vol. xii, número 117, 1º de octubre de 2012 centro de...
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d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o Vol. XII, número 117, 1º de octubre de 2012 Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural
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Correo de las Culturas del Mundo
Director Leonel Durán Solís Editor Mariano Flores Castro
Correo de las Culturas del Mundo, 2012, No. 111, 1º de julio de 2012 es una publicación quincenal editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Colonia Roma, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, México, Distrito Federal. Responsables: Director, Leonel Durán Solís y Editor Mariano Flores Castro. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo: en trámite. ISSN: en trámite. Licitud de título: en trámite. Licitud de contenido: en trámite. Domicilio de la publicación: Moneda 13, Centro Histórico, C. P. 06060, Delegación Cuauhtémoc, México, D.F. Edición electrónica: Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural. Museo Nacional de las Culturas. Moneda 13, Centro Histórico, C. P. 06060, Delegación Cuauhtémoc, México, D.F. Distribuidor: Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural. Museo Nacional de las Culturas. Moneda 13, Centro Histórico, C. P. 06060, Delegación
Cuauhtémoc, México, D.F. Este número se terminó de editar electrónicamente el 1 de julio de 2012.
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
POR LOS RESPECTIVOS AUTORES
DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.
MÉXICO, D.F., 1º DE SEPTIEMBRE DE 2007.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
En este número:
• SERIE Ciudades emblemáticas y sitios sagrados Dossier No. 4: Creta
•SirArthurEvans,arqueólogo
•LaescrituraLinealB
•Todosloscielos,elcielo
•Unanuevahumanidad
•EraclioZepeda,discursodeingresoalaAcademiaMexicanadelaLengua
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Ciudades emblemáticasysitios sagrados
Knossos. Photograph. Retrieved from http://www.britannica.com/
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La civilización minoica floreció alrededor de 3000 a.C. a 1,100 a.C. aproximadamente. Su nombre deriva de Minos, ya sea un título dinástico o el nombre de un gobernante particular de Creta.
Creta se convirtió en el sitio más importante de la cultura de la Edad
del Bronce en el Mar Egeo, y de hecho, fue el primer centro de alta
civilización en esa zona, a partir de finales del 3er milenio a.C. Al llegar
a su punto máximo alrededor de 1600 aC y finales del siglo 15, la civilización
minoica fue notable por sus grandes ciudades y palacios, su comercio
extendido por todo el Levante y más allá, y su uso de la escritura. Su arte
sofisticado incluye los sellos elaborados, cerámica (especialmente la cerámica
Kamáres famosa por su estilo de decoración claro sobre oscuro) y, sobre todo,
frescos delicados y vibrantes que se encuentran en las paredes del palacio.
Estos frescos muestran dos escenas seculares y religiosos, tales como jardines
mágicos, monos y cabras salvajes o dioses caprichosamente vestidos que dan
testimonio de la religión de los minoicos predominantemente matriarcal. Entre
los motivos más conocidos del arte minoico están la serpiente, símbolo de la
diosa, y el toro; el ritual del salto del toro, que se encuentra, por ejemplo, en
las vasijas de culto, parece haber tenido un fundamento religioso o mágico.
Alrededor de 1580 a.C. la civilización minoica empezó a extenderse por el
Egeo a las islas vecinas y la parte continental de Grecia. La influencia cultural
minoica se refleja en la cultura micénica de la parte continental,
que comenzó a extenderse por todo el Egeo alrededor de 1500 a.C.
A mediados del siglo 15 la cultura del palacio de Creta fue destruida por
los conquistadores del continente. Ellos establecieron un nuevo orden, con
Civilización Minoica
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
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centros en Cnosos y Festos. Después de la
conquista, la isla experimentó una maravillo-
sa fusión de Creta y las habilidades del con-
tinente. El período minoico tardío (c. 1400-c.
1100 a.C.), sin embargo, fue una época de
declive marcado tanto en el poder económi-
co como en los logros estéticos.
Fuente: http://www.britannica.com/EBchecked/
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Sir Arthur Evans, arqueólogo
El arqueólogo británico Sir Arthur
John Evans nació el 8 de julio 1851,
y murió el 11 de julio de 1941, y
fue él quien excavó las ruinas de
la antigua ciudad de Cnosos en
Creta y la evidencia descubierta de una civilización
sofisticada de la Edad de Bronce, a la que llamó
minoica. Su trabajo fue uno de los logros más
importantes de la arqueología occidental e impulsó
considerablemente el estudio de la prehistoria de
Europa y en particular del Mediterráneo oriental.
Distinguido académico, Evans fue director del
Museo Ashmolean, de la Universidad de Oxford,
de 1884 a 1908 y se convirtió en profesor extraor-
dinario de arqueología prehistórica en Oxford en
1909. Su interés en las monedas antiguas y la
escritura aparecida en los sellos de piedra de Creta
lo atrajo a la isla por primera vez en 1894. Al año
siguiente publicó pictogramas cretenses script y
Prae-fenicia. Durante un discurso en 1896 sugirió
que la civilización micénica de la Grecia continental
Trono de Minos. Cnosos. Foto: http://www.britannica.com/
Arqueología
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tuvo sus orígenes en Creta. Tres años más tarde compró un
pedazo de tierra que incluía el sitio de Cnosos, y tras excavar
un año había desenterrado las ruinas del palacio que cubren
2.2 hectáreas. El tamaño y el esplendor de los resultados indi-
caron que Cnosos había sido una capital cultural ancestral. La
compleja planta del palacio sugirió el laberinto asociado con
el legendario rey Minos, lo que incitó a Evans para nombrar
la civilización minoica.
En el transcurso de los siguientes 25 años Evans continuó
sus investigaciones. Excavando por debajo de las ruinas de la
Edad de Bronce, se encontró con los restos de una civilización
neolítica, lo que ayuda a poner en perspectiva histórica
Micenas. Su descubrimiento de artefactos egipcios que datan
de períodos históricos conocidos le ayudaron a establecer los
períodos de la civilización minoica. Estimaciones posteriores, sin
embargo, difieren de las suyas.
Cnosos también produjo unas 3,000 tablillas de arcilla que
contienen una de las formas de la escritura minoica, la Lineal
B. Evans esperaba descifrar esto, tanto como las otras formas,
la Lineal A y la pictórica. Fracasó en este intento, pero
una conferencia que pronunció en 1936 inspiró a Michael
Ventris a trabajar en ese sistema de escritura. (Ventris más
tarde presentó pruebas de que la Lineal B era una forma de
griego, y su propuesta fue ampliamente aceptada.) Evans se
ocupa de las tres formas en Scripta Minoa (vol. 1, 1909,... Vol
2, editado por JL Myres, 1952) . El palacio de Minos, 4 vol.
(1921-1936), fue su propio tratamiento definitivo de su obra.
Evans recibió muchos honores por sus descubrimientos y fue
nombrado caballero en 1911.
Fuente: Enciclopedia Británica/ Traducción Mariano Flores
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
La escritura lineal BCreación de los griegos mitológicos
por Héctor Ruiz
Lingüística
Uno de los desciframientos más espectaculares tras el
gran hito de Champollion con los jeroglíficos egipcios
fue probablemente el de la escritura lineal B. Esta historia
reúne todos los ingredientes para escribir un emocionante
relato de suspenso: unas ruinas de una civilización
mitológica, una investigadora que murió cuando estaba
a punto de obtener la clave del desciframiento, un
joven arquitecto que también murió trágicamente poco
después de lograr este hito, la carencia total de textos
bilingües u otras ayudas para iniciar el desciframiento, y
una gran dosis de intuición, perseverancia y rigor como
principal método hacia el éxito. Entender las escrituras
de la época de la gloriosa Troya y el ambicioso rey
Agamenón era una recompensa que bien valía la pena.
“Lineal B” quizás no sea un nombre muy romántico
para un tipo de escritura. Tampoco lo es el de su posible
predecesora, la lineal A. Pero obviamente estos no serían
los nombres que usarían para designarlas sus hablantes,
los habitantes de la Grecia continental y la isla de Creta
de las épocas minoica (3000-1600 a.C.) y micénica
(1600-1100 a.C.).
La lineal B, concretamente, apareció hacia el 1600 a.C.
como evolución de la lineal A, según coinciden muchos
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investigadores. De los 87 símbolos que la componen,
64 provendrían de la lineal A y el resto, 23, serían de
creación propia. Se trata de una escritura silábica, donde
cada símbolo representa dos sonidos, normalmente
una consonante seguida de una vocal. También cuenta
con algunos ideogramas que representaban palabras
enteras muy utilizadas: hombre, mujer, oro, vaca, etc.
Un pasatiempo como cualquier otro
En 1936, un jovencito inglés de 14 años llamado
Michael Ventris asistía entusiasmado a una conferencia
del eminente arqueólogo Sir Arthur Evans, famoso
por haber descubierto en 1900 en la isla de Creta la
civilización que probablemente inspiró los mitos griegos
del rey Minos y el laberinto del minotauro. Entre sus
descubrimientos destacaba el palacio de Cnossos;
precisamente sus laberínticos aposentos hicieron que
lo identificara con el famoso palacio de Minos de las
leyendas mitológicas y que bautizara todos los restos de
aquella cultura como minoicos. Los hallazgos de Evans
incluían una gran cantidad de tabletas de arcilla con
unas extrañas inscripciones: por su antigüedad dedujo
la existencia de dos tipos de escritura que denominó
lineal A y lineal B (también encontró un tercer tipo
de cariz jeroglífico). El arqueólogo confesó que hasta
la fecha nadie había sido capaz de descifrarlas y esto
fascinó al joven Ventris, muy aficionado a las lenguas
clásicas. En aquel mismo momento, decidió que trataría
de resolver el misterio. Y así, desde aquel mismo
día, dedicó sus ratos libres a estudiar las herméticas
Ventris
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
escrituras que debían encerrar numerosas historias
apasionantes sobre las raíces culturales de occidente.
En un principio, Ventris se dejó llevar comprensiblemente
por las hipótesis de Arthur Evans, quien afirmaba
autoritaria y rotundamente que la lengua de la cultura
minoica no debía tener ninguna relación con el griego,
pese a algunas pruebas que así lo sugerían. De
esta manera, la primera intuición de Ventris fue que
aquellas escrituras podrían tener alguna relación con
el etrusco. A los 18 años publicaba su primer artículo
siguiendo esta hipótesis. Pero pronto se dio cuenta de
que cometía un error, y empezó a buscar otras lenguas
clásicas que pudieran resultar afines.
Finalmente, en contra de la opinión de Evans y de la
mayoría de los arqueólogos de la época, Ventris apostó
por el griego: ¿podría ser que aquella escritura no
hiciera otra cosa que esconder la lengua griega detrás
de un sistema anterior a la invención del alfabeto
griego clásico? Todos sus esfuerzos se dirigieron desde
entonces en esa dirección. De hecho, en 1936 se habían
encontrado más tabletas con inscripciones de lineal B
en el mismo continente griego, cosa que contradecía
las teorías de Evans, el cual creía que sólo sería utilizado
en la isla de Creta, y hacía pensar en la posibilidad de
que se tratara realmente de un protogriego.
El legado de una investigadora
En los Estados Unidos, una arqueóloga llamada Alice
Kober había estado estudiando la lineal B al margen
de las ideas autoritarias de Arthur Evans. Para tratar de
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descubrir la lógica escondida tras los símbolos, había
construido tablas donde unía aquéllos que parecían
tener una fuerte relación gramatical. Durante la tarea,
había notado que un buen número de palabras tenían
raíces y sufijos comunes. Esto la llevó a pensar que se
trataba de una lengua con declinaciones, como el latín
o el griego, con nombres que cambian su final según la
función que hagan en la frase. Pero a veces encontraba
símbolos en medio de las palabras que no parecían
formar parte ni de la raíz ni del sufijo de las palabras.
Dado que este efecto se observaba en otras lenguas
conocidas, Kober pensó que probablemente se trataran
de sílabas “puente”: sílabas cuyo inicio formaría parte
de la raíz, y cuyo final, del sufijo. Así dedujo que la
lineal B debía de ser una escritura silábica, cosa que
parecía coherente con el hecho de que el número de
caracteres no era lo suficiente pequeño como para ser
fonética (un símbolo para cada sonido) ni lo suficiente
grande como para ser logográfica (un símbolo para cada
palabra). Cada carácter representaría, pues, una sílaba.
De este modo pudo determinar qué caracteres
compartían los mismos sonidos iniciales y finales,
y construyó una tabla ordenándolos. Por ejemplo,
en aquellas palabras que tenían una misma raíz y
diferentes caracteres puente, deducía que el primer
sonido de la sílaba puente era el mismo. Las palabras,
en cambio, que compartían el mismo sufijo, permitían
conocer equivalencias del sonido final de diferentes
caracteres puente. No obstante, no podía saber de qué
sonidos concretos se trataba. Desgraciadamente, con
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la clave de todo el misterio casi en sus manos, Kober murió a causa de un
cáncer en 1950, a los 43 años de edad. Sus trabajos servirían para que años
después, un aficionado resolviera el rompecabezas que nadie había sido capaz
de solucionar durante más de medio siglo.
Con los notables descubrimientos de Kober –y otros indicios que ya había
establecido el mismo Arthur Evans, como que la lineal B contenía algunos
ideogramas que representaban conceptos de forma explícita–, Ventris se puso
a trabajar sin descanso. Si daba por buenas las hipótesis de Kober, hacía falta
atribuir sonidos concretos a las sílabas que escondían aquellos caracteres.
Su intuición, esta vez muy acertada, fue la de pensar que algunas palabras
debían de hacer referencia a topónimos, es decir, a nombres de ciudades,
pueblos o accidentes geográficos.
Imaginó que las tabletas de arcilla encontradas en Creta debían de hacer
referencia a lugares de aquella isla, y así empezó a comparar, de forma
sistemática, minuciosa y paciente, una gran cantidad de palabras de la lineal
B con los nombres griegos de varias ciudades de la isla.
Finalmente, el esfuerzo y la dedicación dieron sus frutos. Ventris encontró
palabras que coincidían perfectamente con algunos topónimos y así acababa
de descifrar los primeros caracteres de la hermética lineal B. La reacción en
cadena entonces fue inevitable y Ventris demostró que, efectivamente, la
lengua cifrada en aquella antigua escritura no era ni más ni menos que el
griego.
El 1º de julio de 1952, en una entrevista para la radiodifusora BBC, Ventris
daba a conocer al mundo sus descubrimientos. Unos días más tarde, John
Chadwick, un gran especialista en lenguas clásicas, lo contrataba para
completar aquel maravilloso hito.
Por desgracia, Ventris no pudo disfrutar demasiado tiempo de su éxito: en
septiembre de 1956 sufría un accidente de coche y moría en el acto.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
¿Pero qué decían las tabletas de arcilla?
Una vez traducidas, las tabletas revelaron un montón de
información cotidiana: inventarios agrícolas, información
burocrática, transacciones comerciales, movimientos
militares, etc. Así, proporcionando información sobre
el día a día de la vida de los antiguos griegos de la
época micénica, no permitió conocer mejor su cultura
y sociedad.
Pero la gran aportación de aquellas traducciones, que
demostraban que la lengua que codificaba la lineal
B era un griego arcaico, subyace en el hecho que
se demostraba que los micénicos no eran invasores
del norte, sino antecesores de los griegos; y que la
lengua griega tiene una antigüedad de 3,600 años,
constituyendo una de las lenguas vivas más antiguas de
la humanidad.
Fuente: http://www.portaleureka.com/
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¿Cómo han imaginado el más allá y la vida después de la vida las
diferentes culturas a lo largo de la historia de la humanidad? ¿Cuántos
paraísos hubo y habrá en la historia del hombre? En Imaginarios del
Paraíso, el antropólogo y escritor Adolfo Colombres buscó las
respuestas en documentos, imágenes, paisajes y bibliotecas. Apoyado en
la literatura y lejos de un tono académico, ofrece una visita guiada por
todos los cielos que hay más allá del cielo cristiano, del Hades griego al
trasmundo bélico escandinavo, de los exuberantes edenes orientales al
sexual paraíso guaraní, y también las ciudades utópicas que el hombre
todavía sigue buscando en esta vida.
Morir es un privilegio de la humanidad. Al menos, así lo han
entendido diversos teólogos o filósofos a lo largo de su historia
(y no sólo pensamos aquí en el afamado ser-para-la-muerte de
Heidegger). Sobre esta idea de la muerte, de su conciencia a lo largo de la
vida, los antropólogos e historiadores también ubican la presencia de un fuerte
imaginario que va a permitir distinguir los antecedentes evolutivos previos al
hombre del hombre propiamente dicho: la idea humana, demasiado humana,
de que con una vida no alcanza, de que hay algo más, un trasmundo, una
sobrevida, una existencia, como mínimo, un poco menos cruel que la
experimentada de este lado de la tumba. Junto al homenaje a los muertos,
entonces, aparece la idea del Paraíso, lugar que tiene diferentes nombres para
Todos los cielos, el cielo Fernando Bogado entrevista a Adolfo Colombres
Libros
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
cada una de las culturas, que ofrece diversos placeres –o, incluso, males–, pero
que puede considerarse como otra característica privativa de la humanidad
(y, al menos, un poco más simpática que la anterior). Adolfo Colombres,
escritor y antropólogo argentino, autor tanto de novelas como de diversas
obras concentradas en investigaciones lingüísticas, literarias y, en rasgos
generales, simbólicas, acaba de publicar Imaginarios del Paraíso: ensayos de
interpretación, texto que se ocupa de revisar las diferentes construcciones
paradisíacas de varias comunidades –desde los cristianos a los bantúes, de
los incas a los guaraníes– en un libro accesible a lectores tanto especializados
como no (digamos: sin farragosas notas al pie ni multitud de nombres propios
como referencia).
En Imaginarios del Paraíso, la primera gran oposición que se señala es la
que se hace entre lo sagrado y lo humano. ¿Cómo relaciona este primer gran
corte con la construcción de los diversos imaginarios escatológicos?
–Para mí el sentido de lo sagrado pasa por la afirmación y significación plena
de la vida terrenal, no por su negación, y algunas religiones –sobre todo,
la cristiana– se han comportado como depredadoras de esta dimensión, al
separar lo humano de lo sagrado. Veo a lo sagrado como la mayor creación
de lo humano, una zona donde se concentran los significados más profundos
de las culturas y las personas. Una zona antropológica y filosófica, saturada
de ser, creada por los hombres y no por los dioses. Lo que las culturas sueñan
para después de la muerte refleja su grandeza y miseria, como una prueba
de fuego.
El libro tiene una forma que se aleja del análisis duro para aprovecharse de la
plasticidad del ensayo y ofrecer una prosa onírica y literaria. ¿Por qué recurrir
a este estilo nada academicista?
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–Como en esencia me siento sólo un
escritor, o más en concreto un narrador,
quise hacer un libro no académico, que
se pudiera leer como un texto literario,
o como ensayos de interpretación de
las múltiples concepciones del paraíso
que abordo. Quiero decir con ello que
alguien puede dar otra interpretación,
desde un lado diferente. Diría que desde
la adolescencia empezaron a fascinarme
los temas del tiempo, la eternidad, y el
paraíso, y que sigo con ellos, pues estoy
escribiendo una novela que se llama
justamente La eternidad y empezando
a trabajar en un ensayo que titularé La
poética de lo sagrado, entendiendo que se trata de algo fundamental para
recuperar y potenciar los sentidos del mundo en esta era del vacío. En cuanto
a la investigación y escritura, debió consumirme más de tres años, aunque
siempre trabajo los ensayos en forma paralela a una novela. Esta representa
para mí el placer de la escritura, y el ensayo el deber de la escritura. Aunque
confieso que este libro, por tener bastante de literario, me entusiasmó. No
hubiera podido escribirlo sin haberme sumergido en la Biblioteca Nacional de
Francia y otras importantes bibliotecas de París, donde abundan materiales
sobre África y Asia, aquí escasos.
¿Qué entiende por “imaginario”?
–Aquí, como en otros de mis libros, trato de no enredarme con las escuelas
antropológicas ni filosóficas europeas, sino de tomar de ellas sólo aspectos
que me interesan, y a menudo para invertirlos o resemantizarlos, como parte
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
de una tarea de descolonizar el
saber. La experiencia europea
tiene poco de universal, pero
universalizó sus gestas, valores
y puntos de vista mediante el
colonialismo, sin molestarse en
confrontar sus teorías con las de
otras culturas. Lo que me interesa
es la línea de la antropología
simbólica, desarrollada en Francia
primero por Marcel Griaule, Michel Leiris y Genéviève Calame-Griaule, la hija
de Marcel. También por Gaston Bachelard, en quien se apoya Gilbert Durand
para fundar la Escuela del Imaginario. Si bien ésta reivindica por un lado el
pensamiento simbólico, menospreciado por Parménides, Platón y casi toda
la filosofía griega, en su empeño de defenderlo ante el frío racionalismo de
la Sorbona apela a estructuras y mecanismos racionales que contradicen su
intención. Por lo tanto, no me inscribo tampoco en esa escuela. Para mí el
imaginario es todo lo que alberga la mente humana y que se pone diariamente
en escena. Algo que arranca de los mitos y alcanza en sus vasos capilares las
pequeñas costumbres que repetimos sin cesar. Este magma está formado por
imágenes y relatos con cierta coherencia, pues no se privilegia el elemento
aislado, sino el que se integra en un sistema complejo y está tocado por el
aura de lo maravilloso o de lo mágico. No olvidemos que el mito, al igual que
la religión y el arte, nos enseñan a maravillarnos del mundo, hasta el punto
de que podríamos definir a la cultura como el arte de complicar la vida, de
dificultar lo que la naturaleza presenta como fácil.
¿Cómo trabajó la oposición entre el cielo ascético del cristianismo y la idea
de un trasmundo repleto de criaturas y actividades de los pueblos indígenas
americanos?
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–Grecia tuvo una concepción sensual de la vida en el más allá, como lo
demuestran las pinturas de las tumbas, al igual que los etruscos. Los romanos
heredaron de los griegos el gusto por los jardines y los placeres, pero su arte
se puso al servicio del poder, y luego del Concilio de Efeso, en el año 431,
el cristianismo lo irá despojando de toda huella de paganismo para aceitar la
maquinaria guerrera que precisaba su proceso de asimilación forzosa. En el
V Congreso Mundial de Cultura, que se hizo en La Habana, acusé a lo que
llamo el Imperio Romano-Cristiano de haber sido el mayor destructor de la
diversidad cultural que hubo en la historia humana, al establecer un modelo
que aún hoy sigue depredando los universos simbólicos diferentes, con un
salvacionismo patético que se siente el único poseedor de la Verdad, y que
sólo habla de renuncias, de ascetismo. El pensamiento europeo, e incluso el
marxismo, están teñidos por esta ascesis redentorista. Los mitos americanos,
por otro lado, dejan bien en claro que en el cielo no hay nada que valga la
pena. Son mitologías que se basan en la horizontalidad fraternal, no en la
valoración de la dimensión vertical del espacio. Los dioses viven por lo general
en el monte y en los cerros, y las coreografías de sus danzas no muestran
deseo alguno de elevación, sino la pose de quien pisa la tierra con firmeza.
En el libro aparecen varios nombres de escritores: Dante, Melville, Conrad,
Stevenson, Darcy Ribeiro... ¿Qué relación establece entre la literatura y el
Paraíso, entre el arte y lo escatológico?
–La literatura y el arte, en cuanto fundadores de sentido, navegan en la zona
sagrada, donde se concentran los significados, y no pueden dejar allí de
encontrarse con esta dimensión escatológica, donde reside el último sentido,
el deseo de eternizar algo de nosotros o ciertos valores. Es decir, alguna forma
de inmortalidad. Desde un punto de vista más universal, lo verdaderamente
trágico no es la muerte de un héroe, sino el final del mundo que lo hizo y
por el que luchó, y que dio sentido a su existencia y formato a su heroísmo.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Quizás el solo hecho de escribir, de pintar, de componer música, no sea
más que una apelación a la inmortalidad, no tanto para que nos recuerden
cuando ya seamos ceniza, sino para dejar las huellas de lo que amamos y
defendemos hoy a quienes vendrán después. Lo que importa a la postre son
las imágenes con que nos vamos, las que dejamos. Pero un imaginario no se
hace con cualquier imagen, como las que abundan en la televisión, sino con
esas que pueden resumir toda una vida, dar cuenta de un mundo particular.
Y que bastan para evocarlo. Parado a orillas del Paraná, frente a una pequeña
isla, Rafael Alberti decía que la eternidad bien pudiera ser tan sólo un río (ese
río), un caballo solitario (el que pastaba en esa isla) y el zureo de una paloma
perdida (que escuchaba en ese momento). No hace falta mucho para entrever
las luces del Paraíso. La luz, por suerte, aún no ha sido depredada, aunque no
sea de todos o para todos.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/
libros/10-4656-2012-05-06.html
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En 2001, se hizo en Chiapas el Foro Social Mundial, que apuntó a una “nueva
civilización humana”. Pero ahí el concepto estuvo mal apuntado. Lo que se quiso decir
es una “nueva humanidad”, que resultaría del diálogo entre distintas civilizaciones. La
pregunta que deberíamos hacer es cómo entramos en eso, si como una civilización o
como un furgón de cola de Occidente. En este proceso, desde fines del siglo pasado
comenzó a cobrar importancia el mundo indígena, que antes era concebido como el
pasado, como la referencia inmóvil de una tradición que no se la veía cambiante sino
congelada, frente a la que uno podía medir los avances de la modernidad de cuño
Occidental. En gran medida fuimos más modernizados que constructores de nuestra
modernidad, desde las propias bases. Poco después del levantamiento de Chiapas,
vinieron todos los movimientos anticapitalistas en Seattle, Praga y Washington. Y
esos foros se siguen dando, por ejemplo en Bolivia y Ecuador. Existe, entonces, lo que
podríamos llamar una madurez de la especie humana. En este momento, América latina
es lo más avanzado del mundo y una muestra de ello es el nuevo documento que sacó
Evo Morales, llamado Los diez mandamientos para salvar al planeta, la humanidad y la
vida. En él no se habla ni de los indígenas ni de América latina, sino del mundo entero.
Es un documento que se basa en la filosofía india, por un lado, y en las estadísticas
de las Naciones Unidas. No es un texto político porque su fin es apelar a la conciencia
humana desde una base civilizatoria, que es americana, para que se dejen de joder con
las guerras y pongan esos recursos para solucionar los problemas de hambre y salud.
Adolfo Colombres
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/
Ideas
Una nueva humanidad
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Señor director de la Academia Mexicana de la Lengua,
don Jaime Labastida Ochoa, señoras y señores miembros de
la Academia Mexicana de la Lengua
El castellano, antecedente de nuestra lengua española actual,
llegó a las playas de Veracruz y Yucatán junto con las otras
armas de los conquistadores en 1521. A nuestros pueblos
derrotados, habitantes del actual territorio mexicano, les fue impuesta
el habla del triunfador. Durante los siglos XVII y XVIII nuevos pueblos
indios fueron sometidos por la espada y la pólvora y también debieron
aprender la lengua del Rey.
En los amplios territorios conquistados se hablaban idiomas diversos,
agrupados en familias lingüísticas. Los frailes predicadores de la nueva
fe, humanistas destacados, sabían la importancia de estas lenguas
para diseminar sus principios religiosos. En Tlatelolco y Michoacán
instituyeron centros de estudios de los idiomas en que los pueblos
indios se expresaban. Los jóvenes estudiantes mexicanos y los viejos
sabios, acercaban a los frailes la grandeza de su lengua en el Calmecac,
y a su vez, aprendían de los frailes el castellano y el latín.
Eraclio Zepeda Discurso de ingreso a la
Academia Mexicana de la Lengua
Letras del mundo
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Fray Jerónimo de Mendieta, se refiere a la lengua náhuatl de esta
manera: «Y puedo con verdad afirmar que la mexicana no es menos
galana y curiosa que la latina, y aun pienso que más artizada en
composición y derivación de vocablos y en metáforas». Por estas
galanuras del habla mexicana, la traducción de la más alta poesía
náhuatl ha llegado al español con gran precisión y belleza en las
versiones iniciales de Fray Bernardino de Sahagún y las recientes de
Ángel María Garibay K. y las debidas a nuestro ilustre doctor don
Miguel León Portilla.
El año 1536, quince después de la caída del imperio azteca, los
frailes franciscanos habían fundado el Colegio de Santa Cruz de
Tlatelolco con la protección del emperador Carlos V. Ese mismo año,
el castellano, lengua de una nación, se convirtió en el español, lengua
de dimensiones europeas, según nos enseña Manuel Alvar, autor Del
Castellano al Español. Alvar enfatiza la importancia de este momento
histórico en el que el Emperador Carlos V eligió la lengua española
para hablar en Roma, ante la Corte Pontificia, en presencia de los
embajadores de varios países europeos. Allí afirmó:
«Mi lengua española es tan noble que merece ser sabida y entendida
de toda la gente cristiana». Esa es la lengua española que se difundió
en América, adoptando en el tiempo y en la geografia formas y
giros que integran regiones de habla homogéneas. Lo mismo que se
alcanzaba en Tlatelolco con el náhuatl, se lograba en Michoacán con
el purépecha. Mientras más territorios eran sometidos, nuevas lenguas
eran estudiadas por los frailes para llevar la palabra de su fe a los
pueblos derrotados.
Para nosotros, pueblos de Mesoamérica, revisten una gran
importancia los estudios realizados en el siglo XVI por el dominico
Fray Domingo de Ara —muerto en 1572— autor del Ars tzeldaica
y vocabulario en lengua tzeldal, según el orden de Copanaguastla.
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Hoy tenemos la edición de Mario Humberto Ruz con el título de
Vocabulario en lengua Tzeldal según el orden de Copanabastla,
publicado por la UNAM en 1986. Esto se repetía a lo ancho del nuevo
mundo. Si en México sobrevivían el náhuatl, el purépecha, el zapoteca,
el otomí, el maya y sus dialectos, en América del Sur resistían y eran
estudiados el quechua; el guaraní. Elio Antonio de Nebrija partió del
latín para cimentar la gramática del romance. Sin conocer que en esos
mismos días Cristóbal Colón estaba llegando a un nuevo mundo y que
la lengua castellana habría de expandirse notablemente. El aporte
de Nebrija es fundamental para la cohesión de la lengua castellana
en tan vastos territorios. Pero sabemos que el castellano no era la
única lengua en España. Y no aludo al vasco. Me refiero a las lenguas
romances, hijas del latín.
Al cimentarse la conquista de América, los puertos sevillanos se
convirtieron en puntos de concentración para aquellos que deseaban
explorar y explotar los nuevos territorios. Venían de toda España con sus
diferencias lingüísticas y dialectales. En los puertos había que esperar largos
meses, tal vez más de un año, un sitio en un barco. Larga y complicada
era la travesía de ida y vuelta. y la demanda era grande comparada con la
escasa oferta. Entretanto la lengua castellana se enriquecía con dialectos
múltiples, especialmente los giros andaluces. El idioma en que se expresan
los migrantes, al bajar de los barcos en los territorios del Nuevo Mundo,
ya no es exactamente el castellano. Es necesario hablar de algo nuevo: el
español. Así como Elio Antonio de Nebrija partió del latín para cimentar la
gramática del romance, los misioneros partieron de Nebrija para cimentar
el estudio de las lenguas americanas.
Los lingüistas indican que en nuestros días, en todo el planeta, se hablan
un poco más de tres mil idiomas. México figura entre los ocho países
con más lenguas vivas. Aquí se integran once familias de idiomas, con
68 agrupaciones y 364 variantes lingüísticas. Si cada vez que una lengua
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
desaparece del mundo, somos más pobres como seres humanos, cuando
una lengua mexicana está en peligro de desaparecer, nos enfrentamos a
un desastre de nuestra cultura nacional. En México tenemos la fortuna de
contar con lenguas poderosas, con cientos de miles de hablantes, como
ocurre con las lenguas mayas de Yucatán, Campeche y Chiapas; por su
parte el náhuatl está viviendo un momento de reconquista territorial,
como el zapoteco de Oaxaca. Pero es altamente preocupante lo que ocurre
con idiomas muy disminuidos en hablantes, como en Baja California,
donde amenaza el riesgo de silencio en poco tiempo, como con el pai pai
y otras lenguas hermanas. En mayor o menor medida, todas las lenguas
autóctonas influyen regionalmente en el español de México, es notable
el aporte de la lengua náhuatl al español de México. Y muchos idiomas
han hecho suyas palabras náhuatl sobre todo las referidas a los alimentos
que son nuestra aportación al mundo como tomate, cacao, chocolate,
aguacate. No deja de asombrarme el préstamo lingüístico que se originó
con la deliciosa fruta de origen americano que muchos mexicanos
llamamos mamey, en náhuatl zapote. La palabra mamey proviene de un
idioma caribeño. ¿Cómo ocurrió, entonces, que en Cuba, la mayor de las
islas Antillas, esta fruta se nombre zapote, en náhuatl y en gran parte de
nuestro territorio la conozcamos con la palabra caribe mamey?
Otra cuestión que despierta mi interés en relación con los juegos
lingüísticos, es cómo nuestras sociedades campesinas de Chiapas son
absolutamente indiferentes a los “albures”. Don Patrick Johansson K.,
miembro de esta academia, lingüista estudioso del náhuatl, explica
que el carácter polisintético y derivacional de la lengua mexicana, así
como la efervescencia semántica que genera, la hacen idónea para
la poesía y para las escaramuzas verbales que son los albures. Tal
parece que los migrantes internos entendemos el albur al vivir en la
ciudad de México. Cuando llegan las pobrísimas carpas ambulantes de
espectáculos a la ferias de las ciudades de Chiapas, y un par de cómicos
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emprenden duelos a mandobles de albures, no se escuchan risas entre
el público.
Al principio de la segunda mitad del siglo xx, en 1954, el doctor
Gonzalo Aguirre Beltrán, destacado antropólogo, fundó en San
Cristóbal de Las Casas, el Centro Coordinador Tzeltal-Tzotzil del Instituto
Nacional Indigenista que habría de convertirse en la vanguardia
nacional para el estudio de las culturas mexicanas. Invitó a trabajar
con él a destacadas personalidades intelectuales: la escritora Rosario
Castellanos, el lingüista CarIo Antonio Castro, el director de teatro
Marco Antonio Montero y el pintor Carlos Jurado. Con la participación
de todos ellos se creó el Teatro Petul, espectáculo de guignol hablado
en tzeltal y en tzotzil. Rosario Castellanos escribía los textos, CarIo
Antonio Castro los traducía a las dos lenguas indias, Marco Antonio
Montero, dirigía el espectáculo con los actores indios que manipulaban
los muñecos y Carlos Jurado diseñaba las publicaciones bilingües
como Xcoplal te Mexicolum, La palabra de México. Los temas que
desarrollaba el teatro Petul eran didácticos: la protección de la salud,
la higiene, la lucha contra los acaparadores de mercancías y consejos
sobre la organización social. Estas enseñanzas llegaban a la comunidad
en boca de Petul, el personaje protagónico. Petul en tzeltal es Pedro.
El lingüista Carlo Antonio Castro Guevara, nacido en la República de
El Salvador, elaboraba por aquellos días la primera gramática moderna
del tzeltal. Años después, cuando el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán
fue elegido rector de la Universidad Veracruzana invitó a trabajar
con él a sus antiguos colaboradores de San Cristóbal de las Casas.
Únicamente Rosario Castellanos no acudió. Tenía compromisos previos
con la UNAM. Aunque se hizo presente al dar su libro Al pie de la letra
a la legendaria colección Ficción de la Universidad Veracruzana, creada
y dirigida por el narrador Sergio Galindo hace cincuenta y tres años.
CarIo Antonio Castro, como maestro de la Escuela de Antropología,
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
continuó sus estudios sobre lenguas mexicanas. Recuerdo que para
los años sesenta dominaba, entre vivas y muertas, veintidós lenguas.
Regularmente publicaba ensayos en diversas colecciones de esa
universidad y en la revista La palabra y el hombre. Sus estudios sobre
la enseñanza de las lenguas tzeltal y tzotzil son obras clásicas de la
lingüística mexicana:
Hablemos en tzeltal, Guía de castellanización oral para indígenas
tzeltales, Cuentos populares tzeltales, Los hombres verdaderos o
Narraciones tzeltales de Chiapas. Algunos sirvieron de modelo para
la enseñanza de otras lenguas indias, como el Quiché y el Maya. A
su muerte, en el año 2010, era un monumento indispensable en la
antropología mexicana.
Con el paso de los siglos, junto a los idiomas autóctonos, se fue
gestando una lengua española con aportes, giros locales o arcaísmos
que se integraron al habla y son fácilmente detectables. El uso
del pronombre “vos” en lugar del usted o el tú, conocido como el
voseo, es una herencia del español de los siglos XVI y XVII. Ocupa un
enorme territorio enmarcado entre Chiapas al norte y Argentina al
sur. Con excepción de Panamá, toda Centroamérica, Chiapas incluido,
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina
comparten el voseo. A diferencia de estos países donde el uso del
mismo es mayoritario, en México solamente la población de Chiapas lo
acostumbra como feliz legado de su larga pertenencia a la Capitanía
General de Guatemala. Esta soledad en el voseo la convierte en un
elemento cultural extraño a la pretendida unidad nacional y ha
desencadenado diversas campañas en su contra, buscando consciente
o inconscientemente su eliminación. Cuando mi generación estudiaba
la escuela primaria, nuestros maestros nos prohibían hablar de vos
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y erradicaban también la conjugación de los verbos acorde a este uso:
vení, andá, decime, fijate, etcétera. La rigidez de nuestros maestros
para combatir el habla popular terminaba al traspasar las puertas de la
escuela. A partir de ahí conversábamos en nuestro lenguaje chiapaneco.
En la época de la Revolución, las tropas norteñas de Venustiano
Carranza o como popularmente se les llamaba en mi tierra, los de la
nación carrancista, se sorprendieron tanto de nuestro español que
implementaron una campaña de corrección del idioma a través de la
Dirección General de Instrucción Pública. El 7 de agosto de 1915, un señor
Cal y Mayor, envía únicamente con su rúbrica, una circular a los directores
de las Escuelas Primarias del Estado, donde instruye lo siguiente:
Existe actualmente en el Estado una degeneración muy marcada en el
idioma nacional, no solo por la pobreza extraordinaria del lenguaje, si no
también por el deplorable número de voces y construcciones incorrectas,
de las cuales cabe mencionar las que constan en la lista que sigue:
VOCES Y CONTRUCCIONES INCORRECTAS VOCES Y CONTRUCCIONES CORRECTAS
Comé Come
Callá Calla
Callate Cállate
Miralo Míralo
Andá Anda
Miralo Míralo
Andate Anda
Vení Ven
Venite Vente
Vos Tú o usted
Vení vos Ven o venga usted
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Traelo Tráelo
Caúsa Causa
Isaúra Isaura
Aligerate Aligérate
Virgüela Viruela
Virgüeliento Virulento
Suedra Suegra
Sencío Sencillo
Pedacío Pedacillo
Aparente Apropiado o adecuado
Ojala Ojalá
Quién sos vos Quién eres o quién es
usted
Yo no me gusta A mí no me agrada
Oílo vos Óyelo o dígalo
Me duele mi estómago Me duele el estómago
Yo tengo un mi rancho Yo tengo un rancho
Adió ¡Cómo! o ¿Es posible?
En tal virtud, esta Dirección General, celosa de hacer cada vez más
efectiva la educación popular y considerando que la Escuela es el medio
más eficaz para corregir los vicios del leguaje antes mencionados, se
permite recomendar a usted ya los ayudantes de la Escuela de su cargo,
acaten estrictamente los programas vigentes de lengua nacional y
observen que en toda enseñanza, tanto en las clases como fuera de
ellas, se procure corregir las voces y construcciones viciosas anotadas.
Sirvase acusar recibo de enterado.
En contraste con esta actitud, don Daniel A. Zepeda nacido en 1856
y muerto en 1941, ilustre abogado y escritor notable, autor de un
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célebre cuento titulado “El caballo de la molendera” contenido en su
libro Cuentos Regionales del Estado de Chiapas, recomienda el uso de
nuestra habla popular para elevarla a rango literario.
Un cuarto de siglo después, una serie de escritores chiapanecos o
ligados a Chiapas por necesidades propias a su temática, usan el español
coloquial de la región en una serie de libros que generaría el interés
del investigador estadounidense de literatura hispanoamericana, el
doctor Joseph Sommers. En Cuadernos Americanos, el mencionado
estudioso publicó “El ciclo de Chiapas: Nueva corriente literaria”. En
él se refiere a cinco escritores: Ricardo Pozas, Ramón Rubín, Carlo
Antonio Castro, María Lombardo de Caso, Rosario Castellanos y Eraclio
Zepeda. Autores todos que tomamos como personajes de nuestros
relatos a los indios de Chiapas. Joseph Sommers resalta la diferencia
entre los autores que eligieron a sus personajes indios como tema
antropológico y los que nos movemos en el terreno exclusivamente
literario, Rosario Castellanos y quien esto escribe:
Nacidos los dos en Chiapas, han desarrollado estas nuevas posibilidades
en una expresión literaria acabada. Estos autores guiados por una
filosofía artística madura, han superado el nivel de propaganda
en su proceso creativo ... Las obras discutidas corren parejas con el
movimiento para incorporar en la novelística nacional, el érifasis
universal de posguerra sobre la angustia humana, los fracasos de la
sociedad, el ocaso de la antes indiscutida regla del progreso inevitable
... las obras citadas están exentas en general, de propaganda, pero
copiosamente dotadas de ideas”.
Puedo agregar que ambos nos apoyamos en el español singular en el
que se expresan ciertos chiapanecos sin tratar de retratarlo. Emmanuel
Carballo dice respecto a Benzulul: un lenguaje que, en apariencia, es
el que habla determinado grupo indígena y que, en realidad, sólo
es real en sus cuentos. Me permito recordar que escribí este libro a
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
los veinte años de edad, cuando vivía en San Cristóbal de Las Casas,
lugar en el que coincidimos varios de los autores que Sommers estudia
y puedo afirmar que fuimos testigos del florecimiento de la nueva
antropología social mexicana.
La vigencia literaria de la visión de Sommers permanece aunque la
visión histórica de los indios ha cambiado. Se ha hecho presente de
otra manera. El acierto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional
fue mostrar, ante México y el mundo, la miseria en que todavía viven
los indios de Chiapas. A partir del movimiento de 1994 se han logrado
muchos avances. El nivel de escolaridad sigue siendo el más bajo del país
pero, al mismo tiempo, en muchas áreas de los estudios universitarios y
tecnológico está presente un indio. Y hay un surgimiento de escritores
en sus propias lenguas que se agrupan y trazan sus territorios. Los
hablantes más numerosos son de origen maya, se ubican en el norte
de Chiapas, desde Palenque hasta Pichucalco y bajan hacia el sur
buscando la frontera con Guatemala por donde llegaron muchos de
ellos rumbo a la región de los Altos: los choles, tojolabales y los grandes
núcleos tzeltales y tzotziles que rodean San Cristóbal de las Casas. En
el centro y el oeste del estado habitan los zoques que junto con los
mixes fueron los dos pueblos originarios, lingüísticamente unificados
al principio, para después desarrollarse como lenguas independientes.
Estrechamente relacionados con los zoques y mixes, los olmecas
partieron del Soconusco a los territorios veracruzanos y tabasqueños
donde habrían de fundar la cultura madre de Mesoamérica. Al centro
del estado llegaron, mucho después, los chiapas que desplazaron a
los zoques de esa zona y se apropiaron de sus ciudades. Venían del
sur, en una migración atípica hacia el norte. Era un regreso del actual
territorio de Nicaragua a donde llegaron y se asentaron varios siglos
antes, en una peregrinación iniciada en Oaxaca. La última hablante de
la lengua chiapaneca fue una anciana que murió a finales del siglo XIX.
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El español de Chiapas muestra en el centro del estado diferencias
dialectales afincadas en el voseo —un núcleo con evidentes herencias
del idioma de los chiapas— en la actual Chiapa de Corzo, en los
territorios de La Frailesca y Suchiapa, sus principales zonas de
influencia. El español que desarrolló la comunidad zoque permanece
en Tuxtla Gutiérrez, Copoya, Ocozocuautla, Jiquipilas y Cintalapa.
Arriaga, Tonalá y otros poblados de la costa, reciben influencia del
habla zapoteca del Istmo de Tehuantepec. La región central de San
Cristóbal de las Casas, la antigua capital de Chiapas, fue el núcleo del
habla española. Allí se asentó la mayoría de los peninsulares y sus
descendientes, fue centro cultural del territorio lingüístico con presencia
tzotzil en cierto vocabulario informal. En Comitán, al extremo oriente
del estado, limítrofe con Guatemala, el tojolabal tiene presencia en el
español de la zona. En estas cinco regiones se mantiene el voseo y la
relación cultural con Guatemala sigue siendo muy rica. En el Soconusco,
la costa sureste del estado, el voseo ha sido casi eliminado. Sin embargo,
hasta hoy subsiste, aunque en forma mermada, en la región central, en
las áreas mencionadas de Chiapa de Corzo y el Valle de la Frailesca;
Tuxtla Gutiérrez y sus alrededores, junto a los municipios vecinos de
Berriozábal y Ocozocuautla, Cintalapa y Jiquipilas; en la costa en los
municipios de Arriaga y Tonalá. En la zona de los altos, San Cristóbal
de las Casas y en la frontera con Guatemala, Comitán.
Según viejas opiniones, el peor español se habla en Chiapa de Corzo,
en el valle de La Frailesca con sus dos ciudades principales Villa Flores y
Villa Corzo y la región de Suchiapa. Construido sobre la estructura del
idioma de los chiapa que, como antes mencioné, trajeron su lengua
desde Nicaragua, con el mal uso del plural que según lingüistas, el
idioma chiapaneco no lo tenía. Aquí se forma poniendo el artículo
en plural y el sustantivo en singular: los perro, los gato, los niño, las
niña. No se comen la s. Simplemente no existe. y desde luego tienen
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
un rico vocabulario regional. Y en los últimos quince años ha ocurrido
un interesante fenómeno cultural:
Los primeros profesionistas de la Frailesca estudiaron en la Ciudad
de México, en la UNAM o en el Politécnico. Muchos de ellos se queda-
ban a vivir en la capital u otras grandes ciudades donde encontraron
fuentes de trabajo. Pero las generaciones posteriores de profesionistas
graduados que ahora rondan los cincuenta y sesenta años, regresaron
a su región natal. Desde jóvenes, al verse lejos de su comunidad, se
reunían para coleccionar dichos, anécdotas, narraciones orales, juegos
de palabras y su significado. El vocabulario inicial de estas compila-
ciones, eran al principio muy breve. Años más tarde fundaron la Rial
Academia de la Lengua Frailescana, sí, escucharon bien, dije Ríal, que
es como pronuncian la palabra real. Iniciaron la compilación de un
diccionario que da a conocer sus nuevas ediciones el primer sábado de
enero de cada año. Se reúnen en Villa Flores, la ciudad más importan-
te de La Frailesca, para informar al público no académico los avances
de sus compilaciones. A quince años de su fundación, la academia ha
impreso varias ediciones de su diccionario que ahora viene acompaña-
do de narraciones espléndidas o más bien transcripciones de relatos
orales. La reunión anual se ha convertido en un acto social y cultural
de gran importancia para la región. Asisten más de mil quinientas
personas a escuchar los relatos, los cuentos, mientras disfrutan de
una comida que se sirve en más de doscientas mesas perfectamente
vestidas y adornadas. Comparten el gozo de escuchar en el lenguaje
regional las anécdotas de sus personajes populares. Los académicos
son abogados, ingenieros, médicos, rancheros, técnicos, comerciantes
y de otros muchos oficios. El universo de esta agrupación es el relato
oral. La mayoría de ellos no tiene el interés o la disciplina para asumirse
como escritores. Gil Zepeda, licenciado en economía, autonombrado
“el poeta de lo breve” editó un pequeño libro que tituló: Metete pué
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o seguite metiendo, en busca del humor socarrón, como su poema
sobre el tiempo.
El tiempo sin ti, sería empo.
Dos de los más creativos contadores de anécdotas de esta agrupa-
ción publicaron sus narraciones, el médico veterinario Enrique Orozco
Gonzáles en un libro titulado Chumul de cuentos y Roberto Juan,
odontólogo de origen chino, en el volumen Cuentos de teneme aquí.
Sin embargo, la gracia de estos autores es mayor en sus breves relatos
orales. El Diccionario de la Rial ha recogido conceptos que son patri-
monio popular. En Chiapas y en el Istmo de Tehuantepec compartimos
la palabra mampo que significa homosexual. En el Diccionario de la
Ríal existen muchas entradas con este concepto. Elijo dos:
Gay. Mampo de la familia.
Puto. Mampo de otra familia.
A los encuentros anuales de La Ríal han sido invitadas diversas per-
sonalidades de la cultura nacional como Federico Reyes Heroles y su
esposa la doctora en Historia, Beatriz Scharrer; el doctor Eduardo Casar
y la escritora Alma Velasco; el doctor Hugo Hiriart, el maestro Víctor
de la Cruz, el licenciado Edgardo Bermejo, director de Relaciones
Internacionales de CONACULTA; la periodista Pilar Jiménez Trejo, el
lingüista Rafael Molina Pulgar y la poeta Claudia Hernández de Valle
Arizpe entre otros.
En noviembre de 2011 el presidente de la Rial Academia de la
Lengua Frailescana, licenciado don Antonio Macias Yasegey, se entre-
vistó con don Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de
la Lengua para invitarlo, junto con otros miembros de esta academia,
a la reunión 2012. Ellos sentaron las bases para futuras actividades
en común. Por motivos de salud don Jaime Labastida no pudo asistir
al encuentro en Villa Flores, pero acudieron don Felipe Garrido, don
Fausto Zerón-Medina, don Víctor de la Cruz y quien esto escribe.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Se propusieron en este encuentro dos grandes reuniones de trabajo
en Chiapas que convocará la Academia Mexicana de la Lengua. Los
temas de estas reuniones serán el estudio de los idiomas indios que se
hablan en el estado, en colaboración con el Instituto Nacional de las
Lenguas Indígenas, INALI y un encuentro analítico de los seis grupos
de hablantes del español regional en Chiapas con la colaboración de la
Rial Academia de la Lengua Frailescana y las instituciones culturales y
académicas del estado. Me permito recordar las regiones estatales par-
ticipantes: Chiapa de Corzo, la Frailesca y Suchiapa; Tuxtla, Berriozábal
y Ocozocuautla; Cintalapa y Jiquipilas; Tonalá y Arriaga; San Cristóbal
de las Casas y Comitán. Participarán también representantes y analis-
tas del español del Istmo de Tehuantepec con su basamento zapoteca
y una delegación de La Academia de la Lengua de Guatemala, con el
análisis de su español edificado sobre la herencia maya. Se propone
que el encuentro de las lenguas indias lleve el nombre del antropólo-
go Carlo Antonio Castro; y el del español regional el del poeta Enoch
Cansino Casahonda, este último mi antecesor en este organismo,
ambos autores fallecidos.
Esta noche he trazado, a grandes rasgos, la ruta que tomó el español
en su camino secular sobre nuestras tierras, el llamado nuevo mundo.
En unos años más cumplirá cinco siglos de haber descendido de los
barcos junto con los conquistadores como arma de dominación. En el
amplio territorio de América se expandió como lengua del imperio
y mantuvo su cohesión gracias a Elio Antonio de Nebrija. Lejos de
ser menguado por las diferencias regionales, éstas lo enriquecieron,
de ahí su grandeza y renovación. Mientras que el humanismo de los
misioneros y la resistencia de los indios, transformaron el español de
arma de sumisión en instrumento para la concordia, la ciencia y el arte.
Muchas gracias.
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INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DIRECTOR GENERALALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ
SECRETARIO TÉCNICOMIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY
SECRETARIO ADMINISTRATIVOEUGENIO REZA SOSA
COORDINADOR NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESARTURO CORTÉS
COORDINACIÓN NACIONAL DE DIFUSIÓNBENITO ADOLFO TAIBO MAHOJO
DIRECTORA DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASGABRIELA E. LÓPEZ TORRES
DIRECTOR DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDOLEONEL DURÁN SOLÍS
EDITORMARIANO FLORES CASTRO
ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)
DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS
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MÉXICO, D.F., 1º DE OCTUBRE DE 2012.
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