Un Totalitarismo casto:

Alemania sigue actualmente una política de inmigración peculiar de „puertas

abiertas“.Creyendose poseedor de una superioridad moral se intenta distanciarse de sus

vecinos. La imagen del sabelotodo repipi está de vuelta.

Los húngaros son racistas, los checos son nacionalistas, los polacos son

fundamentalistas cristianos, los eslovacos son pequeño-burgueses, los daneses son

populistas de derechas, los franceses cobardes que le temen a Le Pen, los británicos son

egoistas- sí uno sigue las apariciones publicas y las ruedas de prensa de los políticos

alemánes de estos dias se oiran estereotipos con los que se tilda a nuestros vecinos en

Europa tal y cómo se hacía en los peores días del nacionalismo feroz hace ahora 100

años.

En medio de la euforia de bienvenida de todo aquel que venga se aprecia una

autocomplacencia arrogante que denigra a todo aquel que se ha conservado cierto

escepticismo y prudencia. Sobre todo Hungría y Gran Bretaña son las primeras victimas

de este nuevo“orgullo aleman“.

Europa se sintió inicialmente aturdida ante la actitud alemana frente a los invasores ,

posteriormente enojada y luego conmocionados. Con su actitud Alemania se aisló,

aunque pretenda imponer sus criterios a todos los demás: En Bruselas el aislamiento

alemán despierta los fantasmas del pasado del alemán sabelotodo. Sólo que esta vez

viene bajo el manto del moralista dibujando una realidad espantosa degradando a todos

sus vecinos, como si los húngaros no tuvieran cultura sino fueran una pandilla xenófoba,

como si los Británicos no tuvieran desde antes de la globalización una sociedad

multiétnica y como si solo trataran de taponar el tunel que les une con el continente a cal

y canto, como si Polonia no hubiera superado de forma magistral los cambios sufridos en

los ultimos 25 años y fueran un pais de trasnochados.

Nosotros ordenamos y el resto obedece:

El hecho de que cada vez mas políticos alemanes se pavoneen por Europa como los

salvadores a la vez que degradan a sus vecinos. Es ironía amarga que sean

precisamente alemanes los que se autoproclamen en institucion moral de Europa. Si la

politica berlinesa ahora incluso considera el chantaje de recortar ayudas económicas a los

que no acepten la linea politica marcada por Berlin de abrir las puertas a todo quisque que

quiera venir. Se ha llegado asi a un punto en el que Berlin dá las órdenes y el resto

obedece de inmediato.

El hecho de que Angela Merkel con su „pueden venir todos“ se ha aislado en Europa. La

verdad detrás de esto es bien simple: la mayoría de los europeos no quieren esa

inmigración masiva descontrolada de millones de musulmanes.

Descalificar esta opción como amoral es ignorar que también existe una moral de la

responsabilidad y de la protección. Es la responsabilidad de reconocer las debilidades de

su propia cultura, su propia seguridad, su libertad y estabilidad de nuestra sociedad.

Los vecinos europeos le reprochan a alemania: quien fuerza una inmigración masiva de

musulmanes se arriesga a que se destruyan el equilibrio social europeo, se rompan los

sistemas sociales condenando a futuras generaciones a conflictos religiosos en sus

ciudades, colegios, barrios.