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Página 1 de 6 Las Virtudes Infusas Matías E. Zubiría Mansilla Sumario: 1. Algunas aclaraciones previas sobre la g racia 2. El concepto de virtud 3. ¿Para qué son necesarias las virtudes infusas? 4. Concepto de las virtudes infusas 5. Característica s de l as virtudes infusas 6. Clasificación de las virtudes infusas a) Las virtudes teologales b) Las virtudes infusas morales La vida cristiana está signada por la gracia. Sin ella no hay salvación, y ella viene por Cristo Jesús. Esta afirmación lleva consigo la respuesta al fin último sobrenatural del hombre. Sabemos que para poder alcanzar la vida sobrenatural es necesario el don que nos hace participar de la vida trinitaria: la gracia. También conocemos que ella viene por medio de los sacramentos, y puede haber otros medios, que solo Dios conoce, para santificar el alma, justificarla del pecado y alcanzar méritos sobrenaturales para llegar al Reino de los Cielos. Con lo antedicho, está claro que este don-regalo, lo recibimos porque Dios quiere, y no porque lo merezcamos. Y como todo regalo, uno lo recibe por amor de quien lo da y no tanto por merecerlo quien lo recibe. Pero ni bien lo recibimos debemos sostenerlo y aumentarlo. La vida de la gracia no es algo estático sino dinámico, no es algo que me dan y lo dejo morir, sino que lo debo hacer crecer. La relación con Dios debe ir aumentando para cada vez estar más cerca de él y más lejos del pecado. La vida de la gracia aumenta por medio de los sacramentos, la oración, la contemplación y las buenas obras. Pero ¿cómo es que uno puede hacer buenas obras que agraden a Dios? ¿Cuál es el dinamismo interno que nos mueve a realizar actos sobrenaturales, es decir, meritorios para la vida eterna? A esto nos referiremos en este capítulo, estudiaremos las virtudes infusas, que son el “motor” de la vida de la gracia. No es objeto de este capítulo abordar virtudes específicas, sino estudiarlas en general, para comprender mejor cómo obra la gracia en el hombre y la relación que hay entre la vida moral natural y lo vida moral sobrenatural. 1. Algunas aclaraciones previas sobre la gracia El Catecismo de la Iglesia Católica define a la gracia como: “el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, hijos adoptivos, partícipes de la naturaleza divina, de la vida eterna” (1996). Y distingue dos tipos de gracias (2000). La  gracia santificante o habitual : don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, y obrar según su vocación divina 1 . Las  gracias actuales: que designan las intervenciones divinas que están en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la santificación. Es como un golpe que Dios da al alma del hombre para moverla a realizar una obra específica. Entonces: ¿quién entra al Reino de los Cielos? Aquel que está en gracia de Dios. Por lo tanto, esa persona tiene en su alma un don sobrenatural que la eleva, la justifica del pecado y le permite realizar actos meritorios para su salvación. Es decir que la vida de gracia me permite realizar obras sobrenaturales, aquellas que agradan a Dios y permiten mi santificación. En definitiva, para poder merecer la salvación es necesario antes estar en gracia, y luego obrar por medio de ella. Esto configura una cuestión peculiar: mi acción es santa en tanto yo esté santificado por la gracia, y esta la obtenemos porque Dios nos la da por amor. Luego el mérito inicial es de Dios que me 1  A esta nos referiremos cuando hablamos de vida de la gracia, o estado de gracia. La gracia actual dura lo que dura el acto y luego desaparece, no es hábito sino acto. Este texto corresponde a la Unidad 4 del programa de Teología 2016

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Las Virtudes Infusas

Matías E. Zubiría Mansilla

Sumario:1. Algunas aclaraciones previas sobre la gracia2.

 

El concepto de virtud3. ¿Para qué son necesarias las virtudes infusas?4.

 Concepto de las virtudes infusas5. Características de las virtudes infusas6. Clasificación de las virtudes infusasa) Las virtudes teologales b) Las virtudes infusas morales

La vida cristiana está signada por la gracia. Sin ella no hay salvación, y ella viene por CristoJesús. Esta afirmación lleva consigo la respuesta al fin último sobrenatural del hombre. Sabemosque para poder alcanzar la vida sobrenatural es necesario el don que nos hace participar de la vida

trinitaria: la gracia. También conocemos que ella viene por medio de los sacramentos, y puedehaber otros medios, que solo Dios conoce, para santificar el alma, justificarla del pecado y alcanzarméritos sobrenaturales para llegar al Reino de los Cielos.

Con lo antedicho, está claro que este don-regalo, lo recibimos porque Dios quiere, y noporque lo merezcamos. Y como todo regalo, uno lo recibe por amor de quien lo da y no tanto pormerecerlo quien lo recibe. Pero ni bien lo recibimos debemos sostenerlo y aumentarlo. La vida dela gracia no es algo estático sino dinámico, no es algo que me dan y lo dejo morir, sino que lo debohacer crecer. La relación con Dios debe ir aumentando para cada vez estar más cerca de él y máslejos del pecado.

La vida de la gracia aumenta por medio de los sacramentos, la oración, la contemplación y lasbuenas obras. Pero ¿cómo es que uno puede hacer buenas obras que agraden a Dios? ¿Cuál es el

dinamismo interno que nos mueve a realizar actos sobrenaturales, es decir, meritorios para la vidaeterna? A esto nos referiremos en este capítulo, estudiaremos las virtudes infusas, que son el“motor” de la vida de la gracia. No es objeto de este capítulo abordar virtudes específicas, sinoestudiarlas en general, para comprender mejor cómo obra la gracia en el hombre y la relación quehay entre la vida moral natural y lo vida moral sobrenatural.

1.  Algunas aclaraciones previas sobre la gracia

El Catecismo de la Iglesia Católica define a la gracia como: “el favor, el auxilio gratuito queDios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, hijos adoptivos, partícipes dela naturaleza divina, de la vida eterna” (1996).

Y distingue dos tipos de gracias (2000). La  gracia santificante o habitual: don habitual, unadisposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, yobrar según su vocación divina1. Las  gracias actuales: que designan las intervenciones divinas queestán en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la santificación. Es como un golpeque Dios da al alma del hombre para moverla a realizar una obra específica.

Entonces: ¿quién entra al Reino de los Cielos? Aquel que está en gracia de Dios. Por lo tanto,esa persona tiene en su alma un don sobrenatural que la eleva, la justifica del pecado y le permiterealizar actos meritorios para su salvación. Es decir que la vida de gracia me permite realizar obrassobrenaturales, aquellas que agradan a Dios y permiten mi santificación. En definitiva, para podermerecer la salvación es necesario antes estar en gracia, y luego obrar por medio de ella. Estoconfigura una cuestión peculiar: mi acción es santa en tanto yo esté santificado por la gracia, y

esta la obtenemos porque Dios nos la da por amor. Luego el mérito inicial es de Dios que me

1 A esta nos referiremos cuando hablamos de vida de la gracia, o estado de gracia. La gracia actual dura lo que dura elacto y luego desaparece, no es hábito sino acto.

Este texto corresponde a la Unidad 4

del programa de Teología 2016

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permite acceder a esas obras meritorias. Una vez que uno está en gracia (cuyo mérito porobtenerla es de Cristo), ahí comenzamos a tener mérito sobrenatural (para la salvación).

Un ejemplo ilustrativo, aunque imperfecto, puede servir: en un partido, los goles que unohaga (obras meritorias), los hace porque antes el director técnico nos dejó jugar el partido (Diosnos dio la gracia, la vida sobrenatural). Una vez que estamos jugando el partido (la vida de gracia),lo que hagamos en él será una cuestión nuestra (el mérito personal será posterior al de Dios que me

dio la gracia). Debemos tener cuidado de no confundirnos, no es que Dios me da la gracia y mequedo estático, debo comenzar a dinamizar mi vida espiritual, moverla para que ella se acreciente.Continuando con el ejemplo anterior, cuanto más juegue, mayor será mi habilidad y hábitos para elmismo. No nos detendremos a explicar la gracia santificante, porque no es el tema de nuestrocapítulo, pero es el punto de partida necesario para comprender la vida sobrenatural.

Ahora planteemos la siguiente pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la limosna que da unpersona que está en estado de gracia, de la que no está en este estado? La primera está haciendoun acto sobrenatural, porque la gracia es una participación de la vida de Dios, con lo que modificala esencia del alma haciéndola capaz de realizar obras sobrenaturales y meritorias para lasalvación. Mientras que la segunda está realizando simplemente un acto humano natural. Estapersona no participa de la vida sobrenatural: no está en gracia de Dios. ¿Cómo hace para acceder a

este don? Dios moverá al hombre con una gracia actual y lo acercará a los sacramentos (bautismo oreconciliación por ejemplo), y de ahí obtendrá la gracia habitual. Una vez santificada el alma, ¿quépotencias sobrenaturales obran en el hombre para realizar obras meritorias o sobrenaturales? Estees el tema central de nuestro capítulo: las virtudes infusas.

2.  El concepto de virtud

En este apartado haremos una breve referencia al concepto de virtud, para luego poderintroducirnos en una clasificación de las mismas.

La virtud es un hábito operativo bueno 

Es un hábito: una disposición estable y difícilmente movible, que hace que obremos de

manera fácil, pronta y deleitablemente. Hábitos son tanto las virtudes como los vicios (hábitosoperativos malos). Un ejemplo: el que ejecuta un instrumento, cuando se le hace el hábito, lo harácon mayor  facilidad  ya que su energía estará orientada a ese acto; lo hará con mayor  prontitud  porque cada vez saldrá más rápidamente por la práctica, y por esto se le llama a los hábitossegunda naturaleza (lo que los hace difícilmente movibles); y finalmente produce un placer , agradoy satisfacción por actuar conforme al hábito que tiene, si no hay deleite en la ejecución nunca sepodrá generar esta segunda naturaleza porque rechazaríamos el acto permanentemente. Esoperativo: en cuanto que las virtudes nos mueven a obrar, perfeccionando las potencias del alma.Diferente de los hábitos entitativos, como la gracia (o la salud, en el plano natural), queperfecciona la esencia del alma. Bueno: en cuanto que las obras que realizamos con ese hábitotienen un objeto y un fin bueno, en oposición a los vicios.

A su vez, las virtudes pueden ser adquiridas (naturales o humanas) o infusas(sobrenaturales). Las primeras son hábitos operativos buenos que son adquiridos por nuestra propiafuerza natural. Con el solo hecho de repetir el acto, con mi naturaleza, lo puedo llegar a adquirir.Las cuatro virtudes adquiridas más importantes son las cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza yTemplanza. Las virtudes infusas son aquellas que son infundidas por Dios en las potencias del alma.No hay nada que pueda hacer el hombre, solo por sus medios, para adquirirlas, vienen con la graciay son inseparables de ella. Más adelante las definiremos con precisión.

3.  ¿Para qué son necesarias las virtudes infusas?

“La gracia no es por sí misma inmediatamente operativa”2, es decir que la gracia no es unhábito operativo, sino un hábito entitativo: modifica radicalmente nuestra esencia, nuestro

principio de operación, la esencia del hombre, es decir, su alma. Y no obra directamente, como unhábito operativo, porque si lo hiciera entonces una persona que recibe la gracia santificante en el

2 ROYO MARÍN, A. OP, Teología de la perfección cristiana, BAC, 1968, p 126

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bautismo nunca caería en pecado, ya que la gracia obraría directamente quitándonos todo méritosobre cualquier obra que realicemos.

Entonces nos preguntamos, si la gracia no obra directamente, ¿cuál es el principio operativo?Volvamos al ejemplo de la limosna. La persona que realiza (habitualmente) una donación tiene unavirtud: la generosidad. La virtud es un hábito operativo bueno. Esta virtud es adquirida (no naciógeneroso, cuanto más pudo tener una buena disposición natural, que la fue ejercitando hasta

adquirir la virtud) y no tiene mérito sobrenatural. ¿Por qué? Hagamos la siguiente pregunta ¿puedeun perro hacer un acto de inteligencia? La respuesta es evidente: no. Y así como esto es imposible,lo mismo es para nuestra naturaleza hacer actos sobrenaturales (por ejemplo, creer en la Trinidad,amar a nuestros enemigos), por la desproporción que hay entre nosotros y lo sobrenatural. Sinembargo, esto se hace posible con la intervención de Dios. Cuando recibimos la gracia, ellamodifica nuestras obras cualitativamente, de ser naturales pasan a ser sobrenaturales. Noobstante, no las modifica cuantitativamente, no significa que nuestras obras serán más, esodependerá de nosotros.

Ahora bien, si la gracia no es operativa, como indicamos más arriba, y nuestras virtudeshumanas son desproporcionadas respecto de lo sobrenatural ¿cómo podremos realizar obrasmeritorias sobrenaturales? Es aquí donde se justifica la existencia de las virtudes infusas. Dios

infunde junto con su gracia otras virtudes que son proporcionadas a su naturaleza divina. Cuandoobramos en gracia, esos hábitos sobrenaturalizan nuestras potencias, las cualifican, y las hacencapaces de obrar sobrenaturalmente. En nuestro ejemplo de la limosna, el hombre que hace el actodesde su generosidad natural, no puede alcanzar el mérito sobrenatural. Pero aquel que recibe lagracia santificante, sí lo alcanza, pues se cualifica su alma y con ello sus potencias naturales. Lagenerosidad adquirida es infundida por la gracia, es decir, es elevada al carácter sobrenatural yobrará según este nuevo modo.

Un principio que tenemos que conocer es que “la gracia supone la naturaleza”, en nuestrocaso sería que “lo sobrenatural supone lo natural”. Es decir, si la persona no tiene la virtud de lagenerosidad adquirida, no obrará como por arte de magia generosamente. En esto consiste nuestraresponsabilidad: cuanto más virtuoso uno sea, al recibir la gracia y las virtudes infusas tendremosmayor facilidad extrínseca de obrar (nos será más fácil realizar la obra). Dios nos dará la facilidadintrínseca (nos dará las herramientas para llegar a la obra sobrenatural), pero nosotrostrabajaremos para hacerla.

El catecismo dice (1810): “Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, medianteactos deliberados, y una perseverancia, mantenida siempre en el esfuerzo, son purificadas yelevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la prácticadel bien. El hombre virtuoso es feliz al practicarlas”.

En resumen: nuestra naturaleza humana no puede por sí sola obrar sobrenaturalmente, hacerobras meritorias para Dios. Es el Espíritu Santo que nos da la facilidad intrínseca para hacerlodándonos, por un lado la gracia, que nos justifica, nos santifica y nos hace participar de la vidatrinitaria3. Por otro lado, nos serán dadas virtudes teologales y morales infusas  que elevarán el

acto humano al plano de lo sobrenatural, y es ahí donde podremos realizar, por medio de estainfusión de gracia, la buena obra para Dios. De este modo la acción será más connatural a nosotros,y sin violencia por la desproporción que existe entre nosotros y Dios.

4.  Concepto de las Virtudes infusas

“Son hábitos operativos infundidos por Dios en las potencias del almapara disponerlas a obrar según el dictamen de la razón iluminada por la fe”4 

3 San Pablo tiene una expresión muy bella: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de

los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio. Pues a los que de antemano conoció, también lospredestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los quepredestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó. Ante esto ¿qué diremos? Si Diosestá por nosotros ¿quién contra nosotros? (Rom. 8, 28–31)

4 ROYO MARÍN, A. OP, Teología de la perfección cristiana, BAC, 1968, p 127

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Analizando esta definición encontramos que son hábitos operativos, como definimos másarriba, lo que hace que nuestras acciones sean perfectamente connaturales. Éstas son infundidaspor Dios en las potencias del alma, lo que nos hace ver la diferencia más importante respecto a lasvirtudes adquiridas. La causa eficiente de las virtudes que estudiamos es Dios mismo que lasinfunde en nosotros, de ahí su nombre: infusas. Distinto de las virtudes humanas que las adquirimospor la fuerza de la repetición de actos.

Esta infusión se hace en las potencias del alma, “(...) porque no se trata de hábitosordenados inmediatamente a la acción”5. Ellos sobrenaturalizan las potencias, “elevándolas alorden de la gracia y haciéndolas capaces de producir actos sobrenaturales”6. Justamente valerepetir lo que mencionamos sobre la imposibilidad del hombre de hacer un acto de virtudsobrenatural, ya que trasciende y supera sus fuerzas naturales.

La definición continúa con el objeto formal de las virtudes infusas: “...para disponerlas aobrar según el dictamen de la razón iluminado por la fe”. Este es el objeto formal y otro puntode diferenciación con las virtudes humanas. Los hábitos que nosotros adquirimos por la fuerzanatural siguen solamente el dictamen de la razón, en cambio los infundidos por Dios con la gracia,siguen el dictamen de la razón pero con la luz de la fe, que le da la elevación hacia losobrenatural.

En conclusión, reafirmando lo que nos enseña Royo Marín citando a Santo Tomás de Aquino,decimos que las potencias naturales y sobrenaturales se hacen un solo principio de operación. Lavirtud infusa perfecciona las potencias naturales elevándolas al orden sobrenatural. Porconsiguiente, el acto bueno sobrenatural brota de la unión de la potencia natural y la virtud infusaque viene a perfeccionarla. Es decir, que todo acto sobrenatural nace la potencia natural elevadaal orden sobrenatural, de la inteligencia y la voluntad, junto con el principio formal que es la virtudinfusa correspondiente7.

Como podemos observar las virtudes adquiridas son diferentes a las infusas. En primer lugar,porque las naturales son hábitos que dan la facilidad para obrar, mientras que las sobrenaturalesdan la potencia para obrar sobrenaturalmente, pero no la facilidad. En segundo término, lasnaturales son adquiridas por nuestros propios medios, a diferencia las infusas que son dadas por

Dios. Tercero, las virtudes naturales nos conducen a obrar rectamente según las cosas humanas,las infusas son dadas para que nos conduzcamos en orden a nuestra condición de hijos adoptivos deDios, y en orden a ejercer actos sobrenaturales8. Por último, con las primeras obramos según eldictamen de la razón hacia el fin natural, y con las otras obramos según el dictamen de razóniluminada por la fe, hacia el fin sobrenatural.

5.  Características de las virtudes infusas

Cuando estudiamos las virtudes infusas advertimos ciertas propiedades o característicaspropias, que las hacen diferentes de las adquiridas. Como ya hemos dicho, son infundidas con lagracia santificante, distinguiéndose de ella, ya que la gracia es infundida en el alma misma,mientras que las virtudes se infunden en las potencias del alma (inteligencia y voluntad).

Debemos decir también que así como las virtudes infusas aumentan con la gracia9, tambiéndesaparecen con ella por el pecado mortal, porque al desaparecer el hábito entitativo (la gracia)no queda vida sobrenatural en nosotros. Solo permanece la fe y la esperanza de forma imperfecta,no sobrenaturales, como un recurso que Dios nos da para poder rescatarnos.

Además, las virtudes infusas se distinguen de sus correspondientes adquiridas. Esto significaque la prudencia adquirida es distinta de la prudencia infusa, por su origen, objeto formal, el finpor el que obran y su misma esencia. Sin embargo, están íntimamente relacionadas, ya que lasvirtudes infusas nos dan la potencia intrínseca para que esos actos sean sobrenaturales, pero no lafacilidad extrínseca para ellos, es ahí donde intervienen las virtudes adquiridas –como dijimos, las

5

 Ibid.6 Ibid7 Ob. cit, 1288 Cf. ob. cit, 1299 Cf. Ef 4,15; Fl 1,9; 2Pe 3,18

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virtudes se perfeccionan por la repetición de actos–. Por ejemplo, si las virtudes infusas nos dieranla facilidad extrínseca, entonces cuando uno recupera la gracia santificante “automáticamente”empezaría a obrar según la ley de Dios, de manera cuasi perfecta, pero  sabemos bien que nosucede así. Royo Marín dice que “esto explica por qué el pecador arrepentido experimentadificultades en la práctica de las virtudes opuestas a sus antiguos vicios” 10. Para que estasdificultades desaparezcan es necesario que las virtudes infusas sean ayudadas extrínsecamente porlas adquiridas, removiendo los obstáculos que nos llevan al pecado.

6.  Clasificación de las virtudes infusas

Haremos una breve síntesis sobre las virtudes teologales y morales infusas, para podercomprender con mayor profundidad estas potencias de la vida sobrenatural.

c)  Las Virtudes Teologales

“Son principios operativos por los cuales nos ordenamosdirecta e inmediatamente a Dios como Fin Último sobrenatural”11.

Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar del cristiano. Estas le dan

forma y vivifican a las virtudes morales, les dan sentido y las guían a su verdadero fin, y nos hacencapaces de obrar como hijos de Dios y merecer la vida eterna, ya que lo hacemossobrenaturalmente. Estas Virtudes en cuanto estrictamente sobrenaturales, solo pueden serinfundidas por Dios en el alma, y su existencia solo puede ser conocida por la revelación. Porejemplo, lo que dice San Pablo: “El amor de Dios (Caridad) se ha derramado en nuestros corazones por virtud de Espíritu Santo, que nos ha sido dado”. (Rm.5,5). O también “ Ahora permanecen estastres cosas: la fe, la esperanza, y la caridad;  pero la más excelsa de ellas es la caridad (1Cor13,13)12.

Las virtudes son Tres: Fe, Esperanza y Caridad. Y este número ternario se debe a que conellas se realiza perfectamente la unión inmediata con Dios, que exige su naturaleza de virtudesteologales, porque: la fe nos lo da a conocer y nos une con Él como Primera Verdad; como dice

Santo Tomás “sub ratione veri”; la esperanza nos lo hace desear como Sumo Bien para nosotros; yla caridad nos une a Él con amor de amistad, en cuanto infinitamente Bueno en Sí mismo. “Y nopuede haber nuevos aspectos en la unión con Dios, puesto que, aunque las perfecciones divinas soninfinitas, no pueden ser alcanzadas por los actos humanos más que bajo la razón de Verdad  -por lainteligencia- o bajo la razón de Bien -por la voluntad-. Y solo ésta admite un desdoblamiento: bienpara nosotros (esperanza) o bien en Sí mismo (caridad).”13 

Es interesante preguntarse si hay una prioridad entre ellas, qué es primero el creer, elesperar o el amar. Sobre esto podemos decir que las virtudes conservan dos órdenes distintos: elde generación  y el de perfección. Por el orden de  generación u  origen, (que determina unaprioridad en el orden de la naturaleza, no en el orden temporal, pues se infunden al mismo tiempo)las podríamos ordenar de la siguiente manera: lo primero es conocer  (fe), luego sigue el desear (esperanza), y por último el conseguir  (caridad).  Esta gradación es por razón de los actos. Porrazón de los hábitos es también la misma: la fe se antepone a la esperanza y esta a la caridad, yaque el entendimiento precede a la voluntad, y el amor imperfecto (del bien para nosotros) alperfecto (amor en sí mismo).

Según el orden de la perfección: la caridad es la más perfecta de todas, porque es la quemás íntimamente nos une con Dios y la única de las tres que permanecerá eternamente en la PatriaCelestial. En cuanto a las otras dos, como virtud es más perfecta la fe que la esperanza ya quemira o dice relación a Dios en Sí Mismo, y la esperanza nos presenta a Dios como un Bien paranosotros, y además la fe es el fundamento de la esperanza. Pero, por otra parte, la esperanza está

10

 ob. cit., 13011 Ob. cit., 13212 También el Magisterio de la Iglesia habla claramente sobre las mismas: Dz 410; 483; 799; 800; y en el Concilio

Vaticano II: Lumen Gentium 8, Apostolicam Actuositatem 4, etc.13 Ob. cit., 133

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más cerca de la caridad, al buscar a Dios como Sumo Bien, y en este sentido es más perfecta quela fe.

Por último veremos en que potencia del alma residen estas virtudes: la fe reside en lainteligencia o entendimiento ya que es un asentimiento de la inteligencia a Dios y las verdadesreveladas por Él. Como sabemos que el objeto de la inteligencia es la verdad y el objeto de la fe esDios mismo en cuanto conocido por nosotros; luego podemos decir que la fe reside en la

inteligencia. La esperanza y la caridad residen en la voluntad, porque el objeto de esta potenciadel alma es el Bien. La esperanza nos hace desear a Dios como Sumo Bien para nosotros, y lacaridad nos lo hace amar (facultad de la voluntad) como un Bien en sí mismo; luego podemos decirque estas dos virtudes residen en la Voluntad.

d)  Las virtudes infusas morales

“Poned el mayor empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, alconocimiento la templanza, a la templanza la tenacidad, a la tenacidad la piedad, a la piedad elamor fraterno, al amor fraterno, la caridad.” (2Pe 1,5-7)

Este texto como tantos otros nos revelan la existencia de virtudes que están ordenadas aobrar sobrenaturalmente, es decir que están relacionadas con las virtudes teologales como los

medios  para llegar a Dios como fin último que es Dios mismo. Por tanto podemos definir a lasvirtudes morales infusas como:

“Hábitos que disponen las potencias del hombrepara seguir el dictamen de la razón iluminada por la fe

con relación a los medios conducentes al fin sobrenatural.14” 

Se distinguen de las virtudes teologales en cuanto estas tienen por objeto a Dios mismo y lasmorales infusas a los medios que llevan al fin sobrenatural. Pero también se distinguen de suscorrespondientes virtudes morales adquiridas15, en cuanto estas tienden a la perfección natural delhombre y las infusas al fin sobrenatural.

Nuestras virtudes morales infusas podrán obrar en cuanto nuestra naturaleza esté dispuesta

para ello. La gracia supone la naturaleza, como decíamos anteriormente, el hombre generoso queestá en gracia, su acto de generosidad será sobrenatural porque su potencia natural es elevada porla gracia y por estas potencias sobrenaturales. Será más “fácil” acrecentar la gracia por las buenasobras a aquel hombre que tenga una vida natural virtuosa, la que luego será sobrenaturalizada porla realidad del don divino.

En cuanto al número de virtudes morales infusas, dice Santo Tomás: “para cualquier actodonde se encuentre una especial razón de bondad, el hombre necesita ser dispuesto por una virtudespecial”16. Por tanto, hay tantas virtudes cuantos objetos buenos o cuantas razones especiales debondad haya. Santo Tomás en la Suma Teológica describe más de cincuenta virtudes morales17.Igualmente, hay cuatro de ellas que son las más importantes, y a las que se reducen las demás.Ellas son, en orden de perfección: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. A ellas se las llama

virtudes cardinales, que son como el quicio o la bisagra sobre las que gira toda la vida moral delhombre.

14 Ob. cit., 13515 Así hay una prudencia infusa y una prudencia adquirida, una justicia infusa y una justicia adquirida, etc.16

 Suma Teológica, II-II, 109,217 En realidad este número está tomado de la clasificación de virtudes asumida de los filósofos griegos, especialmenteSócrates, Platón y Aristóteles. No hay dificultad en que, luego de un atento examen de la psicología este número puedadisminuir o acrecentarse. No ocurre lo mismo con las teologales, dado que su existencia sólo nos es conocida porrevelación y ella nos dice que solo existen la fe, la esperanza y la caridad (cf. 1Cor 13, 13).