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Verbum Domini 1 al 7 de enero de 2017

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Verbum Domini1 al 7 de enero de 2017

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

de eneroDOMINGOSanta María, Madre de Dios Solemnidad1

1ª lectura: Num 6, 22-27. El Señor te muestre su rostro y te conceda la pazSalmo: Sal 66. El Señor tenga piedad y nos bendiga 2ª lectura: Gal 4, 4-7. Si eres hijo, también heredero por voluntad de DiosEvangelio

MeditaciónA pesar del ruido y el alboroto que el mundo nos propone en estos días, el misterio de la Navidad sigue invitando al silencio, al recogimiento y la contemplación. Sólo se puede acceder al acontecimiento de Belén cuando el corazón está dispuesto a escuchar. Y, por ello, es preciso desentenderse del ruido de la soberbia, el orgullo o la riqueza.Tal vez por eso, los ángeles que anunciaban la buena noticia del nacimiento del Salvador sólo fueron escuchados por los

Lc 2, 16-21

La Maternidad de la Madre de Dios es un mensaje incesante en favor de la vida humana, porque se pronuncia, aun sin palabras, contra todo lo que destruye y amenaza.

San Juan Pablo II

pastores. Ellos, pobres y humildes, no tenían obstáculos que dificultasen la escucha. Preparando lo mejor de los frutos de su trabajo, corren hacia el portal. «Fueron corriendo hacia Belén». Los pastores corren, tienen prisa, el amor de aquel Niño recién nacido es una urgencia para ellos. Quieren adorar a Dios hecho hombre y no hay tiempo que perder. Tienen prisa por hacer oración y ofrecerle sus dones.Y al llegar descubren que María ha preparado el encuentro. La impaciencia de los pastores contrasta con la serenidad y la actitud orante de la Madre. Ella «conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón». María va saboreando los planes de Dios aun sin entenderlos, uniéndose sin fisuras a la voluntad del Padre. Su «hágase» no había sido una broma ni una respuesta irresponsable. Su «hágase» da lugar a que, en María, su misión y su mismo ser se unan: es la Madre de Dios. Es Madre porque ha dejado que Dios haga maravillas en Ella.Es lógico suponer que María se preguntaría muchas veces «¿por qué?». Pero el porqué de María no es duda o excusa, tampoco curiosidad: el porqué de María hace entar en la intimidad con Dios, en el conocimiento amoroso de su voluntad para responder sin reservas.La mirada de María es inseparable de su amor. Por ello, mientras ella mira a su Hijo, hace que las miradas de los pastores también se detengan en Él.

Señor Jesús, tú que has querido entregarme a María, tu Madre, la Madre de Dios, para que también sea mi madre, descubriéndome así mi propia dignidad, haz que en su escuela de oración aprenda a seguir y amar tu voluntad.

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

de eneroLUNESSan Basilio y san GregorioMemoria obligatoria2

1ª lectura: 1Jn 2, 22-28. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotrosSalmo: Sal 97. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Evangelio

MeditaciónLos judíos, curiosos ante la figura de Juan, cuya fama había ido creciendo por su vida austera, el anuncio de la inminente llegada del Mesías y el bautismo penitencial que realizaba en en Jordán, envían desde Jerusalén emisarios para que le

Jn 1, 19-28

trasladen sus preguntas. Los elegidos para presentarse ante Juan son sacerdotes y levitas, entendidos de la ley y conocedores de la Escritura. No es casualidad. Los judíos creen que pueden estar ante un profeta o, incluso, ante el mismo Mesías, el esperado de las naciones.El evangelista no ofrece demasiadas pistas para que comprendamos las intenciones de aquellos enviados, pero sí que nos transcribe sus preguntas: «¿Tú quien eres?»..., «¿Eres tú Elías?»..., «¿Eres tú el Profeta?»..., «¿Qué dices de ti mismo?»Fácilmente estas preguntas podían haber seducido al Bautista. ¿Por qué no contestar afirmativamente a unos curiosos sacerdotes que le halagan con sus preguntas? ¿Por qué no mostrarse importante ante tales personajes? Pero no, Juan no sucumbe. Juan es la voz que anuncia la Palabra... y la Palabra es Verdad.Él es la voz, el testigo, el mensajero; no tiene otra identidad. Las preguntas sirven de ocasión para presentar a Jesucristo, para anunciarle, para señalarle como el que tenía que venir. Niega lo que no es para mostrar sin velos al Señor, confirmando que conviene que él mengüe y se haga pequeño para que Cristo crezca y se manifieste al mundo. Juan sabe que su propia grandeza no está en los halagos o pensamientos de los hombres, sino en que en su vida resplandezca la luz del Señor.

Sabes, Señor, que conviene que yo mengüe para que mi orgullo no esconda la imagen tuya que has grabado en mi. Concédeme avanzar por el camino de la humildad, ser transparencia de tu rostro y darte a conocer con mi vida y mis obras.

Cuando la Palabra ha llegado hasta ti, ¿no es verdad que el sonido parece decir, como Juan Bautista: «Él tiene que crecer y yo que menguar»?

San Agustín

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”. Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

de eneroMARTESSantísimo Nombre de Jesús 3

1ª lectura: 1Jn 2, 29-34. Somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremosSalmo: Sal 97. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Evangelio

MeditaciónJuan había dado testimono de Jesús ante los sacerdotes y levitas que, enviados por los judíos, habían acudido a preguntarle. Pero ahora es el mismo Señor el que viene hacia él. Y Juan exclama: «¡Este es!».En presencia del Señor la misión llega a su culmen. Juan señala a Jesús como el Mesías, el Salvador, el que quita el pecado del

Memoria libre

Jn 1, 29-34

¿Por qué desesperas, hombre, teniendo por remedio y por paga a Dios humanado, cuyo merecimiento es infinito?

San Juan de Ávila

mundo. Y en Juan, el Bautista, todos los hombres del mundo exclaman: «Este es». El grito de Juan es también la exclamación de cada hombre que busca respuestas de felicidad ante el sinsentido de la propia existencia: sólo Él. Sólo en Cristo. En Él todo cobra sentido.«El Espiritu bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre Él.» Si los hombres señalan al Mesías, también el Padre y el Espíritu Santo lo señalan en el Jordan. «Este es». Como la mejor de las orquestas, la tierra y el cielo se unen para gritar: «Este es».Pero, ¿quién es este del que todos hablan? ¿A qué ha venido? ¿Por qué tenemos que mirarle? ¿Por qué seguirle?«Es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Juan revela la identidad de aquel al que señala: es el Cordero de Dios. La imagen del cordero alude a la debilidad, la fragilidad, la humanidad del que ha venido a poner su morada entre nosotros. El cordero es el animal pequeño que se ofrece como sacrificio derramando su sangre.Y ha venido a quitar el pecado del mundo, pues es verdadero Dios. Su poder se revela en la misericordia. No ha venido a borrar algunos pecados, ni los pecados de algunos, ni los pecados más graves, ni los más leves. ¡Ha venido a borrarlos todos! Los tuyos, los míos. Cada pecado es borrado en la sangre del Cordero que, en el bautismo, nos hace partícipes de su vida divina.

Señor Jesús. Tú que eres el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, haz que, limpio de todo pecado, experimente la dicha de haber sido invitado a tu banquete.

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».

de eneroMIÉRCOLES41ª lectura: 1Jn 3, 7-10. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del DiabloSalmo: Sal 97. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Evangelio

MeditaciónEl testimonio de Juan el Bautista conduce a sus discípulos hasta Jesús: «Este es el Cordero de Dios». Como había hecho María en Belén con los pastores y los Magos, Juan también pone a lus suyos ante el Señor.

Miércoles antes de la Epifanía

Jn 1, 35-42

La fe nos hace conocer con inefable certeza que Dios existe, que es infinito en bondad, que puede comunicarse con nosotros, que no tan solo lo puede sino que también lo quiere.

San Francisco de Sales

No es difícil suponer el nerviosismo de los dos muchachos al estar delante de aquel de quien tanto les había hablado el Bautista. No saben qué decir ni qué hacer. Inmediatamente «oyeron las palabras y lo siguieron», pero lo hacen en silencio, sabiéndose indignos de aquella compañía.«¿Qué buscáis?» Es Jesús quien rompen el silencio del encuentro y se interesa por ellos. Jesús no se queda callado: busca, pregunta, propone... Se mete en la vida de los hombres a poco que estos le abran la puerta, pues tiene sed de cada uno. «Venid y lo veréis», responderá después ante el interés de los discípulos que le preguntan dónde vive. El Señor les invita a su casa, a sus cosas, a la intimidad con él. No quiere contestarles con palabras, quiere que tengan experiencia viva de Él. Y ese encuentro transformará por completo sus vidas, hasta tal punto que no olvidarán ni la hora de aquel acontecimiento: «era la hora décima»«Fueron, vieron y se quedaron...». Los discípulos siguien a Jesús, lo contemplan sin prisas... y no pueden hacer otra cosa que quedarse con Él. ¡Qué encuentro tan dichoso sería aquel! ¡Ya no quisieron apartarse nunca de su lado! Quien descubre al Señor, permanece en Él y con Él: así es como atrae el Amor de verdad. «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)»

Dame a mí también, Señor, un corazón dócil y generoso que se deje conducir hasta ti. Déjame a mí también “seguirte, verte y quedarme contigo...”. Haz que te ame de tal modo que siempre encuentre tiempo para dejarme amar por ti. Que mi oración no sea una obligación o un propósito que cumplo con esfuerzo, sino una necesidad del corazón que busca ser amado.

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme». Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le contestó: «Ven y verás». Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

de eneroJUEVESJueves antes de la Epifanía5

1ª lectura: 1Jn 3, 11-21. Hijos míos, amemos de verdad y con obrasSalmo: Sal 99. Aclama al Señor, tierra enteraEvangelio

Meditación«Sígueme». No hicieron falta más palabras para que Felipe, el de Betsaida, el paisano de Pedro y Andrés, se fuera detrás

Jn 1, 43-51

del Señor. Tal vez ya antes había oído hablar de Jesús a alguno de los dos hermanos pescadores, o quizá había conocido a Jesús durante su vida oculta en Nazaret. También puede ser que aquella invitación le resultara inesperada y sorprendente; el caso es que su respuesta es inmediata: lo deja todo y le sigue.Por su parte, Jesús no improvisa nada. Va a Galilea porque tiene que encontrarse con Felipe. Uno solo lo vale todo para Él y por eso emprende el camino para encontrarlo. «¡Lo hemos encontrado!». Felipe no esconde en secreto la llamada, sino que inmediatamente se convierte en testigo de la buena noticia. El entusiasmo y un gozo desbordado conducen a Felipe hasta Natanael que, ajeno todo esto, descansaba debajo de una higuera. Pero la luz y la alegría de Felipe chocan con la sombra y la tristeza de su amigo: «¿de Nazaret puede salir algo bueno?». Era necesario sacar a Natanael de la comodidad de su árbol para conducirlo al gozo del Señor. «Ven y verás».«Cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Jesús desconcierta por completo a Natanael. Se había fijado en él y le había mirado cuando estaba bajo la higuera. Algo tan sencillo y cotidiano como eso resulta llamativo para Jesús, a quien le importa cada una de nuestras cosas. «Has de ver cosas mayores». Quien había estado un momento antes dejando pasar el tiempo bajo una higuera, proclama ahora con fe: «Tú eres el HIjo de Dios, el Rey de Israel». Y es el don de la fe el que abrirá su corazón a las maravillas de Dios.

Señor, ayúdame a salir de la sombra de mi comodidad y entrar en la alegría de quienes te siguen sin condiciones. Yo también quiero ver maravillas. ¿Qué quieres de mí?

Su misericordia te vio antes que tú le conocieses, cuando yacías bajo el pecado.San Agustín

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

de eneroVIERNESEpifanía del SeñorSolemnidad6

1ª lectura: Is 60, 1-6. Sobre ti amanecerá el Señor, y su gloria se verá sobre tiSalmo: Sal 71. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierraEvangelio Mt 2, 1-12

Meditación«Se llenaron de inmensa alegría». ¿Alegría? ¿Cómo puede haber alegría en unos hombres que, después de largas jornadas de camino siguiendo una estrella en el cielo, llegan a un humilde establo? ¿Qué había en aquel portal para que, lejos de decepcionarse por tan pobre hallazgo se llenen de inmensa alegría?El duro itinerario recorrido desde el Oriente por estos Magos se convierte en itinerario interior cuando la estrella se detiene ante el humilde misterio de Belén. Por el don de la gracia de Dios, su camino exterior motivado por la curiosidad se hace camino interior, movido por el amor. Será un itinerario breve en el tiempo, pero que resonará en la eternidad.«Entraron..., vieron al Niño con María..., se postraron..., abrieron sus cofres». Contemplemos cómo aquellos sabios hombres, entrando por la puerta de María al portal, abrazan la sabiduría verdadera. Miran, porque están ante la Luz. Se postran, porque están ante el Rey. Adoran, porque están ante Dios.Y abren sus cofres: el oro al Rey; incienso para Dios; mirra al que es Hombre verdadero. Con sus cofres abren también de par en par la puerta de sus corazones a Dios, que entra de lleno manifestándose así a toda la humanidad: «Se marcharon por otro camino», por el camino de la fe.

Que me postre y te adore, Señor, para poder abrirte el cofre de mi vida y ofrecerte el oro de mi libertad, el incienso de mi oración fervorosa, la mirra de mi amor más profundo.

Hemos de sentir en el hondón de nuestro corazón el gozo que sintieron los tres magos cuando, incitados y guiados por la nueva estrella, pudieron adorar, contemplándolo con sus propios ojos, al Rey de cielo y tierra. San León Magno

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó. Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.

de eneroSÁBADOSan Raimundo de PeñafortMemoria libre7

1ª lectura: 1Jn 3, 22-4,6. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en élSalmo: Sal 2.. Te daré en herencia las naciones

Evangelio

MeditaciónHan arrestado a Juan. La voz que había gritado en el desierto tendrá que dar testimonio desde la carcel, pero ya no será con palabras, sino con la ofrenda de su propia vida.

Mt 4, 12-17.23-25

Es el tiempo de Jesús. Es el momento de que la Voz deje paso a la Palabra hecha carne. Ha llegado la hora de que “el pueblo que caminaba en tinieblas y sombras de muerte” sea conducido por la “luz de la Palabra que brilla e ilumina”.Jesús, que hasta ahora sólo había hablado para llamar a algunos a seguirle, comenzará su ministerio público con un anuncio solemne. Y lo hará en la Galilea de los Gentiles, un lugar compartido por judíos y paganos, pues la Palabra no está encadenada o reservada para unos pocos privilegiados, sino que Dios habla a cada hombre, judío o gentil, y lo convoca en su amor.«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Sí, este es el primer anuncio del Señor: ¡Convertíos! Porque convertirse es volver la mirada al Señor y no es posible descubrir la grandeza del Reino si los ojos del corazón están mirando para otro lado. La llamada a la conversión no es una amenaza ni pretende sembar el terror, sino que es la dulce invitación a entrar en el Reino de los Cielos, que ya ha llegado y se ha abierto para mí. Y un corazón arrepentido, transformado en el amor, convertido hacia el Señor, es capaz de admirar las obras de Dios: «enseñando..., proclamando..., curando...». Jesús está cerca de los más débiles, de los pobres, de los enfermos y de los que sufren, porque sus acciones no son alardes de fuerza o de poder, sino el testimonio de su victoria sobre el pecado y la muerte que se realizará en la Cruz.

Perdóname, Señor. Arroja de mi todo pecado para que sepa alegrarme en tus obras y admirar los signos con los que cada día manifiestas tu poder y el amor que tienes a cada hombre.

¡Adora a aquel que te sale al encuentro! Mientras tú te retraías, Él se ha mostrado para que tú pudieses verlo, tocarlo y recibirlo. Él desciende a la tierra para portarte allá arriba.

San Romano el Meloda

¿Qué es Verbum Domini? Verbum Domini es nada más, y nada menos, que el Evangelio de cada día. Como fruto de este año, dedicado especialmente en nuestra diócesis a la Palabra de Dios, queremos ofrecer un medio sencillo para acercar a los jóvenes a la lectura, la oración, la escucha y la contemplación de la Palabra de Dios que cada día se proclama en la Santa Misa. Un sencillo regalo que nos viene de las manos de nuestra Madre, la Virgen María, quien ha dado a luz al Salvador. Ella es quien, en este inicio del año 2017, nos conduce hasta su Hijo, el Verbo que se ha hecho carne y ha puesto su morada entre nosotros.

¿Cómo se usa? Te proponemos que dediques cada día unos minutos a estar a solas con el Señor, ¿No tienes unos minutos para dejarte amar? Puedes seguir estos pasos: - Busca un lugar adecuado para la oración. Si es posible, hazlo en la Iglesia. Si no, procura que sea un sitio donde nada ni nadie te distraiga.- Ponte en presencia del Señor. Para ello puedes hacer alguna oración preparatoria o rezar algún salmo.- Lee una y otra vez el Evangelio del día. Contempla qué hace Jesús, qué dice. Detente en aquellas palabras en las que el Señor te hable y haz silencio para entrar en conversación con Él. Puede venir bien tener cerca un cuaderno donde escribas lo que el Señor te va mostrando. No olvides que Dios habla y está deseeando decirte muchas cosas.- Para ayudarte, te ofrecemos algunos puntos para la meditación. Úsalos sólo si los necesitas, y siempre que no sean un obstáculo para tu oración.- Termina siempre la oración dando gracias al Señor y poniéndote en las manos de María. - Al concluir, puedes rezar la oración que se propone al final de cada día.

¿Cómo está hecho? La portada de Verbum Domini cada semana es una imagen que tiene que ver con el Evangelio del domingo.

El color utilizado coincide con el color litúrgico de cada día.

Junto a la fecha, la celebración litúrgica del día.

Citas bíblicas de las lecturas y el salmo de la Misa

EVANGELIO

Sugerencias para la meditación

Cita de un santo, Papa, Santo Padre o teólogo que comenta el Evangelio. Te puede servir para evangelizar en las redes sociales