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VVAA (carlos Taibo coord), Espabilemos! Argumentos desde el 15M, Madrid, Los libros de la Catarata, 2012, pgs. 98-101.Necesitamos medios radicalmente democrticos"Los polticos nos mean y los medios dicen que llueve"

En esta atmsfera de despertar, participacin y aprendizaje colectivo que vivimos desde el 15 de mayo de 2011, consumir, compartir y generar informacin han jugado un papel esencial en la aparicin de un horizonte crtico anteriormente habitado slo por minoras. En la medida en que nos bamos dando cuenta de nuestra capacidad para generar, seleccionar y difundir noticias relevantes, antes ocultas u obviadas, se ha ido cuestionando la legitimidad de los medios convencionales, obscenamente serviles con los grupos polticos y mediticos que los financian. Sin embargo, no es este su nico condicionante: el modo de produccin vertical de dichos medios y su carcter esencialmente unidireccional son tambin elementos claves para analizar qu produce esa depauperada legitimidad. Frente a ese modelo, 15M ha abogado, y no slo en el mbito de la comunicacin y la informacin, por la cooperacin, la produccin colaborativa, la horizontalidad y la bidireccionalidad, empoderando un paradigma alternativo, que ya estaba en marcha en medios surgidos de los movimientos sociales, que se ha materializado en medios y proyectos propios -peridico 15M, Tomalatele, gora Sol Radio, 15M.cc-, adems de en las propias asambleas, a su vez nutridas y nutrientes de blogs, webs y boletines locales, y en los intercambios en unas redes sociales incendiadas de actualidad. No slo el flujo de la informacin, sino tambin su proceso productivo, son factores esenciales para actuar con claves adecuadas y que faciliten la agregacin de quienes, an sin consciencia de ello, pertenecen al pueblo, al 99%, a la inmensa mayora. La informacin, el relato sobre cmo operamos, la descripcin real y en detalle, cuantificada y/o encarnada, de cmo funcionan nuestra poltica, sociedad, economa y cultura, es el espejo en el que se refleja buena parte de nuestra existencia en comunidad, y, por ende, donde nos reconocemos nosotros y nosotras mismas. De cmo se exponga esto, depende aquello que se denomina "opinin pblica", algo que, si afecta a todas y todos, debera construirse colectivamente tambin. Una informacin desvirtuada, constantemente mediatizada por el poder, no slo falta interesadamente a la verdad y oculta las fallas, coyunturales o estructurales, del sistema, sino que genera sumisin e infelicidad, convirtiendo lo comunicado en "real", robndonos el contexto e invisibilizando los detalles incmodos, cuando no condenando nuestras vidas a la anomia por no adecuarse a lo supuestamente mayoritario. Obligados a una lectura monoltica y sesgada, carecemos de la posibilidad de insertar la situacin de cada cual en un contexto que la haga inteligible, impidiendo el desarrollo de la capacidad crtica y de transformacin de todo aquello que no funcione. Por todo ello, es necesario un cambio integral y profundo del proceso de produccin, difusin y, por supuesto, de recepcin de la informacin.. No ser suficiente llevar a cabo un lavado de cara, regenerar o sustituir grupos mediticos o plantillas. Necesitamos medios radicalmente democrticos.De un lado, debemos y podemos tomar las riendas, como lectoras y lectores, del terreno en el que operan los medios de comunicacin, un terreno hasta ahora reservado a grandes grupos econmicos y expertos seleccionados por el sistema. Podemos hoy ms que ayer, dado que, de la mano de la web 2.0., los canales por los que la informacin fluye se han ido abriendo, en mayor o menor medida, a la participacin y la validacin distribuidas. La multiplicacin de las vas de comunicacin dificulta que la informacin se manipule sin que la operacin se evidencie. Ahora bien, no se trata slo de eso, no se trata nicamente de un cambio de actitud ante medios que, adaptados al nuevo formato, hagan posible la interaccin implementando la bidireccionalidad. El verdadero desafo estriba en la propia construccin de esos medios radicalmente democrticos que necesitamos. Y debiramos hacerlo cuanto antes, porque la informacin es un procomn, algo que circula entre nosotros y que, siempre hacindose, exige y funda un compromiso con los dems, tanto en su produccin como en su gestin, porque forma parte de ese patrimonio valioso que marca nuestro destino comn, que sirve de base a nuestro devenir colectivo. Por ello, no debemos pedir a la informacin nicamente veracidad, sino tambin responsabilidad, consciencia de que se trata de un bien colectivo, que pertenece a lo comn. Slo as podremos cortocircuitar el paradigma privatizador e individualista, el que inmuniza ante lo comn, y abogar, en esto como en todo, por un universo de reciprocidades y cuidados de lo que, no perteneciendo a nada ni a nadie, sino a todas y todos, compartimos, y del cual debemos hacernos cargo, protegindolo y mejorndolo. Desde el punto de vista econmico, disponemos de herramientas, desde el crowfunding a las cooperativas, pasando por el sistema de accionariado popular mediante suscripciones, que permiten que seamos nosotras y nosotros, el pueblo, el 99%, la inmensa mayora, quien est detrs de las noticias, anlisis, reportajes, programas... La verdad es situada: no slo no es posible la objetividad, sino que lo que se instaura como objetividad es el discurso del poder. Por ello, si somos todos y todas quienes estamos detrs de los medios, podremos velar, y exigir que esos medios puedan ser rigurosos, honestos, veraces, y que no ofrezcan una imagen interesadamente distorsionada de la realidad. Desde el punto de vista de la produccin, podemos y debemos poner en marcha proyectos horizontales y colaborativos, en los que la informacin sea rigurosa, honesta y con una veracidad situada. La horizontalidad no slo mejora el ambiente de trabajo all donde la informacin se produce, sino que posibilita que en el proceso productivo se anen e implementen, compartidos, los saberes de quienes participan en l, y que aumente la calidad de las informaciones, generadas mediante inteligencia colectiva. Nuevos modos de produccin distribuidos, en red, como el diseo de software libre, nos han mostrado una forma diferente de hacer las cosas con un gran nivel de operatividad que, alejada de una cultura privativa, incide en lo colaborativo. Si de produccin de informacin tratamos, es ms completa la visin de un colectivo que la de una sola persona, y es ya en s misma, una primera validacin, el hecho de que todas las personas que trabajen, por ejemplo, en una redaccin, tengan voz y voto en la organizacin y tratamiento de los contenidos. Ahora bien, una cosa es que apostemos por la horizontalidad y otra que neguemos la mediacin. Podramos reconocer sin rubor que, a menudo, en ese intenso proceso de aprendizaje que se vive en las plazas, han surgido problemas por entender la horizontalidad de una forma poco operativa, Temiendo -en exceso- caer en la verticalidad, se ha pecado en ocasiones de extrema dispersin. Parece que, con el tiempo, hemos ido aceptando que la facilitacin es una labor para el bien comn, que acompaa el proceso de decisin sin restarle horizontalidad. Con la produccin y difusin de informacin puede suceder algo parecido. Lo cuestionable no es la mediacin en s, sino la mala mediacin, la vertical, la unidireccional, la no distribuida. Es razonable y conveniente que algunas personas con experiencia profesional, esto es, con saberes artesanos, se hagan cargo de la verificacin y edicin de los contenidos, de su seleccin y jerarquizacin. Que as sea no significa en absoluto que se produzca de arriba a abajo, pues se trata de que esas personas hagan de facilitadoras, de que vehiculen adecuadamente las inquietudes e informaciones que vienen de la comunidad a la que ellas mismas pertenecen. Y esas personas, por supuesto, tienen que desempear su trabajo desde la responsabilidad para con el procomn: formarse constantemente, amar la verdad y amar comunicarla de un modo inteligible para todas y todos. Medios con estas caractersticas no necesitamos slo uno, sino muchos. Descentralizar, colaborar, dejar de competir. Nada de "el definitivo" o "el mejor", sino muchos. Olvidar el afn por las exclusivas, porque la verdad no pertenece a nadie, forma parte del procomn. La informacin es de todas y todos, de cosas que nos afectan, de cosas que compartimos, y cuanta ms informacin, mejores informaciones vendrn detrs. La informacin as concebida podra y debera poder copiarse, dejando atrs ese modelo tan obsoleto como inviable que es el copyright dejando paso, sin ambages, a las licencias libres, al copyleft. Si nos mean y los medios -corporativos- dicen que llueve, tomemos los medios con todo el bagaje recogido en las plazas. Y embarquemos en sta, como en tantas otras empresas emocionantes, a todos aquellos profesionales que puedan poner su saber hacer al servicio de lo comn. *Patricia Manrique es filsofa y activista. Participa en diversos proyectos de economa alternativa y escribe en el peridico Diagonal de cuyo colectivo editor forma parte.