velázquez: maestro del color

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MAESTRO DEL COLOR. En 1581, nuestro rey Felipe II, fue reconocido como rey de Portugal. Lo que conllevó a la fusión, de los dos reinos. Éste hecho duró poco tiempo, 1640. Época apacible, las políticas y culturas fueron prácticamente comunes en los dos países. Periodo que fue gratificante e intenso en eventos. Reflejo de gran hermandad entre ambos pueblos. Ejemplo: “el Claustro de los Felipes en el Monasterio de Tomar”. Se desconoce la causa por la cual emigraron tantos portugueses a España en el tiempo que nos ocupa; por lo que se ignora también las razones que a Don Diego Rodríguez de Silva, vecino de Oporto, y su esposa Doña Juana Rodríguez, dejaran esa ciudad para establecerse en Sevilla. No hay datos de su rango social... Diego y su hijo Juan, fueron muy considerados, entre los sevillanos al tener familiares en el Santo Oficio. En 1597 Juan se casó con Jerónima Velázquez. Hija de padres sevillanos. Dos años mas tarde, nacería, el primogénito, Diego Rodríguez Velázquez. Nuestro protagonista, adopta el apellido de la madre a usanza portuguesa, frecuente también en Andalucía. Fueron muchas las familias precedentes de Portugal que se establecieron en Sevilla a finales del siglo XVI. Lo que nos permite pensar que Velázquez, pudo tener lejanos orígenes hebreos. No es seguro que sus antepasados fueran nobles, a pesar dela insistencia de uno de sus biógrafos en la búsqueda de los antepasados de los Silva, hasta la figura legendaria del Eneas Silvio, rey de Abalonga. No obstante, ésta supuesta nobleza, no tendría mayores consecuencias en el transcurso de la vida de Velázquez, tanto social como económicamente. En cambio si fue decisivo el ambiente que le acompañó en sus comienzos como artista.. VEL ZQUEZ Á 1599 Sevilla se convierte en la ciudad más populosa y rica de España, también, la más abierta y opulenta del imperio. Por real decreto, goza del monopolio del comercio de América. Hecho que favorece al establecimiento de una colonia de comerciantes flamencos e italianos dando así vitalidad a la ciudad. Además de la nobleza, y la cultura de estirpe humanista, heredará el ambiente progre, de la primera mitad del siglo XVI, junto con la burguesía mercantil desarrollada, merced al oro y la plata americanos. Como consecuencia, trajo consigo una gran circulación de vagabundos, gente de mal vivir que esta al margen de la sociedad. Cervantes lo refleja en sus “novelas ejemplares “, lo describe, muy bien. La ciudad y su picaresca presenta por ende una ambientación propicia, para los dramaturgos del siglo de Oro español: Lope de Vega y Tirso de Molina entre otros.. En este clima, Velázquez inicia su formación con el un gran y celebre pintor. Francisco Herrera “el Viejo”, de pésimo carácter ganándose a pulso el titulo “hombre gido y de poca piedad, pasando a continuación al taller de Pacheco. SigloXVI, el bodegón tiene gran aceptación en el público. La fruta representa a los cuatro sentidos. La inclusión de flores y frutas en el “arte pictórico” es herencia de los árabes. El bodegón pudo ser en su momento una enseñanza moral … No obstante en esos años no gozaba de gran aceptación en el público, pero a nuestro artista le mereció gran estimación, hallando en el bodegón como en los retratos su gran imitación por el natural, “una enseñanza moral profunda”.

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Historia y obras de Velázquez.

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MAESTRO DEL

COLOR. En 1581, nuestro rey Felipe II, fue reconocido como rey de Portugal. Lo que conllevó a la fusión, de los dos reinos. Éste hecho duró poco tiempo, 1640. Época apacible, las políticas y culturas fueron prácticamente comunes en los dos países. Periodo que fue gratificante e intenso en eventos. Reflejo de gran hermandad entre ambos pueblos. Ejemplo: “el Claustro de los Felipes en el Monasterio de Tomar”. Se desconoce la causa por la cual emigraron tantos portugueses a España en el tiempo que nos ocupa; por lo que se ignora también las razones que a

Don Diego Rodríguez de Silva, vecino de Oporto, y su esposa Doña Juana Rodríguez, dejaran esa ciudad para establecerse en Sevilla. No hay datos de su rango social... Diego y su hijo Juan, fueron muy considerados, entre los sevillanos al tener familiares en el Santo Oficio. En 1597 Juan se casó con Jerónima Velázquez. Hija de padres sevillanos. Dos años mas tarde, nacería, el primogénito, Diego Rodríguez Velázquez. Nuestro protagonista, adopta el apellido de la madre a usanza portuguesa, frecuente también en Andalucía. Fueron muchas las familias precedentes de Portugal que se establecieron en Sevilla a finales del siglo XVI. Lo que nos permite pensar que Velázquez, pudo tener lejanos orígenes hebreos. No es seguro que sus antepasados fueran nobles, a pesar dela insistencia de uno de sus biógrafos en la búsqueda de los antepasados de los Silva, hasta la figura legendaria del Eneas Silvio, rey de Abalonga. No obstante, ésta supuesta nobleza, no tendría mayores consecuencias en el transcurso de la vida de Velázquez, tanto social como económicamente. En cambio si fue decisivo el ambiente que le acompañó en sus comienzos como artista..

VEL ZQUEZÁ

1599 Sevilla se convierte en la ciudad más populosa y rica de España, también, la más abierta y opulenta del imperio. Por real decreto, goza del monopolio del comercio de América. Hecho que favorece al establecimiento de una colonia de comerciantes flamencos e italianos dando así vitalidad a la ciudad. Además de la nobleza, y la cultura de estirpe humanista, heredará el ambiente progre, de la primera mitad del siglo XVI, junto con la burguesía mercantil desarrollada, merced al oro y la plata americanos. Como consecuencia, trajo consigo una gran circulación de vagabundos, gente de mal vivir que esta al margen de la sociedad. Cervantes lo refleja en sus “novelas ejemplares “, lo describe, muy bien. La ciudad y su picaresca presenta por ende una ambientación propicia, para los dramaturgos del siglo de Oro español: Lope de

Vega y Tirso de Molina entre otros..

En este clima, Velázquez inicia su formación con el un gran y celebre pintor. Francisco Herrera “el Viejo”, de pésimo carácter ganándose a pulso el titulo “hombre rígido y de poca piedad, pasando a continuación al taller de Pacheco.

SigloXVI, el bodegón tiene gran aceptación en el público. La fruta representa a los cuatro sentidos. La inclusión de flores y frutas en el “arte pictórico” es herencia de los árabes. El bodegón pudo ser en su momento una enseñanza moral … No obstante en esos años no gozaba de gran aceptación en el público, pero a nuestro artista le mereció gran estimación, hallando en el bodegón como en los retratos su gran imitación por el natural, “una enseñanza moral profunda”.

La preferencia de incluir en sus cuadros los frutos y las flores, fue heredada de los árabes andaluces. Velázquez al plasmar en sus primeras obras “como los bodegones, frutas, verduras, jarros de vino cacharros de loza, cristal, metal, u otros elementos inanimados, nos esta diciendo que no son su objetivo principal, sino que sirve para narrar una historia; unas veces de carácter profano, o como religioso. Su precocidad, en las primeras obras realizadas entre los 17 y 18 años se manifiesta desde los comienzos de su carrera. Más que la imagen de un alumno diligente, muestran la de un niño prodigio, de un joven abierto, y sensible a las novedades. Su posterior marcha a la corte española, no sólo abrirá un capitulo fundamental para el desarrollo artístico, sino para el enriquecimiento de la historia del arte.

A sus 23 años con las maletas repletas de esperanzas y aconsejado por su exmaestro, Velázquez viaja hacia Madrid, 1622, con el objetivo de abrirse camino en su profesión y tener la oportunidad de entrar al servicio del rey de España. La popularidad del Conde Duque de Olivares, sevillano como Velázquez erá ambiente propicio... Ésto, hizo que se forjara la esperanza de ser uno de los seleccionados colaboradores. No le fue posible retratar al rey pero de regreso a su tierra sus manos no estaban vacías, puesto que logró retratar a un personaje singular de la Corte. En ese periodo de su estancia en palacio su producción no fue extensa, pero, si pintó como él quiso, desarrollando su estilo con plena libertad. Al convertirse en pintor del monarca abandonará toda actividad de carácter, social y también la pintura religiosa. Pero fue muy importante para nuestro artista, el contacto con las colecciones reales de palacio, ejecutadas por los Maestros Venecianos.

Del primer periodo madrileño 1623-1629, se han perdido casi todas sus obras, entre las más importantes, “el Retrato Ecuestre de Felipe IV expuesto con gran éxito en la calle Mayor. La factura del artista, se reafirma; así como el color. También abandona un tanto, durante su primera estancia en Madrid, el bodegón, a pesar de su gran talento por la naturaleza muerta.No obstante se aprecia, en los accesorios de los retratos, bien significativos y simbólicos. Después de abandonar el bodegón pinta una bella y mitológica composición el triunfo de Baco. Mas conocido en la actualidad “como los Borrachos” en el que expresa su ironía sobre las pomposas pinturas mitológicas de italianos, franceses o flamencos. Baco, dios del vino, tiene el aspecto de un un mozo vulgar a medio vestir, y sus acompañantes, son pícaros y mendigos de la calle... La fragua de Vulcano, 1630.

Tomada de una anécdota. Es el momento que Apolo cuenta a Vulcano la infidelidad de su esposa Venus ante el asombro del dios-herrero y de sus oficiales... La Túnica de José. Tema bíblico, representa el engaño de los hermanos de José ante su padre Jacob. Mostrándole una túnica ensangrentada le cuentan que José su hijo preferido, ha sido devorado por las fieras. Ha de admitirse que el tema que une a

ambos es más sutil que la semejanza argumental o de ambiente.. El tema secreto, puede ser el “poder de la Palabra”, (de Apolo, o de los hijos de Jacob.) su influencia y superioridad sobre la acción o sea, la superioridad del arte

sobre la práctica, idea neo plástica, que ha de informar las últimas y más celebres de las pinturas de Velázquez: Las Menina y las Hilanderas.

Velázquez, gracias a una licencia de su egregio patrón y como todo artista de su tiempo, pudo realizar el sueño de viajar a Italia. Durante el año que estuvo en Italia, pintó las dos obras arriba mencionadas “la fragua y la Túnica”. Se percata de su propio valer y regresa a la corte de España, enero de 1631. Seguro de sus facultades, con una técnica mucho más libre y un colorido más amplio. A su regreso ejecuta preciosos cuadros. El principe Baltasar Cárlos con su enano y la pareja de Don Diego del Corral y Doña Antonia de Ipeñarrieta..

Este segundo periodo Madrileño es más interesante, 1631-1648. LOS RETRATOS. Mayoritariamente pueden ser agrupados en tres grupos: cazadores, jinetes y bufones. Los cazadores, tienen un alta significación simbólica, puesto que la caza es le “viva imagen de la guerra”. Los retratos de cazadores ejecutados por Velázquez, Felipe IV, el Cardenal y el Infante Baltasar Carlos, combinan con habilidad extraordinaria el estudio de la luz y del paisaje natural, con el de la figura de taller, dando la ilusión de que todo está realizado al aire libre, en la argentada sierra madrileña.

Los retratos ecuestres de Felipe IV , su hijo Baltasar -Carlos y de Olivares, cuentan entre los más bellos del pintor. Nada más revelador del artista que los fondos sueltos y amplios. En estos retratos, el autor reúne lo natural y lo artificial de manera que formen un sólo cuerpo: la tercera

dimensión, es decir, la atmósfera; la profundidad espacial, esta lograda como nunca en torno a estos jinetes, que parecen cabalgar por los montes, en vez de posar para un retratista. El colorido de ocres, verdes, pardos y grises, con notas de carmín o de azul, es exquisito.Los Bufones. Estas pinturas son retratos de enanos y hombres de placer auténticos funcionarios del Alcazar. No era ninguna extravagancia de Velázquez. Pintores anteriores a él, ya habían pintado retratos de estos Desminuidos... Pero nuestro sin par Maestro del Color, los cubrió de tal modo con el prestigio de sus pinceles, y con el respeto tranquilo conque pintaba a los príncipes, que ha hecho d ellos verdaderos monumentos de la humanidad, sin que tuviera que corregir sus deformidades.

Importante anotar 1644 la muerte de la reina de Francia, -modelo de Velázquez- y la muerte de Pacheco, el suegro de nuestro gran pintor. Y como las desgracias nunca vienen solas muere tambíén en Zaragoza, el príncipe Baltasar Carlos, 1646, dejando a la corona sin sucesión. Felipe IV. volvió a casarse con Mariana de Austria, novia de su difunto hijo; ésta, entró triunfante en Madrid, 1650.

Previa autorización real, por entonces, Velázquez se encontraba en Italia con la misión de adquirir, estatuas y cuadros. Acompañado de su sirviente Juan Pareja partieron de Madrid el 16 de noviembre 1648 embarcando en Málaga, llegando el 11 de febrero de 1649 a Jénova, pasado por varias ciudades importantes italianas incluidas Roma y Nápoles, El 19 de marzo 1650 logra un éxito enorme en el Panteon de Roma, (donde la academia la “Virtuosa” celebraba una exposición ) su retrato de Juan de Pareja, al que le siguió otro, del Papa Inocencio X. Siendo uno de los mejores del autor. La sinfonía de los rojos y blancos, como marco de la rojiza e inquieta faz del Papa. El mismo año Velázquez fue elejido miembro de la “Academia de San Lucas”, corporación de los pintores romanos. Velázquez se encontraba a gusto en este ambiente que le satisfacía plenamente. Felipe IV. activó el regreso del pintor a España pues ardía en deseos para que pintara su joven esposa Doña Mariana.

Durante su estancia en el Vaticano, pintó a miembros de la corte pontificia. Olimpia Baldachini, cuñada de Inocencio X., a la pintora, Flaminia Trunfi. De esta época, ha de situarse a tres obras maestras, dos pequeños paisajes de la Villa de los Medicis, y la composición de Venus y Cupido. En su primer viaje al Vaticano, Velázquez estuvo la Villa de los Médicis de Roma, hay autores que consideran que debió pintar los paisitos en 1630. Pero dada la magistral libertad de su técnica, la mayor parte de autores los sitúan en 1650. La impresión de la realidad es tan viva y directa en esos dos rincones de la Villa de los Médicis que aun hoy podemos reconocerlos en Roma. En cuanto a la Venus del espejo, el más bello desnudo de la pintura española, puede interpretarse como el emblema del Amor unido a la imagen de la Belleza, que sólo piensa en ella y da la espalda al espectador. Se trata de un oleo ejecución magistral: “firmes pinceladas blancas, rosadas y grises” con los toques azules de Cupido.

Los honores que recibió en Roma como pintor, aumentó en Velázquez el deseo del Hábito, de una orden Militar. En el siglo XVI, la mayoría de los españoles deseaban poseer el Habito de Santiago de Calatraba. o Montesa. Para un pintor era el “maximun”... Pero en España no era tan fácil conseguirlo, puesto que los Consejos de las Órdenes se oponían, el oficio de pintor era deshonroso. En Italia las cosas se veían con menos rigor; el talento había triunfado sobre la cuna.Ya de regreso en España, Velázquez tiene información de los honores -que en su ausencia de la corte– habían premiado a otros artistas. Lo cual, le animo hacer la solicitud, para que le concediesen el ansiado habito de caballero de Santiago. En 1652, Velázquez, recibe el nombramiento de Aposentador, que muchos caballeros desearían. Con Real Celula del 12 de junio de 1658, el rey decide conceder a su pintor y Aposentador, el tan ansiado hábito de Santiago. Se inicia un complicado proceso. En el expediente había de plasmarse: que no había vivido de la pintura y, que no había vendido ningún cuadro. Y, que por supuesto, pinto, siempre para Su Majestad. Al Consejo de la Orden no les convencían los argumentos sobre la nobleza de los antepasados del postulante. El propio Rey, fue el que zanjo el problema concediendo la hidalguía al pintor... En 1636 nuestro protagonista ya anhelaba ponerse el hábito. Pero hubieron de pasar varios años hasta conseguirlo 1659. El hábito le iba a servir prácticamente para mortaja.

El pintor que llegó a“caballero a pesar de ser un pintor”, nos deja como un alegato de la nobleza de la pintura tema discutido y defendido en todas las academias. La “Famlia”, luego mas tarde llamada LAS MENINAS, 1636 y la Fabula de Aragné o LAS HILANDERAS. Esta última suele fecharse un año después. Las Meninas representa una escena de el momento que la encantadora infanta Margarita, con la petulancia de su rango y de sus cinco años de edad, irrumpe en el estudio que el pintor tiene en el Alcázar cuando Velázquez está pintando un retrato de su augustos padres. A la Infanta le acompañan los personajes de su pequeña corte, las damas de

honor, María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco. Sus dos damas de honor, de quienes se a tomado la apelación o nombre del cuadro, por ser las “Meninas” ( nombre de origen portugués) o doncellas de la Infanta; una enana, Mari-Barbola, un enano Pertusato, y un Perrazo.. En segundo termino, se aprecian los bultos de otros empleados regios . Velázquez se autorretrato en él fuera de la composición como si la estuviera imaginando en el “designio interno” de su mente y antes de aplicar el pincel a su lienzo actividad secundaria que no puede oscurecer, con su aspecto manual, la nobleza de un arte basado en la idea ha destacado el valor de una obra, que hasta no mucho se le consideraba como un caso extremo de realismo. Cierto que la imitación nunca había llegado.

De igual modo había de interpretarse el lienzo de Las Hilanderas, no como un taller de manufactura de Santa Isabel, sino como un alegato a favor de la nobleza del pintor. Al fondo del taller se ve un tapiz que reproduce el “Rapto de Europa”. Son varias las interpretaciones que dan del lienzo, como también son varios los autores que buscan una explicación sobre el mismo. Pero lo que hoy parece indiscutible el valor simbólico y trascendente de una escena que parece imitativo como las Meninas. Su protoimpresionismo llega a extremos más salvajes que el impresionismo francés del siglo XIX.

Como resultado de la paz de los pirineos,1659, llegan a Madrid a la embajada francesa una delegación de del altos cargos de la realeza francesa a la petición de mano de la princesa María Teresa para Luis XIV de Francia. La entrega y boda de la princesa se realiza en territorio internacional en el isla de los Faisanes, en el Bidasoa -frontera entre España y Francia-. Como corresponde al Aposentador Mayor del reino, fue Diego Velázquez, el que hubo de ocuparse, del alojamiento de Felipe IV y acompañantes, en su viaje, de ida y vuelta, con las correspondientes escalas. Tan magno evento real, un mes de viaje hasta la frontera, más el cuidado exquisito del pabellón español en la Isla, hicieron huella en nuestro artista. A su llegada a Madrid le esperaban las cuentas de los gastos. etc etc. Pasaba largas horas con su Majestad. Durante estos encuentros se sintió mal; con ardores estomacales, lo cual le obligo a retirarse a sus aposentos. Su estado de salud se agravaba. Todo fue muy rápido. El rey se entera de la gravedad de Velázquez. Humanamente no se podía hacer nada. Tras recibir los Sacramentos, otorgar poderes para testar en su nombre , a su amigo el “grefier” del Alcazar, Gaspar de Fuensalida Diedias Diego. Velázquez falleció, el 6 de agosto de 1660, a los 52, años aproximadamente. Su esposa, le sobrevivió, ocho días. La lección de Diego Velázquez, fue recojida por dos pintores, con los que concluye el siglo de oro de la pintura española; Juan Carreño de Miranda, y Claudio Coello. Pero, quien mejor asimiló la técnica protoimpresionista de Velázquez fue su yerno, Juan Carreño de Mazo, 12 años más joven que él. Le faltaba seguridad en el dibujo que su maestro, escondía bajo el color y su composición y aparentemente casual pero cuidadísima. El ruso Apatov, ha

demostrado que en la composición de las Meninas está empleada constantemente la “regla de oro”o “divina proporción” del matemático.

Velázquez era un hombre de aspecto distinguido. Su carrera ni muy larga, ni muy abundante en obras, (se le atribuyen poco más de un centenar de cuadros) Es transcendental en la historia del arte. Se puede decir, que desde sus pinturas sevillanas de 1620, a las atmósferas madrileñas de la década de 1630-1660,en treinta años, recorre una distancia de varios siglos. Los claroscuros entrecortados, de aquel paso a la atmósfera luminosa., vibrante, a una luz que inunda sus cuadros, que parece la misma del espacio real; de los bodegones estáticos, al movimiento de las manos en la rueda de las Hilanderas. De la pesadez estatuaria, táctil, pasa a una exactitud en que todo es visual, con una pupila, que sólo tiene parangón en el refinamiento de la paleta; de la técnica lisa pasa a la mayor libertad del pincel, sus manchas distantes, a su manera inacabadas, todavía resultan modernísimas, tres siglos después de su muerte. Pintor en apariencia fácil, como no ignoran los estudiosos es más dificilmente explicable; su biografía, burocráticamente establecida, su vida tranquila y fácil, de hombre respetuoso, obediente, flemático y ”normal”; no podríamos deducir la exigencia y novedad de un arte que ha aparentado respetar temas se aparta de lo anterior.

GRACIAS Velázquez POR TU GRAN LEGADO

Por Esther Julieta Jiménez Ascarza – Mayo 2012 -