tener su hijos, su familia, 16 años ya

está sólido, el chico y sabe andar con el padre y sale con el padre nomás ya. A los 17-

18 años puede hacer ya, uno es grande puede trabajar (Entrevista Osmar

Portales/octubre 2002). A la edad de 14 años ya entran al chaco y trabajan con hacha

tumbando árboles. A su vez son independientes en la pesca

(Observación/jueves/10/octubre/2002).

Esta es la edad (14 años más o menos) en que se presenta al servicio militar, realiza

trabajo de jornalero con las empresas asentadas en la TCO y en algunos casos

continúa su educación escolar en el pueblo de Ivirgarzama bajo la modalidad de

121 Turiro u hormiga blanca son del orden Arquípteros.

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internado. En este periodo se ve con más fuerza procesos de “continuidad” y

“discontinuidad” en la reproducción de los patrones socioculturales yurucarés.

Una combinación de factores llevará en esta edad a concluir que el joven está

preparado para casarse y tener su familia122. Su edad, su condición física, su

formación en el monte, el retorno del servicio militar, su capacidad laboral. Prudencia

Vilche madre de Roberto Herbas Vilche “choco”, concluye sobre esta etapa “Cuando

van al cuartel pa’ su mujer ‘nomasia’ vuelven”. La relación de los yurucarés con la

sociedad dominante (criolla mestiza) hace que el cuartel como una institución de la

sociedad urbana occidental haya llegado a ser en cierta forma un rito de tránsito hacia

la madurez. Sin embargo, cuando el joven va al cuartel ya sabe cazar, manejar la

flecha y el rifle de salón.

En los hombres cuando más o menos tienen 15 años, cambia su voz, su papá, su mamá le dicen ya eres hombre tienes que empezar a trabajar, hacer chaco, ayudar a su papá. Lo mandan al monte para que aprenda a cazar, si afronta con animales grandes a agarrado venado, chancho quiere decir que ya puede defender su vida por si solo, mientras no caza, no va al monte sigue dependiente. Su primera caza no lo envía a nadie tiene que acabar su familia es muy secreto, su tercero lo reparten ya a los familiares ya lo comentan. Cuando lo comenta ya es adulto, ya eres cazador le dicen. (Entrevista/Asterio Parada/Martes17/febrero/2004)

Esta es la etapa en que hay un reconocimiento social a la condición de cazador del

joven adulto. El monte y la práctica de la cacería hacen del jóven un hombre, con

condiciones sociales y culturales para asumir nuevas responsabilidades.

Un rito importante en esta etapa es el culucuteo o culutantu123. Si bien este rito es

transversal a todas las edades, niños y adultos, el rito cumple una función especial en

este periodo porque está orientado a consolidar y legitimar socialmente a los jóvenes

en su condición de hombres y de cazadores. No se ha observado personalmente la

realización de este rito en Tres Islas durante el tiempo de la investigación, se la

122 En su estadía en la Colonia de Chimoré, sobre el matrimonio entre yurucarés Von Holten observa “empezado el período en las muchachas, se la casa inmediatamente, o sea que a menudo con sólo 10 ú 11 años, casi siempre con un joven de 14 o 15 años, matrimonio no existe; empieza el período en una muchacha, se arregla un matrimonio por los padres o los hermanos; el cortejar o las declaraciones amorosas no son conocidas aquí; para la muchacha se nombra una madrina, para el novio del padrino; en una fiesta con chicha agarra la madrina a la novia y la arroja a la tierra y el padrino arroja a su ahijado encima de ella, pero más allá no se va con ello, solamente se le ha dado a él la potestad; poco después, se van ellos juntos y con ello la cosa está arreglada, por supuesto, como ya se mencionó anteriormente, respetada por todos” (1997[1877]:21,23). Otro autor sobre el mismo tema refiere ”los indígenas se casan a muy temprana edad, los hombres a los 16 años y las mujeres a los 14 años. En su estado salvaje, cada familia cría a 4 a 5 niños; en la Misión nunca más de dos y con frecuencia ninguno” (Miller 1997[1917]:82). Un tercer autor sostiene “El yuracaré no se casa joven porque la primera cualidad que él debe justificar es una destreza extrema en el arte de disparar la flecha” (Kelm 1997 [1964]:197). 123 Culucuteo o culutantu significa hacerse punciones en los brazos y las piernas, tanto hombres como mujeres.

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menciona porque se sabe de su realización de manera transfigurada en diferentes

regiones de la TCO.

Según la historia narrada por Nordenskiold quién estuvo en territorio yurucaré “cuando

los muchachos han llegado a los 12 o 14 años, se les punza con un punzón de hueso

en los brazos y los muslos, para que puedan ser buenos arqueros de flecha. A veces

los hombres punzan a las mujeres en los brazos cuando son flojas en la preparación

de la chicha de mandioca” (2003[1922]:66).

Al respecto existe entre los jóvenes y adultos de Tres Islas narraciones sobre el rito del

culucuteo. Ademar Parada sobre esta práctica dice “antes (los antiguos) mientras

waskeaban a los niños, a los jóvenes y a los adultos sunchaban con hueso en las

piernas y los brazos” (Observación/lunes/24febrero/2003). Dos yurucarés de 30 y 40

años respectivamente sobre su experiencia del culucuteo expresan:

Cuando tomaban chicha seguro que nos waskeaban, cuando nos waskeaban lo hacían con su correa de la flecha, nosotros ya sabíamos y nos escapabamos y nos sunchaban no con cualquier hueso sino con el de águila y el de tigre y te sunchaban en filita y no te sunchaba cualquiera tenía que ser un hombre que se destacaba por ser valiente, puntero y aquel que se levantaba 4-5 de la mañana, ése te sunchaba. (Testimonio/domingo/14 septiembre/2003)

El culucuteo era un rito celebrado por los adultos de permanente demarcación de los

roles sociales de hombres y mujeres. A los jóvenes de preparación en el arte de la

cacería y a las mujeres para cumplir en rigor sus roles domésticos especialmente la

elaboración de la chicha de yuca. Paz, Suaznabar y Garnica (1989:116-119)

denominan a este rito como rito de paso124 “que sirve para reafirmar roles tanto en el

hombre como en la mujer, el que se realizaba cada vez que había gaveta nueva o

cada vez que hacían chicha de yuca como una forma de preparación para las

actividades a asumir de acuerdo al sexo. Este rito uno de los más constantes, estaba

asociado a dos hechos muy importantes en la vida cotidiana yurucaré: 1º. El asunto de

la caza y 2º. La bebida chicha. Sobre sus propósitos últimos las autoras expresan:

En el caso de los hombres el realizar heridas en los antebrazos significa dotar a los hombres del grupo de destreza y buena puntería para la caza (…) garantizando la subsistencia del grupo. Las heridas de las piernas tienen que ver con la capacidad de generar una sigilosidad en la cacería de tal forma que el animal no sienta la presencia humana, intentaban con éste rito semejar sus pasos a los de los animales; también tenía que ver con la capacidad de soportar grandes jornadas de caminata.

124 Información histórica y los propios relatos de los yurucarés llevan a concluir que el culucuteo no es un rito de paso sino un rito transversal a todas las edades desde la más temprana infancia hasta la edad adulta. Su función esta relacionada con la diferenciación social de género y la delimitación de roles que corresponde tanto a hombres como mujeres.

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Para las mujeres las heridas de los antebrazos garantizaban que éstas sean buenas hacedoras de chicha, se exigía de ellas que cumplan con una de sus funciones principales: el hacer chicha. (Paz et.al. 1989:118)

El culucuteo reducido en su forma simbólica al waskazo (en razón de que el culucuteo

era una combinación de waskazo y sunchazo con hueso), reproduce y recrea su

sentido simbólico. Por un lado, está referido tradicionalmente a la condición de buen

puntero, agil y silencioso al andar en el monte, ambas, condición necesaria para

proveer carne a la familia. Por otro lado y contemporáneamente es una forma de

sanción moral para aquellos hombres que son acusados sistemáticamente de acoso

sexual a mujeres casadas o brujería contra sus parientes. De esta forma el culucuteo

como waskazo mantiene, reproduce y recrea mecanismos de diferenciación social de

género, establece entre los hombres una jerarquía como cazadores y por otra instaura

permanentemente una ley moral indígena en la relación entre hombres y mujeres.

Para la mujer el culucuteo es un acto de confirmación de su condición femenina y los

roles que se atribuyen socialmente: ser mujer diligente, valienta (trabajadora) y

obediente, reflejada por sobre todo en el acto simbólico de hacer chicha de yuca, de

tener siempre en la tinaja o galón chicha de yuca para el esposo y los parientes.

En la comunidad estas formas de significación y diferenciación son valoradas al

interior de las familias y la comunidad pero invisibilizadas y sin ninguna significación en

el mundo externo.

Don Norlan Herbas “loco” un yurucaré de 50 años recuerda “Cada que hacían gaveta

de pachuba (vatea hecha de pachuba), y había chicha, los mayores llamaban a los

jóvenes, si uno había sido desobiediente lo chunzaban con hueso, yo sabía eso y me

escapaba, me iba a pescar, le tenía mucho miedo” (Testimonio

/sábado/23noviembre/2002).

Para el culucuteo hacen chicha en gaveta de pachuba en esas que son bien petacudas y largas, si tienen chicha ahí, seguro que van a hacer el culucuteo, ahí waskean y chunzan con hueso a los hombres y mujeres desde chikitingos a grandes. De grande uno tiene que escoger waska o sunchazo pero sunchazo siempre es para que sea puntero con la arma. A las mujeres les sunchan en los pies para que se levante 4 de la mañana y sea valienta. También no cualquiera lo suncha. (Entrevista/sábado/12marzo/2004)

El culucuteo es un rito de regulación de la conducta según los patrones sociales

establecidos por la familia, pero también de preparación como buen cazador.

Alejandrina Herbas (45 años) recordando esta práctica expresa:

Antes se hacía gaveta de pachuba de esas petacudas se lo cortaba del medio, luego se quemaba de su adentro y se lo sacaba su adentro con calma y la gaveta salía así grande y ahí se hace chicha de yuca y todos llevábamos a los chicos y chicas y ahí nos preguntaban que queríamos que le sunchen o lo waskeen y si era flojo, desobediente, le decíamos que lo waskeen o lo sunchen. Waskeaban a las mujeres y

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sunchaban a los varones con hueso delgado de pava, mutún. Al hombre sunchaban para que sea buen puntero, buen cazador. (Observación/jueves/8mayo/2003)

El culutantu como práctica ritual ha trascendido el ámbito familiar y llega al dominio

escolar. El presente testimonio se dio en una reunión de los padres de familia y el

Director Encargado del núcleo del CIRI el Prof. Copagira en la comunidad de Tres

Islas. La comunidad exigía al profesor el retorno de un segundo item destinado por la

dirección distrital de educación de Chimore a la escuela de Tres Islas y que fue

llevado inconsultamente por el Director a la comunidad de Capernaúm:

Prof. Copagira: Dieron 11 items para Chimore. ¡No quieren dar más ítems porque no hay muchos alumnos! Yo he dicho ¡¡si no me dan un item, que la gente salga con sus flechas para que reclamen!!

Don Sergio: No me parece justo que el item se vaya a Capernaucito. La profesora Teodora y todas las profesoras siempre hemos trabajado con cinco cursos [multigrado], siempre ha sido así. ¡Hasta cuando!

Don Marcelino: ¡El item es para aquí no debemos llevar a otro lado, si llega otro item quédense para ustedes!

Prof. Copagira: ¡no hay que cerrarse hay que ser un poco abiertos!, ¡No hay que cerrarse!, ¡Nosotros iremos con nuestros ojos veremos!, ¡Nosotros por ser buenos hemos aumentado más cursos porque el resto de las escuelas está hasta tercero básico!

María Rodríguez: ¡Maq leq pesa su tutuma pueq!

Don Sergio: Si no cumple wazka le vamos a dar

Prof. Copagira: Don Sergio tiene que hacer gaveta para waskearme

Don Sergio: Sin gaveta nomaq damos aquí wazka.

Prof. Copagira: A los hombres dan waska en las manos ¿no? y a las mujeres en las canillas ¿no?

Luego cuando terminó la reunión y a manera de saludarnos y desperse el profesor comentó “una vez hicieron chicha en gaveta y nos hicieron llamar a mi y a los alumnos, fuimos todos, yo les hice filar bien a mis alumnos y fuimos, bueno cuando llegamos los abuelos preguntaron a sus padres ¡a ver cuánto le vamos a dar! y el padre decía ¡este no me obedece no me hace caso dele tres waskazos! y había un arco ensartado en el suelo y uno tenía que agarrarse del arco, duro y ahí con la misma correa del arco le azotaban según lo que se acordaba y así uno por uno fueron waskeando a mis alumnos en los brazos y a las alumnas en sus canillas hasta que llegaron a mi, bueno, yo también no podía dar pie atrás, ni correrme, tenía que hacer frente y, me waskearon 3 veces en los brazos, me hicieron morete”. (Testimonio/jueves/8mayo/2003)

Otro rito importante en esta etapa es el matrimonio, el esposo de un matrimonio

yurucarés expresa “antes era costumbre para casarse matar un tigre, ahora ya no”, la

esposa dice a la vez “dice que antes la mujer no sabía con cuál, con quién de los

hombres se iba a cazar, porque su padre ponía a varios hombres a prueba para ver si

eran buenos flechadores” (Observación/sábado/12marzo/2004).

Para los yurucarés ser hábil y puntero en la cacería era fundamental para la familia

como condición de ser hombre y casarse. El ritual del culucuteo cumplía con estos

propósitos. Sin embargo, los cambios a los que se ha sujeto el pueblo yurucaré y la

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influencia recibida de la sociedad dominante hace que el rito del culucuteo haya

perdido fuerza y socabado su sentido por la influencia predominante por ejemplo, del

cuartel o servicio militar obligatorio como institución reguladora y rito de paso de jóven

a adulto.

Si bien parece ser que el ritual del matrimonio tradicional ya no se realiza en Tres

Islas, los mismos jóvenes y adultos reconocen que son costumbres que aún se

realizan en otras regiones como el Isiboro Sécure donde dicen ellos “se mantienen

todavía las costumbres de los antiguos”.

Dice que el suegro cuando uno quería casarse, lo llevaba al pretendiente monte adentro por 3 días y le hacia la prueba, si sabía cazar, manejar bien la flecha se casaba si no esperaban un tiempo luego nuevamente lo llevaba al monte, mientras estaban 3 días en el monte la futura esposa, o sea la chica preparaba chicha. Así dice que eran. (Testimonio/lunes 24 febrero 2003)

Un pariente sobre los jóvenes y su deseo de tener mujer y familia en tono jocoso y

metafórico dice “Aquellos que quieren casarse ya quiere buscar al tigre, pelear con el

tigre, ya quieren tigre nomasía” y es que históricamente el ritual de la condición de

hombre y cazador pasaba por matar al tigre como prueba de capacidad suficiente para

casarse y mantener una familia. Aunque esta práctica no se da en la comunidad de

Tres Islas, sí hay una permanente referencia metafórica a ella para decir que un joven

ya tiene el deseo de constituir su propia familia.

Es común también escuchar entre los jóvenes la referencia metafórica a “los tigres de

cabeza negra”, refiriéndose a los jóvenes, que desean ser considerados en la

categoría de hombres para casarse, tener esposa e incorporarse al mundo de los

adultos.

Aunque se sabe que los yurucarés practican el matrimonio monogámico, la posibilidad

de la poligamia y el prestigio del hombre estaba estrechamente vinculada a la

condición de buen cazador y valiente. Pierini (1912:27) al respecto refiere “los

hombres que se dedican al trabajo y son buenos cazadores, llegan a tener hasta tres y

cuatro mujeres, sin que se les hagan mayores observaciones”. Si bien este dato es

histórico, existen testimonios del presente trabajo de campo que confirman esta ley.

Se observó el caso de una familia yurucaré en la que el esposo considerado a sí

mismo y por todas las familias asentadas en el lugar como “neto yurucaré y buen

cazador (con flecha)” mantenía una relación marital con dos esposas las que sin

embargo vivían en diferentes ríos.

No se sabe mucho de éstos casos, sin embargo, así como lo refleja Pierini, no dejan

de ser un conflicto hoy para la familia nuclear y los familiares del entorno, quiénes

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observan el caso con diferentes valoraciones y con actitudes sancionadoras y

descalificadotas si éstas familias están adscritas a algún culto religioso evangélico.

Esta es también la edad en que las madres socializan a la familia sobre las

condiciones y posibilidades matrimoniales de sus hijos “le voy a buscar marido a mi

hija N.”, “ése me gusta para yerno, ése va ser mi yerno”. Es en esta edad donde se

inician las bromas y los chistes de la “suegrita” que son un indicador de la condición

adulta del varón y de sus posibilidades matrimoniales.

Hasta los 14-15 años la familia (los padres o los tutores) ejercen una fuerte influencia

sobre los hijos. Pasada esta edad los jóvenes empiezan a tomar sus propias

decisiones. La dirección de los cambios y de las influencias cambia. Los jóvenes se

abren al mundo ajeno, extraño, y desean explorarlo. Surgen nuevos escenarios de

conocimiento y aprendizajes entre ellos: el cuartel, los viajes a regiones lejanas, Beni,

Santa Cruz, la búsqueda de otros parientes en otros ríos, el trabajo con pesqueros, u

otros que operan en el río. Esta es la edad en que los jóvenes ya no están en la

comunidad. Se emplean con los bananeros, las mujeres se van de cocineras,

empleadas o estudian. Los jóvenes varones y mujeres están lejos de la familia y la

comunidad.

Es notoria la ausencia de jóvenes en la comunidad de Tres Islas. Los jóvenes se van.

Tanto mujeres como varones rompen el cascarón familiar y se lanzan a la vida más

allá de la frontera yurucaré. “Los jóvenes que aún no se han casado se buscan la vida

y la mayor parte ahorita casi no están como de costumbre antes solamente están

dedicando a estudiar o trabajar” dice un pariente. Los jóvenes son los grandes

ausentes en las reuniones comunales donde están afiliados los esposos. Si no son

casados no tienen derechos. Por tanto los y las jóvenes al no ser casados y al no tener

categoría de “adultos” y “comunarios” salen de la comunidad. Las asambleas tienen la

presencia viva de mujeres y hombres –casados- y niños más no los y las jóvenes. La

influencia anclada en la familia cede a la influencia del entorno mayor que el joven

empieza a explorar.

Esta es también la edad de las grandes decisiones. Pueden los jóvenes casarse, o

trabajar o continuar los estudios éste último en muy pocos casos. Es también la edad

de la resocialización permanente, por ejemplo aquellos que han estado alejados de la

familia y el monte por buen tiempo nuevamente se insertan en las prácticas familiares

“lo metemos otra vez a cazar, a pescar y al chaco pa’ que no se olvide” dice un padre.

Aleja habla de su hijo con quién nunca vivió por haberse separado de su padre. “Mi Ronald cuando tenía 12-13 años aprendió bien a cazar, manejaba bien el arco y la flecha, vivía con su padre, él le habrá enseñado pueq, luego se fue a vivir 20 años a

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Santa Cruz y todo se ha olvidao pero salón maneja bien, cuando noq visita a la casa, van a cazar con su tío (su padrastro) y trae siempre bicho”. (Observación/jueves/8/mayo/2003)

El monte, el río y el chaco son los escenarios dónde nuevamente ponen en función

sus habilidades latentes y nuevamente asumen sus roles. Los jóvenes después de

viajar por largas temporadas a Santa cruz, Beni, Cochabamba nuevamente se

incorporan a las actividades de los adultos. Sin embargo, el ir y venir conlleva el

desarrollo de costumbres y hábitos nuevos en torno a la comida, sus horarios y

hábitos, la crianza de los hijos, la fiesta, la educación. Son estas nuevas generaciones

que se adaptan con mayor facilidad a los cambios que sufren las comunidades y el

pueblo indígena.

Parte de sus nuevos aprendizajes del ya hombre adulto en esta etapa será aprender a

construir su canoa, una casa, los utensilios básicos como: la gaveta y el tacú, traer

leña, planchonear, participar activamente en las actividades del chaco (hachear, rozar,

quemar, sembrar, cosechar etc.).

Un juego muy enraizado entre los yurucarés y la pasión de hombres y mujeres, niños y

adultos y que además se acomoda a su tradición territorial es el fútbol. Los jóvenes

apasionados y amantes del fútbol recorren su territorio jugando en diferentes

comunidades de la propia TCO y de otros ríos. El fútbol pasión de los hombres lleva a

esfuerzos desmedidos para comprar su indumentaria, realizar sus campeonatos y

lograr el laurel para los suyos.

4. Conocimiento, habilidades y destrezas para la cacería

Estrategias múltiples de aprendizaje.- En el aprendizaje del joven yurucaré existen

diversas estrategias ante diferentes situaciones. En este subtítulo veremos qué

habilidades llega a desarrollar un hombre yurucaré desde su temprana niñez hasta su

juventud y que son primordiales para ser hombre, ser yurucaré y ser cazador.

Presentamos aquí un conjunto de estrategias que todo cazador debe saber, conocer,

aprender.

Organizarse antes de entrar al monte.- “Adentrarse” en el monte requiere un

cuidadoso proceso de planificación y equipamiento. Con qué se cazará, qué se llevará

y cuánto tiempo piensa irse. Según, si la caza será de día o de noche, cacería corta en

el chaco o teshentala. En cada caso el hombre planificará lo que llevará: los perros, la

chicha de yuca, el arma y/o las flechas, el machete, el cuchillo, el rifle de salón limpio y

balas, mochila (surumayu).

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Saber caminar en el monte.- El hombre cazador tiene que saber caminar en el monte

para no perderse. Si no sabe andar no va a saber “huellear” (identificar, reconocer las

huellas de los animales del monte) y por último se va a perder. La orientación y la

demarcación del camino al entrar en el monte, sea rompiendo las ramas de los árboles

hacia delante o marcando con machete en pequeñas señales en los árboles son lo

más importante. Otras estrategias de orientación en el día son guiándose por el sol. En

la noche la orientación fundamental es la luna y una constelación de estrellas, en

particular el pío125. Pablo sobre el saber caminar en el monte de noche dice “¡pá

conocer es el monte! así nomos no se anda, uno se pierde”.

Conocer los ruidos de los animales, saber “huellear” y espiar.- Escuchar los

ruidos de los animales y saber diferenciar los mismos. Tiene que saber escuchar qué

clase de ave o animal es. El que sabe escuchar ese caza toda clase de animal.

Después tiene que saber huellear, saber qué clase de animal está huelleando. Luego

tiene que saber espiar. Un acto previo de la cacería implica muchas veces el acto de

espiar a los animales avistados fortuitamente en algún lugar, el chaco, las orillas del

río, el barbecho. Al espiar se conoce la ruta, el desplazamiento del animal a ser

cazado. Esto sucede generalmente cuando hay fruteros, yucales, o algunas especies

de frutas silvestres del gusto de los animales.

No tener miedo.- El cazador tiene que caminar sin miedo en el monte. Si se

encuentra frente a un tigre el tener miedo puede ser su último día de vida, pues el

tigre, al sentir el miedo del hombre más que seguro lo ataca, sin embargo, si el hombre

demuestra coraje, le brinca y le levanta la mano, el tigre dará media vuelta y se irá. El

hombre debe tener fortaleza, coraje, energía, decisión y serenidad para afrontar estas

dificultades y riesgos.

Andar en silencio.- Andar con calma (despacingo) y en silencio es la clave en el

monte. “Hay que andar calladito porque si uno anda con bulla, qué va a cazar con su

andanza”. La concentración y el silencio son importantes. El silencio es tal vez una de

las estrategias y procesos de aprendizaje más importante. En el monte se debe

escuchar a la naturaleza para aprender de ella y defenderse del peligro que hay en

ella. La condición del cazador está fuertemente vinculada a esta habilidad. Los petos,

las hormigas bravas, los troperos u otros animales solo son posibles de saber sobre su

proximidad en tanto impera el silencio y la concentración personal de uno. Asterio

Parada “A mi me gusta ir solo a cazar, no me gusta ir con nadie, es que uno va

125 El pío o ñandú americano, corresponde al orden de las Corredoras. Entre las constelaciones identificadas por los yurucarés en el firmamento está la constelación del pío que esta localizada en la vía láctea.

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despacingo, silenciosamente, sin hacer nada de ruido” (Observación

lunes/28/julio/2003/TI).

Saber cuidarse de los peligros del monte.- Andar, caminar en el monte significa

tener atenta y concentrada la mirada. “Hay que fijarse bien”. El niño debe fijarse en los

riesgos del monte. Las más peligrosas por orden de importancia son: La víbora, el

tigre, la tarántula, la tukandera, los petos, el taracuti. En las pozas, los curichis y los

ríos viejos, la piraña y la sicurí126. Aquí entra en juego la atención, la agudeza y

concentración de la mirada.

Saber hacer chapapa.- Cuando uno va a esperar a los fruteros en la noche, tiene que

hacer su chapapa arriba en un árbol. No tiene que roncar (si se duerme) mientras

espera pues el animal puede escucharle e irse. Alejandrina Herbas dice que cuando

uno ronca en el monte viene el tigre y se echa a dormir al lado de uno, por eso no vale

roncar en el monte.

Saber poner armadilla127 con rifle y con flecha.- Tiene que saber poner trampa con

palos o arbolito tanto en el caso del rifle como con la flecha.

Imitar a los animales.- Tiene que saber imitar a toda clase de animal o ave para

matarlo cuando se acerque.

Lectura relacional de la naturaleza.- Los jóvenes son adiestrados todo el tiempo

para leer e interpretar los cambios que se operan en la naturaleza. Por ejemplo, si ya

están maduros los tembes quiere decir que ya van a venir a comer los animalitos, si

las hormigas hacen sus nidos en los árboles es porque va inundar el monte. Los

jóvenes permanentemente van mirando si hay huella de jochi pintado, calucha128, tigre.

Si muchas aves están revoloteando en el río, si hay rebullo en los remansos

(remolinos) de agua es porque los pescados están arribando. Y así una infinitud de

relaciones significativas.

Saber amarrar y cargar al animal matado.- Si mata algún animal tiene que saber

amarrar las patas como también saber liar y cargar.

Saber subir a un árbol.- Es muy importante saber subir de inmediato para salvarse

de algún ataque de los troperos o el tigre. Uno debe tener agilidad y velocidad al

correr, sigilo al andar. El hombre yurucaré es altamente preventivo, al andar en el

126 La sicurí es un ofidio conocido en otras regiones de sudamérica como anaconda. De la talla del sobí y boa. 127 Es una trampa que se arma con el rifle o salón. Las características de la armadilla varían según el tipo de animal a cazar. 128 La calucha es una variedad de jochi, es mamífero pertenece al órden de los Roedores.

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monte debe identificar en su paso los posibles aárboles a los que puede subir en caso

de peligro.

Tener buena puntería.- Tiene que saber disparar bien con salón y con flecha para no

errar con el sábalo y con los animales del monte, fundamentalmente para no dejarlos

heridos y huidos.

Saber cuidar la flecha y el salón.- Si cuando uno caza con rifle de salón o flecha no

es bueno rebalsar la olla, si es así no puede matar ninguna clase de animal. Cuando

van a cazar por primera y segunda vez no debe invitar a los parientes, pero si se caza

ya por tercera vez se tiene que invitar a los parientes primos, sobrinos y hermanos.

Tiene que saber nadar.- Tiene que saber mantenerse a flote y no ahogarse.

Saber equilibrarse en la canoa, saber remar, dirigir su canoa.- Cuando uno está

en un río correntoso y que da oladas, saber manejarse en la canoa es de vida o

muerte. Cuando uno está en los curichales uno de los mayores peligros es la sicuri

que reina en los curichales, come tigre, lagarto, patos, gallinas, y al hombre. Mantener

el equilibrio en la canoa es de vida o muerte pues cuando un hombre cae a los

curichales puede la sicuri envolverle y llevárselo al fondo.

C. Los conocimientos de la cacería: valores y normas familiares

1. Las mujeres también vamos al monte

Si bien están claramente diferenciados los roles de los hombres y las mujeres existen

varios ejemplos de mujeres que cazan. “¡Hay mujeres cazadoras yo conocía a una

mujer alla en Mónica parienta ella, que cazaba chancho, tatú, jochi con salón también

con flecha” (Entrevista a Don Sergio Rodríguez/domingo/4/mayo/2003). Alejandrina

Herbas al respecto dijo “también había una mujer mi suegra cazaba toda clase de

bichos, como su marido trabajaba ella tenía que ir, lo llevaba a su hijo como el tico (13

años) con su flecha y ella con su salón y sus perros y se dentraban al monte, traían

pueq cualquier cosa jochi, tatú, chancho” (Entrevista a Alejandrina

Herbas/domingo/4mayo/2003).

Aleja: Hermano, cuñada, ¡cómo sabía manejar salón!, ella así y petacuda –embarazada- dentraba al monte. Una vez a mi y a su mamá nos dijo ¡vamos a pasear al monte! y le seguimos, ella bien cargada de su salón, ahí nomás aparecieron los troperos, ¡negro nomas! detrás los perros y cuñada nos dijo ¡rápido súbanse al palo!, ella pa’ eso ya se había arrimado a un palo de pachuba y nosotros ahí abajo seguíamos de susto mirando por dónde venían los troperos, ahí nomás pasó nuestro susto y yo aparecí más arriba que la cuñada ahí nomaq del susto me había olvidado que yo tenía las balas cuando le pasé la cuñada le dio a una petacuda ¡asisanga era¡, pasaron los troperos y nos vinimos, la petacuda se fue sangrando, luego le siguieron con los perros y la agarraron siempre.

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Don Marcelino: ¡Ah si! esa mujer, mi finada ¡si que era!, a cualquier bicho le daba, veía nomás y ¡pon, pon! En su patio asaba un mono, una pava. Dice que aprendió de niña. (Observación/Lunes/5mayo/2003)

En una mayoría de los casos, las razones que impulsan a esta actividad son: la

ausencia del hombre por un viaje temporal, la imposibilidad de éste de entrar al monte

por casos de enfermedad o muerte, cuando la mujer queda viuda y sola (en algunos

casos). En caso de tener un hijo varón adulto la mujer viuda queda bajo la

responsabilidad del hijo quién debe proveer a la madre y si fuere casado a su esposa

e hijos. Si no es este el caso la mujer viuda debe buscar a la familia que le apoye

mientras cambia su situación “Las familias donde no hay hombres, las mujeres se

buscan, tienen su vecindad” (Entrevista a Don Orlando Herbas

“tori”/miércoles/2octubre/2002). Sin embargo, existen casos de mujeres viudas,

solteras o casadas que siendo aún jóvenes y con conocimientos y habilidades en la

caza, se animan a entrar al monte y proveerse de la carne necesaria. En cierta forma

esta actitud es motivo de admiración pero también de cuestionamiento por parte de los

yurucarés.

Las niñas se inician en el arte de la cacería cuando en algunas ocasiones los papás

las llevan con el propósito de ayudar como mochileras o ayudantes129.

Arminda. ¿Tu papá te lleva al monte?

Irsa: Sí 6 años tenía cuando me llevó. De día vamos, no me lleva de noche. Yo voy por atrás.

A. ¿Qué te dice cuando van al monte?

I: ¡vaq a mirar bien!, ¡cuidao el peto!, ¡vaq a mirar la víbora!

A. ¿Qué cazan?

I. Cazamos chancho, el tatú, el jochi y yo lo cargo. Si el animal está herido se va nomaq

(Entrevista a Irsa Cabrera de 11 años/lunes/5mayo/2003)

Las niñas desde los 6 años aproximadamente van al monte con el padre. Sin

embargo, las niñas no son motivo de una iniciación o formación sistemática como los

varones. “Las mujeres nunca agarran arma, puede ser que agarren, pero nosotros no

lo enseñamos cuando son pequeñitas, si le enseñáramos pueden flechear claro” dice

Pablo Vargas Barber un padre de familia, otro padre expresa, “Es que no saben

porque no les enseñan, no les amañan, no les adiestran”

(Entrevista/Domingo/4mayo/2003). En este proceso, el acto de llevar a las hijas implica

129 Parece ser que la participación de la mujer en la caza implica el cumpliendo de un rol específico. Según Paz (2002:34) “Entre las contadas actividades, al que está limitado el Yura [yurucaré]; es a la fabricación de sus flechas; y cuando éste sale de cacería, va acompañado generalmente de su esposa o una hija mayor. Cometido el objetivo de la cacería la mujer es la que tiene que cargar con la presa; (…). El Yura, por otro lado solo puede cargar con su flecha, y escasamente abrir la brecha del camino”.

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2004. Alejandrina Herbas y Asunta Rodríguez Herbas (hija en el árbol de papaya). Tres Islas, Río Chimoré – Río Ichilo.

“Estamos sacando papaya para invitar a don Felix, el Uypi”

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una particular recomendación sobre su resistencia, en cambio los varones son

preparados para ella. Una niña de 8 años cuenta cómo le rogó a su padre para ir a

cazar, a un lugar varias horas distante de la casa “no quería mi papá, luego me dijo

¿vas a poder caminar?, ese día me han sunchao grave las espinas y los zapatos me

sacaron ampollas, cansada llegué”.

En Tres Bocas fuí con mi papá a cazar, tenía 8 años, cazamos 2 monos, pava y mutun130, “cerquinga cantaban los mutunes”. Después pescábamos, sacábamos palometa, chupa, después llegábamos a mi casa y cocinábamos. A veces íbamos en el casco con mi hermanito Rosario, mi papá nos dejaba, “me van a esperar” decía mi papá cazaba con salón. Otras veces íbamos a las lagunas, no íbamos al río porque había víbora. “vamos a ir al monte” y vamos a cazar un anta decía mi papá. (Entrevista a Jacky Parada Herbas/sábado3mayo/2003)

Si bien es al hombre al que se lo inicia para la caza, no están exentas las niñas de ser

parte de ella, mucho más cuando en una familia donde no hay niños varones. En estos

casos las niñas participan en la caza de los padres en condición de mochileras o

cargadores de los animales cazados. “a la caza va la mujer, pero su papá se lo caza,

ellas cargan a la espalda, cuando se le enseña también aprende, pero no caza”

(Entrevista a Don Asterio Parada/jueves/7agosto/2003).

La mujer juega un papel importante en la cacería, cuando la cacería es familiar por

determinado tiempo (teshentala) la mujer acompaña al cazador, junta fuego, cocina,

hace charque. Por tal, la preparación para el monte no solo atinge a los varones es

también un campo de aprendizajes para las mujeres desde temprana edad. En un

futuro, cuando la niña se haga mujer estará preparada para acompañar al esposo u

otro familiar a la cacería en el monte.

Fui al monte, llegamos a su platanal de mi hermano y ahí había un jochi y ese jochi cuando noq vio se paró en una hojita, se movió la hoja y lo cazó, maq allá se fue y pilló un mono después ya nos vinimos, yo cargue el mono, el jochi y noq lo trajimos a mi casa, mi mamá cocinó, comimos una sopa de mono y del jochi hicimos chapapeao y después hemos comio y le hemos hecho cheruje y lo comimos, despueq a llovido no teníamos que comer y ése mono noq lo hemos comido. Hasta ahí nomaq

¿Y a qué hora fueron?

Fuimos a laq seis en la mañana, en la mañana siempre salen

¿Y con qué cazaron al jochi?

Con flecha

¿Quién cazó?

Mi padrastro

¿Y cuántas veces le flecheó?

130 Mutún es un ave muy apetecida por los yurucarés del órden de las gallináceas junto con la pava pintada, la pava campanilla, la pava guaraca, la pava guaracachi y la chachalaca o serere de las orillas del río.

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Al jochi le dió Doq veces. La primera le hizo agarrar ¡bien aquí! –Señaló la sien de su cabeza- no murió seguía. Luego la segunda veq le dió aquí -señaló su costado debajo la axila- ¡acá traspasó la flecha! –Señalando el otro lado de su costado-.

¿Y al mono?

Al mono bien aquí le dio en su barriga

¿Y tú cargaste los dos?

Si, lo cargue

¿Y no era pesado?

No. El mono nomaq lo traje yo

¿Y el jochi?

Mi padrastro lo trajo

¿Y ya sabían que el jochi estaba ahí?

Siii. No, hemos puesto chapapa y hay arriba noq hemos parao, ahí vino a comer maduro

¿Y cómo era el jochi?

Era ¡grande! Era jochi pintao.

¿Y qué hicieron después de matarle?

Después de matarle al jochi nos quedamoq ahí arriba con mi hermanito Jossue–niño de 4 años- y él – su padrastro- se fue a buscar al mono. Con el jochi muerto estábamos ahí arriba hasta que venga otro jochi. (Entrevista a Jacky Parada Herbas de 12 años)

Otra forma en que las niñas acceden al conocimiento de la caza es siendo parte del

desplazamiento espacial de las familias con el propósito de cazar. El teshentala que es

cuando una familia viaja por una a dos semanas a cazar u otro lugar donde hay

abundancia de animales y peces se convierte para la niña en un escenario rico de

aprendizajes en el conocimiento del monte, las artes de la cacería y los roles que

asumen los hombres y las mujeres.

Niña de 10 años: Una vez fuimos lejos pa’ dos semanas cazamos tropero, mono, anta, chancho, fuimos yo, tía Elsi, mi madrastra, mi hermanita, “mostaza” y Benita. Las mujeres cocinaban los hombres iban al monte, cazábamos dos, tres, cinco bichos y todo eso hacíamos charque y comíamos huevo de pajaritos y huevos de pío131, así huevos grandes, ese lugar se llamaba Ibabo. (Testimonio/Sábado/3mayo/2003)

Las niñas también aprenden de la cacería al andar junto a la familia y ser parte de un

conjunto de actividades desarrolladas por ésta como la colecta y la pesca. Una niña de

12 años comenta:

Fuimos al gredal a cazar acá arriba, primero fuimos a cazar, cazamos chancho, yópore y jochi nomaq, luego sacamos hoja, asaí, calucha de ahí acarreamos, embarcamos a la canoa y nos vinimos.

¿Con qué cazaron?

Con salón

131 El pío es una variedad de ñandú, existe en Tierras Bajas.

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¿Quiénes fueron?

Mi tío Sergio, mi papa

¿Tú qué hiciste?

Yo cargué nomaq, yo acarree los chanchos, los jochi a la orilla

¿Y quién puso a la canoa?

Mi papá y mi tío, de ahí nos embarcamos y nos vinimos, llegamos al puerto de mi primo (Entrevista a Elizabeth Herbas Vilche/jueves/1mayo/2003)

Los conocimientos y aprendizajes en la cacería se construyen social, cultural y

territorialmente. Es usual escuchar a las niñas decir “fuimos a cazar bicho” al acto

social de desplazarse como familia de un lugar a otro. Existen épocas del año en que

toda la familia se desplaza por el río a otras regiones por algunas semanas, “fuimos a

La Loma del Amor por el Mamoré por dos semanas” dice Ely Vasquez herbas

explicando su ausencia y la de su familia.

Si bien los conocimientos sobre la caza no son atribución exclusiva del hombre, ésta

como práctica social y rol social es una actividad masculina. Sobre la función social

del hombre algunos yurucarés hombres y mujeres dicen “solo hombres vamos a la

caza”, “El viejo es el responsable de la cacería”, “los hombres son los que traen la

comida”, “si el hombre no trae nada, de dónde va a haber comida”, “si no hay carne

qué vamos a cocinar”, “nosotros estamos acostumbrados a la carne, hay yuca, maíz,

plátano pero falta siempre carne”, “si no va el hombre a cazar, a pescar, no se come”.

Las mujeres son parte importante de la práctica social de la cacería y su conocimiento

pero cumpliendo roles diferentes132.

Las mujeres acceden al conocimiento en el proceso interactivo de las familias. Existe

una permanente circulación del conocimiento. Sin embargo, mientras las mujeres

conocen los hombres conocen y tienen el rol de realizar, asumir y cumplir con el acto

de la cacería.

Toda la familia fuimos a la banda a pescar, Don Sergio sus dos hijos varones (3 y 6 años) y una mujer (8 años). Mientras la canoa se deslizaba cerca de la orilla la niña dijo “papá mire huellas de jochi” y evidentemente había pisadas en la parte oreada de la playa. “Si debe estar comiendo el plátano, vamos a ver” dijo el padre. Cruzamos el río a la banda (al frente), encostamos en un lugar Don Sergio bajó y entró en el monte tiempo después mientras los niños y yo esperábamos que pique algún pez volvió y dijo “Si hay un yópore doña Armi ya había comido dos racimos de plátano, esta noche lo vamos a espiar, mañana vamos a comer jochi”.

132 “Mientras dura la partida de caza del marido, la esposa valientemente afronta impasible los múltiples peligros que amenazan a los humanos que se atreven a estar “solos” en la selva. La mujer Yuracare es también diestra cazadora y maneja con suma maestría el arco, las flechas casi tan perfectamente como los varones, lo que le da amplia seguridad para defenderse del posible ataque de las fieras” (Hoffman 1998:2).

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Mientras los hermanos varones van con el padre a cazar, las niñas tienen el rol social

de atender las cosas inherentes a la casa, la cocina, la atención a los hermanos

menores, la preparación de la comida, la chicha de yuca y el cuidado de los animales

como las gallinas.

El sistema de conocimientos de la caza como una actividad masculina está

internalizado no solo en los hombres sino en las mujeres. Las niñas marcan su

cotidianidad en esta diferencia de roles y exigen su cumplimiento a través de censuras

y reproches. En una ocasión una niña de 12 años le reprochó a una niña de 6 años

que jugaba con arco y flecha con sus hermanitos “¿metiéndote a cosas de hombres

no?”. Israel un niño de 6 años sobre la diferenciación de roles dice “Las mujeres no

pueden ir a cazar, en la casa paran, cocinan nomaq”, cuando le volví a preguntar

además expresándole que sabía de mujeres que cazaban, volvió a decir “¡no!!, mi

mamá no sabe, ella tiene que cocinar, nosotros vamos al monte, la mamá cocina”.

Dialogo de una niña de 12 años y un niño de 7 años:

Jacke.- yo una vez fui con mi papa a cazar jochi, eso voy a dibujar ¡el mutún, wissiru, es de todos los colorcitos!

Israel.- ¡Acaso jacke es de todos los colores ese pajarito!

J: No, no es pajarito, ¡es wissiru!, ¡wissiru eq!

I: Yo no soy dulcero como peto solo los petos son dulceros

(Jacke se pone a dibujar e Israel le pregunta)

I: ¿Los tres?

J: Los tres siempre andamos con mi papá

I: ¡Acaso las mujeres andan!

J: ¡Andamos siempre pues¡ (Testimonio/Miércoles/7mayo/2003)

La percepción de los niños y niñas es diferente según haya dentro la familia, mayor o

menor presencia de mujeres y los roles tienen que asumir y les asignan sus padres.

En algunas ocasiones hemos observado a los niños tienen colgado al cuello y brazo –

transversalmente- un arco y varias flechitas en la mano mientras las niñas cargan y

cuidan a sus hermanitos pequeños.

Las niñas ayudan sobre todo a su madre con quien caminan y a quién apoyan en la

cocina, el cuidad de los hermanos menores, el lavado de ropa, el chaco y ayudar en la

elaboración de chicha de yuca. Parte de sus aprendizajes son también aprender a

nadar, manejar canoa y a remar, así como aprender a pescar, cocinar y a manejar el

machete.

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2. Cuando cazamos, no mezquinamos

Cada familia procura su alimentación diaria en su relación directa con el monte,

cosechando el fruto de su trabajo en el chaco, pescando en el río o accediendo a

recursos monetarios a través de trabajos temporales para proveerse de algunos

productos alimenticios en el mercado. En la relación del hombre con el monte y la

práctica de la caza, es costumbre la práctica y la moral de la redistribución, cosa poco

o nada usual en los otros campos (chaco, o recursos monetarios por ejemplo). La caza

de animales mayores (chancho, tropero, anta, jochi, venado) está asociada a la

redistribución, al acto de compartir con integrantes de la Familia Grande de las

proximidades. La caza de animales pequeños loro, mono, pájaro, pava no es motivo

de redistribución133.

La caza de animales grandes constituye un momento de confirmación de la Familia

Grande. A través del acto de compartir, repartir se consolidan y fortalecen los vínculos

consanguíneos y de alianza de la familia. Una niña de 8 años cuenta mi papá cazó un

taitetú, luego de pelarlo invitamos a mis tíos, primos y la profesora”. El acto de dar,

mandar, repartir es el momento en que la familia extensa, grande o clánica se

concretiza se “hace carne” en actos reales. La familia grande no es una entidad física

corpórea espacial de aglutinación en un territorio, es la permanente confirmación

relacional, el ritual de los vínculos que los unen a través de estos actos de reciprocidad

y redistribución. El acto de dar es un acto que fortalece el pacto de reciprocidad entre

las familias.

Si yo cazo tengo que dar a los de mi lugar, luego, Marcelino, Margarita, si Loco y Jhon cazan tienen que dar a los de su lugar, lo propio si Freddy caza tiene que compartir con los de su lugar. La ley indígena entre nosotros es así, cuando cazamos un bicho grande tenemos que compartir. (Observación/lunes11agosto/2003)

Para la economía yurucaré, inscrita en lo que se conoce como la economía del Don,

muy propio de las sociedades amazónicas e indígenas, el compartir no es un pedazo

de carne sino un vínculo de alianza permanente. El valor y el poder del Don tienen que

ver con la espiritualidad y la confirmación de una tal relación. “De aquí que el don no

sea voluntario en el sentido de que pueda hacerse ó no, a discreción. Cuando la

relación lo exige, el Don es un deber, como también crea obligaciones; quien lo recibe

tiene el deber de dar, y al revés, quien ha dado algo exige recibir algo” (Widengren

1976:257).

133 Lara al respecto dice “en las familias (…) existe la invitación a los familiares (…) a compartir carne de monte, fruta o chicha. La expectativa de la invitación no es la devolución del producto invitado, sino la retribución con otra invitación” (2002:125).

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2003. Alejandrina Herbas Orozco. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy dividiendo en dos el taitetú que cazaron Sergio y primo Teyo ”.

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No todo es una perfecta armonía, surgen periodos o épocas donde lo que se caza no

se comparte con una parte de la familia porque surgen rencillas, desaveniencias,

enojos, por dichos y hechos que afectan a ambas partes y entonces el acto de la

redistribución no se cumple, la comunicación, la visita familiar se mantiene aunque con

menos intensidad. “La gente hay veces que pelea mucho, se agarran entre varios,

¡grave es! y cuando están enojaos no invitan, cuando van a cazar por ejemplo, cazan

jochi ya nomaq no invitan”, “Si no invita ese es mezquino que no quiere invitar a nadie,

o sea quiere decir que no tiene familia y ésta es una costumbre de años atrás, o sea si

cazamos un taitetú un pedacito le damos a la familia” (Testimonio/lunes/15julio/2002).

Yo ya no le mando carne a P. porque ella había hablado de nosotros diciendo que nosotros hablamos mal de ella. Por eso yo ya no le mando carne. Mi esposo me dice “manda esto a la P.” pero yo “no” le digo porque ella ha hablado así. Además “ella tiene marido, no tienen hijos, a ellos les sobra la comida, en cambio yo estoy enferma”. Mi esposo me dice “parece que te estás volviendo chikitinga”. (Testimonio/sábado 9 de agosto 2003)

La trasgresión, el incumplimiento de esta norma, lleva a que los familiares en un acto o

evento social próximo castiguen simbólicamente este comportamiento. La fiesta es un

escenario propicio para hacer caer en cuenta sobre la falta incurrida a los esposos, los

que son castigados en presencia de todos. Una niña de 12 años cuenta la siguiente

relación del castigo impuesto:

Una vez mi mamá le castigó a mi tío porque cazó un jochi y no invitó y le hizo tomar un bañador de chicha de yuca. En otra vez a mi papá lo castigaron porque fue, cazó un tropero y no invitó a mi tío, mi mamá tenía que cocinar no cocinó y mi tío le hizo tomar un bañador de chicha en esas tutumas grandes que hay, en eso. Cuando se caza por primera vez no se invita pero cuando es por segunda vez se invita. (Observación/Martes15/octubre/2002)

La caza, como práctica social tiene un alto valor simbólico. Está asociada a la

solidaridad social, retribución, redistribución, intercambio todas estas expresiones nos

remiten a aquella actitud por la cual los niños, jóvenes y adultos hacen de lo suyo un

bien también de los otros. Lo contrario a la norma social de compartir es ser mezquino.

Es usual escuchar a los niños y niñas decir en algunas circunstancias “mire mami se

está mezquinando”. Existe entre los niños y entre los adultos un permanente reproche

a la mezquindad y al cumplimiento y fomento del acto de dar y compartir.

La decisión de a quiénes se va a enviar una parte es de mutuo acuerdo entre los

esposos aunque lo decidido no siempre se cumple. La mujer divide en varias

porciones la presa cazada y manda con los hijos, quiénes se dirigen prestamente a las

vecindades con lo entregado por la madre. El hombre presente en el acto de repartir

observa silenciosamente y en algunos casos cuando ve que la mujer no está enviando

a algunos integrantes de la familia le recuerda la obligación moral que tienen de

compartir con expresiones suaves y persuasivas pidiéndole que no sea mezquina.

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2004. David Aramayo Herbas. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy llevando carne de taitetú a mi primo Teyo”.

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Los responsables de llevar la carne son indistintamente los hijos varones y mujeres.

En un plato o en un bañador pequeño las niñas o niños de 5 años para adelante y

según la distancia que tienen que recorrer son los que hacen llegar la carne a sus

familiares. Los hijos desde esta temprana infancia a través del acto de transportar la

carne internalizan una norma social de la familia y los discursos, prácticas y castigos

en torno a ella.

Este acto de intercambio sin embargo no es con todos. Un extraño en la comunidad no

es parte de este ritual ante el cual prefieren proteger, ocultar sus costumbres. Este

acto de compartir se da entre los integrantes de la Familia Grande que tiene vínculos

consanguíneos de parentesco y con otros parientes con quiénes mantienen buenas

relaciones de amistad.

Sin embargo, estos actos de reciprocidad no son símbolo de leatad o armonia social,

de hecho existe o se observan tensiones que interfieren con este acto de

reconstitución de la familia grande. Existen rupturas temporales relativas al usufructo

de algún bien material, un árbol, un chaco, unos frutos, existen desavenencias

relacionadas a la escuela, con relación a los niños, en este clima el acto de dar y

recibir se interrumpe.

Los conflictos son un elemento siempre presente en las relaciones sociales entre

familias. La lógica del don, la reciprocidad o redistribución no son prácticas que todos

cumplen al unísono por el contrario es una permanente lucha familiar por su

cumplimiento. El cumplimiento del acto de compartir se ejerce muchas veces a través

de presiones, miramientos, cuestionamientos a la conducta de los otros que incurren

en actos reñidos con sus normas sociales. El acto de dar y repartir es un ejercicio

permanente en el conflicto. Como dice Chase (1995a:281) “el gran propósito de este

sistema total no es la promoción del individuo, sino el fortalecimiento de los lazos entre

los miembros individuales de la sociedad”134.

Por otro lado no siempre es un acto voluntario de iniciativa propia. En algunas

ocasiones anoticiado el padre de que su hijo ha cazado o pescado en cantidad, manda

al hijo menor o nieto pidiéndole que le mande carne “papá dice que me mandés”.

134 Para Chase el acto de redistribuir el producto cazado se inscribe en lo que denomina la economía del Don una característica de las culturas amazónicas “la economía es esencialmente una economía de reciprocidad, es decir, con base en el intercambio diferido de bienes, lo que podríamos llamar una economía del Don. Cada sociedad inculca en sus jóvenes un fuerte sentido de valores que lo obligan a compartir cualquier bien material. Todos los miembros de la sociedad están sujetos también a un fuerte imperativo moral que los impulsa a recibir, reconociendo de ese modo la nueva relación creada por la deuda adquirida. La esencia misma de esta economía, lo que mantiene el flujo de bienes y servicios entre el que da y el que recibe, es la obligación de dar algo en reciprocidad (1995b:163).

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Suele ocurrir también que anoticiados de tal hecho, los familiares merodean la casa,

se sientan y conversan largamente, hasta que la otra mujer le dice “mira hermana esto

cazó tu cuñao toma llévate esto”, teniendo ya la mujer lo que esperaba, conversa

preguntando y dónde lo cazó y cómo fue hasta que decide irse “bueno cuñada me voy

entons” se aleja, no ha dicho gracias ni ningún gesto que dé una muestra de

agradecimiento pues claro está ella en otra ocasión tendrá que cumplir con el mismo

ritual.

En el orden social mayor esta ética de compartir, repartir, dar y no guardar para sí, se

replica también en otros actos como el reclamo permanente de las mujeres de la

oportunidad que todos deben tener por igual para acceder a un trabajo, o un

beneficio.

Esto muestra también la permanente lucha de las familias contra todas aquellas

acciones que tienden a centralizar los recursos y las decisiones en manos de uno solo,

o unos pocos, se puede decir que hay una intolerancia a la centralización,

acumulación, acaparamiento y expresiones de censura a todo aquello que pretenda

acaparar sin compartir con el pariente. Ellos no aceptan la acumulación de bienes ni la

especialización de prácticas o saberes. Este sentimiento es muy evidente entre las

mujeres quienes a través de varios recursos como la envidia, el miramiento van dando

cuenta de su insatisfacción.

Por tanto, la lógica del acto de repartir, dar, compartir el producto cazado guarda

también relación con aquella moral que cuestiona toda actitud de atesoramiento,

ahorro, abundancia, acumulación. Para los yurucarés la abundancia es motivo o causa

de maldición o desgracia. Por tal las familias evitan acumular, tener riqueza, porque

saben que cualquier envidia o maldición puede llegarles. Sin embargo, visto desde el

mundo caray esta actitud de no guardar, ahorrar, acumular, de no hacer sacrificios

para tener algo (al estilo quechua por ejemplo), es visto como flojera “¡son flojos!” dice

la gente de ellos, sin embargo, estas valoraciones no toman en cuenta el sistema

moral que tienen los yurucarés y que guía sus acciones

(Observación/domingo/enero/2004/Ciudad). “La sociedad amazónica condena la

acumulación de bienes de cualquer tipo. Los que no se muestran generosos,

escondiendo alimentos o ‘artículos de lujo’, son rechazados por el resto. En las

sociedades amazónicas, el ser excluido de la vida social por medio del desprecio o del

chisme equivale a la muerte social. La economía del don regula la forma en que los

bienes y servicios circulan en las sociedades indígenas” (Chase 1995b:166).

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3. El monte y los animales tienen “su Dueño”

El término “yurucaré” gentilicio de autoidentificación del pueblo yurucaré significa

“Dueño” ó el término en castellano “su Dueño” al idioma yurucaré significa “ayurucaré”

su dueño y no como muchos sostienen “hombre blanco” derivado de dos expresiones

quechuas yuraq y khari. Coincidentemente yurucaré es la expresión genérica con que

los yurucaré nombran a los dueños de los animales, del monte y de todo lo que mora y

es parte de este último (cf: Ribera 1988b).

Los yurucaré tienen la creencia en los Dueños del monte y Dueños de los animales. El

hombre cuando va a cazar al monte no puede cazar en cualquier lugar. Los Dueños

son seres que protegen, cuidan de su animal o de la tierra o árbol del que es Dueño135.

Los yurucarés tienen establecido con ellos un conjunto de normas y reglas que les

permiten el acceso controlado a los recursos del monte. Los yurucaré le guardan

respeto y muchas veces temor, por cuanto una acción reprochada por estos seres

como por ejemplo dejar ir a un animal herido, puede significar para él cazador o su

familia, especialmente los niños, augurio de enfermedad.

El Dueño de la tierra que se llama “Asono” es el que domina a los troperos. El Dueño de la tierra es como una persona cuando los troperos son muy hartos el Dueño los lleva a donde la gente pueden cazar seis troperos con eso se conforma el dueño, pero no quiere ver ningún herido. Cuando ve troperos heridos, el Dueño se enoja y hace daño a las personas.

El Dueño anda como un viento. Por eso cuando estoy yendo al monte me arrodillo y le pido a Dios y “Asono” pues es el Dueño de los animales. Cuando voy al monte cazo jochi, paba, mutún y muchos animales. (Entrevista Jorge Vilche/9agosto/2003)

Los niños y las niñas aprenden sobre los Dueños del monte y de los animales a partir

de los 6 años o antes (5 años). Los niños creen en la existencia de los mismos a

través de relatos que dan cuenta de experiencias y vivencias personales con los

Dueños. Un niño de 5 años ya sabe que los animales tienen su Dueño porque su

madre y su padre le enseñan. Zulma una joven madre de 3 niños varones viendo

como sus hijos sacan las flores de un arbusto les dice “¡quéstarán” haciendo estos

dañiños!, ¡no “dañineen”, Jhonny, David!, si la campana (la flor) tiene su Dueño, es un

hombre así pequeñingo, si lo molestan la planta sale en la noche y lo hace corretear a

uno, dice que una noche a “tenor” (Israel) cuando estaba orinando se le apareció y le

135 Jürgen Riester sobre la creencia en los Dueños de los animales entre los Chimanes expresa “Los animales no corren así como así por la selva, o los peces del mismo modo en las aguas. Tienen un ser que los protege, los instruye y vigila su bienestar; y no se trata de un hombre común; es una divinidad que vela por ellos; son seres cuya categoría es superior a la del hombre. Los dueños tienen su morada en la selva, en la pampa, en los cerros o en las profundidades de los ríos, pozas, lagunas y cabeceras de arroyos. Estos seres divinos adoptan la forma de hombres o de los animales a quiénes protegen. Los dueños son los responsables inmediatos de la vida y la muerte de su animal, debiendo estar atentos para que su manada no se reduzca demasiado y se ponga en peligro la existencia de animales en una especie (1993:136).

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hizo corretear (Observación/jueves/8mayo/2003/TI). Así es como los niños van

escuchando y aprendiendo de los relatos de sus mayores padres o parientes

próximos.

Los Dueños del monte así como la figura del tigre son también factores reguladores de

la conducta de los niños. Cuando los niños hacen algo que los padres consideran

dañino o peligroso advierten a sus hijos aludiendo a los Dueños “dejá ese palo su

Dueño te va castigar”, “no dañineés su Dueño te va aparecer”.

Así como las plantas y los árboles los animales también tienen su Dueño. Los

yurucarés sostienen que si se caza mucho por ejemplo, el Dueño de ese animal los

desorienta en el monte (les hace perder) o se les aparece como una visión

reprochándoles su desmedido acto. Un familiar sobre los Dueños de los animales y el

temor de que su esposo vaya continuamente al monte de cacería expresa:

Arminda: ¿Es cierto que un animal tiene Dueño señora Aleja?

Aleja: sii. Por ejemplo, el tropero tiene su Dueño, dice que es como la gente, cuando cazamos mucho dice que se aparece a la gente y lo hace desviar o perderse en el monte y también nos dice ¿Por qué tú matas tanto si cuando nosotros queremos cazar una gallina en tu casa tú nos persigues y te molestas? ¿Y por qué tú estás cazando tanto?

¿Y cuándo aparecen estos Dueños?

Cuando cazan harto y seguido. Cuando es de vez en cuando no pasa nada

¿Y el chancho tiene Dueño?

A: Si tiene

¿El tatu?

¿Cómo será no?

Profa: ¿Dice que el tigre también tiene Dueño no?

A: Si tiene, su Dueño es la tierra, si hablamos mal del tigre dice que la tierra le avisa, la víbora también tiene

Aleja luego de estar en silencio un rato dice “por eso yo no quiero que Sergio vaya mucho al monte tengo miedo porque antes el iba cada noche, ahora ya no va tanto” (Entrevista/jueves/8mayo/2003)

La investigación de Lara (2002:142-143), con comunidades Yurucarés del río Sécure y

el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) en el departamento

del Beni, da algunas pautas en este campo. “Es interesante notar que los ‘dueños del

monte’, cuando se enojan, no solamente hacen daño o ‘castigan’ directamente a las

personas, sino también a los objetos, a través de los cuales también perjudican a las

personas”. El siguiente testimonio de la autora testimonia lo dicho.

¿Por qué el casco (canoa) está chueco?

Está chueco porque después que nació mi otro hijito me subí al casco con mi primer mal (menstruación). Entonces el dueño de la madera se enoja, y será pues, por eso.

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Al casco nuevo de Fermín (su esposo) me subí tras que nació esta mi hijita, me subía al casco y su rajadura está peor. De ahí le avisé a mi padre.

Los yurucaré tienen un conjunto de reglas y normas de acceso y aprovechamiento de

los recursos del monte. Se les enseña a los niños que no pueden disparar

indiscriminadamente a cualquier animal, que deben saber localizar y diferenciar a

aquellos animales que son los guías de animales y que vienen a ser en algunos casos

los Dueños, se les enseña a su vez que no se puede cazar en cualquier lugar (por

ejemplo, es una norma el no matar ningún animal dentro el salitral), también se les

explica que no deben dejar ir al animal herido porque los Dueños se enojan y pueden

hacer sentir su malestar provocando enfermedades e incluso la muerte en algún

familiar especialmente niños.

si cazan sin control, algo les va pasar, si cuando lo ha cazado lo ha hecho sufrir va a ser castigado, cuando se exagera en exceso también el bosque lo va a castigar no hay que dejar animales muriéndose o sufriendo, [tampoco] pueden ir a vender los animalitos del monte.

Cuando pillan a los troperos no lo cazan harto, cazan solo para su consumo. El tropero (tolombe) tiene su dueño es grande, gordo, cuando lo ven todos los yurucarés a ese chancho gordo no lo cazan por más que esté cerquita. Cuando lo cazan ese les hace enfermar o también lo puede matar. No es bien cazar cuando uno tiene niños de 5 meses a un año o un poco maás o 5 años que se asusta y puede enfermarse o morir y si no dispara bien puede infectarse su ombligo o hincharse lo mismo cuando maneja bicho medio herido y no lo mata bien o se burla, se ríe del bicho herido. Al menos cuando uno tiene hijo pequeño no vale cazar mal.

Cerca de donde vivíamos había una laguna allí cerca de la laguna había un salitral de los troperos y tapires y también habían muchas pavas y mutunes. El Dueño del salitral es muy malo. Antes de ir a cazar siempre hablaban con el dueño y le decían que no les haga daño.

El Dueño de la tierra les decía que saquen agua del arroyo y que se bañen afuera.

El Dueño de la tierra les hablaba antiguamente. Cuando les hablaban las gentes le pedían que no les haga daño a sus hijos, a sus esposas. Aunque andábamos en el monte no nos enfermábamos.

La relación salud-enfermedad-muerte entre los yurucarés está estrechamente

relacionada con la creencia en los Dueños del monte y de los animales. Por ello

cuando existe un bebe pequeño o recién nacido en la familia, el padre debe procurar el

mayor cuidado al cazar especialmente en el referido al cumplimiento de las normas. El

niño G. esta internado en el Complejo Hospitalario Viedma de Cochabamba, llegó de

emergencia desde el Hospital de Villa Tunari, tiene 11 meses, llora de tiempo en

tiempo en las noches, tiene mucha diarrea, el niño está muy flaquito. Según el médico

de cabecera, el niño tiene un tipo de cáncer en el estómago poco usual con metástasis

en otros órganos de su cuerpo. Veamos una explicación de los padres sobre las

razones de su enfermedad en el siguiente testimonio.

Mamá: Dice que es maldición hermana, dice que lo han embrujao

Arminda: ¿Pero quién, cómo?

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Mamá: Él [refiriéndose a su marido] tiene la culpa, él fue a cazar y dice que lo hizo sufrir al chancho

J. (esposo): Yo fui a cazar con “salón”, maté a un chancho de esos solos que andan, lo deje partido su cabeza aún así seguía vivo casi me mordió de ahí le di con palo lo “golpié” pero no pudo morir, lo hice sufrir. Eso me lo ha maldecido a mi hijo. Su Dueño se enojó porque mucho lo hice sufrir.

Mamá: Esa vez que J. fue a cazar, fueron todos, sus hijos, todos y se llevaron cama “esa vez le dije “no es peligroso para el niño”, “los bichos lo pueden matar, lo pueden hechizar”, “no, no, me dijo, no va pasar nada, vamoq nomaq”. Ahí fuimos hicimos nuestra choza en la orilla del río, juntamos fuego, sancochamos yuca, chapapeamos carne. Los colonos se quedan en la orilla del río no entran al monte, ellos tienen miedo, no saben caminar en el monte. “Ese animal me lo ha hechizao a mi hijo si no estaba así”. (Testimonio/martes16 marzo/2004)

A los 12 años que es cuando los niños se hacen jóvenes y ya están realizando sus

primeras prácticas de cacería independiente, éstos son claramente advertidos por sus

padres o familiares sobre uno de los peligros del monte: los Dueños del monte y de los

animales. Especial advertencia hacen sobre el dueño del tropero y luego el de los

monos. Se tiene la creencia de que si bien todos los animales tienen Dueño y todos

pueden castigar ante una actitud desmedida y desconsiderada, la de los troperos y de

los monos es el más grave, peligroso y de más respeto. Zulma Vásquez una joven

madre dice “El tropero también tiene su Dueño dice que es un hombre que anda en

caballo y aparece cuando hacen corretear a los troperos para cazarlos” (Observación

jueves/8mayo/2003).

Sin embargo, existen entre los niños y jóvenes y adultos diferentes construcciones

sobre lo que es el Dueño y sus características. Para unos los Dueños “andan en forma

de viento”, para otros “en forma de gente con rasgos de blanco barbudo”, otro Dueño

es “el mismo animal pero el más grande, el más hermoso, y el que tiene claras rasgos

de ser el líder del grupo”. Sobre la base de los relatos mítico-religiosos de los yurucaré

y conversaciones con los propios yurucarés, se comprenderá el concepto de Dueño no

como “el propietario” en una traducción literal al castellano sino, como el creador,

criador, el protector, el guía, el administrador de los animales, los árboles u otros

seres.

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4. Nosotros creemos en Ulê y Tirri.

La sociedad yurucaré tiene un sistema religioso propio sobre el que

contemporáneamente y por sobre todo en el ámbito académico, poco se conoce136. En

este subtítulo sólo se hará referencia a la dimensión de las creencias conocido por los

yurucaré como “Cuento”, “Historia de los Antiguos”, “Historia de los Pëpëshamu” y en

la tradición académica especialmente antropológica como “Mito”, “Palabra Sagrada”,

“Historia Sagrada”. A su vez se identificará los agentes que intervienen en su

transmisión y proceso de socialización a las nuevas generaciones.

El conjunto de creencias yurucarés define al hombre yurucaré en una profunda y

desentrañable relación con el monte. El monte es el escenario mítico religioso donde

nace el yurucaré. En la creencia yurucaré Tirri es el abuelo y el padre de los yurucaré,

crea el monte y los seres que hay en él. Los yurucaré hacen del monte su Casa desde

su Creación. Es en este escenario donde el yurucaré se desenvuelve y le da sentido a

sus acciones137. “Para ellos [los yuracaré], el bosque no solo es la fuente de su

subsistencia constituye el espacio que encarna su visión mítica y religiosa. Establecen

pues con el bosque y sus recursos una relación ética bajo una “lógica” de

aprovechamiento de los recursos sin provocar trastornos ecológicos, completamente

opuesta a la del saqueo y la conquista (Lehm et.al. 1988:26).

La existencia del yurucaré en el monte tiene por tanto, una explicación y un sentido

religioso o mítico. El cúmulo de conocimientos, aprendizajes y saberes referidos al

monte, su manejo y su relación con él, están estrechamente relacionados con la

dimensión sagrada de sus creencias.

La estrecha relación del yurucaré con el monte está mediada por las acciones y

sentimientos de uso, aprovechamiento, crianza, oportunidad y respeto al monte. El

monte tiene un significado multidimensional, no es solo un escenario de la cacería, o la

colecta es la Casa de los Dueños, de los espíritus de los muertos, del abuelo Tirri, de

rituales de la caceria, de iniciación en la caceria.

El yurucaré no es un cazador en el sentido entendido por Occidente. El concepto de

cazador no tiene propósito deportivo, sino una forma de vida y convivencia con el

136 Con base en los postulados de Durkheim y Geertz, Marzal conceptúa la religión como “un sistema de creencias, de ritos, de formas de organización, de normas éticas y de sentimientos por cuyo medio los seres humanos se relacionan con lo divino y encuentran un sentido trascendente de la vida (...). Estas 5 dimensiones no tienen siempre la misma importancia y así se puede hablar de religiones más fiduciales, más rituales, más organizadas, más éticas o más emotivas, según la dimensión del sistema que se enfatice (...) tampoco se debe describir un sistema religioso utilizando alegorías provenientes de otro sistema religioso” (2002:19-38). 137 Existen varios estudios sobre las creencias y religión yurucaré, entre ellos: D’Orbigny 2002[1945]; Kock-Grunberg 1997[1920]; Paz et. al. 1989, Ribera 1988a.

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monte. Una relación de aprovechamiento de los recursos, de defensa personal y

familiar y una forma de ser yurucaré.

La práctica de la caza y del ser cazador yurucaré, adquiere sentido en el marco de su

religión. La religión propia yurucaré o sus creencias (canlelejtiuya) conocido por los

propios yurucarés como “el cuento de los antiguos”, “historia de los antiguos”, “la

Biblia de nosotros” explica la naturaleza del hombre yurucaré, lo define, lo caracteriza.

La religión yurucaré además de definir al hombre y la naturaleza de su relación con el

monte da cuenta del origen del resto del mundo, de los otros seres humanos que

habitan en este mundo, quechuas, aimaras, guaranies, de los astros, los seres que

existen en el monte, los misterios de la muerte y otros.

Cuando Ulë138 estaba un mes con ellos dijeron “se lo haremos flecha para llevar al monte a cazar marimono”. Sus cuñados se lo prepararon las flechas y después de terminar le dijeron “vamos a cazar”. Fueron al monte y cazaron marinomo, martín y manechi después de cazar volvieron y pararon la noche en camino. “Nos quedaremos hasta noche para cazar perdiz, para que nuestras mujeres cocinen perdiz a nuestra llegada”.

Fueron al monte y se esparcieron para cazar a las perdices. Cuando estaban esperando a las perdices, el tigre venía por el camino atrás de él y lo cazó al hombre huayabochi hizo un grito. Sus cuñados le advirtieron que los tigres pasaban por ese camino. Sus cuñados se fueron sin buscarlo.

Cuando la chica -la abuela de los yurucaré- era grande, iba al río. En la orilla del río había un árbol de Huayabochi, donde la chica iba a sacar agua. La abuela -la chica- se pintaba en la mano, con urucú y se iba al río donde estaba el Huayabochi para pintarlo. Ya era joven la chica. Siempre cuando iba al río llevaba pintura en la mano para pintarlo al Huayabochi. Cuando la abuela ya era joven el árbol de Huayabochi se convertía en forma de un hombre, venía en las noches a estar con ella. Cada noche venía a estar con ella y al amanecer se desaparecía de su cama.

Después la chica (la abuela) se embarazó. Cuando se embarazó su madre le reprendió a su hija. Solamente vivían sus tíos y sus primos. Su madre le preguntó quién le había embarazado y después le dijo tal vez tus tíos te hicieron embarazar, la abuela no respondió nada. Su madre le dijo que les avisara y que si no les avisaba le iban a cortar la cabeza. La abuela de susto les aviso y les dijo que nadie de sus familiares le había embarazado, que en la orilla del río había un árbol de Huayabochi y que se convertía en forma de un hombre, y ése era el que lo embarazó. Después la madre le preguntó a qué hora llegaba el hombre, la chica le dijo que temprano llegaba a su cama a estar con ella. La madre le dijo que cuando el hombre esté en su cama les avisara para que así lo agarraran para su esposo. (Extracto del mito “Ulë” traducido al castellano y recopilado durante el tiempo de investigación)

La práctica social de la caza y el cúmulo de conocimientos que se tienen y se tejen

permanentemente tiene una base social religiosa que permite comprender la

formación social de los yurucaré.

Más antes, antiguamente una mujer tenía tres hijos, eran cazadores y les esperaba con chicha. Sus hijos traían a su mamá mutún pava, anta, taitetú lo que pillaban. Pero la mamá a sus hijos, no era chicha de verdad que les daba. Un día el hijo mayor dijo

138 Ulë junto a Tirri su hijo, es considerado el padre de todos los yurucarés. En la religión yurucaré es el árbol de huayabochi convertido en hombre y casado con una joven yurucaré.

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“¿Qué pasa con nuestra mamá?” y se fue a su chaco y vio que el yucal seguía igual sin arrancar, entonces se preguntó “¿Qué hace mi mamá?”.

Un día los tres se fueron a cazar y uno se quedó a espiar y ya nomás a eso de las 12 del medio día, su mamá se pintó bien pintao y una ropa bien vestido de todo color y ya no más se echó en su patio y ya no más se vino el sol a recostar con ella. (Extracto del mito de “los tres cazadores” traducido al castellano y recopilado durante el tiempo de investigación)

En la creencia del Aimaj Shunñe (hombre de fuego), los únicos que sobrevivieron al

holocausto causado por Sararuma o Aimaj Shunñe, fueron dos yurucaré, ambos

hermanos (varón y mujer), que se escondieron en un hueco de la tierra, y para salir de

él probaban el calor de la tierra sacando el hombre la flecha cuyas plumas eran el

mejor indicador del calor en la tierra.

Los antepasados eran así.

El fuego quemó a los antepasados.

El hombre y su hermana escucharon el fuego que venía y se metieron a una cueva donde estuvieron meses. No sabían cuántos meses estuvieron en la cueva.

El abuelo entró con la flecha en la cueva. Cuando el fuego pasó, el abuelo sacó su flecha afuera y el fuego quemó la pluma de su flecha y él le dijo a su hermana que ¡el fuego existe todavía! A los varios días volvió a sacar su flecha afuera y volvió a quemarse la pluma de su flecha. Estaban varios días dentro de la cueva y de varios días volvieron a sacar la pluma afuera y no se lo quemó. Vieron que no se lo quemó la flecha salieron afuera con su hermana.

Cuando salieron de la cueva, vieron que ya no existía nada, era un desierto y se pusieron triste y dijeron ¡Qué vamos ha hacer que no hay nada! dijo el abuelo a su hermana. (Extracto del mito “aimaj shunñe” traducido al castellano y recopilado durante el tiempo de la investigación)

Esta comprensión indivisible del yurucaré con el monte está explicada por el mito.

Cuando un joven yurucaré dice “nosotros venimos del hueco de la tierra y del árbol

Ulé”, “según el relato de nuestros abuelos y nuestros antiguos nosotros venimos del

agujero”. La religión en su concepción crea una relación unívoca y no diferenciada

entre yurucaré y monte. Su sistema de creencias es un factor constitutivo, de

identificación y de diferenciación social y cultural.

Las creencias en Tirri y Ulë son acción, fuerza viva y actuante. Hocard (1985) y Eliade

(1994) plantean los mitos como un lenguaje, una expresión humana de articulación,

relación con las costumbres y la vida cotidiana la que la explica y en la que se

reproduce permanentemente. La religión yurucaré es un ordenador de la vida yurucaré

La huella de los abuelos, de pëpëshamu presente en los relatos de los ancianos,

padres, madres e hijos, de generación en generación, son conocimientos constitutivos

y de presencia viva en la mente, el corazón, la palabra, la acción y el silencio.

La socialización en la religión propia se da cuando desde muy pequeños y al calor de

la llegada de un pariente o un familiar de otro río la familia se reúne a recordar la

historia de los yurucarés. La reunión de toda la familia (dechetaya mavisiutina) es

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momento más íntimo de comunión y de fortalecimiento y consolidación de la raíz

ancestral yurucaré. Prudencia Vilche recordando cómo aprendió el cuento de los

antiguos dice “cuando mukeabamos mi tía Victoria la finada nos contaba, cuando nos

juntábamos todos a mukear” (Entrevista/sábado/9agosto/2003). Los antepasados le

explicaban a sus hijos, nietos cuando hacían muku para la chicha, cuando tomaban

chicha o cuando la noche se hacía del monte. Es así como las actuales generaciones

tienen tan vivo y tan presente ha Tirri y Ulë como los antiguos en los tiempos de

D’Orbigny.

Sin embargo, no cuentan a cualquier persona (nish yancala manyujujti). El cuento de

los antiguos es sagrado para los yurucaré. La mujer cuenta los cuentos a sus hijos a

solas una mayoría de las veces, en la noche. A veces cuenta a sus familiares

generalmente mayores hombres y mujeres en alguna fiesta cuando están bebiendo y

cuando se encuentran en la mayor intimidad posible sin la presencia de ningún caray

(ipodejpu besheya). Esta actitud reservada de su intimidad es muy propia de los

yurucaré hasta el extremo de que algunos como Von Holten sostenían en 1877 que los

yurucaré no tenían religiosidad alguna (cf: Von Holten:1997[1877]).

A los niños les encanta los cuentos. Esos chicos hombres y mujeres se reúnen y

buscan a una abuela o abuelo que sepan cuentos para que se les cuente. Ademar

Parada Herbas, un jóven yurucaré expresa sobre su religión “ahora creemos en Tirri,

venimos nosotros de él y Ulë es nuestro papá ellos son los que viven en el monte y

hacen al monte y a los animales del monte y como también ellos lo hicieron la tierra y

los animales y todo lo que existe en el monte” (Testimonio/9agosto/2003). Otro joven

expresa “antiguamente los antepasados creían en Tirri que él es Dios, pero ahora hay

personas que igual creen en Tirri como también dicen que él los crió a los yurucarés”.

Las creencias propias yurucaré son transmitidas a las nuevas generaciones por

hombres y mujeres adultos en momentos y circunstancias de compartimiento familiar

que puede ser en la noche, durante la fiesta, o conversaciones generalmente

nocturnas. Los mejores momentos de narración de estas historias son durante la

elaboración de la chicha cuando la más anciana cuenta cuentos antiguos, también

antes de dormir al calor de una fogata para ahuyentar a los mosquitos. El horario

preferido para narrar estos cuentos son las noches o momentos de tranquilidad y de

menor interrupción de extraños o ajenos

Es costumbre también entre niños socializar permanentemente estos conocimientos

con una fuerte interacción entre ellos “no, no es así, no, ¡falta todavía!, no esa parte te

has saltado, ¡no falta no, termina así, estás confundiendo con otro cuento!”

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2003. Victoria Roca Suárez (+) y sus nietos. Puerto Patiño. Isiboro Sécure. “Cuando visitamos a nuestra abuelita, hablamos de la creencia de Tirri”

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(Observación/lunes/14octubre/2002). Entre los adultos ocurre algo similar, el hombre

le dice a la mujer “está incompleto haz fallado en varios te has equivocado en varios”,

la mujer le contesta ”si tú lo sabes “entons” contálo pues, claro, si lo sabes tenés que

contarlo”, finalmente el hombre dice “a ver la negra te lo va contar completo, yo no lo

sé tanto, mi tía que vive en el Chapare ella lo sabe bien, a ver voy a ir a que me lo

cuente bien” (Observación/sábado/9agosto/2003).

La profesora de la escuela dijo “los niños saben muchos cuentos yuracares antiguos no siempre porque sus padres les han contado a todos, sino porque si a esta niña su madre le cuenta, ella ya cuenta a todos los niños y así saben todos. También dijo “en la familia la persona que cuenta cuentos es la madre o sea la mujer. (Testimonio/Domingo 6/octubre/2002)

Mucha de la reconstrucción oral y transmisión del mito o la creación del mundo y del

ser yurucaré se da en las “fiestas” es decir cuando se juntan varios parientes en

relación con algún acontecimiento importante. La llegada de alguno de otro río por

ejemplo y empiezan a contarse sobre ellos mismos, sucesos, hechos, y los antiguos,

sus historias juegan un papel importante.

La socialización de los niños y los jóvenes en las creencias yurucaré llevan su tiempo.

Los cuentos y las historias sagradas no se las cuenta todas en uno o a cualquier edad,

la historia antigua o la creencia o religión yurucaré tiene el tiempo que tiene una vida

en su desarrollo poco a poco en diferentes circunstancias se va tejiendo a medida que

crecen los niños, y se hacen jovenes y se hacen hombres. El grado de conocimientos

de las historias está directamente asociada con la edad de los niños y niñas, las

historias no se cuenta todo junto, no se da cuenta de todo en uno. Las historias

marcan la vida de las personas, las acompañan, las hacen mujeres y hombres, los

hacen yurucarés.

María Rodríguez: Rita, Emerita y Heidi saben muchos cuentos, yo les cuento, ellas me abrazan y me piden que les cuente cuento, Heidi lo sabe bien en idioma y en castellano. Antes pueq nos contaban mis papás, una tía finada cada noche un cuento, así los antiguos cada noche nos contaban. Ya, yo sabía muchos ya me olvide. (Testimonio/28agosto/2004)

El momento del cuento, un momento requerido, solicitado por los hijos es un momento

de calidez familiar y fortalecimiento de los vínculos familiares, de reproducción del

sentido sociocultural yurucaré. Es a la vez un momento en que los hijos construyen su

sentido de pertenencia sociocultural yurucaré. En este momento del relato de los

antiguos se reproduce, las nuevas generaciones las relatan porque sus predecesoras

han cumplido este mismo ritual.

Cuando llega un pariente, es decir un yurucaré de otro río, se reúne la familia y los

parientes cercanos al calor de la chicha de yuca preparada para la ocasión, la fogata y

la persona que ha llegado, en éste caso la abuela cuenta la vida de los antiguos. Los

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2003. Victoria Roca Suaréz y Alejandrina Herbas Orozco. Puerto Patiño Isiboro Secure.

“Cuando nos visitamos recordamos a nuestros antiguos”

2002. Bella Borda, esposa de don Marcelino Herbas Orozco. Tres Islas. “Cuando mis nietitos están conmigo yo le cuento la vida de los antiguos”

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hijos, nietos, sobrinos ubicados alrededor del que cuentan escuchan silenciosamente

los cuentos para luego hacer comentarios breves y luego irse a dormir. Los abuelos

son los portadores del conocimiento vasto sobre sus antepasados y su religión139. Sin

embargo, no todos los abuelos cumplen esa función o tienen esa virtud cuando entre

parientes reconocen que no todos son cuentistas.

Además de las historias sagradas de Tirri y Ulë existen otra serie de cuentos, una

especie de fábulas e historias yurucarés referidas a diferentes lecciones y hechos de

la vida cotidiana donde es infaltable el personaje yurucaré en el monte, la mujer

yurucaré y su analogía con los animales.

Las abejitas agarraron y llevaron a su casa a un hombre yurucaré, las abejitas macho saben buscar la miel, el pólen (el jiborá) y las abejitas hembras saben hacer chicha. Tres días se había desaparecido y habían pensado que se a muerto, que a desaparecido en el monte, luego las abejitas se lo habían mandado en “UPU” (gaveta de pachuba) con ¡harta miel! ¡Borracho!, cargado de miel, feliz había llegado a su casa. (Sábado7/febrero/2004/Ciudad)

Sin embargo, no todos los yurucarés mantienen, conservan o guardan las creencias

propias. La vida en circunstancias diferentes, en patrones más “civilizatorios” y la

mayor proximidad a los centros urbanos, la influencia de la iglesia evangélica y las

centurias de un discurso colonial de desprecio a todo lo que fuera diferente lleva a que

los rituales de transmisión sean cortados, burlados y restringidos a espacios muy

íntimos y privados. Una mujer mayor de padre yurucaré y de vida yurucaré luego de su

autentica conversión al evangelio expresa al oír y saber que sus parientes aún hablan

de Tirri y Ulë “¡qué cosas han inventado!, ¡Qué barbaridad, qué chistoso! Entre los

propios parientes se reconoce que “el cuento de los antiguos o pëpëshamu” ya no

todos lo saben “no, no, ahora no todos conocen, están ya olvidando”

(Miércoles23/octubre/2002).

Se puede decir que los niños yurucaré están ante dos frentes religiosos: una religión

propia transmitida por las abuelas (teqteu) y los abuelos (pëpëu) en momentos de

intimidad familiar140 y, la ajena el de las iglesias evangélicas y la católicas que de

139 En un claro intento de desarraigar a los niños de la religión de sus familiares llevó a que en la misión franciscana de la Misión se separara tempranamente a los hijos de sus padres como lo testimonia Leo E. Miller por su paso por la Misión en 1917. “En la misión los muchachos y muchachas de más de 5 a 6 años de edad, están bajo la supervisión constante del sacerdote y asiste a sus clases; de noche duermen en dormitorios separados, cerrados y con llave, lo que les impide el regreso a sus canoas y también impide a los padres escaparse porque no se atreven a hacerlo sin sus hijos. El padre Fulgencio explicó que este sistema impide que los niños observen y copien las costumbres de sus mayores. Reconoce la imposibilidad de reclamar el salvaje criado en la selva y dedica prácticamente todos sus esfuerzos a la generación más joven” (Miller 1997[1917]:81). 140 Existe entre los yurucarés mucha polémica en si las creencias que tienen son parte o no de una religión propia yurucaré. Las opiniones están divididas. Muchos yurucarés consideran que no tienen religión propia pues no tienen ídolos ni lugares de adoración. En la presente tesis nos adscribimos a aquellos yurucarés que sostienen que si las creencias son parte de su religión propia.

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manera intermitente se hacen presentes en la comunidad. Particularmente los cultos

evangélicos son un factor de influencia en las niñas y los niños y una prédica y

práctica en una a dos familias nucleares de la comunidad. Si bien se siente la

presencia del evangelio en algunas familias no es objetivo ni intención de este capítulo

tratar sobre las tensiones propias entre la creencia propia y la ajena. Por tal algunas

familias con cierta inclinación al evangelio. En los cultos religiosos promovidos por

éstas iglesias están la presencia infaltable de los niños. Estos cantan, bailan, conocen

coritos y cuentos bíblicos.

En mucho, la influencia evangélica en los yurucarés se debe a la Misión Evangélica

Nuevas Tribus y a la Escuela Bilingüe de Nueva Vida, la que por más de 40 años de

trabajo en la región y con un fuerte componente religioso fundamento de su labor

misional. Por esta escuela pasaron los abuelos de ahora, los hijos de éstos y

actualmente los nietos. Estos últimos tienen fuertemente socavada la creencia en Tirri.

Tirri lucha su supervivencia con el Dios de los cristianos.

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2003. Sergito Rodríguez Herbas. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy practicando mi puntería ”

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CAPÍTULO VI

CONCLUSIONES

1. El Monte o Territorio y la familia yurucaré

El proceso de repliegue histórico de los yurucarés a zonas de refugio lejos de la

influencia de los carray ubica a los yurucarés restringidos a escenarios fragmentados y

atomizados de la otrora territorialidad ancestral. Reconocidos en la TCO Yuqui-CIRI

como territorio indígena propio y en un contexto dominante y transversalizado por la

colonización, los yurucarés desarrollan sus actividades económicas, sociales y

culturales en permanentes tensiones entre grados de autonomía establecidos por las

familias y grados de imposición y enajenación de diversos actores regionales,

institucionales y nacionales.

La TCO Yuqui-CIRI y el CIRI como territorio indígena yurucaré y multiétnico, es el

nuevo escenario socialmente legitimado y el único campo de control cultural, toma de

decisiones propias y desarrollo de la sociedad yurucaré con márgenes de autonomía.

En este nuevo escenario, propio y apropiado, continúa la reproducción cultural de la

cacería, con sus reglas, valores, conocimientos propios.

La caza y el cazador yurucaré subsisten en la cultura moderna, y de globalización. La

práctica cultural de la caza su visión y forma de vida afín a ella, Los procesos de

transformación y transfiguración histórica a lo largo de 475 años de Conquista y

Colonialismo no han desterrado ésta práctica ancestral yurucaré. La práctica

sociocultural de la cacería se reproduce en el nuevo escenario del territorio tradicional

fragmentado y atomizado por los procesos de colonización.

La cacería como modo de economía colectora es a su vez parte de una economía

yurucaré integral y diversificada. La lógica del cazador y del agricultor coexisten, pues

el espacio de la agricultura es resignificado y reapropiado también como escenario de

la cacería. De hecho históricamente la sociedad yurucaré no es una sociedad nunca

ha sido estrictamente cazadora. La economía yurucaré ha sido una combinación de

una tradición cazadora y de una agricultura migratoria.

Por ello, la formación de los varones desde su nacimiento está signada por la relación

indivisible y complementaria entre la condición de cazador-colector y el de valiente-

trabajador. La visión de los padres sintetiza el deseo de conjuncionar la lógica de

colecta del monte con sus reglas, creencias y saberes y la lógica del productor del

chaco articulado al mercado. La formación dada a los hombres crea condiciones para

el acceso a los recursos del monte especialmente la carne y al mismo tiempo la

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generación de recursos monetarios y acceso al mercado a través de la producción

variada en el chaco y otras actividades como la venta de fuerza de trabajo.

El tipo de relación que tiene el hombre yurucaré con el monte no es una relación de

dominio y control sobre él, sino una relación de reciprocidad. El yurucaré convive con

el monte.

2. La práctica cultural de la caza

La práctica de la caza tiene un valor axiomático y central en la sociedad yurucaré. La

caza es una práctica cultural, identitaria, socioeconómica y mítico simbólica. Su

ejercicio da sentido y significado a la reproducción sociocultural yurucaré. Sin

embargo, su práctica está sumamente invisibilizada por un entorno extremadamente

hostil y un discurso colonial de amplia censura.

La condición de cazador, es un factor de distinción, de masculinidad, de control social

sobre los recursos y de redistribución y de definición de roles dentro la institución

familiar y matrimonial.

El hombre es el que provee la carne a la familia. El acceso a la carne (animal de

monte) es una función responsabilidad del hombre yurucaré. La carne es lo central en

la alimentación y reproducción de la familia, si el hombre no lleva carne no hay

comida, si no hay comida, la cohesión social familiar se desestabiliza. El acceso a la

carne de monte entraña la necesaria condición de cazador y de conocimiento del

monte. A su vez en el marco de la amazonía, la cultura y sociedad yurucaré la

condición de cazador entraña la condición de indígena. El indígena es cazador, es del

monte. La condición de cazador social e históricamente despreciada y

recurrentemente “negada” en las políticas de desarrollo estatal y no estatal, está

social, histórica y culturalmente construida.

El sistema de la caza indígena yurucaré no es unilineal, es compleja, de múltiples usos

y funciones. Así como significa la muerte de un ser, representa la vida de otras y la

posibilidad de aprovechar los recurso para la alimentación, la salud, la belleza, las

herramientas de defensa, la protección, la creación social de status. El acto de cazar

permite a la familia yurucaré no solo acceder a la carne, sino a otros productos como

ser plumas para la flecha y para el plumero, hueso para la flauta, hiel de jochi para

usos medicinales, dientes y piel para collares y artesanía. En ese sentido el

aprovechamiento del producto de la caza es integral y óptimo.

La práctica de la caza no pierde su fuerza simbólica de uso ni acceso al monte, en

relación al uso del rifle de salón arma sustitutiva de la flecha.

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3. La educación yurucaré y la transmisión social conocimientos en la cacería

La educación de la familia en la caza sus finalidades, políticas, metas, se desarrolla en

el marco de las transformaciones sociales, económicas y culturales históricas

yurucarés, así como sus luchas y nuevas formas de organización social cultural y

política. Esta realidad conlleva un permanente proceso de producción de nuevos

significados en el campo de la educación propia.

El escenario y los actores involucrados en la educación yurucaré tienen a la familia,

como instancia fundamental de socialización. La familia como institución social

articuladora y fundacional de la sociedad y la cultura yurucaré se constituye en eje de

las acciones y procesos de reproducción del conocimiento en estrecha relación con el

monte y su cosmovisión propia.

Para los yurucaré, la familia y la Casa Grande (Monte) son ámbitos de decisión propia

y tomas de posición a favor de un control cultural propio. En una primera etapa la

madre juega un papel definitorio y modelador de la personalidad y ser yurucaré. Esta

edad muestra visiblemente a la madre como la educadora, facilitadora, y guía del niño

en sus interacciones con el entorno familiar y social. La madre es el eje central del

niño, su primer y más íntimo vínculo afectivo, emocional y cognitivo. La madre se

convierte a su vez en el primer y más significativo factor de diferenciación de los

modos de ser, de las prácticas, del lenguaje, de los valores, de las diferentes

posiciones, de las maneras de ser del niño. A través de múltiples interacciones, la

madre deja su huella cultural. Todos estos rasgos distintivos, sociales y culturalmente

construidos, serán constitutivos de un modo de ser propio yurucaré.

En una segunda etapa el padre y el monte o Casa Grande son los factores de

diferenciación. Los procesos de socialización sobre el monte y la forma de vivir del

yurucaré en él son responsabilidad del padre. Esta es la etapa en que se marca con

fuerza la diferenciación social sobre la base del sexo. Es la etapa en la que se refuerza

el rol doméstico de las mujeres y la edad en la que se inician los niños en el monte y la

cacería. Así como la madre, el padre será en esta etapa el gran moldeador del habitus

del niño

Finalmente en una tercera etapa la formación del hombre cazador, la condición de

cazador y los primeros actos de provisión de carne definen la condición de

masculinidad y la condición de autoridad del hombre dentro de la familia nuclear. La

formación de cazador es demarcatorio y distintivo de los roles sociales de género entre

el hombre y la mujer.

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La educación yurucare se desarrolla en una permanente relación con el monte. La

educación del yurucaré visto desde la practica de la cacería es una educación del

hombre yurucaré no para transformar al monte sino para sobrevivir y aprovechar de

las bondades que éste le ofrece. El cazador entabla una relación particular con el

monte, no es una relación de dominio, de control, de certidumbre, de confianza en él.

Es una relación de posibilidades, probabilidades de éxito o de fracaso. Este es el

marco y los términos con los cuales el hombre yurucaré se relaciona con el monte. El

yurucaré que interna en el monte puede salir vivo o muerto de allí. El ingreso al monte

entraña la relación cazador-presa, donde según la atención y las habilidades que

tenga puede ser presa de la víbora, el tigre, las cazadoras, la sicurí, las pirañas, los

troperos o ser cazador de algún animal de monte. La educación yurucaré en la caza

entraña una permanente “(des)-confianza” y “alta atención” sobre el monte.

El monte como escenario de múltiples transformaciones es el campo de aprendizaje y

construcción de conocimientos. Los beneficios múltiples que el hombre yurucaré

pueda tener del monte, tienen que ver con conocimientos habilidades y destrezas

como la atención, intuición, mano experimentada, probabilidades, improvisación,

oportunidad. Los conocimientos desarrollados en todos los casos no son iguales a

buen resultado, no se puede decir que un cazador experimentado es seguro que cace,

es probable que cace así como es probable que sea cazado. Mientras la escuela

construye la certidumbre, el logro de resultados, sobre la base del dominio del hombre

sobre la naturaleza, la formación del cazador es en la lógica de preparación para la

salir airoso de la incertidumbre.

La familia, el monte (territorio) y la cosmovisión como una unidad indisoluble son el

fundamento, los pilares del sistema de conocimientos, valores, normas y habilidades

del hombre yurucaré. Cada uno de estos componentes esta tan íntimamente

imbricados que no es posible comprender uno sin lo otro. Todos como unidad

indisoluble moldean la formación del hombre yurucaré. En el marco de estas

dimensiones la escuela propia yurucaré es la vida misma, la relación con el monte, su

práctica social, cultural y económica. La construcción social del conocimiento se da en

el acceso al monte, a la familia y la comprensión trascendente de su existencia.

El conocimiento, el aprendizaje lleva el tiempo que lleva la vida, cotidianeidad, las

experiencias generadas en la relación el contacto con la familia y otros integrantes o

parientes. Los padres y los abuelos y otros familiares los tíos, las tías se convierten en

fuente de conocimientos y sabiduría. En este sentido no existe un sólo y único actor

que moldea el pensamiento y el cúmulo de conocimientos y habilidades de los

hombres yurucarés.

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El proceso de formación en los conocimientos y habilidades de la caza es un proceso

dinámico, flexible, permanente y por sobre todo iterativo. La formación del yurucaré en

la caza es un proceso continuo a lo largo de la vida.

Hay un aprendizaje social cultural y territorial de la cacería. El entorno cultural social y

territorial hacen de la mujer una conocedora del monte, desarrolla habilidades y

destrezas de manejo en el monte, sin embargo, si bien los padres enseñan a los hijos

e hijas en los secretos del monte no enseñan a la hija mujer en el arte de la cacería

ámbito circunscrito al hombre.

La educación yurucaré es práctica social, es acción, es diálogo de la acción, es

construcción del conocimiento a partir de la acción. Es la pedagogía de la mirada, de

la pregunta, de la observación, del escucha y del silencio. La práctica social de los

yurucarés, es el escenario del aprendizaje y generación de conocimientos.

Se puede afirmar que el juego durante la infancia tanto en niñas como niños se

constituye en un factor de internalización de las prácticas sociales y patrones

socioculturales dominantes de la familia. El juego que los niños reproducen permite

observar los procesos de cambio que sufre la cultura propia así como los

conocimientos, valores y habilidades que van introyectando los niños de manera casi

invisible. Si bien estos conocimientos no son necesariamente condición preparatoria

para su desenvolvimiento en la edad adulto son al menos disposiciones dominantes

que pueden o no ser desarrolladas en la posteridad por cada uno de ellos.

La oralidad y la practica social como unidades complementarias e inseparables

vehiculizan la transmisión del conocimiento. El conocimiento y toda su simbología es

internalizada por los niños y jóvenes en forma cotidiana, pausada, sujeta a los ritmos

de las familias y de la vida misma y su propio desarrollo, no sujeta a las tensiones del

tiempo y a las premuras sino a las propias exigencias de la vida cotidiana.

El hombre yurucaré desarrolla sus conocimientos y experiencia en interacción con el

monte, referidos al monte y para el monte. Estos conocimiento, experiencias, vivencias

están referidos a: los ciclos productivos y reproductivos de la frutas silvestres, de las

diferentes y diversas variedades de animales, de la flora, de los animales acuáticos,

de los hábitos de todos éstos y de la relación de diferentes fenómenos naturales y

animales.

4. La educación yurucaré y la transmisión de normas, valores y creencias

Los agentes que cobran mayor fuerza en la transmisión de los conocimientos

tradicional, las creencias, el conocimiento del monte, la historia propia yurucaré, y su

diferencia con los blancos carray y colonos quechuas o “collas”, son los “antiguos”, los

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“pëpëu” y las mëmëu” figuras centrales respetadas y obedecidos por los niños y los

adultos de la Familia Grande.

Una norma y un valor de regulación social en la educación yurucaré y de acceso a los

recursos entre los yurucaré es el acto de invitar a la Familia. El compartir con la

Familia una porción del producto cazado es una norma social y un factor de regulación

y de intercambio social. El acto de invitar o compartir es la obligatoriedad socialmente

establecida por la Familia Grande para con los integrantes de la familia asentados en

el lugar.

El manejo del monte entendido como un conjunto de normas, valores, conocimientos,

creencias, está regulado por instituciones como el teshentala, la visita o paseo y el

cambio de lugar o residencia. Estas instituciones y prácticas socio-económicas

depositarias y generadoras de conocimientos y saberes complejos sobre el monte, se

reproducen en el marco de la identidad territorial y las tensiones resultantes de

transformaciones en los modos de gestión espacial indígena.

En la educación yurucaré la comprensión de realidad es integral en la medida que los

niños y los jóvenes aprehenden su existencia y la de su entorno desde una

perspectiva espiritual y material o física. Cada elemento material o visible árbol,

animal, agua está revestida de un conjunto de creencias que le hacen sagrado y con

los que mantienen reglas de relacionamiento y un sistema de normas y sanciones. En

cierta medida la relación con el mundo corpóreo entraña también la relación intrínseca

con el mundo de los seres o “dueños”, la relación con el monte los ríos, el salitral son

también sagradas en la medida que explican el origen del hombre yurucaré, su

condición de hombre de monte. En esa medida el conocimiento y la interpretación de

la realidad en la educación yurucaré está íntegra y totalmente imbricada en una

totalidad de explicaciones materiales y espirituales.

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2002. Rigo Cabrera Hurtado. Tres Islas. Río Chimoré – Río Ichilo. “ Estoy jugando con mi flecha ”

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CAPITULO VII

PROPUESTA

EL MONTE, LA FAMILIA, Y SUS CREENCIAS: CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL YURUCARÉ

Introducción

El presente planteamiento para diseñar un currículo intercultural sobre la base del

currículo Tronco Común de la RE está orientado al trabajo de los maestros y maestras

en las escuelas indígenas y a los planificadores de la educación nacional en sus

diferentes niveles. Con ésta propuesta se busca promover bases para la construcción

de un currículo intercultural desde lo territorial, lo cultural y lo identitario, buscando el

conocimiento, valoración y promoción de los saberes y conocimientos yurucarés, su

respeto y valoración, en el marco de las políticas de reconocimiento pluricultural,

plurilingüe y la implementación de la Educación Intercultural y Bilingüe en Bolivia.

1. Justificación

La educación escolar con base en un currículo intercultural crítico debe contribuir a:

Un diálogo de saberes, conocimientos, valores y creencias de la visión yurucaré en el

currículo nacional y el currículo de una Bolivia pluricultural y plurilingüe.

Hacer frente a un tipo de pensamiento evolucionista, progresista y desarrollista

dominante en la sociedad local, regional y nacional sobre los pueblos indígenas

particularmente de la amazonía.

Luchar contra la discriminación, subordinación, marginación y estigmatización cultural

de la práctica y uso de la cacería cultural de los pueblos indígenas de la amazonía

caso yurucaré.

La pervivencia del monte o territorio con base en el fomento de una relación de

equilibrio entre el hombre y la naturaleza.

Al fortalecimiento, la defensa, preservación sustentable de los recursos del monte con

base en la participación de los pueblos indígenas que viven en él. Los mejores

guardianes del bosque, el monte o el territorio son los pueblos indígenas y sus valores,

creencias, prácticas y conocimientos milenarios sobre él.

El conocimiento profundización recuperación valoración de los conocimientos sobre el

monte producidos milenariamente por los yurucarés.

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Al manejo equilibrado de los múltiples y variados recursos del monte creando las

bases para la generación de proyectos de autodeterminación económica, manejo de

los recursos naturales y de biodiversidad sin desmedro a su reproducción.

A la comprensión de las características físico geográficas propias de la amazonía

Bolivia y del Chapare cochabambino así como contribuir a la comprensión de la

relación hombre-naturaleza en su dimensión fisiogeográfica, histórica, cultural, social y

económico-política.

El tratamiento de la ecología, el medio ambiente y la biodiversidad desde un rostro

humano, cultural social e indígena.

La cacería como una práctica de relación con el monte y todo lo que existe en él, ha

estructurado a lo largo de la historia un conjunto de valores y normas sociales y

manejo del monte. Es importante recuperar, valorar y empoderar esos conocimientos y

valores para la construcción de una etnociencia boliviana.

La valoración de la cosmovisión, visión, prácticas y conocimientos yurucarés, al

empoderamiento de la identidad yurucarè y de las organizaciones propias en el marco

de una ciudadanía intercultural donde la ciudadanía boliviana no sea excluyente de

una ciudadanía yurucaré.

Al manejo sostenible del Bosque valorando la itinerancia familiar y las instituciones

sociales y culturalmente establecidas para el manejo de los recursos del territorio.

Valorar las relaciones familiares múltiples y ampliadas que permite la transmisión,

continuidad, apropiación y resignificación de conocimientos, valores y prácticas

Yuracaré, en los diferentes y múltiples escenarios (casa, río, chaco, monte).

Contribuir al sentido de pertenencia histórica a un territorio, reconocimiento de ella (la

TCO) y protección de ella.

2. Componentes de un currículo intercultural en la escuela de Tres Islas

La presente propuesta busca darle alma, espíritu, membresía y un Dueño propio al

currículo oficial, Troncal o Común de la Reforma Educativa boliviana.

Una revisión de las competencias definidas por la RE para los tres ciclos de primaria

devela acciones y predicados para un sujeto específico: la sociedad criolla-occidental

siendo que Bolivia es un estado constituido por múltiples sociedades y culturas

diferentes. Por ello, se busca con esta propuesta curricular contribuir a construir y

fortalecer una educación intercultural y a la reproducción del Pueblo Yurucaré en el

marco del estado multicultural y multilingüe en Bolivia.

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Tres componentes fundamentales deben dar vida al currículo intercultural yurucaré: el

monte o territorio, la familia y su cosmovisión.

2.1 El monte o Territorio:

1. Monte o territorio y TCO. Manejo, uso y costumbres sobre el monte

2. Manejo de recursos tradicionales:

2.1 Fauna y prácticas socioculturales.

2.2 Flora y prácticas socioculturales.

2.3 Recursos piscícolas, hídricos y prácticas socioculturales.

2.2 La familia:

1. Familia Grande y Familia nuclear

2. Organización sociopolítica propia

3. Organización indígena

4. Instituciones sociales

5. Relaciones interétnicas

2.3 Las creencias:

1. Creencias sobre el Origen del hombre yurucaré, del monte, del mundo, de los

otros pueblos indígenas, de las especies animales, de los astros.

2. Los Dueños del monte y espacios sagrados: Salitral

3. Sabios indígenas

4. Sistemas rituales: gaveta, waskazo, San Juan, bautizos, matrimonios,

nacimiento, tigre-gente, culutantu.

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El esquema sería el siguiente:

COMPONENTE: MONTE/TERRITORIO

1. Territorio y Tierra comunitaria de Origen (TCO)

Problemas

• Las poblaciones colonizadoras asentadas en el Trópico de Cochabamba

desconocen y subvaloran sus sistema de manejo territorial.

• En las últimas décadas existe entre los yurucarés especialmente jóvenes un

fuerte proceso de deterioro de sus saberes, conocimientos, creencias y prácticas

ancestrales propias sobre el monte.

• Una mayoría de los yurucarés desconocen la historia colonial y republicana de

ocupación territorial yurucaré, los procesos de pérdida territorial paulatina y sus

causas sociales, económicas y políticas a nivel nacional.

• Migrantes de los departamentos andinos de Potosí, Oruro y Cochabamba invaden

los territorios indígenas saneados y titulados por el estado boliviano y la Ley INRA.

• La Universidad Mayor de San Simón y otros organismos públicos desconocen en

sus documentos y estudios, la existencia de las TCO’s y del pueblo indígena

yurucaré.

• Los yurucarés mujeres, jóvenes y muchos adultos desconocen los límites

georeferenciales de sus Tierras Comunitarias de Origen.

CREENCIAS

MONTE FAMILIA EDUCACIÓN EN LA

CAZA

HOMBRE/MUJER YURUCARÉ

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• Los yurucarés en su mayoría tienen poco o ningún de conocimiento de las leyes,

decretos y disposiciones legales que amparan la propiedad colectiva de los

pueblos indígenas.

• En el Trópico de Cochabamba existe una visión agrícola y comercial dominante

en el entorno regional a las TCO’s (Puerto Villarroel, Chimoré, Villa Tunari), lo que

muchas veces lleva a la discriminación de las prácticas, conocimientos y saberes

propios yurucarés.

CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Conceptualiza y diferencia el concepto de Monte (Territorio), de los conceptos

de territorialidad y tierra.

- Diferencia la noción de Territorio y la de TCO.

- Reconoce el marco jurídico de las Tierras Comunitarias de Origen como una

modalidad de propiedad de la tierra.

- Conoce y describe las leyes sobre propiedad de la tierra: la CPE y la ley INRA

en Bolivia.

- Conoce y diferencia los sistemas de tenencia de la tierra y el territorio en el

Trópico de Cochabamba y Bolivia.

- Identifica a los pueblos indígenas que conviven en el Trópico de Cochabamba

y su visión del territorio.

- Busca y amplia su información sobre los territorios ocupados actualmente por

los yurucarés en los departamentos de Beni, Santa Cruz, La Paz y

Cochabamba.

- Conoce y valora la historia yurucaré, su presencia en el Trópico de

Cochabamba y en el ámbito nacional en los departamentos de Beni, Santa

Cruz y La Paz.

- Conoce las características poblaciones, geográficas, y organizativas de la TCO

yuqui-yurucaré.

- Describe y diferencia la existencia de pueblos indígenas de la amazonía, el

chaco y el oriente boliviano.

- Conoce los límites territoriales y la presencia ancestral del Pueblo Yuracaré en

el Trópico de Cochabamba.

- Describe y explica los procesos de colonización histórica y el abandono de los

territorios ancestralmente ocupados por los yurucarés.

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2. Manejo de los recursos naturales del monte

2.1 Fauna y prácticas socioculturales

Problemas

• Las empresas madereras y bananeras asentadas en la TCO cazan de manera

indiscriminada para el abastecimiento alimentario de sus empleados.

• Entre los yurucarés existe una tendencia al deterioro y pérdida de

conocimientos, saberes y valores de gestión de los recursos naturales del

monte.

• Deterioro de los sistemas de reglas y normas yurucarés que rigen la práctica

ancestral y sociocultural de la cacería.

• Sistemas de conocimientos yurucarés sobre el monte en deterioro por la crisis

de las instituciones sociales propias de manejo del territorio como: las visitas, el

teshentala y los viajes a otras regiones.

• Sistemas de conocimientos yurucarés sobre el monte en deterioro por la

tendencia del desarrollo de una economía articulada al mercado asociada a la

emergencia de nuevas necesidades y expectativas entre las familias yurucarés.

CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Describe las características de la cacería, sus normas sociales y culturales

- Describe las diferencias entre la cacería cultural yurucaré y la cacería de

“terceros” y cazadores furtivos.

- Caracteriza y diferencia la práctica de la cacería diferentes escenarios: en el

chaco, barbecho, la senda, el salitral, el monte, el río, los ríos viejos el arroyo.

- Reconoce la cacería en el monte y su tecnología según tipo de animal cazado.

- Conoce y describe la forma de caminar y orientarse en el monte

- Conoce y diferencia los ciclos reproductivos de distintos tipos de animales.

- Identifica y explica los peligros en el monte y las formas de protegerse y

cuidarse en él.

- Reconoce y valora la importancia de la cacería y la preservación de los recursos

de la biodiversidad.

- Conoce la legislación nacional sobre la cacería cultural de los pueblos indígenas

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- Describe la importancia de la caza en la historia de las sociedades y culturas

precolombinas y actuales.

- Describe las características de la lógica de la colecta entre los yurucarés

- Conoce y diferencia las prácticas de la cacería cultural en sociedades andinas y

amazónicas.

2. 2 Flora y prácticas socioculturales

Problemas

• Perdida paulatina de conocimientos ancestrales sobre los procesos

reproductivos de especies forestales.

• Deterioro pérdida de creencias, rituales y normas sociales sobre la relación

equilibrada entre hombre y naturaleza y acceso racional a los recursos

forestales.

• Pérdida paulatina de conocimientos y cualidades curativas de diversas hierbas

y plantas entre las nuevas generaciones de yurúcares.

CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Describe las distintas variedades forestales y sus usos de cada variedad:

medicinal, maderable, construcción, otros.

- Desarrolla prácticas de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales

de la TCO.

- Rescata los conocimientos y saberes sobre cualidades medicinales y nutritivas

de los frutos silvestres del monte.

- Identifica las distintas variedades de frutos silvestres de monte, épocas de

maduración y lugares de producción.

- Describe y relaciona los tipos de variedades de frutos silvestres del monte y los

hábitos alimenticios de las distintas variedades de animales.

- Describe las características y cualidades de la medicina herbolaria indígena.

- Reconoce aspectos básicos de los rituales de curación de los curanderos

herbolarios.

- Describe y relaciona las enfermedades más comunes, las causas que se le

atribuyen.

- Identifica y valora las distintas prácticas alimenticias culturales propias

yurucarés

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2.3 Recurso piscícola, recursos hídricos y prácticas socioculturales

Problemas

• Proceso de extinción de variedades piscícolas en el río Ichilo por la

sobreexplotación del recurso piscícola y falta de respeto a los ciclos

reproductivos de los peces y a la declaración de vedas.

• Explotación indiscriminada de recursos acuícola (peces, reptiles, anfibios,

aves, mamíferos) de parte de pescadores mercantiles y cazadores furtivos.

• Comercio y consumo de variedades exóticas como las tatarugas que están

incidiendo en su reproducción natural

• Contaminación de las aguas del río Ichilo por el desemboque de desechos

sólidos, aguas servidas y de alcantarillado de los centros poblados que afectan

a la calidad de vida de la comunidad y las de las especies piscícolas y

animales de monte.

• Existencia de factores contaminantes del monte que alteran y vulneran el

equilibrio de los ecosistemas del monte: desechos sólidos y líquidos de los

centros poblados, residuos de petróleo, derivados de petróleo (diessel,

gasolina, aceites y lubricantes para motores de distintas embarcaciones a

motor), material contaminante de las actividades ilícitas del narcotráfico.

CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Identifica y describe las distintas variedades de peces existentes en los

diferentes ríos, lagunas, curichis y arroyos del monte, sus características y

hábitos.

- Conoce y diferencia las características de la pesca en diferentes escenarios:

río, arroyo, lagunas, curichis.

- Conoce y describe las características del río, profundidad, remansos, zonas de

peligro y de transporte y pesca.

- Respeta y valora los diferentes ciclos reproductivos de la pesca a fin de no

incidir en su proceso de extinción.

- Establece relaciones entre determinadas enfermedades como la diarrea e

infecciones estomacales con los grados de contaminación del agua.

- Reconoce la existencia de peces en extinción y asume una actitud de pesca

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discriminada a fin de contribuir al redoblamiento piscícola.

- Relaciona y compara las características del recurso piscícola en tiempo pasado

y los cambios que sufre actualmente, identificando las causas en la

disminución del recurso piscícola.

- Expresa ideas y opiniones sobre las maneras en de contribuir al redoblamiento

piscícola especialmente en el río Ichilo y las papel que asumiría la población

indígena.

- Desarrolla sus conocimientos sobre el comportamiento del río sobre la base de

un conjunto de indicadores socializados al interior de la familia, experimentados

y transmitidos generacionalmente.

- Describe los vastos conocimientos en la construcción de canoas, pontones y

cargueros.

COMPONENTE: LA FAMILIA

Problemas

• El entorno social y cultural de los pueblos en el trópico de Cochabamba tienen

una visión civilizatoria sobre el pueblo yurucaré.

• Entre la gente de pueblo, las instituciones y programas de desarrollo local y

regional, público y privado existe una concepción progresista y desarrollista

dominante y excluyente de las visiones y concepciones de vida del pueblo

yurucaré.

• Existe entre los yurucarés conflicto y tensión en las formas de reciprocidad y

redistribución de la carne al interior de la familia por la emergencia de una

corriente que propugnan el esfuerzo individual y el trabajo y réditos propios.

• Las Instituciones sociales tradicionales yurucarés no son socialmente

reconocidas por el estado boliviano el que impone instituciones de la sociedad

dominante.

• Existe entre yurucarés y no yurucarés un proceso de discriminación social y

cultural de doble vía sobre la base de la diferencia cultural.

• Los yurucarés desconocen las transformaciones que ha sufrido la institución

familiar, sus costumbres y valores a lo largo de la historia colonial y

republicana.

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CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Valora y reconoce a la familia Grande como la organización socio-política

yurucaré.

- Respeta y valora el principio de redistribución o la Ley indígena yurucaré.

- Reconocen el control social y cultural al acceso de los recursos del monte.

- Identifica las principales formas organizativas de la comunidad: Caciques,

corregimiento y Consejos Mayores.

- Valora y respeta la Lengua yurucaré como idioma propio del pueblo yurucaré.

- Conoce la condición legal de la lengua como idioma oficial de Bolivia.

- Identifica y diferencia una rica variedad de expresiones corporales, gestuales

como lenguaje propio yurucaré.

- Valora y respeta las visitas familiares a otros ríos y TCO’s como instituciones

ancestrales.

- Valora y promueve el Ser yurucaré con sus características sociales, culturales,

identitarias y políticas.

- Respeta y reconoce a la autoridad tradicional de la Familia Grande.

COMPONENTE: SISTEMA DE CREENCIAS

Problemas

• La creencia en los héroes y/o dioses culturales es débil y fragmentaria por el

deterioro de los sistemas de transmisión oral generacional.

• Existe entre los yurucarés jóvenes gran confusión y duda sobre si sus

creencias son parte de una religión yurucaré en razón a que no existen huellas

de prácticas rituales de adoración considerado para ellos un indicador

importante de una religión.

• Se observa entre las nuevas generaciones yurucarés una pérdida y deterioro

de las creencias de origen del hombre yurucaré y del mundo influido por las

creencias dominantes del cristianismo y las iglesias evangélicas.

• Para muchos yurucarés los sabios indígenas y sus prácticas están altamente

asociados a prácticas demoníacas y de brujería lo que está llevando a una

pérdida paulatina de sus conocimientos, saberes y poderes sobre el monte.

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CONOCIMIENTOS PARA UN CURRÍCULO INTERCULTURAL

- Rescata, recrea y valora la existencia de los Dueños del Monte y de los

animales.

- Reconoce la existencia de un sistema de creencias que dan cuenta del origen

del hombre yurucaré, dan sentido a la existencia del hombre yurucaré, del

monte, los animales y del resto de la humanidad.

- Valora y reconoce la existencia de los sabios de la comunidad.

- Reconstruye los ritos sociales y de relación con el monte históricamente

practicados por los yurucarés.

- Reconoce las constelaciones y los astros con nombre propia y simbología

yurucaré.

- Reconstruye la relación entre las creencias o “historia de los antiguos” con las

prácticas, formas de ser cotidianas de los yurucarés.

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Anexos

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GUÍA DE OBSERVACIÓN Familia nuclear observada..................................................................................................... Integrante (s) de la familia al que se observa........................................................................ Tema, tópico, hecho, Tipo de relación observada..................................................................... Lugar de observación............................................................................................................. Otros actores presentes......................................................................................................... Tiempo de Observación ........... horas………………. Tópicos referenciales y escenarios de observación Relaciones intrafamiliares:adultos-niños; niños-niños; adultos-adultos

- Qué conocimientos, habilidades o valores se transmite - Cómo se transmite - Qué se dice - Qué se hace - Dónde y cuándo - Entre quiénes - Cuál la actitud del niño, niña o jóven

Escenarios del proceso de transmisión familiar de los conocimientos, valores y habilidades

- La Familia nuclear: relaciones intrafamiliares e interfamiliares - El entorno de la (s) casa (s): la huerta, el patio - El chaco - El barbecho - El río - El monte - La senda - La laguna o poza - Viaje en canoa - La fiesta - Reunión familiar (noche) - Reunión y/o taller comunal - Reunión de la Familia Grande - La escuela (patio, la cancha de fútbol, chaco)

Practicas sociales observadas como proceso de transmisión y construcción de conocimientos, valores y habilidades.

- La caza, la pesca y la colecta - El viaje a otro río - Trabajo en el chaco - La fiesta - Juegos entre niños - Limpieza de trocha (camino o senda) - Elaboración de muk’u de chicha de yuca

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- Cosecha de arroz - Cosecha de banano - Viaje a pie por el monte - Viaje en canoa - Estadía en Puerto Villarroel e Ivirgarzama - Reuniones comunales - Reuniones familiares: visita a otro río - Reuniones de la escuela y la junta escolar - Roles de género y acceso al conocimiento - Lógicas espaciales y género

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GUÍA DE ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA Nombre del entrevistado(a)...... .................................................. ................................... Nombre de la entrevistadora(dor):.................................................................................. Fecha:...................................................... Lugar donde se realiza la entrevista.........................:....................................................... Comunidad:................................................. Otros actores presentes.................................................................................................... Número de entrevista................................................................ Tiempo de entrevista ........... hora inicial........... hora de cierre............ Las entrevistas se realizarán a las familias con base a los tópicos observados, buscando

cualitativamente su profundización para conocer explicaciones, sentidos, normas, reglas,

concepciones, significaciones. La técnica implica la realización de varias entrevistas al

mismo sujeto entrevistado con el objetivo de profundizar y validar la información recogida.

1. La familia: composición: nombres, edades, nacimiento, procedencia

2. Procedencia y presencia en diferentes ríos

3. Características de la caza y la pesca, tipos, tiempos, lugares

4. El monte: acceso, peligros, cuidados, orientación

5. Religión propia: Creencias y ritos

6. Actividades en el chaco: su manejo, características, siembra, cosecha, la familia

7. División social del trabajo: actividades del hombre y la mujer, actividades

conjuntas

8. Actividades laborales fuera de la comunidad: época, duración, forma de

remuneración

9. Construcción de medios materiales de vida (canoa, flechas para la caza, y pesca

y otros)

10. Sistema alimentario

11. Tecnología propia

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HISTORIAS DE VIDA GUÍA DE ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA

Nombre del entrevistado(a)........................................................ ................................... Edad............................................... Nombre de la entrevistadora:……................................................................................... Fecha:...................................................... Lugar donde se realiza la entrevista.........................:....................................................... Comunidad:................................................. Otros actores presentes.................................................................................................... Número de entrevista................................................. Tiempo de entrevista ........... horario………….

Las entrevistas autobiográficas se realizaron con el propósito de reconstruir la historia de

vida de los integrantes de la familia nuclear papá, mamá, hijos (niños, niñas) a fin de

tener una visión diacrónica de la historia educativa Yuracaré en un periodo definido por la

propia temporalidad del sujeto motivo de la autobiografía. Estas entrevistas se

desarrollaron tres o más veces a la misma persona buscando una mayor profundización y

confiabilidad de los datos.

1. Genealogía

2. Infancia: Primeras vivencias familiares, abuelos, lugar de procedencia, juegos,

3. Prácticas de caza y pesca

4. El cuartel

5. El matrimonio: número de hijos, residencia

6. Participación en la organización local

7. Producción en el chaco

8. Experiencias laborales: entorno local, regional y nacional

9. Relaciones interétnicas: yurucare-yuqui-trinitario

10. Enfermedades y curaciones: medicina propia y medicina hospitalaria

11. Experiencia escolar: último grado de estudio, unidad educativa, lugar.

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GUÍA DE ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA ESPECÍFICA SOBRE CACERÍA PARA ADULTOS, NIÑAS Y NIÑOS

Nombre del entrevistado(a)...... .................................................. ................................... Nombre de la entrevistadora(dor):.................................................................................. Fecha:...................................................... Lugar donde se realiza la entrevista.........................:....................................................... Comunidad:................................................. Otros actores presentes.................................................................................................... Número de entrevista................................................................ Tiempo de entrevista ........... horario………………………

ADULTOS (PADRE Y MADRE DE FAMILIA O HERMANOS MAYORES DE 15 AÑOS) 1. Desde qué edad el niño puede entrar al monte a cazar con su padre 2. Desde qué edad ayuda a cazar 3. Niñas y niños entran a cazar con su padre 4. Qué hace un niño o niña cuando entra con su padre 5. Qué instrucciones recomendaciones consejos da el padre cuando entra al monte 6. Cuándo se va solo a cazar 7. Cuándo se va en pareja 8. Cuándo va toda la familia 9. A qué edad puede el joven cazar solo y qué bicho?(aves, monos, chancho, jochi,

anta) 10. Qué animal exige cazar en grupo 11. Desde qué edad van a cazar los jóvenes en grupo 12. Qué bichos puede cazar el jóven solo 13. Qué animales se caza solo de noche 14. Qué animales se caza de día 15. Desde qué edad puede el joven entrar a cazar de noche 16. Para que cace solo que tiene que conocer, saber 17. Para cazar en grupo qué hay que saber 18. Qué época es tiempo de caza 19. De qué hay que cuidarse más en el monte: de día y de noche 20. Según la época que “bicho” (animal) se caza 21. Con qué arma caza: aves, animales grandes, animales pequeños 22. El arma varía según el animal a cazar 23. Las mujeres manejan arco y flecha? 24. ¿Cómo enseña el papá a sus hijos a manejar salón? 25. Qué bicho se caza con arma que bicho se caza con flecha 26. ¿Cuando no hay balas con que caza? 27. Cuándo, a que edad hace el hombre su propia flecha 28. Cómo influye el cuartel en la formación de cazadores 29. Cómo influye la escuela en la formación de cazadores 30. Para casarse es necesario que sea buen cazador o ya no 31. Cuando cambia de flecha o hacen otra flecha, qué es lo que más se arruina en una

flecha

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32. En idioma como se llama a un “hombre cazador” 33. Dónde van a cazar más: al chaco, al barbecho, a la laguna, adentro al monte 34. todo animal que se caza en el monte se comparte, por qué 35. Qué sucede si no compartimos NIÑOS Y NIÑAS 1. ¿Cuántos años tienes? 2. ¿Tu papá te lleva a cazar? 3. ¿Desde que edad te lleva tu papá 4. ¿Qué cazan? 5. ¿Te lleva de día o de noche? 6. ¿Qué se necesita para cazar de noche? 7. ¿Qué se necesita para cazar de día? 8. ¿Con que arma cazan? 9. ¿Mientras van por el monte que te habla tu papá/que te dice? 10. ¿Cómo encuentran al bicho? 11. ¿Luego que lo mata que haces, que te pide tu papá 12. ¿Por qué te lleva tu papa? 13. Si se va un animal herido y no lo pueden agarrar que te dice te habla de los dueños

del monte de los espíritus del monte 14. ¿Qué recomendaciones te da tu papa? 15. ¿Cuándo van a cazar en “montón” (en familia) a otro lado que hacen las mujeres y

qué hacen los hombres?

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Citas textuales del sub capítulo 4 de “Practica cultural de la cacería” pp.105-115

1. Un ganadero cuya propiedad fuera reconocida por la Ley INRA dentro de la TCO en calidad de “tercero” (propiedad privada individual), viviente antiguo de la región da cuenta del rol central de las mujeres cuando expresa “si trabajaran, si aprendieran a hacer artesanía en vez de pelar yuca cada día, si esta gente aprendiera a hacer sombreros. Los indígenas tienen que aprender a trabajar por ejemplo, los de San Jorge de Yapacaní siembran jipijapa y de eso hacen sombreros, ese pueblo vive de hacer sombreros (Testimonio/Domingo 18 de mayo 2003).

2. Don Asterio a media mañana pasó por la senda frente a la casa de Don Sergio, llevaba consigo un arco y varias flechas dijo que era para cazar sábalo, pájaros y mono. (Observación/Lunes/5/mayo/2003/TI)

Vi también en otra ocasión cuando Don Marcelino llegó a media tarde y llenó un bañador de sábalos, todos con perforaciones circulares en sus pectorales. (Observación/lunes/5/mayo/20003/TI)

Cuando Aleja y yo fuimos al chaco a cosechar arroz, Aleja me mostró el arco y las flechas de su esposo que pendían del orcón de una pequeña choza improvisada “mire doña Armi la flecha de Don Sergio”. (Observación/Lunes/5/mayo/20003/TI)

Don Sergio se fue a cazar, llevó dos linternas, pilas unidas unas con otras con una liga, dos foquitos por si se queman los de la linterna. Don Sergio llegó 2:30 am y cazó un jochi pequeño, dice él que había un jochi grande y no pudo cazarlo. (Observación viernes2/agosto/2002/TI) 3. Don Marcelino: Antes los animales como los monos se le acercaban a uno incluso a uno lo orinaban, pero ahora huyen los animales. No es lo mismo, antes, la flecha silenciosamente mataba, ahora el salón es ruidoso y huyen los animales. (Testimonio/14/octubre/2002/TI) 4. Ayer mientras cocinábamos la cena Aleja le dijo a Don Sergio su esposo ¡hay harto loro Sergio!, ¡ahí está!, ¡ahí está!, corrió Don Sergio con su salón, entró hacia los chocolatales, pero no escuchamos ningún ruido de disparo, tiempo después volvió sin nada, “se fueron” dijo Don Sergio. “Está mal el salón de Sergio, cuando dispara el gatillo no responde” dijo Aleja. (Observación/jueves/31/octubre/2002/TI) Tori (Orlando): “Nosotros cazamos mayormente con puro escopeta, usamos poco ya flecha, poco “nomasía” no es como antes siempre, nuestros padres más ocupaban la flecha. De la caza se llega a 4, 5, 3 a.m. según lo que se tarde, a ojo nomás, nos topamos con el bicho y le damos pa’ su tiro. (Testimonio/miércoles/2/ octubre/ 2002/TI) Fuimos con Chunta a su chaco, cuando llegamos había una pequeña choza improvisada con una especie de techo de polietileno, en el suelo había harta pluma de loro colorado, había también plumas azules y rojas de loro caratu. Chunta me dijo que Don Sergio (su papá) ya tenía plumas en sus orcones para su flecha. Esto me hizo recordar que vi varios arcos en las casas de L., F., T. y DS. Don Sergio le encargo balas a un técnico que salía de Tres Islas a Cochabamba “le encargo por balitas, no hay en Ivirgarzama y los precios han subido antes costaba 20 Bs. y nos quejábamos del precio, ahora cuesta 36 y ya no nos quejamos”. (Testimonio/ 8/febrero/2004/TI)

Carlos de 18 años llegó en la tarde a su casa donde me encontraba de visita, con su rifle de salón al hombro. Luego de comer, se acercó a su madre y a mí y nos dijo que había harto sisiru (mono) más abajo, agarró un arco y varias flechas y se fue. Zulma su hermana que lo observaba mientras comía le dijo mientras este se alejaba ¡acaso no teneq balas! El no contestó y se fue. (Observación/martes/25/febrero/2003/TI)

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5. Don Asterio hoy fue a cazar con salón de Don Sergio, cazó una pava y mandó la mitad de la misma con Jacky, su hija. Chunta la hija de Don Sergio dijo “mire doña Armi, la mitad de una pava, tío Asterio cazó con el salón de mi papá”. (Observación/miércoles/21/mayo/2003/TI) 6. En una conversación un Don Sergio expresaba: “los forestales no quieren que cacemos, ¡a ver ellos que vivan en el monte y no cacen!, ¡qué va pasar!, ¡a ver que se lo lleven a su perro debajo de su cama o a su hija si les va gustar si no lo van a querer cazar!, a ver que los tigres les muestre sus dientes ¡grrr! ¡grrr! si no le van a disparar, sino van a tener miedo. En fin el tigre todavía tiene miedo al hombre porque sabe que si ataca al hombre estos lo van a buscar hasta matarlo, pero el león ése si es más osado, ése le brinca nomás. Ahora hay harto tigre porque está prohibida la venta de cuero”. (Testimonio/Martes17/febrero/2004/Ciudad) 7. Don Osmar: la caza es más fácil cuando llueve y se alaga todo el monte, el taitetú se puede cazar, en cambio en tiempo seco se caza pero es más difícil además hay que tener un buen perro para que lo persiga. (Observación/martes/25/febrero/2003) Don Sergio y Don Loco: Esta época es bueno para cazar, los animales están en el agua y son fáciles de cazar. (Observación/martes/7/enero/2003) 8. En un viaje a La Paz realizado por un joven yurucaré de Tres Islas y el consultor responsable del proyecto “uypi yuracare” un técnico de la MAIPO le preguntó al consultor cuál era la ocupación de los yurucarés a lo que éste respondió “son cazadores, pescadores y recolectores”, el jóven yurucaré inquirido de la misma forma por el técnico de la MAIPO respondió “El chaco, siembro arroz, maíz y yuca”. (Testimonio/26/marzo/2003/La Paz) 9. Aleja: Doña Armi otra vez vamos a comer sardina pero ahora Sergio va ir a cazar algún bicho mono, loro. (Observación/jueves/17octubre/2002) 10. Todo el año pescamos, en el río, en los curichis, en los ríos viejos, nunca falta pescao, al mes por lo menos consumimos 40 kilos de carne de todo tipo de pescao “el pescao es nuestro ganao así como ustedes comen pollo y carne cada día, así nosotros comemos pescao (Observación/11agosto/2003) 11. A las 2:30 vino Don Asterio devolvió el bañador y la lata para medir arroz y dijo “no voy ir a la reunión voy ir a buscar tejón ¿se lo llevó su salón Don Sergio? (Observación/jueves/1/julio/2002) Mientras 6 personas adultas y algunos niños están en el culto evangélico, otros como Don Sergio deciden ir a cazar. El se fue con Israel su hijo de 6 años, sus dos perros y su salón. Se fueron en canoa a la banda a cazar. Cazó un hueshe o taitetú, (Observación/domingo/6/octubre/2002) 12. El domingo los banacos (empleados quechuas, de la empresa bananera) le dieron a un anta con salón bien en el pecho, este huyó, los banacos no saben andar en el monte, no pudieron perseguirlo y a mi me avisaron recién el martes en la tarde yo fui pueq, lo habían dao en la Laguna Colorada, ya estaba hinchao, ¡así de grande, se perdió ahí unos 100 kilos. Nosotros los indígenas somos pues bien carnívoros, a un bicho lo seguimos hasta encontrarlo. El anta cuando huye va recto tumbando palos (árboles), chocando no le importa va recto, a medida que va huyendo va disminuyendo la velocidad, cada brinco que da va saliendo la sangre y ya luego se tumba. Esa carne nos hubiera durao unos 15 días. Y esa carne lo tenemos que repartir de a pedacito a todas las casas de nuestro lugar, a la familia, a los parientes, esa es la ley indígena, entre nosotros es así, cuando cazamos un bicho grande, tenemos que compartir. (Observación/11/agosto/2003)

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Expresiones castellanas usuales en el habla de los yurucarés de Tres Islas Abandonar Morir. Ej. Mi marido me abandonó (mi marido murió)

Acordar Ponerse de acuerdo en alguna acción o hecho.

Alagar Inundar. Ej.: En tiempo de lluvia el monte se alaga

Andante Una persona y/o familia nuclear que se traslada o va a vivir a otro

lado. norma de Manejo y gestión del territorio de la familia nuclear

yurucaré

Antiguo Anciano, abuelo, el mayor o de más edad de una familia grande

Arribar Viajar en canoa contra corriente. Ej.: Estamos arribando a Puerto

Villarroel

Bajar Viajar a favor de la corriente. Se usa el término cuando uno viaja en

canoa a favor de la corriente. Ej.: Estamos bajando a tres Islas

Balza Madera cuya corteza es suave y ..

Bajio Lugar o zona en el monte mucho más bajo que los demás e

inundable en tiempo de lluvia. Ej.: Este es bajial

Banda Al frente de donde uno está. Ej.: vamos a pescar a la banda

Banano Plátano de freír

Basurear Acto de juntar, amontonar ramas y arbustos en el chaco para

dejarlo limpio y quemarlo

Barbasco Resina del árbol de ochoo. Se usa para envenenar peces en los

arroyos y pocitas.

Barbecho Chaco antiguo y reaprovechado en plantaciones forestales

Bejuco Liana

Bicho Animal de monte. Puede ser anta, taitetú, tropero, jochi u otros

Bregar Trabajar

Brincar Atacar. Ej. El tigre te brinca si le tienes miedo

Bogar Flotar. Ej. Bogando llegó a la orilla

Bollo Montón, grupo. Ej.: Hagamos el trabajo en bollo con alegría

Cacique Autoridad comunal “cacique comunal” y de la TCO “Cacique

Mayor”.

Calabozo Cárcel

Camba Mestizo, criollo del oriente, carayana

Cambalache Trueque, cambio de una cosa por otra con valor similar

Caray Carray, carayana, no indígena, pueden ser: colonos, collas, gente

rica o pobre pero no indígena.

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Carpir Deshierbar. Sirve para cortar los pastos pequeños que brotan

permanentemente en el suelo.

Casco Canoa

Chaco Unidad de producción agrícola entre los pueblos indígenas

Chaquear Acto de preparar un área del monte para cultivo agrícola.

Champarse Zambullirse al agua

Chané Trinitario. Ej: “Los chané han venio de San Ignacio de Mojos”

Chapapeao Sistema de cocción de los pescados a la brasa y ahumado

Cheruje Sopa preparada con plátano verde rallado.

Chicha Bebida espirituosa elaborada de yuca.

Chiquitingos Pequeños

Chuchial Lugar donde existe bastante chuchio

Chuto Incompleto

Choza Casa de palla

Colla Colono (a), de pollera en mayor grado y en menor medida de

vestido, gente de la región andina y valles.

Colcha Frazada.

Coludo Canoa a motor con aspa adaptada de 2.5 metros de longitud

Componer Arreglar, corregir

Correrse Cambiar de opinión, acobardarse, desdecirse, no enfrentar una

situación. Ej: yo no podía dar pie atrás, ni correrme, tenía que hacer

frente y me waskearon 3 veces.

Desbarrancar Las orillas de tierra que cae al río al humedecerse. Esto ocurre

generalmente en tiempo de lluvia. Generalmente en tiempo de

lluvia

Dentrar Entrar

Echar Echar agua: Bautizar. Ej.: ¿No lo han echao todavía tía?

Elay Así es. Expresión confirmativa de algo, hecho o suceso

Empalizada Árboles flotando o en estado fijo en el río.

Enchumó Abandonar el chaco o un lugar descampado y dejar que crezca

hierba

Encostar Barar en la costa del río

Entreveraos Mezclados, mestizos, lo antónimo de puro

Embrujao Hichizao, por causa de la brujería

Extrañar Ir a visitar. Ej.: Fui al rió Chapare a extrañar a mis parientes

Fogón Cocina formado por dos soportes paralelos hechos de arcilla o

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greda sobre el que están dispuestas dos varillas de hierro

Frutero Lugar del chaco donde hay fruta banano papaya y propicio para

cazar jochi, calucha.

Hermano Denominativo genérico entre los yurucarés para nombrarse unos a

otros

Huevear Expresión usada para decir que la gallina está poniendo huevos. Ej:

Esa gallina está queriendo huevear

Jochear Ir a cazar jochi

Juntar fuego Ir a traer tizón o chispa del vecindario, es decir de la casa contigua

a la suya.

Lance Desencuentro de acciones o hechos de manera involuntaria,

cruzarse en el camino en direcciones opuestas. Ej.: “se hicieron el

lance”, “nos hicimos el lance”

Gaveta Recipiente de madera de forma rectangular, similar a una batea. De

uso de las mujeres para hacer chicha de yuca, lavar ropa, y

mantener a los peces en el agua.

Gente Carayana, personas no indígenas. Pueden ser collas, cambas,

paisanos, técnicos, madereros.

Girao Estructura de madera o pachuba de una casa sostenida por varios

orcones de madera o columnas de corta altura

Gordura Grasa. Ej.: “vamos a sacar su gordura”, “tiene mucha gordura”

Masaco Yuca sancochada, escurrida y molida en tacú.

Mancha Lugar donde existe en abundancia un tipo de variedad de árbol. Ej:

mancha de tembe, mancha de mara

Manija Herramienta de madera con el que se tritura, muele algunos

alimentos en el tacu como la yuca y el banano sancochado, se pela

el arroz, y múltiples usos.

Maduro Banano

Minga Trabajo colectivo en el chaco u otra actividad.

Melear Cosechar. Expresión muy usada para la cosecha de miel. Por

analogía se dice así cuando por ejemplo uno está sin un centavo

Ej.: estoy meleao.

Meta a Hacer con rapidez, agileza, velocidad. Ej.: ¡Meta a remar!

estuvimos todos para llegar a Puerto Villarroel

Material Cemento, ladrillo, calamina, tejas. Ej: la escuela es de material

Mezquino Tacaño, avaro, egoísta, que no comparte, solo piensa y actúa para

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su provecho.

Motor Canoa con motor incorporado.

Neto Puro, auténtico. Ej: neto yura

Onda Conocido por los yurucaré como flecha colla. Es bastante usado

por niños, jóvenes y adultos al caminar por la senda.

Especialmente para cazar pájaros pequeños.

Pachuba Una variedad de palmera

Paisano Cochabambino

Pa’ Expresión abreviada de para. Ej: Pa’ su tiro estaba el tigre

Palo Arbol. Ej: “Asterio se fue al monte a tumbar palo”

Pasear Ir por un tiempo a un lugar distante de la casa, generalmente a

visitar a un familiar que vive en otro río. Es sinónimo de extrañar

Pariente Yurucaré

Patujusal Lugar donde existe bastante patuju

Palla Hojas de palmera muy usadas entra las familias yurucarés para

techar las casas.

Payuje Refresco de maduro sancochado y colado con agua

Pëchear Proviene de la palabra yurucaré pëche que significa pescado. Ir a

sacar pescado, pescar Ej: Estamos yendo a pechear a la boca

Pejichi Tatú gigante

Pelao Expresión genérica para referirse a los niños (as) muchachas o

muchachos, jóvenes.

Peque peque Canoa con motor de cola con aspa

Pescao Pescado

Petacuda Embarazada, gorda, forma redondeada

Pícaro Amigo de lo ajeno, aprovechador, ladrón

Pillar Encontrar

Pontón Barco

Plumero Abanico formado de plumas de pava de monte o de otra ave. Se

usa para avivar el fuego, ahuyentar a los mosquitos abanicándose

con él, así como para refrescarse en días calurosos.

Pueq Así es. Ej.: Un dialogo A. Leonilda a la que se juntó ya nomaq tuvo

su hijo b. Pues

Puga Algo puntiagudo. Ejemplo: el pez ....tiene su puga, la puga de la

flecha. Por analogía se denomina así al órgano sexual masculino.

Recordar Despertar. Ej: Mami el niño ya recordó

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Rozar Cortar arbustos, bejucales y vegetación en el chaco o en un

determinado lugar del monte para algún propósito

Salón Arma de fuego. Su denominación completa es rifle de salón.

Sancochar Hacer cocer al agua. Ej. Sancochar yuca, banano, arroz.

Sarca Persona, animal o insecto de ojos verdes

Simbao Trenzado. Ej.: Ven mi’ja te voy a simbar el cabello

Sobar Frotar, masajear, dar masajes.

Sudao Una variedad de plato en la culinaria yurucaré. Pescado cocido al

agua o sancochado, servido con arroz y maduro sancochado

Solazo Calor extremo, insoportable, sofocante

Sumió Hundió

Surazo Corrientes de frío que provienen del sur

Tacú Recipiente de madera en forma de copa de

Tacuaral Lugar donde existe bastante tacuara

Tatú Animal...de la familia del armadillo y del kirkincho

Taitetú Chancho de monte

Tembe Palmera cuyos frutos se consumen. Se hace con ellos chicha de

tembe

Tizón Pedazo de madera con brasas o chispa de fuego

Todingos Todos

Topar Encontrarse con, chocar con algo o alguien, aparición en una

situación de problema

Trocha Camino, senda

Tropero Chancho tropero de monte

Tumbar Hacer caer. Ej.: voy a tumbar palo en mi chaco

Valiente (a) Trabajador, trabajadora

Ventarrón Viento fuerte

Visitar Ir en calidad de paseo a otro lugar donde estén familiares

Yucal Sembradío de yuca

Yura Idioma. También expresión abreviada de decir yurucaré

Yurucaré Yuracaré, yurujjre, yurujjure, “yura”, significa dueño de: el monte,

los animales, los objetos etc.

Uypi Miel de abeja de monte sin aguijón comúnmente conocida como

“señorita”

Wazka Correa de bejuco

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Expresiones quechuas castellanizadas en el habla de los yurucarés

La colonización del Trópico de Cochabamba principalmente por población de origen

quechua de Cochabamba, Potosí y Oruro por sobre todo a partir de la segunda mitad

de siglo XX, genero un contacto e influencia lingüística en los yurucarés reflejada en el

uso de préstamos lingüísticos asociados a la apropiación de prácticas sociales que

antes eran desconocidos. Acá se menciona los términos identificados en Tres Islas

durante el trabajo de campo, no así aquellos identificados en otros ríos y comunidades

yurucarés del Trópico de Cochabamba.

Expresión usada

Significado de la expresión y origen etimológico en el idioma quechua

Ayni Trabajo recíproco entre integrantes de la familia. Proviene del mismo

vocablo Ayni.

Cuchi Cerdo. Expresión castellanizada del vocablo quechua khuchi que

significa cerdo.

Chilchar Lloviznar. Viene de la expresión chhillchar

Chipao Enredado. Expresión quechua ch’ipado

Michi Gato. Proviene de la expresión quechua misi

Mukear Masticar con la boca. Viene de muk’iar

Mutu Motoso, sin filo, poco o nada filoso. Viene de muthu

Piqchar Masticar hojas de coca. Proviene del vocablo quechua piqchar

Pirhua Deposito circular en la forma de tambor gigante hecho en base a

corteza de balsa, sirve para almacenar maíz y arroz. Proviene del

vocablo pirwa que significa almacén, lugar donde se amontona, junta,

guarda algún producto generalmente agrícola.

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Fuente: Viceministerio de Participación Popular y Fortalecimiento Municipal. Plan de Desarrollo Indígena. Unidad de Gestión Territorial Indígena Yuqui. Cochabamba 1998.

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Fuente: Viceministerio de Participación Popular y Fortalecimiento Municipal. Plan de Desarrollo Indígena. Unidad de Gestión Territorial Indígena Yuqui. Cochabamba 1998.

Lugar de la investigación

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Cuadro Nro 1Tres Islas, 2004Población por edad y sexo

SexoEdad Varon Mujer Total %0 - 4 21 35 56 37%

5 - 14 20 16 36 24% 15 - 65 27 26 53 35% + de 65 3 2 5 3%

Total 71 79 150 100%Fuente: Elaboración Propia

POBLACION DE TRES ISLAS POR EDAD Y SEXO

21 2027

3

35

16

26

20

10

20

30

40

0 - 4 5 - 14 15 - 65 + de 65EDADES

HA

BIT

AN

TES

VaronMujer