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JAIME VICENS VIVES Edición de Miquel A. Marín Gelabert HISTORIA CRÍTICA DE LA VIDA Y REINADO DE FERNANDO II DE ARAGÓN

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Historia crítica de la vida y reinado de Fernando II de Aragón AUTOR: Vicens Vives, JaimeNOTAS:Colección Historiadores de Aragón, 3. Introducción de Miquel A. Marín Gelabert. EDICIÓN:Editado por:IFC-Cortes de AragónEdición:CXX + 700 p., 1 il., 17x24 cm, ISBN 84-7820-882-8Año edición: 2006 COLECCIÓN:Historiadores de AragónNº PUBLICACIÓN:2676MATERIAS:HISTORIA > Historia moderna > Fernando 'el Católico'INFORMACIÓN ADICIONAL:Jaime Vicens Vives (Girona, 1910-Lyon, 1960) es probablemente el historiador español del siglo XX que ha recibido mayor atención por parte de sus colegas. Sus múltiples facetas han propiciado una gran cantidad de análisis desde perspectivas no siempre convergentes. Fue un gran promotor de las actividades historiográficas y el fundador de un grupo de investigación que con los años fue reproduciéndose y ramificándose hasta convertirse en uno de los más fructíferos y relevantes de la pasada centuria.Su obra medievalista es tan sólo una parte de su impresionante trayectoria historiográfica. De hecho, con el tiempo ha sido relegada a un segundo término en favor de sus aportaciones a la historia moderna y contemporánea y a las síntesis que, desde la “longue durée” braudeliana, influyeron en un cambio de tono interpretativo en la historiografía española a partir de la segunda mitad de los años cincuenta.En este sentido, «Historia crítica de la vida y reinado de Fernando II de Aragón», publicado originalmente por la Institución «Fernando el Católico» en 1962, aunque proyectada una década antes, es una obra postrera en la trayectoria del catedrático de la Universidad de Barcelona. De su observación pormenorizada percibimos el reflejo de una buena parte de las características de la historiografía española de los años cincuenta.http://ifc.dpz.es/publicaciones/ver/id/2661

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  • JAIME VICENS VIVES

    Edicin de Miquel A. Marn Gelabert

    HISTORIA CRTICA DE LAVIDA Y REINADO DE

    FERNANDO IIDEARAGN

  • COLECCIN HISTORIADORES DE ARAGN, 3

    HISTORIA CRTICA DE LA VIDA YREINADO DE FERNANDO II DE ARAGNJAIME VICENS VIVES

    Introduccin de MIQUEL A. MARN GELABERT

  • II

  • III

    CORTES DE ARAGN*

    INSTITUCIN FERNANDO EL CATLICO (C.S.I.C.)Excma. Diputacin de Zaragoza

    Zaragoza , 2006

    Introduccin de MIQUEL A. MARN GELABERT

    HISTORIA CRTICADE LA VIDA Y REINADO DE

    FERNANDO IIDE ARAGNJAIME VICENS VIVES

  • Publicacin nmero 2.676

    de la

    Institucin Fernando el Catlico

    (Excma. Diputacin de Zaragoza)

    Plaza de Espaa, 2 50071 Zaragoza (Espaa)Tel. [34] 976 28 88 78/79 Fax [34] 976 28 88 69

    [email protected]

    http://ifc.dpz.es

    1. reimpresin, 2007

    Coleccin Historiadores de Aragn, 3,dirigida por el Dr. Ignacio Peir.

    Miquel A. Marn Gelabert. De la presente edicin, Institucin Fernando el Catlico.

    ISBN: 978-84-7820-882-1DEPSITO LEGAL: Z-3.528/07

    IMPRESIN: Talleres Editoriales Cometa, S. A. Zaragoza.

    IMPRESO EN ESPAA. UNIN EUROPEA

    VICENS VIVES, Jaime

    Historia crtica de la vida y reinado de Fernando II de Aragn / Jaime VicensVives / Introduccin de Miquel A. Marn Gelabert. Zaragoza: InstitucinFernando el Catlico, Cortes de Aragn, 2006.

    CXX + 700 p.: il.; 24 cm. (Coleccin Historiadores de Aragn ; 3)

    ISBN: 978-84-7820-882-1

    1. Fernando II, Rey de Aragn. 2. Aragn (Reino)-Historia-Fernando II,1479-1516. I. MARN GELABERT, Miquel A., pr. II. InstitucinFernando el Catlico, ed.

  • VAl cumplirse el quinto centenario del matrimonio de Fernando elCatlico con Germana de Foix, conmemorado en estas fechas por lasCortes de Aragn y la Diputacin de Zaragoza, nos complace presen-tar la reedicin de una importante obra para la historia aragonesa: labiografa que sobre nuestro rey prepar hace ya ms de medio sigloel maestro Jaime Vicens Vives, editada en su da con todos los hono-res por la Institucin Fernando el Catlico y que, con los aos, ylos cambios de moda en la ciencia de la Historia, haba cado en uninjusto olvido. Las cualidades que hicieron destacar esta obra en1952, ao en que obtuvo el Premio Fernando el Catlico, convoca-do por la IFC con motivo del Centenario del Rey, permanecen toda-va hoy: relevante mrito cientfico, rigor crtico histrico y justifica-cin documental, destacando adems por la belleza de su narracin,tal y como expresaron los miembros del jurado, que presidiFernando Solano, uno de los principales impulsores de los estudiosfernandinos.

    La obra de Vives fue, y es, un buen libro de historia, y as quedacomprobado en el prolijo estudio introductorio que se incluye enesta edicin. Pero no est de ms recordar que aquellos aos de cele-braciones imperiales, a mediados del siglo pasado, eran los aos enlos que el rgimen franquista buscaba la gloria en los libros de histo-ria. Y los Reyes Catlicos, su pretendida unidad peninsular, la con-quista de Granada o el descubrimiento de Amrica, parecan un cam-po de celebraciones adecuado. El autor, como la propia Institucin

    PRESENTACIN

  • VI

    que premi y edit la obra, no pueden contemplarse ajenos a esecontexto, pero ello tampoco debe empaar, en modo alguno, elmrito cientfico de ambos: Vicens, el brillante investigador que tanbien supo comprender los entresijos de la poltica del rey Fernando;y la Institucin Fernando el Catlico, que procur, con esfuerzo,mantener una poltica de excelencia cultural en una poca de tanpoca libertad.

    FRANCISCO PINA CUENCA JAVIER LAMBN MONTAS

    Presidente Presidente de la Diputacin de Zaragozade las Cortes de Aragn y de su Institucin Fernando el Catlico

    PRESENTACIN

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    LA FATIGA DE UNA GENERACIN.JAUME VICENS VIVES Y SUHISTORIA CRTICA DE LA VIDA Y REINADO DE FERNANDO II DE ARAGN

    Miquel A. Marn Gelabert

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    Para Aina, que desconoce an el peso de la historia. Y para Maria del Mar,

    que soporta el peso de convivir con un historiador.

    A la memoria de Juan Jos Carreras, Vordenker zum Widerstand

  • X

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    Quiero expresar mi agradecimiento a Carlos Forcadell lvarez, quetuvo la idea de reeditar Historia crtica de la vida y reinado de Fernando II deAragn. A lvaro Capalvo Liesa por hacerla suya e incluirla en los planeseditoriales de la Institucin Fernando el Catlico. Tambin a GustavoAlares Lpez, por su generosidad y eficiencia a la hora de acercarme a ladocumentacin referente al autor y a su obra en el archivo de la Institucin.A Aina Rodrguez y Carme Manera, del Fondo Antiguo de la Biblioteca dela Universitat de les Illes Balears, por su diligencia y amabilidad. Por lti-mo, a Ignacio Peir Martn por su amistad. Y tambin por su paciencia paraleer las versiones anteriores de este texto, las continuas sugerencias y poracogerme en la coleccin Historiadores de Aragn.

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    ...som una generaci fatigada la guerra ens ha deixat mscapolats del que sembla i que molts estem petant per malaltiesdel cor, lorigen de les quals trobem en els bombardeigs, esglais icomplexes daquests darrers trenta anys. El nostre cor ha bategatms de pressa que el dels nostres pares, i ho hem de pagar...1

    LOS LTIMOS AOS DE LA DCADA de los cuarenta y el primer ter-cio de la dcada siguiente han sido habitualmente abordados como unterritorio fronterizo, el final de un tnel a partir del cual se accedera a laluz modernizadora de la renovacin terica y metodolgica, sobre todo apartir del segundo tercio de los cincuenta. Momento, pues, de encrucijadade corrientes historiogrficas, por utilizar el diagnstico del profesor Joveren su pionero ensayo, pocos historiadores ejemplifican esta coyunturacomo Jaume Vicens Vives, tanto por la evolucin de sus enfoques y utilla-jes como por su labor productiva y organizadora en torno a lo que deven-dra, en el plazo de una generacin, la incorporacin definitiva de la histo-riografa espaola al contexto internacional de la profesin2.

    1 Carta de Jaume Vicens Vives a Santiago Sobrequs Vidal firmada el 3 de febrero de 1960.Cf. Jaume Sobrequs Callic (ed.), Histria duna amistat. Epistolari de Jaume Vicens i Vives iSantiago Sobrequs i Vidal (1929-1960), Barcelona, Vicens Vives, 2000, pp. 843-844.

    2 Jos M Jover Zamora, Corrientes historiogrficas en la Espaa contempornea, en Juan JosCarreras Ares, et al., Once ensayos sobre la historia, Madrid, Fundacin Juan March, 1976, pp. 215-247. A propsito de la incorporacin hispana al contexto internacional de la profesin vid.Miquel A. Marn Gelabert, El aleteo del lepidptero. La reincorporacin de la historio grafa

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    MIQUEL A. MARN GELABERT

    Treinta aos despus del extenso paisaje interpretativo dispuesto antenosotros por Jos M. Jover, la historia de la historiografa espaola duranteel periodo franquista cuenta con un buen nmero de investigaciones ymonografas que han desmenuzado abundando o corrigiendo sus carac-terizaciones e intuiciones. Contamos hoy con algunas tesis doctorales degran inters, con sntesis explicativas estatales y regionales, sectoriales o de espe cia li dad, y con tiles historias institucionales. Disponemos, adems,de las biografas de un grupo considerable de los protagonistas de las dosprimeras generaciones de la historiografa posblica. Y acumulamos mate-riales suficientes para reconstruir la memoria de la profesin a partir de lostextos autobiogrficos, los epistolarios y la documentacin privada demiembros de varios grupos y mbitos de la geografa acadmica de las dosprimeras dcadas de la Dictadura, conservados en instituciones culturales.Estamos, en definitiva, en condiciones de reconstruir redes de relacinintelectual y clientelar, de analizar fenmenos de formacin de los nuevoscentros de poder acadmico en los cincuenta y del desarrollo de las escue-las disciplinares que, nacidas en la dcada, perduraron ms all de laTransicin Democrtica.

    Sin embargo, carecemos de informacin suficiente sobre los procesosde produccin y recepcin de las ideas histricas. En la ltima dcada, lasiniciativas editoriales de Urgoiti, en Pamplona, la Institucin Fernando elCatlico, en Zaragoza, y la Universidad de Granada han iniciado una lentapero slida trayectoria en esta direccin, en forma de colecciones que hanrecuperado una parte apreciable aunque mnima del canon historiogrficoespaol contemporneo3. Y aun as, el franquismo sigue siendo un campoabonado a la proyeccin de lugares comunes, tpicos y mitos biogrficos,

    espaola al entorno de la profesin en Europa en los aos ccincuenta, Gernimo de Uztariz, 19(2003), pp. 119-160 y Los historiadores espaoles en el franquismo. La historia local al servicio de lapatria, 1948-1975, Zaragoza, Institucin Fernando el Catlico-Universidad de Zaragoza, 2005.

    3 La Editorial Urgoiti ha reeditado ms de una docena de clsicos de la historiografa espaolacontempornea precedidos por un exhaustivo estudio crtico a cargo de un especialista. Vid.Francisco Javier Caspistegui: El discurso cannico en la historiografa: los clsicos espaoles,Ayer. Revista de Historia Contempornea, 60 (2005), pp. 311-335. La Universidad de Granada,por su parte, ha reeditado, en su coleccin Archivium, desde mediados los aos noventa delsiglo pasado, obras de algunos de sus catedrticos ms destacados durante el franquismo (JuanSnchez Montes, Alfonso Gamir Sandoval o Antonio Gallego Burn) y otras obras significati-vas del periodo, como el Homenaje de la Universidad de Granada al Emperador Carlos V, de

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    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    muy tiles para quien los difunde y no tanto para la comunidad profesionalque los recibe.

    En realidad, la indagacin en torno a la produccin de obras indivi-duales es un magnfico territorio para la investigacin de la historia de lahistoriografa. Primero, porque permite el estudio intensivo y coyuntural deun momento en la trayectoria de un autor y una disciplina. Tambin por-que nos ayuda a acotar los hitos internos de procesos mayores y acceder alos matices caleidoscpicos del contexto y a los marcos contradictorios osombros del profesional observado. Y en tercer lugar, porque propicia elrastreo de los antecedentes y las genealogas de los enfoques e interpreta-ciones contenidos en la obra. E incluso, si el investigador consigue abs-traerse a la tentacin de introducirla de forma mecnica en el esquema pre-viamente consolidado de la interpretacin o valoracin del autor objeto deestudio, permite examinar la tensin arterial del historiador y su habitus.

    En este sentido, la Historia crtica de la vida y reinado de Fernando II deAragn, no es slo una ms de las obras pstumas del maestro Vicens. Estambin el reflejo de toda una serie de objetos de investigacin propios dela historia de la historiografa del franquismo. Y es, principalmente, comopodremos observar a lo largo de este estudio, el reflejo del cansancio vital,el peso de las contradicciones, acumulado por una generacin de intelec-tuales que se formaron en los aos veinte y treinta, y que a partir del estalli-do de la guerra civil tuvieron que acomodar su trayectoria biogrfica e inte-lectual a las posibilidades de un medio acadmico y social de extremacomplejidad. Como confiesa el propio Vicens, el corazn de su generacinhaba latido ms deprisa que el de sus antecesores, y estaba cansado. Espor esto por lo que, jugando con el ttulo de una reciente y documentadsi-ma investigacin acerca del Crucero Universitario por el Mediterrneoorganizado en el verano de 1933, vamos a abordar el estudio de la gesta-cin de esta obra como un reflejo de un viaje generacional4.

    1958 (con presentacin de Manuel Fernndez lvarez, 2001). Por ltimo, la incipiente colec-cin Historiadores de Aragn de la Institucin Fernando el Catlico, realiza con el presentetexto su primera incursin en el periodo franquista.

    4 Cf. Francisco Gracia Alonso y Josep M. Fullola i Pericot, El sueo de una generacin. El crucerouniversitario por el Mediterrneo de 1933, Universidad de Barcelona, 2006. En el apndicedocumental de esta obra se han publicado varios dietarios inditos referentes en lo esencial alviaje. Entre ellos, el de Jaume Vicens Vives.

  • XVI

    La metafrica eclosin de esta generacin puede situarse en el grandtour estival de 1933, un crucero al que acudi un joven Vicens que apenasintua la tesis doctoral que le comenzara a dar prestigio pocos aos mstarde. En la travesa, se sumergi en una ensoacin aventurera e ilusiona-da ante el mundo abierto a todas las posibilidades de desarrollo individualy colectivo: una universidad en expansin; la Junta para la Ampliacin deEstudios y en ella el Centro de Estudios Histricos, que permita yfomentaba el contacto con los principales centros de formacin delmomento; y un panorama intelectual que, en el caso de los estudios histri-cos, culminaba paulatinamente la recepcin de los mtodos profesionales ylos paradigmas crticos en las ltimas dcadas en Francia y Alemania.Constituye posiblemente el punto ms lgido del proyecto de formacinintelectual regeneracionista5. Los ltimos aos de la II Repblica, la guerracivil, y la primera dcada de la Dictadura franquista condujeron progresiva-mente a la fatiga histrica de una generacin de intelectuales que tuvo querecomponer paso a paso y de forma mendrica y a veces sibilina elcamino desandado por la violencia, el miedo y el proyecto cultural impues-to a partir de 1939. Vicens fue sin duda uno de los principales exponentesde esta generacin llena de proyectos y logros, aunque tambin de maticesy contradicciones, firmezas y concesiones, ensoaciones y fatigas6.

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    5 La imagen del crucero como catrtico generacional ha sido utilizada por Ignacio Peir enIntroducccin, Diccionario de Historiadores Espaoles Contemporneos, Madrid, Akal, 2002, pp. 10-11 y 14. [En adelante DHEC.]

    6 En los ltimos aos ha tenido lugar un cierto debate en torno a la ruptura o continuidad de latradicin liberal de la cultura espaola en el primer franquismo. Si bien para el mbito histo-riogrfico la tesis de Gonzalo Pasamar permanece como un referente slidamente consolida-do, desde perspectivas ms amplias, autores como Jordi Gracia han apostado por la existenciade una lnea de continuidad liberal apreciable en algunos intelectuales cercanos al rgimen[Jordi Gracia, Crnica de una desercin. Ideologa y literatura en la prensa universitaria del fran-quismo (1940-1960). Antologa, Barcelona, PPU, 1994 y La resistencia silenciosa. Fascismo y cul-tura en Espaa, Barcelona, Anagrama, 2004]. El anlisis individual de las actitudes y la gestinde su propia relacin con el rgimen dictatorial, de tanta actualidad en los ltimos aos en elmundo cultural alemn, est comenzando a aparecer como un remedo de este debate [Jos-Carlos Mainer, Aos de vsperas. La vida de la cultura en Espaa (1931-1939), Madrid, Espasa-Calpe, 2006 y Los primeros aos de Revista (1952-1955): dilogo desde Barcelona en JeanMichel Desvois (ed.), Prensa, impresos, lectura en el mundo hispnico contemporneo. Homenaje aJean-Franois Botrel, PILAR, Universit de Rennes, 2005, pp. 405-421].

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    EL FRO AMANECER: PRESUPUESTOS PARA EL ANLISIS DEL AUTOR Y SU OBRA

    En el conjunto de la obra que Vicens dedic a la figura histrica del ReyCatlico, Historia crtica de la vida y reinado de Fernando II de Aragn es probable-mente la que rene las principales caractersticas que la convierten en un ele-mento de anlisis historiogrfico profundamente significativo. A travs de ella, ocon ella como pretexto, podemos conocer mejor la profesin de historiador y sufuncin social en el franquismo en tres aspectos fundamentales. El contextoprofesional, del medio y de las limitaciones del campo histrico constituyen elprimer referente interpretativo e investigador. Los mrgenes de autora, en ellargo plazo de toda la trayectoria de un catedrtico universitario, incluyendo sufama pstuma, representan el segundo punto de atencin prioritaria. Y la evolu-cin interpretativa de los procesos histricos a los que se debe la obra en cues-tin, es decir, la estructura y los contenido de la obra, concluye el trptico sobreel que organizaremos este estudio. Se trata de un conjunto de objetos ntima-mente imbricados que conducen desde las oportunidades coyunturales (laconmemo racin de un centenario, la concesin de un premio) a las estrategiasde insercin personal en el mundo acadmico estatal (ctedras, congresos, aso-ciaciones y academias, grupos de solidaridad, relaciones de compromiso),pasando por la evolucin propia de la disciplina y sus diferentes sectores.

    En primer lugar, debemos matizar, como no puede ser de otro modo,el inters biogrfico y la trayectoria del catedrtico gerundense desde elmomento en que proyecta la obra hasta su fallecimiento, dejndola indita,con la mayor parte de galeradas corregidas en varias ocasiones. La presentebiografa fernandina delimita, en este sentido, un proceso sumamente inte-resante. Planteada como un texto de oportunidad que permita dar salida aun amplio conjunto de investigaciones complementarias a las que seranpublicadas en esas mismas fechas a propsito de Juan II o de la trayecto-ria siciliana del propio D. Fernando, la demora de su publicacin a lo lar-go de una dcada hizo que las diversas adiciones y correcciones coincidie-ran con los aos de expansin personal e intelectual de Vicens7.

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    7 Cf. Fernando el Catlico, Prncipe de Aragn, Rey de Sicilia, 1458-1478. (Sicilia en la poltica deJuan II de Aragn), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cientficas (Col. BibliotecaReyes Catlicos, Estudios, 3), 1952; y Juan II de Aragn (1398-1479). Monarqua y revolucinen la Espaa del siglo XV, Barcelona, Teide (El hombre y el tiempo, 1), 1953.

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    En el plazo de esta dcada, Vicens acometi una transicin paulatina delmedievalismo al contemporanesmo investigador y de la historia poltico-ins-titucionista a la historia econmica y social. Form un grupo potente y nume-roso de colaboradores e investigadores a su alrededor, con un mbito deinfluencia mayor, ampliada gracias a las trayectorias de sus discpulos y a susrelaciones con jvenes investigadores provenientes de otras universidades, eincluso de jvenes hispanistas. Consolid su poder sobre un entramado insti-tucional que, desde la Ctedra de Historia Moderna y Contempornea de laFacultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Barcelona y su posteriorproyeccin sobre la docencia en Historia Econmica de la Facultad deCiencias Econmicas, abraz tambin la delegacin catalana del ConsejoSuperior de Investigaciones Cientficas, el desarrollo del Centro de EstudiosHistricos Internacionales, la Asociacin Espaola de Ciencias Histricas, larevista Estudios de Historia Moderna, el monumental ndice Histrico Espaol yla editorial Teide. Y a su lado, quizs lo ms importante, el conjunto de rela-ciones internacionales que permita a sus discpulos ser aceptados en insti -tuciones francesas, italianas o del Reino Unido.

    Como veremos ms adelante, Vicens publica definitivamente su obramedievalista en la primera mitad de los cincuenta. De hecho, cuando la edi-torial Espasa-Calpe a travs de D. Ramn Menndez Pidal le invite en 1959a colaborar en su decimoquinto volumen con un texto sobre los Trast -maras, ste no dudar en ofrecer su estudio en cataln redactado paraTeide8. En consecuencia, qu representaba, al cabo de los aos, la publica-cin de Historia de la vida y reinado de Fernando II de Aragn? A medida quesus intereses profesionales viraban hacia otras pocas y enfoques de la his-toria, qu circunstancia incidi principalmente en su empeo de sacarlaadelante? Todas stas son cuestiones propias de una biografa intelectualque slo ha sido abordada parcialmente.

    Del numeroso conjunto de artculos biogrficos o revisiones de la obrade Vicens, apenas Muoz Lloret le dedica una referencia en nota a pie depgina y Mercader Riba afirma simplemente que el premio extraordinario

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    8 Carta de Jaume Vicens Vives a Ramn Menndez Pidal, firmada el 3 de marzo de 1959. Cf.Epistolari de Jaume Vicens Vives. Vol. II.; a cargo de Josep Clara, Pere Cornell, Francesc Marinay Antoni Simn. Girona, Cercle dEstudis Histrics i Socials, 1998, pp. 254-255.

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    recibido en Zaragoza signific la consagracin de sus trabajos fernandinos 9.Todo parece indicar que fue una obra cada en el olvido ms absoluto des-de el mismo momento en que vio la luz. Este punto debera ser aclarado.Para ello, podramos rastrear el nivel de actualizacin de sus contenidos ode matizacin de sus interpretaciones a medida que avanzaban los aos cin-cuenta. Y ms all, deberamos observar de qu manera mutaron sus refe-rentes disciplinares a medida que se multiplicaban las nuevas investigacio-nes y la dcada iba virando su inters desde los Reyes Catlicos a Carlos Vy desde la funcin inclusiva de los matices de la personalidad histricacatalana en la historia de la unidad patritica castellanizante a la incorpora-cin incipiente de un europesmo modernizador de base regional con lamediterraneidad como divisa. Los anlisis de la referenciacin sern degran utilidad en esta direccin.

    En segundo lugar, se trata de la publicacin de un texto por el queVicens recibi el Premio Fernando el Catlico en 1952. Un premio, por tan-to, institucional, otorgado con cierta celeridad, de forma extraordinaria, enel ao del centenario del Rey Catlico, por la Institucin homnima perte-neciente a la Diputacin Provincial de Zaragoza, inserta en el entramadoinstitucional del Patronato Jos Mara Quadrado del Consejo Superior deInvestigaciones Cientficas10. En consecuencia, era un premio que tena porobjetivo cultivar la memoria heroica del Rey en Aragn y proyectar su fun-cin nacionalizadora sobre los estudios histricos del momento. La eleccinde la persona de Jaume Vicens Vives resulta sumamente interesante.Fallecidos Andrs Gimnez Soler (1869-1938) y Eduardo Ibarra (1866-1944), la Institucin contaba con pocas alternativas11. Y su antigua vincula-

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    9 Cf. Juan Mercader Riba, Jaime Vicens Vives: su obra histrica, Arbor, 255 (1967), pp. 265-284, cita de la p. 269.

    10 En el ao 1952, la Institucin Fernando el Catlico otorg los premios Santiago Ramn yCajal y Francisco Codera a Jos A. Artigas y Jacinto Bosch Vil, dotados con 4.000 pesetas. ElPremio Institucin Fernando el Catlico otorgado a Vicens tendra ese curso una dotacinextraordinaria de 50.000 pesetas, siendo el del curso siguiente dotado con 20.000 pesetas yotorgado ex aequo a los Srs. Garca Durn y Alonso Barn. Cf. Memoria del Consejo Superior deInvestigaciones Cientficas. Aos 1952-1954, Madrid, Secretara General, tomo II, p. 1035.

    11 Apenas, quiz, Ricardo del Arco, quien ya haba publicado una amplia biografa del ReyCatlico en 1939, o Carlos Corona quien, con tiempo, hubiera podido ampliar las ideasexpuestas en la conferencia dictada en la Institucin en 1950.

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    cin a la Universidad de Zaragoza, as como su trayectoria bibliogrficadesde principios de los aos cuarenta acerca del periodo en cuestin,garantizaban la fiabilidad del catedrtico cataln.

    Vicens, que haba accedido al Cuerpo de Catedrticos Numerarios deUniversidad a travs de las oposiciones celebradas para cubrir la plaza de Historia de las Edades Moderna y Contempornea (e Historia General dela Cultura) de la Universidad de Zaragoza en 1947, haba pasado apenas unao despus a la de Barcelona, siendo sustituido en la de Zaragoza porOctavio Gil Munilla. En 1951, se incorporara como catedrtico de HistoriaModerna Fernando Solano Costa, a la sazn Director de la InstitucinFernando el Catlico12. En los siguientes aos, Vicens Vives colaboraraintensamente con el binomio Solano-Institucin, a travs de la promocinde los Congresos de Historia de la Corona de Aragn y del proyecto deuna Sociedad de Historia Moderna, hasta su distanciamiento en los ltimosaos de la dcada.

    Conocemos por la publicacin de diversos epistolarios el interscoyuntural de Vicens por los premios dotados econmicamente13. Sinembargo, la aceptacin de ese premio zaragozano traa consigo, como prin-

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    12 Octavio Gil Munilla (Tudela, 1922-Sevilla, 1993) asumi la ctedra que dejara vacante Vicensentre diciembre de 1949 y 1953, cuando se traslad a la ctedra de Prehistoria e HistoriaUniversal de las edades Antigua y Media, e Historia General de la Cultura (antigua y media)de la Universidad de Sevilla. La denominacin oficial era Historia General de Espaa de lasedades Moderna y Contempornnea e Historia de la Colonizacin de Amrica. Vid. s. v. GilMunilla, Octavio en DHEC, op. cit, pp. 298-299. Fernando Solano Costa (Zaragoza, 1913-1992) era profesor encargado de la docencia americanista desde 1941 y profesor adjunto dela ctedra de Historia Moderna desde 1948. Accede a la ctedra el 9 de enero de 1951.Miembro histrico de Falange en Zaragoza, sera Presidente de la Diputacin Provincial entre1949 y 1953. Vid. s. v. Solano Costa, Fernando, DHEC, op. cit, pp. 596-597 y A. Beltrn,Introduccin en Floresta Histrica. Homenaje a Fernando Solano Costa, Zaragoza, InstitucinFernando el Catlico, 1984.

    13 As, en julio de 1947, das antes de acudir a la entrega del Premio Virgen del Carmen que lehaba sido otorgado desde Presidencia del Gobierno por su obra Rumbos ocenicos. Los nave-gantes hispanos [Barcelona, Ed. Barna (Col. Laye, 3), 1946] anunciaba a su amigo SantiagoSobrequs la obtencin del premio y las 15.000 pesetas de su dotacin. Poco despus, en sep-tiembre de 1949, le confesaba en el mismo tono que estic acabant de corregir loriginalmecanografiat del meu llibre sobre Ferran II i Siclia. Penso trametel a Madrid per a optar aun premi de Consell: concretament el Ramon Llull, perqu el gros, de 50.000, porta un nomque no encaixa amb el meu. Entesos? Daquesta manera, liquido el compte que tenia pendentamb qui van patrocinar la meva candidatura a Madrid. El premio no era el Raimundo Lulio

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    cipal consecuencia, la consolidacin de su relacin con el Consejo ms allde su amistad con Antonio de la Torre y Cayetano Alczar, y con la impre-sionante labor editora de la Institucin Fernando el Catlico, que Vicensremarc en varias ocasiones previas14. A partir de aqu, las circunstanciasrelativas a la publicacin de esta obra debern ser acotadas en el entrama-do insinuado por las relaciones que se crearon entre los grupos de Zara -goza y Barcelona alrededor de la Institucin y de la promocin de losCongresos de Historia de la Corona de Aragn. En este sentido, resultasumamente interesante adoptar la perspectiva sugerida por la configura-cin de los distritos universitarios y sus mbitos de influencia.

    En tercer lugar, se trata de una extensa y parcial biografa, centrada ensu actuacin aragonesa en la primera mitad de su vida, desde su nacimientohasta 1481. Esta perspectiva vino condicionada por varias circunstanciaspreexistentes al proyecto y tambin por la trayectoria posterior del catedr-tico de la Universidad de Barcelona. Entre stas, cabe destacar la eleccindel gnero biogrfico y del tono heroico, las condiciones de la convocatoriasi las hubo al premio de 1952 o el alejamiento progresivo de la geopol-tica y de lo que ha venido llamndose positivismo empirista. Tambin a suacercamiento hacia un enfoque histrico vitalista de carcter socio-econ-mico, la liquidacin del proyecto medievalista iniciado con su tesis doctoraly, finalmente, la formacin de una escuela y de un grupo de discpulos pre yposdoctorales. Algo de todo ello se deja entrever en las pginas de Historiade la vida y reinado de Fernando II de Aragn.

    En paralelo, el desarrollo de otros proyectos editoriales tales como lapublicacin de la biografa de Juan II o un estudio de la trayectoria sicilia-na del mismo Fernando, deber contextualizarse, al menos, con otro gran

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    sino el Luis Vives y le fue finalmente concedido y el libro publicado en 1952. Antes de laobtencin del Fernando el Catlico, obtuvo en 1951 el Premio Antoni Par del Colegio deNotarios de Barcelona por El gran sindicato remensa (1488-1508), que publicara el Consejotres aos ms tarde.

    Cf. Cartas de Jaume Vicens Vives a Santiago Sobrequs Vidal firmadas el 13 de julio de 1947y el 10 de septiembre de 1949, respectivamente. Vid. Jaume Sobrequs Callic (ed.), Histriaduna amistat, op. cit., pp. 384-386.

    14 Cf. La Institucin Fernando el Catlico, de Zaragoza, Destino, 587, 6 de noviembre de 1948.Notas sobre el desarrollo de la historiografa de la Edad Moderna en Barcelona, Pirineos, 7(enero-marzo, 1948), pp. 91-111, en particular pp. 103 y ss.

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    proyecto editorial que requiri su atencin desde el otoo de 1952: lacoordinacin de una Historia Social y Econmica de Espaa e Hispanoamricapara la editorial Teide, que no pondra a la venta su primer volumen hasta195715. Pero a la hora de analizar la obra en sus contenidos y aportacionesinternas, deberemos ceirnos a tres mbitos de investigacin. Empezandopor la contextualizacin historiogrfica de la investigacin fernandina en laprimera mitad de siglo XX, y su vertiginosa evolucin a partir de los prime-ros aos de la dcada de los cincuenta. En este sentido, es necesario obser-var la produccin que sobre el Rey Catlico se realiz en este periodo entres niveles institucionales y mbitos geogrficos. De un lado, las institucio-nes locales, el Consejo y la Universidad. De otro, la historiografa catalano-aragonesa, la castellana y el hispanismo de la primera mitad de siglo. Alcontexto historiogrfico debe unirse un anlisis pormenorizado de laestructura del texto, del orden lgico de las ideas expuestas por Vicens, desus interlocuciones y marcos referenciales, y de sus principales tesis. Esteanlisis, en comparacin con la obra complementaria del autor y con susreferentes externos, permitir acceder con nuevos utillajes a la evaluacinde su significacin en la obra de Vicens, en la historiografa fernandina y enla historiografa del momento.

    Por ltimo, un estudio de este tipo permite cuestionarse algunos luga-res comunes aceptados de forma acrtica y que afectan al ncleo duro deldebate sobre la coexistencia y sucesin de paradigmas en comunidadeshistoriogrficas profesionales. Observar la gestacin de una obra duranteuna dcada entera en la que el autor, la institucin editora, el marco institu-cional (nacional e internacional), el ambiente terico-metodolgico y lasociologa y la demografa de la profesin haban cambiado de forma tansensible, obliga a cuestionar la propia concepcin de las obras histricas,de las formas de investigacin y de las ideas contenidas en ellas. En estesentido, estamos ante una obra medievalista de transicin, en la fase inser-tiva de la trayectoria de Jaume Vicens. Un periodo en el que el catedrticocataln acomete su insercin definitiva en el entramado corporativo de lahistoriografa espaola utilizando para ello los recursos institucionales y las

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    15 Historia Social y Econmica de Espaa y Amrica, Barcelona, Teide, 5 vols., 1957-1959. Serareditada posteriormmente en los aos 1972, 1977 y 1979.

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    configuraciones de campo propias de la historiografa oficial del rgimenfranquista. Sin embargo, se trata de una obra que ve la luz en un ambientedistinto al existente en el momento de ser concebida; es decir, se trata deun texto cuyos marcadores interpretativos poseen una dinmica que en elmomento de su publicacin ya se haba roto parcialmente. Del mismomodo, permite cuestionarnos la evolucin de la funcin del historiadorespaol durante el franquismo. Al respecto, es un libro significativo porquepuede situarse en el centro de una aproximacin sucinta al tratamiento delpersonaje histrico y a su evolucin durante varias dcadas, a su uso pbli-co y a los contenidos sociales y polticos de la proyeccin de su figura en laconfiguracin de la identidad histrica colectiva de la Espaa de las dca-das intermedias del siglo XX. Con Historia de la vida y reinado de Fernando IIde Aragn como pretexto, Vicens se convierte, como personaje histrico, enun objeto de anlisis de la funcin poltica del historiador. Fue el suyo uncaso de una estratgica adaptacin colaboracionista al rgimen dictatorialque persegua, sin embargo, otros fines?, fue un caso aislado?

    En Alemania, desde hace casi diez aos con antecedentes incluso enlos aos setenta y ochenta est operando un importante debate que serainteresante abrir en Espaa, pues contamos con suficientes materiales paraello. Se trata de la polmica en torno a la vinculacin de los historiadorescon el nazismo y a la funcin representada por el colectivo de historiado-res durante los aos oscuros16. Estas reflexiones han originado cuatrograndes lneas de reflexin histrico-historiogrfica. Una primera se hadedicado a revisar las polticas de construccin nacional a partir del uso dela historia (antes y despus del nazismo)17. Otra, se ha analizado el papel

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    16 Cf. Peter Schttler (ed.), Geschichtsschreibung als Legitimationswissenschaft, 1918-1945, Frank -furt am Main, Suhrkamp, 1997; Winfried Schulze & Otto G. Oexle (eds.), Deutsche Historikerim Nationalsozialismus, Frankfurt am Main, Fischer Verlag, 1999; Rdiger Hohls & Konrad H.Jarausch (eds.), Versumte Fragen. Deutsche Historiker im Schatten des Nationalsozialismus,Stuttgart-Mnchen, Deutsche Verlags-Anstalt, 2000, en particular Schulze, W., G. Helm & T.Ott, Deutsche Historiker im Nationalsozialismus. Beobachtungen und berlegungen zueiner Debatte, pp. 11-51. Una sntesis en castellano en Chris Lorenz, Encrucijadas.Reflexiones acerca del papel de los historiadores alemanes en los debates pblicos recientessobre historia nazi, en Manuel Cruz & Daniel Brauer (eds.), La comprensin del pasado.Escritos sobre filosofa de la historia, Barcelona, Herder, 2005, pp. 335-381.

    17 Vid. Norbert Frei, Vergangenheitspolitik. Die Anfnge der Bundesrepublik und die NS-Vergagenheit,Mnchen, Deutscher Taschenbuch Verlag, 1999 (hemos manejado la segunda edicin de

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    del exilio18. La tercera corriente estudia el papel representado por algunosde los padres de la profesin a partir de investigaciones biogrficas que hanpuesto en negro sobre blanco su obra colaboracionista de juventud y prime-ra madurez19. Y finalmente, tomando como punto de partida la evolucin dealgunas tendencias historiogrficas de larga duracin (p.e. la Volksgeschichte)una serie de ttulos han observado la acomodacin de la profesin ante unarealidad poltica y social desafiante20. Volveremos sobre ello a lo largo deltexto, pues es una cuestin que atae no slo al posicionamiento tico-pol-tico de los historiadores, lo que derivara en ltimo trmino en una especie

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    2003); K. H. Jarausch, Normalisierung oder Re-Nationalisierung? Zur Umdeutung derdeutschen Vergangenheit, Geschichte und Gesellschaft, 21 (1995), pp. 571-584; K. H. Jarausch& M. Geyer, Shattered Past. Reconstructing German Histories, Princeton, New Jersey, PrincetonUniv. Press, 2003. Una gua crtica en Stefan Berger, Nationalism and historiography,German History, xviii, 2 (2000), pp. 239-260.

    18 Cf. G. G. Iggers, Die deutschen Historiker in der Emigration, en Bernd Faulenbach (ed.),Geschichtswissenschaft in Deutschland. Traditionelle Positionen und gegenwrtige Aufgaben,Mnchen, C. H. Beck, 1974, pp. 97-111 y Refugee Historians from Nazi Germany, Monna andOtto Weinmann Lecture Series, 2006, 20 p.; Mario Kessler (ed.), Deutsche Historiker im Exil(1933-1945): Ausgewhlte Studien, Berlin, Metropol, 2005; adems del ya clsico H. Lehmann& J.J. Sheehan (eds.), An Interrupted Past: German-Speaking refugee Historians in the UnitedStates after 1933, Washington, German Historical Institute, 1991 y la gua de historiadores ale-manes emigrados, en Catherine Epstein, A Past Renewed. A Catalog of German-Speaking RefugeeHistorians in the United States after 1933, Washington, German Historical Institute, 1993.

    19 Cf. M. Krger & R. Thimme, Die Geschichtsbilder des Historikers Karl Dietrich Erdmann. VomDritten Reich zur Bundesrepublik, Mnchen, Oldenbourg, 1996; Aly, G., Theodor Schieder,Werner Conze oder die Vorstufen der physischen Vernichtung, en Deutsche Historiker imNationalismus... op. cit., pp. 163-182. Una gua para la reflexin en R. Hohls & K.H. Jarausch,Brechungen von Biographie und Wissenschaft. Interviews mit deutschen Historiker/inennder Neachkriegsgeneration, in Versumte Fragen: deutsche Historiker im Schatten desNationalsozialismus, op. cit., pp. 15-54.

    20 Acerca de la Volksgeschichte vid. Willi Oberkrome, Volksgeschichte. Methodische Innivation und vl-kische Ideologisierung in der deutschen Geschichtswissenschaft, 1918-1945, Gttingen, Vandenhoeck& Ruprecht, 1993 y Geschichte, Volk und Theorie. Das Handwrterbuch des Grenz- undAuslanddeutschtums, en P. Schttler (ed.), Geschichtschreibung als Legitimationwissenschaft, op.cit., pp. 104-127; Matthias Middell & Vera Ziegeldorf (eds.), Weltsforschung. Eine Diskussionzur vlkisch-nationalistischen Historiographie in Deutschland, 1919-1960, Berlin, Clio-on-line &Humboldt Universitt zu Berlin, 2005; O. G. Oexle, Von der vlkischen Geschichte zurmodernen Sozialgeschichte, en H. Duchhardt & G. May (eds.), Geschichtswissenschaft um1950, Mainz, Verlag Philipp von Zabern, pp. 1-36; y Peter Schttler, Von der rheinischenLandesgeschichte zur nazistischen Volksgeschichte oder Die unhrnare Stimme des Blutes,en W. Schulze and O. G. Oexle (eds.), Deutsche Historiker im Nationalismus, op. cit., pp. 89-113.

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    de juicio histrico en nombre de la responsabilidad social del historiador,sino tambin, y sobre todo, a la acomodacin epistemolgica e investigado-ra de una comunidad profesional ante las presiones y coerciones del poderpoltico. La comparacin se convierte as en un marco de observacin cuali-tativa y los paradigmas historiogrficos y las matrices disciplinares, en uni-dades de comparacin21.

    JAUME VICENS VIVES: UN HISTORIADOR DE LOS AOS CINCUENTA

    En la introduccin al estudio biogrfico que Martin Krger y RolandThimme dedicaron a Karl Dietrich Erdmann (1910-1990)22 a mediados de ladcada de los aos noventa, los historiadores alemanes mencionan una brevepolmica que tuvo lugar treinta aos antes en torno a la moralizacin en laciencia histrica. Abordar el anlisis de una trayectoria intelectual en trminosbiogrficos sin caer en la tentacin de la valoracin, la conjetura o el juicio per-sonal acerca de las decisiones o las reacciones individuales ante circunstanciasvitales del autor objeto de anlisis resulta extremadamente difcil. Igualmentecomplicado resulta protegerse de la carga emotiva destilada por la mirada deanlisis recibidos por Jaume Vicens Vives en el casi medio siglo que nos sepa-ra. Sin embargo, ambas intenciones son imprescindibles si lo que se pretendees entender a un autor y su obra desde la historia de la historiografa23.

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    21 Una aproximacin a este aspecto desde la funcin y responsabilidad social del historiador enIgnacio Peir, Ausente no quiere decir inexistente: La responsabilidad en el pasado y el pre-sente de la historiografa espaola, Alcores. Revista de Historia Contempornea, 1 (2006), pp. 9-26.

    22 M. Krger & R. Thimme, Die Geschichtsbilder des Historikers Karl Dietrich Erdmann... op. cit., pp. 11-15.

    23 ...Gegen die Leisetreterei der Historiker hatte sich schon Reinhard Wittram mit der Aussagegewandt, dass es dem Historiker verwehrt sei, das verstehende Nachgehen, das ihm aufge-tragen ist, bis zur Auflsung des eigenen sittlichen Unterscheidungsvermgens zu treiben.Diese Ansicht teilte auch Gerhard Ritter, als er Wittram schrieb: Erfreulicherweise bringtdann Kapitel 6 mir sehr zusagende Ausfhrungen ber die Notwendigkeit sittlicherEntscheidungen auch in der Deutung und Darstellung geschichtlicher Vorgnge, ibid., p. 11. Es un debate todava abierto en torno a la disyuntiva que aparece entre la disolucin delos valores ticos propios frente al proceso histrico estudiado y la responsabilidad del histo-riador. Si el historiador debe rechazar la pusilanimidad inherente a la distancia tica, que haceque todo sea histricamente comprensible y en consecuencia, aceptable; o bien el historia-

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    Efectivamente, Vicens es el historiador espaol contemporneo conmayor nmero de bigrafos. Desde antes incluso de su fallecimiento y prin-cipalmente desde el mismo momento de su deceso, hasta los diversos ani-versarios y conmemoraciones que ha protagonizado, varias generaciones dehistoriadores catalanes y un cierto nmero de historiadores de otros luga-res del Estado han analizado su trayectoria, su obra y su trascendencia24. En1985, Victoria L. Enders ley la primera tesis doctoral sobre Vicens, tesisindita que a pesar de su entusiasmo ensalzador pas ampliamente desa -percibida e incluso mereci algunos comentarios negativos desde el crculode sus discpulos25. Finalmente, en 1995, Josep M. Muoz Lloret lea latesis doctoral que vena a cincelar la narracin oficial de la vida de uno delos Doktorvatern de la moderna historiografa catalana y uno de los moder-nizadores esenciales de la historiografa espaola del mediosiglo26.

    ACERCARSE A VICENS VIVES

    Al cabo de los aos, el maestro ha sido analizado desde muy distintasperspectivas: en su faceta amical27 y en su personalidad y proyeccin28. En sus

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    dor se enfrenta en su propio trabajo a la toma de decisiones morales, incluso en el mbito delas interpretaciones histricas.

    24 Los principales homenajes, el de la revista Serra dOr en 1960, los homenajes de la Facultad deFilosofa y Letras de Barcelona en 1965 (1967), los de la revista LAven en 1980 y 1985, el dela Revista de Girona en 1998, y el ms reciente, el de la Universitat de Girona en 2002, indito.

    25 Cf. Victoria Lore Enders, Jaime Vicens Vives, the Annales and Catalonia, Universidad deCalifornia en San Diego, curso 1984-1985. Aunque la tesis doctoral se mantiene indita, Enderspublic alguna de sus partes en forma de artculo (Cf. The Spanish Civil War as Catalyst in JaimeVicens Vives Historiographical Revolution, Mediterranean Studies, 2 [1990]). Actualmente esprofesora de la Northern University en Arizona. Esta tesis apenas ha tenido eco en Espaa.

    26 Vid. Josep M. Muoz Lloret, Jaume Vicens i Vives (1910-1960). Una biografia intellectual,Barcelona, Ed. 62, 1997; Un historiador que saba dnde quera ir (La obra de JaumeVicens Vives en su contexto biogrfico), en Jaume Vicens Vives, Juan II de Aragn (1398-1479): monarqua y revolucin en la Espaa del siglo XV, edicin a cargo de Paul H. Freedman& Josep M. Muoz i Lloret, Pamplona, Urgoiti, 2003, pp. i-xliii.

    27 Jaume Sobrequs i Callic, Jaume Vicens i Santiago Sobrequs: dues vides paralleles, JaumeVicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 14-26 e id., ed., Histria duna amistat, enHistria duna amistat. Epistolari de Jaume Vicens Vives i Santiago Sobrequs i Vidal..., op. cit, pp. xi-cviii.

    28 Josep Pla, Jaume Vicens Vives (1910-1960), Homenots. Segona Srie. Obres Completes, 16,Barcelona, Destino, 1981, pp. 87-125 [originalmente, 1962]; Miguel Batllori, Jaime Vicens

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    caractersticas puramente historiogrficas, desde la perspectiva terica29 a laprctica medievalista30 o, modernista31 , pasando por su concepcin de la geo-grafa32, hasta su faceta pionera de la historia econmica o del nuevo contem-poranesmo33. Igualmente, en su dimensin cultural suprahistoriogrfica34, en

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    Vives (1910-1960), Razn y Fe, 162 (1960), pp. 261-272 [reproducido posteriormente en elHomenaje de la Facultad de Filosofa y Letras a Vicens en 1965, como prlogo al segundovolumen de su Obra Dispersa (Barcelona, Vicens Vives, 2 vols.) en 1967 , y en las compilacio-nes de Batllori Galeria de personatges (1975) y el volumen XVII de su Obra Completa (Valncia,Tres i Quatre, 2000), texto que finalmente utilizamos]; Stanley G. Payne, Jaime Vicens Vivesand the Writing of Spanish History, The Journal of Modern History, xxxiv, 2 (1962), pp. 119-134; y Gabriel Jackson, The Historical Writing of Jaime Vicens Vives, American HistoricalReview, lxxxxiii, 3 (1970), pp. 808-815 [traducido al castellano en Costa, Azaa, el FrentePopular y otros ensayos (Madrid, Turner, 1976)].

    29 Ramn Grau & Marina Lpez, Les directrius de Vicens: empirisme i sntesi histrica,LAven, 72 (1984), pp. 76-79; Borja de Riquer i Permanyer, Jaume Vicens i Vives: renovacinmetodolgica y responsabilidad social, Revista de Occidente, 152 (1994), pp. 141-155;

    30 Miguel Gual Camarena, Vicens Vives y sus obras menores, Anuario de Estudios Medievales, 9(1974-1979), pp. 787-794; Sebasti Riera Viader, Lhistoriador medievalista, Dossier JaumeVicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 52-53 y Paul H. Freedman, Monarquay revolucin en siglo XV, en Jaume Vicens Vives, Juan II de Aragn (1398-1479): monarqua yrevolucin en la Espaa del siglo XV..., op. cit., pp. xliii-civ.

    31 Eva Serra i Puig, La histria moderna: grandesa i misria duna renovaci, Dossier JaumeVicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 56-63; Ricardo Garca Crcel, JaimeVicens Vives, en Esteban Sarasa Snchez & Eliseo Martn Serrano (coords.), Historiadores dela Espaa Medieval y Moderna. Revista de Historia Jernimo Zurita, 73 (1998 [2000]), pp. 283-310 y Antoni Simn Tarrs, Jaume Vicens Vives y el nacimiento de la Escuela de HistoriaModerna de Barcelona, en Historia y perspectiva de la investigacin. Estudios en memoria del pro-fesor ngel Rodrguez Snchez, Mrida, Editora Regional, 2002, pp. 59-67.

    32 Cf. Anna Fabre & Jos L. Villanova, Jaume Vicens Vives, 1910-1960, Geographers. BibliographicalStudies, 17 (1997), pp. 92-105 y Jaume Vicens Vives: vida i obra geogrfica i geopoltica,Treballs de la Societat Catalana de Geografia, 45, XII (1997), pp. 53-70; y Jos Luis Villanova,Jaume Vicens Vives i lestudi de la geo-poltica, Revista de Girona, 171 (1995), pp. 52-55 y Lacartografa en la obra de Jaime Vicens Vives, Estudios Geogrficos, lix, 233 (1998), pp. 711-737.

    33 Cf. Juan Mercader Riba, Jaime Vicens Vives: su obra histrica, op. cit.; Josep Fontana,Semblanza de Don Jaime Vicens Vives, Papeles de Economa Espaola, 20 (1984), pp. 422-424; o Richard Herr, Algunas observaciones sobre la historia contempornea de Espaa, enDDAA: Doctor Jordi Nadal. La industrialitzaci i el desenvolupament econmic dEspanya, vol. I,Universitat de Barcelona, 1999, pp. 253-262. Tambin Borja de Riquer, Revisar Vicens: Unanecessitat i un repte, Dossier Jaume Vicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 64-71 y, sobre todo, el prlogo redactado por Emili Giralt para la reedicin en la editorial RIALPde su Catalua en el siglo XIX, en 1961, pp. 9-21.

    34 Joaquim Nadal Farreras, Un article desconegut de Jaume Vicens Vives, Els Marges, 12(1978), pp. 108-110; Nstor Lujn, La passi per comprendre. Jaume Vicens al setmanari

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    su presencia poltica e ideolgica35, e incluso en el uso de su memoria36.Con las ventajas que proporciona la muerte prematura de un historiadorque no pudo contrastar la imagen que de l se fue creando. La bibliografaque sigue a este estudio, siendo una simple seleccin, puede ofrecer unaimagen aproximada37.

    De todos modos, el itinerario interpretativo de su trayectoria y su obrapermaneci prcticamente inclume desde el primer trabajo del P. MiguelBatllori, apenas unos meses despus de su fallecimiento, hasta la segundamitad de los aos ochenta38. Slo a partir de entonces, comienzan a apare-cer voces que cuestionaban no tanto el ncleo de la interpretacin como elacaparamiento de la memoria de la profesin y el monopolio explicativo dela historia principalmente catalana. Una interpretacin cannica consoli-dada gracias a la proyeccin acadmica y editorial de sus discpulos, lo quepropiciaba, directa o indirectamente, el olvido de la mayor parte de unageneracin de otros historiadores catalanes. A partir de la segunda mitad delos ochenta, se comenzaron a introducir algunos matices y a descubrir losvelos de facetas contradictorias u opacas del maestro39.

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    Destino, Dossier Jaume Vicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 34-35 y AlfredoMendiz Noguero, Vicens Vives y Ortega. Contrapunto de un historiador a una filosofa histo-ricista, en Estudios de historia moderna y contempornea. Homenaje a Federico Surez Verdeguer,Madrid, RIALP, 1991, pp. 241-252.

    35 Joan Revents, La vocaci poltica dun historiador, Dossier Jaume Vicens Vives (1910-1960). LAven, 83 (juny 1985), pp. 43-45; Jos Fernando Aguirre, Jaime Vicens Vives. Un histo-riador en la historia de su tiempo, Barcelona, Rondas (Col. Hombres que hicieron Catalua,Fundacin Ruiz Mateos), 1976; Albert Manent, Laltra vocaci de Vicens, en El Mol de lom-bra, Barcelona, Ed. 62, 1986, pp. 203-204.

    36 Josep M. Colomer, Usos i abusos de Vicens, Dossier Jaume Vicens Vives (1910-1960). LAven,83 (juny 1985), pp. 72-74; y Borja de Riquer, Revisar Vicens: Una necessitat i un repte, art. cit.

    37 No recogemos los artculos periodsticos que han versado sobre Vicens. Aun cuando algunosse deben a las mismas plumas de sus discpulos, su volumen y euforia interpretativa general,ajena a cualquier mnima rigurosidad histrica, invita a observarlos como una fuente de sufama pstuma y no como testimonios o anlisis.

    38 Una secuencia narrativa extendida ms all de los lmites de la profesin gracias a voces de dic-cionario como los de la Gran Enciclopdia Catalana (Josep Fontana), Ictineu (Ramon Grau &Marina Lpez), Diccionari dHistria de Catalunya (Ramon Grau & Marina Lpez, en una versinapenas diferente) e incluso el ms reciente Diccionari dHistoriografia catalana (Muoz i Lloret).

    39 A las aportaciones de Josep M. Colomer, Ricardo Garca Crcel o Borja de Riquer, debemosaadir la de Josep Termes, La historiografia de la postguerra i la represa de Jaume Vicens

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    A ello contribuy la conjuncin de varios elementos. En primer lugar,la publicacin en las tres ltimas dcadas de epistolarios, dietarios y textosmemorialsticos de historiadores y otros intelectuales coetneos a Vicens40.A la par que se alumbraban investigaciones monogrficas sobre otros histo-riadores como Valls i Taberner, Rovira i Virgili, dAbadal i Vinyals, Coll iAlentorn, y principalmente, Ferran Soldevila, que ofrecieron sobre los mis-mos lugares de la memoria profesional narraciones alternativas a la centra-da en Vicens. A este nuevo bosque lleno de intrpretes ansiosos41 contribu-y tambin el pulso de la crtica historiogrfica de una generacin quehaba conocido nicamente su prestigio y que no haba pisado ni sus clasesni sus seminarios de los lunes y, ms adelante, mircoles en Santal, 130.Y en tercer lugar, el progresivo desbroce de los fondos documentales deVicens, primero con la publicacin de dos epistolarios parciales, con la posi-bilidad de consulta de su expediente en el Archivo Histrico de laUniversidad de Barcelona, que pasaba a complementar el conservado enel Archivo General de la Administracin42 y, finalmente, con la sistematiza-cin de su fondo en la Universidad de Girona y la publicacin de su episto-lario recproco con Santiago Sobrequs43. Todo un conjunto documental

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    Vives, en VVAA, La historiografia catalana, Girona, Cercle dEstudis Histrics i Socials, 1990,pp. 37-52. El uso pblico de la memoria y de la figura histrica de Vicens se puso de relievems que en nign otro momento durante la polmica en torno al patriotismo historiogrficoque en el primer lustro de los noventa involucr a una buena parte de la comunidad historio-grfica catalana. Vicens fue esgrimido por los partidarios de la historiografa nacionalista y porlos partidarios de la prctica historiogrfica ajena a esencialismos nacionales. Una gua enAlbert Balcells, La histria de Catalunya a debat: els textos duna polmica, Barcelona, Curial,1994.

    40 Son los epistolarios Olivar Bertrand-Bosch Gimpera, Abadal-Valls Taberner o Bosch Gimpera-Pericot; o los dietarios y memorias de Pere Bosch Gimpera, Albert Manent, Maurici Serrahima,Josep Ferrater, Fabin Estap, Miquel Batllori, Ferran Soldevila, Ramon dAbadal o PedroVoltes.

    41 Vid. Juan Jos Carreras Ares, Bosques llenos de intrpretes ansiosos y H.-G. Gadamer, enElena Hernndez Sandoica & Alicia Langa (eds.), Sobre la historia actual. Entre poltica y cultu-ra, Madrid, Abada, 2005, pp. 205-227.

    42 Archivo Histrico de la Universidad de Barcelona. Profesorado. Expediente 309: Jaime VicensVives y Archivo General de la Administracin. Sec. Educacin y Ciencia, Legajo 15.054.

    43 Vid. Jaume Ruf, El fons Jaume Vicens Vives de la Universitat de Girona, LAven, 272(2002), pp. 72-73 y Jaume Sobrequs Callic (ed.), Histria duna amistat. Epistolari de JaumeVicens i Vives i Santiago Sobrequs i Vidal (1929-1960)..., op. cit.

  • XXX

    que, ante la posibilidad de ser relacionado con otros de relevancia similarofrece inmensas posibilidades44.

    A la vista de todo esto, este itinerario interpretativo se dividira, poco mso menos, en cuatro estaciones. La primera, ocupara desde sus aos de forma-cin en la Universidad de Barcelona hasta el final de la guerra civil. En estaetapa, dejando de lado la pica de las carencias materiales y de sus logros for-mativos esfuerzos para garantizarse estudios universitarios y una formacinadicional slida (p. e. idiomas) destacan tres facetas. Su admiracin por elprofesor Bosch Gimpera, quien sin embargo le disuadi de sus predileccionespor la poca antigua y le recomend el magisterio de Antonio de la Torre45.Su acceso al mtodo investigador gracias a su dedicacin archivstica y alseminario dirigido por La Torre combinando las posibilidades que brindabala biblioteca universitaria y los fondos documentales del Archivo de laCorona de Aragn46. Y en tercer lugar, el ejercicio de sus primeras armas ret-ricas en sus polmicas frente a los miembros de la generacin anterior de his-toriadores catalanes. En particular, la ms clebres, con Antoni Rovira i Virgili(1882-1949), Elas Serra Rfols (1898-1972) o Ferran Soldevila (1894-1971)47. Unido todo ello a su acceso a la enseanza secundaria y su docenciauniversitaria, en estrecha colaboracin con Bosch Gimpera48. Esta primera

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    44 Como los de Claudio Snchez Albornoz (vila, Fundacin Claudio Snchez Albornoz),Ferran Soldevila (Arxiu Nacional de Catalunya), Pere Bosch Gimpera (Universitat deBarcelona), Joaquim Carreras Artau (Universitat de Barcelona), A. Durn Sanpere (ArxiuHistric Comarcal de Cervera), Jos A. Maravall (Universidad de Castilla-La Mancha). A dis-tinto nivel, existen los archivos privados de Ramon dAbadal, Jordi Rubi i Balaguer o FerranValls Taberner, por ejemplo. En otros casos, el fondo legado a una institucin contiene nica-mente la biblioteca del historiador, como ocurre con Antonio Ballesteros Beretta (Universidadde Las Palmas) u Octavio Gil Munilla (Universidad San Pablo CEU). Sin constituir un verda-dero fondo documental, el expediente de publicacin de Historia crtica de la vida y reinado deFernando II de Aragn, depositado en el Archivo de la Institucin Fernando el Catlico, es unejemplo de documentacin parcial que, interrelacionada, ofrece el acceso a gran cantidad dematices.

    45 Vid. P. Bosch Gimpera, Memries, Barcelona, Ed. 62, 1980 y Josep M. Muoz i Lloret, JaumeVicens i Vives... op. cit., pp. 89-93.

    46 Cf. s. v. Torre y del Cerro, Antonio de la, DHEC, op. cit, pp. 622-623; Josep M. Muoz i Lloret,ibid., pp. 32-38.

    47 Ibid., pp. 54-69. 48 Encargado de las clases de Historia Moderna entre 1933 y 1936, ms tarde adscrito al

    Seminari dHistria de Catalunya de Soldevila (1936-1939) en el contexto de la Universidad

  • XXXI

    fase se culmina con la lectura de su tesis doctoral, Ferran II i la Ciutat deBarcelona, leda en 1936 en la nueva Universitat Autnoma de Barcelonaante un tribunal formado por Pere Bosch Gimpera (1891-1974), LlusPericot (1899-1978), Alberto del Castillo (1899-1976), Antonio de la Torre(1878-1966) y Ferran Soldevila49.

    Acabada la contienda blica e instaurado el Nuevo Estado en Catalua,la segunda etapa abarcara aproximadamente hasta 1947 (Batllori, GarcaCrcel) o 1948 (Muoz i Lloret). En cualquier caso, aunque la distincinno es ociosa pues implica una cierta direccin interpretativa, la narracinde esta etapa tendra como leitmotiv la travesa del desierto de Vicens. En

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    Autnoma de Barcelona. Vid. Enric Pujol Casademont, Ferran Soldevila. Els fonaments de la his-toriografia catalana contempornia, Catarroja, Afers, 1995, pp. 132-136 y Histria i reconstruccinacional. La historiografia catalana a lpoca de Ferran Soldevila (1894-1971), Catarroja, Afers,2003, pp. 200-205; y Josep M. Muoz i Lloret, Jaume Vicens i Vives... op. cit., pp. 83-89. Vicensobtuvo el tercer lugar en las oposiciones a ctedra de enseanza secundaria en 1935. Enviadoa Zafra (Extremadura), obtuvo enseguida una plaza en comisin de servicios en el Institut-Escola Balmes de Barcelona. Al permutar su plaza de Zafra con la del Instituto de Figuerasvolvi a conseguir otra comisin de servicios en Barcelona y con ello compatibilizar su activi-dad con la de profesor encargado de curso en la Facultad de Filosofa y Letras. Su posicin,con todo, en el ncleo de historiadores del momento no dej de ser perifrica. Tal como afir-ma Enric Pujol, el ncleo duro de la intelectualidad republicana estuvo formado por FerranSoldevila, Josep M. Batista i Roca, Jordi Rubi Balaguer, Llus Nicolau dOlwer, ManuelRevents, Carles Pi i Sunyer, Rafael Tasis o Pere Bosch Gimpera. Vid. Els historiadors repu-blicans desquerra. Lequip intellectual de la Generalitat republicana, El Contemporani, 18(1999), pp. 29-35.

    49 Ferran II i la Ciutat de Barcelona: 1479-1516, Universitat Autnoma de Barcelona, 22 de febre-ro de 1936. Publicada entre 1936 y 1937 en tres volmenes en la Tipografa Emporium deBarcelona (426, 418 y 508 p., respectivamente). Pere Bosch Gimpera, en sus Memries, al repa-sar las actividades de la recin creada universidad bajo su rectorado, afirma que las primerastesis fueron obtenidas ...brillantment per Jaume Vicens Vives amb una tesi sobre Ferran elCatlic i la ciutat de Barcelona, Garca Bacca amb una tesi sobre Lgica matemtica i CarlesRiba amb una sobre Maragall (p. 182). Por error, Bosch Gimpera (p. 221) sita la fecha de latesis de Vicens en 1937. Adems, fueron otorgados doctorados honorficos a H. Fincke, A.Schulten y L. Siret. Cf. P. Bosch Gimpera, La Universitat i Catalunya, Barcelona, Ed. 62, 1971,pp. 52-62; Miquel Batllori, Jaime Vicens Vives (1910-1960), en Obra Completa, vol. XVII, op. cit., pp. 307-311 y Josep M. Muoz i Lloret, Jaume Vicens i Vives... op. cit., pp. 69-74. El actadel examen y la prueba de doctor, firmada por Ferran Soldevila, y el documento firmado el 2de abril de 1947 por el que le es devuelto el ttulo de Doctor en Filosofa y Letras en la sec-cin de Historia, perdido durante la guerra (Exp. Reg. Fol. 104, n. 31), en Archivo Histrico dela Universidad de Barcelona. Profesorado. Expediente 309: Jaime Vicens Vives. Legajo sinnumerar.

  • XXXII

    ella la Universidad de Barcelona y el joven historiador gerundense serandepurados50. Vicens vivira, de hecho, tres simblicas depuraciones parale-las: por ser profesor de enseanza secundaria, por ser profesor universita-rio principalmente en la etapa ms dura de la retaguardia en Barcelona y,ms all de su propia obra, por haber sido aclito de Bosch Gimpera y elSeminari dHistria de Catalunya. Es el periodo de la vida de Vicens peorconocido y tratado. Los tpicos y las imgenes recurrentes de los aosadversos, de ostracismo y negacin pblica, de la persecucin y los trabajosdiversos, se imponen sobre el conjunto de matices de una poca extrema-damente activa51. No debemos olvidar, con todo, que es el periodo en elque Vicens fundamenta las lneas de su insercin profesional.

    A partir de su acceso a la ctedra de Zaragoza en 1947 o a partir de sutraslado por oposicin a la ctedra de Barcelona en 1948 se abre una nue-va fase. Para algunos autores (Batllori, Mercader, Payne, Jackson) ser lafase de expansin definitiva que concluir en el momento de su falleci-miento. Para otros, en cambio, (Muoz i Lloret, Riquer, Garca Crcel, Grauy Lpez), esta fase expansiva o profesionalizadora, de acuerdo con GarcaCrcel concluye en el bienio 1953-1954, momento en el que se inicia unasegunda velocidad de expansin y en el que Vicens inicia una trayectoriapolticamente ms explcita en trminos internos (en su acercamiento alcatalanismo) y externos (en su acercamiento a la tecnocracia madrilea y al europesmo en ascenso en los ltimos aos de su vida)52. En cualquiercaso, es el momento de sus mayores logros acadmicos e intelectuales y la

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    50 Jaume Claret, La repressi franquista a la Universitat espanyola, tesis doctoral UniversitatPompeu Fabra, 2004, pp. 103-139 y La repressi franquista a la Universitat Catalana, Vic,Eumo-Institut Universitari dHistria Jaume Vicens Vives, 2003, pp. 118-121 y 228-230;Josep M. Muoz i Lloret, Jaume Vicens i Vives... op. cit., pp. 128-132.

    51 Las narraciones de la vida de Vicens apenas s se detienen en esta poca; Muoz i Lloret lededica en Els anys adversos casi la mitad de espacio que a las dems estapas de su trayecto-ria (sesenta pginas, cuando los dems captulos cuentan alrededor de cien), Josep Clara, PereCornell, Francesc Marina y Antoni Simn le dedican dos pginas (Trajectria dun historia-dor, en Epistolari de Jaume Vicens Vives. Vol. I., a cargo de Josep Clara, Pere Cornell, FrancescMarina y Antoni Simn, Girona, Cercle dEstudis Histrics i Socials, 1998, pp. 5-18); GarcaCrcel le dedica solamente tres prrafos y Borja de Riquer, pgina y media.

    52 Josep M. Muoz i Lloret, Jaume Vicens i Vives... op. cit., pp. 163-270; Miguel Batllori, JaimeVicens Vives (1910-1960), en Obra Completa, vol. XVII, op. cit., pp. 314 y ss.; Ricardo GarcaCrcel, Jaime Vicens Vives, op. cit., pp. 289-302.

  • XXXIII

    fase ms tratada y mejor conocida. Publicar sus principales colaboracionesen la revista Hispania, acometer su pblica conversin annaliste, liquidarsu obra medievalista y programar su trnsito investigador hacia la historiasocio-econmica y el contemporanesmo.

    As las cosas, la secuencia narrativa de la vida de Vicens y el trayectointerpretativo de su trayectoria parecen haberse basado en dos ideas impl-citas aceptadas de forma acrtica que cumplen lo que Chris Lorenz denomi-n mecanismo de transferencia53. De una parte, la explicacin de los primerosaos del franquismo se ha abordado a posteriori dando por sobreentendi-do que la ruta natural de Vicens acababa en una ctedra universitaria enuna seccin de historia y sin duda de la Universidad de Barcelona. Lalegtima ambicin de acceder a una ctedra universitaria por parte de unjoven investigador que al acabar la guerra no exista en los escalafones esta-tales ms que en su faceta secundaria, parece haberse confundido con unadeuda que la comunidad profesional haba contrado con Vicens en fechadesconocida. Y ello ha propiciado que la narracin de su camino hacia lactedra se haya acometido desde la diferente valoracin moral de hechossimilares en la trayectoria de otros historiadores. En primer lugar, se abor-da la depuracin como lo que fue: un castigo y una persecucin a los repre-sentantes de la Espaa vencida en la contienda blica; para luego analizarsu acercamiento a la Espaa vencedora como una condicin necesaria, unmal menor, en aras del objetivo final. Y en este punto, cada autor opta porinterpretar diferentes objetivos generales: la modernizacin de la historio-grafa o de la cultura, la construccin identitaria del pas (Espaa oCatalua) o simplemente la ambicin personal. Se hace necesario discerniren cada caso cul es el objetivo tambin individual de la narracin en elmomento en que se produce.

    En los ltimos lustros se ha vuelto a consolidar la visin ms pica yejemplar de su semblanza54. Sin duda, la documentadsima biografa deJosep M. Muoz Lloret, fruto de su tesis doctoral, se erige como referenteineludible de cualquier acercamiento riguroso a Vicens. Y, sin embargo, se

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    53 Cf. Chris Lorenz, Encrucijadas..., art. cit., p. 375. 54 Cf. Patrizio Rigobon, Il mito storiografico di Jaime Vicens Vives dopo lagiografia, Spagna

    Contemporanea, 13 (1998), pp. 171-175.

  • XXXIV

    trata de un trabajo que no termina de aclarar los principales interrogantesde su trayectoria historiogrfica. En particular, aquellos que hacen referen-cia a sus vaivenes terico-metodolgicos, a su acidez crtica no siempremovida por la coherencia, al modo en que edific su escuela y su grupo deinfluencia, a su relacin con el Consejo y con el poder poltico a nivel esta-tal pero tambin en Barcelona, o a sus variables concesiones ideolgicasy sociales hacia grupos de influencia en el seno del franquismo. Su publica-cin en 1997, unida a la aparicin del segundo volumen del epistolariocolectivo de Vicens al ao siguiente recensionado por Josep Fontanaseguida en 2000 de la brillante edicin de su correspondencia conSantiago Sobrequs a cargo del hijo de ste catedrtico de HistoriaMedieval de la Universidad de Barcelona, venan a promover la idea delexilio interno de Vicens. Al respecto, Jaume Sobrequs afirm en las pri-meras pginas de su estudio introductorio que aquest llibre s, dalgunamanera, la histria de dos exiliats catalans que varen viure lexili a linterior delseu pas55 para, unas pginas ms adelante, defender la idea de la revolucindesde dentro56.

    [...] s conegut que una de les estratgies dels demcrates de linteriorva consistir, en un determinat moment de la lluita contra el franquisme, enintentar ocupar llocs en les institucions del pas per tal de portar-hi una acti-tud i una manera de fer diferents a les oficials i intentar minar el rgim desde dins [...].

    Por su parte, Josep Fontana no dudara en ir mucho ms all y trasachacar la imagen polticamente camalenica de Vicens a la mala bava dal-gunes vestals que presumien duna virginitat poltica, vull dir no sollici-tada per ning, sostuvo la imagen del exilio interior de esta forma:

    [...] voldria tornar al biaix cronolgic daquest epistolari. A mi em sem-bla que s difcil valorar Vicens sense fer-se cabal de les dificultats que vanrepresentar per a ell els anys durssims de la postguerra: que dels seus cin-quanta anys de vida nhi ha prcticament deu, de plena maduresa, que vanpoder comptar poc per a la seva tasca dhistoriador, perqu es va trobar ocu-pat per la difcil lluita per la supervivncia. Hi ha una cosa que sembla que

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    55 Jaume Sobrequs, Histria duna amistat, op. cit., p. xvii. 56 Ibid., p. xl.

  • XXXV

    no valorem prou. Lesfor que molts daquests homes de lelixi interior vanhaver de fer senzillament per sobreviure [...]57.

    Desde este punto, parece necesario exponer algunas precisiones queayuden a comprender esta coyuntura de la historia de la historiografa apartir de una experiencia individual. Al final de la guerra en Catalua,Vicens es un joven de veintiocho aos. Expulsado de la Facultad deFilosofa y depurado en calidad de profesor de secundaria, su expedienteno fue resuelto hasta octubre de 1941. El resultado: dos aos de suspen-sin de empleo y sueldo haba seguido cobrando una parte de su sueldode secundaria hasta ese momento, traslado fuera de Catalua e inhabilita-cin para cargos directivos. Una resolucin dursima, sin duda, aunque lepermita continuar con su profesin.

    Hasta 1943, ao en el que reingresa en la docencia y es enviado aBaeza58, Vicens se haba dedicado a colaborar en la prensa y a escribir loque seran sus primeras obras reconocidas ms all de Catalua: Espaa.Geopoltica del Estado y del Imperio (1940), Poltica del Rey Catlico enCatalua (1940) e Historia General Moderna. Del Renacimiento al siglo XX(1942). Y haba fundado en octubre de 1942 la editorial Teide, una empre-sa familiar con el objetivo inicial de producir manuales escolares que enunos meses se hara con las primeras aprobaciones ministeriales. El primermanual de enseanza secundaria firmado por Vicens fue utilizado en elcurso 1943-1944. Por lo dems, a partir del ltimo ao citado y hasta 1947Vicens cumple definitivamente con el cursus honorum de un aspirante a la

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    57 Josep Fontana, LEpistolari de Jaume Vicens Vives. Notes de lectura, Manuscrits, 19 (2001),pp. 157-162. El camaleonismo ideolgico al que hace referencia fue acuado por Eva Serra (Lahistria moderna: grandesa i misria duna renovaci, art. cit., p. 47). En realidad, la imagendel camalen es mucho ms conciliadora que la que ofrece en sus memorias Maurici Serra -hima o el testimonio de mosn Josep M. Ballarn, quien consider a Vicens un traidor a la cul-tura catalana por su trayectoria en los aos cuarenta (cf. V. L. Enders, Jaime Vicens Vives, theAnnales and Catalonia..., op. cit.).

    58 En Baeza permaneci desde enero hasta finales de mayo de 1943. Durante su estancia recibiuna licencia por enfermedad por un mes, solicitada el 24 de enero, concedida el 9 de marzo ydisfrutada a partir de su publicacin en el BOE el da 22. Por su epistolario, sin embargo, cono-cemos que se repuso en Barcelona y que a pesar de su enfermedad, que le obligaba a dictar lascartas, mantuvo una actividad frentica en torno a Teide. La narracin y la documentacin refe-rente a su estancia en Baeza, en Jaume Sobrequs, Histria duna amistat, op. cit., pp. 119-120.

  • XXXVI

    docencia universitaria. Es decir: experiencia docente, probada adhesin formal o vocacional a la interpretacin nacionalcatlica y filogermnicade la historia de Espaa, absoluta ausencia de contestacin cvica al rgi-men y acceso a los crculos elitistas de la profesin a travs de sus publica-ciones y de sus relaciones personales.

    En 1944 publicar para la editorial Gallach Mil figuras de la historia,una compilacin de semblanzas en varios volmenes cuyos contenidos seinsieren en la interpretacin histrica de Falange y del nacionalcatolicismo.Un ao ms tarde dio a la luz Historia de los remensas en el siglo XV en elConsejo Superior de Investigaciones Cientficas. Y en 1946 edit Rumbosocenicos, obra por la que recibir el Premio Virgen del Carmen de manosde Carrero Blanco. Mientras tanto, seguir escribiendo manuales de secun-daria en solitario o junto con su discpulo y amigo Santiago Sobrequs,colaborando con la prensa escrita Destino59 y La Vanguardia, e intentaren dos ocasiones el acceso a la ctedra universitaria60.

    Hasta qu punto este derrotero biogrfico describe la trayectoria deun exiliado interior? Est actuando como un exiliado interior cuando, enjulio de 1939, Vicens publica un artculo en Destino sobre La teora delespacio vital o cuando, con el seudnimo de Lorenzo Guilln, publica enel mismo lugar durante los primeros aos de la segunda guerra mundialdiagnsticos de poltica geopoltica internacional? Es Vicens un catalnde Burgos? Puede un autor de manuales de secundaria en Espaa desde laprimera mitad de los cuarenta y hasta 1960 resguardarse del preceptivoadoctrinamiento histrico? O dicho de otro modo, no deberamos simple-mente asumir los distintos grados de colaboracionismo de los historiadores

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    59 Pedro Voltes Bou recoge en sus memorias (cf. Furia y farsa del siglo XX, Barcelona, Flor deViento, 2004, pp. 266-267) el revuelo formado en Barcelona en torno a la publicacin porparte de Vicens, el da de la Hispanidad de 1947, de un artculo en Destino titulado Cataluay Amrica en el que se negaba la marginacin catalana en la carrera de Indias. El artcu lo, enObra dispersa, vol. II, op. cit., pp. 279-280.

    60 Vicens firm en 1940 hasta seis procedimientos previos para otros tantos concursos de oposi-cin a ctedra universitaria en calidad de catedrtico de Instituto, pero no pudo presentarsedado que el expediente de depuracin segua en curso. En 1943 intent acceder a las oposi-ciones a las ctedras de Historia de Espaa de las Universidades de Granada y Sevilla perotampoco consigui superar los trmites previos y esas plazas fueron finalmente para AlfonsoGamir Sandoval (1899-1962) y Julio Gonzlez Gonzlez (1908-1991). Cf. Josep M. MuozLloret, Jaume Vicens i Vives..., op. cit., pp. 151-157.

  • XXXVII

    espaoles como un objeto de anlisis en lugar de o previamente a comoun juicio moral?

    En el homlogo debate abierto en Alemania se ha puesto en cuestinla tipologa segn la cual la actitud de los historiadores obr desde la coo-peracin activa con el nazismo a la oposicin tambin activa, los dos polosminoritarios entre los cuales se encajaran las dos categoras mayoritarias:

    [...] la abrumadora mayora de los historiadores alemanes, que ni cola-boraron abiertamente con los nazis ni se opusieron a ellos abiertamente.Como se suele decir, se acomodaron al rgimen nazi en un sentido prcticomientras que matuvieron la ideologa nazi a distancia por medio de unainnere Emigration [un exilio interior] conservando as su autonoma mental.Esta imagen de una autonoma interna fue elaborada en un contexto msamplio por Martin Broszat, quien introdujo la nocin biolgica de Resistenz,que sugera una analoga entre los alemanes bajo el rgimen nazi y los orga-nismos que se defienden de amenazas externas y extraas. La Resistenzsealaba as la amplia zona gris entre la colaboracin total y la oposicintotal [...]61.

    El cuestionamiento de esta taxonoma se ha realizado sobre la base deestudios en trminos de evolucin de las escuelas historiogrficas y sobrelo que H. U. Wehler denomin moralismo autocomprensivo.62 Abordarlo eneste texto sera alejarse demasiado de los objetivos iniciales. Sin embargo,la utilizacin de categoras del tipo innere Emigration o Resistenz presentagrandes dificultades puesto que, de un lado, no contemplan los procesosde normalizacin de las prcticas; y de otro, relegan a la periferia de lainterpretacin las condiciones de fiabilidad.

    En contextos polticos como el de la posguerra espaola en los que laviolencia fsica o simblica y la inseguridad jurdica o poltica eranelementos determinantes de las tomas de decisin individual, lo que enotro lugar hemos denomiado mecanismos de anclaje, toma un protagonismoesencial. As, sobre la base de compromisos annimos o de presencia, el

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    61 Chris Lorenz, Encrucijadas..., art. cit., pp. 341-342.62 Hans Ulrich Wehler, Nachruf auf Theodor Schieder, Geschichte und Gesellschaft, 11 (1985),

    pp. 143-153, mencionado tambin en Gtz Aly, Theodor Schieder, Werner Conze oder DieVorstufen der physischen Vernichtung, en W. Schulze & O. G. Oexle (eds.), DeutscheHistoriker im Nationalsozialismus..., op. cit., pp. 163-182, en particular, pp. 174 y ss.

  • XXXVIII

    historiador hallaba la seguridad que le permitiera buscar su lugar en lacomunidad profesional y con ello normalizar su actividad al tiempo que la propia comunidad acometa su propio proceso de normalizacin63.

    La primera mitad de los aos cuarenta fue dursima para una parteconsiderable de los historiadores profesionales espaoles. Un buen nme-ro de ellos debieron exiliarse. Los ejemplos ms notables son conocidospor todos: Snchez Albornoz, Altamira, Castro, Madariaga, Ots Capdequ,Bosch Gimpera o Ferran Soldevila, por citar solamente a representantes dedistintas especialidades en el campo de la historia. Otros historiadores, yaen la edad madura, vivieron procesos personales extremadamente comple-jos que les enfrentaron a decisiones contrapuestas y que, en trminos gene-rales, les condujeron del xito profesional a otras situaciones ms difcilesde definir. Son los casos de Eduardo Ibarra, Jos Deleito Piuela (1879-1957) o Ramn Carande (1887-1986), entre otros. La gran mayora, sinembargo, sin colaborar explcitamente con el rgimen esto es, sin partici-par en la administracin poltica o en la propaganda buscaron anclajes ensectores de la profesin que les permitieron evitar circunstancias ideolgi-camente comprometidas, salvando as su carrera y su distanciamiento delfascismo o del nacionalcatolicismo. La depuracin del gremio, estudiadadesde perspectivas diferentes por Gonzalo Pasamar o Mara FernandaMancebo fue, con todo, amplia y compleja. Pero la depuracin finalizprcticamente por completo en los aos centrales de la dcada de los cua-renta. En el plazo de una dcada, cada historiador haba conseguido en lamedida de sus posibilidades anclarse suficientemente en la comunidadcomo para encontrar su sitio.

    Algunos, como Soldevila, volvieron del exilio y en una cierta penum-bra, recompusieron su actividad historiogrfica. Otros, como Abadal, deja-ron de lado la investigacin histrica hasta el segundo franquismo y, en estenuevo contexto, recibieron los honores de diversas Academias. Y, finalmen-te, hubo historiadores que variaron sus directrices a medida que la su

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    63 La profundizacin en estas ideas en Miquel A. Marn Gelabert, El fracaso de la normalizacininterior de la historiografa espaola en los aos cincuenta, en Carlos Forcadell, GonzaloPasamar, Ignacio Peir, Alberto Sabio y Rafael Valls (eds.), Usos de la Historia y polticas de lamemoria, Zaragoza, Prensas Universitarias, 2004, pp. 247-273 y Los historiadores espaoles en elfranquismo..., op. cit., pp. 44 y ss.

  • XXXIX

    seguridad se afianzaba. Y aun as, mantuvieron a travs de sus relacionespersonales vnculos profesionales con todos los sectores necesarios paraseguir garantizndose su propia seguridad y, ms adelante, la reproduccinde su escuela o de su grupo de discpulos. Quizs ese fuera el caso deVicens. Tal como ha afirmado Jos-Carlos Mainer

    [...] aunque siga abierto el dilema de la definicin (fascismo, autorita-rismo, nacional-catolicismo...) del rgimen franquista, ninguno de nuestrosargumentos debe exonerar de una sola de sus culpas histricas a un rgi-men poltico que se bas en la persecucin y eliminacin de sus enemigos,que se asent en un holocausto cultural y que demostr, hasta el final desus das, la rahez miseria intelectual de sus apoyos. Pero, a partir de esa pre-misa y de su corolario ms inmediato (cualquier intento de reforma tendi aquedar, a la larga o a la corta, extramuros del ncleo fundamental del rgi-men), debemos usar una escala cromtica muy depurada para advertir losmatices (y reservas) de la colaboracin: no fue lo mismo ser catedrtico querector de universidad, ni tcnico de una administracin cada vez ms fron-dosa que cargo poltico, ni lo fue escribir en la nica prensa que haba quecolaborar activamente en la propaganda o el engao [...] Y hay troquelacio-nes, claro, que deberamos abandonar: seguramente no hay ni hubo nuncafalangistas liberales, sino desengaados, dramas ntimos, incompatibilidadessobrevenidas, etc., y, a la par, hubo inercias azules de ms larga duracin dela deseable. Aunque sea como feliz hallazgo lxico, la idea de exilio interiordebe ser igualmente matizada y, en bastantes casos, abandonada: no hayotro exilio que el fsico [...]64.

    As las cosas, aun cuando sea posible reconocer siempre en el contex-to biogrfico individual diferentes estadios de adhesin al rgimen, ymltiples evoluciones o motivaciones coyunturales, no podemos aceptarque el exilio interior deba de ser una categora analtica aplicable a Vicens.Colabor con el rgimen en la medida en que poda hacerlo un joven y bri-llante historiador en los primeros cuarenta. Se asent en el academicismodurante el cambio de dcada. Y desarroll un autntico programa moderni-zador a partir de los cincuenta, siempre con un ojo en la realidad poltica yotro en sus espaldas profesionales. Y si no accedi a la ctedra con anterio-

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    64 Vid. Jos-Carlos Mainer, Los primeros aos de Revista (1952-1955): dilogo desde Barcelona,art. cit., p. 414.

  • XL

    ridad se debe, probablemente, bastante ms a la propia dinmica del cam-po histrico y mucho menos a sus antecedentes polticos o nacionalistas.

    Desde la perspectiva de su actividad organizadora, hasta 1954 acumu-l el proyecto inicial del Centro de Estudios Histricos Internacionales(1949), la gestin de la seccin de la Escuela de Historia Moderna en laDelegacin de Barcelona del Consejo Superior de Investigaciones Cient -ficas, la publicacin de la revista Estudios de Historia Moderna (1951-) y delndice Histrico Espaol (1953-), y el inicio de dos obras colectivas, la colec-cin Biografies Catalanes y la Historia social y econmica de Espaa y Amrica,que le ubicaron definitivamente como el gran emprendedor.

    El CEHI le dotaba de una divisa personal, un centro de estudios desde elque institucionalizar su seminario, organizar cursos y conferencias y dinamizarsus relaciones nacionales e internacionales65. La Delegacin del Consejo enBarcelona permita, en lo fundamental, becar a sus discpulos predoctorales ymantener contactos con el CSIC en Madrid 66. Y las publicaciones le permitie-ron dar salida a las investigaciones de sus discpulos, ampliar su crculo deinfluencia y gestionar la capacidad inclusivo-exclusiva y evaluadora de la disci-plina y de la configuracin del campo histrico. Ninguna de todas estas conse-cuciones se hizo sin contar con la aquiescencia del poder poltico y acadmicodel momento. En particular, el Consejo y la Universidad de Barcelona, y con laplataforma aadida de la participacin como delegado oficial en congresosinternacionales (1947, de americanistas; 1950-1955, de ciencias histricas enPars y Roma; y 1958, de Carlos V en Pars y Colonia) y en la organizacin dela reactivacin del Congreso de Historia de la Corona de Aragn celebrado enZaragoza en 1952 y de la Asociacin Espaola de Ciencias Histricas67.

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    65 Cf. Jaume Vicens Vives, El Centro de Estudios Histricos Internacionales, en Obra Dispersa,vol. I, op. cit., pp. 453-454 [en realidad, Destino, 649, 14 de enero de 1950] y Realizaciones yproyectos (1948-1954), Barcelona, CEHI, 1954, 8 p.; tambin Emili Giralt Ravents, El CentredEstudis Histrics Internacionals (Passat i present), Barcelona, CEHI, 1986.

    66 Vicens Vives es, entre 1945 y 1947, Agregado del Instituto Jernimo Zurita. Entre esta fecha ysu acceso a la ctedra de Barcelona es Colaborador. Y a partir de 1948 y hasta 1956 es Jefe deSeccin, lo que le permita gestionar la concesin de becas. La desaparicin de la Seccin en1956 y su substitucin por la Escuela de Historia Moderna, a cuyo frente se situaba Mercader,apenas vari la dinmica de concesin de becas.

    67 Cf. Eloy Benito Ruano, El Comit Internacional, el Comit Espaol y los Congresos Internacionalesde Ciencias Histricas. Anexo Informativo con motivo del XVII Congreso Intercanional de Ciencias

  • XLI

    Sobre la slida base de su asentamiento institucional, desde 1954comenzar, como veremos ms adelante, la expansin de su escuela y unamayor explicitacin poltica o ideolgica, que ha sido la que ha presidido lapolmica sobre su pensamiento.

    FERNANDO II Y ARAGN EN LA OBRA HISTRICA DE VICENS

    Es indudable que el autor de Historia crtica de la vida y reinado deFernando II de Aragn es todos los Vicens que acabamos de observar, perono todas estas facetas afectaron de igual modo a la publicacin de la obra.A los efectos, eso es lo que nos ocupa en esta introduccin. Por ello, vamosa rastrear tres elementos contextuales que incidieron poderosamente en sudesarrollo entre los primeros aos cincuenta y la muerte del maestro.

    El primero de ellos es el contexto de su obra. Defenderemos la idea deque la liquidacin de la fase medievalista coincidi tambin con los iniciosde un cambio radical en la forma de concebir la historia, de ah que el lti-mo proyecto fernandino se convirtiera progresivamente en una rmora. Elsegundo elemento es la formacin de su grupo de influencia. La escuela deVicens result absolutamente complementaria a su obra personal. De estemodo, cuando a partir del segundo tercio de los cincuenta sus intereses semuevan hacia el modernismo poltico y socio-econmico, y ms tarde haciael contemporanesmo puramente socio-econmico, las referencias del perio-do medieval comenzarn a apoyarse en jvenes autores de su crculo deinfluencia pero ya no de su escuela. Al mismo tiempo, a medida que las pri-meras promociones de sus discpulos cumplan etapas en su ciclo de vidaprofesional, el grupo se iba desgajando. Y los medievalistas fueron alejn-dose progresivamente. Por ltimo, el tercero de los elementos contextualeses el entramado de relaciones personales que Vicens teji durante su dca-da dorada y que podemos analizar a travs de su epistolario y de sus activi-dades. Ms all de sus filias y sus fobias, el conjunto de relaciones estable-

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    Histricas, Madrid, 1990, 34 p. Tambin IX Congreso Internacional de Ciencias Histricas,Revista de Indias, 41 (1950), pp. 700-701; Congreso Internacional de Ciencias Histricas,Estudios de Edad Media de la Corona de Aragn, IV (1951), pp. 688-689; o IX CongrsInternationale des Sciences Historiques, Hispania, 40 (1950), p. 629. Sobre la participacinespaola, Miquel A. Marn Gelabert, El aleteo del lepidptero..., art. cit., pp. 132 y ss.

  • XLII

    ce, en trminos geogrficos, de poder institucional y de gestin del campodel saber, las lneas maestras de la estrategia vicentiana hacia el desenvolvi-miento de su actividad.

    La primera caracterstica que destaca en la produccin historiogrficadel catedrtico cataln es su volumen. Vicens public mucho. Una produc-tividad por encima de cuatro documentos anuales resulta altsima para unhistoriador que trabaja en Espaa entre 1930 y 1960. Y resulta una canti-dad ms significativa si atendemos al nmero de pginas, pues la mayorparte de sus libros hasta 1953 supera las quinientas pginas. Pero, eviden-temente, el volumen sin ms no es un indicador en el que podamos confiarpor completo. Su nica utilidad reside en que dibuja una tendencia. Nopodemos confiar en l porque Vicens public una vasta obra periodstica ymanualstica que no incluimos en el cmputo. En este sentido, su produc-cin es todava mayor. Y adems, debemos tener en cuenta el peso, princi-palmente en los ltimos aos, de las traducciones y las reediciones de algu-nas de sus obras.

    Nuestra propuesta permite distinguir cuatro grandes fases en la pro-duccin histrica de Jaume Vicens Vives que abarcan respectivamente has-ta su tesis doctoral, el acceso a la ctedra de Zaragoza, la publicacin delndice Histrico Espaol y, en consecuencia, la culminacin de su programainstitucionalizador y su fallecimiento68. Si, de esta manera, combinamos laobservacin de la distribucin por etapas y mbitos destacan tres caracte-rsticas de cierta relevancia.

    MIQUEL A. MARN GELABERT

    68 En la obra histrica de Vicens hemos incluido aquellas obras que podramos denominar degran divulgacin, as como las reediciones y traducciones de sus obras hasta 1960 y, en cam-bio, no lo hemos hecho con las obras publicadas tras su fallecimiento. La primera decisin sebasa en la inclusin de cambios y correcciones del propio Vicens, lo que de hecho convierte ala obra en un objeto de significacin nuevo. La segunda cuestin, algo menos slida, respon-de a que la edicin inclua la mano o la decisin de terceras personas sin el control directo delmaestro.

  • XLIII

    La fatiga de una generacin. Jaume Vicens Vives y su Historia crtica...

    Grfico 1. Distribucin acumulativa de la obra histrica de Jaime Vicens Vives entre 1931 y 1960.Fuente: elaboracin propia a partir de P. Galera, Publicaciones de Vicens Vives, Homenaje a JaimeVicens Vives, Universidad de Barcelona, vol. I, 1965, pp. xix-xxxiv, y Bibliografa de Jaime VicensVives, en Jaume Vicens Vives, Juan II de Aragn (1398-1479): monarqua y revolucin en la Espaa delsiglo XV, edicin a cargo de Paul H. Freedman & Josep M. Muoz i Lloret, Pamplona, Urgoiti, 2003,pp. lxxi-civ. Para L: libros, A: artculos de investigacin, CL: captulos de libro u obras colectivas,

    R: recensin, P: prlogo o introduccin a obra ajena, C: conferencias o aportaciones a congresos.

    La primera de ellas deriva en buena medida del contexto historiogrfi-co de la poca. Durante el franquismo el nmero de publicaciones peridi-cas disponibles para un historiador fue relativamente bajo. El CSIC acometiuna labor de gran calado a travs de la promocin de revistas especializadasen el seno de los institutos con contenidos histricos de sus distintos patro-natos. En una segunda fase, adems, aglutin una buena cantidad de revis-tas locales en torno al Patronato Quadrado69. Sin embargo, un historiadoruniversitario del perfil de Vicens, que pretendiera ubicar sus investigacionesa travs de textos cortos en revistas especializadas, contaba con muy pocasalternativas. De ah que se acercara a Hispania en la frontera de los cincuen-

    69 Una aproximacin a las revistas especializadas en Historia y