Todos los animales salen a disfrutar un día de sol. Cerdo nada y pesca un resfriado. Masha quiere curarlo, pero en su intento las cosas no salen tan bien... Una serie de malas

decisiones hace que todos se enojen con ella. ¿Podrán ellos entender que de pequeños es fácil equivocarse?

ISBN: 978-84-17019-69-3

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Título original: Kidding Around Serie creada por: O. Kuzovkov

Director de arte: I. Trusov© 2017 versión en español por Luppa Solutions S.L.

1a edición: noviembre de 2017

Desarrollo editorial: almaceneditorial.com

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Es un nuevo día de sol y todos salen a divertirse.

Oso juega en el jardín de su casa con un avión a control remoto.

Mientras tanto, los Lobos descubren que en un campo de flores,

bajando la colina, hay una enorme cantidad de mariposas. Toman

sus redes y salen a cazarlas.

Cerdo, en cambio, se prepara con su traje de baño para ir a nadar.

Cerdo disfruta del agua y el sol, cuando escucha la voz de Masha:

–¿Está mi pequeño bebé cansadito después de nadar? –le dice

a Cerdo.

–¿No habrás pescado un resfriado, chiquito? –agrega.

Cerdo hace un gesto de negación pero, justo, estornuda.

¡Pobre Cerdo! Masha tiene que hacer algo: llevarlo con mucha prisa

en su cochecito hasta la ambulancia de los Lobos.

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–No te preocupes, bonito. ¡Mamá te va a curar ahora mismo! -grita

mientras lo lleva corriendo.

Cuando llega, descubre que los Lobos no están y tiene que curarle

el resfriado ahora.

Toma el botiquín de primeros auxilios, pero, al apoyarlo sobre el

cochecito, rompe dos de sus ruedas.

Afortunadamente, encuentra bajo la ambulancia una herramienta

para repararlo. Pero al terminar de usarla la arroja por el aire y la

llave derriba el gato mecánico que sostiene la ambulancia...

¡Oh, no! ¡La ambulancia comienza a caer por la colina!

–¡Uy! –dice cuando la ve caer y corre detrás de ella.

Los Lobos, que están cazando colina abajo, son sorprendidos por el

vehículo y huyen asustados. ¡Todo se sale de control!

¡Hasta Conejo, que ésta caminando tranquilo mientras recolecta

zanahorias, tiene que salir corriendo! ¡Que no los pise! ¡Corran!

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Los Lobos, las mariposas y Conejo están muertos de miedo. Corren y

corren hasta que llegan a la casa de Oso, entran y cierran la puerta

detrás de sí con la rapidez de un tornado.

Masha, apurada, choca contra la ambulancia. Cerdo vuela por los

aires y aterriza en los brazos de Oso.

¡Qué bueno que Oso justo esté con su avión en el jardín! ¡Qué gran

héroe, Oso!

–Guau. ¿Todos bien? ¿Nadie necesita un doctor? –dice Masha

asomándose detrás de la ambulancia.

Oso mira a Masha muy enojado.

¡Lo único que faltaba! Ahora su avión a control remoto choca contra

su cabeza, cae al piso y se rompe.

¡Oso está demasiado enojado con Masha! ¡Su avión está destrozado!

¡Pobre Oso! ¡Masha ha llegado demasiado lejos!

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Y no solo Oso... ¡Conejo, Cerdo y los Lobos también están enojados

con ella!

–Yo solo quería jugar al doctor –dice ella muy triste, levantando los

hombros, desde una esquina de la casa.

Oso se queda en silencio y piensa... ¡Cuando uno es pequeño se

equivoca tantas veces!

No siempre salen bien las cosas. Al menos lo de Cerdo no era nada.

Ya se siente bien de nuevo.

Oso se queda pensando mientras arregla su avión de juguete, y

Masha lo mira apenada.

Su intención no fue hacerlos enojar...

Además, ahora no paran de gritarle!

¿Acaso no saben lo difícil que es ser niño?

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Oso hace memoria...

En su recuerdo, ve una mariposa y comienza a correr tras ella.

Ve un gran árbol de manzanas y decide trepar para bajar algunas.

Pequeño Oso se sube a una rama y cuando está a punto de

alcanzar una manzana, se rompe.

Oso cae al piso y, obvio, se enojan con él.

¡Pobre pequeño Oso! Está muy apenado...

Oso recuerda este sentimiento como si hubiese sido ayer.

Los adultos se enojan con los niños muchas veces. Y así Oso

entiende que Masha está arrepentida de lo que sucedió. Y se da

cuenta de que no quiso causar semejante revuelo.

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–Shhh –dice Oso al resto de los animales, y comienza a recordarles

uno a uno sus travesuras de pequeños: Cerdo de niño revolcándose

en el lodo todo el día, la madre lo limpia y Cerdo vuelve a revolcarse

en el barro. ¡Así todo el día!

Cerdo lo recuerda bien y comienza a entender también el

sentimiento de Masha.

Conejo se burla de Cerdo, pero... ¡es su turno ahora! Oso se

acuerda de él escapándose de su casa corriendo y a su familia

persiguiéndolo por todos lados. Conejo también sabe lo que es estar

castigado en penitencia.

Todos entienden ahora lo que Oso quiere decirles.

¡Es cierto que no es fácil ser niño! Es injusto enojarse.

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Oso no quiere que Masha se sienta triste y decide terminar de

reparar su avión.

Mira a Masha y la llama con un alegre silbido para salir juntos a jugar.

-¡Sube! ¡Arriba y arriba y arriba! Cual pájaro al vuelo en el cielo

–canta divertida.

¡No! ¡El avión entra por la ventana de la casa, desaparece de su vista

y de pronto se escucha un gran estruendo!

Masha vuelve a hacer lío. Oso está a punto de enojarse, pero

entonces recapacita: lo mejor es que le enseñe a usar el control

para que el avión no siga chocando contra la casa.

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Oso toma el avión y lo remonta nuevamente por los aires.

Sube a Masha a sus rodillas, toman juntos el control remoto para que

ella vea cómo se maneja. Oso está contento y Masha también.

¡Las manos de los dos juegan mejor que las de uno solo!

¡Los dos se divierten y cada uno aprendió su lección!