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Temuco, dieciocho de abril de dos mil dieciséis
VISTO:
Que se ha iniciado esta causa rol 113.989 del ingreso criminal del Primer
Juzgado del Crimen de Temuco para investigar el delito de HOMICIDIO CALIFICADO
en la persona de Segundo Enrique Candía Reyes y determinar la responsabilidad que
en tales hechos le ha cabido a DANIEL SADY VILLALOBOS ESCOBAR, chileno,
R.U.N. 7.218.326– 6, natural de Temuco, 60 años, casado, Ex Cabo 2° (r) de
Carabineros de Chile, domiciliado en sector Los Canelos, localidad de Metrenco,
comuna de Padre Las Casas; JORGE MARIA RIVAS BAEZA, chileno, R.U.N.
5.251.236 – 0, natural de Pitrufquén, 71 años, casado, Cabo 1° (r) de Carabineros de
Chile, Pasaje Enrique Reyes N° 01935, Población Trigales II, Comuna de Temuco,
nunca antes condenado; JOSÉ LUCIANO RUIZ ARAVENA, chileno, R.U.N.
5.797.745 – 0, natural de Temuco, 64 años, casado, Sargento 1° (r) de Carabineros
de Chile, domiciliado en Av. Pinto N° 0372, Población Tucapel, Comuna de Nueva
Imperial, nunca antes condenado; y a RICARDO ANTONIO RODRÍGUEZ
CONTRERAS, chileno, R.U.N. 7.910.871- 5, natural de San Carlos, 60 años, casado,
Sargento 2° (r) de Carabineros de Chile, domiciliado en calle Cometa Haley N° 1725,
Villa Galicia II, Comuna de Temuco, nunca antes condenado.
Se inició la causa mediante querella criminal presentada por doña Alicia
Lira Matus, en representación de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos
AFEP, de fs. 1 a fs. 3.
A fojas 99 y siguientes interpuso querella criminal don Rodrigo Ubilla
Mackenney, Subsecretario del Interior.
A fs. 7 el Ministro de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Mario
Carroza Espinosa, se declaró incompetente para conocer de este proceso, remitiendo
los antecedentes a esta jurisdicción.
A fs. 653 y siguientes interpuso querella criminal el abogado Sebastián
Saavedra Cea, en representación de doña Benedicta del Carmen Morales Flores;
Carmen Gloria Candia Morales; Sandra Lorena Candia Morales; José Enrique Candia
Morales y Patricia del Carmen Candia Morales.
A fs. 524 sometió a proceso a Daniel Sady Villalobos Escobar, como
autor del delito de homicidio; a Jorge María Rivas Baeza, José Luciano Rivas
Aravena y Ricardo Antonio Rodríguez Contreras como cómplices del delito de
homicidio en la persona de Segundo Enrique Candia Reyes.
A fs. 694 se declaró cerrado el sumario.
A fs. 695 y siguientes se dictó auto acusatorio en contra de Daniel Sady
Villalobos Escobar en calidad de autor del delito de homicidio; a Jorge María Rivas
Baeza; José Luciano Ruiz Aravena y a Ricardo Antonio Rodríguez Contreras en
calidad de cómplices del delito de homicidio en la persona de Segundo Enrique Candia
Reyes.
A fs. 702 el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, querellante de
autos, se adhirió a la acusación fiscal.
A fs. 739 y siguientes el abogado Sebastián Saavedra Cea, interpuso
acusación particular y demanda civil en contra del Fisco de Chile.
A fojas 767 vta. se notificó a la querellante Agrupación de Familiares de
Ejecutados Políticos (AFEP) el 24 de junio de 2015, quienes dentro del plazo legal no se
adhirió a la acusación judicial ni presentó acusación particular.
A fojas 1.122 se tuvo por abandonada la acción por parte del querellante
Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos.
A fs. 1.040 y siguientes el Consejo de Defensa del Estado contestó la
demanda civil interpuesta por el querellante particular.
A fs. 1.139 y siguientes la defensa de los acusados, Daniel Villalobos
Escobar, José Ruiz Aravena, Jorge Rivas Baeza y Ricardo Rodríguez Contreras,
contestó la acusación judicial, complementándola a fs. 1.147 en el sentido de contestar
la adhesión a la acusación presentada por el Ministerio del Interior y Seguridad Social.
A fs. 1.149 se recibió la causa a prueba.
A fs.1.174 se certificó que el término probatorio estaba vencido.
A fs. 1.175 se trajeron los autos para efectos del artículo 499 del Código
de Procedimiento Penal.
A fs. 1.176 y fs. 1.199 se decretaron medidas para mejor resolver.
A fojas 1200 se sobreseyó parcial y temporalmente la causa por los
delitos de asociación ilícita y secuestro simple, presentados a fs. 1 y fs. 99,
respectivamente
A fs. 1.201, se trajeron los autos para fallo.
CONSIDERANDO:
EN CUANTO A LA ACCIÓN PENAL
PRIMERO: A fs. 695 y siguientes se dictó auto acusatorio en contra de Daniel Sady
Villalobos Escobar en calidad de autor del delito de homicidio simple; a Jorge María
Rivas Baeza; José Luciano Ruiz Aravena y a Ricardo Antonio Rodríguez Contreras
en calidad de cómplices del delito de homicidio simple en la persona en la persona de
Segundo Enrique Candia Reyes.
SEGUNDO: Que con el objeto de establecer en autos la existencia del señalado ilícito
penal, se han reunido durante el curso de la investigación los siguientes elementos de
convicción, que a continuación se analizan:
1) Aseveraciones de Benedicta del Carmen Morales Flores de fs. 30 a fs. 31;
fs. 38 a fs. 39, fs. 424, fs. 445 y fs. 681, esposa de la víctima, que en lo sustancial y
pertinente refiere que su marido fue conducido por personal policial, junto a su
hermano Manuel a la Tenencia de Carabineros de Santa Rosa producto de una riña
producida entre ambos. Que tras lo cual sólo su esposo quedó detenido durante el
transcurso de la noche del día 05 de febrero de 1984 por encontrarse bajo la
influencia del alcohol. Que a la mañana siguiente se despertó con los gritos de su
sobrina Flora quien le señala que su marido se encontraba tirado frente a la entrada
de la Tenencia de Santa Rosa, lugar al cual concurrió logrando sólo visualizar la
ambulancia que se retiraba. Posteriormente se dirigió al recinto asistencial , junto a su
hija Sandra, encontrándose en ese lugar con su cuñado Javier, quien le señaló que
había recogido a su esposo desde la entrada de la Tenencia Santa Rosa y que su
esposo le contó los carabineros de la Tenencia lo habían agredido violentamente.
Acota así mismo, que su marido estando consciente, le indicó que se iba a morir
debido a los brutales golpes que los carabineros de la tenencia citada le habrían
propinado. Fue operado y el médico tratante le señaló que de todas formas Segundo
iba a morir pues tenía sus intestinos destruidos. Después de ir a dar cuenta al
Segunda Comisaría, manifestó que ubicó a uno de los carabineros que agredieron a
su marido, puesto que su cónyuge se lo dijo en el hospital, cuyo nombre es Villalobos.
Cabe señalar que a fojas 38 agrega que al momento de ser detenidos, los
trasladaron al Hospital Regional a constatar lesiones y en ese momento su esposo no
presentaba lesión alguna. Precisó que Segundo Enrique le indicó que los carabineros
lo golpearon duramente y hasta lo pisaron entre todos y su estómago estaba
destruido y que la noche en que transcurrieron los hechos, un Carabinero de apellido
Ruiz se encontraba en la Tenencia.
2) Testimonio de Héctor Manuel Morales Flores, a fs. 55 a fs. 56, fs. 432 a fs.
433, fs. 457, de fs. 478 a fs. 479, de fs. 577 y a fs. 580, cuñado de la víctima de
autos , quien dijo que el año 1984 vivía en la calle Quidel del Sector Santa Rosa en la
casa que era de sus padres y al fondo de ella vivía su hermana y su cónyuge. Una
noche sintió una discusión entre ellos y concurrió al lugar. Segundo Candia de
improviso extrajo un arma blanca y le propinó un corte en el cuello y en el hombro.
Luego de eso se dirigió a otro lugar para protegerse y llegó una pareja de carabineros
que había sido alertada. Ambos fueron detenidos y llevados a la Tenencia. Después
de un rato, su cuñado fue pasado hacia el interior de la Tenencia, desde ese lugar se
escuchaban quejidos y golpes, no cabiéndole duda alguna que eran quejidos de su
cuñado, producto de los golpes que estaba recibiendo por parte de los carabineros.
Precisó que en otro momento fue llevado por Carabineros al hospital regional para
constatar lesiones. No recuerda si Segundo Candia fue llevado en algún momento al
centro asistencial, lo cierto es que él pudo regresar a su hogar, no volviendo a ver a
su cuñado sino hasta que murió. Posteriormente agregó que cuando llegaron al retén
de Carabineros se llamó a la ambulancia y al ir al hospital a su cuñado le pusieron
puntos en la boca, volviendo con luego a la Tenencia. Precisa que fue el Carabinero
Villalobos junto a otro uniformado, quienes trasladaron dentro de la Tenencia, al
parecer al baño, a su cuñado y ahí lo agredieron. Insiste que él no golpeó a Segundo
Candia ni sabe que otra persona lo hubiera golpeado antes de ser detenido.
3) Expresiones de Jaime Arturo Candia Reyes, hermano de la víctima, quien a
fs. 63, Hermano de Segundo Candia Reyes, quien para la época de los hechos vivía a
dos cuadras de la casa de éste, quien agregó que se enteró de lo sucedido con su
hermano al día siguiente, esto es, que falleció a causa de una golpiza que recibió
mientras estaba detenido en la Tenencia de Santa Rosa. Supo, además, que tuvo una
disputa con su esposa, Benedicta Morales, lo que motivó que alguien llamara a
Carabineros, por lo que al otro día apareció semimuerto tirado en la calle para
posteriormente fallecer en el hospital de Temuco. Indica que su hermano mayor, Luis
Candia Reyes, sabe el nombre de los carabineros que habrían participado en la
golpiza de su hermano. Además, acompañó una fotocopia de la noticia en el diario de
la época.
4) Expresiones de María del Carmen Candía Reyes, a fojas 64, hermana de
Luis Candia Reyes, asegura que su hermano falleció producto de la golpiza recibida
por Carabineros de Santa Rosa en 1984, sin embargo de todo lo ocurrido se entero
por comentarios posteriores.
5) Declaración de Margarita Candia Reyes, a fs. 65 a fs.66, hermana de
Segundo Candia Reyes, quien señala que su hermano falleció producto de los golpes
recibidos por funcionarios de carabineros en 1984, sin embargo refiere que a la fecha
de ocurridos los hechos ella no se encontraba en la ciudad, que le informaron de lo
sucedido y viajó a Temuco y lo visitó en el hospital, donde lo pudo observar y estaba
lleno de tubos por todas partes, ya que estaba recién operado y al día siguiente
falleció. Según lo que le dijeron los médicos estaba reventado por dentro. Manifiesta
que la versión que supo por su entorno es que hubo una disputa de su hermano con
su cuñada Benedicta, productor de lo cual se llamó a Carabineros y éstos llevaron
detenido a Segundo. Sus hermanos, Luis, Marta y Javier, fueron a la tenencia para
pedir que lo liberaran pero le fue negada dicha petición. Precisa que según la versión
familiar, su hermano Javier lo encontró a la afueras de la unidad policial, tirado en la
calle y en muy malas condiciones físicas para luego ser trasladado al hospital. Supo
que desconoce quienes participaron en el hecho pero que una persona que se
encontraba aquella noche detenido en la Tenencia de Santa Rosa, se dirigió hasta la
casa de su hermana Marta para contarle que a su hermano lo habían golpeado
incansablemente aquella noche, haciéndolo incluso beber agua para proseguir
golpeándolo con una manguera.
6) Atestados de Juan Bautista Riffo Guerrero de fs. 75 a fs. 76 y siguiente,
Cabo 1° de Carabineros de Chile, quien indicó que al día de los hechos materia de la
presente investigación se encontraba de franco, por lo cual se entero al día siguiente
de lo sucedido, específicamente que los Carabineros Daniel Villalobos y Luciano Ruiz
habían participado en un acto de violencia innecesaria al interior de la Tenencia en
contra de un detenido. Señala que días más tardes se enteró de la muerte de don
Segundo Candia Reyes. Acota que no recuerda si se hizo una investigación interna,
pero sí sabe que Daniel Villalobos fue dado de baja años más tarde por mala
conducta. Puntualiza que lo normal es que en la noche en que ocurrieron los hechos
deberían haber en funciones dos carabineros para ronda y dos para el interior del
cuartel.
7) Expresiones de doña Flora del Carmen Gómez Candia, a fs. 182 a fs.183,
de fs. 191 y fs. 439 a fs. 441, sobrina de Segundo Candia Reyes, quien se enteró de
la detención de su tío al llegar a su casa y conversar con Benedicta Morales. Ella
misma decidió ir a pagar la multa a Carabineros y en ese momento señala haber
encontrado a su tío “botado”, en las cercanías de la Tenencia de Santa Rosa, al día
siguiente de su detención momento en el cual la propia víctima le habría solicitado
que lo trasladara al Hospital toda vez que se encontraba muy mal producto de la
golpiza propinada por funcionarios de carabineros, que el “paco” Villalobos le había
pegado y que los carabineros lo había molido por dentro a golpes y patadas. A raíz
de lo anterior ella misma se dirige a la Tenencia a solicitar ayuda. Los carabineros en
un principio no quisieron hacerlo pero los amenazó con denunciarlos a la prensa,
accediendo inmediatamente ellos. Acota que fue ella y no su tío Javier, quien
encontró a su tío Segundo Candia en la calle, para luego acompañarlo hasta el
hospital en donde quedó hospitalizado y que al día siguiente, tras no poder ingresar
a visitarlo, se contactó con don Moisés Pavez, padrino de sus hijos, auxiliar de dicho
recinto asistencial, quien le habría contado del fallecimiento de don Segundo Candia
Reyes. Como hecho relevante menciona que el único testigo que presenció la golpiza
que Carabineros le propino a su tío, habría sido Héctor Morales Flores, el cual no
habría confesado por amenazas recibidas por personal de carabineros. Finalmente
agrega que la herida del labio que tenía su tío, fue por una caída que se produjo al
salir a la calle.
8) Relato de Leonel Quiroz Hidalgo de fs. 202 a fs. 203, quien señala que
efectivamente estuvo detenido en la Tenencia de Carabineros de Santa Rosa el año
1984 pero no recuerda fecha exacta; que aquella noche sintió varios quejidos de un
hombre pero no vio a la persona. Asegura que estuvo detenido, en una celda sin
compañeros, toda una noche y no un par de horas como aparece en el informe de
carabineros. Agrega que tras el episodio y recobrar su libertad, una patrulla de
carabineros lo estaba esperando a las afueras de la cárcel para trasladarlo hasta la
referida Tenencia, donde un Carabinero de rango superior quiso simpatizar con él,
con el fin de que si en algún momento lo interrogaban respecto a los hechos en
cuestión, debía declarar a favor de ellos. Asegura, que por temor a represalias
manifestó no saber nada respecto de lo sucedido y que posteriormente el carabinero
lo hizo firmar una declaración. En relación a su persona, agrega que cuando a él lo
detuvieron, un carabinero que estaba en la Tenencia, lo golpeó fuertemente en el
estómago dejándolo sin respiración.
9) Manifestaciones de Javier Enrique Candia Reyes, hermano de la víctima,
quien a fs. 425 y fs. 453 a fs. 454, quien manifestó que a su hermano lo habían
llevado detenido al retén porque estaba curado y que al día siguiente, cuando se
dirigía hacia Carabineros , junto a su sobrina Flora, a saber respecto a la situación de
su hermano, lo encontrado apoyado con las manos en el estómago a unos 20 o 25
metros del retén. Manifestó que luego apareció un carabinero el que según refiere le
consultó lo sucedido para posteriormente llamar a una ambulancia, la cual traslado a
su hermano al hospital, trayecto en el cual éste le había reafirmado que carabineros lo
había golpeado destruyéndole el estómago.
10) Atestados de José Ramón Gómez Gavilán, comerciante, quien a fs. 434 a fs.
435, manifiesta haber presenciado los hechos previos a la llegada de la victima a la
Tenencia, toda vez que él era vecino colindante de aquel, es decir, la discusión del
occiso con su señora. Al escuchar esta pelea salió de un bar el cuñado de la víctima,
para apaciguar al occiso y ahí el fallecido le pegó una pequeña puñalada en el brazo
derecho. Fue Nancy Morales quien llamó a Carabineros, llevándose detenidos a
Segundo Candia y su cuñado Morales. Además, los acompañó una persona de
apellido Reiner. Menciona que al día siguiente lunes, su hija Flora habría encontrado,
conjuntamente con Javier Candia, a don Segundo a unos 25 a 30 metros del retén,
botado, quejándose de dolor producto a los golpes que Carabineros le había
propinado, solicitando ser llevado al Hospital.
11) Aseveraciones de Elena del Carmen Candia Reyes, de fs. 442 y fs. 454,
hermana de la víctima, quien señala haber conversado con su hermano Segundo
Candia el día 06 de febrero en dependencias del hospital Regional de Temuco, quien
le habría asegurado que Carabineros de Santa Rosa lo había agredido en diferentes
partes de su cuerpo, especialmente en su estómago y espalda, en circunstancias que
él se encontraba detenido en dicho recinto policial, por lo que si falleciese
responsabilizaba exclusivamente a dichos funcionarios. Agrega además que su
cuñado, Manuel Morales, había escuchado el momento exacto durante el cual su
hermano era golpeado en el baño de la Tenencia, escuchando en consecuencia sus
lamentos en esos instantes.
12) Aseveraciones de María Nancy Morales Flores, cuñada de la víctima, quien
de fs. 446 quien narra el episodio anterior a la detención de don Segundo Candia
Reyes, indicando que su cuñado se encontraba bajo la influencia del alcohol, pero no
estaba totalmente ebrio y llegó de un restaurant en busca de su hermana para
golpearla. Él portaba un cortaplumas y en ese momento se acercó Manuel Morales
para pedirle que se calmara y Segundo Candia, por su ofuscación, le dio una
puñalada a la altura del pecho y en ese momento ella fue a llamar a carabineros, junto
a su hermana María Isabel, llevándose a Manuel y Segundo detenidos. Insiste que la
única agresión provino de Segundo Candia.
13) Deposición de María Isabel Morales Flores, hermana de la esposa de la
víctima, quien a fs. 447, acota que en el mes de febrero de 1984, su cuñado estaba
en ebriedad insultando a su hermana a viva voz y portaba un cortaplumas. Debido a
esto su hermano Héctor le pidió que se apaciguara y Segundo Candia, se le fue
encima, le dio una puñalada en el hombro derecho y en ese momento ella fue a
llamar a carabineros, junto a su hermana Nancy, llevándose a Manuel y Segundo
detenidos. Posteriormente dejaron en libertad a su hermano, pero no a Segundo
Candia. En ningún momento peleó Héctor Manuel Morales con Segundo Candia.
14) Declaraciones de Segundo León Rodríguez, amigo de la víctima, quien a fs.
448, asegura haber estado con la víctima en un restaurant alrededor de las 18:00 del
día en cuestión, lugar donde luego de haber bebido se retiró y que fue precisamente
su amigo, Segundo Candia Reyes, quien lo acompañó hasta la esquina. Respecto al
estado de lucidez de don Segundo, señala que “se notaba que se encontraba bajo la
influencia del alcohol”, pero que durante el lapso que estuvieron juntos no hubo
ningún problema, que la conversación que mantuvieron solo fue dentro del ámbito
laboral. Se enteró posteriormente que su amigo habría fallecido en el hospital
regional.
15) Deposición de Gustavo Rene Jara Bustamante, de fs. 476 a fs. 477, quien
refiere que en la fecha en cuestión, estuvo detenido por ebriedad en la Tenencia de
Carabineros de Santa Rosa, recordando que en aquel lugar se encontraba otra
persona, a la que nunca había visto ni recuerda su nombre; la cual se quejaba
constantemente. Asegura que eran tantos lo quejidos del hombre, el cual se tomaba
su estómago, que asegura haberle mencionado que llamara al guardia, pero él no
hizo caso. Agrega que el fue detenido alrededor de las 3 de la madrugada y al llegar
al calabozo ya se encontraba la persona aludida, que no se dio cuenta cuando don
Segundo Candia Reyes salió de allí, pues asegura debió haber estado durmiendo.
Posteriormente agrega que en ningún momento escucho o sintió que “el curadito” que
se quejaba algún carabinero le hubiera pegado.
16) Órdenes de investigar debidamente diligenciadas por la Policía de
Investigaciones de Chile, de fs. 14 a fs. 19, de fs. 26 a fs. 29, de fs. 185 a fs. 188.
17) Informe del Servicio Médico Legal de fs. 12 y a fs. 41, donde concluye que la
causa precisa y necesaria de la muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue
“Shock determinado por un traumatismo abdominal con perforación de vísceras,
hueca (duodeno) y peritonitis biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones
traumáticas contusas de las vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon
transverso orientan en favor de una contusión roma aplicada sobre la pared
abdominal ocasionando el estallido visceral y la contusión simple del mesenterio.
Concluye que esto puede deberse tanto aun accidente como a la acción de terceras
personas y detecta una lesión erosiva menor en la superficie facial que puede ser
resultante de una caída”.
18) Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que
consta que la fecha del fallecimiento de Segundo Cando Reyes es el 09 de febrero
de 1984, siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por
acción de terceros”.
19) Informe del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, a fs. 168, que
dentro de los antecedentes que remite está la denuncia de Benedicta Morales,
certificado de defunción y registro de defunción de Segundo Candia Reyes,
certificado de matrimonio, historia y evolución clínica, noticias en el diario de la época;
declaración de Moisés Pavez Villalobos quien expresó que fue a ver a Segundo
Candia Reyes mientras se encontraba en el hospital, quien lo reconoció y le dijo que
le dolía todo.
20) Informe de Carabineros de Chile, a fojas 60, respecto a la dotación de la
Tenencia de Santa Rosa entre Enero y Marzo de 1984, en cuya lista aparecen Daniel
Sady Villalobos Escobar, Jorge María Rivas Baeza, José Luciano Ruiz Aravena y
Ricardo Antonio Rodríguez Contreras.
21) Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos “Caso Barrios
Altos versus Perú” y “Arellano y otros versus Chile” de fs. 221 a fs. 329.
22) Sentencia de la Corte de Apelaciones de Rancagua en causa rol 103-2011, de
fs. 330 a fs. 346.
23) Sentencias de la Excma. Corte Suprema en causa rol 1260-2013, de fs. 347 a
fs. 357, en causa rol 5619-2010, de fs. 358 a fs. 422.
24) Informe en Derecho de Hernán Quezada Cabrera, Abogado, Doctor en
Derecho, de fs. 485 a fs. 523.
TERCERO: Artículo 488 del Código de Procedimiento Penal. Que los elementos
de convicción antes reseñados constituyen presunciones judiciales que, por reunir las
exigencias del artículo 488 del Código de Procedimiento Penal, permiten por tener
legalmente acreditado que: A.- Que en horas de la tarde del día 5 de febrero de
1984, Segundo Enrique Candia Reyes fue aprehendido en su domicilio por Jorge
María Rivas Baeza y Daniel Sady Villalobos Escobar, carabineros de la Tenencia de
Carabineros de Santa Rosa, a raíz de una denuncia por una supuesta riña entre el
mencionado y su cuñado, trasladando a ambos y a un amigo de ellos hasta la unidad
policial de Santa Rosa. En aquel lugar y antes de ser ingresado en la guardia, Candia
Reyes fue conducido por el personal aprehensor a un sector de la Tenencia,
quedando sólo el cuñado de éste en la guardia de la unidad, quien escuchó quejidos
desde el lugar donde estaba Segundo Candia, atribuyéndolos a este último.
B.- Que posteriormente sólo Segundo Candia Reyes fue ingresado como detenido
en dicha unidad policial y estando en uno de los calabozos se quejó intensamente de
dolor estomacal, siendo escuchado por algunos detenidos que estaban en ese lugar.
Incluso, el cabo 1° José Luciano Ruiz Aravena y el carabinero Ricardo Rodríguez
quienes hacían servicio de guardia esa noche, lo vieron vomitar dentro de su celda,
no prestándole mayor atención a sus molestias y atribuyéndolas a los supuestos
efectos etílicos de la víctima.
C.- Que en horas de la mañana del día 6 de febrero de 1984, Segundo Candia
Reyes fue encontrado en la vía pública, a media cuadra de la Tenencia de
Carabineros de Santa Rosa, por una de sus sobrinas. Éste, a pesar a sus dolencias
estomacales, había sido dejado en libertad minutos antes, presentando fuertes
dolores abdominales y dificultad para caminar, manifestando que personal de la
unidad policial lo habría golpeado durante su detención, mencionando a Daniel Sady
Villalobos Escobar como uno de los autores de los apremios. Debido a esta situación,
la sobrina de Candia Reyes, concurrió de inmediato hasta la ya mencionada
Tenencia de Carabineros, quienes ante su insistencia llamaron a una ambulancia que
trasladó a la víctima hasta el hospital regional de Temuco. En aquel lugar les
manifestó a algunos de sus familiares, que todas sus molestias eran producto de
golpes recibidos en la Tenencia, nombrando al carabinero Daniel Sady Villalobos
Escobar como responsable de sus agresiones.
D.- Que luego de cuatro días en el recinto asistencial ya señalado y a pesar de las
intervenciones quirúrgicas a las que fue sometido, Candia Reyes falleció, siendo su
causa de muerte “shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por acción de
terceros”.
CUARTO: Calificación. Que los hechos antes reseñados en esta etapa procesal,
constituyen el delito de homicidio simple de Segundo Enrique Candia Reyes,
previsto y sancionado en el artículo 391 n° 2 del Código Penal, en su texto vigente a
la fecha de los hechos investigados. Ello sin perjuicio de lo que pueda razonarse
respecto de la acusación particular de fs. 739 que se analizará más adelante.
QUINTO: Calificación. Que el ilícito antes reseñados es, además, delito de lesa
humanidad. En efecto, tal como ya se ha expresado en la causa rol 27.525 del
Juzgado de Letras de Carahue, caso Segundo Cayul Tranamil (sentencia
condenatoria y ejecutoriada); causa rol 27.526 del mismo tribunal, caso Palma
Arévalo y Saravia Fritz, (fallo condenatorio y ejecutoriado), causa rol 45.345, caso
Juan Tralcal Huenchumán, del Juzgado de Letras de Lautaro (fallo condenatorio y
ejecutoriado); causa rol 113.990, caso Manuel Burgos Muñoz, del Primer Juzgado
del Crimen de Temuco (fallo condenatorio y ejecutoriado); y causa rol 18.780 , caso
Jorge San Martín Lizama , del Juzgado de Letras de Curacautín (fallo condenatorio y
ejecutoriado), este tribunal considera que el término crímenes de lesa humanidad ya
fue usado en un sentido no técnico en la Declaración de 28 de mayo de 1915 de los
gobiernos de Francia, Gran Bretaña y Rusia en la que denunciaron las masacres a los
armenios por parte del Imperio Otomano como crímenes de lesa humanidad, tal como
lo expresan los autores (Derechos Humanos: Justicia y Reparación. Ricardo
Lorenzetti, editorial Sudamericana). Hay que precisar, como lo ha dicho la literatura,
que el crimen contra la humanidad excede con mucho en su conducta el contenido
ilícito de cualquier otro delito. Asimismo, el Derecho Penal no está legitimado para
exigir la prescripción de las acciones emergentes de estos delitos y si lo hiciere
sufriría un grave desmedro ético: no hay argumento jurídico ni ético que le permita
invocar la prescripción (Nueva Doctrina Penal, “Notas Sobre el Fundamentos de la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Lesa Humanidad” Eugenio Raúl Zaffaroni, pág.
437 a 446). Del mismo modo, el crimen de lesa humanidad es aquel injusto que no
solo contraviene los bienes jurídicos comúnmente garantizados por las leyes penales,
sino que al mismo tiempo suponen una negación de la personalidad moral del
hombre, esto es, se mira al individuo como cosa. La característica principal es la
forma cruel y bestial con que diversos hechos criminales son perpetrados. Sin
perjuicio de otros elementos que también lo constituyen como son la indefensión, la
impunidad, que serán analizados con posterioridad. Es un ultraje a la dignidad
humana y representan una violación grave y manifiesta de los derechos y libertades
proclamados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros
instrumentos internacionales pertinentes.
SEXTO: Declaraciones indagatorias. Que prestando declaración indagatoria don
Daniel Sady Villalobos Escobar, de fs. 116 a fs. 117, de fs. 436 a fs. 437, de fs. 466 a
fs. 467, de fs. 472 a fs. 473, fs. 579 y fs. 580, quien en lo sustancial y pertinente señaló
que en 1982 fue destinado a la Tenencia de Santa Rosa. En ese lugar estuvo hasta junio
de 1986, fecha en la cual fue dado de baja por tener problemas con la justicia. Añadió
que el día en cuestión estaba de servicio en la población junto con el cabo 1°Jorge
Rivas. De guardia en la unidad estaban el Cabo 1° Ruiz y el carabinero Rodríguez.
Respecto a la detención de don Segundo Candia Reyes señala que tras la denuncia
realizada por riña, concurrió junto a su compañero Rivas al domicilio de éste, lugar en
donde el detenido se encontraba en la calle con una cortaplumas y una herida en el
labio, instante en el cual no se encontraba el lesionado. Asegura que junto con Rivas
esposaron al detenido y lo trasladaron a la Tenencia. Al respecto asegura que no
recuerda que hubiera más detenidos pero si del hecho de que en la pelea participaron
varias personas que salieron en defensa de la esposa del detenido. Luego, en
declaración de fs. 436 a fs. 437, asegura que detuvieron a Segundo Candia Reyes
dirigiéndolo hacia la Tenencia acompañado por su cuñado, quien realizaría la denuncia
pertinente. Posteriormente, acota que ya en la Tenencia y luego de la individualización
pertinente realizada al detenido, este fue conducido hasta el hospital para efectos de
constatar lesiones, sin embargo no recuerda si fue él quien lo acompañó, pero que tras
lo ocurrido, continúo realizando su turno con normalidad. Luego, asegura que al llegar a
la guardia llamaron a una ambulancia para llevar al detenido al hospital puesto que este
se quejaba de dolor de estómago. Además, señaló que ya en el hospital los dos
fueron curados, siendo diagnosticado ambos con lesiones leves por el respectivo médico
de turno. Agregando que “el occiso” no tenía más que contusiones toda vez que él le
habría manifestado al médico que este se quejaba de dolores estomacales.
Posteriormente, alrededor de las 23:30 horas regresaron en un colectivo a la Tenencia,
lugar donde los dos quedaron detenidos pues asegura que a don Segundo Candia
Reyes se le habría encontrado otro cortaplumas. Puntualiza que luego de entregar al
detenido, salieron nuevamente a patrullar la población. Asegura que el andaba
acompañado del Cabo Primero Jorge Rivas y que posteriormente sólo pidieron
novedades por teléfono para regresar a las 8 am a entregar su turno. Al respecto refiere
que al parecer al detenido lo pusieron en libertad alrededor de las 7 am sin embargo él
nada sabe pues llegó en forma posterior.
SÉPTIMO: Que pese a la negativa de Daniel Sady Villalobos Escobar , en orden a
reconocer su participación en el delito materia del proceso, existen como
antecedentes incriminatorios en su contra los siguientes:
I) Declaraciones: a) No obstante que el propio encartado Villalobos se ubica en el sitio
del suceso, el Carabinero Jorge Rivas Baeza, a fojas 443, también da cuenta que se
encontraba de turno de servicio de población con el cabo 2° Daniel Villalobos para la
época de los hechos y que trasladaron al cuartel a dos civiles. b) Que en el mismo
sentido, los carabineros José Luciano Ruiz Aravena, a fojas 428 y Ricardo Rodríguez
Contreras, a fojas 465, quienes manifiestan que la pareja de servicio en la población
eran el cabo Rivas con el cabo Villalobos , quienes trajeron a la víctima de autos junto a
su cuñado al retén. c) Que ratificando lo anterior, está el informe de fojas 46 de la
causa rol 691-84 del IV Juzgado Militar de Valdivia, tenida a la vista a fs. 170 y que le
fuera leída a fs. 202 a Leonel Quiroz Hidalgo. d) Héctor Morales Flores, a fojas 457 el
22 de mayo de 1984, quien asevera que cuando llegaron a la Tenencia los carabineros
llevaron a su cuñado al baño y ahí le pegaron. Esto lo señala porque la persona se
quejaba. Precisa que esto lo hizo el carabinero Villalobos, el que personalmente lo llevó,
pasando por detrás del testigo. Respecto al otro carabinero, no le sabe el nombre. No
sabe si entre los dos le pegaron o solamente fue uno, porque estos cerraron la puerta.
Puntualizó que cuando los llevaron al hospital lo hicieron después que estos
(carabineros) lo habían llevado a la pieza o al baño. Esto sucedió alrededor de 10
minutos después que llegaron y le pegaron a su cuñado. Agregó que no declaró
anteriormente esto porque le tenía miedo al señor Villalobos, ya que era una persona
mañosa y de mal genio y le puede pasar lo mismo que a su cuñado. Lo anterior lo
ratifica en los careos de fojas 472, de 27 de junio de 1986 y a fs. 580, de 09 de julio de
2014, especificando que desde la posición en la que estaba sentía quejarse a su cuñado
y que después de 10 minutos vio que el funcionario Villalobos lo sacó desde la pieza en
que se encontraba. Durante el trayecto al hospital, en la ambulancia, se quejaba mucho
del estómago. e) Leonel Quiroz Hidalgo, de fs. 202 a fs. 203. Este testigo aparece
detenido el mismo día que Segundo Enrique Candia Reyes, como consta en el informe
de fs. 46 de la causa rol 691-84 del IV Juzgado Militar de Valdivia, tenida a la vista a fs.
170. Atestigua que la noche en que estuvo detenido sintió varios quejidos de un hombre
y cuando recobró su libertad, una patrulla lo estaba esperando afuera de la cárcel,
trasladándolo nuevamente a la Tenencia de Santa Rosa. Un carabinero de rango
superior quiso simpatizar con él con el objeto que si en algún momento lo interrogaban
por un hecho ocurrido en la noche en que estuvo detenido y que se relacionaba con algo
que había pasado con una persona que había estado allí, debía declarar a favor de
ellos. Además, señaló que cuando estuvo detenido por primera vez, un carabinero que
estaba en la tenencia lo golpeó fuertemente en el estómago dejándolo sin respiración. f)
Gustavo René Jara Bustamante, de fs. 476 y fs. 477. Este testigo aparece detenido el
mismo día que Segundo Enrique Candia Reyes, como consta en el informe de fs. 46 de
la causa rol 691-84 del IV Juzgado Militar de Valdivia, tenida a la vista a fs. 170 y que le
fuera leído, además, al testigo Leonel Quiroz Hidalgo a fs. 202. Recuerda que en esa
oportunidad había otro ebrio que se quejaba constantemente, sus quejidos eran
muchos, movía la cabeza y se tomaba el estómago. Él llegó a la Tenencia cerca de las
00:03 h. g) Benedicta del Carmen Morales Flores, a fs. 424, el 09 de febrero de 1984,
relata que su marido le alcanzó a decir antes de fallecer que carabineros lo había
golpeado ya que lo habrían pateado y que le habrían roto el estómago, lo que reitera a
fs. 445. Indica, con posterioridad, que la primera vez que su marido fue al hospital éste
no presentaba lesiones. Su cuñado Javier Candia, quien encontró a su esposo tirado en
la calle en las afueras de la Tenencia, le indicó en la sala de urgencia del hospital que a
Segundo Candia lo habían molido a golpes los carabineros. Más aun, precisó que
según lo dichos de su marido, no sólo lo golpearon duramente, sino que lo pisaron entre
todos, su estómago estaba destruido. El médico tratante le dijo que las vísceras de su
esposo estaban hechas pedazos. Finalmente manifestó que su esposo le señaló el
nombre de un carabinero de apellido Villalobos como uno de los que lo atacaron esa
noche en la Tenencia. h) Javier Enrique Candia Reyes, a fojas 425 , de fs. 453 y fs. 454,
quien dice que cuando fue a carabineros a preguntar por su hermano, al llegar a la
esquina vio que éste estaba botado en el suelo, cerca del retén. Al verlo lo reconoció y le
dijo que carabineros le había pegado y le había roto el estómago. Luego, a fojas 453 y
siguientes, agregó que cuando se dirigió a carabineros fue con una sobrina y a unos 20
o 25 metros del retén estaba su hermano apoyado y con las manos en el estómago. i)
Flora del Carmen Gómez Candia, de fojas 439 a fs. 441, quien relata que el día de los
hechos llegó una pareja de carabineros los cuales esposaron a su tío junto con el vecino
Morales, hasta el día posterior en que su tío Javier Candia le pidió que lo acompañara a
buscar a su tío. Al aproximarse al retén, encontraron a su tío Segundo botado y medio
gateando sin poder pararse, pidiendo que lo llevaran al hospital y les decía “que los
carabineros lo había lo habían molido por dentro a golpes y patadas y que encontraba
muy mal”. Estando en el hospital, su tío repitió lo mismo diciendo “si muero la culpa la
tendrán los carabineros de Santa Rosa que ese día me pegaron con puños y pies
mientras estaba esposado”. Puntualizó que el único testigo es Héctor Morales Flores el
cual le dijo la abogado que había visto cuando lo entraron al baño en le tenencia de
Santa Rosa a su tío esposado y le comenzaron a pegar. Especificó, a fojas 191, que
su tío le dijo que los carabineros le habían dado una paliza y que el paco Villalobos le
había pegado. j) Margarita Candia Reyes, a fojas 65 y fs. 66, quien indicó que su
hermano falleció en 1984 a causa de una golpiza que recibió mientras estaba detenido
en la Tenencia de Santa Rosa. Cuando supo que estaba en el hospital concurrió a verlo,
estaba lleno de tubos. Indica que su hermano Javier encontró a Segundo afuera de la
unidad policial tirado en la calle y en muy malas condiciones físicas, trasladándolo al
hospital. k) Elena del Carmen Candia Reyes, a fs. 442 y fs. 454, quien comunica que
conversó con su hermano segundo en el hospital, y le manifestó “si muero sería por
culpa de carabineros, ya me pegaron y me apalearon en diferentes partes, en especial
el estómago”. Acotó que su cuñado Manuel Morales había escuchado todo cuando
había sido golpeado Segundo y que lo habían castigado en el baño, escuchando los
lamentos. Reiteró que su hermano les manifestó que Carabineros le habían pegado y
que le habían reventado el estómago y que tenía la espalda hecha pedazos. l) Juan
Bautista Riffo Guerrero, a fs. 75 y fs. 76, ex carabinero, quien espeta que al día siguiente
se enteró que los carabineros Daniel Villalobos y Luciano Ruiz habrían participado en un
acto de violencia innecesaria al interior de la Tenencia de Santa Rosa en contra de un
detenido, que en horas de la noche había sido llevado a ese lugar. No recuerda que se
haya sancionado por ese hecho a los carabineros, pero sí que Daniel Villalobos fue dado
de baja años más tarde por mala conducta.
II) Informe del Servicio Médico Legal de fs. 12 y a fs. 41, donde concluye que la
causa precisa y necesaria de la muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue
“Shock determinado por un traumatismo abdominal con perforación de vísceras,
hueca (duodeno) y peritonitis biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones
traumáticas contusas de las vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon
transverso orientan en favor de una contusión roma aplicada sobre la pared
abdominal ocasionando el estallido visceral y la contusión simple del mesenterio.
Concluye que esto puede deberse tanto aun accidente como a la acción de terceras
personas y detecta una lesión erosiva menor en la superficie facial que puede ser
resultante de una caída.
III) Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que
consta que la fecha del fallecimiento de Segundo Cando Reyes es el 09 de febrero
de 1984, siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por
acción de terceros”.
De lo documentos anteriores, según el mérito del proceso y las declaraciones de los
testigos, es posible derivar y concluir que los relatos son consistentes, verosímiles y
conforme por lo expresado por dichas personas en cuanto a las lesiones sufridas por
Segundo Candia Reyes, las que sin duda no fueron causadas ni antes de la detención
por algún tercero o después que fue dejado en libertad por algún tercero, ni tampoco
son secuelas físicas de alguna enfermedad. Las pruebas incriminatorias del proceso,
como ya se ha razonado, indican que dichas lesiones se produjeron en la Tenencia de
Santa Rosa, lo que posteriormente provocó la muerte de Segundo Candia Reyes.
OCTAVO: Que como corolario de todo lo expuesto existen un conjunto de elementos
probatorios (testigos directos e indirectos y documentos de la defunción) como se ha
indicado que permiten al Tribunal llegar a la convicción de la participación del acusado
Daniel Sady Villalobos Escobar como autor del delito de homicidio simple en la
persona de Segundo Enrique Candia Reyes, en los términos del artículo 15 del Código
Penal.
NOVENO: Prestando declaración indagatoria don Jorge María Rivas Baeza, de fs.
77 a fs.78, de fs. 443 a fs. 444, a fs.464, a fs. 475, de fs. 478 a fs. 479, a fs. 601
aseguró que en 1984 se desempeñaba en la Tenencia de Santa Rosa de Temuco. A
ese lugar llegó en 1983 donde permaneció hasta 1984, año en que se acogió a retiro
por invalidez. Respecto de los hechos materia de esta investigación, recuerda que el
día en cuestión él estaba de servicios en la población junto con el cabo 2° Daniel
Villalobos. Recuerda que se encontraron en la guardia con la señora de Segundo
Candia Reyes quien se encontraba denunciando una riña, razón por la cual se
dirigieron hasta el domicilio en calle Quidel donde permanecía una persona que
portaba una cortaplumas en la mano y sangraba de la cara; además de otra persona
que también se encontraba herida, presentando un corte en el cuello y hombro.
Recuerda que la denunciante le habría señalado que las personas que habrían
participado de la riña en cuestión, eran los heridos, razón por la cual los esposaron
para posteriormente llevarlos a la Tenencia. Al respecto a fojas 464 señala que don
Segundo Candia Reyes al momento de ser detenido no opuso resistencia por lo que
no fue necesario emplear la fuerza. Luego, indica que previo a lo anterior, solicitó a
una persona que los acompañara como testigo, ofreciéndose un amigo de los
detenidos para hacerlo. En declaración de fs. 443 a fs. 444 agrega como antecedente
que tras lo anterior llegaron al cuartel y “esta persona se quejaba que le dolía el
estómago”, razón por la cual con mayor razón alrededor de las 22:00 horas solicitaron
una ambulancia para trasladarlos al hospital, resultando ambos con lesiones leves y
específicamente a don Segundo Candia Reyes le pusieron puntos. Posteriormente,
de regreso en la Tenencia agrega que le solicitó al cabo Ruiz que ingresara a los
detenidos por pendencia y lesiones leves, para posteriormente ir a atender otro
procedimiento en razón de las instrucciones asignadas por el cabo Ruiz, razón por la
cual pusieron a los detenidos a disposición de la guardia y se retiraron del lugar.
Asegura además que al entregar el turno, alrededor de las 8:00 horas, se enteró que
el cabo Ruiz había liberado al hermano de la denunciante e ingresado por ebriedad a
Candia Reyes, sin dejar constancia de la riña sostenida previamente.
Agrega a sus dichos que aquella noche había muchos detenidos en los
calabozos. Que la Tenencia contaba con dos o tres calabozos y aquella noche se
encontraban por lo menos 20 detenidos, todos los cuales por ebriedad. Además,
menciona que a los dos o tres días se entera de la muerte de Segundo Candia Reyes,
pues se inició una investigación sumaria al respecto, agregando que el nombre del
Teniente de aquella época, era don José Claudio Ortega Urqueta. Puntualiza que él no
participó ni se enteró que ningún carabinero haya participado en la golpiza que recibió
José Candia Reyes, presumiendo que la víctima, al salir en libertad, debió haber
recibido los golpes que le causaron la muerte.
Finalmente expresa a lo precedentemente reseñado que, el día del hecho no
recuerda que a la victima la hubieran conducido al baño, puesto que al llegar a la guardia
él se preocupó de solicitar telefónicamente una ambulancia hecho que demoró unos
minutos puesto que la línea telefónica se encontraba ocupada, sin embargo entiende de
que de haber sido así, hubiera sido para que se lavara la cara pues sangraba de una
herida de su labio superior, además de vomitar la excesiva cantidad de vino ingerido.
Refiere que tampoco vio al carabinero Villalobos entrar con el detenido a la guardia y
que de ocurrir tal situación le hubiera acompañado otro carabinero. Sin embargo a fs.
601 asegura que en ningún momento Villalobos u otro funcionario llevó a una pieza
contigua a Candia Reyes toda vez que los detenidos siempre estuvieron en la guardia de
la unidad.
DÉCIMO: Que pese a la negativa de Jorge María Rivas Baeza, en orden a reconocer
su participación en el delito materia del proceso, existen como antecedentes
incriminatorios en su contra los mismos elementos probatorios puntualizados
precedentemente para el caso de Daniel Sady Villalobos Escobar, los que se dan por
reproducidos, con los siguientes alcances:
I) Declaraciones: a) No obstante que el propio encartado Rivas Baeza niega cualquiera
participación en los hechos, se ubica en el sitio del suceso, como ya ha quedado
establecido. Además, están las declaraciones de a) Héctor Morales Flores, quien como
se ha indicado, llegó detenido con Segundo Candia Reyes y manifestó en forma
coherente y sostenida que observó cuando al occiso lo llevaron la baño o una
habitación el carabinero Villalobos junto a otra persona y sintió los quejidos. Los mismos
lamentos y quejido que se escucharon en la Tenencia los pudo oír Leonel Quiroz
Hidalgo y Gustavo Jara Bustamante, detenidos, como se ha especificado
precedentemente, el mismo día que Candia Reyes. b) También son elementos
incriminatorios, entre otros, los testimonios de Javier enrique Candia Reyes y de Flora
del Carmen Gómez Candia, quienes encontraron a segundo Candia Reyes en las
afueras de la tenencia quejándose de fuertes dolores de estómago, lo que rebate
totalmente lo expresado por el inculpado a fojas 478, en la cual el inculpado indica que
presume que una vez que salió en libertad debió haber recibido los golpes que le
causaron la muerte. c) Los testimonios de Elena del Carmen Candia Reyes y Margarita
del Carmen Candia Reyes ya detallados ut supra en la que relatan que estando el en
hospital su hermano Segundo les aseguró que carabineros de Santa Rosa lo habían
agredido en diferentes partes del cuerpos en especial estómago y espalda cuando
estuvo detenido en el recinto policial. d) Juan Bautista Riffo Guerrero, quien también
indica , como ya se detalló, que al día siguiente se enteró que los carabineros Daniel
Villalobos y Luciano Ruiz habrían participado en un acto de violencia innecesaria al
interior de la Tenencia de Santa Rosa en contra de un detenido, que en horas de la
noche había sido llevado a ese lugar. No recuerda que se haya sancionado por ese
hecho a los carabineros, pero sí que Daniel Villalobos fue dado de baja años más tarde
por mala conducta.
II) Informe del Servicio Médico Legal de fs. 12 y a fs. 41, donde concluye que la
causa precisa y necesaria de la muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue
“Shock determinado por un traumatismo abdominal con perforación de vísceras,
hueca (duodeno) y peritonitis biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones
traumáticas contusas de las vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon
transverso orientan en favor de una contusión roma aplicada sobre la pared
abdominal ocasionando el estallido visceral y la contusión simple del mesenterio.
Concluye que esto puede deberse tanto aun accidente como a la acción de terceras
personas y detecta una lesión erosiva menor en la superficie facial que puede ser
resultante de una caída.
III) Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que
consta que la fecha del fallecimiento de Segundo Cando Reyes es el 09 de febrero
de 1984, siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por
acción de terceros”.
De lo documentos anteriores, según el mérito del proceso y las declaraciones de los
testigos, es posible derivar y concluir que los relatos son consistentes, verosímiles y
conforme por lo expresado por dichas personas en cuanto a las lesiones sufridas por
Segundo Candia Reyes, las que sin duda no fueron causadas ni antes de la detención
por algún tercero o después que fue dejado en libertad por algún tercero, ni tampoco
son secuelas físicas de alguna enfermedad. Las pruebas incriminatorias del proceso,
como ya se ha razonado, indican que dichas lesiones se produjeron en la Tenencia de
Santa Rosa, lo que posteriormente provocó la muerte de Segundo Candia Reyes.
UNDÉCIMO: Que como corolario de todo lo expuesto existen un conjunto de elementos
probatorios (testigos directos e indirectos y documentos de la defunción) como se ha
indicado, que permiten al Tribunal llegar a la convicción de la participación del acusado
Jorge María Rivas Baeza como cómplice del delito de homicidio simple en la
persona de Segundo Enrique Candia Reyes, en los términos del artículo 16 del Código
Penal.
DÉCIMO SEGUNDO: Que prestando declaración indagatoria don Ricardo Antonio
Rodríguez Contreras, de fs. 113 a fs.115, de fs. 465 a fs. 466, a fs. 602 expresa que
llegó a la Tenencia de Santa Rosa en 1982 donde permaneció hasta 1985. En
relación a lo hechos acota que estaba de servicio como cuartelero acompañado por el
cabo 1° Luciano Ruiz como suboficial de guardia. Esa noche llegó detenido Segundo
Candia Reyes, persona que fue aprehendida por los carabineros Villalobos y Rivas,
por una denuncia realizada por riña. Añade que los datos del detenido fueron
ingresados en el libro de novedades y luego quedó en un calabozo con otras
personas. Esta persona, al llegar detenido, tenía una herida en uno de sus labios.
Además, portaba un cortaplumas y al allanarlo se le encontró otra. Explica que
durante la noche, por gritos desde los calabozos se enteró que uno de los detenidos
estaba vomitando y al ir al lugar se percató que se trataba de Candia Reyes y que
este respondió que sentía dolores de estómago. Atribuyó el hecho al estado de
embriaguez pero el cabo Ruiz ordenó que lo trasladaran al hospital. Luego de
concurrir al hospital, no recuerda mayores detalles, regresó el detenido con un
certificado donde se indicaba que no tenía mayores problemas, aunque declara que
parecía ser que el detenido continuó con malestares y habría sido llevado
nuevamente al hospital con el mismo resultado anterior. Luego, a las 06:30 h esta
persona fue puesta en libertad y salió caminando por sus propios medios, pero
precisa que aun daba muestras de alguna dolencia en el estómago pues tenía puesta
su mano en el abdomen. Deduce el testigo que podría ser producto de la intoxicación.
Finaliza indicando que hubo una investigación interna por la muerte de una persona y
que nadie fue sancionado por violencias innecesarias. Insiste que no participó ni se
enteró que algún carabinero haya participado en el golpiza que supuestamente recibió
Candia Reyes, no recordando otros detalles de la detención. Finalmente no es posible
que a un detenido se le apremie físicamente y luego se le envíe al hospital a constatar
lesiones, pues podrían verse involucrados en violencias innecesarias. Precisó que
cuando el detenido estaba en la guardia se quejó de dolor abdominal e indicó que
estaba siendo tratado, no recuerdo si dijo úlceras o hernias.
DÉCIMO TERCERO: Que pese a la negativa de Ricardo Antonio Rodríguez Contreras ,
en orden a reconocer su participación en el delito materia del proceso, existen
como antecedentes incriminatorios en su contra los mismos elementos probatorios
puntualizado precedentemente para el caso de Daniel Sady Villalobos Escobar y Jorge
María Rivas Baeza, los que se dan por reproducidos, con los siguientes alcances:
I) Declaraciones: a) No obstante que el propio encartado Rodríguez Contreras niega
cualquiera participación en los hechos, se ubica en el sitio del suceso, como ya ha
quedado establecido. Además, están las declaraciones de a) Héctor Morales Flores,
quien como se ha detallado, llegó detenido con Segundo Candia Reyes y manifestó en
forma coherente y sostenida que observó cuando al occiso lo llevaron la baño o una
habitación el carabinero Villalobos junto a otra persona y sintió los quejidos. Los mismos
lamentos y quejido que se escucharon en la Tenencia los pudo oír Leonel Quiroz
Hidalgo y Gustavo Jara Bustamante, detenidos, como se ha puntualizado
precedentemente, el mismo día que Candia Reyes. B) También son elementos
incriminatorios, entre otros, los testimonios de Javier enrique Candia Reyes y de Flora
del Carmen Gómez Candia, quienes encontraron a segundo Candia Reyes en las
afueras de la tenencia quejándose de fuertes dolores de estómago, lo que rebate lo
expresado por el inculpado en cuanto no es posible que en esas condiciones un
detenido, sin antes ser revisado, sea puesto en libertad. C) Los testimonios de Elena
del Carmen Candia Reyes y Margarita del Carmen Candia Reyes ya detallados ut supra
en la que expresan que estando en el centro asistencial su hermano Segundo les
aseguró que carabineros de Santa Rosa lo habían agredido en diferentes partes del
cuerpo en especial estómago y espalda cuando estuvo detenido en el recinto policial. d)
Juan Bautista Riffo Guerrero, quien también espeta , como ya se detalló, que al día
siguiente se enteró que los carabineros Daniel Villalobos y Luciano Ruiz habrían
participado en un acto de violencia innecesaria al interior de la Tenencia de Santa Rosa
en contra de un detenido, que en horas de la noche había sido llevado a ese lugar. No
recuerda que se haya sancionado por ese hecho a los carabineros, pero sí que Daniel
Villalobos fue dado de baja años más tarde por mala conducta.
II) Informe del Servicio Médico Legal de fs. 12 y a fs. 41, donde concluye que la
causa precisa y necesaria de la muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue
“Shock determinado por un traumatismo abdominal con perforación de vísceras,
hueca (duodeno) y peritonitis biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones
traumáticas contusas de las vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon
transverso orientan en favor de una contusión roma aplicada sobre la pared
abdominal ocasionando el estallido visceral y la contusión simple del mesenterio.
Concluye que esto puede deberse tanto aun accidente como a la acción de terceras
personas y detecta una lesión erosiva menor en la superficie facial que puede ser
resultante de una caída.
III) Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que
consta que la fecha del fallecimiento de Segundo Cando Reyes es el 09 de febrero
de 1984, siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por
acción de terceros”.
De lo documentos anteriores, según el mérito del proceso y las declaraciones de los
testigos, es posible derivar y concluir que los relatos son consistentes, verosímiles y
conforme por lo expresado por dichas personas en cuanto a las lesiones sufridas por
Segundo Candia Reyes, las que sin duda no fueron causadas ni antes de la detención
por algún tercero o después que fue dejado en libertad por algún tercero, ni tampoco
son secuelas físicas de alguna enfermedad. Las pruebas incriminatorias del proceso,
como ya se ha razonado, indican que dichas lesiones se produjeron en la Tenencia de
Santa Rosa, lo que posteriormente provocó la muerte de Segundo Candia Reyes.
DÉCIMO CUARTO: Que como corolario de todo lo expuesto existen un conjunto de
elementos probatorios (testigos directos e indirectos y documentos de la defunción)
como se ha indicado, que permiten al Tribunal llegar a la convicción de la participación
del acusado Ricardo Antonio Rodríguez Contreras como cómplice del delito de
homicidio simple en la persona de Segundo Enrique Candia Reyes, en los términos del
artículo 16 del Código Penal.
DÉCIMO QUINTO: Que prestando declaración indagatoria don José Luciano Ruiz
Aravena, de fs. 79 a fs. 80, de fs. 428 a fs. 431, de fs. 462 a fs. 463, de fs. 599 a fs.
600 aseguró que en 1984 se desempeñaba en la Tenencia de Santa Rosa de
Temuco. A ese lugar llegó en 1982 donde permaneció hasta 1985, para
posteriormente con fecha 16 de abril de 2001 acogerse a retiro. Respecto a los
hechos materia de investigación, refiere que el día en cuestión se encontraba de
Suboficial de guardia en la citada Tenencia, conjuntamente con el cuartelero el
Carabinero Ricardo Rodríguez. Mientras que de servicio en la población se
encontraba el Cabo Jorge Rivas y el Carabinero Daniel Villalobos. Recuerda que
alrededor de las 23:00 horas concurrió a la Tenencia una persona a denunciar el
hecho, razón por la cual envió a los Carabineros mencionados a verificar tal situación.
Menciona que tras lo anterior, los carabineros llegan hasta la Tenencia con Segundo
Candia Reyes en calidad de detenido, quien se encontraba en manifiesto estado de
ebriedad y con un pequeño corte en el labio superior por lo que ingresó los datos en el
libro de novedades con la calificación de detención en estado de ebriedad y lesiones
leves , tras lo cual lo envía al hospital conjuntamente con su cuñado, además de los
Carabineros Rivas y Villalobos, los cuales regresaron con un certificado que indicaba
que el detenido se encontraba en buenas condiciones físicas y no presentaba
lesiones de importancia. Asegura que no recuerda que en aquella noche haya habido
muchos detenidos en los calabozos, que de hecho la víctima se encontraba solo en
uno de ellos. Agrega que al momento de ser detenido portaba un cortaplumas y
posteriormente al allanarlo antes de entrar al calabozo, se le encontró otra. Que luego
volver del hospital tras la detención, el cuñado de la víctima se retiró de la tenencia.
Que por las visitas que realizaban frecuentemente durante las noches a los
calabozos, como a las 03:30 h. se percató que don Segundo Candia Reyes se
quejaba y al preguntarle por lo que le sucedía éste le habría respondido que el vino le
hacía mal “no refiérenosle en ningún momento a la pelea ocurrida precedentemente”.
Indica, además, que cuando el detenido estaba vomitando, él fue quien lo envió hasta
el hospital regional, no recordando si llamó a un radio patrullas o una ambulancia para
que lo trasladaran. De todo lo anterior debió quedar constancia en el libro de guardia.
Agrega que no recuerda el diagnóstico del hospital pero que tras quedar la víctima en
libertad se fue tranquilamente fumando un cigarrillo y salió caminando por sus
propios medios, sin dar muestras de dolencias físicas.
Además refiere que se entero de los hechos el mismo día, en horas de la
tarde, cuando lo llamaron de la unidad debido a lo sucedido. Finaliza señalando que
no participó ni se enteró de que algún Carabinero haya participado en la agresión que
supuestamente recibió José Candia Reyes, al menos ese hecho no ocurrió en el
cuartel. Presume que si falleció fue por acción de terceros o por alguna secuela física
que pudiere afligirle. Además, no era posible que golpearan a una persona pues en el
hospital se podrían dar cuenta. Señaló que nadie fue sancionado por violencias
innecesarias en la fiscalía Militar, pero a él le dieron 15 días de arresto, porque no
puso en el parte que se envió al Juzgado del Crimen, que el detenido había sido
llevado al hospital para constatar lesiones.
DÉCIMO SEXTO: Que pese a la negativa de José Luciano Ruiz Aravena , en orden
a reconocer su participación en el delito materia del proceso, existen como
antecedentes incriminatorios en su contra los mismos elementos probatorios
puntualizados precedentemente para los demás acusados, los que se dan por
reproducidos, con los siguientes alcances:
I) Declaraciones: a) No obstante que el propio encartado Ruiz Aravena niega
cualquiera participación en los hechos, se ubica en el sitio del suceso, como ya ha
quedado establecido. Además, están las declaraciones de a) Héctor Morales Flores,
quien como se ha explicado, llegó detenido con Segundo Candia Reyes y manifestó en
forma coherente y sostenida que observó cuando al occiso lo llevaron la baño o una
habitación el carabinero Villalobos junto a otra persona y sintió los quejidos. Los mismos
lamentos y quejido que se escucharon en la Tenencia los pudo oír Leonel Quiroz
Hidalgo y Gustavo Jara Bustamante, detenidos, como se ha puntualizado
precedentemente, el mismo día que Candia Reyes. B) También son elementos
incriminatorios, entre otros , los testimonios de Javier enrique Candia Reyes y de Flora
del Carmen Gómez Candia, quienes encontraron a segundo Candia Reyes en las
afueras de la tenencia quejándose de fuertes dolores de estómago, lo que rebate lo
expresado por el inculpado Ruiz Aravena en cuanto no es posible que en esas
condiciones un detenido, sin antes ser revisado, sea puesto en libertad ni menos que
hubiere salido caminando sin dar muestras de dolencias físicas, como lo señala a fs. 80
C) Los testimonios de Elena del Carmen Candia Reyes y Margarita del Carmen Candia
Reyes ya descritos ut supra en la que expresan que estando en el centro asistencial
su hermano Segundo les aseguró que carabineros de Santa Rosa lo habían agredido en
diferentes partes del cuerpo en especial estómago y espalda cuando estuvo detenido en
el recinto policial. D) Juan Bautista Riffo Guerrero, quien también blasona , como ya se
puntualizó, que al día siguiente se enteró que los carabineros Daniel Villalobos y
Luciano Ruiz habrían participado en un acto de violencia innecesaria al interior de la
Tenencia de Santa Rosa en contra de un detenido, que en horas de la noche había sido
llevado a ese lugar. No recuerda que se haya sancionado por ese hecho a los
carabineros, pero sí que Daniel Villalobos fue dado de baja años más tarde por mala
conducta.
II) Informe del Servicio Médico Legal de fs. 12 y a fs. 41, donde concluye que la
causa precisa y necesaria de la muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue
“Shock determinado por un traumatismo abdominal con perforación de vísceras,
hueca (duodeno) y peritonitis biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones
traumáticas contusas de las vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon
transverso orientan en favor de una contusión roma aplicada sobre la pared
abdominal ocasionando el estallido visceral y la contusión simple del mesenterio.
Concluye que esto puede deberse tanto aun accidente como a la acción de terceras
personas y detecta una lesión erosiva menor en la superficie facial que puede ser
resultante de una caída.
III) Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que
consta que la fecha del fallecimiento de Segundo Cando Reyes es el 09 de febrero
de 1984, siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por
acción de terceros”.
De lo documentos anteriores, según el mérito del proceso y las declaraciones de los
testigos, es posible derivar y concluir que los relatos son consistentes, verosímiles y
conforme por lo expresado por dichas personas en cuanto a las lesiones sufridas por
Segundo Candia Reyes, las que sin duda no fueron causadas ni antes de la detención
por algún tercero o después que fue dejado en libertad por algún tercero, ni tampoco
son secuelas físicas de alguna enfermedad. Las pruebas incriminatorias del proceso,
como ya se ha razonado, indican que dichas lesiones se produjeron en la Tenencia de
Santa Rosa, lo que posteriormente provocó la muerte de Segundo Candia Reyes.
DÉCIMO SÉPTIMO: Que como corolario de todo lo expuesto existen un conjunto de
elementos probatorios (testigos directos e indirectos y documentos de la defunción)
como se ha indicado, que permiten al Tribunal llegar a la convicción de la participación
del acusado José Luciano Ruiz Aravena como cómplice del delito de homicidio
simple en la persona de Segundo Enrique Candia Reyes, en los términos del artículo 16
del Código Penal.
EN CUANTO A LAS DEFENSAS.
DÉCIMO OCTAVO: Que a fojas 1.139 y siguientes, el abogado Gaspar Antonio
Calderón, en síntesis, en lo sustancial y pertinente contesta el auto acusatorio por los
acusados, Daniel Sady Villalobos Escobar, Jorge María Rivas Baeza, José Luciano Ruiz
Aravena y Ricardo Antonio Rodríguez Contreras solicitando se dicte sentencia
absolutoria a favor de sus representados y en subsidio en la caso hipotético que se les
condene, se les aplique el mínimo legal y se les otorgue algún beneficio de la ley
18.216.
Contestando derechamente la acusación, la organiza de la siguiente manera:
A. 1.- Análisis de la prueba producida y los hechos de la causa. Describe
primeramente un reportaje del diario de la época el que arroja que Segundo Enrique
Candia fue aprehendido por protagonizar un escándalo en estado de ebriedad, donde
intentó agredir a su esposa, la que fue defendida por su hermano. Acota que lo que
es posible observar en este caso, que las circunstancias de la muerte de esta
persona tenga alguna relación con episodios vinculados a los derechos humanos,
puesto que no hay antecedentes de persecución política, discriminación o violencia
asociada a una persecución sistemática que hubiese alcanzado al carpintero cuya
muerte se investigó en esta causa. Señala que si bien llevaron al occiso a constatar
lesiones al recinto hospitalario, las lesiones internas no fueron detectadas. Añade que
las personas que participaron en la riña siguieron el procedimiento habitual, llegando
a la unidad policial y luego lo llevaron al hospital y que a las 02:30 h los carabineros
sintieron quejarse al detenido y que percatándose que Candia Reyes vomitaba, fue
conducido hacia el hospital donde se entregó un certificado donde constaba que
estaba en buenas condiciones físicas y no presentaba lesiones de importancia. Anexa
que el propio Manuel Morales efectivamente describe la pelea que tuvo con Segundo
Candia y las lesiones que le causó y que desde Carabineros se pidió la ambulancia.
Por otro lado, señala que los testimonios de los familiares, quienes escucharon al
occiso repetir varias veces que había sido maltratados por Carabineros, no gozan de
ningún tipo de credibilidad, puesto que el testigo de fojas 455, Moisés Pavez
Villalobos, señala que Segundo Candia Reyes estaba casi inconsciente y decía puras
incoherencias. Puntualiza que el cuñado Manuel Morales sustenta una versión, a fojas
427, decididamente más gananciosa, al afirmar que su cuñado fue conducido al baño
donde parece que le pegaron, incluso aportando el nombre del carabinero Villalobos,
al que le atribuye una serie de condiciones de mal carácter. En la declaración de fojas
469, respecto a la atención hospitalaria, por el médico José Alcayaga Novoa, pudieron
no haberse manifestado los síntomas de una golpiza. Esboza por otro lado, que en el
careo de fojas 579 se devela el origen de las peleas, en cuanto Candia a agredió a su
mujer porque la encontró con otro hombre, por lo que concluye que los hechos
ocurridos sucedieron bajo distintos supuestos que descarta la violación de los
Derechos Humanos. Los hechos se tratan de una riña doméstica, como se ha
descrito. Además, el occiso estuvo en dos oportunidades en un establecimiento
hospitalario y que hay claras señalas de una agresión propia de una riña a cuchillo,
donde extrañamente nadie tocó al pendenciero que provocó la pelea al increpar a su
mujer. Por ello debe absolverse a los acusados, ya que esto corresponde a un simple
procedimiento policial ordinario prestado para los servicios en la población. A. 2.- La
absolución con vista a la falta de jurisdicción. Reitera que las violaciones a los
derechos humanos son aquellos delitos que atentan contra los derechos
fundamentales del hombre en cuanto miembro de la humanidad y que se encuentran
definidas en la declaración universal de derechos humanos y que son realizadas por
el Estado directa, indirectamente o por omisión, al amparo de su poder único. De esta
manera el Estado anula su finalidad esencial y provoca la insistencia del Estado de
derecho. Expresa que se ha definido que el sujeto o hechos de los derechos humanos
es un agente del estado, un funcionario público o bien persona o grupo de personas
que cuentan con la protección o el consentimiento del Estado. Puntualiza que la
esencia de esta clase de delitos los sujetos activos obran por cuenta del Estado pero
al margen y contra la finalidad fundamental que establece la Constitución para
mantener el Estado de Derechos; desde esa perspectiva no quedan comprendido en
el concepto de violación de los derechos humanos las acciones que se ubican dentro
de la constitución y las leyes penales ordinarias. Por ello, si le estado pone a sus
funcionarios actuando a disposición de la justicia, y estos actúan conforme a los
procedimientos que regulan su comportamiento, no hay violación de derechos
constitucionales ni tampoco de derechos humanos. La violación de los derechos
humanos se opone diametralmente a la persecución penal ordinaria y a la voluntad
contraria de los agentes ejecutores de resguardar la vida o integridad de las victimas
trasladándolas hasta un centro hospitalario. Indica que resulta absurdo que aun
detenido político los agentes del estado le procuren asistencia inmediata en dos
oportunidades durante la detención que se sostuvo por pocas horas. Por ello, los
hechos investigados no quedan dentro de la jurisdicción del ministro visitador, porque
no corresponden a un delito de lesa humanidad. A.3.- La absolución con vista a la
prescripción de la responsabilidad penal del acusado. Sobre esta materia la
defensa esgrime que como se trata de un delito común debiera procederse a la
absolución o al sobreseimiento por cuanto la causa con exceso alcanza los sucesos
por prescripción pena previsto en el artículo 94 del Código Penal. B) Defensa
Subsidiaria. Explicita que para el caso que el Tribunal establezca que los hechos
corresponde a la ejecución de un disidente político u opositor a la dictadura por
iniciativa propia de los carabineros a cargo del procedimiento, se le aplique la pena
mínima legal, considerándose para los encausados las atenuantes de irreprochable
conducta anterior del artículo 11Nn° 6 y del artículo 11 N° 9 ambos del Código Penal,
puesto que han colaborado sustancialmente al esclarecimiento de los hechos y han
concurrido continuamente a declarar al Tribunal. Del mismo modo pide que se
aplique la media prescripción del artículo 103 del texto citado y considere el hecho
revestido como de dos o más circunstancias atenuantes muy calificadas y de ninguna
agravante, aplicando las reglas de la determinación de la pena de los artículos 65 y
siguientes del texto punitivo.
DECIMO NONO: Análisis de la defensa. Que haciéndose cargo este Ministro
Visitador de los alegatos de la defensa expone lo siguiente: I.- Se estará a lo ya
razonado en forma exhaustiva y relacionada en los considerandos precedentes, en
especial en el análisis de las declaraciones de todos los acusados. II. A. En cuanto al
análisis de la prueba producida y los hechos de la causa, en relación a que los
hechos investigados corresponderían a procedimiento policial ordinario prestado por
los servicios de población, en este caso una pelea de borrachos y una riña familiar,
no pueden ser considerados delitos de lesa humanidad. Sobre esta misma materia,
de hechos investigados producto de procedimientos policiales efectuados por
Carabineros , ya este Tribunal se ha pronunciado en causa rol 45.345 del Juzgado de
Letras de Lautaro caso Juan Tralcal Huenchumán, dicta el 11 de diciembre de 2014
(fallada condenatoria y ejecutoriada) denuncia por presunto abigeato donde concurre
personal de carabineros resultando herido en su domicilio el presunto sospechoso
para luego morir producto de los proyectiles y 18.780 del Juzgado de Letras de
Curacautín , caso Jorge San Martín Lizama, de 28 de septiembre de 2015 (fallada
condenatoria y ejecutoriada) . En este último caso los hechos consistieron en una
denuncia por presunto robo en lugar habitado donde concurrió una patrulla de
carabineros resultando muerto el presunto sospechoso. Respecto que el delito
materia de investigación no constituiría delito de lesa humanidad, este Tribunal se
estará a lo ya razonado en las causas antes indicadas, porque lo alegado por la
defensa con anterioridad ya ha sido resuelto por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en el caso “Almonacid Arellano y otros versus Chile”, de fecha 26 de
septiembre de 2006; que reitera, a propósito de las leyes de amnistía, entre otros
aspectos la doctrina centrada en la sentencia caso “Barrios Altos versus Perú” de 14
de marzo de 2001, en cuanto la incompatibilidad de las leyes de amnistía con la
Convención Americana de Derechos Humanos. En lo pertinente, el fallo “Almonacid
Arellano y otros versus Chile”, ya reseñado, en el capítulo VII afirma como hechos
probados en el párrafo 82.3, que el 11 de septiembre 1973 advino en Chile un
régimen militar que derrocó al gobierno del Presidente Salvador Allende; que
asumieron una suma de poderes jamás vista en Chile. Mediante el decreto Ley N° 5,
de 22 de septiembre de 1973, “se declaró que el estado de sitio por conmoción
interna que regía al país, debía entenderse como estado o tiempo de guerra”. En el
párrafo 82.4 acota que la represión generalizada dirigida a personas consideradas
como opositoras como política de Estado, operó desde ese mismo día hasta el fin del
gobierno militar, el 10 de marzo de 1990 “aunque con grado de intensidad variables y
con distintos niveles de selectividad a la hora de señalar a sus víctimas” Esta
represión estuvo caracterizada por una práctica masiva y sistemática de
fusilamientos, ejecuciones sumarias , torturas (incluida la violación sexual,
principalmente de mujeres) privaciones arbitrarias de la libertad en recinto al margen
del escrutinio de la ley, desapariciones forzadas y demás violaciones a los Derechos
Humanos cometidas por agentes del Estado, asistido a veces por civiles. La
represión se aplicó en casi todas las regiones del país. Asimismo, en el párrafo 82.6
adosa que las victimas de todas estas violaciones fueron de todo tipo: funcionarios
destacados del régimen depuesto, militantes comunes, dirigentes de todo tipo,
indígenas, “muchas veces las relaciones políticas se deducían de la conducta
conflictiva de la víctima, tomas de terreno, predios, manifestaciones callejeras, etc.”.
La ejecución de estas personas es en el marco de hacer una limpieza de elementos
juzgados perniciosos por sus doctrinas y actuaciones. No obstante, existió un amplio
margen de arbitrariedad a la hora de seleccionar a las víctimas. En el párrafo 82.7
agrega que las ejecuciones extrajudiciales, por lo general, las muertes fueron de
personas detenidas y se practicaban en lugares apartados y de noche, algunos de los
fusilamientos fueron hechos al margen de todo proceso. En las regiones del sur del
país la persona sometida ya al control de sus captores era ejecutada en presencia de
su familia. Siguiendo con la misma sentencia, y sin perjuicio de lo ya dicho del delito
de lesa humanidad, en el capítulo VII de incumplimiento de los deberes generales, de
la sentencia precitada, de los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana de
Derechos Humanos, párrafo 99, señala que existe evidencia para concluir que en
1973 la comisión de crímenes de lesa humanidad, incluido el asesinato ejecutado en
un contexto de ataque generalizado o sistemático, contra sectores de la población
civil era violatoria de una norma imperativa del derecho internacional. Dicha
prohibición de cometer crimines de lesa humanidad es una norma de Ius Cogens y la
penalización de estos crimines es obligatoria conforme al derecho internacional
general. Incluso más, en el párrafo 100, a propósito del caso “Kolk y Kislyiy versus
Estonia”, la Corte Europea indicó que aun cuando los actos ocurridos por esas
personas pudieron haber sido legales por la ley domestica que imperaba en ese
entonces, las Cortes de Estonia consideraron que constituían crímenes de lesa
humanidad bajo el Derecho Internacional al momento de su comisión y que no
encontraba motivo alguno para llegar a una conclusión diferente. Luego, este Tribunal
a quo llega a la convicción, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Interamericana,
que el delito investigado en autos es de lesa humanidad, haciendo presente que dicha
Corte, en el párrafo 111, ha señalado que los crimines de lesa humanidad producen la
violación una serie de derechos inderogables, reconocidos en la convención
americana que no pueden quedar impunes. En reiteradas oportunidades el Tribunal
ha señalado que el Estado tiene el deber de evitar y combatir la impunidad que la
Corte ha definido “como la falta en su conjunto de investigación, persecución, captura
enjuiciamiento y condena de los responsables de las violaciones de los derechos
protegidos por la convención americana”. b) Asimismo, la Corte citada, en el párrafo
119, aquilata que las leyes de amnistía, como la chilena, conducen a la indefensión de
las víctimas y a la perpetuación de la impunidad de los crimines de lesa humanidad,
por lo que son manifiestamente incompatibles con la letra y el espíritu de la
Convención Americana y afectan los derechos consagrados en ella, ello constituye
per se una violación de la convención y genera responsabilidad general del Estado,
agregando que el decreto ley 2191, carece de efectos jurídicos y no puede seguir
representando un obstáculo para la investigaciones de los hechos, ni para la
identificación y el castigo de los responsables ni puede tener igual o similar impacto
respecto de otros casos de violación de los derechos consagrados en la Convención
Americana acontecidos en Chile. c) Que también es relevante para esta causa, lo que
señala dicha Corte en relación a la jurisdicción militar, párrafo 131, en cuanto en un
Estado democrático la jurisdicción penal militar ha de tener un alcance restrictivo y
excepcional y debe estar encaminada a la protección de intereses jurídicos
especiales, vinculados con las funciones que la ley asigna a las fuerzas militares.
Puntualiza dicho Tribunal, que cuando la justicia militar asume competencia sobre un
asunto que debe conocer la justicia ordinaria, se ve afectado el derecho al Juez
natural y a fortiori el debido proceso, el cual a su vez se encuentra íntimamente ligado
al propio derecho de acceso a la justicia. Asimismo, la Excma. Corte Suprema, en
fallo rol 25.657-14, de 11 de mayo de 2015, sobre esta misma materia ha expresado
respecto a la muerte de un civil en horario de toque de queda por agentes del Estado.
Sobre esta materia la Excma. Corte Suprema ha profundizado que el delito de lesa
humanidad también lo constituye un ataque indiscriminado, que no exige “que la
víctima haya tenido una militancia política u opción política definida, o que el delito se
haya cometido a causa de tal militancia u opción política de la víctima”, lo cual supone
que la propuesta de nulidad deriva de la consideración que el régimen imperante a la
época de la muerte del ofendido, en que regía el estado de sitio y toque de queda,
correspondió con una política estatal de control del orden público que autorizó a los
agentes del Estado para detener, e incluso privar de la vida a los ciudadanos que
circulasen sin autorización por la vía pública en el horario previamente fijado por la
autoridad. En la misma sentencia, el máximo Tribunal expresa que en este contexto,
los hechos que causaron la muerte de Hilario Varas a causa de los disparos que
hicieran los funcionarios policiales deben ser calificados como delito de lesa
humanidad, pues es incuestionable, no solo en atención a los hechos del proceso
sino, además, por lo que ha sido demostrado por diferentes informes, que en la época
se implementó una política estatal que consultaba la represión de posiciones
ideológicas contrarias al régimen, la seguridad al margen de toda consideración por la
persona humana – precisamente el “toque de queda” que autorizaba el empleo de las
armas de fuego –, el amedrentamiento a los civiles y, sobretodo, la garantía de
impunidad que el mismo régimen generó ante las responsabilidades penales y de
todo orden, entre otras actuaciones. Por otro lado, consta de autos que con ocasión
de estos hechos se instruyó un proceso militar por el IV Juzgado Militar de Valdivia,
Rol N° 691- 84 , en que los agentes estatales no fueron considerados responsables
de delito alguno, ya que fueron rápidamente sobreseídos, con fecha 20 de octubre de
1987 – según consta a fs. 193 de ese proceso - en razón de lo dispuesto en el artículo
409 N° 2 del Código de Procedimiento Penal, lo cual pone de manifiesto que su
actuar, o bien fue ordenado, o bien, al menos contó con el beneplácito o tolerancia de
los responsables de diseñar e implementar esta política estatal de control del orden
público. Agregando este sentenciador, que en el caso de autos se dan todos los
elementos que ha descrito la Excma. Corte Suprema, esto es, una represión
generalizada del régimen de la época, una hiperseguridad al margen de toda
condición de la persona humana, una conformidad con la impunidad de los actos
cometidos por los agentes estatales, además, con el amedrentamiento a la población
civil. d) Este Tribunal recalca, sin perjuicio de todo lo expuesto, que el aporte
latinoamericano al concepto de lesa humanidad se basa en la indefensión y en la
impunidad; es decir, dadas las condiciones antes descritas, esto es, un régimen militar
que potencia dar máxima seguridad sin consideración a la persona humana,
obviamente que los gobernados ante esa situación quedan en un marco de
indefensión infinito, porque hay complacencia de las autoridades a que se realicen
todo tipo de actos al margen del derecho. Lo grave de la indefensión es que ya no
pasa de ser un hecho delictual común, sino que entra al grado de lesa humanidad
porque es el Estado quien crea, replica y favorece la indefensión, como en este caso.
Del mismo modo, el otro concepto, impunidad, marca otra característica fundamental
del delito de lesa humanidad. Uno de los aspectos que se aprecia en la tramitación
sobre violación de los derechos humanos en los expedientes tenidos a la vista, como
es este caso y otros, que la justicia militar favoreció sin titubeos y en forma rápida la
no investigación y, en consecuencia, el sobreseimiento de las causas, es decir, los
propios agentes del estado definen, dan una señal de una política frente a hechos que
se deben investigar, de impunidad, lo que claramente repugna al Derecho y la
Justicia. En un estado democrático de derecho es impresentable que no se investigue
un hecho ni menos de la magnitud como el que se ha investigado. Por ello, el delito
de homicidio investigado en estos autos jamás puede ser considerado un delito
común, por las características antes señaladas. En este caso especial, el derecho y
la justicia se juegan todo su ser. e) El otro argumento que se ha dado en materia de
violación de derechos humanos ha consistido en que el hecho debe considerarse
delito común puesto que se trató de una actuación policial producto de una denuncia
y, en consecuencia, no existe preparación, maquinación o eliminación de determinada
persona. Pero este argumento no es consistente por las siguientes razones: 1) La
Comisión Rettig de un universo de causas tanto criminales o denunciadas, de tres mil
quinientos cincuenta casos solo incluyó como presuntas violaciones a los derechos
humanos no más de dos mil doscientas noventa y seis, lo que revela lo serio de su
trabajo y que no es efectivo que se haya incorporado a las causas por violación a los
derechos humanos la delincuencia común. De ser así habrían sido más de un millón
de casos, lo que no ocurrió. 2) El hecho que los agentes policiales concurran a un
lugar producto de una denuncia no es ningún sello de garantía que en esa actuación
vayan a actuar conforme a derecho. En dicha actuación, como sucedió en las causas
por violación a los derechos humanos y en este caso, se puede actuar al margen del
derecho y realizar actos irracionales y desproporcionados porque el contexto jurídico
político y las autoridades de la época, de este caso específico, además de la
jurisdicción militar, favorecen la indefensión y la impunidad. En consecuencia, haya
o no denuncia el delito de igual forma puede constituir un delito de lesa humanidad.
Este Tribunal duda que en un régimen actual (2016), frente a una simple denuncia
por riña, un detenido llevado a la Tenencia en las condiciones en las que estaba
Segundo Candia reyes (dolores, vómitos) sea dejado en libertad en circunstancias
que por testigos oculares esta persona no podía sostenerse. La única manera de
explicar dicha situación es porque las autoridades y el contexto jurídico político y la
jurisdicción militar de la época favorecen la impunidad y la indefensión y se favorece
la eliminación de las personas invisibles o no deseables. II. B. En este mismo
capítulo la defensa esboza que en realidad no habría ilícito alguno. En relación a esto
el Tribunal estará a lo latamente razonado en los considerandos anteriores, en
especial en el examen de las indagatorias de los acusados, precisando que de los
acusados ni Villalobos Escobar ni Rivas Baeza, pueden dar cuenta si efectivamente el
occiso fue llevado una segunda vez al centro asistencial. Y por otro lado, los
encargados de la guardia Ruiz Aravena y Rodríguez Contreras, no recuerdan ni
pueden afirmar con certeza que Candia Reyes fue una segunda vez al hospital. Por lo
demás, no hay ningún registro de esta segunda atención acompañada al proceso.
Precisando que Ruiz Aravena en sus declaraciones de fojas 428 a fs. 431 y de fs. 462
a fs. 463, en ningún momento señala que haya enviado al hospital al occiso una vez
que lo vio vomitar durante las rondas de la noche. Más aun, a fojas 599, no recuerda
el diagnóstico que se le dio, puntualizando que a fojas 80, Ruiz Aravena expone que
fue sancionado con 15 días de arresto, porque no puso en el parte que se envió al
Juzgado del Crimen que el detenido había sido llevado al hospital para constatar
lesiones. Asimismo, debemos indicar que a fojas 14 en causa tenida a la vista, del IV
Juzgado Militar de Valdivia, rol 691-84, se describe la historia clínica y en ella se
indica que el propio 06 de febrero de 1984 el diagnóstico del occiso era “abdomen
resistencia muscular muy sensible, contusión abdominal, contusiones múltiple”. Por lo
demás, el testigo de fs. 455 que cita la defensa , Moisés Pavés, a fojas 184 y 193 ,
agrega que no tuvo comunicación con Segundo Candia Reyes en ningún momento.
Del mismo modo, hay que hacer presente que a fojas 21 en la misma causa, se
estampa la declaración de Daniel Espinoza Baeza, dueño del restorán ubicado en
calle Quidel 769, quien indicó que “el vecino Segundo Candia estuvo bebiendo
tranquilamente retirándose alrededor de las 21:00 h.” Del mismo modo, el testigo
José Gómez Gavilán, de fojas 434, describe que presenció la riña que se produjo
entre Segundo Candia y Héctor Morales, de donde se desprende que hubo gritos y
sólo lesiones con arma blanca, pero no hay ninguna descripción de que hubiera
habido contusiones múltiples en el cuerpo ni menos lesiones abdominales.
Finalmente el motivo de la pelea que menciona la defensa, no es un antecedente que
permita arredrar todo lo que este Tribunal ha relatado. Haciendo presente que sobre
la veracidad y coherencia de los testigos, se estará a lo cavilado en los motivos
anteriores y en especial que habiendo tenido la oportunidad procesal de tachar a los
testigos al contestar la acusación, la defensa no lo hizo. II. C. Absolución con vista
a la falta de jurisdicción. Como ya ha quedado establecido suficientemente, los
hechos investigados se tratan de un delito de lesa humanidad y el Tribunal estará a lo
cavilado largamente en los motivos anteriores. II. D. La absolución con vista a la
prescripción de la responsabilidad del acusado. Tampoco se puede dar lugar a
esta petición de la defensa, puesto que lógica y coherentemente ha quedado
demostrado que los hechos investigados corresponden a un delito de lesa humanidad
y en consecuencia es imprescriptible. III.- Defensa subsidiaria. En cuanto deben
aplicarse determinadas atenuantes y beneficios a los acusados, se estará a los
razonamientos que con posterioridad se harán sobre la materia.
VIGÉSIMO: Prescripción gradual. Que en relación a lo peticionado por la defensa
que se aplique la media prescripción de la acción penal prevista en el artículo 103 del
Código Penal, este sentenciador estará a lo ya razonado en las causas roles 27.525,
27.526 y 45.345 del Juzgado de Letras de Carahue y Lautaro respectivamente;
113.990 del Primer Juzgado del Crimen de Temuco y 18.780 del Juzgado de Letras
de Curacautín (todas con fallo condenatorio y ejecutoriado), respectivamente, que en
síntesis podemos expresar que sobre esta materia este Tribunal se remitirá a los
razonamientos dados respecto a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa
humanidad. Luego, siendo el delito de autos catalogado como de lesa humanidad, no
es posible aplicar en todo su espectro algún instituto de prescripción como los
alegados por las defensas. De no ser así, resulta muy difícil sostener la categoría de
lesa humanidad. Si los hechos han sido calificados de esa forma debe sostenerse
dicha afirmación tanto en la calificación del delito como en la determinación de la
pena. Finalmente, en relación a esta materia, el autor Óscar López (Derecho
Internacional y Crímenes contra la Humanidad, Editorial Fundación de Cultura
Universitaria. Uruguay, 2008. Pág. 235 y siguientes) menciona el caso de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, “Cantoral Huamaní y García Santa Cruz
versus Perú” de 10 de julio de 2007, que en su párrafo 190, señala que la Corte
recuerda que el Estado no podrá aplicar leyes de amnistía ni disposiciones de
prescripción ni otras excluyentes de responsabilidad que impidan investigar y
sancionar a los responsables. En consecuencia se desecha la aplicación de la
prescripción gradual del artículo 103 del Código Penal.
Circunstancias modificatorias de responsabilidad Penal.
VIGÉSIMO PRIMERO: I.- Minorante del artículo 11 n. 6 del Código Penal Que tal
como consta de los Extractos de Filiación y Antecedentes de Daniel Sady Villalobos
Escobar,, de fs. 643; de Ricardo Antonio Rodríguez Contreras, de fs. 670; José
Luciano Ruiz Aravena, de fs. 673; de Jorge María Rivas Baeza, de fs. 676, a la época
de los hechos ninguno de ellos tenía anotaciones penales pretéritas, por lo que para
todos se acogerá esta minorante en su calidad de simple. II.- Asimismo la defensa
pidió que se acogiera la minorante del artículo 11 n° 9 del mismo texto, en cuanto
a colaborar sustancialmente con el esclarecimiento de los hechos. Esta atenuante no
puede ser acogida, toda vez que el único fundamento que da la defensa es que la
persona concurrió continuamente a declarar al Tribunal. Ese argumento no constituye
una colaboración sustancial al esclarecimiento de los hechos, además, se puede
comprobar con el examen y análisis de las declaraciones indagatorias analizadas
precedentemente por este Tribunal. Nunca hubo una colaboración sustancial para el
esclarecimiento de los hechos, según el mérito de autos.
VIGÉSIMO SEGUNDO: Adhesiones. Que el Programa Continuación de la Ley
19.123 del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, a fs. 702 se adhirió a la
acusación y pide se considere la agravante del artículo 12 N° 8 y la atenuante del
artículo 11 N° 6 del Código Penal. Sobre la materia se estará a lo razonado en el
considerando anterior, donde se acogió la minorante alegada. En relación a la
agravante, no es posible acogerla, ya que de la descripción de los hechos de la
acusación no hay una referencia a dicha agravante en los términos que plantea el
querellante. Además, a fojas 741 el abogado Sebastián Saavedra Cea, invoca la
misma agravante y con mayor no puede ser acogida porque la invoca en aquellos
delitos por funcionarios públicos, en consecuencia que el tipo ya comprende un
elemento al que quiere aludir el querellante.
VIGÉSIMO TERCERO: Acusación particular. Que a fojas 739 el abogado
querellante Sebastián Saavedra Cea presenta acusación particular. En efecto, luego
de describir la acusación, concluye que en realidad nos encontramos frente al ilícito
de aplicación de tormentos con resultado de muerte, el que claramente se haya
suficientemente acreditado en el proceso y de la misma forma la participación que le
corresponde a cada uno de los acusados. Del mismo modo, pide que se aplique la
agravante del artículo 12 n° 8 del Código Penal, por cuanto los acusados al momento
de comisión de los hechos ostentaban la calidad de funcionarios públicos y en esa
circunstancia han usado esa calidad para la comisión del ilícito, por lo que pide que al
acusado Villalobos Escobar se le aplique la pena de 5 años de presidio menor en su
grado máximo en calidad de autor del delito de consumado de aplicación de
tormentos causando muerte y a los acusados Jorge María Rivas Baeza, José Luciano
Ruiz Aravena y Ricardo Antonio Rodríguez Contreras se les condene a la pena de 3
años de presidio menor en su grado medio por ser cómplices del delito consumado de
tormentos causando muerte.
VIGÉSIMO CUARTO: Que haciéndose cargo el Tribunal de la acusación particular y
con un estudio más acabado de los antecedentes y sin perjuicio de lo que antes de ha
razonado, el Tribunal finalmente, analizando el proceso y la acusación es posible
concluir en primer lugar que hubo una persona detenida por carabineros y que fue
llevada a un recinto policial. Que en segundo lugar está demostrado, según lo
cavilado anteriormente, que fue objeto de apremios ilegítimos (tormentos, rigor
innecesario) por parte de los funcionarios públicos. Que estos tormentos le causaron
gran dolor y molestas permanentes al occiso Segundo Candia Reyes mientras
permaneció privado de libertad en la tenencia de Santa Rosa. En tercer lugar, según
lo descrito en la historia clínica del expediente tenido a la vista, a fs. 14 e informe de
autopsia del Servicio Médico Legal, a fs. 3, rol 691-84 del IV Juzgado Militar de
Valdivia (fs. 42 de este proceso), se indica que la causa precisa y necesaria de la
muerte de Segundo Enrique Candia Reyes fue “Shock determinado por un
traumatismo abdominal con perforación de vísceras, hueca (duodeno) y peritonitis
biliar difusa ligera”. Precisa además, que las lesiones traumáticas contusas de las
vísceras abdominales, especialmente el duodeno y colon transverso orientan en favor
de una contusión roma aplicada sobre la pared abdominal ocasionando el estallido
visceral y la contusión simple del mesenterio. Concluye que esto puede deberse tanto
a un accidente como a la acción de terceras personas y detecta una lesión erosiva
menor en la superficie facial que puede ser resultante de una caída. En cuarto lugar
en el Certificado de Defunción de Segundo Candia Reyes, de fs. 47, en el que consta
que la fecha del fallecimiento de Segundo Candia Reyes es el 09 de febrero de 1984,
siendo su causa “Shock perforación intestinal, traumatismo abdominal por acción de
terceros”. En quinto lugar, como se aprecia por los hechos narrados, estos tienen una
secuencia lógica donde existe una detención por funcionarios públicos, aplicación de
tormentos y producto de aquellos se produce con posterioridad la muerte, lo que
engarza en el artículo 150 N° 1 del Código Penal vigente al año 1984, el que
prescribía que “sufrirán las penas de presidio o reclusión menores y suspensión en
cualquiera de sus grados: 1. Los que decretaren o prolongaren indebidamente la
incomunicación de un reo, le aplicaren tormentos o usaren con él un rigor innecesario.
Si de la aplicación de los tormentos o rigor innecesariamente empleados resultaren
lesiones o la muerte del paciente, se aplicarán al responsables las penas señaladas a
estos delitos en sus grados máximos.” En consecuencia, para todos los efectos de
esta sentencia, los hechos establecidos en el considerando Tercero corresponden al
tipo penal del artículo 150 N° 1 del Código Penal, esto es, aplicación de tormentos con
resultado de muerte, según ya se ha descrito, modificándose entonces la
calificación dada al inicio de esta sentencia. Por lo que los acusados deberán ser
sancionados por este delito en las siguientes calidades: Daniel Sady Villalobos
Escobar, como autor y Jorge María Rivas Baeza, José Luciano Ruiz Aravena y
Ricardo Antonio Rodríguez Contreras como cómplices del delito previsto en el artículo
150 n° 1 del Código Penal antes citado, rigiendo en todo lo demás los razonamientos
y análisis que se han hecho sobre su participación en los hechos. Caber hacer notar
que los apremios ilegítimos (torturas) también constituyen delito de lesa humanidad,
según lo ya razonado por la jurisprudencia y este Tribunal en roles 27.177-2014
“Sergio Aguiló Melo” dictada por la Excma. Corte Suprema el 20 de abril de 2015; rol
121-2009 caso “Kristel Dossow Teilllier”, de 11 de octubre de 2010 de la Ilma. Corte
de Apelaciones de Temuco; y rol 45.344 caso “Segundo Moreira Bustos”, dictada por
este Tribunal el 23 de marzo de 2016. Y con mayor razón si de esos tormentos o
apremios ilegítimos se produce la muerte.
VIGÉSIMO QUINTO: Determinación de la pena. Que conforme a la calificación
jurídica precedente y sus razonamientos posteriores, los hechos materia de la causa
corresponden a la figura típica del delito de aplicación de tormentos con resultado de
muerte , descrito en el artículo 150 N° 1 del Código Penal, y que corresponde a la
pena de presidio o reclusión menores y suspensión en cualquiera de sus grados y
cuando es con resultado de muerte deben aplicarse a los responsables en sus grados
máximos. En consecuencia: a) para Daniel Sady Villalobos Escobar, autor de este
ilícito, quien tiene una atenuante, sin que existan agravantes, si bien el artículo 68
del Código Penal indica que no debiera aplicarse en el grado máximo, debe regir en
este caso lo que dispone en forma sustancial y de fondo el tipo, que nos indica que
debe aplicarse la pena en su grado máximo. Además, el Tribunal ha tomado en
consideración la extensión del mal producido por el delito desde el año 1984, respecto
a todos sus familiares cercanos y que sólo existe una atenuante simple. Por lo que,
en proporcionalidad y justicia, le corresponde la pena de 5 años de presidio menor en
su grado máximo y la inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos y la de
inhabilitación absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la
condena. b) En cuanto a Jorge Maria Rivas Baeza, José Luciano Ruiz Aravena y
Ricardo Antonio Rodríguez Contreras, siendo cómplices del ilícito de aplicación de
tormentos con resultado de muerte ya detallado, debe aplicarse la pena
inmediatamente inferior en un grado a la señalada por la ley para el crimen o simple
delito. Además, les favorece una atenuante, sin que les perjudiquen agravantes. Si
bien el artículo 68 del Código Penal señala que al concurrir una atenuante el Tribunal
no aplicará la pena en el grado máximo, en este caso, por lo dispuesto en el tipo
penal del artículo 150 N° 1 del texto citado (vigente a la época de los hechos) debe
aplicarse la pena en su grado máximo. Ahora bien, el Tribunal ha tomado en
consideración la extensión del mal producido por el delito desde el año 1984, respecto
a todos sus familiares cercanos y que sólo existe una atenuante simple. Por lo que,
en proporcionalidad y justicia, les corresponde la pena de 3 años de presidio menor
en su grado medio más la suspensión de cargo u oficio público durante el tiempo de la
condena.
VIGÉSIMO SEXTO: Beneficios de la Ley 18.216 y sus modificaciones
posteriores. Que por reunirse los requisitos del artículo 15 y siguientes de la Ley
18.216 se les concede a todos los acusados el beneficio de la libertad vigilada con la
siguiente distinción: a) Daniel Sady Villalobos Escobar, el beneficio de la libertad
vigilada intensiva; b) José Luciano Ruiz Aravena, Jorge María Rivas Baeza y
Ricardo Antonio Rodríguez Contreras, el beneficio de libertad vigilada, según se
dirá en lo resolutivo. Todo lo anterior, teniendo presente los informes presentenciales
de los acusados, que rolan a fojas 1.037, a fojas 1.195 y a fs. 1.135.
EN CUANTO A LA ACCIÓN CIVIL
VIGÉSIMO SÉPTIMO: Que a fs. 739 y siguientes, en el primer otrosí, el abogado
Sebastián Saavedra Cea, por Benedicta del Carmen Morales Flores, Carmen Gloria
Candia Morales, Sandra Lorena Candia Morales, José Enrique Candia Morales y
Patricia del Carmen Candia Morales, deduce demanda de indemnización de
perjuicios en contra del Fisco de Chile, representado para estos efectos por el
Consejo de Defensa del Estado, este último a su vez representado por su abogado
procurador Fiscal de la IX región de la Araucanía, Óscar Exss Krugmann ,
domiciliado en calle Prat n.° 847, oficina 202 de la ciudad de Temuco. Agrega el
demandante en lo sustantivo, esencial y pertinente que la demanda se fundamenta en
lo siguiente: 1) Reitera los hechos de la acusación indicando que Segundo Candia
Reyes fue detenido el 5 de febrero de 1984 por funcionarios de Carabineros debido a
una riña familiar y conducido a la Tenencia de Santa Rosa con su cuñado Héctor
Manuel Morales Flores. Que asimismo expresa que la cónyuge al concurrir al retén de
Carabineros de Santa Rosa se encontró con los funcionarios de Carabineros
detallados en la acusación y le informaron que los detenidos habían sido enviado al
hospital para constatar lesiones. Relata, además, que cerca de las 07:00 h. la
cónyuge fue despertada por su sobrina Flora Gómez , quien le informó que Segundo
Candia estaba botado en la calle afuera del retén, esto también lo pudo observar
Javier Candia Reyes , indicándoles en ese momento el occiso que carabineros le
habían pegado y le habían roto el estómago. Ya en el hospital la cónyuge fue
informada de la hospitalización de su marido. En dicho centro, le manifestó la víctima
que cuidara a los niños, que se iba a morir y que carabineros le había pegado y tenía
el estómago destrozado. Una vez operado su marido, el médico le explicó la
complejidad del estado de salud, debido a que tenía el estómago destrozado,
falleciendo el 09 de febrero de 1984, por causa de shock, perforación intestinal,
traumatismo abdominal por acción de terceros según indica el certificado de
defunción. Puntualiza el demandante que el delito constituye uno de lesa humanidad,
que no puede ser objeto de amnistía ni prescripción, citando jurisprudencia
internacional relativa al caso. Asimismo, dentro de muchos textos normativos , cita el
reconocimiento del estado de Chile de los delitos de Lesa humanidad, indicando que
el 03 de diciembre de 1973 Chile concurrió con su voto a aprobar la resolución 3.074
(XXVII Asamblea de las Naciones Unidas, denominada “ Principios de cooperación
Internacional para la Identificación, detención, Extradición y castigo de los culpables
de crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad” el que en su párrafo 1, a
propósito de los delitos de lesa humanidad, indica “donde quiera y cualquier que se a
la fecha en que se hayan cometido, serán objeto de una investigación y las personas
contra las que existan pruebas de culpabilidad en la comisión de tales crímenes serán
buscadas , detenidas, enjuiciadas y en caso de ser declaradas culpables ,
castigadas”. 2) Por otro lado, en cuanto a la competencia del Tribunal para conocer
esta demanda, señala que la excepción de incompetencia absoluta intentada por el
Fisco de Chile ha sido mayoritariamente rechazada por los tribunales llamado a
resolver el conflicto y para ello cita variada jurisprudencia de los tribunales superiores,
en cuanto el artículo 10 del Código de Procedimiento Penal que permite al tribunal
conocer las acciones tendientes a reparar las efectos civiles del delito se encuentra
igualmente comprendida la responsabilidad civil del Estado de naturaleza
extracontractual. Por otro lado, en cuanto a lo que ha resulto al Excma. Corte
Suprema sobre la responsabilidad del Estado, cita reiterada jurisprudencia sobre la
materia en cuanto el Estado debe responder por el daño irrogado porque se trata de
un riesgo causado por la propia administración quien debe garantizar las condiciones
mínimas de seguridad. Por otro lado, las disposiciones de los tratados internacionales
suscritos y ratificados por Chile, es posible verificar que la responsabilidad del Estado
está reconocida y consagrada por el Derecho Internacional convencional y también
por el derecho de gentes o el derecho internacional consuetudinaria aplicable en Chile
y en todo el mundo, que bajo la fórmula de principios generales del Derecho
Internacional, ha elevado el derecho a la reparación a las víctimas como una norma
de ius cogens , esto es , principios obligatorios, inderogables , imprescriptibles y con
efecto erga homnes. Del mismo modo cita jurisprudencia en cuanto a la aplicación del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos en materia de reparación y la
conducta seguida por el Estado Chile en cuanto a lo que ha aprobado en el seno de
Naciones Unidas sobre la reparación en materia de Derechos Humanos. 3.-
Respecto del daño provocado y el monto de la indemnización que se demanda
en lo pertinente y sustancial señala que respecto de la muerte de Segundo Enrique
Candia Reyes, el daño causado es obvio, publico, notorio y no hay quien pueda
negarlo. Se trata de dolores y traumas humanos. Explica que la dolorosa situación a
que se han visto enfrentados sus representados configura claramente un daño moral
y según la jurisprudencia esto debe ser indemnizable. Indica que respecto a la
prueba, tanto la jurisprudencia mayoritaria como la doctrina coinciden en señalar que
el daño moral no requiere prueba, puesto que basta que la víctima acredite la lesión
de un bien personal para que se infiera el daño, por ejemplo la calidad de hijo de la
víctima que fallece en un accidente. Cita reiterada jurisprudencia al efecto. Por todo
ello, pide que el Fisco de Chile sea condenado al pago de $750.000.000 (setecientos
cincuenta millones de pesos) por concepto de daño moral que corresponden a
$150.000.000 (ciento cincuenta millones de pesos) para la cónyuge y para cada uno
de los hijos de la víctima o la que el Tribunal determine el justicia con los reajustes e
intereses respectivos, con costas.
VIGÉSIMO OCTAVO: Que a fs. 1.040 y siguientes contesta la demanda civil el
abogado Procurador Fiscal, Oscar Exss Krugmann solicitando acoger las excepciones
o defensa opuestas y negar lugar a dicha demanda en todas sus partes y en el
evento improbable que se acogiere, rebajar sustancialmente el monto de las sumas
demandadas por concepto de indemnización de perjuicios. El demandado, en
síntesis, en lo sustancial y pertinente interpuso: a) Excepción de pago; b) Excepción
extintiva y c) En subsidio de las defensas y excepciones precedentes, alega sobre la
naturaleza de las indemnizaciones solicitadas y los montos pretendidos, con sus
reajustes e intereses. A) Excepción de pago. De inicio funda la improcedencia
partiendo del concepto de “justicia transicional”. Expresa que la idea reparatoria se
resumió en la ley 19.123 y otras normas jurídicas conexas, habiéndose realizado la
reparación a las víctimas de violación de Derechos Humanos, principalmente a través
de tres tipos de compensaciones como a) transferencias directas de dinero, b)
reparaciones mediante asignación de derechos sobre prestaciones estatales
específicas y c) reparaciones simbólicas. Estos tres tipos de reparaciones buscan la
precisa reparación moral y patrimonial de las víctimas. Así, continua, se estableció
una pensión vitalicia para las víctimas; percibiendo los beneficiarios una pensión
mensual, que por ser vitalicia tienen un impacto indemnizatorio bastante alto;
además se les entregó una bonificación compensatoria y un bono de reparación -
el Fisco, a diciembre de 2011, ha desembolsado la suma total de $428.826.494.000-
así como otros derechos, tales como derechos a recibir prestaciones médicas
gratuitas y derecho al pago de matrículas y aranceles mensuales en la educación
superior. En relación a los costos generales de estos derechos, al año 2003, el Fisco
había gastado la suma de $12.205.837.923. Finalmente, se han efectuado
reparaciones simbólicas a través de actos positivos de reconocimiento y recuerdo de
los hechos que dieron lugar a dichas violaciones, tratando de entregar una
satisfacción a esas víctimas, que en parte logre reparar el dolor y tristeza actual y con
ello reducir el daño moral. En ese sentido se destaca la ejecución de diversas obras
de reparación simbólica: a) construcción de memorial en el Cementerio General de
Santiago, realizado en 1993; b) Establecimiento por Decreto n° 121 del Ministerio
Secretaria General de la Presidencia, del año 2006, del Día Nacional del Detenido
Desaparecido; c) Construcción del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos,
inaugurada el 11 de enero de 2010; d) El establecimiento por ley n° 20.405 del
Premio Nacional de los Derechos Humanos; e) La construcción de diversos
memoriales y obras a lo largo de todo el país. Todo ello unido a un sin número de
obras menores, como monolitos, nombres de calles, placas recordatorias, pinturas,
etc. De esta forma, asevera el demandado, que las indemnizaciones que se solicitan
en la causa, como el cúmulo de reparaciones hasta ahora indicadas, pretenden
compensar los mismos daños ocasionados por los mismos hechos. De esta forma, los
ya referidos mecanismos de reparación, han compensado precisamente aquellos
daños, no pudiendo por ello ser exigidos nuevamente. El demandando cita
jurisprudencia nacional e internacional en ese sentido, además de textos
internacionales sobre la materia, concluyendo en esta excepción que los
demandantes ya han sido indemnizados económicamente en dinero efectivo por las
leyes 19.123 y 19.980, además, obtuvieron todos los restantes beneficios de las
órdenes precedentemente señaladas, por lo que procede acoger la excepción de
pago. Puntualizando que las indemnizaciones de la Ley 19.123 y sus modificaciones
otorgadas a los demandantes se tratan de prestaciones excluyentes de otras
indemnizaciones, por ello las indemnizaciones demandadas son improcedentes con
los beneficios otorgados por el Estado. B) Excepción de prescripción extintiva.
Sostiene que al caso de autos es aplicable la normativa de derecho privado
establecida sobre la materia, debiendo aplicarse la norma del artículo 2.332 y
2.497 del Código Civil, por cuanto la acción de indemnización de perjuicios
emanada de los hechos que se habrían producido durante el mes de 05 de
febrero de 1984, acciones prescritas, siendo notificada la demanda el 20 de agosto
de 2015. Agrega que aun estimando que ese plazo estuvo suspendido durante el
régimen del Gobierno Militar por la imposibilidad de las víctimas de ejercer sus
acciones ante los tribunales de justicia, y que sólo puede computarse desde la
restauración de la democracia. Según lo anterior, ha transcurrido en exceso el plazo
de prescripción extintiva que establece el artículo 2.332 del mismo cuerpo legal. En
subsidio, opone la excepción de prescripción extintiva de cinco años contemplada
en el Art. 2.515, en relación con el Art. 2.514 del Código Civil. Luego de realizar
algunas reflexiones sobre la institución de la prescripción, en apoyo de su posición,
cita la sentencia del Pleno de la Corte Suprema de 21 de enero de 2013, así
como otros fallos del mismo tribunal sobre la materia. También hace presente que
la acción indemnizatoria es de carácter patrimonial y se le aplican las normas sobre
prescripción extintiva; y que los tratados internacionales sobre crímenes de lesa
humanidad se refieren a la imprescriptibilidad de la acción penal, y ninguno a la
imprescriptibilidad de la acción civil, citando, al efecto, textos internacionales sobre la
materia y jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema. Asimismo y luego de un
análisis pormenorizado de la Excma. Corte Suprema, recalca que no hay norma
expresa de Derecho Internacional de Derechos Humanos debidamente incorporada a
nuestro ordenamiento jurídico interno que disponga la obligación estatal de
indemnizar, no pudiendo aplicarse por analogía la imprescriptibilidad penal en materia
civil. Por ellos el Tribunal no pude apartarse de las normas contenidas en los artículos
2.332 y 2.497 del Código Civil. Por lo que pide acoger la excepción interpuesta y
rechazar la demanda. C) En subsidio, alega que la indemnización por daño moral
no es compensatoria, sino únicamente es dar una ayuda que permita atenuar el daño,
por lo que al regular su monto no puede ser una fuente de lucro ni debe invocarse la
capacidad económica del demandante o del demandado, por lo que las sumas
demandadas en autos resultan excesivas y deben fijarse con mucha prudencia,
teniendo además en consideración las acciones y medidas de reparación adoptadas
por el Estado de Chile en esta materia y los montos promedios fijadas por los
Tribunales en esta materia. D) Subsidiariamente respecto de las excepciones de
pago y de prescripción, alega que en la regulación del daño moral debe
considerarse los pagos ya recibidos del Estado y guardar armonía con los montos
establecidos por los tribunales, en virtud de las leyes 19.123 y 19.880, así
como los beneficios extra patrimoniales que estas contemplan. Agrega que de no
accederse a esta petición implicaría un doble pago por un mismo hecho. Pide se
acojan las excepciones y defensas opuestas, rechazando íntegramente las
acciones indemnizatorias señaladas. Finalmente, alega la improcedencia del pago de
reajustes e intereses, señalando que en el hipotético caso que se resolviera acoger
las excepciones de autos y se condene a su representado al pago de una
indemnización de perjuicios, tales reajustes e intereses sólo podrán devengarse
desde que la sentencia condenatoria se encuentra firme o ejecutoriada y su
representado incurra en mora. Al efecto, cita jurisprudencia.
VIGÉSIMO NONO: Que con respecto a las alegaciones del Fisco de Chile, se estará
a lo ya razonado en causa rol 45.345 del Juzgado de Letras de Lautaro, caso Tralcal
Huenchumán, de fecha 11 de diciembre de 2014 y en causa rol 27.525 del Juzgado
de Letras de Carahue, caso Segundo Cayul Tranamil, de fecha 26 de diciembre de
2014 (ambos fallos dictados por la Excma. Corte Suprema, condenatorios y
ejecutoriados), en los cuales se acogió la acción civil de los querellantes por hechos
ocurridos durante el régimen militar, que en lo atingente para esta causa señalan:
A) En relación a la Excepción de pago, esta debe ser rechazada. En este punto se
seguirá la línea jurisprudencial desarrollada en fallos recientes por la Excma. Corte
Suprema, en especial el fallo de 1 de abril de 2014, rol 1424-2013, sentencia de
remplazo, considerando 13°, motivo que también cita fallos en el mismo sentido, roles
2918-13, 3841-12 y 5436-10. La improcedencia alegada por el Fisco de Chile, de la
indemnización, no es efectiva. En efecto, tal como lo manifestó el máximo Tribunal,
en síntesis y en lo pertinente expresó que la incompatibilidad de la indemnización
reclamada, con los beneficios obtenidos por los demandantes en los términos de la
Ley 19.123 y leyes posteriores, como la ley 19.980 y otros textos legales, ello por
cuanto el objeto de toda acción civil es la obtención de la compensación íntegra de los
daños ocasionados por el actuar de los agentes del Estado de Chile, ya que así lo
demanda la aplicación de buena fe de los tratados internacionales suscritos por
nuestro país, así como la interpretación de las disposiciones de derecho internacional
consideradas ius cogens por la comunidad jurídica internacional. Dichas reglas deben
tener aplicación preferente en nuestro régimen jurídico, al tenor del artículo 5° de la
Constitución Política de la República, por sobre aquella normativa de orden jurídico
nacional que posibilitaría eludir las responsabilidades en que ha incurrido el Estado
chileno. El hecho que los demandantes hayan sido favorecidos con beneficios
económicos del Estado por la Ley N° 19.123, es una forma de reparación colectiva
complementada con la reparación material del daño moral individual sufrido por las
víctimas como consecuencia de la comisión de un delito cuya certeza se obtiene,
independientemente de la época de ocurrencia de los hechos, recién con este
proceso. Para ello, basta con atender al espíritu de la Ley N° 19.123, en cuanto
establece que los beneficios allí contemplados dicen relación con los compromisos
adquiridos por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, creada por
Decreto Supremo N° 355, de veinticinco de abril de mil novecientos noventa, con el
propósito de coordinar, ejecutar y promover las acciones que fueran necesarias para
el cumplimiento de las recomendaciones contenidas en su Informe. Circunstancias
estas que en ningún caso pueden confundirse con aquellas que emanan del derecho
internacional que impone la obligación de reparación íntegra. El derecho ejercido por
los actores, tanto para requerir la bonificación y las pensiones mensuales antes
referidas como el que los habilitó para demandar en estos autos, proceden de fuentes
diversas. Asimismo, la ley citada no establece de modo alguno la incompatibilidad que
ahora reclama el representante del Fisco y que su pago haya sido asumido por el
Estado voluntariamente, no importa la renuncia de una de las partes o la prohibición
para que el sistema jurisdiccional declare su procedencia, por los medios que autoriza
la ley. Al efecto, el propio artículo 4° de la ley N° 19.123, refiriéndose, en parte, a la
naturaleza y objetivos de la misma, expresa que "En caso alguno la Corporación
podrá asumir funciones jurisdiccionales de los Tribunales de Justicia ni interferir en
procesos pendientes ante ellos. No podrá, en consecuencia, pronunciarse sobre la
responsabilidad que, con arreglo a las leyes, pudiere caber a personas individuales. Si
en el cumplimiento de sus funciones la Corporación tuviere conocimiento de hechos
que revistan caracteres de delito, deberá ponerlos, sin más trámite, en conocimiento
de los Tribunales de Justicia". En consecuencia, los beneficios establecidos en aquel
cuerpo legal, no resultan incompatibles con la reparación material del daño moral
sufrido por las víctimas.
B) Que en cuanto a la excepción de prescripción extintiva de los artículos 2.332
en relación al artículo 2.497 y artículo 2.515 en relación con el artículo 2.514, todos
del Código Civil, también será rechazada. Este Tribunal, en igual sentido, también
estará a lo ya resuelto por la Excma. Corte Suprema en el fallo de remplazo rol 1424-
2013 de 1 de abril de 2011, considerando 11, el cual en síntesis y en lo pertinente,
señala que tratándose de un delito de lesa humanidad cuya acción penal
persecutoria es imprescriptible, no resulta coherente entender que la acción civil
indemnizatoria esté sujeta a las normas sobre prescripción establecidas en la ley civil
interna, ya que ello contraría la voluntad expresa manifestada por la normativa
internacional sobre Derechos Humanos, integrante del ordenamiento jurídico nacional
por disposición del inciso segundo del artículo 5º de la Carta Fundamental, que
consagra el derecho de las víctimas y otros legítimos titulares a obtener la debida
reparación de todos los perjuicios sufridos a consecuencia del acto ilícito, e incluso
por el propio Derecho Interno, que en virtud de la Ley N° 19.123 y su posterior
modificación contenida en la Ley N° 19.980, reconoció de manera explícita la
innegable existencia de los daños y concedió también a los familiares de las víctimas
calificadas como detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, por violación a los
derechos humanos en el período 1973-1990, reconocidos por los informes de la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación y la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, beneficios de carácter económico o pecuniario.
Por consiguiente, agrega la Excma. Corte Suprema, cualquier diferenciación
efectuada por el juez, en orden a dividir ambas acciones y otorgarles un tratamiento
diferenciado, es discriminatoria y no permite al ordenamiento jurídico guardar la
coherencia y unidad que se le reclama.
Cabe, además, acotar que las prescripciones del Derecho Privado, por regular
una institución jurídica extintiva de responsabilidad, no es posible aplicarlas por
analogía a la Administración, la que se rige por el Derecho Administrativo, integrante
del Derecho Público. En este sentido debería justificarse por la demandada la
existencia de alguna norma que establezca la prescriptibilidad genérica de las
acciones encaminadas a obtener el reconocimiento de la responsabilidad del Estado o
de sus órganos institucionales, puesto que, precisamente, en ausencia de ellas, no
corresponde aplicar normas del Código Civil a la Administración considerándolo como
derecho común supletorio a todo el ordenamiento jurídico.
Pretender aplicar las normas del Código Civil a la responsabilidad internacional
del Estado derivada de crímenes de lesa humanidad posibles de cometer con la
activa colaboración del Estado, como derecho común supletorio a todo el
ordenamiento jurídico, resulta hoy desproporcionado, por cuanto no obstante la
innegable importancia del legendario Código Civil, la evolución de las ciencias
jurídicas ha permitido establecer principios y normas propias para determinadas
materias, lo cual el citado Código reconoce, al estipular en el artículo 4° que las
disposiciones especiales se aplicarán con preferencia a las de este Código. “De esta
forma, el Código Civil es supletorio y orientador de todo el Derecho Privado y si bien
el fenómeno de la codificación se plantea para los fines que don Andrés Bello
explicara en su época tomando como fuente el derecho extranjero particularmente el
Código Civil francés para construir un sistema integral, estructurado y coordinado de
la legislación” (Alejandro Guzmán, “Andrés Bello Codificador. Historia de la fijación y
Codificación del Derecho Civil en Chile”. Ediciones de la Universidad de Chile) sin
embargo, la descodificación se ha transformado en la manera empleada por el
legislador para adoptar, de manera más dinámica, la forma en que adecua a las
nuevas realidades situaciones emergentes que no se encuentran en el sistema
existente, atendidas sus finalidades y valores propios y sí en el renovado sistema de
protección de los derechos humanos y en el Derecho Público en general y el
Administrativo en particular, en los que han surgido principios y normas especiales a
modo de descodificación material con postulados diversos y a veces en pugna con los
del derecho privado regulador de las relaciones en un plano de igualdad y de
autonomía de las personas para obligarse. Esta rama emergente, definida y
representativa de la supremacía de la finalidad centrada en la dignidad de la persona
a quien se debe servir, se aparta de aquellos postulados.
TRIGÉSIMO: Que continúa razonando el máximo Tribunal, en orden a reconocer que
existe ausencia de normativa que regule la prescripción extintiva de las acciones en el
Derecho Administrativo, se reconocen igualmente sus particularidades. Esta ausencia
de regulación jurídica para determinadas situaciones impone al juez interpretar, o
mejor dicho, integrar la normativa existente, que en el evento de estar sustentados en
iguales directrices podrá aplicar la analogía. Al no responder a iguales paradigmas,
debe integrarse la normativa con los principios generales del derecho respectivo, en
este caso, del Derecho Administrativo y no del Derecho Civil. Así se colige del artículo
170 N° 5 del Código de Procedimiento Civil y, en este mismo sentido, el artículo 38,
letra c) del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, dispone: “La Corte, cuya
función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean
sometidas, deberá aplicar: c. los principios generales de derecho reconocidos por las
naciones civilizadas”. Principios generales del derecho que reconocen la
imprescriptibilidad de las acciones reparatorias derivadas de violaciones a los
derechos humanos.
Por otra parte, la referencia que se efectúa a la normativa internacional se
relaciona con la consagración de la reparación integral del daño, aspecto que no se
discute en el ámbito internacional, el que no se limita a la reparación a Estados o
grupos poblacionales, sino que a personas individualmente consideradas; reparación
que se impone a los autores de los crímenes, pero también a instituciones y al mismo
Estado. También esta normativa internacional no ha creado un sistema de
responsabilidad, lo ha reconocido, pues, sin duda, siempre ha existido, evolucionando
las herramientas destinadas a hacer más expedita, simple y eficaz su declaración, en
atención a la naturaleza de la violación y del derecho quebrantado.
C) En cuanto a la responsabilidad civil del Estado. Que antes de entrar en
detalle a analizar la responsabilidad civil del Estado y los montos alegados por los
actores, es necesario reflexionar lo siguiente: 1) Que en un examen somero de las
siguientes Constituciones Chilenas la expresión para referirse a los tribunales, es
“Tribunales de Justicia”. De esta forma , lo hacían los siguientes textos: de 1822,
capítulo I , artículo 158, donde a los Tribunales se les denomina “Tribunales de
Justicia”; de 1823, título XIII, artículo 143, “Suprema Corte de Justicia”; de 1833,
capítulo VIII, “De la administración de justicia”; de 1925, artículos 23 y 39, aluden a la
expresión “Tribunales de Justicia”; de 1980, artículos 45, 52 n° 2 letra c) y 76 se
refieren a la expresión “Tribunales de Justicia”. En consecuencia, la tradición
constitucional, constata que el nombre para referirse a los tribunales para que ejerzan
su función no es de tribunales de ley, tribunales de derecho, tribunales de
jurisprudencia, tribunales de administración, sino que es Tribunales De Justicia, lo
que significa que tienen una conexión directa con este valor e ideal Constitucional.
Por lo tanto, frente a casos extraordinarios, únicos, irrepetibles que puedan suceder
en una República, los Tribunales deben considerar la colisión que pueda producirse
entre el Derecho positivo y la Justicia, debiendo considerarse, además, que la Corte
de Apelaciones de Temuco ya recogió esta tradición constitucional de principios y
valores en el fallo rol 45 – 2008 de 1 de septiembre de 2008, recaído en la causa rol
113.959 del Primer Juzgado del Crimen de Temuco, caso “Curiñir Lincoqueo”. Sólo a
modo de ejemplo, ya que hay muchos sobre la materia, la Corte Constitucional
Federal de la Republica Bonn, en una decisión ya en 1953, citando a Radbruch,
declaró que en interés de la seguridad jurídica, un conflicto entre una prescripción de
Derecho positivo y la justicia de fondo se resuelve normalmente en favor de la
primera; sin embargo, cuando la discrepancia entre una ley positiva y la justicia
llega a un grado intolerable, la ley por ser derecho injusto, debe ceder ante la
justicia (Antonio Pedrals: Atisbos de Supralegalidad en el ordenamiento positivo.
Universidad de Valparaíso, 1982, pág. 584). Que en este caso, es aplicable, a
propósito de las indemnizaciones reclamadas. 2) Que asimismo, podemos decir que
la naturaleza humana es de tal condición que adquiere un deseo de actuar justamente
cuando hemos vivido en un marco de Instituciones justas y nos hemos beneficiado de
ellas. (John Rawls. Una Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económica, año 2006,
página 412) 3) Que en la misma línea, el mismo autor citado en su obra Liberalismo
Político, misma editorial , año 2013, página 224 y 225, donde expresa que los Tribunales
cuando deban decidir los casos deben recurrir a los valores políticos que en su opinión
pertenecen a la comprensión más razonable del concepto público de la justicia y a sus
valores políticos de justicia y de razón pública (esto no tiene que ver con su propia moral
personal) pues, los valores anotados son los valores que la ciudadanía y en general
todos creen de buena fe, como les exige el deber de civilidad y que se espera que
suscriban todos los ciudadanos en tanto personas razonables y racionales. Agrega este
Tribunal que el valor justicia consagrado en nuestras Constituciones por lo menos
desde 1822, es un acervo que cualquier ciudadano de una república independiente y
soberana, como la chilena, adhiere. 4) Yendo más al fondo en esta introducción, si uno
analiza, incluso, el desarrollo del Derecho Civil y su interpretación, como lo hizo
Alejandro Guzmán Brito en su artículo La historia Dogmática de las Normas sobre
Interpretación recibidas por el Código Civil de Chile, (Interpretación, Integración y
razonamientos Jurídicos Editorial Jurídica de Chile, año 1992, página 77) en cuanto a
que toda la evolución del derecho civil desarrollado por los jurisconsultos romanos y sus
sucesores puede entenderse al Derecho como equidad constituida, lo mismo podemos
decir con la Convención Americana de Derechos Humanos y la jurisprudencia de la
Corte Interamericana en materia de Derechos Humanos, en especial en materia de
reparación integral a las víctimas. Aquí el Derecho es equidad constituida. 5) Del mismo
modo, en materia de reparaciones, el autor chileno Claudio Nash Rojas, que ha hecho
un estudio sistemático y completo hasta ahora en su libro “Las Reparaciones ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, 1988 - 2007” (editorial Facultad de
Derecho Universidad de Chile, Centro de Derechos Humanos) y también en su libro
“Responsabilidad Internacional Del Estado En La Jurisprudencia Internacional y La
Experiencia Chilena” (Editorial Legal Publishing) donde manifiesta en forma clara, en
páginas 67 y siguientes del primero, que la Corte Interamericana ha señalado que en
aquellos casos en que se han producido violaciones de los derechos y libertades
convencionales, el Estado tiene el deber de actuar en el ámbito interno de forma tal que
se determine la verdad de los hechos violatorios de la Convención, se juzgue y
sancione a los responsables y se repare a las víctimas. Todo ello en el entendido que las
situaciones de impunidad pueden inducir a futuras violaciones de Derechos Humanos.
Agrega, además, este Tribunal, que lo anterior se ve refrendado por el artículo 63 de
la Convención Americana de Derechos Humanos. Lo mismo en el segundo libro del
autor mencionado, página 183, donde luego de hacer una análisis exhaustivo de la
jurisprudencia chilena, concluye que la reparación siempre debe ser integral porque se
debe prestar atención a la persona de la víctima y no el Estado victimario y, además, en
el ámbito interno, el Estado tiene la obligación de evitar cualquiera interpretación que
impida en pleno cumplimiento que signifique la reparación integral de la víctima. 6) Que
finalmente, hay que considerar el artículo de Alejandro Vergara Blanco , publicado en el
Diario El Mercurio, el 30 de mayo de 2013, titulado “Ley Natural, Reglas o Principios
Jurídicos: ¿Dónde está el Derecho? “, donde el autor acota que el derecho es aquel que
sufre o goza cada sociedad en su tiempo, no aquel ideal de cada filósofo del derecho y
añade, a propósito de un fallo de la Corte Suprema, de los consumidores de las
empresas del comercio detallista, y se pregunta ¿Cuál era el Derecho? ¿El que provenía
de una antigua ley supuestamente obedecida? ¿El de alguna Ley Natural? O ¿El que
dijo la sentencia de la Corte Suprema? Y añade que la respuesta social fue esta última,
pues todos los actores adquirieron la convicción de que sólo después de tal sentencia,
habían cambiado las reglas. Continua, ¿La Corte Suprema aplicó las reglas, la ley
natural o un principio jurídico? Y se responde indicando que la respuesta es esta última,
aplicó un principio jurídico y expresó que eso no es ni positivismo, ni ius naturalismo, es
Derecho. En el caso en estudio, dictado por la Corte Suprema, sentencia rol 1424-
2013, de 1 de abril de 2014, la el máximo Tribunal , lo que hizo, como en muchos otros
casos, aplicó un principio jurídico ya establecido en la comunidad jurídica internacional,
específicamente en la Convención Americana, artículo 63, el artículo 38 de la Corte
Internacional de Justicia, como también lo ha manifestado en la jurisprudencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, esto es, realizado un daño por el Estado y
acreditado éste, la víctima debe ser reparada íntegramente. Finalmente, el mismo
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia, establece el principio ex aequo et bono
(De acuerdo con lo correcto y lo bueno).
TRIGÉSIMO PRIMERO: Que siguiendo la misma línea de la sentencia citada, en
cuanto al daño e indemnizaciones reclamadas, sobre esta materia este Tribunal
comparte lo expuesto por la demandada en cuanto la cifra pretendida por los actores,
como compensación del daño moral, resulta excesiva. En ese sentido, aparece más
congruente seguir una línea que aprecie en general los promedios fijados por los
Tribunales superiores de justicia en el último tiempo, sobre los mismos capítulos.
Recordando que tal como lo expone a fojas 1.096 el Fisco de Chile, que el daño moral
consiste en la lesión o detrimento que experimenta una persona, en general, en sus
atributos o cualidades morales. Luego, los llamados daños no patrimoniales, recaen
en elementos de difícil o imposible estimación pecuniaria. Que razonado lo anterior,
este sentenciador, sobre las indemnizaciones reclamadas, estará a lo que ha
manifestado la Excma. Corte Suprema, en causa rol 1424-2013 de 1 de abril de 2014,
en causa rol 45.345 del Juzgado de Letras de Lautaro, caso Tralcal Huenchumán, de
fecha 11 de diciembre de 2014 y en rol 27.525 del Juzgado de Letras de Carahue,
caso Segundo Cayul Tranamil, de fecha 26 de diciembre de 2014 (ambos fallos
dictados por la Excma. Corte Suprema, condenatorios y ejecutoriados) , con las
modificaciones que se dirán.
TRIGÉSIMO SEGUNDO: Que respecto a la responsabilidad civil del Estado, este
Tribunal se ceñirá a la sentencia de la Sala Penal de la Excma. Corte Suprema, de
fecha 1 de abril de 2014, rol N° 1424-13, en su considerando décimo que señala:
“…la responsabilidad del Estado que se pretende hacer efectiva deriva, por un lado,
de la comisión de hechos ilícitos por parte de sus agentes y, por el otro, de normas
constitucionales precisas y de leyes de igual rango, que han sido incorporadas al
Ordenamiento Jurídico Nacional, como lo son las obligaciones contempladas por
los instrumentos internacionales que recogen los principios generales del
Derecho Humanitario, entre los cuales se encuentra aquel relativo a la obligación de
indemnizar los daños producidos por la violación de los derechos humanos. Al efecto,
valga recordar que la Constitución Política de la República de Chile dispone en
su artículo 6° que “Los órganos del Estado deben someter su acción a la
Constitución y a las normas dictadas conforme a ella. Los preceptos de esta
Constitución obligan tanto a los titulares o integrantes de dichos órganos como a
toda persona, institución o grupo. La infracción de esta norma generará las
responsabilidades y sanciones que determine la ley”. En sentido convergente la ley N°
18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del
Estado, dispone en su artículo 3° que la Administración del Estado está al servicio
de la persona humana, que su finalidad es promover el bien común, y que uno de
los principios a que debe sujetar su acción es el de responsabilidad; y,
consecuentemente con ello, en su artículo 4° dispone que “el Estado será
responsable por los daños que causen los órganos de la Administración en el
ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidades que pudieren afectar
al funcionario que los hubiere ocasionado”. Cabe observar que este mismo principio
se encuentra incorporado en la ley común, según se confirma con lo que dispone el
artículo 2.320 del Código Civil. Así, en conformidad con los referidos hitos y normas
de derecho sobre responsabilidad del Estado, no cabe sino concluir que el daño moral
causado por la conducta ilícita de los funcionarios o agentes del Estado, autores en
este caso, de los delitos de homicidio calificado y apremios ilegítimos, deben ser
indemnizados por el Estado.”
TRIGÉSIMO TERCERO: Que con el fin de probar el daño moral sufrido por los
demandantes civiles, desde esa fecha hasta la actualidad, como consecuencias del
delito de aplicación de tormentos con resultado de muerte de Segundo Enrique
Candia Reyes, se presentaron los siguientes antecedentes:
1.- Certificado de Matrimonio de Segundo Enrique Candia Reyes con Benedicta
del Carmen Morales Flores, de fs. 652.
2.- Certificados de nacimiento, de Carmen Gloria, Sandra Lorena, José Enrique
y Patricia del Carmen, todos de apellido Candia Morales, de fs. 648, fs. 649 y fs. 650
y fs. 651, respectivamente.
3.- Testimonios de María Inés carrillo Painequeo, a fs. 1.154, Pamela Albany
Coliqueo Muñoz, a fs. 1.155 y Marisa Jaque Alveal, a fs. 1.157, quien expresaron en
síntesis y en lo pertinente, que conocen a la familia de Benedicta Morales Flores, que
han asistido a talleres a fin de conversar sus vivencias y que obviamente la muerte de
Segundo Candia Reyes les provocó un daño a toda la familia.
Lo anterior, respecto a las consecuencias que tiene para la familia la violación
de los Derechos Humanos de un integrante de ella, es abordado por el Arzobispado
de Santiago a fs. 974 y por el Instituto ILAS a fojas 1.110, en cuanto las situaciones
traumáticas, la sintomatología, implica un proceso largo de reparación en el cual el
contexto social se transforma en amenazador, incidiendo en las condiciones
materiales de vida concreta.
Que en nada arredra lo razonado, sobre la responsabilidad civil del Estado, el
oficio acompañado a fojas a fs. 1.159 por parte del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social según lo que ya se ha reflexionado.
TRIGÉSIMO CUARTO: Que en consecuencia, de tales testimonios, y teniendo
además presente que de acuerdo a lo expuesto latamente en esta sentencia, el daño
moral que reclaman los actores, por la muerte de su cónyuge y padre,
respectivamente, está plenamente acreditado. Han perdido a su padre y esposo y
han realizado desde el año 1984 un largo peregrinar para obtener justicia. Que así las
cosas, en la especie se ha establecido la concurrencia de todos los requisitos que
hacen procedente la indemnización que se demanda, esto es, la perpetración
de un delito por agentes del Estado; la existencia de un daño sufrido por los
demandantes; y la concurrencia del nexo causal entre este y aquel. Respecto del
quantum de la indemnización, si bien tal daño, por su carácter inmaterial, es
difícil de cuantificar, no es menos cierto que debe ser considerada la prolongación del
dolor sufrido por los actores y considerando la restitución integral , aparece adecuado,
congruente y lógico, fijar la suma total de $65.000.000 ( sesenta y cinco millones de
pesos) para doña Benedicta del Carmen Morales Flores, por el delito de aplicación de
tormentos con resultado de muerte de su cónyuge Segundo Enrique Candia Reyes; y
de $50.000.000 (cincuenta millones de pesos) para cada uno de los hijos
demandantes, como se dirá en lo resolutivo.
TRIGÉSIMO QUINTO: Que las sumas anteriores citadas deberán ser reajustada en la
misma proporción en que varíe el Índice de Precios al Consumidor entre el mes
anterior que quede ejecutoriada la sentencia y el mes anterior al de su pago;
devengando intereses corrientes por el mismo período, más costas.
Aspectos resolutivos
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1, 11
n° 6 , n° 9; 12 n° 8, 14, 15, 16, 25, 28, 29, 50, 51, 68, 69 y 150 (vigente a la
época de los hechos) , 390 y siguientes, del Código Penal; artículos 10, 50, 108,
109 a 116, 121 y siguientes, 138 y siguientes, 456 bis, 457, 459, 464, 473, 477,
478, 488, 488 bis, 499, 500 y siguientes, 533 del Código de Procedimiento Penal;
artículos 5 y 38 inciso segundo de la Constitución Política de la República; Ley
18.216; y 2.314 y siguientes del Código Civil se declara:
EN CUANTO A LA ACCIÓN PENAL
I.- Que se condena al acusado DANIEL SADY VILLALOBOS ESCOBAR , R.U.N.
7.218.326-6 , ya individualizado, como autor del delito de aplicación de tormentos
con resultado de muerte previsto en el artículo 150 del Código Penal ( vigente a la
época de los hechos), en la persona de Segundo Enrique Candia Reyes, perpetrado
en la Tenencia de Carabineros de Santa Rosa , en febrero de 1984, a la pena de
CINCO AÑOS de presidio menor en su grado máximo y la inhabilitación absoluta
perpetua para derechos políticos y la de inhabilitación absoluta para cargos y oficios
públicos durante el tiempo de la condena.
II.- Que se condena a los acusados JORGE MARÍA RIVAS BAEZA, R.U.N.
5.251.236-0; JOSÉ LUCIANO RUIZ ARAVENA, R.U.N. 5.797.745-0; RICARDO
ANTONIO RODRÍGUEZ CONTRERAS, R.U.N. 7.910.871-5, todos ya
individualizados, como CÓMPLICES del delito de aplicación de tormentos con
resultado de muerte, previsto en el artículo 150 del Código Penal (vigente a la época
de los hechos) en la persona de Segundo Enrique Candia Reyes, perpetrado en la
Tenencia de Carabineros de Santa Rosa, en febrero de 1984, a la pena de de TRES
AÑOS de presidio menor en su grado medio más la suspensión de cargo u oficio
público durante el tiempo de la condena.
III.- Atendida la extensión de las penas impuestas se les concede a los
condenados los siguientes beneficios de la ley N° 18.216: A) Daniel Sady
Villalobos Escobar: Libertad Vigilada Intensiva prevista en el artículo 15 bis de la
mencionada ley, por el término de 5 años, debiendo cumplir con Gendarmería de
Chile lo previsto en los artículos 16 y siguientes del texto legal citado. B) JORGE
MARÍA RIVAS BAEZA, RICARDO ANTONIO RODRÍGUEZ CONTRERAS y JOSÉ
LUCIANO RUIZ ARAVENA Libertad Vigilada contemplada en el artículo 15 de la
mencionada ley, por el término de 3 años, debiendo cumplir con Gendarmería de
Chile lo previsto en los artículos 16 y siguientes del texto legal citado . Si los
beneficiados quebrantaren el beneficio otorgado y así lo dispusiere el Tribunal
posteriormente, y debieran cumplir pena efectiva, les servirá de abono los días que
han permanecido privado de libertad. En el caso de a) Daniel Sady Villalobos
Escobar cumpliendo la medida cautelar de prisión preventiva, desde el día 08 de
julio de 2014 hasta el día 27 de agosto de 2014, como consta a fs. 553 y fs. 638; b)
Jorge María Rivas Baeza cumpliendo la medida cautelar de prisión preventiva,
desde el día 02 de julio de 2014 hasta el día 10 de julio de 2014, como consta a fs.
554 y fs. 596; c) José Luciano Ruiz Aravena, cumpliendo la medida cautelar de
prisión preventiva, desde el día 02 de julio de 2014 hasta el día 10 de julio de 2014,
como consta a fs. 555 y fs. 595. d) Ricardo Antonio Rodríguez Contreras
cumpliendo la medida cautelar de prisión preventiva, desde el día 02 de julio de 2014
hasta el día 10 de julio de 2014, como consta a fs. 556 y fs. 597
IV.- Cada uno de los sentenciados pagará las costas del juicio de manera
proporcional.
V.- Las penas impuestas a los condenados comenzaran a regir desde
que se presenten o sean habidos en la presente causa.
VI.- Atendido lo dispuesto en el artículo 17 de la Ley 19.970 y su
reglamento, procédase a incluir la huella genética de los condenados en el Registro
de Condenados, tomándose, en su oportunidad, las muestras biológicas y la
determinación y registro de huellas genéticas que sean necesarias para los objetos
del registro.
VII.- Que una vez ejecutoriada la sentencia, deberán dejarse sin efecto las
medidas cautelares personales impuestas a los acusados.
EN CUANTO A LA ACCIÓN CIVIL:
VIII.- Que NO HA LUGAR a las excepciones de pago y de prescripción
extintivas opuestas por el Consejo de Defensa del Estado, interpuestas a fojas 1.040
y siguientes. Sin perjuicio de lo razonado en los párrafos precedentes, respecto del
monto de las indemnizaciones y sobre la fecha de los reajustes e intereses.
IX.- Que HA LUGAR, con costas, a la demanda interpuesta por el
abogado Sebastián Saavedra Cea en representación de Benedicta del Carmen
Morales Flores, Carmen Gloria, Sandra Lorena, José Enrique y Patricia del Carmen,
todos de apellido Candia Morales, en el primer otrosí de fojas 739 y siguientes en
contra del FISCO DE CHILE, condenándose a la parte demandada a pagar a los
actores como indemnización de perjuicios, por concepto de daño moral producto del
ilícito de aplicación de tormentos con resultado de muerte de Segundo Enrique
Candia Reyes, correspondientes a la suma de $65.000.000 ( sesenta y cinco
millones de pesos) para doña Benedicta del Carmen Morales Flores en su calidad de
cónyuge ; y de $50.000.000 (cincuenta millones de pesos), para cada uno de los hijos
demandantes, lo que hace un total de $265.000.000 (doscientos sesenta y cinco
millones de pesos).
X.- La suma anterior deberá ser reajustada en la misma proporción en que
varíe el Índice de Precios al Consumidor entre el mes anterior a que la sentencia
quede ejecutoriada y el mes anterior al de su pago; devengando intereses
corrientes por el mismo período, más costas.
Cítese a los sentenciados a primera audiencia a efectos de notificarles
personalmente el presente fallo.
Notifíquese a los abogados querellantes y al Fisco de Chile representado por
el abogado Oscar Exss Krugmann, a través del Receptor de turno del presente mes.
Regístrese, cúmplase, en su oportunidad, con lo que ordena el artículo 509
bis del Código de Procedimiento Penal, comuníquese a los diferentes tribunales
en que se tramitaren procesos en contra de los sentenciados para informarles sobre
las decisiones del presente fallo y, en su oportunidad, archívense.
Consúltese si no se apelare.
Rol 113.989 “Segundo Enrique Candia Reyes”
Dictada por don Álvaro Mesa Latorre, Ministro en Visita Extraordinaria.
Autoriza doña Sonia Pastor Abarca, Secretaria subrogante.
En Temuco, a dieciocho de abril de dos mil dieciséis, notifiqué por el estado diario la resolución precedente.