via crucis del hombre de hoy - desde la cárcel

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1 Cristo sigue sufriendo y muriendo en cada hombre o mujer encarcelados Oraciones de vida y esperanza desde la cárcel

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Via Crucis

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    Cristo sigue sufriendo y muriendo en cada hombre

    o mujer encarcelados

    Oraciones de vida y esperanza

    desde la crcel

  • 2

    Hechos de vida reflexionados por internos e internas del Centro Penitenciario de Alahurn de la Torre (Mlaga), 1999

    Pedro Fernndez Alejo, trinitario Capelln

  • 3

    VIA CRUCIS DEL HOMBRE DE HOY

    CRISTO SIGUE MURIENDO

    1. JESS ES DETENIDO (Jn 18, 1-14)

    2. JESS ES INTERROGADO Y TORTURADO (Jn 18,19-24;29-36; 19,1-3)

    3. JESS ES CONDENADO A MUERTE (Lc 23, 13-15)

    4. JESS CARGA CON SU CRUZ (Mt 27, 27-31)

    5. EL CIRINEO AYUDA A JESS (Lc 23,26)

    6. LAS CAIDAS DE JESS (Lc 22, 41-46; 2 Cor 4, 8-10)

    7. DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS (Jn 19, 23-24)

    8. JESS CLAVADO EN LA CRUZ (Mt 27, 33-37)

    9. JESS NOS DA A SU MADRE (Jn 19, 25-27)

    10. TODOS LO ABANDONARON (Mt 26,56; Mc 14, 27-31)

    11. JESS PERDONA A SUS ENEMIGOS ((Lc 23,34; 6, 27-31)

    12. CRUCIFICADO ENTRE DOS MALHECHORES (Lc 23,32; 39-43)

    13. JESS SE ENCOMIENDA AL PADRE (Lc 22, 39-44; Mt 27,46; Lc 23, 45 y ss)

    14. JESS MUERE Y ES SEPULTADO (Mt 27, 50; 57-61)

    15. JESS RESUCITA (Mt 28, 1-8)

  • 4

    Primera estacin:Primera estacin:Primera estacin:Primera estacin:

    JESS ES DETENIDO ( Jn 18, 1-14)

    Pas Jess con su discpulos al otro lado del torrente Cederrn, donde haba un huerto, en el que entraron l y sus discpulos. Tambin Judas, el que lo traicionara, conoca el sitio, porque Jess se haba reunido all muchas veces con sus discpulos. Judas, pues, llega all con la guarnicin romana y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y los fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jess que saba todo lo que iba a suceder, se adelanta y les pregunta: A quin buscis?. Le contestaron: A Jess Nazareno. Les dice: Yo soy. Judas, el que lo entregaba, estaba tambin con ellos. Jess les dijo: Si me buscis a m, dejad marchar a stos.

    Entonces Simn Pedro sac la espada que tena e hiri al siervo del Sumo Sacerdote y le cort la oreja derecha. Jess dijo a Pedro: Vuelve la espada a la vaina. El cliz que me ha dado mi Padre no lo voy a beber?, el que a espada mata a espada muere.

    Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judos prendieron a Jess, le ataron y le llevaron primero a casa de Ans, que era suegro de Caifs, el Sumo Sacerdote de aquel ao. Caifs era el que haba dicho a los judos que era mejor que muriera uno solo por el pueblo.

    REFLEXION

    La detencin de Jess en el Huerto de los Olivos nos muestra que los sistemas policiales y las otras circunstancias de las detenciones, poco han variado desde entonces. Muchos de nosotros podemos ver reflejada, en la detencin, nuestra propia detencin. Pueden darse las mismas o parecidas circunstancias.

    Jess est en busca y captura. Existe un traidor, un Judas, un chivato. Conocen el lugar donde localizarlo Identificacin del inculpado No implicar a otros en el asunto. Intento de defender al detenido por parte de los amigos.

    Jess es el smbolo de tantos hombres y mujeres que, a lo largo de la historia, han sido detenidos injustamente y a traicin, o detenidos violentamente sin respetar su dignidad y sus derechos.

    Algunos de nosotros quiz haya sufrido una situacin parecida. Impotencia y humillacin. Rabia e indignacin contenidas. Pero, yo que he hecho? Por qu me detienen? Hay veces que niego mi identidad.

    Cristo aguanta impasible. Se identifica: Yo soy. Acusa a los que le detienen: vens a prenderme como si fuera un malhechor?; Qu acusacin tenis contra m?. Pide que dejen marchar a sus discpulos.

  • 5

    En ocasiones, nuestra actuacin es totalmente la contraria: somos nosotros quienes acusamos, delatamos e implicamos a otros, no asumimos la responsabilidad de nuestros actos.

    Seor, aydanos para no hundirnos cuando con nosotros cometan injusticia. Danos fuerza y valor para asumir nuestras propias responsabilidades.

    Segunda EstacinSegunda EstacinSegunda EstacinSegunda Estacin

    JESS ES INTERROGADO Y TORTURADO (Jn 18, 19-24, 29-36; 19, 1-3)

    El Sumo Sacerdote interrog a Jess sobre sus discpulos y su doctrina. Jess le respondi: He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se renen todos los judos, y no he hablado con nadie a ocultas. Por qu me lo preguntas? Pregunta a los que me han odo lo que he hablado; ya saben ellos lo que he dicho. Apenas dijo esto, uno de los guardias que all estaba, dio una bofetada a Jess, diciendo: As contestas al Sumo Sacerdote?. Jess le respondi: Si he hablado mal, prueba en qu; pero si he hablado bien por qu me pegas? (Jn 18,19-23)

    Sali entonces Pilatos fuera de donde estaban ellos y dijo:Qu acusacin trais contra este hombre?. Ellos le respondieron: Si este no fuera un malhechos, no te lo habramos entregado. Pilatos replic: Tomadle vosotros y juzgarlo segn vuestra Ley. Los judos replicaron: Nosotros no podemos matar a nadie. Entonces Pilatos entr de nuevo al Pretorio y, llamando a Jess le pregunt: Eres t el Rey de los Judos?. Respondi Jess: Dices eso por tu cuenta o es que otros te lo han dicho de m?. Pilatos respondi: Es qu yo soy judo?. Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a m. Qu has hecho?.Respondi Jess: Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mi gente hubiera combatido para que yo no fuese entregado a los judos; pero mi reino no es de aqu?. Entonces Pilatos le dijo: Luego tu eres rey?. Respondi Jess: S, como dices, soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz?. Le pregunt Pilatos: Qu es la verdad?. Y dicho esto, volvi a salir donde los judos y les dijo: Ningn delito encuentro yo en l. Pero es costumbre entre vosotros que se ponga en libertad a uno por Pascua. Queris, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judos?. Ellos volvieron a gritar diciendo: A ese, no; a Barrabs. Barrabs era un salteador.

    Pilatos, entonces tom a Jess y mand azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto color prpura; y, acercndose a l, le decan: Salve Rey de los judos. Y le daban bofetadas.

  • 6

    REFLEXION

    Qu mecanismos tan retorcidos utiliza el hombre, las instituciones para humillar y hacer sufrir!

    Jess fue utilizado como una marioneta entre el poder religioso y el poder civil. Acusaciones de delitos inexistentes, pruebas falsas, falsos testigos. Jess no tuvo un juicio justo, no tuvo ninguna garanta en su proceso. Todo fue una farsa, una pura comedia, tramado por los jefes religiosos de Israel. La sentencia ya la tenan dictada. Pilatos est lleno de buena voluntad y parece descubrir la inocencia de Jess, pero es cobarde y ambicioso, y cede ante las presiones de los Sumos Sacerdotes, del Sanedrn y dems jefes religiosos, que terminaron por manipular el juicio hasta conseguir su propsito: dar muerte a Jess, el Nazareno, por blasfemo.

    La tortura psicolgica del interrogatorio acab con una de las torturas fsicas ms crueles y mortales: los cuarenta latigazos. Cuntos mtodos inhumanos se emplean para sacar la verdad o hacer confesar al detenido! Cunta manipulacin sigue existiendo en la Administracin de Justicia, donde los pobres seguimos soportando toda la dureza y el peso de la ley! Cunta tortura psicolgica y malos tratos, desprecios, insultos, humillaciones y vejaciones tenemos que sufrir al paso de los distintos estamentos del sistema policial y judicial!

    Seor, contigo nos identificamos. Danos fuerzas para no desfallecer. T nos das ejemplo. Que no caigamos en la trampa de la provocacin, de responder con violencia. Que sepamos perdonar, que defendamos la verdad y nuestra dignidad. Que t seas nuestro sostn y nuestra liberacin.

    Tercera EstacinTercera EstacinTercera EstacinTercera Estacin

    JESS ES CONDENADO A MUERTE (Lc 23, 13-25)

    Pilatos convoc a los Sumos Sacerdotes, a los magistrados y al pueblo y les dijo: Me habis trado a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo lo he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. As que le castigar y le soltar. Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: Fuera se y sultanos a Barrabs!. Este haba sido encarcelado por un motn que hubo en la ciudad y por un asesinato.

    Pilatos les habl de nuevo, intentando librar a Jess, pero seguan gritando: Crucifcale, crucifcale!... Pilatos sentenci que se cumpliera su demanda. Solt, pues, al que haban pedido, el que estaba en la crcel por motn y asesinato, y a Jess, se lo entreg a su voluntad

  • 7

    REFLEXION

    Al igual que Jess es condenado, a nosotros tambin nos condenan a penas de crcel, a veces legales, pero no siempre justas. Pero nosotros tambin condenamos, nos condenamos unos a otros, juzgamos a nuestros compaeros.

    Nuestra sociedad sigue condenando a muerte a Jess, cada vez que muere un nio por hambre, enfermedad, abandono, guerras. Cada vez que una persona es vctima del terrorismo, de la violencia o de la guerra. Siempre que un nio no ve la luz a causa del aborto. Siempre que se condena injustamente a un hombre a la crcel.

    Y en esta sociedad estamos nosotros, que a la vez, somos vctimas y somos verdugos. Pues, en ocasiones, hacemos vctimas a otros, hacindoles sufrir innecesariamente. Y todo lo que hagamos con nuestros hermanos, se lo hacemos a Jess.

    Hagamos un propsito, no condenar a nadie, ayudar al que me necesite, perdonar al que me ofende y pedir perdn cuando yo ofenda a los dems.

    Pidamos a Jess, que muri condenado por nosotros, que nos d fuerzas para luchar por todas las personas condenadas, tacto en prisiones, como los que estn condenados a morir por hambre, por enfermedad, discriminacin social, discriminacin social, guerras o terrorismo.

    Cuarta EstacinCuarta EstacinCuarta EstacinCuarta Estacin

    JESS CARGA CON LA CRUZ (Mt 27, 27-31)

    Entonces dijo Jess a sus discpulos: Si alguno quiere venir detrs de mi, niguese a s mismo, tome su cruz y sgame. Porque quien quiere salvar su vida la perder, pero quien pierda su vida por mi, la encontrar. Pues de qu le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?. O qu puede dar el hombre a cambio de su vida? (Mt 16, 24-26)

    Y despus de haberse burlado de l, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle (Mt 27,31)

  • 8

    REFLEXION

    Cristo, amigo, ha llegado el momento de emprender la marcha. La cruz te espera. Los verdugos han preparado ya todo en el Glgota.

    Durante unos aos has recorrido el pas, siempre a pie, esparciendo, como buen sembrador, la semilla de tu Palabra.

    Ahora te queda por realizar el ltimo tramo, el ms difcil, pero el que ms ansiabas. Por eso levantas tus ojos nublaos el cielo y le dices a tu Padre una vez ms: HGASE TU VOLUNTAD. Holocaustos y sacrificios no quisiste, pero me has dado un cuerpo. He aqu que vengo para hacer tu voluntad. Y a continuacin cargas sin ofrecer resistencia, con la cruz que los hombres te ofrecemos. Como la cruz de nuestras rebeldas y miserias, de nuestra muerte y de nuestro egosmo. La cruz de nuestra falta de abnegacin, de nuestros caprichos y superficialidades, consumismo, comodidad, drogas, diversin.

    Era preciso que t la tomaras, pues nosotros la rehuimos constantemente.

    Aydame, Jess, amigo, a comprender todo el sufrimiento y las humillaciones que has consentido abrazando la cruz.

    Concdeme la gracia de seguirte toda mi vida, llevando mi propia cruz, sin protestar, sin desfallecer, sin murmurar, por pesada que sea. Porque no hay nada que yo desee con ms fuerza que el ser tu discpulo.

    T viste en esa cruz mi salvacin, y por eso la tomaste decididamente; que yo no retroceda nunca ante el sacrificio generoso por los dems.

    Amigo mo y Maestro mo, ensame a caminar siguiendo tus huellas. Si el camino es spero me animar pensando que t lo recorriste primero y me identificar con el rastro de tus pisadas.

    Junto a ti, quiero ofrecerme al Padre, con mi trabajo de cada da y mi oracin con mis sufrimientos y alegras, en reparacin de todos nuestros pecados y para que tu REINO VENGA. BENDITO Y ALABADO SEAS, AMIGO!

    Quinta EstacinQuinta EstacinQuinta EstacinQuinta Estacin

    EL CIRINEO AYUDA JESS A LLEVAR LA CRUZ (Hb 10, 33-35; Lc 23,26)

    Y obligaron a uno que pasaba, a Simn de Cirene, que volva del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz. Le conducen al lugar del Glgota, que traducido significa Calvario

  • 9

    REFLEXION

    Jess soporta con dificultad el peso de la cruz, ya ha cado ms de una vez de bruces contra el suelo. Sus fuerzas se agotan, poca sangre le queda ya en sus venas.

    A Simn, el de Cirene, le obligan a ayudar a Jess, pero no se resiste; comparte el peso de la cruz con Jess. No siempre es fcil encontrar cirineos en nuestra vida que ayuden, consuelen y compartan dolor y el sufrimiento de los hermanos. Nuestro mundo est marcado por las injusticias, el individualismo, insolidaridad y egocentrismo, donde cada uno va a lo suyo.

    Sin embargo, tambin hay personas que, solidarias y entregadas, cargan con la cruz de sus semejantes, que ayudan a soportar situaciones de dolor, soledad y abandono.

    Cada uno de nosotros, como Jess, caemos bajo el peso de nuestro sufrimiento, nos resulta difcil cargar con nuestra cruz. Pero, siempre, a nuestro lado, encontraremos un Cirineo que nos sostiene, nos alienta y nos da esperanza, que nos acompaa en el difcil camino de la crcel

    Tambin para m Jess es Cirineo. Me dice: venid a mi los que estis cansados y agobiados que yo os aliviar Cristo sufre conmigo el cautiverio, la esclavitud a la que me veo sometido. Cristo es mi libertador que me ayuda a superar las causas del mal que me aprisionan y me hace sufrir.

    Tambin Cristo me invita a que yo sea Cirineo para mis compaeros; que no solo me fije en lo grande que es mi cruz; el dolor compartido se sobrelleva mejor. Tengo que salir de mi egosmo para fijarme en el sufrimiento de los dems y aliviarle en su dolor.

    Seor, hoy te pido por los que no tienen ayuda de nadie, por los que sufren el abandono, la soledad y la indiferencia.

    Sexta EstacinSexta EstacinSexta EstacinSexta Estacin

    LAS CAIDAS DE JESS (Lc 22, 41-46; 2 Cor 4, 8-10)

    Y se apart de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de m de este cliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Entonces se le aparecieron ngeles del cielo que le confortaban. Y sumido en agona, insista an ms en la oracin. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caan a tierra (Lc22,41-46)

    Atribulados en todo, ms no aplastado; perplejos, ms no desesperados, perseguidos, ms no abandonados; derribados, ms no aniquilados. Llevamos siempre en nuestros cuerpos, por todas partes el morir de Jess, a fin de que tambin la vida de Jess se manifieste en nuestro cuerpo (2 Cor 4,8-10)

  • 10

    REFLEXION

    Contemplamos a Jess que cae una, dos, tres veces...

    JESS, el Hombre que es Dios, bajo la cruz.

    El hombre cado... En la calle, en el metro, en los pasillos de los hospitales, en las crceles, en la droga, en la cuneta de la vida. Y cae una y otra vez bajo el peso de su propia debilidad:

    * Heridas profundas, soledad * desprecio, opresin, explotacin.. * corrupcin, engao, soberbia, muerte... Y seguimos pisando al ms dbil.

    El hombre es vctima y verdugo al mismo tiempo. El hombre aplastado por su propia maldad.

    El hombre aplastado por la misma sociedad que le vio nacer. Para matar hay que tener veneno en el corazn, hay que estar muertos por dentro. Y el hombre mata: En los ltimos cuarenta aos, ms de cuarenta guerras. Cuntos millones de muertos por las calles! Y decimos: La droga mata! e intentamos rehabilitarnos, pero caemos mil veces. Hasta cundo seguiremos cayendo y siendo causa de que otros caigan!

    Seor, nos llamas a tomar conciencia de nuestras cadas y de las cadas de los dems.

    Nos invitas y nos urges a cambiar.

    Jess en el suelo: dame fuerzas para levantarme y ayudar a otros a levantarse. No nos dejes caer, Seor, en el fatalismo de la propia debilidad y de la insensibilidad. No dejes que se endurezca nuestra piel de hombres.

    Cambia, Seor, nuestro corazn de piedra por un corazn ms humano.

    Para que surja una ciudad nueva en un mundo de paz.

    Sptima EstacinSptima EstacinSptima EstacinSptima Estacin

    JESS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS. (Jn 19, 23-24)

    Los soldados, despus que crucificaron a Jess, tomaron sus vestiduras con las que hicieron cuatro lotes, uno para cada soldados, y la tnica. La tnica era sin costura, de una pieza, tejida de arriba abajo. Por eso se dijeron: No la rompamos, echemos a suertes a ver a quien le toca

  • 11

    REFLEXION

    A Jess le despojan de lo nico que le quedaba, sus vestidos y su honra. Se le expone a la vergenza pblica. Es una experiencia de humillacin y de desprecio por la dignidad humana. Y, para colmo, se reparten el botn, la tnica de una sola pieza hecha por las manos de su madre Mara. Ya no le queda nada a Jess. Slo y desnudado ante todos.

    Desde Jess, el hombre sigue siendo despojado de sus derechos ms sagrados e inviolables: la intimidad, la conciencia, la dignidad, la salud, la vida, la paz, la felicidad, la libertad. Se sigue humillando y despreciando al ser humano, especialmente al ms dbil.

    Nosotros, tambin, en ocasiones, sentimos y sufrimos los tratos humillantes e inhumanos a los que somos sometidos por el sistema policial, judicial o penitenciario. Somos despojados de nuestra intimidad y dignidad, expuestos a la observacin pblica. Qu poco significamos para la sociedad!

    Seor, t sabes cmo nos sentimos en estos momentos. T padeciste todo tipo de humillaciones. Pisotearon tu dignidad como persona y como Hijo de Dios. Pero aguantaste para llevar adelante la obra de la redencin. T nos enseaste a mantenernos firmes. Haznos fuertes frente a estas situaciones degradantes. Que no nos demos por vencidos.

    Te pedimos por los que siguen empleando mtodos insultantes para la dignidad del ser humano, ya sean instituciones o personas. Que se acabe para siempre tanto sufrimiento y tanta humillacin innecesaria. Que se humanicen las personas y las estructuras. Que se trate con respeto y dignidad a todos.

    Octava EstacinOctava EstacinOctava EstacinOctava Estacin

    JESS ES CLAVADO EN LA CRUZ (Mt 27, 33-37)

    Llegados a un lugar llamado Glgota, esto es Calvario, le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero l, despus de probarlo, no lo quiso beber. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos echando suertes. Y se quedaron all para custodiarle.

    Entonces sobre su cabeza pusieron escrito la causa de su condena: Este es Jess, el Rey de los judos

  • 12 REFLEXION

    Jess, por qu consentiste que te crucificaran? Qu escarnio hicieron contigo! Te escupieron, te hicieron burlas, te maltrataron y no formulaste ninguna queja, cuando t, con solo levantar un dedo, podas haberlo evitado. Pero todo lo aguantaste por todos nosotros, los pecadores. Pero an quedaba, en tu pasin, la ms cruel e infamante de las torturas que un ser humano poda soportar: te clavaron en un madero, te torturaron y te desgarraron. Sin embargo, t los perdonaste a todos.

    Por eso, Jess, dame esa fuerza para llevar la carga, aqu, en la prisin y te pido por todos los compaeros presos para que juntos podamos sobrellevar este dolor.

    Todava hoy, Seor, siguen crucificando a tus hijos. A unos justamente, a otros injustamente. Pero la justicia de los hombres no tiene nada que ver con tu justicia. T prefieres la misericordia y el perdn, la indulgencia y el indulto a la severidad de la ley, a la ejecucin de la sentencia.

    Acurdate, Seor, de todos los crucificados de la tierra, especialmente, de los ms inocentes, de los pobres indefensos, a los que nadie defiende y nadie se acuerda de ellos.

    LAS LLAGAS DEL HOMBRE DE HOY

    1. La llaga negra del racismo y la xenofobia. Jess extendi los brazos para alcanzar a todos los hombres, derribando los muros que los separaban. La cruz de Cristo ha borrado todas las distancias y ha integrado todas las diferencias. No podemos seguir dando ms golpes en los brazos solidarios del Seor. Todos vosotros sois uno en Cristo Jess. Despus de Cristo todo hombre es mi hermano.

    2. La llaga sangrante de la violencia, la enfermedad y el deterioro de la vida. Jess muri para que tengamos vida. Resucit para que sembrramos vida. Pero seguimos sembrando violencia y muerte. Cristo nos pide tener misericordia del cado, acercarnos al marginado, fortalecer a los dbiles, proteger al desvalido.

    3. La llaga enorme del subdesarrollo. Infinidad de llagas abiertas en los pueblos del Tercer Mundo: hambre, mortandad, incultura, esclavitud, despotismo, inseguridad, paro, pobreza, etc. No son desgracias naturales. Todo es producto del egosmo, injusticia e insolidaridad. Cristo sigue siendo despojado, desnudado y azotado, sigue gritando su sed y recibiendo heridas en todo su cuerpo.

    4. La llaga creciente del desempleo. Las manos de Cristo, cosidas al madero, ya no podan crear. Sus manos liberadoras ya no podan curar enfermos, partir el pan, acariciar a los nios o lavar los pies a los amigos. Sus pies clavados ya no podan acudir a la llamada del necesitado. Hoy se sigue atando los pies y las manos a tantas personas que ya no pueden crear ni servir. Personas sin oportunidades, condenadas a la desesperanza, al envejecimiento prematuro.

    5. La llaga de la vejez abandonada. Cristo muri joven, pero lo haba dado todo, miraba con ternura a los ancianos que haban desgastado su vida por los dems. Nosotros no estimamos a los viejos, no les aguantamos. Son un estorbo. Ellos se mueren de soledad y de fro.

  • 13

    Jess besamos tus llagas. En ellas queremos meter nuestras manos vacilantes. Aviva nuestra fe, que te confesemos como nuestro Seor y como Dios. Enciende nuestro amor, para que sepamos compartir el sufrimiento de tus llagas. Danos generosidad para que podamos aliviar tus dolores en las llagas de nuestros hermanos que sufren.

    Novena EstacinNovena EstacinNovena EstacinNovena Estacin

    JESS NOS DA A SU MADRE (Jn 19, 25-27)

    Junto a la cruz de Jess, estaban su Madre, Mara, la hermana de su Madre, Mara, la mujer de Cleofs, y Mara Magdalena. Jess, viendo a su madres y junto a ella el discpulo a quien amaba, dice a su madre: Madre, ah tienes a tu hijo?. Luego, dirigindose al discpulo: Ah tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discpulo la acogi en su casa.

    REFLEXION

    Ya antes de nacer mi hijo y das despus de su nacimiento, conoc la noche de la duda, de la fe, pero nunca cre que la noche fuera tan profunda. Ahora es terrible; parece como si no viese ninguna ventana con luz. Solo puedo cerrar los ojos, entrar en la cuesta arriba.

    Qu queda de todo aquello? Eso es ser una madre? Perderlo todo? Por qu se ha de salvar siempre con sangre? Por qu los inocentes deben pagar por los culpables? Por qu le ha tocado a mi hijo sufrir y morir? Ayer en el Calvario estaba ms en mi seno que en Jerusaln, clavaban dentro de

    m, martilleaban dentro. Era mi segundo parto, ms doloroso que el primero. Despus de muerto volvi a pertenecerme. Quitando espinas, sangre, barro, fui reconquistando su Cuerpo; y, si cerraba los ojos, le hallaba como entre sueos.

    Cuando la losa fue rodada y cubri el sepulcro no hubo, -como en Beln- ni ngeles, ni cantos, ni pastores, no se oy la voz del Padre. En mis odos solamente resonaban los latigazos, los martillazos, las carcajadas...

    Ahora ha vuelto la calma, ya veo brillar la luz de la esperanza en medio de esta noche tan profunda. No me queda nada ms que esperar.

    Pienso en mis hijos que estn en la duda, en la noche de la fe. Quisiera decirles que creyeran a pesar de todo, que esperasen a pesar de todo.

    l vendr porque lo dijo, y estar con todos nosotros para siempre.

    nimo hijos. A la sombra del dolor sigue siempre la luz de la esperanza.

  • 14

    Oracin Madre, Mara. Gracias porque sabes sufrir. Gracias porque sabes afrontar la

    noche de la duda. Gracias porque sabes esperar. T sers la luz en nuestras dudas, en medio de las vacilaciones de nuestra fe, en nuestra noche. Los nimos que tu nos das no los olvidaremos cuando nos llegue la hora. Recordaremos en todo momento que a la sombra del dolor sigue siempre la luz de la esperanza.

    Dcima EstacinDcima EstacinDcima EstacinDcima Estacin

    JESS ES ABANDONADO POR TODOS (Mt 26,56; Mc 14, 27-31)

    Prendieron a Jess. Entonces los discpulos le abandonaron todos y huyeron

    Jess les dice: Todos os vais a escandalizar, ya que est escrito: Herir al pastor y las ovejas se dispersarn Pero despus de mi resurreccin ir por delante de vosotros a Galilea, Entonces Pedro le dijo: Aunque todos te abandonen, yo no. Jess le contesta: Yo te aseguro que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tu me habrs negado tres Pero l, insista: Aunque tenga que morir contigo, yo no te negar. Lo mismo decan tambin todos.

    REFLEXION

    Los discpulos abandonaron a Jess porque dudaron de su fe y de toda la verdad que haban credo en un principio. Todos lo abandonaron por miedo.

    La primera vez que me sent como Jess fue la primera vez que me metieron en Comisara, durante tres das, siendo todava demasiado joven. Me he sentido abandonado por todos, por mi familia, por mis amigos, mi novia... pero nunca por Jesucristo. A l le he sentido siempre como amigo y ha sido siempre mi gran apoyo.

    Me siento como el ladrn que crucificaron junto a Jess. El ladrn le pidi a Jess que se acordase de l y Jess le bendijo.

    Dios mo, ten piedad de tus hijos y aydanos a superar todos los baches porque somos muy dbiles y necesitamos de tu amor para seguir adelante.

    Dios mo, gracias te damos, por tu muerte por nosotros. Amen.

    TESTIMONIO

    Estoy aqu, para contar, como yo he vivido en mi piel, esta estacin del Va Crucis. Ha sido una experiencia dolorosa, que me ha destrozado por dentro, en lo ms

  • 15 profundo de mi alma y crea que se haba derrumbado el mundo, al sentirme traicionado por la persona ms importante de mi vida, o al menos as lo crea en aquellos momentos, ya que haba depositado en ella toda la confianza y a quien haba abierto mi corazn.

    Ella se llamaba Antonia y nos conocimos en el ao 1989 cuando estbamos los dos en tercer grado en Italia. Lo nuestro fue un flechazo, el unir dos vidas que buscaban mutuo cario, calor y el deseo de formar una familia y vivir legalmente.

    Montamos una actividad lcita y todo nos iba bastante bien, hasta que la polica empez a presionarnos de tal manera, que la tensin creada nos llev en mayo de 1992 a vender todo y venirnos a Espaa y comenzar nuevamente, trabajando, hasta habituarnos al nuevo ambiente, conocer la situacin laboral y estudiar la posibilidad de abrir algo por nuestra cuenta.

    En enero de 1993 abrimos una pizzera en la Costa, pero el sueo solo dur hasta agosto del mismo ao, ya que el da 10 del mismo mes, me arrestaron como sospechoso de 23 atracos en la Costa del Sol,

    El abogado nos enga y se llev mucho dinero sin entregar una documentacin sumamente importante que habra demostrado mi inocencia en los atracos.

    Antonia haca todo lo posible, pero estaba sola y yo me pona cada da mas nervioso y, en consecuencia, le reprochaba constantemente que no se interesaba lo suficiente por mi situacin.

    Al mismo tiempo, ayud a un Judas que al salir de aqu, enganch a Antonia en la coca y con mentiras y engaos la convenci a que me dejara y que juntos siguieran con el negocio y vivieron juntos.

    Por muchos meses solo alimentaba el ansia de venganza y esto me dur mucho tiempo, hasta que por estas cosas del destino, entr en mi vida Maribel, una mujer que est enamorada de m y con la que tengo la convivencia y que me ha dado la fuerza de seguir adelante, dndome la seguridad de superar todo esto, nuevas esperanzas y renovando mi fe en el futuro.

    Por cierto, si nos paramos a reflexionar, en cada Estacin del Va Crucis, encontramos experiencias vividas, aunque la mayora de las veces, nuestra reaccin es muy distinta a la de Jess. Yo estoy convencido, que si tenemos un modo de actuar correcto con nuestra conciencia y en lo que nos han enseado las varias experiencias, por cuantas veces nos puedan crucificar en esta vida, estaremos siempre a la izquierda de Jess y entraremos en la luz una vez terminada de cumplir nuestra misin en la tierra. Que mis augurios sean para todos vosotros, para que encontris esa luz, esa esperanza de conseguir, luchando, lo mejor para vosotros y para vuestros seres queridos.

  • 16

    Undcima EstacinUndcima EstacinUndcima EstacinUndcima Estacin

    JESS PERDONA A SUS ENEMIGOS (Lc 23, 34; 6, 27-31)

    Pero yo os digo a los que me escuchis: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldicen, rogad por los que os maltraten. Al que te hiera en la mejilla, presntale tambin la otra, y al que te quite el manto, no lo niegues la tnica. Lo que queris que los hombres os hagan, hacdselo vosotros igualmente (Lc 6, 27-31)

    Jess deca: Padre, perdnales porque no saben lo que hacen

    REFLEXION

    A todos nos gustara que nos hubiesen perdonado todo. Pero cuando nos toca a nosotros perdonar, es ms difcil, la cosa cambia.

    Qu me han hecho a m? Me han herido, lo mismo que a mi familia, pero yo no responder con odio ni sentimientos de venganza, que slo me perjudicara a mi mismo; pondr la otra mejilla, sabiendo que Jess la puso por mi. Me han quitado la libertad y me declaran antisocial condenndome a una pena injusta. Pero de qu me quejo? A Jess le condenaron injustamente a muerte y pidi a Dios Padre que los perdonara, que no tomara en cuenta lo que estaban haciendo con l. Jess les disculp, no saben lo que hacen.

    Cristo sabe perdonar y am a sus enemigos. S que nos es fcil. Pero si no somos capaces de amar en estas circunstancias de prisin, difcilmente lo podremos hacer despus. El perdn es el sello del cristiano.

    Ser cristiano consiste en saber perdonar como Dios nos perdon en Jess, en que amamos sin haber sido amados, que oramos y pedimos por los que nos calumnian y que an hacemos el bien a los que nos odian, porque es el arma ms eficaz para ganarlos para Dios. Tratemos a los dems como queremos que ellos nos traten.

    Dios del Amor, escucha nuestra oracin tenemos necesidad de perdonar y ser perdonados, de amar y ser amados. No nos dejes caer en la tentacin del ojo por ojo y diente por diente. Yo perdono a todos los que me hirieron y me quitaron la libertad. En su fallo no se lo tengas en cuenta y aydame a sacar provecho de ello. Que en nuestro actuar favorezcamos lo que contribuye a crear armona, justicia y paz.

  • 17

    Duodcima EstacinDuodcima EstacinDuodcima EstacinDuodcima Estacin

    CRUCIFICADO ENTRE MALHECHORES (Lc 23,32, 39-42)

    Llevaban, adems, a otros dos malhechores, para ejecutarlos con l,

    Uno de los malhechores colgados le insultaba: No eres t el Cristo?. Pues slvate a ti y a nosotros. Pero el otro le reprendi diciendo: Es que no temes a Dios, tu que sufres su misma condena? Y nosotros con razn, porque nos lo hemos merecido con nuestros actos; en cambio, ste nada malo ha hecho. Y deca: Jess,

    acurdate de mi cuando vayas a tu reino. Jess le dijo: Yo te aseguro: hoy estars conmigo en el Paraso

    REFLEXION

    La justicia de los hombres le haba condenado y ellos mismos aceptaron su culpabilidad. Pero el buen ladrn, pidi clemencia y Jess le abri las puertas del cielo. Fue el ltimo acto de Jess en la tierra. Su ltimo acto fue de misericordia, la gran leccin de Cristo, la doctrina final fue la clemencia.

    Es la clemencia, la clemencia ciega, de fe en el hombre, en el buen ladrn. Debemos ver aqu a la humanidad y seguir su ejemplo.

    ORACIN

    Seor haznos misericordiosos, que el ejemplo de la clemencia nos ayude a perdonar y comprender. Haznos misericordiosos para que podamos merecer tu misericordia.

    Decimotercera EstacinDecimotercera EstacinDecimotercera EstacinDecimotercera Estacin

    JESS SE ENCOMIENDA AL PADRE (Lc 2, 39-44; Mt 27,46; Lc 23, 45-46)

    Entonces va Jess con ellos a una propiedad llamada Getseman, y dijo a sus discpulos: Sentaos aqu, mientras voy a all a orar. Comenz a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: Mi alma est triste, hasta el punto de morir; quedaos aqu, y velad conmigo Y adelantndose un poco, cay rostro en tierra y suplicaba as: Padre mo, si es posible, que pase de mi este cliz, pero que no sea como yo quiero, sino como quieres T (Mt 26, 36-39)

  • 18

    Y alrededor de la hora nona clam Jess con voz fuerte: Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

    Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, la oscuridad cay sobre toda la tierra hasta la hora nona, el velo del templo se rasg por medio y Jess, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos pongo mi espritu. Y dicho esto, expir

    REFLEXION

    Jess se encomienda al Padre, se aferra a l con tesn. Dios mo! por qu me abandonas? Haz que pase pronto mi dolor.

    Gotas de sangre sudaste, siendo t el Hijo de Dios. En el Huerto de los Olivos lloraste y pediste por nosotros perdn.

    Fuiste preso y azotado, escupido y maltratado y crucificado en la cruz. Jess, dame esa fuerza tuya que quiero ser como t.

    Jess, con todo lo que sufriste al final tuvo su premio con tu muerte pagaste la fianza de todos nosotros, los presos.

    Resucitaste de entre los muertos, Qu gran milagro, Seor! Resucita t mi conciencia, de este siervo pecador.

    Pero siempre nos queda la esperanza, a todos los que estamos presos, para decirle al Seor, tu Padre, Dios mo!, en tus manos me encomiendo.

  • 19

    Decimocuarta EstacinDecimocuarta EstacinDecimocuarta EstacinDecimocuarta Estacin

    JESS MUERE (Mt 27, 50. 57-61)

    Jess, entonces, dando un fuerte grito, exhal el espritu.

    Al atardecer vino un hombre rico de Arimatea, llamado Jos, que se haba hecho tambin discpulo de Jess. Se present a Pilatos y le pidi el cuerpo de Jess. Entonces Pilatos dio la orden de que se lo entregase. Y Jos tom el cuerpo, lo envolvi en una sbana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo que haba hecho excavar en la roca; luego hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue. Estaban all Mara Magdalena y la otra Mara, sentadas frente al sepulcro

    REFLEXION

    Jos tom el cuerpo, lo envolvi en una sbana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo que hecho excavar en la roca, luego hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro, y se fue.

    Jess, a pesar de su divinidad, fue sepultado en un sepulcro excavado en la roca, igual nosotros nos hemos visto en la muerte y la soledad de nuestra condena.

    Dice el Evangelio que Jos de Arimatea, cerr el sepulcro y se fue. Esa es la misma sensacin de abandono y de soledad que nos inund cuando entramos en la prisin, pero al igual que Jess, con cuyo espritu no pudo el sepulcro, tambin nosotros, mantenemos la esperanza y nuestro espritu libre, a pesar de nuestra situacin.

    ORACIN

    Seor, al igual que t resucitaste, a pesar de la dureza de tu sepulcro y resucitaste de la soledad, haz que nosotros encontremos en ti, el consuelo y la esperanza, por encima de nuestra situacin.

  • 20

    Decimoquinta EstacinDecimoquinta EstacinDecimoquinta EstacinDecimoquinta Estacin (1) JESS HA RESUCITADO

    (Mt 28, 1-8)

    Pasado el sbado, al alborear el primer da de la semana, Mara Magdalena y la otra Mara, fueron a ver el Sepulcro. De pronto hubo un gran temblor. El ngel del Seor baj del cielo, rod la piedra del sepulcro y se sent en ella. Su aspecto era como el del relmpago y su vestido blanco como la nieve. Al verlo, los guardias se pusieron a templar y quedaron como muertos. Pero el ngel se dirigi a las mujeres y les dijo: Vosotras no temis, s que estis buscando a Jess, el crucificado. No est aqu, ha resucitado como dijo. Venid a ver el sitio donde yaca. Id enseguida a decir a sus discpulos: Ha resucitado de entre los muertos y va delante de vosotros a Galilea; all lo encontraris. Eso es todo

    Ellas salieron a toda prisa del sepulcro y, con temor, pero con mucha alegra, corrieron a llevar la noticia a los discpulos. Jess sali a su encuentro y las salud. Ellas se acercaron, se echaron a sus pies y le adoraron. Entonces, Jess dijo: No temis, id a decir a mis hermanos que vayan a Galileo, all me vern

    REFLEXION

    Ni los sufrimientos, ni la tortura, ni el apresamiento, ni la crcel, ni el interrogatorio, ni la condena a muerte, ni las torturas, ni la misma muerte, son el final. Todo eso fue un proceso de liberacin, de salvacin y de vida. A la luz de Jess el dolor y la muerte tienen sentido.

    Qu gozo comprobar que Cristo vive, que ha resucitado. Libre, al fin, de la muere. Con qu alegra recibimos la noticia de nuestra libertad. Todo nuestro ser se transforma. Quedan atrs los malos tragos pasados, los sufrimientos y las humillaciones, las angustias y las lgrimas contenidas. En ese momento respiras un aire nuevo de libertad y quieres olvidar esa pgina triste de tu historia.

    Con Jess tambin nosotros queremos resucitar, ser hombres nuevos, llenos de esperanza, capaces de vivir una nueva vida.

    Seor, que tu resurreccin nos alcance, nos devuelva la vida. No todo est acabado, yo no estoy acabado, porque, t, Seor, eres mi Salvador, mi Libertador.

  • 21

    Decimoquinta EstacinDecimoquinta EstacinDecimoquinta EstacinDecimoquinta Estacin (2) LA RESURRECCIN DE CRISTO

    En la anterior Estacin de este Va crucis hemos contemplado la muerte de Jess. Para muchos, todo ha terminado. Ya ha dado muerte al que es la Vida.

    Nosotros, los presos, desde aqu y desde nuestra fe, creemos esto como algo imposible. Si Cristo ha muerto, si Dios ha muerto, qu hacemos nosotros aqu? Para qu tanto sufrir? Para qu tanto chabolo, tanta cunda..., tanto aguantar? Si todo va a terminar como piensan muchos que termin para Jess, que acabe cuanto antes. No vale la pena seguir sufriendo para morir aqu dentro, par desde aqu ver morir poco a poco a nuestra familia fuera. No vale la pena; estoy convencido.

    Pero Jess no ha muerto, amigos. Convenceos. Jess vive. Jess estaba muerto en nosotros y para nosotros, antes, cuando estbamos en la calle. Cuando creamos tener libertad era precisamente cuando ramos esclavos, bamos muriendo.

    Hoy todos los que estamos celebrando en Va Crucis, creemos que Cristo vive. Y vive en nosotros, y vive en el voluntariado y vive en la gente que nos quiere aunque nos haga sufrir. Y vive en nuestra familia. Y nos acompaa siempre.

    Cristo vive! Y porque est vivo no perdemos la esperanza. Cristo vive en nosotros porque hemos renunciado al mal. Est vivo porque hemos resucitado al amor.

    Esta es la gran noticia que os quiero dar, compaeros: que Jess ha resucitado. Lo nico que hacer ahora y desde ahora y para siempre, en prisin o en libertad, es abrir nuestras vidas a esta presencia de Jess. El quiere decirnos algo, quiere decirnos que no temamos, quiere darnos nimos, quiere darnos su paz, quiere ser nuestra luz, quiere entrar en nuestras vidas para cambiarlas.

    brete a Cristo! brete a tu hermano! brete a la luz, quiere entrar en nuestras vidas para cambiarlas!

    Puede que vuelva a nosotros la noche, la oscuridad. Pero no pierdas la fe. No mires hacia atrs en donde solo vas a ver sombras... Mira hacia delante en donde est la luz. All, al fondo, a lo lejos, esta l, te espera l, te llama l.

    Cristo no ha muerto. Cristo vive y nosotros, t y yo, somos testigos de la resurreccin de Cristo porque nos queremos

  • 22

  • 23

    TESTIMONIO 1

    MI TESTIMONIO

    Puedo sentir cmo su paz inund mi alma. Miro y contemplo qu grande es el Amor del Padre. Deposito en Dios todas mis ansiedades y preocupaciones. Porque l nunca dejar de cuidar de mis seres queridos.

    Yo he aprendido que no hay que pagar MAL por MAL. DIOS es quien me da la fortaleza necesaria para hacer el Bien. Yo procuro estar dispuesta a escuchar siempre... Quiero hablar poco de m y mirarme lo menos posible. No quiero que nadie me impida hacer lo que es justo ante DIOS.

    Muchas personas, se encuentran dentro y fuera de la prisin siendo esclavas de una vida de miseria, sin Esperanza y sin Fe. Esto es lo peor que nos puede pasar y busco a Dios con fuerza Y s que est en lo ms profundo de mi corazn.

    Tambin s que nunca ser defraudada por Ti, buen Dios. En las circunstancias adversas s que puedo contar contigo. Gracias, Padre, ahora s que mi estancia aqu en prisin, me ha acercado ms y ms a Ti.

    Nuevamente gracias, Jess, por mostrarme tu camino. Gracias, gracias porque s que me amas como hija nica, por querer quedarte con nosotros, compartiendo tu Amor, por dar tu vida en la Cruz por todos.

    Muchos ven a Jess como un nico camino en el cielo, como la solucin a los problemas espirituales. Pero no ven que T eres la salvacin del hombre. Jess, no s lo que la gente dice de Ti, lo que te hace diferente, sino lo que tu dices de Ti mismo, y lo que Dios ha dicho de Ti. Eso es lo que te hace diferente (Tu Amor gratuito a todos)

  • 24

    Testimonio 2

    LA ESPERANZA DEL CAMBIO

    Es Semana Santa. Este ao no la ver pues he perdido la oportunidad por encontrarme privada de libertad. Desde aqu, dentro de la crcel, intentar vivirla y celebrarla como me ensearon desde pequeita.

    Pienso en Jess y me veo reflejada en l: Dios tambin estuvo preso. Y pidi agua para beber y le dieron vinagre: Son los tragos amargos que muchos de nosotros hemos probado...!

    Bebemos vinagre cuando perdemos a nuestros seres queridos, cuando nos separamos de nuestros hijos... Como madres lloramos ante la perdida y la impotencia, y tenemos que bebernos nuestras propias lgrimas. Algunas por un tiempo, otras... para el resto de su existencia.

    Pero no todo est perdido, por muy oscuras que sean nuestras celdas siempre esperamos un rayito de sol que ilumine nuestros das... LA ESPERANZA DEL CAMBIO, y de la reinsercin, donde tengamos una nueva oportunidad: la de ser personas, y podamos recuperar lo que hemos perdido.

    Algn da se abrirn las puertas y recuperaremos nuestra libertad. La muerte del Hijo de Dios, Jess, nos anima a esperar: no estamos sufriendo solas. l pas todo aquello por nosotros y nos ANIMA a esperar, y a caminar hasta alcanzar esa paz que necesitamos para llegar a vivir en libertad. Lo esperamos con la ayuda de Dios.

  • 25

    Testimonio 3

    DESDE LA BONDAD DE DIOS

    Quiero llegar hasta Ti desde la humildad que me ha impuesto la vida. Quiero demostrarte con actos que mi interior ha cambiado. Que los sufrimientos y tus enseanzas me han tocado el corazn.

    Necesito amar tu mundo, y sentirme llena de paz y de tu amor! Fundirme en tu esplendor y recrearme en tu bondad, sentir que mi vida tiene un motivo y que mi corazn est dispuesto para Ti.

    Aydame a calmar la ira que siento ante este mundo intolerante. A aceptar con resignacin la angustia de esta soledad impuesta Y a perderme en tu infinita compasin.

    Aydame con tu gracia, Padre, a aceptar que la vida tiene un sentido solo porque T ests en mi interior.

    Haz que estos tu hijos comprendan que este mundo que T has creado con tanto amor y bondad pueda ser un mundo libre de miserias, de llanto y guerras.

    Aydanos para que esos nios que empiezan a crecer tengan la esperanza de sentir tu corazn de Padre.

    Y entonces, cuando rendidos ofrezcan su corazn T podrs tocarlos con el resplandor de tu inmenso Amor.

  • 26

    Testimonio 4

    REFLEXION DE UNA MUJER PRESA

    Hoy quiero dedicar desde esta triste crcel, mis palabras que confirman que no pierdo la esperanza de que estos muros conmigo no podrn y lo voy a demostrar. Est entrando el mes de abril y aqu los das son tristes, a veces no sale el sol, pero mi cuerpo resiste.

    Aunque no est al lado de los mos, pienso en positivo y pienso que estoy al lado de ellos con todo mi ser: mi alma con ellos est y la distancia no har que por mis sufrimientos caigan olvidados: estn en lo profundo de mi ser.

    Vivo alejada del mundanal ruido y voy dando vueltas y ms vueltas sin parar por este patio maldito, en busca de mi ansiada LIBERTAD.

    A mi triste celda lleg la soledad, una soledad tan maldita que no consigo arrojar.

    En este silencio tan grande a DIOS le pido llorando una y otra vez que tenga compasin de esta su HIJA... Necesito fuerzas para continuar y poder seguir aguantando dentro de estos muros. Que pueda salir sin que me marquen demasiado.

    En esta reflexin siento muchas cosas. Siento una gran angustia que me est ahogando y la mayora de las

    veces me siento muy triste, me siento ahogar en mi propia soledad, angustias, impotencia ante las injusticias, ante los silencios incomprensibles.

    No quiero sufrir, pero sufro; he de decir lo que necesito: necesito mucho los besos de los mos. Yo lo guardo dentro de m, callo y solo Dios es quien sabe de mi silencio. Soledad, inquietud ma, necesito el cario de todos, la comprensin, cada palabra de ellos, necesito su presencia, los recuerdos que mantengo de cada uno de ellos. Y lo necesito para poder resistir.

    No s lo que siento en este momento! Lo que siento es algo que no s explicar, es doloroso pero al mismo

    tiempo precioso, porque tengo paz... Es todo eso, mucho ms, mil cosas ms; pero todo eso en silencio lo

    afronto con fuerza e intento vivir, al menos aqu, confiando que T, buen Dios y Padre de todos, no me abandonas, porque me proteges siempre con Amor.

  • 27

    Testimonio 5

    EN TUS MANOS DE PADRE

    Jess desde la cruz tambin sinti la necesidad de gritar: PADRE, me pongo en tus manos. Yo tambin siento, Padre por qu me siento tan sola? Ser que vivo sin FE y ESPERANZA

    Y me pregunto donde est la fuerza que necesito para poder seguir llevando la pesada carga de mis obligaciones. Y me pregunto qu sentido tendr todo mi esfuerzo, y mi vida, si lo he perdido todo, empezando por la LIBERTAD. Qu hay tras este sufrimiento?

    Jess, hoy quiero ponerme bajo la intercesin de tu MADRE Y MADRE NUESTRA, MADRE DE TODOS.

    Madre, habla t con l, dile que despus de muchos tropezones por mi vida, creo que he tocado fondo, aydame a poder ser digna de nuestro Padre Dios.

    Padre: al tocar fondo he sentido que mi Fe se desvaneca ms y ms, la Esperanza no puedo encontrarla y grito muy fuerte porque presiento la muerte de mi espritu. Ms si T me fallas, a dnde podr ir?

    Padre, s, ests vivo. T eres la Esperanza, la Verdad. T eres mi fuerza para poder seguir, y la de mis hermanos.

    Yo te ruego por m y por todas las mujeres que, como yo, intentamos encontrar algo de luz en el caminar de cada da.

    Gracias por habernos dado a MARIA: MADRE de todos

  • 28

    Testimonio 6

    EL PADRE QUE SIEMPRE ESPERA

    Hoy me encuentro entre rejas y muros, porque he pecado. S que esto es una prueba en la que puedo ver mis verdaderos sentimientos hacia Ti. Hay momentos en que me siento vaca, que me falta la esperanza y a fe. Siento entonces que me has abandonado. Tambin hay momentos en que me siento que soy yo quien se alejado se Ti. Pero T nunca me guardas rencor porque me tienes siempre en tu corazn. T eres el Padre que siempre nos est esperando. S que siempre ests a mi lado para guiarme en mi camino. Hay veces que ese camino tiene mucha dificultad. Pero T, Padre, siempre ests, y nunca me fallas. Me das la oportunidad de volver a Ti y unirme contigo, siempre ests esperando que yo te abra para que puedas entrar en mi corazn. T me ests esperando para darme todas las fuerzas que necesite. T esperas que yo pueda enfrentar mis dudas y ests ah para iluminar mi camino.

    En esta Semana Santa siento todo el dolor que tuviste que sufrir. Con ello borraste nuestros pecados; son das muy tristes y dolorosos. Tuviste que morir crucificado, pero tu Cruz fue por Amor. Hoy tengo una cruz que llevar, y tambin es una cruz de amor. No es la cruz de estas rejas y muros, sino la cruz que lleva mi familia. Ellos estn sufriendo por m. Ellos son inocentes, pero me quieren. Por eso estn cargando con la Cruz ma y esto es lo que ms me duele. Yo nunca pierdo la esperanza, pues soy fuerte. Quiero enfrentar todas las consecuencias que me esperan. Tengo que pasar por esto, pero s que siempre hay una nueva oportunidad. Espero realizar una nueva vida con mi familia.

  • 29

    Testimonio 7

    ORACIN

    Padre mo, cuntas cosas quisiera decir y qu pocas me vienen a la mente cuando desde mi celda, abierto mi corazn, llena mi alma de tu bendita influencia, desprovisto de flaquezas y borrado de m el pernicioso orgullo, deseo hablarte. Qu jactancia por mi parte pretender estar entre los elegidos! Quin soy yo? Qu derechos me asisten? Qu mritos tengo si slo me acuerdo de Ti en mis momentos de infortunio?

    He derrochado durante mi vida las monedas que me encomendase y ayer an tuve la osada de rebelarme contra Ti. Si la ofuscacin es una ofensa, humildemente, pido tu perdn.

    Me rebelo contra la injusticia de los hombres yo, que sin haber hecho nada meritorio a tus ojos, no me he parado a pensar lo que T sufriste hasta ser crucificado.

    Aydame, Seor, para ser el ltimo, ya que carezco de mritos para ser de los primeros que sigan tus pasos. Acptame en tu rebao como la oveja perdida que quiere volver a tu redil y no permitas, Seor, que pueda salir de l.

    An al leer esta carta, Seor, me asalta una tremenda duda. Es sta una falsa humildad? Soy sincero conmigo mismo? Estoy intentando engaarte para obtener tus favores?

    Sinceramente y desde lo ms profundo de mi alma confieso que no lo s. T si lo sabes; luego si soy sincero estar en el buen camino y si no lo soy, aydame a entrar en l y que la prueba a la que me sometes me sirva para ser grato tus ojos y de penitencia ara el perdn de mis pecados.

    Saca de m el odio y el resentimiento, no permitas que caiga en la desesperacin y dame fuerzas, Seor, para alabar da a da tu Santo Nombre.

    Ayuda a mi familia, Seor; que no sufran por mi ausencia y nenos ms de lo que estamos para que nuestra felicidad terrenal se mantenga mientras vivamos. No permitas, Seor, su desesperacin y protgelos a ellos y a m de nuestros enemigos, lbrales de todo mal y que mi penitencia sirva tambin para acercarlos ms a Ti.

  • 30

    Cuida de mis hijos, Seor, y que ellos que tienen toda una vida por delante, que les sirva para seguir tu Santa Palabra.

    Gracias, Seor, por cuantos verdaderos amigos me has mostrado que tengo. Tus bendiciones para ellos.

    Para los que me han ofendido tu perdn, Seor; (perdona mis ofensas as como yo perdono a los que me ofenden). Y hgase tu voluntad, pero si lo crees conveniente no me hagas apurar este amargo cliz hasta su ltima gota.

    Oracin al Seor que hago desde mi celda de Alhaurn el da 14 de febrero de 2001.

  • 31

    Testimonio 8

    CARTA A DIOS

    Hoy Padre, Seor de todos nosotros! me dirijo a Ti, con mi mayor fe y con mi mximo deseo para pedirte a gritos:

    Por favor aydame! para pedirte a gritos la libertad de un ser que sufre para defender una causa cruel e injusta en la que yo hoy, con orgullo y coraje, ando metida.

    Te pido libertad porque me siento esclava me siento esclava de todo tipo de amenazas, me siento esclava de todo tipo de humillaciones, me siento esclava de ver tanta crueldad entre nosotras mismas. me siento esclava de ver que pocos seres humanos estn entre nosotros. Me siento esclava al ver que T queras libertad para que hubiese paz

    entre nosotros y nos abrazramos como hermanos y yo me siento, a veces, ante una soledad inmensa, cruel y fra como el hielo del ocano.

    No s de que manera podr construir un deseo que T, mi Dios soaste para todos nosotros, pero s que a mi lado ests, s que me persigues, que te encuentras junto a m. S que sola no estar mientras t, mi Dios divino me acompaes a todas partes. Cada maana al despertarme miro a travs de la ventana y digo con un grito al aire:

    Dios mo, aydame! Dios mo, dame fuerzas para poder soportar esta pena que me pesa,

    esta angustia que me ahoga, sin tener necesidad! Dios mo! No pierdo la esperanza y a ti te prometo que estos muros

    conmigo no podrn, me darn fuerzas, porque mi deseo es luchar.

    Luchar por la igualdad de los derechos humanos! Luchar contra las injusticias! Luchar por la paz! Luchar contra las angustias que se viven aqu dentro! Luchar contra las impotencias de los silencios! Luchar por los incomprensibles!

    Seor, las ltimas palabras que tu Hijo dijo en la cruz fueron: Padre, perdnales porque no saben lo que hacen.

    Yo te pido que las perdones a ellas, porque no saben lo que hacen.

  • 32

    Hoy miro y contemplo, deposito en Ti, todas mis ansiedades, preocupaciones e incluso he llegado a aprender, gracias a Ti, Seor, que no hay que pagar mal por mal, porque como ser humano que soy, slo T me das la fortaleza para hacer el bien.

    Siempre procuro estar dispuesta para cuando mi corazn sencillo me dicta lo que debo hacer, no quiero que nadie me impida hacer lo que es justo.

    Siempre confi a Ti, porque me has mostrado un camino donde siempre veo la luz y donde nunca pierdo la fe, porque T nunca me abandonas y siempre me encuentro contigo.

    Hoy me siento feliz por lo justito que has sido conmigo.Hoy!

    Regreso a casa con mis seres queridos y te doy las gracias por darme fuerzas para soportar.

    Quiero agradecer: A todas aquellas personas del voluntariado. A todas mis compaeras que lucharon por m. A todos los presos de Aranjuez, Madrid, Salamanca, que a travs de

    sus cartas me ofrecieron su corazn y su apoyo, demostrando cario.

    Quiero deciros a todos los presos que hoy estamos aqu reunidos, que todos somos personas y seres humanos, que todos tenemos derecho a la libertad de expresin, que tenemos derecho a la igualdad y que me llevo conmigo vuestro corazn porque a base de firmas y de cartas me lo habis demostrado.

    Gracias! Os deseo una pronta libertad!

  • 33

    PLEGARIA DE PERDN

    Oh Dios nuestro y Dios de nuestros padres: que nuestra oracin llegue hasta Ti. Ya lo ves, Seor, no somos ni audaces ni endurecidos, ni te diremos: Somos inocentes, no tenemos pecado, sino que lo confesamos: hemos pecado, somos de verdad culpables, hemos sido rebeldes a tu voluntad hemos cometido abusos de confianza, hemos blasfemado, hemos incitado al mal, hemos condenado al inocente, hemos sido orgullosos, hemos actuado con violencia, hemos afirmado cosas falsas, hemos engaado, hemos despreciado cosas respetables, hemos desobedecido, hemos despreciado tus leyes, hemos sido perversos, hemos cometido injusticias, hemos oprimido al prjimo, hemos endurecido nuestro corazn, nos hemos entregado a la corrupcin, hemos cometido acciones vergonzosas, hemos seguido malos caminos, hemos rechazado a nuestro prjimo, hemos abandonado tus mandamientos. Y T, tan justo en todo lo que nos sucede, has seguido siempre actuando con amor y fidelidad para con nosotros; pero porros te hemos desconocido y hemos pecado

    Ritual hebreo

  • 34

    ORACIN DEL PRESO

    Cristo, yo soy un preso. Solo t sabes lo que cuesta rezar a un preso. En nuestro ser ms profundo explota a cada instante la rebelin.

    Es difcil rezar, es difcil creer, cuando uno se siente abandonado por la humanidad.

    Tambin para ti fue difcil rezar en la cruz, y gritaste tu angustia, tu clera, tu desilusin, tu amargura:

    "Por qu me has abandonado?".

    Quiz sea esta la nica oracin que podamos hacer. Un "por qu", que en tus labios era distinto, porque t eras inocente. Nosotros no somos inocentes: no lo es ningn hombre de la tierra.

    "El que est sin pecado que tire la primera piedra'; Pero nuestro "por qu" es una peticin de justicia, aunque pocos

    quieran escucharnos y crean en nosotros como personas. Jess, t tambin fuiste un preso, un torturado, un acusado y un

    condenado. T, cuyo ltimo escndalo, fue canonizar, sin milagros ni procesos, a un ladrn condenado a muerte.

    A T, Seor, vctima de todas las injusticias cometidas por la justicia humana, dirigimos nuestro grito.

    Acptalo como oracin. Perdona y olvida todo el mal que hemos hecho. Aunque no todos los hombres nos perdonen y nos sigan marcando en la sociedad como delincuentes.

    Es terrible la marca que sella a los presidiarios. Seor: una marca que ni siquiera respeta a los inocentes.

    Porque aqu, entre nosotros, tambin hay inocentes. Pobres vctimas de familias desestructuradas, de amores no recibidos, de abandonos en la infancia, de incultura, de juventud marginada y excluida, de injustas estructuras sociales,

    Seor, no me gustara perder mi dignidad humana por el hecho de haber entrado en la crcel.

    No quiero renunciar a ser persona. Quiero creer que t, al menos, el ms justo e inocente de los

    condenados (fe la historia, sers capaz de comprender mis lgrimas y mi rabia.

    T solo eres mi ltimo hilo de esperanza verdadera.

  • 35 Perdona Seor, si detrs de estas rejas, miro furioso y con rabia a

    una sociedad que me seala y me excluye.

    Cristo, dame fe en la verdadera libertad, en esa libertad que est dentro de nosotros y que nadie puede arrebatarnos.

    Danos fe en nosotros mismos y en nuestra capacidad de regenerar nuestra vida segn el modelo que nos ofreces en tu evangelio.

    Madre Santsima de la MERCED, ruega por nosotros sedientos de libertad, rompe las cadenas que nos esclavizan y anulan como personas. Vela y protege a nuestras familias.

    Extiende tu manto maternal sobre esta prisin, para que, entre todos, consigamos humanizar y dignificar nuestras vidas.

    (Adaptacin del original de Michel Qoist)

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