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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES
COORDINACIÓN DE SERVICIOS BIBLIOTECARIOS
Y DOCUMENTALES
ÁREA DE ORIENTACIÓN ACADÉMICA
LIC. JOSÉ ISIDRO FABELA ALFARO
ILUSTRE INTERNACIONALISTA MEXICANO
ABRIL DE 2011
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Fabela Alfaro José Isidro Semblanza Biográfica
1882-1964
Nació el 29 de junio de 1882 en una casona contigua a la catedral de Atlacomulco, Estado de México.
Su padres fueron Trinidad Fabela y Guadalupe Alfaro, dueños de la hacienda El Salto. Inició su
primaria en la ciudad de Toluca. Cuando en 1891 su familia se trasladó a la ciudad de México, Fabela
ingresó a la Escuela de Párvulos, en donde fue condiscípulo de Antonio Caso y José Clemente Orozco,
entre otros niños que se convertirían en personajes distinguidos. En 1895 entró a la Escuela Nacional
Preparatoria, en donde convivió con otros jóvenes brillantes como José Vasconcelos, Adolfo de la
Huerta y Alfonso Cravioto. Fabela fue de los alumnos que obtuvieron la Medalla de Oro por su
aprovechamiento. A partir de entonces formó parte del “Grupo Preparatoriano de 1900”, al que
también perteneció Alfonso Reyes.
Ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y bajo la inspiración de Rodolfo Reyes, su maestro de
Derecho Constitucional, cobró conciencia de la dictadura de Porfirio Díaz. Se graduó de abogado con
la tesis “Excepciones Dilatorias” en 1908. Al año siguiente, para desarrollar su vocación de escritor,
fundó y se incorporó a varios círculos literarios, como el Ateneo de la Juventud, en el que fue elegido
secretario de actas.
Ejerció su profesión de abogado en el despacho Cansino y Riba, y fue representante jurídico de la
National Security Compañy de Nueva York y de Teléfonos Ericsson.
Hacia 1910, se unió al movimiento maderista como miembro del Club Liberal Progresista, que
sostenía la candidatura de Madero mediante su periódico La Verdad, en el que Fabela incursionó en el
periodismo, actividad que ejercería toda su vida. Ese mismo año se inició como profesor de Derecho
Mercantil, Historia de México y Comercio.
En 1911, comenzó su trayectoria en el sector público como jefe de los defensores de oficio del Distrito
Federal y del Consejo Técnico de la Penitenciaría.
En 1912 fue diputado por Ixtlahuaca, Estado de México. Perteneció al grupo renovador, a la
revolucionaria y progresista de aquel momento en la Cámara de Diputados, pero solicitó y obtuvo
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licencia para ser oficial mayor del gobierno de Abraham González en Chihuahua. Ahí continuó su
labor docente en el Instituto Científico y Literario.
En febrero de 1913, gestionaba en la ciudad de México la autorización para reclutar fuerzas auxiliares
con cargo al gobierno de Chihuahua, cuando lo sorprendieron la “decena trágica” y los asesinatos de
Madero, Pino Suárez y del propio Abraham González. Entonces se reincorporó a la Cámara de
Diputados para combatir a Victoriano Huerta. Después de tomar esta decisión, le escribió a su padre:
“Tú me enseñaste el concepto del honor, de la dignidad y del patriotismo; y por eso estoy aquí para
honrar el nombre que me diste, para hacer respetar la dignidad de México y la mía propia, y también
porque no concibo que un representante del pueblo como yo lo soy, se cruce de brazos y acepte como
buenos y legales los hechos consumados en toda la República por un soldado traidor que trata de
retrogradar la política del país”…
En la noche del día 1º de mayo siguiente, Fabela habló en el Teatro Xicoténcatl (después Iris) en
apoyo de la manifestación obrera realizada por la mañana, en demanda de la jornada de ocho horas y
el descanso dominical; también rindió homenaje a Madero. Dos días después pudo huir a La Habana,
Cuba, en donde publicó un artículo contra el dictador; siguió a Nueva York y finalmente, llegó a
Piedras Negras, Coahuila. Ahí colaboró con el general Pablo González en su estado mayor y como
abogado consultor. En el periódico El Demócrata exhortó a los diputados a unirse a Carranza y no
contribuir a dar la apariencia de legalidad a la dictadura.
José María Maytorena, gobernador de Sonora, lo nombró oficial mayor y lo comisionó para recibir a
Carranza en Hermosillo. En ese acto, Fabela le expresó al Primer Jefe: “no vine a servir al
Estado…sino a la revolución”. Carranza lo nombró jefe del departamento diplomático, después
oficial mayor y el 18 de diciembre de 1913, le encargó el despacho de Relaciones Exteriores. Fue
entonces cuando Carranza tuvo que resistir las amenazas del agente especial norteamericano de
intervenir en México, rechazar el derecho de intervención extranjera en los asuntos internos mexicanos
y advertir a Estados Unidos que en caso de ataque, se defendería el territorio nacional hasta el último
mexicano.
Como encargado de las relaciones exteriores, Fabela tuvo que sujetar al derecho internacional las
reclamaciones de los gobiernos extranjeros por daños causados a sus nacionales con motivo de la
revolución, entre ellos los casos del inglés William Benton y del norteamericano Gustave Bausch,
fusilados por Francisco Villa. Y lo más importante, hacer frente a la ocupación norteamericana del
puerto de Veracruz el 21 de abril de 1914, efectuada con el pretexto de la detención temporal en
Tampico de marineros norteamericanos, pero que en realidad trataba de presionar a Carranza y de
impedir el desembarco de armamento destinado a Huerta. A pesar de que le favorecía la invasión, la
respuesta de Carranza, redactada por Fabela, fue que se habían vulnerado los principios fundamentales
del derecho, que el constitucionalismo no podía apoyarse en las armas extranjeras, y que tampoco le
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correspondía a un gobierno extranjero atacar a Huerta, por lo que exigió la evacuación incondicional e
inmediata del puerto. Carranza aceptó los buenos oficios de Argentina, Brasil y Chile en la solución
del conflicto, pero no la suspensión de hostilidades entre constitucionalistas y huertistas, ya que el
conflicto internacional era independiente de la guerra civil interna; además, rechazó cualquier
injerencia extranjera en asuntos que sólo competen a los mexicanos. Por su parte, los Estados Unidos
aceptaron las conferencias de Niágara Falls, que tuvieron lugar del 20 de mayo al 30 de junio, con la
“intermediación” de Argentina, Brasil y Chile. Pero no lograron doblegar ni a Huerta, que no renunció,
ni a Carranza, que condenó la invasión; además, los armamentos para Huerta cuya entrada se intentaba
impedir, de todos modos ingresaron al país por la aduana de Progreso.
Tras la rendición de Huerta, Carranza insistió en la desocupación inmediata del puerto, dado que la
situación ya era otra. El 15 de septiembre siguiente, el presidente estadounidense Wilson, anunció el
retiro de sus tropas. Así lo hicieron, pero hasta el 23 de noviembre. Ese día, Fabela y el general
Cándido Aguilar reintegraron el puerto al territorio nacional por tierra y los cañoneros Bravo y
Zaragoza por mar.
Otro caso en que Fabela hizo frente, con gran dignidad, a las presiones del representante
norteamericano Stillman, fue con motivo de la expulsión de los diplomáticos inglés, Sir Lyonel
Carden, y belga, Paul Hay, por haberse inmiscuido en asuntos internos de México al brindar apoyo al
gobierno de Huerta.
El 10 de diciembre siguiente, Fabela salió a Europa para restablecer relaciones con algunos gobiernos
que, como el de Gran Bretaña y España, habían reconocido al dictador Huerta. En plena guerra
mundial en Europa, Fabela se dedicó a reorganizar embajadas y consulados, así como a promover el
reconocimiento del gobierno carrancista y propagar los ideales internacionales de la revolución
mexicana, llamados Doctrina Carranza: “Todos los Estados son iguales ante el Derecho, ningún país
tiene derecho a intervenir en los asuntos internos o externos de otros; nacionales o extranjeros deben
ser iguales ante la soberanía del Estado en que se encuentren; la diplomacia debe velar por los
intereses generales de la civilización pero no debe servir para la protección de intereses
particulares… La diplomacia debe velar por los intereses generales de la civilización y por el
establecimiento de la confraternidad universal; no debe servir para la protección de intereses
particulares, ni para poner al servicio de éstos la fuerza y la majestad de las naciones, tampoco debe
servir para ejercer presión sobre los gobiernos de países débiles, a fin de obtener modificaciones a las
leyes que no convengan a los nacionales de países poderosos”.
El 19 de octubre de 1915, la presidencia de Carranza fue reconocida de facto por Estados Unidos,
Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. El 8 de enero de 1916, Fabela fue acreditado ante esas
naciones sudamericanas como enviado extraordinario y ministro plenipotenciario. Fue así que viajó
por esos países presentando sus credenciales a los gobiernos, difundiendo los principios
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revolucionarios mediante diversos artículos publicados en los diarios de esas naciones y reorganizando
embajadas y consulados. A su paso por Lima, invitó a José Vasconcelos, desterrado en esa ciudad, a
regresar a México olvidando las antiguas divisiones. Vasconcelos no aceptó.
El 3 de noviembre de 1917, se le ordenó regresar a México para que desempeñara una nueva misión en
Europa, que al parecer consistía en aceptar un préstamo de cien millones de pesos de Alemania, a
cambio de concesiones menos onerosas que las exigidas por los norteamericanos. En esa época de
guerra mundial, a pesar de las presiones alemanas y norteamericanas para que México se aliara con
alguna de estas potencias, Carranza decretó la neutralidad y exhortó a los países latinoamericanos a
seguir su ejemplo. Por eso Fabela sufrió cierta hostilidad de los agentes ingleses y norteamericanos
que creían que México simpatizaba con los alemanes debido al telegrama Zimmermann. El 22 de abril
de 1920 presentó sus cartas credenciales ante el gobierno alemán como nuevo embajador de México.
El crédito no llegó a concretarse. En realidad fue una maniobra de Carranza para contrarrestar las
presiones norteamericanas. En ese entonces escribió: “Los Estados Unidos, cuna de libertades son hoy
-1918- una de las naciones más imperialistas del mundo. En contra del parecer de una gran masa de
ciudadanos estadounidenses, antiimperialistas sinceros, se ha realizado este cambio porque las
palabras de muchos representantes de este gran pueblo norteamericano, son palabras libertarias,
pero sus hechos son liberticidas”.
En mayo de 1920, desde Alemania, Fabela protestó ante el Congreso de la Unión y la Suprema Corte
de Justicia por el asesinato de Carranza. Asimismo, se negó a obedecer órdenes de Pablo González,
quien le comunicó que había asumido la presidencia y le ordenó que se comunicara con Juan Sánchez
Azcona, nuevo secretario de Relaciones Exteriores. Fabela le contestó: “Es usted un soldado rebelde
que ha hecho con el presidente Carranza lo mismo que hiciera el traidor Huerta con el presidente
Madero. Absténgase de darme órdenes que no acataré”. Finalmente, Miguel Covarrubias, nuevo
responsable de la diplomacia mexicana durante el gobierno de Adolfo de la Huerta, procedió a cesar a
Fabela el 1º de julio de 1920. Fabela entregó la legación después de contraer matrimonio con Josefina
Eisermann.
Regresó a México el año siguiente, ejerció su profesión e impartió clases en la escuela de Derecho.
Viajó frecuentemente a Atlacomulco, al que le dedicó uno de sus escritos: Pueblecito Mío. En 1923
fue elegido diputado federal por el distrito de El Oro, Estado de México. Desde la tribuna criticó
duramente a Obregón por la firma de los llamados tratados de Bucareli y al estallar la rebelión
delahuertista en diciembre de ese año, prefirió exiliarse en Estados Unidos, donde permaneció hasta
1927, año en que viajó a París. Ahí se dedicó a escribir para la prensa de México, Centro y
Sudamérica. Al siguiente año, publicó en Honduras una carta alabando la postura de Cesar Augusto
Sandino: “Que los hechos, general, sigan como hasta hoy los pasos de sus palabras y habrá usted
salvado, por lo menos, el honor de nuestra raza… Las componendas con los interventores a base del
sacrificio de la libertad, la hipoteca y aún la venta del territorio patrio, eso queda para los traidores;
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el correr a Washington a implorar la misericordia de favores que redundan en beneficios personales y
en vergüenzas irreparables, eso también queda para aquellos. Usted es otra cosa, general, es el
representativo de la indignación continental levantada en todos los espíritus honestos que contemplan
estupefactos la coincidencia del crimen de Nicaragua con la Sexta Conferencia Panamericana, muda
ante este hecho.”
Regresó a México en 1929, ya durante la presidencia de Emilio Portes Gil, y constituyó dos empresas:
una petrolera, la otra minera. Sin embargo, el 1º de febrero de 1930 fue designado comisionado por
México para negociar una convención con Italia por los daños causados por la revolución. Como
resultado de su actuación publicó su obra Votos Internacionales. Continuó trabajando como
comisionado en la Secretaría de Relaciones Exteriores hasta el gobierno de Abelardo L. Rodríguez.
Poco después de tomar posesión el presidente Cárdenas, Fabela fue adscrito como abogado
especialista en la Comisión General de Reclamaciones México- Estados Unidos. Después fue
encargado de hacer la historia de las comisiones internacionales de México y Estados Unidos,
Alemania, Inglaterra, Francia, España, Bélgica e Italia.
En abril de 1936, Fabela fue designado miembro de la comisión para estudiar los temas propuestos por
México a la Conferencia de Paz convocada por Estados Unidos a realizarse en Buenos Aires. Fabela
informó al secretario de Relaciones Exteriores, Eduardo Hay, acerca de temas tales, como el interés
norteamericano en convocar esa conferencia, los convenientes e inconvenientes de la pertenencia de
México a una Liga Americana de Naciones, la vigencia de la Doctrina Monroe y los alcances de una
Corte Suprema de América. El 30 de septiembre siguiente renunció al cargo por motivos personales.
El 11 de febrero del siguiente año, el presidente Cárdenas nombró a Fabela enviado extraordinario y
ministro plenipotenciario ante la Sociedad de las Naciones. La misión a desempeñar en Ginebra, tenía
como lineamientos: mantener vivo el ideal de cooperación internacional que representa la Sociedad de
las Naciones; cumplir estrictamente con el pacto que la creó; sostener el principio de no intervención;
defender a cualquier país de la agresión extranjera, como era el caso de Etiopía; pugnar porque se
reconozca el derecho del gobierno republicano español, agredido por las potencias totalitarias, a recibir
la protección moral, política y diplomática, y la ayuda material de los demás estados miembros. Al
mismo tiempo fungió como representante mexicano ante la Organización Internacional del Trabajo.
Fabela actuó brillantemente en defensa de la República Española, de Etiopía, de Austria y de China,
naciones víctimas de la agresión nazifascista. En el caso de la República Española, Fabela se opuso a
la creación de un Comité de No Intervención fuera de la Sociedad de las Naciones y propuso prohibir
el tráfico de armas y de material de guerra para los franquistas con base en las convenciones de la
Sexta Conferencia Panamericana de 1928; además, pronunció dos discursos condenando la agresión
extranjera y acusando de cobardía a los miembros de la Sociedad por no aplicar los principios que le
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habían dado origen.
Respecto a Etiopía, logró que siguiera perteneciendo a la Sociedad de las Naciones, pese a los alegatos
de Italia para que ya no fuera reconocida su membrecía. Muchos años después, en su visita a México,
Haile Selassie, emperador de Etiopía, reconocería la acción de Fabela con la imposición de una
medalla en recuerdo a esa acción.
De igual modo, cuando todos enmudecieron ante la invasión de Austria por Alemania nazi, Fabela
alzó su voz para protestar porque la Sociedad “no supo, no pudo, o no quiso cumplir con sus sagrados
deberes”. México fue el único país que defendió Austria: “Austria ha dejado de existir como Estado
independiente por obra de una agresión extranjera que viola flagrantemente nuestro Pacto, así como
los Tratados de Versalles y San Germán que consagran la independencia de Austria como
inalienable”. Años después, el texto de la protesta mexicana se colocaría en una plaza de Viena, que
se llamaría México, y el Parlamento de Austria bautizaría una importante calle de Viena con el nombre
de Fabela.
La misma actitud mantuvo Fabela ante la invasión japonesa de China y pidió la cesación inmediata de
las hostilidades. ¿Podríamos permanecer impasibles ante el sufrimiento de las víctimas inocentes que
cada día caen en los campos y ciudades de China?
Su ayuda a los exiliados republicanos españoles culminó con la adopción de dos niños huérfanos,
víctimas de la injusta guerra de agresión a España. Simultáneamente, trabajó como miembro mexicano
de la Corte Permanente de Justicia Internacional en La Haya. En 1940, renunció a la representación de
México ante la Sociedad de las Naciones.
Al año siguiente, presidió la delegación mexicana en la Tercera Conferencia del Caribe, celebrada en
Haití. Le correspondió redactar el proyecto del reglamento que contó con la aprobación de los
delegados, pero no así con la del delegado norteamericano que exigió sin fundamento que fuera
aprobada antes por la Unión Panamericana, lo que coartaba la libertad de los pueblos
latinoamericanos. Fabela protestó por esta intervención del secretario de Estado Cordell Hull y no
obstante haber sido instruído por Ezequiel Padilla, secretario mexicano de Relaciones Exteriores, para
que rectificara su conducta, se negó a retirar su protesta.
El 12 de marzo de 1942, aunque no cubría los requisitos constitucionales requeridos, Fabela fue
designado por la Legislatura del Estado de México como gobernador interino por el asesinato del
gobernador constitucional Alfredo Zárate Albarrán, uno de los principales miembros y vicepresidente
del Bloque Permanente de Gobernadores, contrario al presidente Ávila Camacho y particularmente a
su hermano Maximino. Tras una discusión al calor de las copas, fue acribillado por Fernando Ortíz
Rubio, hijo del expresidente y líder de la diputación local, el 5 de marzo en el Centro Charro de Toluca
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y falleció tres días más tarde.
Gregorio Velázquez, diputado local y hermano del dirigente obrero Fidel, hizo desaforar a Ortiz Rubio
y reformar la Constitución de la entidad para que Fabela quedara como gobernador sustituto y
concluyera el periodo. Por su parte, el nuevo gobernador Fabela, cuenta Miguel Ángel Granados
Chapa (El Siglo de Fidel Velázquez), "cuyo autoritarismo en asuntos locales chocaba radicalmente
con su democratismo internacional, hizo desaforar a los diputados desafectos".
Según Cruz y Montiel (Negocios de Familia), Fabela tuvo que recurrir a la corrupción de diputados
para sostenerse en el gobierno y pasar de gobernador provisional a sustituto; y además, desempeñó el
puesto a distancia, desde Cuernavaca, Morelos, en donde realmente residía. Años más tarde, Fabela
reconoció en su libro “¡Pueblecito Mío!”: "Investido de mi flamante cargo, tomé posesión del
gobierno, llevando una recomendación y un deseo del Primer Mandatario. La recomendación era la
siguiente: que gobernara hasta donde fuera posible con los colaboradores del difunto ex mandatario
Zarate Albarrán; y un deseo estrictamente confidencial, de que yo continuara en el gobierno hasta
completar los cuatro años de gobierno que correspondían a mi antecesor. Esto, cuando la
Constitución del estado ordenaba que el mandatario interino debería convocar inmediatamente a
nuevas elecciones”.
Integró a su gobierno a hombres como Adolfo López Mateos, Mario Colín y Alfredo del Mazo Veléz,
su sobrino. Logró pacificar la vida política mexiquense y darle cauces institucionales. Legisló a favor
de los trabajadores agrícolas e industriales, reorganizó la administración estatal y especialmente, hizo
cumplir la Ley de Protección a la Industria, que mediante obras de infraestructura y estímulos fiscales
dio origen al corredor industrial del valle de Toluca. También, otorgó al magisterio mejores salarios y
la oportunidad de superarse cuando fundó la Escuela Normal para Maestros no Titulados; impulsó la
Campaña de Alfabetización y concedió autonomía al Instituto Cientifico y Literario: “sólo al amparo
de la libertad es posible que la cultura nazca, se desarrolle y progrese”. Además, organizó veladas y
homenajes en honor a los países agredidos por el nazifascismo. En estas condiciones, desempeñó el
cargo hasta el 15 de septiembre de 1945.
De aquellos años datan los orígenes del llamado Grupo Atlacomulco, fundado por Carlos Hank
González, a quien Fabela estimó como hábil político y muy querido amigo; sin embargo, la influencia
política posterior que adquirió el grupo Atlacomulco, la alcanzó cuando Fabela ya había fallecido. De
cualquier manera, según Cruz y Montiel: “Fabela abrió las puertas mexiquenses a la simulación
democrática, afianzó puentes de la imposición familiar y transformó la entidad en una corte real
moderna... su establecimiento en la gubernatura dio paso a una nueva clase que controlaría, bajo el
nombre de Atlacomulco, parte de la política nacional”.
En su último informe de gobierno, Fabela reconoció que no le correspondía la gubernatura, que aceptó
porque los miembros del Congreso local habían renunciado a sus derechos y quiso armonizar los
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intereses opuestos; que los mismos diputados que lo nombraron gobernador definitivo fueron los que
después impugnaron la legalidad de su gobierno, pero que siempre contó “con el apoyo del gobierno
federal y con la fuerza moral incontrastable del pueblo al que he servido como he servido siempre a
mi patria… “
Según Fernando Serrano Migallón (Isidro Fabela y la Diplomacia Mexicana). “Isidro Fabela tuvo la
rara virtud de gobernar como proclamó que se debería gobernar, aplicó las normas emanadas de la
OIT, recibió en el Estado de México a las autoridades de la República Española en el exilio con
honores de jefe de Estado en visita oficial, y organizó homenajes y veladas en honor de los países
atacados por el nazismo.
A partir de 1946 fue senador, pero solicitó licencia para convertirse en Juez del Tribunal de Justicia
Internacional de las Naciones Unidas, cargo que desempeñó hasta 1951, al término del periodo para el
cual fue elegido, sin optar por la reelección a que tenía derecho. En este cargo participó en la primera
sentencia del Tribunal, que fue respecto al asunto del Canal de Corfú, entre Albania y el Reino Unido.
A su regreso a México recibió el doctorado honoris causa de la UNAM y la dirección honoraria del
Instituto Científico y Literario de Toluca; ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua y presidió la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. En reconocimiento a su vida y a su obra, al nombre del
poblado de Atlacomulco, Estado de México, le fue agregado su apellido.
En 1954, durante la visita del emperador de Etiopía Halie Selasie I, fue condecorado al lado del
expresidente Cárdenas por su defensa de ese país ante la invasión italiana en 1931.
En 1958, en las elecciones presidenciales, mereció el sufragio a su favor de Adolfo López Mateos,
candidato del Partido Revolucionario Institucional.
En 1959 fue un gran defensor de la Revolución Cubana: “una conjura internacional pretende impedir
al pueblo…que realice su ideal de libertad e independencia política y económica…porque lesiona los
intereses de algunas grandes empresas multimillonarias…una gran potencia de este continente, con el
pretexto de evitar una intromisión comunista en nuestro hemisferio, la trocará (a Cuba) en Estado
semisoberano…La única finalidad de esta actitud fratricida es hacer de Cuba un ejemplo de que no
pueden las naciones técnicamente libres de América, revolverse impunemente contra el capitalismo
yanqui, para que ninguna de nuestras repúblicas tenga la osadía de lesionar en el más mínimo grado
los intereses económicos de los capitales estadounidenses”.
En 1960 fue juez conciliador en el Cuadro Permanente de Conciliadores Americanos conforme al
Pacto de Bogotá. El 8 de noviembre del mismo año, el Senado de la República le otorgó la medalla
Belisario Domínguez.
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Del 12 de marzo al 16 de mayo de 1962 se desempeñó como embajador extraordinario y
plenipotenciario en comisión especial en Japón. Esta fue su última misión diplomática.
En 1963 Fabela inauguró la institución cultural que lleva su nombre en la casa del Risco, finca del
siglo XVII que aloja una biblioteca y una colección de pinturas, que donó a la Nación: “Nosotros
sentimos que las cosas tienen alma en su materia. Quien las hizo puso en ellas el espíritu de su alma,
y en las pinturas y en los libros especialmente, la esencia entrañable de sus autores; por eso la
dejamos en herencia a quien tanto amamos: al pueblo mexicano.”
A lo largo de su vida sostuvo una posición antimperialista: “¿En qué consiste el imperialismo?
Sencillamente en dominar o conquistar. Dominar a los gobiernos por medio de sus agentes
comerciales, de sus agentes de prensa; a los congresos y a los presidentes; y a veces también a los
magistrados que imparten justicia, pero principalmente por la infiltración de préstamos más o menos
forzados, de lo cual se encarga la Dollar Diplomacy”…(que) “consiste en prestar por las buenas o
por las malas, para cobrar por las malas o por las buenas, pero en todo caso con réditos
acumulados”. Pero no era partidario del comunismo: “no por sus principios, sino por sus
procedimientos de dominio que han arrebatado su independencia a varios países por el aislamiento
en que los tiene y por una violencia inexcusable que ha llegado hasta el terror”.
Al mismo tiempo fue un apasionado hispanoamericanismo: “Nuestro ideal es el
Hispanoamericanismo en contraposición al panamericanismo, pues lo declaramos francamente, la
política panamericanista nada práctico ha realizado en nuestro beneficio y sí en cambio, con sus
reclamos nutridos y ampulosos de mutua y cariñosa estima, ha hecho creer a muchos que la unión
panamericana de Washington y los Congresos panamericanos son la expresión genuina de una
fraternidad continental que no existe”. Su propuesta para lograr la libertad de Latinoamérica era
formar un haz compacto de todas las naciones que por su raza, lengua, costumbres y tradiciones se
unan para hacer frente al expansionismo, intervencionismo y acciones imperialistas de los países
extranjeros.
En sus últimos años, escribió: “La salvación de nuestro porvenir está en la libertad económica y
política de México. Primero la económica porque si el extranjero lograra dominar con su capital
nuestros intereses financieros, nuestras industrias, nuestras riquezas naturales, como lo desea
ávidamente, entonces nuestra libertad política sería un mito y nuestra independencia exterior se
presentaría en quiebra ante el acreedor omnipotente”…
Fue autor de un gran número de artículos publicados en periódicos y revistas. Entre sus libros
destacan: La tristeza del amo (1911), Los precursores de la diplomacia mexicana (1926), Neutralidad.
Estudio histórico, jurídico y político. La Sociedad de las Naciones y el continente americano ante la
guerra 1939-1940 (1940), Por un mundo libre (1943), Belice. Defensa de los derechos de México
(1944), Las doctrinas Monroe y Drago (1957), Historia diplomática de la Revolución Mexicana (2
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vols., 1958-1959), Estados Unidos contra la libertad. Estudios de historia diplomática americana;
Intervención (1959) y Maestros y amigos (1962).
Falleció el 12 de agosto de 1964 en su casa de Cuernavaca, Morelos, y fue sepultado en el Panteón
Jardín de la ciudad de México. Escribió Miguel A. Marín (Isidro Fabela): “Con él desaparece una de
las personalidades más relevantes de la Revolución Mexicana, uno de los forjadores de su política
internacional y uno de sus portavoces más brillantes”.
El 24 de octubre de 1996, los nombres de Isidro Fabela y Genaro Estrada fueron inscritos con letras de
oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Para Fernando Serrano (Entrevista): “Hasta Isidro Fabela no se tenía una conciencia clara de lo que
México podía ser a nivel internacional, a partir de él y, hasta hace muy poco, México era un referente
obligado para la política internacional, desgraciadamente eso se ha perdido últimamente…La
posición internacional de México durante todo el siglo XX, se basó y tuvo como punto de referencia y
como faro indicativo, los discursos, las actitudes y la participación de Isidro Fabela.”1
Homenaje a don Isidro Fabela en la FCPyS
El 29 de junio de 1982, enmarcando las actividades conmemorativas del primer centenario del
natalicio del licenciado Isidro Fabela, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, organiza una serie
de eventos para festejar tal acontecimiento. Como acto central el licenciado Raúl Cardiel reyes,
director de la Facultad en esos momentos, devela la placa “Isidro Fabela” imponiéndole a la biblioteca
su nombre:
“Por considerar a don Isidro Fabela un ejemplo para los jóvenes estudiantes, por su vida ejemplar y
fecunda, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales decidió imponer el nombre del ilustre
internacionalista mexicano a su biblioteca”.
El mismo día, en la mesa redonda “Isidro fabela, pensamiento y acción de un internacioalista
mexicano”, realizado en el Centro Cultural del mismo nombre y con la asistencia de distinguidos
maestros, el doctor Ricardo Méndez Silva, actual director de la Facultad en su intervención señalaba lo
conveniente de rescatar las enseñanzas de tan insigne hombre sobre todo cuando en el sistema político
del país se critica y confunde la disciplina con el servilismo y el peculado se convierte en práctica
distintiva de muchos que inclusive fueron sus alumnos.
“Un grupo nutrido de lecciones deriva de la vida de don Isidro Fabela, el valor de la contienda, la
entrega en lo social, el cultivo afanoso de sus realidades sociales, todo levantado sobre el basamento
1 Doralicia, Carmona, Memoria política de México. Edición en DVD.
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humanista de la bondad que hizo fecundo su pensamiento y su actuar” subrayó.
“No es posible explicarse a don Isidro Fabela – dijo – atacando la intervención fascista y nazista si
antes no hubiera vivido con pasión los costos de la revolución y si no hubiera sido uno de los pioneros
que instaló un régimen de justicia social para los obreros”
“En Fabela se da el enlace entre lo doméstico y lo intelectual traduciéndose en una suma
universalista”, aseguró. El doctor Méndez Silva explicó que esto adquiría especial trascendencia en los
momentos en que los intereses en el quehacer internacional deben adentrarse en el conocimiento de la
realidad doméstica. “Quien da lo mejor de si mismo más allá de la enseñanza intelectual, adquiere el
rango superior de maestro en el terreno de la guía y de la tendencia humanista”. También señaló que
Fabela nunca tuvo la visión de equivocarse en lo esencial, ser leal a sí mismo. “Difícil tarea estar del
lado de la justicia y de la verdad”, concluyó.2
2 Guía Informativa de los Servicios y Materiales de la Coordinación de Servicios
Bibliotecarios y Documentales. Biblioteca “Isidro Fabela”, México, D. F., UNAM,
FCPyS, CoSeBiDo, Sección de Orientación Académica, 1991, pp. 17 – 18.
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LIBROS EXISTENTES EN EL ACERVO DE LA COORDINACIÓN
DE SERVICIOS BIBLIOTECARIOS Y DOCUMENTALES DE LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES DEL ILUSTRE INTERNACIONALISTA MEXICANO DON ISIDRO
FABELA.
1. F1440.B7 F3
Fabela, Isidro, Belice: Defensa de los derechos de México, México, D. F., Mundo
Libre, 1944, 423 p.
2. E183.75 F316
Fabela, Isidro, Buena y mala vecindad, México, D. F., América Nueva, 1958, 330 p.
3. JX368 I8
Fabela, Isidro, ed., Comisión de Reclamaciones México – Italia. Votos
Internacionales, México, D. F., Orión, 1930, 191 p.
4. JX1425 F3
Fabela, Isidro, Las Doctrinas Monroe y Drago, México, D. F., UNAM, 1957, 266 p.
5. F1234 F152
Fabela, Isidro, Documentos históricos de la Revolución Mexicana, México, D. F.,
FCE, 1960 – 1967, 28 v.
6. F1234 F15
Fabela, Isidro, Documentos históricos de la Revolución Mexicana: Revolución y
régimen constitucionalista, México, D. F., FCE, 1960, v.
7. F1234 F3
Fabela, Isidro, Historia diplomática de la Revolución Mexicana, México, D. F., FCE,
1958, v.
8. AC75 F22
Fabela, Isidro, Homenaje a Isidro Fabela, México, D. F., UNAM, 1959, 2 v.
9. JX4481 F3
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10. PQ7297.T5 A151
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14
LIBROS EXISTENTES EN OTRAS BIBLIOTECAS DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO DEL ILUSTRE INTERNACIONALISTA MEXICANO DON ISIDRO FABELA.
1. PQ6352 F32
Fabela, Isidro, A mi señor don Quijote, Toluca, Estado de México, UAEM, Instituto
Mexiquense de Cultura, 1988, 100 p.
Biblioteca Central
Facultad de Filosofía y Letras
Instituto de Investigaciones Filológicas
Dirección ENP
Facultad de Economía
2. AC75 F21
Fabela, Isidro, Antología del pensamiento universal de Isidro Fabela, México, D. F.,
UNAM, 1959, 706 p.
CIALC
Facultad de Economía
3. F1234 F142
Fabela, Isidro, Arengas revolucionarias: discursos y artículos políticos, Madrid,
España, Tipografía Artística, 1916, 139 p.
Biblioteca Central
Facultad de Filosofía y Letras
Instituto de Investigaciones Históricas
4. F1146 F33
Fabela, Isidro, Belice: est. prel. de Ricardo Méndez Silva, Toluca, Estado de México,
Instituto Mexiquense de Cultura, 1994, 405 p.
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Instituto de Investigaciones Históricas
5. PQ7297.F2 C37
Fabela, Isidro, Carta a mi hijo Daniel, México, D. F., s. e. 1951, 29 p.
Facultad de Economía
6. JX1975.5M4 F3
Fabela, Isidro, Cartas al Presidente Cárdenas, México, D. F., Altamira, 1947, 246 p.
Biblioteca Central
Instituto de Investigaciones Sociales
Facultad de Filosofía y Letras
15
7. F1234 F29
Fabela, Isidro, Cartas al Presidente Cárdenas: La política internacional del Presidente
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CISAN
Instituto de Investigaciones Históricas
8. F1776.2 F32
Fabela, Isidro, El caso de Cuba, México, D. F., Cuadernos Americanos, 1960, 87 p.
Facultad de Economía
9. F1405.Z5 F33
Fabela, Isidro, La conferencia de Caracas y la actitud anticomunista de México,
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Biblioteca Central
CIALC
Facultad de Economía
10. PQ7297.F2 C8
Fabela, Isidro,Cuentos de París, México, D. F., FCE, 1960, 189 p.
Biblioteca Central
CIALC
11. PQ7297.F2 C84
Fabela, Isidro, Cuentos de París; A mi señor Don Quijote; Maestros y amigos, Toluca,
Estado de México, Instituto Mexiquense de Cultura, 1994, 369 p.
Instituto de Investigaciones Históricas
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Fabela, Isidro, Diplomáticos de Cárdenas: una trinchera mexicana en la guerra civil
(1936 – 1940), Madrid, España, Trama, 2007, 180 p.
Biblioteca Central
13. JX1393.D8 F3
Fabela, Isidro, La Doctrina Drago, México, D. F., SEP, 1946, 72 p.
Biblioteca Central
Facultad de Derecho
Instituto de Investigaciones Históricas
Instituto de Investigaciones Filológicas
ENP 4
16
14. F1234 F34
Fabela, Isidro, En palacios y paraninfos, Toluca, Estado de México, Instituto
Mexiquense de Cultura, 1994, 315 p.
Instituto de Investigaciones Históricas
15. F1418 F32
Fabela, Isidro, Los Estados Unidos contra la libertad: estudios de historia diplomática
americana, Barcelona, España, Tallres Gráficos Lux, 1920, 311 p.
Instituto de Investigaciones Históricas
FES Acatlán
Biblioteca Central
Instituto de Investigaciones Sociales
Facultad de Filosofía y Letras
16. E183.75 F32
Fabela, Isidro, Los Estados Unidos y la América Latina (1921 – 1929), México, D. F.,
Cuadernos Americanos, 1955, p. p. 7 – 80 p.
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Instituto de Investigaciones Filológicas
Facultad de Economía
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Fabela, Isidro, Maestros y amigos, México, D. F., Instituto Nacional de Bellas Artes,
Departamento de Literatura, 1962, 183 p.
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Facultad de Economía
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Fabela, Isidro, Mi gobierno en el Estado de México, Toluca, Estado de México,
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Instituto de Investigaciones Históricas
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Fabela, Isidro, Mis memorias de la revolución, México, D. F., Jus, 1977, 316 p.
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Facultad de Filosofía y Letras
17
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Fabela, Isidro, Neutralidad: estudio histórico, jurídico y político: la sociedad de las
naciones y el continente americano ante la guerra de 1939 – 1940, México, D. F.,
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Instituto de Investigaciones Sociales
Facultad de Filosofía y Letras
Instituto de Investigaciones Filológicas
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Fabela, Isidro, Paladines de la libertad, Toluca, Estado de México, Gobierno del Estado
de México, 1980, 269 p.
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Instituo de Investigaciones Históricas
24. F1234 F322
Fabela, Isidro, La política interior y exterior de Carranza,, México, D. F., Jus, 1979,
269 p.
FES Acatlán
FES Aragón
Facultad de Economía
25. F1234 F32
Fabela, Isidro, La política internacional del presidente Cárdenas: antecedentes
histórico- jurídicos de la expropiación petrolera. Intervenciones diplomáticas,
México, D. F., Jus, 1975, 279 p.
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Fabela, Isidro, Los precursores de la diplomacia mexicana, Toluca, Estado de México,
Instituto Mexiquense de Cultura, 1994, 261 p.
CISAN
Instituto de Investigaciones Históricas
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Fabela, Isidro, Pueblecito mío, Toluca, Estado de México, Cuadernos del Estado de
México, 1958, 186 p.
Facultad de Filosofía y Letras
28. PQ7297.F2 T73
Fabela, Isidro, La tristeza del amo, Toluca, Estado de México, Gobierno del Estado de
México, 1979, 113 p.
Facultad de Economía
Biblioteca central
Facultad de Filosofía y Letras
29. F1234 F32
Fabela, Isidro, La victoria de Carranza, México, D. F., Jus, 1978, 327 p.
Facultad de Economía
30. F1234 F324
Fabela, Isidro, La victoria de Carranza: La política interior y exterior de Carranza,
Toluca, Estado de México, Instituto Mexiquense de Cultura, 1994, 722 p.
Instituto de Investigaciones Históricas