un paso atras, dos adelante

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“LA VANGUARDIA” Mes/año: mayo de 2015. Volanta: DOSSIER. Repaso de las PASO Nota 1 Título: Un PASO atrás ¿dos adelante? Autor: Por Américo Schvartzman Texto: ¿Quién festejará el próximo domingo? La dispersión de las elecciones provinciales previas a las PASO presidenciales del mes de agosto configura escenarios que, semana tras semana, parecen destinados a llevar más confusión al electorado: por estos días, la pregunta parece ser la del inicio. Es que la fragmentación del sistema político de la Argentina, ampliamente señalada por analistas y cientistas sociales, no es percibida como una característica típica de una república federal, sino como una anomalía, como un enigma a resolver por parte de quienes quieren asegurar(se) un escenario de previsibilidad tras las elecciones de octubre, en las que, a la fuerza, concluye el ciclo marcado por la presencia del apellido Kirchner al frente del Ejecutivo. El electorado argentino diferencia niveles al emitir su voto, y eso es lo que explica que votantes de Macri o de Bonfatti en sus distritos, otorguen un altísimo nivel de imagen a una Presidenta que no ha sido precisamente tolerante con esos adversarios. Así, parte de la sociedad se muestra dispuesta a votar al trotskismo si eso le permite expresar un momentáneo malestar, aunque sea solo con las autoridades locales. Y así algún candidato inventado desde los medios pudo gozar de la gloria de derrotar al mismísimo Nestornauta. El error es creer que en la elección siguiente esas preferencias se mantendrán. La arbitrariedad del electorado no es demasiado diferente de la volatilidad de muchos de los dirigentes que aspiran a obtener sus favores. Buena parte de las caras actuales de la oposición sorprenderían al fantasma

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LA coyuntura electoral en 2015 y los desafios del progresismo.

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LA VANGUARDIAMes/ao: mayo de 2015.Volanta: DOSSIER. Repaso de las PASO

Nota 1Ttulo: Un PASO atrs dos adelante?Autor: Por Amrico SchvartzmanTexto:Quin festejar el prximo domingo? La dispersin de las elecciones provinciales previas a las PASO presidenciales del mes de agosto configura escenarios que, semana tras semana, parecen destinados a llevar ms confusin al electorado: por estos das, la pregunta parece ser la del inicio.Es que la fragmentacin del sistema poltico de la Argentina, ampliamente sealada por analistas y cientistas sociales, no es percibida como una caracterstica tpica de una repblica federal, sino como una anomala, como un enigma a resolver por parte de quienes quieren asegurar(se) un escenario de previsibilidad tras las elecciones de octubre, en las que, a la fuerza, concluye el ciclo marcado por la presencia del apellido Kirchner al frente del Ejecutivo. El electorado argentino diferencia niveles al emitir su voto, y eso es lo que explica que votantes de Macri o de Bonfatti en sus distritos, otorguen un altsimo nivel de imagen a una Presidenta que no ha sido precisamente tolerante con esos adversarios. As, parte de la sociedad se muestra dispuesta a votar al trotskismo si eso le permite expresar un momentneo malestar, aunque sea solo con las autoridades locales. Y as algn candidato inventado desde los medios pudo gozar de la gloria de derrotar al mismsimo Nestornauta. El error es creer que en la eleccin siguiente esas preferencias se mantendrn. La arbitrariedad del electorado no es demasiado diferente de la volatilidad de muchos de los dirigentes que aspiran a obtener sus favores. Buena parte de las caras actuales de la oposicin sorprenderan al fantasma de Nstor Kirchner en caso de darse una vueltita por la Argentina actual: es extensa la lista de sus ex funcionarios en las primeras lneas de las alternativas electorales que enfrentan al oficialismo. El teln de fondo de la anomala es la tensin indisimulada entre la pretensin del oficialismo por permanecer manejando los hilos del poder an despus de finalizar su mandato, y la obsesin de importantes sectores del poder econmico de la Argentina por dar vuelta la pgina ya mismo, ungiendo como sucesor a Macri, redentor de los mercados y la seguridad jurdica, con quien todo ser luminoso en la sociedad argentina. Al punto que pas a ser pblica la presin de cierta dirigencia empresarial para que Massa que de banca troc a punto se baje de la candidatura presidencial, y no ponga escollos en el camino a la gloria del alcalde porteo.Claramente, el final del ciclo del PJ en versin kirchnerista no presenta los dramas que cierta oposicin catastrofista anunciaba lejos estamos del abismo profetizado, pero tambin est muy lejos la visin idlica que pintan los adlteres del gobierno, los adulones supersnicos de los que hablaba Jauretche, ya sean surgidos del propio peronismo o de sus circunstanciales aliados, incluso los de izquierda, que al invertir tanto tiempo y esfuerzo en el desmurado elogio de las virtudes de estadista de la Presidenta, olvid insistir en que se traten sus proyectos, que fueron ninguneados, ignorados o despreciados por el oficialismo al que tributan. Tal el caso de Carlos Heller, que no pudo lograr que su bloque ponga en agenda la modificacin de la Ley de Entidades Financieras. Ni ese premio mereci su obsecuencia. Como bien se ha dicho, cada provincia es un mundo. Pero en las que se verificaron las primeras PASO (o elecciones, como el caso de Neuqun) no ha habido demasiadas sorpresas. En cada una de ellas, se evidencian particularidades que ratifican el refrn. Pero tambin rasgos que parecen ser parte de procesos que la sociedad argentina viene empollando desde hace algunos aos, empezando por la transicin del sistema de partidos, que desde el estallido de 2001 sigue explorando formas de recomposicin, y siguiendo por:- un peronismo omnipresente cuya capacidad de cohesin siempre pasa por la cercana del poder, y sin pruritos para reconocerlo (tanto que su forma electoral actual se denomina Frente para la Victoria), y que se ha sostenido en un enjambre de apoyos territoriales de poca coherencia poltica, donde el clebre proyecto en cada distrito termina siendo el que garantiza ganar la eleccin, configurando un tipo de personal poltico que todo lo cambia liderazgo, partido, ideologa menos su consecuente cercana con los cargos pblicos. - un radicalismo en crisis que no termina de descomponerse pero logra sacarle jugo a la persistente presencia territorial que conserva nica en acercarse a la del PJ al cerrar un negocio electoral con el candidato bendecido por el establishment, y con chances de ampliarlo en las provincias en las que puede acceder al gobierno, aliado con cualquiera que posibilite derrotar al oficialismo y/o conservar espacios institucionales; - una derecha moderna inescrupulosa y sponsoreada desembozadamente por los medios dominantes, que echa mano de cmicos, ex deportistas o cualquier otra celebrity para desembarcar con chances all donde no logr seducir a dirigentes tradicionales del peronismo, pero que montada sobre ocho aos de gestin en la Capital, ha logrado con la invaluable ayuda del conglomerado meditico lo que hasta hace poco pareca un sueo: cruzar la General Paz y tener candidaturas competitivas en provincias importantes; - una izquierda testimonial que, en las ultimas dos elecciones y apurada por el sistema de las PASO, que de otro modo la forzaba a desaparecer comenz un proceso de frentismo, por ahora reducido a solo tres organizaciones trostkistas que, caso de estudio mundial, accedi a legislaturas y bancas nacionales, con un discurso reivindicatorio que conecta con la ciudadana, propuestas que no tienen nada de delirantes (basta revisar su programa: eliminacin del impuesto a las ganancias, 82% mvil para las jubilaciones, remuneraciones sensatas para los funcionarios polticos, etc); y por fuera una cantidad de siglas e historias con rencillas de vieja data que conspiran contra la posibilidad de un rumbo comn. Las PASO porteas mostraron una docena de opciones de ese universo simblico, de las que solo dos pudieron sortear el mdico 1,5% establecido como requisito para seguir en carrera.- finalmente, un progresismo fragmentado y atravesado por severas dificultades para llegar a la gestin, para consolidar una construccin partidaria o frentista y con asimetras enormes en el ancho mapa de la Argentina; con un solo botn de muestra (Santa Fe) de su capacidad de gestin, que para colmo es dura e injustamente bombardeado desde ambos lados de la grieta nacional, que aprovechan cualquier resquicio (ya sea el flagelo nacional del narcotrfico, denuncias delirantes de una monja o fallas groseras en un escrutinio provisorio) para horadar hasta el hueso a un gobierno provincial sin duda ejemplar y transformador; y con debilidades de implantacin geogrfica que arrastran a la centroizquierda , en la mayor parte de los distritos, a una disyuntiva odiosa: o se suma al frente del No o se resigna a un triste papel en el pelotn del descenso. El intento de reunir a sectores diversos en una opcin que transitara el espacio de la centro izquierda se esfum con la anunciadsima muerte del Frente Unen, mal paso que sin dudas afect ms que a cualquier otra fuerza, a las corrientes que se identifican como izquierda democrtica; en un pas que le ha concedido el ejercicio de esa etiqueta centralmente al Gobierno, para desesperacin de quienes se sienten progresistas en serio. El problema es que la conducta de la sociedad argentina no tiene por qu diferir delas sociedades con mayor experiencia democrtica: tras un gobierno de izquierda con el cual hay una creciente insatisfaccin, la lgica indica que el pndulo deber moverse hacia la derecha. El desafo del progresismo en serio es entonces, mucho ms complejo de lo que parece: de lo que se trata es de conseguir ofrecerse como alternativa ante una sociedad que parece haber decidido buscarla en otro lado.Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio, cantaba Serrat. Pero se puede disentir: la verdad, la realidad, pueden tener remedio si hay voluntad de afrontarlas. Y si se dan las condiciones. Pero para saberlo, es imprescindible hacer la prueba, intentarlo, aceptar el desafo.Destacado:La sociedad le concedi la etiqueta del progresismo al Gobierno, para desesperacin de quienes se sienten progresistas en serio.