tortti el ps en los años 30

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EL PARTIDO SOCIALISTA ANTE LA CRISIS DE LOS AÑOS 30'. LA ESTRATEGIA DE LA "REVOLUCION CONSTRUCTIVA" 1 María Cristina Tortti 2 Introducción A mediados de los años 30, en medio de una intensa discusión sobre la táctica partidaria, algunos sectores socialistas produjeron una propuesta renovadora destinada a encauzar energías políticas recientemente activadas y despertar a aquellas adormecidas por una militancia un tanto rutinaria. Atentos a las transformaciones sociales en curso y a los nuevos planteos surgidos en la socialdemocracia internacional, convocaban a superar el estilo "reformista simple", discutir enérgicamente el problema del poder y construir en la Argentina un partido "verdaderamente reformista". Desde las páginas de la Revista Socialista y en los cursos de la Escuela de Estudios Sociales "Juan B. Justo", el diputado Rómulo Bogliolo difundió insistentemente ese punto de vista. Sus argumentos centrales partían de la caracterización de la etapa histórica en términos de "capitalismo organizado", fase durante la cual se estaba realizando el pasaje de la "libre competencia" a la vigencia de los principios de la "planeación". Dado que el Estado -empujado por la monopolización de la economía- se volvía inevitablemente "intervencionista" en la economía, se hacía indispensable en él la presencia "democratizante" de la clase obrera a través de sus organizaciones políticas y sindicales. Lo novedoso no radicaba en la institucionalización de la lucha política -ya resuelta por los partidos socialistas con la parlamentarización-, sino en la de los sindicatos que ahora comenzaban a ser pensados como copartícipes de las tareas 1 Una primera versión de este trabajo, bajo el título “Crisis, capitalismo organizado y socialismo”, fue publicado en W. Ansaldi, A. Pucciarelli y J. C. Villarruel (editores), Representaciones inconclusas. Las clases, los actores y los discursos de la memoria, 1912- 1946, Editorial Biblos, Bs. As., 1995. 2 Docente e investigadora en el Departamento de Sociología y en Centro de Estudios Socio Históricos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata.

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  • EL PARTIDO SOCIALISTA ANTE LA CRISIS DE LOS AOS 30'.LA ESTRATEGIA DE LA "REVOLUCION CONSTRUCTIVA" 1

    Mara Cristina Tortti 2

    IntroduccinA mediados de los aos 30, en medio de una intensa discusin sobre la

    tctica partidaria, algunos sectores socialistas produjeron una propuestarenovadora destinada a encauzar energas polticas recientemente activadas ydespertar a aquellas adormecidas por una militancia un tanto rutinaria. Atentos alas transformaciones sociales en curso y a los nuevos planteos surgidos en lasocialdemocracia internacional, convocaban a superar el estilo "reformistasimple", discutir enrgicamente el problema del poder y construir en laArgentina un partido "verdaderamente reformista".

    Desde las pginas de la Revista Socialista y en los cursos de la Escuela deEstudios Sociales "Juan B. Justo", el diputado Rmulo Bogliolo difundiinsistentemente ese punto de vista. Sus argumentos centrales partan de lacaracterizacin de la etapa histrica en trminos de "capitalismo organizado",fase durante la cual se estaba realizando el pasaje de la "libre competencia" a lavigencia de los principios de la "planeacin". Dado que el Estado -empujado porla monopolizacin de la economa- se volva inevitablemente "intervencionista"en la economa, se haca indispensable en l la presencia "democratizante" de laclase obrera a travs de sus organizaciones polticas y sindicales.

    Lo novedoso no radicaba en la institucionalizacin de la lucha poltica -yaresuelta por los partidos socialistas con la parlamentarizacin-, sino en la de lossindicatos que ahora comenzaban a ser pensados como copartcipes de las tareas

    1 Una primera versin de este trabajo, bajo el ttulo Crisis, capitalismo organizado ysocialismo, fue publicado en W. Ansaldi, A. Pucciarelli y J. C. Villarruel (editores),Representaciones inconclusas. Las clases, los actores y los discursos de la memoria, 1912-1946, Editorial Biblos, Bs. As., 1995.2 Docente e investigadora en el Departamento de Sociologa y en Centro de Estudios SocioHistricos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata.

  • 2estatales de planificacin y administracin. Este estado -"de organizaciones" msque "de ciudadanos"- podra ser usado como medio poltico para una transicin"institucional" al socialismo impulsando el pasaje desde una economaorganizada por los capitalistas a otra planificada por los trabajadores, con elapoyo del estado.

    Para los socialistas la tarea deba comenzar por la elaboracin un "plan"tendiente a desarrollar la produccin, incrementar los ingresos nacionales,absorber la desocupacin y promover un estado de creciente bienestar general.Dicho plan contemplara adems la creacin de un Consejo Econmico Nacional-que proporcionara directivas a todos los sectores de la economa y a todas lasregiones del pas- e incluira un programa de nacionalizaciones y la creacin deorganismos estatales centralizadores del crdito, de las actividades financieras ydel comercio exterior.

    Se pensaba que slo un gobierno fuerte y guiado por estos objetivos podraprovocar el traslado a la sociedad de "la renta de las capas oligrquicas", elevarel poder adquisitivo de los consumidores, desarrollar la infraestructura,implementar planes de vivienda, educacin y salud, y as iniciar el trnsito alsocialismo.

    Un partido de reformasLa concepcin terica y doctrinaria del socialismo argentino haba sido

    articulada fundamentalmente por el pensamiento de Juan B. Justo; Justopropiciaba para la Argentina un proyecto reformista destinado a conformaruna amplia clase de medianos propietarios rurales que, en alianza con lostrabajadores, promoviera el progreso econmico y la democratizacin del pascomo condicin previa a la realizacin del socialismo. Desarmar laestructura latifundista y el sistema oligrquico, y acabar con el estilocaudillista en la poltica nacional eran las tres principales tareas a realizar.

    En relacin con los trabajadores, y para alcanzar los fines del socialismo,el Partido Socialista (PS) marcaba la necesidad de su organizacin en tresmbitos de accin, diferentes y a la vez complementarios: el del gremialismoproletario, en su calidad de productores; el de la cooperacin libre, en tantoconsumidores; y el de la poltica, en su carcter de ciudadanos ycontribuyentes. Es decir que, como el asalariado es a la vez ciudadano,

  • 3participa en la accin poltica y en virtud de tal condicin opina sobre las

    cuestiones de inters general, y se une a las corrientes polticas que mejorrepresentan sus intereses. 3

    De las tres formas de organizacin, se sostena la supremaca de la accinpoltica entendida como actividad parlamentaria-, pues mediante ella la claseobrera eludira el exclusivismo corporativo y se propondra la conquista

    del poder pblico por medio del sufragio universal y de las libres institucionesdemocrticas, para transformar la organizacin capitalista de la actualsociedad en organizacin colectivista de la misma. 4

    En cuanto a los sindicatos obreros, se los consideraba autnomos en suterreno y fin especficos: el del mejoramiento de las condiciones de vida ytrabajo de sus miembros. Sin embargo, ellos necesitaran de la organizacinpoltica para poder completar su obra, pues sin la sancin de una legislacinfavorable las conquistas obreras tendran carcter efmero.

    En funcin de su tctica electoral, el partido se organizaba sobre la base decircunscripciones electorales, es decir siguiendo una divisin geogrfica o

    poltica, y no por afinidad de oficio, condicin social o sexo. 5 La primaca

    de este criterio organizativo hizo que con el tiempo, en los centros, se vieradiluido el peso de los militantes de origen obrero, aunque los ms destacadosconformaron dentro del partido las comisiones gremiales; estas comisiones,si bien gozaron de un amplio margen de autonoma, por lo general vieroncircunscripta su accin al mbito sindical, consagrndose as cierta separacinde los dirigentes obreros respecto del nivel de direccin del partido y sufraccin parlamentaria. Con frecuencia, esa manera de articular actividadpoltica y accin gremial gener conflictos, aunque siempre logr imponerse

    la posicin oficial que consideraba a los legisladores como la avanzada

    que el partido destacaba frente a las fuerzas enemigas. 6

    3 Alfredo Lpez (1935), Valor del sindicato obrero, Pequeo Libro Socialista.4 Enrique Dickman (1946), Socialismo y gremialismo, Pequeo Libro Socialista.5 Nicols Repetto (1925), El valor de los programas, en Accin Socialista n 14, 1925; E.Dickman (1928), El PS, su organizacin y su programa, en Anuario Socialista.

    6 E. Dickman (1928), op. cit. Tambin puede verse, M. C. Tortti (1988) Clase obrera, partidoy sindicatos, Biblos.

  • 4En la persistencia de esta lnea pueden encontrarse algunas de las razonesde las peridicas sangras y escisiones que el PS sufri, y que le hicieronperder base obrera a la vez que aumentaba el nmero y la influencia deprofesionales e intelectuales provenientes de los sectores medios. A lo largode su historia, las lneas que podran designarse como ubicadas a laizquierda de la posicin oficial reclamaron mayor vinculacin con el

    movimiento obrero y recorte del poder adquirido por los parlamentarios:muchos militantes vean en este predominio una cierta desnaturalizacin delcarcter de clase del partido, y la prdida del espritu revolucionario.7

    El debate de los aos 30A mediados de los aos 30, los socialistas se haban convertido en el

    principal grupo dirigente dentro de la recientemente creada ConfederacinGeneral del Trabajo (CGT), y contaban adems, con un importante caudalelectoral en el distrito de mayor composicin obrera del pas. 8 Pero esos aostambin los enfrentaron a nuevas y serias dificultades para definir en trminospolticos los conflictos surgidos de la dinmica social. La crisis internacional,el quiebre del modelo agroexportador y la creciente desocupacin, as como elgolpe de estado que haba interrumpido el funcionamiento de las institucionesliberal- parlamentarias, exigan que la cuestin nacional, la cuestin social y la

    7 As haba ocurrido en 1906 con los sindicalistas (1906), en 1917 con losinternacionalistas, y en 1921 con los terceristas.8 En La Vanguardia, 23 de mayo de 1934, se publican los siguientes datos acerca del partido:

    - Afiliados: 23.479 (3971 en Capital Federal).- Agrupaciones: 552 (55 en Capital Federal).

    (Se trata exclusivamente de centros, dado que por entonces subsistan slo cinco agrupacionesde oficio).

    - Confederacin Juvenil: 145 agrupaciones, con ms de 6.000 adherentes .- Bibliotecas: 272.- Centro culturales: 19- Escuela de Estudios Sociales: 1.- Prensa: cinco rganos centrales.: 93 publicaciones en el interior del pas: 1 oficina de

    prensa (Socialpress).- Representantes parlamentarios en 1932: 43 diputados y 2 senadores (la mxima de

    su historia; si bien debe tenerse en cuenta la influencia de la abstencin radical,cuando sta se levanta, el PS sufre slo una leve disminucin; en 1942 logra 12diputados; y en 1946, ninguna representacin parlamentaria).

    Gobiernos comunales: 16 (Baha blanca y Baradero Bs. As.); Sampacho y Laboulaye(Crdoba); Godoy Cruz (Mendoza); Sunchales (Santa Fe); La Banda (Santiago del Estero);Resistencia y Senz pea (Chaco); Santa Rosa, General Pico y Castex (La Pampa), Neuqun,Ro Colorado (Ro Negro); Puerto Deseado (Santa Cruz).

  • 5cuestin democrtica fueran redefinidas, y con ellas, el papel del partido comoarticulador de las relaciones entre sociedad y estado.

    Por entonces, el principal desafo a la direccin partidaria provino de lossocialistas revolucionarios, quienes pensaban la coyuntura en trminos de

    crisis final del capitalismo e instaban a prepararse para una inminente salidarevolucionaria. Frente a esta postura, otro sector del partido razonaba a partirdel novedoso concepto de capitalismo organizado; ante esta nueva fase delcapitalismo, el desafo consista en integrar a las masas al estado, desde unaperspectiva democrtica y socialista. Segn esta ptica, los sectores popularesdeban avanzar firmemente sobre el estado -para ocuparlo-, mediante lapresin democratizante de sus organizaciones autnomas.

    El tema democracia-dictadura

    Desde fines de 1930, y por espacio de tres aos, la Revista Socialista9,dirigida por Rmulo Bogliolo, dedic amplio espacio en sus pginas a lapresentacin de una serie de artculos firmados por los principales dirigentesde la Internacional Socialista en torno de tres ejes: el estado sovitico, elascenso del fascismo en Europa y la participacin socialdemcrata engobiernos de coalicin.

    La socialdemocracia, profundamente conmovida por la experienciasovitica y acosada por el fascismo, vea crecer en su interior un renovadodebate acerca de la orientacin tctica adecuada para los partidos socialistas.Del planteo dilemtico democracia-dictadura, se fue pasando al tema de lasvas de acceso al poder y al de la validez y eficacia de la tctica parlamentaria.Las definiciones que fueron elaborndose estuvieron, adems, en relacindirecta con la mayor o menor disposicin y posibilidad de emprender unaaccin en comn con los partidos comunistas, para hacer frente a la ofensivafascista. 10

    Tal vez haya sido Otto Bauer quin ms claramente expres la visinsocialdemcrata, al caracterizar la poca en trminos de crisis mundial delespritu, cuyas dos mayores expresiones seran el fascismo y el

    9 La Revista Socialista era una publicacin oficial del PS, de carcter terico-poltico.10 Tanto los austromarxistas, liderados por Otto Bauer y Max Adler, como diversaspersonalidades de la socialdemocracia europea en particular alemanas- tuvieron espacio enlas pginas de la Revista Socialista.

  • 6bolchevismo, que prometen la revolucin nacional y social al precio derenunciar a la democracia. En su opinin, la socialdemocracia constitua la

    nica garanta en la tarea de salvar la libertad de conciencia y edificar elsocialismo sobre la base de la lucha de ideas y la accin democrtica,

    particularmente en los pases que contaban con una tradicin de ese tipo. 11

    Admita, sin embargo, algunos atenuantes para el rgimen de Stalin, yvaloraba sus logros econmicos y sociales, atendiendo a las particularidadesdel caso ruso.

    En cambio Karl Kautsky planteaba la disyuntiva en los trminos msduros: el partido y el estado bolcheviques nada tendran que ver con elsocialismo; seran, simplemente, la dictadura roja que oprima y degradaba

    al pueblo ruso en una medida an mayor que la conocida bajo el zarismo.12Kautsky no aceptaba que se hicieran distingos en virtud del atraso ruso, y

    sostena que la democracia no poda ser entendida solamente como elcamino hacia la meta socialista, y menos an como un camino: deba ser

    vista como un verdadero fragmento de dicha meta. La democracia sera

    pues y en todos los casos- aquella parte del socialismo que poda seralcanzada aun antes de la transformacin econmica de la sociedad y de laconsecuente difusin del bienestar general. Por ello, en su opinin, lasocialdemocracia debera persistir en los mtodos legales, no cediendo a lasprovocaciones que buscaban llevarla al enfrentamiento armado. 13

    Pese a los matices, en la Internacional primaban las concepcionesevolucionistas acerca del desarrollo social y poltico. Emile Vandervelde, supresidente, sostena en 1931 que lo propio de la socialdemocracia ya noconsista en la espera de grandes acontecimientos revolucionarios para poderrealizar su ideal sino que, por el contrario, es en la realidad actual donde

    ella se esfuerza por incorporar su ideal, y por hacer la obra constructiva queposibilite el pasaje gradual del capitalismo al socialismo. 14

    Sin embargo, y ante la dramaticidad de la situacin europea, muchossocialistas comenzaron a mostrarse escpticos respecto de la eficacia de los

    11 Otto Bauer (1932), Capitalismo y socialismo en la posguerra, Madrid.12 Karl Kautsky (1932), Qu opinin tienen los socialistas del experimento ruso?, RevistaLocalista n 26.13 Karl Kautsky (1933), Democracia o dictadura, Revista Socialista n 36.

    14 Emile Vandervelde (1931), El porvenir del socialismo, Revista Socialista n 8.

  • 7mtodos democrtico- parlamentarios como nicas armas para alcanzar elpoder. Sin poner en tela de juicio la primaca y superioridad de los mtodoslegales y democrticos, alertaban acerca de los peligros que entraaba elfetichismo democrtico. En 1933, F. Adler -nuevo secretario de laInternacional-, al examinar el pasado reciente, encontraba que dichaconcepcin haba sido la causa principal de que la socialdemocracia alemanadejara pasar la oportunidad de tomar el poder, cometiendo un error cuyas

    consecuencias recaeran luego sobre todo el pueblo alemn. 15 Tampocofaltaron quienes, ante la magnitud de la crisis mundial y la potencia de lareaccin fascista, llegaran a afirmar que la resistencia de la burguesa a

    aceptar la reforma gradual de la sociedad, hace cada da ms probable lahiptesis de una revolucin violenta. 16 En la Conferencia Socialista de 1933fue aprobada una declaracin que afirmaba que, en los pases donde ha

    vencido el fascismo, no puede derribarse a la dictadura ms que por larevolucin popular. De esta manera, la hiptesis de la revolucin reabra enla Internacional la discusin sobre la tctica.

    La discusin sobre la tcticaEn el socialismo argentino, en relacin con los sucesos nacionales e

    internacionales, a partir de 1932 irn apareciendo voces que, desde adentro,cuestionarn la orientacin del Partido Socialista. La inquietud tena relacin,aunque no exclusivamente, con la posicin asumida frente al golpe militar de1930: importantes sectores se sentan incmodos ante la actitud vacilante queel partido haba mostrado ante el gobierno del general Uriburu y la ruptura delorden democrtico. Adems, el mantenimiento de la tradicional tcticapartidaria se les apareca como inadecuado e insuficiente para enfrentar lacrisis econmica y la poltica fascistizante del gobierno. 17

    15 A. Havaux (1933), El Congreso de la Internacional Obrera Socialista, el peligro delfascismo y la democracia, Revista Socialista n 40; VI Congreso Internacional Sindical,1933; Acuerdos de la Conferencia Socialista Internacional, 1933.16 Luis De Bourkere (1932), Nuevos aspectos del socialismo, Revista Socialista n 23.17 Joaqun Coca, denunci esta situacin, en 1932, en su obra El contubernio (reedicin,1982). Si bien ms adelante el partido emprendi una campaa crtica ante los proyectoscorporativistas que anidaban en el gobierno, no adopt una actitud de franca impugnacin, enla medida que participo de un juego poltico proscriptivo y fraudulento. Partido Socialista,1931.

  • 8Adems, muchos militantes manifestaban su inquietud en el sentido de queel partido necesitaba orientarse segn un mayor espritu de clase. Tambinles preocupaba la marcada pasividad del movimiento obrero, que estabasiendo visiblemente agredido por la poltica econmica y represiva delgobierno. La constatacin de la debilidad poltica de los trabajadores seconverta en cuestionamiento hacia la educacin que haba recibido delpartido: Si siempre se la ha hablado de la necesidad de no abandonar los

    caminos democrticos, es difcil que adopte otra actitud; el espriturevolucionario desaparece de la clase obrera, y su modalidad es esencialmentepacfica. 18

    En este marco, se reavivaron los enfrentamientos entre reformistas y

    revolucionarios dentro del PS: la disputa, que haba comenzado en torno dela necesidad de revisar la tctica, creci hasta alcanzar la estrategia y elcarcter de clase del partido.19 Y, si bien, cada una de las corrientes apelaba alas tradiciones partidarias, lo cierto es que en ambos casos se produca unasignificativa renovacin doctrinaria.

    Una de dichas corrientes propugnaba la drstica ruptura con la tradicinreformista del partido, y vea en la situacin nacional e internacional

    condiciones favorables para dar una salida revolucionaria a la crisis. 20

    Este sector de izquierda, nucleado en torno de la Federacin Mendocina,

    tuvo importante arraigo en la juventud e importantes simpatas en elmovimiento gremial socialista, plasm una propuesta que, partiendo dedefiniciones doctrinarias, alcanzaba cuestiones referidas a la tctica y hasta lamisma estructura organizativa del partido. Comenzaba afirmando que el PSdeba elegir el camino del marxismo y de la lucha de clases, plantearseenrgicamente el problema del poder, abandonar la actitud puramentedefensiva y centrar sus energas en la clase obrera, ayudndole a orientarse

    en un sentido revolucionario y en la preparacin de sus propios rganos del

    poder. 21 Transitar ese camino requera dotar al partido de una organizacin

    18 B. Edelman (1932), Mtodos y tcticas de lucha, Revista Socialista n 30.19 Ver la encuesta realizada por la revista Claridad n 247, de 1932, y 264 de 1933.20 Esta corriente se expres a partir de octubre de 1934 a travs de la revista Izquierda, cuyacomisin de prensa estaba integrada por Carlos Snchez Viamonte, Benito Marianetti,Bartolom Fiorini y Urbano Eyras.21 Benito Marianetti (1932), La conquista del poder, y (1934), La lucha por el socialismo;Federacin Socialista Mendocina (1933), Lo que se quiere.

  • 9interna diferente, para lo cual lanzaron un proyecto de reforma integral de losestatutos. Sostenan que el vigente, basado en un criterio electoral, haba dadoal partido una organizacin interna de tipo demoliberal, convirtindolo en

    un partido de afiliados y no militantes. La estructura que se propona

    corresponda a una organizacin poltica escalonada que, a partir de los

    organismos de base-los centros y las federaciones-, alcanzaba su mximacentralizacin en el Comit Ejecutivo. A esta pirmide se agregaran lasorganizaciones especiales, presidida cada una de ellas por un director-

    miembro del Comit Ejecutivo-, asistido a su vez por la correspondientecomisin asesora. 22 Esta fuerte centralizacin junto con la exigencia militantey la previsin de formas clandestinas de trabajo y organizacin parecen haberdesbordado las lneas de identidad de la mayor parte de los afiliados, aun demuchos de aquellos que haban impulsado el movimiento de renovacinpartidaria.

    La otra corriente, cuya expresin ms elaborada fue la estrategia de larevolucin constructiva, se desarroll de manera ms acorde con el sentido

    comn partidario. La renovacin que propona incorporaba muchas de laspreocupaciones propias de la socialdemocracia internacional, y ademsrecoga las enseanzas derivadas de algunas de sus recientes experiencias degobierno.

    La estrategia de la revolucin constructiva

    En medio de la discusin sobre la tctica y de los embates de laizquierda, estos sectores convocaban a superara el estilo reformista

    simple, discutir enrgicamente el problema del poder y construir un partidoverdaderamente reformista. Caracterizando a la nueva etapa en trminos decapitalismo organizado -fase en la cual se realiza el pasaje de la librecompetencia a la vigencia de los principios de la planeacin- 23, reelaborarondas algunas concepciones concernientes a las relaciones entre partido ysindicatos, y entre ambos y el estado. El estado, pensado como espacio

    22 Las organizaciones especiales contempladas en este proyecto de estatuto eran lassiguientes: Gremial, Propaganda, Organizacin Juvenil, Economa y defensa, ver Izquierda n2, 18 de abril de 1935.23 VI Congreso Sindical Internacional, 1933; Acuerdos de la Conferencia SocialistaInternacional, 1933.

  • 10

    vaco y susceptible de ser instrumentado por diferentes proyectos polticos,

    aparecer como instrumento privilegiado para la transicin al socialismo.

    Estado de organizaciones ms que de ciudadanos, este estadodemocrtico contendra la presencia de las masas, representadas nosolamente por su partido sino tambin por sus sindicatos. Lo novedoso noradicaba en la institucionalizacin de la lucha poltica y de los partidos -yaresuelta para la socialdemocracia con la parlamentarizacin sino en la de lossindicatos, que ahora empezaban a ser pensados como coparticipes de lastareas estatales de planificacin y administracin.

    Ese estado democrtico deba ser instrumentado para expandir, desde elnivel poltico, los principios de universalidad propios de la ciudadana alconjunto de las relaciones econmicas y sociales. La democracia social yeconmica sobrevendra por expansin a esos niveles no polticos del

    modelo parlamentario de representacin y del principio racional deadministracin. Esta interpretacin fue deslizndose hacia una visin cada vezms institucionalizada del conflicto de clases, y hacia una explicacin ms

    bien tecnicista del pasaje al socialismo. El eje de la transformacin socialpasara entonces por impulsar el trnsito desde una economa organizada porlos capitalistas a otra planificada por los trabajadores, con el apoyo del estado.

    En esta estrategia pueden reconocerse, por un lado, lneas de continuidadcon la tradicin ideolgica del partido y con su prctica legalista yparlamentaria; por otra parte, era acorde con la tendencia creciente de lasorganizaciones sindicales a actuar en el mbito poltico como grupos de

    presin. 24

    Desde comienzos de la dcada, la Escuela de Estudios Sociales Juan B.

    Justo, principal centro de formacin doctrinaria del partido, 25 desarroll unaintensa tarea de elaboracin terica y poltica, destinada a la capacitacin desus cuadros dirigentes. A la vez, los rganos de propaganda partidaria hacanque la masa partidaria tomara contacto con este discurso que le hablaba, una y

    24 Hugo del Campo (1983), Sindicalismo y peronismo, CLACSO; M. C. Tortti (1988), op. cit..25 Esta institucin, que funcionaba en la Casa del Pueblo, estableca entre sus objetivos que:1) como universidad popular, difundira los conocimientos necesarios para la realizacindel programa del partido; y 2) como rgano del partido, contribuir a la capacitacin de susafiliados que trabajarn en la propaganda de sus doctrinas, lo representarn en puestoselectivos o formaran sus organismos internos. Por otra parte, estipulaba que las certificacionesobtenidas por los alumnos seran tomadas en cuenta por los cuerpos directivos del partido encaso de concursos para la provisin de cargos.

  • 11

    otra vez, de la necesidad de construir slidas organizaciones y de trabajar porla democratizacin del estado, como paso previo e indispensable a laedificacin de una sociedad socialista. 26

    Estas ideas, ampliamente desarrolladas por el diputado RmuloBogliolo27, eran presentadas como el reverso de las versiones catastrofitassobre la crisis final del capitalismo, en las cuales se sustentaban los anlisis

    intra y extra partidarios influidos por la Tercera Internacional. 28

    Precisamente, uno de los objetivos de este sector renovador parece haber sidoel de ocupar la primera fila en la discusin con los socialistasrevolucionarios para as disputarles las simpatas de todos aquellos que

    anhelaban del partido una estrategia que hiciera frente a los problemas de lahora. Sus portavoces tambin se hacan cargo de las crticas que apuntaban ala responsabilidad del partido en lo referente a la pasividad del movimientoobrero y a la indolencia de muchos de sus afiliados, y se proponan demostrarque tanto los revolucionarios como los reformistas tradicionales carecan

    de propuestas realistas y constructivas, pues no conocan adecuadamente lascondiciones reales de la economa argentina ni la verdadera situacinideolgica del pueblo. Consideraban que, por esa razn, sus consignas sevolvan vacas, y la frustracin o la rutina eran los resultados de su accinpoltica.

    Si bien citaban con frecuencia a tericos como Hilferding, Renner o Bauer,el modelo poltico con que operaban era el de los denominadosneosocialistas, en particular el del belga Henri de Man y su Plan de Trabajo.Este dirigente, proveniente de la izquierda socialdemcrata y profundamenteimpactado por el fracaso alemn, consideraba que para superar la crisiseconmica y vencer el fascismo, la socialdemocracia necesitaba emprenderuna accin ofensiva destinada modificar las estructuras capitalistas. Ello

    26 Alfredo Lpez (1935), Valor del sindicato obrero, Pequeo Libro Socialista; EstebanGimnez (1932), Accin Socialista; M. Buyn (1930), Una avanzada obrera; J. Coca (1985),op. cit..

    27 Rmulo Bogliolo, fue diputado y director de la Revista Socialista y de la Escuela de Estudios SocialesJuan B. Justo. De larga trayectoria en el partido, ocup cargos diversos en l, as como en laCooperativa El Hogar Obrero.

    28 Rmulo Bogliolo (1935)Preocupaciones socialistas del momento, Revista Socialista n62-66; y (1935b), Por un plan socialista, Revista Socialista n 56-61.

  • 12

    implicaba desarrollar la produccin e incrementar los ingresos nacionales:sostena que era inconducente que los partidos insistieran en una poltica deacumulacin de reformas cuando el capitalismo estaba en crisis, losingresos nacionales decrecan y aun los avances logrados se veanamenazados. A su juicio, una poltica de reformas realista deba partir de laelaboracin de un plan nico, que apuntando a una economa planificada y aun gobierno poderoso, contuviera simultneamente reivindicacionesinmediatas y meta final; vale decir que habra que instrumentar reformas detal magnitud que, en realidad, implicaran cambiar el orden social vigente.

    Las tareas de la clase obreraEste sector del PS vea en esta propuesta una posibilidad para reorientar la

    actividad del movimiento obrero, ya que pareca ser superadora de lasestrategias puramente sectoriales impulsadas por la corriente sindicalista -ytambin por algunos de los propios dirigentes gremiales. Tanto esecorporativismo como el clasismo del Partido Comunista merecan su

    crtica por cuanto conducan al aislamiento de la clase obrera y a laconsecuente esterilizacin de sus luchas.

    Desde la Revista Socialista se insista en que un sano movimientoobrero sera aquel que dirigiera todo su potencial hacia el logro de conquistasperdurables, mediante la legislacin o a travs de la creacin de institutos deregulacin que aseguraran su presencia permanente en los niveles desde loscuales se gobierna la sociedad. Toda conquista sera precaria si el cambiointroducido no modificara de manera permanente las relaciones entre lasclases y cristalizando en un nuevo orden jurdico-poltico. 29

    Para ello sera necesario comprender que lo revolucionario no radica en

    la combinacin de una lejana meta final con pequeas reformas en el

    presente sino en el cumplir ciertas etapas, contando con el concurso de otrasfuerzas que tuvieran intereses en comn con la clase obrera. Para lograrlo,

    los socialistas deban estudiar los problemas nacionales y contribuir a laformacin de una mentalidad colectiva que permitiera aglutinar a las clases

    subordinadas bajo el lema de la riqueza colectiva al servicio de las

    29 A. Oriolo (1934), Conquistas efmeras y conquistas duraderas, Revista Socialista n 50-55.

  • 13

    necesidades colectivas o, lo que es lo mismo, Argentina para el pueblo

    argentino.

    Ni los simples retoques ni los sueos de la ola insurreccional serviran

    para sacar a las masas del inmovilismo. A quienes seguan apostando a loprimero, se los convocaba a aceptar la necesidad de la intervencin estatal enla economa y a superar el miedo que sola provocarles or hablar de

    economa dirigida. A los segundos se les sealaban los lmites de la tcticaclasista y se les hacia notar que la misma Internacional Roja, al llamar a la

    formacin de frentes populares, la estaba abandonando; de esa manera, loscomunistas reconocan tanto el papel de las capas medias como el significadonacional de la lucha antifascista.

    La propuesta consista, entonces, en que la clase obrera avanzara de unamanera ms compleja, superando la simple reinvocacin salarial y sectorial,pujando por acceder a la direccin de las grandes unidades industriales ycomerciales, adems de desarrollar sus instituciones defensivas. 30

    Ya en 1925, en el V Congreso Extraordinario del PS, un delegado habapropuesto al partido que incluyera en su Programa Mnimo un punto referido ala intervencin de los sindicatos obreros por medio de comisiones en el

    control de la produccin y el comercio. Esta iniciativa, novedosa en el

    partido, era concordante con la lnea sealada por la Federacin SindicalInternacional, que llamaba a instituir el control obrero como nico remedioante la anarqua industrial provocada y utilizada por la reaccin capitalista.

    Con el fin de contrarrestarla, se instaba a efectivizar tal control a travs de losconsejos de empresas y los consejos nacionales. Los impulsores de estetipo de propuestas sostenan que la participacin en los consejos brindara,

    adems, una excelente oportunidad para que los obreros conocieran ydominaran el complejo proceso productivo y fueran partcipes activos de latarea de transformacin social. 31

    El papel de los sectores medios

    30 R. Bogliolo (1934),Los problemas del capitalismo organizado, Escuela de EstudiosSociales Juan B. Justo, Cuaderno 6.31 A. Muzzio (1925), El control sindical en el congreso de Crdoba, Accin Socialista n15.

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    En nuestro pas, en 1932, el PS haba presentado un proyecto de leypropiciando la creacin de un Consejo Econmico Nacional. Su autor, el

    diputado Bogliolo, fundament la iniciativa sosteniendo que el organismotendra por funcin iniciar una poltica social de mayor vuelo que la hasta

    ahora realizada, ponindonos as a tono con las nuevas condiciones del mundocapitalista y ofreciendo a la colectividad las ideas y medios para luchar conventaja contra los males de la actual organizacin, derivados del predominiode aquella oligarqua financiera todo poderosa, que no slo mantiene en lamiseria a millares de obreros, sino que tambin deprime el comercio, sojuzgala industria y pauperiza a las medias de la poblacin. 32

    A travs de un proyecto de estas caractersticas, el PS son actualizabaprogramticamente las tesis referidas a que el desarrollo econmico establecelos lmites dentro de los cuales es posible pensar el tipo de reformasrealizables. La novedad, en este neorrevisionismo, radicaba en la fuertevalorizacin de la accin poltica presente y en la energa con que eraplanteado el problema del poder. Adverta que, en su fase organizada, elcapitalismo tena capacidad para moderar o evitar las crisis econmicas y que,por lo tanto, no poda esperarse que fuera reemplazado por el socialismo comoconsecuencia de un colapso econmico. Solamente la accin conciente yorganizada de la clase obrera podra encauzar el proceso racionalizador

    vigente en el capitalismo y llevarlo por caminos que condujeran a lasocializacin progresiva de la economa.

    Por otra parte, la revalorizacin de las clases medias se tradujo en quefueran englobadas en el concepto amplio y positivo de clases trabajadoras.Esta temtica penetr sin mayor dificultad en el PS, puesto que nunca habatenido posiciones estrictamente clasistas, y a que, adems, contaba con unimportante caudal de militantes provenientes de esos sectores. 33

    De tal modo que, durante los aos 30, la mayor parte de los afiliadossocialistas poda or con naturalidad que lo revolucionario est en el

    cumplimiento de ciertas etapas y en contar con el concurso de otras fuerzasprontas a ofrecer su apoyo a cualquier corriente que supiera interpretar sus

    32 R. Bogliolo (1934), op. cit..33 Este punto de vista no era discordante con el pensamiento de Justo, base del sentido comn de lossocialistas argentinos.

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    intereses, comunes con los de la clase obrera propiamente dicha. 34 Al mismo

    tiempo, se llamaba la atencin respecto de la manera en que, hasta elmomento, haba sido visualizada la situacin de las clases medias. En talsentido se convocaba a comprender la particular realidad de esos sectores que,siendo econmicamente semiproletarios mantienen una conformacin

    psicolgica de tipo capitalista: oprimidos por los monopolios, yabandonados por la propaganda socialista, haban sido ganados por lareaccin.

    En consecuencia, una estrategia adecuada deba reconocer que estas capasde la poblacin -numerosas e instruidas- cumplan una importante funcin enla vida econmica, dado que como consecuencia de la centralizacincapitalista, y aunque por cuenta de otros, ejercan funciones de direccin en elproceso productivo. Por tales razones, los planes socialistas deban contemplarel aprovechamiento de sus capacidades en el proceso de transicin hacia unaeconoma planificada bajo direccin estatal. Pero ello slo sera posible si elpartido, sealndoles el lugar que podan ocupar, lograba su activa adhesin.

    Un proyecto nacional, democrtico y socialistaPara alcanzar tales objetivos, se instaba a la militancia a estudiar las

    caractersticas especficas de la economa y la sociedad argentina, y lasparticularidades con que la crisis se presentaba en el pas. Adems se laconvocaba a proponer soluciones adecuadas desde una ptica socialista:

    atendiendo a las caractersticas de la crisis capitalista y la necesidad decumplir ciertas etapas, las soluciones socialistas deberan apuntar

    centralmente a poner la produccin en el pinculo de su desarrollo. En tal

    sentido, deba pensarse en un rgimen econmico capaz de superar lacoyuntura crtica absorbiendo la desocupacin y permitiendo alcanzar unestado de creciente bienestar general. 35 A la vez, el partido tena laimpostergable necesidad de conformar slidos equipos especializados ydisear planes precisos, an antes del acceso al poder.

    El nuevo modelo debera ser, necesariamente, el de una economa decarcter mixto y sujeta a un plan general que, por otra parte, solamente podra

    34 R. Bogliolo (1935), Por un plan socialista, Revista Socialista, 56-61.35 R. Bogliolo (1935), Preocupaciones socialistas del momento, Revista Socialista n 62-66.

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    ser fruto de un gobierno de un nuevo tipo surgido de una clase diferente de laoligarqua financiera o de alguna forma de equilibrio de fuerzas sociales.36

    En un documento de su Comisin Electoral, el PS estimaba que el estadoactual del desarrollo social permita contemplar la hiptesis de que el poderpoltico fuera eficazmente ejercido por los representantes de toda la

    colectividad. 37

    El plan deba contemplar la creacin del Consejo Econmico Nacional,destinado a proporcionar las directivas generales y los elementos necesarios

    para que fuera posible planificar en los mbitos regionales y en cada sector dela economa. Para el sector agropecuario -al que se considera como laprincipal fuente de riqueza en la actualidad y en el futuro inmediato- sebuscaba asegurar condiciones demogrficas y sociales que permitieran eldesarrollo de las fuerzas econmicas. Para ello se propona dividir loslatifundios y redistribuir a la poblacin rural, asegurndole la posesin

    tranquila de la tierra y un adecuado nivel de vida. 38 La chacra seria el centro

    de la produccin rural, y un sistema de cooperativas se hara cargo de lacomercializacin de los productos. En cuanto a los problemas y posibilidadesde las economas y cultivos regionales -tales como el azcar y el algodn- seinsiste en la necesidad de estudiarlos con profundidad con el objetivo depromover la autentica integracin de estos productos en la economa nacional.

    En cuanto al desarrollo industrial, su posibilidad aparece asociada a laexpansin del sector agropecuario y a la ampliacin de la capacidad interna deconsumo. Adems, un sano crecimiento industrial requerira determinar las

    ramas que convendra desarrollar en el pas, en vistas a competir en elmercado internacional y evitar enfrentamientos comerciales con aquellasnaciones que eran sus compradoras. Se consideraba errneo el apresurarse acerrar nuestros mercados a las manufacturas extranjeras, puesto que, al nocontar con un plan que contemplara los intereses colectivos, la proteccin

    que se vena practicando beneficiaba solamente a los capitalistas

    36 O. Bauer desarroll la idea de que, bajo ciertas condiciones, poda haber estadodemocrtico bajo el capitalismo. Pero lo conceba como una situacin excepcional ytransitoria, con tendencia a desequilibrarse, por estar basada en un poder compartido.37 Revista Socialista, nmeros 62-66, 1935.

    38 Sobre las tradicionales ideas sociales referidas al campo, vase C. Tindaro (1980), Ideariode Juan B. Justo.

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    individuales al facilitarles la explotacin de la capacidad adquisitiva de los

    consumidores locales. Los socialistas se oponan a la creacin de industriasartificiales que no estuvieran genuinamente sustentadas por el resto de las

    actividades econmicas y que carecieran de capacidad para desarrollarse conautonoma.

    El plan para la revolucin constructiva contemplaba la

    nacionalizacin de los servicios de transporte, electricidad, gas y telfonos, ascomo de los yacimientos de estao, plomo y petrleo. Reclamaba adems quelos monopolios extranjeros fueran reemplazados por organismos de carcternacional que, con criterio de servicio pblico, redisearan las actividades enfuncin de las necesidades colectivas. Se prevea, adems, la creacin de unInstituto Central de Crdito, un Organismo Nacional de Seguro y una Juntadel Comercio Exterior que tomara a su cargo la organizacin de lasoperaciones de importacin y exportacin.

    El programa de reformas se completaba con la implementacin decontroles para el comercio interno y los servicios pblicos (reglamentos,tarifas, frecuencias, fletes). Paralelamente, la modificacin del sistemaimpositivo permitira al estado obtener sus rentas de las clases ricas y

    volcarlas tanto en servicios como en medidas tendientes a desarrollar lainfraestructura y a implementar planes de vivienda y de expansin de laeducacin y la salud.

    El documento aprobado por el XXIV Congreso Ordinario del PS,reunido en junio de 1938, recogi buena parte de estas propuestas. EnProblemas Argentinos. Planes Socialistas para su solucin se afirmaba queel partido estaba en condiciones de sealar las medidas a aplicarse, aclarar lasideas de la clase trabajadora y transformar los organismos del estado enagentes del inters general: Creemos indispensable que nuestro partidodisponga de un rgano nuevo, similar a los que han creado, con carcterpermanente o transitorio, los partidos socialista de otros pases, para estudiarcon la profundidad necesaria los problemas econmicos a que se ha referido, ya proponer las correspondientes soluciones. Por ello, el Congreso aprob el

    Plan de Defensa Nacional, concebido como poltica positiva frente al

    capitalismo extranjero, especialmente aplicado en la explotacin de servicios

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    pblicos. 39 Junto con la enumeracin de una serie de medidas, el partidopresentaba un conjunto de consideraciones referidas a las nuevas funciones

    del estado, a la posibilidad financiera de la nacionalizacin y al papel del

    capital extranjero financiero en el comercio y la industria. Respecto de este

    ltimo punto se evaluaba de manera diferencial la funcin cumplida por loscapitales extranjeros en los diversos momentos del desarrollo econmico delpas, y se sealaba el predominio de sus aspectos expoliadores en la presenteetapa, a diferencia de lo ocurrido en el pasado cuando su instalacin habasatisfecho una verdadera necesidad nacional. 40

    Intervencin estatal, democracia poltica y democracia econmica.Instrumentar un plan de socializacin que superara la bsqueda de

    pequeas mejoras requera que el movimiento socialista 41 principalmente elpartido- reuniera todo su potencial en pos de la accin constructiva que locondujera a la direccin del estado. El estado, encargado de gobernar elproceso econmico, se convertira as en el instrumento de transformacinsocial hasta la extincin total de las clases. El estado auxiliara a la clase

    obrera, al suplir y complementar el lento proceso socializador encarado por lascooperativas y las otras organizaciones libres de los ciudadanos. La

    socializacin por funciones parciales, como llamaba Renner a la

    39 El plan de defensa nacional propona:1. Poltica tendiente a la nacionalizacin de los transportes en general, de la industria

    elctrica y la del gas y de los servicios telefnicos2. Prohibicin, en todo el territorio del pas, de otorgar nuevas concesiones de servicios

    elctricos, de gas y otros servicios pblicos, o de prorrogar los existentes.3. Nacionalizacin de las fuentes de produccin hidroelctrica.4. Creacin de un organismo nacional que tomara a su cargo la prestacin de todo

    nuevo servicio de produccin y distribucin de energa elctrica (electricidad y gas)y los de aquellos servicios en los que se produzca la caducidad o el rescate de lasconcesiones en vigor. La prestacin de los servicios se har directamente, por esteorganismo o por delegacin en autoridades locales, en otros rganos del estado o encooperativas.

    5. Creacin de un organismo semejante para la prestacin de los servicios de trasporte.6. Nacionalizacin de los yacimientos petrolferos y su explotacin por el estado.

    Medida de aplicacin a las empresas que operan en el pas como monopolios de hecho.Contralor de sus operaciones y regulacin de sus precios.40 Ver el citado Informe de E. Dickman, El Plan de Defensa Nacional..

    41 Para los socialistas, el partido, la organizacin sindical y la cooperativa, as como la laborcultural, eran partes constitutivas de un nico movimiento socialista. Cada nivel era autnomoen su organizacin y persegua sus fines especficos (o inmediatos) pero todos se unificabanen la meta final y en la prctica del socialista integral.

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    organizacin cooperativa y sindical, deba complementarse necesariamentecon la accin estatal. 42

    Por otra parte, se adverta que el capitalismo, en su fase organizada,no suprima sus contradicciones pese a adoptar formas tcnicas yadministrativas de aspecto socialista. La socializacin de los aspectos

    centralizados de la economa, la gestin y la inversin estatales no implicabanpor s solas la vigencia del socialismo: podra tratarse, simplemente, decapitalismo de estado. Sin embargo, en opinin del diputado Bogliolo, los

    socialistas no deberan adoptar una actitud de cerrada negativa ante el

    desarrollo de esa tendencia socializadora, pues las nacionalizacionessignificaban un paso adelante, en la medida en que importantes sectores de laeconoma salan de la orbita privada y, por eso mismo, creaban adems, unanueva mentalidad general.

    Pero, sin duda, el esfuerzo fundamental de los socialistas consista enorganizarse para alcanzar el poder sin distraerse en pequeas reformas niactuando como meros acompaantes del proceso de socializacin,

    entendido como poltica de estatizaciones. Para contrarrestar las tendencias alcapitalismo de estado se pensaba en impulsar una vigorosa y completa

    democratizacin del estado que incluyera a los servicios por l administradosmediante el control efectivo de los sindicatos y las cooperativas. Pero seinsista en que los rganos de regulacin y control econmico deban emanarde la voluntad ciudadana: la presencia de sindicatos y cooperativas en elmbito estatal deba completar -nunca sustituir o anular- las formas de lademocracia poltica.

    Evocando la posicin sustentada por Bauer a propsito de lademocracia econmica y el fascismo, se sostena que si bien los mecanismosde la democracia poltica se mostraban insuficientes para contrarrestar losefectos de la crisis econmica, seria errneo pensar -como lo haca elfascismo- que dichos mecanismos eran la causa de la crisis.43 Durante latransicin no debera admitirse que los derechos del hombre fueran reducidos

    42 Una serie de artculos publicados por La Vanguardia estuvo dedicada a destacar la relacinentre progreso tcnico, desarrollo social, lucha de clases y tcticas para el movimiento obrero,ver La Vanguardia, 21,27 y 29 de mayo de 1933.

    43 No deba confundirse la idea de democracia funcional con la de democracia socialista,pues sta slo sera posible cuando la economa se basara en la propiedad social.

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    a sus derechos como productor ni eliminados los propios de la ciudadanapoltica. 44 La defensa de las instituciones y reglas de una democraciapluralista se levantaba tambin frente a las propuestas revolucionarias que

    llamaban a destruirlas, reemplazndolas por otras de carcter proletario ysocialista. Se consideraba que sin democracia poltica no es posible

    construir el socialismo. 45 El PS presentaba como modelo de evolucindemocrtica al socialismo a los pases escandinavos, cuya estrategia era vistacomo la nica opcin valida ante el revolucionarismo verbal de quienes

    pretenden provocar saltos en la historia. 46

    Algunos de estos dirigentes socialistas vean la necesidad de que elpartido se abocara a la creacin de un vasto movimiento nacional, destinado

    a colocar la direccin de la economa en manos de los grupos productores.

    Se tratara de un movimiento popular con base socialista, que tratara de

    alcanzar la mayora parlamentaria para, entonces, aplicar un plan

    verdaderamente socialista. 47 La viabilidad de un plan de ese tipo radicara ensu capacidad para orientar la accin poltica en un sentido acorde con elproceso de socializacin que se estaba operando en los aspectos ms

    centralizados de la produccin.

    De esa manera, la intervencin estatal limitara el poder de maniobra

    del capitalismo privado y asegurara la formacin de una nueva mentalidadgeneral que instruira al pueblo en el manejo de la economa, a la vez quesostendra mejores condiciones de trabajo y remuneracin para los obreros yempleados estatales. 48 Al ensanchamiento del rea de la propiedad colectiva-condicin previa a la realizacin del socialismo-, se le agregara la presenciademocratizante de la clase obrera en el estado a travs de organismosmixtos del tipo de los consejos nacionales, complementados su vez en elmbito de la produccin, por la presin de las organizaciones de clasesobre las patronales para lograr su inclusin en los consejos de empresas.

    44 O. Bauer (1932), op.cit.45 R. Bogliolo (1935), op. cit., y (1930), Los derechos del pueblo y los socialistas, RevistaSocialista n 7.46 Amsterdam y Mosc, Capacidad constructiva y otras notas de la seccin Movimientogremial y cooperativo de Revista Socialista, n 7, 1930.47 Las actuales luchas polticas y nosotros, en Revista Socialista n 62-66, 1935.

    48 R. Bogliolo (1935), op. cit.

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    Dentro de este esquema doctrinario, la Revista Socialista publicdurante los aos 30 una serie de artculos sobre los mtodos y sistemas de

    organizacin, destinados a la formacin de los cuadros sindicales. En ellos seargumentaba a favor de las organizaciones a base mltiple y de su accionar

    metdico y disciplinado, destacndose su superioridad en relacin con lasmetodologas basadas en la accin directa. 49 Se defina a las organizacionesgremiales modernas como aquellas capaces de superar el estado de

    agitacin contnua, que sera reemplazada por la creacin de instanciaspermanentes de negociacin.

    Ya en 1926, el diputado Joaqun Coca haba presentado en elparlamento un proyecto que propiciaba la creacin de tribunales de trabajo,destinados a regular las relaciones laborales segn los principios del derechode trabajo. A su vez, los dirigentes gremiales socialistas llamabanpermanentemente a la clase obrera a impulsar campaas en defensa de lavigencia de la legislacin laboral 50, y a los sindicatos para que ejercieranpresin a fin de lograr que su presencia fura reconocida por organismos talescomo la Direccin Nacional de Trabajo (DNT). Durante los aos 30, el PS ysus militantes sindicales acompaaron con notable entusiasmo la labor de laDNT, elevando denuncias y ofrecindose como inspectores voluntarios para

    asegurar el cumplimiento de la legislacin laboral. 51 La poltica positiva deese organismo era contrastada con el accionar antiobrero de otra institucin

    estatal, la polica. Semejante dualidad en la conducta del estado era atribuidaque una de sus partes aun no alcanzaba a comprender el papel progresista

    que cumpla el movimiento sindical como factor de orden en la sociedad 52:

    obstruir su tarea de organizacin y educacin de los trabajadores equivala adetener una verdadera obra civilizadora e impeda el cultivo de las virtudes

    cvicas y el respeto por las instituciones democrticas.

    49 A. Lpez ((1930), Mtos y sistemas de organizacin obrera, Revista Socialista n 3.50 Miguel Navas, Tribunales del trabajo, en Accin Socialista n 17, 1927. Ver adems enLa Vanguardia: Las comisiones mixtas de obreros y patrones (29 de marzo de 1930); Laignorancia sobre el movimiento obrero (21 de febrero de 1931); Tribunales de trabajo (24de septiembre de 1933); Inspeccin de las leyes de trabajo -proyecto presentado por eldiputado J. Coca- (26 de octubre de 1934).51 La Vanguardia, 5, 6, 9 y 17 de octubre de 1930; 8 y 29 de enero de 1931; 2 y 12 de febrerode 1931; 28 de febrero; 11 y 13 de marzo de 1932.

    52 La Vanguardia, 13 y 28 de noviembre de 1930.

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    Por medio de esta renovada estrategia reformista, el Partido Socialistaofreca a la clase obrera una manera particular de ligar sus luchasreivindicativas con la prctica poltica. A travs de esta doble accin sindicaly parlamentaria- se buscaba llevar la lucha de clases al seno de lasinstituciones e integrar a la clase obrera argentina a la vida poltica.

    Fue en el marco de estos lineamientos que un sector de la dirigenciasocialista, a mediados de los aos 30, respondi a los desafos de la poca.Sin provocar drsticas rupturas con la doctrina ni con la prctica del grueso delos militantes, instaba a dar un paso adelante renovando al partido eimpulsando su apertura poltica. La propuesta de integrar a los vastos sectorespopulares en un movimiento nacional de inspiracin socialista no slo

    buscaba superar el mero obrerismo e ir ms all de la tctica puramenteparlamentaria, sino sobre todo darle sentido nacional a su proyecto.

    El estereotipo a partir del cual, por lo general, es pensado el PartidoSocialista argentino53, hace difcil imaginar que por aquellos aos susmilitantes leyeran con naturalidad en los documentos partidarios la consignapara una Argentina grande, econmicamente prspera, polticamente libre y

    ampliamente democrtica. La insistencia en la presencia organizada de las

    masas en el estado y en el sentido nacional del plan que proponan invita a

    pensar este proyecto en relacin con muchas de las iniciativas que luego elperonismo llevara la prctica, y permite examinar desde otro ngulo loselementos de continuidad y de ruptura entre ambas tradiciones polticas. Sinembargo, al hacerlo, ser necesario tener en cuenta que los socialistasproponan que fueran la sociedad y sus organizaciones autnomas las que

    dieran contenido y direccin al estado que, en la etapa del capitalismoorganizado, necesariamente incrementaba su intervencin.

    53 En la historiografa y en la sociologa abundan conceptos descalificatorios hacia el PS, talescomo los de partido europeizante, reformista, representante de la aristocracia obrera,etc. Partiendo muchas veces de la opinin poltica, cuando no del prejuicio, se ha presentadoal PS como un partido inmvil, minsculo, esclerosado e inmune a los cambios sociales y alas pujas ideolgicas y polticas. Dichos juicios, muchas veces tributarios de la incomprensinque pesa sobre los vencidos, suelen ocultar la pobreza y tosquedad del conocimiento quesobre ellos tenemos.

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