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  • LA CIENCIA DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONALEstudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudio

    en sus cincuenta aos como investigador del derecho

    TOMO V

    JUEZ Y SENTENCIA CONSTITUCIONAL

  • INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS

    Serie DOCTRINA JURDICA, Nm. 440

    Coordinadora acadmica: Elvia Luca Flores valosCoordinadora editorial: Karla Beatriz Templos Nez

    Edicin: Gilda Bautista RaveloFormacin en computadora: Jos Antonio Bautista Snchez

    Diseo de portada: Laura Ivonne Snchez Ziga

  • LA CIENCIADEL DERECHO PROCESAL

    CONSTITUCIONAL

    Estudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudioen sus cincuenta aos como investigador del derecho

    EDUARDO FERRER MAC-GREGORARTURO ZALDVAR LELO DE LARREA

    Coordinadores

    TOMO V

    JUEZ Y SENTENCIA CONSTITUCIONAL

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICOINSTITUTO MEXICANO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

    MARCIAL PONS

    MXICO, 2008

  • Primera edicin: 2008

    DR 2008. Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS

    Circuito Maestro Mario de la Cueva s/nCiudad de la Investigacin en HumanidadesCiudad Universitaria, 04510 Mxico, D. F.

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN 978-970-32-5375-3 (obra completa)ISBN 978-970-32-5380-7 (tomo V)

  • CONTENIDO

    Prlogo. Hctor Fix-Zamudio y el Instituto de InvestigacionesJurdicas de la UNAM . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII

    Hctor FIX-FIERRO

    Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXVEduardo FERRER MAC-GREGORArturo ZALDVAR LELO DE LARREA

    Semblanza del maestro Hctor Fix-Zamudio . . . . . . . . . . . XXXVEduardo FERRER MAC-GREGOR

    CAPTULO XII

    EL JUEZ CONSTITUCIONAL

    Algunas acotaciones sobre los poderes de interpretacin de losjueces constitucionales a las normas y principios constituciona-les. Interpretacin jurisprudencial en derecho venezolano . . . . 3

    Alberto BAUMEISTER TOLEDO

    Jueces constitucionales. Un poder incmodo . . . . . . . . . . . . 41Andrs BORDAL SALAMANCA

    El juez constitucional como legislador positivo y la inconstitucio-nal reforma de la Ley Orgnica de Amparo en Venezuela me-diante sentencias interpretativas . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

    Allan R. BREWER-CARAS

    Acerca de la legitimidad democrtica del juez constitucional. . . . 81Jaime CRDENAS

    VII

  • El juez constitucional como garante de los derechos fundamenta-les del hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

    Constancio CARRASCO DAZA

    El juez constitucional. Los riesgos de su vocacin expansiva y al-gunos posibles lmites a su accionar . . . . . . . . . . . . . . . 113

    Eloy ESPINOSA-SALDAA BARRERA

    El juez constitucional espaol: comentarios a un proyecto de re-forma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

    ngela FIGUERUELO BURRIEZA

    Il giudice tra etica, diritto e legge . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153Pierfrancesco GROSSI

    Se i giudici creino diritto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169Riccardo GUASTINI

    Juez y Poder Judicial en el Estado de derecho . . . . . . . . . . . 181Norbert LSING

    El poder de los jueces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199Clemente VALDS S.

    CAPTULO XIII

    SENTENCIA CONSTITUCIONAL

    Puntos crticos en la ejecucin de las sentencias de amparo . . . . 241Miguel de Jess ALVARADO ESQUIVEL

    Los efectos generales en las sentencias constitucionales . . . . . . 259Osmar Armando CRUZ QUIROZ

    Tipologa y efectos de las sentencias del Tribunal Constitucionalen los procedimientos de inconstitucionalidad ante la reformade la Ley Orgnica del Tribunal Constitucional espaol . . . . . 291

    Francisco Javier DAZ REVORIO

    CONTENIDOVIII

  • Las sentencias interpretativas o manipulativas y su utilizacinpor el Tribunal Constitucional peruano. . . . . . . . . . . . . . 321

    Francisco Jos EGUIGUREN PRAELI

    Existe actuacin de sentencia impugnada en el Cdigo ProcesalConstitucional peruano? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347

    Gerardo ETO CRUZ

    Las sentencias: conceptualizacin y desarrollo jurisprudencial enel Tribunal Constitucional peruano . . . . . . . . . . . . . . . . 383

    Vctor GARCA TOMA

    La trascendencia de las resoluciones de los medios de controlconstitucional en el sistema jurdico mexicano . . . . . . . . . . 413

    Carlos GONZLEZ BLANCO

    Cosa juzgada y control de constitucionalidad . . . . . . . . . . . . 433Jos Gregorio HERNNDEZ GALINDO

    La produccin bibliohemerogrfica del doctor Hctor Fix-Zamu-dio en el Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM.Una referencia al marco legal sobre la elaboracin y redaccinde las sentencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 453

    Ral MRQUEZ ROMERO

    Sentencia desestimatoria y reversibilidad del pronunciamiento so-bre la constitucionalidad de la ley. Una perspectiva desde el de-recho comparado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 485

    Augusto MARTN DE LA VEGA

    Anlisis del posible efecto extensivo de la sentencia estimatoria deamparo en materia penal a los coacusados no recurrentes . . . . 511

    Fernando MARTN DIZ

    Principios en materia de nulidades parciales de resoluciones judi-ciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 541

    Jorge W. PEYRANO

    CONTENIDO IX

  • Le sentenze dei giudici costituzionali tra diritto giurisprudenzialee diritto legislativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

    Alessandro PIZZORUSSO

    CAPTULO XIV

    JURISPRUDENCIA Y PRECEDENTECONSTITUCIONAL

    Base constitucional de la fuerza vinculante de la razn de la deci-sin en las sentencias constitucionales . . . . . . . . . . . . . . 575

    Jorge ASBUN

    Comentario a la tesis publicada 78/2004 sobre la indemnizacinestablecida en el artculo 289-bis del Cdigo Civil para el Dis-trito Federal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 593

    Ingrid BRENA SESMA

    La jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional. . . . . . 613Luis CASTILLO CRDOVA

    Inconstitucionalidad del artculo 16 de la Ley de Asociaciones Re-ligiosas y Culto Pblico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 659

    Ral GONZLEZ SCHMAL

    El caso Massa y el regreso a la jurisprudencia convalidatoria dela emergencia econmica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 683

    Antonio MARA HERNNDEZ

    Los criterios de los tribunales colegiados de circuito en materiade control de constitucionalidad de normas generales puedenintegrar jurisprudencia?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 701

    Jorge MEZA PREZ

    Inaplicabilidad por inconstitucionalidad: reciente jurisprudenciadel Tribunal Constitucional chileno . . . . . . . . . . . . . . . 725

    Marisol PEA TORRES

    CONTENIDOX

  • Objetividad o subjetividad en las resoluciones judiciales? Anli-sis crtico desde una perspectiva prctica. . . . . . . . . . . . . 747

    Alejandro QUIJANO LVAREZ

    La Suprema Corte de Justicia de la Nacin como tribunal constitu-cional: creacin judicial del derecho y eficacia normativa de lajurisprudencia constitucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 763

    Fernando SILVA GARCA

    Precedente e giurisprudenza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 795Michele TARUFFO

    Sumario general . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 811

    CONTENIDO XI

  • PRLOGO

    HCTOR FIX-ZAMUDIOY EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICAS

    DE LA UNAM*

    Apenas hay palabras para expresar el orgullo que significa para m co-mo hijo, como discpulo, como jurista mexicano, y como sucesor del ho-menajeado en la direccin del Instituto de Investigaciones Jurdicas de laUNAM escribir unas palabras de presentacin para esta obra que debeconsiderarse excepcional por muchos motivos, lo que el lector descubrirfcilmente. Tampoco las hay para describir la gran dificultad que signifi-ca este empeo, que fcilmente puede fracasar en mi caso, por exceso opor defecto, en la ponderacin de los mritos acadmicos y personales deHctor Fix-Zamudio y de todo lo que le debe nuestro Instituto. sa esuna tarea que otros habrn de realizar con mejor fortuna. Por ello, deseointentar una reflexin distinta, que estoy seguro que l mismo aprobara,pues siempre ha insistido en que sus mritos son compartidos. Me pre-gunto entonces lo siguiente: cules son los factores estructurales yculturales, y no solamente personales o circunstanciales, que ayudan aexplicar por qu Hctor Fix-Zamudio representa mejor que nadie los va-lores acadmicos y ticos que cultiva el Instituto de Investigaciones Jur-dicas? Y por qu su figura y el Instituto han llegado a tener la influenciay el prestigio del que gozan actualmente en el mundo jurdico-poltico deMxico e Iberoamrica, principalmente?

    En un interesante y provocador ensayo sobre la profesin jurdica me-xicana y lo que llaman sus estrategias internacionales, dos socilogosdel derecho, Yves Dezalay y Byrant Garth, identifican al Instituto deInvestigaciones Jurdicas de la UNAM (IIJ) como una institucin forma-

    XIII

    * Agradezco los benevolentes y tiles comentarios de Jacqueline Martnez, SergioLpez-Aylln y Juan Vega.

  • da por acadmicos que, por carecer de capital poltico y social, decidie-ron invertir en el derecho puro, es decir, en la revaloracin del derechocomo elemento autnomo del Estado, a partir de una concepcin mstcnica, abierta e internacional de los estudios jurdicos.1 Dezalay yGarth sealan que Hctor Fix-Zamudio es la figura clave en el Institu-to, y dicen de l lo siguiente:

    Durante su periodo como director, el IIJ pas de ser un pequeo centro ala sombra de la Facultad de Derecho de la UNAM a convertirse en unainstitucin acadmica independiente y con ms prestigio Fix-Zamudiono provena de una familia rica o bien relacionada; en cambio, decidi in-vertir plenamente en las ideas de la investigacin jurdica de tiempo com-pleto, la seleccin meritocrtica y la apertura hacia los enfoques del exte-rior. Todava activo en el IIJ, Fix-Zamudio mismo dio el tono y gui conel ejemplo, logrando considerable reconocimiento por su obra acadmica,especialmente en el campo del amparo.2

    Ms adelante, Dezalay y Garth sealan que varios miembros del IIJ,pertenecientes a una nueva generacin, se incorporaron al gobierno endistintos momentos:

    el Instituto de Investigaciones Jurdicas haba utilizado su produccinacadmica para incrementar su prestigio relativo, y su estatus de elite con-tribuy a atraer a algunos de los ms talentosos y ambiciosos estudiantesde derecho, e incluso a algunos de los mejor relacionados Sin embargo,en contraste con Hctor Fix-Zamudio, una nueva generacin se ha aprove-chado de los fenmenos internacionales y sus inversiones en el derechopara desarrollar una nueva poltica del derecho dentro de la elite gober-nante del Estado.3

    Con independencia de que se comparta o no la visin que tienen De-zalay y Garth de las estrategias de los acadmicos del Instituto para in-

    FIX-ZAMUDIO Y EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASXIV

    1 Dezalay, Yves y Bryant G. Garth, De elite dividida a profesin cosmopolita. Losabogados y las estrategias internacionales en la construccin de la autonoma del derechoen Mxico, en Fix-Fierro, Hctor (ed.), Del gobierno de los abogados al imperio de lasleyes. Estudios sociojurdicos sobre educacin y profesin jurdicas en el Mxico con-

    temporneo, Mxico, UNAM, 2006, pp. 206 y ss. (la versin original de este ensayo sepublic en 1995 como documento de trabajo de la American Bar Foundation).

    2 Ibidem, p. 207.3 Ibidem, p. 228.

  • fluir en la poltica del derecho, subsiste el hecho de que muchos de susmiembros, antiguos y actuales, han participado en la construccin y lareforma de algunas de las ms importantes instituciones jurdicas delEstado mexicano a partir de la dcada de los ochenta. Resulta evidenteque este hecho no se puede explicar nicamente por los mritos persona-les de los participantes, as como tampoco por las relaciones personales opolticas que hayan tenido con el grupo gobernante respectivo. Sin em-bargo, Dezalay y Garth s apuntan a la interrelacin de algunos de losfactores explicativos, y sobre ellos conviene hacer una reflexin msamplia.

    Dezalay y Garth sitan en la gestin de Hctor Fix-Zamudio como di-rector del IIJ (1966-1978) el inicio de la profesionalizacin de la investi-gacin jurdica. En efecto, hasta mediados de la dcada de los sesenta noexista en nuestro pas una carrera acadmica institucionalizada en elcampo del derecho. Haba muy pocos profesores de tiempo completo enlas escuelas y facultades de derecho, por lo que los autores de los librosy manuales jurdicos ms conocidos o prestigiados eran casi siempreprofesores que tenan despacho propio o laboraban en alguna institucindel sector pblico. Por tanto, no exista propiamente una carrera acad-mica con dedicacin exclusiva, porque la inversin que requera el de-recho puro era de muy largo plazo y muy incierta, mucho ms que aho-ra, en que las condiciones que la hacen posible han mejoradonotablemente.

    Varios factores institucionales y circunstanciales contribuyeron a laprofesionalizacin de la investigacin jurdica en el IIJ. En primer lugar,la autonoma del IIJ respecto de la Facultad de Derecho, que se recono-ci en 1948, fue un elemento crucial. Hasta el da de hoy la investigacinjurdica no ha logrado institucionalizarse ni profesionalizarse plenamenteen nuestro pas. En las escuelas de derecho, tanto pblicas como priva-das, la investigacin es escasa, ya sea porque en general no se considerauna actividad rentable y til, o bien, porque los profesores de tiempocompleto (los profesores-investigadores) son absorbidos casi totalmen-te por las actividades docentes.

    En segundo lugar, durante el rectorado del doctor Ignacio Chvez(1961-1966) se inici en la Universidad Nacional un programa de forma-cin del personal acadmico, programa que continu bajo el rectoradodel ingeniero Javier Barrios Sierra (1966-1970). Este programa permiti

    PRLOGO XV

  • el ingreso al IIJ de varios jvenes becarios, muchos de los cuales realiza-ron posteriormente estudios de posgrado en el extranjero. Para todosellos, Hctor Fix-Zamudio es, y sigue siendo, El Maestro Fix, con in-dependencia de que hayan sido sus discpulos directos. A la distancia, re-sulta claro que esos jvenes investigadores no conformaron simplementeun grupo de edades prximas, sino una verdadera generacin la pri-mera generacin como tal del Instituto que comparta, y en muchocomparte todava, una misma idea de la investigacin y de las tareas dela poltica jurdica, en gran medida bajo el ejemplo y gua del MaestroFix.4 Y si bien muchos de ellos desempearon importantes funciones p-blicas en las dcadas siguientes, varios han regresado a la vida acadmi-ca en el IIJ. No hay duda de que debemos al Maestro Fix y a esa genera-cin la creacin del fuerte sentido de comunidad y pertenencia quecaracteriza al Instituto y que comparten las nuevas generaciones, a pesardel considerable crecimiento de la planta acadmica en estos aos.5

    En tercer lugar, una clave del xito del Instituto radica en la continui-dad. En un pas donde la vida de las instituciones es todava bastanteprecaria, en parte porque existe escasa continuidad en los programas ylas polticas institucionales, el Instituto destaca por haber mantenido una

    FIX-ZAMUDIO Y EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASXVI

    4 En una perspectiva sociolgica, el concepto de generacin tiene varios significa-dos. Uno de ellos, que se remonta a Wilhelm Dilthey y Karl Mannheim, designa a ungrupo que comparte una posicin socio-histrica similar, lo que trae consigo una ciertaidentidad del pensamiento, la accin y el sentimiento. As, las generaciones, o gruposdentro de ellas, pueden conformar en cierto modo actores colectivos en el acontecer so-ciohistrico. Vase Majce, Gerhard, voz Generation en Endruweit, Gnter y GiselaTrommmsdorff (eds.), Wrterbuch der Soziologie, Stuttgart, Enke-dtv, 1989, vol. 1, pp.233 y 234. En el caso de esta primera generacin del IIJ que nos ocupa, quedara por ex-plorar si sus integrantes pretendan lograr objetivos de cambio jurdico-institucional, ylas razones por las que pensaban que podran lograrlo a travs de la labor acadmica.

    5 As lo revela una encuesta realizada en febrero de 2007 entre los investigadoresdel Instituto. A la pregunta Qu tanto se siente usted parte de la comunidad del Institu-to de Investigaciones Jurdicas?, 79.9% contest que mucho y 16.3% que algo. Cu-riosamente, fue ms elevado el porcentaje de quienes dijeron sentirse parte de laUNAM (95.1%), pero eso quiz pueda explicarse por el hecho de que es ms fcil iden-tificarse con un ente abstracto, y sobre todo, porque la pregunta no se refera a la comu-nidad de la Universidad.

    Respecto al crecimiento de la planta acadmica, en 1966 haba solamente cuatro in-vestigadores de tiempo completo. En 1980 ya eran 26; en 2000, el nmero se habaelevado a 71, y en la actualidad son ms de 90. Vase XL aniversario del Instituto deInvestigaciones Jurdicas, Mxico, UNAM, 1980 e Instituto de Investigaciones Jurdi-cas. Sexagsimo aniversario, Mxico, UNAM, 2000.

  • misma orientacin general de su quehacer. La continuidad no se reflejaexclusiva, ni siquiera primordialmente, en el crecimiento constante de laplanta acadmica, del nmero de eventos acadmicos y de ttulos publi-cados. Sin duda esto ha ocurrido y de manera muy notable,6 pero ello sedebe, en parte al menos, a los procesos naturales de crecimiento de la so-ciedad y, por tanto, de los recursos dedicados a la educacin superior. Elvalor ms profundo de la continuidad radica sobre todo en la posibilidadde realizar proyectos de largo aliento, as como en la de innovar y cons-truir sobre la base de lo existente.7

    La continuidad y el creciente prestigio de una carrera en la investiga-cin jurdica han sido, en cuarto trmino, un elemento que favorece la re-novacin generacional. Despus de esa primera generacin, entre media-dos de la dcada de los ochenta y mediados de los noventa ingres en elInstituto una nueva generacin, y en estos momentos est incorporndo-se otra ms. Cada una de estas generaciones se ha caracterizado por unaformacin cada vez ms slida y amplia, con estudios en distintos pasesdel extranjero (Espaa, Italia, Francia, Alemania, principalmente), lo queha permitido la considerable ampliacin de las redes y los contactos aca-dmicos del Instituto, dentro y fuera del pas.8

    PRLOGO XVII

    6 Vanse los informes anuales de labores del director del IIJ, publicados a partir de1980 en el Boletn Mexicano de Derecho Comparado (consultables en www.bibliojuridi-ca.org).

    7 Menciono como ejemplos de tales proyectos, entre otros, la Constitucin Polticade los Estados Unidos Mexicanos comentada (1985, con 19 ediciones hasta 2006), elDiccionario Jurdico Mexicano (1982, dos ediciones y numerosas reimpresiones), laEnciclopedia Jurdica Mexicana (2002) y la Latinoamericana (2006), y los Derechos delpueblo mexicano (obra patrocinada por la Cmara de Diputados del Congreso de laUnin, tambin con varias ediciones).

    8 Esta actividad de expansin se ha manifestado, sobre todo, en la celebracin denumerosos convenios de colaboracin con instituciones nacionales y extranjeras, median-te los cuales se acuerdan diversas formas de cooperacin acadmica, como la realizacinde congresos y otros eventos, la publicacin de revistas y libros en coedicin, la elabora-cin de estudios y anlisis jurdicos, la imparticin de diplomados y cursos de maestra ydoctorado, etctera.

    En relacin con lo anterior, resulta indispensable mencionar que la fundacin del Insti-tuto Iberoamericano de Derecho Constitucional en Mxico en 1975, as como el hecho deque la presidencia la han ocupado dos juristas mexicanos Hctor Fix-Zamudio y JorgeCarpizo y de que su sede se encuentra en el propio IIJ, ha resultado crucial para cimen-tar el prestigio acadmico del IIJ en el continente americano y en Europa occidental.

  • Hemos dicho que Dezalay y Garth insisten en la importancia de queen el Instituto se haya cultivado lo que ellos llaman el derecho puro, oautnomo, a partir de una visin ms abierta e internacional de losestudios jurdicos. En realidad, sta ha sido la vocacin explcita delInstituto que naci en 1940 con el nombre de Instituto de DerechoComparado de Mxico, pues sus fundadores pretendan contribuir alperfeccionamiento del orden jurdico nacional a travs del mtodo com-parativo. Esta visin, que puede parecer evidente en la actualidad, no loera de ningn modo entonces en aquel tiempo, no slo por las considera-bles dificultades de acceso al derecho extranjero, sino porque en el me-dio jurdico mexicano se iba introduciendo un creciente nacionalismoreflejo del clima nacionalista imperante en el pas que propiciaba suaislamiento frente al exterior. Quiz no sea casualidad que haya sido undistinguido profesor espaol, don Felipe Snchez Romn, a quien se de-be la iniciativa directa de fundar el Instituto, pero las autoridades de laentonces Escuela Nacional de Jurisprudencia saban de la importanciaque tena contar con un instituto de estudios jurdicos de esta naturalezay, sobre todo, estaban conscientes del avance del nacionalismo jurdicoy sus peligros. En su discurso con motivo de la inauguracin del Institutoel 7 de mayo de 1940, don Manuel Gual Vidal, director de la Escuela, se-al que la fundacin del Instituto estaba referida a la situacin de M-xico en el continente, a nuestras relaciones de espritu, de idioma y detradiciones jurdicas, y por otra parte, al hecho, tambin comprobado ydoloroso, de que Mxico se haya venido apartando cada vez ms de lascorrientes de ese derecho.9 Y continu diciendo:

    Mxico, sin concurrir a los congresos que en Sudamrica se han celebra-do; Mxico, sin hacer estudios de derecho comparado, como no sea por elesfuerzo individual y personal de algunos estudiosos de la materia; Mxi-co, que a pesar de tener el mrito de ser cabeza en este movimiento, haabandonado hoy el movimiento mismo. Y lo encontramos totalmente ais-lado, sin conocer la legislacin de otros pases con los que nos liga la tra-dicin jurdica, desorientado por las diversas influencias que han sufridoesos pases. Es, pues, propsito definido y concreto del Instituto de Dere-cho Comparado de Mxico, hacer una revisin de esos problemas, estudiar

    FIX-ZAMUDIO Y EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASXVIII

    9 Vase Discurso del Lic. Manuel Gual Vidal, Director de la Escuela Nacional deJurisprudencia, en la inauguracin del Instituto de Derecho Comparado de Mxico el 7de mayo de 1940, en Alcal-Zamora y Castillo, Niceto (ed.), XXV Aniversario del Insti-tuto de Derecho Comparado de Mxico (1940-1965), Mxico, UNAM, 1965, p. 140.

  • el derecho de otros pases, pero especialmente del continente americano,con la tendencia, nada ms la tendencia de llegar a la unificacin, en ca-da una de sus materias, del derecho americano.10

    Puede decirse que, entre los investigadores del Instituto, fue HctorFix-Zamudio quien mejor recibi, de manos de su maestro ms cercano yquerido, don Niceto Alcal-Zamora y Castillo (1906-1985), y quien msprofundiz, desde sus primeros trabajos, esta herencia fundacional, mis-ma que muy pronto lo puso en contradiccin con los juristas que recha-zaban las teoras jurdicas extranjerizantes que se cultivaban en elInstituto. Entre ellos destaca don Ignacio Burgoa Orihuela, quien era unreconocido profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM y autor deun prestigioso manual sobre el juicio de amparo mexicano.11 No se trata-ba de una mera diferencia de criterio jurdico, de la dilucidacin de teo-ras jurdicas correctas o falsas, sino de una visin particular sobre elderecho y los estudios jurdicos mismos, y quiz en ello haya influido lamayor o menor distancia de los participantes frente al establishment jur-dico-gubernamental de entonces. En todo caso, los comparatistas delInstituto no crean estar haciendo nada extraordinario, pues simplementeconsideraban que haba que tomar en cuenta los avances generales de laciencia jurdica para entender mejor el derecho nacional. Despus de to-do, los creadores de las instituciones jurdicas nacionales ms importan-tes haban sido juristas profundamente interesados en las experiencias deotras latitudes, y ellos mismos estaban conscientes de estar adaptando loque crean mejor de esas experiencias para la solucin de los problemasnacionales. Se entiende, por ello, que los representantes del nacionalismojurdico hayan percibido como muy incmoda una actitud intelectualque, por ser meramente acadmica y no ideolgica, constitua una crticademoledora de los mitos y prejuicios que sostenan.

    PRLOGO XIX

    10 Idem. El licenciado Gual Vidal insisti en su discurso en que la fundacin delInstituto pretenda contribuir tambin a la unificacin del derecho nacional, igualmente atravs de los estudios comparados.

    11 La reaccin del profesor Burgoa, expresada, sin decir nombres, en el prlogo a suobra ms conocida, resulta tanto ms explicable, por cuanto Hctor Fix-Zamudio propo-na desde su tesis de licenciatura (1955), intitulada La garanta jurisdiccional de laConstitucin mexicana. Ensayo de una estructuracin procesal del amparo, y recogidams tarde en su libro El juicio de amparo, Mxico, Porra, 1964 utilizar los conceptosde la teora general del proceso elaborada principalmente por juristas alemanes, italia-nos y espaoles para abordar la ms nacional de las instituciones jurdicas mexicanas.

  • Irnicamente, ha sido esa herencia extranjerizante la que ha contri-buido, con el tiempo, a hacer de Hctor Fix-Zamudio el estudioso delas instituciones jurdicas mexicanas, como el juicio de amparo, msconocido en el extranjero, y del Instituto de Investigaciones Jurdicas,un participante relevante en los procesos de reforma jurdica nacional.Fue en el Instituto donde se empezaron a estudiar, y de manera principalpor el propio Maestro Fix, algunas de las instituciones que estaban te-niendo gran desarrollo en el extranjero durante la segunda posguerra, co-mo el ombudsman, el consejo de la judicatura, y los tribunales constitu-cionales,12 las que ms tarde se incorporaran en el derecho mexicanocuando se advirti que resultaban imprescindibles para la renovacin dela vida pblica del pas.

    Todos los elementos anteriores, como ya se dijo, no son suficientespara entender por qu varios miembros del Instituto tuvieron un destaca-do papel en la preparacin y elaboracin de algunas de las reformas msimportantes de las dcadas de los ochenta y noventa. Adems de las ca-pacidades individuales y las relaciones personales que pudieron haber in-fluido, se requiere un contexto social y poltico que explique la necesi-dad del cambio jurdico e institucional. En efecto, a partir de 1982 y conms fuerza en la dcada de los noventa, se produce una profunda trans-formacin de las normas e instituciones del derecho mexicano, comoconsecuencia de la necesidad de encauzar, acompaar y consolidar jur-dicamente la liberalizacin y la apertura de la economa mexicana, ascomo el proceso de democratizacin poltica.13 Pero no se trataba de darsimplemente forma jurdica a los cambios polticos y econmicos, sinoque en este proceso el derecho empez a asumir nuevas funciones de re-gulacin y legitimacin, hasta el punto en que puede hablarse del surgi-miento de un nuevo modelo o paradigma de derecho, y de una verdadera

    FIX-ZAMUDIO Y EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASXX

    12 En todos estos temas tiene Hctor Fix-Zamudio importantes obras precursoras enla doctrina mexicana, que se remontan a la dcada de los sesenta.

    13 De la amplia bibliografa que existe sobre los cambios jurdicos de estos aos va-se, desde una perspectiva ms sociojurdica, Lpez-Aylln, Sergio, Las transformacionesdel sistema jurdico mexicano. La encrucijada entre tradicin y modernidad, Mxico,UNAM, 1997; Lpez-Aylln, Sergio y Fix-Fierro, Hctor Tan cerca, tan lejos! Esta-do de derecho y cambio jurdico en Mxico (1970-2000), en Fix-Fierro, Hctor et al.(eds.), Culturas jurdicas latinas de Europa y Amrica en tiempos de globalizacin, M-xico, UNAM, 2003, pp. 503-603. Vase tambin Cosso Daz, Jos Ramn, Cambio so-cial y cambio jurdico, Mxico, ITAM-Miguel ngel Porra, 2001.

  • transicin jurdica, para calificar al proceso que le da origen y al con-texto en el que se desarrolla.14

    Cabe preguntarse ahora si la intervencin de Hctor Fix-Zamudio y deotros miembros del Instituto en el proceso de cambio jurdico han tenidoalguna orientacin en particular, o si carece de un claro hilo conductor.Considrese, en este sentido, que los integrantes del Instituto participa-ron en la creacin, reforma o desarrollo, entre otras, de las siguientes ins-tituciones: la Defensora de los Derechos Universitarios de la UNAM(1985); la Comisin Nacional de los Derechos Humanos (1990); el Tri-bunal Federal Electoral (1990, ahora Tribunal Electoral del Poder Judi-cial de la Federacin); el Tribunal Superior Agrario (1992); la SupremaCorte de Justicia de la Nacin (1987 y 1994) y el Consejo de la Judicatu-ra Federal (1994); el Instituto Federal Electoral (1990); el Instituto Fede-ral de Acceso a la Informacin (2002); el Consejo Nacional para Preve-nir la Discriminacin (2004). Adems, varios miembros (o ex miembros)del Instituto han intervenido en otros importantes proyectos de reformasconstitucionales y legales (incluyendo los ms recientes), tanto federalescomo de algunas entidades federativas, entre las que destacan varias enmateria de procuracin e imparticin de justicia (como la introduccinde los juicios orales).

    La mayora de las instituciones y reformas mencionadas tienen un ele-mento en comn: los derechos humanos en un sentido amplio.15 Inde-

    PRLOGO XXI

    14 Sobre el concepto de transicin en el campo del derecho, vase Fix-Fierro, Hctory Lpez-Aylln, Sergio, Legitimidad contra legalidad. Los dilemas de la transicin jur-dica y el Estado de derecho en Mxico, Poltica y Gobierno, Mxico, vol. VIII, nm. 2,segundo semestre de 2001, pp. 347-393, y Cambio jurdico y autonoma del derecho: unmodelo de la transicin jurdica en Mxico, en Caballero Jurez, Jos Antonio y Sernade la Garza, Jos Mara (eds.), Transicin y Estado de derecho en Mxico, Mxico,UNAM, 2002, pp. 95-137. Vanse tambin los dems ensayos reunidos en este ltimovolumen, as como en Gonzlez, Mara del Refugio y Lpez-Aylln, Sergio (coords.),Transiciones y diseos institucionales, Mxico, UNAM, 1999.

    15 En un sentido general, quiz habra que agregar aqu la democracia, pero se tratade un concepto menos unvoco, respecto del cual seguramente habra menos consensoentre los miembros del Instituto en cuanto a sus modalidades y alcances concretos. Porello, me concentro en el eje de los derechos humanos, considerando que su defensa inclu-ye la promocin de la democracia.

    En cuanto a otros campos distintos de los derechos humanos, conviene mencionar quedos antiguos miembros del Instituto ejercieron importantes responsabilidades como ase-sores jurdicos en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Nor-te, entre Mxico, los Estados Unidos y Canad (1991-1993), pero en general el IIJ ha te-

  • pendientemente de la necesidad objetiva de estudiar y promover estosderechos en el mundo contemporneo, ante la naturaleza del rgimen po-ltico entonces imperante, pero tambin debido a los ancestrales rezagosdel pas en la materia, en la eleccin de los derechos humanos, como ins-trumento de la poltica jurdica, radica una decisin estratgica (cons-ciente o no) de gran fuerza y legitimidad, no slo porque ese discurso escapaz de desarmar preventivamente cualquier resistencia poltica directa(quin puede estar abiertamente en contra de los derechos humanos?),sino tambin porque se trata de figuras que naturalmente estn insertasen un contexto ms amplio que el del Estado-nacin.16

    Como ya se ha sealado, tanto desde la perspectiva de los derechoshumanos como desde el punto de vista del proceso ms amplio de transi-cin jurdica en Mxico, el derecho acrecienta su relevancia no slo co-mo instrumento de la regulacin social (en particular de la econmica),sino tambin como factor de la legitimidad poltica. Ante el desgaste delos viejos modelos polticos (el presidencialismo), el sistema jurdico pa-rece ofrecer una nueva legitimidad, caracterizada por la despolitizacin yla racionalizacin de los conflictos, as como por la imparcialidad de susdecisiones. En trminos weberianos, se trata de la legitimidad que generala legalidad (aunque deba ser una legalidad no puramente formal). Estopermite entender por qu la justicia en general, y los jueces y tribunalesen particular, asumen una nueva relevancia en el nuevo modelo de dere-cho.17

    Lo anterior requiere todava un elemento ms de explicacin. Puestoque la transicin jurdica mexicana no se produjo mediante ruptura, haynecesidad de legitimar internamente al nuevo derecho, sobre todo antelos antiguos operadores jurdicos, que tienen que entenderlo y aplicarloen un contexto social ms exigente. Es por ello que se recurre a la doctri-na, cuya funcin es la de explorar y vincular al orden jurdico positivocon modelos filosficos y tericos ms amplios, pero tambin a las capa-

    FIX-ZAMUDIO Y EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURDICASXXII

    nido una orientacin menos fuerte hacia los temas econmicos y, en general, del derechoprivado.

    16 Esta es una de las razones por las que Dezalay y Garth hablan de estrategias in-ternacionales.

    17 Sobre la legitimidad que ofrece el derecho en un contexto de transicin, veseFix-Fierro, Hctor y Lpez-Aylln, Sergio, Legitimidad contra legalidad. Los dilemasde la transicin jurdica y el Estado de derecho en Mxico, Poltica y Gobierno, cit., no-ta 14.

  • cidades operativas de los juristas acadmicos, pues ellos no slo se hanapropiado de esos nuevos modelos, sino que ofrecen la ventaja la legi-timidad, en una palabra de estar desvinculados de los intereses creadosy las prcticas habituales del viejo sistema. Es en este contexto que se re-vela, en todas sus dimensiones, la importancia de la profesionalizacin yla institucionalizacin de la investigacin jurdica que se ha logrado en elIIJ. En su lenguaje, tomado fundamentalmente de la sociologa de PierreBourdieu (1930-2002), Dezalay y Garth diran que, en el marco de losimperativos econmicos y polticos que impone la globalizacin, el capi-tal acadmico se transforma en capital jurdico-poltico, el que otorgatanta mayor influencia a sus detentadores cuanto ms deseado es por unaelite que desespera por recuperar, a travs del derecho, parte de la legi-timidad perdida.

    Quiero terminar estas lneas en un tono ms personal, que slo puedeser de gratitud hacia Hctor Fix-Zamudio. Lo que el Instituto, la cienciajurdica mexicana y la vida institucional del pas le deben, se refleja,aunque plidamente, en los prrafos anteriores. l ha sido ejemplo cons-tante y gua certera para todos nosotros; ha sido, en suma, el ancla de lasgeneraciones del Instituto. La lista particular de lo que yo debo agrade-cerle, en cambio, es mucho ms larga, pero para ello me faltan, y me so-bran nuevamente, las palabras. Porque en mi vida yo he cosechado mu-cho de lo que no he sembrado, le pido ahora, con emocin, que recibaeste homenaje como parte de la cosecha de lo que ha sembrado durantems de cincuenta aos, y que todos deseamos que sean muchos ms.

    Hctor FIX-FIERRO*

    PRLOGO XXIII

    * Director del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM.

  • PREFACIO

    En el ao de 1956 aparecen los primeros trabajos de Hctor Fix-Zamu-dio: Derecho procesal constitucional,1 La garanta jurisdiccional de laConstitucin mexicana,2 El proceso constitucional,3 Estructura pro-cesal del amparo4 y La aportacin de Piero Calamandrei al derechoprocesal constitucional.5 En octubre de ese mismo ao ingres al enton-ces Instituto de Derecho Comparado (hoy de Investigaciones Jurdicas)de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.

    A cincuenta aos de distancia se advierte la trascendencia de aquellasprimeras publicaciones que representan el inicio de una brillante carreraacadmica. Y es por ello que en el ao de 2006 comentamos con el doc-tor Diego Valads, en aquel momento director del Instituto de Investiga-ciones Jurdicas de la UNAM, la conveniencia de conmemorar las bodasde oro acadmicas del maestro Fix-Zamudio. El doctor Valads no sloacogi con beneplcito la idea sino que nos encomend la delicada laborde la coordinacin del proyecto, que luego respald con entusiasmo elactual director de ese Instituto, el doctor Hctor Fix-Fierro.

    Se decidi que la obra homenaje tuviera como eje temtico al derechoprocesal constitucional, debido a que esa disciplina ha constituido unade sus preocupaciones fundamentales desde sus primeros ensayos y porrepresentar su principal forjador en los ltimos cincuenta aos. As, lapresente obra se suma a los dos homenajes anteriores. El primero, publi-cado por el propio Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM en1988, conmemorando sus treinta aos de investigacin en las ciencias ju-

    XXV

    1 La Justicia, t. XXVII, nms. 309 y 310, enero y febrero de 1956, pp. 12300-12313y 12361-12364.

    2 Foro de Mxico, nm. XXXV, febrero de 1956, pp. 3-12.3 La Justicia, nm. 317, t. XXVII, septiembre de 1956, pp. 12625-12636.4 La Justicia, nm. 318, t. XXVII, octubre de 1956, pp. 12706-12712.5 Revista de la Facultad de Derecho de Mxico, t. VI, nm. 24, octubre-diciembre

    de 1956, pp. 191-211.

  • rdicas;6 y el segundo, publicado una dcada despus, en 1998, por laCorte Interamericana de Derechos Humanos, en reconocimiento a su des-tacada trayectoria en esa jurisdiccin internacional.7

    La labor de convocatoria y de recepcin de los trabajos no fue senci-lla. En principio se tuvo en consideracin una lista inicial de los juristasms cercanos al doctor Fix-Zamudio, que nos proporcion gentilmente laseora Evangelina Surez, su eficiente secretaria de hace casi veinteaos. Posteriormente la lista fue creciendo de manera importante debidoa los muchos juristas que deseaban participar y que se enteraron delproyecto.

    El resultado es el que el lector tiene en sus manos; la participacin dems de cuatrocientos juristas a nivel mundial, en la que se unen acadmi-cos, profesores, jueces, servidores pblicos, discpulos y condiscpulosde varias generaciones, lo que permite un enfoque plural y amplio de lamateria central de la obra y tambin de otras disciplinas jurdicas.

    Para mayor claridad sistemtica, la obra se divide en doce tomos, dis-tribuidos en cuarenta y seis captulos, referidos en su mayora a las tem-ticas de estudio de la Ciencia del Derecho Procesal Constitucional en suconcepcin amplia. De esta forma, la obra se compone de los siguientestomos y captulos:

    TOMO I: TEORA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

    Captulo I: Teora general del derecho procesal constitucional

    TOMO II: TRIBUNALES CONSTITUCIONALES Y DEMOCRACIA

    Captulo II: Tribunales, cortes y salas constitucionalesCaptulo III: Tribunal Constitucional y jurisdiccin ordinariaCaptulo IV: Tribunales constitucionales y democracia

    TOMO III: JURISDICCIN Y CONTROL CONSTITUCIONAL

    Captulo V: Justicia y control constitucional

    PREFACIOXXVI

    6 Estudios en homenaje al doctor Hctor Fix-Zamudio, en sus treinta aos como in-vestigador de las ciencias jurdicas, Mxico, UNAM, III ts., 1988.

    7 Liber amicorum: Hctor Fix Zamudio, San Jos, Corte Interamericana de Dere-chos Humanos, II ts., 1998.

  • Captulo VI: Control difusoCaptulo VII: Control constitucional local

    TOMO IV: DERECHOS FUNDAMENTALES Y TUTELA CONSTITUCIONAL

    Captulo VIII: Derechos fundamentales y jurisdiccin constitucionalCaptulo IX: Proteccin horizontal de los derechos fundamentalesCaptulo X: Proteccin jurisdiccional de los derechos socialesCaptulo XI: Bloque de constitucionalidad

    TOMO V: JUEZ Y SENTENCIA CONSTITUCIONAL

    Captulo XII: Juez constitucionalCaptulo XIII: Sentencia constitucionalCaptulo XIV: Jurisprudencia y precedente constitucional

    TOMO VI: INTERPRETACIN CONSTITUCIONAL Y JURISDICCIN ELECTORAL

    Captulo XV: Interpretacin y argumentacin constitucionalCaptulo XVI: Interpretacin constitucional y derecho internacionalCaptulo XVII: Jurisdiccin constitucional electoral

    TOMO VII: PROCESOS CONSTITUCIONALES DE LA LIBERTAD

    Captulo XVIII: Hbeas corpusCaptulo XIX: AmparoCaptulo XX: Hbeas data y proteccin de datos personalesCaptulo XXI: Ombudsman y procedimiento de investigacin de la Su-

    prema Corte

    TOMO VIII: PROCESOS CONSTITUCIONALES ORGNICOS

    Captulo XXII: Control constitucional de leyesCaptulo XXIII: Conflictos entre poderes y rganos del EstadoCaptulo XXIV: Inconstitucionalidad por omisin legislativaCaptulo XXV: Juicio poltico y fuero parlamentarioCaptulo XXVI: Control jurisdiccional de la reforma constitucionalCaptulo XXVII: Responsabilidad patrimonial del Estado

    PREFACIO XXVII

  • TOMO IX: DERECHOS HUMANOS Y TRIBUNALES INTERNACIONALES

    Captulo XXVIII: Derecho internacional y jurisdiccin constitucionaltransnacional

    Captulo XXIX: Corte Interamericana de Derechos HumanosCaptulo XXX: Tribunal Europeo de Derechos HumanosCaptulo XXXI: Corte Penal InternacionalCaptulo XXXII: Corte Internacional de Justicia

    TOMO X: TUTELA JUDICIAL Y DERECHO PROCESAL

    Captulo XXXIII: Debido proceso y tutela judicialCaptulo XXXIV: Actualidad procesalCaptulo XXXV: PruebaCaptulo XXXVI: Derecho procesal civil internacional

    TOMO XI: JUSTICIA, FEDERALISMO Y DERECHO CONSTITUCIONAL

    Captulo XXXVII: Administracin y procuracin de justiciaCaptulo XXXVIII: Estado federal y autonmicoCaptulo XXXIX: Actualidad constitucional

    TOMO XII: MINISTERIO PBLICO, CONTENCIOSO ADMINISTRATIVOY ACTUALIDAD JURDICA

    Captulo XL: Ministerio Pblico y derecho penalCaptulo XLI: Derecho (contencioso) administrativoCaptulo XLII: Derecho de la informacinCaptulo XLIII: Derecho fiscalCaptulo XLIV: Derecho indgenaCaptulo XLV: Derecho laboralCaptulo XLVI: Derecho privado, informtica y telecomunicaciones

    Previamente a estos cuarenta y seis captulos, en el tomo I aparece unabreve semblanza y el curriculum vitae del doctor Fix-Zamudio. Asimis-mo, se incorpora un captulo denominado Epistolario, que contiene se-tenta y cuatro cartas que escribieron para esta emotiva ocasin los ju-ristas y discpulos cercanos al Maestro.

    PREFACIOXXVIII

  • A continuacin sealamos los cuatrocientos treinta y tres juristas, detreinta y siete nacionalidades que participan en la obra, por orden alfab-tico de pases y autores:

    ALEMANIA: Rainer Grote, Peter Hberle, Mathias Herdegen, NorbertLsing, Dieter Nohlen, Nicolas Nohlen y Hans-Peter Schneider.

    ANDORRA: Antoni Lpez Montanya.

    ARGENTINA: Vctor Abramovich, Alberto Alvarado Velloso, KarinaAnsolabehere, Roland Arazi, Vctor Bazn, Roberto Omar Berizonce,Pedro J. Bertolino, Mario Cmpora, Walter F. Carnota, Juan Cian-ciardo, Christian Courtis, Alberto Ricardo Dalla Va, Diego A. Do-labjian, Edgardo Alberto Donna, Enrique Falcn, Gustavo Ferreyra,Lucas Giardelli, Osvaldo Alfredo Gozani, Ricardo Haro, Juan CarlosHitters, Adelina Loianno, Gualberto Lucas Sosa, Pablo Manili, Anto-nio Mara Hernndez, Augusto M. Morello, Eduardo Oteiza, JorgeWalter Peyrano, Oscar Puccinelli, Humberto Quiroga Lavi, GuidoRisso, Adolfo Armando Rivas, Jorge A. Rojas, Nstor Pedro Sags,Mara Sofa Sags, Gustavo Szarangowicz, Sebastin Diego Toledo,Fernando Toller, Carlos Vallefn, Jorge Reinaldo Vanossi, AlejandroC. Verdaguer, Rodolfo L. Vigo, Eugenio Ral Zaffaroni y AlbertoZuppi.

    BLGICA: Marcel Storme.

    BOLIVIA: Jorge Asbun, Ren Baldivieso Guzmn y Jos Antonio RiveraSantivaez.

    BRASIL: Jos Afonso da Silva, Jos Carlos Barbosa Moreira, Paulo Bo-navides, Antnio Augusto Canado Trindade, Ivo Dantas, Paulo Ro-berto de Gouva Medina, Ada Pellegrini Grinover y Andr RamosTavares.

    CABO VERDE: Jorge Carlos Fonseca.

    COLOMBIA: Jaime Araujo Rentera, Ramiro Bejarano Guzmn, MarioCajas Sarria, Jaime Crdoba Trivio, Juan Carlos Esguerra Portoca-rrero, Ana Giacomette Ferrer, Diana Guarnizo, Jos Gregorio Her-nndez Galindo, Alexei Julio Estrada, Diego Lpez Medina, HernnAlejandro Olano Garca, Julio Csar Ortiz Gutirrez, Nstor OsunaPatio, Jairo Parra Quijano, Carlos Restrepo Piedrahita, Ernesto Rey

    PREFACIO XXIX

  • Cantor, Luis Carlos Schica Aponte, Ma. Auxiliadora Solano Monge,Juan Carlos Upegui Meja y Rodrigo Uprimny.

    COSTA RICA: Gilbert Armijo, Sergio Artavia B., Rubn Hernndez Va-lle, Ernesto Jinesta L., Luis Paulino Mora Mora, Luis Fernando Sola-no Carrera y Manuel E. Ventura Robles.

    CUBA: Beatriz Bernal Gmez y Andry Matilla Correa.

    CHILE: Andrs Bordal Salamanca, Jos Luis Cea Egaa, Juan ColomboCampbell, Cecilia Medina Quiroga, Enrique Navarro Beltrn, Hum-berto Nogueira Alcal, Miguel Otero Lathrop, Diego Palomo, Mari-sol Pea Torres, Hugo Pereira Anabaln, Lautaro Ros lvarez yFrancisco Ziga.

    ECUADOR: Hernn Salgado Pesantes y Santiago Efran VelzquezCoello.

    EL SALVADOR: Enrique Anaya, Roberto Cullar M., Florentn Melndezy Manuel Montecinos.

    ESPAA: Eliseo Aj, Miguel ngel Alegre Martnez, Jos Almagro Nose-te, Manuel Aragn Reyes, Pedro Aragoneses Alonso, Rafael de AssRoig, Manuel Atienza, Lorena Bachmaier Winter, Mnica BeltrnGaos, Juan Mara Bilbao Ubillos, Jos Bonet Navarro, Joaqun BrageCamazano, Lorenzo M. Bujosa Vadell, Rafael Bustos Gisbert, RalCanosa Usera, Marc Carrillo, Jos Luis Cascajo Castro, FaustinoCordn Moreno, Luis M. Cruz, Pedro Cruz Villaln, Isabel Davara F.de Marcos, Miguel ngel Davara Rodrguez, Francisco Javier DazRevorio, Jos Julio Fernndez Rodrguez, Francisco Fernndez Sega-do, Vctor Ferreres Comella, ngela Figueruelo Burrieza, EduardoGarca de Enterra, Marina Gascn Abelln, Vicente Gimeno Sendra,Jess Mara Gonzlez Garca, Jess Gonzlez Prez, Pablo Gutirrezde Cabiedes Hidalgo de Caviedes, Jorge Lozano Miralles, RafaelMrquez Piero, Augusto Martn de la Vega, Fernando Martn Dz,Jos Martn Ostos, Juan Montero Aroca, Pablo Morenilla, Vctor Mo-reno Catena, Julio Muerza Esparza, Andrs de la Oliva Santos,Andrs Ollero, Emilio Pajares Montolo, Luciano Parejo Alfonso,Antonio-Enrique Prez Luo, Javier Prez Royo, Pablo Prez Tremps,Joan Pic I Junoy, Luis Prieto Sanchs, Francisco Ramos Mndez,Fernando Rey Martnez, Juan Luis Requejo Pags, Miguel RevengaSnchez, Pedro Rivas, Sonia Rodrguez Jimnez, Patricia Rodr-

    PREFACIOXXX

  • guez-Patrn, Fdo. Francisco Rubio Llorente, Carlos Ruiz Miguel, Pe-dro Serna, Javier Tajadura Tejada, Isabel Tapia Fernndez, AntonioTorres del Moral, Jos Luis Vzquez Sotelo, Pedro de Vega y CarlosVidal Prado.

    ESLOVENIA: Arne Marjan Mav i.

    ESTADOS UNIDOS: Martn Shapiro y Robert F. Williams.

    FRANCIA: Jean-Claude Colliard.

    GRECIA: Konstantinos D. Kerameus.

    GUATEMALA: Mario Aguirre Godoy, Larry Andrade-Abularach, MauroChacn Dorado y Jorge Mario Garca Laguardia.

    HONDURAS: Francisco Daniel Gmez Bueso.

    INGLATERRA: John Anthony Jolowicz.

    ISRAEL: Stephen Goldstein.

    ITALIA: Italo Augusto Andolina, Paolo Biavati, Michelangelo Bovero,Federico Carpi, Alfonso Celotto, Sergio Chiarloni, Giuseppe de Ver-gottini, Luigi Ferrajoli, Tania Groppi, Paolo Grossi, PierfrancescoGrossi, Ricardo Guastini, Luca Mezzetti, Marco Olivetti, Lucio Pego-raro, Alessandro Pizzorusso, Giancarlo Rolla, Roberto Romboli,Antonio Ruggeri, Michele Taruffo, Vincenzo Vigoritti y Gustavo Za-grebelsky.

    LITUANIA: Egidijus Jarainas y Stasys Sta iokas.

    MACAU: Paulo Cardinal.

    MXICO: Juan Manuel Acua, Jorge Adame Goddard, Horacio Aguilarlvarez de Alba, Miguel de Jess Alvarado Esquivel, Emilio lvarezIcaza Longoria, Walter Arellano Hobelsberger, Gonzalo ArmientaCaldern, Juan Federico Arriola, Elisur Arteaga Nava, Csar Astudi-llo, Carlos Bez Silva, Daniel A. Barcel Rojas, Arturo Brcena Zu-bieta, Manuel Barqun ., Jos Barragn Barragn, Luis de la Barre-da Solrzano, Manuel Becerra Ramrez, Adriana Berrueco Garca,Ingrid Brena Sesma, Luis Broderman Ferrer, Rodolfo Bucio Estrada,Nstor de Buen Lozano, Jos Antonio Caballero, Jos Luis CaballeroOchoa, Enrique Cceres Nieto, Miguel Carbonell, Jaime Crdenas,Jorge Ulises Carmona Tinoco, Jorge Carpizo, Constancio CarrascoDaza, Manlio Fabio Casarn Len, Milton Emilio Castellanos Got,

    PREFACIO XXXI

  • Juventino V. Castro y Castro, Cynthia Chanut Espern, David Cien-fuegos, Germn Cisneros Faras, Rafael Coello Cetina, Vctor Ma-nuel Coll Ek, Lorenzo Crdova Vianello, Edgar Corzo Sosa, Jos Ra-mn Cosso Daz, Jos de Jess Covarrubias Dueas, scar CruzBarney, Osmar Armando Cruz Quiroz, Francisco Jos De Andrea S.,Enrique Daz Aranda, Jos Hugo Augusto Daz-Esta Avelino, LuisDaz Mller, Juan Daz Romero, Javier Dond Matute, Ma. MacaritaElizondo Gaspern, Miguel Eraa Snchez, Rafael Estrada Michel,Jorge Fernndez Ruiz, Eduardo Ferrer Mac-Gregor, Hctor Fix-Fie-rro, Imer B. Flores, Jos Fernando Franco Gonzlez Salas, FlavioGalvn Rivera, Jos Gamas Torruco, Mximo Gmiz Parral, MarcoCsar Garca Bueno, Gumesindo Garca Morelos, Sergio Garca Ra-mrez, Jos Alfredo Garca Sols, Paula Mara Garca-Villegas Sn-chez-Cordero, Raymundo Gil Rendn, Mara Gmez Prez, AlonsoGmez Robledo, Genaro David Gngora Pimentel, Juan Luis Gonz-lez Alcntara y Carranc, Carlos Gonzlez Blanco, Hctor GonzlezChvez, Jorge Alberto Gonzlez Galvn, Nuria Gonzlez Martn, Ma-nuel Gonzlez Oropeza, Ral Gonzlez Schmal, Jos de Jess GudioPelayo, Juan Carlos Gutirrez, Rodrigo Gutirrez, Juan de Dios Gu-tirrez Bayln, Ivn Carlo Gutirrez Zapata, Manuel L. Hallivis Pela-yo, Ma. del Pilar Hernndez, Mara Amparo Hernndez Chong Cuy,Alfonso Herrera Garca, Carla Huerta, Francisco Ibarra Palafox,Olga Islas de Gonzlez Mariscal, Alfredo Islas Coln, PatriciaKurczyn Villalobos, Mauricio Lara Guadarrama, Leoncio LaraSenz, Jos Manuel Lastra Lastra, Gerardo Laveaga, Andrs LiraGonzlez, Sergio Lpez-Aylln, Miguel Alejandro Lpez Olvera, Mar-garita Beatriz Luna Ramos, Ana Laura Magaloni Kerpel, Daniel Mr-quez, Ral Mrquez Romero, Fabiola Martnez Ramrez, EdgardoMartnez Rojas, Mario Melgar Adalid, Ricardo Mndez Silva, JorgeMeza Prez, Javier Mijangos y Gonzlez, Gonzalo Moctezuma Barra-gn, Csar de Jess Molina, Cecilia Mora-Donatto, Carlos A. Mora-les-Pauln, Jorge Nader Kuri, Jos Ramn Narvez, Carlos F. Nata-rn, Csar Nava Escudero, Salvador Olimpo Nava Gomar, SantiagoNieto Castillo, Alfonso Oate, Jorge R. Ordez E., Jos Emilio Ro-lando Ordez Cifuentes, Lina Ornelas Nez, J. Jess Orozco Hen-rquez, Jos Ovalle Favela, Ruperto Patio Manffer, Ral PrezJohnston, Valeriano Prez Maldonado, Carlos Prez Vzquez, Ral

    PREFACIOXXXII

  • Plascencia Villanueva, Jos Luis Prado Maillard, Elvia Arcelia Quin-tana Adriano, Alejandro Quijano lvarez, Karla I. Quintana Osuna,Emilio Rabasa Gamboa, Laura M. Rangel Hernndez, Gabriela RosGranados, Jos Roldn Xopa, Alberto Sad, Pedro Salazar Ugarte, Ja-vier Saldaa, Luis Gerardo Samaniego Santamara, Alfredo SnchezCastaeda, Olga Snchez Cordero de Garca Villegas, Rubn Sn-chez Gil, Ulises Schmill, Ricardo J. Seplveda I., Jos Ma. Serna de laGarza, Fernando Serrano Migalln, Dora Mara Sierra Madero, JuanCarlos Silva Adaya, Fernando Silva Garca, Jos Luis Soberanes Fer-nndez, Humberto Surez Camacho, Evangelina Surez Estrada, JulioTllez Valds, Karla Beatriz Templos Nez, Rodolfo Terrazas Salga-do, Pedro Torres Estrada, Francisco Tortolero Cervantes, Jos JuanTrejo Ordua, Jean Claude Tron Petit, Gonzalo Uribarri Carpintero,Diego Valads, Clemente Valds, Salvador Valencia Carmona, SergioArmando Valls Hernndez, Francisco Vzquez-Gmez Bisogno, Ro-dolfo Vzquez, Juan Vega Gmez, Ernesto Villanueva, Jorge Witker yArturo Zaldvar Lelo de Larrea.

    NICARAGUA: Ivn Escobar Fornos y Francisco Rosales Arguello.

    PANAM: Arturo Hoyos y Sebastin Rodrguez Robles.

    PARAGUAY: Jorge Silvero Salgueiro.

    PER: Samuel B. Abad Yupanqui, Ernesto Blume Fortini, Edgar CarpioMarcos, Susana Ynes Castaeda Otsu, Luis Castillo Crdova, JorgeDans Ordez, Francisco Eguiguren Praeli, Eloy Espinosa-SaldaaBarrera, Gerardo Eto Cruz, Domingo Garca Belaunde, Diego GarcaSayn, Vctor Garca Toma, Carlos Hakansson Nieto, Csar Landa,Juan Monroy Glvez, Jos F. Palomino Manchego, Carlos Parodi Re-mn, Elvito A. Rodrguez Domnguez y Fernando Vidal Ramrez.

    POLONIA: Krystian Complak.

    PORTUGAL: Jorge Miranda.

    REPBLICA DEMOCRTICA DEL CONGO: Jean Cadet Odimba.

    REPBLICA DOMINICANA: Eduardo Jorge Prats y Olivo A. RodrguezHuertas.

    SUDFRICA: Wouter L. de Vos.

    PREFACIO XXXIII

  • URUGUAY: Augusto Durn Martnez, Eduardo G. Esteva Gallicchio, Jai-me Greif, Hctor Gros Espiell, ngel Landoni Sosa y Leslie VanRompaey.

    VENEZUELA: Alirio Abreu Burelli, Carlos Ayala Corao, Alberto Bau-meister Toledo, Alberto Blanco-Uribe Quintero, Allan R. Brewer Ca-ras, Jess M. Casal H., Jos Vicente Haro Garca, Ricardo Henr-quez La Roche, Michael Nez Torres y Mariolga Quintero Tirado.

    Como podr advertir el lector, se trata de un esfuerzo colectivo a nivelmundial. La calidad y cantidad de los trabajos slo pudo haberse logradopor la autoridad moral e intelectual del convocante, que tanto ha contri-buido al desarrollo del derecho pblico de nuestro tiempo y especialmen-te a la consolidacin de la Ciencia del Derecho Procesal Constitucional.

    A nombre del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UniversidadNacional Autnoma de Mxico, de la editorial Marcial Pons y del Insti-tuto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional, agradecemos a cadaautor su entusiasta colaboracin. Con profunda admiracin y cario lacomunidad jurdica internacional se une para honrar a uno de los juristasde habla hispana ms querido, respetado y reconocido en el mundo, conmotivo de sus cincuenta aos (1956-2006) de continua y fructfera laborintelectual.

    Enhorabuena Maestro Hctor Fix-Zamudio!

    Eduardo FERRER MAC-GREGORArturo ZALDVAR LELO DE LARREA

    Ciudad de Mxico, Primavera de 2008

    PREFACIOXXXIV

  • SEMBLANZA DEL MAESTRO HCTOR FIX-ZAMUDIO

    Eduardo FERRER MAC-GREGOR

    Hctor Fix-Zamudio naci en el centro histrico de la ciudad de Mxicoel 4 de septiembre de 1924. Su abuelo paterno, Lucien Fix, lleg deFrancia en el siglo XIX. Es el primer hijo del matrimonio de don FelipeFix y Ruiz de Velasco originario de Cuernavaca, Morelos, y doa AnaMara Zamudio Cant, que proceda de Ciudad Victoria, Tamaulipas.Sus hermanos menores se llamaron Graciela, Jorge y Ren. Le sobrevivesu hermana Margarita, con quien mantiene una estrecha relacin.

    Estudi principalmente en escuelas pblicas. La primaria la realiz endos instituciones: una anexa a la Normal de Maestros y otra denominadaRepblica de Brasil. La secundaria en la Escuela Secundaria nmero 4:Moiss Senz, ubicada en Santa Mara la Ribera, en pleno centro de laciudad de Mxico. En esa poca tuvo como maestros a Jos Calvo (lite-ratura espaola), Ofelia Garza de del Castillo (espaol) y Carlos Pellicer(historia universal), que influyeron en su formacin humanista.

    El bachillerato lo curs en la Escuela Nacional Preparatoria en elAntiguo Colegio de San Ildefonso, tambin en el centro histrico de laciudad de Mxico (1940-1942). Fue en esa poca donde defini su claravocacin por la historia y el derecho, al optar por el bachillerato en elrea de Humanidades. Influyeron sensiblemente en su formacin Eras-mo Castellanos Quinto (literatura universal), Joaqun Ramrez Cabaas(historia), Hilario Medina (historia universal), Agustn Yez (literatura),Adolfo Menndez Samar (introduccin a la filosofa) y Juan SnchezNavarro (introduccin a la historia del derecho).

    Estudi derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia (hoy Facul-tad de Derecho) de la UNAM (1942-1949). Entre sus maestros figuranjuristas de la talla de Juan Snchez Navarro y Pen (introduccin al estu-dio del derecho), Javier de Cervantes (derecho romano), Jos Castillo

    XXXV

  • Larraaga (derecho procesal), Mario de la Cueva (teora del Estado),Manuel Marvn (derecho del trabajo), Jos Campillo Sinz (derecho deltrabajo), Jos Castro Estrada (derecho administrativo), Leopoldo Aguilar(derecho civil), Salvador Azuela (derecho constitucional), Antonio Mar-tnez Bez (derecho constitucional), Antonio Carrillo Flores (derecho ad-ministrativo) y Vicente Peniche Lpez (juicio de amparo). Desde estu-diante aflor su predileccin por el estudio del juicio de amparo,asistiendo como oyente a las clases impartidas por Alfonso NoriegaCant.

    Se titul con mencin honorfica el 18 de enero de 1956, con la tesisdenominada La garanta jurisdiccional de la Constitucin mexicana.Ensayo de una estructuracin procesal del amparo, que haba concluidoen 1955. El jurado del examen estuvo integrado por Lucio Cabrera Ace-vedo, Jos Castillo Larraaga, Mariano Azuela Rivera y Niceto Alca-l-Zamora y Castillo. Dedic cinco aos a la elaboracin de este trabajo,que fue dirigido por los procesalistas Jos Castillo Larraaga y NicetoAlcal-Zamora y Castillo. Este ltimo jurista espaol, radicado por msde treinta aos en Mxico (1946-1976), influy en su dedicacin a la in-vestigacin y docencia. Fix-Zamudio se convirti en uno de sus principa-les discpulos dentro de la honda escuela que forj.

    Su inicial trabajo tuvo una gran repercusin en los aos siguientes. Lopublic parcialmente en diversas revistas en ese mismo ao (1956) y lue-go de manera ntegra como parte de su primer libro: El juicio de amparo(Mxico, Porra, 1964). Constituye, por una parte, el primer estudio sis-temtico sobre la ciencia del derecho procesal constitucional como disci-plina jurdico procesal. Por la otra, inicia la etapa que l mismo denomi-na como de reivindicacin procesal del amparo, entendiendo que lamxima institucin procesal mexicana deba estudiarse fundamentalmen-te como proceso constitucional y no slo como institucin poltica.

    En 1960 cas con Mara Cristina Fierro Gonzlez, originaria de la ciu-dad de Mxico. Compaera inseparable que durante cuarenta y tres aosapoy su trayectoria en funciones judiciales y como investigador jurdico.Tuvieron cuatro hijos: Hctor Felipe, Mara Cristina, Carlos Enrique eImelda; y seis nietos: Valentina, Fabin, Markel, Verena, Adrin y HctorDaniel. Su familia ha representado un estmulo permanente de aliento ensus labores acadmicas. Su primognito, Hctor Fix- Fierro, siguiendo los

    SEMBLANZAXXXVI

  • pasos de su padre, es un reconocido investigador y actualmente directordel Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM.

    Realiz sus estudios de posgrado en la Divisin de Estudios Superio-res de la Facultad de Derecho de la propia UNAM (1964-1965), obte-niendo el grado de doctor el 1o. de marzo de 1972, con la mencin Mag-na Cum Laude. El jurado estuvo integrado por Niceto Alcal-Zamora yCastillo, en calidad de director, Luis Recasns Siches, Alfonso NoriegaCant, Antonio Carrillo Flores y Antonio Martnez Bez. Su tesis de gra-do fue ampliada en los aos siguientes y publicada en Espaa con elnombre de La proteccin procesal de los derechos humanos ante las ju-risdicciones nacionales (Madrid, Civitas, 1982).

    Su actividad profesional se ha bifurcado en dos senderos: la funcinjudicial y la actividad acadmica. Han sido sus dos vocaciones, comol mismo lo ha sealado. Siendo estudiante labor durante breve tiempoen una notara e ingres a la Suprema Corte de Justicia de la Nacin el 8de junio de 1945, como auxiliar en la Secretara de Acuerdos de la Se-gunda Sala. Durante diecinueve aos labor en el Poder Judicial de laFederacin, ocupando diversos cargos judiciales: actuario con funcionesde secretario de Juzgado de Distrito (1957), secretario de Tribunal Cole-giado de Circuito (1956-1957), hasta secretario de Estudio y Cuenta ads-crito al Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nacin(1958-1964). Renunci el 30 de julio de 1964 para dedicarse de tiempocompleto a la enseanza e investigacin jurdicas. Esa decisin vocacio-nal marc su futuro acadmico, que ha mantenido a pesar de ofrecimien-tos en varias ocasiones para ocupar el cargo de ministro de la SupremaCorte de Justicia de la Nacin.

    Ingres como investigador por contrato al Instituto de Derecho Com-parado (hoy de Investigaciones Jurdicas) en octubre de 1956 y de tiem-po completo en agosto de 1964. Fue director de ese Instituto por doceaos (1966-1978) y designado investigador emrito del mismo por elConsejo Universitario en 1987. Ha sido miembro del Sistema Nacionalde Investigadores (SNI) desde su creacin en 1984, e investigador emri-to del mismo sistema desde 1996.

    Como universitario ha tenido una destacada participacin en momen-tos difciles de la UNAM, al redactar las bases jurdicas que llevaron asuperar el conflicto laboral de 1972. Contribuy a los festejos de la auto-noma universitaria en 1979 y a la creacin de la Defensora de los Dere-

    SEMBLANZA XXXVII

  • chos Universitarios en 1985. Form parte de la Junta de Gobierno de laUNAM (1981-1988).

    Ha sido profesor de la asignatura Juicio de Amparo en su alma mater,la Facultad de Derecho de la UNAM, durante treinta y dos aos ininte-rrumpidos (1964-1996). Adems de impartir ctedra en la Divisin deEstudios de Posgrado de la misma Facultad (1966-1994), ha impartidocursos y participado en numerosos congresos y seminarios en universida-des nacionales y del extranjero.

    Es miembro de un importante nmero de asociaciones cientficas na-cionales e internacionales, destacando la Academia Mexicana de Cien-cias; El Colegio Nacional; la Academia Internacional de Derecho Com-parado; la Asociacin Internacional de Derecho Procesal; la Unin deProfesores para el Estudio del Derecho Procesal Internacional; la Acade-mia Nacional de Ciencias Morales y Polticas de Argentina; el InstitutoIberoamericano de Derecho Procesal; el Instituto Iberoamericano de De-recho Procesal Constitucional (presidente honorario desde 2003) y elInstituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, del cual fue Presi-dente titular (1975-1992) y actualmente presidente honorario vitalicio(desde 1992).

    Entre sus principales premios y distinciones destacan: el Premio de laAcademia de la Investigacin Cientfica (1963); el Premio Nacional deHistoria, Ciencias Sociales y Filosofa (1982); el Premio Internacionalconferido por la UNESCO sobre la enseanza de los derechos humanos(1986); la Medalla al Mrito Universitario en el campo de la investiga-cin (1990); el Premio Universidad Nacional en Investigacin en Cien-cias Sociales (1992); el Premio Nacional de Jurisprudencia, otorgado porla Barra Mexicana, Colegio de Abogados (1994); la Medalla BelisarioDomnguez, otorgada por el Senado de la Repblica (2002), y el PremioInternacional Justicia en el Mundo otorgado por la Unin Internacionalde Magistrados (Madrid, 2004).

    Ha recibido el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Sevi-lla, Espaa (1984); la Universidad de Colima, Mxico (1992); la Univer-sidad Externado de Colombia (1998); la Pontificia Universidad Catlicade Per (2001); la Benemrita Universidad Autnoma de Puebla (2002);la Universidad Complutense de Madrid (2003); la Universidad Los Andesen Huancayo, Per (2007), y el Centro de Investigacin y Desarrollo delEstado de Michoacn (2007).

    SEMBLANZAXXXVIII

  • Durante ms de cincuenta aos sus investigaciones, siempre caracteri-zadas por la utilizacin del mtodo histrico comparativo, se han centra-do en tres ejes fundamentales: el derecho procesal, el derecho constitu-cional y los derechos humanos. De manera particular, representa elprincipal forjador de una nueva disciplina jurdica que se encuentra en laactualidad en pleno desarrollo: la ciencia del derecho procesal constitu-cional, que da nombre precisamente a la presente obra colectiva en suhonor y en la que participan ms de cuatrocientos juristas de treinta ysiete nacionalidades.

    Tiene ms de cuatrocientas publicaciones, entre las que figuran libros,artculos, ensayos monogrficos, traducciones, prlogos y presentacio-nes, en el mbito nacional como internacional. Autor de ms de veinte li-bros: Tres estudios sobre el mandato de seguridad brasileo (et al.,1963); El juicio de amparo (1964); Veinticinco aos de evolucin de lajusticia constitucional. 1940-1965 (1968); Constitucin y proceso civilen Latinoamrica (1974); Los tribunales constitucionales y los derechoshumanos (1980, 2a. ed., 1985); Metodologa, docencia e investigacinjurdicas (1981, 13a. ed., 2006); La proteccin jurdica y procesal de losderechos humanos ante las jurisdicciones nacionales (1982); Introduc-cin a la justicia administrativa en el ordenamiento mexicano (1983);Latinoamrica: Constitucin, proceso y derechos humanos (1988); Pro-teccin jurdica de los derechos humanos. Estudios comparativos (1991,2a. ed., 1999); Derecho procesal (con Jos Ovalle Favela, 1991, 2a. ed.,1993); Ensayos sobre el derecho de amparo (1993, 3a. ed., 2003); Justi-cia constitucional, ombudsman y derechos humanos (1993, 2a. ed.,2001); Comentarios a la Ley de la Comisin de Derechos Humanos delDistrito Federal (1995); El Poder Judicial en el ordenamiento mexicano(con Jos Ramn Cosso, 1996, 3a. reimp., 2003); El consejo de la judi-catura (con Hctor Fix-Fierro, 1996); Mxico y la declaracin de dere-chos humanos (coord., 1999); Mxico y la Corte Interamericana de De-rechos Humanos (2a. ed., 1999); Derecho constitucional mexicano ycomparado (con Salvador Valencia Carmona, 1999, 5a. ed., 2007);Introduccin al derecho procesal constitucional (2002); Funcin consti-tucional del Ministerio Pblico. Tres ensayos y un eplogo (2004); Estu-dio de la defensa de la Constitucin en el ordenamiento mexicano (1994,3a. ed., 2005); y El derecho de amparo en el mundo (coord. con EduardoFerrer Mac-Gregor, 2006).

    SEMBLANZA XXXIX

  • En el mbito internacional destac como juez de la Corte Interameri-cana de Derechos Humanos (1986-1998), siendo su presidente durantedos periodos consecutivos (1990-93 y 1995-97); y miembro de la Subco-misin para la Prevencin de Discriminaciones y la Proteccin de Mino-ras de la ONU (suplente desde 1988 y titular 1998-2001), en Ginebra,Suiza.

    El maestro Hctor Fix-Zamudio tiene innumerables discpulos entrelos cuales se encuentran los principales juristas de nuestro pas. Su es-cuela se ha extendido allende las fronteras y su pensamiento est presen-te en los cambios legislativos, jurisprudenciales e institucionales de Lati-noamrica. Es considerado en la actualidad el jurista mexicano msreconocido en el mundo y uno de los humanistas iberoamericanos demayor influencia, querido y respetado, en el derecho pblico de nuestrotiempo.

    SEMBLANZAXL

  • ALGUNAS ACOTACIONES SOBRE LOS PODERESDE INTERPRETACIN DE LOS JUECES CONSTITUCIONALES

    A LAS NORMAS Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES.INTERPRETACIN JURISPRUDENCIAL EN DERECHO

    VENEZOLANO*

    Alberto BAUMEISTER TOLEDO**

    Todos estamos bajo la Constitucin, perolos jueces dicen qu es la Constitucin.

    HUGHES, 1907***

    SUMARIO: I. Complicaciones y precisiones en torno al temaobjeto del presente estudio. II. Lo que en doctrina se entiendepor interpretacin constitucional. III. Breves observacionessobre los tipos de interpretacin constitucional segn la doc-

    trina predominante. IV. Algunas anotaciones en torno a losmtodos de interpretacin constitucional y los principios de la

    interpretacin constitucional. V. Conclusiones.

    En la materia referida en esta colaboracin tiene especial relevancia todocuanto ha estudiado y disertado el homenajeado, tal como lo veremosms adelante en el examen que nos proponemos realizar.

    3

    * Trabajo especial para el libro homenaje al ilustre maestro latinoamericano doctorHctor Fix-Zamudio, eje primigenio de los estudios de derecho constitucional en nuestroContinente. El material es un ajuste y puesta al da sobre el trabajo de incorporacin a laAcademia de Ciencias Polticas y Sociales de Venezuela, presentado por el autor con mo-tivo de su designacin como individuo de nmero de dicha corporacin.

    ** Abogado y especialista en derecho privado y en derecho financiero por la Univer-sidad Catlica Andrs Bello de Caracas, Venezuela (UCAB).

    *** Citado por Csar Landa, Teoras de la interpretacin judicial, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.), Derecho procesal constitucional, 3a. ed., Mxico, Porra,2002, t. III, p. 2801.

  • Con ello una vez ms se pone de relieve el importante trabajo quesiempre ha llevado a cabo el maestro Fix-Zamudio, eje fundamental delderecho constitucional y del derecho procesal constitucional en nuestrocontinente, cuyas ideas no dejan de repicar en todos los autores que dealguna forma tenemos relacin con esta novedosa rama de la actividadprocesal y el derecho constitucional.

    Espero y aspiro que este homenaje d fuerza al maestro para que con-tine viviendo activo como siempre entre nosotros y sirvindonos de faroy acicate en torno a cuanto especulemos en esta hermossima y significa-tiva rama del derecho que cada vez ms toma arraigo e importancia en ladoctrina moderna y tiene tan destacada importancia en nuestro entornocontinental.

    I. COMPLICACIONES Y PRECISIONES EN TORNOAL TEMA OBJETO DEL PRESENTE ESTUDIO

    Dije en la oportunidad en que me correspondi por primera vez expo-ner sobre el tema, que con la ms absoluta modestia confesaba en primertrmino que este trabajo no tiene mayores pretensiones que las derivadasde querer exponer en forma ms o menos ordenada, un asunto hasta cier-to punto de vista novedoso en nuestra Venezuela, donde estbamos estre-nando el sistema de una Sala Constitucional, con las mismas funcionesde los Tribunales Constitucionales tan tratados en la doctrina y legisla-ciones contemporneas.

    Su actualidad, no resulta de lo novedoso del tema, pues realmente elmismo viene acompaando ya hace algunos aos la historia del constitu-cionalismo y resulta realmente complejo y debatido, en todos los ordena-mientos y sistemas, pues se trata, precisamente de poder determinar hastadonde pueden llegar esas potestades de interpretacin de la Constitucinpor parte de los Jueces de los Tribunales Constitucionales.

    Aclaro pues que en estas lneas que siguen no tengo pretensiones deque con ellas est elaborando un anlisis siquiera semiprofundo del pro-blema y que ni aun dentro de estos estrictos lmites, este pretendiendocon ello que el mismo sea considerado agota la materia, ni quede dicha laltima palabra en cuanto a esa temtica.

    En materia constitucional, procesal constitucional, de justicia constitu-cional, y ms precisamente, en torno al tema de los lmites de los poderes

    ALBERTO BAUMEISTER TOLEDO4

  • y facultades de los tribunales constitucionales para interpretar y aplicarlas Constituciones, luego de que cualquier curioso estudioso del derechohaya analizado algunas paginas de obras de serios entendidos en la mate-ria, estamos seguros de que claramente podr sostener que nunca se ago-tar el tema, nunca estar terminado de decirse todo cuanto se debe, ni decorregir todo cuanto se haya dicho, hoy lo afirmo con profundo conven-cimiento, y con mayor inters, pues si en los regmenes constitucionalesprecedentes a la actual Constitucin Nacional solamos no con constantefrecuencia analizar algunos fallos sobre constitucionalidad e inconstitu-cionalidad, hoy, a la luz de la nueva carta magna1 y con la incorporacinque en la misma se hizo del sistema de recurso de interpretacin consti-tucional y pronunciamientos sobre inaccin del Poder Legislativo, la pro-blemtica al respecto ha variado considerablemente y para todos porigual, toma relevante importancia e inters cuanto atae a esas potestadesinterpretativas.

    No tengo pues la menor duda en destacar que uno de los temas quizsms polmicos en materia constitucional, lo es precisamente el de la in-terpretacin de la Constitucin y su dinmica y per se, anticipa una plu-ralidad inagotable de situaciones por examinar, e inclusive aquellas quehan sido objeto de anlisis, no precisamente pueden conducir a reputarque estn del todo resueltas, por ello, creo que una leccin de prudenciaen esta materia es la del profesor Ral Canosa Usera2 cuando declara...ya anticipo que tales situaciones seguirn quedando irresueltas puesno me propongo otra cosa que esbozarlas sin afn alguno de resolverlas,entre otros motivos porque estoy firmemente convencido de la imposibi-lidad de hallar soluciones inequvocas....

    Tambin resulta igualmente cierta otra afirmacin del mismo citado au-tor, cuando en el mismo trabajo destaca que la materia de interpretacinconstitucional es un quehacer sobre manera abierto, exitoso solo cuando

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 5

    1 Gaceta Oficial (en lo sucesivo GO) nm. 36.860 del 30 de diciembre de 1999 dela Repblica Bolivariana de Venezuela y con la observacin de que dicha Constitucinnuevamente fue publicada con correcciones de gramtica, sintaxis y estilo y con su ex-posicin de motivos, en la GO 5.453, extraordinaria del 24 de marzo, segn algunos en-tendidos sin seguirse el proceso formal para dichos cambios ni incorporaciones. En todocaso, la ltima publicacin se la tiene como el cuerpo formal de nuestra carta magna y lacual se la conoce de manea general y as la aludiremos como Constitucin de 1999.

    2 Canosa Usera, Ral, Interpretacin constitucional y voluntad democrtica, enEduardo Ferrer Mac-Gregor (coord.), Derecho procesal constitucional, 3a. ed., Mxico,Porra, 2002, t. III, p. 2601.

  • contribuye a la correcta aplicacin de los preceptos de la Constitucin, pe-ro afirmando, que tal apreciacin debe ser matizada, en tanto per se la in-terpretacin constitucional es problemtica en su mtodo, en su objeto yen sus protagonistas, concluyendo sus observaciones, indicando queprueba de esa problematicidad es la innumerable serie de posiciones doc-trinales que se han elaborado sobre uno de esos tres puntos y ello, segnlo destaca el mismo citado autor, es demostracin clara de la dinamicidadde la interpretacin constitucional y su esencial resistencia a ser encasilla-da como proceso verificable siempre bajo las mismas pautas.3

    Por aadidura para sintetizar que tan cierto es lo que atae a esa pro-blemtica, advierte tambin dicho autor que la teora de la interpretacinconstitucional, es en particular tributaria del concepto Constitucin, so-bre la que se sustente y al respecto vale la pena recordar por igual quetampoco se ha acordado un concepto de Constitucin con todos sus ele-mentos indiscutibles en la medida en la que cada ley fundamental, acabaimponiendo un concepto propio del mismo, por lo anterior concluye elmismo Canosa, toda interpretacin es la de la respectiva Constitucininterpretada, y debe partir del concepto de ella misma inferido.

    Pero con lo dicho tampoco terminan los problemas, segn el mismocitado autor, pues tampoco puede decirse que a estas alturas la doctrina yciencia constitucional haya logrado siquiera acuerdo sobre lo que son al-gunos elementos comunes a todo Estado constitucional, elementos estos,adems generalizados en las ltimas dcadas y por eso, pese a todo lo an-tes dicho, puede hablarse de un Estado constitucional cuyos rasgos idea-les se encuentran con matices en las plasmaciones histricas del presente.Este tipo de Estados representa, segn Canosa, el intento ms acabado desometer la poltica al derecho, de purificar constitucionalizar lo po-ltico, todo lo cual ha provocado tambin extremos tales como los deconsiderar que la poltica, al efectivamente estar sometida a normas, dejade ser poltica, lo que obliga a comentarios como los que hace Stern.4 elderecho sin poltica es como navegar sin agua, pero la poltica sin dere-cho es como navegar sin brjula y es por ello, concluye nuestro comen-tado autor, se han llegado a hermosas creaciones tericas como aquellasde pretender navegaciones de secano.5

    ALBERTO BAUMEISTER TOLEDO6

    3 Ibidem, p. 2061.4 Citado por Canosa, op. cit., nota 2.5 Ibidem, p. 2602.

  • Contina destacando Canosa:

    La juridificacin de lo poltico traa aparejada inexorablemente la colo-cacin de la norma que tal hiciera en la cspide del ordenamiento jurdicopara vincular no solo a los tradicionales sujetos pasivos de la Ley, sinotambin, al mismo creador de la Ley. Y como soberano es justamentequien est por encima de la Ley y nada ni nadie lo est en el Estado cons-titucional, salvo la propia Constitucin, esta resulta entonces soberana. Sehabla as de soberana de la Constitucin aunque esta invoque una sobera-na nacional y popular que, a la postre solo se hace visible en el momentode fundar o refundar el estado, es decir, en el instante constituyente. Unavez que existe, no hay ms soberana que la de la Constitucin.

    El mismo autor comentado contina precisando:

    tiene lugar an una ltima y definitiva objetivizacin de la soberanapuesto que toda accin jurdicamente legitima deriva mediata o inmediata-mente de la Constitucin. Nadie est entonces por encima de ella, peroaqu la objetivizacin la Constitucin no es por si misma voluntad si-no expresin de la voluntad del sujeto constituyente que luego de actuardesaparece. Toda voluntad incluyendo la del legislador democrtico se ha-lla sometida a la Constitucin, la soberana por ello se hace por primeravez incorporal. Ni un rey ni un parlamento efectivamente libres: nadie dis-pone ya de las primeras decisiones polticas, las esenciales, porque queda-ron cristalizadas en la norma fundamental.

    La ltima y ms perfecta objetivizacin de la soberana coincide con laemergencia de sociedades complejas, plurales, las constituciones se plas-man como rdenes abiertos, en donde no hay valores absolutos. El plura-lismo axiolgico conduce as a constituciones abiertas, donde lo nicoabsoluto acaso sea su apertura constante y necesaria.

    Por esto ltimo comenta dicho autor: ...el nico rgano que pudiera en-carnar, personificar, la soberana (entendida como voluntad ltima e incon-dicionada), es decir, el Tribunal Constitucional u rgano similar no puedehacer otra cosa que limitarse a mantener abierto el marco constitucional-mente fijado y garantizar margen suficiente a las mayoras sucesivas paraque estas desarrollen la Constitucin segn sus opciones programticas.

    Pero, llegado a este punto, por igual tiene que reconocerse con el autorque venimos comentando, que la lgica del Estado constitucional nosconduzca as al punto ms polmico de su funcionamiento: la posibili-

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 7

  • dad de que el mximo interprete de la Constitucin se convierta en amode la Constitucin, con lo cual segn Canosa, el asunto se convierte enesencialmente irresoluble desde la perspectiva poltica y democrtica.

    Los esfuerzos que como en la teora de Kelsen procuran solucionar elproblema, buscando salvaguardar la libertad del legislador, ante el con-trol de constitucionalidad de los Tribunales Constitucionales, limitandoel papel de estos y los efectos de sus sentencias, mediante la radical sepa-racin de los planos de constitucionalidad y el de legalidad, tampoco sonla clara solucin de esta temtica.

    Se dice, no obstante, que en el caso del ejemplo de la justicia constitu-cional estadounidense sta responde a premisas diferentes y all entoncesel control constitucional slo puede entenderse en el contexto de la rela-cin entre Tribunal Constitucional y legislador democrtico, y slo asse explica que los ms inteligentes autores segn lo destaca Canosa:cuando han opinado sobre ella, concluyen como Mortati6 en que el ni-co modo de pacificar esas relaciones es el self restraint, el auto controldel Tribunal, es decir la deliberada tendencia de ese rgano a dejar mar-gen al legislador para que con libertad desarrolle la Constitucin.

    El recubrimiento terico de este proceder consiste, como es sabido, se-gn Canosa ...en presumir la constitucionalidad de la ley. La presuncinde constitucionalidad de la ley trata de combinar el control de constitu-cionalidad y la supremaca de la Constitucin que lo justifica con la ma-jestad democrtica de la ley. En otras palabras armonizar el principio deconstitucionalidad con el principio democrtico.

    Ya volveremos ms adelante sobre estas apreciaciones, pero quedahasta aqu de sobra establecido lo complejo y difcil que resultan buscarsoluciones precisas y terminantes en torno a toda esta materia.

    Antes de terminar estas ideas preliminares se me hace pertinente porigual al menos enunciar el porque se ha escogido al Poder Judicial, comoaqul de los poderes a quienes puede confiarse esta delicada funcin, decierto modo usurpndola del verdadero poder del pueblo, del constitu-yente, a pesar de que como hemos visto su vivencia y durabilidad resul-ta ser particularmente efmera.

    Arturo Hoyos7 en su interesante obra sobre la materia en Panam, ha-ciendo suya la frase de Hamilton en el Federalist seala: ...el poder

    ALBERTO BAUMEISTER TOLEDO8

    6 Ibidem, p. 2603.7 Hoyos, Arturo, La interpretacin constitucional, Colombia, Temis, 1993, pp. 36 y ss.

  • judicial ...No tiene influencia ni sobre la espada ni sobre la bolsa, ni di-reccin de la fuerza o de la riqueza de la sociedad y tampoco puede to-mar resoluciones activas... con lo cual le justifica dicho rol, a nuestramanera de ver en forma excelsa.

    En verdad, seala Wolfe: puede decirse que no tiene ni fuerza ni vo-luntad, sino solamente juicio.8

    Tales consideraciones como lo advierte Hoyos, llevaron a los constitu-cionalistas norteamericanos Lawrence Tribe y Michael Dorf, as como alfamoso maestro italiano Cappelletti, a sostener que el rgano judicial,al no tener poder sobre la fuerza pblica ni sobre el presupuesto ni lostributos, era la rama menos peligrosa del poder pblico.9

    De su parte, hay tambin autores que opinan que ello no fue la causareal de ese predominante papel de los jueces, sino que ello deriv delpropio activismo que han venido desarrollando aquellos en los ltimosaos, y por la falta de un control supremo sobre ellos y la fuerza acumu-lativa de sus precedentes, ello ha sido as cuando menos en los EstadosUnidos de Amrica, pues sigue siendo la rama menos controlable del po-der pblico y es lo que hace pertinente la preocupacin de Juvenal yavigente desde hace muchos siglos Sed quis custodiet ipsos custodes,esto es quin controla a los que nos controlan?

    Y advertimos, al igual que lo hace Hoyos, que todo ello, lo es a pesar deque en nuestra Latinoamrica, el Poder Judicial y en especial el juez consti-tucional ha tenido que enfrentarse a toda clase de penurias y limitacioneseconmicas y a la presin de los militares en las ltimas dcadas, lo que leha convertido como el ms dbil de los poderes del Estado, pero con todo yeso, la interpretacin constitucional en manos de los jueces constitucionales,se ha desenvuelto en un cierto ambiente de independencia, y por ello debereconocrsele ha sido muy creativa y dinmica, pero tambin hay que acep-tar que en otros pases latinoamericanos, an de mayor tradicin y culturajurdica que Panam y Ecuador, al juez constitucional an no se le recono-cen abiertos poderes en la interpretacin constitucional (Mxico).10

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 9

    8 Wolfe, Christopher, La transformacin de la interpretacin constitucional, trad.de Mara Gracia Rubio de Casas y Sonsoles Valcrcel, Espaa, Civitas, 1991.

    9 Tribe, Lawrence y Dorf, Michael, On Reading the Constitution, Harvard Univer-sity Press, 1991, p. 72 y Mauro Cappelletti, Who watches the watchmen, The JudicialProcess in Comparative Perspective, Londres, Oxford University Press, 1989, citados to-dos en Hoyos, op. cit., nota 7.

    10 Hoyos, ibidem, p. 37 y Quiroga Lavi, Humberto, Derecho constitucional latinoa-mericano, Mxico, UNAM, 1991, pp. 263 y ss.

  • Los autores, admiten y profesan conviccin de que en todo caso la in-terpretacin constitucional tiene como lmites la no alteracin de la for-ma de gobierno, ni la estructura econmica previstas en las Constitucio-nes, ni tampoco desconocer la norma contenida en un texto ms o menosclaro, todo ello, dejando a salvo el poder que si tienen para interpretar laconstitucin, permitiendo actualizar dicho ordenamiento, sin que seannecesarias las reformas frecuentes a las mismas.

    O mejor como concluye Hoyos11 la interpretacin constitucional, quees una funcin del potencial creativo del juez constitucional y como es-pero quede claro de los conceptos que analizamos en este nuestro traba-jo, en una democracia liberal, debe tener como meta ltima el fortaleci-miento de la libertad poltica y evitar el despotismo. Pero ello requiere,como acertadamente lo advierte Hoyos, no solo de las estructuras ade-cuadas sino tambin de jueces capaces, honestos y decididos a enfrentar-se a los formidables obstculos que encuentra la democracia en AmricaLatina.

    El problema delicado radica en verdad en los extremismos y en la im-posicin de teoras polticas que en determinados momentos puedan in-fluenciar el pensamiento de esos jueces constitucionales llamados a de-sempear tan importantes roles en el mantenimiento y custodia de lasconstituciones y regmenes democrticos que ellas proclamen, posicionesestas de paso no novedosas, sino que ya para algunos autores han servidode justificacin de posiciones novedosas y revolucionarias, como ocurreen el caso de nuestro reputado profesor y hasta hace poco magistrado dela Sala Constitucional, doctor Jos M. Delgado Ocando,12 para quien lalegitimidad revolucionaria (que puede ser tica o sociolgica) es la mejorjustificacin de los cambios en los movimientos revolucionarios, sea enlos momentos preliminares de los cambios, sea dentro ya de los procesosde paz y orden dentro de la revolucin triunfante. Una vez establecido elnuevo ordenamiento constitucional, se plantea el problema de la legali-dad y legitimidad del derecho nacido de la revolucin.

    La legalidad, como l lo comenta, depende de la eficacia del nuevo or-den. La produccin originaria logra as una legalidad basada en el princi-

    ALBERTO BAUMEISTER TOLEDO10

    11 Hoyos, ibidem, p. 39.12 Delgado O., Jos M., Revolucin y derecho, Estudios sobre la Constitucin, Li-

    bro homenaje a Rafael Caldera, Venezuela, Universidad Central de Venezuela, Facultadde Ciencias Polticas y Sociales, 1979, t. IV.

  • pio de la efectividad. Puede hablarse en estos casos segn el profesorDelgado O.13 de la fuerza justificadora del xito para aludir al hecho deque un nuevo ordenamiento jurdico constitucional, dispone de una po-sibilidad efectiva de vincular compulsivamente la conducta de los ciuda-danos.

    En ese mismo orden de ideas, vale la pena destacar lo que hasta horanuestra Sala Constitucional ha entendido por funcin de interpretacinde la Constitucin y mtodos aplicables para tales propsitos, amplia-mente reproducidos y destacados en fallo de julio del 2001, cuya ponen-cia es del mismo Delgado Ocando, y contenidos dentro de los siguientesinteresantes prrafos:

    Inspirada en razones lgicas y teleolgicas, as como en los novsimospostulados constitucionales que aspiran a una jurisdiccin constitucionalfuerte y extensible, as como en consideracin al contenido del artculo335 de la Constitucin que establece: El Tribunal Supremo de Justiciagarantizar la supremaca y efectividad de las normas y principios consti-tucionales; ser el mximo y ltimo intrprete de esta Constitucin y vela-r por su uniforme interpretacin y aplicacin. Las interpretaciones queestablezca la Sala Constitucional sobre el contenido o alcance de las nor-mas y principios constitucionales son vinculantes para las otras Salas delTribunal Supremo de Justicia y dems tribunales de la Repblica; la salaha admitido poder acceder a interpretar las disposiciones constitucionalesy, adems, ha procedido a efectuar una diferenciacin entre la accin deinterpretacin a que se refiere el numeral 24 del artculo 42 de la LeyOrgnica de la Corte Suprema de Justicia, cuyo conocimiento, de confor-midad con dicho precepto, corresponde a la Sala Poltico Administrativade este Tribunal y la accin tendiente al razonamiento y comprensin deuna norma constitucional, que tambin es distinta de la que previene el ar-tculo 266, numeral 6 constitucional. En tal sentido, la sala ha establecidoigualmente, en virtud de la ausencia de preceptos que de manera expresaregulen este instrumento procesal, el contenido, la naturaleza jurdica, losrequisitos de admisibilidad, las razones de procedencia y el rgimen pro-cesal aplicable para tramitar este especialsimo medio (vanse las senten-cias nms. 1077/2000, 1347/2000, 1387/2000 y 1415/2000, 226/2001 y346/ 2001 de la misma citada sala, entre otras).

    ESTUDIOS EN HOMENAJE A HCTOR FIX-ZAMUDIO 11

    13 Ibidem, p. 2597.

  • 1. Teora y arte de la interpretacin

    R. Dworkin14 ha insistido recientemente en que el derecho no es el re-sultado de una deduccin lgica sino una prctica social interpretativaque crea o construye instituciones (carcter rechtsschpfende en elsentido de Gadamer).15 En la prctica interpretativa conforme a normas,las reglas de reconocimiento permiten identificar, como dice Hart,16 lasreglas del sistema que regulan dicha prctica, pero no explica cmo razo-nan los jueces, porque la dimensin preformativa del derecho constru-ye la decisin y no simplemente la infiere a partir de las reglas identifi-cadas.

    El esfuerzo por controlar la correccin de la adjudicacin o decisin,desde el reconocimiento que identifica las reglas conforme a las cuales ladecisin se produce, exige el cumplimiento de una doble justificacin, asaber, la interna o coherencia con el sistema jurdico, y la externa o ade-cuacin con la mejor teora poltica que subyazca tras el sistema y con lamoralidad institucional que le sirve de base axiolgica. La justificacin ex-terna permite distinguir l