vida de la venerable madre sor maria de san bernardino

7/23/2019 Vida de La Venerable Madre Sor Maria de San Bernardino

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V I D A

D E L A V E N E R A B L E M A D R E '

S O R M Á R I A D E S A N B E R N A R D I N O ,

Relig iosa del Orden de la Inmaculada Concep

ción de M ar ia Santísima , y Ab ad esa en el M o

nasterio de la V i l l a de Fuente-ovejuna del R e y -

no y Obispado de C ó rd ob a, sujeto á la di re c

c ión de la Santa Provincia de los Angeles de la

i

regu lar y reformada observancia de N uestr o

Seráf ico Padre San Francisco.

COMPUESTA

POR EL R. P. F. FRANCISCO CASTELLANO ,

Lector Jubilado de la misma Provincia.

Con licencia.

M A D R I D E N L A IM P R E N T A R E A L .

1 7 8 8 .



( I l l )

AL SEÑOR I>QN PEDRO CACHW ERO

CALERO

s

PRESBÍTERO.

SEÑOR.

¿4un

antes de

concluirse

la historia de

la vida de su Ven erable Tía la M adre

Sor M aria de San Bernardino, m editó

V. el dedicarla a un Personage, que en

lo

posible

la

ennobleciese,

y con solo

<ver^

A i

se



se escrito su nom bre a su frente , que

dase am parada, A este Jjn dirigió V* la sú

plica m as obsequiosa a un Héroe de los

m as ilustres y condecorados de nuestra

nación,

lomó con benignidad la protec

ción que V* deseaba, y rehusó su reli

giosa modestia el admitir, que se dedica

se a su ilustre Persona» En atención a

esto dexó V, a e lección mia el dedicarla

a Persona de honor y m érito y nada

J

ó muy foco tuve que deliberar en mi ul

tim a resolución , porque prontam ente se

me ocurrió el distinguido m érito de V,

para ofrecerle este don, En efe£to el ser

:V. hijo de

uno

de los hermanos de la Ve-

nerable Sierva de Dios, la entrañable de

voción que én vida le profesaba

3

los

vigorosos esfuerzos , con que ha procu

rado se formalizase la historia de su pro

digiosa,

y exemplar vida > las vivas an

sias



(v)

sias

y

en que ¿irde su corazón-para que

se dé a la pública luz, con el fin de que

Dios sea alabado m aravilloso en su Sier-

va, ta generosidad con que se ofrece

a

costear, las necesarias expensas

-¿

y en fin

los varios obsequios, con que ha procu

rado V. conservar después de su m uer-

te

y

y aumentar la fama de su buena m e

m oria , son títulos muy justificados para

que se dedique

a

su nom bre. Nada m as,

que lo referido, tengo a la vista para es

ta determinación*, no obstante, de que

con el Sagrado Presbiterado brillan en V,

otras ilustres prendas, que le hacen bene

mérito de honor tan distinguido. Om ito

el referirlas', lo uno, por no abochornar,

su christiana modestia; y lo otro

y

porque

el buen gusto de nuestra Nación m ira ya

con desagrado este género de laudatorias.

.Reciba V, este don por tantos títulos

su



(vi)

ß .

S.M B.

Fr. Francisco Castellano.

P R O -

suyo'y y aunque

pequeño

por ser produc

ción de mi corto ingenio , es grande por

el sugeto que en él se celebra. El Se

ñor prospere la vida de V, hasta coro-

narle de gloria

3

como desea su C, y A.



™)

PROLOGO AL LECTOR

Y D I V I S I Ó N D E L A H I S T O R I A .

Q u a l q u i e r a q u e h u b i e re le íd o

e l Sermón honorar io , pred icado á

la buena memoria de la Venera

b l e M a d r e S o r M a r i a d e S a n B e r -

nardino, ó la información, que so

b re sus virtud es y sucesos m ar a

villosos de su vida se hizo por

autoridad de mi Santa Provincia

de los A n g e le s , exam inando á las

Rel ig iosas de su Monaster io , con

quienes vivió, y á otras tales qua-

les personas del s iglo, que fueron

test igos oculares de muchos de

e l l o s ;

m e ce ns ur ará , á su parecer

con jus t i c ia , de que en l a com

posición de esta historia he pro

cedido sin reflexión , ó poco ins

t r u id o ; porque o m ito en e l la , y

me



( V l í l )

me desent iendo de muchas mara

vi l las y famosos hechos, que en

aquel los documentos se contienen,

y que cedería su noticia en mucho

crédi t o de l a Venerab le Madre .

A saber, famosos éxtasis y raptos,

visiones celestiales y diabólicas,

milagrosas curaciones, v iolentos y

crueles to rm e n to s , con que la

m artirizaban los d em o n io s , e l im

perio que Dios v ino en conceder

á su Sierva sobre estos rebeldes

espír itus , y la p ro n t i tu d

r

con que

á pesar de su org ullo le ob ed ecie

ron en algunas ocasiones. Sobre la

omisión en no colocar en esta his

toria estos admirables sucesos car

gará la censura de los que están

instruidos en aquellos documentos.

P e r o debiendo ser deu do r á los

d o c to s , y á los demás que ley e

ren esta historia , debo decir, co

mo



mó primeramente texí la v ida de

la Venerable Madre colocando

los sucesos referidos en d on de

me parec ió mas conveniente , apo

yándolos con doctrinas y casos

de la misma naturaleza

r

que se re

gistran en las vidas de algunos San

tos y Venerables . Asi se formó

la v ida de la V en er ab le M ad re ;

pero instruido por uno de sus mas

Sab ios Censores , y mandándome

el R e a l Co nsejo , que los referi

dos sucesos se separasen de la his

toria , po r qu anto la inform ación

que se hizo, que es de donde se

to m ar o n , carece de l apo yo de ha

berse formalizado sin la autoridad

del Se ñ o r D iocesan o , ni de otr o

Juez Apostól ico , s ino so lo por

Rel igiosos de la misma Provincia;

me vi en la precisión de reformar

la h is to r ia , com o se me m and a,

•

r ' B c i -



ciñendome á referir sus virtudes,

q u e son las que se deben pro po

ne r á ios L ec to re s para su im i

tación.

L a histor ia se 'd iv id e en dos

partes. E n la prim era se tratará des

de e l nacimiento de la Venerable

Madre hasta que l legó á los años

de su venerab le an c ia n id ad ; y

en la segunda se trata de p ro p ó

sito d e sus adm irables vir tu d e s, de

su ú ltima e n fe rm e d a d , dichoso

tr á n si to , funeral y fam a postum a.

Sea todo á la mayor honra y gkn

r ía de Dios . Amen.



(* )

PROTESTA DEL AUTOR,

Arreglándome c o n e l mayor respeto

á

los sabios y prudentes decretos Apostól icos

de nuestra Santa Madre Ig les ia , principalm en

te á lo s d e l S e ñ o r U r b a n o V I I I . , y o t r o s

q u a le sq u ie r a q u e h a y a n d i m a n a d o , ó d i m a

n a r e n d e l a S a n ta S e d e , ó d e l T r i b u n a l

de la San ta Inq uis ic ión * protesto , q u e

qu an to está escrito de sde el prin cip io hasta

el f in sobre las virtu de s ó dones Soberanos de

l a V e n e r a b l e M a d r e S o r M a r i a d e S a n B e r -

nardino , ó de otra persona en es ta h is tor ia?

n o es m i an im o prevenir la determ inac ión de

nuestra Santa Madre Ig les ia sobre su ca

l i f icación "» po rq ue solo i n t e n t o , se le dé

aqu e l la c reenc ia pu ram ente hu m an a , qu e s u e

le darse á semejantes historias . A sim ism o p ro

testo , q u e los elo gios de Venerable Sierva de

{Dios, qu e d o y á l a M ad re S an B erna rd i no ó

á otras personas , se deben tomar en el sano

se n t i d o , en qu e se habla de personas v i r

tuosas s in el menor culto ec les iást ico* dexan-

d o la cali f icación de tod o lo escrito al j u i

c io y correcc ión de nuestra Santa Madre

~ B i I g l e -



i g l e s i a , orá cu lo de los ac ier tos : á cuyo s san

g r a d o s p i e s , y o b e d i e n c i a , p r o t e s t o , q u e v i *

y o y deseo m or i r .

F r .

Franc isco Caste l lano.

V I -



S

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V I D A

D E L A V E N E R A B L E M A D R E •

SO R M A R Í A D E S A N B E R N A R D I N O ;

P A R T E P R I M E R A .

Contiene los sucesos de su vida secular > y lo s

d e l es tad o R e l i g i o s o hasta s u v e n e

rable senectud.

C A P I T U L O I .

Patria y Padres de U Venerable Ma dre Sor M a*

riade San Bernardino.

i E s t á m u y a c r e d it a d o e n la s S a g r a d a s

Escri turas , y en las Historias Ecles iást icas el

f ixar a l frente de las vid as de las personas i l u s

tres , cu ya s p roezas , v i rt u d e s . y gracia s se

re f i e ren , la pat ri a d e su n ac i m i en to , y e l

nom

-i

bre y carácter de sus Padres . Asi lo practica

la Santa Ig les ia en la narrac ión de la v ida de

l o s



7,

Vida de la V. M , Sor M aría de S. Bern.

los Sa n co s , la H is tor ia de los R ey es en la v i

d a d e S a m u e l , y S an Lu c as re f ir iend o e l nac i

m i e n t o d e S a n J u a n B a ut is ta . E l m o t i v o , á m i

v e r , de práct ica tan a utor izada y constan te ,

n o es otro , qu e m anifestar al pu blico el ho ~

ñ or , qu e los i lustres hi jos d a n á su patria y

á sus Padres con sus br i l lantes h a z a ñ a s , y

lo que el los reciben sobre las suyas , s i su pa

tr ia y Padres están , y v i ve n enn oble cidos

co n acred itados blasones .

2, C o m o q u i e ra , s i g u iend o este m éto d o y

o rd en c o mú n, es tab lec i d o po r au to res tan ac re

d i tados , em pie zo á re fer ir la pr od ig io sa , v i

d a d e la V e ne rab le M ad re S o r M ar i a d e S an

Ber na rdino , d an do not ic ia en este capi tu lo

d e la pa t r i a , q u e fu e c u na d e s u na c i m i en

t o , y d e los P a d re s , qu e v entu ro s am ente la

s eña ló la ' P ro v i d en c i a D i v i n a . F u e su pat r ia l a

V i l l a d e Tozoblanco, de la Prov inc ia de Es tre-

madu-ra , en e l R e y n o y O bisp ad o de

C ó r d o b a ; y u tia d e las s i e t e , q u e c o m p o

nen el Est ad o de los Tedroches. Y au n qu e d e

dich a V i l la no pod em os refer ir que la i lu s

tren tro feos de m i li tares co n q u is t as , n i m o -

n u m e n t os d e a n t ig ü e d a d e s R o m a n a s , d e q u e

otras Poblac iones comarcanis con méri to se

g lo r ia n , fundadas ó en sus destrozados Ca st i

l los,



Varíe primera.

Capitulo

I.

3

l í o s , ó en sus des m oro nad as m ural las •> n o po r

esto se deb e tener en m en os la V i l la de

Tozo-

blanco,

en atenc ión a l e log io , que de la .venturo

sa pat ri a d e N u es t ro S eño r J es u - C h r i s t o pr o

firió S . M at eo en la h i s tor ia de su E v a n

gel io .

3 E n e f e c t o , l a V i l l a d e Tozoblanco es u n

terreno tan fe cu n d o , que á benef icio de la

g rac i a , y d e l c u l t i v o c hr i s t i ano , y es tu d i o

so de sus h i j o s , ha pro du cido para la Ig les ia ,

y para el Es tad o personas m u y ins ignes en

sa n t id ad , l iteratura , po l í ti ca y go v i er n o. E s

to puede ev idenc iarse con a lgun os V ar on es de

m i Pro v inc ia , consum ados , en sab iduría , pr u

den c ia , ze lo y Re l ig ió n , qu e serán en a lgú n

t ie m po del ic iosa ocup ac ión de su h is t or ia ; s in

dexar de t raer á la m em oria á las Ven erable s

1

M art a y Ú r s u la , c u y as pro d i gi o sas v i d as c o r- ,

ren impresas para fomento de la devoción , co-*

mo as i mi s mo o t ras mu c has pers o nas natu ra

les d e d i c ha V i l l a , c u y as ex em p ía res m e m o

r i as s e g u ard an c o n es t i mac i ó n en lo s Arc h i

v o s d e o tras R e l i g i o ne s . O m i t o .e l hac er c a tá

logo indiv idual de es tos abundantes f rutos ,

qu e c o n tanto ho no r s irv en d e g lo r io s a c o ro

na á la V i l la de <Pozoblanco, c o ntentánd o me

c o n h a c e r d i s t i n g u i d a m e m o r i a d e u n o s o l o ,

q u e



4 Vida delaV.M. Sor M aría de S.Bern.

qu e por su e leva do ta le n to , copiosos y erudi

tos escr i tos , es conoc ido en todo e l orbe l i

t er ar io c o m o c a p a z d e h a c e r m e m o r a b l e á

t o d o u n R e y n o . E s este D o n J u a n G i n e s d e

S e p ú l v e d a , C ro n is ta y C a p e l l á n d el E m p e r a

d o r C a r l o s V . , c u y o m é r i to se h a g r a n g e a d o

las a tenci ones d e la R e a l A c a d e m i a Es pa ño la

M at r i te ns e , para re i mp r i mi r en l i mpi o s y

abultado s caracteres sus obra s eruditas \ c o m o

tam b i én d ar a l a pu b l i c a lu z o t r a s , qu e m a

nuscritas se gu ar da ba n co n est ima ción en los

A rc h iv os de los L i terato s . C o n so lo este Sa

b io , que aun co n sus vene rables cenizas q ui

so de xar enn oblec ida á su p a tr ia , bas tar ía pa

ra ser i lustre y q u an d o no hubier a otras i n s ig

nes persona s , qu e p o r ' sus cop iosos frutos

en santidad , y l i teratura nos la acr ed itará n de

fe l iz t ierra de promis ión sobre otras Pobla

ciones. : '

4 D e d icha V i l la eran naturales y vec in os ,

y v i v i an u n i d o s c o n el v í n c u lo d e l M at r i m o

n io J u a n M o r e n o , é Isa be l M u ñ o z , f e li

c e s P a d r e s de la M a d r e S an B e r n a r d in o ;

Er an l im pi o s en s u l i n a g e , ho nr ad o s en sus

of ic i o s , m odestos en sus pe rso n as , afables en

su trato , y de ex em pla r m ora l ida d en suá

c o s tu mb res . ; N o '• c o n s t a , c o m o c o r r es p o n d e á



Tarte primera Capitulo 1. g

k v e rd ad d e í a h i s to r i a , d e qu e a lg u n o d e

estos fuese dist in gu ido con el b lasó n d e n o

bleza i n o obstante de c olegirse al gu n a cosa,

de e s t o , e í es tar e m pare ntad os con e l re fer ido

I lustre Cr on ista del Señ or C ar lo s V . \ y de q ue

po r un instrume nto autént ico for m ad o en e l

a ñ o d e 1 6 5 7 , q u e se c o n s er v a e n m i c o n

v en to d e S an A n to n i o d e S ev i l la , d e la P ro

vinc ia de los A ng ele s , se ref iere en ho n or

e s p e c i a l d e J u a n A l v a r e z C a s t i l l e j o s , A b u e l o

m a t e rn o d e d i c h o J u a n M o r e n o , P a d re d e

l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o , q u e e ra

de los L in ag es de Castillejos

y Vulgarines

, de

la ant i g u a V i l l a d e A z u a g a . Pe ro au n s in es

ta fortuna de la n o b le z a , aprec iab le en s í , y

a g r a d a b l e p a ra e l M u n d o , e ra n m u y e s ti m a

dos los Padres de la Ve ne rab le M ad re Sa n

B ern ard i no en la V i l l a d e Tozoblanco, p o r q u e

á las prendas referidas se ag re ga ba n la de v i

v i r c o n aqu e l a m o r , f id e li d ad y s u b o rd i na- ,

c i o n , q u e S a n P a b l o es ta b le ce c o m o v i r t u

des inseparables de la felicidad de su estado.

5 Fu ero n seis los hi jos de be n dic ió n , qu e

rec ib i ero n d e la m an o d e D i o s , c o m o fruto s

de su fecu nd ida d , s iendo la qu inta qu e los

c o ro na d e ho no r y g lo r i a la V en erab le M a

dre San Bern ard ino . Pe ro no se l imitó á esta

C s o -



é Vida ddlaTrX'So^ Ma rio- de&.Bern..

sola la fel ic idad de. Pad res ta n venturosos > p o r

qué de los . otros , hi jos , . que por su elección to

m a r o n , s u , m i s m o , e s t a d o .

x

haa nac ido , otros .

1

en d u p l i c ad as .g enerac i o nes , , qu e d es eng añad o s

d é las van idade s d el M u n d o ,, y del. aparen te

atrac t ivo, de sus placeres, y g lo rias . , h an a br a

za do las penal idades del . es tado R e l i g io so , . des

posándose: unas, co n Je su -C .h r i s to , l levadas , del

exqmplo . y buen o lor , de Sant idad de su Ve

nerable . T í a , y otros han Venido á. m i angé

lica. Provincia. ,. ., en d o n d e car ga n, c o n la cr uz ,

de sus; ; austeridades en; seguimiento, de Jesús

Cruci f icado. . Por todo, este conjunto de. almas;

R e l ig io sa s , , que.: co m o á su or ige n s irven de

cor on a a l m éri to de los, Padres , de . la . V e n e

rab le M ad re S an. B ern ard i i i o , , po d em o s , d e c i r , ;

q ue .

la; succesion de sus gen erac ione s; es la

d e a q u e l l o s q u e . p o r e l ca nd or: d e su. c o r a

zó n , é inoc en cia de sus; co stu m br es , an he lan

k ver y gozar de la presencia; del. Dios de. :

J a c o b . .

•

C A -



primer

a.

Capitulo II, n

C A P I T U L O I I .

Nacimiento y 'Bautismo de la Venerable M adrt

San Bernardlno '•> y de algunos particulares

sucesos de su infancia*

6 L a S a nt a I g l e s i a , e n q u i e n N u e s t r o S e

ñ o r J e s u - C h r i s t o d e x ó d e p o s i ta d o e l v e r d a d e

ro espír i tu de sabiduría > d iscreción y ízelo* p a

j a dar á sus Santos e l e lo g io deb ido a l m é

r i to de sus v i r tudes , l io omite e l re fer i r aque

l las c i rcunstanc ias , que pueden ennoblecer ó

al dia de su natal ic io , ó á aquel , en que consü*

m ar ón fe l izm ente la penosa carrera de su v i

d a .

En tre ellas se rep uta po r felicidad

>

el qu e

suceda este en u n o de aq ue llos dias > en qu e

p or celebrarse los Santos y ado rables M isterios

d e nu es tra C ató l i c a R e l i g i ó n , y las f est iv i d a

d es d e M ar i a S a n t í s i m a, es mas c o p i o s o e l

g o zo ac c id enta l d e la C o rte d e l C i e l o , m as

festiva la alegría de la Militante Iglesia

>

y es

tá mas l i b era l l a mano d e Di o s , para enr i

que cer á las alm as co n los Sobe rano s d one s

de su gracia.

7 E n efecto , la San ta Iglesia Com o tan

sabia en sus dictám enes y tan op or tu na en

C i sus



8 Vida Be la K M. Sor María de S. Bern.

s u s d etermi nac i o nes , hac e memo r i a c o mo po r

e l o g i o e s p e c i a l , d e q u e S a n P a s q u a l B a i l ó n

na c ió y m ur ió en la Pasqu a de la V en id a del

"Espí r i tu Santo sobre e l Coleg io de los Após

to les : qu e S an Pe d r o N o las c o nac i ó á la m e

d i a no c he d e la V i g i l i a d e l N ac i mi ento d e

N u e s t r o S e ñ o r J e s u - C h r i s t o : q u e S a n E s t e v a n

R e y d e U n g r i a , y S an J a c i n t o d e P o l o n i a ,

^pasaron de esta vi d a á la etern a en el di a

d e la Asu nción de M ar ia Sant ís ima á los C ie

l o s ,

y * q u e en e l d i a d e la N at i v i d ad de N u es

t r a S eño ra m u r i ó la B eata S era fina d e E s -

f o r c i a , d e l O r d e n d e S a nt a C l a r a .

8 Esta particular c ircun stan cia , de qu e ha ce

"especial m em or ia Nu estra Santa M a d re Ig les ia

en e log io de los Santos re fe rid os , y en o tros

xjue se o m i t e n , se veri f icó en el nata l ic io de

la V e nera b le M ad re S an B ern ard i no ; po rq u e

na ció á la luz v is ible de este m u n d o en

u n d i a tan m e m o ra b le , y d e tanta fes t iv i

da d en la Ca tól ica Ig les ia , c o m o es el dos

de Febrero del año de i66j , en el qu e se

c e leb ra c o n mag n í f ic a po m pa y s í mb o lo s m i s

teriosos la Puri f icación de M ar ia Sa n tís im a, y

la Presentac ión de su Sant í s imo H i jo a l T e m

plo , en cum plim iento de la ley de M oy sés .

2 N o so lo fue fe liz la Ve ne rab le M ad re San

B e r -



T arte primer

a. Capittilo'II.

'

9

Be rn ar din o en haber na c ido en un d ia , en

qu e la Santa Ig les ia ce lebra tan ven erables M is

terios

*,

s ino tam bié n , p or qu e este dia debe ser

m u y m em o ra b le para las R e l i g i o s as d e la

Co nc ep c ió n , y aun para tod a la Seráfica

R e l i g i ó n , p o r h a b e r p r of es ad o e n e l m i s

m o d ia l a V e n e r a b l e M a d r e S o r M a r i a d e

J e s ú s d e A g r e d a , a stro b r il la n te y l u m i

na r de pr im er orden en e l c ie lo de su R e

l ig ió n , y Cron is ta de la v id a de M aria . Sa n

t ís ima. En dia de tan notables c ircunstancias

n a c i ó l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o , g o

be rn an do la Santa Ig les ia en el ult im o añ o de

su Po nt i f ic ad o e l Seño r A lex an d r o V i l . g ra n

pr om oto r y defensor de las inm un idad es ,

y rel ig iosos cultos de Maria Santís ima en

s u I nm ac u la d a C o nc epc i ó n , y si end o R e y

d e Es pañ a en s u m en o r ed ad e l S eño r C a r

lo s S eg u nd o .

1 0 N ac i d a la V . N i ñ a a l peno s o d es ti e rro

de este miserable M u n d o , causó en ' sus P a

dres y parentela aq ue l go z o interior y extra

ord ina ria aleg ria , qu e suelen ser prop ios en

e l n a c i m i e n t o d e l os J u s t o s , c o m o dic e S a n

A m b r o s i o hab land o d e l nata li ci o d e l S anto

Bautista. S i acaso alg un a persona poseida d e l

j *oz o extraordinar io que po r entonces oc ur

p a -



¡jo Vida déla V.M.Sor M aría de Si Bern .

pab a su c o ra z ó n , pro rru m pi ó en qu e la n iña,

seria gra nd e delante de D ios > no serían i luso

rias sus palabras por sus efectos , como se ex

pe r im en tó aun en e l rec l inator io de la cu n a,

c o m o d i ré . Ad m i ni s t ro s e le e l S a g ra d o B au t is

m o e l d ia d o c e d e l m i s m o m e s , t e n ie n d o

t a m b i é n la V e n e r a b l e N i ñ a la f e l i c i d a d , d e

qu e á imitac ión del d ía de su nac im iento en

presentar el Sacerd ote S im eó n en sus m an os

Á

N u e s t r o S e ño r J e s u - C b

risco

á su Eterno Pa

dre , para la re den c ión del géne ro h u m an o ,

fu ese u n v enerab le S ac erd o te el P a d r i n o , qu e

en sus brazos la presentase á las puertas de

la Ca tó l ica Ig le s i a , para que fuese ad m it ida

á la f ami l ia d e l C hr i s t i a n i s m o , med i ante e l

S anto S ac ramento d e l B au t i s mo .

i i Pu s iéro n le á l a V e nera b le N i ñ a e l d u l

c e N o m b r e d e . M a r í a , c o n el a d it a m e n t o d e

Candelaria , en reverenc ia de M ar ia San t í s ima,

á quien por la ant igu a costum bre de la Sa n

ta Iglesia en usar los Fieles en la Fiesta de su

. Pur i f i cac ión proces ionalm ente de velas e ncen

d i d a s , c o m o s í m b o l o y a d e q u e N u e s t r o S e

ñ o r J e s u - C h r i s t o v e n i a a l M u n d o c o m o l u z ,

para desterrar las som bras del p e c a d o , en que

yacía por tantos s ig los > y y a para signif icar

s u pu reza en . e l D i v i n o P a r to , l a l l aman en

e s-



•

"Parte

p mer^ apitulo

Ti., Í

estos

Países,

con

el

t í tu lo

de

Nues t ra

Señora

de

la : andelaria

aut i zada

la .

Ven e r a b l e

N i ñ a

l l e -

n o

en.

Га

pos ib l e

él.

n o m b r e ,

que

se

l e

i m p u -

so

,.

n o

ex t ingu i éndose ,

j amas

en

su

a lma

la:

lu z d e la. primera, g r a c i a , n i la de lo s d emá s

dones sob r ena tu r a l e s , que : se le in fund ieron

e n a q u e l ac to >: antes; st rec ib iendo mu c h o i n -

c r emen to de christiana: perfección; , a bene f i -

cio, del ' cont inuado, exercicio de excelentes v i r -

tudes

,

en

que

v i v i ó

emp leada ,

la

Sierva :

de:

ios,, p o r t odo el. discurso, de. su : di latada,

v ida . .

•i

г

Un.:

suceso?

no s

refieren;

los

do cumen t o s , ,

;

que

t engo

a

la ,

vista;

para:

formar,

esta:

h i s -

t o r i a ,

y

que.

v i v e

e s t amp a d a

e n

una ,

cons t an -

te

tradición»

de

la .

Vi l l a

¿eJPozoblanco

v

que

da.

á conoce r , que io s tuvo* especial P ro v i d en -

c ia para conservar la v ida , de la S i e rva de. ios?;

y que tal. vez : el inf ierno se: conj 'uraria ,„ para ,

quitársela en; su- mas ; t i e rna in fancia . E l caso

es , , que dexaron. c a e r á la Vene r ab l e N i ñ a ;

ó fue: arro jada con mucha : precip i tac ión

y

v io lenc ia contra un du ro p eñ a s c o , que s o -

bresalla¡ en un ángu lo d e la; casa... N o h a y

duda

a lguna , , ,

de

que

la .

Vene r ab l e

N i ñ a

h u -

b iera ,

quedado

reducida ;

a

menudos ,

pedazos

con

go lpe

tan.

v i o l e n t o S I L

a qu e l

gran :

ios-,»

' • que :



i <i

Vida,

de la V. M . So r M aría de S. Bern.

que dest inó Angeles para nuestra custodia , no

hub iera ocu rr ido con especia l Pro v iden c ia á .

s u reme d i o , c o m o lo h i zo

>

po rqu e no so lo

no exper imentó la t ierna infanta les ión a lguna,

:

s ino que ni m ani fes tó desab r imien to a l gu n o

c o n e l g o l p e . P e r m a n e c i ó a l e g r e , r i s u e ñ a , y

co n aq ue l ap acib le gra cejo , q ue suele causar

l a D i v i n a g r a c ia e n a q u e ll as a l m a s , e n q u i e

nes , po r estar destinadas á un a ele va da p e r

f ecc ió n d e v i r tu d e s , t iene v i nc u lad as e l S e

ño r sus m ay or es del ic ias . D ie ro n tod os los c i r- .

cunstantes grac ias á D ios po r lo m arab i l loso

que se ostentó en este suceso, y concibieron

g rand es es peranzas , d e qu e la V enerab le N i - r

ña ser ía grande de mucho méri to y es t ima

ción en la presencia de l Señ or. N o fue sola

un a v e z l a q ue con tra el peñasco fue arroja

d a la V en era b le N i ñ a s ino o tras \ pero s iem

pre con el favorable suceso de no haber ex

per im en tad o les ión a l g u n a , á benef ic io de la ¡

p o d e r o s a m a n o d e D i o s .

C A -



Tarte printer

a. Capitulo

IIL t%

C A P I T U L O I I I .

(Primera educación de U Venerable Ma dre San

1 3 E l t er re n o m a s f e c u n d o , y el c l i m a

m as a f o r tu nad o en ex per i m entar l a m as

op ortu na be nig nid ad de la es tac ión de los

t i empo s no pro d u c i rá ab u nd antes y s azo na

d o s f ru to s , y c o sec has d e m u c h a es ti mac i ó n ,

s i la s imiente no es excelente, ó s i la t ierra

no se trabaja con la reja ó el azadón *> ó fi

na lm ente si á t i em po o p o rtu no no s e l i m

pia de las hie rbe zu elas , : qu e suelen en f laqu ece r,

y sufocar a l g ra no m as ace nd rad o. Es to qu e

fís icamente se ex pe rim en ta en la ag ric ul tu ra ,

s u ced e en no s o t ro s , g u a rd ad a su d eb i d a pr o

porc ión, en e l orden sobrenatural de la grac ia .

1 4 So n nuestras a lm as terreno tan fecun

d o , para el m as abun dan te f ruto de las

virtude s , qu e son capaces de con oce r á

D ios en el ord en sobrena tural de la gr ac ia ,

am arle m erito riam en te sobre todas las cosas ,

esperar en sus infal ibles promesas , y poner en

e x ec u ci on q u a n t o p o r h o n o r s u y o , y u t i l i

da d nuestra nos m an da su ley san t í s ima ,

D y



1 4 Vida de la V, M. Sor Marta de S. Bern.

y nos inspi ra su d iv in a vo lun tad . D e tod o es

te abu nda nte f ruto de operac iones son ca p a

ces nuestras alm as , asistidas del au xil io d e

D i o s , y v ig or ad as co n la gra cia de justi fica

c i ó n , y d emás s o b erano s d o nes , c o n qu e s o n

enr i qu ec id as en e l S ag rad o B au t i s m o . Pe ro pa

ra esto es necesario el corre spo nd iente cu lt i

v o de la actua l instrucción en la doc trina de l

San to E va n g e lio . Esta es la qu e i lustra al

enten dim iento para , e l ac tual exerc ic io de la

fé divina en los Misterios revelados á la

S an ta I g l e s i a e s la q u e l le v a d e l a m a n o ,

e i lum ina á la vo lu nta d para los em pleo s m as

nobles y meritorios de la santa Esperanza y :

d i v i na C a r i d ad . Es ta es l a mí s ti ca l u z , qu e

no s po ne

k

la v i sta la am ab i l ida d de la v i r

tu d , con el fin de que con su prác tica a g ra

demos á Dios , mani fes tándonos : a l mismo t iem- .

p o l a f e al d a d d e l p e c a d o , p a r a q u e l o a b o r

r e z c a m o s , c o m o u n c a o s d e a b o m i n a c i ó n . E n

s u m a h para qu e nuestras a lm as pro du zca n e l

ag r ad ab le f ru to d e las v i r t u d e s , es m u y n e

cesario , q u e sean instruidas en to d o lo p er te

nec iente a la v id a ch r i s r ia n a, co m o dice San

P ab lo i ns tru y end o á lo s R o m a n o s en las l e

y e s d e l E v a n g e l i o .

x 5 Es ta espir itual Instrucción de nuestras a l

mas



Parte primer

a.

Capitulo IIT. i g

m as en las ob l igac ion es del chr i s t ianism o,

perten ece á los P ad res respe cto de sus hi jos;

y en defecto su yo á sus P ad rin o s ó substitutos»

Pero la las t ima es , que rec ib iendo en e l Sa

gr ad o Bau t i smo la pr im era grac ia con ios d e -

m a s d o n e s , q u e le a c o m p a ñ a n ; y q u e a u n

s iend o lo s h ij os d e c o razó n d ó c i l , a m o ro s o ,

y mu y pro po rc i o nad o para lo s mas no b les

e m p l e o s e n la v i r t u d : c o n t o d o s e m a l o

gra en muchís imos e l abundante f ruto de san

t id ad , qu e po d i an d a r , d e c l i nand o a l par t i

d o de la relax acion p o r el descu ido de sus

P a d r e s en su e d u c a c ió n . V e m o s , q u e u n o s n o

los ins truyen , co m o deben , en las o b l ig ac io

nes de la v i da christ iana. O tro s se descu idan

en correg i r los y cas t igar los , quando empie-*

za á brota r la m alez a de sus desord enad as

pa s i o n es : y lo qu e es mas d i g n o d e a d m i ra

c ión es , e l que hay otros que á lo referido

agregan el poner á la vista de sus hi jos sus

m alo s e x e m p lo s , y es cand alos o s pro c ed eres.

D e aq ui resulta la quasi gen eral cor rup ción

de costum bres , qu e se ad m ira en el pue blo

chr i s t iano '•> y qu e hab i end o pro c ed i d o m u y

c iegam ente en la educac ión de sus h i j o s , e l *

caer precipitados co n el los en la profun da h o

ya de la eterna condenac ión.

D z N o



1 6

Vida de U V* M , Sor María de S. Bern.

16 N o tu vo esta lam en tab le desgracia. la .

V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n a y p o r q u e

en c u m pl i m i en to d e su o b l i g ac i ó n * entre l as

vir tu os as prend as de sus Padres era un a de

las.

m as s ingulares la m as v ig i la nt e sol ic i tud

e n la christ iana edu cación de sus hi jos c o n

oportunas exhortac iones y buenos exemplos .

H i c i e r o n l o a si co n la V e n e r a b l e M a d r e S a n

B e r n a r d i n p % esmerándose tanto mas cuidadosa-

mente en su chr i s t iana ins trucc ión, . quanto :

m erec i a e l a l to c o nc e pto qu e hab í a n f o r m a

do del esmero , , que tendría , en lo succes ivoen.

servir á D ios . E n atención á estos pe nsa m ien

tos, pus iero n e l m a yo r desvelo en instru i rla ,

en e l conoc imiento del Ser inf in i to de Dios , y .

sus,

M ister ios So b e ra n o s , co n los Preceptos d e

nuestra San t í s im a le y , . y en todo lo dem ás ,

d e qu e era c apaz su ta lento . N o ag u ard aro n

sus zelosos P adre s á qu e c o n los. años se i m

primiesen, en su corazón especies peregrinas, ,

agenas de una christ iana instrucción

5

p o r q u e

em peza ro n á c u m pl i r c o n esta o b l i g ac i ó n lu e

g o q u e e n l a V e n e r a b l e N i ñ a s e d e x a r o n d i

visar los primeros crepúsculos de la razón y

dis ce rn im ien to , que en a lm as de esta f inura

suele adelantar los e l Señor , para que sean mas

ab un da nte s los frutos de la. sob eran a gra cia , ,



,- Parte prim era.Cap itulo III. ip

y dones sob ren atu rale s , que en e l Sagrad o '

Bautismo se les infundió. .

1 7 E r a e l c o r a z ó n d e l a V e n e r a b l e N i ñ a ,

b l a n d o , a m o r o s o y m u y p r o p o r c i o n a d o p a *

ra las m as nobles y sublimes imp resione s de

la g rac i a > y po r esta causa fueron estas p r i

meras i ns t ru c c i o nes mu y ac o mo d ad as á l a no

b l ez a de sus p o te n c i as , y m u y sabrosas a l

bu en gusto d e su espíritu. Esta fue la ca us a,

po r que lue go que l le gó a l uso perfecto de

la r a z ó n , qu e no ag u ard ó á los año s perezo ^

s os d e l a i n f a n c i a , n o a n d u v o v a c i l a n d o s u

corazón sobre e l ob jeto en quien debia em

plear sus pr imeras atenc iones , y consagrar le ;

sus primeros afectos* , porque su primer exer-

cicio. .fue el fruto cente simo de un a alta Idea,

y con oc im ien to del Ser inf in i ta de Dios , y

u n g e n e r o so a m o r , y e s ti m a c ió n d e su i n f i

ni ta b o n d a d , y deseos de darse a l exerc ic io d e

las.

v irtudes para agradarle. .

1 8 F e l iz c r i a tu ra , qu e. a b enefi ci o d e u n a

fie l corre spo nd en cia á la d iv in a ins pi ra c ión ,

supo hal lar á su D io s en las puertas de l u sa

de la r a z ó n , para no perderle, en toda su vi-*-

d a , n i apartarse por lo co m ú n de su ad or ab le

p r e se n c ia A l m a d i c h o s a , q u e c o n o c i e n d o 4

s u D i o s e n lo s p r i m e r o s a lc an ce s d e l a x a z o n ,



1 8 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Eern .

le a m ó sobre todas las cosas , co n el a m o r

m as t ie rno y es t i mat i v o C r i a tu ra v e rd ad e

r am e n te e n am o r ad a de D i o s p u e s en su m a s

t ie rn a i nf an c ia se p r o p u s o , c o m o n o r t e p r i n

c ipal de su v ida m ísc ic a , e l da r cumplimien-*

to á las divinas inspiraciones

y

pa ra ser v íc t i

m a d e l d i v i n o am o r . A c o ns eq ií enci a d e p r i n

cipios tan sólidos y vasas tan firmes, con que

se em pe zó á c im enta r la v id a de l espír itu de

la V e n e r a b l e N i ñ a , pa ra e le va rs e á la c u m

b r e de la christian a perfec ción , le servia de

m u c h a c o m p l a c e n c i a , e l q u e s e e n t a b l a s e n r a

zon am ientos sobre e l in f in i to a m o r de D ios

para c o n lo s h o m b r e s , y s o b re los M i ster io s

d e N u e s t r o S e ñ o r J e s u - C h r i s t o , y e fic ac ia d e

s u d o l o r o s a P a s i ó n . I g u a l g o z o , y a m o r o s o s

s enti mi ento s an i m ab a n tam b i én á su en a m o

r a d o é i n oc e n te c o r a z ó n , q u a n d o se h a b l a b a

de las excelenc ias de M a ri a Sa n t í s im a, y de

su po der osa intercesión en los C ie lo s. Y f inal

mente se l lenaba su interior de una santa ale

g r í a , qu an d o se t ra taba d e la v i d a y v i r t u

des de los Santos , que se nos proponen como

modelos para nuestra imitac ión.

1 9 Po r estas es pe cie s , q ue desde el o id o pe

net rab an a l f o nd o d e su n o b le c o ra z ó n , ab u n

d ab a la V enerab le N i ña en p i ad o s o s s ent i mi en

tos



.Parte prim era.Cap itulo III. ig

ros de devoción , manifestándolos en rezar con:

fervoroso espír i tu algunas devociones vocales ;

en estar a l ' pie de los altares co n m od estia

m u y exe m pla r ; en asistir co n h um i lde c i r

cunspección al Santo Sacri f ic io de la Misa. ; y

en a dor ar con p rofun do ren dim ien to las sa-<

g rad a s im ág en es d e C h r i s to N u es t r o S eñ o r ,

las de su Madre Santís ima y las de los San

tos , qu e se nos pro po ne n para la ven erac ió n.

Estos fueron los saz on ad os frutos de chr istian a

pe r f ec c i ó n , q u e . p ro d u x o e l f ec u nd o c o raz ó n

de la Ve ne rab le N iñ a en la del ic iosa p r i m a

ve ra de su infanc ia á benef icio del ab un da n

te r ie g o , de la di vin a gra cia , qu e la asist ía ,

y del cuidado de sus Padres en cult ivar su.

espíritu co n santas instru ccion es y bu en os

e x e m p l o s . Y c o m o l a V e n e r a b l e N i ñ a v i v i a

t a n n o b l e m e n t e o c u p a d a , n o se a d v i rt ie r o n

en e l la aqu e l lo s d es eo s es t rav ag antes , y en

tretenimientos puer i les y n iñer ías , que son

pro p i o s y c o m u ne s en la pr i mera ed ad ,

qu e aun en a lm as de la m a yo r finura sue

len ent ib iar a l a m o r D iv in o sus mas act ivos

a r d o r e s , y la m as dev ota atenc ión á las co

-i

sas sagradas.

20 P ero no po r esto pretend o d e c i r , qu e

Ja V e ne rab le N i ñ a f u e s i empre c o ns tante

en



2 0 Vida de laV. M. Sor Maria de S-Bern.

en omitir estos pueri les entretenimientos de la

p r i m e r a e d a d h po rq ue al fin el espíritu de

los qu e están conceb idos en pec ado or ig in al ,

au n s i end o d e la v i r tu d mas enc anec i d a , b as

tarde an alg un as veces del alto fin, á q ue de

ben d i r ig i r sus acc iones , y terminarse sus pen*

samientos , qu e es en D i o s : pero si la V e n er a

bl e N iñ a se oc u p ó alg un as vece s en pueri les en-

t re ten im ien tos , sent ía después en su cora zó n

tan grave reprehension sobre su ocios idad y

t ib ieza , que la hac ia v o lv e r sobre s í , con la

I m p o r t a n t e g a n a n c i a d e u n a v e r d a d e r a c o m

pu nció n y con oc im ient o de su pro pia m iseria .

A s i su c edi ó en u n a o c a s i ó n , en qu e o m i t i ó

u n a d e v o c i ó n d i a r i a , c o n qu e d ab a c u l to á

M ar ia Sant í s ima ; po rqu e fue tan agr ia la r e

prehens io n qu e s int ió en su c o r a z ó n , qu e

la h izo pro rru m pir en am ar go l la n to , y la sir

v ió de escarm iento^ para n o om itir la en el res

to de su vida.

ii

As i p ro c ed í a l a V e ne rab le N i ñ a en su

infancia y prim ero s pasos de su pu eric ia ,

po r lo que respecta a l cu m pl im ien to de las

principales ob ligacio ne s de christ iana ; á las

que se agr ega ron las m ecánicas ta re as , qu e

empezó á ex erc er en t i empo o po rtu no . F u e

ro n estas las d e la lan a y el lin o co n los qu e

e n -



Parteprimera. Capitulo III. 2 1

entre otros dom ést icos em p le o s , es .acredi tada

en la Sa nta Escr i tura la m ug er po r fuerte y

consta nte en el e xe rcic io de las virtud es

y

y

ocupada la Venerable Niña en es tos domést icos

em pleo s i mi tab a á u n m i s m o t iem po á las

c é leb res herm anas M ar ta y M ar i a i po r qu e

pro c u rab a no apar tar s u c o razó n d e la amab le

pres enc ia d e D i o s , a l m i s m o t i em po qu e a ten

día á la lab or de sus m an os 5 ni escaseaba sus

diarias tareas po r estar su espíritu e m b e b id o

en los santos sos iegos de la div in a co nt em

plación. En s iendo muy industriosas las almas>

c o m o , era l a d e la V e ne rab le N i ñ a S an B e r

nard i no , pu ed en i mi tar á u n m i s m o t i em po

s in murmullo , n i perturbac ión las santas OCÜM

pac i o nes d e am b as he rm an as .

C A P I T U L O I V .

Mueren tos Padres de la Venerable Madre: Sart

'Bernardino en sus primeros anos \ y del exerci

cio de sus v irtudes en este suceso

y

por este tiempo.

22 .

A . p ro po rc ió n de los efectos j qu e cau-<

san en el o ro los vig or os os ince nd ios d el crix

s o l ,

sucede á las alm as ju st a s , qu an do se mt-i

E ran



5 2 Vida de la V. M . Sor M aría üeS. Bern.

ran rodeadas por codas partes de las abrasa

dora s l lamas de la t r ibulac ión. N o s consta

po r la expe r ienc ia , qu e aq ue l no ble m e ta l se

de spr en de por e l tor m en to qu e sufre de otros

m en o s n o b le s , qu e o b s c u rec í an sus lu c i mi ento s ,

y qui tab an e l m as subido va lo r á sus nat ivo s

qui lates . A este m o d o sab em os po r las S antas

E s c r i t u r a s , d e d o n d e t o m a m o s e sta o p o r t u n a

c o m p a r a c i ó n , q u e lo s J u s t o s sé d e sp r en d e n c o n

el sufr imiento en las tr ibulacion es de m uc ha s

af ic iones te rr en as , q ue obscurecer ían e l oro b r i

l lante de sus v i r t u d e s , y carecer ían de la fi

nura de chr i s t iana perfecc ión , qu e se ad qu ie

re con el exercic io de la paciencia.

2 ,3 N o p as ó m u c h o t i e m p o , s in q u e la V e

n e r a b l e N i ñ a S a n B e r n a r d i n o e m p e z a se á e x

per imentar los amargos s insabores de la t r i

bu lac ión , para qu e se fuese af ina nd o el o ro

br i l lante de sus v i r tudes , que se d iv i saban ya

c o n m u c h o h o n o r y g l o r ia d e D i o s , a u n sin

hab erse desen vue lto d e las m an ti l las dé su in

fanc ia . Co n so lo la m uerte de sus P a d r e s , á

quien l lamó el Señor para darles la retr ibu

ción deb ida al m érito de sus o b r a s , se v io la

V e n e r a b l e N i ñ a r o d e a d a y a c o m e t i d a d el m a-í

y o r con junto de t r ibulac iones y desa m paro s ,

* jue en la t ierna ed ad dé c inco años po dia

su-



Tarte primera.

Capitulo

TV, <tg

sucedería \ porque de un golpe se vio privad

da de unos Padres, que la instruían con chris-

tiano zelo en el camino de la vir tud, la edi

ficaban con sus buenos- exemplos, y la alimen

taban con el sudor de su frente. Por todo esto,

á que daba el peso correspondiente la viveza

de su entendimiento, algún tanto despejado

en aquella edad , fue muy crecido el senti

miento que oprimió á su inocente corazón con

la pérdida de tantos bienes. Pero fue sin me

noscabo alguno de su virtud

antes sí grangeó

muchos intereses de christiana perfección con

el sufrimiento de tantos trabajos, y con el

exercicio de excelentes virtudes, que supo ad

quirir su ingenioso espíritu.

1 4 .

En efecto, con la muerte de sus Padres

concibió una superior idea del ningún apre

cio , que se merecen los bienes de este mise-,

rabie mundo » porque conoció, que la vida del

hombre es como una delicada flor, que sue

le marchitarse en lo mas agradable de la pri

mavera > que los bienes que ofrece el mundo,

aunque sean los mas honestos, y se crean de

una larga durac ión, son como una exálacion

pasagera, que en un instante se desaparece de

la vista de quien la mira» y que las glorias

y placeres de la tierra son una aparente pesr-

E . pec

-t



2 4 Vida deíaV* M.Sor Marta

de

3. Bern .

peet i v a , para emb eles ar á s u s mo rad o res en me

no scab o de la v irtu d , y en de trim en to de sus

a l m a s . C o n

estos

v erd ad ero s c o no c i mi ento s ,

en qu e c o m o en c laro es pe jo v i o la V en er a

ble Niña representada la f igura transitoria de

este m u n d o ; , m ed i tó .e n po n er en s o lo D i o s ,

y en sus bien es celestiales su a m o r y sus con

fianzas.

2 5 A conseqi iencia de tan altos pensamíen-/

tos de christiana perfección , pro cu ró des-,

prend er su cora zón d el a m o r inút il á las c r ia- ,

turas aun para el sustento preciso de la n a

tura leza j po rq ue pa ra las asistencias precisas

de la co m id a fió su pu pi la ge m as bie n que.

en e l c u i d ad o d e sus h e rm a n o s , en aqu e l g ra n

D i o s ,

que para consuelo

nuestro

y d es empeño

g l o r i o s o d e s u P r o v i d e n c i a , s e d i g n a l l a m a r

se Pa dr e de hu érfano s y de p ob res . Y aun-i

q u e es v e r d a d , q u e l a V e n e r a b l e N i ñ a

tuVo

á Dios un santo amor y

t e m o r ,

desde que

empezaron á rayar en su a lma los c repúscu

los de la raz ón j con tod o desde qu e c o n

cibió con la

m u e r t e

de sus Pa dre s los santos

desengaños q ue he refer ido , procu ró ad elan

tars e en e l c am i no d e la v i r t u d , y d ar m a

y o r pu l im ento d e per fección a l oro br i l lan te

de sus acciones.



Tarte primera. CapituloIV. áf.

z6

A la v e r d a d , sin mas d i rec to r y m ae s

tro de espír itu qu e la grac ia de D i o s , que

inter iormente la i lu s tr ab a, y co n m arav i l losa

ef icac ia la m o v í a , hu ía del concurso de las

g e n te s , y busc aba los s ilencios de la soleda d

para darse á la con tem plac ión de las g ra n d e

zas d e D i o s . R e g u lar m en te la serv ia d e O ra

tor io un huerto qu e ha bia en su c a s a , en

do nd e puesta d e rodi l las sobre una pie d ra , que

se e l e va b a d e l p a v i m e n t o a l g ú n t a n t o , y l e

vantando sus inocentes manos a l ¡ G i e í o , e s

tab a la rg o es pac io d e t i em po en o rac i ó n . L i

bre entonces del bull ic io de las cr iaturas sol

taba las r iendas á su no ble e sp ír i t u , para qu e

co n sum a celeridad cam inase á unirse c on el

sum o b ie n. U n a s veces exálaba su espír itu en

am orosa s y dulces jacu lato rias , en otras alab a

b a e l p o d e r d e D i o s , m a r a v i l l o s o e n l a f a

b r i c a d e lo s C i e lo s , á d o nd e tan i a c lav ad o s

sus o jo s ; y en o tras se desh acía en hu m ilde s

súplicas a l S e ñ o r , para que d i r ig iese los suce

sos de su v id a á ho no r y g lor ia s u y a , s in

permitir que sus pasos se apartasen del cami

no recto de la sa lvac ión . A s i oraba la Ve n e

rable Niña colocada sobre la referida pie- ,

d ra h y era esto de ta n ta gusto para su es p í

ritu , y tenia tan altos f ines en e s t o , q u e

pre t

gun-»



9

6 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

guntada en una ocas ión , que por qué motivo?

estaba hincada- de rodillas sobre aquella- piedra,

r e s p o n d i ó :

m e

pongo * por estar

m as

desviada

de la

tierra y de sus vanidades

3

y mas cercana al Cielo,

que es mi Patria, para

donde

fui criada.

N o d a

ría respuesta m as ace rtad a eí cor az ón mas de s

e n g a ñ a d o d e la s v a n i d a d e s d e l m u n d o , y

m a s e n a m o r a d o d é l a s c o s a s d e l C i e l o , q u e e s t a

qu e d io una N i ñ a de c inco años j de lo que se

c o l i g e , qua n santos pensam ientos y a fectos de

perfecc ión iba adquir iendo á benef ic io de la

g rac i a d e Di o s , qu e i n ter i o rmente la i ns t ru í a ,

y á la f idelidad d e su co ra zó n en co rr es p on

d e r é .

Y c o m o su t rato inter ior lo tenia con

solo D i o s , y los a fectos de su cora zón tenian

su del ic iosa m or ad a en la Patria de la g l o ri a ,

sus con versac ione s regulares co n las niñas de

su eda d eran sobre hu ir de las van idad es y

p e l ig r o s d e l m u n d o , y s ob re e l a m o r q u e

deb em os á D i o s , y las uti lidades qu e t rah e

consigo el v iv ir en un desierto, para conse«<

gu iri o.

2 .7 Po r este tan perfecto d e se n g a ñ o , qu e la

V e n e r a b l e N i ñ a i b a a d q u i r i e n d o d e l o q u e

o frece e l m u n d o á su s a m a d o re s , y d e qu e

su comerc io suele corromper aun la v ida mas

inocente y ret i rada, deseo t ratar con perso-

naf



Parte primera. Capitulo IV. i?

i i as espi r i tu ales , qu e fomen tasen la v i r tud , y

la instruyesen en el modo de practicarla con mas

per f ec c i ó n , C o ns i g u i ó lo c o mo d es eab a c o n u na

d e v o t a S e ñ o r a , q u e v i v i a j u n t o á su c a s a , á

donde iba d iar iamente con l i cenc ia de sus her

m an as . Pre qü en tab a esta Señora e l ca m in o de

la v i r t ud en o r a c i ó n , s i lenc io , mortifica-^

cio n , y otros espir ituales ex e rc ic io s , y en es

t o m i s m o l a a c o m p a ñ a b a l a V e n e r a b l e N i ñ a

¡en e l m o d o qu e era pe rm it ido á su del ica da

/naturaleza. L a ha bl ab a la de vo ta Señ ora frer-

' q ü e n t e m e n t e s o b r e e l a m o r d e D i o s , y l a

m u e r t e d o l o r o sa d e n u e st ro S e ñ o r J e s u - C h r i s -

to , y la es forzaba con oportunas exhortac iones ,

.á qu e pro c u rase i m pr i m i r en s u c o r azó n s u s

am arg a s t r i b u lac i o n es , para qu e i m i tan d o s u s

ad m i rab les v i r tu d e s , se ac red itase po r v erd ad e s

¡ra disc ipula de su soberana doctrina.

z

8 O í a l a V e n e r a b l e N i ñ a á su M a e s t r a ,

f c o mo á o rác u lo , po r qu i en la d i s pens ab a j e l

Señor e l a l imento sa ludable de sus d iv inas ins

p i r ac i o n es , para f o m en tar s u es p ír itu j y en f er

v o r i zad a en i mi tar l a v i d a pen i tente d e J es ú s

C r u c i f i c a d o , e m p e z ó á c a r g a r s o b r e s u d e ü c a *

da n aturaleza la cru z de sus mo rti f icacion es .

Observó es ta devota Señora

3

en c u y a c as a dor

mía l a V e n e r a b l e N i ñ a a l g u n a s n o c h e s c o n J i -

c e n -



2 8 Vida de la V. M. Sor Mafia de S. Bern.

cencía de sus her m an as , qu e se levanta n

b a en lo mas s i l enc i o s o d e la no c he , d ex an-

d o e l ab r i g o y d esc ans o d e la c a m a , y qu e

n o a m ed rentánd o s e c o n las s o mb ras d e aq u e

l l a h o r a , y d e s p r e c i a n d o l o r i g u r o s o d e l i r i o ,

em pleab a m u c h o t i em po en e l s anto ex erc i -

c io de la ora c ión . E n esta m edi ta ba unas v e

ces sobre la dolorosa Pasión de nuestro Señor

J e s u - C h r i s t o , y c o m o e n a m o r a d a d e ía c r u z ,

le pedia con vivas ansias la diese á gustar el

a m a r g o cál iz de las t r ib ul ac ion es , que sufr id

po r nu est ro am o r en la t rag ed i a d e l C a lv a

r i o .

E n otras ocas iones dir ig ía la pro a de su

en am o ra d o c o razó n á d o n d e la l l ev ab a e l es

píritu de Dios> y era á engolfarse en el infini-*

to occean o de la d iv in idad en a las de una e le

v a d a c o n tem plac i ó n , en d o n d e e l S eño r la

dab a á gustar las del icias de su di vin o a m o r ,

para que pospusiese con la m ay o r gene ros i

da d todas las cosas del m u n d o á su de bido

mér i to y es t i mac i ó n .

Z 9

Y

e

qu i én pu ed e d u d ar , qu e v e lan

d o la V e ne rab le N i ñ a para b u s c ar á su D i o s ,

contradic iendo lo del icado de su naturaleza ,

y par ec ien do superior á los cortos alcances de

sus a ñ o s , el qu e no le encon traría para correr

presurosa tras los delicioso s a ro m as de ja s m as

ex -



Parte primer a.

Capitulo

IV. 29

excelentes virtudes? ? Quién no vendrá al. ca

ñe cimiento , por lo que dexo referido , de que

se enriquecería su enamorado espíritu con el

tesoro de nuevas y eficaces inspiraciones, pa

ra ir copiando en su cuerpecito con

otras

mor

tificaciones la imagen dolorosa de Jesús C r U f

cificado? N o consta por los apuntamientos de

que nos valemos, que la Venerable Niña en

la edad de cinco á seis años ayunase, usase

de algún cilicio , ó tomase otra mortifica

ción penal que la oración y la vigilia: pero

constándonos por una parte, quanto descuido

huvo en conservar verídicos documentos de

muchas gloriosas hazañas de la Venerable

Madre en el camino de la virtud y sabien

do por

o t r a

,

que el Señor se dexa encontrar

por quien con ansias le busca , es de creer

que la inspirarla este genero de mortificacio

nes para condescender con sus deseos. Pero

caso, que la Venerable Niña no hubiese agre

gado al desprecio que hacia de las vanidades

del mundo, del concurso de las gentes, y de

las comodidades de la vida

o t r o

exercicio,

que la oración y la vigilia, son mas que sufi

cientes para asegurar que su virtud parecia de

mas ancianidad, que la que era regular a

su s años, y que su devoción parecia superioj?

F á



j o

Vida

de

la V. M. Sor Maria

de

S. Bern.

á los esfuerzos de su delicada naturaleza.

30 Estos fueron los primeros ensayos de la

Venerable Niña en la palestra de la morti

ficación , y vida mística í y como quiere Dios,

que se lleven á debido

efecto

los fines altísi

mos de su adorable providencia; y habia dis-

puesto , que su Sierva ascendiese á un grado

muy elevado de perfección chrisciana , la co

municó desde entonces socorros mas abundan

tes de su divina gracia, para que pusiese en

execucion los medios mas eficaces, para imi

tar la vida penitente de Jesús Crucif icado, y

vivir entregada en los brazos deliciosos de su

divino a m o r ,

C A P I T U L O V .

•Elección que la Venerable ISLina h'zo de Padre

espiritual , que dirigiese su espíritu, y las ins

trucciones que este le Aló para la vida

mística,

3 1 U na de las mas importantes advertenw

C a p . í

.

0 n n t

c i a s que nos hace el Apóstol San Pablo, pa

ra conseguir la mayor perfección de espíritu*

es que consideremos con madura reflexión

la conducta de nuestros procederes, y de que

:., sea-



Parte primer a. Capitulo V'. sal

seamos di l igentes en el exercic io de las v ir

tudes , para no tener en o cios ida d el ap rec ia-

b le ta lento de las d iv in as In sp i rac ion es , q ue e l

S eño r no s d i s p en s a , m o v i d o d e su am o r y

mi s er ic o rd ia . Ad v er te nc i a á l a v e rd ad ú t i l ís i

m a , y m as qu e ne c es ar i a , para qu e no c a i

g a so br e nosotros la. censura d e pe re zo so s , y

e l anatem a d e c o nd ena c i ó n > q u e se p r o n u n

cia y fulm ina con tra el m a l s iervo en la m is

teriosa parábola de los talentos»

3 * M e d i c o l a V e n e r a b l e N i ñ a a l t é r m i n o d e

su in fa n ci a , y p rincipios de su pueric ia sobre e s

j

te i m p o r t a n t e d o c u m e n t o d e S a n P a b l o , q u e '

se le daba á conocer por aquel la pura luz de

la d iv in a g r a c ia , que ilus tra a i inter ior y se co

m un ica al ápice sup erior del espír i tu : y deseosa

de corresponder en un todo á las i lustraciones

i nt er i o res , qu e reci b ía d e la m an o d e l Pad re d é

las lu mb res , pu s o lo s med i o s c o nd u c entes pa

ra los m ay o re s ade lanta m iento s de su espíri tu

en la perfección christ iana.

3 3 U n o d e es to s , y á m i v er e l mas p r i n

c ip a l , es la e lecc ión de un D irec tor esp i r i

tual , qu e esté ad or na do de sabiduría , pr u

dencia y experien cia j y qu e sea de una v i

da regulada. Directores adornados de es tas v i r

tudes son los que po drá n co ndu cir con se *

F i g u -



3 2 Vida de la V. M. Sor Marta de S. Bern.

gu rid ad á las alm as por el m ed roso desierto

de la deso lación de espíritu \ son los que re

pa ran los desm ayo s que pad ecen en este esta

d o , co n e l pan conforta t ivo de la sana d o c

tr ina > s on los qu e las s acan á s a lv am en to , c o

m o P i l o t o s e x p e r i m e n t a d o s , e n m e d i o d e l a s

encrespadas o las de tentac iones , que de quan-

d o en qu an do las rod ea n \ son los qu e las

hac e n n av e g ar c o n p ru d enc i a e l m ar ro j o d e

m o rt if ic ac io nes en s e g u i m i en to , é i mi tac i ó n

de Jesús Cruc i f icado, son en f in los que las

l l ev a n d e la m a n o , para qu e s ub an en esta

v id a á la c u m br e de la chr is tiana perfecc ión,

según el ru m b o que les señalase la divin a Pro - ,

v i d e n c i a .

3 4. D e todas estas ca l id a d e s , qu e debe te

ne r el M ae str o de espíritu , y de los bu en os

efectos que pueden esperarse de su dirección,

es de presumir estaria instruida la Venerable

N iñ a , á benef ic io de la grac ia de D i o s , que

n o es tarda en co m un ica r sus i lum inac ion es

en los espír itus ac ost um bra do s a correspon-*

derle j y á, con seq üe nc ia de esto seria una de

sus m as fervorosas peticiones á D ios en el p ro p i

c iator io de la o r a c ió n , e l que la concediese

un D irect or con de cor ad o con las prendas re

fe r id as , para po de r l lenar con su m agis ter io



Parte primera.

Capitulo

V.

3 3

los di latados espacios de sus santos deseos, é

impedir miserables precipic ios en la caverna

del error ó del de sacierto , seg ún las dif icu l

tades qu e ocurre n en la v id a d el espír i tu. E s

tas suplicas s iem pre ag rad ab les á D io s po r sus

santos fines, fuer on ef icaces á fa vo r d e la V e

n e r a b l e N i ñ a « porq ue e l Dire ctor que la pre

paró s u ad o rab le Pro v i d enc i a , e ra qu a l nec e

sitaba su esforzado espíritu. Solo esto nos re

fieren los apu nta m iento s de que nos valem os?

pe ro no ref ieren su no m br e , co m o q uis iéra

m o s ,

para dexar es tampada su buena memoria

en esta v ida. Pero nos persuadimos, seria uno

de los dos D irectore s q ue succesiva m ente t u

v o la V e n e r a b l e M a r t a P e r a l v o , q u e e n t o n

ces florecian en

(Pozoblanco,

co m o sabios y

exper imentados Maestros de espí r i tu .

3 5 Puesta la V en er ab le N iñ a á los pies de

su D ir e c to r , le descubría desde la ve z pr im e*

ra todos los senos de su c o r a z ó n , por qu e sa

b ia que sin inform arle m en ud am en te de los

afectos qu e se n tí a , y de los deseos en qu e

a b u n d a b a , no po d í a d ar le l a i nst ru cc ió n c o r

respondiente . A co nseq i ienc ia de esto le m a

n ifestó c o n hu m i ld e d es em b a ra zo , qu e la f as

t idiaban en gr an m anera las g lorias y placeres

mundanos i que tenia una p iadosa inc l inac ión



- 3 4 Vida déla V, M, Sor Marta de S. Bern.

á me ditar en la doloro sa Pasión de nuestro Se

ñ o r j e s u - C h r i s t o , y q u e e s t a b a m o v i d a á i m i

tar le con r igurosas m ort i fi cac iones . H izo le ta m

bién m en ud a re lac ión de la orac ión m enta l

qu e tenia , d e las de vo cion es voca les que pra c

ticaba , y de las i lustraciones y m ocio ne s es

pirituales qu e sentía en su co ra zó n para las

obras de v i r tud . Hizose c^rgo e l sab io Direc

tor de todo qu anto le re fi rió la Ve ne rab le N i

ña con c laridad christ iana

\

tanteó con la sen

da de un a ver da de ra discreción el fon do de su

espíritu h y cons iderand o la abu i ídanie gra c ia

de D ios qu e la asistía , el a lto gr a d o de o ra

c ión que te n ia , y los veh em enre s deseos en

qu e abu nda ba de tom ar po r m od elo de su

v id a la de Je sú s Cru c i f icado , ap rob ó su e s

p í r i tu por verdadero .

3 6 C o n este c o no c i m i ento fo m entó c o n ra-

1

zones muy ef icaces sus christ ianos pensamien

tos en segu ir e l ca m ino de la per fe cc ió n, y

se ded icó á dar la los correspondienres do cu

mentos , fundados sobre las máximas mas subs

tanc ia les del Santo E va n ge l i o y exem piares a c

c iones de los Sa n to s , qu e se em peñ aro n en

a c o m p a ñ a r a l d i v i n o R e d e n t o r e n la d o l o r o

sa carrera del C al va r io . A conseqi ienc ia de

es to la m a n d ó , qu e la m ater ia d e s u o rac i ó n

fue-



Parte pritnera.Capitu/oVt 35

fuese la Pasión y Muerte de nuestro Señor

Jesu-Chris to , para que teniendo ocupado su

corazón en la meditación de tan lastimoso

exemplar, se excitase á la compasión mas do-

lorosa, y ál aborrecimiento mas generoso de

sus propias comodidades, para copiar en sí el

retrato de sus mortificaciones. ;

3 7 Desde la cátedra de la Cr uz , la dixo tari

sabio Director, nos da nuestro Redentor

las

lecciones mas importantes, para que vivamos

en desnudez de espí ri tu , en desamparo de

criaturas, en continua mortificación de sene

t i d o s , en paciencia por las adversidades, y

resignados en un todo a la voluntad de Dios,

para morir á tolo lo terrenal y sensible. Se*

mejante razonamiento hizo el docto Confesor

á la Venerable N i ñ a , para confirmarU en sus

santos proponeos de seguir á Jesu-Chri to C u-

cificado por el áspero camino de la rnortifil-

cacion , y fomentarla mas en sus amorosos de

seos» y después la ordenó el método de vida

mística q i e debia observar. : <j

. 3 8 Co mo prudenre que era , y sabedor de

que muchas veces la devoción sensible , f ó r

mentada con los naturales ardores del corar

z o n , rebosa en vehementes deseos Ae mor^

tificaciones¿ que no se regulan por la ciencia



3 6 - Vida de la V. M, Sor M dria de S. Bern.

d e l - e s p í r i tu , n o c o nd es c end ió c o n lo s d e Iá

V en era b le N i ñ a . Q u er í a esta tener o rac i ó n m u y

pro lon ga da en c r u z , rezar en esta d i spos ic ión

sus d ev o c io n es , y; darse á otras m ort i f i cac io

nes , q ue eran sobre lo de l icad o de su t ierna

naturalez a . Per o au nq ue su sab io D irector c o

no c ía lo robusto de su es pí r i t u , se atem pero

á lo débi l de su cuerpo, y so lo la concedió

el or ar y rezar en cru z la estación m a y o r

a l S ant í s i mo S a c r a m en to , y a lg u nas v eces la

C o r o n a á M ar í a S ant ís i ma. E n i o qu e pu so

m u ch o cuid ad o tan sabio D irector fue en ins

tru ir la , y m an da r la que comp us iese y c o n

cordase e l exter ior de sus m ecánicas oc u p a

c iones con la devoc ión inter ior del corazón,

ya fuese med i tand o en la Pas ión del S e ñ o r , yá

en la infinita B o n d ad y perfecciones de D io s ,

ó yá formando otros pensamientos d ignos de

las atencion es de l espíritu. E n esto puso e sp e

c i a l c u i d ad o s u Di rec to r , para qu e a l mi s mo

t i e m p o q u e t r a b a j a b a c o m o M a r t a , c o n t e r a -

1

pl ase c o m o M ar í a .

3 9 Estos son en susbtancia los fundam entales

d o c u m e n t o s y m a n d a t o s , q u e i m p u s o e l p r u ^

den te D irector á la Ve ne rable N iñ a en sus

pr imeras conferenc ias , para que entablase con

ar reg lo y bu en ord en un a v ida de c l ir i st iana

p e r -



Parte primer

a.

Capitulo V. .. '. . 3 ^

perfecc ión , ev i tan do con esto a lguno s e xt re

m o s ,

qu e s o n i nc o m pat i b les c o n u n b u en es

p í r i tu

•,

c o m o s on l a p r e c ip i ta c ió n d e i m p r u

dentes pen i te nc ias , que qui tan la sa lud en

n o t a b l e m a n e r a , y l a p r u d e n c i a c a r n a l e n o m i

t ir las d e to d o s m o d o s , po r no pad e c er/ i nc o

m o d i d a d a lg u na en lo , d e l i c ad o d e la natu ra

leza i la ans ia de m ecánicas oc up ac io n es , s in

qu e las an im e una verd ade ra d ev oc ión i y la

indiscreta d ev oc ió n de estar al. pie de los alta

res á todas h o r a s , s in atender á trabajos co r

porales , qu an do son necesar ios a l dec en te m a n

t e n i m i e n t o d e la v i d a . O y ó l a V e n e r a b l e N i ñ a

á su sab io y prude nte d i rector con m u ch o

jubi lo de su espí r i tu , entendió con c lar idad sus

d o c u m e n t o s , c o n s e rv ó e n s u m e m o r i a sus s a

b ias ins tru cc io ne s , ob ede c ió con f idel idad sus

saludables m an da tos . Y s in decl ina r ni á la

derecha de la c o m o d i d a d , n i á la s in iestra de

la i nc o ns i d erac i ó n en la s u b o rd i nac i ó n , qu e

debe tener la parte inferior de la naturaleza

á la superior del espír i tu* , y lo hermanadas

qu e de be n estar las tareas corp ora les c o n la

v e r d a d e ra , d e v o c i ó n , fu e ro n sus a d e l a n t a m i e n

to s en e l c ami no d e la v i r tu d tan marav i l lo

s o s c o mo v eremo s .

G

C A -



3 8 Vida de la V. M, Sor Maria de S, Bern.

C A P I T U L O V L

(De otros ejercicios, de ta Venerable M adre San

(Bernardino. en su. puericia \ empieza a. frequen-

tar la Sagrada Eucaristía con notables

aumentos en la virtud»

4 0

E n

n i n g u n a m a n e r a l l e g a ra e l v i a g e r o

al dest ino d e sus jo rn a d a s , s í ren dido co n e l

peso de sus t rabajos , no so lo no mult ip l ica

sus pa so s , s ino qu e se para en e l ca m ino . A

este

m o d o , h a b l a n d o c o n l a d e b id a p r o p o r c i ó n ,

n o l lega rá á con segu ir el espír i tu la chr ist ia-

na perfecc ión po r e l áspero ca m ino de la m o r

t i f i c ac i ó n , si ag ra v a d o c o n su pes o o se de

c lara po r e l par t i d o d e u na v i d a re g a la d a , 6

n o

m ult ip l ica sus austeridades á pr op or ció n

de la robustez de la n at ur al ez a , y de las

so

b eranas i ns p i rac i o nes , qu e para

esto se

le

c o

m u n i c a n .

4 1 A u m e n t á b a n s e l os a ñ o s d e l a V e n e r a

b le Mad re S an B ernard i no en s u pu er i c i a , y

robustec iéndose m as su na tur ale za , é inf lamá n

dose cada d ia m as en e l am or á los do lo ro

sos

m isterios del c alv ar io , n o solo n o cejó

perezo s am ente d e la v i d a pe n i t en te , y d e o ra

c i ó n ,



Parte primer a.Capitulo VI. 3 9

c l o n , que con orde n de su d irector tenia en

tab lada , s ino qu e con orden de é l m ism o au

mentó sus exerc ic ios penales y devotos , para i r

i m i tan d o m as á J e s ú s C ru c i f i c ad o . F u ero n es

tos e l andar d iar iamente e l Via-Crucis, y al

gunas veces con agudas chini tas en los zapa

to s en c o m pa ñi a d e la v ec i n a qu e hem o s

re fe rid o, y la de otras piadosas m ug er es ; e l

asistir en el templo para emplearse ^en lugar

tan sag rad o en el exercic io d e la o rac ión , y

en c o nc u rr i r á o i r lo s s e rm o n es , q u e pred i c a

ban con f reqi ienc ia a lgunos Minis tros del San

to E v a n g e l i o so b re la Pas i ó n d e nu es tro S e

ñ o r J e s u - C h r i s t o , y so b re o t ro s a su n to s c o n

ducentes á fom enta r la de voc ión y v i r tudes en

el espír itu. N o es dec ible co n qu an ta espir i

tu a l c o m plac e nc i a asis tia la V en era b le N i ñ a á

estos santos exe rcicios y p ue de col egir se de

que señalada la tarea de sus hi lados por sus

h e r m a n a s , se l e va n t a b a m u y d e m a ñ a n a p a r a

tenerla concluida al t iempo de los referidos

exercic ios , que eran por las tardes . Copiosos eran

tam bién los incre m ento s de v i r tu d , que con

el los iba adq uir ie nd o pr in c ipa lm en te en e l de

el Via-Cruás. Med i tab a en é l c o n pro f u nd a d e

v o c i ó n q u a n t o p a d e c ió e l d i v i n o R e d e n t o r

desde qu e le pr en die ron en el hue rto hasta q ue

G

z

le



4 o

Vida de la V. M . Sor M aria:

de

S. Bern.

le enterra ron en el sepulcro v y la cau saba ; su*

mo d o lo r l a t ro pe l í a y r i g o r , c o n qu e le pren

dieron , . los desprecios y bofetadas , que sufr ió

e n lo s T r i b u n a l e s , l a i n h u m a n i d a d c o n q u e

k azo taro n y c o ro na ro n d e es p i n a s , la s f a t i

g as d e la c a l le d e la amarg u ra , e l to rmento

de la c ruc i f ix ion, y e l es tado las t imoso en que

su C u e rp o d i v i n i zad o se m i rab a en e l s epu l

c r o .

C o l o c a b a l a V e n e r a b le N i ñ a l a m e m o

r ia de estos trabajos , co m o ha ze c i ta de m ir

ra sobre e l amoroso a l tar de su pecho, y le

ped ia la h ic iese part ic ipante del a m a rg o cál iz

de sus torm entos . Co rre sp on día e l Señor en parte

a sus am oroso s deseos , po rqu e la com un icab a ef i

caces inspi rac iones , para que so lo en las caber-

nas de sus penetrantes l lagas tubiese su mas de

l ic io s a m o r ad a . De s d e lu e g o hu b i era a f l ig i d o

la V en era b le N i ñ a á s u d e l i c ad o c u e rpo c o n

sangrientas disc ipl inas , y otras m or ti f ic ac io

nes en im itac ión de su am ad o Cruc i f icado*

si la pru den cia de su C on fes or no la hu biera

co nte nid o en sus ferbores j pero lo qu e n o la

ato rm en tó e l r igo r del c i l i cio y de la d i sc i

p l i n a , la m art i r izó la ve he m en cia de sus deseos.

4 1 C o n ad or no tan v is toso de las v i r tudes

refer idas l legó á tocar la Venerable Niña e l ú l -

¿ m o a ñ o d e su p u e r i c i a , y p o s e y e n d o e ntr e l a s

re.-



Parte primera. Capitulo V I. 4 1

referidas una t ierna devoción al adorable y au

g u s to S a c ram ento d e l A l t a r , c o m o d eno ta la,

pro fun da ven era ción ,. co n qu e estaba en su

pr es en c ia , y la p iadosa c i rcunspecc ión co n

que as ist ía á los Sagrados Misterios de la

M i s a > le pare ció á su d irecto r , qu e era y a

t i e m p o d e c o nd es c end er c o n su s am o ro s o s d e

seos d e recibir le en su pe ch o. As i se pr ac ti

có , y c o n el uso* de l ado rab le Sa cra m en to to

maron mucha f inura de per fecc ión sus v i r tu

d es , p r i n c i p a l m e n t e la s q u e d e b e n a c o m p a

ña r a l chr i s t iano , q ua n do l leg a á ser par t ic i

pan te , y rec ibir en su pe ch o á Jes ú s Sa cra*

m e n t a d o .

4 3 E n e f e c t o , e n su fe y h u m i l d a d i m i t a

ba a l Cen tur ión , confesándose in dig n a de r e

c i b i r en su pec h o á u n S e ñ o r , qu e po r am o r

á los ho m bre s se qu edó sacr am en tad o antes

de part ir de este m u n d o , para reinar, en los

C íe lo s á la , d iestra , de su E te rn o P ad re . E n su

a m o r era im itado ra de los sent imientos y d e

l iqu ios , en q u e se derret ía la Esp osa San ta

con -la dulce presencia de su amado. Y su for- ,

ta leza para ven cer las d i f i cu ltad es , qu e po día n

retar dar sus velo ces pasos en ia v id a m ística , ,

i mi tab a c o n d eb i d a pro p o rc i ó n e l an i mo s o , es

pír i tu , qu e recibió el Pro feta El ia s co n

el.

p a n

su-



4 a Vida de la F . M . Sor M arta d e S. Bern.

s u b c i n er i c i o , qu e se le ad m i ni s tró m i lag ro s a

m en te , pa ra qu e continuase sus jornada s por las

fragosas b reñas del m on te . Estas fueron las

p r i n c i p a l e s v i r t u d e s , q u e t o m a r o n m u c h o s i n

crementos de perfecion con el uso f reqi iente

d e l ad o ra b le S a c r am en to : y c o m o esta c e les

t ial co m id a suele p rod ucir nue vo s deseos de

la m ay o r f reqü enc ia en las a l m a s , qu e c o n

u n a fe v i v í s i m a y a m o r t ie r n o l a r e c i b e n , a n

s i a b a l a V e n e r a b l e N i ñ a d e u n a c o m u n i ó n á

otr a el que se l legase el dia de tan so be ra

n o benef ic io . O m it o la re lac ión de a lg un os

part icu lares sucesos de la Venerable Madre en

este t iempo con el uso de la Sagrada Eucaris

t ía , lo uno porque no es tán suf ic ientemente

a v e r i g u a d o s p o r c o m p e t e n t e a u t o r i d a d ; y l o

otro porque no son absolutamente necesar ios

para crédi to de su v i r tud en los años , que h is to

r i a m o s .

C A P I T U L O V I I .

Exercicios de misericordia , devoción y mortifica*

don de la Venerable M adre San (Bernar-

iino en su adolescencia.

4 4 N o h a y d u d a a l g u n a d e q u e e l S o l

man i fiesta au n en la cun a d e su na c im ien to

el



Parte primera. Cap ituló Vil. 4 3

e l marav i l lo s o g lc b o d e lu c es , qu e enc i er ra en

su d i latad o f o n d o , y los benef ic ios que con

su presencia se comunican á la t ierra. Pero

tam bién es c ierto , que a l com pá s que con

ag i g a nta d o s paso s se v a rem o n tan d o po r s u

dila tad a esfera , son ma s adm irab les sus luc es ,

y m as ef icaz la gene rosa ac t iv id ad de sus a r

dores , p or q ue ac ab a de desterrar las som bras

qu e cu br ian la faz de la t ierra , desh ace los hi e

los c o ng e lad o s c o n el r i g o r d e l i n v i e rn o , y v i

v i f ica las plantas que yacian marchitas con la

escarcha. E l So l , en f in

1

v a d a n d o á c o n o

cer desde su na cim ien to hasta su ocaso . q ue

es m ara v i l loso en sus lu c im ie n to s , y gene roso

en sus beneficios.

4

5

P o r to d o esto es e l S o l , á m i v e r , u n

s í m b o l o m u y a d e q u a d o , d e d o n d e p o d e

m os form ar la idea m as caba l de un a a l m a

justa, que desde la cuna de su infancia Va

m ani fes tando de d ia en d ia grandiosos luc i

m ientos en el exerc ic io de las v i r t u d e s , ya

po r lo que respecta a l m as decoroso in cr em en

to de sus pro pios m éritos \ y ya po r lo q ue

m ira á los em pleo s de ág eno s benef ic ios. E n

efecto na da pere zoso s estos espíritus en se

guir los v igorosos impulsos de la d iv ina gra

c i a , po nen en ex ec u c i o n las máx i mas d e la

c h r i s -



4 4 Vida de la V. M. Sor María de S. Bern.

christ iana perfección en segu im ien to de las

exe m plare s acc iones de nuestro Señor J e s u -

C h r i s t o , c u y o esp ír itu era e l d e ser to d o p a

r a t o d o s , a l m i s m o t i e m p o q u e i b a m a n i fe s

tan do á la v ista de los ho m bre s aq ue l inf in i

to tes o ro d e v i r tu d es , qu e ad o rnaro n á s u a lma

en e l m ism o instante en que se h izo h o m b re .

4 6 U n o de estos ventu rosos espír itus fue el

d e la V en erab le M ad re S o r M ar i a d e S an B er-

n a rd i n o j po rq u e d esd e qu e en su i no c ente

c o raz ó n ra y ó la lu z d e la r a z ó n , pu s o to d o

su con ato en irse rem on ta nd o por instantes á

k cu m bre de la chr i s t ian a perfecc ión , n o to

m a n d o otro norte para su v i r tuosa carrera ,

que las exemplares acc iones de nuestro Se

ño r Je su -C h ri s t o . A este fin desde la m uerte

de sus Pad res se fue de spe ga nd o su co ra zó n de

afectos te rr en al es , se dio al estudio de la o r a

c ión , a l r igo r d e penitencias qu e se la p er

mit ieron , a l cu lo) de los a l tares , á la f reqüen-

c ia d e los S ac ra m en to s , y á lo s d em ás ex er

c ic ios de v i r tud , que l levo refer idos . En es to

con sum ió con perfecc ión los años de su i n

fancia y de su pueric ia > y h ub iera puesto en

execuc ion asuntos mas arduos en e l camino de

la v i r t u d , s i la prude ncia de su d i rector n o

hu b i era c o nte n i d o su s v i g o ro s o s i mp u ls o s .

4 7 .



Parte primera.

Cápitu/o

V IL

4 5

4 7

T o c ó en fin la V ene rable Ma dre los

años de la adolescencia ó juven tud]: e d a d , en

que suelen experim entar las alm as alguno s m a

reos en la escuela de la virtud j ya sea p orq u e

ponen a l guna apl icac ión á l os pl aceres , con

que e l m u ndo lisongea sus sen t idos, ya po r

q u e e l d e m o n i o p r o cu r a i m p r i m i r e n su s i n

teriores especies perniciosas i ó ya sea p o rqu e

las originarias p asi o n es, qu e m as se señorean

e n e l m u n d o , e m p i e z a n á p e rse gu i rla s. N o s a

bemos de cierto, si estos fatales enemigos

de la v irtud tuvieron a l gún respeto á la V e

nerable Madre para no pe rseguirl a , qua ndo

llegó á los años de su ju ve n tu d, en atención

á que sin ser delinqüentes sus sen tido s, n i c a

paces de especies peregrinas en su m en or ed ad,

los cenia castigados con la m ortificación. L o

qu e sí nos con sta es , qu e el in cen dio de

a m o r de D i o s y d el p r ó x i m o , qu e a b r i gó e n

su corazón desde su in fan ci a, subió de pu n to

en su adolescencia, para desear con ansias mas

ferborosas seguir á Jes u -Ch risto po r el á spe

ro cam in o de la penitencia , y em plearse en

obras de misericordia y y se la prop orcion ó un o

y otro con este motivo.

4 8

Fundóse p or aquel t iem po en la Vi l la de

Pozoblanco

u n H o s p i t a l d e la C o n g r e g a c i ó n

H de



4 6 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

de Jesus Nazareno , que tuvo or igen por aquel

m i s m o t ie m p o en la fa m o sa C i u d a d d e C ó r -

d o v a á solicitud del zeloso y caritativo espí

ritu del Ven erable Sacerdote D o n Christobal

de Santa Catal ina, cuyas heroicas virtudes han

m e r e c i d o , q u e s e t r a t e e n l a C u r i a R o m a n a d e

darle cultos eclesiásticos. El instituto de esta

C o n g r e g a c i ó n se d i ri g e

á

la cura y asistencia

de pobres enferm os de u n o y otro sexo en

quadras separadas y sin alguna comunicación*

p a r a c u y a

:

asistencia puntual hay cierto nume

ro de hermanos, que s irven á l os hombres ,

y

mas crec ido de hermanas, que s irven á l as

mugeres. Deseosas estas hermanas, que s in pro

fesar clau sura, la observan con rig o r, de los ad e

lantam ien tos de su e sp íritu , establecieron en

este Hospital para ciertos dias de la semana

los exercicios de la Venerable Madre Maria de

la AntiguaV que se reducen á meditar sobre la

dol orosa Pas ion de nuestro Señor Jesu-Chris

t o , hacer en m em oria suya genuflexiones y

postraciones, rezar en cruz algunas oraciones

vo cal es , tom ar algunas disc ipl inas , y em pl ear

se en otras pe n alida de s, que correspon den

á

los Sagrados Misterios de la Cruz.

4 9

A estos santos exe rcicio s, co m o tam bién

pa ra la asistencia de las e n fer m as, con currían

c o n



Parte primera.

Capitulo

VIL

4*r

con las herm anas del Hospital algunas d e vo

tas m u g e r e s , m o v id as d e l e x e m p l o d e la V e

n e r a b l e M a r t a P e r a l v o , q u e p o r e n t o n c e s v i

vía en aquel Puebl o con fam a de v irtuo sa ,

y

á cuyas expensas se deberá en la m ayo r p a r

te la fun dación y subsistencia del H o sp ita l.

En tre estas era un a la devo ta m u g e r , á quien

a co m p a ñ a ba la V e n e r a b le J o v e n S a n B e rn a r -

din o desde sus prim eros años p ara los exe r-

cicios de virtud i y con este m o tivo se la des

cubrió en e l santo Hosp ita l cam p o m u y di

latado , en que pudiese emplear aquel espíritu

de misericordia

y

m o r t i f i c a c i ó n , á q u e d e s

de su infancia era interiormente l lamada.

5 0

P i d i ó l a V e n e r a b l e J o v e n l i c e n c i a á

su

Director para poner en execucion quanto prac

ticaban sus com pa ñeras en estos santos e m

pleos de caridad

y

de pen itencia >

y

conside

rando el Confesor , que el e sp íritu , que la

m o via era de D i o s , y que tenia suficiente

robustez para ca rgar sobre su cuerp o las p e

nalidades que pretendía , condescendió con sus

peticiones. Alegróse sobre m ane ra la Ve n e ra

ble J o v e n con esta dilatación , que se la da

ba para empleos, que tanto habia deseado ?

y

desde luego se dedicó á la asistencia de las

en ferm as, qua ndo concu rría al Ho spital . Ins*

H z trui -



4 8

Vida,

de laV.. M. Sor María de S. Bern.

truida l a V enerabl e Joven en que en cada una

de las en ferm as,. y m u cho m as en las que

estaban, m as a gr a va ba s, estaba representado

nuestro Señor Jesu* Christo hecho un varón

de do lo re s, sin qu e en su sagrada Pasión tu-

biese p arte sana desde la plan ta del pie hasta

k> superior de lai cabe za:, se m o via su co ra

zón á la m as christiana conm iseración, y se:

dedicaba á.su asistencia y alivió el tiempo que.

se la permitía.

5 1

Quisiera la Ven erable Jo v e n dilatar los.

espacios de su cari da d con aque llas pobres,.

dándolas

1

para su regalo oro y p la ta , com o*

pedia el ho m bre tullido en las. puertas del te m

plo á los Apostóles

-

, pero no dando de s íes-

tos socorros la e strechez, de po breza-, en qu e

v i v í a , ofrecía á Di o s el sacrificio de sus de

seos en las aras meritorias del sentimiento. Parar

suplem en to de esto- asistía la Ve n era ble J o v e n

á las enferm as gen erosam en te , echando m a

no de otros-fondos-, de que abunda el tesoro*

de la-verdadera m isericordias co m o eran , el asistir

al aseo de las ca m a s, al servicio de la com ida^

a la l im pi eza de sus cu e rp o s, y á fregar sus.

in m u n do s utensilios. E n todos estos caritativos

empl eos era muy of ic iosa , - sin qu e na da fasti

dioso la retardase > p orqu e el estóm ago, de su

a n -



Parte primera

Capitulo

VIL

4 9

an churosa m isericordia era m as fuerce y m as

sufrido, que lo que daba de sí el . de su na*

turaleza.

j z A estas hum ildes o cup acio n es

3

que iban

an im adas con la con sideración de que los

obsequio s que se hacen á los p obres enferm os

y

ne cesitados, se hacian a l m ism o Jesu -Chris-

t o , c o m o di ce el S a n to E v a n g e l i o , a c o m p a

ñaban una com pasión verdadera de lo que

p a d e c í a n ,

y

un gran ferbor

y

deseo de co n

solarlas en sus afliccione s. M an ifestaba esto en

lo com pa sivo de su rostro regado m uchas

v e c e s c o n s u s l a g r i m a s , i m i t a n d o á S a n P a

blo qu an do lloraba las tribulacion es de ios de

C o r i n t o ,

y

á Jesu -Chri sto nuestro Señor quan

d o m i r ó á s u a m i g o L á z a r o c o r r o m p i d o e n u n

sepu lcro. Con clu ía la V en erabl e Jo v e n sus m i

sericordiosos em pleos con las en ferm as, e xho r

tándolas con dulces palabras

y

eficaces razo

nam ientos al m as m eritorio sufrim iento en sus

m a l e s , p a r a i m i t a r l a e x e m p l a r í s i m a p a c i e n

c ia de nuestro Señor Jesu-Christo en su do

lorosa Pasión. Con esta confección misteriosa:

del oleo

y

v in o de su m isericordia p ro cu ra

ba la Venerable Joven el consuelo y alivio de-

la s e n f e rm a s , c o m o el S a m a r i ta n o d el E v a n

gel io. Y aun que no nos consta , co m o corres-

p o n -



5

o

Vida de la V. M , Sor M arta de S. Bern.

p o n d e , q u e c o n l a i m p o s i c i ó n d e s u s m a

nos diese sanidad ha sus cuerpos, como ha con

cedido e l Señor á m uchos de sus am adores,

sus amorosos razonamientos servian de mucha

dilatación á sus co raz o n e s, para qu e sufriesen

con serenidad de an im o el peso de sus e n -

. ferm edades. Po r todo esto se distinguía su c a

ritativa vi rtud sobre la de sus virtuosas co m

pañeras , co m o nos refieren los apu ntam ien tos

de que nos valem os para l a com po sición de

su historia.

5 3

D e estos piadosos em pleos de m isericor

dia, que son los principales del santo Hos

pital , pasaba la Ve n erab le J o v e n en dias de

terminados con sus caritativas compañeras á

los penales exercicios de la Madre Antigua',

y en estos era en do n de su ferborosp co razó n

se engol faba todo en e l mar inmenso de l a Pa

si ón d e l d i v i n o R e d e n t o r , m e d i ta n d o su s d o

lorosos pasos, desde que con inhumanidad le

prendieron en e l huerto , hasta que muerto en

las afrentas de la cruz le encerraron en el

sepulcro. Penetrado entonces su amoroso co

razón con la m as vi va representación de sus

dolorosas p e n a s, el orar en cruz la servia de

con solación , el cargar sobre sus ho m bro s e s

te m isterioso m ade ro la causaba espiritual d i -

l a -



Parte primera.

Capitulo

Vlí.

5 1

latacion, y el descargar sobre su cuerpo el

recio golpe de la disciplina la era m u y de

l icioso. Quexabase la naturaleza del rigor con

cjue la V en erabl e Jo v e n la trataba , y m u

c h o m a s q u a n d o p o d ía d e c i r , q u e n o h ab ia

sido de linqüen te con tra el espíritu ; p ero sin

atender á sus clam orosos lam e n to s, no desis

tia de su penitente empeño hasta crucificarla

con Je su -Ch ri sto , porque todas sus espiri tua

les gana ncias las tenia vincu ladas en m orir

para e l descan so, y en v iv ir con su div in o

Cru cif icado para el torm en to.

5 4 . Ret irada después la V e n erabl e J o v e n

del santo Ho spital para su ca sa , n o era para

el descanso sino para continuar sus espiritual

les exe rcici o s, qu an do se lo perm itían las m e?

canicas tareas del hi lo y de la la n a , y otras

dom ésticas ocup acion es. La m editación en la

dolorosa Pa si ón , y m uerte de nuestro Señor

Jesu -Chri sto era dia y no che e l a lim ento m as

sólido de su espíritu, la oración puesta en

cruz era m u y p ro l o n ga da , m as rigurosa la

di scip l in a, y á prop orción de lo referido p o -

nia en execucion otras mortificaciones según

su director la permitía ó la mandaba.

C A -



$2 Vida de la V, M . Sor M aria de S. Bern.

C A P I T U L O V I I I .

Vhtacion de la Venerable M adre San Bernardi

no al estado Religioso, Fustranse sus pri

meras pretensiones.

$ $ L o s navegan tes m as diestros y e xp e ri

m entados en surcar con prosperidad los m a

res n o se dan p o r seguros m ientras vi ve n en

sus encrespadas olas, á causa de los muchos

pel igros que los rodean. Por una parte viven

expuestos

i

sufrir deshechas bo rra sca s, á cu ya

vio lencia suelen despedazarse con tra duros p e

ñascos las em barcacione s m as afe rrada s, ó en

callarse en crecidos bancos de arena, caso que

n o queden sum ergidas entre las m ism as olas.

P o r

otra

parte no

están

seguros de caer en

m ano s de crueles p iratas , que ademas de ro

barles quantiosos tesoros, suelen quitarles la

vida ó esclavizarlos con tirania. Por estos tan

justificados m otivo s anhe lan con vi va s ansias á

tom ar puerto de segu rida d, para no perder

l a s .

ganan cias é intereses de su co m erci o y l i

bertad de sus personas y de su vi da .

5 6

E s este M u n d o en q u e v i v i m o s , u n m a r

soberbiam ente proceloso , en don de á cada

p a-



Parte primera.

Capitulo

VIII.

5 3

paso se ofrecen m ortales p e lig ro s, en que fe

necen no solo las alm as perezosas en m irar

p o r su salvación , sino aun los espíritus m as

hábiles y experimentados en superarlos. Nos

consta por la exp erie n cia, que inu m erables

se aparcan del cam in o de la virtu d , uno s

po rque se rinde n con el en canto de placeres

m u n d a n o s

y

otros p orqu e se dexan m arear de l

ap aren te brillo de sus .glorias transitorias \ y

otros por la artif iciosa dulzura, con que el ene

m ig o com ún adula sus originarias pasiones.

En fin si estendemos la vista, no solo á los

Anales de los siglos que nos precedieron , sino

á la e d ad e n q u e v i v i m o s , so n i n u m e ra ble s

los trofe o s, que ha consegu ido la relaxacion

a u n e n m u c h ís im o s q u e e m p e z a ro n á m i r ar

con desden y desengaño las glorias del m u n

do , y los gustos y placeres de una vida l icen

ciosa y de relaxacion..

. 5 7

D e todos estos p e l igro s, que con la m a

yo r con tinu ación o curre n 'en la vida del si

g l o , te n ia c o n o c i m i e n t o la V e n e r a b le J o v e n

San Bernardino , n o solo po r la gracia in te

rior qu e ilustraba con abu nda ncia su c o

razón , sino po r las do ctrinas qu e la da ba

su Co n fes o r, y las que o ía á los zelosos M i

nistros del Santo Eva n ge l io . Y aun que p ara

I b u r -



5 4 Vida de la V .

M. Sor

María de

S. Bern.

burlarse la Ve n era ble Jo ve n ; de los p eligros

del m u ndo ,. huía, con desem barazo, gen ero

so de sus. placen teras, dive rsio n es,, y m o rti fi

ca ba co n rigo r á sus sen tido s, para que su: es

píritu, no se deslumbrase con el brillo de sus

glorias, ni, con el atractivo de sus escándalos;

con todo, medito en asegurarse: mas de sus pe

ligros, en, el puerto* de la. Re lig ió n , á cu yo

estado, se sentía movida en su interior j no du

dando de que era el estado mas acomodado^

para subir, a la cumbre, de la perfección en se

guim ien to de Jesús Cru cif icado. Con sultó

COn

SU:

Director estos interiores movimientos de la gra

cia de Dios, sin. dexar de decirle al mismo tiem

p o el co n o cim ie n to , que tenia de los, pe ligros,

que. ocurren en.

Ta

vida.secular,, y los bienes que

se interesan en l a Rel ig ión. Oyó á l a . V ene

rable Jo v e n su p rudente Director y. y aunqu e,

n o duda ba de su bu en espíritu,, acreditado, con

la. constancia de un a vida ino cente,, m ortif ica

da: y d e o r a c i ó n ' d i l a t ó ; e l da r la su c o n s e n

tim iento- hasta exam ina r á. fo n do ., y co n m u

cha, pausa y pruden cia su vo cació n . Er a de

bastante destreza, en examinar, espíritus ,, y pa

ra co n o ce r de qu e clase y consistencia, era la

v o c a ci ó n d e la. V e n e r a b le J o v e n , la p ro p u s o

por una parte los trabajos,, que trae, consigo el

e s -



Parte primer

a. Capitulo

VUT.

5 5

estado re ligi o so , y el espíritu que se requie

re para sufrirlos i y po r otra parte la hi zo ve r

las com odi dades que ofrece la vid a del siglo ,

com patibles con la practica d e la virtu d p or el

camino de la Christ iana perfección.

5 8

" N o p u e d o n e g a r , la d i xo el p r u de n te

.^Confesor, que la vida rel igiosa es de mas

perfección, que los estados que ofrece la vi-

„ d a secular j p ero \ qué espíritu tan esforzado

„ n o se requiere para cum pl ir co n :sus p re c i -

„sas obl igacion es? <Q u é fortaleza p ara car

d a r so bre u n a d e li ca d a n a tu r a le z a e l p e -

„ s o de sus austeridades? i Qu é di l igen cia pa«

„ r a n o v i o l a r n i e n u n á p i c e lo s sa g ra d o s d e

r e c h o s de los votos de su profesión ? P o r e l

„voto de Obediencia se sujetan los propios dic

t á m e n e s y d ete rm i n a ci o n e s a u n la s m a s a c e r

c a d a s á l a vol un tad y dirección de los su -

, ,pe r io re s , siem pre que n o sea contrario á la

,,ley de Dios ó á la regla de su Profesión. Por

„la Pobreza renuncia los bienes terrenales, que

„ p o di a poseer en e l s i gl o , y hace r obras de

, , t a n t o m é r i t o , c o m o t r a e c o n s i g o e l s o c o r r o

„ d e lo s p o b re s d e J e s u - C h r i s t o . P o r la C a s -

, ,tid ad se cierra Ja pu erta aun al estado qu e

, ,l íc itam en te po dia elegir co m o santificado en

„nuestra santís ima ley, y con el que puede

1 z

V e r -



5 6 Fida de la

V. M. Sor

Maria de

S.

Berti.

,..verse libre

de

i m p o r tu n a s t e n t a c i o n e s , 'q u e

chacen

cruda guerra

al

espíritu,

aun mas

m o r

t i f i c a d o .

Y

f inal mente

por la

Cl ausura con

s a g r a

su

libertad

á un

perpetuo encerramien-

„ t o , con

separación

de sus

P a d r e s ,

de sus

» h e rm a n o s

, y de sus

a m i g o s , p ri ván d o se

de

, ,otras comodidades,

que

ofrece

el

siglo

en una

„ v i d a C h r i s t i a n a ,

y que tal vez

conducen

pa-

» r a

el

mayor ferbor

del

e sp íritu , qua les

son

^concurrir

á

sagradas funciones

en los tem-

„ p l o s , el oir sermones á zelosos Ministros del

^ E v a n g e l i o

, con

otros exercicios

de

virtud

,,que practican con notables aumentos de

Chris-

t i a n a perfección m uchas a lm as devotas.

A

gestas obligaciones que son esenciales al esta

c o r e l i g i o s o ,

se

agregan otras

de

casi igual

3

,considerac ion y dificultad en su c u m p l i m i e n

t o ,

c o m o

son la

asistencia

á los

actos

de co-

„ m u n i d a d , los a y u n o s , las v i g i l i a s , y otras

^austeridades

que son

inseparables

del

esta

n d o de la Re l igi ón . ; Estas son en compen-^

, , d i o , dixo

el

Confesor

á la

V e n e ra ble J o v e n ,

„ l as obl igac iones mas principales que abraza

„el estado religioso',

y

a u n q u e

no

puede

ne

s g a r s e

sin

nota

de

t e m e r i d a d ,

que en él

,

3

s e

han

criado espíritus

de muy

elevada san

t i d a d

,

c o m o t i e n e c a n o n i z a d o

la

Santa Igl e-

„sia*¡



Parte primera. Capitulo FUI.

,,sia ? tam bién es cierto , que á m u chos se

„le s hace m u y pe sado el yu go de su obser-^

„ v a n c í a , y f l a q u e a n e n s u c u m p l i m i e n t o .

5

? Po n deróla después con igu al eficacia de

razonam ientos , " qu e no obstante de r u

bbe r m u chos pe ligros en la vida del siglo

«contrarios á l a v irtud, y muchos embarazos

« p a r a p r a c t i ca r la , v i v i e n d o e n tre lo s a m a d o

r e s de la vani dad y de la relaxacion , habia

«también muchas proporciones para darse á

„ l os em pleos de ia devoción j co m o se ver i f i -

5 í

ca en muchos Soberanos > que sin m area r

l e con la m agestad y esplendor de su alta

«ge rarqu ia , han m erecido colocarse en los

«Sa gra do s altares í y en otros de m en or e s

l i e r a , q u e v i v i e n d o e n e l si glo co n lo s a f a

m e s de sus tar e a s, y teniendo á la vista los

^m ayo res escándalos , han m erecido iguales t ío -

i n o r e s . " E n fin c o n c lu y ó d i ci e n d o la ,, q u é m a -

„ ter ia tan ardua como entrar en re l ig ion, y v i -

,,v i r según su espíritu se débia consultar co n

3 3

D i o s en la o rac ió n , y ' ver si con el tiem po*

3

,se desvanecía la vocación , ó permanecía con

, ,m ayo res deseos de p onerla en e xecu cio n .„ D e

este modo habl ó, y examinó e l prudente Con

fesor la voca ción de la Ven erable J o v e n al

estado religioso? y si asi no lo hubiera prac-

ti-



$ 8 Vida delà V, M , Sor M aria de S. Bem,

r icado, no ser ia

sabio, prudente, y experimen

tado

en la dificultosa m ateria de la dirección

de espíritus, y si á este modo se examinaran

las vo cac i o n es, no hubiera ta l vez en las R e

ligion es espíritus t ib io s, arrepe ntidos ó re la

xados.

6o Concluyó el Confesor sus acertados ra

zonam ientos , y los o yó la V en erabl e Jo v e n

con m u cha reflexión y alegria de su espíritu*

po rque con ellos fue m as ho rroroso el m i e

d o q u e c o n c i bi ó d e v i v i r e n e l s i g l o , n o s o

lo por los lazos de pel igros, que lo rodean

en detrim en to de la virtu d y de la salvación,

sino porque formó mas alta idea del estado

r e l i g i o s o , co m o m a s p r o p o r c i o n a d o p o r su s v o

tos y austeridades á conform arse con la i m a

gen <de Jesús Cru ci f ica do , que era á l o q u e

anhelaba su ena m orado corazón. Co n sigui en

te á esto fueron desde en tonces m as ferbie n -

tes sus o ra ci o n e s, y m as rigurosas sus pen iten

cias , con el f in de ser esposa de J e su -C h ri s

to en el estado de la Re l ig io n . C o n estos san -

tos exercicios consiguió del Señor ilustraciones

m as claras y copiosas de u n santo dese n ga

ño de vi vi r en el s i glo , y ansias m as ardien

tes de abrazar el estado re l igi o so , para b u r

larse de sus peligros. Manifestaba la Venera-



Parte primera. Capitulo FUI. 5 9

ble J o v e n estos saludables m ovim ien tos á su.

C o n fe so r, y careándo los este con el constante

exercicio de virtudes, que había, practicado en

el discurso de su v i d a , form ó juicio prudente,,

de que su vocación no nacia del espíritu pro

pio , en que suelen engañarse muchos,, sino que

se originaba, del de Dios* que la quería por

esposa suya, en el tálam o delicioso de la R e

lig ión. E n fin aprobó su vocación de ve rda

dera , po nde ró debidam en te la perfección de l

estado religioso „ á que: era. l la m a d a , y la dio

licen cia para que p racticase las diligencias co n

ducen tes á. la co n secución de tan santos deseos.

6 1

G o z o sa e n to n ce s la V e n e r a b le J o v e n M a

ría Can delaria de que su Con fesor aprobase

por verdadera, su vocación, entabló; sus pre

tensiones en el año de 1 68 3 para Religiosa de

ve lo blan co (qu e era á. lo que p odía aspirar

po r su po breza), en. el Mo na sterio de la P u

rís im a C o n c e p c i ó n d e la V i l la d e

Hínojosa de'

Córdoba

y

sujeto á la dirección de m i santa P r o

vincial de los: An ge les: de l orden, de nuestro-

Padre: San Francisco; Tenia, la. Venerable:

J o v e n bu e na , p r o p o r c i ón p a ra l o g r a r u n f e

l iz exp edie n te en sus pretensiones , po r ser

Pro vin cia l el M . R. P. Fr.. Pablo D e lg a d o , y*

Secretario suyo el. R.

P.-Fr.,

Lo ren zo Cabrera .

C a s -



6o FidadelaF.M .Scr M ariadeS.lBern.

Castillejos, hermano de su Padre, y naturales

uno y otro de la Vil la de

(Pozoblancc.

Estubo

m u y adelantado el consegu ir esta gracia en

dicho M o n aste rio , pero se frustraron sus esp e

ranzas, por haber sido preferida la Señora Sor

Maria Cabrera de San Lorenzo , natural de l a

m ism a V i l l a , y com pañe ra en sus exerc ic ios

espirituales, y tal vez parienta de su Tio Se

cretario, según dá á entender la uniformidad

de los apell idos. Esta preferencia, que por en

tonces se calificaria por casualidad de la fortu

n a , ó por la realidad de qu e la V en erab l e

Jo v e n solo tenia de quin ce á diez y seis año s,

qua ndo su com pañera era de edad m as ad e

lantada , y po r tanto m as robusta p ara lo la

borioso de su estado , debemos pensar, fue dis

posición de aquel gran Dios , que ordenando

fuerte y suavem en te todas las cosas para el lo

gro de los f ines de su adorable Providencia,

la queria para Rel igio sa de la Co n cep ción en

el Monasterio de

Fuente-abejuna.

6%

Esta rep u lsa, que sufrió la Ven era ble J o

ven de ser R e l i gi o sa , penetró de parte á p ar

te su ferboroso corazón con el m as vi vo sen

t im iento i pero la s irvió de m o tivo para qu e

se hum illase delante de Dio s y de los h o m

b r e s , co n fe sa n d o c o n i n g e n u i d a d , qu e su s



Parte primera. Capitulo IX. 6 1

ingratitudes, inhabil idad y ningún espíritu la

habían privado de aquella fel ic idad, que la te

nia de costa tantos de seo s, oraciones y p e

nitencias. Retiróse

á

su casa c o n f o r m e , c o m o

verdadera humilde, con las determinaciones de

l a admirabl e providencia de Dios > pero s in

desistir de su christiano empeño en pedir al

Señor la prop orcionase el estado de R e l i gi o

sa.

P e r o a l m i sm o ti e m p o c o m p e n s ó las a u s

teridades y vi da m on ástica del claustro co n

el ret iro de criaturas, compatible con su es

t a d o ,

con mortif icaciones mas rigurosas,

y

oración mas prolongada. Por este medio se

iba disponiendo para l a grac ia , que l a espe

raba y se armaba de doble fortaleza, para de

fenderse de los peligros del siglo, y tener

contenido baxo las leyes del espíritu el or

gullo de sus pasiones.

C A P I T U L O I X .

Consigue ¡a Venerable Madre San Bernardino la li

cencia para

(Religiosa

de velo blanco en el Mo

nasterio de la Concepción de Fuente-obejunal

y sale de su Patria para

esto.

é 3 Son

incomprehensibles

á

nuestros l imi

tados con ocim ien tos los juicios de Di o s en las

K obras



62 Vida de ta V. M. Sor María de S. Bern.

obras de su adorable p rov ide n cia , y se o cu U

tan á nuestro ratero m o do de pensar los c a

m ino s , po r don de dir ige a m uchos de sus

am adores , paraque en ellos se cum p lan los

f i n e s , á que los destina . V e m o s , que perm ite

D i o s ,

que el Patriarca Jo se f fuese ve n di d a

por sus hermanos, y que padeciese terr i

bles con gojas en las cárceles de Eg i p to >

y

fue paraque sirviese el em pleo de Vi rre y

y

G obern ador de aquel Im pe rio en bene f icio

de sus moradores

y

de lo s R e y n o s c o m a r c a

nos.

Expel ieron po r dos veces á San Ca m il o

de Lel is por enferm o de la fam ilia de P adre s

C a p u c h i n o s , y fu e o r de n a d o p o r la di v i n a

p ro vide n cia , paraque fundase la Re l ig ión de

Padres Ago n iza n tes. Despojaron del Ha bito los

m i sm o s P ad re s C a p u c h i n o s á S an J o s e f d e

Cu p e rt i n o , po rque em bebido su espíri tu en la

d i v i n a c o n t e m p l a c i ó n , s e e m b a r a z a b a s u e x

terior para el ministerio puntual de la cozina;

y

fue divin a disposición , paraque en el O r

de n Sace rdo tal ilustrase á tod a la Italia , y á>

m i Sagrada Re l igión en la fam ilia de los P a

dres Conventuales. En fin si registramos el

sagrado volumen de la divina Escritura ,

y

las

v en e ra ble s A c ta s d é l o s S a n t o s , v e r e m o s , c o

m o D i o s li a d i ri g i do á m u c ho s d e su s a m a d o -

res¿



Tarte primera. Capitulo IX. 6 3

res por rum bos m u y con trarios á nu estro

lim itado m o do de pensar , para llevar á d e

bido efecto los f ines de su adorable providencia.

6 4

Esta con ducta observó Di o s , según p a

r e c e ,

co n la V e n e ra ble J o v e n M a r i a C a n d e

laria en orden al estado de Re l igio sa p o r

q u e si c o n ta n fa vo ra ble s p r o p o r c i o n e s , c o m o

eran el gozar de salud robusta, el tener fa

m a de vi rtu o sa , y el entablar sus pretensiones

co n e l v a li m e n t o d e su T i o , n o fu e a d m i t i

da en el M on asterio de Hin ojosa , seria p o r

que l a vol untad de Dios con absol uta deter

m inación qu e ri a , que se consagrase á su cas

to a m o r e n e l M o n a s te r i o de la C o n c e p c i ó n

de la Vi l la de

Fuente-obejuna

, pertenecien te ai

R e y n o y O bi s p a d o de C ó r d o b a . Pa ra c u m

plimiento de estos fines de Dios dispuso su ado*

ble providencia, que, aunque no tubieron efecto

las prim eras pretensiones de m edia ción del R .

Castillejos, no se entibiase su afecto para buscar

aco m o do á su Ve n era ble Sobrina*, antes sí puso

m a y o r e m p e ñ o e n c o n s e g u i r l o . N o c o r r e s p o n

diero n los efectos á sus deseos y di lig e n ci a s, á

causa de que debiendo ser de velo blanco, aten

dida su p o br e za , era preciso esperar que hu

biese algu n a Plaza vacan te de este estado en

alguno de los Monasterios de esta Provincia.

K i . 6



6 4 VidadetaV.M.Sor María de S.Bern.

6$

E n estas diligen cias corrieron de cin co á

seis años desde las prim eras pre ten sio n es, y

en el año de

i6%9

propo rcion ó Dio s Plaza

vacan te en el referido M on asterio de

Fuen te*,

ohejuna

, qu an do á la sazón era el R . Ca sti

llejos , después de Cu stodio de Pro vi n ci a , Gu ar

dian del Co n ven to de Rel igiosos de dicha

V i l l a . H i zo su e m p e ñ o , y entabló sus preten

sio n es c o n aq u e lla V e n e r a b le C o m u n i d a d , á

favor de su Ve n erable Sobrina , asegurando

á las Rel igiosas de q u e , adem as de ser co rp u

lenta y robusta para el trabajo, como toca

rían p or la experien cia , en na da habia d e

caído su vo cación de sus prim eros fervores,

antes s í iban tomando cada dia mayores au

m entos con el m as perfecto exercicio de vi r

tudes. E n efecto el in form e fue ve rídic o ,

po rque su V en erabl e Sobrina se habia dado

con mayor ferbor al r igor de las mortif ica

cion es , po rque lo perm iria lo robusto de su

na tural eza : freqiientaba las Co m u n io n e s, que

serian co tidi an as, p or estar ésta devo ción m u y

pro pa gada y defendida en aquel Pu e bl o , co

m o se refiere en la vida de la Ven erable M a r

ta Peralvo: y f inalmente se l lebaba las aten

ciones de sus p ai sa n o s, por su asistencia á los

exercicios del Hospital , y por el zelo con que

p r o -



Parte primera. Capitulo IX. 6$

procuraba propagar la constante meditación en

la Pasión de nuestro Señor Jesu-Christo. Con

descendieron las Religiosas con el empeño del

R. Castillejos por los buenos informes que

d a b a , y tenian de la pretendienta j y en vi s

ta de esto obtu biero n licen cia para recibirla en

la Re l ig ión del M . R . P. F . Ro qu e Francis

co G a rz ó n , Provinc ia l de nuestra santa P ro

vincia de los Angeles.

6 6

No puede negarse , que fue venturosa

fortuna para este Mo n asterio el que sus m o

radoras diesen su consentimiento para agre

ga r á su religiosa fam ilia á una persona de

virtudes tan ad m ira ble s, y que con sus m ara

villosos exemplos.habia de aumentar sus glorias,

y lo habia de hacer m as fam o so : pero ta m

bién di ré , que fue afortun ada la Ve n era ble

Jo v e n en ser adm itida para Rel ig iosa en un a

Comunidad , en donde estaba en su mas pun

tual observan cia la regular disciplina , y en

donde vivían muchas Rel igiosas de especial

virtud , como referiré en otro lugar.

6~j

Con seguida la l icen cia , y preparado to

do lo necesario para en trar en la Re lig ió n ,

salió de su patria la Ven erable Jo v e n M aría

Candelaria para la Villa de

Fuente-obejuna •>

y

como buena patr ic ia en corresponder agrade

c í-



6 6 Vida de la V. M. Ser Maria de S. Bern .

c ida a l suelo de su n ac i m ie n to, la dexó en

nobl ec ida con sus buenos exempl os, y con un

g l o r i o s o m o n u m e n t o d e d e v o c i ó n á l a m e m o -

ria de Jesús Cru cif ica do , con e l que a l m is

m o t iem po que recordaba á sus paisanos lo

procurasen tener im preso en su co ra zó n , les

dexaba un poderoso asilo en sus necesidades.

Es este haber mandado hacer en los años an

tecedentes e n u na esquina d e la casa de su

m o r a d a u n h u e co ó n i c h o , e n d o n d e c o lo c ó

un a im agen de Jesús Crucif icado , paraque

los qu e pasasen p or la calle la diesen p ro fu n

das adoraciones y religiosos cu ltos. N o se

con serva este de voto Cru cif ixo en el sitio

referido , po rque el dueño que al presente ha

bita en aquella casa , m o vid o de la devo ción

que profesa á l a V en erabl e Ma dre San B e r-

n a r d i n o , l o c o lo c ó e n lo i n te ri o r de su m o

rada , pon iendo otra sagrada im age n de nu es

tro Señor Jesu -Christo en aquel sitio.

6 8

Pu e sta e n ca m i n o la V e n e r a b le J o v e n ,

n o cesaba de dar gracias a, D i o s , y de a la

bar sus infinitas m isericordias, po rque po r un

efecto de su adorable providen cia iba á co n

seguir el estado Re l ig io so , que tanto habia de

seado. Nada de sent imiento habia en su co

razón en separarse de sus he rm a n o s, ni de su

p a -



Tarte primera. Capitulo IX. 6 7

p a tr i a , antes sí cam inaba con un a santa a l e

gría como , s i puede decirse, sal ía el Pueblo de

D i o s de E g i p t o , L o t de S o d o m a , y A b r a h a n

de la tierra de los Caldeos •> po rque con esto

interesaba el no v i v i r , n i exponerse á sufrir

las ca de n as , con que el siglo suele a prisiona r

aun á los que aborrecen sus p lace re s, glori as,

y delicias. N a da de lo que iba registrando p o r

el ca m i n o , retardaba á su grande esp íri tu, p a-

raque n o fuese absorta en D i o s , po rque c o

m o tan práctica en subir po r el con ocim ien to de

las criaturas á la con tem plación de las gr a n

dezas de su Criador

5

todo qu an to presencia

ban sus sen tido s, ya fuesen m o n te s, ya valles,

ya pl an tas , ya árbo l es , y ya aves ó an im al es ,

la servían de escala pa ra rem on tarse á la e s

fera de la d iv in id a d, y a labar a l Señor m a

ravilloso en todas sus obras. Con estos santos

pensamientos llegó á la Villa de

Fuente-obe-

juna

en un dia de los prim eros de Ag o sto de

1 6 8

9

, para presentarse á la C o m u n i d a d, y

recibir el Ha bi to de Re l igio sa.

CA«»



6 8 Vida de la V, M. Sor Maria de S. Bern .

<

C A P I T U L O X .

Toma la Venerable Madre San (Bernardino el

Hab ito de (Religiosa de velo blanco en el Con-*

vento de la Purísima Concepción de

Fuente-obejuna.

69 L a

santa inqu ietud que al com p ás

del go zo ocu pa ba todos los senos del co ra

z ó n d e l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o ,

hasta l ograr e l Habiro de Rel ig iosa , l uego

que salió de su patria para

este efecto,

puede

compararse

á

la de l N a v e g a n t e d e m u c h as g a

nan cias , que tenien do

á

la vista e l p ue rto de

su destino no acaba de salir de las en crespa

das o l a s , que lo rodean. Pero aun con m as

propiedad y acom odada figura , d irem os que

i m i t a b a

á

la Esposa

santa

de los Cantares,

quando después de muchos cansancios y de los

malos tratamientos, que sufrió de los rondines

de su p o blación , .iba dando alcances al am ado

de su co ra zó n , con cu ya presencia tendrian

término sus fatigas.

7 0

E n efecto eran tan vehem entes sus d e

se o s, qu e la parecia , que las horas eran m u y

di lata da s, y que los dias corrian con pasos

m u y



Tarte primera. Capitulo X. 69

m u y pe rezosos, para vestir el Ha bito de la

Co nce pción . Ll e gó en fin , que fue e l

8

de

Agosto del referido año de 1

6

8

9

, en que

eumpl ia l a V enerabl e Madre

2 a .

añ o s, seis m e

ses , y seis dias de ed ad . Y si los dias se a cre

ditan de fel ices, qu an do se con siguen aquellos

bienes, que con ansias se desean y se buscan

con desvel o , podemos asegurar con l a mayor

ce rte za , que este fue el m as festivo y ve n

tu ro so , que hasta entonces habia tenido la V e

nerable Madre en todo el discurso de su vi

da , porqu e en él l leg ó á poseer el sagrado

e stado , que con tanto desvelo habia preten

did o , y qu e tantas la gr i m a s, cansancios y ora-<

ciones la habia costado.

; 7 1 A la verdad apenas am ane ció aquel ven *

tu ro so d i a , q u a n d o su c o ra z ón e m p e z ó á b a

ñarse de un superabundante gozo de mayor

general idad , y por motivos mas nobles, que el

que tubo Ester en el d i a , en que con todo el

ap arato de sus adorno s y aire de su herm osu

ra se habia de presentar al Rey Asuero, pa

ra coronarse po r R e y na de su vasto im pe rio.

Este jubilo extraordinario de la Venerable Ma

dre nac ió de haber co n o ci do , que ya era p a

sado el riguroso invierno de tribulaciones y

co n go ja s, que en k pretension del estado re -



jro

Vida

delaV.

M. Sor Maria de S. Bern .

l igloso habían inundado á

su

c o r a z ó n p o r t a n

tos a ñ o s, y había llegado la prim avera de la

consolación. TraxQ también origen la

extraor

din aria alegría de la soberana visitación del

divino Esposo que la ilustraba ¿ paraque se pre¿

parase con actos virtuosos, para celebrar los cas

tos despo sorios que deseaba : qu e accelerase sus

p a s o s , p a r a a c o m p a ñ a r y

aumentar

e l n u m e *

ro de aquellas prudentes V írg e n e s, en quienes

tenia vin culada s sus especiales de lic i a s, p or los

suaves aromas, que exhalaban sus almas de pu

reza , m ortif icación ¿ retiro de criatu ras, a m o r

de Dios

i

y otras virtudes conducentes á la per

fección de su estado.

7

z C o n estas soberanas ilustracion es qu e se

c o m u n i c a r o n á

la

V e n e r a b le M a d r e , l u e go q u e

se desem barazó del sueño , quisiera que ó el So l

precipitase su ca rre ra , paraque prontam ente

llegase la hora determinada, para arrojarse

á

los am orosos, brazos del divin o Es p o so , ó que

se dispensase en el t iem p o pa ctado para fun*

c ion

tan

solem ne. N i en u no n i en

otro

c o n *

venia, ni era necesario alterar la regular pro*

videncia de D i o s , n i lo que tenían determ i

na do las Re l igio sas; sino el que la Ven erable

M ad re em please aquella m añana en adornar

el tálamo de su alma con el exercicio de las

vir-



Parte primira.

Capitulo

X.

virtudes para hacerse mas benemérita de ser

Esposa de Jesu -Chri sto . E n efecto habiéndo

l e rec ib ido sacramentado con mucho jubi l o de

su esp íritu, y abundantes lagrim as de de vo

c i ó n , se em pl eó en aquella m añana en dar

al Señor rendidas gracias p or sus be n efici os, en

humillarse en su adorable presencia, y en pe

dirle , qu e la adornase co n sus dones sobera

n o s ,

p araque el sacrificio , que iba á ofrecerle,

fuese agradable á sus divinos ojos..

7 3

Lle gó la ta rd e , y presentándose en la

Igl es ia del Monaster io con mayor adorno de

virtud es, que acom pañam iento de personages,

dio nuevas gracias al Señor de verse ya en los

deliciosos atrios de su santa ca sa , y d e irse

alexa n do de los peligrosos tabernáculos del

siglo. Evaquadas después las dil igencias, que

para no violar los derechos de una perfecta

libertad en la elección de aqu el e sta d o , están

determ in adas, se e ncam in ó á la puerta de la

clausura con una luz en sus m a n o s, en testis

m o n i o d e q u e c o m o V i r g e n p r u d e n t e i b a

á recibir al di vin o Espo so co n el adorn o de

las virtudes para celebrar sus castos desposo

rios. Sin duda alguna fueron m u y agradables

para el Señor sus concertados pasos, y mucho

m as los afectos de su co ra zó n , y l legan do á

L

z

la



? 2 Vida de ta V. M. Sor Maria de S. Bern.

la puerta de la clausura, halló prevenido én

buen orden aquel sagrado coro de V írgenes,

qu e co n luces en sus m an os i ban á asistir a l

sacrif ic io , que la Venerable Madre iba á cele

brar de dexar el s iglo por la Rel igión. Al en

t r a r l a V e n e r a b l e M a d r e e n l a c l a u s u r a , e m p e

zaron á cantar las Rel igiosas con du lce m e

lodía el m isterioso cántico del

Veni sponsa Chris-

ú

, co n el que , según los ritos e stable cid o s, se

llama á las pretendientes, para que reciban la

candida corona de Esposas de Je su -Ch ri sto , con

que en premio de haber renunciado por su

am o r los placeres del m u n d o , serán prem ia

das en la eternidad. L a soberana con solación ,

que inundó al corazón de l a V enerabl e Ma

dre al. o ir canción tan m isteriosa y a co m o

dada para estas funciones, no cabe en pondc-^

raciona y podemos asegurar s in nota de exa

geración, , que asi como crecieron hasta lo

sum o las tribu lacion es, que sufrió por con

seguir l a d ignidad de Esposa de Jesu-Christo ;

asi superabundó la dulce dilatación de su espíri

tu con la posesión, que miraba tan cerca.

7 4.

Col ocóse en medio del coro, y e l evado

su espíritu en soberanas consideraciones de la

dignidad del nuevo estado , se desnudó con un

santo enfado de los vestidos del siglo, despre

ció



\Parte primera.

Capitulo

X. -

ció sus vanidades y renu nció sus e xtra va ga n

tes est i los, ren ovan do en su corazón los p ro

pósitos de no vivir según sus máximas cor

rom pi das , originadas del p rim er pecado. Si

la Venerable Madre hubiera meditado en otra

cosa contraria al entrar en la R e l i g i ó n , no

seria salir del siglo , sino mudar, de habitación,

ni seria perfeccionar la conducta de sus costum

bres , sino variar de vestido. Aligerada del tra

pe secular se vistió del H ab ito de la C o n -

cepcion en el referido Co n ven to de m an o de

su A b a d e sa la M a d r e So r L e o n o r d e S . J u a n

E v a n g e l i s t a , e li gi e n d o p o r n o m b re de R e l i

g i ó n e l de Sa n B e rn a r d i n o . V i é n d o s e y a la V e

nerable Madre con la noble divisa de Esposa

de Jesu - Ch ri sto , se en ferborizó su corazón p a

ra vivir arreglada en un todo á las estrechas

leyes de su casto am o r. A con secue n cia de es

to le con sagró en aque l acto su alm a con sus

potencias, su corazón con sus afectos, su cuer

po con sus sentidos, renunciando aun sus l í

citas c o m o di da de s, paraque su vi vir fuese so

lo en los am orosos brazos de Jesús Cru cif ica

do , im itando sus poderosos exe m p l os, y p o

nien do en execucion las m áxim as de la p e r

fección , contenidas en su Eva n ge l io .

7 5 Dese m barazada luego de las po líticas de

ur-



Jr4 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

u rban idad que se practican en estas funcion es,

se retiró con p ermiso de su Ve n era ble M ae s

tra , para desahogar su corazón en dar gracias

a l S e ñ o r , p o r qu e la h a bi a a d m i ti d o p o r u ñ a

de sus Espo sas en aque l Re ligio so M on asterio}

y encendido su corazón con el sagrado fuego

d e a m o r d e D i o s , q u e c o m u n i c a e l S e ñ o r p o r

medio de la oración en semejantes actos aun

á espíritus de m eno s finu ra, que el de la V e

n e ra ble M a d r e , p r o r u m p i ó e n a fe cto s m u y s e

m ejantes á los de la Espo sa de los Can tares.

Ya estoy col ocada, d ixo l a V enerabl e Madre,

baxo la d ilatada som bra ó a m p a ro , que m i

dueño Crucificado franquea á sus amorosas es

posas. Ah o ra subiré yo con aquella anim osi

d a d , q u e m e c o m u n i q u e s u d i v i n a g r a c i a , á l a

Pal m a v ictoriosa de su c r u z , paraque la m e

ditación de sus m isterios doloroso s sirva de

alim ento á m i espíritu , pues aun que la p ar

ticipación de sus pen as sea tan am arga para

la n atu raleza , es m u y dulce para el gusto de

m i devoción. N a da m e retardará para fre

quemar con animoso espíritu las sendas ás

peras , y estrechas del M o n te C a l v a ri o , p a

ra abrazar la m irra de m ortif ica ción , que

p o r m i a m o r , y p a ra e xe m p lo m i ó c ar gó

sobre sí m i a m ado Crucificado i porque au n

que



Parte Primera. Capitulo X. y 5

que me considero tan débil para l levar sobre

m í el peso de los trabajos , con fio para e s

tas em presas en los po derosos socorros de su

divina grac ia . Este es e l camino que me en

seña , freqíiente con em pe ño paraque sea dig

na de su perfecto discipulado > y n o lo d e x a -

r é ,

por m as áspero que. se m e prop on ga para m i

de sca n so y c o m o d i d a d , pu es á e sto m e m u e

ven y excitan su divino amor y poderosos

exempl os.

7 6

Estos fueron los prim eros pen sam ientos

d e la V e n e r a b le M a d r e S a n B e r n a r d i n o , l u e

go que se vio condecorada con la can dida

divisa de Espo sa de Jesú s Cru cif icado , y fu e

ron ta n vivo s y elevados estos am orosos afec

tos de procurar co n la m ayo r perfección la

im itación de su d ivin o Esposo en la tragedia

del Calvario, que será difíc i l formar una

pintura cabal de el los á la pluma mas elo-

quente , aun teniendo á l a v ista e l mapa de

sus virtuosas acciones. Pero por lo que res

peta á los t iempos, que vamos escribiendo de

su vida, podremos rastrear algo de sus ardien

tes de seo s, considerando seriam ente las extra

ordinarias tribulacio n es, qu e sufrió co n ex em -

p l a r p a c i e n c i a e n s u N o v i c i a d o , c o m o d i r e m o s

en otros Ca p ítu los. T o d o s estos, vigorosos afe c-

> tOS,



?6 Vida

de

la V. M. Sor Maria

de

S. Bern.

t o s , en que superabundó la Venerable Madre

desde el primer día de su Noviciado, no solo se

los

debió

á

la interior unción de la divina gra*

cia , que con tanto ímpetu la inflamaba , sino

también á los poderosos exemplos, que veia en

las Religiosas, y

á

las instrucciones, que recibia

de su Director espiritual, y Maestra de su Novi

ciado. Por esto me parece preciso dar noticia de

la perfección de virtudes, en que por entonces

fiorecia el Monasterio , y del mérito de los

Maestros de la Venerable Madre.

C A P I T U L O X I .

{Dase'noticia de la perfección de vida, en que

fio

recia el

Monasterio

de

Fuente-obéjuná

,

quando

la

Venerable Madre San Bernardina tomó el Habito

y de los Maestros de espíritu que la asis

tieron en su TSloviáado.

7 7 Está canonizado en las Santas Escri

turas , que el que vive en compañía, y tiene

comercio con personas de singular virtud, se

fomenta poderosamente, paraque con su exerti-

S a n c t u í e í S P ^

0

s e e n c í e

g

u e

á

práctica de obras de san

ee cum p e r -

t

i f i c a c i o n :

asi como por el contrario el que

VERSO PER i • < i • i

VERCERIS tubiese trato con personas de relajadas cos

tumbres, vive muy expuesto á pervertirse en

un



. Parte primera.

Capitulo

XI.

u n t o d o , a u n q u e s e a d e u n a v i d a m u y i n o

cente. Por esta razón se debe tener por singular

favor de la divina providencia la sociedad

y

trato con los bu e n o s, y po r fatal desgracia

la com pañía y .com ercio con los .m alos . En es

to fue m u y afortun ada la V en erabl e M ad re

San Be rn ard in o , porque fue recibida á la Re

l igión en un Monasterio, que f lorecía en san

tidad , y tu vo por Maestra en su N o vi c i a do ,

y por Director de su espíritu á personas de

singular virtud, como referiré en este Capitulo.

7 8

E n quan to á la regular o bservancia en

que ha florecido este Mo n asterio desde su fun

dación , y los frutos de santidad qu e ha p ro

du cido , do y po r supu esto lo qu e refiere la

historia de m i santa Pro vi n c i a , y c iñendom e á

los tiem pos de la V en erabl e M ad re San Be r

nardino, me consta por test imonios autént i

c o s , q u e lo s M a i ti n e s e ra n a l a m e d ia n o

che , co m o en e l Co n ven to de los Rel ig io sos ,

si n o lo em barazaban ó la crudeza destem

p l a d a d é l o s t i e m p o s , ú o tr o g r a v ís i m o a c c i

dente. Era s ingularís ima la devoción al ado

rable y augusto Sacram ento del A l t a r , y ad e

mas de recibirle las Rel igiosas cotidianamen

te en sus amorosos pechos, se repartían por

horas, para que ni de dia ni de noche faltase del

M / C o -



^ 8 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

C o ro • quien le adorase en espíritu y ve rd a d.

Igual devoción profesaban á la sagrada Pasión

de nuestro Señor Jesu-Christo , y en imitac ión

suya andaban las Estaciones

del Via- Cruels

con

las p en alidade s, que á cada un a la sugería su

esp íritu, y eran com pa tibles con su salud. U n a s

cumplían con este santo exercicio, desnudas

sus rodillas sobre da tierra ,. y otras co n cr u

ces m u y pesadas sobre sus hom bros. T o m a

ban rigurosas disciplinas , eran ausrerisim as en

los ayunos, constantes en la oración; , ferba-

rosas en sus ex erci ei o s, y m u y singulares en

el silen cio , y retiro del siglo . Pru eba de to

do esto es, que de las Rel igiosas que vivían

en este M o n aste rio , quan do entró en él la

V e n e r a b le M a d r e Sa n B e r n a r d i n o , se n u m e r a n

catorce, de cuyas excelentes virtudes se ha

h e c h o e sp e ci al m e m o r i a , y se h a e m b i a do á

los Capítulos Generales de mi Orden para su

Historia. De estos documentos que se conser

van por ahora en m i p o d e r, y de las otras

Rel igiosas que murieron poco antes de tomar

el Habito l a Madre San Bernardino con fa

m a de santidad , se han tom ado estas n o

ticias de la perfección del Monasterio.

7

p

Po r esto era esta Ven erable Co m u n id ad

como un Esquadron terrible contra el inf ier

n o ,



Parte primera.

Capitulo

XI. *rg

n o ,

que con las arm as blancas de sus vi rtu

des desbarataban las maquinaciones , que con

tra sus espíritus ideaba, para rendirlos á su va-,

sal lage, ó al menos aminorar sus exercicios.

As i consta de los a p u n tam ie n tos, que de este

santo Mo na sterio se conservan en los A rc h i

vos de mi Provinc ia . Esta perfecc ión de v i

da se sigue al presente en este Monasterio, sal

v o en a lgun os de los rigurosos exetcicios qu e

he refer i do , po rque los han m it igado los Pre

lados , arreglándose

á

las leyes de una chris-

ti an a p r u d e n c i a , q u e m i ra si e m p re

á

tener

avasallada

á

la n atu ral eza , para que pu eda ser

v i r co n v i g o r a l e s p í r i tu , p a ra e l c u m p l i m i e n

to prin cipal de su estado , y n o im po sibilitarla

para asistir con esmero á sus obl igacion es. Pe

ro si al presente n o se observan en el co m ún

aquellos rigores, los han compensado en otros

a c t o s d e R e l i g i ó n , q u e s i r v e n d e m u c h a e d i

ficac ión i com o es el exponer en los p r im e

r o s D o m i n g o s d e c a d a m e s á Christó Sacra

m en tado a la pública adoración de los f ieles,

á cu yo acto concurre lo m as luc ido del Pu e

blo , sacando sus espíritus muchos intereses en

el exercicio de las virtudes por la exhortación,

qu e

á

este f in profiere un Sagrad o Mi n istro

del Santo Eva n ge l io . Fue ra de que por esta

M

z

m i -



8 o Vida de ta V. M. Sor María de S. Bern.

mit igac ión que con prudencia han determinado

los Pre lad o s, n o se cierra la puerta paraqu e

cada una en part icular ponga en execucion es

tas austeridades, según el espíritu de que estén

anim adas. Y en efecto po r este m edio se han

criado alm as de m ucha p erfecc ión, com o acre

ditan las gloriosas: memorias de este Monaste

rio y esperam os en D i o s , que las presentes

y

succesivas aum enten sus glorias á ho n o r de Di o s,

util idad propia, y edif icación de aquel Pueblo,

que por mérito de su virtud las mira con es

pecial devoción y cariño. En el pie referido

estaba e l Mo n aster io , quan do la V enerabl e M a

dre San Bernardino recibió su santo Habito,

p o r c u y o

1

m ot ivo se v io em peñado su espíri

tu en ascender con mas l igereza á la cumbre

de la p erfe cción , tenien do en cada una de las

Rel igiosas un poderoso exem plar de virtudes

religiosas. A esto mismo se excitó con la

exemplar vida de su Maestra de Novicias ,

y

del Padre Espir i tu al , que la d irig ió en su N o

vic iado , y pr im eros años de R e l i g i ón , de

quienes vo y á dar un a breve noticia .;

8

o Fue su Maestra en e l No vic i ad o la M a

dre Sor Catal ina de S . Francisco, que habien

do entrado en el Monasterio como Pupila de

edad de on ce a ño s, abrazó después-el estado

•• re-



Parte Primer a. Capitulo X I. 8 1

re l ig io so , para que su corazón no se p ervi r

t iese con la corrupción del s iglo, ni trato con

sus amadores. Su Oración entre dia y noche

era de diez h o ra s, hincada de rodillas lo m as

del t i e m p o ; y en los viernes estaba en cruz

en este santo exercicio desde las doce del dia

hasta las tres de la tarde, fixa su mente en las

tres horas que nuestro divino Redentor estuvo

en la santa Cr u z. E n sus m ortificaciones fue

austerisim a j po rqu e p or lo co m ún traia pues*-

tos en su cuerpo cinco c il i c io s, siendo el que

mas rigurosamente martirizaba á su virginal

cuerpo un rallo de co b re , con que cenia su

cintura. T o m a b a sagrientas discip l ina s, y en

algu no s dias eran cin co , y ayun aba con ri

gor mucha parte del año. Fue trabajada con

penosisim as en ferm edades, que sufrió con exe m -

plar é inalterada pa cien cia. Fue de p rofundísi

m a hum ildad , en la obediencia c i e ga , en la

caridad extrem ada , en el zelo de la Re gu lar

Observancia integérrima > y en la edu cación

de No vic i as y Jóve n e s m uy solíc ita . En f in la

m em oria que sobre esta Ven erable M ad re se

e m b i ó a l C a p i t u l o g e n e r a l d e m i O r d e n , c e l e

b r a d o e n R o m a a ñ o d e 1 7 1 3 para su H isto

ria , la acredita po r de un espíritu co n sum ado

en todo género de v i rtu de s, y m u y favorec i

do



Bz Vida de la V. M . S or M aria de S. Bevn.

do de Di o s. Esta fue la Maestra de N o vi ci as ,

/que instruyó á la Venerable Madre San Ber

nardino en las obl igaciones de la Rel igión;

y

n o fue m enos virtu oso el Director espiritual,

.que empezó á asistirla en el confesonario.

8 1 Fue este e l V en erabl e Padre Fr. J u a n

Mol ero , natural de Hinojosa de Córdoba, Ex-

L e c t o r d e S a gr ad a T e o l o g í a , D i f in i d o r d e P r o

vin cia , y Cal ificador del Santo Oficio de

la

Inqui sición. Era varón doctís im o en las di vi

nas Letras , pr inc ipal mente en l a míst ica Teo

logía, de la que se val ió para emplearse por

quarenra años con zelo infatigable en la direc

ción de las almas > y consiguió frutos tan co

p io so s su ca ri ta ti vo e m p l e o , c o m o q u e d e s o

las Religiosas de nuestra Provin cia de los A n

geles fueron die z y o ch o las hijas de su e s

pír itu , cuyas m e m o ri as , por ser de excel en

tes vi rtu de s, se em biaron para la Historia de

la O r d e n al re fe ri do C a p i t u l o d e R o m a , a ña -

diendose á estas otras m u ch a s, qu e asi en los

Capítulos an teriore s, co m o en los que se s i

guieron, merec ieron l os mismos honores . Fue

el Vene rable M o lero observantisim o de su Se

ráfico Inst i tu to , m u y dado á la oración m en

tal , en la que consum ía m u cha parte de la

n o ch e , p r ivándose del su e ño , p ara darse a

e s-



Parte primera. Capitulo XI.

8 3

este santo em p le o , y al de escribir cartas de

dirección á los hijos de espíritu, que vivian au

sentes. Se mortificaba con el rigor de cilicios,

discipl inas, y ayunos. Eran estos continuados,

d e m o d o q u e d e n o c h e n o t o m a b a s i n o u n a

ligera pa rvidad á las diez para con tinu ar en

sus vigi lias j y en los tres dias de la Sem an a

Santa , en que se hace especial m em oria de la

Pasión de nuestro Señor Je su -Ch ri sto , no to

maba a l imento a l guno, n i bebia . Fue sufr idí

s im o en a lgunas persecuciones, que Dio s p e r

m itió le hiciesen personas con stituida s en dig^-

n i da d , y pudiendo defenderse , no solam ente

n o l o h i z o , si n o q u e a ve r ig u a d a su i n o c e n

cia ,:intercedió po r sus pe rsegu idores. D o tóle e l

Señor de alguno s especiales d o n e s, co m o se

refiere en la m e m o ri a, que de su exem plarísim a

vida se em bió a l m ism o Cap itul o general de

R o m a d e l a ñ o d e 1 7 1 3 .

8 2 Estos fueron los M ae stro s, qu e la Ve n e ra

ble M ad re San Bernardino tu vo en el año de

* su N o v i c i a d o , y p ri m e ro s año s d e R e l i g i ó n ,

para la instrucción en las obligaciones de su

e stado , y dirección de su espíritu. U n o y o tro

con ocieron desde luego el buen espíritu , que

anim aba á la V en erabl e M adre , porque los

amadores de Dios suelen tener á veces un t ino

par-



8 4 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

particular para con ocer á

sus

seme jantes, au n

que mas pretendan tener escondido el tesoro,

6

suaves aro m as de sus virtudes. N o tubieron

que desmontar

estos

experimentados Maestros

á aqu el espíritu de las m alezas de algun os v i

c i o s ,

que hubiese contraído en e l s i g l o , p o r

que su vida en aquel estado fue inculpable é

i r r e p r e n s i b l e , y d e m u c h o e x e m p í o . N i t u

pieron que trabajar en arrancar de su corazón

algún asidero á los bienes tem p o rales, po rque

si e m p r e fu e p o b r e - d e e s p í ri t u , y m i r o c o n

desprecio las riquezas del m u ndo . T a m p o co tu

bieron qu e fatigarse en rendir la cer vi z de sus

dictámen es a l yu go de la o be die n cia , po rque

desde N i ña viv ió m u y rendida al Director de

su alma en lo espiritual, y á las disposiciones

de sus hermanas en las ocupaciones de su ca

sa. N i tubieron que p ersuadirla el qu e bo rra

se de su m em o ria á sus parientes y patria de

su n ac im ie n to , po rque todo lo habia renun-

c iado y apartado de su pensam iento por se

guir á Jesu-Christo. En nada de esto tubierorr

q u e t r a b a j a r , p o r q u e e n b r e v e t i e m p o c o n o

c ieron e l buen temperamento de v irtudes, con

que venia la V ene rable M adre á la Rel ig ió n i

y asi todo su cui dado lo pusieron en arreglar

el orden de sus virtudes, y acciones al estilo

de



Parte primera. Capitulo XI. 8 5

de su n u evo estado , en fortalecerla en los m u

chos trabajos, que según se observa en la suerte

de los escogidos, habían de venir sobre su

cuerpo

y

sobre su espíritu , y en ve lar com o

leales centinelas, para prevenir con la defen

sa de santos do cum en tos los asaltos del e n e

m ig o co m ún , que con r igor la perseguiría .

8 3

E n efecto asi lo practicaron Maestra y

D i re cto r, según á cada u no correspo n día , y

fue con suceso tan favorable su magisterio, que

aun s iendo aquel l a V enerabl e Comunidad tan

aven tajada en el exercicio de las virtu de s, p o

dem o s decir sin ser n otados de e xágerativo s,

qu e asi co m o sobresalen las luces del So l so

bre las de las Estr e llas, la nobleza del o ro

sobre los demás metales, y la soberanía del

Águila sobre la de las otras aves; asi empezó

á sobresalir la virtud de la Madre San Bernar-

dino entre la de las demás Rel igiosas, luego

qu e recibió las prim eras instrucciones y el p u

l imento de dirección de sus experimentados

Mae stros. Desde los principios adm iraro n las

Rel igiosas á la Venerable Madre mortif ica

d a en sus sentidos sin afectación, silenciosa con

p ru den cia , hum ilde sin a zañerias , obedicnr

te s in murmuración, fervorosa en la oración*

.austera en las penitencias, gustosa eri los acr

N tos



86 Vida de la V. M . Sor M aria de S . Bern.

to s d e C o m u n i d a d , la bo ri osa

en

los oficios,

y sufrida en los trabajos. E n fin todas las v i r

tudes que ejercitaba la Venerable Madre en.

el s i g lo , tom aron cierta finu ra de perfección

con el pul imento

de

las doctrinas

de sus

M a e s

tros j y con él m ism o fue adqu irien do las qu e

pertenecen a l estado rel ig ioso, como dire

m o s

en

a d e l a n t e , p o r q u e c o n

sus

e x h o r t a c i o

nes

y

mandatos l a an imaban, para que freqi ien-

tase e l cam in o

de

la c r u z , la esforzaban p a

ra que

no

lo desam parase po r lo áspero qu e

es á lo delicado de la n atu raleza , y la daban

espíritu y an im o sid ad , para qu e n o desm ayase

en su

penosa carrera por

el

m i e d o

de

dar

en

a l g ú n p r e c i p i c i o , en que pudiera despeñarse.

C A P I T U L O X I L

tribulaciones y trabajos de la Venerable M adre en

su Noviciado por lo que

pertenece

á lo sensitiva

de la naturaleza > y del moda con que

procedió' en ellos»

8 4 A s i

c o m o cr i ó D i o s u n a p i e dra d e v i r

tud tan s in gu l ar, que con

su

contacto

se

d e s

c u b r e ,

si el

oro y la plata son

de

m u c h o s q u i

lates y finura, y

si

t i e n e n a l g ú n l i g a m e n t o c o n

me-



Parte primera.

Capitulo

XII. S?

metales de inferior orden , ó con partículas de

la tierra en que tuvieron su n acim ie n to: á es

te modo t iene ordenado el Señor. , que los gol

pes de la tribulación m as ó m en os fuertes m a

nifiesten el carácter y fo n do d e los espíritus en

las em presas de la virtu d. Este es el fin qu e

tiene el Se ñ o r, para p robar y pu rificar á los jus

tos en el crisol abrasador de las tribulaciones:

y si crecien do estas am argas agua s hasta e n

golfarlos y sum ergirlos en el occean o del m a

yor desamparo, permanecen sus espír i tus su

fridos y animosos para no desamparar el ca

m i n o d e la p e r fe c c i ó n , n o h a y d u d a a l g u n a ,

que su carácter es de m u cha finu ra y qu i

lates m u y superiores. Pe ro si al con trario se

rinden ó acobardan en seguir los impulsos de

las divinas insp iraciones á los p rim eros

c h o -

ques qu e experimen tan con los tra ba jo s , es

constante qu e sus espíritus tiene n m u cha l i

ga de pasiones y co m odida des te rre n as, de las

que en obsequio de Di o s y de la v irtud n o

quieren desprenderse.

8 5 N o puede n ega rse , que e l espíri tu de

la V en erabl e M ad re San Bernardino fue sufi

c ientem ente probado con las tribulacion es, qu e

sufrió en el siglo , n o solo para elevarse de

dia en dia á la cu m br e . de la christiana p er-

N

z

fec-



- 8 8 Vida de la V. M . Sor M arta de S. Bern.

•feccion , sino p a ra .e l logro de con seguir el

estado religioso : pero tam bién es segu ro,

-que á ben eficio de la suave m area de la d i

vina gracia vadeó con animosidad de espíritu

.¿el occean o de sus a m a rg u ra s, para llevar á

debido efecto su vocación. Consiguió en f in el

estado rel igioso, que

con tan

viva s ansias h a

b l a d e s e a d o , e m p e z ó s u N o v i c i a d o

con

m u

cha complacencia de su espíritu, y se dedicó

con

m u cho desvelo a l cum pl im ien to de sus

-obligaciones.- ' Asi procedía la Venerable Ma

dre en los principios de su Noviciado > y c o

n o c i e n d o e l S e ñ o r , q u e y a

era

t i e m p o d e

que experimentase su espíritu el fuego abra

sador de

fuertes

tribulaciones, para que se

afinase mas

en la p erfe cc ión , y para que

m an ifestase, si estaba anim osa para seguir

á

Jesús C ru c i fi c a do en la R e l i g i ó n , e m p e z ó á

exercitarla

con

tribulaciones

tan

extraordina

rias , qu e á no haber sido su espíritu m as

fino que el oro, y de mayor consistencia que

el bronce mas du ro , se hubiera ren dido con su

pe so , b o lvien do las espaldas á la Re ligi ón ,

pa ra vi vi r de n u evo en el s iglo.

• S6

Las. raras tribulaciones con que á po co

t i e m p o d e s u N o v i c i a d o s e v i o r o d e a d a y o p r i

m i d a la . V e n e r a b le M a d r e , e xce de n á

una

r e -

g u -



90 Vida de la V. M . Sor M aria de S, Bern.

t r a o r d i n a r i o s

}

y

quintas angustias en su co

razón excede á mi ver á las mas exageradas

com pa racion es. Y si hiciera el of icio m as bien

de pan egirista que dé historia do r, no sé si m e

contentaría , com p arándo los con los que su

frieron los Hebreos en E gi p to con e l p e n o

so afán de cabar la tierra , am asar el ba rro ,

formar los adobes con duplicadas tareas, á

que les obligó con crueles castigos la tiranía

de Faraón . N i sé si los com pa raría co n las fa

tigas que padecieron los Santos V i a ge ro s , que

refiere la Escritura, quando para l levar á de

bido efecto l os mandatos de Dios , trepaban

po r m o n taña s, p isaban a bro jos , y exponían

sus vidas á m ortales p recip icio s. T o d o s estos

tenían á su favor en sus pen osas fatigas el de

sembarazo de sus miembros para sus afanosos

trabajos, y el tomar su descanso en las ho

ras de la no che j p ero la V en erabl e N o vi c i a

sentía l igamento en todo su cuerpo, quando

andaba y estaba quieta, y sufría su peso dis-

pierta y dorm ida. C o n quien , si hiciera yo el

>araleio , si m e tom ase las facultades de o rado r,

j a c o m p a r a r ía co n J e r e m í a s , q u a n d o a lco n s id e -

p .

Alapide. rar asolada la famosa Ciudad de Jerusalen, des

truido su célebre T e m p l o , y abolidos sus sa

cr i f ic ios , expl icó su acerbo dol or dic iendo: Que

el



Parte primera.

Capitulo

XII, Q I

el Señor habia fabricado en su circunferencia

uno como cerco, que l e l l enaba de amargura y

de trabajo , sin qu e le quedase el respiradero

de una leve consolación? y que para mayor

aumento de sus congojas le habia colocado

en tan densas obscuridades, como l as que ro

dean á los muertos en sus sepulcros. Con es*

tas angustias del Santo Jeremías pudieran com

pararse , guardada l a debida proporc ión, como

pide la m ag e sta d, é infalibilidad de los suce

sos de la San ta Escritura , con los qu e n o son

de esta gerarquia y ce rtez a, las que ac o m e

ti e ro n á la V e n e r a b le M a d r e en su N o v i c i a

d o ;

ya fuesen causados naturalmente por al

gún humor pecante de su naturaleza; ó ya por

alguna providencia extraordinaria de Dios.

8 8

Pero i co m o se po rtaba su espíritu en se

mejantes tribulaciones?

i

Qu é im presión hacían

en e l anchuroso fondo de su a l ma ? A la m a

nera que un diestro artífice no carga la grue

sa mole de un suntuoso edificio sino sobre

cim ientos m u y sólidos y m u y profun dos

>

y

a l m o d o q u e u n sa bi o y p o d e ro so R e y n o

fia el decoro de sus armas en importantes con

quistas, s ino á Capitanes robustos y experi

m en tados? á este m o do n o carga el Señor el

peso,de extraordinarios trabajos, ya sean de-

x a n -



2 Vida de la V. M . Sor Marta deS. Bern.

-xando obrar las causas segundas en sus debe-*

re s > 6 yá sea obrando con providen cia e x

1

traordinarla , sino á espíritus

mu

y

robustos y

de mucha destreza en manejar con gallardía

las arm as de su gracia; para el m as no ble d e

sempeño de la virtud. Era muy esforzado el

espíritu de la Venerable Madre San Bernardi-

n o ,

quando entró en la Religión , estaba acos

tum brada á rechazar y salir airosa con tra to

do el esfuerzo de las tribulaciones, que en el

siglo la acometieron , y asi la fió el Señor los

referidos trabajos en su N o vi ci a do , para que

con el sufrimiento mas perfecto se probase mas

su virtud y vocación á la Rel igión, y diese

mucho honor y crédito á su divina gracia.

8 p En efecto sabiendo la Ven erable M ad re

San Bernardino , co m o instruida en los pasa-

ges. de la vid a m ística , que el m edi o p ara

que n o zozo bre el espíritu en el m ar borras

coso de tan crudas tribulacione s, ó ap artán do

se y desam paran do el cam in o de la virtu d , ó

sacudiendo el cuerpo el yu go de la Re l ig ió n ,

para bo lver á em barcarse en "él occean o de la

vida secu lar, era el que el exercicio de la p a

ciencia la sirviese de seguro lastre, se empeñó

en poner en práctica los dictámenes, que nos

dáesta apreciable virtud en la escuela del chris-



Parte primera. Capitulo XII. 9 3

tianísmo. Para esto puso delante de su juicio

sa consideración la exemplarísima paciencia de

nuestro Señor Jesu -Chri sto , l igado con grue

sas ca de n a s, en cerrado en u n asqueroso y ob s

curo cal abozo, atropel l ado en l a amarga carre

ra del Calvario , cubierto de penetrantes lla

gas y bu rlado é in juriado con irrisión y ho r

rendas blasfem ias, sin qu e despegase sus labios

para la quexa , n i tuviese m utación algun a

en su m agestuo so sem blan te. A vista de este

l ast imoso y pac ientís imo exempl ar, que l a V e

nerable Madre tenia impreso en su corazón,

estaba sufridísim a en sus exorbitantes trabajos,

alegre y risueña en sus dolores, y con sem

blante de edificación en sus agudas enferme

dades. Co n este escudo de la pacie ncia esta

ba á cubie rto y preve ni da para rechazar las

quexas y m urm uraciones de la n atu raleza, no

perm itiéndola el al ivio de los su spi ros, po r

qu e sabia m u y bien , qu e las consolaciones

que se conceden y perm iten al cuerpo , r e

bajan á proporción la virtud del espíritu, y

tienen algo m enos de perfección en im itar á

nuestro Señor Jesu-Christo.

5»

o

N o por esto pretendo decir , que la V e

nerable M ad re en tan am argas tribulaciones

dexase de tener algun os acom etim ien tos y

O a m a -



9 4 Vida de la V. M. Sor María de S. Bern.

amagos de resentimientos > pe ro supo sujetar

los en sus p rin cip io s, para que su paciencia

se adornase tam bién con la coron a de ven ce

dora del desorden de sus naturales afectos. Pa

ra todo esto coiltribuian en mucha parte los

sólidos documentos > que oía de su sabio y ex^

pe rim en tado D i re cto r, con cebidos en estos tér

m inos : N o s consta por experiencia , que n o -

produciria la t ierra abundantes y sazonados fru

tos , si no sufriera antes el rigor de la reja ó el

azadón

5

ni las vides darian para su due ño

abultados y generosos ra ci m o s, si antes n o se

sujetaran á las cortaduras de la poda; ni la

aceituna destilaría el aceite , si no tolerara el pe

só de la prensa; á este modo es necesario, que

el cue rpo sufra de buena voluntad en el yu n

que de la paciencia las tribulaciones, con que

el Señor determ ine afligirlo , para que tom en

au m en to y se sazonen las virtudes. Du ros son

los trabajos para el cuerpo , porque por su cons

titución apetece el re g a lo , el descanso y to

do genero de com od idade s; pero se hace pre

ciso no solo cargarlo con el peso de volunta

r ias mort i f icac iones , paraque no tr iunfe del

señorío del espíritu, sino abrazar con buen sem

blante la cruz de las tribulaciones , con que el

Señor quiera exe rcitarno s, .para que copie m os

en



Parteprimera.

Capitulo

XII.

9 5

en nuestras a lm a s, y en n uestra carne en el

modo posible la exemplarisima paciencia del

div ino Redentor.

1 Estos eran los sol idos documentos, con

que e l sabio Director animaba á l a V enera

ble Madre en sus tribulaciones, para que las

tolerase con el mas cliristiano sufrimiento. Oía

los la Sierva de Dios como venidos del Cielo

por e l órgano de aquel zeloso M in istro , y

recibía con ellos tan vigoro sos esfu erzo s, qu e

á imitación de San Pablo se alegraba tanto con

las tribulaciones, que aunque l legasen á cre

cer hasta lo sumo , no serian capaces de apar*

tarla ni del camino de la virtud que seguia,

n i del espíritu de su vo cac ió n en profesar el

estado religioso. Espíritu verdaderam en te g i

gante en e l cam in o de la p erfecc ión , po rque

mientras mas cargada su naturaleza con los

trabajos, mas f irme

>

m ientras m as com bat i

d a , m as fuerte, y m ientras m as atribulada, m as

fina en llevar adelante las gloriosas em presas

de la vi rt u d , y el espíritu de su vo cación al

estado religioso.

O í C A -



9 6 Vida,de la V. M . Sor M arta de S. Bern.

C A P I T U L O X I I L

Terribles tribulaciones de espíritu, que acometieron

á la Venerable M adre en su Noviciado > y del

modo virtuoso con que se portó en ellas.

9% S i

las tribulacion es co n que Dio s quie re ó

p e rm ite , que sean afligidos sus verdaderos am ado

res , para el examen de sus espíritus, y adelan

tam ien tos en el cam in o de la virtud , se cifra-*

ran únicam ente en las que acom eten á lo sen

sit ivo del cuerpo, ya sea por enfermedades

que naturalmente proceden del vic io de los hu

m ores , ó ya sea que pro ven gan por una

extraordinaria providencia, no seria tan amar- ,

go y estrecho el camino de la perfección, ni

tan po co freqiientado de las criaturas \ p o rqu e

la redun dancia de go zo in teri o r, que en ellos

causa la presencia de Dios, el conocimiento

de su grandeza y m age stad, e l am or que le

tienen <^on dulces consolaciones, la dilatación

sensible que en ellos causa la divina gracia con

la esperanza del premio debido al mérito de

sus tra ba jo s, hacen qu e las am argas tribu la

cio n e s, que cargan sobre su cu e rp o , les sean

d u l c e s , a p e t e c i b le s , y d e m u c h a c o m p l a c e n

cia



Parte primera. Capitulo XIII. 97

cía al buen gusto de l espíritu. Po r esta ra zón

fueron dulces á San Estevan las penetrantes he

ridas , qu e en su cabeza y dem ás partes del

cuerpo causaron las piedras de su martirio

••>

á

San Lore n zo agradables las parrillas , en que

le asaron

\

á S a n P a b l o d e m u c h a c o m p l a

cencia las cárceles > los a zo te s, y las otras ca

l amidades, que por l a gl or ia del nombre de

Dios padeció en sus dilatadas peregrinaciones,

y por esto mismo iban los Santos Mártires go

zosos y placenteros á los tribuna les de los T i

ranos , y á los patíbulos de sus tormentos.

9 3

Pero si á las tribulacione s qu e m a rti

rizan á lo sensitivo del cu e rp o , se agregan

las que m iran á la pu rificación del espíritu;

; qué m artirio tan fuerte y tan intolerable p a

ra los justos E n un m om en to se queda en

tinieblas el entendimiento, careciendo de aque->

lia clara luz de la presencia de D i o s , que tan

ta alegria y du lzu ra causaba en su interior j se

desenfrena la imaginativa, atrayendo á la adua

na de su loca curiosidad especies inútiles, y

tal vez perniciosas, para hacer cruda guerra al

espíritu , é im p edi r ó retardar sus devotas fu n

ciones

h

se resfria la vo lun tad para lo bu en o¿

y tom a tedio á lo virtuoso busca á su D io s,

á quien juzga t iene perdido, y se oculta el Se

ñor



9 8 Vida de la V. M> Sor Maria de S. Bern.

ñor á su conocimiento \ arde en deseos de amar

le , y piensa que en todo le desagrada. A d e

m as de esto suelen desenfrenarse y am otin ar

se las pasiones de una y otra porción contra

el espíritu , y el en em igo co m ún suele tener

am p ia facultad pa ra turbarlos y com batirlos

de todos m o do s. E n fin son tales las co n go -

jas que padecen las almas en el estado de puri

f icación de espíritu, que s i queremos compa-?

rarlas á las que sorprehende n al n ave ga n te,

qua ndo cam ina ndo en bo n an za, es asaltado de

repente por deshechas borrascas ó piratas crue

les

>

ó a l que gozan do de u n c laro d i a , se ha

l la en un momento rodeado de espesas t inie

blas, son comparaciones insufic ientes. Solo po

dremos formar a l guna idea de aquel conjun

to de am argas tribu lacio n es, que afligen á los

justos, co n lo que de sí confiesa D av id qu an

do d i x o , que estaba rodeado por todas p ar

tes con los dolores del Infierno *? ó con l o que

d i x o J e r e m í a s , q u a n d o en m e d i o d e s ú s a f li c

ciones e xcla m ó, que el Señor habia cerrado

todos sus cam ino s con piedras qu ad ra da s, sin

dexaríe un resquicio de consolación.

9 4

Iba sufriendo la Venerable Madre San

Bernardino con pac iencia m uy exem pl ar ,

y

alegria de espíritu en su N o vi ci ad o los terri

bles



Parte pr

infera.

Capitulo XIII. 9 9

bles tormentos, que en su cuerpo causaban las

enfermedades referidas en el Capitulo antece-

dente, porque gozaba su interior de la paz que

causa la divina visitación, y adelantándose los

meses para su Profesión, se vid asaltada en

un momento de l as tr ibul ac iones , que dexo no

tadas en este Cap itul o . Se v id en un m o m en

to la Sierva de Dios rodeada y metida en un

p rofun do caos de obscuridades y confusion es,

p orqu e el Señor retiró de su interior aquellas

ilustracion es, dulzuras y su avi dad es, con que

la re ga la ba , para que llevase con alegria de

espíritu los am argos traba jos, que atorm en ta

ban su cue rpo. Qu edó en una sequedad am ar

ga , en un abism o de t in ie blas, y en una ter

rible de solación de espíritu. Para lo bue n o sen

tía m u y en torpecidas sus po ten cia s, y para lo

malo muy sutiles y vivos sus m ovim ien tos. Bus

caba ansiosa á su Dios en la terrible noche de

su au sen cia, y n o le en con traba; registraba

co n m u cha diligen cia las plazas y calles de su

interior y su v i d a , para averigua r si habia s i

do la causa de su retiro s y a u n qu e n o c o n o

cía cosa gra ve en los senos de su co n cie n cia ,

la p a re ci a , qu e sus in gratos procederes eran el

impedimento de no hal l ar a l amado de su co

razón. En ñn todo era confusión y torm en

to;



i oo

Vida de

la

V. M. Sor María

de S .

Bern.

to \ todo obscuridad y am argu ra , y todo esJ

crupulos y dudas. En el exterior de su cuerpo

terribles tormentos

>

y en lo interior de su

espíritu sobresaltos y temores.

9 5

Au m en táron se p or instantes estas p e n e

trantes con gojas en la Ve n era ble M adre San

Be rn ardin o po r las astutas y m aliciosas suge s

tiones de Satanás, porque viéndola en estado

de tanta afl icción , la co m batió de todos m o

d o s , persuadiéndola con vivas tentaciones á

que dexase el estado de la R e l i g i ó n , y se bo l-

viese á vivir en el siglo. Iban animadas estas

tentaciones con aquel malicioso artif icio de

aparentes razones , que se ha gran gea do en

el dilatado magisterio, que ha tenido para en

gañ ar á las alm as. U n a s veces la pe rsua dia,

que por l os extraordinarios tormentos, que en

su cuerpo padecia , po dia co no cer , que

Dios no l a queria para Rel ig iosa , porque s i

su vocac ión fuera de su div in a M a ge sta d, n o

la daria aquellos embarazos, que impedian el

cumplimiento de las obl igaciones de su labo

rioso estado.

O tr a s

veces la po n ia delante los

maravillosos adelantamientos de su espíritu en

el cam in o de la perfección con los cxercicios

penales, y de oración, que practicaba en la vi

d a s e c u la r j q u a n d o p o d i a c o n o c e r , q u e e n la

R e -



Parte primera. Capitulo Xllt. 1 0 1

Re ligión tenia atrasos m u y n otables; y que

en atención á esto debia bo lver al estado , en

que Dios l a habia favorec ido, dexando e l que

habia elegido po r su inconsiderado cap richo.

E n otras ocasiones la su ge ría, qu e en pe r

m ane cer en la Re l igi ón violaba los derechos

de la ju sticia ;" po rque siendo in útil para los

laboriosos empleos de su estado, gravaba á

l a C o m u n i d a d e n s u s m a n t e n i m i e n t o s ; c o n c l u

yen do f inalm en te , que para seguridad d e

su conciencia debia bolver á vivir con sus

hermanas.

96

Estas sugestiones de Satanás ha llaro n al

gún abrigo en e l corazón de la V en erabl e N o

vi c i a , po rque adem as de ir an im adas con aquel

art if ic io de mal ic ia y astucia, con que procu

ra conquistar las almas valerosas en resistirle,

se fundaban al parecer en humana pruden

c i a , á lo que se agregaba el darles m u cho

valor su p rofunda hu m i l da d, en atención á

lo imposibil itada que se veia con sus acciden

tes de cum plir con las obligacion es de su es

t a d o ,

y á los atrasos qu e se figurab a tenia en

el camino de la perfección. Fue muy terrible

la bo rra sca , qu e con esta furiosa y artificiosa

tentación padeció el espíritu de la Ve n era ble

N o v i c i a , p o r qu e se v i o m e ti da e n tre v i e n to s

P m u y



ro a

Vida déla V. M . Sor M aría de S¿ Bern.

m u y co n trar io s, sin tener el correspondiente

discernim iento para saber el ru m bo ,. que d e -

bia seguir para agradar á Dios , agitada unas ve

ces p or el furioso vie n to de la tentación , m e

ditaba en bolver á pisar las cenagosas playas

del siglo , para asegu rar el salvam en to de su

espíritu

i

pero al punto ocurria la suave y tran

quila m area de la divin a gracia para a p artar

la de sus intentos,, poniendo á la vista de su

consideración el que se exponía á naufragar

e n a l g u n o d é l o s m u c h o s p e l i g ro s , q u e e n c u

bre en su proceloso fondo. Asustada entonces

con sola esta triste m e m o ri a , dirigía la pro a

de su corazón , para continu ar la carrera de su

N o v i c i a d o c o n e l a m p a r o p o d e r o s o d e l a g r a

c i a d e D i o s

'•>

pero aun no se habia en gol fa

do en estos santos pensamientos , quando sa

lía al techazo el contratiempo furioso de la

tentación, que redoblando sus fuerzas con ma-¡

y o r e m p e ñ o , p o r v e r s e v e n c i d a e n s u s p r i

meros choques, hacia que calmase la Sierva de

D io s en su santa resolución. E n fin po r don *

de quiera que meditaba guiar la fluctuante na

ve de su espíritu para agradar á Dios, que

era el único fin de sus nobles pensamientos,

veia escilas, registraba caribdis de precipicios:

los unos verdaderos, quales eran de bolver

al



Parte primera. Capitulo XIII. 1 0 3

al siglo ;

y

los otros ap aren tes, co m o eran los

de perm anecer en el pue rto seguro de la R e

l igión.

9 7

V i é n d o s e la V e n e r a ble N o v i c i a c o m b ad

tida de tan contrarios p en sam ie n tos, recurría

ai asilo y propiciatorio de la oración, para

qu e el Señor la m anifestase el ru m bo segu ro,

qu e debia seguir entre tan distantes extrem os,

con el f in de que su corazón no vacilase en

el estado, que habia de elegir para agradarle.

Su orac ión era humil de, fervorosa , cont inua*

da , y asistida de un a firm e con fian za en la.

d i v i n a p r o t e c c i ó n : p e r o c o m o a u n n o s e h a

bían logrado los f ines de Dios en ponerla en

aquella terrible desolación de esp íritu, n o co n

seguía aque lla soberana ilu stración , que p ara

el in tento necesitaba. C o n esto crecían las

afl icciones de su corazón, se aumentaban sus

temores, se espesaban mas sus obscuridades,

se creía desamparada de Dios y no encontrando

otro resquicio para una leve con solaci ón , qu e

la de quexarse am orosam ente á su div ina M a ge s-

t a d , y clam arle con el Profeta D a vi d , que sa

case á salvamento su espíritu, porque las amar

gas aguas de la tribulación habian penetrado

hasta los senos mas profundos de su alma.

Qu ánto padeciese la V en erabl e M adre San

P

1

B e r -



1 0 4 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

Bernardino en este furioso contratiempo, que

l a acaec ió en su Novic iado, sol o podrá con

tarlo quien hubiese navegado en este embra-

becido piélago de tribulacion es ; y sin duda al

guna hubiera padecido su espíritu el lamenta

ble naufragio de bolver á pisar las peligrosas

pl ayas del s i gl o , si aquel gran D i o s , que no

sufre descuidos en el gobie rno de a lm a s, e x

pu estas al con flicto de las tentacion es , n o la

hubiera preparado an t ic ipadam en te un Dire c

tor, que como sabio y experimentado p i l oto

la gobernase de m o d o , que llegase á lograr el

puerto fel iz de la Profesión religiosa, con cre

c idos intereses de humil dad, pac iencia , : y - f o r

taleza Christiana, que adquirió en sus amar

gas tribulaciones.

8 9

En efecto tom an do á su cuidado e l V e

ne rable Padre M o lerò el go bie rno del espíritu

de la V ene rable . M a d r e , se valió de todo e l

caudal de su pru de n cia , sabiduría, y ex p e

riencia , para sostenerla con op ortuno s ra zo

nam ien tos en m edio de tantas tribulacion es,

qu e p od ían ó p recipitarla en. el escollo de la

desesperación, ó en el de bolver las espaldas

al estado religioso. Para an im arla á la tolera n

cia en los trabajos la decia un as veces , qu e

la tribulación en los justos servia co m o su ce

de



' Parte primera. Capitulo XIII. 105

de en el tri llo con el g ra n o , la lim a con el

hi e rro , y el crisol con el oro ; po rque con

ella se afína la virtu d , y n o se co n su m e ; b ri

lla y no se deshace se l im pi a de im p erfe c

cione s y n o se destruye. E n otras ocasiones la

ponia delante el lastimoso exemplar del divi

no Rede ntor , vadean do e l m ar sangriento de

su Pasión dolorosa, para que á imitación su

ya sufriese con alegría de espíritu los fuertes

uracanes, que la aco m et ia n , con e l fui de em

barazar el progreso feliz de su N o vi ci a do . E n

otras ocasiones la persuadía, que aunque el

mar del s iglo se brinde placentero, ostentando

co m o estancadas sus aguas para el p e li gr o , t ie

ne encubiertos muchos peñascos de precipicios^

en don de suelen estrellarse m uchas a lm a s, au n

experim en tadas en n ave garlo co n felicidad \ y

qu e asi el m ejor m edio para evitar el naufra

gio era el no entregarse de nuevo á sus in

quietas olas. Otras veces la de cí a , que la

tribulación m as vio lenta n o era superior á la

gr a ci a , que Dio s tiene preparada y prom etida

á sus am adores p ara rebatirla , po r cuya ca u

sa debía abrigar en su corazón sus vigoroso s i m

pulsos , para salir victorio sa d e sus e n e m i go s.

F inal mente l a d ixo, que su espír i tu no ex

perimentaría naufragio en aquellas turbulentas

•.. :• b o r -



, i o 6 Vida délaV.M. Sor M aria deS'JBern.

bo rra sc as , s i procurab a anc lar lo sobre un a fir

m e con f ianza en los opo rtun os socorros de la

d i v i n a g ra c i a ; po rq u e d ex ó d i c h o en sus S a n

tas Es cr i t ur as , q ue ni ng un o , q ue p on ga sus

esperanzas en su soberana pro te cc ió n, será co n

f u nd i d o .

99 Con es tos y otros só l idos documentos

qu e d ab a e l s ab io y ex p er i m en tad o D i rec to r

á la V e n e r a b le M a d r e S a n B e r n a r d i n o , t o

maba v igorosos a l ientos para proseguir cor i

fortaleza de espíri tu la carrera de su N o v ic ia

d o . Pero como el es tado de deso lac ión mís t i

c a , qu e en am ba s porc iones sufren los s ie rv os

d e D i o s , no p erm i te m u c h o s ins tantes d e c o n

sola ción , hasta q ue se co n cl u ya la finura de

p e r f e c c i ó n , á q u e v a d i r i g i d a , d u r a b a m u y

p o c o la d i l a t a c i ó n , q u e e x p e r im e n t a b a l a V e

nerable Madre con las oportunas confere nc ias

d e su D irect or . Pasad a esta exálac ión instan tá

nea d e consolac ión in te r io r , se obscurec ía d e

n u e v o su en tend i mi ento para n o c o no c er l a

luz pura de su vocac ión > e m p e z a b a n co n m a

yor esfuerzo los combates de Satanás vy se sus

c i taban co n m a y o r v iv ez a los escrúpulos y las

dudas de que se gravaba su conc ienc ia en per

m anece r en la R el ig ió n . C on estas a l ternat ivas

de enfermed ades en e l c u e r p o , y a f li cc iones

en



Tarte primera. Capitulo XIII. IOJ?

en el espíritu , y l a s tales quales dilatacion es,

qu e el Señor la co n ce día , se con clu yó el año

d e su N o v i c i a d o . A l m i s m o t ie m p o se lle n ó

de

ün extraordinario gozo su afl igido corazón,

cesaron las sugestiones del en em igo co m ún ,

se

desvane cieron sus bu lliciosos escrúpu los ••>

y

con fiada en los socorros de la divi n a gracia ,

se

resolvió á no desam parar la R e l i g i ó n , si

la V e n e r a b le C o m u n i d a d e staba en a n i m o d e

admitirla á su Profesión.

C A P I T U L O X I V .

Intentan ¡as (Religiosas excluir k la Venerable Ma

dre San (Bernardino de la (Religión por inútil pa

ta sus empleos

h

y sanando de sus enfermedad

des varían de sus pensamientos.

1 0 0 A u n q u e l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r -

nardino se hallaba desembarazada

de

las su

gestiones diabólicas, y escrúpulos, que dexo

refer idos, a l cum pl ir el año de su N o vi c i a do ,

se

hallaba su salud en tan triste situación,

como que no la faltaban calenturas, dolores,

y

otros accide n tes, que la.ten ían enflaquecida

y

p o stra da p o r lo c o m ú n en la c a m a , sin p o

der

asistirá los laborioso s em pleos

de su

v o c a

ción.



i o S Vida de la V. M , Sor M aría de S. Bern.

cion. Esta era su s ituación quando la Vene

rable Comunidad debía del iberar sobre admi

tirla á la Profesión religiosa, y viendo y re

flexio na ndo sobre el estado lam en table de su

salud, dudaron sobre la resolución, que debian

tomar en aquel asunto para no gravar sus con

ciencias. L a pac iencia con qu e la V en erable N o

vicia toleraba sus en ferm ed ad e s, el fervor con

qu e asiscia á los actos de Co m u n i d a d , qu an

do se lo permitían algún tanto sus enfermeda

des , la hum ildad con que oía las re p rehe n

siones , que la daban p or sus to rp e za s, á causa

del im pedim en to de la v ista» en fin e l c o n

junto de v irtudes que en l a V enerabl e Novi

cia se divisaban , arrastraban la vo lun tad de

las Religiosas para juzga rla benem érita de la

Profesión. Pero con todo , viendo y experimen

tando la n ingun a salud , que go za ba , y que

p o r esto era inútil p ara los em pleos lab o ri o

sos de su estado, pensaron , que el admi

tirla á la Profesión era agravar con toda jus

ticia al Monasterio.

1 0 1 Am ában la todas las Rel igiosas con ve r

dadera y tierna caridad por las prendas subs

tanciales , que en su p orte ad m ira ba n , y con

siderando , que sus enferm edades y torpe m a

nejo en los oficios po dían ser un a de a qu e

llas



Parte primera. Capitulo XIV. 1 0 9

lias fuertes pruebas con que el Señor examina

el carácter de m u cho s espíritus á la voca ció n

del estado rel igi o so, tom aron únicam ente la

pruden te resolución de que se prolongase el

ti e m p o d e su N o v i c i a d o , p a ra v e r si c o n e s*

ta dem ora tom aba tem peram ento m as favo*

rabie su debil itada naturaleza, ó s i Dios, cu

yo s juicios son o cultos á los pen samien tos de

los ho m br e s, m anifestaba por a lgún m edio

lo que se debia determ inar en este caso. Pa

saron dias y sem anas sin tener al ivio algu n o

la V ene rable N o v i c i a , antes sí por e l contra

rio estaba m as a gr a va da , lo un o po r el sen

tim ien to qu e tenia de estar tan dudosa y v a

cilante su p rofe sión , y lo otro p orqu e tal ve z

el enemigo común alteraria mas sus humores,

co n el fin de que fuese m as m olestado el tcm -

peramento de su naturaleza. Paso mas de un

m e s , d esp u és d e c u m p l i d o e l a ño d e su N o

vi cia do en esta disp o sición , y en vista de es

to insistia la m ayo r parte en que se exclu ye

se d e la R e l i g i ó n , p o r q u e a u n q u e e ra n o t o -

toria su v i rt u d , tam bién era in hábil para los

empleos de su vocación por falta de su salud.

Otras fueron de parecer co n trari o , esperanza

das en que Dios la habia de dar perfecta sa

nidad , con lo que lpg ra áa n tenerla en su

Q c o m -



i i o Vida déla V. M . Sor María de S'JBern.

c o m p a ñ í a s i n g r a v a m e n d e l a C o m u n i d a d .

M 0 2 , N o se la ocultó á la V en erabl e N o

vicia la resolución en que estaba la mayor par-,

te de l a Comunidad en excl uirl a del Monas

terio por inútil para su estado ; y fue tan acer

bo el dolor que p enetró su afl igido co raz ón ,

que se la agravaron notablem ente sus acciden

tes.

C o n o c i ó la V e n e ra b le N o v i c i a , q u e e s

te ult im o contratiem po que la acom etía á su

vocación, era e l mas pel igroso para embara

zar el cum plim ien to de sus deseos; p orqu e las

sugestiones de Satanás eran baterías de mas apa

rato qu e fortaleza , com pa radas con los es

fuerzos de la gracia de D i o s , que se nos dis

pe nsa para ve n cerla s; y los escrúpulos eran

aparentes dudas, para cuya acertada resolución

habían bastado , y eran suficientes los di ctá

m enes de su Di re cto r: pero la presente o p o

sición que hacia la m ayo r parte de la Com ún

n i d a d , e ra m as d i g n a de t e m e r s e , p o r qu e se

fundaba en que gravaban su conciencia en a d

m itirla 4 la p ro fe sió n , p or ser inútil para el

estado. Vién do se en este con flicto la Ve n e ra

ble N o vi ci a , y cono ciendo que escollo de

tanta corpulencia solo podia allanarlo aquel

g ra n D i o s , á c u y o i m p e r io ca lm a n lo s m a

res m as em brave cido s, se desvanecen las e n -

fer-



Parte primera. Capitulo XÍV.

r n

ferm edades m as en vejecid as, y se reducen á

concordia los dictámenes mas encontrados > a c u

did al trono de su misericordia-por su reme

d i o .

Puesta en su adorable presencia con aq u e

llos vigoro sos e sfue rzos, que en u n corazón afli

g id o infunde una gran confianza en la d i v i

na misericordia , y derramando abundantes l á

gr im as semejantes á las de A g a r , quan do con

su hijo Ismael fue arrojada de la casa de Abra-

han, l e p idió que no fuese excl uida del nu

m e ro de sus Esp o sas , po rque qucria descansar

en sus amorosos brazos por la profesión religio

sa , para seguir co n m as pe rfección

h

v ida

del divin o Rede nto r po r el estrecho ca m in o

de la C ru z. A conseqiiencia de esto le pidió

re n d i da m e n t e , q u e si e n do e l i m p e d i m e n

to para n o con seguir esta gracia lo agra vada

que estaba con penosas enfermedades, la sana

se de todas ellas, haciendo gloriosa ostentación

de sus antiguas misericordias. Era constante la

oración de la Ven erab le N o vi ci a po r estos fi

nes , desde que llegó el t iem po en qu e habia

de celebrar su profesión > y estando y a para

ser excluida del Monasterio como incurable,

sanó de sus mas penosos accidentes; por cu

y o m otivó convin ieron todas las Religiosas en

que se la diese la profesión, ño obstante de

Q z c o -



n a Vida de la V. M. Sor María de S. Bern.

conocerse que aun perm anecía en torpecida su

vista . Ayudó muy mucho para este unánime

consentim iento de la Com u n idad el que una

Madre del Convento que habia s ido l a mas

e m p e ñ a d a , p a ra q u e la V e n e r a b le N o v i c i a f u e

se excluida por inútil , puso el mayor esfuerzo

en que pro fesase, obligándo se á servir con su

m ism a persona los oficios que no pudiese h a

cer la sierva de Dios por enferma,

i 1 0 3

El go zo en que superabundó el co ra

z ó n d e la V e n e r a b le N o v i c i a , lu e g o q u e su -

1

p o la feliz suerte que habia tenido en la u l

t i m a r e s o l u c i ó n d e l a C o m u n i d a d , e x c e d e á

l a mas exagerada comparac ión, y sol o puede

colegirse de la superior idea que habia fo rm a

d o del estado re lig io so , y de los gravísim os

trabajos que habia sufrido por alcanzarlo. Dio

gracias á Dios porque fuerte y suavemente ha

bi a allan ado las graves dificultades, qu e em ba^

laza ba n el conseguirlo , y se m anifestó m u y

a gra d eci da á la V e n e r a ble C o m u n i d a d , p o r

que la admitían para que fuese participante

de sus coronas, en ser Esposa de Jesu-Chris

to . De sde este dia qu e fue co m o á los trece

meses de su Novic iado , se empl eó l a V ene

rable No vi ci a en adornar el tálam o de su a l

ma con la hermosa gala de la oración y la

p e-



Parte primera. Cap itulo XV * 1 1 3

penitencia , para rec iv ir como virgen pruden

te

á nuestro Señor Je su -C hr i sto , que venia

í

celebrar los

castos

desposorios en su profe-,

sion religiosa.

C A P I T U L O X V .

Profesa la V. M S. (Bernardtno , y virtudes que

exercitó en este acto.

1 0 4 L a s

alm as que aspiran á recivir d i g

nam ente por Esposo á nuestro Señor Je su -

Christo , mediante la profesión religiosa, deben

estar preparadas para función

tan

solem ne con

los m as v ivos sentimientos de de vo ci ón , y

con unos eficaces propósitos de poner en exe-

cucion las virtudes, que corresponden á estado

de carácter tan distinguido. En

efecto

si las

almas que se consagran

a

D i o s

en

estado de

tanta p erfecc ión , no rubieran an im o ser io , n i

verda de ra y eficaz resolución de po n er los m e

dios mas conducentes para rendir la cerviz de

su propia voluntad al yugo de la obediencia,

el o lvidar el p ue blo y casa de sus p ad re s, p or

lo que puedan em barazarlas el am or m as ge

n e ro so á su d i v i n o E s p o s o , el d a r d e m a n o

al m u ndo y á sus am ado res, el renu nciar sus i n

te-



1 1 4 Vida de la V. M. Sor M aría de S i Bern.

tereses momentáneos'y- terrenales, y él no con-

textar jam as á los alago s y lisonjas de

sus

delicias

*,

no solo no

merecerían

ser Esposas ver

daderas de Jesu-Christo , s ino que desde l uego

pueden

contarse entre

el numero de las vír

genes necias del Eva n ge li o , y excluidas de te

ner parte en el esp len dido banqu ete de las

castas delicias del d iv in o Esp o so , Su profesión

sería s in duda alguna aun mas abominable á

los ojos de D i o s , que las victim as de aqu ellos

Judios , que teniendo corrompido su corazón

con el abandono de las

santas

l e y e s , s i n a n i m ó

é

J

de arrepe ntirse, q u eda n aplacarle con sus sa

crificios. Sería querer colocar hermanadas en

el altar de su corazón la luz con las tinieblas^

el verdadero sacrificio co n el ídolo de la a b o

m inación , y rendir á un m ism o t iem po va*

sal l age á Bel ia l , y omenages a Jesu-Christo ,

1 0 5 Esta

abom ina ble y rara hip ocresía , qué

si n e l c ri m e n d e te m e ri da d n o p u e de i m a g i

narse de ninguno de los que abrazan el esta

do religioso en qualesquiera de las sagradas or

denes , estaba m as que distante del co razón de

l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o :

antes

sí

co m o virgen prudente lo tenia preparado p a

ra

im itar con la perfección á qu e alcanzase

su grande espíritu, las obedientes desintere

sa -



Parte primera. Capitulo XV. 1 1 5

sadas , pe niten tes y castas costum bres de nu es

tro Señor Jesu-Christo , con quien iba á des-,

posarse en la profesión religiosa. Los pensamien*

tos de la V e ne rable N o vi c ia no eran de m e

nos elevación que la re feri da , ni se con ten

taba con medianías de perfección en el exer-

c ic io de las v irtu de s; po rque aun. vencien do

con tradiccion es de la naturaleza , asaltos del

dem onio , y desprecios del m u n d o , a fanó s iem

p re su espíritu á colocarse en la ele vad a cuni-s

bre de la mas perfecta imitación de Jesu-Chris

to , con la perfecta dispo sición de los vi rtu o

sos propósitos que he re feri do , y con el p re

cioso adorno de los muchos méritos que en la

navegación de su Novic iado había grangeado.

Llegó el dia 2 7 de Septiem bre de 1 6 9 0 , que

era el destinado para la fun ción de su sole m

ne profesión : á las nueve de la mañana se pu

so delante de la Madre Abadesa, acompaña^-

da del sagrado coro de aquellas vír ge n e s, que

co m o prudentes y verdaderas Esposas de J e

su-Christo, eran llamadas para tener parte en

el go zo de aqu ellos solem nes" desposorios. Su

perabundaba entonces en el corazón de la V e

nerable N o vi ci a el go zo apacible que causa la

divi n a gr a ci a ; en su rostro la alegría , en sus

sentidos la mortificación, en sus acciones, la

m o -



ir 1

6

Vida de la V. M. Sor M aría de $. Bem ,

modestia, en sus palabras la humildad, y en

todo su espíritu un profundo agradecimiento

á Dio s y á la Ven erable Co m u n ida d j y con es-*

ta disposición hizo su solem ne profesión en m a

no s de su Ma dre Abade sa con un espíritu ve r

daderamente enamorado de Dios , y deseoso

de vivi r y m orir crucif icada con Jesu -Chri sto .

106

E r a la V e n e r a ble M a d r e m u y i n g e

niosa en saber un ir el exercicio m aterial de

sus sentidos con las funciones espirituales de

su al m a j y po r esto al com pás que sus la

bios iban pronunciando succesivamente la for

mula de ios votos de su profesión, formaba

su corazón los altos pensamientos de cumplir

los co n la m ay o r exactitud y pe rfección. A

conseqüencia de esto, desde luego hizo ani

m o de o bedecer con prontitud y alegria , y

s in répl ica n i murmuración, aun l os mandatos

m as contrarios á su gen io , a sus fu e rza s, y

á su salud. Pensó vi vi r desem barazada de la

pesada carga de bienes terrenales, que tanto

afligen al esp íritu, adm itiendo con alegria la

escasez en obsequio de la santa pobreza, y

refrenando los deseos extravagantes del uso siv

perfluo de las cosas, en que suele cebarse el co

r az ón h u m a n o . M e d i t ó e n ce rra r c o n la m a

yor vigilancia las puertas y ventanas de sus

sen-



Parte primera. Capitulo XV. 11?

sentidlos , m ortificando con el m ayo r ri go r

su naturaleza, para conservar s in menoscabo

algu n o el lir io de su pureza con el cerco de

tantas espinas. Y co m o qu eria qu e su vid a fu e

se el trato interior con D i o s , y la im itación

d e J e s ú s C r u c i f i c a d o , re n u n c i ó e l c o m e r ci o

con las criaturas del s iglo, s i la obediencia,

caridad ó política christiana no la precisaba.

1 0 7

Esta espontanea renu ncia , que en

grado de mucha perfecc ión hizo l a V enera

ble M adre del m u ndo y de sus com odida-,

d e s ,

y de qu an to en sí m ism a podia ser y

tener en obsequio de su Esposo Cru cif icado ,

fue de mucha complacencia para el Señor;

po rque con alegría de espíritu pon ia en exe -

eu cion el im po rtante docum en to de la v ida

m ística , qu al es el negarse á sí m i sm a , para

cargar sobre sí la cruz de las tribulaciones en

b

.

. . .

su seguimiento '> y en prem io y remu neración

de obsequ io tan gen eroso , y desinteresado la

com un icó con abundancia m ucho s soberanos

done s. Fueron estos in cen dios m as vigorosos

d e su d i v in o a m o r , d e v o c i ón m a s in te nsa á

la Sagrada Pasión de su Esposo Crucif icado,

deseos m as fervorosos de su m as perfecta i m i

tación , zelo m as act i vo y gene ral de m irar

por los intereses de sus infinitos méritos en la

R sal-



1 1 8 Vida de la V. M. Sor María de S. Bern.

salvaci ón de las a lm a s, superior y do ble for-<

taleza pa*ra sufrir y lucha r con tra el o rgu llo de

sus p asi o n e s, los asaltos de Sa tan ás, y todo

aqu ello que pu diera em barazar el andar con

anim osidad po r el áspero cam in o de la cruz,,

Á estos m ovim ien tos saludables que la V e n e

rable Madre sintió en el fondo de su alma>

se agre gó el al ivio que percibió su na turale

za en sus m a le s, porque ó ya fuese p orqu e

el g o zo de su espíritu sup erabun dó aun en lo

m aterial de su cu e rp o , ó ya fuese por algún

n u e v o te m p e ra m e n to q u e to m a ro n sus h u m o i

r e s , se sintió bu en a de los accidentes qu e la

a g r a v a r o n e n s u N o v i c i a d o , p o r q u e e m p e

zó á andar con agi lidad y dese m barazo , y se

corrieron las cortinas de obscuridades que i m -

pedian el uso perspicaz de su vista.

C A P I T U L O X V I .

Método de Ytda de la Venerable Madre San (Ber*

nardino después de ^Profesa, y de algunos de sus

penales exerciciosy raras mortificaciones:

1 0 8 U n a

de las cesas m as necesarias p a

ra los mas perfectos adelantamientos del es

píri tu en la v ida m ística es un prudente m e

to -



Parte primera. Capitulo XVI. 1 1 9

tocio en la distribución del t i e m p o , y en el

o r d e n d e las a cci o n es h u m a n a s ; d e m o d o q u e

ni se m al ogre ó p ierda e l t iem po en ocu p a

ciones in útiles; ni se falte en un todo ó cerce

ne á los em pleos de o bliga ción ., po r darse á

l o s q u e s o n d e m e r a d e v o c i ó n ; n i s e m u l t i

pl iquen tantos exerc ic ios , que por cumpl ir

c o n t o d o s , n i n g u n o se h a g a c o n e s p ír i tu ; y

que ni sean con tanta escasez, que no excedan

á los de una vida común. Estas máximas son

seguras en la ciencia m ísti ca , y están acre di

tadas con la conducta que observaron los San

tos en el régim en de su vi d a ; y po r faltar

á ellas m uchas a lm a s, que tratan de pe rfec

c i ó n , se hallan después de m ucho s años m u y

atrasadas en el exereicio délas virtudes.

1 0 9 S iguió la V en erabl e M adre San Bernardi-

no el camino seguro y perfecto de los Santos; y

no el derumbadero de los espíritus imprudentes,

alucinados caprichosos y afeminados, Con dic

t a m e n de su Co n fe so r, que era sabidor del

grande fondo de su agigantado espíritu, y del

ásp e ro c a m i n o d e C r u z , p o r d o n d e D i o s la

habia llevado , y queria se dirigiese, arregló

el m étod o de su vi da en sus espirituales e xe s-

ci ci o s, según el estado de su Profesión y co n

forme á lo robusto de su naturaleza , asistida

R

z

a b u n -



1 2 0

FiddJeíaV.M.

Sor M aria deS,Bern.

abun dantem en te con los socorros de la di vin a

grac ia . Para cumpl ir con todo esto era pre

ciso cercena r el sueño á su n atu raleza, en lo

que no fuese necesario para conservar la vi-»

d a , ni que acortase notablem ente sus fuerzas

para el exacto cu m pl im ien to de sus oficios. N o

se embarazó l a V enerabl e Madre con esta pe

n a li d ad , c o m o n i e n o t ra a lg u n a c o s a , q u e

fuese de m o rtif icaci ón , en que pudiese ser i m i

tadora de la vida de Jesús Cru cif icado . A co n -

seqiiencia de esto se levantaba á las dos de la

m a d r u g a d a , y p e r m a n e c i e n d o e n e l c o r o e n

los exercicios espirituales qu e di re m o s, b ax a-

ba después á su hora correspon diente para e m

plearse en sus mecánicos oficios. Evaquados esw

t o s , asistía á los actos de C o m u n i da d, qu e p or

entonces ocurrían} y lo restante del t iempo has

ta las die z de la n o che lo con sum ia en a l

gu n a labor de m a n o s, en vis itar y consolar las

e n fe rm as, y en el exercic io de la oración y

alguno s de penitencia . T o m a d o el sueño des

de las diez de la n oche hasta, las d o s , b o l-

bia á tom ar su curso regu lar la distribución

del tiem p o y sus exercicios espirituales,

« n o Este tenor de v ida de la V en erable M a

dre en dormir y levantarse fue constante des

de que profesó hasta su muerte, s ino es que es-

• tu-



Parte Primera. CapitulóXVI.

x a i

tuviese gravada con enfermedades molestasj

pero no siempre se dio á los exercicios pena-'

les que

d i re m o s

;

porque

la

prudencia de sus

directores mitigaron sus rigores, quando esta

ba notablemente agravada con sus accidentes,

6 quando se

agovió su

naturaleza con el peso

de su venerable a nc ianidad,

m

Los

exercicios de

la Venerable Madre

San Bernardino en su regular robustez y sani

da d desde las dos de la m aña n a hasta q u e

era ho ra de baxar á la tarea del torn o y de la

co c i n a , ó de otro m ecánico del Mon aster io eran

un as veces e l exercicio de la m ue rte \ y en otras

los

exerc ic ios de l a Madre Ant igua que prac

ticaba en el Ho spital de ToznManco , y eran

freqüentes en su Monasterio. En otras ocasio

nes

se

o c u p a b a

en

el santo exercicio

de

la

ora

ción m en tal i y un os y otros exercicios se ter

minaban

con crueles y sangrientas disciplinas.

Estos santos exercicios

que en

dictam en de los

m ísticos y según acredita la e xp eri e n cia ,

suelen

ser eficaces para con vertir los pe cadores m as

o b s t i n a d o s , y a v i v a r en el c a m i n o

de la vir

tud

álos perezosos pasos de los im p e rfec to s,

son

m u y fructuosos en los espíritus bien

atempe

rados con el calor pe rm ane nte de santos

de

seos de adelantarse en el camino de

la

perfec-



l i s

Fidatfe

laF.M.

SorM aría.áe S»Bern.

c ion. De está nobl e condic ión y temperamen

to era el espíritu de la Venerable Madre San

Bérnardino, y fomentando sus fervientes de

seos con oportun as con sideraci on es, según

corresp on día á los pasages de los e xercicios*

eran maravillosos.los progresos que hacia en eí

camino de la christiana perfección,

n i Sus consideraciones eran estas. E n el

exereicio de la m uerte con sideraba seriam ente

el decreto infalible de m o ri r , la n in gun a cer

teza del d ia y de l abora , e l r iguroso juic io

que á ella se habia de seguir sobre la conduc

ta de su v i d a , los acerbos dolores qu e sufre la

naturaleza an te s, y en el instante de m o rir,

las congojas del corazón en ign orar el p ara

dero eterno de su a lm a , las tentaciones que

en aquella hora po dian acom eterla po r los

espíritus m a l ig n o s, la ut i lidad de tener p ro

p i c i o á D i o s y

á

sus santos para su defensa;

en f in consideraba la asquerosa y abominable

corrupción de su cuerpo en un sepul cro , y e l

ol v id o de los del m u n do , aun de los u n i

dos con el víncu lo del parentesco m as in m e

diato y amistad mas autorizada, y de los que

d e bi a n v i v i r m u y a g r a d e c i d o s , p o r h ab e r si

do bene ficiados. T o d o esto consideraba la Ve-^

nerable Madre en este exereicio con mucho

m a s



Parte primera. Capitulo XFI. 1 2 3

m as espíritu que el que yo pudiera pe rsua

dir con m i pl um a aun que fuera l a m as e l o-

qiiente, y de estas consideraciones sacaba el

apreciable fruto de u na profun da hum illación

só br e la na da de su ser y fragil idad de su v i

da , un odio implacable contra las pasiones de

su cuerpo , que quieren em barazar .sus vi rtu o

sas funciones al espíritu , unos santos impulsos

de castigarlo con seve rida d, un devoto esm e

ro en el exercic io de las. vi rtu de s, para reci -

v ir l a muerte con prevención , un dol or vehe

mente de sus pecados, y unas continuas supl i

cas á D io s y sus Sa n to s, para tenerlos á su

fa v o r , y en su asistencia en hora tan tem ible.

Pedia tam bién a l Señor a l m ism o t iem po el

morir con los Santos Sacramentos de la Eucaris

tía y E x t r e m a - U n c i ó n , c u y o e sp i ri tu a l so c o rro

la servida de escudo contra los asaltos de Sata

nás , de refrigerio en la ago n ia de la m u er

t e ,

y de dispertador para av iva r entre otras

virtudes la de la divina esperanza de conseguir

la bienaven turanza. En f in salia reno vado to

do su espíritu de este útil e xercicio , pa ra

continuar con e l m ayo r em peño en la prác

t ica de las virtudes, á f in de que el ult imo

instante de su vi da fuese en el suave y de li

cioso ósculo del Señ o r, / • ->



1 2 4 Vida de laV. M. Sor Marta de S.Bern.

1 1 3

M a s oficiosa se m anifestaba la Ve n e ra

ble Madre San Bernardino en los exercicios

d e la M a d r e A n t i g u a , q u e n o e n e l de la

m u e r t e , p o r te n er o b je to m a s n o ble y d e m a

y o r d e v o c i ó n , q u a l es la m e d i t a ci ó n , é i m i

tación de los dolorosos sucesos de la Pasión y

m u e r t e d e l d i v i n o R e d e n t o r , y p o r c o n s i

guiente eran mayores los intereses espirituales

que con ellos gran gea ba su a lm a. Practicaba

estos exercicios la Ven erable M ad re en el m o

do qu e ios hacia en el Ho spital de

Pozo-blán-

co h

pero era con m u cho m as fervor de espí

ritu , p or ser ya m as elevado el grad o de p e r

fección christiana que habia co n seg u id o ; m as

altas las noticias que á benefició de soberanas

ilustraciones tenia de los Sagrados Misterios

de la C r u z , y m as abundantes los socorros

de la divin a gracia que ani m aba y excitaba

á su corazón para tan doloroso e xercicio y

m editación. Crecia de dia en dia su am or y

com pasión á su am ado Crucif icado > sus sollo

zos eran m ás profundos y freq u en tes, sus lá

gr imas aun cont inuas; de modo que a l gunas

veces salian tinturadas con sangre de su do lo r, en

qu é m éritos tan infinitos se viesen de scon o ci

dos y despreciados del m ayo r nu m ero de las

criatu ras, pen etraba su am oroso corazón , su

ze-



Tarte primera, Cap itulo XVI, 1 3 5

zelo en que se propagasen por todo e l m u n

do los m isterios de la C r u z , era m u y ferv o

roso , y sus deseos en transformarse de sü do

loroso Esposo muy vehementes. No es estra-

ño qu e el divin o Redentor condescienda con

las almas enamoradas de su dolorosa Cruz,

dándol as á beber mas ó menos de su amar

g o c á l i z , de a lg ú n m o d o p a r t i c u l a r , se gú n

el juicio hu m an o> y asi parece sucedió con la

V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o , c o m o d i

remos en otra parte.

1 1 4

Po r lo que pertenecía á su p a rte , p ro

curó m acerar su cuerpo con rigurosas m o rti

ficaciones , para v iv ir crucificada con Je su -

Christo

i

po rque sabia m u y bien que lo fino

del am or se explica m ejor con e l len guage m u

do de grandes o bra s , que no con e l e l oqüen-

te proyecto de los deseos. Con este conocimien

to y con dictam en de su prudente Di recto r,

m ortif icó su cuerpo con cin co c i l ic io s, con el

principal rodeaba su c intura, con otros dos

cenia sus br a zo s, y con ios otros sus m uslos.

Con esta mortificación conseguía dos cosas: la

un a e l tener rodeado su cue rpo con la m o r

tif icación de Jesús Crucificado •> y la otra el

contener el o rgu llo de sus originarias pasiones,

para qu e sus choqu es con tra el espíritu fuesen

S m e -



1 2

6 Vida de la V. M. Sor María de S. Bern,

menos v igorosos, y quedasen s iempre avasa

lladas. Sus disciplinas eran ci n co repartidas e n

tre dia y noche, y algunas de estas sangrien

tas y generales en todo su cu e rp o , de m o do

qu e quedaba he cho un lastim oso retrato de

dolores, sin que en él se advirtiese parte no

dolorida , m anifestando sus heridas con su m u

do lengu age l o fino de su am or á Jesús C ru

cificado

5

y si rv ie n d o a l m i sm o t i e m p o d e a n

churoso respiradero, para desahogar las an

sias en que ardia su corazón de im itarle. A

proporción de las referidas mortificaciones era

el r igor de sus ayunos, contentándose con lo

preciso para vivir con aquel vigor necesario pa

ra el cumplimiento de sus laboriosos oficios.

N o salia la V . M * de sus penales exercicios

para tener en ocio sus potencias, porque aun

en el afán de sus o fici o s, y en el m olesto

estado de sus en ferm edades las tenia ocu pa das

en meditar sobre la dolorosa Pasión de su ama*

d o C r u c i f i c a d o , a c o m p a ñ a n d o s u a m o r o s a

y profunda meditación con abundantes lágri

m a s ,

que de dia y noche servian de sólido

alim en to á su- esforzado esp íritu , para qu e

p o r instantes fuese subiendo á la cim a de la

christiana perfección por el áspero camino de

l a Cruz.

1 1 5



Parte primer a. Capitulo XVI. 11?

1 1 5

Este es el círculo de accion es y e sp i

ri tuales exerc ic io s , en que la V en erable M a

dre San Bernardino sé ocupó desde su profe

si ón , hasta que se vio im po sibilitada

ó

por

sus penosos accidentes

ó

con el peso de su v e

nerable ancianidad, pero si en estos estados

m itigaro n sus Directores el r igor de sus pe n i

tencias corporales, se comutaron en que la

oración m ental fuese m as prol on gada. N o d u

do que este régim en de vida penitente p a

recerá á m ucho s ri gu ro so , y que excede á los

dictám enes de una verdadera pru den cia ', pero

deben variar de su juicio , atendien do á qu e

la Ven erable M ad re era de robusta n atu rale

z a , y que era in uy v igoroso e l espíri tu que

la asistía p ara" estas austeridades. N i la V e n e

rable M a d r e , n i e l V ene rable M ol ero que l a

di r i gía , se atem peraban á

1

la pru dencia de la

c a r n e , q u é c o r n o e n e m i g a d e D i o s d á m u e r

te al alm a ,

ó

acorta los buenos progresos

del espíritu. A borrecían am bos los m el i n

dres y ruidosos -clamores' de la n atu raleza, y

la ca rgaba n con él peso dé las referidas -m o r

tificaciones , para que viviese obediente á las le

yes del espíritu, esperanzados en los vigores

de aquella gr a c i a , en cuya v irtud dixo San Pa

blo , que lo po dia to d o : aporque en efecto , si

S z las



128 Vida de ta V. M. Sor María de S. Bern*

las almas se contentan con una medianía de

mortificaciones, ó experimentarán lamentables

ruinas

al asalto de sus pasiones

>

ó se criarán

muy

enanas

ó pigmeas en la virtud.

C A P I T U L O ; X V I I .

Es corregida la Venerable Madre de unos defectos

con el motibo de dos sucesos particulares

acae-«

jcidosa poco tiempode'su Profesión.

lié

N o hay campo tan fértil y delicioso

en producir vistosas flores y sazonados

frutos,

que,.en alguna ocasión no aborte de sus s e n o s

alguna m aleza , que desagrade, á la v ista ; ni

hay cristalde tan sólida consistencia en su tras

parencia , que rechace sin menoscabo de sus

lucimientos el aliento del que de cerca lo mira

y maneja ni hay instrumento tan •concerta

do en su melodía, que alguna vez no s e des

concierte y disuene á el oído mas entorpeci

do.

A esEeí

ínodoícon

debida nrppórcion no

hay ¡espíritu tan perfecto , y ; atemperado en

los concebidos en pecado original, que por

estar encerrado en un cuerpo corruptible y

rodeado de ocasiones peligrosas

a

no,;viva,

e x -

:

puesto i ; .desatender con advertida voluntarie-

dad



Pérte primer*. Capitulo XVIL 129

d a d las in spiracion es divin as por atender á las

cri a tu ra s; y á fiscalizar los defectos áge n o s,

quan do solo debe atender y entender en e vi

tar y enm endar los propio s. N o es dudable

según llevamos referido , que la Venerable

M ad re San Bérnardino era de un espíritu fe

cu n do , para dar de sí con la gracia de D io s

frutos sazon ados de obras virtu o sas, po rque

abrigaba en su corazón las divinas inspiraciones,

para no

tener

sus ap reciables talentos, en rep re

hensible ociosidad \ pero co m o criatura frágil

n o lo exe cutd asi en todas las o casio n es, p or

c u y o m o t i v o f u e d i g n a d e r e p r e h e n s i ó n , c o m o

lo acredi ta el suceso qu e vo y á referir.

1 1 7

Estaban en u n a ocasión las No vi cia s

y jóve n e s, herm anas de habito de la V en e*

rabie M ad re San Bérnardino , recreándose con

un pueri l entretenimiento, que no era ageno de

su estado , de su se xo , ni del tiem po en qu e

lo executaban. Llaman á este juego de las Chi

nas

, y con siste en arrojar co n cierto orden á

el aire unas piedrecitas redondas del grueso de

una ave l lan a, y recibirlas en la m an o. En es

to consiste este jue go de n i ña s, y e s m as fá

c i l de entenderl o , v iéndol o que no expl icándo

lo .

Con vidaron i la V ene rable Madre San

Bérnardino las Religiosas jóvenes, para que las

a c o m -



i ¿ o

Vida de la V. M. Sor María de S. Bern.

acom pañase en este en tretenim iento en o ca

sión en que estaba interiormente llamada con

m u cha eficacia al exercic io de la o ra ci ón , en

donde queria el Señor darla á gustar con abun

dancia las delicias de su casto amor. Condes

cendió la Sierva de Dios con la suplica dé sus

hermanas, desatendiendo la soberana inspira

ción > ya fuese po r n o desagradar á las R e

ligiosas , ó ya p o r ocu ltar en lo po sible su

virtud j ó ya po rque no la tuviesen po r ha za

ñera y escrupulosa. Desagradóse el Señor en

esto, como sucede s iempre que se c ierran los

oídos á las divinas insp iracio n es; y fue in te

riormente reprehendida de su inobediencia

á los im pu lsos de la gracia , y de su p oca

aten ción á los intereses del espíritu. Pe ro n i

aun p or esto se apartó la Ven erable M ad re del

circo de sus he rm an as, m as bien por el rubor

que la cau sab a, qu e po r el gusto que tendría;

p orqu e ya estaba turbado su interior co n la

reprehensión que sentia. Lle gó á la Sie rva de

Di o s el turno del pu eril entretenim iento , y

arrojan do un a de las piedrecicas á lo a lto , en

distancia de un a bara , para recibirla en su

m an o , tom ó ím pe tu tan fuerte y violento en

su descenso , qu e co m o si fuera despedida de

una escopeta, se la clavó en el pulpejo de la

de-



Parte primera. Capitulo XVII. 13

x

derecha , y profun dizó tanto que fue necesa

rio ponerse en cura. M u ch o do lor sintió la

Venerable Madre con esta herida; pero fue

m as penetrante la con goja que op rim ió

á

su

corazón , considerando su ingratitud en ño cor

responder á los interiores movimientos de la

div ina g ra c i a , que la v isi taba para que su

espíritu tuviese empleo mas noble> é intere

sante en el exercicio de la oración. Pidió per

dón como verdadera humil de a l Señor por

sus defecros, y propuso en su corazón el no

desatender á los divinos llamamientos en lo

venidero, aunque fuese con v iol encia de su

gusto y de su g e n i o , y con desagrado de las

criaturas. En alm as sem ejantes co m o la de la

Ven era ble M ad re San Bernardino , suelen ser

los golpes con que son afligidas

ó

por casua

l idad ó por absoluta disposición de Dios, efi

caz antídoto que las preserva en lo venidero

de muchas imperfecciones.

1 1 8

A l m ism o t iem po que este suceso de

be servirnos de e xe m p lar , para no desatender

las divinas in spiracio n es, qu an do quiere el

Señor que om itam os las diversiones aun p er

m itidas , con el fin de que nos o cupem os en

exercicios útiles á nuestro espíritu, no debe

1

m eter á las alm as qu e tratan de pe rfección en

la



1

3

2 Vida de la V. M, Sor María de S, Bern,

la prensa de los e scrúp u los, pen sando que en

las recreaciones honestas desagradan á Dios,

á causa de que aquel t iempo que consumen

en el las, lo podian emplear en la oración ó en

otros exercicios de vi rtu d. E n esta m ateria se

a b o m i n a lo e x c e s i v o , p e r o n o l o m o d e r a do

qu e s irve de dilatar el a n i m o , para darse des

pués con m ay o r fervor á las fun cione s del es

píritu , co m o acredita la practica de los San

t o s ; salvo si en algunas circunstancias parti

culares se sintiese m o vi do el e spíritu , p ara

que por entonces omita las honestas recreacio

nes , c o m o sucedió en esta ocasión con la V e

nerable M adre San Bérnardino . N i hem os de

pensar que dexase de tener la Sierva de Dios

en otras ocasiones diversiones indiferentes> bien

que debemos presumir del buen temperamen

to , é in gen io de su espíritu, que las redu ci

rla a la mayor honra

y

g lo r i a d e D i o s , q u e

es lo que en tales ocasiones se debe practi

car y aconsejar.

1 1 9

E l o tro suceso po r el qu e fue co rre

g i d a la V e n e r a b le M a d r e S an B é r n a r d i n o , e s

m u y d i g n o d e c o n s i d e r a c i ó n , p o r q u e a u n q u e

la Sie rva de Di o s no era de aque llos espíritus

qu e no tan la pajita de algún leve defecto en

la vista de las acciones agenas, quando en sus



Parte primera. Capitulo XFIL 1 3 3 .

m ism as obras n o advierten la biga de cu lpa s,

ta l vez graves , que embarazan l os l uc imien

tos que debe tener la vida christ iana, quiso

el Señor, según parece, instruirla en el candor,

sinceridad y buena intención con que debia

m irar el proceder age n o , para que todo el

cuerpo de sus virtudes fuese agradablemente

vistoso á sus ojos y á los del m u n do . E l su

ceso fue co m o vo y á referir.

1 2,0 Estaba una Re l igio sa prendien do d ase

gurando la toca con unos alfileres á presencia

de la V en erable M adre San Be rn ard in o , y la

censuró in teriorm ente de qu e á su parecer u sa

ba de m as de los necesarios para estar m o d e s

ta sin afectación. A nada m as que lo referi

do se extendió el juic io de la Venerable Ma

dre , ni á otra cosa se extendió ó prop asó su

censura

y

p e r o a u n q u e d e ta n le v e m o m e n

to , vi n o sobre su cabeza el castigo de la m a

n o d e D i o s , s e g ú n p a r e c e '•> p o r q u e r e p e n t i

namente la asaltaron tan fuertes dolores, que

dexa n dola aturdida y sin facultades para m o

verse , fue necesario qu e algun as R eligio sas,

qu e estaban pre sen tes, la llebasen á su cam a.

Avisaro n á su V en erabl e Maestra de tan in o

pin ada en ferm eda d, y vini en do presurosa la

em pe zó á quitar la toca , para que se de sa-

T h o -



« 3 4

Vida de la V. M. Sor Marta de S. Bern ,

bogase la cabeza , y ver si en con traba la ca u

s a 'ó a lguno s indicios de los m ales que p ad e

cía. Executado esto advirt ió no s in admira

c ión , que habiéndose prendido la V e n e ra

bl e-Madre solo con dos a l fi l eres , co m o aco s

tum braba , la 'tenia asegurada en esta ocasión

con siete, s in saber la mano qué habia s ido

lá

;

T o c a d o r a . • Quíteselos 'la Ve n era ble Ma estra,

y al punto desaparecieron los fuertes dolores

que la atormentaban" , conociendo entonces la

Sierva de D io s^q u e habia de ser m u y esm e

rada en advertir y m edi tar sobre sus de fec

tos para enmendarlos, y muy recatada y cui

dadosa en no censurar las acciones agenasj

au n qu e fuesen de m u y abultados defectos. A si

lo practicó la Venerable Madre en todo el

discurso de su v i d a , lo un o por experim entar

sobre s i la pesada mano de Dios; y lo otro

y m as princip al po r no desagradar , ni o fen

der á su divina Magestad.

"CA-»



Parte primera. Capitulo XVIIL l i 3 5

C A P I T U L O X V I I I .

Profunda y tierna meditación de la Venerable IftóÁ

dre en la Pasión del Señor\

y

y del particular exeu

cicio que sobre esto practicaba.

n i L a

precisión de co loca r algun os fa-i

mosos sucesos de

la

V e n e r a b l e M a d r e S a n B é r

nardino en años determinados de su admira

ble v i d a , porque asi l o p ide e l m as c laro m é

to d o d e su h i s to r i a , c o m o es lo q u e d io m o -

t i b o e n t o d o ,

ó

en parte para su tránsito de

Rel ig iosa de vel o bl anco á Rel ig iosa de Coro;

me pone en la precisión de no esperar á tra

tar sobre su de voci ón y m editación singular

en la Pasión de nuestro Señor Jesu-Christo,

qu an do refiera sus virtude s en p articular ; si

n o tratar de esta en este Ca p itu lo , N o se m e

oculta que refiriendo el método de su vida

en la Re ligi ón dixe , co m o entre sus especiales

exercicios era u no el de la C r u z , d sobre la

Pasión del Señor, pero esta fue una relación

pasagera-, respecto de lo que merece su con

sideración , como diré en este Capitulo.

1 3 , 2 , Y a

h e

referido co m o la Sierva de Di o s

se

propuso aun desde su puericia

el

seguir

la

T 2, vi -



i$6 Vida de la V.M. Sor M aría de S.

Bern.

vid a de Jesús Crucif icado po r el áspero ca

mino de su Cruz, y que según sus amorosos y

piadosos afectos cargó á su cuerpo con las rigu

rosas mortificaciones que dexo anotadas..Pero

sien do sus fervorosos deseos en padecer á i m i

tación del divin o Cru cif icado de m ayores al

cances qu e sus p e n ite n cia s, p o rqu e estas eran

m oderadas por la prudencia de su Dire ctor,

y

aquellos eran im pe lidos po r la fuerza de la

divina gracia , para que ascendiese á la eminen

cia del Calvario á copiar mas vivamente sus

dol ores y agonias , v iv ia santamente mart ir i

z a d a , po rque la parecia no conseguía aquello

á que su espíritu anhelaba. Pedia al divino Es

poso la diese á gustar con abundancia el amar

go cáliz de las angustias y dolores, por las

p risi o n e s, por las blasfem ias, po r los azotes,

por las espinas, por los escarnios, por la cruz,

crucifixión, y muerte que -sufrió por nuestro

am or y nuestra redención. C o n nada m enos

quedarla co m p lacido el gigan te espíritu de la

V enerabl e Madre, que con padecer en su cuer

p o y en su alm a las agon ias y torm en tos , que

ti divino Crucificado toleró por nuestra super

abundante redención. Agra da n sin duda a l

guna al Señor las amorosas ansias, que sus ama-*

dores tienen de su m as pun tual im itación en



Parte primera* Capitulo XV1IL 13

*7-

el padecer

\ y

ha condescendido con m u chos,

haciéndolos participantes de los dolorosos Mis

terios del Ca lva ri o , según lo acreditan sus hi s

torias , co m o es la de m i Seráfico Padre San

Prancisco, l a de Santa Catal ina de Sena, l a

de Santa Ma rgarita de Corton a y otras, N o qu ie

ro decir que lo que sucedia con la Venera

ble Madre San Bernardino fuese milagroso,

como l o fue de l os Santos refer idos, á quie

nes tiene cano nizados la Sanra Iglesi a; po rque

pudo acontecería según la gracia comün , aca

lorando superabundantem ente su a l m a , para

que se profundizase sumamente en la medita

ción de los Misterios de la Cruz del divino

R e d e n to r , y de aqu i la resultasen los efectos

que se veian en su cuerpo . Refiere lo que su

cedió por muchos años.

1 x 3

M e d i t a b a la V e n e r a b le M a d r e c o n t i

nu am en te en la dolorosa Pasión de su divin o

Esposo Cr u ci f ic a do , siendo sus lagrim as el Ín

dice que manifestaba , quanto dolor penetraba

á su amoroso corazón con l a memoria trági

ca del Ca lva ri o . E n esta disposición llegaba el

Ju e ve s en la ta rd e , y era entonces tan pe ne

tran te su com pa sión y tan v i vo s sus deseos

en transformarse en su am ado Jesús po r la

im itac ión de sus p en as, que á su dulce v i o

l en-



> i 3 3 Vida de ta V. M. Sor María de S, Bern, •

leticia se la roba ba el co lor natural de su ro s

tro , y se transform aba en un aspecto m u y

do loro so y edi fican te. P o r las señales sensibles

que se ve ian en su cu e rp o , se conocía quan

terribles eran las con gojas, qu e pa decía su co

razón . A veces lloraba sangre v i v a , que cor-*

riendo po r-sus cárdenas m e xi l las, la . in u n da

rían ; en p oco s instantes , á n o en jugaría con,

unos lienzos las Religiosas que en estos lances

la acompañaban. Otras veces la sudaba por

su cabeza y frente en gotas tan gruesas como

un garbanzo j . y en tanta abundancia, que ade-<

mas de bañar su afl igido rostro, se empapa

ban su toca y v e lo : y otras veces se exten

día este sudor á todo su cuerpo,

1 2 4 En esta disposición estaba la Ve n era ble

Ma dre recostada en una cam i l l a , que la ha

cían para dar algún alivio a su afl igida na

turaleza, desde la hora referida del Jueves,

hasta qu e da n do el relox las do ce el Vi e rn e s,

extendía los brazos en C r u z , teniéndolos sus

pen sos en el aire , sin qu e se sostuviesen sp -

bre parte algun a de la ca m a ; y tan yertos que

parecían dos barras del m as duro bron ce. V i e n

do las Religiosas que aquella situación de bra

zos anadia nuevos dolores á su afl igida natu

ra le za , pretendieron aliviarla algún tanto de

tan



Parte primera. Capitulo TtVIIL 1 3 9

ta n graves p e n as , y. á este f in la pusieron a l

gunas veces debaxo de ellos una alm oa da en

qu e descansasen : pe ro fue necesario que d e

sistiesen de su caritativo empeño/, porque aun

que estaba sin el uso de sentidos para otras

cosas tubo adve rten cia para levantarlos rodo

lo que era necesario para no admitir aquel

decanso. Daba en fin el relox las tres de la

tarde del V i e rn e s, y senda co m o si se la des

c o y u n t a s e t o d o s u c u e r p o , p r o r r u m p i e n d o e n

tiernos y profundos su spi ros, y pon iéndosele

su

rostro extremadamente afl igido y macilen

to .

Con siguie nte á todo esto decia la V e n e -

ble Sierva de

D i o s

con m ucho fervor de es

píritu , y sin faltarle una sílaba el Psalmo trein

ta de David hasta el verso

In manus tuas

,

'Do

mine

,

commendo spiritimi meum

3

qu e fueron las

palabras que nuestro divino Redentor pronun

ció en el ultim o instante de su vi d a , para p a

g a r á s u

E t e r n o

Padre.

1 2 . 5

Co n clu ido todo lo refe rid o , se hallaba

capaz de tom ar algún corto alim en to , para

alivi o de su enflaquecida naturaleza \ p e r o n o

bebia a g u a , n i otro licor hasta el D o m i n go ,

por imitar la sed que nuestro amado Jesus su

frió po r nuestro am o r en el santo m adero de

la Cr u z. Con siguie nte á todo e sto, continu a

ba



1 4 0 Vida de laV.M.Sor Mari a ^ S.Bem.

b a la V e n e r a b le M a d r e su m e d i ta ci ón e n J e

sús m uerto y depositado en el Se p u lcro , y co m o

en am orada y m ística tórtola prorum pia un as

veces en tristes g e m i d o s, llorando la m uerte

de su amado. En otras meditaba s i lenciosamen

te los destrozos m as que i n hu m a n o s, que los

pecados del mundo cansaron en aquella ino

centísim a hu m an idad deificada. E n otras con~

sideraba aquel am or in f in ito , con que se en

tregó a los tormentos, por salvar al hombre.

Y finalm en te tendía la vista de su zeloso c o

razón al olvido que habia en el m u n do de

la Pasión del Señor, y al ningún aprecio que

con sus obras hacian inum erables hom bres de

su valor infinito.

1

1 6

Con vert ida entonces la V en erable M a

dre á las Religiosas las hablaba altamente de

los sagrados Misterios de la C r u z , y las p er

suadía con ef icacia, y encomendaba con zelo

su devoción. Tendía también l a v ista de su

zelo por los intereses de la Pasión del Se

ñor sobre los paganos, sobre los hereges, y„

sobre los malos christ ianos, y l loraba amar

gam en te , que los prim eros no viniesen al

cono cim ien to desús verdad es, que los segun

dos negasen con obstinación muchos de sus

sagrados D o g m a s , y que los últim os aban -

d o -



Parte primera. Capitulo XVIIL 1 4 1

do n ad o su debido m érito se precipitasen al

abism o de un a eterna conden ación. Y de

aqui pasaba á pedir al Señor con fervo

rosas ansias , qu e todos los na cidos hi cie

sen digno aprecio de sus infinitos méritos,

y se ap rovechasen de su valo r. E n estas d e

votas co n sideracio ne s, y peticiones po r la sal

v a ci ó n de las a l m a s , c o m o a si m i s m o en c o m -

padecerse de la acerba p e n a , qu e penetra-*

ria el corazón de M aría Santísim a en su

Soledad , consum ía la Vene rable Ma dre San

Bérnardino el tiem po que hay hasta el D o

m i n g o j y lu e g o q u e e m p e z a ba n á r a y a r

las luces de este ven turoso d i a , se desva n e

cían sus extraordinarias c o n go ja s, y se di la

taba su corazón con la dulce memoria de

q u e su E sp o s o C r u c i f i c a d o , co n s u m a d a la R e

dención , ven cida la m uerte y sus en em igos,

salia glorio so de los horrores del se p u lcro , p a

ra abrirnos las puertas del Cielo. Desde este

dia hasta el Ju e ve s en la tarde , en que se bo l-

vi a á repetir su de vo to y doloroso exereicio ,

tenian alguna mit igación sus fat igas, aunque

por no dexar de meditar en la Pasión del Se

ñor, no dexaba de tener algunas congojas en su

corazón. El referido exereicio de Cruz con las

circunstancias que dexo escritas, y otras que pa-

V so



1

4 2

Vida de la V. M . Sor Maria de S. Bern.

so en s i l enc io , l o túvol a S ierva de Dios por e l

t iempo de treinta años.

C A P I T U L O X I X .

'Trabaja la Venerable M adre en los oficios de su,

profesión , y dispone el Señor pase al estado

de Religiosa de Coro.

12 ,7 E l

gene roso espíritu con que la Ve

-J

nerable Ma dre San Bernardino propuso en su

corazón desde niña el tener p or m od elo de

sus accion es la vid a de nuestro Seño r Je su -

G hristo , l a incl inaba con superior impul so

y especial com placen cia de su alm a á la p rác

tica de aquellas virtudes., por las que, según nues

tr o c o n o c i m i e n t o , se h i z o m a s q u e a d m i ra b le

el divino Redentor. Entre otras arrebatan nues«*

tra s a d m i ra ci o n e s l a e xtre m a d a h u m i l d a d , c o n

que lavó los pies á sus Ap ósto les , y el exe m -

piar abatim iento con que obedeció á los M i

nistros de su Pasión ,

y

se sujetó á sus tor

m e n t o s .

1 2 8

A con seqüen cia de estas

y

otras exem^

piares acciones de nu estro Señor Je su -Ch ri sto ,

m iró siem pre la V en erabl e Ma dre con tan

entrañable cariño el estado de Re l igiosa de V e -



Parte Primera. Capitulo XIX. 143

lo blanco, que aunque hubiera tenido facul

tades para profesar Religiosa de Coro, quan-

to

es de su parte, y atendioa-su inclinación en

imitar lo mas perfecto de nuestro Señor Jesu-

Christo , abrazaría el que consiguió como mas

laborioso, humilde, abatido, y distante de

humanas estimaciones y lisonjas del mundo.

Con esta suerte de estado que en el referido

Monasterio la preparó la divina providencia,

vivia tan complacida luego que profesó, que

sus mayores gustos eran sudaren el amasijo,

caldearse en el horno, afanar en la cocina, y

emplearse en otros ministerios de trabajo y aba

timiento. Asi procedía la Venerable Madre

trabajando como Marta con la mayor solici

tud en lo mecánico de los oficios, pero sin

dexar de unir á sus laboriosas tareas la deli

ciosa contemplación de Maria, porque como

tan práctica en la escuela de la perfección chris-

tiana, y tan asistida de la gracia de Dios, to

maba motivo de sus afanosas y humildes ocu

paciones, para considerar el profundo abati

miento, con que su divino Esposo vino al

mundo como siervo y no como Señor, y la

exemplarísima humildad, que manifestó siem

pre en el porte de sus acciones. Casi extáti

c a estaba siempre la Venerable Madre en el

V hor-



1 4 4 Vida de la V. M. Sor M aria de S. Bern.

horn o y en la cocina en la con tem plación de

estas verdades, á beneficio de las deliciosas di

lataciones que el Señor la comunicaba, y las

suavidades celestiales con que saboreaba á su

espíritu, para que su cuerpo cargase con pa

cificación con los oficios de su profesión.

iz9

E n este género de vida act iva y co n

tem pl ativa procedia la V en erabl e M adre con

m u cha alegría de su espíritu después de P ro

fesa , y con áni m o de consum ir en ella todos

l os dias de su v ida, porque se acomodaba con

su genio y con su hum ildad. N o fue así > p o r

que D i o s , cuyos eternos juicios y ' determ in a

ciones son m as qu e superiores á nuestros li

m itados co n o cim ie n tos, y pensadas resolucio

nes , tenia ordenado que su enam orada E s

posa imitase en la Rel igión á Maria en los

santos silencios de la divin a con tem p lación ,

antes qu e á M arta e n el laborioso tráfico de

sus oficios. E n efecto en cum plim ien to de es

te decreto , de xó el Seño r que las causas se

gun das cam in asen á sus naturales efectos se

gún sus regulares impulsos: y por esto iba

e x p e ri m e n t an d o la V e n e r a b le M a d r e , q u e sin

culpa suya se iba im po sibilitando para la asis

tencia del horno y de la co c i n a ; lo un o po r

que con el exereicio de C ru z que dexo refe-



Parte primera. Cap itulo XIX. 145

rielo , y n o pocas vejacione s que sufria del en e

m i g o c o m ú n , se la i ba n m i n o ra n d o n o t a ble

m en te sus fue rzas; y lo

o t r o

p o r q u e v i v i e n

do su alm a elevada casi siem pre en soberana

c o n t e m p l a c i ó n , n o p o d i a a n i m a r á su s fa c u l

tades exteriores pa ra aten der a los oficios co n

aquella freqüencia y esmero que

e ra

necesario,

c o m o "

dexo re feri do , sucedia á San Jo se f de

C u p e r t i n o e n e l e s t a d o d e N o v i c i o C a p u c h i n o .

1 3 0 Esta im posibilidad que la Ven erable M a

dre iba experimenrando en e l cumpl imiento de

los oficios de su profesión , la causaba tan sensi

bles congojas, que s i hubiera s ido del nume

ro de aquellos espíritus acomodados , que ape

nas asom a qualesquiera indisposición co rp o ral,

quando ó desamparan el camino estrecho de

la vida m íst ica , ó dan de m an o á los em pleos

laboriosos', desde luego se hubiera dado al

de scan so , ó hubiera hu rtado el ho m bro á la

c ru z d e su s e xe rci ci o s : p e ro n o [fu e a s i p o r

que no obstante los referidos impedimentos se

esforzaba quanto podia aun violentando á su

naturaleza, y sufriendo nuevos dolores, por

cumplir con sus oficios, sin pretender dexar

de padecer en im itación de su am ado Esp oso ,

ni apartarse de sur adorable presencia para amar

l e cont inuamente, As i cont inuaba l a V enera

ble



1 4 6 Vida de la V. M. Sor Ma ria de S. Bern.

bl e Madre, hasta que se v ino á imposibi l i tar

en tanto extrem o , qu e fue ne cesario que las

Re l igiosas destinadas para el Co ro cum pliesen

con sus of ic ios ; y lo hacian con m u cho g u s

to , lo uno po rque las constaba con evidencia

que la Sierva de Dio s estaba continuam ente

molestada con agudos dolores; y lo principal

porque veian que el Señor la tenia ocupada

en la casi extática contemplación de sus divinos

M iste rio s, de la que por ser la m ejor parte

de la vi da m ísti ca , y po r sus inescrutables ju i

c i o s ,

n o qu eria se separase.

1 3 1 Vién dose entonces la Ven erable M ad re

im po sibilitada para los em pleos de su p rofe

sión ; y considerándose gravosa y de n i n gu

na util idad para el Monasterio , recurrió á Dios

por su remedio , mediante una fervorosa y con

t inuada oración. Pedia en el la la Venerable Ma

dre la habilitase para trabajar; pero sin dexar

de padecer: suplicaba la dexase atender á los

ofic ios de su profesión, por ser muy confor

mes a l genio de su humil dad; pero s in dexar

de m editar continuam ente en la Pasión de su

Espo so Cr u ci f ic ad o , y en los divinos test im o

nios.

Y si hubiera estado en su elección lo que

pa decia su naturaleza en el exercicio de la

C r u z ,

por cu yo m otivo se debilitaba en la

n í a -



Parte primera. Capitulo XIX. 1 4 7

m ayo r pa rte , se hubiera p r ivado de su gu s

toso padecer por atender á su obligación. Pedia

en f in la Venerable Madre á Dios lo referido;

y aunque su orac ión era humil de, fervorosa ,

continuada, y por f ines tan just if icados, no la

concedia lo que con tantas ansias pretendía, á

causa de qu e la habia criado y dirigía para

fines m as altos de su Pr o vi de n ci a , quales fue

ron qu e pasase al estado de Re ligio sa de

C o r o , en do n de la quería para que se diese á

su m ay o r trato interior. E n efecto se con si

guió esto , mediante la generosa l iberalidad del

Ilustrís im o Señor D o n Fray Fernan do de G u z-

man , de la Excelentís ima casa de los Marque

ses de la Algaba, hijo de nuestra santa

Pro í

vin c ia de los An gel es y Obispo de Seg o via ,

qu e desde su Iglesia vi n o á ve r á sus herm a

n o s , e n tra n d o p o r e l C o n v e n t o d e X a r a n d i -

Jla , y visitán dolos casi todo s hasta el de C a -

za l l a , desde do nde se bol vió á su O bispa do.

Este Señor fue quien costeó la dote, para que

la Venerable Madre pasase al estado de Re-¡

li gi o sa d e C o r o , c o m o d iré e n e l si gu i e n te

C a p i t u l o .

C A *



1 4 8 Vida de la V. M * Sor María de S. Bern*

C A P I T U L O X X .

Viene el ílustrísimo Guz mctn & Fuente-obejímdj¡

singulares dem ostraciones de devoción á la Vene-*

rabie M adre, y recibe el velo de

(Religiosa de Coro.

13 1 T

an in falibles son las prom esas de

Di o s , si son con absoluta determ in ación ,

que tendrán su debido cum pl im ien to en e l

t iem po op ortun o , aun que para esto fuese

necesario que los astros mas ligeros suspen

dan su ca rre ra , los m ares su curso , y los

hornos mas encendidos sus voraces llamas

-

,

po rque todo el orden regular- de la natura

le za se ri n de a l i m p e r i o de su C r i a d o r , q u a n -

do quiere y quando conviene. Los sucesos

del Cap itán Jo su é , el tránsito del P u eblo

d e D i o s p o r e l m a r b e r m e j o , y la h i s to

ria de Daniel y sus compañeros dan testi

m o n i o c o n o t r o s muchos exemplares de la

Escritura S a n ta , é historia E clesiástica , de estas

verdades.

1

3 i N o fue necesario que hiciese Dio s a l

g ú n m i l a g r o , p a ra q u e se lle v ara á d e b i d o

efecto el tránsito, que tenia determinado de

su



Parte primera. Capitulo XX, 1 4 9

su Sierva al estado de Rel igiosa de C o r o , p o r

que e l corazón del Ilustrísim o G u zm a n , á cu

yas expensas se hizo , como dexo apuntado,

no era miserabl e s ino generoso; no se ceba

ba en el oro ni en la plata , sino los m i

raba con un airoso desinterés; no con sum ía

sus rentas en faustos m u n d a n o s, sino en

S O - Í

correr ho spi ta l es , a liv iar en carcelado s, fa vo

recer viudas, vest ir huérfanos, dotar Rel igio

sas , y dar de co m er á los pobres. En estas

obras de m isericordia , y en pro m over el cul

to de Dios consumía las rentas de su Iglesia,

y otras gruesas cantidades que percibía de su

opul enta casa . Lo que dio mot ivo para que

diese la dote para la Venerable Madre San

Bern ardin o fue esto : llegó este Ilu strísim o P re

lado

á

la Vil la de

Fuentc-obejuna

, y f ixando

su rel igioso hospicio en nuestro Convento , fue

i n f o rm a d o m e n u d a m e n t e p o r e l V e n e r a b le P a

dre Mol ero, Director de l a S ierva de Dios

de su grande espíritu, y de lo favorecida que

era del Señor en la oración. Inform óle ta m

bién de que estaba imposibilitada de servir los

oficios de su profes ión, por cuyo m o t ivo es

taban gravadas las Religiosas de Co ro para

su cu m p lim ie n to; y le suplicó se dignase da r

la la dote com pe tente para su tránsito. E n es-

X tos



1 5

o


tos térm inos habló el Ven erable M o lero al S e

ñor O b i sp o , asegurándole que en esto h a

ría u n g ra n b e n e fi ci o á la C o m u n i d a d , fa v o r

á l a V e n e r a b l e M a d r e y o b s e q u i o á D i o s , q u e

quería desembarazada á su Sierva, para su tra

to interior que era el giro que la habia seña

lado, para que volase su espíritu á la cumbre de

la christiana perfección. Oyó el Venerable Obis

po e l inform e que de la V en erabl e M ad re le da

ba su D ire cto r, y no dudó de que el socorro que

pretendía , era del agrado de Dios según todo

el conjunto de c ircunstancias, que concurrían

en la Sierva de Di o s. Ofreció para la dote la

plata que traía para adorno de su oratorio y

decencia de su Episcopal dignidad > po rque su

generosa misericordia con los pobres de Jesu-

Christo no le permitía repuesto considerable de

moneda contante. Baluaronse las alhajas por

su justo p re ci o , y n o habiendo lo suficiente

para com pl etar la d o te , d io orden su llustrí-

sim a para qu e se com pletase con la p lata de l

Bác u lo p asto ral; y se hu biera pu esto en exe-

cucio n si las Rel igiosas n o hubieran puesto co

to á su devo ta liberalidad , contentándose con

las alhajas referidas, que se conservan aun en su

Monasterio.

1 3 3

A g r a d e c i ó la V e n e r a ble M a d r e Sa n B e r

na r-



Parte primera. Capitulo XX.

i

5 1

n.ardino la generosa dádiva , qu e con tan

to am or consignaba e l Señor Obispo en a l i

v i o suyo y benef icio de la Co m u n ida d ; pero

a l m i s m o t i e m p o l a c a u s ó m u c h o s e n t i m i e n

to el ve rse precisada p o r la n ece sida d, y po r

la obediencia á. dexar un estado, á que con

tanta propensión se inclinaba el espíritu de su

h u m i l d a d . E n t r e g a d a la d o t e , se e m p e z a ro n á

practicar las diligencias corresp on die n tes, para

que la Ven erable M adre pasase á su n u e vo es

tado de Rel igiosa de Coro; y antes de referir

las diremos algo del alto concepto que el Ilus-

trís im o G u zm an form ó de la v irtud de la V e

nerable Madre, y las s ingulares demonstrado*

nes con que manifestó su devoción. Vis itóla

freqí ientemente en el t iempo que estuvo en

Fuente-obejuna

, manifestó á la Sierva de Dios

las interiodidades de su espíritu, pidióla dictá

m enes para el buen régim en de su alm a y

de su O bi sp a do , y en todo lo que oyó de la

V en erabl e M a d re , cono ció que su espíri tu es

taba verdaderamente, ilustrado por Dios. En

atención al alto concepto

s

, qu e el llustrí.sim o Pr e

lado form ó de l a v irtud de la V en erable M a

dre j puso en execucion una de las acciones

mas e jempl ares , que pueden l eerse de un Prín

cipe de la Iglesia» y fue hincarse de rodillas

X

z d e -



1 5

2 Vida de la V. M . Sor María de S. Bern.

lante de la Sierva de Di os en su ultim a de s

p e d i d a , p i di én d o la re n d id am e n te q u e e n c o

m endase á Di o s la fel icidad de su alm a , y la

santificación de los qu e vivían baxo su solici

tud pastoral. En este raro suceso debem os v e

nerar la s ingular humildad del Venerable Obis

p o en protestación del ap recio que hacia de

la virtud de la Ven erable M a d r e , y de la ef i

cacia de sus o racio n es, dexan do para su lu

gar op ortu n o el celebrar la de la Ve n era ble

Madre. Ausentóse el Ilustrísimo Obispo de la

presencia corporal de l a V enerabl e Madre; pe

ro que dó presente en el e sp íritu , y p ara d e

sahogo de su dev o ci ón , y consuelo de su i n

terior con tinu ó su correspon dencia po r ca r

tas , hasta que murió en el Convento de nues-í

tro Padre San Francisco de M ad rid á i 5 de

Agosto del año de

169$.

1 3 4 Bo lvien do á continuar ahora sobre el

tránsito de la Venerable Madre del estado de

Rel ig iosa de V el o bl anco a l de V el o negro,

ó de C o r o , se sigue el referir las diligencias

qu e para esto se practicaron j y fueron el p e

dir dispensa para esto al Reve ren dísim o Padre

General de toda la Orden, que era el Reveren-*

dís im o Padre Fray Ju a n A l b i n , h ijo de la santa,

exe m p l ar, y para m i de la m as cordial ven era

ción



Parte pr imera. Capitulo XX. 1 5 3

c ion , Provinc ia de San Miguel en Escremadu-

ra. Púsose en execución dirigiendo á su Re

verendís ima un memorial f i rmado en 1 5 de

J u n i o d e

1693

por e l Padre V ica rio del M o

nasterio de

Fuente-obejuna

, y todas sus R e li

g i o s a s e n q u e d i c e n : " S u p l i c a m o s y p e d i m o s

„ á V . R m a . se sirva concedernos su ben di*

„ c i o n y l i c e n c i a , p a ra da r e l V e l o n e g r o á

, ,Sor M ari a de San Be rn ardi n o , y que se la

„a lce la obl igación que tenia de am asa r, y otras

^ocupaciones laboriosas por ser Religiosa de

„ V e l o b l a n c o > y po rque cono ciendo el I lu s-

, ,trís imo Señor Don Fray Fernando de Guz-

, , m a n , O bi sp o d e S e g o v i a , lo im p o si bi li ta da

„ que l a t iene e l Señor, para cumpl ir con es-

„ t a o b l i g a c i ó n , se si rv ió d e p a g a r l a d o t e , q u e

„traen las demás Rel igiosas de Velo negro ; por

,,esto y po rque su necesidad lo p i d e , y p o r-

„ q u e s e r á m u y a g r a d a b l e á D i o s , b o l v e m o s

„ á supl icar y p edir á V . P. R m a . la dicha p e

t i c i ó n fi rm a d a p o r to d a esta sa nta C o m u n i -

„d a d . „ E n estos térm inos está form ado el m e

m o ri a l , para cu yo favorable despacho no se

a l e g a n o t r o s m o t i v o s ,

que el Señor la tenia im

posibilitada

> á saber po r lo qu e dexo referido

en el Capitulo antecedente.

1 3 5

Co n cedió el P. R m o . la dispensa y l i -

c e n -



1

5 4

Vida de laV. M . Sor María de S.Bern.

cencía que se le pedia en i

de Ago sto del

m ism o a ñ o , y conseguida tam bién la del M . R.

;

P. Pro vin cial de nuestra Provin cia de los A n

g e l e s , c o m o o rd e n a su R m a . y lo e ra F r a y

Francisco del Pozo, se l a d io e l V el o negro

á la V e n e r a ble M a d r e S a n B e rn a r di n o e n 1 1

de Octubre del mismo año. Esta función fue

d e m u c h a c o m p l a ce n c i a p a ra a qu e lla V e n e

rable Co m u n ida d , y de m ayo r confus ión

para l a V enerabl e Madre S . Bernardino. Al e

gráronse las Rel igiosas, por ver desembarazada

á la Sierva de Dio s de unos o f ic i o s, á los que

6

no po dia a sistir, q si asistía era co n m u cho,

quebranto de su cuerpo . Co nfundióse la V e

nerabl e Madre en verse hac iendo coro con

las Rel igiosas mas dist inguidas; porque su pro*

funda humildad la tenia abismada en tan ba-

x o c o n o c im i e n to de sí m i s m a , q u e n i au n se

hallaba digna de servir los oficios, mas inferio

res del Monasterio. Pero no por esto se de-

xó de manifestar muy agradecida á las Rel i

giosas y á todos los de m ás , qu e habían co n

tribuid o para relevarla de su p rim itivo estado?

porque como tan instruida en la práctica de

las virtudes sabia dar á cada una su correspon

diente sazón en t iempo oportuno. Col ocada

ya la Venerable Madre en el numero de las

R e -



Parte primera. Capitulo XX. 1 5 5

Religiosas de Velo negro , se dedicó a instruir

se perfectamente en todas las obligaciones de

su estado, como son las santas ceremonias del

C o r o ,

y e l leer p erfectam en te el idio m a la

t ino , para cum plir exactam ente co n el Ofic io

div in o. E n todo esto se im pu so con brevedad

la Venerable Madre , porque su talento no era

t a r d o ,

su apl icación era m u ch a , y Dio s de quien

viene á nosotros todo lo bueno, la facil itaba

con especial providencia sus adelantamientos,

para oir de su boca sus divinas alabanzas, ha

cien do coro con aquellas sagradas Vírgen es y

Esposas suyas.

C A P I T U L O X X L

(Dase la Venerable Madre con mayor esmero al tra~

to interior con (Dios con notables aum entos de su

espíritu > y del esmero y edificación en cumplir

con algunos empleos de la Religión.

136

E s m aravilloso el orden qu e observa

Dios en e l gobierno de l as a l mas, según con

v i e n e a su a d o ra ble P r o vi d e n c i a y a l a h e r m o

sa variedad de esp íritus, que adornan y s ir

ven á su Santa Iglesia. Dispo ne con sabia p ro

videncia , que unos v iva n ocupados en la p re

d i -



1 5 6 Vida de la V. M .Sor M aría deS.Bem.

dicac ion del Evangel io ; otros enseñando des

de la Cátedra la sana doctrina de la Iglesia;

otros con ven cien do con sus escritos á los e n e

migos de Jesu-Christo ; otros s irviendo en los

hospitales á los enfermos; otros siguiendo en

los desiertos la vi da de pen itencia y de

con-í

templacion; en f in á unos dest ina Dios para

que lo principal de su vida sea en los santos

em pleos de la vida a ctiva co m o M arta ; y á

o tro s e n la v i d a d e c o n t e m p l a ci ó n c o m o M a -

ria. Esta variedad de espíritus observamos en

la Gerarqu ía de los Sa n to s; y para esto a do r

na Dio s á cada un o con el espíritu y gracia

que se requ ie re; y le pro po rciona ocasiones pa

ra que sigan el rumbo á que los destina su

providencia .

1 3 7

Por lo referido en esta p arte de la v i - '

da de la Ven erable M ad re en el estado de R e -

iosa se in fie re , que el Señor no queria á su

Esposa para que su espíritu siguiese como de

principal em pleo el ru m bo justificado de la

yi da a ctiva en los afanosos trabajos del ho rn o

y la c o c i n a , co m o de S a n J o s e f d e C u p e r -

t ino dexo referidos dos veces; s ino que ascen

diese á la cum bre de la christian a pe rfección

sobre las deliciosas alas de la divina contem

p lac ió n : y pa ra esto orden o el sacarla p or los

m e -



Parte primera. Capitulo XXI.

medios dichos del estado, en que profesó a^

de Religiosa de Coro. En atención á estos fines

de Dios , que eran manif iestos a l conocimiento

d e la V e n e r a b le M a d r e , lu e g o q u e se v i o d eso -

bligada de sus oficios, y substituida en su lugar

otra que recibieron de V e lo bla n co , para servir

los referidos e m p le o s, se con sideró m as o bli*

gada á darse al trato interior con Dios, emple

ando el t iempo en exercicios de penitencia, ora

c ión , Coro y otros actos de Comunidad, á que

no podia asist ir, s iendo Rel igiosa de Velo blan

co . En efecto no recibió en vano la. gracia

d e D i o s , q u e co n a bu n d an ci a se la c o m u n i

caba, para que creciese su espíritu en mayor

pe rfección de virtudes > y po dem os decir sin

nota de exageración, que no desperdiciaba el

t i e m p o , sentándose en e l regazo de una re

prehensible ociosidad ; porque aun cumpliendo

co n los o ficios que después exerció en la R e

l igión , y ocup ándose algún t iem po en la ta

rea del huso y de la ru e ca , v iv ia m uy un ida

á D i o s e n u n g r a do m u y e le v ad o d e c o n t e m

plación. De esto son pruebas convincentes lo

m m o b i l , que por largas horas perm anecía en

la oración, sin que la inquietasen sus sentidos

exteriores con el uso de sus o bje to s, ni las e x

travagan tes distraccion es de su fan tasía: las a m o .

Y r o -



5 8 Vida de la V. M . Sor Maria de S. Bern.

rosas y dulces expresiones con qu e hablaba

de la infinita bondad de Dios con las personas

con quienes se ofrecia tratar: y f inalmente el

verla las Rel igiosas continuamente tan aparta

da del trato y comercio de las criaturas, y

de pen sar en cosas de la tierra j sin qu e las

quedase género de du da en que su espíritu es

t a b a , m u y o c u p a d o en co n te m p l a r en la s c o

sas del Cielo. Son también aun argumentos

mas convincentes de su elevadísima contem

plación los favores que el Señor la hacia en

la oración ; ya dilatando su corazón con celes

tiales du lzuras? ya ilustrando su en ten dim ien

to , é inflam ando su volun tad para el exe r

cicio mas perfecto de las virtudes; y ya co

m un icándo la e l Señor un fogoso z e l o , para

que por todos modos procurase el que todos

l e amasen, todos v in iesen a l conocimiento de

su verdadera fé , y de que en parte n in gu

na se profanasen, sus adorables misterios. Fi

n a lm e n te c o m p r u e b a n q u a n í n t i m o , a m i sto so

y elevado era el trato que la Ven erable M a

dre tenia co n . D i o s , lue go que se v id desem ba

razada de sus mecánicos of ic ios , muchos par

ticulares sucesos, con que el Señor suele rega

lar á sus am ado res , qu ando v iven de con t i

n uo en elevada con tem plación. D e estos pa r-



Parte primera. Capitulo XXL 1 5 9

ticulares favores que el Señor comunicaba á la

Ven era ble M a d r e , se refieren bastantes en el

S e rm ó n p r ed ica do á su bu e n a m e m o r i a , d e

cuya individuación m e abstengo po r los m o *

ti vos alega do s en otras paites.

1 3 8

As i procedió la V en erabl e M ad re p or

alguno s a ño s, después que fue col o cada

:

en el

estado de Rel ig iosa de Coro, sufr iendo a l mis

m o t i e m p o c r u d a s e n f e r m e d a d e s , y c o n t i n u a n

do el exercicio de Cruz con las circunstancias

referidas. Pero con vin ie n do ya para la m ay o r

hon ra y gloria de Dio s y ut i lidad de la R e

l igión , el que la Ven era ble M ad re sirviese

algun os oficios de los qu e son prop ios de

las Rel igiosas de C o r o , dio lugar el Señor y

la co n ce di ó, que gozase una m ediana salud

en m edi o de sus raras pen itencias , y que

pausasen muchos sucesos que..Ja embarazaban

ó imposibil itaban para servirlos. En atención

á esto no se detubieron los Prelados en darla

los empleos mas dist inguidos y de mayor con

f ianza del Mo nasterio , p orqu e creyeron p o r

la experiencia que tenían de sus excelentes vir

tudes , qu e en el m o do de servirlos la Si e r

va de Dios seria exem plarís im a n o rm a , para

qu e todas supiesen conservar y au m en tar la

regular observancia del estado religioso. Fue la

Y

2,

S i e r -



1 6 o Vida de la V. M.

Sor Marta

de

S. Bern.

Sierva de Dios Portera, Depositaría, Vicaria,

y Abadesa de su Monasterio con notable

mortificación de su profunda humildad , por

que no solo no quería tener empleos, que fue

sen de alguna reputación y superioridad , sino

que todos la despreciasen, y que la tuviesen

por indigna de los honores. Si las molestias,

q u e , como dice la Santa Escritura , son ane-

Qui addk a d j

a s

£ J

a s

dignidades, fueran separables de sus

addk

ad ia-preheminencias y gages de superioridad y es-

borem. timacion , desde luego las hubiera apetecido la

Venerable Madre abrazando lo laborioso, y re

nunciando lo útil y honroso, pero no sien

do esto inseparable , se escusaba y rehusaba

el admitir oficios de representación. Por este

generoso y humilde desprendimiento, con que

exponía su ningún mérito y mucha inhabi

lidad , según el baxo concepto que formaba

de sus acciones y talento, para obtener y He

nar los oficios, se hacia mas benemérita pa

ra conseguirlos, porque las dignidades hallan

mansión mas agradable en el corazón, que

verdaderamente Tas rehusa, que no en los que

con ansia las solicitan. Rindióse en fin la Ve

nerable Madre á la obediencia de sus Prela

d o s , y Directores, como que en sus deter

minaciones creyó siempre estaban vinculados

los



Parte primera. Capitulo XXI. TÓI

los aciertos de agrada r á Di o s en qualesquie r

estado

y

obediente á sus disposiciones ad

mitió los oficios sin dexar de ser humilde.

135»

U no de l os empl eos que conf ir ieron

los Prelados á la Ven erable M a d r e , fue el de

Portera j y fue lo m ism o que poner un Q u e

rubín á las puertas de aquel místico Paraíso,

pa ra qu e co n la espada del zelo de la regu lar

observancia m irase por sus in m u n ida de s, n o

perm itien do que p or aquella aduana entrase co n -

travando a l guno, que pudiese manchar e l her

m oso candor de su re ligiosa reputación. C u m

plió la Ve n era ble M ad re con este oficio á gus--

t o dé D i o s y d e lo s h o m b r e s , y c o n m a r a

villosos adelantamientos de su espíritu. Hecha

ca rgo de que con el com ercio de los Reglares

au n m as necesario suele exhalarse la de vo ción

aun mas sólida y fervorosa, y distraherse el es

píri tu aun m as m ort i f icado, redobló la gu ar

da de sus sentidos, para que su corazón no

se viciase co n el trato de los del siglo. A co n -

seqiiencia de esto era m as solícita e n , m o rti

ficar la vi st a , m as recarada en sus p alab ras, y

mas circunspecta en sus acciones. Con tanta

menudencia reflexionaba sobre sí misma, quan-

do estaba en el exercicio de la puerta, que pa-,

xecerian nim iedades escrupu losas, á no co n s

tar-




ta ra o s, qu e n o escan sobrantes las cautelas

m as distantes de los p e lig ro s, para conservar

en santos pen sam ientos y deseos al hu m an o

corazón , corrom pi do por la pr ime ra cul p a,

y l isongeado por Satanás para e l goce de mun

danos placeres.

1 4 0

Po r este santo y pru den te recato con

que se portó la Sierva de Dios en el oficio

de Po rte ra , n o se ve r i f i có, que por la adu a

na de sus sentidos entrasen las dro gas de m u n -

dañas especies en detrimento del noble co

m ercio , que su corazón tenia entablado co n

su am ado J e sú s; antes sí en prem io de que

todas sus obras publicaban su santidad en las

puertas de que cu id ab a, co m o se dice de la

muger fuerte de los Proverbios, era socorrida

con auxil ios mas copiosos de la divina gra

cia , para que fuese aumentándose el tesoro de

sus virtude s con m aravillosas creces. E l am o r

de Dios es el que principalmente se internaba

á cada instante en e l fondo de su a l m a , p o r

qu e para el reposo de su elevada co n te m p la

ción no la im pe dia el bu llicio de las criaturas

que entraban y sal ian en el Monasterio, por

haber exercido este m inisterio en tiem po en

qu e en su clausura habia un a costosa obra

h

y

si este sagrado fuego y vigoro sos in cen dio s n o

se



JParte primera. Cap itulo XXI.

163

se dexaban divisar por su exterior y sentid

d o s ,

co m o en otras ocasiones j fue . p orqu e

asi lo dispuso el S e ñ o r, p ara qu e sirviese co n

algún desembarazo este y otros of ic ios, que

l a encomendó l a obediencia . Al gunos suce

sos particulares refiere el Serm ón p redi cado

á l a b u e n a m e m o r i a d e l a V e n e r a b l e M a d r e ,

la sucedieron en este y el oficio de Depo

s i t a d a , q u e se f ia ro n á su c o n d u c t a : d e c u

ya narración m e a bste n go , y paso i referir su

porte y con ducta en e l em pl eo d e . Aba de sa

de su Mo na ster io . • • . . , .>

C A P I T U L O X X I I . .

Es

elegida la Venerable

Madre Abadesa

de su

Mo

nasterio

>

y de los aciertos y sucesos

de su gobierno.

. i

1 4 1 N o cr ió D i o s a l a lu z p a ra q u e su s

brillantes resplandores quedasen ocultos baxo

la cubierta del m o di o j sino para que se co

locase en la em ine ncia del cande lera , á f in

de que todos se utilicen de sus luc im ie n to s, y

eviten los precipic ios, en que caerían andando

en tinieblas. C o n este razona m ien to instruyó

nuestro Señor Jesu -Christo á sus Ap o stóles, p a

ra



1 6 4 Vida dé la V. M. Sor María de S. Bern.

ra hacerles

ver, que el fin de

haberles llama-*

d o

á su

D i s c i p u l a d o ,

y de

haberles enrique

cido

con

tanta copia

de

soberanos dones

no

era para

que

viviesen ociosos, atendiendo

á la

p r o p i a c o m o d i d a d

del

descanso, s ino para

que

co n

sus

e x e m p l o s

y

doctrina mirasen

por los

intereses

de sus

méritos inf in itos ,

que son la

dilatación

de su fé y

salvación

de las

almas.

D e

tan

sabia

instrucción

con que el

soberano

Maestro reconviene

a, sus

Ap ostóles

en el

c u m

pl imiento

de sus

o b li g a ci o n e s ,

se

deducen

dos

conclusiones

muy

útiles para nuestra ense

ñ a n z a . La p r i m e r a , que se col oquen en el mi

nisterio de la superioridad aquellos sugetos,

qu e estén adorna dos de s a b i d u r í a , p r u d e n

cia

,

afa bi l ida d, zelo

y

b u e n e x e m p l o

, se

gún fuese la clase de los empl eos > porque de

lo contrario

se

hace grav e injuria

á

D i o s

y

al Pueblo christiano

,

porque

se le

priva

de

un perfecto Ministro.

La

segunda

mica á los

superiores, para

que en

orden

á sus

subditos

imiten

las

propiedades

de la luz,

c o n s i g n a n

d o

á

beneficio suyo todos

sus

d o n e s , re n u n

c iando

á

este

fin

todas

sus

c o m o d i d a d e s,

y ex-*

poniéndose

á

sufrir como buen Pastor

el

g r a

v a m e n

de

qualesquiera tribulación

en

b e n e

ficio

suyo.

1 4 a



Parte primera. Capitulo XXII. k$$

1 4 1

N o podem os calum niar de in justos

á

los Prelados, porque s iendo tan notoria la vir

tud , p ru den cia , y zel o de la V ene rable M a

dre San Be rn ard in o , no la . colocasen qu an -

to antes en el gobierno principal de su C o m u

n idad , para qu e con sus am one staciones

y

e jem p los creciese m as y m as su religiosa p e r

fección , p orque Di os que dispon e con sua vi

dad y fortaleza todas las cosas en tiempo con

venie nte , la tenia im po sibilitada para ello po r

los motivos referidos en el Capitulo antece

den te. Ce saron estos en la m ayo r parte , y cer

tificados los Prelados y la C o m u n i da d , que la

Sie rva de Di o s tenia las qualidades que se re

querían para la Abadia , la eligieron para este

superior empleo, teniendo mas de treinta años

de R e l i gi ón , y pasados los c inquen ta de su

edad. N o hubo en esta elección q u e xa , ni

m u rm u ració n , porque á todos eran notorios los

relevantes méritos de la Sierva de Dios '•> antes

sí quedaron m u y gustosas las Religiosas en vi

vi r sujetas a su dirección . Ale gráro n se los P re

lados

5

y lo mismo todos aquellos

á

quienes

habia l legado la buena opinión de sus virtu

des : solo la Sierva de Di o s fue la que q u ed o

m ortificada en esta o casió n ; po rque el p ro

fu n d o co n o c i m i e n to e n qu e v i v i a , de q u e e ra

Z

i n -



1 6 6 Vida de la V. M . Sor Maria de S. Bern.

in útil para tod o , la tenia aterrada para n o

pensar ser dign a de la sup erioridad en un a C o

m un idad , que abundaba en Rel igiosas ador

nadas de v irtu de s, y p rudencia p ara e l g o

bierno.

1 4 . 3 R i n d ió se la V e n e r a b le M a d r e c o m o h u

m ilde en las aras de la obediencia , y ace p

tando el of ic io, dio las gracias con rel igiosa

urbanidad á su venerable Com u n ida d por e l

h o n o r , q u e sin m é ri to a lg u n o ( e n su e n t e n

de r) la habian con ferido. D e este m odo he r

m an ó la S ierva de Di o s la hum il dad con

l a obediencia , y l a grat i tud con l a supe

rioridad que rehusaba. Co loca da en el of ic io ,

p idi ó á Di os sus m as po derosos auxil ios , y

á sus subditas sus m as fervorosas oracio ne s

para su m as puntual desem peño. N o tuvo la

V enerabl e Madre otros pensamientos quan-

do aceptó la Pre l ac ia , que m irar por la ho n

ra y gloría de D i o s , y por los intereses e s

pirituales y tem porales de su Co m u n i da d: y

considerando que el superior debe ser e xe m -

pl ar pract ico , en donde l os subditos miren co

p i a d o e l p e rfe cto m o d o de v i v i r , q u e c o m p e

te á su profesión , se adelantó (si puede de

cirse del p erfecto m o do de proceder qu e o b

servó sie m p re) en la observancia de las o bli

g a



Parte primera. Capitulo XXII. i 6?

gaciones religiosas. Era la primera que entra

ba en e l C o r o , y la u l ti m a q u e s a l i a , q u a n -

do se rezaba el Ofic io divi n o . Su gravedad y

m ortificación de sentidos era , n o solo para

que no se exhálase su e spíritu co n inútiles d is

tracciones en detrimento de la devoción i s ino

paiíá enseñar á sus subditas el m o do de p ro

curar el santo fervor para darle al Señor sin

la m ezcla de im perfeccion es volun tarias aque l

religioso tr ibuto. De l m ism o m o do se p o rta

ba la Venerable Madre en los exercicios es

pirituales de penitencia, oración , s i lencio, re

tiro de cr iaturas , y en todo aquello que co n

ducía , para ascender de m om en to en m o m en

to á la eminencia de la christiana perfección)*

y po r este m edi o eran m aravillosos los au

m entos de v i rtu d, en que iba floreciendo su

C o m u n i d a d . T a n p o d e r o s a e f i c a c i a c o m o e s

ta tiene el exe m p lo de los' superiores respecto

de los que vive n bajo el yu go y vara de su

dirección,

1 4 4

Florecía aquel Monasterio quando la

V en erabl e Ma dre entró en su gobierno en l a

m as pu ntual observancia de su pro fesión , y

en otros exercicios propios de la vida mística,

pero no por esto se descuidaba en zelar como

Querubín de aquel Paraíso la conservación

Z

z

de




de sus in m u n ida de s, y m irar por sus espiri

tuales adelantam ientos. Si veia algun a im pe r

fección con tra el estado , la corre gía con ze -

l o y con a m o r, porque sabia que si se p er

m i t e a l g u n a c o r r u p t e l a , p o r m a s m í n i m a q u e

se a, juzgándo la de p oca consideración, se abre

puerta p ara que po co á po co se relaxe la R e

l igión m as au stera, y se corrom pa el espíri

tu mas perfecto. Si alguna Rel igiosa animada

del buen exemplo de sus mortificaciones , que

na imitarla en sus austeridades, sin.tener com

petente salud y robu stez para esto , la con te

n ia con santa prudencia , para que no se dc-

xase lleva r d é la exorbitancia de aque llos fer

v o r e s . Zelosa del bien espiritual de sus subdi

tas , fervorizaba á las t ib ia s, daba m ayores

alientos á las fervorosas, dilataba á las afligi

das , y p ropo nia á todas con opo rtun as e xho r

taciones , que Jesu -Christo Crucif icado debia

ser el m ode lo de sus a cci o n e s, según á cada

una la inspirase la divina gracia. En f in como

verdadera im itadora de su Esposo Cru cif ica

d o ,

era toda para todas, sin escasear trabajo

alguno, para que en cada una estuviese gravada

la imagen de una perfecta Religiosa. Estos fue

ron sus pensamientos , á esto anhelaba su es

p ír i tu , po r esto trabajaba y lo con seguía.

1 4 5



Parte primera. Capítulo XXII. í

:

6g

1 4 5

N o tu b o la V e n e r a ble M a d r e en su g o

bie rno acceptacion de personas , ni para dar

los oficios j ni para el socorro de las n e ce

sidades de las Re ligio sas. Se conferian aq u e

llos á las qu e eran m as hábiles pa ra su

cum p lim ie n to v y se socorrian estas según su

m ayo r ó m en or grave dad , atendidas las c ir

cunstancias de quien las padecia. Las que mas

partic ipaban del corazón caritat ivo de la Vene

rable M a d r e , eran las po bres enferm as y las

an ciana s. E n tod o eran asistidas según re qu e

rían las en ferm ed ade s, y apetito y gusto de

las pacientes. Pero no era esto lo mas aprecia-

ble , qu e interesaban las enferm as del co razón

compasivo de su V enerabl e Abadesa, s ino l a

pacien cia christiana con que p or sus exh o rtacio

nes toleraban sus accide n tes, y el consuelo qu e

aun solo con su vista se las infundía , aun

qu e estuviesen en la, m as penosa graveda d de

sus enferm edades. N o habia cosa algun a qu e

pudiese con ducir al a l ivio y consuelo de las

enfermas, que prontamente no pusiese la Sier

va de Dios en execucion : y á conseqüencia

de esto hacia fervorosas peticiones á la divina

Ma gestad , que las diese p acie n cia, con form i

dad , y dilatación en sus es p íritu s, y la salud

corporal , s i era compat ibl e con su mayor hon

ra



i?o Vida de la V. M . Sor M arta de S. Bern.

ra y g lo ri a , y bien espiritual de las pacientes.

Es de creer que experimentasen las Rel igio

sas enfermas algunos favorables sucesos por las

oraciones de la Sierva de Dios, según la fe

que tenian en sus peticiones, y lo fervorosa

que era en sus súplicas por estas necesidades.

A l g u n o s se re f i e r e n , p e r o lo s o m i t o , p o r q u e

no están suficientemente calificados,

1 4 6

A pro po rción del zeloso desvelo con

que la V en erable M ad re procuraba conservar

y aum entar la regular observancia de su M o

n aste rio , é intereses espirituales de sus R e li

gio sas, era su vigilancia en m irar po r sus co m o

didades temporales. Eran cortas las rentas del

Monasterio por el atraso en sus posesiones, y

p o rqu e los año s fueron escasos en sus frutos;

pero nada faltó á la Co m u n ida d para su d e

j

cente sustentación j porque m ovi dos los m o

radores de

Fuente-obejuna

y de otros Pueblos de

la v irtud de la V ene rable A ba d e sa , y a lgunas

veces de la súplica que les hacia

>

la socorrían

c o n l a r g a m a n o ,

1 4 7

Con cluyóse en fin e l tr ien io de l a V e

nerabl e Madre San Bernardino en e l gobier

no de su M on aster io co n m ucha gl oría de

D i o s ,

y con notables aumentos de virtudes en

las Religiosas por los años de

1 7

z 6 .

Q u i s i e

ran



Parte primera. Capitulo XXII. 171

ran las Religiosas que su go biern o fuera v i

talicio , po rque en él interesaban ver u n id as'

en la Sierva de D i o s p a ra su i m i ta ci ón m u

chas virtudes, difíciles

de

ponerse

en

execu-

cion. Eran estas los agrados

de

una cariñosa

Madre con la Venerable c ircunspección

de

P r e

lada i los encogimientos

de

una humil de sub

dita con el respeto

de

Sup eriora i la tierna

com pa sión de los defectos ágen os con el

ze-

lo severo de la regular observancia; la con

descen dencia en los alivio s de las enferm as y

necesitadas co n la po breza y austeridad de su

persona

\

el trato preciso co n los se glare s, se

gún su of i c i o , con la m as v i va y continuada

presencia de Di o s. En fin la Ven erable M a

dre San Btrnardino dio á conocer en su Aba

día el modo de hermanarse las virtudes de

su bd ita s, sin qu e se vio len los justos derechos

de la su p eri o ridad , y las virtudes qu e deben

ser inseparables de la Prelacia , sin qu e se de

samparen las que deben ser propias de los in

feriores. E n vista de este co n ju n to , bu elvo á

d e ci r, . quisieran las Rel igiosas qu e el gob ie r

no de l a V enerabl e Madre fuera v ita l ic io , ó

m as du radero qu e los tres años h p e ro n o l o

graron e l cumpl imiento de sus deseos: l o uno

porque los Decretos Apostól icos, y leyes de

la



i?2 Vida deIdV.M,Sor M arta deS.Bern.

la Religión establecen, que sean trienales las

A ba día s ; y lo otro porque la V ene rable M a

dre al cu m plir su trienio ¿e m p e zó ' á experi*.

m entar agudas enferm edades en su cu e rp o , y

en su espíritu admirables elevaciones á Dios,

que la imposibil itaban ;el atender á las obli

gaciones de la Prelacia;

1 4 8

Qu edó gustosa la Ven erable Ma dre en

el estado de subdita, como tan conforme al

genio de su profunda humildad i y pasados al

gunos años en que pausaron en la mayor par

te sus en ferm ed ade s, y puso el Señor coto a l

gún tanto á lo em briagado de su corazón en

l a div ina contempl ac ión, para que pudiesen

sus sentidos atender con algún desem barazo

á esto sensible, la bolvieron á elegir en Aba

desa año de 1 7 4 1 , teniendo la Sierva de

D i o s 75 años de edad. El amor que la te

m an las Re lig io sa s, y lo gustosas que habian

quedado con su antecedente gobierno, las hi

zo n o reparasen en lo e n can e cid o , y adelan-*

tado de su senectud , para tenerla segunda vez

po r M adre . A ce p tó l a S ierva de Dios el o f i

cio compelida de la obediencia , sin desdoro

de la humildad que reinaba en su corazón,

porque co m o tan instruida en el orden y ge -

ratquia de las vi rtu de s, sabia, m u y bien que

a u n



Tarte primera. Capítulo XXII. 1 ^ 3

kimque sean las mas sólidas y brillantes, se

m architan y desfiguran , si n o se rin den á las

aras de la o b e d i e n c i a , c o m o n o s

consta

de la

fam osa conferencia de nuestro Señor Je su -Ch ri s-

to

con San Pedro en el exemplarísimo suceso

del Lavatorio .

1 4 9

C o m o ob ed ie n te y hu m i ld e c an t ó s i e m

pre la v ictoria la V ene rable M adre San Be r-

na rdino á favor de la Rel ig ión y de

la

v i r

tud en

esta

segunda Prelacia, contra todo aque

llo qu e pu diera dar entrada á la relaxa cio n ,

y em barazar en su Mon aster io e l cam in o de

la christiana pe rfección. De sde qu e la eligie^

ro n la p ri m e r a v e z p o r P r e l a d a , v i v i ó s i e m

pre anim ada de un v igoroso zelo y de un a

esmerada solicitud en los mayores progresos de

la regular observancia, s in que

contra esto

la

arguyese el testim onio de su delicada co n cie n

ci a

'•,

y esto m ism o practicó en

este

s e g u n d o

gobierno. Pero fue con mayor desembarazo

y conocimiento de lo que habia de executar,

según las experiencias que habia adquirido del

g e n i o d é l a s R e l i g i o s a s , y de lo s m e d io s m a s

prudentes de go be rn arlas, para qu e con sua

vid ad y eficacia siguiesen á su Esposo C ru ci

ficado por los estrechos caminos de la chris

tiana perfección. Co n clu yó en f in su segun da

Á a P r e -



i Jr4

d

e

I

a

V . M . Sor M aría de S. Bern.

Prelacia con aquellos aciertos que eran con

s iguientes á su prudencia , zel o , miser icordia

y experiencia . N o dudem os que en una y o tra

Prelacia tendría gloriosas acciones, dignas de

u n a p erp etu a m e m o r i a , p o r qu e fu e u n m í s

ti co S o l , an i m a d o d e z e lo y m i s e ri c o rd i a , p a

ra co m u n ica r estos soberano s efectos á sus su b

ditas : pero la om isión de la an tigüedad en no

a n o ta r u n a s , y e n n o h ab e r d e xa d o a v e r i g u a

das otras, que lo quedaron con aquellos tes

t imonios, que pide la sol idez de la historia, nos

priva de colocarlos en esta para el exemplo

y la admiración.

C A P I T U L O U L T I M O .

Llega

la Venerable Madre

a

los años de su an*

cianidad, sü orden de vida , y •u/V-

tuosas ocupaciones.

i £ 0

A

. Í paso qu e se m ultipl ican los in stan

tes de nuestra v i d a , nos vam os adelantando

pa ra presentar los despojos de nu estro cue rpo

en las lúgubres aras del sep u lcro. Fu e nu estro

m ortal o rigen de la vil y despreciable m a te

r ia del pol vo de l a t ierra , y en este mismo

será nuestro pa radero. Esta verdad qu e es u n o



Parte primera. Capitulo ultimo.

1

^ 5

de los mas solemnes Dogmas de nuestra Ca

tólica R e l i g i ó n , ía vem os acreditada con las

repetidas y constantes experiencias de tantos

h u e s o s d e s n u d o s , d e s m o r o n a d o s , y c o r r o m

p ido s, co m o se encierran en los sep u l cros , y

se conservan en los osarios. Ninguno de los

nacidos, que con e l ser heredamos l as preva

r icac iones de Adán en e l Paraíso , v iv imos esen-

tos de cargar con la pena de caminar á la cor

rupción. Felices aquellos que desde su juven-<

tud han cargado á su cuerpo con e l yugo de

la m ortificación , y han pen etrado á su co ra

zón con el clavo del santo temor de Dios,

para que viviendo según el espíritu, sean co

ronados de honor y gloria en el dia de la di

vina retribución. Mas dichosos aquellos qué

prevenidos de las asistencias y bendiciones de

la divina gracia en su pueric ia , y aun en su

in fan cia , han renu nciado sus m as lícitas co m o

didades , y perm itidos de saho go s, para que su

corazón tenga senos m as di lata do s, en qu e

pu eda extenderse el a m o r de Di o s. Estos son

perfectos imitadores de nuestro Señor Jesu-

Christo en ser f ieles á su Se ñ o r, asi en lo

principal de sus divinos preceptos, como en lo

accesorio y perfecto de los consejos del Santo

Ev an ge l io . Estos encanecerán sin dexar de ca -

A a z m i -



i?6 Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

m ina r de virtud en v i rtu d, hasta consum ar

sus m ortales dias en el ap acible ósculo de l

Señor. Estos en f in son los que van consiguien

do en la palestra de su mortal vida honrosos

y nobles triunfos de sus enemigos, para que

al m ism o t iem po que sus a lm as se coron an de

honor y gl or ia en l a eternidad, sean gl orio

sas sus cenizas en el sepulcro, y sirva de edi

ficación su dulce memoria al pueblo christiano.

1 5 1

A s i fue la V en erable Mad re San Be r-

n a rd in o e n to d a su v i d a , p o r q u e , c o m o d e -

xam os referido é irem os h isto rian do , toda su

mortal carrera fue un maravilloso círculo de

virtuosas acciones , siendo solo Dios el centro

á don de dirigía su generoso y en am orado es

píritu todos sus pensamientos, palabras y obras..

Dirigió la Sierva de Dios la proa de su cora

zón en la navegación de su vida á la

imi-í

tac ion mas perfecta de Jesús Crucif icado, pa

ra no naufragar en las borrascas, que se la ha-

bian de p resen tar, y la m olestaron en cada

u n o de sus estados de secular y de Re ligio sa.,

Atenta desde su puericia á copiar en sí las per

fecciones de tan divino y doloroso exemplar

se dio á la or a ci ón , á la pe n iten cia, al pro- ,

p ió aba t im ie n to, y a l exercicio de otras v i r

tudes , que son propias de u na vida de chris-



Parte primera. Cap itulo ultimo. i y?

¿a n a perfección. To le ró con paciencia los tra

bajos de su horíándad , sufria sin alteración las

in juri as, m iraba con desprecio los placeres del

m u n d o , hacia d igna estim ación de los b ienes

del Cielo, amaba á Dios y zelaba su honra*,

am aba a l p róx im o , y m iraba po r su salvan

cion; l loraba las ofensas que se cometian con-*

tra la infinita bondad , y procuraba desarmar

las divin as iras co n lág ri m a s, suplicas y peni-*

tencias . As i empezó á v iv ir l a V enerabl e Ma

dre en su puericia, se adelantó en su adoles*

ce n ci a , se consum ó en su edad pe rfecta , y

con tan relevantes virtude s tocó los años pr i

meros de su venerable ancianidad , para coro-,

narse de laureles en el sepu lcro. N i las qu e *

xas de su naturaleza, ni las contradicciones del

s i g l o ,

ni las ocultas y manifiestas invasiones

d el e n e m i g o c o m ú n , n i la ba te ri a de su s p a

siones , ni el peso de sus en ferm eda de s, ni e l

aura placentera de los aplausos, ni la altura

de sus Prelacias, ni lo mecánico de los oficios

la pudieron hacer retroceder de tan perfeo

to m o d o d e v i v i r en i m i ta ci ón d e J e s ú s C r u

cificado , á cuyo divino amor vivia sacrifica«¡¡

d a , desde que aun en su infancia lo con oció.

1 5 1

En tró pues la Ven erable M adre en los

años de su an cian ida d, coronada del hon or



i j r 8 Vida de la V. M . Sor María de S. Bern.

y gloría de haberlos em pleado en procurar la

im itación m as perfecta de Jesús Crucif icado .

Estos m ism os fueron sus pensam ientos en lo

restante de su preciosa y exemplar vida '•> pero

no fueron unos mismos los medios, de que se

valió para conseguirla. Hasta entonces habia

podido soportar su naturaleza todo el peso de

las rigurosas m ortificacion es qu e dexam os re

feridas , pero ya n o po día con tantas pe n ali

dades , á n o asistirla Di o s co n un a gracia m i

lagrosa. Si la Sierva de Dios hubiera sido juez

competente para decidir en esta causa, no hu

biera soltado de sus m an os el azote de sus pew

n ite tici as, según los deseos qu e la asistían y

anim aban á im itar 4 su div ino Esposo en la

tragedia dolorosa del C a lv a ri o ; pe ro estando

la regulación de su conciencia en m anos de su

prudente y sabio D i re cto r, arregló el m étodo

de su vida en sus santos exercicios con dis

creción. Y fue en esta m an era.

1 5 3

Levan tábase á las dos de la m aña n a,

y perm ane cía en el C o ro hasta las di ez ,

fuera del t iempo preciso para tomar un l i

gero desayun o. Este t iem po lo em pleaba en el

santo exerc ic io de orac ión mental , (entrando

aquí l a preparac ión que hacia para morir , co

m o diré en otra pa rte , ) en e l cum pl im ien to



Parte primera. Capitulo ultimo *

i

y

9

de a lgun as oracion es vo ca le s, en asistir á las H o

ras Menores del Of ic io d iv ino, en o ir l a Sagra

da Misa , y en rec ib ir á Christo Sacramentado.

De sde las die z á las on ce se da ba ai trabajo

honesto del huso y de la rueca, s iendo tan lar

ga en este e m pleo de la M u ge r fuerte de la

Escritura , que causaba ad m ira c ió n , que en

tan breve t iempo creciese su labor mas que el

de otras en muchas horas , aun s iendo di l i

gentes en su trabajo. De sde o nce á doce asis-

ti a c o n l a C o m u n i d a d a l R e f e c t o r i o , y á la

hon esta recreación de u na con versación santa

ó in diferen te, qu e se acostum bra au n en las

Rel igiones mas reformadas. Desde las doce á

la una daba a su cuerpo el descanso del sue

ño , y levan tándose á esta hora , se iba al Co-^

ro

á

prepararse para asistir con Ja C o m u n i

dad á Vísperas. Concluidas estas

s

iba á vis i

tar y co n solar á las en ferm as 'i y evaquada

esta ob ra de m iseri cordi a, se em pleaba en

el trabajo de sus hilados p o r otra h o r a , ó a l

g o m a s , se gún el ti e m p o lo p e rm i tía . U n a h o

r a a n t e s d e C o m p l e t a s b o l v i a a l C o r o , y r e

zadas estas y los Mait ines con la Comunidad,

perm anecía en él entregada á la oración m en

tal , hasta después de las n u eve . E n esta h o

ra to m a b a u n p o c o de a l i m e n t o , y se re t i

ra -



i 8 o

VidadelaV. M .Sor M aría de S.Bern.

raba al descanso del sueño con la Comunidad,

hasta las dos de la mañana, en que bolvia

á

empezarse el orden de sus espirituales exercicios.

154 . Este orden de vida en la distribución de

lo material de las horas es casi el mismo que

observó en e l t iem po que v iv i ó en la R e l i

gión, diferenciándose solamente en las san

tas o cupaciones á qu e las de di cab a, que son

las referidas. Entre estas se llevaba la mayor

parte la m editación de los m isterios dolorosos

de su Esposo Crucificado. Puesta á los pies

de tan soberano y l ast imoso exempl ar, como

otra M agda len a , extendía las alas de su a m o

roso corazón , para contemplar las f inezas de

este divi n o Señor en haber dado su pre cio

sa vida á m anos de los m as rigurosos torm en

tos por redimir al hombre. Quisiera la Sier

va de Dio s correspon der á tan singular be n e

ficio con la continuación de trasladar á su cuer

po sus mortificaciones sangrientas \ pero tenien

d o cruzados los brazos para la pen itencia po r

la obediencia, desahogaba su corazón con ofre-*

eer al Señor sus vehem en tes deseos. Ca u sa-

han estos en su corazón am oroso aun m ayo r

torm en to , que en su cuerpo causada el go l

pe de la di scip lin a, y las lentas m ordedu ras

del c i l ic io , po rque e l padecer po r e l a m ado

es



Parte primera. Capitulo ultimo.

181

es dulce desahogo del amor > y la i m p o s i b i

lidad de im itarle son prisiones qu e afligen

al espíritu, sin dexarle respiradero de consola

ción . U n a sola cosa dilataba á su am oro so co

razón en no continuar sus sangrientas m o rti

ficaciones '> y era el exho rtar á las Re ligio sas

jóvenes co n eficaces razonam ien tos á que se

esm erasen en im itar á su Espo so Cru cif icado ,

rodean do su cuerpo con rigurosas penitencias.

Po r este m edio gran geaba para su div ino E s

poso muchas esforzadas amadoras de su Cruz,

y seguidoras de sus exem plos en la am arg a

carrera de su dolorosa Pasión . E n estas o ca

siones parece que se dispensaba algún tanto en

e l

debido recato de su profun da hu m ildad;

po rque para anim arlas á la vida pe n iten te, y

persuadirlas qu e era fácil y su ave co n la g ra

cia de D i o s , las referia las penitencias que de

joven practicaba por orden de sus Directores.

1

$ 5

Q u a n e levados fuesen los vue los de su

espíritu en esta perfecta con du cta de estar

si e m p r e c o n te m p l an d o e n D i o s , h a bla n d o d e

Di o s y excitan do al ¡am or á Dios y al e xer-

cicio de las dem ás vi rtu de s, es un asunto de

qu e n o podem os dar exacta razón , po rque

quedaban archivados en los senos mas recón

ditos de su pecho, y cerrados con la l lave

Bb de



1 8 2

Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

de su profun da hu m ildad. N o obstante esto

algun a cosa de lo que

á

sus solas, y en lo

oculto de su corazón pasaba, podia rastrear

se de lo que en publ ico se dexaba ver. Hemos

refe r ido , co m o po r a l gun as horas del d ia de

xaba los santos sosiegos de M a r ía , para de di

carse en imitación de las ocupaciones de Mar

ta al trabajo de los hilados; y leyéndose en

un a ocasión ía V i d a de M aria San tísim a, es

cr ita por l a V enerabl e Madre Maria de Jesús

de A g r e d a , causó su lección tal im presión en

su a lm a , que se que dó con sus ojos en eleva

c i ó n , con su rostro sum am ente agraciado y

h e r m o s o , y e x t e n d i d o e l b r a z o , c o n q u e m a n e

jaba el huso de la rueca. Este suceso que n o

es ageno de a l mas muy dadas a l a d iv ina con

tem pl ación , co m o era la V en erabl e M[adre

San Bernardino, es un indicante por e l que

p o d e m o s c o n g e tu r a r * q u e e ra n m u y c o n t i n u a

dos y de mucha elevación los vuelos de su

espíritu á contemplar el insondable occeano de

las divinas perfecciones, ó á la eminencia del

Monte Calvario á meditar las acerbas penas y

agonías de su div ino Espo so Crucif icado. E n

estas santas ocu pa cion es de o ra ci ón , y exe r-

cicio de las demás virtudes perseveró la Ve-¿

nerable Madre en su venerable ancianidad, ate-

so -



Parte primera. Capitulo ultimo, 183

forando- méritos, y preparándose para recibir

id Esposo divino, quando la llamo para sí

con la ultima enfermedad y preciosa muerte,

como diré en el final de la segunda Parte de

su historia.

P A R T E S E G U N D A

P E L A V I D Á

í 0

S LA VENERABLE MADRE

SAN BERNARDINO,

Contiene la relación & sus Virtudes,

sti

enfermedad

ultima

i

muerte y fama postuma.

Aunque en lo que dexamos referido hasta

aquí de la prodigiosa vida de la Venerable

Madre San Bernardino, quedan historiadas las

mas de sus relevantes virtudes, como animan

do y elevando sus christianas acciones a un

grado de eminente perfección \ no obstante se

hace forzoso el tratar de cada una de ellas en

particular, para que se conozca mejor su dis

tinguido mérito, y sirvan de mayor edifica

ción y utilidad a quien con sinceridad de co

razón las reflexionare. Hasta aquí hemos trata-

Bb z do



1

8 4

Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

do de su exce len cia, propon iéndolas en aqu e^

l ia ' disp osición , en que las f lores de un am en o

jardin adornan y hermosean todos sus quadros,

sin que el que las adm ira se ha ya puesto de

propósito á investigar su esencia y sus pro

piedades. Ah o ra pues im itando á los espe^

culadores de la naturaleza, que después de ha

ber saciado su buen gusto con la bella pers

pect iva de su s imetría , y amenidad de su canv

p o , entran á examinarlas u^e

i

p o r un a , de-i

clararem os de p ri n ci p a L intento las virtudes

de la Sierva de D i o s , y la perfección de es

píritu co n qu e las p ra ctic ab a, para nuestra en-»

señanza y exe m p lo. Hasta aqu í hem os tratado

de las virtudes de la Sierva de D i o s , co m o

de vistosos m ati ce s, que herm osean el tcxido

de las o cu p ac io n e s, y particulares, sucesos de

su dilatada vida ; ahora serán ellas mismas el

argumento de esta segunda Parte , para dar

á con ocer el distingu ido m érito de las fun cio

nes interiores de su esp íritu. A esto se segu irá

el tratar de su preciosa m u e rte , fam a po stu

ma , y otras cosas conducentes á su historia.



Parte segunda. Capitulo I.

i 8 $

C A P I T U L O I.

IDe la-virtud de la fé de la Venerable M adre

San (Bernardino..

l

L a

fe so bren atu ral, cu ya esencia con sis

te en inclinarnos á

la

creencia infalible de

aquellas ve rd a de s, qu e ocultándose á

nuestros;

naturales y claros conocimientos^, ha revela-;

do Di o s ó revela á su San ta Igle sia , es el

fundamento y raíz de la vida christiana. Ella

es la luz qu e en m edi o de las tinieblas de la

vid a m ortal n os m anifiesta con in falibil idad,

que Dios es de infinita sabiduría en sus deter-

:

m in acio n es, de infalible verdad en

sus

d i c h o s ,

;

y de un a indefectible fidelidad en el cu m p li

m ien to de sus prom esas. Ella es

la

que con la

e s p e ra n z a , se gún Sa n P a b l o , h a h e ch o á l o s ^

H

^

r a f o s

Mártires animosos en los tribunales, sufridos

en las cadenas, y constantes en los patíbulos. .

E lla e s , d ice Sa n L o r e n z o J u s t i n i a n o , j a q u e ? ,

Laurent,

enseña y ¡ esfuerza á los varones perfectos ^ . p a r a ^

1

" ^ ^ '

que venzan los estímulos, de la concupiscencia,;

;

sujeten la veleidad del amor propio, apaguen €¡.¿;

amor desordenado á las delicias mundanas

3

e s

t im en los trabajos de esta " v i d a , co m a in te- ,;

re-



1

8 6 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

resantes para la gloria, y destierren de sus co

razones el m iedo y tem or qu e infunden las ad

versidades. Ella es en ¡fin la primera vida del

ju sto , sin l a quai es im po sible agradar 4 Di o s ,

au n qu e se le ofrezcan los obsequios nías fer

vorosos, y los mas costosos sacrificios,,

z

R e c i b i ó la V e n e r a b le M a d r e S a n B e r n a r

dino este soberano do n de la fe divin a en el

sagrado Bautismo con los denlas que se co

m un ican a l a lm a m ediante este Santo Sacra

m en to j e inform ada en su puericia de su ele

va do ca rácte r, propiedades y atributos fue tan

grande l a est imación en que l a tenia , que to

do l o mas prec ioso que ofrece e l mundo en

sus r i qu e za s , en sus gl o r i a s , y en sus p l ace

res lo tenia en nada en s u c o m p a r a c i ó n , y se

expondría á perder sus bienes, su honor y su

vida por conservarla. A conseqiiertcia del incom

parable aprecio que hizo la Sierva de Dios de

tan nobl e y soberano habito , fue su empeño

y sol ic i tud en no tenerl o oc ioso, s ino en po

n erlo en el m as perfecto exercicio. Desde n i

ña hasta su preciosa m uerte fueron m u y fre^

qüentes y fervorosos los actos que la V e n e ra

ble Madre hacia de esta soberana virtud *> ç q u a n

ta seria la eminencia de su perfección? Si pa

ra crédito de un a fé actual ( y lo m ism o de

las



Parts segunda. Capitulo I. 187

las demás virtudes) de tanta graduación que

merezca colocarse en la eminencia del heroís

mo

i

basta que el Siervo de Dios baya con

servado la gracia* é inocencia del Sagrado Bau-P- Espar-

z 1» i 1*

za Postula-

tismo eri medió de tantos peligros , como aze~d

0

- en k

chátt al espíritu eri està miserable vida,

s e

^ luí? G o n -

gun varios Autores

j

desde luego podemos afir-

zaga.

A

P

u d

mar, que la Venerable Madre San Bernar-opere Bel-

dinó tuvo la virtud de la fé divina en grado

t ; f

-

e t C a _

• 1 '

N O N

-

SS.

De

perfectisimo, porque conservo, según el testi*

¿de.

monio de su ultimo Director, esta primera gra

cia por el largo espacio de mas de ochen-

ta años, en que acaeció su preciosa muerte.

3 Pero aun sin estrivar en fundamento de

tan relevante consideración, aunque no el su

ficiente para el juicio decisivo de la Iglesia en

canonizar la heroicidad de las virtudes, pode

mos inferir la nobleza de la alma de la Venera*

ble Madre en el exercicio de la fé por las

obras de perfección, que practicó, como origi

nadas de esta virtud

t

desde su infancia hasta su

dichosa muerte. La solicitud que tuvo desde ni

ña en darse al exercicio de la oración, su devo

ción á la Sagrada Pasión de nuestro Señor Jesu«¡

Christó, su culto á Chrísto Sacramentado, y

á otros misterios de nuestra Redención, el es

mero con que dio cumplimiento á los divinos

p r e -



i 8 S


preceptos, el r igor con que trataba su cuerpo,

lo inalterable de su. pacien cia en las en ferm e

dades , co n el exercicio de otras vir tu de s, son

obras dirigidas por las ilustraciones de la fe,

gran gea n do m edian te ellas esta soberana virtud

mayores incrementos de perfección.

4

C o n tan cont inu o exerc icio

y

fomentos

tan poderosos estaba cada dia tan firme

y

tan

robusta la virtud de la fé en la Sierva de Dios,

qu e n o fueran capaces de apartarla de su a l

m a

y

debida est imación, ni los tormentos mas

inhumanos de l os t iranos, n i l as argumenta

cion es m as sofísticas de los Filósofos. U n o s

y

otros quedarian ven cidos co m o trofeos de la

vigorosa, é i lustrada fé, que animaba al espíri

tu d e la V e n e r a b le M a d r e . L o s p r i m e r o s , s a

crificando la Sierva de Dios su preciosa vida

•en las aras del martirio,

y

lo s s e g u n d o s , n o

pudiendo resistir al espíritu de sabiduria, con

que establecería los Dogmas sagrados de nues

t r a R e l i g i ó n ,

y

confutaría sus contrarios erro

res , según se v io m uchas: veces la clarid ad ,

solidez y fervor , co n qu e e xplicaba los Miste-*

rios que profesamos.

5

P o r el m u c h o a m o r q u e la V e n e r a b le M a

dre tenia á esta soberana v irtud, como don

dim an ado de Dio s con tan nobles atributos

y



Parte segunda. Capitulo í. 1 8 9

y p rop ie dade s, quería la V enerable M adre que

se p r o p a ga se p o r to d o e l m u n d o , p a r a q u e

rodos los hom bres fuesen felices. An im ad a de

este vig o ro so zelo de la p rop aga ción de la fé,

y de qu e todos los ho m bre s, que vive n en las

tenebrosas som bras de la in fidelidad y de la

he re gi a , vin iesen a l cono cim iento de las ve r

dades del Santo Ev an ge lio \ quisiese la Sierva

d e D i o s c o r r e r R e y n o s , a n d a r P r o v i n c i a s , v i

si tar Ci u dad es, V i l l a s , Aldeas y Ran cherías . Su

zeloso espíritu no se ceñía á menos espacio que

to d o e l m u n d o , co n e l fi n d e a n u n c ia r a r o

das las gentes el n om bre de Jesu -Chri sto . P e

ro no s iendo esto compatible con el regular

estado de su Profesión y se xo , vivi a m ar ti

rizada con los vehem entes incendios de unos

deseo s, que no podía pon er en execueioh. Su

espíritu estaba encerrado en la mortal cárcel

de su cu e rp o , y este apris ionado con las du l

ces cadenas de la clausura \ pero su corazón

tenia puesta sus atenciones en los intereses de

la fé y de la R e l i g i ó n , p r o cu r a n d o en el m o

do pos ibl e su mayor honor y crec idos ade

lantamientos. Unas veces se paseaba su zeloso

espíritu po r los dilatados Países de la A m ér i ca ,

y veia la casi inm en sa m ultitud de infieles,

que se abrigan en sus m o n tañas: otras ten -

C e d i a



190 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

dia la vista sobre tantos millones de gentes,

que siguen al torpe Mahoma j otras con

j

sideraba la mas que numerosa multitud de

hereges y cismáticos, que como hijos ingra

tos afean y persiguen con sus obras

s

con sus

plumas,, y con sus falsos Dogmas á su Ma-'

dre la Santa Iglesia. Y a mira que unos here-

S^F I

? g

e

g

e s

c

l

u e

invadieron á nuestra España á los prin-

Com.

de Es cipios del siglo, profanan el Sagrado de los tem-

^ n a

l l b

- p |

o s

^ J

e s

t

r o Z

a n las Santas imágenes, dan de co-

A y a i a H i s t .

m e r

4

los brutos las Sagradas Formas, las arro-

de Gibral-. , , .

f

0

1 1« • t

t a r ,

año dejan a lugares inmundos, ponen en publica

y

a l -

p

7

° ^

l a n d o

m o n e d a el adorable Sacramento, con otros sa-

historia decrílegos desacatos, que cometieron contra la

España.

w

1

r>

r *

fe y la Religión.

6 Todo esto consideraba la Venerable Ma-¡

dre desde el retiro de su Monasterio, porque

la vista de su zelo por los intereses de la fé, y

de la Religión era lince para penetrar los atra

sos , que padecian en los referidos Países. De

aquí la nacía aquel santo empeño, que tenía

siempre en pedír á Dios, que proporcionase

idóneos Ministros, que repartiesen el pan de

la sana doctrina á tantos hambrientos, como

la necesitaban y pedían en las Vastas reglo

nes de las Indias y en los demás Países, en

donde ó no han rayado las luces de la fé, ó

e s-



Parte segunda. Capitulo I. 1 9 1

están eclipsadas con la obscuridad de perni

ciosos errores. Por esta causa derramaba abun

dantes lágri m a s, tom aba rigurosas m ortif ica

ciones , y ofrecía quantas penalidades cargaban

sobre su cue rpo , y quantos desam paros m a r

tirizaban á su espíritu. ¿Qué no hizo

;

la V e n e

rable M ad re en este p articular* pa ra qu e con-«

tra los conatos de las armas coligadas reina

se nuestro Rey el Señor Felipe

Y > y

con la,

po sesión p acífica de sus derechos se repa rasen

los referidos estragos, que por los hereges pa

deció la fe y la Re ligi ón ? Si lo que paso por

l a V enerabl e Madre estando ocupada en pedir

á Dio s por esta ca u sa , c o m o hija de la Igle

sia , y vasalla del Seño r Felip e V , se hubie ra

averiguado por autoridad competente, referiría

casos m u y particulares, que com pro barían, quan

zelosa era la Sierva de Di os en m irar po r los

intereses de la f e , y po r quien po dia m an te

ne r sus infalibles derecho s en nu estra Esp a ña ,

como era nuestro Catól ico Monarca . Pero co

m o q u i e ra , ello es c ierto que p arecía, que la

santa p asión do m in an te de su espíritu era el m i

rar po r esta ca u sa , y p or los intereses de la

fe en todas p a rte s, según las exclam acion es y

peticiones que hacia a D i o s , quan do se d e

sem barazaba de la oración , p ara que se di la-

C c 2 t a -



loa


tasen las glorias de su Santo Nombre por 'ten

do el mundo. Al fin, siendo cierto que regu

larmente prorrumpen los labios según las es

pecies , en que abunda el corazón, no dexa

género de duda quan profundas raíces tenia

la divina fé, y su mas pronta y eficaz dilata

ción en el corazón de la Venerable Madre, se

gún la solidez y eficacia con que hablaba y:

explicaba sus infalibles verdades. He dicho como

una délas especiales peticiones que hacia áDios

en su fervorosa y elevada oración, era el que

destinase idóneos Ministros para la conversión

de los infieles, que como fieras sucias é indómi

tas viven aquadrilladas en las montañas de las

Indias, y no sé si atendiendo Dios á sus fervo-i

rosas oraciones, con la de otras almas justas

que vivirian sobre la tierra pidiendo lo mis

mo , les destinó su adorable Providencia pa-

que mirasen en aquellos Países por los in

tereses de la fé y de la Religión. Como quie

ra , lo cierto es, que por aquel mismo tiem

p o ,

en que la Sierva de Dios estaba emplea

da en estas peticiones, que era á fines del si

glo antecedente , empezó á fundar mi Reli

gión en las Américas los Seminarios de (Pro-i

pagando. fide , siendo el principal destino de sus

Religiosos el entender en esta conversión. Es-.

• tas



Tarte segunda. Capitulo I. 1 9 3

tas mismas Fundaciones se continúan en nues

tros dias á solicitud, y con las expensas de nues

t r o C a t ó l i c o M o n a r c a C a r l o s T e r c e r o ( q u e D i o s

g u a r d e ) ,

cuyo católico zelo heredado de sus

gloriosos Progenitores será siemp re m u y m e

morabl e en ks historias , y muy benemérito

de la Iglesia, por lo que solicita la dilatación

de la fé.

C A P I T U L O I I .

0e ¡a virtud de la Esperanza de la Venerable M adre.

7 A

la virtud sobren atural de la di vin a fé

que se nos comunica , se s igue la virtud de k

divina esperanza. Aquella es una verdadera luz,

que en m edio de las tinieblas de nuestra m o

mentánea vida, i lustra nuestro entendimiento

para el firm e crédito de las verdades di vin as,

y de la in falibilidad de sus prom esas i y la e s

peranza an im a á la volun tad , para que obre

con rect itud de costumbres, confiada en el

premio promet ido de l a eterna b ienaventu

ranza. Nos asegura la fé que Dios es el ul-f

tim o fin de nuestra eterna fe l ici da d, y qu e

infaliblem ente gozarem os de su am able p re

se n cia , si con perseverancia final observam os

sus



1 9 4 Vida de la V. M . Sor María de S. Bern.

-sus mandamientos > y la esperanza nos c o m

p e l e , para que, Iq dese em o s, y nos fortalece,

para que venciendo las dificultades que suelen

: em bara zar ;s«s, christianas funcio ne s al esp íri

tu , o b re m o s d e m o d o q u e l o . c o n s i ga m o s .

Nos enseña.la fé que necesitamos de^ la gracia

de Dios , para conseguir nuestro f in ul t imo;

como también que Ja dispensa el Señor a

todos, como que quiere. que tqdqs se salven, ,

y la esperanza excita a la vo lun tad »

t

para que

se resue lva au n a las em presas rnas arduas de

la virtud , asegurada d? socorre? tan p o de ro

so .

Nos ilustra la fé de que Dios es poderoso,

y qu e concederá el socorro de nuestras n e ce

sidades , si eq esto se interesa

su

m a y o r h o n r a

y g lo ri a , y el bien espiritual de nuestras al

m as *, y la esperanza nos fortalece y a n i m a , p a

ra pretender de la misericordia de Dios el re

m e d i o d e ta n to s m a l e s , c o n q u e v i v i m o s g r a

vados en esta vida.

8 C o n lo referidq qu eda suficien tem ente de->

clarada la nobleza de la divina esperanza en

su ser, atributos, propiedades, y maravil losos

efectos

?

y po r esto se em pe ñan las Santas E s

crituras en sus e lo gi o s, y no hallan los San

tos Padres térm ino s p ropo rcion ados para de

clararnos su elevado mérito» Ella es, dice San

P a -



Parte segunda. Capitulo II. 195

Pa blo , co m o un a áncora segura y f irme de la

a l m a , p o r la q u e c a m i n a m o s c o n se gu r id ad

í

conseguir e l prem io de la gl o r i a , sin que

nos hagan retroceder de nuestros christianos'

procedimientos las encrespadas olas de tenta

ciones , qu e n os envisten en la procelosa n a

vega ción de esta vi da. El la e s , dice San

Lo-AdHebia>©s

0

* » • i » Cap.

6

vi -

renzo Just in iano, l a que nos recrea en

ñues-de Ajap.

tros tra ba jo s, la qu e en juga las lágrim as de

nuestro destierro, la que nos refresca en el

a rd o r de n ue stras p a s i o n e s p o r q u e a l f in d e

ci m o s co n D a v i d S e ñ o r tu eres n uestra e s

peranza, nuestro refugio ; y e l premio que nos

prometes es en s í mismo de incomparabl e es-

titilación-* y qu e po r con segu irlo és nada el su

frir en esta vida los tormentos mas inhumanos.

9

N o re ci bi ó e n v a n o la V e n e r a b l e - M a d r e

este soberano don de la divin a esp era n za, ni

tu vo en ociosidad tan a preciable talen to; p o r

que lue go que con o ció p or las ilustraciones

de la fé, que Dios era de una inf inita her*

„ m osura y am abil idad ; y que estaba orde n a

da po r sus eterno s decretos pa ra Verle y g o

zarle eternam en te sin los zelages de la fé,

sino cara á cara como es en sí, deseó a 'rden-

tísimamente su posesión. Por esta íntima é

inseparable un ión con el sum o bien suspira

ba



1 9 6 Vida de ta V. M . Sor M aría de S. Bern.

ba aun en los prim eros años de su n i ñ e z, se

quexaba amorosamente de su dest ierro, y sus

conversacione s co n las de su edad eran del

C i e l o ,

y no de la tierra. Estos santos deseos la

daban agil ida d para p onerse de rodillas sobre

una alta piedra, con los ojos en elevación, y ,

c la v a d o s e n e l C i e l o , p o r q u e d e c i a , q u e e sta

era su Patria en don de estaba su D i o s , para

qu ien fue sacada de la nada á la luz visible

del destierro de este mundo. Eran cada dia mas

altas las noticias que tenia de Dios y de sus in

fin itas pe rfeccion es po r las ilustracione s de la

f e , que se la adm inistraban po r el trato in te

rior , que tenia con su divin a Ma gestad en el

Sinaí de una soberana y sabrosa contemplación"*

y enamorado su espíritu de su inf inita hermo

sura é incomprehensible amabil idad , tomaban

Vuelos muy remontados sus amorosos deseos por

su eterna posesión. N a d a de lo que ofrece el

m u n d o , aun en los placeres m as justificados,

la a g ra d a b a e n c o m p a r a ci ó n d e lo qu e c o n o

cía de Dios»- y p or esto aun desde niña lo m i

ro con santo enfado y generoso desprendimien

to .

N i a un aque llas soberanas delicias del d i

v i n o a m o r , q u e D i o s la c o m u n i c a ba p o r

p r e

m i o d e s u v i r t u d , m i n o r a b a n s u s v e h e m e n

tes deseos de unirse enteram ente con el a m a

d o



Parte segunda. Capitulo II. igy

do de su corazón '•> anees sí eran estas el pábu

lo mas pro p o rcio n ad o , para que creciesen sus

vigorosos incendios» porque experim entando

la V e n e ra ble M a d r e , q u án d u l c e , qu á n a m o

roso era Dios, y con quánta l iberal idad sabo

reaba á su espíritu con soberanas co m u n ic a

ciones en los atrios deliciosos de la contem

pl ac ión, infer ia , ademas de l o que conocía por

la fié , que n in guna criatura podrá de du ci r , n i

imaginar e l gozo que inundará á e l a l ma con

su eterna posesión , y que solo esta di vi n a p o

sesión p o dia saciar los deseos de su co ra zón .

1 0 An helaba la Ven erable Ma dre por la eter

na posesión de su D i o s , que es el fin á que

se dirige la d iv ina esperanza; y para que n o

se frustrase su vocación, y hacer mas cierta es

ta divina elección, se arrojo esperanzada en

los auxilios de la gracia de D i o s , á los ás

peros brazos de

la

mortificación mas austera,

y se resolvió á vi vi r u na vid a toda an gélica.

Aquel l a orac ión tan cont inuada, con que a l en

tado su espíritu con

la

gracia penetraba los

Ciel os , para merecer y conseguir nuevos auxi

lios * aqu ella solicitud en con servar ía p u reza

de su alma > aquel desprecio de los bienes de

esta v i d a , para no retardar los vuelos m as re

m o n t a d o s á

la

eterna \ aque l r igo r con que

Dd tu-



i o 8 Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

tu vo siem pre sujetas, y aun silenciosas sus p a

siones á las leyes del espíritu y aquella her

mosa corona de v irtudes, con que adornaba su

a lm a , p ara qu e fuese delicioso reclina torio de

su amado Jesús> ¿qué otras cosas fueron sino

efectos de su firme y generosa esperanza, para

hacer m as cierta la posesión de su Di o s? A q u e l

no rendirse su espíritu para sus interiores fun

ciones po r e l gol pe de los m as agudos do l o

r e s ; aquel n o afloxar en sus m ísticos e xe rci-

cios por los m iedos y asom bros de lo m as in

tem p estivo y silencioso de la n o c h e ; aqu el es-»

fuerzo con que toleraba las aflicciones que trae

consigo la pesada y mas que larga noche de

la desolación de esp íritu; aq u e l , en f in, san

to tesón con que superó todos los embarazos,

que pudieran retardar el exercicio de las vir

tudes ; < qué otra cosa so n , ó de dónde na c ie

ron , s ino de la f irm e esp era n za, que tenia de

que Dios la asistiría con los auxilios de su

gr a ci a , para salir airosa en estas arduas e m

presas de la christian a pe rfección ? D e esta

misma esperanza regulada por la fé nacia el

buen efecto de conseguir con sus oraciones

y amonestaciones el que unos desamparasen

los cam ino s de la p erd ic ió n , en que an da

b a n c i e g o s , y m a s q u e o b st in a d o s ; o tro s m e -

jo -



Parte segunda. Capitulo

II,

199

¡oraban sus vi d a s, dándose el trato in terior

con Dios en la vida mística y de christiana

perfecion'» y para otros conseguia , según p ia

dosam ente se cree , el rem edio en sus necesi

dades temporales,

1 1

Po r u ltim o j si un o de los actos qu e acre

ditan la virtud de la esperanza po r hero i

ca en orden al deseo de unirse eternamen

te c o n D i o s , c o m o d i ce e l S eñ o r B e n e d i c t o ¡ ;

l b

'

1

/ • • • C a n

X I V , , es u n a la rg a

y

sena preparación

p a r a C a p . %

m o ri r, uno s vehem en tes deseos de que el espí-,

ritu se liberte de los ligamentos de la morta*-

l i da d , para que vuel e

á

colocarse en manos

d e s u C r i a d o r ,

y

el mirar al triste ceño de

la m uerte co n rostro risueño

y

alegría de co

razón

j

se verifico todo esto en la Venerable

M ad re San Bern ardin o. Casi en todos los dias

que v iv ió en l a Rel ig ión, fue una de sus

m ísticas ocup acione s el exercicio de la m u e r

te ; pe ro con especialidad en los cin co años

antes , en qu e diariam en te ocup aba tres h o

ras en esta santa p rep arac ió n , co m o ad e

lante diré. Suspiraba con tinu am en te po r este

u lt im o instante , po rque esperaba con la m a

yor firmeza, que se la abría la puerta para

entrar en el gozo eterno de su Señor;

y

q u a n -

do llegó

á

verificarse, lo sufrió con rostro ale-

D d 2, j *re ,



200 Vida de laV. M . Sor M arta de S. Bern.

g r e ,

indicante seguro de la dilatación de su

co raz ón j por lo que se dexa con ocer á q u a n

alto grado de perfección habia llegado el exer-

cicio de la divin a esperanza , qu e se la in fun

dió en el sagrado Bautismo.

C A P I T U L O I I I .

Ardiente Caridad de la Venerable M adre en orden

a (Dios.

ii A s i

co m o el oro es e l m as nobl e e n

tre los metales, y el Sol el astro mas bri

l lante del f irmamento,

á

este m o do la car i

dad es la mas perfecta de las virtudes. La

nobleza de su ser, su señorio sobre las de-

m as virtudes , y la m aravillosa fecun didad

de sus frutos han m erecido , que las Sa n

tas Escrituras y Santos Padres se em pe ñen y

dilaten en sus elogios. E s tan excelente la n o

bleza de su s e r , que e l m ism o Dio s quiso

honrar su n o m br e , llam ándose car idad , co m o

EPI ST.

i

D

vc

j ice San Juan . Po r su naturaleza es p erm a-

J O A N . C A P . 4 .

. . . « 1 1 1 •

nente esta apreciable v i rt u d , desde que se i n

funde en el sagrado Bautismo con la fe y

con la e speranza j po rqu e qu an do estas, dexan

de ser en la patria celestial, a causa de que en

aquel



Parte segunda. Capitulo III.

201

aqu el estado se ve claram en te, y se está en p o se

s ión de Dios , no hay mutac ión en la can dad. L a

caridad es la qu e dá vi da , la qu e ilustra y la

que dá el ser perfecto de meritorias á las otras

v i r tu d e s ; d e m o d o q u e , c o m o d i ce Sa n P a b lo ,

n i la predicación m as eloqüen te y fervorosa

del E va n ge l i o , n i la luz m as clara de la P ro

fecía , n i el con ocim ien to m as alto de los d i

v ino s M ister io s , n i la grac ia m as singular p a

ra los m ilagros m as aso m broso s, ni el socorro

mas abundante en benefic io de los pobres, ni

e l entregar e l cuerpo, para que sea consumi

do entre voraces volcanes de ardientes llamas,

es suficiente para salvarse, si estos divinos do

nes y gloriosas acciones no van animadas por

la ca ri da d; po rque por esta incom pa rable vi r

tud nos llam am os y som os hijos de D i o s , y

p o r esta graciosa adop ción som os herederos

de su gloria.

1 3

E l p rim er objeto á qu e dirige la gene-*

rosa índole del soberano hábito de la cari da d,

es amar á Dios sobre todas las cosas por la

inf inita amabil idad que en sí contiene, en aten

ción á que todo es perfecto, todo santo y de

inefables é infinitas perfecciones. Este amor que

debemos profesará nuestro Dios y Señor, se

ha de preferir al am o r de qualesquie ra criatu*

ra,



Vida de laV. M . Sor M aria de S.Bern.

ra , y á quantos intereses de h o n o r , riqu e

zas , y placeres ofrece el m u n do

>

d e m o d o

que codo se debe ab an do n ar, si con estos bie

nes n o pudiere avenirse el am o r á Dio s, E n

segundo lugar inclina la caridad á que cada

un o se am e debidam ente á sí m ism o y á su

p r ó x i m o p o r D i o s , d e q u i e n p a r ti ci p a m o s e l

ser , la co n serv aci ón , y el m an ejo de nuestros

m o v i m i e n t o s .

14. Manifestó la V enerabl e M adre San Be r

nardino, aun desde su n i ñe z, que el am or que

te n ia á D i o s , e ra m u y a r d i e n t e , d e m u c h a

finura y consistencia, no solo porque le con^

sagró ios primeros m ovim ien tos de su co razó n ,

sino porque por una parte puso en execucion

los preceptos, y consejos del Santo Evangel io

c o n m u c h a p e r fe c c i ón ; y p o r o t r a , p o r qu e

se daba á con oce r qu e el Señor tenia especial

c o m p l a ce n c i a e n h ace r m a n si ón en su a m o

roso co ra zó n , según las gracias y dones de

que estaba ado rna da. N o es necesario para

comprobación de estas verdades el referir de

n u evo las gloriosas hazañas de la V en era ble

Madre en el exercicio de las virtudes , quan-

do en cada un o de los Capítulos quedan

anotadas m uchas de sus exem plares ac ci o

n e s :

solo sí nos ceñirem os en éste á referir

k s



. Parte segunda.Ca pitulo III. 20 3

ks particulares impresiones, que este sagrado

fuego del am or de Di o s causaba en su esp í

ritu para p ra ctica rlas, y las m aravillosas sen

saciones, que como efecto suyo se veian en

su cuerpo. En efecto , íquién puede dudar,

que el divino amor daba alas y valor á su

espíritu para el exercicio de unas virtudes su

periores al natural estado de sus años, de su

sexo y de su salud? cá quién s i n o á la a gi

l idad que comunica e l fuego del amor de Dios

en los corazon es deseosos de com placer al S u

m o b i e n , se ha de atribuir aquella presteza, con

que desde niña dexaba el descanso de la ca

m a , para consum ir lo m as sabroso de la n o

che en soberana contem plación aquella sol i

citud en ir presurosa á los santos exercicios, que

representan la dolorosa Pasión de nuestro Se

ñor Jesu-Christo ; aquel desvelo con que aun

en sus primeros años no miró á los entrete

nimientos de su edad por asistir á los templos,

y aquel cuidado en concluir en breve t iem po

sus m ecánicas tare as, po rque los em pleos de

su devoción fuesen mas dilatados? A no obrar

con superior ím petu en la V enerabl e M ad re

el fue go del am or de D i o s , se hubieran re

tardado algún tanto sus m aravillosos p ro gr e

sos en e l cam ino de la v i rt u d , no solo por



204 d

e

¿

a

V $

oir

M aría de S. Bern.

el dulce atractivo de la co m o di da d, á que se

in clin a nuestra naturaleza , sino po r la o p o

sición qu e la hacían los de su ca sa , para

em barazarlos con el colorido de que sus exer-

cicios eran superiores á sus débiles fuerzas y de

l icada natural eza . Todo l o venció l a V enera

b l e M a d r e , p o r q u e e s t e d i v i n o f u e g o d e a m o r

de D i o s , que se prendió en su corazón desde

su infancia , señoreándose siempre sobre lo de

l ic ioso de la vida y la prudencia del s iglo, da

ba alas á su espíritu, para que se remontase al

exercicio de virtudes consumadas en la chris-

tiana perfección.

i $ E ste m i sm o f u e go d e a m o r de D i o s d io

robustez á su esp íritu, para que venciese el

tem or y m i e do , que infunde e l ceño de l as

rigurosas m ortif icacion es, co m o eran las que

la Ven erable M ad re practicaba j y este m is

m o la sostuvo de pie firm e, para que no

nau fragase en el m ar am ar go de las penosas

desolaciones de espíritu, que sufrió con inalte

rable paciencia en muchas ocasiones. Aun es

tando sufriendo este tormento de tormentos,

se conocía con quan to v igo r y v iveza obraba

el amor de Dios en el corazón de la Vene*-

rabie Madre, porque imitando l as amorosas

ansias de la Espo sa de los C án ti co s, n o cesa-



Tarte segunda. Capitulo III. 105

b a de buscar á su am ad o con lágrim as y sus

piros , sintiendo su ausencia m u cho m as y

con m otivos m as no ble s, que los que toleraba su^

cuerpo en sus penosas enfermedades. En todas

las acciones y m ovim ien tos de la Ve n erable

M ad re se daba á con ocer , que era m u y cre

c ido y f l amante e l fuego de amor div ino,

qu e se abrigaba en su corazón > p o rq u e h a

blaba co n m u cho fervor de las perfeccione s de

D i o s , y d e su i n fi n i to a m o r p a ra co n lo s h o m

bres , hacia fervorosas exhortacion es para este

superior exerc ic io del a l m a , lloraba am arg a

mente de que Dios no fuese correspondido,

tenia odio implacable aun al sonido fast idio

so del p e ca do , y acudia llorosa al Sacram en

to de la Pen iten cia, , para l im pia r á su alm a

de las im p erfecc ion es , en que com o criatura

fragiLincurria. Nada la dilataba mas en sus

tribu lacio n es, qu e qu an do la hablaban de Dios

y de su inf inita amabil idad > y estas noble-

especies la hacian que, aun estando postrada a

rigor de sus enfermedades, prorrumpiese er

dulces, afectos de amor de Dios , sin que todo e

recato de su profunda humildad atinase coi

e l medio de impedir su publ ic idad *, po rque es

te generoso v in o de am or de D io s la em bria

g a b a d u lce m e n t e , p a ra q u e h a b l a s e , c o m o

Ee ena-



zo6 Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

e n a m o r ad a ta n ti ern a m e n te d e su d i vi n a M a -

gestad. E n fin aque lla in alterable pa ciencia en

las adversidades, aquella mansedumbre de co

razón en el trato forzoso de cria tu ras, aque l

desinterés de su animo aun en los gustos espi

rituales , y aquel dirigir todas sus obras á Dios,

q u e , según San P a b lo , son efectos de la di vi

di rá ca r id ad , persuaden que e l am or de Di o s ,

que se abrigaba en e l corazón de l a V e n e

rabl e Madre, era muy fervoroso y de excel en

te perfección.

1 6

Hasta en el cuerpo se advirt ieron los m a

ravillosos- in cendios de am o r de D i o s , que se

abrigaban en e l fondo de su a l m a. Su ros

tro se vi o en algun as ocasiones bañado de lu

m inosos resplando res , y de una extraordin a

ria blancura, y en otra ocasión despidió su

cuerpo un globo de tan maravil losas luces, que

i l u m i n ó e l C o n f e s o n a r i o , e n d o n d e e s t a b a d a n

do á su Di recto r n oticia de ías cosas de su es

p íritu . Otro s sucesos aun m as particulares se o m i

ten , porque aunque constan por la relación ju

r a m e n t a d a d e a l g u n a s R e l i g i o s a s , n o s e f o r

m ó esta p or autoridad Ap o stól i ca , y del Se

ñor Diocesano, por cuya causa ha parec ido

conveniente e l dexarl os de historiar , como de-

xo advert ido en e l Pról ogo,

C A -



JParte segunda. Capitulo IV

2 0 f

C A P I T U L O I V .

(De ía caridad de la Venerable Mad re en orden á sí,

y en orden al próximo,

1 7

E l

em pl eo de la can dad que se sigue

al am o r, que debem os profesar á Dio s con p re

ferencia á todas las cosas, es amarse cada uno

á sí m ism o antes qu e á otra de las criatu ras,

guardando el orden correspondiente en los bie

nes que se interesan; de m o do que pr im ero

debe qualquiera procurar el bien de su alma,

q u e n o e l de su p r ó x i m o , p o rq u e , c o m o d i

c e e l S a n t o E v a n g e l i o , ¿ q u é a p r o v e c h a a l h o m

bre e l convertir á todo e l m u n d o , si se p ier

de su alm a? Y si se acredita en el m ism o Sa n

to Evangel io por obra de excelente caridad

el dar la v ida po r e l a m i g o , ha de ser ase

gurada en primer lugar su salvación, según

el testim onio de una regulada concien cia. E s

taba la Venerable Madre bien instruida en los

ápices de una verdadera caridad ? y asi la o b

servó con exactitud en orden á sí, según las

dos porc iones de a l ma y cuerpo, de que era

compuesta.

% 8 E n pr im er lugar tratóá su a l m a con am or

E e

2.

m u y



2o8;

Vida de la V. M . Sor'Maria de S.Bern.

m u y f in o y g e n e ro so p o r e l m i s m o D i o s , d e

quien era honrosa part ic ipac ión. Consiguien

te á esto estim ó la no bleza de su excelente

naturaleza , criada á im agen y sem ejanza de

D io s , destinada para la gloria , redim ida

con la preciosa sangre y muerte de nuestro Se

ñor Je su -Ch ri sto , adornada con la gracia y

demás dones sobrenaturales, que se reciben en

el sagrado Ba u tis m o , y .socorrida con sobera

nos au xil io s, para que en ella se cu m pliesen•

lo s . altísim os; f ines d éla divina pro viden cia en

su creación. Consideró la Venerable Madre to

lo esto co n christiana y m adu ra reflexión i y

)or el am o r qu e po r tantos títulos le tu vo , c o

no era debido , se em peñó y esm eró n o solo

n

n o afear su cando r con la n egra tinta de

ulpa g r a v e , sino en adornar y herm osear sus

soberanos dones con el mérito de excelentes vir

tudes. Para esto n o escaseó en pon er en e xe -

c u c i o n l o s m e d i o s m a s p r o p o r c i o n a d o s , a u n

que fuesen los mas costosos y sensibles á su

cu e rp o , com o fueron e l tenerlo s iem pre ¡su

dando y g imiendo baxo l a prensa de l as du

ras m ortificaciones que e le gía , y la de las tri

bulacion es , qu e con alegre pacien cia toleraba,

orno dexamos referido y diremos aun.

1

9

A m ó ta n i b ie n la S i e rv a d e D i o s á s u

c u e r -



Parte

segunda.

Capitulo IV. 209

cuerpo,

respecto de quien tiene también sus

empleos la excelencia de la caridad, en sentir

del Padre San Agustin. Le dio la

e s t i m a c i o n

L i I

.d

e

Do ct .

y tratamiento de un vil esclavo, que era

l o

c h r i s t

-

C a

P *

que se le debia y lo que le convenia, para

que en la eternidad llegase á gozar de la ver-i

dadera libertad , y señorío dé glorioso en com

pañía de su alma. Por esta causa lo afligió

con ayunos, cilicios, disciplinas, y otras rigu

rosas mortificaciones

y

este santo odio que

con él tenia, y los malos tratamientos que

por estos fines le daba, ademas del principal,

que era para que no se revelase contra el es

píritu , y el de imitar la mortificación de Jesús

Crucificado , es- la prueba mas calificada de

que lo amaba tiernamente, porque le desea

ba y procuraba los bienes eternos, de que era

capaz su baxa y grosera esfera.

2,0 El mismo esmero puso la Venerable Ma4

ídre en mirar por los intereses espirituales y

temporales de sus prpximos, en cumplimiento

del altísimo precepto de la caridad. En su ge

neroso corazón no habia distinción entre ami

go ó enemigo, infiel ó christianó, griego ó

judio, porque á todos los miraba, en quanto

pudo, con aquel espíritu de caridad, con que

nuestro Señor Jesu-Christo fue uno para todos*



2io Vida de la V. M. Sor M aria de S. Bern.

y que la Sierva de Dio s debia im ita r, para qu e

su amor tuviese los grados y realces de per

fección , á que po dia aspirar. Solo tenia en la

Ven erable M adre la preferencia y prim acía p a

ra el exercicio de su carid ad la clase de la

necesidad de sus p róxi m o s, y su m enor p m a

yo r grad u aci ón , Y siendo las superiores las

que mitán al espíritu, eran estas el princi

pal em pleo de su ardiente caridad. A con se-

qüencia de esto , sabiendo la Venerable Madre,

que inumerables almas vivían sentadas en las

t inieblas de la inf idel idad y de la heregia,o

sumergidas en el sucio cieno del pecado

3

se

dexaba penetrar del mas vive» sentimiento de

su m al estad o , y de que en e llos no tuvie

se el logro correspondiente la preciosa sangre

de Jesu-Christo. De esta seria consideración

pasaba su zelosp y caritativo espíritu a p edir a l

Señor por tan extremadas y urgentes necesi

dades j y a este fin las exp on ía en sus ex erc i-

cios y m as fervorosas oracione s, A si sus C o n

fesores co m o las Re l ig i o sa s, que de cerca la

tra ta ro n , están contextes en que el f inal de su

doloroso exercicio de la C ru z era exclam ar á

D io s co n ardientes y am orosos su spi ros, de,

que todos los ho m bres le conociesen , se co n

virt ie sen , le am asen y gozasen eternam ente.

Y



Parte segunda. Capitulo IV. 2 1 1

Y

aun a m as se extendía su caritativo corazón

po r la salud eterna de sus he rm a n o s, y era

á derramar su sangre, y dar su vida por ellos.

N o derram ó la V en erabl e M adre su sangre

á

m a n o d e l o s t i r a n o s , h e c h a v í c t i m a d e l o

mas f ino de

la

caridad ; pero por esto su

p l ió en parte la qu e derram aba al go lpe de

la

d i s c i p l i n a , y

la

qu e lloraban sus o jo s, y

sudaba po r todos los po ros de su cuerp o en

algun as o casio n es, qua ndo estaba en lo m as

fervoroso de tan caritativas peticiones. Aun per

m a n e c e n e n s u M o n a s t e r i o m o n u m e n t o s d e

esta v e rd a d , co m o son una cam isa tinturada

e n s a n g r e , y u n p a ñ u e l o c o n q u e l i m p i a r o n

el rostro de l a V enerabl e Madre en una oca

sión , en que estaba rendida con mortales con

gojas , pi die n do al Seño r po r los intereses e s

pirituales , y salvación de los hombres.

2,1 Asi exercitaba la Ven era ble M ad re San

Bernardino su caridad con los próxim os en sus

necesidades esp iritua les, jun tándose á lo refe

rido el e xh o rta r, roga r y esforzar a todos con

op ortun os y eficaces razonam ientos > a q u e

dexasen el cam in o de la relaxacíon y va n i

dad , que no recibiesen en va n o la gracia d e

D i o s , y que le am asen sobre todas las cosas,

c Y quién puede dudar que serian m u y co p io

sos



2 1

i


sos los frutos, que conseguiría su zelo caritativo

en esta demanda í Muchos de estos buenos efec

tos qu eda rían ocultos en el pe cho de los ..favo

re-,

cidos, ó yacerán sepultados en el olvido. Al

gun os se conservan en los do cu m e n tos, que

m anejam os , co m o son los qu e ya refiero.

2 2 Padecía una Rel igio sa unas inquietudes

in ter io re s, y escrúpulos tan m olestos y bu lli

c iosos, que no habían podido desvanecerse ni

m ino rarse con los sabios docum en tos de su

Director. Esto la traía sumamente pensativa y

atribulada , principalmente en un dia , en que

p o r ser m as du ra la batería , n o se resolvia á

c o m u l g a r . S u p o la V e n e r a b le M a d r e Sa n B e r -

nardino las terribles congojas de espíritu qu<

padecía su he rm a n a , ya fuese p orque se lo di

xe se n , ó ya porque co m o tan práctica en co

no cer las. tribu lacio n es, que suelen padecer Ja

alm as en el cam in o de la p erfección , lo ras

trease por lo triste y congojoso de su semblant

Movida entonces la Sierva de Dios de su z c

losa ca r i da d, y santam ente in digna da cont i

e l e n e m i g o c o m ú n , q u e e ra q u ie n c au sa ba

.fom entaba aquellas tribu lacio n es, l lam ó á 1

R e l i g i o s a p o r su n o m b r e , y p o n i én d o la la m a

r i o

sobre su cabeza la dixo ,

ven a comulgar,

i C o

sa verdaderam en te prodigiosa 1 Su v o z fue di



Parte segunda. Cap itulo IF.

2 1

3

la v irtu d de Dios y la im p o sic ión cíe sus m a

nos causó la m u tac ió n , qu e es p ro p ia de la

m a n o d e re ch a d e D i o s , y q u e su e le c o m u n i c a r

á sus siervo s; p orqu e produ xeron los bu en os

efectos, á que no habian alcanzado los sabios

y zelosos esfuerzos de su Di re cto r. Se au sen

tó en fin el enemigo tentador, se serenó aquella

congojosa tormenta de manias escrupulosas,

que padecía l a Rel ig iosa , quedó su a l ma en

un a apacible tranquil idad , y abu n dó en pia

dosos sentim ientos de d e vo ci ón , para recibir

á Christo Sacram en tado con m uchos intereses

de christiana perfección.

z

3

Lo s socorros espirituales con que la V e

nerable M ad re San Bern ardin o favorecía á sus

próxim os , en desem peño de su ardiente cari

dad , no eran precisam ente p or m edi o de sus

eficaces oraciones, asombrosas penitencias, pe

nosos trabajos, y fervorosas exhortaciones; por

que aun se com u ni caba esta virtud al co n tac

to de sus vest iduras, como diremos quando se

trate de su adm irable y fecun da castidad > y

esto mismo sucedia con solo leer los documen

tos que daba en sus cartas, como acredita el

que hallándose cierta persona eclesiástica en

u n estado infeliz de darse la m ue rte vi o le n

tamente sugerida de Satanás, porque l a pa-

F f r e -



214

Vida

de la V. M. Sor

María de

S.

Bern.

recia

que no

podria salir

del

caos infeliz

de

enormes culpas

en que

v iv ia sumergida

, ni

de

la

suma incl inac ión

de su

vol untad

á dar

rienda suelta

á sus

brutales pasiones,

con

solo

escribirle

la

V e n e r a b l e M a d r e ,

se

m u d ó

en

un todo

su

corazón.

Que e f e c t o s

causase

en es

t a

persona

la c a r t a de la

Sierva

de

D i o s > se

de

duce

de su

respuesta,

que

tengo entre

m a n o s »

de

la que

solo traslado

lo

si gu i e n t e : " R e c i b í

,,la

de V. R.:: : y con

ella

las

nieblas

y

t inie-

„ b l a s , con que mi

corazón

y

juicio estaba

^ofuscado

y

o b c e c a d o , p a r e c e

se

ext inguieron

„ y

me

dexan l ibre, para poder respirar

„ H e p ue sto

en

execucion

lo que V . R. me

^escribió del P. E s p i r i t u a l : he corrido por los

„ m a s oculros senos de

mi

co r a z ó n ,

y he

hecho

,,una confesión general de toda mi v i d a , á.

„ v e r si rayando en mi a l m a la gracia de n u e s

t r o Señor Jesu-Christo me hallo esforzado

, ,para

una

vida buena

y del

agrado

de

D i o s .

„

Estas

son

a l gunas

de las

cláusulas

de la cart a,

qu e

se

conserva original

e n t r e los

docum entos

relativos

á la

v id a d éla Ve n e r a b le M a d r e ,

y

está

f irmada en

z i de

J u n i o

de 17 3 9 . De lo

d icho

se deduce, que á no

V e n i r

la

c a r t a

de la Vene

rable M adre anim ada

de

aquella ardiente

ca

r i d a d ,

que á un

m i sm o ti e m p o i lu m i n a

el en-

ten-



Parte segunda. Capitulo IF. 215

rendim iento para el serio cono cim ien to de qu e

debemo s servir á D i o s , é inflam a la volun tad

e n su d i v i n o a m o r , n o p u d ie ra h ab e r c au s a

do en esta persona tan maravillosos y repen

tinos efectos.

1 4

Del socorro de las necesidades espiritua

les , qu e eran el em pleo m as principa l de la

ardiente , y bien ordenada caridad de la V e

nerable Madre para con los próximos, pasaba á

favorecerles en lo que padecían en sus cuer

p o s . Por lo que respecta á los al i m e n to s, qu e

es la diaria pet ición de los p o bre s, vi via m u y

mortif icada su pobreza, no obstante de ser es

ta v irtud muy amada de su corazón > pero

les daba diariamente cinco pedazos de pari en

memoria de l as c inco l l agas del d iv ino Reden

tor Crucif icado \ y en el Ju e ve s Santo daba

u n a c o m i d a d e c e n t e á d o c e p o b r e s , e n m e

m oria de los adorables M iste rio s, que la Ig le

sia Santa celebra en este dia . C o n lo referido

daba de comer a l hambriento en l o que po

día , y del mismo modo vest ía a l desnudo, por

que si la daban de l imosna alguna camisa

á

otra cosa para su uso , socorría prontamente al

n e c e s i t a d o ,

ó

c o n l o m i s m o q u e r e c i b í a ,

ó

con lo que en su lugar dexaba. La l imosna

m an u al á los po bres era tan escasa co m o he

Ff

z

re -



»i6 Vida de la V. M . Sor M arta de S. Bern.

referido* pero su mérito seria muy elevado,

c o m o e s t a c a n o n i z a d o e n e l S a n t o E v a n g e l i o ,

en aqu ella po bre viu da que depositó los dos

m aravedises que tenia , en el Gazo íilacio del

T e m p l o . E n lo q u e te n ia a m p l i o d e sa h o go e l

caritativo corazón de la V en erable Ma dre so

bre este p art icu lar, era en pedir á Dio s con

fervoroso espíritu, que colmase de sazonados

frutos la tierra para beneficio de los pobres;

como también de que los poderosos diesen á

estos lo que gastan en al imentar la vanidad y

otros vic ios, en que suelen consumir gruesas

ca n tid ad e s, y aun arruinar los m as opulentos,

m a y o r a z g o s .

x

5

E l m ism o espíritu de caridad an im aba

á

l a V enerabl e Madre San Bernardino respec

to de la salud corporal de sus próximos. Sa

b i a m u y b i e n l a S i e r v a d e D i o s q u a n p o d e

rosa es la intercesión de M aria San tís im a, p a

ra alcanzar del Señor la salud de los enfer

m o s, y asi em pe ñaba á esta Señora para su al i

v i o .

Rezaba l a V enerabl e Madre e l Cánt ico de

la

Magníficat

, sobre algun as Re ligiosa s en fer

m as qu e lo solicita ban , y con solo esto y el

contacto de sus m a n o s, y la fé de las d o

lientes , se exp erim en taron algun os efectos a l

parecer m ila gro so s, co m o son el haberse des-

v a -



Parte segunda. Capitulo IV.

.. aijf

vaneado instantáneamente a l gunos tumores ,

y el haber cesado fiebres m alignas. N o as e

guro positivamente, que estos y otros sucesos

q u e o m i t o , s e a n m i l a g r o s o s , l o u n o p o r q u e l a

facultad para declarar en esta materia, está re

servada á la Sanca Sede, y lo otro porque ig-*

notándose mucho de la virtud de la naturale

za para mirar por su conservac ión, pudo ser

que el cesar estos accidentes al contacto de la

Sierva de Dios , é invocac ión de Maria Santís i

ma fuese á t iempo en que la misma naturaleza

por su virtud natural recobrase su sanidad.

z6

Esta m ism a caridad practicaba la V e n e

rable M ad re con enferm os que v iv ia n en e l

s i g l o ,

y que se encom endaban á sus o rac io

nes por la fé que tenian en la Sierva de Dios,

según era su fam a de santidad. Para esto c o

gía la Venerable Madre indist intamente de las

yervas que se criaban en un huerto de su M o

nasterio , y m etiéndolas en un as bolsitas

6

a l

m oha dillas , las pasaba po r las m an os de u n a

imagen de Maria Santís ima , y p idiendo áesta

Seño ra alcanzase del Señor diese virtu d á estas p a

ra al ivio de los enfermos, se las embiabá, y con

esto se experim entaron algun os favorables su ce

s o s ,

semejantes á los que experimentaban las

Religiosas.

C A -



2 1 8 Vida de la V. M . Sor Maria de S. Bern.

C A P I T U L O V .

Ferviente m isericordia de la Venerable M adre San

Bernardino con las almas del Purgatorio.

\ e E l

a lto cono cim ien to que la V en erable

Madre San Bernardino tenia de la fel icidad de

las alm as en ver y go zar de Dio s eterna m en

te , y el peso qu e daba su con sideración á los

vehem en tes de seo s, que de esto tienen las a l

mas que sufren los tormentos del Purgatorio,

en donde están impedidas de conseguirlo hasta

pagar hasta el ultimo quadrante las penas, que

merecieron sus culpas al f inalizar su vida en

grac ia de D i o s , penetraban del m as profun

do sentim iento su corazón am oroso. Estos n o

bles pensam ientos y sen tim ien tos, que eran

una de las porciones mas principales, á que

atendia el espíritu de su caridad , y en qu e

co n o c i a a g ra d ab a m u c h o á D i o s , y g ra n g e a -

ba crecidos intereses para su a lm a , la estim u

la ba n c o n u n a a m o r o sa v e h e m e n c i a á p r o c u

rar sus alivios de todos m o do s.

z

7

En cen dido su corazón con e l fuego de tan

en trañada c a ri d a d , se derretia y casi resolvía

en abundantes lágrimas pidiendo á Dios por

el



Parte segunda. Capitulo V. 219

el eterno descanso de unas almas redimidas con

la preciosa sangre de nu estro Señor Je su -Ch ri sto ,

y que habian he cho suyos sus infinitos m é

ritos , correspon dien do á la divin a gracia ó en

toda su vid a 6 en su final . N a d a o m itía la

Sierva de Dio s para el logro de sus de se o s, p or

que esforzaba sus peticiones con los poderosos

alegatos de su infinita misericordia , inclinada

sum am en te á favorecer i ofrecía al Señor la

infinita satisfacción de la sangre del di vi n o

Redentor, los sacrificios y oraciones publicas

de la Iglesia Santa, el quantioso tesoro de los

m éritos de Ma ria San tísim a, y e l de todo e l

n u m ero de los Santos y de los Fieles.

1

8 C o n estos m ism os deseos de facilitarlas su

eterno descanso , era diligentísim a la Sie rva

de Dios en ganar las in du l gen cia s , que para

al ivio suyo t iene concedidas la benignidad de

nuestra Santa Madre Iglesia. Pero quando mas

se con ocía sobresalir su excelen te m iseri cordi a,

era en el dia de la célebre indulgencia de Por-

ciuncula. Para esta solia disponerse algunos dias

antes con exercicios espirituales de mortifica

ciones p art icu lares, adem as de las que re gu

larm en te p racti cab a, si su salud se lo perm itiai

y n o cesaba de repetir las diligencias qu e se

practican para su l o g ro , po r todo e l t iem po

de



220 Vida de la V. M . Sor M arta de S. Bern.

de su concesión. Por entonces parece se al ivia

ba de todos sus m olestos m ale s, y go zaba su

cue rpo de una particular ag il i da d, po rque pa-

1

recia una ave en la l ige re za, con que rep e

tía sus diligencias. Esto mismo aconsejaba á las

Rel igiosas, dic iendolas fuesen muy dil igentes

en ganar la santa Indulgencia por las almas del

Purgatorio > y á este fin traía á la m e m o

ria algunas personas que liabian m u e rto , po r

cuyo al ivio debian ganarla. Era este dia uno

los m as gozosos que tenia la Ven erable M a

dre en todo e l a ñ o , y se dexaba cono cer po r

la alegria de su rostro , no siendo otro el m o

tiv o que el considerar las inu m erables alm as,

qu e saldrian de las penas del Pu rg a to ri o , p a

ra los eterno s descansos de la glori a co n el lo

gro de indulgencia tan célebre y tan extendida

p o r t o d o e l m u n d o ,

% 9

N o se contentaba la Sierva de Dio s con

lo referido para el m as pro n to a l ivio de las

alm as del Purgatorio \ porque an im ada de

aque l espíritu de caridad que incl ina á p a de

cer , po rque el am igo descan se, abrazaba ri

gurosas m o rtificaci o n es, y se ofrecia á tolerar

las mas rigurosas tribulaciones , para libertar

las de las atroces penas que sufrían. T o d o lo

satisfactorio que m erecian sus a yu n o s, sus disci-



Tarte segunda. Capitulo V. '121

plinas , sus cilicios , sus vigilias, y el trabajo

qu e trae con sigo el afán de las m ecánicas o cu

paciones en que se empleaba, lo ofrecia la

Sie rva de Di o s en sufragio de las alm as del

Purgatorio. A este mismo f in dirigía sus co

m un ion es y exercicios de la m ue rte y de la

C r u z , y á esto m ism o lo que sufria en sus

enfermedades corporales, y desamparos de

espíritu. Y siendo tan rigurosas sus mortifi

cacion es y tan terribles sus tribu lacio n e s, c o

m o llevo refer ido , éde quánto m érito no se

rian delante de Dios en al ivio de las bendi

tas alm as? ; quánto refrigerio n o exp erim en

tarían en sus terribles penas aquellas dicho

sas a lm a s, qu e con m ayores ansias que el c ier

vo sediento desea refrescarse con aguas cris

tal i n as, están esperando de la caridad de los

vivos el socorro de sufragios espirituales, pa

ra ir á gozar de su Dio s? í Y quántas que p a

ra pagar hasta el ultim o qu adrante po r el d é

bito de sus pecados, estañan muchos años

en aquellas tenebrosas cabernas de tormentos,

pasarian en breve t iempo al del ic ioso refrige

rio de la gloria po r el socorro que la V e n e

rable Madre las enviaba en las mortif icacio

nes que e leg ia , y en las tribulaciones que t o

leraba? Algunos particulares sucesos se refie-

G g r e n



222. Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

re n e n lo s d o cu m e n t o s q u e m a n e j a m o s , p e

ro l os omit imps, por no estar averiguados con

solemne autoridad.

3 0

Por u l t i m o , para la m ayo r cali ficación

de la m isericordia de la V en erable Ma dre con

las almas benditas del Purgatorio, se ofrecía

m uchas veces á sufrir extraordinarios to rm e n

tos para a l iv io suyo, y l os experimento muy

gravosos. Entre otros m erece especial m e m o

ria e l que ofreciéndose a padecer po r el al i

vio de un Sacerdote pariente y bienhechor

suyo qu e habia m ue rto , sufrió entre otros to r

m entos e l no haber p odido beber agua n i

otro licor refrigerante en nu eve dias con tinu a

dos , n o obstante de ser im p o n de rable el arw

dor que interiorm en te pa decía. E l otro suceso

m em o rable es haber sufrido por el al ivio de

otra alm a , p o r quien se ofre ció, a padecer

entre otros torm en tos, e l de no poder do r

m ir ni p or un instante en seis m eses co n ti

nuados.

C A -



Parte segunda. Capitulo VI. 2 2 3

C A P I T U L O V I .

(Dé la prudencia y justicia de la Venerable M adre

San (Bernardino.

3 1 G 0 1 1

m u cha propiedad puede compad

rarse la virtu d de la pru den cia , qu e es la p ri

m era en el orden de las cardin ales, á la cé

lebre fuente del paraíso, con cuyas cristalinas

aguas se r iega su numeroso pl ant io , para que

sea fron doso , agradable y fecu nd ó. E n efe cto,

la prudencia co m o noble habito del en tendi

m ien to prop on e los m as sabios y acertados

di ctám en e s, para qu e las dem ás virtudes y

accion es m orales sean vistosas de m u cha sa

zón y fecundidad. Ella pesa las circunstancias

de la p e rso n a, la diversidad de los tiem p os,

la'

naturaleza dé los negocios, y la util idad de

los fin e s, para dar re gla s, y señalar m edios

ya necesarios, ya útiles, y ya mejores, para

que se obré con perfección. Consiguiente á es-P'

^

a u r

e n r .

? r

c

T • T • • 1 J

u s t i n

-

D c

t o ,

d ice San Lorenzo just in iano> que l os

queprudentia.

se arrojan á obrar en la vida e spi ritua l , s i n

C a p

"

r

*

consultar antes con los dictám ene s de la p ru

dencia , vive n e xpuestos á proceder en gañado s.

U n as veces obrarán co n zelo indiscreto

>

en

G g

2

otras



2 2 4

Vida déla V.M . Sor M aría deS.Bern.

otras sugeridos y en gañado s co n diabólicas

tentaciones; en otras acosados con desordena

dos afe ctos, ya abrazando un a vida regalada

y de comodidad , ya cast igándola con aspe

rezas superiores

á

su salu d. A to do esto se ex--

po ne quien n o sigue los dictám enes de un a

christiana prude ncia ; y de todos estos p re ci

picios se l ibertará con la gracia de Dios, quien

se atem pe ra á sus saludables m áxim as. E l i m

perio de la prudencia es tan di lata do , quantas

son las acciones humanas, atendidos los va

r ios minister ios , en que e l hombre puede em

plearse, cuya numeración seria molesta pa

ra el intento de historiar la prudencia con que

la V en erable M ad re San Bernardino se m an e

jó , para regu lar sus accio n es. Bastará referir

como procedió en el gobierno de su espíritu,

co m o persona p art icul ar , y con que prude n

cia se portó s iendo Prelada, y en otros em

pleos de su Monasterio.

z

Resplande ció esta virtu d en la Ve n e ra

bl e Madre en grado muy superior en orden

á

consegu ir el u ltim o fin de su creación. Para

esto consideró la obligación de servir á Dios ,

la gloria acci de n tal, que de esto se le sigue

á su divina M a ge sta d, y la propia ut ilidad de

que seria premiada con su eterna posesión.

C o n -




Co n sigui en te á esto atendió a qu e el Señor se

ñalaba dos medios para conseguir su eterna po

sesión > el u n o de necesidad , qu al es la o b

servancia de los preceptos de la ley '•> y el otro

de m ayo r pe rfecc ión, co m o es sobreañadir

al pr imero e l cumpl imiento de l os Consejos

del Santo Evangel io . Ademas de esto consi

deró los p e ligro s, de que se m ira rodeada la

vid a se cu lar, po r los placeres con que le br in

da el m u ndo j y la m a yo r seguridad del esta

do religioso, por estar l ibre de todos ellos.

3 3

De estos verdaderos conocimientos que

tuvo la Venerable Madre desde su pueric ia ,

pro cedió á la elección y e xecucion de los m edios

mas seguros y mas perfectos, para conseguir

su ultimo fin. Por esto sobreañadió desde niña á

la observancia de los preceptos de la ley la vi

da ret irada de oración y penitencia; y luego

q u e tu v o e d ad c o m p e t e n t e , el e sta do de R e

l ig io sa , com o dexam os referido. Para no l a

dearse en el camino de la vida espiritual , n i

á la derecha de la comodidad , ni á la sinies

tra de la in con sideración , sino proceder con

rectitud , á donde la conduxese el espíritu de

Dios , e l ig ió con acertada prudencia por Maes

tros y Directores de su conciencia á varones de

cie n cia , virtud ^di scre ción , y experiencia. A es

tos



«226 Vida de la V. M . Sor M arid de S. Bern.

tos ábria con christiana prudencia los senos m as

ocultos de sus pensamientos, manifestaba sin

reserva sus

•

espirituales de se o s, declaraba los

favores qíi 'é récibia de la maño de Dios, las

tribulaciones que p ad e cia , y quantos m o vi

m ientos habia en su corazón . Po r este m edió

consiguió ' la Venerable -Madre. , que la pruden

cia de espíritu , que es dé D i o s, prevaleciese

con tra la pruden cia dé la carne , qu e es en e

miga suya. V enció montes de di f icul tades, que

se oponían á sus prudentes empeños de seguir

á Jesús Crucif icado po r el áspero cam in o de

la m o r t i f i c a c i ó n s u p e r ó la s tu rbu le n ta s b o r

ra sca s, qu e co n tra su espíritu suscitaron sus

enemigos, se señoreó sobre l as amargas y pe

sadas calmas de interiores desolaciones, que la

ocurrían en su espiritual navegación. En fin era

superior su espíritu á toda tribulación , p o r

que gobernada por l a prudencia aprobada por

s u D i r e c t o r , t r a í a c o n t i n u a m e n t e á l a m e m o -

rí a , que Dios no desam para á los que co n

f ian en su inf inita m isericordia, y que su p o

derosa gracia los saca a seguro salvamento;

aunque sean combatidos con las encrespadas

olas de inmensas dificultades,

3 4

As i en esto que p ade cia , com o en las

mortif icaciones qué abrazó en el camino de

su



Partesegunda. Capitulo TI. 2 2 7

s u v i d a e s p i r i t u a l , p re c e di ó la V e n e r a b le M a

dre en quan to fue posible con extrem ada ca u

te la . L o p r i m e r o , p o i q u e e l a li v io y c o n s o

lación que habia de recibir , com u ni cando sus

interiores de sam p aro s, se convirtiesen en m a

?

y o r m érito de sus tra ba jo s, sufriéndolos á sus

solas. L o se gu n do , po rque las ganancias de sus

pe niten cias n o fuesen robadas po r las astu

tas m ano s de la van agloria , ó fuesen em ba ra

zadas por el partido de la oposición. Solo su

Dire ctor era sabidor de u no y otro , p orque

él solo llevaba el régimen de su espíritu. Es

ta era l a causa , porque aun s iendo n iña, espe

raba á que estuviesen do rm ido s los de su ca

sa para levantarse , y em plear lo m as silen cio

so de la noche en exercicios penales y de ora

ción i y po r es to , la m ortificación que la era

:

de m ayo r a gr a d o , por mas ocu l ta , gra . l a

r

de

introducirse garbanzos crudos en los zapatos,'

quando iba á los santos exercicios del

Via-Crucls.

3 5

M u c ha , m a y o r ca u te la o b s e r v á b a l a V e

nerabl e

:

M adre en cosas extrao rdin aria s, qu é

la sucedieron para darlas crédito, y para ocul

tarlas en quanto podia. Ni á vis iones, ni 3

locuciones interiores, ni á otras cosas de esta na

turaleza daba créd i to , hasta exam inar sus p rin

cip ios , m e di o s , y fines ., con aprobación de

su



2 2 8 Vida de la V. M. Sor M aría de S. Bern.

su Director v porque sabia que no pocas veces

finge una fantasia desquadernada y acalorada,

qu im eras m u y peligrosas al espíritu

\

y esta

ba instruida en que e l en em igo com ún co

m o astuta m o n a , rem eda m uchas veces e l as

pecto brillante de los buenos an ge les, para e n

gañar á los incautos. N i para el régim en de

sus operaciones se guiaba la Sierva de Dios de

estas cosas extraordinarias, sino por la doctri

na revelada a nuestra Santa M adre Iglesia , ap ro

bada con la practica de los Santos.

3 6

N o m eno s se acredita la pruden cia de la

V enerabl e Madre de excel ente , por l a d i l igen

cia con que aun á costa de su com od idad se

desem barazaba de los em pleos m ecán ico s , p a

ra tener mas t iempo en los que son mas pro

pios de la vida espiritual \ quales son la oración

y exercicios penales, como se col ige de lo que

llevam os historiado. Esta m ism a excelencia de

pruden cia en la Ven erable M ad re se infiere

de la docilidad de su g e n i o , sujetándolo al

dictamen ageno en las dudas que la ocurrían;

y esto m ism o en la circun spección con que

m iraba los n e go ci o s, para executar lo m as útil

y lo mas perfecto. Asi exercitó la Venerable

M ad re San Bernardino la v irtud de la pruden

cia , co m o persona p art i cu lar, para l levar ade -




Jante el f in que desde su puericia se propuso

de servir á Dios, s iguiendo la vida penitente

y mas perfecta del santo Evangelio.

3

7

< Y qu ál no fue la prudencia con que la

Venerable Madre se manejó en los oficios de

la Re l ig ión , pr incipalm ente en e l de Sup erio -

ra de su Monasterio? Ya quedan historiadas

sus acciones prudentes en sus respectivos luga

res , y solo he reservado para este la p ru de n

cia de que usó para tener en pa z , y con ten ta

á su Co m u n ida d. N o fa ltaba quien ó llevada

del zelo de la Rel igión, ó de su genio en f is

caliza r , acusase á otras de a lgún leve defecto

.que comerían. Oía la Venerable Madre la de

l ac ión con mucha pac iencia , y respondía :

da

do caso que lo referido sea verdad, la intención

con que lo hace, será buena, ó al m enos sin adver

tencia:

yo en esto vivo entendida, y quisiera que

tu lo entendieras asi. E s t o r e s p o n d í a l a V e n e r a

ble M a d r e , y tal ve z podría añadir lo del

S a n t o E v a n g e l i o , d i c i e n d o á l a d e l a t a n t e : q u í

tate esa viga de poco espíritu, con que se afea

la vista de tus acciones, antes de pretender que

tu hermana se quite la pajita de una l igera

cerem onia en que fa l tó , ó de a l^un otro de

fecto en que co m o frágil in currió. Esto tal ve z

podría responder l a V enerabl e Madre, porque

H h s u e -



2 3 0


suele haber en las Comunidades algunos espí

r i tus , que con capa de zel o de l a Rel ig ión

acusan á otros de l igeras transgresiones, quan-

d o a l m i sm o ti e m p o e stán c o m e ti e n d o e n o r

m es pecados con tra su regla y profesión. E n

fin con la referida respuesta corregía la V e

nerable Madre á la delatora , se alegraba la

delinqüente en ver que su Prelada p ro cu ra

ba su pública est imación, y se enmendaba

con la corrección que la daba á sus solas. Si

los superiores procedieran según esta prudencia,

no hubiera muchas inquietudes y discordias

en las Comunidades.

3 8

A la excelente pruden cia de la Ve n era ^

ble M adre acom pañaba e l don de con sejo , y

p o r esto la con sultaban en sus dudas varias

personas, y seguian sus dictámenes, por ser

los m as acertados según las circu nstancias dé

los sucesos. Asi sucedia con el Ilustrísimó Guz-

m an para el buen régim en de su espíritu y

de su Obispado . As i sucedia con los Re l i

giosos , que en m uchos casos de co n cie n cia , y

escrúpulos que les a co m e tían , seguian su p a

recer, y asi á otras personas del s iglo, que po

nían en execucion lo qu e les decia la Sierva

de Dios para la buena adm inistración y g o

biern o de sus fam ilias. •



Parte segunda > Capitulo VI. 2 3 1

3 9 Exercitó cambien la V en erabl e M ad re San

Bern ardino la virtu d de la justicia con p erfec

ción , según los fines á que se dirige su noble

índole , que es á dar á cada uno lo que de de

recho le p ertenece. Re servo para otro Ca p itu

lo el referir el hon or y culto qu e daba á Dio s

y á sus Sa n to s, y po r lo qu e respecta al exer^

cicio de la justicia

legal,

m e re m i to á l o q u e ,

com o dexo re fer ido , procuró con lágrim as,

oraciones y penitencias, la exaltación y di

latación de las glo ri a s, y sagrados d o gm as de

la Santa Romana Iglesia, dé quien era hija .

Sem ejantes súp lica s, y espirituales exercicios

pract icó, porque nuestro Catól ico Monarca Fe

l ipe V . (que goze de Dios) , de quien era

fidelísim a Va sa lla , triunfase de los Pote n tados,

que pretendían privarle de los derechos y p o

sesión de este R e y no de Espa ña. Y po r lo qu e

respecta al uso que hizo de la justicia legal en

orden á su Monasterio , de quien era miembro,

queda referido lo bastante, para que conoz

camos quanto procuró su mayor decoro y

adelantamientos en lo espiritual y temporal,

pr inc ipal mente quandofue su Prel ada; y quan

to lustre y bu ena op inión no ha recibido co n

su portentosa vida.

4 0

En orden al exercicio de la justicia co n -

H h x m u -



2 3 2 Vida de la V. M. Sor Maña de S. Ber n.

m u t a t i v a p o c o ,

ó

n i n g u n o

tuvo la

V e n e r a

ble Madre respecto

de las

t e m p o r a li d a d e s , p o r

que según

SU

estado vivió

muy

agena

de sus

comercios , sa l vo

en lo muy

preciso, siendo Pre

lada

,

para

la

administración

de los

caudales

de

su

Monasterio.

En lo que si

tuvo dilatado

exercicio

la

justicia conmutativa

fue en

corres

p o n d e r

á los

bienhechores

de su

Monaster io ,

y p e r s o n a ,

con

oraciones

á

D i o s

por su

feli

c idad espi ritual , vida

,

salud

, y aumento de

sus intereses temporales. Por este medio satis

facía la V enerabl e Madre á los em pleos de ew

ta virtud, sal iendo muy gananciosos sus b i e n

hechores, pues confesaban, que eran muy

cre-

cidos

los

intereses

que

grangeaban

en lo

espi

ritual

, y

temporal

con las

oracion es

de la

Sier-

va

de

Dio s . Pondríam os

en

esta historia muchos

sucesos maravillosos,

en

calificación

de

esta

verdad

, si

para

su mas

puntual

y

verídica ave

riguación hubiera intervenido

la

autoridad

de

J u e z e s A p o s t ó l i c o s ,

ó del

Señor Diocesano.

4

1 Obse rvó tam bién la V e n e r a b le M a d r e con

puntual idad

la

justicia distributiva

,

porque

no

se

la

con oció siendo Pre lad a , adhesión

á al

guna Rel igiosa

, no

obstante

de

tener alli

á una

fc> _ o

s o b r i n a , ni para hacerla mas participante de

los bienes

del

M o n a s te r i o ,

ni

para eximirla

de

sus



Parte segunda. Capitulo FI. 2 3 3

sus m ayores trabajo s, po rque á cada un a d a

ba lo que necesitaba, pertenecía y era mas de

coroso para la Rel igión en sus empleos.

4Z Fina licem os este Ca p itu lo sobre el exe r

cic io de la Venerable Madre en la just ic ia vin

dicativa, cuyo fin es el corregir y castigar los

del itos, no solo como pena debida á los de

linquientes , sino co m o qu e sirve para contener >

á o tro s, y conservar en tranqu ilidad á la R e

pública. T u v o nada ó po co que castigar la

V e n e r a b l e M a d r e e n s u C o m u n i d a d , p o r q u e

era de un a observancia m u y reco leta; pe ro

quando por la humana fragil idad . incurrían

las Religiosas en algún defecto contra la per

fección de su e stado , las reprehen día co n san

to zelo , aun que suavizan do , y sazona ndo las

amarguras de la corrección con el almivar de

sus palabras, y la dulzura salada de su pru

dencia . En s í misma podemos dec ir , exerc i -

tó la Sierva de Dio s esta virtud con sobrado

ri go r, m orti ficando a su cuerpo con la as

pereza que dexam os referida. Y si no fuera

cierto qu e es m as lau dable el castigo qu e se

l e da a l propio cuerpo, para que no l l egue

el

caso de que prevalezca contra

el

espíritu,

que no el que se descarga contra é l , por ha

ber conseguido el desahogo de sus pasiones;

p u -



2 3 4 Vida de la V. M . Sor 'Maria de S. Bern.

pu diéram os decir que la Sierva de Dio s fue

injusta con sigo m i sm a , porque castigó co n

mucho r igor á su carne, s iendo as i que ja

m a s t u v o m o v i m i e n t o d eso rd en a do e n la p a

s ión dominante , que es regul ar á l a corrup

ción de nuestra naturaleza por el pecado.

. 4 3

Co n tra quien exercitaba la V en erabl e M a

dre San Bern ardino la justicia vin dica tiva co n

mucha freqüencia y compl acencia de su ge

ni o y de su esp íritu, era contra los d e m o -

nios . Consideraba l a V enerabl e Madre, que es

tos in fernales espíritus eran en em igo s de D i o s,

reos de lesa Magestad, desertores de la gloria,

perseguidores del género hu m an o , y de un a

obstinada m alicia en sus hechos y en sus p e n

sam ientos*, y por todo esto los co n jura ba, m a l

decía , fulm inaba a n a te m a s, postraba su or-^

güilo , y despreciaba sus am enazas , a n i m a

da y fortalecida con el espíritu del Señor,

que traia en su corazón , y pron un ciaba con

sus labio s.

CA-;



Parte segunda. Capitulo VI,

3 3 5

C A P I T U L O V I I .

0e la virtud y don de fortaleza de la Venerable

Madre

}

y de su templanza.

4 4 N o se con sidera aqu í la fortaleza p o r

la que poseen hom bres robustos y de buen

tem pe ram en to para excesivos : t ra b a j o s , p o r

q u e e sta a u n q u e d i m a n a d a d e D i o s , es v i r

tud natural , que como quiera que pertenece

á lo m aterial de la n atu raleza , t ienen ó au n

pueden tener los genti les. T a m p o co se tom a

aqui la fortaleza por aquella f irmeza de ani

m o ,

que debe acompañar al espíritu, para el

exercicio de las virtudes, venciendo aquellas

pasiones que inmediatamente se le oponen*,

co m o es aquella constancia de an im o que de

be ha be r, para ven cer las inclinaciones co n

trarias de la naturaleza a la castidad*, la que

debe haber para superar los excitativos mas

deliciosos con tra la sobriedad y abstin en cia; y

• 1 1 • . • 1 - • • . ¡ 1 1 Ben ed.

1 4 .

asi

del

vencimiento de otros contrarios de

lasLib.

3

. De

virtudes en particular. L a fortaleza co m o qu e £

a n

5

> n

-

s s

-

1 1 1 • i ^ i - 1 D e f e s t . M a -

es la tercera de las virtude s Ca rd in a le s,

q u e t e u c i p r a « .

es de la qu e tra ta m o s a q u i , y c o m o o r n a m e n - ^ " '

d e f o r

"

to

que fue del espíritu de ' la Ven era ble M a

dre



2 3 6 Vida de la V. M. Sor Mari a deS. Bern.

dre San Be rn ard in o , es aquella virtud po r la

que vence el espíritu muchas dificultades

a r

duas , que pue den em barazar el exercicio de

las virtu de s, m oviéndose para esto por la m a

yo r honra y glor ia de D i o s , por e l exem pl o

de nuestro Señor Jesu -Chri sto , y po r la h o

nestidad de la virtud,

4 5

Esta virtud de la fortaleza tiene dos a c

tos principales : el uno es emprender cosas ár

j

duas y difíciles, exponiéndose á graves peli

g ro s, é in com o dida des, para sostener la m ayo r

hon ra y glor ia de D i o s , y su m od o perfecto

de vivir. El otro acto es la tolerancia ó pa

ciencia exem plar de los graves m a le s, qu e

por sostener estos fines le acometen al amador

de la v i rt u d v ya recaigan estos sobre su cu er

p o ,

ya sobre su fa m a , ya sobre su espíritu,

ó ya sobre otros de aquellos bi e n e s, qu e líci

tam en te pu eden desearse y poseerse. D e a m

bos actos tenemos poderosos exemplares en los

Santos J o b y T o b i a s, en los Santos Mártires,

y en inum erables San tos , que por. no desam

parar la causa de Dios, y el exercicio de las

virtudes, sufr ieron cárcel es , ignominias , ca

lumnias, enfermedades, desolaciones interio

r e s ,

y otros gén eros, de torm en tos y trabajos

m

p ar te ó en él todo,

4 ¿



Parte segunda. Capitulo VIL igf

4 ¿ El don del Espíri tu S a n to , que se llam a

Fortaleza.

y

añade á esta virtud cierta firmeza,

con que se corrobora el esp íritu , para arro

jar de sí al te m o r, que infunden en la n atu

raleza la memoria y acometimientos de sus

ene m igos de m odo que sin zo zo br a , antes

sí co n alegria em pren de cosas arduas en el ser

v ic io de D i o s , y con la m ism a sufre las cru

dísimas molest ias, de que son recargadas; ya

po r sus e n e m i go s, para em barazar sus obras

v i r tu o s a s , y y a p o r el m i s m o D i o s , p a ra p r o

bar con desamparos interiores lo f ino de su

virtud, y aumentar su mérito .

4 7 Po seyó la Ve n era ble M ad re San Bernar-<

diño esta excelente virtud de la fortaleza con

el ornamento de su soberano don en grado

m u y p e r f e c to ; y e s , á m i v e r , la q u e m a s c a

lifica á su espíritu de carácter muy elevado.

Porque

i

con qué f irm eza y valencia de án i

m o no em prendió e l cam in o de la v irtud des

de sus primeros años, añadiendo á las obras

de precep to la execucion de otras arduas y

difíc i les , que son de consejo, como son , ora

ción , vi gi l i a s, cilicios , abstinencias ? N o la

hicieron cejar de sus christianos empeños la

oposición de sus hermanas, ni los clamores

de su delicada na turaleza. Co n este m ism o e s-

l i p í -



S 3 8


píritu cont inu ó su v i d a , entró en la Re l ig i ón ,

prosiguió en su N o vi ci ad o , y profesó sin. ha

ber po dido aun retardar los fervores de su v o

cac ión l os muchos trabajos , que por enton

ces recayeron sobre su cu erp o y sobre su e s

p íri tu , c o m o d e xa m o s re fe ri do . T a m p o c o e m

barazaron á la Venerable Madre para seguir

el tenor de su vida penirenre y de oración en

el discurso de su v i d a , los m uchos asom bros,

que sufrió en lo mas silencioso de la noche;

ya fuesen causados por el en em igo co m ún ,

como muchas veces permite Dios para mérito

de sus verdaderos am ad o re s; ó ya p rocediesen

de algu n a causa natural y de su fantasia , qu e

suele aparentar cosas que no so n , ó son de

poca monta ; pero suficientes para atemorizar, é

i m p e d i r m u c h o s a c t o s d e v i r t u d , c o m o a c r e ^

dita la experiencia..

4 8

Á la referida fortaleza de la Ven e rab le

M a d r e a c o m p a ñ a b a l a m a g n a n i m i d a d d e s u

co ra zó n , para em prender cosas arduas y d i

f íc i les en su execucion . N o tuvo exercicio es

ta virtud , que se reduce á la fortaleza, en c o

sas terren ales, po rque para esto n o se la o fre

cieron particulares oca sio n es; pero la tu vo p a

ra an helar á rem ontarse á lo m as em inen te de

la christ iana perfección por caminos muy di-



Parte segunda. Capitulo VIL 2 3 9

ficiíes y trabajosos. N o vivía contento su c o

razón con u na m edianía de virtud , sino que

se extendían sus deseos á darle toda aq u ella

maravillosa dilatación, que la manifestaba la

copiosa luz de la d iv ina in spi rac ión , y

á

lo

que fuerte y suavemente era compel ido su es

forzado espíritu. A este f in teniendo la Vene

rable M ad re po r exem plar de sus accione s á

su Espo so Cru cificado , y siendo este un dilata

do m apa , en donde se m iran copiadas las m a

yores fine zas de su divin o a m o r , calificadas

con tantas agonías y tormentos, como sufrid,

para consumar nuestra redención, aspiro su

generoso y m agn án im o espíri tu á su m as p u n

tual imitación. Deseaba copiar en su corazón

y en su cuerpo los tormentos y amarguras de

Jesús Crucif icado , lo pretendía con lágrimas

y con suspiros i y que se y o , si decir que el

Señor se lo concedió por m odo extraordin a

rio , ó si era efecto n a tu ra l, con siguie nte á su

profun da m editación en los m isterios do lo ro

sos del C a l v a ri o , lo que en la S ierva de Dio s

se advirtió en los viernes de cada sem ana p or

muchos añosí Su cuerpo aparec ió como des

coyuntado , su cabeza muy dol orida, su ros

tro m uy p ál i do , sus labios cárde n o s, y su

dando sangre por todos sus poros.

li i

4 ?



г Vida de la V. . Sor aria de S. ern.

4.9 esta magnanimidad de su espíritu en

emprender cosas arduas en el camino de la

christiana

perfección,

fue

consiguiente

el

apar-

tar de su corazón la Venerable Madre todo

lo que dá de sí este mundo lisongero , y de

los afectos desordenados, que produce nues-

tra

viciada

naturaleza.

N i

las

lisonjas,

ni

las

estimaciones,

ni

los

honores,

ni

los

intereses,

ni

la

emulación,

ni

la

jactancia

tenian

cabi-

miento

en

el

corazón

de

la

Sierva

de

Dios.

todo

esto

lo

miraba

con

desprecio,

le

tenia

od i o ,

y

procuraba

ponerlo

en

o l v ido ,

para

vivir toda ocupada en tomar mas remontados

vuelos á cada instante en seguimiento de las

virtudes de su Esposo Crucificado.

50

En

orden

á

la

paciencia,

que

es

el

otro

de los mas nobles actos de la christiana for-

taleza, fue siempre muy constante, y de mu-

cho mérito en la Venerable Madre San er-

nardino. T u v o para su exercicio campo tan

dilatado,

quanto

dieron

de

sí

sus

enfermeda-

des ,

sus

trabajos,

y

sus

desamparos

de

su

es-

píritu y

conservó

en

serenidad

su

interior,

aun-

que

su

cuerpo

fue

combatido

con

las

furiosas

tormentas

de

las

referidas

tribulaciones,

ma-

nifestándose

todo

esto

en

la

alegria

de

su

ros-¡

tro , y en los actos fervorosos de conformi-

dad



Parte segunda. Capitulo FIL 2 4 1

d a d c o n l a v o l u n t a d d e D i o s , ' e n q u e c o n t i

nuamente prommpia . Para que su pac iencia

se señorease sobre las encrespadas olas de los

trabajos, batía las alas de su consideración pa

ra v o l a r a l m o n te C a l v a r i o , e n d o n de m e d i

tan do sobre la in alterable pa ciencia de su d i

v ino Esposo Crucif icado en medio de tantos ,

torm en tos , sacaba leccion es prácticas pa ra v i

v ir en e l m ayor sufr im iento. Para com p roba

ción de esta verdad sirve quanto dexo referi

do del modo con que se portaba en medio

de sus asom brosas tribu lacion es; y de n u ev o

pongo en este Capitulo lo que tenía que su

frir en e l a lim ento que tom ab a, desde que e m

pezó á rayar su venerable ancianidad hasta su

m u e rte , aun que hay presunciones b ien fun

dadas de que fue por toda su vida.

5 1

Procuraban las Re l igi o sas , que tenían

cuidado de su asistencia, esmerarse en la sa

z ó n d e l a c o m i d a d e l a V e n e r a b l e M a d r e , p o r

qu e asi lo requ erían sus años y sus accidentes*,

p e ro n o qu e ría D i o s á su E sp o sa r e g a l a d a

y

asi disponía, que el al imento mas del icado no

fuese insípido á su pa lada r, sino hed io n do . T a l

ve z pu do nacer esto del tem pe ram en to de su

paladar , y no por extraordinaria pro vide n cia

d e D i o s ; p e ro e sto n o o b s t a , p a ra q u e . c o m -

p r u e -

http://que.com-/

http://que.com-/



2 4 2

Vida- de la V. M . Sor M aría de S* Bern.

pruebe la paciencia, con que toleraba este

torm ento. N o solo no se quexaba de tan i n

soportable trabajo, sino que lo toleraba con ale

gre sembl ante , y dec ia á l a Rel ig iosa que l a

asistía:

bija no te canses, ni gastes tiemp o en sa

zonar m i com ida, porque todo me sabe á vdsurá

tan inmun da, y otras cosas tan horrorosas, que ta

no puedes conocer, ni yo me atrebo á decir.

C o n

solo este suceso bastaría para acreditar la pa

ciencia de la Ven erable San Bernardino po r

virtud de muy subidos quilates, pues es cons

tante qu e un a de las m as sabrosas y justas d e

l icias, á que se inclina nuestra naturaleza, es al

al imento del icado y de buena sazón.

; 52. U n a co sa e ch o m e n o s en lo s d o c u m e n

to s q u e m a n e jo d e la V e n e r a b le M a d r e , q u e p u

do dar un poderoso m o tivo para el exercic io

de su p ac ie n cia , y la que en im itac ión de

nuestro Señor Jesü -Chr isto suele ven ir sobre

los justos *' y es el qu e n o leo , qu e en la R e

l igión tuviese persecución de criaturas; ni po r

las penitencias que hizo, ni por otra de las

m u chas cosas que se advin iero n , y eran di g

nas de con sideración en el cam in o de su vida

espiritual. Na ceria esto tal v e z , ó po rque to

das las Religiosas seguirían un mismo espíritu

d e v i d a s i n e n v i d i a , n i m u r m u r a c i ó n ,

ó

p o r

que



3 4 4

Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

nados apetitos,

y

desahogos viciosos

ó

menos

perfectos, ya sean en orden al cuerpo, como

son la comida,

la

bebida,

y

todo lo demás

que pertenece a lo delicioso, á que por la cor

rupción del pecado nos inclinamos: ya sean

en orden á los vicios del corazón, como son

la jactancia, la presunción, la soberbia y otros;

tenemos dicho mucho del uso que hizo la

Venerable Madre de esta virtud, y diremos

en adelante. Las mortificaciones corporales ¡que

abrazó, son actos que acreditan lo perfecto

de esta virtud •, y lo mismo lo que diremos de

la observancia de los votos de su profesión,

y de su profunda humildad. Por este motivo

sin detenerme mas en tratar del uso, que hi

zo la Sierva de Dios de tan excelente virtud,

voy á tratar seguidamente de

como

exercitó

la virtud de la Religión. .

C A P I T U L O V I I I .

{De la virtud de la Religión de la VemrabkJMadrv

, en orden á@)ios, j principalmente;<:. v

de su oración,

54 Debemos dar al Cesar lo que es del

Cesar, y á Dios lo que es de Dios. De este

man-



Parte segunda . Cap itulo VIII. 245

m a n da to , en que convienen todas las l eyes ,

se deduce, que debemos dar á Dios nuestro

Señor el debido culto, según t iene revelado

á su

Santa

Iglesia, en protestación de nuestro

vasallage á su infin ita M a ge sta d, Om n ip o ten

cia , Pro vid e n cia , y Soberanía . L o m ism o se

debe practicar respe ctivam en te con sus Santos

por la excelencia de que gozan en ser eter

namente bienaventurados > y este cu lto , y res

peto , que tenem os á Dio s y á sus San to s, es

l o que l l amamos aquí Religión. C ú m p l e s e e x a c

tam ente con esta soberana v i rtu d, quan do p o

nem os en execucion aquellos ac to s , que á es

te fin nos m an da la Santa Igle sia ; resultando

de aquí , que quanto mas freqüentes , y fervo

rosos fuesen estos religiosos obsequios, tanto

mas perfecta será esta virtud.

5 5

E l exercicio de esta virtu d en orden á

D i o s ,

fue excelente en la Ven erable M ad re

San Bernardino desde los tiernos años de su

puericia. Esto denota la gran perfección y

fre qü e n ci a, co n que exerciraba las virtudes

Teologales, la t ierna devoción, con que asistía

a l

Sa nto

Sacrif ic io de la Misa, la exemplar

circunspección, con que estaba en los Sagra

d o s T e m p l o s , la h u m i ld a d d e e s p ír i tu , c o n

que se po straba al pie de los A lta re s, sus am o -

Kk ro~



I246 Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

rosos su spi ro s, y afectos dirigi do s á p en etrar

el pecho de Dios , á f in de impl orar sus in

finitas m isericordias; el zelo de su m ayo r ho n

ra y glo ri a , y entre otros actos de Re l igi o n

su elevada y constante oración. Todos estos ac

tos son verdaderas protestaciones del culto in

terior y exter io r , que daba la V en erabl e M a

d r e á D i o s , c o m o á S e ñ o r d e i n f i n i t a M a g e s -

tad , de quien depende toda criatura en su ser

y con servación. Y por qua nto dexam os ya

referido en sus respectivos lugares el exercicio

de la Venerable Madre en las virtudes parti

culares , que acabo de n o ta r, trataré solam en

te en este Capitulo de su elevada oración , que

es u n o de los actos m as principales de la v i r

tud de la

Religion.

5

6

L a

oración

, cuya esencia consiste en una

elevación del alma á Dios mediante sus poten

c ias espir i tual es , comprende en s í como miem*

bros principales, el que una es vocal, p o r q u e

su exercicio m ira al no ble e m pleo de alabar

las grandezas de Dios, á darle gracias por los

continuos ben ef ic ios , con que nos favorece ,

asi en general co m o en pa rt icul ar , y en p e

dirle con entera confianza socorro oportuno

en nuestras urgentes necesidades. En esto con

siste la oración

vocal,

según toda su extension ,

pe-



Parte segu nda. Capitulo VIII.

2

átf

pero para que sea agradable á Dios, ha de ir

animada con una devoción y atención interior

de lo que exteriorm ente se p ron u n cia , po rque

si no es inúti l y de n in gún agrado á Dios / c o

mo dixo e l mismo Señor por un Profeta , ha

blando sobre el culto que le daba su Pueblo:

estos me alaban con sus labios

>

pero su corazón

1

**

1

*

c

*

s

i *

está muy lexos de mi.

E l otro m iem bro de la

verdadera oración es puramente

mental,

p o r

l a que ó se medita , ó contempl a sobre Dios ,

ó sobre sus divinos Misterios, ó sobre otra

cosa que sea m ateria de esta oración . N o es

necesaria declaración mas dilatada

y

p o r qu e a d e

m as de juzgarla in útil para el caso . presente,

seria m olesta al Le ctor aun m as sufrido y

devoto.

5 7

L a oración de la V en erable Mad re San

Bernardino en qualesquiera de las referidas con

sideracion es , fue excelente y de m u ch o m é*¡

rito desde niña hasta su muerte; porque en or

den á la

vocal,

consideraba las grandezas de

D i o s ,

y le alababa , se reco no cia favo recida

de su m an o l ibe ral , y le daba graci as; y en

todas sus ne cesidades, y las que la e n co m e n

daban , acudia por su pronto remedio al tro

n o de su infinita m isericordia.

;

Esto se apoya

con aquél esm ero de devo ción y espíritu con

K k z q u e



2 4 8 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

que en el estado secular rezaba la oración del

Padre nuestro,

que compuso nuestro Señor Jesu-

C h ri s to p a ra e n se ña rn o s á o r a r a q u e l l a e x e m

plar atención y circunspe cción , con que de

Rel ig iosa cumpl ía con e l Of ic io d iv ino > a q u e

llas expresiones am orosas de gra titu d, con qu e

correspondia

á

los beneficios recibidos

j

y a q u e

llas hum ildes su p l icas, con qu e postrada en

su divin a presencia al pie de los altare s, i m

oraba su socorro en las n ece sidade s, que le

expon ia . C o n solo ver la m o de st ia , c ircu ns

pección, y ardientes palabras, con que la Sier

va de D io s se em pleaba en estos religiosos a c

t o s ,

se dexaba conocer, que su oración vocal

iba anim ada de un superior espíritu , para ser

m u y m eritoria. D e todo esto quedan anotados

algunos sucesos en esta historia.

5 8

En la o ración en que fue m as adm irable

l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r n a r d i n o , f u e e n

l a puramente mental . En efecto , admiran su

m o d o d e o r a r , su d u r a c i ó n , lo s m e di o s d e

qu e se valia p ara este santo exe rci ci o , y sus

pro digio sos efectos. De sde niña fue este santo

exercicio el m anjar m as delicioso de su e s

píritu , po rque con superiores ilustracione s,

y con repetidas experiencias vin o

á

c o n o c e r ,

que la oración es e l a u l a , en don de Dio s e n -

se -



Parte segunda. Capitulo FUI. 249

ña al alma la soberana ciencia del amor divi

n o j es el castillo fuerte , en do n de se ase gu

ra

el tesoro de las virtudes contra las inva

siones m as porfiadas de sus e n e m i go s; y es la

oficina en don de se fom entan los buenos de

s e o s ,

se abrazan las divinas i n spi racio n es, se

examinan los pel igros del espíritu, se apren

den m odo s de sup erarlos, y se consiguen

gloriosas victorias.

$9

En atención a e sto , que conocía y e x

perimentaba l a V enerabl e Madre San Bernar-

dino sobre la utilidad de darse ai exercicio

de la oración m e n ta l , em pleaba en ella el

t i e m p o , que la perm itian sus ocupaciones m e

cánicas , y otros exercicios de vida m i x ta , qu e

están ap robados po r las Santas Esc ri tu ra s, y

exem pl o de los San tos , co m o que en e llos

se exercita el cue rpo , para qu e sirva al es

píri tu. C o n e l tiem po v in o la S ierva de Dio s

á

tener

diariam en te siete ú o cho horas de o ra

c i ón m e n t a l , c o m o d ice su u l ti m o D i r e cto r

en e l S e r m ó n , q u e p re di có á su b u e n a m e m o

ria ••> y si hem os de hablar con la verdad de

bida al m érito de su oración , se pu ede a se

g u ra r , p o r l o q u e

consta

de los sucesos de su

v i d a , que l legó á ser continu a , po rque n o

se ap artaba su espíritu de la presencia de D i o s,

en



2 go Vida de la V. M. Sor M aria de S. Bern.

en m edio de sus laboriosas ta re a s, y co m e r

cio preciso con las criaturas.

6o

Su m o do de orar fue igualm ente m ara

vi l lo so , porque co m o desde niña se resolvió

á tener por exemplar de sus acciones á Jesús

Crucif icado, se incl inó á tener su orac ión, ex

tendidos sus brazos en cruz, para que al mis

m o t iem po qu é su generoso espíritu volaba

ó á l a eminencia del Cal vario , ó á l as a l tu

ras de la Divinidad, representase en su cuer

p o su i m a g e n d o lo ro sa . A n i m a b a á la V e

nerable Madre tan val iente espíritu, para em

prender y tolerar tan penoso modo de orar,

que quisiera consumir en esta disposic ion.de

cuerpo m uchas ho ras , pero la prudencia de

su Director coartó sus vehem en tes dese os, dis

poniendo que de quatro á c inco años de su

edad, orase en cruz e l t iempo que consumi

ría rezando la Estación mayor al Santís imo Sa

cram ento ; quan do de m ayo r e da d, el que gas

taría rezando la corona á Maria Santís ima, y

qu an do fue joven y de e dad provecta se ex

ten dió este perm iso , ó m an dato hasta tres h o

ras.

Si acaso le pareciese á a lgu n o , que esta di s

po sición de cuerp o en orar es excesivo y s u

perior á las fuerzas de una débil naturaleza, no

se en gañaría : pero para que no du de , que fue

c o -

http://disposicion.de/

http://disposicion.de/



Parte segunda. Capitulo FUL, 2 5 a

como se refiere, debe atender á los esfuerzos

d e l a d i v i n a g r a c i a , q u e l a a c o m p a ñ a b a y e m

pe ñaba para estos pen itentes actos.

61

Oran do pues la V en erable Ma dre San

Bern ardin o en esta pen itente disposición de

cuerpo, déxase discurrir de quanta compla

cencia seria para el Señor el verla tan ena

m orad a de la oración y de la cruz , que de s

de sus primeros años quiso herm an arlas, p a

ra orar co m o Jesu -Christo exaltado en el san

t o m a d e ro de la C r u z , y p a ra q u e su o r a

ción tuviese k im itación suya el m érito de ser

muy congojosa á su delicada naturaleza. En

esta disposición era la regular materia de su

fervorosa oración la dolorosa Pasión de su d i

v i n o E sp o s o C r u c i f i c a d o , e n c u y a m e d ita ci ón

se engolfaba tanto su espíritu, que abundaba

en fervorosos deseos de que asi en su cuerpo

co m o en su a lm a , la hiciese participante de

sus torm en tos y con go jas. Si acaso el Señor la

concedió en algunos tiempos este singular fa

vo r , co m o se lee haberlo hecho con a lgun o s

Sa n to s , que aderam os en los a l tares , n o nos

consta con aquella certeza, que merece la ver

dad y solidez de la hi storia , aun que hay pre

sunciones m u y bien fun dadas de que sucedió

l o mismo con l a S ierya de Dios .

6z



2 5 2

Vida de la V. M. Sor M aría deS. Bern.

6%

D e la m edicación de cualesquiera de los

Sagrados Misterios de nuestro Señor Jesu-Chris^

to solia elevarse su espíritu, como por esca

la maravillosa á las eternas mansiones de la

contempl ac ión de l a Divin idad. Sumergida en

tonces la Sierva de Dios en este inmenso occea-»

n o de infinitas p erfeccio n es, se saboreaba su

espíritu con el dulce néctar del am o r di vi n o ,

siendo en algunas ocasiones con abundancia tan

exorbitante, que no podia contenerse en el

dilatado seno de su corazón. En unas o casio

nes causaba este di vin o am or un a santa ebrie

dad , que sacándola como fuera de sí , prorum-

,pja en alabanzas de su divino amado. En otras

se sentia tan herido su corazón de tan p en etran

te y dulce violencia, que á imitación de la Es

posa de los Sagrados Cá n t ico s , padecia a m o ro

sos deliquio s. En otras eran sus ojos cauces m u y

estrechos para dar salida á las fervientes lágri

m as , en que se an egaba su espíritu en la co n

templación de las f inezas del amor de Dios pa-f

ra con los hombres. En otras hablaba altamen

te de los soberanos Misterios de la gr a ci a , y

exhortaba con m u cho espíritu á las Re ligiosas

al exercicio de las virtude s. Ú ltim am en te era

tan ínt im o el trato qu e la Ven erable Ma dre te

n ia con Dios en el S inaí de la o ra c i ón , que

la



Parte segunda. Capitulo IX. 2 5 3

al parecer de las Re ligio sas , sin o es que sus

ojos padecían alguna equivocación, despedía

su rostro resplandores, y su al iento encen

día á quien se la ponia delante.

C A P I T U L O I X .

{Devoción de la Venerable M adre á los Sagrados

M isterios de la vida de nuestro Señor Jesu-Cbristo,

principalmente al adorable Sacra-,

men tó del Altar.

63

E s m a s q u e a d m i r a ble e n e l o rd e n d e

la naturaleza la virtud de la piedra imán

y

p o r

que á su presencia se m ue ve e l h i e rro , y c o

m o si tuviera virtud progresiva dirige su cu r

s o , para unirse con él en e l m o do que p e r

mite su corpórea natural eza . Mucho mas pro

digiosa es en el orden de la gracia la vida de

nuestro Señor Je su Christo ; po rque sus so be

ranos Misterios han sido po derosos para atraher

á su exem plo y veneración á los corazones

mas obstinados en sus

1

errores, y mas c iegos

en sus maldades, como acreditan las famosas

con qu istas, que ha conseguido su

s a n t a

fé en

las quatro partes del mundo en todas edades,

no obstante que su s santas leyes giran i n m e -

L l d i a -



2 54 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

Guatamente

contra

las

d eli ci as m u n d a n a s ,

á que

v i v e

tan

inclinada nuestra viciada naturaleza.

Y¡

si estos triunfos consiguen

los

Misterios

de la

v i d a

de nuestro

Señor Jesu-Christo

de los

gentiles , hereges,

c i s m á t i c o s ,

y aun

judios,

i qué

virtud

no

tendrán para atráher

á su mas

profunda

y

obsequiosa veneración

á

aquellas

a l m a s ,

que

viven desveladas

en su

c o n t e m p l a

ción

, y

cuidadosas

de

imitar

las

v i r t u d e s ,

que

en cada

uno de

ellos practicó

el

Se ñ o r c o m o

de princ ipal intento} De la historia de los S a n

to s nos c o n s ta , con qua nta ternu ra de c o r a

zón veneraban unos la E n c a r n a c i ó n y t e m p o

r a l N a c i m i e n t o dé nuestro Señor Jesu-Christo?

quan compasiva devoción tenian otros

a su

Pasión santísima

*,

q u a n f e rv o ro s o a m o r p r o

fesaban otros

al

adorabl e Sacramento

del Al

tar.

En fin

a u n q u e

los

Santos daban verda

i

dero culto

á

todos

y

qualesquiera

de los Sa

grados Misterios

del

d i v i n o R e d e n t o r ,

su de

v o c i ó n

se

declaraba

con

demostraciones

mas

fervorosas respecto

de

u n o s

que de

otros

y

e n u n o s t i e m p o s c o m o

son en los que

p r o p o

n e

la

Santa Iglesia para nuestra ven eració n ,

qu e

no en los que no es asi.

4

Una de estas venturosas a lm a s, en que

se viero n singulares dem ostracion es de d e v o

ción



'Parte segunda. Capitulo IX. 2 3 5

clon á Misterios particulares de nuestro Seño

r

J e s u . C h r i s t o , f u e l a V e n e r a b l e M a d r e S a n B e r

n a r di n o . Q u a n d o lle g a ba e l t ie m p o d e l N a c i

m i e n to d e n u e stro S eñ o r J e s u - C h r i s t o , se v e i an

en la Sierva de Dios especiales demostracio

nes de una t ierna y amorosa devoción. Pre

parábase para celebrar este venturoso dia con

particulares exercicios de oración y de peni

te n ci a , y vi via ocu pa do todo su espíritu en

la con tem plación de tan soberano Misterio. Se

f iguraba la Venerable Madre estar en el Por

tal de Belén presenciando quanto admirable

tenia que desear el espíritu ? y re u n i e n do t o

das sus potencias para su mas perfecta con

tem p l ac ión , se deshacía , d igám oslo a s i , en fer

vorosos actos de amor y agradecimiento á Dios.

Se transportaba el espíritu de la Ven era ble M a

dre , considerando unas vec e s, qu e el hijo de

Dio s hum an ado yac ia en un po bre pesebre,

con la asistencia de su digna Madre Maria San

tísima , y del Glorioso Patriarca San

Josef.

E n

otras contemplaba la mult itud de Angeles, que

rodeaban al divi n o Infante para darle ve rda

deras adoraciones, y á los venturosos Pastores,

que dexando la custodia de sus ga n a do s, e n

traban en el P o rta l , para adorar á su ve rd a

dero Dios humanado, ofrec iéndol e cada qual

L l

z

c o n



2 5 6 Vida de la V. M . Sor Marta de S. Bern.

con su corazón sus pobres aberes en protes

ta de su vasallage. T a n en golfada vi vía la V e

nerable Madre en la contemplación de tan so

beranos Mister ios , que movido su corazón de

u n a a m o r osa c o m p a s i ó n , en q u e e l d i vi n o

Infante estuviese en la pobreza de un pesebre,

prorrumpía en expresiones de convidarle para

qu e se reclinase en sus brazos y p e c h o , en

don de serian m enos las incom odidades que su

friría , que no las que toleraba en aquel desabri

ga do establo. Sin duda algun a esraria po r en

tonces poseída la Venerable Madre del amor

e b r i o ,

que suele explicar sus devotos afectos

con aniñado l engnage.

6

$

Quanta fuese l a devoción de l a V ene

rable Ma dre San Bernardino á la Sagrada P a

sión de nuestro Señor Jesu-Christo se deduce,

y queda abundantem ente declarado en m u

chos pasages de esta historia, refiriendo sus

exercicios espirituales y virtudes. Por esta cau

sa pasaré á referir en este C a p i tu lo , co m o de

principal intento la fervorosa devoción, que la

Ven erable Ma dre profesaba al adorable y au

gusto Sacramento del Altar ' , porque- aunque

diximos sobre esta devoción algunas cosas en

otra parte, para manifestar los progresos de

su vida en sus prim eros años i restan que de -



Parte segunda. Capitulo IX. a $y

c\t otras de m u cha edi f icac ión , y que ceden

en crédito de su elevada perfección.

66

S iem pre se conoció en l a V en erable M a

dre una singular y t ierna devoción al adora

ble Sacram ento del A l t a r , y unas amorosas

y vigorosas ansias de recibirle en su candido

pecho. Era exemplarísima su c ircunspección, y

pro fúndal a hu m il dad , con que estaba en su v e

nerable presen cia , quan do estaba en su T r o

no para la com ún adoración del pueblo ca ri s-

ti a n o , y qu an do asistia á los Sagrados M iste

rios de la Misa, en que se consagra. En uno y

otro caso batia la Sie rva de Di o s las alas de

su enamorado espír i tu, para vol ar á l a con

tem pl ación del infin ito a m o r, que m anifestó

el Señor en la in stitución de Sacram en to tan

a dm ir a ble , y el r ico tesoro de gra ci a s, qUe en

él dexó depositadas, para hacernos participan

tes de todas ellas con su devo to uso. D e aqu i

pasaba á considerar, la generosidad, con que

e l Se ño r n o s c o n v i d a , p a ra q u e v e n g a m o s á

beber en su adorable Sacramento las saluda

bles aguas de tantas gr a ci a s, qu e se nos fran

quean sin la conm utación del oro y de la p la

ta

-

,

pidiendo solamente que para que con el

pan de tanta vida no nos trague m os el v e

neno de l a condenación, e l que l l eguemos á

es-



2

$ 8

Vida de la V. M . Sor María de S. Bern.

esta Sagrada mesa con el adorno de ia vestí-i

dura nupcial de la divina gracia.

6 7 D e estas christianas con side raci o n es, á

qu e daba los m as fervorosos fom en tos su c o

razón , desem barazado de peregrinas especies,

y ansioso de corresponder al a m o r , que el Se

ñor nos m anifiesta en su adorable Sacram en

to , ardia en vivos deseos de recibirle. Freqüen-

tabale en el s i gl o , según la tenian orden ado

sus Directores, y en la Rel igión fue cotidiana

mente , á no embarazarla sus enfermedades.

En esto se conformaba con el espíritu de la

Santa Iglesi a ' y en quan to á su preparación

y exercicio de virtudes, que para tanta fre-

qüencia se requiere, según la intención de la

m ism a Santa Igl es ia , basta traher á la m e m o

ria lo que dexamos referido en esta historia;

sin dexar de de ci r, co m o para este de vo to

acto se avi vaba n su fé , esperanza , carida d,

h u m i l d a d , r e v e r e n c i a y a g r a d e c i m i e n t o , c o n

deseos de m ejorarse en el espíritu. A tod o es

to solian acompañar fervientes lágrimas y dul

ces so llozo s, co m o índices del tierno y fo go

so a m o r , que para estas funciones anim aban

su corazón.

¿ 8 Qu an tos fuesen los adelantam ientos de

su espíritu en el e xercicio de las virtu des p o r

el



Parte segunda. Capitulo IX. 2 5 9

el uso del adorable Sacram en to n o será fácil

de referir. Basta saberse , qu e co n él se r o

bustecía su espíritu para tolerar sus penosas en

ferm edades , y para n o desfallecer en las m o

lestas jornadas de interiores de sola cio n es, co n

qu e el Señor la ex erci taba , para que ascendie

se á la cum bre de la christiana p erfección. E s

tos mismos adelantamientos de christ iana per

fecc ión, que en s í misma experimentaba l a

Venerable Madre con el uso freqüente del ado

rable Sa cra m e n to , deseaba para todas las R e

l igiosas y asi se e sm e rab a, y las hacia fer vo

rosos razonamientos, para que todas lo fre-

qüentasen , despavilando muchas veces del can

dor de sus conciencias escrúpulos inpertinen

tes , con que e l en em igo com ún pretendía

embarazárselo.

6 9

H e d i ch o c o m o la V e n e r a b le M a d r e c o J

m u l ga b a co t id i a n a m e n t e e n l a R e l i g i ó n , á n o

im pe dírselo las en ferm ed ade s, pero en estas

ocasiones encendía en su corazón enamorado

vivísimos deseos de recibirle.

(Y

quién du da

ra qu e el Señor la prem iaría estos am o ro

sos deseos con soberanos socorros de su gra

cia para el e xercicio de las virtudes? Po r este

m oti vo exhortan los Doctores M íst ico s , que

las almas freqüenten esta comunión espiritual,



2

6o Vida de ta V. M . Sor M aria de S. Bern,

cjuando no comul gan sacramental mente . Quan-

3o no comul gaba l a V enerabl e Madre sacra-

m en talm en te , se contentaba con abrazar y:

reclina r su cabeza sobre el p echo de las R e

l ig iosas , que habían co m u l ga do , y era esto con

tan amorosos afectos de de vo ci ón , que de r

j

ramaba tanta abundancia de l ágrimas, que

las humedecía el escapulario. Algunos otros

pa rticulares sucesos refiere sobre esta m ateria

su ult im o Director en el Serm ón que predio

c ó á su b u e n a m e m o r i a , d e c u y a re la ci ón m e

abstengo en esta historia, por los motivos que

dexo notados en otra parte.

7 0

E n testim on io tam bién de la t ierna de - '

v o c i o n , q u e l a V e n e r a b l e M a d r e t e n i a a l a d o

rable Sacram en to , acreditada con lo que lle

v o referido de su cu lto y uso fructuo so en es

te Capitulo, quería su generoso espíritu, que

quando se exponía á la pública veneración de

los fieles, ó qu an do se les franqu ea para qu e

l o rec iban, fuese con l a mayor magnif icencia

y aparato de luces. Si pudiera decirse que la

Sierva de Dios estaba enojada con la pobreza,

ó

qu e la eran m u y con gojosas sus estrecheces,

seria porque no podia contribuir con este gé

nero de cul to á Christo Sacramentado, según

sus deseos> pe ro en qu an to p odia exp licó su



Parte segunda. CapituloX: ' 2 6 1

fervorosa devoción, costeando un hachón de

c e r a , para q u e ardiese m ientras com ul gaban

las Re ligiosas i ade m as de los qu e para este

efecto ponia la Co m u n ida d. Este don n o

es

e n s í d e m u c h a c o n s i d e r a c i ó n , p e r o d e m u

cho agrado , s in duda a lgu n a , para el Señor,

como puede deducirse de aquellas palabras con

q u e C h r i st o c a n o n i z o de o b ra b u e n a , p e r t e -.

neciente á la virtud de la R eli gió n , los a ro

mas que costeó la amorosa Magdalena para

ungir sus divinos pies.

C A P I T U L O X .

(Devoción de ¡a Venerable M adre a M aria Santfc

sima y á otros Santos.

7 1 L a s singulares excelencias qu e adorn an

á Maria Santís ima, de ser d igna Madre

de

D i o s , l l e n a d e g r a c i a , a b o g a d a d e p e c a d o

r e s ,

consuelo de afl igidos, de una casi inmen

sa perfección en sus virtudes y méritos, con

otros m uchos títulos de hon or y glo ri a , que

la hacen benemérita de los mayores elogios»

son poderosos m otivos para que todos

la

p r o

fesem os una devo ción sólida , en traña ble, y fer

vorosa. A conseqüencia de esto no hay Santo

M m en



íÓ 2 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

en la Iglesia de nuestro Señor Je su -Ch ri sto ,

que no se haya esm erado en darla los m as

religiosos cultos; no hay Escritor católico, que

no se haya empeñado en sus e l ogios , según

se les han prop orcion ado las o casione s; co n

fesando to do s, que son m u y lim itados sus in

genio s , para celebrar á la Señora co m o se m e

rece. A u n los pe cadores de las m as relaxadas

costum bres la ce lebr an , é in vocan en sus m a

yores necesidades.

\ 7 x

La de voción que la V en erabl e Ma dre San

Bernardino profesó á Maria Santís ima, fue á

p rop orción de la qu e profesaba á nuestro S e

ñor Jesu -Christo ; porque co n o cía , que su di g

n idad y excelentísim as virtudes se seguían en

soberanía, y mérito á las de su bendito hijo. '

E n atención á esto y á que nació al m u ndo en el

dia en que se celebra una de sus mayores festi

vidades, y de que profesó el instituto de su

Inmacul ada Concepción, se esmeró l a S ierva

de Dio s en toda su vida en darla cu lto , y en

profesarla una singularísima devoción. El pri

m er acto que co m o el m as no ble de esta vi r

tud exerció la V . M . San Be rna rdin o, fue ha

cer una superior estimación de la dignidad

de M aria Santísima » y en segun do lu ga r, p ro

curó imitar en lo posible sus excelentes virtudes.

7 3



Parte segunda. Capitulo X. 2 63

7 3

E n atención á la estim ación que hacia

del mérito de Ma ria San tís im a, gastaba m u

chas h o ra s, aun desde sus prim eros a ñ o s, en

contem plar su elevadísim a gerarquia en ser d i g

na Madre de Dios, su soberanía en gracias y

privilegios sobre todos ios Angeles, sus exce

lentísim as vi rtu de s, sus quantiosos m éri to s, y

su poderosísimo valimiento con la Beatísima

Trinidad , á favor de los hombres, á quienes

ama entrañabl emente , aunque sean de re l axa

das costumbres. Todas estas consideraciones que

la Venerable Madre formaba del mérito de

Maria Santís ima, venían á terminarse en profe

sarla una veneración y amor tan s ingular, que

parecía n o tener otra ocu pa ción que dar cu l

tos de Religión á esta Purísima Reyna. Desde

niña empezó la Venerable Madre con estos ob

sequios , pues au n siendo m u y balbucien tes sus

la bi o s, para tratar con las criatura s, y m u y

tardos para contestar con el lengu age del m u n

do , estaban m u y expeditos para alabar á M a

na Santísima con las oraciones, que á su cul

to dedica la santa Igle si a , y era m u y solícita

en pedir á sus Pa dr e s, que la hablasen de sus

excelen cias. D e todos m odo s se dedicó á dar

sagradas veneracione s á esta soberana R e yn a ,

y

á este fin, aun siendo muy débiles sus rodi-

M m

z

lias,



2 6 4

Vida de la V.M . Sor M aria d eS. Bern.

l i a s , las p cn ia sobre la tierra Y pa ra ado rar lar-¡

•

ga y fervorosam en te sus,im ágenes.

7 4 -

E s t o s

obsequios rel igiosos, con que la

Ve n era ble Ma dre, protestaba, en sus prim eros

años la superior idea, que justamente habia

-concebido de la

d i gradad ,

y santidad de M a

fia Santísim a , eran :de, m u cho, sagrado á está

benigna y dul ce

¡

Se ñ o ra \ 'y . po r esto zelaba y

corregía las omisiones, que en esto tenia la Sier

va de D io s. .A si sucedió en cierta o ca si ón , en

que entretenida con unas personas, que vinie

ro n á su casa en la ho ra destinada á dar es

pecial culto á M ari a Santísim a , om itió el re

zarla su corona. Fuese á dormir sin cumplir

co n esta devo ción y sintió tan áspera rep re

hensión en lo interior de. su co ra zó n , y la

llenó de tanta a m a rg u ra , que se ahu yentó su

sueño. Cu m p lió en fin con su devoción \ y h a

biéndola sucedido en la edad de nueve á diez

• a-ños, fue un eficacísim o a v i so ,, para que sin

causas m u y suficientes de e n fer m e da d, ú otra

ocupación de la m ayo r n ece sidad, om itiese

alguno de los sagrados obsequios, con que

con apro bación de sus Di recto res, celebraba

la excelente dignidad y santidad de Maria San

tísima.

7 5

Siem pre fue constante la Sierva de Dio s

en



Tarte segunda. Capitulo X.

:

¡26g

en profesar una s ingular devoción á Maria San

tísima;, pero subia á muy alto grado de fervor y

perfección en los dias p articulares, en que e n

el discurso de l a ño celebra la santa Iglesia sus

especiales excelencias y Misterios. Para estos se

prep araba con rigurosos ayunos y otras m o r

tificacion es ; y estaba tan go zoso su co razón

en estas festividades, quesalia al exterior de su

rostro, y se conocia en la especial compla

cencia con que hablaba con las Rel igiosas, pon

deran do las excelencias de M ari a Santísim a.

Da ba la enhorabuen a á las Re l igi o sas, de que

fuesen hijas.del sagrado instituto de su In m a

culada Co n cep ción , y con sus palabras las

en fervorizaba para el m as obsequioso culto á

esta Purís ima Señora, a l mismo t iempo que

su alma superabundaba en celestiales dulzuras

y consolaciones en prem io de su fervorosa

devoción.

.7 6

En tre las sagradas im ágen es de M ar ia

. San tís im a, á quien la V en erable Mad re daba

m as cu lto , y exhortaba á las Re l igi o sas, para

qu e la profesasen la m as tierna devo ción , es

.una que con el título de

Prelada y obediencia

se venera en el lugar principal del Coro de

su Monaster io . Aqui se postraba, aqui gemia ,

«aqui, derramaba abundantes lágrimas, ya. ckr-

ri-



a 6 6

Vida de la V. M , Sor M aría diS. Bern.

ritiéndose su amoroso corazón en sus alaban

zas , ya pidiéndo la luz para el go bie rno de

su

C o m u n i d a d , q u a n d o f u e P r e l a d a , y a e n c o m e n

dan do que dirigiese la condu cta de su v i d a ; y

ya pidiéndola por la salud espiritual de

sus

p róx im o s, y po r otras necesidades que la e n

c o m e n d a b a n .

7 7

A conseqüencia de tan esm erado e m p e

ñ o , c o m o la V e n e r a b le M a d r e Sa n B e r n a r d i

n o tenia en dar á Ma ria Santís im a re l igi o

sos cultos , era su cui dado en procu rar la i m i

tación de sus excelentes virtudes; porque sabia,

que degeneraría de verdadera su devoción , si

bastardeasen sus costumbres de exemplar tan

po deroso. E n su f é , en su esperanza , en su

a m o r á D i o s y a l p r ó x i m o , e n su co m p a si ón

p or los torm entos que sufrió nuestro am ado

Je s ú s , y en las dem ás virtudes que hem os re

fe ri d o , y en las qu e nos restan qu e historia r,

fue tan excelente la Venerable Madre San Ber

na rdino , porqu e procu ró copia rlas de las qu e

con tan suma perfección practicó Maria San

tísima > y pa ra tenerlas cop iada s e n

su

memo-*

ria, freqüentaba la lección de

su

v i d a s a n

tís ima, escrita por la Venerable Madre Sor

M a r i a d e J e s ú s d e A g r e d a , q u a n d o p o d i a p o r

s í ,

y q u a n d o

se

lo im po sibilitaban

sus

enfer

me-'



Parte segunda. Capitulo X. 2 6 ^

m e d a d e s , ó su vene rable a n cia n id ad , se la le ia

otra Rel igiosa.

7 8 Evaqu ado s por la V en erable Mad re San

Bernardino los referidos actos de Rel igion, di

rigidos á D i o s , á los Misterios soberanos de

n u e stro S eñ o r J e s u - C h r i s t o , y á su M a d r e S a n

tísim a , pasaba su espíritu á dar cu lto y ve n e

ración á los Santos, cuya glorificación tiene

declarada la santa Iglesia. E n gen eral los ve n e

raba á todos por su elevada excelencia, y los

invocaba para el socorro de sus necesidades,

co m o á poderosos intercesores con Di o s á fa

vo r de los hom bres. Pero con singularidad era

m u y fervorosa su de voci ón entre los Santos

A n g e l e s , a l A r c h a n g e l S a n M i g u e l , y e n t r e

los Santos de la humana naturaleza , á nuestro

P ad re Sa n F r a n c i s co , á Sa n J u a n E v a n g e

lista , á San Bernardino de Se n a , á San Pedro

de Alcántara, con otros muchos. Celebraba sus

festividades con singulares demostraciones de

jubilo, el que teniendo su asiento en el co

razón , se dexaba ver con adm iración de las

Religiosas en la alegria de su ro str o , y en la

compl acencia , con que profer ia devotos ra

zon am ien tos sobre sus m éritos y santidad. E n

correspondencia de l a devoción que l a V ene

rable Madre profesaba á los referidos Santos,

re -



268 Vida

de la V.M . Sor M aría deS: Bern.

recibió del Señor algunos especiales favores

p or su in terce sió n , co m o se refieren en el Sefcs

m on p redicado á su buena m em oria .

C A P I T U L O X I .

íDe la observancia de la Venerable M adre en los

votos de obediencia, pobreza , y castidad.

7 9 S o n los votos del estado Re ligio so u n os

dul ces l igamentos, con que vol untariamente

se aprisiona la criatura, para seguir la vida mas

perfecta del Santo Evangelio. Son un fuerte é

im pe ne trable e scu do , con que el espíritu hace

frente á sus mas enconados y bulliciosos ene

migos} porque su virtud mira á degollar al

amor propio aun en sus pr imeros movimienv

t o s ,

á despegar el corazón de intereses tem

porales , y á contener y tener en m ode ración

los acometimientos y placeres sensuales. En

efecto por el voto de la

obediencia

se postran

y rinden al dictamen agenó nuestras propias

resoluciones y pareceres, por quienes vivimos

tan apa sionado s. Po r la pobreza evangél ica re

nu nciam os la propie dad y usos inm oderados

y superf l uos, á que e l humano corazón v i

ve tan asido. Por la castidad no sol o se com

t i e -



Parte segunda. Capitulo XI.

¡269

tien en los vicioso s insultos cíe Ja n atu raleza , á

que toda criatura racional vive obl igada, s ino

que renuncia la persona Religiosa los place

res hon estos, que en otro estado podia co n

seguir sin contravención de la divina ley. Es

tos son los fin es, á qu e m iran los vo tos esen

ciales , qu e se celebran en la Profesión R e li

g iosa , con cuya perfecta observancia adquie

re el espíritu m u chos grado s de pe rfección;

y á estos se añade en las Religiosas el voto

de la clausura para el mayor decoro de sus

personas. En todas estas virtudes, que compre-

hendemos en este C a p i tu l o , fue de m ucha

perfección y exem plo el exercicio de la V e

nerable Madre San Bernardino , como diremos

con distinción en los parágrafos siguientes.

'

;

íDe su obediencia..

8 0

Claro e stá, que no trato en este C a p i

ti llo de la obe dien cia , que tuvo la V e n e

rable Madre San Bernardino á Dios en la

ob-.

servancia de sus divinos preceptos, porque so

bre esto basta lo referido en esta historia, de

la que consta, no los quebranto en cosa gra

ve en to do el discurso de su dilatada vi da ,

S ÍI K /

que se conservó siem pre con la g ra -

N n c i a



zyo Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

c ia bapt ismal , aumentándol a con e l exerc ic io

de virtudes perfectas. T a m p o co hablaré sobre

la obediencia y cu id ad o , que tuvo en la v ida

secular en dar cum plim ien to á las divinas in s

piraciones , que la persuadían eligiese los m e

dios m as ef ica ces , para conseguir la m ayo r

perfección del e sp íritu , po rque para esto ba s

ta haber referido la e lec ci ón , qu e hizo de Pa«

dre espiritual en sus prim eros años i com o ta m

bién el haber sufrido tantos bo ch o rn o s, y el

haber tolerado tantos trabajos por conseguir

el estado Religioso ,

á

que Dios fuerte y sua

v e m e n t e l a l l a m a b a . N i h a g o e s p e c i a l m e m o

ria de su obediencia á las leyes y constitucio

nes de su R e l i g i ó n , p orque de lo referido

nos es n o to rio , qu e fue un exem plar perfec-*

to de virtudes Rel igiosas. M e ciño pues ún i

camente á tratar de. su perfecta obediencia

á

sus.

Pre lad o s, á quienes se sujetó po r su p ro fe

sión , y también respecto de sus Directores,

á

quienes prometió obedecer.

8 1

¿ Y cóm o po drem os referir la m ultitud

de a cto s, con que la Sie rva de Dio s acreditó

en este estado lo excelente de su obediencia?

Instruida la Ve n era ble M ad re altam en te po r la

gracia interior, que la i lustraba, por los exem*

píos de nuestro Señor Jesu -Chri sto que co n -

ser-



Vüvte segunda. Capitulo XI. 271

s e r v a b a e n s u m e m o r i a ,

y

p o r l o s d o c u m e n

tos de sus Directores, á quienes oía como á

o rácu los, de qu e es m as agradable á Dio s la

o be die n cia , que el Sacri f ic i o , no reservó para

su propia elección acción alguna, s ino todos

sus dictámenes y resoluciones los depositó en

manos de sus Prelados y Directores. Ciega en

u n to d o á su p r o p i o j u i c i o , a bra z ab a co n r e

signación , pron titud y alegria lo que la o rde

na ban , aun que fuese lo m as repu gnan te á su

gen io y á su co razó n . Prue ba es de esto , el

que viviendo gustosa en el estado inferior de

Rel ig iosa de V el o bl anco, porque sus ocupacio

nes eran poderoso fomento para las mayores

creces de su h u m ild a d, á cu yo exercicio te

nia consagradas sus mayores atenciones , accep-

tó con serenidad de sem blan te, y go zo de su

espíritu la gracia , que la hicieron del Ve lo n e gro ,

ó de Rel igiosa C o rista , por no v iol ar n i en

un ápice los justos derechos de los Superiores

que se lo m andaron. Esto m ism o sucedió, quan

do del estado de subdita pasó dos veces al de

Prelada de su Monasterio. Eran en fin sus Pre

lados y Dire ctore s los únicos arbitros de sus

acciones > porque sin su im perio no se m ovia n i

para abrazar las mortificaciones aun en la saiud

mas robusta , n i l as omit ia quando en esta pa

ís

1

n

z

de -



2 7 2 Vida de la V. M. Sor Maria de S. Bern.

decía algunos atrasos. No me es permitido el

referir algunos actos, al parecer milagrosos,

en abono de su ciega y pronta obediencia;

pero bastan los referidos, para que se califique

á su espíritu por bueno y bien regulado en

la observancia de este voto, que celebró en

su sagrada Profesión , y el que hacia en oben

decer á sus Directores*

(D e U-.pobreza de la Venerable Madre..

8

a Consiste la pobreza evangélica en una

espontánea renunciación de la posesión y do

minio de los bienes rerrenales y perecederos,

contentándose sus verdaderos amadores con su

moderado uso, perteneciente á la decente sus

tentación de la vida'y del estado. Su mérito y

práctica están tan altamente ponderados por el

divino Redentor , que para instruir á un joven

en los m edios, que habia de elegir , y poner

en execucion, para conseguir la christiana per

fección , le dixo, que vendiese quanto poseia>

dándolo á los po bres , y que con esta pobre

za de bienes temporales, y desnudez de espí

ritu le siguiese.

8 3

En este espíritu de po brez a, que dexó

vinculado nuestro amado Jesú s en su- santa

I g l e -



Parte segunda, Capitulo XI. 2^ 3

Ig l e s i a , no co m o precepto para conseguir la

b i e n a v e n tu r a n z a , sin o c o m o c o n s e jo , p a r a c o n -

seguir la vida m as p e rfecta, y después la g lo

ria , se han fun dado las sagradas R eli gio n e s,

abrazándola unas en común y en particular,

y otras en solo el p articular de los in dividu os.

Esta evangélica pobreza han observado, hasta

en sus menores ápices, millares de Religiosos,

inu.m erables An aco re tas, y otros m u ch o s, que

aun v iv ie n do en m edio del s i gl o , y entre los

seguidores de la pro fusio n , han sabido p o r

tarse con m o de raci ón , y despegar de su co

razón el" afecto de los bienes terrenales,, aun

siendo opulentos.

8 4

No neces ito l a V enerabl e Madre San

Bernardino profesar en la R e l i g i o n , para ser

m u y am ante y observadora de la po breza

evangél ica, porque en todos sus pensamientos

y acciones procuró tener por modelo la vida

de nuestro Señor Jesu-Christo , que con es

mero la observó , quandó vivía sobre la t ierra.

V erda d es que fue pobre por ne cesidad, qu an -

do v iv ió en e l s i gl o , com o dexam os referí-

do v pero la alegría con que toleraba los ma

los efectos de la escasez, y el piadoso afecto

co n que la m iraba , elevaban á su p obreza,

al m érito de eva n gélica. A si vi vi ó en el siglo.'

J.

•; te -



2

?4 Vida de ¡a V. M . Sor M aria de S. Bern.

teniendo á esta virtud en la m ay o r estim a^

eion pero lu ego que se obl igó á su obser

vancia por la profesión religiosa, se esmeró

m u c h o m a s en su c u m p l i m i e n t o . Su s ve s ti

duras eran las m u y p recisas pa ra el estado y

pa ra la dece n cia ; su celda estaba despojada au n

de aquellos adornos, que son permitidos en la

Rel igión, s in contravenir al estado > y su ali-*

m e n tó era escaso , n o m u r m u r a n d o , ni q u e -

xan do se, si estaba desabrido. N o solo se ca li

ficó de excelen te el espíritu de po breza de la

V enerabl e Madre por l o poco y pobre de que

usaba , sino m u cho m as por e l n in gún ap ego

d e s u c o r a z ó n a l o m o m e n t á n e o , y á l a s co«*

sas terrenales, porque todo su conato y los

cuidados de su espíritu aspiraban solo á las

del Cielo.

íDe la castidad de la Venerable Madrh,

8 $ L a castidad vi rg i n a l , n oble y decoroso

distintivo de las Esposas de Je su -C hr i sto , y,

por cuya exacta observancia son comparados

sus am adores á los santos A n g e le s, fue s iem

pre de m u cho aprecio en el corazón de la

V e n e r a b le M a d r e S an B e r n a rd i n o . M o v i a l a

para esta superior est im ación , n o solo la n o

ble



Parte segunda. Capitulo

XI. zys

ble con dición y m érito de esta virtu d , sino

el saber, que era tan amada de Dios , que s ien

do consiguiente á sus eternas determinaciones

el hacerse h o m br e , quiso nacer de una M a

d r e ,

que uniese á tan alta di gni dad el s in

gul ar pr iv i legio de ser V i rge n . Correspon dien

te á este singular a m o r, que la Ven erable M a

dre tu vo desde niña á esta vi rt u d , fue su de s

vel o en no perderl a , n i en ponerl a en l a cons

ternación peligrosa de la ultima agonia. A es

te fin huyó siempre de aquellos festejos y con

currencias , en las que sino se pie rde la casti

dad , a l m enos en pe nsam ien tos , se pone en

mucho pel igro de manchar sus candores , y de

qu e sea solicitado su desdoro po r algún co

razón a tre vi do , com o consta en las histo

rias.

Po r esto m ism o entre otros f ines, m a

ceró la Sierva de Dios á su cuerpo con disci

plinas , a yu n o s, v ig i l ias , c i l ic io s , y otras m o r

tificaciones , según dexamos referido en su res

pe ctivo lugar. Y aun á m ayore s penitencias

que las referidas hubiera sujetado á su cuer

p o , si huviera sido necesario para su co nse r

vación , ó si sus Directores se lo hirvieran per

m i t i d o \ porqu e el am or qu e tenia á esta santa

virtud, y el .deseo de no perder su posesión,

eran m u y superiores y de m érito m u y ele vad o .

' 16



ajr6 Vida de la V. M. So r Maria de S. Bern.

8 6 Es de cree r, cjue po r p rem io del singular

a m o r, qu e la Sierva de Dio s profesó á esta.so

berana vi rtu d, y po r el esm ero con que á

cosca de m ortificacion es m iraba por su co n ser

vac ión, l a concediese e l Señor uno de aque

l l os pr iv i l egios , de que se . l een a l gunos exem-

pla res en la historia d é lo s Sanco s. Fue esce e l

que no sintiese en su naturaleza los punzantes

estímulos de la sensualidad, ni que asaltasen á

su corazón pensamientos desordenados, no

obstante de qu e p or perm isiones de Dio s se

presentaron

á

su vista los objetos mas desver

go n za do s, escandalosos y pro vacativo s.

8 7

Au n es m as dign o de adm iración e l que

en otras personas se desvane cían las ten tacione s

m as im pu ras y pertinaces ó con el con tacto

d e las m a n o s de la V e n e r a b le M a d r e , c o m o

dexé anotado , quando se trató de su devoción

al adorable Sacramento del Altar , ó con sus ra

zonam ien tos , ó con el con tacto de las cosas

que habían s ido de su uso, como denotan l os

sucesos que ya refiero.

8 8 U n a Señora del s iglo y de m u y regula

das costum bres padeció en una no che un a for-

tísim a ten tación contra la ca stid ad , p orque el

dem on io y la carne se.habían al iado para com

batirla , e l un o con vivís im as suge stion es, y



Parte segunda. Capitulo XI. i

la otra con bulliciosos estímulos. Resistió la

buena Señora co n la gracia de Dio s á sus m o r

tales e n e m i go s; p ero la que daron las dudas

y los te m o re s, si en sus repetidos y m olestos

choques se habian m architado los can do

res de su pu reza con a lguna com pl ace n cia pe

cam ino sa. C o n esta duda fue á visitar al s i

guiente dia á l a V enerabl e Madre \ y sabedora

la Sierva de Dios de las interiores congojas, que

afligian á su d e vo ta , la hizo un razonam iento

lleno de tanto espíritu a favor de la gracia,

co n que Di o s asiste á sus am adores en sus m a

yores conflictos, como son los que sufren en

conservar la castidad, que se serenó en un

todo su corazón , y experimentó, que en ade

lante no fueron tan violentos los combates de

sus en e m igo s, co m o la aseguró la V en erabl e

M a d r e S a n B e r n a r d i n o .

8 9

Lo s sucesos qu e acreditan el p ri vi leg io ,

que las cosas que habia usado la Venerable

Madre, tenian, para conservar los candores de

la castidad en algunas personas, son los siguien

tes.

El p r im ero sucedió con una Re l ig i o sa , que

viéndose com batida cont inuam ente po r e l i n

m u n do espíritu en tan alto pu nto , que al p a

recer iba á rendirse en una ocasión á ser víc

tim a de su pasión , tom ó el recurso de po-»

O o n e r -



5 ^ 8 Vida de la V. M . Sor Maria de S. Bern.

nerse algun a de la ro p a , que había usado la

S ie rv a de D i o s q u a n do v i v i a ; y con solo es

to desapareció en un momento la tentación , y

su alm a quedó en una m aravillosa tranqu il i

dad con la posesión del tesoro de su pureza.

N o paró en solo esto lo particular de este

suceso j sino en q u e , habiéndosela desn u dado ,

pasado a l gún t ie m p o , sin experim entar sus

porfiadas tentaciones, fue asaltada inmediata

mente por el inmundo espíritu de Satanás,

que al parecer estaba en acecho para - c o m b a

tirla , lue go que la viese desarm ada de tan

fuerte escudo. Viéndose entonces la Religiosa

asal tada nuevamente, y con mayor fuerza por

sus enemigos, no tuvo mas arbitrio , que vol-»

ve r á vestirse la rop a de la Sierva de D i o s,

con cuya di l igencia se auyentaron l as impu

ras representaciones y molestos estímulos,

y

quedó en la perfecta tranquil idad, que desea

b a .

As i permanecía l a Rel ig iosa , quando se

predicó el Serm ón á la buena m em oria de la

Sierva de Dios.

£o Esto mismo sucedió y sucede al presen-;,

te con otra persona del s i g lo , según m e ha

referido el la misma en el sagrado Tribunal de

la Confesión Sacramental . Era joven de salu

dable y robusta naturaleza, deseoso del bien



Parte segunda. Capitulo XI. 2?$

ele su a l m a p e r o m u y co m b a ti d o d e fu rio sas

tentaciones co ntra la castidad. Vi én do se co n

t inuamente mol estado por tan inmundo es

píritu , p ro cu ró , para libertarse de sus asaltos,

el tener algun a co sa , qu e hubiese sido del uso

d e la V e n e r a b le M a d r e S an B e r n a r di n o . C o n

siguióla en fin,

y

es un escudo de la Pu rísi

m a Co n ce p ci ón , que es e l d istintivo de sus

Religiosas •>

y

pon iéndolo en su pecho con

gran veneración y cof ianza de que por es

te m edio tendria rem edio en sus fa t i ga s, se

vio libre de las continuas ten tacion es, que

l e agitaban. As i permanece e l d ia de hoy,

no obstante de ser de edad no anciana,

y

de un a com plexión robusta i y de vi vir en el

s i g l o , en donde se presentan muchos pel igros

contra la castidad.

C A P I T U L O X I I .

(De la profunda hum ildad de la Venerable M adre,

91

L a hum ildad es un a virtu d , que m ode-¡

ra

y

m ira á extinguir los altaneros m o vim ie n

tos del humano corazón, para que zanjado

en su propio conocimiento , no presuma de sí

lo que no es. Esta virtud pide de justicia y

O o

2

c o n



2¿o Vida de ta V. M. Sor María de S. Bern.

con precisión, que la criatura se reconozca in

ferior á Dios, como que depende de su pro

videncia en su ser y conservación i y requie

re , que se reconozca también inferior á todos

aquellos, que en la tierra exercen el ministe

rio de superioridad , manifestando esto en sus

palabras y en sus acciones. Esta virtud adqui

rirá mayores grados de perfección christiana,

si á lo dicho se añade el que la criatura se

confiese en su corazón , y manifieste en sus

obras,

que es inferior á los iguales, y tendrá

mucho mayor mérito, si son estos sus pensa

mientos, respecto de los que en la realidad

son sus inferiores. El mérito de esta virtud

está tan acreditado, como que en ella se fun-t

da , como en una de sus mas principales va-,

s a s ,

el edificio de la vida del espíritu *> y po£

consiguiente tanto quanto mas se haya de ele

var y ensalzarse qualesquiera á la cumbre de

la christiana perfección, tanto mayor conato

debe poner en profundizarse en la humildad.

9

2

En esta excelente virtud fue muy perfec-J

to el exercicio de la Venerable Madre San

Bernardino, como que sabía, que su divino

Esposo dexó dicho á sus seguidores, que la

copiasen del porte de sus exemplares acciones.;

Para comprobación eficaz de quan humilde

fue



Bañe segu nda. Ca pitulo XII. 2 8 1

ue l a V ene rable M adre en sus pen sam ientos,

y quanto lo manifestó en sus palabras y en

sus obras , bastada traher á la m em oria q u a n

to de xam os referido de su prodigiosa vid a en

esta historia ; pero supu esto

.

lo dicho , an ota

rem os en este Cap itu lo otras acciones m u y

exem pl ares , nacidas del baxís im o con cep to, que

l a S ierva de Dio s habia form ado de sí m ism a

y de sus obra s.

9 3

Sup licó un zeloso Mi n istro del santo Eva n

gel io á la M adre Abadesa del M on asterio de

Fuente-obejuna

, que se rezase en com u n idad

u n a S a lv e á M a r i a S a n t ís i m a , p o r el r e m e

dio de un a gra ve necesidad qu e sabía ; y

que con especialidad m andase á la M ad re

San Bernardino, que á este f in tuviese media

hora de oración mental . Hizo el zeloso Predi

cador especial memoria de la Sierva de Dios,

por el alto concepto, que tenia de su virtud.,

y de la eficacia de sus oracion es. Ob ed eci ó la

Venerable Madre al mandato de su Prelada,

y súplica del M in istro de Di o s pe ro se llen ó

d e t a n a m a r g a c o n g o j a s u c o r a z ó n , q u e n o

cesó de llorar en tres dias. Estrafiaron po r e n

tonces las Re ligiosas su triste ll a n to , y pre

guntándola sus confidentes por el motivo de

sus aflicciones respon dió: " l lo ro tan am ar ga -

, , m e i >



2 8 2 Vida de Ja V. M . Sor Maria de S. Bern.

,,.m ente , po rque m e considero m u y perdida

, ,en el camino de la virtud. Esto mismo co- i

„ noció s in duda a l guna e l santo Mis ionero,

, ,y lo dio á en ten de r, pidie ndo la Salvé á la

„ C o m u n i d a d , p a ra q u e D i o s m e die se lu z ^

, ,p a r a e n m e n d ar m i v i d a . M e c o n fi rm o e n

„ q u e con oció m i estado miserable , en haber

„ p e d i d o á n u e s t r a M a d r e , q u e y o s o l a t u v i e

r e m e d i a h o ra d e o r a ci ó n m e n t a l.,, A n o

estar la Ven erable M ad re c iega con el p o lvo

d e su p r o p i o c o n o c i m i e n t o , n o p o d i a h a ce r

de sí tan baxísim o co n ce p to ; po rque á prW

mera vista y con la menor reflexión podia co

nocer, que no l a argüía e l test imonio de su

concien cia en cosa g r a v e , y "que p rocuraba

trabajar con solicitud por adquirir la pern

feccion Rel igiosa. Pero no debemos admirar-*

nos de que pensase la Ve n era ble Ma dr e tan

baxísim am ente de la conducta de su v i d a , p o r

que los Siervos de Dios miden esta con los

ben efic io s, que reciben de su m an o soberana,

y co m o con side ran , que estos son en sí de su-s

p e r io r o r d e n , y q u e se c o m u n i c a n á u n a te r

rena y m iserable criatura , co n el f in de qu e

se m ejore y adelan te en el exe rcicio de las vir-<

tudes, nunca l l egan á persuadirse , por mucho

que se esmeren en esto, á que l legan á cor

res-



Varte segunda. Capitulo XII. 2 8 3

respon der en un todo al vig o r y eficacia de

las divin as inspiracione s > y asi s iem pre vive n

soterrados con el polvo de su propia nada, que

les im p ide el ver en sí las p re n da s, que á la

verdad en sí t ie n e n , y son dignas de estim a

c i ó n . E s t o s u c e d i a á l a V e n e r a b l e M a d r e , c o

m o varias veces tocó su Con fesor con la e x

periencia i» p u e s a n e g a d a e n l á g r i m a s , q u e

á

veces interrumpían la Confesión Sacramental , le

d e c i a : " Y o so y u n a g ra n d ísi m a p e c a d o r a , p u es

« c o n o c i e n d o q u a n g r a n d e e s D i o s , y q u a n

,

5

b u e n o es p a ra m i , y o n a da e n cu e n tro b u e n o

„ e n m í , por l o que m e haga tantos favores .,, D e

tan noble condición como esta era el espíritu de

h u m i ld a d de la V e n e r a ble M a d r e , lle g a n d o

á

veces á tanto extremo su encogimiento, que no

se atrevia á levantar sus ojos al Cielo, como se

refiere del hum ilde Pu blícan o del Ev a n ge l io ,

ni á m irar las sagradas i m ág e n e s, juzgándose

indigna de ponerse en su presencia.

9 4

En fin no se blan deó la hum ildad de la

Venerable Madre con el aura popular de los

ap lau sos, qu e ha solido m architar las virtudes

mas floridas y mas vistosas, como acreditan las

hi storias. L a estim aban personages de m u y a l

to carácter, la celebraban los pueblos, buscán

dola unos, como asilo en sus afl icciones, otros

c o -



2 8 4 Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

como sabia

consejera en la decisión de

sus

d u d a s , o t r o s c o m o r e m e d i o e n s u s e n f e r m e

da d e s, otros com o intercesora con Dios pa

ra la reforma de sus costumbres; en fin estan

do muy extendida la virtud de la Venerable

M a d r e , aun en Pueblos m u y distantes de su

Monasterio , eran muchas l as personas, que so

licitaban sus ora cio n es, con el fin de en con

trar consuelo en sus necesidades. Pero nada de

lo referido, que por sí mismo l isongea á la hu

m ana n atu ral eza , para que se dexe llevar

del

v i e n t o d e l a v a n i d a d , s a c a b a a l a V e n e r a b l e

Madre del verdadero conocimiento de su nada*

T o d o l o b u e n o , t o d o l o útil, t o d o l o p e r

fecto, que publ icaban sus devotos, haber con^

seguido por las oracione s y consejos de la V e

nerable Madre , lo atribuia á aquel gran Dios ,

de quien desciende sobre la tierra todo lo bueno.

C A P I T U L O X I I I .

Preparase la Venerable Madre con devotos exerA

ciclos

para m orir, y de su ultima enfermedad,

9 5

E n t r e los avisos mas útiles, que nos da

nuestro Señor Jesu -Christo en su santo Ev a n

gelio , y que debe ser uno de los que mas

ocu-



Tarte segunda. Capitulo XIII. 2 8 3

ocu pe n las atenciones de nuestro corazón , es

el que seam os m u y solíc itos en vi vir p rep a

rados para m o ri r , porque ign oram os e l d ia

y la h o r a , en que sucederá esto. E n efecto es

mas que necedad el vivir descuidados en asun

to de tanta consideración , co m o que al fin

de nuestra vid a se ha de se gu i r, ó la eterna

fel ic idad de la gloria, ó la eterna condena

ción en el infierno.

96

N o incurrió la V en erable M adre San

Bernardino en este necio descuido, en que vi

ven muy sentados inumerables christ ianos; por

q u e c o m o v i r g e n p r u d e n t e t u v o s i e m p r e e n

cendida, en su alm a la luz de la prim era gr a

c ia , que recib ió en e l sagrado Ba u t ism o , au

mentando de dia en dia sus ardores y luci

mientos con el óleo de santas operaciones;

siendo un a de sus m ísticas ocup acione s el e m

plearse en el útil exercicio de la m u e rte , c o

m o dexo referido. Pero l legan do á rayar en

los setenta y cinco años de su edad, se sin

ti ó i n te ri o rm e n te m o v i d a , p a ra p o n e r m a y o r

estudio, y solicitud en prepararse para morir.

Asi lo executó la Esposa prudente del Altísi

m o ,

consumiendo diariamente en esta prepa

ración desde la una de la noche hasta las qua-

tro de la m añana . E n su exercicio de m u er-

Pp te



G 8 6 Vida de la V¿M . Sor M aria de S. Bern.

te procedía l a V enerabl e Madre del modo que

dexamos refer ido

-

, pero con la singularidad de

ser mas fervorosos los actos de las virtudes, prin

cipalm en te los de las que son theologales y de

contrición. Recibía después la sagrada Eucharis-

t i a ,

y

con su uso avi vab a los deseos de qu e

su alm a se desatase de las ligadu ras de la m o r

talidad , para unirse eternam ente con su d i v i

n o E s p o s o .

9 7 E n esta perfecta dispo sición estaba la V e

nerable M ad re el dia nu eve de Ab ri l del año

de

1 7 4 7

j quando oyendo el Señor sus cla

m ores , y dexandose ven cer de sus am orosas

ansias, se dignó l lamarla para sí con su en

fe rm e d ad u l t i m a , q u e fu e e n e ste m o d o . - H a

bía la Sierva de Dio s acaba do de hacer en el

referido dia el exe rcicio de la m ue rte , y se es

taba preparando para com u l gar en una p e

q u e ña p i e z a , q u e e stá i n m e d ia ta a l C o m u l

gatorio. Fue una Religiosa á l lamar á la Sier

va de Dio s para la sagrada Co m u n ión , p orque

se llega ba la hora de este sagrado acto , y

al levantarse la dio un accidente, que ál pa

recer la dexó sin señales de vida. Si este acci

dente fuese nacido de causas naturales, ó de

al gún exceso de am or de D i o s , en que abu n

dan sus fervorosos s ie rvo s, está dudoso , au n

que



Tarte segunda. Capítulo XIII. 2 8 7

que su Director se incl ina á que nació mas bien

d e lo s e g u n d o , q u e n o de lo p r i m e r o .

9 8 D u róla este accide n te desde las siete de

la m añan a hasta las o c h o , y recobrándose ai

uso perfecto de los sentidos, bolvió á recibir

con abun dantes lágr im a s, nacidas de sobrena

tural contrición el Sacramento de la Penitencia.

Después se la adm inistró el Sagrado Vi át ico ,

o yó m i sa , y á petición suya se la d io ta m

bién el Sacram ento de la Extrem a-U n ción con

m u cho jubi lo y consuelo de su esp ír i tu, y edi

f icación de la Comunidad. Executadas estas

sagradas fun cio n es, se b o lvió á adve rtir en la

Venerable Madre alguna suspensión en el uso

de sus sen tido s, po r lo qu e se creyó po r las

Rel igiosas, estar muy cercana la ult ima ho

ra de su vida. Con esta novedad se contur

baron y afl igieron las Rel igiosas, y los morado

res del Pueblo de

Fuente-obejuna

, p o r qu e c o

no cieron , que con su m uerte les faltab a, y se

apartaba de su vista un po deroso exe m plar

de virtudes religiosas, y el mas eficaz consue

lo en sus aflicciones. Ge m ían u n o s , lloraban

otros, y todos levantaban sus manos al Cielo,

y postrados sus corazon es al pie de los A lta -

tares , suplicaban al S e ñ o r , que no arrebata

se de su presencia á la que tantas veces se ha-

P p 2, bia



28

8 Vida de la V. M . Sor M aría de S. Bern.

bia interesado con su Divina Magestad, para

el remedio de sus necesidades.

9 9

Este aspecto de sentim iento tom ó el Pu e

blo de Fuente-ohejuna en sus m o rado res , luego

que se divu l gó e l ul tim o p e l ig ro , en que es

taba la Sierva de Dios, muy contrario á la ver

d ad al q u e te n ia la V e n e r a b le M a d r e , p o r

qu e era este de go zo y alegria de qu e se l le

gab a el t iem p o de salir de la peregrinación de

esta miserable vida para la Patria Celestial, en

do n de esperaba recibir la coron a de la glori a.

Estaban, es verdad, adormecidos sus sentidos

para el uso de lo m aterial y sen sible, p ero su ve

nerable aspecto estaba significando, que su cora

zón velaba para colocarse en la m ansión de la

D i v i n i d a d p o r u n a a ltísi m a c o n t e m p l a c i ó n , á

que estaba acostum brada desde su pu ericia. L a

constante práctica de virtudes, la perfección

de su vid a , y lo qu e referiré sucedió con su

Director en el siguiente Ca p itu lo , nos dan

fundam en to para juicios tan christianos y p ia

dosos .

C A



Tarte segunda. Capitulo ultimo. 289

C A P I T U L O U L T I M O .

Muerte feliz de la Venerable Ma dre,

su

funeral,

fama postuma

, j

su fisonomía.

1 0 0

A d e l a n t á b a n s e las h o r a s , en q u e la V e

nerable Madre San Bernardino había de entre

gar su espíritu al Se ñ o r, que la había criado;

y

a l,

modo

que al irse apagando una luz ma

terial, pone mayores esfuerzos en manifestar

sus hermosos resplandores; asila Sierva de Dios

reun ía todas las fuerzas de su can did o y fer

voroso corazón, para el exercicio mas perfecto

de las virtu de s, al com pás que se iban m in o

rando los instantes de cortarse el ultimo hilo de

su preciosa vida.Una cosa podría retardar algún

tanto á su fervoroso espíritu tan noble exercicio^

si no fiase mas para esto en las asistencias de la

gracia, que en las exhortaciones de las criaturas;

y

era el que su Director principal estaba ausente

de

Fuentc

-obejuna, en ocupaciones precisas de la

obediencia. Pero si acaso en esto tenia algún na

tural sentimiento, se desvanecería muy pronta

m ente , porque avisado de lo que sucedia, v ino

con a cceleracion , para asistir á la Sie rva de Di o s en

su muerte. En esta ocasión fue quando manifestó

la



2 9 0 V ida déla V. M . Sor M aría de S. Bern.

la V . M . entre otras virtude s lo excelente de su

obediencia; porque habiendo estado veinte y

qu atro horas sin abrir los o jo s, ni hablar palabra,

transportada en D i o s , luego que l a ,h a bl ó su

Di re cto r, los a br i ó , y respondió con la m ayo r

cordura y concierto á quan to la pregu ntaba.

. 1 0 1

En esta disposición estuvo hasta el

m artes on ce de A b r i l , y á las tres y m edi a

de la tarde , que era el pu nto fixo, en que la

Ven erable M adre se desem barazaba del exe r

cicio de la cruz, y en el que se deshacía su C O J

r a z ó n , p i di e n d o á D i o s , q u e to d os lo s h o m

bres se aprovechasen de los infinitos méritos

del divin o C ru ci f ica do , entregó su espíritu en

m ano s de su Cria do r en el año de

1 7 4 7

a los

ochenta años, dos meses, y nueve dias de su

edad. An tes de espirar la Ve n era ble M ad re , se

m u dó su rostro de adusto y de ne grido en claro

y alegre, que fue en la disposición , que perma

neció su venerable cadáver en el féretro. Murióla

Sierva de Dios fuera de su propio lecho, recosta

da en t ierra sobre una pobre camil la, que en el

s it io en que la acometió el accidente, la forma

ron. Murió en t ierra como verdadero campeón,

para vencer en la u lt im a hora á su m ortal en e

m igo , con quien habia tenido tan fuertes co m

bates,

con la fel ic idad de haber vencido s iem-

per



Parte segunda. Capitulo ultimo. 291

pre su feroz y m alicioso orgu llo. N o m e es

pe rm itido el referir otros su ceso s, que p re ce

dieron y acom paña ron al tránsito de la V e n e

rable M a d r e , por necesitar de m as autorizada

averiguación, que la que se hizo; por entonces»

pe ro la pública evide ncia de haber, qu ed ado su

rostro hermoso, sus ojos claros, y su cuerpo

flexible son adm in ículos de m u cha substancia™

?

' P

e C a

" '

. SS. Cap. 4 8 .

en abono de sus excelentes virtudes, según doc

trina del gran Pontíf ice Benedicto XIV.

1 0 1

L u e g o qu e m u r i ó la V e n e r a ble M a d r e

y se anu nció con el lúgubre son ido de las ca m

panas , o cup ó á los corazon es de los m o rad o

res de

Fuente-abejuna

la m as p rofun da tristeza,

sent imiento, y desconsuel o , porque se hic ieron

el cargo de que co n la m uerte de la Sierva

de Dio s se ha bía ' desaparecido de su vi sta , y

habian perdido un perfecto exem plar de virtu

des re ligio sas, y un poderoso asilo en el co n

flicto de sus necesidades. Consoláronse no obs

tante esto algún ta n to , y se m it igó

su.

d o l o r o

sa pena, luego que reflexionaron en que la que

se esmeró tanto en favorecerlos con sus con

sejos y oraciones, quando vivía sobre la t ierra,

continu aría sus caritativos oficios en el C i e lo ,

en donde piadosamente creyeron;estaría en pre-

m i o de sus relevantes virtu des. E n esta creen cia

c a -



29

a

Vida de la V. M . Sor M aria de S. Bern.

cam in aron con devota accelaracion al M on as- '

terio á ver y venerar el cadáver de la Sierva

de Dios, según es permit ido practicar con los

que mueren con l a buena opin ión y fama de

santidad / no estando aun canonizados, ni bea

tificados por la Santa Sede de R o m a . To do s a d

miraron lo transparente de su rostro, lo brillante

de sus o jo s, y lo flexible de todos sus m ie m

bros v y asi no tenia n resolución para apartarse

de su venerable presencia. To do s pu blicaban

sus virtudes, y cada uno referia los favores

que habia recibido de su fervorosa caridad. Y

á no estar defen dido el venerable cadáver co n

l a r e j a d e l : C o r o , h u v i e r a p r o c e d i d o e l p u e

blo á ¿tras ruidosas demostraciones de devo

c ión, según el a l to concepto, que habian for

mado desús excelentes virtudes.

1 0 3

Satisfecha pues algún tan to la de vo ción

de los f ieles en ver. el cadáver de la V e n e ra

ble M a d r e , se celebro el fun eral con asistencia

de la Co m u n ida d de nuestro Padre San Fran

ci sco , y con el crecido concurso de todo el

puebl o > y con clu idas las funcion es sagradas

del A lt a r , y dem ás funerales o fici o s, se le dio

sepultura en un a pequeña bdbeda de las que

tiene d. Mon aster io en e l C o ro baxo *, y en

esta misma quedaron depositados los corazones



Parte segunda. Capitulo ultimo. 2 9 3

de los circun stantes, para n o separarse de su te

soro.

Consiguiente á esto se celebraron unas

solem nes exequias á su bu e n a y edificante m e

moria en e l

1 2,

de Octubre del mismo año á

expensas y solicitud del Señor Do n Pedro C a -

chinero Ca lero , sobrino de la Ven erable Si er-

va de Di o s. Predicó en ellas el M . R . P. Fr .

Jo se f S irue l a , Lector entonces de Sagrada T e o

logía , Director de la Ven erable M ad re , ref i

riendo co n sagrada eloqlien cia sus relevantes v i r

tudes , y soberanos ca rísm as, con que la e n

r i q u e c i ó l a p o d e r o s a m a n o d e D i o s , c o m o p u e

de verse en su Ora ción fún eb re, que se dio

á

la prensa para la común edificación de los fie

les.

Consoló oir el pueblo las virtudes excelen

tes , y los favo re s, que habia com u ni cado Dio s

á l a V e n e r a b l e M a d r e ; e m p e z ó a t o m a r v u e l o s

m as rem ontados la fam a de su san tidad ; y

para que no pereciese con el t iempo su dulce

m e m o r i a , d i s p u s o n u e s t r o M . R . P . F r . F r a n

c i s c o D i a z , L e c t o r J u b i l a d o , y M i n i s t r o P r o

vincial de mi santa Provincia de los Angeles,

el qu e se hiciese in form ación jurídica de sus

virtudes y dem ás sucesos de su vida con a q u e

l la madurez, que es debida á materia de tan

grave consideración. Com etióse la inform ación

al m ism o R . P. S iru e l a , y ante No tari o de la

Q q R e -



2 0 4 Vida

delaV.

M . Sor M aria de S. Bern.

Religión examinó a las Rel igiosas, y a otras per

sonas del s i gl o , con la form alidad que se m e

rece tan grave materia, y depusieron con jura

mento lo que habian presenciado en la perfecta

v i d a , y sucesos de la Ven erable Sierva de Di os.

De esta información, que es e l mas prec io

so do cu m e n to , que se conserva de la S ierva de

D i o s , nos hem os valido pr inc ipalm ente para

texer su preciosa vida.

1 0 4 N o p u e d o d exa r d e c o n d o l e rm e d e q u e

n o se huviese in ten tado , y puesto en execu -

cion el que la referida información sobre las

virtudes de l a V enerabl e Madre, no se huviese

formado por autoridad del I lustrís imo Dioce

sano , co m o es práctica de la santa Iglesia , p a

ra proceder después á la información por au

toridad Aposról ica, para el efecto de la Beati

ficación , y Can o n ización de los Siervos de D io s.

Si esto se huviera practicado, se huvieran cal i

ficado de verdad ero s, ó no se hubieran co m

p roba do m u chos sucesos, que se dan po r c iertos

en la referida información, y en el Sermón

predicado á la buena memoria de la Venerable

Madre, que ceden en mucha gl oria de sus v ir

tudes y bue n espíritu. Pe ro h abie n do faltado

esta calificación , se juzga po r m u y con ven ien te

el omitirlos en esta historia, contentándonos

con



Parte segunda. Capítulo ultimo. 2 9 5

con lo di ch o , que es lo que m as puede m o ver

á los fieles, para la imitación de sus admirables

virtudes.

2 0 5

Con clui rem os en fin la narración de la

vida de la V en erabl e M ad re San Bernardino,

refiriendo su fisonomía, c o m o . e s costumbre

entre los Autores en las historias de los sujetos

que han florecido en santidad. Sü corpulencia

era poco menos de dos baras , y á proporc ión

gruesa. Su frente a n go sta , los ojos grandes y

negros > la nariz basta , la boca p e qu e ña , los

labios gruesos; todo su rostro > en fin, pálido,

y tan grav e en m edi o de ser apacible , qu e

causaba m u cho respe to, y veneración á quien

la miraba. Esta es la pintura, que nos han fran

queado las Religiosas de

Fuente-obejuna

, qu e la

con oci ero n . Y esta era la disposición de aqu el

cu e rp o , que encerró en sí tan grande a l ma ¿ co

m o consta de qu an to dexo referido en esta his

toria; lo que de nuevo sujeto á la corrección

de nuestra santa M ad re Ig le si a , y renu evo la

protesta, que en el Prólogo dexo hecha. Sea to

do á la m ayo r honra y glor ia de D i o s , que se

m anifiesta m aravilloso en sus Santos. Amm.

Q q 2, I N -

http://como.es/

http://como.es/



Í N D I C E

D E L O S C A P Í T U L O S C O N T E N I D O S

en esta historia.

P A R T E P R I M E R A .

C

^ A P . T. Patria y Padres de la Venerable

Madre Sor María de San Bernar diño. P

a

§«

1

CAP. n. Nacimiento y Bautismo de la Venera

ble Madre San Bernardina

;

y de algunos

particulares sucesos de su infancia.

,7

CAP. III. Primera educación de la Venerable M a

dre San Bernar diño.

' I 3

CAP. IV. Mueren los.Padres de la Venerable Ma

dre San Bernar diño en sus primeros años; y

del ex ere icio de sus v irtudes en este suceso,

. y por este tiempo. 2

I

CAP. V. Elección que la Venerable Nina hizo

de Padre espiritual, que dirigiese sit espíri

tu , y las instrucciones que este la dio para

la vida mística. 3 0

CAP. VI. De otros exer ciclos de la Venerable

Ma dre San Bernardina en su puericia 3 em

pieza á freqnentar la Sagrada Eucaristía con

notables aitmentos en la

virtud.

3 8

CAP. VII. Exercicios de misericordia , devoción



y mortificación de la Venerable Madre San

Bernardino en su adolescencia.

C A P , V I I I . Vocación de la Venerable Madre San

Bernardino al estado Religioso. Frústrame sus

primeras pretensiones.

C A P . I X . Consigue la Venerable Madre San Ber

nardina la licencia para Religiosa, de velo

blanco en el Monasterio de la Concepción de

Fuente-obejuna

3

y sale de su Patria para

esto.

CAP.

x .

Toma la Venerable Madre San Bernar

dino el Hab ito de Religiosa de velo blanco

en el Convento de la Purísima Concepción de

Fuenfe-obejuna.

C A P . X I . Dase noticia de la perfección de vida,

••

en

que

florecía

el

Monasterio

de

Fuente-obejuna

7

quando la Venerable Madre San Bernardino

tomó el Hab ito, y de los Maestros de espiritUy

que la asistieron en su Noviciado.

C A P . X I I . Tribulaciones y trabajos de la Vene*

rabie Madre en su No viciado por lo que perte

nece

alo

sensitivo dé la natura leza i y del

modo con que

procedió

en ellos.

C A P . X I I I .

Terribles tribulaciones de espíritu,

que acometieron á la Venerable Madre en su

Noviciado, y del modo virtuoso con que se portó

en ellas.

C A P .



CAP. xiv. Intentan las Religiosas excluir a te

Venerable M adre San Bernardino de la Reli

gion por Inútil para sus empleos; y sanando

de sus enfermedades, varían de sus pensa

mientos.

CAP. xv. Profesa la Venerable Madre San

Bernardino , y virtudes que exercitá en este

acto.

CAP. XVI. Método de vida de la Venerable Ma

dre San Bernardino

después

de profesa, y de

algunos de sus penales exercicios y raras mor

tificaciones,

CAP. xvii. Es corregida la Venerable Madre

de unos defectos con el motivo de dos sucesos

particulares acaecidos á poco tiempo de su

profesión,

CAP. xviii. Profunda y tierna m editación de la

Venerable Madre en la Pasión del Señor, y del

particular exercicio que sobre esto practicaba'

CAP. XIX. Trabaja la Venerable Madre en. los

oficios de su profesión, y dispone el Señor pase

al estado de Religiosa de Coro.

CAP

xx.

Viene el Ilustrisimo Guzman á Fuente-

abejuna j singulares dem ostraciones de devo

ción á la Venerable Madre , y recibe el velé

de Religiosa de Coro.

CAP. xxi. Dase la Venerable Madre con mayor



esmero al trato interior con Dios con notables

aumentos de su espíritu ; y del esmero y edi~

ficacion

en

cumplir con algunos empleos de la

Religión-,

CAF XXII Es elegida la Venerable Madre Aba

desa de su Monasterio J y de los aciertos y su

cesos de su gobierno.

CA P U LT Llega la Venerable M adre á los años

de su ancianidad

r

su orden de vida y virtuosas

ocupaciones.

P A R T E S E G U N D A .

CA P I De la virtud de la jé de la Venerable

Madre San Bernardino.

C A P

II

De la virtud de la Esperanza de la Ve

nerable Madre.

CAP NI Ardiente caridad de la Venerable Ma

dre en orden á Dios.

CAP IV De la caridad de la Venerable Ma

dre en orden á si, y en orden al próximo.

CAP V Ferviente misericordia de la Venerable

Madre San Bernardino con las almas del

Purgatorio.

CAP VI De la prudencia y justicia de la Ve

nerable Madre

San.

Bernardino.

CAP» VIL De la virtud y don de fortaleza de la

Ve-



Venerable Madre, y de su templanza

CAP. VIII, De la virtud de la'Religión di la Ve-

nerable M adre

en

orden

á

Dios,

y

principal

mente de su oración.

CAP. IX.

Devoción

de la

Venerable Madre

á los

Sagrados Misterios déla vida de nuestro Señor

- Jesu-Christo

,

principalmente

al

adorable

Sa-

cramento

del

Alfar.

CAP. X. Devoción de la Venerable Madre á Ma-

ría Santísima

y á

otros Santos.

CAP. XI. De la . observancia de la Venerable Ma-

dre en los votos de

obediencia,

pobreza

,

y cas

tidad.

De su obed iencia.

De la pobreza de

la

Venerable Madre.

De

la

castidad de

la

Venerable

M adre.

CAP. XII. De

la profunda hum ildad

de la

Vene

rable Madre.

CAP. XIII. Preparase laVenerable Madre con de-

votos exer ciclos para morir , y de su ultima

enfermedad.

CAP. ULT. Muerte feliz dé la Venerable Madre,

su funeral, fama postuma, y su fisonomía.

vida de la venerable madre sor maria de san bernardino

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