trabajo salustio- millet.docx
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Escuela de Letras. UCV.
Departamento de Literatura Latinoamericana
Prof. Roberto Martínez
Laura Linares C. I 24.612.682
“¿Es ése el trabajo juguetón que cierta gente nos quiere hacer creer? Y sin embargo ahí se
encuentra la verdadera poesía”
Jean Francois Millet
El humano cansado de Salustio
Al leer la primera etapa poética de Salustio se puede reconocer que está atravesada por un
objetivo: evocar la belleza. Así, luego de leer Caminos Noveles, Cascadas Asesinas y
Llamaradas Blancas decidí caracterizar dos procesos si es que en la poesía puede haberlos
o recursos de los que se ha valido Salustio para poder llegar a esa belleza: la atención
visual y auditiva (en la cual predomina la visual ) y la exaltación del paisaje rural sobre el
urbano. Cuando hablamos de la belleza en Salustio hay que dejar claro que su belleza es una
belleza otra: “una belleza transfigurada”. Por esta razón, reducir el camino para llegar a la
belleza “salustiana” dentro de estos mecanismos no es despreciable pero tampoco suficiente,
más allá de señalar los proceso hay que preguntarse ¿qué contempla Salustio? y ¿cómo
exalta lo que contempla? Desde un primer impulso es muy fácil responder la primera pregunta
luego de leer sus poemas, puesto los elementos que componen el paisaje poético son muy
repetitivos : ríos, cascadas, acequias, el cielo, montañas, sauces, flores… pero lo que interesa
es que tipo de cascadas, acequias, montañas, lunas, son las que llaman la atención del
poeta ya que él no exalta estos elementos con una retórica de poesía clásica sino los refiere
como flácidos, lúgubres, lentos, pálidos, muertos, de lutos, enfermos…
Lo que se me hizo muy interesante desde que leí este tríptico es que a pesar de esa peculiar
forma de evocar “lo bello” logra trasmitir su cometido, al leer los poemas podemos imaginarnos
un paisaje sublime que nada tiene que ver con lo desagradable aunque esté representado de
“una manera otra”. Esta sensación probablemente responde de manera certera a una de sus
frases “es necesario ser lo suficientemente lógico y no lógico para llegar a la belleza”.
Por otro lado, la repetición de ciertos elementos en sus poemas me resultaban aburridos, ya la
belleza que mi “yo poético” podía apreciar ya la había apreciado. Quizá me hubiese
resultado una pesadilla hacer un trabajo de ello. Por eso, mi ojo invadido por el aburrimiento
que le causo la repetición del paisaje, se desvió a un elemento menos ostentoso: lo humano.
La representación de lo humano en Salustio es muy discreta, de hecho solamente se puede
constatar una presencia de este en aproximadamente 38 poemas, los cual no representan ni la
mitad del tríptico. No por esto creo que haya sido menos importante. Lo que pude sospechar
es que el ojo de Salustio no se iba a detener en cualquier hombre o mujer que estuviera por
ahí rondando los paisajes. Sin embargo, la variedad de imágenes del humano que hay en los
tres poemarios es curiosa, parece como si los hubiese incorporado azarosamente, cosa que
sabía que no debía haber sido así, algo había hecho que esos personajes estuvieran juntos
en el mismo tríptico, no podía ser casualidad.
Así, buscando algún sentido a la manera rara en que Salustio había incluido al hombre en sus
poemas me topé con un pintor: Jean Francois Millet, para quien lo humano fue el centro de su
obra. Millet fue un pintor francés que perteneció al movimiento del realismo y de hecho fue uno
de los más famosos exponentes del género. Tengo la sospecha de que Salustio haya visto
algunas de sus obras o hasta influido en él puesto Millet fue uno de los ejemplos que tomo el
Círculo de Bellas Artes en Venezuela para la reforma artística del país y debido a la conexión
de Millet con este grupo resulta una posibilidad. La verdad es que no pretendo comprobar si
ciertamente Millet influencio a Salustio o no, puesto que aunque hiciera una intensa y
cautelosa investigación seria casi imposible encontrar una respuesta confiable pero
independientemente de ello creo que estos dos autores están conectados de algún modo.
Así, algunas conexiones son demasiado evidentes como por ejemplo la preferencia en los
tonos del paisaje. En el libro Historia del arte universal de los siglos XIX y XX Ana Preckler
apunta que los coloridos de la obra en Millet son “suaves y tenues, de azules, rosa, ocres y
rojizos que destacan sobre los amarillos sutiles del campo filtrado a través de un belleza
cenital”, así como su amigo Alfrend Sensier en su libro Jean Francois Millet: Vida y obra apunta
que el pintor francés tenía una predilección por los tonos tenues y ocres. La verdad es que
para notarlo no hace falta leer a Preckler o Sensier se puede reconocer a simple vista cuando
tenemos una obra ante nuestros ojos. También se puede identificar las similitudes que hay
entre los elementos que conforman sus paisajes artísticos: los ríos, los crepúsculos, los
campos, las montañas, las cabras, la luna, el sol incluso la presencia discreta del mar, que no
se ve mucho en la obra de Millet pero le ha dado un lugar al igual que lo hace Salustio.
Se podría pensar que Millet tiene características que se repiten en el movimiento del realismo
francés y por lo tanto estos puntos en común podrían encontrarse en otros pintores pero es
precisamente la diferencia que hay entre él y otros artistas y él lo que me ha hecho ver la
correspondencia con el poeta tachirense, de hecho Sensier en su libro comenta “se convierte
en El rústico, da a sus trabajos esa grandeza de carácter, esta altura de miras que han hecho
de él un hombre único en nuestro arte, alguien nuevo que habla un lengua hasta entonces
inesperada”(147).
Esas palabras me hicieron confiar en que las características con las cuales asociaba a
Salustio eran propias de Millet y a la vez me recordaron lo que significa Salustio en nuestra
literatura. Desde mi subjetiva posición creo que entre ellos dos hay una correspondencia tanto
artística como humana pero como ninguna de estas relaciones es mi tema fundamental y
afortunadamente contamos con internet y no con muchas resmas de papel dejo a la curiosidad
del lector ir a ver las cientos de obras de Millet que hay en la web y leer un poco sobre su vida
(en el caso de que la llegase a ignorar) para cerciorar de que todo lo que he dicho hasta aquí
tiene sentido o no.
Apuntar la semejanza de Millet y Salustio en el paisaje puede ser para algunos algo bastante
arbitrario pero esta impresión fue la que me llevo a que siguiera más de cerca la perspectiva
de la belleza humana en ambos. Mientras revisaba algunos cuadros del pintor encontré El
Ángelus, una de sus obras más importantes (incluso pintores como Van Goh han hecho nuevas
versiones de ella) .Un poco convencida de que existía una relación con Salustio al ver el
cuadro el nombre me hizo ruido debido a que era una de las palabras más recurrentes en la
obra del poeta. Es interesante acotar que los motivos por los cuales esa obra se llama
ángelus, ya que han sido polémicos puesto se rumora que en principio los dos campesinos
que aparecen estaban enterrando a su hijo y por ser el ángelus un canto fúnebre se le otorgo
ese nombre pero que debido a lo grotesco de la imagen para la época se cambió el pequeño
cadáver del niño por un cesta de frutas como se puede apreciar ahora y mantuvo su nombre
puesto que también en la hora en que los campesinos se detienen para rezar suena el
ángelus y el cuadro puede estar haciendo alusión aquel momento. Independientemente de esta
historia se nota que hay cierto ambiente pesado, lúgubre: de luto. Esta impresión se tiene al ver
esta obra pero también está en muchos los cuadros de la época rustica (que fue la más larga,
la última y la más reconocida) de Millet. Sin embargo, la manera en que está representado ese
ambiente, en cierta medida pudorosa, logra transmitir la belleza de la composición tal cual
como señale arriba que lograba hacer Salustio.
Identificar lo que le había interesado a Millet representar en sus cuadros es fácil Prekler señala
“incluyen una temática costumbrista y de género, generalmente escenas humildes hogareñas
con el que hacer del diario representada por personajes femeninos y retratos” (237) y no hay
duda sobre ello pero en Salustio es un poco más difícil de identificar qué de lo humano había
querido representar y más allá de esto por qué. Hubiese sido muy escueto determinar una
relación entre Millet y Salustio de una manera superficial y por eso me dedique hacer un
seguimiento de la presencia humana en Salustio para ver si realmente había una
correspondencia.
Para mi sorpresa o tranquilidad resulto que Salustio se había detenido también en el
campesino, en el hombre realizando los “quehaceres” cotidianos en el campo, incluso había
llegado a ser tal la correspondencia que las actividades que predominan en la obra de Millet
estaban presenten en lo poemas Salustio, y esto se puede apreciar con mayor claridad en el
cuadro que está a continuación.
Los oficios del Hombre Los cuadros de Millet La poemas de SalustioCargar Leña ( en el lenguaje de Salustio es lleva las chamizas)
Las cargadoras de Leña
Mujeres pensantes cargando leña
Porque tenías cabellos de oros: Llevas chamizas sepias. El medio arde pálido... Pasas. Las retorcidas/chamizas crujen adoloridas. //… y vas llevada por tu ademan usado de chamicera.
Corusca al viento: Las chamiceras/ al Sendero llenan suaves pasos//… Que lóbregos brillan los mazos,/ sobre sus cabelleras
Espigar trigo Las espigadoras… estaba… Venias lentas. / La senda amarillenta Un seco junco
Verano
de oro a la ribera hurtaste corriendo…y proseguiste ligera / untando tenaz claridad pasajera/ al áspero viento con tu cabello cobre.
Se van las rusticas mujeres Los maizales oros secos, un son de lluvias /El Rancho en humo vivo diluvia/ Y el túnel solo abre el éxtasis de su nubia/ mancha sobre la la greda rubia//… Esas mujeres/ pasan. Lloveres/ hay de saludos misereres / y por la vereda clara por doblones/ oros, de claros solares/ se van las rusticas mujeres/
Carretear/ Llevar la carreta
El nacimiento del becerro
Campesino con una carretilla
Vifrales azules : La carreta/ resuena toda/ cada guijarro / por eso cuando surges lento como una pena./ sobre la pálida montana delgada/ de fiel aspecto vidual se llena/la rigida vereda morena/- la morena cansada vereda cansada
Vuelve la carreta por el camino: La carreta solo anda monumental /y ebria de oscilaciones inauditas
Lavar Las LavanderasEl tesoroAun aplaude con ningún aforo/ al río, una
lavandera// Aunque las sombras sus fáciles lutos derramen.
Sembrar( La agricultura)
Los labradores
Agricultor
Es bajo el Sol claroUn labriego. la curva mancha/ de la hoz, pálida como lloro/entra la yerba gruesa calvicie ensancha, sin aforo
Pastorear La joven pastora Por el caminoLas cabras /balaban ariscas tus palabras/ tus rápidos ojos ( miraron) // Amariillos todos los rastrojos Final conciso, el pilogal todo el poema
Final el pilogal ( todo el poema)
Pastora Pensando
Cocer Mujer cociendo a la luz de la Lámpara
Mujeres cociendo a la Luz de la lámpara
Sobre el huso rojoHilabas. El corredor de luto/ espontanea la noche ponía/ espontaneo la noche ponía ;/ y solo el algodón magro en el hilo enjuto/ la oscuridad encanecía
Ciertamente si logra reconocer como el ojo de Salustio y el de Millet han encontrado belleza en
la misma faceta humana. No pretendo señalar que la manera de representación de Salustio y
Millet son las mismas pero lo que quiero destacar es que luego de este seguimiento se puede
hacer mucho más claro que había una sensibilidad en común sobre las mismas imágenes que
han hecho que en sus composiciones artísticas ambos evoquen lo mismo. Desde que se abren
los poemarios, Salustio asoma como el trabajo del campesino llama su atención, como lo
conmueve pero el lector lo pasa un poco desapercibido. Ya Camino noveles (el poema) que
es uno de los primeros del tríptico está expuesto como a la voz poética le interesa y reconoce
el esfuerzo campesino: “Sobre los flancos/ de la Colina, cocuizas arduas“ y posteriormente en
Caminos rústicos: “ rústicos por las pisadas dolorosas”. Uniendo todos estos indicios creo que
se puede reconocer que se ha detenido en esos cuerpos por una razón ¿se ha visto un
hombre más lóbrego, cansado o flácido que un campesino trabajador?
Ahora parece obvio que Salustio en esa imagen del campesino había reconocido la belleza,
una belleza acorde al paisaje y sus paradigmas estéticos en estos poemarios pero ¿qué pasó
con los otros poemas? Los que he señalado arriba son solo 11 de los 38 poemas en donde
pude reconocer la presencia de lo humano. Al ver esto podría salir alguien en su defensa
diciendo que el campesino trabajador no fue realmente lo que le importo más a Salustio y creo
que respondería “si y no a la vez” ya veremos porqué.
Para empezar con estos poemas que quedaron fuera de la relación con Millet me remitiré al
principio del trabajo en donde había señalado la atención visual y la auditiva para llegar a la
belleza. En este grupo “restante “, por llamarlo de alguna manera, hay algunos poemas que son
imposibles relacionarlos con Millet porque el ojos de Salustio no se detenían en la imagen
humana sino había introducido la presencia del hombre a través del sentido auditivo. Estos
poemas se encuentran en su gran mayoría en el tercero y el segundo poemario donde
precisamente hay ausencia del campesino, puesto si bien la mayoría de los poemas donde
esta introducido visualmente el hombre es en Caminos noveles, al menos la imagen del
hombre trabajador. A Salustio realmente no le interesaba la imagen de cualquier humano, si
podía anotar su presencia pero quizás “las risas” y las voces de ciertas personas podían
transmitir mejor lo “bello” que evocando su imagen por ejemplo en “ las risas abuelas“, “ las
voces adioses, risas veloces” o “las quejas sordas “ había percibido mejor ese tono lúgubre,
puesto cuando el campesino está trabajando emana ese cansancio y pesadez que el ojo capta
en seguida mientras que cuando vemos que anota lo que oye es como si nos dijera que el
hombre que pasa y está por ahí hace falta más que verlo oírlo para reconocer su luto.
Por otro lado también tenemos los poemas en los que Salustio si evocas imágenes visualmente
pero estas no se relacionan con el trabajo campestres como: El himno al vidrio , La letanía
de la abuela, Vidas pasadas, Fary tales, Medio día, Pasas lentamente, Ex libris ( para un
conquistador) y Ex libris (para una hermana). Si es cierto que entre todos ellos muy pocos
asoman la vida campestre, en algunos como Vida pasada hay una añoranza o en Pasas
lentamente pareciera referirse a una mujer que se ha ido de la ciudad al campo ( lo cual me
recuerda mucho a lo leído sobre la esposa de Millet ) pero a pesar de las diferencias entre
todos hay un rasgo en común la imagen de debilidad y cansancio que lleva a esa tristeza un
poco sublime. Cuando percibí eso recordé la razón por la cual Millet se fascinaba con los
trabajadores del campo
“Uno está sentado bajo los árboles, sintiendo un gran bienestar, toda la tranquilidad de
la que cabe gozar; ve uno venir por un pequeño sendero a una pobre figura cargada
con un haz de leña. El modo inesperado y siempre asombroso en que aparece esta
figura instantáneamente hacia la triste condición humana, la fatiga. Ello siempre
produce una impresión análoga…” (161)
Y así descubrí que la fatiga humana era lo que unía a todos los personajes del poemario, esa
fatiga que entristece, pone enfermo y lúgubre al hombre, es a eso a lo que ojo de Salustio se
le hacía imposible resistirse, esa imagen de cansancio que remite la belleza que hay en la
fatiga del hombre del campo pero que también se consigue en la ciudad ¿no está esa fatiga
presente en la abuela, en la joven de Fary Tales o en la criada de “ A los lejos “ incluso en
el capitán de “ex libris”?
Por lo tanto creo que el ojo de Salustio se vio atraído por esa fatiga y pesadez de lo humano en
los personajes que si bien vemos corresponde con todas las características de los elementos
que nombra en sus poemas. Pero hay algo que destacar, puesto como en todo Salustio hay
excepciones. Si bien podemos determinar que la fatiga ha sido el objeto principal del ojo de
Salustio con respecto a lo humano, el ojo en algunas ocasiones se ve seducido por la belleza
femenina. Me pareció un toque muy juguetón, muy “ salustiano” , incluso de hecho en el campo
parece a veces olvidar esa fatiga y verse seducido por el encanto femenino. En poemas como
Entre la piedra, Por la mañana, En la tarde o ya en la mujer civilizada, por ejemplo la del Himno
al vidrio se ve como el ojo de Salustio no ha encontrado la manera de no posar la mirada
sobre los encantos de una mujer que pareciera estar viendo al llegar a la ciudad: aquí
reconocemos al ojo pícaro de Salustio que no podía faltar. Este hecho tampoco lo aleja de
Millet si bien fue un pintor que en sus principios estuvo fuertemente atraído por las figuras
femeninas, fue el tema central de su primera etapa y realmente nunca dejo de ser importantes
en su obra. Aunque se había dedicado a lo rustico nunca dejo de sentirse atraído por las
figuras femeninas, incluso en los cuadros de la época rustica las campesinas predominan
sobre los campesinos cosa que también ocurre con Salustio a lo largo del poemario, solo alude
a cuatro hombres asumiendo que la voz poética es masculina.
Independientemente de esta mirada pícara y de los poemas en los que Salustio ha posado su
ojo sobre la fatiga del humano civilizado creo que así como todo el poemario es una
exaltación de lo rural, la mirada del humano en el trabajo del campo es lo que realmente exalta
Salustio y le da el valor principal. Exalta ese trabajo que esta enmarcado por la belleza del
paisaje, esa mujer que luce la belleza en un ambiente sublime. Por ello aquí sería un punto en
el que quizá si se distancia de Millet puesto que mientras los cuadros de Milltet responden
directamente a una realidad cruda Salustio juega con esa belleza de la campesina sacando a
relucir su cabellera, su sonrisa. No en vano el final de toda la obra es un poema en al campo
donde la mujer campesina sale a relucir, como si Salustio le estuviera devolviendo su puesto.
Con esa pastora que tenemos al final quizá Salustio nos deja esa sensación de que la belleza
de la mujer de campo siempre predominará, como si nos dijera que no hay nada más bello que
observar como en una mujer “el oro de sus ojos brilla “incluso cuando carga su dolor, fatiga y
con todo el trabajo del campo.
Bibliografía
Preckler, A. Historia del arte universal de los siglos XIX y XX, Volume 1. Madrid: Editorial Complutense S. A, 2003. Digital. Web 20 de febrero del 2015.https://books.google.co.ve/books?id=gqBqhcqf9RQC&pg=PA236&dq=A.+Historia+del+arte+universal+de+los+siglos+XIX+y+XX+millet&hl=en&sa=X&ei=Ax7zVN2fCIGagwTZpIDYCQ&ved=0CB8Q6AEwAA#v=onepage&q=A.%20Historia%20del%20arte%20universal%20de%20los%20siglos%20XIX%20y%20XX%20millet&f=false
Sensier, A. Jean Francois Millet : Vida y obra . Madrid : Encuentro Arte, 2005. Digital. Web 20 de febrero del 2015. https://books.google.co.ve/books?id=esAz-_xoDu0C&printsec=frontcover&dq=Sensier,+A.+Jean+Francois+Millet+:+Vida+y+obra&hl=en&sa=X&ei=SG0AVdT2D4y8ggSX04JA&ved=0CBwQ6wEwAA#v=onepage&q=Sensier%2C%20A.%20Jean%20Francois%20Millet%20%3A%20Vida%20y%20obra&f=false
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