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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA FE Facultad de Filosofía W. H. Kilpatrick: método de proyectos y educación desde la óptica de la vida Asignatura: Didáctica I Profesores: Moyano, Stella Maris Oitana, Laura Odetti, Cecilia Alumnos: Auyeros, Emirena Bodean, Francisco

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Page 1: TP Didáctica I_Grupo Kilpatrick

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SANTA FE

Facultad de Filosofía

W. H. Kilpatrick: método de proyectos y educación desde la óptica de la vida

Asignatura: Didáctica IProfesores: Moyano, Stella Maris

Oitana, Laura Odetti, Cecilia

Alumnos: Auyeros, EmirenaBodean, FranciscoPetroni, Pablo

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W. H. Kilpatrick: método de proyectos y educación desde la óptica de la vida

Contenidos

Introducción.......................................................................................................................3

1. W. H. Kilpatrick: vida y contexto histórico...............................................................3

2. Fundamentos filosóficos de su propuesta metodológica............................................4

2.1. Influencias formativas........................................................................................4

2.2. Filosofía de la educación....................................................................................4

2.3. Proceso vital y educación...................................................................................5

2.4. Vida en sociedad y democracia..........................................................................7

3. El método de proyectos..............................................................................................7

3.1. Proyecto y preparación para la vida....................................................................8

3.2. El rol de alumnos y docentes..............................................................................8

3.3. Clasificación y organización de los proyectos..................................................10

3.4. Contenidos del proyecto...................................................................................11

Conclusión.......................................................................................................................11

Bibliografía......................................................................................................................12

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Page 3: TP Didáctica I_Grupo Kilpatrick

Introducción

El presente trabajo busca ser una introducción somera a la propuesta metodológica

de William Heard Kilpatrick en educación, el denominado método de proyectos, desde

una perspectiva atenta a sus fundamentos y justificación filosófica. Mediante la misma,

buscamos poner en evidencia la justificación y unidad profunda entre metodologías

concretas y filosofía de la educación en el caso de Kilpatrick. En particular entre el

concepto de vida y los fines y procedimientos de la educación.

El método es bibiográfico-expositivo. Luego de una breve introducción a la vida y

contextualización histórica del autor (sección 1), la segunda sección explora algunos de

los principios que nos parecen fundamentales para la filosofía de la educación

kilpatrickiana. Por último, la tercera sección describe el método de proyectos y sus

características, declinando su procedimiento en: (a) el proyecto como paradigma de la

vida; (b) el binomio educativo docentes-alumnos y sus nuevas funciones; (c) la

clasificación y organización de los proyectos; y (d) la función de los contenidos bajo el

nuevo paradigma educativo.

1. W. H. Kilpatrick: vida y contexto histórico

William Heard Kilpatrick (1871-1965) nació en White Plains, Georgia, Estados

Unidos. Fue profesor de matemáticas recibido en la Universidad de Mercer, y Ph.D.

recibido en 1912 en la Universidad de Columbia. Se desempeñó como profesor en

numerosas universidades de Estados Unidos. Fue discípulo del filósofo pragmatista y

pedagogo John Dewey, y sus desarrollos didácticos constituyen una continuación de su

pensamiento en materia de educación. Sus principales obras son: El método de

proyectos (1919), Los fundamentos del método (1926), Educación para una civilización

en camino (1926), Educación y vida social (1932) y Filosofía de la Educación (1951).

Forma parte del movimiento pedagógico-didáctico denominado “Escuela Nueva”,

punto de convergencia en el siglo XX de la crítica y renovación de la escuela tradicional

y sus métodos de enseñanza-aprendizaje. Desarrolló el denominado “método de

proyectos” para la educación primaria, como propuesta didáctica a partir de su filosofía

de la educación.

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2. Fundamentos filosóficos de su propuesta metodológica

2.1. Influencias formativas

Las influencias principales que signan el pensamiento de Kilpatrick, tal como él

mismo lo refiere en el “Prefacio” de Filosofía de la Educación1, son principalmente dos,

a saber: (a) la naciente corriente pragmatista, i. e. Charles Sanders Pierce, Williams

James y sobre todo su mentor John Dewey; y (b) el evolucionismo de corte darwiniano,

clave de su lectura del proceso vital y de aprendizaje.

a) Entre los principios fundamentales de la perspectiva sostenida por Dewey,

mantenidos por su discípulo, podemos mencionar: (i) la centralidad del alumno;

(ii) la noción de experiencia en el aprendizaje; (iii) la mímesis de la vida cotidiana

en el marco de la enseñanza formal; (iv) la democracia como principio idóneo

para la educación de las personas como individuos y en sociedad.

b) Kilpatrick considera un hito para la humanidad la publicación del Origen de las

Especies, y se esfuerza por asimilar y aplicar las ideas evolucionistas en el plano

de la vida humana y la educación. La biología ofrece fundamento científico para

comprender la vida, definida en términos de proceso y cambio en busca de

adaptación. La experiencia y el aprendizaje son aspectos configuradores

esenciales en este proceso vital.

Entre las herencias menores, vale mencionar al pedagogo Charles De Garmo, de

quien rescata la noción de la unidad entre interés y esfuerzo, junto con la primacía del

interés como punto de partida del aprendizaje individual2.

2.2. Filosofía de la educación

Nuestro autor considera que corresponde a la filosofía, y en particular a una

filosofía de la educación, el esclarecer la vida y el proceso de aprendizaje,

constituyendo el marco teórico que luego se declina en propuestas didácticas concretas.

La filosofía es concebida como un momento al interno del mismo proceso vital y que

contribuye a la vida misma: “el filosofar es la vuelta crítica del pensamiento sobre el

proceso vital”3. Su tarea es el estudio crítico, examen y reflexión sobre los valores,

tendientes a brindar una base segura para las decisiones y acciones, configurando un

1 cf. Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de Lio, trad.). Buenos Aires: Nova, p. 5.2 Beyer, Landon E. (1997). “William Heard Kilpatrick (1871–1965)”. Prospects, 27(3), 5.3 Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de Lio, trad.). Buenos Aires: Nova, p. 20.

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“punto de vista” global de la vida que puede ser más o menos crítico o fundamentado,

pero bajo el cual se vive, actúa y educa. Así, la filosofía constituye una “perspectiva con

sentido inteligente y unificada para alentar el esfuerzo activo y consistente”4.

La filosofía de la educación procede de igual manera en relación a la

determinación de la teoría y la práctica escolar. Se sustenta en el principio de que “cada

tipo de visión del mundo reclama su tipo de educación consecuente”5. La filosofía

determina una educación, y ésta a su vez crea formas de vida social en consonancia con

la filosofía. Por ello, es necesaria una filosofía de la educación como aplicación de la

filosofía de la vida a técnicas concretas de enseñanza-aprendizaje, determinando nuevos

objetivos y procedimientos en la educación a partir de esta actitud filosófica. Es definida

como “el estudio de filosofías rivales sobre el proceso vital y en segundo lugar de los

procesos alternativos de educación sobre la formación del carácter”6. Cada uno aprende

lo que vive, por lo cual la filosofía de la educación es correlativa a la filosofía de la

vida.

2.3. Proceso vital y educación

Kilpatrick define la vida en términos de un proceso biológico, como “el

organismo en activa acción recíproca con el medio ambiente”7. Subraya en este contexto

que la interacción se realiza no sólo mediante el intelecto sino ejercitando todo el

organismo, i. e. todo el ser de la persona.

El aprendizaje es definido de forma nueva al interno de este proceso, como

proceso de adecuación al medio. Kilpatrick la opone a la antigua forma de concebir el

aprendizaje como “apropiación, por memorización, de lo que otros han pensado”8. En el

aprendizaje, juega un rol clave la noción de experiencia, definida como un contenido

vital o una actividad en acción recíproca con el medio, pero percibida por un ser

consciente de sí. Brevemente, es la acomodación consciente de sí al medio. Sólo el

hombre entre los animales es capaz de experiencia y experiencia total, en cuanto sólo él

es consciente de sí mismo. El aprendizaje debe realizarse mediante la experiencia, y ello

con múltiples contribuciones al proceso vital y educativo: la consciencia de la actividad,

la acumulación de experiencias que preparan para el futuro, enriquecen al alumno y

4 Otegui, Cristina. Educar para la vida : ¿Expresión o deseo de realidad? (Tesis de Doctorado en Educación, UCSF), p. 216.5 Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de Lio, trad.). Buenos Aires: Nova, p. 11.6 Ibidem, p. 35.7 Ibidem, p. 19.8 Ibidem, p. 26.

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complejizan el mundo exterior, dando lugar a la cultura y las civilizaciones. Asimismo,

el éxito o fracaso de este proceso son categorías primarias de la vida9.

La educación mejora el proceso vital para el individuo y la sociedad. Para

Kilpatrick, “la única finalidad justa de la educación es la totalidad del vivir por medio

de un carácter totalmente desarrollado”10. Es primordial en la identificación del

propósito de la educación el concepto de carácter, entendido en sentido no restringido a

la dimensión moral ni exclusivamente intelectual, sino en sentido omniabarcador, como

despliegue total de la persona, “aquello que constituye todas nuestras formas de pensar,

sentir y actuar con referencia a uno mismo, los demás y el mundo”11. En otras palabras,

la educación busca el enriquecimiento creciente y progresivo de la vida en la totalidad

de sus dimensiones, lograr lo más bello y noble del ser humano respetando su

personalidad12. Este carácter se especifica en diversos rasgos que deben promoverse

como objetivos de la nueva educación:

- el cultivo del respeto de sí mismo, la honestidad y capacidad de autocrítica,

- el equilibrio, la autodirección y el desarrollo del auto-control sobre los actos y

pensamientos,

- la iniciativa, fomentar el carácter operante, estimular sus intereses e iniciativas en

función de la manifestación en ciernes de sus potencialidades,

- la creatividad,

- la razonabilidad y dirección de la acción por el pensamiento,

- la perseverancia y persistencia (de acuerdo con la razón),

- y la confiabilidad, una actitud de justicia y preocupación en la vida social por el

bienestar de sus congéneres, que hacen a la eficacia social de la persona.

Esta concepción de la educación y su finalidad principal decanta luego en una

nueva concepción de los procesos metodológicos a emplear en el desarrollo del acto

educativo.

2.4. Vida en sociedad y democracia

Kilpatrick considera que la naturaleza del ser humano es interdependiente, no

individualista sino social. En este marco, las instituciones, derechos, y la moralidad

9 cf. Ibidem, p. 28.10 Ibidem, p. 196.11 Ibidem, p. 206.12 cf. Otegui, Cristina. Educar para la vida : ¿Expresión o deseo de realidad? (Tesis de Doctorado en Educación, UCSF), p. 214; Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de Lio, trad.). Buenos Aires: Nova, p. 206.

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cumplen un rol fundamental para la construcción de lo humano en sociedad, junto con

la creación de cultura y civilización. Asimismo, es fundamental el respeto por la

personalidad y la individualidad en el marco social.

En este contexto emerge el principio de la democracia como un concepto clave

para resguardar la vida personal en sociedad. Originariamente, la democracia se refería

al tipo de gobierno ejercido por los ciudadanos libres. Kilpatrick lo utiliza en sentido

ampliado como una forma de vida, una “cualidad de la vida en sociedad basada en el

respeto por la activo de la personalidad humana”13. Esta forma de vivir deviene esfuerzo

práctico por moldear la sociedad sobre la base de la ética y el respeto por la

personalidad humana. Sus principios fundamentales son: (a) la soberanía del individuo

vivo, (b) la igualdad de derechos para todos, (c) la igualdad de deberes en consonancia

con los derechos, (d) el esfuerzo cooperativo por el bien común, (e) la fe en el libre

ejercicio de la inteligencia, lo cual decanta en que prevalezca la discusión y la

persuasión sobre cualquier forma de violencia, y (f) la libertad de discusión que se

deriva del precedente principio.

3. El método de proyectos

Se conoce como método de proyectos a la metodología de enseñanza elaborada

por W. H. Kilpatrick a partir de su filosofía de la educación. Se funda en el proyecto,

unidad básica y paradigmática del proceso educativo, en imitación del proceso vital bajo

condiciones especiales. El proyecto se inicia y organiza como actividad a partir de una

propuesta de trabajo de los alumnos. De esta forma, la enseñanza-aprendizaje se torna

una situación dinámica que involucra en modo diverso a todos los participantes, i. e. el

binomio educativo de docentes y alumnos. Los contenidos curriculares y la forma de la

clase tradicional sufren una transformación concomitante al nuevo rol del alumno y del

docente. En lo que resta veremos: (1) el proyecto como paradigma y preparación para la

vida; (2) el rol de docentes y alumnos; (3) la organización del proyecto y los contenidos.

3.1. Proyecto y preparación para la vida

El método de proyecto tiene como objetivo la máxima convergencia entre vida y

educación. El procedimiento educativo tiende en esta óptica a imitar y asimilarse a la

vida misma en su proceso. El hombre es fundamentalmente activo, su ser se despliega

13 Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de Lio, trad.). Buenos Aires: Nova, p. 120.

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en la acción. Por ello la educación no tiene carácter pasivo, sino que se inserta en este

dinamismo vital, y busca estimular la acción y promoverla. El proyecto significa la

naturaleza humana en su máximo despliegue de actividad. La vida sin proyecto no es

vida en sentido pleno. En consecuencia, enseñar a proyectar se presenta como un

elemento esencial del aprender a vivir. Y se aprende ejercitando la vida misma.

El método de proyecto se orienta a la identificación del proceso educativo con la

vida digna del hombre adulto. La dignidad de la vida refiere principalmente a su

carácter consciente, al hecho de que el hombre se vuelve dueño de sus acciones y de su

destino; esta es para Kilpatrick una vida digna de ser vivida, a diferencia de la

repudiable vida pasiva que acepta el que las cosas sucedan. El acto intencional,

voluntario y consciente, ingrediente fundamental de la vida, deberá ser correlativamente

el procedimiento típico de la escuela.

A partir del procedimiento proyectual, la preparación que provee la escuela no es

una pura orientación al futuro por venir, sino que constituye ya en el presente el

ejercicio de la vida digna del niño. Se aprende a vivir y se prepara la vida futura

viviendo en forma digna ya desde el presente, y a ello contribuye el ejercicio de los

proyectos como experiencias formativas paradigmáticas.

Desde el punto de vista social, inseparable de la naturaleza humana, el objetivo de

Kilpatrick es educar un ciudadano democrático, es decir un hombre que actúe

regulándose en función de principios sociales adecuados. Los criterios de evaluación de

su accionar son (a) la eficacia práctica, i. e. la capacidad de resolver problemas con

recursos determinados, y (b) la responsabilidad moral sobre sus acciones, en relación a

sus congéneres. Esto último devela el aspecto intersubjetivo, cooperativo del dinamismo

vital y proyectual.

3.2. El rol de alumnos y docentes

El método de proyectos parte de preguntas, problemáticas y tiende hacia la

búsqueda de respuestas y soluciones satisfactorias bajo una guía mínima del docente.

Problemas y soluciones corren por cuenta del educando, quien debe proponerlas a partir

de sus intereses y en cooperación con un grupo-clase. La centralidad y protagonismo del

alumno en el proceso educativo, así como el carácter pragmático del aprendizaje, son

claramente aspectos característicos del método de proyectos en contraste con otras

propuestas didácticas.

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Otro aspecto importante del método es la construcción del interés: la educación

debe suscitar motivaciones y despertar intereses. Esto se funda en lo que Kilpatrick

denomina el aprendizaje significativo: sólo se aprende aquello que interesa y de lo cual

se hace experiencia en acción. En un principio, el alumno es familiarizado en el

reconocimiento de situaciones problemáticas de diverso tipo. Con ello, el método

apunta a fomentar y desarrollar en forma progresiva y creciente el interés, compromiso

e iniciativa con pluralidad de situaciones concretas. Una finalidad clara de la educación

escolar en este sentido es el ser disparadora de un compromiso total y equilibrado con

las diversas dimensiones que hacen a una vida buena. Por medio de esta educación el

niño puede crecer y madurar en forma equilibrada respecto de la totalidad de

dimensiones y rasgos de la vida.

El rol del enseñante sufre una mutación importante al interno del método de

proyecto. Kilpatrick es muy crítico respecto la antigua práctica docente, signada por el

autoritarismo. En la nueva educación, la relación al interno del binomio educativo –si

bien no se anulan las diferencias– no debe ser jerárquica sino horizontal. Aquí, el papel

central es el del alumno, siendo responsabilidad del docente:

a) respecto los contenidos, el de un facilitador y no un portador de conocimientos;

b) respecto el proceso educativo, el de una guía y acompañamiento en la resolución

de problemas;

c) respecto la relación alumno-docente, el promover un vínculo operativo que tenga

en cuentas las leyes psicológicas del aprendizaje del educando. El docente debe

estimular el desarrollo de los hábitos que el niño necesita para formar su carácter

de manera total. Para ello, fomentará el compromiso y motivación de los alumnos,

ofreciéndoles distintas posibilidades de situaciones problemáticas a asumir.

Para desarrollar su función de manera correcta, el maestro debe, ante todo,

intentar comprender al niño como persona íntegra, y posibilitar el despliegue de todas

sus potencialidades, permitiendo que se convierta en protagonista del proceso educativo.

La posición es por ello siempre de secundariedad, tendiente a promover al alumno como

protagonista de la educación y de su vida. Por ello, si bien debe proponer ideas y

situaciones factibles de ser resueltas por los niños, su papel se cumple sobre todo en el

atender y motivar las ideas de los alumnos. La relación entre el interés del niño y su

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voluntad será lo que conduzca al producto de acciones concretas, decisiones, y puntos

de partida para nuevos proyectos14.

3.3. Clasificación y organización de los proyectos

Si bien consta de una serie básica de etapas tipificadas y de una clasificación

somera, el proyecto es una estructura flexible, atenta y plástica a las inquietudes

particulares de los alumnos. A grandes rasgos, pueden reconocerse cuatro tipos de

proyectos:

1) Creativos: tienen como objetivo incorporar alguna idea o habilidad y luego

expresarla.

2) Experimentales: propuesta de una nueva experiencia, en el sentido amplio del

término, para el grupo de alumnos. Este tipo de proyecto pueden ser

planteados por los docentes para ampliar gradualmente el campo de problemas

potenciales de los educandos.

3) Problemáticos: proyectos con el objetivo de superar una dificultad intelectual.

4) Intelectuales: proyectos con fin de obtener nuevos conocimientos.

Kilpatrick propone también una serie de etapas que deben ser atravesadas en todo

proyecto a realizar. Dichas instancias fueron en principio la propuesta metodológica

planteada por Dewey.

1) Intención: el grupo-clase deberá debatir acerca de cuáles proyectos son

interesantes para llevar a cabo, y de qué manera es mejor organizarse, siempre

en vistas a que la resolución sea un trabajo de equipo.

2) Planificación: se deben definir los objetivos, evaluar los recursos disponibles y

los que se deben conseguir. En este momento deben decidirse también cuáles

serán los pasos a dar y a través de qué estrategias, y en qué plazos se deben

resolver las etapas propuestas por el grupo.

3) Ejecución: el trabajo se inicia según la planificación desarrollada. Se debe

prestar especial atención al empleo convergente de técnicas múltiples y de

diversas disciplinas, necesarias para resolver la problemática inicial.

4) Evaluación: se debe comprobar la eficacia de la respuesta, teniendo en cuenta

el tipo de proyecto y los objetivos que se perseguían. Se analiza también el

14 Ferrández García, C. (2005). Evaluación y desarrollo de la competencia cognitiva: un estudio desde el modelo de las inteligencias múltiples. Ministerio de Educación de España, p. 121.

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seguimiento que el grupo hizo de la planificación establecida al principio, y la

participación de los distintos miembros.15

3.4. Contenidos del proyecto

Bajo la nueva perspectiva, los contenidos del currículum no son estáticos ni

obligatorios, sino que tienen carácter instrumental: se ordenan al fomento de las

habilidades de los alumnos. Así, deben vincularse el programa con el entorno cultural y

los intereses de los alumnos.

Por otra parte, el proyecto no responde a la habitual división disciplinar, sino que

exige un enfoque globalizador u holístico que insta a recurrir a las distintas ramas del

conocimiento según se las precise para la resolución de la situación problemática

concreta. Esta organización totalizadora de las estrategias y los contenidos tiene como

presupuesto de base la unidad de todas las ciencias, así como la primacía de las

problemáticas reales: en la vida cotidiana no existen las disciplinas aisladas como tales,

sino que se presentan situaciones problemáticas que deben afrontarse.

Conclusión

El desarrollo del presente trabajo permite comprender la profunda unidad entre la

propuesta metodológica, los fines y concepción de la educación y una concepción

filosófica de la vida misma, vida digna del hombre íntegro, adulto en sociedad y

ciudadano democrático. Detenernos en los fundamentos filosóficos, pero atentos a su

consciente aplicación en el campo práctico, es justamente lo que lleva a caer en la

cuenta de tal consciencia, coherencia y unidad que impregna la metodología de

enseñanza kilpatrickiana, sirviendo de justificación teórica.

El de Kilpatrick es sin lugar a dudas de un paradigma diverso al colegio y la

educación tradicional. Su atención a la vida misma en todas sus dimensiones como

principio rector de la finalidad educativa y de los procedimientos adecuados es una

constante de gran valor. La restricción del concepto de proceso vital a su acepción

biologicista-evolucionista no empaña la validez de la intuición acerca de la necesidad de

ampliar la concepción de la educación, su finalidad vital y sus procedimientos. Así

como tampoco impide ampliaciones y/o actualizaciones de la noción de vida humana,

que sirvan para aprovechar sus intuiciones en el marco de técnicas didácticas actuales.

15 Zabala Vidiella, A. (1999). Enfoque globalizador y pensamiento complejo: Una respuesta para la comprensión e intervención en la realidad. España: Grao, pp. 166-167.

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Page 12: TP Didáctica I_Grupo Kilpatrick

El énfasis en el hacer para conocer, el carácter siempre pragmático y personal del

conocimiento, no restringido a la clase tradicional; su secundariedad respecto las

preguntas y problemáticas, dado que es absurda una respuesta a una pregunta nunca

formulada; el enfoque holístico e interdisciplinario del conocimiento; el énfasis en la

motivación, intereses y experiencias significativa como condiciones esenciales de un

verdadero aprendizaje. Todos estos son aspectos invaluables que deben ser considerados

seriamente por la didáctica.

Asimismo, nos parece prudente una revisión del rol del enseñante en la dinámica

proyectual. El hacer para entender no desconoce sino que solicita una dimensión

mimética, la observación e imitación de modelos o paradigmas en la resolución de

problemáticas. Es posible pensar un docente que no se limite a supervisar, motivar, etc.,

sino que muestre con gestos y acciones ejemplares un modo de abordar problemáticas

concretas satisfactorio, un modo de vivir. Desde esta óptica se revalorizan las hipótesis

de respuesta que el docente pueda proponer desde su propia experiencia de vida y desde

la tradición –recuperando el nexo con ella a través del docente–, a ser puestas a prueba

por los alumnos. La libertad del alumno no se ve cercenada, sino exaltada ante esta

propuesta positiva, siempre respetuosa de su protagonismo en el conocimiento y la vida.

El criterio de evaluación para las soluciones claramente no pertenece ni al docente ni al

alumno, sino que de nuevo será la vida misma, que no decidimos ni dominamos, que

lleva inscrita en su misteriosa dinámica su propia ley y sentido último.

Bibliografía

Beyer, Landon E. (1997). William Heard Kilpatrick (1871–1965). Prospects, 27(3),

468-485. doi: 10.1007/BF02736644.

Ferrández García, C. (2005). Evaluación y desarrollo de la competencia cognitiva: un

estudio desde el modelo de las inteligencias múltiples. Ministerio de Educación

de España.

Kilpatrick, William Heard. (1957). Filosofía de la Educación (M. N. Acuña & R. A. de

Lio, trad.). Buenos Aires: Nova.

Otegui, Cristina. Educar para la vida: ¿Expresión o deseo de realidad? (Tesis de

Doctorado en Educación, UCSF).

Zabala Vidiella, A. (1999). Enfoque globalizador y pensamiento complejo: Una

respuesta para la comprensión e intervención en la realidad. España: Grao.

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