tres modelos de terapia familiar sistÉmica en adicciÓn a sustancias

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TRES MODELOS DE TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA EN ADICCIÓN A SUSTANCIAS VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DE 2009 17:51 Por el Dr. Rica rdo Sán chez-Huesca, Doctor en Psicología Clínica. Terapeuta Familiar. Director de Investigación y Enseñanza de Centros de Integración Juvenil. I. Enfoque estructural- estratégico El procedimiento consiste en adaptar la teoría estructural como paradigma orientador, aplicando sus técnicas al mismo tiempo que el modelo estratégico, especialmente en cuanto a tener un plan específico. Sus paradigmas incluyen los supuestos siguientes: a) Presencia de interacciones circulares entre los miembros de la familia y dentro de un contexto. b) Ciclo vital de la familia tanto para la evaluación como la estrategia. c) Consideran que el síntoma es mantenido y mantiene el sistema. Los elementos prácticos incluyen, entre otros los siguientes: a) Un esquema de la familia según jerarquías, límites, alianzas o coaliciones.

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TRES MODELOS DE TERAPIA FAMILIAR SISTÉMICA EN ADICCIÓN A SUSTANCIAS

VIERNES 20 DE NOVIEMBRE DE 2009 17:51

Por el Dr. Rica rdo Sán chez-Huesca, Doctor en Psicología Clínica. Terapeuta Familiar. Director de Investigación y Enseñanza de Centros de Integración Juvenil.

I. Enfoque estructural-estratégico

El  procedimiento  consiste  en  adaptar  la  teoría  estructural  como paradigma  orientador, aplicando sus técnicas al mismo tiempo que el modelo   estratégico,   especialmente   en   cuanto   a   tener   un   plan específico.

Sus paradigmas incluyen los supuestos siguientes:

a) Presencia  de  interacciones  circulares  entre  los  miembros  de  la familia y dentro de un contexto.

b) Ciclo vital de la familia tanto para la evaluación como la estrategia. c)

Consideran que el síntoma es mantenido y mantiene el sistema.Los elementos prácticos incluyen, entre otros los siguientes:

a) Un  esquema  de  la  familia  según  jerarquías,  límites,  alianzas  o coaliciones.

b) El  plan  terapéutico  se  organiza  basándose  en  un  modelo  de  lo “normal” en  una familia, dependiendo de la etapa de su evolución, en un contexto cultural y socioeconómico determinado.

c) La   estrategia   se   dirige   a   la   “reestructuración”   del   sistema, estableciendo   fronteras,   diferenciando   miembros   excesivamente apegados,  incrementando  la  participación  de  otros  desapegados, etcétera.

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d) Utilizan tareas, directivas, intervenciones paradójicas.

 Procedimientos técnicos generales

Es un modelo de terapia breve que en un periodo de 3 a 6 meses se orienta   hacia  metas  precisas  a  corto  plazo.  En  él  se  enfatiza  la participación  en las   sesiones  de  la  familia  de  origen  del  adicto, aunque   éste   no   viva   con   aquélla,  ya   que   en   las   familias   con adicciones el ciclo evolutivo suele quedar  suspendido en la etapa de separación del hogar paterno.

En acuerdo con esa estrategia, lo primero que debe encararse es la triada compuesta por el adicto y ambos progenitores con el propósito de  trabajar  la individuación  del  adicto.  En  las  sesiones  iniciales  se incluye  a  todas  las personas  que  viven  en  casa  y  luego  se  decide quiénes   son   indispensables    en    las   subsecuentes.   Siempre   es interesante   considerar   que   los   hermanos   suelen   ser   miembros importantes ya que obstaculizan o apoyan los  logros del adicto o delos padres en el proceso de evolución.

Pueden  participar  también  otros  sistemas  como  amigos,  parientes importantes, empleadores, autoridades escolares o legales.

En  el  tratamiento  se  establecen  por  lo  menos  tres  metas:  1)  El abandono del  uso de drogas; 2) Uso productivo del tiempo y 3) Que el   consumidor   de    sustancias   consiga   una   situación   estable   y autónoma.

Como el uso de drogas es la parte más importante en el tratamiento de familias  de adictos, conviene preguntar en la primera sesión (a lo sumo, en la segunda)  cuándo empezará la desintoxicación. Es preciso encarar esta situación cuanto  antes. Es cierto que el terapeuta debe negociar las metas con la familia sin  imponerlas, pero no debe perder de vista que el foco de las sesiones es el uso de  drogas hasta que se observe mejoría en este aspecto.

Es crucial que el terapeuta establezca una alianza con ambos padres en  la etapa  de  inicio,  buscando  conseguir  que  adopten  una  actitud firme  ante el  adicto.  Debe  promover  que  trabajen  juntos  como  un equipo, incluso tomando partido  contra el adicto para señalar límites y  reglas  dentro  de  la

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casa.  Esta  conducta  parecería  absurda  con adictos  adultos,  pero  no  hay que  perder  de  vista  que    en  muchos sentidos están infantilizados.

Es  muy  importante  que  los  padres  y  el  resto  de  la  familia  se concentren    en    “reglas    y    metas    domésticas”    ante    todo,    las relacionadas con la  conducta ante la droga. Estas deben negociarse y plantearse                                                                                     durante la   sesión   con   el   fin   de   que   el   terapeuta   pueda   observar   las

interacciones  durante  el  proceso  de  negociación  e  intervenir  para aumentar la probabilidad de alcanzarlas.

La  mayoría  de  estas  familias  son  muy  defensivas,  por  lo  que  las técnicas  de   confrontación,  útiles  en  la  terapia  grupal  de  adictos, generan  una  respuesta  de  contraataque.  Al  considerar  lo  anterior, Stanton, experto en el modelo  estructural-estratégico en adicciones, ideó medios de combatir este tipo de  respuesta. Utiliza la atribución de “intenciones nobles” aun en conductas no totalmente constructivas de parte de los padres. Esa técnica es un modo eficaz de  aliarse con aquéllos,  ya  que  regularmente  son  muy  sensibles  a  las  acusaciones del adicto y muchas veces se autoculpan de tal conducta.

Tiene  más  efectividad  el  uso  de  una  atribución  noble  que  abarque subsistemas  o todo el sistema familiar, pues sitúa el problema en un contexto mayor.  Para  seguir  un  ejemplo  del mismo  Stanton,  si  una familia  revela que  el  padre   tiene   problemas  de  alcoholismo,  el terapeuta puede decirle al adicto “al usar  drogas estas diciendo que no  quieres  ser  mejor  que  tu padre  ni  ponerlo  en  evidencia:  Si  no fueras adicto, tu padre sería el único de la familia con ese problema... En cierto sentido estás cerca de tu padre porque ambos abusan de drogas... El uso de drogas es un modo de decirle a tu padre que no es  mala   persona  y  quieres  ser  como  él,  al  menos  en algo”.  Tal atribución  serviría  estructuralmente  para  conectar  al  padre  con el hijo.

También  puede  apelarse  a  la  tradición  familiar;  podría  decirse,  por ejemplo:  “En  esta familia ha habido bebedores por generaciones. El abuelo, el padre y el  tío eran   bebedores. Es como una tradición de hombres, es parte de serlo. Tú eres leal a esa tradición y usas drogas porque  actualmente es  la  moda,  antes  sólo  usaban  el  alcohol  o  el tabaco”.  La  atribución noble  (llamada  connotación   positiva  en  la escuela de Milán) tiende a crear una situación paradójica.

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 Diferencias en el tratamiento de usuarios adolescentes y usuarios adultos

 En  general,  los  padres  y  familiares  de  los  adolescentes  se  resisten menos  a  participar  en  un  tratamiento  familiar  que  los  de  adictos adultos. Como el adolescente suele  vivir con ellos y los padres suelen sentirse directamente   responsables  del  joven,  su  participación  les parece adecuada.

Hay menor probabilidad de que el adolescente esté   involucrado en conductas  delictivas en comparación con usuarios de mayor edad, en parte porque el uso de  drogas es menos fuerte, por lo que le implica menos dinero.  A  pesar  de  que   puedan  cometer  robos,  es  poco

probable que vayan a la cárcel y se dediquen a actividades que los pongan en contacto con delincuentes del crimen organizado.

Los  adictos  adultos  suelen  formar  parte  de  una  subcultura  de  la droga. Por  el  contrario,  la  influencia  de  la  subcultura  de  pares  en adolescentes es menos  importante que la de sus familias. Aunque el grupo   de   adolescentes   parece   ser   influyente   en   cuanto   a   las tendencias sociales en el abuso de sustancias,  el uso compulsivo de sustancias llamadas  “duras”  depende  mucho  más  de   relaciones  y patrones familiares. En el adicto adulto interactúan con mucho peso múltiples sistemas interpersonales además del familiar (legal, laboral, bienestar  social,  médico, etcétera.)  que  frecuentemente  operan  en contra del cambio. En el caso de adultos el terapeuta debe ampliar su cosmovisión    incluyendo  una  gama de  sistemas  en  el  tratamiento además de la familia de origen y ampliada.

Mientras que la familia del adicto adulto se encuentra en un ciclo vital en   que   el   paciente   debería   ya   haberse   independizado   social   y económicamente   del  hogar paterno, las familias de jóvenes usuarios se han  atascado  en  los  comienzos  de  la  individuación  adolescente. Estas familias tienen dificultades para  tal transición y uno o varios de sus miembros  desarrollan  síntomas,  la  familia   está  en  crisis,    el problema queda manifestado, el consumo de sustancias es un  intento de resolverlo.

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Por supuesto que los objetivos terapéuticos de una y otra población son diferentes. En el adicto adulto se exagera la sobreinvolucración entre usuario y  padres, colocando al hijo nuevamente a su cargo aun cuando ya no esté viviendo  con ellos. Se comprime a una familia de por sí demasiado junta intentando con  ello una respuesta paradojal que facilite la separación que hasta ese momento no  han conseguido. En las familias con adolescentes usuarios no se busca la  separación física   y   se   trabaja   especialmente   en   que   los   padres   ejerzan mecanismos de control sobre el hijo, reforzando límites y jerarquías.

 II. Terapia breve centrada en la solución

Este modelo se integra considerando aportes de Milton H. Erickson; escuelas    de    terapia    breve    (O’Hanlon,    Weiner-Davis,    Shazer, Watzlawick,  Jackson)   y   los  postmodernistas  de  la  narrativa  como White, Goolishian, Harlene Anderson y Tomm Andersen.

Los aportes de Erickson a la hipnosis, a la terapia breve y a la terapia familiar son  numerosos.  De  él  se  toman  especialmente  dos  de  susintervenciones:  la  utilización  de  recursos  y  la  pseudoorientación temporal. Erickson sostenía que era fundamental que los terapeutascapitalizaran todo lo que los pacientes llevaban a terapia: lenguaje,

creencias,  sentido  del  humor,  conductas  no  verbales,  utilizándolos para   la   construcción   de   tareas   terapéuticas.   Para   conseguir   la distorsión del   sentido   del  tiempo,  inducía  un  trance  consciente, durante  el  cual trasladaba  al  paciente a  un  momento  del  futuro  en que se habría resuelto con éxito el  problema que lo aquejaba en el presente.

El   enfoque   de   terapia   breve   de   Shazer,   muy   influido   por   las concepciones  teóricas  de  Gregory  Bateson,    agrega  la  idea  de  que ningún problema sucede  todo el tiempo, hay excepciones a la regla, lo que White y Epson llaman acontecimientos extraordinarios.

Frecuentemente  los  pacientes  mencionan  comportamientos  que  ya tienen o pueden tener generando excepciones al problema.

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La otra fuente teórico técnica de la terapia centrada en la solución aplicada en   adolescentes  adictos,  es  el  modelo  de  terapia  breve desarrollado por el Instituto de Investigaciones Mentales de Palo Alto. De  éste  se  toman  las prescripciones  paradójicas,  el  reencuadre,  la evitación del cambio, la predicción entre otras.

Algunos de los supuestos básicos con los cuales opera esta propuesta de terapia familiar  breve centrada en la solución son los siguientes:

�     El cambio es inevitable.

�     Sólo se necesita de un pequeño cambio.

�     Todas  las  personas  cuentan  con  los  recursos  necesarios  para hacerlo.

�     Los problemas son intentos fallidos de resolver las dificultades.

�     No se necesita saber mucho sobre el problema para resolverlo.

�     Hay  muchas  maneras  de  considerar  una  situación,   ninguna  es menos correcta que la otra.

En relación con la primera aseveración, “el cambio es inevitable”, consideramos que la idea de permanencia es una mera ilusión, todo está   en   continuo   cambio   y   movimiento.   Si   el   terapeuta   está convencido  de ello,  tal  expectativa  influirá  en  su  conducta  y  en  el resultado  del tratamiento.  En  este  contexto  resulta  más  útil  pensar¿cuándo  ocurrirá  el  cambio?,  en  vez  de  preguntarse  si  éste  se producirá.

Una estrategia para estimular el cambio es fomentar conversaciones que traten   sobre  la  solución  y  no  tanto  sobre  el  problema.  Las preguntas sobre logros  aislados incitan a los miembros de la familia a discernir   acciones   que    contradicen   la   descripción   saturada   de problemas de la vida de la familia.  Enfrascarnos en narraciones sobre conflictos  pasados  o presentes  produce   poco   cambio  y  a  veces empeora   la   situación.   White   (1993)   demostró   que   la   depresión

aumentaba  cuando  a  personas  depresivas  se  les  incitaba  a  que comprendieran   su   depresión   y   hablaran   sobre   acontecimientos penosos del pasado.

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Además    de    lo    anterior,        necesitamos    escuchar    y    observar cuidadosamente  para  hallar    pistas  que    ayuden  a  identificar  las pautas    peculiares   de   cooperación   en   cada   familia;   una   vez descubiertas, el  terapeuta debe adecuar las tareas e intervenciones a ese modo  específico  y  no  al  revés.  Las  técnicas  para  estimular  la cooperación son el uso de la connotación positiva, la normalización de conductas, la desdramatización, el uso  del humor, la explicitación de las diferencias  en  la  construcción  del  género,  la  contextualización cultural o el ciclo vital y sus necesarias crisis.

El  segundo  supuesto  “sólo  se  necesita  un  pequeño  cambio”  se basa en el  concepto sistémico de que cualquier cambio en una parte del  sistema repercute  y  produce  modificaciones  en  el  resto  de  los componentes. Esta noción teórica  se  encontró experimentalmente en dos  estudios  realizados por  NIDA  con  jóvenes  usuarios  de  drogas  y sus familias. Aplicando el método de terapia  familiar  breve llegaron alas conclusiones siguientes: 1. Es posible cambiar el sistema familiar entero a través del cambio de uno sólo de sus miembros y 2. No esnecesario   incorporar   a   todos   los   miembros   de   la   familia   para conseguir cambios en la conducta adictiva del adolescente.

Del tercer supuesto, “los pacientes cuentan con la fuerza y los recursos necesarios  para  cambiar”,  consideramos  que  cualquierlogro   que   hayan   tenido   en   el   pasado   servirá   de   modelo   para obtenerlos  en el presente y el futuro. Hay mayor probabilidad de queun paciente coopere en un modelo basado en sus éxitos que en sus errores o en conductas denominadas por otros como enfermas.

El   modelo   de   la   enfermedad   es   el   lenguaje   de   los   manuales estadísticos de  los trastornos mentales que clasifican a las personas focalizando  sólo  la  psicopatología  y  excluyendo  los  recursos.  Como menciona   Foucault,   fuimos   entrenados   para   pensar,   conceptuar, explicar  y  operar  según  dos  tipos  de   medicina:     la  de  Especies Patológicas y la de los Espacios Sociales. A la fecha  la  primera es la más extendida y utilizada.

En el caso de adolescentes con adicción a sustancias, resulta muy útil colocarlos   en   la   situación   de   expertos   en   drogas   formulando preguntas  como  “¿qué  me  aconsejarías  que  hiciera  para  ayudar  a otros   jóvenes   como   tú?,   ¿qué   debería   preguntarles?   ¿qué   me aconsejarías  que  no  hiciera?  ¿cómo  has  hecho  para  no  meterte  en más

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problemas?  Estas  preguntas  ponen  de  manifiesto  recursos  del paciente,   dando   oportunidad   de   dejar   en   manos   del   mismo   la conducción de su tratamiento.

El  cuarto  supuesto,  “los  problemas  son  intentos  fallidos  de resolver  los conflictos”,  parte  de  una  de  las  ideas  centrales  de Palo Alto,   la cual postula  que la solución intentada por el paciente constituye  el  problema. Los  miembros  de  la  familia  se  estancan  en una  determinada  visión  del conflicto  y  se   enganchan  en  pautas repetitivas de interacción, moviéndose en circuitos sin salida.

Cuanto  más  limitada  sea  la  visión  de  la  familia  respecto  de  la situación     problemática,    más    difícil    resulta    introducir    nueva información  en  el  sistema.  En  casos  de    adicción  a  sustancias,  las familias no advierten las  excepciones o pautas donde no está incluido el  uso de  drogas  debido  a  que   no   se  adecuan   a  la  “historia dominante” que han elaborado de sus vidas; en  su versión, el joven es un adicto y en consecuencia todo lo que dice o hace se  tamiza a través  de  ese  tema.  Les es  difícil  mirarlo  como  una  persona  que presenta esa conducta   únicamente en determinadas circunstancias y en determinados momentos.

Con estos pacientes, el terapeuta debe estar alerta a no hacer “más de lo mismo”.  El hecho de que se sienta empantanado puede indicar que  las preguntas  y  tareas  que  asigna  son  parecidas  a  las  que  los padres hicieron ineficazmente en el pasado, como por ejemplo señalar que  deje  las drogas  o  hablar  sobre  los  daños que  éstas  le  causan. Nuestra tarea consiste en negociar soluciones  accesibles y objetivos realistas.  Einstein creía  que  era  imposible  resolver  un   problema empleando el mismo tipo de pensamiento que lo había originado; las soluciones exigen un tipo de pensamiento y de acción distinto.

Varios  estudios  con  pacientes  adictos  a  drogas  han  mostrado  que cuando se  les permite plantear  los objetivos y el tipo de tratamiento que desean  recibir,   se   sienten  más  motivados  y  logran  mejores resultados terapéuticos (Kaufman,  E., y Kaufman, P. 1979; Selekman, M. 1996).

El  quinto  supuesto,  “no  es  necesario  saber  mucho  sobre  el problema para resolverlo”, parte de la idea de que hay mucho más que el problema en la  vida de cualquier persona. Hay horas, días eincluso  semanas  en  los  cuales  ni  el  paciente  ni  su  familia  son

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fastidiados  por aquél. El terapeuta debe investigar cuidadosamente loque sucede en esos periodos. Cuando se revisan esas excepciones o pautas de  conducta no problemáticas, también es importante indagarpor las cosas positivas o útiles que están haciendo y diciendo entre sí. Por ejemplo puede preguntarse a un adolescente: estas horas (o días)que  no  has  consumido  drogas,  ¿qué  te  ha  dicho  de  ti  mismo  ellograrlo? ¿qué te dice de ti el hecho de que no has necesitado usar drogas?   ¿quién  ha  sabido  de  este  logro  que  has  tenido?  Si     larespuesta es nadie, es necesario que haya testigos y difundirlo con el

fin de comenzar a crear y mantener una nueva imagen del joven ante sí mismo y los demás.

Una vez que se identifican las secuencias de conducta excepcional y eventos   positivos,  otra  tarea  consiste  en  amplificar  este  material subrayando las diferencias y trasladarlas al futuro mediante preguntas de  presuposición. Pensar  en  avances  a  futuro,  va  creándolos  en  el presente. Esta es otra idea muy útil que nos legó Milton Erickson.

De manera semejante a Erickson, Shazer y sus colegas utilizaron el futuro para  co-construir  soluciones  hipotéticas  creando  su  pregunta terapéutica más famosa  “  la pregunta del milagro”, la cual se hace de la   siguiente   manera:   supongamos   que   una   noche,   mientras duerme,  se  produce un  milagro  y  su  problema  se  resuelve,¿cómo se daría cuenta?, ¿qué sería diferente?

El  sexto  supuesto  “existen  muchas  maneras  de  enfocar  una situación, ninguna es más correcta que la otra”, se basa en la afirmación de que para cada acontecimiento en el mundo existen porlo  menos  dos  o  más  explicaciones.  No  hay  tal  cosa  como  una descripción  última de la realidad; nada es más peligroso que una idea cuando  es  la  única  que  se  tiene.  Esto  es  válido  para  esta  misma propuesta,   la   terapia   familiar   con   un   enfoque   de   solución   de problemas no es “la respuesta”   para todos  los casos de consumo de drogas, es  sólo una alternativa más. En ciertas familias rígidas no me ha resultado eficaz, con algunas de ellas los métodos de Milán y Roma los  he encontrado  más  adecuados  por  la  urgencia  de  parar  una conducta destructiva o violenta.

Para  finalizar,  quisiera  subrayar     algunas  ideas  para  el  trabajo específico con los jóvenes consumidores de sustancias:

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�     Evitar el uso de designaciones que al rigidizar su imagen no sólo obstaculizan el cambio sino que lo estigmatizan, asignaciones del tipo: “drogadicto”, “rebelde”, “difícil”.

�     Además   de   la   atención   familiar,   dedicarle   algunas   sesiones exclusivamente   al   paciente   para   evaluar   sus   necesidades   y expectativas  en  relación  con  este  tratamiento;  para  conocer  lo que le ha gustado y desagradado en otros.

�     Ser   flexible   para   la   utilización   de   múltiples   técnicas;   el adolescente  es  alguien  que  requiere  capacidad  de  inventiva  y

creatividad de parte del terapeuta.

�     Evitar  adoptar  una  posición  de  experto,  es  más  eficaz  trabajar como   coautores  consultivos  ayudándolos  a  reescribir  historias

más satisfactorias.

III. Terapia familiar múltiple

Esta  modalidad  familiar  grupal  es  muy  útil  para  las  condiciones mínimas de  motivación inicial para el cambio en un alto número de usuarios  de drogas.  En   nuestra  experiencia,  es    habitual  que  se presenten a un servicio de salud  mental únicamente para cumplir el requerimiento de la familia o de otras  instituciones  como la policía y la escuela.

Al  tener  en  cuenta  las  características  habituales  de  esta  población adolescente,  especialmente  su  poca  tolerancia  a  la  frustración  y  suimpulsividad, se plantea un modelo de atención que permita diversas acciones de manera simultánea: informar y confrontar a estos jóvenesjunto con sus familias acerca de los daños y las consecuencias físicasque origina el uso o abuso de sustancias, sin que resulte negado o descalificado,    como    muy    frecuentemente    sucede    cuando    un profesional  les da tal información. Evidentemente es un tema en el cual son expertos, por lo menos en los efectos que causan las drogas.

De inicio, el trabajo familiar se justifica por la seudoindividuación del joven adicto  y  su    fracaso  en  el  proceso  de  autonomía.  La  tarea centrada  en la  familia  podría  facilitar  la  separación  evolutiva.    La droga cumple admirablemente la función de limitar la individuación, la adicción duplica y refuerza otras  dependencias, la familiar y no sólo económica y social.

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Aunado al hecho anterior, muy frecuentemente para los familiares, la farmacodependencia es sólo un vicio, conceptualizando éste como un mal hábito  que  puede  dejarse  sin  dificultad  y    si    el    hijo  no  lo abandona es por “mera  mala voluntad o rebeldía”. Este es otro tema importante, contextualizar  el  abuso   de  drogas  en  la  complejidad individual, familiar y social que éste tiene.

Por otra parte,   la mayoría   de los padres consideran   la adicción del hijo como    el  único problema   que justifica el tratamiento,   aunque casi siempre existen  otros que  no  se pueden mirar al focalizar todos sólo en el joven usuario. La  negación de los conflictos es uno de sus rasgos  familiares    frecuentes    y  puede  comprobarse  en  la  forma misma en que han tratado el de la  farmacodependencia. En general, cuando acuden a consulta, el uso de sustancias   lleva  mucho tiempo, en ocasiones años; el   hijo generalmente ha enviado toda  una gama de mensajes que los demás no querían o no podían descifrar.

Un  método que creemos  reúne las  condiciones ideales  para  cumplir esos   objetivos   es   la   Terapia   Familiar   Múltiple,   la   cual   es   una amalgama   de    conceptos   y   técnicas   grupales   psicoanalíticas   y sistémicas familiares.

Algunos  de  los  conceptos  de  grupo  que  resultan  útiles  para  la comprensión   del  fenómeno  colectivo   son     la   identificación,     la transferencia lateral,   las  reacciones de espejo, entre otros,   ya que permiten  una  representación  de  roles  y  funciones  correctivas  para cada uno de los participantes.

En    la  epistemología  y  los  paradigmas  de  la  Teoría  Sistémica  se considera   de  manera  relevante  el  enfoque  Estructural,  el  de  los asociados de Milán y la  Escuela de Roma. El primero, porque permite modelar una organización en  familias  que generalmente han operado de manera confusa o francamente  caótica. Es frecuente, por ejemplo que  los hijos  y  especialmente  él   o  la  farmacodependiente,  tengan mucho poder sobre los padres; que haya una  coalición generacional donde  la  madre  y  el hijo  adicto  se  coloquen  en  contra  del  padre, etcétera.  En  términos  muy amplios,  encontramos  que  este  enfoque resulta     eficaz  en  familias     donde  el  usuario  de  drogas  apenas comienza  y  la  estructura  familiar  es suficientemente  flexible  como para aceptar cambios sin demasiada oposición.

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Los aportes de Roma y Milan resultan útiles para, aquéllos que en el grupo de adictos tienen mucho  tiempo de evolución,  cuya conducta social es caótica y francamente destructiva hacía sí mismos y los de más,   y que   comúnmente   se  encuentran inmersos en   interacciones familiares  rígidas.  Con  estas familias  no  podemos  ser  directos  sino desafiantes y paradojales.

Los  objetivos  específicos  de  este  Grupo  de  Recepción  Multifamiliar son:

Permitir �  al    joven  un  espacio  donde  pueda  reflexionar  en  las causas que  lo  llevan  a  usar  drogas,    motivándolo  para  buscar caminos menos destructivos.

Sensibilizar a los familiares, en las diferentes causas del consumo de� sustancias, entre ellas la interacción y la conducta familiar, asícomo el entorno social inmediato o lejano, ampliando con ello las posibilidades para dar  una respuesta  más satisfactoria.

Entre las metas clínicas que este grupo tiene están aceptar, contener y   sensibilizar,  durante  cinco  sesiones,  a  todos  los  concurrentes, usuarios de drogas y  familiares. En este periodo se van aclarando los posibles beneficios (o  riesgos) de su asistencia, recalcando este lugar como terapéutico  y  separándolo  de  cualquier  institución  de  control social.

Las personas son recibidas por un   miembro del equipo terapéutico, mientras los demás permanecen del otro lado del espejo.

La sesión empieza declarando la presencia del resto del equipo atrás de la Cámara  de Gesell, y solicitando a algún   joven o familiar   queinforme sobre la metodología de trabajo para los recién integrados. El grupo es  abierto, por lo que casi siempre se encuentran   familias en diferente proceso  y  número  de  sesión.  Luego  de    proporcionar  elencuadre,  se  continúa  el  trabajo  con  cada  familia,    manejando  el tiempo para  que  cada  subgrupo  familiar  tenga  oportunidad  de  serescuchado.

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La sesión se divide en cinco partes:

1) Reunión  previa  del  equipo  terapéutico.  Ésta  se  lleva  a  cabo con el propósito de crear hipótesis para cada uno de los casos, las cuales guían el  trabajo de la sesión. En el caso de familias nuevas igualmente   se   crean   hipótesis  con   la   información   que   se   ha recabado personalmente o por teléfono en la primera llamada.

2) La  sesión  en  proceso.    Durante  ella  se  ponen  a  prueba  las hipótesis planeadas y con la nueva información se confirman o se crean  otras. Como   parte  de  la  riqueza  del  enfoque  grupal,  se fomentan intervenciones  entre   las  familias    lo  que  permite  un modelaje    de    aspectos    de    los    que     carecen    o    manejan inadecuadamente otras.

3) Salida y reunión previa a la intervención final. En este período se  prepara  la  devolución  que  se  hace a cada una de  las familiasparticipantes.  En  este  lapso  se  discute  lo  observado  dando  un tiempo aproximado de 20 minutos para esta elaboración.

4) Intervención    final.  Esta  fase  se  estructura  en  un  contexto  deAutoridad    y  Poder,  apoyándose  para  ello  en  la  voz  del  equipo completo,  sin  dar  lugar  a  réplica,  muy  al  estilo  de  Milán  en  su

primer periodo.

5) Reunión del equipo terapéutico para finalizar el análisis de la  sesión.   En general,  la  sesión  completa  tiene  una  duración

promedio de  dos horas y media.

Durante   el   proceso   de   la   sesión  terapéutica   los   instrumentos fundamentales  son  las  Técnicas  Estructurales  y  el  Interrogatorio Circular, cuyo fin es marcar diferencias, que en el sentido de Bateson, introducen   información  nueva  a  los  sistemas  que  se  encuentraninteractuando, con lo cual se estimula el cambio.

Se   utilizan   también   otras   herramientas   proporcionadas   por   los Asociados  de  Milán en sus primeros períodos: la prescripción final, y la contraparadoja.    Esta  última  se  usa  especialmente  con  adictos  ofamiliares que se sirven de interacciones donde la descalificación y la paradoja  son  usadas  de  manera  magistral  en  su  comunicación.  La dosificación de cuál  herramienta utilizar para cada subgrupo familiar, depende del tipo de usuario de droga y de la rigidez  de la familia.

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Esta metodología se ha venido desarrollando por varios años en CIJ y sintetizando  sus  resultados,  podemos  decir  que  la  mayoría  de  los usuarios de drogas  derivados al   grupo de recepción continuaron un tratamiento o bien terminaban  las cinco sesiones con una visión un poco diferente, en alguna área. Lo mismo  sucedió con los familiares, quienes además se volvían más sensibles a reconocer    otro tipo de problemas  en  la familia,  entre  ellos  el  uso  de  drogas  en   otros miembros, hecho importante, ya que el abuso de alcohol y drogas de uso médico son  negadas de manera frecuente en familias adictas.

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