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TESIS DOCTORAL Directores: Francisco Ruiz Juan María Elena García Montes Autor: Antonio Granero Gallegos Fdo. Antonio Granero Gallegos UNIVERSIDAD DE ALMERÍA DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA FRANCESA, LINGÜÍSTICA Y DIDÁCTICAS DE LA EXPRESIÓN ALMERÍA, DICIEMBRE 2004 EXPECTATIVAS Y VIVENCIAS EN LA ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA DEL PEREGRINO. UN ANTES Y UN DESPUÉS EN EL CAMINO DE SANTIAGO

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TESIS DOCTORAL

Directores: Francisco Ruiz Juan María Elena García Montes

Autor: Antonio Granero Gallegos

Fdo. Antonio Granero Gallegos

UNIVERSIDAD DE ALMERÍA DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA FRANCESA, LINGÜÍSTICA Y

DIDÁCTICAS DE LA EXPRESIÓN

ALMERÍA, DICIEMBRE 2004

EXPECTATIVAS Y VIVENCIAS EN LA ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA DEL

PEREGRINO. UN ANTES Y UN DESPUÉS EN EL CAMINO DE SANTIAGO

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INFORME DE LOS DIRECTORES DE TESIS

D. Francisco Ruiz Juan, Profesor de la Facultad de Humanidades y Cien-cias de la Educación de la Universidad de Almería y Dª Mª Elena García Mon-tes, Profesora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Granada, directores de la Tesis Doctoral cuyo título es:

“EXPECTATIVAS Y VIVENCIAS EN LA ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA DEL PEREGRINO. UN ANTES Y UN DESPUÉS EN EL CAMINO DE SANTIAGO”

Siendo su autor D. Antonio Granero Gallegos, perteneciente al programa de Doctorado “ACTIVIDAD FÍSICA Y DEPORTIVA, SOCIEDAD Y EDUCACIÓN” del Departamento de Filología Francesa, Lingüística y Didáctica de la Expresión de la Universidad de Almería.

Autorizan la presentación de la referida tesis doctoral para su defensa, de acuerdo con lo previsto en el R. D. del Ministerio de Educación y Ciencia nº 778/1998 de 30 de Abril, publicado en el B.O.E. de 1 de Mayo de 1998, por el que se regula el tercer ciclo de estudios universitarios, la obtención del título de Doctor y otros estudios de postgrado.

Informando que la presente tesis doctoral, que ha sido realizada por el Doctorando, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación la Uni-versidad de Almería, es un trabajo original y que cumple los requisitos formales y mantiene, a nuestro juicio el rigor científico y académico exigible.

Y para que conste y surta sus efectos en el expediente correspondiente, expedimos el presente en Almería a dos de diciembre de dos mil cuatro.

Fdo. Francisco Ruiz Juan Fdo. María Elena García Montes

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A Carmen,

a mis padres, a mis hermanos y mis sobrinos.

Andar alguna vez Sólo por eso! Vivir la temblorosa pulsación del camino con las respiraciones sumergidas del campo en el invierno: caminar para ser, sin otro rumbo que la propia vida ...

(Pablo Neruda)

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Quiero manifestar mi más sincero agradecimiento a todas aquéllas per-sonas que han colaborado para que esta tesis doctoral haya sido posible y sea hoy una realidad.

Gracias Carmen, porque sin ti este trabajo no hubiera sido posible, por estar a mi lado en todo momento, por tu cariño y compresión, por ayudarme y animarme de forma incondicional, desde el primer paso de este camino, a cuyo horizonte miramos juntos.

A mis padres, porque su esfuerzo personal es un ejemplo para mí. Ellos me han inculcado los valores y principios que rigen mi vida.

Quiero agradecer a mis directores de tesis, Paco y María Elena, que siempre estén ahí, transmitiendo fuerza e ilusión por el trabajo y el aprendizaje, haciendo que todo funcione. Gracias por vuestra entrega. Gracias por vuestra calidad profesional, sólo superada por vuestra calidez personal.

A mis amigos, por la ilusión y alegría que siempre transmiten.

A Enrique López, que ha dedicado muchas horas de su tiempo a la revi-sión de este trabajo.

A Pepe Casas, siempre interesado en la investigación y cuya fuerza y sa-biduría me ha transmitido.

Es importante la colaboración y el respaldo recibido por las personas que conforman el grupo de investigación “HUM – 638” de la Universidad de Alme-ría, especialmente por parte de Manolo Gómez, compañero en muchos avatares.

A Miguel Ángel González, por la acogida que nos dispensó en Santiago de Compostela. Él hizo posible que nuestra estancia allí fuera más agradable.

Asimismo, quiero dar las gracias al Muy Ilustre Sr. Prior Abad D. Jesús Galiano de la Real Colegiata de Roncesvalles, así como a todos los miembros de la Oficina del Peregrino de este lugar. También a los hospitaleros del albergue del Monte do Gozo, en Santiago de Compostela, a los de la Asociación de Ami-gos del Camino de Santiago de Burgos, en la figura de Marina, de Navarra y de la Nederlans Gencotschap van Sint Jacob. No puedo olvidarme del albergue de Maribel Roncal y de los encargados de la acogida a los peregrinos en el alber-gue de la Orden de la Cruz de Malta, en Cizur Menor, así como los de Ponfe-rrada.

Finalmente, gracias a todos los peregrinos que recorren el Camino de Santiago y, especialmente, a los que durante el verano del año 2003 colabora-ron, respondiendo a los cuestionarios de la investigación, para que ésta fuera posible.

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Para no hacer farragosa la lectura y redacción de este trabajo, respecto a la utilización de un lenguaje no-sexista, se ha utilizado la forma masculina de la palabra en aquellos términos en los

que habría que referirse por igual al género masculino y femenino.

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Índice

Antonio Granero Gallegos 9

ÍNDICE

CAPÍTULO 1: MARCO TEÓRICO 25

1.1.- De la tradición a la postmodernidad 27

1.1.1.- La sociedad tradicional 28

1.1.2.- La sociedad moderna 29

1.1.2.1.- La concepción deportiva 31

1.1.3.- La sociedad postmoderna 36

1.1.3.1.- Rasgos más significativos de la postmodernidad 38

1.1.3.2.- El sedentarismo y la preocupación social por la salud 39

1.1.3.3.- El sistema deportivo como correspondencia del entorno social

41

1.1.3.4.- Las nuevas prácticas físico-deportivas 43

1.1.3.5.- Las actividades físico-deportivas en la naturaleza. Lí-neas de investigación

50

1.1.3.5.1.- Expansión de las actividades físico-deportivas en la naturaleza y motivaciones para su prác-tica

57

1.1.3.5.2.- Enfoques de la investigación en las activida-des físico-deportivas en el medio natural

59

1.1.3.6.- El turismo de aventura en la naturaleza 64

1.1.3.7.- El ocio y el tiempo libre 70

1.1.3.7.1.- La práctica físico-deportiva como actividad de ocio

72

1.1.3.7.2.- Las actividades físico-deportivas en el medio natural como prácticas recreativas de ocio

75

1.1.3.8.- El resurgir del Camino Santiago en la postmodernidad 77

1.1.3.8.1.- La promoción turístico-patrimonial de la ruta jacobea

79

1.1.3.8.2.- El Camino de Santiago como “sendero de gran recorrido”

83

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Índice

10 Antonio Granero Gallegos

1.1.3.8.3.- Evolución cuantitativa de peregrinos en la úl-tima década

87

1.2.- La historia del Camino de Santiago 96

1.2.1.- Las peregrinaciones a Compostela 97

1.2.1.1.-El comienzo de la leyenda 98

1.2.1.2.- Expansión de las peregrinaciones a Santiago 102

1.2.1.3.- Máximo esplendor de los Caminos a Santiago 107

1.2.1.3.1.- Ciudades, economía y comercio 109

1.2.1.3.2.- Las Órdenes de caballería 110

1.2.1.3.3.- El final de la época dorada 112

1.2.1.4.- Decaimiento de la ruta jacobea 113

1.2.1.5.- Periodo de revitalización de las peregrinaciones a Compostela a finales del siglo XIX

117

1.2.2.- La cultura en la ruta jacobea 119

1.2.2.1.- El Camino de Santiago como bien de interés cultural y artístico

124

1.2.3.- Los hospitales, albergues y refugios 126

1.2.4.- Los peregrinos a Santiago 128

1.2.4.1.- Número de peregrinos a Santiago 130

1.2.4.2.- Nacionalidades de los peregrinos a Compostela 130

1.2.4.3.- Clases sociales de los peregrinos 131

1.2.4.4.- Peregrinos ilustres a lo largo de los distintos siglos 132

1.2.4.5.- Variables sociodemográficas de las peregrinaciones en el siglo XIX

134

1.2.4.5.1.- Número de peregrinos 134

1.2.4.5.2.- Época del año 134

1.2.4.5.3.- Edad 134

1.2.4.5.4.- Sexo 135

1.2.4.5.5.- Nacionalidad 135

1.2.4.5.6.- Estado civil 135

1.2.4.5.7.- Profesión o actividad principal 135

1.2.4.6.- El regreso del peregrino a su lugar de origen 136

1.2.5.- Las enfermedades y problemas físicos de los peregrinos 137

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Índice

Antonio Granero Gallegos 11

1.2.6.- La programación del recorrido 139

1.2.7.- El equipamiento del peregrino jacobeo 142

1.2.8.- La preparación física para recorrer el Camino de Santiago 143

1.2.9.- Los Caminos de Santiago 145

1.2.9.1.- El Camino Francés 157

1.2.9.2.- El Camino del Norte 150

1.2.9.3.- El Camino Aragonés 150

1.2.9.4.- La Vía de la Plata 150

1.2.9.5.- La Ruta Marítima. El Camino Inglés 151

1.2.9.6.- El Camino de Finisterre 152

1.2.9.7.- Otros Caminos a Santiago 152

1.2.9.8.- Donde confluyen todos los Caminos: Santiago de Com-postela

152

1.2.10.- Las motivaciones para recorrer el Camino de Santiago 153

1.2.11.- Las investigaciones y publicaciones jacobeas 160

CAPITULO 2: PLANTEAMIENTO Y DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN

169

2.1.- Objetivos 171

2.2.- Metodología, métodos y técnicas de investigación 172

2.2.1.- Cobertura de la investigación 174

2.2.1.1.- Población 174

2.2.1.2.- Muestra 175

2.2.1.2.1.- Procedimiento de muestreo 176

2.2.2.- Método de investigación y técnicas de obtención de datos 184

2.2.2.1.- El método descriptivo 184

2.2.2.2.- Las técnicas de obtención de datos 186

2.2.2.2.1.- La técnica de observación documental 186

2.2.2.2.2.- La técnica de encuesta 187

2.2.2.2.2.1.- Instrumento de recogida de in-formación: el cuestionario

191

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Índice

12 Antonio Granero Gallegos

2.2.2.2.2.2.- Validez y fiabilidad de los cues-tionarios

193

2.2.2.2.2.3.- Diseño y aplicación cuestionario 196

2.2.4.- Variables objeto de estudio 199

2.2.4.1.- Variables cuestionario-1: “Expectativas, hábitos de acti-vidad físico-deportiva y estilos de vida del peregrino”

199

2.2.4.1.1.- Variables motivacionales 199

2.2.4.1.2.- Variables actitudinales 199

2.2.4.1.3.- Variables de experiencias previas en el Cami-no de Santiago

199

2.2.4.1.4.- Variables de programación 199

2.2.4.1.5.- Variables sociodemográficas 200

2.2.4.2.- Variables cuestionario-2: “Vivencias y hábitos de acti-vidad físico-deportiva del peregrino”

200

2.2.4.2.1.- Variables comportamentales 200

2.2.4.2.2.- Variables motivacionales 201

2.2.4.2.3.- Variables actitudinales 201

2.2.4.2.4.- Variables de experiencias previas del camino 201

2.2.4.2.5.- Variables de programación 202

2.2.4.2.6.- Variables sociodemográficas 202

2.2.5.- La recogida de datos: el trabajo de campo 202

2.2.5.1.- Los encuestadores 202

2.2.5.2.- Trabajo de campo en Roncesvalles (Navarra) 202

2.2.5.3.- Trabajo de campo en Santiago de Compostela (Galicia) 203

2.3.- Técnicas de análisis de datos 203

2.3.1.- Técnicas de observación documental 203

2.3.2.- Técnicas de análisis cuantitativo 204

2.3.2.1.- Análisis descriptivo 204

2.3.2.2.- Análisis inferencial 205

2.4.- Planificación de la investigación 206

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Índice

Antonio Granero Gallegos 13

CAPITULO 3: ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE RESULTADOS 209

3.1.- Descripción de la población objeto de estudio 211

3.1.1.- Peregrinos, mayores de 15 años, que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España

212

3.1.1.1.- Edad 212

3.1.1.2.- Sexo 213

3.1.1.3.- Medio de locomoción 213

3.1.1.4.- Nacionalidad de procedencia 213

3.1.1.5.- Nivel de estudios completados por la población 214

3.1.1.6.- Actividad principal 215

3.1.1.7.- Estado civil 217

3.1.2.- Peregrinos, mayores de 15 años, que reciben la “compostela” tras haber recorrido el Camino de Santiago

218

3.1.2.1.- Edad 219

3.1.2.2.- Sexo 219

3.1.2.3.- Medio de locomoción 220

3.1.2.4.- Nacionalidad de procedencia 220

3.1.2.5.- Nivel de estudios completados por la población 221

3.1.2.6.- Actividad principal 223

3.1.2.7.- Estado civil 225

3.2.- Expectativas del peregrino al iniciar el camino de santiago en España desde Roncesvalles

226

3.2.1.- Motivos expuestos, para peregrinar, por los que va a recorrer el Camino de Santiago

226

3.2.1.1.- Experiencia personal y vivencial 230

3.2.1.2.- Búsqueda interior y espiritualidad 230

3.2.1.3.- Hacer actividad física 231

3.2.1.4.- Aventura 232

3.2.1.5.- Vacaciones y turismo 233

3.2.2.- Programación del recorrido 233

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Índice

14 Antonio Granero Gallegos

3.2.2.1.- Medios de información consultados 233

3.2.2.2.- Número de jornadas que tiene pensado peregrinar 236

3.2.2.3.- Programación de las etapas o jornadas 238

3.2.2.4.- Lugar previsto de llegada 240

3.2.2.5.- Motivos por los que tiene previsto no llegar a Santiago 242

3.2.3.- Preparación física específica para recorrer Camino de Santiago 243

3.2.3.1.- Peregrinos que han realizado una preparación física es-pecífica

244

3.2.3.2.- Tiempo dedicado a la preparación física específica antes de iniciar la peregrinación

245

3.2.3.3.- Actividades realizadas en la preparación física específi-ca para el recorrido del Camino

247

3.2.3.3.1.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según sexo

249

3.2.3.3.2.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según medio de locomoción

249

3.2.3.3.3.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según nacionalidad

249

3.3.- Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago 250

3.3.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago 251

3.3.1.1.- Análisis de la primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, en relación con otras variables

255

3.3.2.- Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en el año 2003 y motivo de haberlo hecho en ese lugar en concreto

255

3.3.2.1.- Lugar de inicio del recorrido en el año 2003 256

3.3.2.2.- Motivos de inicio en un lugar concreto 259

3.3.3.- Programación y tiempo empleado en el Camino 264

3.3.3.1.- Programación diaria de la etapa 264

3.3.3.2.- Guías/mapas del Camino de Santiago 266

3.3.3.3.- Horas de promedio de recorrido por etapas 267

3.3.3.4.- Tiempo empleado en llegar a Santiago de Compostela 269

3.3.4.- Características del medio de locomoción utilizado 272

3.3.4.1.- Tipo de calzado utilizado 272

3.3.4.2.- Tipo de bicicleta utilizada 272

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Antonio Granero Gallegos 15

3.3.4.3.- Medio de locomoción utilizado en función de la edad, sexo y nacionalidad

273

3.3.4.4.- Ha recorrido el camino con vehículo de apoyo 276

3.3.5.- ¿Sólo o acompañado durante el recorrido? 277

3.3.5.1.- Número de componentes de los grupos 278

3.3.5.2.- Relación que une los componentes de los grupos 281

3.3.5.2.1.- Relación que une a los componentes de los grupos según edad

282

3.3.5.2.2.- Relación que une a los componentes de los grupos según nacionalidad

283

3.3.5.3.- Diario personal y/o grupal 283

3.3.6.- Alojamientos utilizados durante el recorrido 285

3.3.6.1.- Alojamientos utilizados según la edad 288

3.3.6.2.- Alojamientos utilizados según el medio de locomoción 288

3.3.6.3.- Alojamientos utilizados según la nacionalidad 289

3.3.7.- Medidas de prevención física utilizadas 290

3.3.7.1.- Medidas de prevención según la edad 291

3.3.7.2.- Medidas de prevención según el sexo 292

3.3.7.3.- Medidas de prevención según el medio de locomoción 293

3.3.7.4.- Medidas de prevención según la nacionalidad 294

3.3.8.- Medidas de recuperación física diarias 295

3.3.8.1.- Medidas de recuperación física según la edad 297

3.3.8.2.- Medidas de recuperación según el sexo 297

3.3.8.3.- Medidas de recuperación física según el medio de lo-comoción

298

3.3.8.4.- Medidas de recuperación física según la nacionalidad 299

3.3.9.- Problemas físicos sufridos durante la peregrinación 300

3.3.9.1.- Problemas físicos según la edad 302

3.3.9.2.- Problemas físicos según el sexo 304

3.3.9.3.- Problemas físicos según el medio de locomoción 304

3.3.9.4.- Problemas físicos según la nacionalidad 305

3.3.10.- Preocupaciones del peregrino durante el recorrido del Camino 305

3.3.10.1.- Preocupaciones según la edad 309

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16 Antonio Granero Gallegos

3.3.10.2.- Preocupaciones durante la peregrinación según el sexo 310

3.3.10.3.- Preocupaciones según el medio de locomoción 311

3.3.10.4.- Preocupaciones según la nacionalidad 312

3.3.11.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino

313

3.3.11.1.- Experiencias en el Camino según la edad 318

3.3.11.2.- Valoración de distintos aspectos en función de la ex-periencia del peregrino según sexo

321

3.3.11.3.- Experiencias en el Camino según medio locomoción 322

3.3.11.4.- Experiencias en el Camino según la nacionalidad 323

3.3.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago?

325

3.3.12.1.- Sentimientos al llegar a Compostela según la edad 328

3.3.12.2.- Sentimientos al llegar a Compostela según sexo 329

3.3.12.3.- Sentimientos al llegar a Compostela según el medio de locomoción

330

3.3.12.4.- Sentimientos al llegar a Compostela según nacionalidad 330

3.3.12.5.- Cambios que realizarían si volviera a recorrer el Ca-mino según la edad

331

3.3.12.6.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Ca-mino según sexo

333

3.3.12.7.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Ca-mino según el medio de locomoción

333

3.3.12.8.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Ca-mino según la nacionalidad

334

CAPÍTULO 4: CONCLUSIONES 335

CAPÍTULO 5: PERSPECTIVAS FUTURAS 343

Bibliografía 357

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Antonio Granero Gallegos 17

ANEXOS A-1

1.- Documentación de la población de Roncesvalles A-3

2.- Cuestionarios A-9

2.1.- Cuestionario - 1

2.1.1.- En español: “Expectativas, hábitos de actividad físico-deportiva y estilos de vida del peregrino”

A-11

2.1.2.- En inglés: “Expectations, customs of physical-sporting activity and life styles of the pilgrim”

A-19

2.1.3.- En francés: “Expectatives, habitudes sportives et sytle de vie du pelerin”

A-27

2.1.4.- En alemán: “Erwartungen, gewohnheiten sportlicher ak-tivitäten und lebensstil des pilgers”

A-35

2.1.5.- En italiano: “Aspettative, abitudini di attivitá física-sportiva e stile di vita del pellegrino”

A-43

2.1.- Cuestionario - 2

2.2.1.- En español: ”Vivencias y hábitos de actividad físico-deportiva del peregrino”

A-51

2.2.2.- En inglés: “Experiences and physical-sporting activity customs of the pilgrim”

A-55

2.2.3.- En francés: “Experiences et habitudes sportives du pele-rin”

A-59

2.2.4.- En alemán: “Erwartungen, gewohnheiten sportlicher ak-tivitäten und lebensstil des pilgers ”

A-63

2.2.5.- En italiano: “Modo di vita y abitudini di attivitá físico-sportiva del pellegrino”

A-67

3.- Tablas estadísticas de la descripción de la población objeto de estudio A-75

3.1.- Peregrinos que inician en Roncesvalles su recorrido por el Cami-no de Santiago en España

A-77

3.2.- Peregrinos que reciben la “compostela” tras haber recorrido el Camino de Santiago

A-82

4.- Tablas estadísticas de las expectativas del peregrino al iniciar el Camino de Santiago en España desde Roncesvalles

A-87

4.1.- Motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de San-tiago para peregrinar

A-89

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Índice

18 Antonio Granero Gallegos

4.2.- Programación del recorrido A-94

4.3.- Preparación física específica para recorrer el Camino de Santiago A-102

5.- Tablas estadísticas de las vivencias del peregrino tras recorrer el Cami-no de Santiago

A-107

5.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago A-109

5.2.- Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en el año 2003 y motivo de haberlo hecho en ese lugar concreto

A-119

5.3.- Programación y tiempo empleado A-126

5.4.- Características del medio de locomoción utilizado A-132

5.5.- ¿Solo o acompañado durante el recorrido? A-136

5.6.- Alojamientos utilizados A-144

5.7.- Medidas de prevención física A-147

5.8.- Medidas de recuperación física diarias A-149

5.9.- Problemas físicos sufridos durante la peregrinación A-151

5.10.- Preocupaciones de los peregrinos durante el recorrido del Ca-mino

A-154

5.11.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrinaje

A-157

5.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a Santiago de Compostela? A-163

ÍNDICE DE FIGURAS A-169

ÍNDICE DE TABLAS A-175

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El Camino de Santiago... milenario e impasible al paso del tiempo, aguarda cada año a miles de peregrinos dispuestos a enfrentarse al reto de reco-rrerlo. En realidad, esta ruta encierra muchos caminos. Uno de ellos es el viaje interior que algunos emprenden para llegar al centro de sus corazones y hallar así respuestas. También es una ruta llena de historia, la gran vía de transmisión de cultura de la Europa cristiana en el medievo, cuyo mito se forjó a fuerza de batallas..., de fervor religioso..., de leyendas... Los paisajes de belleza agreste y el desafío deportivo son el reclamo para los amantes de la naturaleza, al igual que las decenas de iglesias románicas, monasterios y ciudades monumentales que jalonan la ruta, lo son para los enamorados del arte.

Hay, sin embargo, muchos más caminos, tantos como peregrinos que, un buen día, atendiendo a diversas motivaciones, miran al frente y, paso a paso, se aventuran por su senda...

Era el verano de 2002.

Cuando volví la vista atrás en aquella mañana de julio tratando de retener para siempre la imagen de aquel lugar, Roncesvalles, umbral legendario del Camino, no podía ni imaginar, al aventurarme por aquella ruta repleta de historia y de leyenda, que un año más tarde volvería de nuevo... El sol buscaba altura y las sombras que proyectaba hacían aún más hermoso el paisaje, el momento. Por delante se dibujaba la senda que habíamos de recorrer, tranquilamente, paso a paso... Así, después de treinta y un días de caminar, con la mochila repleta de experiencias y vivencias inolvidables, casi ochocien-tos kilómetros más adelante, llegábamos a Santiago.

Durante este transcurrir descubro una realidad social que me sorprende por su magnitud y que despierta profundamente mi interés. Es un fenómeno que atrae a cien-tos de miles de personas de todas las edades y desde distintas partes del mundo. Se trata de un recorrido que se realiza a pie y en bicicleta, principalmente, por cientos de kilóme-tros, en contacto con uno mismo, con la naturaleza, con las huellas que durante siglos han ido quedando grabadas a lo largo de una ruta de encrucijadas, de intercambios cul-turales, de gente anónima, de sufrimiento, de diversión, de reflexión,... una peregrina-ción que se convierte en una aventura espiritual, pero también en una aventura físico-deportiva.

De esta manera, tras cuestionarnos si este fenómeno socio-cultural puede ser objeto de estudio desde el ámbito de la actividad físico-deportiva y después de una revisión documental y la discusión del diseño de investigación, se plan-tea este estudio que pretende abordar la figura del peregrino que recorre este itinerario jacobeo, analizando, tanto las expectativas que tiene antes de iniciar el recorrido de cientos de kilómetros, como las vivencias que han experimentado a lo largo de la ruta.

El informe que se presenta en este documento se ha estructurado en cin-co capítulos que responden a la necesidad de ordenar de manera lógica el pro-ceso de investigación, así como adecuarse a las exigencias formales de un traba-jo de estas características.

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En el primer capítulo se enmarca, desde el punto de vista teórico, la figu-ra del peregrino en la actualidad, en un momento en el que el Camino de San-tiago experimenta un nuevo esplendor. Para ello, se realiza un análisis de las características de la sociedad postmoderna, pues en esta época la forma de vida de la sociedad ha estimulado en las personas el deseo de retornar a la naturale-za, de encontrarse a sí mismos y de experimentar nuevas vivencias. Ahora, las actividades físico-deportivas de aventura en el medio natural, como el sende-rismo o el cicloturismo, adquieren gran protagonismo como prácticas recreati-vas de ocio y de nuevas formas de turismo.

Asimismo, se aborda la historia de este mítico itinerario, desde su ori-gen, allá por el siglo X, hasta nuestros días, en que vuelve a estar de moda y a ser un fenómeno social y cultural de “masas”. Desde principio de los años no-venta hasta el actual Jacobeo 2004, el Camino está siendo objeto de una gran promoción turístico-patrimonial y se destaca, cada vez más, el carácter físico y deportivo de la ruta.

Entre las numerosas investigaciones y publicaciones que tienen, en los últimos años, el Camino de Santiago como eje vertebral, no se ha hallado nin-guna centrada en la actividad físico-deportiva del peregrino que andando, en bicicleta o a caballo se aventura por esta ruta, por este sendero, que discurre en plena naturaleza, donde en la actualidad se conjugan y armonizan tradición, arte, misterio, cultura, rito, magia, leyendas, religión, símbolos, naturaleza, es-piritualidad,... con aventura, actividad física, deporte, turismo, senderismo, ci-cloturismo, ocio,...

En un segundo capítulo se realiza el desarrollo y planteamiento de la in-vestigación. Para la consecución de los objetivos que se exponen, se opta por la metodología de investigación cuantitativa, utilizando métodos de investigación descriptivos, la encuesta como técnica y el cuestionario como instrumento.

Son dos las poblaciones objeto de esta investigación. Por un lado, los pe-regrinos que inician en Roncesvalles su recorrido del Camino de Santiago en España y, por otro, los peregrinos que llegan a Compostela tras su “viaje” jaco-beo. Teniendo en cuenta los datos referentes a las mismas, para la selección de la muestra de cada una de ellas se ha utilizado el procedimiento de muestreo estratificado polietápico por afijación proporcional, dividiendo la muestra por estratos en distintas etapas. Así, la muestra representativa de la población en Roncesvalles es de 1.071 sujetos y la de Santiago de Compostela, de 1.091. Esto supone una validez en los resultados de un margen de error muestral del ± 3 % y un nivel de confianza del 95,5 %.

Mediante dos cuestionarios autoadministrados, traducidos a cinco idio-mas (francés, inglés, alemán e italiano, además del español) se desarrolló el tra-bajo de campo, durante el verano de 2003 y a lo largo de casi dos meses, tanto en Roncesvalles como en Santiago de Compostela. Esta recogida de datos signi-ficó volver a la ruta, al contacto diario con los peregrinos, a conocer y conversar

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con cientos de personas de distintas culturas y múltiples nacionalidades, lo cual supuso un gran enriquecimiento personal y vivencial.

Como último apartado de este capítulo, desarrollamos las fases realiza-das en la planificación de la investigación: fase de documentación, de prepara-ción, de obtención de la información, análisis de la información y una última fase para la elaboración del informe.

En el tercer capítulo se desarrollan conjuntamente el análisis y la discu-sión de los resultados de la investigación. Por un lado se exponen los aspectos más destacados del análisis descriptivo de las variables del estudio, así como las diferencias significativas halladas a partir del análisis inferencial. Por otro, dado que no existen estudios sociales similares, se contrastan los datos obtenidos con los de otros trabajos que, aunque con características de población diferentes, están referidos a actividades físico-deportivas en el medio natural (senderismo y cicloturismo). Además, en algunos casos se contrastan los resultados obteni-dos referentes a los peregrinos que llegan a Santiago tras recorrer el Camino, con los de la población estudiada que inicia en Roncesvalles. De esta manera se comparan las expectativas de aquéllos que parten en peregrinación, con las ex-periencias reales vividas de los que la acaban en Compostela su viaje por los itinerarios jacobeos.

Las conclusiones extraídas tras el proceso de investigación suponen el cuarto capítulo. Se desarrollan aquellas ideas que han resultado ser significati-vas y que ayudan a conocer tanto las expectativas como las vivencias en la acti-vidad físico-deportiva del peregrino que recorre el Camino de Santiago.

A continuación, y en función de las conclusiones y la experiencia adqui-rida durante la elaboración de esta tesis doctoral, se plantean en el capítulo quinto diferentes vías de estudio que, en relación con la actividad físico-deportiva, se abren en relación con este fenómeno socio-cultural.

En la parte final del informe se halla la bibliografía utilizada para la in-vestigación y los anexos. Entre estos últimos se aporta la siguiente documenta-ción: información estadística acerca de la población objeto de estudio, los cues-tionarios utilizados para la recogida de información y las tablas estadísticas que aparecen referenciadas a lo largo del capítulo de análisis y discusión de los re-sultados.

A través de la tesis doctoral que aquí se presenta “Expectativas y vivencias en la actividad físico-deportiva del peregrino. Un antes y un después en el Camino de Santiago”, se aportan datos objetivos, análisis y reflexiones que nos acercan a la realidad de la actividad física de los que recorren la ruta jacobea en la actuali-dad. Se pretende contribuir al enriquecimiento de la base de información y aná-lisis de la situación actual de la investigación social en la campo de la actividad físico-deportiva. Procuramos, asimismo, hacer una aportación de utilidad a las diferentes administraciones y asociaciones encargadas de gestionar y promover algunos de los aspectos relacionados con el Camino de Santiago.

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CAPÍTULO 1

MARCO TEÓRICO

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Marco teórico

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El objeto de esta tesis doctoral es conocer tanto las expectativas con que afronta el peregrino actual, en el umbral del siglo XXI, el recorrido por el Cami-no de Santiago, como las vivencias en la actividad físico-deportiva experimen-tadas a lo largo del mismo.

En el marco teórico se analiza en primer lugar la sociedad postmoderna, ésta en que el grado de urbanización ha estimulado en las personas el deseo de retornar y redescubrir la naturaleza, de encontrarse a sí mismo y de disfrutar vivencias nuevas.

Surgen gran cantidad de prácticas físico-deportivas y recreativas en el medio natural y, el ocio, tan importante para el individuo de hoy en su búsque-da del equilibrio personal, junto con el turismo, que emerge rápidamente en diversas formas, contribuyen a este fenómeno social de las actividades en la naturaleza.

En segundo lugar se aborda la historia de esta milenaria ruta (Patrimonio Mundial de la Humanidad y Primer Itinerario Cultural Europeo) que actual-mente está experimentando un gran auge y se ha convertido, aún en el amane-cer de la nueva centuria, en un fenómeno de masas, en una moda, en la que el componente físico y deportivo de su recorrido adquiere cada vez más impor-tancia, siendo destacado, como se comprobará, por numerosos autores.

Se efectúa un análisis del peregrino que a lo largo de los siglos ha acudi-do a Compostela movido por diferentes motivaciones. Se tratan las influencias económicas, sociales y culturales del Camino de Santiago, así como distintos itinerarios que desde hace miles de años han conducido a los “viajeros” hasta las tierras gallegas. Asimismo, se hace un repaso de los distintos estudios y pu-blicaciones que tienen como eje vertebral la ruta jacobea, comprobando que has-ta el momento no se ha desarrollado investigación social alguna en relación con la actividad físico-deportiva del peregrino.

1.1.- De la tradición a la postmodernidad

Atendiendo al modelo de evolución social de Weber (citado por Sánchez y Sánchez, 2001), adaptado sobre todo a las comunidades occidentales, se distin-guen varios modelos en el proceso social, en función del tipo de valores que otorgan significado a la propia sociedad y sus mecanismos de producción de sentido: sociedad tradicional, moderna y postmoderna; pero, como apuntan Sánchez y Sánchez (2001, p. 34), ni todas evolucionan al mismo tiempo, ni con las mismas configuraciones. Por consiguiente, si se han producido cambios en la sociedad y en las culturas y valores que las mueven, resulta lógico pensar que también se hayan producido cambios en el tipo de práctica físico-deportiva y en las funciones que a ésta se le asigna. “En efecto –afirman estos autores- el proceso de transformación de la sociedad tiene su reflejo en el deporte, que irá modificando su naturaleza y sus formas para adaptarse y dar respuesta a las expectativas generadas por el surgir de nuevos valores sociales”.

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1.1.1.- La sociedad tradicional “El hombre primitivo vivía ocupándose de su difícil supervivencia diaria, pero dirigiendo su mirada al más allá, en el que intuía seres y fuerzas más poderosas que él. Su existencia era un regalo de los dioses y el es-fuerzo físico lo dedicaba a los poderes sobrenaturales. De esta manera, el hombre se siente sujeto a un destino dirigido por fuerzas superiores, bus-ca en su interior la fuerza necesaria que le permita intervenir en aquél y confía en una realización mágica al respecto... Así se forma el culto como un sistema cuyo origen es el espíritu, sometido a reglas, de acciones que pueden repetirse con el objeto de invocar y dar gracias a los dioses por su ayuda” (Mercado, 2000, p. 44).

La caída del Imperio Romano y las invasiones de los pueblos centroeu-ropeos marcaron una nueva época en las civilizaciones y culturas mediterrá-neas. Todo ello supuso cambios sustanciales desde el punto de vista social, pues la falta de estabilidad política y las continuas guerras fueron el denominador común. El hecho histórico del nacimiento de Cristo marcó claramente el sentido social y cultural de la época: las luchas ideológicas basadas en la fe cristiana, produciéndose una gran expansión de ésta por el mundo conocido durante el final del imperio de Roma. El componente ideológico básico de la que se podría denominar civilización tradicional procede de la aportación del cristianismo, que llegó a ser, prácticamente, monopolizador de los valores éticos y morales de este período, convirtiéndose la religión cristiana en el único marco de referencia válido y en el vehículo de expresión y de identidad que todo el mundo com-prendía y sentía (Pérez, 1993; Ruiz Juan, 2000).

La nueva sociedad, que nace con los monarcas cristianos y que se adentra en el medievo, reniega durante siglos de los valores banales y mundanos vigen-tes tanto en la Grecia como en la Roma antigua. De esta manera, la visión meta-cósmica del hombre y de la sociedad imperó desde el siglo V, durante toda la Edad Media y hasta el inicio del Renacimiento (Murcia, 2003; Ruiz Juan, 2000) y está fundada en la existencia de una conciencia colectiva común que se constru-ye en base a la religión como primera interpretación de un mundo instituido de significado. Ésta es la portadora de las significaciones sociales, estructuradas alrededor de dos esferas, lo sagrado y lo profano, y proporcionando el marco de pensamiento (espacio, tiempo, causalidad, verdad, totalidad, etc) que permite entenderse en una realidad social simbólicamente construida. Por tanto, la reli-gión asume la tarea de aportar sentido, configurando una manera de pensar mítica que hace que la explicación de todos los fenómenos terrenales sea busca-da fuera del propio mundo. El “designio divino” lo explica todo. Los miembros de esta sociedad, agrícola y rural, participan, mediante el ritual, en ese ideal de comunidad. No existe el yo, el individuo, sino el nosotros, la colectividad (Sán-chez y Sánchez, 2001).

Según Diem (1971), “todos los ejercicios físicos fueron cúlticos en sus oríge-nes” (citado por García Ferrando, 1990, p. 39). En la forma de vida tradicional, el

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Marco teórico

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deporte se halla profundamente ligado a la religión y a lo sagrado. Como expo-nen Sánchez y Sánchez (2001, p. 37), “por ser el resultado de normas culturales con-cretas, los juegos deportivos revisten un carácter de rito social, y como rito social ayu-dan a crear una realidad que no puede subsistir sin ellos; es imposible mantener relacio-nes sin actos simbólicos, y el deporte está plagado de ellos”.

La Edad Media se enmarca dentro de este modelo teocéntrico que tras-ciende toda la vida jurídica, intelectual, cultural y social de los ciudadanos, y en la que el carácter religioso y ceremonial está presente en los diversos actos de los sujetos. Es la etapa del pleno apogeo de las peregrinaciones religiosas en Europa, bien a los Santos Lugares (peregrinatio ad loca sancta) o a las tumbas de las personas que habían alcanzado la santidad (peregrinatio ad limina apostolo-rum). Estos actos resultaban esenciales en la vida del hombre cristiano, pertene-ciente a una realidad social en la que la conciencia colectiva prevalece sobre la individual, repleta de símbolos y de leyendas, en la que la religión es el refugio de los hombres y “marca y explica” los designios y en la que deporte y juego están ligados a lo sagrado.

No obstante, conforme se adentraban los últimos años del medievo se comenzó, nuevamente, a valorar el cuerpo, al margen de las concepciones ideo-lógicas presentes como consecuencia del pensamiento eclesiástico. Los torneos medievales, las justas y los duelos, se convierten en los últimos años de este pe-ríodo en lo más llamativo desde el punto de la actividad físico-deportiva.

1.1.2.-La sociedad moderna

El momento clave en el asentamiento de la sociedad moderna es el final de la Edad Media, pues el Renacimiento será época de grandes cambios técni-cos, científicos y políticos, que producen una nueva estructura social. Algunos autores, como Vattimo (1990), ponen el siglo XV, el “Quattrecento” renacentista italiano, como fecha oficial del nacimiento de la modernidad, momento en que el sujeto pasa a ser el centro de interés, fundamentado en la razón y con la idea de progreso histórico, en contraposición de la colectividad tradicional. Con este movimiento –el Humanismo- se marca el inicio del denominado Renacimiento, que es impulsado por grandes pensadores humanistas como Juan Luis Vives en España o Rabelais en Francia (Murcia, 2003).

En este marco, en el siglo XVI, surge otro movimiento de gran relevancia en la historia religiosa, el movimiento protestante (con figuras como Lutero o Calvino), que acarrearía consecuencias importantes en la contrarreforma de la Religión Católica. Pero definitivamente, será en las centurias posteriores, XVII y XVIII, cuando se sientan las bases filosóficas (Descartes y la Filosofía de la Lu-ces), religiosas (la Reforma Luterana) y políticas (la Revolución Francesa), que ponen de manifiesto el estado burgués moderno, centralizado y democrático (Murcia, 2003; Olivera y Olivera, 1995a).

En el siglo XVII, y a partir del surgimiento de esos movimientos más ra-dicales que buscaron excluir el clero y sus propuestas metafísicas de las deci-

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30 Antonio Granero Gallegos

siones fundamentales de los estados, se comienzan a engendrar los verdaderos pasos hacia la modernidad. Ahora se empieza a concebir el ser Humano y el mundo independiente de la intencionalidad divina, centrado en la posibilidad y propia capacidad del hombre. Movimientos como el naturalismo de Galileo y Kepler, el empirismo de Bacon, con su propuesta de centración en la experiencia mediante el método inductivo, y el idealismo de Descartes, con la duda metódi-ca, son propuestas que dan comienzo a un siglo de gran abundancia en los de-sarrollos científicos y de aproximaciones al estudio de las Ciencias Sociales y Humanas (Murcia, 2003).

Se genera un gran movimiento en todos los órdenes de la vida del hom-bre y la mujer durante el siglo XVIII; se busca la emancipación del dominio eclesial y las ideas metafísicas, todas ellas devenidas de esa perspectiva tras-cendental (idea del destino divino) de hombre y sociedad (Murcia, 2003). Se sucedieron durante esta “ilustrada” centuria una serie de importantes aconte-cimientos en el continente europeo, producto de un clima social, político, eco-nómico y cultural que había madurado a lo largo de los tres siglos anteriores, cristalizando en el llamado “movimiento ilustrado”. Se produce el triunfo defi-nitivo de la ciencia sobre la, hasta ahora omnipresente, religión. De esta manera, como muy bien expresan Olivera y Olivera (1995a, p. 10), “la afirmación de la Ra-zón pura durante la Ilustración representó la culminación del proyecto emancipatorio y liberador de la especie humana”.

La modernidad supuso una ruptura del fundamento tradicional y la reli-gión, que hasta ahora había sido el primer centro simbólico estructurador de la sociedad, que no desaparece, pero experimenta una metamorfosis en la que pierde el centro. Comienza un tiempo que Beriain (1990) denomina “postsacral” (por cuanto de-sacraliza), caracterizado por la pluralidad de representaciones colectivas, pues las esferas culturales de valor (ciencia, política, religión, dere-cho, economía, etc.) que permanecían legitimadas bajo el discurso religioso, si-guen su propia lógica autónoma. Triunfa la “razón” y los hechos, que tradicio-nalmente se interpretaban desde el prisma de lo sagrado, pasan a explicarse ahora mediante la ciencia racionalista (Beriain, 1990).

El cambio de mentalidad de la sociedad sobreviene con el liberalismo, la recuperación de los valores terrenales y el auge de un nuevo concepto del traba-jo y del capital. En este nuevo orden, la igualdad, la libertad y la solidaridad serán las señas de identidad de la nueva sociedad sin clases, el Estado de Dere-cho, cuyos rectores serán elegidos libremente por todos los ciudadanos –sin dis-tinción de clase, raza, ideas o religión- mediante sufragio universal (Olivera y Olivera, 1995a).

La época moderna está profundamente configurada por la revolución científica y el desarrollo de las ciencias experimentales. Se fundamenta el pen-samiento mecanicista, que se proyecta a la producción y la tecnología, que revo-lucionarán la economía. De esta manera, el continuo e imparable progreso de las ciencias y las técnicas supone que se den profundos cambios en el campo de

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la producción: la división del trabajo, con las consiguientes transformaciones en las costumbres y en la cultura tradicional (Sánchez y Sánchez, 2001).

Los grandes cambios experimentados por la humanidad tienen su inme-diata causa en las transformaciones tecnológicas. La era industrial se inicia en Inglaterra, con “increíbles” avances técnicos (destacan el descubrimiento de la máquina de vapor y las fuentes de energía que sustituyeron al vapor: petróleo y electricidad, a partir de las cuales han surgido los inventos que han proporcio-nado comodidad y placer a las grandes burguesías del siglo XX) que supusieron el advenimiento de una nueva clase social, el proletariado y el dominio socio-económico de la burguesía. Los primeros fueron protagonistas de una larga lu-cha social y sindical cuyo resultado final sería la obtención de una digna consi-deración laboral y social, así como el logro del tiempo de ocio, hasta entonces patrimonio de las clases dirigentes. Asimismo, la burguesía escala hasta el po-der político, dirigiendo el nuevo Estado de derecho y, además, fomenta el de-porte (García Montes, 1997; Olivera y Olivera, 1995a).

Este proceso de modernización supone la modificación de la percepción y construcción del cuerpo, así como la estética y los juicios ético-morales. La alienación productiva del individuo de este modelo social, se caracteriza por una visión instrumental y mecanicista del cuerpo, que se desarrolla al unísono con el sistema capitalista, convirtiéndose en un instrumento de producción y asociado con la máquina (cuerpo-máquina). Así, se va produciendo el paso de un capitalismo de producción a uno de consumo, que conlleva cambios en la apre-ciación del cuerpo, que entra en la lógica consumista y se convierte en la pose-sión más valiosa del individuo (Le Breton, 1995).

De tal manera que el siglo XX culminó toda una serie de cambios de tipo social y material que se iniciaron a mediados del XVIII y a lo largo del XIX (in-dustrialización, mejoras en las vías de comunicación, impulso de las ciencias, etc.), que modificaron la forma de vida de las gentes.

1.1.2.1.- La concepción deportiva

Al igual que en las civilizaciones primitivas y tradicionales, también en la actividad deportiva están presentes los mitos y las leyendas, a los que se añade, como símbolos de la era modernista, y como reducción de la realidad a algo cuantificable (signo típico de la racionalización), la estadística y el récord.

Algunos autores, como Olivera y Olivera (1995a, p. 11), afirman que en esta época el deporte se convierte en una actividad humana tan significativa como las revoluciones, el proletariado, los sindicatos, las utopías ideológicas igualitarias (liberal-democrática, anarquista, socialista, comunista, etc.), la tec-nología científica moderna o el progreso ilimitado; “el deporte –afirman- es el testimonio irrefutable del espíritu de la modernidad”.

En una sociedad cada vez más tecnificada, y en la que existe un alto índi-ce de comodidad, el deporte entra a formar parte de los diferentes discursos y

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estructuras sociales y pasa a convertirse en un sistema, conformado a su vez por deporte recreativo, educativo, espectáculo, etc., en el que el sujeto puede elegir para practicar el que más se ajuste a sus características socio-económico-políticas (Sánchez y Sánchez, 2001).

Es destacable, por un lado, la vertiente de práctica-salud que aparece pa-ra paliar los desequilibrios que, en este sentido, conlleva el progreso y, por otro, es interpretado como una reacción de compensación al trabajo a través de la vertiente lúdico-recreativa del deporte; al mismo tiempo que, según Cazorla (citado por Sánchez y Sánchez, 2001), el deporte se convierte en una plataforma cualificada de propaganda política, en la que en cierta forma, los éxitos de las selecciones nacionales simbolizan el puesto que ocupan los respectivos estados y naciones dentro del mundo. Además, el deporte espectáculo también sirve al propósito de crear una conciencia social colectiva provocada por la emoción, por el “sentir en común”, por el “estar juntos” (proxemia), que provoca, según afirma Sánchez (1991), la unidad tribal.

Señalar, mediante un inciso, que en el marco religioso también se trata-ron de enunciar los principios fundamentales que, según los eclesiásticos, habí-an de regir el movimiento deportivo; así, la práctica físico-deportiva ha de estar destinada al servicio de Dios, pues deben ser ejercicios vitales y saludables, además de un medio educativo y de estimulación de la formación del carácter del individuo.

Los ejes fundamentales del mundo liberal (el sufragio universal, el Esta-do de Derecho y el progreso) encuentran en el espectáculo deportivo su proyec-ción ideológica más sólida, así como su mayor difusión a través de la práctica. El deporte forma parte así de la cultura de la modernidad, encajando perfecta-mente con la ciencia, la técnica y el récord, convirtiéndose en un elemento social que produce y acompaña al pensamiento colectivo (Olivera y Olivera, 1995a).

Según Althusser (citado por Olivera y Olivera, 1995a, p. 12), “el deporte es un aparato ideológico cuyas ideas proyectadas y difundidas por el deporte espectáculo son reinscritas por las prácticas competitivas, espontáneas y voluntarias: el deporte práctica”. Ya en 1957, Cagigal distinguió entre deporte práctica y deporte espec-táculo, considerando que ambos se complementan y son necesarios para el hombre moderno, criticando la concepción tradicional del hombre, casi exclusi-vamente intelectual, y reclamando el universo físico (Olivera, 1996); en esta lí-nea, Olivera y Olivera (1995a), al igual que Vargas (1992), creen que el deporte práctica no se debe oponer como alternativa al de espectáculo, pues aquél se desarrollará mientras se mantenga éste, que, a su vez, durará mientras subsista la sociedad liberal.

Los clubes y las federaciones se convierten en las organizaciones básicas que forman parte del entramado mundial de este fenómeno cultural que es el deporte (Olivera y Olivera, 1995a, p.12).

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“En los estadios y canchas deportivas se produce continuamente una in-sólita convivencia entre los diversos estamentos socio-económicos de la sociedad que participan del espectáculo deportivo, cada grupo social ocu-pa su lugar en el estadio en función de su posición económica (laterales, goles, tribuna inferior, tribuna superior, palco de autoridades) y juntos animan, sufren, disfruta, ganan o pierden con el equipo deportivo que re-presenta al club, la ciudad, al país o a un colectivo social determinado. El espectador deportivo a diferencia de un melómano, un cinéfilo o de un vi-sitante de un museo, él forma parte del espectáculo, no suele ir solo al es-tadio, sino que va con un grupo de gente, a menudo, con objetos festivos e identificadores y ataviados especialmente para la ocasión”.

Ahora, el deportista profesional es un trabajador improductivo que, sin embargo, es admirado por el proletario que lo idolatra y lo adopta como mode-lo. De ello se hace eco el mundo de la publicidad que, con buena lógica mercan-til, elige a menudo a los mitos y leyendas deportivos para promocionar a los más variados productos.

García Ferrando (1990) destaca siete características que diferencian a los deportes modernos de las actividades deportivas de épocas anteriores:

Secularización: en contraste con el carácter cúltico de los ejercicios fí-sicos de los pueblos antiguos.

Igualdad de oportunidades y democratización: por un lado, cada cual debe tener, al menos teóricamente, una oportunidad para competir, y por otro, las condiciones de la competición deben ser las mismas para todos los contendientes. No obstante, en la práctica existen muchas desigualdades, como en el resto de la sociedad. En este sentido, clase social, sexo y raza son tres dimensiones en las que todavía es posible encontrar restos de la antigua desigualdad en el deporte, también muy acentuada en la modernidad.

Especialización: en esta época es creciente un reflejo de la división del trabajo existente en la sociedad industrial y tanto en uno como en otro caso ha de considerarse como condición del progreso.

Racionalización: se produce en este ámbito en tanto que se trate como tendencia a la utilización de métodos para mejorar el rendimiento y las condiciones del acto deportivo, no es más que la aplicación a este campo de la general tendencia racionalizadora de la modernidad.

Burocratización: característica íntimamente unida a las dimensiones o procesos de especialización o racionalización. La creciente compleji-dad de los clubes y federaciones, así como todas las actividades de-portivas en general, han supuesto un gran cambio respecto a la orga-nización simple de los primeros tiempos del deporte moderno, en es-tructuras de organización y administración.

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Cuantificación: se caracteriza este periodo por una tendencia, casi in-evitable, e irresistible, a transformar toda acción deportiva en una medida cuantificada, en estadísticas y clasificaciones.

La búsqueda del récord: la combinación de la tendencia a la cuantifi-cación y el deseo de ganar, de ser el mejor, conduce al concepto de ré-cord que simboliza el valor intrínseco de una ejecución y que tras-ciende al tiempo y al espacio en que se consigue.

Numerosos autores como Barbero González (1993), Cazorla Prieto (1979), Mandell (1986), Ruiz Juan (2000) o Velázquez (2001), coinciden en señalar que el desarrollo del deporte y la popularización de la práctica físico-deportiva como fenómeno sociocultural, tal y como se entiende hoy en día, se puede situar his-tóricamente en el periodo de reconstrucción que siguió a la II Guerra Mundial, de la mano del gran desarrollo y crecimiento económico que tuvo lugar a partir de ese momento y de la implantación definitiva del llamado Estado del Bienes-tar. Esta nueva forma es concebida y sustentada en la igualdad de derechos po-líticos, sociales y económicos de los ciudadanos, y su acción debe dirigirse a proporcionar a la población un crecimiento económico equilibrado con la co-modidad individual y social. Según expone Cazorla Prieto (1979), el Estado asume en sus presupuestos constitucionales, enunciados que aluden a la pro-tección del medio ambiente, a la defensa de los consumidores, al acceso de to-dos los ciudadanos a la cultura, etc., y, por consiguiente, las líneas de acción política deben llevar más allá de un bienestar social cuantitativo (en el sentido económico de posesión de bienes materiales).

Es, en este contexto político y social, donde el deporte y su práctica emergen como un importante aspecto representativo de la idea de calidad de vida y según Velázquez (2001) adoptan, al menos en teoría, los planteamientos idealistas del deporte amateur, que contribuyen, en parte, a paliar algunos de los efectos negativos sobre la salud corporal, mental y social, causados por las condiciones de vida existentes en las sociedades urbanas industrializadas.

Pero también debe indicarse que la práctica popular fue configurándose bajo el influjo del deporte de alta competición, más o menos profesionalizado, asumiendo en buena parte sus modos y valores que, a menudo, eran reflejo de los predominantes en las comunidades más desarrolladas, con sus economías de mercado, sus símbolos y rituales, así como sus formas de organización. Todo ello supuso una importante limitación para el acceso a la actividad deportiva de los sectores de la población menos capacitados, tanto motriz como económica-mente. Puede afirmarse igualmente, que la práctica popular del deporte, de la mano de instituciones públicas, semi-públicas y privadas, ha llevado a cabo funciones de reproducción y legitimación de la ideología dominante, incorpo-rando como idea y como actividad, los valores, estructuras y desigualdades so-ciales y económicas existentes en las sociedades occidentales.

En este sentido, es imprescindible tener en cuenta la acción de empresas comerciales y publicitarias que han contribuido a moldear la práctica físico-

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deportivo-recreativa de acuerdo con sus intereses económicos, convirtiéndose en un producto de consumo diversificado y adaptado a las necesidades y estilos de vida de las clases sociales, a merced de su disponibilidad de tiempo libre y de capital económico y cultural. Esto supone el alejamiento, en muchos aspec-tos, de los presupuestos éticos, morales y biológicos que impulsaron dicha prác-tica como actividad apropiada para disfrutar de una mayor calidad de vida y de ese mayor bienestar personal y social al que anteriormente se hacía referencia.

Como explica Mandell (1986), el avance del deporte moderno, desde co-mienzos del siglo XX, es comparable al de otros aspectos de la vida moderna, constituyendo parte de un modelo de desarrollo que ofrece prosperidad eco-nómica, crecimiento demográfico, civilización, cultura, conocimientos científi-cos..., pero también acarrea desigualdad, individualismo, destrucción, consu-mismo, discriminación, corrupción... Este deporte se fue configurando como una amalgama de intereses, símbolos, rituales, valores e ideologías que lo con-virtieron en un sistema legitimador, impulsor y cohesivo de las diferentes fuer-zas políticas, sociales y económicas que interactúan y que hacen posible la vida moderna. La realidad de estos valores -los mensajes ideológicos donde prima la igualdad, el éxito verificable, el mérito y la democracia, etc.- debe ser puesta en entredicho, tanto en el caso del deporte como en el de la vida moderna. En efec-to, la relación existente entre el tipo de actividad que se practica o se admira y el nivel socioeconómico que se posee, la violencia dentro y fuera de los terrenos de juego, la utilización de drogas y de medios y métodos extradeportivos para conseguir la victoria, la primacía del deporte masculino,... constituyen una muestra de aspectos que contradicen los valores que anteriormente han sido señalados.

En cualquier caso, la actividad físico-deportiva está cada vez más genera-lizada entre los distintos segmentos de la población y en casi todas las socieda-des de finales del siglo XX. Todo ello lleva a afirmar a autores como Domínguez (1995), que los acontecimientos que se produjeron durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, como las competiciones atléticas y gimnásticas, la creación de clubes y federaciones o el nacimiento de los Juegos Olímpicos de la Época Moderna, marcaron las pautas del “hecho deportivo contemporáneo”, que engloba un amplio repertorio de símbolos, valores, normas y comporta-mientos que lo identifican.

El escenario de lo moderno se desarrolla en un contexto lleno de grandes contradicciones; donde todo gira en torno a la razón técnico instrumental; don-de la ciencia natural y física ha logrado impresionantes desarrollos en oposición a los fracasos permanentes de las ciencias sociales y humanas; donde los avan-ces tecnológicos han superado las expectativas en oposición a los desmembra-dos desarrollos ético políticos; donde el sentido estético por el afán de lo nuevo ha perdido el horizonte y cae en la imitación y repeticionismo amparándose en una estética de la forma; y, donde la gran pasión de lo moderno es mediarlo todo por un método, un modelo (Murcia, 2003).

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De tal manera que la crisis de la modernidad, muy en declive desde la II Guerra Mundial, se hace más evidente, sobre todo, a partir de los años sesenta del pasado siglo XX. En este momento se ponen en entredicho las posturas y tesis de progreso de esta sociedad, produciéndose importantes cambios tecno-lógicos, económicos e ideológicos. A este nuevo periodo de grandes cambios y transformaciones, se le conoce como postmodernidad. Es el paso de la sociedad industrial a la postindustrial, a la de servicios. En esta realidad las denominadas nuevas tecnologías han transformado el mundo laboral y el mundo de la pro-ducción ha quedado desplazado por el del consumo (García Ferrando, 2001b; Olivera y Olivera, 1995a; Pereira y Félix, 2002; Sánchez y Sánchez, 2001).

1.1.3.- La sociedad postmoderna

En esta fase postmoderna, el crecimiento económico en las comunidades más avanzadas no se detiene, pero sí cambia su prioridad, ya no es tanto pro-ducir y distribuir bienes tangibles, sino más bien hacerlo con aspectos de gran valor subjetivo: servicios públicos, educación, investigación, entretenimiento, turismo, deporte. Y es que, si la principal meta de la, en su día, vanguardista modernización industrial era el logro económico que tendía a homogeneizar a todos, en la etapa postmoderna la prioridad la pone la población en la diversi-dad de estilos de vida y la autoexpresión, en la autonomía individual y la diver-sidad cultural, en el reconocimiento de la importancia de lo estético y en una nueva mirada hacia el pasado que implica una revalorización de la tradición (García Ferrando, 2001b; Inglehart, 1998; Ruiz Juan y García Montes, 2002).

La crisis de valores de la modernidad se concreta en la pérdida de con-fianza en la razón, en la negación de los fundamentos ontológicos y en la incre-dulidad de la historia que ha legitimado proyectos sociales, políticos, económi-cos y culturales. Ahora nada es absoluto, todo vale o tiene cabida, lo que supo-ne un cambio tan radical que los valores de esta nueva época parten de tres nú-cleos: relativismo (ser, razón y valor), presente (momentáneo, cotidiano) y este-ticismo (individualismo, hedonismo/narcisista) (Olivera y Olivera, 1995a).

La postmodernidad no significa, pues, una ruptura con la trayectoria de desarrollo de los países más desarrollados. Se trata más bien, según explica García Ferrando (2001b), de un giro, de un desplazamiento que va radicalizan-do ciertas dimensiones de la modernidad como la individualización, la secula-rización, la especialización, la igualdad de género o la libertad sexual, al tiempo que se produce un declive de las instituciones jerárquicas y un rechazo de la autoridad burocrática.

Ahora, el proyecto central es la maximización del bienestar individual. Es decir, las necesidades de las sociedades avanzadas, como la española, está pasando del imperativo económico de cubrir necesidades materiales básicas (alojamiento, comida, ropas) a orientarse, cada vez más, hacia nuevas metas postmateriales en relación con la calidad de vida. El ocio es, en esta era, una gran realidad social.

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Aparecen un conjunto de categorías y sensibilidades alternativas, en cuanto a moda, hedonismo, culto al cuerpo,... La creencia en una historia unita-ria dirigida hacia un fin determinado, la emancipación del hombre (la salvación, la racionalización científica, la recomposición de la unidad humana tras la alie-nación, etc.) es sustituida por la multiplicación de los sistemas de valores que carecen de un propósito común y por la pluralidad de subculturas, en la que cada una de ellas se rige por sus propios principios, todos igualmente legítimos (Sánchez y Sánchez, 2001). “En este tipo de sociedad predomina mayormente la iden-tidad por referencia a pequeños grupos cercanos, los consensos locales y rescindibles, las visiones fragmentadas, escépticas de la realidad” (Mardones, 1990, p. 21).

Para Maffesoli (1990a), la organización de la sociedad postmoderna –de carácter heterogéneo y de orden plural y cambiante determinado por la multi-plicación indefinida de valores- tiene forma de red conectada por nudos. Éstos son las tribus o pequeños grupos no permanentes de personas unidas por la identificación de un orden o valor determinado. Este proceso, iniciado con la burguesía, culmina en la actualidad, “donde la moda se ha convertido en el mo-tor de la sociedad ‘capitalista-democrática-individualista’ donde se tiende a psi-cologizar el ‘cuerpo-máquina’, a cuidarlo y mimarlo para obtener un rendi-miento óptimo en el juego social de la seducción y donde se consuma el indivi-dualismo narcisista contemporáneo” (Sánchez y Sánchez, 2001, p. 40).

En esta época, y según refieren Pereira y Félix (2002) citando a Augé, el sujeto pretende ser el centro del mundo, lo que en cierta forma justifica toda la necesidad de producción y desarrollo individual y de autorrealización. Inheren-te a ese proceso de personalización, la búsqueda del placer asume un papel fundamental. A este propósito, Camps (1996), considera que no se puede olvi-dar que el individualismo es una de las consecuencias de la modernidad, favo-recida por el cambio antropológico que coloca el individuo en el centro del sa-ber, lo que “legitima la afirmación de la identidad personal de acuerdo con los valores de una sociedad personalizada donde lo que importa es que el indivi-duo sea él mismo” (Lipovetsky, 1989, p. 12).

La postmoderna es la cultura del consumo la que conduce al sujeto a un individualismo hedonista, narcisista y egoísta (Olivera y Olivera, 1995a; Pereira y Félix, 2002). Así, los modelos corporales contemporáneos se adecuan a las condiciones sociales proliferando las éticas fundamentales de la estética. Se bus-ca la excelencia física, en la que todo signo externo (forma, porte, apariencia, moda, etc.,) implica al sujeto en un juego simbólico competitivo donde la ética de la proeza, del desafío personal, de la superación de límites y del riesgo, dibu-ja la ”perfección estética de los comportamientos” (Turner, 1989, p. 147).

Es la denominada cultura “light”, del vacío, del pluralismo, de la banali-dad, de la emancipación, de la personalización..., en la que se afirma lo cotidia-no, lo inmediato y lo estético y oponiéndose a la cultura de lo verdadero de la éra anterior.

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1.1.3.1.- Rasgos más significativos de la postmodernidad

Esta es la sociedad de la comunicación, de la informatización, de la ci-bernética,... donde el volumen, la velocidad y la fragmentación de los hechos y de los datos desborda al individuo.

“En la era posmoderna no hay consmovisiones totalizantes, la sociedad está abocada hacia la secularización, la pluralidad y la opcionalidad con tintes evidentes de subjetivismo. Aquí todo vale, nadie tiene derecho a imponer sus creencias y valoraciones. La posmodernidad, en suma, es tes-tigo de la crisis de valores y de nuevas actitudes religiosas” (Oliveira y Oliveira, 1995a, p. 14).

A continuación, se exponen brevemente los rasgos más significativos de la postmodernidad, según toma forma en las comunidades occidentales –más avanzadas-, en función de las investigaciones y particular visión de diferentes autores como García Ferrando (2001b), García Ferrando, Lagardera y Puig (1998), Gervilla (1994), Harris (1998), Lyotard (1996), Miranda, Olivera y Mora (1995), Olivera y Olivera (1995a) o Vattimo et al. (1990).

Debilidad de la razón. Pérdida de confianza en la ciencia que llega a todos los ámbitos de la vida.

Ruptura con los mitos de los valores de la modernidad.

Actitudes eclécticas (gran capacidad para la síntesis).

Pluralismo de culturas y de valores.

Incertidumbre en los modos de vida.

Ruptura estética con la era anterior, combinando ahora la tradición con lo nuevo.

Coexistencia pacífica de estilos, con compatibilidad entre lo nuevo, lo local y lo internacional.

Concepto de retroprogresión (ir de manera simultánea hacia lo nuevo y lo antiguo, tendiendo hacia la complejidad y hacia el origen).

Emergencia de los valores femeninos.

Primacía de la rentabilidad sobre la productividad. Se valoran los re-sultados a corto plazo. Ahora lo que importa es el presente.

Proceso de hiperindividualización (nuevo a lo largo de la historia del hombre).

Se busca el placer inmediato, con poco esfuerzo y de la forma más rá-pida. Triunfa la visión pragmática de la vida.

La información adquiere una importancia vital. El desarrollo tecnoló-gico adquiere unas cotas impensables años atrás.

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Se vive la cultura de la apariencia, con excesiva preocupación por la estética, culto al cuerpo y superficialidad. Se impone el consumismo.

Se extiende la “nueva conciencia”, basada en los paradigmas de la ecología y la información, ambientada en una sociedad flexible, cor-dial y con buen sentido del humor.

Aparece la “new age” y el nuevo individuo postmoderno, que acepta la complejidad y la incertidumbre, que cree en la autoorganización y en el uso creativo del azar y del desorden.

1.1.3.2.- El sedentarismo y la preocupación social por la salud

Con el auge de la industrialización -a partir del siglo XVIII-, los progre-sos tecnológicos se suceden de forma vertiginosa en el tiempo y van a influir de forma decisiva sobre el estilo de vida de las personas. A medida que las socie-dades se van desarrollando, se va produciendo progresivamente una disminu-ción de la práctica de actividad físico-deportiva por parte de los sujetos, que favorece el sedentarismo. Éste se ve influenciado, principalmente, por tres fe-nómenos: la disminución de la demanda de trabajo físico en la actividad labo-ral, el aumento de transporte mecanizado y el incremento en la oferta de ocio pasivo (García Montes, 1997; Torres y Castarlenas, 2004; Ruiz Juan, 2001)

Así, la sociedad del siglo XX se caracteriza por esa gran automatización y mecanización, por un estilo de vida urbano y una tecnología imperante, que han determinado, en cierto modo, la reducción de los niveles de actividad física en la vida cotidiana. Todo ello ha originado unas problemáticas concretas, como el estrés o el sedentarismo, que afectan a la salud del individuo, suscitando, en el último cuarto del siglo pasado, un gran interés aquellos aspectos relaciona-dos con la salud, el ejercicio, el bienestar físico y psicológico. De tal manera que en los últimos años ha habido un cambio cualitativo y cuantitativo en la activi-dades que ocupa el tiempo libre de los ciudadanos, siendo determinante, en este sentido, la influencia del concepto de beneficio de la actividad física sobre la salud y la búsqueda de innovación y variedad en los tipos de actividades que compensen el sedentarismo (García Montes, 1997; Palmi y Martín, 1997; Pieron, García Montes y Ruiz Juan, 2004).

El llevar una vida menos activa supuso un cambio brusco en las costum-bres de las personas, que hasta ese momento habían sido sometidos a importan-tes cargas de trabajo corporal. Se trata de un estilo de vida que se inicia ya en la infancia, sobre todo con el consumo televisivo y la “mecanización” e “informa-tización” del juego, que tradicionalmente se ha practicado al aire libre y de ma-nera dinámica (Tercedor, 1998; Pieron, 2003; Ruiz Juan, 2001). Actualmente se conocen algunas de las consecuencias derivadas de esta disminución en los ni-veles de práctica física y se sabe que la falta de ejercicio físico produce en el or-ganismo cambios fisiológicos equivalentes a los que se dan con el envejecimien-to, favoreciendo una serie de patologías propias de las sociedades modernas y postmodernas (Ruiz Juan y García Montes, 2004; Torres y Castarlenas, 2004).

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Las relaciones entre actividad físico-deportiva y salud son un punto de referencia desde numerosas disciplinas científicas, debido a su repercusión a distintos niveles y a la creciente preocupación que han despertado los temas relacionados con esta última en la sociedad de nuestros días. El interés creciente por parte de diversos agentes socializadores y organizaciones relacionadas con la salud se justifica y se refuerza en el hecho de que la investigación científica está mostrando, cada vez con más evidencia los beneficios, tanto físicos y fisio-lógicos como mentales, de la actividad físico-deportiva y los riesgos de la inac-tividad o sedentarismo en relación con la salud y el bienestar (Cantera y Devís, 2002; De Andrés y Aznar, 1996; Pieron et al., 2004; Ruiz Juan y García Montes, 2004; Santaella y Delgado, 2003).

En los últimos años se ha producido una evolución y modificación del concepto de salud, dejando de entenderse ésta únicamente como la ausencia de enfermedad, para pasar a considerarse desde una perspectiva más global y po-sitiva, definiéndose como un estado dinámico al que se le asocia un estilo de vida adecuado, un óptimo nivel de estrés, una sensación de bienestar, una ca-pacidad de disfrute de la vida y una tolerancia a los retos que plantea el entorno (Devís y Peiró, 1993; citados por Morilla, 2001; Palmi y Martín, 1997; Ruiz Juan y García Montes, 2004). La inclusión de una práctica sistemática dentro del esti-lo de vida se constituye como un elemento necesario debido a los efectos positi-vos potenciales que conlleva.

La práctica regular de actividad físico-deportiva se muestra como alter-nativa para el establecimiento de comportamientos saludables y un estilo de vida activo, así como para la prevención o rehabilitación de patologías concre-tas, además de haberse constituido como una sólida opción de ocio para la ocu-pación del tiempo libre. Como indica Pieron (2004, p. 15), “el concepto de un estilo de vida saludable ha crecido en importancia durante la última década. Se une actual-mente la calidad de vida y el estado de salud”. En esta línea, García Ferrando (2001b) expone que el deporte, como actividad física, es interpretado por la mayoría de la población española como una práctica para mantener el estado físico y la sa-lud, como una forma de mantener y establecer relaciones sociales, como una “válvula de escape” y, en menor medida, como una manera de entrenamiento y aventura personal. Así, según expone Pierón, (2004, p. 15):

“Los modelos preconizados para determinar las recomendaciones en ma-teria de ejercicio han evolucionado principalmente en lo que concierne el criterio de intensidad de ejercicio. En el transcurso del último decenio, se ha podido constatar un desplazamiento de la importancia concedida al de-sarrollo de la condición física aeróbica en dirección a la promoción de una actividad física regular y a mantenerla durante la vida. El modelo ac-tualmente utilizado y titulado “Physical Activity Health Paradigm” o “Lifetime Physical Education Model”: (a) se centra sobre la cantidad físi-ca necesaria para asegurar unos beneficios en la salud (reducción de la morbidez y de la mortalidad) más que sobre unos beneficios en la condi-ción física y de marcas y (b) reconoce el valor de las actividades que au-

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mentan el gasto energético a lo largo del día, más que una actividad de moderada a intensa, en una sola práctica”. 

Las prácticas en el medio natural, que emergen en la sociedad postmo-derna con gran intensidad y van adquiriendo cada vez más importancia y re-percusión a nivel social y cultural, por tratarse de una tipología de actividad con importantes implicaciones sobre el individuo, no sólo reportará los benefi-cios fisiológicos propios de la actividad física regular, entre los que destacan el refuerzo de la capacidad funcional, el mantenimiento de un rango de peso sa-ludable, la prevención de alteraciones y disfunciones cardiovasculares, metabó-licas, respiratorias y del aparato locomotor, etc. Sino que, también se le atribu-yen efectos positivos sobre la salud psicológica (bienestar psicológico) del suje-to, fundamentalmente en referencia a la sensación de bienestar, potenciación de la autoestima y de la autoconfianza, mejora del estado de ánimo y la reducción de los niveles de ansiedad y estrés, según corroboran estudios realizados en este ámbito por Biddle (1993) o Weinberg y Gould (1996). Se consideran impor-tantes las repercusiones de las actividades físico-deportivas en la naturaleza desde el punto de vista del mantenimiento de pautas regulares de práctica física (adherencia), con las consecuencias positivas que esto puede reportar al sujeto, con relación a su salud (Palmi y Martín, 1997; Pieron et al., 2004).

La actividad física ha de ser interpretada como una opción para mejorar la salud y un medio para modificar el estilo de vida de las personas, como una alternativa a la inactividad y al sedentarismo, muy propios en esta época de cambio de siglo entre las sociedades más “avanzadas”. Las actividades físico-deportivas ofrecen un variado grupo de prácticas saludables siempre que se adapten a las particularidades de los diferentes grupos de población. Los obje-tivos de la experiencia son los que van a determinar los resultados, en términos saludables, así como las impresiones y las sensaciones de placer y bienestar.

1.1.3.3.- El sistema deportivo como correspondencia del entorno social

Es a mediados de los años setenta cuando tiene lugar el inicio de la popu-larización real del deporte como práctica, entendida dicha popularización en términos cuantitativos (García Ferrando, 1990). Las prácticas de actividades físi-co-deportivas y recreativas se expanden rápida y enormemente durante los años ochenta. En gran parte, esto ocurre, apunta Velázquez (2001, p. 16), como respuesta alternativa a las formas miméticas del deporte de competición adop-tadas por el denominado “deporte para todos” de las décadas anteriores.

“Como consecuencia de tal orientación –características similares al deporte rendimiento- y restricciones a la práctica deportiva populari-zada, y del esfuerzo, creatividad e inconformismo de determinados secto-res y grupos de la sociedad (frecuentemente con la mediación de intereses económicos), comienzan a surgir, en torno a la década de los 70, nuevas formas de entender y practicar la actividad deportiva, al margen de los ámbitos institucionales y asociativos, que se extienden rápidamente entre todos los sectores y capas sociales de la población”.

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La cultura del cuerpo forma parte del proceso de ajuste cultural que se encardina entre el mundo material y el sistema social. Ésta, en cada sociedad, de cada época, fluctúa en base a los parámetros ideológicos, tecno-económicos, sociales y, por supuesto, culturales. Así, la idea y el tratamiento del cuerpo, los usos, hábitos y costumbres, movimientos, prácticas corporales y actividades físico-recreativas que aparecen en este periodo se asientan en la mentalidad de la época. El narcisismo cumple una función que da lugar a un conjunto de nor-mas para el cuerpo, que obedece a imperativos sociales como “la línea”, “la forma”, “el tipo”, “el look”, etc. (Olivera y Olivera, 1995a).

En esta cultura, según Sánchez y Sánchez (2001, p. 41), “el deporte, enten-dido como un sistema, se convierte en un fenómeno sobrecomplejo en el que se da una continua multiplicación de subsistemas. Así, hoy podemos hablar de deporte educativo, recreativo, competitivo, espectáculo, higiénico, terapéutico, para todos, de aventura...”.

La influencia de los valores y símbolos de la cultura deportiva están muy enraizados en la actual sociedad, hasta tal punto que “vivimos en una sociedad deportivizada” (Lagardera, 1992, p. 422). Además, según García Ferrando (2001b), también se puede afirmar que el deporte es postmoderno en las avan-zadas comunidades occidentales.

En este sentido, resulta muy interesante el análisis que efectúan Sánchez y Sánchez (2001) referente a los rasgos característicos de la postmodernidad y su correspondencia en el conjunto del sistema deportivo:

Se concede gran importancia a los medios de comunicación como principio para el conocimiento y difusión del deporte.

La rapidez de la información y de la forma de vida se manifiesta en la aparición y auge de un conjunto de prácticas deportivas que se carac-terizan por la velocidad (aquéllas denominadas “de deslizamiento”: surfing, wind-surfing, skating, etc.) y el riesgo (puenting, rafting, hidro-speed, etc.).

La tecnología irrumpe con gran fuerza en el ámbito deportivo. Con los ochenta se incorporan al mercado sofisticadas máquinas compute-rizadas (sobre todo en gimnasios) y de programas de acondiciona-miento físico informatizado.

La velocidad en la sucesión de nuevos datos en relación a un mismo hecho también tiene su paralelismo, según estos autores, en el mundo del deporte, reflejándose en el continuo surgimiento de nuevas prác-ticas y de modificaciones sobre las anteriores (como con el aeróbic, al que han sucedido numerosas variantes como el “low-impact aeróbic”, el “workout aeróbic”, el “etnoaeróbic”, el “aquaróbic”, etc.

Se produce un cambio de valoración en torno a la ciudad y al campo. Así como la ciudad fue el “paraíso” de la sociedad industrial, hoy, en la postmodernidad, la conciencia ecológica hace que se comience a ver de otra manera tanto las urbes como la naturaleza. Son muchos

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los campos en los que se hace evidente, como denomina Maffesoli, una “ecologización” del mundo, y el deporte es uno de ellos; “la natu-raleza ya no es sólo un objeto a explotar, si no que se convierte en un compa-ñero imprescindible” (1990b, p. 106). A esta necesaria búsqueda y ade-cuación de nuevos espacios para la práctica físico-deportiva que se está produciendo en la actualidad, es lo que Puig (1989) denomina proceso de reterritorialización en torno al deporte contemporáneo, pues éste desborda los equipamientos convencionales y las instala-ciones, apropiándose del medio natural, utilizando las distintas posi-bilidades que ofrece, así como sus elementos (tierra, aire y agua), para la práctica físico-deportiva. Se aprovechan montañas, ríos, etc. para realizar estas actividades. Aparecen modalidades como el trekking, el rivering, el parapente, etc. Además, en el seno de la propia ciudad se desarrollan diversas actividades, como el footing, las carreras popula-res, el ciclismo, o la invasión del territorio urbano por las tribus de “rollers” y “skaters” (Sánchez y Sánchez, 2001).

El policulturalismo permite explicar el auge de los deportes combi-nados o la práctica de varios deportes por una misma persona.

El espectáculo deportivo de masas adquiere en la sociedad postmo-derna unas funciones específicas, permitiendo la unión y formación de microgrupos a partir de sentimientos de pertenencia. Los cánticos, los colores, el “estar juntos” provocan que el sujeto sea “parte de” un grupo. A pesar de todo, aunque el deporte permita crear una identi-dad colectiva dentro de la reinante confusión de valores, acechan va-rios peligros... La violencia entre distintos grupos, seguidores de clu-bes deportivos, es un tema cada vez más actual. “Quizá podría expli-carse por el afán de estas tribus en defender aquello que les proporciona su identidad colectiva, el divino social que procura la socialidad del grupo” (Sánchez y Sánchez, 2001, p. 42).

Así pues, el sistema deportivo, como sistema abierto, se hace más com-plejo, a la vez que su entorno, el sistema social. La proliferación de nuevos “subsistemas” deportivos, entre los que se pueden situar los nuevos deportes de aventura, está relacionada con las transformaciones que se suceden en la so-ciedad y el la cultura como “suprasistemas” del deporte (Sánchez y Sánchez, 2001). Como afirma Guay (1993, p. 112), “el deporte está ampliamente abierto al en-torno que le da forma y del que es un relflejo; es un microcosmos que remite a su macro-cosmos que es la sociocultura”.

1.1.3.4.- Las nuevas prácticas físico-deportivas

Los cambios en las prácticas físico-deportivas se corresponden con el cambio más general hacia la personalización y diversificación de los intereses en las actividades de tiempo libre y ocio que se viene produciendo en las socie-dades más avanzadas desde hace, aproximadamente, un par de décadas. Así,

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desde los años ochenta se ha producido una eclosión de múltiples modalidades físico-deportivas, que se han generado al margen del sistema deportivo moder-no y alejado, en muchos casos, de su gestión. Ya, a principios de los noventa, García Ferrando (1991, p. 16) en sus estudios sociológicos de la población espa-ñola apunta que “el salir al campo, ir de excursión y ver y practicar deporte forman parte otro grupo de actividades que han ido cobrando mayor importancia en la medida en que la sociedad española ha adquirido los rasgos característicos de las sociedades ur-banas e industriales avanzadas”.

El desarrollo de las nuevas actividades deportivas y recreativas en distin-tos contextos de aventura y de las emergentes prácticas físico-deportivas en la naturaleza tienen cada vez más importancia y repercusiones a nivel sociocultu-ral, implicando, como indica Laraña (1986), un rebasamiento de los valores de la modernidad y de la sociedad industrial. Se trata de un tipo de prácticas post-modernas que representan una vuelta a la naturaleza y adquieren un lugar des-tacable al legitimar el individualismo hedonista como forma de percibir el pro-pio cuerpo, unido al placer del consumo (Olivera, 1995).

La proliferación de actividades libres, sin que exista preocupación con la competición, está unida a una preocupación creciente del hombre en encontrar sus orígenes, para dar un sentido a su vida. En esa búsqueda, el sujeto siente la necesidad de una reaproximación con la naturaleza, con su naturaleza... Estas cuestiones se reflejan en todas las áreas de la vida humana y el deporte no es excepción. Durante las tres últimas décadas la naturaleza se ha comenzado a descubrir como un espacio deportivo (Pereira y Félix, 2002; Ruiz Juan, 1999; Valenzuela, 2002).

De hecho, las actividades físico-deportivas practicadas en la naturaleza, cuyo desarrollo envuelva emoción, riesgo, placer y sensación de límite, han te-nido un importante incremento (Pereira y Félix, 2002). Lo que confirman Mi-randa, Lacasa y Muro (1995, p. 53), al asegurar que “...los nuevos deportes y acti-vidades físicas en la naturaleza aparecen junto a los nuevos paradigmas centrados en la autorrealización personal y la mejora de la calidad de vida que quieren sustituir a los de competición y tensión”. También Olivera y Olivera (1995b, p. 13) las consideran como “actividades que se sitúan y comulgan con los nuevos valores sociales de la pos-modernidad”.

Algunas investigaciones, como la desarrollada por Pociello, citado por Sánchez y Sánchez (2001), explican las líneas básicas en la dinámica deportiva de la sociedad postmoderna y que básicamente estos en:

a) Tendencia a la individualización y personalización de las prácticas.

b) Deslocalización de las prácticas clásicas.

c) Ecologización de las actividades.

d) Combinación e hibridación de diferentes prácticas deportivas.

e) Tecnologización como símbolo de modernidad e innovación.

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f) Puesta en escena de la aventura y el riesgo.

g) Feminización creciente, tanto en número de practicantes, como en los valores que acompañan a las nuevas modalidades.

h) Difusión de las actividades e incorporación de diversos colectivos so-ciales (personas con discapacidades, tercera edad, etc.).

No debe sorprender, exponen estos autores, que ante una sociedad en la que la percepción de las contingencias (sociales, políticas, ecológicas, económi-cas, etc.) y de las incertidumbres futuras va en aumento, el sistema deportivo genere un ámbito nuevo, los “neo-deportes” de aventura, donde cada vez más es posible hallar una “cultura deportiva” que genera situaciones análogas y produce percepciones comparable a las que se dan en el sistema socio-cultural.

“Si la sociedad contemporánea está marcada por el hiperindividualismo competitivo, el ‘narcisismo dirigido’, la crisis de sentido, la pluralidad de códigos y signos, la complejidad, la contingencia y la incertidumbre y, en definitiva, el riesgo, ¿qué podemos esperar del subsistema deportivo? Así pues, es el deporte de aventura el espacio privilegiado donde los indivi-duos experimentan de forma voluntaria con el riesgo para después hacer frente, en mejores condiciones, al riesgo social de un futuro incierto. No debemos olvidar que, el desarrollo de estos deportes se produce alrededor de los años ochenta, justo cuando la crisis del Estado del Bienestar se hace evidente. Si el Estado del Bienestar se caracteriza por la colectivización de los riesgos, los recortes en éste nos llevan a una creciente privatización de los riesgos” (Sánchez y Sánchez, 2001, p. 44).

Sin embargo, esta interpretación también es limitada, ya que el fenómeno de individualización, diversificación y complejización del sistema aún no debe darse por terminado.

Según apunta García Ferrando (1990), se puede decir que se ha consoli-dado una tendencia de práctica deportiva popularizada fuera del ámbito de los clubes y federaciones, que rechaza tanto su formalismo organizativo como la propia concepción del deporte que se da en el seno de tales organizaciones. Se trata de una forma de entender y de practicar actividad física alejada de la pre-ocupación por la puntuación, la clasificación y el récord, y que se orienta sobre todo hacia la recreación, la salud, las relaciones sociales y la diversión. Dentro de esta tendencia que posiblemente esté influida por la aparición y difusión de los llamados “deportes californianos” coexisten lo que podríamos llamar diver-sas ramas o “familias”. Son actividades que permiten contestar a la lógica mer-cantilista y tecnológica contemporánea.

En este sentido, por ejemplo, se pueden señalar una serie de prácticas fí-sico-deportivas desarrolladas en el medio natural, más o menos novedosas, co-mo el wind-surf, el surf, el esquí, el snow-board, el ala-delta, el parapente..., cuya práctica conlleva, un deseo de juego con la naturaleza de manera indivi-dual y autónoma. Asimismo, se pueden incluir los llamados “deportes de aven-

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tura”, por implicar un cierto riesgo su práctica en el medio natural, como el raf-ting, el hidrospeed, el barranquismo... También otros más distendidos, como, por ejemplo, el senderismo, el golf, rutas a caballo, el ciclismo turístico, el ciclo-tur de aventura..., en los que, si bien los requerimientos en actividad física para su práctica no son muy elevados en intensidad, su realización en sí suele con-llevar un importante desgaste físico (Laraña, 1986).

Por otro lado, se puede citar otro grupo de modalidades, algunas de las cuales son de reciente aparición y otras constituyen una adaptación de los tradi-cionales como, por ejemplo, las palas, el disco volador y las distintas posibilida-des de juego que ofrece, el voley-playa, la indiaca, el shuter-ball, el bádmin-ton..., que se engloban bajo lo que se ha llamado “deportes alternativos”. Asi-mismo, también cabe considerar en esta tendencia la práctica de los deportes tradicionales, como el voleibol, el baloncesto, el fútbol..., pero de una manera informal, espontánea, distendida y con una finalidad totalmente lúdica (lo que lleva frecuentemente a la práctica conjunta de estos deportes entre amigos).

Esta nueva vía, que se aleja en su sentido, forma y finalidad de lo que se considera como deporte oficial o formal, supone, de alguna manera, un resurgir de su elemento lúdico, aspecto bastante debilitado en su concepción moderna y oficial. Así, apunta Velázquez (2001) la posibilidad de que la aparición y desa-rrollo de las nuevas formas de entender y practicar la actividad físico-deportiva tenga una buena parte de sus raíces en ese impulso lúdico o vital del ser huma-no a que se referían respectivamente Huizinga –en su obra Homo Ludens- y Or-tega y Gasset –en El origen deportivo del Estado- (citados por García Ferrando, 1990 y Velázquez, 2001), como fuente creadora de cultura y civilización.

Por otra parte, Olivera y Olivera (1995a), realizan un interesante estudio planteando, en un principio, la clasificación de las prácticas físico-deportivo-recreativas postmodernas, y alternativas al deporte moderno, en ocho aparta-dos:

1. Las que proceden de la invención de formas alternativas extraídas de los deportes de la modernidad, como el esquí alpino, de donde sur-gen el motoesquí, el snowboard o la variante acrobática de aquél.

2. Aquéllas que se originan de la transformación y ajuste de prácticas antiguas al gusto de hoy como el aeróbic, la musculación, el gim-jazz, la gimnasia de mantenimiento, el footing, etc.

3. Actividades de sensación y riesgo que surgen en la era postmoderna, bajo el paradigma ecológico y la colaboración de la tecnología: los “neo-deportes” que se desenvuelven tanto en tierra, como en agua y aire. A estas prácticas las denominan: “Actividades físicas de aventu-ra en la naturaleza”.

4. Las prácticas autóctonas que han experimentado un gran auge: los juegos populares y los deportes tradicionales.

5. Los grandes juegos vivenciados que se fundamentan en los de rol.

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6. Las prácticas “fit” abiertas a todo el mundo que aparecen en este pe-riodo como un movimiento contra el sedentarismo, las enfermedades de la civilización moderma y el deseo de sentirse “a punto”: el physi-cal fitness (lo que importa es estar en forma).

7. Ejercicios de interiorización procedentes de la psicología humanista que agrupa las actividades físicas milenarias de origen oriental y otras de reciente creación: yoga, tai-chi, meditación, etc.

8. Las de la tercera edad, adaptadas a su realidad corporal y existencial.

Posteriormente, estos mismos autores (Olivera y Olivera, 1995b) propo-nen una clasificación taxonómica de las actividades físico-deportivas de aventu-ra en la naturaleza, con objeto de ordenar el creciente número de prácticas que se han desarrollado en la sociedad postindustrial, estableciendo dos agrupacio-nes: según los ámbitos de actuación y según la dimensión corpóreo-emocional.

1.- Según los ámbitos de actuación. Forman parte de este grupo las prác-ticas corporales lúdicas y educativas en función de las áreas profesionales esta-blecidas:

a) Actividades físicas en la infancia. b) Educación física escolar. c) Deporte rendimiento (practicante). d) Higiénico-estético. e) Festivo-recreativo. f) Tercera edad. g) Actividades físicas para grupos especiales (rehabilitación motriz, defi-cientes psíquicos, discapacitados, etc.).

En el ámbito festivo recreativo ubican las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza, impulsadas por el cambio de mentalidad, el para-digma ecológico, el deseo de experimentar emociones fuertes y placenteras de carácter sensomotriz, la aplicación de la tecnología al mundo de la recreación, etc. Agrupan a un amplio conjunto de actividades en los tres medios conocidos: aéreo, terrestre y acuático. Algunas de estas prácticas han sufrido un fuerte pro-ceso de deportivización, principalmente aquéllas que provienen del tronco de la gimnasia y del ámbito del fitness.

2.- Según la dimensión corpóreo-emocional (predominante). Estos mode-los y las prácticas que los integran constituyen, según los autores de la clasifica-ción, uno de los núcleos más genuinos y representativos de la cultura corporal de la postmodernidad.

a) Modelo ascético (deporte de rendimiento). La práctica del deporte promueve un cuerpo energético, cimentado en el esfuerzo constante y planifi-cado, que proporcione al individuo la máxima perfomance posible con objeto de lograr la victoria. Este modelo corporal se encuentra muy unido a la mercan-

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tilización del producto, a la masificación, al consumo por la necesidad de identi-ficarse con mitos, hazañas, espectáculos, etc.

b) Modelo hedonista (actividades físicas de aventura en la naturaleza). Está fundamentado en el movimiento ecologista y en la democratización del consumo y el hiperindividualismo narcisista que busca la realización personal y el placer. Comprende a toda la variedad de actividades físicas que se desarro-llan de manera espontánea en los tres medios naturales (tierra, agua y aire), al margen de las instituciones, regidas por la lógica mercantil y tecnológica, y ca-racterizadas por una renovación continua de modalidades. Estas experiencias vivenciadas de manera ritual en un marco natural proporcionan a sus practi-cantes una aventura simbólica, es decir una sensación de vivir unos momentos únicos y excepcionales con riesgos controlados y peligros imaginarios alimen-tados por la propaganda personal y empresarial, los medios de comunicación social y la propia ritualización de la actividad.

c) Modelo narcisista (actividad física para todos y calidad de vida -gimnasia de mantenimiento, footing, musculación, etc.- promovida por la sani-dad estatal). Promociona la realización de prácticas físico-deportivas para todos los sectores poblacionales, persiguiendo la mejora de calidad de vida y contra-rrestar los desequilibrios producidos por las condiciones y el ritmo de vida mo-derna, especialmente en los núcleos urbanos. Las actividades, entre las que des-tacan las prácticas gimnásticas voluntarias, el deporte para todos y el fitness, se desarrollan en gimnasios, locales específicos preparados para esas prácticas y por rutas urbanas y semiurbanas. En ellas se busca tanto el estar en forma como el placer sensomotriz.

d) Modelo etnomotriz (juegos populares, deportes tradicionales y fiestas tradicionales ritualizadas). En éste se promueve, por un lado, el restablecimien-to de ciertas prácticas lúdicas y competitivas pertenecientes a otras generacio-nes anteriores y, por otro lado, se procura ajustarlas a los tiempos actuales me-diante una elaborada tarea de reorganización, codificación competitiva e insti-tucionalización.

e) Modelo místico (prácticas de introspección, de concentración, de rela-jación y de liberación de tensiones). Está fundamentado en la psicología huma-nista y en el movimiento del potencial humano y se promueve la búsqueda de la naturaleza profunda del ser humano y “su verdad”, a través del cuerpo “vi-vido y sentido” por el propio individuo, al margen del otro cuerpo, aquel en el que convergen las miradas y los juicios de los demás. Este modelo engloba prácticas de interiorización como el tai-chi, la bioenergética, la relajación, el yo-ga, la eutonía, etc.

f) Modelo escénico (grandes juegos vivenciados, juegos de rol). Se refiere al carácter de representación teatral y a la identificación que tiene el individuo con un determinado personaje perteneciente a una época histórica, actual o pa-sada, concreta. Los más extendidos son los que consisten en la simulación de confrontaciones bélicas.

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Por su parte Puig y Heinemann (1992) consideran cuatro modelos confi-guradores del deporte contemporáneo, atendiendo a la organización de las ac-tividades, las motivaciones de los participantes y los impactos que producen.

a) Modelo competitivo. Se caracteriza por ajustarse a un reglamento, te-ner bien definida una estructura organizativa y orientar sus logros hacia la con-secución de unas metas; siendo acaparado casi al completo por población joven masculina, con incorporaciones relativamente recientes de mujeres que asumen los valores del modelo.

b) Modelo expresivo. Se distingue por presentar una escasa organización, por partir de un proceso que constantemente se está renovando y cuyas moti-vaciones están íntimamente relacionadas con el goce que se experimenta al practicarlas.

c) Modelo instrumental. Las motivaciones se relacionan con la estética, la higiene y el culto al cuerpo, esperando una aprobación social de los demás hacia nuestro cuerpo; este modelo suele desarrollarse principalmente en el gimnasio.

d) Modelo del espectáculo. Caracterizado por la existencia de un cuerpo de profesionales y por una reglamentación estricta que organiza eventos depor-tivos con fin lucrativo o utilitario.

Los cambios que se producen en el deporte praxis con el fin de ajustarse a los nuevos retos de la sociedad postindustrial, Olivera y Olivera (1995a) los concretan en:

Clara tendencia en el incremento de licencias y practicantes en los deportes individuales.

Se crean nuevas modalidades físico-deportivas partiendo de un de-terminado deporte.

Organización según la economía de servicios, al igual que en el de-porte espectáculo, el ocio y la cultura en general.

Aparecen la “modas”, con tendencias hacia la práctica de determina-das actividades, generadas por el desarrollo de un gran evento (Campeonato del Mundo, Juegos Olímpicos, etc.) o por el éxito de-portivo de equipos o figuras populares.

Es manifiesta la clara tendencia hacia la búsqueda de placer y satis-facción en la actividad físico-deportiva en detrimento del trabajo, la preparación y, en suma, del rendimiento planificado.

Se produce un considerable aumento de competiciones que estos au-tores denominan “light” (ligas de empresas, recreativas, etc.).

Se confirma la tendencia en el crecimiento en el número de deportes practicados por cada individuo. Desde el deporte único a la práctica plural.

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Aumento del número de practicantes que alternan la actividad de-portiva con otras lúdicas, higiénicas o estéticas no deportivas (muscu-lación, aeróbic, actividades físicas de aventura en la naturaleza, gran-des juegos vivenciados, etc.).

No obstante, Velázquez (2001) apunta la posibilidad de que nos encon-tremos ante una nueva forma de respuesta adaptativa de los sistemas socio-políticos y económicos, cuyo propósito es el de reajustar las formas de consecu-ción de sus intereses a las nuevas necesidades y demandas de la sociedad ac-tual. Una sociedad más culta y más informada, más desarrollada tecnológica-mente, con más tiempo de ocio, más próspera y, por tanto, con mayor capaci-dad de consumo pero que, al mismo tiempo, es más estresante, más individua-lista, más sedentaria y más interdependiente.

1.1.3.5.- Las actividades físico-deportivas en la naturaleza. Líneas de investigación

“Se entiende por actividad deportiva en el medio natural, toda la que se realice en un entorno no urbanizado, generalmente no reglada, que pre-senta la característica esencial de que el clima y el tiempo la condicionan, y los practicantes sólo pueden resguardarse parcial y limitadamente (por ejemplo en el refugio, tienda o vivac). Esta actividad fomenta muy espe-cialmente las relaciones entre los practicantes componentes de un grupo o equipo ... y entre el grupo y su entorno” (Fullonet, 2004, p. 10).

El grado de urbanización de la sociedad actual ha estimulado el deseo de retornar a la naturaleza, de ponerse en contacto con la misma, de redescubrir el medio natural, de encontrarse a sí mismo y de disfrutar vivencias nuevas. Satu-rados los núcleos humanos más desarrollados de megápolis, polución atmosfé-rica, ruidos y sustitución de la biodiversidad por infraestructuras de servicios, las miradas e intereses de sus habitantes se dirigen hacia los espacios naturales, por otro lado, cada día más escasos. En la actualidad, calidad de vida ya no im-plica únicamente abrir el grifo y que salga agua potable, o que se recojan las basuras diariamente, o disponer de un confortable servicio de comunicaciones (trenes, autobuses, carreteras,...) en las cercanías de la vivienda (García Llovera, 1995; García Montes, 1996; Lagardera, 2002; García Montes y Ruiz Juan, 2004a).

En estas comunidades los ciudadanos, que ven satisfechas sus necesida-des básicas y disfrutan de seguridad y confort, se dirigen hacia niveles de mejo-ra cualitativos pues, como indica Lagardera (2002, p. 74), la situación actual ha supuesto un alejamiento a las personas de su dimensión natural, “es por esto que la obtención del equilibrio personal y el contacto con la naturaleza se tornan en estos momentos una necesidad de primer orden”. En la misma línea Fullonet (2004, p. 12) considera que “el adulto necesita recrearse en la naturaleza para recuperarse del es-trés, de las prisas de la gran ciudad y de las presiones del trabajo”.

La automatización de las tareas ha llevado la vida diaria y el trabajo a una monotonía cada vez más rutinaria y en muchos casos sedentaria, obligan-

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do, en cierta manera, a buscar prácticas alternativas en el tiempo libre o de ocio. Como muy bien los expresa Martínez de Pisón (1997, p. 75), “qué difícil se ha vuelto acomodar nuestro ritmo al de las brisas, al de las lluvias, al de las hojas, a las curvas de los senderos, a lo que más aprecio de este mundo. Empieza a suceder que los paisajes duran menos que nosotros”. Ante esta situación los sujetos buscan alejarse de los ruidos, de la ansiedad que provoca la prisa, de las molestias para despla-zarse de uno a otro lugar, de la elevada competitividad, de la contaminación atmosférica, etc. y refugiarse en un ambiente no metropolitano: campo, playa, montaña... Como declaran Carvalho y Riera (1995, p. 74), “existe una necesidad de huir de la monotonía, sentirse héroe y descubrirse a uno mismo. El hombre se aventura, se arriesga, asume otros roles para romper con los estereotipos de la sociedad”.

En este sentido, Bruhns (1997 y 1999) acredita que hoy se vive una fase compleja, con vacío existencial, pérdidas de valores y cambios en los estilos de vida. Confirma este autor que actualmente se busca lo desconocido e indefini-do, de ahí que crezca el interés por estas actividades, centradas en la aventura y en el riesgo controlado.

Feixa (1995) y Teruxa (citado por Tahara y Schwartz, 2003) apuntan la posibilidad de una mayor presencia de estímulos y sensaciones de placer en estas modalidades que se desarrollan en contacto directo con la naturaleza, frente a otras desarrolladas en instalaciones deportivas convencionales, tenien-do en cuenta las características que presentan tales experiencias.

Se habla, pues, de la creciente concienciación de necesidad de vivencias más espontáneas y significativas, cualidades inherentes a estas prácticas, sur-giendo una voluntad de huida de la rutina y el estrés del caos urbano, que se alían con las características propias de estas actividades físico-deportivas de aventura. Éstas estimulan la integración entre necesidad y placer, como dos de los aspectos positivos de las vivencias en el medio natural (Palmi y Martín, 1997; Tahara y Schwartz, 2003). Y es que, tal como expresan Miranda, Lacasa y Muro (1995, p. 57), “cuando todo es comercializado y estandarizado, poco espacio que-da para la aventura. Sin embargo, las actividades recreativas proporcionan oportunida-des para que la gente viva experiencias emocionales excluidas de sus vidas debido al alto grado de rutinización”.

Así pues, durante los últimos años del pasado milenio, las prácticas físi-co-deportivas en la naturaleza han aumentado de forma importante. Su expan-sión es notoria y sustentada, entre otros aspectos, por un gran e intenso deseo de aproximación e interacción con el medio natural, huyendo de la rutina urba-nizada, de respirar aire puro y reencontrarse con uno mismo; o por el contrario, la búsqueda de emociones y sensaciones fuertes, el probar los límites personales (desafíos), el recorrer espacios extraños e insólitos, o ser capaz de afrontar cual-quier riesgo que la naturaleza presente, son algunas de las causas que han mo-tivado ese “boom” de las actividades físico-deportivas de aventura. Pero este desarrollo no es unidireccional, pues las preferencias de los practicantes dejan, cada vez más, de estar uniformadas alrededor de la visión ascética del deporte –

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rendimiento- para buscar en su lugar fórmulas más imprevisibles y basadas en un modelo hedonista (Canales y Perich, 2000; Fuster y Elizalde, 1995; Heine-man, 1994; Olivera, 1995; Olivera y Olivera, 1995a; Padiglione, 1995; Palmi y Martín, 1997; Pereira y Félix, 2002; Ruiz Juan, 2001; Tahara y Schwartz, 2003).

“En sustancia, el pueblo de los deportistas ha aumentado en desmesura, pero sus preferencias no son ni uniformes ni del todo previsibles. Todo es-to nos tendría que llevar a abandonar la lógica de las tendencias evoluti-vas que cotidianamente descubren algunos sociólogos, con el fin de reco-nocer la copresencia de tendencias opuestas: una pluralización de las con-cepciones, de las prácticas y de las experiencias deportivas, que ya no pueden ser consideradas y analizadas como un conjunto unitario sino como universos diferentes que reclaman aquellos ahondamientos particu-lares y esas metodologías específicas para abordar la alteridad cultural” (Padiglione, 1995, p. 31-32).

Placer, naturaleza, emoción, diversión y aventura al alcance de todos..., pero vivenciados de manera individual, aunque generalmente en compañía de otros, e incluso en cooperación, sin distinción de sexo, edad o nivel social, son elementos esenciales que conforman la identidad de las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza. No obstante, es la tecnología la que convierte dichas prácticas en postmodernas. Asimismo, están “animadas” por una serie de valores y conceptos que pertenecen a las nuevas tendencias cultu-rales características de la sociedad postindustrial y suponen una sólida oferta en el marco de las prácticas corporales como modelo hedonista, alternativa del de-porte praxis que constituye, por el contrario, el modelo corporal ascético (Fuster y Elizalde, 1995; Olivera, 1995; Olivera y Olivera, 1995a; Palmi y Martín, 1997; Ruiz Juan y García Montes, 2002).

Las actividades físico-deportivas desarrolladas en el medio natural pasa-ron de ser una cuestión de necesidad y supervivencia a convertirse, fundamen-talmente, en un modo de recreación y liberación de las cargas impuestas por la sociedad moderna, es decir, en una cuestión de ocio, encuadrándose dentro del mismo (Miranda, Lacasa y Muro, 1995). Mediante la institucionalización de es-tas prácticas (a través de federaciones, clubes, empresas privadas, etc.) se ha creado un fuerte sector de servicios involucrados en los distintos procesos de producción. Son nuevas formas de turismo. Todo ello, junto con el gran desa-rrollo tecnológico, ha permitido el acceso a estas actividades, en las que las vi-vencias de riesgo y aventura son el reclamo a sujetos de diferente edad, nivel económico o capacidad física y psíquica (Feixa, 1995; García Llovera, 1995; Pe-reira y Félix, 2002).

Existen diversos aspectos que según Pociello (citado por Oliveira, 1995) reforzarán el gusto por la experimentación de esas aventuras, como la flexibili-dad y rapidez de adaptación, ligereza y movilidad, pequeños grupos, dominio de tecnologías avanzadas, organización en red, sentido de iniciativa y capaci-dad de asumir riesgos calculados.

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“Lo que caracteriza el concepto de aventura y lo distingue de todos los fragmentos de la vida, ... es el hecho de que algo aislado y accidental pue-da responder a una necesidad y abrigar un sentido. Algo así solamente se convierte en aventura cuando entra en juego esa doble interpretación: que una configuración claramente delimitada por un comienzo y por un final incorpore, de alguna forma, un sentido significativo y que, a pesar de to-da su accidentalidad, de toda su extraterritorialidad frente al curso conti-nuo de la vida, se vincule con la esencia y la determinación de su porta-dor en un sentido más amplio, trascendente a los encadenamientos racio-nales de la vida u con una misteriosa necesidad” (Simmel, citado por Marinho y Bruhns, 2001, p. 107).

Autores como Marinho y Bruhns (2001, p. 106) consideran que el incre-mento y la propagación de las actividades de aventura desarrolladas en contac-to con la naturaleza ha sido acompañado por un discurso en cierta forma “radi-cal” que ha legitimado esas prácticas, basado en la vida de las personas en esta época contemporánea de finales del pasado siglo y principios del actual. Para comprender ese discurso es necesario reflexionar sobre ese “cuadro contemporá-neo que vivimos”. Éste es complejo, compuesto de la pérdida de horizontes, vacío existencial, transformaciones muy rápidas, demasiadas preocupaciones sociales cotidianas (violencias, desempleo, endeudamientos...), sedentarismo, etc. De tal manera que las actividades de aventuras pueden constituirse en un tipo de re-sistencia y reacción a algunos elementos de ese cuadro contemporáneo comple-jo (inestabilidad, caos, contradicción).

“El deporte de aventura surge entonces como una nueva posibilidad y hace que el hombre busque fuera de los patrones normalizados por la so-ciedad, su equilibrio interior al mismo tiempo en que busca ‘aventura’ en la naturaleza. Se pone a prueba cada minuto, se ‘libera’ de reglas sociales que debe cumplir cotidianamente, busca su aventura o la aventura de ser él mismo el dueño de sus propias emociones. El señor de sí, aunque sea por poco tiempo que viva ese momento, tiene en este acto su realización plena” (Carvalho y Riera, 1995, p. 74).

Las actividades de aventura se diferencian de los deportes porque las condiciones para su práctica, los objetivos, la motivación y los medios utiliza-dos para su ejecución son otros y, además, están presentes innovadores equi-pamientos tecnológicos que permiten cierta fluidez entre el practicante y el es-pacio en el que se desarrolla. La experimentación ocurre de manera directa, ale-jándose de rendimientos planificados (Olivera, 1995). Por otro lado, Feixa (1995) asegura que la identidad diferenciadora de las actividades de aventura provie-ne de aspectos prácticos o materiales, así como de su dimensión imaginaria o simbólica en la que la aventura aparece subordinada a las percepciones y ries-gos, ya sean reales o imaginarios.

Al analizar los nombres que han recibido este tipo de actividades y que se aprecian en la distinta bibliografía (neo-deportes, deportes de aventuras, de-

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portes tecnológicos, deportes en libertad, deportes californianos, deportes salva-jes, deportes en la naturaleza, deportes glisse, deportes fun o actividades de reto, entre otros), se puede constatar que estas denominaciones definen las caracte-rísticas y el origen de esas prácticas, extendidas en un contexto más amplio.

Estos deportes se propagan en los años ochenta y originan una nueva forma activa de vivir las vacaciones estivales y los fines de semana, el turismo de aventura, que según Laraña (1987), representa un doble placer: por un lado, la sensación en sí misma de su realización y, por otro, el logro que supone su-perar una prueba. Forman parte del denominado espíritu del new age que carac-teriza el principio de los noventa.

Existen, en los últimos años, diversos intentos y distintos puntos de vista en cuanto a la clasificación de estas actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza.

Por un lado, Miranda, Lacasa y Muro (1995) basándose en las aportacio-nes de diferentes autores confeccionan una clasificación de estas prácticas en función al calificativo aplicado:

a) Deportes salvajes, deportes californianos, nuevos deportes o deportes tecno-ecológicos. Esta denominación se basa en la de Laraña (1986), que expone cómo el hombre, en su afán de poner nombre a todo, ha denominado así a este tipo de actividades, carentes de reglamento, de espacio fijo y de horario. Son actividades de aventura tales como: rafting, ala delta, parapente, hidrospeed, puénting, escalada libre, esquí, etc.

b) Prácticas deportivas salvajes. Lefevre (1991), citado por estos autores, considera que se basan en la sinergia de dos factores esenciales: el peligro y la espectacularidad ligada a la promoción de la individualidad.

c) Actividades deslizantes en la naturaleza. Basándose en Depuis (1991), explican cómo estas prácticas han de satisfacer cuatro características. Dominio de un instrumento que forma sistema con el sujeto, la búsqueda intensa de emoción, la propulsión externa del sistema cuerpo/aparato y el desarrollo en un entorno cambiante.

d) “Outdoor adventure recreation”. Siguiendo las aportaciones de Ewer (1985), denominan así a las actividades recreativas que tienen lugar en un am-biente natural amplio mediante prácticas que suponen retos desde el punto de vista emocional y físico y, que utilizan situaciones de riesgo aparente o real cu-ya culminación, incierta, puede ser influenciada por las acciones del participan-te y por las circunstancias.

e) Deporte de aventura. Según el Departamento de Comercio, Consumo y Turismo de la Generalitat de Cataluña, a través de la Dirección General de Política Lingüística las denomina: “actividades de recreo y turísticas de aventu-ra”. Son aquéllas que se practican sirviéndose básicamente de los recursos que ofrece la naturaleza en el medio en que se desarrollan y a las que les es inheren-

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te el factor riesgo. Características comunes que presenta: no están sujetas a re-glamentación fija ni horarios; su forma de práctica, intensidad, modo y ritmo pueden variar a gusto del usuario; son originales, creativas y cambiantes; la mayoría de estas actividades son eclécticas; se basan en la búsqueda del placer sensomotor; el componente de aventura es esencial, no así el de riesgo.

Otra propuesta es la realizada por Fullonet (1995), que considera que cuando realizan estas prácticas siempre están presentes, como mínimo, tres elementos: el practicante, el material y el espacio de práctica. Por tanto, cuando se analiza esta realidad siempre debe hacerse desde una perspectiva sistémica que tenga en cuenta, como mínimo, estos tres factores. De esta manera, propone una clasificación de estas actividades que permite ordenarlas en ocho grupos:

Según los determinantes de la actividad deportiva en la naturaleza:

• Trayectoria: según sea bidimensional (orientación, esquí, ci-cloturismo, senderismo...) o tridimensional (submarinismo, paracaidismo, ala delta...).

• Elemento: en función de si el elemento sobre el que se desa-rrolla es estable (permite soportar nuestro peso) o inestable (no aguanta nuestro peso y dificulta el movimiento).

• Contacto: este puede ser directo o indirecto (cuando utili-zamos algún aparato para mejorar el rendimiento).

• Desplazamiento: el practicante puede hacerlo caminando, rodando, deslizándose, cabalgando, nadando, flotando, es-calando, rapelando, sumergiéndose o volando.

Según los determinantes didácticos de la actividad deportiva en el medio natural:

• Energía: el material (asociado a la utilización de tecnología que permite realizar un trabajo y rentabilizar energías) y el equipamiento (protege de los cambios que se producen en los espacios de práctica y de los factores meteorológicos) permiten la adaptación a la diversidad de espacios y a sus cambios. Los determinantes energéticos permiten clasificar estas actividades en siete grupos, delimitados en función de la tecnología de soporte utilizada. Es la generada (aparte de la autogenerada por el propio practicante) por: animal, en-torno, gravitacional, hidráulica, eólica, solar y motor.

• Acción: la interrelación de acciones de los practicantes de-termina tres tipos: individual, imbricada (en grupo muy re-ducido) y en equipo (en grupo).

• Ecosistema: los más susceptibles de ser alterados por la prác-tica deportiva son: pelágico (el mar), fluvial (el río y sus márgenes), lacustre ( los lagos), embalse, ciénaga (acuíferos,

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zonas pantanosas y áreas de influencia), rupícola (en rocas), cavernícola (cuevas y cavernas), forestal (en bosques), arbus-tivo (espacios con arbustos), praderativo, agrícola, desierto árido, desierto frío (suelo cubierto de nieve), alta montaña (a partir de 3000 metros de altura) y urbanizado.

Por otro lado, y más recientemente, Canales y Perich (2000) las clasifican según el nivel de accesibilidad:

a) Actividades de difícil accesibilidad: prácticas que llevan implícitas al-guno de los siguientes componentes: tecnología, buena condición física y/o menor arraigo entre la población. Dentro de éstas se incluirían las que se cono-cen como deportes de aventura propiamente dichos, entre los cuales estarían: alpinismo o montañismo, barranquismo o descenso de cañones, espeleología, carreras de orientación, bicicleta de todo terreno, deportes aéreos,...

b) Actividades de fácil accesibilidad: son aquéllas en las que o bien, la tecnología no es tan necesaria para llevarlas a la práctica, o bien no es necesaria una gran condición física y a su vez, son un tipo de prácticas extendidas y arraigadas en la cultura popular entre la gran mayoría de la población. Se en-globan, no sólo alguno de los llamados deportes de aventura, sino también acti-vidades deportivas de ocio y de recreo con potencial incidencia sobre el medio natural y que pueden estar ligadas al medio natural en general (paseos por el monte, excursionismo...), o bien a alguno de sus elementos (montaña, agua y/o aire). Por ello, estas autoras creen que son susceptibles de esta clasificación acti-vidades como: acampadas, paseos por el monte, rutas sobre équidos (paseos realizados en caballo, burro...), rutas eco-turísticas (observación de la flora y la fauna, recogida de plantas, setas, piedras...), caza, pesca, bicicleta de montaña (en su vertiente más suave y recreativa), excursionismo y esquí.

Tras las clasificaciones expuestas, llega el momento de dirigir nuestra mi-rada hacia las investigaciones de las actividades físico-deportivas y recreativas en la naturaleza, que aparecen junto a nuevos paradigmas centrados en la auto-rrealización personal y la mejora de la calidad de vida, que pretenden sustituir a los de competición, esfuerzo y tensión (Miranda, Lacasa y Muro, 1995).

Se puede decir que la investigación social aplicada a la actividad física y al deporte es relativamente reciente. Se ha desarrollado mayoritariamente desde planteamientos de carácter sociológico y que habitualmente contemplan las ne-cesidades, deseos, motivaciones y prácticas deportivas de la población. Es des-de hace dos décadas cuando se empieza a producir información sobre la reali-dad de la práctica deportiva y su importancia social. A partir de los años noven-ta cobra aún mayor interés, debido al creciente reconocimiento y evolución que ha sufrido el deporte en nuestra sociedad (Monteagudo, 1996; Ruiz Juan, 2000).

Las actividades físico-deportivas en la naturaleza, pese a su corta edad, su rápida difusión y sus beneficios económicos y educativos, han suscitado numerosas investigaciones dentro del denominado “paradigma ecológico”. A

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continuación se va a ofrecer una perspectiva de los distintos estudios que se han desarrollado en relación a este tipo de prácticas de aventura en la naturaleza, desde una visión retrospectiva de los diferentes campos que han sido objeto de estudio y a las líneas de investigación más recientes.

1.1.3.5.1.- Expansión de las actividades físico-deportivas en la naturale-za y motivaciones para su práctica

“Cada vez hay más prácticas deportivas, más o menos agonísticas, que tienen por escenario desiertos y montañas, lejos del clamor del público y del ojo de la televisión. Pienso, por ejemplo, en el alcance conseguido en los últimos decenios por las pruebas de trekking y endurance” (Padi-glione, 1995, p. 31).

Debido a la extraordinaria propagación de estas prácticas se han de des-tacar las principales hipótesis y teorías acerca de las razones de la rápida im-plantación y difusión de estas actividades (Heineman, 1994; Miranda, Lacasa y Muro, 1995; Palmi y Martín, 1997):

Las profundas sensaciones y emociones que suscitan.

Sus relaciones con el mito tradicional, que aparece degradado en la sociedad de consumo, y la rutina de la vida cotidiana propician las escapadas, aventuras y evasiones que engrandecen el sentimiento de libertad potenciado por el marco natural.

El placer intrínseco que proporcionan.

Su carácter flexible, intercambiable y ecléctico, como el ritmo de nues-tro tiempo.

Su nuevo simbolismo, que ha ido evolucionando.

Su popularidad y gran aceptación, que ha potenciado otra forma de vivir las vacaciones y la eclosión de otro tipo de turismo.

Su contacto con el medio natural, el acceso a otros estados de con-ciencia (fundamental para el ser humano, según estos autores), la re-lación con los demás, con los semejantes. La exposición que en este sentido realizan Miranda, Lacasa y Muro (1995, p. 57) resulta de gran interés: “La búsqueda de otros estados de conciencia se realiza por medio de experiencias transformadoras bastantes extendidas en nuestro tiempo que tienen en común el enfoque de la conciencia sobre sí misma...”. Algunos de estos elementos desencadenantes son “el deporte, el montañismo, el pi-ragüismo y otras actividades similares físicamente estimulantes, que causan un cambio cualitativo en la sensación de estar vivo”. Asimismo, se han de incluir también los retiros a los lugares salvajes y otras actividades “que favorecen el autodescubrimiento y la sensación de intemporalidad”.

Respecto a las motivaciones para la práctica de estas actividades, es con-veniente señalar que en algunos estudios realizados en diferentes sociedades,

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parece haberse observado que, en términos generales y con independencia de sexos, entre la población que se encuentra interesada en las actividades físico-deportivas de recreación y de tiempo libre existe un predominio de los motivos basados en la salud y el disfrute corporal (García Ferrando, 1990, García Mon-tes, 1997).

En relación con los deportes de aventura o actividades físico-deportivas en la naturaleza, Buñuel Eras (1992) indica que no parece que se den diferencias de motivación entre los géneros, pudiéndose decir que son practicados por per-sonas de uno y otro sexo, a quienes les agrada disfrutar con las actividades de-portivas en la naturaleza, hecho que puede estar determinado por la falta de estereotipo previo, y por tanto, por la carencia de imágenes exclusivamente masculinas o femeninas asociadas a tales prácticas.

Por otro lado, Palmi y Martín (1997) destacan a una serie de motivos para explicar el por qué los sujetos practican este tipo de actividades físico-deportivo-recreativas en el medio natural:

Hacer frente al reto de una tarea difícil y arriesgada (desafío). Son ex-periencias que juegan un papel liberador para quienes las practican, en el sentido de que les permiten desenvolverse, enfrentarse y adap-tarse a situaciones en un medio muy diferente al habitual, cargado de elementos de incertidumbre.

Realizar con éxito una actividad difícil o “arriesgada” para otros (re-conocimiento social).

Superar los límites de sí mismo (superación personal).

Sentimientos de competencia (percepciones de autoeficiencia). Equi-librio entre habilidad personal y entorno desafiante, que permitirá evaluar al practicante su propia autoeficiencia.

También la Diputación Provincial de Huesca (2003), en el estudio que de-sarrolla acerca de las actividades de senderismo y excursionismo en la provin-cia de Huesca, expone las razones y motivos que animan a realizar estas prácti-cas en su entorno geográfico. Las tres motivaciones principales que mueven a los senderistas son, por este orden: el contacto con la naturaleza (20%), el deseo de ampliar sus conocimientos sobre una zona (su cultura, historia, naturaleza, etc.) (19%) y la práctica de ejercicio físico (18%). Menos importante, desde el punto de vista porcentual, resulta el siguiente grupo de motivaciones que in-cluye el descanso y el relax o el puro placer de la actividad en sí; a continuación, dos muy relacionadas con la razón principal: el hecho de que la actividad se desarrolle al aire libre o en un entorno hermoso, que pueden conectarse con el deseo de estar en contacto con la naturaleza, con lo que este tipo de motivos destacaría de una forma importante sobre los demás. El resto de razones rese-ñadas son: realizar la actividad con amigos, para llegar a un lugar, por salud y otros.

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1.1.3.5.2.- Enfoques de la investigación en las actividades físico-deportivas en el medio natural

Es reseñable, en primer lugar, el análisis que Miranda, Lacasa y Muro (1995) realizan acerca de las distintas investigaciones que se realizaron entre 1960 y 1993 en base a actividades físicas en la naturaleza, así como a diferentes actividades deportivas que precisan de un marco natural para su ejecución. En total hallaron doscientas once tesis doctorales, destacando el campo de la ges-tión, la psicología y la sociología.

Asimismo, describen una perspectiva de los estudios desarrollados en las últimas décadas, ofreciendo una clara idea de las indagaciones que se han pro-digado y que se han centrado en la relación de diversas áreas con las activida-des de aventura en la naturaleza:

Las posibilidades educativas; por parte de Boné (1989), Colan (1986), Mattews (1976), Pollack (1976) y Thomas (1985).

Los beneficios sociales; con autores como Nelly y Baer (1969, 1971), Morse (1957), Moses (1968), Moses y Paterson (1970) y Schraer (1954).

Los beneficios sobre la persona (autoconcepto/ autoestima/ concen-tración); protagonizados por Adams (1970), Ewert (1986), McGowan (1986), Nye (1976), Stogner (1978), Young y Crandall (1984), Wetmore (1972), etc.

Las motivaciones (área denominada wilderness experience); por Ewert (1985), Mitchell (1983) y Young (1983).

Los beneficios esperados; por Driver y Brown (1987), Ewert (1987), Lambert (1978), Schreyer y White (1979).

Los niveles de satisfacción; por Lapage (1986) y Munning (1986).

La intervención terapéutica (esta utilidad surge del hecho de que las actividades estudiadas ayudan a mejorar la autoestima, fomentan las actitudes y comportamientos sociales, incrementan la salud física y reducen los problemas emocionales); por Barcus y Bergeson (1972), Rob y Ewert (1987), Smith (1982) y Wright (1982).

Las dimensiones de la aventura en el ocio; por Gordon y Gaitz (1976) y Heinz-Gunter Vester (1987).

Los modelos de actuación e implicación del usuario dentro del campo de la industria y servicio; por Donelli et al. (1986), Driver y Brown (1978), Knopf (1983), Heywood (1987), Manning (1986) o Schreyer y Beaulieu (1986).

Las predicciones económicas y tendencias sociales de estas prácticas, en el sector de la gestión y de la demanda; por Clawson (1985), Coffin (1985), Ewert (1987), Hornback (1985) y O’Leary (1985), entre otros.

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Los estados de conciencia en relación con las actividades de aventura en la naturaleza; por Deikman (1973), Durrant (1979), Ellis y Witt (1984), Maslow (1968), Murphy (1976) y Spino (1976). En este sentido cabe destacar el trabajo de Maslow (1968) basado en las vivencias de “grandes momentos” o hazañas físicas, también denominados como “peak-experiences”. Según este autor, estas experiencias producen efectos terapéuticos sobre determinados síntomas; pueden cambiar el concepto de sí mismo (más saludable), el de otras personas y las rela-ciones con ellas; pueden cambiar el concepto del mundo; el sujeto re-cuerda la hazaña física como un acontecimiento importante y desea repetirlo; la persona se encuentra más dispuesta a sentir que la vida vale la pena tras haber adquirido evidencia de la belleza, excitación, sinceridad, diversión, verdad, bondad y plenitud. No obstante, Ravi-za, en 1977, realiza una investigación de similares características y pone en entredicho las conclusiones de Maslow.

Una corriente emergente y en la que se está insistiendo en los últimos años dentro del paradigma ecológico, es la investigación de la vinculación de las mujeres con las actividades en el medio natural: ecofeminismo. Es esta línea de estudio, Sánchez Igual (2003) considera que la práctica de actividades en la naturaleza por parte de las féminas ha sido más abundante de lo que en un principio pudiera pensarse, ya que ésta ha quedado ensombrecida por los triun-fos sobre la naturaleza logrados por los hombres en sociedades androcéntricas en las que el medio natural ha sido considerado como algo a dominar y vencer.

Se reconoce por diversos autores que la mujer tiende a una participación y una vivencia del entorno natural como un viaje interior de desarrollo personal en el que lo importante es el proceso experimental que le permite conocerse a sí misma y al medio ambiente y conseguir además independencia, equilibrio in-terior, relajación, aumento de la autoestima, autointegridad y capacidad de de-cisión; mientras que los varones viven estas experiencias desde un punto de vista orientado hacia el desafío, la conquista, el sometimiento y dominio o como competición con los otros participantes (Henderson, 1992; Humberstone, 1998; Jordan, 1992).

Algunos de los trabajos realizados en España en esta línea de estudio –ecofeminismo-, son los desarrollados por: Abellán (citado por Sánchez Igual, 2003), que aborda la imagen femenina de participación en el medio natural, frente a la masculina y sostiene que la mujer tiene unos lazos más fuertes con la naturaleza que los hombre a causa de su biología (esta línea es la seguida por Humberstone (1998) en estados Unidos); García Bonafé (2001), que expone la evolución –“revolución”-deportiva de las mujeres a lo largo del siglo XX, desta-cando la gran importancia de las mismas en las distintas actividades deportivas y recreativas; Canales, Lagardera y Perich (1995), que analizan lo femenino en las actividades en la naturaleza, concluyendo que estas prácticas promueven, al menos entre las mujeres, la emergencia de sentimientos como la serenidad, des-

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ahogo, riesgo, temor, solidaridad, recompensa, autosatisfacción, revitalización o distensión, mientras que la intimidad, identidad, reencuentro, privilegio y va-cío, en unos casos, o de autosuperación o esfuerzo en otros, están muy ligadas a la historia personal y a los itinerarios deportivos de las protagonistas.

Una interesante investigación sobre el vínculo de la mujer con la natura-leza lo encontramos en el estudio que Bialeschki (1992) realizó en base a diarios de mujeres que vivieron en el último siglo en Norteamérica y, a pesar de la con-sideración social de éstas como débiles físicamente, inestables emocionalmente, pasivas y poco capacitadas para el entorno natural, se mostraban de fuertes y resistentes que los varones a la hora de rechazar el confort de las ciudades y han descrito sus experiencias como un viaje (en muchos casos interior) más que co-mo un desafío exterior (concepción masculina). A este respecto, opina Sánchez Igual (2003) que los estudios biográficos basados en los diarios de mujeres viaje-ras que en muchas épocas de la historia realizaron hazañas en espacios natura-les, dando pasos hacia la independencia e igualdad, están proliferando en Es-paña y otros países al ser valorados positivamente por muchos lectores que opinan que estas narraciones de sus propias vivencias son más sensibles y re-alistas que las de varones.

Concluyen Canales y Perich (2000), en su estudio acerca de las emociones en la práctica de las actividades físico-deportivas en la naturaleza, que en Espa-ña coexisten dos actitudes dentro de la practica de estas actividades: una domi-nante y competitiva que trata de deportivizar, domesticar y conquistar la natu-raleza mediante actividades que requieren una gran cantidad de esfuerzo físico y descarguen adrenalina (modelo androcéntrico) y una actitud emergente eco-feminista que no busca metas competitivas, sino relajación y sosiego, preser-vando la naturaleza.

Es interesante resaltar, además, que cada día son más numerosas las in-vestigaciones relacionadas con las actividades en la naturaleza. La temática es diversa y variada. Se presentan estudios que van desde un marcado carácter educativo-escolar, al análisis de actividades concretas, como el barranquismo, el esquí, el senderismo o el cicloturismo, al riesgo como componente de estas prác-ticas, a la demanda o a los efectos nocivos de las mismas.

Lapetra (1995) desarrolla un estudio acerca de una modalidad de reciente aparición: el descenso de barrancos y cañones, pretendiendo descubrir el significa-do sociocultural que subyace en su práctica. El esquí nórdico, centrado en Cata-luña, es Fullonet (2002) quien lo investiga.

Asimismo, el cicloturismo, que surge en España como una nueva forma de práctica físico-deportiva propia de la sociedad occidental, alcanza en la ac-tualidad una gran importancia, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. De hecho, ya es un fenómeno objeto de investigación, como la llevada a cabo por Zaragoza et al. (2002), sobre una prueba cicloturista, desde el punto de vista fisiológico. Valenzuela (2002), por su parte, analiza de forma cualitativa, me-diante grupo de discusión triangular, entrevistas a cicloturistas que recorrieron el

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Camino de Santiago desde Pamplona hasta Compostela y diario de ruta la “lógi-ca interna” (el cicloturista y su relación con el espacio, la bicicleta, el tiempo y con los demás componentes del grupo) del cicloturismo de aventura, así como algunos aspectos de su “lógica externa” (principios ecológicos), basados en la praxiología motriz y en perspectivas del paradigma ecológico, mediante una experiencia práctica de ciclotur -viajar en bicicleta- desarrollada en el Camino de Santiago, que sirvió de trabajo de campo del estudio (tesis doctoral). Esta investigación resulta de gran interés, puesto que aporta testimonios de peregri-nos que recorren esta ruta jacobea en bicicleta, que hacen referencia al itinerario, la planificación y programación, las dificultades halladas, las motivaciones, sen-timientos y diversas experiencias en relación con el Camino.

También el senderismo está logrando altas cotas de práctica y es, en la ac-tualidad, objeto de estudio. Esta actividad dispone de una amplia y consolidada estructura organizativa, tanto a nivel internacional como en nuestro país. Re-cientemente se ha presentado una investigación (tesis doctoral), desarrollada por Moya (2004), en la que esta actividad es analizada en profundidad, y versa acerca del grado de satisfacción de los usuarios y su relación con la calidad del servicio de los diferentes programas de senderismo de la provincia de Granada. Por otro lado, la Diputación Provincial de Huesca desarrolla en el año 2003, un estudio de carácter ambiental y socioeconómico acerca de la influencia de las actividades de senderismo y excursionismo en la provincia de Huesca.

La vertiente de la Educación Física escolar es tratada por autores Lapetra, Guillén y Generelo (2003), que hacen propuestas didácticas para acercar el sen-derismo al aula. Consideran que esta actividad, tan elemental como “el cami-nar”, es una práctica físico-deportiva de enorme potencial educativo, accesible, y de fácil adaptación a la realidad escolar. Fullonet (2004) expone la necesidad (no sólo educativa, sino de vivir otros modelos de enseñanza, de seguridad en el medio, de cambio de mentalidad y de autonomía) de que el niño realice acti-vidades deportivas en el medio natural, por las repercusiones positivas que pueden tener en el desarrollo del escolar, así como por su influencia en la re-creación posterior del adulto. También en el marco educativo, Latorre (2002) investiga los hechos que condicionan la utilización de la bicicleta en una ciudad y sus implicaciones dentro del campo de la educación, analizando las necesida-des que justificarían la incorporación de un programa de formación en bicicleta en el alumnado de primaria, las actitudes del profesorado de educación física acerca de esta temática, las dificultades para poner en práctica esta actividad, así como las opiniones a nivel político y de otras personas relacionadas con el mundo de la bicicleta.

Por otro lado, Olivera y Olivera (1998, p. 102) llevan a cabo un análisis cuantitativo de la demanda potencial de las actividades físico-deportivas de aventura en la naturaleza en la ciudad de Barcelona, utilizando el cuestionario como instrumento de recogida de datos. Entre las conclusiones cabe destacar: el perfil de los usuarios corresponde mayoritariamente (61%) a un joven entre 15 y

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25 años, estudiante que ejercita otros deportes; las actividades más practicadas son, por este orden: el mountain bike, el rafting y la escalada; consideran que los términos que identifican a este tipo de prácticas son (en orden decreciente): diversión, emoción, placer, aventura, naturaleza, recreación, riesgo... El argu-mento principal para explicar estas conductas “es que se trata de un grupo de jóve-nes amigos de un núcleo urbano importante, que trata de evadirse de la rutina cotidiana con la realización de prácticas recreativas postmodernas que les deparen sensaciones inéditas y excitantes en contacto cercano con la naturaleza”.

Es de reseñar el estudio llevado a cabo, dentro de este paradigma ecoló-gico, por Miranda, Olivera y Mora (1995). Éstos autores realizaron un análisis del ámbito empresarial, en Cataluña, de las actividades de aventura en la natu-raleza, señalando las prácticas que más ofertan estas empresas de “turismo de aventura”, por orden decreciente y progresivo: la que se denomina bicicleta de montaña (38,7%), paseo o excursiones a caballo (34,2%), descenso de barrancos (27,7%), excursiones en todo terreno (23,9%), excursiones a pie o trekking (23,2%), seguidas de rafting, escalada, piragüismo, etc. En cuanto a los resulta-dos referidos a los usuarios y la demanda social de estas prácticas, reseñar: se-gún la variable sexo, un 62,3% de estos practicantes son varones y el 37,8% son mujeres; el intervalo de edad que obtiene el mayor número de sujetos se sitúa entre los 25 y 34 años (25,1%), si bien, la mayoría de los individuos oscilan entre los 15 y los 34 años.

Las nuevas tendencias en las prácticas deportivas de la juventud en Euro-pa las investiga Lauterborn (2002), y afirma que los jóvenes de estos países, si-guiendo las nuevas tendencias occidentales, tienen la afición de todo lo que puede darles nuevas sensaciones de búsqueda de libertad. Los años noventa fueron el símbolo de los deportes extremos, especialmente en el campo del des-lizamiento, lo que comprende distintas maneras de esquiar (surf, mono-esquí...) o en las actividades náuticas (surf, esquí náutico, bare foot). En las regiones montañosas se desarrollan prácticas de parapente, ultra ligero motorizado o el ala delta, que permiten integrarse plenamente en la naturaleza. El principio del nuevo milenio permite ver muchas mezclas en casi todas las tendencias cultura-les, deportivas o sociales. Las nuevas actividades reflejan los movimientos de la sociedad y significan una transformación en los gustos de los jóvenes, donde la libertad, el peligro y el riesgo están presentes.

También el riesgo es analizado como componente de las actividades físi-co-deportivas en el medio natural, destacando la investigación desarrollada por Fuster (1995) acerca de los efectos de estas prácticas –que impliquen riesgo- so-bre la respuesta emocional de la persona. Igualmente es reseñable el enfoque multidimensional que exponen Fuster y Elizalde (1995) en relación con este te-ma, pues concluyen expresando la necesidad de estudiar y profundizar en cada uno de los ámbitos constitutivos de la práctica que se realice, con el objetivo de ir descifrando las posibles interrelaciones que pueden comportar riesgo y así generar un marco conceptual y funcional que permita entender mejor estas ac-

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tividades. Por su parte, Fullonet y Fuster (2004), analizando el riesgo y la segu-ridad en los deportes en el medio natural, realiza una propuesta integradora de carácter interdisciplinar: transformar en seguridad los factores susceptibles de riesgo y utilizarlos como recursos didácticos, pues, asegura, es una buena ma-nera de crear relaciones estables en un entorno cambiante.

Asimismo, el riesgo (como componente de estas prácticas) en las empre-sas de turismo activo ha sido estudiado por Jiménez Martín y Gómez Encinas (2004). Dada la gran oferta existente y la difusión de este tipo de actividades, estos autores consideran que la gestión del riesgo, de cara al accidente y sus posibles consecuencias, constituye una necesidad de primer orden en este sec-tor, presentando una propuesta de los apartados y aspectos que podría contener un protocolo de seguridad por parte de este tipo de empresas.

No obstante, la tendencia generalizada ha consistido deportivizar la na-turaleza salvaje, tratando de domesticarla, urbanizarla, estandarizarla..., trans-formándola..., y al fin y al cabo desnaturalizándola, por lo cual estas prácticas físico-recreativas en el medio natural tienen algunos efectos nocivos sobre el en-torno, que tratan autores como Lagardera (2002) o Vanreusel (1995).

A continuación y debido a su importancia en relación con las actividades físico deportivas de aventura en la naturaleza, se va a tratar el turismo deportivo de forma específica.

1.1.3.6.- El turismo de aventura en la naturaleza “Se puede afirmar que los viajes de placer tuvieron sus inicios en los úl-timos años del siglo XVIII y los primeros del XIX. Grandes cambios en la sociedad, en los estilos de vida, en la industria y la tecnología alteraban la morfología de la comunidad. Hay en la historia momentos de cambios ex-cepcionales y de enorme expansión. El siglo XIX fue testigo de una gran expansión económica, seguida de una revolución industrial y científica, incluso mayor, en la segunda mitad del siglo XX. El turismo fue uno de los principales beneficiarios, para llegar a ser a finales del siglo la mayor industria del mundo” (Lickorish, citado por Garay, 2004, p. 1).

La industrialización de la sociedad supuso grandes comodidades para los habitantes de las ciudades y, una de las consecuencias es que las zonas rura-les protagonizaron un progresivo abandono de sus habitantes por razones de trabajo y en busca de una mejor calidad de vida “urbana”, “escapando de la rela-tividad temporal de lo climático y acogiéndose a la seguridad y estabilidad rutinaria, consecuencia del dominio y control del hombre sobre lo natural” (García y Rebollo, 1994, p. 71). Con el paso de los años esta situación se ha invertido y aquellos “pueblos fantasma”, como consecuencia de la huida a la urbe, vuelven a ser hoy el objetivo de muchas personas que escapando de las nuevas incomodidades de la ciudad (ruidos, polución, largos trayectos, dificultad de transporte, estrés, etc.), demanda el retorno a lo natural, salvaje, artesano y tradicional. Ante esta situación los espacios rurales aparecen como una fuente de riqueza potencial

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para la economía de nuestro entorno natural. Entre los diferentes recursos de explotación se incluye lo deportivo como oferta turística (García Montes, 1996).

El turismo, definido por Santana (1999, p. 48) como “... el conjunto de rela-ciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y permanencia de personas fuera de su lugar de domicilio en tanto que dichos desplazamientos y permanencia no estén motivados por una actividad lucrativa”, asume hoy en día una dimensión mundial de relevante importancia. Una de las mayores controversias que genera su es-tudio es comprender y diferenciar las causas de los efectos que intervienen en su origen y posterior desarrollo como actividad de ocio moderna. Resulta difi-cultoso delimitar claramente los contornos del mismo porque están implicadas razones socio-económicas, pero también técnicas, políticas, sociológicas, me-dioambientales, etc., que, como es lógico, tuvieron un papel decisivo en su gé-nesis en un determinado momento histórico (Mouriño, 2001; Santana, 1999).

Sin entrar en controversias en cuanto al origen social de este fenómeno, el turismo, en su concepción moderna, es una actividad económica del sector terciario. A partir de los cambios en los valores de la sociedad, en la postmo-dernidad, con el incremento del “culto” del ocio, Khan (citado por Vieira, 1997) afirma que se puede considerar como parte de un cuarto grupo de actividades económicas, que incluye todas las actividades vinculadas al ocio: las actividades cuaternarias.

A finales del siglo XX, la dimensión del turismo como actividad econó-mica era muy importante; ya en 1992, Pires (citado por Pereira y Félix, 2002), afirmaba que en el año 2000, ésta sería, seguramente, la mayor industria euro-pea, lo que vino a reforzarse por todos los análisis y previsiones de la Organiza-ción Mundial del Turismo.

Según Trigo (1993), el turismo empieza a organizarse a partir de media-dos del siglo XIX, transformándose en actividad de masas y asumiendo una importancia socioeconómica significativa a partir de la mitad del XX. Muchos han sido los factores responsables de este “boom”: los progresos tecnológicos, que han permitido mejorías en los medios de transporte, vías de comunicación y producción industrial; nuevos recursos a nivel de las ingenierías y arquitectu-ra, que han revolucionado la construcción civil; los aumentos de la calidad de vida y del tiempo libre, este último como consecuencia de factores como la re-ducción del horario de trabajo, la antelación de la jubilación, el retraso en la en-trada en el mundo del trabajo y el aumento de los días de vacaciones pagados; y los nuevos valores adoptados por la sociedad denominada postmoderna. Así, al constituirse el turismo como una de las más importantes actividades de final del siglo XX, ha de ser una de las principales actividades económicas de la pre-sente centuria (Pereira y Félix, 2002; Vieira, 1997).

Las relaciones entre actividad físico-deportivo-recreativa y turística au-mentan cada vez más, debido a transformaciones cuantitativas y cualitativas del tiempo libre, disminución progresiva de las horas de trabajo, cambios en los valores que regulan nuestra sociedad, en la que el tiempo libre adquiere gran

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importancia, vivencia más activa del ocio, preocupación creciente por la higiene y salud, así como por la estética personal y por una recreación en contra de las masificaciones urbanas que favorece un retorno hacia la naturaleza y sus rit-mos. El turismo pasa a ser una de las fuentes de riqueza primordiales a nivel mundial, mientras que el deporte se consolida como principal actividad físico-recreativa (García Montes y Ruiz Juan, 2004a; Sallent, 1991).

Hoy en día, el ocio es una industria organizada en la que la inversión y el negocio son sus ingredientes básicos. Esta concepción del ocio dictada por el simple valor del mercado, refleja el proceso mediante el cual, los valores cuanti-tativos reemplazan a los cualitativos, según expone Hernández Mendo (2000). Este autor, haciendo referencia a distintos investigadores, ofrece unos datos significativos en cuanto a cantidades económicas. Por un lado, Martin y Mason (1987) calculan que el mercado del ocio en el Reino Unido era de 28 billones de libras en 1985. Por su parte, Kelly en un trabajo realizado en Estados Unidos afirma que los gastos realizados en ocio es del 6% de la renta de cada familia americana; afirma asimismo que los trabajadores pierden de vista la noción de creatividad del ocio, por considerarlos como un bien y un servicio para consu-mir. En una investigación desarrollada por Meléndez (1986), se afirma que los gastos asociados con el tiempo libre en los Estados Unidos ascendieron a 265 billones de dólares en 1982, lo que supone un gasto superior a la partida presu-puestaria que el gobierno destinó a defensa en ese mismo año. La situación en Canadá es similar, en 1985 los gastos ascendieron a 263 millones de dólares.

Actualmente, el desarrollo de las actividades físico-deportivas y recreati-vas en el medio natural por parte de las diversas instituciones está generalmen-te asociado a la moda y al consumo. Se escogen destinos, considerados turísti-cos, cuyo éxito está más o menos asegurado. Es natural que las nuevas formas de turismo que han surgido en los últimos tiempos incluyan actividades vincu-ladas a la naturaleza y a la cultura. Aparecen cada vez más denominaciones como: “turismo de naturaleza” o “eco-turismo”, “turismo en entorno rural”, “turismo cultural” y, aún, “turismo de aventura”, “turismo deportivo”, “turis-mo ambiental” o “agroturismo”. Denominaciones que sugieren inmediatamente la referida búsqueda de los orígenes, sean culturales o naturales, del individuo. Y cada vez más, también, parece que el sujeto desea dejar de ser un mero espec-tador para participar activamente (Clavé, 1995, citado por López Monné, 1996; Pereira y Félix, 2002).

Por otra parte, es preciso considerar y diferenciar varios tipos de turismo en el medio natural, que deben ser gestionados de manera eficaz para su ade-cuado desarrollo sostenible: “turismo rural”, “turismo activo”, “turismo verde” y “turismo ecológico” (Lagardera, 2002). El objetivo prioritario de la promoción del turismo rural es el aprovechamiento de las riquezas paisajísticas, medio am-bientales, arquitectónicas y culturales del tradicional medio rural que ha expe-rimentado una progresiva despoblación en las últimas décadas, siendo gestio-nado bajo el paradigma del desarrollo sostenible, tratando de compensar y

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complementar a los otros tipos de turismos. El turismo activo es una alternativa, ya consolidada al tradicional y consiste en la oferta de actividades recreativas, deportivas y culturales, además del alojamiento y desplazamiento, tanto en el ámbito de la costa marítima como en la montaña. El turismo verde se encarga de fomentar entre la población las excelencias de los diferentes parajes que consti-tuyen los espacios protegidos y considerados como Parques Naturales, ajustán-dose las actividades a las normas de uso de estos espacios. Se entiende como turismo ecológico a aquellas ofertas para realizar prácticas que están sometidas a un estricto control de las normativas y recomendaciones establecidas para la conservación del entorno natural, que tratan de rehabilitar antiguos caminos y sendas o cañadas para la práctica del senderismo, excursiones en bicicleta y pa-seos a caballo, o de bajo impacto, como vuelos sin motor, ala delta o parapente.

En estos casos, la integración del turista en el medio rural es fundamental para la consolidación de esta oferta de actividades: alojamientos en casas rura-les, decoración y gastronomía tradicional, ofertas de turismo activo basadas en las costumbres locales (senderismo, paseos a caballo, pesca,...), itinerarios cultu-rales de interés (fiestas populares, construcciones típicas, restaurantes de comi-da tradicional...), etc. De esta manera, el hábitat rural, equipado adecuadamen-te, puede ofrecer: tranquilidad, confort, alimentos naturales, aires, luz, espacios abiertos para sentirse libre, así como una amplia variedad de ejercicios y prácti-cas físicas excelentes para el mantenimientos de la salud física y mental.

Así pues, la naturaleza es el escenario cada vez más procurado para estas actividades deportivas, en un espacio que se pretende abierto, cuya variabilidad se contrapone a la clausura del cotidiano, ofreciendo otro ámbito para desarro-llar las relaciones entre individuos. Pero, la participación cada vez mayor en estas prácticas no sólo despierta el interés en aquellos que las realizan, sino también la de empresarios que ven en ellas una excelente oportunidad de nego-cios (Gacía Llovera, 1995; Marinho y Bruhns, 2001). En estos momentos, se im-pone la idea de “vivir” la naturaleza y tener momentos de aventura, donde la “naturalización y el retorno a las orígenes” se mantienen (aunque imaginaria y utópicamente) constantes (Pereira y Félix, 2002). Como expresan Miranda, La-casa y Muro (1995, p. 60), “la variedad del entorno natural aparece como contraposi-ción a un orden mecanicista y monótono”.

“El turista moderno desea formar parte de la acción, probar, vivenciar situacio-nes y momentos únicos. Sólo así podrá sentir esa aproximación a su naturaleza, que tanto busca y, vivir en pleno los valores emergentes de la sociedad de la cual hace parte” (Pereira y Félix, 2002, p. 3). Lo que corroboran Olivera y Olivera (1995a, p. 18):

“con los nuevos cambios culturales ideológicos y tecno-económicos de la era posmoderna que dan paso a la sociedad postindustrial surgen las ac-tividades físicas de aventura en la naturaleza (AFAN), que representan los nuevos valores sociales acordes con la ideología de esta época: consu-mismo, acercamiento a la naturaleza, individualismo, hedonismo o cuer-po informacional”.

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Estas actividades, aseguran los autores, surgen con el advenimiento de la sociedad postindustrial, de la mano de la lógica mercantil y bajo las estrategias comerciales. La propia promoción de las actividades, por parte de las empresas que las desarrollan, va dirigida a demostrar a las personas que necesitan eva-dirse de la rutina y del estrés diario y así dejarse invadir por la emoción del riesgo y aventura. De tal manera, que es habitual que el espacio natural sea en cierta forma “invadido” por una serie de infraestructuras de las empresas que desarrollan estas actividades.

Estas formas de turismo -denominadas por Pereira y Félix (2002) como ecoturismo, turismo de naturaleza, turismo en entorno rural, turismo cultural, turismo de aventura y deportivo; o por Lagardera (2002) como: turismo rural, turismo activo, turismo verde y turismo ecológico- ponen al practicante En con-tacto directo con la naturaleza y le posibilitan vivencias a las cuales él no tiene habitualmente acceso, en su vida urbana. Las grandes ventajas de estas formas de turismo, según estos autores, se basan en el hecho de que estas actividades van contra la tendencia de despoblamiento de las zonas rurales, recuperando y revitalizando tradiciones culturales en pérdida y/o fuera de uso, fomentando la entrada de capital y formalizando o ampliando el tejido empresarial, permi-tiendo la expansión de las actividades del sector terciario, contribuyendo a la conservación y recuperación del patrimonio monumental y arquitectónico, y sensibilizando sobre la conservación del patrimonio natural.

Las nuevas formas de turismo preocupan actualmente a los expertos del sector, que indican como factores importantes en la atracción de personas as-pectos como: la identidad cultural de la región, los atractivos habitualmente indicados como motivaciones para la búsqueda de un determinado destino y la preservación del patrimonio y del ambiente, que impresionan positiva o negati-vamente a los sujetos. Estos atractivos turísticos referidos son los llamados “diez eses”: sun, sand, sea, shopping, sanitary, search, scenery, sanctuary, saturnalia y schooling; es decir: sol, playa, mar, compras, turismo de salud, investigación, paisajes, peregrinaciones, divertimientos y visitas de estudio (Vieira, 1997).

Asegura Lipovetsky (1989, p. 11) que esta actividad industrial apuesta, cada vez más, por las actividades físico-deportivas y recreativas desarrolladas en la naturaleza, para atraer a una población ávida “de identidad, de diferencia, de conservación, de relax, de realización personal inmediata”.

Es importante destacar que con relativa continuidad afloran investiga-ciones acerca del impacto económico y turístico de estas prácticas en la natura-leza. En España se puede reseñar la desarrollada por la Diputación Provincial de Huesca (2003), ya citada en este trabajo, con el objetivo general de analizar la influencia socioeconómica y ambiental de las actividades de excursionismo y senderismo en su entorno geográfico. Según este trabajo, el volumen de negocio generado por la práctica senderista, no evaluado en España hasta la fecha, su-pone unas cifras realmente importantes. En la provincia de Huesca se obtiene un gasto medio por senderista y día, contabilizando alojamiento, restauración,

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compra de equipamiento, recuerdos y documentación (sin incluir el desplaza-miento), de 48,32 euros. Se calcula que el volumen de negocio generado direc-tamente por la práctica senderista en Huesca oscila entre 6,5 millones de euros (M€) y 32,6M€, sin contabilizar los gastos asociados al desplazamiento (carbu-rantes, etc.). Asimismo, el gasto de los que practican esta actividad genera un importante volumen de empleo, calculándose de 128 a 908 puestos de trabajo a tiempo completo.

También existen diferentes estudios, de muy reciente realización, en otros países de la Unión Europea, acerca del impacto socioeconómico del sen-derismo. La existencia y actualidad de estos trabajos, en un campo que apenas se había hecho eco de esta actividad hasta muy recientemente, pone de mani-fiesto su influencia sobre distintos aspectos económicos y sociales de aquellas regiones donde se lleva a cabo y demuestra el creciente interés que despierta Estas investigaciones se exponen en la desarrollada por la Diputación Provin-cial de Huesca (2003).

En Francia, en el año 2003, Guilbert realiza un estudio para la Agencia Francesa de Ingeniería Turística (AFIT) sobre el senderismo en este país. En el mismo se afirma que el volumen de negocio que genera el senderismo es muy importante. Los gastos imputables directamente a las estancias de los franceses que declaran practicar senderismo alcanzan los 36 euros por día y persona en alojamiento y restauración y los 15 euros para compra de equipamiento y do-cumentación (mapas, topoguías). La capacidad de arrastre económico y social, no cuantificada en este estudio, es muy relevante (Guilbert, 2003, citado por Diputación Provincial de Huesca, 2003).

Este autor francés considera al senderista como un turista de alto poder adquisitivo, que deja renta allí donde va, lejos de la visión de individuos de es-casa renta que se tiene del mismo en algunos sectores turísticos tradicionales. Los últimos estudios realizados sobre el perfil del senderista demuestran que se trata de individuos de edad intermedia que pertenecen a categorías socioprofe-sionales acomodadas con altos niveles de renta.

En Gales (Reino Unido), en el año 2000, Midmore desarrolla una investi-gación, para la Rambler’s Association, sobre el valor económico del senderismo en el medio rural de Gales. Según el autor, los gastos relacionados directa o in-directamente con el senderismo en Escocia en el año 1998 se elevaron a 371 M€ y generaron unos 9.400 empleos a tiempo completo, sin contar con el monta-ñismo-alpinismo. Teniendo en cuenta este último, el gasto total llega a los 521M€, generando en torno a 13.350 puestos de trabajo a tiempo completo. Se-gún estas proporciones, los 190M€ de gasto relacionado con el senderismo en Gales, generarían 4.800 empleos a tiempo completo.

Asimismo, el análisis del valor económico y social del senderismo en In-glaterra (Reino Unido) ha sido llevado a cabo por Christie y Matthews en el año 2003. En el mismo se estima que cada año se realizan 527 millones de excursio-nes de senderistas en Inglaterra. El gasto asociado a estas salidas es de 8.856 M€,

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mientras que la renta generada por los gastos de los sujetos, se estima entre 2.125M€ y 3.985M€ y se generan entre 180.559 y 245.560 empleos a tiempo com-pleto. Restaurar la red existente de senderos hasta un nivel aceptable para el uso público, tiene un coste estimado de 100 M€ y un mantenimiento anual de 27 M€. Los beneficios totales derivados de la práctica de esta actividad están muy por encima de los costes de restauración y mantenimiento de los senderos.

Las conclusiones de las distintas investigaciones realizadas constatan que los resultados sobre el comportamiento del senderista y sobre el efecto renta y empleo son muy parecidos, tanto en España como en Francia y el Reino Unido, y ponen de manifiesto la gran importancia que estas actividades físicos deporti-vas en el medio natural tienen en la actualidad, a nivel turístico.

1.1.3.7.- El ocio y el tiempo libre

El término ocio, muy de moda en la sociedad actual, e incorporado inclu-so al lenguaje coloquial, no es un concepto nuevo ni fácil de definir. Es un hecho humano y, en consecuencia, determinado históricamente. Su concepción ha evolucionado junto con las épocas, hasta cambiar radicalmente de contenido. Es por ello que aparecen abundantes definiciones, a menudo contrapuestas e in-cluso discrepantes en algunos aspectos (García Montes y Ruiz Juan, 2004a). Así, aunque en la base de la cultura occidental hay diferentes maneras de concep-tualizar el ocio y de utilizar el tiempo libre (sobre todo los pueblos o ciudades que podían asegurar políticamente una libertad completa a sus ciudadanos -Esparta, Atenas y Roma en la Antigüedad-, las comunidades religiosas, los gue-rreros y el pueblo llano de la Edad Media con los juegos populares) lo cierto es que el verdadero ocio está unido a la prosperidad económica (García Martín, 2002; García Montes, 1997; Hernández y Gallardo, 1994; López Monné, 1996).

Resulta interesante para comprender mejor esta situación, el análisis que realizan García Montes y Ruiz Juan (2004a y 2004b) del ocio y la recreación físi-co-deportiva en la sociedad española actual. El ocio está presente y actúa sobre los aspectos económicos, sociales y culturales, estando, además, determinado por ellos. El punto de partida para entender la situación actual del ocio se en-cuentra en el reconocimiento de los cambios sociodemográficos que se están produciendo en nuestra sociedad, caracterizada, tal como expone De Miguel (1998), por la mayor concentración de la población en torno a las áreas urbanas y metropolitanas y la drástica disminución de residentes en zonas rurales, con el consecuente incremento del sector servicios, el estancamiento del sector in-dustrial y la merma del sector primario, a lo que hay que unir el descenso de la población infantil y juvenil, así como el aumento de la población mayor o de tercera edad.

Pero, retrocedamos en el tiempo... y comprobemos que una de las conse-cuencias de la industrialización fue el incremento del tiempo libre del trabaja-dor, conseguido fundamentalmente gracias a los avances de la tecnología y a las continuas reivindicaciones sociales a las que fueron sometidos los grupos de

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poder. Los objetivos de estas reclamaciones se resumen en dos puntos: reduc-ción de la jornada laboral (pues al inicio de la Revolución Industrial ésta en lu-gar de disminuir aumenta, tanto para hombres, como para mujeres y niños) y mayores salarios. Ello originó un proceso para la disminución de las horas de trabajo a través de medidas legislativas, mediante las cuales los gobiernos esta-blecieron límites máximos a la jornada de producción.

Una fecha significativa, ya a mediados del siglo XX, es el año 1948, en la que la Asamblea de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que proclama en su artículo 24 “el derecho al disfrute del tiempo libre” (Hernández Mendo, 2000). Pero ya, desde los años veinte, tu-vo lugar un gran cambio: el ocio empieza a ser reconocido como un valor in-cuestionable desde el momento en que se reducen las horas de trabajo, pues surge la cuestión de qué hacer en el tiempo libre. Es ahora cuando se introduce la lectura, el amor a la naturaleza, el turismo, el cine y las competiciones depor-tivas (Hernández y Gallardo, 1994). Atrás quedaron las jornadas laborales de catorce horas de los primeros trabajadores industriales y la semana laboral de menos de cuarenta horas es ya una realidad en la sociedad occidental y por su-puesto lo es también en la sociedad española de finales del siglo XX.

De esta manera se produjo el incremento de tiempo libre del proletaria-do. No obstante, esta reducción del tiempo de trabajo aumentó el periodo de descanso pasivo, para recuperarse del cansancio físico, muchas veces agotador, más propio del periodo industrial. Mientras que el denominado descanso activo es más propio de la sociedad postindustrial y está encaminado, sobre todo, a eliminar una fatiga que con las nuevas características de las tareas, es más men-tal (García Montes, 1997; Rivadeneyra, 1998).

Así, en las sociedades más avanzadas (como ocurre en España y en el re-sto de países de la unión Europea, por ejemplo), la postmodernidad conlleva la necesidad de compensar esta situación de reducción de tiempo dedicado a la producción laboral y la disminución de su componente físico, con práctica de actividad físico-deportiva, con el objeto de evitar trastornos físicos y psíquicos (Feixa, 1995; García Ferrando, 2001b; García Montes, 1997).

El individuo de hoy, en su búsqueda del equilibrio personal, trata de contrarrestar alguno de los efectos negativos que para él tiene el trabajo, como puedan ser la rutina, la monotonía, el estrés... y para hacerlo, para liberarse, re-curre a las actividades de ocio. Esto, que hoy día comienza a ser ya una reali-dad, propicia que cada vez más la población desee disfrutar de su tiempo libre y de actividades “ociosas”, que antaño eran disfrutadas solamente por determi-nadas clases sociales, debido a lo costoso de las mismas y a la necesidad de dis-poner de tiempo libre. En esta sociedad contemporánea del bienestar las activi-dades de ocio son cada vez más demandadas y consumidas y se podría estable-cer que una población que realiza actividades de ocio en su tiempo libre es con-siderada como una sociedad avanzada (Canales y Perich, 2000; García Montes, 1997; Rebollo, 2003).

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Como afirma García Ferrando (1990), el consumo de masas ha hecho po-sible que amplios sectores de la población accedan a actividades tenidas por “ostentosas” en pasadas décadas, como los viajes, el turismo o el deporte; y “precisamente, la diversidad de actividades de tiempo libre y la libertad y la capacidad de la población de poder disfrutar de ellas, es uno de los rasgos más destacados de las sociedades avanzadas” (García Ferrando, 1991, p. 15).

De tal manera que en el último siglo se han transformado profundamen-te el ocio y el tiempo libre en las culturas occidentales. De ser privilegios de mi-norías, las actividades desarrolladas en los mismos han pasado a ser un logro y una necesidad de toda la población. En esta nueva época de final de milenio se ha modificado considerablemente la concepción del ocio, que de ser el espacio de recuperación tras la jornada laboral ha pasado a convertirse en un placer que aspira a disponer de un significado propio (García Ferrando, 2001b; García Montes, 1996 y 1997).

El tiempo libre, como indica Dumazeider (1968) (citado por García Mon-tes, 1997), es una institución tan venerable como el trabajo. García Ferrando (1991, p.15) expone que se entiende por tiempo libre ”aquel espacio del tiempo de la vida cotidiana que no está dedicado a realizar tareas de carácter obligatorio y ocupa-ciones, como son las relacionadas con el estudio o el trabajo doméstico y extradomésti-co”. Y por ocio, aquellas actividades libremente elegidas por los individuos para su práctica por sus cualidades de satisfacción personal, es decir, cuyo mismo desarrollo resulta satisfactorio o placentero para el individuo.

En esta línea, cabe destacar los tres conceptos, claros y precisos, de Mon-teagudo (1996) en la definición de ocio de la sociedad del umbral del siglo XXI: libertad percibida (actos voluntariamente elegidos), motivación intrínseca (su inte-rés no obedece a recompensa externa, sino que surge espontáneamente del in-terior del individuo) y satisfacción (sentimiento subjetivo de bienestar y felicidad que se atribuye a la persona como resultado de la actividad practicada). Ade-más, según apunta Saeki (1992), el estilo de vida en la sociedad actual está orientado hacia el ocio, que promueve el auto-desarrollo y la auto-realización como medio para mejorar la calidad de vida.

Quedan explicados los conceptos de tiempo libre y de ocio de la época contemporánea, tal y como se entienden en el umbral del siglo XXI, sin necesi-dad de adentrarnos más en la evolución de los mismos, pues no es objetivo de este trabajo.

1.1.3.7.1.- La práctica físico-deportiva como actividad de ocio

El “estado del bienestar” conlleva la responsabilidad de atender al ocio de la población, lo que ha conducido a la multiplicación de la oferta pública de actividades de recreo, distracción y entretenimiento de variada índole. El de-porte, como espectáculo y como práctica, se ha convertido en elemento impor-tante de esta oferta de las administraciones públicas. Resulta difícil encontrar en España la celebración de una festividad cualquiera que no vaya acompañada de

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juegos, espectáculos y actividades deportivas (García Ferrando, 1990; García Montes, 1997).

Conviene recordar la aportaciones de Monteagudo (1996), para quien la posibilidad de entender el deporte como práctica recreativa, se admite cuando desde las teorías de ocio más relevantes se comprueba que los tres elementos considerados imprescindibles para tratar el ocio (libertad percibida, motivación intrínseca y satisfacción), también están presentes en el deporte como tal.

Se han propuesto diversas clasificaciones de las actividades de ocio, siendo, según cita García Ferrando (1990), la más inclusiva la de Zaragoza (1988), siguiendo a Sue (1982), puesto que distingue entre actividades físicas, culturales, sociales y prácticas. No obstante, en la actualidad, según considera Cuenca (2000), se ha producido una considerable diversificación de las activi-dades de ocio, diferenciándose hasta cinco dimensiones constitutivas del ocio contemporáneo, claramente asumibles e identificables con la recreación, en ge-neral, y con la recreación física, en particular (García Antolín y García Montes, 2000): lúdica, creativa, festiva, ambiental-ecológica y solidaria.

La lúdica, se refiere al deporte y al juego, correspondiéndose con el mundo de las aficiones (hobbies), los deportes (modernos y tradicio-nales) o la recreación en el hogar y otros espacios de entretenimiento.

La creativa hace referencia a una vivencia formativa, expresiva y cul-tural, y apunta tanto al acceso como a la creación cultural (música, ar-te, teatro, literatura, etc.).

La fiesta, entendida como manifestación extraordinaria del ocio, per-mite vivir tanto experiencias grupales como colectivas, lo que favore-ce el compartir socialmente el ocio frente a las vivencias individuali-zantes que provoca la evolución urbana y suburbana de las socieda-des avanzadas.

La ambiental-ecológica está vinculada al desarrollo de la recreación al aire libre y al turismo, a las vivencias en espacios naturales y a la práctica de actividad físico-deportiva al aire libre; es a la vez una forma de compensar el carácter estresante, sedentario y cerrado del modo de vida en las urbes y un vehículo de conocimiento y educa-ción en la Naturaleza.

La solidaria permite una vivencia social, comprometida o dedicada a la ayuda altruista y desinteresada.

A estas dimensiones San Salvador (citado por García Montes y Ruiz Juan, 2004a, p. 5-6) añade otras siete que muestran más la parte utilitaria y de mercado del ocio:

Productiva: englobando a las ofertas profesionalizadas, que buscan el bienestar de losdestinatarios, a través de industrias culturales, esta-blecimientos recreativos, el sector turístico y los servicios de ocio.

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Consuntiva: hace referencia al consumo y mercantilización de produc-tos, bienes yservicios turísticos, culturales, deportivos y recreativos.

Preventiva: en la que se incluyen actuaciones, de ocio y educación, en-caminadas a proteger la salud en todas sus facetas.

Terapéutica: buscando la mejora de la calidad de vida y la recupera-ción de los efectosproducidos en otros ámbitos.

Alienante: como consecuencia de los condicionamientos externos.

Ausente: recoge los periodos de inactividad como consecuencia del aburrimiento o eldesinterés.

Nociva: incluye las dependencias patológicas que pueden generarse por prácticasabusivas de ciertas actividades de ocio y especialmente de algunos juegos.

Como exponen los citados autores (García montes y Ruiz Juan, 2004a, p. 6), como consecuencia de la diversidad de prácticas sociales y culturales y de los diferentes significados que cada uno le otorgamos al ocio, según las propias vivencias:

“el reto de la planificación de la recreación físico-deportiva debe ser el de conseguir una definición suficientemente flexible para integrar nuevas dimensiones y funciones de la cambiante realidad social: expresadas como experiencias subjetivas de nuevo cuño, materializadas en actividades de innovadoras y manifestadas en espacios y tiempos distintos”.

Tanto en éstas como en otras concepciones, el deporte aparece siempre como actividad físico-recreativa de ocio que ocupa un lugar central en la civili-zación contemporánea. Por ello, actualmente no se puede negar la evidente re-lación entre ocio y deporte. Como precisa Pierón (2004) en este sentido, las acti-vidades físico-deportivas representan, actualmente, cerca del 20% de las activi-dades de ocio. Éstas se realizan durante el tiempo libre, es decir, en el tiempo de no trabajo, y las actividades deportivas, bien como espectadores o como partici-pantes, y excepto el caso de los deportistas profesionales y de alta competición, se realizan en el tiempo libre, como prácticas de ocio. De tal manera que, según afirma García Ferrando (1990), el deporte es un tipo especial de ocio, con sus propias formas y funciones, al igual que con su propio contexto y orientaciones.

La idea de relacionarlos está presente prácticamente en todas las princi-pales tradiciones de sociología del deporte y de sociología del ocio. Tanto en Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, como Francia, por ejemplo, la actividad físico-deportiva se contempla como una actividad de ocio, como documentaron Olszewska y Pronovots (1982), citados por García Ferrando (1990), en una in-vestigación sobre la sociología del ocio. Ya durante los años ochenta se señalaba como rasgo a destacar la relación entre el ocio y la práctica deportiva, dentro de los hábitos de la vida cotidiana de la población, y desarrollados en su tiempo libre, como actividad de entretenimiento y de recreación.

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La vertiginosa velocidad de cambio, característica de la época contempo-ránea, que transforma continuamente los distintos escenarios en los que se de-sarrolla nuestra vida, afecta también al ocio y a la actividad físico-deportiva. El primero adquiere cada vez un papel más relevante en el estilo de vida de todos, a principios del nuevo milenio. Surgen nuevas modalidades, nuevas formas de entretenimiento que algunos denominan “alternativas”, frente a las tradiciona-les; no son sino indicadores de nuevas necesidades, expectativas y deseos de los ciudadanos, que reclaman por distintas vías adaptarse a un nuevo modelo de sociedad (Monteagudo, 1996, García Montes y Ruiz Juan, 2004a).

Es necesario puntualizar, llegados a este punto, que para García Ferran-do (2001b), tras los últimos análisis de las encuestas sobre el tiempo libre de la población española del año 2000, afirma respecto los deportes de aventura en la naturaleza, que tanto las prácticas más relacionadas con el turismo, como el senderismo y tantas otras actividades deportivas en las que se afanan distintos segmentos crecientes de poblaciones urbanas, deseosos por recrearse en espa-cios naturales -contrapunto de los reducidos y cerrados espacios de las ciuda-des, del mundo laboral y vida doméstica cotidiana-, son manifestaciones de esa dimensión ambiental-ecológica del deporte que expone Cuenca (2000) y que, con toda probabilidad, irá cobrando cada vez mayor relevancia en las activida-des de ocio, cuanto más se refuerce el carácter urbano de nuestra cultura.

1.1.3.7.2.- Las actividades físico-deportivas en el medio natural como prácticas recreativas de ocio

Como consecuencia de la necesidad de ocupación activa del tiempo libre, las prácticas físico-deportivo-recreativas han ido ocupando un lugar destacado y, en las últimas décadas, las ofertas de este tipo de actividades desarrolladas en la naturaleza han calado en las sociedades occidentales (Pigeassou y Miranda, 1995), aumentando la demanda de las mismas para la ocupación del tiempo de ocio, estando caracterizada ésta, según apuntan García Montes, Hernández Ro-dríguez y Ruiz Juan (2000), por la variedad de tipos de actividades, formas y espacios de realización, presentando dinámicas muy particulares y novedosas.

Precisamente estas prácticas físicas se consideran como un posible susti-tuto de las “deportivizadas” imperantes durante la modernidad, ya que la ten-dencia es la de realizar un tipo de actividades recreativas diferentes al ámbito competitivo del deporte, donde el medio utilizado para su desarrollo, la moti-vación, los fines perseguidos y, en general las condiciones en que se desarro-llan, cambian ostensiblemente (Olivera, 1995).

No obstante, adelanta Acuña (1996), que aunque la socialización de este tipo de prácticas es relativamente reciente y su institucionalización escasa aún, existen ya unos claros ejemplos de “deportivización” en algunas de ellas, mate-rializada en una clara normativa y un sistemático organigrama asociativo, que en algunos casos es de tipo federativo, como el de la “orientación en el medio natural” o el de las “actividades subacuáticas”.

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En este sentido, Lagardera (1995) (citado por García Montes y Ruiz Juan, 2004b), que establece las facetas o dimensiones del deporte contemporáneo en forma de subsistemas, considera que al federativo y asociativo tradicionales hay que añadir los grupales no asociativos y los individuales. Es importante reseñar que tanto en la deportivización como en su difusión ha influido la tecnología.

En la actualidad, las prácticas corporales de carácter recreativo se han constituido como la principal forma de utilización del ocio activo de las perso-nas pertenecientes a los países económicamente avanzados de Occidente. El incremento espectacular de estas experiencias, entre ellas las denominadas acti-vidades físico-deportivo-recreativas en la naturaleza, ha sido favorecido en nuestro país por la pertenencia al modelo económico de los países desarrolla-dos, a la propia morfología del territorio y a la influencia de países como Fran-cia que han sido pioneros en Europa en el desarrollo de las mismas. También factores internos han intervenido en el ámbito de estas prácticas, como la exi-gente inmediatez de su desarrollo sin la necesaria preparación del deporte más normalizado, o el aprovechamiento de los fines de semana y los períodos vaca-cionales fuera del ámbito urbano tal y como indican las macro-tendencias de la práctica deportiva (García Montes et al., 2000; Olivera, 1995).

Ya a principios de los noventa García Ferrando (1990, p. 68) destaca, al analizar el tiempo libre de la población española en 1985, cómo tras las activi-dades propias de la sociedad de masas (estar con la familia, estar con los ami-gos/as, oír la radio, ver la televisión, escuchar música e ir al cine), comienzan a perfilarse otras prácticas como integrantes también de tal tipo de sociedad como son: “ver deporte” y “hacer deporte”, que las cita como actividad personal el 35% y el 31% de la población, respectivamente. Junto a éstas, destaca el autor que aparecen las de “ir al campo o ir de excursión” como actividad de tiempo libre, para un 35% de la población, y revelan la necesidad que tiene la forma de vida urbana de “dejar de vez en cuando la ciudad, para entrar en contacto con la natu-raleza y el paisaje rural como una forma de expansión, distracción y recuperación de las fatigas laborales y domésticas cotidianas”.

Al respecto de la encuesta realizada en 1990 sobre el empleo del tiempo libre de la población española, García Ferrando (1991, p. 17) revela ”la creciente importancia del deporte como forma destacada de ocio activo de una parte importante de la población adulta española” y que, tanto hacer deporte como verlo ocupan una posición destacada en la ocupación del tiempo libre.

Muy interesantes son los datos referidos a los resultados de la encuesta realizada en 2000 sobre el empleo del tiempo libre de la población española por García Ferrando (2001b, p. 40-41), pues según manifiesta, al comparar los resul-tados de ésta con los correspondientes a la efectuada en 1990, es de destacar la creciente importancia como actividad de ocio del deporte en su doble dimen-sión de práctica activa personal y de espectáculo deportivo, así como la realiza-ción de actividades de recreación y turismo en espacios naturales. En efecto, son mayores los porcentajes de población que las señala como actividades de tiem-

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po libre, “siendo la actividad de salir al campo e ir de excursión la que registra el mayor incremento, el 30% en el 2000 frente sólo el 21% en 1990”.

Concluye el autor expresando que “se aprecia mejor la importancia del de-porte y de las actividades de recreación en espacios naturales como formas preferenciales de ocupar el tiempo libre, convertidas de hecho en actividades insustituibles de tiempo libre y de ocio para amplios segmentos de la población”.

Pero, en la encuesta del año 2000 y en referencia a las distintas activida-des deportivas según el número total de practicantes, este autor destaca espe-cialmente el aumento en la práctica del ciclismo, tanto de competición como, sobre todo, recreativa, que ha continuado su creciente popularización a lo largo de toda la década de los noventa, de tal modo que de un 15% de practicantes en 1990 se ha pasado a un 22% en 2000, lo que le convierte en la tercera actividad deportiva por su frecuente práctica, por delante de deportes con mayor arraigo popular y competitivo, como el tenis o el baloncesto. Además, la práctica de montañismo/senderismo ha incrementado tanto sus posiciones relativas en la ordenación de actividades físico-deportivas más practicadas, como el número total de practicantes, ya que de representar un 4% en 1990 se ha triplicado su porcentaje en 2000, llegando hasta un 13%.

Así pues, García Ferrando (2001b) destaca que éstas dos prácticas físico-deportivas, el ciclismo recreativo y el senderismo (junto con la gimnasia de mantenimiento que también ha experimentado un notable aumento), ejemplifi-can perfectamente los cambios que se están consolidando en las sociedades postmodernas como la española, por lo que se refiere a los hábitos deportivos de tiempo libre y de ocio de la población, con clara retirada en el atención popu-lar hacia los deportes de mayor tradición federativa y competitiva, a excepción del fútbol, y el auge de actividades físico-deportivas de recreación tanto en ins-talaciones cerradas, como en espacios naturales, que se pueden realizar de for-ma individual o grupal, pero sin necesidad del asociacionismo deportivo tradi-cional. Se aprecia claramente la emergencia de los denominados subsistemas “grupales no asociativos” e “individuales” por Lagardera (1995) (citado por García Montes y Ruiz Juan, 2004b), como dimensiones o facetas del deporte contemporáneo.

1.1.3.8.- El resurgir del Camino de Santiago en la postmodernidad

En esta línea de acercamiento al entorno natural que se está experimen-tando en la sociedad postmoderna, aún en el amanecer del nuevo milenio, es en la que se enmarca el resurgir de una de las rutas más antiguas, surcada por mi-llones de peregrinos desde sus comienzos, allá por el siglo X. Es uno de los ca-minos de peregrinación más conocido del mundo y cada año son más los que lo recorren, provenientes de distintos países, algunos tan distantes como Austra-lia, Brasil, Argentina o Canadá y, desde luego, de todas partes de Europa. Se trata, junto con las de Roma y Jerusalén, de uno de los grandes itinerarios de peregrinación del mundo a lo largo de los siglos: el “Camino de Santiago”.

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Tras siglos de extraordinario auge (durante el medievo, sobre todo), a fi-nales del XVI las peregrinaciones a Compostela sufrieron un considerable retro-ceso. La Reforma europea hizo desaparecer prácticamente la totalidad de los fieles alemanes e ingleses, a la vez que los franceses se mostraron más reacios al apoyo de este fenómeno. Esto, unido a dos factores puramente españoles (la Santa Inquisición, que sospecha de cualquier alemán que recorra la senda hacia Compostela y la picaresca española, que hace que muchos vagos y rufianes se aprovechen de los peregrinos) dan la puntilla definitiva al fenómeno peregrina-torio, que agoniza a finales del XVI, para convertirse en casi inexistente durante las centurias posteriores (García Costoya, 1999b).

Es ya en el siglo XX, a partir de los años setenta, con la celebración de los Años Santos Compostelanos de 1976, 1982, 1993 y 1999 que han servido para afirmar el empuje de la cultura jacobea, cuando comienza el resurgir del Cami-no, gracias al apoyo de las administraciones, las visitas del Papa a Santiago (en 1982 y en 1993), el renovado esfuerzo de la Iglesia y el desarrollo de múltiples asociaciones y cofradías (Mouriño, 2001).

Ya en 1962 se declaró al “trazado francés” como Conjunto Histórico-Artístico de España y en 1985, Patrimonio Histórico Español. En 1987 el Camino Francés es declarado Primer Itinerario Cultural Europeo, obteniendo el premio y bandera del Consejo de Europa, se convierte en símbolo de la cohesión y uni-dad del “viejo continente”; este nombramiento fue debido, según Imaz et al. (2004), a su innegable valor universal, ya que fue y es andado por miles de pe-regrinos de toda Europa, y a su importancia como vínculo histórico y cultural de la historia de la cristiandad (Sierra Fernández y López Castellanos, 1997).

En 1993 fue declarado por la UNESCO el conjunto español del Camino Francés, Patrimonio Mundial de la Humanidad (UNESCO, 2002). Era la primera vez, según el propio organismo, que se reconocía a un itinerario como parte del legado histórico-artístico de la humanidad (Sierra Fernández y López Castella-nos, 1997). Recientemente, este mismo Año Santo Compostelano de 2004, ha recibido el galardón que lo distingue como Premio Príncipe de Asturias de la Con-cordia, considerado como reconocimiento y culminación de la recuperación de la ruta jacobea (García, 2004).

Tanto el Camino como aquéllos que lo recorren se han adaptado al paso de los años en las distintas épocas. El peregrino que hoy se acerca al Camino es muy distinto al de hace siglos, como también lo es la sociedad, y el uno no deja de ser un reflejo de la otra. Si es revivir o rememorar lo que peregrinos de otros periodos..., también hemos de destacar la adaptación a la era postmoderna y tecnológica. El interés despertado ha dado lugar a numerosas publicaciones en formato de revista y de edición periódica, guías virtuales, la celebración de nu-merosos encuentros y congresos de carácter, no sólo regional o nacional, sino también internacional, concursos fotográficos, concursos literarios, foros de con-tacto en Internet, guías de descripción de la ruta paso a paso, numerosas webs donde se encuentra la más variada información acerca de la ruta, etc.

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Ahora el Camino de Santiago vuelve a constituir un “problema” actual, una cuestión de moda, un tema que no sólo es tratado en los congresos y en las cofradías jacobeas, sino también en las administraciones y en los centros de po-der político (Caucci von Sauken, 2003b).

Las organizaciones de apoyo a las peregrinaciones vuelven a tener actua-lidad. Se acondicionan los antiguos hospitales y refugios y se reforman o cons-truyen otros (centros de acogida, centros religiosos y monásticos), se han repa-rado y señalizado los itinerarios y se han fundado centros de estudio y nuevas cofradías compostelanas.

A principios de la década de los noventa, el quinto libro del Codex Calis-tinus, conocido como la Guía del Peregrino, se traduce a los principales idiomas del mundo, se celebran congresos, mesas redondas y seminarios por toda Euro-pa; se desarrollan, al mismo tiempo “centros de estudios” y “asociaciones com-postelanas”, vuelven a organizarse cofradías, algunas de las cuales vuelven a abrir hospitales a lo largo del Camino de Santiago, boletines de periodicidad trimestral, publicados en diversas lenguas europeas, etc. “La cuestión jacobea re-suena cada vez con mayor frecuencia en los cursos universitarios, en las páginas de los periódicos y en las redacciones de las editoriales” (Caucci von Sauken, 2003b, p. 12).

La práctica del peregrinaje se ha vuelto a consolidar y cada año miles y miles de individuos procedentes de todos los rincones de Europa y del mundo recorren las sendas que llevan hasta Compostela. Éste, no es sólo los restos de un espléndido pasado histórico, sino que es un “camino activo”, renovado por el paso de los nuevos peregrinos que reviven, a principios del siglo XXI, una historia que es patrimonio común de todos los pueblos de Europa.

Podemos decir que el Camino de Santiago es un símbolo. Es una ruta de fe, un itinerario de arte y cultura, una senda ecológica y humana, un encuentro con la trascendencia y la búsqueda de uno mismo, una peregrinación a Finiste-rre, al misterioso morir y renacer... (González Sevilla, 1998).

Es pues una aventura espiritual..., pero también una aventura física, un recorrido a pie, en bicicleta o a caballo a lo largo de cientos de kilómetros, un itinerario turístico y deportivo al mismo tiempo, una renovación interior, una ruta artística, es encontrarse con las raíces religiosas e históricas de Europa, es caminar al ritmo de otros siglos, es peregrinar..., pero en contacto con la natura-leza..., con un importante esfuerzo físico y también un considerable esfuerzo psicológico... y hay que estar preparado.

1.1.3.8.1.- La promoción turístico-patrimonial de la ruta jacobea

A partir de los años ochenta se destinan importantes partidas económi-cas desde las Administraciones Públicas y se impulsa una importante moviliza-ción de recursos simbólicos con el fin de conservar, restaurar y promocionar el Camino de Santiago. Estas actuaciones son consideradas como constitutivas de un proceso de activación turístico-patrimonial, en tanto que pretende incremen-

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tar el número de visitante del Camino y promover la consideración de este es-pacio como “bien patrimonial”, basándose en actuaciones que incorporan en su base, modelos de ocupación de ocio y del pluralismo religioso, que caracteriza a las sociedades occidentales; se incorporan y combinan, pues, culto y ocio, consi-guiendo así una movilización multitudinaria (Mouriño, 2001).

Diversas son las claves de esta “reanimación” del itinerario compostela-no. Es muy importante la promoción que desde las distintas administraciones, apoyadas por otros estados europeos y por organismos internacionales, así co-mo por parte de distintas asociaciones, se realiza del Camino de Santiago tra-tando de atraer peregrinos.

Pocos meses antes del nombramiento de Primer Itinerario Cultural Eu-ropeo por el Consejo de Europa, el Ministro de Obras Públicas y Urbanismo, el de Turismo, transportes y Comunicaciones y el de Cultura, firmaban en Madrid (8 de abril de 1987) el Convenio de Cooperación para la Recuperación del Ca-mino de Santiago. El 22 de octubre de ese año, los responsables de Cultura de la Comunidad Foral de Navarra y de las Comunidades Autónomas de Aragón, La Rioja, Castilla y León y Galicia firmaban en Compostela el Acta de Adhesión de estas comunidades al mencionado convenio interministerial, introducido con las siguientes palabras, según cita Mouriño (2001, 128):

“El Camino de Santiago es en sí mismo un hecho geográfico y territorial que se proyecta en el tiempo y en el espacio, en evolución constante, cuya riqueza histórica y cultural debe no sólo conservarse, sino también ser di-fundida y potenciada en el marco de una participación activa de la pobla-ción en los frutos de una herencia cultural irrenunciable”.

Este convenio comenzó a fraguarse años antes, desde que en 1984 el Consejo de Europa emitiera la denominada ”Recomendación 987”, relativa a la protección de las rutas de peregrinaje, tomando como ejemplo el Camino de Santiago. Este texto perfila las primeras líneas de actuación para la recuperación y promoción de las rutas de peregrinación europeas (Corriente, 1998).

Un año después, en 1985, la ciudad de Santiago de Compostela recibe el Premio Europa (que es concedido anualmente a una ciudad por su colaboración a favor de la unidad de Europa), coincidiendo con la incorporación de España en la Comunidad Económica Europea (Mouriño, 2001).

A partir de estas fechas, el deteriorado y abandonado itinerario jacobeo empieza a ser objeto de programas y proyectos institucionales encaminados a su rehabilitación y señalización. Éstas se acompañan de publicaciones con el fin de incrementar el número de visitantes y promover que fuese recorrido a pie.

Vílchez (1992, p. 3), miembro del Gabinete Asesor del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo escribía en la revista Peregrino:

“... hagamos andable el llegar a Santiago. En primer lugar, debe recupe-rarse una senda ‘física’ que haga posible caminar el Camino tantas veces

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borrado y trazado. Se precisa de una actuación concreta y práctica: reha-bilitar y completar una Senda peatonal”.

Se abordaba así, expone Mouriño (2001), la revitalización de la ruta jaco-bea, con inversiones encaminadas, por un lado, a convertir el Camino en un destino turístico, en un destino de ocupación de tiempo de ocio, y por otro, a la restauración y promoción de los intereses culturales y económicos.

Actualmente, como veremos, se están realizando actuaciones dentro del “Programa Camino de Santiago”, que forman parte de los distintos Planes y Pro-gramas que se están desarrollando desde el Ministerio de Fomento y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (2003), dentro del denominado “1% Cultural”, según marco jurídico correspondiente (Ley 16/85 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español), a la conservación, restauración y rehabilitación de edificios históricos y al fomento de la creatividad artística.

El gran impulso comenzó con el plan “Xacobeo‘93” de la Xunta de Gali-cia, con motivo de la celebración del Año Compostelano. La operación tuvo gran éxito y se continuó con el “Xacobeo‘99” y el actual “Xacobeo 2004” con múltiples actos de diverso carácter (conciertos, encuentros literarios, exposicio-nes, conferencias, encuentros, jornadas, etc.), con los que, como indica Pino (2003), se pretende atraer a Galicia millones de turistas.

La promoción propagandística de la ruta se efectúa desde distintos pun-tos de vista. Está presente el marcado lado espiritual y religioso, inherente a este itinerario. Pero la campaña turística que se realiza, desde el Consejo de Eu-ropa a las Administraciones Locales, sobre todo durante los Años Jacobeos, también es de gran magnitud.

En los habituales trípticos de las Oficinas de Turismo de las distintas Comunidades Autónomas por las que transcurre el Camino, se pueden encon-trar desde consejos prácticos para el peregrino hasta los mejores hoteles de cin-co estrellas o las más destacadas “casas de turismo rural” o “actividades de aventura”.

Es, además, habitual abrir un diario o una revista y hallar ofertas de agencias de viajes con motivo del Año Compostelano, o bien, monográficos de-dicados a la peregrinación, con la más detallada y variada información. Tam-bién es destacable la difusión a través de internet (con varias páginas dedicadas exclusivamente al Camino) o de la televisión, en la que se han emitido diversos programas a lo largo del año 2004, destacando la producción de Televisión Es-pañola titulada “Nuestros Caminos a Santiago”.

Asimismo, es destacable la gran promoción que se hace de la Ruta re-marcando el carácter deportivo de la misma (recordemos que es el Primer Itine-rario Cultural Europeo, así como el Sendero de Gran Recorrido más largo de Europa). Desde fabricantes de calzado deportivo o de montaña, hasta la bicicle-ta más vanguardista. Lobato y De Toro (1999, p. 66) lo exponen acertadamente:

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“hoy ha desaparecido el estilo personal en el arreglo sustituido por las marcas de las empresas multinacionales del deporte y los peregrinos no son una excepción, su impedimenta, sus ropas y calzado de vivos colores son los de cualquier deportista. Bien equipados de ropas y buen calzado con gore-tex, portan junto a la vieira los anagramas de..., esos tatuajes que nos imponen. Qué mal lo debieron pasar los peregrinos en invierno antes de que se inventase el gore-tex”.

También es frecuente que con motivo del Jacobeo 2004, ayuntamientos, asociaciones, federaciones deportivas y empresas privadas colaboren en la or-ganización de actos de carácter deportivo como divulgación y promoción del Camino de Santiago. Así, por ejemplo, desde el patrocinio de la Vuelta Ciclista a España 2004 por parte del Xacobeo’04, hasta la colaboración de numerosos atletas de élite, como Antón –doble campeón del mundo de maratón- y el ex-ciclista Cubino, participan en el desarrollo de la ruta jacobea de Deportistas promovida por la Junta de Castilla y León en el verano de 2004. Esta peregrina-ción, a pie y en bicicleta, hasta Compostela ha formado parte de un amplio pro-grama de actividades como es, otra ruta para deportistas en activo. Además, unos sesenta atletas junior españoles y extranjeros protagonizaron el pasado mes de octubre una maratón por equipos entre León y Astorga. Asimismo, también se celebraron en Ponferrada unas jornadas sobre deporte autóctono en el Camino de Santiago (Agencia EFE, 2004).

Cada vez más, distintos autores exponen la importancia del carácter físi-co-deportivo del recorrido del Camino de Santiago, entendiéndolo como una actividad deportiva física, intensa y prolongada, ya sea a pie o en bicicleta (Fer-nández Costas, 2001; Reyes, 2004a; Vázquez Gallego, Solana y Quintas, 2004), así como desafío deportivo para amantes de la naturaleza (Llovet, 2004).

El espíritu deportivo, nos dice Plötz (2003, p. 37), es una de las tantas mo-tivaciones para un fenómeno que como reminiscencia cultural, como elemento intemporal, “desborda todos los criterios y juicios comunes”. “... voluntad, prepara-ción física y psicológica son los factores clave para recorrer el Camino de Santiago, sien-do secundarios la planificación, el equipo, etc.” (Vázquez Gallego, et al., 2004, p. 23).

Asimismo, la vertiente turística de la ruta también ha sido investigada por autores como Sierra Fernández y López Castellanos (1997, p. 378), asu-miendo la gran importancia del Camino como eje económico y cultural: “ac-tualmente los desplazamientos relacionados con peregrinaciones religiosas y con el tu-rismo cultural del patrimonio religioso son uno de los más importantes y populares fe-nómenos de la Unión Europea”. Reconocen estos autores la estrecha ligazón entre el peregrino y el turista, considerando la importancia de la promoción de esta ruta desde el punto de vista turístico, que puede servir para preservar, recupe-rar y relanzar económica, cultural y socialmente los pueblos y localidades por los que transcurre la senda.

Recordemos, llegados a este punto, que el ocio y el turismo, junto con la práctica deportiva en entornos naturales, son los componentes principales que

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constituyen el fenómeno social de las actividades físico-deportivas y recreativas en la naturaleza actualmente (Rivadeneyra, 1998), y que el medio natural es el escenario procurado, cada vez más, para este tipo de prácticas cuyo desarrollo envuelva de sensación, riesgo, placer, emoción,... (Pereira y Félix, 2002).

1.1.3.8.2.- El Camino de Santiago como “sendero de gran recorrido

El continente europeo es cruzado por diversas rutas que sirven de base a quienes practican actividades como el senderismo o el cicloturismo, que son las formas en que mayoritariamente se recorre en la actualidad la ruta jacobea. Así, encontramos que el Camino de Santiago es denominado, según la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (2004), como el Sendero de Gran Recorrido –así se llaman a los recorridos de más de 50 kilómetros- más largo de Europa y uno de los mejores documentados (Vázquez Gallego et al., 2004). Se llama E-3 al recorrido europeo de este itinerario y GR-65 al trazado español del antiguo Camino que utilizaban los peregrinos centroeuropeos para llegar hasta el sepulcro del Apóstol entrando por Roncesvalles, el Camino Francés. Además, tiene dos variantes en la actualidad, el GR 65-3 que sigue el “Camino Aragonés” y el GR 65-5 que sigue el itinerario también tradicional que se dirige a Compos-tela desde Tarragona a través de Zaragoza.

El senderismo permite a los practicantes de todas las clases sociales estar activos, hacer una actividad poco peligrosa y adaptada a la edad y condición física de cada uno y, a su vez, permite el lujo de viajar y de hacer turismo, con-tribuyendo con ello a mejorar la salud y nivel de vida. Estas “bondades” del senderismo, compartidas tanto por Moya (2004) como por la asesoría jurídica de Accesos y Naturaleza de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) (2001), citados por esta misma autora, facilitan su práctica, destacando el camino o sendero como un lugar de encuentro, de intercambio, que conserva el sentido que ha tenido a lo largo de la historia.

La Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (2001) defi-ne el senderismo como la actividad deportiva no competitiva que se realiza so-bre caminos balizados, preferentemente tradicionales, ubicados en el medio na-tural, buscando acercar la persona a este entorno y al conocimiento del país a través de los elementos patrimoniales y etnográficos que caracterizan las socie-dades preindustriales. Por otro lado, en el 2º Seminario de Espacios Naturales Protegidos y Deportes de Montaña que se celebró en Jaca en 2003, se acordó la siguiente definición de senderismo: “actividad deportiva y recreativa que consiste en recorrer a pie caminos señalizados o no, preferentemente tradicionales” (Diputación Provincial de Huesca, 2003, p. 11).

Así, “senderismo es sinónimo de caminar para disfrutar observando, pa-ra descubrir, para conocer, para apreciar, para entrar en contacto con el entorno, en definitiva para valorar ... es, en esencia, una práctica lúdica que implica una relación pausada con el territorio y con su patrimonio, es decir, con todo aquello ‘que vale la pena ser mirado’ ... puede ser entendi-

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do como una práctica de turismo cultural en entornos rurales y natura-les, mientras que supone un error considerarlo como una mera actividad deportiva” (Diputación Provincial de Huesca, 2003, p. 16).

Esta actividad se considera la forma más genuina de unión del deporte y la cultura, así como una de las mejores formas de ocupar el tiempo de ocio-recreación, haciendo hincapié en su relación con el turismo rural, con las activi-dades de aventura y con su desarrollo en el medio natural. Así, además de des-tacar su gran demanda social y considerar la importante simbiosis entre deporte y cultura, el senderismo es, según aspectos destacados por la Asociación Cata-lana de Senderismo (2004) y Moya (2004):

Una manera muy práctica y fácil de conocer diversas zonas, su histo-ria, sus costumbres, su folklore, su cultura.

Una ayuda a la conservación y recuperación de viejos caminos que son una parte importante y olvidada de nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural.

Una actividad deportiva al alcance de todos, que permite mantenerse en forma incluso a las persones de edad avanzada. En la práctica del senderismo no hay límites de edad ni de ninguna clase.

Una fuente de salud y de mejora de la calidad de vida.

Una actividad de ocio ideal para recuperar la tranquilidad de espíritu y para recuperarse del estrés diario.

La práctica del senderismo es una actividad que permite la realiza-ción de vacaciones activas y fines de semana o vacaciones fuera de temporada al alcance de todos.

Un movimiento europeo lleno de vigor y con un gran futuro.

Es de gran interés reseñar en este momento que las dos actividades físi-co-deportivas que García Ferrando (2001b) destaca por el espectacular aumento de su práctica en la última década en España, el senderismo y el cicloturismo, son las formas tradicionales de recorrido del Camino de Santiago –junto con la de hacerlo a caballo, aunque ésta apenas es representativa por el poco número de peregrinos en relación con las otras dos formas de peregrinación-. Aunque destaca sobre todo, como veremos, el recorrerlo a pie –andando-, pues más de un ochenta por ciento de la población así lo hace.

El senderismo es en una de las maneras de entrar en contacto con aque-llos espacios y paisajes que mejor se acomodan al ritmo natural de las cosas.

“Para numerosas personas la idea de un gran periplo a pie es muy suge-rente, aunque en la práctica sean muchos menos quienes la hacen efecti-va. En realidad, son muy pocas las grandes rutas cuya imagen simbólica sea suficientemente potente como para atraer a un número considerable de caminantes dispuestos a recorrerla entera. Dos ejemplos paradigmáti-

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cos de estas grandes rutas son el Camino de Santiago y la travesía del Pi-rineo” (Diputación Provincial de Huesca, 2003, p. 10).

Por otro lado, el ciclotur, tanto de aventura como turístico, “es cada vez más practicado a nivel mundial, cruzando fronteras, viviendo vicisitudes de diversa índole, llevando mensajes de paz, de esperanza, o bien reivindicando una lucha o una misión”. Este conjunto de circunstancias que concurren desde la utilización de la bicicleta en el medio natural, que adopta la calidad de agente educativo en el currículo de estudiantes, que sirve como medio de transporte para recorrer grandes distancias, etc. consolidan, como expone Valenzuela (2002, p. 20), la trascendencia del ciclotur desde diversos ámbitos.

La “bicicleta todo terreno” (BTT o mountain-bike) se ha extendido como la básica para la práctica de esta actividad, al servicio de otros objetivos distin-tos de los exclusivamente deportivos, tales como: turístico, naturalista, paseos, rallies, orientación, ciclocamping, etc. Se trata de un ciclismo de predominancia en el medio natural, con un carácter lúdico y no competitivo.

En el norte de América, Estados unidos, Canadá y Alaska, esta actividad está muy difundida, desde su expansión en los años setenta, existiendo además, excelentes escenarios naturales para su desarrollo. No obstante, esta práctica se extiende por otros continentes y países, de tal manera que, en Europa, uno de los caminos más conocidos y divulgados para la práctica masiva del Ciclotur de Aventura es el Camino de Santiago, en varias de sus rutas, la mozárabe, la de Roma a Santiago, o el Camino de Jerusalén a Roma y a Santiago de Composte-la,... y, especialmente, el conocido “camino francés”.

“Todas estas rutas o caminos, en cualquier lugar del mundo, vienen in-crementando su utilización mediante la bicicleta, constituyendo a la acti-vidad motriz de pedalear en un especial vehículo cultural, en medio de espacios sociales, religiosos o educativos, lo que hace valorar cualitativa-mente esta actividad como medio de desarrollo humano” (Valenzuela, 2002, p. 20).

El Camino de Santiago, por sus características como itinerario, ofrece la posibilidad de la práctica del ciclismo de diferente carácter o con distintos obje-tivos. Tanto el “ciclotur cultural”, como el “histórico”, el “educativo y social”, el “ciclotur de ocio” o el “interdisciplinar”, tienen cabida en esta ruta jacobea en su trascurrir, tanto por España como por Europa.

A la vista de lo expuesto, no es de extrañar que autores como Berastegui (1997, p. 291) afirmen que la vestimenta del peregrino de finales de siglo es si-milar a la de un senderista o un cicloturista contemporáneo, así como que “es un viajero verde en pos de los valores e ideales que persigue la sociedad de la postmoderni-dad: vivir de una manera más sencilla y natural, en contacto con la naturaleza y con relaciones personales directas, universalistas y solidarias”.

Asimismo, Mouriño (2001) en las conclusiones de su investigación sobre el proceso de revitalización del Camino de Santiago, destaca las semejanzas de

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la peregrinación actual por el mismo, con otros viajes turísticos, en especial con los que se integran en el turismo rural y cultural y con otras actividades de rá-pido incremento en la ocupación del tiempo libre de las sociedades postindus-triales, fundamentalmente, con la práctica del senderismo y del cicloturismo. Estas semejanzas las justifica tanto por el hecho de que se trata de viajar a pie o en bicicleta visitando parajes naturales y rurales, como por las motivaciones de los peregrinos actuales (turistas), que procuran el enriquecimiento personal, el encuentro con la naturaleza, la profundización de las relaciones personales, tiempo para el cuestionamiento del proceso vital, la vivencia espiritual, etc.

“Se junta la religión, se junta la cultura, se junta el deporte, y se junta la aven-tura y todo”. Estas palabras, citadas por Valenzuela (2002, p. 321), corresponden a un peregrino con varios años de experiencia sobre la bicicleta y recorriendo por quinta vez el Camino de Santiago.

Así pues, en la ruta jacobea se funden los distintos parámetros que hasta ahora hemos estado contemplado dentro de la era postmoderna y, sobre todo en la última década, coincidiendo con el expuesto “boom” de las actividades físicas, deportivas y recreativas de aventura en el medio natural, experimenta una extraordinaria efervescencia. El Camino de Santiago es historia, es arte, es cultura, es restauración, es actividad físico-deportiva, es religiosidad, es espiri-tualidad, es naturaleza, es aventura, es ocio, es turismo, es interculturalidad, es peregrinación...

+8,9 % 29.284 2002

+17,2 % 26.884 2001

-18,8 % 22.934 2000

+100,4 % 28.238 1999

+22,3 % 14.087 1998

+8,3 % 11.516 1997

+20,2 % 10.630 1996

+17,8 % 8.842 1995

-49,9 %7.504 1994

+231,6 %14.992 1993

+32,9 %4.521 1992

3.402 1991

PorcentajePeregrinosAños

Tabla 1.1 – Número de peregrinos e incremento porcentual anual, en Roncesvalles

+ 88,4%

+ 66,0%

+ 62,8%

+ 760,8%

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Antonio Granero Gallegos 87

1.1.3.8.3.- Evolución cuantitativa de peregrinos en la última década

A la vista de los datos procedentes, tanto de Roncesvalles –lugar tradi-cional de inicio y por donde el Camino entra en España- como de Compostela, se comprueba la activación de la ruta jacobea, sobre todo en la última década. Son poblaciones fluctuantes y cada vez más numerosas, que crecen año tras año, destacando los Jacobeos, 1993 y 1999. En la tabla 1.1 aparecen reflejados el número de peregrinos que partieron desde Roncesvalles hacia Compostela des-de 1991 hasta 2002 (Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles, 2003), así como los aumentos anuales producidos (figura 1.1).

Se observa un continuo incremento de peregrinos que cada año, parten de Roncesvalles, pasando de 3.402 en 1991 a 29.284 en 2002, lo que supone un crecimiento del 760,8%, en prácticamente una década. Así mismo, se produce un gran aumento de afluencia en los Años Santos, doblando e incluso triplicán-dose (caso de 1993) la población respecto al año inmediatamente anterior al mismo. Además, el año jubilar tiene un efecto motivador, pues tras su celebra-ción acuden más peregrinos a recorrer el Camino desde Roncesvalles, ya que si se compara el año anterior con el posterior, el incremento es superior al sesenta por ciento. Igualmente, es destacable que, prácticamente, se duplica el número de los que recorren la ruta (+88,4%) de un Año Santo Compostelano a otro, de 1993 a 1999.

+8,2 % 74.614 2003

+12,3 % 68.952 2002

+11,7 % 61.418 2001

-64,4 % 55.004 2000

+413,2 % 154.613 1999

+19,6 % 30.126 1998

+8,4 % 25.179 1997

+17,1 % 23.218 1996

+24,9 % 19.821 1995

-84,1 % 15.863 1994

+918,4 % 99.436 1993

+34,2 % 9.764 1992

7.274 1991

Porcentaje PeregrinosAños

Tabla 1.2 – Número e incremento porcen-tual anual de peregrinos en Santiago

+ 55,5%

+ 62,5%

+ 82,6%

+ 925,8%

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88 Antonio Granero Gallegos

En la tabla 1.2 se observan los que recibieron la “compostela” en Santiago tras la peregrinación (Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compostela, 2004), así como la evolución de porcentajes anuales producidos (figura 1.1).

El número de peregrinos en Compostela es superior al de Roncesvalles e igualmente se produce un aumento continuo anual desde principios de los no-venta hasta la actualidad, pasando de 7.274 en 1991 a 74.614 en 2003, lo que su-pone un importante incremento porcentual, el 925,8%, en poco más de una dé-cada. La celebración del año jubilar tiene un efecto multiplicador en Santiago, sobrepasando un elevado novecientos por cien (918,4%) en 1993, respecto al año 1992, el inmediatamente anterior. También es superior al sesenta por ciento (62,5%) el porcentaje de personas que recorren la ruta el año posterior al Jaco-beo respecto al anterior al mismo.

Es especialmente destacable el año 1999, pues en este jubileo acudieron hasta Compostela 154.613 peregrinos, un 55,5 % más que en 1993, lo que supone 55.177 más en el último año Jacobeo que en el anterior.

Comprobamos pues que se trata de un fenómeno “vivo” de masas y en continuo auge, en el que los Años Santos suponen una “explosión” de afluencia de viajeros compostelanos que se ponen camino de Santiago y llegan hasta tie-rras gallegas.

0

20.000

40.00060.000

80.000

100.000

120.000

140.000

160.000

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

Roncesvalles Santiago de Compostela

Figura 1.1.- Evolución del número de peregrinos en Roncesvalles ySantiago de Compostela desde 1991 hasta 2002

Según la Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compostela (2004), en el año 1993 se calculó la distribución de los 99.436 pe-

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regrinos que recibieron la “compostela” mediante una muestra aleatoria simple de un total de 9.880 personas cuidando, para ello, su distribución en el tiempo. El margen de error tolerado fue de ±1% para un margen de confianza de 95%. De los resultados obtenidos en la muestra se calculó la distribución total de pe-regrinos.

De igual manera, según explica la citada Oficina de Sociología y estadís-tica del Arzobispado, en el siguiente año jacobeo, 1999, fueron 101.920 los viaje-ros jacobeos que recibieron la “compostela” en los meses de julio, agosto y sep-tiembre, calculado mediante tres muestras aleatorias simples de un total de 2.598, 5.813 y 1.624 peregrinos respectivamente cuidando su distribución en el tiempo. El margen de error tolerado fue de ±1% para un margen de confianza de 95%. De los resultados obtenidos en la muestra se calculó la distribución de peregrinos. El resto de los meses, así como el total por mes son siempre canti-dades exactas.

En esta perspectiva mensual que se ofrece en la figura 1.2, se observa cómo entre julio y agosto se concentra la mayoría de los que llegan a Composte-la tras recorrer el Camino de Santiago. Debido a ello hemos centrado en estas fechas la recogida de datos de la presente investigación, buscando así la mayor representatividad.

A continuación, en la tabla 1.3 se exponen los datos referentes al número de peregrinos que han recibido la “compostela” en los últimos años, distribui-dos además por meses.

Figura 1.2.- Distribución por meses de los peregrinos en Santiagode Compostela desde 1991 hasta 2001

0%

10%

20%

30%

40%

19911992

19931994

19951996

19971998

19992000

2001

Enero Febrero Marzo AbrilMayo Junio Julio AgostoSeptiembre Octubre Noviembre Diciembre

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90 Antonio Granero Gallegos

Tabla 1.3 – Número y porcentaje de peregrinos en Santiago por meses y años

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

N 5 15 272 33 56 39 38 49 274 197 146 Enero

% 0,07 0,15 0,27 0,21 0,28 0,17 0,15 0,16 0,18 0,36 0,24 N 36 11 718 15 60 100 49 103 637 204 123

Febrero % 0,49 0,11 0,72 0,09 0,30 0,43 0,19 0,34 0,41 0,37 0,20 N 50 138 1.024 166 164 351 520 132 5.454 307 453

Marzo % 0,69 1,41 1,03 1,05 0,83 1,51 2,07 0,44 3,53 0,56 0,74 N 50 303 8.038 469 711 623 680 1077 8.501 2.538 2.590

Abril % 0,69 3,10 8,08 2,96 3,59 2,68 2,70 3,57 5,50 4,61 4,22 N 286 382 6.079 518 860 1.047 1.408 1.750 10.520 3.184 3.966

Mayo % 3,93 3,91 6,11 3,26 4,34 4,51 5,59 5,81 6,80 5,79 6,46 N 376 625 5.899 971 1410 1.800 2297 2.803 13.195 5.715 6.802

Junio % 5,17 6,40 5,93 6,12 7,11 7,75 9,12 9,30 8,53 10,39 11,07 N 2.681 3.196 28.000 5.378 6.307 7.492 7.931 8.554 33.892 13.355 15.198

Julio % 36,86 32,73 28,16 33,89 31,82 32,27 31,50 28,39 21,92 24,28 24,75 N 2.516 3.450 27.500 5.283 6.752 7.762 7.897 9.800 44.781 17.660 19.836

Agosto % 34,59 35,33 27,66 33,29 34,06 33,43 31,36 32,53 28,96 32,11 32,30 N 867 1.172 13.216 2.053 2.085 2.686 2.858 3.472 21.277 7.438 7.671

Septiembre % 11,92 12,00 13,29 12,94 10,52 11,57 11,35 11,52 13,76 13,52 12,49 N 340 387 5.699 722 1.133 1.099 1.217 1.735 10.084 3250 3.419

Octubre % 4,67 3,96 5,73 4,55 5,72 4,73 4,83 5,76 6,52 5,91 5,57 N 38 57 1.226 165 192 166 205 521 3.003 688 865

Noviembre % 0,52 0,58 1,23 1,04 0,97 0,71 0,81 1,73 1,94 1,25 1,41 N 29 28 1.765 96 91 53 79 130 2.995 468 349

Diciembre % 0,40 0,29 1,78 0,60 0,46 0,23 0,31 0,43 1,94 0,85 0,57

Veamos, seguidamente, los distintos datos publicados por la Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compostela (2004), referentes a la edad, sexo, medio de locomoción utilizado para el recorrido y nacionalidad de los peregrinos, así como aquéllos procedentes de los archivos de la Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003).

Edad. En la tabla 1.4 se observa la participación en cuanto a número y porcentaje de peregrinos en cada uno de los años, desde 1991 hasta 2001, con llegada a Compostela, según grupos de edad.

Comprobamos a la vista de estos datos, cómo más de un cuarto de los peregrinos que acuden a Compostela tienen entre 21 y 30 años, y aunque la proporción desciende a partir de 1995, representan el mayor porcentaje de aquéllos que llegan a Santiago. Por otro lado, aunque prácticamente asciende la cantidad de todos los que reciben la “compostela”, lo hacen más notablemente los comprendidos entre 31 y 50 años, y especialmente los de 41 a 50, a partir de 1995. Se observa, asimismo, un ascenso, aunque ligero, de los peregrinos que se encuentran por encima de los 50 años de edad, sobre todo a partir de madiada

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Antonio Granero Gallegos 91

la década de los noventa. Por otro lado, es reseñable que los que más han des-cendido, en cuanto a presencia en la ruta jacobea, en los últimos años han sido los de 16 a 20, pues de un cuarto de la población a principio de los noventa, dsciende la proporción a un trece por ciento a principios de la actual década (figura 1.3).

Tabla 1.4 – Número y porcentaje de peregrinos en Santiago por grupos de edad

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

N 44 34 348 57 125 91 111 118 1.470 222 0 0 a 10 años

% 0,61 0,35 0,35 0,36 0,63 0,39 0,44 0,39 0,95 0,40 0,00 N 335 437 4.395 1.012 1.144 1.458 1.589 1.675 12.158 3.235 3.507

11 a 15 años % 4,61 4,48 4,42 6,38 5,77 6,28 6,31 5,56 7,86 5,88 5,71 N 1.705 2.393 24.352 3.396 3.960 4.616 4.212 4.489 27.179 6.899 8.150

16 a 20 años % 23,44 24,51 24,49 21,41 19,98 19,88 16,73 14,90 17,58 12,54 13,27 N 2.316 3.056 31.183 5.030 6.303 6.896 7.126 8.240 38.409 14.172 16.239

21 a 30 años % 31,84 31,3 31,36 31,71 31,8 29,70 28,3 27,35 24,84 25,77 26,44 N 1.234 1.635 16.695 2.681 3.461 4.045 4.560 5.466 27.055 10.522 11.510

31 a 40 años % 16,96 16,75 16,79 16,9 17,46 17,42 18,11 18,14 17,50 19,13 18,74 N 826 1.172 11.902 1.862 2.398 2.970 3.588 4.650 25.766 9.260 9.790

41 a 50 años % 11,36 12,00 11,97 11,74 12,10 12,79 14,25 15,44 16,66 16,84 15,94 N 516 693 7.060 1.258 1.600 2.034 2.548 3.498 15.885 7.006 7.745

51 a 60 años % 7,09 7,10 7,10 7,93 8,07 8,76 10,12 11,61 10,27 12,74 12,61 N 270 304 3.102 509 763 991 1.297 1.788 6.001 3.358 4.029

61 a 70 años % 3,71 3,11 3,12 3,21 3,85 4,27 5,15 5,94 3,88 6,11 6,56 N 28 39 398 57 67 118 149 187 690 330 448

> de 70 años % 0,38 0,40 0,40 0,36 0,34 0,51 0,59 0,62 0,45 0,60 0,73

Sexo (V = varones y M = mujeres). Se exponen a continuación (tabla 1.5, figura 1.4) los resultados de participación por sexo referentes a Roncesva-lles, tanto en número (N), como en proporción (%).

Tabla 1.5 – Número y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según sexo

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

N 2.127 3.092 11.549 5.212 6.045 7.139 7.347 8.914 19.118 14.228 15.899 17.792V

% 62,52 68,39 77,03 69,46 68,37 67,16 63,80 63,28 67,70 62,04 59,14 60,76

N 1.275 1.429 3.443 2.292 2.797 3.491 4.169 5.173 9.120 8.706 10.985 11.492M

% 37,48 31,61 22,97 30,54 31,63 32,84 36,20 36,72 32,30 37,96 40,86 39,24

Existe un crecimiento de peregrinación de las mujeres, de quince unida-des porcentuales, desde 1993, año en el que el índice de participación de éstas fue el mínimo de la época analizada. Actualmente, cuatro de cada diez peregri-nos que parten de Roncesvalles, son mujeres. Por tanto, la proporción de varo-

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92 Antonio Granero Gallegos

nes decrece paulatinamente, a medida que aumenta la de ellas, como se puede apreciar en la figura 1.4.

En cuanto a los mismos datos, pero con referencia a Santiago de Com-postela, en la tabla 1.6 se dispone la participación por sexos, tanto en número (N) como en proporción (%). Referente a los varones, se comprueba cómo de-crece progresivamente su presencia en la ruta jacobea, pasando de un 69,02% en el año 1991 a un 59,84% en 2003. En cuanto a las mujeres se observa como as-ciende su presencia en diez unidades porcentuales, apsando de un 30,98% en 1991, hasta un 40,16% en 2003.

Figura 1.3.- Distribución por edad de los peregrinos que han llegadohasta Santiago de Compostela desde 1991 hasta 2001

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

19911992

19931994

19951996

19971998

19992000

2001

0 a 10

11 a 15

16 a 20

21 a 30

31 a 40

41 a 50

51 a 60

61 a 70

> de 70

Tabla 1.6 – Número y porcentaje de peregrinos en Santiago de Compostela, según sexo

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003

N 5.021 6.561 66.821 10.769 13.399 14.832 16.388 18.443 86.320 34.050 37.565 41.599 44.647V

% 69,02 67,2 67,2 67,89 67,60 63,88 65,09 61,22 55,83 61,90 61,16 60,17 59,84 N 2.253 3.203 32.615 5.094 6.422 8.386 8.791 11.683 68.293 20.954 23.853 27.535 29.967

M % 30,98 32,8 32,8 32,11 32,40 36,12 34,91 38,78 44,17 38,10 38,84 39,83 40,16

Así pues, la década de los noventa supone un decrecimiento del número de hombres y el aumento paulatino y destacable de participación de las mujeres en el peregrinar hasta Santiago (figura 1.4).

Medio de locomoción. Veamos a continuación los datos que hacen refe-rencia al medio en que los distintos peregrinos han recorrido el Camino de San-tiago: a pie, en bicicleta y a caballo. Estas son las tres formas que en la actuali-dad se consideran como tradicionales.

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Antonio Granero Gallegos 93

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

19911992

19931994

19951996

19971998

19992000

20012002

Figura 1.4.- Distribución por sexo, según año de peregrinación de la población que inicia en Roncesvalles y de la que llega a Santiago de Compostela

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

19911992

19931994

19951996

19971998

19992000

20012002

2003

Mujeres Varones

Prácticamente, en los dos años de que disponemos datos en referencia a los que iniciaron en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España (2001 y 2002), los porcentajes son similares, ya que la mayoría –ocho de cada diez-de los que parten desde el pirineo navarro lo hacen caminando, mien-tras que un dieciocho por ciento lo hace en bicicleta y un escasísimo número sale a caballo (tabla 1.7).

Tabla 1.7 – Número y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según medio de locomoción

2001 2002

N 21.921 24.027 A pie

% 81,65 82,05 N 4.900 5.225

En bici % 18,23 17,84 N 29 32

A caballo % 0,11 0,11 N 4 0

Otros % 0,01 0,00

También entre los que llegan a Santiago predominan los que recorren el Camino andando sobre los que lo hacen pedaleando, teniendo apenas represen-tatividad los que llegan a caballo (tabla 1.8, figura 1.5).

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94 Antonio Granero Gallegos

Tabla 1.8 – Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago de Compostela por medios de locomoción utilizados en los distintos años

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

N 4.222 6.036 61.470 10.393 1.3044 1.6393 1.7934 2.1930 12.8019 4.3678 4.9572 5.5951A pie

% 58,04 61,82 61,82 65,52 65,81 70,60 71,23 72,79 82,80 79,41 80,71 81,32 N 2.4433 3.3322 33.9333 5.416 6.692 6.766 7.125 7.737 24.041 1.1136 1.1642 1.2777En

bici % 33,59 34,13 34,13 34,14 33,76 29,14 28,30 25,68 15,55 20,25 18,96 18,56 N 30 32 326 33 50 56 72 141 1.416 172 204 182 A

cab % 0,41 0,33 0,33 0,21 0,25 0,24 0,29 0,47 0,92 0,31 0,33 0,26 N 579 364 3.707 21 35 3 48 318 1.137 18 0 2

Otros % 7,96 3,73 3,73 0,13 0,18 0,01 0,19 1,06 0,74 0,03 0,00 0,00

Así, andar y pedalear son los dos medios más utilizados, aunque existe un incremento evidente en cuanto a peregrinar a pie, de un 58,04% en 1991, as-ciende a un 81,32% en 2002. Se pone de manifiesto ese decrecimiento respecto a la bicicleta, pues de un tercio de los que reciben la “compostela” a principios de los noventa, se ha pasado a un dieciocho por ciento en los últimos tres años.

Nacionalidad. Finalmente vemos los datos referentes a la nacionalidad de aquéllos que recorren el Camino de Santiago. Los estratos en que dividimos esta variable constituyen la última etapa en cuanto al procedimiento de mues-treo del estudio. Aunque en las listas de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003) y del Arzobispado de Santiago de Compostela (2004), aparecen por país de origen de los peregrinos: Alemania, Andorra, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Fran-cia, Grecia, Holanda, Hungría, Suiza, Inglaterra, Irlanda, Italia, Letonia, Litua-nia, Luxemburgo, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, Países Nórdicos, Rusia, San Marino, Suecia, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa rica, México, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Ecuador, Panamá, Honduras, Bolivia, Australia, Filipinas, Nueva Zelanda, India, Israel, Japón, Líbano, Nueva Zelanda, Namibia, Sudáfrica, corea, Túnez, etc.; los hemos agrupado por cercanía geográfica, obteniendo así cinco categorías diferentes: España, Europa (con el resto de países europeos, exceptuando España), Nor-teamérica (Estados Unidos y Canadá), Latinoamérica (formada por el resto de países americanos), Resto del mundo (África, Asia y Oceanía).

En primer lugar, destacar que la cantidad de españoles y europeos es prácticamente similar, constituyendo ambos colectivos la gran mayoría de la población que sale desde Roncesvalles, prácticamente el noventa por ciento. Tanto los norteamericanos como los latinoamericanos presentan un porcentaje muy inferior; se puede decir que ocho de cada cien peregrinos son de origen americano. Finalmente, por debajo del dos por ciento los del resto de países del mundo (tabla 1.9).

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Tabla 1.9 – Número y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según medio de locomoción

2001 2002

N 12.884 13.047 Españoles

% 47,92 44,55 N 10.883 13.008

Europeos % 40,48 44,42 N 1.473 1.719

Norte-americanos % 5,48 5,87 N 1.254 947

Latino-americanos % 4,66 3,23 N 390 563

Resto del mundo % 1,45 1,92

Con más detalle vemos, en la tabla 1.10, los datos correspondientes a Santiago de Compostela, tanto en número (N) como en proporción (%), pues aparecen desde el año 1991 y hasta 2001.

Tabla 1.10 – Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago, según medio de locomoción

1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

N 4.991 7.153 95.170 12.294 14.517 17.158 18.743 21.239 134.529 36.743 39.958Españoles

% 68,62 73,30 95,71 77,50 73,24 73,90 74,44 70,50 87,01 66,8 65,06 N 2.254 2.546 3.997 3.490 5.023 5.735 6.436 8.119 13.962 13.757 16.844

Europeos % 30,99 26,10 4,02 22,00 25,34 24,70 25,56 26,95 9,03 25,01 27,43 N 28 64 268 79 281 325 1 768 3.247 1.480 2.229 Norte-

americanos % 0,39 0,66 0,27 0,50 1,42 1,40 0,00 2,55 2,10 2,69 3,63 N 0 0 0 0 0 0 0 0 2.520 2.151 2.176 Latino-

americanos % 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 1,63 3,91 3,54 N 0 0 0 0 0 0 0 0 356 875 211 Resto del

mundo % 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,23 1,59 0,34

En este sentido, son reseñables las cifras referentes a los españoles, que suponen la mayoría, con cantidades siempre superiores al sesenta por ciento, prácticamente doblando en número al resto de europeos. No obstante, se obser-va cómo la gran mayoría de población está distribuida entre estos dos grupos. Tanto los norteamericanos como los latinoamericanos presentan porcentajes muy inferiores y, al igual que en Roncesvalles, de cada cien peregrinos que re-corren el Camino de Santiago, ocho son de origen americano. Finalmente, una mínima proporción, un 0,34%, representarían a aquéllos que proceden del resto de países del mundo.

A la vista de la figura 1.5, resulta muy destacable el hecho de que duran-te la celebración de los Años Jacobeos (1993 y 1999), sobre todo en el primero de

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los de ellos, la participación española es muy superior a la del resto de años, mientras que desciende de forma considerable la presencia de europeos en San-tiago durante los mismos.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

Esp Eur Nort Lat Rm

Figura 1.5.- Distribución por medio de locomoción y nacionalidad, según año de peregrinación de la población que llega a Santiago de Compostela

0%10%20%

30%40%50%60%70%

80%90%

100%

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

A pie En bici A caballo Otros

Pero... ¿cuál es la historia de este camino de las estrellas, de esta legendaria ruta en la que tradición, arte, misterio, cultura, rito, magia, leyendas, religión, símbolos, naturaleza, espiritualidad,... se conjugan y armonizan, en la actuali-dad, con aventura, actividad física, deporte, turismo, recreación, senderismo, cicloturismo, ocio,...?... ¿Cuál es la historia del Camino de Santiago hasta llegar a nuestros días, a la era postmoderna?...

1.2.- La historia del Camino de Santiago

Desde las más antiguas y diversas civilizaciones y culturas, desplazarse a la búsqueda de un lugar sagrado, un paraíso perdido, una tierra prometida, etc., ha sido habitual. A lo largo de la Historia del hombre han tenido lugar numerosas peregrinaciones; desde el mundo antiguo éstas se han dirigido a distintas ciudades, templos consagrados, ríos, fuentes, cavernas o grutas con especial valor divino. Los hindúes lo han hecho a Benares y a Mathura, los chi-nos al sepulcro de Confucio, los griegos buscaron la sabiduría del Oráculo de Delfos o el favor de los dioses en el monte Olimpo, los hebreos a Jerusalén, los musulmanes lo hacen a la Medina, para postrarse ante la tumba del profeta, o a La Meca, para purificarse en torno a la Piedra Negra sobre la que oró Mahoma, y los cristianos, que peregrinaron desde el comienzo de la Era con dos sentidos

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diferentes (la veneración de los Santos Lugares y el culto de santos y sus reli-quias) recorren los caminos a Jerusalén, a la Tierra Santa de los Evangelios, y a Roma: a la tumba de San Pedro, el primer Pontífice, y a la de San Pablo. Así, viajar a los Santos Lugares (peregrinatio ad loca sancta) o visitar las tumbas de las personas que habían alcanzado la santidad (peregrinatio ad limina apostolorum) resultaba esencial en la vida del hombre cristiano de la Antigüedad y del mode-lo de sociedad tradicional (Berastegui, 1997; González Sevilla, 1998; Imaz et al., 2004; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

Los elementos que engloban y configuran la narración o leyenda de la venida, traslación y descubrimiento de los restos de Santiago Apóstol forman parte de una verdadera manifestación de lo sagrado, propios de una leyenda o mito religioso que simboliza el contenido espiritual deseado, intentando expli-carlo mediante elementos reales o verosímiles. El valor no se encuentra en la narración, ni en la veracidad del hecho que se comunica -que puede no haber existido ya que es un mito- sino en la idea o significado que se quiere comunicar o simbolizar. El símbolo, que deriva del término griego simbolein y significa reunir, es un lenguaje espiritual en el que se unen dos elementos: el real de la leyenda que se narra y el espiritual o simbolizado que “se constituye en principio organizador de la religión de todos los tiempos” (Fernández Arenas, 1998, p. 11).

Las creencias se fundamentan sobre las leyendas y, por consiguiente, so-bre los símbolos, que se convierten en el contenido externo de lo espiritual, ya que la narración se sirve de metáforas, alegorías, emblemas, signos, tributos y códigos; medios que sirven para explicar el contenido de la realidad del símbo-lo. La cultura del medievo, agrícola y rural, se alimentaba de éstos, de los mila-gros, como apoyo de sus creencias, reforzadas además por el dogma de la Igle-sia evangelizadora (Fernández Arenas, 1998).

Según Tylor, “en un sentido etnográfico amplio, la cultura o civilización es un todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otra aptitud o hábito adquirido por el hombre en tanto que es miembro de la sociedad” (citado por Blanchard y Cheska, 1986, p. 21).

Todas las culturas, en las distintas épocas, han utilizado los símbolos, en los que lo legendario, lo milagroso, lo mítico y lo histórico pertenecen al mundo espiritual de los hombres..., algunos se transmiten y permanecen..., otros des-aparecen y cambian..., pero siempre se crean nuevos (Fernández Arenas, 1998).

Es importante destacar, por tanto, el fenómeno de la peregrinación a San-tiago de Compostela, debido a la intensidad del mismo y a su dilatada existen-cia a lo largo de la geografía europea con una cronología tan extensa (Ocaña, 1999) y eso es lo que pretendemos realizar a continuación.

1.2.1.- Las peregrinaciones a Compostela

Las peregrinaciones en el cristianismo, como fenómeno establecido, no surgen hasta principios del siglo IV, a partir de la paz constantiniana. Los prime-

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ros testimonios materiales que se encuentran son las basílicas del Nacimiento de Belén y del Santo Sepulcro de Jerusalén, impulsadas por el mismo Constan-tino y por Santa Helena, que visitó Palestina en el año 326. A partir de ese mo-mento los viajes a Jerusalén se convierten en una constante a lo largo de la his-toria de la Iglesia, aunque caracterizados por las vicisitudes políticas y militares de uno de los territorios más polémicos del mundo. “Palestina es el foco de mu-chos enfrentamientos militares de todas las épocas, especialmente por haberse constitui-do como la ciudad santa para las tres grandes religiones: judíos, cristianos y musulma-nes” (García Costoya, 1999b, p. 10-11; Plötz, 2003).

Roma se convirtió en el nuevo centro de la cristiandad occidental, en el segundo foco de atracción de peregrinos, debido principalmente a la lejanía y peligros que entrañaba el viaje a Oriente, por lo que se establece como segunda ciudad del cristianismo aquélla donde se encuentran los sepulcros de San Pedro y San Pablo, añadiéndose el hecho de ser la sede del papado. Los continuos in-tentos centralizadores de la curia de Roma influyeron en gran medida para que esta ciudad cobrase mayor importancia (García Costoya, 1999b).

Pero estas peregrinaciones comenzaron a decrecer al final del primer mi-lenio, debido al gran impulso adquirido por Santiago de Compostela, que en la centuria posterior dejó prácticamente desiertos los caminos a la ciudad romana. Estos hechos influyeron para que el Pontífice, Urbano II, proclamase el anuncio de las Cruzadas en el Concilio de Clermont, en 1095, para intentar reactivar los caminos hacia Oriente, que precisamente pasaban por su ciudad. Esto supuso el renacimiento de la popularidad de Roma y, aunque al principio se estableció como ciudad de paso, se instituyó como estación final en el año 1300, cuando el Papa Bonifacio VIII proclamó el primer Año Santo Romano, muy próximo en fechas al fin de la presencia cristiana en Tierra Santa (García Costoya, 1999b; Plötz, 2003).

El hecho primordial que determina el origen de las peregrinaciones a Compostela es la venida y estancia del Apóstol Santiago en España, predicando la fe en la enseñanza de Jesucristo en el siglo I, su traslado –la denominada tras-latio- desde Oriente a Galicia, entierro y posterior descubrimiento –la llamada inventio- de su tumba en un lugar llamado Compostela (Fernández Arenas, 1998; Imaz et al., 2004; Plötz, 2003).

1.2.1.1.- El comienzo de la leyenda

Comienza la historia en el primer tercio del siglo IX, durante el reinado de Alfonso II, monarca del pequeño reino cristiano de Asturias y sucesor de los visigodos: un ermitaño llamado Pelayo (o el cura de San Fiz de Solivio para al-gunos autores) observó fenómenos luminosos cerca del lugar donde habitaba, como si fueran estrellas que caían sobre un determinado lugar. Teniéndolo por cosa sobrenatural, se apremió en advertir al obispo de Iria Flavia, Teodomiro. El prelado y sus fieles, conducidos por una estrella, dieron con el lugar, un sepul-cro donde se hallaba enterrada un arca de mármol. En aquel paraje del final de

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Antonio Granero Gallegos 99

la Tierra conocida, en la Finis Terrae –Finisterre-, descubrieron dentro del arca los restos de Santiago “el Mayor”. Cuando el monarca conoció este suceso pres-tó desde el primer momento, su ayuda incondicional para dar a conocer su ex-traordinario descubrimiento y mandó construir las primeras edificaciones o capillas sobre el lugar donde habían aparecido las “luces ardientes”, que co-menzó a conocerse desde ese momento como campus stellae, es decir, Composte-la. Así se relata tradicionalmente el origen de Compostela, uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad y a través de la cual el culto al Apóstol Santiago quedaría asociado históricamente a España, que a partir de esta prodigiosa invención quedaba materializado de forma contundente (Bravo, 1997; Cebrián, 1999; Díaz y Díaz, 2003; Díaz Fernández, 1999; Fernández Are-nas, 1998; García Costoya, 1999b; González Sevilla, 1998; Martínez Sopena, 1993; Plötz, 2003).

La estancia de Santiago en España es desconocida históricamente y se apunta que su labor como evangelizador no consiguió éxitos apreciables. El santo volvió a Palestina acompañado de sus discípulos, donde sufrió el martirio en tiempos de Herodes Agripa I. De esta manera se convierte en lo que García Costoya (1999b) o Viñes (1998) llaman “protomártir”, al ser el primero de los Do-ce Apóstoles que dio su vida por Jesucristo.

Algunas voces pregonaron que los restos encontrados en aquel sarcófago eran los del obispo Prisciliano, hereje y gnóstico fallecido unas décadas antes en Tréveris (González Sevilla, 1998) y, aún hoy, autores como Sánchez Dragó (1999, p. 9) defienden que “es él, y no Jacobo, el titular del cuerpo yacente en la cripta de la catedral compostelana”.

Sigue la narración de la leyenda contando que una vez Santiago fue de-capitado, en el año 40 d.C. aprox., por orden de Herodes Agripa I, rey de Judea, sus discípulos decidieron robar su cuerpo para evitar la profanación de los ju-díos y trasladarlo a la tierra en que había predicado. Es probable que este robo y posterior traslación fuese realizado por discípulos suyos procedentes de Galicia, que querían regresar a casa llevando con ellos el cuerpo de su maestro. Llega-ron al puerto de Iria Flavia, amarraron la barca en la orilla, en el famoso Pedrón que da nombre y leyenda a la ciudad de Padrón, lo alejaron de la costa y le pi-dieron un sepulcro digno a la reina celta Lupa (Loba) para enterrar el cuerpo del Apóstol Santiago. La soberana, pagana y poco piadosa, aunque impresiona-da por una serie de asombrosos sucesos, les concedió una de las estancias de la sepultura que ella misma había construido para su enterramiento. Atanasio y Teodoro –los discípulos- enterraron allí a su maestro y tras su muerte ellos mismos pasaron a compartir sepulcro con Santiago. Según otra leyenda, el de-nominado hoy como Monte Sacro coincide con el lugar donde se erigía la forta-leza de la reina celta. Éste es el punto en el que siglos después Pelayo observó las extrañas luces y hasta donde se trasladó el obispo Teodomiro para compro-bar el fenómeno descrito (Bravo, 1997; Carandell, 1999; Díaz Fernández, 1999; Fernández Arenas, 1998; García Costoya, 1999b; González Sevilla, 1998).

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100 Antonio Granero Gallegos

No existe ningún tipo de documento que confirme la estancia de Santia-go en España, aunque sí lo afirman las tradiciones de Cartagena, Lleida, Zara-goza, Compostela y Braga (García Costoya, 1999b). Es conveniente recordar en este momento, las palabras del historiador Salustio a propósito de los mitos clá-sicos, según cita Carandell (1999, p. 8-9), “estas cosas no sucedieron nunca pero existen siempre”.

Anteriormente a estas fechas..., a finales del siglo VI o principios del VII, la idea de que varios Apóstoles se habían repartido por Occidente para difundir la fe de Cristo, siendo Santiago Zebedeo, hermano de Juan evangelista, el en-cargado de predicarla en España, se había aceptado fuera de nuestras fronteras y se había propagado con firmeza en los territorios del naciente reino de Astu-rias, necesitados de elementos de identidad en su resistencia frente al Islam y el mundo musulmán. Coincidiendo con estas fechas, la primera noticia la transmi-te el conocido como Breviarium Apostolorum:

“Santiago ... hijo de Zebedeo, hermano de Juan, predica aquí en España y en el Occidente, bajo el reinado de Herodes fue ajusticiado con la espada y fue sepultado en Achia marmorica, el ocho de las calendas de agosto” (Fernández Arenas, 1998, p. 21).

San Isidoro de Sevilla alude a este texto hacia el año 650, pero quien lo recoge expresamente es el Beato de Liébana, en Cantabria, en sus Comentarios al Apocalipsis de San Juan (catecismo en clave de la resistencia cristiana y de gran difusión) y en un himno que se le atribuye hacia el año 785, en el que a Santiago se le llama, según cita Díaz Fernández (1999, p. 11) “cabeza áurea refulgente de España, nuestro patrono y defensor particular”. Era la época en que reinaba en As-turias el rey Mauregato (783-788) (Díaz Fernández, 1999; Fernández Arenas, 1998; Ocaña, 1999; Pascual, 2004).

Así pues, en un momento en que las cristiandades hispanas se sintieron en grave peligro por la presencia del Islam y el poder musulmán, la tradición fue alimentada..., de tal manera que al final del VIII la figura del Apóstol fue reivindicada por su papel evangelizador, invocándose además como patrón de España (Díaz y Díaz, 2003; Martínez Sopena, 1993).

De todas formas, según apunta Menaca (1995), los siglos previos al en-cuentro de su tumba son los momentos más oscuros de toda la historia jacobea. Es una época de crisis religiosa debido a las herejías de Elipando, obispo de To-ledo, y de Prisciliano, por las invasiones de los bárbaros (suevos, vándalos, ala-nos y godos) y de los árabes. El lugar del enterramiento fue olvidado, o sim-plemente ignorado, de tal forma que la narración se fue convirtiendo en mito y éste en historia durante los siglos posteriores. Las breves alusiones bibliográfi-cas y citas previas en las centurias anteriores al descubrimiento del sepulcro dan la sensación de que la leyenda comienza a tener fundamentos documenta-les para convertirse en realidad. Desde el punto de vista histórico, el hallazgo de las reliquias del Apóstol, por el momento en que se produjo, tuvo una extra-ordinaria influencia en la promoción de su culto.

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Marco teórico

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A lo largo del primer tercio del siglo IX, Alfonso II de Asturias (791-842), llamado el Casto, había conseguido fronteras estables para el pequeño reino cristiano del noroeste de la península.

“En aquella época y en muchas otras, la religión y la guerra son los in-gredientes que configuran el plato del momento, razón por la cual cual-quier entidad nueva que surgiese se tenía que cimentar en un ejército y una Iglesia; para el primero se potencian los héroes y para la segunda los santos. Esta estrategia común en los diversos reinos también la encon-tramos en Asturias. Pelayo es el héroe que ha detenido a los musulmanes y ahora nos falta un santo que nos patrocine. Los dirigentes políticos de la época le plasman esta conveniencia al episcopado, que rápidamente de-cide resucitar la presencia de Santiago, y para ello recurre a la tradicional inventio. Lo más probable es que reunidos Alfonso II el casto y Teodomiro decidieran que un eremita descubriese unas luminarias sorprendentes, a las que acudirían las dos autoridades para reconocer la presencia de los restos... Tras el descubrimiento del sepulcro su autenticidad se reconoció de una manera casi instantánea, la ausencia de debates se debería segu-ramente a que su autenticidad no se afirmaría por deducción o revelación, sino por conocimiento histórico. Pruebas de esto son los rápidos recono-cimientos de Alfonso II y Teodomiro. El primero le concede el patrocinio de su Reino y levanta una primera basílica, el segundo decide incluso en-terrarse en esta basílica en vez de en la sede de Iria, saltándose así la prác-tica episcopal de que los titulares reciben sepultura en la iglesia de la ca-tedral” (García Costoya 1999b, p. 25-27).

Así pues, “Santiago sería el héroe adecuado para presidir religiosamente esta guerra santa” (Fernández Arenas, 1998, p. 21).

También se informó de la invención de las reliquias al Papa León III (795-816), quien las dio a conocer al mundo cristiano en el escrito Noscat fraternitas vestra (Fernández Arenas, 1998). No obstante, historiadores como Bravo (1997, p. 4) opinan que estos hechos no pudieron suceder hasta los años 825-830, por lo que el citado Pontífice no pudo difundir el escrito, ya que las fechas de su pontificado fueron entre 795-816:

“... a mediados del s. IX comenzó a circular un texto, del que nos han lle-gado varias versiones y que pretende, sin fundamento, atribuirse al Papa San León, quien inmediatamente difundió la alegre nueva a toda la Igle-sia mediante una carta titulada Noscat fraternitas vestra, en la que se di-ce: Sepan... que el cuerpo del bienaventurado Apóstol Santiago, fue tras-ladado entero a España, en territorio de Galicia...”.

En cualquier caso, habían confluido un conjunto de factores favorables para crear un clima espiritual y psicológico apropiado para el hallazgo, que no podía ser más oportuno. Era preciso salvar a la cristiandad del poder y amena-za del Islam, había que levantar una bandera, la moral y los ánimos. “El Hijo del Trueno” –como se llamó a Santiago en las Escrituras- iba a ser la figura emble-

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mática que capitaneara la Cruzada (Plötz, 2003). Y es que, como expresa Pascual (2004, p. 201) con acertada intención, “el Camino de Santiago es una de esas calzadas empedradas de prodigios y maravillas, no siempre inocentes o desinteresadas”.

Teodomiro, primer obispo de Compostela, fomentó el culto a Santiago y vivió la llegada de los primeros peregrinos, haciéndose enterrar, tras su muerte, en esta ciudad. Esta ruta despertó gran interés por parte de los franceses y hacia el 855, el camino de Santiago aparecía ya organizado y frecuentado (Riu, 1989).

Las leyendas medievales francesas pretendieron atribuir la “inventio” al Emperador Carlomagno que, fallecido el 28 de febrero del año 814, no pudo conocer la noticia. Autores como Bravo (1997) y Díaz Fernández (1999) estiman que este es el motivo por el cual el descubrimiento de la tumba del Apóstol se situase entre los años 812-814, justo antes de la muerte de Carlomagono. Fer-nández Arenas (1998), por su parte, apunta lo que la leyenda transmitió, que fue el rey de Asturias quien comunicó con Carlomagno, cuya corte estaba en Aquisgrán y, que según cuenta la historia de Pseudo-Turpín, vinieron a España, tanto el emperador como sus héroes Martell y Roldán, a liberar el Camino que estaba en poder de los árabes. Como expone Bravo (1997, p. 4), “del Emperador se afirma que fue no sólo el constructor, p. e. de la basílica de Sahagún, una de las localida-des más importantes en el Camino de Santiago, sino del mismo Camino”. Esto nos ofrece una idea aproximada de la difusión de la figura de Santiago en toda Eu-ropa y de la atracción que muy pronto comenzó a ejercer sobre la cristiandad de Occidente.

1.2.1.2.- Expansión de las peregrinaciones a Santiago

Durante los siglos IX y X continuó la devoción a nivel nacional, por lo que el rey Alfonso III el Magno (866-910) y el obispo Sesnando (880-920) deci-dieron la construcción de un nuevo Santuario para albergar el sepulcro, que fue consagrado en el año 899 en un acto al que asistieron obispos de toda la penín-sula. El 10 de agosto de 977, las iglesias y el emergente burgo de Compostela eran arrasados por las tropas del árabe Muhammad Ibn Abu Amir, más conoci-do históricamente como Almanzor, canciller del Califa Hisan II, quien respetó la tumba del Apóstol, aunque se llevó las campanas del templo como trofeo a Córdoba, convertidas en lámparas de su impresionante mezquita donde alum-braron durante dos siglos. Al filo del año 1000 la preocupación era la recons-trucción de aquello que las hordas musulmanas habían devastado. A ello se dedicaron los sucesivos obispos de Iria Flavia –Pedro de Mezonzo, Cresconio, Diego Peláez-, que finalmente trasladaron su sede junto al sepulcro apostólico (González Sevilla, 1998; Imaz et al., 2004; Plötz, 2003; Riu, 1989; Tuñón de Lara et al., 1999; VV.AA., 2004e).

No obstante, como indica Martínez Sopena (1993, p. 15), “lo más importan-te de todo fue las nuevas dimensiones que adquirió el culto al Apóstol Santiago durante el siglo XI, internacionalizado como devoción de todo el Occidente y revestido con nue-vos atributos de gloria”.

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La eclosión santiaguista de esta época ha de considerarse de forma para-lela a la gran expansión que vivía la sociedad europea del momento. Durante trescientos años los españoles de los territorios del norte de la Península habían estado centrados en resguardarse de las acometidas musulmanas de los vecinos de sur, ajenos a otros horizontes que no fuesen los de su tierra. Pero, a princi-pios del siglo XI se derrumbó la estructura del Califato de Córdoba, convirtién-dose en reino cada uno de sus pequeños fragmentos. Ahora, con el tiempo, los del norte tendrían oportunidad de explotar a quienes les habían abrumado se-cularmente con su poder, su riqueza y su espléndida civilización. Se combatía, en los albores del siglo XII, para establecer una nueva frontera –situada enton-ces en Coimbra, Toledo y Zaragoza-, llegando a la España cristiana los metales preciosos que atesoraban en el sur, el oro y la plata, pagados por los taifas anda-lusíes como tributo para su pervivencia política. Pero este súbito enriquecimien-to atrajo la atención de Europa y, motivados por un mercado en plena expan-sión o por las posibilidades de guerra, muchos cruzaron los Pirineos para parti-cipar de los beneficios, bien como colaboradores militares, como artesanos o como negociantes. El aislamiento de España se había roto dando paso a un pe-riodo de influencias europeas de todo tipo (Martínez Sopena, 1993; Riu, 1989; Tuñón de Lara et al., 1999).

La esfera religiosa fue uno de los aspectos más significativos del apertu-rismo. A la sólida tradición visigótica, aferrada a los viejos usos y alejada del mundo Occidental, le sucedió una profunda reforma encabezada por la sede apostólica de Roma y los movimientos de renovación monástica que tenían su principal exponente en la abadía francesa de Cluny. Los reformistas, favoreci-dos por Alfonso VI en Castilla y León y por Sancho Ramírez en Navarra y Ara-gón, planteaban la sumisión de las iglesias hispánicas a la autoridad del Pontífi-ce de Roma, sustituyendo así la legislación canóniga y la liturgia visigótica por la romana y estableciendo una disciplina distinta a las prácticas usuales del cle-ro secular. El monarca leonés, Alfonso VI, se embarcó en una política de euro-peización cultural de sus reinos, basándose en sus relaciones centroeuropeas, apoyando intensamente el “Camino de Santiago” como instrumento para ejecu-tar su política. Finalmente, a pesar de las fuertes resistencias sociales, se impuso su propuesta, y los monasterios debieron aceptar las costumbres clunicienses, que buscaban su propia expansión, y se reorganizó el poder episcopal y las dió-cesis. A partir de este momento esta Orden francesa va a jugar un papel funda-mental en la peregrinación, ya que a lo largo de la ruta crea monasterios y hos-pitales de atención al viandante que se dirigía a Compostela (Imaz et al., 2004; Martínez Sopena, 1993; Oursel, 2003; VV.AA., 2004b).

Por el Camino de Santiago comenzaron a viajar el arte, la arquitectura, la piedad, la fe, la gastronomía y el misterio que engendraron leyendas y cuentos (Gai, 2003; Gonzalez Sevilla, 1998).

“Aunque todos los territorios hispánicos quedaron involucrados en las nuevas relaciones con Europa, éstas tuvieron un marco físico privilegia-

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do, un corredor a lo largo del cual se concentraron tenazmente las bases de contacto con el exterior y que aseguró su continuidad. Ese fue el que, a mediados del siglo XI, comenzó a ser designado como ‘el camino de San-tiago’, ’camino de los peregrinos’ o ’camino francés’, nombres todos bien expresivos” (Martínez Sopena, 1993, p. 18).

De esta manera, el itinerario jacobeo sirvió como vehículo para acabar con el aislamiento de la península, integrarla en Europa y unirla a Roma. En palabras del marqués de Lozoya, historiador de arte citado por Manzanera (2004, p. 56), “España, que se aferraba a su cultura, heredada de la visigoda y matizada con elementos musulmanes, recibió la liturgia unificadora de Roma, la letra francesa, el estilo románico y la caballería centroeuropea”.

Transcurría mediado el siglo XI cuando surgieron las leyendas en torno al Apóstol, derivadas de su patronato sobre España, en las que hacían aparecer a Santiago en las batallas galopando sobre un caballo blanco y con la espada en la mano contra los enemigos de la fe. Los diferentes reyes astur-leoneses le pe-dían el patronazgo de sus victorias. Santiago se convierte en pendón de los re-conquistadores. Sus milagrosas intervenciones iban desde 1064, facilitando la conquista de la ciudad de Coimbra por Fernando I, hasta la famosa contienda de las Navas de Tolosa en 1212. Las batallas de la reconquista se vieron favore-cidos por tan singular aliado, que protagonizó otras legendarias victorias como la de Clavijo. Así nació la leyenda de Santiago Matamoros, traducida a la versión popular al decir que fue el propio Apóstol quien se presentó en la batalla para derrotar al ejército infiel que estaba a punto de terminar con sus fieles. Desde entonces, la figura del patrón acompañó a las tropas españolas por todo el mun-do (Gai, 2003; García Costoya, 1999b; Martínez Sopena, 1993; VV.AA., 2004e). Resulta claro que en plena Reconquista, monarquía e Iglesia realizaron una fuerte alianza para afianzar su poder frente a los ocupantes musulmanes (Man-zanera, 2004).

Su fama se extiende tanto en España como en Europa y comienza a ser cada día mayor el número de creyentes que realizarían la peregrinación a Com-postela. La fe y la devoción son el aliciente de una tradición medieval que ha perdurado durante siglos (Fernández Arenas, 1998; García Costoya, 1999b). “... la tumba del Apóstol Santiago, se convierte en el centro de la peregrinación europea, dándole al misterio cristiano una dimensión europea manifiesta en ese lugar concreto” (Plötz, 2003, p. 20).

En la difusión del culto por Europa influyó su creada fama como guerre-ro –Santiago Matamoros- y alcanzó a las clases superiores, creando, como indi-ca Manzanera (2004, p. 54), “una especie de prehéroe de la Reconquista católica contra el Islam. El Apóstol guerrero atrajo a príncipes, caballeros e incluso reyes galos”.

Pero en gran medida, los grandes elementos que movieron durante si-glos a las muchedumbres a trasladarse a su tumba en Galicia, fueron la condi-ción apostólica de su sepulcro y su antiguo poder taumatúrgico; en este sentido, según expone Martínez Sopena (1993, p. 20-23):

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“Se afirmaba que el santo devolvía la vista a los ciegos, oído a los sordos, palabra a los mudos, la vida a los muertos..., aparte de sanar a los aqueja-dos de gota y corregir a los jorobados y a los cojos; el Apóstol también li-beraba del demonio a los posesos y tenía un dominio especial con la ma-gia. Fue entonces cuando los propios peregrinos prestaron su atuendo al santo, que sería universalmente representado como uno de ellos, con su escarcela y su sombrero de alas anchas, su capa de esclavina y su bordón y, sobre todo, con sus conchas veneras que, recogidas en la costa próxima o compradas en las tiendas compostelanas, constituían el recuerdo más significativo del viaje y el emblema de todos los santiaguistas. Tal repre-sentación venía a transformar al propio Apóstol en un símbolo de las vir-tudes caritativas”.

Una amplia labor de propaganda del culto jacobeo recorrió Occidente inducida por Diego Gelmírez, obispo titular de la archidiócesis compostelana desde 1100, y potenciada por el apoyo papal y cluniciense. Su mejor exponente es el llamado Códex Calixtino o Líber Sancti Iacobi, por atribuirse su composición al Papa Calixto II, compendio de toda la literatura santiaguista y que se difun-dió por toda Europa. Aunque no se sabe con certeza cuándo se escribió, el ma-nuscrito de 225 folios con escritura del siglo XII, fue depositado en la catedral de Santiago de Compostela, donde permanece, hacia 1150. Gelmírez no debió ser ajeno, sino más bien inductor, a la redacción de esta obra que se convirtió en instrumento supremo de difusión y, hasta de propaganda, del culto a Santiago y de las peregrinaciones a la tumba del Apóstol (Bravo, 1997; Díaz y Díaz, 1988 y 2003; López Alsina, 1999; Oursel, 2003; Plötz, 2003).

Las actuaciones del obispo se dedicaron a engrandecer la sede composte-lana en todo lo posible y aumentar el poder propio y el de sus antecesores. Su excelente relación con el Papa Calixto II (de nombre Guido de Borgoña y que fuera Abad de Cluny, hermano de Raimundo de Borgoña, el Conde de Galicia) llega al momento cumbre cuando éste convierte en sede metropolitana a la igle-sia compostelana en sustitución de la emeritense, en el año 1120 (Bravo, 1997; Oursel, 2003). Durante la prelatura de Gelmírez se institucionalizaron las visitas de los reyes (tradición que aún hoy continúa con la ofrenda anual al Apóstol por parte de Juan Carlos I) y se dio el impulso definitivo para la construcción de la catedral de Compostela (Díaz y Díaz, 2003; Martínez Sopena, 1993).

El Líber Sancti Iacobi o Códice Calixtino es la última versión de una serie de libros de Santiago que se debieron originar a principios del siglo XII, redactán-dose en épocas diversas y en forma independiente hasta que fueron sometidos a una redacción o revisión final, según estima Bravo (1997). Éste, junto con otros autores como Díaz y Díaz (2003), considera que existen diversas teorías acerca de su autoría, y que se debe pensar en varios autores teniendo en cuenta que se trata de distintas partes, aunque un compilador debió organizar los distintos materiales preexistentes. Pero además, apunta Bravo (1997), hubo un último revisor o editor responsable de la actual forma de la colección. Se admite como autor al clérigo francés Aymeric Picaud, canciller del Papa Calixto II, que pro-

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curó recopilar, a instancias de éste, toda la información oportuna para engran-decer al Apóstol.

El Códex Calixtino es, por consiguiente, una miscelánea de temas que ilus-tra sobre la asombrosa traslación del santo cuerpo desde Palestina a Padrón y sobre las circunstancias que rodearon su definitiva sepultura, que narra las imaginarias campañas de Carlomagno para rescatar la tumba de los infieles, que refiere una larga lista de milagros de Santiago, así como diversas cuestiones de tipo litúgico. De esta forma, surge de la necesidad de explicar adecuadamen-te las razones por las que un Apóstol, del que apenas constaban datos, se encon-traba actualmente en Compostela, siendo objeto de un culto importante (Bravo, 1997; Díaz y Díaz, 2003; García Costoya, 1999a; González Sevilla, 1998; Herbers, 1995; Martínez Sopena, 1993; Ocaña, 1999). Esta obra consta de cinco secciones o libros:

I - Está compuesto de un Leccionario-Homiliario, de un Antifonario-Breviario y un Misal, conformados por un conjunto de sermones li-túrgicos y formularios para la liturgia de Santiago, con una gran can-tidad de elementos iconográficos y decorativos.

II – Es la colección de veintidós milagros debidos a la intercesión de San-tiago y realizados en diversas regiones de Europa.

III – Relata de la traslación del cuerpo de Santiago a Compostela, junto con una justificación de las celebraciones litúrgicas jacobeas y un pe-queño texto sobre las “caracolas” que los peregrinos se llevaban de Compostela como recuerdo.

IV - Conocido como la Historia de Turpín, atribuido al Obispo de Reims, Turpín, contemporáneo y colaborador de Carlomagno; narra las aventuras y vicisitudes jacobeas del Emperador y recoge la leyenda de Roldán, la popular “chanson de Roldán”; así pues el relato está ba-sado en tradiciones carolinas antiguas y ha sido generador de otras modernas.

V - Es la llamada “Guía del Peregrino” (Liber peregrinationis), que consta de veintiún páginas, mezcla de libro de viaje en el que se detallan las características de la ruta que conduce hasta el sepulcro del Apóstol, con información y advertencias a los viandantes. Es el primer libro de viaje o guía del peregrino jacobeo que se ha conservado, de entre los setenta y cuatro relatos de peregrinos a Compostela que se conocen hasta el siglo XVIII y consta de una segunda parte dedicados a la ciu-dad de Santiago, sobre todo a la Catedral.

Se trata de la primera descripción del Camino de Santiago, con plena vi-gencia en la actualidad, pues su trazado coincide plenamente con el denomina-do Camino Francés y ya, desde el 1079, se empleaba la expresión iter francorum (camino de los francos) para denominar esta ruta compostelana (La Coste Mes-selière, 2003; Manzanera, 2004; Plötz, 2003).

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Por otro lado, los primeros impulsos de la senda jacobea se debieron a las dificultades para peregrinar a Tierra Santa -a Palestina- por los diversos conflic-tos bélicos y a lo largo y difícil que resultaba el viaje en aquella época (Riu, 1989; Imaz et al., 2004). Aunque surgen varios centros de devoción en Occidente, co-mo el santuario de San Martín de Tours (Francia), Santo Tomás de Canterbury (Inglaterra), la basílica de los Reyes Magos en Colonia (Alemania) o el de San Pedro en Roma (Italia), numerosos fieles deciden dirigirse a Compostela, sur-giendo así como una peregrinación que García Costoya (1999b) denomina “su-plente”; pero pronto, apoyada por la amplia labor de propaganda del culto ja-cobeo, adquiere personalidad propia acaparando la esencia de la peregrinación cristiana. Como expresa Pascual (2004), este nuevo destino, pronto adquirió car-tas de nobleza y frente a la arqueología sacra de Roma y Jerusalén, Santiago iba a competir con leyendas, prodigios y milagros.

1.2.1.3.- Máximo esplendor de los Caminos a Santiago

Durante los siglos XII y XIII se consideran a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela peregrinaciones mayores (Herbers, 2003; Plötz, 2003). La de San-tiago se equiparó espiritualmente a las otras dos, trasladando la fiesta, que se celebraba el 30 de diciembre, al 25 de julio, para facilitar la venida de devotos. En 1122, el Papa Calixto II instauró un jubileo general cada año que esta fecha coincidiera en domingo, nace el Año Santo Compostelano. Su sucesor, Alejan-dro III, dicta durante 1179 en Viterbo la bula Regis Aeterna por la que se otorga indulgencia plenaria a quienes visiten el templo gallego en Año Jacobeo (Díaz y Díaz, 2003; García Costoya, 1999a; López Alsina, 1999; Martínez Sopena, 1993).

El peregrinaje a Compostela muy pronto estableció una especie de cir-cunvalación en la que estaban comprendidos los más célebres santuarios, tanto de Europa como de Oriente Medio y también de Roma que, según La Coste Messelière (2003, p. 301), “pasa a formar parte del mismo como arrastrada por una fuerza de atracción ideológica: el ‘Camino de Santiago’, conjunto de todos los caminos de Europa que conducen a los extremos confines de Occidente, a la tumba del Apóstol, invierte, en realidad, la antigua polaridad del centralismo de Roma”.

El medievalista Plötz considera que “el peregrinaje a Santiago de Compostela está íntimamente ligado al devenir del Occidente cristiano” (2003, p. 17). Fue tal su relevancia, que se convirtió en uno de los fenómenos más trascendentales de la península ibérica y jugó un papel destacadísimo en la articulación del espacio hispano (Manzanera, 2004).

Al comenzar el segundo milenio, Compostela es ya un importante centro religioso en Europa y adquiere gran fama más allá de los Pirineos, a la que con-tribuye la peregrinación de Guillermo V de Aquitania. Este soberano era uno de los hombres más importantes de su época en cuanto a relaciones internacionales se refiere y a este hecho se unía su enorme fervor religioso y devoción hacia el Papa. Por eso, al no realizar su visita anual a Roma y hacerlo al santuario galle-go, se entendió internacionalmente que Santiago era ya algo serio...; a partir de

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este momento no se podía vivir en el mundo cristiano de espaldas a Galicia (García Costoya, 1999b). “La peregrinatio ad limita Beati Jacobi representa un cambio en la historia de la peregrinatio cristiana. La figura central del culto no es Cristo, ni la cruz, ni la Iglesia, sino el Apóstol Santiago” (Plötz, 2003, p. 29).

Mientras la peregrinación va fraguando poco a poco en Europa, en Espa-ña se presenta cada día con más fuerza, siendo una realidad presente en la ma-yoría de los escritos de la época, que ya no sólo narran algunos viajes de impor-tantes personalidades a la ciudad del Apóstol, sino que se convierte en una constante y un elemento más de la vida medieval (García Costoya, 1999b).

Los diversos reyes cristianos mandaron construir puentes, calzadas, le-vantaron hospitales y patrocinaron monasterios e iglesias para el servicio de cuantos iban a abrazar a Santiago. Las ofrendas de los monarcas fueron imita-das por nobles y eclesiásticos y en los siglos XI y posteriores la ruta jacobea fue protagonista de una obra sin precedentes (García Costoya, 1999a; Martínez So-pena, 1993; Plötz, 2003; VV.AA., 2004b).

El ir y venir por el camino de Santiago propagó eficazmente las distintas influencias europeas, creciendo en torno al mismo las villas y ciudades en las que se establecieron los francos, dedicados al comercio y a la industria. Igual-mente, en torno a la ruta se situaron muchos de los centros desde donde se irradió la reforma eclesiástica a todo el país (Martínez Sopena, 1993; Oursel, 2003; Plötz, 2003).

Las medidas legislativas a favor de los peregrinos, no sólo de los españo-les sino también de los extranjeros, fueron promovidas, en primer lugar, por Alfonso VI de Castilla y León, quien en 1072 decidió suprimir el portazgo que se debía pagar a la entrada del reino de Galicia. El monarca fue el impulsor de un principio tan importante en nuestros días -en la Unión Europea del siglo XXI- el de libre circulación de personas y mercancías. En Navarra y Aragón, Sancho Ramírez actúa de forma similar suprimiendo también los dos portazgos por los que el Camino entraba y salía de su reino: Jaca y Pamplona (García Cos-toya, 1999a, Bermejo, 2001).

También el rey Alfonso X el Sabio, ya en el siglo XIII, estableció en el có-digo medieval de Las Partidas (1254), el cauce legislativo que protegiera a los peregrinos, y sus pertenencias, que se aventuraban alejándose de su medio, de su casa y de su familia por todo el Camino de Santiago. Estas leyes aseguraban su libre circulación, le dispensaban de pagar peajes, le libraban de la observan-cia de las leyes locales, le garantizaban la ejecución del testamento y le ponían bajo la protección directa del rey (Caucci von Sauken, 2003a; Ocaña, 1999).

Durante los siglos XIII, XIV y principios del XV, la ruta compostelana vi-ve su período de máximo esplendor. Es una época dorada para el Camino de Santiago, pues la Ruta está institucionalizada en toda la cristiandad. Ahora la procedencia de los peregrinos es de todo el mundo conocido -incluso traspasa las fronteras del Islam- y de variada clase social, porque ya se invocaba al Após-

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tol en muchas capillas, iglesias y altares de diferentes lugares. En estos siglos se puede hablar de una peregrinación de masas, pues todo cristiano, de cualquier estamento social, se plantea recorrer el conocido Camino de las Estrellas y las cifras de visitantes se superan año tras año. La imagen del peregrino jacobeo predomina en las calles y en las ciudades y pueblos del Occidente cristiano (García Costoya, 1999b; Herbers, 2003; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

Compostela se convierte en el centro espiritual y cultural de Europa du-rante la Baja Edad Media, siendo descrita por los cronistas árabes como la Meca de los cristianos. Así, en la primera mitad del siglo XII, un embajador del emir Alí Ben Yusuf informa que “es tan grande la multitud de peregrinos cristianos que van a Compostela y de los que vuelven, que apenas deja libre la calzada hacia Occidente”. Por otro lado, Al-Isidri, autor de la más grande Geografía de la Edad Media se refie-re de forma expresa a la iglesia de Santiago “adonde concurren los viajeros y se dirigen los peregrinos de todos los ángulos de la cristiandad” (Díaz Fernández, 1999, p. 20). Definitivamente, el culto al Apóstol Santiago había traspasado todas las fronteras y todos los cálculos que previamente su hubieran podido efectuar. La Europa que observan los musulmanes, es sencillamente la cristiandad que ca-mina hacia Santiago (García Costoya, 1999a).

Existen, sin embargo, pocos trabajos de investigación en relación con este periodo bajomedieval de la peregrinación compostelana. No obstante, según Plötz (2003), se puede comprobar que en el siglo XV se publicó mucha más in-formación acerca de los que iban a abrazar al Apóstol, que en los siglos anterio-res o posteriores. Según los datos, es precisamente en el siglo XV cuando la tra-dicional peregrinatio francesa tiene un gran auge. Los concilios de Constanza (1414-1418) y Basilea (a partir de 1431) dan un nuevo impulso a la peregrinación desde la Alemania central y meridional que se incrementa de manera conside-rable. Incluso a comienzos del siglo XVI se puede advertir la presencia de nu-merosos viajeros procedentes de Danzig y Reval. Desde Hamburgo (en los años 1506 y 1510) y Stralsund (en 1508 y 1518) partieron barcos para Galicia con cen-tenares de devotos a bordo. Desde casi todas las regiones de Europa afluían personas a Compostela para venerar a su santo patrón.

El peregrinaje adquiere una dimensión diferente, una cierta revaloriza-ción que se manifiesta principalmente en Alemania durante el siglo XV e inicios del XVI, pero también en otros países europeos, como Inglaterra. Las peregrina-ciones, tanto la de Jerusalén como la de Compostela, conocen un apogeo inusi-tado y no sólo gracias al peregrino común (Herbers, 2003; Plötz, 2003).

1.2.1.3.1.- Ciudades, economía y comercio

Las facilidades para viajar, fruto del desarrollo tecnológico-económico y de las reformas sociales y judiciales, así como iniciativas y transformaciones por parte de la Iglesia, y el aumento del número de hospitales que posibilitó una mayor atención a los viajeros, convirtieron a la peregrinación en un fenómeno de masas (Martínez Sopena, 1993).

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El Camino de Santiago fue, a la vez que una vía de manifestación religio-sa, una ruta de comercio internacional que puso en contacto dos ámbitos eco-nómicos tan diferentes como el hispano-musulmán y el cristiano feudal. Supuso la entrada de corrientes nuevas de pensamiento y manifestaciones artísticas, pero también la difusión más allá de los Pirineos de elementos ibéricos (Imaz et al., 2004). Las ciudades más importantes entraron, rápidamente, a formar parte de la complejidad creciente de las rutas de comercio (Martínez Sopena, 1993; Valdeón, 2000).

Con la peregrinación surgieron nuevas villas, nuevos asentamientos de emigrantes francos y un intercambio cultural sin precedentes. Gracias al gran despliegue propagandístico que fomentaba el culto a Santiago, Compostela se consolidó como un activo centro episcopal, pero también comercial. El Camino conlleva una gran importancia económica. Al margen de los creyentes, también fue recorrido por otros muchos, movidos por el dinero y no por la devoción, aprovechándose del trato de favor dado a los peregrinos. Así mismo, aumenta-ron los lugares de cambio de moneda, se comerciaba con vino y pescado, con paños, tejidos y cera, se establecieron mercados y ferias, se edificaron hospede-rías y monasterios, beneficiando así a los constructores. El movimiento continuo de gentes y los florecientes negocios alentó a mercaderes y artesanos, sobre todo extranjeros, a asentarse en distintos lugares a lo largo de la ruta, de manera que se desarrollan muchas poblaciones, van naciendo burgos y ciudades -coincidiendo con los principales lugares de parada del itinerario- como Logro-ño, Nájera, Sto. Domingo de la Calzada, etc. Algunas, como Burgos y León, se llenaron de tiendas y talleres de mercaderes y artesanos, y los reyes, que esta-blecieron unos marcos jurídicos privilegiados, les conceden fueros para favore-cer su desarrollo. En las ciudades ya existentes se forman barrios de francos que les dan un carácter más urbano. En éstas va a nacer una nueva clase social, la burguesía, y con ella nuevos problemas sociales, plasmados en los enfrenta-mientos contra los señores feudales. El rosario de ciudades que jalonaban el Camino había llegado a su plenitud en el umbral del siglo XIII, convirtiéndose en grandes núcleos de población (Imaz et al., 2004; Manzanera, 2004; Martínez Sopena, 1993; Plötz, 2003; Valdeón, 2000; VV.AA., 2004b; Vázquez de Parga, Lacarra y Uría, 1993).

En la Edad Media las vías jugaron un papel urbanizador, pues como ten-dencia dominante, más que como regla general, en la “Revolución Comercial” del medievo fueron los itinerarios los que crearon las ciudades, mientras que en la “Revolución Industrial” ocurrió al revés: fueron las ciudades las que favore-cieron la creación o el desvío de las rutas (Soria y Puig, 2003; Valdeón, 2000).

1.2.1.3.2.- Las Órdenes de caballería

Los caminantes medievales eran aterrorizados por diferentes tipos de pe-ligros: los naturales (nevadas, lluvias, bosques impenetrables, lobos...) y los humanos, es decir, los salteadores de caminos, los maleantes y pícaros... Ade-más de los robos, otro problema que manchaba el buen nombre de la ruta jaco-

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bea era el uso, con fines lucrativos, del peregrinaje como tapadera. Bajo su ves-timenta se escondían, a menudo, desaprensivos que timaban a los viandantes a Santiago, cobrándoles peajes y toda clase de impuestos (Díaz Fernández, 1999). Respecto al timo, Manzanera (2004, p. 57) cita las palabras del caballero alemán Arnold von Harff que llegó a Santiago en el siglo XV y se quejaba así:

“Además, tienes que abonar un pago adicional por los bancos, sillas, toa-llas y sábanas que te dan al llegar. A fin de cuentas España es un país desagradable. Cuando estuve en Turquía no me timaron tanto como en la España cristiana”.

Naturalmente no todas las personas eran iguales, ni a la gente siempre les agradaban estos extranjeros que cruzaban por su territorio. Existe toda una literatura que recuerda los abusos y malos tratos de los posaderos, las violen-cias de los bandidos, los atropellos que sufrían, las hostilidades nacionalistas y religiosas, pero también las peleas entre peregrinos, las estafas y las vilezas. Una de sus consecuencias fue la difusión de la costumbre de viajar en grandes grupos durante las épocas más difíciles o por las zonas más peligrosas (Caucci von Sauken, 2003a).

“Para asegurar a aquella riada de peregrinos que fluía continuamente era necesario mantener un paso franco, cuarteles militares encerrados en cas-tillos, hospitales para curar el cuerpo, monasterios para cuidar el alma, posadas para dormir sin sobresaltos, una policía que ordenara el tráfico y vigilara los caminos...” (Martín, 2004, p. 181).

El 1 de agosto del año 1171, el Rey Alfonso VIII, de acuerdo con el Papa Alejandro III, crea oficialmente la Orden de los Caballeros de Santiago, para vigilar los caminos y proteger a los peregrinos de los asaltantes, entre otros ob-jetivos, a los que también se dedicaba la Orden del Temple, fundada en 1119, reconocida por la Iglesia en 1128 y suprimida en 1312. La orden de Caballería de Santiago, inicialmente denominada Cofradía de Sancte Iacobe y sus miem-bros “freires de Loio, de Santiago y de Uclés”, se fundó en el monasterio de Santa María de Loio en el año 1030, según carta fundacional guardada en el Archivo General de la Orden, aunque su definitiva organización se produciría en 1171. En este año, el Arzobispo Pedro Gadasteiz entregó en el templo compostelano al primer maestre de la orden, don Pedro Fernández de Fuentecalada, la bande-ra con la Cruz Bermeja en forma de espada y puño de flor de lis. Junto al maes-tre, otros trece caballeros juraron defender la fe en nombre del Apóstol. En su juramento, según cita González Sevilla (1998, p. 21), se comprometieron a “no lidiar contra cristianos ni facer ningun mal o ninguna de sus cosas e a desamparar las cosas deste siglo dexando las preciosas vestiduras a complidura de los caballeros e las cosas en que había vanidad e a lidiar contra los infieles” (Aquesolo, 2002; González Sevilla, 1998; Llop, 2004; Martín, 2004; VV.AA., 2004e).

Con el paso del tiempo la Orden se convirtió en un privilegio que el rey concedía a caballeros de alta nobleza; así, fueron santiaguistas personajes tan destacados como: Fadrique de Trastámara, Álvaro de Luna, Beltrán de la Cueva

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y Diego de Velázquez, el extraordinario pintor que se autorretrató en el cuadro Las Meninas con la cruz de Santiago (Martín, 2004).

Surgen a lo largo de todos los itinerarios a Santiago, las principales Ór-denes militares y hospitalarias para sostener y defender el peregrinaje, entre las que destaca notablemente la labor del Císter –los benedictinos-. En el siglo XIII, además de las casas o los conventos esporádicos, como la de los Antonianos o la de Altopascio o del tau, son especialmente los templarios o los hospitalarios de San Juan los que tienen casas, hospitales y encomiendas prácticamente a lo lar-go de todo el Camino. Una presencia que, tras la supresión del Temple, siguió ejerciendo la Orden de San Juan, llamada después de Malta, que tuvo largo tiempo propiedades en Cizur Menor, Puente la Reina, San Nicolás de Puente Fitero y en la otra orilla del Pisuerga, en Itero de la Vega, Población de Campos, Hospital de Órbigo y Portomarín. Además, los peregrinos también podían alo-jarse en una extensa red de grandes y pequeños hospitales nacidos por iniciati-va de las cofradías, las corporaciones y a menudo incluso de particulares (Cauc-ci von Sauken, 2003a; García Costoya, 1999a; Martín, 2004).

1.2.1.3.3.- El final de la época dorada

Se agotan los años del medievo... y nuevas épocas se abren paso. El fe-nómeno peregrinatorio experimenta cambios en sus modalidades e intenciones.

“Este nuevo apogeo de la peregrinación a Compostela, en los albores del Renacimiento, se debe a unas transformaciones trascendentales. La defi-nición de peregrinattio fit tripliciter voluntarie, ex voto, et ex poenitentia, que aparece en las Siete partidas en las postrimerías del siglo XIII, tan só-lo tiene una vigencia parcial, ya que no hace justicia a las nuevas exigen-cias del siglo XV y comienzos del siglo XVI. De una forma mucho más intensa que en épocas anteriores el peregrino emprende su camino per condemnationem et delegationem –por condena o penitencia y por delegación, por otra persona-” (Plötz, 2003, p. 30-31).

Aparece, con el siglo XV, una nueva tipología de peregrinos: el caballe-resco y los grupos de aristócratas para los cuales el peregrinaje no representa sino una diversión, una aventura más (el último grito, una moda) de la Corte; surgen un nuevo tipo de viajeros, los turistas, los acaudalados patricios para los cuales la visita a Santiago es una disculpa para conocer nuevos países y cos-tumbres, además de frecuentar cortes extrajeras en las que lucir su valor en la convocatoria de torneos (Cuende, 2001; Plötz, 2003).

Las acciones caballerescas manifiestan la pérdida de valores que en su día inspiraron la peregrinación. Por ejemplo, Hinault de Werchin al iniciarla, reta a cualquier caballero que le obligue a desviarse a lo largo de todo su cami-no. Otra muestra la tenemos en Suero de Quiñones, que en el año jubilar de 1434, mantuvo el “Passo Honroso” sobre el río Órbigo, en el que desafiaba a cuantos caballeros cruzasen el puente. Diciéndose “prisionero” de una dama, había hecho saber por heraldos que lograría su “rescate” si quebraba trescientas

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lanzas, como estableció el concierto hecho en nombre de Santiago. Las justas comenzaron el diez de julio y se prolongaron más de un mes, en los que Suero de Quiñones y nueve de sus caballeros se batieron con ciento sesenta y seis, es-pañoles, portugueses, franceses, alemanes e italianos. Cuando acabó la liza, los diez fueron a dar gracias a Compostela (Caucci von Sauken, 2003a; Cuende, 2001; García Costoya, 1999b; Martínez Sopena, 1993; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

En esta época las peregrinaciones de penitencia se multiplican. Los tri-bunales civiles mandaban a miles de personas en peregrinatio penealiter causa y pequeños maleantes y delincuentes llenaron las rutas de Europa. Las sentencias se referían a toda clase de delitos, desde asesinatos y robos hasta insultos y ofensas. En la ciudad de Mechelen, por ejemplo, bastaba con provocar un alter-cado ruidoso por la noche para que el culpable fuera enviado a Compostela. Sin duda esto no contribuía a dignificar la peregrinación. Ni tampoco la peregrinatio delegata, por delegación, que llevó a más de un mendigo a hacer negocio al sus-tituir a las personas que por motivos de penitencia tenían que ir hasta Compos-tela. De esta manera, personas que voluntaria e involuntaria recorrían la ruta jacobea se encontraban con verdaderas avalanchas de mendigos y riadas de va-gabundos desocupados o con trabajos esporádicos (Plötz, 2003).

Surgen bandos municipales en toda Europa que reflejan esta tendencia, tanto en Douai, en el Tirol o en la misma Compostela. Sirva como ejemplo el decreto del consejo de la ciudad de Berna, situada en la ruta que conducía a Francia pasando por Einsiedeln, en el año 1523:

“Die Lands-, Kriegs undJacobsbettler, Husier, Heiden... und derglychen Leut hinweg zu senosie nit behusen. Beherberqen noch Unterschlouf ge-ben (que no reciban en sus casas ni den cobijo a mendigos del país, de la guerra y de Santiago, ni tampoco a vendedores ambulantes, ni a paganos o gentes similares)” (Plötz, 2003, p. 31).

1.2.1.4.- Decaimiento de la ruta jacobea

Conforme avanza el siglo XV comienza el decaimiento, el retroceso en las peregrinaciones, debido, entre otros aspectos, a las continuas guerras y a las epidemias que afectan a la sociedad de la época, como la peste negra. La des-humanización de las relaciones entre las personas, fomentada por el naciente espíritu racionalista y la creciente pérdida del sentimiento religioso, hace que algunos llamados caballeros aprovechen las ausencias de sus vecinos que están en peregrinación a Compostela, para expoliar sus tierras y bienes, amparados en la supuesta autoridad delegada que manifiestan tener. A raíz de la crisis de la peregrinación en esta época, comenzó a promocionarse, por parte de la Igle-sia, el jubileo del Año Santo Compostelano para mantener vivo el auge de Compostela, aunque fuese una vez cada varios años. También la monarquía -el rey Juan II de Castilla en este caso- participa en esta promoción propagandísti-ca, pues la muerte de la ruta jacobea perjudica negativamente al reino y a la la-bor conquistadora (García Costoya, 1999b; Ocaña, 1999).

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En el siglo XVI la aparición de la Reforma protestante supone un duro golpe..., una más de las razones de la decadencia. Son horas bajas para el Cami-no de las Estrellas. Erasmo de Rotterdam (1467-1536), mediante sus escritos, expresa claramente su escepticismo y su actitud crítica ante las peregrinaciones, aunque permaneciera fiel a la ortodoxia católica. Su pauta de conducta se con-virtió en el inicio del decaer peregrinatorio en general. No las condena en tanto procedan de intenciones espirituales puras, pero trata de convencer de la inuti-lidad de las manifestaciones costosas y ostentosas, abogando en cambio por el interiorismo y el abandono tranquilo. Trata de borrar los símbolos exteriores de los devotos, fustiga la creencia supersticiosa de las reliquias y predica salvar el alma por las buenas obras y no por los viajes, si no están basados en el amor y la buena fe. Su crítica se extiende también a la veneración de los santos y las indulgencias. Pero el golpe definitivo llegó de la mano de la Reforma y el Con-cilio de Trento, de los siglos XVI al XVIII. Por parte de los reformadores se muestra un rechazo general a todas las peregrinaciones (Herbers, 1995; Ocaña, 1999).

Se suceden ataques por parte de la “centroeuropa” contraria a Roma y especialmente por Lutero, que critica cruel y profundamente el valor y signifi-cado mismo de la peregrinación, atribuyéndole carácter de inutilidad absoluta y desaconsejando su práctica. Estas afrentas se constituyen en esenciales en el decaimiento de la ruta a partir de esas fechas. Desde 1518 hasta 1545 emplea toda su fuerza dialéctica para denostar y desaconsejar la práctica de la peregri-nación en general y la de Santiago en particular; así, en su ensañamiento, Luce-ro cita en sus escritos doscientas setenta y cinco veces a Santiago y su itinerario con motivos descalificatorios, demostrando que el Camino de Santiago era una de sus principales preocupaciones y demostrando a la vez el arraigo que tenía el mismo en los países centroeuropeos (Bravo, 1997; Carandell, 1999; Díaz Fer-nández, 1999; Imaz et al., 2004; Manzanera, 2004; Ocaña, 1999).

En consecuencia se deja de acudir a Santiago desde los países reformado-res del norte de Europa, que eran los de mayor volumen en la ruta. El Concilio de Trento (1545-1563) impone restricciones en la exteriorización de la fe, que no significa la desaparición de la peregrinación pero sí su depreciación (García Costoya, 1999b; Herbers, 1995; Ocaña, 1999; Van Herwaarden, 2003).

A esta decadencia se unen dos factores puramente españoles. Por un la-do, la Santa Inquisición duda de todo peregrino alemán que se dirige a Com-postela, con las terribles consecuencias de sus habituales métodos; y por otro lado, la picaresca española hace acto de aparición en la escena y muchos vagos y rufianes se aprovechan de los que van a Santiago o se disfrazan de ellos, son los llamados falsos peregrinos permanentes. Añadir también, que durante este si-glo XVI la corona no manifiesta gran interés por las peregrinaciones, pues una vez perdidas las guerras de religión de Carlos I, los intereses de los sucesivos monarcas se centraron en explotar al máximo el nuevo continente, América –también lugar de expansión de la cultura santiaguista, donde la devoción al

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Apóstol arraigó profundamente-, y a mantener los ya pocos territorios esparci-dos por la geografía europea (Díaz Fernández, 1999; García Costoya, 1999b; Plötz, 2003; Uría Maqua, 2003).

Otros factores incidieron en este decaimiento, como la Guerra de los 100 Años y otras guerras centroeuropeas, la Revolución Francesa, unidas a la inse-guridad religiosa que se vivía en cofradías e instituciones religiosas de toda Eu-ropa. Pero ya a finales del siglo XV comenzó la crítica general a las peregrina-ciones, no solo a la de Santiago, sino a todas, desaconsejando cada vez más esta práctica como factor religioso preponderante. Ello supondría, naturalmente, la merma de las posibilidades de dirigirse a Santiago, que habría de notar el bajón de fieles, sobre todo extranjeros (Plötz, 2003).

Las cofradías de los territorios flamencos, de Francia y de las regiones ca-tólicas de Alemania y Suiza, seguían con su devoción al culto jacobeo y conti-nuaban apoyando la peregrinación a Santiago. Por ejemplo, continúa exponien-do Plötz (2003), en los años 1628-1632, más de doscientas ochenta peregrinos jacobeos recibieron de parte de la cofradía jacobea, en el Maubeuge francés, el importe para poder cenar y dormir durante una noche. También los numerosos refugiados de Irlanda, que huían de la opresión del régimen de Cromwell bus-cando refugio en Compostela, atestiguan la trascendencia de la tumba apostóli-ca para los católicos europeos.

Con la recuperación de la confianza en sí misma, tras el Concilio de Tren-to, la Iglesia contribuyó de forma esencial a superar la crisis. El decreto respecto a la veneración de santos y reliquias, aun careciendo de referencias a la peregri-nación, contenía una base suficientemente sólida para defender su práctica. Asimismo, se acaban las guerras que durante largo tiempo habían sacudido la Europa Central y Occidental y las rutas de tránsito se vuelven más seguras, lo cual favorece la antigua peregrinación europea que desde mediados del siglo XVII conoce un auge considerable. La ruta santiaguista, recuperando su forma originaria de devoción religiosa, tiene ahora unas características más modestas, pero también más sinceras. En el año 1717 afluían de nuevo una considerable cantidad de caminantes. El siglo anterior a la Revolución Francesa marca un nuevo apogeo, manteniendo un nivel relativamente alto hasta poco antes de mediados del siglo XVIII, tal como puede deducirse por unos datos cronológi-cos referentes a la ayuda financiera que la ciudad de Compostela ofrecía a los peregrinos necesitados durante el período de 1603 a 1777 (Carandell, 1999; Her-bers, 1995; Imaz et al., 2004; Manzanera, 2004; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

El Renacimiento acabó con la supremacía eclesiástica sobre la corona. A raíz de la explosión enciclopédica de la Ilustración, la iglesia pasó de ser un po-der paralelo a convertirse en el enemigo. Como indica García Costoya,“esta ten-dencia, fomentada, conservada y continuada por las estructuras masónicas, presentó a la iglesia como el enemigo y la combatieron desde todos los extremos” (1999b, p. 67).

A mediados del siglo XVIII la visita de los viajeros jacobeos disminuye ostensiblemente. La situación política de Europa desempeña también ahora un

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papel decisivo. Tanto la guerra de sucesión de Polonia (1733-35) como la de Austria (1740-48) desaniman a la mayoría de los europeos a Compostela. Lo mismo puede decirse para los primeros años de la Guerra de los siete años (1756-63). No obstante, las Actas Capitulares del archivo catedralicio de Santiago, que contienen los datos de los años 1671 hasta 1777, atestiguan la procedencia de los devotos que llegaron desde el extranjero en la segunda mitad del siglo XVIII, constando la afluencia de gentes procedentes de Italia, Portugal, Inglate-rra, Polonia, Lituania, Hungría y del Líbano, durante el citado período, preci-samente en los años que siguen a los acontecimientos bélicos anteriormente mencionados. De nuevo aparecen los falsos peregrinos en los caminos europeos a Galicia: parados y vagabundos, deudores de impuestos y mendigos, se benefi-ciaban de las instituciones caritativas situadas en el Camino y que ahora cono-cen tiempos prósperos (Caucci von Sauken, 2003a; Herbers, 1995; Plötz, 2003).

Un documento del siglo XVIII, la Veridicia Storia de Nicola Albani, según redacta Díaz Fernández (1999), testimonia que en esos momentos junto a los peregrinos existían un gran número de mendicantes, tramposos, pícaros y la-dronzuelos. Éstos adoptaban el disfraz de aquellos que se dirigían a Santiago por devoción, con la intención de beneficiarse de las franquicias que los otros disfrutaban y ganarse la vida a costa de las limosnas y la caridad con que los ciudadanos de bien atendían a los auténticos peregrinos. Para combatir este fraude, ya desde el siglo XVI los reyes y muchos ayuntamientos dictaron orde-nanzas que penaban estos comportamientos. Así por ejemplo, este mismo autor (Díaz Fernández, 1999, p. 38) recoge un extracto de las ordenanzas municipales de Santiago de Compostela del siglo XVIII:

“Por cuanto con pretexto de devoción al santo Apóstol y la peregrinación a su templo, sirven a muchos forasteros a que, mal dispuestos, vienen a ser tunantes y vagantes que movidos de verdadera devoción, lo que se demuestra en que suelen avecindarse en esta ciudad para usufructuar las copiosas limosnas que reparten los fieles en perjuicio de los verdaderos pobres, manteniéndose continuamente en traje de peregrino, y con poco o ningún arreglo de costumbres; por tanto se manda que tales peregrinos que luego entren en la ciudad presenten inmediatamente a las justicias sus pasaportes, y en el término de tres días el certificado de haber cumpli-do con las diligencias espirituales, y saliendo luego de esta ciudad y sus arrabales a sus respectivos países, penas a los contraventores de que a los hombres se les arrastrará a la cárcel y a las mujeres al Hospicio”.

En vísperas de la Revolución Francesa vuelve a descender la afluencia de devotos, aunque seguía siendo popular y tenía una considerable resonancia eu-ropea. Numerosos peregrinos iban a Compostela sin inmutarse por las discu-siones intelectuales acerca del origen histórico del culto jacobeo o por el pensa-miento de la Ilustración que había trascendido también a España. Debido a los considerables ingresos por el Voto de Santiago, la catedral se beneficia de un impulso de renovación que culmina en una reestructuración arquitectónica. La basílica más grande de la cristiandad, la obra cumbre del Románico, fue dotada,

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desde los años 1738 a 1750 de una fachada occidental de una impresionante ma-jestuosidad, con dos torres de setenta metros de altura. Esta fachada representa una de las creaciones más grandiosas del barroco europeo (Plötz, 2003).

La estrategia de los movimientos ilustrados para implantar sus teorías era la supresión de las clericales, perdiendo éstos el monopolio de la educación y la cultura. La Iglesia se convirtió así en el enemigo a batir y con ello las reli-quias y las historias milagrosas de los santos. La influencia del Apóstol desapa-reció prácticamente de Europa y de España y el ataque contra estas institucio-nes dedicadas a los peregrinos no se hizo esperar. Con la llegada al poder de José Bonaparte soplará un viento nuevo y adverso para la Iglesia española. Se suprime la Inquisición, se reduce a una tercera parte el número de monasterios y se elimina el tributo de fe destinado al Voto de Santiago. El dominio francés no durará mucho, sin embargo las corrientes revolucionarias influirán en el pos-terior desarrollo político (García Costoya, 1999b; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

Durante el siglo XIX, nuestro país se vio inmerso en debates internos de diversa índole: Guerra de la Independencia, Absolutismo y Liberalismo, Pro-nunciaciones Militares, Intervencionismo de la Santa Alianza, Cuestión Suceso-ria, Guerras Carlistas, Desamortización, Pronunciamientos Militares, Sexenio Revolucionario, República Federal, Restauración..., que obviamente, relegaron cualquier ambiente de pasión jacobea. Una ley promulgada el 1 de octubre de 1820 dispone la supresión de monasterios, hospitales e instituciones parecidas; debido a ellos, en el año 1821 se disolvieron más de doscientos ochenta monas-terios, colegios y hospitales, de los cuales desaparecieron veintisiete sólo en Burgos, una de las etapas importantes de la ruta santiaguista. En este siglo la crisis llega hasta tal punto que el 25 de julio –día de Santiago Apóstol- de 1867 apenas había 40 peregrinos en Compostela (Carandell, 1999; García Costoya, 1999b; Imaz et al., 2004; Manzanera, 2004; Ocaña, 1999; Plötz, 2003; Pombo, 2003). Pugliese (1997, p. 208) es más precisa en sus datos y tras el análisis de la documentación manuscrita existente –que hace referencia al siglo XIX-, ha lle-gado a indicar que entre 1802 y 1905, ambos inclusive, llegaron a Santiago 17.090 peregrinos, habiendo años en que la afluencia fue de cero: “En 1812, En 1813 no hubo peregrinos entra.os. 1 en el año 1814”.

1.2.1.5.- Periodo de revitalización de las peregrinaciones a Compostela a finales del siglo XIX

A finales del XIX sucede un período de revitalización del Camino de las Estrellas, cuando en 1875 Miguel Payá y Rico es nombrado prelado de la sede metropolitana de Compostela. En 1878 ya es cardenal y tiene intención de res-taurar la catedral de Santiago, aunque, según expone García Costoya (1999b), su intención era redescubrir el sepulcro del Apóstol. La tradición había transmiti-do que éste se encontraba debajo del altar mayor y el cardenal-arzobispo encar-gó los trabajos de excavación a un grupo de especialistas encabezados por el canónigo López Ferreiro. Tras varios intentos infructuosos, al levantar el piso del altar mayor hallaron las tres tumbas, pero... cuál sería su sorpresa al descu-

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brir que estaban vacías. ¿Por qué no había nada en el sepulcro? Los restos y evidencias encontradas indicaban que el traslado de la sepultura se había reali-zado a finales del siglo XVI, auque parece ser que anteriormente ya se habían descubierto las tumbas vacías, en 1669, año en el que se llevaron a cabo una se-rie de obras para modificar el altar mayor, y en el que tras el “terrible” hallazgo la Iglesia decidió silenciarlo para preservar así su influencia. No obstante, los excavadores de López Ferreiro prosiguen la búsqueda antes de darle publicidad a la noticia. Finalmente, tras diversas investigaciones y en una nueva excava-ción hallaron un osario con los restos de tres varones. Desde el principio el ar-zobispo y el cabildo creyeron que eran los restos humanos de Santiago y sus dos discípulos, Teodoro y Atanasio; se redescubrían, finalmente en 1879 (Ce-brián, 1999; García Costoya, 1999b; Pombo, 2003; VV.AA., 2004b).

Aún hoy en día sigue desconociéndose la causa exacta del traslado de las reliquias al osario secreto. Por un lado, se cree que cuando el pirata inglés Fran-cis Drake, llamado “corsario” por servir a los intereses políticos y económicos de la “Pérfida Albión”, atacó las costas gallegas, con intención de saquear las mismas, así como los restos del Apóstol, pues ello suponía minar los organis-mos que apoyaban al Papa de Roma, su rival político y religioso tras la ruptura eclesiástica de Enrique VIII, los canónigos del cabildo compostelano decidieron esconder los restos de Santiago. La otra teoría defiende que cuando Felipe II estaba terminando El Escorial quiso llevarse a su monasterio las principales re-liquias del Reino y, aunque no hay constancia oficial de si llegó a solicitar el traslado, el cabildo decidió vaciar el sepulcro para evitar esta “expoliación” (Cebrián, 1999; García Costoya, 1999b).

Tras un proceso canónico diocesano de cuatro años de duración y en el que se realizaron diversos estudios de verificación a todos los huesos encontra-dos, el 12 de marzo de 1883 el cardenal Payá y Rico decretó, según cita García Costoya (1999b, p. 74):

“Canónicamente declaro que las mismas verdadera y realmente pertene-cen a los cuerpos del santo Santiago Apóstol Zebedeo, hermano de san Juan Evangelista y de sus discípulos los santos Atanasio y Teodoro, y que por tanto son dignas de culto religioso, según lo prescrito por la Iglesia, y del honor de los altares”.

A continuación fueron declarados como auténticos, anunciando además la restauración de las peregrinaciones, por el Papa León XIII mediante la bula Deus Omnipotens el 1 de noviembre de 1884. Este suceso dio nuevos bríos a la peregrinación, sobre todo en los Años Santos, aunque, a pesar de la nueva afluencia de fieles de casi todas las partes de Europa, incluso el rey Alfonso XIII acudió dos veces a Compostela en los años 1904 y 1909, no se volvió a las épo-cas de esplendor. Según la Enciclopedia española del año 1927, citada por el medievalista Plötz (2003, p. 36), “desde hace dos siglos los peregrinos visitan la ciu-dad sólo en épocas determinadas y tan sólo en la festividad de Santiago ofrece la ciudad de Compostela la extraordinaria animación de sus mejores tiempos”.

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La posterior evolución de las visitas a la tumba del Apóstol está marcada por las transformaciones políticas, pues los sucesivos sistemas políticos en el poder evocan a Santiago –rememorando épicas medievales- aprovechándose de la imagen del santo para sus intereses. Pero desde la Edad Media no se había utilizado la figura de Santiago tan intencionadamente como durante las cuatro décadas del gobierno de Franco, afirma Plötz (2003), con el fin de garantizar los valores ideológicos de la política del Estado. Desde el decreto nº 325 del 21 de julio de 1937, según el cual el Apóstol gallego es reinstaurado como “Santo Pa-trón de España”, hasta las ofrendas de la nación que el jefe de Estado entrega personalmente en los Años Santos Compostelanos, se hace todo lo posible para mostrar a la opinión internacional cuán arraigado está el gobierno español en las tradiciones europeas. Pero la antigua peregrinación de carácter europeo quedó reducida, salvo pequeñas excepciones, a un asunto interno español.

Todavía en el Año Santo de 1971, asegura el mencionado historiador, Plötz (2003, p. 36), la prensa habla de miles de peregrinos que “procedentes de diversas provincias insulares, peninsulares y africanas” aclamaron al jefe del Estado español durante su visita. En cambio no se mencionan a visitantes de más allá de los Pirineos. En las décadas, anterior y posterior, a la Segunda Guerra Mun-dial, el Camino a la tumba apostólica, según la interpretación cristiana del me-dievo, era casi inaccesible para el peregrino. Corrientes nacionalistas, guerras y crisis mundiales, la división de Europa en bloques ideológicos, una seculariza-ción progresiva de la sociedad y el aislamiento de España en época de Franco, son tan sólo algunos de los factores que no beneficiaban en absoluto la ruta ja-cobea (Cuende, 2001; Plötz, 2003).

Así pues, las citadas circunstancias y sucesos configurarían un descenso lento... desde finales del siglo XV y durante las centurias posteriores... quedan-do relegado a un plano secundario el más importante de los vínculos históricos y culturales de toda la historia de la cristiandad... hasta la actualidad, hasta la era postmoderna...

1.2.2.- La cultura en la ruta jacobea

El Camino de Santiago se constituyó en una idea religiosa y un proyecto político, resultando un espacio físico y una “empresa” que se convirtió en la principal arteria de comunicación e intercambio cultural de la Edad Media, pues debido a la peregrinación compostelana se construyeron iglesias, monaste-rios, hospitales, puentes... y surgieron nuevas ciudades. Por esta ruta viajaban frailes, cruzados, pastores, juglares, sabios, embajadores y caballeros..., y con ellos manuscritos, reliquias, estilos artísticos, leyendas, lenguas, modas,... Todo ello supuso un intercambio cultural sin precedentes (García Costoya, 1999a; Manzanera, 2004; Martínez Sopena, 1993; Plötz, 2003; VV.AA., 2004b; Vázquez de Parga et al., 1993).

A través de diversas investigaciones se puede comprobar que toda la Eu-ropa cristiana posee vestigios del culto jacobeo en las distintas manifestaciones

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del arte (arquitectura, ingeniería, escultura, pintura, iconografía, música, litera-tura, etc.); son estudios desarrollados por historiadores y medievalistas de toda Europa, que van desde los realizados por los prestigiosos Vázquez de Parga, Lacarra y Uría en los años cuarenta, a los más actuales llevados a cabo por Al-mazán (1995), Barret y Gurgand (1982), Bravo (1997), Caucci von Sauken (2003a y 2003b), Chao (2003), D’Onofrio (1999), Díaz Fernández (1999), Díaz y Díaz (1988 y 2003), Falke (1994), Fernández Arenas (1998), Gai (2003), García Costoya (1999a y 1999b), Herbers (1995 y 2003), Krötzl (2003), La Coste Messeliére (2003), Lomax (2003), López Alsina (2003), Martínez Sopena (1993), Menaca (1995), Moralejo (2003), Oursel (2003), Plötz (2003), Soria y Puig (2003), Stalley (1998), Van Herwaarden (2003) y Villanueva (2003), entre otros.

La cultura arqueológica es la base de todo el fenómeno de Santiago, des-de el descubrimiento del sepulcro hasta la construcción de las diversas iglesias que se fueron sucediendo. Toda la cultura románica, gótica, renacentista, barro-ca y moderna edificó templos en honor de Santiago. Pero una de las principales contribuciones a la cultura occidental fue servir como medio de difusión del arte románico -que se ha definido como el estilo de la peregrinación-, destacando principalmente la arquitectura que se desarrolló en los siglos de pleno apogeo de la peregrinación, el XI y el XII, como prueban los diversos templos que jalo-nan la ruta jacobea y que son hoy en día uno de los atractivos del Camino (Manzanera, 2004; Ocaña, 1999; VV.AA., 2004b).

El origen del estilo románico es francés y se difundió por los reinos cris-tianos occidentales a través de dos medios, las rutas de peregrinación a los San-tos Sepulcros (el Camino de Santiago en España) y por los monjes cluniacenses de la Orden benedictina. Es un arte esencialmente religioso, al servicio de la Iglesia, fruto de la espiritualidad de la época y del desarrollo monástico (VV.AA., 2004d).

Desde el punto de vista exclusivamente arquitectónico, el románico fue un esfuerzo continuo por construir templos perdurables con la mayor grandeza posible. Se caracteriza por la pureza de líneas y la sencillez, donde radica toda su fuerza espiritual. Los canteros de aquellos remotos siglos, desconocedores de técnicas depuradas de arquitectura, recurrían a muros muy gruesos de piedra de sillería, reforzados con contrafuertes que sostenían el peso de las bóvedas. La escasez de ventanas sumía el templo en una penumbra que invitaba al recogi-miento y obligaba a los pintores a utilizar vivos colores para decorar los muros. Los capiteles que rematan las columnas son otro elemento característico del ro-mánico y están decorados con historias y pasajes bíblicos. En este estilo artístico, tanto la escultura como la pintura están subordinadas a la arquitectura. (VV.AA., 2004a; VV.AA., 2004b; VV.AA., 2004d; VV.AA., 2004e).

A finales del siglo XII cambia en Europa la concepción del arte. Los pe-sados muros románicos, los espacios pequeños y oscuros que caracterizaron las construcciones anteriores cambian por formas más esbeltas y armónicas. Los arquitectos aprenden a hacer bóvedas y torres más estilizadas y las catedrales

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ganan en altura, destacando además otra de sus características, el uso de gran-des vidrieras o rosetones de colores en las paredes, gracias a las cuales la luz llega al interior. Es el periodo gótico. Este estilo entra a España de la mano de la Orden francesa del Císter. La catedral de León es el más puro ejemplo de gótico español, por su carácter sencillo y sus delicadas y elevadas proporciones; la ca-tedral de Burgos también se encuadra en este estilo; otro excelente ejemplo es la iglesia de la Real Colegiata de Roncesvalles, que cuenta con el honor de ser la primera construida bajo estos parámetros en España (VV.AA., 2004a).

Con el siglo XVIII, el gusto por lo recargado llega a su máxima expresión. Es el polo opuesto al románico, es el periodo barroco. Aunque influye podero-samente en la arquitectura, y como ejemplos jacobeos quedan el campanario de Santo Domingo de la Calzada o la magnífica portada de la catedral de Santiago de Compostela, éste es sobre todo, un arte volcado hacia lo escultórico. La moda barroca obliga a vestir el interior de los sobrios templos románicos y góticos con complejas creaciones de pan de oro, policromías, tallas de santos, juegos florales y columnas salomónicas. Muchos de los retablos que el peregrino puede admi-rar hoy en día en los altares mayores de las iglesias del Camino corresponden a esta época (VV.AA., 2004a).

Aunque son innumerables las muestras que el pasado medieval ha deja-do a lo largo de la ruta jacobea en España, las principales manifestaciones que se pueden destacar son (Reyes, 2004c):

En arquitectura: Monasterio de Suso de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, exponente de la arquitectura visigótica, mozárabe y románica (s. VI a XI); Iglesia de Santa María de O’Cebreiro, en Lugo (s. IX-X); Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla, en La Rioja (s. XI); Catedral de Jaca, en Huesca, es el primer gran templo románico de España (s. XI); Monasterio de San Juan de la Peña, en Huesca (s. XI); Monasterio de Leyre, en Navarra (s. XI); Iglesia de San Martín de Frómista, en Palencia, considerada una joya del estilo románico puro porque no muestra añadidos posteriores y por la armonía de sus proporciones (s. XI); Monasterio de Irache, en Navarra (s. XII); Ermita de Nuestra Señora de Eunate, en Navarra (s. XII); Iglesia de Santiago de Carrión de los Condes, en Palencia (s. XII); Iglesia de Santiago de Villafranca del Bierzo, en León (s. XII), Iglesia de San Nicolás de Portomarín, en Lugo (s. XII); Iglesia de San Pedro de la Rúa, en Navarra (s. XII-XIII); Iglesia de San Bartolomé, en Logroño, entre el románico y el gótico (s. XII y XIII), Colegiata de Roncesvalles, en Navarra, cons-truida siguiendo el modelo de Nôtre Dame de París (s. XIII); Castillo del Tem-ple de Ponferrada, en León (s. XIII); Claustro de la Catedral de Pamplona, un claro ejemplo de claustro de estilo gótico (s. XIV); Sepulcro de San Juan de Or-tega, en Burgos (s. XV); Catedral de Burgos, de estilo gótico normando (s. XIII-XVI); Catedral de León, con influencias del gótico del norte de Francia (s. XIII); Portada principal de la Catedral de Santa María de Logroño (s. XVIII).

En escultura: Pórtico de la Iglesia de Santa María la Real de Estella, en Navarra (s. XI); Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela,

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esculpida en piedra por el maestro Mateo, que finalizó su obra en el año 1188, y es considerada como el mejor conjunto escultórico del románico (s. XII).

En pintura: los frescos de la iglesia de San Juan Bautista de Ruesta, en Huesca, donde destaca la pintura del Pantocrátor que preside el conjunto con una incipiente sonrisa, algo excepcional en el románico (s. XI); frescos de las paredes de la Basílica de San Isidoro, en León, conocida como la “capilla sixti-na” de la pintura románica (s. XII).

La iconografía de Santiago es también muy prolífera. Se puede encontrar la imagen del Apóstol entronizado en el altar mayor de la basílica compostela-na, con el báculo en forma de tau y la filacteria o las Escrituras sobre su pierna derecha. La imagen de un Apóstol más beligerante, el Santiago matamoros, a lo-mos de su caballo blanco y blandiendo la espada, es más propia de la iconogra-fía en la península ibérica y en América que de la del resto de Europa. Hasta en los países hoy protestantes se conserva abundante iconografía jacobea (Díaz Fernández, 1999; D’Onofrio, 1999; Insua y Castañeira, 2001; Plötz, 1999; Uría Maqua, 2003).

Pero hoy en día, el creciente interés por el patrimonio medieval se ha ex-tendido no sólo a edificios religiosos sino también a los civiles y militares. En este panorama cabe mencionar el importante valor de los puentes medievales -verdaderas obras de ingeniería-, desde muy diversos puntos de vista: arquitec-tónico, histórico, económico, simbólico y, por supuesto, estético. A lo largo de los siglos románicos y con el renacer de la movilidad de gentes y mercancías de unos lugares a otros, a lo que no es ajeno el trasiego de peregrinos, se hizo nece-saria la construcción de nuevos puentes o la reconstrucción de los que perdura-ban de la época romana. Existen características comunes de los puentes medie-vales de estos siglos y los que se fueron erigiendo posteriormente a lo largo del medievo y hasta la llegada del Renacimiento. La mayoría tiene un número de ojos o arcos impar de tal manera que los laterales son los más pequeños, cre-ciendo en diámetro hasta el central, que es el mayor y coincide con el punto de mayor caudal del río que atraviesan. Esta disposición de arcos creciente hacia la mitad genera un perfil a dos vertientes con el característico lomo de asno. Los arcos de estos puentes pueden ser de medio punto, característica en la época románica, y al final de la Edad Media es cuando se vuelve a imponer el arco semicircular con motivo de los nuevos aires renacentistas, o ligeramente apun-tados, en los siglos góticos (Cobreros, 1993; VV.AA., 2004a).

Estas construcciones permitían tener soldados que controlaban el acceso, bien con motivos defensivos o de cobro de peajes y aduanas. Desde el punto de vista del simbolismo el puente románico y por extensión el medieval, con su característica forma tiene una expresión ligada a la transición entre dos estados espirituales. Según el experto en simbología, Cobreros (1993), las dos orillas re-presentan dos estados diferentes del ser, vinculados por el hilo fino que es el puente, cuyo paso es el recorrido del eje..., medio por el cual se unen los dife-rentes estados. Esto explica en el orden constructivo las acusadas pendientes de

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muchos grandes puentes medievales, con perfil de lomo de asno, que buscan la verticalidad...

La distribución de estas construcciones en España es tan extensa, que en cualquier aldea, valle o riachuelo podemos sorprendernos con las espigadas y elegantes siluetas de un puente románico o medieval. Son muy conocidos algu-nos como el de Puente la Reina, en Navarra (s. XI) construido para facilitar el paso a los peregrinos del Camino de Santiago o el Puente del Paso Honroso de Hospital de Órbigo, en León (s. XIII) (Cobreros, 1993; VV.AA., 2004a).

Hay otros campos de cultura en el itinerario compostelano, como la mú-sica cantada y tocada en el Camino, por y para los devotos a Santiago. La impor-tancia de piezas únicas como el Dum Pater Familias, el canto más antiguo de pe-regrinación que se conoce, o el Congaundeant Catholici, obra que por primera vez se escucha en toda Europa a tres voces. Las canciones sobre estos temas salpican la literatura universal, sobre todo a partir del siglo XVII. No obstante, salvo al-gunos ejemplos sueltos escandinavos, italianos, centro-europeos, alemanes o ingleses, las principales manifestaciones –escritas- de estas canciones de pere-grinos conservadas son básicamente del área francesa y, en menor medida, fla-menca; en España predominó la transmisión oral de las canciones, en forma de cantigas y miragres (Álvarez Tejedor, 1997; Ocaña, 1999; Villanueva, 2003).

De todas formas, como expone Díaz Fernández (1999), el mapa de Euro-pa está compuesto de grandes templos, iglesias y ermitas dedicadas a Santiago y aún no se ha realizado un inventario completo, aunque con anterioridad a 1970, Altman registró en Polonia ciento cuarenta iglesias y seis monasterios de-dicados al Apóstol, sin contar los hospitales. En pleno siglo XII se proclama la existencia de quinientas iglesias en Alemania y en el XIV, setenta en el Tirol. También son muy numerosos los templos construidos al respecto en Hungría, Bohemia, Italia y, naturalmente, Francia. Se pueden destacar la iglesia de Saint Jacques de la Buchérie en París, en el siglo XII, la de Danzing -la actual Gdansk- en Polonia, Lübeck y Hurbeling en Alemania, Packow en Chequia, Pistoia y Asís en Italia, Gante, Brujas o Lieja en Bélgica... Además, a otras muchas e im-portantes iglesias se les añadieron capillas en honor a Santiago.

A pesar de los esfuerzos realizados, es necesario continuar extrayendo información de las fuentes capaces de proporcionarla. Son de gran valor, en este sentido, las obras generales de López Ferreiro y, sobre todo, las de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría, aunque daten de los años cuarenta. No obstante, crecen día a día, en muchos puntos de Europa, los estudios sobre una determinada época o un país determinado (Francia, Italia, Alemania, Polonia, Bélgica, Ingla-terra, Irlanda...). Hasta los países escandinavos hacen cada día más patentes las huellas del Apóstol de Galicia; no hay que obviar, indica Díaz Fernández (1999), que el nombre de Jakob y el apellido Jakobsen o Jakobson son muy frecuentes en estos países.

Hay, además, un Santiago en el museo de Copenhague, una piedra que recuerda la puerta del Apóstol en la ciudad de Viborg y otra en Ballerup, que

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conserva la venera en su escudo y tiene una iglesia de Santiago con una pintura mural que data de 1425-1450, calles que conservan su nombre, iglesias, buques, capillas y fuentes, sellos de antiguos gremios y cofradías medievales, veneras en escudos nobiliarios, abundantes pinturas murales y esculturas, canciones popu-lares y bellas oraciones que se remontan a la Edad Media (Almazán, 1995; Fre-deriksen, 1998). Este esquema expuesto acerca de Dinamarca podría aplicarse perfectamente a otros países europeos, con similares resultados, afirma Díaz Fernández (1999).

1.2.2.1.- El Camino de Santiago como bien de interés cultural y artístico

Los caminos tradicionales (aquellas vías de comunicación preindustria-les, construidas para el uso de un tránsito no motorizado), además de constituir una infraestructura viaria, contienen valores evidentes que los convierten en elementos patrimoniales singulares, en tanto que es un elemento paisajístico, integrado en un determinado contexto, al que dota de calidad y de sentido y que facilita una elevada calidad de las experiencias basadas en el contacto y la vivencia de los valores naturales y culturales que atesoran los espacios rurales; es un elemento histórico, indispensable para entender el pasado y presente de los territorios por donde circula; y además, está conectado a diferentes identi-dades colectivas.

“La valoración y protección de entornos rurales -naturales y culturales- debería pasar indefectiblemente por la preservación de, al menos, una par-te representativa de las redes viarias tradicionales, de manera que sea po-sible observar e interpretar con mayor sentido la evolución histórica que ha dado lugar a los actuales espacios. En este sentido los caminos tradi-cionales constituyen un elemento fundamental de la llamada ecomuseolo-gía, entendida como la interpretación de la génesis y evolución de los pai-sajes” (Diputación Provincial de Huesca, 2003, p. 24).

El Camino de Santiago es declarado, el 23 de octubre de 1987, Primer Iti-nerario Cultural Europeo por su importancia histórica y por el valor de sus obras de arte, que pueden admirarse a lo largo de todo su recorrido, y con el objeto de promover el conocimiento y valoración de la identidad europea, recomendando además, la tutela del patrimonio histórico, literario, musical y artístico (Caucci van Sauken, 2003b; Imaz et al., 2004; Lampreave, 2003; Reyes, 2004c; Sierra Fer-nández y López Castellanos, 1997). En 1993 fue declarado por la UNESCO, Pa-trimonio Mundial de la Humanidad (UNESCO, 2002).

De nuevo, confluyen los intereses de políticos, ciudadanos e Iglesia para revitalizar el Camino. Si en el medievo los diversos monarcas cristianos manda-ron construir puentes y calzadas, levantaron hospitales y patrocinaron monas-terios e iglesias para el servicio de cuantos se dirigían a Compostela, y estable-cieron unos marcos jurídicos privilegiados para el peregrino del Camino de Santiago, a finales del siglo XX en España, la Administración Pública Central, a través del Ministerios de Fomento y del Ministerio de Educación, Cultura y De-

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porte, en colaboración con la Iglesia Católica, titular de bienes esenciales del Patrimonio Español como son las Catedrales, Basílicas y Colegiatas, los Monas-terios y Edificios Conventuales, y en coordinación con las Comunidades Autó-nomas, los Ayuntamientos, las Diputaciones y demás instituciones, invierte en la rehabilitación y conservación de algunas de las joyas de un Patrimonio Cul-tural de importancia relevante. El 1% de las inversiones en la obra pública ha de ir destinada, según marco jurídico correspondiente (Ley 16/85 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español), a la conservación, restauración y rehabilita-ción de edificios históricos y al fomento de la creatividad artística, es el deno-minado “1% Cultural”.

El “Programa Camino de Santiago” forma parte de los distintos Planes y Programas que se están desarrollando desde el Ministerio de Fomento y el Mi-nisterio de Educación, Cultura y Deporte (2003). En estos momentos de resur-gimiento y esplendor de la ruta jacobea, el Estado, en colaboración con las dife-rentes instituciones también interviene, una vez más, en su recuperación y promoción. “La primacía de la importancia del conjunto por encima de la de sus uni-dades y la infraestructura como tema, tienen en España, en el Camino de Santiago, el mejor ejemplo posible...” (Lampreave, 2003, p. 14). También para este autor, los Caminos a Santiago son los itinerarios europeos por excelencia, por su exten-sión en el tiempo y en el espacio y quizá se trate del fenómeno histórico que mejor revele la interdependencia de Europa como realidad cultural.

Algunas de estas actuaciones son las siguientes:

Casa Cultural para Centro de Interpretación y Museo Etnográfico.

Albergue de Peregrinos en el Santuario de la Quinta Angustia, Cacabelos (León).

Limpieza del Murado de Castro Ventosa, Cacauelos, Villafraca del Bierzo (León).

Rehabilitación del Convento de San Francisco para adaptación de su uso como Albergue de Peregrinos, Calahorra (La Rioja).

Albergue de Peregrinos, Frómista (Palencia).

Rehabilitación del Hospital de San Juan, Hontanas (Burgos).

Albergue de Peregrinos, Hospital de Órbigo (León).

Rehabilitación del Camino de Santiago a su paso por la ciudad de León (León).

Ampliación del Albergue de Peregrinos de Santa María la Real, Nájera (La Rioja).

Albergue de Peregrinos, Pereje, Trabadelo (León).

Albergue de Peregrinos de San Nicolás de Flüe, Ponferrada (León).

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Rehabilitación de Antigua Casa Parroquial para Albergue de Pe-regrinos, Riego de Ambrós, Molinaseca (León).

Acondicionamiento del trazado del Camino de Santiago a su paso por Santo Domingo de la Calzada, Santo Domingo de la Calzada (La Rioja).

De tal manera que al fervor religioso que actuaba como motor en tiempos pretéritos del medievo, se une en nuestros días el interés cultural y artístico que despierta el Camino, en cuyo recorrido se pueden admirar diferentes paisajes, distintos pueblos y diversas formas de vida. Y es que esta ruta milenaria hace disfrutar de una experiencia de gran valor... recorrer sendas que han sido pisa-das durante más de mil años por millones de peregrinos, con sus ilusiones, sus anhelos y su fe...; el trato con los demás, las experiencias con los que también van camino de Compostela, las largas horas en soledad, con frío, con calor, con lluvia; el encuentro con las gentes que viven en sus orillas...; son elementos que van a ir ofreciendo una nueva perspectiva respecto a lo que nos rodea. No se trata de retroceder a la Edad Media, sino de redescubrir una serie de valores, que a veces, la vida ajetreada del siglo XXI, impide apreciar.

1.2.3.- Los hospitales, albergues y refugios

Cuando se atravesaban extensas naciones o territorios, antaño, a pie o a caballo, el radio de acción diario no pasaba de los veinticinco o treinta kilóme-tros, por lo que hacía falta un lugar en el que pernoctar, reponerse y abastecer-se. Así, una vía suponía la fundación de lugares de atención al peregrino... en toda Europa (Herbers, 2003; Soria y Puig, 2003, Van Herwaarden, 2003).

Los puntos más críticos de los caminos antiguos se situaban en los gran-des puertos de montaña, donde las fuertes nevadas invernales podían enterrar tanto la senda, como su señalización, y las nieblas eran capaces de desorientar a cualquier peregrino. Para hacer transitables estos puntos era necesario que hubiera personas que, llegado el caso, despejaran la nieve, encendieran fuegos o tocaran campanas para orientar a los viandantes, salieran a rescatar a los viaje-ros, prestaran primeros auxilios, si fuera necesario, y les cobijaran. Como en algunos puertos pirenaicos no era concebible fundar villa alguna que prospera-ra, en el Camino de Santiago se optó por fundar poblaciones al pie del puerto y, apoyándose en ellas, crear hospitales en lugares más altos y expuestos a las in-clemencias meteorológicas. A este planteamiento responden las poblaciones de Burguete (Navarra) y Canfranc (Huesca), fundadas al pie de los puertos de Iba-ñeta y Somport, y en las que se apoyaron los famosos hospitales de Roncesva-lles y Santa Cristina, respectivamente, construidos a poca distancia de aquéllas (Soria y Puig, 2003).

La recuperación del esfuerzo y la fatiga del caminar diario estaba organi-zada mediante hospitales que jalonaban las rutas principales, en los que los hospederos, en su calidad de acogedores, ofrecían lugares donde el peregrino podía reponer sus fuerzas o curar sus enfermedades. No obstante, se podía

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ofrecer ayuda de forma desinteresada como colaboración particular, desde la caridad cristiana de los monasterios, desde las órdenes militares, o desde la función mercantil de albergues y hospederías. La figura del hospedero es indis-pensable en las peregrinaciones, pues los viajeros habían de cubrir sus necesi-dades de comida, alojamiento, cuidado, curación de enfermedades y descanso (Ocaña, 1999).

Hasta mediados del siglo XI la hospitalidad en el Camino de Santiago fue desarrollada, casi exclusivamente, en los monasterios. La caridad y limosna, como era entendida al principio, se convirtió en una labor asistencial total y funcional de alojamiento, curación, soporte espiritual y físico en todos los senti-dos. Era, por otro lado, el único sistema social de ayuda a la numerosa pobla-ción de peregrinos, pobres y vagabundos que poblaban los caminos medievales, haciendo difícil, a veces, distinguir la necesidad del caminante con la ventajosa y ocasional del picaresco desamparado perenne (Ocaña, 1999).

De tal manera que, al mismo tiempo que crecían villas y ciudades junto a la ruta, se desarrollaron las instituciones asistenciales -albergues que acogían peregrinos y les ofrecían asistencia, también llamados hospitales-. Así, en Bur-gos, en la época medieval, llegó a haber treinta y dos, en León o Astorga, en torno a veinte, y en Carrión de los Condes o Sahagún se conocieron cinco o seis. En el siglo XV, los Reyes Católicos, tras su segunda peregrinación a Composte-la, en 1496, ordenaron la construcción del Gran Hospital de Peregrinos de San-tiago. Este fenómeno asistencial se prolongó a lo largo del tiempo y hasta el si-glo XVIII fueron muy abundantes los hospitales de la ruta jacobea (Martínez Sopena, 1993; Ocaña, 1999).

También las hospederías, tabernas y posadas de carácter laico llegaron a ser una industria floreciente. No obstante, este tipo de hospitalidad al margen de la caritativa y devocional, de las cofradías y órdenes militares, se ejercía con todo tipo de fraudes. Refiere el Códice Calixtino cómo se daba sidra por vino, malos lechos, carnes podridas, robos y toda clase de irregularidades que llama-ron la atención de los gobernantes para que no se siguieran produciendo (Bra-vo, 1997; Ocaña, 1999).

Las cofradías abrían a menudo hospicios para asistir a los viandantes de paso por su ciudad, manteniendo por un lado sus lazos de unión con el pere-grinaje y sentando las bases de los que luego se convertirán en auténticos hospi-tales para el cuidado de los enfermos. Estas cofradías de Santiago se fundaron por toda Europa durante los siglos de mayor esplendor y desarrollaron una la-bor fundamental en la peregrinación, quedando testimonios escritos a través de los estatutos que aún se conservan (Caucci von Sauken, 2003a; Herbers, 2003; Van Herwaarden, 2003).

Actualmente existen las llamadas Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago y están distribuidas por todo el mundo. Son colectivos de iniciativa privada, sin ánimo de lucro, que pretenden la revitalización de la ruta jacobea como itinerario abierto a aspectos culturales, espirituales, turísticos y religiosos,

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entre otros. Entre sus múltiples actividades destacan las de atención de instala-ciones e instituciones dedicadas a la ayuda y albergue, así como una especial dedicación a la información y apoyo a peregrinos, viajeros y cualquiera otra persona con interés por el Camino de Santiago; organizando para ello un volun-tariado especial denominado de Hospitaleros y Voluntarios Culturales del Ca-mino de Santiago. Desarrollan investigaciones y publicaciones de carácter histó-rico y cultural del Camino y su entorno. Promueven, además, diversas activi-dades culturales: conciertos, viajes, proyecciones, congresos, conferencias, ex-posiciones y peregrinaciones (Imaz et al., 2004).

Según el Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago (2004) e Imaz et al. (2004), están distribuidas por todo el territorio español un total de cuarenta y seis asociaciones, veintinueve de las cuales conforman la denominada Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago.

Asímismo, en Europa se hallan: seis asociaciones en Francia (Société des Amis de Saint-Jacques de Compostelle, Association Rhone-Alpes des Amis de Saint Jacques, Association des Amis du Chemin de Saint Jacques de Compostelle Pyrenèes Atlantiques, Les Amis de Saint Jacques de Compostelle dans le Gers, Association des Amís de Saint-Jacques et d’Etudes Compostellanes de la Voie de Vézelay – «Vía Lemo-vicensis» y Association Française des Pélerins de Saint Jacques de Compostelle, exis-tiendo además la Union des Associations Jacquaires de France); cuatro en Italia (Confraternita di San Jacopo di Compostella, Associazione Lombarda di Studi Jacopei, Centro Italiano Studi Compostellani – Perugia y Associazione Triveneta Amici di San-tiago); dos asociaciones en Bélgica (Vlaams Genootschap van Santiago de Composte-la y Association des Amis de St Jacques); dos en Suiza (Les Amis du Chemin de Sy Jacques y Jakobsweg) ; una en Alemania (Ultreia), una en Dinamarca (Foreningen af Danske Santiago pilgrim me); una en Gran Bretaña (Confraternity of Saint James) ; una en Irlanda (The Irish Society of the Friends of St. James); una en Noruega (Confraternity of St James); una en Holanda (Nederlans Gencotschap van Sint Ja-cob) ; una en Portugal (Associação dos Amigos do Caminho de Santiago do Norte de Portugal).

En América, se encuentra una en Brasil (Caminho de Santiago de Composte-la - O Portal Peregrino), una en Canadá (Associatión québécoise des pélerins et amis du Chemin de Saint-Jacques) y otra en USA (Friends of the Road to Santiago).

Los miembros de estas asociaciones de todo el mundo se encargan de la hospitalidad en los distintos albergues y refugios donde el peregrino ha de re-cuperarse del esfuerzo realizado durante las distintas etapas del recorrido. Así, por ejemplo, a lo largo del Camino Francés –desde Roncesvalles a Santiago- existen más de cien alojamientos, tanto parroquiales, como municipales o pri-vados (Bravo, 1998; Imaz et al., 2004; VV.AA., 2002).

1.2.4.- Los peregrinos a Santiago

¿Qué significado tiene la palabra peregrino? El término lingüístico pro-cede del latín, en la que desde el adverbio peregre al adjetivo peregrinus, existen

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un gran número de términos para denominar a aquél que es extranjero o foras-tero. Éste es uno de los significados que originalmente se le atribuyen, aunque, por otra parte designaba también a los que abandonando su patria y familia se dedicaban a recorrer el mundo. Con el tiempo el significado evolucionó llenán-dose de contenido religioso, llegando a definir a las gentes que dirigían sus pa-sos hacia los santuarios (Martínez Sopena, 1993; Ocaña, 1999).

El peregrinaje o el rango de peregrino (status viae o viatoris) está represen-tado en la antropología cristiana con la frase “la vida es un peregrinaje” (vita est peregrinatio). Las Partidas de Alfonso X el Sabio recogen en primitivo castellano la acepción de forastero a la que se refiere el término peregrino “...tanto quiere decir como hombre extraño, el que va andando a otros lugares de lengua y de extraña tierra...” (Ocaña, 1999, p. 7). En los textos latinos se le llama más específicamente jacobita o jacobipeta, jacquet en los franceses y jakobsbrüder en los alemanes (Cauc-ci von Sauken, 2003a; Herbers, 2003; Plötz, 2003).

Finalmente, se denomina peregrino a aquél que por motivación funda-mentalmente religiosa recorre en forma de ascesis (purificación) personal una ruta hacia un lugar santo. Díaz Fernández (1999, p. 24-25), entre otros autores como Caucci von Sauken (2003a), Ocaña (1999) o Plötz (2003), nos habla de que Dante Alighieri, el gran poeta italiano, en la Vita Nuova (Vida Nueva), XL, 7, particulariza el término proclamando:

“La palabra peregrino la podemos entender de dos maneras: una amplia y otra estricta; de la amplia en cuanto a peregrino es todo aquel que se en-cuentra fuera de su patria; de la estricta, no se entiende por peregrino si-no quien va hacia la casa de Santiago o vuelve. Porque de tres modos se llaman propiamente las gentes que caminan al servicio del Altísimo, a saver: llámanse palmeros, en cuanto van a ultramar, allí de donde mu-chas veces traen la palma; llámanse peregrinos, en cuanto van a la casa de Galicia, porque la sepultura de Santiago hízose más lejos de su patria que la de ningún otro Apóstol; llámanse romeros, en cuanto van a Roma, allí adonde estos que yo llamo peregrinos caminaban”.

Así pues, denomina peregrinos a los que recorren los Caminos a Santiago, romeros a aquéllos que van a Roma y palmeros a los que acuden a Jerusalén.

Entre los primeros que llegaron a Compostela, pertenecientes a las clases pudientes, se encontraban los soberanos de diversos reinos europeos que acu-dían para pedir al Apóstol ayuda para sus territorios. Aunque el carácter del peregrino está marcado por la sobriedad y la discreción, se conocen varios nombres de ilustres que visitaron el sepulcro del Apóstol en los orígenes de esta peregrinación (García Costoya, 1999b). El prelado de Le Puy, el Obispo Gotes-caldo, es según los textos conocidos el viajero más antiguo de quien se tiene re-ferencia escrita, pues su nombre aparece en la narración de su visita por un monje del monasterio riojano de Albeada, en el año 950. El segundo peregrino reseñado es Cesáreo, Abad del monasterio de Santa Cecilia de Montserrat (Díaz Fernández, 1999; García Costoya, 1999b; Ocaña, 1999; Plötz, 2003).

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1.2.4.1.- Número de peregrinos a Santiago

Durante siglos, millones de personas se dirigieron al sepulcro de Santia-go, situado en los confines de la tierra conocida (Finisterre) y, a su paso, dejaron por todo el continente europeo innumerables caminos. Geothe llegó a afirmar: “Europa nació de la peregrinación” (Carandell, 1999, p. 9). “Se asegura que pasaban por esta vía medio millón de personas en cada sentido, y muchas más en los años san-tos” (Carandell, 1999, p. 17). El Códice Calixtino relata la multitud de nacionali-dades y lenguas que rezan ante el Apóstol Santiago en Galicia (Bravo, 1997; Ocaña, 1999).

Existen documentos que acreditan cifras de visitantes, de tal manera que en uno que data de mediados del siglo XV, en el año 1434, consta que llegaron a La Coruña ochenta y cuatro naves, vía marítima, con cerca de 3.000 peregrinos ingleses (Carandell, 1999; VV.AA., 2004e).

Se ha calculado, según apuntan Barret y Gurgand (1982) y Bravo (1997), que cada año emprendían viaje a Compostela, en los momentos de máximo es-plendor de las peregrinaciones, entre doscientos mil y medio millón de perso-nas.

Vázquez de Parga, en su célebre obra “Las peregrinaciones a Santiago de Compostela”, refiriéndose a la muchedumbre que recorría los caminos subraya que: “...la verdadera peregrinación no la formaban los santos, los reyes ni los obispos, sino la masa anónima, confusa y turbulenta de gentes innominadas que llegaban de to-das las regiones del orbe cristiano” (citado por Pugliese, 1997, p. 207).

1.2.4.2.- Nacionalidades de los peregrinos a Compostela

Al principio el flujo extranjero era casi solamente de franceses, para in-corporarse después alemanes, holandeses, ingleses e italianos. El primer pere-grino extranjero reconocido documentalmente es, como se ha citado anterior-mente, Gotescaldo, obispo de Le Puy, que realiza la peregrinación en el año 950, aunque el profesor López Alsina lo retrotrae a un tal Bretenaldo, que ya estaba en Santiago en el primer tercio de siglo X, o el profesor Herbers que aporta el dato de un clérigo del monasterio centroeuropeo de Reichenau hacia el año 930, (Ocaña, 1999). A partir de este momento, según precisa el Codex Calixtinus, em-piezan a peregrinar hasta Santiago, francos, normandos, escoceses, íberos, georgianos, libios, cirenenses y pánfilos de Cilicia, de Judea y otras tribus y na-ciones... (González Sevilla, 1998).

Las palabras que textualmente cita Díaz Fernández (1999, p. 14-16), pues-tas en labios de Calixto II, en su famoso sermón Veneranda dies, ponen de mani-fiesto el modo en que el Papa proclama cómo en el siglo XII un culto inicialmen-te local había adquirido dimensiones universales:

“A este lugar vienen pueblos bárbaros y los que habitan en todos lo cli-mas del orbe, a saber: francos, normandos, escoceses, irlandeses, los teu-tones, los íberos, godos, los provenzales, los lagascos, los vascos, los gau-

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tos, los ingleses, los bretones, los de Cornualles, los flamencos, los friso-nes, los alóbroges, los italianos, los de Abulia, los poitevinos, los aquita-nos, los griegos, los armenios, los dacios, los noruegos, los rusos, los jo-riantos, los nubios, los partos, los romanos, los gálatas, los efesios, los medos, los toscanos, los calabreses, los sajones, los sicilianos, los de Asia, los de Ponto, los de Betinia, los indios, los cretenses, los de Jerusalén, los de Antioquia, los galileos, los de Sardes, los de Chipre, los húngaros, los búlgaros, los eslabones, los africanos, los persas, los alejandrinos, los egipcios, los sirios, los árabes, los colosenses, los moros, los etíopes, los fi-lipenses, los capodocios, los corintios, los elamitas, los de mesopotamia, los libios, los de Cirene, los de Panfilia, de todas lenguas, tribus y nacio-nes vienen junto a él en caravana y falanges cumpliendo sus votos en ac-ción de gracias...”.

“Allí pueden oírse diversidad de lenguas, diversas voces en idiomas bár-varos; conversaciones y cantinelas en teutón, inglés, griego y en los idio-mas de otras tribus y gentes diversas de todos los climas del mundo. No existen palabras ni lenguaje en los que no resuenen voces”.

Almazán (1995 y 1998) y Krötzl (2003) aportan datos de gran interés en relación con la influencia jacobea en las culturas escandinavas y de los demás países situados alrededor del Mar Báltico, en las fronteras del mundo cristiano del medievo, desde donde llegaron hasta Santiago miles de viajeros.

En la actualidad, como antaño, según los datos de los archivos de la Ofi-cina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003) y de la Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compos-tela (2004), los peregrinos que parten desde los Pirineos hacia Galicia o que lle-gan hasta el sepulcro de Apóstol, proceden desde todos los continentes del mundo, siendo muy diversas sus nacionalidades: Alemania, Andorra, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Suiza, Inglaterra, Irlan-da, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Noruega, Polonia, Portugal, Países Nórdicos, Rusia, San Marino, Suecia, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa rica, México, Perú, Puerto Rico, Uru-guay, Ecuador, Panamá, Honduras, Bolivia, Australia, Filipinas, Nueva Zelan-da, India, Israel, Japón, Líbano, Nueva Zelanda, Namibia, Sudáfrica, Corea, etc.

1.2.4.3.- Clases sociales de los peregrinos

Amparados por el símbolo de la vieira, a lo largo del Camino de Santiago avanzaron gentes de todos los tipos: caminantes en cumplimiento de una pena judicial o canónica, falsos peregrinos -clerici vagantes-, comerciantes y vendedo-res de toda clase de productos, pordioseros, juglares, vagabundos, maleantes, desertores, mendigos, vagos, aventureros, fugitivos, marginados, pícaros y toda esa humanidad en movimiento que se beneficiaba de una u otra manera de los servicios y las estructuras del peregrinaje, que vivía del mismo y que se oculta-ba en él (Ocaña, 1999).

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No obstante, la figura del peregrino está perfectamente definida y así aparece en los documentos que le atañen, ya que, en efecto, los textos litúrgicos, los testamentos, las relaciones y los diarios de peregrinaje, así como los estatu-tos de los hospitales y las cofradías, ponen de manifiesto un particular viandante de lo sagrado, substancialmente distinto de cualquier otro tipo de viajero, de cos-tumbres, conducta, exigencias interiores y vocaciones completamente singula-res, que permiten definir esa tipología especial (Caucci von Sauken, 2003a).

Pero, si el Camino reunía gentes de todos los estratos o clases sociales, desde reyes y príncipes hasta indigentes y mendigos, que convivían en sus sen-das sin otro bagaje que sus ansias de conocer, movidos por la fe y la religiosi-dad popular (Gobierno de Navarra, 2003), poco ha variado con los siglos, pues en la actualidad, según Plötz (2003, p. 37):

“...el vigilante de museos de sesenta y cinco años camina al lado del direc-tor general de la misma edad de la comisión agraria de la UE, o un inge-niero en informática al lado de la trabajadora de una fábrica, un miembro de las juventudes católicas junto a un ecologista o un oficial de la Marina al lado de un objetor de conciencia; hay toda la gama de profesiones, todas las clases sociales, desde el nieto de un emperador hasta el joven delin-cuente. Pobres y ricos, mujeres y hombres, a veces incluso niños, sienten de nuevo la fascinación por el Camino y confirman lo que decía el Liber Sancti Iacobi del siglo XII”.

1.2.4.4.- Peregrinos ilustres a lo largo de los distintos siglos

Los personajes políticos (reyes, nobles, papas, etc.) que recorrieron los caminos hasta Compostela son innumerables. Algunos de ellos, considerados ilustres, dejaron constancia de su peregrinación.

A lo largo del siglo XI fueron numerosas las personalidades que llegaron a Santiago; en 1013 llega a las costas gallegas un personaje de gran relevancia en la historia medieval escandinava, el rey Olav Haraldsson; en el año 1034, el ca-ballero normando Roger I de Mosny; en el 1063, Guillermo el Conquistador; en el año 1064, el Cid Campeador, Rodrigo Ruiz de Vivar; en el año 1072, el Arzo-bispo de Magnuncia, Sigfrido I, que es el primer peregrino alemán conocido que llega hasta Compostela; en el 1098, peregrinan los primeros santos a San-tiago, San Teobaldo de Mondovi y San Guillermo de Vercelli, Guillermo VII, duque de Aquitania; San Pelayo de Alanza; San Adelmo; Enrique, obispo de Winchester; así como otras personalidades venidas desde Oriente, como el monje armenio Simeón o el griego Esteban (Almazán, 1998; Díaz Fernández, 1999; García Costoya, 1999b; González Sevilla, 1998; VV.AA., 2004e).

En el siglo XII los peregrinos ilustres que visitaron la tumba del Apóstol fueron muchos: en 1102, Guido de Abigonia, conde de Albou; en 1108, el escan-dinavo rey Sigurd; en 1125, Matilde, viuda del Emperador Enrique V de Ale-mania e hija del Rey Enrique I de Inglaterra; Guillermo X de Aquitania, que muere ante la Tumba de Santiago en 1137; el Jarl Rögnvald (o conde Reginaldo)

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de las Islas Orcadas, en 1151; Luis XVII de Francia en 1154; Conrado I en 1164; Enrique, duque de Sajonia, en el año 1185; San Morando, San Alberto, Guiller-mo de Reims y el Abad Enrique III, se postraron ante el Apóstol en 1190; desta-cable es la figura de San Juan de Ortega, impulsor y benefactor de la peregrina-ción a Santiago, además de peregrino (Almazán, 1998; Díaz Fernández, 1999; García Costoya, 1999b; González Sevilla, 1998; VV.AA., 2004e).

En el siglo XIII se supone que San Francisco de Asís, uno de los mayores santos de la cristiandad, llegó a Compostela entre los años 1213 y 1215, ciudad en la que fundó su primer convento; en 1270, la princesa Ingrid de Suecia reco-rrió el Camino a pie desde su país hasta Santiago; este mismo año, Alfonso de Poitiers, al partir para las cruzadas estableció en su testamento que en la Iglesia de Santiago de Compostela una vela ardiera día y noche, perpetuamente, delan-te del altar..., donde una vela sigue ardiendo hoy, día y noche; Jaime I el Con-quistador peregrinó tras la toma de las Islas Baleares; el Arzobispo de Nínive; Eduardo I de Inglaterra y Juan de Brienne, rey de Jerusalén; Santo Domingo de la Calzada, también impulsor y benefactor del Camino, además de peregrino a Santiago (Díaz Fernández, 1999; González Sevilla, 1998; VV.AA., 2004e).

En el siglo XIV, visitan el Apóstol Santa Isabel de Portugal y Santa Brígi-da de Suecia, de la que queda constancia de sus peregrinaciones a los tres san-tos lugares: Santiago, Roma y Jerusalén (Almazán, 1999; VV.AA., 2004e).

A lo largo del siglo XV, los Reyes Católicos peregrinaron por primera vez a Compostela, haciéndolo más tarde para dar gracias al Apóstol por la conquis-ta de Granada y por el descubrimiento de América; en 1495 llega el monje ger-mano Herman Künig de Vach que, tras su regreso, escribe una guía para los normandos y sajones (Almazán, 1998; Díaz Fernández, 1999; González Sevilla, 1998; VV.AA., 2004e).

Durante el siglo XVI, la reina Juana y Felipe el Hermoso, en 1506; Don Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitan, que en 1510 llegó al sepulcro del Apóstol y donó la lámpara que todavía hoy alumbra su imagen, cada mes de agosto en su memoria, como él pidió; Felipe II, antes de marcharse a Inglate-rra para casarse con María Tudor, la reina inglesa, se postró ante la tumba de Santiago (González Sevilla, 1998; VV.AA., 2004e).

En el siglo XVII, en el año 1609, llegó hasta Compostela Jacobo Sobieski, padre de Juan III de Polonia, para agradecer la independencia de su país de los turcos, y viajó acompañado de una corte en la que figuraba un cronista que to-mó notas de los incidentes de la peregrinación, gracias a las cuales treinta años después escribió una crónica de su viaje; en 1613 el caballero irlandés O’Sullivan, conde de Biraven, decidió quedarse en Compostela con sus nobles hasta el final de sus días; en 1669 llegaría a Santiago Cosme de Medicis con su séquito (González Sevilla, 1998).

Ya en el siglo XX, el primer Papa que viajó a Compostela fue Juan Pablo II, que lo hizo en el Año Santo de 1982 y en 1989, aunque en 1908 había recorri-

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do el Camino andando, como verdadero peregrino el que fuera posteriormente Juan XXIII (Carandell, 1999; Caucci von Sauken, 2003b).

Actualmente, cada año, muchas personalidades, nacionales e internacio-nales, aliados por ese espíritu de anonimato de la ruta, encaminan sus pasos hacia Santiago por el Camino de las Estrellas: la popular Shirley McLaine, deci-dió emprender el reto por consejo de su psicóloga brasileña, admiradora de la ruta; Paulo Coelho, autor del que se considera libro más leído acerca del Cami-no de Santiago, El Peregrino de Compostela, revive esporádicamente su experien-cia por las sendas jacobeas; la actriz Lucía Bosé, el torero Ortega Cano, la can-tante conocida como Nina, el periodista Carlos Herrera, la familia real española, que recorre habitualmente un pequeño tramo, sobre todo en los Años Santos, etc. (Prado, 2004).

1.2.4.5.- Variables sociodemográficas de las peregrinaciones en el s. XIX

En una reciente investigación realizada por Pugliese (1997, p. 207) y refe-rente a las peregrinaciones a Santiago en el siglo XIX, se hallan datos relevantes y constatables respecto a esta época, pues los distintos manuscritos encontrados y exhaustivamente analizados permiten “conocer la identidad de cada uno de los hombres, mujeres, abuelos y niños que, con fe y sacrificio, han caminado desde la puerta de su casa hasta el sepulcro de Santiago el Mayor”.

1.2.4.5.1.- Número de peregrinos

La autora, haciendo referencia a la información ofrecida por los distintos documentos (libros de entrada, cuadernos de registro, etc. del Gran Hospital Real de Santiago), indica que ascienden a 17.090 los devotos que entre 1802 y 1905 (ambos años incluidos) llegaron a Santiago, aunque es posible que fueran más los que se postraron ante el Santo (las afirmaciones referentes a esta época son contradictorias). Además, del esquema general de la centuria de la afluencia anual, destaca que era dos veces y media más intensa en los Años Santos que en el resto, siendo el primero y el último de este siglo XIX los más concurridos.

1.2.4.5.2.- Época del año

En la elección de los años para peregrinar, destacan los jubilares, como ha quedado expuesto, mientras que en el abanico de los doce meses es julio el que reúne más preferencias, más del doble de fieles de los que le siguen en nú-mero de concurrencia: septiembre, mayo, agosto y junio (por este orden). Por otro lado, pertenecen a febrero y a enero las cuotas más bajas de devotos.

1.2.4.5.3.- Edad

La media de edad de los peregrinos del siglo XIX era de 45 años y la ma-yoría estaban comprendidos entre 41 y 60. A continuación le siguen, también con un destacable número de devotos, los que de 31 a 40 años y los de 21 a 30 (por este orden).

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1.2.4.5.4.- Sexo

Los porcentajes del siglo XIX concernientes a esta variable indican que dos tercios (68%) de aquéllos que peregrinaban hasta Santiago eran varones, mientras que un tercio de los mismos eran mujeres (32%).

1.2.4.5.5.- Nacionalidad

De cada diez peregrinos que llegaron a Santiago, siete (69,5%) eran espa-ñoles, mientras que tres (30,5%) eran extranjeros. De éstos últimos, los portu-gueses eran el contingente más numerosos (60,6%), seguidos de los franceses (21,1%) que siempre habían representado el mayor número de foráneos, y de los italianos (10%).

Entre los demás extranjeros (8,3%) se hallan, venidos desde cuatro conti-nentes y citados en el mismo orden que lo hace la autora: alemanes, belgas, aus-triacos, suizos, egipcios, argelinos, holandeses, uruguayos, palestinos, mejica-nos, argentinos, bohemios, sirios, polacos, cubanos, persas, suecos, turcos, hún-garos, brasileños, indios, paraguayos, eslavos, rusos, prusianos y estadouniden-ses.

1.2.4.5.6.- Estado civil

Son ligeramente más numerosos los solteros (40,6%) entre los distintos peregrinos, aunque prácticamente coinciden con el porcentaje de casados (38,9%). Además, dos de cada cuatro (20,4%) devotos eran viudos.

1.2.4.5.7.- Profesión o actividad principal

Desde 1841 se instauró la costumbre de proporcionar informaciones so-bre la profesión de los peregrinos, teniéndose noticias de la actividad del 22,5% de ellos. Las categorías más representadas son las de jornaleros y de labradores, que constituyen más de la mitad de los ocupados, seguidas de los artesanos (con numerosa presencia de carpinteros, zapateros, albañiles y sastres) y del frecuente grupo de los pobres. Son menos los marineros, criados/sirvientes/ camareros, representantes del ejército, pastores, cocheros, pilotos, ermitaños, peregrinos (de profesión o habitualmente dedicado a la peregrinación), em-pleadas en las labores de su casa o de su sexo, etc.

El clero no cuenta con un alto número de presencias, pero se ha de tener en cuenta que la mayor parte de los religiosos (sobre todo canónigos y presbíte-ros) se alojasen en lugares distintos del Hospital Real. La misma hipótesis ha de ser válida para las monjas.

Actividades consideradas en el censo de “profesiones, artes y oficios”, como abogados, procuradores, veterinarios, arrendatarios, industriales, etc. no están indicadas por ningún peregrino de estas listas. Ello puede ser consecuen-cia de que el mayor nivel de renta les permitía alojarse en una fonda u hostal, en vez de en el Hospital.

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1.2.4.6.- El regreso del peregrino a su lugar de origen

El historiador Caucci von Sauken (2003a), expone con maestría el regreso del viajero que durante épocas pretéritas se dirigió a Compostela, a su lugar de origen, que normalmente hacía de igual manera que su ida a Santiago.

Este hecho, según este autor, constituye un aspecto esencial de la civili-zación del peregrinaje compostelano, debido a las consecuencias de su continua inserción social y a su extraordinaria adquisición de conocimientos, pues el pe-regrino también es un hombre curioso y atento a todo lo que encuentra, es al-guien que escucha con agrado a los músicos y a los juglares, que se detiene en las ferias, que recoge narraciones y leyendas; una persona que podrá ver cómo se construye una catedral y que a menudo colabora en su construcción, ofre-ciendo su mano de obra a cambio de comida y alojamiento; un sujeto que ten-drá la posibilidad de conocer cómo se organizan las ciudades, cómo se vive en las grandes abadías, cuáles son los principales mercados europeos y por qué caminos pasan las mercaderías y las especias de Oriente o los productos y las pieles del Norte; que tendrá conocimiento de los milagros de Santo Domingo de la Calzada y familiarizado con Carlomagno, Roldán, Turpín y los paladines porque ha visto, posiblemente en más de una ocasión, sus cuernos de caza, sus armaduras y tumbas a lo largo de todos las rutas y ha oído contar sus gestas; un caminante que al llegar a Compostela quiere ir aún más lejos -¡ultreia!-, hasta las orillas del Atlántico, hasta las playas de Finisterre, donde, mirando el mar misterioso, poder considerar que ha visitado todo el mundo conocido y recoger conchas que señalen el cumplimiento de su aventura. Será testigo de todo ello.

Incluso sin quererlo, el viajero jacobeo se convertirá en un mensajero cul-tural de primera calidad que entretejerá de ciudad en ciudad, de uno a otro pa-ís, una espesísima red de informaciones. Función, ésta, que también seguirá desarrollando una vez finalizado su peregrinaje, porque a través de la jerga aprendida estará en condiciones de comunicarse con todos los que pasen por su ciudad o pidan hospitalidad a su cofradía, o con quienes se encuentre en las ferias, en los mercados o a lo largo de los caminos de su tierra tanto si se dirigen a Santiago como a otros lugares. Una de las consecuencias de todo ello fue la difusión de la costumbre de viajar en grandes grupos durante las épocas más difíciles o por las zonas más peligrosas.

Hoy en día, el peregrino no parte desde su lugar de residencia hacia Compostela, sino que se dirige a un lugar concreto del Camino para iniciar su andadura. Roncesvalles es considerado tradicionalmente como el lugar de inicio del Camino Francés en España desde donde salen miles de viajeros para reco-rrer la ruta jacobea; no obstante, también lo hacen desde otros muchos lugares, como se podrá comprobar posteriormente.

Tampoco es normal que vuelva a su casa de la misma forma que llegó a Santiago, como ha quedado expuesto que se hacía siglos atrás, sino que utiliza diversas formas de transporte para volver de su “aventura”: avión, tren, coche, autobús, etc. Es destacable además que numerosas agencias de viaje realizan

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ofertas, tanto para el peregrino que pretende salir de Compostela y volver a su domicilio, como para sus caballos o bicicletas.

Frey (1997, p. 307) estudió la incorporación del Camino en la vida coti-diana de la persona, tras su experiencia como peregrino. Investigación que su-puso una tesis doctoral titulada “Paisajes del Descubrimiento”, en la que no sólo se analiza la ida, sino la vuelta del Camino.

“El triunfo de haber terminado un reto físico o de cumplir una promesa, está compartido con la tristeza de terminar un viaje singular, o con la an-siedad de volver a casa y a un futuro posiblemente incierto. En general, la vuelta se hace en menos de veinticuatro horas, recorriendo una distancia que costó dos semanas o un mes. Así, la vuelta se presenta muy brusca y los peregrinos tienen muy poco tiempo para poner en perspectiva todo lo que pasó durante el viaje”.

Para algunos, expone Frey (1997, p. 309), el Camino reafirma sus valores hacia la familia y vuelven con el intento de mejorar o apreciar más lo que tie-nen. “El peregrino trata de mantener la memoria del Camino, a través de la recreación de sus recuerdos, la fidelidad a los nuevos valores adquiridos, etc. En definitiva, es el interés de que el Camino y todo lo bueno que ha traído consigo permanezcan muy vivos dentro de cada uno”.

1.2.5.- Las enfermedades y problemas físicos de los peregrinos

Durante las distintas épocas, explica Ocaña (1999), la salud de los que se dirigían a tierras gallegas era un elemento fundamental a la hora de realizar la peregrinación; para unos porque no la poseían y trataban de conseguirla en Santiago, para otros, porque la tenían y la perdían en el Camino a causa de su dureza, de los contagios y toda suerte de calamidades sobrevenidas. Cualquiera de las dos situaciones habrá que encuadrarla dentro de los siglos en los que ca-da uno hacía su particular recorrido, ya que conforme pasaban las centurias hay que comprender que algunos disfrutaron de mejor situación que otros, puesto que la atención hospitalaria y los conocimientos médicos del siglo XII no eran los mismos que los que se ofrecían a partir del siglo XVI, con los avances cientí-ficos y sanitarios que se produjeron, si consideramos la atención, aunque la crueldad da la enfermedad fuera siempre la misma.

Este mismo autor afirma que no existen muchos datos sobre los males que atacaban a los peregrinos o los que traían consigo, ya que los libros de los hospitales sólo indican la muerte de los mismos sin hacer referencia a su causa. En todo caso, quedó anotado el nombre del enfermo con una somera reseña de su nombre y procedencia con la frase: enfermo o entró a curarse. Incluso en siglos tardíos de la peregrinación, en prestigiosos y desarrollados centros, como el Hospital Real de Santiago en su Libro de Admisión de Enfermos (1630-1631) se muestra un registro administrativo en el que se anotan la procedencia, la condi-ción social y alguna particularidad más del sujeto, pero no las de sus enferme-dades, diagnósticos, tratamientos y curaciones.

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El texto más antiguo que relata las dolencias de los caminantes vuelve a ser el Codex Calixtino, en el que se hace referencia diferenciada de las curaciones que puede realizar el Apóstol y aquéllas particularizadas en un régimen médico más especializado. Con respecto a la llamada capacidad de multiterapeuta que se otorgaba al Santo se puede comprobar en el texto la inmensa gama de sus posibilidades, que animaba a cualquier enfermo a aventurarse hacia Composte-la “... devuelve (Santiago) la vista a los ciegos, el paso a los cojos, el oído a los sordos, el habla a los mudos, la vida a los muertos y curaba a las gentes de toda clase de enferme-dades para gloria y alabanza de Cristo...”; claro está que hay que entender la cita en el sentido salutífero-taumatúrgico del Santo, más que en el aspecto médico (Ocaña, 1999, p. 30).

En otro apartado del Codex se aportan datos más fidedignos, pero con un alto índice de irrealidad, pues al parecer, como apunta Ocaña (1999), serían co-piados de algún tratado médico de la época, por la gran concisión y exactitud de las enfermedades. Entre las de la piel se citan la lepra y la sarna; del sistema nervioso a los frenéticos, maniosos, paralíticos, tremulosos, energúmenos, luná-ticos; de la vista a los scotomáticos, albuginosos y epiforosos; de los enfermos de orina y riñón, a los estranguiriosos, dissuriosos y nefríticos; de las afecciones pulmonares a los flegmáticos, tísicos; de los artríticos a los artéticos, podrágicos, neumosos; del estómago, a los estomáticos, disentéricos; del hígado, a los colé-ricos, hepáticos e ictéricos. Poco resuelve esta enumeración el problema especí-fico de los peregrinos pues les atribuye casi todas las enfermedades propias de la época, pero seguro que se quiere indicar la conciencia de las enfermedades que pudieran afectarles, que algunos tratarían de curar en Compostela o las ad-quirirían en el Camino (Bravo, 1997; González Sevilla, 1998).

A todas ellas habría que añadir las propias de la ruta, como las lesiones en los pies por las largas jornadas de peregrinación, las caídas y golpes con traumatismos graves, las mordeduras de los distintos reptiles y animales que encontraban a su paso, las derivadas de los fríos y calores que habrían de afec-tar a las vías respiratorias y deshidrataciones, así como las debidas al exceso o falta de humedad que agraviaban los estados de salud de los peregrinos. Ade-más debían de ser víctimas propiciatorias de los trastornos estomacales, estados de debilidad y trastornos gástricos, afecciones comunes por el cambio de régi-men alimenticio de las zonas por donde pasaban. “…fiebres pútridas y malignas, fiebres petequiales, reumáticas, mesentéricas, fluxos de vientre, dolores cólicos, pulmo-nías, anginas espúreas…”, como se cita en el Hospital Real de Santiago en 1760, con ocasión de un año de crisis alimentaria, en Ocaña (1999, p. 57). Todo ello debía verse aumentado en las aglomeraciones que sufrían en albergues y hospi-tales, sometidos a los contagios y epidemias de las épocas, que por falta de higiene habrían de complicar aún más el panorama sanitario del viandante.

En la actualidad, en muchas de las guías del peregrino y en los documen-tos dirigidos al mismo antes de iniciar su camino (revistas, páginas web, etc.), se nombran las enfermedades o problemas físicos más habituales, dándose las di-rectrices pertinentes para prevenir y tratar los mismos: ampollas, tendinitis, ro-

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zaduras, intoxicaciones, alergias, dolores musculares, e inflamación de articula-ciones por distensiones –esguinces-, agujetas y calambres (Bravo, 1998; Fernán-dez Costas, 2001; Imaz et al., 2004; Menco, 2004; Prado, 2004; Reyes, 2004a; VV.AA., 2000; VV.AA., 2002).

Asimismo, sólo en algunas publicaciones se recomienda adoptar medi-das de recuperación física, como realizar estiramientos antes de comenzar y al finalizar la etapa para prevenir problemas físicos o lesiones, así como tomar baños de agua fría y colocar las piernas en alto y darse un masaje en los pies (Fernández Costas, 2001; Menco, 2004; Reyes, 2004a; VV.AA., 2002).

No obstante, cada vez se escribe más acerca de este singular viajero del Camino de Santiago y cada vez preocupa más su estado físico. Al respecto, la obra más novedosa es la que en el actual año jacobeo presentan los especialistas en medicina, Vázquez Gallego et al. (2004), titulada Camino de Santiago. Consejos médicos para el peregrino, en la que ofrecen información, entre otros aspectos, tan-to para prevención como tratamiento de los problemas más frecuentes que ellos estiman puede sufrir el que recorre el Camino de manera tradicional (a pie, en bicicleta o a caballo): lesiones provocadas por la acción solar, por el calor y por el frío, ampollas, pie de atleta, calambres, agujetas, contusiones, erosiones en la piel, heridas, hemorragias, esguinces, luxaciones, fracturas, picaduras, morde-duras, dermatitis alérgicas, desmayos y convulsiones, fiebre, intoxicaciones, náuseas y vómitos, así como cortes de digestión.

También son estos autores los que más exhaustivamente tratan los aspec-tos del necesario calentamiento diario y de las medidas de recuperación física tras cada jornada, tanto para los que van andando, como para los que lo hacen en bicicleta o a caballo. Aconsejan efectuar un calentamiento antes de comenzar la etapa mediante ejercicios de estiramientos musculares y suaves masajes y una recuperación tras finalizarla, recomendando que el enfriamiento corporal sea progresivo, realizar estiramientos musculares, baño o ducha, masaje, aplica-ción de frío -en músculos de las piernas sobre todo-, adecuada hidratación y alimentación.

Además, la mayoría de los autores recomienda llevar el equipamiento adecuado según el medio de locomoción utilizado, para evitar así enfermeda-des y lesiones, y un botiquín básico pero completo para tratarlas (Bravo, 1998; Fernández Costas, 2001; Imaz et al., 2004; Menco, 2004; Reyes, 2004a; Vázquez Gallego et al., 2004; VV.AA., 2002).

1.2.6.- La programación del recorrido

Entre las consecuencias más significativas y propias del regreso del vian-dante jacobeo, se encuadra el nacimiento de una extensa y desarrollada literatu-ra de viaje y peregrinaje, extendida a las principales naciones europeas. Su mo-delo más antiguo e importante es sin duda la Guía del peregrino (el libro V del Codex Calixtinus), considerado como la primera guía de viajes del mundo y que detalla las etapas para llegar a Compostela. Está dividida en dos partes, la pri-

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mera, al igual que una moderna guía de viajes, señala los itinerarios de peregri-nación, etapas, distancias, puntos de parada, incluyendo los consejos para reco-rrerla...; en la segunda parte se describe la catedral del Apóstol y las maravillas de la ciudad. En este libro se recogieron todo tipo de anécdotas, a la vez que se trazó una división de la senda desde Francia en trece etapas, con varios días de peregrinaje en cada una de ellas, recomendando una media de treinta y cinco kilómetros diarios a pie y el doble en caso de ir a caballo. También se describió el carácter de los pueblos y las gentes del camino, al tiempo que advertía de los lugares donde la picaresca podía acechar a los peregrinos (Bravo, 1997; Caucci von Sauken, 2003a; García Costoya, 1999a; Prado, 2004).

Después de este primer ejemplo, hasta el siglo XIV no se hallan nuevos testimonios de relaciones de viajes compostelanos, textos anónimos que suelen referirse casi únicamente al itinerario recorrido; pero luego, a partir del siglo XV, existe una producción, sobre todo italiana y alemana, ciertamente impor-tante, que ya no contiene únicamente el recuerdo del viaje compostelano, sino también noticias acerca de los cambios, las costumbres, la vida social y cultural de los países cruzados, acerca de las devociones, la asistencia a lo largo del ca-mino y la realidad del peregrinaje (Caucci von Sauken, 2003a). La duquesa de Borgoña estableció, en su Libro de Horas, que entre abril y septiembre eran los mejores meses para peregrinar, pues se iniciaba el Camino con buen tiempo y se regresaba antes de la vendimia y de los primeros fríos (González Sevilla, 1998).

A falta de todo un mapa antiguo de caminos a Santiago en sentido am-plio, pues como afirma La Coste Messelière (2003, p. 269), “el pretendido mapa de 1648, que tanta aceptación tiene en la actualidad, no es más que una falsificación con-temporánea”, se acepta la Carta Itineraria Europae de finales del siglo XV y co-mienzos del XVI de Martin Weissmuller. Resultan de gran interés otras obras como, el Itinerario de Brujas (siglos XIV y XV), sobre recorridos italianos y pro-venzales por la vía del sur, y el Retorno del monje de los Serviten Hermann Kü-nig van Bach, sobre rutas por el norte. Documentos de todo tipo (hagiografía, toponimia, arqueología, establecimientos hospitalarios, menciones extraídas de archivos feudales, registros de hermandades o parroquiales) han servido como ejemplo para determinar el trazado del Camino. Al superponer los resultados de estas investigaciones se diseñan los trayectos que tomaban preferentemente los viandantes, aun cuando ninguna guía ha llegado hasta nuestros días (Her-bers, 2003; La Coste Messelière, 2003).

Los relatos de viajeros alemanes de los siglos XIII, XIV, XV y XVI permi-ten reconstruir la ruta de peregrinaje de la Baja Edad Media y, sobre todo en los últimos años del XV, se produce en este país un gran florecimiento de los rela-tos escritos por peregrinos, que sirven también de guías. Además de las narra-ciones de Arnold van Harff, noble renano, y del geógrafo y viajero Hieronimus Münzer, aparece, ya en letra de imprenta, el Die Walfart und Strass zu San Jacob, del monje servita Hermann Künig von Vach, guía para normandos y sajones, cuyas cuatro ediciones, publicadas entre 1495 y 1521, demuestran la difusión

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que el peregrinaje a Santiago aún tenía en el mundo alemán a pesar de estar ya en puertas la Reforma, así en palabras Herbers (2003, p. 330), “no cabe duda de que para todos aquellos que deseaban emprender el viaje desde Alemania, el libro de Hermann Künig servía de gran ayuda a la hora de preparar y realizar su peregrina-ción”. Más tarde, el género hallaría pleno desarrollo en Italia con el Viaggio in Ponente de Domenico Laffi, con tres reimpresiones a finales del siglo XVII y el Viaggio da Napoli a San Giacomo di Galizia de Nicola Albani. A los franceses se deben, por otro lado, numerosas pequeñas guías como Le Chemin de Paris a Saint-Jacques en Galice dit Compostelle (1355), La Guide qu'il faut tenir pour aller au voyage de Saint-Jacques en Gallice (1690), el Chemin de Paris a Saint-Jacques le Grand (1718), la Route pour aller a Saint-Jacques (1790), cuyas reiteradas reediciones son un claro exponente de la permanencia y difusión del peregrinaje compostelano en Francia (Caucci von Sauken, 2003a; González Sevilla, 1998; Herbers, 2003).

Resulta difícil calcular la duración media de un peregrinaje; por supues-to, dependía del lugar de origen. Desde centroeuropa y países bajos se calculan de cuatro a seis meses vía terrestre, entre ida y vuelta. En una relación de 1056 se dice que unos viajeros de Lieja emplearon treinta y seis días en total, en un viaje que es probable fuera a caballo, apunta Van Herwaarden (2003). Continúa el autor mencionando que un habitante de la ciudad de Leyden fue y volvió en tres meses y una semana y que en 1403 un condenado lo hizo en tres meses, se-gún datos jurídicos. La duración del viaje por mar dependía de los países de partida y de las condiciones climáticas. Así, por ejemplo, Margarita Kemp, pe-regrinó desde Bristol a Galicia y después a Bristol en siete días de ida y cinco de vuelta al punto de origen (Lomax, 2003; Ocaña, 1999).

La peregrinación comenzaba en la puerta de su casa, desde donde se po-nía en movimiento, para incorporarse más tarde a alguna vía mayor o menor y llegar a Compostela. El caminante, como explica Ocaña (1999), organizaba su viaje por las sendas que entendía como más útiles para su largo periplo, inter-pretando y comprendiendo las guías de peregrinos, o siguiendo las recomenda-ciones de otros viajeros, o de las indicaciones que obtenía de las gentes de la ruta jacobea.

Existen en la actualidad innumerables guías -ochenta y una catalogadas en el Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago (2004), además de las virtuales que se pueden hallar en internet-, en distintos idiomas, para recorrer el Camino de Santiago, tanto a pie, como en bicicleta o a caballo. La cuestión jacobea es habitual, en la actualidad, en internet, en las páginas de los periódicos y revistas, en cursos universitarios, en espacios de radio e incluso en televisión. Las bases de documentación que hoy en día están al alcance de cualquier peregrino son numerosas y variadas.

En las guías de la ruta jacobea se plantean, entre otros aspectos, progra-maciones de etapas según el medio de locomoción –desde Roncesvalles, de veinticinco a treinta jornadas si se va caminando y de diez a doce si se va peda-leando-, con el número de kilómetros diarios, descripciones detalladas del reco-

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rrido de cada etapa y recomendaciones en cuanto a horas diarias de peregrina-ción, lugares de inicio y de llegada, mapas y croquis, albergues, refugios, tien-das, restaurantes, cibercafés, bares, pensiones, hostales, hoteles, lugares de inte-rés cultural y turístico, gastronomía de cada zona, etc. En aquéllas referidas a los que van en bicicleta, se pueden observar detalladamente hasta los perfiles de cada una de las etapas. Todo programado. Ya depende de cada uno el ajustarse o no a las que ofrecen o confeccionarse una de forma personal. O quizá, no pro-gramar nada...

Resultan interesantes, en este sentido, algunos de los testimonios que Va-lenzuela (2002, Anexo IX, p. 9-10 y Anexo X, p. 1), en su investigación sobre el ciclotur de aventura, expone de las entrevistas realizadas a los peregrinos que recorrieron el Camino en bicicleta. En las mismas se ponen de manifiesto aspec-tos relativos a la planificación y programación diaria de la ruta, guías, mapas y criterios para determinar los tramos o trayectos del pedaleo:

“Un club ciclista nos hizo el itinerario, 100 kilómetros aproximadamente”.

“Guía de Internet, recorridos de 100 kilómetros, y que coincidan con algo inte-resante como monumentos”.

“Llevamos una guía para orientarnos...”.

“Uso una guía de Internet que con las etapas programadas. Llevo todo el cami-no marcando las rutas”.

“Compartimos los mapas, llevamos etapas preconfiguradas, sumamos etapas en promedio de 80 a 90, calculando donde queremos dormir”.

“... todos los días estudiamos lo que vamos a hacer al día siguiente, ya lo tenía-mos pensado antes de salir de casa”.

“Sí, por la mañana cuando nos levantamos planificamos la ruta adecuándola según hospedajes”.

“Cada día se sigue lo planificado desde el principio”.

“Nuestra planificación es flexible, llevamos la guía del viaje a Santiago a pie que nos orienta...”.

“Sí, como lo hemos planificado con anticipación, sin improvisación”.

“Improviso. Depende de todo, del día, del tiempo, de lo bonito que es el sitio”.

1.2.7.- El equipamiento del peregrino jacobeo

Al principio los peregrinos vestían las mismas ropas que otros viajeros y poco a poco la indumentaria fue concretándose en: sombrero de ala ancha para protegerse del sol y la lluvia, amplio abrigo con esclavina que les protegía la espalda y hombros del agua y la nieve, fuerte calzado, bordón robusto de apoyo y protección contra alimañas y bandidos, una calabaza colgada del bordón o de la cintura con agua o vino para saciar la sed, zurrón con alimentos y monedas y la concha venérea –vieira- que indicaba la condición de peregrino y, a su vez,

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era indicativa de la dirección que llevaba el mismo, caso de no hablar el idioma autóctono. La concha era, y es, el emblema del viajero jacobeo. La comida y el arreglo del calzado eran gratuitos para todo viandante que vistiese el hábito tradicional, independientemente de su procedencia (González Sevilla, 1998; Manzanera, 2004; Reyes, 2004b; VV.AA., 2002).

Aunque durante la Baja Edad Media la concha era el emblema peregrino por antonomasia, fue principalmente el distintivo del que recorría la ruta jaco-bea hasta Compostela. Cuando llegaban a Santiago, tanto los ricos como los po-bres adquirían la famosa concha para llevarla a su casa. Ésta era el testimonio de que la peregrinación había llegado a buen término y les proporcionaba pro-tección y privilegios (Herbers, 2003; Imaz et al., 2004; Ocaña, 1999).

Según Berastegui (1997) el peregrino de finales de los ochenta y de ini-cios de los noventa, ya en la postmodernidad, no lleva el hábito clásico, ni in-cluso la vieira (sólo el 24% de los que denomina peregrinos-turistas y el 42% de los religiosos) o el bordón. Su vestimenta es parecida a la de un senderista o un cicloturista.

Hoy día son numerosos los documentos en los que se hallan consejos prácticos dedicados a aquél que recorre el Camino, y cómo no, a su equipa-miento, bien vaya andando, en bicicleta o a caballo. También las marcas de ropa deportiva añaden a sus catálogos prendas “necesarias” y exclusivas para el pe-regrino. Se recomienda siempre que el peso sea el imprescindible, pero que no falte el aislante térmico, el saco de dormir, el bastón –se aconseja el telescópico-, calcetines deportivos, botas de montaña –tipo trekking-, sandalias, zapatillas deportivas, camisetas transpirables, sudaderas, chubasquero, forro polar, panta-lones –mejor desmontables-, mochila, gafas de sol, botiquín, sombrero, alforjas, casco, candado, luces y materiales específicos para los que van pedaleando, a los que se aconseja una bicicleta de cicloturismo poco pesada; para los que lo hacen a caballo, además del equipo propio del jinete se sugieren materiales para la cabalgadura. Muchos de estos materiales se recomiendan con un marcado carácter deportivo y de materiales que faciliten la transpiración del sudor (Bra-vo, 1998; Fernández Costas, 2001; Imaz et al., 2004; Lobato y De Toro, 1999; Re-yes, 2004b; Vázquez Gallego et al., 2004; VV.AA., 2000; VV.AA., 2002).

1.2.8.- La preparación física para recorrer el Camino de Santiago

La preparación física es una cuestión a la que muy pocos autores se refie-ren específicamente en relación al peregrino. No obstante, es un argumento que cada día es tenido más en cuenta por aquél que escribe acerca de -y para- el via-jero jacobeo, aunque como un consejo práctico cara al itinerario.

Al igual que con otros temas tratados hasta ahora, la mayoría de las guí-as actuales para recorrer la ruta hacia Compostela recomienda, simplemente, efectuar algún tipo de preparación física previa. Así por ejemplo, Bravo (1998, p. 8-9), indica que al menos un mes antes de iniciar la marcha, aquellos que van a pie deberían realizar “caminatas cortas por los alrededores de la ciudad, excursiones

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al monte...Conviene ir usando el calzado y la ropa que vayamos a emplear en la ruta”, y para los que van a hacerlo en bicicleta, “es necesario entrenar, con al menos tres meses de antelación, todos los terrenos: llano, toboganes, montaña...”. Reyes (2004a, p. 12) advierte, entre sus Consejos para llegar a Santiago, “...antes de iniciar la ruta, conviene realizar una preparación física a base de largas caminatas”.

Son Vázquez Gallego et al. (2004), en su ya citada obra de consejos médi-cos, los que más específicamente tratan la condición física del que se va a con-vertir en peregrino hacia Compostela. Y es que el recorrido de tantos kilómetros supone una actividad física intensa y prolongada en el tiempo, lo cual requiere una forma física óptima que permita no sólo comenzar el trayecto, sino también terminarlo en buenas condiciones. Recomiendan, para alcanzarla, ejercicios de potenciación muscular y preparación del sistema cardiorrespiratorio y de resis-tencia física, caminando o montando en bicicleta desde al menos tres meses an-tes de iniciar la ruta. Se debe comenzar con esfuerzos pequeños que paulatina-mente se irán incrementando en duración e intensidad durante los tres meses siguientes. Una pauta útil, según estos autores, puede ser la siguiente:

Primer mes: durante la primera y segunda semana caminar 5 kilóme-tros en una hora, en días alternos. En la tercera y cuarta semanas ca-minar 10 kilómetros, también en días alternos.

Segundo mes: una caminata semanal de 20 kilómetros alternada con dos de 10 kilómetros.

Tercer mes: una caminata semanal de 25 kilómetros alternada con dos de 10 kilómetros.

Es recomendable, además, que durante este período de entrenamiento se utilice el mismo calzado y los mismos calcetines que se llevarán durante el reco-rrido del camino, para que se vayan adaptando a los pies.

Estos autores también consideran que la capacidad volitiva junto con la preparación física y psicológica son los factores clave para llegar hasta Santiago, siendo secundarios la planificación, el equipo, etc. Aconsejan además un reco-nocimiento médico, sobre todo a los mayores de cuarenta y cinco años y a per-sonas con algún tipo de patología (problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes, obesidad, etc.).

Por otro lado, Imaz et al. (2004), también tratan el entrenamiento previo que ha de realizar el que ha decidido recorrer la ruta jacobea, pues entienden que con una adecuada preparación se disfrutará más de los diversos aspectos que tiene el Camino, especificando según el medio que va a utilizar:

Si va a ir andando: se debe empezar la preparación con paseos cortos, que se irán alargando progresivamente, especialmente los fines de semana, si es po-sible con salidas al monte, para habituarse a las subidas y bajadas, hasta que se llegue a dominar la distancia que se crea será la de las etapas a realizar. Las úl-timas salidas deberían efectuarse con la mochila cargada para ir adaptándose a

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su peso. Sería conveniente en los últimos fines de semana, tratar de andar con la mochila el máximo de kilómetros que se tengan previstos recorrer en la ruta, durante tres días seguidos.

Si va a ir en bicicleta: con dos meses de preparación física específica esti-man estos autores que es suficiente. Se debe empezar rodando en terreno plano al principio del entrenamiento, para más adelante alternar llanos con subidas, llevando los últimos días las alforjas cargadas.

Como se puede observar, el entrenamiento físico previo al recorrido del Camino de Santiago es una cuestión que cada vez preocupa más, siendo, poco a poco, tratado con más especificidad por los diversos autores que escriben sobre aspectos prácticos para recorrer la ruta jacobea.

1.2.9.- Los Caminos de Santiago

El Camino no se reduce a un itinerario sino que es un conjunto de vías cuya distribución corresponde a diferentes épocas y condicionada por elemen-tos históricos concretos repartidos a lo largo del tiempo (Cebé, 1999). El que hubiera una gran cantidad de gentes por las sendas medievales en dirección a un solo lugar, tendía a que todos ellos utilizasen vías en las que la circulación fuese más cómoda, tanto geográfica como funcionalmente, lo que dio origen a los diferentes Caminos a Santiago, de los que unos eran principales y otros se-cundarios (Ocaña, 1999).

La peregrinación por mar y por tierra desde los más diversos países eu-ropeos y desde la propia Península Ibérica, a medida que avanzaba la Recon-quista, acabó tejiendo una tupida red de vías que conducían hasta Santiago de Compostela, al sepulcro del Apóstol. Estos caminos, apunta además Soria y Puig (2003), no son coetáneos, ni los peregrinos los usaron al mismo tiempo, pues el auge de unos solía ir acompañado del ocaso de otros.

En los distintos territorios europeos se forma un impresionante entrama-do de rutas que se pueden encontrar, con verdadero detalle en cada uno de los países, en diversos estudios realizados por distintos autores. Así, La Coste Mes-seliére (2003) analiza exhaustivamente los distintos Caminos de Santiago en Francia, donde tuvieron una gran importancia y modificaron todo su sistema de comunicaciones, Gai (2003) expone los distintos caminos italianos a Santiago, Herbers (2003) examina las peregrinaciones alemanas a Compostela y los vesti-gios del jacobeos en Alemania, Van Herwaarden (2003) estudia el culto medie-val del Apóstol en los Países Bajos, Lomax (2003) aporta datos sobre los pere-grinos ingleses a Santiago, Alonso (1998) analiza las peregrinaciones marítimas, Almazán (1995 y 1998) y Krötzl (2003) se refiere en sus investigaciones a los iti-nerarios desde los países escandinavos y bálticos a Compostela, así como de sus influencias culturales, y también las rutas atlánticas hacia Santiago son objeto de estudio - a estas rutas marítimas se les dedicó el II Congreso Internacional de Estudios Jacobeos- por parte de distintos autores como Viñes (1998), Plötz (1998) o Harbison (1998).

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En muchos casos, los caminos transcurrían sobre antiguas calzadas ro-manas y caminos medievales ya existentes. Eran viejas vías militares, económi-cas, de ordenación del territorio, usadas ya por todas las civilizaciones anterio-res a las medievales, que fueron abandonadas durante la invasión musulmana, y reutilizadas una vez que la frontera de la reconquista bajó más allá del Duero. El trazado de esas viejas sendas se había realizado siguiendo la facilidad del relieve y comodidad de vados. Por tanto, los Caminos a Santiago ya existían y eran utilizados por otras culturas con similar trazado horizontal y vertical del territorio (González Sevilla, 1998; Ocaña, 1999; Soria y Puig, 2003).

En España, la ruta más importante era la que atravesaba toda la meseta desde los Pirineos, donde se recogía la afluencia de peregrinos procedentes de Europa, aunque también existían otras formas de llegar a Santiago sin tener que cruzar esas montañas: por mar, por el sur y por el este de la Península. Dado que esa ruta principal era la que recibía el mayor flujo de viajeros, al principio fundamentalmente franceses, acabó denominándose como el Camino de San-tiago o Camino Francés. Ya a finales del siglo XI estaba consolidada la ruta en los documentos con nombres que hacían referencia a tal función peregrinatoria y jacobea, como: Vía ad Sancto Jacobo, Camino de Sancti Iacobi, Camino peregrino-rum, Strata publica peregrinorum, Iter francorum, Via francigena. Por esta vía entra-ron desde Europa la mayor parte de los movimientos artísticos y transforma-ciones arquitectónicas (González Sevilla, 1998; Ocaña, 1999).

Si se superpone el mapa de las antiguas Vías Romanas a los Caminos de Santiago, afirma Ocaña (1999) que se encontrará la coincidencia de trazados. Este autor cita algunas de esas vías y sus puntos principales de paso para de-mostrar tal afirmación: la de León-Zaragoza-Tarragona, la de Astorga-Zaragoza-Pamplona-Ibañeta, la de Asseconia (Iria)-Astorga-Burgos-Briviesca-Pamplona-Ibañeta-Burdeos, la de Lugo-Astorga o la de Lugo-Betanzos-Per Loca Marítima.

La peregrinación marítima y los diversos pasos pirenaicos ponen de ma-nifiesto la dimensión continental del movimiento jacobeo, pero también hubo un importante componente peninsular. Si Santiago atraía hasta gentes de Es-candinavia, no ejercía menos atracción sobre portugueses, castellanos o catala-nes. Entre estos primeros peregrinos, cuyo nombre se conoce, se encuentra el abad Cesáreo, del monasterio catalán de Santa Cecilia de Montserrat, que fue hasta Santiago en el año 959, y se conservan asimismo testamentos catalanes del siglo XI que demuestran que ya en el primer cuarto de esta centuria estaba arraigada la costumbre de dirigirse a Compostela.

Por otra parte, a medida que la reconquista avanzó hacia el sur, aparecie-ron nuevos y más largos ramales de peregrinación que o bien accedían directa-mente a Santiago desde el sur -los caminos portugueses o leoneses procedentes de Benavente, Zamora o Valladolid-, o bien empalmaban en algún punto del camino principal -muchas sendas procedentes de Cataluña, Aragón y Castilla- (Soria y Puig, 2003).

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1.2.9.1.- El Camino Francés

Esta ruta jacobea la vamos a analizar de una forma más exhaustiva, ya que es en la que se centra esta investigación y es, además, la más transitada por los peregrinos de la Era Postmoderna. Según Sierra Fernández y López Caste-llanos (1997), más del noventa y cinco por ciento de los peregrinos que llegan a Santiago han recorrido este itinerario.

Ya, en el Códice Calixtino, en pleno medievo (siglo XII), se describían las cuatro rutas básicas que convergían en España a través de Francia. Son itinera-rios de notable trascendencia histórica y bibliográfica y que aún tienen peso es-pecífico en la actualidad. A través de estas vías llegaban viajeros procedentes de lejanos lugares de Escandinavia, Alemania, Italia y los Países Bajos, sobre todo, enlazando con España mediante dos puertos: Roncesvalles y Somport. Las de-nominaciones de estas rutas se toman de las ciudades más importantes por las que pasaban: la tolosana, por Toulouse; la podense, por Le Puy; la lemovicense, por Limoges; y la turonense, por Tours (Bravo, 1997; Cebé, 1999; Imaz et al., 2004; La Coste Messeliére, 2003; Soria y Puig, 2003; VV.AA., 2000).

La primera, la más sureña -la tolosana-, llegaba de Arlés y Aviñón. Era la que utilizaban los viajeros provenientes de Italia y países aún más lejanos, así como los provenzales. Esta vía seguía por el entorno de Montpellier hacia Tou-louse. Quienes procedían de aquí entraban en España por la ruta aragonesa cruzando el que en tiempos romanos se conoció como Sumus Portus, Somport. Este es el paso citado en el propio Códice Calixtino y es que en el siglo XI puede que fuera éste el paso pirenaico más frecuentado por los viandantes, pues en el paso de Roncesvalles no se documentan hospitales de peregrinos hasta princi-pios del siglo XII.

La podense, surgía en la ciudad de Le Puy, en el origen de la cuenca del Loira, pequeña pero altiva urbe donde aún se aprecia el poderío episcopal en sus monumentos poderosos. Desde Conques, donde contemplaban la magnífica iglesia de Sainte-Foy, pasaban a Moissac, célebre por su abadía benedictina, pa-ra continuar en dirección a Ostabat y Roncesvalles.

Los que llegaban por la lemovicense pasaban por la ciudad de Vézelay, donde se hallaba un centro de gran atracción al peregrino en el medievo, la ba-sílica de Santa Magdalena. La vía cruzaba el valle del Loira para acercarse hacia Bourges, en Berry, capital religiosa de Aquitania en la Edad Media. A continua-ción, solamente quedaba por llegar Limoges y Périgeux, en dirección sudoeste, hacia Ostabat y Roncesvalles.

Por la turonense, tras pasar por París, donde se unían muchos viajeros pa-ra hacer la ruta, llegaban a los Pirineos. Estas gentes provenían del norte de Francia y los Países Bajos, principalmente. Avanzaban por el sur hacia el valle del Loira, y pasaban por Tours, llegaban a Poitiers y a Burdeos, para seguir hacia Ostabat, donde esta ruta confluía con la proveniente de Tours y la Limo-ges, para entrar en España por Roncesvalles.

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Finalmente, las dos rutas resultantes, la de Somport y Roncesvalles, con-fluían en la localidad Navarra de Puente la Reina, constituyendo a partir de allí un único camino hasta Compostela. Era la denominada “vía francígena” o “cami-no francés”, que cruza la península ibérica desde los Pirineos hasta las costas gallegas y discurre por las Comunidades Autónomas de Navarra, La Rioja, Cas-tilla y León (Burgos, Palencia y León) y Galicia (Lugo y A Coruña).

La referencia de inicio, en nuestro país, es Roncesvalles. Este lugar, es un hito y un mito para los peregrinos del Camino de Santiago, afirma Ocaña (1999). Hito porque es una marca geográfica decisiva para los que procedían -y proceden- de los países el norte de la península, era -y es- la cumbre donde co-menzaba el camino español, la tierra de Santiago (Jakobsland); se considera la cumbre de Roncesvalles como el inicio del verdadero Camino de Santiago en España, sin recortes cómodos e interesados. Era también un mito porque la tra-dición hace residir allí la batalla de las huestes cristianas de Carlomagno y la del caudillo árabe Marsilio, con la muerte de Roldán y sus doce Pares en tan signifi-cado paraje, en desigual combate provocado por la traición del caudillo cristia-no Ganelón. Allí, refiere el Códice Calixtino, Carlomagno hincó su rodilla en la cumbre de Ibañeta y rezó cara a Compostela. Después…, toda la tradición del pseudo-Turpín, también desarrollada en el Líber Sancti Iacobi.

Roncesvalles está situado en los Pirineos navarros y sus edificios de aco-gida se ubican al pie de la vertiente sur y a dos kilómetros de distancia de la cumbre superior del puerto de Ibañeta (1066 m.), desde donde se divisan los valles franceses y españoles por los que transcurre la ruta jacobea. Abajo, en Francia, antes de subir al puerto está la medieval villa de Saint Jean-Pied-de-Port, que recoge toda la peregrinación europea, ya reunida previamente en una pequeña localidad anterior (Ostabat) donde confluían las tres principales vías de viajeros procedentes de París, Vézelay y le Puy. Después, el ascenso a Val-carlos, ya en España, donde Carlomagno acampó a la espera de su sobrino Rol-dán, según cuenta la leyenda, al que halló muerto en la cumbre. El lugar fue inmortalizado por la historia con la imposición del nombre del monarca, y por tal motivo alcanzó la denominación de Valcarlos ó Valle de Carlos (Carlomagno). La emoción de la historia se mezcla en estos paisajes con la impresionante belle-za de su geografía (Ocaña, 1999).

Arriba, en el puerto de Ibañeta, un monje era encargado de hacer sonar una campana para dirigir a los peregrinos en los días de nieblas y nevadas y que no se perdieran. Cuando descendían de esta cumbre inhóspita, se encon-traban en Roncesvalles con una hospedería y un hospital de fama reconocida, que atendía todas sus necesidades. La atención estaba a cargo de una cofradía de prelados, clérigos y laicos. Se estableció para el hospital una comunidad de canónigos regulares de San Agustín. Al lado se instalaría una capilla funeraria, la de Sancti Spiritus, para el enterramiento de peregrinos, cuya construcción atribuye la tradición a la mano de Carlomagno que quiso que eternamente re-posasen allí sus Doce Pares, y que aún hoy se puede admirar. La colegiata, de

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estilo gótico borgoñón, consagrada en 1219, fue obra de Sancho el Fuerte, que está enterrado en la antigua sala capitular. Hoy, un amplio complejo de edifi-cios posteriores, con una casa canónica y un pequeño museo acogen al visitante haciéndole recordar tan históricos lugares. La iglesia es obra gótica de estilo francés. Al lado se sitúa la pequeña iglesia medieval de Santiago, del siglo XIII, donde diariamente se celebra a las ocho de la tarde la Misa del Peregrino, en donde se leen los nombres y la procedencia de todos ellos y reciben la Bendi-ción del siglo XI antes de marchar. Todavía tiene cabida allí la historia, la anti-gua y la moderna, de las peregrinaciones (Ocaña, 1999; VV.AA., 2000).

A este lugar..., hito y mito del medievo, considerado lugar de inicio del Camino de Santiago Francés en España, acuden en la actualidad miles de per-sonas para partir hacia tierras gallegas..., más de setecientos cincuenta kilóme-tros de peregrinación hasta Santiago de Compostela...

A continuación se detallan, las distintas poblaciones por las que pasa este recorrido, según las diversas provincias por las que lo hace (Bravo, 1998; Imaz et al., 2004; VV.AA., 2000; VV.AA., 2002):

En Navarra, transcurre por: Roncesvalles, Burguete, Zubiri, Larra-soaña, Trinidad de Arre, Villava, Pamplona, Cizur Menor, Obanos, Puente la Reina, Mañeru, Cirauqui, Lorca, Villatuerta, Estella, Monas-terio de Irache, Villamayor, Los Arcos, Torres del Río, Viana.

En La Rioja, transcurre por: Logroño, Navarrete, Nájera, San Millán de la Cogolla, Azofra, Santo Domingo de la Calzada, Grañón.

En Burgos, transcurre por: Redecilla del Camino, Vitoria, Belorado, Villafranca Montes de Oca, San Juan de Ortega, Atapuerca, Burgos, Tardajos, Hornillos del Camino, Castrogeriz, Puente Fitero.

En Palencia, transcurre por: Itero de la Vega, Boadilla del Camino, Frómista, Población de Campos, Revenga de Campos, Villovieco, Vi-llarmentero de Campos, Villalcázar de la Sirga, Carrión de los Con-des, Benevivere, Calzadilla de la Cueza, Ledigos, Terradillos de los Temoplarios, San Nicolás del Real Camino.

En León, transcurre por: Sahagún, Bercianos del Real Camino, Mansi-lla de las Mulas, Villamoros, Puente Villarente, Valdelafuente, Puen-tecastro, León, Virgen del Camino, San Miguel del Camino, Villadan-gos del Páramo, San Martín del Camino, Hospital de Órbigo, Crucero de Santo Toribio, San Justo de la Vega, Astorga, Santa Catalina de Somoza, El Ganso, Rabanal del Camino, Foncebadón, La Cruz de Fe-rro, Manjarín, El Acebo, Riego de Ambrós, Molinaseca, Ponferrada, Camporanaya, Cacauelos, Villafranca del Bierzo, Pereje, Trabadelo, Vega de Valcarce, Ruitelán, Herrerías, La Faba, Laguna de Castilla.

En Lugo, transcurre por: O’Cebreiro, Liñares, Hospital da Condesa, Padornelo, Fonfría, Triacastela, Monasterio de Samos, San Xil, Fon-

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tearcuda, Furelos, Calvor, Aguiada, Sarria, Barbadelo, Cortiñas, Mira-llos, Vilachá, Portomarín, Hospital, Ventas de Narón, Lameiros, Li-gonde, Eirexe, Vilar de Donas, Lestedo, Palas de Rei.

En A Coruña, transcurre por: Leboreiro, Melide, Castañeda, Ribadiso da Baixo, Arzúa, Lavacolla, Monte do Gozo, Santiago de Compostela.

1.2.9.2.-El Camino del Norte

Esta es la ruta más antigua de la Península, también llamada Ruta del Cantábrico o Camino Primitivo, trazada sobre la antigua calzada romana de la Vía Augusta que unía la Galia y los Pirineos con la tierra astur y con las minas romanas de Las Médulas en la comarca de El Bierzo (González Sevilla, 1998).

Los primitivos peregrinos accedían a la Península desde el norte y centro de Europa bien por mar, siendo el puerto asturiano de Avilés el principal punto de desembarque, o por tierra, entrado desde Francia por Irún, siguiendo la cos-ta vasca por San Sebastián, Gernika y Bilbao, donde recibían asilo en el hospital e iglesia de San Juan, para continuar viaje por las villas cántabras de Castro Ur-diales, Santoña, Santander, Santillana del Mar y San Vicente de la Barquera. Ya en Asturias el camino sigue bordeando la costa hasta llegar a Avilés, principal puerto medieval del cantábrico, donde, como se ha apuntado anteriormente, finalizaban sus singladuras muchas de las naves con su mercancía humana de peregrinos –un temporal o cualquier otro factor hacía que arribaran a los puer-tos cantábricos- que continuaban a pie su viaje a Santiago por la ruta costera o por la ruta del interior. Tanto unos como otros desviaban su camino hasta Oviedo, en donde visitaban y veneraban las reliquias de la Iglesia de San Salva-dor, antecesora de la actual Catedral. Para la entrada en Galicia había diferentes alternativas, se podía cruzar en barca de Castropol a Ribadeo, que recibía otros peregrinos por mar y contaba con hospital, o bien bordear el río Eo, que dispo-nía de varios puentes, uno de ellos el de Santiago de Abres. Estos pasos generan itinerarios dirección a Mondoñedo y Lugo (Soria y Puig, 2003; VV.AA., 2004c).

1.2.9.3.- El Camino Aragonés

Así se conoce la vía que procedente de Francia entraba por el puerto de Somport, en Aragón, y se dirigía por Canfranc, Jaca, Sangüesa y Monreal hasta Puente la Reina, donde se unía –como en la actualidad- con el Camino Francés (Imaz et al., 2004; VV.AA., 2000).

1.2.9.4.- La Vía de la Plata

La conocida calzada romana se convirtió con el tiempo en ruta mozárabe de peregrinación y comercio entre los pueblos andaluces y del Norte. El área que recorre fue la de expansión natural del reino de León en la Reconquista, actuando en ella muchas veces la Orden de Santiago e integrándose varios de sus obispados como sufragáneos de la sede compostelana. Atraviesa tierras ex-tremeñas por ciudades monumentales como Cáceres y Plasencia. En Castilla y

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León transcurre por Béjar y Salamanca, donde se une con la de los peregrinos procedentes de Toledo y Ávila por la ruta de Alba de Tormes. El antiguo Mo-nasterio de Moreruela y Benavente son los dos puntos que adentran el camino en Sanabria y de aquí a las tierras de Ourense, antes de llegar a Compostela (Uría Maqua, 2003; VV.AA., 2004f).

1.2.9.5.- La Ruta Marítima. El Camino Inglés

El concepto de peregrinación y de Camino de Santiago está asociado a gentes que caminan, que recorren a pie la ruta hacia Compostela. Pero también había peregrinos que lo hacían por mar, como una ruta marítima, dando lugar algunas de estas vías a caminos específicos por tierra, como el denominado Camino Inglés, que partiendo de A Coruña (Portus Magnus Artabrorun) daba salida a la afluencia de peregrinos que desembarcaban en ese puerto proceden-tes de lejanos países, fundamentalmente de Inglaterra e Irlanda (Alonso, 1998 y 2001; Harbison, 1998; Lomax, 2003; Plötz, 1998; Soria y Puig, 2003; Stalley, 1998).

El flujo marítimo estaba formado mayoritariamente por ingleses que rea-lizaban la ruta por barco, pero también de escandinavos, irlandeses, holandeses, belgas, alemanes del norte y franceses del norte; en general por todos aquellos pueblos, países y ciudades costeras que trataban de evitar los caminos terres-tres. Era una vía más rápida y económica que las otras, que resultaban mucho más largas y caras debido al tiempo que duraba la peregrinación. Los peligros eran diferentes, como los de las condiciones del mar, los corsarios, etc., pero estaban a salvo de los que existían en las rutas terrestres, de robos, latrocinios, asesinatos, etc. (Krötzl, 2003, Lomax, 2003; Ocaña, 1999; Soria y Puig, 2003; Van Herwaarden, 2003).

Este tipo de viaje hasta Compostela se veía acentuado en los períodos de guerra en el Continente, lo cual repercutía negativamente en la economía de las ciudades de la ruta y en la propia Compostela. Un ejemplo de ello lo encontra-mos en un contrato de arrendamiento de un altar de la Catedral de Lugo al ca-nónigo Juan Díaz, en el cual consta que se descontaría un total de cien marave-díes anuales el año en que los reyes de España e Inglaterra estuviera en guerra (García Costoya, 1999b).

Al igual que sucedía con los caminos terrestres, los itinerarios por mar también eran conocidos anteriormente al tiempo de la peregrinación. Eran rutas históricas, comerciales y de anteriores descubrimientos utilizadas por fenicios, romanos y vikingos para sus diferentes usos y funcionalidades. Pero no todas finalizaban con un corto trayecto a pie hasta Compostela, ya que en algunos casos, ingleses, escoceses e irlandeses se concentraban en la isla de Wight, en Portmouth, para cruzar juntos el Canal de la Mancha y preferían arribar sus embarcaciones a la costa de Francia, a puertos como Dover y Calais para alcan-zar después las vías de peregrinación francesas que habría de enlazar con las españolas a Santiago (González Sevilla, 1998; Krötzl, 2003; Lomax, 2003; Ocaña, 1999; Soria y Puig, 2003).

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Pero, para poder salir de las islas Británicas, era necesario obtener un permiso real de salida, que generalmente negociaban los capitanes y armadores. En el Año Santo de 1434 fueron expedidas setecientas licencias y setecientas ochenta y una en el de 1456. Si consideramos el alto número de licencias y el número de posibles pasajeros con los barcos llenos, tendríamos una cifra indica-tiva de la importancia de esta peregrinación marítima, que en Inglaterra salía principalmente de los puertos de Winchelsea, Sandwich, Southampton, Poole, Weymouth, Plymouth,, Fowey, Penzac y Bristol. Los irlandeses si no lo hacían directamente, lo hacían después a través de puertos ingleses. Dublín, por ejem-plo, disponía de un hospicio para recoger a peregrinos retrasados por el mal tiempo y en espera de barco conveniente (Alonso, 1998 y 2001; Lomax, 2003; Ocaña, 1999; Stalley, 1998; Van Herwaarden, 2003).

1.2.9.6.- El Camino de Finisterre

Hacia el Finis Terrae…, camino hasta el fin del mundo conocido. Una desviación casi obligada desde finales de la Edad Media es la que conducía a Fisterra y Muxía, vinculados respectivamente a las leyendas de la traslación y la predicación del Apóstol. Los peregrinos tenían la oportunidad de alcanzar el fin del mundo conocido, quemar las ropas con las que habían llegado hasta allí, como símbolo de renovación, y contemplar el océano en la sobrecogedora Costa da Morte. Hoy, esta prolongación de la Ruta hasta Finisterre es una realidad histórica recuperada (Insua y Castañeira, 2001; VV.AA., 2004f).

1.2.9.7.- Otros Caminos a Santiago

Actualmente se están fomentando y reabriendo antiguas vías, como Los Caminos Portugueses, el Camino Mozárabe (desde Granada, Córdoba y Mála-ga), el Camino desde Madrid, los Caminos del Levante (Vía romana del Espar-to), la Ruta de la Lana (desde Cuenca), el Camino Catalán, el Camino del Ebro, el Camino del Maestrazgo-Bajo Aragón, el Camino de Guadalajara, el Camino desde Alicante (Burgui, 1997; Imaz et al., 2004; VV.AA., 2004c).

1.2.9.8.- Donde confluyen todos los Caminos: Santiago de Compostela

Tras un largo camino... Santiago de Compostela...

Cada peregrino vive la experiencia de llegar al final de la ruta. Cada uno la vivencia en función de sí mismo y de las características de su “viaje”.

Valenzuela (2002, p. 312), en su estudio del ciclotur de aventura, aporta el testimonio de un cicloturista chileno que evaluando su vivenvia al finalizar el Camino indicaba: “para mí fue una experiencia excelente y agregó mucho a mi vida, en varias formas. En superar límites en trabajar en grupo, muchas cosas que llevaré como un bagaje para mi vida. Entonces, para mí fue excelente”.

La ciudad actual fue premiada por el Consejo de Europa y declarada Pa-trimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO (UNESCO, 2002). Hasta este lugar llegan diariamente peregrinos de diversas las nacionalidades.

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El rito jacobeo en la catedral compostelana comienza por el Pórtico de la Gloria, donde se debe posar la mano en la oquedad, en la cara opuesta del par-teluz y la tradición manda golpear tres veces con la cabeza en la del Maestro Mateo, popularmente conocido como Santo dos Croques. En la cripta se visita el arco-relicario del Apóstol, ascendiendo luego para abrazar la imagen de Santia-go del Altar Mayor. Asimismo, todos los días, en la Catedral, se celebra a las doce del mediodía la Misa del Peregrino (Imaz et al., 2004).

Ahora, resta solicitar la compostela, documento acreditativo de haber completado la ruta al modo tradicional, en la Oficina del Peregrino de la Cate-dral. Son considerados peregrinos por el Arzobispado de Santiago de Compos-tela aquéllos que llegan hasta Santiago de la llamada forma tradicional, a pie, en bicicleta o a caballo, y cuyas motivaciones has sido religiosas (espiritual, de búsqueda, viaje interior). En el primero de los casos el Cabildo Catedralicio re-conoce la oficialidad mediante la entrega de la “compostela”, a todos aquellos que acrediten haber andado o cabalgado al menos los últimos cien kilómetros; si ha sido en bicicleta, es necesario demostrar que el recorrido ha sido de al me-nos los doscientos kilómetros finales hasta Santiago. Para ello, es imprescindible llevar la credencial de peregrino debidamente cumplimentada –sellada y fechada diariamente, desde el lugar de inicio-, que nos identifica como peregrinos y, como tales, nos permite usar los albergues.

1.2.10.- Las motivaciones para recorrer el Camino de Santiago “El móvil más puro de la peregrinación es la devoción ... Pero hay otro tipo de peregrino, sin duda frecuente, que en el fin piadoso de su viaje buscaba poco más que un pretexto para la satisfacción de su curiosidad por conocer gentes y tierras extrañas para su humor inquieto de viajero, o más prácticamente, para el desarrollo de sus negocios” (Vázquez de Parga et al., 1993, p. 120-121).

Algunos autores, como Bravo (1997), Caucci von Sauken (2003a), Hone-man (1999), Ocaña (1999), Plötz (1999 y 2003) o Vázquez de Parga et al. (1993), exponen una serie de motivaciones que consideran han impulsado en siglos pasados a recorrer los caminos en peregrinación, que han empujado a los indi-viduos a abandonar su trabajo y familia para ponerse en camino hacia Santiago. Aunque, como indica Caucci von Sauken (2003a, p. 92) “se trata de motivaciones muy complejas, que se superponen y se trenzan entre sí para desembocar en un único substrato tanto psicológico como devoto”. Por su parte, Honeman (1999), en la in-vestigación realizada referente a este tema no halla distinciones evidentes entre las razones de dirigirse a uno u otro lugar de peregrinación, ya sea Santiago, Roma o Jerusalén.

• La peregrinación por devoción (per causa orationis, pietatis devotionis causa). Es la emprendida como práctica de ascesis –perfección- personal por los cristia-nos piadosos. Es una motivación religiosa, de fe, y según Plötz (2003) casi la mayoría de los que comenzaban libremente la peregrinación lo hacían por esta

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causa. En ella se implicaba la búsqueda de la salud del alma por veneración de reliquias santas que se hacía con gran esfuerzo físico a través de peligros y geo-grafías muy diferentes. Peregrinar, tocar las reliquias sagradas... pero sobre to-do la búsqueda de la paz consigo mismo. En este tipo se producía una catarsis ó purificación, donde por la mutación del espacio y del tiempo trataba el indivi-duo de acercarse a la perfección cristiana. Los valores que aporta esta clase de viaje son comunes a casi todos los tipos de peregrinación, es decir, abandono del medio social habitual, afrontamiento de la soledad, de las dificultades y de los peligros del camino, solución a los problemas de nutrición, de habitación y de salud. Todo debía de tener compensación al final con la llegada y el “aumen-to de santidad” (Bravo, 1997; Caucci von Sauken, 2003a; Honeman, 1999; Ocaña, 1999; Plötz, 1999 y 2003; Vázquez de Parga et al., 1993).

• La peregrinación ligada al milagro. Su objeto era pedir o agradecer la reso-lución de algún problema físico o psicológico. El método era el clásico desde la historia de la humanidad, el de acudir al lugar santificado para, por medio de la intermediación del Santo ante Cristo o por actuación directa de aquél, conseguir el objetivo de curación que se pretendía. Santiago era considerado en esa época como uno de los Apóstoles más eficaces en la sanación de enfermos; es más, dentro de la santería terapéutica se entendía como un generalista o multitera-peuta, capaz de curarlo todo. Ése fue uno de los grandes atractivos de la pere-grinación a Santiago, “testimonio de ello son los numerosos libros de milagros que recogen en precisos y detallados reportajes las curaciones realizadas en los santuarios” (Plötz, 2003, p. 25). En épocas de hambre, de epidemias o de catástrofes el nú-mero de peregrinos aumentaba considerablemente. Comportamientos semejan-tes los podemos encontrar actualmente en Lourdes, Fátima o el Corpiño (Caucci von Sauken, 2003a; Ocaña, 1999; Plötz, 1999 y 2003).

• La peregrinación por voto o promesa (peregrinatio pro voto). Se trata de un compromiso solemnemente contraído, normalmente en ocasión de algún peli-gro grave del que se ha salvado por intercesión del Santo (durante un naufra-gio, una enfermedad o encontrándose apresado, por ejemplo). De esta manera, a través de un voto común a muchos otros peregrinos, se establece una legítima unión: se le paga al protector, en este caso Santiago, con el sacrificio del viaje y el testimonio personal de la gracia recibida (Caucci von Sauken, 2003a; Hone-man, 1999; Plötz, 1999 y 2003).

• La peregrinación emprendida por el deseo de beneficiarse de indulgen-cias, especialmente durante los Años Santos Compostelanos (Caucci von Sau-ken, 2003a; Honeman, 1999).

• Las peregrinaciones políticas, nacionales y guerreras. El poder político en general (el de reyes, papas, nobles, etc.) tenía la intención de colocar sus empre-sas y naciones bajo la protección de ciertos santos, dentro de la clásica religiosi-dad efectista. Ello producía en sus pueblos un resultado multiplicador que lle-naba los caminos y los santos lugares de los respectivos pueblos encomenda-dos, pues detrás de los políticos peregrinaba toda la multitud (Ocaña, 1999). En

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ocasiones, la peregrinación a Compostela era objeto de negociaciones políticas o diplomáticas y se contemplaba en los tratados entre naciones (González Sevilla, 1998; Honeman, 1999). También se recorrían los caminos buscando la formación de jóvenes caballeros: una costumbre que también pone de manifiesto los estre-chos nexos existentes entre el mundo caballeresco y los peregrinajes (Caucci von Sauken, 2003a; Honeman, 1999).

• Peregrinación turística, novedosa, aventurera. Era paralela, consustancial y simultánea a la política. Se fundamentaba en el deseo de conocer nuevas tierras y horizontes, generalmente acompañando a reyes y señores, pero con poca de-dicación a la santidad del recorrido. La Edad Media proporcionaba caminos y aventuras suficientes a quienes con medios podían realizar este tipo de viajes. Entre ellos no se encontraban solamente los ricos señores de la nobleza, sino geógrafos, exploradores, literatos y toda clase de gente interesada en conocer, disfrutar y divulgar diferentes aspectos de la Ruta. Algunos han sido muy fruc-tíferos para la peregrinación general, como es el caso de los literatos que narra-ban sus experiencias por el Camino, para después nutrir la bibliografía de via-jes, que había de servir al resto de viandantes como recordatorio de los caminos, posadas, peligros y dificultades que iban a encontrarse. Tras la Edad Media, con el siglo XV, el fenómeno peregrinatorio experimenta cambios en sus modalida-des e intenciones. Surgen un nuevo tipo de viajeros, para los cuales la visita a Santiago es una disculpa para conocer nuevos países y costumbres, además de frecuentar cortes extrajeras en las que lucir su valor en la convocatoria de tor-neos (Honeman, 1999; Ocaña, 1999; Gobierno de Navarra, 2003; Vázquez de Parga et al., 1993). Se encuentran explícitas menciones, citadas por Caucci von Sauken (2003a, p. 94), en las relaciones y diarios de viaje:

“Bartolomeo Fontana inicia su Itinerario o vero viaggio da Venetia a Roma... seguendo poi fino a Santo Iacopo in Calitia, exponiendo explíci-tamente sus intenciones: Deseando visitar muchos lugares devotos e infi-nitas reliquias de los durmientes en Cristo Jesús, pero también ver varias y extranjeras partes y varias tierras del universo, en el año 1538 de la en-carnación de Nuestro Señor decidí ir a la famosa Galicia. Lo mismo dirá Laffien su Viaggio in Ponente a san Ciacomo di Calitia e Finisterre: «No se si empujado por la natural inclinación de mi carácter de ver cosas nue-vas o por espíritu piadoso hacia el glorioso Apóstol Santiago, fui a Galicia para adorar aquellas cenizas sagradas, semillas vivas de eternidad»”.

La devoción y la curiosidad aparecen, pues, íntimamente unidas; consti-tuyen el substrato más frecuente de la decisión que inducía a iniciar el peregri-naje, como se afirma, por otra parte, en la mayoría de los textos que lo relatan:

“Arnold von Harff, un caballero alemán que llegó a Compostela al final de un larguísimo viaje que lo llevó primero a Jerusalén y el Sinaí y des-pués a Venecia y a Santiago, expresa una vez más un concepto idéntico: «para consuelo y salvación de mi alma yo Arnold van Harff, decidí llevar a cabo un beneficioso peregrinaje ... pero también para conocer las ciuda-

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des los países y las costumbres de los pueblos», añadiendo después que el peregrinaje es útil porque permite conocer el «ancho y lejano» mundo y vivir aventuras extraordinarias” (Caucci von Sauken, 2003a, p. 94).

• Los que viajaban por intereses propios o comerciales, pero que necesitaban una cierta legitimación eclesiástica para dar vía libre a su vena aventurera y via-jera (Honeman, 1999; Plötz, 1999 y 2003; Vázquez de Parga et al., 1993).

•Peregrinaciones penitenciales, expiatorias y forzadas. Se realizan para redi-mir algún pecado, unas veces por elección personal y otras como consecuencia de la redención de penas impuestas por la legislación canónica o civil. Tradición que existió en los países de centroeuropa, sobre todo en mundo flamenco y alemán, desde la Edad Media hasta la Revolución Francesa. Fue de primera aparición en las comunidades cristianas irlandesas y sajonas, después se extien-de al continente. Algunas veces el peregrinaje servía para separar a dos familias contendientes enviando a una a Santiago y la otra a Jerusalén. En otras ocasio-nes podía agravarse con la obligación de llevar algún signo especial, un bordón muy pesado o cadenas forjadas, por ejemplo. Se escribían y se especificaban claramente en los Libros Penitenciales por su especial impotancia. Dependiendo de la gravedad del delito se estipulaban peregrinaciones mayores o menores. Más tarde los jueces civiles han de asimilarse a la larga jurisprudencia eclesiás-tica en la aplicación de las mismas cargas. Bélgica fue el primer país donde las peregrinaciones penitenciales eclesiásticas pasan a disposición legal del derecho penal civil. Así, a partir del siglo XIV, los estatutos de la ciudad de Lieja con-templan esta pena, perfeccionándola a lo largo de los siglos sucesivos hasta constituir una verdadera legislación penal que incluso fijaba detalladamente los peregrinajes que debían asignarse, de acuerdo con cada culpa específica. Tam-bién Lomax (2003) aporta datos de que este tipo de peregrinación se aplicó en la Inglaterra del siglo XIII. El Códice Calixtino, como indica Ocaña (1999, p. 17), ya recoge estas peregrinaciones en plena Edad Media (siglo XII) ”…el peregrino ale-jándose de su domicilio es enviado a la peregrinación por un sacerdote, en pena de sus pecados, como a su destierro…” (Bravo, 1997; Caucci von Sauken, 2003a; Ocaña, 1999; Plötz, 1999 y 2003; Van Herwaarden, 2003; Vázquez de Parga et al., 1993).

• La peregrinación por otro (per commissione): peregrinaje póstumo y vicarial, por manda testamentaria y por poderes. Se hacía por encargo, cuando alguien no podía, no pudo o no quería hacerla. Tenía las mismas gracias espirituales y ma-teriales que las realizadas con las otras intenciones. Aparece esta clase como una figura característica en el cuadro de costumbres testamentarias, lo que no había podido hacer alguien en vida, habían de ejecutarlo sus herederos. Algu-nos testamentos preveían que el heredero debería “hacer” o “hacer que se hiciese” una peregrinación a Santiago. El incumplimiento de las dichas mandas testa-mentarias podía ser sancionado por la autoridad eclesiástica y civil del momen-to (Ocaña, 1999).

La peregrinación vicarial estaba asimilada a la anterior, pues la hacía un servidor o un profesional pagado en nombre del frustrado devoto. Más tarde,

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por extensión del concepto, se propagó a ser vehículo de representación para pueblos y comunidades, que enviaban peregrinos en nombre de esa comunidad para la solicitud de alguna petición interesada, como es el caso de las ciudades de Barcelona y Gerona, que enviaron sendas comisiones en los años 1458, 1483, 1507 y 1529 (Ocaña, 1999; Plötz, 1999 y 2003).

En el caso de que se hiciera por poderes, se delegaba la andadura en una persona que cobraba por ello, a tales acuerdos se denominaron contratos de peregrinaje; así por ejemplo, a principios del siglo XIV, el recorrido desde Lu-beck a Santiago costaba cinco marcos de oro, con los que en aquella época se podían comprar dos bueyes, o un caballo, o bien veinte ovejas. Algunos testa-mentos del siglo XIV, redactados en Pistoia, nos permiten saber que el precio de un peregrinaje a Santiago era de dieciséis florines de oro, entregados en parte a la ida y en parte al regreso. Una compensación sin duda equitativa para la épo-ca, si se considera que hacia finales del mismo siglo, en Umbria, se estipula re-petidas veces la suma de quince florines para igual motivo (Bravo, 1997; Caucci von Sauken, 2003a; González Sevilla, 1998; Van Herwaarden, 2003).

• Peregrinación falsa, marginal (clerici vagantes). Son vagabundos, haraga-nes, delincuentes que simulan la piedad del peregrino y obtienen los beneficios del mismo. El Camino se convierte en su forma de vida bajo el engaño de simu-lar ser viandantes. Provocan a lo largo del tiempo el desajuste social de la vía, porque extorsionan, matan, roban, estafan y cometen todo tipo de tropelías, haciendo que se incremente el número de mendigos y marginales en las villas y rutas. Por el volumen de los delitos, su importancia y la inseguridad que provo-can, comienzan a ser perseguidos por las legislaciones de los países correspon-dientes, generando dos tipos de legislaciones: la de protección al peregrino y la del castigo del delito cometido (Ocaña, 1999).

Por otro lado, Grunewald (1999) expone un estudio realizado por el Insti-tuto de Investigaciones en Turismo de la Facultad de Historia y Letras de la Universidad de El Salvador, donde se muestran las motivaciones del visitante que se acerca a los centros marianos de peregrinación en su país, que considera asimismo, comunes en términos generales, a la experiencia de otros pueblos, especialmente hispanoamericanos. Estos investigadores encuentran dos tipos de motivos:

a) La motivación religiosa. Considera el autor que para el catolicismo la idea de peregrinación está indisolublemente ligada a la concepción misma de la comunidad creyente. El peregrinar constituye para el devoto una experiencia de oración que evoca aquel “status viatoris” y supone, por tanto, una actitud de pe-nitencia, de desasimiento y de distancia respecto a preocupaciones o atractivos terrenos. Con frecuencia el peregrino acude al santuario pidiendo una gracia particular o por una promesa.

b) La motivación cultural. Otros visitantes, ya sean creyentes o no, acceden a los lugares de culto y santuarios a fin observar y conocer las construcciones, los rituales, las imágenes, los eventos, etc. Se trata, en este caso, de visitar una

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Iglesia bien sea por su arquitectura como por su patrimonio cultural, obras de arte,…

Asimismo, algunos autores, que a continuación serán referenciados, se refieren a las diversas motivaciones que mueven al peregrino actual, el de la sociedad postmoderna, a recorrer la ruta jacobea. Se habla, por un lado de la diversidad de motivos y, por otro, de la concurrencia de varias razones que lle-van al viajero por el milenario Camino de las Estrellas. Como indica el Gobierno de Navarra (2003, p. 1), “en la actualidad son muchos los argumentos que pueden confluir para motivar a recorrer la ruta jacobea. Al margen de los específicamente reli-giosos, otros de índole cultural, deportivo y ecológico, confluyen en estos peregrinos modernos que eligen este Camino como punto de encuentro y de unión entre las diferen-tes culturas”.

Plötz (2003, p. 37) indica que actualmente las motivaciones para recorrer el Camino de Santiago son tan diversas como la procedencia, la profesión o la nacionalidad de los nuevos peregrinos post-cristianos, en el umbral del siglo XXI: un espíritu deportivo, la búsqueda de curación, una catarsis psicológica, una higiene social, una nostalgia indefinida, una cultura burguesa, un turismo masivo o una moda...; “existen tantas y tantas motivaciones para un fenómeno que como reminiscencia cultural, como elemento intemporal dentro del tiempo, desborda todos los criterios y juicios comunes”. Para este medievalista actual, las razones son múltiples y difíciles de juzgar.

“Para el verdadero peregrino de nuestros tiempos todo ello no tiene nin-guna importancia. Para él llegar al santo lugar, a Compostela, significa, pues, la realización de su, tal vez, piadoso viaje, el cumplimiento con su devoción cristiana u otros motivos similares. Para el peregrino de nues-tros días, el sentido del peregrinaje está en el Camino y no en su final”.

Para Vázquez Gallego et al. (2004), el aspecto religioso del Camino está muy presente en las creencias de muchos católicos de toda Europa, pero cada día es mayor el número de personas que recorren la ruta por su aspecto festivo y vacacional, por hacer ejercicio físico, por estar con los amigos y en contacto con la naturaleza, por el puro placer de caminar, pedalear o por interés artístico y cultural.

Referentes al año 1993, Cebrián y García (1994) exponen los datos acerca de las motivaciones de los peregrinos que recorrieron el Camino, elaborados a partir de los procedentes del Arzobispado de Santiago de Compostela: para el 68,6% el motivo es exclusivamente religioso, para el 28,6% es religioso-cultural y para un mínimo 2,6% es sólo cultural.

Mouriño (2001) expone los datos referentes a 1995, acerca de una investi-gación realizada sobre las motivaciones de los peregrinos, por la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino: espiritual (22,9%), recorrer paisajes (20,9%), religioso (11,3%), deportivo (10,9%), arte (10%), encontrar amigos (8,1%), conocer historia (7,8%), cumplir una promesa (4,1%) y otros (4,5%).

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Según la Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compostela (2004), las motivaciones de los peregrinos que llegaron hasta el final del la ruta jacobea en el año 2003 fueron religiosas para siete de cada diez (69,9%) viajeros, religioso-culturales para un cuarto de esta población (23,2%) y, apenas para un siete por ciento (6,9%) la razón fue cultural. Hemos de indicar, en este sentido, que son las tres únicas posibilidades de respuesta, en cuanto a motivos, que ofrecen en la Oficina del Peregrino de Santiago de Compostela, lugar donde se toman estos datos.

Por otro lado, los datos de la Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003), en la que también se registran las razones que llevan a los individuos a partir desde este lugar del Pirineo navarro camino de Santiago, indican que el cultural, junto con el espiritual, son los dos principales motivos para tres de cada diez peregrinos, respectivamente, (28,7% cultural y 28,2% espiritual), mientras que el religioso lo es para dos de cada diez (19,8%) y el deportivo para un doce por ciento (12,6%) de los mismos; un mínimo siete por ciento (7,3%) afirman que son otras sus razones. En este caso las categorías de respuesta por parte del sujeto son más numerosas, incluyendo además, el deportivo como un motivo para recorrer el Camino de Santiago.

Conviene, en este punto, citar los testimonios de las entrevistas que Va-lenzuela (2002, Anexo IX, p. 12-13) expone en su trabajo acerca del ciclotur de aventura y realizadas a varios cicloturistas tras peregrinar por el Camino de Santiago.

“¿Por qué motivos haces el Camino de Santiago?”.

“Ver sitios bonitos, conocer gente, hacer deporte, llegar a santiago, motivos religiosos, ver hasta dónde aguantas, cómo te relacionas con otras personas”.

“Espirituales, inculcar al hijo los valores de la amistad, compañerismo, en-cuentro con el sufrimiento”.

“De todo un poco, un conjunto de cosas, se mete el tema religioso”.

“Religiosos, espirituales, culturales”.

“Cultural, deportivo, turismo, aventura”.

“Deportivo, cultural”.

“Por conocer gente, por deporte, cultura”.

“Siempre había querido hacerlo”.

“Como una liberación de energía negativa acumulada durante el año y esto purifica, motivos culturales y gastronómicos”.

“Por motivos culturales, visitar el norte de España”.

“Un poco de reflexión, ya que tienes tiempo, y a nivel deportivo”.

“Fundamentalmente deportivo, luego culturales”.

“Nos gusta la bici y queríamos hacer una semanita de bici”.

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“Personales, relacionados con la religión, soy creyente, de relaciones afecti-vas, de cuestiones laborales, sin renunciar a los aspectos físicos deportivos, medioambientales de mantenimiento de la naturaleza”.

“Religiosos”.

“Por promesa”.

“Porque me gusta la bici para las vacaciones, nos gusta combinar turismo, bici y cultura”.

“Espirituales, creo en el Camino”.

“Buscar respuestas, deportivas, ver paisajes, tener tiempo para pensar y re-flexionar algo, nadie me habló mal del Camino”.

“Ningún motivo en especial o espiritual, simplemente quería hacerlo con la bicicleta, quería ir a Galicia”.

1.2.11.- Las investigaciones y publicaciones jacobeas

Con el último cuarto del siglo XX se produce un renacimiento de los es-tudios compostelanos que, al principio florecen sobre todo en Francia y en Es-paña, pero que poco a poco se van extendiendo por el resto de Europa.

La Coste Messeliére (2003) ofrece una perspectiva de la importancia de la investigación que el Camino de Santiago ha tenido en Francia en las últimas décadas promovida por Porte-étendard (en la Tour Saint-Jacques, 1965), llave maestra de la Sociedad de Amigos de Santiago y que inicia esta renovación, de la cual se puede fijar el debut con motivo de la Exposición Internacional de 1965, Peregrinos y caminos de Santiago. Éste fue el punto de partida de un creci-miento considerable de la documentación del Centro de Estudios Compostela-nos en Francia.

Una nueva exposición universal en 1967, con motivo del trescientos cin-cuenta aniversario de la fundación del hospital de Cadillac sur-Garonne, Hospi-tales y hermandades de peregrinos de Santiago, permitía publicar un catálogo en el que se daba cuenta de dos exposiciones con el beneficio de nuevas investigacio-nes, especialmente en los terrenos hospitalarios y regional.

A estos eventos internacionales les han seguido otros (veinte) documen-tales o regionales, organizados por el Centro de Estudios Compostelanos, como Soulac y el Médoc en la peregrinación a Compostela en 1975. La más importante de estas manifestaciones fue la que marcó el Año románico Poitou-Charentes, en 1976, año de jubileo de Compostela, en la iglesia románica de Vau Saint- Jac-ques de Parthenay.

Conjuntamente, el ritmo y la importancia de las publicaciones jacobeas han ido creciendo enormemente, destacando las tesis doctorales de Fardel, en 1965 en Nantes, Las Maisons-Dieu en los caminos de Santiago de Compostela, con un estudio especial sobre Armórica, y de Jugnot, en 1979 en París, De Velay a los Piri-neos, la via Podiensis de la Guía del peregrino a Santiago de Compostela. También en

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España, Valiño, cura de O’Cebreiro, lee su tesis en los años sesenta, El Camino de Santiago. Estudio histórico-jurídico, y comienza una labor de divulgación jacobea.

A continuación se sucedieron, como exponen La Coste Messeliére (2003) y Mouriño (2001), en distintos países de Europa, las siguientes exposiciones es-peciales: “Wallfahrt kennt keine Grenzen” (Manchen, 1984); ”Saint Léonard et les chemins de Saint Jacques en Limousin” (Saint-Léonard-de- Noblat, 1986); ”Les che-mins de Saint Jacques dan le Nord de la France” (Douai, 1988) ; “O Pórtico da Gloria e seu Templo” (Santiago de Compostela, 1988); “Sao Tiago” (Porto, 1988); “Bis ans Ende der Welt. Pilgern nach Santiago de Compostela” (Luzern, 1989); “Jakobus in Franken. Unterwegs im Zeichen der Muschel” (Würzburg, 1992); “Santiago y América” (Santiago de Compostela, 1993); “Santiago, Camino de Europa” (Santia-go de Compostela, 1993); “Vida y Peregrinación” (Santo Domingo de la Calzada, 1993); “Wallfahrt-weg zur Kraft” (Pöllau, 1994).

Asimismo, en 1988 tiene lugar el “Coloquio Universitario Internacional” de Toulouse-le-Mirail sobre Los milagros y las leyendas de Santiago y su difusión en las rutas de peregrinación europeas y posteriormente.

Se desarrollan desde principios de los ochenta importantes congresos en toda Europa: Perusa –dedicado a la literatura-, Pistoia, Aquisgrán y Viterbo. En Gante, en 1985, se celebra la exposición “Santiago de Compostela. Mil ans de pèle-rinage européen”, organizada por Europalia con motivo de la entrada de España en el Mercado Común, la que dio a conocer y divulgó el papel que el peregrina-je compostelano tuvo y sigue teniendo en la cultura de los pueblos europeos. En esta muestra, más de seiscientas piezas procedentes de dieciocho naciones de-mostraron que el peregrinaje a Santiago formaba parte de las artes, la literatura, las costumbres y la mentalidad de los pueblos de Europa (Caucci von Sauken, 2003b). A continuación dos congresos, organizados directamente por el Consejo de Europa (organismo que aparece como colaborador en numerosos Encuentros y Congresos): en Bamberg, en 1988, el denominado “Les Chemins de Saint-Jacques-de- Compostelle” y en Viterbo, en 1989, el “Segni e civilita del pellegrinaggio a Santiago de Compostela”. En 1993 se celebró, en Pau, el Congreso Nacional de Sociétés Savantes sobre los caminos de peregrinación.

Desde los años noventa se producen en España diversos encuentros de carácter nacional, así como internacional encaminados a la difusión y revelación de la intensa investigación jacobea, con la aportación del Comité Internacional de Expertos del Camino de Santiago, entre los que forman parte Díaz y Díaz, Morale-jo, López Alsina, Plötz, La Coste Messelière, Van Herwarden, Gai y Caucci von Sauken (Mouriño, 2001; Caucci von Sauken, 2003b). Se pueden destacar algunos recientes, como el Congreso Internacional de Itinerarios Culturales, desarrolla-do en Santiago de Compostela, del 14 al 17 de noviembre de 2000 y el VI Con-greso Internacional de Asociaciones Jacobeas, convocado por la Federación Es-pañola de Asociaciones y celebrado del 31 de octubre al 3 de noviembre del 2002 en Logroño (Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santia-go, 2004; Menco, 2004).

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Para Lomax (2003), al igual que para la mayoría de los investigadores de la ruta jacobea, los prestigiosos historiadores Vázquez de Parga, Lacarra y Uría en Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (obra publicada en los años cua-renta, con posteriores y modernas reimpresiones en 1981 y 1993), consiguen identificar todo estudio acerca del peregrinaje compostelano, pues a pesar de la guerra, estos autores obtuvieron las Acta Sanctorum y los Monumenta Germanice Historica y, en lo referente a Inglaterra, la colección de documentos conservados en el Public Records Office, que Tomas Rymer publicó en 1704 con el título de Foedera; gracias a la maniobra de este autor inglés, se conserva gran parte de la información referente a este país. Sólo tres instituciones medievales han logrado conservar sus archivos más o menos intactos desde el siglo XIII hasta nuestros días, según explica Lomax (2003): el Papado, la Corona de Aragón y la monar-quía inglesa, cuyos archivos contienen millares de documentos medievales, muchos referentes al peregrinaje compostelano; por el contrario, son pocos los que se han conservado de las monarquías francesa, castellana, alemana y es-candinava.

Así, a finales del siglo XX y principios del XXI, numerosos historiadores e investigadores en general analizan distintos aspectos relacionados con el Cami-no de Santiago. Sirvan los siguientes como muestra de las distintas líneas de indagación que se siguen. La Coste Messeliére (2003) analiza los itinerarios a Compostela por Francia, y sus consecuencias; Gai (2003) expone las vías italia-nas hasta la ciudad del Apóstol; Herbers (2003) las peregrinaciones alemanas a Santiago y los vestigios del culto jacobeo en este país y, además, cita las investi-gaciones de Hüffer, en las que destacan sobre todo como regiones devotas del Apóstol la Baviera antigua, el Tirol, Suiza, la Renania y las ciudades de Hanza (Plötz amplió los resultados de este autor con testimonios sobre la Franconia y Graf estudió los de Baviera y Austria); Van Herwaarden (2003) estudia el culto medieval de Santiago en los Países Bajos; Stalley (1998) analiza el peregrinaje marítimo desde Irlanda, así como sus repercusiones artísticas; y Krötzl (2003) se refiere en sus investigaciones a las peregrinaciones de los escandinavos y los bálticos hasta Compostela, así como de sus influencias culturales.

También en España, en las últimas décadas, diversas universidades han realizado investigaciones acerca de distintos aspectos relacionados con el Ca-mino de Santiago. Son tesis doctorales desarrolladas desde los ámbitos de histo-ria, filología, arquitectura y urbanismo, derecho y legislación o antropología social.

Aquéllas más centradas en la época medieval son las desarrolladas por autores como Barreiro Somoza (1982), que estudia el señorío de la iglesia de Santiago en el marco de la Historia social de los siglos IX-XIII; Cantera Monte-negro (1982) realiza un trabajo sobre las juderías de la diócesis de Calahorra en la baja Edad Media, donde se pone de manifiesto que una de las principales causas del asentamiento judío es la riqueza agrícola de la comarca, unida al Camino de Santiago y a la señorialización de Álava y La Rioja desde 1369; Ba-

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rreiro Rivas (1993), que analiza la función política de los caminos de peregrina-ción de la Europa medieval; la investigación de Durany (1986) está referida a la Historia de la región del Bierzo desde finales del siglo IX hasta mediados del XIII, describiendo el proceso de ocupación y organización social, así como el funcionamiento del mismo; López Alsina (1986) estudia la ciudad de Santiago de Compostela en la alta Edad Media, poniendo de relieve, entre otros aspectos, la importancia que ha tenido en la transformación en una ciudad burguesa la conjunción de unciones como santuario político, sede apostólica, centro de pe-regrinación internacional y centro de un señorío de cinco mil kilómetros cua-drados; González Vázquez (1993) se centra en la evolución del señorío episcopal compostelano en el período comprendido entre 1150 y 1400; Pérez Rodríguez (1993) ofrece una visión global de la actuación histórica del cabildo de Santiago en los siglos XII-XIV desde una proyección social; también en relación con el cabildo compostelano; Vázquez Bartomeu (1995) trata los procedimientos y funcionamiento de la escribanía capitular; Liste (1996) se centra en las ofrendas jacobeas de los años santos 1954, 1965 y 1971, en la que se describe el contexto histórico existente.

De la historia de la medicina se ocupa la tesis de García Guerra (1976), que analiza el Hospital Real de Santiago de Compostela en el siglo XVIII; Bui-san (1978) realiza un estudio sistemático histórico, arquitectónico, económico y médico de las distintas construcciones hospitalarias en diversas áreas geopolíti-cas y religiosas en el Camino de Santiago en la provincia de Palencia; la de Con-tin (1989) trata sobre la historia del Balneario de Tiermas, haciendo referencias directas al Camino de Santiago, que pasaba junto al pueblo, así como el papel que éste desempeñó en relación al mismo; Arregui (1993) se centró en el Hospi-tal Militar de Burgos estudiando las vicisitudes de su creación, planta y refor-mas arquitectónicas producidas, su papel sanitario y la modernización en los últimos años; Machín (1999) estudió el Real Hospital de San Antonio Abad, si-tuado en la localidad burgalesa de Villafranca Montes de Oca.

Más centrados en la historia de la arquitectura, Martínez Prades (1990) se centra en el castillo de Laorre, haciendo referencia a sus orígenes, problemas en su construcción y dimensión artística, poniendo de manifiesto la vinculación entre la escultura laorresca y la de la ruta jacobea en torno a 1100.

Las Órdenes Militares también han dado frutos desde la investigación: el estudio de la Regla de la Orden de Santiago es el objeto del trabajo de Sastre (1980); Flores (1986) se centra en la arquitectura religiosa de aquellas iglesia, monasterios, ermitas, humilladeros y eremitorios que, durante los siglos XV y XVI, fueron visitados por los señores reformadores de la Orden de Santiago del priorato de San Marcos de León; Echaniz (1990) centra su investigación en el análisis de las mujeres de la Orden Militar de Santiago, desde su fundación has-ta los inicios de la Edad Moderna, y particularmente hace un monográfico de la comunidad del Monasterios de Sancti Espiritus de Salamanca; Arcaz (1994) hace referencia a las Órdenes Militares en el Reino de Galicia a finales de la

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Edad Media; mientras que Vázquez Castro (1997) enfoca su tesis en el arte reli-gioso de la Órdenes Militares en la Galicia medieval.

Desde el campo de la filología, García Mouton (1978) analiza la influen-cia francesa en los siglos XI y XII, teniendo en cuenta que una de las zonas que recibieron más inmigrantes fue la de influencia del Camino; García-Sabell (1989) realiza una revisión crítica de los préstamos procedentes de Francia em-pleados por trovadores, tomando como referencia las relaciones entre la Penín-sula Ibérica y el país vecino en el medievo, manifestada, entre otros modos, a través de las peregrinaciones a Santiago; Dubet (1997) desarrolla un estudio geolingüístico del habla de Santiago de Compostela, fomentando el área de dia-lectología gallega.

En arquitectura y urbanismo, López Vázquez (1977) se refiere al arte del Finisterre gallego, concretando en el arciprestazgo de Duio, perteneciente a la archidiócesis compostelana; Sánchez Camacho (1995) lleva a cabo un estudio urbanístico de núcleos históricos del Camino de Santiago en Navarra.

En derecho y legislación, Bermejo (1999 y 2001) a lo largo de sus investi-gaciones lleva a cabo un análisi de los problemas que plantea la protección de un bien de las características del Camino de Santiago, así como de la aplicación a éste de las categorías de protección propias de los bienes culturales, realizan-do también en la naturaleza jurídica que corresponde a este bien como camino público y a la vez bien integrante del patrimonio histórico. Se aborda, asimismo el régimen competencial existente en matera de protección y promoción del Camino de Santiago, como bien que se ubica en el territorio de varias Comuni-dades Autónomas y sobre el que tienen competencia un gran número de entes territoriales.

En filosofía y antropología social, Mouriño (2001) analiza el proceso de revitalización que el Camino de Santiago ha experimentado desde mediados de los años ochenta desde un enfoque antropológico, con un tratamiento proce-sual, y colocando en el centro del análisis las conexiones entre el proceso de pa-trimonialización del Camino y las estrategias de ritualización a través de las que se configura actualmente la peregrinación en esta ruta. Asimismo destacan otros estudios antropológicos, también recientes, los de Feinberg (1989), Haab (1992) y Frey (1997 y 1998), que se centran en el aspecto vivencial y espiritual de la peregrinación a finales del pasado siglo.

Destacable es el Proyecto-Cultural denominado “Aulas no Camiño”, ges-tado y desarrollado desde ámbitos universitarios, organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad de A Coruña y siendo ocho las áreas de cono-cimiento que se encuentran implicadas en el estudio: Antropología, Derecho, Historia del Arte, Composición Arquitectónica, Lengua Gallega, Sociología y Geografía (Leira, 1998).

Se desarrollan, en los últimos años, en Europa y en España instituciones dedicadas a la investigación, como el Centro de Estudios Compostelanos de

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Francia, el Centro Italiano de Estudios Compostelanos, el Centro de Estudios del Camino de Santiago de Sahagún, el Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago en Carrión de los Condes en Palencia, cuyos fondos superan los dos mil libros y publicaciones varias, en diversos idiomas (español, inglés, alemán, italiano, portugués, holandés, japonés y valonés), con informa-ción general del Camino, investigaciones y estudios jacobeos.

Según el Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago en Carrión de los Condes en Palencia (2004), en España se editan treinta y siete revistas periódicamente, entre las que se van a destacar las siguientes:

Bibliografía Jacobea, editada por el Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago.

Compostela, editada por la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago.

Iacobus, editada por el Centro de Estudios del Camino de Santiago de Sahagún.

De Madrid al Camino, editada por la Asociación de Amigos de los Cami-nos de Santiago de Madrid.

El Camino de Santiago en Aragón, editada por el Instituto Aragonés de la Juventud.

Estafeta Jacobea, editada por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Navarra.

Peregrino, editada por la Federación de Asociaciones de Amigos del Ca-mino de Santiago en España.

Ruta jacobea, editada por la Asociación de Amigos del Camino de San-tiago de Estella.

En Francia:

Compostelle, editada por el Centro de Estudios Compostelanos.

Le Bourdon, editada por la Association Regionale des Amis de Saint Jac-ques en Aquitaine.

Com Chemins... bulletin d´information, editada por la Association de Coo-pération Interrégionale (A.C.I.R.) “Les Chemins de Saint-Jacques de Compostelle”.

En Inglaterra:

Bulletin, editado por la Confraternity of Saint James (Inglaterra).

En Italia:

Compostella, editada por el Centro Italiano di Studi Compostellani.

Santiago, editada por la Confraternitá di San Jacopo di Compostella de Perugia.

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Marco teórico

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En Alemania:

De Jacobsstaf, editada por Nederlands Genootschap Van Sint-Jakob.

Die Kalebasse, editada por Sant-Jakobusbrudersch aft Düsseldorf e. V.

De Pelgrim, editada por Vlaams Genootschap Van Santiago de Compos-tela V.Z.W.

Sternenweg, editada por Deutsche St. Jakobus-Gesellschaft e. V. de Aa-chen (Alemania).

Unterwegs, editada por Fränkische St. Jakobus-Gesellschaft e. V. de Würzburg

En Bélgica:

Le Pecten, editada por la Association des Amis de St-Jacques de Compos-telle de Wépion.

En Noruega:

Pilegrimen, editada por Pilegrims fellesskapet St. Jakob, Norge de Oslo.

En Suiza:

Ultreia, editada por Les Amis du Chemin de St. Jacques de Vernier.

En Portugal:

Vía Lusitana, editada por la Asociación de Amigos del Camino de San-tiago Portugués.

En Estados Unidos:

Friends of the Road to Santiago, editada por Friends of the Road to Santi-ago of Omaha.

De esta manera, nos podemos hacer una clara idea de las numerosas in-vestigaciones y publicaciones que tienen, en los últimos años, el Camino de Santiago como eje vertebral; sin embargo, ninguna de ellas se desarrolla desde el ámbito de la actividad físico-deportiva.

Resulta interesante reflexionar acerca de este fenómeno de masas de fina-les del siglo XX y principios del XXI. Tanto el Camino, como aquéllos que lo recorren, se adaptan al paso de los años y a las distintas épocas. Si es pisar las huellas que dejaron peregrinos de otros periodos, sentir los ecos del pasado, conmoverse ante las cicatrices de los siglos..., también es de destacar la adapta-ción a la era contemporánea.

Así pues, dada la importancia de este fenómeno y su actual renacer, con un esplendor difícilmente predecible hace apenas unas décadas..., dado el com-ponente físico y deportivo que conlleva, su relación con el ocio y la recreación, su vertiente turística y cultural, su desarrollo en plena naturaleza,... resulta de gran importancia la investigación de diversos aspectos relacionados con la ruta,

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Marco teórico

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pero desde el punto de vista social, centrando la atención en el peregrino que recorre cientos de kilómetros hacia Compostela: el verdadero protagonista del día a día por la senda, analizando tanto las expectativas con que afronta la pe-regrinación, como las vivencias que ha tenido una vez ha concluido su particu-lar recorrido. Y todo ello planteado desde un punto de vista que aún no ha sido abordado, desde el ámbito de la actividad físico-deportiva.

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CAPÍTULO 2

PLANTEAMIENTO Y DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

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2.1.- Objetivos

Los objetivos que han sido planteados en la presente investigación sobre la realidad del peregrino que recorre el Camino de Santiago son los que especi-ficamos a continuación:

1. Analizar las experiencias previas en el Camino de Santiago que han tenido los peregrinos mayores de 15 años que lo recorren en el año 2003, determinando las características de las mismas en cuanto a los años en que se han producido, el medio empleado, así como los luga-res de salida y de llegada.

2. Estimar la programación que ha efectuado el peregrino mayor de 15 años para el recorrido del Camino de Santiago.

2.1. Determinar la tasa de peregrinos que ha realizado una prepara-ción física específica para el recorrido de la peregrinación a San-tiago en cuanto a: tiempo dedicado, tipo de actividades realiza-das y frecuencia semanal de las mismas.

2.2. Conocer las características de la programación que realiza el pe-regrino en cuanto a: medios de información consultados, núme-ro de jornadas que va a emplear en la peregrinación, prepara-ción de las etapas, alojamientos que va a utilizar, lugar previsto de llegada, tipo de medio de locomoción en que va a recorrer el Camino, documentación para el recorrido; así como las medidas de prevención física que va a utilizar.

2.3. Determinar las tasas de peregrinos que recorren solos o en gru-po el Camino de Santiago, analizando las relaciones que se esta-blecen entre aquéllos que van acompañados por otros peregri-nos.

3. Obtener información sobre las expectativas con que afronta el pere-grino mayor de 15 años el recorrido del Camino de Santiago, ya sea a pie, en bicicleta o a caballo.

3.1. Conocer las motivaciones que inducen a la peregrinación hacia Compostela.

3.2. Obtener información acerca de las preocupaciones que tiene el peregrino antes de comenzar su recorrido del Camino.

4. Conocer las características del recorrido del Camino de Santiago que acaba de realizar el peregrino mayor de 15 años en cuanto a: lugar de inicio, jornadas empleadas, alojamientos utilizados, tipo de medio de locomoción y documentación manejada.

5. Conocer las experiencias del peregrino mayor de 15 años que llega a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago, ya sea andando, en

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bicicleta o a caballo, en cuanto a: medidas de prevención y recupera-ción física, preocupaciones durante el recorrido, así como enfermeda-des o dolencias padecidas.

6. Autopercepción y valoración de la vivencia del recorrido del Camino de Santiago, del peregrino mayor de 15 años que llega a Compostela a pie, en bicicleta o a caballo.

7. Detectar la intencionalidad, del peregrino mayor de 15 años, de vol-ver a recorrer el Camino de Santiago, así como aquellos aspectos que cambiaría en una nueva peregrinación a Compostela.

8. Establecer perfiles diferenciadores en función de la edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad del peregrino mayor de 15 años que re-corre el Camino de Santiago, en relación con: las experiencias previas, la programación y preparación del recorrido, las motivaciones, las expectativas y las vivencias.

2.2.- Metodología, métodos y técnicas de investigación

En primer lugar es necesario ubicar la investigación metodológicamente, elaborando un diseño de la investigación que permita conseguir nuestros obje-tivos, una vez conocidos éstos y la cobertura de nuestra investigación. Se ha de tener en cuenta que el diseño ha de estar en función de los objetivos fijados; así pues, hemos de diseñar y planificar el trabajo para la consecución de los mis-mos, y no seguir uno predeterminado, puesto que cada estudio se desarrolla en un contexto determinado.

Alvira (1996, p. 87) define diseño de investigación como: “El plan global de investigación que integra de un modo coherente y adecuadamente correcto técnicas de recogida de datos a utilizar, análisis previstos y objetivos”.

En cuanto a la metodología, haciendo alusión al término, se suele utilizar con dos significados diferentes, según Rojas, Fernández y Pérez (1998), en sen-tido amplio, la metodología sería el estudio de los métodos, y en sentido res-tringido, la manera o conjunto de pasos que hay que efectuar a la hora de apli-car una determinada programación, proceso o técnica. Ruiz Juan (2000, p. 151) considera que “hay otros conceptos que pueden considerarse más adecuados para refe-rirse a esta segunda definición como son: método, planificación y/o diseño”.

En referencia a los métodos de investigación, indicar que son numerosas las definiciones que existen; no obstante, autores como Colás (1994, p. 61), en-tiende el concepto de métodos como “las distintas formas en las que pueden o deben plasmarse en cada caso esa noción general que llamamos método de la ciencia”.

Por otra parte, Cohen y Manion (1985, p. 26) consideran que los métodos son “una variedad de enfoques utilizados en la investigación educativa para recoger datos que se utilizarán como base para la inferencia, interpretación, explicación y pre-dicción”.

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Para Bericat (1998, p. 19), método de investigación es “la lógica que legiti-ma y estructura un conjunto de decisiones y actividades planificadas con el objeto de establecer enunciados verdaderos sobre la realidad social”.

En definitiva, como indica Ruiz Juan (2000, p. 152), los métodos o tácticas de investigación “son herramientas útiles para el investigador que las utiliza para comprobar hipótesis de investigación objetivas, deducidas desde el esquema de la propia metodología. Serán, precisamente, las propias características o naturaleza de las hipóte-sis las que vengan a determinar el tipo de método de investigación que será necesario utilizar”.

Existen una gran cantidad y pluralidad de métodos de investigación, presentando cada uno de ellos una serie de ventajas e de inconvenientes, de tal forma que deben ser los diferentes problemas que se planteen en las distintas investigaciones a realizar los que nos deben determinar el método más apro-piado en cada caso.

Numerosas son las clasificaciones expuestas por varios autores y diver-sos los criterios utilizados para catalogar los métodos de investigación. Colás y Buendía (1994) aceptan el objetivo y tipo de conocimiento que genera para clasi-ficarlos en: métodos experimentales, correlacionales, descriptivos, métodos cua-litativos e investigación-acción. Todos ellos son especificaciones del método científico y se adhieren a distintos paradigmas de investigación. Los experimen-tales, correlacionales y descriptivos los enmarcan Colás y Buendía como pro-pios del paradigma cuantitativo; mientras que los cualitativos, como caracterís-ticos del enfoque interpretativo; por último, la investigación-acción la conside-ran dentro de la perspectiva crítica. Por su parte, Beltrán (2000, p. 20) es mucho más categórico y crítico en sus manifestaciones acerca de los métodos científi-cos, pues en su opinión “un método científico riguroso, detallado, universal y manua-lizable: tal cosa, ciertamente no existe”, y se refiere a cinco vías de acceso a la reali-dad social, los métodos: histórico, comparativo, crítico-racional, cuantitativo y cualitativo.

Otra de las clasificaciones que se realizan en Ciencias Sociales de los mé-todos de investigación existentes, pero considerada como una de las más útiles y empleadas, es (Arnau, Anguera y Gómez, 1990; León y Montero, 1993; Delga-do y Prieto, 1997):

Método Experimental (también llamada explicativa).

Método Correlacional (también llamada cuasi-experimental, selectiva, diferencial o comparativa).

Método Descriptivo (también llamada natural, observacional, de campo, exploratoria).

Según Ruiz Juan, García Montes y Casado Rodríguez (2002, p. 42), esta clasificación está efectuada en función del mayor o menor control que se ejerce sobre las variables de investigación; y en definitiva,

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“los diferentes métodos de investigación los podemos llegar a clasificar en dos grandes grupos: métodos cuantitativos y métodos cualitativos. Los primeros se caracterizan por formular leyes generales, utilizan preferen-temente el método hipotético deductivo, la investigación tiene un carácter más masivo y se desarrollan dentro del contexto del positivismo. Frente a éstos, los métodos cualitativos tratan de interpretar las acciones del indi-viduo y sus comportamientos más significativos; se trata de analizar al individuo y no al grupo, rechazando la idea de que el comportamiento humano se rige por leyes naturales”.

La metodología cuantitativa ha sido la más utilizada a partir de la se-gunda mitad del siglo XIX y hasta finales del XX, y su postulado básico estriba en que el conocimiento válido sólo puede establecerse por referencia a lo que se ha manifestado a través de la experiencia, según Carr y Kemmis (1988), en Co-lás y Buendía (1994).

Colás (1994) estima que las teorías generalizadas por el método científico tienen un carácter normativo al establecer generalizaciones aplicables a todo tipo de contextos. Para Fraile (1999), los estudios desde este paradigma buscan soluciones objetivas a través del método científico, enunciando hipótesis que tratan de convertirse en leyes universales cuya valoración se efectúa al compa-rar sus consecuencias deductivas con los resultados de las observaciones expe-rimentadas. Así pues, con la modificación de ciertos elementos de las diferentes variables, conseguiríamos los fines perseguidos.

Beltrán (2000, p. 35) considera, refiriéndose al método cuantitativo, que “puede decirse que todas las ciencias son primordialmente cuantitativistas, en el sentido que la medición, el resumen estadístico, la prueba de sus hipótesis y, en general, el len-guaje matemático constituyen características habituales de su trabajo”, pero que las ciencias sociales pueden y deben utilizar el método cuantitativo sólo en aque-llos casos que lo exija o lo permita.

Así pues, teniendo en cuenta el pluralismo de métodos, y dadas las ca-racterísticas de la presente investigación, optamos por la metodología de inves-tigación cuantitativa, con métodos de investigación descriptivos, utilizando la encuesta como técnica y el cuestionario como instrumento.

2.2.1.- Cobertura de la investigación

2.2.1.1.- Población

Para la consecución de los objetivos planteados, la investigación está constituida por dos poblaciones distintas:

Por los peregrinos que inician en Roncesvalles su recorrido del Cami-no de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lu-gar de España en el que queda constancia de su paso, provenientes de Francia; según los datos del Registro de la Oficina de Acogida de Pe-regrinos de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003).

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Por los peregrinos que han recibido la “compostela” tras recorrer el Camino de Santiago; según los datos del Registro de la Oficina de Acogida de Peregrinos y elaborados por la Oficina de Sociología y Es-tadística del Arzobispado de Santiago de Compostela (2003).

El año de referencia para el estudio será el 2002 para la población de Roncesvalles y el 2001 para la de Compostela, en función de los datos publica-dos por el Arzobispado de Santiago de Compostela (2003) y aquéllos propor-cionados desde el Archivo de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003), respecti-vamente. Fueron 26.284 los peregrinos mayores de 15 años que salieron desde Roncesvalles en 2002, mientras que ascendieron a 57.880 los que consiguieron la “compostela” en 2001.

2.2.1.2.- Muestra

Se ha de recurrir a la aplicación de técnicas de muestreo que permiten generalizar al total de la población la información ofrecida por un número re-ducido de sus componentes (muestra). Ello se debe tanto a la magnitud de la población, como a razones de tipo económico, puesto que resulta imposible ac-ceder a todos los miembros de la misma, por tanto, ha de ser probabilística.

La muestra, según Hernández, Fernández y Baptista (2003, p. 302), “es un subgrupo representativo de la población, y en la que todos los elementos de ésta tienen la misma posibilidad de ser elegidos”.

Por su parte, Sierra Bravo (2001), considera la muestra como una parte representativa de un conjunto o población debidamente elegida, que es obser-vada científicamente en representación del conjunto para obtener resultados válidos, también para el universo totalmente investigado. Indica asimismo el autor, que son cuatro las condiciones fundamentales de las muestras:

1. Han de comprender parte del universo y no la totalidad de éste.

2. Su amplitud ha de ser proporcionada estadísticamente a la magnitud del universo.

3. Se basa en la ausencia de distorsión en la elección de los elementos de la muestra, evitando así los sesgos y anomalías.

4. Ha de ser representativa y reflejo fiel del universo, reproduciendo sus características básicas.

Es importante reseñar que la representatividad es la característica más importante de una muestra para poder generalizar a la población; y esto es lo que pretende fundamentalmente la inferencia estadística, generalizar los resul-tados obtenidos en una muestra a la población que representa (Jiménez, López-Barajas y Pérez, 1991).

Las muestras probabilísticas ofrecen muchas ventajas, quizá la principal sea que puede medirse el tamaño de error en nuestras predicciones. Se dice in-cluso que el principal objetivo en el diseño de una muestra probabilística es re-

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ducir al mínimo este error, al que se le llama error estándar (Kish, 1995, en Her-nández et al., 2003).

Teniendo en cuenta los datos de referencia de las poblaciones -en Ron-cesvalles (26.284 peregrinos) y en Compostela (57.880)- para la elección de la muestra y para el trabajo de campo de la presente investigación, se considera que la muestra representativa es de 1.071 sujetos en Roncesvalles y de 1.091 en Santiago; esto supone una validez en los resultados de un margen de error muestral del ± 3 % y un nivel de confianza del 95,5 %, con un porcentaje esti-mado de la muestra del 50%.

2.2.1.2.1.- Procedimiento de muestreo

Los diseños aleatorios, probabilísticos o al azar se caracterizan básica-mente por dos aspectos (Aparicio, 1991; Jiménez et al., 1991; Harvatopoulos, Livan y Sarnin, 1992; Manzano, 1998; García Ferrando, Ibáñez, y Alvira 2000):

Las unidades de muestreo de la población tienen una probabilidad conocida y distinta de cero de ser seleccionadas.

La selección se realiza mediante procedimiento que respeta tales pro-babilidades.

El objetivo de respetar las probabilidades trasciende el contexto teórico del diseño. De hecho, “para que el muestreo sea probabilístico habrá de respetar las probabilidades no sólo en el diseño del método de selección, sino también cuando se rea-liza el estudio en el trabajo de campo” (Manzano, 1998, p. 66).

Como se ha comprobado, el proceso de inferencia o estimación estadísti-ca es un procedimiento establecido en función de criterios probabilísticos, de manera que para que pueda aplicarse una inferencia estadística sobre los resul-tados obtenidos con una muestra es necesario que la selección de ésta se haya efectuado según algún proceso aleatorio (Aparicio, 1991).

“Muestra probabilística estratificada: subgrupo en el que la población se divide en segmentos y se selecciona una muestra para cada segmento” (Hernández et al., 2003, p. 305). Se selecciona de cada estrato un número de elementos que será proporcional a su tamaño en el conjunto de la población (Jiménez et al., 1991).

El diseño de esta investigación se va a basar en las proporciones, en crite-rios probabilísticas, siendo el muestreo estratificado y teniendo en cuenta para ello diversas variables de control, según las denomina Manzano (1998, p. 69): sexo, edades, medios de locomoción y nacionalidades; debiendo establecer dis-tintas categorías dentro de cada una de las mismas.

Para aclarar el concepto de estrato, este mismo autor indica que “cada uno de los subconjuntos generados por la variable de control se denomina estrato, por la homogeneidad de sus características. De hecho, cabe esperar que los individuos se parez-can más entre sí dentro de los estratos y difieran más de unos estratos a otros, con res-pecto a las características que se pretende medir”.

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Así pues, la estratificación es un proceso que permite asegurar que todos los aspectos significativos de una característica están representados en la mues-tra. Este proceso consiste en dividir la población en diferentes subgrupos o es-tratos atendiendo a la característica para la que tratamos de conseguir la repre-sentatividad y en crear la muestra haciendo selecciones distintas para cada es-trato (Fox, 1981; Manzano, 1998). La estratificación aumenta la precisión de la muestra e implica el uso deliberado de diferentes tamaños de muestra para ca-da estrato, con el fin de lograr reducir la varianza de cada unidad de la media muestral (Kish, 1982).

La distinción entre estratos, si se conocen medidas poblacionales en los mismos, permite reducir el error tipo y consecuentemente disminuye el tamaño requerido para la muestra (Levy y Lemeshow, 1991). No cabe duda de que el objetivo de la estratificación es aumentar las garantías de la representatividad. De manera que, manteniendo la misma proporción de sujetos que existen en la población dentro de cada estrato, se obtiene una muestra estratificada propor-cional.

Al procedimiento de reparto de las unidades de muestreo entre los dife-rentes estratos de la muestra se le denomina afijación. Dentro de los varios pro-cedimientos de afijación, este trabajo se basa en la denominada afijación pro-porcional, en la cual el tamaño del estrato i en la muestra ni es proporcional al tamaño en la población Ni. Es decir: ni/n = Ni/N y ni/Ni = n/N = f; donde n/N = f se denomina fracción de muestreo. Con la estrategia de mantener la fracción de muestreo constante para todos los estratos, todas las unidades de la pobla-ción tienen la misma probabilidad f de ser seleccionadas (Manzano, 1998) La fracción de muestreo es el porcentaje que representa la muestra respecto a la población (Sierra Bravo, 2001).

También se considera que lo usual es realizar varias subdivisiones en es-tratos de la población simultáneamente, de tal manera que lo frecuente es que el muestreo estratificado se conciba como polidimensional. Este ha sido el proce-dimiento seguido en la presente investigación, en la que se establecen diferentes estratos, generados en las distintas variables de control, utilizando en todo momento en el procedimiento de reparto de las unidades de muestreo el proce-dimiento que antes denominamos de afijación proporcional. Se trata de un muestreo estratificado proporcional, pues el número que se selecciona de cada estrato está en proporción con el tamaño de ese estrato en el conjunto de la po-blación.

A veces, como indica García Ferrando (2001a), para reducir costos e in-crementar la precisión vamos a tener que establecer varias etapas en el mues-treo, habiendo en cada una de éstas un tipo de unidades de muestreo, denomi-nándose primarias a las de la primera etapa, secundarias a las de la segunda, y así sucesivamente. A esta forma de muestreo se le denomina polietápico o en varias muestras y en el que es necesario establecer una jerarquía de unidades de muestreo.

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En este muestreo que se denomina polietápico, como es nuestro caso, ca-da una de las etapas consiste en la consecución de una muestra cada vez más pequeña y de tales características que la información que se posee de ella es ca-da vez más precisa.

Así pues, definidos y concretados los distintos conceptos, concluimos que para la selección de la muestra de cada una de las poblaciones objeto de nuestra investigación ha sido utilizado el muestreo estratificado polietápico con afijación proporcional, dada la gran cantidad de sujetos y teniendo en cuenta para ello, las siguientes variables de control y los diferentes estratos dentro de cada una de estas variables:

1º - Edades de los sujetos: 16-20 años 21-30 años 31-40 años 41-50 años 51-60 años 61-70 años más de 70 años

2º - Participación por sexos: Varón Mujer

3º - Medio de locomoción utilizado: A pie En bicicleta A caballo

4º - Nacionalidad: España Europa Norteamérica Latinoamérica Resto del mundo

La población de la investigación está constituida por:

a) Todos los peregrinos mayores de 15 años que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar de España en el que queda constancia de su paso, provenientes de Francia.

b) Todos los peregrinos mayores de 15 años que recorren el Camino de Santiago y que reciben la “compostela” en Santiago de Compostela.

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De este modo, debido a la heterogeneidad de la muestra que compone el estudio (edades, sexos, medios de locomoción utilizados y nacionalidad), la es-tratificación permite que todos los individuos que componen la población sean susceptibles de ser seleccionados para la muestra. Se ha desarrollado estable-ciendo varias etapas.

En primer lugar se ha determinado el número de peregrinos correspon-dientes a cada estrato según la edad. Al respecto hemos de indicar que no se van a contemplar los peregrinos menores de 16 años, debido principalmente al grado de comprensión necesario para contestar a los cuestionarios que les plan-teamos, de tal manera que los rangos de edad que hemos considerado son: de 16-20 años (14,07%), de 21-30 años (28,04%), de 31-40 años (19,87%), de 41-50 años (16,91%), de 51-60 años (13,38%), de 61-70 años (6,95%) y mayores de 70 años (0,78%).

Los porcentajes que aparecen son los relativos a Santiago de Compostela, que además se van a aplicar en Roncesvalles para la distribución de la muestra, puesto que no disponen de estas referencias de peregrinos por edad en los ar-chivos de la Real Colegiata; y dado que las proporciones de las poblaciones pre-sentan datos muy parecidos en cuanto a incrementos anuales de peregrinos, a participación por sexos y por medio de locomoción, tanto en un lugar como en otro. Así pues, para que la distribución de la muestra sea similar en ambas po-blaciones, aplicamos estos porcentajes de participación por edad dados en San-tiago a la población de Roncesvalles.

Veamos en la tabla 2.1 cómo se distribuye la población de Roncesvalles entre los distintos estratos de edad, así como la distribución de la muestra se-gún afijación proporcional:

Tabla 2.1 - Distribución de la muestra de Roncesvalles se-gún estratos por rangos de edad

Población Muestra al ± 3 De 16 a 20 años 4.120 153 De 21 a 30 años 8.211 302 De 31 a 40 años 5.819 213 De 41 a 50 años 4.952 181 De 51 a 60 años 3.918 141 De 61 a 70 años 2.035 73 Más de 70 años 228 8

Total 26.284 1.071

En la tabla 2.2 se observa el reparto de la población de Santiago de Com-postela por edad y la distribución de la muestra según afijación proporcional.

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Tabla 2.2 - Distribución de la muestra de Santiago de Com-postela según estratos por rangos de edad

Población Muestra al ± 3 De 16 a 20 años 8.145 153 De 21 a 30 años 16.229 311 De 31 a 40 años 11.499 218 De 41 a 50 años 9.788 186 De 51 a 60 años 7.743 143 De 61 a 70 años 4.025 73 Más de 70 años 451 7

Total 57.880 1.091

A continuación, una segunda etapa de estratificación en la que se reparte proporcionalmente la muestra en función de la participación por sexo.

En tabla 2.3 se observa cómo queda esta distribución en Roncesvalles, te-niendo en cuenta los valores de referencia que nos van a servir en la investiga-ción: el 60,76% de varones y el 39,24% de mujeres.

Tabla 2.3 - Distribución de la muestra de Roncesvalles por

edad y sexo Varones Mujeres

De 16 a 20 años 92 61 De 21 a 30 años 184 118 De 31 a 40 años 129 84 De 41 a 50 años 110 71 De 51 a 60 años 87 54 De 61 a 70 años 45 28 Más de 70 años 5 3

Total 652 419

En Santiago de Compostela los datos de referencia son: el 61,16% de hombres y un 38,84% de peregrinas, según vemos en la tabla 2.4.

Tabla 2.4 - Distribución de la muestra de Santiago de

Compostela por edad y sexo Varones Mujeres

De 16 a 20 años 95 58 De 21 a 30 años 189 122 De 31 a 40 años 136 82 De 41 a 50 años 113 73 De 51 a 60 años 88 55 De 61 a 70 años 43 30 Más de 70 años 5 2

Total 669 422

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Ahora, teniendo en cuenta el medio de locomoción utilizado en las pere-grinaciones, se establece una tercera estratificación, quedando distribuida en Roncesvalles según se observa en la tabla 2.5, habiendo repartido proporcio-nalmente la muestra según los datos referentes a los estratos: a pie (82,05%), en bicicleta (17,84%) y a caballo (0,11%).

Tabla 2.5 - Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo y me-

dio de locomoción Varones Mujeres A pie En bici A caballo A pie En bici A caballo

De 16 a 20 años 75 17 0 50 11 0 De 21 a 30 años 150 33 1 98 20 0 De 31 a 40 años 106 23 0 69 15 0 De 41 a 50 años 90 20 0 58 13 0 De 51 a 60 años 71 16 0 46 8 0 De 61 a 70 años 37 8 0 24 4 0 Más de 70 años 4 1 0 3 0 0

Total 533 118 1 348 71 0

Igualmente en la tabla 2.6 se expone cómo queda repartida la muestra en Santiago de Compostela: a pie (80,71%), en bicicleta (18,96%) o a caballo (0,33%).

Tabla 2.6 - Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad,

sexo y medio de locomoción Varones Mujeres A pie En bici A caballo A pie En bici A caballo

De 16 a 20 años 76 19 0 48 10 0 De 21 a 30 años 153 35 1 97 25 0 De 31 a 40 años 110 26 0 66 16 0 De 41 a 50 años 90 23 0 59 14 0 De 51 a 60 años 73 15 0 45 10 0 De 61 a 70 años 35 8 0 24 6 0 Más de 70 años 4 1 0 2 0 0

Total 541 127 1 341 81 0

En cuarto lugar, se tiene en cuenta la última estratificación correspon-diente a las nacionalidades de origen de los peregrinos, estableciendo estos es-tratos en: España (Esp), Europa (Eur) (constituida por todos los países europeos a excepción de España), Norteamérica (Nor) (Estados Unidos y Canadá), Lati-noamérica (Lat) (formada por todos los países americanos de habla latina, es decir, por el resto de países americanos) y resto de países del mundo (Rm).

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Los porcentajes de referencia de esta cuarta etapa de estratificación para la distribución de la muestra en Roncesvalles son: España (44,55%), Europa (44,42%), Norteamérica (5,87%), Latinoamérica (3,23%) y resto del mundo (1,92%). En la tabla 2.7 se exponen los datos referentes a los que realizan el Ca-mino de Santiago a pie, en la tabla 2.8 los relativos a la muestra de los que lo hacen en bicicleta y en la tabla 2.9 a los que peregrinan a caballo, en la que como se aprecia sólo aparece un varón, español, de 21 a 30 años de edad.

Tabla 2.7 – Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo,

nacionalidad y a pie como medio de locomoción A pie Varones Mujeres Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm

De 16 a 20 años 33 33 4 2 1 23 22 3 2 1 De 21 a 30 años 68 67 9 5 3 44 43 6 3 2 De 31 a 40 años 47 47 6 3 2 31 30 4 2 1 De 41 a 50 años 40 40 5 3 2 27 26 3 2 1 De 51 a 60 años 33 32 4 2 1 21 20 3 1 1 De 61 a 70 años 17 16 2 1 1 11 11 1 1 0 Más de 70 años 2 2 0 0 0 1 1 0 0 0

Total 240 237 30 16 10 158 153 20 11 6

Tabla 2.8 – Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo,

nacionalidad y utilizan la bicicleta como medio de locomoción

En bicicleta Varones Mujeres

Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm De 16 a 20 años 8 7 1 1 0 5 5 1 0 0 De 21 a 30 años 15 14 2 1 1 9 9 1 1 0 De 31 a 40 años 11 10 1 1 0 7 7 1 0 0 De 41 a 50 años 10 9 1 1 0 6 6 1 0 0 De 51 a 60 años 7 7 1 1 0 4 4 0 0 0 De 61 a 70 años 4 4 0 0 0 2 2 0 0 0 Más de 70 años 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Total 55 51 6 5 1 33 33 4 1 0

Tabla 2.9 – Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo,

nacionalidad y utilizan el caballo como medio de locomoción A caballo Varones Mujeres Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm

De 21 a 30 años 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Total 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0

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En Santiago de Compostela los valores para la distribución son: España (65,06%), Europa (27,43%), Norteamérica (3,63%), Latinoamérica (3,54%) y resto del mundo (0,34%). En la tabla 2.10 quedan expuestos los datos referentes a los peregrinos a pie, en la tabla 2.11 los relativos a la muestra de los que recorren el Camino pedaleando y en la tabla 2.12 a los lo que van a caballo, en la que de nuevo sólo encontramos un varón español de 21 a 30 años de edad.

Tabla 2.10 – Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por

edad, sexo, nacionalidad y a pie como medio de locomoción A pie Varones Mujeres Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm

De 16 a 20 años 49 21 3 3 0 31 13 2 2 0 De 21 a 30 años 99 42 6 5 1 64 27 3 3 0 De 31 a 40 años 66 36 4 4 0 44 18 2 2 0 De 41 a 50 años 60 24 3 3 0 39 16 2 2 0 De 51 a 60 años 47 20 3 3 0 28 13 2 2 0 De 61 a 70 años 23 10 1 1 0 15 7 1 1 0 Más de 70 años 3 1 0 0 0 2 0 0 0 0

Total 349 157 20 19 1 223 96 12 12 0

Tabla 2.11 – Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad, sexo, nacionalidad y utilizan la bicicleta como m. de locomoción

En bicicleta Varones Mujeres Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm

De 16 a 20 años 12 5 1 1 0 7 3 0 0 0 De 21 a 30 años 23 10 1 1 0 16 7 1 1 0 De 31 a 40 años 16 8 1 1 0 10 4 1 1 0 De 41 a 50 años 15 6 1 1 0 8 4 1 1 0 De 51 a 60 años 10 5 0 0 0 7 3 0 0 0 De 61 a 70 años 6 2 0 0 0 4 2 0 0 0 Más de 70 años 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0

Total 81 36 4 4 0 51 23 3 3 0

Tabla 2.12 – Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por

edad, sexo, nacionalidad y van a caballo A caballo Varones Mujeres Esp Eur Nor Lat Rm Esp Eur Nor Lat Rm

De 21 a 30 años 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0 Total 1 0 0 0 0 0 0 0 0 0

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Finalmente, recordar que para la elección de la muestra se trabaja con un margen de error muestral del ± 3% y un nivel de confianza del 95,5%, siendo la muestra representativa de 1.071 sujetos en Roncesvalles y de 1.091 en Santiago de Compostela.

2.2.2.- Método de investigación y técnicas de obtención de datos

2.2.2.1.- El método descriptivo

Teniendo en cuenta las clasificaciones y las características de los distintos métodos de investigación, el descriptivo, basado en el paradigma cuantitativo, será en el que se centre este trabajo.

El principal objetivo de este método es describir sistemáticamente hechos y características de una población dada o área de interés de forma objetiva y comprobable, como determinan Colás y Buendía (1994). Además, el propósito de la investigación descriptiva es aportar información de los hechos tal y como son, sin controlar ni intervenir variables, sino buscando recoger el significado de una conducta, evitando su manipulación mediante el sistema de observación más adecuado Anguera (1983).

Según Pérez et al. (1998, p. 24) las principales características de estos mé-todos descriptivos son:

No existe ni manipulación ni selección de variables por parte del in-vestigador. Éste juega un papel decisivo, ya que se ha de registrar y describir las variables tal y como ocurren en la situación de la investi-gación. Esto hace que exista un menor grado de sistematización en el proceso de recogida de datos, que en los otros dos métodos citados.

Pretende detectar las regularidades o diferencias o ambas de los fe-nómenos objeto de estudio.

Generalmente se aplica en ambientes naturales, sin ningún grado de control/artificialidad.

Se han de completar tres fases en este tipo de estudios descriptivos, como indican Ruiz Juan et al. (2002, p. 75):

1. Observar la conducta u objeto de estudio, elaborando las correspon-dientes categorías de la conducta.

2. Categorizar la conducta para poder ser medida mediante el sistema de códigos o categorías que se han desarrollado en la fase anterior.

3. Realizar el análisis de los datos registrado.

La cumplimentación de estas fases, permite obtener un conocimiento fia-ble y válido de las conductas observadas, recogiendo información sobre la fre-cuencia y periodicidad de los fenómenos asegurando la representatividad de los datos en unas condiciones concretas de muestra y ambiente. A diferencia de

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Antonio Granero Gallegos 185

la metodología experimental, la metodología observacional no trata de encon-trar leyes causales.

Así pues, este método es el que ofrece mayor grado de naturalidad de la situación de investigación, pues el investigador registra y describe las situacio-nes naturales, sin intervenir y sin que haya manipulación del entorno objeto de estudio.

Como exponen Hernández et al. (2003), los estudios descriptivos preten-den medir o recoger información de manera independiente o conjunta sobre los conceptos o las variables a los que se refieren. Los descriptores se van a centrar en registrar datos que muestren un evento, una comunidad, un fenómeno, hecho, contexto o situación que ocurre.

Según Danhke (1989), citado en Hernández et al. (2003), los análisis des-criptivos buscan especificar las propiedades, las características y los perfiles importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que se someta a un análisis. Por otro lado Fox (1981), destaca la importancia de estos métodos en la ciencia al proporcionar datos y hechos e ir dando pautas que van a posibilitar la configuración de teorías.

Además, como apunta Ruiz Juan (2000, p. 161-162), “este método permite abordar áreas de estudio que no podrían ser tratadas por medio de estrategias experi-mentales o bien, sugerir hipótesis de trabajo y detectar asociaciones entre variables”.

El trabajo descriptivo es el que permite obtener información sobre cues-tiones tales como motivaciones, sentimientos, pensamientos, opiniones, etc. Pa-ra obtener esta información acerca de datos que se han producido en el pasado y que forman parte de las experiencias personales de los peregrinos no se puede acudir a la observación directa, sino que se habrá de recurrir al informe propor-cionado por el propio sujeto, por los propios peregrinos que recorren el Camino de Santiago.

No cabe duda de que la mejor forma de obtener la información de un su-jeto es preguntándole. Hace más de 40 años, relata Fox (1981), el psicólogo Floyd Allport observó que, si queremos saber lo que piensa una persona la me-jor forma de averiguarlo es preguntándoselo. Esta afirmación sigue siendo cier-ta. Traducida a términos de investigación, significa que siempre que deseemos obtener cierta información que pensamos que tiene una persona, o que quera-mos conocer su opinión sobre un asunto concreto, la mejor forma es pregun-tándoselo. El problema puede surgir cuando se multiplican los interrogantes a contestar por esos sujetos. Por ello, se ha de seleccionar la técnica o procedi-miento de recogida de datos más adecuado a nuestros planteamientos.

Acudiendo a las Ciencias Sociales y a las opiniones de distintos autores nos, encontramos que no existe una clasificación que sea universalmente acep-tada, pero sí hallamos entre las diversas técnicas la que vamos a utilizar en esta investigación: la encuesta.

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186 Antonio Granero Gallegos

2.2.2.2.- Las técnicas de obtención de datos

2.2.2.2.1.- La técnica de observación documental

Es necesaria la indagación teórica como punto de partida de cualquier investigación. Esta observación documental ha de profundizar sobre la temática y contenidos más relevantes que se van a tratar en el estudio.

Existen numerosos estudios del Camino de Santiago, siendo diversos los enfoques planteados por los distintos autores. Pero, en primer lugar, se ha de hacer patente el significativo hecho de que no se ha hallado, entre la extensa documentación bibliográfica consultada, ninguna investigación centrada en el análisis de la realidad social del peregrino que recorre el Camino de Santiago, y mucho menos, desde el ámbito de la actividad físico-deportiva.

Los distintos itinerarios de la ruta jacobea por los países europeos son ex-tensamente abordados por: Almazán (1995 y 1998), Alonso (1998 y 2001), Caucci von Sauken (2003a), Cebé (1999), La Coste Messeliére (2003), Gai (2003), Harbi-son (1998), Herbers (2003), Krötzl (2003), Plötz (1998), Van Herwaarden (2003), Stalley (1998), Viñes (1998).

Los vestigios europeos del culto jacobeo en las distintas manifestaciones del arte (arquitectura, ingeniería, escultura, pintura, iconografía, música, litera-tura, etc.), son estudiados por historiadores y medievalistas de toda Europa: Almazán (1995), Barret y Gurgand (1982), Caucci von Sauken (2003a y 2003b), Chao (2003), D’Onofrio (1999), Díaz Fernández (1999), Díaz y Díaz (1988 y 2003), Falke (1994), Fernández Arenas (1998), Gai (2003), García Costoya (1999a y 1999b), Herbers (1995 y 2003), Krötzl (2003), La Coste Messeliére (2003), Lo-max (2003), López Alsina (2003), Martínez Sopena (1993), Menaca (1995), Bravo (1997), Moralejo (2003), Oursel (2003), Plötz (2003), Soria y Puig (2003), Satalley (1998), Van Herwaarden (2003), Villanueva (2003).

Desde el punto de vista histórico son múltiples las investigaciones que se han desarrollado (Arcaz, 1994; Arregui, 1993; Barreiro Rivas, 1993; Barreiro So-moza, 1982; Buisan, 1978; Cantera Montenegro, 1982; Contin, 1989; Durany, 1986; Echaniz, 1990; Flores, 1986; García Guerra, 1976; González Vázquez, 1993; Liste, 1996; López Alsina, 1986; Machín, 1999; Martínez Prados, 1990; Pérez Ro-dríguez, 1993; Sastre, 1980; Vázquez Bartomeu, 1995; Vázquez Castro, 1997)

También otros campos como la lingüística (García Mouton, 1978; García-Sabell, 1989; Dubet, 1997), arquitectura y urbanismo (López Vázquez, 1977; Sánchez Camacho, 1995), derecho y legislación (Bermejo, 1999) o filosofía y an-tropología (Mouriño, 2001), han sido objeto de estudio, teniendo el Camino de Santiago como eje vertebral.

Esta documentación ofrece datos históricos acerca de distintos aspectos del peregrino tales como: las motivaciones, equipamientos, nacionalidades, en-fermedades, clases sociales, número, etc., pero de épocas pasadas; aunque cada vez está más presente en la distinta literatura el aspecto físico, tanto de prepara-

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Antonio Granero Gallegos 187

ción previa como de recuperación y problemas médicos. No hemos encontrado investigación alguna que se haya ocupado de analizar las expectativas y las vi-vencias del peregrino de la época postmoderna. En este trabajo se aborda estas variables desde el punto de vista físico-deportivo, ofreciendo una nueva pers-pectiva a un “fenómeno” en ebullición en el que el carácter físico y la aventura en la naturaleza están plenamente presentes.

2.2.2.2.2.- La técnica de encuesta

La encuesta es una técnica de investigación que va a permitir explorar, describir y explicar la realidad social. García Ferrando (2000, p. 167) la define como “una investigación realizada sobre una muestra de sujetos representativa de un colectivo más amplio, utilizando procedimientos estandarizados de interrogación con el fin de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de características objetivas y subjetivas de la población”.

Pero en el campo de la sociología la encuesta se ha convertido en los úl-timos años en la técnica más utilizada, teniendo su origen en las investigaciones de mercados y en los sondeos de opinión, y siendo los temas estudiados me-diante esta técnica de lo más variados.

En primer lugar, como nos indican Arias y Fernández (1998) y García Fe-rrando (2000), las encuestas sociales tienen su origen en la sociología científica, destacando en este punto que algunos de los considerados padres fundadores de la investigación social realizaron encuestas sociales; autores como Carlos Marx, en 1880, preocupado por las reformas sociales, realizó un intento con una encuesta abierta dirigida a los obreros franceses, mediante un cuestionario, si bien no pudo finalizarla, entre otras cosas por falta de medios para la recogida y procesamiento de los datos. Otro de los investigadores que mostró gran interés por la investigación social mediante esta técnica fue Max Weber, participando en varios estudios de este tipo desde 1891 mostrando preocupaciones metodo-lógicas en los estudios mediante encuestas.

Realmente, la investigación mediante esta técnica se inicia al tiempo que se establecen los cimientos de la sociología científica. El belga Quételet y el fran-cés Le Play intentar medir las cualidades morales y encontrar indicadores de bienestar social. Otro nombre importante, el de James Booth, que dentro de la corriente del empirismo y utilitarismo inglés del siglo XIX, promueve una gran encuesta sobre la clase obrera londinense. También en Estados Unidos se hicie-ron encuestas sociales ligadas a intentos de reformas de carácter social a princi-pios del siglo XX. En España, en el siglo XIX, Costa, Azcárate y Posada realizan investigaciones sobre el terreno de sus y costumbres de la población (García Ferrando, 2000).

Pero, “los antecedentes inmediatos de la actual investigación a través de encuestas tienen nombres y fechas más recientes, y un país determinado. El desarrollo de la investigación de mercados y de la investigación de opiniones en los años treinta y cuarenta en Estados Unidos van a ser los

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188 Antonio Granero Gallegos

elementos que difundan y popularicen un nuevo estilo de trabajo en el campo de las ciencias sociales empíricas” (García Ferrando, 2000, p. 169-170).

El impulso partió de la esfera privada, en estudios de mercado y en son-deos de opinión pública, pero rápidamente las universidades americanas se interesan por el nuevo método de investigación empírica por encuestas.

Consideran Arias y Fernández (1998, p. 32) que “la encuesta tal y como hoy se define y realiza, constituye una estrategia de investigación relativamente reciente. En este sentido existe un acuerdo generalizado a la hora de situar su nacimiento y rápida expansión en los años compren-didos entre las dos guerras mundiales (Stoetzel y Girard, 1973; Kerlin-ger, 1987; García Ferrando, 1992; Wert, 1996) en los que se destacaron los trabajos realizados, entre otros, por Gallup (1935-1971), Crossley y Roper, Lazarsfeld et al (1944) y Stouffer y otros (1949)”.

“En los años setenta, se consolidan los estudios a través de encuesta en España, alcanzándose unos niveles técnicos y de organización social similar a los que se puedan encontrar en cualquier otro país industrializado” (García Ferrando, 2000, p. 170).

En cuanto a los temas estudiados mediante esta técnica son muy varia-dos: educación, comunicación de masas, religión, ecología, actitudes y compor-tamientos económicos, consumo, ocio y turismo, elecciones, salud, etc. A la vis-ta de la diversidad de temas sobre los que se han realizado investigaciones has-ta ahora mediante encuestas, García Ferrando (2000) propone aclarar que no para todas las de tipo social se puede aplicar esta técnica, sino que está aconse-jada en algunos casos para el estudio de la realidad social y del comportamiento humano:

1º Las encuestas son unas de las escasas técnicas disponibles para el es-tudio de actitudes, valores, creencias y motivos.

2º Mediante la técnica de encuesta se puede obtener información genera-lizable de casi cualquier grupo de población.

3º Permite obtener información sobre hechos pasados o de otros que se desarrollan en situaciones no accesibles; en ambos casos son situaciones in-abordables mediante observación directa.

4º Destacar la gran capacidad de las encuestas para estructurar los datos y su elevada eficiencia para obtener información (permiten obtener gran canti-dad de datos a un precio relativamente bajo en un corto período de tiempo)

Ruiz Juan et al. (2002), indican tres consideraciones muy importantes acerca de la encuesta:

Es un método de investigación basado en una serie de preguntas, a partir de un protocolo o guión previamente elaborado, dirigidas a su-jetos, para recabar su opinión, que pueden constituir una muestra re-presentativa de una población.

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

Antonio Granero Gallegos 189

Su fin es describir y/o relacionar características personales y ciertos ámbitos de información necesarios para responder al problema de in-vestigación, como pueden ser: intereses, motivaciones, creencias, acti-tudes, intenciones, deseos, percepciones, vivencias y conductas per-sonales o de grupos

Es muy útil cuando la investigación requiere datos descriptivos que los sujetos pueden proporcionar a partir de su propia experiencia.

Según Sierra Bravo (2001), las características fundamentales de una encuesta son:

La encuesta es una observación no directa de los hechos a través de las manifestaciones expresadas por los interesados.

Es un método preparado para la investigación sociológica

Permite una aplicación masiva que mediante un sistema de mues-treo, puede extenderse a una población.

Hace posible que la investigación social llegue a los aspectos subjeti-vos de la sociedad y, por tanto, de los hechos y fenómenos sociales.

Para Fox (1981, p. 586) “es la técnica más adecuada en la metodología descrip-tiva, para obtener información concreta acerca de las situaciones de investigación o de los sujetos que actúan en ellas”. En el examen retrospectivo, en lo que se refiere a hechos, acontecimientos, experiencias, vivencias pasadas, la encuesta es la téc-nica utilizable.

No cabe duda de que si pretendemos obtener información, o mediciones sobre variables subjetivas de un gran número de sujetos, la encuesta es el pro-cedimiento más adecuado.

Pero, como apunta Ruiz Juan (2000, p. 164), la principal ventaja de esta técnica de investigación social es “la posibilidad de diseñar la investigación de la forma en que mejor se adapte a los objetivos y la de obtener mediciones cuantitativas de variables subjetivas de un amplio número de individuos, es quizá lo que hace de la en-cuesta la técnica de investigación social más utilizada”.

Al utilizar esta la técnica se han de tener en cuenta seis elementos, indica Fox (1981):

1. El contexto de la encuesta (desde que el investigador se plantea las preguntas hasta por qué piensa el encuestado que se le formulan).

2. El contenido de la encuesta. 3. La pregunta. 4. La previsión de la respuesta (se refiere a la respuesta que se espera

por parte del encuestado). 5. La forma como se registrará la respuesta. 6. La naturaleza el la interacción investigador-investigado.

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190 Antonio Granero Gallegos

García Ferrando (2001a) establece cinco fases en la realización de una encuesta:

1. Formulación de los objetivos, de forma clara y precisa, estable-cimiento de hipótesis, delimitación de variables, operacionalización de conceptos y diseño de la muestra.

2. Formulación de preguntas y elaboración del cuestionario que se pasará a la muestra.

3. Trabajo de campo y realización de las entrevistas.

4. Procesamiento de la información.

5. Análisis de los resultados y elaboración del informe final.

En cuanto a su clasificación, Arias y Fernández (1998) proponen cuatro tipos de encuestas en función de la forma en que se administran:

Las encuestas personales, o cara a cara.

Las encuestas por correo.

Las encuestas por teléfono.

Las encuestas por internet

Estos autores añaden dos tipos más en función de la manera en que se recogen los datos:

Las encuestas en grupo.

Las conocidas por household drop-off.

Y se utilizan para la recogida de datos de los distintos tipos de encuestas (Ruiz Juan et al., 2002):

Fuentes documentales.

El cuestionario.

Entrevistas estructuradas o semiestructuradas.

Test estandarizados, escalas de actitud....

El principal objetivo de las Ciencias del Deporte durante muchos años, para Ruiz Juan (2000, p. 162), “ha estado en realizar investigaciones referidas, casi exclusivamente, a los mecanismos que mejoran el rendimiento deportivo. Pero nuestro campo, el de la Actividad Física y Deportiva, reclama, cada vez más, la necesidad de realizar investigaciones sobre actitudes, demandas, y comportamientos”. Por tal moti-vo, nosotros vamos a utilizar la encuesta para conocer opiniones, hábitos, motiva-ciones, actitudes, etc. de los que acuden a recorrer el Camino de Santiago como ruta de peregrinación, y de aquellos que acaban de recorrerlo.

Dadas las características y ventajas que advertimos en esta técnica de in-vestigación social y teniendo en cuenta los objetivos planteados en la investiga-ción, no cabe duda de que esta es la técnica más adecuada para la misma, en

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Antonio Granero Gallegos 191

cuanto a que se buscan datos referentes a motivaciones, valores, actitudes, creencias, opiniones, etc., datos que no pueden ser registrados mediante obser-vación directa. Y por supuesto se ha de destacar el tamaño y heterogeneidad de la población, que dadas las circunstancias, hacen de la encuesta la técnica más adecuada para esta investigación; y por supuesto, utilizar el cuestionario como instrumento de la misma para la recogida de los datos.

2.2.2.2.2.1. Instrumento de recogida de información: el cuestionario

Es uno de los instrumentos de la técnica de investigación por encuestas (Colás y Buendía, 1994; Manzano, Rojas y Fernández, 1996; Arias y Fernández, 1998); y es considerado el instrumento básico de recogida de información de la investigación social mediante encuestas (García Ferrando, 2000; Padilla, Gonzá-lez y Pérez, 1998; Sierra Bravo, 2001).

Una definición que ha sido bastante aceptada por la mayoría de los auto-res sería la que realiza Santesmases (1997), quien indica que el cuestionario es el documento que recoge de forma organizada las preguntas sobre el objetivo de la encuesta. A esta definición Padilla et al. (1998, p. 116), hacen dos modifica-ciones interesantes, quedando como sigue: “un cuestionario es el documento que recoge de forma organizada los indicadores de las variables implicadas en el objetivo de la encuesta”.

En el proceso de investigación social la función del cuestionario es doble. Por una parte pretende colocar a todos los encuestados en la misma situación psicológica y, por otra parte, mediante un sistema de notaciones simples, facili-ta el examen y asegura la comparabilidad de las respuestas. Todas las estrate-gias y técnicas para construir y administrar buenos cuestionarios se dirigen a satisfacer ambas funciones (García Ferrando, 2000).

Sierra Bravo (2001, p. 306) determina de forma clara el papel del cuestio-nario en la investigación social:

“El cuestionario cumple una doble función de enlace entre los objetivos de la investigación la realidad de la población observada. Por ello, las condiciones fundamentales que debe reunir, dependen de la investigación y de la población. Se pueden sintetizar, por una parte en traducir los ob-jetivos de la investigación en preguntas concretas sobre dicha realidad, y pro otra parte, ser capaz de suscitar en los en los encuestados respuestas sinceras y claras a cada pregunta, que pueden después ser tratadas cientí-ficamente, es decir, clasificadas y analizadas”.

En cuanto a las ventajas que reporta este instrumento, podemos destacar (Munn y Drever, 1995; Colás y Buendía, 1994; Ruiz Juan, 2000):

Ahorra tiempo, pues permite encuestar a un gran número de perso-nas a la vez; el encuestado puede responder, en algunas ocasiones, en el momento más adecuado; y agiliza el análisis estadístico de las res-puestas.

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192 Antonio Granero Gallegos

Aporta información estandarizada. Todos los encuestados responden al mismo conjunto de cuestiones, lo que supone mayor facilidad para comparar e interpretar sus respuestas.

Facilita la confidencialidad. El cuestionario asegura el anonimato del encuestado, de manera que éste puede responder con franqueza y sinceridad.

Sirve como formulario para anotar y recoger datos, pues marca el or-den en que se hacen las preguntas.

Como consideran Manzano et al. (1996), la utilización de este instrumen-to va a garantizar la objetividad en la recogida de la información; entendiendo el término objetivo en el sentido de que si a un mismo encuestado le aplican el mismo cuestionario dos personas diferentes, la información obtenida será la misma.

Así pues, con el cuestionario lo que se pretende es conocer lo que opinan, piensan, sienten, esperan, quieren, hacen los encuestados, etc, de una manera sistemática y ordenada mediante una serie de preguntas planteadas por escrito y que pueden ser respondidas sin la presencia del encuestador. De tal manera que es muy importante que esté diseñado de forma precisa y adecuada sobre las variables y los componentes recogidos en los objetivos de la encuesta.

Los cuestionarios se ajustan a una serie de dimensiones que, guiados por los objetivos de investigación, se estructuran en bloques temáticos. Éstos son tratados en un número determinado de preguntas de las que se extraen las va-riables a analizar en éste estudio y que son:

1. Las referentes a aspectos relacionados con la disponibilidad y ocupa-ción del tiempo libre y del ocio.

2. Relacionadas con las actividades físicas y/o deportivas que realiza en su tiempo libre y ocio del peregrino.

3. Las que indagan sobre los motivos por los que realiza, o no, práctica físico-deportiva en su tiempo libre y de ocio.

4. Las que indagan sobre los estilos de vida del peregrino.

5. Las que hacen referencia a aspectos relacionados con la/s experien-cia/s previas en el recorrido del Camino de Santiago, tanto de:

Los peregrinos mayores de 15 años que comienzan en Roncesva-lles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar de España en el que queda cons-tancia de su paso, provenientes de Francia.

Los que reciben la “compostela” en Santiago tras haber realizado la peregrinación.

6. Las relativas a la programación del recorrido que comienza.

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Antonio Granero Gallegos 193

7. Las que indagan sobre las motivaciones que llevan al peregrino al Camino de Santiago.

8. Relacionadas con las expectativas con que afronta la peregrinación.

9. Las que hacen referencia a las características del recorrido que acaba de realizar.

10. Referentes a las experiencias del peregrino en el Camino de Santiago.

11. Aquellas preguntas en relación con la autopercepción y valoración de la vivencia del peregrino que recibe la “compostela”.

12. Las relativas a la intencionalidad de volver ha peregrinar a Santiago y de los aspectos que cambiaría en un nuevo recorrido del Camino de Santiago.

13. El grupo de preguntas para determinar el perfil sociodemográficas de la muestra de peregrinos mayores de 15 años que:

Inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar de España en el que queda constancia de su paso, provenientes de Francia.

Los que reciben la “compostela” en Santiago tras haber realizado la peregrinación.

2.2.2.2.2.2.- Validez y fiabilidad de los cuestionarios

Referente a esta cuestión, Ruiz Juan et al. (2002, p. 95) consideran que de las características técnicas de todo instrumento de medida, no cabe duda que estas dos son las más importantes. “La validez de una prueba se da cuando esta úl-tima cumple con el fin al cual está determinada, refiriéndose también a lo que mide y a cómo lo mide”. Es decir, se entiende por validez el grado en que una prueba mide lo que pretende medir.

A la hora de validar un instrumento -un cuestionario en este caso- hemos de tener en cuenta diversos tipos o categorías de validación, según Buendía (1994) y Latiesa (1996):

Validez del contenido. Hace referencia al examen del contenido del cuestionario, ítems, para determinar si estos son una muestra relevan-te y representativa del objetivo que se pretende medir. Por relevante se debe entender que los ítems responden a cada una de las variables establecidas dentro del cuestionario. Y representativo significa que los ítems constituyen una muestra del universo de preguntas relativas al dominio.

Validez del constructo. Un constructo es un concepto hipotético que forma parte de las teorías humanas que intentan explicar ésta. Este ti-po de validez se utiliza para agrupar bajo una “etiqueta” de un cons-tructo una conducta particular.

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194 Antonio Granero Gallegos

Validez relativa a un criterio. El criterio es una medida directa de lo que el cuestionario intenta concluir tras el razonamiento. Es el grado de eficacia con el que podemos pronosticar una variable de interés a par-tir de las puntuaciones del cuestionario. A esa variabilidad se le llama criterio. Podemos decir que es la correlación entre el test y otras prue-bas que se suponen miden lo mismo. Será validez concurrente si el cri-terio se mide al mismo tiempo que se aplica la prueba, y será validez predictiva si el criterio se mide mucho tiempo después de la aplicación de la prueba. Este tipo de validez se utiliza cuando el investigador pretende extraer inferencias (razonamientos a partir de las conclusio-nes) acerca de algunas conductas.

En cuanto a la fiabilidad, Ruiz Juan et al. (2002, p. 94) entienden que “la fiabilidad de los instrumentos de medición se refiere a la consistencia de la puntuación obtenida por los mismos individuos cuando son “examinados” por el mismo instrumen-to, en las mismas condiciones. El grado de fiabilidad de una prueba se expresa mediante un coeficiente de correlación (generalmente el de Pearson)”. Por otro lado, Buendía (1994, p. 240) considera que “la fiabilidad se refiere al grado de consistencia del ins-trumento de medida. Se expresa mediante coeficientes de fiabilidad obtenidos mediante la correlación de dos puntuaciones de un mismo sujeto. Existen diversos procedimientos para determinar tales coeficientes”.

Algunos autores, como Padilla et al. (1998, p. 126), plantean seguir los pasos adecuados en la elaboración de un cuestionario, para que éste resulte fia-ble y válido, desde el punto de vista científico. Según estos autores, los cuestio-narios deben salvar una serie de controles, que llaman de “calidad”, y que pue-dan detectar defectos o errores de elaboración. Proponen, a su vez, unas reco-mendaciones que:

“persiguen sobre todo redactar preguntas fiables: dos encuestadores en la misma situación deben dar la misma respuesta a la pregunta; y válidas: relacionadas con el objetivo del cuestionario. La mayoría de estas reco-mendaciones son resultado de la experiencia acumulada y tienen un ca-rácter “colectivo”: suelen aparecer con ligeras variantes en todas las mo-nografías sobre elaboración del cuestionario (Bosh y Torrente, 1993; Harvatopoulos, Livan y Sarnin, 1992; Fink, 1995a, 1995b; Fowler, 1993; Santesmaes, 1997)”.

En la elaboración del instrumento de medida de la presente investigación se han tenido en cuenta estas recomendaciones, tanto para las preguntas que denominan estos autores factuales (de medición objetiva), como para las que llaman subjetivas (que pretenden medir actitudes, opiniones, sentimientos y creencias de una persona), en cuanto a redacción, lenguaje, relevancia, breve-dad y concisión; así como la utilización de preguntas, ya validadas y contrasta-das, de cuestionarios de otras investigaciones.

Además, se considera de gran importancia para asegurar validez y fiabi-lidad la revisión de las preguntas. “La finalidad general de la revisión es identificar

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Antonio Granero Gallegos 195

defectos en la redacción de las preguntas que pueden disminuir su fiabilidad y validez” (Padilla et al., 1998, p. 138). En este sentido, se ha recurrido a la revisión y ase-soramiento de expertos que han examinado diversos aspectos de los cuestiona-rios de este trabajo, como la adecuación entre pregunta y contenido o variable a medir, proponiendo alternativas, etc. Asimismo, ha servido para ello la realiza-ción de dos estudios piloto.

Por otro lado, Martínez (1995, p. 337), establece las siguientes fases para la validación de contenido:

1. Definición del universo de observaciones admisibles.

2. Identificación de expertos en dicho universo.

3. Juicio de los expertos acerca del grado en que el contenido del ins-trumento es relevante y representativo de dicho universo, por medio de un procedimiento estructurado que permita emparejar los ítems con el dominio.

4. Un procedimiento para resumir los datos de la fase anterior.

En la figura 2.1, que se observa a continuación, se asocia cada una de las fases de validación de contenido del instrumento propuestas por Martínez (1995) con las diferentes etapas llevadas a cabo en la elaboración de los cuestio-narios piloto de la investigación.

Universo observaciones admisibles Definición de dimensiones y variables de investigación

Personas externas que han colaborado en la redacción de las preguntas

Juicio de expertos sobre relevancia y representatividad del contenido del instrumento

Objeciones y comentarios efectuados por los expertos en Sociometría, Psicometría y Actividad Física y Deportiva

Resumen de datos de la fase anteriorElaboración de los cuestionarios definitivos para la recogida de datos en Roncesvalles y en Santiago de Compostela

Identificación de expertos

FASES PARA LA VALIDACIÓN DEL CONTENIDO

(Martínez, 1995)

FASES EN LA ELABORACIÓN DE LOS CUESTIONARIOS DE

LA INVESTIGACIÓN

Figura 2.1 - Relación entre las fases de validación y la elaboración de los cuestionarios

Así pues, se ha constatado tanto la fiabilidad como la validez de los cues-tionarios; ésta última con la primera de las categorías o tipos de validación que apuntan Buendía (1994) y Latiesa (1996) -validez de contenido- puesto que lo que pretendemos medir con ellos es el grado de conductas, opiniones, creen-

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196 Antonio Granero Gallegos

cias, etc. expresadas por cada uno de los elementos objeto de estudio; tanto por las opiniones y juicios de los expertos acerca del grado en que el contenido del instrumento es relevante y representativo respecto al objetivo que queremos conseguir, como a través de los diferentes estudios pilotos a que hemos someti-do los cuestionarios.

2.2.2.2.2.3.- Diseño y aplicación del cuestionario “El diseño de un cuestionario debe ser inteligible y sin ambigüedad, con pregun-

tas estructuradas en torno a núcleos temáticos, permitiendo conseguir que sea valioso y motivador para conseguir la cooperación, contribución y franqueza del encuestado” (Ruiz Juan et al., 2002, p. 114).

El elemento básico del cuestionario, son las preguntas. Es por ello, que éste va a depender de la clase de preguntas empleadas en él y de su adecuada formulación. Como indica Sierra Bravo (2001), desde el punto de vista de la in-vestigación social, las preguntas de un cuestionario son la expresión en forma interrogativa de las variables empíricas o indicadores respecto a los cuales in-teresa obtener información mediante encuesta.

El objetivo de la investigación es el que marcará el tipo de preguntas (Gar-cía Ferrando, 2000). Así, las preguntas pueden ser de carácter abierto o cerrado. Las abiertas son aquellas cuya respuesta no viene especificada en el cuestiona-rio, permitiendo al encuestado que se exprese. Las cerradas son las que contie-nen la respuesta y permiten clasificar con mayor facilidad a los encuestados.

Las preguntas cerradas deben hacerse de tal forma que las respuestas ofrecidas reúnan dos condiciones imprescindibles: la de ser exhaustivas y la de ser excluyentes. De esta forma el encuestado debe tener dificultades para elegir dos respuestas a una pregunta (en las de opción única) y al mismo tiempo, en las respuestas se presentan todas las posibilidades para que el encuestado no deje ninguna cuestión sin responder.

Veamos ahora los pasos seguidos, desde el mes de marzo de 2003, en el diseño de los cuestionarios, buscando siempre que éstos sean lo más válidos y fiables posible y respondiendo en todo momento a los objetivos planteados en la encuesta y por ende en la investigación:

1º - Indicar que para su elaboración se ha contado con un equipo de ex-pertos, tanto desde el punto de vista metodológico como de la investigación social y por supuesto en el campo de la Actividad Física y Deportiva. Lo prime-ro que se hizo fue definir y delimitar perfectamente la investigación, en cuanto a metodología, planificación y programación, así como los objetivos que plan-teados dentro de la misma para que constituyeran una referencia en todo mo-mento en la elaboración de los cuestionarios.

2º - A continuación se confeccionó un borrador de cuestionario para la salida en Roncesvalles (Cuestionario-1) y otro para pasarlo a la llegada en San-tiago de Compostela (Cuestionario-2). Para ello se han seguido y tenido en

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Antonio Granero Gallegos 197

cuenta las indicaciones que algunos autores apuntan para la elaboración del cuestionario, de tal manera que éstos respondan a las pretensiones de este tra-bajo. Se trata de autores tales como Colás y Buendía (1994), Manzano et al. (1996), Padilla et al. (1998), Rojas et al. (1998), García Ferrando (2000), Hernán-dez et al. (2003).

3º - Se pasaron los dos cuestionarios a 20 personas, a las que se pidió que contestaran y realizaran todos los comentarios que consideraran oportunos acerca de las preguntas y sobre los items, así como cualquier tipo de inconve-niente que encontraran a la hora de responderlo: comprensión de las preguntas, mala redacción de las mismas, dudas a la hora de responder, etc.

4º - Analizados los cuestionarios, se modificaron los borradores teniendo en cuenta las aportaciones y comentarios de los grupos que los realizaron. Con estas modificaciones se llevó a cabo un primer estudio piloto a finales del citado mes de abril. Para ello, se contactó con un grupo de senderistas que forma parte de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Granada. Se le pasó a un grupo de 25 personas con intención clara de recorrer el Camino de Santiago en un futuro próximo (respondieron al Cuestionario-1); así como a 25 miembros de esta asociación que ya lo habían recorrido (respondieron al Cuestionario-2).

5º - Durante el mes de mayo de 2003 se analizaron estos cuestionarios y se modificaron oportunamente aquellos aspectos que pudieran llevar a confu-sión o duda, según las indicaciones de los que hicieron este estudio piloto.

6º - A continuación, solicitamos a expertos y especialistas universitarios en Sociometría, Psicometría y Actividad Física y Deportiva que estudien los dos cuestionarios, señalando los aspectos que a su juicio, o bien faltan o bien sobran. De esta manera se constató la validez del contenido de ambos cuestionarios.

7º - Así, una vez revisado y realizadas las correcciones oportunas, se so-metieron los cuestionarios a un segundo estudio piloto para depurar los posi-bles problemas de lenguaje, sentido de las preguntas, técnicos, fiabilidad de las respuestas, etc. Para este estudio piloto se mandaron los cuestionarios a la Fa-cultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en A Coruña (Galicia), centro que ha colaborado en esta investigación en la aplicación de los cuestiona-rios en este segundo estudio piloto realizado a finales del citado mes de mayo. Éste consistió en la aplicación del cuestionario-2 a cincuenta peregrinos en San-tiago de Compostela y a otros tantos en Sarria, el cuestionario-1, lugar de salida de muchos peregrinos que se plantean sólo parte del recorrido gallego del Ca-mino de Santiago.

Las diversas sugerencias y observaciones surgidas en el estudio piloto, así como todas las anteriores, nos sirvieron para modificar y elaborar el cuestio-nario definitivo para su aplicación a la muestra elegida. El cuestionario–1 se denomina “Expectativas, hábitos de actividad físico-deportiva y estilos de vida del pe-regrino”, compuesto por un total de 42 preguntas; al segundo, cuestionario–2, se llamó “Vivencias y hábitos de actividad físico-deportiva del peregrino”, compuesto

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por 24 preguntas. Este trabajo se realizó a principios de junio de 2003, siendo traducidos, a finales de este mes, a varios idiomas: francés, inglés, alemán e ita-liano, además del español, para ello contamos con la colaboración de filólogos de las distintas lenguas, así como con el Centro de Lenguas de la Universidad de Almería.

A continuación, en los meses de julio y agosto del pasado verano de 2003 se desarrolló el trabajo de campo de la investigación, realizándose íntegramente por el investigador.

Los cuestionarios se ajustan a una serie de dimensiones que, guiados por los objetivos de investigación, se estructuran en bloques temáticos. Éstos son tratados en un número determinado de preguntas de las que se extraen las va-riables a analizar en éste estudio y que son:

1. Las que hacen referencia a aspectos relacionados con la/s experien-cia/s previas en el recorrido del Camino de Santiago, tanto de:

Los peregrinos mayores de 15 años que comienzan en Roncesva-lles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar de España en el que queda cons-tancia de su paso, provenientes de Francia.

Los que reciben la “compostela” en Santiago tras haber realizado la peregrinación.

2. Las relativas a la programación del recorrido que comienza.

3. Las que indagan sobre las motivaciones que llevan al peregrino al Camino de Santiago.

4. Relacionadas con las expectativas con que afronta la peregrinación.

5. Las que hacen referencia a las características del recorrido que acaba de realizar.

6. Referentes a las experiencias del peregrino en el Camino de Santiago.

7. Aquellas preguntas en relación con la autopercepción y valoración de la vivencia del peregrino que recibe la “compostela”.

8. Las relativas a la intencionalidad de volver a peregrinar a Santiago y de los aspectos que cambiaría en un nuevo recorrido del Camino de Santiago.

9. El grupo de preguntas para determinar el perfil sociodemográfico de los peregrinos mayores de 15 años que:

Inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar de España en el que queda constancia de su paso, provenientes de Francia.

Los que reciben la “compostela” en Santiago tras haber realizado la peregrinación.

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Antonio Granero Gallegos 199

2.2.4.- Variables objeto de estudio

A continuación se presentan los distintos tipos de variables con las que se trabaja en la investigación. En primer lugar se indican las del cuestionario-1: variables motivacionales, variables actitudinales, variables de experiencias pre-vias en el Camino, variables de programación, variables sociodemográficas; y a continuación las del cuestionario-2: variables comportamentales, variables mo-tivacionales, variables actitudinales, variables de experiencias previas en el Ca-mino, variables de programación, variables sociodemográficas.

2.2.4.1.- Variables del cuestionario-1: “Expectativas, hábitos de activi-dad físico-deportiva y estilos de vida del peregrino”

2.2.4.1.1.- Variables motivacionales

Motivos por los que recorre el Camino de Santiago.

Principales motivos por los que recorre el Camino de Santiago.

Motivos por los que se ha previsto no llegar a Santiago (en caso de que la llegada esté planeada en otro lugar).

2.2.4.1.2.- Variables actitudinales

Valoración de las preocupaciones con que afronta el Camino de San-tiago.

2.2.4.1.3.- Variables de experiencias previas en el Camino de Santiago

Experiencia/s previas en el recorrido del Camino de Santiago.

Años, medio utilizado, lugar de salida y de llegada de esas experien-cias previas.

2.2.4.1.4.- Variables de programación

Preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago

Tiempo de preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago.

Tipo de actividades realizadas para la preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago.

Frecuencia semanal de las actividades realizadas en la preparación fí-sica específica para el recorrido del Camino de Santiago.

Lugar al que tiene intención de llegar.

Número de jornada a emplear.

Cuantificación de las etapas programadas.

Tipo de calzado que va a utilizar, en caso de recorrer el Camino de Santiago a pie.

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200 Antonio Granero Gallegos

Tipo de bicicleta que va a utilizar, en caso de recorrer el Camino de Santiago en este medio.

Manera de recorrer el Camino de Santiago: ¿solo o acompañado?

Número de personas del grupo y relación que les une, en caso de pe-regrinar en compañía.

Tipo y frecuencia de alojamientos a utilizar.

Medidas de prevención a utilizar.

Medios de información consultados y frecuencia de consulta.

Lleva guías y/o mapas del Camino.

Elaboración de un diario/anecdotario personal y/o grupal.

Realización de un reportaje audiovisual.

2.2.4.1.5.- Variables sociodemográficas

Edad.

Nacionalidad.

Nivel de estudios.

Actividad principal.

Estado civil.

2.2.4.2.- Variables del cuestionario-2: “Vivencias y hábitos de actividad físico-deportiva del peregrino

2.2.4.2.1.- Variables comportamentales

Número de jornadas empleadas en llegar a Compostela.

Promedio de horas de recorrido diario.

Tipo de calzado que ha utilizado, en caso de haber recorrido el Cami-no de Santiago a pie.

Tipo de bicicleta que ha utilizado, en caso de haber recorrido el Ca-mino de Santiago en este medio.

Peregrinación con vehículo de apoyo.

Tasa de peregrinos que llegan solos o acompañados a Santiago tras recorrer el Camino.

Número de personas del grupo y relación que les une, en caso de pe-regrinar en compañía.

Tipo y frecuencia de alojamientos utilizados.

Medidas de prevención utilizadas habitualmente durante las jornadas del recorrido.

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Antonio Granero Gallegos 201

Frecuencia de utilización de medidas de recuperación física durante las distintas jornadas de peregrinación.

Grado en que ha sufrido o padecido enfermedades o dolencias pade-cidas a lo largo del recorrido del Camino.

Ha llevado guías y/o mapas del Camino.

Elaboración de un diario/anecdotario personal y/o grupal.

Realización de un reportaje audiovisual.

2.2.1.2.2.- Variables motivacionales

Motivos por los que ha comenzado la peregrinación en el lugar con-creto que lo ha hecho.

2.2.1.2.3.- Variables actitudinales

Valoración de las preocupaciones durante el recorrido del Camino de Santiago.

Valoración de la dificultad física del recorrido del Camino.

Valoración de la dificultad psicológica del recorrido del Camino.

Valoración de diversos aspectos relacionados con la propia vivencia del recorrido del Camino de Santiago: ambiente de amistad y solida-ridad, disfrute de vacaciones, admiración de arte, diversión, anécdo-tas, actividad física y deportiva, aventura, alejamiento de la vida coti-diana, reto personal, equilibrio y paz interior, tranquilidad y relaja-ción, así como la competición con otros peregrinos.

Valoración de los propios sentimientos al llegar a Compostela pere-grinando.

Grado de satisfacción de las expectativas iniciales, tras el recorrido del Camino de Santiago.

Intención de repetir la peregrinación y modificaciones para un nuevo recorrido.

2.2.1.2.4.- Variables de experiencias previas en el Camino

Experiencia/s previas en el recorrido del Camino de Santiago.

Años, medio utilizado, lugar de salida y de llegada de esas experien-cias previas.

2.2.1.2.5.- Variables de programación

Lugar dónde ha iniciado la peregrinación hacia Santiago.

Programación diaria de las etapas o jornadas.

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

202 Antonio Granero Gallegos

2.2.1.2.6.- Variables sociodemográficas

Edad.

Nacionalidad.

Nivel de estudios.

Actividad principal.

Estado civil.

2.2.5.- La recogida de datos: el trabajo de campo

2.2.5.1.- Los encuestadores

Se denomina encuestador a aquella persona encargada de obtener infor-mación mediante la pasación de un cuestionario. Las características que debe reunir un buen encuestador son (Rojas et al., 1998):

Que conozca perfectamente su trabajo.

Que sepa cómo hacerlo.

Que lo haga bien.

En un principio se trató de reunir un equipo de encuestadores para la re-cogida de datos, tanto en Roncesvalles como en Santiago de Compostela. Se decidió, finalmente, llevarlo a cabo íntegramente por el propio investigador, pues nadie mejor que él mismo, totalmente comprometido con esta tarea, para desarrollar este trabajo con unas características peculiares de desplazamientos, estancias y aplicación de un cuestionario autoadministrado a una población fluctuante y variante, sin saber claramente el tiempo que el trabajo podía durar.

2.2.5.2.- Trabajo de campo en Roncesvalles (Navarra)

Este lugar es el inicio del recorrido del Camino de Santiago Francés en España y es el primer lugar habitado en nuestro país, tras cruzar los Pirineos, por el que entra el Camino precedente de Francia y del resto de Europa y adon-de acuden muchos a iniciar el recorrido.

En una primera fase:

En diciembre de 2002 se solicita a la Oficina de Acogida al Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles el listado oficial de peregrinos del último año de peregrinación, que han salido desde ese lugar hacia Santiago de Compostela, especificando edad, sexo, medio de locomoción utilizado y país de origen. Da-tos que mandan desde el archivo de la Real Colegiata en mayo de 2003 y que sirvieron para determinar la muestra definitiva.

En una segunda fase:

A finales del mes de junio se estableció comunicación con las autoridades eclesiásticas de la Real Colegiata de Roncesvalles, encargadas de la Oficina de

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

Antonio Granero Gallegos 203

Acogida del Peregrino de este lugar, comunicándoles la intención de desarrollar la recogida de datos para una investigación de la Universidad de Almería.

En una tercera fase:

El investigador se desplazó a este lugar del pirineo navarro a principios de julio, en donde permaneció las tres últimas semanas de este mes, tiempo que duró la recogida de datos de este cuestionario-1.

Desde el primer momento se contó con la colaboración del personal en-cargado de gestionar la acogida de peregrinos en Roncesvalles. De esta manera, diariamente, durante tres semanas se desarrolló el trabajo en el interior de la Oficina de Acogida al Peregrino, en donde los peregrinos que colaboraron con nosotros rellenaron el cuestionario de forma autoadministrada. Por este lugar pasan todos los que desde Roncesvalles se dirigen a recorrer el Camino de San-tiago, bien porque eligen este punto como inicio de la peregrinación, o bien porque llegan hasta allí provenientes de Francia tras cruzar los Pirineos.

2.2.5.3.- Trabajo de Campo en Santiago de Compostela (Galicia)

Una vez terminada la labor en Roncesvalles, enseguida se acudió a la segunda cita, Santiago de Compostela (Galicia), donde tendría lugar la segunda parte del trabajo: la recogida de datos del cuestionario-2.

En una primera fase:

En diciembre de 2002 se solicita a la Oficina del Peregrino de Santiago de Compostela el listado oficial de peregrinos del último año de peregrinación, especificando edad, sexo, medio de locomoción utilizado y país de origen. Se recibieron los datos de la última publicación, referentes al año 2001, en enero de 2003, sirviendo para determinar la muestra de esta población.

En una segunda fase:

A Santiago llegan los peregrinos tras haber recorrido el Camino y al si-guiente lugar al que se dirigen, prácticamente todos, es a la Oficina del Peregri-no, dependiente en este caso del Arzobispado de Santiago de Compostela y donde se les expide la “compostela”, certificado que les acredita como peregri-nos que han recorrido el Camino de Santiago. A la puerta de esta oficina se permaneció durante más de tres semanas del mes de agosto de 2003 y donde los peregrinos que recogían la “compostela” tenían la posibilidad de colaborar con la investigación rellenando el cuestionario-2 de forma autoadministrada.

A finales de agosto finaliza el trabajo de campo, prácticamente dos meses después de haberlo comenzado.

2.3.- Técnicas de análisis de datos

2.3.1.- Técnicas de análisis documental

Una vez analizados estadísticamente los resultados, la interpretación de los mismos proporcionará una amplia información acerca del peregrino que

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

204 Antonio Granero Gallegos

recorre el Camino de Santiago en cuanto a experiencias anteriores en la peregri-nación, a hábitos de actividad física y deportiva en su tiempo libre, a estilos de vida, a expectativas con que afrontan el recorrido y sus vivencias tras haberlo concluido en Compostela.

Por otro lado, al plantear esta investigación se ha realizado un análisis documental sobre otros estudios con el fin de profundizar y contrastar los resul-tados obtenidos mediante fuentes secundarias. En este sentido, en el apartado dos de este trabajo quedan recogidas las diversas investigaciones realizadas con anterioridad, por distintas universidades, teniendo el Camino de Santiago como eje vertebral; prácticamente ninguna de ellas se asemeja a nuestras pretensio-nes, por lo que no podremos comparar nuestros resultados con los de otros es-tudios de las mismas características.

2.3.2.- Técnicas de análisis cuantitativo

Dado que los datos recogidos han sido codificados para su tratamiento estadístico, el análisis es de carácter cuantitativo. Estos datos, tabulados y me-canizados informáticamente, fueron analizados mediante al paquete de pro-gramas informático SPSS/PC para Windows, v. 11.5, uno de los más utilizados en Ciencias Sociales, que permite la puesta en práctica de las técnicas estadísti-cas de análisis cuantitativo, descriptivo, inferencial y de correspondencias.

La informática ha desbancado a los cálculos manuales de estas técnicas y se han impuesto la utilización de paquetes estadísticos, pues supone una res-puesta precisa y rápida a las necesidades de la investigación (Colás y Buendía, 1994; Hernández et al., 2003). Se trata de un conjunto de programas que facilitan el acceso a los recursos informáticos y permiten realizar una serie de operacio-nes específicas en esta fase de análisis de datos.

2.3.2.1.- Análisis descriptivo

A la hora de realizar un análisis de tipo descriptivo de la investigación, se ha de tener en cuenta que son numerosos los estadísticos descriptivos que se utilizan; la elección de uno u otro va a depender del nivel de medición de las variables de estudio.

Al describir una variable, se trata de reducir un conjunto de números a unos índices numéricos que representen de forma adecuada a ese conjunto de números. Los índices suponen la descripción más reduccionista puesto que agrupan a un conjunto de números en unos pocos, que miden sus principales características, pero que a la vez es la descripción más sintética y que menos se equivoca (Ruiz Juan, 2000).

Aunque son numerosos los análisis estadísticos que se pueden realizar, como podemos comprobar en Rojas y Fernández (1998) y en Hernández et al. (2003), será la forma de distribución la principal característica que vamos a es-tudiar. Ésta se analiza directamente a través de la distribución de frecuencias. Se contabiliza el número de veces que se repite cada valor de la muestra y se

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

Antonio Granero Gallegos 205

transforman las frecuencias absolutas (número de veces que se repite el valor) en frecuencias relativas (porcentajes). De esta manera se utilizan un grupo de índices, y no uno de ellos, para estudiar una característica o forma. Las gráficas de distribución de frecuencias también se emplean para estudiar la forma.

En esta investigación se ha trabajado con variables medibles a tres nive-les distintos: variables nominales, variables ordinales y las llamadas variables ordinales altas (que son tratadas estadísticamente como las variables medidas a nivel de intervalo).

En el análisis se han utilizado las tablas de distribución de frecuencias, para las variables nominales u ordinales, pues permiten analizar los porcentajes de los sujetos de la muestra que optan por una u otra alternativa de respuesta en cada una de las preguntas de la muestra (Ruiz Juan, 2000).

2.3.2.2.- Análisis inferencial

La estadística inferencial tiene como objetivo la obtención de generaliza-ciones estadísticas sobre una población determinada, a partir del estudio de las características de una muestra extraída de dicha población o universo (García Ferrando, 2001a).

Los “parámetros” (estadísticas de la población o universo) no se calculan (porque no se recolectan datos de toda la población), pero pueden ser inferidos de los “estadígrafos” (datos estadístico recolectados de la muestra), de ahí el nombre de estadística inferencial (Hernández et al., 2003).

Así, cuando el objetivo de la investigación se centra en constatar el grado de asociación/relación entre variables nominales y/o ordinales, se realizarán tablas de contingencia y la prueba de contraste χ2.

“La técnica del χ2 es del tipo de las que mide la bondad del ajuste, cuando se dispone del número observado de personas, objetos o respuestas que pertenecen a cada categoría y del número esperado basado en la hipótesis nula. La prueba de χ2 mide la existencia o no de una diferencia significa-tiva entre ambos tipos de números o frecuencias”. Así, hablando de la interpretación, “si las frecuencias observadas y esperadas se asemejan las diferencias serán pequeñas y consiguientemente, el valor de será pe-queño. Por el contrario, si los valores se alejan entre sí, las diferencias se-rán grandes y, por tanto, el valor de χ2 será elevado. Por ello, y hablando en términos generales, se puede afirmar que cuanto mayor sea el valor de χ2, mayor será la probabilidad de que las frecuencias observadas no pro-vengan de la población en la que se basa la hipótesis nula” (García Fe-rrando, 2001a, p. 183-184).

En consecuencia, podemos decir que si el grado de significación del con-traste de la prueba del χ2 es mayor que 0,05, hay una independencia entre las variables, es decir, no hay asociación entre ambas. Por el contrario, si es menor, entonces se puede afirmar que existe asociación.

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

206 Antonio Granero Gallegos

Analizaremos tablas de contingencia para constatar el grado de asocia-ción/relación entre variables, siguiendo las indicaciones de Ruiz Juan (2000) Así, en las tablas de contingencia que se presentarán, habrá una fila en la que se hará referencia al nivel de significación haciendo mención al valor del coeficien-te χ2 y su nivel de significación (N.S.), en donde aparecerá un determinado nú-mero de asteriscos. Estos significan:

* distribución estadísticamente significativa < 0,05%

* * distribución estadísticamente significativa < 0,01%

* * * distribución estadísticamente significativa < 0,005%

* * * * distribución estadísticamente significativa < 0,001%

2.4.- Planificación de la investigación

Planificar, para Mestre (1995, p. 27), es “el hecho de preparar para el futuro, de prever con suficiente anticipación los hechos, las acciones, etc., de forma que su acometida se efectúe de forma sistemática y racional, acorde a las necesidades y posibilidades reales, con aprovechamiento pleno de los recursos disponibles en el momento y previsibles en el futuro”.

Para el adecuado desarrollo de la investigación se establecieron cinco fa-ses claramente diferenciadas: fase de documentación, fase de preparación, fase de obtención de la información, fase de análisis de la información y fase de ela-boración del informe (Cohen y Manion, 1985; y Ruiz Juan, 2000):

1ª - Fase de documentación:

1. Fase de discusión entre el equipo investigador para determinar y concretar las expectativas.

2. Revisión de estudios recientes sobre la población.

3. Especificación de los objetivos del estudio.

4. Decisión de la información necesaria.

2ª - Fase de preparación:

1. Método de exploración o recogida de datos.

2. Definición de la población y selección de una muestra repre-sentativa.

3. Técnicas de obtención de datos. Diseño y construcción de los cuestionarios.

3ª - Fase de obtención de la información:

1. Pruebas de los cuestionarios. Estudios piloto.

2. Adecuación de los cuestionarios y la muestra.

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Planteamiento y desarrollo de la investigación

Antonio Granero Gallegos 207

3. Aplicación de los cuestionarios a los sujetos de la muestra.

4. Tabulación y grabación de los datos en soporte informático.

4ª - Fase de análisis de la información:

1. Elaboración del plan de análisis.

2. Ejecución del análisis estadístico mediante el paquete informá-tico SPSS.

3. Obtención y selección de resultados relevantes.

5ª - Fase de elaboración del informe:

1. Discusión de resultados.

2. Sintetización de conclusiones y comparación con otros.

3. Redacción del informe.

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CAPÍTULO 3

ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 211

En este capítulo se desarrollan conjuntamente el análisis y la discusión de los resultados de la investigación. Por un lado, se describen de forma global y sintética aquellos aspectos más destacados del análisis descriptivo de las distin-tas variables del estudio, así como de las diferencias significativas halladas a partir del análisis inferencial, haciendo además mención expresa de algunos casos que presentan datos no significativos desde el punto de vista estadístico y por lo cual cobran importancia. Por otro, dado que no existen estudios sociales similares, que de forma específica hayan tratado los peregrinos de la época ac-tual que recorren el Camino de Santiago, desde la perspectiva de la actividad físico-deportiva, se contrastan los datos obtenidos con los de otros trabajos que, aunque con características de población diferentes, están referidos, principal-mente, al senderismo como actividad físico-deportiva en el medio natural.

Es importante señalar que en algunos casos, como en las variables socio-demográficas, las experiencias anteriores de la población objeto de estudio en el Camino de Santiago, la programación y tiempo empleado en la ruta, las caracte-rísticas del medio de locomoción utilizado, la forma de recorrer la peregrina-ción (en cuanto a si va solo o acompañado), los alojamientos utilizados durante el recorrido, las medidas de prevención física utilizadas y las preocupaciones a lo largo de la ruta, se contrastan los resultados obtenidos referentes a los pere-grinos que llegan a Santiago, y reciben la “compostela”, tras recorrer el Camino, con los de la población estudiada que inicia en Roncesvalles. De esta manera se comparan las expectativas de aquéllos que parten en peregrinación, con las ex-periencias reales vividas de los que la acaban en Compostela su viaje por los itinerarios jacobeos.

La representación gráfica de los resultados de la investigación se efectúa mediante tablas de distribución de frecuencias (%) y frecuencias (N), para el análisis descriptivo de las variables, utilizando tablas de contingencias (%), el índice de Pearson (χ2) y su nivel de significación (N.S.), para el análisis inferen-cial. Asimismo, para facilitar la comprensión de los datos que se exponen, se acompaña el texto con figuras gráficas.

Las tablas de estadísticos se presentan en el apartado de Anexos, agru-padas según la variable a analizar:

Anexo 3: Descripción de la población objeto de estudio.

Anexo 4: Expectativas del peregrino al iniciar el Camino de Santiago en España desde Roncesvalles.

Anexo 5: Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago.

3.1.- Descripción de la población objeto de estudio

Hemos de considerar, como ha sido expuesto en el apartado referido a la metodología, que son dos las poblaciones objeto de estudio. Por un lado, todos los peregrinos mayores de 15 años que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España, bien sea su lugar de salida o el primer lugar

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Análisis y discusión de resultados

212 Antonio Granero Gallegos

de España en el que queda constancia de su paso (26.284 sujetos) y, por otro, todos los peregrinos mayores de 15 años que recorren el Camino de Santiago y que reciben la “compostela” en Santiago de Compostela (57.880 sujetos).

Dadas las características de la población, las variables que se han tenido en cuenta para realizar las estratificaciones son: edad (de 16-20 años, de 21-30 años, de 31-40 años, de 41-50 años, de 51-60 años, de 61-70 años y más de 70 años), sexo (varones y mujeres), medio de locomoción utilizado o forma de re-correr el camino (a pie, en bicicleta o a caballo) y nacionalidad (españoles, euro-peos, norteamericanos, latinoamericanos y resto de países del mundo).

Tras la descripción de las poblaciones investigadas, se contrastan, al tra-tar la que llega a Compostela, los resultados referentes a las dos poblaciones objeto de estudios en cuanto a variables sociodemográficas. De esta manera, se comparan los datos de aquéllos que salen desde Roncesvalles en peregrinación con los que finalizan en Santiago su recorrido por el Camino. Asimismo, se tie-nen en cuenta los resultados de los trabajos desarrollados por: Pugliese (1997), que analiza las peregrinaciones del siglo XIX; Garau, Serra y Robledo (2000), que estudiaron al turista que realizaba senderismo en las Islas Baleares; Havel-ka, Nováková, y Novotný (2001), que efectuaron un estudio comparativo entre los senderistas de Alemania, Francia y República Checa, teniendo en cuenta tanto los programas de salidas de un día como los de más de una jornada; Gar-cía Ferrando (2001), que en su trabajo sobre los hábitos deportivos de los espa-ñoles, ofrece cifras globales en cuanto a la participación de la población en acti-vidades físicas de aventura en la naturaleza; Valenzuela (2002), que estudia di-versos aspectos del ciclotur de aventura en la naturaleza mediante un trabajo de campo desarrollado en el Camino de Santiago; la Diputación Provincial de Huesca (2003), que investiga la práctica de senderismo en su provincia; así co-mo los de Moya (2004), que analiza los diferentes programas de senderismo, de salidas de un día, organizados por la Diputación de Granada.

3.1.1.- Peregrinos, mayores de 15 años, que inician en Roncesvalles su recorrido por el camino de santiago en España

Se exponen a continuación los datos descriptivos e inferenciales referen-tes a las variables sociodemográficas de esta población objeto de estudio. De esta manera, se podrá tener una visión de las características de los peregrinos que desde Roncesvalles recorren el Camino de Santiago por tierras españolas hacia Compostela.

3.1.1.1.- Edad

Se observa cómo entre los 21 y 40 años se concentran la mitad (49,6%) de los peregrinos que salen desde Roncesvalles, destacando principalmente los comprendidos entre los 21 y 30 años (29,4% del total), mientras que dos de cada diez peregrinos estarían entre los 31 y 40 años (20,2%). El porcentaje de los com-prendidos entre 41 y 50 años, es 17,3%, descendiendo a un 14,6% entre 16 y 20

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 213

años, los menores en edad de la población. A partir de los 50 años comienzan a disminuir los porcentajes progresivamente (12,5% entre 51-60 años y 5,4% entre 61-70 años), hasta apenas un 0,5% que suponen los mayores de 70 años. Así pues, más de ocho de cada diez peregrinos que inician en Roncesvalles están comprendidos entre 16 y 50 años de edad (81,5%) [Tabla 3.1.1].

Dada la población descrita a partir de 61 años, para el análisis por con-tingencia se va a tratar de forma única las categorías de 61 a 70 y más de 70 años, integrándolas en una sola: mayores de 60 años (el 6% de la población) [Tabla 3.1.2, figura 3.1].

3.1.1.2.- Sexo

En cuanto a la participación en referencia a la variable sexo, queda cons-tatado que de cada diez peregrinos, seis son varones (61,5%) y cuatro son muje-res (38,5%) [Tabla 3.1.3, figura 3.1].

3.1.1.3.- Medio de locomoción

La inmensa mayoría de los peregrinos que recorren el Camino de Santia-go lo hacen a pie (83,8%), siendo muy inferior el número de los que van en bici-cleta (16,1%) y apenas unos pocos lo hacen a caballo (0,1%). Por consiguiente, a la hora de analizar las variables por tablas de contingencia, no se van a tener en cuenta los datos referentes a esta población a caballo, en cuanto a medio de lo-comoción, debido a la escasa incidencia de la misma [Tabla 3.1.4, figura 3.1].

3.1.1.4.- Nacionalidad de procedencia

Para el análisis estadístico de la variable nacionalidad se partió -representando los diferentes países del mundo- de la estructuración en los si-guientes grupos: españoles, europeos (resto de países de Europa), norteameri-canos (Estados Unidos y Canadá), latinoamericanos (resto de países del conti-nente americano) y resto de países del mundo.

Se ha de destacar que el porcentaje de peregrinos españoles (45,4%) y eu-ropeos (44,4%) es prácticamente el mismo, constituyendo ambos colectivos la gran mayoría de población que sale desde Roncesvalles (89,8%). Tanto los nor-teamericanos (5,6%) como los latinoamericanos (3%) presentan un porcentaje muy inferior; se puede decir que ocho de cada cien peregrinos son de origen americano. Finalmente, sólo un 1,6% representarían al resto de países del mun-do [Tabla 3.1.5, figura 3.1].

Dada la menor población de americanos junto con los peregrinos de otros países del mundo, para el análisis por tablas de contingencia de naciona-lidad con las demás variables, se van a agrupar las cinco categorías en tres: es-pañoles, europeos y resto de países del mundo (integrando en ésta los nortea-mericanos, latinoamericanos y resto del mundo: 10,2% del total de la población) [Tabla 3.1.6].

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Análisis y discusión de resultados

214 Antonio Granero Gallegos

Figura 3.1.- Distribución de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad

A pieBicicletaA caballo

EspañolesEuropeosNorteamericanosLatinoamericanosResto del mundo

VarónMujer

16 a 20 años21 a 30 años31 a 40 años41 a 50 años51 a 60 añosMas de 60 años

3.1.1.5.- Nivel de estudios completados por la población

Los estadísticos indican, en cuanto al nivel de estudios de la población objeto de investigación, que tres de cada diez peregrinos (31%) son universita-rios de grado superior, que uno de cada cuatro (26,8%) tienen estudios secunda-rios, bachillerato, BUP y COU, seguidos con un 17,1% por los que manifiestan tener estudios universitarios de grado medio, descendiendo hasta el 13,4% de categoría de formación profesional, el 11,3% con los estudios primarios comple-tos y tan sólo un 0,5% afirman no tener estudios [Tabla 3.1.7, figura 3.2].

Nivel de estudios según la edad

Encontramos diferencias estadísticamente significativas según grupos de edad. Destaca el que los universitarios superiores son el colectivo más numero-so entre las distintas edades: cuatro de cada diez de los que tienen de 21 a 30 años (42,3%) y de los comprendidos entre 31 y 40 años (39%), oscilando entre el veinticinco y el treinta y uno por ciento las cifras del resto de grupos, a excep-ción de los más jóvenes (2,6%), que muestran el porcentaje más bajo.

Prácticamente, dos de cada diez peregrinos de las distintas edades posee estudios universitarios medios, excepto los de 51 a 60 años (12,3%) y los de 16 a 20 (8,6%), entre los que la cantidad desciende nueve y trece unidades respecti-vamente, sobre los de 21 a 30 años (21%) que presentan la mayor proporción.

También existen diferencias en relación con la formación profesional, pues entre los comprendidos de 41 a 50 años (21,7%) se observa el mayor por-

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 215

centaje, seguidos a cuatro puntos por los de 51 a 60 años y a cinco por los mayo-res de esta edad. En referencia a los menores de 31 años, los resultados no supe-ran el diez por ciento.

Entre los más jóvenes –de 16 a 20 años- son mayoría (53,9%), como es ló-gico, los de estudios secundarios, bachillerato, BUP o COU, mientras que los demás presentan valores en torno al veinte por ciento. Este colectivo, de 16 a 20, muestra además, la cantidad más alta de estudios primarios (28,3%), seguidos a mucha distancia por los de 51 a 60 años (16,9%) y por los mayores de 60 (16,1%), mientras que los demás no superan el nueve por ciento.

Se comprueba pues, que los peregrinos con formación universitaria su-perior son los más numerosos entre las distintas edades, excepto entre los de 16 a 20 años [Tabla 3.1.8].

Nivel de estudios según nacionalidad

En todas las nacionalidades el colectivo de universitarios de grado supe-rior es el más representado, si bien entre los del resto del mundo (39,6%) el por-centaje es más de seis puntos mayor que entre los europeos (33%) y más de nueve unidades superior al de españoles (27,1%). También entre los que pro-vienen de otros países del mundo, son más los de grado medio (22,6%) que en-tre los de España y los de Europa, que muestran un porcentaje similar (16,5%).

Asimismo, respecto a los estudios secundarios, bachillerato, BUP o COU, se hallan diferencias reseñables, pues un tercio (32,3%) de la población europea los presenta, mientras que las cifras de los otros colectivos no superan el veinti-trés por ciento.

En relación a la formación profesional y a los estudios primarios, corres-ponden a los españoles las proporciones más altas (16,5%), mientras que las más bajas, a los del resto del mundo (7,5%) respecto a la formación profesional, y a los europeos (6,1%) en referencia a los estudios primarios.

Es destacable que en todas las categorías de nacionalidad son más nume-rosos los peregrinos con estudios universitarios de grado superior [Tabla 3.1.9].

3.1.1.6.- Actividad principal

Llama la atención que cuatro de cada diez peregrinos (41,9%) que salen desde Roncesvalles hacia Santiago trabajan en el sector privado, doblando prác-ticamente en porcentaje, al colectivo de estudiantes (23,7%) y de trabajadores en el sector público (23,2%). Estas tres categorías suponen un 88,8% del total, re-partiéndose el resto entre: jubilados/pensionistas/rentistas (4,8%), parados (4,2%) y aquéllos que se dedican a la labores del hogar (2,2%) [Tabla 3.1.10, fi-gura 3.2].

Se hallan diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la activi-dad principal de la población, en relación con las variables de edad, sexo y na-cionalidad de los peregrinos.

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Análisis y discusión de resultados

216 Antonio Granero Gallegos

La actividad principal según la edad

A la vista de los resultados, observamos que la casi totalidad de peregri-nos de 16 a 20 años son estudiantes (90,8%), mientras que, un tercio (32,8%) de los de 21 a 30 años son los que estudian, un 40,3% trabajan a nivel privado, y un 17,7% lo hacen en el sector público.

Entre los de 31 a 40 años predominan claramente los trabajadores del sec-tor privado (60,5%), doblando en proporción al colectivo de la parcela pública (31%); mientras que las cifras correspondientes al resto de categorías se encuen-tran por debajo del cuatro por ciento.

La mitad de los peregrinos que tienen entre 41 y 60 años desempeña su actividad laboral en el mundo privado, haciéndolo a nivel público cuatro de cada diez (41,1%) de 41 a 50 años y un tercio (32,3%) de los de 51 a 60. Ninguno de los datos de las restantes edades supera el cuatro por ciento, excepto el 9,2% de los que tienen entre 51 y 60 años y que se dedican a las labores del hogar.

Por otro lado, seis de cada diez (61,3%) de los mayores de 60 años son ju-bilados/pensionistas/rentistas, predominando las cifras de los mismos sobre los siguientes, los trabajadores en el sector privado (27,4%). Los peregrinos per-tenecientes a los demás grupos de edad, se hallan por debajo del siete por ciento en todos los casos.

Así pues, los que desempeñan su actividad laboral a nivel privado son el grupo más numeroso en las distintas categorías de edad, excepto entre los más jóvenes –de 16 a 20 años-, que son estudiantes prácticamente la totalidad de ellos y entre los mayores de la población –más de 60 años- que son jubila-dos/pensionistas/rentistas la mayoría [Tabla 3.1.11].

La actividad principal del peregrino según el sexo

La mayores diferencias, en cuanto a la variable sexo, se pueden observar, respecto a aquéllos que desempeñan su labor en relación con el sector privado -que es el que mayor porcentaje presenta dentro de la actividad principal– pues hallamos nueve unidades de distancia porcentual entre los hombres (45,4%) y las mujeres (36,3%); sin embargo, al referirnos al trabajo público la diferencia a favor de ellas (28,5%) es de más de ocho puntos, pues ellos no llegan al veinte por ciento (19,9%). En cuanto al resto de categorías, aunque las diferencias no son tan elevadas, los varones son más entre los grupos de jubila-dos/pensionistas/rentistas y parados, mientras que el sexo femenino presenta mayor porcentaje entre aquéllos que realizan labores del hogar y de estudiantes [Tabla 3.1.12].

La actividad principal de los peregrinos según su nacionalidad

Los trabajadores a nivel privado son los más numerosos entre las distin-tas nacionalidades, si bien las diferencias entre los peregrinos españoles (50%) y, tanto los del resto del mundo (37,7%) como los europeos (34,5%), son acen-tuadas -de doce puntos respecto a los primeros y de quince con los segundos-.

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Antonio Granero Gallegos 217

Los europeos son el colectivo más numeroso entre los que desempeñan labores públicas, un cuarto de éstos (25,6%), por dos de cada diez de los españo-les (21,4%) y de los del resto del mundo (20,8%). También jubila-dos/pensionistas/rentistas de Europa (7,2%) superan en porcentaje a los de España (3,2%) y, más claramente, a los del resto de países (1,9%).

Por otro lado, tres de cada diez (31,1%) de los que recorren el Camino de Santiago provenientes de otras partes del mundo son estudiantes, mientras que estos representan un cuarto (26,9%) de la población de europeos y un 18,9% entre los españoles. Asimismo, es mayor la cifra del grupo de peregrinos para-dos entre los de otros países del mundo (7,2%), que entre los de España (4%) y de Europa (3,9%) [Tabla 3.1.13].

3.1.1.7.- Estado civil

Respecto al estado civil de la población objeto de estudio, es resaltable el gran número de peregrinos solteros, el 53,2%, que sumados a los que también lo están pero viven en pareja (8,4%%) suponen el 61,6% del total. Muy distancia-dos porcentualmente se halla el siguiente colectivo con un 28,1%, los casados. Ninguna de las demás categorías superan el nueve por ciento: divorciado, sepa-rado (8,1%), divorciado, separado viviendo en pareja (0,9%) y viudos (1,3% [Ta-bla 3.1.14, figura 3.2].

Para el análisis del estado civil en relación con otras variables, juntamos todos los peregrinos solteros en una sola categoría, vivan o no en pareja, así como los divorciados o separados. Quedan, pues, agrupados en cuatro catego-rías -solteros (61,6%), casados (28,1%), divorciados o separados (9%) y viudos (1,3%)- para el análisis por contingencia [Tabla 3.1.15].

En este sentido, si bien no son destacables diferencias significativas des-de el punto de vista estadístico en cuanto a las variables de medio de locomo-ción y nacionalidad, sí que lo son al referirnos a los distintos grupos de edad y el sexo de la población.

Estado civil por grupos de edad

Prácticamente todos los peregrinos comprendidos entre 16 y 20 años de edad están solteros (99,3%), así como un elevado 94,1% de los que tienen de 21 a 30 años. Aunque a mucha distancia porcentual, igualmente destacan los solte-ros entre los de 31 a 40 años, pues suponen las dos terceras partes de esta pobla-ción (68,6%), mientras que sólo dos de cada diez de los mismos están casados (21,7%%) y un 9% divorciados o separados.

Predominan los enlazados en matrimonio, más de la mitad de la pobla-ción de 41 a 50 años (53,9%), aunque dos de cada diez que de los comprendidos en esta edad permanecen solteros (22,8%) o están divorciados o separados (21,7%). También están casados una amplia mayoría de los peregrinos entre 51 y 60 años de edad (71,5%), mientras que un 18,5% están separados o divorcia-dos y un escaso 8,5% siguen solteros.

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218 Antonio Granero Gallegos

A partir de los 61 años de edad, también la mayoría de los peregrinos es-tán casados (71%); repartiéndose el resto de porcentajes entre los viudos (11,3%) -con más de ocho puntos de distancia respecto a las demás edades-, los solteros (9,7%) y los que están divorciados o separados (8,1%).

Como se observa, los solteros son más entre los menores de 41 años cam-biando las proporciones a partir de esa edad, en donde los casados son más de la mitad de la población de cada uno de los grupos. Los divorciados o separa-dos se concentran entre los 41 y 60 años, con mucha diferencia respecto a los demás; y prácticamente sólo entre los mayores de la población -a partir de 61 años- es reseñable el porcentaje de viudos (11,3%) [Tabla 3.1.16].

Estado civil según la variable sexo

Los varones presentan proporciones más altas en las categorías de solte-ros y de casados (62,3% y 29,7% respectivamente) que las mujeres (60,5% y 25,5%), aunque la diferencia es mayor entre los que han contraído matrimonio. Por el contrario, son más las divorciadas o separadas (11,8%) -cuatro puntos y medio de diferencia- que los hombres en este estado (7,2%) [Tabla 3.1.17].

Figura 3.2.- Distribución de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago por estudios completados, actividad principal y estado civil.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

LicenciadosSecundariosDiplomadosF. ProfesionalPrimariosSin estudios

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%

Sector privadoEstudianteSector públicoJubiladoParadoLabores hogar

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Soltero

Casado

Soltero (vive en pareja)

Divorciado, separado

Viudo

Divorciado, separado(vive en pareja)

3.1.2.- Peregrinos, mayores de 15 años, que reciben la “compostela” tras haber recorrido el Camino de Santiago

Al igual que con la población de Roncesvalles, se analizan los datos des-criptivos e inferenciales que hacen referencia a las variables sociodemográficas de aquellas personas que han recorrido el Camino de Santiago. En este caso, se

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 219

contrastan los resultados, como se ha indicado anteriormente, con los que ini-cian en el pirineo navarro su viaje por el Camino, así como con los de los otros trabajos mencionados, aunque no sean estudios de peregrinación.

3.1.2.1.- Edad

Como quedó expuesto en el apartado referente del procedimiento de muestreo, los porcentajes de población en cuanto a la edad son similares, tanto en la población de salida (Roncesvalles) como en la llegada (Compostela), dado que no disponen de estas referencias de peregrinos por edad en los archivos de la Real Colegiata de Roncesvalles [Tabla 3.2.1]. También, en este caso, dada la población descrita a partir de 61 años, para el análisis de contingencia se va a tratar de forma única las categorías de 61 a 70 y más de 70 años, integrándolas en una sola: mayores de 60 años (6% del total) [Tabla 3.2.2, figura 3.3].

Es importante destacar que entre los 21 y 40 años se concentra la mitad de la población (49,6%) de los peregrinos que inician en Roncesvalles la ruta y de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino, independientemente de su lugar de inicio. Muy parecida es la franja de edad en la investigación des-arrollada por la Diputación Provincial de Huesca (2003), pues el grupo más numeroso tiene entre 25 y 45 años.

Los datos que ofrece Pugliese (1997) indican que en el siglo XIX, con unas características sociales distintas a las actuales y en el apogeo industrial, la media de edad de los peregrinos que llegaban a Santiago ascendía hasta lo 45 años y la mayoría estaban comprendidos entre 41 y 60.

En el estudio de García Ferrando (2001), desciende la edad respecto a nuestra población, pues los que más indicaron realizar actividades en la natura-leza son los comprendidos entre los 18 y los 34 años (39%). También Garau et al. (2000), encontraron que el mayor porcentaje de participación correspondía a los menores de 30 años.

Sin embargo, cuando se trata de programas de senderismo organizados asciende la franja de edad, como muestran los resultados obtenidos por Moya (2004), en los que la mayoría de la población está comprendida entre 35 y 54 años (56%), y por Havelka et al. (2001) que hallan que tanto en Alemania como en Francia y en la República Checa, los mayores porcentajes de práctica los pre-sentan los mayores de 41 años, destacando sobre todo el 61% y el 79% de los que tienen más de 60 años en Alemania y Francia respectivamente, en excursio-nes de más de un día, y el 51% de los comprendidos entre 41 y 60 años en la República Checa.

3.1.2.2.- Sexo

En lo referente a la variable sexo, indicar que un 61,9% de la población de estudio son varones, mientras que un 38,1% son mujeres [Tabla 3.2.3, figura 3.3]. Se comprueba, por tanto, que los resultados son prácticamente los mismos que los expuestos referentes a la población de Roncesvalles.

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220 Antonio Granero Gallegos

A lo largo del siglo XIX, según apunta Pugliese (1997), era mayor la afluencia de varones, pues dos tercios (68%) de los peregrinos que llegaban a Compostela eran hombres, por un 32% de mujeres.

La misma tendencia se presenta en el estudio de la Diputación Provincial de Huesca (2003), en la que dos tercios (66%) de la población analizada son va-rones y uno (34%) son mujeres. En la Repúlica Checa, también la mayoría de los que practican senderismo son hombres (55%), aunque aumenta diez puntos la participación femenina (45%) (Havelka et al., 2001).

Asimismo, García Ferrando (2001), que obtiene el porcentaje de personas que practican actividades de aventura físicas en la naturaleza (16%), destaca una mayor proporción de varones (19%) que de mujeres (10%).

Difieren, sin embargo, los datos referentes a los siguientes trabajos, que analizan los programas organizados de salidas de un día. En el caso de la pro-vincia de Granada la mayoría corresponde a las mujeres (55,2%), con un 44,8% de hombres (Moya, 2004). En Alemania, se reparten mitad y mitad las propor-ciones entre unos (50%) y otras (50%), mientras que en Francia, asciende la par-ticipación femenina hasta las dos terceras partes de la población de senderistas (64%), por un 36% de varones (Havelka et al., 2001).

3.1.2.3.- Medio de locomoción

Resultan interesantes, sin duda, los datos respecto a esta variable, que son similares a los que inician en Roncesvalles su viaje por el itinerario jacobeo, pues la gran mayoría de los que recorren el Camino de Santiago lo hacen an-dando (82,5%), siendo mucho menor el porcentaje de aquéllos que lo han hecho utilizando la bicicleta (17,4%) como medio; el resto, sólo el (0,1%), lo hacen a caballo. Debido a esto y a la escasa incidencia de esta población, a la hora de analizar las variables por tablas de contingencia, no se va a tener en cuenta los datos referentes a los peregrinos a caballo en cuanto a medio de locomoción [Tabla 3.2.4, figura 3.3].

3.1.2.4.- Nacionalidad de procedencia

En primer lugar, es destacable el porcentaje referente a los españoles, que suponen la mayoría (64%), prácticamente doblando en número al resto de eu-ropeos (28,9%); se comprueba así cómo el 93% de la población está distribuida entre estas dos nacionalidades. Tanto los norteamericanos (3,6%) como los lati-noamericanos (3,3%) presentan una proporción muy inferior, aunque parecida entre ellos; así, siete de cada cien peregrinos son de origen americano. Final-mente, tan sólo un 0,1% representarían al resto de países del mundo [Tabla 3.2.5, figura 3.3].

Llama la atención cómo también existía un predominio manifiesto, en número, de españoles entre los que llegaban a Santiago en el siglo XIX, pues de cada diez peregrinos, siete (69,5%) eran de España, mientras que tres (30,5%) eran extranjeros y, aunque eran mayoría los portugueses, seguidos de los fran-

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Antonio Granero Gallegos 221

ceses e italianos, también acudían desde cuatro continentes distintos hasta la tumba del Apóstol (Pugliese, 1997).

En el presente trabajo, dada la menor población de los americanos junto con los otros países del mundo, para el análisis por tablas de contingencia de la nacionalidad con las demás variables vamos a agrupar las cinco categorías en tres: españoles, europeos y resto de países del mundo (7%; integrando en ésta los norteamericanos, latinoamericanos y resto del mundo) [Tabla 3.2.6].

En este caso difieren, sobre todo, las proporciones de peregrinos españo-les y europeos, con respecto a los que inician el Camino en Roncesvalles, donde los porcentajes de unos y otros se igualan. Así, desde el pirineo navarro, lugar cercano a Francia y resto de países de Europa, parten hacia Compostela un gran número de peregrinos europeos (44,4%). Desciende la proporción de españoles que salen desde este lugar (45,4%), respecto a los que llegan a Santiago, donde son mayoría.

Figura 3.3.- Distribución de la población que llega a Santiago tras recorrer el Camino por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

VarónMujer

EspañolesEuropeosNorteamericanosLatinoamericanosResto del mundo

A pieBicicletaA caballo

16 a 20 años21 a 30 años31 a 40 años41 a 50 años51 a 60 añosMas de 60 años

3.1.2.5.- Nivel de estudios completados por la población

La categoría de estudios secundarios, bachillerato, BUP y COU es la pre-dominante con un 31,7%, seguido con un 29,3% por los que manifiestan tener formación universitaria de grado superior, descendiendo hasta el 19,6% de los universitarios de grado medio, el 10% de los estudios primarios, el 9% de la formación profesional, y tan sólo un 0,4% en la categoría de sin estudios [Tabla 3.2.7, figura 3.4].

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222 Antonio Granero Gallegos

Es reseñable, pues, el alto número de peregrinos con estudios universita-rios (superiores y medios) y secundarios, tanto en esta población como en la de Roncesvalles. Datos que se ven corroborados, tanto por Garau et al. (2000), que encuentran un perfil de senderista en que el predominio porcentual correspon-de a personas con mayor nivel de estudios, como por García Ferrando (2001), que también destaca la proporción de la población española que tienen forma-ción superior y que practican actividades físicas de aventura en la naturaleza, como por Moya (2004), que halla que son más los que poseen formación univer-sitaria (39,8%) entre su población investigada, aunque en este caso, las cifras de senderistas con estudios primarios (37,8%) son también muy altas, debido a la afluencia de familias que participan en los programas de esta actividad.

Estudios completados según la edad

Analizamos a continuación los resultados de los estudios completados que presenta la población objeto de estudio, mostrando diferencias significati-vas desde el punto de vista estadístico, según grupos de edad [Tabla 3.2.8].

Prácticamente la mitad (44,7%) de los que tienen entre 31 y 40 años son universitarios de grado superior, al igual que un tercio de la población de 21 a 30 (36,5%) y de 41 a 50 años (32,4%), mientras que en los mayores de 50 consti-tuyen el veinte por ciento.

Menos diferencias se presentan en los datos que hacen referencia a los universitarios de grado medio, pues los porcentajes oscilan entre el 23,9% de los de 21 a 30 años y el 19% de los que tienen entre 51 y 60; apenas representativas las cifras de los menores de la población –de 16 a 20 años- en este sentido (2,6%), sin embargo siete de cada diez (69,9%) de los mismos tiene superados los estudios secundarios, el bachillerato, el BUP o el COU, doblando la cantidad de los siguientes en proporción, los mayores de 60 años (33,3%). También son los de menor y los de más edad los que muestran datos más altos en referencia a los estudios primarios (23,5% y 20,6% respectivamente), mientras que los de 21 a 40 años están por debajo del seis por ciento.

Así, aunque hallamos diferencias significativas desde el punto de vista estadístico, se ha de destacar que un amplio porcentaje de la población posee tanto estudios universitarios como secundarios (bachillerato, BUP o COU).

Nivel de estudios según nacionalidad

Prácticamente la mitad (47,3%) de los peregrinos de la categoría del resto del mundo posee estudios universitarios de grado superior, diecisiete puntos más que los europeos (30,1%) y veinte más que los españoles (27%).

Aunque no se hallan grandes diferencias en los universitarios de grado medio, con cantidades en torno al veinte por ciento en todos los casos, sí se ob-servan en cuanto a los estudios secundarios, bachillerato, BUP o COU, pues del 37,3% de los de Europa, se pasa al 30,9% de los de España y a un menor 16,2%, veintiún unidades menos, de los del resto.

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Antonio Granero Gallegos 223

En las demás categorías referentes al nivel de estudios –formación profe-sional, primarios o sin estudios- se puede destacar que las cifras no superan el diez por ciento entre las distintas nacionalidades, excepto el 12,9% de estudios primarios que presentan los españoles, con gran diferencia respecto a los euro-peos (4,2%) [Tabla 3.2.9].

3.1.2.6.- Actividad principal

A la vista de los resultados, se observa cómo las categorías de trabajador en el sector privado (29,7%), de estudiante (28,1%) y trabajador en el sector pú-blico (27%) presentan frecuencias parecidas, constituyendo un 84,8% de la po-blación. El resto se reparten de la siguiente manera: los jubila-dos/pensionistas/rentistas suponen un 7,9% de los peregrinos, los parados un 4,4% y finalmente los que se dedican principalmente a las labores del hogar re-presentan un 2,7% [Tabla 3.2.10, figura 3.4].

Al igual que en Roncesvalles, las categorías de trabajadores privados, públicos y estudiantes conforman la amplia mayoría de la población aunque, en el caso de aquéllos que llegan a Compostela, aumenta sobre todo el número de estudiantes, así como los que desempeñan su actividad laboral en el sector pú-blico, descendiendo doce unidades porcentuales los de la esfera privada.

Se comprueba que los peregrinos del Camino de Santiago son personas, por lo general, activas laboralmente, al igual que los senderistas estudiados por Garau et al. (2000), que poseen mayoritariamente profesiones cualificadas (eje-cutivos, profesiones liberales y trabajadores autónomos) y por Moya (2004), quien, además, expone en su investigación las profesiones predominantes de los mismos: un 26,8% son del ámbito de la administración, un 21,7% de la edu-cación, un 16,3% del hogar y un 11,3% de la construcción.

La actividad principal según la edad

Casi totalidad de peregrinos de 16 a 20 años son estudiantes (95,4%), mientras que de los comprendidos entre 21 a 30 años, los que estudian son casi la mitad (46,1%), dedicándose un 27,7% a trabajar en el sector privado y un 17,7% en el público y estando parados un 7,4%. Entre los peregrinos de 31 a 40 y 41 a 50 años predominan los que trabajan en el sector público (43,7% y 47,3% respectivamente) frente al sector privado (45,6% y 39,6% de forma respectiva), representando el resto de categorías de las restantes actividades menos de un cinco por ciento.

A partir de 51 años y hasta los 60, aproximadamente una tercera parte trabaja en el sector privado (35,8%) y otra tercera parte en el público (32,1%), mientras que más de dos de cada diez son jubilados/pensionistas/rentistas (21,6%); de las otras categorías sólo es destacable el 6,7% de los que se dedican a las labores del hogar.

En lo que respecta a los mayores de 60 años predominan los jubila-dos/pensionistas/rentistas de forma clara, pues constituyen las dos terceras

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224 Antonio Granero Gallegos

partes (66,7%) de los peregrinos de esta población, mientras que uno de cada diez trabaja a nivel público (12,7%) y otro 11,1% lo hace en el sector privado. Destacar finalmente, que un 6,3% de los que sobrepasan los 60 años de edad se dedica a las labores del hogar [Tabla 3.2.11].

La actividad principal del peregrino según el sexo

Existen diferencias significativas estadísticamente en cuanto a la variable sexo, según la actividad principal de la población [Tabla 3.1.12].

Tres de cada diez mujeres de la población trabajan a nivel público (29,8%), por una cuarta parte de los varones (25,5%); mientras que se invierten las estadísticas al referirnos al privado con respecto al anterior, pues ahora casi la tercera parte de los hombres trabaja en este sector (32,1%), por una de cada cuatro mujeres (25,8%). Los datos en torno a los parados reflejan similares por-centajes en ambos sexos: 4,3% en varones y 4,7% en mujeres.

En cuanto a la población de estudiantes, predominio de las peregrinas, con casi dos puntos de diferencia a favor (29,3%) respecto a ellos (27,4%), al igual que en la categoría de labores del hogar, pues un 6% de ellas afirman que ésta es su actividad laboral, sin embargo, no llega al uno por ciento en el caso de los peregrinos varones (0,8%).

Finalmente, en lo que hace referencia a jubilado/pensionista/rentista el porcentaje es superior en los hombres en más de cinco unidades porcentuales, pues presentan un 9,9%, frente al 4,5% de las mujeres.

La actividad principal de los peregrinos según su nacionalidad

Mientras que casi la mitad (45,9%) de los que provienen de otros países del mundo trabajan a nivel privado, no llega al treinta por ciento la cantidad en ninguna de las demás nacionalidades, observándose por tanto, más de dieciséis puntos de diferencia.

Por otro lado, tres de cada diez españoles (29,2%) y un cuarto de los eu-ropeos (25,8%) desempeña su actividad laboral en el sector público, descen-diendo la proporción entre los peregrinos del resto del mundo hasta el 13,5%.

También son destacables las cifras referentes a jubilados/pensionistas/ rentistas, pues son más entre los de Europa (12,1%) doblando en porcentaje a los de España (6,4%) y triplicando a los del resto de países (4,1%) [Tabla 3.2.13].

En este sentido, Havelka et al. (2001) muestran cómo en otros países eu-ropeos se detecta una proporción elevada de jubilados que hacen senderismo, tanto si la excusión es de un día (53% en Francia y 12% en República Checa) como de más jornadas (67% en Alemania, 53% en Francia y 12% en República Checa). Estos países, apunta Moya (2004), son la cuna del senderismo a nivel europeo, por lo que la tradición e incluso la cultura están impregnadas de esta práctica; mientras que en España estas cifras son muy inferiores, según los da-tos referentes a este colectivo (4,8%) que ofrece la autora, parecidos a los de los peregrinos españoles jubilados/pensionistas/rentistas.

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 225

3.1.2.7.- Estado civil

Con relación al estado civil, un dato muy destacable es el de la gran can-tidad de peregrinos que están solteros: el 56,1% de los mismos, que sumados a los de la categoría de soltero pero vive en pareja (7%) constituirían dos terceras partes (63,1%) de la población objeto de estudio, de la que apenas un cuarto (28,1%) están casados. Por debajo del diez por ciento las tres categorías restan-tes: divorciado, separado (5,1%), divorciado, separado viviendo en pareja (2 %) y finalmente los viudos con un 1,7% [Tabla 3.2.14, figura 3.4].

Para el análisis del estado civil de la población de estudio en relación con otras variables, agrupamos todos los solteros en la misma categoría, vivan o no en pareja, así como los divorciados o separados. De tal manera que quedan agrupados en cuatro categorías: solteros (63,1%), casados (28,1%), divorciados o separados (7,1%) y viudos (1,7%) [Tabla 3.2.15].

Prácticamente son idénticos los resultados obtenidos en relación a la po-blación de Roncesvalles y de Santiago de Compostela, destacando la soltería de dos tercios de la población. También, en los datos que aporta Pugliese (1997), se comprueba cómo en el siglo XIX los solteros (40,6%) eran los peregrinos más numerosos entre los que llegaban hasta Santiago, si bien asciende, con respecto a la actualidad, la proporción de casados hasta un 38,9% y, sobre todo, la de viudos (20,4%).

Estos datos difieren totalmente de los expuestos por Moya (2004), pues el 61,3% de su población investigada son casados, descendiendo a un 32,6% la participación de solteros. Se ponen de manifiesto las diferencias entre las carac-terísticas sociodemográficas de los que participan en actividades programadas y organizadas de salidas de un día, en las que la afluencia de las familias es grande, y las de nuestro trabajo, en la que la población es fluctuante y el carác-ter de la actividad en cuanto a organización, preparación, duración, etc. son to-talmente diferentes

Estado civil por grupos de edad

Al igual que en a población de Roncesvalles, se hallan diferencias signifi-cativas en cuanto a los distintos grupos de edad de la población.

Los estadísticos muestran que la totalidad (100%) de peregrinos com-prendidos entre 16 y 20 años de edad están solteros, así como un alto 97,4% de los comprendidos entre 21 y 30 años. También destacan entre los de 31 a 40 años, pues suponen las dos terceras partes de esta población (67%), mientras que un cuarto de la misma está casada (26%) y un 5,6% divorciada o separada.

Predominan los casados, más de la mitad de la población, entre los de 41 a 50 años (56%), aunque un 28% permanecen solteros y un 14,3% divorciados o separados. También están casados la amplia mayoría de los peregrinos entre 51 y 60 años de edad, las tres cuartas partes de esta población, mientras que un 17,2% están separados o divorciados y un escaso 6% permanecen solteros.

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226 Antonio Granero Gallegos

Igualmente, entre los mayores de 60 años son más numerosos los pere-grinos casados, un poco más de la mitad de la población (54%); además dos de cada diez están divorciados o separados (19%), un 14,3% solteros y un 12,7% viudos [Tabla 3.2.16].

Figura 3.4.- Distribución de la población que llega a Santiago tras recorrer el Camino por estudios completados, actividad principal y estado civil.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

LicenciadosSecundariosDiplomadosF. ProfesionalPrimariosSin estudios

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

Sector privadoEstudianteSector públicoJubiladoParadoLabores hogar

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%Soltero

Casado

Soltero (vive en pareja)

Divorciado, separado

Viudo

Divorciado, separado(vive en pareja)

3.2.- Expectativas del peregrino al iniciar el camino de santiago en Es-paña desde Roncesvalles

Resulta muy interesante analizar las expectativas de los que se disponen a iniciar su andadura por el Camino de Santiago. Se van a examinar, en este apartado, aspectos tan relevantes como las motivaciones que llevan al peregrino de la época actual a esta milenaria ruta. También se exponen las características de la programación que ha efectuado del recorrido, determinando, asimismo, la tasa de los que han realizado una preparación física específica con intención de peregrinar a Compostela y analizando este entrenamiento en cuanto al tiempo dedicado al mismo, tipo de actividades y frecuencia semanal de las mismas.

3.2.1.- Motivos expuestos, para peregrinar, por los que van a recorrer el Camino de Santiago

Conviene, al inicio de este análisis, hacer referencia a autores como Bravo (1997), Caucci von Sauken (2003b), Honeman (1999), Ocaña (1999), Plötz (1999 y 2003) o Vázquez de Parga et al. (1993), que en sus estudios jacobeos exponen una serie de motivaciones que han impulsado durante centurias, en tiempos pasados, a la peregrinación por el Camino de Santiago. Estos autores destacan

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la devoción, la peregrinación ligada al milagro, el cumplimiento de una prome-sa, el beneficiarse de indulgencias, las llamadas peregrinaciones nacionales, po-líticas y guerreras, las turísticas, novedosas y aventureras, las que se realizaban por intereses propios y comerciales, por penitencia, por comisión (por otro) y, la peregrinación falsa, la realizada por vagabundos.

Los siglos han pasado... y las sociedades han cambiado. De tal manera que, como indica Plötz (2003), actualmente las motivaciones para recorrer el Camino de Santiago son tan diversas como los nuevos peregrinos post-cristianos, de la era postmoderna. Este hecho ya era reconocido por el Consejo de Europa en la “Recomendación 987” de 1984 (Corriente Córdoba, 1998).

A los que desde el pirineo navarro –Roncesvalles- partían hacia Compos-tela, se les requirió información acerca de los distintos motivos que les llevaban a recorrer el Camino de Santiago, ofreciéndoles la posibilidad de que marcaran todas las razones que estimaran oportunas, no solo una de ellas.

Podemos indicar así, las motivaciones que actualmente llevan a la mayo-ría de peregrinos a la senda jacobea. La principal razón expuesta es la de vivir una experiencia personal y vivencial (70%), seguida del arte y la cultura de la ruta (59,3%), alejarse de la vida cotidiana (56,8%), hacer actividad física (55,8%), búsqueda interior y espiritualidad (55,7%), relacionarse con gente y hacer ami-gos (53,6%) y aventura (50,7%). Con estadísticos inferiores al cincuenta por cien-to, aunque cercanos al mismo, encontramos las siguientes razones: vacaciones y turismo (44,1%), reto personal (41,9%) y búsqueda de tranquilidad (39,3%). Fi-nalmente, con datos más bajos, por orden de porcentajes, aparece la de recorrer el Camino por diversión (36,9%), por motivos religiosos (35%), por conseguir la acreditación de peregrino -“compostela”- (22%), por practicar idiomas (16,1%) y para competir (1,8%) [Tabla 4.1.1, figura 3.5].

Seguidamente, se les solicitó que de entre todos los motivos anteriormen-te citados, enumerasen, por orden de importancia, los tres principales por los que se han decidido a peregrinar a Santiago de Compostela.

En este sentido, se apunta como primera razón la búsqueda interior, la espiritualidad (21,4%), apareciendo tanto como segundo, como tercer motivo, el vivir una experiencia personal y vivencial (16,9% y 14,6% respectivamente) [Tabla 4.1.2].

Una vez expuestos los resultados de la investigación en referencia a las motivaciones, se van a contrastar con los de otros trabajos, para ver cuáles son las tendencias en relación a las razones que llevan al peregrino a la ruta jacobea.

Se observa, al igual que en el trabajo de Valenzuela (2002), y práctica-mente coincidentes con el mismo (cultura, turismo, deporte, religión, espiritua-lidad, reflexión, aventura, reto, relación con gente, etc.), la influencia y combi-nación de varios motivos en los individuos, para recorrer el Camino de Santia-go. Si bien, los datos mostrados ponen de manifiesto la relevancia de la expe-riencia personal y vivencial, así como de la búsqueda interior y la espirituali-

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228 Antonio Granero Gallegos

dad, como razones para recorrer la ruta jacobea. También alejarse de la vida cotidiana es un motivo para la mayoría de peregrinos. Estos aspectos están en consonancia con los postulados expuestos por distintos autores, como Carvalho y riera (1995), Lagardera (2002), Miranda et al. (1995), Palmi y Martín (1997) o Tahara y Schwartz (2003), sobre la creciente concienciación social de necesidad de vivencias emocionales, espontáneas y significativas, de búsqueda del equili-brio personal y de otros estados de conciencia por medio de experiencias trans-formadoras, entre las que estos autores incluyen los retiros a los lugares salvajes y otras actividades que favorecen el autodescubrimiento, lejos de la monotonía y en contacto con la naturaleza.

En relación con la motivación espiritual, nuestros datos siguen la línea de los manifestados por la Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003), que expone que la espiritualidad (28,2%) es una de las dos principales razones para aquéllos que parten desde el pirineo navarro, y por el estudio realizado por la Federación de Asociaciones de Amigos del Ca-mino (citado por Mouriño, 2001), que apunta a este motivo como el de mayor proporción, con un 22,9%, para recorrer el Camino de Santiago.

Asimismo, el arte y la cultura de la ruta, razón importante para la mayo-ría de los peregrinos de nuestra población objeto de estudio, es, según la Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003), el argu-mento con mayor porcentaje (28,7%) para la peregrinación, para aquéllos que inician desde este lugar del pirineo.

También la cultura es una razón de relevancia para realizar actividades como el senderismo pues, según la Diputación Provincial de Huesca (2003), el deseo de ampliar los conocimientos sobre una zona (su cultura, historia y natu-raleza) es el segundo motivo en importancia para los que practican esta activi-dad en la citada provincia.

Por contra, a la vista de los datos procedentes del Arzobispado de San-tiago de Compostela, sólo para un mínimo 2,6% de los peregrinos el motivo fue exclusivamente cultural en 1993 (Cebrián y García, 1994) y para un 6,9% en 2003 (Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Composte-la, 2004). Las cifras, en estos dos estudios, se ven incrementadas cuando aparece la razón cultural unida a la religiosa, presentando un 28,6% en 1993 y un 23,2% en 2003. Es conveniente indicar que esta oficina del Arzobispado de Santiago solamente ofrece tres posibilidades de respuesta en este apartado: religioso, re-ligioso-cultural y cultural.

Es de resaltar que en la actualidad, un aspecto importante para recorrer el Camino de Santiago, es el hacer actividad física. Esto, reseñado por autores como el Gobierno de Navarra (2003), Valenzuela (2002) o Vázquez Gallego et al. (2004), sigue la tendencia de las cantidades ofrecidas tanto por la Oficina de Acogida del Peregrino de la Real Colegiata de Roncesvalles (2003) como por la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino (Mouriño, 2001), pues en ambos trabajos ocupan el cuarto lugar en cuanto a porcentaje, con un 12,6% y

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Antonio Granero Gallegos 229

un 10,9% respectivamente. También realizar ejercicio físico es una razón intere-sante para la práctica del senderismo, pues en el estudio de la Diputación Pro-vincial de Huesca (2003), aparece como tercer motivo en importancia (18%), a dos unidades porcentuales de diferencia respecto al primero.

Como ha quedado expuesto, relacionarse con gente y encontrar amigos constituye un argumento que influye a la mayoría de nuestra población objeto de estudio, al igual que para un 8,1% de los investigados por la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino (Mouriño, 2001), ostentando también el sexto lugar en cuanto a proporción.

Figura 3.5.- Motivos expuestos, para peregrinar, por los que inician en Roncesvallesel Camino de Santiago.

0% 20% 40% 60% 80%

Experiencia personal y vivencialEl arte y la cultura del CaminoAlejarme de la vida cotidianaHacer actividad físicaBúsqueda interior, espiritualidadRelacionarse con gente y hacer amigosAventuraVacaciones y turismoReto personalBúsqueda de tranquilidadPor diversiónReligiososConseguir la "compostela"Practicar idiomasOtras razonesCompetición

Las vacaciones y el turismo constituyen una razón destacada, práctica-mente para la mitad de los peregrinos que se ponen camino hacia Compostela; aspecto que indican Plötz (2003), Valenzuela (2002) y Vázquez Gallego et al. (2004) y dato que confirma el trabajo de la Federación de Asociaciones de Ami-gos del Camino (citado por Mouriño, 2001), según el cual, “recorrer paisajes” es, porcentualmente, el segundo motivo en importancia, escasamente a dos unida-des del primero. En este sentido, es reseñable el que Mouriño (2001), en las con-clusiones de su estudio sobre el proceso de revitalización del Camino, destaca las semejanzas de la peregrinación actual, con otros viajes turísticos, en especial con los que se integran en el turismo rural y cultural y con otras actividades de rápido incremento en la ocupación del tiempo libre de las sociedades postin-dustriales, fundamentalmente, con la práctica del senderismo y del cicloturis-mo. Estas semejanzas quedan justificadas tanto por el hecho de que se trata de

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230 Antonio Granero Gallegos

viajar a pie o en bicicleta visitando diferentes parajes naturales y rurales, como por las motivaciones de los peregrinos actuales (turistas) que procuran el enri-quecimiento personal, encuentro con la naturaleza, profundización de las rela-ciones personales, tiempo para el cuestionamiento del proceso vital, vivencia espiritual, etc.

Por otro lado, las cifras acerca de las razones religiosas difieren de las ofrecidas por Cebrián y García (1994) y la Oficina de Sociología y Estadística del Arzobispado de Santiago de Compostela (2004), para los que siete de cada diez peregrinos (68,6% y 69,9%, respectivamente) recorren el Camino por motivos exclusivamente religiosos, siendo éstos los argumentos principales para los ci-tados autores.

Una vez expuestos los datos de la presente investigación y contrastados con los de otros estudios, se analizan, a continuación, las diferencias significati-vas estadísticamente, que hallamos tanto en relación con la edad como con la variable sexo, del motivo más señalado por los distintos peregrinos: recorrer la peregrinación por una experiencia personal y vivencial, así como del más seña-lado como primera causa, la búsqueda interior y la espiritualidad. Asimismo, resulta de gran interés para este trabajo el estudio de los siguientes motivos: por hacer actividad física, por aventura y por vacaciones y turismo.

3.2.1.1.- Experiencia personal y vivencial

Este es un motivo señalado por las tres cuartas partes de los peregrinos comprendidos entre los 31 y 40 años (74,8%) y entre 21 y 30 (74,1%), así como por siete de cada diez (70,4%) de los más jóvenes de la población investigada, de 16 a 20 años. Las cifras comienzan a descender, entre los distintos grupos de edad, a partir de los 41 años, llegando al 56,5% que presentan los mayores de 60 [Tabla 4.1.3].

Se observan prácticamente, veinte unidades porcentuales de diferencia entre los que más han señalado este motivo para peregrinar a Santiago –los de 31 a 40 años- y aquéllos que menos lo han hecho –los que tienen más de 60 años-.

En función de la variable sexo, ocho unidades porcentuales separan a unas de otros, puesto que tres cuartas partes (75,3%) de las mujeres han señala-do la experiencia personal y vivencial como razón para recorrer el Camino, mientras que lo han indicado las dos terceras partes (66,7%) de los hombres que salen hacia Compostela [Tabla 4.1.4].

3.2.1.2.- Búsqueda interior y espiritualidad

Como se ha visto anteriormente, la búsqueda interior y espiritualidad ha sido enumerado el primer motivo por orden de importancia por los distintos sujetos que parten desde Roncesvalles. No obstante, existen diferencias, estadís-ticamente significativas, en relación con las variables de edad, medio de loco-moción y nacionalidad.

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Antonio Granero Gallegos 231

Según la edad, veinte unidades separan a aquéllos para los que la bús-queda interior y la espiritualidad es el motivo principal para peregrinar a San-tiago, los mayores de 60 años (61,3%), y a los que menos han señalado esta ra-zón como primer motivo, los menores de la población de estudio –de 16 a 20 años- (41,4%). No obstante, para la mayoría de los comprendidos en el resto de grupos de edad es la primera razón para recorrer el Camino [Tabla 4.1.5].

En función del medio de locomoción utilizado, la búsqueda interior es una razón más importante para aquellos peregrinan a pie (58,8%) que para los que lo hacen en bicicleta (39,5%). Casi veinte puntos de diferencia entre ambos colectivos [Tabla 4.1.6].

Por nacionalidades, y en relación con este motivo, son los que provienen del resto de países del mundo los que mayor proporción presentan (72,6%), se-guidos de cerca por los europeos (67,9%); sin embargo, los españoles se encuen-tran a más de treinta unidades de diferencia de los primeros (40%) [Tabla 4.1.7].

3.2.1.3.- Hacer actividad física

También consideramos importante destacar que para la mayoría de pe-regrinos (55,8%), hacer actividad física ha influido en su motivación para reco-rrer el Camino de Santiago, presentando diferencias significativas en relación con las distintas variables sociodemográficas.

Son los más jóvenes en edad, de 16 a 20 años, los que más han señalado esta razón (63,2%), descendiendo los porcentajes a medida que avanzamos en edad, encontrándose, respecto a los primeros, a casi veinte puntos de diferencia los de 51 a 60 años (44,6%) y siendo doblados en porcentaje los mayores de 60 (29%) [Tabla 4.1.8, figura 3.6].

En función de la variable sexo, son las mujeres las que más peregrinan por hacer actividad física (62,3%), sacando más de diez puntos respecto a los varones (51,8%) [Tabla 4.1.9, figura 3.6].

Igualmente, las diferencias entre los que van en bicicleta (71,9%) y los que van a pie (52,8%) sobrepasan los diecinueve puntos. Hacer actividad física durante la peregrinación motiva más a los que van pedaleando que a los que lo hacen andando, si bien, a pesar de la diferencia porcentual entre ambos colecti-vos, para la mayoría de todos los peregrinos esta es una razón para partir por la senda jacobea [Tabla 4.1.10, figura 3.6].

Por nacionalidades, se observa cómo este es un motivo que influye más a los peregrinos españoles, a dos terceras partes (66,5%) de los mismos, mientras que lo es para la mitad de los que provienen de otros países del mundo y, a veinte unidades de diferencia, se hallan los de Europa, pues para un 46,2% de los mismos hacer actividad física en el Camino es una razón para recorrerlo [Ta-bla 4.1.11, figura 3.6].

Por consiguiente, practicar actividad física en la peregrinación motiva más a los jóvenes de la población de estudio que a los de mayor edad, más a las

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232 Antonio Granero Gallegos

mujeres que a los hombres, más a los que recorren el Camino pedaleando que a los que lo hacen caminando y principalmente a los de nacionalidad española.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%16 a 2021 a 3031 a 4041 a 5051 a 60> de 60

Figura 3.6.- Hacer actividad físico-deportiva como motivación para recorrer el Camino de Santiago. Distribución de la población según edad, sexo,

medio de locomoción y nacionalidad de los peregrinos.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

VarónMujer

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

A pieBicicleta

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

EspañolesResto paísesEuropeos

3.2.1.4.- Aventura

Como ha quedado expuesto anteriormente, para la mitad de la población que parte hacia Compostela desde el pirineo navarro, la aventura es una moti-vación para recorrer el Camino, existiendo, además, diferencias significativas estadísticamente, tanto por la edad como por el medio de locomoción utilizado para peregrinar.

Es interesante comprobar que vivir una aventura es una motivación para la mayoría de los que se encuentran por debajo de los 31 años de edad (74.3% entre los de 16 a 20 años y 65.2% entre los de 21 a 30). Sin embargo, a medida que avanzamos en edad, disminuyen los porcentajes, siendo reseñable la gran diferencia que existe entre los más jóvenes y los mayores de la población, tanto con los de 51 a 60 años, entre los que la proporción baja al 30.8%, como, sobre todo, con los mayores de 60, entre los que las cifras descienden al 11.3%, a más de sesenta unidades porcentuales de los más jóvenes [Tabla 4.1.12].

También son grandes las diferencias en función del medio de locomoción en que se peregrina, pues la aventura supone una motivación para las dos ter-ceras partes (67,7) de los que se dirigen en bicicleta a Santiago; mientras que, desciende veinte puntos la proporción al referirnos a los que van a pie (47,5) [Tabla 4.1.13].

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Antonio Granero Gallegos 233

3.2.1.5.- Vacaciones y turismo

Para la mayoría (55,7%) de los peregrinos comprendidos entre 21 y 30 años, las vacaciones y el turismo constituyen una razón importante para poner-se en camino hacia Santiago, así como prácticamente para la mitad (48%) de los que tienen de 16 a 20 años. Aunque descienden los porcentajes, también es des-tacable que sea una motivación para cuatro de cada diez de los que tienen entre 31 y 50 años (45,7% entre los de 31 a 40 y 41,7% entre los de 41 a 50). A mucha diferencia porcentual se hallan las proporciones de los de mayores de 50 años, pues los de 51 a 60 presentan un 26,9% y a partir de 61 la cantidad desciende al 14,5% [Tabla 4.1.14].

Así pues, este es un motivo más importante para los más jóvenes, pues a medida que aumenta la edad, a partir de los 31 años, las cifras comienzan a des-cender de manera progresiva.

En cuanto al medio de locomoción utilizado, las diferencias superan las treinta unidades porcentuales, pues las vacaciones y el turismo es una motiva-ción más importante para la gran mayoría de los ciclistas (71,9%), mientras que entre los caminantes el porcentaje es del 38,7% [Tabla 4.1.15].

También para la mayoría (55,1%) de los peregrinos españoles ésta es una motivación importante para recorrer el Camino de Santiago. Aunque a más de quince puntos de diferencia se hallan las cifras de los pertenecientes a las demás nacionalidades, también esta es una razón resaltable para cuatro de cada diez de los del resto del mundo (38,7%) y para un tercio de la población de europeos (34,1%) [Tabla 4.1.16].

Como vemos, las vacaciones y el turismo suponen una motivación muy importante para los que se encuentran por debajo de los 31 años de edad, para los que van en bicicleta y para los españoles.

3.2.2.- Programación del recorrido

Tras examinar las motivaciones que llevan a peregrinar por el Camino de Santiago, resulta interesante analizar la programación del recorrido que han efectuado aquéllos que inician la ruta en cuanto a los medios de información consultados para obtener información acerca del Camino, el número de jorna-das que tiene pensado emplear, las etapas que tiene programadas antes del ini-cio, el lugar al que prevé llegar, así como los motivos por los que tiene previsto no llegar a Santiago, caso de que así sea.

3.2.2.1.- Medios de información consultados

Se analizan en este punto los datos referentes a los distintos medios de información que, previamente al inicio del recorrido del Camino de Santiago, ha consultado el peregrino acerca de éste. Cuatro eran las categorías de respues-ta en cada una de las variables: mucho, bastante, poco y nada [Tabla 4.2.1, figu-ra 3.7].

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234 Antonio Granero Gallegos

Se observa cómo la mayoría (56%) de los que inician en Roncesvalles no ha consultado la asociación de “Amigos del Camino de Santiago” nada y un 13% poco. No obstante, tres de cada diez sujetos sí lo han hecho con mayor fre-cuencia, ya sea mucho (14,2%) o bastante (16,7%).

Por otro lado, más de un cuarto (27,2%) de la población objeto de estudio se ha servido mucho de internet para extraer información acerca del recorrido y, además, un 22,1% lo ha consultado bastante. Sólo uno de cada diez (10,8%) se ha servido un poco de la “red” para obtener datos acerca del Camino y el resto, un 39,8%, nada.

Los libros son la fuente de información utilizada con mayor frecuencia para preparar la peregrinación por tres de cada diez individuos, mucho (30,8%) y bastante (30,5%); si bien, un cuarenta por ciento de las población los usa poco (9,9%) o nada (28,8%).

En referencia al resto de medios –revistas, prensa escrita, radio, televi-sión, “boca a boca” y otros-, se ha de destacar que los estadísticos arrojan que más de las tres cuartas partes de la población de estudio no los han consultado nada, mientras que uno de cada diez se ha servido un poco de la televisión (11,4%), de las revistas (11,3%) y de la prensa escrita (10,3%). Ningunas de las restantes categorías de consulta (mucho y bastante) alcanza el diez por ciento en cualquiera de los casos.

En el trabajo de Valenzuela (2002) se puede observar que tanto los libros (guías) como internet son fuentes de información habituales por parte de los peregrinos para la preparación del recorrido.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

Libros Internet "AmigosCamino

Santiago"

"boca aboca"

Revistas Prensaescrita

Televisión Otrosmedios

Radio

Consulta

Mucho Bastante Poco

Figura 3.7.- Medios de información consultados para la programación del recorrido, de la población inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago.

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Antonio Granero Gallegos 235

Para realizar el análisis de contingencias, en el que verificaremos las dife-rencias significativas desde el punto de vista estadístico, las cuatro categorías de respuesta serán agrupadas en dos: mucha frecuencia (mucho y bastante) y poca frecuencia (poco y nada).

Medios de información consultados según edad

Tanto en los resultados respecto a la frecuencia de consulta a la asocia-ción de “Amigos del Camino de Santiago” como a través de internet, se han encontrado diferencias que son significativas en relación con la edad de los pe-regrinos.

Un tercio de la población objeto de estudio que tiene más de treinta años ha recogido información con mucha frecuencia acerca de la peregrinación me-diante la asociación de “Amigos del Camino de Santiago”, destacando el por-centaje que presentan los comprendidos entre 51 y 60 años con un 36,9%. Son los de 21 a 30 años los que presentan cifras más bajas (23,9%), a trece puntos de diferencia de los anteriores, pues es poca la frecuencia de consulta de éstos (76,1%) [Tabla 4.2.2].

Al referirnos a la obtención de información mediante la red - internet-, se observa que la mayoría de los que tienen entre 21 y 50 años realizan esta consul-ta con mucha asiduidad, destacando el 55,7% de los comprendidos entre 31 y 40 años. Sin embargo, cuando la edad está por encima de los 50, estos porcentajes descienden más de veinte unidades porcentuales (32,3% los de 51 a 60 años y 35,5% a partir de 61) [Tabla 4.2.3].

Como comprobamos, a la vista de los resultados, cuando se trata de con-sultar con mucha frecuencia estos medios para la obtención de información acerca de la peregrinación, los que se ubican en grupos de más edad –a partir de 51 años- consultan más a la citada asociación, mientras que los menores de esa edad prefieren utilizar internet para recopilar información.

Medios de información consultados según medio de locomoción

Se hallan más de trece unidades porcentuales de diferencia entre los que van a pie (33,2%) y los que lo hacen en bicicleta (19,8%) respecto a la búsqueda de información con mucha frecuencia a través de la asociación de “Amigos del Camino de Santiago”; como vemos, es poca la asiduidad de consulta entre los que pedalean hacia Compostela (80,2%) [Tabla 4.2.4].

Internet, como medio de información, predomina entre los peregrinos de la población que recorren el Camino pedaleando (62,3%), con un porcentaje muy superior a los que van caminando (47%) [Tabla 4.2.5].

Así pues, respecto al medio de locomoción utilizado también se mues-tran diferencias significativas desde el punto de vista estadístico, siendo mayor la frecuencia de consulta entre los que peregrinan a pie a la asociación de “Amigos del Camino”, mientras que los que van en bicicleta prefieren la bús-queda de información a través de internet.

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236 Antonio Granero Gallegos

3.2.2.2.- Número de jornadas que tiene pensado peregrinar

Respecto a este punto, se ha de indicar que el análisis se realiza agrupan-do las distintas jornadas o días que piensan estar peregrinando en semanas, aunque se destacan un número concreto de jornadas en aquellos casos que re-sulte más esclarecedor.

Un tercio (36,2%) de la población objeto de estudio tienen pensado, al sa-lir desde Roncesvalles, peregrinar durante dos semanas. A mucha distancia porcentual se hallan las siguientes cifras: un 17,8% correspondiente a los que van a recorrer el Camino en cinco semanas; un 13,3% a los que van a emplear una y tres semanas; un 9,5% a los que van a ocupar cuatro semanas; y por deba-jo del uno y medio por ciento, el resto. Es interesante destacar en este punto que un 7,3% de la población investigada que no sabe el tiempo que va a estar pere-grinando y, además, indican expresamente que les da igual, que no es relevante para ellos [Tabla 4.2.6, figura 3.8].

Figura 3.8.- Tiempo que tienen pensado emplear en la peregrinación, de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

Tiempo que piensa emplear por semanas

1 semana

2 semanas

3 semanas

4 semanas

5 semanas

6 a 13 sem.

No lo sabe;no le importa

Por número de jornadas, es de reseñar que corresponde a treinta días el mayor porcentaje (9%), seguido por el que presentan tanto los que piensan pe-regrinar diez como doce días (7,1%); a continuación aquéllos que van a emplear catorce (6,4%) y quince (5,8%) jornadas. Indicar además, que desde los seis a los trece días las proporciones van desde el cuatro al cinco y medio por ciento. El resto presenta valores menores del cuatro por ciento [Tabla 4.2.7].

Los resultados muestran diferencias estadísticamente significativas de es-ta variable respecto a la edad, medio de locomoción y nacionalidad de los pere-grinos, no así en relación al sexo de los mismos.

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Antonio Granero Gallegos 237

Jornadas que tiene pensado peregrinar según edad

Todos los grupos de edad presentan su mayor porcentaje en dos semanas de duración de su estancia en la ruta jacobea, si bien las proporciones de unos a otros difieren de manera ostensible. La mayoría (53,9%) de los más jóvenes de la población de estudio, de 16 a 20 años, piensan recorrer el Camino durante dos semanas, mismo tiempo que un tercio (32,8%) de los que tienen entre 21 y 30 años, aunque dos de cada diez (21,6%) de éstos van a ocupar cinco semanas. Los de 31 a 50 años reparten más el tiempo a lo largo de las cinco semanas, des-tacando que tres de cada diez (31,4%) de 31 a 40 años y un 37,2% de los de 41 a 50, van a emplear dos semanas. Aunque también un tercio (33,8%) de los com-prendidos entre 51 y 60 años van a peregrinar entre siete y catorce días, un cuarto de los mismos (26,2%) tienen pensado hacerlo tres semanas, más del do-ble de porcentaje que, al respecto, presentan los restantes grupos por debajo de esta edad.

En cuanto a los mayores de 60, indicar que son los que más alargan su recorrido en el tiempo: uno de cada cuatro (27,4%) va a peregrinar durante dos y durante cinco semanas (doblando en porcentaje a todos los grupos de edad, excepto a los de 21 a 30 años, respecto a esta duración del recorrido), uno de cada cinco va a emplear de catorce a veintiún días, mientras que a un 16,1% (mayor proporción de todos los grupos de edad) no le importa el tiempo que va a durar su recorrido [Tabla 4.2.8].

Jornadas que tiene pensado peregrinar según medio de locomoción

Como resulta lógico, las diferencias son muy claras en función del medio de locomoción. Mientras que siete de cada diez (69,5%) de los que van en bici-cleta piensan peregrinar durante dos semanas, sólo lo hacen así tres de cada diez de los que van a pie (29,9%). Por el contrario, cuando el recorrido se alarga más de tres semanas ninguno de las proporciones porcentajes de los que van pedaleando supera el uno y medio por ciento, mientras que uno de cada diez de los que van andando piensa emplear cuatro semanas (11,3%) y dos de cada diez hasta cinco semanas (21%). También es superior el porcentaje, respecto a no im-portarle el tiempo que dure su recorrido, de los que van caminando (7,9%) a los que pedalean por el Camino de Santiago (4,2%) [Tabla 4.2.9].

Jornadas que tiene pensado peregrinar según nacionalidad

También en función de la nacionalidad las diferencias son significativas estadísticamente, pues según muestran los resultados, son más los españoles que piensan en emplear una sola semana (19,9%) en el itinerario, prácticamente doblando en porcentaje al resto. Igualmente, al referirnos a dos semanas, las diferencias son grandes entre los españoles (42,8%), los europeos (31,9%) y los del resto del mundo (25,5%).

En cuanto a las cinco semanas de duración del recorrido, se hallan más de siete puntos de diferencia, pero ahora, de los peregrinos de Europa (21,7%) y del resto de países (20,8%) respecto a los españoles (13,3%).

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Análisis y discusión de resultados

238 Antonio Granero Gallegos

Además, a uno de cada diez europeos (10,8%) y del resto del mundo (11.3%) no les importan el tiempo que van a emplear en el recorrido, siete uni-dades porcentuales de diferencia, nuevamente, respecto a los de España (3%) [Tabla 4.2.10].

Aunque los peregrinos de todas las nacionalidades muestran una mayor proporción en el recorrido de siete a catorce días de duración, la mayoría de los españoles mantienen preferencias por estar hasta dos semanas peregrinando, mientras que los demás alargan más en el tiempo su presencia en el Camino de Santiago.

3.2.2.3.- Programación de las etapas o jornadas

La pregunta cuatro del cuestionario de salida planteaba al peregrino cuántas jornadas tiene programadas antes de iniciar su camino desde Roncesva-lles, o si, por el contrario, no ha hecho programación alguna.

Se han de destacar dos datos interesantes: por un lado, la mayoría de la población de estudio tiene programadas todas las etapas (51,1%) antes de co-menzar; mientras que, por otro lado, un cuarto de la misma responde que nin-gún día (24,6%). En el resto de categorías de respuesta se observa cómo un 9,4% programa de uno a cinco días, un 7,1% de seis a diez y un 7,7% más de diez jornadas [Tabla 4.2.11, figura 3.9].

También en la investigación llevada a cabo por Valenzuela (2002) se ob-servó que la planificación es una de las características que se advierte en los ci-cloturistas del Camino de Santiago, si bien hay quien sigue la planificación pre-via de forma estricta, no admitiendo improvisación, y hay quien lo hace de forma flexible, adaptándose a las características de la ruta. Asimismo, en los testimonios de los peregrinos entrevistados también se encuentran peregrinos que afirman no llevar nada programado.

A continuación se analizan las diferencias, estadísticamente significati-vas, que se producen al relacionar esta variable con los distintos grupos de edad de los peregrinos, del sexo y de la nacionalidad de procedencia de los peregri-nos.

Programación de las etapas o jornadas según edad

Seis de cada diez de los que tienen entre 16 y 20 años (59,9%) inicia la ru-ta jacobea con todas las etapas programadas, al igual que la mayoría de los que tienen más de 40 años; mientras que, descienden los porcentajes en torno al cua-renta y cinco por ciento cuando se trata de los comprendidos entre 21 y 40 años. Se observa una diferencia de más de catorce puntos entre los peregrinos de 31 a 40 años (45,2%) y los más jóvenes, de 16 a 20 años.

Asimismo, se invierten las posiciones entre estos dos grupos de edad al referirnos a no haber programado ningún día el itinerario, pues la mayor pro-porción corresponde a los de 31 a 40 años (31%), y la menor a los más jóvenes (17,8%), con una diferencia de más de trece unidades porcentuales.

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 239

Destacamos que son los de 51 a 60 años los que mayor cantidad presen-tan (14,6%) respecto a programar más de diez etapas antes de comenzar el reco-rrido, más del doble del porcentaje que se halla entre los distintos grupos de edad de peregrinos comprendidos entre 21 y 50 años.

En cambio, al hacer referencia a prever de uno a cinco días, los de 21 a 30 años muestran un 13,8%, el doble del que se puede observar entre los de 41 a 50 (6,7%), seis unidades más que los de 51 a 60 (7,7%) y cuadruplican a los mayo-res de 60 (3,2%) en proporción [Tabla 4.2.12, figura 3.9].

Programación de las etapas o jornadas según sexo

A la vista de los resultados, existen diferencias, aunque no son muy grandes, al referirnos a la variable sexo, en cuanto a la programación previa de las jornadas de peregrinación [Tabla 4.2.13, figura 3.9].

Los varones muestran estadísticos más altos en las categorías de todos los días programados (51,8%), apenas dos puntos más que las mujeres (50%), y en la de más de diez días (9,4%), más de cuatro unidades porcentuales, en este caso, que ellas (5%).

En cambio, son las mujeres las que muestran datos más altos que los hombres en no planificar ningún día antes de comenzar la ruta (26,5%), tres puntos por encima de ellos (23,5%), en tener programados de una a cinco jorna-das (9,8%) y en la categoría de seis a diez etapas (8,8%).

Figura 3.9.- Programación de las etapas o jornadas. Distribución de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago, según edad, sexo y medio de locomoción.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

Españoles Europeos Resto mundo

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 60

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

Varón Mujer

Todos los días

Más de 10 días

De 6 a 10 días

De 1 a 5 días

Ningún día

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Análisis y discusión de resultados

240 Antonio Granero Gallegos

Programación de las etapas o jornadas según nacionalidad

Los resultados de esta variable en relación con la nacionalidad de proce-dencia de los distintos peregrinos que recorren el Camino de Santiago, nos indi-can que la mayoría de los españoles (57,6%) prefieren tener programadas todas las jornadas antes de iniciar, ocho unidades porcentuales más que los europeos (49,1%) y casi trece por encima de los del resto del mundo (44,9%).

En cambio, tres de cada diez (29,1%) de los que proceden de Europa y de otros países (28,3%) prefieren no tener previsto ningún día de peregrinación al comenzar, mientras que son, en este caso, dos de cada diez entre la población de españoles (19,5%) [Tabla 4.2.14, figura 3.9].

3.2.2.4.- Lugar previsto de llegada

Dado que no siempre es Compostela donde piensan finalizar los que sa-len desde el pirineo navarro, pretendemos conocer el lugar al que tiene previsto llegar en esta peregrinación por el Camino de Santiago. Los datos los tratamos, para su análisis, por lugares concretos y agrupados por comunidades autóno-mas.

Resulta interesante comprobar cómo la mayoría (53,7%) de los peregri-nos que inician su recorrido por España desde Roncesvalles tiene pensado lle-gar hasta Santiago de Compostela. Además, un 14,5% de la población objeto de estudio tiene previsto acabar en Burgos, uno de cada diez (10,7%) en Logroño, un 5% en León, un 3,9% quiere alargar el recorrido hasta Finisterre. El resto de lugares no superan el uno y medio por ciento. Es de destacar, además, que un 4,6% de la población no sabe hasta dónde llegará en su peregrinar e indica que no le parece importante [Tabla 4.2.15].

Figura 3.10.- Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvallesel Camino de Santiago.

Galicia

Castilla y León

La Rioja

Navarra

No sabe; no esimportante

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 241

Si se observan los estadísticos por comunidades autónomas se comprue-ba que de cada diez peregrinos que salen desde Roncesvalles, seis tienen pen-sado recorrer el Camino hasta Galicia (58,3%), dos hasta algún lugar de Castilla y León (21,6%) y uno hasta La Rioja (12,6%). En cuanto al resto, un 2,9%, a prio-ri, no va a pasar de Navarra y, como se ha expresado anteriormente, un 4,6% que no lo sabe y opina que no es importante [Tabla 4.2.16, figura 3.10].

Además, los resultados indican que existen diferencias estadísticamente significativas de esta variable en relación con las demás sociodemográficas –edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad- que se están utilizando en el análisis de contingencia.

Lugar previsto de llegada según la edad

Más de dos tercios (67,1%) de la población de 16 a 20 años piensan llegar hasta Galicia al iniciar, proporción que va descendiendo según se avanza en edad, hasta un 43,8% que presentan los de 51 a 60 años, veintitrés unidades de diferencia respecto a los más jóvenes. Aunque, también seis de cada diez (61,3%) de los mayores de 60 años pretende finalizar en Galicia.

Por otro lado, son ahora cuatro de cada diez (40,8%) de los comprendi-dos entre 51 y 60 años los que manifiestan la intención de finalizar la peregrina-ción en algún lugar de Castilla y León, doblando en porcentaje a los que tienen entre 31 y 50 (20%) y aumentando la diferencia con los de 21 a 30 años (17,7%) y sobre todo respecto a los más jóvenes –16 a 20 años- que apenas presentan un 12,5%.

Del resto de datos, cabe señalar los referentes a La Rioja, pues se observa cómo dos de cada diez (19,4%) de 41 a 50 años tiene pensado finalizar en algún sitio de esta comunidad autónoma, mientras que sólo lo harán uno de cada diez (9,5%) de los que tienen entre 31 y 40 y otro de cada diez (9,2%) de 51 y 60 años [Tabla 4.2.17, figura 3.11].

Lugar previsto de llegada según el sexo

Las principales diferencias en relación con la variable sexo las hallamos en los datos relativos a Galicia y Castilla y León.

Dos tercios de los varones (63,1%) pretenden llegar hasta Galicia, des-cendiendo el porcentaje doce unidades al referirnos a la población femenina (50,8%). Por el contrario, la diferencia es de siete puntos a favor de ellas cuando se trata de alcanzar algún punto de la geografía de Castilla y León, pues hasta ahí quiere llegar un cuarto (25,8%) de la población de mujeres, mientras que sólo piensan así el 18,9% de los hombres [Tabla 4.2.18, figura 3.11].

Lugar previsto de llegada según el medio de locomoción

Respecto a esta variable las diferencias están muy claras y, por otro lado, resultan lógicas. Prácticamente la totalidad de los ciclistas tienen como objetivo peregrinar hasta Galicia (87,4%), mientras que sólo pretenden llegar hasta ahí la mitad (52,7%) de los que van andando, pues un cuarto (24,2%) de los mismos

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Análisis y discusión de resultados

242 Antonio Granero Gallegos

finalizará en Castilla y León y el 14,7% acabarán en algún punto de La Rioja [Tabla 4.2.19, figura 3.11].

Lugar previsto de llegada según la nacionalidad

También son grandes las diferencias en relación con esta variable según la nacionalidad de los peregrinos [Tabla 4.2.20, figura 3.11].

Mientras que tres cuartas partes (74,5%) de los que provienen de otros países del mundo y siete de cada diez (69,8%) europeos creen que van a llegar hasta Galicia, sólo piensan así cuatro de cada diez (43,4%) españoles.

Por otro lado, más de un cuarto (27,1%) de la población española llegará hasta Castilla y León, por dos de cada diez (18,2%) peregrinos de Europa y uno de cada diez (11,3%) de los del resto de países.

En cuanto a finalizar en La Rioja, las estadísticas muestran también claras diferencias, pues a algún lugar de esta comunidad autónoma pretenden llegar dos de cada diez (21,4%) españoles, mientras que sólo piensan así el 8,5% de los del resto del mundo y un mínimo 4,6% de los europeos.

Figura 3.11.- Distribución, en función del lugar previsto de llegada, de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago, según edad, sexo, medio de

locomoción y nacionalidad.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 600%

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Varón Mujer

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

A pie En bicicleta0%

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Españoles Europeos Resto mundo

GaliciaCastilla y León

La RiojaNavarra No sabe; no es importante

3.2.2.5.- Motivos por los que tiene previsto no llegar a Santiago

Tras analizar los lugares hasta los que tienen pensado finalizar su pere-grinación aquéllos que parten de Roncesvalles, vemos ahora que un 43,8% de la población de estudio esgrime al menos un primer motivo por el cual no va a llegar hasta Santiago de Compostela y sólo un 4,2% expone hasta dos motivos. Prácticamente nadie indica tres motivos.

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 243

Los resultados que hacen referencia a aquellos que indicaron un primer motivo para no llegar hasta Compostela son contundentes, ya que apuntan que para el 76% de estos peregrinos, la primera causa es no disponer del tiempo suficiente para dedicarle al recorrido del Camino. Mientras que, ninguno del resto de los motivos supera el cinco por ciento: la distancia, llegar hasta Finiste-rre, las características de los acompañantes, sólo hace un tramo por que es el único que le falta para completar el recorrido por partes, la falta de una ade-cuada condición física, no tener prisa en llegar, recorrer solamente un tramo determinado, no le apetece, prefiere recorrer el Camino por partes, motivos económicos, etc.

Por otro lado, sólo un 4,2% de los que respondieron a esta cuestión expu-sieron dos motivos por los que tienen previsto no llegar a Santiago. Los resulta-dos respecto a este segundo motivo indican que un tercio (34,1%) de esta po-blación considera que le falta una condición física adecuada, mientras que dos de cada diez (22,7%) no dispone del tiempo suficiente, un 15,9% prefiere reco-rrerlo en varias veces, por partes, y para un 11,4% la distancia es un factor im-portante. Ninguno de los restantes motivos supera el cinco por ciento [Tabla 4.2.21, figura 3.12].

0% 20% 40% 60% 80%

Figura 3.12.- Primer y segundo motivo expuesto para no llegar a Santiago, de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago.

No dispone del tiempo suficienteDistanciaCaracterísticas de los acompañantesVoy a llegar hasta Finisterre. Me faltaba este tramo solamenteFalta de condiciones físicasNo tiene prisa. Lo importante es la experienciaNo le apetece. Con un tramo hay bastantePrefiere hacer sólo un tramoPrefiero hacerlo por partes.Motivos económicosInclemencias meteorológicas

Falta de condiciones físicasNo dispone del tiempo suficientePrefiero hacerlo por partes.DistanciaDemasiada genteMe faltaba este tramo solamenteCaracterísticas de los acompañantesMotivos económicos

0% 20% 40% 60% 80%

3.2.3.- Preparación física específica para recorrer el Camino de Santiago

Una vez conocidas las expectativas con que afronta el peregrino el reco-rrido del Camino de Santiago, independientemente de la edad, del sexo, del medio de locomoción utilizado y de la nacionalidad, parece importante conocer

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Análisis y discusión de resultados

244 Antonio Granero Gallegos

los resultados referentes a la preparación física específica realizada con motivo de la peregrinación. Vamos a comprobar la tasa de peregrinos que han entrena-do para recorrer el Camino, así como el tiempo que han dedicado a esta prepa-ración de carácter físico y el tipo de actividades que han desarrollado en ese entrenamiento.

Hasta ahora, en relación a la ruta jacobea, sólo hemos encontrado algu-nas recomendaciones, en algunas guías, que hacen referencia a aspectos rela-cionados con la preparación física. Así, autores como Bravo (1998), Vázquez el al. (2004) o Imaz et al. (2004), aconsejan seguir ciertas pautas de entrenamiento para la peregrinación, ya sea a pie o en bicicleta. Además, Valenzula (2002) apunta la importancia de prepararse físicamente para las actividades de ciclotur de aventura en la naturaleza, como el Camino de Santiago, para soportar el gran esfuerzo que hay que realizar.

3.2.3.1.- Peregrinos que han realizado una preparación física específica

La pregunta quince del cuestionario de salida hacía referencia a este pun-to: “Con intención de recorrer el Camino, ¿ha realizado algún tipo de prepara-ción física específica?”.

La respuesta resulta muy interesante para la presente investigación. Casi la mitad (44,1%) de los peregrinos que salen desde Roncesvalles ha entrenado específicamente para recorrer el Camino de Santiago, aunque la mayoría no lo hace (55,9%) [Tabla 4.3.1, figura 3.13].

No obstante, se hallan diferencias estadísticamente significativas en fun-ción de los distintos grupos de edad, del medio de locomoción y de la naciona-lidad, no así en relación con la variable sexo.

A medida que se avanza en edad aumentan los porcentajes de entrena-miento entre los peregrinos. Así, de un tercio de la población de los comprendi-dos entre 16 y 30 años (32,2% de 16 a 20 y 33,4% de 21 a 30 años) se pasa a la mayoría de los que tienen más de 40 años, destacando claramente el 71% entre los mayores de 60. Existen casi cuarenta cinco unidades porcentuales de dife-rencia entre los más jóvenes y los de más edad de la población objeto de la in-vestigación [Tabla 4.3.2, figura 3.13].

En función del medio de locomoción, se observa que más de la mitad de los peregrinos (55,1%) que recorren el Camino en bicicleta han entrenado espe-cíficamente, mientras que desciende en trece puntos entre los que van cami-nando (42%) [Tabla 4.3.3, figura 3.13].

Según la variable de nacionalidad se comprueba, a la vista de los esta-dísticos, que entre aquéllos que provienen de otros países del mundo son más los que entrenan para el recorrido (49,1%), seguidos de cerca por los peregrinos españoles (47,5%); situándose a diez unidades porcentuales de los primeros, los europeos (39,5%), que son menos los que se preparan físicamente [Tabla 4.3.4, figura 3.13].

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 245

Resulta interesante comprobar que según aumenta la edad de los pere-grinos se preocupan más por entrenar para el recorrido, destacando que la ma-yoría de los que sobrepasan los 40 años así lo hacen. También, predominan los porcentajes de entrenamiento entre los que van pedaleando sobre los que cami-nan. Y, finalmente, por nacionalidad, los que provienen del resto del mundo y los españoles son los que mayor proporción de preparación física presentan.

0%

10%

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30%

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0%

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60%

Figura 3.13.- Preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Distribución, según edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

SíNo

A pieEn bicicleta

16 a 20 años21 a 30 años31 a 40 años41 a 50 años51 a 60 años> de 60 años

Resto paísesEspañolesEuropeos

3.2.3.2.- Tiempo dedicado a la preparación física específica antes de ini-ciar la peregrinación

En relación a la población de peregrinos que salen desde Roncesvalles y que se han preparado físicamente, los estadísticos muestran que la mitad (50,4%) de ellos han entrenado específicamente durante más de un mes con mo-tivo del recorrido del Camino. Mientras que un 14,8% se ha preparado física-mente durante las cuatro últimas semanas antes del inicio de la peregrinación y un 14,2% a lo largo de las tres últimas. Finalmente, se observa cómo uno de ca-da diez (10%) ha entrenado las dos últimas semanas y otro de cada diez (10,5%) lo ha hecho, solamente, la última [Tabla 4.3.5, figura 3.14].

Se hallan diferencias significativas, estadísticamente hablando, en rela-ción con la edad, el medio de locomoción y la nacionalidad de los peregrinos.

Tiempo dedicado a la preparación física específica antes de iniciar la peregrinación según edad

Corresponde a los mayores de 50 años los más altos porcentajes (el 58,2% entre los que tienen de 51 a 60 años y el 56,8% entre aquellos que sobrepasan los

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Análisis y discusión de resultados

246 Antonio Granero Gallegos

60 años de edad), en relación con aquéllos que le han dedicado más de un mes a prepararse físicamente, hallándose además, proporciones a partir del cincuenta por ciento entre los mayores de 30 años. En cambio, no sobrepasan el cuarenta y cinco por ciento los menores de esta edad (44,9% los de 16 a 20 y 44,1% los de 21 a 30 años).

Por otro lado, dos de cada diez de los comprendidos entre 21 y 30 años le han dedicado a la preparación física las cuatro últimas semanas, doblando en porcentaje a los de 16 a 20 años (10,2%) y a los de 51 a 60 (10,4%).

Los datos referentes a entrenar durante las tres últimas semanas antes del inicio del recorrido hacia Santiago indican que los de 31 a 40 años son los que más proporción presentan (18,8%) junto con los mayores de 60 años (18,2%), diez puntos por encima de los de 41 a 50 (8%), que ostentan el menor porcentaje.

Sólo dos grupos de edad se encuentran por encima del diez por ciento al referirnos a la preparación física durante las dos semanas últimas antes de co-menzar el recorrido (los de 41 a 50 años: 17%; y los de 51 a 60: 13,4%). Mientras que un cuarto (24,5%) de la población de los más jóvenes, de 16 a 20 años, en-trena sólo la última semana, descendiendo los valores según se aumenta la edad, hallándose por debajo del nueve por ciento a partir de los 31 años [Tabla 4.3.6, figura 3.14].

Tiempo dedicado a la preparación física específica antes de iniciar la peregrinación según medio de locomoción

Mientras que la mayoría (59,8%) de los que peregrinan utilizando la bici-cleta se han entrenado durante más de un mes para el recorrido, lo han hecho así el 48,1% de los que van caminando, a más de once unidades porcentuales de diferencia. También los que pedalean presentan un porcentaje más alto en refe-rencia a entrenar durante las cuatro últimas semanas (18,5%) que los que van a pie (13,9%).

En relación con las demás categorías, son los que caminan los que mues-tran los estadísticos más altos, aunque las mayores diferencias las se hallan en-tre aquéllos que entrenan durante las tres últimas semanas (16,4%), triplicando en porcentaje a los ciclistas (5,4%) [Tabla 4.3.7, figura 3.14].

Corresponde a los que recorren el Camino de Santiago en bicicleta las mayores proporciones de entrenamiento, durante más de un mes y a lo largo de las cuatro últimas semanas antes de iniciar la peregrinación, mientras que los caminantes presentan los porcentajes más altos en los periodos más cortos de preparación física.

Tiempo dedicado a la preparación física específica antes de iniciar la peregrinación según nacionalidad

En función de las distintas nacionalidades, los resultados muestran que seis de cada diez (58,2%) peregrinos europeos se prepara físicamente durante

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 247

más de un mes, mientras que así lo hace el 47,8% de los españoles -a más de diez unidades de diferencia-, y sólo un tercio (34,6%) de los que provienen del resto del mundo.

Por otro lado, un cuarto (25%) de la población del resto de países entrena las cuatro últimas semanas, por un trece por ciento de los europeos y de los es-pañoles.

Respecto a la preparación durante las tres últimas semanas, son más los peregrinos de España (16,1%), seguidos de los de Europa (13,7%) y doblando en porcentaje a los del resto de países (7,7%).

Finalmente, corresponde a los del resto del mundo los estadísticos más altos respecto a las categorías de las dos últimas (19,2%) y la última semana (13,5%) de preparación, con datos superiores a los españoles, pero sobre todo muy por encima de los europeos [Tabla 4.3.8, figura 3.14].

Figura 3.14.- Tiempo de entrenamiento específico para el recorrido el Camino de Santiago. Distribución según edad, medio de locomoción y nacionalidad.

Más de un mes

Cuatro últimas semanas

Tres últimas semanas

Dos últimas semanas

Última semana

0%

10%

20%

30%

40%

50%

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70%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 60

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

A pie En bicicleta0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

Españoles Europeos Resto países

Tres últimas semanas

Cuatro últimas semanas

Más de un mes

Última semana

Dos últimas semanas

3.2.3.3.- Actividades realizadas en la preparación física específica para el recorrido del Camino

Una vez conocida la tasa de peregrinos que ha entrenado de forma espe-cífica para el recorrido del Camino y el tiempo que han dedicado a la prepara-ción física, vamos a comprobar qué actividades han realizado para ello. Cinco categorías de respuesta se establecieron en el cuestionario en relación con esta variable: todos los días de la semana, de 5 a 6 días por semana, de 3 a 4 días por semana, de 1 a 2 días por semana y ningún día de la semana.

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248 Antonio Granero Gallegos

La mayoría (55,9%) de la población de estudio ha dedicado a andar, co-mo actividad específica de preparación, algún día por semana. Destaca el que un cuarto (24,2%) de los peregrinos que inician en Roncesvalles ha andado de 1 a 2 días por semana, un 14,8% lo ha hecho de 3 a 4 días, e incluso uno de cada diez (9,6%) ha caminado todos los días de la semana.

El senderismo ha sido practicado por un 37,1% de los peregrinos como preparación específica, dedicándole principalmente de 1 a 2 días por semana (30,3%).

También montar en bicicleta ha sido una actividad de entrenamiento practicada por más de un tercio de la población (36,7%). Dos de cada diez (18,6%) le han dedicado de 1 a 2 días por semana y uno de cada diez (9,8%) de 3 a 4 días semanalmente.

En cuanto a la carrera continua, un 22,1% de la población la ha practica-do como entrenamiento, principalmente de 1 a 2 días por semana (12%).

Tanto el gimnasio, la natación, como otras actividades de entrenamien-to, presentan unos estadísticos menores de práctica [Tabla 4.3.9, figura 3.15]

En resumen, andar, senderismo y montar en bicicleta son, en este orden, las principales actividades de preparación física para el recorrido del Camino que han practicado los peregrinos de la población objeto de estudio, hallándose diferencias estadísticamente significativas, en relación con las variables socio-demográficas de sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

Senderismo

Andar

Bicicleta

Carrera continua

Gimnasio

NataciónOtras

Figura 3.15.- Actividades realizadas en la preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago.

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

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Antonio Granero Gallegos 249

3.2.3.3.1.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según sexo

La principal diferencia en función de la variable sexo la se encuentra en aquéllos que han realizado carrera continua. Un cuarto (25,6%) de los varones se han preparado físicamente corriendo de esta manera algún día por semana, mientras que entre las mujeres sólo lo han hecho el 16,6%, nueve unidades por-centuales menos que ellos.

El 14,8% de los hombres ha dedicado a este tipo de entrenamiento de 1 a 2 días por semana, doblando en porcentaje a las mujeres que así lo han hecho (7,7%). La proporción es bastante similar entre los que se han preparado co-rriendo de 3 a 4 días por semana (7,2% presentan ellos por un 3,9% de ellas) [Tabla 4.3.10].

3.2.3.3.2.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según medio de locomoción

Se hallan diferencias significativas desde el punto de vista estadístico, en relación con las actividades de andar y montar en bicicleta.

Andar

Las diferencias que se producen en la práctica de esta actividad como en-trenamiento, según el medio de locomoción utilizado, son amplias. Dos terceras partes de los que peregrinan a pie han andado previamente al inicio como pre-paración física, mientras que solamente el 16,3% de los peregrinos en bicicleta lo han hecho.

Existen diferencias en todas las categorías de respuesta. Así, se constata que entre los que recorren el Camino a pie, más de un cuarto (28,4%) han entre-nado, andando, de 1 a 2 días por semana, un 17,8% de 3 a 4 días, un 8,2% de 5 a 6 días y que uno de cada diez (11,5%) lo ha hecho todos los días de la semana [Tabla 4.3.11].

Montar en bicicleta

Prácticamente la totalidad (93,5%) de los peregrinos que recorren el Ca-mino pedaleando se han preparado específicamente montando en bicicleta al-gún día por semana: cuatro de cada diez (42,4%) lo han hecho de 1 a 2 días, un tercio (33,7%) de 3 a 4 días, uno de cada diez (10,9%) de 5 a 6 días y un mínimo 6,5% todos los días de la semana.

Por otro lado, y como parece lógico, sólo dos de cada diez (22,4%) de los que peregrinan caminando han montado en bicicleta como entrenamiento espe-cífico y principalmente de 1 a 2 días por semana [Tabla 4.3.12].

3.2.3.3.3.- Actividades de preparación física específica para el recorrido según nacionalidad

Existen diferencias significativas en función de la nacionalidad de los pe-regrinos, en las siguientes actividades realizadas como preparación específica,

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250 Antonio Granero Gallegos

desde el punto de vista físico, para recorrer el Camino de Santiago: andar, sen-derismo, montar en bicicleta y carrera continua.

Andar

La mayoría de los peregrinos de la población estudiada ha dedicado a andar algún día por semana como preparación específica, aunque los del colec-tivo del resto del mundo presentan un porcentaje mayor (61,5%) que los espa-ñoles (58%) y diez puntos por encima que los europeos (51,6%).

En cuanto a los días dedicados a esta actividad como entrenamiento, más de un cuarto (28,6%) de la población de los de Europa ha andado de 1 a 2 días por semana, y uno de cada diez (10,4%) lo ha hecho de 3 a 4 días.

También el mayor porcentaje entre los españoles se encuentra en la cate-goría de 1 a 2 días semanales (22,8%) –a seis unidades de los europeos-, aunque presentan la mayor proporción entre aquéllos que han preferido andar de 3 a 4 días semanales (18,3%).

Por el contrario, dos de cada diez (21,2%) de los peregrinos del resto del mundo han andado todos los días de la semana, casi triplicando al resto de na-cionalidades en esta categoría, que no sobrepasan el ocho y medio por ciento.

De tal manera que, mientras los peregrinos europeos y españoles le han dedicado a andar principalmente de 1 a 2 días por semana, los del resto de paí-ses lo han hecho todos los días de la semana [Tabla 4.3.13].

Montar en bicicleta

Más de cuatro de cada diez españoles (42,9%) le han dedicado semanal-mente algunos días a montar en bicicleta como entrenamiento, así como un ter-cio (33,5%) de los europeos y tres de cada diez (28,9%) de los del resto de países.

Un cuarto (26,4%) de los peregrinos de Europa ha practicado esta activi-dad de 1 a 2 días por semana, al igual que un 15,2% de los de origen español; ambos colectivos presentan sus más altos porcentajes en esta categoría. Por otro lado, aquéllos del resto del mundo que entrenan de esta manera le dedican más tiempo semanalmente que las nacionalidades: un 11,5% de 3 a 4 días y un 9,6% todos los días [Tabla 4.3.14].

3.3.- Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago

Las experiencias de aquéllos que llegan hasta Compostela en peregrina-ción constituyen un aspecto de gran importancia en el estudio social de la pere-grinación. Los datos referentes a estas vivencias, tratadas en el presente trabajo desde el prisma de la actividad físico-deportiva, han sido recabados justo en el momento en el que cada protagonista finalizaba en Santiago su marcha, cuando aún su atuendo estaba polvoriento por los restos del camino.

Si las expectativas del “viajero” jacobeo antes de iniciar su particular ruta son interesantes, las vivencias de los mismos una vez finalizado el itinerario tienen especial relevancia, pues ayudan a tener un punto de vista más global de

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Antonio Granero Gallegos 251

la realidad que supone el recorrido del Camino de Santiago por el peregrino de la actual sociedad.

A continuación se van exponer los resultados referentes a las variables contempladas en el “cuestionario-2” de esta investigación, en relación al lugar de inicio del recorrido en el año 2003 y del motivo de haberlo hecho ahí concre-tamente, forma de recorrer la senda (en cuanto a si lo ha hecho solo o en com-pañía), medidas de recuperación física diarias, problemas físicos sufridos, sen-timientos que tiene al llegar a Santiago tras su peregrinación y, la valoración de distintos aspectos en relación con su particular experiencia en el Camino.

Asimismo, otras variables (experiencias anteriores en la ruta, programa-ción y tiempo empleado, características del medio de locomoción utilizado, los alojamientos usados, las medidas de prevención física y las preocupaciones du-rante el itinerario) van a ser contrastadas con las opiniones de los peregrinos que partieron desde Roncesvalles y que respondieron al “cuestionario-1”. De esta manera se compara lo que piensan, en relación a estos mismos aspectos, aquellos que inician la ruta en el pirineo navarro, con las vivencias que real-mente han experimentado los que acaban en Compostela el Camino de Santiago

Figura 3.16.- Experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago,de aquéllos que llegan a Santiago de Compostela.

No

1 experiencia anterior

2 experiencias anteriores

3 experiencias anteriores

4 experiencias anteriores

5 experiencias anteriores

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

3.3.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago

La primera pregunta del “cuestionario-2”, dirigido a aquellos que llega-ban a Compostela tras realizar la peregrinación, solicitaba a la población objeto de estudio que reflejaran si habían tenido experiencias anteriores en el Camino

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252 Antonio Granero Gallegos

de Santiago, indicando, en caso afirmativo, el/los año/s de la/s experiencia/s, así como el medio utilizado y los lugares de salida y llegada en cada ocasión.

Los datos estadísticos obtenidos reflejan que tres cuartas partes de la po-blación (74,6%) es la primera vez que recorren la ruta jacobea, pero que un cuar-to de la misma (25,4%) ha tenido al menos una experiencia anterior en la pere-grinación a Compostela, que uno de cada diez (9%) ha tenido al menos dos ex-periencias, un 3,9% afirma haber hecho al menos tres recorridos, cuatro un 1,6% y finalmente un 0,9% de la población de estudio lo ha hecho al menos en cinco ocasiones [Tablas 5.1.1, figura 3.16].

Primera experiencia en el Camino de Santiago

Se van a analizar a todos los que han peregrinado anteriormente a San-tiago, profundizando, en primer lugar, en las características de esa primera ex-periencia en el Camino en cuanto a los años en que se produjo, el medio utiliza-do, el lugar de salida y el de llegada.

Es el 2002 el que presenta la mayor frecuencia con un 27,9%, es decir, más de un cuarto de los que recorrieron alguna parte del Camino en el año an-terior repiten en 2003; el año 1999, que fue Jacobeo, presenta un porcentaje del 23,4%, a continuación el 2001 presenta un 14,1% y el 2000 un 11,9%. El 22,3% restante se reparte desde el citado Jacobeo hacia atrás, destacando que antes de 1993, que también fue Año Santo y presenta un 5,2%, ningún año llega al uno por ciento; así como ninguno de los años entre los dos Jacobeos citados supera el cuatro con uno por ciento [Tabla 5.1.2].

Haciendo referencia al medio de locomoción utilizado, ocho de cada diez peregrinaron caminando (81,4%) y el 19,6% restante en bicicleta [Tabla 5.1.3].

En relación a los lugares de salida de ese primer recorrido, destacan cua-tro categorías, agrupados en Comunidades Autónomas de España y Países: el 29,1% salió desde algún lugar de Castilla y León en esa ocasión, dos de cada diez lo hizo desde Navarra (20,7%), el 19,2% salió desde Galicia y el 18,4% lo hizo desde Francia. Ninguna del resto de categorías supera el cinco por ciento: Asturias (5%), Aragón (2,7%), La Rioja (1,5%), Extremadura (1,1%) y Portugal, Alemania, Italia, Cataluña y Murcia, menos del uno por ciento [Tabla 5.1.4].

En cuanto al lugar de llegada, tres cuartas partes de los peregrinos llegan a Santiago de Compostela (74,3%), mientras que el resto destacan como lugar intermedio de llegada Burgos (7,7%); pocos peregrinos eligen lugares como Lo-groño (2,3%), León (2,3%), Puente la Reina (1,5%), Santo Domingo de la Calzada (1,5%) o Saint Jean Pied de Port (1,1%). El resto de categorías o lugares presen-tan frecuencia muy baja, pues ninguno supera el uno por ciento [Tabla 5.1.5].

Segunda experiencia en el Camino de Santiago

En este punto, conviene recordar que el 9% de la población total objeto de estudio han tenido al menos dos experiencias anteriores en la peregrinación

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Antonio Granero Gallegos 253

a Santiago. Seguidamente se analiza esa segunda experiencia, tomando como referencia esa población que ha recorrido el Camino al menos en dos ocasiones anteriores.

El año inmediatamente anterior a la recogida de datos, el 2002, presenta el mayor porcentaje con un 32,6%, seguido por el 2001 con un 21,1% y el 2000 con un 20%. El resto se reparte desde el 1999 (9,5%) hacia atrás y hasta el 1992 (1,1%), sin superar ninguno de los mismos el diez por ciento. Destacar que el 1,1% recorrió, por segunda vez, el Camino en este mismo año de recogida de información (2003) [Tabla 5.1.6].

Según el medio de locomoción utilizado, predomina claramente el pere-grinar a pie, un 88,4%, frente a un 11,6% que lo hizo en bicicleta [Tabla 5.1.7].

Ahora, se comprueba como un tercio (35,5%) eligió Castilla y León como lugar de salida; a quince puntos de diferencia se encuentra Navarra (21,5%), seguida por los 17,2% que partieron desde algún lugar de Francia. Ninguna de las restantes comunidades autónomas o países supera el ocho por ciento, que sólo alcanzan Galicia y Aragón [Tabla 5.1.8].

Son dos terceras partes las que llegaron a Santiago de Compostela (64,5%) en esta segunda experiencia; muy inferiores el resto de porcentajes, de entre los que cabe reseñar que a León llegaron el 7,5% y que un 6,5% llegó a Fi-nisterre (“Fisterra”) [Tabla 5.1.9].

Tercera experiencia en el Camino de Santiago

En cuanto a los peregrinos que han tenido al menos tres experiencias an-teriores en el Camino de Santiago, recordamos que representan un 3,9% de la población de estudio. Los datos estadísticos en cuanto a este tercer recorrido muestran los siguientes resultado, tomando como referencia el total de éstos que han peregrinado, por lo menos, tres veces a Santiago.

El 39% peregrinó en el 2002, un cuarto de la población en el año 2001 (24,4%), un 17,1% en el 2000, uno de cada diez lo hizo en 1999 (9,8%), un 4,9% en 1998 y finalmente, un 2,4% en el 1997 y 1993 respectivamente [Tabla 5.1.10].

En esta ocasión, la tercera para estos peregrinos, prácticamente la totali-dad de la población lo recorrió a pie (97,6%) frente a un escaso 2,4% que lo hizo en bicicleta [Tabla 5.1.11].

Al igual que las dos veces anteriores, predomina Castilla y León como inicio, siendo elegido algún lugar de esta comunidad por cuatro de cada diez peregrinos (40%), dos de cada diez lo hicieron desde algún lugar de Galicia (20%), desde Francia salieron un 12,5%, en Navarra iniciaron un 7,5%, en Ara-gón un 5% y tanto La Rioja, Madrid, País Vasco, Murcia, Valencia como Portu-gal presentan un escaso 2,5% [Tabla 5.1.12].

Una vez más Santiago de Compostela (65%) es el principal lugar de lle-gada, mientras que León muestra un 7,5% y ninguno del resto de lugares su-pera el 5% de Burgos, Fisterra o Ponferrada [Tabla 5.1.13].

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254 Antonio Granero Gallegos

Cuarta experiencia en el Camino de Santiago

Sólo el 1,6% de la población total ha recorrido al menos cuatro veces an-teriormente alguna parte del Camino de Santiago. Teniendo en cuenta este por-centaje para indagar en la cuarta experiencia de estos peregrinos, vemos que se produjo, en todos los casos, a partir de 1999, destacando que más de la mitad lo hizo en el año 2002 (52,9%), uno de cada cuatro en el 2001 (23,5%) y uno de cada diez (11,8%) en el 2000 y 1999 respectivamente. Nuevamente casi la totalidad lo hizo a pie (94,1%). Similares a los anteriores son los datos del lugar de salida, destacando Castilla y León con un 29,4% y como lugar de llegada Santiago de Compostela, pues a este lugar lo hicieron siete de cada diez peregrinos (70,6%) [Tablas 5.1.14, 5.1.15, 5.1.16 y 5.1.17].

Quinta experiencia en el Camino de Santiago

Finalmente, nos referimos a aquellos datos que nos arroja la estadística en cuanto a haber tenido al menos cinco experiencias de recorrido del Camino, siendo los mismos, uno de cada cien peregrinos (0,9%). De éstos, dos de cada diez (22,2%) lo ha recorrido el mismo año de recogida de datos, el 2003, cuatro de cada diez (44,4%) lo hizo en el 2002, uno de cada diez (11,1%) en el 2001 y dos de cada diez (22,2%) en el 2000. Igual que en los anteriores análisis predo-minan mayoritariamente los peregrinos a pie (88,9%) frente al 11,1% en bicicle-ta. En cuanto a los lugares de salida, dos de cada diez peregrinos (22,2%) eligie-ron Castilla y León, Galicia o La Rioja y uno de cada diez (11,1%) salieron desde Madrid, Francia o Portugal. En relación con el lugar de llegada, de cada diez, ocho lo hicieron a Santiago de Compostela (77,8%), uno a León (11,1%) y otro a Ponferrada (11,1%) respectivamente [Tablas 5.1.18, 5.1.19, 5.1.20 y 5.1.21].

A la vista de estos datos, se puede resumir que un cuarto (25,4%) de los que llegan a Compostela en peregrinación han recorrido anteriormente el Ca-mino de Santiago al menos una vez, que uno de cada diez (9%) lo ha hecho al menos dos veces (9%), un 3,9% al menos tres veces, un 1,6% ha tenido al menos cuatro experiencias y un 0,9% lo ha hecho cinco o más veces.

Es interesante resaltar la coincidencia con los resultados obtenidos de la población investigada que inicia en Roncesvalles. También un cuarto (26,1%) de los que parten desde este lugar ha peregrinado anteriormente por la ruta jaco-bea, un 8,1% ha tenido dos experiencias, un 3,9% al menos tres, un 1,7% ha re-corrido el Camino al menos cuatro veces y un mínimo 0,7% lo ha hecho en cinco o más ocasiones [Tabla, 5.1.26].

Si se resumen los estadísticos obtenidos por las dos poblaciones objeto de estudio en referencia a las experiencias anteriores, se observa cómo predo-mina el haber recorrido la ruta andando, con similares porcentajes, y cómo en-tre 1999 y 2002 se concentran la mayor parte de las experiencias anteriores, tan-to de unos como de otros, aunque más de los que llegan a Santiago recorrieron el Camino en 1999 y 2002 (18% y 31,6% respectivamente) que de los que salen desde el pirineo navarro (12,6% y 16,2% de forma respectiva. No obstante, co-

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Antonio Granero Gallegos 255

rresponde a estos últimos el mayor porcentaje en el año 2001 (21%), por un 16,9% de los que llegan a Compostela.

Castilla y León, Navarra, Francia y Galicia fueron, por este orden y con similares proporciones, los lugares desde los que principalmente iniciaron, tan-to los de una como de otra población, sus experiencias anteriores por la ruta. En ambos casos, es Santiago el lugar al que llegaron preferentemente, pues así lo hicieron tres cuartas partes, tanto de unos como de otros [Tabla, 5.1.22 y 5.1.27].

3.3.1.1.- Análisis de la primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, en relación con otras variables

Sólo se van a analizar las diferencias que se establecen en cuanto a la primera experiencia que han tenido aquellos peregrinos de la población que llega a Compostela y que recorrieron anteriormente el Camino de Santiago, no así de las demás experiencias, puesto que su incidencia estadística es menor.

Tomando como referencia los peregrinos que ya han recorrido el Camino con anterioridad (25,4%), se hallan diferencias en función de la nacionalidad de los mismos, pues tres de cada diez peregrinos españoles (31,8%) que llegan a Compostela han recorrido anteriormente la ruta, prácticamente doblando en porcentaje a los europeos (16,3%). De entre los que provienen del resto del mundo (5,4%) es escaso el número de los que repite [Tabla 5.1.23].

Los datos, que muestran diferencias significativas estadísticamente en función del medio de locomoción utilizado según grupos de edad, indican que de entre aquéllos que ya peregrinaron a Compostela, la totalidad de los mayo-res de 60 años lo hizo a pie (100%), siguiéndoles en porcentaje los menores de la población, los de 16 a 20 años que así lo hicieron en un 87,8%; desciende la pro-porción a ocho de cada diez de los que se encuentran entre 51 y 60, entre 21 y 30 y entre 31 y 40 años (83,3%, 82,8% y 81,6% respectivamente). Son los compren-didos entre 41 y 50 años de edad los que menor porcentaje presentan en cuanto al recorrido a pie, a más de treinta puntos de diferencia, con un 68,4%. No obs-tante, son tres de cada diez de estos últimos los que peregrinaron en bicicleta, mientras que los datos menores corresponden, en este caso, al 12,2% de los de 16 a 20 años y a los mayores de 60 años, de los cuales ninguno pedaleó hacia Santiago [Tabla 5.1.24].

Asimismo, según el medio de locomoción usado por unos y otras en su primera peregrinación existen grandes diferencias, pues de cada diez mujeres, nueve lo hicieron andando (89,5%) y sólo una de ellas (10,5%) pedaleando, mientras que tres cuartas partes de los varones (77%) lo recorrieron caminando y uno de cada cuatro lo hizo en bicicleta (23%) [Tabla 5.1.25].

3.3.2.- Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en el año 2003 y motivo de haberlo hecho en ese lugar en concreto

Se pretende determinar en qué lugar inicia el peregrino su recorrido por el Camino de Santiago, teniendo así una idea clara de cuáles son los principales

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256 Antonio Granero Gallegos

lugares, ya sea en España o en el resto de países de Europa. Pero, si interesan los lugares, también es importante establecer cuáles son los motivos que llevan a la población objeto de estudio a esos sitios determinados, estableciendo, ade-más, las diferencias significativas de éstas con respecto a otras variables.

3.3.2.1.- Lugar de inicio del recorrido en el año 2003

En lo que se refiere al inicio del recorrido de la peregrinación en esta oca-sión, se ha de destacar la gran cantidad de lugares que han servido como punto de partida, repartidos por la geografía española y europea: en concreto han sido ochenta y tres sitios distintos.

Entre todos ellos se va a reseñar los que presentan un mayor porcentaje y más adelante se describen los motivos que ha llevado a la población a comenzar en un determinado punto. Sarria, en Galicia, a ciento diez kilómetros de Santia-go, es la población donde comienzan más peregrinos su Camino hacia Compos-tela (11,8%). Con porcentajes muy cercanos a éste se encuentran varias pobla-ciones: se puede decir que uno de cada diez (10,7%) inicia su recorrido en Pon-ferrada (Castilla y León), que otro de cada diez (10,3%) lo hace en León (Castilla y León) y que otro 10,2% comienza en Roncesvalles (Navarra) a setecientos cin-cuenta kilómetros de Santiago. A tan sólo un punto de diferencia, con un 9,2%, se encuentra Saint Jean Pied de Port (Francia), último pueblo de Francia antes de cruzar los Pirineos en dirección a Navarra y a veinticinco kilómetros de Ron-cesvalles. Desde O’Cebreiro (Galicia) un 8% de los peregrinos inician su reco-rrido por el Camino, el mismo porcentaje que desde Astorga (Castilla y León). Otro lugar de Castilla y León, Burgos, es elegido por gran número de sujetos (5,6%) para salir hacia Santiago. Tanto Pamplona, en Navarra, como Villafranca del Bierzo, en Castilla y León, reflejan un porcentaje similar de 2,4%. Por lo que respecta a otros lugares, tanto Le Puy en Velay (Francia) como Valença do Minho (Portugal) presentan un 1,6% cada uno. Finalmente, un escaso 1,2% co-mienzan tanto en Triacastela (Galicia) como en Logroño (La Rioja). El resto de lugares, repartidos por las comunidades autónomas españolas que se verán a continuación y por distintos países europeos, presentan un porcentaje menor al uno por ciento [Tabla 5.2.1].

Al analizar los datos se comprueba que desde las CCAA de Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Galicia, La Rioja, Navarra y País Vasco, comienzan peregrinos de la población objeto de estudio su Camino hacia Santiago de Compostela, así como desde distintos paí-ses de Europa: Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia, Portugal y Suiza.

Centrando la atención en los lugares de España, y por comunidades au-tónomas, se ve cómo de cada diez peregrinos, cuatro inician en algún lugar de Castilla y León (39,9%), a dieciséis puntos de diferencia se halla Galicia, con un 24%, a continuación Navarra, desde donde sale un 13% de la población y, desde otras CCAA de España lo hacen un 5,8%. En cuanto a países europeos, Francia

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Antonio Granero Gallegos 257

destacaría con un 13,7% de salidas; porcentaje muy superior al resto, que sólo presentan un menor 3,6% [Tablas 5.2.2 y 5.2.3, figura 3.17].

Lugar de comienzo según edad de los peregrinos

El análisis de estas variables, en el que se observan diferencias significa-tivas desde el punto de vista estadístico, se desarrolla agrupando los distintos lugares de inicio en 2003 en CCAA españolas y países europeos [Tabla 5.2.4, figura 3.17].

Las mayores proporciones de comienzo de la peregrinación, en todos los grupos de edad, las presenta Castilla y León, pero va de un 48,4% (prácticamen-te la mitad de la población) de los que tienen entre 16 y 20 años, al 28,6% de los mayores de 60. Se observa que los porcentajes de esta CCAA van disminuyendo progresivamente a medida que se aumenta en edad.

Centrando la atención en los menores de la población, se nota que de ca-da diez peregrinos de 16 a 20 años, dos eligen como segunda opción de salida algún punto en Galicia (19,6%), uno la comunidad de Navarra (12,4%), otro sale desde Francia (11,1%) y por debajo del diez por ciento, los que inician desde otros países de Europa (5,9%) y también desde otras comunidades autónomas de España (2,6%).

Similares datos podemos encontrar en los que tienen entre 21 y 30 años, que eligen mayoritariamente (45,8%) Castilla y León para salir en peregrinación y un 21,9% lo hace desde Galicia. A continuación, un 14,2% inicia el recorrido desde Francia, un 12,6% desde Navarra y menor al cinco por ciento, los que comienzan desde otras CCAA de España (3,5%), así como desde otros países europeos (1,9%).

Los mismos lugares y parecidos porcentajes presentan los comprendidos entre 31 y 40 y entre 41 y 50 años: Castilla y León (34,9% y 34,6% respectiva-mente), Galicia (28,4% y 30,8%) y Navarra (14% y 13,2%). Del resto de lugares, sólo del grupo de 31 a 40 años un 13% destacable salen desde Francia.

Más de un tercio (37,3%) de los que tienen entre 51 y 60 años inicia en Castilla y León, dos de cada diez (21,6%) lo hace en Galicia y un 18,7 % en Fran-cia. No superan el diez por ciento el resto de comunidades españolas o países de Europa.

Entre los mayores de 60 años, cambia algo la estadística: más de la cuarta parte de los mismos inicia en Castilla y León (28,6%), un 22,2% en Francia y dos de cada diez (19%) lo hacen en Navarra, además de un destacable 17,2% que comienzan en Galicia.

Lugar inicio en el año 2003 según medio de locomoción utilizado

Existen diferencias significativas en cuanto al lugar en que la población objeto de estudio inicia la peregrinación (agrupado por CCAA y países euro-peos) según el medio de locomoción que ha utilizado, ya sea a pie o en bicicleta [Tablas 5.2.5, figura 3.17].

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Análisis y discusión de resultados

258 Antonio Granero Gallegos

Los lugares más destacados en los que la mayoría de los peregrinos que van andando empiezan el Camino y en los que las diferencias con respecto a los que comienzan en bicicleta resultan mayores, son: Castilla y León y Galicia. En la primera de estas comunidades autónomas, inician a pie más de cuatro de ca-da diez (42,1%), frente al menor 29,3% que empiezan pedaleando. En Galicia se acentúa esta diferencia a más de veintiocho unidades porcentuales, puesto que un 29% iniciaron caminando, mientras que prácticamente nadie lo hizo peda-leando (0,5%).

Reseñar también que desde Francia parten andando en peregrinación a Compostela un 13,1% de la población que lo hace en este medio, aunque la ma-yor proporción corresponda a aquéllos que van sobre dos ruedas con un 16,8%.

Se invierten las estadísticas en Navarra, que es desde donde comienzan más ciclistas hacia Santiago, un tercio (33,2%) de los mismos, frente a un 8,7% que presentan los que inician a pie desde este lugar.

Los datos de partida desde otras comunidades autónomas muestran que las diferencias para los que peregrinan pedaleando es significativamente supe-rior, un 15,8%, por un 3,7% de los que salen andando.

Lugar inicio según nacionalidad de los peregrinos

Las diferencias en cuanto a los lugares elegidos para iniciar el Camino según la nacionalidad de los distintos peregrinos de la población resultan muy significativas [Tablas 5.2.6, figura 3.17].

Según los datos estadísticos casi la mitad de los españoles deciden partir desde Castilla y León (47%), mientras que tres de cada diez lo hacen desde Ga-licia (31,9%) y sólo un 10,6% salen desde Navarra. El resto de categorías presen-tan porcentajes menores al siete por ciento.

Resultados muy distintos muestran los europeos, que deciden partir desde otros lugares. Es destacable que más de un tercio de los mismos sale des-de Francia (35,6%). Además, un cuarto de esta población (26,5%) comienza des-de Castilla y León, un 14,7% decide iniciar en Navarra y, uno de cada diez pro-viene desde otros países europeos (10,8%), mientras que otro decide partir des-de Galicia (9,2%).

Nuevamente se hallan grandes diferencias en cuanto a los peregrinos de otros países del mundo, pues el mayor porcentaje corresponde a Castilla y León, desde donde inician más de tres de cada diez (31,1%). La segunda opción más numerosa es Navarra, desde donde comienzan el Camino más de un cuar-to de esta población (27%). Un importante porcentaje presentan los que empie-zan en Francia (20,3%) y, finalmente, por encima del diez por ciento también se encuentran los que partieron de algún lugar de Galicia (13,5%).

Como vemos, prácticamente la mitad (47%) de los peregrinos españoles prefieren Castilla y León para iniciar su peregrinación a Santiago, mientras que los europeos comienzan principalmente desde Francia (35,6%) y prácticamente

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 259

un tercio (31,1%) de los del resto del mundo prefieren también Castilla y León, aunque un importante 27% elige Navarra.

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

Lugar salida 2003

Figura 3.17.- Lugar de inicio de la peregrinación en el año 2003, por CCAA y países. Distribución según edad, medio de locomoción y nacionalidad.

Castilla y León

Galicia

Francia

Navarra

Otras CCAA

Otros países deEuropa

0%

10%

20%

30%

40%

50%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 60

0%

10%

20%

30%

40%

50%

A pie En bicicleta

Castilla y León

Galicia

Francia

Navarra

Otras CCAA

Otros países de Europa

0%

10%

20%

30%

40%

50%

Españoles Europeos Resto mundo

3.3.2.2.- Motivos de inicio en un lugar concreto

Tras los principales lugares de inicio de la peregrinación de la población, se analizan los motivos por los cuales eligieron uno u otro sitio para hacerlo. En esta pregunta abierta se podían contestar hasta tres razones diferentes. Nueve de cada diez sujetos contestó exponiendo al menos un motivo (88,2%), mientras que uno de esos diez no contestó (11,8%); asimismo, un 20,6% expusieron dos motivos y un 2,7% hasta tres.

Uno de cada cuatro (23%) aduce como principal razón disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación y que por eso eligieron salir desde ese lu-gar. Un 15,1% expone que principalmente ha tenido en cuenta escoger un punto considerando la distancia como la más adecuada a sus características y/o posi-bilidades para llegar hasta Santiago, mientras que un 13,9% escoge un sitio que consideran tradicional de inicio de la peregrinación hacia Compostela. El re-sto de motivos serían: por conocer una parte importante de España (7,1%), por decisión y características del grupo (6,5%), por recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” (5,6%), por continuar el Camino desde donde lo dejó la vez anterior (4,9%), por cercanía a su domicilio (4,6%), por facilidad de comunicaciones (4,6%), por gusto personal o recomendación expresa de ese lu-gar concreto (4,2%), por hacer un Camino diferente (3,4%), por ser el primer pueblo gallego del Camino Francés (2,3%), por significado religioso y/o prome-sa (2,3%) y por ninguna razón en especial el 2,5% [Tablas 5.2.7, figura 3.18].

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Análisis y discusión de resultados

260 Antonio Granero Gallegos

Dos de cada diez (20,6%) de los que respondieron a esta pregunta expu-sieron dos motivos para salir desde ese punto en peregrinación. De entre ellos destaca que un cuarto de la población escoge el lugar por considerar que es la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Santiago (26,1%), mientras que un 16,5% lo hace por recorrer el mínimo de ki-lómetro para conseguir la “compostela” y un 15,6% aduce escoger un lugar tra-dicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago. Finalmente, un 10,6% lo hace por conocer una parte importante de España y el resto de motivos no su-peran el nueve por ciento de las respuestas [Tablas 5.2.8].

Muy pocos (2,7%) manifiestan tres motivos para elegir lugar de inicio. Destacar que un cuarto de los mismos (24,1%) lo escoge considerando que esta es la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Santiago y otro cuarto (24,1%) por recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela”. De cada diez, dos lo hacer por conocer una parte importante de España (20,7%) y uno por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta Santiago de Compostela (10,3%) [Tablas 5.2.9].

0% 5% 10% 15% 20% 25%

Figura 3.18.- Motivo principal para iniciar la peregrinación en un lugar concreto.

Disponer de poco tiempo Ser la distancia más adecuada a sus característicasLugar tradicional del inicio de la peregrinaciónConocer una parte importante de EspañaDecisión y características del grupoRecorrer mínimo km para conseguir la "compostela"Continuar el camino de la vez anteriorFacilidad de comunicaciones a ese lugarCercanía a su domicilioGusto personal o recomendación expresaHacer un Camino diferenteNinguna razón en especialSer el primer pueblo gallego del camino francésSignificado religioso y/o promesa

Motivos de comenzar el Camino en un lugar concreto según edad

Las diferencias en cuanto a comenzar en un lugar determinado, en rela-ción con la edad de los peregrinos de la población de estudio son muy significa-tivas al referirnos al principal - o primero - de los motivos expuestos, no siendo así respecto a los demás. Veamos las razones que mayores proporciones presen-tan los distintos grupos de edad. [Tabla 5.2.10, figura 3.19].

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Antonio Granero Gallegos 261

Entre 16 y 20 años, cabe destacar que más de dos de cada diez (22,7%) aducen escoger una distancia adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Santiago, como principal motivo para salir de un lugar deter-minado; un 18,4% afirma que lo hace por decisión y características del grupo; un 15,6% por no disponer del tiempo suficiente para dedicar a la peregrinación y por iniciar en un lugar tradicional un 12,1%.

Sin embargo, la tercera parte de los peregrinos de la población (33,1%) de entre 21 a 30 años sale de un lugar concreto por no disponer de tiempo suficien-te, más del doble de porcentaje del grupo de edad anterior respecto a este moti-vo. La distancia adecuada para llegar a Santiago tiene para éstos una menor importancia (14%) que para el anterior grupo de edad y un 12,5% eligen un lu-gar tradicional de comienzo de la peregrinación.

El grupo de 31 a 40 años presenta unos resultados estadísticos parecidos al grupo anterior, aunque ahora son el 27% los que aducen como razón no dis-poner de tiempo suficiente, para un 16,8% sería la distancia adecuada lo más importante y para un 13,8% salir desde un lugar tradicional de inicio.

Los porcentajes se reparten más entre los de 41 a 50 años: la causa princi-pal sigue siendo no disponer del tiempo suficiente, pero desciende hasta un 16,3%. Para un 13,7% empezar en un lugar tradicional es lo importante, para uno de cada diez (10,5%) es escoger un punto de distancia adecuada a sus ca-racterísticas y otro decide por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto (10,5%).

Entre los de 51 a 60 años cambia la prioridad y ahora, el mayor porcenta-je (18,2%) lo presentan aquéllos que inician desde un lugar que consideran tra-dicional de salida de la peregrinación. Salir desde un lugar apropiado, desde el punto de vista de la distancia, sigue siendo un aspecto muy importante para un 15,7% de esta población. En este caso, el motivo de tiempo disponible para pe-regrinar presenta un 12,4% y uno de cada diez peregrinos (10,7%) inician cerca de su domicilio.

Casi dos de cada diez personas (18,4%) de entre los mayores de 60 años eligen el lugar principalmente por no disponer de tiempo suficiente para llegar a Santiago. Iniciar desde un lugar tradicional la peregrinación a Santiago es lo más importante para un similar porcentaje de población de estas edades (17,4%).

Motivos de haber iniciado el Camino en un lugar concreto en el año 2003 según la variable sexo

Si bien no existe una diferencia significativa en cuanto a los lugares en los que tanto varones como mujeres comienzan su recorrido por el Camino de Santiago, nos llama la atención que sí existe diferencia en cuanto a los principa-les motivos que unas y otros tienen para empezarlo en un sitio determinado. Recordemos que el 88,2% exponen al menos una razón para hacerlo en dicho lugar.

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Análisis y discusión de resultados

262 Antonio Granero Gallegos

El motivo que mayor porcentaje de respuestas presenta es también el que mayor diferencia entre sexos muestra pues, mientras una de cada cuatro muje-res (25,3%) afirma que eligieron ese lugar de partida por disponer de poco tiem-po para la peregrinación, es uno de cada cinco hombres (21,4%) quien lo hace por la misma causa.

Recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” tam-bién presenta una diferencia significativa de tres con cuatro puntos, pues un 7,6% de mujeres lo escoge por esto, mientras que en los hombres representa sólo un 4,2%. La diferencia porcentual es la misma, un 3,4%, en cuanto a los que sa-len desde un lugar por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Santiago y a los que lo hacen por hacer un Ca-mino diferente, pero ahora son los hombres (16,5% y 4,8% respectivamente) los que presenta un mayor porcentaje mayor que ellas (13,1% y 1,4%). También son de reseñar las diferencias cuando la razón es por decisión y características del grupo en cuanto a mujeres (8,2%) respecto a varones (5,5%). Cuando es por ini-ciar la peregrinación hacia Santiago en un lugar tradicional, la diferencia es me-nor, pero ellos presentan un 15% y ellas un 12,3%.

El resto de motivos muestran menores diferencias e incluso en algunos el mismo porcentaje tanto en hombres como mujeres, como cuando se trata de iniciar en un lugar cercano al domicilio o por facilidad de comunicaciones hasta ese lugar (4,6%) [Tabla 5.2.11, figura 3.19].

Figura 3.19.- Distribución por edad, sexo y medio de locomoción, según el motivo principal para iniciar la peregrinación en un lugar concreto.

0%5%

10%15%20%25%30%35%

Varón Mujer

0%5%

10%15%20%25%30%35%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 60

0%5%

10%15%20%25%30%35%

A pie En bicicleta

Disponer de poco tiempo

Ser la distancia más adecuada a sus características

Lugar tradicional del inicio de la peregrinación

Conocer una parte importante de España

Decisión y características del grupo

Recorrer mínimo km para conseguir la “compostela”

Continuar el camino de la vez anterior

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Antonio Granero Gallegos 263

Motivos de comenzar el Camino en un lugar concreto en el año 2003 según medio de locomoción utilizado

Veamos a continuación las diferencias, significativas estadísticamente, en cuanto a los principales motivos de los que iniciaron andando el Camino frente a los que lo hicieron en bicicleta.

Por salir en peregrinación desde un lugar tradicional de comienzo del Camino es el motivo que mayor diferencias muestra, con más de once puntos a favor de los ciclistas, pues lo exponen como principal casi un cuarto de los mismos (23,4%), frente a un 12,2% de los que van a pie. Son, ahora, un cuarto de los que empiezan andando (24,2%) los que lo deciden a causa de disponer de poco tiempo para realizar la peregrinación, mientras que es motivo para el 16,6% de los que van en bicicleta. También se muestra una diferencia de seis puntos y medio a favor de los peregrinos a pie respecto a los ciclistas (un 16,2% frente a un 9,7%) por salir desde la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Compostela.

Por recorrer un mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” es una razón que sólo exponen los que peregrinan andando (6,6%), puesto que no lo aduce ninguno de los que lo hacen pedaleando. Algo similar ocurre cuando continúan el Camino donde lo dejaron la vez anterior, pues así lo hacen un 5,7% de los que recorren a pie, frente a un escaso 0,7% de los ciclistas [Tabla 5.2.12, figura 3.19].

Motivos de iniciar en un lugar concreto y nacionalidad

Se observa cómo los datos estadísticos muestran diferencias que son sig-nificativas en cuanto a los razones para comenzar la peregrinación a Santiago en un lugar concreto, según nacionalidades de los peregrinos, respecto al pri-mer motivo.

Los españoles exponen principalmente dos razones para escoger un lu-gar concreto de comienzo: casi un cuarto de los mismos lo hace por no disponer de tiempo suficiente para llegar hasta Santiago (23,9%) y un 17,6% por salir desde un punto cuya distancia sea la más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar a Compostela. En cambio los europeos presentan su mayor porcentaje, 23,7%, cuando se trata de comenzar desde un lugar tradicio-nal de inicio del Camino, aunque también para más de dos de cada diez (21,4%) no disponer del tiempo necesario para llegar a Santiago es una razón importan-te. A diferencia de los españoles, la distancia es lo más importante sólo para un 10,9% de los europeos.

Los peregrinos del resto del mundo coinciden en los motivos expuestos principalmente con los de Europa, si bien difieren las cifras: para un tercio de esta población (33,3%) iniciar en un lugar de tradición es lo más importante, así como también no disponer del tiempo necesario lo es para dos de cada diez de estos peregrinos (20%). Conocer una parte importante de España es también una razón principal para un 15% de esta población [Tabla 5.2.13].

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264 Antonio Granero Gallegos

3.3.3.- Programación y tiempo empleado en el Camino

Con este grupo de variables se va a conocer si los peregrinos tienen o no programada la etapa antes de iniciar el recorrido cada día y sabremos además, si llevan guías y/o mapas del Camino. Se tendrá información también de los porcentajes en cuanto a las horas de promedio de recorrido por etapa; para ello las respuestas están categorizadas en: menos de dos horas, de dos a cuatro horas, de cuatro a seis, de seis a ocho, de ocho a diez y más de diez horas al día. Finalmente se conocerá el número de jornadas que la población emplea en lle-gar hasta Santiago desde su lugar de inicio, ofreciendo estadísticamente una visión más global por semanas de recorrido. Asimismo, mediante el análisis de tablas de contingencia se va a diferenciar la relación de éstas con otras variables.

3.3.3.1.- Programación diaria de la etapa

La pregunta seis del cuestionario de llegada planteaba al peregrino si an-tes de salir cada día tenía o no programada esa etapa diaria. En este sentido, es destacable el hecho de que de cada diez peregrinos, ocho sí tenían programada la jornada o recorrido diario (81,4%), mientras que el resto (18,6%) responden que no a esta cuestión [Tabla 5.3.1, figura 3.20].

Recordemos, como ya se expuso anteriormente, que la mayoría de aque-llos que inician su camino en Roncesvalles afirma que parten con todas o con algunas etapas programadas y que sólo un cuarto (24,6%) de los mismos dicen salir sin haber previsto ningún día. Asimismo, también en los testimonios que aporta Valenzuela (2002) se observa cómo los cicloturistas planifican la etapa diariamente, bien la noche anterior o por la mañana, antes de partir.

Figura 3.20.- Programación diaria de la etapa o jornada del recorrido del Camino de Santiago.

SíNo

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Antonio Granero Gallegos 265

Programación diaria según la edad

Son los que superan los 50 años los que mayores porcentajes presentan de programación de la jornada, prácticamente nueve de cada diez peregrinos de los que tienen más de 60 años (87,3%) y de los comprendidos entre 51 a 60 (86,6%). Igualmente otros grupos de edad muestran elevados porcentajes, con resultados similares a los anteriores, como se puede observar, pues programan más de ocho de cada diez de los que tienen de 31 a 40 años (83,3%), de 41 a 50 (82,4%) y de 16 a 20 años (82,4%). Son los de 21 a 30 años los que menos pro-graman diariamente, tres cuartas partes de los mismos lo hacen (75,5%), una diferencia de más de doce unidades porcentuales respecto a los que más lo hacen; de tal manera que la cuarta parte de estos peregrinos de 21 a 30 años (24,5%) no tienen prevista la jornada durante el recorrido hasta Santiago [Tabla 5.3.2, figura 3.21].

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

Programación diaria de etapa

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

Programación diaria de etapa

Figura 3.21.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según la programación diaria de la etapa o jornada del recorrido del Camino de Santiago.

16 a 2021 a 3031 a 4041 a 5051 a 60> de 60

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

Programación diaria de etapa

A pieBicicleta

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

Programación diaria de etapa

VarónMujer

EspañolesEuropeosResto mundo

Programación diaria según el sexo

En este caso el nivel de significancia es muy alto, pues los resultados muestran una diferencia de casi once puntos; un 88,1% de las mujeres afirman que tienen programada cada etapa antes de salir cada día, frente al 77,2% de los varones. Así pues, casi más de un cuarto de los peregrinos varones (22,8%) no programan la jornada antes de iniciarla [Tabla 5.3.3, figura 3.21].

Programación diaria según el medio de locomoción

Más de ocho de cada diez peregrinos (83,7%) que recorren el Camino an-dando programan diariamente las etapas o jornadas, mientras que lo hacen sie-

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266 Antonio Granero Gallegos

te de cada diez (70,1%) de los que peregrinan en bicicleta; como vemos, más de trece puntos y medio a favor de los que van a pie [Tabla 5.3.4, figura 3.21].

Programación diaria según nacionalidad

Si tenemos en cuenta la nacionalidad de los que recorren el Camino de Santiago, las estadísticas muestran que son los peregrinos españoles, con un 87%, los que más previstas tienen las jornadas diariamente. A casi quince pun-tos de diferencia se hallan los siguientes, los europeos, de los que más siete de cada diez (72,5%) programan día a día, mientras que el resto de los mismos no lo hace (27,5%). Por otro lado, son dos terceras partes de los que provienen de otros países del mundo los que realizan una programación diaria del su reco-rrido (66,2%), mientras que otra tercera parte manifiesta no hacerlo (33,8%) [Ta-bla 5.3.5, figura 3.21].

3.3.3.2.- Guías/mapas del Camino de Santiago

En cuanto a la cuestión que hace referencia a llevar guías/mapas del Camino durante su peregrinación, las respuestas son parecidas al punto ante-rior, es decir, el 83,6% responden que sí, mientras que sólo el 16,4% no llevan este tipo de documentación durante el recorrido [Tabla 5.3.6, figura 3.22].

Son similares los porcentajes que presenta la población que inicia en Ron-cesvalles respecto a esta pregunta, puesto que el 85,7% de los sujetos dicen par-tir con guías y/o mapas del Camino, mientras que el 14,3% reconoce que no los lleva [Tabla 5.3.18].

También, según los datos aportados por Valenzuela (2002), los cicloturis-tas que recorren la ruta jacobea utilizan este tipo de documentación durante el itinerario.

Llevar guías/mapas según la edad

Observamos una gran diferencia, en función de la edad, respecto a llevar mapas y/o guías del Camino durante el recorrido de la peregrinación, pues el porcentaje en los más jóvenes es muy inferior a los mayores. A medida que au-mentan en años los grupos de edad, se incremente el porcentaje de respuestas afirmativas.

Así, de un 68,6% de los comprendidos entre 16 y 20 años que sí llevan guías y/o mapas pasamos a un 83,9% de los de 21 a 30 años, más de quince unidades porcentuales superior este porcentaje respecto a los más jóvenes. Si-gue aumentando entre los de 31 a 40 años donde alcanza el 86,5%, cercano al 87,4% de los de 41 a 50 años y al 87,3% de los de 51 a 60 años. A partir de los 61 años, son nueve de cada diez los peregrinos de la población (90,5%) los que lle-van mapas y/o guías durante el Camino [Tabla 5.3.7, figura 3.22].

Llevar guías y/o mapas según medio de locomoción

Aunque diariamente programan más los que van a pie, como hemos comprobado anteriormente, ahora son más de nueve de cada diez (91,8%) de

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Antonio Granero Gallegos 267

los ciclistas los que llevan guías y/o mapas del Camino durante el recorrido de la peregrinación, diez unidades porcentuales más que los que van caminando, que son ocho de cada diez (81,9%) [Tabla 5.3.8, figura 3.22].

Figura 3.22.- ¿Ha llevado guías y/o mapas del Camino de Santiago?. Distribución por edad y medio de locomoción.

SíNo

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

16 a 20 años21 a 30 años31 a 40 años41 a 50 años51 a 60 años> de 60 años

A pieEn bicicleta

3.3.3.3.- Horas de promedio de recorrido por etapas

Para contestar a esta cuestión se establecieron cinco categorías de res-puesta, de las cuales destaca que casi la mitad de la población de estudio (45,5%) emplea, de promedio, entre seis y ocho horas en recorrer la etapa de cada día. Siete puntos por debajo, con un 37,7%, la categoría de entre cuatro y seis horas. Ocho de cada diez peregrinos (83,2%) tardan entre cuatro y ocho horas diarias, ya sea andando, en bicicleta o caballo. Uno de cada diez peregri-nos (10,3%) emplea entre ocho y diez horas en cada jornada, más de diez horas están el 3,6% y por el contrario, el 2,8% estaría entre dos y cuatro horas [Tabla 5.3.9, figura 3.23].

También, en este sentido, Valenzuela (2002) aporta datos que hacen refe-rencia a las ocho horas de duración de las etapas de los ciclistas que recorren el Camino de Santiago.

Horas de recorrido diario según el sexo

Las diferencias resultan muy significativas, pero al analizar las distintas categorías de respuesta se comprueba que apenas si hay diferencias en cuanto a emplear de seis a ocho horas diarias (45,7% mujeres y 45,4% hombres), aunque es mayor el porcentaje de mujeres que emplean menos de seis horas diarias: un 42,7% por un 34,7% en varones si se trata de entre cuatro y seis horas, si bien la

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268 Antonio Granero Gallegos

diferencia es menor cuando son de dos a cuatro horas (3,7% y 2,3% respectiva-mente). Se invierten los porcentajes, mayor en hombres, cuando se emplean más de ocho horas: un 13,3% de ellos recorren entre ocho y diez horas diarias frente al 5,5% de mujeres y un 4,3% frente al 2,5% si recorren más de diez horas diarias [Tabla 5.3.10, figura 3.23].

Horas de promedio diario según el medio de locomoción

Son los que van pedaleando los que más horas dedican al día a recorrer el Camino, pues las diferencias a favor de los que van a pie se establecen en las categorías de menos de seis horas, destacando una gran diferencia a favor de los mismos cuando se trata de cuatro a seis horas de recorrido en cada jornada, un 40,1% frente a un 26,6% de los ciclistas. Éstos últimos presentan mayores porcentajes a partir de las seis horas, puesto que más de la mitad de la pobla-ción que hace la peregrinación en bicicleta pedalea de seis a ocho horas por eta-pa (51,6%), mientras que son un 44,3% de los que van caminando. También son superiores los promedios de los que van sobre dos ruedas en las categorías de ocho a diez y de más de diez horas [Tabla 5.3.11, figura 3.23].

Figura 3.23.- Horas de promedio de duración de las etapas. Distribución por sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Varón Mujer

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

A pie En bicicleta0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Españoles Europeos Resto mundo

De 6 a 8 horas

De 8 a 10 horasMás de 10 horas

De 2 a 4 horas

De 4 a 6 horas

Horas de recorrido al día según la nacionalidad

Vamos a analizar estas diferencias en función de las categorías que más las manifiestan estadísticamente según la nacionalidad de los peregrinos [Tabla 5.3.12, figura 3.23].

Así, en cuanto a un recorrido diario de cuatro a seis horas son los españo-les los que presentan un mayor porcentaje, con un 43,3%, mientras que no lle-

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 269

gan al treinta por ciento los datos referentes a los peregrinos de otros países del mundo y a los europeos (28,7% y 27,5% respectivamente).

Sin embargo, cuando se trata de peregrinar de seis ocho horas diarias, lo hacen más de la mitad de los que provienen del resto del mundo (54,1%), así como un 49,7% de los europeos, correspondiendo los datos más bajos en esta categoría a los españoles con un 42,7%.

La otra categoría de respuesta en la que se establece mayores diferencias es la de ocho a diez horas de recorrido al día, pues en este caso son más los pe-regrinos de Europa, con un 16%, aventajando en más de cinco puntos a los del resto del mundo (10,8%) y en más de ocho a los españoles (7,7%).

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

Figura 3.24.- Tiempo (en semanas) empleado en llegar a Santiago de Compostela.

1 semana2 semanas3 semanas4 semanas5 semanas6 semanas o más

3.3.3.4.- Tiempo empleado en llegar a Santiago de Compostela

En este punto, se va a destacar, por un lado, un número de jornadas con-cretas como más significativas y, por otro, se va a analizar por semanas de reco-rrido.

Aunque las respuestas dadas oscilan entre tres y ciento veinte días em-pleados, destacamos que de cada diez peregrinos, uno emplea cinco días y otro siete (10,1% y 9,6% respectivamente) en llegar a Santiago desde el lugar de su inicio del recorrido. Las otras categorías más destacables son: diez días (9,1%), seis (8,5%), doce (7,3%), ocho (6%), once (5,4%), nueve (5,3%), quince (3,4%) y treinta días (2,4%) [Tabla 5.3.13].

Si lo se analiza por semanas, comprobamos que un tercio (34,8%) de los peregrinos investigados recorre entre siete y catorce días y otro tercio (34,1%) emplea entre uno y siete días; tres semanas tarda uno de cada diez (11,5%), cin-

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Análisis y discusión de resultados

270 Antonio Granero Gallegos

co semanas el 8,3% de la población y cuatro, el 6,4%. El resto tarda de siete a diecisiete semanas, pero ninguna de estas categorías llega al uno por ciento [Ta-bla 5.3.14, figura 3.24].

Estos resultados están en la línea de los datos que se observan en el estu-dio de Valenzuela (2002) en referencia al tiempo empleado por los peregrinos en bicicleta en llegar hasta Santiago, puesto que éste es de hasta dos semanas de duración.

Tiempo empleado en recorrer el Camino según edad

En esta variable los resultados varían mucho en función de la edad. Para efectuar este análisis hay que tener en cuenta que se han agrupado los días que han tardado los distintos peregrinos de la población en semanas, teniendo así una visión más global desde el punto de vista temporal [Tablas 5.3.15].

Los más jóvenes de la población, de 16 a 20 años, presentan sus mayores porcentajes en una y dos semanas de peregrinación (36,45 y 38,5% respectiva-mente), descendiendo al 16,8% cuando se trata de tres semanas de recorrido. A partir de ahí no alcanzan el cinco por ciento en ninguna de las categorías o se-manas. La mayoría de esta población emplea diez días en llegar a Santiago (13,1%).

La población comprendida entre 21 y 30 años alarga más, en el tiempo, la duración del recorrido, pues un tercio de ésta (33,3%) peregrina durante una semana, mientras que cuatro de cada diez (39,5%) lo hacen durante dos sema-nas, uno de cada diez (10,9%) estaría tres semanas y hasta cuatro (5,8%) y cinco semanas (6,8%) de peregrinación con porcentajes superiores al cinco por ciento. Por días empleados, la mayor proporción se halla en cinco, con un 11,6% de la población.

Cuatro de cada diez peregrinos de la población (41,9%), de entre 31 a 40 años, no emplea más de una semana en el Camino, mientras que dos semanas estarían tres de cada diez (31,3%). Uno de cada diez (11,1%) tarda hasta cinco semanas en llegar a Compostela. Los que están tres y cuatro semanas no llegan al diez por ciento (6,1% y 6,6% respectivamente). Por días, un 15,8% de la po-blación está cinco días peregrinando.

Parecidos resultados se encuentran en la estadística de los que tienen de 41 a 50 años, pues un tercio de los mismos (35,1%) estaría una semana de reco-rrido y otro tercio (36,2%) dos semanas. Sólo uno de cada diez (11,5%) peregrina hasta tres, mientras que los que recorren el Camino durante cuatro (7,5%) y cin-co semanas (6,3%) no llegan al diez por ciento de la población. El mayor porcen-taje de este grupo de población emplea siete días hasta llegar a Santiago (13,1%).

Se alarga en el tiempo la peregrinación entre aquellos que tienen de 51 a 60 años. Más de un cuarto de la población recorre el Camino durante una (28,3%) o dos semanas (26%), un 18,1% estaría hasta tres semanas y un impor-

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Antonio Granero Gallegos 271

tante 11,8% peregrina durante cinco. En este caso los que están cuatro semanas alcanzan un 5,5%. Por días de recorrido, la cifra más alta se halla en siete, con un 11,2%.

A partir de 61 años desciende, respecto al resto de la población, el por-centaje de peregrinos que está una semana en el Camino (16,4%), mientras que tres de cada diez peregrinan durante dos semanas (29,5%), hasta cinco emplean dos de cada diez (19,7%), resultado muy superior al resto de la población (por ejemplo, entre los de 16 a 20 años supone el 2,1%) y un 11,5% tarda cuatro se-manas en llegar al final, a Compostela. Por días, mucho más repartido en este grupo de la población; el mayor porcentaje lo encontramos en quince días de recorrido, con un 8,6%.

Tiempo empleado en la peregrinación según medio de locomoción

Aunque prácticamente un tercio de los que van pie (33,9%) y otro de los que van en bicicleta (35,2%) peregrina durante una semana, se observan dife-rencias de más de diez unidades cuando se trata de estar dos semanas en el Camino, pues este es el tiempo que tardan el 43,6% de los ciclistas en llegar has-ta Compostela, por un 33,1% de los que van andando. También se observan di-ferencias, cuando se alarga la peregrinación a tres semanas, a favor de los que pedalean (17%), ya que sólo uno de cada diez (10,3%) de los que caminan tarda este tiempo.

En cambio, cuando se trata de cuatro, cinco, seis o más semanas, la dife-rencia es clara a favor de los que van a pie, que presentan un 7,3%, 9,7% y 5,5% respectivamente, pues prácticamente ninguno de los ciclistas alarga tanto su recorrido [Tablas 5.3.16].

Así pues, los que recorren la ruta en bicicleta tardan principalmente dos semanas en llegar a Santiago, no alargando el recorrido más de tres. Respecto a los que van a pie, dos terceras partes también tardan hasta dos semanas, pero es interesante resaltar que dos de cada diez (22,5%) alarga su peregrinación más de tres semanas.

Tiempo empleado en la peregrinación según la nacionalidad

Vamos a analizar los períodos temporales que presentan los mayores porcentajes, comprobando que existe una gran diferencia en cuanto al tiempo empleado en recorrer el Camino de Santiago según la nacionalidad de los pere-grinos [Tabla 5.3.17].

La gran mayoría de los españoles (82,6%) no están más de dos semanas peregrinando; así, de cada diez, cuatro emplean una semana (42,3%) y otros cuatro tardan dos (40,3%); solo un 9,1% estarían tres semanas.

Estas cifras varían mucho respecto a los demás peregrinos. Los europeos que emplean una semana apenas alcanzan el 19,7%, muy lejos de las estadísti-cas de los españoles para el mismo período temporal; los mismo ocurre con un cuarto de los mismos que emplean hasta dos semanas en el Camino (25%). Pero

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272 Antonio Granero Gallegos

ahora un 16,2% están tres, un 10,9% hasta cuatro, y un elevado 14,1% de esta población llega a cinco semanas de recorrido.

Los que provienen de otros países del mundo alargan más el tiempo que emplean en recorrer el Camino hasta Compostela, pues sólo un 17,8% de éstos emplea una semana, un cuarto de la población (24,7%) lo hace durante dos, un 15,1% está tres, un elevado 13,7% invierte hasta cuatro y un importante 21,9% peregrina durante cinco semanas; sólo el 4,2% de españoles emplea este tiempo.

3.3.4.- Características del medio de locomoción utilizado

En relación con estas variables, se va a conocer el tipo de calzado utiliza-do por aquellos peregrinos investigados que han recorrido el Camino a pie, así como el tipo de bicicleta de los que han hecho en este medio.

3.3.4.1.- Tipo de calzado utilizado

En un principio resulta interesante indicar que un porcentaje muy alto sólo usan un tipo de calzado en su recorrido (84,9%) y el resto, aparte del 0,1% que va descalzo, lo hace utilizando dos o más tipos de calzado (14,9%).

La mitad de los peregrinos de la población objeto de estudio que han efectuado su peregrinación andando han usado botas de montaña (53,2%), y uno de cada cuatro ha andado con zapatillas de deporte (27,9%), mientras que sólo el 3,8% ha utilizado sandalias, exclusivamente, a lo largo de su recorrido. Además, un 7,1% combina botas de montaña con sandalias, un 3,1% usa las za-patillas de deporte con las sandalias y un 2,8% utiliza las botas de montaña y las zapatillas de deporte. El 2,1% restante estaría dentro de la categoría de “otros”, donde encontramos los que han utilizado botas de montaña, zapatillas de de-porte y sandalias, así como los que han combinado las sandalias con andar des-calzo [Tabla 5.1.1, figura 3.25].

Los porcentajes referentes a la población que inicia el recorrido en Ronce-savalles muestran que, también en este caso, un 83,8% de los peregrinos inves-tigados piensa utilizar un solo tipo de calzado a lo largo de la ruta. De igual manera, la mayoría (53,8%) va a andar con botas de montaña, coincidiendo el porcentaje, prácticamente, con el de la población que llega a Santiago. Sin em-bargo, disminuye la proporción de caminantes que va a usar solamente las za-patillas de deporte (22,2%), mientras que, aumenta el número de los que van a caminar con sandalias (6,3%). El resto de porcentajes, de los que combinan dis-tintos tipos de calzado o van descalzos, son muy similares.

3.3.4.2.- Tipo de bicicleta utilizada

Tres son las categorías en las que agrupamos las distintas respuestas da-das por la población. Predomina ampliamente la población que usa la bicicleta de montaña (BTT) en su recorrido (72,3%), mientras que dos de cada diez (22,3%) utiliza la de cicloturismo (mixta); finalmente sólo un 5,4% de la pobla-ción lo ha hecho en bicicleta de carretera [Tabla 5.4.2, figura 3.25].

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Antonio Granero Gallegos 273

Al contrastar estos datos con los resultados referentes a la población que inicia el itinerario en el pirineo navarro, se comprueba que son más los que par-ten desde Roncesvalles con bicicleta de montaña, ascendiendo la proporción hasta el 79,6%. Asimismo, desciende el número de los que piensan utilizar la de cicloturismo o mixta hasta el 13,2% y es ligeramente superior el porcentaje de los que van a pedalear en bicicleta de carretera.

De igual manera, según el estudio de Valenzuela (2002), la bicicleta de montaña es la utilizada habitualmente por los que realizan ciclotur de aventura, así como por aquellos entrevistados para su trabajo que recorrieron el Camino de Santiago.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Calzado utilizado a pie

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

Bicicleta utilizada

Figura 3.25.- Tipo de calzado y de bicicleta utilizada, según el medio de locomoción en que ha recorrido el Camino de Santiago.

Botas de montaña

Zapatillas de deporte

Botas montaña + sandalias

Sandalias

Zapatillas deporte + sandalias

Botas montaña + zapatillas deporte

Otros

Descalzo

De montaña

Cicloturismo (mixta)

De carretera

3.3.4.3.- Medio de locomoción utilizado en función de la edad, sexo y nacionalidad

Se analiza a continuación el tipo de calzado utilizado por aquéllos que han peregrinado a pie y el tipo de bicicleta usada por aquéllos que han recorri-do el itinerario jacobeo pedaleando, examinando las diferencias significativas que se establecen entre estas variables y la edad, sexo y nacionalidad de los pe-regrinos investigados.

Características del medio de locomoción utilizado según la edad

Respecto al medio de locomoción y sus características, existen diferencias estadísticamente significativas tanto al referirnos al tipo de calzado, como al tipo de bicicleta manejada por los distintos grupos de edad.

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274 Antonio Granero Gallegos

Referente al tipo de calzado utilizado, indicar que entre los más jóvenes -de 16 a 20 años– las zapatillas de deporte presentan el mayor porcentaje, aun-que similar al de las botas de montaña. Se puede decir que de cada diez jóvenes peregrinos, cuatro andan el Camino con zapatillas (40,3%) y que otros cuatro lo hacen con botas (39,5%); además, un 7,3% de estos sujetos combinan las zapati-llas con las sandalias en su recorrido.

Parecidos estadísticos se observan entre los de 21 a 30 años, de 31 a 40 y de 41 a 50, pues más de la mitad de los peregrinos de estas edades utilizan las botas de montaña –que son en este caso las más usadas- para caminar (54,8%, 56,8% y 50,3% respectivamente), mientras que se reducen los porcentajes en relación con los que caminan con zapatillas de deporte hacia Compostela: 28%, 25,6% y 29,5%. Del resto de calzados sólo es destacable que uno de cada diez de 41 a 50 años combina las botas de montaña con las sandalias.

Los comprendidos entre 51 y 60 años son los que mayor porcentaje de utilización de botas de montaña presentan en su marchar, más de seis de cada diez (61,9%), descendiendo considerablemente a un 18,6% el uso de zapatillas de deporte, siendo la menor proporción entre los distintos grupos de edad res-pecto a este tipo de calzado, más de veinte unidades porcentuales menos que los más jóvenes que sí usaban las zapatillas preferentemente. En cuanto al resto de calzado sólo podemos destacar que un 9,3% utiliza también las botas de montaña y las sandalias.

Más de la mitad de los mayores de 60 años caminan con botas de monta-ña (54,5%), y sólo dos de cada diez recorren el camino con zapatillas de deporte (21,8%). Este grupo de edad presenta, además, las mayores cifras de utilización de sandalias (7,3%) y de botas de montaña y zapatillas de deporte combinadas (5,5%) [Tabla 5.4.3].

En cuanto al tipo de bicicleta, resaltar que la mayoría de los peregrinos entre 16 y 20 años que recorren el Camino en bicicleta lleva la de montaña (89,7%). Los de 21 a 30 años conducen el mismo tipo de bicicleta (de montaña) en el 86,4% de los casos, aunque entre estos últimos también uno de cada diez usa la de cicloturismo (10,2%). Estos dos grupos de edad apenas si pedalean por la ruta jacobea en bicicleta de carretera (3,4% en ambos casos).

De cada diez peregrinos comprendidos entre 31 y 40 años, ocho usan la de montaña o BTT (79,5%) y dos la de cicloturismo o mixta (20,5%). Se observa que entre los de esta edad ha ascendido al doble, respecto a los de 21 a 30, el porcentaje de los que conducen la bicicleta de cicloturismo por el Camino.

A medida que se aumenta en edad desciende considerablemente el por-centaje de peregrinación en bicicleta de montaña, pero aún entre los de 41 a 50 años sigue siendo la más utilizada por la mayoría de esta población (57,6%). Sigue ascendiendo el porcentaje de los que van en bicicleta de cicloturismo (27,3%), mientras que un 15,2%, el porcentaje más alto de todos los grupos de edad, peregrina en la de carretera.

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Antonio Granero Gallegos 275

A partir de los cincuenta años hay un gran cambio en cuanto al tipo de bicicleta usada para recorrer los caminos hasta Compostela. En el grupo de 51 a 60 años la de cicloturismo es la utilizada por la mayoría de la población (68,8%), pasando a conducir la de montaña un cuarto de la población (25%) y un escaso 6,3% la de carretera. Seis de cada diez de los comprendidos entre los mayores de 60 años (62,5%) pedalean en la de cicloturismo o mixta, mientras que des-ciende el porcentaje de los que van en bicicleta de montaña hasta un 25%; un 12,5% de los peregrinos de este grupo de edad prefieren la bicicleta de carretera [Tabla 5.4.4].

Características del medio de locomoción utilizado en función de la variable sexo

Mientras que no resulta destacable ninguno de los datos respecto al cal-zado utilizado por unas y otros, los resultados respecto a la bicicleta utilizada (no siendo estadísticamente significativos) muestran que las mujeres usan más la de carretera y de cicloturismo (5,8% y 29% respectivamente), siendo estos porcentajes menores en varones: 5,2% en bicicleta de carretera y 18,3% en la de cicloturismo; se observa pues, respecto a esta última, un contundente diez con siete por ciento a favor de las mujeres. Los datos se invierten al referirnos al otro tipo de bicicleta, pues los hombres utilizan más la de montaña (BTT), tres de cada cuatro (76,5%), frente a un porcentaje más de diez puntos inferior en mujeres, un 65,2% [Tabla 5.4.5].

Características del medio de locomoción utilizado según la naciona-lidad de origen de los peregrinos

Las diferencias son muy significativas en función de la nacionalidad, te-niendo en cuenta los españoles y los que proceden de otros países, tanto al refe-rirnos al tipo de calzado que han usado aquéllos que han peregrinado andando, como a los que lo han hecho en bicicleta.

Respecto al calzado, son los españoles los que más llevan las botas de montaña, más de la mitad (54,8%), para recorrer el camino hacia Santiago, mientras que tres de cada diez (30,7%) anda con zapatillas de deporte. También más de la mitad de los peregrinos de otra nacionalidad (52,4%) camina con bo-tas; si bien, el porcentaje desciende más de diez puntos, respecto a los españoles en cuanto a la utilización de zapatillas en su caminar (19,8%). No obstante, los que provienen de otros países son los que más peregrinan con sandalias, un 6,4%, frente al 2,3%, más del doble de la proporción que presentan los de origen español. Igualmente, los peregrinos del resto de naciones, son los que más com-binan botas con sandalias en su recorrido (12,8%), triplicando en cifras a los es-pañoles (3,9%) [Tabla 5.4.6].

Las diferencias se acentúan al referirnos al tipo de bicicleta en que han pedaleado por la ruta. Respecto a la de montaña (BTT), las estadísticas mues-tran treinta y tres unidades porcentuales entre los españoles, pues la gran ma-yoría de ellos (84,5%) la utilizan, y los que proceden de otras nacionalidades

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276 Antonio Granero Gallegos

(51,5%). Sin embargo, más de un tercio (36,8%) de la población estudiada de este colectivo recorre el Camino en bicicleta de cicloturismo –mixta-, práctica-mente triplicando en porcentaje a los ciclistas españoles que así lo hacen (13,8%). Además, un 11,8% de los del resto de países peregrina hasta Composte-la conduciendo la denominada bicicleta de carretera, mientras que entre los de España apenas la utilizan (1,7%) [Tabla 5.4.7].

3.3.4.4.- Ha recorrido el camino con vehículo de apoyo

Destacar, dentro de este punto, que el 88,9% de los peregrinos (nueve de cada diez de la población objeto de estudio) recorren el Camino de Santiago sin vehículo de apoyo, mientras que el restante 11,1% sí lo hacen con el mismo [Ta-bla 5.4.8, figura 3.26].

Si se comparan estos resultados con los que presentan los peregrinos que inician desde Roncesvalles el Camino de Santiago, se constata la tendencia de que nueve de cada diez recorre la ruta sin vehículo de apoyo, observándose en este caso que el porcentaje asciende al 93,6%, y que un menor número (6,4% entre la población que parte desde los Pirineos) sí lo hace con el refuerzo de este tipo de vehículo.

Figura 3.26.- Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo.

SíNo

Teniendo en cuenta aquéllos que llegan a Compostela y que han peregri-

nado con el apoyo de un vehículo, se comprueba que se establecen diferencias significativas en relación con las distintas variables sociodemográficas.

Un 13,9% de las mujeres llevan este apoyo a lo largo del itinerario, pre-sentando cuatro unidades porcentuales y media de diferencia respecto a los va-rones que peregrinan en estas condiciones (9,3%) [Tabla 5.4.9, figura 3.27].

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Antonio Granero Gallegos 277

Además, un tercio de los que utilizan vehículo de apoyo tienen entre 16 y 20 años (33,3%), mientras que a mucha diferencia proporcional, más de veinti-trés puntos, se sitúan los comprendidos entre 31 y 40 años con un 10,7% y un 9,9% los que tienen entre 41 y 50; ninguno del resto de grupos de edad supera el siete por ciento [Tabla 5.4.10, figura 3.27].

En función del medio de locomoción, se comprueba como estadística-mente son más los peregrinos en bicicleta quienes llevan algún vehículo de apoyo, un 17,9% de esta población, mientras que sólo uno de cada diez (9,6%) de los que van caminando lo hace de esta manera [Tabla 5.4.11, figura 3.27].

Por otro lado, son los europeos los que más utilizan este tipo de apoyo durante el recorrido, presentando un 17,6%, más del doble de los españoles, que no pasan del 8,3%. De los que proceden del resto de países del mundo tampoco llegan al diez por ciento (9,5%) los que reciben el apoyo de algún vehículo a lo largo de la peregrinación a Santiago [Tabla 5.4.12, figura 3.27].

Figura 3.27.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

Ha recorrido el Camino con vehículo de apoyo

16 a 2021 a 3031 a 4041 a 5051 a 60> de 60

0%2%4%6%8%

10%12%14%16%18%20%

VarónMujer

0%2%4%6%8%

10%12%14%16%18%20%

0%2%4%6%8%

10%12%14%16%18%20%

A pieBicicleta

EspañolesEuropeosResto mundo

3.3.5.- ¿Sólo o acompañado durante el recorrido?

Los resultados estadísticos respecto a la forma en que el peregrino reco-rre el Camino de Santiago muestran que el 83,7% de la población lo hace acom-pañado, mientras que el resto, un 16,3% afirman ir en solitario por la ruta hasta Santiago [Tabla 5.5.1, figura 3.28].

Estas cantidades varían con respecto a los que inician el itinerario en Roncesvalles, pues tres cuartas partes (74,7%) de éstos lo hacen acompañados, mientras que el 25,3% restante, en solitario. Por consiguiente, es mayor el nú-

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Análisis y discusión de resultados

278 Antonio Granero Gallegos

mero de personas que salen solas desde este emblemático lugar de los Pirineos, que el que llega de esta manera a Compostela [Tabla 5.5.22].

¿Solo o acompañado según la edad?

En referencia a los grupos de edad, se observa que los más jóvenes pre-sentan los mayores porcentajes en cuanto a ir acompañados durante la peregri-nación, pero a medida que se avanza en edad aumenta el número de peregrinos que recorren solos el Camino, existiendo una gran diferencia estadística a favor de los mayores de 60 años con respecto a los menores de esta edad.

Casi la totalidad de la población de entre 16 y 20 años va acompañada (94,8%) al igual que nueve de cada diez peregrinos de entre 21 y 30 (88,7%). Mayor diferencia existe respecto a los de 31 a 40 años, pues ahora de cada diez, dos peregrinan solos (20,9%) y ocho lo hacen acompañados (79,1%). Entre los de 41 a 50 años, el 84,1% van acompañados y el 15,9% solos. Datos bastantes simi-lares a los anteriores encontramos entre los de 51 a 60 (77,6% acompañados y 22,4% solos), pero a partir de los sesenta y un años hay un ascenso notable de los peregrinos que recorren solos el Camino, pues aunque seis de cada diez van acompañados (60,3%), un 39,7% los hacen solos; en este caso la diferencia res-pecto a los más jóvenes es superior a las treinta unidades porcentuales, doblan-do prácticamente a todos los demás en esta estadística [Tabla 5.5.2, figura 3.28].

¿Solo o acompañado según el sexo?

La diferencia en función de la variable sexo es muy alta, pues es signifi-cativamente mayor el porcentaje de hombres que recorren el Camino solos que el de mujeres. De cada diez hombres que hacen la peregrinación a Santiago, ocho van acompañados (80,1%) y dos recorren solos el Camino (19,9%), mien-tras que sólo una de cada diez mujeres (10,4%) lo hace sola y el resto, el 89,6%, van acompañadas [Tabla 5.5.3, figura 3.28].

¿Solo o acompañado según la nacionalidad?

Atendiendo a la variable de nacionalidad, se ha de indicar que las dife-rencias obtenidas son muy significativas, pues nueve de cada diez españoles (88,5%) van acompañados durante la ruta y sólo uno de esos diez va solo (11,5%); mientras que los peregrinos que proceden de otros países del resto del mundo presentan unas estadísticas muy distintas, ya que de cada diez de éstos: siete van acompañados (70,3%) y tres peregrinan en solitario hasta Compostela (29,7%). Respecto a los europeos, se ha de apuntar que también muestran gran-des diferencias respecto a los españoles, ya que tres cuartas partes de esta po-blación van en compañía de otros y solos, un cuarto de la misma [Tabla 5.5.4, figura 3.28].

3.3.5.1.- Número de componentes de los grupos

Destacar, en este sentido, que un tercio de la población objeto de estudio recorre el Camino de Santiago acompañado por otra persona (35,7%) y, como veremos en el siguiente punto, los que afirman que van acompañados por su

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 279

pareja constituyen un 18%. Los grupos de tres personas suponen un 15,6%, uno de cada diez (11,6%) va en grupos de cuatro y un 8,8% afirma que son cinco los que recorren juntos el Camino. De esta manera van decreciendo los porcentajes a medida que van aumentando los componentes de los grupos, hasta llegar al grupo más numeroso de ciento veintitrés personas. Como vemos, la mayoría, el 71,6%, va en grupo formado por menos de seis personas [Tabla 5.5.5].

SoloAcompañado

Figura 3.28.- Forma de recorrer el Camino de Santiago. Distribución por edad, sexo y nacionalidad.

0%

20%

40%

60%

80%

100%

Varón Mujer

0%

20%

40%

60%

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Españoles Europeos Resto mundo0%

20%

40%

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80%

100%

16 a 20años

21 a 30años

31 a 40años

41 a 50años

51 a 60años

> de 60años

Para el análisis de contingencia de esta variable, se agrupan los compo-nentes de los grupos en las siguientes categorías: dos personas (35,7%), de tres a cinco (35,9%), de seis a diez (14%), de once a quince (5%), de dieciséis a veinti-cinco (4,8%) y de más de veinticinco personas (4,6%). Se comprueba de esta manera cómo siete de cada diez peregrinos que llega a Santiago en compañía, forma parte de un grupo de menos de seis personas [Tabla 5.5.6, figura 3.29].

Estos resultados difieren, respecto a los expuestos, por la población obje-to de estudio de Roncesvalles, ya que prácticamente la mitad (48,2%) de los que inician desde este lugar van solamente en compañía de otra persona, ascen-diendo la proporción considerablemente en relación a los que llegan a Compos-tela. Por otro lado, desciende hasta el 30,8% el número de peregrinos que salen en grupos de tres a cinco componentes y hasta el 9,4% el porcentaje de los que forman parte de grupos de seis a diez. Finalmente, destacar que el grupo más numeroso que inicia en este punto de Navarra está formado por sesenta sujetos, muchos menos que el de más componentes de la otra población investigada [Tabla 5.5.23 y 5.5.24].

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Análisis y discusión de resultados

280 Antonio Granero Gallegos

Número de componentes de los grupos según la edad

Se observa cómo los más jóvenes de la población objeto de estudio (de 16 a 20 años) peregrinan en grupos numerosos: de seis a diez (23,8%), de dieciséis a veinticinco (17,7%) y de más de veinticinco personas (17%). Sin embargo, los de 21 a 30 años prefieren grupos reducidos: de tres a cinco (43,1%) y de dos per-sonas (30,8%).

A partir de los 31 y hasta los 40 años se prefiere recorrer la ruta acompa-ñado solamente por otro peregrino (39,9%) o grupos de tres a cinco componen-tes (37,5%) y sólo uno de cada diez (12,5%) va en grupos más numerosos, de seis a diez peregrinos. A partir de ahí desciende el porcentaje por debajo del seis por ciento.

Los comprendidos entre 41 y 60 años de edad presentan datos similares: casi la mitad de la población va acompañada únicamente por otra persona, en grupos de dos (47% los de 41 a 50 años y un 49,5% entre 51 a 60), o bien en gru-pos de tres a cinco componentes (38,4% los de 41 a 50 años y un 39,4% entre 51 y 60 años).

A partir de 61 años se acentúa más la preferencia por ir en grupos redu-cidos, pues la mayoría (60,5%) de la población de esta edad va acompañada sólo de otro peregrino y un 34,2% en grupos de tres a cinco personas [Tabla 5.5.7].

Número de componentes de los grupos según el sexo

Aunque las diferencias no son significativas, estadísticamente hablando, en cuanto al número de componentes de los grupos en función de la variable sexo, sí se van a destacar dos datos que se estiman interesantes, pues los varo-nes presentan un mayor porcentaje cuando se trata de ir en grupo de dos per-sonas, un 38,7%, frente a un 31,4% de mujeres, mientras que, cuando se trata de grupos de tres a cinco y de seis a diez componentes, ellas presentan una mayor proporción (37,5% y 15,6% respectivamente) que ellos (34,9% y 12,9% de forma respectiva) [Tabla 5.5.8].

Número de componentes de los grupos según medio de locomoción

Aunque no difieren los datos en lo que respecta a recorrer el Camino de Santiago solo o acompañado según el medio de locomoción utilizado, sí que lo hacen en cuanto al número de componentes que forman los distintos grupos de peregrinos, predominando el grupo de dos entre los ciclistas, pues así lo hace la mitad de esta población (50%) y sólo un tercio (32,7%) de los que van a pie

Cuando los grupos son de tres a cinco personas, la proporción es supe-rior entre los que van caminando, un 37,7%, frente a un 27,6% de los que van pedaleando. Si aumenta el número de componentes del grupo, entre seis y diez, de nuevo las cifras son más altas entre los que van a pie con un 15,1%, por un 9% de los ciclistas. Éstos últimos, sólo presentan un mayor porcentaje que los que van andando cuando el grupo es de dieciséis a veinticinco personas (un 8,3% por un 4%) [Tabla 5.5.9].

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 281

Como podemos observar a la vista de estos datos, las tres cuartas partes de los peregrinos que van en bicicleta peregrinan en grupos reducidos -de cinco o menos personas- mientras que un mayor porcentaje de los caminantes se re-parte entre los distintos grupos.

Número de componentes de los grupos según la nacionalidad

Los españoles prefieren peregrinar en grupos compuestos entre tres y cinco personas, pues así lo manifiesta un 38,4% de esta población, y una tercera parte de la misma (32,1%) prefiere hacerlo acompañada solamente por otra per-sona; finalmente, en grupos de seis a diez personas va un 17,4%.

Las cantidades cambian al referirnos a los europeos, pues cuatro de cada diez (41,5%) de estos peregrinos recorre el Camino de Santiago solo con otro –en grupos de dos– y son ahora tres de cada diez (31%) los que prefieren los gru-pos de tres a cinco y un 10,5% de esta población van agrupados de once a quin-ce personas.

Por otro lado, más de la mitad (52,9%) de aquéllos que vienen a peregri-nar desde otros países del mundo, lo hacen en grupos reducidos de dos perso-nas y tres de cada diez (29,4%) llega a Compostela en grupos de tres a cinco pe-regrinos [Tabla 5.5.10].

0%

10%

20%

30%

40%

Agrupados nº de componentes del grupo

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Otras relaciones0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Relación con los acompañantes

Figura 3.29.- Agrupados números de componentes del grupo. Relación que une a los componentes de los grupos.

2 personas3 a 5 personas6 a 10 personas11 a 15 personas16 a 25 personasMás 25 personas

Pareja

Familia

Amigos con queinició el CaminoAmigos hechosen el Camino

ScootsColegioAsociaciónGr. organizadosCampamentoGrupo InternetCon perro

3.3.5.2.- Relación que une los componentes de los grupos

A la vista de estos datos, resulta de gran interés comprobar qué tipo de relaciones unen a aquellos peregrinos que afirman ir acompañados.

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282 Antonio Granero Gallegos

Cabe destacar que la mitad de ellos llegan a Santiago con amigos con los que inició el Camino (50,1%), dos de cada diez va acompañado por su pareja (18%), un 16,6% por familiares y un 12,7% por amigos que ha hecho en el Ca-mino. Finalmente, un porcentaje bastante menor de la población (6,1%), presen-ta a variados grupos de acompañantes, entre los que podemos citar a scouts, campamentos, colegios, asociaciones, grupos organizados, grupos formados por internet, e incluso un 0,1% de la población afirma ir acompañado por su perro [Tabla 5.5.11, figura 3.29].

Al contrastar los datos expuestos con los presentados por los peregrinos investigados que parten desde Roncesvalles, se comprueba que es menor, en este caso, el número de aquéllos que inician con amigos (38,4%) el itinerario jacobeo; sin embargo, es mayor el porcentaje de los que comienzan con su pare-ja (22,5%) el recorrido desde este lugar. El resto de proporciones es similar al descrito anteriormente para la población objeto de estudio que llega a Santiago de Compostela.

3.3.5.2.1.- Relación que une a los componentes de los grupos según edad de los peregrinos

Los resultados obtenidos son estadísticamente muy significativos, indi-cando la variabilidad en las relaciones establecidas entre los peregrinos de la población objeto de estudio en función de la edad.

En pareja

Se hace referencia aquí a quienes han recorrido la ruta junto con su pare-ja emocional o sentimental, independientemente de que hayan ido o no acom-pañados de otros peregrinos.

Estadísticamente existen diferencias de más de veinte puntos entre el grupo de edad que más peregrina con su pareja y el grupo que menos lo hace. En este sentido, más de un cuarto de la población de los comprendidos entre 41 y 60 años recorren el Camino con su pareja (26,1% los de 41 a 50 años y un 25,8% entre 51 y 60 años), mientras que sólo lo hacen el 4,6% de los que tienen entre 16 y 20. El porcentaje en el resto de grupos es el siguiente: un 18,6% los de 31 a 40, un 17,5% de los que tienen más de 60 años y un 16,1% los de 21 a 30 años [Tabla 5.5.12].

Con familiares

Existen significativas diferencias respecto a esta variable según la edad. Los de menor edad de la población de estudio, de 16 a 20 años, son los que re-corren el Camino en menor porcentaje con familiares (8,5%), mientras que un cuarto de la población a partir 41 años peregrina acompañada de familiares (25,3% los de 41 a 50 años, 24,6% los de 51 a 60 años y 25,4% los mayores de 60 años). Finalmente, también lo hace un 14% de los que tienen entre 31 y 40 años y más de uno de cada diez (11,9%) de los comprendidos entre 21 y 30 años [Ta-bla 5.5.13].

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Antonio Granero Gallegos 283

Con amigos con los que inició el Camino

También en este caso las diferencias porcentuales son muy altas, pues llegan a ser de más de cincuenta puntos entre algunos grupos. Son ahora los menores en edad, de 16 a 20 años, los que mayor cantidad presentan, pues prác-ticamente las tres cuartas partes de esta población (73,9%) recorre la peregrina-ción con amigos con los que la inició. Según avanzamos en edad estas propor-ciones descienden de forma progresiva hasta el 19% que presentan los mayores de 60 años. En cuanto al resto de grupos de edad los datos son los siguientes: un 63,2% los que tienen entre 21 a 30 años, un 45,1% los de 31 a 40, un 37,4% los de 41 a 50 y un tercio de la población (32,8%) de los de 51 a 60 años [Tabla 5.5.14].

Con amigos que ha hecho en el Camino

Aunque no resulte significativo desde el punto de vista estadístico, indi-car, en este sentido, que los de 21 a 30 años son los que llegan a Santiago de Compostela con más amigos hechos a lo largo del recorrido de la peregrinación: presentan un 17,4%, cinco puntos y medio o más de diferencia respecto a los demás grupos de edad [Tabla 5.5.15].

3.3.5.2.2.- Relación que une a los componentes de los grupos según na-cionalidad

En relación con la nacionalidad, se encuentran diferencias significativas en cuanto a la variable de amigos con los que inició el Camino, pues más de la mitad de los peregrinos españoles lo hace así (55,4%), mientras que sólo un ter-cio (33,8%) de la población de los que proceden del resto del mundo y un 42,5% de europeos comienza el recorrido con amigos. Se puede observar, por tanto, que la diferencia entre el mayor y menor porcentaje es superior a las veinte uni-dades [Tabla 5.5.16].

3.3.5.3.- Diario personal y/o grupal

A la cuestión referente a la elaboración de un diario o anecdotario perso-nal del Camino, la respuesta es negativa por parte de seis de cada diez peregri-nos de la población (59,3%), mientras que cuatro de cada diez (40,7%) sí afirman realizarlo. En cuanto al diario/anecdotario de grupo, sólo el 16,7% reconoce haberlo hecho, frente al mayoritario 83,3% que se manifiesta negativamente [Tabla 5.5.17, figura 3.30].

Estos datos, aunque inferiores, están en consonancia con los que se ob-servan referentes a la población que inicia desde Roncesvalles la ruta, pues el 45,2% de los mismos piensa elaborar un diario durante el recorrido del Camino, mientras que el 14,2% asegura que lo va a hacer a nivel grupal [Tabla 5.5.26].

Elaboración de un diario personal según edad

Existe una gran diferencia en cuanto a los resultados que presentan los distintos grupos de edad, pues son los de mayores de la población objeto de estudio, a partir de 61 años, los que más altos porcentajes de elaboración de un

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284 Antonio Granero Gallegos

diario personal presentan (55,6%), siendo los de menor edad los representados por un tanto por ciento más bajo (27,4%), habiendo, por tanto, más de treinta puntos entre un grupo y otro. Asimismo, resulta importante reseñar que la ma-yoría (51,5%) de la población entre 51 a 60 años elabora un diario personal. También un 41,8% de los que tienen de 31 a 40 lo hace, al igual que más de un tercio (36,8%) de los comprendidos entre 21 y 30 años [Tablas 5.5.18, figuras 3.30 y 3.31].

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Figura 3.30.- Elaboración de un diario personal. Distribución por edad, sexo y nacionalidad.

SíNo

VarónMujer

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%16 a 2021 a 3031 a 4041 a 5051 a 60> de 60

EspañolesEuropeosResto mundo

Elaboración de un diario personal según sexo

En este caso más de seis puntos porcentuales, diferencia significativa, se-paran a las mujeres que elaboran un diario personal (44,7%) respecto a los va-rones que también lo hacen (55,3%) [Tabla 5.5.19, figura 3.30].

Elaboración de un diario personal según nacionalidad

Los datos arrojan una gran diferencia entre los peregrinos que proceden de Europa y los de otros países del mundo, respecto a los de España. Práctica-mente la mitad de la población de aquellos (49,3% los primeros y 52,7% los se-gundos) elabora un diario, mientras que lo hace poco más de un tercio (35,5%) de la población de españoles [Tabla 5.5.20, figura 3.30].

Elaboración de un diario grupal según edad

Se invierten los datos al referirnos al diario grupal respecto a los del dia-rio personal, pues ahora son los comprendidos entre 16 y 20 años los que más elaboran este tipo de diario (32%). Los porcentajes decrecen a medida que se

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Antonio Granero Gallegos 285

avanza en edad, estando por debajo del diez por ciento a partir de los 51 años. El resto de grupos presenta los siguientes datos: de 21 a 30 años un 17,1%, los que tienen de 31 a 40 años un 18,1% y los de 41 a 50 años un 11% [Tabla 5.5.21, figura 3.31].

Figura 3.31.- Elaboración de un diario grupal. Distribución por edad.0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

16 a 20 años21 a 30 años31 a 40 años41 a 50 años51 a 60 añosMayor de 60 años

SíNo

3.3.6.- Alojamientos utilizados durante el recorrido

Se analizan, a continuación, cuáles son los grados de utilización de los distintos alojamientos que se pueden encontrar en el Camino de Santiago, tales como los albergues públicos, en los que el pago por pasar la noche es simbólico o gratuito; los albergues privados, de parecidas características a los anteriores pero en los que el pago es obligado; la parroquia/iglesia, que suele ser un re-curso que algunos municipios ofrecen al peregrino más necesitado cuando los otros alojamientos públicos están completos; la acampada libre, que se suele utilizar como recurso por aquéllos que llevan consigo tiendas de campaña; el camping, similar al anterior pero con pago por uso de las instalaciones; la pen-sión/hostal/hotel, recurso para algunos peregrinos y el polideportivo, que también es una instalación que ofrecen algunos municipios cuando se llenan los albergues públicos y quieren acoger a más peregrinos para pasar la noche. Las categorías de respuesta son: todos los días, bastantes días, pocos días y ningún día; estas cuatro categoría se han agrupado, además, para facilitar el análisis de contingencia, en dos: con mucha frecuencia de utilización) todos y bastantes días) y con poca frecuencia (pocos o ningún día) [Tablas 5.6.1, 5.6.2, figura 3.32].

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286 Antonio Granero Gallegos

Albergue público

Según esta variable, se hallan las siguientes respuestas. Tres de cada diez (31,2%) duermen en albergue público todos los días, mientras que la mitad de los peregrinos lo utilizan bastantes días (49,6%), los que lo hacen pocos días re-presentan un 13% y un 6,2% los que no lo usan ningún día. Así pues, ocho de cada diez usan el albergue público con mucha frecuencia.

Albergue privado

Por otro lado, según los resultados estadísticos, estos alojamientos no son utilizados ningún día por dos tercios de la población (64%), uno de cada cuatro (27,4%) lo hace pocos días y solamente un 8,1% duermen bastantes días en estos albergues; mientras que es muy bajo el porcentaje (0,5%) de los que pernoctan todos los días en los mismos. Apenas un 8,6% duerme con mucha frecuencia en estos alojamientos a lo largo de la ruta.

Parroquia / Iglesia

En este caso la mayoría (86%) está representada por los que no pasan la noche nunca en este tipo de alojamiento, sólo lo hace un 8,8% pocos días, un 4,5% bastantes y un escaso 0,7% todos los días.

Acampada libre

En relación con esta variable, son nueve de cada diez peregrinos los que no hacen acampada libre ningún día (90,9%), pocos un 6,3%, bastantes noches un 2,6% y un minoritario 0,2% todos los días.

Camping

Estos datos son muy similares a los anteriores, pues el 91,8% no pernoc-tan en ningún caso en un camping, el 4,7% lo hacen pocos días durante el reco-rrido y un escaso 0,1% todos los días.

Pensión / Hostal / Hotel

Unos dos tercios (63,7%) de la población no pernoctan ninguna jornada en este tipo de alojamientos, sí lo hace pocos días uno de cada cuatro peregrinos de la población (24,4%), bastantes jornadas uno de cada diez (9,5%) y minorita-riamente, un 2,5%, todos los días. Es interesante destacar que más de uno de cada diez (11,2%) duerme con mucha frecuencia en estos hospedajes, siendo, el segundo en porcentaje de utilización con esta asiduidad tras el albergue público

Polideportivo

Sólo uno de cada diez peregrinos usa el polideportivo como alojamiento, de los que el 3,5% duermen pocos días, un 4,4% bastante, y sólo un 1% lo utiliza durante todo su recorrido.

Otros alojamientos

En este punto se ha de destacar que en contadas ocasiones son utilizadas las casas particulares, la pernocta al aire libre, albergue juvenil y casa del pueblo

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 287

como recurso: porcentualmente ni siquiera llegan al uno por ciento los datos referentes a la categoría de pocos días, en los más utilizados de estos alojamien-tos para pernoctar.

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Figura 3.32.- Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Distribución por edad, medio de locomoción y nacionalidad.

Albergue públicoPensión/Hostal/HotelAlbergue privadoPolideportivoParroquia/IglesiaCampingAcampada libreCasas particularesAire libre

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

A pie En bicicleta

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

14%

Españoles Europeos Resto mundo

Albergue públicoAlbergue privadoPensión/Hostal/Hotel

Polideportivo

Parroquia/IglesiaCampingAcampada libre

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

16-20 21-30 31-40 41-50 51-60 > de 60

Varían algunas cifras respecto a los alojamientos que piensan utilizar cuando los peregrinos inician la ruta en Roncesvalles. En este caso, son más los que tienen intención de dormir en los albergues públicos con mucha frecuencia (86%): cuatro de cada diez (40,9%) piensan hacerlo todos los días, descendiendo ligeramente el porcentaje de los que lo pretenden utilizarlo bastantes días (45,1%). Aumenta el número de los que van a pernoctar en albergues privados hasta el 15,4%, doblando prácticamente al que presenta la población de Santia-go; también, en el momento de partir, son más personas las que piensan dormir frecuentemente, tanto en parroquias/iglesias, como hacer acampada libre o pa-sar la noche en un camping. Por otro lado, cuando se trata del polideportivo (0,5%) (en el que prácticamente nadie tiene intención de pasar ninguna noche al partir desde Roncesvalles) y sobre todo, de la pensión/hostal/hotel (que en la llegada ostenta el segundo lugar en porcentaje), disminuye la cantidad de pere-grinos que piensan utilizarlos asiduamente. [Tabla 5.6.6 y 5.6.7].

Como se puede comprobar, dado el gran número de albergues, refugios y hospitales que jalonan la ruta jacobea desde Roncesvalles hasta Santiago -más de cien formas de hospedaje, tanto parroquiales, como municipales o privados, según Bravo (1998), Imaz et al. (2004) y VV.AA. (2002)-, éstos son los alojamien-tos más utilizados por los peregrinos que recorren el Camino. Diferentes son los

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Análisis y discusión de resultados

288 Antonio Granero Gallegos

datos que aporta la Diputación Provincial de Huesca (2003) en el caso del cam-ping (17%), que es mucho más utilizado para pernoctar por los senderistas.

3.3.6.1.- Alojamientos utilizados según la edad

Se analizan ahora las diferencias significativas, desde el punto de vista estadístico, en cuanto a la utilización de los alojamientos descritos anteriormen-te según la edad de los peregrinos de la población [Tabla 5.6.3, figura 3.32].

Albergue público

Estos alojamientos son los que mayor frecuencia de utilización presentan por la población para pasar la noche, aunque existen diferencias según la edad: casi nueve de cada diez peregrinos de 21 a 30 años (89%) duerme en ellos con mucha frecuencia, al igual que el 84,1% de los mayores de 60 años, también más de ocho de cada diez peregrinos de entre 51 y 60 años (83,6%); los comprendi-dos entre 31 y 40 años sólo tres con cinco unidades porcentuales por debajo (79,1%), casi tres cuartas partes de los peregrinos de entre 16 y 20 años (73,9%) y siete de cada diez de los que tienen entre 41 y 50 años (71,4%) que también lo utilizan con mucha frecuencia. El resto de la población de estas edades apenas si lo usa para pernoctar.

Albergue privado

También en este caso se observan grandes diferencias en cuanto a la fre-cuencia de utilización por parte de la población de estudio. Con mucha frecuen-cia duermen en albergue privado dos de cada diez peregrinos (19%) mayores de 60 años, un 15,7% de los que tienen entre 51 y 60 años y un 10,4% los de 41 a 50 años. Así pues, los comprendidos entre 16 y 40 años son los que presentan ma-yores porcentajes de uso con poca frecuencia, por encima del noventa por ciento y alcanzando el 98,7% en el caso de los que tienen entre 16 y 20 años.

Pensión/Hostal/Hotel

Los que más altos porcentajes de utilización, con mucha frecuencia, de este tipo de alojamientos, son los mayores de 41 años: los de 41 a 50 presentan un 23,1%, los de 51 a 60 años un 22,4% y un 17,5% los mayores de 60. Por otro lado, casi la totalidad de la población (96,1%) comprendida entre 16 y 30 años afirma pernoctar con poca frecuencia, al igual que un 88,4% de los que tienen entre 31 y 40 años.

Polideportivo

En esta instalación duermen con mucha frecuencia los más jóvenes, de 16 a 20 años, con un 19,6%. El resto de edades afirma usarla con poca frecuencia en porcentajes superiores al noventa y cinco por ciento.

3.3.6.2.- Alojamientos utilizados según el medio de locomoción

En lo referente a las diferencias de frecuencias en cuanto a utilización de los distintos alojamientos en función del medio de locomoción en que se ha re-

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Antonio Granero Gallegos 289

corrido el Camino, se observa que son significativas en los albergues públicos, campings y polideportivos; aunque no son así en los demás, sí se van a destacar los datos que presentan las pensiones/hostales/hoteles [Tabla 5.6.4, figura 3.32].

Albergue público

Como se puede observar, a la vista de las estadísticas, los albergues pú-blicos son usados para pernoctar con mucha frecuencia por los peregrinos que van a pie, más de ocho de cada diez (83,5%), mientras que son dos tercios de los que recorren el Camino en bicicleta quienes los utilizan con esta misma frecuen-cia (67,9%); casi veinte unidades porcentuales de diferencia entre unos y otros. Así pues, este tipo de albergue es usado menos veces por los ciclistas para pasar la noche en su peregrinación.

Camping

Entre la población de estudio que se vale del camping con mayor fre-cuencia como un recurso para pernoctar durante el Camino, existe una gran diferencia a favor de los que van pedaleando, pues constituyen un 12,5% frente a un escaso 1,6% de los que van andando.

Polideportivo

Los resultados muestran cómo los que van caminando duermen más ve-ces en los polideportivos (6,4%) que los ciclistas, pues éstos apenas sin lo utili-zan frecuentemente (0,5%).

Pensión/Hostal/Hotel

Es de destacar (aunque las diferencias encontradas no sean estadística-mente significativas) que este tipo de alojamientos son usados con mayor fre-cuencia para descansar por los peregrinos en bicicleta (15,8%) que por los que van a pie (11,1%).

3.3.6.3.- Alojamientos utilizados según la nacionalidad

Se observan ahora las diferencias significativas según la nacionalidad de origen de los peregrinos en cuanto a la utilización de los siguientes alojamien-tos: albergue privado, parroquia/iglesia, acampada libre, camping y polidepor-tivo [Tabla 5.6.5, figura 3.32].

Albergue privado

Son los europeos los que más se acogen a este tipo de alojamiento con mucha frecuencia para pernoctar, pues presentan un 12,4%, mientras que tanto los españoles (7,1%) como los que proceden de otras partes del mundo (6,8%) muestran más de cinco puntos de diferencia respecto a aquéllos. Por consi-guiente, más de nueve de cada diez peregrinos españoles (92,9%) y otros tantos procedentes del resto del mundo (93,2%) usan con poca frecuencia el albergue privado para pasar la noche en su recorrido, mostrando, en este caso, los euro-peos un 87,6%.

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290 Antonio Granero Gallegos

Parroquia / Iglesia

También son los peregrinos de Europa los que con mayor frecuencia uti-lizan este tipo de alojamiento, un 11,1%, haciéndolo un 6,8% de los del resto de países y un escaso 2,4% de los españoles, que apenas si duermen en parroquia o iglesia (97,6%). Con poca frecuencia pernoctan en estos lugares la mayoría (93,2%) de los de otros países y un 88,9% de los europeos.

Acampada libre

Sólo una parte de los peregrinos de Europa (6,9%) pasan la noche en acampada libre muy frecuentemente en su recorrido por el Camino de Santiago, mientras que la práctica totalidad de los españoles (99,3%) utilizan este sistema con poca frecuencia, al igual que el 95,9% de los que proceden de otros países del mundo.

Camping

Muy parecidos a los datos anteriores presenta esta variable, pues de cada diez europeos, prácticamente uno (8,8%) utiliza el camping con mucha frecuen-cia y los otros nueve (91,2%) lo hacen poco asiduamente; mientras que la casi totalidad del resto apenas si lo utiliza: el 98,8% de españoles y el 97,2 de otros países.

Polideportivo

En este caso, son los españoles los que duermen en polideportivo con mayor frecuencia, un 7,2%, por un 92,8% que apenas lo usa. Por otro lado, son ahora la mayoría de los peregrinos de Europa (97,7%) y los del resto del mundo (98,6%) los que pasan la noche con poca frecuencia en este tipo de instalación.

3.3.7.- Medidas de prevención físicas utilizadas

En la presente investigación se solicitó a los peregrinos que indicaran, en la pregunta doce del “cuestionario-2”, aquellas medidas de prevención que habitualmente han utilizado durante las distintas jornadas de su recorrido. Los datos obtenidos reflejan que dos tercios de la población usan el botiquín habi-tualmente (64,4%), que la mitad lleva gafas de sol (51,8%) y que seis de cada diez peregrinos se pone crema de protección solar (60,4%). También es destaca-ble que el 46,5% utilice gorra y que el 31,2% se ponga sombrero; sumados estos porcentajes se obtiene que tres cuartas partes de la población se protege la cabe-za del sol (77,7%). Resulta interesante que tres de cada diez utilice vaselina habitualmente (31,2%), mientras que los porcentajes son muy inferiores en el resto de categorías: casco de bicicleta (13,2%), hombreras (3,7%), hielo en los pies (3,1%) y otras medidas (4,6%). En de esta última categoría las respuestas son: utilización de pañuelo en la cabeza, alcoholes y aceites naturales, lociones, cremas y polvos, rodilleras, taloneras y pulsómetro [Tablas 5.7.1, figura 3.33].

Si se comparan estos datos con los que presenta la población investigada en Roncesvalles, se observa que al inicio de la ruta son mayores los porcentajes

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 291

referentes a ciertas medidas de prevención. En este caso, siete de cada diez (69,4%) peregrinos afirma que llevan botiquín al comenzar el Camino, dos ter-cios (66,6%) de la población objeto de estudio piensa utilizar el protector solar, un 59,3% va a usar gafas de sol, más de la mitad (51,9%) tiene intención de lle-var gorra y cuatro de cada diez (38,3%), sombrero. El resto de medidas de pre-vención, a excepción de la vaselina que es más utilizada por los que llegan a Santiago, muestran similares cifras en la población de salida y en la de llegada [Tablas 5.7.7].

Valenzuela (2002) recoge, entre los testimonios de los cicloturistas que recorren el itinerario jacobeo, el uso del casco, del protector solar, de las gafas de sol, de los guantes y del botiquín, como parte de su equipo.

Asimismo, entre las medidas de prevención que en forma de consejos prácticos, recomiendan en sus trabajos para el recorrido del Camino de Santiago autores como Bravo (1998), Fernández Costas (2001), Imaz et al. (2004), Menco (2004), Reyes (2004a), Vázquez Gallego et al. (2004) y VV.AA. (2002), se encuen-tran: el equipamiento adecuado al medio de locomoción utilizado, botiquín, gorra o sombrero, protector solar, casco y guantes para aquéllos que van en bi-cicleta y gafas de sol.

Figura 3.33.- Medidas de prevención utilizadas durante el recorrido del Camino de Santiago.

0% 20% 40% 60% 80%

BotiquínProtector solarGafas de solGorraVaselinaSombreroCasco de biciHombrerasHielo en los pies

3.3.7.1.- Medidas de prevención según la edad

Solamente en el uso del sombrero y de la protección solar como medida de prevención se observan diferencias significativas, en función de la edad [Ta-bla 5.7.2, figura 3.34].

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292 Antonio Granero Gallegos

Sombrero

Se observa que es utilizado casi por la mitad de la población (47,6%) de los mayores de 60 años y por un 37,3% de los que tienen entre 51 y 60 años. Por el contrario, sólo lo utiliza un cuarto de la población de entre 16 y 20 años (24,2%), un 28,4% de los de 21 a 30 años y casi un tercio (32,9%) de los de 31 a 40 años. Como vemos, ésta es una medida más utilizada entre los peregrinos de mayor edad de la población.

Protector solar

También respecto a esta variable se observan grandes diferencias de uti-lización, que superan los veinticinco puntos porcentuales.

Utilizan el protector solar dos terceras partes de los que tienen de 21 a 30 y 31 a 40 años (67,4% y 66,5% respectivamente), la mayoría de los de 16 a 20 (58,2%) y de los de 51 a 60 años (57,5%), más de la mitad de los comprendidos entre 41 y 50 (53,3%) y una tercera parte (36,5%) de los que tienen más de 60 años de edad.

3.3.7.2.- Medidas de prevención según el sexo

Veamos cuáles son las diferencias más significativas respecto a las medi-das de prevención utilizadas durante el recorrido, según sexo. Como se puede observar todas ellas son a favor de las mujeres, desde el punto de vista porcen-tual [Tabla 5.7.3, figura 3.34].

Botiquín

Mientras que siete de cada diez mujeres (69,7%) utilizan el botiquín du-rante el recorrido del Camino de Santiago, sólo lo hacen seis de cada diez varo-nes (61,2%), con lo que la diferencia porcentual llega prácticamente a las diez unidades a favor de ellas.

Vaselina

Con una diferencia similar al uso del botiquín se halla el uso de la vaseli-na. Nuevamente son mayoritariamente las mujeres quienes la utilizan (39,7%), frente al 30,9% de varones que afirman hacerlo también.

Hombreras

Son muy pocos los hombres que se ponen hombreras como medida de prevención, presentando las mujeres un porcentaje superior (1,4% y 7,4% res-pectivamente).

Protector solar

En el uso del protector solar la diferencia se acentúa muy significativa-mente a favor de las mujeres, pues tres cuartas partes de la población de las mismas lo utiliza como prevención (75,4%), mientras que sólo la mitad de los hombres lo hace (51,1%).

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Antonio Granero Gallegos 293

3.3.7.3.- Medidas de prevención según el medio de locomoción

Como se va a comprobar, existen grandes diferencias en cuanto a las dis-tintas medidas de prevención que usan unos peregrinos y otros, en función del medio de locomoción que utilizan para recorrer el Camino. La utilización del botiquín, del sombrero, de la vaselina, así como de las hombreras, es superior en los que caminan por la ruta jacobea; mientras que el uso del caso de bicicleta, como es lógico, del protector solar y de las gafas de sol, es mayor entre los ci-clistas [Figura 3.34].

Botiquín

Más de tres cuartas partes de la población que peregrina andando usa el botiquín como medida de prevención (68,1%), presentando más de veinte pun-tos porcentuales menos los que van pedaleando: 46,7% [Tabla 5.7.4].

Sombrero

Obviamente, es también mayor el porcentaje de la población de peregri-nos a pie que llevan sombrero a lo largo del recorrido; más de la tercera parte de los mismos lo llevan (35,7%), mientras que apenas uno de cada diez de los ciclistas afirman usarlo (9,8%) [Tabla 5.7.4].

Vaselina

En cuanto a la vaselina como prevención, más de la tercera parte de los que van caminando la utilizan (36,8%), por un 22,3% de los que van pedaleando [Tabla 5.7.4].

Hombreras

Sólo una pequeña proporción de los que recorren el Camino andando llevan hombreras para prevenir (4,5%) y ninguno de los que lo hacen en bicicle-ta [Tabla 5.7.4].

Casco de bicicleta

Lógicamente esta medida de prevención es únicamente utilizada por la población ciclista en sus tres cuartas partes (76,1%) [Tabla 5.7.5].

Gafas de sol

También en este caso la proporción de peregrinos en bicicleta que lleva gafas de sol durante el recorrido es superior en más de treinta puntos porcen-tuales respecto a los que van a pie: más de tres cuartas partes de los primeros (77,7%) y, sin embargo, no llega a la mitad de la población entre los segundos (46,3%) [Tabla 5.7.5].

Protector solar

Son los ciclistas los que más se ponen este tipo de cremas para protegerse del sol durante la peregrinación, pues prácticamente tres cuartas partes de los mismos lo usan (74,5%), frente al 57,3% de los que van caminando hacia Santia-go [Tabla 5.7.5].

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294 Antonio Granero Gallegos

3.3.7.4.- Medidas de prevención según la nacionalidad

Respecto a las medidas de prevención que se analizan, se hallan diferen-cias significativas desde el punto de vista estadístico, según la nacionalidad de los peregrinos que llegan a Compostela, en relación con el uso botiquín (más utilizado por los españoles), de la gorra (usada por la mayoría de los del resto de países del mundo y por los españoles), del sombrero (se lo ponen más los europeos) y de la vaselina (empleada para prevenir fundamentalmente por los españoles) [Tabla 5.7.6, figura 3.34].

Botiquín

Siete de cada diez (71,9%) españoles utiliza el botiquín como medida de prevención durante el recorrido del Camino, mientras que así lo hacen la mitad de los demás peregrinos de la población objeto de estudio (54,1% los del resto del mundo, a más de diecisiete puntos de diferencia respecto a los primeros; y 50,3% de los europeos, a más de veintiuna unidades porcentuales de los pere-grinos españoles).

0%10%

20%30%

40%50%

60%70%

80%

Españoles Europeos Resto mundo

0%10%

20%30%

40%50%

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Varón Mujer

0%10%20%30%40%50%60%70%80%

16 a 20años

21 a 30años

31 a 40años

41 a 50años

51 a 60años

> 60años

Figura 3.34.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según medidas de prevención utilizadas durante el recorrido del Camino de Santiago.

SombreroProtector solar

BotiquínVaselina

HombrerasProtector solar

SombreroBotiquín Vaselina

Hombreras Protector solarGafas de sol Botiquín

GorraSombreroVaselina

0%10%

20%30%

40%50%

60%70%

80%

A pie En bicicleta

Gorra

La mayoría de los peregrinos del resto de países del mundo (54,1%) y de los españoles (51,1%), usan la gorra en su recorrido hasta Santiago de Compos-tela, mientras que sólo un tercio (34,6%) de los europeos la utilizan para prote-gerse de las inclemencias meteorológicas.

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Antonio Granero Gallegos 295

Sombrero

En el caso del sombrero, se observa cómo es empleado por cuatro de ca-da diez europeos (42,2%) y del resto de países (39,2%); a más de quince puntos se encuentra la proporción de utilización entre los españoles (25,4%), que son los que menos lo usa como prevención.

Vaselina

Cuatro de cada diez (40%) de los peregrinos de España usan la vaselina como medida preventiva durante el recorrido que les lleva a Santiago, casi doce puntos por encima de los del resto del mundo (28,4%) y doblando, prácticamen-te, en porcentaje a los europeos (22,9%).

3.3.8.- Medidas de recuperación física diarias

Se analizan a continuación las medidas que han adoptado los peregrinos para recuperarse, desde el punto de vista físico, del desgaste diario del recorri-do, haya sido a pie, en bicicleta o a caballo. En este sentido, eran cuatro las cate-gorías de respuesta en cada variable, de mayor a menor utilización diaria [Tabla 5.8.1, figura 3.35].

Los datos estadísticos reflejan que los porcentajes respecto a las medidas de recuperación física todos los días son: un cuarto de la población realiza esti-ramientos musculares (24,4%), caminar o pasear lo adoptan como medida el 16,1%, para un 12,8% los masajes diarios constituyen una manera de recupera-ción física, un 12,2% de la población utiliza como recurso permanecer acostado muchas horas y por debajo del diez por ciento el mantener las piernas elevadas (8,3%) y la aplicación de frío (2,8%).

Dentro de la categoría de bastantes días, el 17,9% manifiesta estar acos-tado muchas horas, y un porcentaje similar los que se dedican a caminar o pa-sear para recuperar (17,5%); en este caso los estiramientos musculares presentan un porcentaje del 15,8%, un 12,4% los que mantienen las piernas elevadas para recuperarse, uno de cada diez utiliza el masaje (10,5%) y la aplicación de frío presenta un 6,5% de casos.

En lo que se refiere a pocos días, casi un tercio de la población objeto de estudio está acostado muchas horas (31,1%), un cuarto de la misma utiliza ma-sajes (27,7%), cuatro puntos por debajo los que realizan estiramientos muscula-res (23,7%), similar a los que mantienen las piernas elevadas (22,8%) y a los que utilizan como recurso caminar o pasear (22,3%); y un 12,4% se aplica frío para recuperar.

Así pues, los datos referentes a los que no practican ninguna medida de recuperación física ningún día serían: ocho de cada diez no se aplica frío nunca (78,2%), más de la mitad no mantiene las piernas elevadas ningún día (56,5%), la mitad no recibe ningún masaje (49%), cuatro de cada diez no camina o pasea para recuperar (44,1%), el 38,8% no está acostado muchas horas para recuperar y el 36,1% no realiza estiramientos musculares ningún día.

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296 Antonio Granero Gallegos

Finalmente, el apartado de otras medidas de recuperación supone un es-caso 1%, entre las que se hallan: correr, pomada para pies cansados, tomar ma-rihuana, practicar yoga, realizar do-im, tomar suplementos farmacéuticos, bue-na alimentación y vino, aplicarse hielo en rodillas y agua fría de río en los pies.

Es resaltable el hecho de que sea la realización de estiramientos muscula-res la medida de recuperación más frecuentemente adoptada por los que reco-rren el Camino de Santiago, pues los han efectuado el 40,2% de los investigados que llegan hasta Compostela en peregrinación. Resulta interesante destacar que también los estiramientos están entre los testimonios que Valenzuela (2002) cita en su estudio, como medida de recuperación, una vez finalizada la etapa, por parte de los cicloturistas que transitan la ruta jacobea. Asimismo, también están presentes entre los consejos prácticos que autores como Fernández Costas (2001), Menco (2004), Reyes (2004a), Vázquez Gallego et al. (2004) o VV.AA. (2002), ofrecen para los que decidan recorrer este itinerario, recomendando la realización de estiramientos musculares antes de iniciar cada jornada y al finali-zar la misma.

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30%

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Est iramient osmusculares

Caminar o pasear Masajes Acost ado muchashoras

Mant ener piernaselevadas

Aplicación def rí o

Ot ras

Figura 3.35.- Medidas de recuperación física diaria realizadas durante el recorrido del Camino de Santiago.

Todos los días Bastantes días Pocos días

Además, los datos que aportamos respecto a la medida de caminar o pa-sear tras la etapa como recuperación física están en consonancia con los testi-monios recogidos por Valenzuela (2002).

El masaje, la ducha o baño y la aplicación de frío, sobre todo en las pier-nas, son recomendaciones que hacen Fernández Costas (2001), Menco (2004), Reyes (2004a), Vázquez Gallego et al. (2004) y VV.AA. (2002).

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Antonio Granero Gallegos 297

Colocar las piernas en alto es un consejo que dan tanto Fernández Costas (2001), como Menco (2004) y Reyes (2004a); mientras que, Vázquez Gallego et al. (2004) destacan realizar una adecuada hidratación y alimentación tras el re-corrido de cada etapa.

A continuación se analizan los resultados de las variables referentes a las medidas de recuperación física utilizadas en las distintas jornadas del Camino en relación con las sociodemográficas, para lo cual, se han agrupado las cuatro categorías de respuesta iniciales en dos: los que las han adoptado con mucha frecuencia (todos los días y bastantes días) y los que las han utilizado con poca frecuencia (pocos días y ningún día).

3.3.8.1.-Medidas de recuperación física según la edad

De las distintas medidas de recuperación descritas, la diferencia es esta-dísticamente significativa según la edad, tanto en los estiramientos musculares como en mantener las piernas elevadas [Tabla 5.8.2, figura 3.36].

Estiramientos musculares

Prácticamente la mitad (49,4%) de la población de 21 a 30 años efectúan estiramientos diariamente con mucha frecuencia y la otra mitad de los mismos lo hace con poco frecuencia (50,6%); gran diferencia respecto de los mayores de 60 años, pues sólo un 19% de ellos realiza estiramientos musculares con mucha frecuencia durante la peregrinación a Santiago, siendo la mayoría de esta po-blación (81%) los que lo hacen con poca frecuencia. También resultan interesan-tes los datos de los comprendidos tanto entre 31 y 40 años como entre 41 y 50 años, pues realizan estiramientos con asiduidad más de cuatro de cada diez pe-regrinos de cada uno de estos grupos (44,2% y 41,2% respectivamente). Un ter-cio de los que tienen entre 16 y 20 años estiran los músculos como medida de recuperación con mucha frecuencia durante la ruta, así como un 28,4% de los de 51 a 60 años. El resto de población de cada uno de los grupos de edad realiza estiramientos con poca frecuencia en el Camino.

Mantener las piernas elevadas

Esta es la medida de recuperación que practican más los peregrinos ma-yores de 30 años, con mucha frecuencia, con una diferencia porcentual de uno diez puntos respecto a los menores de esa edad. Nos referimos aproximada-mente a un cuarto de la población de estudio mayor de 31 años (31 a 40 años: 25,1%; 41 a 50 años: 24,7%; 51 a 60 años: 23,9% y mayores de 60 años: 23,8%) y a 14,4% los de 16 a 21 años y a un 16,5% los que tienen entre 21 y 30 años. El resto de la población de cada uno de los grupos de edad citados apenas lo hacen.

3.3.8.2.-Medidas de recuperación física según el sexo

En este punto se comprueba como, al igual que en el caso de las medidas de prevención utilizadas, en las de recuperación las diferencias significativas son también a favor de las mujeres [Tabla 5.8.3, figura 3.36].

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298 Antonio Granero Gallegos

Masajes

Si analizamos la frecuencia con la que tanto mujeres como varones los utilizan, se observa una clara diferencia de casi diez puntos porcentuales a fa-vor ellas, pues tres de cada diez (28,5%) recurren a los masajes con mucha fre-cuencia y un 71,5% con poca frecuencia; por otro lado, son dos de cada diez los varones (20%) que los utilizan con más asiduidad y un 80% con poca.

Mantener las piernas elevadas

También en este caso se halla una gran diferencia desde el punto de vista estadístico, pues más de un cuarto (28,5%) de las mujeres de la población objeto de estudio mantienen las piernas elevadas con mucha frecuencia, frente a un 17,1% de los hombres. El resto de población lo hace con poca frecuencia: 73,4% de mujeres y un 82,9% de varones.

3.3.8.3.- Medidas de recuperación física según el medio de locomoción

A continuación se estudian las diferencias que se producen entre los que van andando y los que lo hacen pedaleando hasta Santiago, respecto al uso de las medidas de recuperación física [Figura 3.36].

Masajes

Los que van caminando recurren más a los masajes para recuperar del desgaste de la jornada, ya que un cuarto de la población de estos peregrinos los utilizan habitualmente, mientras que el porcentaje entre los ciclistas supone la mitad de los anteriores, un 12,5%. Se puede decir que los que van en bicicleta adoptan esta medida con poca frecuencia (87,5%) [Tabla 5.8.4].

Mantener piernas elevadas

Cuando se trata de mantener las piernas elevadas, los resultados son si-milares al punto anterior, pues este ejercicio lo realiza con mucha frecuencia uno de cada cuatro (23,2%) de los van caminando hacia Santiago y no llega al diez por ciento la estadística entre los que lo hacen pedaleando (9,5%). Así pues, es poca la asiduidad (90,5%) con que los ciclistas realizan este ejercicio de recu-peración física [Tabla 5.8.4].

Permanecer acostado durante muchas horas

Cuando se trata de recuperar de la jornada de peregrinación estando di-ariamente acostado durante muchas horas, sube el porcentaje de los que van en bicicleta y adoptan esta medida con mucha frecuencia hasta un 22,8%, pero si-gue siendo, no obstante, ostensiblemente superior el de los que van a pie, pues prácticamente la tercera parte (31,7%) de los mismos recurre a esta medida habitualmente [Tabla 5.8.4].

Caminar o pasear diariamente

En este caso ascienden las proporciones de unos y de otros, pero con más de once unidades de diferencia a favor de los que van andando, pues el 35,7%

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 299

de los mismos pasean con mucha frecuencia para recuperar, mientras que entre los ciclistas la proporción es del 23,9% [Tabla 5.8.5].

Se comprueba, tras el análisis de los resultados estadísticos, que son los que peregrinan a pie los que más habitualmente adoptan medidas para la recu-peración física tras el recorrido de cada jornada, mientras que los que van peda-leando las utilizan con menos frecuencia. Aunque, si se tienen en cuenta los da-tos referentes a los estiramientos musculares (aunque las diferencias no son sig-nificativas), son los que recorren en Camino en bicicleta los que más frecuente-mente los practican, casi la mitad de la población de los mismos (45,7%), frente a un 39,1% de los caminantes [Tabla 5.8.5].

3.3.8.4.- Medidas de recuperación física según la nacionalidad

También se hallan diferencias significativas en cuanto a la frecuencia de realización de algunas de las medidas de recuperación física, según la naciona-lidad de los peregrinos. Los estiramientos musculares y caminar o pasear di-ariamente son actividades más efectuadas por los del resto de países, mientras que permanecer acostados muchas horas y la aplicación de frío son medidas asiduamente más adoptadas por los europeos [Tabla 5.8.6, figura 3.36].

Estiramientos musculares

Los estiramientos musculares son realizados con mucha frecuencia por la mayoría (52,7%) de los peregrinos del resto del mundo que llegan a Santiago; manifiesta diferencia porcentual respecto a los de las demás nacionalidades y que también los practican asiduamente durante el recorrido: cuatro de cada diez (42,4%) españoles y un tercio de los europeos (32,4%).

Permanecer acostado durante muchas horas

Esta media de recuperación es practicada con mucha frecuencia por el 36,3% de los europeos, descendiendo al 32,4% entre los del resto del mundo y a un 27% entre los peregrinos españoles que llegan a Santiago, a nueve unidades porcentuales de los primeros.

Caminar o pasear diariamente

Son más los que provienen de otros países del mundo los que con mucha frecuencia caminan o pasean diariamente como recuperación tras la jornada (41,9%), mientras que entre los españoles esta medida es adoptada por un 35,7%. A mucha diferencia porcentual de los primeros -quince puntos- se halla la proporción entre la población de europeos (26,8%) que también camina o pa-sea tras la etapa diaria.

Aplicación de frío

El 13,1% de los peregrinos de Europa se aplica frío frecuentemente du-rante el recorrido, dos con tres unidades porcentuales por encima de los del re-sto de países del mundo (10,8%) y casi doblando en proporción a los españoles (7,5%), que son los que con menos frecuencia adoptan esta medida.

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16-20 21-30 31-40 41-50 51-60 > 60 años

Figura 3.36.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según medidas de recuperación realizadas por los peregrinos durante

el recorrido del Camino de Santiago.

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Españoles Europeos Resto del mundo

Masajes AcostadoPasear

Estiramientos musculares Piernas elevadas

Aplicación de frío

3.3.9.- Problemas físicos sufridos durante la peregrinación

Resulta interesante echar la vista atrás y, a través de autores como Bravo (1997), González Sevilla (1998) u Ocaña (1999), acercarnos a las dolencias que sufrían los peregrinos de pasadas épocas en su viaje hacia Santiago. Aunque no existen muchos datos sobre estos males que afectaban a viandantes jacobeos, el texto más antiguo que relata las dolencias de los caminantes es el Codex Calixti-no, si bien, como añade Ocaña (1999), la enumeración de enfermedades que aparece atribuye a los peregrinos casi todas las habituales de la época. A todas ellas habría que añadir, según este autor, las propias de la ruta, como las lesio-nes en los pies por las largas jornadas de peregrinación, las caídas y golpes con traumatismos graves, las mordeduras de los distintos reptiles y animales que encontraban a su paso, las derivadas de los fríos y calores que habrían de afec-tar a las vías respiratorias y deshidrataciones, así como las debidas al exceso o falta de humedad que agravaban los estados de salud de los peregrinos.

Si bien no se hallan investigaciones que constaten los problemas físicos que en la actualidad padecen los que recorren la ruta jacobea, en muchas de las guías del peregrino y en los documentos dirigidos al mismo, autores como Bra-vo (1998) Fernández Costas, (2001), Imaz et al. (2004) Menco (2004), Prado (2004) y Reyes (2004a), nombran las que consideran enfermedades o problemas físicos más habituales del peregrino: ampollas, tendinitis, rozaduras, intoxica-ciones, alergias, dolores musculares, e inflamación de articulaciones por disten-

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 301

siones –esguinces-, agujetas y calambres. A éstas dolencias, Vázquez Gallego et al. (2004), añaden otras que consideran se puede sufrir al recorrer el Camino (a pie, en bicicleta o a caballo): lesiones provocadas por la acción solar, por el calor y por el frío, pie de atleta, contusiones, erosiones en la piel, heridas, hemorra-gias, luxaciones, fracturas, picaduras, mordeduras, desmayos y convulsiones, fiebre, intoxicaciones, náuseas y vómitos, así como cortes de digestión.

A continuación, se pueden observar los resultados que el análisis estadís-tico arroja referente a los problemas físicos sufridos en la actualidad por los pe-regrinos de la población objeto de esta investigación. Las categorías de respues-ta son de mucho, bastante, poco y nada [Tabla 5.9.1, figura 3.37].

Ampollas en los pies

En relación a este problema físico, la mitad de los peregrinos objeto de estudio manifiestan no haber tenido ampollas en los pies (49%), mientras que más de un cuarto de los mismos contesta que un poco (28,1%), un 13,5% afirma haberlas padecido bastante y uno de cada diez mucho (9,4%).

Llagas en los pies

Son menos los que padecen estas molestias, relacionadas con la variable anterior, pues sólo dos de cada diez afirma sufrirlas en algún grado, de los cua-les uno sólo un poco (11%), bastante el 3,1% y mucho el 2,7% de la población.

Tendinitis

Esta es una molestia que prácticamente sólo ha sufrido, en algún grado, un tercio de la población, concretamente dos de cada diez un poco (19,1%), bas-tante uno de cada diez (10,5%) y mucho sólo el 6,1% de la población. El 64,3% restante no la ha sufrido.

Esguinces

En este caso lo destacable es que un porcentaje muy bajo de la población sufre esguinces, pues sólo el 6,7% los ha padecido en algún grado: el 4,9% un poco, el 1,3% bastante y solamente un 0,5% manifiestan haber sufrido mucho esta dolencia.

Depresión

Nueve de cada diez (90,8%) afirman que no la han sufrido nada, el 8% un poco y el resto de categorías ni siquiera llegan al uno por ciento.

Migraña / Dolor de cabeza

Ahora es un 19,5% de la población la que ha sufrido migraña o dolor de cabeza en algún grado. De éstos, el 16,8% lo padece un poco, el 2,2% bastante y mucho un escaso 0,5%.

Insolación

La insolación es un problema que sólo padecen un poco el 16,8% de la población de estudio, bastante el 2,2% y mucho un mínimo 0,3%. Recordemos

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Análisis y discusión de resultados

302 Antonio Granero Gallegos

que anteriormente al analizar los datos referidos a las prevenciones se ha desta-cado la utilización tanto de la gorra como del sombrero por más de tres cuartas partes de la población.

Resfriado

A la vista de los datos obtenidos, este problema no afecta a los peregrinos de forma destacable, pues sólo un 11,5% lo padece un poco, un 2,8% bastante y un 0,4% mucho.

Figura 3.37.- Problemas físicos sufridos por los peregrinos durante el recorrido del Camino de Santiago.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Ampolla

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Tend

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Poco

Bastante

Mucho

Caídas y golpes

En esta variable los resultados son similares a la anterior, pues un 9,3% manifiesta haberlas sufrido un poco, un 2,1% bastante y un 0,5% mucho. Por lo que no es problema alguno, en ningún grado, prácticamente para nueve de ca-da diez peregrinos (88,2%).

Otros problemas físicos

Este apartado de la pregunta se dejó abierto para su respuesta. De los da-tos que arroja el análisis estadístico sólo se puede mencionar como destacable el 1,4% de los que afirman haber sufrido bastantes problemas musculares. El resto de dolencias, entre las que se reseñan las rozaduras, el dolor de hombros, es-palda y/o rodillas, las alergias y la gastroenteritis, no superan el uno por ciento en ninguno de los casos.

3.3.9.1.- Problemas físicos según la edad

Las cuatro categorías de respuesta utilizadas en el análisis descriptivo (mucho, bastante, poco y nada), se agrupan en dos para el análisis de contin-

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Antonio Granero Gallegos 303

gencia: sí ha sufrido o padecido alguna dolencia durante el recorrido y no la ha sufrido.

En los datos obtenidos en relación a esta variable según la edad de los peregrinos, se observan diferencias significativas estadísticamente respecto a: ampollas, tendinitis, migraña/dolor de cabeza, insolación, resfriado, caídas y golpes [Figura 3.38].

Ampollas

Un elevado porcentaje, más de la mitad de la población comprendida en-tre los 16 y 50 años (un 51,6% los de 16 a 20, un 56,1% los de 21 a 30 y un 5,8% los de 31 a 40 años), así como un 52,4% de los mayores de 60 años, afirman pa-decer las ampollar durante el recorrido de la ruta. Más de quince puntos por debajo, respecto al mayor porcentaje, presentan los de 51 a 60 años con un 38,8% que afirma sufrir las ampollas [Tabla 5.9.2].

Tendinitis

En este caso, son los comprendidos entre 21 y 30 años de edad los que presentan un mayor porcentaje de padecimiento de esta lesión con un 43,2%. También afecta a un 38,6% de los que tienen entre 31 y 40 años, así como a más de un tercio de la población de 41 a 50 (35,2%) y de 16 a 20 años (34%). Por el contrario, aproximadamente sólo la sufren dos de cada diez peregrinos que tie-nen entre 51 y 60 (21,6%) y a un 23,8% a partir de los 61 años [Tabla 5.9.2].

Migraña/Dolor de cabeza

Son los de menor edad de nuestra población, de 16 a 20 años, los que presentan un porcentaje superior de haber padecido esta dolencia durante la peregrinación, un 34%, casi tres veces superior a los comprendidos entre 51 y 60 años que son los que menos la sufren (11,9%) y el doble de los que tienen entre 31 y 40 (17,2%) o pasan de 60 años de edad (15,9%). También padecen migraña y/o dolor de cabeza dos de cada diez peregrinos de 21 a 30 años (21%) y el 14,3% de los que tienen entre 41 y 50 [Tabla 5.9.2].

Insolación

Los porcentajes más altos, en cuanto a haber sufrido insolación durante la peregrinación a Compostela, son similares en los siguientes grupos de edad: 17,5% los mayores de 60 años, 17,6% entre 16 y 20 y 17,1% de 20 a 30 años; mientras que desciende al 12,6% en los de 31 a 40 años y a un 10,4% entre los de 41 a 50. Por el contrario, sólo el 5,2% de los que tienen entre 51 y 60 años afir-man haberla padecido también [Tabla 5.9.3].

Resfriado

Existe una gran diferencia estadística entre los más jóvenes y los de ma-yor edad. Los de 16 a 20 años presentan el porcentaje más alto, pues más de un cuarto de los mismos (27,5%) se ha resfriado durante el Camino, más de diez unidades por encima 17,1% que corresponde a los comprendidos entre 21 y 30

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304 Antonio Granero Gallegos

años de edad. Descienden los casos paulatinamente y los de 31 y 40 presentan un 12,1%, un 10,4% los que tienen entre 41 y 50 años y un 9,5% los que tienen más de 60 años. Finalmente, los de 51 a 60 años, con un 7,5% presentan un vein-te por ciento menos de casos que los de mayor porcentaje [Tabla 5.9.3].

Caídas y golpes

También este es un problema que se da más entre los jóvenes de la po-blación de estudio. Dos de cada diez (20,9%) peregrinos comprendidos entre 16 y 20 años han sufrido caídas y golpes a lo largo de la ruta. Esto supone más de ocho puntos de diferencia con respecto al segundo grupo de edad en porcentaje de caídas, de 41 a 50 (12,6%). El resto de edades, excepto los de 21 a 30 años (10,6%), no superan el diez por ciento [Tabla 5.9.3].

3.3.9.2.- Problemas físicos según el sexo

Las diferencias significativas halladas, según la variable sexo, muestran que son ellas las que más padecen estas dolencias durante la peregrinación [Ta-bla 5.9.4, figura 3.38].

Migraña/Dolor de cabeza

Como se ha expuesto anteriormente, una quinta parte de la población (19,5%) sufre de esta dolencia, de los que el 23,3% son mujeres y el 17,1% son varones. Existe, pues, una considerable diferencia de más de seis unidades por-centuales, que indican que ellas padecen más dolor de cabeza o migraña duran-te el recorrido del Camino.

Insolación

Al igual que en el punto anterior, son las mujeres las que mayor porcen-taje de haber sufrido insolación, en algún grado, presentan: un 16,9%, frente a un 11,6% de la población de varones.

3.3.9.3.- Problemas físicos según el medio de locomoción

Se va a comprobar como los resultados de unos y otros varían según el medio de locomoción en que recorren el Camino. Las ampollas y las llagas en los pies, así como la tendinitis, las padecen más los peregrinos que van andan-do, mientras que los ciclistas sufren más insolaciones, resfriados, caídas y gol-pes [Figura 3.38].

Ampollas y llagas en los pies

Como resulta lógico, la diferencia en el caso de las ampollas es normal, puesto que seis de cada diez (60,3%) de los que peregrinan a pie las tienen en los pies durante el Camino, mientras que escasamente las presentan un 7,1% de los que van pedaleando hasta Santiago. Aunque son menos los que sufren lla-gas en los pies, los datos están en la línea de los anteriores: dos de cada diez (19,4%) de los caminantes y sólo un 4,9% de los que hacen la peregrinación so-bre dos ruedas [Tabla 5.9.5].

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Antonio Granero Gallegos 305

Tendinitis

Un alto porcentaje, un 38,6%, de los que andan hacia Compostela pade-cen tendinitis en su recorrido; por otro lado, sólo afecta a uno de cada cinco pe-regrinos en bicicleta (21,7%), prácticamente diecisiete unidades porcentuales de diferencia entre unos y otros [Tabla 5.9.5].

Insolación

Son ahora más los ciclistas que afirman haber sufrido insolación en su peregrinar, un 19,6%, mientras que la cifra sólo asciende a un 12,4% entre los que caminan [Tabla 5.9.6].

Resfriado

Datos similares a los anteriores encontramos en la estadística del resfria-do: dos de cada diez (21,7%) peregrinos en bicicleta y un 13,3% de los que van a pie [Tabla 5.9.6].

Caídas y golpes

Prácticamente un tercio (31%) de los que recorren el Camino pedaleando manifiestan haber sufrido caídas y golpes durante la peregrinación, mientras que los que van caminando presentan un escaso 7,8%. Como resulta lógico, en este caso la diferencia se muestra a favor de los ciclistas en más de veintitrés unidades [Tabla 5.9.6].

3.3.9.4.- Problemas físicos según la nacionalidad

De los distintos problemas físicos analizados se hallan diferencias, según la nacionalidad de los que recorren el Camino, en relación con las ampollas y las llagas en los pies [Tabla 5.9.7, figura 3.38].

La mayoría de los peregrinos que proceden de otros países del mundo (58,1%) y de los de Europa (55,9%) sufren ampollas en los pies durante el reco-rrido. Entre los españoles observamos un importante descenso porcentual, de algo más de diez unidades, ya que ni siquiera la mitad de ellos se le suele pro-ducir este tipo de lesión (48%).

Por otro lado, los que más sufren las llagas en su recorrido por el Camino son los peregrinos europeos (26,8%), seguidos, a ocho puntos, por los del resto del mundo (17,6%) y doblando en porcentaje a los de España (12,3%), que son los que menos las padecen.

3.3.10.- Preocupaciones de los peregrinos durante el recorrido del Ca-mino de Santiago

Con esta cuestión se pretende conocer cuáles son las preocupaciones que tiene el peregrino durante su recorrido por el Camino de Santiago. Las respues-tas están graduadas en mucho, bastante, poco o nada, respecto a cada una de las variables planteadas [Tabla 5.10.1, figura 3.39].

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306 Antonio Granero Gallegos

Figura 3.38.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según problemas físicos sufridos por los peregrinos durante

el recorrido del Camino de Santiago.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > 60 años

0%10%20%30%40%50%60%70%

A pie En bicicleta

0%10%20%30%40%50%60%70%

Varón Mujer

0%10%20%30%40%50%60%70%

Españoles Europeos Resto del mundo

AmpollasTendinitis

MigrañaInsolación

ResfriadoCaídas/Golpes

Llagas

Preocupa mucho

Los datos estadísticos obtenidos muestran que lo que preocupa mucho a la población son las lesiones que le impidan continuar, pues de todas las pre-ocupaciones planteadas ésta es la que presenta el mayor porcentaje, un 14,9%, seguida por la de sufrir ampollas y otras molestias físicas con un 10,5%. Desta-ca además que dónde dormir inquieta mucho a un 7,2% de la población, así como las condiciones de los lugares para dormir (6,7%), el cansancio físico (6,3%) y las condiciones meteorológicas (5,7%), todas ellas entre el cinco y el diez por ciento. El resto de variables, como la comida, ponerse enfermo, que-darse sin dinero, tensiones con los componentes del grupo, sufrir algún atraco, el ruido en los albergues, averías en la bicicleta y lesiones de algún componente del grupo, por este orden, no superan el cinco por ciento. No llega al uno por ciento el grupo de otras preocupaciones, entre las que se reseñan la higiene en los albergues, encontrar agua para beber durante el recorrido, problemas con el perro que le acompaña, el idioma, el trato en los albergues de Galicia, no llegar a Santiago de Compostela, las noticias de la familia, perderse por el recorrido, sufrir alguna agresión sexual y encontrar lugar adecuado para los caballos.

Preocupa bastante

En este caso se puede observar que a una cuarta parte de la población le inquieta bastante el cansancio físico (25,1%) y a otro cuarto de la misma las

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Antonio Granero Gallegos 307

ampollas y otras molestias físicas (23,9%). Le siguen muy cerca, porcentual-mente, las lesiones que le impidieran continuar, con un 22,2%. A continuación, lo que preocupa bastante son las condiciones de los lugares para dormir (16,7%), así como dónde dormir (16,2%) y las condiciones meteorológicas (13,9%). También la comida y el cansancio psicológico inquietan bastante a uno de cada diez peregrinos de la población (11,3% y 11,1% respectivamente). Del resto de variables, sólo ponerse enfermo (6,9%) y quedarse sin dinero (6,7%) superan el cinco por ciento, no llegando al mismo la soledad como preocupa-ción (2,6%) y/o sufrir un atraco (2,2%). El grupo de “otras preocupaciones” pre-senta un 1%, no llegando a ese porcentaje el resto de posibles opciones de res-puesta: ruido en los albergues, avería en la bicicleta y lesiones de algún compo-nente del grupo.

Preocupa poco

En lo que se refiere a lo que preocupa un poco a la población, se com-prueba que es el cansancio físico lo que presenta un mayor porcentaje, un 44%. Por otro lado a un tercio de la población le preocupa un poco las condiciones meteorológicas (36,8%), dónde dormir (35,3%), las ampollas y otras molestias físicas (33,8%), las condiciones de los lugares para dormir (33,6%) y el cansancio psicológico (32,5%). Mientras que a tres de cada diez le preocupa un poco la comida (29,1%), a un cuarto de los peregrinos las lesiones que le impidan conti-nuar (26,8%) y ponerse enfermo (24,9%). A dos de cada diez les preocupa un poco quedarse sin dinero (22,3%) así como las tensiones con los componentes del grupo (21,3%). Desciende el porcentaje a un 13,7% cuando hacemos referen-cia a la soledad y a un 10,2% a sufrir algún tipo de atraco. Finalmente, tanto te-ner averías en la bicicleta como el grupo de otras preocupaciones presentan un mínimo 0,1%.

No preocupa nada

De las variables que presentamos en el cuestionario, el 86,4% no muestra ninguna preocupación por los atracos que puedan ocurrir en el Camino y a ocho de cada diez no le preocupa sentirse solo durante el recorrido (82,7%). Aproximadamente un tercio de la población afirma no preocuparle nada las tensiones con los otros componentes del grupo (69,9%), ni quedarse sin dinero (68,2%), ni ponerse enfermo (64,4%). La comida es algo que no le preocupa nada a más de la mitad de los encuestados (55,6%), mientras que el mismo grado de preocupación muestra cuatro de cada diez respecto a las condiciones meteoro-lógicas (43,6%), las condiciones del lugar para dormir (43%) o dónde dormir (41,2%). Finalmente, al 36,1% no le preocupa nada las lesiones que le impidan continuar, al 31,8% las ampollas y otras molestias físicas y a un 24,6% el cansan-cio físico.

A continuación se van a contrastar estos resultados con los correspon-dientes a la población de Roncesvalles. De esta manera se tendrá una idea de las preocupaciones que tienen los peregrinos que inician la ruta y las que han teni-do a lo largo de la misma.

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308 Antonio Granero Gallegos

Figura 3.39.- Preocupaciones de los peregrinos en el recorrido del Camino de Santiago.

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%

Averías en la bicicleta

Lesiones componente grupo

El ruido en los albergues

Otras preocupaciones

Atracos

Soledad

Tensiones con el grupo

Quedarme sin dinero

Ponerme enfermo

Cansancio psicológico

Comida

Condiciones meteorológicas

Dónde dormir

Condiciones lugares dormir

Lesiones impidieran continuar

Ampollas y molestias físicas

Cansancio físico

Mucho

Bastante

Poco

Al analizar los datos se comprueba cómo al partir por el itinerario jaco-beo, la principal preocupación también es sufrir lesiones que le impidan con-tinuar, pero la proporción en este caso asciende al 27,2%, prácticamente do-blando el porcentaje de la población de Santiago. También preocupa mucho en el momento de partir padecer ampollas y otras molestias físicas, aunque los estadísticos ascienden respecto a las preocupaciones que tienen los peregrinos durante el recorrido, alcanzando el 17,5%. Ponerse enfermo es una inquietud muy importante para uno de cada diez de los que parten desde el pirineo nava-rro en peregrinación, mientras que no llega al cinco por ciento entre los de la llegada a Compostela [Tabla 5.10.8].

En el caso de la población que inica, aquello que preocupa bastante coin-cide prácticamente en porcentaje con los datos de la población que llega a San-tiago, aunque se invierte el orden. Las mayores proporciones corresponden a padecer ampollas y otras molestias físicas, con un 27,2%, seguido del cansancio físico (26%) y de sufrir lesiones que le impidan continuar (25%). Inquietan pre-ocupan bastante las condiciones meteorológicas a un 14,8% de los peregrinos investigados, aunque ponerse enfermo (14,8%) alarma a más personas que en la población de llegada y dónde dormir (12,6%) intranquiliza a menos sujetos.

Al referirnos a los datos de aquello que preocupa un poco, son muy pa-recidos los porcentajes que presentan ambas poblaciones, pues los de Roncesva-lles muestran las más altas proporciones respecto al cansancio físico (39,7%) y

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 309

las condiciones meteorológicas (38,3%). A continuación inquieta un poco a un tercio de los que inician: dónde dormir (36,8%), la comida (35,6%), las ampollas y otras molestias físicas (34%), las condiciones de los lugares dónde dormir (33,9%) y quedarse sin dinero (32,2%).

En el análisis realizado se muestra que aunque el orden de aquello que inquieta a las dos poblaciones estudiadas es parecido, los porcentajes de las preocupaciones que tienen los peregrinos en Roncesvalles, en el momento de partir por el Camino de Santiago, son superiores a las que han tenido durante su recorrido aquéllos que llegan hasta Santiago.

Seguidamente se procede al análisis de las diferencias estadísticamente significativas que se establecen entre estas variables y la edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad de la población investigada.

3.3.10.1.- Preocupaciones según la edad

Las respuestas dadas en esta cuestión se han agrupado en dos categorías: muy preocupado y apenas preocupado. De tal manera, que en el estudio de ca-da una de las variables, cuya estadísticas muestran diferencias destacables y significativas en función de los grupos de edad, nos vamos a referir principal-mente a los porcentajes que representan a los peregrinos de la población muy preocupados; se entiende que el resto de cada uno de los grupos de edad ape-nas si muestra preocupación en las distintas variables analizadas.

Sufrir lesiones que le impidieran continuar el Camino

Dos grupos de edad de la población, de 41 a 50 años (43,4%) y de 21 a 30 años (41,6%), se muestran muy preocupados -en porcentaje superior al cuarenta por ciento- por sufrir lesiones que le impidan continuar el Camino de Santiago. De la misma manera, muestra un alto grado de preocupación, más de un tercio de la población, los de 31 a 40 años y los de 16 a 20 años (35,3% y 33,3% respec-tivamente). Los mayores de 50 años presentan los menores porcentajes de pere-grinos muy preocupados por estas lesiones: un 30,2% de los mayores de 60 y un 28,4% de los de 51 a 60 años [Tabla 5.10.2, figura 3.40].

El cansancio psicológico

Prácticamente dos de cada diez (19,6%) peregrinos de la población de 16 a 20 años muestran gran preocupación por el cansancio psicológico, así como un 16,5% de los de 21 a 30 años; mientras que los porcentajes correspondientes a los peregrinos del resto de edades que se manifiestan muy preocupados por este tipo de cansancio están en torno al diez por ciento [Tabla 5.10.2, figura 3.40]

Sufrir atracos en el Camino

Son los más jóvenes (16 a 20 años) los que presentan el mayor porcentaje de inquietud por esta incidencia durante la peregrinación (9,8%), mientras que las cifras están por debajo del cuatro por ciento en el resto de la población e in-cluso no presentando ningún caso los de 51 a 60 años [Tabla 5.10.2, figura 3.40].

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310 Antonio Granero Gallegos

La comida durante el recorrido

Muy preocupados por la comida se muestran también -como en los dos casos anteriores- los de 16 a 20 años con un elevado 30,1% y son dos de cada diez (21,6%) los de 21 a 30 años los que han estado muy preocupados por esta causa durante el Camino. Estos porcentajes son muy superiores a los que pre-sentan el resto de grupos de edad, pues todos están por debajo del diez por ciento de la población [Tabla 5.10.3, figura 3.40].

Quedarse sin dinero durante el recorrido

Los más jóvenes de la población de estudio, como vemos a la vista de los distintos datos, son los que muestran más altos porcentajes de intranquilidad durante la peregrinación por distintas causas. También es así en este caso ya que podemos observar que a dos de cada diez peregrinos, entre 16 y 20 años (22,2%), y a uno de cada diez, de 21 a 30 (11,6%), le inquieta mucho quedarse sin dinero durante el Camino. La casi totalidad -por encima del noventa y tres por ciento- del resto de grupos de edad apenas se muestran preocupados por este motivo [Tabla 5.10.3].

Las tensiones entre los componentes del grupo

En este caso los resultados estadísticos son similares a los anteriores, pues también dos de cada diez peregrinos entre 16 y 20 años (20,3%) y a uno de cada diez de 21 a 30 años (11,6%), se manifiestan muy preocupado por las ten-siones que se puedan generar entre los distintos componentes del grupo que recorren juntos el Camino. El resto de población objeto de estudio, en porcenta-jes superiores al noventa y cuatro por ciento, apenas muestra inquietud por este motivo [Tabla 5.10.3, figura 3.40].

3.3.10.2.- Preocupaciones durante la peregrinación según el sexo

Se comprueba, a la vista de los resultados, que la población de mujeres y de varones presenta un grado de preocupación bastante similar en cada una de las variables. Así, aunque las diferencias no sean significativas, se puede decir que ellos muestran mayor grado de inquietud respecto a: cansancio psicológico, soledad, condiciones meteorológicas, atracos, ponerse enfermo, la comida, que-darse sin dinero y las tensiones con los componentes del grupo; las mujeres, por su parte, presentan mayores porcentajes de preocupación en cuanto a padecer ampollas y otras molestias físicas, dónde dormir y las condiciones de los luga-res para dormir. En las siguientes variables sí se hallan diferencias significativas en cuanto a la variable sexo.

Lesiones que le impidieran continuar

Un 43,4% de mujeres se muestran muy preocupadas por las lesiones que les impidieran continuar el Camino hacia Santiago de Compostela, mientras que este grado de preocupación lo presenta tan solo un tercio (33,2%) de la po-blación de varones, a diez unidades porcentuales de diferencia de ellas [Tabla 5.10.4, figura 3.40].

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Antonio Granero Gallegos 311

Cansancio físico

Se puede decir que de cada cuatro varones, uno se muestra muy preocu-pado por el cansancio físico (28%) y tres apenas se preocupan (72%); mientras que son más numerosas las mujeres se muestran inquietas por esta variable: un 37% muy preocupadas y un 63% apenas preocupadas. La diferencia en cuanto a grado de preocupación es a favor de ellas en once unidades porcentuales [Tabla 5.10.4, figura 3.40].

3.3.10.3.- Preocupaciones según el medio de locomoción

Analizamos a continuación los distintos grados de preocupación que presentan los peregrinos de la población objeto de estudio en función del medio de locomoción en que han llegado hasta Santiago de Compostela [Tabla 5.10.5, figura 3.40].

Ampollas y otras molestias físicas

Los datos demuestran que cuatro de cada diez (39,9%) de los que van caminando se muestran muy preocupados por sufrir ampollas y/u otras moles-tias físicas en su peregrinación, mientras que sólo lo hacen un 8,7% de los ciclis-tas; éstos últimos, en su mayoría, apenas si manifiestan inquietud por este mo-tivo (91,3%).

El cansancio físico

Son los peregrinos en bicicleta los que exponen una mayor preocupación por el cansancio físico durante el recorrido, cuatro de cada diez (40,8%), frente a tres de cada diez (29,5%) de los que hacen el Camino a pie.

El cansancio psicológico

Aunque la diferencia es menor que en el físico, el cansancio psicológico también preocupa mucho a un 19% de los que peregrinan pedaleando, casi siete puntos de diferencia respecto a los que van andando, que presentan un 12,3%.

Las condiciones meteorológicas

Casi un tercio de los ciclistas (31,5%) también exponen un mayor grado de inquietud respecto a las condiciones meteorológicas, por un 17% de los pe-regrinos que caminan.

Sufrir atracos en el Camino

También ésta es una preocupación que afecta a algunos (6,5%) de los que van rodando, mientras que sólo lo hace a pocos (2,8%) de los que hacen su reco-rrido a pie. Si bien, la mayoría de la población apenas si manifiesta temor por ser atracada durante la peregrinación.

Se puede observar que en la mayoría de este grupo de variables referen-tes a las preocupaciones del peregrino durante su recorrido por el Camino de Santiago, presentan mayores porcentajes entre la población que va en bicicleta, sobre todo respecto al cansancio físico como psicológico, a las condiciones me-

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312 Antonio Granero Gallegos

teorológicas como a sufrir algún atraco. Por el contrario, son las ampollas y otras molestias físicas las que inquietan a más peregrinos que efectúan andando el recorrido.

3.3.10.4.- Preocupaciones según la nacionalidad

A continuación se analizan los resultados que exponen el grado de pre-ocupación de las distintas variables en función de la nacionalidad del peregrino que recorre el Camino de Santiago. Se comprueba que son los españoles los que presentan más altos porcentajes en relación con las lesiones que le impidan con-tinuar el Camino, con sufrir ampollas y otras molestias físicas, con las condicio-nes meteorológicas y con las condiciones de los lugares para dormir. En cambio, corresponden las mayores proporciones de inquietud o preocupación a los del resto de países del mundo al referirnos al cansancio físico y ponerse enfermos. En todas las variables que se van a tratar a continuación, y en las que se produ-cen diferencias significativas desde el punto de vista estadístico, se hallan las cifras más bajas entre los de nacionalidad europea.

Lesiones que le impidan continuar

Cuatro de cada diez (43%) españoles se manifiestan muy preocupados por sufrir lesiones que le impidan continuar la peregrinación, así como un tercio (35,1%) de los que proceden del resto del mundo y un cuarto (24,5%) de la po-blación de europeos, prácticamente a veinte unidades porcentuales de los pri-meros [Tabla 5.10.6, figura 3.40].

Ampollas y otras molestias físicas

Al igual que en el punto anterior –sufrir lesiones que le impida conti-nuar- son más los españoles (37,1%) los preocupados por padecer ampollas y otras molestias físicas durante el recorrido del Camino, seguidos por los del resto de países (33,8%), a tres unidades porcentuales de diferencia y, finalmente, por los europeos (28,8%), a nueve puntos de distancia de los primeros [Tabla 5.10.6, figura 3.40].

El cansancio físico

El 39,2% de la población de peregrinos que proceden del resto de países del mundo se muestran muy preocupados por el cansancio físico a lo largo del recorrido, al igual que un tercio (33,5%) de los de España y un cuarto (24,8%) de los de Europa, a quince puntos de diferencia de los primeros [Tabla 5.10.6, figu-ra 3.40].

Las condiciones meteorológicas

También se hallan grandes diferencias en relación con la intranquilidad que generan las condiciones de tipo meteorológico. Un cuarto (23,8%) de los peregrinos españoles se manifiestan muy preocupados en este sentido, prácti-camente nueve puntos por encima de los de otros países del mundo (14,9%) y doblando en porcentaje a los europeos (11,4%) [Tabla 5.10.7, figura 3.40].

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Antonio Granero Gallegos 313

Ponerse enfermo

Son más los preocupados por ponerse enfermos durante el recorrido, los peregrinos del resto del mundo (16,2%), seguidos por los españoles (12,3%), estando a cuatro unidades porcentuales de diferencia. Apenas si existe preocu-pación entre la totalidad de los que provienen de Europa, en este sentido [Tabla 5.10.7, figura 3.40].

Condiciones de los lugares para dormir

Un cuarto (26,1%) de los españoles se manifiestan muy preocupados por las condiciones de los lugares para dormir a lo largo de la peregrinación, mien-tras que son dos de cada diez entre los del resto del mundo (20,3%) y de los de Europa (18%), quienes muestran esta inquietud [Tabla 5.10.7, figura 3.40].

Figura 3.40.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según preocupaciones de los peregrinos durante el recorrido del Camino de Santiago.

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%50%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > 60 años0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%50%

Varón Mujer

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%50%

A pie Bicicleta0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%50%

Españoles Europeos Resto del mundo

AtracosComidaQuedarse sin dinero

Cansancio psicológicoLesionesAmpollas

Cansancio físicoCond. meteorológicas

Ponerse enfermo Condiciones dormir

3.3.11.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrino

La cuestión dieciséis del “cuestionario-2” hace referencia al grado de acuerdo o desacuerdo respecto a una serie de afirmaciones, de distinto carácter, en función de la experiencia que la población objeto de estudio ha tenido en el recorrido del Camino de Santiago.

Predomina un ambiente de amistad y solidaridad

Los resultados obtenidos muestran que casi la mitad de la población in-vestigada manifiesta estar de acuerdo con esta afirmación (48,7%), al igual que

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314 Antonio Granero Gallegos

el 45,9% de la misma afirma estar totalmente de acuerdo. Así pues, práctica-mente toda la población objeto de estudio (94,6%) considera que predomina un ambiente de amistad y solidaridad en el Camino de Santiago, mientras que sólo el 3,4% manifiesta su desacuerdo y un escaso 2% su total desacuerdo [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Han sido unas verdaderas vacaciones

Comprobamos que dos tercios de la población responden afirmativa-mente respecto a que su recorrido por el Camino de Santiago ha supuesto unas verdaderas vacaciones, pues un 45,2% se muestra de acuerdo y un 22,1% está totalmente de acuerdo con ello. Por otro lado, uno de cada cuatro se manifiesta en desacuerdo (24,3%) y el 8,4% totalmente en desacuerdo con esta cuestión [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Emplea bastante tiempo en admirar el arte en el Camino

Los resultados acerca de esta variable son muy similares a los de la ante-rior, pues dos tercios de la población contestan asegurando que emplean bas-tante tiempo en admirar el arte en el Camino, tanto totalmente de acuerdo (15,2%) como de acuerdo (50,2%); por consiguiente, un tercio lo hace desfavora-blemente: un 28,3% en desacuerdo y un 6,2% completamente desacuerdo [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Se ha divertido mucho

La mitad de la población (50,6%) se expresa de acuerdo respecto a esta afirmación y un tercio de la misma está totalmente de acuerdo (36,9%); con lo cual, es importante destacar en este punto, que un 87,5% de peregrinos se han divertido mucho recorriendo el Camino de Santiago. Por otro lado, uno de cada diez (9,2%) se manifiesta en desacuerdo y el 3,3% totalmente desacuerdo [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte

Las respuestas a esta cuestión son similares a la que precede, puesto que ocho de cada diez (79,6%) afirman haber disfrutado haciendo actividad física y deportiva en su recorrido por el Camino, de los cuales el 43,1% se muestra de acuerdo y el 36,5% totalmente de acuerdo. Por el contrario dos de cada diez pe-regrinos responde negativamente: el 13,3% en desacuerdo y el 7% totalmente descuerdo [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Tiene muchas anécdotas que contar

Los resultados estadísticos respecto a esta variable son contundentes, más del noventa por ciento de la población (92,3%) tiene muchas anécdotas que contar, de ellos el 49% está de acuerdo con la afirmación y el 36,5% totalmente de acuerdo. Por consiguiente, dos de cada diez peregrinos no tienen muchas anécdotas que contar tras su experiencia por el Camino de Santiago; de ellos el 13,3% está en desacuerdo y el 7% manifiesta su total desacuerdo con la afirma-ción [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

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Antonio Granero Gallegos 315

Ha sido una verdadera aventura para el peregrino

Resulta interesante resaltar que para nueve de cada diez peregrinos que llegan a Compostela, el Camino de Santiago ha sido una verdadera aventura, pues el 44,8% se considera de acuerdo y el 43,9% totalmente de acuerdo. En el polo opuesto, uno de cada diez no considera haber vivido una aventura: el 9,4% está en desacuerdo y el 1,9% totalmente desacuerdo con esa afirmación [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Le ha permitido desconectar de la vida cotidiana

Si en la variable anterior se destacaba el tanto por ciento de los que se mostraban totalmente de acuerdo, el porcentaje de población es mayor respecto a esta afirmación, pues supone el 58,6%, casi seis de cada diez; además, uno de cada tres se muestra de acuerdo (35,5%). De tal modo que sólo un minoritario 5,9% responden de manera negativa (4,6% en desacuerdo y 1,3% totalmente descuerdo) [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Ha supuesto el poder superar un reto personal importante

Para tres cuartas partes de la población recorrer el Camino de Santiago supone superar un reto personal: cuatro de cada diez peregrinos están de acuerdo (39,8%) y el 37,7% totalmente de acuerdo. Por el contrario, para dos de cada diez no es así: el 16,7% se manifiesta en desacuerdo y el 5,9% totalmente desacuerdo con la afirmación [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior

En este caso destaca que la mitad la población está de acuerdo (50,9%) y la cuarta parte totalmente de acuerdo (25,4%). Lo cual nos indica que la otra cuarta parte no ha encontrado equilibrio y paz interior, puesto que dos de cada diez (19,1%) se muestran en desacuerdo y el 4,6% totalmente en desacuerdo [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación durante el reco-rrido del Camino

La gran mayoría de los peregrinos, el 83,6%, considera que es así, de los cuales el 31,6% están totalmente de acuerdo y el 52%, más de la mitad de la po-blación, se muestra de acuerdo. Una vez más es minoritario el colectivo que no opina que se respire tranquilidad y relajación en el Camino: un 13,1% en des-acuerdo y un escaso 3,3% en total desacuerdo con la afirmación [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

En muchas de las etapas ha competido con otros peregrinos

Respecto a esta variable se invierten los resultados estadísticos, pues más de dos terceras partes de la población responden negativamente (70,4%), pre-dominando aquellos peregrinos que están totalmente en desacuerdo en que se han dedicado a competir con otros peregrinos durante el recorrido del Camino (45,9%) y uno de cada cuatro peregrinos, el 24,5%, están en desacuerdo. De tal

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316 Antonio Granero Gallegos

manera que dos de cada diez peregrinos (20,3%) se muestran de acuerdo en que compitieron con otros durante el Camino y uno de cada diez (9,3%) está total-mente de acuerdo. Por consiguiente, resalta el hecho de que tres de cada diez peregrinos (29,6%) de la población objeto de estudio compiten con otros duran-te el recorrido del Camino de Santiago [Tabla 5.11.1, figura 3.41].

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Ha competido con otros peregrinos

Admirar el arte en el Camino

Verdaderas vacaciones

Encontrado equilibrio y paz interior

Ambiente de tranquilidad y relajación

Disfrute con actividad física y deporte

Se ha divertido mucho

Superar un reto personal importante

Tiene muchas anécdotas que contar

Ha sido una verdadera aventura

Ambiente de amistad y solidaridad

Desconectar de la vida cotidiana

Figura 3.41.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago,según la experiencia del peregrino que acaba de recorrerlo.

Totalmente de acuerdo De acuerdo En desacuerdo Totalmente desacuerdo

Ha realizado un reportaje audiovisual

En este sentido hemos de destacar que una cuarta parte de la población (25,7%) sí realiza un reportaje audiovisual, ya sean fotos o grabación de vídeos, durante la peregrinación, mientras que las tres cuartas partes restantes de los peregrinos (74,3%) responde que no a esta cuestión [Tabla 5.11.2, figura 3.42].

¿Cómo resulta el recorrido del Camino desde el punto de vista físi-co? ¿Y desde el punto de vista psicológico?

Las respuestas a esta cuestión están categorizadas en: fácil, medio, difícil y muy difícil, haciendo referencia a la pregunta número once del cuestionario de llegada [Tabla 5.11.3, figura 3.42].

Las estadísticas muestran que para la mitad de la población (50,5%) el re-corrido del Camino es de dificultad media, desde el punto de vista físico; mien-tras que para una tercera parte de la misma (37,7%) el recorrido es difícil. Los porcentajes referentes a las otras dos categorías son muy inferiores, estando por debajo del diez por ciento en ambos casos: un 7,9% lo considera fácil y un 3,8% muy difícil.

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Antonio Granero Gallegos 317

Desde el punto de vista psicológico, el 44,2% considera el recorrido de di-ficultad media y resulta fácil para una tercera parte de los peregrinos (34,2%). Sin embargo para dos de cada diez (18,8%) es psicológicamente difícil, aunque sólo un 2,7% lo considera muy difícil.

Es interesante reseñar, al contrastar estos resultados con los del trabajo desarrollado por Valenzuela (2002), la relación con los testimonios recogidos por este autor en los que se asegura -por parte de los peregrinos- que el recorri-do del Camino ha supuesto un gran reto, una superación de sus propios límites, una gran aventura. Asimismo, destacan las afirmaciones en que se pone de ma-nifiesto la gran dificultad física del itinerario, pues se trata de muchos kilóme-tros y de pedalear durante muchas horas. También, entre los comentarios resal-tados por este autor se distingue el ambiente de solidaridad y de tranquilidad que han hallado a lo largo del itinerario, así como la competición entre algunos de los peregrinos ciclistas.

Además, los datos expuestos respecto a la práctica de actividad física y deportiva, así como los relativos al tiempo empleado en admirar el arte en el Camino y los que tienen que ver con el disfrute de unas verdaderas vacaciones, está en consonancia con las consideraciones de Mouriño (2001). Esta autora des-taca en las conclusiones de su investigación, las semejanzas de la peregrinación actual por el Camino de Santiago con otros viajes turísticos, característicos de la sociedad postindustrial, en especial con los que se integran en el turismo rural y cultural, así como con la práctica del senderismo y el cicloturismo.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

Muy difícil Difícil Medio Fácil

Figura 3.42.- Realización un reportaje audiovisual durante la peregrinación. Grado de dificultad física y psicológica que manifiestan los peregrinos

en cuanto al recorrido del Camino de Santiago.

SíNo

Físicamente

Psicológicamente

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318 Antonio Granero Gallegos

A continuación se exponen los resultados del análisis de contingencia de estas variables con las sociodemográficas. Para ello, las cuatro categorías de res-puesta que se han mostrado en el estudio descriptivo, se agrupan ahora en dos, en función del acuerdo o desacuerdo con cada uno de los aspectos valorados.

3.3.11.1.- Experiencias en el Camino según la edad

Como se puede comprobar, a la vista de los datos, son muy numerosas las variables que presentan diferencias significativas desde el punto de vista estadístico, según la edad de los peregrinos de la población objeto de estudio.

Predomina un ambiente de solidaridad y amistad

La casi totalidad de la población de 16 a 50 años, por encima del noventa y cuatro por ciento, está de acuerdo en que predomina un ambiente de amistad y solidaridad en el Camino de Santiago, destacando el 96,1% de los comprendi-dos entre 31 y 40 años. También un alto porcentaje, un 92,5% de los de 51 a 60 años se muestra de acuerdo con esta afirmación, descendiendo casi siete unida-des porcentuales entre la población de mayores de 60 años (85,7%) [Tabla 5.11.4, figura 3.43].

Han sido unas verdaderas vacaciones

Para siete de cada diez peregrinos, tanto de 21 a 30 años (71,9%), de 16 a 20 años (71,2%) como de 41 a 50 años, recorrer el Camino de Santiago han sido unas verdaderas vacaciones. Siguen estando de acuerdo, aunque el porcentaje desciende a un 63,5% a partir de los 61 años, similar proporción a la que presen-tan los comprendidos entre 31 y 40 años (63,3%). Se observa que a partir de los 51 años las cantidades descienden, presentando hasta los 60 años el más bajo de los mismos, un 58,2% [Tabla 5.11.4, figura 3.43].

Ha empleado bastante tiempo en admirar el arte en el Camino

En este caso, a medida que se aumenta en edad se emplea más tiempo en admirar el arte del Camino. Son los jóvenes peregrinos los que menos tiempo emplean en esta cuestión: seis de cada diez, tanto de 16 a 20 años (61,4%) como de 21 a 30 años (61,6%), mientras que los de 31 a 40 años presentan estadísticas cercanas (58,6%), pero son los que menos tiempo le dedican al arte en el Cami-no. A partir de los 41 años los porcentajes suben considerablemente: siete de cada diez peregrinos de 41 a 50 años (70,3%), las tres cuartas partes de la pobla-ción de 51 a 60 años (74,6%) y más de ocho de cada diez a partir de los 61 años (84,1%) [Tabla 5.11.4, figura 3.43].

Se ha divertido mucho durante el recorrido

Se invierten los porcentajes respecto al punto anterior, pues ahora decre-ce el grado de acuerdo con la edad, habiendo grandes diferencias entre los me-nores y los mayores de la población. La casi totalidad de la población de los de 16 a 20 años y los de 21 a 30 años muestran su acuerdo, por encima del noventa por ciento (90,2% y 95,5% respectivamente) en que se han divertido mucho re-corriendo el Camino de Santiago, descendiendo sólo al 87,9% y 87,4% en los de

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Antonio Granero Gallegos 319

31 a 40 años y 41 a 50 años de forma respectiva. Baja el porcentaje a tres cuartas partes entre los peregrinos de 51 a 60 años (76,1%), a un 65,1% entre los mayo-res de 60 [Tabla 5.11.4, figura 3.43].

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte

Los resultados estadísticos muestran que todos los grupos de edad de peregrinos menores de 51 años están por encima del ochenta por ciento de acuerdo con esta afirmación: disfrutan haciendo actividad física y deporte reco-rriendo la peregrinación hacia Santiago. Aunque las cantidades decrecen a me-dida que se aumenta en edad, pasando de un elevado 85,6% entre los de 16 y 20 años a un 55,6% entre los mayores de 60 años. También siete de cada diez de 51 a 60 años (70,1%) afirman disfrutar haciendo actividad física y deporte en el Camino [Tabla 5.11.5, figura 3.43].

Tiene muchas anécdotas que contar tras la peregrinación

La gran mayoría de los peregrinos afirma tener muchas anécdotas que contar, más del ochenta por ciento de la población, correspondiendo el menor porcentaje a los que son mayores de 60 años (84,1%). Son los jóvenes los que presentan estadísticas más altas, por encima del noventa por ciento, llegando incluso al 95,2% en el caso de los que se encuentran entre 21 y 30 años [Tabla 5.11.5, figura 3.43].

Le ha permitido desconectar de la vida cotidiana

Respecto a esta afirmación, excepto dos grupos de edad, todos los demás se muestran de acuerdo por encima del noventa y cuatro por ciento. Sólo los de 16 a 20 (88,2%) y los que tienen más de 60 años (90,5%) bajan ligeramente las proporciones [Tabla 5.11.5, figura 3.43].

Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior

En este caso, los porcentajes de los peregrinos que están de acuerdo au-mentan con la edad, presentando los más jóvenes las estadísticas más bajas (67,3%), aunque se pasa a la tres cuartas de la población entre los de 21 a 30 y los de 31 a 40 años (74,5% y 74,4% respectivamente) y a un 77,5% entre los de 41 a 50; a partir de esta edad, suben ocho puntos (85,7%) entre los mayores de 60 años. Como vemos, son los que sobrepasan los 50 años de edad, los que más equilibrio y paz interior encuentran en la peregrinación a Santiago [Tabla 5.11.6, figura 3.43].

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación durante el reco-rrido del Camino

En lo referente a esta afirmación, las opiniones que hemos encontrado varían de un 79,4% y un 77,8% de acuerdo, entre los peregrinos mayores de 60 años y entre los de 16 y 20 años respectivamente, al elevado 91,8% de los com-prendidos entre 51 y 60 años. El resto de edades, es decir, los que tienen entre 21 y 50 años, oscila entre el ochenta y dos y el ochenta y ocho por ciento de acuerdo [Tabla 5.11.6, figura 3.43].

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320 Antonio Granero Gallegos

En muchas de las etapas se ha dedicado a competir con otros pere-grinos

Son los comprendidos entre 41 y 50 años los que menos se dedican a competir con otros peregrinos durante el recorrido del Camino, sólo un 22%, mientras que el mayor porcentaje, en cuanto a competición con otros, lo presen-tan, curiosamente, los mayores de 60 años con un 42,9%. Del resto de edades reseñar que también se han dedicado ha competir: un cuarto de la población de 31 a 40 años (26%), tres de cada diez peregrinos, tanto de 16 a 20 años (31,4%) como de 21 a 30 años (31%) y más de un tercio de los que tienen de 51 a 60 años de edad (34,3%) [Tabla 5.11.6, figura 3.43].

Figura 3.43.- Distribución por edad, según la valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago en función de la experiencia del peregrino

que acaba de recorrerlo.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

16 a 20años

21 a 30años

31 a 40años

41 a 50años

51 a 60años

> de 60años

Ambiente de amistad y solidaridadVerdaderas vacacionesAdmirar el arte en el Camino

Me he divertido mucho

Disfrute con actividad física y deportiva

Tiene muchas anécdotas que contar

Desconectar de la vida cotidiana

Ambiente de tranquilidad y relajación

Competido con otros peregrinos

Mucha dificultad física

Mucha dificultad psicológica

¿Cómo le resulta físicamente el recorrido del Camino?

Para el análisis de contingencia de esta cuestión respecto a otras varia-bles, se han agrupado las cuatro categorías de respuesta que ya se describieron anteriormente (muy difícil, difícil, medio y fácil) en dos, según el mayor o me-nor grado de dificultad.

Desde el punto de vista físico, los resultados estadísticos muestran gran diferencia entre los distintos grupos, pues a medida que la edad es mayor el recorrido resulta físicamente más dificultoso.

Corresponde la mayor proporción (46,3%), de aquéllos que encuentran más dificultad física, a los comprendidos entre 51 y 60 años; prácticamente los mismos porcentajes presentan los de 31 a 40 años (45,1%), los de 41 a 50 años (45,6%) y los mayores de 60 años (44,4%), mientras que descienden cinco puntos entre los comprendidos de 21 a 30 años (40,6%). Corresponde a los que tienen

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Antonio Granero Gallegos 321

de 16 a 20 años las cifras más bajas en relación con esta variable: de cada diez peregrinos de la población de este grupo de edad, a tres les resulta muy dificul-toso (28,1%), mientras que es poca la dificultad encontrada por los otros siete (71,9%) [Tabla 5.11.7, figura 3.43].

¿Cómo le resulta psicológicamente el recorrido del Camino?

Se invierten los resultados respecto a la variable anterior, son ahora los más jóvenes, de 16 a 20 años, los que mayores porcentajes de dificultad psicoló-gica presentan, un 28,1%. Las cifras descienden a medida que aumenta la edad: un cuarto de la población de 21 a 30 años (25,5%), un 18,6% entre los de 31 a 40. Un punto por debajo de estos últimos, y con similar porcentaje, muestran los mayores de 40 años: de 41 a 50 años (17,6%), de 51 a 60 (17,2%) y a partir de 61 (17,5%), que también encuentran el recorrido muy dificultoso desde el punto de vista psicológico [Tabla 5.11.7, figura 3.43].

3.3.11.2.- Valoración de distintos aspectos en función de la experiencia del peregrino según sexo

Se estudia el acuerdo o desacuerdo con las distintas afirmaciones, en fun-ción de la experiencia que ha supuesto para cada uno el recorrido en peregrina-ción por el Camino de Santiago.

Los varones se muestran más de acuerdo (aunque la diferencia no es sig-nificativa) en lo que se refiere a que predomina un ambiente de amistad y soli-daridad, a que han sido una verdaderas vacaciones, a emplear bastante tiempo en admirar el arte en el Camino, a que se han divertido mucho, a las anécdotas que tienen que contar y a desconectar de la vida cotidiana. Entre las mujeres el porcentaje es ligeramente superior al referirnos a haber disfrutado haciendo actividad física y deporte, a que recorrer el Camino ha sido una verdadera aventura, a que ha supuesto superar un reto personal importante y les ha per-mitido encontrar un equilibrio y paz interior.

Por otro lado, las diferencias según la variable sexo sí son estadísticamen-te significativas en lo que se refiere a los siguientes aspectos:

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación en el Camino

Manifiestan se acuerdo con esta afirmación, tras la experiencia que supo-ne haber recorrido el Camino de Santiago, el 85,6% de los varones y el 79,9% de las mujeres. Por consiguiente, el 14,1% de hombres revelan su descuerdo, así como dos de cada diez peregrinas (20,1%). Se observa una diferencia de seis unidades porcentuales entre unos y otras, respecto a esta variable [Tabla 5.11.8, figura 3.44].

En muchas etapas me he dedicado a competir con otros peregrinos

Los varones se han dedicado a competir con otros peregrinos más que las mujeres a lo largo del Camino, pues un tercio de ellos (32,7%) se muestra de acuerdo en esta afirmación, mientras que lo hace un cuarto (24,6%) de la pobla-

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Análisis y discusión de resultados

322 Antonio Granero Gallegos

ción femenina. En cualquier caso, el 67,3% de hombres se manifiesta en des-acuerdo, al igual que el 75,4% de las ellas [Tabla 5.11.8, figura 3.44].

¿Cómo le resulta físicamente el recorrido del Camino?

Las mujeres presentan un mayor porcentaje respecto a la dificultad física del recorrido, con más de ocho puntos respecto a los varones. A casi la mitad de las peregrinas de la población (46,7%) que recorren el Camino de Santiago, les resulta físicamente muy dificultoso, frente a un 38,4% de ellos. Por el contrario, para seis de cada diez hombres representa poca la dificultad (61,6%), así como el 53,3% de las mujeres [Tabla 5.11.9, figura 3.44].

3.3.11.3.- Experiencias en el Camino según el medio de locomoción

En función del medio en que han recorrido el Camino de Santiago, se analizan las diferencias que resultan estadísticamente significativas, en cuanto al grado de acuerdo o desacuerdo mostrado, respecto a las afirmaciones de este grupo de variables.

Han sido unas verdaderas vacaciones

Los datos revelan disparidad de opiniones en lo referente a que la pere-grinación ha supuesto vivir unas verdaderas vacaciones. Más de las tres cuartas partes de los peregrinos en bicicleta así lo afirman (76,1%), mientras que los que recorren a pie el Camino presentan más de once unidades porcentuales menos, constituyendo dos terceras partes de los mismos (65,5%) los que se muestran de acuerdo [Tabla 5.11.10, figura 3.44].

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte

Prácticamente la totalidad de los ciclistas manifiestan haber disfrutado haciendo actividad física y deporte a lo largo del Camino (94%), como también un gran número de los peregrinos que van andando lo afirman (76,6%), aunque a una diferencia porcentual considerable de más de diecisiete puntos de los an-teriores [Tabla 5.11.10, figura 3.44].

Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior

Un importante 78,1% de los que van a pie muestran su acuerdo en rela-ción a que recorrer el Camino les ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior, mientras que dos de cada diez (21,9%) expresa su descuerdo con tal afirmación. Respecto a los que pedalean hacia Santiago, son ahora las dos terce-ras partes de los mismos (67,9%), diez unidades porcentuales menos que los que van caminando, los que afirman que la peregrinación les ha permitido hallar equilibrio y paz interior, no así a la otra tercera parte de los que han pe-daleado hasta Compostela (32,1%) [Tabla 5.11.10, figura 3.44].

Ha realizado un reportaje audiovisual

Aunque la mayoría de la población no hace un reportaje audiovisual du-rante su peregrinación (76,5% de los que van andando y un 64,1% de los que lo hacen en bicicleta), sí encontramos diferencias significativas en función del me-

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 323

dio utilizado para recorrer el Camino de Santiago, pues afirman haberlo reali-zado más de la tercera parte de los ciclistas (35,9%), lo que supone doce puntos por encima respecto de los que van a pie, que presenta un 23,5% [Tabla 5.11.11, figura 3.44].

¿Cómo resulta recorrer el Camino desde el punto de vista físico?

La mitad (51,6%) de los que peregrinan en bicicleta han hallado mucha dificultad física en el recorrido, mientras que desciende la cantidad entre los que van caminando hasta un 39,4%. Así pues, a seis de cada diez peregrinos que van a pie hasta Santiago les resulta poco dificultoso el Camino, desde el punto de vista físico, al igual que al 48,4% de los que van pedaleando [Tabla 5.11.12, figura 3.44].

3.3.11.4.- Experiencias en el Camino según la nacionalidad

En este punto se tratan los resultados en que las diferencias resultan sig-nificativas desde el punto de vista estadístico, según la nacionalidad de los pe-regrinos de la población de estudio, en relación con el grado de acuerdo o des-acuerdo respecto a este grupo de variables de experiencias en el Camino de Santiago.

Ha empleado bastante tiempo en admirar el arte en el Camino

Tres cuartas partes (73,3%) de los peregrinos del resto del mundo se muestran de acuerdo en que han empleado bastante tiempo en admirar el arte en el Camino, al igual que dos terceras partes (66,8%) de la población de espa-ñoles -siete unidades porcentuales menos- y un 60,5% de los europeos, a catorce puntos de diferencia de los primeros [Tabla 5.11.13, figura 3.44].

Se ha divertido mucho durante el recorrido

Prácticamente la totalidad de los peregrinos que proceden de España (90%), así como los del resto del mundo (89,2%), consideran que se han diverti-do mucho recorriendo el Camino. También la opinión es favorable entre la ma-yoría de los europeos, aunque ahora son ocho de cada diez (81,7%) los que res-ponden afirmativamente a esta cuestión [Tabla 5.11.13, figura 3.44].

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte

Si bien la mayoría de peregrinos de los tres grupos de nacionalidad se muestran de acuerdo en que han disfrutado haciendo actividad física y deporte recorriendo el Camino de Santiago, los resultados muestran diferencias, de seis puntos entre los españoles (85,8%) -que presentan el porcentaje más alto- y los del resto del mundo (79,7%) y prácticamente de veinte puntos respecto a los europeos (66%), entre los que encontramos la menor proporción [Tabla 5.11.13, figura 3.44].

Ha supuesto el poder superar un reto personal importante

Para el 86,5% del colectivo del resto de países, al igual que para ocho de cada diez (81,2%) de los españoles, peregrinar por el Camino ha supuesto su-

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Análisis y discusión de resultados

324 Antonio Granero Gallegos

perar un reto personal importante. En cambio, así se manifiestan dos terceras partes (67%) de la población de europeos, a diecinueve puntos y medio de dis-tancia de los primeros [Tabla 5.11.14, figura 3.44].

Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior

La peregrinación hasta Compostela ha permitido encontrar equilibrio y paz interior a nueve de cada diez (89,2%) de los que preceden de otros países del mundo, al igual que para ocho de cada diez europeos (78,4%) -a once uni-dades porcentuales de diferencia- y a un cuarto (73,9%) de la población de es-pañoles que también se manifiestan de acuerdo con esta afirmación, a quince puntos de los primeros [Tabla 5.11.14, figura 3.44].

En muchas de las etapas ha competido con otros peregrinos

Son aquéllos que proceden de Europa los que presentan la mayor pro-porción por nacionalidades en cuanto a competir en muchas etapas con otros peregrinos, el 45,8%; prácticamente doblan el porcentaje que presentan tanto los del resto de países del mundo (24,3%) como los de España (22,9%) [Tabla 5.11.14, figura 3.44].

Ha realizado un reportaje audiovisual

Como se ha constatado anteriormente, la mayoría de la población objeto de estudio no realiza un reportaje audiovisual durante su recorrido hacia San-tiago; no obstante, se hallan diferencias significativas entre los colectivos de las distintas nacionalidades. Más de un cuarto de los españoles (28,1%) hacen un reportaje de estas características, frente a dos de cada diez europeos (22,5%) y un 17,6% de los del resto del mundo, que son los que menos lo efectúan en su peregrinar [Tabla 5.11.15, figura 3.44].

¿Cómo resulta recorrer del Camino desde el punto de vista físico?

La mayoría (52,7%) de los peregrinos del resto de países encuentran mu-cha dificultad física en el recorrido. Porcentaje que es también alto entre los que proceden de Europa, que presenta un 47,1%. A quince unidades de los primeros se halla la proporción entre los españoles (37,8%) que han encontrado también gran dificultad desde el punto de vista físico [Tabla 5.11.16, figura 3.44].

Así pues, a la vista de los resultados de este grupo de variables de expe-riencias del Camino de Santiago, en relación con la nacionalidad de los peregri-nos, se constata que corresponde a los de España la mayor proporción en cuan-to a divertirse mucho a lo largo del recorrido, a considerar que han practicado actividad física y deporte durante la peregrinación y a haber realizado un re-portaje audiovisual. Por otro lado, son los que proceden de otros países del mundo los que mayor porcentaje presentan en cuanto a: haber empleado tiem-po en admirar el arte y la cultura en el Camino, haber superado un reto perso-nal importante y mayor dificultad física ha supuesto el recorrido. Y finalmente, son los europeos los que más se han dedicado a competir con otros en las distin-tas jornadas.

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 325

Figura 3.44.- Distribución por sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según la valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago

en función de la experiencia del peregrino que acaba de recorrerlo.

Verdaderas vacaciones

Admirar el arte en el CaminoMe he divertido mucho

Disfrute con actividad física y deportiva

Ambiente de tranquilidad y relajación

Competido con otros peregrinosMucha dificultad física

Mucha dificultad psicológica

Encontrado equilibrio y paz interiorReportaje audiovisual

Superar reto personal

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Varón Mujer

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

A pie En bicicleta0%

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Españoles Europeos Resto del mundo

3.3.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago?

Con esta pregunta se pretende conocer cuáles son los sentimientos de los peregrinos al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Para ello, se les solicitó que indicaran todos los que consideraran oportunos de entre los ocho que se les proponía en el cuestionario. Asimismo, la pregunta quedó abier-ta para que expresaran cualquier otro sentir que estimaran pertinente reseñar.

Los resultados obtenidos demuestran que la amplia mayoría de los pere-grinos (86,1%) siente satisfacción al llegar a Santiago tras el recorrido del Ca-mino y que las dos terceras partes de la población (64,5%) se sienten orgullosos por haber sido capaces de llegar; mientras que un tercio de la misma (34,8%) lo que siente es humildad y considera, a su vez, que recorrer el Camino de Santia-go hace al peregrino más humilde. Igualmente se ha de destacar el dato de que un 37,7% de la población objeto de estudio ha mejorado su autoestima tras la peregrinación. Con proporciones más bajas se hallan los que manifiestan su disgusto por la masificación en los albergues (20,2%) y los que expresan de-cepción por la relación con otros peregrinos (4,7%). Finalmente, indicar que el recorrido del Camino decepciona a un 3% y sólo un 2,6% sienten indiferencia al llegar a Compostela [Tabla 5.12.1, figura 3.45].

En lo que respecta al apartado de “otros sentimientos”, reseñar que éstos suponen un 9,1%, de los que: un 4,2% manifiestan diferentes sentimientos de emoción y satisfacción, un 1,9% se encuentra decepcionado por las condiciones

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Análisis y discusión de resultados

326 Antonio Granero Gallegos

de los albergues y el itinerario en Galicia, un 1,2% siente un mayor conocimien-to de sí mismo, así como fortaleza y paz interior, un 0,8 % siente tristeza porque acaba su recorrido del Camino, un 0,6% se siente desilusionado porque conside-ra que la ruta jacobea está derivando en turismo y está perdiendo su sentido espiritual y, finalmente, para un 0,5% supone una afirmación de fe llegar a San-tiago tras recorrer el Camino [Tabla 5.12.2].

No cabe duda de que, llegados a este punto, es importante conocer si el Camino de Santiago satisface las expectativas del peregrino que lo recorre. Resulta interesante resaltar que para el 93,1% de la población investigada -prácticamente la totalidad de la misma- expresa su satisfacción respecto a las mismas y que sólo un 6,9% no sienten satisfechas las expectativas con que ini-ciaron el recorrido [Tabla 5.12.3, figura 3.45].

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Figura 3.45.- Sentimientos del peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago.

Satisfacción por haber llegado a Santiago

Orgullo por haber sido capaz de llegar

Ha mejorado si autoestima

Recorrer el Camino le hace sentir humildeDisgustado por la masificación en los albergues

Decepcionado por relación con otros peregrinos

Le ha decepcionado el recorrido del Camino

Indiferencia

SíNo

A la vista de estos resultados cabe preguntarse: ¿le gustaría volver a re-correr el Camino al peregrino que llega a Santiago?. Nueve de cada diez (89,6%) responden afirmativamente a esta cuestión, mientras que el 10,4% con-testa que no volverá a peregrinar a Compostela [Tabla 5.12.3, figura 3.46].

También interesa saber, de los que contestaron que sí a la cuestión ante-rior, qué cambios harían, si los hubiere, respecto al recorrido que acaban de rea-lizar. Las respuestas son muy variadas, pero la que predomina, con un 30,5%, es la de los que afirman que se prepararían mejor físicamente para recorrer el Camino de Santiago. A continuación, un 28,9% de la población lo haría en otra

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Antonio Granero Gallegos 327

época distinta, un 27,8% cambiaría el itinerario, dos de cada diez (19,6%) cam-biarían el medio en que lo han recorrido, un 16,7% lo haría en grupo, un 14,2% programaría todas las etapas, un 14,7% el tipo de alojamiento, el 13,7% lo haría solo y un 12,4% cambiaría el grupo de personas con quienes ha peregrinado en esta ocasión [Tabla 5.12.4, figura 3.46]. En lo que respecta a “otros cambios”, indicar que suponen un 3,8%, entre los que se encuentran: mejoraría las condi-ciones de los albergues especialmente en Galicia, optimizaría la señalización y acondicionamiento del Camino, seleccionaría mejor el equipaje, haría menos kilómetros diarios e iría sin límite de tiempo ni fechas fijas [Tabla 5.12.5].

0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35%

Figura 3.46.- Peregrinos que volverían a recorrer el Camino de Santiago. Cambios que harían respecto a la peregrinación que acaban de realizar.

Me prepararía físicamenteLa época del añoEl recorridoEl medio a emplear (a pie, en bicicleta,...)Lo haría en grupoEl tipo de alojamientoProgramaría todas las etapasLo haría soloEl grupo de personas

SíNo

Al contrastar los datos expuestos con los hallados en otras investigacio-nes, se ha de destacar, en primer lugar y en relación con los sentimientos del peregrino que llega a Santiago, que la satisfacción y, especialmente, la humildad ya las citó Valenzuela (2002) entre los testimonios recogidos para su estudio.

Igualmente, es necesario hacer referencia a autores como Biddle (1993) o Weinberg y Gould (1996), pues en sus trabajos, referidos a las actividades en el medio natural, destacan la sensación de bienestar y la potenciación de la autoes-tima como un efecto entre los practicantes de las mismas.

En cuanto a los resultados expuestos y relativos al grado de satisfacción de las expectativas iniciales, indicar que coinciden con los mostrados por Moya (2002), pues los de su trabajo, aunque referidos a programas de un día en toda la provincia de Granada, también reflejan un amplio grado de satisfacción (en-tre el 90% y 100%) por parte de los senderistas.

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328 Antonio Granero Gallegos

Asimismo, en relación con la intención de volver a recorrer la ruta jaco-bea, nuestros datos están en la línea de las afirmaciones que recopila Valenzuela (2002) en su investigación, pues entre las mismas se reseña el propósito de re-gresar próximamente al Camino de Santiago. Por otro lado, los datos de Moya (2002) también reflejan un porcentaje muy alto (92,1%) de senderistas con inten-ción de volver a participar al año siguiente en el programa de esta actividad que oferta su entidad provincial.

A continuación se procede al análisis de las diferencias significativas, que desde el punto de vista estadístico, se producen entre las variables expuestas y la edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad de los peregrinos objeto de investigación.

3.3.12.1.- Sentimientos al llegar a Compostela según la edad

Veamos los diferentes resultados obtenidos, según la edad de la pobla-ción objeto de estudio, en referencia a lo que sienten al llegar a Santiago tras el recorrido de la ruta [Tabla 5.12.6, figura 3.47].

Orgullo por haber sido capaz de llegar

Los datos arrojan unos porcentajes muy altos entre los más jóvenes, pues las tres cuartas partes de los de 16 a 20 años (75,8%) afirman sentir orgullo por haber sido capaz de llegar. El resto de población oscila entre ocho puntos de diferencia, un 59% los de 51 a 60 años, un 59,5% los de 31 a 40, un 63,7% los de 41 a 50, un 64,8% los 21 a 30 años y, finalmente, se halla un 66,7% entre los ma-yores de 60 años.

Disgustado por la masificación en los albergues

Es mucha la diferencia que se aprecia en función de la edad respecto a la masificación de los albergues, pues uno de cada diez de 16 a 20 años (11,1%) sí está disgustado por ello, mientras que, a diecisiete unidades porcentuales de diferencia se hallan los de 51 a 60 años (28,4%) que también se muestran disgus-tados por esta situación. Entre tanto, expresan su disgusto el 14,3% de los pere-grinos a partir de los de 61 años, el 18,1% de 31 a 40, dos de cada diez que tie-nen de 21 a 30 (21,6%) y un cuarto de población entre 41 y 50 años (24,2%).

Humildad

Entre la población estudiada, el porcentaje referente a la humildad crece progresivamente con la edad, desde el 27,5% de los más jóvenes, de 16 a 20 años, a casi la mitad de la población de 51 a 60 y de mayores de 60 años (44,8% y 44,4% respectivamente).

Le gustaría volver a recorrer el Camino

Aunque la mayoría de los que recorren el Camino de Santiago considera que volvería a recorrerlo, se observan significativas diferencias con la edad, siendo los jóvenes los que presentan las proporciones más elevados: el 94,1% de la población de 16 a 20 años afirma que volvería a recorrerlo, así como nueve de

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Antonio Granero Gallegos 329

cada diez peregrinos entre 21 y 50 años, también un elevado 85,1% entre los de 51 y 60 años, descendiendo considerablemente el porcentaje a partir de esta edad, pasando a dos tercios de la población a partir de 61 años (66,7%).

3.3.12.2.- Sentimientos al llegar a Compostela según sexo

A la vista de los resultados estadísticos, respecto a qué siente el peregrino al llegar a Santiago de Compostela tras recorrer el Camino, apenas si se apre-cian diferencias significativas según el sexo. Sólo lo son en lo que se refiere a sentir orgullo por haber sido capaz de llegar hasta Santiago, pues la diferencia a favor de las mujeres es, porcentualmente, de más de once puntos y medio, ya que siete de cada diez (71,7%) sienten orgullo, frente a seis de cada diez de los varones que afirman sentirlo (60,1%) [Tablas 5.12.7 y 5.12.8, figura 3.47].

Aunque sí llama la atención que los resultados (no significativos desde el punto de vista estadístico) en el resto de sentimientos indiquen un porcentaje mayor en las mujeres en cuanto a sentir indiferencia, satisfacción por haber lle-gado a Santiago, decepción por el recorrido del Camino, disgusto por la masifi-cación en los albergues, aumento de la autoestima, decepción por la relación con otros peregrinos, así como los que hemos descrito dentro del apartado de otros sentimientos. Los varones sólo presentan un porcentaje mayor en cuanto a la humildad, a sentirse más humildes tras recorrer el Camino.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

A pie En bicicleta

Figura 3.47.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según los sentimientos del peregrino al llegar a Compostela tras

recorrer el Camino de Santiago.

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > 600%

10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Varón Mujer

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Españoles Europeos Resto del mundo

SatisfacciónOrgullo

Disgustado masificaciónHumildadMejorado autoestima Decepcionado por relación con otros

Gustaría volver a recorrer el Camino

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330 Antonio Granero Gallegos

3.3.12.3.- Sentimientos al llegar a Compostela según el medio de loco-moción

Tres cuartas partes (74,5%) de la población que llega a Santiago peda-leando siente orgullo por haber sido capaz de llegar, así como seis de cada diez (62,5%) de los que peregrinan andando. Por consiguiente, existen doce unida-des porcentuales de diferencia según el medio de locomoción en relación con este sentimiento.

También son doce los puntos, pero en este caso a favor de los que van a pie, doblando en proporción -dos de cada diez (22,4%)- a los que van en bicicle-ta (10,3%), en relación con sentirse disgustados por la masificación en los al-bergues.

Asimismo, el porcentaje de los que llegan caminando también es supe-rior a los que los hacen pedaleando en relación con sentir humildad tras la reco-rrer la peregrinación; lo expone así un 36,9% de la población a pie, por un cuar-to (25%) de los que van en bicicleta [Tabla 5.12.9, figura 3.47].

3.3.12.4.- Sentimientos al llegar a Compostela según nacionalidad

Nueve de cada diez (89,7%) peregrinos españoles sienten satisfacción por haber llegado a Santiago tras recorrer el Camino, mientras que son ocho de cada diez entre los del resto del mundo (81,1%) y entre los europeos (79,4%) los que se expresan en estos términos [Tabla 5.12.10, figura 3.47].

Aunque la mayoría de los que llegan a Compostela se sienten orgullosos, el porcentaje entre los procedentes del resto de países y los de España (70,3% y 69% respectivamente) es superior en más de quince unidades a los de Europa (53,3%) [Tabla 5.12.10, figura 3.47].

Al referirnos al sentimiento de humildad tras llegar a Compostela, se hallan grandes diferencias –de más de veinticinco puntos-, pues lo manifiestan seis de cada diez (60,8%) de los que proceden del resto de países del mundo, doblando prácticamente en porcentaje al resto de nacionalidades (34% de espa-ñoles y 30,4% de europeos) [Tabla 5.12.10, figura 3.47].

Además, son cuatro de cada diez (41,1%) de origen español los conside-ran que la peregrinación ha mejorado su autoestima, por un 36,5% de los del resto del mundo y, a más de diez unidades de los primeros, se encuentran las cifras de los que proceden de Europa (30,7%) [Tabla 5.12.11, figura 3.47].

Por otro lado, un cuarto (23,8%) de los peregrinos españoles expresan su disgusto por la masificación en los albergues a lo largo del recorrido, mientras que este porcentaje disminuye considerablemente entre los colectivos de las demás nacionalidades: los del resto del mundo presentan un 17,6% y los euro-peos un 13,1% [Tabla 5.12.11, figura 3.47].

De tal manera que, corresponden a los peregrinos de España las mayores proporciones en cuanto a sentir satisfacción y orgullo al llegar a Santiago y a

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Antonio Granero Gallegos 331

considerar que el recorrido ha mejorado su autoestima, siendo superior la can-tidad entre aquéllos que vienen de otras partes del mundo, en cuanto al senti-miento de humildad.

Es destacable el hecho de que prácticamente a la totalidad de los españo-les (93,5%) y los del resto de países (93,2%) les gustaría volver a recorrer el Ca-mino, aunque entre los europeos la proporción desciende al 80,1% [Tabla 5.12.11, figura 3.47].

3.3.12.5.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Camino se-gún la edad

Se observan grandes diferencias, significativas estadísticamente, entre los distintos cambios que harían los que volvieran a recorrer el Camino de Santia-go, según la edad de los peregrinos.

El medio de locomoción

Se va a comprobar en qué porcentajes cambiarían los investigados el me-dio de peregrinar, es decir, si en esta ocasión ha recorrido el Camino andando, en bicicleta o a caballo, en una próxima vez lo cambiaría y volvería a peregrinar en uno de los otros dos medios.

El medio de locomoción a emplear lo cambiarían principalmente los más jóvenes, que presentan el más alto porcentaje con un 34% (mas de un tercio de la población de 16 a 20 años), más de trece puntos por encima de los de 21 a 30 años que muestran un 21,3% (más de dos de cada diez peregrinos de esta po-blación). A medida que se aumenta en edad disminuyen más las proporciones, llegando al 11,2% de los comprendidos entre 51 y 60 años que cambiarían el medio en que han peregrinado y a un 6,3% de los que tienen más de 60 (más de veintisiete puntos menos que los más jóvenes) [Tabla 5.12.12, figura 3.48].

El tipo de alojamiento utilizado

En este caso, dos de cada diez peregrinos de la población, tanto entre 51 a 60 años (20,1%) como de 16 a 20 años (19,6%), buscarían otro tipo de alojamien-tos en un próximo recorrido por el Camino de Santiago. De igual manera actua-rían el 18,7% de los comprendidos entre 41 y 50 años de edad y el 14,4% de los de 31 a 40 años. En el resto de grupos de edad, de 21 a 30 y a partir de 61 años, los porcentajes están por debajo del diez por ciento (9,4% y 6,3% respectivamen-te) [Tabla 5.12.12, figura 3.48].

El itinerario o recorrido

Respecto al cambio de itinerario para efectuar una posterior peregrina-ción, también son los más jóvenes los que mayor porcentaje presentan: un 39,2%. A medida que se aumenta en edad los tantos por ciento van descendien-do: de un tercio de peregrinos entre 21 a 30 años (32,3%) pasamos a un cuarto (26,5%) de la población de 31 a 40 años, a un 22,5% entre los de 41 a 50 años y a un 17,2% que presentan los de 51 a 60 años; siendo, además, dos de cada diez,

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Análisis y discusión de resultados

332 Antonio Granero Gallegos

de los mayores de 60 años, los que cambiarían de itinerario (20,6%) [Tabla 5.12.12, figura 3.48].

La época del año

En cuanto a recorrer la ruta en otra época del año, también se hallan sig-nificativas diferencias entre grupos de edad, aumentando los porcentajes con la misma hasta los 60 años: un 22,9% de los comprendidos entre 16 y 20 años, un cuarto de la población de 21 a 30 años (24,2%), un 27,9% entre los de 31 a 40 años, más de un tercio de los de 41 a 50 (35,2%) y hasta un 42,5% que presentan los que tienen entre 51 y 60 años. A partir de esta edad descienden las cifras a un 22,2% en la población de mayores de 60 años [Tabla 5.12.12, figura 3.48].

Figura 3.48.- Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según los cambios que harían respecto a la peregrinación que acaban de realizar.

El medio a emplearEl tipo de alojamiento

El recorrido

La época del añoEl grupo de personas

Lo haría en grupo

Programaría todas las etapas

Se prepararía físicamente

Lo haría solo

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%

16 a 20 21 a 30 31 a 40 41 a 50 51 a 60 > de 60

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%

A pie En bicicleta

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%

Varón Mujer

0%5%

10%15%20%25%30%35%40%45%

Españoles Europeos Resto mundo

El grupo de personas

Los resultados en esta variable también muestran significativas diferen-cias según la edad, pues más de un cuarto (26,1%) de la población de los más jóvenes –de 16 a 20 años- sí que cambiaría el grupo de personas con el que ha recorrido el Camino en esta ocasión, doblando en porcentaje a los de 21 a 30 años (12,9%) y sacando más de quince puntos de diferencia respecto a los de 31 a 40 (10,2%) y a los de 41 a 50 años (10,4%) que presentan resultados similares. Muy por debajo de los primeros encontramos las cantidades de los mayores de 50 años que son los que más repetirían con la compañía de las mismas personas; sólo cambiarían el 6,7% de los de 51 a 60 años y un mínimo 1,6% a partir de los 60 años [Tabla 5.12.13, figura 3.48].

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Análisis y discusión de resultados

Antonio Granero Gallegos 333

Lo haría en grupo

Un tercio de la población de 16 a 20 años (32,7%) peregrinaría en grupo en una próxima ocasión, muy por encima de la opinión del resto de la población de estudio: un 18,4% de 21 a 30 años, un 13,7% de 41 a 51 años, 11,2% de 51 a 60 años, un 11,1% a partir de 61 y, un 10,2% de 31 a 40 años que también lo harían en grupo en una próxima peregrinación [Tabla 5.12.13, figura 3.48].

Programaría todas las etapas

La próxima vez que recorra el Camino de Santiago programaría todas las etapas un 22,2% de los peregrinos de 16 a 20 años (también serían éstos los que más cambios harían respecto a esta variable), seguidos de los de 51 a 60 años, con un 16,4% que también programaría todas las jornadas del recorrido, al igual que un 14,3% de los mayores de 60 años y un 14% de los comprendidos entre 31 y 40. Por el contrario, sólo uno de cada diez peregrinos de 21 a 30 años y un 12,1% de los de 41 a 50 años harían cambios [Tabla 5.12.13, figura 3.48].

3.3.12.6.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Camino se-gún sexo

Respecto a los cambios que harían si vuelven a recorrer la peregrinación hasta Santiago, un 17,6% de varones lo haría solo, mientras que en mujeres, este cambio no llega ni al diez por ciento: 7,4%; observamos pues que la diferencia respecto a esta variable es superior al diez por ciento a favor de los hombres [Tabla 5.12.14, figura 3.48].

En el caso de la preparación física se invierten los resultados a favor de las mujeres, pues un 36,2% de éstas afirman que se prepararían mejor física-mente, frente a un 26,9% de los hombres [Tabla 5.12.14, figura 3.48].

Si se trata de cambiar el medio empleado para la peregrinación, ahora la diferencia entre unos y otras es de más de cinco unidades porcentuales y media a favor de los varones, pues dos de cada diez (21,7%) cambiarían el medio de locomoción empleado, mientras que lo haría un 16,1% de la población femenina [Tabla 5.12.14, figura 3.48].

En lo que respecta a otros cambios, no existen diferencias significativas por sexo, pero sí se va a destacar qué cambiarían más, tanto mujeres como hombres, de mayor a menor diferencia desde el punto de vista porcentual. Ellas cambiarían más: época del año y grupo de personas [Tabla 5.12.15, figura 3.48]; mientras que ellos lo harían más sobre tipo de alojamiento, recorrido, itinerario, lo harían en grupo y programarían todas las etapas [Tabla 5.12.16, figura 3.48].

3.3.12.7.- Cambios que realizarían si volvieran a recorrer el Camino se-gún el medio de locomoción

Sólo se encuentran diferencias significativas en relación con dos varia-bles, considerando que volviera a recorrer el Camino en una próxima ocasión: el medio a emplear y programaría todas las etapas.

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Análisis y discusión de resultados

334 Antonio Granero Gallegos

Son más entre el colectivo que va en bicicleta (36,4%) los que cambiarían el medio de locomoción, duplicando en proporción a los que van a pie (16,1%); mientras que éstos últimos triplican en porcentaje a los ciclistas (16,1% y 5,4% respectivamente), en cuanto a los que programarían todas las etapas [Tabla 5.12.17, figura 3.48].

3.3.12.8.- Cambios que realizarían si volviera a recorrer el Camino se-gún la nacionalidad

Se hallan diferencias significativas estadísticamente, según la nacionali-dad, en referencia con diversas variables relacionadas con cambios que harían si volvieran a peregrinar a Compostela [Tabla 5.12.18, figura 3.48].

El tipo de alojamiento

Dos de cada diez (18,5%) peregrinos españoles cambiarían el tipo de alo-jamiento en un próximo recorrido por el Camino de Santiago. Baja la propor-ción entre los de resto de países del mundo (13,5%) que tomaría esta decisión de los del resto del mundo y desciende hasta un mínimo 6,5% entre los europeos.

El recorrido

Las diferencias entre los distintos colectivos por nacionalidad son gran-des al referirnos al cambio del recorrido de la peregrinación a Santiago; un ter-cio (32,3%) de los de España variarían el mismo, mientras que así actuarían apenas un diez por ciento del resto de peregrinos de la población.

Lo haría en grupo

Dos de cada diez (19,5%) peregrinos de la población de españoles toma-ría la decisión de recorrer el Camino en grupo, mientras que también lo haría de esta manera uno de cada dos del resto del resto de nacionalidades de la pobla-ción objeto de estudio.

Se prepararía físicamente

Resulta interesante comprobar que más de un tercio (35%) de los pere-grinos procedentes de España se prepararían físicamente para volver al Cami-no, al igual que tres de cada diez (29,7%) de los europeos y dos de cada diez (20,6%) de los del resto del mundo, aunque éstos últimos muestran quince uni-dades porcentuales menos que los primeros.

Programaría todas las etapas

Finalmente, un 16,7% de los españoles programarían todas las etapas si volvieran a peregrinar. Este porcentaje desciende cuatro puntos y medio entre los del resto de países del mundo (12,2%) y siete unidades y media entre los europeos (9,2%).

En resumen, corresponde a la población de españoles el porcentaje más alto de cambio en cada una de las variables analizadas en que las diferencias son significativas.

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CAPÍTULO 4

CONCLUSIONES

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Conclusiones

Antonio Granero Gallegos 337

Tras el análisis y discusión de resultados y en función de los objetivos marcados en la investigación, se extraen una serie de conclusiones que desarro-llamos a continuación agrupadas en distintos bloques.

En primer lugar se muestran los perfiles sociodemográficos obteni-dos, tanto de los que parten de Roncesvalles como de los que llegan a Santiago, dando así respuesta en parte al octavo objetivo, que además se analiza conjun-tamente con los siete primeros:

El perfil del peregrino que inicia en Roncesvalles el recorrido del Ca-mino de Santiago en España refleja a un grupo de personas jóvenes, con edades comprendidas entre los 21 y 30 años. Son más numerosos los que comienzan caminando, así como los varones, los de naciona-lidad española o europea y los solteros. Son sujetos que poseen for-mación académica, bien estudios universitarios de grado superior o de secundaria y bachillerato, y que desempeñan su actividad laboral en el sector privado.

El perfil del peregrino que llega a Santiago se corresponde, priorita-riamente, con personas que lo hacen andando, predominando las comprendidas entre 21 y 30 años. Son más numerosos los varones, los de nacionalidad española y aquéllos que están solteros. Son indivi-duos con estudios de secundaria, bachillerato o de formación univer-sitaria de grado superior, por lo que son más los que trabajan en el sector privado o son estudiantes.

Es interesante destacar la similitud de los dos perfiles expuestos, aunque es resaltable que desde Roncesvalles parten tantos europeos como españoles. Se trata de una población con alto grado de formación académica. Asimismo, cabe reseñar que la mayoría de peregrinos que recorre el Camino de Santiago son solteros, aunque a partir de los 41 años sí están, preferentemente, casados.

Las conclusiones a las que llegamos en relación con las experiencias previas en el Camino de Santiago que han tenido los peregrinos mayores de 15 años que lo recorren en el año 2003, en cuanto a los años en que se han produ-cido, el medio empleado, así como los lugares de salida y de llegada, y respon-diendo con ello al primer objetivo planteado, son que:

Una cuarta parte de los peregrinos que recorren el Camino de Santia-go, tanto de los que salen desde Roncesvalles como los que llegan a Compostela, ya han tenido experiencias anteriores en la ruta, sobre todo los españoles, concentrándose entre 1999 y 2002 la mayor parte de las mismas.

Fueron andando, preferentemente, en cuanto al medio de locomoción empleado, y los lugares desde los que iniciaron el recorrido fueron, principalmente, Castilla y León, Navarra, Francia y Galicia, acabando la mayoría de peregrinos su camino en Santiago de Compostela.

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Conclusiones

338 Antonio Granero Gallegos

Referente a las motivaciones de los peregrinos mayores de 15 años para recorrer el Camino de Santiago, se concluye, dando respuesta al primer apartado del tercer objetivo planteado en la investigación, que:

Aquéllos que recorren el Camino lo hacen motivados por varias razo-nes, combinándose las de índole espiritual, las culturales, las deporti-vas y las de relación con otras personas.

Los peregrinos acuden a la ruta para alejarse de la vida cotidiana y vivir una importante experiencia personal, de búsqueda interior y es-piritualidad.

El arte y la cultura de la ruta, hacer actividad física, relacionarse con gente, hacer amigos y vivir una aventura, son motivaciones para la mayoría de los que recorren el Camino de Santiago.

Practicar actividad física en la peregrinación motiva más a los jóve-nes, a las mujeres, a los que pedalean por el itinerario jacobeo y a los de nacionalidad española.

Las vacaciones y el turismo constituyen una razón destacada, prácti-camente para la mitad de los peregrinos que se ponen camino hacia Compostela. Siendo uno de los motivos más importantes para los ci-clistas y para los menores de 31 años.

En relación con la preparación física específica que han realizado los peregrinos mayores de 15 años para el recorrido del Camino de Santiago, con-testando al primer apartado del segundo objetivo planteado, concluimos que:

Más de la mitad de los peregrinos no se preparan físicamente para el recorrido, aunque conforme aumenta la edad se preocupan más de entrenar específicamente para el Camino, haciéndolo así la mayoría de los que sobrepasan los 40 años de edad.

La mitad de los que han entrenado específicamente lo han hecho du-rante más de un mes o durante las cuatro últimas semanas antes de iniciar la peregrinación, llevándolo a cabo, principalmente, los euro-peos y los que peregrinan en bicicleta.

Son los que van a pie los que menos tiempo le han dedicado a la pre-paración física específica.

Andar, senderismo y montar en bicicleta son las actividades de pre-paración física que efectúa el peregrino para el recorrido del Camino. Las dos primeras actividades las realizan los que peregrinan a pie y entrenan pedaleando los que lo hacen en bicicleta. Tanto unos como otros dedican poco tiempo a la semana al entrenamiento, solamente uno o dos días.

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Conclusiones

Antonio Granero Gallegos 339

De la programación del recorrido que han efectuado los peregrinos mayores de 15 años consideramos conveniente exponer (dando respuesta al segundo y tercer apartado del segundo objetivo y al cuarto objetivo de la inves-tigación) las siguientes conclusiones:

Los libros e internet son las fuentes de información consultadas para preparar el itinerario. Los primeros son los medios utilizados por los que tienen más de 50 años de edad, mientras que internet lo es por los comprendidos entre 21 y 50 años y por los que van en bicicleta.

Una o dos semanas es el tiempo que piensan emplear al salir y que realmente tarda la mayoría en recorrer el Camino, si bien, entre los que van caminando es más habitual estar más tiempo. Se observa que conforme aumenta la edad existe la tendencia de alargar más el tiem-po de peregrinación, al igual que hacen los europeos y los del resto de países del mundo.

Las personas que peregrinan inician con todas las etapas planificadas, programan diariamente las jornadas a lo largo del recorrido y llevan mapas/guías acerca del Camino, sobre todo, los mayores de la pobla-ción, los que van pedaleando y los españoles.

Los que comienzan en Roncesvalles piensan en llegar hasta Santiago, fundamentalmente los que van en bicicleta. No disponer de tiempo suficiente es la razón aducida por los que tienen previsto no llegar hasta Santiago de Compostela, así como por los que comienzan en otros lugares más cercanos.

El albergue público es el alojamiento que se piensa utilizar al salir y que realmente es usado con mayor frecuencia por los peregrinos. La pensión/hostal/hotel es un recurso más frecuentemente empleado para pernoctar por los que superan los 40 años y el albergue privado por los mayores de 60.

Los peregrinos que recorren el Camino lo hacen acompañados con amigos y en grupos reducidos, principalmente de dos peregrinos. A medida que aumenta la edad son más los que van solos durante la peregrinación. También son más los varones, así como los del resto de países del mundo y los europeos.

Las botas de montaña son el calzado usado por la mayoría de los que van andando por el Camino, excepto por los menores de la población que usan tanto las zapatillas de deporte como las botas de montaña.

La bicicleta de montaña es la conducida por la mayoría de los pere-grinan en este medio, si bien, a medida que se aumenta en edad des-ciende su utilización, sobre todo, por los que sobrepasan los 51 años de edad, que lo hacen con la cicloturismo o mixta.

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Conclusiones

340 Antonio Granero Gallegos

El vehículo de apoyo, aunque es poco utilizado por los peregrinos, recurren a él, principalmente, los menores de 21 años, los ciclistas y los europeos.

Sarria (Galicia) es el lugar donde comenzaron más peregrinos en 2003, seguido de Ponferrada (Castilla y León), Roncesvalles (Navarra) y Saint Jean Pied de Port (Francia).

Es Castilla y León la Comunidad Autónoma de la parten más pere-grinos, sobre todo los que van andando, aunque de Navarra es desde donde salen más ciclistas y de Francia desde donde inician más de europeos.

En cuanto a las preocupaciones, medidas de prevención y recupera-ción física, así como a las enfermedades o dolencias padecidas por los peregri-nos mayores de 15 años, se determinan las siguientes conclusiones (dando res-puesta a parte del segundo apartado del segundo objetivo, al segundo apartado del tercero y al quinto objetivo):

La principal preocupación de los peregrinos, tanto de los que inician como de los que han llegado, es sufrir lesiones que le impidan conti-nuar. También inquieta mucho a los que van andando padecer ampo-llas y otras molestias físicas.

El cansancio físico durante las etapas preocupa mucho a los ciclistas y a las mujeres, tanto al inicio del Camino como durante el mismo.

El botiquín, seguido de distintas medidas para protegerse de las ra-diaciones solares (la crema de protección solar, la gorra y las gafas de sol) son las medidas de prevención que adoptan y utilizan los pere-grinos.

Son las mujeres las que adoptan y usan más las distintas medidas de prevención (sobre todo el protector solar), así como los ciclistas y los españoles.

La realización de estiramientos musculares es la medida de recupera-ción física que adoptan los peregrinos durantes las distintas jornadas y, principalmente, por los de 21 a 50 años y los que provienen del re-sto de países del mundo.

Son más las mujeres quienes adoptan medidas de recuperación física diaria.

Las ampollas son el problema físico más sufrido por los que van ca-minando, que también son los que más padecen tendinitis.

Las caídas y golpes, la insolación y los resfriados son los problemas físicos más sufridos por los que van en bicicleta.

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Conclusiones

Antonio Granero Gallegos 341

Sobre la autopercepción y valoración de la vivencia del recorrido del Camino de Santiago de los peregrinos mayores de 15 años que llegan a Com-postela y en respuesta al sexto objetivo planteado, se concluye que:

Durante la peregrinación predomina un ambiente de amistad, solida-ridad, tranquilidad y relajación, que ha permitido a los peregrinos desconectar de la vida cotidiana.

La peregrinación supone superar un reto personal viviendo una ver-dadera aventura, divertida, más para los jóvenes, y que permite dis-poner de muchas anécdotas que contar.

Las personas, a lo largo de la peregrinación, emplean bastante tiempo en admirar el arte en el Camino, aunque esta tendencia es mayor a medida que se aumenta la edad.

Recorrer el Camino de Santiago significa disfrutar de unas verdade-ras vacaciones, especialmente, para los que van en bicicleta y para los menores de 41 años.

Los que peregrinan a Santiago disfrutan haciendo actividad físico-deportiva, principalmente, los que lo hacen en bicicleta, los españoles y aquellos que proceden de otros países del mundo.

Tres de cada diez peregrinos reconocen haber competido con otros en las etapas del Camino, principalmente los mayores de 60 años, así como los varones y los europeos.

El itinerario resulta de una dificultad física media, aunque es mayor para los ciclistas.

Las conclusiones en relación a la intencionalidad que tienen los pere-grinos mayores de 15 años de volver a recorrer el Camino de Santiago, así como aquellos aspectos que cambiaría en una nueva peregrinación a Compostela, son (respondiendo al séptimo objetivo de la investigación):

La satisfacción y el orgullo son los principales sentimientos de los que llegan hasta Compostela en peregrinación. Éste último es especial-mente significativo para los ciclistas, para los españoles y los del resto de países del mundo, así como para los más jóvenes.

Los peregrinos ven satisfechas sus expectativas iniciales tras el reco-rrido del Camino y consideran que volverían a peregrinar a Santiago.

El principal cambio que harían para una nueva peregrinación sería el de prepararse físicamente para la ruta. Destacando más en esta afir-mación las mujeres y los españoles.

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CAPÍTULO 5

PERSPECTIVAS FUTURAS

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Perspectivas futuras

Antonio Granero Gallegos 345

Hasta ahora, el Camino de Santiago ha sido objeto de diversas investiga-ciones que se han centrado, sobre todo, en el aspecto histórico, cultural, artístico o arquitectónico de los distintos itinerarios. Teniendo en cuenta el análisis de la sociedad actual, de la postmodernidad, desarrollado en el marco teórico de esta tesis y los datos que en la misma se muestran, resulta evidente la necesidad de plantear enfoques sociales en torno a la ruta, de estudiar en profundidad al pro-tagonista, al individuo, a la persona que recorre esta senda.

Una vez expuestos los resultados y conclusiones de este trabajo, enten-demos que es fundamental continuar o iniciar futuras investigaciones. A partir del trabajo realizado y de las respuestas halladas surgen nuevos interrogantes, se abren nuevos objetos de estudio, para los que es necesario utilizar otra meto-dología, otros métodos y técnicas de investigación para seguir extrayendo in-formación en esta línea abierta. Vamos a hacer mención de las que pueden re-sultar más relevantes.

Los hábitos de actividad físico-deportiva del peregrino que se aventu-ra por la ruta jacobea, así como su estilo de vida, son aspectos que es conveniente estudiar, pues resultan de gran interés para conocer la realidad social de la peregrinación a Compostela.

Es necesario plantear estudios centrados en una sola población de pe-regrinos que sea objeto, previo acuerdo por ambas partes, de segui-miento desde que inician el recorrido hasta que lo den por concluido, bien porque lleguen hasta Santiago o porque decidan, por cualquier circunstancia, dejar la ruta. Este enfoque, que se puede desarrollar mediante entrevistas en profundidad o historias de vida, permitiría conocer, entre otros aspectos, las causas de abandono de la ruta y ana-lizar con detalle los provocados por lesiones de carácter físico.

Teniendo en cuenta los datos obtenidos en torno a la actividad físico-deportiva, tanto en las motivaciones como en las experiencias, que indican que prácticamente todos los ciclistas de la población objeto de estudio en este trabajo han disfrutado haciendo actividad físico-deportiva durante el viaje y son, además, los que más tiempo dedican al entrenamiento específico para el recorrido jacobeo, resulta intere-sante investigar al colectivo que utiliza la bicicleta para recorrer el Camino de Santiago.

Este itinerario constituye un marco muy adecuado para los plantea-mientos que, desde el paradigma ecológico, analizan la figura de la mujer en relación con la naturaleza y con las actividades que en ella se practican (ecofeminismo).

De igual manera se pueden abordar estudios de los estados de con-ciencia en relación con las actividades físico-deportivas y recreativas de aventura en el medio natural basados en los denominados “gran-des momentos” o hazañas físicas.

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Perspectivas futuras

346 Antonio Granero Gallegos

El análisis de la repercusión y el impacto ecológico que supone el re-corrido de la ruta, por parte de miles de personas, mediante un flujo continuo a lo largo de todo el año, es otra línea interesante de trabajo en el marco del paradigma ecológico.

El estudio de las distintas rutas de peregrinación que llevan hasta Santiago constituyen otra vía de trabajo. Estos caminos son transita-dos cada día por más personas y están, además, siendo objeto de promoción turística y patrimonial desde diversas instituciones.

Del mismo modo, es conveniente realizar investigaciones similares a la que aquí se presenta, transcurrido un cierto periodo temporal, para comprobar y verificar posibles cambios, así como conductas y com-portamientos que permanecen con el paso del tiempo. Asimismo, se-ría interesante realizar estos estudios durante la celebración de un Año Santo Compostelana por la afluencia y variedad de peregrinos.

Finalmente, resulta conveniente plantear, en base a la vinculación de este itinerario con el ocio y el turismo, investigaciones acerca de la in-fluencia socioeconómica de la peregrinación en el entorno geográfico por el que discurre el Camino de Santiago.

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BIBLIOGRAFÍA

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ÍNDICE DE ANEXOS   

 

 

   

     

     

 

 

 

 

 

 

 

 

1. Documentación de la población de Ron-cesvalles

2. Cuestionarios

3. Descripción de las poblaciones objeto de estudio

4. Expectativas del peregrino al iniciar el Camino de Santiago en España desde Roncesvalles

5. Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A‐ 3 

 

A – 9 

A – 75  

A‐ 87  

 

A ‐ 107 

 

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1 Documentación de la población   

 

 

   

     

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Documentación de la población de Roncesvalles

 

  

 

 

 

 

 

 

 

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Anexo 1 Estadísticas de peregrinos en Roncesvalles

Antonio Granero Gallegos A - 5

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Estadísticas de peregrinos en Roncesvalles Anexo 1

A - 6 Antonio Granero Gallegos

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Anexo 1 Estadísticas de peregrinos en Roncesvalles

Antonio Granero Gallegos A - 7

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2 Cuestionarios   

 

 

   

     

     

 

 

2.1.- Cuestionario – 1: 2.1.1.- En español: “Expectativas, hábitos

de actividad físico-deportiva y estilos de vida del peregrino”

2.1.2.- En inglés: “Expectations, customs of physical-sporting activity and life styles of the pilgrim”

2.1.3.- En francés: “Expectatives, habitudes sportives et sytle de vie du pelerin”

2.1.4.- En alemán: “Erwartungen, gewohn-heiten sportlicher aktivitäten und le-bensstil des pilgers”

2.1.5.- En italiano: “Aspettative, abitudini di attivitá física-sportiva e stile di vi-ta del pellegrino”

2.2.- Cuestionario – 2: 2.2.1.- En español: ”Vivencias y hábitos de

actividad físico-deportiva del pere-grino”

2.2.2.- En inglés: “Experiencies and physi-cal-sporting activity customs of the pilgrim”

2.2.3.- En francés: “Experiences et habitu-des sportives du pelerin”

2.2.4.- En alemán: “Erwartungen, gewohn-heiten sportlicher aktivitäten und le-bensstil des pilgers ”

2.2.5.- En italiano: “Modo di vita y abitudi-ni di attivitá físico-sportiva del pelle-grino”

 

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Nº DE ENCUESTA GRUPO DE EDAD SEXO MEDIO DE LOCOMOCIÓN NACIONALIDAD

(1) (2) (3) (4)

FORMA DE RELLENAR EL CUESTIONARIO: Marcar las respuestas con un círculo. En caso de equivocación, tachar con una cruz y marcar de nuevo la respuesta correcta con un círculo.

Comenzamos con aspectos relacionados con su historial en el Camino de Santiago

P. 1.- ¿Ha realizado anteriormente el Camino de Santiago? En caso afirmativo, indique los años, el medio utilizado (a pie, en bicicleta,...), el lugar de salida y el de llegada.

SI 1 NO 2 (5)

Año Medio utilizado Salida Llegada (6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

P. 2.- ¿Este año, hasta dónde tiene intención de llegar?.

Lugar__________________________________________________________________ (26)

P. 3.- ¿Cuántas jornadas o etapas tiene pensado emplear?.

_____________________ (27)

P. 4. ¿Ha programado las etapas o jornadas?.

Sí, todos los días 1 Sí, más de 10 días 2 Sí, de 5 a 10 días 3 Sí, de 1 a 5 días 4 No, ningún día 5 (28)

P. 5.- En caso de no tener previsto llegar a Santiago de Compostela, indique el/los motivos.

__________________________________________________________________________________ (29)

__________________________________________________________________________________ (30)

__________________________________________________________________________________ (31)

La Universidad de Almería está realizando una encuesta sobre las expectativas y vivencias con que afronta el peregrino el Camino de Santiago, así como de sus hábitos de actividad físico-deportiva y estilo de vida. Por ello, le solicitamos que colabore con nosotros dedicándonos parte de su tiempo

para contestar a una serie de preguntas relacionadas con el tema que nos ocupa. Le garantizamos el absoluto anonimato de sus respuestas en el más estricto cumplimento de las leyes sobre secreto

estadístico y protección de datos personales. Le rogamos que conteste con la MAYOR SINCERIDAD POSIBLE ESTE CUESTIONARIO.

EXPECTATIVAS, HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA Y ESTILOS DE VIDA DEL PEREGRINO

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P. 6.- Según vaya a realizar el Camino de Santiago, a pie o en bicicleta, conteste a lo siguiente:

A PIE EN BICICLETA Botas de montaña 1 De carretera 1

Zapatillas de Deporte 2 De montaña (BTT) 2 Sandalias 3 Cicloturismo (mixta) 3 Descalzo 4 Tándem 4

¿Qué tipo de calzado va a

utilizar? Otro:_________________ 5 (32)

¿Qué tipo de bicicleta va a

utilizar? Otra:________________ 5 (33)

P. 7.- Cómo va a realizar el Camino hacia Santiago de Compostela, ¿solo o acompañado? En caso de hacerlo acompañado, indique cuántos (incluido usted) y la relación que le une con ellos.

¿Cuántos son? Relación que les une: Solo 1 (34) (35) Pareja 1 (36)

Acompañado 2 …….…....…personas Familiares 1 (37)

Amigos 1 (38)

Otros______________________ 1 (39)

P. 8.- ¿Qué tipo de alojamientos piensa utilizar a lo largo del recorrido del Camino?.

Todos los días

Bastantes días

Pocos días

Ningún día

Albergue público 1 2 3 4 (40)

Albergue privado 1 2 3 4 (41)

Parroquia/Iglesia 1 2 3 4 (42)

Acampada libre 1 2 3 4 (43)

Camping 1 2 3 4 (44)

Pensión/Hostal/Hotel 1 2 3 4 (45)

Otros ________________________________ 1 2 3 4 (46)

P. 9.- Antes de comenzar el Camino, ¿con qué frecuencia ha obtenido información a través de los siguientes medios?.

Mucho Bastante Poco Nada Asociación “Amigos del Camino de Santiago” 1 2 3 4 (47)

Internet 1 2 3 4 (48)

Libros 1 2 3 4 (49)

Revistas 1 2 3 4 (50)

Prensa escrita 1 2 3 4 (51)

Radio 1 2 3 4 (52)

Televisión 1 2 3 4 (53)

Otros medios:______________________________ 1 2 3 4 (54)

P. 10.- ¿Qué medidas de prevención va a utilizar diariamente durante las distintas jornadas del recorrido? Marque todas las medidas que vaya a utilizar.

Botiquín 1 (55)

Gorra 1 (56)

Sombrero 1 (57)

Vaselina 1 (58)

Hombreras 1 (59)

Casco de bici 1 (60)

Hielo en los pies 1 (61)

Gafas para el sol 1 (62)

Protector solar 1 (63)

Otras:_______________________________________ 1 (64)

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P. 11.- Conteste a las siguientes cuestiones del Camino de Santiago. SI NO

Llevo guías y/o mapas del Camino 1 2 (65)

Voy a elaborar diario/anecdotario personal del Camino 1 2 (66)

Vamos a elaborar un diario/anecdotario grupal del Camino 1 2 (67)

Voy a realizar un reportaje audiovisual del Camino 1 2 (68)

Recorro el Camino con vehículo de apoyo 1 2 (69)

P. 12.- ¿Cuáles diría que son los motivos por los que va a recorrer el Camino hacia Santiago de Compostela? Marque todos aquellos motivos que considere que han influido.

Nº Referencia Conseguir la Compostelana 1 (70)

Religiosos 2 (71)

Relacionarme con gente y hacer amigos 3 (72)

Vacaciones y turismo 4 (73)

El arte y la cultura del Camino 5 (74)

Hacer actividad física 6 (75)

Por diversión 7 (76)

Aventura 8 (77)

Alejarme de la vida cotidiana 9 (78)

Búsqueda de tranquilidad 10 (79)

Búsqueda interior, espiritualidad 11 (80)

Experiencia personal y vivencial 12 (81)

Practicar idiomas 13 (82)

Reto personal 14 (83)

Competición 15 (84)

Otras razones:_____________________________________________________ 16 (85)

P. 13.- De los anteriores motivos que ha marcado, podría indicarnos, por orden de importancia, los tres que más han influido en que realice el Camino hacia Santiago de Compostela. Señale el número de referencia.

1er motivo 2º motivo 3er motivo

(86) (87) (88)

P. 14.- A la hora de afrontar el Camino de Santiago, ¿en qué grado le preocupa lo siguiente?.

Mucho Bastante Poco Nada Lesiones que me impidan continuar 1 2 3 4 (89)

Ampollas y otras molestias físicas 1 2 3 4 (90)

Cansancio físico 1 2 3 4 (91)

Cansancio psicológico 1 2 3 4 (92)

Soledad 1 2 3 4 (93)

Condiciones meteorológicas 1 2 3 4 (94)

Atracos 1 2 3 4 (95)

Ponerme enfermo 1 2 3 4 (96)

Dónde dormir 1 2 3 4 (97)

Condiciones de los lugares para dormir 1 2 3 4 (98)

Comida 1 2 3 4 (99)

Quedarme sin dinero 1 2 3 4 (100)

Tensiones con los componentes del grupo 1 2 3 4 (101)

Otros:_________________________ 1 2 3 4 (102)

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P. 15.- Con intención de recorrer el Camino, ¿ha realizado algún tipo de preparación física específi-ca? En caso afirmativo, siga contestando y, en caso negativo, pase a la pregunta 18.

Sí 1 No 2 (103) Pase a la pregunta nº 18

P. 16.- ¿Cuánto tiempo ha entrenado específicamente para recorrer el Camino?

La última semana 1 Las 2 últimas semanas 2 Las 3 últimas semanas 3 Las 4 últimas semanas 4

Durante más de un mes 5 (104)

P. 17.- ¿Qué tipo de preparación física o entrenamiento ha realizado? Ningún

día a la semana

De 1 a 2 días a la semana

De 3 a 4 días a la semana

De 5 a 6 días a la semana

Todos los días de la semana

Carrera continua 1 2 3 4 5 (105)

Andar 1 2 3 4 5 (106)

Senderismo 1 2 3 4 5 (107)

Montar en bicicleta 1 2 3 4 5 (108)

Gimnasio 1 2 3 4 5 (109)

Otra: ________________________ 1 2 3 4 5 (110)

P. 18.- Para cada uno de los periodos indicados, ¿cuántas horas diarias tiene, de promedio, para realizar actividades de ocio?

De 0 a 1 hora

De 1 a 2 horas

De 3 a 4 horas

De 5 a 6 horas

De 7 a 8 horas

Más de 8 horas

Días laborables 1 2 3 4 5 6 (111)

Fines de semana 1 2 3 4 5 6 (112)

Vacaciones de Verano 1 2 3 4 5 6 (113)

Semana Santa, Navidad y puentes 1 2 3 4 5 6 (114)

P. 19.- Para cada uno de los periodos indicados, ¿a qué actividades dedica la mayor parte de su tiempo libre?

ACTIVIDADES DE RE-LACIÓN SOCIAL Y

DIVERSIÓN: Estar con la familia o con amigos/as. Salir a tomar

algo. Ir a bailar. Ir al cine, teatro,

espectáculos artísticos.

ACTIVIDADES DE OCIO PASIVO:

Ver T.V. / vídeo. Escribir, Escuchar radio. Leer libros, periódicos,

revistas. Manejar el orde-nador. Sin hacer nada en

particular.

ACTIVIDADES DE OCIO ACTIVO: Viajar, hacer turismo.

Fotografía. Trabajos manuales. Aficiones artísticas.

Ir de tiendas.

ACTIVIDADES FÍSICO-DEPORTIVAS:

Actividades físicas. Practicar deporte.

Pasear. Salir al campo,

a la playa.

Días laborables 1 2 3 4 (115)

Fines de semana 1 2 3 4 (116)

Vacaciones de Verano 1 2 3 4 (117)

Semana Santa, Navidad y puentes 1 2 3 4 (118)

P. 20.- ¿Diría que usted se interesa mucho, bastante, poco o nada por la actividad físico-deportiva?

Continuamos con aspectos relacionados con sus HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA

Mucho 4 Bastante 3

Poco 2 Nada 1 (119)

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P. 21.- Quisiéramos conocer si ha realizado (tanto regularmente como de forma esporádica) prácti-ca de actividad físico-deportiva en su tiempo libre durante el último año. En caso afirmativo, siga contestando y, en caso negativo, pase a la pregunta 27.

HE REALIZADO práctica física y deportiva en este último año 3 Continúe con la pregunta nº 22 (120)

NO HE REALIZADO, en el último año, práctica físico-deportiva, pero sí he practicado con anterioridad 2 Pase a la pregunta nº 27 (121)

NUNCA he practicado actividad físico-deportiva 1 Pase a la pregunta nº 27 (122)

P. 22.- ¿Cuántas días, de promedio, dedica semanalmente a la práctica de actividad física y depor-tiva?

Los 7 días 5 De 5 a 6 días 4 De 3 a 4 días 3 De 1 a 2 días 2 Ningún día 1 (123)

P. 23.- Actualmente, cuántas horas dedica semanalmente a la práctica de actividad físico-deportiva en su tiempo libre.

Más de 8 horas 5

De 6 a 7 horas 4

De 4 a 5 horas 3

De 2 a 3 horas 2

1 hora o menos 1 (124)

P. 24.- Por favor, indique, qué modalidad de actividad física o deporte practica REGULARMENTE, ESPORÁDICAMENTE Y ESTACIONALMENTE, al igual que el tipo de oferta y la finalidad con que lo hace. (Marca una sola respuesta en cada bloque).

REGULARMENTE, DE MANERA CONTINUADA

Tipo de oferta Carácter o finalidad

Modalidades practicadas en el último año Por su cuenta Privada Pública

Competición federada

Ligas, trofeos, no federativas

Juego con amigos para divertirme

Sin carácter competitivo.

Salud

1º (125) 1 2 3 (126) 1 2 3 4 (127)

2º (128) 1 2 3 (129) 1 2 3 4 (130)

3º (131) 1 2 3 (132) 1 2 3 4 (133)

ESPORÁDICAMENTE, DE VEZ EN CUANDO

Tipo de oferta Carácter o finalidad

Modalidades practicadas en el último año Por su cuenta Privada Pública

Competición federada

Ligas, trofeos, no federativas

Juego con amigos para divertirme

Sin carácter competitivo.

Salud

1º (134) 1 2 3 (135) 1 2 3 4 (136)

2º (137) 1 2 3 (138) 1 2 3 4 (139)

3º (140) 1 2 3 (141) 1 2 3 4 (142)

ESTACIONALMENTE: VERANO E INVIERNO

Tipo de oferta Carácter o finalidad

Modalidades practicadas en el último año Por su cuenta Privada Pública

Competición federada

Ligas, trofeos, no federativas

Juego con amigos para divertirme

Sin carácter competitivo.

Salud

1º (143) 1 2 3 (144) 1 2 3 4 (145)

2º (146) 1 2 3 (147) 1 2 3 4 (148)

3º (149) 1 2 3 (150) 1 2 3 4 (151)

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P. 25.- ¿Cuáles son los motivos por los que realiza actividades físicas y deportivas en su tiempo libre? Marque todos aquellos motivos que considere que han influido.

Nº Referencia

Porque le gusta hacer ejercicio y deporte. Porque le divierte. 1 (152)

Para mantener o mejorar la salud. (Estar en forma) 2 (153)

Porque está de moda. (Se lleva. Está bien visto) 3 (154)

Porque sus amigos lo realizan y le permite relacionarse socialmente. 4 (155)

Por hacer carrera deportiva como profesional. 5 (156)

Por evasión. Para relajarse. 6 (157)

Por el gusto de competir. 7 (158)

Por motivos de estética. Para mejorar su autoestima. 8 (159)

Porque sus familiares lo realizan. 9 (160)

Otras razones: _________________________________________________ 10 (161)

P. 26.- Por orden de importancia, ¿cuáles son los tres motivos que más han influido en que realice práctica física y deportiva? Señale el número de referencia.

1er motivo 2º motivo 3er motivo (162) (163) (164)

P. 27.- ¿Cuáles son los motivos por los que no realiza actualmente actividad física y deportiva en su tiempo libre? Marque todos aquellos motivos que considere que le influyen.

Nº Referencia

Porque no le gusta la actividad físico-deportiva. 1 (165)

Por motivos de salud. 2 (166)

Porque no le enseñaron en el centro de estudios. 3 (167)

Porque no le ve utilidad/ No le ve beneficios. 4 (168)

Porque no tiene tiempo. 5 (169)

Porque no hay instalaciones cerca y/o adecuadas. 6 (170)

Porque sale muy cansado del trabajo o del estudio. 7 (171)

Por pereza y desgana. 8 (172)

Por motivos económicos. 9 (173)

Porque sus amigos no hacían. 10 (174)

Porque sus padres no practicaban. 11 (175)

Porque sus padres no le dejaban. 12 (176)

Otras motivos: ______________________________ 13 (177)

P. 28.- Por orden de importancia, ¿cuáles son los tres motivos que más han influido en que no rea-lice, actualmente, actividad física y deportiva? Señale el número de referencia.

1er motivo 2º motivo 3er motivo (178) (179) (180)

ESTE BLOQUE DEBE SER CONTESTADO POR TODAS LAS PERSONAS. Quisiéramos conocer algunos hábitos de consumo de alimentos, alcohol, tabaco

P. 29.- ¿Cómo valora su estado de SALUD?............ ¿Y su CONDICIÓN FÍSICA?.

Salud Condición Física Muy buena 4 Muy buena 4

Buena 3 Buena 3 Mala 2 Mala 2

Muy mala 1 (181) Muy mala 1 (182)

SÓLO PARA QUIENES NO PRACTICAN ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA EN LA ACTUALIDAD

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P.30.- Piense en sí mismo comparándose con otras personas de su misma edad y sexo. Valore su grado de acuerdo o desacuerdo con las siguientes afirmaciones:

Totalmente

en desacuerdo En

desacuerdo De acuerdo Totalmente de acuerdo

Tengo buena aptitud deportiva 1 2 3 4 (183)

Tengo buena flexibilidad 1 2 3 4 (184)

Soy rápido y muy ágil 1 2 3 4 (185)

Soy fuerte físicamente 1 2 3 4 (186)

Soy coordinado 1 2 3 4 (187)

Estoy satisfecho con mi aspecto físico 1 2 3 4 (188)

Soy activo 1 2 3 4 (189)

P. 31.- De manera habitual, en ocasiones o nunca, ¿tiene o ha tenido?.

Tengo Las he tenido Nunca Anemia 1 2 3 (190)

Colesterol alto 1 2 3 (191)

Bulimia 1 2 3 (192)

Depresión 1 2 3 (193)

Dolor de espalda 1 2 3 (194)

Gastritis/Úlcera 1 2 3 (195)

Anorexia 1 2 3 (196)

Alergias 1 2 3 (197)

Migraña/Dolores de cabeza 1 2 3 (198)

P. 32.- ¿Cómo es su alimentación?.

Sana y equilibrada 4

Más o menos sana y equilibrada 3

Poco sana y poco equilibrada 2

Nada sana y nada equilibrada 1 (199)

P. 33.- Haciendo un promedio, ¿cuántas veces come al día?.

Cinco o más 5

Cuatro 4

Tres 3

Dos 2

Una 1 (200)

P. 34.- Ahora quisiéramos conocer con qué frecuencia toma alguna de las siguientes sustancias, diferenciando entre días laborables y fines de semana.

Días laborables Fines de semana

De manera habitual

En oca-siones

Nunca he tomado

Antes sí, pero lo he dejado

De manera habitual

En oca-siones

Nunca he tomado

Antes sí, pero lo he dejado

Medicamentos (tranquilizantes, analgésicos...) 1 2 3 4 (201) 1 2 3 4 (202)

Alcohol 1 2 3 4 (203) 1 2 3 4 (204)

Tabaco 1 2 3 4 (205) 1 2 3 4 (206)

Otras Drogas (marihuana, hachís, cocaína, anfetaminas...) 1 2 3 4 (207) 1 2 3 4 (208)

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P. 35.- (Solamente para quienes consuman bebidas alcohólicas). Nos gustaría conocer la cantidad de unidades que consume como promedio diario, de las siguientes bebidas alcohólicas, du-rante los días laborables y los fines de semana.

Días laborables Fines de semana Cerveza Unidades (209) Unidades (210)

Tintos de verano Unidades (211) Unidades (212)

Vasos de vino Unidades (213) Unidades (214)

Licores (chupitos) Unidades (215) Unidades (216)

Copas (cubatas, etc) Unidades (217) Unidades (218)

Otras bebidas alcohólicas_________________ Unidades (219) Unidades (220)

P. 36.- (Para quienes fuman o hayan fumado) ¿A qué edad comenzó a fumar tabaco?.

Antes de los 12 años 5

Entre los 13 y los 18 4

Entre los 19 y los 25 3

Entre los 26 y los 35 2

Después de los 35 años 1 (221)

P. 37.- (Para quienes fuman actualmente). Cuántos cigarrillos fuma al día de promedio.

Menos

de 5 Entre 6-10

Entre 11-20

Entre 21-40

Más de 41

Durante los días laborables 1 2 3 4 5 (222)

Durante los fines de semana 1 2 3 4 5 (223)

P. 38.- (Solamente para quienes consuman bebidas alcohólicas y/o tabaco). ¿Cómo valoraría su consumo de alcohol y/o tabaco?.

Alcohol Tabaco Mucho Poco Nada Mucho Poco Nada

Durante los días laborables 1 2 3 (224) 1 2 3 (225)

Durante los fines de semana 1 2 3 (226) 1 2 3 (227)

Con este bloque ya terminamos. PARA TODAS LAS PERSONAS.

P. 39.- ¿Qué edad tiene? Años. (228)

P. 40.- ¿Cuál es su nacionalidad?____________________________________________ (229)

P. 41.- ¿Qué estudios tiene usted que haya completado?.

Sin estudios 1 Primarios completos 2

Formación Profesional 3 Secundarios: Bachillerato, BUP, COU 4

Universitarios de grado medio 5 Universitarios de grado superior 6 (230)

P. 42.- ¿Cuál es su actividad principal y su estado civil?.

ACTIVIDAD PRINCIPAL ESTADO CIVIL Labores del hogar 1 Soltero 1

Estudiante 2 Soltero (vive en pareja) 2 Jubilado/pensionista/rentista 3 Casado 3

Parado 4 Divorciado, separado 4 Trabaja en sector público 5 Divorciado, separado (vive en pareja) 5 Trabaja en sector privado 6 (231) Viudo 6 (232)

Muchas gracias por su colaboración

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Nº DE ENCUESTA GRUPO DE EDAD SEXO MEDIO DE LOCOMOCIÓN NACIONALIDAD

(1) (2) (3) (4)

INSTRUCTIONS TO ANSWER THE QUESTIONNAIRE: Tick the answers with a cir-cle. Supposing that you make a mistake, cross out and circle again the right answer.

We start with aspects related to your evolution in the Way of Sant James

P. 1.- Have you ever gone across el Camino de Santiago? If you have, please write the date, your way of travelling (on foot, by bicycle,..), the place of departure and of arrival.

YES 1 NO 2 (5)

Year Way of travelling Departure Arrival (6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

P. 2.- This year, where do you intend to finish your journey?

Place__________________________________________________________________ (26)

P. 3.- How many days/stages have you thought to employ?

_____________________ (27)

P. 4. Have you planned the stages? Yes, every day 1

Yes, more than 10 days 2 Yes, from 5 to 10 days 3 Yes, from 1 to 5 days 4

No, never 5 (28)

P. 5.- Supposing that you have not planned to arrive to Santiago de Compostela, please, write/specify your reasons.

__________________________________________________________________________________ (29)

__________________________________________________________________________________ (30)

__________________________________________________________________________________ (31)

Almeria College is carrying out a survey about expectations and experiencies with which the pil-grim faces the way of St. James and his customs of physichal-sporting activity and life styles. we request your kind colaboration giving us part of your time answering some questions related to

this topic. We guarantee your absolte anonymity, observing strictly the laws about secret investigation and protection of personal data.

WE BEG YOU ANSWER THESE QUESTIONS AS SINCERELY AS POSSIBLE .

EXPECTATIONS, CUSTOMS OF PHYSICAL-SPORTING ACTIVITY AND LIFE STYLES OF THE PILGRIM.

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P. 6.- Depending on the way you are going to go across the Camino de Santiago, on foot or by bi-cycle, answer the following:

ON FOOT BY BIKE Boots 1 Racing bicycle 1

Trainers 2 Mountain bike (BTT) 2 Sandals 3 Touring bike (both) 3 Barefoot 4 Tandem 4

What kind of footwear are you going to

use? Others:_________________ 5 (32)

What kind of bike are you going to use?

Others________________ 5 (33)

P. 7.- Are you going to go across the journey to Santiago de Compostela with somebody else or alone?, Supposing that you go with somebody else, please write the number of persons (includ-ing yourself) and the relationship between you.

Number of persons Relationship: Alone 1 (34) (35) Couple 1 (36)

Accompanied 2 …….…....…persons Relatives 1 (37)

Friends 1 (38)

Others_____________________ 1 (39)

P. 8.- What kind of lodgings do you intend to use along the route?

Everyday Plenty of days Some days Never Refuges 1 2 3 4 (40)

Young Hostels 1 2 3 4 (41)

Parish/Church 1 2 3 4 (42)

Free camping 1 2 3 4 (43)

Camping 1 2 3 4 (44)

Guest House/Hostel/Hotel 1 2 3 4 (45)

Others________________________________ 1 2 3 4 (46)

P. 9.- Before the beginning of the journey, how often have you got information through the follow-ing sources?

Very often

Quite often Seldom Not at

all

Association of Friends of the Way of Saint James 1 2 3 4 (47)

Internet 1 2 3 4 (48)

Books 1 2 3 4 (49)

Magazines 1 2 3 4 (50)

Newspapers 1 2 3 4 (51)

Radio 1 2 3 4 (52)

Television 1 2 3 4 (53)

Others:_____________________________________ 1 2 3 4 (54)

P. 10.- What precaution measures are you going to use daily for the different stages? (Circle all the measures you are going to use).

Medicine chest 1 (55)

Cap 1 (56)

Hat 1 (57)

Vaseline 1 (58)

Shoulder pads 1 (59)

Bicycle Helmet 1 (60)

Ice for your feet 1 (61)

Sun glasses 1 (62)

Suntan lotion with sunblock 1 (63)

Others:______________________________________ 1 (64)

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P. 11.- Answer these questions about the Way of Saint James: YES NO

I carry guides and/or maps of the route 1 2 (65)

I am going to write a diary/personal collection of stories of the route 1 2 (66)

We are going to write a diary/ collection of stories of the group of the route 1 2 (67)

I am going to elaborate an audiovisual report of the route 1 2 (68)

I go across the route with a vehicle that supports me 1 2 (69)

P. 12.- Which are your reasons to go across the way to Santiago de Compostela? Circle all those reasons you think are important to you.

Reference number Getting the “Compostela” 1 (70)

Religious 2 (71)

Meeting people and making friends 3 (72)

Holidays and tourism 4 (73)

Art and Culture of the route. 5 (74)

Taking some exercise 6 (75)

For fun 7 (76)

Adventure 8 (77)

Keeping away from ordinary life 9 (78)

Seeking for quietness 10 (79)

Searching deep inside, spirituality 11 (80)

Personal and existential experience 12 (81)

Practicing languages 13 (82)

Personal challenge 14 (83)

Competition 15 (84)

Others:______________________________________________________ 16 (85)

P. 13.- From tne previous reasons you have circled, could you indicate, in order of importance, the three most influential in your decision of going across the route to Santiago de Compostela. Please specify the reference number.

1st reason 2nd reason 3rd reason (86) (87) (88)

P. 14.- To face the Camino de Santiago specify the degree of worry related to the following aspects.

Quite a lot A lot A little Not at all Woundes that stop me 1 2 3 4 (89)

Blisters and other physychal trouble 1 2 3 4 (90)

Physical tiredness 1 2 3 4 (91)

Psychological tiredness 1 2 3 4 (92)

Loneliness 1 2 3 4 (93)

Wheather 1 2 3 4 (94)

Robberies 1 2 3 4 (95)

Falling ill 1 2 3 4 (96)

Places to sleep 1 2 3 4 (97)

The conditions of the sleeping places 1 2 3 4 (98)

Food 1 2 3 4 (99)

Running out of money 1 2 3 4 (100)

Troubles with the members of the group 1 2 3 4 (101)

Others:______________________________________ 1 2 3 4 (102)

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P. 15.- Once you have planned to go across the route, have you trained specifically? Supposing that you have, please, go on with your answers and, if you have not, go to question 18.

YES 1 No 2 (103) Go to question nº 18

P. 16.- How long have you been training to go across the route?

Last week 1 The two last weeks 2

The three last weeks 3 The four last weeks 4

For more than a month 5 (104)

P. 17.- What kind of training have you done?

No day a week

1 or 2 days a week

3 or 4 days a week

5 or 6 days a week

Everyday a week

Jogging 1 2 3 4 5 (105)

Walking 1 2 3 4 5 (106)

Natural trails 1 2 3 4 5 (107)

Bicycle 1 2 3 4 5 (108)

Gym 1 2 3 4 5 (109)

Others: ______________________ 1 2 3 4 5 (110)

P. 18.- To each one of the periods below, how many hours a day do you spend doing activities in your spare time?

De 0 a 1 hora

De 1 a 2 horas

De 3 a 4 horas

De 5 a 6 horas

De 7 a 8 horas

Más de 8 horas

Working days 1 2 3 4 5 6 (111)

Weekends 1 2 3 4 5 6 (112)

Summer holidays 1 2 3 4 5 6 (113)

Easter, Christmas and holidays 1 2 3 4 5 6 (114)

P. 19.- To each one of the periods below, in which activities do you spend the most of your spare time?

SOCIAL RELATION-SHIP AND ENTERTAI-

MENT ACTIVITIES: Being with the family or friends. Go for a drink.

Go for a dance. Go to the cinema, theatre, shows.

PASSIVE LEISSURE ACTIVITIES:

Watching TV / video. Writing, Listening to the

radio. Reading books, newspapers, magazines.

Computers. Doing nothing

ACTIVE LEISSURE ACTIVITIES:

Travelling,sightseeing. Photography. Handicrafts.

Artistic hobbies. Shopping.

PHYSICAL-SPORTING ACTIVITIES:

Physical activities. Practicing a sport.

Walking. Going to the countryside

or to the seaside.

Working days 1 2 3 4 (115)

Weekends 1 2 3 4 (116)

Summer holidays 1 2 3 4 (117)

Easter, Christmas and holidays 1 2 3 4 (118)

P. 20.- Would you say that you are very, quite a lot, a little or not at all interested in the physical–sporting activity?

Quite a lot 4 Quite 3

A little 2 Not at all 1 (119)

We continue with aspects related to your CUSTOMS OF PHYSICAL- SPORTING ACTIVITY

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P. 21.- We would like to know if you have practiced (regularly or sporadically) any physical-sporting activity in your spare time for the last year. Supposing that you have, continue with your answers and, if you have not, go to question number 27.

I HAVE PRACTICED physical and sporting activities the last year 3 Continue with question nº 22 (120)

I HAVE NOT PRACTICED, the last year, physical–sporting activity, but I have practiced previously 2 Go to question nº 27 (121)

I HAVE NEVER PRACTICED physical –sporting activities 1 Go to question nº 27 (122)

P. 22.- How many days a week, doing an average, do you spend practicing any physical or sport-ing activity?

Everyday 5 From 5 to 6 days 4 From 3 to 4 days 3 From 1 to 2 days 2

Never 1 (123)

P. 23.- Nowadays, how many hours a week, doing an average, do you spend to the practice of a physical-sporting activity in your spare time?

More than 8 hours 5

From 6 to 7 hours 4

From 4 to 5 hours 3

From 2 to 3 hours 2

1 hour or less 1 (124)

P. 24.- Please, write what kind of physical activity or sport do you practice REGULARLY, SPO-RADICALLY AND SEASONALLY, and the proposals and the aims because of you do it. (Circle just one answer in each group of answers).

REGULARLY, CONTINUOUSLY

Kind of offer Features and aim

Kinds practiced in the last year On your own Private Public

Federative-competition

No federative leagues,

competitions

I play with friends for

fun

No competi-tion. Health

1st (125) 1 2 3 (126) 1 2 3 4 (127)

2º (128) 1 2 3 (129) 1 2 3 4 (130)

3º (131) 1 2 3 (132) 1 2 3 4 (133)

SPORADICALLY, TIME TO TIME

Kind of offer Features and aim

Kinds practiced in the last year On your own Private Public

Federative-competition

No federative leagues,

competitions

I play with friends for

fun

No competi-tion. Health

1º (134) 1 2 3 (135) 1 2 3 4 (136)

2º (137) 1 2 3 (138) 1 2 3 4 (139)

3º (140) 1 2 3 (141) 1 2 3 4 (142)

SEASONALLY: SUMMER AND WINTER

Kind of offer Features and aim

Kinds practiced in the last year On your own Private Public

Federative-competition

No federative leagues,

competitions

I play with friends for

fun

No competi-tion. Health

1st (143) 1 2 3 (144) 1 2 3 4 (145)

2º (146) 1 2 3 (147) 1 2 3 4 (148)

3º (149) 1 2 3 (150) 1 2 3 4 (151)

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P. 25.- Which are the reasons that make you practice physical and sporting activities in your spare time? Circle all those reasons you think are important to you.

Reference number

Because you like practicing sport. Because you enjoy yourself. 1 (152)

To improve your health. (To be fit) 2 (153)

Because it is fashionable. (It is socially acceptable) 3 (154)

Because your friends practice it and this allows you to meet people. 4 (155)

To make a sporting career as a professional. 5 (156)

To escape. To relax. 6 (157)

You like competition. 7 (158)

Your reasons are related to beauty. To improve your self-esteem. 8 (159)

Because your relatives practice it. 9 (160)

Others reasons:_______________________________________________ 10 (161)

P. 26.- Write, in order of importance, the three most influential reasons in your decision of going across the route to Santiago de Compostela. Please specify the reference number.

1st reason 2nd reason 3rd reason (162) (163) (164)

P. 27.- Which are the reasons that make you practice no physical and sporting activities in your spare time nowadays? Circle all those reasons you think are important to you.

Reference Number

Because you do not like the physical-sporting activity. 1 (165)

Heallthy reasons. 2 (166)

Because you were not taught in your school. 3 (167)

Because you do not think it is useful/You do not find advantages. 4 (168)

Because you have no time. 5 (169)

Because there are not proper and nearby sport facilities 6 (170)

Because you are very tired after working or studying. 7 (171)

Because of idleness and unwillingness. 8 (172)

Because of economic troubles. 9 (173)

Because your friends did not do it. 10 (174)

Because your parents did not do it. 11 (175)

Because your parents did not let you do it. 12 (176)

Others reasons:__________________________________________ 13 (177)

P. 28.- Write, in order of importance, the three most influential reasons in your decision of prac-ticing, nowadays, no physical-sporting activity. Please specify the reference number.

1st reason 2nd reason 3rd reason (178) (179) (180)

THIS GROUP OF QUESTIONS HAS TO BE ANSWERED BY ALL PEOPLE. We want to know some of your customs of food, alcohol and tobacco.

P. 29.- How do you value your HEALTH?............ and your PHYSICAL CONDITION?.

Health Physical Condition Very good 4 Very good 4

Good 3 Good 3 Bad 2 Bad 2

Very bad 1 (181) Very bad 1 (182)

ONLY FOR THOSE WHO DO NOT PRACTICE ANY PHYSICAL- SPORTING ACTIVITY NOWADAYS

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P.30.- Compare yourself with other people of your age and sex. Value your degree of agreement or disagreement with the following affirmations:

Completely disagreement Disagreement Agreement Completely

agreement

I have a good sporting aptitude 1 2 3 4 (183)

I have a good flexibility 1 2 3 4 (184)

I am fast and very agile 1 2 3 4 (185)

I am physically strong 1 2 3 4 (186)

I am coordinated 1 2 3 4 (187)

My physical aspect satisfied me 1 2 3 4 (188)

I am active 1 2 3 4 (189)

P. 31.- Usually, sometimes or never, do you have or have you ever had?

I have I had them Never Anemia 1 2 3 (190)

High Cholesterol 1 2 3 (191)

Bulimia 1 2 3 (192)

Had Depression 1 2 3 (193)

Backache 1 2 3 (194)

Gastritis/Ulcer 1 2 3 (195)

Anorexia 1 2 3 (196)

Allergy 1 2 3 (197)

Migraine/Headache 1 2 3 (198)

P. 32.- How is your feeding?

Healthy and balanced 4

More or less healthy and balanced 3

Not very healthy and balanced 2

Unhealthy and unbalanced 1 (199)

P. 33.- Doing and average, how often do you eat everyday?

Five or more 5

Four 4

Three 3

Two 2

One 1 (200)

P. 34.- Now we would like to know how often do you have the following substances, distinguish-ing between working days and weekends.

Working days Weekends

Usually Someti-

mes I have

never had

I had them before but not

now

Usually Some-

times

I have never had

I had them before but not

now

Medicines (tranquillizers, analgesics...) 1 2 3 4 (201) 1 2 3 4 (202)

Alcohol 1 2 3 4 (203) 1 2 3 4 (204)

Tobacco 1 2 3 4 (205) 1 2 3 4 (206)

Other Drugs (cannabis, atishoo, cocaine, anphetamines...) 1 2 3 4 (207) 1 2 3 4 (208)

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P. 35.- (Only for those who have alcoholic drinks). We would like to know the number of units you drink like daily average, of the following alcoholic drinks, in the working days and week-ends.

Working days Weekends Beer Units (209) Units (210)

Red wine with mineral water Units (211) Units (212)

Glasses of red wine Units (213) Units (214)

Spirits Units (215) Units (216)

Cuba libres Units (217) Units (218)

Other alcoholic drinks____________________ Units (219) Units (220)

P. 36.- (Only for those who smoke or smoked in the past) How old were you when you began smoking tobacco?

Before 12 years old 5

Between 13 and 18 year old 4

Between 19 and 25 year old 3

Between 26 and 35 year old 2

After 35 year old 1 (221)

P. 37.- (Only for those who smoke nowadays). How many cigarrettes do you smoke a day? (Please do an average)

Less than 5 Between 6-10 Between 11-20 Between 21-40 More than 41 For working days 1 2 3 4 5 (222)

For the weekends 1 2 3 4 5 (223)

P. 38.- (Only for those who drink alcohol and/or smoke tobacoo). How do you value your taking of alcohol and/or tobacco?.

Alcohol Tobacco Much Little Not at all Much Little Not at all

For working days 1 2 3 (224) 1 2 3 (225)

For the weekends 1 2 3 (226) 1 2 3 (227)

We finish with this group of questions. FOR ALL THE PERSONS.

P. 39.- How old are you? Years old (228)

P. 40.- What is your nationality? ___________________________________________ (229)

P. 41.- What studies have you finished? No studies 1

Primary school 2 Vocational training 3

High school 4 General Degree 5 Honours Degree 6 (230)

P. 42.- What is your professional activity and your marital status?

MAIN ACTIVITY MARITAL STATUS Houseworks 1 Single 1

Students 2 Single (you live in couple) 2 Retired/pensioner/stockholder 3 Married 3

Unemployed 4 Divorced, separated 4 You work in the public sector 5 Divorced, separated (live in couple) 5 You work in the private sector 6 (231) Widow 6 (232)

We are very grateful for your colaboration

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Nº DE L’ENQUETE AGE SEXE MOYEN DE LOCOMOTION NATIONALITE

(1) (2) (3) (4)

POUR REMPLIR LE QUESTIONNAIRE: Marquez vos réponses avec un cercle. En cas d’erreur,

corrigez ou rayez avec une croix. Indiquez à nouveau la réponse correcte avec un cercle.

Commençons avec les aspects en rapport avec l’historique du Chemin de Santiago

Q .1.- Avez-vous déjà parcouru le Chemin de Santiago? En cas de réponse positive, indiquez les années, le moyen utilisé (à pied, à bicyclette,...), les lieux de départ et d’arrivée.

OUI 1 NON 2 (5)

ANNÉE MOYEN UTILISÉ DÉPART ARRIVÉE

(6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

Q .2.- Cette année jusqu’ où avez-vous l’intention d’aller?

Lieu__________________________________________________________________ (26)

Q .3.- Combien de jours ou d’ étapes aurez-vous besoin pour arriver à Santiago de Compostela?

…….……Jours (27)

Q .4. - Avez-vous programmé les jours ou les étapes?

Oui, tous les jours 1 Oui, plus de 10 jours 2 Oui, de 5 à 10 jours 3 Oui, de 1 à 5 jours 4

Non, jamais 5 (28) Q .5. - Si vous n’avez pas prévu d’arriver à Santiago de Compostela, indiquez pourquoi.

__________________________________________________________________________________ (29)

__________________________________________________________________________________ (30)

__________________________________________________________________________________ (31)

L’Université d’Almeria réalise une enquête sur les perspectives et expériences du pèlerin du Chemin de Santiago, ainsi que sur ses habitudes sportives et sur son style de vie. Pour cela, nous

vous demandons votre collaboration et un peu de votre temps pour répondre à une série de questions sur ce thème. Nous vous garantissons l’absolu anonymat des réponses dans le cadre des

lois sur la protection des données personnelles. Nous vous prions de répondre avec

LA PLUS GRANDE SINCERITE POSSIBLE A NOTRE QUESTIONAIRE

EXPECTATIVES, HABITUDES SPORTIVES ET SYTLE DE VIE DU PELERIN

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Q .6.- En fonction du moyen que vous allez utiliser pour faire le chemin de Santiago, (à pied ou à bicyclette…), répondez aux questions suivantes:

A PIED A BICYCLETTE Chaussures de randonnée 1 De route 1

Basket 2 De montagne (BTT) 2 Sandales 3 Cyclotourisme (mixte) 3 Pieds nus 4 Tandem 4

Quelle sorte de chaussures avez-vous utilisées?

Autre:_________________ 5 (32)

Quel modèle de bicyclette

avez-vous utilisée?

Autre:________________ 5 (33)

Q .7.- Comment allez-vous faire le chemin Santiago de Compostela: seul ou accompagné? Si vous êtes accompagné, indiquez combien de personnes feront partie du groupe (vous compris) et le rapport avec chacune d’elle (vous pouvez indiquer plus d’une réponse).

Combien de personnes? Rapport avec chacune d’elle:

Seul 1 (34) (35) Couple 1 (36)

Accompagné 2 …….……personnes Famille 1 (37)

Amis 1 (38)

Autres________________________________ 1 (39)

Q .8.- Parmi les différents types de logement suivants, indiquez combien de fois vous pensez les utiliser tout au long du Chemin?

Tous les Jours

Quelques jours

Peu de Jours Jamais

Refuge public 1 2 3 4 (40)

Refuge privé 1 2 3 4 (41)

Paroisse/Eglise 1 2 3 4 (42)

Camping sauvage 1 2 3 4 (43)

Camping 1 2 3 4 (44)

Pension/Hôtel 1 2 3 4 (45)

Autres _________________________________ 1 2 3 4 (46)

Q .9.- Avant de commencer le parcours, combien de fois avez-vous obtenu des informations grâce aux moyens suivants?

Souvent Assez Peu Jamais Association “Amis du Chemin de Santiago” 1 2 3 4 (47)

Internet 1 2 3 4 (48)

Livres 1 2 3 4 (49)

Revues 1 2 3 4 (50)

Journaux 1 2 3 4 (51)

Radio 1 2 3 4 (52)

Télévision 1 2 3 4 (53)

Autres moyens:______________________________ 1 2 3 4 (54)

Q .10.- Quelles précautions allez-vous utiliser tous les jours durant le parcours? Indiquez tous les moyens que vous allez utiliser.

Trousse à pharmacie 1 (55)

Casquette 1 (56)

Chapeau 1 (57)

Vaseline 1 (58)

Epaulettes 1 (59)

Casque de bicyclette 1 (60)

Glace pour vos pieds 1 (61)

Lunettes de soleil 1 (62)

Protection solaire 1 (63)

Autres:______________________________________ 1 (64)

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Q .11.- Répondez aux questions suivantes sur le Chemin de Santiago: OUI NON

Vous aviez un guide et / ou une carte du Chemin 1 2 (65)

Vous allez écrire un journal sur les anecdotes personnelles du Chemin 1 2 (66)

Vous allez écrire un journal sur les anecdotes du groupe qui vous accompagne 1 2 (67)

Vous allez faire un film vidéo sur le Chemin 1 2 (68)

Vous avez faire le Chemin avec une voiture d’assistance 1 2 (69)

Q .12.- Quels sont les motifs que vous invoquez pour faire le Chemin de Santiago de Compostela? Indiquez tous les motifs qui ont influencé votre décision.

Nº Reference Obtenir la Compostelana 1 (70)

Religieux 2 (71)

Fréquenter des gens et se faire des amis 3 (72)

Vacances et tourisme 4 (73)

L’art et la culture sur le Chemin 5 (74)

Pour faire du sport 6 (75)

Pour les loisirs 7 (76)

Pour l’Aventure 8 (77)

Pour s’échapper du quotidien 9 (78)

Rechercher la tranquillité 10 (79)

Spiritualité 11 (80)

Expériences personnelles 12 (81)

Pratiquer les langues 13 (82)

Défi personnel 14 (83)

Compétition 15 (84)

Autres motifs:_____________________________________________________ 16 (85)

Q .13.- Des motifs que vous avez indiquez auparavant, pourriez-vous nous indiquer par ordre d’importance, les trois qui ont le plus influencé votre décision de faire le parcours de Santiago de Compostela. Indiquez le numéro de référence.

1er motif 2ème motif 3rèmemotif

(86) (87) (88)

Q .14.- En route pour le Chemin de Santiago, quelles seront vos plus grandes préoccupations pour le parcours?

Très Suffisamment Peu Jamais Préoccupé

Blessures qui peuvent empêcher de continuer 1 2 3 4 (89)

Ampoules ou autres douleurs physiques 1 2 3 4 (90)

Fatigue physique 1 2 3 4 (91)

Fatigue psychologique 1 2 3 4 (92)

Solitude 1 2 3 4 (93)

Conditions météorologiques 1 2 3 4 (94)

Agression 1 2 3 4 (95)

Tomber malade 1 2 3 4 (96)

Lieux de repos 1 2 3 4 (97)

Conditions des lieux de repos 1 2 3 4 (98)

Nourriture 1 2 3 4 (99)

Manquer d’argent 1 2 3 4 (100)

Tensions entre les membres du groupe 1 2 3 4 (101)

Autres:_________________________________________ 1 2 3 4 (102)

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Q .15.- Dans l’intention de faire le Chemin, avez-vous réalisé une préparation physique spéciale? Dans l’affirmative, continuez à répondre, ou, dans la négative, passez à la question 18.

OUI 1 NON 2 (103) Passez à la question nº 18

Q .16.- Combien de temps vous êtes- vous entraîné spécialement pour faire le Chemin?

La dernière semaine 1 Les 2 dernières semaines 2 Les 3 dernières semaines 3 Les 4 dernières semaines 4 Durant plus d’un mois 5 (104)

Q .17.- Quel genre de préparation physique ou entraînement avez-vous fait?

Aucun jour de la

semaine

De 1 à 2 jours par semaine

De 3 à 4 jours par semaine

De 5 à 6 jours par semaine

Tous les jours de la semaine

Course 1 2 3 4 5 (105)

Marche 1 2 3 4 5 (106)

Randonnée 1 2 3 4 5 (107)

Bicyclette 1 2 3 4 5 (108)

Gymnastique / Musculation 1 2 3 4 5 (109)

Autre:________________________ 1 2 3 4 5 (110)

Q .18.- De combien d’ heures par jour disposez-vous pour vos loisirs?

De 0 à 1 heure

De 1 à 2 heures

De 3 à heures

De 5 à heures

De 7 à 8 heures

Plus de 8 heures

Jours ouvrables 1 2 3 4 5 6 (111)

Week-end 1 2 3 4 5 6 (112)

Vacances d’été 1 2 3 4 5 6 (113)

Pâques, Noël et jours fériés 1 2 3 4 5 6 (114)

Q .19.- A quelles activités consacrez-vous la plus grande partie de votre temps libre?

ACTIVITÉS : RELATION SOCIALE ET LOISIR:

Etre en famille, avec des amis. Aller boire un verre.

Aller danser. Aller au cinéma, au

théâtre, ou aux spectacles.

ACTIVITÉS DE LOSIRS PASSIVES :

Regarder la télé / vidéo. Ecrire, Ecouter la radio. Lire un livre, le journal,

une revue. Utiliser l’ordinateur. Ne rien faire

de particulier.

ACTIVITÉS DE LOSIRS ACTIVES:

Voyager, faire du tourisme. Photographie

Travaux manuels. Faire des courses.

ACTIVITÉS SPORTIVESActivités sportives.

Faire du sport. Promener

Aller en forêt, à la plage,

Jours ouvrables 1 2 3 4 (115)

Week-end 1 2 3 4 (116)

Vacances d’été 1 2 3 4 (117)

Pâques, Noël et jours fériés 1 2 3 4 (118)

Q .20.- Diriez-vous que le sport vous intéresse beaucoup, assez, peu ou pas du tout?

Continuons avec les aspects en rapport avec vos HABITUDES SPORTIVES

Beaucoup 4 Assez 3 Peu 2

Pas du tout 1 (119)

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Q .21.- Nous aimerions savoir si vous avez fait du sport (de façon régulière ou sporadiquement)

durant votre temps libre cette dernière année. Dans l’affirmative, continuez à répondre, et dans la négative, passez à la question 27.

J’ai fait du sport cette dernière année 3 Passez à la question nº 22 (120)

Je n’ai pas fait de sport cette dernière année mais j’en ai fait avant 2 Passez à la question nº 27 (121)

Jamais je n’ai fait de sport 1 Passez à la question nº 27 (122)

Q .22.- Sur une semaine, combien de jours, en moyenne, faites vous du sport? Les 7 jours 5

De 5 à 6 jours 4 De 3 à 4 jours 3 De 1 à 2 jours 2

Jamais 1 (123)

Q .23.- Durant votre temps libre, combien d’heures de sport faites vous par semaine?

Plus de 8 heures 5

De 6 à 7 heures 4

De 4 à 5 heures 3

De 2 à 3 heures 2

1 heure au moins 1 (124)

Q .24.- Veuillez indiquer, quelle méthode physique ou sportive vous pratiquez: REGULIEREMENT, SPORADIQUEMENT et OCCASIONNELLEMENT, ainsi que le type d’offre et sa finalité. (Marquez une seule réponse par table).

REGULIEREMENT, DE FAÇON CONTINUE

Type d’offre Caractère ou finalité

Modalité physique ou sportive pratiquée toute l’année

Par vos propres moyens

Privée Public Compétition

fédérale

Ligue, trophées, non

fédéraux

Jeu avec des amis pour s’amuser

Sans caractère compétitif.

Santé.

1º (125) 1 2 3 (126) 1 2 3 4 (127)

2º (128) 1 2 3 (129) 1 2 3 4 (130)

3º (131) 1 2 3 (132) 1 2 3 4 (133)

SPORADIQUEMENT, DE TEMPS EN TEMPS

Type d’offre Caractère ou finalité

Modalité physique ou sportive pratiquée toute l’année

Par vos propres moyens

Privée Public Compétition

fédérale

Ligue, trophées, non

fédéraux

Jeu avec des amis pour s’amuser

Sans caractère compétitif.

Santé.

1er (134) 1 2 3 (135) 1 2 3 4 (136)

2e (137) 1 2 3 (138) 1 2 3 4 (139)

3e (140) 1 2 3 (141) 1 2 3 4 (142)

EN FONCTION de la SAISON: ETE ou HIVER

Type d’offre Caractère ou finalité

Modalité physique ou sportive pratiquée toute l’année

Par vos propres moyens

Privée Public Compétition

fédérale

Ligue, trophées, non

fédéraux

Jeu avec des amis pour s’amuser

Sans caractère compétitif.

Santé.

1er (143) 1 2 3 (144) 1 2 3 4 (145)

2e (146) 1 2 3 (147) 1 2 3 4 (148)

3e (149) 1 2 3 (150) 1 2 3 4 (151)

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Q .25.- Quels sont les motifs pour lesquels vous faites du sport durant votre temps libre? Marquez tous les motifs que vous voulez.

Nº Référence

Parce que j’aime faire de l’exercice et du sport. Parce que je m’amuse. 1 (152)

Pour maintenir ou améliorer la santé (Etre en forme). 2 (153)

Parce que c’est à la mode. 3 (154)

Parce que mes amis en font et que cela me permet de fréquenter des gens. 4 (155)

Pour faire la course professionnelle. 5 (156)

Pour m’évader. Pour me relaxer. 6 (157)

Pour le plaisir de rivaliser. 7 (158)

Pour des motifs esthétiques. Pour améliorer ma propre estime. 8 (159)

Parce que ma famille en fait. 9 (160)

Autres raisons: ____________________________________________________________ 10 (161)

Q .26.- Par ordre d’importance, quels sont les trois motifs qui vous influencent le plus au moment de faire de sport? Marquez le numéro de la référence.

1er motif 2ème motif 3ème motif (162) (163) (164)

Q .27.- Quels sont les motifs pour lesquels vous ne faites pas de sport durant votre temps libre? Marquez tous les motifs que vous voulez.

Nº Référence

Parce que je n’aime pas faire de l’exercice ni du sport. 1 (165) Pour raisons de santé. 2 (166)

Parce que je n’ai pas appris à l’école. 3 (167) Parce que je n’en éprouve pas le besoin. 4 (168)

Parce que je n’ai pas de temps libre. 5 (169) Parce que je n’ai pas d’installations sportives près de chez moi. 6 (170)

Parce que je suis fatigué en sortant du travail ou de l’école. 7 (171) Par paresse. 8 (172)

Pour des raisons financières. 9 (173) Parce que je n’ai pas d’amis qui en font. 10 (174)

Parce que mes parents n’en font pas. 11 (175) Parce que mes parents ne m’ont pas laissé en faire. 12 (176)

Autres motifs: ______________________________ 13 (177)

Q .28.- Par ordre d’importance, quels sont les trois motifs qui vous influencent le plus pour ne pas de faire de sport? Marquez le numéro de la référence.

1er motif 2ème motif 3èmemotif (178) (179) (180)

CETTE PARTIE DOIT ETRE REMPLIE PAR TOUS Nous aimerions connaître vos habitudes alimentaires, de consommation

d’alcool et de tabac

Q .29.- Quel est votre état de SANTE? Et votre état physique?

SANTÉ Etat physique Très bon 4 Très bon 4

Bon 3 Bon 3 Mauvais 2 Mauvais 2

Très mauvais 1 (181) Très mauvais 1 (182)

Seulement pour ceux qui ne font pas de sport actuellement

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P.30.- Comparez vous avec une personne du même age, et du même sexe. Dans quelle mesure êtes-vous d’accord, où pas, avec les phrases suivantes:

Absolument Pas d’accord Pas d’accord D’accord Totalement

d’accord

J’ai une bonne aptitude physique 1 2 3 4 (183)

J’ai une bonne flexibilité 1 2 3 4 (184)

Je suis rapide et agile 1 2 3 4 (185)

Physiquement je suis fort 1 2 3 4 (186)

Mes mouvements sont coordonnés 1 2 3 4 (187)

Je suis satisfait de mon état physique 1 2 3 4 (188)

Je suis actif 1 2 3 4 (189)

Q .31.- Habituellement, occasionnellement ou jamais, avez-vous, ou, avez-vous eu:

J’ai J’en ai eu Jamais Anémie 1 2 3 (190)

Cholestérol élevé 1 2 3 (191)

Boulimie 1 2 3 (192)

Dépression 1 2 3 (193)

Douleur de dos 1 2 3 (194)

Gastrites/Ulcère 1 2 3 (195)

Anorexie 1 2 3 (196)

Allergies 1 2 3 (197)

Migraine/Maux de tête 1 2 3 (198)

Q .32.- Comment qualifiez-vous votre alimentation?

Saine et équilibrée 4

Plus ou moins saine et équilibrée 3

Peu saine et peu équilibrée 2

Pas saine et pas équilibrée 1 (199)

Q .33.- En moyenne, combien de fois par jour mangez-vous?.

Cinq ou plus 5

Quatre 4

Trois 3

Deux 2

Une 1 (200)

Q .34.- Nous aimerions savoir quand vous prenez les différentes substances ci-dessous, en faisant la différence ente jours ouvrables et week-end.

Jours ouvrables Week-end

De façon

habituelle Occasionnellement

Jamais je n’en prends

Avant oui, mais plus

maintenant

De façon habituelle

Occasionnellement

Jamais je n’en prends

Avant oui, mais plus

maintenant

Médicaments (tranquillisants, analgésiques...) 1 2 3 4 (201) 1 2 3 4 (202)

Alcool 1 2 3 4 (203) 1 2 3 4 (204)

Tabac 1 2 3 4 (205) 1 2 3 4 (206)

Autres Drogues (marijuana, hachsích, cocaïne, amphétamines...)

1 2 3 4 (207) 1 2 3 4 (208)

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Q .35.- (Seulement pour ceux qui boivent des boissons alcoolisées). Nous aimerions connaître la quantité moyenne, journalière, des différentes boissons que vous buvez en faisant la différence entre jours ouvrables et week-end.

Jours ouvrables Week-end Bière Unités (209) Unités (210)

Panaché rouge Unités (211) Unités (212)

Verre de vin Unités (213) Unités (214)

Liqueurs Unités (215) Unités (216)

Coktail Unités (217) Unités (218)

Autres boissons alcoolisées_________________ Unités (219) Unités (220)

Q .36.- (Pour les fumeurs ou ex fumeurs) A quel âge avez-vous commencé à fumer?

Avant 12 ans 5

Entre 13 et 18 4

Entre 19 et 25 3

Entre 26 et 35 2

Après 35 ans 1 (221)

Q .37.- (Pour les fumeurs actuels). En moyenne, combien de cigarettes fumez-vous par jour.

Moins

de 5 Entre 6-10

Entre 11-20

Entre 21-40

Plus de 41

Durant jours les ouvrables 1 2 3 4 5 (222)

Durant le week-end 1 2 3 4 5 (223)

Q .38.- (Seulement pour ceux qui consomment des boissons alcoolisées et/ ou du tabac). Comment estimez-vous votre consommation:

Alcool Tabac

Beaucoup Peu Pas du tout Beaucoup Peu Pas du

Tout

Durant les jours ouvrables 1 2 3 (224) 1 2 3 (225)

Durant les week-ends 1 2 3 (226) 1 2 3 (227)

Ce sont les dernières questions. POUR TOUT LE MONDE.

Q .39.- Quel âge avez-vous? ans (228)

Q .40.- De quelle nationalité êtes-vous?_________________________________ (229)

Q .41.- Quel niveau d’études avez-vous?

Sans études 1 Etudes Primaires 2

Formation Professionnelle 3 Secondaires / BAC 4

Universitaires premier cycle 5 Universitaires deuxième cycle 6 (230)

Q .42.- Quel sont votre emploi et votre état civil?

Emploi Etat CIVIL Au foyer 1 Célibataire 1 Etudiant 2 Célibataire (concubinage) 2 Retraité 3 Marié 3

Au chômage 4 Divorcé, séparé 4 Travailleur du secteur public 5 Divorcé, séparé (concubinage) 5 Travailleur du secteur privé 6 (231) Veuf 6 (232)

Merci de votre collaboration

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INCHIESTA NR. ETÁ SESSO MEZO DI TRASPORTO NACIONALITÁ

(1) (2) (3) (4)

FORMA PER COMPILARE IL CUESTIONARIO: marca la risposta con un circolo. In caso di sbaglio cancellare con una croce e marcare di nuovo la risposta corretta con un circolo.

Iniziamo con gli aspetti relazionati con la sua storia durante il Camino di Santiago

D. 1.- Ha realizzato anteriormente il cammino di Santiago? Nel caso la risposta sia affermativa in-dica gli anni, il mezzo utilizzato (a piedi, in bicicletta,...), il luogo di partenza e di arrivo.

SI 1 NO 2 (5)

Anno Mezzo utilizzato Partenza Arrivo (6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

D. 2.- Questo anno fíno a dove vuole arrivare?.

Luogo__________________________________________________________________ (26)

D. 3.- Cuati giorno o tappe ha pensato di impiegare?.

_____________________ (27)

D. 4. Ha programmato le tappe e le giornate?.

Sí, tutti i giorno 1 Sí, piú di 10 giorni 2 Sí, da 5 a 10 giorni 3 Sí, da 1 a 5 giorni 4

No, nessun giorno 5 (28) D. 5.- In caso di non aver previsto arrivare a Santiago di Compostela, indica il/i motivo/i.

__________________________________________________________________________________ (29)

__________________________________________________________________________________ (30)

__________________________________________________________________________________ (31)

La Universitá di Almeria sta realizzando un` inchiesta sulle aspettative ed il modo di vivere che affronta il pellegrino il Cammino di Santiago, cosí come delle sue abitudini di attivitá fisica-

sportiva e stile di vita. Per questo motivo, la solicitiamo a collaborare con noi dedicandoci una parte del suo tempo, per rispodere a una serie di domande relazionate con il tema di cui ci occupiamo. Le

garantizziamo l´assoluto anonimato delle sue risposte secondo il complimento delle leggi sul se-greto statistico e protezione dei dati personal. La preghiamo di rispondere in modo

PIÚ SINCERO POSSIBILE QUESTA INCHIESTA.

ASPETTATIVE, ABITUDINI DI ATTIVITÁ FÍSICA-SPORTIVA E STILE DI VITA DEL PELLEGRINO

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D. 6.- Secondo va a realizzare il Cammino di Santiago a piedi o in bicicletta, risponda al seguente:

A PIEDI IN BICICLETTA Scarponi da montagna 1 Da corsa/strada 1 Scarpe da ginnastica 2 Da montagna (MTB) 2

Sandali 3 Da cicloturista (mista) 3 A piedi scalzi 4 Tándem 4

Che tipo di scarpe

utilizzará? Altro:_________________ 5 (32)

Che tipo di bicicletta

utilizzará? Altro:________________ 5 (33)

D. 7.- Come va a realizzare il Cammino di Santiago, solo o accompagnato? In caso sia accompagna-to indica cuante persone (incluso lei) e la relazione che la unisce a loro?

¿Cuanti sono? Relazione che vi unisce? Solo 1 (34) (35) Partner 1 (36)

Accompagnato 2 …….…....…persone Familiari 1 (37)

Amici 1 (38)

Altro______________________ 1 (39)

D. 8.- Che tipo di alloggiamento pensa di utilizzare durante il percorso del Cammino?.

Tutti i giorni

Sufficiente giornate

Pochi giorni

Nessun giorno

Ostello pubblico 1 2 3 4 (40)

Ostello privato 1 2 3 4 (41)

Parrocchia/chiesa 1 2 3 4 (42)

Campeggio libero 1 2 3 4 (43)

Camping 1 2 3 4 (44)

Pensione/Albergo/Hotel 1 2 3 4 (45)

Altro ________________________________ 1 2 3 4 (46)

D. 9.- Prima di iniziare il cammino, con quale frecuenza ha ottenuto informazioni tramite i seguen-ti mass media?.

Molto Sufficiente Poco Niente Associazione “Amigos del Camino de Santiago” 1 2 3 4 (47)

Internet 1 2 3 4 (48)

Libri 1 2 3 4 (49)

Riviste 1 2 3 4 (50)

Giornali 1 2 3 4 (51)

Radio 1 2 3 4 (52)

Televisione 1 2 3 4 (53)

Altro:_________________________________________ 1 2 3 4 (54)

D. 10.- Che misure di prevenzione va ad utilizzare giornalmente durante il percorso?. Marca tutti gli accessori che va ad utilizzare..

Caseta del pronto soccorso 1 (55)

Berretto 1 (56)

Cappello 1 (57)

Vaselina 1 (58)

Hombreras 1 (59)

Casco 1 (60)

Ghiaccio per i piedi 1 (61)

Occhiali da sole 1 (62)

Crema solare 1 (63)

Altro:_______________________________________ 1 (64)

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D. 11.- Risponda alle seguenti domande del Cammino di Santiago: SI NO

Porto guida e/o mappa del cammino 1 2 (65)

Scriveró un diario personale del Cammino 1 2 (66)

Scriveremo un diario di gruppo del Cammino 1 2 (67)

Realizzeró un reportage audiovisuale del Cammino 1 2 (68)

Percorro il Cammino con veicolo d´appoggio 1 2 (69)

D. 12.- Cuali sono i motivi per i cuali va a percorrere il Cammino fino a Santiago de Compostela?. Marca tutti quei motivi che considera hanno influito.

Nr. Referenza Conseguire la Compostelana 1 (70)

Religiosi 2 (71)

Incontrare/conoscere nuova gente e amici nuovi 3 (72)

Vacanze e turismo 4 (73)

L´arte e la cultura del cammino 5 (74)

Praticare attivitá física 6 (75)

Per divertimento 7 (76)

Avventura 8 (77)

Staccarmi dalla vita cuotidiana 9 (78)

Ricerca della tranquillitá 10 (79)

Ricerca interiore e spirituale 11 (80)

Esperienza personale e di vita 12 (81)

Praticare lingue 13 (82)

Sfida personale 14 (83)

Competizione 15 (84)

Altre ragioni: ______________________________________________ 16 (85)

D. 13.- Dei motivi che ha marcato, puó indicarci per ordine di importanza i 3 che piú hanno in-fluenzato la sua decisione a realizzare il Cammino fino a Santiago. Indica il Nr. di referen-za.

1º motivo 2º motivo 3º motivo

(86) (87) (88)

D. 14.- Al momento di affrontare il Cammino, in che grado la preoccupa il seguente?.

Molto Abbastanza Poco Niente Lesioni che mi impediscono di continuare 1 2 3 4 (89)

Vesciche ed altri disturbi fisici 1 2 3 4 (90)

Stanchezza física 1 2 3 4 (91)

Stanchezza psichica 1 2 3 4 (92)

Solitudine 1 2 3 4 (93)

Condizioni meteorologiche 1 2 3 4 (94)

Assalti 1 2 3 4 (95)

Ammalarmi 1 2 3 4 (96)

Dove dormire 1 2 3 4 (97)

Condizioni dei luoghi per dormire 1 2 3 4 (98)

Il mangiare 1 2 3 4 (99)

Rimanere senza soldi 1 2 3 4 (100)

Tensioni con i componenti del gruppo 1 2 3 4 (101)

Altro:______________________________________ 1 2 3 4 (102)

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D. 15.- Con la intenzione di ricorrere il cammino ha realizzato alcun tipo di preparazione física specifica?. In caso affirmativo, continua rispondendo ed in caso negativo passa alla do-manda 18.

Sí 1 No 2 (103) Passa alla domanda nr. 18

D. 16.- Cuanto tempo si ha allenato specificamente per percorrere il Cammino?

La ultima settimana 1 Le 2 ultime settimane 2 Le 3 ultime settimane 3 Le 4 ultime settimane 4 Durante piú di 1 mese 5 (104)

D. 17.- Che tipo di preparazione física o allenamento ha realizzato? Nessun

giorno alla settimana

Da 1 a 2 giorni la

settimana

Da 3 a 4 giorni la

settimana

Da 5 a 6 giorni la

settimana

Tutti i giorni della settimana

Corsa 1 2 3 4 5 (105)

Camminare 1 2 3 4 5 (106)

Camminata in montagna 1 2 3 4 5 (107)

Andare in bicicletta 1 2 3 4 5 (108)

Palestra 1 2 3 4 5 (109)

Altro: ________________________ 1 2 3 4 5 (110)

D. 18.- Per ogni periodo indicato, in media, cuante ore giornaliere ha a disposizione per realizzare attivitá d´ozio?

Da 0 a 1 ora

Da 1 a 2 ore

Da 3 a 4 ore

Da 5 a 6 ore

Da 7 a 8 ore

Piú di 8 ore

Giorni lavorativi 1 2 3 4 5 6 (111)

Fine settimana 1 2 3 4 5 6 (112)

Vacanze estive 1 2 3 4 5 6 (113)

Pasqua, Natale e ponti 1 2 3 4 5 6 (114)

D. 19.- Per ogni periodo indicato, a che attivitá dedica la maggior parte del suo tempo libero?

ATTIVITÁ CON RELA-ZIONE SOCIALE E DI-

VERTIMENTO: Stare con la famiglia o con amici. Uscire a prendere

qualcosa. Andare a ballare. Andare al cinema, teatro,

spettacoli artistici.

ATTIVITÁ D´OZIO PASSIVO:

Guardare la televisio-ne/video. Scrivere, ascol-tare la radio, leggere libri, giornali e riviste. Usare il computer. Niente in parti-

colare

ATTIVITÁ D´OZIO ATTIVO:

Viaggiare, turismo. Foto-grafia. Lavori manuali.

Affizioni artistiche e shop-ping.

ATTIVITÁ FISICA-SPORTIVA:

Attivitá fisica. Praticare sport. Passeggiare. Andare

in montagna e al mare.

Giorni lavorativi 1 2 3 4 (115)

Fine settimana 1 2 3 4 (116)

Vacanze estive 1 2 3 4 (117)

Pasqua, Natale e ponti 1 2 3 4 (118) D. 20.- Direbbe che lei si interessa molto, sufficientemente, poco o niente alla attivitá física-sportiva?

Continuiamo con aspetti relazionati con le sue ABITUDINI DI ATTIVITÁ FÍSICA-SPORTIVA

Molto 4 Abbastanza 3

Poco 2 Niente 1 (119)

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D. 21.- Vorremmo sapere se ha realizzato (regolarmente, sporadicamente e estagionalmente) attivi-tá fisico-sportiva nel suo tempo libero durante l´ultimo anno. In caso affirmativo, continua rispondendo ed in caso negativo passa alla domanda 27.

HO REALIZZATO attivitá físico-sportiva in questo ultimo anno? 3 Continua con la domanda nr. 22 (120

NON HO REALIZZATO nell´ultimo anno attivitá fisico-sportiva, peró si ho praticato prima 2 Passa alla domanda nr. 27 (121

NON ho mai praticato attivitá fisico-sportiva 1 Passa alla domanda nr. 27 (122

D. 22.- Cuanti giorni, in media, dedica settimanalmente alla pratica di attivitá fisico-sportiva? I 7 giorni 5

Da 5 a 6 giorni 4 Da 3 a 4 giorni 3 Da 1 a 2 giorni 2 Nessun giorno 1 (123)

D. 23.- Attualmente, cuante ore dedica settimanalmente alla pratica di attivitá fisico-sportiva nel suo tempo libero?.

Piú di 8 ore 5

Da 6 a 7 ore 4

Da 4 a 5 ore 3

Da 2 a 3 ore 2

1 ora o meno 1 (124)

D. 24.- La preghiamo di indicare che modalitá di attivitá física o sport pratica REGOLARMENTE, SPORADICAMENTE, E STAGIONALMENTE, come il tipo di offerta e la finalitá del perché lo pratica. (Marca una sola risposta in ogni blocco).

REGOLARMENTE E DI CONTINO

Tipo di offerta Carattere e finalitá

Modalidá praticate nell´ultimo anno

Per conto mio Privata pubblica Competizione

federale Liga, trofei

non federati

Giocando con amici per

divertirsi

Senza carattere competitivo.

Salute.

1º (125) 1 2 3 (126) 1 2 3 4 (127)

2º (128) 1 2 3 (129) 1 2 3 4 (130)

3º (131) 1 2 3 (132) 1 2 3 4 (133)

SPORADICAMENTE, OGNI TANTO

Tipo di offerta Carattere e finalitá

Modalidá praticate nell´ultimo anno

Per conto mio Privata pubblica Competizione

federale Liga, trofei

non federati

Giocando con amici per

divertirsi

Senza carattere competitivo.

Salute.

1º (134) 1 2 3 (135) 1 2 3 4 (136)

2º (137) 1 2 3 (138) 1 2 3 4 (139)

3º (140) 1 2 3 (141) 1 2 3 4 (142)

STAGIONALMENTE: ESTATE ED INVERNO

Tipo di offerta Carattere e finalitá

Modalidá praticate nell´ultimo anno

Per conto mio Privata pubblica Competizione

federale Liga, trofei

non federati

Giocando con amici per

divertirsi

Senza carattere competitivo.

Salute.

1º (143) 1 2 3 (144) 1 2 3 4 (145)

2º (146) 1 2 3 (147) 1 2 3 4 (148)

3º (149) 1 2 3 (150) 1 2 3 4 (151)

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D. 25.- Quali sono i motivi per i quali realizza attivitá fisica e sportiva nel suo tempo libero?. Marca tutti quei motivi che considera la hanno influenzato.

Nr. di Referenza

Perché mi piace praticare esercizio y sport. Perché mi diverte. 1 (152)

Per mantenere e migliorare la salute. ( Stare in forma) 2 (153)

Perché é moda. (é ben visto) 3 (154)

Perché anche i miei amici praticano attivitá sportiva e mi permette rela- 4 (155)

Per la carriera sportiva come i professionisti 5 (156)

Per evadere. Per rilassarsi. 6 (157)

Per il gusto di gareggiare 7 (158)

Per motivi di estetica. Per migliorare la mia autoestima 8 (159)

Perché in famiglia si pratica 9 (160)

Altri motivi: _________________________________________________ 10 (161)

D. 26.- Per ordine di importanza, quali sono i 3 motivi che piú la hanno influenzato a realizzare pratica física e sportiva?. Segnala il numero di referenza.

1º motivo 2º motivo 3º motivo (162) (163) (164)

D. 27.- Cuali sono i motivi per i quali non realizza attualmente attivitá fisica-sportiva nel suo tem-po libero?. Marca tutti quei motivi che considera che la hanno influenzato..

Nr. di referenza

Perché non mi piace la attivitá fisica-sportiva 1 (165)

Per motivi di salute 2 (166)

Perché non ce lo hanno insegnato 3 (167)

Perché non ci vedo utilitá/e beneficio 4 (168)

Perché non ho tempo 5 (169)

Perché non ci sono installazioni vicine e/o adeguate 6 (170)

Perché esco molto stanco dal lavoro o dallo studio 7 (171)

Per pigrizia e poca voglia 8 (172)

Per motivi economici 9 (173)

Perché non la praticano i miei amici 10 (174)

Perchè in famiglia non si pratica 11 (175)

Perché i genitori non mi lasciavano 12 (176)

Altri motivi: _______________________________________ 13 (177)

D. 28.- Per ordine di importanza, quali sono i tre motivi che la hanno influenzato di più a non rea-lizzare attivitá física-sportiva?. Segnala il numero di referenza.

1º motivo 2º motivo 3º motivo (178) (179) (180)

QUETA PARTE LA DOVRANNO COMPILARE TUTTE LE PERSONE. Voremmo conoscere alcune abitudini di consumo di alimenti, alcohol e tabacco

D. 29.- Come valora il suo stato di SALUTE?.....e la sua CONDIZIONE FÍSICA?.

Salute Condizione Física Molto buona 4 Molto buona 4

Buona 3 Buona 3 Male 2 Male 2

Molto male 1 (181) Molto male 1 (182)

SOLO PER CHI NON PRACTICA ATTIVITÁ FÍSICA-SPORTIVA ATTUALMENTE

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D.30.- Pensa a se stesso paragonandosi con altre persone della sua stessa etá e sesso. Valora il suo grado di accordo o disaccordo con le seguenti affirmazioni:

Totalmente

in disaccordo In disaccordo D’ accordo Totalmente d’ accordo

Ho buone capacitá sportive 1 2 3 4 (183)

Ho una buona flessibilitá 1 2 3 4 (184)

Sono veloce e molto agile 1 2 3 4 (185)

Sono forte físicamente 1 2 3 4 (186)

Sono coordinato 1 2 3 4 (187)

Sono soddisfatto con il mio aspetto fisico 1 2 3 4 (188)

Sono attivo 1 2 3 4 (189)

D. 31.- Abitualmente, occasionalmente o mai, ho o ho avuto?.

Ho Ho abuto Mai Anemia 1 2 3 (190)

Colesterolo alto 1 2 3 (191)

Bulemia 1 2 3 (192)

Depressione 1 2 3 (193)

Mal di schiena 1 2 3 (194)

Gastrite/ulcera 1 2 3 (195)

Anoressia 1 2 3 (196)

Allergie 1 2 3 (197)

Micranea/mal di testa 1 2 3 (198)

D. 32.- Come é la sua alimentazione?.

Sana ed equilibrata 4

Piú o meno sana ed equilibrata 3

Poco sana e poco equilibrata 2

Per niente sana ed equilibrata 1 (199)

D. 33.- In media, cuante volte mangia al giorno?.

Cinco o piú 5

Cuattro 4

Tre 3

Due 2

Una 1 (200)

D. 34.- Ora vorremmo conoscere con che frequenza prende alcuna delle seguenti sostanze, diffe-renziando giorni lavorativi e fine settimana.

Giorni lavorativi Fine settimana

Abitual-mente

Occasio-nalmete Mai preso Prima si, però

ho smesso Abitual-mente

Occasio-nalmete Mai preso Prima si, però

ho smesso

Medicine (tranquillanti, analgesici,...) 1 2 3 4 (201) 1 2 3 4 (202)

Alcohol 1 2 3 4 (203) 1 2 3 4 (204)

Tabacco 1 2 3 4 (205) 1 2 3 4 (206)

Altre droghe (marihuana, hachis, cocaina,anfetamine..) 1 2 3 4 (207) 1 2 3 4 (208)

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D. 35.- (Solo per chi consuma bibite alcoliche). Ci piacerebbe conoscere la quantitá di unitá che consuma in media giornaliera, delle seguenti bibite alcoliche, durante i giorni lavorativi e fine settimana.

Giorni lavorativi Fine settimana Birra Unitá (209) Unitá (210)

Vino con acqua Unitá (211) Unitá (212)

Bicchieri di vino Unitá (213) Unitá (214)

Liquori (grappe) Unitá (215) Unitá (216)

Long drink (cuba libre...) Unitá (217) Unitá (218)

Altre bibite alcoliche: _________________________ Unitá (219) Unitá (220)

D. 36.- (Per chi fuma o ha fumato). A che etá ha iniziato a fumare?.

Prima de i 12 anni 5

Tri i 13 e i 18 4

Tri i 19 e i 25 3

Tri i 26 e i 35 2

Dopo i 35 anni 1 (221)

D. 37.- (Per chi fuma attualmente). Cuante sigarette fuma al giorno in media?.

Meno di 5

Tri 6-10

Tri 11-20

Tri 21-40

Piú di 41

Durante i giorni lavorativi 1 2 3 4 5 (222)

Durante i fine settimana 1 2 3 4 5 (223)

D. 38.- (Solo per chi consuma bibite alcoliche e/o tabacco). Come valorerebbe il suo consumo alcolico e/o di tabacco?.

Alcohol Tabacco Molto Poco Niente Molto Poco Niente

Durante i giorni lavorativi 1 2 3 (224) 1 2 3 (225)

Durante i fine settimana 1 2 3 (226) 1 2 3 (227)

Con questa parte terminiamo. PER TUTTE LE PERSONE.

D. 39.- Cuanti anni ha? Anni. (228)

D. 40.- Cual é la sua nazionalitá?__________________________________________ (229)

D. 41.- Che studi ha terminato?.

Senza studi 1 Elementare 2

Formazione professionale 3 Superiori 4

Corso universitario 5 Universitá 6 (230)

D. 42.- Cual` é la sua attivitá principale e il suo stato civile?.

ACTIVITÁ PRINCIPALE STATO CIVILE Casalinga 1 Nubile 1 Studiante 2 Nubile (vive con partner) 2

Pensionato/Possidente 3 Sposato 3 Disoccupato 4 Divorziato,separato 4

Lavoro nel settore pubblico 5 Divorziato,separato (vive con partner) 5 Lavoro nel settore privato 6 (231) Vedovo 6 (232)

Molte grazie per la sua collaborazione

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Nº DE ENCUESTA GRUPO DE EDAD SEXO MEDIO DE LOCOMOCIÓN NACIONALIDAD

(1) (2) (3) (4)

FORMA DE RELLENAR EL CUESTIONARIO:

Marcar las respuestas con un círculo. En caso de equivocación, tachar con una cruz y marcar de nuevo la respuesta correcta con un círculo.

P. 1.- ¿Ha realizado anteriormente el Camino de Santiago? En caso afirmativo, indique los años, el medio utilizado (a pie, en bicicleta,...), el lugar de salida y el de llegada.

SI 1 NO 2 (5)

Año Medio utilizado Salida Llegada

(6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

P. 2.- ¿Dónde ha iniciado, en esta ocasión, el recorrido del Camino de Santiago?

Lugar__________________________________________________________________ (26)

P. 3.- ¿Cuál es el/los motivo/s de haber iniciado el recorrido del Camino en ese lugar?

_____________________________________________________________________________ (27)

_____________________________________________________________________________ (28)

_____________________________________________________________________________ (29)

P. 4.- ¿Cuántas jornadas o etapas ha empleado en llegar a Santiago de Compostela?

…….……Días (30)

P. 5.- De promedio, ¿cuántas horas al día ha empleado en recorrer las etapas?

Menos de 2 horas 1

De 2 a 4 horas 2 De 4 a 6 horas 3 De 6 a 8 horas 4

De 8 a 10 horas 5 Más de 10 horas 6 (31)

P. 6.- ¿Tenía programada la etapa antes de salir cada día?

SI 1 NO 2 (32)

La Universidad de Almería está realizando una encuesta sobre las expectativas y vivencias con que afronta el peregrino el Camino de Santiago, así como de sus hábitos de actividad físico-deportiva y estilo de vida. Por ello, le solicitamos que colabore con nosotros dedicándonos parte de su tiempo

para contestar a una serie de preguntas relacionadas con el tema que nos ocupa. Le garantizamos el absoluto anonimato de sus respuestas en el más estricto cumplimento de las leyes sobre secreto

estadístico y protección de datos personales. Le rogamos que conteste con la MAYOR SINCERIDAD POSIBLE ESTE CUESTIONARIO.

VIVENCIAS Y HÁBITOS DE ACTIVIDAD FÍSICO-DEPORTIVA DEL PEREGRINO

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P. 7.- Según haya realizado el Camino de Santiago, a pie o en bicicleta, conteste a lo siguiente:

A PIE EN BICICLETA Botas de montaña 1 De carretera 1

Zapatillas de Deporte 2 De montaña (BTT) 2 Sandalias 3 Cicloturismo (mixta) 3 Descalzo 4 Tándem 4

¿Qué tipo de calzado ha utilizado?

Otro:_________________ 5 (33)

¿Qué tipo de bicicleta ha utilizado?

Otra:________________ 5 (34)

P. 8.- Cómo ha realizado usted el Camino hacia Santiago de Compostela, ¿solo o acompañado? En caso de hacerlo acompañado, indique cuántos han formado el grupo (incluido usted) y la relación que le une con ellos (puede indicar más de una).

¿Cuántos son? Relación que les une: Solo 1 (35) (36) Pareja 1 (37)

Acompañado 2 …….……personas Familiares 1 (38)

Amigos con los que inició el Camino 1 (39)

Amigos que ha hecho en el Camino 1 (40)

Otros________________________________ 1 (41)

P. 9.- ¿De los siguientes alojamientos, indique en qué grado los ha utilizado a lo largo del recorrido del Camino?

Todos los días

Bastantes días

Pocos días

Ningún día

Albergue público 1 2 3 4 (42)

Albergue privado 1 2 3 4 (43)

Parroquia/Iglesia 1 2 3 4 (44)

Acampada libre 1 2 3 4 (45)

Camping 1 2 3 4 (46)

Pensión/Hostal/Hotel 1 2 3 4 (47)

Otros _________________________________ 1 2 3 4 (48)

P. 10.- Conteste a las siguientes cuestiones del Camino de Santiago:

SI NO Ha llevado guías y/o mapas del Camino 1 2 (49)

Ha elaborado diario/anecdotario personal del Camino 1 2 (50)

Ha elaborado un diario/anecdotario grupal del Camino 1 2 (51)

Ha realizado un reportaje audiovisual del Camino 1 2 (52)

Ha recorrido el Camino con vehículo de apoyo 1 2 (53)

P. 11.- El recorrido del Camino le ha resultado:

FÍSICAMENTE PSICOLÓGICAMENTE Muy difícil Difícil Medio Fácil Muy difícil Difícil Medio Fácil

1 2 3 4 (54) 1 2 3 4 (55)

P. 12.- ¿Qué medidas de prevención ha utilizado habitualmente durante las distintas jornadas del recorrido? Marque todas las medidas que haya utilizado.

Botiquín 1 (56)

Gorra 1 (57)

Sombrero 1 (58)

Vaselina 1 (59)

Hombreras 1 (60)

Casco de bici 1 (61)

Hielo en los pies 1 (62)

Gafas para el sol 1 (63)

Protector solar 1 (64)

Otras:________________________________________ 1 (65)

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P. 13.- ¿Cuáles han sido sus mayores preocupaciones a lo largo del recorrido del Camino? Mucho Bastante Poco Nada

Lesiones que me impidieran continuar 1 2 3 4 (66)

Ampollas y otras molestias físicas 1 2 3 4 (67)

Cansancio físico 1 2 3 4 (68)

Cansancio psicológico 1 2 3 4 (69)

Soledad 1 2 3 4 (70)

Condiciones meteorológicas 1 2 3 4 (71)

Atracos 1 2 3 4 (72)

Ponerme enfermo 1 2 3 4 (73)

Dónde dormir 1 2 3 4 (74)

Condiciones de los lugares para dormir 1 2 3 4 (75)

Comida 1 2 3 4 (76)

Quedarme sin dinero 1 2 3 4 (77)

Tensiones con los componentes del grupo 1 2 3 4 (78)

Otras:_________________________________________ 1 2 3 4 (79)

P. 14.- ¿Con qué frecuencia ha utilizado las siguientes medidas de recuperación física durante las distintas jornadas del recorrido?

Todos los días Bastantes días Pocos días Ningún día Estiramientos musculares 1 2 3 4 (80)

Masajes 1 2 3 4 (81)

Mantener piernas elevadas 1 2 3 4 (82)

Acostado muchas horas 1 2 3 4 (83)

Caminar o pasear 1 2 3 4 (84)

Aplicación de frío 1 2 3 4 (85)

Otras:________________________________ 1 2 3 4 (86)

P. 15.- Indica el grado en que ha sufrido o padecido algunas de estas dolencias, durante el recorri-do del Camino:

Mucho Bastante Poco Nada Ampollas en los pies 1 2 3 4 (87)

Llagas en los pies 1 2 3 4 (88)

Tendinitis 1 2 3 4 (89)

Esguinces 1 2 3 4 (90)

Depresión 1 2 3 4 (91)

Migraña/Dolor de cabeza 1 2 3 4 (92)

Insolación 1 2 3 4 (93)

Resfriado 1 2 3 4 (94)

Caídas/golpes 1 2 3 4 (95)

Otras:____________________________________________ 1 2 3 4 (96)

P. 16.- De las siguientes afirmaciones sobre las experiencias a lo largo del Camino de Santiago, in-dique su grado de acuerdo o desacuerdo según su propia experiencia.

Totalmente desacuerdo

En desacuerdo De acuerdo Totalmente

de acuerdo

Predomina un ambiente de amistad y solidaridad 1 2 3 4 (97)

Han sido unas verdaderas vacaciones 1 2 3 4 (98)

He empleado bastante tiempo en admirar el arte en el Camino 1 2 3 4 (99)

Me he divertido mucho 1 2 3 4 (100)

He disfrutado haciendo actividad física y deporte 1 2 3 4 (101)

Tengo muchas anécdotas que contar 1 2 3 4 (102)

Ha sido una verdadera aventura para mí 1 2 3 4 (103)

Me ha permitido desconectar de la vida cotidiana 1 2 3 4 (104)

Ha supuesto el poder superar un reto personal importante 1 2 3 4 (105)

Me ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior 1 2 3 4 (106)

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación durante el Camino 1 2 3 4 (107)

En muchas de las etapas me he dedicado a competir con otros peregrinos 1 2 3 4 (108)

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P. 17.- Una vez ha llegado a Santiago de Compostela tras recorrer el Camino, ¿qué siente?: (Marque todos aquellos sentimientos que considere)

Indiferencia 1 (109) Satisfacción por haber llegado a Santiago 1 (110)

Me ha decepcionado el recorrido del Camino 1 (111) Orgullo por haber sido capaz de llegar 1 (112)

Disgustado por la masificación en los albergues 1 (113) Humildad. Recorrer el Camino me hace sentir humilde 1 (114)

Ha mejorado mi autoestima 1 (115) Decepcionado por la relación con otros peregrinos 1 (116)

Otros sentimientos: 1 (117)

P. 18.- ¿Sus vivencias personales a lo largo del Camino han satisfecho sus expectativas iniciales?

SI 1 NO 2 (118)

P. 19.- ¿Le gustaría volver a recorrer el Camino de Santiago?

SI 1 NO 2 (119)

P. 20.- En caso afirmativo, ¿qué aspectos cambiaría para un nuevo recorrido? (Marque todos aquéllos que considere)

El medio a emplear (a pie, en bicicleta,...) 1 (120) El tipo de alojamiento 1 (121)

El recorrido 1 (122) La época del año 1 (123)

El grupo de personas 1 (124) Lo haría solo 1 (125)

Lo haría en grupo 1 (126) Me prepararía físicamente 1 (127)

Programaría todas las etapas 1 (128)

Otros cambios: _______________________________________ 1 (129)

P. 21.- ¿Qué edad tiene? años. (130)

P. 22.- ¿Cuál es su nacionalidad?____________________________________________ (131)

P. 23.- ¿Qué estudios tiene usted que haya completado?.

Sin estudios 1 Primarios completos 2

Formación Profesional 3 Secundarios: Bachillerato, BUP, COU 4

Universitarios de grado medio 5 Universitarios de grado superior 6 (132)

P. 24.- ¿Cuál es su actividad principal y su estado civil?.

ACTIVIDAD PRINCIPAL ESTADO CIVIL Labores del hogar 1 Soltero 1

Estudiante 2 Soltero (vive en pareja) 2 Jubilado/pensionista/rentista 3 Casado 3

Parado 4 Divorciado, separado 4 Trabaja en sector público 5 Divorciado, separado (vive en pareja) 5 Trabaja en sector privado 6 (133) Viudo 6 (134)

Muchas gracias por su colaboración

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Nº DE ENCUESTA GRUPO DE EDAD SEXO MEDIO DE LOCOMOCIÓN NACIONALIDAD

(1) (2) (3) (4)

INSTRUCTIONS TO ANSWER THE QUESTIONNAIRE:

Tick the answers with a circle. Supposing that you make a mistake, cross out and circle again the right answer.

P. 1.- Have you ever gone across el Camino de Santiago? If you have, please write the date, your way of travelling (on foot, by bicycle,..), the place of departure and of arrival.

YES 1 NO 2 (5)

Year Way of travelling Departure Arrival (6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

P. 2.- Where have you begun, this time, the route of the Camino de Santiago?

Place__________________________________________________________________ (26)

P. 3.- Which are the reasons to begin the route in that place?

_____________________________________________________________________________ (27)

_____________________________________________________________________________ (28)

_____________________________________________________________________________ (29)

P. 4.- How many stages did you need to arrive to Santiago de Compostela?

…….……Days (30)

P. 5.- How many hours a day, doing an average, did you need to go along the stages?

Less than 2 hours 1

From 2 to 4 hours 2 From 4 to 6 hours 3 From 6 to 8 hours 4

From 8 to 10 hours 5 More than 10 hours 6 (31)

P. 6.- Did you plan the stage before leaving each day?

YES 1 NO 2 (32)

Almeria College is carrying out a survey about expectations and experiencies with which the pil-grim faces the Way of St. James and his customs of physichal-sporting activity and life styles. We request your kind colaboration giving us part of your time answering some questions related to

this topic. We guarantee your absolute anonymity, observing strictly the laws about secret investigation and protection of personal data.

WE BEG YOU ANSWER THESE QUESTIONS AS SINCERELY AS POSSIBLE.

EXPERIENCES AND PHYSICAL-SPORTING ACTIVITY CUSTOMS OF THE PILGRIM

Í

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P. 7.- Depending on the way you have gone across the Camino de Santiago, on foot or by bicycle, answer the following:

ON FOOT BY BIKE Boots 1 Racing bicycle 1

Trainers 2 Mountain bike (BTT) 2 Sandals 3 Touring bike (both) 3 Barefoot 4 Tandem 4

What kind of footwear have

you used?

Others:_________________ 5 (33)

What kind of bike have you

used?

Others________________ 5 (34)

P. 8.- How did go across the journey to Santiago de Compostela with somebody or alone?, Sup-posing that you go with somebody, please write the number of persons (including yourself) and the relationship between you.

Number of persons Relationship: Alone 1 (35) (36) Couple 1 (37)

Accompanied 2 …….…....…persons Relatives 1 (38)

Friends who you began the route with 1 (39)

Friends who you met during the route 1 (40)

Others________________________________ 1 (41)

P. 9.- Please, write how often did you use the following lodgings along the route:

Everyday Plenty of days Some days Never Refuges 1 2 3 4 (42)

Young Hostels 1 2 3 4 (43)

Parish/Church 1 2 3 4 (44)

Free camping 1 2 3 4 (45)

Camping 1 2 3 4 (46)

Guest House/Hostel/Hotel 1 2 3 4 (47)

Others________________________________ 1 2 3 4 (48)

P. 10.- Answer these questions about the Way of Saint James:

YES NO I have carried guides and/or maps of the route. 1 2 (49)

I have written a diary/personal collection of stories of the route 1 2 (50)

I have written a diary/ collection of stories of the group of the route. 1 2 (51)

I have elaborated an audiovisual report of the route. 1 2 (52)

I have gone across the route with a vehicle that supports me 1 2 (53)

P. 11.- The route has been:

PHYSICALLY PSYCHOLOGICALLY Very difficult Difficult Medium Easy Very difficult Difficult Medium Easy

1 2 3 4 (54) 1 2 3 4 (55)

P. 12.- What precaution measures have you used daily for the different stages? Circle all the measures you have used.

Medicine chest 1 (56)

Cap 1 (57)

Hat 1 (58)

Vaseline 1 (59)

Shoulder pads 1 (60)

Bicycle Helmet 1 (61)

Ice for your feet 1 (62)

Sun glasses 1 (63)

Suntan lotion with sunblock 1 (64)

Others:________________________________________ 1 (65)

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P. 13.- Which have been your main worries along the route?

Quite a lot A lot A little Not at all Woundes that stop me 1 2 3 4 (66)

Blisters and other physychal trouble 1 2 3 4 (67)

Physical tiredness 1 2 3 4 (68)

Psychological tiredness 1 2 3 4 (69)

Loneliness 1 2 3 4 (70)

Wheather 1 2 3 4 (71)

Robberies 1 2 3 4 (72)

Falling ill 1 2 3 4 (73)

Places to sleep 1 2 3 4 (74)

The conditions of the sleeping places 1 2 3 4 (75)

Food 1 2 3 4 (76)

Running out of money 1 2 3 4 (77)

Troubles with the members of the group 1 2 3 4 (78)

Others:_________________________________________ 1 2 3 4 (79)

P. 14.- How often have you used the following measures of physical repairing during the different stages of the journey?

Everyday Plenty of days Some days Never Flexing of muscles 1 2 3 4 (80)

Massages 1 2 3 4 (81)

Raising legs 1 2 3 4 (82)

Lying down for a long time 1 2 3 4 (83)

Walking 1 2 3 4 (84)

Cool aplication 1 2 3 4 (85)

Others:________________________________ 1 2 3 4 (86)

P. 15.- Write the degree in which you have suffered some of these complaints during the route:

Very often Quite often Seldom Not at all Blisters on the feet 1 2 3 4 (87)

Sores on the feet 1 2 3 4 (88)

Tendinitis 1 2 3 4 (89)

Sprains 1 2 3 4 (90)

Depression 1 2 3 4 (91)

Migraine/Headache 1 2 3 4 (92)

Sunstroke 1 2 3 4 (93)

A cold 1 2 3 4 (94)

To have a fall/bumps 1 2 3 4 (95)

Others:___________________________________ 1 2 3 4 (96)

P. 16.- From the following affirmations about the experiencies along the route , write your degree of agreement or disagreement considering your own experience.

Completely disagreement Disagreement Agreement Completely

agreement

There is an atmosphere of friendship and solidarity 1 2 3 4 (97)

It has been a true holliday 1 2 3 4 (98)

I have spent quite a lot time admiring the Art in the route 1 2 3 4 (99)

I enjoyed myself very much 1 2 3 4 (100)

I have enjoyed practicing a physical activity and sport 1 2 3 4 (101)

I have a lot of personal stories to tell 1 2 3 4 (102)

It has been a true adventure to me 1 2 3 4 (103)

I have been able to cut off from ordinary life 1 2 3 4 (104)

I have overcome a personal challenge 1 2 3 4 (105)

I have found my inner balance and peace 1 2 3 4 (106)

There is a quiet and relaxed atmosphere during the route 1 2 3 4 (107)

I have competed with other pilgrims in many stages 1 2 3 4 (108)

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P. 17.- What do you feel now that you have arrived to Santiago de Compostela after going across the route? (Circle all those feelings you want to).

Indifference 1 (109) Self-Satisfaction for my arrival to Santiago 1 (110)

I am disappointed with the journey 1 (111) I am proud of myself because I have been able to arrive 1 (112)

I am upset because of the overcrowded lodgins 1 (113) Humility. Going across the route made me humble 1 (114)

My self-esteem has improved 1 (115) I am disappointed because of the relationship with the other pilgrims 1 (116)

Other feelings: ______________________________________________ 1 (117)

P. 18.- Have your initial expectations being satisfied by your personal experiencies along the route?

YES 1 NO 2 (118)

P. 19.- Would you like to go along the Camino de Santiago again?

YES 1 NO 2 (119)

P. 20.- Supposing that you would, what would you change in a new journey? (Circle all those aspects that you think important).

Way of travelling (on foot, by bike,...) 1 (120) Lodging 1 (121) Itinerary 1 (122)

The season of the year 1 (123) The group of persons 1 (124)

I would do it alone 1 (125) I would do it in group 1 (126)

I would train 1 (127) I would plan all the stages 1 (128)

Other changes: _______________________________________ 1 (129)

P. 21.- How old are you? Years old (130)

P. 22.- What is your nationality? __________________________________________ (131)

P. 23.- What studies have you finished?

No studies 1 Primary school 2

Vocational training 3 High school 4

General Degree 5 Honours Degree 6 (132)

P. 24.- What is your main activity and your marital status?

MAIN ACTIVITY MARITAL STATUS Houseworks 1 Single 1

Students 2 Single (you live in couple) 2 Retired/pensioner/stockholder 3 Married 3

Unemployed 4 Divorced, separated 4 You work in the public sector 5 Divorced, separated (live in couple) 5 You work in the private sector 6 (133) Widow 6 (134)

We are very grateful for your colaboration

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Nº DE L’ENQUETE AGE SEXE MOYEN DE LOCOMOTION NATIONALITE

(1) (2) (3) (4)

POUR REMPLIR LE QUESTIONAIRE:

Marquez vos réponses avec un cercle. En cas d’erreur, corrigez ou rayez avec une croix. Indiquez à nouveau la réponse correcte avec un cercle.

Q. 1.- Avez-vous déjà parcouru le Chemin de Santiago? En cas de réponse positive, indiquez les années, le moyen utilisé (à pied, à bicyclette,...), les lieux de départ et d’arrivée.

OUI 1 NON 2 (5)

ANNÉE MOYEN UTILISÉ DÉPART ARRIVÉE

(6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

Q.2. - D’où êtes-vous parti, cette fois, pour suivre le Chemin de Santiago?

Lieu__________________________________________________________________ (26)

Q.3. Quel est le motif ou les motifs qui justifient d’avoir commencé le voyage à ce point de départ?

_____________________________________________________________________________ (27)

_____________________________________________________________________________ (28)

_____________________________________________________________________________ (29)

Q.4. - Combien de jours ou d’étapes avez-vous eu besoin pour arriver à Santiago de Compostela?

…….……Jours (30)

Q.5. - En moyenne, combien d’heures par jour ont duré vos étapes?

Moins de 2 heures 1

De 2 a 4 heures 2 De 4 a 6 heures 3 De 6 a 8 heures 4

De 8 a 10 heures 5 Plus de 10 heures 6 (31)

Q.6 .- Aviez-vous, chaque jour, programmé l’étape avant de partir?

OUI 1 NON 2 (32)

L’Université d’Almeria réalise une enquête sur les perspectives et expériences du pèlerin du Che-min de Santiago, ainsi que sur ses habitudes sportives et sur son style de vie. Pour cela, nous vous demandons votre collaboration et un peu de votre temps pour répondre à une série de questions

sur ce thème. Nous vous garantissons l’absolu anonymat des réponses dans le cadre des lois sur la protection des données personnelles. Nous vous prions de répondre avec

LA PLUS GRANDE SINCERITE POSSIBLE A NOTRE QUESTIONAIRE

EXPERIENCES ET HABITUDES SPORTIVES DU PELERIN

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Q.7. - En fonction du moyen que vous avez utiliser pour faire le chemin de Santiago, (à pied ou à bicyclette…), répondez aux questions suivantes:

A PIED A BICYCLETTE Chaussures de randonnée 1 De route 1

Basket 2 De montagne (BTT) 2 Sandales 3 Cyclotourisme (mixte) 3 Pieds nus 4 Tandem 4

Quelle sorte de chaussures

avez-vous uti-lisée?

Autre:_________________ 5 (33)

Quel modèle de bicyclette

avez-vous utilisé?

Autre:________________ 5 (34)

Q.8 .- Comment avez-vous fait le chemin Santiago de Compostela, seul ou accompagné? Si vous étiez accompagné, indiquez combien de personnes faisaient partie du groupe (vous compris) et le rapport avec chacune d’elle (vous pouvez indiquer plus d’une réponse).

Combien de personnes? Rapport avec chacune d’elle:

Seul 1 (35) (36) couple 1 (37)

Accompagné 2 ……personnes Famille 1 (38)

Amis avec qui vous avez commencé le chemin 1 (39)

Amis que vous avez connu durant le Chemin 1 (40)

Autres____________________________________ 1 (41)

Q.9. – Parmi les différents types de logement suivants, indiquez combien de fois vous les avez uti-lisé tout au long du Chemin?

Tous les Jours

Quelques Jours

Peu de Jours Jamais

Refuge public 1 2 3 4 (42)

Refuge privé 1 2 3 4 (43)

Paroisse/Eglise 1 2 3 4 (44)

Camping sauvage 1 2 3 4 (45)

Camping 1 2 3 4 (46)

Pension/Hôtel 1 2 3 4 (47)

Autres ______________________________ 1 2 3 4 (48)

Q.10. - Répondez aux questions suivantes sur le Chemin de Santiago: OUI NON

Vous aviez un guide et / ou une carte du Chemin 1 2 (49)

Vous avez écrit un journal sur les anecdotes personnelles du Chemin 1 2 (50)

Vous avez écrit un journal sur les anecdotes du groupe qui vous accompagnait 1 2 (51)

Vous avez fait un film vidéo sur le Chemin 1 2 (52)

Vous avez fait le Chemin avec une voiture d’appui / d’aide 1 2 (53)

Q.11 .- Le Chemin de Santiago est:

Physiquement PSYCHOLOGIQUEMENT Très difficile difficile Moyen Facile Très difficile difficile Moyen Facile

1 2 3 4 (54) 1 2 3 4 (55)

Q.12. – Quelles précautions avez-vous utilisés habituellement durant les différents jours du par-cours? Indiquez tous les moyens que vous avez utiliser.

Trousse à pharmacie 1 (56)

Casquette 1 (57)

Chapeau 1 (58)

Vaseline 1 (59)

Epaulettes 1 (60)

Casque de bicyclette 1 (61)

Glace pour vos pieds 1 (62)

Lunettes de soleil 1 (63)

Protection solaire 1 (64)

Autres:________________________________________ 1 (65)

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Q.13 Quelles ont été vos plus grandes préoccupations durant le parcours du Chemin de Santiago? Très Suffisamment Peu Jamais Préoccupé

Blessures qui peuvent empêcher de continuer 1 2 3 4 (66)

Ampoules ou autres douleurs physiques 1 2 3 4 (67)

Fatigue physique 1 2 3 4 (68)

Fatigue psychologique 1 2 3 4 (69)

Solitude 1 2 3 4 (70)

Conditions météorologiques 1 2 3 4 (71)

Agression 1 2 3 4 (72)

Maladie 1 2 3 4 (73)

Lieux de repos/ dormir 1 2 3 4 (74)

Conditions des lieux de repos/ pour dormir 1 2 3 4 (75)

Nourriture 1 2 3 4 (76)

Manquer d’argent 1 2 3 4 (77)

Tensions entre les membres du groupe 1 2 3 4 (78)

Autres: 1 2 3 4 (79)

Q.14. - Avez-vous utilisé les différents moyens suivant pour vous récupérer physiquement durant les étapes du parcours?

Tous les jours Suffisamment de jours Peu de jours Jamais

Etirements musculaires 1 2 3 4 (80)

Massages 1 2 3 4 (81)

Maintenir les jambes élevées 1 2 3 4 (82)

S’allonger plusieurs heures 1 2 3 4 (83)

Marcher ou promener 1 2 3 4 (84)

Appliquer du froid 1 2 3 4 (85)

Autres: 1 2 3 4 (86)

Q.15. - Indiquez le degré de souffrance supporté à cause des douleurs suivantes durant le Chemin: Beaucoup Suffisamment Peu Jamais Douloureux

Ampoules aux pieds 1 2 3 4 (87)

Plaies aux pieds 1 2 3 4 (88)

Tendinites 1 2 3 4 (89)

Entorses 1 2 3 4 (90)

Dépression 1 2 3 4 (91)

Migraine/Mal de tête 1 2 3 4 (92)

Insolation 1 2 3 4 (93)

Rhume 1 2 3 4 (94)

Chutes/coups 1 2 3 4 (95)

Autres: 1 2 3 4 (96)

Q.16. - Sur les affirmations suivantes, à propos d’expériences vécues tout au long du Chemin de Santiago, indiquez si vous êtes d’accord ou pas par rapport à votre propre expérience.

Totalement en désaccord

En désaccord D’accord Totalement

d’accord

Il prédomine une ambiance d’amitié et de solidarité 1 2 3 4 (97)

Cela a été de vraies vacances 1 2 3 4 (98)

Vous avez passé beaucoup de temps à admirer l’art tout au long du Chemin 1 2 3 4 (99)

Vous vous êtes beaucoup amusé 1 2 3 4 (100)

Vous avez profité des activités sportives 1 2 3 4 (101)

Vous avez beaucoup d’anecdotes à raconter 1 2 3 4 (102)

Cela a été une véritable aventure 1 2 3 4 (103)

Vous avez pu vous éloigner de la vie quotidienne 1 2 3 4 (104)

Vous avez surmonté un conflit de personnes 1 2 3 4 (105)

Vous avez trouvé votre équilibre et la paix intérieure 1 2 3 4 (106)

Vous avez respiré une ambiance de tranquillité et de relaxation durant le parcours 1 2 3 4 (107)

Vous avez partagé vos expériences avec d’autres pèlerins 1 2 3 4 (108)

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Q. 17. - Une fois arrivé à Santiago de Compostela, qu’avez-vous ressenti? (Marquez toutes les options que vous considérez nécessaires)

Indifférence 1 (109) Satisfait d’être arrivé à Santiago 1 (110)

J’ai été déçu du Chemin 1 (111) Orgueilleux d’y être arrivé 1 (112)

Déçu par la massivité des logements 1 (113) Humilité. Je me suis senti humble d’avoir fait le parcours 1 (114)

J’ai amélioré ma propre estime 1 (115) Déçu des relations avec les autres pèlerins 1 (116)

Autres sentiment:s__________________________________ 1 (117)

Q.18 Ces expériences personnelles au cour du Chemin ont-elles satisfait vos perspectives initiales?

OUI 1 NON 2 (118)

Q.19. - Aimeriez-vous refaire le parcours du Chemin de Santiago?

OUI 1 NON 2 (119)

Q.20. - Si oui, que changeriez-vous pour/sur ce nouveau parcours? (Marquez toutes les options que vous considérez nécessaires)

Le moyen de transport (à pied, à bicyclette,...) 1 (120) Le type de logement 1 (121)

Le parcours en lui-même 1 (122) L’époque de l’année 1 (123)

Le groupe de personnes 1 (124) Je le ferai tout seul 1 (125)

Je le ferai en groupe 1 (126) Ma préparation physique 1 (127)

La programmation de toutes les étapes 1 (128)

Autres options: _______________________________________ 1 (129)

Q.21. - Quel âge avez-vous? ans (130)

Q.22. - De quelle nationalité êtes vous?_________________________________ (131)

Q.23. - Quel niveau d’études avez-vous?

Sans études 1 Etudes Primaires 2

Formation Professionnelle 3 Secondaires / BAC 4

Universitaires premier cycle 5 Universitaires deuxième cycle 6 (132)

Q.24. - Quel est votre emploi et votre état civil?

Emploi Etat CIVIL Au foyer 1 Célibataire 1 Etudiant 2 Célibataire (concubinage) 2 Retraite 3 Marié 3

Au chômage 4 Divorcé, séparé 4 Travailleur du secteur public 5 Divorcé, séparé (concubinage) 5 Travailleur du secteur privé 6 (133) Veuf 6 (134)

Merci de votre collaboration

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NR. UMFRAGE ALTERSGRUPPE GESCHLECHT TRANSPORTMITTEL NATIONALITÄT

(1) (2) (3) (4)

AUSFÜLLEN DES FRAGEBOGENS Die Antworten mit einem Kreis markieren. Im Falle eines Fehlers, durchkreuzen und

mit einem neuem Kreis die richtige Antwort markieren. P. 1.- Haben Sie schon einmal den “Camino de Santiago” gemacht? Wenn Ja, in welchem Jahr und wie (Zu Fuss, mit dem Fahrrad,...), der Anfang und das Ende des Weges?

JA 1 NEIN 2 (5)

JAHR TRANSPORTMITTEL ANFANG ZIEL

(6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

P. 2.- ¿Wo haben sie, dieses mal, den Weg des”Camino de Santiago” angefangen?

ORT__________________________________________________________________ (26)

P. 3.- ¿Aus welchen Gründen machen Sie den “Camino de Santiago”und warum hsben Sie hier begonnen?

_____________________________________________________________________________ (27)

_____________________________________________________________________________ (28)

_____________________________________________________________________________ (29)

P. 4.- ¿Wieviele Etappen haben Sie für die Ankunft in Santiago de Compostela gebraucht?

______________Tage (30)

P. 5.- Wie viele Stunden sind sie durchschnittlich am Tag gegangen/gefahren?

Weniger als 2 Std. 1

2 bis 4 Std. 2 4 bis 6 Std. 3 6 bis 8 Sd. 4

8 bis 10 Std. 5 Mehr als 10 Std. 6 (31)

P. 6.- ¿Hatten Sie die Etappen jeden Tag geplant?

JA 1 NEIN 2 (32)

Die Universität von Almería macht eine Umfrage über die Erwartungen und die Erlebnisse des Pilgers zum “Camino de Santiago”, sowie seine Gewohnheiten sportlicher Aktivitäten und Le-bensstil. Aus diesem Grunde, bitten wir Sie mit uns zusammenzuarbeiten um einige Fragen zu diesem Thema zu beantworten. Wir garantieren Ihnen absolute Anonymität nach dem Daten-

schutzgesetz. WIR BITTEN SIE DIE FRAGEN SO EHRLICH WIE MÖGLICH ZU BEANTWORTEN.

ERWARTUNGEN, GEWOHNHEITEN SPORTLICHER AKTIVITÄTEN UND LEBENSSTIL DES PILGERS

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P. 7.- Beantworten Sie die folgenden Fragen dementsprechend wie Sie den Weg durchgeführt haben (Zu Fuss oder mit dem Fahrrad:

ZU FUSS FAHRRAD Wanderschuhe 1 Rennrad 1

Sportschuhe 2 Mountainbike 2 Sandalen 3 (Normales) Fahrrad 3 Barfuss 4 Tandem 4

Welches Schuhwerk haben Sie benutzt?

Andere:_________________ 5 (33)

Welches Fahrrad haben

Sie benutzt?

Andere:________________ 5 (34)

P. 8.- Wie haben Sie den Weg von Camino de Santiago gemacht, allein oder in Begleitung? Im Falle mit Begleitung, wieviele Personen waren in der Gruppe und welche Beziehung bestand zwischen ihnen (Sie können mehr als eine angeben).

Wieviele? Welche Beziehung: Allein 1 (35) (36) Paar 1 (37)

In Begleitung 2 ………Personen Familie 1 (38)

Freunde mit denen Sie den Weg begonnen haben 1 (39)

Freunde die Sie auf dem Weg kennen gelernt haben 1 (40)

Andere_______________________________________ 1 (41)

P. 9.- Geben Sie an in welcher Reihenfolge Sie die folgenden Unterkünfte auf dem Weg nach Santiago benutzt haben?

Jeden Tag Viele Tage Wenige Tage Keinmal Öffentliche Unterkunft 1 2 3 4 (42)

Private Unterkunft 1 2 3 4 (43)

Kirche 1 2 3 4 (44)

Zelten 1 2 3 4 (45)

Camping 1 2 3 4 (46)

Pension/Hotel 1 2 3 4 (47)

Andere_________________________________ 1 2 3 4 (48)

P. 10.- Bitte, antworten Sie auf die folgenden Fragen zum Camino de Santiago:

JA NEIN Haben Sie Führer oder Karten mitgenommen? 1 2 (49)

Haben Sie Tagebuch/persönliche Anekdoten geschrieben? 1 2 (50)

Haben Sie Tagebuch /kolektive Anekdoten geschrieben? 1 2 (51)

Haben Sie Videos oder Fotos gemacht? 1 2 (52)

Haben Sie den Weg mit einem Hilfsgefährt gemacht (Auto oder ähnliches) 1 2 (53)

P. 11.- Wie hat Ihnen der Weg gefallen?

Körpelich Psychisch Sehr schwer Schwer Mittel Leicht Sehr schwer Schwer Mittel Leicht

1 2 3 4 (54) 1 2 3 4 (55)

P. 12.- ¿Welche Mittel zur Vorbeugung haben Sie gewöhnlich wáhrend der verschiedenen Etappen benutzt? Markieren Sie alle Mittel die Sie gebraucht haben.

Verbandskasten 1 (56)

Kappe 1 (57)

Hut 1 (58)

Vaseline 1 (59)

Schulterschutz 1 (60)

Fahrradhelm 1 (61)

Eis für die Fusse 1 (62)

Sonnenbrille 1 (63)

Sonnencreme 1 (64)

Andere:________________________________________ 1 (65)

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P. 13.- ¿Welches waren ihre grössten Sorgen auf dem Weg? Viel Ziemlich viel Wenig Keine

Verletzungen die dass weiter machen verhindern 1 2 3 4 (66)

Schwielen und andere physische Beschwerden 1 2 3 4 (67)

Körperliche Müdigkeit 1 2 3 4 (68)

Seelische Müdigkeit 1 2 3 4 (69)

Einsamkeit 1 2 3 4 (70)

Wetterbedingungen 1 2 3 4 (71)

Úberfälle 1 2 3 4 (72)

Krankheit 1 2 3 4 (73)

Wo schlafen? 1 2 3 4 (74)

Schalfbedingungen 1 2 3 4 (75)

Essen 1 2 3 4 (76)

Ohne Geld bleiben 1 2 3 4 (77)

Spannungen in der Gruppe 1 2 3 4 (78)

Andere:_________________________________________ 1 2 3 4 (79)

P. 14.- Wie häufig haben Sie folgenden Möglichkleiten des körperlichen Wiederaufbaues während der verschiedenen Etappen benutzt?

Jeden Tag Viele Tage Weniger Tage Kein en Tag Muskeldehnungen 1 2 3 4 (80)

Massagen 1 2 3 4 (81)

Hochlegen der Beine 1 2 3 4 (82)

Viele Stunden liegen 1 2 3 4 (83)

Wandern oder spaziergehen 1 2 3 4 (84)

Kalte Wickel / Duschen 1 2 3 4 (85)

Andere:________________________________ 1 2 3 4 (86)

P. 15.- Geben Sie an mit welcher Stärke die folgenden Schmerzen aufgetreten sind: Viel Ziemlich viel Wenig Keine

Schwielen an den Füssen 1 2 3 4 (87)

Wunden an den Füssen 1 2 3 4 (88)

Tendinitis 1 2 3 4 (89)

Verstauchung (Verrenkung) 1 2 3 4 (90)

Depression 1 2 3 4 (91)

Migräne/Kopfschmerzen 1 2 3 4 (92)

Sonnenstich 1 2 3 4 (93)

Erkältung 1 2 3 4 (94)

Stürze/Schläge 1 2 3 4 (95)

Andere:___________________________________________ 1 2 3 4 (96)

P. 16.- Geben Sie an in welchem Mass Sie nach ihren eigenen Erfahrungen mit den folgenden Behauptungen über die Erfahrungen des “Camino de Santiago” einverstanden sind oder nicht:

Überhaupt

nicht einverstanden

Nicht einverstanden Einverstanden Total

einverstanden

Es überwiegt ein Ambiente von Freundschaft und Solidarität 1 2 3 4 (97)

Es waren wirkliche Ferien 1 2 3 4 (98)

Ich habe mir viel Zeit für Kunstbesichtigungen genommen 1 2 3 4 (99)

Ich habe mich sehr vergnügt 1 2 3 4 (100)

Ich habe es genossen körperliche Aktivität und Sport zu treiben 1 2 3 4 (101)

Ich habe viele Anekdoten zu erzählen 1 2 3 4 (102)

Es war ein wirckliches Abenteuer für mich 1 2 3 4 (103)

Es hat mir ermöglicht vom täglichen Leben abzuschalten 1 2 3 4 (104)

Das war eine wichtige persönliche Herausförderung 1 2 3 4 (105)

Es hat mir ermöglicht Ausgeglichenheit und inneren Frieden zu finden 1 2 3 4 (106)

Man atmet ein Ambiente vom Ruhe und Entspannung 1 2 3 4 (107)

In vielen Etappen des Weges habe ich mit anderen Pilgern konkurriert 1 2 3 4 (108)

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P. 17.- Was haben Sie gefühlt als Sie nach Santiago de Compostela gekommen sind?: (Markieren Sie die entsprechenden Felder)

Gleichgültigkeit 1 (109) Zufriedenheit in Santiago angekommen zu sein 1 (110)

Ich war entäuscht über den Wegstrecke 1 (111) Stolz, fähig zu sein anzukommen 1 (112)

Ärgerlich über den Massenandrang in den Unterkünften 1 (113) Bescheidenheit 1 (114)

Mein Selbstwertgefühl ist gestiegen 1 (115) Entäuscht über die Beziehung mit den anderen 1 (116)

Andere Gefühle: __________________________________ 1 (117)

P. 18.- Haben ihre persönliche Erfahrungen auf den Weg nach Santiago ihre anfänglichen Erwartungen befriedigt?

JA 1 NEIN 2 (118)

P. 19.- Möchten Sie noch einmal den Weg nach Santiago machen?

JA 1 NEIN 2 (119)

P. 20.- Wenn Ja, was würden Sie anders machen? (Markieren Sie die entsprechenden Felder)

Transportmittel (zu Fuss, Fahrrad, etc.) 1 (120) Unterkunft 1 (121) Wegstrecke 1 (122)

Die Jahreszeit 1 (123) Grupppe der Personen 1 (124)

Ich würde den Weg allein machen 1 (125) Ich würde den Weg in der Gruppe machen 1 (126)

Ich würde mich körperlich besser vorbereiten 1 (127) Ich würde alle Etappen planen 1 (128)

Andere Änderungen: 1 (129)

P. 21.- Wie alt sind Sie? Jahre (130)

P. 22.- Welche Nationalität habenSie?_______________________________________ (131)

P. 23.- Welche Schulbildung haben Sie?

Ohne Ausbildung 1 Hauptschulabschluss 2

Berufsausbildung 3 Weiterführende Schule 4

Fachhochschulabschluss 5 Universitätabschluss 6 (132)

P. 24.- Welchen Beruf / Aktivität und Personenstand haben Sie?

Hauptberufliche Aktivität Personenstand Arbeit in Haushalt 1 Ledig 1

Student/in 2 Ledig (in Partnerschaft lebend) 2 Rentner/in 3 Verheiratet 3 Arbeitslos 4 Geschieden, getrent 4

Arbeit im öffentliche Sector 5 Geschieden, getrent (in Partnerschft lebend) 5 Arbeit im privaten Sektor 6 (133) Witwer 6 (134)

Vielen Dank für Ihre Mitarbeit

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INCHIESTA NR. ETÁ SESSO MEZO DI TRASPORTO NACIONALITÁ

(1) (2) (3) (4)

FORMA PER COMPILARE IL CUESTIONARIO:

marca la risposta con un circolo. In caso di sbaglio cancellare con una croce e marcare di nuovo la risposta corretta con un circolo.

D. 1.- Ha realizzato anteriormente il cammino di Santiago? Nel caso la risposta sia affermativa in-dica gli anni, il mezzo utilizzato (a piedi, in bicicleta,...), il luogo di partenza e di arrivo.

SI 1 NO 2 (5)

Anno Mezzo utilizzato Partenza Arrivo

(6) (7) (8) (9)

(10) (11) (12) (13)

(14) (15) (16) (17)

(18) (19) (20) (21)

(22) (23) (24) (25)

D. 2.- Dove ha iniziato, in questa occasione, il percorso del Cammino di Santiago?

Luogo__________________________________________________________________ (26)

D. 3.- Quali sono i motivi per aver iniziato il percorso del Cammino in questo luogo?

_____________________________________________________________________________ (27)

_____________________________________________________________________________ (28)

_____________________________________________________________________________ (29)

D. 4.- Quante giornate o tappe ha impiegato fino a Santiago de Compostela?

…….……Giorno (30)

D. 5.- In media, quante ore al giorno ha impiegato a percorrere le tappe?

Meno di 2 ore 1

Da 2 a 4 ore 2 Da 4 a 6 ore 3 Da 6 a 8 ore 4 Da 8 a 10 ore 5 Piú di 10 ore 6 (31)

D. 6.- Aveva programmato la tappa ogni giorno prima di partire?

SI 1 NO 2 (32)

La Universitá di Almeria sta realizzando un` inchiesta sulle aspettative ed il modo di vivere che affronta il pellegrino il cammino di Santiago, cosí come le sue abitudini di attivitá fisico-sportiva e stile di vita. Per questo motivo, la solicitiamo a collaborare con noi, dedicandoci una parte del suo tempo, per rispodere a una serie di domande relazionate con il tema di cui ci occupiamo. Le garan-

tizziamo l´assoluto anonimato delle sue risposte secondo il complimento delle leggi sul segreto statistico e protezione dei dati personal. La preghiamo di rispondere in modo

PIÚ SINCERO POSSIBILE QUESTA INCHIESTA.

MODO DI VITA Y ABITUDINI DI ATTIVITÁ FÍSICO-SPORTIVA DEL PELLEGRINO

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D. 7.- Secondo ha realizzato il Cammino di Santiago, a piedi o in bicicletta, risponda al seguente:

A PIEDI IN BICICLETTA Scarponi da montagna 1 Da corsa/strada 1 Scarpe da ginnastica 2 Da montagna (MTB) 2

Sandali 3 Da cicloturista (mista) 3 A piedi scalzi 4 Tándem 4

Che tipo di scarpe ha utilizzato?

Altro:_________________ 5 (33)

Che tipo di bicicleta ha utilizzato?

Altro:________________ 5 (34)

D. 8.- Come ha realizzato il Cammino fino a Santiago di Compostela, solo o accompagnato? In caso sia stato accompagnato indica cuante persone hanno formato il gruppo (incluso lei) e la relazione che la unisce a loro? (puó indicare piú di una).

¿Cuanti sono? Relazione che vi unisce? Solo 1 (35) (36) Partner 1 (37)

Accompagnato 2 …….…....…persone Familiari 1 (38)

Amici 1 (39)

Altro______________________ 1 (40)

D. 9.- ¿ Dei seguenti alloggiamenti indica in che grado li ha utilizzati durante il percorso del Cam-mino?

Tutti i giorni

Sufficiente giornate

Pochi giorni

Nessun giorno

Ostello pubblico 1 2 3 4 (41)

Ostello privato 1 2 3 4 (42)

Parrocchia/chiesa 1 2 3 4 (43)

Campeggio libero 1 2 3 4 (44)

Camping 1 2 3 4 (45)

Pensione/Albergo/Hotel 1 2 3 4 (46)

Altro ________________________________ 1 2 3 4 (47)

D. 10.- Risponda alle seguenti domande del Cammino di Santiago:

SI NO Ha portato con se guida e/o mappa del cammino 1 2 (48)

Ha scritto un diario personale del Cammino 1 2 (49)

Ha scritto un diario di gruppo del Cammino 1 2 (50)

Ha realizzato un reportage audiovisuale del cammino 1 2 (51)

Ha percorso il cammino con veicolo d´appoggio 1 2 (52)

D. 11.- Il percorso del Cammino le ha resultato:

FÍSICAMENTE PSICOLÓGICAMENTE Molto difficile Difficile Medio Facile Molto difficile Difficile Medio Facile

1 2 3 4 (53) 1 2 3 4 (54)

D. 12.- Che misure di prevenzione ha utilizzato giornalmente durante il percorso? Marca tutti gli accessori che ha utilizzato.

Caseta del pronto soccorso 1 (55)

Berretto 1 (56)

Cappello 1 (57)

Vaselina 1 (58)

Spalline 1 (59)

Casco 1 (60)

Ghiaccio per i piedi 1 (61)

Occhiali da sole 1 (62)

Crema solare 1 (63)

Altro:_______________________________________ 1 (64)

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D. 13.- Quali sono state le sue piú grandi preoccupazioni durante il percorso?

Molto Abbastanza Poco Niente Lesioni che mi impediscono di continuare 1 2 3 4 (65)

Vesciche e altri disturbi fisici 1 2 3 4 (66)

Stanchezza física 1 2 3 4 (67)

Stanchezza psichica 1 2 3 4 (68)

Solitudine 1 2 3 4 (69)

Condizioni meteorologiche 1 2 3 4 (70)

Assalti 1 2 3 4 (71)

Ammalarmi 1 2 3 4 (72)

Dove dormire 1 2 3 4 (73)

Condizioni dei luoghi per dormire 1 2 3 4 (74)

Il mangiare 1 2 3 4 (75)

Rimanere senza soldi 1 2 3 4 (76)

Tensioni con i componenti del gruppo 1 2 3 4 (77)

Altro: ________________________________________________ 1 2 3 4 (78)

D. 14.- Con quale frequenzia ha utilizzato le seguenti misure di recuperazione física durante le diverse giornate del percorso?

Tutti i giorni Abbastanza giorni Pochi giorni Nessun gior-

no

Allungamenti dei vari muscoli 1 2 3 4 (79)

Massaggi 1 2 3 4 (80)

Mantenere le gambe alzate 1 2 3 4 (81)

Dormire molto 1 2 3 4 (82)

Camminare o passeggiare 1 2 3 4 (83)

Impacchi freddi 1 2 3 4 (84)

Altro: _______________________________ 1 2 3 4 (85)

D. 15.- Indica il grado che a sofferto alcuni di questi dolori, durante il percorso del Cammino:

Molto Abbbastanza Poco Niente Vesciche ai piedi 1 2 3 4 (86)

Piaghe ai piedi 1 2 3 4 (87)

Tendinite 1 2 3 4 (88)

Distorsioni 1 2 3 4 (89)

Depressione 1 2 3 4 (90)

Micrania/Mal di testa 1 2 3 4 (91)

Insolazione 1 2 3 4 (92)

Influenzia 1 2 3 4 (93)

Cadute/Colpi 1 2 3 4 (94)

Altro: __________________________________________ 1 2 3 4 (95)

D. 16.- Delle seguenti affirmazioni sulla esperienza durante il Cammino di Santiago, indica il suo grado di accordo o disaccordo secondo la sua propria esperienza.

Totalmente in disaccordo

In disac-cordo

D’ accordo

Totalmente d’ accordo

Predomina un ambiente di amicizia e solidarietá 1 2 3 4 (96)

Sono state delle vere vacanze 1 2 3 4 (97)

Ho passato molto tempo ad ammirare l´arte del Cammino 1 2 3 4 (98)

Mi sono divertito molto 1 2 3 4 (99)

Ho colto l´occasione per fare attivitá fisica e sport 1 2 3 4 (100)

Ho molti aneddoti da raccontare 1 2 3 4 (101)

He stata una vera avventura per me 1 2 3 4 (102)

Mi ha permesso sconnetare dalla vita quotidiana 1 2 3 4 (103)

Mi ha dato il potere di superare una sfida personale importante 1 2 3 4 (104)

Mi ha permesso incontrare equilibrio e pace interiore 1 2 3 4 (105)

Si respira un ambiente di tranquillita e di relax durante il cammino 1 2 3 4 (106)

In molte tappe mi sono dedicato a competere con altri pellegrini 1 2 3 4 (107)

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D. 17.- Una volta arrivato a Santiago di Compostela per il cammino, cosa sente?. (Marca tut-ti cui sentimenti che considera la hanno affettata):

Indifferenza 1 (108) Soddisfazione per essere arrivato a Santiago 1 (109)

Mi ha deluso il percorso del cammino 1 (110) Orgoglio per essere stato capace di arrivare 1 (111)

Disgustato per la massa nei allogiamenti 1 (112) Umiltá. Percorrere il cammino mi fa sentire umile 1 (113)

Ha migliorato la mia autostima 1 (114) Deluso di alcune relazioni con gli altri pellegrini 1 (115)

Altri sentimenti: 1 (116)

D. 18.- Le sue esperienze personali durante il Cammino hanno soddisfatto le sue aspettative inizia-li?

SI 1 NO 2 (117)

D. 19.- Le piacerebbe ripercorrere il Cammino di Santiago?

SI 1 NO 2 (118)

D. 20.- In caso affirmativo, che aspetti cambierebbe per un nuovo percorso?. (Marca tutto quello che considera)

Il mezzo impiegato (a piedi, in bicicletta, ...) 1 (119) Il tipo di alloggiamento 1 (120)

Il percorso 1 (121) Il periodo dell´anno 1 (122) Il gruppo di persone 1 (123) Lo percorrerei solo 1 (124)

Lo percorrerei in gruppo 1 (125) Mi preparerei físicamente 1 (126)

Programmerei tutte le tappe 1 (127) Altri cambi:__________________________________________ 1 (128)

D. 21.- Cuanti anni ha? anni (129)

D. 22.- Cual é la sua nazionalitá?____________________________________________ (130)

D. 23.- Che studi ha terminato?.

Senza studi 1 Elementare 2

Formazione professionale 3 Superiori 4

Corso universitario 5 Universitá 6 (131)

D. 24.- Cual` é la sua attivitá principale e il suo stato civile?.

ACTIVITÁ PRINCIPALE STATO CIVILE Casalinga 1 Nubile 1 Studiante 2 Nubile (vive con partner) 2

Pensionato/Possidente 3 Sposato 3 Disoccupato 4 Divorziato,separato 4

Lavoro nel settore pubblico 5 Divorziato,separato (vive con partner) 5 Lavoro nel settore privato 6 (132) Vedovo 6 (133)

Molte grazie per la sua collaborazione

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3 Tablas estadísticas   

 

 

   

     

     

 

 

 

 

 

 

 

 

Descripción de las población objeto de estudio

 

3.1.- Peregrinos que inician en Roncesva-lles su recorrido por el Camino de Santiago en España

3.2.- Peregrinos que reciben la “composte-la” tras haber recorrido el Camino de Santiago

 

 

 

 

 

 

 

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Anexo 3 Descripción de la población objeto de estudio

Antonio Granero Gallegos A - 77

3.1‐ Descripción de la población objeto de estudio: peregrinos que inician en Roncesvalles  

su recorrido por el Camino de Santiago en España  Tabla 3.1.1. Distribución, por grupos de edad, de la población que inicia en Roncesvalles el

recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Entre 16 y 20 años 152 14.6 De 21 a 30 años 305 29.4 De 31 a 40 años 210 20.2 De 41 a 50 años 180 17.3 De 51 a 60 años 130 12.5 De 61 a 70 años 56 5.4

Mayor de 70 años 6 0.6 Total 1039 100

Tabla 3.1.2. Distribución, por grupos de edad agrupados, de la población que inicia en Ron-

cesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Entre 16 y 20 años 152 14.6 De 21 a 30 años 305 29.4 De 31 a 40 años 210 20.2 De 41 a 50 años 180 17.3 De 51 a 60 años 130 12.5

Mayor de 60 años 62 6.0 Total 1039 100

Tabla 3.1.3. Distribución, por sexo, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido

por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Varón 639 61.5 Mujer 400 38.5 Total 1039 100

Tabla 3.1.4. Distribución, por medio de locomoción, de la población que inicia en Roncesva-

lles su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 871 83.8 En bicicleta 167 16.1 A caballo 1 0.1

Total 1039 100

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Descripción de las poblaciones objeto de estudio Anexo 3

A - 78 Antonio Granero Gallegos

Tabla 3.1.5. Distribución, por nacionalidad, de la población que inicia en Roncesvalles su

recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Españoles 472 45.4 Europeos 461 44.4

Norteamericanos 58 5.6 Latinoamericanos 31 3.0 Resto del mundo 17 1.6

Total 1039 100 Tabla 3.1.6. Distribución, por nacionalidad agrupada, de la población que realiza el Camino

de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Españoles 472 45.4 Europeos 461 44.4

Resto países del mundo 106 10.2 Total 1039 100

Tabla 3.1.7. Distribución, por estudios completados, de la población que inicia en Roncesva-

lles su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sin estudios 5 0.5 Primarios completos 117 11.3

Formación Profesional 139 13.4 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 278 26.8

Universitarios de grado medio 178 17.1 Universitarios de grado superior 322 31.0

Total 1039 100

Tabla 3.1.8. Distribución, por estudios completados, de la población que inicia en Roncesva-lles su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por grupos de edad. Nivel de significación.

 De 16 a 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años

Mayor de 60 Total

Sin estudios 1.3 0.3 0.5 0.0 0.8 0.0 0.5 Primarios completos 28.3 6.6 2.9 8.9 16.9 16.1 11.3

Formación Profesional 5.3 8.9 15.2 21.7 17.7 16.1 13.4 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 53.9 21.0 23.3 22.8 21.5 22.6 26.8

Universitarios de grado medio 8.6 21.0 19.0 18.3 12.3 19.4 17.1 Universitarios de grado superior 2.6 42.3 39.0 28.3 30.8 25.8 31.0

  χ2 =210,6 N.S. * * * *

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Anexo 3 Descripción de la población objeto de estudio

Antonio Granero Gallegos A - 79

Tabla 3.1.9. Distribución, por estudios completos, de la población que inicia en Roncesvalles

su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por nacionali‐dad. Nivel de significación.

Españoles Europeos Resto países del mundo Total

Sin estudios 0.4 0.7 0.0 0.5 Primarios completos 16.5 6.1 10.4 11.3

Formación Profesional 16.5 11.5 7.5 13.4 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 22.9 32.3 19.8 26.8

Universitarios de grado medio 16.5 16.5 22.6 17.1 Universitarios de grado superior 27.1 33.0 39.6 31.0

χ2 = 48.3 N.S. * * * *

Tabla 3.1.10. Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles

su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Labores del hogar 23 2.2 Estudiante 246 23.7

Jubilado/pensionista/rentista 50 4.8 Parado 44 4.2

Trabaja en sector público 241 23.2 Trabaja en sector privado 435 41.9

Total 1039 100

Tabla 3.1.11. Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles

su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por edad. Ni‐vel de significación.

De 16 a 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años

Mayor de 60 Total

Labores del hogar 1.3 0.3 1.4 2.2 9.2 1.6 2.2 Estudiante 90.8 32.8 3.3 0.6 0.0 0.0 23.7

Jubilado/pensionista/rentista 1.3 1.0 0.0 1.1 3.8 61.3 4.8 Parado 0.0 8.2 3.8 2.8 3.1 3.2 4.2

Trabaja en sector público 2.0 17.4 31.0 41.1 32.3 6.5 23.2 Trabaja en sector privado 4.6 40.3 60.5 52.2 51.5 27.4 41.9

χ2 =1071.6 N.S. * * * *

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Descripción de las poblaciones objeto de estudio Anexo 3

A - 80 Antonio Granero Gallegos

Tabla 3.1.12. Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por sexo. Ni‐vel de significación.

Varón Mujer Total

Labores del hogar 0.6 4.8 2.2 Estudiante 23.2 24.5 23.7

Jubilado/pensionista/rentista 5.8 3.3 4.8 Parado 5.2 2.8 4.2

Trabaja en sector público 19.9 28.5 23.2 Trabaja en sector privado 45.4 36.3 41.9

χ2 =38.6 N.S. * * * *

Tabla 3.1.13. Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles

su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por sexo. Ni‐vel de significación.

Españoles Europeos Resto países del mundo Total

Labores del hogar 2.5 2.0 1.9 2.2 Estudiante 18.9 26.9 31.1 23.7

Jubilado/pensionista/rentista 3.2 7.2 1.9 4.8 Parado 4.0 3.9 6.6 4.2

Trabaja en sector público 21.4 25.6 20.8 23.2 Trabaja en sector privado 50.0 34.5 37.7 41.9

χ2 =36.9 N.S. * * * *

Tabla 3.1.14. Distribución, por estado civil, de la población que inicia en Roncesvalles su reco-

rrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Soltero 553 53.2 Soltero (vive en pareja) 87 8.4

Casado 292 28.1 Divorciado, Separado 84 8.1

Divorciado, Separado (vive en pareja) 9 0.9 Viudo 14 1.3 Total 1039 100

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Anexo 3 Descripción de la población objeto de estudio

Antonio Granero Gallegos A - 81

Tabla 3.1.15. Distribución, por estado civil, de la población que inicia en Roncesvalles su reco-rrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Soltero 640 61.6 Casado 292 28.1

Divorciado, Separado 93 9.0 Viudo 14 1.3 Total 1039 100

Tabla 3.1.16. Distribución, por edad, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido

por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por estado civil. Nivel de significación.

Soltero Casado Divorciado, Separado Viudo

Entre 16 y 20 años 99.3 0.0 0.7 0.0 De 21 a 30 años 94.1 4.3 1.6 0.0 De 31 a 40 años 68.6 21.4 9.0 1.0 De 41 a 50 años 22.8 53.9 21.7 1.7 De 51 a 60 años 8.5 71.5 18.5 1.5

Mayor de 60 años 9.7 71.0 8.1 11.3 Total 61.6 28.1 9.0 1.3

χ2 =625.7 N.S. * * * *

Tabla 3.1.17. Distribución, por sexo, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido

por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por estado civil. Nivel de significación.

Soltero Casado Divorciado, Separado Viudo

Varón 62.3 29.7 77.2 0.8 Mujer 60.5 25.5 11.8 2.3 Total 61.6 28.1 9.0 1.3

χ2 =11.3 N.S. * *

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Descripción de las poblaciones objeto de estudio Anexo 3

A - 82 Antonio Granero Gallegos

3.2‐ Descripción de la población objeto de estudio: peregrinos que han recorrido el Camino y reciben  

la “compostela” en Santiago 

 

  Tabla 3.2.1. Distribución, por grupos de edad, de la población que ha recorrido el Camino de

Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Entre 16 y 20 años 153 14.5 De 21 a 30 años 310 29.3 De 31 a 40 años 215 20.3 De 41 a 50 años 182 17.2 De 51 a 60 años 134 12.7 De 61 a 70 años 58 5.5

Mayor de 70 años 5 0.5 Total 1057 100

Tabla 3.2.2. Distribución, por grupos de edad agrupados, de la población que ha recorrido el

Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Entre 16 y 20 años 153 14.5 De 21 a 30 años 310 29.3 De 31 a 40 años 215 20.3 De 41 a 50 años 182 17.2 De 51 a 60 años 134 12.7

Mayor de 60 años 63 6.0 Total 1057 100

Tabla 3.2.3. Distribución, por sexo, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago.

Frecuencias y porcentajes.

N %

Varón 654 61.9 Mujer 403 38.1 Total 1057 100

Tabla 3.2.4. Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha recorrido el Ca-

mino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 872 82.5 En bicicleta 184 17.4 A caballo 1 0.1

Total 1057 100

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Anexo 3 Descripción de la población objeto de estudio

Antonio Granero Gallegos A - 83

Tabla 3.2.5. Distribución, por nacionalidad, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Españoles 677 64.0 Europeos 306 28.9

Norteamericanos 38 3.6 Latinoamericanos 35 3.3 Resto del mundo 1 0.1

Total 1057 100

Tabla 3.2.6. Distribución, por nacionalidad agrupados, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Españoles 677 64.0 Europeos 306 28.9

Resto países del mundo 74 7.0 Total 1057 100

Tabla 3.2.7. Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Cami-

no de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sin estudios 4 0.4 Primarios completos 106 10.0

Formación Profesional 95 9.0 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 335 31.7

Universitarios de grado medio 207 19.6 Universitarios de grado superior 310 29.3

Total 1057 100 Tabla 3.2.8. Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Cami-

no de Santiago. Porcentaje y distribución por edad. Nivel de significación.

  De 16 a 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años

Mayor de 60 Total

Sin estudios 0.0 0.0 0.0 0.0 2.2 1.6 0.4 Primarios completos 23.5 1.6 5.6 11.5 14.2 20.6 10.0

Formación Profesional 3.9 7.4 10.7 13.2 11.9 4.8 9.0 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 69.9 30.6 18.1 19.2 28.4 33.3 31.7

Universitarios de grado medio 2.6 23.9 20.9 23.6 21.6 19.0 19.6Universitarios de grado superior 0.0 36.5 44.7 32.4 21.6 20.6 29.3

  χ 2 =286.1 N.S. * * * *

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Descripción de las poblaciones objeto de estudio Anexo 3

A - 84 Antonio Granero Gallegos

Tabla 3.2.9. Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Cami-no de Santiago. Porcentaje y distribución por nacionalidad. Nivel de  significa‐ción.

Españoles Europeos Resto países del mundo Total

Sin estudios 0.3 0.7 0.0 0.4 Primarios completos 12.9 4.2 8.1 10.0

Formación Profesional 9.9 7.5 6.8 9.0 Secundarios, Bachillerato, BUP, COU 30.9 37.3 16.2 31.7

Universitarios de grado medio 19.1 20.3 21.6 19.6 Universitarios de grado superior 27.0 30.1 47.3 29.3

χ 2 =37.1 N.S. * * * *

Tabla 3.2.10. Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino

de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Labores del hogar 29 2.7 Estudiante 297 28.1

Jubilado/pensionista/rentista 83 7.9 Parado 47 4.4

Trabaja en sector público 287 27.2 Trabaja en sector privado 314 29.7

Total 1057 100

Tabla 3.2.11. Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino

de Santiago. Porcentaje y distribución por edad. Nivel de significación.

De 16 a 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años

Mayor de 60 Total

Labores del hogar 0.7 0.3 2.3 4.9 6.7 6.3 2.7 Estudiante 95.4 46.1 2.8 0.0 1.5 0.0 28.1

Jubilado/pensionista/rentista 0.0 0.6 0.9 4.4 21.6 66.7 7.9 Parado 1.3 7.4 4.7 3.8 2.2 3.2 4.4

Trabaja en sector público 0.7 17.7 43.7 47.3 32.1 12.7 27.2 Trabaja en sector privado 2.0 27.7 45.6 39.6 35.8 11.1 29.7

χ 2 =1005.0 N.S. * * * *

 

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Anexo 3 Descripción de la población objeto de estudio

Antonio Granero Gallegos A - 85

Tabla 3.2.12. Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por sexo. Nivel de significación.

Varón Mujer Total

Labores del hogar 0.8 6.0 2.7 Estudiante 27.4 29.3 28.1

Jubilado/pensionista/rentista 9.9 4.5 7.9 Parado 4.3 4.7 4.4

Trabaja en sector público 25.5 29.8 27.2 Trabaja en sector privado 32.1 25.8 29.7

χ 2 =39.4 N.S. * * * *

Tabla 3.2.13. Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino

de Santiago. Porcentaje y distribución por sexo. Nivel de significación.

Españoles Europeos Resto países del mundo Total

Labores del hogar 3.1 2.3 1.4 2.7 Estudiante 27.8 28.1 31.1 28.1

Jubilado/pensionista/rentista 6.4 12.1 4.1 7.9 Parado 4.4 4.6 4.1 4.4

Trabaja en sector público 29.2 25.8 13.5 27.2 Trabaja en sector privado 29.1 27.1 45.9 29.7

χ 2 =25.4 N.S. * * *

Tabla 3.2.14. Distribución, por estado civil, de la población que ha recorrido el Camino de

Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Soltero 593 56.1 Soltero (vive en pareja) 74 7.0

Casado 297 28.1 Divorciado, Separado 54 5.1

Divorciado, Separado (vive en pareja) 21 2.0 Viudo 18 1.7 Total 1057 100

Tabla 3.2.15. Distribución, por estado civil agrupados, de la población que ha recorrido el

Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Soltero 667 63.1 Casado 297 28.1

Divorciado, Separado 75 7.1 Viudo 18 1.7 Total 1057 100

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Descripción de las poblaciones objeto de estudio Anexo 3

A - 86 Antonio Granero Gallegos

Tabla 3.2.16. Distribución, por edad, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago.

Porcentaje y distribución por el estado civil. Nivel de significación.

Soltero Casado Divorciado, Separado Viudo

Entre 16 y 20 años 100 0.0 0.0 0.0 De 21 a 30 años 97.4 1.6 0.6 0.3 De 31 a 40 años 67.0 26.0 5.6 1.4 De 41 a 50 años 28.0 56.0 14.3 1.6 De 51 a 60 años 6.0 74.6 17.2 2.2

Mayor de 60 años 14.3 54.0 19.0 12.7 Total 63.1 28.1 7.1 1.7

χ 2 =635.5 N..S. * * * *

 

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4 Tablas estadísticas   

 

 

   

     

     

 

 

 

 

 

 

 

 

Expectativas del peregrino al iniciar el Camino de Santiago en

España desde Roncesvalles

 

4.1.- Motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de Santiago para peregrinar

4.2.- Programación del recorrido

4.3.- Preparación física específica para re-correr el Camino de Santiago

 

 

 

 

 

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 89

4.1.- Motivos expuestos, para peregrinar, por los que van a recorrer el Camino de Santiago

Tabla 4.1.1 Motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de Santiago para pere-

grinar. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Conseguir la “compostela” 22.0 78.0 Religiosos 35.0 65.0

Relacionarse con gente y hacer amigos 53.6 46.4 Vacaciones y turismo 44.1 55.9

El arte y la cultura del Camino 59.3 40.7 Hacer actividad física 55.8 44.2

Por diversión 36.9 63.1 Aventura 50.7 49.3

Alejarme de la vida cotidiana 56.8 43.2 Búsqueda de tranquilidad 39.3 60.7

Búsqueda interior, espiritualidad 55.7 44.3 Experiencia personal y vivencia 70.0 30.0

Practicar idiomas 16.1 83.9 Reto personal 41.9 58.1 Competición 1.8 98.2 Otras razones 1.8 98.2

Tabla 4.1.2 Principales motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de Santiago

para peregrinar. Frecuencias y porcentajes.

1º motivo 2º motivo 3º motivo

N % N % N % Conseguir la “compostela” 19 1.8 14 1.4 35 3.6

Religiosos 127 12.2 63 6.2 48 5.0 Relacionarse con gente y hacer amigos 71 6.8 68 6.7 108 11.1

Vacaciones y turismo 66 6.4 51 5.0 63 6.5 El arte y la cultura del Camino 72 6.9 88 8.7 90 9.3

Hacer actividad física 54 5.2 83 8.2 102 10.5Por diversión 27 2.6 29 2.9 34 3.5

Aventura 48 4.6 71 7.0 57 5.9 Alejarme de la vida cotidiana 76 7.3 99 9.8 88 9.1

Búsqueda de tranquilidad 38 3.7 53 5.2 49 5.1 Búsqueda interior, Espiritualidad 222 21.4 151 14.9 52 5.4 Experiencia personal y vivencial 146 14.1 172 16.9 141 14.6

Practicar idiomas 1 0.1 5 0.5 23 2.4 Reto personal 60 5.8 65 6.4 70 7.2 Competición 2 0.2 2 0.2 4 0.4 Otras razones 10 1.0 1 0.1 5 0.5

Total 1039 100 1039 100 1039 100

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 90

Tabla 4.1.3. Distribución, por grupos de edad, de la población que ha expuesto la experiencia

personal y vivencial como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcen-tajes.

Sí No

Entre 16 y 20 años 70.4 29.6 De 21 a 30 años 74.1 25.9 De 31 a 40 años 74.8 25.2 De 41 a 50 años 68.3 31.7 De 51 a 60 años 60.8 39.2

Mayor de 60 años 56.5 43.5 Total 70.0 30.0

χ2 = 15.6 N.S. * *

Tabla 4.1.4. Distribución, por sexo, de la población que ha expuesto la experiencia personal y

vivencial como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Varón 66.7 33.3 Mujer 75.3 24.8 Total 70.0 30.0

χ2 = 8.6 N.S. * * *

Tabla 4.1.5. Distribución, por grupos de edad, de la población que ha expuesto la búsqueda

interior y la espiritualidad como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Entre 16 y 20 años 41.4 58.6 De 21 a 30 años 57.0 43.0 De 31 a 40 años 61.0 39.0 De 41 a 50 años 55.0 45.0 De 51 a 60 años 59.2 40.8

Mayor de 60 años 61.3 38.7 Total 55.7 44.3

χ2 = 16.6 N.S. * * *

Tabla 4.1.6. Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto la bús-

queda interior y la espiritualidad como motivo para recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes.

Sí No

A pie 58.8 41.2 En bicicleta 39.5 60.5

Total 55.7 44.3 χ2 = 21 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 91

Tabla 4.1.7. Distribución, por nacionalidad, de la población que ha expuesto la búsqueda

interior y la espiritualidad como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Españoles 40.0 60.0 Europeos 67.9 32.1

Resto países del mundo 72.6 27.4 Total 55.7 44.3

χ2 = 87.0 N.S. * * * *

Tabla 4.1.8. Distribución, por edad, de la población que ha expuesto hacer actividad física

como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Entre 16 y 20 años 63.2 36.8 De 21 a 30 años 62.6 37.4 De 31 a 40 años 57.6 42.4 De 41 a 50 años 53.3 46.7 De 51 a 60 años 44.6 55.4

Mayor de 60 años 29.0 71.0 Total 55.8 44.2

χ2 = 34.4 N.S. * * * *

Tabla 4.1.9. Distribución, por sexo, de la población que ha expuesto hacer actividad física

como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Varón 51.8 48.2 Mujer 62.3 37.8 Total 55.8 44.2

χ2 =10.9 N.S. * *

Tabla 4.1.10. Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto hacer

actividad física como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

A pie 52.8 47.2 En bicicleta 7.9 28.1

Total 55.8 44.2 χ2 = 20.6 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 92

Tabla 4.1.11. Distribución, nacionalidad, de la población que ha expuesto hacer actividad física como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Españoles 66.5 33.5 Europeos 46.2 53.8

Resto países del mundo 50.0 50.0 Total 55.8 44.2

χ2 = 40.7 N.S. * * * *

Tabla 4.1.12. Distribución, por edad, de la población que ha expuesto la aventura como moti-

vo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Entre 16 y 20 años 74.3 25.7 De 21 a 30 años 65.2 34.8 De 31 a 40 años 43.8 56.2 De 41 a 50 años 42.2 57.8 De 51 a 60 años 30.8 69.2

Mayor de 60 años 11.3 88.7 Total 50.7 49.3

χ2 = 128.2 N.S. * * * *

Tabla 4.1.13 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto la aven-

tura como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

A pie 47.5 52.5 En bicicleta 67.7 32.2

Total 50.8 49.2 χ2 = 22.7 N.S. * * * *

Tabla 4.1.14 Distribución, por edad, de la población que ha expuesto vacaciones y turismo

como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Entre 16 y 20 años 48.0 52.0 De 21 a 30 años 55.7 44.3 De 31 a 40 años 45.7 54.3 De 41 a 50 años 41.7 58.3 De 51 a 60 años 26.9 73.1

Mayor de 60 años 14.5 85.5 Total 44.1 55.9

χ2 = 55.9 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 93

Tabla 4.1.15 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto vaca-ciones y turismo como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

A pie 38.7 61.3 En bicicleta 71.9 28.1

Total 44.0 56.0 χ2 = 62.5 N.S. * * * *

Tabla 4.1.16 Distribución, por nacionalidad, de la población que ha expuesto vacaciones y

turismo como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

Sí No

Españoles 55.1 44.9 Europeos 34.1 65.9

Resto países del mundo 38.7 61.3 Total 44.1 55.9

χ2 = 43.2 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 94

4.2.- Programación del Recorrido

Tabla 4.2.1. Medios de información consultados por la población que inicia en Roncesvalles

el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Mucho Bastante Poco Nada

Consulta asociación “Amigos del Cami-no de Santiago” 14.2 16.7 13.0 56.0

Consulta Internet 27.2 22.1 10.8 39.8 Consulta Libros 30.8 30.5 9.9 28.8

Consulta Revistas 4.0 7.4 11.3 77.3 Consulta Prensa escrita 1.8 3.7 10.3 84.2

Consulta Radio 0.4 1.1 4.9 93.6 Consulta Televisión 1.1 3.8 11.4 83.8

Información “boca a boca” 8.0 4.4 2.0 85.6 Consulta otros medios de información 0.5 0.5 99.0 100

Tabla 4.2.2. Consulta asociación “Amigos del Camino de Santiago” por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad agrupados. Nivel de significación.

Mucha frecuencia Poca frecuencia

Entre 16 y 20 años 30.3 69.7 De 21 a 30 años 23.9 76.1 De 31 a 40 años 35.7 64.3 De 41 a 50 años 32.8 67.2 De 51 a 60 años 36.9 63.1

Mayor de 60 años 33.9 66.1 Total 31.0 69.0

χ2 = 12.0 N.S. *

Tabla 4.2.3. Consulta de Internet por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad agrupados. Nivel de significación

Mucha frecuencia Poca frecuencia

Entre 16 y 20 años 45.4 54.6 De 21 a 30 años 55.1 44.9 De 31 a 40 años 55.7 44.3 De 41 a 50 años 52.8 47.2 De 51 a 60 años 32.3 67.7

Mayor de 60 años 35.5 64.5 Total 49.4 50.6

χ2 = 29.0 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 95

Tabla 4.2.4. Consulta asociación “Amigos del Camino de Santiago” por la población que

inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad medio de locomoción. Nivel de significación.

Sí No

A pie 33.2 66.8 En bicicleta 9.8 80.2

Total 31.0 69.0 χ2 = 11.8 N.S. * *

Tabla 4.2.5. Consulta internet por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de San-

tiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significa-ción.

Sí No

A pie 47.0 53.0 En bicicleta 62.3 37.7

Total 49.4 50.6 χ2 = 13.1 N.S. * * * *

Tabla 4.2.6. Número de semanas que tiene pensado peregrinar la población que inicia en

Roncesvalles el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

1 semana 138 13.3 2 semanas 376 36.2 3 semanas 138 13.3 4 semanas 99 9.5 5 semanas 185 17.8 6 semanas 16 1.5 7 semanas 6 0.6 8 semanas 3 0.3 9 semanas 1 0.1 13 semanas 1 0.1

No lo sabe; no le importa 76 7.3 Total 1039 100

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 96

Tabla 4.2.7. Número de jornadas que tiene pensado peregrinar la población que inicia en

Roncesvalles el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

1 día 1 0.1 2 días 2 0.2 3 días 12 1.2 4 días 11 1.1 5 días 23 2.4 6 días 42 4.4 7 días 47 4.9 8 días 50 5.2 9 días 46 4.8 10 días 68 7.1 11 días 42 4.4 12 días 68 7.1 13 días 40 4.2 14 días 62 6.4 15 días 56 5.8 16 días 19 2.0 17 días 11 1.1 18 días 21 2.2 19 días 4 0.4 20 días 18 1.9 21 días 9 0.9 22 días 2 0.2 23 días 7 0.7 24 días 12 1.2 25 días 37 3.8 26 días 12 1.2 27 días 9 0.9 28 días 20 2.1 29 días 15 1.6 30 días 87 9.0 31 días 17 1.8 32 días 15 1.6 33 días 12 1.2 34 días 4 0.4 35 días 35 3.6

Más de 35 días 27 2.8 No lo sabe; no le importa 76 7.3

Total 1039 100

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 97

Tabla 4.2.8. Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que inicia en Roncesvalles el

Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas en adelante

No lo sabe; no le importa

De 16 a 20 años 11.8 53.9 7.9 6.6 13.8 0.7 5.3 De 21 a 30 años 13.8 32.8 12.5 9.8 21.6 3.3 6.2 De 31 a 40 años 16.2 31.4 12.9 13.3 16.2 1.4 8.6 De 41 a 50 años 18.3 37.2 8.3 10.0 15.6 3.4 7.2 De 51 a 60 años 8.5 33.8 26.2 7.7 14.6 3.1 6.2

Mayor de 60 0.0 27.4 19.4 4.8 27.4 4.8 16.1 Total 13.3 36.2 13.3 9.5 17.8 2.6 7.3

χ2 = 86.8 N.S. * * * *

Tabla 4.2.9. Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que inicia en Roncesvalles el

Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Ni-vel de significación.

1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas en adelante

No lo sabe; no le importa

A pie 14.0 29.9 13.1 11.3 21.0 2.7 0.1 En bicicleta 9.6 69.5 14.4 0.6 0.6 1.2 0.0

Total 13.3 36.2 13.3 9.5 17.8 2.5 0.1 χ2 = 116.7 N.S. * * * *

Tabla 4.2.10. Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que inicia en Roncesvalles el

Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas en adelante

No lo sabe; no le importa

Españoles 19.9 42.8 12.5 7.8 13.3 0.6 3.0 Europeos 7.2 31.9 13.4 11.3 21.7 3.6 10.8

Resto países del mundo 10.4 25.5 16.0 9.4 20.8 6.6 11.3

Total 13.3 36.2 13.3 9.5 17.8 2.6 7.3 χ2 = 92.2 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 98

Tabla 4.2.11. Programación de las etapas o jornadas de la población que realizan el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Todos los días 531 51.1 Más de 10 días 80 7.7 De 6 a 10 días 74 7.1 De 1 a 5 días 98 9.4 Ningún día 256 24.6

Total 1039 100 Tabla 4.2.12. Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles

el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad agrupados. Nivel de significación.

Todos los días Más de 10 días De 6 a 10 días De 1 a 5 días Ningún día

De 16 a 20 años 59.9 7.9 5.9 8.6 17.8 De 21 a 30 años 47.5 5.6 5.2 13.8 27.9 De 31 a 40 años 45.2 6.2 8.6 9.0 31.0 De 41 a 50 años 53.9 7.2 10.6 6.7 21.7 De 51 a 60 años 52.3 14.6 6.2 7.7 19.2

Mayor de 60 56.5 9.7 6.5 3.2 24.2 Total 51.1 7.7 7.1 9.4 24.6

χ2 = 42.1 N.S. * * *

Tabla 4.2.13. Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles

el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de signifi-cación.

Todos los días Más de 10 días De 6 a 10 días De 1 a 5 días Ningún día

Varón 51.8 9.4 6.1 9.2 23.5 Mujer 50.0 5.0 8.8 9.8 26.5 Total 51.1 7.7 7.1 9.4 24.6

χ2 = 9.7 N.S. *

Tabla 4.2.14. Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles

el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Todos los días Más de 10 días De 6 a 10 días De 1 a 5 días Ningún día

Españoles 57.6 7.0 8.1 7.8 19.5 Europeos 44.9 8.7 5.9 11.5 9.1

Resto países del mundo 49.1 6.6 8.5 7.5 28.3

Total 51.1 7.7 7.1 9.4 24.6 χ2 = 23.5 N.S. * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 99

Tabla 4.2.15. Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino

de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Pamplona 9 0.9

Puente la Reina 11 1.1

Estella 5 0.5

Los Arcos 5 0.5

Logroño 111 10.7

Nájera 5 0.5

Santo Domingo de la Calzada 15 1.4

Belorado 1 0.1

Burgos 151 14.5

Frómista 2 0.2

Carrión de los Condes 4 0.4

Sahagún 7 0.7

León 52 5.0

Astorga 3 0.3

Ponferrada 4 0.4

O´Cebreiro 6 0.6

Sarria 1 0.1

Santiago de Compostela 558 53.7

Finisterre 41 3.9

No lo sabe. No es importante 48 4.6

Total 1039 100

Tabla 4.2.16. Agrupación del lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ronces-

valles el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Galicia 606 58.3

Castilla y León 224 21.6

La Rioja 131 12.6

Navarra 30 2.9

No lo sabe, no es importante 48 4.6

Total 1039 100

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 100

Tabla 4.2.17. Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad agrupados. Nivel de signi-ficación.

Galicia Castilla y León La Rioja Navarra No lo sabe; no es importante

De 16 a 20 años 67.1 12.5 15.1 0.7 4.6 De 21 a 30 años 62.0 17.7 13.4 2.3 4.6 De 31 a 40 años 59.0 20.0 9.5 4.8 6.7 De 41 a 50 años 53.3 20.0 19.4 4.4 2.8 De 51 a 60 años 43.8 40.8 9.2 1.5 4.6

Mayor de 60 61.3 32.3 .0 3.2 3.2 Total 58.3 21.6 12.6 2.9 4.6

χ2 = 71.7 N.S. * * * *

Tabla 4.2.18. Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Galicia Castilla y León La Rioja Navarra No lo sabe; no es importante

Varón 63.1 18.9 11.7 2.8 3.4 Mujer 50.8 25.8 14.0 3.0 6.5 Total 58.3 21.6 12.6 2.9 4.6

χ2 = 17.7 N.S. * * * *

Tabla 4.2.19. Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Galicia Castilla y León La Rioja Navarra No lo sabe; no es importante

A pie 52.7 24.2 14.7 3.3 5.1 En bicicleta 87.4 7.8 1.8 0.6 2.4

Total 58.3 21.6 12.6 2.9 4.6 χ2 = 70.8 N.S. * * * *

Tabla 4.2.20. Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel significación.

Galicia Castilla y León La Rioja Navarra No lo sabe; no es importante

Españoles 43.4 27.1 21.4 2.3 5.7 Europeos 69.8 18.2 4.6 3.5 3.9

Resto países del mundo 74.5 11.3 8.5 2.8 2.8

Total 58.3 21.6 12.6 2.9 4.6 χ2 = 105.1 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 101

Tabla 4.2.21. Motivos expuestos por los que tiene previsto no llegar a Santiago de Composte-

la. Frecuencias y porcentajes.

1º motivo 2º motivo

N % N % No dispone del tiempo suficiente 346 76.0 10 22.7

Falta de condiciones físicas 11 2.4 15 34.1No tiene prisa. Lo importante es la experiencia 6 1.3 0 0.0

La distancia 21 4.6 5 11.4Voy a llegar hasta Finisterre. Allí acaba el Camino 20 4.4 0 0.0

Prefiere hacer sólo un tramo determinado 4 0.9 0 0.0 Características de los acompañantes 20 4.4 2 4.5

Me faltaba este tramo solamente 17 3.7 2 4.5 Prefiero hacerlo por partes, en varias veces 3 0.7 7 15.9

Motivos económicos 2 0.4 1 2.3 Inclemencias meteorológicas 1 0.2 0 0.0

No le apetece. Con un tramo hay bastante 4 0.9 0 0.0 Demasiada gente 0 0 2 4.5

Total 455 100 44 100

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 102

4.3.- Preparación física específica para recorrer el Camino de Santiago

Tabla 4.3.1. Preparación física específica para recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y

porcentajes.

N %

Sí 458 44.1 No 581 55.9

Total 1039 100

Tabla 4.3.2. Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distri-bución según la edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 32.2 67.8 De 21 a 30 años 33.4 66.6 De 31 a 40 años 45.7 54.3 De 41 a 50 años 55.6 44.4 De 51 a 60 años 51.5 48.5

Mayor de 60 años 71.0 29.0 Total 44.1 55.9

χ 2 = 53.6 N.S. * * * *

Tabla 4.3.3. Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distri-

bución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Sí No

A pie 42.0 58.0 En bicicleta 55.1 44.9

Total 44.1 55.9 χ2 = 9.7 N.S. * * *

Tabla 4.3.4. Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distri-

bución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Sí No

Españoles 47.5 52.5 Europeos 39.5 60.5

Resto países del mundo 49.1 50.9 Total 44.1 55.9

χ2 = 7.2 N.S. *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 103

Tabla 4.3.5. Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación específica para recorrer el Cami-no de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

La última semana 48 10.5 Las dos últimas semanas 46 10.0 Las tres últimas semanas 65 14.2

Las cuatro últimas semanas 68 14.8 Durante más de un mes 231 50.4

Total 458 100 Tabla 4.3.6. Tiempo dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregrinación. Por-

centaje y distribución según la edad. Nivel de significación.

La última semana

Las dos últimas semanas

Las tres últimas semanas

Las cuatro últimas semanas

Durante más de un mes

De 16 a 20 años 24.5 6.1 14.3 10.2 44.9 De 21 a 30 años 11.8 6.9 15.7 21.6 44.1 De 31 a 40 años 8.3 8.3 18.8 12.5 52.1 De 41 a 50 años 9.0 17.0 8.0 16.0 50.0 De 51 a 60 años 6.0 13.4 11.9 10.4 58.2

Mayor de 60 6.8 4.5 18.2 13.6 56.8 Total 10.5 10.0 14.2 14.8 50.4

χ2 = 33.3 N.S. *

Tabla 4.3.7. Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregri-

nación. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de signifi-cación.

La última semana

Las dos últimas semanas

Las tres últimas semanas

Las cuatro últimas semanas

Durante más de un mes

A pie 10.7 10.9 16.4 13.9 48.1 En bicicleta 9.8 6.5 5.4 18.5 59.8

Total 10.5 10.0 14.2 14.8 50.4 χ2 = 10.7 N.S. *

Tabla 4.3.8. Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregri-

nación. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

La última semana

Las dos últimas semanas

Las tres últimas semanas

Las cuatro últimas semanas

Durante más de un mes

Españoles 10.7 12.1 16.1 13.4 47.8 Europeos 9.3 4.9 13.7 13.7 58.2

Resto países del mundo 13.5 19.2 7.7 25.0 34.6 Total 10.5 10.0 14.2 14.8 50.4

χ2 = 22. 0 N.S. * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 104

Tabla 4.3.9. Actividades realizadas en la preparación física específica para el recorrido. Por-centaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

Carrera continua 77.9 12.0 5.9 2.2 2.0 Andar 44.1 24.2 14.8 7.2 9.6

Senderismo 62.9 30.3 2.6 30.1 1.1 Montar en bicicleta 63.3 18.6 9.8 2.6 5.7

Gimnasio 82.3 9.0 6.6 1.5 0.7 Natación 96.7 1.1 1.3 0.2 0.7

Otra actividad de entrenamiento 97.2 0.7 1.3 0.7 0.2

Tabla 4.3.10. Carrera continua como actividad de preparación física específica para el recorri-

do del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

Varón 74.4 14.8 7.2 1.4 2.2 Mujer 83.4 7.7 3.9 3.3 1.7 Total 77.9 12.0 5.9 2.2 2.0

χ2 = 9.7 N.S. *

Tabla 4.3.11. Andar como actividad de preparación física específica para el recorrido del Ca-

mino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

A pie 34.2 28.4 17.8 8.2 11.5 En bicicleta 83.7 7.6 3.3 3.3 2.2

Total 44.1 24.2 14.8 7.2 9.6 χ2 = 73.6 N.S. * * * *

Tabla 4.3.12. Montar en bicicleta como actividades de preparación física específica para el

recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

A pie 77.6 12.6 3.8 0.5 5.5 En bicicleta 6.5 42.4 33.7 10.9 6.5

Total 63.3 18.6 9.8 2.6 5.7 χ2 = 190.7 N.S. * * * *

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Anexo 4 Expectativas del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 105

Tabla 4.3.13. Andar como actividad de preparación física específica para el recorrido del Ca-

mino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

Españoles 42.0 22.8 18.3 8.5 8.5 Europeos 48.4 28.6 10.4 4.9 7.7

Resto países del mundo 38.5 15.4 15.4 9.6 21.2 Total 44.1 24.2 14.8 7.2 9.6

χ2 = 19.2 N.S. *

Tabla 4.3.14. Montar en bicicleta como actividades de preparación física específica para el

recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionali-dad. Nivel de significación.

Ningún día de la semana

De 1 a 2 días por semana

De 3 a 4 días por semana

De 5 a 6 días por semana

Todos los días de la semana

Españoles 66.5 15.2 10.7 3.1 4.5 Europeos 57.1 26.4 8.2 2.2 6.0

Resto países del mundo 71.2 5.8 11.5 1.9 9.6 Total 63.3 18.6 9.8 2.6 5.7

χ2 = 17.2 N.S. *

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5 Vivencias del peregrino   

 

 

   

          

 

 

Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago

5.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago

5.2.- Lugar de inicio del recorrido del Cami-no de Santiago en el año 2003 y motivo de haberlo hecho en ese lugar concreto

5.3.- Programación y tiempo empleado 5.4.- Características del medio de locomoción

utilizado 5.5.- ¿Solo o acompañado durante el recorri-

do? 5.6.- Alojamientos utilizados 5.7.- Medidas de prevención física 5.8.- Medidas de recuperación física diarias 5.9.- Problemas físicos sufridos durante la

peregrinación 5.10.- Preocupaciones de los peregrinos du-

rante el recorrido del Camino 5.11.- Valoración de distintos aspectos del

Camino de Santiago según la experien-cia del peregrinaje

5.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a San-tiago de Compostela?

 

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 109

5.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago

     

Tabla 5.1.1. Experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

Experiencias anteriores

Dos experiencias

Tres experiencias

Cuatro experiencias

Cinco experiencias

N % N % N % N % N %

Sí 269 25.4 95 9 41 3.9 17 1.6 9 0.9 No 788 74.6 962 91 1016 96.1 1040 98.4 1048 99.1

Total 1057 100 1057 100 1057 100 1057 100 1057 100 Tabla 5.1.2. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según año en que se produjo. Frecuencias y porcentajes.

N %

1982 2 0.7 1985 1 0.4 1986 2 0.7 1990 1 0.4 1991 1 0.4 1992 2 0.7 1993 14 5.2 1994 6 2.2 1995 5 1.9 1996 6 2.2 1997 9 3.3 1998 11 4.1 1999 63 23.4 2000 32 11.9 2001 38 14.1 2002 75 27.9 2003 1 0.4 Total 269 100

Tabla 5.1.3. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según medio de locomoción utilizado. Frecuencias y por-centajes.

N %

A pie 219 81.4 En bicicleta 50 18.6

Total 269 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 110 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.4. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Aragón 7 2.7 Asturias 13 5.0

Castilla y León 76 29.1 Cataluña 1 0.4

Extremadura 3 1.1 Galicia 50 19.2

La Rioja 4 1.5 Navarra 54 20.7 Murcia 1 0.4

Alemania 1 0.4 Francia 48 18.4

Italia 1 0.4 Portugal 2 0.8

Total 261 100 Tabla 5.1.5. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y Países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Astorga 1 0.4 Avilés 2 0.8 Burgos 20 7.7

Carrión de los Condes 1 0.4 Conques 1 0.4 Estella 1 0.4 Fisterra 3 1.1

Hontanas 1 0.4 León 6 2.3

Logroño 6 2.3 Morisac 1 0.4

Pamplona 2 0.8 Puente la Reina 4 1.5

Sahagún 1 0.4 Saint Jean Pied de Port 3 1.1

Salamanca 2 0.8 Sangüesa 1 0.4

Santiago de Compostela 194 74.3 Santo Domingo de la Calzada 4 1.5

Sarria 2 0.8 Triacastela 1 0.4

Vega de Valcarce 1 0.4 Vegadeo 1 0.4 Vezelay 2 0.8

Total 261 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 111

Tabla 5.1.6. Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según el año. Frecuencias y porcentajes.

N %

1992 1 1.1 1994 2 2.1 1996 3 3.2 1997 6 6.3 1998 3 3.2 1999 9 9.5 2000 19 20.0 2001 20 21.1 2002 31 32.6 2003 1 1.1 Total 95 100

Tabla 5.1.7. Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según medio de locomoción. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 84 88.4 En bicicleta 11 11.6

Total 95 100

Tabla 5.1.8. Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Andalucía 1 1.1 Aragón 7 7.5 Asturias 2 2.2

Castilla y León 33 35.5 Cataluña 1 1.1 Galicia 7 7.5

La Rioja 3 3.2 Navarra 20 21.5 Valencia 1 1.1 Francia 16 17.2

Portugal 2 2.2 Total 93 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 112 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.9. Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Astorga 1 1.1 Burgos 4 4.3 Cahors 2 2.2 Fisterra 6 6.5

Frómista 2 2.2 Lechome 1 1.1

León 7 7.5 Logroño 2 2.2

Pamplona 1 1.1 Ponferrada 1 1.1

Puente la Reina 1 1.1 Saint Jean Pied de Port 1 1.1

Santiago de Compostela 60 64.5 Santo Domingo de la Calzada 2 2.2

Sarria 2 2.2 Total 93 100

Tabla 5.1.10. Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según el año. Frecuencias y porcentajes.

N %

1993 1 2.4 1997 1 2.4 1998 2 4.9 1999 4 9.8 2000 7 17.1 2001 10 24.4 2002 16 39.0 Total 41 100

Tabla 5.1.11. Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según medio de locomoción. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 40 97.6 En bicicleta 1 2.4

Total 41 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 113

Tabla 5.1.12. Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Aragón 2 5.0 Castilla y León 16 40.0

Galicia 8 20.0 La Rioja 1 2.5 Navarra 3 7.5

País Vasco 1 2.5 Madrid 1 2.5 Murcia 1 2.5

Valencia 1 2.5 Francia 5 12.5

Portugal 1 2.5 Total 40 100

Tabla 5.1.13. Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Avilés 1 2.5 Burgos 2 5.0 Fisterra 2 5.0

Frómista 1 2.5 León 3 7.5

Ponferrada 2 5.0 Saint Jean Pied de Port 1 2.5

Santiago de Compostela 26 65.0 Santo Domingo de la Calzada 1 2.5

Sarria 1 2.5 Total 40 100

Tabla 5.1.14. Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según el año. Frecuencias y porcentajes.

N %

1999 2 11.8 2000 2 11.8 2001 4 23.5 2002 9 52.9 Total 17 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 114 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.15. Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según medio de locomoción. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 16 94.1 En bicicleta 1 5.9

Total 9 100 Tabla 5.1.16. Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y por-centajes.

N %

Aragón 2 11.8 Asturias 1 5.9

Castilla y León 5 29.4 Galicia 2 11.8

Navarra 2 11.8 Francia 3 17.6

Portugal 2 11.8 Total 17 100

Tabla 5.1.17. Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

Burgos 1 5.9 Fisterra 1 5.9

León 1 5.9 Ponferrada 1 5.9

Puente la Reina 1 5.9 Santiago de Compostela 12 70.6

Total 17 100 Tabla 5.1.18. Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según el año. Frecuencias y porcentajes.

N %

2000 2 22.2 2001 1 11.1 2002 4 44.4 2003 2 22.2 Total 9 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 115

Tabla 5.1.19. Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según medio de locomoción. Frecuencias y porcentajes.

N %

A pie 8 88.9 En bicicleta 1 11.1

Total 9 100

Tabla 5.1.20. Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y por-centajes.

N %

Castilla y León 2 22.2 Galicia 2 22.2

La Rioja 2 22.2 Madrid 1 11.1 Francia 1 11.1

Portugal 1 11.1 Total 9 100

Tabla 5.1.21. Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que lle-

gan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

N %

León 1 11.1 Ponferrada 1 11.1

Santiago de Compostela 7 77.8 Total 9 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 116 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.22 Resumen de las experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago de la población que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes según año, medio de locomoción, lugar de inicio y de llegada por CCAA y países.

N %

1982 2 0.5 1985 1 0.2 1986 2 0.5 1990 1 0.2 1991 1 0.2 1992 3 0.7 1993 15 3.5 1994 8 1.8 1995 5 1.2 1996 9 2.1 1997 16 3.7 1998 16 3.7 1999 78 18.0 2000 62 14.3 2001 73 16.9 2002 137 31.6

Año

2003 4 0.9 A pie 367 85.2

Medio de locomoción En bicicleta 64 14.8 Andalucía 1 0.2

Aragón 12 2.9 Asturias 16 3.9

Castilla y León 132 31.9 Cataluña 2 0.5

Extremadura 3 0.7 Galicia 69 16.7

La Rioja 10 2.4 Navarra 79 19.1

País Vasco 1 0.2 Madrid 2 0.5 Valencia 2 0.5 Murcia 2 0.5

Alemania 1 0.2 Francia 73 17.6

Italia 1 0.2

Lugar de inicio

Portugal 8 1.9 Castilla y León 58 13.9

Asturias 3 0.7 Navarra 11 2.6 Galicia 317 76.2

La Rioja 15 3.6

Lugar de llegada

Francia 12 2.9

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 117

Tabla 5.1.23. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según nacionalidad. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Españoles 31.8 68.2 Europeos 16.3 83.7

Resto de países del mundo 5.4 94.6 Total 25.4 74.6

χ2 =43.2 N.S. * * * *

Tabla 5.1.24. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según edad. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A pie En bicicleta

Entre 16 y 20 años 87.8 12.2 De 21 a 30 años 82.8 17.2 De 31 a 40 años 81.6 18.4 De 41 a 50 años 68.4 31.6 De 51 a 60 años 83.3 16.7

Mayor de 60 años 100.0 0.0 Total 81.4 18.6

χ2 =11.3 N.S. *

Tabla 5.1.25. Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que

llegan a Compostela, según la variable sexo. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A pie En bicicleta

Varón 77.0 23.0 Mujer 89.5 10.5 Total 81.4 18.6

χ2 = 6.3 N.S. *

Tabla 5.1.26. Experiencias anteriores de los que inician en Roncesvalles el recorrido del Cami-

no de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

Experiencias anteriores

Dos experiencias

Tres experiencias

Cuatro experiencias

Cinco experiencias

N % N % N % N % N %

Sí 271 26.1 84 8.1 41 3.9 18 1.7 7 0.7 No 768 73.9 955 91.9 998 96.1 1021 98.3 1032 99.3

Total 1039 100 1039 100 1039 100 1039 100 1039 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 118 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.27 Resumen de las experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago

de la población que parte de Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes según año, medio de locomoción, lugar de inicio y de llegada por CCAA y países.

N %

1978 1 0.2 1976 1 0.2 1989 3 0.7 1990 2 0.5 1991 4 1.0 1992 5 1.2 1993 15 3.6 1994 7 1.7 1995 11 2.6 1996 5 1.2 1997 14 3.3 1998 16 3.8 1999 53 12.6 2000 66 15.8 2001 88 21.0 2002 112 26.7

Año

2003 16 3.8 A pie 366 86.9

Medio de locomoción En bicicleta 55 13.1 Andalucía 4 1.0

Aragón 16 3.8 Castilla y León 159 37.8

Cataluña 1 0.2 Galicia 60 14.3

La Rioja 17 4.0 Navarra 90 21.4

País Vasco 2 0.5 Valencia 2 0.5

Castilla la Mancha 1 0.2 Francia 66 15.7

Lugar de inicio

Italia 3 0.7 Cantabria 1 0.2

Castilla y León 55 13.1 Galicia 317 75.3

La Rioja 19 4.5 Navarra 12 2.9

Lugar de llegada

Francia 17 4.0

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 119

5.2.- Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en el año 2003

y motivo de haberlo hecho en ese lugar concreto

Tabla 5.2.1 Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en 2003. Frecuencias y

porcentajes.

N %

Sarria (Galicia - ESP) 125 11.8 Avilés (Asturias - ESP) 1 0.1

Barcelona (Cataluña - ESP) 1 0.1 Belbar (Galicia ESP) 1 0.1 Bruselas (BÉLGICA) 2 0.2

Belorado (Castilla y León - ESP) 3 0.3 Bilbao (País Vasco - ESP) 1 0.1 Boppaard (ALEMANIA) 1 0.1

Cahors (FRANCIA) 3 0.3 Canfranc (FRANCIA) 1 0.1

Carrión de los Condes (Castilla y León - ESP) 4 0.4 O´Cebreiro (Galicia - ESP) 85 8.0 Clitheroe (INGLATERRA) 1 0.1

Cluny (FRANCIA) 1 0.1 Den Haay (HOLANDA) 1 0.1

Dieppe (FRANCIA) 1 0.1 Einsiede (ALEMANIA) 2 0.2 Estella (Navarra - ESP) 1 0.1

Feldkirc (AUSTRIA) 1 0.1 Ferreiro (Galicia - ESP) 4 0.4 Ferrol (Galicia - ESP) 5 0.5

Foncebadón (Castilla y León - ESP) 2 0.2 Ponferrada (Castilla y León - ESP) 113 10.7

París (FRANCIA) 2 0.2 Freiburgo (ALEMANIA) 1 0.1

Frómista (Castilla y León - ESP) 1 0.1 Genf (SUIZA) 1 0.1

Granada (Andalucía - ESP) 1 0.1 Hospital de Órbigo (Castilla y León - ESP) 2 0.2

Huesca (Aragón - ESP) 2 0.2 Irún (País Vasco - ESP) 9 0.9 Kapeller (FRANCIA) 1 0.1

Koblenz (ALEMANIA) 1 0.1 Astorga (Castilla y León - ESP) 85 8.0

Le Buiss (FRANCIA) 1 0.1 Le Puy en Velay (FRANCIA) 17 1.6

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 120 Antonio Granero Gallegos

Liege (BÉLGICA) 1 0.1 Logroño (La Rioja - ESP) 13 1.2

Lugo (Galicia - ESP) 5 0.5 Mérida (Extremadura - ESP) 5 0.5

Messac (FRANCIA) 1 0.1 Mondoñedo (Galicia - ESP) 1 0.1

Mont Sai (FRANCIA) 1 0.1 Oporto (PORTUGAL) 2 0.2

León (Castilla y León - ESP) 109 10.3 Ostabac (FRANCIA) 1 0.1

Oviedo (Asturias - ESP) 9 0.9 Palas de Rei (Galicia - ESP) 5 0.5

Palermo (ITALIA) 1 0.1 Pontevedra (Galicia - ESP) 3 0.3

Port S. (Galicia - ESP) 1 0.1 Portela (PORTUGAL) 2 0.2

Puente la Reina (Navarra - ESP) 3 0.3 Ribadeo (Asturias - ESP) 4 0.4 Rocamadour (FRANCIA) 1 0.1

Burgos (Castilla y León - ESP) 59 5.6 Roma (ITALIA) 1 0.1

Rotterdam (HOLANDA) 2 0.2 Sahagún (Castilla y León - ESP) 10 0.9

Saint Palais (FRANCIA) 2 0.2 Salamanca (Castilla y León - ESP) 1 0.1 San Sebastián (País Vasco - ESP) 1 0.1

Santander (Cantabria - ESP) 4 0.4 Santo Domingo de la Calzada (Castilla y León - ESP) 2 0.2

Sevilla (Andalucía - ESP) 3 0.3 Somport (Aragón - ESP) 5 0.5

Pamplona (Navarra - ESP) 25 2.4 Saint Prest (FRANCIA) 1 0.1 Toulousse (FRANCIA) 1 0.1

Tours (FRANCIA) 1 0.1 Trabadelo (Galicia - ESP) 2 0.2 Triacastela (Galicia - ESP) 13 1.2

Tuy (FRANCIA) 8 0.8 Valença do Minho (PORTUGAL) 17 1.6

Vega de Valcarce (Castilla y León - ESP) 6 0.6 Vegadeo (Galicia - ESP) 1 0.1

Venlo (HOLANDA) 1 0.1 Roncesvalles (Navarra - ESP) 108 10.2

Vezelay (FRANCIA) 4 0.4 Villafranca del Bierzo (Castilla y León - ESP) 25 2.4

Villalba (Galicia - ESP) 3 0.3 Zaragoza (Aragón - ESP) 2 0.2

Saint Jean Pied de Port (FRANCIA) 97 9.2 Total 1057 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 121

Tabla 5.2.2. Lugares de salida en 2003 agrupados por CCAA y países. Frecuencias y porcen-tajes.

N %

Andalucía 4 0.4 Aragón 9 0.9 Asturias 14 1.3

Cantabria 4 0.4 Castilla y León 422 39.9

Cataluña 1 0.1 Extremadura 5 0.5

Galicia 254 24.0 La Rioja 13 1.2 Navarra 137 13.0

País Vasco 11 1.0 Alemania 5 0.5 Austria 1 0.1 Bélgica 3 0.3 Francia 145 13.7

Holanda 4 0.4 Inglaterra 1 0.1

Italia 2 0.2 Portugal 21 2.0

Suiza 1 0.1 Total 1057 100

Tabla 5.2.3. Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Frecuencias y por-

centajes.

N %

Castilla y León (ESPAÑA) 422 39.9 Galicia (ESPAÑA) 254 24.0

Navarra (ESPAÑA) 137 13.0 Otras CCAA de ESPAÑA 61 5.8

FRANCIA 145 13.7 Otros países de EUROPA 38 3.6

Total 1057 100 Tabla 5.2.4. Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distri-

bución según edad. Nivel de significación.

  Entre 16 y 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años 

Mayor de 60 años

Castilla y León (ESPAÑA) 48.4 45.8 34.9 34.6 37.3 28.6 Galicia (ESPAÑA) 19.6 21.9 28.4 30.8 21.6 15.9

Navarra (ESPAÑA) 12.4 12.6 14.0 13.2 9.7 19.0 Otras CCAA de ESPAÑA 2.6 3.5 7.0 9.3 7.5 6.3

FRANCIA 11.1 14.2 13.0 9.3 18.7 22.2 Otros países de EUROPA 5.9 1.9 2.8 2.7 5.2 7.9

χ 2 = 51.8 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 122 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.2.5. Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distri-bución según edad. Nivel de significación.

A pie En bicicleta

Castilla y León (ESPAÑA) 42.1 29.3 Galicia (ESPAÑA) 29.0 0.5

Navarra (ESPAÑA) 8.7 33.2 Otras CCAA de ESPAÑA 3.7 15.8

FRANCIA 13.1 16.8 Otros países de EUROPA 3.4 4.3

χ2 = 167.7 N.S. * * * *

Tabla 5.2.6. Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distri-

bución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Españoles Europeos Resto países del

mundo

Castilla y León (ESPAÑA) 47.0 26.5 31.1 Galicia (ESPAÑA) 31.9 9.2 13.5

Navarra (ESPAÑA) 10.6 14.7 27.0 Otras CCAA de ESPAÑA 6.8 3.3 6.8

FRANCIA 3.1 35.6 20.3 Otros países de EUROPA 0.6 10.8 1.4

χ2 = 319.3 N.S. * * * *

Tabla 5.2.7. Primer motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y por-

centajes.

N %

Conocer una parte importante de España 66 7.1 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 130 14.0

Por significado religioso y/o promesa 21 2.3 Hacer un Camino diferente 32 3.4 Por cercanía a su domicilio 43 4.6

Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta San-tiago 214 23.0

Por facilidad de comunicación a ese lugar 43 4.6 Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibilida-

des para llegar hasta Santiago 141 15.0

Por decisión y características del grupo 61 6.5 Por recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” 52 5.6

Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 39 4.2 Continuar el Camino de la vez anterior 46 4.9

Por ser primer pueblo gallego del Camino Francés 21 2.3 Ninguna razón en especial 23 2.5

Total 932 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 123

Tabla 5.2.8. Segundo motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y por-centajes.

N %

Conocer una parte importante de España 23 10.6 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 34 15.6

Por significado religioso y/o promesa 2 0.9 Hacer un Camino diferente 8 3.7

Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta Santiago 16 7.3 Por facilidad de comunicación a ese lugar 12 5.5

Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades para llegar hasta Santiago 57 26.1

Por decisión y características del grupo 10 4.6 Por recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” 36 16.5

Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 18 8.3 Por ser primer pueblo gallego del Camino Francés 2 0.9

Total 218 100

Tabla 5.2.9. Tercer motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y porcen-

tajes.

N %

Conocer una parte importante de España 6 20.7 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 2 6.9

Por cercanía a su domicilio 1 3.4 Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta Santiago 3 10.3 Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibilidades

para llegar hasta Santiago 7 24.1

Por recorrer el mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” 7 24.1 Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 2 6.9

Continuar el Camino de la vez anterior 1 3.4 Total 29 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 124 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.2.10. Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y dis-tribución según edad. Nivel de significación.

  De 16 a 20 años

De 21 a 30 años

De 31 a 40 años

De 41 a 50 años

De 51 a 60 años 

Mayor de 60

Conocer una parte importante de España 3.5 7.4 8.7 9.2 5.0 8.2 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación

hacia Santiago 12.1 12.5 13.8 13.7 18.2 18.4

Por significado religioso y/o promesa 0.7 0.4 3.1 3.3 4.1 6.1 Hacer un Camino diferente 2.1 3.7 5.1 2.6 2.5 4.1 Por cercanía a su domicilio 1.4 2.2 3.1 7.8 10.7 8.2

Por disponer de poco tiempo para hacer la pe-regrinación hasta Santiago de Compostela 15.6 33.1 27.0 16.3 12.4 18.4

Por facilidad de comunicación a ese lugar 4.3 7.7 3.6 3.9 0.8 4.1 Por ser la distancia más adecuada a sus caracte-rísticas y/o posibilidades para llegar a Santiago 22.7 14.0 16.8 10.5 15.7 6.1

Por decisión y características del grupo 18.4 5.1 2.0 7.2 4.1 2.0 Por recorrer el mínimo de kilómetros para con-

seguir la “compostela” 2.8 4.8 7.7 6.5 6.6 4.1

Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 5.0 4.8 1.5 4.6 5.8 4.1

Continuar el Camino de la vez anterior 1.4 1.5 4.1 10.5 9.9 8.2 Ser primer pueblo gallego del Camino Francés 4.3 1.1 2.0 2.0 2.5 4.1

Ninguna razón en especial 5.7 1.8 1.5 2.0 1.7 4.1   χ2 = 181.5 N.S. * * * *

Tabla 5.2.11. Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y dis-

tribución según sexo. Nivel de significación.

Varón Mujer

Conocer una parte importante de España 7.4 6.5 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 15.0 12.3

Por significado religioso y/o promesa 3.0 1.1 Hacer un Camino diferente 4.8 1.4 Por cercanía a su domicilio 4.6 4.6

Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación Santiago 21.4 25.3 Por facilidad de comunicación a ese lugar 4.6 4.6

Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibili-dades para llegar hasta Santiago 16.5 13.1

Por decisión y características del grupo 5.5 8.2 Por recorrer mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” 4.2 7.6 Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 4.4 3.8

Continuar el Camino de la vez anterior 3.9 6.5 Por ser primer pueblo gallego del Camino Francés 1.9 2.7

Ninguna razón en especial 2.7 2.2 χ2 = 27.0 N.S. *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 125

Tabla 5.2.12. Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y dis-tribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A pie En bicicleta

Conocer una parte importante de España 6.9 8.3 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 12.2 23.4

Por significado religioso y/o promesa 2.4 1.4 Hacer un Camino diferente 3.2 4.8 Por cercanía a su domicilio 2.8 14.5

Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta Santiago de Compostela 24.2 16.6

Por facilidad de comunicación a ese lugar 3.9 7.6 Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o posibili-

dades para llegar hasta Santiago 16.2 9.7

Por decisión y características del grupo 6.9 4.8 Por recorrer mínimo de kilómetros para conseguir la “compostela” 6.6 0.0 Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar concreto 3.8 6.2

Continuar el Camino de la vez anterior 5.7 0.7 Por ser primer pueblo gallego del Camino Francés 2.7 0.0

Ninguna razón en especial 2.5 2.1 χ2 = 81.6 N.S. * * * *

Tabla 5.2.13. Motivos de inicio del recorrido en ese lugar. Porcentajes y distribución según

medio de locomoción. Nivel de significación.

Españoles Europeos Resto países

del mundo

Conocer una parte importante de España 7.5 4.3 15.0 Lugar tradicional del inicio de la peregrinación hacia Santiago 8.0 23.7 33.3

Por significado religioso y/o promesa 3.3 0.4 0.0 Hacer un Camino diferente 4.4 1.9 0.0 Por cercanía a su domicilio 3.4 8.2 1.7

Por disponer de poco tiempo para hacer la peregrinación hasta Santiago de Compostela 23.9 21.4 20.0

Por facilidad de comunicación a ese lugar 3.6 7.0 5.0 Por ser la distancia más adecuada a sus características y/o

posibilidades para llegar hasta Santiago 17.6 10.9 8.3

Por decisión y características del grupo 6.8 6.6 3.3

Por recorrer mínimo kilómetros para conseguir “compostela” 5.9 5.8 1.7

Por gusto personal o recomendación expresa de ese lugar 4.9 2.7 3.3 Continuar el Camino de la vez anterior 4.4 6.6 3.3

Por ser primer pueblo gallego del Camino Francés 3.3 0.0 1.7 Ninguna razón en especial 3.3 0.4 3.3

χ2 = 115.9 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 126 Antonio Granero Gallegos

5.3.- Programación y tiempo empleado en el Camino

Tabla 5.3.1. Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compostela tras recorrer la

peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sí 860 81.4 No 197 18.6

Total 1057 100 Tabla 5.3.2. Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compostela tras recorrer la

peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 82.4 17.6 De 21 a 30 años 75.5 24.5 De 31 a 40 años 83.3 16.7 De 41 a 50 años 82.4 17.6 De 51 a 60 años 86.6 13.4

Mayor de 60 años 87.3 12.7 Total 81.4 18.6

χ2 = 11.7 N.S. *

Tabla 5.3.3. Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compostela tras recorrer la

peregrinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

Sí No

Varón 77.2 22.8 Mujer 88.1 11.9 Total 81.4 18.6

χ 2 = 19.4 N.S. * * * *

Tabla 5.3.4. Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compostela tras recorrer la

peregrinación. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Sí No

A pie 83.7 16.3 En bicicleta 70.1 29.9

Total 81.4 18.6 χ2 =18.5 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 127

Tabla 5.3.5. Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de signifi-cación.

Sí No

Españoles 87.0 13.0 Europeos 72.5 27.5

Resto países del mundo 66.2 33.8 Total 81.4 18.6

χ2 = 41.1 N.S. * * * *

Tabla 5.3.6. Ha llevado guías/mapas del Camino de Santiago durante el recorrido de la pe-

regrinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sí 884 83.6 No 173 16.4

Total 1057 100

Tabla 5.3.7. Ha llevado guías y/o mapas del Camino de Santiago durante el recorrido de la

peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 68.6 31.4 De 21 a 30 años 83.9 16.1 De 31 a 40 años 86.5 13.5 De 41 a 50 años 87.4 12.6 De 51 a 60 años 87.3 12.7

Mayor de 60 años 90.5 9.5 Total 83.6 16.4

χ2 = 31.8 N.S. * * * *

Tabla 5.3.8. Ha llevado guías y/o mapas del Camino durante el recorrido de la peregrina-

ción. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significa-ción.

Sí No

A pie 81.9 18.1 En bicicleta 91.8 8.2

Total 83.6 16.4 χ2 = 11.0 N.S. * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 128 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.3.9. Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

De 2 a 4 horas 30 2.8 De 4 a 6 horas 399 37.7 De 6 a 8 horas 481 45.5

De 8 a 10 horas 109 10.3 Más de 10 horas 38 3.6 De 2 a 4 horas 30 2.8

Total 1057 100

Tabla 5.3.10. Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras

recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de signifi-cación.

 De 2 a 4

horas De 4 a 6

horas De 6 a 8

horas De 8 a 10

horas Más de 10 horas

De 2 a 4 horas

Varón 2.3 34.7 45.4 13.3 4.3 2.3 Mujer 3.7 42.7 45.7 5.5 2.5 3.7 Total 2.8 37.7 45.5 10.3 3.6 2.8

χ2 =23.1 N.S. * * * *

Tabla 5.3.11. Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras

recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según medio de locomo-ción. Nivel de significación.

 De 2 a 4

horas De 4 a 6

horas De 6 a 8

horas De 8 a 10

horas Más de 10

horas De 2 a 4

horas A pie 3.0 40.1 44.3 9.5 3.1 3.0

En bicicleta 2.2 26.6 51.6 13.6 6.0 2.2 Total 2.8 37.8 45.5 10.2 3.6 2.8

χ2 = 15.5 N.S. * * *

Tabla 5.3.12. Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras

recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

 De 2 a 4

horas De 4 a 6

horas De 6 a 8

horas De 8 a 10

horas Más de 10 horas

De 2 a 4 horas

Españoles 3.4 43.3 42.7 7.7 3.0 3.4 Europeos 2.0 27.5 49.7 16.0 4.9 2.0

Resto países del mundo 1.4 29.7 54.1 10.8 4.1 1.4 Total 2.8 37.7 45.5 10.3 3.6 2.8

χ2 = 37.6 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 129

Tabla 5.3.13. Jornadas empleadas en recorrer el Camino hasta Compostela. Frecuencias y

porcentajes.

N %

3 8 0.8 4 33 3.1 5 107 10.1 6 90 8.5 7 102 9.6 8 63 6.0 9 56 5.3

10 96 9.1 11 57 5.4 12 77 7.3 13 28 2.6 14 27 2.6 15 36 3.4 16 16 1.5 17 15 1.4 18 17 1.6 19 12 1.1 20 13 1.2 21 6 0.6 22 12 1.1 23 12 1.1 24 5 0.5 25 7 0.7 26 11 1.0 27 8 0.8 28 9 0.9 29 7 0.7 30 25 2.4 31 15 1.4 32 13 0.2 33 10 0.9 34 2 0.2 35 11 1.0 36 4 0.4 37 4 0.4 40 1 0.1 43 1 0.1 45 2 0.2 47 1 0.1 48 2 0.2 49 1 0.1 50 4 0.4 55 1 0.1 56 1 0.1

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 130 Antonio Granero Gallegos

57 2 0.2 59 1 0.1 60 2 0.2 63 1 0.1 64 1 0.1 65 1 0.1 67 1 0.1 70 1 0.1 72 2 0.2 74 1 0.1 75 2 0.2 77 1 0.1 80 1 0.1 85 2 0.2 90 5 0.5 95 1 0.1

103 1 0.1 109 1 0.1 110 1 0.1 120 1 0.1

Total 1057 100 Tabla 5.3.14. Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Fre-

cuencias y porcentajes.

N %

1 semana 340 34.1 2 semanas 347 34.8 3 semanas 115 11.5 4 semanas 64 6.4 5 semanas 83 8.3

6 semanas o más 48 4.8 Total 997 100

Tabla 5.3.15. Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Por-

centajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

  1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas o más

De 16 a 20 años 36.4 38.5 16.8 4.9 2.1 1.4 De 21 a 30 años 33.3 39.5 10.9 5.8 6.8 3.7 De 31 a 40 años 41.9 31.3 6.1 6.6 11.1 3.0 De 41 a 50 años 35.1 36.2 11.5 7.5 6.3 3.4 De 51 a 60 años 28.3 26.0 18.1 5.5 11.8 10.2

Mayor de 60 16.4 29.5 6.6 11.5 19.7 16.4 Total 34.1 34.8 11.5 6.4 8.3 4.8

χ2 = 87.9 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 131

Tabla 5.3.16. Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Por-centajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

  1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas o más

A pie 33.9 33.1 10.3 7.3 9.7 5.5 En bicicleta 35.2 43.6 17.0 1.8 1.2 1.2

Total 34.1 34.8 11.4 6.4 8.3 4.8 χ2 = 33.6 N.S. * * * *

Tabla 5.3.17. Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Por-

centajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

  1 semana 2 semanas 3 semanas 4 semanas 5 semanas 6 semanas o más

Españoles 42.3 40.3 9.1 3.6 4.2 0.5 Europeos 19.7 25.0 16.2 10.9 14.1 14.1

Resto países 17.8 24.7 15.1 13.7 21.9 6.8 Total 34.1 34.8 11.5 6.4 8.3 4.8

χ2 = 200.6 N.S. * * * *

Tabla 5.3.18. Lleva guías/mapas del Camino de Santiago al iniciar en Roncesvalles su reco-

rrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sí 890 85.7 No 149 14.3

Total 1057 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 132 Antonio Granero Gallegos

5.4.- Características del medio de locomoción utilizado

Tabla 5.4.1. Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-

grinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

Botas de montaña 464 53.2 Zapatillas de deporte 243 27.9

Sandalias 33 3.8 Descalzo 1 0.1

Botas montaña + zapatillas deporte 24 2.8 Botas montaña + sandalias 62 7.1

Zapatillas deporte + sandalias 27 3.1 Otros 18 2.1 Total 872 100

Tabla 5.4.2. Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-

grinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

De carretera 10 5.4 De montaña 133 72.3

Cicloturismo (mixta) 41 22.3 Total 184 100

Tabla 5.4.3. Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-

grinación a pie. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Botas de montaña Zapatillas de deporte Otros

Entre 16 y 20 años 39.5 40.3 20.2 De 21 a 30 años 54.8 28.0 17.2 De 31 a 40 años 56.8 25.6 17.6 De 41 a 50 años 50.3 29.5 20.1 De 51 a 60 años 61.9 18.6 19.5

Mayor de 60 años 54.5 21.8 23.6 Total 53.2 27.9 18.9

χ2 = 20.0 N.S. *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 133

Tabla 5.4.4. Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-grinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

De carretera De montaña Cicloturismo (mixta)

Entre 16 y 20 años 3.4 89.7 6.9 De 21 a 30 años 3.4 86.4 10.2 De 31 a 40 años 0.0 79.5 20.5 De 41 a 50 años 15.2 57.6 27.3 De 51 a 60 años 6.3 25.0 68.8

Mayor de 60 años 12.5 25.0 62.5 Total 5.4 72.3 22.3

χ2 = 49.5 N.S. * * * *

Tabla 5.4.5. Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-grinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

De carretera De montaña Cicloturismo (mixta)

Varón 5.2 76.5 18.3 Mujer 5.8 65.2 29.0 Total 5.4 72.3 22.3

χ2 = 49.5 N.S. * * * *

Tabla 5.4.6. Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la pere-grinación a pie. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de signi-ficación.

Españoles Resto de nacionalidades

Botas de montaña 54.8 50.3 Zapatillas de deporte 30.7 22.8

Sandalias 2.3 6.4 Descalzo 0.0 0.3

Botas montaña + zapatillas deporte 2.7 2.9 Botas montaña + sandalias 3.9 12.8

Zapatillas deporte + sandalias 3.2 2.9 Otros 2.3 1.6

χ2 = 38.8 N.S. * * * *

Tabla 5.4.7. Bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Españoles Resto de nacionalidades

De carretera 1.7 11.8 De montaña 84.5 51.5

Cicloturismo (mixta) 13.8 36.8 χ2 = 24.6 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 134 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.4.8. Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sí 117 11.1 No 940 88.9

Total 1057 100

Tabla 5.4.9. Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

Sí No

Varón 9.3 90.7 Mujer 13.9 86.1 Total 11.1 88.9

χ2 = 5.3 N.S. *

Tabla 5.4.10. Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo. Porcentajes y distribución según edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 33.3 66.7 De 21 a 30 años 5.5 94.5 De 31 a 40 años 10.7 89.3 De 41 a 50 años 9.9 90.1 De 51 a 60 años 3.0 97.0

Mayor de 60 años 6.3 93.7 Total 11.1 88.9

χ2 = 97.5 N.S. * * * *

Tabla 5.4.11. Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo.

Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

Sí No

A pie 9.6 90.4 En bicicleta 17.9 82.1

Total 11.1 88.9 χ2 = 10.6 N.S. * * *

Tabla 5.4.12. Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo.

Porcentajes y distribución según nacionalidad. Nivel de significación.

Sí No

Españoles 8.3 91.7 Europeos 17.6 82.4

Resto países del mundo 9.5 90.5 Total 11.1 88.9

χ2 = 19.0 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 135

Tabla 5.4.13. Tipo de calzado que piensan utilizar los que inician la peregrinación en Ronces-

valles. Frecuencias y porcentajes.

N %

Botas de montaña 469 53.8 Zapatillas de deporte 193 22.2

Sandalias 55 6.3 Descalzo 1 0.1

Botas montaña + zapatillas deporte 36 4.1 Botas montaña + sandalias 72 8.3

Zapatillas deporte + sandalias 32 3.7 Otros 13 1.5 Total 872 100

Tabla 5.4.14. Tipo de bicicleta que piensan utilizar los que inician la peregrinación en Ronces-

valles. Frecuencias y porcentajes.

N %

De carretera 12 7.2 De montaña 133 79.6

Cicloturismo (mixta) 22 13.2 Total 167 100

Tabla 5.4.15. Peregrinos que inician la peregrinación en Roncesvalles y piensan recorrer el

Camino de Santiago con vehículo de apoyo. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sí 67 6.4 No 972 93.6

Total 1039 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 136 Antonio Granero Gallegos

5.5.- ¿Sólo o acompañado durante el recorrido?

Tabla 5.5.1 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela

en peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sólo 172 16.3 Acompañado 885 83.7

Total 1057 100

Tabla 5.5.2 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución según edad. Nivel de significación.

Sólo Acompañado

Entre 16 y 20 años 5.2 94.8 De 21 a 30 años 11.3 88.7 De 31 a 40 años 20.9 79.1 De 41 a 50 años 15.9 84.1 De 51 a 60 años 22.4 77.6

Mayor de 60 años 39.7 60.3 Total 16.3 83.7

χ2 = 51.8 N.S. * * * *

Tabla 5.5.3 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela

en peregrinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

Sólo Acompañado

Varón 19.9 80.1 Mujer 10.4 89.6 Total 16.3 83.7

χ2 = 16.4 N.S. * * * *

Tabla 5.5.4 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela

en peregrinación. Porcentajes y distribución según nacionalidad. Nivel de signi-ficación.

Sólo Acompañado

Españoles 11.5 88.5 Europeos 23.5 76.5

Resto países del mundo 29.7 70.3 Total 16.3 83.7

χ2 = 32.9 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 137

Tabla 5.5.5. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-grinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

2 314 35.7 3 137 15.6 4 102 11.6 5 77 8.8 6 37 4.2 7 26 3.0 8 29 3.3 9 24 2.7

10 7 0.8 11 12 1.4 12 12 1.4 13 8 0.9 14 2 0.2 15 10 1.1 16 2 0.2 17 8 0.9 18 3 0.3 19 12 1.4 20 2 0.2 21 3 0.3 22 8 0.9 23 4 0.5 29 1 0.1 30 1 0.1 35 7 0.8 37 2 0.2 44 18 2.0 50 1 0.1 55 1 0.1 58 4 0.5 95 2 0.2

105 1 0.1 123 2 0.2

Total 879 100

Tabla 5.5.6. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-grinación. Frecuencias y porcentajes.

N %

2 personas 314 35.7 De 3 a 5 personas 316 35.9

De 6 a 10 personas 123 14.0 De 11 a 15 personas 44 5.0 De 16 a 25 personas 42 4.8 Más de 25 personas 40 4.6

Total 879 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 138 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.5.7. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-

grinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

  2 personas De 3 a 5 personas

De 6 a 10 personas

De 11 a 15 personas

De 16 a 25 personas

Más de 25 personas

Entre 16 y 20 años 12.9 16.3 23.8 12.2 17.7 17.0 De 21 a 30 años 30.8 43.1 16.3 5.8 2.5 1.4 De 31 a 40 años 39.9 37.5 12.5 4.2 2.4 3.6 De 41 a 50 años 47.0 38.4 9.3 1.3 3.3 0.7 De 51 a 60 años 49.5 39.4 7.1 1.0 0.0 3.0

Mayor de 60 años 60.5 34.2 2.6 0.0 0.0 2.6 Total 35.7 35.9 14.0 5.0 4.8 4.6

  χ2 = 233.1 N.S. * * * *

Tabla 5.5.8. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-

grinación. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

  2 personas De 3 a 5 personas

De 6 a 10 personas

De 11 a 15 personas

De 16 a 25 personas

Más de 25 personas

Varón 38.7 34.9 12.9 4.4 5.4 3.7 Mujer 31.4 37.5 15.6 5.8 3.9 5.8 Total 35.7 35.9 14.0 5.0 4.8 4.6

  χ2 = 8.7 N.S. - - - -

Tabla 5.5.9. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-

grinación. Porcentajes y distribución según la medio de locomoción. Nivel de significación.

  2 personas De 3 a 5 personas

De 6 a 10 personas

De 11 a 15 personas

De 16 a 25 personas

Más de 25 personas

A pie 32.7 37.7 15.1 5.0 4.0 5.5 En bicicleta 50.0 27.6 9.0 5.1 8.3 0.0

Total 35.8 35.9 14.0 5.0 4.8 4.6   χ2 = 31.5 N.S. * * * *

Tabla 5.5.10. Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en pere-

grinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significa-ción.

  2 personas De 3 a 5 personas

De 6 a 10 personas

De 11 a 15 personas

De 16 a 25 personas

Más de 25 personas

Españoles 32.1 38.4 17.4 3.0 3.7 5.5 Europeos 41.5 31.0 7.0 10.5 8.3 1.7

Resto países mundo 52.9 29.4 5.9 3.9 2.0 5.9 Total 35.7 35.9 14.0 5.0 4.8 4.6

  χ2 = 59.4 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 139

Tabla 5.5.11. Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Composte-

la en peregrinación. Porcentajes y distribución según la pareja. Nivel de signifi-cación.

Si No

Con su pareja 18.0 82.0 Con familiares 16.6 83.4

Amigos con lo que inicio el Camino 50.1 49.9 Amigos que ha hecho en el Camino 12.7 87.3

Otras relaciones 6.1 93.9

Tabla 5.5.12. Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Composte-

la en peregrinación, que van con su pareja. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Con su pareja Sin su pareja

Entre 16 y 20 años 4.6 95.4 De 21 a 30 años 16.1 83.9 De 31 a 40 años 18.6 81.4 De 41 a 50 años 25.8 74.2 De 51 a 60 años 26.1 73.9

Mayor de 60 años 17.5 82.5 Total 18.0 82.0

χ2 = 33.1 N.S. * * * *

Tabla 5.5.13. Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Composte-

la en peregrinación, que van con familiares. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Con su familia Sin su familia

Entre 16 y 20 años 8.5 91.5 De 21 a 30 años 11.9 88.1 De 31 a 40 años 14.0 86.0 De 41 a 50 años 25.3 74.7 De 51 a 60 años 24.6 75.4

Mayor de 60 años 25.4 74.6 Total 16.6 83.4

χ2 = 32.9 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 140 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.5.14. Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compos-tela en peregrinación, que van con amigos con lo que inicio el Camino. Porcenta-jes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Con amigos con los que inició el Camino

No inició el Camino con estos amigos

Entre 16 y 20 años 73.9 26.1 De 21 a 30 años 63.2 36.8 De 31 a 40 años 45.1 54.9 De 41 a 50 años 37.4 62.6 De 51 a 60 años 32.8 67.2

Mayor de 60 años 19.0 81.0 Total 50.1 49.9

χ2 = 110.1 N.S. * * * *

Tabla 5.5.15. Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compos-

tela en peregrinación, que van con amigos que ha hecho en el Camino. Porcenta-jes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Con amigos que ha hecho en el Camino

Sin amigos que ha hecho en el Camino

Entre 16 y 20 años 11.8 88.2 De 21 a 30 años 17.4 82.6 De 31 a 40 años 11.2 88.8 De 41 a 50 años 9.9 90.1 De 51 a 60 años 11.9 88.1

Mayor de 60 años 6.3 93.7 Total 12.7 87.3

χ2 = 10.5 N.S. - - - -

Tabla 5.5.16. Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compos-

tela en peregrinación, que van con amigos con lo que inicio el Camino. Porcenta-jes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Con amigos con los que inicié el Camino

No inició el Camino con estos amigos

Españoles 55.4 44.6 Europeos 42.5 57.5

Resto países del mundo 33.8 66.2 Total 50.1 49.9

χ2 = 22.6 N.S. * * * *

Tabla 5.5.17. Elaboración de un diario personal y/o grupal por parte de los que llegan a

Compostela en peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Ha elaborado diario/anecdotario personal 40.7 59.3 Ha elaborado diario/anecdotario grupal 16.7 83.3

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 141

Tabla 5.5.18. Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 27.5 72.5 De 21 a 30 años 36.8 63.2 De 31 a 40 años 43.7 56.3 De 41 a 50 años 41.8 58.2 De 51 a 60 años 51.5 48.5

Mayor de 60 años 55.6 44.4 Total 40.7 59.3

χ2 = 26.2 N.S. * * * *

Tabla 5.5.19. Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en

peregrinación. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Sí No

Varón 38.2 61.8 Mujer 44.7 55.3 Total 40.7 59.3

χ2 = 4.3 N.S. *

Tabla 5.5.20. Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en

peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de signifi-cación.

Sí No

Españoles 35.5 64.5 Europeos 49.3 50.7

Resto países del mundo 52.7 47.3 Total 40.7 59.3

χ2 =21.7 N.S. * * * *

Tabla 5.5.21. Elaboración de un diario grupal por parte de los que llegan a Compostela en

peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Sí No

Entre 16 y 20 años 32.0 68.0 De 21 a 30 años 17.1 82.9 De 31 a 40 años 18.1 81.9 De 41 a 50 años 11.0 89.0 De 51 a 60 años 9.7 90.3

Mayor de 60 años 4.8 95.2 Total 16.7 83.3

χ2 = 41.5 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 142 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.5.22 Forma en que piensan recorrer el Camino de Santiago los que inician en Ronces-

valles el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

N %

Sólo 263 25.3 Acompañado 776 74.7

Total 1039 100

Tabla 5.5.23. Número de componentes de los grupos, de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

N %

2 374 48.2 3 99 12.8 4 103 13.3 5 37 4.8 6 26 3.4 7 21 2.7 8 16 2.1 9 2 0.3

10 8 1.0 11 2 0.3 12 3 0.4 13 3 0.4 15 5 0.6 16 5 0.6 17 9 1.2 18 2 0.3 20 9 1.2 21 4 0.5 22 12 1.5 23 4 0.5 25 1 0.1 26 1 0.1 35 5 0.6 40 1 0.1 50 4 0.5 51 4 0.5 52 10 1.3 53 2 0.3 54 1 0.1 55 1 0.1 60 2 0.3

Total 776 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 143

Tabla 5.5.24. Número de componentes de los grupos de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

N %

2 personas 374 48.2 De 3 a 5 personas 239 30.8

De 6 a 10 personas 73 9.4 De 11 a 15 personas 13 1.7 De 16 a 25 personas 46 5.9 Más de 25 personas 11 1.4

Total 776 100 Tabla 5.5.25. Relación que une a los componentes de los grupos de los que inician en Ronces-

valles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Porcentajes y distribu-ción según la pareja. Nivel de significación.

Si No

Con su pareja 22.5 77.5 Con familiares 16.2 83.8

Con amigos 38.4 61.6 Otras relaciones 5.8 94.2

Tabla 5.5.26. Elaboración de un diario personal y/o grupal por parte de los que inician en

Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Va a elaborar un diario/anecdotario personal 45.2 54.8 Va a elaborar diario/anecdotario grupal 14.2 85.82

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 144 Antonio Granero Gallegos

5.6.- Alojamientos utilizados en el recorrido

Tabla 5.6.1. Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Frecuen-

cias y porcentajes.

Todos los días Bastantes días Pocos días Ningún día

N % N % N % N % Albergue público 330 31.2 524 49.6 137 13.0 66 6.2 Albergue privado 5 0.5 86 8.1 290 27.4 676 64.0 Parroquia/Iglesia 7 0.7 48 4.5 93 8.8 909 86.0 Acampada libre 2 0.2 27 2.6 67 6.3 961 90.9

Camping 1 0.1 36 3.4 50 4.7 970 91.8 Pensión/Hostal/Hotel 26 2.5 100 9.5 258 24.4 673 63.7

Polideportivo 11 1.0 46 4.4 37 3.5 963 91.1 Casas particulares 0 0.0 3 0.3 9 0.9 1045 98.9

Aire libre 0 0.0 2 0.2 6 0.6 1049 99.2

Tabla 5.6.2. Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Frecuen-

cias y porcentajes.

Con mucha frecuencia Con poca frecuencia

N % N % Albergue público 854 80.8 203 19.2 Albergue privado 91 8.6 966 91.4 Parroquia/Iglesia 55 5.2 1002 94.8 Acampada libre 29 2.7 1028 97.3

Camping 37 3.5 1020 96.5 Pensión/Hostal/Hotel 126 11.2 931 88.8

Polideportivo 57 5.4 1000 94.6 Casas particulares 3 0.3 1054 99.7

Aire libre 2 0.2 1055 99.8

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 145

Tabla 5.6.3. Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcenta-

jes y distribución según la edad. Nivel de significación.

  Albergue público Albergue privado Pen-sión/Hostal/Hotel Polideportivo

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

De 16 a 20 años 73.9 26.1 1.3 98.7 3.9 96.1 19.6 80.4 De 21 a 30 años 89.0 11.0 7.1 92.9 3.9 96.1 4.2 95.8 De 31 a 40 años 79.1 20.9 7.0 93.0 11.6 88.4 3.7 96.3 De 41 a 50 años 71.4 28.6 10.4 89.6 23.1 76.9 2.2 97.8 De 51 a 60 años 83.6 16.4 15.7 84.3 22.4 77.6 1.5 98.5

Mayor de 60 84.1 15.9 19.0 81.0 17.5 82.5 0.0 100 Total 80.8 19.2 8.6 91.4 11.9 88.1 5.4 94.6

χ2 = 30.1 N.S. * * * * χ2 = 30.0 N.S. * * * * χ2 = 65.9 N.S. * * * * χ2 = 73.9 N.S. * * * *

Tabla 5.6.4. Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcenta-

jes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Albergue público Camping Polideportivo Pen-sión/Hostal/Hotel

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

A pie 83.5 16.5 1.6 98.4 6.4 93.6 11.1 88.9 En bicicleta 67.9 32.1 12.5 87.5 0.5 99.5 15.8 84.2

Total 80.8 19.2 3.5 96.5 5.4 94.6 11.9 88.1 χ2 = 23.7 N.S. * * * * χ2 = 53.3 N.S. * * * * χ2 = 10.3 N.S. * * * χ2 = 3.1 N.S. - - - -

Tabla 5.6.5. Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcenta-

jes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

  Albergue privado Parro-quia/Iglesia Acampada libre Camping Polideportivo

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Españoles 7.1 92.9 2.4 97.6 0.7 99.3 1.2 98.8 7.2 92.8 Europeos 12.4 87.6 11.1 88.9 6.9 93.1 8.8 91.2 2.3 97.7

Resto países 6.8 93.2 6.8 93.2 4.1 95.9 2.7 97.3 1.4 98.6 Total 8.6 91.4 5.2 94.8 2.7 97.3 3.5 96.5 5.4 94.6

χ2 = 8.0 N.S. * χ2 = 33.1 N.S. * * * * χ2 = 30.1 N.S. * * * * χ2 = 36.6 N.S. * * * * χ2 = 12.7 N.S. * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 146 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.6.6. Alojamientos que piensan utilizar durante el recorrido del Camino de Santiago, aquéllos que salen desde Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes.

Todos los días Bastantes días Pocos días Ningún día

N % N % N % N % Albergue público 425 40.9 469 45.1 637 6.1 82 7.9 Albergue privado 5 0.5 155 14.9 137 13.2 742 71.4 Parroquia/Iglesia 4 0.4 100 9.6 144 13.9 791 76.1 Acampada libre 16 1.5 89 8.6 95 9.1 839 80.8

Camping 7 0.7 50 4.8 63 6.1 919 88.5 Pensión/Hostal/Hotel 16 1.5 53 5.1 145 14.0 825 79.4

Polideportivo 1 0.1 4 0.4 3 0.3 1031 99.2 Aire libre 2 0.2 6 0.6 2 0.2 1029 99.0

Donde me lleve el Camino 2 0.2 1 0.1

Tabla 5.6.7. Alojamientos que piensan utilizar durante el recorrido del Camino de Santiago,

aquéllos que salen desde Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes.

Con mucha frecuencia Con poca frecuencia

N % N % Albergue público 894 86.0 145 14.0 Albergue privado 160 15.4 879 84.6 Parroquia/Iglesia 104 10.0 935 90.0 Acampada libre 105 10.0 934 89.9

Camping 57 5.5 982 94.5 Pensión/Hostal/Hotel 69 6.6 970 93.4

Polideportivo 5 0.5 3 0.3 Aire libre 8 0.8 2 0.2

Donde me lleve el Camino 2 0.2 1 0.0

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 147

5.7.- Medidas de prevención física

Tabla 5.7.1. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-

la tras recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Uso botiquín 64.4 35.6 Uso gorra 46.5 53.5

Uso sombrero 31.2 68.8 Uso Vaselina 34.2 65.8

Uso hombreras 3.7 96.3 Uso casco de bici 13.2 86.8

Uso hielo en los pies 3.1 96.9 Uso gafas de sol 51.8 48.2

Uso protector solar 60.4 39.6 Otras medidas de prevención 4.6 95.4

Total 1057 100 Tabla 5.7.2. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-

la tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Uso sombrero Uso protector solar

Sí No Sí No Entre 16 y 20 años 24.2 75.8 58.2 41.8

De 21 a 30 años 32.9 67.1 67.4 32.6 De 31 a 40 años 28.4 71.6 66.5 33.5 De 41 a 50 años 27.5 72.5 53.3 46.7 De 51 a 60 años 37.3 62.7 57.5 42.5

Mayor de 60 años 47.6 52.4 36.5 63.5 Total 31.2 68.8 60.4 39.6

χ2 = 16.1 N.S. * * χ2 = 29.4 N.S. * * * *

Tabla 5.7.3. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-

la tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

  Uso botiquín Uso vaselina Uso hombreras Uso protector solar

Sí No Sí No Sí No Sí No Varón 61.2 38.8 30.9 69.1 1.4 98.6 51.1 48.9 Mujer 69.7 30.3 39.7 60.3 7.4 92.6 75.4 24.6 Total 64.4 35.6 34.2 65.8 3.7 96.3 60.4 39.6

χ2 = 8.0 N.S. * * * χ2 = 8.6 N.S. * * * χ2 = 25.8 N.S. * * * * χ2 = 61.9 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 148 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.7.4. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-la tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Uso botiquín Uso sombrero Uso vaselina Uso hombreras

Sí No Sí No Sí No Sí No A pie 68.1 31.9 35.7 64.3 36.8 63.2 4.5 95.5

En bicicleta 46.7 53.3 9.8 90.2 22.3 77.7 0.0 100 Total 64.4 35.6 31.2 68.8 34.3 65.7 3.7 96.3

χ2 = 30.3 N.S. * * * * χ2 = 47.5 N.S. * * * * χ2 = 14.2 N.S. * * * * χ2 = 8.5 N.S. * * *

Tabla 5.7.5. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-

la tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Uso casco de bici Uso gafas de sol Uso protector solar

Sí No Sí No Sí No A pie 0.0 100 46.3 53.7 57.3 42.7

En bicicleta 76.1 23.9 77.7 22.3 74.5 25.5 Total 13.3 86.7 51.8 48.2 60.3 39.7

χ2 = 764.9 N.S. * * * * χ2 = 60.0 N.S. * * * * χ2 = 18.6 N.S. * * * *

Tabla 5.7.6. Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Composte-

la tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la nacio-nalidad. Nivel de significación.

  Uso botiquín Uso gorra Uso sobrero Uso vaselina

Sí No Sí No Sí No Sí No Españoles 71.9 28.1 51.1 48.9 25.4 74.6 40.0 60.0 Europeos 50.3 49.7 34.6 65.4 42.2 57.8 22.9 77.1

Resto países 54.1 45.9 54.1 45.9 39.2 60.8 28.4 71.6 Total 64.4 35.6 46.5 53.5 31.2 68.8 34.2 65.8

χ2 = 46.7 N.S. * * * * χ2 = 24.8 N.S. * * * * χ2 = 29.9 N.S. * * * * χ2 = 28.8 N.S. * * * *

Tabla 5.7.7. Medidas de prevención física que piensan utilizar los que inician en Roncesva-

lles el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Uso botiquín 69.4 30.6 Uso gorra 51.9 48.1

Uso sombrero 38.3 61.7 Uso Vaselina 30.9 69.1

Uso hombreras 3.4 96.6 Uso casco de bici 13.2 86.8

Uso hielo en los pies 3.2 96.8 Uso gafas de sol 59.3 40.7

Uso protector solar 66.6 33.4 Otras medidas de prevención 3.1 96.9

Total 1039 100

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 149

5.8.- Medidas de recuperación física diaria

Tabla 5.8.1. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Todos los días Bastantes días Pocos días Ningún día

Estiramientos musculares 24.4 15.8 23.7 36.1 Masajes 12.8 10.5 27.7 49.0

Mantener piernas elevadas 8.3 12.4 22.8 56.5 Acostarse muchas horas 12.2 17.9 31.1 38.8

Caminar o pasear 16.1 17.5 22.3 44.1 Aplicación de frío 2.8 6.5 12.4 78.2

Otras 0.4 0.5 0.1 99.0 Tabla 5.8.2. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Estiramientos musculares Mantener piernas elevadas

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Entre 16 y 20 años 34.0 66.0 14.4 85.6 De 21 a 30 años 49.4 50.6 16.5 83.5 De 31 a 40 años 44.2 55.8 25.1 74.9 De 41 a 50 años 41.2 58.8 24.7 75.3 De 51 a 60 años 28.4 71.6 23.9 76.1

Mayor de 60 años 19.0 81.0 23.8 76.2 Total 40.2 59.8 20.7 79.3

χ2 = 34.3 N.S. * * * * χ2 = 12.7 N.S. *

Tabla 5.8.3. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Masajes Mantener piernas elevadas

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Varón 20.0 80.0 17.1 82.9 Mujer 28.5 71.5 26.6 73.4 Total 23.3 76.7 20.7 79.3

χ2 = 10.1 N.S. * * * χ2 = 13.5 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 150 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.8.4. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Masajes Mantener piernas elevadas

Acostado muchas horas

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

A pie 25.6 74.4 23.2 76.8 31.7 68.3 En bicicleta 12.5 87.5 9.2 90.8 22.8 77.2

Total 23.3 76.7 20.7 79.3 30.1 69.9 χ2 = 14.5 N.S. * * * * χ2 = 17.9 N.S. * * * * χ2 = 5.6 N.S. *

Tabla 5.8.5. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Caminar o pasear Estiramientos musculares

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca fre-cuencia

A pie 35.7 64.3 39.1 60.9 En bicicleta 23.9 76.1 45.7 54.3

Total 33.6 66.4 40.2 59.8 χ2 = 9.4 N.S. * * * χ2 = 2.7 N.S. - - - -

Tabla 5.8.6. Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que lle-

gan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según nacionalidad. Nivel de significación.

 Estiramientos mus-

culares Acostado muchas

horas Caminar o pasear Aplicación de frío

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Con mucha frecuencia

Con poca frecuencia

Españoles 42.4 57.6 27.0 73.0 35.7 64.3 7.5 92.5 Europeos 32.4 67.6 36.3 63.7 26.8 73.2 13.1 86.9

Resto países 52.7 47.3 32.4 67.6 41.9 58.1 10.8 89.2 Total 40.2 59.8 30.1 69.9 33.6 66.4 9.4 90.6

χ2 = 14.0 N.S. * * * χ2 = 8.8 N.S. * χ2 = 10.0 N.S. * * χ2 = 7.8 N.S. *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 151

5.9.- Problemas físicos sufridos durante la peregrinación

Tabla 5.9.1. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a

Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Mucho Bastante Poco Nada

Ampollas en los pies 9.4 13.5 28.1 49.0 Llagas en los pies 2.7 3.1 11.0 83.2

Tendinitis 6.1 10.5 19.1 64.3 Esguinces 0.5 1.3 4.9 93.3 Depresión 0.2 0.9 8.0 90.8

Migraña/Dolor de cabeza 0.5 2.2 16.8 80.5 Insolación 0.3 2.6 10.7 86.4 Resfriado 0.4 2.8 11.5 85.2

Caídas/golpes 0.5 2.1 9.3 88.2 Problemas musculares 0.5 1.4 0.5 97.6

Rozaduras 0.2 0.1 0.0 99.7 Dolor de hombros, espalda

y/o rodillas 0.6 0.5 0.0 99.0

Alergias 0.1 0.1 0.1 99.7 Gastroenteritis 0.0 0.4 0.2 99.4

Otros 0.5 0.3 0.6 98.7

Tabla 5.9.2. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a

Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

  Ampollas en los pies Tendinitis Migraña/Dolor de cabeza

Sí No Sí No Sí No Entre 16 y 20 años 51.6 48.4 34.0 66.0 34.0 66.0

De 21 a 30 años 56.1 43.9 43.2 56.8 21.0 79.0 De 31 a 40 años 55.8 44.2 38.6 61.4 17.2 82.8 De 41 a 50 años 44.5 55.5 35.2 64.8 14.3 85.7 De 51 a 60 años 38.8 61.2 21.6 78.4 11.9 88.1

Mayor de 60 años 52.4 47.6 23.8 76.2 15.9 84.1 Total 51.0 49.0 35.7 64.3 19.5 80.5

χ2 = 16.4 N.S. * * χ2 = 24.1 N.S. * * * * χ2 = 30.2 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 152 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.9.3. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

  Insolación Resfriado Caídas/golpes

Sí No Sí No Sí No Entre 16 y 20 años 17.6 82.4 27.5 72.5 20.9 79.1

De 21 a 30 años 17.1 82.9 17.1 82.9 10.6 89.4 De 31 a 40 años 12.6 87.4 12.1 87.9 9.3 90.7 De 41 a 50 años 10.4 89.6 10.4 89.6 12.6 87.4 De 51 a 60 años 5.2 94.8 7.5 92.5 9.0 91.0

Mayor de 60 años 17.5 82.5 9.5 90.5 7.9 92.1 Total 13.6 86.4 14.8 85.2 11.8 88.2

χ2 = 15.9 N.S. * * χ2 = 31.9 N.S. * * * * χ2 = 15.9 N.S. * *

Tabla 5.9.4. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún el sexo. Nivel de significación.

Migraña/Dolor de cabeza Insolación

Sí No Sí No Varón 17.1 82.9 11.6 88.4 Mujer 23.3 76.7 16.9 83.1 Total 19.5 80.5 13.6 86.4

χ2 = 6.1 N.S. * χ2 = 5.8 N.S. *

Tabla 5.9.5. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Ampollas en los pies Llagas en los pies Tendinitis

Sí No Sí No Sí No A pie 60.3 39.7 19.4 80.6 38.6 61.4

En bicicleta 7.1 92.9 4.9 95.1 21.7 78.3 Total 51.0 49.0 16.9 83.1 35.7 64.3

χ2 = 172.4 N.S. * * * * χ2 = 22.8 N.S. * * * * χ2 = 19.0 N.S. * * * *

Tabla 5.9.6. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún el medio de locomoción. Nivel de significación.

  Insolación Resfriado Caídas/golpes

Sí No Sí No Sí No A pie 12.4 87.6 13.3 86.7 7.8 92.2

En bicicleta 19.6 80.4 21.7 78.3 31.0 69.0 Total 13.6 86.4 14.8 85.2 11.8 88.2

χ2 = 6.7 N.S. * χ2 = 8.6 N.S. * * * χ2 = 78.2 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 153

Tabla 5.9.7. Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a

Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la nacionalidad. Nivel de significación.

  Ampollas en los pies Llagas en los pies

Sí No Sí No Españoles 48.0 52.0 12.3 87.7 Europeos 55.9 44.1 26.8 73.2

Resto de países del mundo 58.1 41.9 17.6 82.4 Total 51.1 49.9 16.8 83.2

  χ2 = 6.8 N.S. * χ2 = 31.8 N.S. * * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 154 Antonio Granero Gallegos

5.10.- Preocupaciones de los peregrinos durante el reco-rrido del Camino de Santiago

Tabla 5.10.1. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Mucho Bastante Poco Nada

Lesiones que le impidieran continuar 14.9 22.2 26.8 36.1 Ampollas y otras molestias físicas 10.5 23.9 33.8 31.8

Cansancio físico 6.3 25.1 44.0 24.6 Cansancio psicológico 2.4 11.1 32.5 54.0

Soledad 0.9 2.6 13.7 82.7 Condiciones meteorológicas 5.7 13.9 36.8 43.6

Atracos 1.2 2.2 10.2 86.4 Ponerme enfermo 3.8 6.9 24.9 64.4

Dónde dormir 7.2 16.2 35.4 41.2 Condiciones de los lugares para dormir 6.7 16.7 33.6 43.0

Comida 4.0 11.3 29.1 55.6 Quedarme sin dinero 2.7 6.7 22.3 68.2

Tensiones con los componentes del grupo 2.6 6.1 21.3 69.9 Averías en la bicicleta 0.1 0.1 0.1 99.7

Lesiones de algún componente del grupo 0.1 0.2 0.0 99.7 El ruido en los albergues 0.4 0.2 0.0 99.4

Otras preocupaciones 0.7 1.0 0.1 98.2

Tabla 5.10.2. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

 Lesiones que le impi-

dieran continuar Cansancio psicológico Atracos

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Entre 16 y 20 años 33.3 66.7 19.6 80.4 9.8 90.2 De 21 a 30 años 41.6 58.4 16.5 83.5 2.6 97.4 De 31 a 40 años 35.3 64.7 10.7 89.3 2.3 97.7 De 41 a 50 años 43.4 56.6 11.0 89.0 3.8 96.2 De 51 a 60 años 28.4 71.6 9.0 91.0 0.0 100

Mayor de 60 años 30.2 69.8 9.5 90.5 1.6 98.4 Total 37.1 62.9 13.4 86.6 3.4 96.6

  χ2 = 12.7 N.S. * χ2 = 12.9 N.S. * χ2 = 25.9 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 155

Tabla 5.10.3. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

  Comida Quedarme sin dinero Tensiones con compo-nentes del grupo

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Entre 16 y 20 años 30.1 69.9 22.2 77.8 20.3 79.7 De 21 a 30 años 21.6 78.4 11.6 88.4 11.6 88.4 De 31 a 40 años 8.8 91.2 4.7 95.3 3.7 96.3 De 41 a 50 años 7.1 92.9 5.5 94.5 5.5 94.5 De 51 a 60 años 7.5 92.5 4.5 95.5 5.2 94.8

Mayor de 60 años 9.5 90.5 6.3 93.7 1.6 98.4 Total 15.2 84.8 9.5 90.5 8.8 91.2

χ2 = 59.7 N.S. * * * * χ2 = 44.5 N.S. * * * * χ2 = 43.7 N.S. * * * *

Tabla 5.10.4. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún el sexo. Nivel de significación.

Lesiones que le impidieran continuar Cansancio físico

Muy preocu-pados

Apenas pre-ocupados

Muy preocu-pados

Apenas pre-ocupados

Varón 33.2 66.8 28.0 72.0 Mujer 43.4 56.6 37.0 63.0 Total 37.1 62.9 31.4 68.6

χ2 = 11.2 N.S. * * * χ2 = 9.4 N.S. * * *

Tabla 5.10.5. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún el medio de locomoción. Nivel de significación.

 Ampollas y otras molestias físicas Cansancio físico Cansancio psico-

lógico Condiciones

meteorológicas Atracos

Muy preocupados

Apenas preocupados

Muy preocupados

Apenas preocupados

Muy preocupados

Apenas preocupados

Muy preocupados

Apenas preocupados

Muy preocupados

Apenas preocupados

A pie 39.9 60.1 29.5 70.5 12.3 87.7 17.0 83.0 2.8 97.2 En bicicleta 8.7 91.3 40.8 59.2 19.0 81.0 31.5 68.5 6.5 93.5

Total 34.4 65.6 31.4 68.6 13.4 86.6 19.6 80.4 3.4 96.6   χ2 = 65.5 N.S. * * * * χ2 = 9.0 N.S. * * * χ2 = 5.9 N.S. * χ2 = 20.5 N.S. * * * * χ2 = 6.6 N.S. *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 156 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.10.6. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela, durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la nacionalidad. Nivel de significación.

 Lesiones que le impi-

dieran continuar Ampollas y otras mo-

lestias física El cansancio físico

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy preocu-pados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Españoles 43.0 57.0 37.1 62.9 33.5 66.5 Europeos 24.5 75.5 28.8 71.2 24.8 75.2

Resto países del mundo 35.1 64.9 33.8 66.2 39.2 60.8 Total 37.1 62.9 34.4 65.6 31.4 68.6

χ2 = 31.0 N.S. * * * * χ2 = 6.5 N.S. * χ2 = 9.6 N.S. * *

Tabla 5.10.7. Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llegado a Compostela,

durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución se-gún la nacionalidad. Nivel de significación.

 Condiciones meteoro-

lógicas Ponerse enfermo Condiciones de los lugares para dormir

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Muy preocu-pados

Apenas preocupados

Muy pre-ocupados

Apenas preocupados

Españoles 23.8 76.2 12.3 87.7 26.1 73.9 Europeos 11.4 88.6 5.9 94.1 18.0 82.0

Resto países del mundo 14.9 85.1 16.2 83.8 20.3 79.7 Total 19.6 80.4 10.7 89.3 23.4 76.6

χ2 = 21.5 N.S. * * * * χ2 = 11.5 N.S. * * χ2 = 8.3 N.S. *

Tabla 5.10.8. Preocupaciones que tienen los peregrinos al iniciar la peregrinación en Ronces-

valles. Frecuencias y porcentajes.

Mucho Bastante Poco Nada

Lesiones que le impidieran continuar 27.2 25.0 27.8 19.9 Ampollas y otras molestias físicas 17.5 27.2 34.0 21.3

Cansancio físico 7.5 26.0 39.7 26.9 Cansancio psicológico 4.0 10.7 30.7 54.6

Soledad 1.2 3.8 20.0 75.1 Condiciones meteorológicas 5.0 14.8 38.3 41.9

Atracos 3.4 5.8 22.9 67.9 Ponerme enfermo 10.4 14.8 36.5 38.3

Dónde dormir 4.1 12.6 36.8 46.5 Condiciones de los lugares para dormir 3.6 12.1 33.9 49.6

Comida 4.4 12.0 35.6 47.9 Quedarme sin dinero 5.6 9.2 32.2 52.9

Tensiones con los componentes del grupo 2.8 6.8 24.4 65.9 Otras preocupaciones 0.5 0.4 0.1 99.0

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 157

5.11.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrinaje

Tabla 5.11.1. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

Totalmente desacuerdo

En des-acuerdo

De acuer-do

Totalmente de acuerdo

Predomina un ambiente de amistad y solidaridad 2.0 3.4 48.7 45.9 Han sido unas verdaderas vacaciones 8.4 24.2 45.2 22.1

Ha empleado bastante tiempo en admirar el arte en el camino 6.2 28.3 50.2 15.2 Se ha divertido mucho 3.3 9.2 50.6 36.9

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte 7.0 13.3 43.1 36.5 Tiene muchas anécdotas que contar 1.7 6.0 49.0 43.3

Ha sido una verdadera aventura 1.9 9.4 44.8 43.9 Le ha permitido desconectar de la vida cotidiana 1.3 4.6 35.5 58.6

Ha supuesto el poder superar un reto personal importante 5.9 16.7 39.8 37.7 Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior 4.6 19.1 50.9 25.4

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación durante el Camino 3.3 13.1 52.0 31.6 En muchas de las etapas se ha dedicado a competir con otros peregrinos 45.9 24.5 20.3 9.3

Tabla 5.11.2. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Ha realizado un reportaje audiovisual 25.7 74.3

Tabla 5.11.3. Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de Santiago según la expe-

riencia del peregrino que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

Muy difícil Difícil Medio Fácil

Físicamente 3.8 37.7 50.5 7.9 Psicológicamente 2.7 18.8 44.2 34.2

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 158 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.11.4. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

 Predomina un

ambiente de amis-tad y solidaridad

Han sido unas verdaderas vaca-

ciones

Ha empleado bastante tiempo en admirar el arte en

el camino

Se ha divertido mucho

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De 16 a 20 años 94.1 5.9 71.2 28.8 61.4 38.6 90.2 9.8 De 21 a 30 años 95.5 4.5 71.9 28.1 61.6 38.4 95.5 4.5 De 31 a 40 años 96.3 3.7 63.3 36.7 58.6 41.4 87.9 12.1 De 41 a 50 años 96.2 3.8 69.2 30.8 70.3 29.7 87.4 12.6 De 51 a 60 años 92.5 7.5 58.2 41.8 74.6 25.4 76.1 23.9

Mayor de 60 85.7 14.3 63.5 36.5 84.1 15.9 65.1 34.9 Total 94.6 5.4 67.4 32.6 65.5 34.5 87.5 12.5

χ2 = 13.5 N.S. * χ2 = 11.5 N.S. * χ2 = 24.2 N.S. * * * * χ2 = 64.0 N.S. * * * *

Tabla 5.11.5. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

 Ha disfrutado

haciendo actividad física y deporte

Tiene muchas anécdotas que

contar

Le ha permitido desconectar de la

vida cotidiana

De acuer-do

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De 16 a 20 años 85.6 14.4 93.5 6.5 88.2 11.8 De 21 a 30 años 83.9 16.1 95.2 4.8 95.5 4.5 De 31 a 40 años 81.9 18.1 92.1 7.9 94.4 5.6 De 41 a 50 años 80.2 19.8 92.3 7.7 96.7 3.3 De 51 a 60 años 70.1 29.9 88.8 11.2 94.8 5.2

Mayor de 60 55.6 44.4 84.1 15.9 90.5 9.5 Total 79.7 20.3 92.3 7.7 94.0 6.0

χ2 = 37.5 N.S. * * * * χ2 = 12.2 N.S. * χ2 = 14.3 N.S. *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 159

Tabla 5.11.6. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

 

Le ha permitido encontrar un equi-librio y paz inter-

ior

Se respira un am-biente de tranqui-lidad y relajación

durante el Camino

En muchas de las etapas se he dedi-cado a competir

con otros peregri-nos

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De 16 y 20 años 67.3 32.7 77.8 22.2 31.4 68.6 De 21 a 30 años 74.5 25.5 82.3 17.7 31.0 69.0 De 31 a 40 años 74.4 25.6 81.9 18.1 26.0 74.0 De 41 a 50 años 77.5 22.5 88.5 11.5 22.0 78.0 De 51 a 60 años 87.3 12.7 91.8 8.2 34.3 65.7

Mayor de 60 85.7 14.3 79.4 20.6 42.9 57.1 Total 76.3 23.7 83.6 16.4 29.6 70.4

χ2 = 20.0 N.S. * * * * χ2 = 15.2 N.S. * χ2 = 13.6 N.S. *

Tabla 5.11.7. Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de Santiago según la expe-riencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

Físicamente Psicológicamente

Mucha dificultad Poca dificultad Mucha dificultad Poca dificultad

Entre 16 y 20 años 28.1 71.9 28.1 71.9 De 21 a 30 años 40.6 59.4 25.5 74.5 De 31 a 40 años 45.1 54.9 18.6 81.4 De 41 a 50 años 45.6 54.4 17.6 82.8 De 51 a 60 años 46.3 53.7 17.2 82.8

Mayor de 60 años 44.4 55.6 17.5 82.5 Total 41.5 58.5 21.6 78.4

χ2 = 15.3 N.S. * * χ2 = 11.7 N.S. *

Tabla 5.11.8. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Se respira un ambiente de tranquilidad y relajación

durante el Camino

En muchas de las etapas se he dedicado a competir con otros

peregrinos

De acuerdo En desacuerdo De acuerdo En desacuerdo

Varón 85.9 14.1 32.7 67.3 Mujer 79.9 20.1 24.6 75.4 Total 83.6 16.4 29.6 70.4

χ2 = 6.6 N.S. * * χ2 = 8.0 N.S. * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 160 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.11.9. Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de Santiago según la expe-riencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Físicamente

Mucha dificultad Poca dificultad

Varón 38.4 61.6 Mujer 46.7 53.3 Total 41.5 58.5

χ2 = 7.0 N.S. * *

Tabla 5.11.10. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

Han sido unas verdaderas vacaciones

Ha disfrutado haciendo actividad física y deporte

Le ha permitido encontrar un equilibrio y paz interior

De acuerdo En desacuer-do De acuerdo En desacuer-

do De acuerdo En desacuer-do

A pie 65.5 34.5 76.6 23.4 78.1 21.9 En bicicleta 76.1 23.9 94.0 6.0 67.9 32.1

Total 67.4 32.6 79.7 20.3 76.3 23.7 χ2 = 7.8 N.S. * * χ2 = 28.4 N.S. * * * * χ2 = 8.7 N.S. * * *

Tabla 5.11.11. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

Ha realizado un reportaje audiovisual

Sí No A pie 23.5 76.5

En bicicleta 35.9 64.1 Total 25.7 74.3

χ2 = 12.2 N.S. * * * *

Tabla 5.11.12. Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de Santiago según la expe-

riencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

Físicamente

Mucha dificultad Poca dificultad A pie 39.4 60.6

En bicicleta 51.6 48.4 Total 41.5 58.5

χ2 = 9.3 N.S. * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 161

Tabla 5.11.13. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacio-nalidad. Nivel de significación.

 

Ha empleado bas-tante tiempo en

admirar el arte en el camino

Se ha divertido mucho

Ha disfrutado haciendo activi-dad física y de-

porte

De acuer-do

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

Españoles 66.8 33.2 90.0 10.0 85.8 14.2 Europeos 60.5 39.5 81.7 18.3 66.0 34.0

Resto países del mundo 74.3 25.7 89.2 10.8 79.7 20.3 Total 65.5 34.5 87.5 12.5 79.7 20.3

χ2 = 6.5 N.S. * χ2 = 13.4 N.S. * * * χ2 = 51.0 N.S. * * * *

Tabla 5.11.14. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacio-nalidad. Nivel de significación.

 

Le ha supuesto superar un reto

personal importan-te

Le ha permitido encontrar un

equilibrio y paz interior

En muchas de las etapas se he

dedicado a com-petir con otros

peregrinos

De acuer-do

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

De acuerdo

En des-acuerdo

Españoles 81.2 18.8 73.9 26.1 22.9 77.1 Europeos 67.0 33.0 78.4 21.6 45.8 54.2

Resto países del mundo 86.5 13.5 89.2 10.8 24.3 75.7 Total 77.5 22.5 76.3 23.7 24.3 75.7

χ2 = 28.2 N.S. * * * * χ2 = 9.8 N.S. * * χ2 = 53.4 N.S. * * * *

Tabla 5.11.15. Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia

del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacio-nalidad. Nivel de significación.

Ha realizado un reportaje audiovisual

Sí No Españoles 28.1 71.9 Europeos 22.5 77.5

Resto países del mundo 17.6 82.4 Total 25.7 74.3

χ2 = 6.1 N.S. *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 162 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.11.16. Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de Santiago según la expe-riencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

Físicamente

Mucha dificultad Poca dificultad Españoles 37.8 62.2 Europeos 47.1 52.9

Resto países del mundo 52.7 47.3 Total 41.5 58.5

χ2 = 11.5 N.S. * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 163

5.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a Santiago de Compostela?

Tabla 5.12.1. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

Indiferencia 2.6 97.4 Satisfacción por haber llegado a Santiago 86.1 13.9

Le ha decepcionado el recorrido del Camino 3.0 97.0 Orgullo por haber sido capaz de llegar 64.5 35.5

Disgustado por la masificación en los albergues 20.2 79.8 Humildad. Recorrer el Camino me hace sentir humilde 34.8 65.2

Ha mejorado su autoestima 37.7 62.3 Decepcionado por la relación con otros peregrinos 4.7 95.3

Tabla 5.12.2. Otros sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras reco-

rrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

Decepcionado por las condiciones de los albergues y el Camino en Galicia 20 1.9 Sentimientos de emoción y satisfacción 44 4.2

Desilusión porque el Camino deriva en turístico y no espiritual 6 0.6 Tristeza porque el Camino se acaba 8 0.8

Afirmación de fe 5 0.5 Conocimiento de sí mismo, fortaleza y paz interior 13 1.2

Tabla 5.12.3. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

Sí No

El Camino ha satisfecho sus expectativas iniciales 93.1 6.9 Le gustaría volver a recorrer el Camino 89.6 10.4

Total 1057 100

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 164 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.12.4. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

N %

El medio a emplear (a pie, en bicicleta,...) 207 19.6 El tipo de alojamiento 155 14.7

El recorrido 294 27.8 La época del año 305 28.9

El grupo de personas 131 12.4 Lo haría solo 145 13.7

Lo haría en grupo 176 16.7 Se prepararía físicamente 322 30.5

Programaría todas las etapas 150 14.2 Total 1057 100

Tabla 5.12.5. Otros cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Fre-

cuencias y porcentajes.

N %

Mejoraría las condiciones de los albergues, especialmente en Galicia 10 0.9 Mejorar la señalización y acondicionamiento del Camino 6 0.6

Seleccionaría mejor el equipaje 11 1.0 Recorrería menos kilómetros diarios. Lo haría sin límite de tiempo ni fechas 7 0.7

Otros 6 0.6

Tabla 5.12.6. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de signifi-cación.

 Orgullo por haber sido capaz de lle-

gar

Disgustado por la masificación en los

albergues

Humildad. Recorrer el Camino le hace sentir

humilde Le gustaría volver a recorrer el Camino

Sí No Sí No Sí No Sí No

De 16 a 20 años 75.8 24.2 11.1 88.9 27.5 72.5 94.1 5.9 De 21 a 30 años 64.8 35.2 21.6 78.4 33.2 66.8 91.6 8.4 De 31 a 40 años 59.5 40.5 18.1 81.9 30.2 69.8 91.2 8.8 De 41 a 50 años 63.7 36.3 24.2 75.8 38.5 61.5 91.8 8.2 De 51 a 60 años 59.0 41.0 28.4 75.8 44.8 55.2 85.1 14.9

Mayor de 60 66.7 33.3 28.4 71.6 44.4 55.6 66.7 33.3 Total 64.5 35.5 20.2 79.8 34.8 65.2 89.6 10.4

χ2 = 12.9 N.S. * χ2 = 17.4 N.S. * * * χ2 = 15.5 N.S. * * χ2 = 44.6 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 165

Tabla 5.12.7. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significa-ción.

 Orgullo por haber

sido capaz de llegar

Satisfacción por haber llegado a

Santiago

Le ha decepciona-do el recorrido del

Camino Indiferencia

Sí No Sí No Sí No Sí No

Varón 60.1 39.9 85.3 14.7 2.8 97.2 1.8 98.2 Mujer 71.7 28.3 87.3 12.7 3.5 96.5 3.7 96.3 Total 64.5 35.5 86.1 13.9 3.0 97.0 2.6 97.4

χ2 = 14.7 N.S. * * * * χ2 = 0.9 N.S. - - - - χ2 = 0.4 N.S. - - - - χ2 = 3.6 N.S. - - - -

Tabla 5.12.8. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significa-ción.

 Disgustado por la masificación en los

albergues

Humildad. Reco-rrer el Camino le

hace sentir humil-de

Ha mejorado su autoestima

Decepcionado por la relación con

otros peregrinos

Sí No Sí No Sí No Sí No

Varón 19.4 80.6 35.3 64.7 37.0 63.0 4.1 95.9 Mujer 21.6 78.4 34.0 66.0 39.0 61.0 5.7 94.3 Total 20.2 79.8 34.8 65.2 37.7 62.3 4.7 95.3

χ2 = 0.7 N.S. - - - - χ2 = 0.2 N.S. - - - - χ2 = 0.4 N.S. - - - - χ2 = 1.4 N.S. - - - -

Tabla 5.12.9. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

 Orgullo por haber

sido capaz de llegar

Disgustado por la masificación en los

albergues

Humildad. Reco-rrer el Camino le

hace sentir humil-de

Sí No Sí No Sí No

A pie 62.5 37.5 22.4 77.6 36.9 63.1 En bicicleta 74.5 25.5 10.3 89.7 25.0 75.0

Total 64.6 35.4 20.3 79.7 34.8 65.2 χ2 = 9.5 N.S. * * * χ2 = 13.6 N.S. * * * * χ2 = 9.5 N.S. * * *

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 166 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.12.10. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

 Satisfacción por haber llegado a

Santiago

Orgullo por haber sido capaz de

llegar

Humildad. Reco-rrer el Camino le

hace sentir humil-de

Sí No Sí No Sí No

Españoles 89.7 10.3 69.0 31.0 34.0 66.0 Europeos 79.4 20.6 53.3 46.7 30.4 69.6

Resto países del mundo 81.1 18.9 70.3 29.7 60.8 39.2 Total 86.1 13.9 64.5 35.5 34.8 65.2

χ2 = 20.2 N.S. * * * * χ2 = 23.9 N.S. * * * * χ2 = 24.9 N.S. * * * *

Tabla 5.12.11. Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el

Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

 Ha mejorado su

autoestima Disgustado por la masificación en los

albergues

Le gustaría volver a recorrer el Ca-

mino

Sí No Sí No Sí No

Españoles 41.1 58.9 23.8 76.2 93.5 6.5 Europeos 30.7 69.3 13.1 86.9 80.1 19.9

Resto países del mundo 36.5 63.5 17.6 82.4 93.2 6.8 Total 37.7 62.3 20.2 79.8 89.6 10.4

χ2 = 9.6 N.S. * * χ2 = 15.3 N.S. * * * * χ2 = 41.9 N.S. * * * *

Tabla 5.12.12. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y

distribución según la edad. Nivel de significación.

 El medio a em-

plear El tipo de aloja-

miento El recorrido La época del año

Sí No Sí No Sí No Sí No

De 16 a 20 años 34.0 66.0 19.6 80.4 39.2 60.8 22.9 77.2 De 21 a 30 años 21.3 78.7 9.4 90.6 32.3 67.7 24.2 75.8 De 31 a 40 años 18.6 81.4 14.4 85.6 26.5 73.5 27.9 72.1 De 41 a 50 años 16.5 83.5 18.7 81.3 22.5 77.5 35.2 64.8 De 51 a 60 años 11.2 88.8 20.1 79.9 17.2 82.8 42.5 57.5

Mayor de 60 6.3 93.7 6.3 93.7 20.6 79.4 22.2 77.8 Total 19.6 80.4 14.7 85.3 27.8 72.2 28.9 71.1

χ2 = 35.0 N.S. * * * * χ2 = 19.0 N.S. * * * χ2 = 24.9 N.S. * * * * χ2 = 23.1 N.S. * * * *

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Anexo 5 Vivencias del peregrino

Antonio Granero Gallegos A - 167

Tabla 5.12.13. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

El grupo de personas Lo haría en grupo Programaría todas las etapas

Sí No Sí No Sí No De 16 a 20 años 26.1 73.9 32.7 67.3 22.2 77.8 De 21 a 30 años 12.9 87.1 18.4 81.6 10.6 89.4 De 31 a 40 años 10.2 89.8 10.2 89.8 14.0 86.0 De 41 a 50 años 10.4 89.6 13.7 86.3 12.1 87.9 De 51 a 60 años 6.7 93.3 11.2 88.8 16.4 83.6

Mayor de 60 1.6 98.4 11.1 88.9 14.3 85.7 Total 12.4 87.6 16.7 83.3 14.2 85.8

χ2 = 39.0 N.S. * * * * χ2 = 40.8 N.S. * * * * χ2 = 12.5 N.S. *

Tabla 5.12.14. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

Lo haría solo Se prepararía físicamente El medio a emplear

Sí No Sí No Sí No Varón 17.6 82.4 26.9 73.1 21.7 78.3 Mujer 7.4 92.6 36.2 63.8 16.1 83.9 Total 13.7 86.3 30.5 69.5 19.6 80.4

χ2 = 21.7 N.S. * * * * χ2 = 10.2 N.S. * * * χ2 = 4.9 N.S. *

Tabla 5.12.15. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

La época del año El grupo de personas

Sí No Sí No Varón 28.6 71.4 11.3 88.7 Mujer 29.3 70.7 14.1 85.9 Total 28.9 71.1 12.4 87.6

χ2 = 0.1 N.S. - - - - χ2 = 1.8 N.S. - - - -

Tabla 5.12.16. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

 El tipo de aloja-

miento El recorrido Lo haría en grupo Programaría todas las etapas

Sí No Sí No Sí No Sí No Varón 15.4 84.6 28.0 72.0 16.8 83.2 15.0 85.0 Mujer 13.4 86.6 27.5 72.5 16.4 83.6 12.9 87.1 Total 14.7 85.3 27.8 72.2 16.7 83.3 14.2 85.8

χ2 = 0.8 N.S. - - - - χ2 = 0.2 N.S. - - - - χ2 = 0.0 N.S. - - - - χ2 = 0.9 N.S. - - - -

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Vivencias del peregrino Anexo 5

A - 168 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.12.17. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

El medio a emplear Programaría todas las etapas

Sí No Sí No A pie 16.1 83.9 16.1 83.9

En bicicleta 36.4 63.6 5.4 94.6 Total 19.6 80.4 14.2 85.8

χ2 = 40.0 N.S. * * * * χ2 = 14.1 N.S. * * * *

Tabla 5.12.18. Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y

distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

 El tipo de alo-

jamiento  El recorrido Lo haría en grupo

Se prepara-ría física-

mente

Programaría todas las

etapas

Sí No Sí No Sí No Sí No Sí No Españoles 18.5 81.5 32.3 67.7 19.5 80.5 35.0 65.0 16.7 83.3Europeos 6.5 93.5 19.9 80.1 11.4 88.6 20.6 79.4 9.2 90.8

Resto países del mundo 13.5 86.5 18.9 81.1 12.2 87.8 29.7 70.3 12.2 87.8Total 14.7 85.3 27.8 72.2 16.7 83.3 29.7 70.3 14.2 85.8

χ2 = 24.0 N.S. * * * * χ2 = 19.3 N.S. * * * * χ2 = 11.0 N.S. * * * χ2 = 20.7 N.S. * * * * χ2 = 11.1 N.S. * *

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Índice de figuras   

 

 

   

     

     

 

 

 

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Índice de figuras

Antonio Granero Gallegos A - 171

Capítulo 1: Marco teórico

Figura 1.1 Evolución del número de peregrinos en Roncesvalles y Santia-go de Compostela desde 1991 hasta 2002.

88

Figura 1.2 Distribución por meses de los peregrinos en Santiago de Com-postela desde 1991 hasta 2001.

89

Figura 1.3 Distribución por edad de los peregrinos que han llegado hasta Santiago de Compostela desde 1991 hasta 2001.

92

Figura 1.4 Distribución por sexo, según año de peregrinación de la pobla-ción que inicia en Roncesvalles y de la que llega a Santiago de Compostela.

93

Figura 1.5 Distribución por medio de locomoción y nacionalidad, según año de peregrinación de la población que llega a Santiago de Compostela.

96

Capítulo 2: Planteamiento y desarrollo de la investigación

Figura 2.1 Relación entre las fases de validación y la elaboración de los cuestionarios.

195

Capítulo 3: Análisis y discusión de los resultados

Figura 3.1 Distribución de la población que inicia en Roncesvalles el Ca-mino de Santiago por edad, sexo, medio de locomoción y na-cionalidad.

214

Figura 3.2 Distribución de la población que inicia en Roncesvalles el Ca-mino de Santiago por estudios completados, actividad principal y estado civil.

218

Figura 3.3 Distribución de la población que llega a Santiago tras recorrer el Camino por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad.

221

Figura 3.4 Distribución de la población que llega a Santiago tras recorrer el Camino por estudios completados, actividad principal y es-tado civil.

226

Figura 3.5 Motivos expuestos, para peregrinar, por los que inician en Ron-cesvalles el Camino de Santiago.

229

Figura 3.6 Hacer actividad físico-deportiva como motivación para recorrer el Camino de Santiago. Distribución de la población según edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad de los pere-grinos.

232

Figura 3.7 Medios de información consultados para la programación del recorrido, de la población inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago.

234

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Índice de figuras

A - 172 Antonio Granero Gallegos

Figura 3.8 Tiempo que tienen pensado emplear en la peregrinación, de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago.

236

Figura 3.9 Programación de las etapas o jornadas. Distribución de la po-blación que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago, se-gún edad, sexo y medio de locomoción.

239

Figura 3.10 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago

240

Figura 3.11 Distribución, en función lugar previsto de llegada, de la pobla-ción que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago, según edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

242

Figura 3.12 Primer y segundo motivo expuesto para no llegar a Santiago, de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de San-tiago.

243

Figura 3.13 Preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Distribución, según edad, sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

245

Figura 3.14 Tiempo de entrenamiento específico para el recorrido el Cami-no de Santiago. Distribución según edad, medio de locomoción y nacionalidad.

247

Figura 3.15 Actividades realizadas en la preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago.

248

Figura 3.16 Experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Santiago de Compostela.

251

Figura 3.17 Lugar de inicio de la peregrinación en el año 2003, por CCAA y países. Distribución según edad, medio de locomoción y nacio-nalidad.

259

Figura 3.18 Motivo principal para iniciar la peregrinación en un lugar con-creto.

260

Figura 3.19 Distribución por edad, sexo y medio de locomoción, según el motivo principal para iniciar la peregrinación en un lugar con-creto.

262

Figura 3.20 Programación diaria de la etapa o jornada del recorrido del Camino de Santiago.

264

Figura 3.21 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según la programación diaria de la etapa o jornada del recorrido del Camino de Santiago.

265

Figura 3.22 ¿Ha llevado guías y/o mapas del Camino de Santiago?. Distri-bución por edad y medio de locomoción.

267

Figura 3.23 Horas de promedio de duración de las etapas. Distribución por sexo, medio de locomoción y nacionalidad.

268

Figura 3.24 Tiempo (en semanas) empleado en llegar a Santiago. 269

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Índice de figuras

Antonio Granero Gallegos A - 173

Figura 3.25 Tipo de calzado y de bicicleta utilizada, según el medio de lo-comoción en que ha recorrido el Camino de Santiago.

273

Figura 3.26 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehí-culo de apoyo.

276

Figura 3.27 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con vehículo de apoyo.

277

Figura 3.28 Forma de recorrer el Camino de Santiago. Distribución por edad, sexo y nacionalidad.

279

Figura 3.29 Agrupados números de componentes del grupo. Relación que une a los componentes de los grupos.

281

Figura 3.30 Elaboración de un diario personal. Distribución por edad, sexo y nacionalidad.

284

Figura 3.31 Elaboración de un diario grupal. Distribución por edad. 285

Figura 3.32 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Distribución por edad, medio de locomoción y nacio-nalidad.

287

Figura 3.33 Medidas de prevención utilizadas durante el recorrido del Ca-mino de Santiago.

291

Figura 3.34 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según medidas de prevención utilizadas durante el reco-rrido del Camino de Santiago.

294

Figura 3.35 Medidas de recuperación física diaria realizadas durante el re-corrido del Camino de Santiago.

296

Figura 3.36 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según medidas de recuperación realizadas por los pere-grinos durante el recorrido del Camino de Santiago.

300

Figura 3.37 Problemas físicos sufridos por los peregrinos durante el reco-rrido del Camino de Santiago.

302

Figura 3.38 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según problemas físicos sufridos por los peregrinos duran-te el recorrido del Camino de Santiago.

306

Figura 3.39 Preocupaciones de los peregrinos durante el recorrido del Ca-mino de Santiago.

308

Figura 3.40 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según preocupaciones de los peregrinos durante el reco-rrido del Camino de Santiago.

313

Figura 3.41 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrino que acaba de recorrerlo.

316

Figura 3.42 Realización un reportaje audiovisual durante la peregrinación. Grado de dificultad física y psicológica que manifiestan los pe-regrinos en cuanto al recorrido del Camino de Santiago.

317

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Índice de figuras

A - 174 Antonio Granero Gallegos

Figura 3.43 Distribución por edad, según la valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago en función de la experiencia del pere-grino que acaba de recorrerlo.

320

Figura 3.44 Distribución por sexo, medio de locomoción y nacionalidad, según la valoración de distintos aspectos del Camino de Santia-go en función de la experiencia del peregrino que acaba de re-correrlo.

325

Figura 3.45 Sentimientos del peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago.

326

Figura 3.46 Peregrinos que volverían a recorrer el Camino de Santiago. Cambios que harían respecto a la peregrinación que acaban de realizar.

327

Figura 3.47 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según los sentimientos del peregrino al llegar a Composte-la tras recorrer el Camino de Santiago.

329

Figura 3.48 Distribución por edad, sexo, medio de locomoción y nacionali-dad, según los cambios que harían respecto a la peregrinación que acaban de realizar.

332

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Índice de tablas   

 

 

   

     

     

 

 

 

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 177

Capítulo 1: Marco teórico

Tabla 1.1 Nº de peregrinos e incremento porcentual en Roncesvalles. 86

Tabla 1.2 Nº de peregrinos e incremento porcentual en Santiago. 87

Tabla 1.3 Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago por meses y años. 90

Tabla 1.4 Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago por grupos de edad.

91

Tabla 1.5 Nº y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según sexo. 91

Tabla 1.6 Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago de Compostela, según sexo.

92

Tabla 1.7 Nº y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según medio de locomoción.

93

Tabla 1.8 Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago de Compostela por medios de locomoción utilizados en los distintos años.

94

Tabla 1.9 Nº y porcentaje de peregrinos en Roncesvalles, según medio de locomoción.

95

Tabla 1.10 Nº y porcentaje de peregrinos en Santiago, según medio de locomoción.

95

Capítulo 2: Planteamiento y desarrollo de la investigación

Tabla 2.1 Distribución de la muestra de Roncesvalles según estratos por rangos de edad.

179

Tabla 2.2 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela según estratos por rangos de edad.

180

Tabla 2.3 Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad y sexo. 180 Tabla 2.4 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por

edad y sexo. 180

Tabla 2.5 Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo y medio de locomoción.

181

Tabla 2.6 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad, sexo y medio de locomoción.

181

Tabla 2.7 Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo, nacionalidad y a pie como medio de locomoción.

182

Tabla 2.8 Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo, nacionalidad y utilizan la bicicleta como medio de locomo-ción.

182

Tabla 2.9 Distribución de la muestra de Roncesvalles por edad, sexo, nacionalidad y utilizan el caballo como medio de locomo-ción.

182

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Índice de tablas

A - 178 Antonio Granero Gallegos

Tabla 2.10 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad, sexo, nacionalidad y a pie como medio de locomoción.

183

Tabla 2.11 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad, sexo, nacionalidad y utilizan la bicicleta como medio de locomoción.

183

Tabla 2.12 Distribución de la muestra de Santiago de Compostela por edad, sexo, nacionalidad y van a caballo.

183

Capítulo 3: Análisis y discusión de los resultados

3.1.- Descripción de la población objeto de estudio

3.1.1.- Descripción de la población objeto de estudio: peregrinos que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino en España

Tabla 3.1.1 Distribución, por grupos de edad, de la población que inicia en Roncesvalles el recorrido por el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 77

Tabla 3.1.2 Distribución, por grupos de edad agrupados, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 77

Tabla 3.1.3 Distribución, por sexo, de la población que inicia en Ronces-valles su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 77

Tabla 3.1.4 Distribución, por medio de locomoción, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Frecuencias y porcentajes.

A – 77

Tabla 3.1.5 Distribución, por nacionalidad, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 78

Tabla 3.1.6 Distribución, por nacionalidad agrupada, de la población que realiza el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 78

Tabla 3.1.7 Distribución, por estudios completados, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Frecuencias y porcentajes.

A – 78

Tabla 3.1.8 Distribución, por estudios completados, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Porcentaje y distribución por grupos de edad. Nivel de significación.

A - 78

Tabla 3.1.9 Distribución, por estudios completos, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Porcentaje y distribución por nacionalidad. Nivel de sig-nificación.

A – 79

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 179

Tabla 3.1.10 Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 79

Tabla 3.1.11 Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Porcentaje y distribución por edad. Nivel de significación.

A- 79

Tabla 3.1.12 Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Porcentaje y distribución por sexo. Nivel de significación.

A – 80

Tabla 3.1.13 Distribución, por actividad principal, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santia-go. Porcentaje y distribución por sexo. Nivel de significación.

A – 80

Tabla 3.1.14 Distribución, por estado civil, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A - 80

Tabla 3.1.15 Distribución, por estado civil, de la población que inicia en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 81

Tabla 3.1.16 Distribución, por edad, de la población que inicia en Ronces-valles su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por estado civil. Nivel de significación.

A – 81

Tabla 3.1.17 Distribución, por sexo, de la población que inicia en Ronces-valles su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por estado civil. Nivel de significación.

A - 81

3.1.2.- Descripción de la población objeto de estudio: peregrinos que han recorrido el Camino y reciben la “compostela” en Santiago

Tabla 3.2.1 Distribución, por grupos de edad, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 82

Tabla 3.2.2 Distribución, por grupos de edad agrupados, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y por-centajes.

A – 82

Tabla 3.2.3 Distribución, por sexo, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 82

Tabla 3.2.4 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcenta-jes.

A – 82

Tabla 3.2.5 Distribución, por nacionalidad, de la población que ha reco-rrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 83

Tabla 3.2.6 Distribución, por nacionalidad agrupada, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcenta-jes.

A – 83

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Índice de tablas

A - 180 Antonio Granero Gallegos

Tabla 3.2.7 Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 83

Tabla 3.2.8 Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por edad. Nivel de significación.

A – 83

Tabla 3.2.9 Distribución, por estudios completos, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por nacionalidad. Nivel de significación.

A – 84

Tabla 3.2.10 Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 84

Tabla 3.2.11 Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino. Porcentaje y distribución por edad. Ni-vel de significación.

A – 84

Tabla 3.2.12 Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino. Porcentaje y distribución por sexo. Ni-vel de significación.

A – 85

Tabla 3.2.13 Distribución, por actividad principal, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución por sexo. Nivel de significación.

A – 85

Tabla 3.2.14 Distribución, por estado civil agrupado, de la población que ha recorrido el Camino de Santiago. Frecuencias y porcenta-jes.

A – 85

Tabla 3.2.15 Distribución, por estado civil, de la población que ha recorri-do el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 85

Tabla 3.2.16 Distribución, por edad, de la población que ha recorrido el Camino Santiago. Porcentaje y distribución por el estado ci-vil. Nivel de significación.

A - 86

3.2.- Expectativas del peregrino al iniciar el Camino de Santiago en España desde Roncesvalles

3.2.1.- Motivos expuestos por los que va a recorrer el Camino de Santiago para peregrinar

Tabla 4.1.1 Motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de Santiago para peregrinar. Frecuencias y porcentajes.

A – 89

Tabla 4.1.2 Principales motivos expuestos por los que van a recorrer el Camino de Santiago para peregrinar. Frecuencias y porcenta-jes.

A – 89

Tabla 4.1.3 Distribución, por grupos de edad, de la población que ha expuesto la experiencia personal y vivencial como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A -90

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 181

Tabla 4.1.4 Distribución, por sexo, de la población que ha expuesto la experiencia personal y vivencial como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 90

Tabla 4.1.5 Distribución, por grupos de edad, de la población que ha expuesto la búsqueda interior y la espiritualidad como moti-vo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A - 90

Tabla 4.1.6 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto la búsqueda interior y la espiritualidad como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A - 90

Tabla 4.1.7 Distribución, por nacionalidad, de la población que ha ex-puesto la búsqueda interior y la espiritualidad como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 91

Tabla 4.1.8 Distribución, por edad, de la población que ha expuesto hacer actividad física como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 91

Tabla 4.1.9 Distribución, por sexo, de la población que ha expuesto hacer actividad física como motivo para recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes.

A – 91

Tabla 4.1.10 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto hacer actividad física como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A - 91

Tabla 4.1.11 Distribución, nacionalidad, de la población que ha expuesto hacer actividad física como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 92

Tabla 4.1.12 Distribución, por edad, de la población que ha expuesto la aventura como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 92

Tabla 4.1.13 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto la aventura como motivo para recorrer el Cami-no de Santiago. Porcentajes.

A – 92

Tabla 4.1.14 Distribución, por edad, de la población que ha expuesto va-caciones y turismo como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 92

Tabla 4.1.15 Distribución, por medio de locomoción, de la población que ha expuesto vacaciones y turismo como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 93

Tabla 4.1.16 Distribución, por nacionalidad, de la población que ha ex-puesto vacaciones y turismo como motivo para recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes.

A – 93

3.2.2.- Programación del recorrido

Tabla 4.2.1 Medios de información consultados por la población que inicia en Roncesvalles el Camino. Frecuencias y porcentajes.

A – 94

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Índice de tablas

A - 182 Antonio Granero Gallegos

Tabla 4.2.2 Consulta asociación “Amigos del Camino de Santiago” por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad agrupados. Nivel de significación.

A – 94

Tabla 4.2.3 Consulta de Internet por la población que inicia en Roncesva-lles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad agrupados. Nivel de significación.

A - 94

Tabla 4.2.4 Consulta asociación “Amigos del Camino de Santiago” por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según edad medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 95

Tabla 4.2.5 Consulta internet por la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según me-dio de locomoción. Nivel de significación.

A – 95

Tabla 4.2.6 Número de semanas que tiene pensado peregrinar la pobla-ción que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A - 95

Tabla 4.2.7 Número de jornadas que tiene pensado peregrinar la pobla-ción que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 96

Tabla 4.2.8 Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que ini-cia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y dis-tribución según la edad. Nivel de significación.

A – 97

Tabla 4.2.9 Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que ini-cia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y dis-tribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 97

Tabla 4.2.10 Jornadas que tiene pensado peregrinar la población que ini-cia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y dis-tribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 97

Tabla 4.2.11 Programación de las etapas o jornadas de la población que realizan el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 98

Tabla 4.2.12 Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad agrupados. Nivel de significación.

A – 98

Tabla 4.2.13 Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de significación.

A – 98

Tabla 4.2.14 Programación de las etapas o jornadas de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A - 98

Tabla 4.2.15 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 99

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 183

Tabla 4.2.16 Agrupación del lugar previsto de llegada de la población que inicia en Roncesvalles el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A - 99

Tabla 4.2.17 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad agrupados. Nivel de significación.

A - 100

Tabla 4.2.18 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de significación.

A - 100

Tabla 4.2.19 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A - 100

Tabla 4.2.20 Lugar previsto de llegada de la población que inicia en Ron-cesvalles el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel significación.

A - 100

Tabla 4.2.21 Motivos expuestos por los que tiene previsto no llegar a San-tiago de Compostela. Frecuencias y porcentajes.

A – 101

3.2.3.- Preparación física específica para el recorrido del Camino

Tabla 4.3.1 Preparación física específica para recorrer el Camino de San-tiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 102

Tabla 4.3.2 Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 102

Tabla 4.3.3 Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 102

Tabla 4.3.4 Preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 102

Tabla 4.3.5 Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación específica para recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcenta-jes.

A – 103

Tabla 4.3.6 Tiempo dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregrinación. Porcentaje y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 103

Tabla 4.3.7 Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregrinación. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 103

Tabla 4.3.8 Tiempo, en semanas, dedicado a la preparación física antes de iniciar la peregrinación. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 103

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Índice de tablas

A - 184 Antonio Granero Gallegos

Tabla 4.3.9 Actividades realizadas en la preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distri-bución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 104

Tabla 4.3.10 Carrera continua como actividad de preparación física espe-cífica para el recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según el sexo. Nivel de significación.

A - 104

Tabla 4.3.11 Andar como actividad de preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 104

Tabla 4.3.12 Montar en bicicleta como actividades de preparación física específica para el recorrido del Camino. Porcentaje y distri-bución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A - 104

Tabla 4.3.13 Andar como actividad de preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Porcentaje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 105

Tabla 4.3.14 Montar en bicicleta como actividades de preparación física específica para el recorrido del Camino de Santiago. Porcen-taje y distribución según la nacionalidad. Nivel de significa-ción.

A – 105

3.3.- Vivencias del peregrino tras recorrer el Camino de Santiago

3.3.1.- Experiencias anteriores en el Camino de Santiago

Tabla 5.1.1 Experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santia-go, de aquéllos que llegan a Compostela. Frecuencias y por-centajes.

A – 109

Tabla 5.1.2 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según año en que se produjo. Frecuencias y porcentajes.

A – 109

Tabla 5.1.3 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según medio de loco-moción utilizado. Frecuencias y porcentajes.

A – 109

Tabla 5.1.4 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 110

Tabla 5.1.5 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y Países. Frecuencias y porcentajes.

A - 110

Tabla 5.1.6 Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según el año. Frecuen-cias y porcentajes.

A – 111

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 185

Tabla 5.1.7 Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según medio de loco-moción. Frecuencias y porcentajes.

A – 111

Tabla 5.1.8 Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 111

Tabla 5.1.9 Segunda experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 112

Tabla 5.1.10 Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según el año. Frecuen-cias y porcentajes.

A – 112

Tabla 5.1.11 Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según medio de loco-moción. Frecuencias y porcentajes.

A – 112

Tabla 5.1.12 Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 113

Tabla 5.1.13 Tercera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 114

Tabla 5.1.14 Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según el año. Frecuen-cias y porcentajes.

A – 113

Tabla 5.1.15 Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según medio de loco-moción. Frecuencias y porcentajes.

A – 114

Tabla 5.1.16 Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 114

Tabla 5.1.17 Cuarta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A - 114

Tabla 5.1.18 Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según el año. Frecuen-cias y porcentajes.

A – 114

Tabla 5.1.19 Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según medio de loco-moción. Frecuencias y porcentajes.

A – 115

Tabla 5.1.20 Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de inicio por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 115

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Índice de tablas

A - 186 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.1.21 Quinta experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según lugar de llegada por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A - 115

Tabla 5.1.22 Resumen de las experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago de la población que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes según año, medio de locomoción, lugar de inicio y de llegada por CCAA y países.

A - 116

Tabla 5.1.23 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según nacionalidad. Frecuencias y porcentajes.

A – 117

Tabla 5.1.24 Primera experiencia en el recorrido del Camino, de aquéllos que llegan a Compostela, según edad. Porcentajes y distribu-ción según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 117

Tabla 5.1.25 Primera experiencia en el recorrido del Camino de Santiago, de aquéllos que llegan a Compostela, según la variable sexo. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 117

Tabla 5.1.26 Experiencias anteriores de los que inician en Roncesvalles el recorrido del Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

A - 117

Tabla 5.1.27 Resumen de las experiencias anteriores en el recorrido del Camino de Santiago de la población que parte de Roncesva-lles. Frecuencias y porcentajes según año, medio de locomo-ción, lugar de inicio y de llegada por CCAA y países.

A - 118

3.3.2.- Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en el año 2003 y motivo de haberlo hecho en ese lugar concreto

Tabla 5.2.1 Lugar de inicio del recorrido del Camino de Santiago en 2003. Frecuencias y porcentajes.

A – 119

Tabla 5.2.2 Lugares de salida en 2003 agrupados por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 121

Tabla 5.2.3 Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Frecuencias y porcentajes.

A – 121

Tabla 5.2.4 Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distribución según edad. Nivel de significación.

A – 121

Tabla 5.2.5 Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distribución según edad. Nivel de significación.

A – 122

Tabla 5.2.6 Lugares de salida en 2003 reagrupados por CCAA y países. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 122

Tabla 5.2.7 Primer motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y porcentajes.

A - 122

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 187

Tabla 5.2.8 Segundo motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y porcentajes.

A – 123

Tabla 5.2.9 Tercer motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Frecuencias y porcentajes.

A – 123

Tabla 5.2.10 Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y distribución según edad. Nivel de significación.

A – 124

Tabla 5.2.11 Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

A – 124

Tabla 5.2.12 Principal motivo de inicio del recorrido en un lugar concreto. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 125

Tabla 5.2.13 Motivos de inicio del recorrido en ese lugar. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significa-ción.

A - 125

3.3.3.- Programación y tiempo empleado en el Camino de Santiago

Tabla 5.3.1 Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compos-tela tras recorrer la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 126

Tabla 5.3.2 Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compos-tela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 126

Tabla 5.3.3 Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compos-tela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

A – 126

Tabla 5.3.4 Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compos-tela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación

A – 126

Tabla 5.3.5 Programación diaria de la etapa de los que llegan a Compos-tela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 127

Tabla 5.3.6 Ha llevado guías/mapas del Camino de Santiago durante el recorrido de la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 127

Tabla 5.3.7 Ha llevado guías y/o mapas del Camino de Santiago durante el recorrido de la peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 127

Tabla 5.3.8 Ha llevado guías y/o mapas del Camino durante el recorrido de la peregrinación. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A - 127

Tabla 5.3.9 Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 128

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Índice de tablas

A - 188 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.3.10 Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

A – 128

Tabla 5.3.11 Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significa-ción.

A – 128

Tabla 5.3.12 Horas de promedio de recorrido por etapas de los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A - 128

Tabla 5.3.13 Jornadas empleadas en recorrer el Camino hasta Compostela. Frecuencias y porcentajes.

A – 129

Tabla 5.3.14 Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Frecuencias y porcentajes.

A – 130

Tabla 5.3.15 Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 130

Tabla 5.3.16 Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino de Santiago hasta Compostela. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 131

Tabla 5.3.17 Tiempo (en semanas) empleado en recorrer el Camino hasta Compostela. Porcentajes y distribución según la nacionali-dad. Nivel de significación.

A – 131

Tabla 5.3.18 Lleva guías/mapas del Camino al iniciar en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

A - 131

3.3.4.- Características del medio de locomoción utilizado

Tabla 5.4.1 Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 132

Tabla 5.4.2 Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 132

Tabla 5.4.3 Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación a pie. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 132

Tabla 5.4.4 Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

A – 133

Tabla 5.4.5 Tipo de bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún sexo. Nivel de significación.

A -133

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 189

Tabla 5.4.6 Tipo de calzado utilizado por los que llegan a Compostela tras recorrer la peregrinación a pie. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A - 133

Tabla 5.4.7 Bicicleta utilizada por los que llegan a Compostela tras reco-rrer la peregrinación. Porcentajes y distribución según la na-cionalidad. Nivel de significación.

A – 133

Tabla 5.4.8 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con ve-hículo de apoyo. Frecuencias y porcentajes.

A - 134

Tabla 5.4.9 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con ve-hículo de apoyo. Porcentajes y distribución según sexo. Nivel de significación.

A – 134

Tabla 5.4.10 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con ve-hículo de apoyo. Porcentajes y distribución según edad. Ni-vel de significación.

A – 134

Tabla 5.4.11 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con ve-hículo de apoyo. Porcentajes y distribución según medio de locomoción. Nivel de significación.

A - 134

Tabla 5.4.12 Peregrinos que han recorrido el Camino de Santiago con ve-hículo de apoyo. Porcentajes y distribución según nacionali-dad. Nivel de significación.

A - 134

Tabla 5.4.13 Tipo de calzado que piensan utilizar los que inician la pere-grinación en Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes.

A – 135

Tabla 5.4.14 Tipo de bicicleta que piensan utilizar los que inician la pere-grinación en Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes.

A – 135

Tabla 5.4.15 Peregrinos que inician la peregrinación en Roncesvalles y piensan recorrer el Camino con vehículo de apoyo. Frecuen-cias y porcentajes.

A - 135

3.3.5.- ¿Solo o acompañado durante el recorrido?

Tabla 5.5.1 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela en peregrinación. Frecuencias y porcen-tajes.

A – 136

Tabla 5.5.2 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribu-ción según edad. Nivel de significación.

A – 136

Tabla 5.5.3 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribu-ción según sexo. Nivel de significación.

A – 136

Tabla 5.5.4 Forma en que han recorrido el Camino de Santiago los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribu-ción según nacionalidad. Nivel de significación.

A - 136

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Índice de tablas

A - 190 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.5.5 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 137

Tabla 5.5.6 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 137

Tabla 5.5.7 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

A – 138

Tabla 5.5.8 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún el sexo. Nivel de significación.

A - 138

Tabla 5.5.9 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún la medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 138

Tabla 5.5.10 Número de componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún la nacionalidad. Nivel de significación.

A - 138

Tabla 5.5.11 Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribu-ción según la pareja. Nivel de significación.

A – 139

Tabla 5.5.12 Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación, que van con su pareja. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 139

Tabla 5.5.13 Relación que une a los componentes de los grupos de los que llegan a Compostela en peregrinación, que van con familia-res. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de signi-ficación

A – 139

Tabla 5.5.14 Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compostela en peregrinación, que van con amigos con lo que inicio el Camino. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 140

Tabla 5.5.15 Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compostela en peregrinación, que van con amigos que ha hecho en el Camino. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 140

Tabla 5.5.16 Relación que une a los componentes de los grupos, de los que llegan a Compostela en peregrinación, que van con amigos con lo que inicio el Camino. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 140

Tabla 5.5.17 Elaboración de un diario personal y/o grupal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Frecuencias y porcentajes.

A – 140

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 191

Tabla 5.5.18 Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 141

Tabla 5.5.19 Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

A – 141

Tabla 5.5.20 Elaboración de un diario personal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 141

Tabla 5.5.21 Elaboración de un diario grupal por parte de los que llegan a Compostela en peregrinación. Porcentajes y distribución se-gún la edad. Nivel de significación.

A - 141

Tabla 5.5.22 Forma en que piensan recorrer el Camino los que inician en Roncesvalles el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

A – 142

Tabla 5.5.23 Número de componentes de los grupos, de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en Es-paña. Frecuencias y porcentajes.

A – 142

Tabla 5.5.24 Número de componentes de los grupos de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en Es-paña. Frecuencias y porcentajes.

A – 143

Tabla 5.5.25 Relación que une a los componentes de los grupos de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de San-tiago en España. Porcentajes y distribución según la pareja. Nivel de significación.

A – 143

Tabla 5.5.26 Elaboración de un diario personal y/o grupal por parte de los que inician en Roncesvalles su recorrido por el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

A – 143

3.3.6.- Alojamientos utilizados durante el recorrido

Tabla 5.6.1 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 144

Tabla 5.6.2 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 144

Tabla 5.6.3 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 145

Tabla 5.6.4 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de loco-moción. Nivel de significación.

A – 145

Tabla 5.6.5 Alojamientos utilizados durante el recorrido del Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 145

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Índice de tablas

A - 192 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.6.6 Alojamientos que piensan utilizar durante el recorrido del Camino de Santiago, los que salen desde Roncesvalles. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 146

Tabla 5.6.7 Alojamientos que piensan utilizar durante el recorrido del Camino de Santiago, los que salen desde Roncesvalles. Fre-cuencias y porcentajes.

A – 146

3.3.7.- Medidas de prevención física

Tabla 5.7.1 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino Santiago. Fre-cuencias y porcentajes.

A - 147

Tabla 5.7.2 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 147

Tabla 5.7.3 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significa-ción.

A – 147

Tabla 5.7.4 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 148

Tabla 5.7.5 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 148

Tabla 5.7.6 Medidas de prevención física utilizadas por parte de los que llegan a Compostela tras recorrer el Camino. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 148

Tabla 5.7.7 Medidas de prevención física que piensan utilizar los que inician en Roncesvalles el Camino de Santiago en España. Frecuencias y porcentajes.

A – 148

3.3.8.- Medidas de recuperación física diaria

Tabla 5.8.1 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes

A – 149

Tabla 5.8.2 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 149

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 193

Tabla 5.8.3 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significación.

A – 149

Tabla 5.8.4 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 150

Tabla 5.8.5 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A - 150

Tabla 5.8.6 Medidas de recuperación física diaria que han adoptado los peregrinos que llegan a Compostela durante su recorrido por el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según na-cionalidad. Nivel de significación.

A – 150

3.3.9.- Problemas físicos sufridos durante la peregrinación

Tabla 5.9.1 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 151

Tabla 5.9.2 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 151

Tabla 5.9.3 Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significación.

A – 152

Tabla 5.9.4 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significa-ción.

A – 152

Tabla 5.9.5 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de loco-moción. Nivel de significación.

A – 152

Tabla 5.9.6 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según el medio de loco-moción. Nivel de significación.

A – 152

Tabla 5.9.7 Problemas físicos sufridos durante la peregrinación por aquéllos que llegan a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 153

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A - 194 Antonio Granero Gallegos

3.3.10.- Preocupaciones de los peregrinos durante el recorrido del Camino de Santiago

Tabla 5.10.1 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 154

Tabla 5.10.2 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de sig-nificación

A – 154

Tabla 5.10.3 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de sig-nificación

A – 155

Tabla 5.10.4 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de sig-nificación.

A – 155

Tabla 5.10.5 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomo-ción. Nivel de significación.

A – 155

Tabla 5.10.6 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 156

Tabla 5.10.7 Preocupaciones que han tenido los peregrinos que han llega-do a Compostela, durante su recorrido por el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 156

Tabla 5.10.8 Preocupaciones que tienen los peregrinos al iniciar la pere-grinación en Roncesvalles. Frecuencias y porcentajes.

A – 156

3.3.11.- Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago según la experiencia del peregrinaje

Tabla 5.11.1 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

A – 157

Tabla 5.11.2 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Frecuencias y porcentajes.

A – 157

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 195

Tabla 5.11.3 Valoración de la dificultad del recorrido del Camino según la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Frecuen-cias y porcentajes.

A – 157

Tabla 5.11.4 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 158

Tabla 5.11.5 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 158

Tabla 5.11.6 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de significa-ción.

A – 159

Tabla 5.11.7 Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de San-tiago según la experiencia del peregrino que llega a Compos-tela. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de signi-ficación

A – 159

Tabla 5.11.8 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de significa-ción.

A - 159

Tabla 5.11.9 Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de San-tiago según la experiencia del peregrino que llega a Compos-tela. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de signi-ficación.

A – 160

Tabla 5.11.10 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 160

Tabla 5.11.11 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 160

Tabla 5.11.12 Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de San-tiago según la experiencia del peregrino que llega a Compos-tela. Porcentajes y distribución según el medio de locomo-ción. Nivel de significación.

A – 160

Tabla 5.11.13 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 161

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Índice de tablas

A - 196 Antonio Granero Gallegos

Tabla 5.11.14 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 161

Tabla 5.11.15 Valoración de distintos aspectos del Camino de Santiago se-gún la experiencia del peregrino que llega a Compostela. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 161

Tabla 5.11.16 Valoración de la dificultad del recorrido del Camino de San-tiago según la experiencia del peregrino que llega a Compos-tela. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 162

3.3.12.- ¿Qué siente el peregrino al llegar a Santiago de Compostela tras la peregrinación?

Tabla 5.12.1 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino. Frecuencias y porcentajes.

A – 163

Tabla 5.12.2 Otros sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compostela tras recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 163

Tabla 5.12.3 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino. Frecuencias y porcentajes.

A – 163

Tabla 5.12.4 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Frecuencias y porcentajes.

A – 164

Tabla 5.12.5 Otros cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de Santiago. Frecuencias y porcentajes.

A - 164

Tabla 5.12.6 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según la edad. Nivel de significación.

A – 164

Tabla 5.12.7 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según el sexo. Nivel de significación.

A – 165

Tabla 5.12.8 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según el sexo. Nivel de significación.

A – 165

Tabla 5.12.9 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según el medio de locomoción. Nivel de significación.

A – 165

Tabla 5.12.10 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 166

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Índice de tablas

Antonio Granero Gallegos A - 197

Tabla 5.12.11 Sentimientos que manifiesta el peregrino al llegar a Compos-tela tras recorrer el Camino de Santiago. Porcentajes y distri-bución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A – 166

Tabla 5.12.12 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de sig-nificación.

A – 166

Tabla 5.12.13 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la edad. Nivel de sig-nificación.

A – 167

Tabla 5.12.14 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de sig-nificación.

A – 167

Tabla 5.12.15 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de sig-nificación.

A – 167

Tabla 5.12.16 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el sexo. Nivel de sig-nificación.

A – 167

Tabla 5.12.17 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según el medio de locomo-ción. Nivel de significación.

A – 168

Tabla 5.12.18 Cambios que harían si volvieran a recorrer el Camino de San-tiago. Porcentajes y distribución según la nacionalidad. Nivel de significación.

A - 168

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