tres mil a la una, tres mil a las dos; y se va y se fue, -dijo el hombre de la subasta
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Estaba golpeado y marcado el ritmo con su martillo de madera y por alguna inexplicable razón, el Hombre de la subasta pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con aquel viejo violín,. - PowerPoint PPT PresentationTRANSCRIPT
Estaba golpeado y marcado el ritmo con su martillo de madera y por
alguna inexplicable razón, el Hombre de la subasta pensó que por
su escaso valor, no tenía sentido perder
demasiado tiempo con aquel viejo violín,
pero lo levantó con una amplia sonrisa cuando
gritó. -¿Cuánto dan señores? -gritó-, ¿quién empezará a pujar por este viejo violín? -Un
dólar, un dólar- alguien replicó, después dos dólares. -¿Sólo dos? -
exclamó algo desorientado- -Dos dólares y ¿quién da
tres?, tres dólares, a la una; tres dólares a las
dos; y van tres...
AÚN NO, -se escucho en toda la sala- Desde el fondo del recinto, un
hombre canoso se adelantó y recogió el arco; luego, después de quitar el polvo del violín y estirado las
cuerdas flojas, las afinó y tocó una melodía
pura y dulce como un coro de ángeles.
Cesó la música y el Hombre de la subasta, con una voz
silenciosa y baja dijo: -¿Cuánto me dan por el viejo violín? y levantó con firmeza en un brazo el violín en el otro
majestuoso arco. -Mil dólares y... ¿quién da dos? -preguntó- -¡Dos mil!, ¿Y quién da tres? -
insistió-
Tres mil a la una, tres mil a las dos; y se va y se fue, -dijo el Hombre
de la subasta
La gente aplaudía, pero algunos decían: "No entendemos bien, ¿qué cambió su valor?". La respuesta no
se hizo esperar: "¡La Mano del Maestro!" Que una melodía
celestial brote hoy en tu vida, y escuches el maravilloso sonido de tu corazón fluyendo en la armonía de los acordes celestiales que solo
Las Manos del Maestro pueden tocar!.
Al igual que el violín, nuestras
vidas pueden
parecer poco o mucho de acuerdo a
las manos de quién nos utilice.
Si nos dejamos manejar por los vicios, el juego, el alcohol, las
drogas, tendrán un valor. Si
dejamos que sean las manos del Maestro por excelencia, Dios,
las que nos guíen otro será
el valor de nuestras vidas.
Independientemente de si las personas dan mucho o poco por tu vida,
ésta puede ser mucho mejor y más valiosa si dejas que sea
tu amigo, Dios, quien te guíe y sea tu Maestro.