trabajo práctico 25- aguafuerte

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Nioi Josefina Cátedra de Redacción II Trabajo práctico nº25: Aguafuerte. Sobre las cosas que no vuelven. No voy a hablar ni de política ni de economía, odio a los viejos amargados y cortamambos y no me caen bien los caretas. Analicé la historia de mi vida y encontré un espacio con el que estaba a gusto. Mi infancia. No digo que fue perfecta, pero todos podemos recordar algo lindo de esos tiempos. Estaba re piola escaparse una tarde y salir a hacer mamarrachadas con nuestro vecinito amigo. Saltar y caer, romperse las rodillas a cuatro manos sin importar cuánto dolor genere, correr como el rey de la selva y con el viento en contra, creer que podíamos volar. Eran las cosas buenas de ser pibe, sentir que no era el mundo el que te destrozaba sino al revés. Una capa y nos sentíamos invisibles cual Harry Potter, un Superman trucho pero que siempre podía salvar a algún am iguito en un pica salva todos. Las peleas se arreglaban con un “piedra, papel o tijera”, simple pero nos reventábamos el matete para adivinar qué seña iba a hacer el otro. Es que los costos eran altos, desde una prenda bochornosa hasta algún que otro piquito al chico que nos gustaba. La pasábamos bien, no puedo quejarme. Todavía recuerdo los rastros de tiza en las manos, totalmente ásperas y cansadas de tanto dar clases sobre el abecedario a las muñecas. Me miraban y yo pensaba que me escuchaban posta… ¡Que tonta fui! Ahora no me puedo lamentar, la verdad es que mis peluches siempre me salvaban las papas en noches tormentosas. Gracias a ellos pude superarlo y dormir solari, me sentía más acompañada. Ya sé, era una mantequita. Las callecitas donde jugábamos a la pelota mientras los autos no pasaban, qué nostalgia. Nunca me cayeron bien esas chatarras, me interrumpían la infancia, pero me enseñaron a ser paciente. No sé si es mucho, pero hoy me sirve tanto la paciencia que me siento agradecida con todos esos conductores insufribles. Era zarpada la creatividad para inventar nuevos juegos, me costaba perder, lo admito sólo

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Nioi Josefina Ctedra de Redaccin IITrabajo prctico n25: Aguafuerte.

Sobre las cosas que no vuelven.No voy a hablar ni de poltica ni de economa, odio a los viejos amargados y cortamambos y no me caen bien los caretas. Analic la historia de mi vida y encontr un espacio con el que estaba a gusto. Mi infancia. No digo que fue perfecta, pero todos podemos recordar algo lindo de esos tiempos. Estaba re piola escaparse una tarde y salir a hacer mamarrachadas con nuestro vecinito amigo. Saltar y caer, romperse las rodillas a cuatro manos sin importar cunto dolor genere, correr como el rey de la selva y con el viento en contra, creer que podamos volar. Eran las cosas buenas de ser pibe, sentir que no era el mundo el que te destrozaba sino al revs. Una capa y nos sentamos invisibles cual Harry Potter, un Superman trucho pero que siempre poda salvar a algn amiguito en un pica salva todos. Las peleas se arreglaban con un piedra, papel o tijera, simple pero nos reventbamos el matete para adivinar qu sea iba a hacer el otro. Es que los costos eran altos, desde una prenda bochornosa hasta algn que otro piquito al chico que nos gustaba. La pasbamos bien, no puedo quejarme. Todava recuerdo los rastros de tiza en las manos, totalmente speras y cansadas de tanto dar clases sobre el abecedario a las muecas. Me miraban y yo pensaba que me escuchaban posta Que tonta fui! Ahora no me puedo lamentar, la verdad es que mis peluches siempre me salvaban las papas en noches tormentosas. Gracias a ellos pude superarlo y dormir solari, me senta ms acompaada. Ya s, era una mantequita.Las callecitas donde jugbamos a la pelota mientras los autos no pasaban, qu nostalgia. Nunca me cayeron bien esas chatarras, me interrumpan la infancia, pero me ensearon a ser paciente. No s si es mucho, pero hoy me sirve tanto la paciencia que me siento agradecida con todos esos conductores insufribles. Era zarpada la creatividad para inventar nuevos juegos, me costaba perder, lo admito slo porque eso me trajo muchos berrinches de mis amigas que no se bancaban mis trampas. No s si lo dije me costaba perder. Es jodido tambin pensar en esos amores chiquitos y no tirar una sonrisa. Es que hay un brillo distinto en los ojos, esa inocencia y besos en el cachete que ponan como un tomate a tontas enamoradizas. Haba algo de todo eso que hoy falta en las relaciones maduras, tal vez la alegra de abrazarlo despus de que te haya salvado en las escondidas o, quizs, estar tan pirados que nos desternillbamos de la risa por boludeces. Era fcil, no? Los tiempos cambian, pero es horrible ver cunto. Ahora creces y estar chapita es algo malo, o te miran mal por mandarte alguna travesura. Los raspones de las rodillas no significan nada heroico, al contrario buscamos taparlos como sea. No corremos porque ya no tenemos tiempo para nada, y perdimos el amor por el aire libre y los juegos a la sombra. El canalla que se asustaba por los cuentos de terror, la que se crea princesa porque la mam se lo deca, el capo que en gimnasia siempre era elegido primero para los juegos en equipo, parecen escondidos todos en su apuro por crecer, parecen perder la esencia, la chispa de la vida. Ahora vemos que esos nios de antes somos fantasmas caminando por las veredas, y tenemos ms miedo incluso que cuando nos amenazaban con el cuco. Miedo a las obligaciones. Miedo a fracasar. Miedo a no ser exitoso. Miedo a la muerte. Miedo a la vida Que embole es ser adulto.